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Hay en la desesperanza, ortigas que laceran nuestra alma, las ilusiones se marchitan sin haber florecido jamás. El pensamiento se deconstruye cuando te embargan la tristeza y la amargura, mas al reordenar tus ideas y emociones en ese contexto, descubres nuevas formas del sentir mas profundas integrales y oscuras. Ante los golpes más fuertes ya no puedes ni llorar. Probablemente deseas la muerte, pero ¿cómo huir de la vida sino viviendo? A pesar de todo quisieras amar, pero con el amor ¿qué hacer con esa emoción que parece no expresarse en nada concreto? En verdad, no tiene sentido alguno construir certezas sobre ese abismo, mejor es retirarse del mundo, renunciar calladamente luego del éxtasis conseguido entre sus brazos Fantasmales, la realidad y el poder, se volatilizan perdiéndose entre nosotros. sus harapos visten nuestros egos, confluyen y se mueven a sus anchas en nuestra subjetividad. ¡Vaya! jamás se me hubiera ocurrido pensar así: todo juega conmigo, ¡pero yo no soy nadie!. Es inquietante, envuelto en ello, desaparecer de un rato para otro. Ser arrastrado por esta marea que no se sabe bien de donde viene, más aun hacerse a la idea de ser "arrastrado", como si eso fuera posible. en fin, no es verdad que ellas se pierdan..... En verdad, lo principal es la pobreza en que te sumen. Y aquí la cosa es compleja, pues es nuestra alma la que afectada en su eterno devenir, ¡vaya paradoja! ¡se va convirtiendo en pordiosera!. Pero en el fondo amigos, se trata de una cuestión de relativa sencillez: las relaciones de mi ego, su existencia.... su inexistencia. Las formas de vida cotidiana de nuestra “moderna” sociedad, ha llevado a apagar los corazones de la mayoría de los pocos hombres y mujeres de valor. El desencanto originado en el bochornoso espectáculo que nos brinda la especie, ha anidado entre el espíritu, y apuntalado por la razón ha trastocado lo que debió ser el desarrollo natural de ese sentimiento. De sinónimo de inmovilidad, se ha transformado en acción. Se deja adivinar tras ese desencanto el enorme desprecio por la vida que se ha incubado, mas el hombre se vuelca a la lucha por la transformación, busca el impulso externo constantemente, ya no se conoce. Hace mas de un siglo Feuerbach nos hablo del egoísmo: “el amor de la persona a sí misma, - nos decia - es decir, como el amor a la esencia humana, como el impulso que nos permitiera satisfacer y desarrollar todas las atracciones e inclinaciones, sin cuya satisfacción y desarrollo el hombre no es ni puede ser un hombre verdadero y perfecto”. Pero hoy el desencanto de sí mismo ha llevado al hombre a buscar su “realización” unilateralmente afuera, en la transformación de la sociedad. ¡así pareciera que amase la vida! Muy adentro, incrustado en los huesos, es como nuevos clavos, otra conciencia abarca todo y pasa del cuerpo Abro el corazón y cierro el corazón depositando el objeto de mi emoción. La carne apaña los huesos casi como la manta del resucitado, se torna lucida, se impregna siempre al revez y pasa del alma. Abro los ojos y cierro los ojos pero a la porfía me asalta el azar. Una acumulación de tristezas y amarguras consiguen petrificar el alma, en esos momentos luego de una natural desesperación, hasta la posibilidad de la muerte se torna un fenómeno simple y todo a tu alrededor exuda un hedor a banalidad. La trivialidad de los sentimientos se congelan, la razón parece dominarlo todo y el vació te envuelve - ¿cuántos habrán atentado contra su vida en estos momentos? – libre, entonces, de cualquier atavismo, el análisis se vuelve descarnado.... el hombre se hace transparente y su inconciencia se vuelve una espina mas en tu corazón. La alegría tiene algo de narcótico. Ese éxtasis raro y perturbador, que al igual que un borrachera luego te sume en la negrura de la bilis. La niñez llena de juguetes se asemeja en algo a este drogarse ¡Alegría! ¡Alegría! y luego a la cama. Bueno, realmente todo en esta vida es así, constantemente cambiando