Creo en la demostración infinita del universo,por las centésimas suaves de tu pieldescansando en las praderas y manteles otoñalesy oculto, mi ojo en las espinas aceradas de mi peloSalidas de la enredadera invisible.Camina suave y apresurada, hacia mi sombra.Toquemos el mar en la octava dimensión paralelay juguemos con la espuma dulce de las tempestades,descalzos en la arena hundamosnospara que tu risa traiga el día y la noche al mismo tiempo.En la séptima dimensión de nuestras bocasse escuchan las voces agrietadas del pasado, arrastrándose.Desaparecemos en locuras olvidadas por canciones sin compases,llegando la espesa bruma perdiéndonos de vista y tactoCreo en los finales que se vuelven comienzo,cuando se abren las ventanas dejando que entre el viento y las luciérnagas.Seremos sólo mediciones de distancias cortantesahora que nos ponemos la venda y escupimos secretos ciegospensando en dejar vacía la conciencia.Permito que me lleve el juego y se incendie mi almay jugaré a ser inmortal con sangre de tinta negra,porque a cada minuto se mueren metáforas y lloran hipérboles.Así también mueren poetas, pero resucitan cuando es tarde.Más aún se te aparecerá un fantasma por la espalda,y te dirá al oído "escapémonos del mundo", reviviendo versos.