Cuando el corazón pareciera de verdad detenerse cuando escucha su voz, cuando tus ojos gritan un me encantas, cuando tus brazos tiemblan al retener ese abrazo... se hace dificilísimo seguir disimulando. Si se hizo dueño de tus sueños, de tus sonrisas, de tus miradas... ¿como puedes seguir disimulando? Cuando te repites que debes dejarlo ir, cuando tratas de odiarlo un poco, cuando te dices basta, cuando prometes no pensarlo más, cuando te juras no querer más a ese idiota... ¿que pasa? se te viene todo encima, las emociones de vuelven mil veces más fuertes y una vez más, te quedas ahí maldiciéndote por no poder sacarlo de tu cabeza. Hasta cuesta disimular cuando lo ignoras, cuando simplemente es uno más para ti, cuando tratas no mirarlo cuando esta desprevenido, cuando… cuando te mira a los ojos y tratas de esconder todo eso que tus ojos le puedan decir… Cuesta disimular cuando tu corazón se siente atrapado, cuando tus lágrimas no paran de caer, cuando te sientas con un nudo en la garganta, cuando tus sentimientos han perdido pies y cabeza... Cuesta disimular después de haber aceptado lo obvio, cuando aquellos ojos de enamorada no es esconden de nadie para ver si acaso si aquel ser humano se apiada de ti y logres escuchar un si de sus labios. Se hace imposible disimular cuando te das cuenta que amas, que no entiendes como pero amas, que no sabes como pero amas, que gritas para… pero aún así amas… Amas sin pies ni cabeza, amas con ternura, amas con amor, amas con pena, amas a escondidas, amas… como sólo tú entenderás en la vida… Saber que se puede amar sin siquiera haber rozado los labios, sin haber rozado su piel... sin haber entrado en su corazón. Dime pues, ¿Cómo se hace para seguir disimulando?
Que lejos y que blanco se veía el techo de su pieza desde ese rincón… su rincón. Sofía solía sentarse en ese Pouf con forma de pera gigante: se tapaba con su manta preferida regalo de su mejor amiga, un café en mano y un cuaderno hecho por ella misma. Podía pasar horas y horas escribiendo ahí, sin que nadie la molestara, con la puerta siempre cerrada… bueno, casi siempre. A veces se sentía parecida a Jo del libro “Mujercitas”, porque así como a ella le adivinaban el ánimo por la forma de usar su gorro, ella dejaba la puerta de su pieza de tal o cual manera para que aquel que quisiera interrumpirla, pensara bien si era oportuno molestar a “La Artista”. Ella se puso así, y todos en su casa la llamaban de esa manera, pues no sólo escribía historias fantásticas, sino que también pintaba hermosos cuadros a Óleo que siempre representaban su parte favorita de la historia. El arte era su manera de evadir sus propios pensamientos, y hasta el momento le había ido bastante bien haciendo eso. Pasaba bastante tiempo sola en el Departamento que compartía con su Madre y su hermana Camila, 10 años menor que ella. Para sus 18 años, Sofía escapaba bastante del común de sus pares en cuanto a forma de ser y de pensar se refiere: No era muy sociable, creía aun en cuentos de hadas, no se pintaba, leía muchísimo y casi no tocaba el computador. Todo esto se debía a que su abuelo Paterno, o su Pitufo como le decía ella, desde que ella era muy pequeña le contaba historias de cómo Dios enviaba a sus ángeles a diario para que conocieran lo que ellos creían era el mundo real. Muchos vivían un tiempo en la Tierra pero se marchaban al conocer el dolor, otros en cambio, demostrando un valor increíble se quedaban y volvían al Cielo después de muchos años, agradecidos de la oportunidad que Dios les había dado. Su Abuelo le decía que ella era uno de esos ángeles y que por eso era tan especial para todos en esa familia. De esos cuentos de infancia se aferraban las historias de Sofía: Escribía sobre esos ángeles que habían decidido pasar una eternidad en la tierra, y no en el cielo; escribía su historia, el porque de su decisión, sus miedos, las veces que quisieron volver… ella podía ver todas sus vidas y escribirlas en un segundo. Ese tarde de invierno, comenzó a escribir la historia número treinta en el cuaderno número trece con el quinto lápiz blanco que ocupaba en el año. Comenzó a mirar la ventana, cerró los ojos, sintió como caía la lluvia, como sonaban los truenos y dejo que un intenso relámpago iluminara toda su habitación… fue en ese momento cuando comenzó a escribir su historia: “18 años, moreno, ojos café de mirada intensa, ni tan alto ni tan bajo, ni gordo ni flaco, pelo negro algo largo, caminaba despistadamente alrededor de los juegos de la plaza de la sede…” Miro su reloj. Eran las 9 de la Noche. Se había pasado más de 3 horas escribiendo de Tomás y no hallaba la hora de volver a su rincón para seguir escribiendo. Salió de su pieza pero no había señales ni de su madre ni de su hermana. Decidió volver a su cuarto, pero en vez de seguir escribiendo, prefirió recoger ideas de la Televisión para su historia. Al rato se durmió profundamente. Jamás supo que la lluvia había cesado, que la sede seguía abierta y que por los juegos, se paseaba un chico moreno, ni tan alto ni tan bajo caminando despistadamente. Despertó sobresaltada al otro día mirando con pavor su reloj. Eran las 8.15. Voy a llegar atrasada a la U ! .