guilas Negras -61- (Novela y Guin para Cine)
Publicado en May 05, 2013
Pocos minutos después apareció, en la Sala de Confesiones, un sonriente y feliz padre José García y Cía, seguido del asustado y temeroso fraile de la capucha negra...
- Buenos días y la paz de Dios sea con ustedes... pero... ¿quiénes son ustedes y de qué quieren hablar conmigo? - Yo soy el Jefe Superior de la Policía de Madrid y aquí está mi placa policial. Diego le enseñó la placa al sonriente y feliz José García y Cía. - ¿Y este joven? ¿Quién es este joven tan apuesto? - Yo no soy nadie importante... por lo menos de momento... y la paz de Dios sea también con todos ustedes si puede ser. - Veo que no eres ajeno a la creencia de Dios. - Desde que nací he creído en Jesucristo, pero dejemos este tema aparcado de momento. - Un momento, padre. Yo, en realidad, soy el Jefe pero sólo vengo como testigo y es este joven el que que desea hablar con usted. - Tengo que hacer una corrección a eso, Diego. Yo no deseo hablar con el padre José sino que quiero hablar con el padre José... porque no es lo mismo desear que querer. Si fuese mi deseo desearía no estar aquí. - ¿Me conoces de algo, muchacho? - Capitán. Soy capitán de la Policía. - Pero... ¿me conoces de algo? - Digamos que, a pesar de la mucha diferencia de edad que existe que hay entre usted y yo, vemos a tener una conversación como si de viejos amigos fuésemos aunque no existe, en verdad, ninguna amistad entre nosotros. Es solamente un decir pero viene muy bien para estar felices y sonrientes todos. - ¿Puedo quedarme yo también? - Lo siento, capuchino negro... pero esta es una conversación muy privada. Digamos que es un secreto de confesión para que no haya confusión alguna. Vuelva usted a sus obligaciones y déjenos conversar en paz. No es necesario su presencia en estos momentos. Si tenemos que llamarle después, no se preocupe porque le llamaremos. El confundido y nervioso monje de la capucha negra salió de la Sala de las Confesiones y cerró la puerta muy suavemente, mientras que el padre José García y Cía se sentaba, cómodamente, en su butacón. - ¡¡Y hágame el favor de no escuchar detrás de la puerta, señor capuchino negro!! ¡¡Si me entero yo de que está escuchando no va usted derecho a su celdilla privada sino que va usted derecho a la celda pública de la cárcel, como me llamo Diego Castillejo Ríos!! - Caballero... no grite usted tanto porque esto es un convento... - ¡¡Grito cuando tengo que gritar porque es parte de mi oficio de Jefe Superior de la Policía de Madrid y este oficio me hace gritar muchas más veces de las que quiero!! ¡Pero no se preocupe usted por mí porque resulta que no he dicho, al menos todavía, ninguna palabrota! Yo respeto sus faldas... así que le pido que respete usted también a mi uniforme. - Lo que yo llevo puesto no son faldas sino un vestido seglar a la antigua usanza. - Pues yo he visto a muchas mujeres que visten igual que usted. Las he visto a montones por los pueblos y aldeas de Castilla la Nueva y, sobre todo, por los pueblos y aldeas de Castilla la Vieja. Salga a darse una vuelta por esos pueblos y aldeas y lo comprobará sin tenerse que ir muy lejos de España. ¿O no es así? - Calma, Diego, calma... hemos venido en son de paz a no ser que el padre prior toque a zafarrancho de combate y en ese caso vaya que si se entera todo este monasterio y convento de lo que es la guerra. Déjame a mí hablar pacíficamente con el padre José García y Cía e interviene solamente cuando yo te lo ordene. - ¿Cómo es posible que un muchacho de tan corta edad le dé órdenes a todo un Jefe Superior de la Policía de Madrid? - Cosas de la vida, padre José... cosas de la vida que es de lo que yo he venido a hablar con usted. Cosas de la vida y de la muerte para ser más exactos. Haga como que el Jefe no está aquí en estos momentos, haga como que está más ausente que el padre Sisebuto Mínguez Mena y Rabadán. - ¿Conoces al "Perra Gorda"? - Le conocí... pero da la casualidad de que ya está muerto, - Que ha muerto el padre "Perra Gorda" con lo obeso y lozano que estaba... - Le repito que son solamente cosas de la vida y, a veces, de la muerte nada más, padre José. En este caso excepcional ha sido cosa de la muerte. - ¿Y cómo ha muerto el padre "Perra Gorda"? - Me parece que le encontraron ya sin vida. - Pero... ¿cómo murió? - De repente. - ¿De repente? - Sí. Y, de repente, se me ocurre pensar que podríamos comenzar a hablar ya de nuestra entrevista personal y especial. - Lo de entrevista personal lo entiendo pero... ¿especial?... ¿por qué especial? - Suponga que las personas hablamos como personas y no como animales. Eso es, para mí, una entrevista especial. O sea, cuando el emisor y el receptor están usando un lenguaje humano entendible por los dos. Así que no me vaya a hablar nada en latín culto sino en castellano popular. No me diga nada de "sumsum corda ergo factotum summus ad hoc" y nada de "aleluya habemus Papam". ¿De acuerdo, jesuíta? - ¿Cómo sabes que soy jesuíta? - Un pájaro me lo ha contado. - ¿Un pájaro? ¿Hablas con los pájaros? - Pues va a ser que sí. - ¿Y qué especie de pájaro te ha contado que yo soy jesuíta? - Un pájaro de cuenta. Bastante pájaro por cierto. Tan pájaro que por eso deduzco que del Barrio del Niño Jesús de Madrid es lógico que provengan jesuítas como usted. ¿Entiende mi trabalenguas o se lo explico mejor? El padre José García y Cía cambió, hábilmente, de tercio y de asunto... - Yo propongo, como anfitrión que soy, que bebamos, mientras charlamos amistosamente, de un buen vino de Jerez. Es de las bodegas de Don Pedro Domecq. De la mejor cosecha que se recuerda en las bodegas de Jerez de la Frontera. - Si no le importa, yo prefiero un buen vaso de café con leche. - ¿A estas horas prefieres un vaso de café con leche antes que un buen vaso de jerez? - Pues sí. Las horas para mí no cuentan demasiado si la dicha es buena. - Y yo, si no le importa, como Jefe Superior de la Policía de Madrid, debo dar un buen ejemplo y seguir el ejemplo que da mi mejor capitán; así que prefiero también tomar un café con leche pero no en vaso sino en tazón para que no crea que no tengo personalidad propia. - ¿También me rechaza usted un buen vaso de vino de Jerez? - No es que lo rechace... sino que si se bebe mucho vino se canta demasiado. - ¿A qué se refiere usted, Señor Jefe de la Policía? - Se lo voy a responder yo, padre José. Se refiere a cantar las "Coplas a la muerte del maestre Rodrigo", más conocidas como las coplas a la muerte de su padre que, como usted debe saber bien, señor padre, es un poema de Jorge Manrique, allá por el Siglo XVI, en el que la meditación sobre la fugacidad de la vida enmarca el elogio y la elegía fúnebres. - Dijimos que iba a ser una entrevista amistosa y no escabrosa. - Por eso prefiero tomar un café con leche y tener la mente lúcida y lucida; algo así como para pensar solamente en vivir... si es que no hay nadie que lo quiera impedir aunque no lo consiga jamás... porque resulta que hay personas que deseamos vivir siempre pero otros animales humanos no nos quieren dejar. Entienda usted, padre José García y Cía, que en esta vida yo no divido a las gentes en gentes de derechas y gentes de izquierdas, sino en personas que viven y dejan vivir y gentes que viven pero no quieren dejar vivir a los demás. - Buen tema, jovencito. Veo que tienes un criterio muy claro y un cerebro muy sano. - Entonces bebamos cada cual lo que decida beber por su propia voluntad y no impuesto por la voluntad de los demás; porque, como decía Jorge Manrique y no yo, porque yo no digo lo que dijo él nunca jamás de los jamases, al final todos somos iguales... lo cual, insisto una vez más, no es cierto. - ¿Intentas rebatir a todo un señor escritor como lo era Jorge Manrique? - No es eso. Es mucho más que eso. Es que a Jorge Manrique, a veces y para que usted se entere, también le daba por cantar a la vida como en sus canciones clásicas llamadas "Castillo de amor" y "Escuela de amor". ¿Qué le parece a usted el sentido amoroso de los siglos XV y XVI, padre García? ¿Qué le parece eso de amar a la esposa de un caballero como hacían los sinvergüenzas de los juglares en los siglos XV y XVI? - No soy muy ducho en amores mundanos, jovenzuelo. - Hablando de ducho a ver si se ducha usted un poco más... - ¿Cómo dices? - Que con todas esas faldas y refajos que utilizan ustedes hay que ducharse más que una vez al mes porque resulta que en todo este convento huele a queso podrido. - Desvergonzado. Es que hacemos penitencia. - ¿Y quién les manda a ustedes hacer penitencia de ducharse una sola vez al mes? - El padre prior. - ¿Quién manda más, el padre prior o Jesucristo? - Ahí me has pillado como a un conejo en su madriguera. - Pues entonces conteste, por favor, y no desvíe más los temas. ¿Qué piensa usted de las canciones dedicadas a las mujeres de otros caballeros para intentar llevárselas a la cama a escondidas de sus esposos? - No me hagas sonrojar, joven. - ¿Se sonroja usted de envidia o de asco? - De asco. - Pues resulta que eso sigue estando ahora más de moda que nunca. Me refiero a esa clase de amoríos fornicarios y que hasta hay cantautores, que se dicen del pueblo cuando son millonarios gracias a lo que les sacan al pueblo, que lo cantan públicamente. Y eso que se llaman cantautores del pueblo, al cual engañan para hacerse ídolos modélicos. ¿Qué le parece el panorama actual de la sociedad? - De esa clase de tipos mundanos no quiero saber nada ni hablar nada. - ¿No desea hablar de eso de una de dos o me llevo a tu mujer o entre los tres nos las apañamos para pasarlo bien? - Nada de nada. Me parecen verdaderos asquerosos para hablar de ellos. No deseo hablar nada de ellos. Son solamente unos fornicarios nada más. Unos pobres diablos de los amores libres. - Pues resulta que yo tampoco deseo hablar de ellos y ni tan siquiera conocerlos de cerca o de lejos; así que si quiere podemos comentar lo escrito por Jorge Manrique cuando dijo que "sin Dios soy sin