Aug 03, 2011 Aug 01, 2011 Jul 29, 2011 Jul 28, 2011 |
Deprimentecomo unas manos que acaricianal tiempo que se alejan.Gris, gris, gris...Eres la tarde que se muere.Siempre la misma. ¿Cuándo soy yo y cuándo, un sueño? Se decía Mónica reflejada en el espejo del baño, agarrada a él, mientras descendían sus uñas por la ruta del cristal, chirriando. Mónica no podía separar la realidad de sus sueños y por ello su existencia se había convertido en una pesadilla continua. No sabía desde cuando. No recordaba cuando fue que algo en su cerebro hizo "pum", o "crack". O "puff". Se apagó la luz y todo se descontroló.Los sueños son vida. No hay duda. Pero se encuentran en unos compartimentos estanques, perfectamente al margen de la vida de afuera, de la que no desarrolla la mente. Eso se decía Cristina. ¿O era Mónica? Mas ahora, se explicaba a si misma: "Ya no puedo controlar. No sé si estoy soñando, si ahora soy real: Si mi escena actual lo es. No sé si soy así y es cierto que me hallo aquí". Se echó agua contra el rostro varias veces. Luego levantó la cabeza, observó. Vio a una chica asustada. Y Cristina se asustó también: No sabía si era ella.Cruzó el pasillo de su casa tan rápido como pudo. ¿Qué lugar estaba recorriendo? ¿Hacia dónde iba? Se encerró en su habitación por instinto. Y se lanzó sobre la cama. Lloró. Y luego quizás soñó. O, puede que no. Pudo estar viviendo aquéllo que creyó soñar. Luego salió de casa, atravesó el jardín y anduvo parte de la noche perdida entre calles solitarias de una ciudad. Quizás, su ciudad. La de Julia. ¿O la de Cristina? Se detuvo ante el recinto de una feria, cerrado. Unos grandes perros ladraban con virulencia, atados algo más allá. Estuvo un buen rato. No llevaba reloj. No sabía a dónde ir... ¿Había quedado con alguien? ¿Tenía algo qué hacer? Posiblemente, si. Algo que hacer. Un individuo en su vida. Un familiar... No recordaba bien, si existía alguien. Porque, ¿Dónde estaba papá? ¿Dónde se hallaba mamá? No los recordaba. Cuando las palabras papá y mamá brotaban de su mente no lo hacían acompañadas de imagen alguna. Podía estar soñando. Lo más posible. Cuando se despertara se encontraría en una habitación llena de luz, el mejor fragmento de una confortable casa. Entraría mamá con el almuerzo. Todo sería muy normal. Si ahora estaba soñando, su extraño sueño la hacía discurrir por recónditos parajes, lugares de las afueras de una ciudad. ¿Por qué siempre así? ¿Por qué siempre Julia se hallaba metida en los arrabales? Se alejó de la feria, pidió un cigarrillo a una chica sentada en un portal. Entró en un bar.¿Quién diablos soy? ¿A quién estoy suplantando? se interrogaba en silencio Yolanda. ¿O era Julia? Sentada allí, ante una pequeña mesa circular. Con una jarra fría de cerveza, un paquete de tabaco rubio que acababa de comprar. En la máquina de discos sonaba la canción de Antònia Font... ¿Qué canción era? ¿Se encontraba en el bar? ¿Qué canción... si todo era silencio? ¿Si en su mente no había color, no habían figuras, ni sensaciones, ni una sola voz, ni un ruido que rompiera el miedo? Yolanda estaba sin nada, ella sola... Nada más. ¿O era Carmen? La que tenía la premonición de que no podría aguantar más allá de unos segundos el poder sentirse a si misma, y que tras esa pérdida todo quedaría en blanco.Apoyando las manos en el espejo del baño intentó observarse con una cierta serenidad. Pero le costaba mucho esfuerzo. Se perdía. Necesitaba mirarse a los ojos. Buscar en lo más profundo de ellos. ¿Qué? Que no la olvidaran. No quedar abandonada de su memoria. Sus ojos claros, cansados, no la iban a ayudar en nada: Sin expresión, sin nada que contar. Como si ellos ya hubiesen llegado al final y se desentendieran: Si iba a quedar abandonada. Carmen, o Mónica, bajó la cabeza. Toda ella fue mansedumbre. Y a mí, no se me ocurre otra cosa que picar en el teclado: "Ya no está". ¿Quién?, me pregunto luego. No lo sé... Aguas profundas,rojas de sangre,ojos de la desmesura,y tú también...Cera candente,piel sonrosada,templo de la oscuridad que quema,y tú también...Vastos espacios,lugares de cautiverio,argollas con restos de carne,y tú también...Y tú también, y tú también,y tú también, y tú también!!También... Y tú, tú también,tú también, tú... Tú, Tú. A quien regalo un vientre blancocúal la nieve,una flor abierta de rojo amanecer,y aliento trémulo, también... Eres más tú de lo que nunca jamás has sido, cuando tus pasos libremente se borran y la arena resta virgen de nuevo. En estas circunstancias tu rostro es el verdadero, hermoso igual que lo son los restantes: caretas bellas de un perverso muñeco.Eres más tú de lo que nunca jamás has sido, cuando tus manos haciendo magia, me dejan sin sombras, sin referencias por donde salir a buscarte. Me encierras en mí con un par de caricias en el rincón más gentil.Siendo tú el maestro que yo he elegido, me has dejado sin mapas, ya no sé trazarte, dibujar