guilas Negras -46- (Novela y Guin para Cine).
Publicado en Apr 15, 2013
Ángeles despertó, sobresaltada, al oír el teléfono. Se levantó de la cama y, vestida solamente con ropa interior, salió de la habitación hasta llegar a la sala para atender a la llamada.
- Hola... ¿eres tú? - ¿Quién es tú, preciosa? Yo no me llamo tú. Me llamo como me pusieron mi madre y mi padre ante la pila bautismal. - No empecemos con bromas, Juan... - Te he estado llamando hasta cinco veces seguida y me has dado un susto de muerte creyendo que algo grave te había sucedido... - ¡Vaya! ¡Por fin se asusta el héroe! ¡¡Jajajajaja!! - No te rías porque no es gracioso. Por un momento pensé que te habían raptado como ocurrió con Europa, la hija de Agénor y Telefasa. - Vale, gracioso... ¿quiénes son esos tales Europa, Agénor y Telefasa? - Europa era una mujer fenicia de Tiro que terminó dando su nombre al continente europeo de manera voluntaria y sin que nadie se lo pidiese porque amaba mucho ser famosa. Hay dos versiones sobre su desaparición. La primera de ellas es que fue seducida por el Dios Zeus transformado en toro, quien la llevó a Creta a lomos como si fuese un borrico y, la verdad sea dicha, claro está que Zeus era un verdadero burro. La otra versión es que Heródoto, otro listo investigador antiguo, dijo que la habían raptado los minoicos quienes son los que se la llevaron también a Creta. Si tengo tiempo, una vez aclarado lo que estamos investigando, quizás me ponga a investigar lo de Europa para ver si encuentro la solución verdadera que no ha encontrado nadie todavía de manera rotunda y descartando otras hipótesis. - Tú ves muchas películas policíacas, Juan... además dijiste que vendrías a mi casa y no has venido en toda la noche... ¿no me digas que has estado investigando a Agénor y Telefasa por ver si tienen algo que ver con el caso de Atilano Eros Amazote? - ¡¡Jajajajaja!! No, Princesa. No estoy todavía tan loco. Agénor fue citado por Hesíodo en su "Teogonía", que algunos incultos de los muchos que hay por el mundo se la atribuyen a Apolodoro de Atenas. El caso es que Agénor es hijo de Libia y Poseidón y quizás por eso hay un tenista haitiano, sucesor de alguna familia de Libia que huyó a Haití, llamado Ronald Agénor; pero sigo contándote, dejando ahora de lado a dicho tenista, que Agénor es hermano de Belo y de Cefeo y es esposo de la náyade Telefasa que es, a su vez, la hija del Señor del Nilo y del Océano y por eso fue una náyade. Agénor y Telefasa tuvieron hasta un total, según cuentan algunos listos de los investigadores de la Historia, de 5 hijos por este orden: Fénix, Cílix, Cadmo, la Europa de la que te hablo que la raptaron porque deseaba ser tan famosa, y Fineo. Por su parte, te puedo contar también, como aumento cultural totalmente gratuito, que Telefasa también es conocida como Argíope y fue reina de Tiro. Ahora bien, otros investigadores mucho más listos que los listos, como el que escribió la "Ilíada", y te hablo de Homero, dicen que no estaba casada con Agénor sino con Fénix que, según esta hipótesis investigativa, no era hijo sino esposo de Telefasa y que, con ésta, tuvo tres hijos: Cadmo, Taso y nuestra querida y dichosa Europa. Ahora bien, volviendo al tema central de la investigación, la citada Europa fue raptata por Zeus cuando la vio recogiendo flores, de lo super guapa que era, y para poseerla se transformó en toro blanco y se la llevó. Ante esto, Telefasa, como buena madre que era y no el zángano de su esposo Agénor, al cual no le importó nada lo que le sucedió a Europa, buscó afanosamente a su hija hasta que murió agotada por el cansancio. Su hijo Cadmo la enterró en Tracia. Y esto es todo lo que sé, de momento, sobre este asunto. - ¡¡Jajajajaja!! Me estás distrayendo para que no me preocupe pero estoy segura de que tú estás ahora metido en alguno de esos problemas en los que te envuelves de la noche a la mañana y que, aunque parezcan asombrosos, deben ser verídicos