Mis noches
Publicado en May 03, 2013
Mis pensamientos divagan entre la paz y la tormenta, la paz que otorga una sensación divina y ecuánime, y la tormenta que devasta y azota todo a su paso, dos sentimientos contradictorios pero que se encuentran hermanados por cierta sensación aislada que les permite una convivencia casi asfixiante, me encuentro en una de esas noches, en la que se desconoce si los sentimientos que embriagan a mi instinto, son de confusión o de nostalgia. Miro hacia atrás y llegan a mi mente los recuerdos de una niñez en la que abundaba el calor de un hogar seguro y confortable, momentos en los que las preocupaciones más importantes eran las heridas producidas por un brinco mal ejecutado y el sollozo que era dulcemente apagado por las manos gastadas y ásperas de unos brazos que trabajaban cada día por mi fructífero sustento.
Hoy es una de esas noches en las que el aire parece una mezcla mortal que embate con cada meneo a mi corazón de una manera casi mortal, esta obscuridad es la cuna de la que fluyen las palabras como sabia del árbol lastimeramente lacerado por el paso de los años, la noche tiene cierto olor a desazón, mi habitación es el territorio en donde mis pensamientos pueden flotar de manera libre y airada, es como si me encontrara en un santuario que resguarda lo más íntimo de mi esencia y esto me permitiera unos cuantos instantes de libertad y comunión con lo más alterno de mi ser. En la luna que se encuentra hoy en mi cielo, se encuentran resguardados los correcaminos que encontraba a mi paso, cuando junto a mí ángel cruzaba senderos que me resultaban interminables y que le daban cierto color a mi vida, a mí llega el olor resguardado por mis recuerdos de madera, un olor que traía consigo a mis oídos la musicalización de los acontecimientos más destacados de mi vida. Los viejos, no los de ahora, sino los ancianos de caña y manta, contaban que cada estrella que se vislumbraba en el cielo era el espíritu de aquellos que se fueron quedando en el camino, la esencia de los que ahora viven en fotos y recuerdos que se guardan con nostalgia y ahínco. Esos yerros de antaño que la esencia que encerraban en sí mismos era la sabiduría, hecha canas y callos, a esos a los que la vida les lego el derecho de los primeros años en abundancia y que ahora son fantasmas entre los de ahora. La noche avanza y con ella mi confusión se acrecentá, no sé si se deba a los múltiples acontecimientos surgidos en los siete días que marca el calendario pero siento que existe una fuerza que fluye a mi alrededor que no me deja un solo instante de quietud, que no me permite comulgar con mi exterior. En la luna que se encuentra hoy en mi cielo brillan las esperanzas y los anhelos que lejos de ser perfectos permiten vislumbrar senderos que consigo traen caminos inciertos.
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José Orero De Julián
MARIANO DOROLA
Un abrazo grande