• Gaby Rodríguez
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  • País: Salvador
 
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Amor, te deseo
Autor: Gaby Rodríguez  532 Lecturas
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Escúchame
Autor: Gaby Rodríguez  465 Lecturas
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Autor: Gaby Rodríguez  411 Lecturas
Capitulo 10 : "Jared: Los recuerdos inundan mi mente y se desbordan por mis sueños como lluvia hacia tu sendero, te acompañan mis lágrimas: Jane, simplemente: te quiero.Jane: ...Entonces solo podía pensar en algo...un solo nombre viene a mi mente, una sola frase: Jared, simplemente te quiero".No podía ver nada, solo las sombras de las figuras borrosas a causa del mar de lágrimas que desbordaba en mis mejillas. Estaba sentado en los escalones de aquel salón, nadie más estaba conmigo... no había nadie allí, hasta que escuché la voz de la mente de Jasper y este apareció junto a la pared frente a mi."Así son las cosas aquí" pensó Jasper recargado en una pared. Con un traje negro y camisa rojo sangre, el cigarrillo entre sus manos y una falsa actitud de timidez."Eso le ocurre a todo el mundo... incluso a ti" Limpié mis lágrimas y comencé a caminar en círculo frente a Jasper, tocó mi hombro y aparecimos en otro lugar.Era parecido a la entrada de un templo griego, pero la grande puerta estaba abierta y el cielo azul y las nubes se podía ver ahí. Este "templo" estaba en un gran cuarto cerrado de color marrón oscuro por todos lados. Jasper estaba sentado en la entrada, con el gran cielo formado detrás de el.- Y ahora que haré... - susurré."Creo que deberías recordar... vivir de recordar" El cielo detrás de el cambió, ahora podía verse la casa de Jane y mía, nuestra casa.Junto a esa casa estaba un tronco y en ese, una preciosa chica se encontraba sentada sobre mi regazo. Eran mis recuerdos vistos desde otro punto de vista...Mi camisa color arena contrastaba con el vestido blanco de flores lilas de Jane, miraba detenidamente al cielo y yo le acariciaba una mejilla.- ¿Sabes lo que nunca hemos hecho? - preguntó Jane y lo miré pensativo.- Nunca hemos bailado - dijo.Después me miró a los ojos, había sido hace mucho pero aún así me parecía que yo mismo había causado que ella se fuera del cielo.Se mordió el labio inferior y seguí mirándola como si no fuera a verla jamás.- ¿Crees que me iré pronto de aquí? Digo, a la tierra - susurró Jane.Y mi respuesta fue como si hubiera sido puesta en mis labios por otra persona, no dije lo que yo quería decir, quería decirle que no, que viviríamos juntos eternamente felices en el paraíso... pero la respuesta no fue la que deseaba salir de mi.- Si - por un segundo no dijimos nada y ella comenzó a inquietarse. Seguí intentando de decirle lo que yo quería, pero nada pasaba... de mis labios la única palabra que conseguía salir era "Si".- ¿Estas...seguro? - preguntó temerosa.- Si - No podía decirle lo contrario, no podía... en ese momento una ola de tristeza me inundó, como si las palabras que desearan salir de mis labios se hubieran convertido en lagrimas...- No estés triste - dijo Jane y giré mi rostro hacia otro lado.- No te pongas triste Jared, eso no pasará pronto... no... - dijo con un tono de tristeza y volví a mirarla. Toqué sus mejillas acariciándolas una y otra vez, después de unos segundos conseguí hablar.- ¿Por qué tienes que irte tu? ¿Por qué ahora? ¿Por qué no jamás? - ella comenzó a pensar que todo era una broma mía y sonrió.- No estés triste Jarec, al fin podré ser un bebe real - su sonrisa era tan linda que incluso olvidé el hecho de que las palabras habían sido puestas en mi boca, incluso terminé creyendo que todo era una broma y por eso había olvidado ese recuerdo... había bloqueado ese pensamiento, lo había mandado a mi subconsciente.Jasper tomó otra bocanada de su cigarrillo y el paisaje en la entrada del templo cambió.Ahora estaba Jane, con un ligero vestido azul celeste dentro de nuestra casa mirando por la ventana.Ese era un momento que yo no había visto, era como si nos hubieran grabado mientras yo dormía justamente un día antes de la boda, ese no era un recuerdo mío.Jane giró su rostro y caminó lentamente hacia la cama, yo me encontraba ahí recostado, con los parpados cerrados y soñando no se que cosa... acarició mi rostro de una forma muy lenta y delicada.- Te amo - susurró y una lágrima cayó por su mejilla.Al parecer, ella ya sabía que se iría pronto.Jane salió de la casa y miró el bosque, tocó el césped y sonrió cada segundo del que disfrutaba viendo el paisaje mientras ligeras lágrimas corrían por su rostro.Verla de esta forma era diferente. Ella tenía un aura de luz que la llenaba por completo. Cerró sus ojos y la luz se intensificó.- Un día más por favor... - susurró Jane. Y la luz volvió a ser normal.Entonces yo desperté sin tener siquiera una idea de por qué había lágrimas en mis ojos.Dejé a Jasper y me fui hacia nuestra... ahora, mi casa.En un lugar en la tierra, era 2 de septiembre de 1802. Un día como cualquier otro en ese pequeño pueblo, a excepción de la llegada de una nueva vida.El sol se escondía entre las espesas nubes que jamás se alejaban del cielo, Forks era un lugar donde la lluvia siempre mostraba que ella tenía la supremacía de los cielos.En una pequeña casa, una mujer se encontraba descansando en una cama de sabanas blancas manchadas de sangre por diversos puntos. Sus ojos estaban cerrados y una ligera capa de sudor abarcaba su frente. Una chica de cabellos oscuros y piel cobriza entró a la habitación sin hacer ruido y tomó una pequeña toalla blanca y la sumergió en agua, para después, con esta limpiar el rostro de la mujer. Esta abrió los ojos instantáneamente por el agua fría de su rustro.- Lo siento, señora - se disculpó la chica. La señora hizo un gesto y la chica sonrió. - Fue una niña, una niña preciosa, señora - agregó la chica y el rostro de la mujer se encendió.La gran puerta de madera, que se encontraba frente a la cama se abrió de par en par y por esta entró un hombre de cabellos oscuros y piel blanca con un pequeño bulto entre sus brazos. - Cariño, has despertado... - dijo feliz y se acercó a la cama sentándose con mucho cuidado en el borde de esta.- Toma - dijo el hombre dejando a la pequeña bebe entre sus brazos.- Jane.... - susurró la madre y le dio un suave beso en la frente de la bebe.La vida de Jane, pasaba rápido. Sentía como un gran alivio en su corazón, era como si recordara un lugar donde había estado antes.A los dos años Jane comenzó a hablar, era una niña muy inteligente y astuta. La primera palabra que logró decir en una frase era: "Jared quiere venir". Su padre hacía juguetes para ella, la primera vez que dijo eso, todos se sorprendieron mucho.- ¿Quieres llevarte al señor Mouse a la cama? - preguntó el padre dándole el juguete.- No papá, Jane quiere venir -- ¿Quién es Jared? -- Es mi amigo - la niña sonrió.- Oh, y ¿Dónde está? - preguntó el padre.- Allí - dijo Jane apuntando al cielo.- Ah, Hola Jared - dijo el hombre hacia el cielo, después miró a Jane y susurró: - Que chico más guapo - Jane sonrió- Jared, puedes quedarte con nosotros todo el tiempo que quieras - dijo el padre y Jane se puso triste.- Buenas noches Jane, buenas noches Jared - dijo el padre saliendo de la alcoba.Su madre y su familia entera se extrañaban, pero después fueron acostumbrándose, creían que era como si se tratase del "amigo imaginario" de la niña.Jane creció feliz, con la certeza de que había un ángel a su lado al cual amaba y adoraba con su alma...
