Love song -quien soy yo?
Publicado en May 09, 2013
Capitulo 5
¿Quién soy yo? Desperté y me dolía la cabeza. Estaba en mi habitación. Sobre mi cama. Kai descansaba sobre mi regazo. Charlie, Gwen, Spencer, Kevin y Liam estaban a mí alrededor. Nadie se dio cuenta de que estaba despierta. Entonces pregunté: -¿Qué pasó? – comencé a buscar con la palma de la mano el lugar donde me había golpeado. -¡Stella! – Gritó Gwen. Charlie se acercó más a mí y me dio el celular. Kris estaba al teléfono. << ¿Estás bien, Stella? >> preguntó preocupado. Primero dudé en contestar, pero luego recordé lo que me había dicho. -¿Cómo…? ¿Qué no soy…? << Espera – me detuvo Kris – mamá quiere hablar contigo >> Poco después de unos segundos de silencio volví a escuchar la voz familiar de mi “madre”, Samantha. << Stella…>> -¿Cómo que no soy su hija? Gwen me miró algo preocupada cuando pronuncié aquellas palabras. Kevin y Liam se quedaron boquiabiertos. Charlie se sentó en su cama y se llevó a Kai con ella. Spencer no emitió sonido alguno. << Ah. Bueno… es cierto>> Me quedé muda. Mi madre nunca me decía las cosas suavemente, ella iba al punto. Ya estaba acostumbrada. Pero no entendía porque, aunque fuera me lo dijera rápido y normalmente, me dolía el pecho. De pronto el mundo perdió su brillo. << Joe estaba hablando de que eras tan distinta a nosotros. Joseph ya lo sabía y yo también. No eres nuestra hija, Stella. Ahora lo sabes. Eso es todo >> Gwen estaba diciéndoles a sus amigos que se fueran, ellos se retiraron y nos quedamos solas. -Mamá, ¿Cómo pudiste ocultármelo? << Ya basta, Stella, no lloriquees. Qué problema hay con que no soy tu madre, te eh cuidado durante diecisiete años y esto no cambia nada >> -Joe y Kris ¿no son mis hermanos tampoco? << No, Stella, no son tus hermanos >> -Por eso la gente no lo cree – Charlie me dio una servilleta y con ella me limpié las lagrimas – quiero hablar con Kris ¿puedo? Antes de que ella respondiera algo, se escuchó la voz de Kris. << Stella. ¿Qué pasa? >> -No somos… hermanos… << Si, lo sé. Pero siempre serás mi hermana. No te pongas triste, Stella. Todo está bien >> -Ellos, ¿no saben quienes son mis padres biológicos? << Si. Pero desaparecieron hace tiempo, bueno, ¿eso es todo? Porque tenemos que irnos >> -¿Se van? – deseé que Kris me estuviera mintiendo, que mi madre también me hubiera mentido, o que eso solo hubiera sido un sueño, que hubiera seguido siendo de su familia. << Si, vamos a comer en un nuevo restaurante de por aquí en la zona, Joe dice que te mande un saludo de su parte, papá me está diciendo que me apure, ah, tus amigas te mandan un saludo, te extrañan. Bueno Stella, te llamo cuando volvamos, chau, te quiero, hermanita >> Al decir “hermanita” me di cuenta de la gran mentira que había vivido durante todos esos años. -Adiós, Kris. Yo también te quiero… - ya venían las lagrimas, se asomaban por mis ojos - …hermanito… - dije cuando se me escaparon unas lágrimas. Corté la llamada. -¿Está todo bien? – me preguntó Gwen. Charlie me miraba algo triste. Toda mi vida era una mentira, inventada por Joseph y Samantha, tenía toda la razón en no llamarlos padres, ellos no lo eran, Joe no era mi hermano, eso no me dolió en nada, pero que Kris y Brenda no eran mis hermanos biológicos, eso me partía el alma en mil pedacitos. ¿Quiénes eran mis verdaderos padres? ¿Dónde estaban? ¿Por qué me dejaron? Esas preguntas me merodeaban la cabeza y me dolía no saber las respuestas a mis nuevas dudas. Simplemente sabía que yo no era la verdadera Stella que todos conocían, era una Stella huérfana, abandonada, desarmada, triste y sin identidad. Comencé a llorar desconsoladamente, temblaba. Charlie, como si comprendiera como se sentía, me agrazó fuertemente, hasta que casi no respiraba. Gwen ni se movía, pero sus ojos estaban húmedos. -No soy su familia, mis padres desaparecieron, soy huérfana. me abandonaron – lloré más fuerte todavía. Charlie me abrazó, aunque eso no me consoló nada. -Tranquila, Stella. Ni siquiera los querías – dijo Gwen en un fracasado intento por consolarme. Charlie le lanzó una cruel mirada fría a Gwen, una que nunca creí ver en Charlie por lo dulce que era. Pero yo, en vez de decir algo, me cubrí con la capucha de mi campera y salí corriendo de la habitación. Me encontré fugazmente con caras conocidas en el camino. Pero