y reales; pero luego los solucionas tú solito. ¿He acertado otra vez? - Pues sí... tengo problemas... - ¡Ahora sí que no, que no y qe no! ¡Yo estoy loca pero no tanto como tú! ¡No, no y no! - ¡Bravo! ¡Sabía que ibas a aceptar sin rechistar! - ¡Pero tú eres un caradura, chaval! ¡Te he dicho que no, que no y que no! - De acuerdo en que estés molesta al decirte que no te necesitaba más pero te lo expliqué para que comprendieras que no queria ponerte en peligro si eras reconocida por algún chivato o soplón. - ¡No estoy molesta por eso porque me lo explicaste muy bien y lo entendí perfectamente! ¡Estoy ofendida, que es diferente! ¿No sabes que las chavalillas, aunque seamos muy guapas, tambien tenemos dignidad? - ¡Y quien te ha faltado a tu dignidad! ¡Dime quién es que lo frío de un solo chirlazo! - ¡Pues tú! ¡Así que date la bofetada a ti mismo! - ¿Por qué estás ofendida conmigo si se puede saber? - Se puede saber. Claro que se puede saber. ¿Por qué no me llamaste a casa para decirme que ibas a pasar toda la noche en las calles? Por eso te digo que te des la bofetada a ti mismo. - Pero... ¿Tú crees que yo soy un masoquista como el tipo ese de Donatien Alphonse François, que tiene la moral comida a mi amigo Ángel Greco de Bilbao y Say y a algunos otros más de mis amistades, incluída alguna que otra? - ¡Atiza! ¿Quién ese mochales que está tan mal del coco? - ¿A quién te refieres? ¿A mi amigo Ángel? - No. Ya sé que tienes muchos amigos más raros que los perros verdes y a alguna amiga más extraña que una gata azul. Me estoy refiriendo a ese que les tiene comida la moral. Tus amigos raros no me interesan para nada. Y menos todavía tus raras amigas. - ¡El Marqués de Sade! ¡Se trata del Marqués de Sade! ¡Todo un surrealista de la existencia! - ¡Cuánto sabes, Dios mío! - ¡Estaba tan mal de la pinza que perdió por completo la olla y se pasó ciento veinte días completos con tal diarrea mental que terminó inventando el sadismo para decir la grandiosa estupidez de que el dolor produce placer sobre todo a la hora de tener relaciones sexuales. Eso debió de haber influido mucho en el cerebro del loco asesino de Atilano Eros Amazote que, para bien de la ciudad de Madrid capital, ya ha desaparecido de sus calles y, de paso, de la faz de la Tierra. - ¡Eso no te lo crees ni tú! ¡Cuéntame otra historia que sea más creñibles! - ¿Estás diciendo que Atilano Eros Amazote no ha muerto ya? - ¡No estoy diciendo eso! Atilano Eros Amazote, desgraciadamente, ya está muerto del todo. Lo que te digo es que no me creo eso de los ciento veinte días de diarrea mental. - A lo mejor sólo fueron ciento diecinueve días... - ¡¡Jajajajaja!! - Bueno... si no te lo quieres creer no te lo creas pero fue verdad. Te cuento que inventó la filosofía del tocador... ¿estaba o no estaba tocado del ala ese tal marqués? - ¿Puedes ponerme algún ejemplo, de entre tus amigos, para que me lo pueda creer? - No es precisamente un amigo sino todo lo contrario... pero te puedo poner el ejemplo del zumbado de Jean Louis Lupo Canán al que todos le conocen como "El Marqués de Jipiloya" según comenzó a decir de él un tal Rastrojo. Y en verdad que ese tal Rastrojo lleva toda la razón. ¿Te puedes creer que el tal "Marqués de Jipiloya" se cree que es un tocador de señoras? - Pero... ¿hasta ese extremo de locura puede llegar un tío? - Yo no sé si tiene sobrinos o no tiene sobrinos y por eso no sé si es un tío... pero está tan mal de la terraza que no sólo se cree marqués sino que se cree que es un tocador de señoras. - Hay que estar chiflado del todo para creerse que es un mueble que sirve para arreglar el tocado, es decir el arreglo de la cabeza, ya sea peinado o la disposición de cualquier prenda cubrecabezas. - ¡¡Jajajajajaja!! ¿Ves como está tocado de la cabeza ese tal "Marqués de Jipiloya"? - ¿Y no sabe ese menda que un tocador de señoras consta de un espejo, obviamente indispensable, y de una serie de cajones donde se pueden guardar los