rutas de invierno, planear contraataques: Una neblina adhiere a mi cuerpo noches de tundra y un frío hostil, que se esparce como dulce veneno, besa a la sangre, seduce a mi piel.Y ahora cuando me dices, dentro de sueños profundos, que estas cosas se acaban del todo y no hay posibilidad de regresos, de construirlas de nuevo... me haces llorar, llorar dentro de mi sueño, en el más duro de los silencios. Surgido de la niebla, viniendode un mundo sin colores, amargo en lo grisáceo,perdido en lo oscuro, su rabia traía en el paladarclavada como el arpón del capitán Akab.Era una tarde maldita, propicia para él,en esas horas en que el castigo va de ronda, se paran los relojes y los cuchillos aparecen en las manos.Un pueblo de labradores celebraba sus fiestas del otoño,y una pequeña feria transcurría entre oloresy sabores de la franca alegría, de la lujuria escondida.Llegó el sietemachos, su voz rompió la seda,mató las lindas muñecas que se exhibían en las casetas,se nos comió a los niños y afeitó a la pobremujer barbuda. Dejó un espacio de sangredonde verse tal cúal era, nosotros nos juntamos,tembloroso ruedo de carne. Y le oramos a los cielos,cuando el hombre está indefenso busca siempre al Creador,no lo encuentra, mas lo busca una y otra vez...Y el cielo a nuestros ruegos se rajó su vientre,echó una gran tormenta, con rayos venidos de caza,y truenos como disparos de cañones para matarnosasustados en las faldas de nuestras madres. Cayó agua hasta ahogarnos: Perecimoscon las manos juntas, con rezos en la lenguay padrenuestros transitando acumuladospor las venas. Surgido de la niebla,de un mundo sin colores,camino de la feria,el Hijo de Dios... Ella le dice que silbe y deja ante sus ojosla bella piel de su escote profundo. Humphreycarraspea en su vaso, masculla una indecencia,siente fuego en el cuerpoy como la pequeña tiene vida propia.El silencio... tras su voz,"Silba", y el silencio como el paso de una bala.Los tacones golpean suavementetras la espalda adquirida a un serafín,ve a la Bacall fundirse en negro,ese espacio del celuloide a donde vantodas las almas turbias, los pecadosde la mente, y los pasos con veneno.Se la ve tan elegante, lo deja tan postradoque si silbar pretendesaldrá un silbo rasurado, un poco de airejunto a la tos de unos pulmonesviejos, mas enamorados. He llegado de mi sombra, libre al finde ese pasado que impedíami recorrido por lo nuevo,he llegado sin mis flores,pero también sin lágrimas en los ojos,he perdido mi ternura, los espacioscálidos...Pero estoy aquí, y ahora soy la incertidumbre,lo que no se diseña, se desconoce,soy por lo que no se apuesta,eso que llaman un futuro por andar... Como suenan los tamboresen mitad de la noche...Me dices desde tu móvilque la muertese solaza y diviertepara pretender asustarnos.Pero que pasará. Es cruel,pero ya está pasando.Yo sé que hay un sitio muy pequeño,cercano al sendero de abedules,un rincón aún no inventadopor la gracia de Dios, sin pisadas de santos,sin besos de las flores de primaveraque se marchitaron. Cuando piensastu cerebro es como un campo de minasy me recuerdas al soldado inglésque en La Hija de Ryanse ahogó entre una guerray unos bellos muslos de muchacha. Te has sentado a fumar un pitillo,me ofreces otro a mí,y descubres en el horizontetu fracaso que llega de nuevo.Soldado inglés, con una granada en la mano. Creciendo.Nos estamos convirtiendo todos en adultos.Quizás.Y quizás a ninguno os guste.No sé, ¿te gusta Suances?Pero Ana aparece fuera del círculo,como si siempre lo hubiera estado.Crece.Crece más, dices tú.Fuera del círculo del mismo modoque tú te hallas fuera de mi vida,aún cuando ahora te encuentres aquí.Insistes en que nuestra relación saldrá a flotemás allá del círculo que nos forjamos todos...Menos Ana. Me como en el vientre de la soledad,y me siento muerta en el receptáculo de luzde mi cerebro inmortal. O no.O me como en el receptáculo de mi cerebrooscuro y dispuesto a degollar.Y me siento en el vientre como una alimañaque solo busca cazar para vivir un día más.Aunque sea cazarme a mí, comerme,para sobrevir ahí, un día más. (Dedicado a Rodrigo García Varela, por sús meditaciones de miedo y esperanza)22.04.2011 Nadie te conoceviejo cadáver que te llevanen una mañana de verano,nadie te conoce, ni cuando respirabas tras la puerta,a resguardo del jardín, Señoravieja, ni los vecinos saben dar tu nombrea los policías. Nadie recuerda haberte hablado, y en dos díasno sabrían dibujar ese rostro cetrinoque tenías: tantas arrugas para nada,tanta lágrimas que no brotaron.Así se muere: vieja, sola y sin que a los demásles importe nada. Ya se está besando la parejaque vivía a tu lado. Con un escalofrío,pero ya se está besando. Morimos un momento entrelazados,DIBUJA UN RAYO EN LA NOCHE,Todo será complacencia,el postrer segundo en que el sol aún reluceEXPLOTA EL ESTRUENDO POSTERIOR,el sendero de los tilos dorados por las hojasen su