• cristian mauricio gil mazzo
Cristian Gil
De la ciudad de Caicedonia, Valle, Colombia.
-
  • País: Colombia
 
Donde los rayos de luz se curvan  donde, en su curso de colisión,  una explosión de rayos gamma no pueda alcanzarnos  en el centro de un agujero negro  lejos de los universos chocando unos con otros desde la galaxia donde se encuentra la última estrella desafiando el azul del cielo Allí habita algunas veces  inalcanzable  Sin embargo estos lugares existen  Entonces me levanto un día más   a recuperar eso desvanecido hace tiempo No hay otro lugar para buscarloque en mi propio universo.
Soy de ese lugar de formas aleatorias resignadas en el tiempo   De ruinas disfrazadas donde los anhelos se asfixian entre grietas   Siendo un fantasma apenas soñado en silencio recogí un te amo de los escombros y he aprendido a gritarlo   Yo no te amo desde la luz la oscuridad es mi guía para ver el destello de mi ser que te proyecta desde un recuerdo una tabla flotando en medio del marSin dioses ni milagrosque me lleven hasta ti 
                          logro despertar al atenuar la caída en el doblar de mis rodillas Irrumpe Morfeo no cabe duda he sobrevivido a mi propia locura recuerdos como puñales sueños como puñales Soy testigo invisible de tus ríos negros pintados de rojo otra vez pintados de negro Escapando en contra vía por la luz que te forma en mis ojos intento matarte con este respiro del no-ser que me presta la inconciencia Despierto encarnado en la  mancha custodia cruzada en trayectorias de lágrimas Te conozco de un sueño
Yo no te amo. Es la vida que se abre paso en ti y en mi a los gritos   Yo no te amo no espero que lleguen a ti estas palabras   El amor no es una suplica por eso yo te lo ruego  Después de mentir tanto las palabras sólo son eso y no bastan, pero . . . sacas lo mejor de mi y me llevas donde mis palabras no alcanzan 
Tendí el puente esa noche, hebrea noche estrellada noche No tanto como un meloso y desagradable hombre por primera vez como un animal buscando calor (como mi gato esta noche fría, que salta a mi cama y se hace a mi lado)   Su ser, la semilla y la duda. Mi mente, tierra fértil y arada. Dudas y dudas de acertijos, y una respuesta bajo llave dispuesta a salir   El principal combustible es la lujuria quiera o no reconocerlo. El peligroso laberinto en que te miento y me mientes y una incertidumbre al no saber lo que piensas.   Recojo el puente . . . y estoy peor que antes.
Muerdo tu ser. Puedo sentir como tus caderas se desbordan por la curvatura de la bóveda estelar. Aquel lugar es centro del caos, principio y fin en que las pupilas  son cause de un río salvaje desatándose.   Ya esta sangre en ignición, tus firmes y blandos confines se desbordan del plano real. Dilucido las auténticas magnitudes de la vida invadido de ti por mis venas.   Intento grabar de tus poros esas palabras tan grandes, beber ese lenguaje.   Destinados a este instante sumergidos en el magma tú y yo un cuerpo al unísono
Con mi ira blanca quiero irradiar tus oscuros sistemas La trayectoria de un puño El viaje de una lágrima El destino de una bala perdida   Mortal desigual distinto Excluido de la orgía de las mascaras felices   En el último eslabón de la cadena engendrando un Ares dentro de sí un Ares traspasando con los dedos sus propias palmas   Desde que este mortal entre mortales Desde que este desigual entre desiguales Desde que este distinto entre distintos   Aquel de su verdad desterrado…   Vuelve a ser. . . por la llama bendecido.
El niño caminaba por un valle de espinos y una sombra lo llamó de entre tinieblas más oscura que las tinieblas mismas ¿cómo no acudir al llamado de la voz que apacenta las bestias?   En un parpadeo de muchas eras se preguntó porqué, sumido en el color negro de miseria, al cerrar sus ojos reinaba el rojo de sus párpados   bajo esta triste oscuridad que nos protege. . . soñaste . . .   Y el big bang de tu luz comenzó   Uno de tus cadáveres se reveló ante la muerte fuiste digno del choque con la luz cegadora. Se doveló el valle de espinos bajo un genocidio de sueños Y el cadáver era un sueño con un agujero en el cráneo   agujero que atravesó el resplandor y recorrió todos los salones de su mente   De la arena decantada surgió otro niño portador de un grito al universo.   Que estos ojos para la oscuridad cerrados estarán siempre prestos a la luz del relámpago
 Aves blancas volando a la media noche La lluvia me habla con gritos macabros La arquitectura del espanto se crea con la luz negra de la noche   Ladran los guardianes de la nada a la oscuridad de mi alma he sido descubierto por mi espina dorsal ha transitado la maldad que me delata
Si me vieras correr... corro con la fuerza de los caballos blancos   Corro en el amanecer hace frío la luna engargolada en una mano difusa   Mi mente dislocada sólo ve caballos blancos caballos blancos caballos blancos que emanan, como truenos, de la tierra veo caballos blancos caballos blancos que se desbordan por los peñascos celestes   Cuando mis ojos ya no se llenen del rayo y las dos eternidades me hallan borrado  digan aunque no sea cierto Que en uno de esos caballos se ha ido mi alma
El lugar de todos los días se convierte en escenario de otro mundo de un sueño.  La efigie maldecida a ser virgen, con sus piernas selladas, espera quien la ame eternamente.   En el cielo ni una estrella. Un niño trae un taburete, y se asoma por la ventana redonda que le da menos penumbra a la noche.   La bruma se da cuenta que la luz de las altas farolas se despedaza todas las noches en las ramas de un árbol para morir después en el agua del ojo de un espectro.   Como si todo el cosmos sucediera en este instante en el jardín de la bruma.
Corre entre la niebla se asemeja a un fantasma a una estrella distante No hay dios ni ser que descifre su dolor El aire lo envenena   Cercada por sus enemigos está la ciudad que lo reside Habitante cautivo El frío despiadado del concreto es la soledad de Dios   Cada enemigo es una esquina en estas calles siniestras El régimen del rito oscuro ha vencido La esperanza de los faltos   Desde estos abismos de dolor clamo su nombre Él que puede entenderme Él que tal vez me conoce   Sobre brazas ardiendo va el enemigo de Dios Corriendo entre la niebla
La rosa se abraza a sí misma cortando con el aire el espacio Déjala que te toque tan siquiera con esas manos elementales   Comienzan a cantar un lugar de luz los sentidos que danzan desnudos las orillas universales el frenesí del prisma serpentea ya en los arcos celestes   Así pues con el suspiro del fuego irán pequeñas luciérnagas camicaces que quisieron morir desde siempre al pie de tus atalayas en el fondo del mar

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