Siempre me intrigo que se siente tener un secreto, no un secreto liviano algo realmente pesado, oscuro, perturbador. Si una historia que de miedo y vergüenza contar. Hace un par de años decidí tener uno, buscar a toda costa ese oscuro sentido de mi vida. en mi defensa tengo que decir que no era una chica particularmente linda lo suficiente como para que yo no sintiera asco al tocarla o me encasillaran dentro de algún estereotipo. La cuestión, es que la seduje y la lleve a mi casa. Una vez allí hablamos, nos conocimos, terminamos amándonos y no estoy hablando en sentido espiritual, fue puramente físico al menos para mí. Tuvimos un, lo que podría decirse, romance. Descubrí que vivía sola que no tenía familia cercana. Bueno, no se nota pero esta casa tiene muchos recovecos seguramente se podría esconder el cuerpo de alguien y nadie sabría. No, no es una suposición ya lleva dos años oculta aquí y nadie se entero. Ella a adelgazado, esta pálida, lo peor es que tiene esa sonrisa constante y falsa. Supongo que entenderás, un secreto así no lo puede saber nadie. Si, si se que para que un secreto se tal deben saberlo al menos dos personas por eso te lo cuento. Ahora, debes saber debo matarte. Necesito ver una cara nueva y de paso le harás compañía a Victoria. No pongas resistencia, con el tiempo llegaras a sonreír como lo hace ella. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Si has mirado con detenimiento seguramente lo viste pasar. En un mundo de seres grises y sin rostro, él destaca. No es gigante particularmente, si tiene una altura algo mayor al promedio, lo que llama la atención es su aspecto recio, párese deforme a simple vista, aunque no lo esta tan solo es un reflejo de su oscura alma. Siempre de seño fruncido, ojos claros, tristes y vacíos. Tiene la costumbre de vestir de negro y esconder sus manos en los bolsillos del abrigo. Jamás mira al rostro o presta a tención a quien se le acerca. Se siente como sus fallas e equivocaciones lo persiguen, para él son crímenes imperdonables lejanos a cualquier redención, solo merecen castigo. El castigo es su eterna soledad, una soledad elegida para proteger a los demás y así mismo. Su rostro duro y esquivo oculta el miedo que siente de las personas. Jamás conocerá la paz o conciliara el sueño de los justos, esta preso de sus pecados irredentos. Seguramente lo has visto pasar, cree ir contra la corriente, aun cuando se deja llevar por ella. Teme, sufre, ama en silencio, su destino la eterna soledad. Seguramente lo has visto pasar caminando con su negro manto de nostalgia, tratando de pasar desapercibido entre la gente gris. Intentando ser nadie en un mundo donde esconderse significa quedar expuesto. Seguramente lo viste pasar o eres él. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Miro el terreno desértico a mí alrededor. Lo observo desde el interior de la nave llamada Vomis. Me esfuerzo por recordar cuando este lugar era hermosamente verde. No consigo dar con el pues nunca existió dentro de mi tal imagen. Solo doy con difusas fotos extraídas de antiguos y ajados libros, que son casi fabulas para niños. Pues solo la imagen del exterior de la nave persiste en mis recuerdos. Incluso dentro de la aséptica y aislada cabina llego a sentir, en mi garganta la aspereza y sequedad del polvillo levantado por el viento. Pero tengo como consuelo, que pronto abandonare este orgulloso monumento a las grandes conquistas de mí especie. Es real mente fascinante las cantidades de emociones que uno pude sentir en una situación así. Apesar de toda la educación recibida, para obviar nuestros sentimientos y ser individuos efectivos en nuestros procedimientos. En momentos como este todo eso es olvidado. Produciéndose una increíble paradoja pues unas lagrimas de tristeza escapan de mis ojos, para terminar diluyéndose en una sonrisa. Desde la cabina de mando, puedo ver en el horizonte una intermitente luz color escarlata, esta indica el lugar donde se produjo el primer destello y es testigo del ultimo estallido. increíble que una especie se sienta nostálgica ante la certeza de su fin e intenta preservar los desechos de sus patéticos logros. Las lagrimas vuelven a vencerme a pesar que tal vez debería decir unas palabras antes del despegue, no hay quien las escuche. Por ende me parecen complemente inútiles y sin sentido. Los poderosos motores del vomis se encienden, haciéndolo temblar y también la estructura donde se encuentra amarrado. Ante esta primera explosión debajo del andamiaje donde esta apoyada la nave se extienden dos brazos hidráulicos, llevándola así a la posición de despegue. Colocada en un ángulo de noventa grados, las acciones del andamiaje se detienen. Quedo extasiado con el reflejo del sol sobre la trompa del navío estelar. La computadora de abordo hace una revisión de rutina de todas sus funciones antes del despegue. En realidad mi intervención en las acciones del vehiculo no es necesaria. Pues todo se encuentra automatizado, como medida de seguridad, mas que por necesidad de efectividad. Pensando en el hipotético caso de que yo sintiese la necesidad de abandonar la misión y quisiera quedarme aquí. Razonamiento no muy compresible para mí. Quien querría quedarse en este lugar desolado. Observo como el sol se opaca al quedar la nave cubierta por el humo producido por los motores de despegue. En ese momento de penumbra fantaseo con la idea de alguna falla que me evite la dura tarea por venir. Pero la nave comienza a moverse, al cabo de unos segundos supera la endeble barrera y yo me abandono a mi destino. La presión dentro del vomis aumenta, aplastándome contra la butaca de la cabina de mando. En ese momento me viene a la cabeza, lo realmente estupidos que pueden ser los cinturones de seguridad tan complicados de abrocharse, pues en el despegue estoy mas interesado en evitar traspasar la butaca, que de salir despedido por el parabrisas. La sensación es como si un grueso cordón umbilical tirase de mi hacia atrás. El planeta párese haberse con vertido en una posesiva madre que no quiere soltar a su ultimo hijo. Pero como en todas las disputas de este tipo sucede lo inevitable es el hijo quien triunfa, desprendiéndose de la comodidad y seguridad de su progenitor. Casi de inmediato y con el infinito delante de mi, quiero volver y pedirle disculpas por todo el dolor causado. No lo ago, pues no hay vuelta al hogar, ni camino al perdón. No hay vuelta atrás para mi, tampoco la hay para la especie que represento, cuyo gran logro es el estéril pedazo de roca que intento abandonar. Muchos dirán que este final es merecido entre ellos, yo suscribo tal afirmación. Por esa razón decidir postularme para la misión. Como era de esperar nadie quiso convencerme de lo contrario, sino que cada uno fue, a modo de despedida, dándome la mano y encogiéndose de hombros. Luego fueron abandonando el planeta sin decir palabra alguna, incluso mantuvieron un riguroso silencio de radio. La tercera explosión de los motores indica nuestra puesta en orbita al rededor del planeta. Por unos instantes la calma se apodera del coloso metálico. Sonrío y acaricio el panel de comandos, como si felicitara a mi fiel corcel. Extraño tanto los animales tal vez si me mintiera lo suficiente diría que lo hago para vengar su memoria y no para borrar nuestro mayor error de la faz del universo. Con la cuarta explosión, abandonamos la orbita. Desprendiéndonos definitivamente de esta vieja, maltratada y moribunda madre. Ya no puedo esperar mas, es imposible seguir viendo su rostro antes azul, verde, rebosante de vida; hoy marrón-grisáceo, apagado y demacrado. Dentro de la cabina suena una alarma, indicando la distancia máxima para realizar la transmisión al planeta. Apago toda las funciones no vitales, redirijo toda las energía a la capsula de escape. Antes de completar la separación del vomis, tengo que tomar una ultima decisión. En el tablero de controles se enciende un botón amarillo. Bueno, debo rendirme a mi destino y olvidar cualquier duda, no retroceder. Cuando por fin presiono el botón, regreso mentalmente al planeta. Recuerdo el agónico titilar de la luz escarlata, que señala el primer lugar donde el primer ser humano descubrió su capacidad para la técnica, demostrando su inteligencia. Por eso alguien propuso llamarlo, acertadamente, como el primer destello. Al pensar en el primer ser de nuestra especie, surge la una pregunta ineludible. ¿ que hubiese echo el primer hombre inteligente al conocer este final para su especie?. Tal vez en un acto piadoso se hubiese arrojado por un precipicio y así evitar tantas catástrofes. Pero no, seguro que como fiel exponente de nuestra especie seria tozudo e intentaría cambiar el futuro. intentaría por todos los medios que aprendamos a oírnos unos a otros. Con un idealismo de niño con el infinito por delante. Sin darse cuenta nunca que el único animal sordo es el ser humano. Una enorme roca me rebasa. Seguro es una esquirla producida por la explosión del planeta. Concluyo la separación y enciendo los propulsores de la cabina de escape. Dejo atrás todo lo que me definía. Mi mundo a recibido el toque de gracia del ultimo de su especie, ya no hay hogar, solo un montón de escombros flotando en la nada. Pero queda una esperanza dirijo la nave hacia el sol donde me espera el resto de mi especie., para reunirnos en su incandescente abrazo. Donde purgaremos nuestros errores, borrándonos de la existencia y otorgándonos la eternidad. Muevo algunas palancas, corrigiendo el rumbo del modulo. Miro el resplandeciente astro hasta dormirme. Es la primera vez que puedo descansar tranquilamente. Ojala la muerte llegue pronto autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tornfi
Todos conocen la pericia como inventor de Leonardo Da Vinci, quien luego de varios años dedicándose a la ciencias y las bellas artes, se refugio en Inglaterra. Donde emplearía sus habilidades en la organización de fiestas para la nobleza. Uno de los mayores atractivos de estas fiestas era la presencias de diversos autómatas, de los cuales los testimonios de su perfección nos llega hasta la actualidad. La primera es la del conde de Sussex quien en su memorias acusa el haber tenido una acalorada discusión sobre política y comercio exterior con un mayordomo manufacturado. Una curiosidad es la que relata la esposa del conde la cual cuenta en su diario personal, el fogoso encuentro amoroso que tubo con un autómata, replica exacta de Leonardo. Luego Leonardo, relataría en su bitácora del Códice Atlántico, como había sido literalmente violado por una adorable y anónima cortesana. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Alcohol y tabaco, son la compañía de la noche. Me siento en una mesa, hago una seña al mozo este se acerca sin ofrecer sonrisas falsas, se lo agradezco en silencio, recibe mi pedido con un movimiento de cabeza. Esto es lo que me gusta de la noche, nadie se molesta en ocultar su mal día detrás de una falsa cara, casi sin quererlo son sinceros con el mundo que los rodea. Alguien pone una moneda en la vitrola y Charles Brown, como si me hablase a mí, se digna a anunciarme una negra noche. Debido a la tardanza del mozo, los recuerdos que vine a ahogar toman la delantera. Casi la veo sentada en la silla del frente, hablando de manera alborotada como siempre, contándome de su día haciendo una pausa solo para sonreír tiernamente. Para acompañar la imaginada escena, las aves del paraíso de Charlie Parker saltan de los parlantes rodeándome, tratando elevarme a un lugar que gracias a ella jamás volveré. ¿Cómo olvidarla? Cómo puedo olvidar su rostro de muñeca de porcelana. No puedo, no quiero olvidar sus ojos color inmensidad, aun así recordarla me duele y debo de buscar anular ese dolor. El mozo alfil decide traerme mí terapia. Le pregunto si puedo fumar, con su blanca mano me invita a sentarme en la mesa al lado de la ventana, tomo la botella y el vaso y lo hago. El primer vaso tarda en llenarse, pero se vacía a la velocidad de la luz. Prendo el cigarrillo el cual arde como el sol. Despacio pretendiendo que es mí alma, dejo escapar el humo de entre mis labios. Veo la gente pasar, al verlos abrigados me percato de que hace frió. Yo también debería sentirlo, creo que me estoy volviendo insensible. Entre el ruido de los autos siento a Billie Holiday contando como al día sigue a la noche, pero luego de la noche viene otro día. Algunos descubrimos que la noche se vuelve eterna fácilmente, especialmente cuando estas de luto. El manto de melancolía en el que te sumerges es eterno, seguramente alguno dirá que lo duro es el primer año. Lamentablemente no saben que la tristeza te acompaña durante toda tu vida, pues lo peor no esta en lo vivido sino en aquello que pudiste disfrutar con ella y ya no esta. Solo tu, camina entre las mesas interpretada por una mujer de voz cascada. Solo tu, así es nunca hubo otra y no lo lamento. No podría remplazarte y ellas jamás podrían competir con tu recuerdo. Hay quienes lo intentaron pero tu eres mas fuerte y te niegas a ir. Las primeras luces de la mañana aclaran el cielo, descubro sorprendido que los hielos del vaso han desaparecido, la botella se encuentra bacía y que tan solo me quedan dos cigarrillos, los suficientes para llegar a casa. La luz del sol y yo nonos llevamos. Dejo el pago debajo de la botella. Visto con el luto, el aire que me rodea es azul melancolía, abandono el bar, Ray Charles me despide con Georgia on my mind, lo entiendo se lo que es tener al ser amado en la mente. Fin Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Se equivocaron, no entendieron, cuando yo dije que no debían adorar a un becerro dorado, que no invocasen falsos ídolos, en ningún momento me refería a que se encerrasen en un edificio lleno de lujos y opulencias. Jamás pretendí que creyeran estar en mi casa cada vez entrasen a un templo. Mucho menos quería que se arrodillasen a rezarle a una pared, pretendiendo hablar con migo, cuando afuera los que no pudieron entrar se matan entre ellos y mueren de hambre. No, no quisieron entender. Siempre les va ha resultar mas fácil temerme, que tenderle la mano al prójimo. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Funciona con la oxidación química del combustible que es cargado durante aproximadamente todo el día. Posee dos tanques uno donde ingresa el combustible virgen y estable, otro el cual contiene al oxidante preexistente. La mezcla entre el oxidante y con el combustible provoca una combustión. Esta combustión se ve traducida en gases los cuales realizan una presión en la tobera. La presión realizada en la tobera es completamente nula en sus paredes laterales, por las cuales ingresan el combustible y su respectivo oxidante. Pero contrariamente la presión que ejercen los gases sobre la parte superior de la tobera, no se haya equilibrada por su opuesto, pues por una necesidad estructural de propulsión los gasas precisan escapar. Procurando así un movimiento eficaz y velos del sujeto, el no podrá volver a presentarse en sociedad o mirar a sus amigos a la cara sin que estos le recuerden el tremendo pedo que dejo escapar en la reunión anual de críticos de arte contemporánea. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Todo estaba en orden él y jorge apuraban al del camión, mientras lo otros dos ingresaban al banco e interceptaban a los guardias recaudadores. ¿Qué salio mal?. Nadie sabe con certeza, la cuestión es que sus tres compañeros ahora esta muertos. Y él, el esta herido, camina apoyado contra la pared manchándola de sangre. Párese que sus pies estuvieran hechos de plomo, apenas si puede moverlos. Con la mano derecha presiona el agujero que hay en su pecho, tratando de evitar que se le salgan las tripas. No duele tanto como generalmente se creé, solo se siente un agobiante frió, la vista se disipa y cae sobre el herido un cansancio de tumba. Tal vez descansar sea lo mejor, piensa el delincuente. Se sienta en el umbral de una puerta, echa su cabeza hacia atrás y sonríe, por siempre. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
El pasado jueves sucedió lo impensable para la humanidad, el fin del mundo. Bha, en realidad colapso la pequeña y delicada bola de cristal donde vivían. Muchos planetas no se sorprendieron ante la noticia de tal holocausto. Otros, la mayoría ni les importo o ni se enteraron de la noticia. Aun así un medio tomo las declaraciones del Dios creador de estos curiosos seres autodenominados humanos. -Menos mal que a las cucarachas las cree mas resistentes, se imaginan si hubiese sobrevivido la especie dominante. Que bochorno seria tener esas referencias. Fin Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Henry Kissinger, durante las décadas de los sesentas y setenta tuvo en sus manos la formula del éxito seguro, la cual consistía en tres personas el homicida, el violador y el borracho. Este hombrecito- parecido a MR Magoo, pero con pelo y anteojos- repitió con éxito su formula a lo largo y lo ancho de Sudamérica. Henry, nacido en Alemania, pensaba que debía proteger a su país adoptivo Estados Unidos, de pestes tales como la libertad o la democracia, por esta razón decidió controlar los países que no comulgaban con su ideal de hombre supremo. Como un siniestro aprendiz, decidió utilizar los métodos que tan amablemente le enseñaron los NAZI, a la hora de eliminar a aquellos que practicaban su religión en Alemania. Es así como paso de ser victima a victimario, fomentando política y económicamente distintos golpes de estados en lo que se llamo patio trasero de Norteamérica. Este patio trasero se olvidaron decir, estaba habitado por personas, aunque según la doctrina de Henry su color de piel e idiomas lo disimulaban bastante. El mecanismo de acción de esta formula, si bien no llego a concretarse en todos los países era muy sencillo. Encabezaba el homicida, encargado de eliminar toda oposición del país. Y con eliminar me refiero a hacer desaparecer el mayor numero de personas posibles, siempre es mas gobernable poca gente. Luego venia el violador quien se encargaba de reproducir su doctrina. Para conseguir esto el secuestro y la tortura era bien recibidos, después se emplearon métodos mas sutiles como la re-educación de los niños ya existentes, también algunos caso se ordeno a todos los miembros jerárquicos aparearse con cualquier hembra que se cruzase por sus narices. Por ultimo cerrando el siclo venia el borracho, hombre que debía ascender para gobernar la nueva patria utópica. Si el mundo fuera justo, como premio para el señor Henry, este debería haber terminado en un geriátrico postrado en una silla de ruedas, ahogándose en su propio excremento. Pero el mundo no es justo, por eso el señor kissinger, recibe como castigo una suntuosa jubilación e incluso es considerado como uno de loas mas grandes pensadores del siglo pasado. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
