guilas Negras -44- (Novela y Guin para Cine) solo falta corregir ortografa.
Publicado en Apr 14, 2013
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Juan Bautista llegó a su destino y golpeó, con el llamador de bronce, sobre la puerta de la iglesia. Poco después apareció un fraile en el marco de dicha puerta.
 
- ¿Quién eres?
- Juan Bautista. 
- No es hora de visitas todavía. 
- Lo mío no es una visita sino una necesidad... y son ustedes quienes nos predican que hay que atender a los necesitados de todo el mundo. 
- ¿Qué necesidad tienes?
- No pido de beber ni pido de comer. Solamente necesito hablar... con hablar me es suficiente...
- Yo sólo soy fray Portero... pero puedo presentarte a fray Papilla porque el resto están durmiendo.
- Entonces hablaré con fray Papilla si no le importa a usted, fray Portero... pero por cierto, la entrada que veo aquí está bastante sucia... sería necesario recordárselo a fray Escoba. Quizás cantándole lo de si yo tuviera una escoba cuántas cosas barrería... pero toda esta basura que hay aquí es imposible barrerla con una simple escoba porque es la acumulación de basura a lo largo de muchos siglos de Historia. 
- ¿De qué me estás hablando que no te comprendo? Yo veo todo limpio y bien limpio. 
- Puede ser que le esté hablando de algo producido por las gentes más brutas. 
- Yo hago lo que puedo pero la gente es muy sucia. 
- ¿Ustedes no son parte de la gente? ¿O se está usted refiriendo solamente a los gentiles? ¿Son ustedes muy diferentes a los gentiles?
- Yo no entiendo nada... mejor pasa y se lo cuentas a fray Papilla que sí puede hablar de cosas de órdenes superiores a mi inteligencia. 
- Está bien. Veo que tiene usted una inteligencia bien cortita.
 
Fray Portero dejó pasar a Juan Bautista y le acompañó hasta el atrio dejándole alli mientras se fue a buscar a fray Papilla. 
 
- ¡Espero que fray Papilla sí desee hablar conmigo!
 
Apenas había terminado de decir esta frase cuando apareció el gordinflón fray Papilla.
 
- Hola... me acaban de decir que te llamas Juan Bautista... ¡bonito nombre!.
- ¿Bonito cuerpo también?
- Oye... que yo no...
- Yo tampoco. No se preocupe por eso. Yo tampoco soy dudoso. Era solamente un decir.
- ¿De qué quieres hablar conmigo?
- No quiero hablar nada con una persona tan gorda como usted, que debe de tener un cargo muy importante entre los ancianos de esta iglesia... ¿o me equivoco?
- ¡Tengo muy buen verbo cuando sermoneo a los demás! Pero... ¿con quién quieres hablar tú, joven?
- Quiero hablar con fray Guillermo quien, al parecer, debe ser muy simple. 
- Lo siento. No está ya aquí. 
- ¿No está ya aquí? Fuentes bien informadas me han dicho que sí debe estar aquí. Nada de mentiras conmigo, anciano de mucho verbo, porque no me trago ni una. 
- Bien. De acuerdo. Está aquí pero no es visible. Se encuentra en un largo período de penitencia y rezos individuales y privados.
- ¿Lo hace muy a menudo?
- Sí. Es muy santo y devoto. 
- Pues yo no creo que sea ni más santo ni más devoto que usted o incluso que yo mismo. ¿Y no puede romper la penitencia para atenderme un par de horas nada más?
- Imposible. Pero paseemos por este recoleto atrio un momento.
 
Ambos comenzaron a pasear por el hermoso atrio mientra el fraile preguntaba...
 
- ¿Te gusta el Arte?
- Tuve una bonita y encantadora profesora, en mis tiempos de Bachiller Superior en el Instituto San Isidro de nuestro amado Madrid, que hizo que me gustara mucho el Arte... porque ella también era, en la realidad, una verdadera belleza artística... y no le cuento más no vaya a ser que peque por pensarlo...
- Me pareces muy insolente por hablar así en este lugar de recogimiento... pero me gustan los jóvenes insolentes...
- ¿Le gustan los jóvenes insolentes porque son insolentes o sólo porque son jóvenes?
- Adoro a los jóvenes. 
- ¿Y no es eso, gordísimo anciano, una especie de paganismo?
 
Fray Papilla enrojeció visiblemente...
 
