Mantengo abiertos los ojos y, no por ello veo másparece que las nubes que ocultan al sola mi también me quieran ocultarmás debo ser sincera y no continuaren este engaño mío que ni yo mismapuedo confirmar.No son las nubes las que velanmis ojos y me impiden mirar, sino el dolor, un dolor intensoque a mis ojos en fuente conviertenfuente de agua salada,que senderos de fuego dejan al pasar.Regueros ardientes en mis mejillasque al pasar parte de mi almacon ellas se quieren llevarpero el dolor no perdonay no la deja marchar, quedándomeasí, dolorida y en soledad.