mí" que es de contenido grave y de contenida emoción lírica. - ¡No! ¡Nada de eso! ¡En este Monasterio-Convento no podemos estar sin Dios! - Me parece muy bien. De momento ya hemos empezado a romper el hielo y comenzamos a hablar con el corazón. ¿Nos quiere servir los que le hemos pedido, si no le es de mucha molestia y, de paso, nos puede ¡nvitar a sentarnos en las sillas, aunque sea solamente por la más mínima educación para con las visitas? El padre José García y Cía enrojece de vergüenza... - ¡No faltaría más! ¡Siéntense como caballeros! - Nosotros dos siempre nos sentamos como caballeros y no como caballos que es lo que hacen muchos que no tienen sanas costumbres. - ¡¡Jajajajaja!! ¡Muy bueno, Juan! - No te rías que es peor, Diego. - ¡¡Jajajajaja!! ¿Peor todavía? - Sí. Por ejemplo nos podía haber invitado a sentarnos en el duro suelo como en plan de meditación transcendental pero ha tenido compasión de nosotros... - ¡¡Jajajajaja!! - Que no te rías, Diego, que ya está más rojo que un tomate canario y me parece que nos está empezando a odiar. - ¿Yo odiarles a ustedes dos? - No se preocupe por eso, padre José. Puede odiarnos cuanto guste. A veces ha sucedido... así que no sería la primera vez... Al padre José García y Cía se le pasa el apuro y vuelve a su color natural, pálido completo... - Lo prometido es deuda, jovenzuelo... y yo siempre cumplo con lo prometido. - ¿Al igual que con los votos de castidad? El flacuchento y pálido padre José García y Cía, que no espera un ataque tan directo por parte de aquel joven capitán que actúa como un verdadero líder natural cristiano, se vuelve a poner tan rojo como un tomate canario. Pero tras unos segundos que parecen una eternidad, puede reaccionar... - Contigo es fácil entenderse. Exacto. Al igual que con los votos de castidad... - Pues antes de servirnos lo que nos ha prometido servir... ¿ha leído usted, alguna vez, el libro titulado "El pájaro espino" que escribió Culleen Mc Cullough, y perdone si lo he pronunciado mal y suena algo escatológico o algo muy feo, pero es que no sé cómo se pronuncia en inglés. Acaba de aparecer en las librerías de todo el mundo occidental. - ¡¡Jajajajaja!! ¡No me hagas reír más, Juan! - Que no es broma ni chiste, Diego. Que ese escritor se llama Culleen Mc Coullough. No es producto de mi imaginación y, además, sé por qué lo digo. Ya lo verás al final de esta entrevista especial. - Me lo tomo entonces en serio. - Pues haces bien en tomártelo en serio, Diego... porque va a ser que sí... - Quizás sea por eso por lo que no lo he leído todavía, jovencito... pero me interesa mucho su comentario. ¿Tú lo has leído? - Yo estoy bien al día en esto de las novelas, los relatos y hasta los cuentos... y no me vaya usted a creer que lo que le cuento es un cuento porque es una realidad cotidiana en la sociedad actual. ¿Le explico la sinopsis de esta gran novela con la ayuda de mi cerebrito? - ¿No os sirvo primero lo que he prometido serviros? - No se preocupe. Voy a ser muy escueto. Y después, antes que nada, al final me dice usted si le parece interesante o es para olvidarlo. El padre José García y Cía sigue contento y feliz pero ya un poco mosqueado por cómo se está desarrollando la entrevista. Se encontraba muy a gusto charlando con aquel joven capitán, con carisma de líder natural cristiano que, además, resultaba ser tan buen conversador. Pero estaba inquieto y nervioso... - Cuenta... cuenta... seguro que alguna moraleja contendrá dicho libro y yo de moral entiendo mucho. - Pues sí, efectivamente, se trata de asuntos morales... esto... quiero decir inmorales... ¿sabe usted también mucho de asuntos inmorales? El padre García carraspeó y prefirió no responder... - Escuche usted muy bien. En la Australia casi salvaje de los primeros años del siglo XX, se desarrolla una trama de pasión y tragedia que afecta a tres generaciones. Una historia de amor que viven una tal Maggie y el socerdote... quiero decir sacerdote... Ralph Bricassart, que se convierte en renuncia, dolor y sufrimiento, marcando el inicio de la ambición y los líos sociales. Una novela que sirve como verdadero ejemplo de un fenómeno que ocurre ya mucho en la sociedad actual y por eso esta obra está alcanzando la categoría de los libros clásicos. ¿Qué le parece esta somera sinopsis? - Muy original, pero... creo que ya ha llegado la hora de servirles... - Está bien. Hágalo. Pero recuerde lo que le dice un pequeño periodista, pero gran escritor, que ha aprendido, precisamente, muchas experiencias tomando cafés con leche en completa soledad aunque con la suficiente serenidad y valor para saber por dónde atacan los que usted ya sabe. Hay tres cosas que nunca se vuelven atrás: las palabras pronunciadas, las flechas lanzadas y las oportunidades perdidas; así que lo que sigamos hablando serán palabras como escritas para no caer en el olvido; las flechas que lanzemos no serán yerros sino aciertos en el centro de la diana y las oportunidades perdidas se habrán perdido para siempre. A partir de ahora lo que hablemos, lo que lancemos y lo que perdamos, ya no podrán echarse para atrás. ¿Me sigue o se ha perdido usted del todo? - Pero... ¡diablos!... ¿de dónde sacas tanta sabiduría? - Sobre eso le cuento yo un pensamiento que me viene, ahora mismo, a la memoria. Dice asÍ: "La sabiduría no se mide por los años cumplidos sino por las vivencias experimentadas; porque se puede ser totalmente sabio simplemente observando lo que hacen otros y se puede ser un completo ignorante no sabiendo lo que estamos haciendo nosotros mismos". ¿Comprende ahora mi forma de pensar? Pues no me la controle porque es total. ¿Se lo explico de otra manera menos sutil y más escabrosa? ¿Cuál es su nombe completo de la pila baustismal, padre José? - Próculo José. - Me lo imaginaba... - ¿Qué insinúas al decir eso de que te lo imaginabas? - ¿Usted sabe jugar al mus? - Sí. Juego muy bien al mus. - Pues de momento paso y me reservo la opinión hasta que llegue el postre. - ¡Muy buen chiste, Juan! - Gracias, Jefe. - Mejor es que usted nos sirva lo prometido antes de que este joven capitán, y líder natural del Cristianismo, le haga tal lío en sus neuronas que no sepa usted ya si es padre o si es madre... - ¡Muy buen chiste, Diego! - Gracias, capitán. - ¿Cómo es posible que siendo tan joven sea ya capitán? - A este joven le acabo yo de nombrar capitán desde hace unos días, Don Próculo José, pero si sigue así y descubre toda la verdad del caso que estamos investigando, estoy seguro de que al final de nuestra conversación le tendré que nombrar capitán general. - No le haga demasiado caso, Don Próculo José García y Cía... no le haga demasiado caso al Jefe pues, en el fondo, sabe que eso va a ser imposible. No le haga demasiado caso al Jefe y sírvanos ya lo prometido, puesto que lo prometido es deuda y las deudas hay que pagarlas según predican todos ustedes en sus iglesias... con lo cual, por supuesto, estoy totalmente de acuerdo. Pero... ¿cuántas veces pagan ustedes sus deudas, Don Próculo José? El religioso se queda otra vez mudo... - Ya le estoy advirtiendo, Don Próculo José, que este chaval es un verdadero genio con las finanzas gracias al cerebrito que lleva dentro y con quien no deja de hablar nunca. Ya tendremos la oportunidad de ver en qué desemboca esta nuestra interesante conversación. - Tenga usted en cuenta, señor padre, que quizás no desemboque en nada interesante para usted, pero estoy seguro de que desembocará en algo muy importante para el Jefe Superior de la Policía de Madrid, aquí presente. - No me asustas, muchacho... - Por nada del mundo desearía yo que usted se asustara ahora y se viniera abajo toda su serenidad y se perdiera la ocasión de seguir con su expresión de felicidad y alegría que ha mantenido usted hasta ahora, salvo en algunos momentos en que le he visto apurado. Espero que, durante toda la entrevista, tenga usted ese mismo estado de ánimo positivo. El padre Próculo José García y Cía cambió su feliz rostro por otro más serio y preocupado; pero no dijo nada. Se levantó de su mullido butacón y se dedicó, ante el silencio de sus dos visitantes, a servirse en primer lugar un alto vaso de vino a sí mismo, después sirvió el tazón de café con leche al Jefe Superior de la Policía de Madrid y, en último lugar, con gesto altivo, arrogante y despectivo, el vaso de café con leche a aquel desconocido joven. - Veo que tiene usted bien aprendidas las prioridades, Don Próculo José. - Es sólo cuestión de costumbres. - ¿De buenas costumbres o de malas costumbres? - ¿Otra vez insinuando cosas? - Yo no insinúo nada... pero si usted se está picando es que hay mucha tela por cortar todavía... - De buenas costumbres, jovenzuelo. - Ya. ¿De esas buenas costumbres que se predican desde los púlpitos o de esas buenas costumbres que se hacen por detrás? - No sé lo que quieres decir... porque sólo es cosa de buenas costumbres nada más. - Nada más y nada menos. Por supuesto que sí, Don Próculo. Por eso en sus celebraciones dominicales el primero que bebe vino es siempre el sacerdote, después beben los altos personajes públicos que se sientan en la pimera fila y, en último lugar, si es que han dejado algo de vino, los simples feligreses que se sientan en las últimas filas porque son algo así como apestados o apestosos. Y eso si es que hay suficiente vino para ellos que, por cierto, casi nunca lo hay. ¿Cómo les llaman ustedes? ¿Personas feligreses o gentes gentiles? - Esto... sí... bueno... yo... en realidad que les llamamos feligreses pero pensamos que sólo son gentiles. - Pues muy gentil por su gentileza... y ahora vuelva usted a sentarse cómodamente en su mullido butacón porque puedo hacer, a partir de ahora, más interesante nuestra entrevista. - ¿Eres capaz de hacer aún más interesante esta entrevista? - Por supuesto que sí. Después de haber entrevistado a Fiodor Dostoievsky... - Pero... ¡estás loco total! ¿Cómo es eso de que has entrevistado a Fiodor Dostoievsky? - Sí. Es verdad. Fue con ocasión