En realidad esta nota pretende mostrar como se desvirtúa un personaje a través del tiempo, basándose únicamente en una imagen estereotipada sin un verdadero conocimiento profundo de esté. Pues eso me párese que es lo que sucedió con “As enemigo: guerra en el cielo”, producida por Garth Ennis y Chris Weston. Tal vez el intento por relanzar personajes clásicos no siempre es acertado y muchas veces se acude a autores por el solo hecho de tener un muy buen curriculum. Pero muy pocas veces se tiene en cuenta que los autores consagrados son personas y poden equivocarse. Antes de continuar con la defenestración del buen Ennis, quisiera hablar de l personaje y sus inicios. Ya que este seria creado por Robert Kanighert y Joe Kubert en las paginas de our army at war nº151. Si bien a simple vista el Rittmeister Hans Von Hammer (nombre del protagonista) presenta, estéticamente, muchas similitudes con el barón rojo. Las cuales no serian casuales si tomamos en cuenta que el protagonista es alemán y el marco de sus aventuras será la primera guerra mundial. Sin pretender realizar un plagio histórico, el As Enemigo se convertirá en la voz de los autores, más de Kanighert que de Kubert, para mostrar sus ideas y reflexiones respecto a la guerra y así mantener distancia con el conflicto bélico del momento, Vietnam. Contrariamente a lo que sucede regularmente esta distancia permitió a los autores cierta libertad en el desarrollo de las historias y que los conceptos aquí vertidos no se confundiesen con propaganda política. No solo se alejaría de la actualidad, si no que también huiría de los iconos superheroicos permitiéndole dar forma a una historieta netamente de guerra, sin la visita de los personajes característicos de la editorial. Al no contar con el apoyo, como invitados intervinientes en la acción, de otros personajes mas afianzados dentro de la editorial y con mejor recaudación el personaje migraría de colección una y otra ves. Siendo estas siempre genéricas y dedicadas a varias historias, con protagonistas fijos o simplemente historias unitarias. Aun así Kanighert y Kubert se las ingeniaran para crear una continuidad, una base de secundarios casi fija y rivales, que serian metáforas dibujadas. Los rivales presentados en esta serie, podrían ser considerados villanos de segunda si los hubiesen utilizado en cualquier serie referida a superhéroes. Pero aquí no, pues pretenden representar algo ya sea algo muy simple o un significado mas oscuro y complejo. Por ejemplo, el ahorcado (piloto francés) nos revelara que debajo de su mascara se haya el rostro retorcido y deforme de la guerra. También será el igual, tanto en habilidad, como en filosofía de vida a Von Hammer. Conoceremos el fanatismo junto a un San Jorge, caracterizado en un piloto ingles. También abra ejemplos de la muerte sin sentido, la locura. Pero antes de hablar del más característico rival y el único que no terminara muerto. Quisiera hacer un párate en una historia que no posee ninguna aparición de estos personajes y que seria la ultima que dibujase Joe kubert. La cual se llamo ¡a tres tumbas del hogar! En esta historia deja de tener el protagonismo los combates aéreos y la violencia. El eje de la historia estará en las familias de los abatidos por él. Es así como conoceremos a la madre, que reza por el regreso de su hijo, una novia dejada atrás con la promesa de matrimonio y aun orgulloso hermano menor intentando seguir los pasos del mayor. Es aquí donde Von Hammer se ve enfrentado a las consecuencias de sus actos. Esta es la mejor historia del ciclo si bien parecen forzados los encuentros, como recurso argumental es bastante efectivo y pone dinamismo a la historia. Como era de esperar Kanighert no podía dejar afuera, dentro de la variada galería de contrincantes de Von Hammer, una representación icónica de los Estados Unidos y es así como nos presenta a Steve Savage el Cazador de Globos. Por el cual nos mostrara una visión de la guerra, más cercana a las películas de John Wayne. Es decir un punto de vista utópico, muy similar al que siempre se quiso mostrar por parte de las fuerzas armadas yanquis. Pero a diferencia de otras historias o personajes del mismo tipo, aquí no es considerado un héroe sino más bien, gracias al punto de vista irónico y casi parodico imperante, el personaje es considerado como un aventurero loco que no párese entender la seriedad del conflicto. Lo único reprochable de las historias donde aparéese, es que a diferencia de otros rivales, este no muere nunca, amagando por momentos el tomar ese grado de inmortalidad que tan odioso resulta en las historias de este tipo. Apelando a la necesidad de obviar, una obra tan impórtate como es la realizada por George Pratt titulada, As Enemigo: amor de guerra, básicamente por que es merecedora de una lectura aparte. Continúo con mi arremetida contar Garth Ennis y Christ Weston. Si bien Ennis quiso colocar al personaje dentro de un realismo estricto, cosa que Kanighert no respetaba a rajatabla, en favor a las metáforas antes mencionadas, lejos de ser una ventaja provoca un encasillamiento narrativo. Quedando corto en el desarrollo de muchas tramas propuestas por él dentro de la historia. Otorga demasiada inocencia a Von Hammer desde el inicio cuando se lo presenta como un ermitaño aislado del mundo y ajeno inclusive a la realidad política de su propio país. Incluso emulando la que a mi parecer es la mejor historia de Kranighert, ¡a tres tumbas del hogar! Ennis querrá mostrarnos como el lado ruso utiliza niños como comandos de la guerrilla para atacar a los nazis o la caída de los pocos sobrevivientes de los bombardeos nazis, en canibalismo. Pero todo queda resumido pocas páginas, que se limitan a mostrar imágenes de la miseria provocada por los alemanes, pero no hay más que eso dejando sin sustento para detallista dibujo Weston. Muchas veces a lo largo de la trama, intenta apostar a diálogos contundentes llevados a cabo por Von Hammer y Peter, supuesto amigo de la primera guerra, el cual no hay referencias en las historieta de los sesentas. Pero más halla de eso, estas conversaciones pretenden más de los que consiguen pues terminan siendo en su mayoría sendo resúmenes de lo que en el limitado espacio de páginas no se ha mostrado. El más cabal de los ejemplos lo encontramos en el último cuarto de la historia, donde el As Enemigo es abatido y salta del avión yendo a caer en un campo de concentración, es en este momento cuando por fin descubre que su país no es el mismo. Lamentablemente tal situación es apenas esbozada por Ennis y Weston pues solo veremos de lejos caer al protagonista dentro del campo, para luego dar un salto en el tiempo y así encontrarnos nuevamente en el interior de la barraca a Von Hammer y su compañero, donde se realizan un resumen de todo lo que el As vio pero nosotros no. Lo único rescatable de esta larga conversación es como Peter le reprocha su ingenuidad a Hans, El cual apabullado de cómo a cambiado el mundo será quien declare la rendición de la base ante el sargento Rock, quien es utilizado de la única manera posible dentro de esta historia, en la ultima viñeta. Cual es el mayor problema de esta historia, censillo que no hay un relanzamiento del personaje sino que nos cuenta el final del mismo. Por que apartir de aquí no hay posibilidad de contar otras historias. Ni hacia delante, ni hacia atrás pues comienza con el personaje siendo un ermitaño y esto es lo más reprochable que hacen Ennis y Weston, Serrar las puertas para que futuros autores puedan explorar las posibilidades del personaje. Por Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Pagina Nº1: pagina planteada en seis viñetas, las primeras cuatro cuentan con una escenografía interna, el carromato de la mujer barbuda. Es necesario que estas escenas estén bien iluminadas. Sin embargo las escenas del payaso Bozo cuentan con una sola luz, la de un reflector, y de fondo completamente negro. 1-Plano cerrado. La mujer serpiente ingresa al carromato, que comparte con la mujer barbuda. La mujer serpiente tiene el cuerpo completamente tatuado, con varias víboras enroscadas al rededor por todo su cuerpo. Mujer serpiente: Clara no sabes lo que me contó… 2-Primer plano del rostro de la mujer serpiente. Mujer serpiente: … ¡Oh!. Mi dios. 3- Plano abierto. La mujer barbuda yace muerta en el piso con un puñal clavado en el corazón. A pesar de la profusa barba, es una mujer bastante bella, viste un vestido blanco sencillo sin grandes decorados. Detrás del cadáver se ve a la mujer serpiente espantada ante la imagen de la mujer que ama muerta. Mujer serpiente: No, no, no. 4-Plano medio. La mujer serpiente, sale corriendo del carromato espantada. 5-Plano abierto, fondo negro, con un as de luz de reflector sobre Bozo. Bozo realiza un acto de malabarismo el cual incluye, un mono patín y varias bolas. Mientras intenta mantenerse en el mono patín, mantiene la bolas pasándoselas de mano en mano. Tiembla peligrosamente. 6-Plano abierto, fondo negro, el as de luz se mantiene sobre el payaso. Bozo cae al piso, tirando la bolas alo aire. Pagina Nº2: página planteada en seis viñetas. Aquí la acción se traslada al carromato del jefe de pista. En el exterior del mismo comprobamos que es de noche, por lo tanto las luces emergen del interior de carro. 1-Plano medio. El interior del carromato del jefe de pista y administrador del pueblo circo. Específicamente la puerta de ingreso del mismo la cual es aporreada desde el exterior por la mujer serpiente (la cual no es necesario que se vea). Dentro del carro podemos ver colgados de un perchero, una galera, un látigo y un saco de traje con una cola partida. También hay afiches promociónales y varias fotos con los integrantes del circo. Onomatopeya: BLAN, BLAN, BLAN. Jefe de pista, fuera de cuadro: ¿Quién es? ¿Qué pasa? 2-Plano medio. El jefe de pista( un hombre alto, delgado, pelo corto y lacio, con un bigote prolijamente cortado), abre la puerta de su carromato. Caída en la escalerilla de ingreso, al carro del jefe de pista, se encuentra la mujer serpiente llorando desconsoladamente. Jefe de pista: Tania ¿Qué pasa?. Tania dime. ¿Por qué, lloras? Mujer serpiente (Tania): Es, es Clara. Esta muerta en nuestro carro. Esta muerta, muerta. 3-Plano medio. El jefe de pista, levanta a Tania y sosteniéndola de los hombros. Desesperado la sacude para hacerla entrar en razón y volverle a preguntar. Jefe de pista: Mujer ¿Qué estas diciendo?. Reacciona. ¿Cómo puede ser? ¿Estas segura? 4-Primer plano, del rostro tatuado de Tania. Esta llora desesperadamente. Tania: Le clavaron un puñal en el corazón. 5-Plano abierto. Bozo continua con su show en la mayor oscuridad, solo iluminado por el haz de luz . Esta vez camina de mano. 6-Plano abierto. Riendo a carcajadas Bozo arroja, atravez de una flor, agua a la nada. Onomatopeya: HA, HA, HA. Pagina Nº3: página planteada en seis viñetas. Volvemos al carro de la mujer barbuda. 1-Plano abierto, el interior del carromato de la fallecida mujer barbuda. El cuerpo inerte de la antigua propietaria del carro, se encuentra tapado por una sabana. Aun costado se halla el medico y curandero del pueblo ( el cual es un hombre, serio con rostro duro, vestido con un guardapolvo, varios símbolos religiosos y pequeños huesos cuelgan de sus ropas). Este sostiene la sabana levantada, por el lado de la cabeza. Detrás de el medico, se halla parado el jefe de pista, tapándose la cara. Medico: Esto es horrible. Pobre mujer. 2-Enfoque desde el ángulo superior derecho. Tania llora desconsoladamente mientras la mujer gorda, intenta consolarla, abrazándola. 3-Enfoque desde el ángulo superior izquierdo. El medico todavía de rodillas al lado del cadáver, baja la sabana y mira al jefe de pista, mientras le habla. El jefe de pista, mira para otro lado, demostrando dolor y horror en su rostro. Medico: No podemos hacer nada por ella solo enterrarle y buscar a su asesino. 4-Primer plano del rostro de Bozo quien ríe a carcajadas. Onomatopeya: HA, HA, HA. 5-Plano abierto. Bozo resbala en un charco de sangre. 6-Plano abierto. Bozo, se haya sentado en el piso, lamentándose. Su rostro muestra un gesto de tristeza. Bozo: Soy una mierda de persona. Pagina Nº4: las escenas del payaso Bozo, siempre están planteada con una sola luz del reflector, siempre sobre él. 1-Plano abierto. Bozo levanta la cabeza y mira hacia delante. Bozo: Si, fui yo. No era muy difícil llegar a esa conclusión, después de todo soy un loco. ¿Por Qué? 2-Plano medio. Bozo levanta las manos y los hombros, en gesto de desconocimiento. Bozo: Nosé. En realidad si sé, pero no creo que lo comprendan. 3-Primer plano del rostro serio de Bozo. Bozo: Verán, yo soy una persona que necesita del publico para vivir. Ellos también necesitan de mí, pues sino jamás podrían olvidar sus problemas. Bozo (balón aparte del anterior): ¿Qué paso con ella? 4- Primer plano del rostro de Bozo, pero estavez tiene un gesto de desgano en el rostro y sus ojos desvían la mirada hacia un costado. Bozo: Ella era incapaz de reírse de mí. No importa lo que hiciera, jamás reía. Por lo tanto yo no podía vivir. Ella quería matarme, fue defensa propia. 5-Plano medio. Bozo se apunta un revolver a la cabeza y llora de pena. Bozo: No espero que entiendan lo que hice. Por eso tomo esta decisión. 6-Viñeta ocupada en su totalidad por la onomatopeya. Onomatopeya: ¡BANG! Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
En realidad nadie sabe si realmente es o no mexicano, pero el apodo siempre le vino al pelo. Con rostro duro, piel color cobre oscuro, unos mostachos negros y gigantescos, como bigotes. Seguramente nació en la villa como todo el mundo. Pero el se quedo con el apodo por la imagen de tipo duro, que este le da. Siempre anda acompañado por dos amigos, la verdad secuaces seria la palabra mas ubicada para nombrarlos. Uno es petiso y le falta un ojo, le llaman el porteño. El otro es alto, aunque un poco jorobado y rengo. Lo de jorobado, no es solo por la insipiente joroba en su espalda, su carácter también va con el adjetivo calificativo, por ende todos lo llaman el negro. Siempre se juntan en un kiosco que hay en la entrada de la villa, generalmente a la mañana, para esperar a la gente de Rivero. Después de recibir el paquete, se meten a la villa bien al fondo en una casilla, donde esperan a los clientes. Nunca nadie los vio venderle a alguien de la villa. Por seguridad siempre prefieren venderle a los de fuera. La droga no es joda si algún adicto se zarpa, siempre es mas fácil sacarlo cagando si no es conocido. Esto ultimo no significa que no los haya en la villa, solo es mas fácil controlarlos. Con el tiempo, la gente se fue acostumbrando a la rutina del mexicano. Aparte su familia son buenas personas. La esposa Maria trabaja limpiando casas, parta ayudar en la economía del hogar, también participa en el comedor comunitario. Los hijos también son buenos pibes, el mas chico de 9 años cuando no esta en la escuela, se pasa jugando al fútbol con los amigotes. La mas grande por otra parte es una señorita de 17 años, eso implica que varios pretendientes le andan arrastrando el ala. Por otra parte esto implica que el mexicano anda mas a la defensiva y tiene anda con mayor cuidado con sus negocios. Eso a venido en el ultimo tiempo aparejado con menos ventas, apesar de la insistencia de Rivero. Dejemos claro algo, el mexicano sobre todas las cosas es un hombre de familia, por esa razón siempre puso primero a la suya. Si se dedico a la venta de drogas, es para evitar las penurias que sufrió de chico. Aun así con todo y códigos morales a Rivero no le cuadro la baja de ventas. Primero mando dos de los muchachos, para explicarle al mexicano y sus amigos como eran las cosas. No contaron que eran gente dura, a Rivero le llego el mensaje de vuelta mas rápido que el de él. Los dos muchachos llegaron a la casa de Rivero, completamente estropeados. Incluso uno tubo que retirarse, bha, llego en el baúl de auto muerto. Esto no le hizo gracia al capo, el cual recordó la adolescente de 17 años, cosa que había olvidado el mexicano. La niña desapareció durante 7 días. La policía como siempre actuó lenta, después de todo lo camellos no son bien vistos por la ley, especialmente si les mojan las orejas los capos de estos. 7 días de desesperación. El porteño y el negro, se portaron con fidelidad, se dedicaron a apretar a varios conocidos de la niña. Después supusieron lo peor y fueron con Gómez, quien era un alcahuete conocido por tener tratos en frontera. Enojados como estaban lo deformaron a golpes, casi inconciente pudieron oírle decir que no sabia nada, no lo habían contratado para este trabajo. Solo les quedo ir por Rivero, nunca llegaron a verlo los mataron a los dos. Al septimo día apareció la niña muerta y desnuda en un baldío. El mexicano puso lo que quedaba de su familia en un colectivo y los mando a provincia. No hizo falta explicarles mucho, aun así a Maria no le gusto nada no poder enterrar a su hija. Pero su marido no estaba, como para discusiones. Después de verlos irse por primera vez en mucho tiempo, el mexicano, lloro. Tenia que hacer algo, no podía quedar impune la muerta de su niña. No hubo un gran plan de venganza. Se limito a decirle, que se había entendido el mensaje y que quería empezar a vender nuevamente. Rivero se sintió triunfante y fue él personalmente a pautar los nuevos términos de contrato. Idiota. No se perdió tiempo en discursos inspirados. Dos balazos le dieron en la cabeza a Rivero. Antes que los demás pudiesen reaccionar el mexicano se dio un balazo en la cabeza. Nadie fue a socorrerlos ni llamaron a la policía. Hoy en la villa hay otro distribuidor, sin tantos conflictos morales, tiene muy buenas ventas. Su capo esta contento con él. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
