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Encubierta
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¿Cuándo soy yo y cuándo, un sueño? Se decía Mónica reflejada en el espejo del baño, agarrada a él, mientras descendían sus uñas por la ruta del cristal, chirriando. Mónica no podía separar la realidad de sus sueños y por ello su existencia se había convertido en una pesadilla continua. No sabía desde cuando. No recordaba cuando fue que algo en su cerebro hizo "pum", o "crack". O "puff". Se apagó la luz y todo se descontroló.Los sueños son vida. No hay duda. Pero se encuentran en unos compartimentos estanques, perfectamente al margen de la vida de afuera, de la que no desarrolla la mente. Eso se decía Cristina. ¿O era Mónica? Mas ahora, se explicaba a si misma: "Ya no puedo controlar. No sé si estoy soñando, si ahora soy real: Si mi escena actual lo es. No sé si soy así y es cierto que me hallo aquí". Se echó agua contra el rostro varias veces. Luego levantó la cabeza, observó. Vio a una chica asustada. Y Cristina se asustó también: No sabía si era ella.Cruzó el pasillo de su casa tan rápido como pudo. ¿Qué lugar estaba recorriendo? ¿Hacia dónde iba? Se encerró en su habitación por instinto. Y se lanzó sobre la cama. Lloró. Y luego quizás soñó. O, puede que no. Pudo estar viviendo aquéllo que creyó soñar. Luego salió de casa, atravesó el jardín y anduvo parte de la noche perdida entre calles solitarias de una ciudad. Quizás, su ciudad. La de Julia. ¿O la de Cristina? Se detuvo ante el recinto de una feria, cerrado. Unos grandes perros ladraban con virulencia, atados algo más allá. Estuvo un buen rato. No llevaba reloj. No sabía a dónde ir... ¿Había quedado con alguien? ¿Tenía algo qué hacer? Posiblemente, si. Algo que hacer. Un individuo en su vida. Un familiar... No recordaba bien, si existía alguien. Porque, ¿Dónde estaba papá? ¿Dónde se hallaba mamá? No los recordaba. Cuando las palabras papá y mamá brotaban de su mente no lo hacían acompañadas de imagen alguna. Podía estar soñando. Lo más posible. Cuando se despertara se encontraría en una habitación llena de luz, el mejor fragmento de una confortable casa. Entraría mamá con el almuerzo. Todo sería muy normal. Si ahora estaba soñando, su extraño sueño la hacía discurrir por recónditos parajes, lugares de las afueras de una ciudad. ¿Por qué siempre así? ¿Por qué siempre Julia se hallaba metida en los arrabales? Se alejó de la feria, pidió un cigarrillo a una chica sentada en un portal. Entró en un bar.¿Quién diablos soy? ¿A quién estoy suplantando? se interrogaba en silencio Yolanda. ¿O era Julia? Sentada allí, ante una pequeña mesa circular. Con una jarra fría de cerveza, un paquete de tabaco rubio que acababa de comprar. En la máquina de discos sonaba la canción de Antònia Font... ¿Qué canción era? ¿Se encontraba en el bar? ¿Qué canción... si todo era silencio? ¿Si en su mente no había color, no habían figuras, ni sensaciones, ni una sola voz, ni un ruido que rompiera el miedo? Yolanda estaba sin nada, ella sola... Nada más. ¿O era Carmen? La que tenía la premonición de que no podría aguantar más allá de unos segundos el poder sentirse a si misma, y que tras esa pérdida todo quedaría en blanco.Apoyando las manos en el espejo del baño intentó observarse con una cierta serenidad. Pero le costaba mucho esfuerzo. Se perdía. Necesitaba mirarse a los ojos. Buscar en lo más profundo de ellos. ¿Qué? Que no la olvidaran. No quedar abandonada de su memoria. Sus ojos claros, cansados, no la iban a ayudar en nada: Sin expresión, sin nada que contar. Como si ellos ya hubiesen llegado al final y se desentendieran: Si iba a quedar abandonada. Carmen, o Mónica, bajó la cabeza. Toda ella fue mansedumbre. Y a mí, no se me ocurre otra cosa que picar en el teclado: "Ya no está". ¿Quién?, me pregunto luego. No lo sé...
Claves y fin de un juego
Autor: Encubierta  1806 Lecturas
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He llegado de mi sombra, libre al finde ese pasado que impedíami recorrido por lo nuevo,he llegado sin mis flores,pero también sin lágrimas en los ojos,he perdido mi ternura, los espacioscálidos...Pero estoy aquí, y ahora soy la incertidumbre,lo que no se diseña, se desconoce,soy por lo que no se apuesta,eso que llaman un futuro por andar...
