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Somos lo que ellos quieren que seamos. Llevan el bien, llevan el mal en sus cajones de doble fondo. Y lo expanden, no sé si a conveniencia o a libre albedrío. Podrán ser crueles contigo, llevarte a una senda llena de peligros, podrán dibujarte una clara mañana en que aparezca pintado en tu blanca pared: "Todo es posible. Está en tus manos". Y así los regidores, que son como tus enfermedades, como las sombras que te inocularon en la ingrata infancia, hacen que juegues a ser una muñeca, una triste muñeca de trapo, sin verdades ningunas y siempre llorando... Son quienes te traen los recuerdos felices de cuando eras niña, los sabores de los primeros abrazos de los chicos de la bahía, son quienes te devuelven a una realidad maldita. Construyen guiones que tú no querrías, son calientes semidioses metidos en tu blusita. Los regidores no te tienen respeto, nunca te han amado, solo eres algo que ellos usaron y les dio gozo, por eso mantienen ese influjo sobre ti e incluso amenazan que no van a dejarte hasta que seas una anciana, hasta que nadie te ame. Son diablos, dioses, ángeles, manos, sueños, desvaríos, pesadillas... bancos vacíos de iglesia, bóvedas donde adviertes pájaros, silencio profundo, rumor en alta mar... Mi hermano me ha contado escribiendo en mi espalda, con trazos de sus uñas, letra de sangre, página rosada, suave... que en el lugar donde disfruta los viernes de madrugada, mientras yo duermo acariciada, las chicas yacen vencidas, las camas son campos de batalla donde las sábanas se ahorcaron y algunas manchas de esperma se reclaman mironianas. Es un amplio cuarto de disfrute, del galope del sexo caro, el que pone unos buenos euros sobre la mesita de noche mientras la putita se alborota el pelo y con la falda subida le pregunta a mi hermano si su coñito le vale o no le vale. Mi hermano me lo escribe con placer un tanto sádico... yo lo leo envuelta en una tela trasparente de masoquismo, mis gruesos labios susurran: cuenta más. Que la noche envía a sus soldados, que las sombras rodean a la chica a la que también mi hermano está agarrado. Que folla él y lo hacen otras cosas, los gemidos son de plástico, los suspiros de CD... pero hay aullidos en las fronteras de lo animal junto a lo humano. Que la clava tanto como posible le es hacerlo, quería matarla como en un duelo... hay chicas que lo comprenden y se le zafan asustadas. Me coge los senos con sus bellas manos de estudiante aún no forjado, y me dice como un arrullo:-También te lo puedo hacer a ti...Escribe en espaldas blancas, sitios de concentración de hermosa luz, impudicias de sus noches de verano. Y yo sé, que el maldito escribe sobre mí y todas nuestras sombras. Tu corazón se rompe,no importa como que cosase rompe,no tengo una imagen para darte;ahora solo me fijo en ti.Tu corazón ha hecho un crakque restalla en tu cerebroy todas sus rincones se duelen.Tienes miedo de tus pasosque están tan cerca de ti,de las sombras que has dejadoen las paredes sucias, tiemblascada noche cuando a tu mujerdesatas de tus brazosy te inclinas sobre tu lado de la cama.Estás en lo turbio, donde la sangrejamás se seca y la ves correren tus pesadillas, donde tu pistola hace:pum, pum, pum!! y cae un infeliz.Esas pesadillas son malditasporque te ves, y ves tu placa, y a tus compañeros del infierno,tu justicia, tus sobornos, el dinero sucioy las bolsas de plásticopara encapuchar a los presosen el vientre de la cárcel.Y a ese río tan anchoque atraviesa la ciudady acoge a todos los cuerpos, todas las pruebas,todas las armas.. pero no a tu miedo. Ya no andas como un poli lo hacepor las calles, eres el hombre del miedo,acurrucado, rozando la pared: todos tus muertosvan contigo. No valió la pena... pero lo hiciste. Has cerrado la puerta,y escondido la llave,también ciegas las ventanasante el sol de la tarde.Dices: nuestra casa está muerta,y los vecinos lo saben.Sacas tu cuchilloy vienes a degollarme. Es tu cuerpo que se quema lentamente, dejando un saborsuave en todo el recinto sacro, de cera... de cera es!De cera siempre fuiste y deseaste quemarte en una jornadacomo la de hoy, donde todos naufragamos entre tu muertey tu subida a los cielos... De cera es mi amor, mis ojos velados,de cera mis manos que al acariciarte se queman también.Nunca amé a los santos pero tú doblegaste mi voluntadácrata deseosa de lo ateo: por ti me arrodilloen el mágico altar, de luz benial, donde las espadas penetran en las llagas. Estaba enferma, las manos de cristal,se me había roto mi hermana: era una muñecaque me cayó sobre la tierra, sobre las piedras,que cayó sobre mí... estaba enferma, alojadaen casa, escondida como un arma, mi madreme ocultaba, mi padre me borró, en su memoriayo no estaba.Los grajos de la noche cantaban la canción:Rompió a un muñeca, se quebró como el cristal,está encerrada y lloran el duelode haberla perdido quizá en el pueblo,de casa en casa... cantaban las aves negras,oraban las misas blancas. Estaba enferma,mejor no estaba, yo en mí no me hallaba,quizá en ti si me encontré... señor Valdemarque me manoseaste para sacar algo y no supiste,en una fría habitación, sobre una cama,tu ciencia