guilas Negras -65- (Novela y Guin para Cine)
Publicado en May 09, 2013
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- ¡Estimados subordinados pero compañeros y amigos! ¡Hoy es un gran día para toda la Policía de Madrid capital! ¡Hemos conseguido acabar con todos los Águilas Negras y, de paso, hemos destruído a todo el grupo de "Edelweiss"! ¡No tengo ninguna otra obligación más que agradecer a dos personas claves en la solución a toda esta trama! ¡Junto a mí, sentado ante vosotros, un joven hombre, nombrado por mí mismo como capitán de capitanes, que ha demostrado ser más inteligente que todos ellos juntos; porque él ha podido resolver todo este apestoso jeroglífico de malhechores, neonazis, racistas, xenófobos y machistas todo junto y a la vez! ¡El otro compañero y amigo al que debo agradecer el buen final, y final feliz, de toda esta pesadilla, está sentado entre vosotros y le quiero dar las gracias y condecorarle por haber cumplido tan profesionalmente su misión; porque gracias a él están todos ellos en los calabozos. Se llama Antonio Muros Caramillo y es el mejor de los tenientes de mi grupo de elegidos. Y quiero ofrecerle, a este tal Antonio, con todo mericimiento, dicha condecoración acompañada del agradecimiento de toda la Policía de Madrid capital! ¿Puedes venir hasta esta mesa, querido Antonio? ç

El teniente Antonio Muros Caramillo se levantó, con gran esfuerzo debido a su pesado cuerpo, y mientras le aplaudían, le vitoreaban y le ovacionaban todos los allí reunidos, se acercó hasta la mesa. 
 
- ¡Gracias, Jefe... y gracias a ti también, Juan Bautista!
- ¡Espere un momento, teniente Muros. Creo que todavía sigo siendo, aunque sólo sea por breves momentos, capitán; alguien que no quiere que usted me tutee... así que haga el favor de llamarme capitán Orús lo mismo que yo le llamo teniente Muros! ¿De acuerdo?
- ¿Que te sucede, Juan Bautista?
- Calma, Diego. No te vayas ahora a poner nervioso. Que yo sepa no me sucede nada. 
- Entonces... ¿por qué eres tan mal educado con este compañero y amigo?
- ¿Mal educado por llamarle teniente Muros? Yo creo que es una señal de respeto a su gran desempeño como profesional. ¿No es cierto, teniente Muros?
- Totalmente de acuerdo, capitán Orús.
- Entonces, con todos mis respetos... ¿por qué mató a Atilano Eros Amazote?
- Ya se lo dije en aquel momento. ¡Lo maté porque él quería matarle a usted!
- Se dice le maté y no lo maté. Al fin y al cabo también era un ser humano.  
- Era solamente una animal y no un ser humano.
- Los animales también se merecen una oportunidad porque tienen sentimientos.
- ¡Ese loco asesino en serie no tenía sentimiento alguno! ¡¡Que se lo pregunten a la gran cantidad de familiares y amigos de los familiares que están sufriendo de por vida por culpa de él!!
- No se altere ni pierda los nervios, teniente Muros.
- Lo siento. Era mi deber hacerlo. ¡Quería matarle a usted!
-Eso no era posible que lo hiciera. Había arrojado su arma al suelo. Solamente estábamos hablando para poder entendernos. ¿Por qué mató usted a Atilano Eros Amazote cuando éste ya estaba desarmado? Yo les pedí y les ordené a todos que no dispararan...
- ¡¡Repito que porque un loco asesino en serie no tiene derecho a vivir!!
- No grite tanto. No somos sordos ninguno de los que estamo aquí... así que todos oyeron, incluído usted mismo, mi petición y mi orden de no disparar...
- Se juntaron las dos cosas; quería matarle a usted y no tenía derecho a vivir. 
- ¿Es usted Dios, teniente Muros?
- No. No soy Dios. Pero Dios me puso como buen ejecutor de su Justicia. 
- ¿Está usted seguro de eso? ¿Usted cree que Jesucristo le hubiese disparado a Atilano Eros Amazote? 
- No. Jesucristo no lo hubiese hecho. Pero yo tampoco soy Jesucristo.
- Usted no es ni Dios ni Jesucristo. Eso está totalmente claro. ¿Es usted el Espíritu Santo que tanto va proclamando como el vengador?
- No. Tampoco soy el Espíritu Santo. 
- ¡Ya está bien, Juan Bautista! ¿A qué viene todo este absurdo diálogo?
- ¿Es que no vas a aprender a guardar silencio cuando tienes que estar callado y escuchando lo mejor que puedas, Diego?
- ¿Acaso tienes envidia de que le condecore a él en lugar de a ti?
- ¿Tú de verdad me conoces bien, Diego? ¡Cuántas veces me has visto hacer un trabajo buscando una condecoración por ello, o una placa conmemorativa por ello o, ni tan siquiera, un simple aplauso de una persona por ello! Trabajo por obligación y no merezco nada por ello salvo el cheque por mis servicios y eso solamente porque Jesucristo dice que todo trabajador tiene derecho a su sueldo y que su sueldo sea tan digno como lo es su trabajo. ¿Cuántas veces he trabajado yo para que me halaguen, Diego?
- ¡Nunca lo has hecho nunca por eso!
- Exacto, Jefe. Y como nunca lo he hecho buscando vanas vanagolorias esa es la razón por la cual  no le tengo envidia a nadie. No sé ni concozco lo que es tener envidia de nadie. 
 