de la publicación de su libro "Los endemoniados" y lo vieron muchos compañeros y compañeras. - ¡¡Demonios!! ¡¡Diablos!! ¡¡Eso es imposible!! - Olvida usted que, además se ser periodista, soy también escritor... - ¡¡Eso es una locura!! ¡¡Es imposible entrevistar ya a Dostoievsky!! - ¿De verdad cree usted que es imposible? - ¡Aunque seas escritor eso es imposible! - Pero... ¿dónde deja usted a la imaginación, Don Próculo?... ¿No es la imaginación un poder? - ¡Hostias! ¡Pues es verdad! ¡¡Qué interesante!! - Depende de lo que usted entienda por interesante; pero desde mi punto de vista subjetivo sí que lo es. Y supongo que es también muy subjetivo cuando se actúa llamando feligreses cuando se piensa que sólo son unos miserables gentiles. No caiga en la trampa, Don Próculo, porque resulta que eso es totalmente objetivo y nada de subjetivo como he dicho para ver cómo reaccionaba. Mi entrevista con usted también es objetiva si es que somos seres inteligentes. ¿O me equivoco en esta última apreciación? - No sólo eres muy inteligente sino bastante listo... - Lo de la inteligencia, si es que la tengo, me viene dada y regalada por Dios y no he hecho nada por merecerla; pero lo de listo me lo ha enseñado la vida misma a través del cerebrito que llevo siempre dentro desde que nació dentro de mí; así que, si no le importa, sigamos un poco más con la interesante novela de "El pájaro espino". - Pero... ¡si has hecho una sinopsis perfecta! - Si le ha parecido perfecta agradezcáselo al cerebrito que está siempre conmigo sin ninguna clase de distancias. - Lógico. Si está siempre dentro de ti no puede haber ninguna distancia entre los dos. - Pues algunos hay que no se lo llegan a creer... - Es que los incrédulos son solamente unos ignorantes, joven. - Totalmente de acuerdo en ese punto; pero quiero que nos detengamos un momento, antes de continuar con asuntos más profundos, sobre la renuncia, el dolor y el sufrimiento, incluídos el sadismo y el masoquismo... ¿Seguimos adelante, señor padre? - ¿Y qué quieres que opine yo sobre todo eso si no he leído todavía el libro? - Es que para hablar de las renuncias, los dolores y los sufrimientos, que son tres puntos muy concretos de la vida que algunos padecen, no es necesario leer ese libro sino simplemente hablar de lo que está sucediendo en la existencia de muchas personas. Un libro puede servirnos de referencia muy valiosa pero la vida de quienes sufren es más que una referencia. Son hechos reales y concretos. No me diga ahora que usted no sabe nada de eso. - Por ejemplo... ¿qué?... - Por ejemplo, en cuanto a las renuncias... ¿usted sería capaz de renunciar a algo muy importante de su vida para olvidar otro algo? - No entiendo bien el asunto ni a dónde piensas llegar con ese asunto; pero mi respuesta es sí. - Lo sabía. Sabía de sobra que usted no es sincero aunque lo parece... - ¿No soy sincero? - Sigamos adelante y digamos, aunque sólo sea por decirlo, que sí es usted sincero. - Sigamos entonces con la sinceridad. - Algo que usted desconoce... - Que yo desconozco lo que es la sinceridad... - Sinceridad a tope, señor padre, sinceridad a tope para no llevarnos a engaño. ¿Es el dolor algo que debemos considerar cuando es ajeno pero no propio? - ¿Por qué planteas esa diferencia? - Porque no estoy diciendo qeu hablemos del dolor de ninguno de nosotros tres aquí presentes, sino del dolor que podemos producir en otras personas. ¿Sabe usted que el dolor que podemos producir a otras personas puede destruír a esas personas mientras nosotros seguimos sonriendo y siendo felices? Lo digo por usted, Don Próculo. - Pues pensándolo de esa manera... sí que es cierto. - ¿Es que hay otra manera de pensar en el dolor ajeno? - No sé qué decir... pero supongo que sí... - En efecto. Se llama interés propio, se llama egoísmo, se llama avaricia, se llama ambición y hasta se llama inmoralidad. ¿Está usted también de acuerdo conmigo ahora? - Puestas las cosas tan claras supongo que sí... que llevas razón. - Pues ahora que estamos los tres serios y no tan sonrientes ni tan felices... ¿qué es el sufrimiento ajeno, señor padre anciano? - ¿Algo que puede trastornar y destruír a un ser humano? - Eso es. Buena respuesta, señor padre anciano. Pero lo más trágico del asunto es que ese ser humano sea tan sólo un niño o un adolescente de muy poca edad. ¿No lo cree usted así? ¿Le tengo que poner alguna parábola como ejemplo para que lo pueda comprender? El padre Próculo José García y Cía cambió otra vez de expresión. Ahora se le veía preocupado y su tez era más pálida que nunca. Mucho más pálida que lo normal. El alto vaso de vino tembló cuando lo asió con su mano derecha antes de beber y poder responder a aquella pregunta tan directa. El joven capitán y líder cristiano estaba lanzando un verdadero ataque y Don Próculo ya no podía hacer un enroque salvador a través de mentiras piadosas. Aquella partida, como si fuera ajedrez, la tenía ya casi totalmente perdida; pero intentó resistir... - ¿Es eso a lo que te referías cuando dijiste lo de que las flechas lanzadas, a partir de ahora, no deben errar en su objetivo? - Suponga que sí... suponga usted que me estoy refiriendo a eso... pero no se alarme tanto porque una flecha, al fin y al cabo, no es como un disparo de pistola o de fusil, por ejemplo. Una flecha puede ir dirigida al talón de Aquiles solamente y, salvo en el caso de la mitología griega que no es de lo que estamos hablando ahora, no puede resultar mortal en todas las ocasiones. Sin embargo un disparo de pistola o de fusil que entra en el corazón de la víctima siempre es mortal. - ¿Hacia dónde quieres dirigir ahora la conversación? Me parece muy interesante todo lo que estás diciendo, pero te has desviado de lo que estábamos hablando en un principio. - No se lo crea usted tanto. No soy tonto. No me he desviado ni un sólo centímetro de importancia; lo que sucede es que en toda buena conversación, si la entrevista es interesante, es necesario saber entender que hay momentos diferentes pero que, al final, conforman todo un conjunto homogéneo. No suelo hablar por hablar salvo cuando estoy distraído o intentando distraer a los demás. Pero resulta que ahora estoy totalmente concentrado; así que defina usted, si puede hacerlo, qué es lo que produce un sufrimiento ajeno... por ejemplo en un niño o adolescente de corta edad... - Ya te dije antes que eso es trastornar y destruír a un ser humano. - Pero yo no me refiero a cualquier niño o adolescente de corta edad, sino a uno que lleva, dentro de sí, la genética del mal... pero al que no se le permite poder superarla porque se le asesina en nombre de una Ley cualquiera... ¿Sabe usted y entiende usted algo de pedagogía? - Pues resulta que sí. Entiendo bastante o mucho de pedagogía porque he tenido, a veces, que ser algo así como un maestro de niños... - Espere, espere un momento, señor padre. No se acelere tanto y rebajemos un poco la tensión... porque la próxima flecha que lance quizás no la dirija hacia el talón de Aquiles sino tal vez, al corazón humano. ¿Por qué no dejamos este asunto para el final de la entrevista ya que le veo bastante acongojado o acobardado? Aprovechemos ahora nuestras inteligencias y conteste a una pregunta que necesitamos conocer el Jefe Superior de la Policía de Madrid y yo mismo. - ¿A qué te refieres? - A que nos puede usted ayudar muchísimo en la investigación que estamos llevando a cabo. Espero que usted, al ser tan bondadoso, tenga la amabilidad de aportarnos unos datos que nos van a servir de mucho. Y le estaremos tremendamente agradecidos si colabora. Después hablamos algo de la pedagogía escolar. - Si tú lo quieres así... está bien... pregunta... - Observo que le tiembla la voz. ¿A qué viene tanta duda? - Es que... yo... esto...me parece que me vas a sorprender... otra vez más... - Eso es. Lo quiero hacer aunque no lo deseo. Para mí no es una grata tarea tener que ayudar al Jefe Superior de la Policía de Madrid, padre Próculo José, pero alguien tiene que hacerlo y para eso se me ha contratado a mí. Lo tendré que hacer yo. No se me duerma ahora, señor padre, porque a cambio de que usted esté totalmente despierto para que no se crea que esto es una pesadilla o un mal sueño, tengo que decirle que todavía nos faltan algunas palabras claves, como piezas fundamentales para solucionar un rompecabezas, y le pido su colaboración que espero sea sincera. Tomese esto usted como si fuera un simple juego entre un gato que se hace el tonto y un ratón que se hace el listo. ¿Nos quiere ayudar a atrapar al ratón que se hace el listo? - ¿Algo así como Tom y Jerry? - Algo así... pero con un final totalmente diferente donde, por fin, el gato Tom caza definitivamente al ratón Jerry y se acaban sus fechorías. - Ahora estoy totalmente perdido... ya que no sé nada de lo que me estás hablando... - Le voy a poner en situación de que lo sepa. Rebajemos aún más la complejidad del asunto porque lo que le propongo es que realmente una comedia es una especie de solución para resolver un jeroglífico social. - ¿No decías antes que era un simple rompecabezas? - Sí. Pero resulta que los pasatiempos cambian minuto a minuto. Todos tenemos muchas maneras diferentes de pasar el tiempo de ocio. ¿No lo cree usted así? - Pues sí. Es cierto que cuando un pasatiempo nos aburre es mejor cambiar a otra clase de pasatiempo. - ¿Ustedes los sacerdotes se aburren mucho en sus tan sacrificados oficios de velar por la moral de los demás? ¿Y su moral? ¿Quién enjuicia su moral, señor padre? - Vaya... ahora no sé cómo entenderlo... - Le contesto yo. Sus oficios son tan aburridos que de alguna manera deben entretenerse. Y no sólo bebiendo vino en las tabernas de los pueblos; pero como los asuntos de las mujeres lo tienen totalmente prohibido... ¿me va entendiendo ya algo mejor? El padre Próculo José García y Cía volvió a palidecer más de la cuenta y ahora su rostro se volvió del color de la cera. - ¿Qué me estás queriendo dar a entender con eso? - Que