no les presté atención a ninguna de ellas. Además, tenía lágrimas en los ojos que hacían que mi visión se volviera borrosa e imposible de identificar a nadie. Me senté en la escalera más cercana a las habitaciones 82 ,83 ,84 ,85 ,86 ,87 ,88 ,89 y 90. Entre tantos sollozos, me di cuenta de que algunos no eran míos, parecían provenir de la habitación 82, y me levanté, toqué la puerta, y esperé a que alguien me abriera. Me quité la capucha, para no presentarme encapuchada, para que se me vea la cara, ya que había parado de llorar. -No hay nadie – dijo una vocecita chillona y suave desde el interior de la habitación. -Sé que hay alguien, o sino nadie respondería- dije, pensando que aquello que había dicho la vocecita chillona era una completa tontería. Segundos después una chica con cabello rojo, tanto como un tomate, y ojos verdes, abrió la puerta un poco, y estaba llorando. -¿Qué te pasa? – le pregunté a la chica. Ella tardó un poco en contestar. -Nada. No importa – respondió secándose una lágrima. -Si estas llorando, pasa algo. Y no sabes si me importa – me miró con tristeza y se secó otra lagrima con el puño. Me invitó a pasar, ella no compartía habitación con nadie, estaba sola. Cuando entré, lo primero que vi fue las paredes, que estaban escritas con negro “Fenómeno”, en las tres paredes, con letras grandes. Atravesando toda la habitación. -¿Quién hiso esto? – pregunté horrorizada, con mi habitación nadie se metía, claro que no era buena idea hacerme enojar, y mucha gente lo sabía. Ella señaló debajo de las letras N y O, que decía claramente “M. S. D. A”, que eran iníciales. -¿tú llorabas, no? – me preguntó, cuando me volví a ella, ya no estaba triste, es más, estaba sonriendo. -No, estoy bien. Soy Stella Ho… Stella. -Soy Stevie. Un placer conocerte Stella – dijo, y me abrió la puerta para salir – gracias, pero creo que limpiaré mi habitación. Nos vemos. – cerró la puerta y me retiré, algo confusa. Stevie era vecina del número 86, y eso me hiso pensar en las iníciales. (¿M?, S, ese se me hace conocido, podría ser algún Simon, Simone, Susy, Sally, Sarah, Spencer. Mmm… el último es un posible sospechoso, porque no conozco a alguien más que tenga un nombre que comience con S, a no ser que Samantha le hiciera bromas a la gente, que no es propio de ella, y, aparte, no pisaría el mismo lugar en donde estoy yo. ¿D? ¿A? muy sospechoso) pobre Stevie, ¿fenómeno? ¿Es ella un fenómeno? Tal vez, pero yo no juzgo mucho a las personas que no conozco, bueno, la mayoría del tiempo. Además, Stevie parecía una chica divertida, de un momento a otro cambió su ánimo, lloraba y luego sonreía. ¿Bipolar tal vez? Caminé un poco más, bajé las escaleras y me volví a poner la capucha. Me encontré con Jake en el pasillo, caminé lentamente con las manos en los bolsillos. Jake me agarró por el brazo. -¿estás bien? – preguntó dulcemente, mientras me sacaba la capucha de la cabeza. Notó como comencé a llorar otra vez. Como no. Todo era una mentira. Mis diecisiete años eran una mentira. La mentira más horrible de mi vida. Y yo me quejaba de las asquerosas vidas que tenían mis vecinas cuando yo tenía trece años, todas eran adoptadas, y eran cinco, lo descubrieron cuando tenían nueve años, todas, se enteraron antes que yo. Mis padres conocían a Joseph y a Samantha. Eso era horrible. Nunca me dijeron nada. Tal vez eran amigos, o incluso tal vez mejores amigos, y ellos le rogaron a Joseph y a Samantha que cuidaran de mí, porque no podía. Me imaginaba igual a mi madre, a ella, con hermoso cabello oscuro, ojos negros, como los míos, a mi padre, con cabello ondulado, castaño, y ojos increíblemente verdes. No le respondí nada a Jake, no quería - ¿es por lo de tus padres? – me quedé muda, Jake lo sabía, pero en vez de negarlo, le pregunté. -¿Quién te lo dijo? – pregunté confundida, nadie más que Gwen y Charlie (tal vez Spencer, Kevin y Liam) lo sabían. -Me lo dijo Charlie, estaba hablando con Joy en el pasillo. Me lo dijo ella. -¿Tú y Charlie son amigos? – pregunté, seguía confusa ¿Charlie se lo dijo? oh, bueno, creo que no se lo diría a medio país mas ¿no? -Es mi prima. Enmudecí. ¿Primos? ¿Familia? Estómago revuelto. Mente revuelta. ¿Qué sigue ahora? ¿Gwen mi amiga? ¿Spencer mi hermano biológico? Era algo increíble, luego pensé que era una broma. Pero pensé que Jake rara vez