Diego agachó la cabeza...
 
- ¡Cuando puedas demostrar ante los demás, que no son mis compañeros sino solamente los tuyos porque yo soy capitán solamente de momento pero no de plantilla, que yo he buscado un premio honorífico por esta labor o trabajo, hazlo público y si no es así calla para siempre en vez de decir lo primero que se te viene a la cabeza! El problema de que el gitano tire la piedra y no esconda la mano no deja de doler si la piedra da en tu cuerpo. ¿Entendido, Jefe? Lo que tienes que hacer, seas gitano o seas payo, es no tirar la piedar y espero que lo hayas comprendido del todo, Diego.
- Está bien... entonces no te comprendo...
- ¿Qué más quiere de mí, capitán Orús?
- Teniente Muros... ¿cuál es su entretenimiento favorito?
- Ser policía de Madrid capital. 
- No. Me refiero a su entretenimiento cuando no trabaja como policía.
- Mi oficio es el de carpintero.
- En tiempos de José, el padre de Jesús de Nazaret, era algo muy sobresaliente y se necesitaban grandes estudios pero hoy en día no se necesitan altos estudios para eso... ¿no es cierto, teniente Muros?
- Ni tan siquiera haber terminado los estudios primarios. 
- Está bien contestado. Pero no me refiero a su oficio de carpintero, porque eso es fácil saberlo por la manera basta, burda e inculta, que tiene usted de hablar cuando no está de "cara a la galería" pública sino a la hora de contar chistes pesados como si estuviera dando hachazos haciendo leña para conseguir que arda más el fuego... de la discordia por supuesto...
- ¿Qué estás diciendo, Juan Bautista?
- Siga callado y tomando notas, Jefe. Yo lo que quiero que nos diga usted, teniente Muros, al Jefe Diego, a todos sus compañeros y a mí, cuál es su entretenimiento favorito y no su oficio de toda la vida antes de meterse a policía. 
- Me entretengo en asuntos de bienes raíces. 
- ¿Quiere decir que se dedica a vivir a costa de las casas ajenas?
 
El teniente Antonio Muros Caramillo enrojeció su rostro por primera vez...
 