precisamente de ese tema de las ausencias de mujeres es lo que quiero, ahora y de momento, que nos ayude en todo lo que pueda. Para ser más exactos todavía, del tema de las mujeres jovencitas y de los "viejos verdes". - ¡Menos mal! ¡Por un momento creí que me estabas echando en cara que yo sea sacerdote! - En cara yo no le echo nada a nadie si no se lo merece. Pero algunos, y no se sienta usted tan aludido porque eso no es una buena señal, no suelen dar la cara nunca sino que buscan solamente el perdón pero sin cambiar de jueguecito. Iba a decir algo irreverente e irrespetuoso pero me contengo. Así que sigamos con la sinceridad. ¿Desea o no desea colaborar con nosotros? - ¿De qué tema se trata? Ahora fue Juan Bautista quien se tomó un largo trago de café con leche antes de continuar hablando y para permitir que el padre García no se evadiera con evasivas... - ¿De verdad que no lo prefieres en tazón? - El tazón se lo dejo al Jefe que es quien tiene que dar la última palabra. - No acierto a entender... Juan Bautista esperó unos breves segundos mientras el padre García se proponía ponerse a la defensiva y Diego estaba en tensión... - Entramos ya en el tema preferencial. ¿Se ha enterado usted, señor padre, de un asunto que viene arrastrándose desde 1970, al que se le conoce como el caso "Edelweiss"? - Sí, joven. Es un tema de candente actualidad. Has de saber que todo el Episcopado español está muy preocupado puesto que somos los primeros en querer que en nuestro país reine la moral. Hasta el Arzobispo, Su Eminencia Monseñor Don Crisanto Morcillo González, está preocupadísimo y, por supuesto, ha llegado también a oídos de todo el Cuerpo Cardenalicio del Vaticano e incluso el Papa Paulo VI está tomando buena cuenta de ello. Llevo un seguimiento muy concienzudo del tema y con toda clase de detalles. - Pues eso es lo que necesita saber el aquí presente Jefe Superior de la Policía de Madrid, el Excelentísimo Señor Don Diego Castillejo Ríos, el cual está tomando muy buenas notas de todo lo que hablamos y que espero que ahora ponga todo su interés y atención para anotar hasta el más mínimo detalle del asunto en cuestión. - Tengo que aclararte algo muy importante. ¡Esto es secreto de confesión! - No me cuente chorradas, Don Próculo José, y no se preocupe usted ahora por eso. En este momento tan transcendental de nuestra entrevista, y ya le avisé que podía hacerla más interesante, no debe usted tener ninguna clase de prejuicios. Esto, desde luego, no debe ser un secreto de confesión ni de confusión alguna así que... ¿no quiere usted darnos todos esos datos que tan bien conoce? - Quizás no aporte nada muy importante a tu investigación. - Escuche una cosa y no se me haga ni el tonto ni el sordo porque no le va ese papel. Para conseguir atrapar a los ratones lo mejor no es utilizar gatos sino solamente la inteligencia... ¿está usted de acuerdo conmigo? - Después de escuchar cómo lo expones y cómo lo expresas sin ninguna clase de prejuicios no puedo decir otra cosa sino que es cierto. - ¿Y justo? ¿Es también justo? - También. También es justo. - Entonces, adelante... cante... El padre García, para superar sus nervios, vuelve a beber otro largo trago de su alto vaso de vino jerezano. El alcohol está empezando a hacer estragos en su voluntad y comienza, cada vez en mayor medida, a animarse y hablar hasta por los codos... - ¿Por dónde empiezo? - Como todo lo que interesa... empiece usted por el principio que es la mejor manera de empezar en esta ocasión. No no soy como Cervantes cuando escribió "en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme" sino que puedo mejorar al gran genio de la Literatura Española diciendo que "en un lugar de Madrid de cuyo nombre sí quiero recordar"... ¿entiende ya por dónde van los tiros? - Cuento sólo lo que sé. Es mi condición. - Cuente usted lo que sepa que ya le añadiremos nosotros lo que falte... El padre García vuelve a darse otro trago de vino antes de comenzar... - Resulta que el caso "Edelweiss" comenzó, en España y para ser más exactos en la provincia de Madrid, en 1970. - Siga. No se preocupe ahora por el día exacto y cuente sin detenerse ni un minuto. Al padre Próculo José García y Cía le tiemblan las manos cuando vuelve a dar otro trago de vino... - Bebe usted demasiado, señor padre... - Es que necesito estar despejado del todo... - Pues vale. A ver cómo comienza la historia... - El jefe de todos se llama Eduardo González Arenas, un antiguo legionario español, que tiene múltiples relaciones homosexuales con niños menores de edad, engañándoles diciendo que si permiten dichas relaciones tendrán la oportunidad de ir a vivir al planeta Delhaiss, salvándose así del final de este mundo; o sea, de la destrucción del planeta Tierra. Para mantener el silencio de todos ellos les hace formar parte de la Secta con el singular juramento de "Juro por mi honor luchar y pertenecer a la Guardia de Hierro de Delhaiss hasta conseguir que se impongan, a nivel universal, los conceptos de amor, heroísmo y libertad, aplicándolo a mí mismo caminando por el sendero de la verdad, hasta que llegue a pertencer al planeta Delhaiss, gracias a la generosidad del Príncipe, el Gran Alain. Eddy". Eso es todo. - Pues perdone usted, señor padre o lo que sea, pero yo supongo que si usted sabe todo eso, y espero que el jefe Superior de la Policñia de Madrid lo tenga todo bien anotado, también sabrá la historia completa de "Edelweiss"; porque lo que nos ha contado es algo más bien abstracto y es necesario que de la abstracción pase usted a lo concreto para poder comprenderlo y entenderlo en toda su plenitud. ¿Cuál es la verdadera historia completa del proceso de la formación de "Edelweiss"? - ¡Sigo insistiendo en que todo esto es secreto de confesión! - Sigo insitiendo yo también en que no se preocupe ahora por eso. Cuando hay sinceridad no deben ocultarse los conocimientos que sirvan para una investigación policíaca por eso mismo de que hay sinceridad de por medio. Si usted ayuda a Don Diego Castillejo Ríos, porque la verdad es que yo no lo necesito ya que me da lo mismo y lo mismo me da saberlo que no saberlo pues mi búsqueda es más profunda, hará un gran servicio a esta España cuaya moral la representan ustedes, los grandes religiosos de nuestro país, y por eso es necesario procurar mantener y volver a imponer como principios básicos de la sociedad dicha moral, sobre todo comenzando por los niños. - Está bien. Ahora no me interrumpas y conoceréis cómo se ha ido desarrollando toda la historia de la Secta "Edelweiss" hasta el año actual de 1977. - Sigo aclarándole, señor padre, por si usted no se ha dado cuenta, de que yo no necesito para nada ninguna de sus confesiones sino que lo necesita el Jefe aquí presente. Yo sólo estoy ejerciendo de mediador. Así que explíqueselo a él y no a mí. - Entonces... ¿por qué estás tan interesado en este asunto? - Por tres razones muy lógicas. La primera es que quiero ayudar a mi amigo Diego porque para eso me ha pagado con un buen cheque; la segunda, es que estoy todavía estudiando Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y deseo terminar la carrera con Matrícula de Honor en Investigación Periodística; y la tercera, quizás la más importante, porque se lo juré al alguien antes de que muriese y yo tengo la obligación ética profesional y socialmente moral de cumplir con este juramento. ¿Usted llamaría a esto ambición egoísta o deseo de superación para ser uno de los mejores en todo aquello en lo que me involucro? - Supongo que deseo de superación para ser uno de los mejores en todo aquello en lo que te involucras. - Exacto. Soy un verdadero cristiano y eso nos dice Jesucristo a quienes somos verdaderos cristianos. Dios nos obliga a ser de los mejores no por ambición egoísta sino para servirle mejor en nombre de su Justicia. Así que continúe contándole al Jefe y, de momento, yo guardo silencio porque otro buen consejo cristiano que dice Jesucristo es que siempre hay un tiempo para hablar y siempre hay un tiempo para callar y poder escuchar bien. El Jefe Superior de la Policía de Madrid seguía tomando notas al pie de la letra, gracias a su alto conocimiento de taquigrafía, cuando el padre Próculo José García y Cía continuó hablando, pero ahora mirándole a él mientras que Juan Bautista retenía todo en su proverbial memoria. - "Edelweiss" empezó a organizarse a finales de 1970 en Madrid, con el nombre de Asociación Juvenil de Montaña Edelweiss, pasando a denominarse, a partir de 1972, Boinas Verdes de Edelwiss. Desde su ubicación original, cedida por la parroquia de Nuestro Señor del Sagrado Corazón, en el Distrito de Chamartín, empezaron a actuar en cuatro colegios y tres parroquias madrileñas, extendiéndose, posteriormente, a Cáceres, Alicante, Vigo, Canarias y Badajoz. Eddy estuvo casado y había sido miembro de las Fuerzas Armadas, exactamente de la Legión. Fue captando a niños menores de edad a través de diversos grupos de montaña que sucesivamente fue creando su fundador y líder en diferentes ciudades españolas a lo largo de su existencia. De hecho, el nombre de esta Secta destructiva proviene de la Flor de las Nieves o "leontopodium alpinum"; una flor que crece, en pequeños grupos, en los prados y hoquedades de altura en las cordilleras europeas. Es la flor emblemática de las alturas y está protegida en territorio español siendo prohibida su recolección. La "13 División de Montaña SS Handschar", formada en 1943 por voluntarios musulmanes, bosnios y croatas, también llevaba esta flor en el brazo derecho del uniforme, como todas las divisiones de montaña del ejército alemán hasta 1945. En el otoño de 1975 habían pasado por los centros de la Secta "Edelweiss" en torno a 400 adolescentes, de los cuales sólo 50 niños y 8 niñas pasaron a formar parte de la esdtructura. Por estas fechas, Eduardo González Arenas es denunciado a la policía por algunos miembros del grupo acusándole de apropiarse del dinero de la asociació, lo que le