al rescate, yo abierta del todo,en mi enfermedad crecían flores de primavera,pensabas que mi magro cuerpo, mi corazón desnortado, serían la llave, el milagro, que pudiera curara muchas más que yo... pero solo supiste hacermetu esposa. Raro misterio, rara historia, no fui tu esposapero lo hubieras querido con toda el alma, viejo doctor al que las manos temblaban y sufría yaespacios blancos en su memoria. ¿Qué mejor que arrullarseen una mujer enferma para que le diera su ardorde mente desquiciada, su cuchillo de plata,sus arañazos de loca, gritos salvajes rompiendola madrugada que nunca, un viejo señor deseapor cuanto la muerte se le acerca... de cara.Me pides que vuelva a ser idiota y musite mi letanía:Limpio un pétalo, limpio un hoja, limpio un pétalo...Pero yo no quiero volver atrás. El paso sobre la nieve de tu huída nocturna, que me deja desnuda y sin nada. Cruzas rápido el sendero de los besos azules, huyes con todas las caricias, silencioso, como un ladrón de iglesia. Has roto mi alegría, has emborronado mi mejor año, veo un herida en mi juventud que era blanca y dejo un rastro de gotas de sangre en los obsesivos viajes que hago por toda mi habitación. No puedo creer y el frío viene a por mi alma, ya sé que estoy sola.Shona Lee, 19 de diciembre de 2010. Han desaparecido cuatro, las cuatro... y pueden estar esparcidas a trozos por los lugares más sucios de la ciudad. Las cuatro, atrapadas por el lobo que reside en una calleja, en un piso tarado, sin padre ni madre, solo, realizando un gran puzzle de fotos en su única pared blanca. ¿Lograré atraparlo? se interroga el policía ante su esposa desnuda a medianoche. ¿Nos las traerán en pequeños paquetes? balbucea Martha ante el espejo del lavabo, mientras por el cristal descienden gruesos lagrimones. En el norte del país... en el tiempo del peor frío. Y tú sigues agrupando pistas. Y marcando círculos rojos sobre tu puzzle particular. Tú y el asesino estáis jugando una partida de ajedrez por todo el condado. Pero él te va tumbando las niñas, pieza a pieza. Lo vi en las pupilas de tus ojos cuando surgiste de la niebla y echaron la llave una vez cruzaste el umbral de la locura para regresar a mis brazos pero el caballo venía contigo, y la isla y la casa y la niña que se arrojó por el pozo y sus padres que la arrojaron. Tú lo traías todo en tu seno y quienes creían que ya te habías curado de eso se equivocaban: Me pediste ver la cinta una vez más y ahora cada noche la pasas sentada en el suelo a dos palmos del televisor y lo vuelves a ver todo borrando los rostros. Narración basada en la trama de la película "The Ring: La Señal". En mi celda oscura, ventana tapiada al cielorebosante de estrellas, aún se halla mi amado, mi amado que pende de la blanca pared, colgado,las manos abiertas, caricias de clavo,desnudo, su costado abierto que yo no pude taparcon mi velo. Arrodillada, entre su silencio inmortal,esclava, mujer, enamorada, le susurrémis más bonitas palabras, dejé sobre sus piesmis lágrimas pero me tuve que marchar. Vago lejos, fuera de él, en un mundo extraño,caminos perdidos, campos arrasados, pobrezay miseria. Y aún, tan lejos, en otro mundo quizá,mis ojos no dejan de verle: las caricias de sangreque resbalan de sus pezones por su blanca piel. Tu nombre lo llevo clavadoy ya sé que jamás voy a perderlo,a veces ya no imagino tu rostro,pasó tanto tiempode nuestro amor terminado,pero tu nombre, colgando de mis labios,buscando cariciasen las yemas de los dedos,es como si fuera ya algo míoque solo va a morircuando yo desaparezca,tu nombre es una sombra imposiblede dejar atrás, un trozo de almaque se creó cuando nos dijimos adiós. Y si te mentía?Primero debía sentir la necesidad de hacerloy yo ni siquiera fui prevenida al encuentro.En la cena compartida contaste tus frustrados amoresy te revelaste (sin quererlo) dependiente de tu ex,ella estuvo presente en la mitad de la veladapersonaje de esa noche, temido, admirado, omnipresente.Separado ahora te sentías libre, dispuesto a refugiartecorriendo debajo de cualquier falda hambrienta...Vaya libertad de ternero mamón!!Cuando llegó el turno de contar mi historia, lineal, de largas convivencias y terminantes finales, sacaste la cuenta de mis años de soledady me rotulaste descartable, pobre infeliz .Que suerte no dedicarte tórridos romances inventadosy librarme de tus exigencias de macho declinante,vampiro de pulposas yugulares, libador insaciable,patético zángano despreciado en la colmena,yo tampoco quiro ser tu reina!Ana Ruiz He salido tantas veces del cine contigo que ya ni me acuerdo,hemos callado siempre transitando la calle,me has cogido de la mano como a un ciego,rodeado tu brazo por mi cuello como si eso no fuera nada,hemos tomado un café en cualquier bar de la plaza,y luego han venido los comentarios sobre personajesque no nos importan nada,aburridas conversaciones entre la algarabía de gente si entusiasmada,luego nos hemos besado como si tampoco fuera nada,yo para mi casa, tú en busca de algún amigo perdido.¿Hasta cuando esta comedia que no divierte ya?¿Hasta cuando seguiremos callando lo que nuestros cuerpos revelan?
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