- Esto... no... me refiero... 
- Me parece que está usted empezando a mentir, pero algo de eso sí que es cierto. Digamos que le gusta vivir muy bien y muy a gusto, sin que nadie le moleste ni atente contra sus caprichos, porque ni tan siquiera paga alquiler. Le gusta incluso realquilar a otras personas sin consultarlo con los dueños de la casa a los que, sin embargo, sí les carga y les recarga gastos generales y hasta gastos extras. ¿Me equivoco?
- Es que según la Palabra de Dios hay que pensar siempre en uno mismo antes que en nadie más. 
- Ya. ¿Dice la Palabra de Dios que hay que pensar siempre en uno mismo a costa de los demás? Porque no es lo mismo, que yo sepa, gracias a los demás que a costa de los demás. 
- Eso ya es mucho abusar pero... sí... en verdad que es cierto cuanto dice...
capitán Orús...
- De acuerdo. Pero tampoco es eso lo que le estaba yo preguntando, teniente Muros. Lo que estoy notando es que usted cree que le estoy preguntando demasiadas cosas sobre lo que hace en la vida y por eso no está usted tranquilo y sí muy nervioso. Tranquilícese, teniente Muros, porque yo le estoy preguntando solamente por su "hobby" especial.
- ¿Mi qué?
- Se me olvidaba que sólo es usted un carpintero con estudios, como mucho, primarios y que quizás por eso no sepa lo que significa la palabra "hobby" pero le informo que se refiere a una forma de ocupar el tiempo de ocio de manera muy especial. ¿Quiere usted dcirnos a todos los presentes cuál es su "hobby" más especia? No tenga miedo en decirlo delante del público. Yo, por ejemplo, sí hago público que mi "hobby" más especial, esos "hpbys" que se salen de lo normal, es hacer Mágicos Solitarios con naipes españoles o con dados también españoles; algo que se sale de lo normal pero que nunca hace daño a nadie y que, sin embargo, sirven para entretenerse sanamente en vez de estar por ahí armando orgías de todo tipo o comiendo a mansalva mientras otros se mueren de hambre.
- ¿Es usted un mágico solitario, capitán Orús?
- Lo de mágico quizás sí o quizás no, depende de lo que opine cada persona que los ve y del grado de cultura e inteligencia de cada persona que los ve, pero en cuanto a solitario he sido un montonazo de tiempo un verdadero solitario en contra de mi voluntad. Así que sí. Soy un mágico solitario pero no hago daño a nadie sino que, por el contrario, les enseño a pasar tiempos de ocio completamente sanos tanto en lo físico como en lo espiritual. ¿No le importa decirnos cuál es su "hobby" especial, teniente Muros?
 
El teniente Antonio Muros Caramillo se vuelve valentón, intrépido temerario y hasta fanfarrón mientras contesta...
 
- ¡Por supueto que las fotografías! ¿Es algo que tengo que ocultar?
- Usted sabrá si lo tiene que ocultar o no lo tiene que ocultar a los ojos de Dios y ante los ojos de la Humanidad. Pero eso es algo que debía saber el Jefe Superior, Don Diego Castillejo Ríos, aquí presente. 
- ¿Se puede saber, Juan Bautista, qué de malo tiene que el teniente Muros se dedique al arte de las fotografías como su "hobby" más especial?
- ¿Es necesario que se lo expliqe yo o lo desea hacer usted mismo, teniente Muros? 
- Es muy fácil de explicar, Jefe. Se trata de una arte.
- Por supuesto que se trata de una arte, teniente Muros, pero yo, además de capitán momentáneo, soy un gran conocedor de las Artes desde que era muy niño. Y sé que hay dos formas diferentes de practicar Artes como por ejemplo el de la fotografías. El arte natural y el arte sobrenatural. 
- Ya no entiendo nada, capitán Orús. 
- ¡El que no entiende ya nada soy yo, teniente Muros! ¡Necesito una explicación ahora mismo!
- No se preocupe, Jefe. Desués se lo explico yo. Antes de eso quiero hacerle unas cuantas preguntas al teniente Muros con su permiso. 
- Permiso concedido. No pongo objeción alguna a algo que me sirva para aclarar est asunto que me parece que es mucho más sucio de lo que se puede pensar en un principio. 
- Pue entonces vayamos a algo interesante. ¿A usted, teniente Muros, le encanta la Historia de David?
- Es mi Historia más preferida. 
- Lo sabía pero quería que usted lo dijera públicamente. ¿Así que usted es un gran aficionado a conocer la Historia de David y su hermano Miguel?
- ¿Está usted loco, capitán Orús? Me encanta la Historia de David pero no conozco a ningún hermano Miguel.
- Es que yo no me estoy refiriendo a la Biblia, teniente Muros, sino a los casi analfabetos David Chacón "El Chapas" y a su hermano Miguel Chacón "El Monje Segundo" que saben menos de Historia que Pedro Picapiedra.
- Yo sólo conozco a Don Miguel Monge Monjas y ese ya está bien detenido. 
- ¿De verdad no conoce usted a los hermanos casi analfabetos David Chacón y Miguel Chacón?
 
El teniente Antonio Muros Caramillo  vuelve a ponerse nervioso y pirrde parte de su arrogancia...
 