declinar de muerteDERRIBA LAS CRUCES DE LOS CEMENTERIOS,muertas de otoño, las sombras de los amantestras las montañas. Luego, ¿resta el vacío?APARTA A MANOTAZOS LAS NUBES BUSCANDO A DIOS...paseando cogidos del brazo, el cielo¿el silencio que imprime el frío de los campos?CUANDO TAN SOLO ESTÁS QUE ENLOQUECES se va a envolver en hinchadas nubes de tormenta¿La amenaza de las nubes tan oscuras?COMO UNA BRÚJULA QUE SE HA PERDIDO,y los primeros rayos iluminarán tu escenario de tristeza.Alguien, en el interior de una casa,AÚN ESTOY YO AQUÍ, BAJO TU SOMBRA.Morir por morir y nada más...en una cálida y serena habitación,mientras el amorle dice a otro: te amo.se eleva a las cielosY le ofrece sus manos, que quizása quemarse bajo el solestán temblando.para morir también."TODO SERÁ COMPLACENCIA". (Llaman)¿Otra vez? No estoy par nadie.El Príncipe de Gales, ¿Y qué dice?"Asesinad al autor más grande del siglo!!"Ahhh! ¿Se acostaría en mi cama?"Yo quiero trabajar en el teatro",estoy borracho...(Llaman)¿Otra vez? No estoy para nadie.Comprendo. ¿Por qué miras el reloj?Kean, renuncia a esa mujer.¿Qué?Si no es por obediencia...No es por cordura. En los buenos tiempos como los malosespera la respuesta. Llamany no estoy para nadie. Solopara el Príncipe de Gales.Estoy borracho... No soy Kean, y Romeo era Kean, y Otelo era Kean, y Hamlet era Kean.Estoy borracho....(Llaman). ¿Qué soy? ¿Un protegido o un amigo? El fondo de las aguas esconde aquellas manosque me acariciaron toda, que bellas navegaron...hasta que la luz del día se entregó a la derrota,la vida fue borrada, los colores encerrados,los puños reventaron la piel para que manaranesos hilillos de sangreque aún, bordean entre mis pecascomo la corriente de los ríossortea miles de rocas...Golpearon los puños enfurecidos,aplaudiéronte los dioses, bajaron oracionesa librarse a tu servicio. Y los gritos...los gritos contra los cristales, el malcontra el silencio, tu sombra contra ti,el pasado apresó a tu cuerpo,vinieron de la calle, te apartaron de tu herida,cubrieron mi desnudez, te llevaron hasta el lago.El fondo de las aguas esconde aquellas manos,en el fondo de mis ojos el gritonunca se acaba: es tu caricia eterna. Las llagas de tus pies, mis lágrimasque se pierden en sus agujeros de pusy sangre aguada. Las rayas de tus manos,arañazos de gatas que al fin se te soltaron,viejo capellán, soldado derrotado,hombre... antes de ser hombre.Viejo sultanato que muere en un bazarenfermo por lo oscuro, asfixiado de silencio,fantasías perdidas que escaparon como globosde gentes de ciudades junto a las orillas de los mares,herida tu conciencia, con el corazón lacrado,tu viejo sexo ya sellado, hombre...que antes de todo, sólo quiso ser hombre. Las llagas de tus pies, mis lágrimasque se pierden en sus agujeros de pusy sangre aguada. Las rayas de tus manos,arañazos de gatas que al fin se te soltaron,viejo capellán, soldado derrotado,hombre... antes de ser hombre.Viejo sultanato que muere en un bazarenfermo por lo oscuro, asfixiado de silencio,fantasías perdidas que escaparon como globosde gentes de ciudades junto a las orillas de los mares,herida tu conciencia, con el corazón lacrado,tu viejo sexo ya sellado, hombre...que antes de todo, sólo quiso ser hombre. Nadie te conoceviejo cadáver que te llevanen una mañana de verano,nadie te conoce, ni cuando respirabas tras la puerta,a resguardo del jardín, Señoravieja, ni los vecinos saben dar tu nombrea los policías. Nadie recuerda haberte hablado, y en dos díasno sabrían dibujar ese rostro cetrinoque tenías: tantas arrugas para nada,tanta lágrimas que no brotaron.Así se muere: vieja, sola y sin que a los demásles importe nada. Ya se está besando la parejaque vivía a tu lado. Con un escalofrío,pero ya se está besando. Me como en el vientre de la soledad,y me siento muerta en el receptáculo de luzde mi cerebro inmortal. O no.O me como en el receptáculo de mi cerebrooscuro y dispuesto a degollar.Y me siento en el vientre como una alimañaque solo busca cazar para vivir un día más.Aunque sea cazarme a mí, comerme,para sobrevir ahí, un día más. (Dedicado a Rodrigo García Varela, por sús meditaciones de miedo y esperanza)22.04.2011 en Manos a la Obrahttp://jmarconsusescribanias.blogspot.com/2010/11/faulkner-asalta-la-mesa-de-novedades.html William Faulkner se consideraba un poeta fracasado que llegó a la novela como último estadio para desarrollar la endemoniada ambición literaria que nació, de la mano de Sherwood Anderson, con La paga de los soldados en 1926. Anderson, compañero de borracheras por las calles de Nueva Orleans, instó al joven aspirante a seguir sus pasos más allá de la bebida. A Faulkner le gustó el reto: si gracias a la literatura podía vivir como su amigo -es decir, con poco más entre las manos que tabaco, whisky, lápiz y papel- ese era su destino. Lo que nadie presumía entonces es que detrás de aquel primer impulso nacería un universo