Parece ser que etiquetar en esta sociedad se convierte en un hecho muy normal para una gran parte de los ciudadanos y ciudadanas.
Que si es rico, es pobre, gordo, flaco, alto, pequeño, musculoso, heterosexual, homosexual, bisexual, asexual, transexual, mujer, hombre, tonto o tonta.
Miles son las etiquetas en cientos de culturas convergentes, diversas por naturaleza y que gastan más tiempo en pronunciar la etiqueta elevando la discriminación de por medio, contra una persona, sin tomar en cuenta que cada palabra que pronuncias es tan poderosa que puedes terminar atentando fuertemente contra la integridad emocional y moral de la persona a la que has ofendido, sin saber que quizá esta persona mantiene un fuerte peso emocional que puede terminar acabando con su vida con solo una ofensa, mas allá de mil etiquetas, todos tenemos algo muy en común que debemos dar gracias a dios de que así es, pues esto nunca cambiara, pase lo que pase. Somos de carne y hueso esencialmente humanos pero al insultar a alguien dejaríamos de ser unos grandes seres humanos hasta convertirnos en carcamales monstruos destructivos tomando como base la crítica destructiva, superficialidad y mentira, el comienzo de una esperada desgracia.
Hasta no darnos cuenta del daño tan grave que pueden producir las ofensas no tomaremos como principal objetivo, ser tolerantes, mantener principios y valores de tolerancia y amor al prójimo, vivimos en una sociedad tan diversa que para el intolerante hay dos opciones, no salir jamás de casa o morir, para el tolerante hay una gran diversidad de oportunidades, entre ellas disfrutar del amor que recibirá por tan solo demostrar amor con la tolerancia pero también tiene un compromiso elevadamente importante, no dejar que muera la humildad e igualdad, la mentalidad abierta y su balance emocional que es capaz de beneficiarlo para así mismo, ser tolerante, la vida es hoy, una sola y tiene mucha diversidad. Pero algo que si es cierto es que no morimos, muere lo que dejas morir mientras vives y entre ellos están, tus principios y valores, la vida es un examen, el cual en el té, te brindan muchos otros mas, y la nota no la sabrás, si no hasta cuando te mudes, es decir, cuando tu cuerpo ya no tenga signos vitales, la felicidad que es un resultado esperado, si la conseguirás, si con amor, fortaleza, sabiduría y cordura enfrentas y vives los buenos y malos exámenes, la felicidad en la satisfacción de haber vivido tus buenos y malos exámenes que son, los momentos de la vida.