lleva a abandonar la primera estructura y desarrollar, inmediatamente, una similar en tres áreas: los llamados Rangers, que eran la cara pública; el núcleo sectario Edelweiss trasladado desde la antigua asociación; y un subgrupo filonazi, que quiere decir pro nazi, denominado Camisas Pardas. Y se reinician las actividades, volviendo, a principios de 1976, a ser denunciado de nuevo por abusos y corrupción de menores, por lo que el citado Eduardo González Arenas pasó dos meses en la cárcel. A su salida vuelve a reorganizar el grupo, creando la llamada Guardia de Hierro de Delhaiss. Se reunían en Madrid, en las zonas del Parque del Retiro y del Barrio de Salamanca. En las salidas al campo, Eddy procuraba catequizar a los muchachos con ideas delirantes mezcladas con otras teogonías como las de los Testigos de Jehová, Misión Rama, los Bahais, Niños de Dios, Guerrilleros de Cristo Rey, Nazis, la Legión, Juan Salvador Gaviota, Mormones... Eddy era el Príncipe Alejo y Nazar del Planeta Delhaiss. Los chavales irían a Delhaiss, a un Paraíso sólo para hombres, por lo cual aquí ya eran marcados con el signo de UMMO en la cara interna del antebrazo. Formaban parejas homosexuales. Al amigo lo llamaban su A.P. Llevaban prendas entresacadas del Ejército, boinas, zapatos de montaña con calcetines hasta las rodillas... camisas de los Regulares de Melilla con galones exteriores con los signos de Alfa y Omega... Eddy tuvo dos esposas, con una de las cuales al final tuvo un hijo. Sus andanzas en el homosexualismo comenzaron con experiencias que él mismo relató que fueron un tanto irreguleres y turbadoras, pero en unos urinarios de Madrid fue masturbado por un hombre viejo, lo cual lo dejó muy nervioso y con fuertes sentimientos de culpabilidad. Se lo contó más tarde a su madre quien se lo dijo a su marido y estos lo mandaron a un psiquiatra. Estos hechos, así como la vergüenza generalizada, lo llevaron a una espiral de ocultamientos de sus inclinaciones sexuales que quizás desembocó en su bisexualidad como algo que debía mantener siempre en secreto y que seguramente fue la causa que, finalmente, lo llevó a practicar su sexualidad más íntima sólo con seres puros, los chavales, que eran los que realmente le hacían expresar su intimidad más intrínseca, una vida que no hubiese pasado desapercibida en la Grecia de Platón o en la Roma de Calígula. Esto es todo lo que sé. - ¿Eso es todo? El padre Próculo José García y Cía tenía la boca reseca y la garganta carrasposa, así que volvió a beber un gran trago de vino... - Bueno, Don Diego, puedo asegurarle que conozco datos fidedignos de que la homosexualidad ha crecido masivamente entre sus miembros y que practican, también, el sadomasoquismo. Sé que están, entre ellos, un tal Ignacio de Miguel García-Mas, hijo del sociólogo Amado de Miguel, y Javier Bueno Huertas, que es un Guardia de Hierro y en la axila izquierda tiene una señal marcada a fuego. La Guardia de Hierro constituye "una secta dentro de la secta" y eligen a los menores con los que se van a dormir cuando el grupo adquiere una casa. También se generan otras noticias como que hay continuas peleas y disputas entre el triunvirato formado por Eddy, Carlos de los Ríos e Ignacio de Miguel para "acostarse con los mismos chicos". Actualmente se está llegando ya a detener definitivamente a todos ellos desde que Eddy murió a manos de alguno, degollado tras alguna disputa violenta porque los actos homosexuales violentos terminan siempre con muertos de manera violenta. Y ahora es verdad que eso es todo lo que sé. - Ya sé. Como dijo Jesucristo, "quien a hierro mata a hierro muere"... ¿no es cierto padre García? - Es cierto, señor Castillejo... pero yo ya he cumplido con mi confesión. Espero que se hayan quedado ya contentos. - Por mi parte ya todo queda aclarado. ¡Desmantelado todo el conjunto de la Secta "Edelweiss". - Puues ha sito todo un honor haber colaborado con usted, Jefe Superior de la Policía de Madrid. - Ya hemos terminado, padre García. - Brindemos pues. El padre García tomó otro largo trago de vino y Diego Castillejo Ríos terminó de beberse su tazón de café con leche. Fue cuando Juan Bautista aprovechó para hablar... - Y ahora que estamos los tres tan relajados y contentos... ¿vamos a terminar con esta amena e interesante entrevista? - Pero... ¿qué intentas averiguar más, jovenzuelo? - Gracias por lo de jovenzuelo, señor padre... pero estoy pensando... recordando... memorizando... - ¿Qué sucede ahora? - Que usted tiene un segundo apellido muy interesante. Por ejemplo, CIA es el nombre de la Central de Inteligencia Americana de los espías de Estados Unidos, pero se escribe con mayúsculas todas las letras; ahora bien, cía puede ser también palabra que deriva del verbo ciar, que significa remar hacia atrás para que la embarcación retroceda o para que dé una vuelta en redondo; y, por ejemplo, cía. es la abreviatura de compañía... así que vamos, ahora que estamos tan felices y contentos, a jugar a un entretenimiento de espionaje, echando hacia atrás el tiempo e indagando sobre ciertas compañías... - ¿Qué clase de juego, jovenzuelo? - ¿Otra vez lo de jovenzuelo? Está bien, seré un jovenzuelo y usted un viejo anciano ya achacoso... pero da lo mismo... así que vamos a despertar nuestra imaginación y nuestra fantasía, pero en un mundo que sea normal y natural que sirva para despertarnos los recuerdos. - ¿Acaso te recuerdo a algún pariente? - No, pariente exactamente no, pero o mucho me equivoco o creo yo que toda consecuencia tiene un origen. - ¿Qué nueva teoría se te está ocurriendo? - Cállate un momento, Diego, y sigue apuntando y aprendiendo... que falta te hace un montonazo... - Pero... ¿no está solucionado ya todo este asunto? - Que es mejor que guardes ahora silencio, Diego... porque ya que me has nombrado tu mejor capitán, y aunque sea solamente para hacerte un favor por tan alta distinción y por tan honorífico detalle por tu parte, necesito aclarar lo del origen. - ¿Estás diciendo que el orgen fue Adán y Eva? - Sí. El origen fue Adán, que antes era Nada, y Eva, que antes era Ave, señor padre... pero el orgen de "Edelweiss"... ¿me puede decir ya de verdad cuál es el verdadro origen de la Secta de "Edelweiss", señor padre? - No tengo ni idea. Eso sólo lo sabe Dios. - Eso sólo lo sabe Dios, pero resulta que Dios habla a veces y a veces se le escucha con total claridad. ¿O no es así, señor padre? - ¡Vuelvo a insistir que todo esto es secreto de confesión! - De acuerdo. Ya que de secretos estamos hablando... yo conocí a alguien, en el Barrio del Paseo de la Virgen del Puerto, por el Paseo de los Melancólicos, la calle Juan Duque, la calle Mármol y la calle Pizarra, en los años 60, cuando estaba de moda lo del rock de la cárcel y todo aquello de "Los Larrys" y "Los Vikingos", que se llamaba "El Legionario" y que solamente era un "chulo de niños". ¿Me comprende lo que estoy diciendo? - ¿Quieres decir que quizás fuese el mismísimo Eduardo González Arenas más conocido como Eddy? - Poco a poco, señor padre, y sin nervios por favor, pero como usted tanto insiste en decir que existen los ángeles, lo cual es cierto y de verdad me lo creo... ¿sabe usted que también existen ángeles en forma de Águilas Negras? - ¿También sabes lo de los Águilas Negras? - Es que buscando en el baúl de los recuerdos mire cómo canto yo ahora pero sin haber bebido ni una sola gota de alcohol. Escuche. Escuche ahora que resulta que estamos ya en el año 1977 y tengo solamente 18 años de edad. - Escucho... y espero que cantes bien... - Ponga mucha atención porque procuraré cantar lo mejor posible. Qué poco significan las palabras uuuh si cuando sopla el viento se las lleva tras él y queda solamente los recuerdos uuuh promesas que volaron y no pueden volver. Vive siempre con ilusión si cada día tiene diferente color porque todo llega a su fín después de un dia triste nace otro feliz. Buscando en el baúl de los recuerdos uuuh cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Volver la vista atrás es bueno a veces uuuh mirar hacia delante es vivir sin temor. Los recuerdos son el pasado cuando queda tanto por andar Uuuuuh. Buscando en el baúl de los recuerdos uuuh cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Volver la vista atrás es bueno a veces uuuh mirar hacia adelante es vivir sin temor. Si cada día tiene diferente color después de un día triste nace otro mejor. Buscando en el baúl de los recuerdos uuuh cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Volver la vista atrás es bueno a veces uuuh mirar hacia delante es vivir sin temor. Si cada día tiene diferente color después de un día triste nace otro mejor. Vive siempre con ilusión si cada día tiene diferente color porque todo llega a su fin después de un día triste nace otro feliz. Vive siempre con ilusión si cada día tiene diferente color… ¿qué le parece cómo canto yo si tomar ni una gota de alcohol? - Bastante bien, por cierto. - ¿Sabe qué intento buscar en el baúl de los recuerdos? - Sigo sin tener ni idea... - Entonces se me ocurre hacerle una pregunta... - ¡Me dan miedo tus preguntas! - ¿Por las preguntas en sí mismas o por las respuestas lógicas? - Por ambas cosas. - Pues sea valiente, ponga mucha atención y no se me vaya por las ramas como los pájaros carpinteros, padre García. Usted dijo antes que habia sido algo así como un maestro de niños... ¿no es cierto? - Si. Hace ya bastante tiempo de eso. - ¿Quizás desde los años de la postguerra civil española en la parroquia madrileña del Barrio del Niño Jesús? - Pues sí... es cierto... - Entonces estamos en el buen camino, padre Próculo José. ¡Apunta, Diego, apunta y no me falles ahora como ha sucedido en alguna ocasión desde que nos conocemos! ¡No dejes de tomar notas porque ahora mismo vamos a saber cuándo fue el origen de "Edelweiss" en Madrid si es que Dios me sigue hablando! - ¿Algo que ver con nuestro caso? - Posiblemente sí, Diego. - Que Dios te está hablando, jovenzuelo... - ¿Es que acaso Dios