literario cuya tensión narrativa y poética todavía hoy no ha encontrado igual.La posibilidad de reencontrarse otra vez con su obra asalta ahora las mesas de novedades de las librerías españolas. La reedición en Alfaguara de buena parte de sus novelas (de Sartoris a Santuario, El villorrio, El ruido y la furia o Luz de agosto) y de dos de sus libros más desconocidos -Mosquitos (Alfabia) y la mencionada ópera prima, La paga de los soldados (RBA)- devuelven la posibilidad de releer, leer o, directamente, descubrir a este escritor de escritores cuya vigencia ya fue reclamada hace más de una década por Javier Marías cuando publicó Si yo amaneciera otra vez, una selección de 12 poemas (traducidos por el propio autor de Corazón tan blanco) que precisamente también coincide ahora en las librerías reeditado por Debolsillo. Marías arremetió entonces contra los lectores y críticos "perezosos" que ponían entre paréntesis a un autor fundamental."Faulkner ha perdido crédito entre la masa de los lectores, que ya no recuerdan que hay otras formas de escribir que no sean como en un guión cinematográfico", señala el escritor y crítico Justo Navarro. "Ahora que lo que predomina es la lógica instantánea del videoclip o de Internet es difícil leer a Faulkner, que exige atención a la página y a la música de las palabras. Su fuerza visual e imaginativa es hoy especialmente estimulantes. Lo lamentable es que no se lea más".Sin conmemoraciones ni aniversarios ni festejos a la vista resulta curiosa la coincidencia de sus títulos. "Es puro azar", explica Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara. "Así que algo habrá en el ambiente para traerle otra vez. Lo que es inimaginable es que no estuviera todo disponible. El ruido y la furia llevaba años agotado". Reyes explica que, en el caso de Alfaguara, se trata de una política de rescate de autores importantes a través del rediseño de portadas o de colecciones como las de Cuentos completos. ¿Y se venden los clásicos? "Los cuentos completos de Faulkner se agotaron", asegura.Guionista mercenario en Hollywood y solitario creador de un cosmos (el condado de Yoknapatawpha) en el que movía a sus personajes como un dios mueve las fichas de un tablero, Faulkner era un hombre tímido, retraído con las mujeres, marcado por su baja estatura y un bebedor incombustible ("entre el whisky y la nada me quedo con el whisky", decía). Cuando en 1949 recogió el premio Nobel de literatura su discurso reivindicando las verdades universales del hombre como germen de toda gran literatura agigantó aún más su pequeña figura. La influencia de Faulkner en los escritores latinoamericanos del boom fue una de las vías de entrada de su obra en España."Para los escritores latinoamericanos Faulkner nunca ha estado fuera del cuadro", señala el colombiano Juan Gabriel Vásquez. "A través de la lectura que hizo el boom de su obra Faulkner siempre estuvo muy presente para nosotros"."En España, Faulkner se tradujo muy pronto", recuerda Antonio Muñoz Molina. "Tengo una primera edición de Santuario, que es de los años treinta. Pero mi descubrimiento llegó a través de Juan Carlos Onetti, que hablaba siempre de él". "Para muchos", prosigue el autor de El jinete polaco, "el camino de entrada en España fue a través de Juan Benet, pero yo llegué a través de los autores latinoamericanos". Muñoz Molina explica que en EE UU su presencia es básicamente académica: "no tiene herederos literarios, quizá Cormac McCarthy, pero la literatura en EE UU ha ido en otra dirección. Se ve a Faulkner como un escritor regional, sureño, y por eso tiene más repercusión entre escritores españoles o latinoamericanos que entre los estadounidenses, que ven su obra demasiado barroca y recargada".José Luis López Muñoz (que ha traducido, entre otras, Bandera sobre el polvo -obra que daría lugar a Sartoris- para Seix Barral, el propio Sartoris y la trilogía de los Snopes: El villorrio, La ciudad y La mansión) recuerda que la concesión del Nobel precipitó las traducciones al castellano. "No hay escritor que no haya leído a Faulkner, porque la primera tentación de todos los escritores es querer escribir como él. Es épico y tiene, aunque cuente la historia más trágica, sentido del humor. La influencia en Vargas Llosa, García Márquez o Benet fue inmensa y de ahí pasó a las siguientes generaciones". Para López Muñoz Sartoris es la mejor puerta de entrada al escritor: "A Faulkner hay que entrar despacio y con ganas, como se entra al Ulises de Joyce. Sartoris es una introducción maravillosa a su mundo. Y de ahí se puede saltar a la trilogía de los Snopes, que no son tan complicadas como El ruido y la furia".Y entonces, el problema quizá es salir. "El dramatismo, la profundidad; siempre me conmovió que con sus personajes más odiosos hay un momento en el que Faulkner se identifica, y nosotros con él, y es entonces cuando los convierte en seres humanos y te