No queda mucho más, los procesos parecen repetirse. Los libros están alineados e inmóviles. Y adentro de alguno de ellos está la antigua llave. Las nuevas siempre son más propensas a trabarse. Me da un poco de miedo el colorido ejército, pero sé que no atacan, y que por suerte, tampoco se defienden. Están a la espera de mi señal para desbaratarse y dejar de ser filas, columnas, líneas...Antaño, deseaba tanto poner el lomo contra la pared, pero parece que eso no era lo correcto. Quizás todavía no sea demasiado tarde. Quizás ya no importe que las hojas sean la carta de presentación a mis ojos. Tal vez lo que queda luego de todo sea lo mismo que hubo al comienzo, pero clasificado, analizado, observado bajo micro esferas. Quizás debería, antes de que sea demasiado tarde. Me queda poco, poco antes de la nada. Los procesos parecen acelerarse. Velocidad constante, no hay fuerza de roce. Me desplazo en línea recta, alejándome de un punto...o acercándome a él.
Eli
Eli