- Pensó inmediatamente. Se sentó de un salto en la cama y recordó que las vacaciones comenzaban justamente ese día. Sonrío tranquila. Daba igual, era temprano y Tomás la esperaba en su rincón, tenía que completar su historia o el jamás lograría completar su ciclo. Escribió como nunca. Algo tenía esta historia que la llenaba, la hacía llorar, reir, hasta gritar causando que su madre corriera a su pieza pensando que había entrado alguien. Ella sólo se limitó a decir: Es que Tomás me pone los nervios de punta! Y apuntó el cuaderno. La madre rió y salio en silencio de la habitación. A las dos de la tarde almorzó y salio a dar una vuelta. Se sentó en una banca de la sede y contempló lo hermoso que se veía el cielo de Valparaíso después de una lluvia. - Nubecita rosa, demasiado para mi gusto, si hasta pareciera que fuera de Algodón.- Dijo en voz alta - Ojala pudieras comprobar que es de algodón.- Dijo alguien a su lado. La niña se sobresaltó y miro desconfiadamente hacia su lado izquierdo, pero en cuanto vio el rostro del hombre que le hablaba, sonrío. - Si, es verdad. Es extraña pero se le ve tan cómoda ahí. Ya quisiera ser de algodón yo también.- Dijo Sofía riendo. - Soy Tomás, 18 años, mucho gusto.- Dijo el chico estirando su mano. - Sofía, 18 años, y no soy de algodón.- Le dijo ella tomando su mano y riendo. Era muy raro, ella no solía reír con extraños y mucho menos decir cosas como: no soy de algodón. Conversaron hasta entrada la noche, ambos sentados en esa banca. Tomás le contó que no vivía lejos de allí, que trabajaba en una cafetería que estaba en la plaza Anibal Pinto y que le encantaba le arte. Ella hablaba encantada, contándole todo lo que podía, excepto claro, sus ángeles; ellos eran su secreto y siempre sería así. O le contaría? Algo había en esos ojos oscuros, algo tan inmenso, que hacia que cada vez que Sofía los miraba, su corazón se apretaba. Cinco para las diez se levanto para irse, Tomás la tomó de la mano, se la besó y le puso una rosa en el Pelo. - Para el recuerdo de 3 horas de una eternidad.- Le dijo riendo. Ella le dijo adiós con la mano, se dio media vuelta y corrió hacia su Departamento. Llegó casi a las diez a su casa, entro en su cuarto, se acurrucó en su rincón y siguió escribiendo. Las tardes de conversación con Tomás, el chico de la sede como le decía ella, se volvieron casi adictivas. Siempre en la misma banca se sentaban a conversar hasta las diez, cuando ya con suerte lograban distinguir caras. Dos meses habían pasado, dos meses en donde Tomás había adquirido una importancia vital en la vida de Sofía, tanto así que le dio al Tomás de su historia muchas de las cualidades de “su Tomás”. Tanto así, que en una de sus conversaciones le contó las historias se su abuelo, sus historias, sus ángeles. Una tarde, entre una de sus conversaciones en la banca, Tomás le preguntó a Sofía si sabía lo que era el Bachert. - ¿El Bachert? .- dijo ella pensativamente .- No, nunca lo había escuchado. - Es, como dicen por ahí: La historia más hermosa del mundo. El Bachert es la persona que Dios te ha destinado, tu mitad, tu verdadero amor y tu misión en la vida es encontrarla, pero más aún, poder reconocerla.- dijo Tomás. Sofía guardo silencio. Lo miro largo y le dijo: - ¿Crees que los ángeles que no quisieron marchar a la Eternidad del Cielo, se hayan quedado porque encontraron en la tierra su Bachert? Quizás, sólo podían volver al cielo si su Bachert era también un ángel… en el caso de que no fuera, su decisión era la de quedarse con el amor de su vida, o volver a la tranquilidad del Cielo… ¿No crees?.- dijo ella tomándole las manos. - Sofía.- dijo él mirando al suelo. Tomo aire, la miro a los ojos y le dijo, tomando su cara.- Yo sé que tú eres mi Bachert, que la historia de Tomás no fue más que un aviso de mi llegada para que te dieras cuenta y supieras reconocer, que yo llegaría a entender todo eso que nadie jamás se dio el tiempo de escuchar. Yo quiero estar contigo una eternidad entera, no quiero mas trocitos, quiero abrazarte, besarte, transformar esta banca en nuestro mundo perfecto, que la gente sepa que las historias de hadas y ángeles no son fantasía, que… Pero de pronto la voz de Tomás se apago, sus ojos se esfumaron, la banca ya no estaba, y ella misma parecía brillar como si el Sol se hubiera posado en el centro de su cuerpo. - ¿Sofía?... Sofía mi niña, abre los ojos. Ella obedeció y sus parpados se despegaron. Tenía la vista nublada, como si llevara siglos durmiendo, miro en dirección a donde escuchaba la voz y veía figuras abrazadas, percibía algunos sollozos, pero no lograba entender nada. Sintió una mano alrededor se su propia mano, la apretó. Alguien le beso la frente. Volvio a cerrar los ojos muy fuerte, los abrió y todo apareció claro como el cristal. Su madre le sostenía la mano y lloraba, pero de alegría. Su hermana apoyada a los pies de la cama la miraba con una sonrisa radiante. Su padre abrazaba a su madre y sonreían juntos. Miro hacia la puerta y vio ahí a Tomás. Abrió muchísimo los ojos. Tomás la miro, se le acerco, le besó en los labios y desapareció. - ¿Mamá? .