- Quizás... quizas sí... quizás sí que los conozco... pero en estos momento... pues... no los recuerdo...
- Que no los recuerde o que no le interese recordarlos es algo que no me pilla de sorpresa. Asi que le pregunto otra cosa muy interesante. ¿Quién descubrió América, teniente Muros?
- Esto... yo...
- Está usted dudando demasiado, teniente Muros. ¿Quizás fueron los españoles?
- Sí... debe se cierto...
- ¿Debe ser cierto que fueron los españoles?
- Eso quiero decir...
- Pero ¿de verdad lo afirma o sigue usted con sus dudas?
- Lo afirmo. Es cierto. Quizás fue cierto. Tal vez pudieron ser los españoles.
- Pues para ser usted tan español y patriota como parece ser tiene usted muchas dudas para afirmarlo.
- ¿Puedes decirme a dónde quieres ir a parar con estas preguntas, Juan Bautista? ¡Me parece que estamos perdiendo el tiempo!
- Ahora no puedo atenderte, Diego. Lo siento pero tiene usted que tener un poco más de paciencia conmigo y a dónde quiero ir a parar con estas preguntas. ¿Puedo preguntarle otra cosa, teniente Muros?
 
El teniente Antonio Muros Caramillo vuelve a envalentonarse al darse cuenta de que el Jefe Superior está bastante despistado...
 
- ¡Estoy dispuesto a contestar a todas sus preguntas, capitán Orús! ¡No hay ningún problema!
- ¿De verdad que no hay ningún problema?
- ¡Le repito que no hay ningún problema!
- ¡Sin levantar la voz, teniente Muros! El capitán Orús está hablando muy comedido y mesurado pero veo que usted sube de vez en cuando el tono de su voz. ¿Qiere asustar a alguien?
- No, Jefe... solamente son los nervios... 
- ¿Y por qué se pone usted nervioso?
- Porque el capitán Orús me descompone.
- Asi que yo le descompongo... ¿pero no habíamos quedado en que no había ningún problema según dijo usted antes?
- Está bien... no levantaré la voz... pregunte...
- Sólo diga la verdad y terminamos antes. ¿Es usted español?
- Nacido en Loja. 
- ¿Te has dado cuenta ya, Juan Bautista, de que es un verdadero patriota español y nos estás haciendo perder el tiempo? ¡Si ha nacido en Loja es español por los cuatro costados! No veo por qué tenemos que seguir...
- Espere, Jefe. Entonces... ¿por qué duda tanto para aceptar que América la descubrimos los españoles?
- Puede ser que no haya podido estudiar en su infancia la Historia de España y por eso no lo pueda afirmar del todo. 
- ¡Venga ya, Diego! Ningún español o española desconoce que fue el español Ramón de Triana al servicio del nacionalizado español Cristóbal Colón. Eso lo sabe hasta mi abuela materna y no sabe leer ni escribir...
- Pues yo pienso que quizás sea muy lerdo ignorante pero es español porque ha dicho que nació en Loja.
- Espera, Diego, espera. ¿Te puedes esperar un poco antes de hablar sin demasiado conocimiento de lo que hablas? ¿De qué te están sirviendo las lecciones que te expliqué mientras veníamos de camino?
- Está bien, Juan Bautista. ¡Vamos a hacer el ridículo más completo de la Historia de la Policía de Madrid capital pero sigue con tus preguntas!
- Teniente Muros... ¿puede usted enseñarme su Documento Nacional de Identidad y su Pasaporte?
- Por supuestísimo que sí.
- Eso de por supuestísimo ya lo conozco muy bien. Suelen decirlo muchos mentirosos y traidores que yo he tenido la desgracia que conocer y que soportar como compañeros de trabajo. Así que lo de por supuestísimo me lo sé de memoria. Espero que usted no sea uno de esos mentirosos.
- Puedo demostrar que soy de Loja.
- Está bien. Demuéstrelo.  

El teniente Muros sacó del interior de la chaqueta de su uniforme, para ser más exactos de su bolsillo interior de la derecha, su D.N.I. y su Pasaporte y se los entregó a Juan Bautista quien los estuvo observando durante un breve tiempo de segundos que parecían interminables...
 
- ¡Muy bien! ¡Perfecto!
- Entonces... ¿puedo ya empezar a condecorarle?
- ¡Perfecto! ¡Es lo que me suponía! ¡Mira estos dos documentos, Diego!
 
El Jefe Superior Diego Castillejo Ríos coge los dos dicumentos y los observa de manera muy despreocupada...
 