y transformándose en otras cosas. Nosotros, mis hermanos y yo, teníamos una pieza chica en casa, una ampliación, se suponía que alguna vez seria nuestro cuarto, pero durante mucho tiempo no se habilito, ni puerta tenia y para pasar a ella debíamos saltar por la ventana. ¡Era todo un mundo ese lugar! Lleno de juguetes, a medio construir, oscuro y húmedo, aunque suene cliché, allí la imaginación lo era todo: el escondite, las batallas, las reuniones con amiguitos y nuestros clubs. Durante un largo tiempo, medible en tiempo de niños, ahí vivió la maravilla. No recuerdo bien que edad tenia cuando aquello cambio, Cinco talvez. Iba al Colegio Adventista, estaba en primero. A la famosa pieza, se le hizo una puerta, y debimos cambiar nuestras camas, mi hermano y yo, y como por un encantamiento el lugar de nuestros juegos se transformo. Y ese lugar paradisíaco evidencio sus fallas o quizá se podría decir que mostró su otra cara. Mal construido, en el invierno se goteaba por distintos lugares, uno podía adivinar la cantidad de arañas que entre sus recovecos se escondían. Pero entre todo, como siempre, había algo para soñar. Una cortina, recuerdo una oscura cortina estampada, tenía barquitos y castillos. Ejercía en mi esta cortina, un efecto casi hipnótico. Me quedaba por las noches viéndola embelesado al trasluz de las luces externas o de la luna, ¡era extraordinario!, el viento se colaba por la ventana moviendo la tela, y entonces los barquitos flotaban entre los castillos, asi a través de ella yo viajaba a la “desconocida Kadath”; Nunca le he preguntado a mi hermano que pensaba de ese lóbrego lugar, pero tengo la impresión que a el le daba lo mismo… o talvez estoy muy equivocado. ¿Era muy temprano para entender que dentro de todo lo bueno siempre hay algo malo? ¿Qué la vida no es lo que parece? ¿Qué entre lo feo o lo más triste, existe en su interior la belleza y la alegría? Talvez era un poco mayor “Hay cosas que no se juntan. Dicotomías que no son tales y unidades estructurales contradictorias. Hay en la memoria vacíos profundos y sin embargo recuerdos tan vivos.” ¿En que pensaba cuando era niño y pedía mas tarea que los demás? ¿Era curiosidad? ¿Era para no ver?. Aquellos no eran los años del exitismo, apenas el comienzo de la dictadura, pero mas allá de todo mis padres y su recatada ignorancia, nos mantendrían al margen de tales cosas semejantes Pero…¿y yo, competía con quien? ¿o quien me obligaba?. Esos, fueron más bien, tiempos de un inveterado conservadurismo. Y con el, el espectáculo de los “reglazos” o los “tirones de patilla”, o el compañero toda la clase “mirando el pizarrón”, las pequeñas diferencias que aparecían al elegir con quien jugar. En fin, todo era como los aprontes del terror venidero. Quiroga: y la cabecera con su extraño huésped, los balidos desesperados del cordero, las gallinas… Poe y su extraña casa; Lovecraft dando a entender que el ser adulto era perder la magia; las noches a oscuras, los primeros castigos, los carros de guerra, el nacimiento de mi hermana y con ella la conciencia de lo vivo; las llegadas tarde y ebrio de mi padre, la lluvia, los colegios públicos. Temprana independencia en casi todos los aspectos, el alma vagaba rauda en lo desconocido. Mi cuerpo jugaba y la sonrisa fue una parte de mi rostro. Y la escritura leeenta que me agobiaba, no apañaba la dulzura de los cuidados, el calorcillo de la amistad naciente, las películas de guerra, la primera bicicleta, el mundial de fútbol con la tele en el colegio, las pichangas… Mas estos recuerdos no son mi vida, pero son mi vida. Esta vida mía tampoco es mía ¿quizás de quien?. Y sin embargo, ¿como seria, si no tuviese yo estos asuntos muy bien guardados y estructurados en mi memoria?. Quizá aguardando que diese el salto definitivo hacia la ternura, perdiendo entonces, esta mirada que me consuela y que me condena, que me protege y que me destruye ¡ Que mas quisiera ¡ Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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