Oct 01, 2013 Jan 17, 2012 Jan 08, 2012 Nov 26, 2011 Nov 25, 2011 |
Plaza de Armas Unas lágrimas abundan en tu cristal, Los latidos del corazón de una noble leyenda, Generosos de años y experiencia, Lamentos del sol en penumbra, Voces del mundo poderoso y soberano, Estallidos de historia, gráciles visiones del lejano misterio, Acontecimiento nuevo que no quiso consuelo. En el último piso del espasmo, un avión se estrelló contra la vida, En el sótano del cielo, un águila yace herida, Su garra desesperada ataca a los más perdidos, La llamarada del futuro se confunde con el humo lacerante y cínico, El lustrabotas ofrece el diario doblado al pasajero elegante, Los niños admiran globos rojos y blancos. Árboles de frondoso verdor auspiciaban el sendero, Esteros cordilleranos suavizaban las piedras, Yo partí hacia la cima, Tú volviste a la cascada, Nuestra separación marcó el fin del milenio, El bandoneón del tanguero se partió en dos. Los años dejaron algunos textos, El escribidor se sienta y juega con sus adverbios, Estableciendo un silencio entre su alma y su intento, Sobre el edredón de lana yace dormido un pañuelo, Más allá muy solitario descansa humilde un llavero, La noche azul me repasa el rostro con mano calma. Las nuevas catedrales Gigantescas, de pizarreño y de cristal, las nuevas catedrales te salvan una vez más, Nadie puede atormentarte en sus dominios, las nuevas fortificaciones son garantía de soledad, Ni un solo papel hay en el suelo y la gente las recorre en silencio, Abarrotadas de feligreses las hallaréis sábado, domingo o el día en que estéis, De todos los credos se aproximan a buscar la hostia, de plástico y metal confeccionada, Un contubernio de amores las empalaga y el sumo sacerdote las proclama. Hasta aquí he de llegar en mi visita, estos edificios no me agitan, De sus pasillos abandono hasta nuevo aviso, mi billetera me dirá si lo autorizo, Prefiero una parroquia de la villa, del pasaje o del monte, Una vieja capilla de Buin o Talagante, o en Idahue, por último, Mejor la mesa de mi casa, en verano, en martes feriado, en Viernes Santo, Estas construcciones no me acogen, me rechazan y las detesto con horro “La cascada se secó” La cascada del amor, La cascada del amor, La cascada se secó. Hoy tu nombre se perdió, Hoy tu cuerpo se esfumó, La cascada se secó. No recuerdo ni tu olor, No recuerdo tu canción, La cascada se secó. Ni tu llanto se quedó, Ni tu alma me acompañó, La cascada se secó. Ahora vivo sin querer, Ahora siento sin saber, La cascada me da sed. Yo te busco en mi ilusión, Te persigo en mi dolor, La cascada me mató. En penumbras yazgo hoy, En miseria vivo yo, La cascada se secó. Si tú vuelves reiré, Si me llamas cantaré De la cascada beberé. “En el baile de Año Nuevo” En el baile de Año Nuevo he de encontrar lo que quiero, Amigos nuevos, amores frescos, mucha vida y licor bueno, He guardado mis centavos para gastarlos sin miedo, Esta noche el mundo es mío porque llega el Año Nuevo. Son la 10 y voy corriendo a la torre de mis sueños, Poca gente veo que pasa ¿No sabrán que es Año Nuevo? 11 y media y no hay un alma hace frío y corre viento, ¿Qué será lo que me pasa? Estoy seguro es Año Nuevo. Ya el reloj ha dado 12 ordinarias campanadas, Estoy solo en esta acera, y di vuelta la champaña, Hay un perro que me ladra y me espanta con su cara, La avenida se sumerge entre bruma y madrugada. Un rayo de sol de mayo se me incrusta en la mirada, Nunca existió el Año Nuevo, sólo la niebla y escarcha, Mis tenidas empapadas me recuerdan estoy en casa, Mi borrachera ha pasado, debo preparar mi cama. Pura vida Esa mañana, en esa esquina, el frío era cruel y seco. A Bryan no le importaba nada; ni la escarcha, ni el atraso de la micro…Nada. En sus manos el tiempo se detenía, su dicha emanaba vapor revitalizador. Subió feliz al bus y no sintió el impacto. Su cuerpo saltó por los aires, su felicidad se partió en dos. A duras penas alcanzó, con temblorosa mano, la vida que se le escapaba y mordió un trozo. Murió en paz. Al lado de la cabeza inerte de Bryan una lánguida sopaipilla chorreaba mostaza, mayonesa y ketchup. No era el fuego el intruso Rojas, naranjas, azules brotaron llamas y luces, En la mitad de la tarde, un gallo palidecía, La sonajera de alarmas me alegraba un suspiro, Los invitados del aire se oponían. Huracanes de la costa, navegaron hacia tu puerta, Las ballenas se daban mil vueltas y reflejos destellaron, Emperadores romanos buscaban una respuesta, Millones de píldoras reventaban en tu sien. Dudosa batalla de un gran adversario, No cedían en tu estuario, La marejada de suero no tocaba tu brazo, Tu belleza imperturbable anunciaba el desenlace. Orages, vents et soupirs annoncaient ton destin, Malgré moi tu vivais, J’attendais près de toi, Un chien mordait tes jambes et s’endormait. El peregrino volvió de Los Balcanes y partió a Chichén Itza, Tus amigos te rinden homenaje en Santiago, Yo volví a Cumming, Descansas en Soto Aguilar 1586. Quiero tener un hijo Quiero tener un hijo que no