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Elizabeth se había despertado de nuevo envuelta en sudor, las pesadillas estaban atormentado su mente desde hace dos meses atrás. Abrió la cortina y se encontró con una noche taciturna y nebulosa, aquellas imágenes daban vuelta una y otra vez en su mente pero debía dejar de pensar en ello no era bueno para los dos... Levemente se acerco al baño, abrió el grifo del lavamanos y refresco su cara con agua fría, tomo el paño y se detuvo en el espejo donde se veía de pies a cabeza. Llevaba puesta una bata carmesí que resaltaba con su piel nívea, su cabello castaño estaba desordenado y sus ojos mostraban el maltrato de esos dos meses de constantes pesadillas; con sus manos temblorosas toca su pesada barriga de 36 semanas de embarazo, faltaban pocos días para el nacimiento de su bebe. Aquella mirada penetraba el sólido espejo de cristal, Elizabeth esperaba que su reflejo a lo mejor le hablara y la consolara, las lágrimas empezaron a caer rápidamente sobre sus mejillas ocres ese tono de piel que da la tonalidad perfecta de una piel a falta de sol. Camino de nuevo hacia la recamara y se sentó en la orilla de la cama, encendió la lámpara y de la mesita de noche saco el álbum donde guardaba aquellos recuerdos, la Elizabeth que reflejaban aquellas fotos no parecían ser la misma, aquellos ojos frondosos que irradiaban y la sonrisa más alegre parecía ser la de ella siempre acompañada de un hombre de ojos cobalto, cejas pobladas y su mentón descuidada por una barba. Pasó lentamente cada página queriendo absorberse por el tiempo, las lágrimas iban de nuevo surgiendo hasta quedarse de nuevo dormida... La puerta de la recamara se abrió, era la madre de Elizabeth aun llevaba la ropa de dormir se acerco a su hija y con rostro acongojado recogió el álbum volviéndolo a colocar en la mesita de noche. La mañana fue abriendo paso entre las nubes, el sol esparcía sus rayos brillantes que traspasaron el vidrio donde Elizabeth había recogido la cortina, sus ojos sentían la cegadora luz despertándola. Bajo hasta la cocina donde la esperaba su madre preocupada. -¿Que pasa cariño?, otra pesadilla, sabes que no es bueno para el bebe.-Lo sé mamá pero que puedo hacer si la felicidad el amor de mi vida se ha ido y nos ha dejado tan solo a los dos.-Sé que es fuerte, pero tienes que entender que no es bueno para él, el doctor te dijo que todas esas emociones te afectan y mucho, además donde quiera que este Francisco el no desearía verte así. Los días fueron pasando lento hasta que una noche Elizabeth sintió los dolores y contracciones más fuertes, la mamá encendió rápido el automóvil y salieron hasta el hospital más cercano. Los dolores, las luces y el agite de la camilla hacia la sala de parto hicieron entrar a Elizabeth en un estado de Shock dejando de lado la realidad de lo que sucedía. Los ojos de Elizabeth se abrieron de nuevo, estaba confundida y desorientada era tan extraño el lugar donde se encontraba todo era albo y tranquilo lleno de una paz lívida, camino por entre la neblina y de repente sus manos tocaron la de otra persona que reconoció al instante, ¡Francisco! expresaron sus labios llenos de deseos; si mi cielo soy yo, aquella voz sonó con mucho eco sobre la estancia, Elizabeth se quedo sorprendida y comenzó a buscar el rostro de él pero solamente podía sentir sus manos. -Sé que esto ha sido fuerte para ti, pero quiero que me prometas que me dejaras ir... Las lágrimas de Elizabeth brillaban en sus pómulos repitiéndose una y otra vez que no podría. Claro que si podrás, no soy yo quien te necesita ahora, te ame y te amare por siempre pero debes seguir adelante con esta bendición tan grande y que por largo tiempo estuvimos esperando. Una luz ámbar choco en el rostro de Elizabeth, las manos de Francisco las dejo de sentir y como un susurro escucho te amo. Un llanto irrumpió la estancia y Elizabeth volvió de nuevo a la sala de parto, el llanto de un niño se escuchaba fuerte en la sala, las enfermeras lograron calmarlo tapándolo con una manta. Elizabeth tenia oxigeno para que pudiera respirar bien, sus sentidos recobraron vida al sentir aquel llanto que había comenzado de nuevo - es otro bebe dijo el doctor son dos hermosos gemelos, Elizabeth sintió una paz y una felicidad que por mucho tiempo no había sentido, le quitaron el oxigeno y le acercaron a los dos bebes, dos varones envueltos en unas mantas verdes, lo más hermoso de todo es que habían heredado los ojos de francisco un azul índigo que dejaron a Elizabeth impresionada, fue como volverlo a ver.... La guitarra se hace escuchar de nuevo, cada tonada directa al corazón… Las manos acarician aquellas cuerdas llenas de sonidos y es ahí donde los recuerdos vienen a mi… es ahí donde vienes de nuevo a mi… Tu sonrisa sublime se hace presente en cada gesto lleno de tu fragancia que aún recuerdo, esa mirada donde se reflejó tal vez mi rostro trasparente, esa piel que