CAPITULO 9: "...Y fue entonces que miles de ángeles entonaron la suave música del amor, colorearon los cielos de colores y las nubes fueron suplantadas por algodón... ellos hicieron la promesa de amor que jamás se debería cambiar, algo que no terminaría, algo para siempre jamás".Jane y yo buscábamos a la persona que creyéramos más adecuada para hacer la ceremonia. Caminábamos por las calles empedradas y en eso, vi a lo lejos a un hombre de sombrero de copa negro, cuando este se dio la vuelta vi su rostro y sonreí abiertamente.- ¡Marco! - grité emocionado.El era perfecto para realizar esa ceremonia tan importante para nosotros dos. Había conocido a Marco un día mientras intentaba mejorar mis tácticas de viaje, al igual que como me había pasado con Jane, había llegado a dar al lugar erróneo, pero no me arrepentía ya que gracias a esos errores terminaba conociendo a personas muy interesantes y sin olvidar: al amor de mi existencia.- Hola querido Jared. ¿Cómo has estado? Buen día señorita - dijo mientras tomaba su mano y la besaba suavemente, después me tendió la mano a mí y nos dimos un fuerte apretón.- Quisiéramos pedirle un gran favor, Marco -- Oh, claro joven Jared. ¿En que puede ayudarles este viejo? -- Pues... ¡Vamos a casarnos! - dijo Jane emocionada.- A ¿Casarse? ¿Cómo? - quiso saber Marco.- Para eso necesitamos su ayuda - dije.- En ese caso, dime - contestó.- Pues será así: Yo espero enfrente de usted hasta que Jane llega, y cuando haya llegado usted me pregunta si quiero a Jane Gilbert. Yo digo, clara y obviamente que si - Jane sonrió y me miró por debajo de sus pestañas sonrojándose ligeramente - y entonces usted le pregunta a ella si me quiere a mí - clavé mis ojos en aquellos color caramelo que tanto amaba y su sonrisa se ensanchó mientras yo terminaba la frase.- ¡Siempre he querido hacer esto! - dijo Marco feliz - creo que mi sueño más grande, en vida, es ser sacerdote y vivir en una gran iglesia, o en un castillo medieval - agregó ilusionado.- Se le cumplirá, ya lo verá -- En ese caso, espero no olvidarme de nada - sus grandes alas blancas se extendieron y parecía como si nuestros cuerpos fueran cobijados por estas, suaves y preciosas.- Le agradecemos demasiado - dijimos Jane y yo al unísono y después sonreímos.- Suerte chicos, ahora tengo que irme - sonreímos nuevamente y tomé a Jane de la mano mientras veíamos a Marco alejarse y comenzamos a caminar nuevamente.- Ahora hay que planear una boda - dijo ilusionada.- ¿Crees que tenemos que ir con tu madre? ¿Quisiera ella organizar todo? -- Es lo más probable - dijo riendo e imaginándose a su madre como loca corriendo de un lado hacia otro.- Entonces, vayamos... - dije y nuestros cuerpos desaparecieron de la calle empedrada y aparecimos en la sala donde había visto a Jane por primera vez.Su madre aceptó alegre, es más, ni siquiera nos preguntó si podía planear las cosas... ya tenía todo planeado. Era como si hubiera esperado ese momento siempre.Ahora solo nos restaba esperar dos días más o el tiempo que fuera necesario para que todo estuviera completamente en orden para la boda... una boda en el cielo le parecía a muchos algo extraño, pero para muchos otros, era realmente especial.La boda se efectuó en un gran salón de paredes blancas y de suelo color marrón.Ben se encontraba a mi derecha susurrándome algunos detalles, a mi izquierda, la madre de Jane parloteaba muchísimas cosas a las que ni siquiera les prestaba atención y me ponía el saco color negro en los hombros.Varias personas acomodaban unas plantas cerca del altar y Marco estaba detrás de mi repasando sus líneas, que no eran nada difíciles pero incluso el estaba más nervioso que yo. El único sentimiento que embargaba mi alma era la felicidad y la alegría de pensar que Jane y yo seríamos oficialmente marido y mujer.Un hombre de baja estatura y calvo llegó a mi mostrándome varias muestras de tela en diferentes tonalidades.- ¿Tu que crees? Yo creo que le gustará - dijo Ben.- No, no, no. Ese no es color apropiado para las cortinas del salón - dijo la madre de Jane.Dejé al hombre detrás y seguí caminando, si seguían así terminarían por estresarme.Hablaban muy fuerte y demasiado rápido, era como un gran zumbido de abejas que revoloteaban a mí alrededor parloteando muchísimas palabras desconocidas para mi, yo solo quería ver a Jane.- Gracias, Gracias - decía a todas las personas que me decían frases de aliento mientras seguía caminando.Había algunas hileras de sillas color crema acomodadas frente al arco de flores blancas que sería el lugar donde nos juraríamos amor eterno.- Calma, Calma señora. Todo estará bien - dije a Mariela. En ese momento el pequeño John se puso frente a mí con una esfera transparente.- ¡Es un buen detalle! ¿No crees? - preguntó con una gran sonrisa en su rostro.- Claro que si John -- John, hijo vete de aquí. Ahora están terminando de arreglar el salón, no vayas a arruinar algo, sal y ahora entras... yo te digo cuando ¿Si? - Mariela hablaba muy, muy rápido... sus palabras apenas eran entendibles. John hizo un gesto en su rostro. "¿Qué dijo?" pensó.- Creo que quiere que salgas por ahora - me incliné para susurrarle en el odio. Sonrío y salió corriendo por la puerta.Un hombre organizaba un pequeño grupo de niños que formaban un coro angelical en una especia de tribuna pequeña.- Esta es una posibilidad en cuanto a la música... - dijo Mariela.Las bocas de los niños comenzaron a abrirse como si cantasen, pero los sonidos no eran los típicos sino, eran sonidos musicales, como si los propios pequeños fueran instrumentos. Después, la música cesó y sus voces comenzaron a inundar la habitación en un dulce arrullo de voces angelicales y suaves. Me quedé absorto contemplando a los pequeños, era la única cosa que me había distraído desde que comenzó la planeación de la boda.En otro lugar del salón, Jane se alistaba con su ligero vestido blanco que caía suavemente por su cuerpo, una mujer arreglaba unos cuantos detalles y le colocó el velo en su cabeza. - Jane, te ves preciosa - dijo John mientras "irrumpía" nuevamente en el salón.- Gracias pequeño - dijo y lo besó en la frente.- ¡Hay no! Ya escuché a mamá, me voy Jane, te veo después - dijo con unas caritas cómicas y sobreactuando con drama. Jane comenzó a reír.La música de los niños llenaba la pequeña habitación en la que Jane se encontraba y ella sonreía con los tonos de aquel suave cántico.Entonces, la mujer hizo una seña a Jane y esta sonrió nerviosamente. Asintió y comenzó a caminar hacia la escalera por la que llegaría al centro del salón.Estaba ahí escuchando a los niños cuando Mariela me señaló el altar y me dijo que me encaminara hacia allí rápidamente.Giré mi rostro hacia la escalera y me encontré con la persona más perfecta en todo el...cielo, mundo, universo... ¡Todo lugar! Sonrió levemente y comenzó a descender muy despacio los escalones.Parecía un poco nerviosa pero sonreí para infundirle valor.Seguía bajando muy despacio y las ansias de tenerla junto a mi aumentaban con cada segundo.No podrían siquiera describir como estaba vestida, cuan hermosa se veía... las palabras no alcanzan para explicar tanta perfección."Te amo" pensó Jane y sonreí más abiertamente.La ceremonia fue simple y rápida como habíamos pensado, pero había sido completamente personal y linda.Marco nos peguntó si nos queríamos y contestamos que si sonriendo, un dulce beso había cerrado el trato.Jane comenzó a subir las escaleras llena de felicidad animándome a seguirla.No lo hice, quería ver desde abajo como era que la felicidad irradiaba a su alrededor y parecía visible.Entonces el cuerpo de Jane, mi Jane desapareció de las escaleras..."No... Jane, por favor, no" pensé.Volvió a aparecer tenuemente y se despidió con una lágrima que recorría su rostro."Siempre te amaré" pensó y entonces, la imagen de su cuerpo, la mismísima Jane que había conocido hacia poco tiempo... dejó el cielo.Las lágrimas comenzaron a recorrer mi rostro cayendo desde mis ojos verdes que no podían creer lo que acababan de ver.Pensé en Jane una y otra vez, intente viajar a donde ella estaba pero no había forma de lograrlo... no viajaba a ningún lugar puesto que ahora no había ninguna Jane en el paraíso.
