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Publicado en Feb 23, 2009
Esta guerra parece no tener final, nadie sabe cuando empezó y mucho menos tienen una idea de cuando terminara, hemos arrasado pueblos enteros sin siquiera saber porque lo hacemos, herimos y asesinamos a muchos ciudadanos inocentes en nuestro camino supuestamente cada atrocidad cometida tuvo una justificante que ya en este día no recuerdo si quiera cual era.
Las semanas se han convertido en meses y quizá ya en años siendo honesto ya no me interesa cuanto tiempo tenemos acá, me he olvidado de todo no tengo noción del tiempo que ha transcurrido y ya no me interesa; tampoco me importa ya si le disparo a un grupo de niños o de mujeres, no tengo nada dentro de mi que haga sentir compasión por esas personas, muertos mas, muertos menos al final todos solo serán números y para la cantidad que va, no importa si suman otros miles. He visto a muchos de los que peleaban junto a mi encontrarse de frente con la muerte, muchos de ellos con desesperación y tristeza otros los menos sin siquiera tener la oportunidad de expresar algo, yo por buena suerte o mala sigo vivo y no dejare que me asesinen sin antes llevarme a muchos conmigo. Antes me motivaban los deseos de justicia, después solo venganza, ahora solo me motiva la supervivencia o el deseo de morir lo antes posible. Reviso mi mochila buscando algo para comer, encuentro un pequeño sobre que llevaba en mi mochila había olvidado que traía eso conmigo, no se cuando fue la ultima vez que lo abrí, ni siquiera se cuando fue la ultima ocasión en que puse mis ojos en algo que no fueran armas, sangre, partes mutiladas. Pongo mis ojos sobre el contenido de aquel pequeño sobre y siento algo extraño dentro de mi, una sensación que ya no recordaba, leo en esa pequeña hoja palabras que se habían perdido en medio de todo ese dolor inevitablemente sonrió y al ver el pequeño retrato que estaba junto aquella carta, comienzo a llorar y a sentir que no podía morir ahí, que tenia que salir vivo porque alguien me esperaba lejos de todo ese dolor, entonces miro su rostro en aquel retrato y dirijo unas palabras hacia ella prometiéndole que regresare para olvidar todo el dolor que saldré de todo eso y viviré con ella hasta el final de nuestras vidas; volteo al cielo y le pido a El que me de fuerza para seguir. Entonces algo se escucha a lo lejos el estruendo es demasiado fuerte que no me deja comprender los gritos, de pronto veo un resplandor que me llega de golpe. No pienso en nada, respiro ese aroma que me dejaron sus letras y su rostro; todo termino.
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