sea como yo, Que sea valiente y noble, Sincero y conciliador, Que sepa tocar guitarra, Que sepa desarrollar ecuaciones de todos los grados, Que conozca de negocios, Que sepa infundir temor, Que sea patrón y jefe de todos, que sea el Señor. Yo quiero que mi hijo sea lejano al amor, Que rechace a los poetas, Que haga temblar al ladrón, Quiero que mate a los malos, Que truene el suelo en su honor, Que sienta odio por los gatos, Que nunca diga te amo, Que desprecie el corazón, Y que tome el café sin leche. Yo nunca tendré otro hijo, Mi hijo ya nació, Es bueno, Es sencillo y fuerte, Es un amante del dato, No toca guitarra ni flauta, Es un relacionador, No asusta a nadie y no mata, Ni pensar que algún día parta, Se me rompe la razón, Se come el Milo a cucharadas. Mi pieza Mi pieza es chica, espaciosa, fresca y tiene una cama, Aquí yo leo, viajo, duermo y trabajo, a veces aquí descanso. Mi pieza es oscura, blanca y sola, Aquí respiro, reviso, perpetro mis alegrías. Mi pieza es mía, Aquí yo duermo, sueño, despierto y me levanto. Mi pieza vuela por valles dorados, aterriza a tu costado, Aquí te beso, te abrazo, te estremezco, a veces, en invierno. Mi pieza es bella de noche, en la tarde, Aquí mis gatos pelean, se lamen, ronronean, me miran, me aprueban. Mi pieza gira en torno a un anhelo, ser el viento, ser el fuego, Aquí preparo mi fusta, mi hierro, aquí me instalo, en el tiempo. Mi pieza arde en las noches de silencio en las cuales me refresco, Aquí yo lavo mi frente del miedo y espanto los recuerdos. Mi pieza un día amanece lloviendo, otros escampa y vuelve el viento, Aquí yo espero un regreso y sus muros me dicen: “Estás viejo”. Mi pieza me ama en otoño, me habla despacio del sur, del sueño, Aquí yo escucho unos pasos secos y el cielo blanco borra el lamento. Mi pieza se inunda con el aguacero, se llena mi cama de árboles y truenos, Aquí me salvo del amor ciego y me separo de los muertos. Mi pieza esta al lado del living, al lado del baño y del balcón, Aquí no entra nadie que no sea yo, y a veces…A veces, entra Dios. Mi pieza tiene un póster del Che Guevara, no sé quién es; me gusta su barba. Los sabores de Oriente Son los mejores, aromas y sabores de Oriente llegan, Acompañan a este viejo y solitario peregrino, Vienen justo a la hora en que hacen falta, Carnes frescas y morenas, cafés negros y buen tabaco, Flores dóciles del monte, cabras y conejos silvestres, Yo tengo derecho a estos sabores, Tú tienes derecho a estas esencias, El tenedor espera ansioso, sobre el mantel tinto de festejos. Una tarde de abril estos regalos me abandonaron, la pena, el frío y el barro reemplazaron mis perfumes ;el tabaco, el arroz, la canela palidecieron en esa temporada, Los colores ocre y musgo inundaron mi panorama, Los sabores de Oriente se alejaron por varios siglos parece, La cascada se secó. Un paisaje de nubes se apoderó de mis latitudes, Tu mano se abatió gélida y apática, Es importante afeitarse cada mañana con agua tibia y jabón cremoso. Los sabores de Oriente vuelven este septiembre a deleitarme hasta siempre, Nunca me dejaron, Sólo fue un capricho, estaban ocultos tras la niebla, tras el llanto, Depende, Los aromas que ansiaba tantos años se apiadaron de mí, Nunca más me harán esta jugarreta, Me inundaré de ellos, me comeré estos frutos, me bañaré en estos perfumes y cantaré, Estos dones divinos vienen de allá, de la cuna del sol. Y es muy probable que quieras compartir conmigo estos deleites, Mi mesa es tan grande y tan blanca, como la nieve sobre el Fujiyama, Mi salón de cocina es caliente y amistoso, el té se sirve a las tres, a las cuatro y a las diez, Estás invitada. Los aromas y sabores que llegan nuevamente revisitan esta granja y desordenan la posada, Es menester que nadie falte a la cena que preparo, sería lamentable, después de tanto olvido. “El agua trae recuerdos” El campo yace en silencio y el viento mece las ramas, Un sauce amarillento se sacude ya sin ganas, La hierba de la pradera esconde su mala cara, Un zorro pasa volando y el agua yace estancada. Los gatos de las casonas vagan por techos de lata, Las lavanderas azotan la ropa recién lavada, Los caballos beben tristes como si supieran todo, Y los puercos duermen la siesta apretados unos a otros. Pasa un niño tan descalzo como el profeta de fuego, Hace un alto en el camino y sigue su ruta ciego, Los amigos de la iglesia conforman un negro ruedo, Y aparece la carroza trayendo a Don Alberto. La luna se asoma blanca como la cara del muerto, Las quebradas guardan ecos de un acallado lamento, Y la viuda posa humilde un clavel sobre el silencio, Los hombres se miran mudos, los cigarros ya encendieron. El agua trae recuerdos de una pareja en invierno, Ellos solían pasear por la alameda lloviendo, Ella extendía la mano, él dejaba allí su beso, Él la tomaba en sus brazos, ella se reía del viento. El agua trae recuerdos… El tiempo se los lleva lejos. Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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