CAPITULO 8: "Quiero estar contigo. Nada más puedo querer. Di a todos que me amas y yo diré a todos que te amo con todo mí ser. Dame un beso de tu boca, ese cáliz del amor. Di a todos que me quieres y yo te doy mi corazón".- ¿Abuela? - grité mientras los gallos cantaban fuertemente afuera y el sol comenzaba a subir en el cielo.- Aquí estoy Jared - gritó desde su recamara de pinturas. Estaba pintando otro paisaje muy hermoso. En el, la lluvia caía sobre el asfalto mojando una casa blanca en medio de un gran bosque.Llegué con ella y le sonreí.- Me voy a buscar mi propia casa - dije feliz.- Muy bien - susurró mientras ponía fuera de la casa un auto plateado.Esperé a que digiera algo más pero no lo hizo. Así que di media vuelta y caminé hacia la puerta.Antes de salir me detuve y miré a la abuela.- Te quiero Abuela - dije y ella volteó.- Gracias. Yo también - sonrió y me fui.En otro lugar muy lejos a la casa de la abuela de Jared, Jane se encontraba con Phil.Estaban en una fábrica de juguetes. Phil se dedicaba a crear nuevos e innovadores juguetes con los que los niños pudieran aprender muchas cosas.Tomó una pequeña oveja blanca y la hizo saltar. - ¿Te gusta? - le preguntó a Jane.- ¡Claro! - dijo ella entusiasmada.- Creo que también tenia un león - agregó Phil mientras buscaba entre muchísimos juguetes en una mesa.- Hacemos juguetes... divertidos, educativos, creativos, nuevos, interesantirijillos... Jane se divertía mucho con todos los juguetes de la mesa.- Jane - escuchó la voz de Jared que la llamaba y ella levantó la vista.- Jane, ¿me oyes? - preguntaba Jared mientras Phil seguía explicándole a Jane como era que la pequeña oveja saltaba.- Jane, ya se cual es mi idea - Ella sonrió.- ¡Estupendo! - dijo Ella y Phil la miró extrañado. "¿Cuál es?" pensó.- Quiero decírtelo en persona porque es para nosotros dos. Pero antes quiero hacer una cosa. Espero verte pronto. Ya te hecho de menos -Jane sonrió.Detrás de ella, en un carro de carreras en tamaño gigante, Jasper se encontraba sentado con su cigarrillo en los labios. Intentaba encenderlo con un pequeño cerillo que tenia en sus manos.- No te apartes de los juguetes Jane - dijo muy quedo y ella se puso seria - tu sabes mucho de juguetes - al decir esto, desapareció.Comencé a excavar una y otra vez la tierra rojiza que se extendía alrededor del lugar que había elegido.Había escavado un cuadro perfecto en un gran prado lleno de pasto y flores preciosas que serviría para poder cosechar.La gran casa se encontraba a la derecha del arado, con sus paredes color blanco y su tejado café.Los grandes árboles verdes se extendían alrededor de la casa. Frente a esta, un pequeño jardín lleno de flores de colores.Dejé la pala a un lado y me puse frente a la casa desde un lugar donde podía ver claramente cada centímetro del frente.La música de piano sonaba de fondo y provenía de mi nuevo hogar.Con mi imaginación, hice que las ventanas tuvieran cortinas de colores alegres.Estas eran de encaje y figuras bordadas.Dos cómodas mecedoras de madera aparecieron frente a la ventana del ala izquierda de la casa.Después intenté probar diferentes colores para la pintura de la fachada.Amarillo, verde, azul... las paredes cambiaban dependiendo del color que aparecía en mi imaginación.Y me decidí por un color marrón rojizo.Comencé a bailar feliz tomando la pala como si fuera una guitarra.Subí los cuatro escalones y entré en mi nuevo hogar.Era nuestra nueva casa. Para Jane y para mí.Pasaban los días y la mayoría del tiempo nos encontrábamos tirados sobre el pasto, besándonos, acariciándonos... siendo felices el uno con el otro.Varios días después, mientras gozábamos de nuestra compañía dije a Jane:- Jane, quiero casarme contigo -- Para que, ya estamos casados - dijo ella.- Si... pero, ¿No te gustaría que hiciéramos una boda? -- Tendríamos que estar delante de mucha gente. Tú dirías que me quieres y yo diría que te quiero -- Si, me encantaría eso -•-      A mi me da muchísimo miedo - comenzamos a reír y a besarnos nuevamente.
CAPITULO 7: "Miro la boca, y quedo en el encanto de la dulce sonrisa que en su rostro centella, miro el áureo de sus cabellos, y veo aquella red de amor que fue creando con todo su encanto. Miro sus ojos, y me hundo en ellos deseando decirles cuanto es que los amo. Porque me he enamorado de la boca, de los ojos y del cabello. Y ya no tengo más palabras que un -Te quiero-"Me tomó de la mano y aparecimos en otro lugar.Entre miles de flores silvestres en un gran prado que tenía la forma perfecta de un círculo.Con mi mano acaricié su pelo una y otra vez, viendo como era que al sol los tonos rojizos de sus cabellos resaltaban mucho más.- Yo creía que en el cielo había ángeles con alas y que tocaban el arpa - ella sonrió - sobre las nubes - bajé mi mano.- Los hay - me dijo alegre - es la vieja guardia -La miré detenidamente a los ojos sin ver nada más que sus ojos color caramelo y so rostro pálido y perfecto.- ¿Qué? - quiso saber.Fue entonces que vi como una nube blanca aparecía frente a nosotros y desaparecía al instante dejando en su lugar una vieja casa con un gran porche y la puerta de la entrada abierta.La casa era de dos plantas. En el porche unos sillones y una mesita de cristal tomaban posición en la parte derecha. Cuatro escalones te invitaban a adentrarte en ese lugar. Tres grandes ventanales en el primer piso y una mas pequeña también. En la planta baja, la puerta y una gran ventana por donde se podía ver con claridad una parte de una sala color caoba y un comedor pequeño. Las cortinas eran de color blanco y la pintura de toda la casa era blanca también, más el color marrón de las tejas que separaban a la primera planta del primer piso. Un pequeño jardín se extendía al frente, con rosales y plantas de todo tipo. Un árbol a la izquierda de la casa y un columpio en el.La puerta de color marrón se movió ligeramente y yo sonreí demasiado feliz. Jane me miró seriamente con la curiosidad marcada en su rostro.- Esa es mi casa - le susurré - yo crecí en esa casa.Por la chimenea salía un espeso humo gris desapareciendo en el azul del cielo.- ¿Quieres que entremos? - me preguntó Jane.- ¿Podemos? - quise saber ahora lleno de emoción. Jane asintió y comenzamos a correr hacia dentro.Al llegar al jardín acaricié el pasto, y arranqué una rosa blanca que le di a Jane mientras se acercaba a mí. Abrí la puerta y espere a que ella entrara para después cerrarla.La luz del sol que entraba por las ventanas creaba un efecto de nubosidad al interior. Podía ver claramente las motas de polvo que volaban por la habitación.Recorrí cada cosa con la vista guardando cada detalle en mi mente.- ¡Vaya! - exclamé mientras me sentaba en el sillón junto a la ventana. En una mesita al centro de la recamara se hallaba un pequeño jarrón de cristal repleto de las flores favoritas de mamá.- Es todo igual - susurré.Jane miraba también cada cosa en la habitación. Miró hacia el comedor en el que solo había 3 sillas. En la mesa había un gran frutero lleno de uvas, plátanos y manzanas... mis frutas favoritas.Sobre la pared se extendía un espejo largo inclinado unos 45° hacia el suelo por el que te veías desde arriba. Mi madre siempre decía que en ese espejo podíamos vernos tal y como en el cielo nos veían los ángeles. Ahora me parecía una ironía. Yo estaba en el cielo, viéndome por el aquel espejo.- Este sofá se lo compré a mi madre cuando tuve mi primer trabajo - le dije a Jane mientras acariciaba el sillón.Detrás de este, había una mesa larga y delgada donde había muchísimas fotos y recuerdos. Tomé lo que tenia detrás y se los día Jane.- Mis primeros carritos - le dije y ella sonrió tomándolos entre sus frágiles manos.- Son de... metal - dijo y comencé a reír.Me levanté y comencé a caminar hacia la chimenea. En ella también había fotografías en sus portarretratos correspondientes.Tomé una entre mis manos. Era yo de pequeño. En un marco color negro de madera y tenia talladas miles de figuritas.Bajé la foto y miré hacia el espejo. Ahí estaba yo de pequeño parado detrás de mí. Con una pelota roja entre sus manos y mirándome seriamente.Me giré muy rápido pero ya no estaba.Se escuchaban risas y gritos alegres. Como si miles de pequeños jugaran en el patio trasero.Sonreí y seguí caminando por mi casa. Sentí la necesidad de llamar a mi madre. De que alguien más me contestara.- ¿Hola? - grité mientras me subía al primer escalón de la escalera.- ¿Mamá? - Jane me miraba seria.Me entristecí. Acaricié una vez más la madera de la gran escalera y agaché la mirada.Comencé a alejarme hacia la sala cuando la pelota roja cayó por los escalones rebotando fuertemente.Jane bajó corriendo detrás de la pelota. Creí que ella estaba en... bueno, ella podía estar donde deseara.- ¿Te gustaba la tierra? - dijo acercándose mucho a mi.- Si, no tenia ganas de irme -- Quizá ese es el gran dilema de la vida - agregó.- ¿Cuál? - pregunté.- Nacemos sin pedirlo y morimos sin desearlo - sonrió y tomó una de mis manos.Esta vez, fue ella quien me besó y la abracé contra mí.- ¿Te veré después? - pregunté pues ella estaba pensando en irse.- Claro. Luego - dijo y salió por la puerta.En un mueble, la tierra se hacia presente. Pasé mi dedo índice por la superficie de este y escribí unas simples palabras.Me despedí con un movimiento de cabeza y antes de salir me giré para ver las tres palabras que se marcaban en aquel mueble: "Te quiero mamá" y salí de la casa.Al llegar a la casa con la abuela me recosté en la cama y noté que había un nuevo cuadro frente a mí. Era una pareja bailando. El hombre llevaba un traje negro y la chica un vestido azul. Bailaban en un quiosco lleno de lucecitas que brillaban haciendo que el lugar fuera más bonito aún.- Jane - susurré y pareció como si me hubiese escuchado."Hola" dijo la voz de su mente "¿en que estas pensando?"- En ti - volví a susurrar."Si, miénteme" me dijo.- Si, la verdad intentaba pensar en alguna nueva idea pero no puedo dejar de pensar en ti... aunque no me quejo. Me encanta pensar en ti-Jane se encontraba en su cama, sobre la laguna azul se encontraba una cama muy grande que flotaba sobre el agua. Parecía una cuna pero demasiado grande para serlo.Ella se encontraba sentada allí abrazando sus piernas contra su pecho. El edredón morado hacia resaltar su pálida piel. Sonreía al escuchar la voz de Jared y pensaba en que decirle. Sus cabellos caían sobre sus hombros y algunos se escapaban hacia su rostro."Bueno, Adiós" pensó Jane.- Espera, espera - le dije rápidamente - una cosa más -"¿Si?"- Creo que... estoy... enamorado... de ti - susurré.Esperé a escuchar su respuesta, pero nada. Comencé a inquietarme y me revolcaba sobre la cama. Estaba a punto de perder los estribos cuando su voz resonó en mi cabeza."Te pusiste nervioso ¿Verdad?"Reí ante su pensamiento.- Si. ¿Qué te parece? -"Me parece que tendremos que seguir viéndonos durante mucho tiempo"- Está bien- sonreí.Entonces, ya no estábamos en el mismo lugar que antes, ahora estábamos Bella y yo en un lugar iluminado por millones de lucecitas. Ella de vestido azul y yo de traje de etiqueta. Mis labios en su cuello dando un suave beso y ella, con la garganta arqueada, esperando otro beso.La quería como nunca quise a nadie y sentía que ese sentimiento era reciproco. Estaba seguro de eso, cuando me veía reflejado en ese mar de caramelo, tenía la certeza de que ella me amaba igual que yo a ella.
