Onírico silencio que se traga:el estribor ardiente de la noche;cuaja su frágil lumbre sobre el mármol,la luna con su traje de guangoche. Desencajó sus ojos de ladrillo,amputó la virtud del hondo escote,como si fuese herida de relámpagoen la ebriedad de la desnuda dote. Rozó con sus filosos bisturíscada centímetro, con cada espasmo,cosió los besos al escote níveoy al circular anillo, con sarcasmo. Lloró sus goces, imperioso el cielo,sus lágrimas colgó de las corolasy despojó las calles a su paso,del mundanal bullicio y fueron olas...Esmeralda de la Cueva© DERECHOS RESERVADOS 30 de mayo, 2009