Una fonética nueva
Autor: Encubierta  1205 Lecturas
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Ella le dice que silbe y deja ante sus ojosla bella piel de su escote profundo. Humphreycarraspea en su vaso, masculla una indecencia,siente fuego en el cuerpoy como la pequeña tiene vida propia.El silencio... tras su voz,"Silba", y el silencio como el paso de una bala.Los tacones golpean suavementetras la espalda adquirida a un serafín,ve a la Bacall fundirse en negro,ese espacio del celuloide a donde vantodas las almas turbias, los pecadosde la mente, y los pasos con veneno.Se la ve tan elegante, lo deja tan postradoque si silbar pretendesaldrá un silbo rasurado, un poco de airejunto a la tos de unos pulmonesviejos, mas enamorados.
No silbes
Autor: Encubierta  1149 Lecturas
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Deprimentecomo unas manos que acaricianal tiempo que se alejan.Gris, gris, gris...Eres la tarde que se muere.Siempre la misma.
Tu fin, mi final
Autor: Encubierta  1133 Lecturas
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Aguas profundas,rojas de sangre,ojos de la desmesura,y tú también...Cera candente,piel sonrosada,templo de la oscuridad que quema,y tú también...Vastos espacios,lugares de cautiverio,argollas con restos de carne,y tú también...Y tú también, y tú también,y tú también, y tú también!!También... Y tú, tú también,tú también, tú... Tú, Tú. A quien regalo un vientre blancocúal la nieve,una flor abierta de rojo amanecer,y aliento trémulo, también...
Como la cera
Autor: Encubierta  1129 Lecturas
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Eres más tú de lo que nunca jamás has sido, cuando tus pasos libremente se borran y la arena resta virgen de nuevo. En estas circunstancias tu rostro es el verdadero, hermoso igual que lo son los restantes: caretas bellas de un perverso muñeco.Eres más tú de lo que nunca jamás has sido, cuando tus manos haciendo magia, me dejan sin sombras, sin referencias por donde salir a buscarte. Me encierras en mí con un par de caricias en el rincón más gentil.Siendo tú el maestro que yo he elegido, me has dejado sin mapas, ya no sé trazarte, dibujar rutas de invierno, planear contraataques: Una neblina adhiere a mi cuerpo noches de tundra y un frío hostil, que se esparce como dulce veneno, besa a la sangre, seduce a mi piel.Y ahora cuando me dices, dentro de sueños profundos, que estas cosas se acaban del todo y no hay posibilidad de regresos, de construirlas de nuevo... me haces llorar, llorar dentro de mi sueño, en el más duro de los silencios. 
Un trozo de hielo
Autor: Encubierta  1121 Lecturas
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Surgido de la niebla, viniendode un mundo sin colores, amargo en lo grisáceo,perdido en lo oscuro, su rabia traía en el paladarclavada como el arpón del capitán Akab.Era una tarde maldita, propicia para él,en esas horas en que el castigo va de ronda, se paran los relojes y los cuchillos aparecen en las manos.Un pueblo de labradores celebraba sus fiestas del otoño,y una pequeña feria transcurría entre oloresy sabores de la franca alegría, de la lujuria escondida.Llegó el sietemachos, su voz rompió la seda,mató las lindas muñecas que se exhibían en las casetas,se nos comió a los niños y afeitó a la pobremujer barbuda. Dejó un espacio de sangredonde verse tal cúal era, nosotros nos juntamos,tembloroso ruedo de carne. Y le oramos a los cielos,cuando el hombre está indefenso busca siempre al Creador,no lo encuentra, mas lo busca una y otra vez...Y el cielo a nuestros ruegos se rajó su vientre,echó una gran tormenta, con rayos venidos de caza,y truenos como disparos de cañones para matarnosasustados en las faldas de nuestras madres. Cayó agua hasta ahogarnos: Perecimoscon las manos juntas, con rezos en la lenguay padrenuestros transitando acumuladospor las venas.  Surgido de la niebla,de un mundo sin colores,camino de la feria,el Hijo de Dios...
Nuestro enemigo público
Autor: Encubierta  1111 Lecturas
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El fondo de las aguas esconde aquellas manosque me acariciaron toda, que bellas navegaron...hasta que la luz del día se entregó a la derrota,la vida fue borrada, los colores encerrados,los puños reventaron la piel para que manaranesos hilillos de sangreque aún, bordean entre mis pecascomo la corriente de los ríossortea miles de rocas...Golpearon los puños enfurecidos,aplaudiéronte los dioses, bajaron oracionesa librarse a tu servicio. Y los gritos...los gritos contra los cristales, el malcontra el silencio, tu sombra contra ti,el pasado apresó a tu cuerpo,vinieron de la calle, te apartaron de tu herida,cubrieron mi desnudez, te llevaron hasta el lago.El fondo de las aguas esconde aquellas manos,en el fondo de mis ojos el gritonunca se acaba: es tu caricia eterna. 
El grito
Autor: Encubierta  965 Lecturas
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Las llagas de tus pies, mis lágrimasque se pierden en sus agujeros de pusy sangre aguada. Las rayas de tus manos,arañazos de gatas que al fin se te soltaron,viejo capellán, soldado derrotado,hombre... antes de ser hombre.Viejo sultanato que muere en un bazarenfermo por lo oscuro, asfixiado de silencio,fantasías perdidas que escaparon como globosde gentes de ciudades junto a las orillas de los mares,herida tu conciencia, con el corazón lacrado,tu viejo sexo ya sellado, hombre...que antes de todo, sólo quiso ser hombre.  