Capitulo 6: "Significados... ¿Cuál es el verdadero significado de todo? Imaginación... ¿Cómo puedo llevarla a cabo? Ideas, sueños, ilusiones... amor... ¿Acaso eres tu mi verdadero amor? Dame un beso y siente lo que yo. Ese es mi sueño, y si entenderlo quieres, niña bella, une tus labios en los míos y sabrás quien es -el- y quien es -ella-"Necesitaba... practicar. Volver a imaginar tantas cosas irreales y hermosas como cuando era niño.Regresé a casa de la abuela caminando mientras el cielo se pintaba de tonos naranja y rosa hasta terminar en un azul profundo, mi color preferido. Bueno... di un paseo por ahí con los ojos cerrados e imaginando cientos de cosas, que no podía llevar a la "realidad".Mis zapatos sonaban fuertemente contra el asfalto húmedo. Llevaba mi cabeza en alto y murmuraba frases que venían a mi cabeza.Abría los ojos esperanzado con encontrarme aquello que tanto deseaba... y nada. Absolutamente nada. Yo seguía en la misma calle empedrada frente a las mismas casas amarillentas de la mañana.Comencé a observar todo cuanto me rodeaba.Un grupo de niños estaban alrededor de un hombre delgado, de nariz puntiaguda, de cabellos rubios peinados hacia atrás y ojos café claro. Este vestía un traje negro con camisa blanca y corbata a juego; pálido de piel y un cigarrillo que parecía no terminarse se encontraba entre sus dedos índice y medio. Tomó una bocanada de su cigarrillo y me miró expectante.Me giré, su mirada me parecía demasiada... ¿Cuál seria la palabra? Gentil. Si, eso creo. Una joven delgada de cabellos cortos oscuros (rebeldes por cierto) giraba a su alrededor tropezando una y otra vez. Vestía unos pantalones deportivos y una blusa blanca de algodón.Una mujer a su lado, de rostro en forma de corazón lo miraba ilusionada e intentaba ayudar a la joven de cabellos rebeldes. ¿Por qué rebeldes? Porque cada uno se empeñaba en señalar a alguna dirección contraria.Más niños se unieron al grupo. Un pequeño de raza negra y dientes relucientes. Una chica de cabellos rojos que caían por su espalda y otro más, un niño de cabellos rubios y al parecer, muy amable. Todos jugaban con el hombre del cigarrillo en aquel parque grandísimo lleno de personas disfrutando de la noche y las estrellas. Vi a algunos hombres en bicicletas, a otros correr y muchos mas volar y tocar con la punta de sus dedos algunas de las nubes espesas que se encontraban en el cielo... del cielo. Pero quienes mas me llamaban la atención, eran los del grupo del hombre rubio... los hubiese visto por más tiempo si no hubiese chocado un hombre.Sentí el golpe a mis espaldas y me giré rápidamente para ver quien era.El hombre a mis espaldas llevaba un pantalón caqui y una chaqueta de cuero amarilla. Un pequeño sombrero escondía su cabeza calva. Me miró sorprendido entrecerrando los ojos.- ¿Jared? - Preguntó con una voz muy baja - ¿Tú eres Jared Walker? - asentí varias veces.- Yo soy Vince Black, era tu cartero cuando eras muy pequeño -- ¿El señor Black? - Pregunté emocionado y el asintió enérgicamente.- ¿Cómo está? No sabe la pena que nos dio cuando se murió. Fui a su funeral, fue muy emotivo... lo hubiese visto, todos estaban allí - Le toqué el hombro en signo de apoyo. El señor Black sonrió.- Lamento la indiscreción pero, ¿De que te moriste? Todos lo querrán saber-- Me ahogué - dije.- ¿Te ahogaste? - me miró con incredulidad.- Si, si, si me ahogué -- ¿Sabias que aquí hay muchísima gente de Texas? Seria grandioso que nos juntásemos algún día para que nos cuentes las buenas nuevas - me invitó.- ¡Claro! Estupendo... lo haré con mucho gusto - Nos sonreímos por unos segundos y el señor Black se despidió con un movimiento de su mano derecha. Hice lo mismo y de pronto aparecí donde mi abuela.Esa noche dormí. Al llegar me recosté en la gran cama de mi habitación y me arropé entre el grueso edredón color azul marino que ocupaba su lugar sobre la cama.Cuando desperté, una pala se encontraba a un lado de la puerta.La tomé entre mis manos y busqué a mi abuela.- ¿Abuela? ¿Abuela? - gritaba mientras buscaba en la cocina, la sala...- Por aquí Jared - Se encontraba en un gran cuarto lleno de pinturas... más pinturas de las que había visto en la casa. Al parecer era un cuarto especial.Levanté la pala entre mis manos y pregunté:- ¿Tu has puesto esto en mi habitación? -- No - negó con la cabeza y después sonrió.Salí de esa habitación y me dirigí hacia la sala. Antes de llegar, alcancé a escuchar uno leves golpecitos en la puerta principal. Caminé lentamente y abrí las dos puertas de par en par.El hombre de cabellos rubios se encontraba ahí, frente a mí. Con su cigarrillo en los labios y un reloj en su mano derecha, haciéndolo girar una y otra vez. Al verme, quitó el cigarrillo de su boca para poder hablar.-Jasper Raczkowski, Jared... encantado - dijo mientras algún especie de saludo con la cabeza. Lo miré atentamente y sonrió.- ¿No soy como te esperabas que fuera? - preguntó y no alcancé a contestar puesto que mi abuela ya se encontraba detrás mío.- ¡Hola Jasper! -- ¿Qué hay señora? ¿Cómo van esos cuadros? - preguntó Jasper a mi abuela.- Genial. Cuando vengas a cenar puedes verlos si quieres - agregó la abuela.- Cuando me invite... -- Te acabo de invitar Jasper - la abuela sonrió.- En ese caso, me encantaría. Este... - vaciló - He venido a ver Jared tendría alguna duda -- Ahora que el chico ha dejado de llorar y está mas tranquilo, ¡Apareces! - Regañó mi abuela, el solo sonrió.- Estoy convencido de que te has adaptado mejor que yo - Me dijo Jasper - ¿Tienes alguna duda? -Levanté mis manos en las que aún se encontraba la pala. La miré por unos segundos.- Esto... - dudé- ¿Algo que no entiendas y te gustaría saber? - insistió Jasper.- Pues, esta pala. Me la he imaginado varias veces y apareció junto a mi esta mañana... no se lo que signifique -- Bien, entonces significa algo -- ¿No sabes que? - insistí.- No, no. Eso tienes que saberlo tú -- Crees que la tendría que borrar cuando...- me interrumpió.- No, no creo. Quizá la idea sea la palma. Quizá algo de música. Una guitarra, un violín, una trompeta, un piano... mira Jared, muy pocas personas traen al cielo una idea concreta de lo que deseaban en la tierra. Casi siempre son partes de una idea. Suelen ser cosas que nunca han visto ni oído. Que están en el aire. En la vida - sonrió - Es una parte buena del sistema. Lo que decidas hacer con esa pala una vez que bajes a la tierra o aquí. Es cosa tuya. ¿Algo más? -- No, no, no. Solo que esperaba imaginarme algo nuevo... ya sabe -- No te preocupes, cuando lo quieras de verdad... lo harás. Jane ya debe de habértelo dicho ¿No? -- ¿Ja...Ja...Jane? Si -- Si - sonrió abiertamente - Ella es especial -- ¡Si! Claro, desde luego que lo es -- Verás como te va muy bien - concluyó y desapareció frente a mí.Miré la pala unos segundos en mis manos. Después cerré la puerta y caminé hacia mi habitación.Me senté sobre el edredón y me puse a pensar en lo único que rondaba mi cabeza: Jane.Estaba en una banca de jardín sobre una gran laguna de un azul turquesa demasiado cristalino.Debajo de este, una gran ballena viajaba entre las aguas y los peces de diferentes colores nadaban a su alrededor.Una ballena en una ¿Laguna? ¿Acaso estaban bromeando? "Que tonto soy" pensé para mi. "En el cielo, nada es imposible".Me senté junto a Jane, con el brazo extendido sobre el respaldo de la banca color negro.A lo lejos se podían distinguir miles de casitas blancas con azul y el pasto verde. Todas iguales.- ¿De donde vienes? - le pregunté a Jane.- Soy de aquí - sonrió - soy un alma nueva. No conozco la tierra -- ¿No has estado allí? -- No - cada segundo nos íbamos acercando el uno al otro, inclinándonos cada vez más y más.- Entonces, ¿tus padres nacieron aquí? -- Por lo menos. Tengo un hermano - se rió muy alegre y yo también.Nos miramos por unos minutos. Su mano se iba acercando a la mía hasta que la tomó.- ¿Has estado en Los Ángeles? - me preguntó con extrema cercanía de su rostro al mío.- No - negué tristemente con la cabeza - iba de viaje para allá cuando... cuando... me desvié - solté una suave risa.- Hummm........ - gimoteó.- ¿De verdad no conoces ningún lugar? -- No. ¿Has estado en nueva guinea? - quiso saber.Levanté mi mano izquierda y acaricié su mejilla. Después, con toda la palma de mi mano, tomé su rostro y la acerqué hacia mí. Haciendo que sus labios se encontraran con los míos. Le di un suave y rápido beso. Ella se sorprendió demasiado. Intente besarla nuevamente pero se alejó de mi.- ¿He dicho que podías hacer eso? - preguntó un poco molesta.- No - contesté avergonzado y alejé mi mano de su rostro. Me puse recto y miré hacia la laguna que se extendía frente a nosotros. Millones de pájaros de diferentes colores volaron sobre nosotros creando muchas formas abstractas. Después entraron en el lago y siguieron volando, como si este no existiera o como si fuera una extensión del mismo cielo.