recuerda que no existen los maniqueísmos, que nadie es el mal", explica el traductor.Cerca del final de su vida Faulkner reconoció que veía su obra como un espléndido fracaso lejano a cualquier perfección posible. La cuestión no era ser mejor que los demás, confesó una vez el escritor sureño, sino ser mejor que uno mismo. "Si pudiese volver a escribir mi obra lo haría mucho mejor, y ése el mejor estado en el que puede hallarse un artista", dijo en 1956 en una de las pocas entrevistas que concedió. En aquel mismo encuentro le preguntaron qué sugería a los que después de leer dos o tres veces sus libros seguían sin entender nada. "Que lo leyeran cuatro veces".Inundación de prosa sureñaEstas son las novedades faulknerianas, de reciente o próxima aparición, que coinciden en las librerías españolas:- La paga de los soldados, 1926 (RBA).- Los mosquitos, 1927 (Alfabia).- Sartoris, 1929 (Alfaguara).- El ruido y la furia, 1929 (Alfaguara).- Luz de agosto, 1932 (Alfaguara).- El villorrio, 1940 (Alfaguara).- Si yo amaneciera otra vez (Debolsillo). Poemas.- Cuentos reunidos (Alfaguara). En el cuarto blanco ella me ama A veces soy mío, a veces sin nada. En la habitación roja, Donde viven los fantasmas de terciopelo Ella deja que el “azul” le maneje los dedos. Y no debería ser así. Muchas cosas no deberían ser así. ¿O no señor? Todas esas mariposas de alas blancas Que ruedan mi cerebro; Rogando un día más de vida. Todos quieren un poco más de vida. ¿Pero alguna vez se animaran a hacerlo? ¿Te acordás lo que me dijiste esa noche mientras llovía? Lamentablemente, yo si me acuerdo. En la línea purpura… Acostado en la línea purpura… En la lluvia purpura Dejare de tener miedo. Mientras vos, Apagas otro cigarrillo en el suelo. Yo pienso que las “cosas” de mi mundo Se ven chicas en el “nuestro”. Y no deberías ser así Yo no debería ser así. Nadie debería ser así. Y te cuento Que en el cuarto blanco ella me ama Me odia, me aburre… No dejes que me aburra. Ni “pero”, ni “ayuda” Ni “tiempo”, ni “duda”, ¡Grítame que me borre! Pedime más romance, Y después contame que te dan asco las flores. Yo pienso que es la vida Que es así todos los días. Pero no aprendo con sermones. Es el fascista tren de medianoche Que a todos nos visita En la purpura línea… Esa purpura línea… Entre tu nombre… y mi nombre. Soy una niña grande. Para mí lo más importante es jugar, y como ustedes saben, no hay nada más serio para un niño que jugar. Lo primero que hace falta para jugar es establecer las reglas del juego. Una vez que los jugadores se han puesto de acuerdo sobre las reglas del juego no se pueden cambiar. Es esencial que las tengan bien claras para estar seguro de que están jugando limpio. Si alguien se sale de las reglas a escondidas hace trampa. Si el juego se trata de correr hacia adelante y alguien cree que hay que correr hacia atrás, no se entiende nada. Y tampoco se puede que juegas en tu turno y luego te dicen que no vale.El problema con la mayoría de los juegos es que siempre tiene que haber un ganador. Esos juegos son muy agotadores porque te lo tienes que pasar mirando al de al lado con suspicaz recelo y te invade la ansiedad por estar pendiente si vas ganando o no, en lugar de relajarte y disfrutar. A mí me gustan los juegos donde todos ganan, eso es lo mejor, en estos todos agarran un premio y nadie se pone triste ni se molesta ni se pone celoso porque cada quien obtiene lo que le corresponde. Y hay que jugar con amigos que se sientan contentos y quieran que los demás se sientan contentos también, porque si no, echan a perder el juego, y entonces, ¿para qué estamos jugando? Lo entiendes al principio pero luego se pone aburrido. El único inconveniente con los juegos en los que todo el mundo gana es que hay gente que todavía no los conoce. Tienen que hacerles mejor promoción, y por supuesto, que los jugadores entiendan bien las reglas y no haya confusión sobre qué tipo de juego se está jugando.Yo juego para gozar. Me río, me divierto, echo vaina, jodo, y no hago trampa porque no me gusta que me la hagan a mí. Me encanta incitar a los demás a que echen vaina también. Juego con todo. Y no cambio reglas, no me gusta confundir el juego y me fastidia que me estén repitiendo lo mismo a cada rato porque ya me lo dijeron y ya lo entendí. He jugado muchísimo y lo seguiré haciendo. Pero no quiero jugar como una niña con reglas de adulto ni como un adulto con reglas de niño; me gusta jugar como lo que soy, una niña grande. Obra: Noche Estrellada sobre Rodano (1888)Autor: Vincent Van Gogh He llegado de mi sombra, libre al finde ese pasado que impedíami recorrido por lo nuevo,he llegado sin mis flores,pero también sin lágrimas en los ojos,he perdido mi ternura, los espacioscálidos...Pero estoy aquí, y ahora soy la incertidumbre,lo que no se diseña, se desconoce,soy por lo que no se apuesta,eso que llaman un futuro por andar... Camino en la oscuridad