rose tan aterciopelada… Es ahí donde te recuerdo hoy más que nunca y eso me duele al saber que tu tal vez no… Como las velas que intensifican su luz difuminando cada rastro de oscuridad, así se desvanece mi soledad tan solo con tu presencia… Mi mente me desafía y siempre gana cuando me hace recordarte, cuando me hace imaginarte a tu lado observándote y tú sonriendo como solo lo sabes hacer… ¿Por qué no estás aquí conmigo? ¿Por qué tengo que solo escribir?... Deseo salir corriendo a tus brazos dejándome llenar de tus besos… Las notas musicales de una tenue flauta recorren el viento hasta llegar a mis oídos, la brisa pegajosa y el sonido del infinito mar hacían sentir en mí una gran paz. Sin embargo dentro de mí había una zozobra algo que quería que el mar se lo llevara, me senté en la suave arena blanca para contemplar el amplio mar y de repente todo en mi paso como los cortes de una nueva película; la nostalgia estaba a flor de piel por aquellos recuerdos que eran solo importantes para mi. No sabía que hacer y aparentemente tu huella esta programada como una alarma que me hace recordarte cada vez. Tu mirada inescrutable y tus detalles tan perfectos es la esencia que causa en mi delirio, pero como una burbuja de jabón que explota y todo se desvanece volviendo de nuevo mi mundo gris. Tal vez no sea inmortal como un vampiro, ni los efectos de la licantropía impidan que envejezca, a lo mejor mis palabras no sean tan exquisitas como las de William Shakespeare pero de algo si estoy seguro de quererte y de no poder vivir sin ti. Por eso me aparto de tu mundo y no por el hecho de haber pertenecido a el; me aparto de ti para no sufrir tu presencia y solo formar parte de tu recuerdo… Los rayos de sol caen delicadamente sobre tu cabello aterciopelado, tu piel parece de porcelana blanca y perfecta, tu sonrisa es ese delirio que me consume y tu mirada es aquella luna que brilla en mi ventana cada noche... Las palabras mágicamente van surgiendo llenando de tinta el blanco papel. La tinta que envuelve mi blanco corazón dejando marcado cada gesto de tu rostro. Palabras de amor que juntan frases hermosas, cielo azul que deja naufragar nubes de colores. Sol que me hace abrir mis ojos regresando a la realidad. Las frases suenan vacías, amarte parece el destino mas cruel si no puedo tenerte, sensaciones que me hacen viajar a horizontes infinitos, recuerdos que evocan mi ser consumiéndome cada vez mas por anhelar el roce de tus labios. Amarte es sentir la sensación mas extraña, es esa adrenalina que te deja una buena película, ese no se indescriptible que me vuelve vulnerable y que arranca pasiones de mi alma. Es sentir cada una de estas palabras viajar por mis venas, es querer volar el cielo infinito a tu lado, es sentir la morfina de tu perfume destruyendo mis sentidos. Es despertar y recordarte en mis sueños, es querer poder gritar tu nombre y arrancarme el corazón. Siento que ya no puedo vivir así, seguir viendo tu foto que me observa pero que no escucha mi voz, ni el zumbido de este enamorado corazón. Observando los cuadros que adornaban imponentemente la sala, mi inspiración empezó a recorrer mis venas produciendo en mí la sensación de Imaginación. Últimamente estaba tan ocupado que no me había dado tiempo de volver a pintar, pero aun así camine hasta mi recamara donde tenia todos mis instrumentos, era tanto el tiempo que el polvo y la telaraña se habían adueñado de mi cuarto. Logre abrir la alta ventana y la luz logro mostrarme todo con mas claridad, tome mi caballete y un lienzo nuevo que aun conservaba. Al tomar el lápiz para trazar mis primeras líneas me quede fijamente observando el paisaje que desde allí se podía apreciar. Mi deseo de pintar era anhelado, pero no encontraba la razón de mi deseo; me deje llevar por la nueva sensación y empecé a trazar pensando en un rostro. Dibuje las líneas maestras para colocar las características faciales y fue así como mi obra empezó a tomar forma. La adrenalina iba surgiendo con cada trazo en el lienzo, es como esa sensación de estar en la montaña rusa donde se experimentan fuertes emociones. Todo el contorno del rostro estaba ya terminado pero no lograba percibir el parecido de ese nuevo rostro. Tome mi paleta, mis pinceles y la caja donde tenía mi gama de colores para empezar el cambio del blanco lienzo a uno lleno de color. Poco a poco fui dándole color a cada facción del rostro; pensé que el tiempo que dure sin volver a pintar me impediría a volverlo hacer tan bien, pero fue como recobrar de nuevo ese gran conocimiento. Me sorprendió lo rápido que termine, me aleje para detallar mi nueva obra y mi mente se dejo llevar por el recuerdo y logro captar de quien era esas delicadas facciones, ese hermoso cabello, los inescrutables ojos y la suave boca. Mi alma suspiro y mi mente fotográfica es la mejor; extasiado por la sorpresa, ese rostro la mujer que robo mi corazón. De nuevo logro verte, estas ay rodeada