Se quedó dormido encima del escritorio. Junto al lapicero yace la frase que pudo escribir durante el día. Mil cosas que buscar antes que el tiempo se acabe y a mí me parece que es una pérdida... más tarde saldré a ver la luna. - dijo poco antes de quedarse dormido.Como se lo imaginó, la noche no era tan oscura. Salió del cuarto sin recoger los libros de la cama ni apagar la lámpara del escritorio. Caminó en una dirección y a ninguna. La luna se escondía entre las nubes. Cuando por fin pudo contemplarla desde un solo sitio, el reflejo de una sombra le hizo sentir escalofrió. Miró hacia atrás y pudo ver una silueta que lo señalaba con una navaja. Cuando la sombra se movió, él arrancó a correr. Dos más lo esperaban al frente. Tomó el camino sin sombras, corrió con todas sus fuerzas pero las sentía cerca, no había lugar para mirar atrás, tenían más velocidad. Su corazón comenzó a latir a mil por minuto cuando se sintió perdido. Intentó hacerlo más rápido pero tropezó y rodó por el suelo. Giró la cabeza hacia las perseguidoras, el reflejo de un puñal asesino lo obligó a cerrar los ojos.Cuando despertó tenía entre sus manos el lapicero. Sintió alivio, respiró profundo, se secó el sudor de la frente y, después de una breve calma, leyó la frase que había escrito: No tengo fronteras entre la realidad y la fantasía; no sé cuando vivo, sueño, leo o escribo.