entre fantasmas I Ligeros me tomanLas manos, mi dolor es frío, temen, pasan lejos.No escucho más que llanto,Y mi silencio.No sé si es mi sombraO alguienQue se asomaEn la oscuridad Se mueve.Simplemente caminoEn la oscuridadSin una gotaDe claridad.No hay ventanaQue aviste la mañanaNi rastroQue indiqueSi son círculos Los que transitoO solamente recta Tristeza.El tiempo es de hierroEl relojQue canta las horasEspesas, penosas,Aúlla. Por momentosAbro mi palmaPor si el aire filtraAlgún destino,Pero quietud es todo,Tengo frío de risasY sonido.Ya no cierro los ojosLa oscuridad todo lo pueblaDentro mío y fueraFantasmas espectralesQue pasan y se alejan.IILlevo entre las manosUn ramoDe lilas,Ya no recuerdo el colorPero las sientoEntre las manosY trato de no olvidarlo.He perdido hojas en el caminoInútil buscarlasEn la penumbraMe deshojo.El puño endurecidoSe aferran los tallos,Raíces.Ya no recuerdo el lila Solo sé del negroQue todo lo pueblaY las demás gamasTurbiasRecorren la espesa sombra.Por lo menos Me queda entre las manosAlgo de perfume,Cada día menos,En la oscuridadMe deshojo.IIIPaso a pasoPor sentir el sueloHe perdidoMis zapatos.Fue hace un tiempoQue no sé medirloMás que con suspiros,Que mis pies ansiaronRecordar la tierra,Y se desnudaron,Fue en aquel momento...Descalzos, los díasCaminan despacioSin saber que traeEl próximo paso....Recueros de humus,Pasto,Roca,La nada.Simplemente Los talones largosPor el hielo fríoNo se apuran.Las manos buscaronPalparon el aireY nada.Descalzos, los pasosPor el frío lazoSe ajaron.IVMe he dormidoQue dulce momento,abrir los ojosDeseando volverA verme.Sueños cada vezMás grises,Monocromos.Mis fantasmas son negrosComo la noche,A los blancos nos les temo,En mis sueñosPujan por tomar mi manoDespierto,Aprehendiendo el aireDuermo y despierto.Es igual,Cada día hay menos colorRecorto y pegoEn mis pupilasRetazos de imágenes,Que duran segundosY se van.Los fantasmas blancosEn los sueñosLloran,Me muestran los mantosDe hierroPesados,Caminan a mi lado,DespiertoLas falanges Se duermen.VAsí he pasadoLargos calendariosCaminando,CaminoEn la oscuridad,Ya no tengo frío.El cuerpo sedientoOlvidó la gota, Los dulces manjares.Los labios de lienzo,Papel crepé.El largo cabelloEn la cinturaEs un ovilloQue golpeaLas vértebras.VIYa no pregunto-Papá ¿Cómo es la muerte?No la he vistoPero me contaronLas voces,Lamentos extraños.Puedo imaginarlaCaminandoEn la oscuridadQuizás muy cercaSoplando,Sé que pasó a mi ladoUn grito heladoMe estremecióEl alma contra un pulmón.En seguida Un suspiroY un sonido fríoNavaja oCuchillo afiladoY luegoUn silencio eterno.Ese silencioNo lo olvido,Como abismo,Sangre en mis oídos,Como si dos manosRodearan mi frenteDe ajustado lazo,Y así mis ojos,Los labios,La garganta...Con hórrido ganchoApretado.No sentí temorSolo melancolía,Un letargoY sé que me detuve,Respiré profundo y seguíCaminando.Si viera la luz, los coloresSi oyera la música,Tu voz,Nada borraríaEsta oscuridad, Nada salvaría A esos fantasmasQue caminan en la oscuridad,Yo camino Por si me siguen.Camino en la oscuridad entre fantasmas... MARIE DE FEO "Había estado lloviendo todo el día, pero el entierro no iba a ser hasta el atardecer. En las circunstancias en que se encontraban todos, aquella lluvia fina y continua, sin un momento de descanso, pintaba todo el paisaje de tristeza, el paisaje que rodeaba el camposanto, en la colina al norte de la población, las tumbas en el suelo, la hierba alta entre ellas. Se habían reunido los familiares y los amigos, vecinos, y tras las nubes grises y de vientre hinchados como viejas, se ahogaban los truenos hondos como si tronaran hacia adentro. La joven viuda del soldado regresado en tren, demediado, sin corazón y sin pulso, permanecía en pie, sola ante el baúl que ahora llenaba ya el agujero abierto. Los demás fueron bajando en silencio para devolverse a si mismos y a sus cuitas particulares. Tan solo yo, su amante, que la noche anterior la había penetrado hasta clavarla en el colchón tan frío donde ella debía dormir tantas horas sola, permanecía a unos metros de aquel cuerpo magro y esbelto, pintado de negro de arriba a abajo. Yo, que sentía que me empalmaba de modo lento, de esa manera que proporciona tanto gusto, viendo como el sacerdote hacía un hatillo de todas sus cosas de vivos y de muertos para proceder a abandonar también el lugar de los callados. Cuando vi que su figura se iba desdibujando entre la lluvia, vi que se alejaba par ni siquiera volver la vista atrás, fui a por Sarah, le engrapé su pequeño culo, le susurré al oido que la amaba y le subí la falda para manosear sus nalgas duras y de pálido color. Ella acabó de rezar su oración y luego me señaló el viejo álamo. De espaldas en su tronco se espatarró para que mi verga le entrara con toda la fuerza y la hiciera gritar, se agarró con sus piernas a mis muslos, me cabalgaba. No llevaba ropa interior bajo su vestido de luto, la