bromeaba, ni que lo conociera muy bien, pero parecía muy serio como para hacer bromas. Para mi sorpresa, se comenzó a reír, aumentó mis sospechas de la broma, pero luego me olvidé de aquello, concentrada (perdida) en su risa. Una hermosa risa. La risa más encantadora que alguna vez escuché. Sonreí, emboada. Poco a poco, Jake se fue dando cuenta de lo callada (cof, cof* embobada) que estaba. Dejó de reír. Ya no recordaba porque se había reído, solo recordaba su risa retumbando en mis oídos, y me encantaba. Luego recordé por que se había reído. Volví a reír, y el solo sonrió, pero eso me bastó. Aunque yo lloraba, las lágrimas se me habían borrado casi por completo. -No te apenes, ellos te cuidaron mucho. Te amaban. – dijo, con mucha razón, tal vez no Joseph, Samantha o Joe, pero Kris y Brenda si me querían. -Si. Mi hermano Kris me cuidaba siempre y jugaba conmigo. Y mi hermana Brenda me enseñó a tocar instrumentos y a cantar un poco. -Tu hermana murió, ¿verdad? – me preguntó, justo cuando me empecé a sentir mejor, él llegó con el tema de mi difunta hermana Brenda. No se percató de aquello, por lo que tuve que contestar. -Si, murió. Se suicidó. Desde que ella murió no he vuelto a tocar un instrumento o animado a cantar frente a la gente. Me miró, ce acercó un poco más a mí. Susurró muy bajito: -No debí haber preguntado, ¿verdad? Solté una risita estúpida, y él volvió a reír más fuerte. Pero en ese momento, la bipolaridad se apoderó de mí. Comencé a llorar. -¿Qué te pasa? – preguntó Michelle que apareció de pronto. -Nada, Michelle, no te incumbe, cosas… Mmm… personales, no te metas – dijo Jake, tratando de hacerla retroceder y enviarla a otra parte. -Si hablamos de meterse en los asuntos personales, Jake, tú eres el primero. Además, Stella es mi amiga, ¿verdad? ¿Qué sigue ahora, me encuentro un unicornio morado en la calle? ¿Me escogen como presidenta? ¿Aprendo a volar con la ayuda de un hechicero rana mágica? Ok, tengo que dejar de pensar tantas tonterías. -S-s-sí – respondí tartamudeando. -No la veo tan segura, pero, bueno, adiós Stella, espero que te sientas mejor. Michelle – luego se marchó. -Que aburrido que es – nos sentamos en las escaleras – ¿Qué pasa? -Mis padres me dijeron que… - primero dudé, en decírselo, pero que daño podía hacer, ya Charlie se lo había contado a Joy, a Jake, lo sabían Spencer, Kevin, Liam, Gwen. ¿Que mas? – no soy su hija, no soy su hija biológica, que conocieron a mis padres biológicos, que desaparecieron, y ellos tuvieron que hacerse cargo de mí. Es por eso. Estaba segura de que Michelle si vivía con sus padres biológicos, que ellos la llamaban con orgullo hija, y que ella los llamaba Papá y Mamá, no como yo, que nunca lo diría de verdad. -Es una situación, difícil, pero si ellos te cuidaron, es porque te quieren, te dieron lo mejor, porque te quieren. Es algo… complicado, yo nunca pasé y, gracias a Dios, no lo pasaré nunca, ¿Es muy difícil verdad? Lo siento, yo… - se quedó muda, pensé que porque se había dado cuenta de que había hablado demasiado, pero miró el pasillo. Yo miré para ver de qué se trataba. Liam, caminaba en nuestra dirección, se percató de que nosotras estábamos ahí, en las escaleras, y miró a otra dirección. Michelle se paró agarrada de mi mano, lo cual hiso que me levantara con ella. -Hola, Li-Liam.- saludó torpemente Michelle. ¿Nerviosa tal vez? -Hola, Michelle. Y… Stella. ¿estás bien? – me lo preguntaba a mí, pero Michelle casi responde su pregunta. -Si, solo… estoy bien – Michelle parecía a punto de estallar. Pero trató de tranquilizarse. -Pero… te desmayaste. Espero que no te haya pasado nada – dijo, tranquilo, nunca lo había escuchado hablar, pues tenía una voz maravillosa, Michelle si lo miraba mas embobada que yo a Jake. -Si, nada – dije, siguió caminando, subió las escaleras. Michelle se relajó, pareció no respirar durante toda la conversación (más bien corta) que tuve con Liam. – te gusta ese chico ¿verdad? -¿Se nota mucho? – preguntó peinándose el cabello con los dedos. Sonrió a las escaleras, por donde invisiblemente estaba Liam, pasando, una y otra vez – es tan lindo, sabes, él y sus amigos tienen un grupo en donde él canta, tiene una preciosa voz. -¿Enserio canta? – pregunté. -Si. Y es maravilloso. La voz más bella de todas.
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