CAPITULO 5: "Solo pienso en ti, es por eso que solo contigo puedo estar... solo te veo a ti y es a donde viajo sin parar. Eres mi razón de existir, mi alma... mi corazón. Te imagino, te busco... ¿Dónde estás? Apareces de la nada junto a mi frente a este salado mar".Seguí caminando por los pasillos, observando con lujo de detalles en cada aula y lo que hacían.Otro de los salones era de color negro, tan oscuro que apenas se podían ver las personas... ¿o se les llamaban ángeles? Bueno, les diría personas hasta que alguien me dijera la palabra correcta.En ese salón, había pequeñísimas luces azules en las paredes, apenas y eran puntos... parecían estrellas. Un cohete estaba en el centro y varias "personas" se situaban a su alrededor tomando apuntes. Vestían muy extraño, con trajes color plateado y blanco.- En conclusión profesora... ¿De donde venia la luna? - preguntó una mujer bajita de cabellos negros.- De los circuitos situados justo debajo de la fuente de la felicidad y la estadística. Todo tiene un por que y la luna siempre le da a los humanos la respuesta- contestó una mujer alta de cabellos rubios.- ¿Y las estrellas? - quiso saber un chico a su derecha.- De cada gota de humildad y alegría- Todos los alumnos sonrieron hacia la puerta donde yo me encontraba. Les correspondí.- Es ornitología - dijo una voz en otra aula a mis espaldas. Me dirigí hacia ese salón.- Veamos, repitan "ornitología" niños - decía el hombre y lo niños repetían la palabra.Esa aula era completa y absolutamente diferente. Se parecía más bien a una selva muy lluviosa. Las gotas caían, no se de donde, golpeando el asfalto y los verdes árboles. Logré ver algunas aves y un pequeño perezoso descansando sobre un árbol. Todos los niños, al igual que el profesor, vestían unos pantalones cortos color marrón claro; las playeras eran de diferentes colores pero llevaban sobre estas unos chalecos del mismo color que los pantalones. Además llevaban un tipo de gorra redonda del mismo color. Una pañoleta al cuello, calcetas largas y los mismos zapatos extraños que llevaba Jane.- ¡Miren! Y aquí vienen unos guacamayos, pueden encontrarlos en la parte norte de Sudáfrica - los guacamayos entraron volando y uno se posó sobre el brazo del maestro. Los niños parecían muy sorprendidos y emocionados - Las cacatúas, si tienen suerte de verlas se encuentran en Australia. Aquel que va allá es un caballo de Inglaterra - apuntó hacia una parte del aula que yo no alcanzaba a distinguir. Al igual que en el aula pasada, se giró hacia la puerta y me sonrió.- ¿Qué tal? - me dijo y solo lo salude con la mano mientras me alejaba por el pasillo.Me detuve frente a otro salón. Las paredes de este eran blancas y lilas. Había escalones por doquier y en cada uno había una pequeña caja en la que aparecían muchas letras y figuras. También salía luz de ellas y los niños se sentaban enfrente a golpear suavemente otra caja más delgada pero más larga y movían una especie de objeto redondo que tenia un cable que se conectaba en la parte trasera de la caja más grande.En la caja, se veía claramente una especie de laberinto y un circulo incompleto correr entre este por el cual también corrían figuras parecidas a las mantas en un tendedero de diferentes colores.- Muy bien, cuando vuelva quiero que todos hayan hecho programas de informática nuevos - comentó un hombre bajito, negro y de traje café. Tomó unas hojas y las acomodó entre sus manos, acto seguido se dio la vuelta y se detuvo frente a mí.- Disculpe, estoy buscando a Martin Gaddison - le dije y sonrió. Después tomó un extraño aparato de su bolso y comenzó a tocarlo en diferentes partes. Unos sonidos graciosos y chillantes salían de la maquinita entre sus manos.- ¡Vaya! ¿Qué es eso? - le pregunté a una niña de vestido rosa.- Una computadora - dijo alegre y le sonreí.- Martin Gaddison ha vuelto - contestó el profesor. Me giré rápidamente.- Perdone, ¿Qué ha vuelto? ¿A dónde? - quise saber mientras lo alcanzaba a paso veloz.- Ha vuelto a la tierra... ¿no te lo ha explicado nadie? - Rápidamente me emocioné.- ¿Volvemos a la tierra? - pregunté fascinado.- ¡Claro! - Dijo el hombre mientras sonreía también - Martin Gaddison es un bebé otra vez - No tenia palabras para expresar la emoción que crecía cada segundo más en mi interior. Abrí la boca para decir algo pero volví a cerrarla.- Pero aquí vas a estar muy bien - agregó el hombre - ¡Hay cosas estupendas! -.Un hombre de sombrero alto y oscuro se acercó al profesor y lo tomó de la mano.- ¡Buenos días Ben! - Le dijo el hombre del sombrero y el profesor, Ben le saludó - ¿Vendrás a tomar el té esta noche? -- Perfecto - asintió Ben.- ¡y que venga tu amigo también! - dijo el hombre. Y asentí.- ¡Gracias! - casi le grité de la emoción en mi interior. El hombre se alejó y Ben y yo seguimos caminando por el pasillo.- ¿Cuánto tiempo se queda uno aquí antes de volver? - pregunté demasiado curioso.- Eso depende de cada caso, hubo una vez un tipo que se quedó solo una hora... y también has personas que se quedan miles de años; yo solamente llevo ocho años. Pero no hay tiempo, ¡No hay tiempo! - dijo ilusionado.- ¿No se sabe el tiempo? - quise saber.- Y si se sabe... ¿Qué más da? Soy Ben - dijo extendiéndome su mano.- Jared Walker, recién llegado - agité su mano varias veces.- Encantado Jared -- Igualmente - suspiré fuertemente. Ben me miró.- De pronto me siento muy... cansado - susurré. Ben soltó una carcajada.- ¿Qué esperabas? ¡Uno no se muere todos los días! - se alejó de mi caminando y después comenzó a volar.- Volvemos - susurré para mi mismo - volvemos... -.Unos suaves tonos de piano se escucharon cerca de mí."Hola Jane" pensó Jane y aparecí frente a ella, en un lugar que no conocía. Ella estaba frente a un gran piano color marrón. Le sonreí.- Hola Jane - articulé."¿Qué tal las cosas?"- ¡Fantásticas! - me acerqué mas a ella. Me recargué sobre el piano y se sonrojó mientras escondía su mirada entre las teclas pero aún me veía entre sus pestañas.- ¿Quieres ver un secreto? - me preguntó mientras tocaba mi mano y no me dio tiempo de asentir. Yo ya me encontraba en un lugar oscuro, lleno de neblina pesada y nubes por doquier. La busqué rápidamente.- Jane, Jane...Jane - comencé a llamarla. Una suave risita se oyó desde un lugar que yo no podía distinguir.- No tienes mas que imaginar - dijo su voz entre la espesura de la bruma. Y de pronto, ya estaba junto a mí con la sonrisa tatuada en el rostro."Cuando tengas practica, puedes imaginar cosas que no existen" Aparecimos caminando junto a un gran lago. El césped verde se extendía por todo el suelo y los grandes árboles e alzaban hasta alcanzar el cielo. Muchos patos nadaban elegantemente entre las suaves y azules aguas del lago."... y después te imaginas como llevarlas a cabo"- Yo podría hacerlo... que volvamos - susurré y ella giró rápidamente a verme. Su rostro era serio.- No se - frunció el ceño y me sorprendí - ¡Puede que si! - sonrió.Seguimos avanzando, entre las aves que bailoteaban entre el cielo y el suelo. Las ardillas corrían de un lado a otro y miles de mariposas de muchos colores formaban un gran arcoíris en el cielo.Dudé. Quise abrazarla, pero bajé mi brazo. Ella se dio cuenta y el rubor inundó sus mejillas mientras miraba hacia otro lado.Llegamos a un prado que estaba adentrado en el bosque.Me tiré al suelo y recargue mi peso sobre un brazo para poder observarla cada minuto que pudiera. Ella se acostó boca abajo sobre sus codos y clavó su mirada en la mía.No decíamos nada, solo nos limitábamos a mirarnos el uno al otro.- ¿Eres Dios? - susurré. Ella volvió a ruborizarse y escondió su mirada de la mía. Negó con la cabeza.- ¿Quién eres? - pregunté.- No, yo solo le ayudo a Jasper -.- ¿Jasper es Dios? - quise saber.- No, el solo controla todo... por ahora -.- Pero... ¿Hay un Dios? -- Claro - sonrió... me sonrió.- Bien - sonreí algo embriagado por su mirada.- Bueno, siento tener que irme - se levantó rápidamente.- ¿Así que tengo que imaginar cosas? -.- Si - concluyó y desapareció frente a mí.Entonces me vino una idea.- ¿y si... imagino algo malo? - susurré. Ella apareció nuevamente frente a mí, de pie y seria.- No puedes, estás en el cielo - Y volvió a desaparecer.