sólo le habla a ustedes? - ¿A quienes te refieres? - No hable antes de que termine de pregunta. ¿Acaso Dios sólo habla a hombres tan religiosos como usted, señor padre? ¿Tiene usted y los que son como usted firmada alguna exclusiva con Dios y los demás no podemos hablar con Él ni Él con los demás? ¿Es obligatorio ser todo un Gran Anciano para poder hablar con Él? ¿Tal vez sólo pueden hablar con Dios quienes son Doctores en Teología y doctos conocedores de toda la Biblia completa y que pueden recitar de memoria grandes pasajes enteros de ella sin equivocarse en ningún párrafo? Que yo sepa Dios habla a todos y a todas que lo desean de buen corazón y de buen corazón se dirigen a Él. - Está bien. No discuto eso. - Porque no le interesa discutirlo no vaya a ser que es verdad. - ¿Qué quieres saber ahora? - En aquel tiempo en que usted catequizaba a los niños... ¿es cierto o no es cierto que había Águilas Negras como "El Legionario"? - Pero... ¿cómo puedes saber eso? - Le ruego que se lo cuente, otra vez, a mi amigo el Jefe Diego y no a mí. ¿Quiénes eran los Águilas Negras de Madrid? - ¡Pero si ya lo hemos hablado todo! - Que guardes ahora silencio, Diego y escucha... porque parece que sigues más despistado que un lapón en el Sahara. - ¡¡Jajajajaja!! - Yo no creo que sea de risa, Diego, así que espera un poco más para podernos reir mucho más tiempo. ¿Quiénes son los Águilas Negras de Madrid que todavía no hemos detenido, señor padre? - Lo siento. No puedo contestar a eso. - Conteste usted porque esto no es ya secreto de confesión como tanto desea usted que sea. - ¿Me prometes no decírselo a nadie? - Imposible. Tengo que ser el mejor investigador social, y no digo político sino social para dejar las cosas bien claras, de la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid y necesito completar mi Tesis Doctoral. ¿Usted es Doctor en Teología? - Si no lo fuese no hubiese podido catequizar a ningún niño. - Pues entonces diga a mi buen amigo Diego, el Jefe Superior de la Policía de Madrid, la respuestas más adecuada porque yo, ahora, sólo soy un fantasma del pasado nada más. ¿Quiénes son los Águilas Negras de Madrid que todavía no hemos podido detener? El padre Próculo José García y Cía tembló de la cabeza a los pies y comenzó a sudar copiosamente, por lo cual decidió volver a beber más vino antes de contestar... - ¿Está usted hundido o solamente tocado? Hagamos que eso del jueguecito de los barquitos es una realidad. ¿Se acuerda usted de aquel jueguecito infantil llamado "los barquitos" por los niños de aquella época en el que, por supuesto, se hacían muchas trampas para poder ganar sin que lo sospechasen los rivales? ¿Qué sucede? ¿Por qué, de pronto, se ha quedado mudo? ¿Quizás alguna mala sorpresa? ¿Hay trampas todavía para poder descubrir a los Águilas Negras que faltan y a este tal "Legionario"? - Es que no debo... - Eso de que no debe... debe ser una metáfora mal utilizada... ¿verdad, señor padre? - No debo... - Usted debe... ¡claro que debe!... y como lo que se debe se paga, según pregonan lo que son como usted y no tienen la misma caridad que dijo Jesucristo que tuviéramos con los demás... y me refiero a "perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores"... dígale ya mismo a mi buen amigo Don Diego Castillejo Ríos dónde están y pro dónde andan los Águilas Negras que todavía están sueltos y pululan por las calles de esta ciudad de Madrid; porque resulta que quizás el origen de "Edelweiss" tenga alguna relación con ellos. - Si me promete que no saldrá de aquí... - Yo pienso salir de aqui de la misma forma como he entrado; o sea, con el permiso de Dios y gracias a que el Jefe me ha nombrado su mejor capitán. ¿Entendido, señor padre? - Me refiero a mi respuesta... - Esta bien... pero lo siento... y lo siento mucho más de lo que usted cree... - ¡No me entero de nada! - Guarda silencio, Diego, y apunta todo... porque así llegarás a ser el mejor Jefe Superior de la Policía de Madrid que ha tenido esta ciudad, toda España y el resto de Europa. Toma notas. Y ahora recite usted de carrerilla, señor padre, lo que sabe de memoria, sin olvidar que usted catequizaba de esa forma a los niños para que se supieran de memoria, al menos, todo el catecismo de Ripalda. - No sé cómo puedes saberlo... - Lo que sabemos no se sabe hasta que lo sabemos y, a veces, resulta que sabemos más de lo que creemos saber o más de lo que creen los demás que sabemos. - Pero... ¡¡quién demonios eres tú!! - Nada de demonios, padre García. Yo soy un Hijo de Dios. - Y eso de saberse los mensajes cristianos de memoria... ¿lo dices por ti o lo dices por mí? - Me refiero a usted, señor padre Próculo José. Yo solo sé lo que sé pero usted sabe más de lo que dice saber. Esa es la diferencia. Así que, como soy Hijo de Dios y estoy en época de aprendizaje, necesito saber lo que usted sabe porque un buen alumno está para aprender y yo solo soy un buen alumno de la Universidad. Para eso estoy. Para aprender lo que quizás ya sepa pero que es bueno que me lo repitan. Para aprender a ser un buen profesional porque, si no fuese así, habría abandonado el Periodismo hace ya mucho tiempo, tal como desean muchos, hasta algunos de mis propios hermanitos de la caridad. Siempre me pregunto ¿por qué será? Así que supongo que será por envidia pero eso no me importa ya. Yo no me he equivocado sino que los que se equivocan son todos ellos. - ¡¡Vaya lío!! - Diego... procura no pasarte ahora de listo como tampoco me paso yo... y apunta bien para no cometer error alguno pues aquí, en este momento de la entrevista que como dije iba a ser más interesante que la que le hice a Fiodor Dostoievsky, es muy peligroso el error y hasta perder el honor por culpa del error. ¡Venga, señor padre, desembuche ya! ¡Dejémonos de trabalenguas y hablemos en serio! ¡La lista! ¡Diego y yo queremos ya la lista completa y no sea usted o quiera ser usted, señor padre, más listo que toda la Policía junta, porque como muy bien dice la frase popular "la Policía no es tonta"! O, por lo menos, no tan tonta como algunos truhanes creen. ¿No es cierto, Diego? - A veces me asombro de lo listo que puedes ser... - No tan listo como tú, Diego, porque de Trigonometría se me ha olvidado todo aunque sigo sabiendo lo que es el trigo de donde se hace el pan que me como todos los días gracias al sudor de mi frente, de mis manos y de todo mi cuerpo. Quizás tú seas muchos más inteligente que yo... según se mire el asunto... pero es que yo ahora analizo todo desde un Nuevo Enfoque, Diego... y un Nuevo Enfoque que quizás aprendí entre vías... de trenes por supuesto... - ¿Qué es todo eso y a qué nos conduce todo eso? - En algún momento te lo explicaré, Diego... pero te aseguro que, ya desde mi más tierna infancia, siempre tuve que aprender a vivir entre perros y gatos... quizás esto te aclare algo lo que te quiero decir. - Pues no del todo. - Pues espera un poco más y lo entenderás del todo. Ahora vuelvo con usted, señor padre. ¿Sabe ese dicho castizo que dice "con la ayuda de un vecino mató mi abuela a un gorrino"? La gente cree que no es cierto este dicho tan castizo y madrileño, padre García y Cía. Así que, ayudenos usted para poder detener al gorrino que está buscando el Jefe porque yo sólo soy un ayudante nada más y no quiero matar a nadie. De eso se ocupan ellos solos entre sí. ¿Nos ayuda por las buenas o nos ayuda por las malas, padre Próculo José? Por las buenas será mejor pero por las malas no tiene por qué ser peor. Entre las buenas y las malas yo siemrpe me quedo con las buenas pero... - ¡¡Me convenciste!! ¡¡Daré la lista completa!! - Pues dele ya al pico... - En cuanto al actual líder de los Águilas Negras, el que dirige a los demás universitarios fascistas, se llama Juan Antonio Oviedo Matas de las Matas y Mantilla. Algunos le llaman "El Motorista Super Star" poque siempre va con la Honda a todas partes y, por lo de la honda, otros lo llaman "El Matatías". Si le detenéis, cantará de plano. - Pero resulta que eso ya lo sé yo desde el primer momento que pisé la Facultad de Periodismo para estudiar como Dios manda y no como le diese la gana a él. Le tengo como compañero de aula y, por supuesto, no me interesa para nada porque paso olímpicamente de él. Paso tanto de ese tonto que tenga por seguro que no voy a ninguna de sus fiestas bacanales que me parecen banales. De acuerdo. Es el líder actual de los fachas pero es un verdadero "manta" que todavía está en pañales. Ya lo tengo localizado desde el principio de mi investigación... pero... ¡necesitamos a todos los demás! ¡A esos niñatos que pululan como mariposones alrededor de los chavales! - ¿Tengo que contar a todos? - A todos los que conozca. Necesitamos acabar con los restos de "Edelweiss" y, para ello, es necesario detener a todos los Águilas Negras que quedan todavía sueltos. Ese tal "Matatías" está super localizado y no hay problema alguno en pillarle porque ya está más pillado que un gallito en su corral. O sea que sigamos adelante... que del corralejo ya se ocuparán los policías más preparados y seleccionados por el Jefe. Así que descubierto el corralejo nos falta descubrir a los pollitos que andan sueltos. - Señor Jefe Superior de la Policía de Madrid... ¡¡esto es un chantaje!! - Yo diría que no... que esto es parte de la investigación... y por eso le he nombrado mi capitán más completo... porque aunque parezca somnoliento es el más despierto de todos mis capitanes. Es capaz de acostarse a las 4 de la madrugada y estar ya en la calle a las 4 de la madrugada del mismo día. ¡Increíble pero cierto! Por eso es mi ayudante. - En este caso sí lo soy. Después quedo otra vez liberado, Diego, porque tengo muchas cosas que escribir... - Está bien. Eso es porque no aceptas quedarte conmigo pero ya está bien aclarado que esto no es ningún chantaje sino parte importantísima de la investigación. - Digamos que ya he sobrepasado el planteamiento y estoy en el desarrollo o nudo... así que espero pronto acabar con el