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A veces me tengo tan cerca que me estorbo y desearía no poseerme. Son las tardes, son las noches y las madrugadas en que siento un peso enorme de mi misma sobre yo. Como si ya hubiera borrado a todos mis hombres, a todos mis nombres, a todos cuanto amé en tiempos pasados que aún miran por la ventana. La playa está llena de mis sombras, atestada como las aceras del centro de la ciudad.A veces desearía un pensamiento más liviano, algo así como un baile ligero, una sonrisa jovial de ésas que desaparecen al momento. Y sin el peso de Dios... Si en el peso de mi tradición encima del cuerpo frágil que me representa. El color del día se pierde como la ternura en las manos de una chica al hacerse mayor, el color del día moribundo camina cerca de la playa: se refleja en el agua y la tristeza cae como una lluvia enferma encima de la arena blanca, la tristeza del día no sabe a dónde ir... porque se acaba, porque los días pierden luz y la soledad avanza como un desierto implacable.Los colores del día dejan de ser una esperanza para quién, al levantarse, busca la fuga de la madrugada que en el horizonte se dibuja como una gran herida. Como si estuvieras entre nubes, en su lecho de aguay frio, gris, gris, gris... Eres ahora un cuerpo mudo,no te buscan las pollas rojas, ni las manosenamoradas, los labios huyen de ticomo si fueras algo dibujado en un papel.Así: A no tener piel has llegado mi amor,a no oler a sudor, a que tu pelo negroparezca triste carbón. Gris, gris, gris...Como una muerta sobre mí, y yo te aceptocúal si no tuviera nada más que abrazar.abril de 2010 Adoro ese dolor que te rodea,mi amor es por las lágrimas que te salpican,por las mentiras que crecenen nuestros corazones, por esas floresmalignas que tanto placer nos otorgan.Te amo por la puta que eres,soy feliz llevando del brazoal ángel sucio lleno de vicioen que te has convertido a partirde una niña dibujada como dulcey celestial.Sufro una embolia cada nocheinmersa en el corolariode todos nuestros mundosrevueltos, sangrantes, disparándoselos unos a los otros: Sólo contemploel estar contigo dentro del odio y la rabia,vestidas de hermosas túnicas blancas: Recelosas,abrazadas a una ristra de engañoscomo único sostén de nuestras vidasdestrozadas en la charca de la impudicia.Amputada te amo como nunca habría sabidohacerlo: Disfrútame. 1 de abril de 2010. Me construyo de memoria.Como un mapa que se traza de manera imaginaria.Un breve instante en cada vida:Rayos solares que enmudecen el paisajecon sus rojos gases, perlean con fogataslos lomos de los montes, los vientresde los campos, desaparezco en virtud de la noche,ella me recoge, yo me ausento. Mi alma es la ballena enamoradaque ha perdido entre las aguas al marino audaz, dueño de un arpón que le parta el corazón y así... poder sangrar.12 de marzo de 2011. Tu sombra revienta mis cantaresya en cerrada noche, el silbido de tus manosa precipitarse viene contra mi dulce espacio,caterva perturbable, laguna para inciensode tu joder poderoso, una lanza que se clavasiempre en la misma herida, amparada en lo nocturno. Afuera, en lo que terrestre simula,lugar sólo para locos, también nos pertenecela fracción indisoluble: tiritan las pastillas,tu zona rocosa, mi corazón de madera.Sé bien que tu rostro se me evade, que velasel espejo, que Dios juega en tu bando... Adentro, mi mente se ha enredado, presaen un castillo, quemada en una cama.5 de mayo de 2010. Me he amado tantoque nunca he dejadoque nadie pudiera amarme.Me he recogido tantocomo lo hace una ciudadante la noche.Me he escondido todapor no ser nunca un colorque alguien quisiera rescatar, gozar.He construido un espacio para míy nadie más.Así es, así soy, así me ven. Me da miedo el haberme perdido,no saber donde me hallo,si en la habitación,en el jardín, en el caminode la mar, o bajo las aguasdejando que mi cuerpodiga adiós y se hundasolo.12 de mayo de 2010. Atado al carmín de sus labios adivinaba el beso que no le había dado.Para mis animales quedará el pasto que fue verde.Yo me iré.Caminante solitarioalguien quiso acompañarme.No lo consiguió. Guillermo Capece " A los que mueren injustamente"¿ Quien más te acompaña cuando entierras a tus muertos,sino tu dolor?¿Y quien más te los pagasino el olvido? Y una angustia enervante recorre tus coyunturas.Y un manto lloroso de humildad arropa sus cuerpos.Y a ti no te vale un canto apagado de miseria Porque tu pides más y másen la inmensidad de insana angustiaque deja en tu boca ese sabor salobre mojada de inocenciaE implorarás lumbre.Pero al final tus muertos solo son tus muertos .
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Richard Albacete