En el barrio residencial norte las casas son de clase media, con jardines, adornados con flores al costado de sendas hechas con ladrillos rojos. Estas sendas recorren todo el jardín hasta el porche, donde comienzan unas escaleras blancas las cuales nos dejan en la puerta de ingreso de la vivienda. Para ahorrar los vecinos de este suburbio decidieron poner un sistema de seguridad corporativo con cámaras de seguridad. Cámaras de seguridad que están conectadas a una central, ubicada en el ingreso del barrio. A su vez cada puerta tiene una cerradura eléctrica, con un sistema de lectura para huellas dactilares. La mayoría de las familias que aquí habitan son del tipo estándar, es decir de cuatro integrantes, por ellos las fiestas, encuentros, salidas entre amigos, en definitiva la vida social activa es el pan diario. Pero aun así cada casa es un mundo aparte, con problemas, desconfianzas y miedos. Por eso los invito a ver una familia en particular, la cual no tiene nada en particular, esta compuesta por un padre obrero, una madre ama de casa, dos niño uno de nueve años y otro de tres meses. Pero hoy ya no son una familia tipo, pues atravez de los días hemos implantado la idea en ellos que el mas pequeño a sido asesinado. Cosa que no a sucedido solo es una sugestión provocada por mensajes subliminales y estimulantes químicos. Con tan solo las cámaras de seguridad como testigo de lo que sucede en esta vivienda, los invitamos a espiar en el interior. Estos ojos vítreos sin emociones nos permiten ver, a la ama de casa y su marido sentados en la cocina, mirándose. Solamente los separa una mesa de madera. No se dicen palabra alguna, no hay discusiones ni reclamos. Saben lo que ha ocurrido, las palabras no pueden describir las sensaciones o el espíritu primario en ellos. Las cámaras de seguridad son como corresponsales de la vida salvaje. El macho enloquecido por la sed de sangre y la madre que hace todo por sus cachorros. El hombre estalla arrojando la mesa entre ellos, con velocidad nerviosa a su esposa. La madre de sus hijos cae de espaldas, por el impacto resbala hasta la pared detrás de ella. Desesperada intenta incorporarse, pero él ya le esta encima, sostiene una silla sobre su cabeza. Sus ojos están vacíos, no posee expresión en su rostro, solo deja caer la silla sobre la mujer. Golpea violentamente hasta que la mujer queda hecha un bulto inerte ensangrentado. Veamos como el hombre pasa al siguiente nivel, el pasillo. Donde descubriremos que posibilidades nos brinda una podadora eléctrica. Detrás de él suena una pequeña alarma, da la vuelta y mira hacia la puerta. En el cierre electrónico titila la luz, el hombre apoya el dedo sobre la luz. La puerta se levanta y da paso hacia un oscuro pasillo. Ingresa, nota que la estancia esta iluminada por la tenue y plateada luz de la luna, la cual llega desde una ventana ubicada al final del pasillo. Como las bestias primigenias queda absorto mirando el astro plateado. Camina con paso trémulo casi a desgano, ya a mitad del pasillo siente un leve siseo. Gira rápidamente intentando descubrir de donde proviene el sonido no ve nada, continua caminando impasible. El siseo crece convirtiéndose en el golpetear de aspas contra el viento. Apura el paso, llega al ventanal apoya la espalda contra este. Primero mira hacia arriba, pensando que puede ser un ventilador, no lo es. La podadora ingresa al haz de luz. Con su tamaño desmedido, las cuchillas al descubierto, parece una horrible bestia abriendo sus fauces antes de comer. Podemos ver como desesperado el hombre intenta esquivar a su cazador. Pero. ¿Qué sucede en la cocina?. Hay movimiento, observemos lo que allí sucede. La sangre que cae de la cabeza le mancha su hermoso rostro, el cual ahora se encuentra deformado por los golpes y moretones. También tiene un brazo quebrado, no lo siente. Solo siente odio por aquel que la desposo, le dio dos hijos y luego intento matarla. Oye un extraño ruido en pasillo queda a las habitaciones, delirando se arrastra hasta la puerta. Mira en dirección al ventanal y sonríe ante el irónico espectáculo, su marido acorralado por la podadora. La expresión de su rostro cambia cuando el hombre logra sortear la embestida del aparato. Haciendo uso de sus conocimientos en maquinaria el obrero intenta desesperadamente desconectar el aparato, primero intenta saltarlo. No lo consigue del todo pisa mal y cae sobre el aparato, las cuchillas le agarran del brazo. Ante el dolor grita espantosamente y se retuerce. Rueda sobre el aparato y cae en frente a las cuchillas. Desde la puerta de la cocina la mujer ríe a carcajadas, cuando el monstruoso aparato le destroza el rostro a su conyugue. Si, queridos espectadores, todo esto lo podemos ver gracias ha los sensores infrarrojos. Sorpresivamente la mujer es quien pasa al siguiente nivel. Donde esta el niño el trofeo y la final. La luz de la habitación de los niños titila, agónicamente la mujer apoya su dedo sobre el sensor. A su derecha se habré la puerta, el resplandor la ciega por un segundos, levanta el brazo para frenar el resplandor, sosteniéndose en el marco de la puerta ingresa a la estancia. Mientras atraviesa el umbral oye como su otrora marido escupe borbotones de sangre intentando respirar. Lo ignora por completo, poco le pude interesar. Dentro por fin ve a su hijo de nueve años, parado junto a una cuna. La mujer con desesperación intenta correr a abrazarlo, pero el niño levanta su pequeña mano ensangrentada y la detiene diciéndole.-Mamá paso algo-. Ella se detiene asustada. Violentamente las cámaras enfocan el rostro de la madre. -No importa-. Le dice su madre, mientras avanza con ojos llorosos. –Ya lo vamos a solucionar. No pasa nada-. Estruja al niño entre sus brazos, contra su pecho. Hasta que comienza a sentir un dolor punzante en el costado justo debajo de las costillas. Pierde la vista, se frota los ojos para aclararla, su cuerpo se relaja. No puede sostenerse mas, todo termina oscureciéndose. Hunde el cuchillo debajo de las costillas de su madre. Sin remordimientos lo hace llegar hasta el mango. sonríe con alegría y continua hablándole al cuerpo ya muerto de su madre. –Si mamá, si pasa algo. Yo gane-. Detrás de él una pared se levanta y aquí estamos nosotros trasmitiendo para todo el país. Damas y caballeros este es el show televisivo con mayor televidencia del país. La zona imposible. La vida real tal cual es. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Hace dos años que Julieta y Omar se reúnen en el parque dentro de una alcantarilla a medio terminar. Antes, en un principio eran muchos cerca de quince adolescentes todos asistían al mismo curso, tercer año del normal 15. Las reuniones eran mas bien lúdicas, muchos abandonaron rápido debido a que asistían con intenciones algo mas románticas, por no decir sexuales. Con el tiempo a Danilo se le ocurrió gritar a viva voz- Orgía-, ofendidas y espantadas abandonaron seis chicas. La adolescencia es un periodo de la vida cuando, el ser humano comienza a tener conciencia del mundo que lo rodea, prácticamente todo se presenta atravez del dolor. La pasión, el amor y la muerte se hacen presente en la vida de una persona. Siempre párese cruel que la muerte se presente en la adolescencia, mas cuando el que muere es un joven apenas un poco mas grande que un niño. Uno espera que los ancianos sean los que nos abandonan, no aquellos seres humanos quedan sus primeros pasos en el mundo. Más cuando sucede con un accidente, como le paso a Juan el novio de Julieta. Todo paso muy rápido y de manera inesperada Juan y Julieta se separaron del resto del grupo para estar solos y conversar cosas de parejas. Se acercaron demasiado a las barrancas del río. Barrancas inestables, resbalosas, muy peligrosas nadie sabe con certeza como sucedió, seguramente Juan se quiso hacer el gracioso y no midió la distancia con el borde. Resbalo, callo tres metros de cabeza. Según dijo el medico esas caídas no suelen ser fatales, pero lo cierto es que Juan nunca puso las manos y dio de lleno con su cabeza en el piso, partiéndose el cráneo. Julieta lo vio caer, ella jamás se recupero, durante mucho tiempo no hablo, jamás volvió a hablar. Durante mucho tiempo ninguno de los jóvenes volvió a ir a la alcantarilla. Con el tiempo decidieron volver a festejar la muerte de Juan, cuando entraron a su escondrijo Julieta ya estaba allí como si nunca se hubiera ido sentada sobre almohadones roídos. La fiesta comenzó, Vodka, cerveza, asido y varias drogas que ni el nombre sabían fueron los invitados de honor. El sexo enfermizo y sin alma oficio de anfitrión. Julieta nunca participo miro sentada desde su trono, con su cabello negro cubriéndole el rostro. Los últimos seis abandonaron la costumbre de la alcantarilla, se fueron en compañía del arrepentimiento y la vergüenza. Solo quedaron Omar y Julieta, quienes continúan ocultándose en la alcantarilla. Omar lo hace por Julieta no le gusta que ella se quede allí, sospecha que ella jamás se va, no lo sabe con certeza, solo sospecha. Si ha notado que varios huesos han aparecido dentro de la alcantarilla. A Omar le da miedo la lúgubre actitud de Julieta, pero se niega a abandonarla. Omar conversa solo pues Julieta se niega a hablar, hoy se le ocurrió estupidamente preguntar, ¿qué se sentiría morir?. Automáticamente, se arrepintió, pero Julieta volvió a hablar.-Probemos-. Dijo ella. -No, no creo que quieras morirte, yo no quiero morirme. Aparte como sabría el otro lo que el otro siente. No, no me párese. -Vamos… no seria morirse enserio. Seria llegar al limite y uno le cuenta al otro lo que siente. Omar niega con la cabeza, se apoya contra la pared, intentando salir en el problema que se metió. Omar esta parado de espaldas a Julieta, intenta darse la vuelta y decirle que todo se acabo, no puede algo le inca la espalda dejándolo sin fuerzas, ahogándolo, escupe sangre y caer de rodillas, siente como si alguien le besara el cuello, la sensación es hermosa y es la ultima que va ha sentir en su vida. Julieta hunde cada vez mas el cuchillo en la espalda de Omar, la hoja atraviesa la carne, le habré las costillas, perfora el pulmón, sigue camino hasta el corazón. Julieta saca el cuchillo del cuerpo de Omar, limpia la hoja con su lengua. El gozo nunca es completo ninguno se lo dice que se siente. Bueno, va ha servir de algo le ahorra una semana de sustento. Lastima ninguno le dice lo que se siente morir. Nunca nadie le dice. Fin Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Hace veintisiete años que Jhon Cat come desmedidamente, de día y de noche solo piensa en comer. Sufre de insomnio si no engulle ingentes cantidades de comida. Muchas veces cuando esta acostado deja de respirar y siente como si muriera, curiosamente esta sensación le encanta. Cuando el aire que acumulado en sus pulmones empieza a agotarse, por la falta de renovación cierra los ojos espera hasta sentir una punzada en el brazo izquierdo luego gira fuerza el pecho y continua respirando. Duerme tres agónicas horas, luego se levanta para seguir comiendo. Cada mañana Jhon se sienta en la cocina y espera que le sirvan su gigantesco desayuno. Compuesto por tostadas, panceta frita en aceite de oliva, quinientos gramos de queso doble crema, dos tasas de café con leche, media docena de huevos revueltos, algún fruto exótico el cual pide que cada día sea diferente y para finalizar una jarra de sumo. Recién cuando todo ha desaparecido de la mesa, y solo quedan los recipientes vacíos, da por finalizado el desayuno. Luego de la masacre, viene el periodo entre el final del desayuno y el almuerzo, donde seguramente tome algún refrigerio. Para pasar este periodo de escasez Jhon revisa el estado de sus numerosas cuentas bancarias, las cuales heredo de su padre y se dedica exclusivamente a gastarlas. La holgura económica que posee le ha permitido tener varias casas que no utiliza por pereza, provocado por su sobre peso y una escultural esposa a quien apenas ve, pues para él tiene la misma utilidad que las casas. Solo se conforma con mantenerla como si fuese una inversión a largo plazo, especialmente después de haber descubierto una secta perdida en Asia. Esta secta planteaba la posibilidad de las transmigración, estado del ser donde una persona puede trasladar su mente, recuerdo y hasta el alma misma a otra por nacer. Esta posibilidad le ha abierto la mente a Jhon de una manera única, pues su esposa de adorno hoy tiene la posibilidad de ser algo mas, tiene el honor de poder ser su madre. Pero adelantémonos en el tiempo y veamos lo que sucedió en el futuro. La obsesión de Jhon con este método para conseguir una posible inmortalidad, llego a igualarse con la obsesión que sentía con la comida. Primero tuvo que convencer a su esposa para que funcionase como su progenitora. A la mujer mucho la idea no le convenció, pero por otro lado no quería perder su cómoda vida, también pensó que si todo salía mal y el gordo se moría a ella le quedaría un hijo con el cual podría reclamar toda la herencia. Así fue como ambos comenzaron los ejercicios. Estos ejercicios en realidad eran bastantes sencillos consistían en llegar a un estado mental Sen durante el coito y que Jhon abandonase su cuerpo en el momento exacto de la concepción. El procedimiento se repitió tres veces, en la ultima vez y sobre el lecho matrimonial Jhon murió. Esta escrito que la mente es caprichosa, el futuro incierto y que nadie adquiere la sabiduría absoluta sobre un tema. Lo que Jhon nunca leyó y tal vez en la mayoría de lo textos santos no se dice es que la mente en estado Sen pasa a un plano de unidad, donde todas las almas son una. Estas almas tienen poca independencia entre si, llegando a un estado de confusión total, por esta razón es difícil dictaminar donde se esta dirigiendo uno al volver al plano material. Por otro lado los finales irónicos o poéticos son los que uno mismo se busca. El alma de Jhon reencarno el escuálido y desnutrido cuerpo de un niño que pese a tener la inteligencia de un adulto jamás superaría los diez años de edad. La esposa de adorno de reputación bastante dudosa, jamás quedo embarazada debido a un problema congénito. Pero esto no le impidió heredar los millones de su marido los cuales termino de malgasta con una sonrisa en sus labios. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Yor-Koc recuerda dos hechos puntuales de que definieron su vida. El primero el asesinato que cometió, hace millones de años en el futuro, donde sin pensarlo dos veces fue capaz de quitarle la vida a tres personas. El segundo hecho que recuerda, el cual lamentablemente para él tampoco pensó, es el como termino aquí. Sumergido en un paraje completamente selvático, demasiado distinto a las ciudad de metal y cristal donde se crió. Las bestias que lo siguen, sin tregua, le llevan mucho de ventaja pues este es su hábitat natural, no hay refugio seguro. Lleva mucho tiempo corriendo, solo se mueve por el miedo, de ser el próximo en ser devorado. Siente el corazón, golpeando violentamente su pecho, los pulmones parecen querer salirles por la garganta. Se detiene para recuperar algo de aire, agitado siente como se le desgarra el pecho, es demasiado correr. Necesita donde reposar, por eso se apoya en el primer árbol cercano. Observa como los hombres, que vinieron con él, lo rebasan. Sosteniéndose, con la mano derecha apoyada en el tronco de una araucaria, tose y se ahoga con su propia saliva. Respira hondo para recuperar su ritmo cardiaco, cuando nota un picazón terrible en su mano levanta la vista buscando que le provoca tal dolor. Sorprendido encuentra caminando sobre su mano una enorme araña de color verde tornasolado. Se paraliza por unos momentos pues el animal, es más grande que su mano y casi la ha cubierto toda. A pesar del pánico, logra quitarla ha una velocidad increíble. No tiene tiempo de mirar con mayor detenimiento, al gigantesco animal, pues oye como uno de sus perseguidores brama de entre la tupida vegetación. No lo piensa dos veces y continúa su carrera. No sabe donde ir, como hacer para llegar a un lugar seguro, solo corre. Sus neuronas lo ayudan a olvidar el dolor bloqueándoselo, con el recuerdo de una promesa incumplida. Tiempo antes. -Esta es una excelente oportunidad, para ustedes-. Les dice el viejo casi calvo, canoso en las pocas partes donde el pelo aun subsiste y con lentes demasiados gruesos como para ser culos de botellas. Todo esto sumado con su baja estatura, un guardapolvo mal puesto, lo asemeja demasiado a un preservativo mal puesto.-participando de este proyecto, podrán reducir sus respectivas condenas. Incluso si su desempeño es sobresaliente, sus antecedentes desaparecerán completamente. Al oír estas palabras los cinco presos, estallan en ovaciones, sin dejar terminar de hablar al profesor. Los guardias a cargo del cuidado de estos hombres, se ponen tensos por miedo a que escapen. Uno de ellos sucumbe a esta presión y golpea al viejo Yir, en la boca del estomago. El anciano cae de rodillas sin aire. Al ver la escena Yor-Koc, corre en auxilio del anciano. Tomándolo de los hombros lo pone de pie, evitando mirar la cara del guardia agresor, para evitar que el bruto se torne demasiado violento. Pues es sabido por todos y en especial por los presidiarios, que debido ha los distintos químicos inyectados en sus cuerpos, estos hombres no pueden controlar sus impulsos violentos. Despacio y con cuidado, sobandole los hombros para darle aliento, aleja al anciano de la maquina de matar. -Bueno señores, les explicare como funciona el trato-. El anciano de las gruesas gafas continua hablando, sin darle importancia al los acontecimientos.-Primero deberán firmar la siguiente forma-. Les dice, mientras levanta un papel escrito con múltiples preguntas.-Aquellos que no sepan escribir, alcanzara con hacer una cruz en el final de la hoja. Quiero que les quede bien claro, cuando hayan finalizado con el experimento todas y cada una de sus condenas serán conmutadas de manera inmediata. Así podrán volver a sus casas, en vez de ser devueltos a la cárcel. Cuando hayan terminado, por favor, si son tan amables síganme por este pasillo-. Al terminar de dar las indicaciones el viejo desaparece por una puerta corrediza, que permanece abierta tras él. Curiosamente, la mayoría de estos reos, fueron elegidos por no saber leer ni escribir y aquellos que saben no le dan ninguna importancia. Todos marcan una cruz en sus respectivas hojas, las cuales terminan olvidadas encima de un escritorio. Se marchan tras el profesor por el pasillo, lo hacen en silencio pues les remueve la mente el transitarlo. Cuando llegan al final del pasillo descubren una estancia, donde hay cinco capsulas en forma de tubos, en centro un panel con distintos comandos detrás de él se encuentra parado el profesor. -Por favor ingresen a las capsulas temporales-.Siguen ciegamente las ordenes del profesor. Después de todo por que desconfiar de esté hombre, no hay razón alguna.- Cuando estén en el interior las capsulas se cerraran autonómicamente. Para cuando terminen de acomodarse. No se preocupen si sienten sueño, es solo una medida de seguridad por las presiones del viaje-. Luego nadie escucha mas nada, la oscuridad los envuelve y caen en los brazos de Morfeo. Cuando despertaron, los monstruos ya los estaban esperando, el anciano fue el primero en morir. Estos lagartos lo decapitaron en segundos, eran dos y pelearon por los restos del viejo destrozándolo y comiendo sus partes. Inconformes de su primer alimento, arremetieron contra uno de los presos que no había despertado. Murió sin enterarse de lo sucedido. Los demás se miraron unos ha otros y echaron a correr como locos. Ahora. Y así es como Yor-Koc, se encuentra corriendo por su vida, mientras a su espalda se oyen los gritos de dos tiranosaurios clamando por su comida. Grita y llora, pide perdón lo que sea por que la pesadilla termine. En plena carrera tropieza con una raíz y cae de frente contra el piso, lleno de musgo. Queda desorientado por unos momentos, se limpia lo ojos e intenta sacudirse el rostro para limpiarse el barro. Cuando, siente que lo comienzan a jalar de la bocamanga de los pantalones. Desesperado y pensando que es uno de los monstruos carnívoros, grita hasta quedarse afónico. Gira sobre la pierna atrapada, para intentar zafarse. Para su sorpresa descubre, que quien lo ha atrapado nos otro que uno de sus compañeros, quien con igual desesperación intenta meterlo dentro de una cueva debajo de un árbol. Abandona cualquier resistencia, incluso intenta meterse por sus propios medios. Una vez dentro, su rescatista inspecciona, para ver si los cazadores andan cerca. Confirmado la ausencia total de los seres bestiales, realizan las presentaciones de rigor. -Mí nombre es Cyr. -Yor-Koc. Gracias amigo. Pensé que ya me tenían. -No hay problema. Aparte creo que he visto algo extraño. Me parece que nos han mentido. No estamos en el pasado, seguimos en el presente. -¿Por qué dices eso? -¿Por qué?. Mira fuera y veras que no hay cielo o no te has percatado. -No voy ha salir hasta fuera, puede haber alguno de esos bichos esperando. -¡Oh!. Por favor no te párese que si estuvieran fuera ya nos hubieran, intentado sacar de acá dentro. Salgo yo y te muestro-. Yor-Koc, asiente con la cabeza, demasiado asustado, como para sopesar la situación. Cyr le hace seña de que salga. Ambos terminan, terminan a la intemperie, expuestos, mirando hacia el cielo. Son demasiado imprudentes. La paciencia es una virtud del cazador. Con ojos inexpresivos y con cierta impaciencia, esperan que sus dos presas se salgan de la madriguera. Primero lo hacen de a poco, uno de ellos asoma la cabeza mira para todos lados, luego se introduce a la cueva nuevamente. Unos minutos mas y salen los dos. Miran hacia el cielo, sin percatarse de que los asechan. La velocidad, es otra habilidad necesaria para cualquier depredador y este lo entiende muy bien. En unos segundos, con las fauces abiertas, el tiranosaurio se abalanza sobre Cyr y lo toma por la cintura sin darle tiempo para reaccionar o siquiera gritar. Yor-Koc ve como se llevan a su compañero, intenta escapar. No lo consigue pues el segundo tiranosaurio le franquea el paso. Yor retrocede espantado. Pero ya no intenta escapar, solo se persigna y le reza a un dios en el que nunca creyó. Antes de morir despedazado, descubre lo que le había dicho el otro preso. No hay cielo son solo ventanales. Todo era mentira, el viaje en el tiempo y las segundas oportunidades. Detrás de las gigantescas ventanas, hay dos hombres que conversan animadamente, sobre sus éxitos. Uno de ellos es joven y viste un uniforme militar el otro es viejo profesor de gruesas gafas, calvo y que de lejos párese un preservativo. Debajo de ellos dos seres prehistóricos, logrados a base de investigaciones biológicas, comen carne fresca. Desde la profundidad, con ojos amarillos e inexpresivos, pero a la vez impacientes, miran los ventanales y aprenden. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