desenlace... lo cual me da derecho a seguir aprendiendo, a ver si llego alguna vez a capitán general. ¿Le gustan mis pésimos chistes, padre Próculo José García y Cia? Siga usted ayudándonos aunque no se ría de mis pésimos chistes pero, por favor, no nos abandone ahora aunque no le haga ni puñetera gracia tener que ayudarnos. - De acuerdo. La lista completa de los que pululan por los alrededores del Retiro y del Barrio del Niño Jesús, está encabezada por un tal Emilio Alvaro Álvarez Alvariño de Alvear y Alvarenga "El Mazas", Lorenzo Aranzana Aranzábal Aranzubía "El Baranda", Ramón Pozo del Pozo Pozuelos "El Peluquero", David Chacón Charco de la Chapa "El Chapista" y Miguel Chacón Charco de la Chapa "El Monje Segundo" puesto que el pr¡mero... - ¡Pare, pare un momento señor padre! ¡Ya sabemos quién es el Monje Primero! O sea... ¿que este tal "Monje Segundo" es hermano de "El Chapista"? - ¿Cómo puedes saber eso? - Porque usted mismo me lo acaba de decir... - ¡Caramba! ¡Es cierto! ¡Mira que soy tonto del todo! - Ya lo veo... ya veo que es usted más tonto de lo que parece a primera vista... y por eso se le ha olvidado citar a dos más. - No es posible. Mi memoria no da para tanto. - ¿Quienes son, Próculo José García y Cía? - De verdad que no me acuerdo. - Entonces le ayudaré yo a recordar del todo. Anota este apellido, Diego. Miño. Pero necesito que este anciano me ayude para ubicale del todo. ¿Recuerda ya a Miño o no lo recuerda, señor padre? - Veo que no tengo más remedio ni más salida que la de colaborar hasta el final. Se llama Pedro Miño Duero del Tajo y Manzanares del Real. - ¿Ya hemos acabado con todos, Juan? - Pues resulta que no. - ¡Pero si ya no queda nadie más! - Eso se lo cuenta usted a uno que sea más tonto que usted, padre García, porque yo no soy el que se lo cree sino usted. - ¿Qué es lo que yo me creo? - Más listo que Calisto, como dice mi abuela materna. Por si no lo sabías, Diego, ese tal Pedro Miño Duero del Tajo y Manzanares del Real es quien le presentó a su amado Pedrín al tal Roberto Alcázar de Toledo y Toledo y era el principal captador de niños adolescentes para la Secta. Creo que es cierto pero debo confirmarlo. Supongo que ese tal Pedro Miño era el anzuelo que usaban para "pescar" a los chavales y debe ser, al mismo tiempo, el brazo derecho de César Augusto Bocanegra de los Infantes. ¿No es cierto, señor padre? - Todo eso no lo sé yo. - ¡No me lo creo! ¡No creo que usted no sepa nada de eso cuando sabe su nombre y todos sus principales apellidos! ¡No me diga que se está creyendo que yo me acabo de caer del guindo de los inocentes o que acabo de nacer hoy mismo! Usted tiene grabado lo que sucedía cuando invitaba a los chavales a ver la película de cine "Bienvenido Míster Marshall", que era la mejor manera que usaba apra entusiasmar a los adolescentes y a los estudiantes de los colegios públicos como el de Lope de Rueda, dónde captó a Atilano Eros Amazote para erigirle como líder de todos ellos. - Ahora estoy perdido del todo... - No se preocupe, José padre... ¿le gusta que le llamen José padre? - Prefiero padre José. - ¿Y por qué no José padre que es mucho más familiar? - Te prometo que estoy perdido del todo... - Pues le voy a dar la ayuda necesaria para que lo memorice todo. ¿Es cierto o no es cierto que el tal Miño usaba la película "Bienvenido, Míster Marshall" para captar a quienes caían en sus redes? - ¡Ahora lo recuerdo! ¡¡Efectivamente!! ¡Captaba a los niños infantes a través de esa pelicula! Pero no puedo llegar a comprender cómo lo sabes tú. - Ahora lo que interesa saber no es eso, sino lo que sucedía en el Colegio Lope de Rueda. - ¿Otra vez con Lope de Rueda? - Sí, José padre. Otra vez con Lope de Rueda. Yo sé que Don Miguel "El Monje Primero", antes de ser monje fue maestro y Director de ese colegio público del Estado. - ¿Cómo puedes saber tú eso? - Porque me lo ha dicho él mismo, aunque yo ya lo sabía, José padre. - ¡Imposible! - No es imposible... pero quiero saber quién es el que, detrás de Don Miguel, seleccionaba a los niños que debían ser invitados a ver "Bienvenido, Míster Marshall"... - Si no me ayudas no recuerdo... - Le voy a seguir ayudando, padre Próculo José. ¿Sabe usted qué significa "zapatero a tus zapatos"? - Supongo que cada profesional de un oficio debe sólo ejercer su oficio y no meterse en "camisa de once varas". - Perfecto. Nos vamos entendiendo ahora que hablamos el mismo lenguaje popular. Sigamos. Como usted ha debido tener compañeros como pedagogo que fue... supongamos que un pedagogo infantil debe dedicarse solamente a ser pedagogo infantil... ¿no es cierto? - Eso debería ser así. - Entonces señale con un dedo a un pedagogo infantil que se dedicaba a seleccionar niños para algo que no era, precisamente, pedagogía infantil. ¿Le estoy ayudando a recordar? - Bastante... bastante... - Bastante no es suficiente. ¿Sabe usted, como buen conocedor de cultura general que es, que Lope de Rueda escribió "Los engañados"? - Ahora que lo recuerdo... sí... pero no he leído esa obra. - Pues resulta que uno de los personajes principales se llama Virginio. ¿Virginio no le suena a usted algo asi como muy parecido a Virgilio quien fue una figura para la cultura de los niños? ¿O no es cierto? - Sí. Virgilio es muy conocido por los niños gracias a sus "Bucólicas". - Ya. Y si nos volvemos algo bucólicos podría yo cantar algo así como ¡qué tiempo tan feliz que nunca olvidaré! ¿Recuerda usted ya del todo? - Recuerdo... recuerdo... era cuando censurábamos las películas de cine. - A algunas hasta las clasificaban ustedes, los ultra religiosos, como gravemente peligrosas por el simple hecho de que se besasen un hombre y una mujer. ¿O no? - Cierto... cierto... cierto... - ¿Y es antinatural que un hombre y una mujer se besen cuando existe el amor entre ellos? - Esto... yo... repito que era... esto... la censura franquista... - ¿La censura franquista o la ideología ultra católica nacionalista? - Esto... yo... no sé que contestar... - Diga simplemente sí. Diga simplemente que a los pro nazis les gusta la homosexualidad... - Cierto... cierto... cierto... - Entonces sigamos recordando. ¿Le suena a usted alguna obra de Virgilio para los adultos y gravemente peligrosa para los menores? - ¿Estás capacitado también para saber eso? - Yo estoy en continua capacitación. Pero resulta que cuando hago muy bien un trabajo, en vez de felicitarme como sería lógico, un tal Josep Ludwigh Adolf Lende de la Cerda y Ficha, nacionalcatólico pronazi por cierto, me encarga otros trabajos más denigrantes y difíciles de hacer. Lo que no sabe Lende es que para mí es una enorme alegría ver lo menos posible su cara de cerdo fascista. Por eso me he especializado en todo un poco, en todo bastante o en todo mucho, según se mire el asunto. A otros, digamos que compañeros por decir algo aunque no sea cierto por culpa de sus envidias, los tiene el tal Lende, sin embargo y a pesar de que son más vagos que la chaqueta de un guarda forestal, en palmitas y los va nombrando hasta jefecillos aunque no estén trabajando nada más que la centésima parte de lo que trabajamos otros. ¿Será que en el Banco abundan los fascistas? Pero dejemos eso y sigamos señalando con el dedo al texto de "Los engañados". Le voy a citar hasta seis frases. Como soy todavía un chaval y no un gordo avejentado como el fascista Lende y, por cierto, un chaval muy precavido y muy preparado, llevo dentro del interior del bolsillo de mi chaqueta una copia de "Los engañados". Apunta tú todos los detalles, Diego. ¡He aquí "Los engañados" de Lope de Rueda por culpa de las "labores" de Virgilio! - ¿Es necesario para la investigación? - Es fundamental. Digamos que, para ser más detallistas, he seleccionado frases de este personaje llamado Virginio que tanto me suena a Virgilio y todo porque es cojitranco y usa un bastón de madera con cantonera de goma de caucho. Apunta y guarda silencio, Diego: "Ya, ya lo veo; pero ¿y qué queréis que haga, pecador de mí? Ya véis cuántos enfermos sexuales hay hoy en día. Pero son cosas del mundo, y este negocio me viene me viene muy bien a mi cuenta"; "trata conmigo, tontazo"; "asno, ¿es que no la sabes sacar?", "pues métele la mano como lo hago yo", "mira que pajarito" y "calla, badajo, que no sé quién viene". ¿A qué le suena todo este lenguaje que he seleccionado de "Los engañados" de Lope de Rueda, padre Próculo José seguidor de Virgilio? - ¡¡Me parece extraordinaria tu investigación!! - Sí. Lo es. Fíjate, Diego, que en la primera frase dice "pecador de mí" y "este negocio me vine muy bien a mi cuenta"; fíjate que en la segunda frase dice "trata conmigo, tontazo"; fíjate que en la tercera frase dice "¿es que no la sabes sacar?"; fíjate que en la cuarta frase dice "pues métele la mano"; fíjate que en la quinta frase dice "mira que pajarito" y que en la sexta frase dice "badajo". ¿A qué te suena todo este lenguaje oculto con el que Lope de Rueda busca que alguien lo sepa interpretar en el futuro? - ¡¡Dios mío!! ¡¡Está hablando de abusos sexuales contra niños y de homosexualidad pervertida!! - ¿Y usted qué opina, Don Próculo? - ¡¡Sorprendente!! - No tan sorprendente, Don Próculo, no tan sorprendente... porque esto quiere decir que el tal Don Miguel "El Monje" lo que hacía era dejar quebrados los ánimos de los niños, y de ahí su gusto por los quebrados haciendo operaciones quirúrgicas para reducir sus voluntades y que se concentraran en lo que a él le interesaba esconder con sus ocultas intenciones... para después pasárselos, bien preparados y ya seleccionados algunos como "bocaditos selectos", al tal Virgilio. ¡Nombre y apellidos! ¡¡Necesito, Don Próculo el nombre y los apellidos de Don Virgilio!! - No debemos... no debemos seguir adelante con este asunto... - ¡Nombre y apellidos completos o tendré que utilizar el método caliente para que cante lo que tiene que cantar! - ¡¡Bajo secreto de confesión!! ¡¡Exijo que sea bajo secreto de confesión!! - ¡Tome usted otro trago de vino y cante ya