Un año haciendonos soñar con castillos y princesas,doce meses repitiendonos que el amor es real,un año imaginandonos a su amada,doce meses para que su imagen se nos haga presente,un año sintiendonos nobles al corazòn,doce meses advirtiendonos que el amor..duele,un año experimentado la fe que nos contagia,doce meses sabiendo que la certeza es bendita,un año batallando junto a el,doce meses enceguecidos por el brillo de su espada,un año jugando a ser de la releza,doce meses enamorandonos con su lirica,un año escuchando que somos uno,doce meses diciéndonos que es posible,un año sentándonos a su mesa,doce meses siendo participes del amor por su familia,un año para agradecer sus palabras,doce meses de leer incansablemente su pasiòn,de imaginarlo cabalgando en su corcel, blanco, por supuesto, un año de ver a la luz su corazòn, de saber que sus palabras no quedaron en hojasque se tornaban amarillas con el paso del tiempodoce meses...un año, de ser caballeros y princesas,un año de su misiòn en textale, un año legionando,un año para saber que cientos ni miles de añosbastarán para agradecer al supremo el don que puso en su almaFelicidades,Sir Marian!

Pendiente de tu llegada como tormento, resuena como un trueno a mi vida convirtiendola, en un intento curioso, de sovrevivir y conocer, llevandome a lugares de tormentos.Pidiendo ayuda a una desconocida,entregas la llave de tu corazón,recorriendo caminos extraños,encuentro la salida con esfuerzo.Ansiosa regreso con la esperanza,de abrir y de resolver ese misteriocorazón .  

 Algo de la infinita trama del amor reluce en losvaivenes esporádicos de la barca de aquel pescadordeshabitado por la herida que derrotó su alma.Fue por eso que atrincherado en la costa de marfil,lo sedujo una sirena inviolable que subrepticiase deslizó hasta el espigón leonado y lo atrapóhasta llevarlo a la ignorada profundidad en la quede nada valía boquear, ni combatir los repentinoslabios embriagadores, labios desconcertantesdurante el caos seductor, labios inaprensiblescomo carcajadas de Dios quien al final es quien decide el  intrincado juego del todo y la nadaquien decide el principio o el finaldel pescador que tantea el bello fruto prohibido,y que sin darse cuenta se postula hacia el furordel ser y el no ser más que otro mortal de pieltajada, de rostro incoloro, de revueltos cabellos,devorados por inusuales caricias, consumido duranteel raro acople a sabiendas que las cenizas ya no podrán ser sopladas en la superficie  que atañe a los mortales,ya que queda dicho que lo irracional es aguja de plata,y que ese corazón irreverente ganó algo nuevo y punzantealgo sutil y escurridizo.Ya que ese rostro herido de lágrimas y desecho, de temores vagos y circustanciales al volverse canto de pájaro es ensueño,y al volverse indiferente extiende sus alaspues olvida las penas de un alma ya deshabitada... 

TANGO   Invadiste mi niñez, el barrio, los lateríos. La arteza grabó tus penas, mis cerros tu carnaval. Estuviste con Pichuco, muy junto al hada madrina, la abuela supo entonarte, Castillo la ilusionó.   Te incorporé a mi vagar y te prendiste a mis ojos, te comprendí como nadie, me recibiste leal. Cuando crucé cordilleras, al aprender a fumar, se me hizo humo la noche sentado en el viejo bar.   Palpité tu derrotero, de San Telmo a Paternal, fui forastero al principio vos me empezaste a vosear.   Porteña historia en los mates, el suave filosofar… y yo rasgué los tamangos para tener que morfar. Supe del piola y del chanta y me tuve que cuidar. Supe de tus ritmos nuevos, de tu destreza ancestral.   Me regalaste una lágrima de imaginaria beldad, a cuestas seguí con ella, extrañando en soledad. Comprendí tus inquietudes, fue tu canto celofán que amortiguó las esperas cuando no hubo que aguantar.   Inmigrante aclimatado aspirando tu sentir, tus raíces taciturnas, el desolado arrabal y ese río con arcilla que Quinquela fue a pintar.   Viví contigo la noche que pretendió enmudecer las verdades de Discépolo en cinismo sepulcral. Después vine hasta mis cerros, pues mi puerto aquí me ancló. He traído como hermano el vibrar de un bandoneón…   Tango amigo, ciudadano, veterano del amor, ya no hay dudas, no es recuerdo… ¡me afanaste el corazón!.     Del libro Eroscidio, amática contra el desamor, Editorial Conosur, 1988.

Te conocìsin verteme enamorèsin vertete idolatrésin vertete amèsin verte te metiste en misin vertehasta mi muerte

Caballero andante de pesada armadura,desaste de ella continua tu batalla en vuestra cama, amandonos sin parardisfrutando el vino del amor. Hombre maravilloso a los ojos del corazón,vuelca mi alma con oir tu voz,semblante sereno el que poses,descubro un fuego oculto al mirarme. Y al rozar nuestros cuerpos,una coriente electrica empieza,escalofriante recorre nuestros cuerpos,  erizandome la piel.  Dejando a su paso una sensacion de placer, exigiendo, pidiendo y haciendo el amor,una y otra vez llegando así el amanecer.      Niza...