Fue un acierto que te fueras...
pues eres mujer de acción y adrenalina,
de riesgos y pasiones,
de batallas y guerras...
de las que quieren tormentas y rechazan la calma,
las que sueltan amarras...
y estar a la deriva,
tienen en más estima,
que al más seguro puerto...

Así...
mientras yo,
me quedaba en la pasividad de la contemplación de tu hermosura...
arrobado, embelesado, tan perplejo y pasmado,
bebiendo de tus manantiales con la veneración de los que posan sus labios, en la más sacrosanta de las aguas benditas...
incrédulo ante el milagro de tener, tus puertas y ventanas, completamente abiertas, para entrar y salir por tus apartamentos...
evitando arrancarte gemidos y lamentos,
ingenuo incrementaba,
tu zona de confort...

Tarde comprendí, cuánto requerías,
un trato de mujer de carne y hueso!,
que deshiciera al rasgar tus vestiduras!,
que incinerara tu cuerpo cual sacrificio a dioses del amor!,
que flagelara esas ancas de yegua salvaje para fustigarte,
tomarte, domarte, reventarte...
asido a tirones de tu mechón de seda hasta hacerte sentir
una hembra poseida,
una mujer con dueño...
la mujer que no sabe por donde le darán!...

pero yo,mi amor...
te traté cual si fueras una estrella del cielo...
incondicional... rendido... esclavo sometido...
mayordomo en servicio de tus vanos caprichos,
por este pusilánime, torpe, ciego y suave...
amor de corazón...