BUS
Publicado en Aug 26, 2009
Bus Bastante molesto porque me quedé sin auto por tres días, me encontraba esperando el bus en la terminal Insurgentes, al fin arribó a la parada y después de acomodarme a mis anchas escuché lo siguiente; --¿En qué estaría pensando el jefe? ¿Cómo se le ocurre inscribirme en el concurso de balcones? --le decía una joven pelirroja a un chico, que derramaba miel con sólo verla--. -- No está mal, ¿Cuál es el problema? Aquí estoy yo y te puedo ayudar, sólo hay que diseñar el arreglo floral y luego ir al mercado de las flores a comprarlas--le contestó el joven con una mirada que denotaba la preocupación que sentía por su amiga--. --¡Ese es el fastidio! Mira, cada vez que me pide una tarea de esas me pone a parir chayotes, porque tengo que requerir de mi tiempo libre y en esta ocasión no estoy dispuesta. Pienso renunciar. --Te entiendo Fernanda, pero te puedo auxiliar en el diseño, a mí no me pide nada fuera de mi turno, además dimitir a un buen cargo por éste tipo, no está bien. --Sí lo sé, pero me enerva que lo haga. Como él no tiene vida privada, piensa que todos somos iguales. La del cabello bermeja en verdad se notaba molesta, ya que su tez al subir al bus era blanca como la porcelana y ahora había adquirido un color camarón por la furia desbordada hacía su dirigente. --No te tortures, hago el trabajo y te lo mando por correo en la noche tocaya. Por lo demás tú sabes que me encana diseñar y sí es con flores y por ti, ¡más!--le expresó el joven, al cual se le notaban las ansias por complacerla--. --Y tu siempre me lo resuelves, la última ocasión fue la recepción que me pidió que organizara a sus jefes de Japón, no sé, me siento mal contigo pero, ¡Gracias Fernando! como siempre, eres mi ángel--al decirle esto le plantó un beso entre la mejilla y la mitad de los labios--. --En cuanto lo termine te aviso ¡Ciao!--despidiendose con una gran sonrisa--. En el momento que ella se cercioró que Fernando ya no se encontraba en el autobús, extrajo su móvil. Y dirigiéndose a la puerta de bajada, sólo alcancé a escuchar; "¡Hola! Ya está arreglado mi amor, no cabe duda que éste muchacho va a seguir haciendo lo que le pida, en la próxima parada me bajo y regreso a la oficina. ¡Te a...!" Solamente pensé ¡Qué poca! Héctor Medina
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