empecé follar con un ansia terrible: deseaba vomitar en su agujero aliñado de hermoso pelaje negro, todo la herida que nacía en mí por ella. Me gritó que le mamara los senos, le lamí sus dos lunas preciosas, le mordí con cuidado sus pezones morados y duros, enhiestos como quien se le rebela a Dios. Y la golpeaba contra el tronco del viejo árbol, cada vez más satisfecho por las exclamaciones de placer y dolor que surgían de su boca. Quería arrancarle sus hermosos labios, tan carnales, quería comerla toda y ella me quería comer... en el atardecer nos podíamos tragar allí en un derroche de lujuria, de placer extremo, liberados de todas las conciencias que nos pesaban como pedazos de acero. Entonces, mediada la felicidad como si la polla que nos enganchaba fuera nuestro particular Espíritu Santo, sentí un dolor agudo, mortal, que entraba por mi nuca y salía de mi cabeza atravesada, reventado el rostro y llevando consigo un chorro de sangre al escape: una larga espada me clavó malherido a mi amante, que recibió en uno de sus ojos la punta del arma y tuvo que abrirle el camino hasta que el acero frío diera con la corteza arbórea. Ensartados, enloquecidos por un dolor extremo, la seguí follando atendiendo a sus gritos que desgarraban a la misma lluvia. Luego escuché la voz del sacerdote a mis espaldas que nos lanzaba maldiciones. Y sus fuertes manos en mi cintura y su polla enculándome. Bajo la lluvia, bajo su caída continua como si ella fuera a ser algo eterno, una caricia inacabable, mi polla aún se sentía dura y corríase en el interior del coño abierto de aquella hermosa mujer, nuestros rostros ensartados, ahora aplastados el uno contra el otro y mi culo reventaba de dolor mientras el sacerdote entonaba un Beatus Vivre con voz entrecortada, con altos y bajos, mientra empujaba su polla dentro de mí. La sangre se mezclaba con la lluvia en mi rostro, sentía ahogarme, mi amante agonizaba y repetía que no la dejara: pronto todo se convirtió en gritos de dolor. Luego en estertores moribundos. El sacerdote dejó un gran chorro de sémen en mi ano. Creo que intenté quitar mi pene entonces ya contraído del interior del coño de Sarah. Quizá es lo último que hice: cogerlo con mis dedos y sacarlo de allí. Una voz ronca me llamaba cabronazo y maricón. Una voz decía que me había petado el culo y que lo iba a volver a hacer. Y el sonido suave de la lluvia, como dulces acordes de un cánon pre-romántico, cerró todo el mundo para mí. El camposanto, la pasión, el dolor, la crueldad... la iglesia había acabado de nuevo con todo".Esa era la nota que mi hermano mayor había mandado enviarme un vez muriera. Murió desangrado en su bañera, con las venas cortadas por un cuchillo de cocina. Yo, me tocaba cada vez más ansiosa bajo la falda releyendo fragmentos de su escrito. Hasta que noté las yemas mis dedos mojadas, viscosas. Entonces grité su nombre con harto placer. Todos los lugares de descanso de mi niñezestán ocupados: la lluvia, el frío, el viento,los han hecho rehenes. Toda mi niñezha sido vencida y ondea una bandera negraen el umbral de mis ilusiones.Soy yo. Surgido de la niebla, viniendode un mundo sin colores, amargo en lo grisáceo,perdido en lo oscuro, su rabia traía en el paladarclavada como el arpón del capitán Akab.Era una tarde maldita, propicia para él,en esas horas en que el castigo va de ronda, se paran los relojes y los cuchillos aparecen en las manos.Un pueblo de labradores celebraba sus fiestas del otoño,y una pequeña feria transcurría entre oloresy sabores de la franca alegría, de la lujuria escondida.Llegó el sietemachos, su voz rompió la seda,mató las lindas muñecas que se exhibían en las casetas,se nos comió a los niños y afeitó a la pobremujer barbuda. Dejó un espacio de sangredonde verse tal cúal era, nosotros nos juntamos,tembloroso ruedo de carne. Y le oramos a los cielos,cuando el hombre está indefenso busca siempre al Creador,no lo encuentra, mas lo busca una y otra vez...Y el cielo a nuestros ruegos se rajó su vientre,echó una gran tormenta, con rayos venidos de caza,y truenos como disparos de cañones para matarnosasustados en las faldas de nuestras madres. Cayó agua hasta ahogarnos: Perecimoscon las manos juntas, con rezos en la lenguay padrenuestros transitando acumuladospor las venas. Surgido de la niebla,de un mundo sin colores,camino de la feria,el Hijo de Dios... Anhelo el Paraísodel reino de los hielos,la tundra de los lobos blancos... Tu voz que huele a gasoliname arde en los costados. Rojo, tu viento de cenizame sume en rojas llagascual si este vientre celestialfuera tu vientre. Mi hermano me ha contado escribiendo en mi espalda, con trazos de sus uñas, letra de sangre, página rosada, suave... que en el lugar donde disfruta los viernes de madrugada, mientras yo duermo acariciada, las chicas yacen vencidas, las camas son campos de batalla donde las sábanas se ahorcaron y algunas manchas de