El sol transfiere silenciosamente algunas hojas sobre mi piel y sin darme cuenta dejan de ser luz o sombra y se guardan como una intención de paisaje para mañana cuando mi cuerpo regrese a la arcilla.

UNA LLAVE SENSIBLE BUSCA MANUAL DE CERRADURASOsada e imprudente salto entre tapaslomos, guardas y cuerpos exquisitos.Abro expertos alfareros que brindan a los profanospalabras modeladas en formas llenas de gracia.Labrados versos con  incrustaciones preciosas.Encuadernaciones con cintas bordadas en tono pastel.Una coleccion contemporanea uniformada en acento y fachada;unidad, variedad, color, equilibrio, proporcion, armonia...Técnicamente perfecto, predecible, frio.Otras criaturas germinan en el espacio vacio del estanteen la huella delgada y triangular del libro ausenteun espacio que ha sido atravesado y abandonadopor tantas columnas de letras e imagenesque ha creado una mixta expedicion en el airetan salvaje que, por hospedarlaperfora mis ejes con ritmo de taladroy construye accidentadamente una estructura alternativaun sistema interno de rielesque traslada sentimientos enconados y los traeenfermos y desesperados, hasta la boca...Mi tema es un organo que masajeocon el respeto de una imposicion de manosla sutileza de la digitopunturao la pasion del estrangulamientohasta descubrir los jugos y la texturade sus micro-desgarramientos.Y quedamos expuestos, sin pinzas ni tapa-bocassin herramientas para sujetar herramientas.Con mano desnuda aprieto y sangroencuentro dolor, asco, miedo...El papel es sabana de quirofanosudarioy manta de recién nacido.Damarys Gonzalez

Repartición de bienesEl "sí, acepto" ahora se divide en dosven, vamos a partir el botín emocional.Medio frasquito de sudor, lágrimasy cualquier fluidopara cada uno.Exactamente.Tan higiénicos los números ¿verdad?¿cuánto mide esa pequeña tristeza?¿cuántos gramos tiene el dolor?¿cuál de mis riñones te toca?...necesito pinzas y tijera para cortar esta hora.Puedo ver líneas punteadas que flotan en el espaciopersiguiendo un respiro mío.¿mi pedazo de la huella?¿tu parte de la cicatriz?Los sentimientos fallanlas matemáticas no.¿Dos partes de una vezo dos veces la peor parte? Damarys Gonzalez

El circo      A un lado de la cuerda floja están mis antiguos sacos de arena,al otro, el ancla que me acabo de quitar del pie. El alambre se mece yyo estoy exhausta. En  éste mismo circo he sido  domador, payaso,mujer barbuda y lanzador de cuchillos. Ahora soy equilibrista y aceptosugerencias del público. Kilómetros de alambre por delante. Llevo enhombros una hermosa trapecista con los ojos vendados que confíaplenamente en mí. Estoy a punto de salir de la carpa, el alambre mequema los pies, miro mi viejo ancla con nostalgia mientras el maestrode ceremonias corretea en el suelo con una red. Me está cuidando, perodesea que caiga para pescarme de nuevo. Cual doncella en apuros medejo caer, la pequeña trapecista toma con destreza otro trapecio y sebalancea observando atentamente el desenlace de la función, el héroese distrae un momento cautivado por el espectáculo de las focas y lahermosa equilibrista estremece la gran carpa con su aparatosa caída.Sigo viva... pero ahora soy la pelota de la foca.

El dolor se olvidó de mi cuerpo y lo dejó como una escenografía habitada por un huérfano. Hoy no he podido llorar perdieron la orilla mis lágrimas.

Mi pensamiento deambula por nuestra vieja casa y va cubriendo de olvido uno a uno los objetos de tus cosas apenas permanecen unas sombras sombras con filo que a veces me han herido los dedos.

Una nube se levanta con alma de montaña y se pliega para crear blancas vertientes y cimas se baña, cual inmenso papel de acuarela con una veladura gris y azul el color exacto de la lejanía un rayo de sol descubre su cauce de piedras y una hoja se deja llevar a través de sus aguas.

La lluvia desata los nudos de la negra costura del cielo algunas estrellas resbalan entre las gotas de agua y se quedan dormidas tiritando en el suelo.

Esta habitación es una cáscara que el espejo divide en dos silencios idénticos. El rostro que me mira trata de asirme mientras se fuga en el vacío. El rostro con que miro es de una niña aterrada que no puede escapar porque ambas puertas son reflejos.

Mi memoria es un fino manto de polvo que se empeña en guardar la silueta de tus cosas.