CAPITULO 4: "Me gustas. Te lo digo con el viento, con todo el sentimiento. Me gustas como no me ha gustado nadie... simplemente me gustas, te lo digo con la lluvia, con los suspiros que emanan de mi pecho. Te lo digo con el sol, te lo digo con el miedo, te lo digo con el pensamiento... Incluso creo que ya te quiero". - ¿Martin Gaddison? - repitió Jane mientras me miraba directamente a los ojos.- Si, el y yo éramos los mejores amigos cuando pequeños... la pasábamos siempre juntos -.Sus ojos caramelo eran los más preciosos ojos que había visto en toda mi vida... y muerte. Cuando la vi por primera vez hubiera jurado que el corazón se había salido de mi pecho.- Solo concéntrate y lo encontrarás... Jared-. Escuchar su voz decir mi nombre me hacia estallar de emoción. Su tierna mirada me llenaba de una gran sensación de paz, tranquilidad... miles de emociones inexplicables. Asentí levemente.- ¡Encantado de conocerte! - dijo Rodrigo interrumpiendo el momento; me dio una palmada en el brazo y se alejó de nuevo hacia el sofá donde se había encontrado cuando irrumpí en su casa.Jane se levantó del piano. Un ligero vestido color rosa pastel caía hasta sus tobillos. Su esbelta figura me llamaba claramente en cada centímetro. Se acercó a mí bailoteando como si fuese una bailarina. Llevaba unos extraños zapatos. Parecían como unas simples zapatillas para hacer senderismo. Antes de llegar a mí, se detuvo.- En alguna parte estará, ¡eso le pasa a cualquiera! - dijo la madre de Jane mientras se alejaba hacia la cocina. Jane sonrió.- Concéntrate y le encontrarás - decía mientras llegaba conmigo.- A lo mejor yo puedo ayudarte - sonrió y fijó su mirada hacia el suelo, un suave rubor se extendió por sus mejillas. Sonreí, si ella pudiera ayudarme...si quisiera acompañarme a donde me fuera a llevar este camino.- Soy Jane - sonrió y me miró a los ojos nuevamente. Cada que me miraba era como si ya nada importara, solo ella era la luz que iluminaba el lugar donde yo me encontrara, Jane...- Claro - susurré atónito y alargué mi mano para saludarla, ella hizo lo mismo y cuando nuestras manos se estrecharon sentí como si una corriente eléctrica subiese por mi mano hasta recorrer todo mi cuerpo, al parecer ella también lo sintió puesto que su mirada voló de mis ojos a nuestras manos y sonrió para si misma. Después de unos segundos suspiró.- Y ahora... piensa en tu amigo - giró su rostro para buscar a su familia - ¡Adiós! - les dijo y volvió su sonrisa a mi rostro.- ¿Listo? - preguntó y yo asentí felizmente, me tomó de la otra mano y desaparecimos de ese lugar, lo único que podía ver eran sus ojos y su sonrisa...Aparecimos por un camino empedrado frente a unas grandes casas blancas y amarillentas, caminamos por este lugar y mi vista viajaba de un lugar a otro. Las personas caminaban, otras volaban y muchas más desaparecían ante nosotros. Unas personas viajaban en unas maquinas extrañas que tenían ruedas... unas eran amarillas, verdes y sobre ellas la palabra "Taxi".- ¿Qué es eso? - le pregunté a Jane extrañado, todo era tan diferente a la tierra.- Todo lo que imaginas existe aquí... y todo lo que existe en el cielo en su momento volverá a la tierra; Nada se pierde ¿Entiendes?-.- Claro - Hablar con ella me resultaba... difícil, usualmente yo hablaba mucho pero junto a ella mis palabras eran pocas, solo me detenía a observar su dulce rostro. Sus cabellos color cereza caer en cascada sobre sus hombros y sus ojos... aquellos color caramelo que con cada mirada me embriagaban cada vez más.Me tomó de la mano y desaparecimos de nuevo, no sabía como era que viajábamos pero lo hacíamos. Esta vez aparecimos frente a una escuela, demasiado grande a decir verdad. En la tierra las escuelas no eran de esa proporción, a veces ni siquiera había. Una pareja volaba feliz sobre una pequeña casa llena de ventanas por las que el sol entraba de lleno mostrando una acogedora sala de color azul en diferentes tonos combinando a la perfección con el blanco de los muebles.La escuela tenía unos grandes barrotes alrededor de la misma, pero a su vez, una grandísima puerta se extendía en el centro de la entrada. Los árboles, el césped, flores y mariposas estaban por doquier en ese lugar. La naturaleza envolvía cada centímetro del gran jardín en el patio delantero donde miles de pequeños jugaban felices.- Y esto... ¿es la escuela? - pregunté algo tímido, quizá ni siquiera lo era y yo ya había sacado conclusiones, cosa que no debería hacer puesto que el cielo no era nada parecido a lo que había sido mi mundo hacia unos días. Dos niños pasaron a nuestro lado revoloteando y bailando entre ellos. Jane los miró y se sonrieron con gran alegría. Ella era feliz al parecer, un dulce brillo embargaba sus ojos cada que sonreía... y eso me hacia sonreír.- Si - contestó aún viendo hacia los pequeños que jugueteaban detrás de nosotros. Entramos por la gran puerta. Me giré a verlos también.- Eso quiere decir que esos pequeños niños están... - no terminé, entramos a el pasillo que conllevaba a los salones.Había cientos de puertas que se extendían a cada lado de ese gran pasillo.Las paredes de este eran color melón con tonalidades de café. Hacia el techo, el pasillo era un gran arco de vidrio que dejaba ver a las aves sobrevolando el cielo azul.Comenzamos a pasar por los primeros salones. Un grupo de niñas caminaba hacia la salida junto con una señora de vestido rojo; ellas vestían uno igual pero el color era más desteñido.- ¡Vamos a ver al rey y a la reina! - dijo la señora.- Yo quiero ver a la princesa... ¡Quiero ser una princesa! - agregó una niña y todas comenzaron a reír y a avanzar felizmente.La primera aula a mi derecha, era de música. Un niño de cabellos oscuros tocaba la flauta muy armoniosamente. Había guitarras, trompetas, clarinetes, tambores y... un gran piano. Me detuve a contemplarlo unos segundos. Deseaba tanto poder acariciar las teclas de aquel piano de cola negro que se posicionaba en la esquina norte del aula.Una niña tocaba el arpa, sus cabellos dorados estaban sujetados al lado izquierdo de su cara y sus ojos color castaño brillaban intensamente con cada nota que inundaba el espacio.Otro grupo de niños, todos de diferente raza, pasaron junto a nosotros con miles de dulces entre sus manos.- ¡Hola! - dijo Jane a los pequeños y estos le contestaron felices al unísono.Un niño con un violín pasó a mi derecha tocando muy quedo y se dirigió al aula de música. Una niña con un chelo lo seguía. Jane se detuvo y yo lo hice también. En esa parte, el pasillo pasaba a sumarse con otro que estaba perpendicular al primero y ahora eran cuatro los caminos posibles a recorrer. Un león dorado estaba en el centro de los pasillos al que fácilmente podría llamársele glorieta. Me giré hacia todos los lados posibles. Estaba maravillado, el aura de felicidad era demasiada que me sentía muy emocionado... extasiado. Jane sonrió al verme observando cada detalle de la escuela. Me giré para mirarla y sonreí de una manera que jamás lo había hecho. Mi sonrisa era torcida pero feliz, divertida... autentica. Ella se sonrojó y agachó la mirada. Segundos después volvió a mirarme.- Bueno... - comenzó con un tono un poco triste - Tengo que irme ya- concluyó.- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunté de pronto sintiendo como la felicidad se alejaba un poco de mi.- Pues... tú no eres el único recién llegado - musitó y después sonrió encogiéndose de hombros. Comenzó a caminar y pasó a mi lado, me giré para verla caminar y avanzar con la alegría rondándola y estando presente como si fuese algo sólido.- Jane... - comencé a llamarla sin pensarlo si quiera. Ella se giró rápidamente pero no dije más. Me limité a pensar en lo linda que era, en cuanto me gustaba...- Lo se - Sonreí. "Tu también me gustas mucho" escuché su voz dentro de mi cabeza mientras ella me miraba seria. Puse los ojos en blanco. Ella sonrió y las comisuras de sus labios llegaron hasta sus ojos. Supongo que las mías también. "Lees el pensamiento, me di cuenta, pocos lo hacen" pensó y volví a sonreír. Después se giró hacia la salida y sus cabellos volaron con el viento que entró detrás de ella. El olor a fresias me inundó y aspiré feliz. Ese seria mi aroma preferido de ahora en adelante.La contemplé bajar unos pequeños escalones que yo ni siquiera había visto al entrar y se desvaneció hacia la nada.- y ahora... ¿A dónde vamos? - preguntó un niño a otra chica.- A clase de poesía - comentó feliz.- ¡Genial! - inquirió el niño. Se tomaron de la mano y corrieron por el pasillo opuesto en el que yo caminaba.Recordé la voz de Jane en mi cabeza "Tú también me gustas mucho" y sonreí nuevamente, como jamás lo había hecho.