- Yo no veo nada raro. Tanto en el D.N.I como en el Pasaporte pone que es de Loja. Loja es un pueblo de Granada, en España. No veo ningún problema. ¡Es español!
- ¿Quieres observar mejor los dos documentos y compararlos con los tuyos, Diego? Yo noto algo raro... y recuerda que te dije que lo más evidente es lo que siempre tenemos más cercano a nosotros...
 
El jefe Superior de la Policía de Madrid sacó su Documento Nacional de Identidad y su Pasaporte y los estuvo comparando con los del teniente Muros otros breves segundos que parecían una eternidad...
 
- ¡Atiza! ¡Son falsos! ¡No coinciden totalmente en el dibujo del sello con el que estamos trabajajndo ahora en España! ¡Y también hay claras diferencias en el color de la tinta! ¿Es usted o no es usted español, teniente Muros?
- Soy lojano.
- De acuerdo, teniente Muros, es usted lojano pero... ¿puede decirle al Jefe Don Diego Castillejo Ríos de qué Loja es usted?
- ¿Es que hay otra Loja que no sea de España, Juan Bautista?
- Que te lo diga él mismo, Diego... porque si te lo digo yo no te lo vas a creer.
 
 El teniente Antonio Muros Caramillo terminó por derrumbarse ante la evidencia...
 