El objetivo era sencillo pegarle un susto a Mariela, cosa que aprendiera a no meterse en con ellas. Después de todo siempre conviene dejar en claro quienes son ellas. O se cree que por ser linda iba andar pavoneándose por ahí levantándose a cualquier tipo, como una puta alzada. Marcela es y siempre a sido la líder, no quiere ha esta minita. Pero no es tonta, si la atacase sola tal vez llegaría a pegarle, en cambio encarándola entre varias podría humillarla como se merece. Abril es hija de un carnicero, no significa mucho solo esta acostumbrada a ver la sangre, por eso llevaba el cuchillo. Ana no estaba muy convencida de hacerlo pero si todas iban, ella también. Las hermanas Ramos, completaban la pequeña patota. Mariela, tenia la costumbre de irse a su casa por el camino mas largo. Para pasar por una plaza, cercana al colegio. Eran las dos de la tarde y la tarde se perfilaba, como para relajarse debajo de alguno de los olmos de la plaza. Así es como Mariela sonriendo de lado, se dirigió a la plaza. Una vez que llego allí busco un lugar donde sentarse. El elegido fue un árbol detrás de unos arbustos, no estaba necesariamente a la vista, pero si se encontraba apartado de los caminitos de adoquines. En este idílico sitio se sentó a leer, incluso a ver como la gente pasaba sin notarla. Se escuchaba charlas de novios, hombres serios de traje hablando por celular. Incluso pudo ver y escuchar algunos de sus compañeros, los cuales comentaban sobre fútbol. Alguno llego a hablar de ella y el comentario la hizo sonrojar. Aun así disfrutaba la tranquilidad de la siesta. Calculaba llegar a la hora en que su papa se sienta a tomar la merienda. Con la cabeza apoyada contra el tronco del árbol, pudo ver a Marcela y las chicas, paradas en la esquina. Luego se fueron. Se acercaron por la espalda de Mariela, la hermana mayor de las Ramos fue la que la agarro primero, como era la mas fuerte. Fuerza que nacía mas bien de su edad pues se había quedado tantos años, que termino cursando con su hermana dos años menor. La sostuvo con fuerza, enredándole los brazos al tronco del árbol. Completamente sacada de su cabales Marcela se paro frente a la victima y le tapo con fuerza la boca. Ana y la menor de las Ramos la agarraron de las piernas. Abril se puso frente a Mariela al lado de Marcela, para hacerle unos cortes en la cara. Pero la mano de Marcela en la boca de la otra adolescente molestaba y Mariela no quería las timarla. Dio dos chuzazos uno corto sobre la ceja izquierda y el otro la mejilla. No Salía sangré de inmediato, por eso Abril siguió tirando cuchilladas. Cuando se dieron cuenta de la cantidad de sangre que comenzaba a cubrir el cuerpo de Mariela, las cinco adolescente huyeron espantadas, dejándola tirada debajo del árbol. Pasaron las horas y la madre de Mariela se desespero llamo al colegio, donde no sabían nada. Llamo a las amigas las cuales también desconocían su paradero. La triste noticia llego a las seis de la tarde, de manos de un joven policía. Mariela había sido encontrada muerta debajo de un árbol en una plaza cercana al colegio. Las cinco chicas jamás fueron identificadas o localizadas. El crimen fue catalogado como pasional. Ana termino internada en un neurosiquiatrico. Abril se suicido con uno de los cuchillos de su padre. La juventud y la inocencia murieron en una tenebrosa tarde, debajo de un olmo. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Soy una buena persona, pregunten a cualquiera y verán la respuesta que les dan. Si, para muchos puede ser una sorpresa, pero es así yo soy una excelente persona. Pero hay veces que quisiera matar a todo el mundo. Especialmente a los que piensan que soy un buen tipo. Pues culpa de ellos yo tengo que transitar mi vida entre comentarios realmente desalentadores. Imagínense yendo por la vida y escuchar como todo el mundo dice a tú alrededor, “Hey, es un buen tipo”, “Le podes pedir lo que quieras”,” Es una persona muy buena”. Por detrás de estas frases amables siempre vas a escuchar, “Si es bueno pero demasiado serio”, “Mejor no lo invites, es algo aburrido”. Inevitablemente detrás de los buenos conceptos hacía uno siempre viene el aislamiento. Nadie puede considerar divertido a una buena persona menos si está se esmera por seguir las normas sociales, entiendan el suplicio que he de sufrir sumándole mí timidez extrema. Bueno, a todos esos que se han esmerado en aislarme y apartarme de cualquier actividad fuera del ámbito del trabajo o, en su tiempo, el escolar, ha esos quisiera matar. Mejor ser sincero, todo lo enumerado en el párrafo anterior es una mera excusa traída de los pelos, pues mí necesidad de matar surge de algo mas profundo y oscuro. Siento placer a la hora de plantearme los modos del asesinato. Así es solo quiero matar por el solo gusto de hacerlo. Dejando claras mis intenciones, quisiera aclarar a que publico me dirijo. No pretendo hacerme famoso con esta actividad, por eso debo de apuntar a un publico desconocido sin mayores aspiraciones. Tampoco pretendo ser una especie de fumigador social por esa razón descarto a los indigentes y a los ancianos. Apunto, je je que expresión irónica, apunto a la clase media. Gente con su vida realizada, con pasar tranquilo pero a la vez algo inconforme. ¿Por qué estas gente? Fácil, tiene que ver con la superación personal. Generalmente la clase media se caracteriza con la resistencia y la capacidad de adaptación, pero bajo ciertos parámetros. Nunca sufren cambios traumáticos, que signifiquen un quiebre en su modo de ver al mundo. Estos cambios diferencian a los adaptables, de los supervivientes. Pues debido a situaciones limite un individuo o grupo familiar, pude avanzar a un nivel mas elevado, léase monetario, espiritual, o bien hundirse en el presipisio de la desesperación humana. Para conseguir que el golpe sea realmente contundente, he de buscar en esta condición social de relativo equilibrio. Si bien encuentro placer al pensar en cometer un asesinato. No pretendo hacerlo de cualquier manera, pues uno debe pensar como ha de ser mas efectivo. Con los años mis ideas han ido mutando, de realizar un evento publico a algo mas personal, mas intimo. Claro al principio tenia la necesidad de demostrarle a todo el mundo mí capacidad para realizar actos de extrema violencia, por eso elegía como blancos a conocidos, personas cercanas. Como hago notar al principio de esta confesión. La manera de hacerlo requería demasiado esfuerzos y una acumulación de casualidades bastantes remotas. Cuántas posibilidades hay de qué todas las personas conocidas por uno estén al mismo tiempo, en un mismo lugar. Ninguna. Como consigo un arma de asalto uzí, FAL, ametralladora, etc. Si no es por el mercado negro, y los costos de este articulo serian inalcanzable para mí. No digamos lo que seria conseguir las balas suficientes. ¿Y, la publicidad?. Terminaría preso antes de abatir la mitad de los concurrentes. No, no esa idea la tuve que abandonar. Ahora mi proyecto es mas personal, conseguir pequeños cambios es mas fructífero. Por eso mis objetivos variaron desde conocidos a perfectos extraños. Que residan cerca de mi casa por supuesto, quiero seguir las consecuencias. Otro cambio necesario es la elección del arma, en vez de un arma de fuego, opte por un cuchillo. Si un cuchillo, común uno de cocina, de esos que tienen pequeños dientes y nunca se desafilan. Esos que publicitan en la tele, cortando pescado, latas, etc. Un pequeño corte de estos utencillos, es prácticamente imposible de cerrar. Es aquí donde uno puede ser creativo, con un pequeño corte cerca de cualquier arteria provocaría la agonía de la victima en cuestión. Pero no quisiera ahondar en detalles, cuando todavía no sea cometido el hecho. Esta, decidido voy a matar a alguien. Viendo la situación general, si me permiten una ultima reflexión, me preocupa que mi materia prima desaparezca. Demasiadas medidas económicas equivocas están destrozando a la clase media. He de apurarme sino me quedare sin presas y la sociedad se hundirá en la miseria. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi.
Tendría que contarlo. Después de todo, para algo estoy haciendo esto, digo, lo de escribir. Aunque tal vez sea mejor dejar las cosas como están, total ya tienen un culpable ¿por qué darles otro?. La situación es difícil de explicar, ni les cuento lo que seria entender lo que hice o porque lo hice. Prefiero que estas líneas queden como los desvaríos de un loco. Pero también esta la posibilidad de que me crean, incluso también lleguen a entenderme. El ultimo punto seria peor para ustedes, imagínencen, entender y apoyar e una persona como yo. Por favor, les voy a contar todo, solo les pido un favor no vayan directo al final. Oigan todo los que voy a decirles… mejor dicho lean toda la historia. Después hagan lo que deban hacer. Tengan en cuenta, solo intento explicarles el por que, no pretendo justificarme, mucho menos arrepentirme. Se que esta mal hacerlo. Sin embargo fue la única solución que encontré en ese momento. Bueno, empiezo a contarles. Todo empezó una mañana, no tenía que ir ha trabajar me encontraba de franco. La noche anterior había decidido despertarme temprano, para poder dedicarme a escribir algo para subir al blog. Como todas las mañanas el despertador sonó y yo lo ignore, como todas las mañanas. Molesto, cansado por una mala noche de sueño. A pesar del frió matinal, mí cuerpo había tomado la mala costumbre de producir un desmedido calor, supongo que algún día de estos debería ir al medico. La cuestión es que me encontraba con la computadora encendida, aspirando aire helado y ardiendo por dentro. La cuestión es que estaba sentado con mi mejor cara de idiota, mirando el monitor de la PC. Lo cierto es que no me pasaba, una puta idea por la cabeza. En una intensiva búsqueda de inspiración, mire por la ventana que da a la calle, allí vi en la vereda a una de mis vecinas barrer. En defensa de ella puedo decir que a simple vista parece una persona simpática. Cuando la llegabas a conocer descubres, a una persona resentida que barre la calle en contra del viento para ahogar en tierra a toda persona desprevenida con la suficiente osadía de pasar frente a su casa. Es curioso pero al verla barrer las hojas, una chispa de inspiración surgió en mi cabeza. Describí minuciosamente lo que ella hacia, resulto en un párrafo de seiscientas palabras bastantes prometedoras, pero me hacia falta algo de pimienta. Cuando la divise intentando entrar a su casa, la vivienda intentaba a toda costa evitarle el ingreso. Era evidente que ni su propia casa aguantaba la terrible cara de culo, de este hediondo vejestorio. Tome un destornillador y salí a ofrecer mi desinteresada ayuda, de mala gana acepto. Mientras forzaba la cerradura, sentía la mirada del viejo cardo. Cuando conseguí abrir la puerta hice un ademán exagerado, como si hubiese ganado el premio mayor. La vieja me empujo de un codazo, ni gracias me dijo. Abrió la puerta de par en par e ingreso a su casa. Yo mire, para atrás, nadie me prestaba atención. A los gritos agradeciendo una invitación que nunca existió, me mande adentro de la casa. Peche a la vieja adentro, la hice caer al piso. Es curioso como afecta el organismo a los ancianos, por efecto del golpe la mujer no pudo esgrimir grito alguno solo abría y cerraba la boca, asiendo un ruido ronco. Aprovechando el momento de impotencia de mi victima, le pise la mano izquierda. Hace un tiempo alguien me comento que los huesos de los ancianos de cierta edad, tienen la misma densidad de las cáscaras de huevos, y la verdad quería probar si era cierto. Era cierto, las falanges de la mano del vejestorio se deshicieron debajo de mi pie, la sensación fue increíble. Perdón, debo obviar cualquier sentimiento. Curiosamente la mujer ya no intento gritar, solo lloraba. Debe ser por eso de que los viejos esperan la muerte, pero cuando le hundí el destornillador en la garganta, podría jurar que me lo agradeció. Estuve un rato viendo haber que mas podía hacer. Me adelante, le clave demasiado pronto el destornillador en una zona letal. Les aseguro que para las siguientes corregí ese detalle. Bueno, me estoy yendo por las ramas. La historia es la de la vieja cara de culo. Después que se desangro descubrí, que no sabia como salir de ese lugar. No tarde en encontrar la solución al problema. Metódicamente busque una silla senté a la señora en ella, por cierto estaba bastante bien comida pues su peso era considerable, la senté en un rincón para que no se caiga la apoye contra una de las paredes. Luego eche agua con lavandina y detergente, el vapor provocado por la mezcla me produjo nauseas casi me descompongo. No estoy seguro de que mi limpieza borrase alguna huella, solo lo hice para poder pechar el charco de sangre así el patio interno de la propiedad. Luego corrí a la vieja con silla y todo hasta dejarla frente a la puerta de salida, coloque una lámpara con pantalla detrás de ella y apague cualquier otra luz. Así pude cubrirme si cuando yo habría la puerta alguien miraba adentro, esa persona solo vería la silueta de la mujer sentada despidiéndose de su benefactor, es decir yo. Lleve a cabo la huida. Curioso nadie intento mirar adentro o siquiera notaron que yo salía de la casa. Increíble, pero les juro que si yo no llamaba a la policía. Llamada anónima obviamente. Pero sino llamaba diciendo que de la casa de la vieja salía mal olor, nadie se enteraba de que la momia se había muerto. Patético lo de esta sociedad. Hablemos de mí, después de que volví a sentarme frente al monitor descubrí una inspiración única. Comencé a subir historias diarias al Log, llegue incluso a publicar tres libros de un éxito decente. Ahora, ustedes se preguntara por que cuento esto, fácil estoy por publicar un cuarto libro y necesitaba un final. ¿Qué les párese esté? Se que al principio parecía tener una intención de buscar una aceptación por parte de ustedes. Pero solo era eso, un principio. Un tibio principio para un gran final. ¿Y, qué les párese? Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Como puedo comenzar esta historia, tal vez con un; había una vez… pero no en realidad eso seria demasiado tradicional, plantearía una lejanía con aquel que leyera estas líneas. Si esto ultimo llegase a suceder en algún momento. Por que no, comenzar contando de donde surge esta épica historia. Aunque al hacer esto provocaría un efecto contrario a aquel que busco, pues quien creería que esta es la narración de un hecho completamente surgido de mí mente, cuando lo que voy a contar es un suceso tan real como quien lo escribe. La indecisión no brinda consejo alguno y tampoco va ha escribir nada. Mejor lo cuento tal cual sucedió y ruego porque quien lo lea siga creyendo que soy poseedor de una imaginación digna de cualquier escritor fantástico. Bueno acá voy… Esto empieza así, era una calida siesta de invierno. Si calida, era uno de esos días pertenecientes a lo que los mayores llaman veranito de San Juan, donde durante la segunda semana de las vacaciones de invierno, sufrimos una elevación extraordinaria de la temperatura. Es en estos días donde uno, como el niño que era yo en ese entonces, podía disfrutar realmente de aquellas jornadas sin clases, puesto que el resto de las vacaciones estaban signadas por el gélido invierno. Caminaba por la calle tejedor hasta el almacén ubicado a dos cuadras de mí casa. Ese almacén era atendido por un amable anciano, el cual actualmente cumple arresto domiciliario por intento de abuso. Pero en ese tiempo todavía no había cometido ningún delito, por ende era bastante bien visto en el barrio. Bueno mi historia nada tiene que ver con este hombre, solo lo huso como ejemplo para poder demostrar que el tiempo pasa y la gente cambia, convirtiéndose en otras personas que desconocemos por completo. La cuestión que caminaba hacia el almacén de este hombre, la misión era sencilla comprar un kilo de pan y lo que sobrase del vuelto era para mí. Por este ultimo incentivo, mí resolución era de completo compromiso. Una vez dentro del almacén, cumplí con mi misión y compre un chupalupe mediano, no me alcanzaba para uno gigante. Conforme con el trofeo conseguido emprendí la travesía de regreso a mí casa. Así es que volvía a casa abrazado a la bolsa de pan y medio atragantado con el chupalupe. Estos chupetines aun en su presentación media eran realmente gigantes, consistían en un gran circulo de caramelo constituido de varias vetas multicolores. Su forma y tamaño hacia muy difícil introducirlo en la boca, sinembrago con un poco de maña y experiencia allí había terminado mí adquisición. Se podría decir que tal obstrucción en el interior de mí boca, me impedía pensar en otra cosa que no fuese el disfrutar del dulce chupetín. Tal vez por eso fue que no note en primera instancia el extraño insecto brillante delante de mí, hasta que este hizo dos veloces pasadas más frente a mis narices. Primero intente espantar al molesto insecto que continuaba revoloteando y dejando purpurina en el aire. Durante tres metros estuve peleando con el bichejo sin notar realmente de quien se trataba en realidad, hasta que porfin se detuvo delante mió. Era un hada, si unos de esos animalitos mitológicos con forma de mujer. Era realmente pequeña, apenas si tenia el tamaño de un colibrí. Apesar de mantenerse frete a mí, movía fuertemente las alas, que la obligaban a mantenerse en un movimiento pendular. En un principio me costo distinguir su rostro pues el brillo que la envolvía apenas dejaba ver su silueta. Notando mi desconcierto, no sé como, pero bajo su brillo. En ese momento pude distinguir su rostro y su cuerpo pues estaba desnuda. Era la primera vez en mí joven vida que veía una mujer desnuda. Bueno no puedo asegurar que realmente estaba desanuda, pues era muy pequeña y el brillo no había desaparecido. Supongamos que no estaba desnuda, al menos debía de estar vestida con alguna transparencia. La pequeña criaturita comenzó a hablarme y yo me atragante. Pero me atragante con ganas un mar de saliva y caramelo inundo el espacio entre la garganta y el esófago. Tosí un poco, hice una arcada como si fuese a vomitar, un gargajo surgió de mi boca, marco un arco e impacto contra el umbral de la puerta de la casa de Doña Chola. Ahora que me pongo a pensar eso explicaría el porque al día siguiente tuvieron que enyesar a la vieja. No importa ahora, lo que si importa es que el hada hizo un gesto de asco, quito la vista del pequeño charco sacudiendo su pequeña cabecita y volvió a sonreír. Continúo con lo que había comenzado a decir. -Hola niño-. Su voz era gruesa y calida la sentía venir de todas partes, como si me envolviese.-Vengo a ofrecerte la posibilidad de… ¿eso es dulce? ¿Está hecho con caramelo?... no, no importa. Vamos a lo que nos atañe, vengo a ofrecerte la posibilidad de conocer mundos increíbles donde podrás vivir… la verdad que ese caramelo se ve rico y muuuy dulce… podrás vivir aventuras. Quiero…eso…dulce…rico-. Yo no entendía que le pasaba a esa mujer, pues sus ojos se habían desorbitados e inyectado en sangre, daba miedo.