esperma se reclaman mironianas. Es un amplio cuarto de disfrute, del galope del sexo caro, el que pone unos buenos euros sobre la mesita de noche mientras la putita se alborota el pelo y con la falda subida le pregunta a mi hermano si su coñito le vale o no le vale. Mi hermano me lo escribe con placer un tanto sádico... yo lo leo envuelta en una tela trasparente de masoquismo, mis gruesos labios susurran: cuenta más. Que la noche envía a sus soldados, que las sombras rodean a la chica a la que también mi hermano está agarrado. Que folla él y lo hacen otras cosas, los gemidos son de plástico, los suspiros de CD... pero hay aullidos en las fronteras de lo animal junto a lo humano. Que la clava tanto como posible le es hacerlo, quería matarla como en un duelo... hay chicas que lo comprenden y se le zafan asustadas. Me coge los senos con sus bellas manos de estudiante aún no forjado, y me dice como un arrullo:-También te lo puedo hacer a ti...Escribe en espaldas blancas, sitios de concentración de hermosa luz, impudicias de sus noches de verano. Y yo sé, que el maldito escribe sobre mí y todas nuestras sombras. Tú me amascomo a una cordilleraa la que se desea conquistar,ýo te amo como a una laguna bellaen la que me quiero adentrar.Tómame como sus aguas,tómame,acaríciame y llévame a tu lecho,moriré bajo las aguas al anochecer. No vi a Picasso en la serena bellezade la muerte de su padre,pero se hallaba arrodilladoa los pies de la cama mortuoriaun tiempo nuevo, un arte surgidode un nuevo siglo: se encontraba llorandoel genio, aún un niño. Quiero que estés muy cerca de mí, me dice desde quién sabe cuando...Y yo siento una extraña conexiónque me provoca dulzura y también me repugna.Yo sé que es una trama sucia,yo sé que es amor en alguna sustancia,mi padre me toca donde nadie osa,luego me regala sus dedos para que lamami propio jugo, el sudor que rescató de mi vello.Es una trama tan sucia como puro amor. Acabo de llegar de lejos. Pero ahora me siento seguro aquí. Siempre me sucede lo mismo: los viajes de vuelta son rápidos y dejan secuelas graves. Me observo ante el espejo de mi habitación. Soy hermoso, para qué negarlo!:) Echo hacia atrás los largos cabellos rubios que se confunden sobre mi frente. Besaría mis labios tan gruesos y rojos! O metería mis dedos en la boca y que se menaran allí dentro. Bueno, haría esto, haría aquéllo... Me siento cansado, es madrugada, siempre es madrugada en mi habitación. Me desabrocho la camisa con cuidado, botón a botón. Y luego dejo que caiga suavemente por mis brazos y mi espalda en la ruta hacia donde sepa lo que es el abatimiento total: vencida, en el suelo. Con tan solo la compañía de mis pies desnudos desde que llegué. Mi pecho es pálido. Todo es light en mí. Tengo una apariencia un poco andrógina, algo que gusta tanto a mi madre que se comporta como si fuera mi amante. Me pellizco los pezones pues quiero sentir algo. Con las puntas de dos uñas. Me desabrocho los jeans. Su tela basta y dura se frota con mis piernas. No dejo que caigan del todo y los sujeto cuando quedan tan solo desnudos mis muslos. Me acomodo el paquete en los calzoncillos Calvin Klein de color ébano. Me sonrío a mi mismo, me gusto y hago la misma broma de cada madrugada: miro al interior de los calzoncillos y saludo a mi pene ya medio dormido: ¿Qué hay pequeña? Venga, sal a saludar! Y lo saco por encima, pegado a mi vientre. Digo aquéllo de: Y como estrella invitada.... Me río y nada más se ríe. Dejo que la polla caiga de nuevo sobre sus huevos. Enciendo un cigarrillo y voy hasta la ventana. Miro a la calle. Luego me saco los calzoncillos y completamente a pelo paseo por mi habitación. Como una puta que espera cliente. Me voy acariciando la polla. Por debajo, para así levantarla y que luego oscile en un péndulo de tono dulce. La mojo con un poco de mi propia saliva. Apago la luz de la habitación. Soy una sombra que se agarra a una polla: mi único bien material. Es muy tarde, pero no tengo ningún deseo de dormir. Tampoco de masturbarme. No tengo ningún deseo de nada. Estoy entrando en un vórtice que me llevará a un mundo paralelo. Quizá allí tenga algo más de lo que estar orgulloso. Mi físico caucásico es muy poco. Yo conmigo no me basta. Y a mi alrededor hay muros de hielo que no sé derribar. En un mundo paralelo... PD: Me gustaría que Laura Torless recogiera este beso ante mi espejo y lo convertiera en angustia, en azoramiento. OK Laura? Allende se encomendó a su revólverpara salvar su vida, ideales y honrade las sombras asesinas que vagaban un once de septiembre.Un hombre de paz, de palabra cálida y sentida,tuvo que disparar a un cuerpo para que éste reventaray la sangre al derramarsela irreducción a los jinetes de la irafirmara entre los estertores moribundosde un socialismo hecho para tiempos de sembranzaen los campos yermos de un Chile apresado.
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