- Es cierto lo que dice el capitán Orús. Soy ecuatoriano y odio todo lo que es español o española.
- ¿Esto qué queire decir, Juan Bautista?
- Esto quiere decir lo que él mismo ha dicho. Odia a España, a los españoles y a las epañolas sean nacidas aquí o nacionalizadas provenienttes de otros países. Y eso que él tiene dos apellidos bien españoles, Te acaba de decir, él mismo, que es el demente y anormal líder filonazi, racista, xenófobo y machista que nos faltaba por atrapar. Y quiero explicarte que cuando dijo que se dedicaba, en sus tiempos de ocio especiales, a las fotografías... no estaba mintiendo... pero no especificó que las usa, junto con objetos que roba a sus presuntas y previstas víctimas, actos de brujería utilizando fotografías que, junto con esos objetos personales robados que te digo, para destruír a las personas que odia. Por ejemplo, jamás ha perdonado que mi chasvalilla no sólo se haya caado conmigo en lugar de casarse con él, sino que además se ha nacionalizado española sin perder su nacionalidad ecuatoriana prque ama a Ecuador como su paria de origen y ama a España porque es mi patria original. ¿Sabías tú todo eso, Diego? ¿Te das cuenta el poder que puede alcanzar un sujeto tan vulgar como este teniente de baja estofa haciendo actos de brujería? ¿Es usted un brujo o no es usted un brujo, teniente Muros?
- Efectivamente. Soy Antonio Nátas "El Brujo Sangrón".
- Es curioso, Diego. Si leemos su segundo nombre de pila al revés obtenemos la palabra Satán. Por supuesto que yo sabía, mucho antes de que lo afirmara él mismo, que era un pobre diablo nada más, Jefe...  pero esperé el momento más oportuno y más adecuado, delante de todos sus compañeros de la Policía de Madrid capital, para que lo confirmara él mismo. Si hubiese sido yo el que lo denunciara nadie ma habría querido por lo simpático que se hacía pasar con todos y con todas aunque, si te fijas bien, tiene menos gracia que el loro de la calle de Lagasca y está más pirado, más demente y más loco que cien loros juntos. Mató al loco asesino en serie, Atilano Eros Amazote, cuando éste iba a contarlo todo porque se vio atrapado. Además del odio que nos tiene es que sufre de ataques de envidia y otras tonteras y loqueras más o menos importantes como la soberbia y la prepotencia. Es un total egoísta y no quería que mi chavalilla se le escapara de sus garras por nada de este mundo. Por eso estaba perfectamente conectado con Juan Antonio Oviedo "El Matatías". Todos los demás estaban conectados entre sí y por eso está bien que se les haya encarcelado. "El Brujo Sangrón" estaba incluso dispuesto a divorciarse para intentar casarse con mi chavalilla sin darse cuenta de que estaba protegida por mí y por los Ángeles del Bien. Y es que hay Ángeles del Bien que protegen a seres tan buenos como mi chavalilla y Ángeles del Mal que protegen a seres tan ominosos como Atilano Eros Amazote. Este es el fin de la historia y doy por cerrado el caso del loco asesino en serie. Pero sólo me queda por hacerle, a este menda lerenda de payaso sin gracia que tengo delante, una última pregunta sólo por sana curiosidad. Usted, viejo anciano, siempre hizo todo lo que pudo para evitar el noviazgo entre mi chavalilla y yo, que ella no creyera en mí y pensara que estaba liado con otras mujeres, y me odió cuando llegué a Ecuador a casarme con ella porque usted la deseaba tanto como la deseaba Atilano Eros Amazote. ¿O me equivoco?
- Creí que te ibas a dar cuenta, que te iba a entrar miedo y que te volverías a España sin baberte casado con ella.
- ¿De verdad creia usted que yo tengo miedo a fantasmas como Atilano y usted mismo? ¿De verdad creía usted, mierdoso lamparoso, que yo me iba a asustar creyendo que me "faltaban pantalones" para enfrentarme a usted o a miles de tipejos diabólicos como usted? Ni me conocía entonces ni me conoce ahora. Usted no sabe quien soy yo en realidad. Seré muy joven pero tengo los cataplines de hombre muy bien puestos. Y por supuesto que tengo pantalones para enfretarme contra usted o contra miles como usted. Está usted más loco que la manga de Mingo o la regadera de Régulo. ¿Qué significa, en español, The Crafty Fox?
- El Zorro Astuto.
- ¡¡Dios mío!! ¡Eso fue lo último que dijo Atilano Eros Amazote antes de morir!
- Efectivamente, amigo Diego, Eso fue lo último que dijo antes de morir y lo que escribía siempre en la primera página de los catecismos de Ripalda que colocaba en el cuerpo de sus víctimas. Resulta que El Zorro Astuto era este tal Antonio Nátas y los dos eran eternos rivales porque los dos deseaban poseer a Lina. Los dos se odiaban entre sí por poseerla y Atilano antes de morir le acusó.
- ¿Y quién es Lina, Juan?
- Lina es la chavalilla con la que estoy casado. Se llama Ángeles pero, con el permiso de Jesucristo, yo la llamo Lina porque es un lindo diminutivo y ella es la más linda de las chavalas que he conocido en toda mi vida. El loco de Atilano Eros Amazote iba diciendo por ahí que estaba casado con Lina para confundir a las gentes; pero los que son personas, y no gentes, bien saben, desde que me casé con ella, que Lina es mi chavalilla Ángeles y no la que tuvo la desgracia de ser la amante de Atilano sin estar nunca casados como Dios manda.
- Está bien, Juan Bautista. Fin de la investigación. Ahora quiero condecorarte a ti. mientras este podrido Nátas se pudere en la cárcel de por vida.
- ¡Ni hablar! ¡Las condecoraciones me producen alergia! ¡Tengo el ego muy bien desarrollado y muy elevado pero no soy un egoísta! Dele la condecoración a alguno de sus más favoritos elegidos como el teneinte Nazario, el hombre de hierro que nunca llora por nada y, de paso, le asciende a capitán ya que ese es su deseo a ver si deja de ser tan envidioso y celoso de mi personalidad. Yo me conformo solamente con el cheque de la cifra de 6 números pero no por mí sino solametne porque mi chavalilla lo necesita y por ella he realizado todo este arduo trabajo.
- Es justo, capitán... pero... ¿por qué no te quedas con nosotros y te asciendo de inmediato a comandante?
- ¡Ni hablar del peluquín! Prefiero seguir trabajando como investigador liberado. Sólo necesito el cheque nada más. Puede condecorar a todo su Cuerpo de Policía al completo pero yo no busco famas ni vanaglorias. Me conformo solamente con él éxito nada más.
- Es justo y razonable que te mereces lo que pidas y, por eso, te entrego este otro cheque que tenía preparado por si llevabas la razón. Como la llevas te lo mereces.
- Se lo merece el cerebrito que llevo dentro. Se lo merece ella. Se lo merece mi chavalilla y nadie más que mi chavalilla que me ha estado ayudando siempre no solo con su belleza sino también cn su inteligencia.
 
Diego Catillejo Ríos sacó un nuevo cheque del bolsillo interior izquierdo de su chaqueta de uniforme, el del lado del corazón. Era un nuevo cheque co una cifra de 7 números. Juan Bautista lo tomó en su manos, miró que eran 7 números y se limitó a decir...
 
- Gracias a Dios.  

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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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