-Dulce, dulce, dulce-. Es todo lo que repetía. Mí desconcierto desapareció cuando la criaturita, que digo criaturita, cuando el monstruo venido del infierno en un vuelo rapas me arrebato el chupalupe de la mano. Mano que en mí estupefacción había permanecido elevada y expuesta.-¡EH!-. Fue mi exclamación, la elocuencia recién vine con la edad. La muy… delincuente emprendió la huida, yo Salí de inmediato en su persecución. Habré corrido por lo menos una cuadra, detrás del hada, antes que esta se metiese dentro de un terreno baldío. La verdad que aquel lote nunca lo había visto o llamado la atención. Aun hoy estoy en duda si existía antes de ese día. La cuestión es que sin dudarlo ingrese a ese lugar muy emparentado con las selvas. Pues se notaba que nunca había conocido una buena limpieza. Luchando con malezas mas altas que yo, botellas rotas, ramas gigantescas, algún que otro resto de automóvil, incluso puedo jurar que vi una escalera a ninguna parte no intente pasar por ella, solo seguí caminando hasta el fondo del lote. Contra la pared que marcaba el fin de mi travesía, había una pequeña cacilla seguramente era el lugar donde algún cuidador guardaba sus herramientas. Cuidador que hacia años no estaba en ese lugar. Quede por unos momentos parado frente a la casilla, estaba algo desconcertado, hasta que note el inconfundible brillo de la ladrona. Estaba oculta dentro de la casilla, seguramente comiéndose mí chupalupe. Avance resuelto, di una patada a la puerta, la cual levanto una polvareda. Tuve que esperar que el polvo se asentara antes de entrar, pues me asfixiaba. Entre al oscuro lugar había muchas cosas interesantes herramientas, tachos de pintura vacíos y la pequeña hada parada sobre un estante. La delincuente me sonreía de manera burlona y movía la paleta provocándome. En un descuido levanto vuelo e intento un acercamiento provocador, yo rápido y sin dudas estire mi mano, con tal suerte que impacto contra la criaturita. Yo recupere mi dulce, ella voló hacia atrás hasta impactar contra la pared de ladrillo. Resbalo, raspándose la espalda contra la pared, hasta terminar en el piso. Aturdida acomodo sus rubios cabellos y como si rengueara intento volar, subía y bajaba agarrándose el hombro derecho. Detrás de ella se abrió un umbral por el cual pude ver un mundo fantástico, lleno de animales increíbles, hasta un castillo se veía al fondo. El hada volvió a acomodarse el cabello me miro enojada, hizo una seña con su dedo medio y se marcho por el umbral. Yo le di dos lamidas a la paleta, pero estaba demasiado lleno de tierra, lo tire al salir de la casilla. Supongo que esperaran algún tipo de enseñanza al final de esta historia, una moraleja tal vez, pues no la hay. Solo me queda la seguridad que cuando uno es niño no necesita creer en hadas, dragones o cualquier sujeto mágico, ya que todo nuevo e interesante. En cambio cuando uno llega a adulto y descubre que el mundo no es tan grande, necesita creer en lo que sea. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
La vida es un chiste mal contado, en el cual todos se ríen por compromiso. Teniendo miedo de haber sido los únicos en no en tenderlo. Autor: Nicolás vilaró-Tronfi
Endo no es mas que un joven petulante, como todos los jóvenes. Pero no es malo pues el trabajo en el campo le a enseñado el respeto por el prójimo. Aun así cuando llego el señor Li al pueblo y quiso desposarse con la prometida de Endo, este sintió una furia crecer dentro de él. Por eso tal vez, imprudentemente acepto jugar pro la mano de la joven muchacha. Al ver como Li se quitaba la camisa mostrando sus múltiples tatuajes y del interior de un pequeño bolso saco unos dados, Endo se puso pálido y enfermo. Ya no podía negarse a la contienda lúdica, tomo los dados y los arrojo. 8 (ya), 9(ku), 3(za). Endo sumergido en la vergüenza abandono su pueblo natal. La muchacha no paso de la noche de bodas. Li camino al siguiente pueblo, con una sonrisa en los labios, le gustaba apostar mujeres hermosas. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
El viejo Stanislaw, es un hombre corpulento de profusa barba blanca, siempre viste de negro apoyándose en su bastón trabajado, siempre oculta sus ojos debajo de una vieja gorra gris a rayas negras. Todas las mañanas a eso de las 10, camina hasta el bar del polaco. El bar esta ubicado a tres cuadras de la casa de Stanislaw, quien pide un café, el diario del día y por unos minutos escucha al polaco hablar de su familia. Stanislaw nunca emite opinión sobre las historias del polaco se limita a sonreírle de costado y sin ganas, hasta que el polaco es solicitado de algunas de las otras mesas. El viejo Stanislaw permanece en el bar hasta el mediodía, luego se levanta pesadamente de sus silla camina al mostrador llama con un gesto a la mujer del polaco, la cual es la encargada de la caja, el viejo paga dándole el dinero en la mano. Luego del café en el bar, el viejo hombre de barba camina a su casa. El polaco aprecia mucho a Stanislaw pues le hace acordar a la vieja patria. La mujer del polaco también le aprecia mucho, por otros motivos. Lo que el polaco nunca sabrá es que su esposa y el viejo Stanislaw, se conocieron en la patria vieja cuando todo estaba unido, detrás del telón de acero. Durante esa época, Stanislaw era oficial de alto rango del ejercito ruso, mientras que la esposa del polaco oficiaba como agente de la KGB. Durante lo que duro la guerra, ellos se amaron apasionadamente, a pesar que la política se los prohibía. Por las presiones recibidas, decidieron huir. La huida fue traumática y complicada, terminaron separándose. Con el tiempo se creyeron muertos y cada uno hizo su vida, encontraron a quienes amar, forjaron sus vidas, formaron sus familias, pero jamás se olvidaron. Después de muchos años terminaron encontrándose y aunque jamás se volvieron a hablar, Stanislaw camina todas las mañanas tres cuadras hasta el bar del polaco. No va allí por el café o por la charla, solo por tocar la mano de la mujer que todavía ama cuando paga su consumición. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Me siento en un banco de una plaza a disfrutar un maravilloso libro, el cual cuenta las andanzas de una mujer de leyenda. La protagonista es un negra jetona venida del África, al Brasil colonial. Me sumerjo en su historia su increíble lucha por la libertad. Convierte su cuerpo en un arma infalible contra una sociedad reprimida e hipócrita, acaso demasiado cercana a la nuestra. La lectura es atrapante, atravez de cada pagina camino junto a ella por las selvas impenetrables de América y África. Por momentos la plaza desaparece, convirtiéndose en selva, la hermosa e indómita negra se acerca a mí. Esta completamente desnuda me cuesta prestarle atención cuando habla. Unas pocas palabras en portugués pudo distinguir.-No esta aquí conmigo debes buscarlo en otro lugar. Una estampida de gente me saca de la extraña fantasía, en la que estaba sumergido. Corro con ellos como un pollo decapitado, no se por que lo hago. Oigo un hombre al lado mió que con asentó mexicano, creo, promete un futuro mejor del otra lado del río grande. -¿Qué río…-. No termino de hacer la pregunta que me encuentro rodando cuesta abajo. Mí carrera de barril termina un charco lodoso, donde apenas se puedo nadar. Aun así lo hago nado, hasta la otra orilla. Me apresto a correr. Cuando veo una pequeña chincana, de altura no de edad, que se hacer a mí con los brazos extendidos. Primero grito como un idiota, después la escucho.-Tampoco esta aquí, debes irte antes de que lleguen los fronterizos-. No puedo preguntarle nada ella sigue hablando.-Ella te puede llevar, si tienes con que pagarle. No miro quien me espera solo corro en la dirección, que me señalo la chincana. Subo a un auto negro, allí sentada en el asiento trasero me espera una hermosa mujer. Hermosa, aunque párese una prostituta. Noto el rimel corrido de sus ojos, ha estado llorando. Estupidamente le ofrezco mí pañuelo, mojado por el agua del río. Transitamos por una ruta infinita. Hablamos intermitentemente durante el viaje, descubro que definitivamente es una mujer de la noche, aunque me deja bien en claro, hoy no esta de humor. Le pregunto donde me lleva pero solo responde con evasivas. Para mi sorpresa descubro que estamos entrando ha Buenos Aires. La noche es clara, la luna me juega una mala pasada, pues veo una mujer de capa y sobrero agazapada en una cornisa. Oigo ha mí lado a la prostituta hacer un comentario, también la ha visto.-Ella también es de él, pero no se acercara. Ya ha sufrido esta perdida, no creo que resista esta nueva perdida-. Quiero seguir escuchándola pero, con una pata de sus torneadas piernas, me arroja del automóvil en movimiento. Hago sapito en varios charcos de barro, antes de detenerme. Cuando consigo ponerme en pie, descubro que estoy en una villa miseria. Parada en el umbral de una casilla, veo una mujer gorda tomándose unos mates. Habla con un acento raro, Bha, supongo que es de Bolivia. –Seguramente busca a mí niña ella no esta aquí fue a despedirse de su padre. Esta por allí-. Luego de señalarme el lugar rezonga para si misma.-Esta niña siempre metiéndose en problemas. Corro desesperado rogando que no sea tarde. Comienza a llover las gotas tiene gusto a sal. No, no son gotas, son lágrimas de pena. Al fin llego. La veo sola parada frente a una lapida, llorando desconsolada. Es la mas pequeña de todas, demasiado pronto para ella. Para todos. Al ver la lapida no puedo evitar pensar, en que ya se ha perdido solo nos queda el pasado. Abrazo a la jovencita y lloro con ella. Entre la profusa lluvia veo aparecer un mujer casi desnuda apenas cubierta con un sobretodo marrón y un sombrero de los años treinta. -El futuro esta escrito y él nos espera allí-. Nos dice ella mientras sonríe. Yo sonrió con ella y ya no veo el futuro como un lugar oscuro. Incluso en la línea final, al borde de la nada escucho un sonido, o tal vez un nombre, Crash. Apesar de todo me llena de esperanza. Fin. Gracias Trillo. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
No, no voy a hablar de ningún personaje perdido en la mitología, tampoco del actor coprotagonista del señor de los anillos y piratas del caribe. No, mi intención es hablar del espectro, un editor y como la sensación de injusticia e impotencia termino dándonos el resurgimiento de uno de los personajes más poderosos del universo DC. Cuenta la leyenda que durante los años 70 Joe Orlando, editor de DC Comics, sufrió un asalto. Lo cual devino en dos hechos curiosos el primero la perdida de todo lo que llevaba en los bolsillos y segundo que llegase a la editorial con una idea fija venganza. Pero, ¿cómo puede vengarse un editor? Censillo atravez de uno de los personajes a su disposición, fue así como Orlando enojado con mundo que lo rodeaba y escarbando, cual rata, entre comics viejos descubriría una de las antiguas creaciones de Jerry Siegel y Bernard Baily, así renació el espectro. También cuenta la leyenda que seria esta la razón por la cual Paul Levitz, ayudante de Orlando por esa época haría hincapié en que el espectro debiera enfrentarse a delincuentes comunes. En realidad Orlando diría que tan solo le hacia falta un superhéroe para sumar a Adventure Comics, pareciéndole una excelente oportunidad para recuperar el personaje. Pero las historietas no las hacen los editores. ¿Quiénes fueron entonces los autores? Comencemos por apartado artístico el dibujante elegido fue nada mas y nada menos que a Jim Aparo. El cual se convertiría en una leyenda dentro de la colección de Batman, llegando basar la mayor parte de su carrera dibujando al murciélago. Lo cierto que en estas historias del espectro, tan solo serian nueve, su estilo realista, ampliamente influenciado por Neal Adams le viene ideal para las historias propuestas por Michael Fleisher. Es aquí donde Jim Aparo hará gala de un exquisito uso de las sombras y caracterización de los personajes. Encontraremos una narrativa fluida, con montaje final de la página donde nos permite ver como los villanos de las historias sufren sus flagelantes castigos y a la vez jugar con el misterio de cual fue el final real de los delincuentes. Por otro lado tenemos al guionista Micheal Fleisher, el cual si bien apela a una formula repetida varias veces a lo largo de las historias. Termina por mostrar conceptos realmente interesantes, algunos para el personaje al cual se le envuelve en una intriga amorosa dándole un carácter más mundano y la vez diferenciando a Jim Corrigan del espectro. Recordemos que hasta ese entonces Jim Corrigan casi no se diferenciaba de su alter ego. Por otro lado Jim retoma su papel de policía permitiendo al personaje volverse tridimensional, no solo actuar como envase del espectro. Uno de los conceptos más jugados para la época fue los individuos a los que caía la ira del espectro, donde va desde villanos realmente jodidos hasta el ratero más miserable de la ciudad, dándole un entorno realista y mostrando las miserias de la ciudad. Por otro lado, el concepto que mas complicaciones le trajo a esta serie de historias, fue la violencia a la hora de actuar, el espectro no boga por mostrar a los delincuentes las consecuencias de sus actos, sino que los elimina por completo. Es así como si bien queda planteado que el villano en cuestión va a sufrir el castigo, no sabemos hasta que punto va ha llegar tal castigo, pues estos iban desde ser convertido en vidrio, ser transformado en madera para luego ser pasado por sierras y terminar cortado en lonchas o simplemente ser partido a la mitad por tijeras gigantes. Si bien se generaron varios problemas por la violencia de las historias presentadas a lo largo de nueve números de Adventure Comics (desde el 431 al 440) no fue esta la causa de que no se continuara, lo cierto fue que las historias pasaron desapercibidas entre el publico mayoritario básicamente por haber sido presentadas en una colección antológica donde quedaban perdida y dependía de lo que vendiesen los antecesores. Es decir si en esta colección nunca se publico ningún tanque editorial (léase superman, batman, etc.), era muy difícil que pudiera un personaje casi olvidado y durante varios años maltratado generar ventas propias. Otros de los problemas que se genero fue el desconcierto de la continuidad, pues años antes el espectro había muerto y nunca se alcanza a explicar si este era el personaje de tierra que compartía aventuras con la JSA ahora muerto, o era nuevo perteneciente a tierra uno. Para agregar mas confusión en una de las historias se menciona la identidad secreta de Clark Kent, dejando constancia que para los personajes principales superman es un personaje de ficción, por lo tanto alejo la posibilidad de cualquier otro superhéroe hiciese aparición en sus historias lo cual artísticamente lo beneficiaria, pero en lo que respecta a ventas lo terminaría perjudicando pues nunca contaría con el apoyo de otros personajes de mayor venta. Con el tiempo mas específicamente en el año 1988 se decidiría recuperar estas historias, las cuales entre muchos ya eran de culto, en una miniserie de cuatro números llamada wrath of the spectre. Esta miniserie recopila los nueve números publicados entre 1974 y 1975, sumando tres nuevos capítulos los cuales habían sido escritos por Fleisher pero Aparo nunca alcanzo a dibujar hasta esta ocasión. En algunas entrevistas Fleisher diría haber escrito tan solo dos historias, provocando cierto escepticismo de la autoría del tercer capitulo extra, pero debemos considerar que los dos capítulos anteriores componen una única historia de continuara, por ende la cuenta queda en dos dejando invalida esta polémica. Gracias a la recuperación de estas historias, en los noventas, de la mano de Ostrander y Mandrake se le daría otra oportunidad al espectro, siendo esta etapa lamedor para el personaje. Por otro lado una mención especial presenta Russel Carley quien en ediciones posteriores figuraría como el encargado del desarrollo artístico. En realidad Russel Carley, ayudaría a Fleisher en la elaboración de los guiones, pues este recién comenzaba en el medio y no tenía idea alguna de como hacer un guión. Si bien no queda del todo claro de cual fue el aporte de Carley o si en realidad hizo todo los guiones publicados en el 75 y Fleisher tan solo aporto los argumentos, lo cierto es que el propio Fleisher diría años después que Russel Carley nunca había tenido el reconocimiento apropiado dentro de estas historias. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Drago es un personaje creado por el mítico Burne Hogarth, el dibujante que remplazara Hal Foster al frente de las historietas de Tarzán. Este artista nacido en Chicago el 25 de diciembre de 1911 y fallecido en París el 26 de enero de 1996, fue conocido no sólo por su intervención en las tiras de Tarzán sino también por su labor como docente e investigador de la historia del arte. Pero vayamos al personaje en cuestión. Después de terminar su colaboración en Tarzán, se le encarga a Hogarth la creación de un nuevo personaje completamente original, Drago. Pero sería un personaje de corta vida, cuya publicación en diarios duraría tan sólo un año (4 de noviembre de 1945 al 10 de noviembre 1946). Esta prematura cancelación se debería no a la falta de éxito del personaje, sino a la existencia de otra tira donde la acción también transcurría en Argentina. Así es: Drago era un gaucho. La tira tuvo tanto éxito en Francia (donde se publicaría en el semanario “Coq Hardi” entre 1947 y 1948), que llegarían a hacerse episodios suplementarios inmediatamente posteriores al final original, de cuya existencia Hogarth se enteraría recién en 1967. Para cuando Hogarth se embarcó en este experimento, faltaban muchos años para que visitara nuestro país. ¿Cómo hizo para plasmarlo sobre el papel, si su desconocimiento de la geografía argenta era absoluto? Muy sencillo: la descartó por completo. Es decir que la pampa seca ya no era tal, sino que fue invadida por rocas escarpadas, plantas de anchas hojas y hasta el transporte número uno del hombre mono (las lianas) hicieron su estelar aparición en la escenografía. Pero a pesar de los parecidos con su anterior obra, Burne supo crear distancias con el rey de la selva. No tanto en la ambientación, sino en el tiempo. Esta ya era una historieta casi de posguerra, donde los volcanes fueron remplazados por grandes cañones y los violentos salvajes fueron desplazados por los nazis ocultos en nuestro país. Si, leyeron bien: apenas terminada la guerra, muchos suponían la existencia de refugiados nazis aquí. ¿Como pudo entonces caracterizar los personajes con un completo desconocimiento de las personas que aquí habitaban? Fácil: utilizó todos los estereotipos existentes en Norteamérica sobre Sudamérica. Para empezar, Drago, hijo de un poderoso terrateniente llamado Don Rodrigo, decide combatir a los nazis a caballo, con el poncho al hombro, bombachas tradicionales y saco de torero (les avisé lo de los estereotipos). Incluso en las últimas planchas aparece con un antifaz muy a lo Zorro. Como acompañante tenemos a su fiel Tabasco, otro estereotipo: rechoncho, bigotudo y petiso, cumple la función de todo compañero, que es estar ahí sin hacer gran cosa. El villano tal vez sea el más original de todos, pues el Barón Zodiac parece salido de una opereta, vestido con un traje, manos enguantadas, sombrero e incluso una oscura capa que lo envuelve. Uno de los logros con este personaje es que en ningún momento se le ven los rasgos del rostro; tan sólo se nos muestra a un viejo de rasgos angulosos, que fuma cigarrillos de boquilla larga, siempre oculto en las sombras. La única luz se refleja sobre su monóculo, y así Hogarth crea un personaje misterioso, del que jamás conoceremos su identidad. Uno de los villanos secundarios que más llama la atención es Stiletto, un asesino que ronda al protagonista vestido como un payaso. Los personajes femeninos son pocos y de presencia casi efímera. La villana, Tosca (ese es el nombre), tiene como función principal la de tramar un maligno plan con Don Rodrigo y levantarse a Drago. Existe una dulce dama en peligro, Darby, y también tenemos a Flamingo, una mujer con una personalidad muy similar a la de nuestro aventurero, que será quien se lleve el chico a los yuyos. Bueno, llegados a este punto uno se pregunta cuál es interés real de esta historieta casi olvidada. Ya dejamos en claro que el lugar representado no condice con la realidad, los personajes están basados en estereotipos de la época, e incluso el desarrollo del argumento es bastante tradicional, por no decir chato. ¿Donde está la fuerza real de esta historia de efímera vida? Básicamente en la coherencia. Los personajes jamás desentonan con el entorno ni con el tono de la historia. Sin ir más lejos, Tabasco, que es a todos los fines el personaje cómico, jamás cae en el absurdo. El teatral Barón Zodiac, aún con todas las exageraciones, nunca llega a ser patético o bufonesco. También debemos darle una mención aparte a la capacidad de Hogarth para crear personalidades distintas con tan sólo el dibujo, porque a pesar de las similitudes existentes entre Tarzán y Drago (ambos millonarios, aventureros y una capacidad para rebelarse ante lo impuesto por sus familias), estos personajes toman caminos distintos. No ya por su condición, sino por sus edades: mientras el hombre mono es un adulto experimentado, de musculatura complemente formada, Drago es un joven impulsivo y físicamente todavía en formación. Aparte de todo lo enumerado anteriormente, aquí podemos ver a Hogarth alejado de la estricta tira diaria. Aprovechando el espacio de la plancha dominical, se permite jugar con la estructura de las viñetas y le otorga a la historia una impronta casi barroca. Por esas razones me parece que esta obra debe ser tomada en cuenta, y porque a veces es bueno leer estas historias inocentes, pero no necesariamente malas. (Nicolás Federico Esteban Vilaró Tronfi)