de tantas personas que me bloquean convirtiéndome en una sombra mas, a pesar de que tu no logras verme yo puedo detallar cada una de tus facciones, tu sonrisa delicada, tu rostro perfecto como una detallada escultura y esa mirada que nunca dejaría de observar. El tiempo parece detenerse y es algo a mi favor, ya que para mi las horas por ti no existen. Mi corazón palpita tan fuerte que logro escucharlo, esta tan agitado que parece salirse simplemente extraño ya que no he hecho otra cosa que mirarte. En ese momento me doy cuenta y agitando mi cabeza para no verte mas, mi vida recobra de nuevo esa sensación de vacio donde las posibilidades son escasas. Mi cuerpo parece no tener alma y aunque parezca imposible mi corazón te lo has robado solamente tu, ahora soy un ser sin vida, pues dependo de ti como esa medicina que cura cualquier enfermedad. Mi mente esta tan acostumbrada a ti que me juega ilusiones donde no las hay, creo a veces verte en algún sitio pero es una falsa alarma, tu perfume parece ser mi castigo esencia que recorre mi olfato hasta llegar a mi cerebro y es así como fascinantemente a través de ese delirio puedo verte. A pesar de no tenerte siento que mi vida esta conectada a ti, pero que puedo hacer con esto.... Quisiera fueras un sueño pero ese vacio dentro de mi pecho me hace saber que eres una gran realidad. Solo te pido DECEPCIONAME para no seguir queriéndote mas... 1er CAPITULO DE UNA HISTORIA QUE ESTOY ESCRIBIENDO. EL NACIMIENTO Gleba es un territorio de comarcas y seres mágicos, un lugar donde predominan montañas y arboles de diferentes tamaños y especies; su fauna y flora es muy viva y llena de colores, un ambiente donde todos quisieran estar pero a su vez un lugar donde se cumplen ciertas reglas para que todo este en equilibrio. En estas tierras habitan varias comarcas siendo las más importantes y poderosas las comarcas del Agua, Tierra, Fuego y Aire, cuatro y legendarios reinos. Alrededor de estos viven los aldeanos y hechiceros todos compartiendo sus reglas y sus propósitos para hacer de esté lugar un ambiente lleno de paz y armonía; aparte de esto tenemos también a las criaturas que habitan cada rincón haciéndolo más mágico y único. Cada uno de los reinos tiene en sus manos el trabajo de diferentes materiales, esto hace que se complementen y compartan mutuamente para el beneficio de todos. Dentro de esta gran extensión de bosques y montañas existe un mercado amplio y lleno de esos productos o materiales que cada reino produce. El mercado Ferval un lugar de amplios y angostos pasillos donde se encuentran a los elfos, duendes, gnomos, hechiceros, brujas, aldeanos y escasos orcos que los demás temen o rechazan por lo grotescos que llegan hacer. En este mercado se pueden encontrar raíces y esencias para comidas y pociones, jaulas de todos los tamaños para cerdos, gallinas, conejos, búhos y murciélagos; vasijas y calderos de peltre, aluminio y bronce, tejidos hechos por los gnomos, libros de cualquier tema, mágicos, tratados de historia, poemarios y hasta recetarios para comidas entre otros; espadas, arcos, flechas y todo tipo de artículos para combates, hortalizas y frutas también eran vendidas en este mercado y muchas cosas más haciendo de esté un lugar ameno de encuentros. Las aves nocturnas se apoderaban de los espesos arbustos llamando implacablemente el otoño ya que la estación en la que estaban era verano, una estación muy corta a diferencia de las otras pero muy calurosa llenando de vapor y rayos de sol ardiente… La luna se imponía grande y despejada bañando los techos de una luz ámbar donde vivían los hechiceros. Nocobo tenía alrededor de doscientos habitantes y una torre sencilla donde vivía el líder de esta comunidad; el camino era de piedras donde crecía la hierba entre cada espacio y el humo de las antorchas difuminaba la noche llenando el aire de esa fragancia ahumada de las llamas rojas que chisporroteaban hacia el cielo. En la entrada de Nocobo se escucha el siseo de los pasos de una apresurada persona, sus ojos se movían constantemente buscando la torre donde vivía el líder, el forastero salto los escalones hasta la puerta y sin ningún aviso abrió angustiado. - ¿qué ha pasado Henry? Pregunto el hombre haciendo a un lado su capa de viaje. - es ¡Agatha! Harvest, está por darte un bebe dijo Henry sonriéndole débilmente al líder de la comunidad. Harvest era quien guiaba a la comunidad de los hechiceros conjuntamente con el oráculo, este miro la cara compungida de Henry diciéndole - no tienes por qué ser tan amable conmigo Henry ¿todo está bien? Pregunto con ojos aterrados. - Claro que todo está bien, no ocurre nada malo amigo, ¡vamos! Agatha te espera. Harvest subió corriendo la escalera de caracol hasta la recamara de Agatha, Agatha era la esposa de Harvest una aldeana de cabello liso azabache, ojos color miel y piel blanca, ella estaba acompañada de su madre y una amiga que atendía partos a las muchachas