- ¿De qué me estás hablando?
- De algo muy conocido por ustedes que saben de tanta Historia pagana. En el auge de la civilización de la Antigua Grecia y en el máximo explendor del Imperio Romano existía mucha adoración hacia los efebos. 
- ¿Los efebos?
- ¿No sabe usted lo que significa efebo?
- No. No tengo ni idea. Yo sólo soy un fraile cocinero. 
- Por eso. Porque usted fue cocinero antes que fraile no puede decirme que no lo sabe. No admito mentiras. 
- Pues no caigo ahora...
-Quizás se caiga usted de un momento a otro pero no será por mi culpa. Le cuento que efebo es una palabra que deriva del latín "ephebus". ¿Ya ha caído usted que debe saber muchos latinajos antiguos?
-Ahora sí. "Ephebus" significa adolescente. 
- Sabe usted más latín que el mismísimo Marco Porcio Catón.
- ¿A cuál de los dos te refieres?
- A Marco Porcio Catón llamado "El Viejo", anciano fraile. Fue él quien escribió de forma epicúrea sobre los efebos. Estoy hablándole de Marco Porcio Catón de Útica, que era tan estoico que se suicidó... quizás porque sabía mucho del trato con los efebos. 
- Vaya. Sabes mucho y muy bien de Historia. 
- Por eso sé que efebo no era solamente un adolescente sino sobre todo, un adolescente especialmente muy atractivo. ¿Está usted de acuerdo conmigo o no lo está?
- Sí. Estoy de acuerdo en que dices la verdad. 
- ¿Y no es cierto que en aquellas épocas los efebos especialmente atractivos estaban muy de moda por eso de las prácticas homosexuales?
- De eso prefiero no hablar...
- ¿Acaso le parezco un insolente por decir verdades?
- Me pareces un insolente... pero me gustan mucho los jóvenes insolentes que desean aprender...
- Pues yo siempre he deseado mucho aprender y quizás por eso un cura religioso filipino me dio la única Matrícula de Honor que tengo en mi curriculum del Bachillerato... claro que yo ni entendía nada de lo que explicaba pues me sonaba a tagalo en lugar de a español...
- ¡¡Jajajajaja!! Buen humor tienes jovenzuelo.
- No se ría usted tanto porque estamos en un lugar de recogimiento y rezos. 
- Cierto. No me di cuenta pero... 
- Si ha sido producto de la excitación del momento lo entiendo, pero no se confunda conmigo...
- Está bien. Observa lo que ves. 
- Eso lo hago siempre desde que tengo uso de razón. Observo muy bien lo que veo. 
- Buena forma de caminar por la vida. 
- Ya me lo dice mi abuela materna. 
- Mira entonces bien. Toda esta iglesia es de arte gótico. Bonitas cristaleras. ¡Y qué te parece el crucero! Tenemos hasta 5 capillas en cada lado de la nave principal que está cercada por arcos ojivales. Pero el claustro es de estilo barroco... 
- Perdone, fray Papilla... pero me gusta mucho más y mucho mejor tal como me lo explicaba la señorita Ana María. 
- ¿Así se llamaba aqulla profesora del Insituto San Isidro?
- Sí. Se le ha olvidado usted decir que, como le dije antes, era una profesora muy guapa y por supuesto, muy inteligente... porque el Arte explicado por una profesora como ella es mucho más atrayente y atractivo que explicado por un gordísimo anciano como usted. ¿Podemos beber algo? Vengo de dar un largo paseo nocturno y todavía no he desayunado nada. 
- Está bien. Olvidemos lo de la profesora guapa. 
- Usted lo puede olvidar porque no la conoció pero yo no la olvido... en el buen sentido de la palabra claró está... porque me refiero a la forma y manera tan agradable que tenía de enseñar... y me refiero al Arte... no sea usted tan mal pensado señor anciano. 
- Me gustan los jóvenes tan atrevidos. 
- Pues a mí, mire usted la diferencia que hay entre nosotros dos, me gustan solamente las jovencitas muy atrevidas... y me estoy refiriendo a las chavalas buenisimas... de buen ver me estoy refiriendo... porque son diferentes a las demás. 
- Oye... que yo no sé nada de eso... 
- Ya lo oigo. Ya veo que usted sólo entiende de jovencitos y no de chavalas. Por eso lo dejo bien claro antes de que toque usted lo que no tiene que tocar...
- ¡Descarado!
- No eleve usted la voz que va a desconcentrar a los frailes que están recogidos y rezando; y no piense tan mal porque sólo me refiero a tocar temas difíciles de tratar entre un fraile al que le encantan los jovencitos y un jovencito al que no le encantan los frailes. ¿Estamos al loro o no estamos al loro?
- No entiendo nada. 
- ¡Que le digo, ya que al parecer está usted un poco sordo, que si quiere tocar alguna flauta toque usted la Flauta de Pan, que ya se sabe que es un instrumento musical compuesto por tubos de longitudes desiguales. Hay algunas flautas más largas que otras. ¿O no es cierto?
 
Fray Papilla vuelve a enrojecer avergonzado... 
 
- Sí... esto... yo... estoy de acuerdo... 
- Pues no toque usted otra clase de flautas cuando esté conmigo. 
- ¡¡Eso sí que es una insolencia!!
- ¿Desde cuando los saberes culturales forman parte de las insolencias? Me estoy refiriendo a las flautas dulces y a los flautines pequeños. Así que no me salga ahora con eso de que debo de confesarme por tener malos pensamientos porque eso no me lo trago ni desde que hice la Primera Comunión. ¡Vámonos para adentro que está usted sufriendo de insolación y se le está calentando bastante la sesera y quizás por eso alucina tanto!
- ¿Yo estoy alucinando?
- Sí. Tiene usted, anciano gordisimo, un alucine de cine. ¿No vamos para adentro ya?
- Vámonos para adentro.
 
Y los dos abandonan el paseo por el atrio para introducirse en el interior de la iglesia. 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin literario para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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