instrumentos, cosméticos, perfumes y adornos necesarios para tal fin y que suele situarse en el dormitorio o pieza aledaña? - Debe saberlo porque se cree que es una caja. - ¡Dios mío, Dios mío y Dios mío! ¡Ese tipo está chiflado del todo! - Quizás se está refiriendo a que es un tocador del water de las señoras en lugares como las discotecas por ejemplo. - ¡Pues entonces si que está más loco todavía, porque decir que es un artilugio de water es hasta de mal gusto! - Eso es lo que va diciendo él por todas partes. Yo creo que, como siga así, va a terminar en el manicomio de Ciempozuelos o en el manicomio de Leganés. - Quizás se esté refiriendo, Juan Bautista, a que toca a las señoras. - Eso es imposible, Princesa. Ese tipo liga menos que un higo seco en una plantación de bananas. - ¡¡Jajajajaja!! ¡Siempre me quistas el mal humor haciéndome reír, Juan! - Es que si le ves tiene hasta cara de chiste. - ¿Con chistera incluída? - No. No usa chistera. Usa boina de abuelete. Por eso, si sigue por ese camino, va a terminar por ser uno de esos "viejos verdes" a los que liquidaba Atilano Eros Amazote. - Está bien. me lo creo. Debe ser un fantasma de los muchos que andan sueltos por las calles madrileñas. - Yo creo que loco es loco de verdad, pero no te fíes de un tipo así, porque no es tan tonto como parece. ¿Sabes por qué se hace pasar por marqués? - Supongo que para intentar ligar con marquesas. - No. Nada de eso. Te repito que no llega ni a pobre ligón de arrabales. Se hace pasar por marqués para ver si el Banco le otorga créditos sin intereses. - ¡Vaya, vaya y vaya con el "Marqués de Jipiloya"! Será loco de remate pero de tonto no tiene ni un pelo, Juan. - Tampoco tiene ni un pelo de listo. Es un ser neutro. - ¡¡Jajajajaja!! - Bien. Dejemos ese tema ya porque es más pesado que una caja de plomo. ¿Te sigo contando algo más sobre el Marqués de Sade? - ¿Estás intentando contarme historias para decirme algo más importante al final? - Eso es, Princesa. - Entonces, cuenta... - Para empezar no se conformaba con ser conde porque era mu ególatra y ya sabes que todos los sádicos son muy ególatras... así que él solito se nombró marqués.., porque has de saber... - ¡No te enrolles tanto conmigo que, al fin y al cabo, ya no me vas a ligar más porque ya estoy ligada a ti para toda la Eternidad! - Bueno, chavalilla, pero déjame terminar confesándote algo muy importante. - Confiesa. - No es un pecado, Princesa. Es muy interesante. Un conde es un miembro de la nobleza de categoría inferior al marqués y superior al vizconde; mientras que un marqués es un miembro de la nobleza inferior al duque y superior al conde. - Muy interesante saberlo, Juan. ¿Cómo sabes tú tanto de títulos de nobleza? - Porque yo soy noble. - ¡Tú lo que eres es un gamberro de tomo y lomo! - ¡Que no! ¡Que yo soy noble! - Pues en eso, mira por dónde, estoy de acuerdo contigo. Noble sí eres te lo creas o no te lo creas. Eres incluso demasiado noble para mí. - ¡Que te digo que es verdad! ¡Soy un Grande de España! - Que midas 1'80 de estatura no quiere decir que, por eso, seas un Grande de España. Debes ser un Grande de España por otras razones más lógicas como grandes servicios hechos a tu patria; puesto que yo he conocido a muchos españoles que miden hasta 1'90 de altura y algunos hasta 2 metros de altitud y no son Grandes de España ni se parecen en nada a lo que es ser un Grande de España. - Quizás sean verduleros. Tienes que saber que verduleros los hay en todas las partes del Mundo. - Está bien. Admito que sean verduleros y por eso no pueden ser Grandes de España ni con la imaginación como sí sucede con nobles como tú... pero corta ya el rollo y dime ya, sin más rodeos, qué es lo que quieres que haga ahora. ¿En qué te puedo ayudar en tus investigaciones sobre el asunto del fallecido Atilano Eros Amazote? ¿Qué es lo que tengo que hacer? - Ayudarme otra vez en lo que te pida. - ¡Oye guapo! ¡Nada de en lo que me pidas porque tengo