Un cuarto amueblado luce bien cuando las cosas están colocadas con espacio una de la otra. Imaginemos un sala donde los sillones estén pegados a la mesa de centro, con lamparas encima de cada sofá y floreros cubriendo cada espacio libre entre mueble y mueble con cuatro paredes alrededor sin ventana alguna. Suena imposible que la casa de alguien pudiera ser así, ¿no?. Pues la mente del 98 por ciento de las personas “funciona” de esa manera. Si nos detenemos a observar, nos daremos cuenta de la cantidad de pensamientos están pegados uno tras otro sin dejar espacio. Pensamientos que nos hablan de mañana o de ayer o del 2005 o de la próxima reunión o de hoy en la noche. Oscilamos entre pasado y futuro, mientras estamos en el momento presente. ¿Esto es fácil de imaginar? Lo que es peor, nos es muy familiar. Esto resulta lo más común, pero en realidad es una discapacidad, digamos, estamos infestados de información, que generan pensamientos y sentimientos que resultan en acciones. Acciones que nos llevan a todo tipo de lugar, como sufrimiento, conflicto, miedo, ansiedad, expectativas que con llevan frustación, nos trasladan a todo tipo de sitio menos a lo único que tenemos, el presente. Si observamos más de cerca contemplaremos que lo que tenemos, es sólo eso, el presente y si lo ignoramos, estamos cortando la capacidad de vivir.Seamos observadores de estos pensamientos, como quien se mete de incógnito atrás del escenario en plena obra de teatro, contemplemos como se mueven y actúan los personajes mediante un guión establecido, vivimos lo irreal del momento. Este estado de observación nos hace estar alertas de lo falso. Entonces, en ese momento podemos decidir no vivir en lo irreal y regresarnos a lo que es palpable, nuestro momento presente.Al vaciar nuestra mente de pensamientos como quien vaciara un vaso de agua, queda suficiente espacio para que entren nuevas experiencias y poder hacer crecer la energía del presente. Cuando estamos en este estado, se abren todas las posibilidades y apreciamos el momento en su gran dimensión. La preocupación (futuro) se desvanece, la culpa o añoranza (pasado) desaparece y lo que queda es lo real, el ahora.Vivir es eso, pongamos la atención en este momento. Llenemos de espacios nuestra mente, se apreciará al 100 por ciento la realidad y nos llenará de energía. Separemos pensamientos, procurando espacios de silencio entre cada uno (no juicios, no adjetivos, no definiciones) y entrará el momento en todo su esplendor. Seremos dueños del escenario, viviendo.