- dijo Sofía con una voz inaudible.- ¿Mamá, donde estoy? - Hijita tranquila. Duerme luego te explico. Nuevamente obediente, Sofía cerro sus ojos y durmió. Supo a la mañana siguiente, que hace diez días sufrió una severa trombosis. Habían localizado el Coagulo en el Lóbulo Izquierdo de su cerebro, pero estaba situado en un lugar donde ningún neurocirujano se atrevería a operar. Cayó en coma la misma tarde del accidente. - ¿O sea que Tomás fue tan sólo mi mente jugando conmigo? .- se decía ella todas las noches que siguieron a su despertar en el hospital. Lloraba en silencio cuando ya no había nadie en su sala. A los 12 días de su despertar del coma, Sofía fue dada de alta, con muchas precauciones y un reposo extremo. Llego al Departamento. Su madre entro con ella a su cuarto, la acostó, la arropó y le puso su cuaderno de historias sobre las piernas. Sofía lo miro y sus ojos se llenaron de lágrimas. Lo abrió en la página que estaba marcada. Cuando miro las hojas el corazón el dio un saltito. Pegada en una hoja con muchos colores, habia una rosa un poco marchita. Debajo de ella se leia la frase: “Para el recuerdo de 3 horas de una eternidad”. - Mi Bachert de verdad existió.- cerro el libro y lo puse sobre su pecho. Sonrió. Apoyo su cabeza en la almohada y se quedo profundamente dormida.
Escuchando el otro día a mi profe de Creatividad, me di cuenta de la infinidad de estupideces que hacemos y/o pensamos cuando queremos solucionar un problema, y no sólo un problema, sino que también como nos enfrentamos a la vida en general, a todo tipo de situaciones y personas. 1.- El miedo: Famoso miedo, estupido miedo, Todopoderoso Señor Miedo. ¿Cuántas veces hemos dejado pasar las mejores cosas de la vida por el miedo? ¿Cuantas cosas hemos dejado de hacer por miedo al que dirán, al como será, al que pasará? Siempre he pensado que el miedo es una excusa de la gente cobarde. Si, el mundo da miedo, las cosas dan miedo, millones de situaciones dan miedo, pero finalmente hay que enfrentarlas. La gente cobarde se refugia en el miedo para no hacerle cara a la vida, para no enfrentarse a si misma, para no sufrir... y personalmente creo, que de esa manera no se aprende, no se crece, no se le pierde el "respeto" al miedo. Conclusión: Yo no soy cobarde, ni miedosa. Pero aún asi esquivo. ¿Y usted lector? 2.- Espera Pasiva: Juramos de estomago al suelo que el tercero con el cual tuviste el problema va a dar su brazo a torcer, creemos que mientras más tiempo pase más olvidaremos, creemos que todo va a llegar en algun momento sin que nosotros movamos ningun dedo. ¿Que acaso somos rocas? Todo lo que llega sin esfuerzo no vale. Hay que pelear por lo que se quiere, pues así cuando se obtiene, se disfruta más la victoria :) Conclusión: Gente, muevase ! 3- Actitudes Mágicas: Me gusta este termino, y me siento incluida en el de una u otra manera, y creo que el 80% de la población humana ocupa este principio y el anterior para movilizarse por la vida. Es que casi esperamos que el cosmos nos sonría, que los planetas se alinien de la manera perfecta, que el Olimpo se apiade de nosotros y que todo nos favorezca para que el problema se solucione solo, para que todo ocurra como yo quiero y para variar, yo no muevo ningun dedo. Conclusión: Si seguimos así, claramente la población terminara con un claro problema de conexiones neuronales por no pensar. 4.- Eternas delibraciones: Que si, que no, puede ser, tantiemos opciones, mejor no, me arrepiento, revovinemos, blanco o negro, etc. Siempre estando en la duda, jamás tomamos una decisión en el momento, siempre le buscamos la decima pata al gato y jamás nos quedamos tranquilos. Conclusión: Arriesguese ! Los 4 procesos apuntan a lo mismo: que no tenemos creatividad. Caemos todos en lo mismo, una y otra vez y jamás vemos la opción distinta, porque claro, nos vamos por lo seguro y aunque nos demoramos un poco, vemos la luz al final del tunel. Habría que colorear un poco la vida, ponerle más chispita, más ingenio, mas agudeza frente a todo ya sea problemas, problemones, el corazón, el trabajo, pepito y la manzana... Nos estresariamos menos, seríamos más felices, reiríamos más... sería menos tedioso el día a día. ¿No creen?