mi dignidad propia! Búscate a Panchita, la empleada del Doctor Cataplasma, si quieres una "chacha para todo". - No puede ser Panchita porque tú eres mucho más atractiva y escultural y por eso te necesito a ti y solamente a ti. - O sea... que quieres que te sirva otra vez de cebo para atrapar a alguno de esos ratas que todavía andan sueltos por ahí... ¿Es eso? - Eso es, preciosa. - Está bien... ¡¡jajajajaja!!... ¿dónde quedo contigo? - Estoy esperándote en el Bar-Restaurante "El Paleto" de la calle Alcalde Sáinz de Baranda, 38. Apunta bien la dirección en la fantástica memoria de tu cerebrito porque es que hay dos Paletos en Madrid. - ¿Te estás quedando conmigo? ¡En Madrid capital hay bastantes miles de paletos! - ¡Ya lo sé, Princesa! Ya sé que en Madrid capital hay miles de paletos ignorantes como los hay en cualquier otra parte del mundo. - Pero en Madrid capital hay un mogollón de miles. - De acuerdo. Dices la verdad. Pero yo no me refiero a esa clase de paletos ignorantes sino a que en Madrid capital hay dos Bares-Restaurantes con el nombre de "El Paleto". - ¡Ah, perdona, Juan! No te había entendido bien. - Verás. Es que el otro Bar "El Paleto" está situado en una calle cuyo nombre también es de otro Alcalde y por eso te puedes confundir de dirección. - ¿Dónde está situado el otro "Paleto"? - Está ubicado en la calle de Alcalde López Casero, 18. - Entonces... ¿quieres decir que me esperas en "El Paleto" de la Alcalde Sáinz de Baranda? - Eso es, Princesa. Estoy en el Bar-Restaurante "El Paleto" de Alcalde Sáinz de Baranda. No te confundas de "Paleto" y te vayas a donde van muchos paletos ignorantes de Madrid a servir de "tontos útiles" como sucede, por ejemplo, con "Pims". - ¿"Pims"? ¿Qué es eso de "Pims"? - No te lo puedo decir ahora porque quizás te enojes conmigo aun cuando no haya hecho yo nada malo. Sólo puedo decirte que está muy cerca de la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid capital. Más o menos en la Avenida de los Toreros. He visto a muchos paletos ignorantes caer como pipiolos y hacer los "tontos útiles" pero yo no. - Si me cuentas la verdad te perdono y te ayudo en tus investigaciones. - Pero no te enfades conmigo porque yo sólo lo he visto pero no he cometido ningún pecado. Sólo lo veía para aprender a saber lo que se puede hacer pero que no se debe hacer si eres un verdadero cristiano y yo lo soy. - Ya lo sé. Estoy totalmente segura del todo de que sólo vivías las noches madrileñas para aprender mucho de la vida sin cometer ningún hecho pecaminoso ni reprochable; así que cuéntamelo porque quiero saber qué es y de verdad te prometo que te sigo ayudando en tus investigaciones. Juan Bautista se porta, como siempre, con entera naturalidad y sinceridad cuando se lo pide ella... - No era nada de amor sino solamente una apariencia nada más. Sólo formó parte de mis aprendizajes. No eran amores, Princesa... sino solamente que había que aprender en la Escuela de la Vida... pero no me enamoré de ninguna... - Pero cuéntamelo sin miedo alguno. - Está bien. Me enamoré tontamente de ella. Luis estaba narrando la última anécdota sucedida con Isabel, la chica del Kalentown que juraba y perjuraba no tener hormonas en los pechos… Carlos rumoreaba, bajito, los sones de una canción de Ana Belén… y yo estaba intentando descifrar qué era eso del enigma de los ojos de una bella mujer. Por supuesto que ella sabía que era simplemente imaginación el hecho de que fuésemos tres pilotos de aviación recién llegados de la Academia de Zaragoza y también sabía que nosotros tomábamos a sueño ilusorio el que fuese la amante de un famoso torero y éste le hubiese contagiado tanto el amor por la fiesta taurina que ya tenía previsto debutar como novillera en la Plaza de Toros de Valencia dentro de un mes. No era cierto. Tampoco era cierto que había rechazado un papel trascendental en una película de un director norteamericano que se había prendado de su espectacular apariencia