Mi ngel negro
Publicado en Apr 25, 2013
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Caminaba con rumbo desconocido entre departamentos y autos viejos, un viento golpeaba mi rostro pálido y casi inerte, lágrimas que se congelaban en mis frías mejillas. Pensamientos oscuros los cuales intentaba borrar de mi atrofiada mente.
            Mi ángel negro a mi lado, acompañando mis decisiones, cubriendo mis ideas del frío con sus grandes alas oscuras. Podía tocar sus plumas mojadas por el sereno que caían frente a mis ojos, mis entrecerrados ojos.
 
            Pisando hojas en mi camino, secas y crujientes, hojas que inundaban mis pies. Mi ángel negro, mí querida ángel con sus pies descalzos al igual que yo pisando hojas. Sus manos frías rompían mis lágrimas congeladas. Mi cabeza gacha pensando en ella, quien mas que ella, solo ella. La luna me observaba con ojos intangibles en pleno cielo a oscuras.
            Una oscuridad absoluta se apoderaba del entorno y de cada paso que daba, árboles prácticamente sin vida se movían con violencia, como si intentaran atraparme con sus ramas ásperas, pero ahí estaba ella para protegerme.
 
 
“La lluvia”
 
            Sus alas cubrieron todo mi frágil cuerpo, mientras que observaba como cientos de gotas caían de sus preciosas alas. Su rostro era tan perfecto, al igual que sus labios, sus ojos negros intimidaban pero después de un rato me acostumbre, su mirada me incomodaba por momentos pero después de un rato me sentía amado. Su pelo algo desordenado y su sonrisa tierna me transformaban en un esclavo de su belleza.
            Sumido en el silencio, sumido en la oscuridad, sumido en mis defectos, sumido en mis malas decisiones. Gotas que se convertían en risas diabólicas, en gritos y llantos que golpeaban fuertemente las alas de ella.
            Desesperado por la situación, sin nada que hacer ante tal clima, solo ella me acompañaba, sus labios apunto de tocar mi frente y sus ojos me incitaban a enamorarme de ella.
     
                                 Las noches son oscuras por el exceso de ángeles negros.
 
 
“Ella, solo ella”
 
            Deja que este viento provoque una sonrisa fingida en mi rostro. Deja que mis lágrimas provoquen pequeñas olas en los charcos de agua. Tus alas son como una cruz que pesa sobre mi débil y malherida espalda, aquellas alas que carecen de alegría y de color. Tus brazos, tus delgados brazos poblados de cicatrices que me incitan a alejarme de ti.
            Que noche tan profunda, que noche tan interesante, una noche que hunde mis temores en una especie de soledad nocturna que aumenta cada vez mas. Sus frías manos congelaban mis cicatrices sentimentales e intentaba darme vida por sus medios.
            Personas aparecen de la oscuridad, de entre los árboles, de entre la negatividad de esta noche de viernes. Sus pasos son golpes en mis oídos, provocando movimientos en mi cabeza, su voz angelical me calmaba en momentos.
 
            Respiraba tristeza, respiraba odio, respiraba discriminación de aquellas personas que nacían de entre las oscuras calles putrefactas. Sus miradas expresaban delirio y agonía, sentimientos muertos y enterrados en su propia suciedad mental. Apegados a su realidad, historias ficticias y escenas ficticias creadas por sus retorcidas mentes las cuales llevan años entre las telarañas de la soledad.
 
            Mi mente envenenada y mi corazón enamorado, dos cosas totalmente distintas. ¿Qué mas puedo hacer?... Estaba decidido a tomarlo como una tortura, quizás física, quizás psicológica, quizás ambas al mismo tiempo. Los ojos de Aldora observaban mi tímida y delicada actitud juvenil. Sus ojos negros que ocultaban tristeza y depresión eran solo características de su misteriosa  personalidad.
            Una imagen borrosa frente a mis ojos…me sentía más débil de lo que ya estaba…caí.
            Desperté algo mareado, sin conocimiento de lo que había pasado, las gotas frente a mis ojos en toda su esencia, un silencio absoluto, trataba de analizar la situación de mi extraño entorno…ella ya no estaba…el tiempo detenido frente a mi presencia, no podía entender. Algo sentía en mi espalda, de gran peso, me sentía incomodo, pero no débil…una especie de reacción hizo que unas alas negras y enormes se abrieran en mi espalda, me acerque a un charco de agua y me reflejaba con ojos negros y un rostro ambiguo. Ella sabia de mi enfermedad terminal….y entendí que no soportaba la idea de que muriera de esa forma. Me beso provocándome la muerte instantáneamente, sin sentir dolor y sin sentir que desaparezco lentamente.
“Creo ser parte del aire”
 
 
 
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Foto del autor Sebastian Sick Pereira
Textos Publicados: 15
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Descripción

Palabras Clave: Mi ngel negro

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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