Han caído toneladas de hojas verdes, secas y amarillas, desde que los labios sintieron algo No ha habido diluvios, pero si gotas de lluvia en reemplazo de caricias en los párpados Para la piel vino en rescate el viento, pues ni el recuerdo la hace sentir ... Es que ya no recuerda Los labios necesitan frío, los párpados manos qe los abran y la piel caricias para dormir Meissner espera brazos que la contengan, caricias que enciendan la piel, suspiros cerca de sus labios, besos para guardar y párpados para el día después Meissner ahora espera, ya no busca Porque las búsquedas han resultado nefastas Porque las búsquedas le han herido Porque las búsquedas arrojan brazos todos iguales Porque las búsquedas roban sonrisas Porque las búsquedas simplemente, no le sirven.
¿Han tenido de esos días donde las mariposas en el estomágo se multiplican por mil, que el corazón se les sale del pecho, que sonrien estupidamente por nada, que el nudo en la garganta se vuelve un gigante rabioso, que los nervios las carcomen, y que se sienten la personas mas indefensa de la vida?Hoy para mi fue un día de esos. No de principio a fin, nunca es así. Siempre es al final, cuando creo que simplemente voy a desalojar los recuerdos de mi mente y Morfeo me va a llevar a un dormir en paz sin saltos ni llantos... se aparece él con su armadura siempre perfecta, con esa sonrisa en los ojos, con esa mirada que me mata, con ese entusiasmo tan loco y esquisito.¿De que me sirve repetirme una y otra vez no va a volver no va a volver si el más minimo golpeteo en la ventana hace que mi corazón se derrita en el acto, que los recuerdos me inunden la retina, que las lágrimas se acumulen en masa y que el pecho se sienta vacío y adolorido?No soporto que mi corazón siga esperanzado. ¿Es que no le he demostrado ya que la Esperanza se perdió hace muchísimos días y que debe de una vez por todas poner los pies en la tierra?Mi problema fue ver más allá de lo que yo quería, más allá de lo que yo necesitaba en sus ojos. El error fue perderme en sus ojos y ver destellos de locura, creencias de un renacer, despegar las alas y soñar de nuevo. El error lo estoy pagando caro y lo seguiré pagando, estoy segura de eso. La vendita que tenía afirmandome el agujero del pecho, esa que evitaba que me fuese a desangrar, esa que me parchó el alma para poder seguir respirando, se desprendió de un tirón. Me quede ahí, mirandolo con cara de estupida, con un me encantas atrapado en la garganta, con un abrazo encarcelado en mis brazos, con un beso que, como nunca, me quemó la boca.¿Que hacer? ¿Que puedo hacer? Aparentar ya se me da como una forma de vida, la sonrisas falsas encabezan mi lista de ordenes diarias, los ojos dan destellos de vida de la caja de reservas que tenía guardada, el nudo me deja respirar casi por inercia, sólo porque lo necesito, o porque ya me he vuelto un robot con sueños robados, ilusiones perdidas, alma desolada, ojos de carbón, corazón de alambre, boca de cartón...No puedo seguir aparentando, esto ya no se me da fácil como antes, ya no.y siempre vuelve a aparecer con ese no sé qué que deja sin aliento.
Oscar Franco
Te invito a leer y comentar alguno de mis poemas espero te gusten.
Un saludo y feiz años nuevo 2010.