Todo empezó una tarde cuando recibí una llamada, de mí amigo llamado Gerardo, quien siempre creí estaba loco. Incluso él siempre se esmero en aparentarlo. Siempre vestido con un guardapolvo blanco, de esos que usan los médicos, el cual mantenía manchado con grasa y alguna sustancia química. Otra característica física distintiva es que parecía nunca haber conocido un peine, sus cabello rubio siempre revueltos. Para coronar su apariencia de instable mental, lucia dos pares de lentes uno colgando y el otro sobre su cabeza. Sin embargo cuando me llamo fui, después de todo el era mi amigo. Por otro lado si él siempre pareció un loco yo, por otro lado, era el que actuaba como tal. Siempre aislado sin poder socializar con nadie, con una capacidad para alejar a todo aquel que intentase acercarse a mí. Por eso siempre es bueno saber que alguien piensa en uno. Gerardo me sito a su laboratorio, el cual se hallaba en una zona industrial abandonada. Primero, cuando llegue al lugar, me acojone. Que digo acojonarme, casi me cago en la puerta del taxi, cuando baje de este. El lugar era realmente tenebroso, galpones gigantes completamente vacíos, y a pesar que eran las cinco de la tarde se mantenían oscuros. Pague al taxista, el cual me miro con cara de pocos amigos, debe de haber supuesto que era algún tipo de delincuente. La verdad, para bajarse en ese lugar, había que ser delincuente o loco. El taxista quemo goma para irse, yo me apreste ha adentrarme a lo desconocido. Camine por una calle ancha, en otro tiempo debe de haber servido para que los camiones de las fabricas pudiesen transitar sin mayores problemas, años mas tarde es el lugar ideal para arrojar basura. Basura que es apilada en enormes montañas, que cubren las puertas de acceso a los galpones abandonados. Estas obstrucciones, me daban cierta confianza, pues sentía que nadie podía asechar detrás de los umbrales. Pero la confianza es un ser endeble, especialmente cuando una de las montañas de mugre se desmorona, cerca de uno. El grito fue tan sonoro, que dos indigentes ubicados cientocincuenta metros delante mió huyeron en franca retirada. Detrás del montículo desmoronado surgió un ser mezcla de gato con pañales sucios, que sostenía en la boca una cola de pescado podrida y en su cola tenia enganchada, como si pidiese tregua, una bolsa de supermercado. Indiferente a mí espanto el gatuno ser me miro y emprendió la huida con su putrefacta presa. -Hey amigo, amigo. Acá-. Detrás de otro montículo de basura, surgió Gerardo, saludando con el brazo derecho bien levantado. Piso una bolsa, se resbaló, callo y rodó por la pendiente de mugre. Termino su trayectoria a mis pies. Me miro por encima de los lentes y rió. Se reía. ¿Qué tiene de gracioso untarse en mierda?. Sinceramente la gracia del chiste se me escapo. Pero a él no, pues reía y hasta podía hablar, a pesar del hedor que expedía.-Amigo, que cara. Pareces un fantasma. Nunca te vi tan blanco. Hay que mal educado, primero lo primero. Buenos días-. Se limpio la mano en el guardapolvo, el cual estaba mas sucio que la mano en si y me la extendió a modo saludo. Primero hice como que no note la mano extendida. Hasta que atisbe la muñeca limpia debajo del guarda polvo, puse rostro serio, y lo agarre por allí para saludarlo. -¿Cómo andas?-. No pude hablarle de frente, realmente el hedor era demasiado. -Vení, vení te voy a mostrar por que te hice venir-. Cuando esto me apoya la mano, mugrienta en el hombro. Intento safarme, él aprieta mas fuerte mi hombro y me advierte.-Guarda con la rata muerta que son resbalosas. Miro el cadáver putrefacto del animal, no puedo contener las arcadas que me provoca. Me domino y le planteo una pregunta que me carcome la cabeza.- ¿Por qué estas en este basurero?. Me mira y sonríe de manera condescendiente. Como si yo no entendiera el mundo.- Linda manera de hablar de la casa de tu amigo. Pero tenes razón es un basurero, lo que facilita mi actual trabajo. Sabes desde que me echaron del laboratorio de física de la universidad, no tengo ingresos suficientes, como antes. Las pocas patentes que he podido vender solo alcanzan para la comida y algunos materiales para mí estudios. ¿En qué facilita el lugar?. Censillo aquí no pago alquiler, pues son galpones cerrados hace años. Por otro lado, cerca de aquí hay una fabrica de computadoras, donde consigo mucho material útil de primera mano-. Termina de hablarme con una leve risa al final de la frase. No se bien que es lo que mas me sorprendió, si ver a mí amigo caído en des gracia o que lo tomase de una manera tan natural y simple, como si no le importara. Es mas creo que no le importaba. Mientras caminábamos entre los escombros y la basura, lo miraba andar tranquilamente. Realmente esta era su casa, no solo se notaba su conocimiento de la zona, sino por la calma y la comodidad que demostraba en el lugar. Él, definitivamente me había invitado a su casa. Así que evite realizar cualquier otro tipo de comentario respecto al lugar, apesar de las interminables colinas de basura. Luego de pisar 15 latas, resbalarme con una cantidad considerable de pañales usados, llegamos a una puerta de metal. La verdad era una chapa de zinc apoyada contar un agujero en la pared. Gerardo la quito del agujero con mucho trabajo, por momentos pensé que se iba a caer con chapa y todo. Finalmente luego de varios tambaleos consiguió dejarla apoyada contra el piso, es decir se le callo, luego de sacudirse las manos me hizo un ademán para que ingrese. El agujero no prometía mucho, intentaba simular un umbral de una puerta, en su interior no se podía ver nada la oscuridad era absoluta. Quise resistirme, pero la curiosidad pudo mas e ingresé a lo desconocido. Atravesé el agujero relativamente ileso, pues varios trozos de ladrillos cayeron sobre mí cabeza y me lastime el codo con un fierro saliente. Dentro pude ver, gracias a algunos reflejos de luz que ingresaban por las ventanas, un salón gigante. El tamaño no lo pude precisar inmediatamente pues la penumbra me confundía. Camine unos paso para dejarle espacio a Gerardo, quien peleaba inútilmente con la puerta de chapa quien se resistía a volver a su lugar. Luego de cinco minutos de lucha consiguió engancharla, hay que destacar su perseverancia. A mis espalda sentí un ruido fuerte y salón se ilumino por completo. El reflejo de las luces me obligaron a cerrar los ojos. -¿Y bien?-. Gerardo hizo la pregunta antes de yo ver algo. -¿Y bien qué?- digo mientras me refriego los ojos. -Oh, mira. ¿Qué te parece? Cuando por fin pude aclarar mi vista pude ver, que mí primera apreciación del lugar era acertada pues sus dimensiones parecían infinitas. En el centro del salón había algo que parecía el hijo, antinatura, de un iglú con una araña metálica. Gerardo al ver la sorpresa en mí rostro, me tomo del brazo derecho y procedió ha acercarme al objeto. Otra vez mis intentos de resistencia fueron inútiles. Caminamos hasta el monstruoso aparato. Era un domo grande, como para que entre una persona sentada, de él surgían varios brazos metálicos. Estos brazos parecían tener la posibilidad de movilidad, pues se hallaban divididos en dos partes, las cuales se encontraban unidas por poleas, entre si y al domo. Alrededor del aparatejo había barias maquinas de escribir, en ese momento se me escapo la utilidad de tales aparatos, algunas maquinas parecían muy viejas casi antiguas. Note que en una parte del domo los brazos estaban mas separados, en ese hipotético centro había una puerta. Me di la vuelta para mirar a Gerardo quien, note en ese momento, lucia una sonrisa de oreja a oreja. Cruzado de brazos solo tenia ojos para su creación. No sabia como preguntarle, en parte para no sacarlo del estupor en el que se encontraba y también para no ofenderlo. Pero no podía mas ya hacia mucho tiempo que no me dirigía la palabra y la curiosidad hacia estragos en mí. -¿Qué es?-. Escupí la pregunta. -Un chirimbolo-. Respondió sin cambiar su cara de feliz cumpleaños o mirarme siquiera. Nose si me estaba tomando el pelo o realmente era la respuesta. Nuevamente procedí a preguntarle, buscando una respuesta más certera. -Un chirimbolo-. Volvió a responderme. Cuando yo ya me encontraba casi fuera de mis cabales él, casi sin notarlo, continuo hablando.- Chirimbolo es el nombre que le di. En realidad es una maquina de escribir. -Yo veo varias maquinas de escribir-. Interrumpí astutamente, tratando de hacerle notar la obviedad de los objetos a nuestro alrededor. Lamentablemente para mí, él me miro, suspiro y amplio su explicación.- No las maquinas son solo reproductores. Pues la maquina central es la que realmente escribe, las maquinas pequeñas solo cumple la función de darle un efecto teatral y a la vez dejar constancia. -¿Constancia? -Así es constancia, de lo que sucede dentro, en el corazón de mí invento. Pues el cometido de esta maquinaria es escribir los pensamientos y la imaginación de las personas. -¿Anda?-. Con mí pregunta, poco conveniente, le hice cambiar la mirada condescendiente, por una de enojo. Evidentemente creyó que ponía en duda su inteligencia y capacidad. -Claro que anda. -Aha. ¿Y cómo funciona? ¿Yo qué pinto en todo esto?. No entiendo. -Uff. Bien, la maquina funciona con un operador el cual se ubica en su interior, una serie de sensores se le ubican en la cabeza y las manos. Los censores de la cabeza son para medir las ondas cerebrales emitidas por las neuronas, las cuales son estimuladas por unos electrodos ubicados en la base de la nuca. Por otra parte, los censores ubicados en las manos, son para que el operario pueda movilizar los brazos exteriores. Esos que ves ahí, saliendo del domo. Este control permite un almacenamiento de memoria, por brazo, y así evitar la sobre carga neuronal. ¿Fui claro?. -No. -Es muy sencillo cuando, al haber una memoria independiente por brazo el operario puede concentrarse en determinado pensamiento, sin necesidad de mantener presente la idea anterior. Imagínate lo que seria para un escritor, tener una maquina de escribir con la capacidad de plasmar todas las historias que rondan por su cabeza de manera instantánea. Y es por eso que te pedí venir. -Yo-. No entendía si me estaba tomando el pelo o realmente era sincero. -Así es. Vos siempre tuviste deseos de convertirte en escritor, incluso has escrito algunas cosas. Que a mí modesto entender pecan de cierta ínfulas de grandeza, apesar de ser bastante dispersas y con finales forzados. Pero no estamos aquí para que oigas mis críticas literarias. Es por eso que me sos necesario. -Mira…-. Intentaba por todos los medios encontrar una excusa, para huir de allí. Según lo entendía Gerardo se había vuelto completamente loco. Tal vez, el perder su trabajo después de tantos años, le habían hecho perder la cordura. Y yo sin una buena excusa para escapar de ese lugar.-… se hace tarde y tengo que volver antes de que anochezca. Viste, tengo gente que me espera y trabajo por hacer. -Estas asustado, pensás que soy un loco-. Su tono de vos cambio por completo, ya no era entusiasta o casi demente. Su vos se había transformado ahora pasaba a ser serena y acida. Cada palabra que energía de su boca se clavaban, en mí, como dagas incadesentes. Pues no podía negar su veracidad.- Vamos hombre, se perfectamente que hace tres meses te echaron del trabajo. Económicamente estas peor que yo. También se que no hay nadie esperándote, ni familia, amigos y mucho menos una mujer. Tu carácter uranio y apático te han labrado un presente bastante solitario. Estas asustado mas de tenderme una mano, que de ingresar a ese aparato. Seamos sinceros, siempre has tenido miedo de las relaciones interpersonales. Si estuvieses en esta habitación solo con el aparato, te meterías en él sin dudarlo. Intente retrucarle pero no me salieron las palabras. Jamás había oído ha alguien describirme de tal manera, con tanta precisión. Siempre pensé que si alguien hablaba de mí de esa manera, yo actuaría de otra manera, tal vez defendiéndome con comentarios insivos palabras audaces, hasta llegue a pensar que actuaría de manera violenta. Pero no, solo me limite ha agachar la cabeza y preguntarle donde tenia que ponerme. Con una sonrisa y sin decir mucho me guió a la puerta de la enorme tarántula metálica. Mas tranquilo, antes de ingresar noté que las maquinas de escribir eran diez. Luego ingrese al interior del aparato. Solo había espacio para una sola persona, la cual iba sentada en una butaca este objeto parecía haber sido robado de un ómnibus de larga distancia. Tome posición en el cómodo asiento, mientras Gerardo colocaba en mí cuello un especie de sopapa. Luego me hizo colocar un casco, dentro del cual no podía ver nada. Entre mis dedos puso unas nudilleras o algo que se paresia mucho, según Gerardo eran los sensores de los dedos. Cuando termino de enchufarme a todos los aparatos habidos y por haber, me palmeo el brazo derecho deseándome suerte. Sentí como la puerta se cerraba. Quede solo en silencio. Dentro del casco se encendió una especie de pantalla, primero mostraba interferencia, como la lluvia que vemos en los televisores cunado estos no tienen señal. Las pantallas volvieron a apagarse, para encenderse nuevamente pero estavez era de un azul liso y chillón. -Este es tu lienzo escritor-. Sentí la voz de Gerardo como si viniese de todas. Extendí los dedos, sentí como los brazos metálicos se extendían y colocaban sobre las maquinas. Las intrusiones se presentaron en la pantalla del casco, indicaba que cada dedo daría la orden a su correlativo metálico para que escribiese. Ha su vez tenían memoria independiente es decir que podría tener varios pensamientos al mismo tiempo, sin preocuparme por el orden o la lógica. La computadora quedo esperando mí orden verbal de arranque aspire hondo y la di. –Inicio-. Esta fue la palabra mas difícil de mí vida. Un arcó iris de colores saltaron a mí cabeza. No puedo decir que lo vi o lo oí, pues sentí que estaba dentro de mí. Casi he olvidado la mayoría de las historias pero recuerdo las secuencias en que fueron escritas. Mano izquierda. Meñique. “…Cliff segundo al mando según su rango, era el gas mas reacio a esta misión especialmente por que su esposa espera un niño. Ningún padre tiene ganas de entrar a una maternidad disparando contra todo lo que se mueva, cuando faltan seis meses para que nazca su primogénito. Así se lo hizo notar a Dan, quien respiro hondo pues comprendía la situación de Cliff, pero poco se puede hacer cuando las decisiones son tomadas por otros. Otros, que en ningún momento…”. Anular. “… las horas y la madre de Mariela se desespero llamo al colegio, donde no sabían nada. Llamo a las amigas las cuales también desconocían su paradero. La triste noticia llego a las seis de la tarde, de manos de un joven policía…” Mayor. “… desde el ángulo superior izquierdo. H-local sentado en su departamento, el cual se encuentra completamente dejado. Esta de espalda con vaso entre las manos y una botella de ginebra caída a su lado…” Índice. “… Mucho se ha especulado como seria el fin de la humanidad, jamás se pensó que la eliminarían como una plaga. Muchos han intentado resistirse pero no poseen organización o armas para vencerlos. Los ejércitos se ven diezmados ante el creciente numero de estos seres…” Pulgar. “…Quiero salir huir, desesperado y gritar al mundo lo que esta mujer hace conmigo. Pero no lo hago, solo me limito a buscar el agua para ella. Entro a la roñosa cocina con olor a viejo, pienso en calentar un poco…” Mano derecha. Todos los dedos escribían lo mismo, pero no supe lo que era. Solo llegaban ideas sueltas todas me incluían, yo era el protagonista de mis historias de todas ellas. Pero se parecían demasiado a mí ideal de vida, a lo que creía real. La confusión me obligo a gritar con alma y vida. Asustado, desesperado, estalle golpeé la puerta hasta que se abrió. Caí fuera rodé hasta los pies de Gerardo, esté me miraba con los ojos extraviados respiraba por la boca como si estuviese agitado. Me tomo por el brazo poniéndome de pie. -Vamos te tenés que ir ahora-. Su voz mostraba pánico. Al ponerme de pie, me comenzó a pechar hacia la puerta de salida. Lo hacia sin mirarme, tenia su vista fija en la maquina de escribir, la cual note que seguía funcionando, quise mirar pero él no me dejo. Desperado continuo pechándome.- Vamos te tenés que ir. Vamos fuera. Llegamos a la chapa que funcionaba como la puerta. Me arrojo hacia fuera, aproveche el envión para girar y mirar para dentro. Lamento tanto haberlo hecho, allí estaba la maquina paresia enloquecida, brillaba como una brasa incandescente, los brazos escribían a velocidades siderales. Por unos instantes me pareció ver una silueta dentro del aparato, luego desapareció. -¿Qué pasa?-. Pregunte mas asustado que con intriga. -Nada-. Respondió Gerardo y golpeo, fuertemente la chapa. Pensé en volver a entrar, pero escuche como la traba. Concluir que era fútil intentar cualquier nuevo ingreso. Nunca mas volvía a ese lugar o ha ver Gerardo, después de esa noche mí vida cambio por completo, no se si para peor o mejor. Ya no soy el huraño de antes, he conseguido novia y amigos, tengo un buen trabajo. Pero siento un vacío, desde esa noche jamás volví a escribir mis historias mediocres. Temo perder lo que tengo, pero también temo no recuperar jamás aquello que perdí. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi.
