• Paula
Paula Macrina
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  • País: Argentina
 
Dicen que perdemos 21 gramos en el instante preciso de nuestra muerte. ¿Sólo 21 gramos pesa la vida? ¿Representan esos 21 gramos el peso del alma?Si el cuerpo se vuelve mas liviano en el momento de la muerte, entonces es cierto que el alma humana pesa, ya que nuestro peso menor indicaría que el alma se desvanece, o se eleva abandonando el cuerpo al morir.El diccionario define el alma como un principio o entidad inmaterial e invisible que poseerían algunos seres vivos cuyas propiedades y características varían según las diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas. Pero como existen hombres que no se conforman con las definiciones y deambulan por la vida en la búsqueda de la verdad, la existencia del alma no dejó de ser objeto de investigaciones científicas. En 1907 el doctor en medicina Duncan Mac Dougall de Massachussets, realizó la insólita experiencia de pesar el cuerpo de 5 seres agonizantes utilizando una cama balanza. Pesaba a los cuerpos antes y después de morir, observando que pesaban menos después de la muerte. Las diferencias de peso oscilaban entre los 42 y los 10 gramos. Esta experiencia fue publicada en una revista médica de la época. La tesis de Mac Dougall partía del supuesto de que si las funciones psíquicas continúan existiendo como una individualidad o personalidad separada después de la muerte del cerebro y del cuerpo, entonces tal personalidad sólo puede existir como un cuerpo ocupante de espacio. Y como se trata de un "cuerpo separado", diferente del éter continuo e ingrávido, debe tener peso, igual que el resto de la materia. Esa sustancia, obviamente, se desprende del cuerpo en el momento de la muerte, y por lo tanto la pérdida de peso debe ser medible. Considero que 5 pacientes es una muestra muy pequeña para inferir los resultados obtenidos en el experimento como conclusiones, pero la idea del Mac Dougall fue realmente innovadora y hasta pudo haber marcado un precedente en la cuestión de la gravedad del alma. Tiempo después, en 1953, Francis Crick, junto a James Watson descubrió la estructura de hélice del ADN, por lo cual ganaron el Premio Nóbel de 1962. Crick dedicó medio siglo de su vida buscando la existencia del alma, o conciencia como se entiende en términos científicos. El investigador postula que la encontró en medio de una marea de neurotransmisores e intrincadas estructuras cerebrales cuyo peso oscila los 21 gramos y desaparece al morir.En su libro "La hipótesis asombrosa" el Dr. Crick argumenta que todos los aspectos de la existencia pueden ser explicados por las neuronas. "Tú, tus alegrías, tus tristezas, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentido de la identidad y voluntad personales, no son en el fondo más que la conducta de unas células nerviosas y de sus moléculas asociadas... " Así comenzó Crick el manuscrito de su libro en su búsqueda científica del alma. El primer paso consistió en la afirmación de Crick de dejar de considerar a la conciencia como algo indefinible, y lo que es peor, inasible para estudiar. El cerebro, en opinión de Crick, se consideraba algo así como una caja negra, es decir, un objeto cuya estructura interna es desconocida y hasta irrelevante. Sólo estudiando las neuronas y sus distintas interacciones, así como los neurotransmisores que circulan entre ellas, podrían los científicos construir modelos análogos a los que explican la herencia en términos de ADN. Así, Crick consiguió que la existencia del alma dejara de ser un tema filosófico para pasar a ser un problema empírico. Nada más abrir los ojos, y comenzamos a interpretar lo que vemos, por lo que se disparan una gran cantidad de señales por todo el cerebro, catalogando, emulando, recordando, midiendo. Es lo que llamamos "tomar conciencia" de dónde estamos. La conciencia es mucho más que la transmisión de información y su proceso. Cuando la actividad cesa aparentemente, es decir, cuando dormimos, nuestras redes neurales y sus neurotransmisores siguen su trabajo, hasta que morimos. Por ello, aún gemelos idénticos tienen almas diferentes, ya que siempre, en algún momento, uno mira hacia un lado y el otro, hacia el lado contrario. Es decir, construyen experiencias, memoria, e interpretaciones diferentes. Al morir, y sólo al morir, la actividad eléctrica y química de nuestro cerebro se detiene realmente, y entonces sí, nuestra alma cesa.Uno de los interrogantes que se realiza el hombre al querer dar sentido a su paso por la vida, es si después de la muerte existe algo, si más allá hay otra vida o si las almas perduran luego de la muerte. Cada persona tiene su creencia de acuerdo a la fe que profesa, sin embargo sería interesante realizar un experimento que lo demuestre científicamente, a fin de darle credibilidad a los escépticos. La muerte no sería un fin sino una transformación.La certeza de la existencia del alma sería un aliciente mayor que la fe y las religiones para que las personas fueran más bondadosas, al tener la creencia absoluta de la existencia del alma, y así el mundo se trasformaría en un mejor lugar para vivir. ¿Por que entonces no reglamentar que las personas agonizantes o los enfermos terminales sean pesados antes y después de morir?Sería interesante realizar esta experiencia en las personas que están por morir y dejar un sello de cuanto pesaba su alma en la partida de defunción, sería un hermoso detalle quizás más significativo que marcar la hora precisa de la muerte y la causa de esta.Quizás se podría comprender en casos de muerte por causas desconocidas si la persona murió porque ya no era capaz de soportar el peso de su alma.Si la levedad es el estado ideal para poder volar alto, entonces un alma liviana será aquella con la que andar por la vida sea menos pesado.Tal vez también desaparecería la incertidumbre acerca de lo que nos sucede al morir, razón por la cual muchas personas tienen miedo a la muerte, al menos para los no materialistas este miedo dejaría de existir.Si es cierto que las personas pierden peso al morir podría ser que el alma de las personas apesadumbradas por pensamientos oscuros, como el alma de un suicida antes de cometer el suicidio, pesara más. En este caso el alma sería atraída hacia la tierra por una mayor gravedad.La ingravedad del alma sería entonces el estado de levedad espiritual.Creo en la existencia del alma como la esencia de cada persona. Aquello que la hace única en el mundo, como las partículas de ADN.Dentro de cada uno existe un alma única e inconfundible, que pesaría menos si se la llenara con amor, transitando la vida en paz y armonía con el Universo. Sólo pesando unos pocos gramos, la ley de gravedad casi no afectaría a las almas atrayéndolas hacia la Tierra, manteniéndonos pegados al suelo. La ingravedad del alma nos permitiría volar al mundo de los sueños, de la imaginación, de la libertad, alcanzando la felicidad que le daría sentido a nuestro paso por la vida.
El peso del alma
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