Como suenan los tamboresen mitad de la noche...Me dices desde tu móvilque la muertese solaza y diviertepara pretender asustarnos.Pero que pasará. Es cruel,pero ya está pasando.Yo sé que hay un sitio muy pequeño,cercano al sendero de abedules,un rincón aún no inventadopor la gracia de Dios, sin pisadas de santos,sin besos de las flores de primaveraque se marchitaron. Cuando piensastu cerebro es como un campo de minasy me recuerdas al soldado inglésque en La Hija de Ryanse ahogó entre una guerray unos bellos muslos de muchacha. Te has sentado a fumar un pitillo,me ofreces otro a mí,y descubres en el horizontetu fracaso que llega de nuevo.Soldado inglés, con una granada en la mano.
El juego
Autor: Encubierta  847 Lecturas
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Me como en el vientre de la soledad,y me siento muerta en el receptáculo de luzde mi cerebro inmortal. O no.O me como en el receptáculo de mi cerebrooscuro y dispuesto a degollar.Y me siento en el vientre como una alimañaque solo busca cazar para vivir un día más.Aunque sea cazarme a mí, comerme,para sobrevir ahí, un día más. (Dedicado a Rodrigo García Varela, por sús meditaciones de miedo y esperanza)22.04.2011 
Comer el sentido
Autor: Encubierta  819 Lecturas
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Nadie te conoceviejo cadáver que te llevanen una mañana de verano,nadie te conoce, ni cuando respirabas tras la puerta,a resguardo del jardín, Señoravieja, ni los vecinos saben dar tu nombrea los policías. Nadie recuerda haberte hablado, y en dos díasno sabrían dibujar ese rostro cetrinoque tenías: tantas arrugas para nada,tanta lágrimas que no brotaron.Así se muere: vieja, sola y sin que a los demásles importe nada. Ya se está besando la parejaque vivía a tu lado. Con un escalofrío,pero ya se está besando.
La Mujer Invisible
Autor: Encubierta  706 Lecturas
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(Llaman)¿Otra vez? No estoy par nadie.El Príncipe de Gales, ¿Y qué dice?"Asesinad al autor más grande del siglo!!"Ahhh! ¿Se acostaría en mi cama?"Yo quiero trabajar en el teatro",estoy borracho...(Llaman)¿Otra vez? No estoy para nadie.Comprendo. ¿Por qué miras el reloj?Kean, renuncia a esa mujer.¿Qué?Si no es por obediencia...No es por cordura. En los buenos tiempos como los malosespera la respuesta. Llamany no estoy para nadie. Solopara el Príncipe de Gales.Estoy borracho... No soy Kean, y Romeo era Kean, y Otelo era Kean, y Hamlet era Kean.Estoy borracho....(Llaman). ¿Qué soy? ¿Un protegido o un amigo?
Kean
Autor: Encubierta  680 Lecturas
Morimos un momento entrelazados,DIBUJA UN RAYO EN LA NOCHE,Todo será complacencia,el postrer segundo en que el sol aún reluceEXPLOTA EL ESTRUENDO POSTERIOR,el sendero de los tilos dorados por las hojasen su declinar de muerteDERRIBA LAS CRUCES DE LOS CEMENTERIOS,muertas de otoño, las sombras de los amantestras las montañas. Luego, ¿resta el vacío?APARTA A MANOTAZOS LAS NUBES BUSCANDO A DIOS...paseando cogidos del brazo, el cielo¿el silencio que imprime el frío de los campos?CUANDO TAN SOLO ESTÁS QUE ENLOQUECES se va a envolver en hinchadas nubes de tormenta¿La amenaza de las nubes tan oscuras?COMO UNA BRÚJULA QUE SE HA PERDIDO,y los primeros rayos iluminarán tu escenario de tristeza.Alguien, en el interior de una casa,AÚN ESTOY YO AQUÍ, BAJO TU SOMBRA.Morir por morir y nada más...en una cálida y serena habitación,mientras el amorle dice a otro: te amo.se eleva a las cielosY le ofrece sus manos, que quizása quemarse bajo el solestán temblando.para morir también."TODO SERÁ COMPLACENCIA". 
Creciendo.Nos estamos convirtiendo todos en adultos.Quizás.Y quizás a ninguno os guste.No sé, ¿te gusta Suances?Pero Ana aparece fuera del círculo,como si siempre lo hubiera estado.Crece.Crece más, dices tú.Fuera del círculo del mismo modoque tú te hallas fuera de mi vida,aún cuando ahora te encuentres aquí.Insistes en que nuestra relación saldrá a flotemás allá del círculo que nos forjamos todos...Menos Ana.
El diario culpable
Autor: Encubierta  631 Lecturas

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