Arriba: Ctrl. W. Salto por los aires, atravieso uno de los techos. La sierra del brazo derecho se me engancha con el borde del agujero que dejo mí cuerpo, por eso no continuo subiendo. Caigo golpeando el piso con mí cara. Forcejeo para desengancharme. Tiro con el brazo derecho mientras me ayudo con la mano izquierda, es un alivio no haber tomado esa escopeta en el nivel 3, sino hubiese tenido que cambiar la única mano disponible por él arma. Al fin puedo safarme, al hacerlo me llevo un trozo de piso y un cacho de pierna cibernética. Logro ponerme de pie, el daño de la pierna es superficial solo un raspón. Me quedo quieto un rato para corroborar los sistemas de los implantes cibernéticos. Adelante: ctrl. D. Debo moverme, el comisario Rastron me sigue desde el nivel 8, esta vez quiero llegar al final. La promesa de una nueva mano siempre es estimulante, especialmente cuando uno tiene ocupado el lugar por una moto sierra. El pasillo es oscuro e intenta ser tenebroso. Evidentemente quien lo diseño no conoce lo que es una prisión. Allí el miedo no te lo da la oscuridad, las manchas de humedad o la incertidumbre de lo que puede llegar a suceder. No, en la prisión los pasillos están iluminados, las paredes completamente limpias y el miedo se te mete en el cuerpo por la seguridad de lo que va ha suceder. Avanzo por el pasillo infinito sin encontrar puerta o escalera alguna, tal vez caí en una trampa lógica. Lo cual no me esperanza pues todo pasa a depender del operador y como viene jugando, no creo que sea muy inteligente. Veo un resplandor al final del pasillo. Es machete Joe, un negro gigante, calvo y tatuado. Abajo: Ctrl. S. El machetazo me pasa cerca de la cabeza, logro agacharme a tiempo. En simultáneo ataco con un mandoble de la sierra. Consigo arrancarle la pierna izquierda, aun así no cae. Joe a conseguido energía extra los bots de mantenimiento lo reparan de inmediato. Mierda. Lo dejan como nuevo. Continuo de rodillas, cruzo los brazos en forma de cruz y soporto los múltiples golpes de su machete. Apenas los aguanto, creo que Joe a hecho pesas desde la ultima vez. Los niveles de energía bajan, no debo seguir quieto tengo que avanzar. Sedo terreno agachándome un poco más, para tomar aire. Asiendo uso de los pocos niveles de energía, envisto a mi oponente con un golpe de mi mano cibernética. Joe cae hacia atrás sobre uno de sus machetes, el cual le atraviesa uno de los hombros. Al fin consigo ponerme de pie. Lo veo temblando en el piso, la herida lo puede dejar fuera de este juego, pero sobrevivirá para volver a intentarlo. Ctrl. Q.¿Qué?. No. No quiero rematarlo. ¿Por qué?. Si ya esta acabado, no quiero. Ctrl. Q. No, no quiero. Pero estoy obligado, cerceno cada parte de su cuerpo. Dejo la cabeza para el ultimo, me mira con ojos vítreos casi llorosos. Odio al operador, no tenía necesidad. Pero para el es solo un juego. Estoy bañado de sangre, me he quietado la remera para evadirme un poco del olor. Noto que los brazos implantados se están soltando. Quisiera poder pagar un cirujano de verdad para sujetarlos, en lugar de depender de un mecánico. El pasillo párese realmente eterno no puedo creer que le hallan pagado a un diseñador por este lugar. De golpe me doy contra una pared, quiere decir que no es un nivel solo una trampa para distraer y extender innecesariamente el juego. Atrás: ctrl. A. La orden suena en mí cabeza casi de manera inmediata, por suerte el inoperante que me dirige se da cuanta de algo. Vuelvo corriendo siento como las celdas de energía se recargan permitiéndome moverme con mas ligereza. Doy un salto sobre los restos del descuartizado Joe, lo hago con los ojos cerrados para no verlos. Termino la carrera frente al hueco que hice al ingresar a este lugar. Siento como los apéndices cibernéticos se apagan, deteniendo mis funciones casi por completo. Solo puedo mover la cabeza, la cual levanto y veo parado delante de mí, al comisario Rastron. El sicario de la cruel ley me sonríe, mostrándome sus dientes de lata brillando con la chispeante electricidad. Cierro mis ojos y espero el balazo. Con el impacto de los perdigones de la escopeta me arroja hacia atrás, vuelo como una hoja azotada por el viento. Caigo sobre el charco de sangre dejado por Joe. Muero. Vida: ctrl. XC. Mierda, mí energía es la suficiente como para que los bots de mantenimiento me reparen. Los oigo venir, mientras el comisario Rastron desaparece, seguro para continuar eliminando jugadores. Mis humillaciones no terminan, los bots toman partes del fallecido Joe para remplazar las mías. Cada momento no hago más que odiar al operador. Mientras el juego me habilita para continuar el juego exclamo venganza contra el idiota que me maneja. Vida activada. Mas vale que, esta vez, lo haga bien pues me quedan dos vidas. Dos vidas que pienso aprovechar para salir y eliminar al operador. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Camina por el desierto infinito, pisando con sus botas metálicas huesos. Huesos que otrora pertenecieran a dos legiones interminables. La presencia de este soldado indica que una de ellas a triunfado. Patético triunfo el que deja a un solo sobreviviente, abandonado en un mundo estéril y agónico. Pero este ser se encuentra esultante, pues es mas que un simple soldado, su rango de general esta pintado en el pecho y los hombros de la armadura. Solo alguien que manda a otros a morir por él, puede sentirse triunfante en este lugar. Apenas es conciente de su situación, todavía no toma en cuenta que son pocas la posibilidades de volver al satélite táctico. Tampoco le importa mucho, los sistema vitales de la armadora lo mantienen con vida y lo aíslan. Después de caminar por varios kilómetros, decide detenerse y comunicarse con el equipo de extracción del satélite táctico. -Aquí el general Cox-. Del casco se oye un zumbido como una radio mal sintonizada. –¿Base me recibe? Por unos segundos más se oye la estática. –Aquí base táctica. -Solicito extracción inmediata Base. Enciendo las balizas para que puedan detectarme. -Señor tenemos un inconveniente, no podemos precisar su posición para extracción. -¿Cómo?. Deben sacarme, soy un general cuatro estrellas. No pueden, ni deben dejar en este lugar. -Señor, cálmese. Vamos a triangular su posición, para enviar a otra unidad que se encuentra a unos kilómetros y así poder recogerlos a los dos. Por uno instantes piensa en protestar, pero no lo hace es demasiado desgaste de energía. Se limita a dejar la radio abierta y espera. Alcabo de dos horas, las pantallas del casco se apagan y el calor comienza a ser agobiante dentro de la armadura. La resistencia de Cox llega al limite, desesperado se quita el aparatoso casco. Los motores de los brazos mecánicos, ubicados en la espalda, chirrían. Al retirar el casco las gigantescas manos casi le arrancan la cabeza, no están preparadas para trabajos de presición, sirven únicamente para el combate. Espantado descubre dos verdades, la primera que una vida de comodidades no lo han preparado para las inclemencias climatologicas y la segunda que ya no tiene mas radio ni sustento vital. Mueve las palancas internas para echar hacia atrás la enorme maquinaria, con un suspiro hidráulico termina al fin la vida del ciclópeo aparato. Al gran general de cuatro estrellas, le queda solo esperar. Esta desesperado por irse a su casa con sus padres y novia. Hace tres hora envió el pedido de recogida a la base. Estos no tuvieron mejor idea que ordenarle ir a recoger a un general. A visto morir demasiado amigos y ha matado muchos enemigos, por las patéticas directivas de los generales. No le hace gracia esta ultima misión, si por él fuese dejaría a todos los generales en el planeta. Especialmente los que dijeron, que debían reducir la vida útil de los sistemas vitales para aumentar la cantidad de armas. Abandona su cavilaciones subversivas cuando en la pantalla del casco surge la imagen borrosa de la armadura de Cox. Antes de hacer contacto comienza a trasmitir a la base y enciende las balizas de detección. Detiene su carrera unos pocos metros antes de llegar a la armadura del general. Los estallidos de huesos, pisados por él, callan abruptamente. Sorprendido descubre que la armadura del general esta desactivada y bacía. Con sus sensores escanea y confirma que nunca hubo nadie dentro del aparato. Informa de la situación y desde la base confirman la ausencia del alto mando. Unos minutos después el soldado es extraído con un modulo de recogida. Es una pena que los técnicos consideraran oportuno, que las armaduras no pudieran identificar seres orgánicos vivos, de aquellos muertos. Si así hubiese sido el soldado podría haber visto al general fuera de su armadura. También podría haber evitado aplastar al general, debajo de su enormes botas metálicas. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi.
La veo sentada en esa silla de alambres, con una solera floreada casi transparente. Su cuerpo sobra atravez de las rejillas. Siempre exigiendo atención, cada vez que me muevo ella salta e intenta hacerme sentir culpable. Pero no puedo recordar cuando fue de otra manera, vive para manipularme. Ni siquiera ahora de vieja me deja en paz. La veo ahí echada durmiéndose en esa silla, ni siquiera entabla una charla. Solamente me pide que me quede acá con ella, para verla dormirse, no entiendo esto. No es necesario, jamás lo ha sido. Mejor me voy, antes de cometer un acto del cual después me voy a arrepentir. Pero no me deja, una vez que intento ponerme de pie ella se despierte y me sujeta por el brazo. -Nene. ¿Dónde vas? -Solo iba a tomar un poco de agua y al baño-. Miento, realmente quiero salir huyendo de ese lugar. -Me traes un poco de agua para mí, querido. -Si, voy Si, si. Quiero salir huir, desesperado y gritar al mundo lo que esta mujer hace conmigo. Pero no lo hago, solo me limito a buscar el agua para ella. Entro a la roñosa cocina con olor a viejo, pienso en calentar un poco de agua par un té. Cocina de mierda, solo andan la mitad de las ornayas y la otra la mitad se apagan. Cocina de mierda, vieja de mierda, sino fuera porque me paga para venir. No hago nada, mejor sirvo el agua. Busco los vasos. ¿En qué cajón los meterá?. Siempre cambia todo de lugar. ¡Oh, dios!. Acá están y todos sucios. Los lavo pacientemente, bueno no tanto. Se me rompió uno. Lo tiro total no lo va a notar. Mientras lleno el vaso ruego por que el agua de la canilla este envenenada, es imposible pero la esperanza no se pierde. Veo una buena cantidad de cuchillos, secándose al costado de la pileta. ¿Para qué querrá tantos cuchillos, una vieja ridícula y sola?. ¿Y si…. No, mejor no. Aunque si la matara quien notaria la diferencia. Después de todo está sola. Me dijo que tiene un hijo, pero no la quiere ver. Dichoso él, no tiene que aguantarla. Mejor le llevo el agua. Aunque lo del cuchillo… -Tome doña. El agua.- La vieja se despierta de golpe. Escupe un gargajo, preparado durante diez minutos, agradezco no estar en frente de ella. -Gracias, nene-. Toma el agua como intentando tragársela con vaso y todo. Se ahoga y comienza a toser. Ahí va otro escupitajo. Le doy pequeñas palmaditas en la espalda, no vaya a ser que me haga llamar al medico. Tose por un largo rato. Luego que se le pasa, me siento nuevamente en la silla a su lado. Intento generar una charla, cuando me doy cuenta. Otra vez esta durmiendo, será posible. No es normal nadie pude dormirse tan rápido. Bueno alguien puede, y justo tenia que ser esta vieja. Me enojo y hago ruido con la silla haber si se despierta. No lo hace solo rebuzna y sigue durmiendo. Uff, que fastidio. Me enojo e insulto en vos alta pateo las sillas y todo se vuelve borroso. Despierto en un auto. Me doy cuenta que es un taxi. El conductor sugiere que en lugar de ir a mí casa, debería, dirigirme a un hospital para hacerme ver las manos. Yo desconcertado, me las miro y las descubro completamente ensangrentadas. Le digo, que no se haga problema solo es un lastimadura pequeña. Llegamos a destino y me cobra lo que el contador dice. Todavía mariado, busco la plata. Lo siento mirándome por el espejo retrovisor, seguro que piensa, que no tengo para pagarle. Idiota, si tengo le pago e intento bajar del auto. Pero, y si se dio cuenta de donde vengo o que hecho. Claro seguro que un tipo como este siempre busca unos mangos extra. Seguramente cuando me baje va y le avisa a la policía. No se que hacer. Cuando me estoy bajando siento una punzada en la pierna. Un cuchillo serrucho. Me enfurezco y todo se vuelve borroso. Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi.
Esta es la historia de Andrés Malpaso, un hombre cualquiera, en realidad no había nada que lo hiciese particularmente especial. Como todo hombre trabajaba 8 horas diarias, a veces más. Pero nada extraordinario, incluso como mucha gente buscaba un amparo o respaldo religioso. Justamente es aquí donde Andrés se diferenciaba de los demás, pues poseía una mala suerte increíble con respecto a las creencias religiosas. Le voy a explicar con mayor detenimiento. Resulta que Andrés comenzó siendo católico, pero su fe fue flaqueando ante los diversos desplantes a la hora de practicar el culto, donde cada intento de practica seria interrumpido o desvirtuado y hasta a veces ambos a la ves, por distintos hechos curiosos. Primero cuando el cura párroco entregaba la ostia, al tocarle a Andrés, siempre se quedaba sin unidades. Incluso Andrés jamás pudo tomar su primera comunión, ni que hablar de la confirmación. Con el tiempo estos extraños hechos, fueron convirtiéndose en algo habitual, símbolos religiosos que desaparecían a la hora de la misa, el vino que se evaporaba, la puerta de la iglesia que no habrían dejando a toda la congregación de feligreses fuera del edificio. Ante tales desaires, Malpaso decidió darse prisa y abandonar la religión católica. No se desanimo, no señor, decidió hacerse judío y así comenzó a leer la Torá, con empeño y pasión, la leyó memorizando cada renglón, pasaje o pagina. Llego incluso a discutir con los rabinos sobre los distintos e interesantes callejones teológicos y filosóficos, que propone esta religión. Paso el tiempo y estos mismos ancianos, al ver la devoción con la que abrazaba los preceptos de dios, le exigieron la celebración de su Bar Mitzvah. Así es como orgulloso y con un sonrisa de oreja a oreja, marcho a recitar la Torá. Por primera vez había encontrado una religión que le daba lugar, a él, con sus conocimientos al fin iba tener una guía espiritual. Altivo se paro frente a los rabinos jerárquicos apoyo su Torá sobre el atril, era un hermoso libro, forrado en cuero, grabado con letras doradas, escrito íntegramente en árabe. ¿Cómo? . Así es estaba completamente escrito en árabe. Pero Andrés no se desanimo y comenzó a citarlo de memoria. Con tal mala suerte que aquellas sitas salieron de su boca en turco y los pasajes citados no fueron los de la Torá, sino los del Corán. Estupefacto abrió los ojos y quedo mirando a los ancianos rabinos, estos le respondieron con la misma mirada. Se hizo un silencio de sepultura, en la sala, donde no volaba una mosca. Nadie sabía que hacer o decir. Solo el viejo Abrahán, dijo unas palabras. Algo violentas, por cierto. -Hay que circuncidarlo con un hacha oxidada-. Clamo el sabio anciano. Mientras Malpaso, se daba a la fuga, en una desesperada carrera. Esta vez si que se hallaba desairado y contrariado. ¿Cómo podía ser por que dios lo rechazaba? ¿Cuál era su falta para provocar tal rechazo?. No lo entendía y aun así creyó ver una señal en todo esto. Pues que otra cosa podía significar la metamorfosis del Torá en el Corán. Debía seguir los pasos del profeta y seguir las enseñanzas de dios a través del Islam. Así lo hizo. Busco una Mezquita y comenzó su formación islámica. Contento encontró grandes similitudes entre él y Mahoma pues ambos no encontraban cobijo en el cristianismo y el judaísmo. Incluso fantaseo con que talvez, Mahoma había pasado con las mismas vicisitudes, antes de recibir la palabra del señor. Pero no iba ir bien, por mucho tiempo. El primer problema tuvo su origen en la desorientación. Puesto que a la hora del salat, hora del día en que se realizan cinco rezos mirando hacia la Meca, Malpaso jamás pudo ubicarse en que dirección se encontraba está. Pero se lo perdonaron, pues es sabido que la tierra es redonda, por consiguiente siempre se reza en dirección a la meca. El error imperdonable sucedió, cuando en su primera peregrinación hacia la Meca en la época del Ramadán. Frente al imán Malpaso en lugar de rezar, como los demás fieles, gritó horriblemente. Luego del grito, brotaría de él un hedor insoportable espantando a todos los peregrinos. El imán decidiría desterrarlo de la religión y el mundo islámico. Desahuciado y como le quedaba cerca, viajaría a la india donde intentaría adoctrinarse en el hinduismo. Pero en un intento de rezo a Krishna notaria que la estatuilla de cerámica, con sus múltiples brazos, realizaba una seña bastante desacorde para un dios. Quien a pesar de su estado divino, conocía muy bien las utilidades de sus múltiples dedos medios. Espantado abandono la india hacia Asía. Pero no intento con el Budismo, como cabria esperar. Pues cuando pensó en seguir el camino de Buda, un hombre calvo de unos 200 kilos apareció de la nada quiso envestirlo. Con la cabeza gacha y completamente desesperanzado volvió a su casa. Ante la terrible necesidad de guía espiritual, Malpaso comenzó a estudiar teología. Intentando averiguar que era aquello en lo que cometía errores a la hora del culto. Errores tan grandes que provocaba la furia de dios y/o dioses. Entre todos sus estudios de teología encontró la existencia de lo que, él, considero como la religión perfecta. Encabezada por un dios realmente innovador. Debido a que este ser celestial, no exigía fidelidad alguna, mas bien se rebajaba por obtener fieles. Romax, nombre de la deidad en cuestión, fue conocido en la antigüedad como un dios completamente prostituido en post de conseguir seguidores. Este ser divino jamás se lo pudo encasillar si era una deidad buena o un ferviente representante del mal. En realidad militaba en ambas filas, indistintamente, puesto que en algunas culturas exigía sacrificios humanos, guerras, etc.. En otras predicaba la clemencia con el prójimo, también ayuno y oración. Esta dualidad de culto implico una total perdida de fieles para Romax. El cual comenzó a ofrecer milagros de cualquier tipo con tal de que alguien dijiece su nombre. Todas estas rezones fueron un atractivo casi irresistible para Malpaso. Así Malpaso comenzó a armar su culto, uno completamente libre donde todo estaba permitido mono y politeísmo. Gracias a que Romax reconoce todas las religiones las existentes y las por existir. Culto donde la originalidad era premiada y hasta alentada. La libertad religiosa tolerada por Malpaso llego a tal punto que en lugar de rezos en el templo se podía entrar gritando, no era particularmente necesario decir alguna palabra alusiva, solo alcanzaba con un grito desesperado. A los fieles se les repartía, ostias, vino, agua vendita, tekila, vodka, incluso consiguió traer agua del Ganjes para bañarse. Con el tiempo Malpaso termino por darse cuenta que él era único fiel, sacerdote, acolito, monaguillo y señora que colabora con la limpieza del templo. Pero no se desanimo, por que a diferencia de las otras religiones donde el rechazo se hacia presente en los primeros días de pertenecer a dicha religión. Todo fue viento en popa hasta aquel fatídico día, en el que recibió la letal carta inesperada. Esta misiva decía: Para el Señor Andrés Malpaso: Del escritorio de Romax: Querido señor Malpaso me dirijo a usted, debido a la noticia de que usted profesa con devoción mí religión. Notificándole mí existencia y propagando por el mundo mí palabra. Pero si bien yo me siento completamente alagado, que después de tanto tiempo alguien me recuerde. Obligado debo de notificarle mí completa inexistencia. Así es nobleza exige, yo no existo. Por esta razón tan importante, debo solicitarle que por favor deje de creer en mí, pues esta acción es en vano. Disculpe las molestias ocasionadas y las involuntarias esperanzas. Gracias. Dios Romax, aquel que no existe. Malpaso jamás se pudo recuperar de esta carta, aun así hoy día sigue buscando un respaldo espiritual. Fin.