CAPITULO 3: "Esta tarde... mi bien cuando al llegar se encontraron tus ojos en los míos, no sentía el ritmo, no pensaba en nada... humildemente sentía la sensación, la sombra mientras tú me llenabas el alma. Si esto era un sueño... ¡Quien pudiera vivir siempre soñando!, Afán eterno al corazón destroza cuando los sueños nos van dejando"Minutos después... bueno, no se con exactitud si pasó el tiempo. Me levanté y me puse un traje café con una camisa color rojo sangre.- Jared - dijo la abuela mientras entraba a la sala y observaba por la ventana - ¿no puedes dormir? - quiso saber, se notaba un poco preocupada.- No - me limité a contestar.- ¡Debes hacerlo! - insistió frotándose las manos con un pequeño trapo, eliminando rastro alguno de pintura.- Quizá... - vacilé pero me quedé callado.- ¿Si? Puedes decírmelo - me animó.- Quizá, podría dar un paseo -. Volví a mirar hacia el gran ventanal detrás de mí y ella sonrió amablemente.- ¿Tienes algún amigo o algún conocido a quien visitar? -. Lo pensé por unos minutos con el mentón descansando en mi mano.- ¿Te refieres a amigos muertos? - ella comenzó a reír.- ¡Claro que si! - seguí pensando y minutos después sonreí.- ¡Que buena idea! Si tenía un amigo... Martin Gaddison-.- Bueno, tienes que hacer lo siguiente. Primero, piensa en tu amigo, en su rostro, en su edad para que puedas encontrarlo pues quizá está en la escuela, solo piensa en estar con el -.Me incliné hacia ella demasiado entusiasmado.- ¿En serio? - No podía creerle. Asintió y sonreí - ¡Bueno! -.- Seguro que no prefieres flotar o... - la interrumpí.- No, no -.-...Hay coches de todo tipo - Continuó, pero yo ni siquiera sabia que era un coche.- No abuela, no te preocupes, quiero hacer esto-.- Está bien, pero cuando quieras volver aquí... piensa en mi cara o en esta habitación -. Registré con la vista cada centímetro de la sala y me volví hacia mi abuela con una gran sonrisa.- De acuerdo -. Comenzaba a sentirme nervioso.- ¡Que te vaya bien! - concluyó mi abuela y se alejó hacia la cocina.Inspiré fuertemente y después saqué todo el aire de mis pulmones. Me relajé y moví mi cabeza a un lado y a otro intentando relajar mi cuello también.Cerré mis ojos y recordé a mi amigo.Su rostro de tez clara y ojos color miel, su cabello rubio con tonos de dorado que combinaban muy bien con su cara. Su tierna sonrisa, su amistad. Mi único amigo de niño y que por desgracia había perdido muy pronto.Segundos después caí sobre el cuadro que mi abuela estaba comenzando y se asustó, pero no más que yo.- Lo siento - me disculpé. - Creo que pensé demasiado pronto en regresar -.Era verdad, en un momento mientras recordaba a Martin dudé que podría volver donde mi tía, y al parecer si pude hacerlo aunque aún no me iba a ningún lado.- No te preocupes, tranquilo. Concéntrate bien, si no puedo llamar a un taxi - sonrió y volví a cerrar mis ojos. ¿Qué era un taxi? Regresé a mi concentración y recordé las mañanas que pasábamos Martin y yo jugando en las calles de nuestro vecindario.El joven Jared se concentró en su tarea, intentaba concentrarse a la perfección para llegar con su mejor amigo de la infancia.En otro lugar muy lejos de ahí; Una pequeña familia se concentraba en sus actividades rutinarias.Un hombre de bigote y cabellos rizados fumaba un puro mientras leía un periódico sentado cómodamente en un gran sofá. Una mujer de vestido floreado bailoteaba entre la cocina y la sala para llevarle a un pequeño, que se encontraba en un gran comedor, un gran pedazo de pastel de chocolate con demasiado betún. Una chica de cabellos cerezas tocaba con cuidado el piano, sobre este, había un gran jarrón blanco con muchísimas flores de diferentes colores. Ella, acariciaba suavemente las teclas con sumo cuidado. - ¡Grandioso Jane! - animó la mujer.Las notas revoloteaban en el aire y sus ojos color caramelo miraban a la nada, como si esperara que algo bueno pasara algún día.- ¡Toma hijo! Aquí está tu cena - dijo la mujer al darle al pequeño una gran copa de helado de chocolate con miles de confituras de colores sobre el.- ¡Gracias mamá! - contestó el aludido.- Noticias, noticias mas noticias... deberías de comer más dulces hijo, hace tiempo que veo tu dieta un poco reducida -. El pequeño y delgado niño sonrió abiertamente.- Jane, amor... ¿Por qué no haces algo nuevo hoy? - preguntó el padre de Jane.- Papá... - suspiró fuertemente - se que no toco bien, pero me gusta hacerlo-.- Esta bien hija - sonrió la madre.Entonces se escuchó un gran estruendo que hizo que la chica levantase los ojos del piano y dejase de tocar la melodía. Todo se transformó en silencio.Jared apareció de la nada trastabillando varias veces. Giró para ver el lugar al que había llegado y abrió los ojos como platos. El era un joven muy educado y se sentía avergonzado por haber interrumpido en ese hogar.- Lo lamento - se disculpó Jared -Creo que no vi la puerta- sonrió.- No te preocupes hijo, ¿Cómo te llamas? Al parecer eres nuevo- recibió la mujer.Jane observaba a Jared desde el piano al que el aun no había visto, sus ojos caramelo se concentraban en el chico que hablaba en ese momento.- Si, llegué hoy mismo...- comenzó con una suave voz muy educada y una leve sonrisa en el rostro - Soy Jared Walker- concluyó.- ¡Hola Jared! - Respondió el hombre del sofá - Soy Rodrigo, el es mi hijo John; Ella es mi esposa Mariela y mi hija... Jane - apuntó a cada uno mientras pronunciaba los nombres.Al hacer esto, se encontró con unos profundos ojos caramelo que lo miraban detenidamente... una sonrisa se extendió por su rostro.- Mucho gusto - dijo Jared y volvió a clavar sus ojos verdes en Jane, quien lo miraba con una gran sonrisa formada en sus labios.- ¿Necesitas algo? -- Estaba buscando a Martin Gaddison -.- No tienes mas que concentrarte en la cara de tu amigo - dijo Jane y Jared volteó a verla nuevamente. Se sonrieron.