o no respondo de lo que haga Don Diego para que salga a relucir el asunto! - Está bien. Se llama Virgilio Dédalo Zapata Narváez y Castelo y se le conoce como "El Zapatero". - O sea que, usando el dedo iba seleccionando a los niños que se dejaban abusar sin alejarse de su lado. En otras palabras, hacía la fase de "domesticación" que culminaba, por supuesto, con el envío de dichos niños al "Perra Gorda". Y de allí... ¿a dónde iban, Don Próculo? - Pasaban a la Fase de Introducción Previa. Se la conocía como la FIP. - ¿Formación Infantil Política? - ¡Exacto! ¡No adivino a saber cómo lo consigues acertar! - Eso ahora no tiene importancia. El asunto es que dicha FIP, fascista por supuesto, se completaba con una catequesis ultracatólica de los niños elegidos y seleccionados como "manejables" para ser, después, integrados en los Águilas Negras, tras pasar varios filtros y terminar por ser atrapados, a través de la película "Bienvenido, Míster Marshall", por Miño... y éste los convertía en falangistas auténticos pro nazis para, por último, irles preparando como flechas y pelayos para terminar algunos ya integrados del todo en "Edelweiss" y, de entre ellos, fabricar un Líder del Mal. - ¡¡Sensacional deducción!! - ¿Verdadero o falso, Don Próculo? - ¡¡Verdadero!! - No se entusiasme tanto, José padre. Me falta saber, en este organigrama o esquema práctico, quién es el eslabón intermedio llamado Gerardo pues Gerard, en el texto de Lope de Rueda, debe referirse a alguien que no se llama Gerardo precisamente pero que está coordinado con Verginio que, en la realidad, es Virgilio. La clave es la G de Gimi y, al mismo tiempo, la G de García. ¿Me equivoco en algo, padre parroquial? - ¡¡Resulta prodigioso cómo desarrollas tu imaginación!! - Sería solamente una imaginación sino fuese porque es una realidad. - ¿Me estás diciendo que todo ese proceso se ejecutó en la realidad? - Exacto. Pero dígame con total sinceridad... ¿hay algún fallo o error en ese proceso que he explicado con toda clase de detalles y que relaciona estrechamente a Gimi con García? - Es casi perfecto... pero encuentro una dificultad imposible de resolver... - ¿Está usted seguro de eso, señor padre parroquial? - Sí. Resulta que si Gerardo es la clave de otros nombres y apellidos nunca sabrás cuál es la realidad. - Por eso espero que usted nos siga ayudando, ya que tanto le interesa la moral de los niños. Y no se lo pido por mí sino por el Jefe Superior de la Policía de Madrid, mi gran amigo Diego, que todavía no se entera del todo. - ¿Cómo puedo yo ayudar ahora? - Memorizando que es gerundio. Si usted sabe tanto sobre este asunto, debe recordar donde se reúnen los últimos Águilas Negras que todavía quedan por apresar y que todavía no han sido citados. - Pero... ¡si ya están todos, Juan! - No están todos, Diego. Sigue anotando. Y usted, José padre, siga ayudando al Jefe. Yo no necesito ninguna ayuda para descubrir a ese Gerardo que no se llama Gerardo. Estoy seguro de que se reúnen en algún lugar del Barrio de Retiro-Mediodía. Eso, al menos, supongo yo según mis intuiciones y corazonadas. - ¿Por qué en Retiro-Mediodía precisamente? - Muy fácil de deducir, señor padre parroquial. Porque en el Barrio de Retiro-Mediodía, entre el Parque del Retiro y las cercanías del Barrio de Salamanca, se encuentran algunos que sospecho que acuden a la oficina privada de Don Roberto Alcázar y Pedrín. Allí siguen acudiendo los Águilas Negras que todavía no hemos localizado. - Si yo pudiera recordar... - Concéntrese en determinado grupo. - Pero... ¿en qué grupo de ellos? - Ya que he hablado de Roberto Alcázar y Pedrín es lógico que me estoy refiriendo al grupo de Pedro Miño "El Porras", que es el que enlaza toda esta mafia. ¿No es lógico? - Demasiado lógico para ser verdad. - Pero resulta que es verdad a pesar de ser tan lógico. Usted debe saber dónde vive ese tal Miño. - No lo recuerdo pero lo puedo recordar... aunque ya estoy muy viejo para eso... - Suponga que en alguna casa grande para pasar inadvertido; porque lo que me dice la lógica es que si residiese en alguna casa pequeña es muy fácil que la policía le hubiese localizado hace tiempo. ¿Recuerda alguna casa grande que esté situada en el Barrio de Retiro-Mediodía y muy cerca del colegio Lope de Rueda de Madrid? - ¡Ya lo sé! ¡Tú lo has dicho! ¡La Casa Grande! - Eso es. La Casa Grande de la calle Narváez. ¿Te estás enterando de todo, Diego? ¿Sabes cuál es y dónde está la Casa Grande de la calle Narváez de Madrid? - Sí. Es muy conocida por los policías. He oído hablar de ella. ¿Puedes darme alguna referencia más concreta que me ayude a localizarla con total exactitud? - Espera, Diego, espera un momento y no te precipites ahora; no vayas a tirar todo por el suelo ahora que estamos llegando casi al final de todo este caso del loco asesino en serie. Usted, padre García y señor cura parroquial... ¿puede decirnos qué es lo que hacen en la Casa Grande? - Déjame pensar... estoy agotado... - Se lo voy a decir yo. Se reúnen en el sótano. ¿Puede recordar ahora? - ¡Eso es! ¡¡Extraordinario!! - Que no se emocione tanto, padre Próculo José, y deduzca razonando con esa lógica que tanto les gusta a ustedes los aristotélicos racionalistas. - Si el Centro de Reuniones de los Águilas Negras estuviese en uno de los pisos de la Casa Grande de la calle Narváez de Madrid, sería fácilmente descubiertos por los vecinos, luego debe estar en el sótano... para que los vecinos no se den cuenta... - Claro que es eso, padre parroquial. Y seguro de que en algún lugar del sótano hay alguna dependencia que tiene que tener un símbolo identificativo que sólo ellos conocen, ¿Qué símbolo puede ser ese? ¿Cuál es el verdadero símbolo de los falangistas filonazis? - ¿Un águila negra bicéfala? - Eso es, señor padre, eso es. Y... ¿qué puede haber allí, Diego? - Ni idea. - Pues es muy fácil de acertar. ¡Nada más y nada menos que todos los archivos de los Águilas Negras! Allí están todas las documentaciones de quiénes son todos sus miembros y los datos de sus víctimas así como las de sus verdugos! ¡Allí está toda la información completa de todos los Águilas Negras de Madrid! - Ahora me entero mejor, Juan. - Calma, Diego. Después solucionaremos eso de la cabeza bicéfala. ¿Necesitas pistas concretas como referencias para localizar la Casa Grande de la calle Narváez de Madrid sin equivocación alguna? - ¡Por supuesto que sí! ¡La conozco muy bien de oídas pero ardo en deseos de meterme en ella para meter luego a todos los Águilas Negras en las mazmorras de la Driección General de Seguridad de Madrid! - Es muy fácil. Está situada en los números pares de la calle Narváez de Madrid, exactamente en el tramo comprendido entre la calle Ibiza y la calle Doctor Castelo. ¿Te sirve eso? - Es suficiente pero... ¿me puedes dar algo todavía más concreto? - Por supuesto que sí. Un comercio de ultramarinos llamado "Yébenes". ¡Allí! ¡Junto a dicho comercio de ultramarinos "Yébenes" está la Casa Grande de estos ultras y allí está toda la información que necesitas para atrapar a todos los que te faltan por detener! Esto es como una colección de cromos donde tienes que tener a todos para completar el álbum. ¿No es cierto lo que digo, padre Próculo José García y Cía? - ¡¡Sorprendente!! ¡¡Insólito!! Es lógico que Yébenes tenga un comercio para que los ultras manejen el dinero. Me estoy refiriendo a Yébenes Junior. - Que debe ser el Tesorero del grupo. ¿Cómo se llama Yébenes Junior, señor padre? - ¡¡Esto es un chantaje!! - ¡¡Le repito que es mi mejor capitán y que sólo está cumpliendo con su labor!! - Cálmense los dos. ¿Quizás no lo quiera decir porque le pasa un buen fajo de billetes al mes para su parroquia, Don Próculo José? - Me acojo al secreto de confesión. - Acójase mejor a la Misericordia de Dios... pero díganos cómo se llama Yébenes Junior. - Está bien. Lo hago en nombre de la Justicia de Dios. - No piense ahora en Dios sino en la Justicia ciudadana que les corresponde ejecutar a los policías. ¿Cómo se llama ese tipo? - José Ángel Yébenes Paniagua Flórez de Calderón Botero. - ¿Le conocen por eso como "Pero Botero"? - Exacto. Está loco de remate. Y sí es cierto que me entrega, todos los meses, un buen fajo de billetes para que guarde silencio. El padre Próculo José queda totalmente agotado... - ¡No es necesario callarse ahora pero comprendo que haya hecho un gran esfuerzo para confesar todo lo que sabe! ¿Hay algún teléfono por aquí, padre parroquial? - Sí. Hay un teléfono en el vestíbulo de entrada, Don Diego. - Pues entonces esperen un momento los dos. ¡Tengo que dar una orden urgente! - Mientras tanto usted y yo, señor padre, seguiremos charlando de algunas cosas trascendentes que quedan pendientes de solucionar. - Prefiero guardar silencio hasta que vuelva el Jefe Superior. - ¿Para llevar a cabo meditaciones transcendentales? - Sí. Ha sido muy fatigosa la jornada pero al final hemos triunfado. - Usted, padre parroquial... ¿considera que ha triunfado? - Eso es, jovenzuelo. - Está bien. Medite trascendentalmente mientras el Jefe Don Diego cumple con sus obligaciones. ¿Hemos triunfado, señor padre? - ¡Hemos triunfado del todo! - Pues yo creo que no del todo... pero siga meditando transcendentalmente mientras yo enciendo un cigarrillo, Don Próculo José García y Cia... ¿de verdad que no sabe nada más sobre este asunto? - Si algo queda sin saber eso sólo lo sabe Dios... - Menos mal que usted no es Dios, padre parroquial. ¿Sabe por qué voy a encender un cigarrillo que no voy a fumar? - No lo entiendo... - Para poder hablar con Dios a ver si queda algo escondido todavía... - Bueno, Juan. Enciende ese cigarrillo mientras yo marcho a dar la orden telefónica. Después vuelvo. Y mientras el padre Próculo José García y Cía vuelve a beber otro gran trago de vino, Juan Bautista enciende el cigarrillo y va soltando interrogaciones con las volutas de humo. Diego sale hacia el vestíbulo para usar el teléfono.
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