de la aldea. Todos parecían estar felices pero por dentro estaban atemorizados, Agatha estaba muy débil parecía que no aguantaría el parto pero debía tener fuerzas, esta vez no podía ser ella quien muriera dejando a Harvest solo con aquella criatura. Harvest salió para que la amiga de la madre de Agatha terminara su trabajo que desde hace tiempo había comenzado; Harvest vio en los pasillos el rostro de un niño que misteriosamente se oculto para no ser visto. - ¿qué haces tan tarde fuera de la cama Albor? Pregunto al niño que se asomo poco a poco. - solo quería saber cómo estaba la señora Agatha, fue inevitable escuchar los gritos que salen de su recamara respondió el pequeño de diez años. - todo está bien Albor respondió Harvest mirando los ojos grises del niño y colocando su mano sobre el cabello ondulado, acompañándolo de regreso al dormitorio. La noche fue dura y larga, Harvest estaba cerca de la puerta y solo veía salir a la madre de Agatha que buscaba agua caliente y paños para su esposa; Henry un amigo hechicero de Harvest lo acompañaba y le daba animo en ese momento tan preocupante para él. Las velas y antorchas se fueron apagando hasta quedar solo cabos de luz que esperaban la mañana. El cielo empezaba a mostrar tonalidades violetas cuando se escucho el llanto de un bebe sobre los muros de aquella estancia, Harvest se levanto velozmente del suelo y se paro delante de la puerta donde la madre de Agatha salió para mostrarle al bebe envuelto en mantas. - ¡es una niña!, ya las sonrisas no salían tan forzadas, después de dos partos perdidos al parecer todo estaba bien ya tenían a la niña, ¿Cómo se llamara? Pregunto a Harvest quien estaba mirando por una rendija unos paños llenos de sangre y una ponchera de agua color escarlata, - ¿todo bien?. - sí todo bien, fue muy forzado el parto boto mucha sangre y mi hija está muy débil, te pregunto cómo le vas a colocar por nombre por qué Agatha no puede pensar en eso, no tiene fuerzas suficientes. - a ver mi vida ¿Cómo te llamare? le dijo Harvest sonriéndole a la pequeña que dormía profundamente… se llamara Andrómina, es un nombre que le gusta mucho a tu mamá y creo que estará feliz cuando sepa cómo te llamas. La madre de Agatha se lleva a la niña devuelta a la recamara y Harvest se fue a celebrar con su amigo Henry a la cocina, allí bebieron brandi hasta que Harvest se embriago y se quedo dormido, Henry lo ayudo y lo subió hasta una de las recamaras que estaba vacía acostándolo para que descansara… La tarde fue desplegando sus rayos naranjas traspasando el cristal de la ventana donde dormía Harvest, esté sintió la luz cegadora sobre sus parpados despertando de la cama sobresaltado, todo aquello que había vivido anoche parecía mentira pero afortunadamente no lo era. Al llegar a la cocina estaba allí una joven que hacia la limpieza de la torre, llevaba un delantal rosa sobre un vestido sencillo que llegaba hasta sus rodillas, sus mejillas eran pecosas y rosadas y sus ojos negros se toparon con Harvest quien venía con un leve dolor de cabeza. - Buenos días señor Harvest, quiero obsequiarle mis más sinceras felicitaciones, acabo de ver a la niña y es una ternura. - gracias Dorothy dijo Harvest frotándose los ojos para ver mejor. - mire lo que han traído a su esposa señor Harvest, está cesta de frutas la trajo la familia Demóstenes, esté delicioso pan de miel la señora Germelina con su hija, también trajeron a la niña una preciosa manta tejida por los gnomos, el señor Eufronio y su esposa le trajeron aquellas flores silvestres; Dorothy iba a continuar explicándole pero Harvest siguió adelante sonriéndole y escuchando entre murmullos que estaba muy agradecido pero que iba a ver a su pequeña, ella lo miro sonriente y camino de nuevo a la puerta donde había sonado nuevamente la campana. Harvest subió vigorosamente aquellas escaleras de piedra hasta la recamara de Agatha, ella estaba semidormida sobre las mantas blancas, su cabello estaba tejido en una crineja que llegaba hasta su pecho, Andrómina se mecía en una cuna de madera que estaba suspendida por medio de un hechizo en el aire y se movía pos si sola suavemente, la cuna era un regalo que su amigo Henry le había obsequiado, Harvest se acercó dócilmente a la cama y le da un beso en la frente a su esposa despertándola, está abrió los ojos y sonrió débilmente a Harvest. - ¿te sientes bien? - me siento un poco débil y agotada, Andrómina se llevo todas mis fuerzas pero pronto estaré bien esboza Agatha tratando de sentarse sobre las almohadas. Harvest se acercó a la cuna que se detuvo y toma a la niña en brazos. - ¿te gusto el nombre que lleva nuestra adorable pequeña?. - ¡Oh si! exclamo Agatha, ese nombre lo vi en uno de tus libros de historia ¿recuerdas?, y según lo que leí Andrómina era una líder que lucho contra la opresión de los esclavos, espero nuestra niña sea una gran líder para esta comunidad. En ese momento Albor abre la puerta poco a