Capitulo 2: "Justo antes de morir una estrella, se observa la imagen mas hermosa del universo un tremendo crepúsculo ilumina por unos segundos destruyendo así a un pobre sol moribundo. Sabemos que morir no es estar muertos; Sabemos al morir que nuestros pasos cansados no llegarán muy lejos" Un momento... ¿Cuándo me quede dormido? La verdad no importaba mucho eso, sino saber qué pasaba: ¿por qué estaba en una habitación blanca desnudo? ¿Y  cómo  era eso de que podía ver a mi abuela fallecida hace unos años?Recordaba haber salvado al bebe, pero ¿es qué sucedía?-Jared, vístete. Es incomodo hablar contigo desnudo - decía mi abuela en tono estricto.-Abuela, ¿Qué hago aquí? ¿Qué es este lugar?-Pues me llamaron para venir a recogerte. -Pero abuela si tu estas muerta - susurré para mi mismo mientras me alejaba de ella y contemplaba su rostro.- ¡Claro! - Dijo feliz - y tu también... ¡Bienvenido al cielo!- agregó.Tomé los pantalones y me los puse rápidamente mientras ella arreglaba la camisa entre sus mano y la sacudía una y otra vez.- ¡Pero yo salí del río! - dije en voz baja con un tono desesperado.- Claro que no. Estás muerto - contestó la suave voz de mi abuela.- ¡No me ahogue! - insistí mientras ella negaba con la cabeza y susurraba mi nombre.- ¡Jared! Tranquilízate...- ¡Que no me he ahogado! - seguía insistiendo furioso.- ¡Jared! Por favor, no me hagas pasar un disgusto - Me regañó aun de espaldas a mí - Soy tu única pariente aquí arriba, por eso he venido - me regañó aun de espaldas a mí.Me sentía confuso, ¿puedo decir desesperado? Si, desesperadamente confuso. Todo me daba vueltas y buscaba en mi mente una explicación lógica. Hurgaba en mis recuerdos tratando de encontrar aquel momento en el que salía del río... pero no encontré esa imagen.- ¡No! No, no, no... - repetía demasiado molesto - ¡quiero hablar con el encargado ahora mismo! - supliqué. Y vi una gran puerta detrás de mí salir de la nada. Me dirigí hacia ella y mi abuela comenzó a seguirme.- No Jared, ahora no puedes hablar con el. Hazme caso, no acostumbra hablar con los recién llegados, lo detesta -.Me puse la chaqueta que mi abuela me había entregado en un momento que ya había olvidado ya que estaba furioso.- Me niego a creer lo que me dices, yo no estoy muerto ¡Eso es mentira! Yo si salí del río... salvé al niño y salí del río...-- No, eso no es verdad y tú lo sabes. Jared, estiraste la pata, colgaste los tenis, etc. etc. Estás muerto - decía mi abuela con toda la naturalidad del mundo... o mejor dicho: del cielo.Llevé las manos a mi rostro y me escondí entre ellas. Deseaba llorar con toda la rabia y tristeza que sentía... y lo hice. Mi abuela me estrechó entre sus brazos con mucha ternura.- Jared, calma... ¡El cielo es algo maravilloso! - Intentaba animarme - Ni te imaginas lo que encontrarás -. ¿Y que iba a encontrar yo aquí? ¡Vamos! Seguramente no encontraría nada bueno, nada. Lloré como jamás lo había hecho en vida mientras escondía mi cara en su hombro y ella acariciaba mi espalda.- No, no, no Jared - canturreaba para calmarme.- No abuela, no quiero estar muerto - insistí nuevamente. Me miró molesta y abrió los ojos como platos.- En serio Jared, el cielo es una aventura maravillosa - me tomó de la mano y continuamos caminando hasta la puerta. Esta se abrió de golpe y la cegadora luz irradió con más fuerza que el sol mismo ante mis ojos. Poco a poco estos se acostumbraron y pude observar como millones de luces de colores bailoteaban entre las nubes que me rodeaban al caminar entre ese sendero invisible.- ¿Y tu madre? ¿Tu padre? ¿Cómo están todos? - quiso saber mi abuela mientras mi cabeza volteaba de un lado a otro observando con detalle cada insignificante nube que había allí.- Están bien, bueno... lo estaban cuando me marché de casa -. Miré hacia arriba. ¿Cómo era posible que en el cielo, hubiera un cielo azul? Esto se parecía muchísimo a la tierra, aunque aun no conocía sus ventajas... digo, las demás a parte de que aquí no podrías morir, pues ya estabas muerto.De pronto todo a mí alrededor se volvió borroso y la mano de mi abuela descansaba en mi hombro. Aparecimos, de la nada, en una pequeña casa llena de pinturas al óleo y cerámica de colores chillantes. Las paredes tenían unas grandes ventanas con unas cortinas delgadas, casi transparentes por las que podía ver claramente... la ¿torre Eiffel?, si, quizá era una copia o que iba a saber yo. Pero a través de los cristales había millones de casas y monumentos preciosos.- Esta es mi forma favorita de viajar - dijo mi abuela cuando al fin todo se volvió claro - piensas a donde quieres ir... ¡y ya estás ahí! -.Oh bueno, una ventaja más.- También se puede volar, y a algunas personas les gustan los coches y cosas parecidas, pero yo prefiero transportarme -.- ¿Coches? ¿Qué son coches? ¿Volar...como? - al parecer aquí tenían una forma de hablar muy extraña. O quizá eran cosas nuevas que yo no conocía. ¿Pero como?- Ha, lo entenderás después -.De pronto el cansancio se apoderó de mí fuertemente y solté un suspiro muy ruidoso.-Oh, lo siento, se que estás cansado. Ven, te mostraré tu habitación -.Me tomó de la mano y me arrastró hacia un cuarto de paredes blancas que tenia muchos de esos cuadros por todos lados.- Puedes quedártela todo el tiempo que quieras, y ahora procura descansar. Cuando yo llegué, estuve días enteros durmiendo - agregó mientras su risa hacia eco en la gran habitación que tenia una grande cama en el centro.- ¿De quien son estos cuadros? - la curiosidad me había ganado y pregunté al apuntar algunos sobre la cama.- Son míos - parecía muy orgullosa de decirlo - ¿Te gustan? Aquí tienen mucho éxito -.- Si, si. Me gustan mucho. No sabía que pintaras -.- No, no lo hacia pero cuando llegué aquí, un día tomé un pincel y no pude evitar comenzar a pintar, desde entonces no he parado. Puede que sea mi recompensa por haber tenido tan poco talento en la tierra -.Me recosté sobre la cama, mi abuela salió de la habitación pero uno segundos después volví a ver su rostro asomarse por la puerta.- Te costará un poco, pero en unos días te darás cuenta de donde estás -. Le sonreí y me sumí en la inconsciencia.
Capítulo 1: "Cuando yo me vaya, no quiero que llores. Cuando yo duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo, por algo me he ido".  - ¡Jared! - gritó una vieja mujer mientras un chico de algunos 17 años cruzaba el umbral de la puerta de una vieja casa, con una pesada mochila en su espalda se encaminaba a cumplir su mas grande sueño, al escuchar a la mujer giró su cuerpo para encararse con aquella señora.- Mamá...- susurró Jared con cara de desaprobación.- Lo se hijo, lo se - contestó agachando la mirada; el joven de ojos verdes sonrió tiernamente.- Dame un abrazo - agregó abriendo los brazos, la mujer de cabellos canos se apretó con fuerza en su pecho y comenzó a sollozar suavemente.- No quisiera que te fueras - dijo entre su llanto.- Madre, sabes cual es mi sueño ¡quiero viajar! Algún día llegaré a Los Ángeles, tocaré el piano y seré grande mamá, lo seré - una ráfaga de viento bailaba entre ellos alborotando y jugueteando con los cabellos cobrizo de Jared.- Confió en ello hijo, lo harás - exclamó la mujer.Jared besó su cabeza y se alejó de ahí, comenzando así su viaje.Caminaba a un paso constante con su mochila y una gran sonrisa en su rostro. Sus blancos dientes relucían con el brillo que el sol le otorgaba con cada paso que rebotaba en el asfalto, haciendo crujir el suelo y revolviendo la tierra en su camino. Ese era el sueño de Jared, ser grande al tocar el piano, quería llegar a Los Ángeles y había prometido que lo haría... fuese como fuese, pero lo cumpliría.Después de varias largas y eternas horas de caminata, Jared se dispuso a descansar bajo un frondoso árbol.- ¡1658! - Exclamó fuertemente - ojala hubiese una manera de llegar a Los Ángeles muy rápido,... tardaré meses en llegar - suspiró.Dos días después caminaba por un pequeño sendero junto a un gran río por el que las aguas corrían fuerte y agresivamente, escuchó unos gritos que suplicaban por ayuda y a lo lejos logró divisar a una joven mujer muy desesperada. Se quitó de encima la mochila, la lanzó sobre el sendero y corrió hacia la mujer.- ¿Puedo ayudarla? - quiso saber, estaba algo consternado.- ¡Mi hijo! - gritó apuntando a un lugar en el río, y en el un niño se debatía entre la fuerte corriente y una rocas en las que intentaba sostenerse, pero no lo logró y la corriente se lo llevó consigo. - ¡Es solo un pequeño! - agregó la madre en gritos.Entonces Jared vio al pequeño a punto de hundirse por, la que seria su ultima vez, perdía el alma, perdía sus años... se ahogaba en ese río un niño indefenso que aún tenia toda la vida por delante. Sin pensarlo si quiera, Jared se lanzó hacia el río y logró alcanzar al pequeño, lo arrastró hacia las rocas y luchando contra el agua que se esmeraba en alejarlo, logró subirlo a una de ellas... pero la corriente ganó fuerza y Jared se hundió sin tener tiempo suficiente para intentar salvar su vida.Con un ultimo suspiro, los pulmones de Jared se llenaron del liquido vital que ahora sobraba, el cuerpo inerte rápidamente flotó sobre las pesadas aguas... llegó gente al lugar pero ya nadie podía hacer nada, lo sacaron del río con una soga pero no pudieron reanimar su corazón. El alma de Jared, aquel chico alto y esbelto, de piel aperlada, cabello cobrizo y profundos ojos verdes dejó este mundo para llegar a un mejor lugar. 
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Velada
Autor: Gaby Rodríguez  514 Lecturas
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El Agua
Autor: Gaby Rodríguez  636 Lecturas
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