física. Cansados de seguir contándonos imaginaciones alternadas con piropos para hacer más fácil la comunicación, decidimos jugar la consabida partida de dados. Ni los “negros” ni los “rojos” decantaron la partida hacia ningún lado concreto. Jugar a las “jotas” siempre termina con un baile de encrucijadas hacia ningún lugar y los ases y reyes no aparecieron por ninguna parte. A nosotros aún nos faltaba mucho camino por recorrer para llegar a la cima de nuestras inquietudes y allí nadie éramos reyes de nada. Sólo ella era princesa fundamental de la noche y por eso, como siempre, nos jugamos a las “damas” el todo o nada… Y como al cantautor, también a nosotros nos dieron la una… y las dos… y las tres… hasta que la niebla cubrió por completo toda la calle de Sancho Dávila y fue entonces cuando entró en el Pims el grueso y sudorífero banquero con su larga lengüeta de los billetes de a mil, oliendo a perfume sobreabundado entre los sobacos del sudor enchalecado con hebillas de plata y contando chistes de buitre en pos de la gaviota. La miré a los ojos y vi en ellos saudades, múltiples saudades, mientras los míos se cubrían de sombras de ceniza de un Fortuna mal consumido. El cubata de ginebra se quedó eculubrando fantasmas sobre la barra cuando el barrigón banquero la atrajo sobre sí y entonces fue cuando decidimos que la partida de dados había concluido con las “damas” perdidas en medio de la niebla. Aquella niebla de Sancho Dávila se nos apretó aún más en el alma cuando llegamos a la Plaza de América Española y entonces, en medio del desconcierto de la luna, deseé profundamente, igual que el cantautor, tener un buen lote de piedras justicieras para hacer añicos el cristal del Banco Hispano Americano. Al día siguiente muchos compañeros de oficina me miraron mal cuando dije en voz alta y clara que los empleados de banca sólo éramos chupatintas al servicio de chupasangres. Me quedó el suave consuelo de comprobar que aquellos que me miraron mal son los que nunca han descubierto la infinita poesía que existe en los ojos de una mujer de la que tontamente nos hemos enamorado. Y colorín colorado este cuento se ha acabado, Princesa. No tengo nada de qué arrepentirme porque no cometí ninguna clase de pecado. Olvidé rápidamente todo lo del Pims, todo lo del Kalentown y hasta todo lo del Mundial... y me quedé con la inocencia de saber que no cometí ningún pecado jamás. - Pero bueno, zumbado... ¿estás zumbado del todo? Te creo absolutamente porque sé que estás diciendo la verdad más absoluta. Por lo menos en cuanto a lo que se refiere a ti. En cuanto a lo que se refiere a tus amigotes ni me importa ni me interesa saberlo. Allá ellos con su conciencia. - Pues entonces ven con tu Ferrari hasta "El Paleto" todo lo más rápìdo que puedas. - En estos momentos no puedo ser tan rápida como me estás pidiendo. - ¿Qué te ocurre ahora? ¿No dijiste que creías en mí y que sabes que te he contado la verdad? - No estoy enfadada sino todo lo contrario. Lo que me ocurre es que, en estos momentos, estoy sólo vestida con mi ropa interior. - Pero... ¿cómo es eso estando ya tan avanzada la mañana? - Tú siempre pensando en lo mismo. Que lo que pasa, Juan, es que me quedé profundamente dormida después de esperarte tantas horas y me entró un sueño tan hondo que escuchaba tu voz y cuando me desperté ya era avanzada la mañana. ¿A qué club eres más aficionado, Juan? - Al único club del que he sido y soy aficionado es al del Athletic Club, de Bilbao. - ¡¡Jajajajaja!! Dime una alineación completa de tu dichoso Athletic Club, de Bilbao, pero que no sea la que me repites siempre. ¡¡Jajajajaja!! - ¿Te refieres a una que no sea Carmelo; Orúe, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Uribe, Arieta, Marcaida y Gaínza? - ¡¡Jajajajaja!! Eso es. Quiero que me digas una alienación completa mucho más joven... - Pues como soy muy joven, apunta en tu brillante cerebrito la siguiente: López; Aranguren, Meltzer, Sertucha; Zorriqueta, Iturriaga; Menchaca, Aguirre, Argoitia, Urquijo y Echave. ¿Qué tal? - Pero... ¿es que te las sabes todas? - En cuanto a enrollarme con rubias platino de bote no me como ni una rosca, pero en cuanto a enrollarme con las que son como tú lo tengo muy bien aprendido. Por ejemplo, puedo citarte a tres de la misma época juvenil que se parecen mucho pero son diferentes. Escucha: Echevarría de portero, Echebarría de defensa central y Echeverría de extremo derecha. ¿Qué te parece lo joven que soy?. - ¿Tantos Echevarrías ha habido en el Athletic Club, de Bilbao? - ¡Y lo que te rondaré, morena! Hasta debió haber alguno más que no recuerdo ahora. Pero no he dicho que todos fuesen Echevarrías, porque si has entendido bien mi pronunciación a lo español, he dicho Echevarría, Echebarría y Echeverría. A ver si nos aclaramos esta vez. - ¿A qué te refieres con lo de aclararse esta vez? - A avanzar un poco más en nuestras investigaciones sobre el caso Atilano. - ¡¡Jajajajaja!! Está bien. Espera en ese bar de paletos. - ¡Que no es un bar de paletos, preciosa! Que se llama "El Paleto"... y, además, sólo es un punto de encuentro contigo. - Lo importante, tanto si hay paletos o no hay paletos en ese bar, es que me da lo mismo si los hay como si no los hay. Espérame y no te enrolles con ninguna parroquiana en mi ausencia. - Estoy pensando solamente en ti. No hay problema. - ¿Estás pensando de verdad en mí o en alguna rubia platino de bote? - Si te refieres a rubias, platino o no platino, conozco a algunas pero bien pocas. Y además vuelvo a insistir en que sólo pienso en tí. - ¿De donde has sacado esa frase? - Es una frase muy corriente, normal y natural, entre los verdaderos y nobles enamorados pero me ha venido a la memoria porque se la canta Víctor Manuel a Ana Belén. Pero me importa menos que un pimiento que sean de la ideología que quieran ser porque paso a tope de todas las ideologías políticas y no políticas. Siempre me he movido solamente por las ideas y sigo movíendome únicamente por las ideas. Y resulta que la idea que tengo en mi mente es tu nombre. - Pienso compuesto te voy a dar yo a ti como te pille enrollándote con otra que no sea yo. - Pero si yo sólo estoy pensando en ti, de verdad, de lo que se llama de verdad, desde que naciste. - Entonces ya me has convencido de nuevo. No sé cómo te las apañas pero siempre terminas por convencerme del todo. - Es que yo a medias no quiero nada con ninguna y menos contigo... - Eres un poco sinvergüenza pero muy simpático. Espera a que me arregle adecuadamente y te prometo no tardar demasiado. - ¡Me anticiparé otra vez a tus sueños! - ¿Qué diantres quiere decir eso? - Sólo es una expresión poética para decirte que me imagino lo bien atractiva que vas a venir a la cita. Tengo otro regalo para ti. Y te lo voy a regalar de verdad como la otra vez hice con el anillo de casada. - Entonces voy volando... - Te espero. Hasta ahora. Ángeles cortó la comunicación pero sabía que aquel chaval que tenía por esposo le iba a regalar algo porque, aunque siempre estaba muy escaso de dinero, no se le olvidaban estos detalles cuando los prometía cumplir; así que se vistió muy atractiva, con ropa de sport porque sabía que a él le gustaba micho verla vestida con ropa de sport. Se colocó un suéter deportivo donde abundaba el color rojo, una minifalda un poco atrevida para estar sexy solamente para él, de color negra, y vestida de esta manera parecía una escultura como homenaje a aquel Athletic Club, de Bilbao, del cual Juan Bautista era fiel seguidor desde que tenia uso de razón, desde que ella había nacido en Ecuador, y del cual nunca jamás había renunciado a ser seguidor, no fanático pero si eterno seguidor, aun sabiendo que, si hubiese querido ser un futbolista profesional, hubiese podido jugar en cualquier equipo del mundo menos en su querido Athletic Club, de Bilbao. Y eso sí que era tener mérito...
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