poco, llevaba unas flores silvestres que corto del sendero, Agatha sonríe dulcemente y lo abraza con fuerza por tan bello gesto. - son tus flores preferidas dijo el pequeño ¿Cómo se siente señora Agatha?. - están muy hermosas querido, gracias por tan hermoso detalle pero me molestare sino me llamas simplemente Agatha, ahora formas parte de nuestra familia y te queremos como si fueras nuestro hijo verdad Harvest. - es cierto Albor, tus padres fueron como mis hermanos y tu nacimiento representa para mí como el de un hijo, tristemente tus padres no están ahora pero me han encomendado tu seguridad y tu protección el cual es un gran honor tanto para Agatha como para mí; así que deja de llamarnos señor y señora y llámanos simplemente por nuestros nombres hasta que te sientas seguro de llamarnos papá o mamá o incluso hasta tíos… Albor se sentía muy bien con Harvest y Agatha, a pesar de que sus padres tenían meses de muertos no se sentía tan solo ahora tenía prácticamente a una hermana con la que podría jugar. Los días fueron pasando hasta que el color amarillo que tenia Agatha fue desapareciendo, ya podía levantarse de la cama y caminaba hasta la ventana con Andrómina en brazos para que escuchara la melodía de los pájaros sobre los arboles, algunas veces se le escuchaba cantar canciones de cuna para su bebe. La comunidad preparaba un festejo para la recibida de Andrómina, muchos no se atrevían a indagar sobre el embarazo de Agatha incluso hasta el parto de ella estuvo muy callado ya que había tenido dos partos perdidos y hasta no ver al bebe en brazos de Harvest no estarían preparados para felicitarle y compartir con él está nueva alegría. El equinoccio de otoño llega a Gleba con nuevos cambios climáticos, otoño es un tiempo de cosechas los aldeanos siembran maíz y los campos y senderos se llenan de altos girasoles. Los preparativos de la bienvenida de Andrómina eran cada vez mayores, los hechiceros colocaron en la entrada de Nocobo cientos de globos que flotaban por toda la comarca, también tenían listones y banderines de color rosa y blanco por toda la comunidad, colocaron una pancarta donde las letras cambiaban de color mostrando el nombre de la bebe. Los aldeanos conocidos de Agatha llegaban con regalos y comida para el festín que colocaban en unos mesones de madera, Harvest recibía a los forasteros sonriendo muy feliz esperando que Agatha saliera con Andrómina. La mañana tenía un aura especial, la felicidad de Harvest y Agatha era muy agradable, Agatha lucia más hermosa su piel blanca se veía hidratada y llena de vida y los ojos de ambos tenían un brillo especial; los niños de la comunidad entre ellos Albor lanzaron unos pájaros que ha cierta altura estallaron convirtiéndose en una lluvia de pétalos que caía sobre los aldeanos y hechiceros, la bebe pasaba de brazos en brazos sobre la comunidad que admiraba aquellas mejillas rosas y ese cabello color castaño que crecía en ondas. La fiesta fue tomando más vida a medida que avanza el día, los niños corrían de un lugar a otro sin parar, los aldeanos habían invitado a un par de elfos para que tocaran algo de su buena música y así poder bailar un rato. Los elfos eran mayormente los que más relación tenían con los aldeanos y hechiceros ya que los otros reinos eran muy cerrados, aunque los orcos estaban descartados por completo ante cualquier festín, eran totalmente desagradables. La noche fue opacando el crepúsculo de matices dorados, las antorchas que estaban en las calles de Nocobo se encendieron iluminando todo a su alrededor, Agatha ya había entrado con Andrómina a la torre, la brisa fría de otoño no era buena para las dos así que dejaron a Harvest celebrando junto a los demás. Harvest se acercó a los elfos para conocerlos, eran cuatro elfos todos de cabello largo recogidos por una cola, su piel era muy blanca llena de lunares que parecían constelaciones y sus ojos eran muy llamativos y vivos dejándote como hipnotizados. - mucho gusto, soy Harvest el líder de esta comunidad, gracias por estar aquí compartiendo su buena música. - es un placer para nosotros dijo el elfo de cabello negro, soy Sadoz y ellos son Antimo, Epimaco y Nicasio; tener un hijo es algo maravilloso ya que proviene de algo tan hermoso como el amor, tu esposa es una mujer muy sencilla y especial se le nota en sus ojos. - gracias ¿tú tienes hijos? expresa Harvest. - claro es aquel que está con aquel niño de cabello ondulado. Harvest voltea para observarlo - ah ok, el también es mi hijo se llama Albor, por lo que veo se están haciendo muy buenos amigos. La noche fue impregnándose más, Harvest se despedía de los aldeanos, los forasteros tomaban sus lámparas de aceite para irse, algunos se iban en caballos y otros se acompañaban en grupos por el sendero. Los últimos en irse fueron los elfos, son unas creaturas tan vivas y llenas de música que siguieron tocando al irse por el sendero, Harvest y Albor los despedían con las manos arriba. - los elfos son maravillosos esbozo Albor, son tan divertidos y sabios hoy conocí al hijo de uno de ellos y quede en ir uno de estos días a su comarca. - ¡qué bueno!, la alegría y la manera en la que ven la vida es muy interesante, estaré encantado en llevarte ¿Cómo se llama? - se llama Aikánaro y es mayor por cinco años, me estuvo contando sobre sus tradiciones. - que bien comenta Harvest quienes ya habían entrado a la torre, bueno ahora a la cama ya es tarde. - buenas noches sr… Harvest. - buenas noches hijo, acercándose a él le da un beso en la cabeza. Los meses fueron pasando como las páginas de un libro, la brisa se volvía cada vez más fría e inerte, otoño había dado paso a la estación de invierno poco a poco todo se cubría de neblina y de una nata blanca sobre las copas de los arboles, senderos y los techos de las comarcas. El humo salía constantemente sobre las chimeneas, el fuego mantenía las paredes calientes ya que el invierno era una estación muy gélida. La ropa tejida por gnomos era muy útil en esta estación y el mercado Ferval estaba al día con eso; Harvest se fue una mañana con Albor para comprar ropa a Andrómina y al pequeño quien estaba muy emocionado. Llegaron al mercado y dejaron el caballo atado con los demás en la entrada, Albor nunca había estado allí y por lo tanto estaba tratando de admirar todo. El mercado se alzaba sobre el cielo con unos toldos gigantescos que se ataban al suelo con grandes estacas de hierro, tenia banderines de color purpura algunos más viejos que otros; al entrar todo era dividido por pasillos habían unos angostos y otros anchos, todo estaba abarrotado de gente comprando infinidades de cosas. Pasaron por ventas de perfumería que desprendían esencias de todos los olores, unos segundos más allí y quedaban asfixiados, estantes de muchos libros, mercerías y hasta por una sala de adivinación donde una gitana aseguraba saber tu destino a través de las pupilas. Finalmente llegaron al pasillo donde vendían la ropa tejida por gnomos la tienda se llamaba Bola de Hilos, Albor se quedo mirando al gnomo que salió para atenderlos; salieron de allí con varias cosas entre ellas una manta nueva para Albor y para Andrómina gorros y manoplas, Harvest aprovecho de comprar leña, frutas y hortalizas, al salir Albor se asusto mucho con la persona que había chocado tenia piel dura como piedra color verdoso, ojos desorbitados negros y dientes que parecían no caber dentro de su boca; esté ogro lo miro con desprecio y al ver lo aterrado que estaba le gruño haciendo que Albor corriera enloquecido hacia Harvest que lo había dejado atrás. - ¿qué cosa es aquella persona? Comenta Albor nervioso. - es un ogro comenta Harvest con ceño fruncido ¿Por qué? - me he asustado, nunca había visto semejante criatura. - no puede ser, bueno tienes razón sino me equivoco está es tu primera vez en Ferval. - ¡sí! es extraño tampoco sé lo que nos atendió en Bola de Hilos es muy pequeña esa persona ¿pueden existir personas tan pequeñas? - hay Albor hay tantas cosas que tienes que aprender, eso era un gnomo se caracterizan por ser de estatura pequeña y claro te faltan por conocer a las hadas son más pequeñas aun. Durante los días siguientes Harvest le dio unos libros a Albor para que fuera conociendo más a su mundo, tenía la historia de Gleba y sus comarcas, criaturas mágicas y su evolución y la historia de su comarca en 1000 años de magia, todas las noches y parte del día Albor leía constantemente esos libros, le gustaba mucho leer… Andrómina estaba creciendo poco a poco, ya tenía para esta época aproximadamente cuatro meses, había sacado los ojos de su madre color miel y de Harvest la nariz, aunque aun estaba pequeña él decía que en eso se parecían, su cabello seguía creciendo en ondas suaves y su sonrisa era el antídoto perfecto para olvidar aquellas terribles pérdidas… El invierno fue ascendiendo cada vez más, el gran riachuelo Acéfalo que cruza Gleba estaba parcialmente congelado, esté es una corriente de agua dulce que llega hasta el mar… Albor siguió estudiando aquellos libros, había aprendido muchas cosas sobre el origen de Gleba y de las clasificaciones dentro de cada comarca. “Gleba resguarda dentro de sus extensiones cuatro reinos que se clasifican de la siguiente manera: Agua: comarca que se caracteriza por dominar materiales como el mercurio, la plata y el cobre, está reside al oeste en las extensiones del bosque Abrótano limitando con el mar. Tierra: comarca que se caracteriza por trabajar con el hierro, está reside al norte en las montañas de la Ágora. Aire: comarca que se caracteriza por transformar las estaciones y hacer que cada una de estas cumpla su función, está reside al este en el valle de Melopea. Fuego: comarca que se caracteriza por dominar materiales como el oro y el latón, está reside al sur en las cavernas Astenias. Albor se llenaba de muchos conocimientos era un niño tan sabio al igual que sus padres, lamentablemente las bondades no salvan a nadie de la muerte pero Albor a pesar de todo no se sentía tan triste, también había que sumarle que era tan solo un niño de diez años inocente y sin duda la muerte de sus padres no lo atormentaba. Los colores vivos que representaban Gleba volvían a inundar sus territorios, el sol derretía la nieve dando paso de vuelta a la vida en la región a través del equinoccio de primavera; Andrómina estaba creciendo como las flores silvestres y Albor había pensado en visitar a Aikánaro pero Harvest estaba muy ocupado ajustando nuevos métodos en la reforma de la práctica de magia. Albor recibió la sorpresa de Aikánaro en la torre, fue muy agradable compartir de nuevo con él. - y al igual que tu padre ¿tú también tocas algo de música?. - todos en la Ágora tocamos música y bailamos aunque a mí en particular me gusta más practicar con mi arco, ver como la flecha llega justo al blanco. - ¡suena fantástico! yo había pensado en visitarte pero Harvest está ocupado y no podía llevarme aun, pero bueno me has sorprendido y ahora tu estas aquí de nuevo. - si mi padre me dijo que viniera, tenía unos pendientes cerca de aquí y así que aproveche para venir a visitarte, mi padre me comento lo bien que le cayeron tus padres. - bueno… te cuento que ellos no son mis verdaderos padres, son unos buenos amigos de mis padres que me recogieron a causa de la muerte de ellos. - oye que mal que tus padres estén muertos, ya mi padre me lo había comentado, una de nuestras habilidades es ver a través de la mirada de los demás ciertas cosas y eso lo percibió mi padre el día de la fiesta de Andrómina, ellos te tratan como a un hijo se les puede percibir. - wao eso es fantástico, es verdad me siento en familia estando aquí con ellos, lo que más miedo me da es olvidar sus rostros ha pasado tan solo meses y el no verlos se me hace tan extraño. Harvest había regresado, Aikánaro y Albor estaban en la cocina comiendo algunas frutas. - ¿Cómo estas Aikánaro?, tu padre me lo he encontrado a las afuera de Nocobo, que bueno verte aquí. - hola señor Harvest, he venido a visitar a Albor, quedo en visitarme y ya ha pasado cierto tiempo así que aproveche en venir con mi padre quien tenia que hacer unas cosas cerca de aquí. - oh si discúlpalo yo he estado ocupado y no había tenido tiempo para llevarlo pero prometo en cuanto pueda acercarme o ponerme de acuerdo con tu padre, ya que no sé cómo llegar a la Ágora. Harvest dejo al elfo y a Albor en la cocina subiendo para ver a Andrómina quien jugaba sobre la cama con Agatha, ya la pequeña tenía siete meses el tiempo pasaba rápido haciéndola crecer velozmente... La estancia guardaba un silencio sepulcral, las lagrimas bañaban los ojos de aquellas personas que no conocía, el aroma de aquellas flores eran tan simples y tenues arrancando cada parte de aquellos recuerdos. La música de aquellos violines marcaba los pasos de Elizabeth hacia su encuentro. El corazón sentía una angustiante presión, la respiración parecía fallarme y entonces en ese mismo instante algo me paralizo impidiéndome verte. Dispuesta a marcharse Elizabeth poso su mano sobre el frio metal rodeado de flores, su cuerpo sintió una extraña conexión que se expandió a flor de piel, se sintió algo confundida y volteando para retirarse choco con una mujer que mostraba unos ojos secos a falta de lagrimas; trato de sonreír pero más bien fue como una mueca inexpresiva, en sus manos llevaba un sobre blanco con una letra que reconocí al instante. ¡Elizabeth! Expreso aquella mujer, entregándome el sobre que tenia mi nombre grabado en tinta. Ya no pude retener más las lágrimas y colocando mis manos sobre mi rostro para detenerlas me senté en aquel columpio que estaba detrás de la casa; sin más abrí aquel sobre, mis manos estaban heladas y temblorosa saque el contenido que estaba doblado en aquella hoja llena de matiz. Rápidamente observe que la fecha de aquella carta sobrepasaba más de un año, pensativa… Comencé a leer… 20/05/2010El insomnio me acompaña de nuevo en medio de esta noche, mis ojos parecen no rendirse al sueño, hoy intento de nuevo encender el televisor o mi radio para lograr dormirme pero no puedo, hay algo más fuerte que esto y de nuevo eres tú. Siento que esto crece cada vez y cuando intento no seguir sintiéndolo es como una estaca de hielo que me hace recordarlo. Cada noche en medio de este desvelo, tu mirada, tu cabello y tu aroma hacen que olvide por completo lo que es soñar contigo. Tu nombre pesa cada día sobre mi alma y tu sonrisa es el delirio que me absorbe y me hace querer verte de nuevo, solo si colocaras tu mano sobre mi corazón entenderías lo que sucede cada vez que tu estas conmigo… Sé que tu corazón no siente lo mismo, mis decisiones son tan vulnerables que dudo en entregarte esto pero siento que no puedo continuar así, anhelando tus caricias, anhelando solo un beso. Solo le pido al destino que me haga olvidar de esto y que esta amistad sea el gran sigilo de este corazón que calla en silencio su amor… te quiero! En otoño caían de nuevo las hojas sobre el parque, las tonalidades en color tierra se impregnaban sobre aquella estación que recordaba tanto. Los niños jugaban una y otra vez sin parar, esa felicidad que percibíamos mientras jugaban, el sol se volvía más calido atravesando las ramas de los árboles, todo parecía ser igual pero nada lo era, hasta mi reflejo en la orilla del lago no era el mismo. Decidí caminar lentamente ya mis pasos son más pausados; y recordar como corría detrás de ti para atraparte cayendo a la grama que brillaba bajo aquel sol invernal. Las enredaderas se apoderaron de los troncos de los árboles, pensé que ya no estaría, pero ahí seguía ya casi ni se podía apreciar aquel corazón que tallamos sobre la superficie con nuestros nombres… Era tanto el tiempo sin visitar aquel lugar donde fuimos tan felices, los recuerdos estaban a flor de piel. La notas iban aumentando su tonalidad aquella que los pájaros cantaban para nosotros; de repente te sentí esa fragancia tan calida que abrazo mi corazón durante tanto tiempo, camine hasta el banquito en el que solíamos estar, nos detallamos mutuamente ya nuestra piel no era la misma, podía recordar el color de tu cabello que ahora era blanco marfil, las arrugas ahora marcaban los años que no pudimos detener, nos tomamos de las manos y con ojos vidriosos recordamos nuestro encuentro, aquel momento que solo estaría vivo para nosotros en aquel parque, las hojas caían de nuevo como aquella vez y los pájaros revoloteaban sobre nosotros cantando como solo lo hacían en aquella época, la brisa rozaba nuestras mejillas, las marcas de la vida eran irremediables pero aun así estaba seguro que mi corazón te seguía amando a través de la vejez, el corazón palpitaba cada vez menos pero los sentimientos seguían intactos tan llenos de ti… Una niña corrió hasta sus brazos, sus ojos se llenaron de emoción, le obsequio un beso en la frente y con voz calida le dijo abuela nos podemos ir… Isabella me miro sonriendo dulcemente nos levantamos y me abrazo para marcharse, mire su partida hasta que desapareció de mi vista, tome el bastón mi viejo amigo y camine despacio despidiéndome de aquel parque donde conocí el amor de mi juventud… Los rayos de luz dorada fueron desplegándose sobre el crepúsculo de un nuevo día, era como escuchar la sutil sinfonía del sumiso piano. Raquel abrió débilmente sus parpados que solamente estuvieron fingiendo sueño durante la noche, pues la ansiedad había estado presente desvelándola. Se levanto, recogió su cabello color miel en una cola y se acerco al tocador penetrando su mirada en el cristal que parecía escanearla. Sus ojos café mostraban un reflejo luminoso, sonrió a sí misma y del borde del marco de vidrio tomo la foto de un hombre que sonreía débilmente para ella… Dejo la foto sobre la cama y se acercó al closet nerviosa, se detuvo y volteo hacia la ventana donde las briznas de polvo jugaban con el sol y tomando aire decidió abrir, sacando un hermoso vestido níveo que abrazo entre su pecho. El tiempo parecía luchar contra los deseos de Raquel, quien esperaba nerviosa la hora de encontrarse con Christopher en el altar, las ajugas estaban pesadas como de concreto y la agitación de Raquel sobrevolaba como una pluma sobre el viento… Con paso decidido llego al borde de la puerta de roble de la iglesia, la música love will take you era el fondo que adornaba el amor que se desprendía a flor de piel. Su padre tomaba el brazo de su hija recordando como aquella pequeña Raquel empezó a caminar entre sus brazos, sus ojos se llenaron de emoción acariciando su rostro suavemente. Todos voltearon hacia ellos levantándose de sus puestos, los ojos de Raquel se llenaron nuevamente de un brillo impenetrable pareciendo dos hermosos diamantes, su sonrisa mostro unos labios llenos de deseos. Avanzo sobre la alfombra de pétalos rojos que desprendían una esencia inescrutable, la mirada de Christopher se impregno de ella. Las centellas de luz atravesaban los cristales llenando de colores las flores, a cada paso que Raquel recorría el corazón le palpitaba como el sonido de un tambor. Los recuerdos se apoderaron de la mente de Christopher, quien viajo fascinantemente por cada uno de aquellos hermosos encuentros vividos junto a Raquel, mágicamente todo aquello había desaparecido, Raquel corría agarrando su vestido blanco y brillante hasta los brazos de su gran amor, Christopher observo cada uno de aquellos detalles; sus ojos miel, su cabello aterciopelado y su piel perfecta como una escultura. Su mirada penetraba la de Raquel enamorándose cada vez más, se acerco a su rostro y juntando sus labios sobre los de ella los recuerdos se volvieron los cortes de una nueva película y fue así como revivieron su primer beso… Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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