Página 1: esta planteada para 6 viñetas del mismo tamaño. 1- Plano medio. Un niño, de espalda, tomando la merienda mientras ve la televisión. En televisor se puede ver la imagen de un payaso haciendo un programa infantil. Apoyatura: Cuando era niño tenía mucha imaginación. Bha como todo niño de 6 años. También veía mucha tele. Pero era muy solitario. 2- Plano lateral. El niño enfermo yace sobre una cama de hospital. Apoyatura: Esa soledad se debió en gran medida a mis problemas de salud. Balón, desde el margen izquierdo de la viñeta: señora, su hijo es hipocondríaco. Debería hacerlo atender por un psiquiatra. 3- Plano abierto. La madre y el niño saliendo violentamente del hospital. El niño tratadilla mientras la madre tironea de él. En el rostro de la madre vemos un gesto ofendido. Detrás de ellos el medico intente alcanzarlos. Madre: Mí hijo no esta loco. Medico: Pero… 4- Plano medio. Repetición de la primera viñeta. Apoyatura: … y así fue como mis amigos eran básicamente los surgidos de la pantalla de un televisor. 5- Primer plano. El rostro de un payaso. Apoyatura: Con el tiempo, surgió él… Apoyatura: … Pirueta. 6- Plano medio. El niño y el payaso, jugando juntos a la pelota. Apoyatura: Era el mejor amigo imaginario, compartió conmigo toda la infancia. Página Nº 2: ídem a la anterior página. 1- Plano abierto. Pirueta parado en el anden saludando con una mano y sonriendo melancólicamente, a su lado tiene unos bolsos de viaje. Apoyatura: Con mí adolescencia el se fue. 2- Plano abierto. Una joven chica, de unos veinte años, camina por una plaza. Nuestro protagonista ya crecido y con una edad similar a la joven mujer, la ve pasar, sentado en un banco. Apoyatura: Al llegar a los 23 años, pude contra restar mí soledad. 3- Plano cerrado. Ambos jóvenes besándose apasionadamente. Apoyatura: Conocí mí primer amor. Pero… 4- Plano abierto. Solo el protagonista sentado en su departamento, su rostro se ve demacrado, con una insipiente barba de tres días. Detrás de él, su novia pega un portazo ( no es necesario que la mujer se vea, solo los efectos del portazo en si). El departamento seria conveniente que estuviera completamente desordenado. Onomatopeya: ¡ SLAM! Apoyatura: …no duro. Ella jamás me comprendió. 5- Plano de cuerpo entero. El payaso Pirueta parado delante de la puerta. Su aspecto es deplorable, viejo, barbudo, la ropa sucia y roída. En algunas partes de su rostro el maquillaje se haya corrido. Apoyatura: En ese momento Pirueta volvió. No era como lo recordaba, pero seguía siendo mí amigo. 6- Plano general. Los dos en la cocina del departamento, el cual esta completamente destruido. El joven esta sentado frente a lo que párese una mesa mirando un revolver, mientras Pirueta esta apoyado contra la mesada abriéndose una cerveza y dando consejos. Balón, Pirueta: … es una puta. ¡mátala! Apoyatura: Fin. Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Existe una leyenda que cuenta que perdido en el Tibet, sobre una de las mas altas colinas, cerca de un precipicio hay una cabaña. En esa solitaria cabaña vive un sabio, un hombre que a basado su vida en el estudio de un único libro, un libro que solo él a leído. Este extraño libro, le a permitido aprender la sabiduría de cientos de miles de años. Este sabio jamás sale de su casa pues el exterior ya lo conoce, por el libro. Año a año, oye como las rocas del precipicio caen, acercándolo cada vez mas a su casa, sin saber de que se trata realmente. Si bien es muy es difícil llegar a conocerlo, pues su casa realmente esta oculta de los caminos turísticos habituales, el acceder a su sabiduría no están difícil, el lama esta dispuesto a compartirla con cualquiera que pague el precio conveniente. ¿El precio? Tan solo 6 dólares. Así es por esa pequeña e ínfima suma una persona puede acceder a la posibilidad de conocer una pequeña fracción de conocimiento antiquísimo. Es así como uno puede acceder a la sabiduría. Caminar por escarpadas colinas, sufrir hambre, frió y penurias, pagar una pequeña suma y el viejo perdido en el Tibet abrirá su libro para ti. Un viejo que dice ser sabio cuando jamás ve otro ser vivo salvo para cobrarle, sordo de oído y alma, que solo escucha estampidos de piedras en el patio trasero de su casa, sin saber lo poco de casa que le queda. La milenaria sabiduría de un libro borrado por la humedad, sin tapas, sin nombre, sin principio ni final, aunque el viejo esto lo desconoce pues solo esta abierto en un atril, pues jamás lo leyó. Después de todo que son 6 dólares, para usted incauto turista, si así obtiene una sabiduría que equivale a nada. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
-Aquí nos encontramos en la plaza del palomar. Donde hace tres días se encuentra sentado en una banca. ¿Qué tiene esto de particular?, pues en todo este tiempo a estado completamente catatónico. Curiosamente nisiquiera los repetitivos embates de las palomas a la cual la plaza debe su nombre, lo han sacado de este estado. Acerquémonos, observemos. Dale acerca la cámara, esta cubierto completamente de excrementos. Es asqueroso. -BUUUAAaaa. -Intenta hablar. Señor tiene algo que decirnos. Sus ojos permanecen completamente desorbitados -PAAA… -Tiene algún reclamo social que hacer. -Palomas… -Si, tiene que ver con las palomas. Seguro es un reclamo ecológico. -PALOMAS HIJAS DE PU… Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
El corre embravecido por sinuosos caminos golpeando a las inamovibles rocas, que testarudas se niegan a rendirse ante el poder crudo del agua. Aguas que bajan violentamente. Aguas que en otro tiempo eran cristalinas ahora son negras como el alma del diablo. Río arriba una guerra se entablo, una guerra sin villanos o héroes, donde los virtuosos y los malvados jamás aparecieron. Fue un combate entre dos ejércitos compuestos por seres humanos sencillos y nobles obligados a estar allí. Subiendo río arriba encontramos al primer cadáver sus rasgos no difieren mucho de un hombre caucásico promedio, en su bolsillo hay una foto de dos niños hijos suyos, sonriendo, disfrutando el momento. Pasaran dos semanas hasta que un cabo les lleve la medalla de honor y les cuente como murió heroicamente su padre. Pasaran años antes de que los dos niños puedan recuperarse del trauma y formar una vida. Aunque el mayor decidirá seguir los pasos de su padre, evocando que este se sentiría muy orgulloso de él, solo estará dos años en el servicio y luego marchara al frente para morir. En cambio el menor adiara todo uniformado y cuando su ciudad sea invadida decidirá llevarse a su familia lejos. Morirá añorando la patria perdida. Si seguimos subiendo y nos alejamos un poco de la costa encontraremos al segundo muerto. Parapetado detrás de una enorme roca sostiene un fusil entre sus manos, por el uniforme podemos deducir que era contrario al anterior y por su ubicación también es fácil suponer que fue quien lo abatió. En su patria natal lo espera una mujer quien se prometió a él. Lo espera ansiosa para darle la noticia de que se encuentra embarazada. Ningún oficial le avisara solo podrá enterarse por la madre de él. La cual terminara por ignorarla y rechazar al niño no nacido. La prometida jamás recibirá apoyo alguno del gobierno, su hijo nacerá en la peor de las miserias se verán obligados a mendigar por el reto de su existencias. Sesenta personas yacen al rededor del río, todas con historias similares y distintas al mismo tiempo. Pero la guerra es indiferente no conoce de hombre o mujeres solo sabe de resultados y estadísticas. Solo el silenciosos río sabe teñir sus aguas de negro, para guardar respetuoso luto. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Durante quince años de carrera, incluso antes de comenzar a ejercer, Juan Cruz siempre decía, LA HONESTIDAD OBLIGA. Así fue, basó su carrera y su vida misma en ser honesto. En el periodismo era conocido por ser implacable, honesto y recto, jamás dejo de dar una noticia, nunca acepto soborno alguno. Su periodismo de investigación era implacable, trafico, mafias y políticos deshonestos, fueron sus blancos habituales. Adquirió muchos enemigos por suerte, nunca pasaron de amenazas. Por esta razón Juan Cruz parecía creerse indestructible, sus informes seguían apareciendo en los diarios de todo el país, televisión, radio e incluso Internet se hacían eco de las impactantes noticias. Todo no fue un lecho de rosas para Juan Cruz, pues las constantes amenazas recibidas provoco el pánico en su esposa, y esta tomo la decisión de abandonarlo temerosa del entorno que la rodeaba. La vida y la carrera de Juan Cruz dieron un vuelco, pues se termino dando a la bebida, abandono cualquier contacto con el resto de la humanidad. Hasta tal punto se sumergió en el mar del alcohol y la autocompasión, que por hallarse ebrio no asistió al funeral de su madre. Algún psicólogo lo achaco al egoísmo del hijo único, lo cierto fue que él se entero recién dos semanas después, en un tenue momento de sobriedad. Fue duro para el otrora implacable periodista, pero aun así pudo salir del vicio, convencido de que ya nada tenia que perder decidió volver al ruedo. Su vuelta fue impresionante y polémica. Durante cinco mese estuvo infiltrado entre los operativos de una célula surgida de uno de los cuerpos disidentes de la policía. El primer articulo surgido de esta, provoco la muerte de editor del diario, luego siguieron una serie de amenazas donde ponían precio a la cabeza de Juan Cruz. El periodista tuvo que huir de su ciudad natal, aun así su ex esposa fue acribillada a balazos en plena calle. Juan Cruz huyo durante varios días sin poder encontrar donde estar en paz. Mientras más se internaba en el país, más controlado estaba por los grupos de narcotraficantes. Juan Cruz llego a la conclusión de que el gobierno ya no existía, los valores sobre los cuales se había fundado este país estaban completamente absorbidos por una nube de polvo blanco. Desesperanzado, volvió a tomar la botella de la perdición, durante cinco años espero sentado en un bar. La muerte se negó a encontrarlo durante todo ese tiempo. La sensación de no haber dejado huella en el mundo lo había embargado. No hay nada peor para un hombre que no haber dejado marca en el mundo, ya nadie lo recordaba. La verdad que su muerte fue muy rápida. El hombre de camisa floreada se sentó en su mesa pidió un trago de wishky, lo miro y tan solo le hizo una pregunta. ¿Y, SI DECIDES VOLVER A HABLAR? Juan Cruz no respondió, solo levanto su cabeza y le sonrió. Con las primeras luces de la mañana siguiente, la cabeza cercenada de Juan Cruz amaneció junto a otras, mirando al destacamento municipal. Curiosamente mostraba una sonrisa, sin gesto de dolor o temor. La mayoría de los transeúntes no notaron este ultimo gesto de soberbia y rebeldía, tan solo optaron por agachar sus cabezas para no mirar lo que el futuro le deparaba a ellos. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
Primero los pantalones, el saco de color gris oscuro, camisa de seda blanca y corbata al juego. Vestirlo. Después buscar un poco de acondicionador para los nudos del Cabello. Colocarlo y peinarlo. Usar una base clara para tapar las arrugas e in perfecciones del rostro. Rubor en las mejillas para darle color. Aumentar la base debajo de los ojos y así ocultar las ojeras. Un toque de delineador en lo parpados. Las cámaras no perdonan a nadie sin importar quien seas un humilde mendigo o el hombre más poderoso del país. Las costuras de la boca son complicadas de disimular, insisten con sacarle la dentadura postiza y la hacen perder la forma. No entienden que no es agradable ver una persona con los labios hundidos, como si se los estuviera tragando. Lo bueno que solo son cinco puntos, así que queda mucho espacio entre cada uno, facilitando el rellenarlo con algodón. Queda mejor con los labios por fuera. Estos están muy violáceos, es necesario pasarles un labial color piel. No mucho, ni muy fuerte, solo para cubrirlos. Los últimos arreglos cruzarle los brazos sobre el estomago y sobre estos las sabanas de seda. Detrás de la laboriosa mujer, un hombre vestido con un guardapolvo blanco, como ella, ingresa a la sala de preparación. Se queda mirándola trabajar unos segundos, como si mirase un artista ejecutar una obra de arte. Con cuidado y respeto la detiene. - Estela. No lo arregles tanto, marketing le recomendó a la familia velarlo con el cajón cerrado. Para que la ultima imagen sea la de cuando estaba vivo. - Lastima. Había quedado muy bien ¿no? - Si, pero viste como es en estos casos. No quieren mostrar una imagen de derrota ante los opositores. Bueno, déjalo así, ya vienen a cerrarlo. FIN AUTOR: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Dicese de aquel que siendo hijo de padres ébano, nació marfil. Creció bastardeado por sus congéneres, en justo reclamo al Señor. No alcanzando el rechazo de la madre, para contentar a su conyugue, esté la lapido en nombre de la justicia del hombre. Abandonando al niño que claramente no era su hijo. Nombrado como los roedores asechantes de los desperdicios, se le llamo Druick. Desde pequeño aprendió los oficios de mendigo y ladrón, rondando tiendas y caravanas. Habiendo sido capturado varias veces por los guardias imperiales, según la ley, se le secciono la mano derecha. Según la historia, Druick quien ya era manco, se hallaba merodeando por los carromatos de un grupo de nómadas. Debido a la resiente carencia del apéndice el pequeño ladrón no poseía, todavía, su legendaria habilidad con la siniestra. Por ende se intentaba, torpemente, abrir los cerrojos de uno de los carromatos. Cuando fue descubierto por dos mercaderes, quienes entre gritos y amenazas, acorralaron al niño. Desenvainaron sus saetas para ultimar a aquel quien ejercía su noble profesión. Recostado contra la puerta del carro, lloraba y suplicaba, por su vida. Cuando, con un rechinar de almas en pena y con sed de venganza, la puerta se abrió, empujándolo hacia el suelo. La espeluznante figura envuelta en harapos provoco la parálisis tanto del niño como de los comerciantes sedientos de sangre. La anciana adivina conocida por todos los miembros de la tribu, parecía más vieja y demacrada, como si su vida hubiese durado siglos. Su rostro desencajado, ojos blancos brillantes, tez gris y vos ronca provocaba la impresión de estar oyendo al mismísimo caído. Así fue y a través del frágil recipiente promulgo la primera profecía. - De la sangre de tus enemigos, surgirá la victoria. Luego de pronunciar estas palabras, el cuerpo de la anciana callo muerto al piso y mil voces de ningún lugar gritaron desesperadas. Y así fue como Druick el ladrón, se convirtió en Druick el líder de la tribu roja. Esa es la palabra de nuestro señor, el caído. FIN AUTOR: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
Totinio nunca entendió el por qué transporte masivo de pasajeros, o como vulgarmente se lo conoce colectivo, no freno. Dicen que en momentos así tu vida pasa por frente a ti, poco tenia para recordar el pobre Totinio una vida pequeña llena de sufrimiento, penas y tragedia. Totinio no recordó nada de eso solo pensó que no llegaría a dormir al banco de la plaza que Vicente siempre le guarda. El chofer dirá que no lo vio que salto sobre el trayecto de su mastodonte incontrolable. A nadie le importo las penas de Totinio o el pavor del chofer. Totinio seria rebautizado como José Pérez y pasaría a ser cremado en el cementerio municipal. Vicente todavía le guarda el banco en la plaza, esperando a su amigo. Fin. Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi