guilas Negras -45- (Novela y Guin para Cine).
Publicado en Apr 15, 2013
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- ¡Tenemos pan y vino! ¿Te puedo servir pan y vino?
- ¿Acaso se está usted creyendo que yo soy Marcelino?
- ¡¡Jajajajaja!! ¡No eres precisamente Marcelino!
- No me refiero a Pablito Calvo sino al futbolista que consiguió, con su remate de cabeza, dar a España su primer título de Campeones de Europa ante la URSS. Jugaba en el Real Zaragoza Club de Fútbol y fue el sucesor de Murillo. Pero de fútbol... ¿tiene usted alguna idea?
- Ni la más mínima idea. 
- ¿Quizás por eso está tan gordísimo, anciano monje?
- Quizás. Pero olvidemos el fútbol, por favor.
- Pues está bien si usted así lo quiere. ¡Comamos pan y bebamos vino! Pero poco vino no vaya a ser que empiece usted a decir muchas tonterias. Comiendo pan antes de beber no hace casi efecto nocivo a no ser que beba usted demasiado. 
- ¿Y qué quieres que te cuente?
- Yo no quiero que me cuente usted nada más. Sólo quiero hablar con fray Guillermo... porque hablar de Arte, que no es a lo que he venido ahora, no es nada interesante, pero si quiere usted desviar la atención sobre lo que he venido, le cuento que posiblemente mi guapa profesora Ana María se está acordando de mí o me recuerde ligeramente, de vez en cuando, de la misma manera que yo me acuerdo de ella... y lo digo muy en serio, fray Papilla... puesto que sólo era que me gustaba verla y escucharla... pero no había nada más ni nada menos de por medio... aunque para un escritor tan imaginativo como yo sea un buen tema para escribir algún relato de fantasía que sirva para dar emoción al arte literario... así que ya sabe usted a lo que he venido y no quiero que me distraiga usted con otros temas que no forman parte de esta visita. 
- Pues lo siento pero no puede ser...
- ¿A quién debo dirigirme para que sí pueda ser?
- Lo siento. Sólo el Moseñor Arzobispo puede permitir tal cosa. 
- ¿El Monseñor Arzobispo Crisanto Morcillo González?
- ¿Le conoces?
- Sí. Le conozco. Traeré si permiso. Ya lo verá usted con sus propios ojos si no se hace el ciego. Así que vaya usted avisando a fray Guillermo para que no se vaya ahora a hacer el Camino de Santiago o a irse de visita a Fátima para ver si se produce el milagro de hacerse invisible. ¿De acuerdo?
- Pero...  ¿quién eres tú?... ¡¡Arrogante!!
- Ya le he dicho que no soy Marcelino sino Juan Bautista. La película de "Marcelino, pan y vino" me emocionó mucho, pero entonces yo sólo era un niño y no había ninguna chavalilla dentro de mi pensamiento pero sí estaba ya dentro de mi corazón aunque usted no se lo crea. Pero se lo crea o no se lo crea usted me es totalmente indiferente porque eso no me va a separar de ella jamás ni ella se va a separar jamás de mí se lo crea o no se lo crea usted. A ella y a mí eso nos es indiferente. Es mi verdad y es la verdad de ella y no la verdad ni la mentira de nadie más. Volveré más tarde con el permiso concedido por el Monseñor Arzobispo de Madrid. Y no coma usted tanto que está muy sobrepasado de peso mientras por las calles veo a muchos mendigos famélicos porque están hambrientos. 
 
Fray Papilla se puso enrojecido de ira.
 
- ¡¡Vete de aquí y no vuelvas más, deslenguado hijo de... !!
- ¡Cuidado con su lengua, fray Papilla, no vaya a ser que se la trague en un descuido!
- ¿Me estás amenazando?
- No. Las amenazas no son mi especialidad, al contrario de lo que hace usted que se ve que se pasa la vida lanzando amenazas a diestro y siniestro y continuamente tanto desde el púlpito como a ras de suelo; pero le digo y le hago saber, con total seguridad, que mi madre tiene honra porque es honrada y jamás fue de las que trabajaron en el oficio de las mujeres que hacen la calle... así que deje de pensar en el insulto que está pensando o se traga la lengua y toda la dentadura postiza de un solo soplamocos que le suelto. A mi madre no la vuelve a insultar usted ni nadie más delante de mí... ¿entendido?... ni de boca ni de pensamiento o me lo llevo por delante como si le hubiese atropellado un tsunami. Volveré más tarde con el permiso concedio por el Monseñor Arzobispo. Cuidado con llamarme hijo de puta otra vez. 
- Pero... ¿si sólo lo estaba pensando?
- Pues lo he oído con total claridad y si me lo vuelve a repetir le divido en tantas partes que pasa usted a convertirse en pluripersona dispersa en un radio de varios kilómetros a la redonda como si hubiese caído una lluvia de micro meteoritos, señor de la categoría de los ancianos de la iglesia y de verbo florido para asustar a los niños. A mí no me asusta ni su gordura ni su verbo. ¿Me está entendiendo o tengo que hacerle una demostración práctica para ver como vuela usted por los aires pero sin motor? Si vuelve a decirme otra vez hijo de puta, fray Papilla, le convierto, pero ipso facto, en papilla de fraile. ¿Me ha entendido ya bien del todo, anciano hipopótamo? Yo no tengo por qué insultar a su madre y nunca la he insultado y usted, que es toda una jerarquía en su iglesia, tiene menos derecho, por eso mismo, de insultar a la mía. Si vuelve a llamarla prostituta es el último insulto que insinúa usted en su vida porque, si eso vuelve a ocurrir, le dejo seco de un solo golpe y así pierde usted toda su grasa corporal antes de que le entierren. 
 
Fray Papilla descubre, en aquel instante, que el joven que tiene ante él, sentado cara a cara, no está hablando por hablar y que ha escuchado perfectamente lo que estaba murmurando entre dientes y descubre que aquel joven le puede hacer perder todos los dientes porque debe ser un experto en artes marciales. Esto le produce un ataque de nervios, de ansiedad y de impotencia. 
 
- ¡¡No vuelvas jamás por aquí!!
- Yo volveré, se lo juro y no estoy jurando en falso como hacen muchos de ustedes, que volveré mañana mismo, le guste a usted o no le guste a usted. Por cierto, a lo mejor ya no le gusto yo tanto pero usted me gusta mucho menos a mí. Porque entre los dos hay bastante diferencia de tipología fisica y a la vista está si es que usted no se hace el ciego. Así que lo de pechito y lo de cuerpecito, que es muy dado en decir en personas como usted, haga el favor de decírselo usted a la persona que más admire, quiera o ame en esta vida, pero nada de decírmelo a mí porque es un chiste menos gracioso que el salero de un islandés bailando flamenco. Le vuelvo a repetir, y no se haga ahora el sordo, que tiene usted menos gracia contando chistes que un verdulero en una reunión de intelectuales; claro que usted de intelectual tiene menos que yo de monje y por eso no está usted preparado ni para hacer reír a un carbonero pensando en Sara... me refiero a Sara Montiel por supuesto... porque yo puedo tener un cuerpecito o un pechito pero los tengo bien proporcionados y no como usted que le sobran grasas hasta dentro del cerebro. Volveré mañana mismo; así que le repito que le diga a fray Guillermo que duerma mucho y descanse bien no vaya a ser que mañana teng un mal despertar cuando me vea llegar. Yo no soy un deslenguado nada más que cuando la ocasión lo amerita para dejar cada cosa en su lugar y a cada uno en su justo sitio y si tengo que dejarle a usted en el cementerio si así se lo ha merecido pues le dejo a usted en el cementerio de La Almudena o en el cementerio de San Isidro según elija usted dodne quieren que le reserven la tumba... ¿me ha entendido ya, calabazote?... porque usted sí que parece un deslenguado completo cuando rebuzna en lugar de hablar. ¿Eso es lo que ha aprendido para ser todo un anciano en su iglesia? ¿Ese es su florido verbo? Pues si ese es su florido verbo parace más un jardín de cardos borriqueros que un jardín de rosas hermosas. Límpiese la lengua de vez en cuando, fray Papilla, porque la tiene bien sucia cuando emplea palabrotas por culpa de no haber aprendido suficiente cultura para hablar como Dios manda cuando se trata de la madre de los demás. 
 
- ¡¡No se te ocurra volver, blasfemo!!
- La realidad y la verdad es que el único que sabe blasfemar continuamente es usted cuando no está delante de sus feligreses. Y ahora me voy porque alguien muchisimo más interesante que usted, pero que muchísimo más interesante que usted porque es una verdadera modelo femenina en todos los sentidos físicos y espirituales, me está esperando. ¿De verdad se creía usted que yo iba a traer a mi chavalilla para presentársela a usted y alegrarle la vista? ¡Bájese ya del burro o tírese de la moto, señor grasiento! No caigo nunca en la trampa de ponerla ante la vista de personajes que me caen tan gordos como usted... así que suéñela si quiere y en technicolor hasta delirar noche tras noche... pero mañana estaré aquí con el permiso concedido por el Monseñor Arzobispo y haga el favor de decirle a fray Guillermo que no se le ocurra escapar, porque le perseguiré aunque se vaya en un cohete espacial hasta la galaxia más lejana de nuestro Sistema Solar. ¡Adiós, anciano religioso! 
 
Juan Bautista sale de nuevo a la calle, enciende un cigarrillo y se marcha tarareando una canción mientras ya sólo piensa en su bellísima y escultural esposa.
 
- Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez... Bésame, bésame mucho,
que tengo miedo a perderte, perderte después... Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos y estar junto a ti, piensa que tal vez mañana, estaré muy lejos, muy lejos de aquí... Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la útima vez... Bésame, bésame mucho, que tengo miedo a perderte, perderte después... Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos y estar junto a ti, piensa que tal vez mañana, estaré muy lejos, muy lejos de aquí... Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez... Bésame, bésame mucho, que tengo miedo a perderte, perderte después...
 
Las luces de la mañana comienzan a iluminar la bella estampa de la ciudad de Madrid capital mientras Juan Bautista se dirige, después de caminar varios kilómetros, hacia el primero de los bares que acaba de abrir sus puertas. Es el Bar "El Paleto" de la calle Alcalde Sáinz de Baranda con la esquina de la calle de Antonio Arias.  
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin literario para Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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