Tus ojos negros son como dos luceros que la luz rechazan. Que solo ven aquellos quienes tus encantos atrapan, enlazan. Bellos, como los colores de la temprana aurora. Tristes, como la melancolía que aun te adolora   La bruma se ha posado en tus cabellos oscuros. Y te rodea, te deja invisible, intocable. Insensible a las caricias de esta mano, incontrolable, que nacen del delirio que me provoca tu corazón puro.   Cortinas de fuego y agua has levantado Evitando la cercanía y el amor desgraciado. Pero una cosa estoy seguro has olvidado. Que no existen barreras para quien en el alma esta enamorado.   Aguardando la dicha incierta Dejo la puerta del alma abierta. Para que por sus laberintos anduvieras A la espera de que por fin me quieras.  

Se levanta todos los dias a eso de las seis y pico de la mañana, mirando al poniente para comenzar su jornada. Enciende la luz, y con un soplo calido y paternal insta a sus hijos a alzarse y regocijarse ante el luminoso amanecer del dia. E inmediatamente despues, se empeña en la labor que mas lo ha afanado durante toda la vida que ha dedicado a tan magnifica como increible obra: Sus jardines. Procura que nada les falte; ni tierra, ni agua, ni aire, menos aun la luz y el calor necesarios para que crezcan sanos y fuerte, y asi dar sustento y alimento a sus desatentos, consentidos y desagradecidos hijos que, jugando a vivir, destruyen a paso raudo el trabajo que constante y perseverantemente ha desarrollado desde antes que estos mismos llegaran al mundo. Observa de manera paciente y serena el desastre que presiente, que teme, que sabe que mas temprano que tarde llegara algun dia. Pero no puede mas. A mediodia la colera lo embarga, y alcanza su apogeo, castigando con vehemencia a cualquiera que este en su proximidad, dañando inlcuso eso que con tanto esfuerzo y pasion ha logrado crear y preservar por tan largo tiempo: Sus bellos jardines. Pero a eso de cuatro de la tarde su dolor se mitiga, su rabia disminuye. Esta conciente que su tiempo inexorablemente se agota, y que sus fuerzas ya no son las mismas que cuando incio el dia. Mientras la tarde avanza, comienza a alejarse de todos viajando al poniente, que saluda todas las mañanas, adoptando un color rojizo en su semblante, ya cansado por la lucha y el hastio. Y cerca de las ocho, en medio de la belleza crespuscular que precede a su adios, se despide de todos obsequiandonos un ultimo regalo de hermosura y claridad antes de que las tinieblas invadan cada rincon de la faz de la Tierra, como queriendo decir: "No se perocupen, que a pesar de todo, por el oriente saldre otra vez, para despertarlos y comenzar un nuevo dia".

Tu dulzura, martillo que silenciosamente dicta mi pena.Tu ternura, cadena que, sin quererlo, el corazon me apresa.Inevitablemente, y con tu gran sorpresa,Has sido Juez en esta, mi dulce condena. Si se me permite defensa quisiera aclararQue no busque nunca que esto llegara a pasar.Pero si de algo el destino me ha de culparEs de anhelar con locura tu corazon conquistar. Con temor y angustia, quiero seguirSin pensar en mañana voy a intentarde, con palabras simples, poder explicarlo que mi sentir puro, quiere decir y pedir. Al pensar en estos ruines y pobres cuartetos,no son palabras las que violentamente espeto.Son mis sentimientos los que dulcemente entrego,a causa de los tuyos, que me han robado el sosiego. Quisiera conservar tan solo una de tus miradasde tus ojos negros, piedras azabache engalanadasO una sonrisa de tu boca hermosa, inmaculadaConsuelos vanos para mi alma triste, atribulada Ridiculo es querer escribir una oda a tus cabellos.Insensato componer sonetos a tus ojos bellos.Letras amontonadas, insulsas, queriendo ser versos.Cuando lo que mas en el mundo deseo, son de tus labios dulces besos Ahora el tiempo es mi enemigoLa añoranza, mi cruel castigoSi bien la esperanza es mi compañera,solo espero que no me abandone a la primera. No oigo aun tu martillo bramar condenaNi te escucho siquiera dictar sentenciaSi quieres aun librarme de todo cargotraigan ponzoña, para terminar el encargo Pero si quieres ceñir aun mas mis cadenas,no dudes un momento de mi voluntad suprema,de quedarme embelezado en tus preciosas estratagemas.Pero hazlo pronto, y libra a mi corazon de sus penas.

 Adios, amor adios. ¡Que triste haber amado! Para despues tener que renunciarA aquella esperanza que tanto uno ha soñadoY a la que tanto cuesta siempre olvidar Vivire mi vida llevando con un gran dolor La cruz del destino que siempre tan cruelSe poso en mi vida con un gran rencorGuardando la amargura del ayer En esta vida dejare tan solo de sufrirEl dia postrero en que me olvide yo de ti. Pero eso, cariño, este pobre corazonNunca lo podra conseguir Adios, amor adios, ensueño de mi vida.A mi corazon lo siento desmayar.Me invade un hondo dolor en mi partida,Asi que a otros lugares me ire para poder llorar

A la orilla del rio los niños juegan Llenos de ilusiones el alma enseñan A esas aguas claras que el sol relumbra Que iluminan sus sueños y alejan la penumbra Chapoteadero de vida, dales tus tesoros.Deja que sus juegos sean de luz, meteoros Que no pierdan nunca la feliz inocencia Que no los lastime el tiempo con su vil intransigencia Quien fuera niño en este mundo de locos En el cual los cuerdos son, la verdad pocos Y volver a jugar en el jardin revoltosos O volver a bañarse es esa agua tan clara Limpiar el espiritu del dolor que soportara Y en esas aguas de ensueño, el corazon de pena por fin liberara

Tu alma bella, es de sentir puroPero guarda en sus pasillos secretos oscurosLa vida te ha castigado, pero no has desertadoEs por eso que con amor siempre te he admiradoEres mezcla extraña de locuara y dramatismoEspiritu cautivo de tus propias alegrias y pesares¡Cuanto quiesiera mi corazon que libre anduvieresPor caminos de luz y dicha, que no fueran simples espejismos!Pero debo contentarme, por ahora, solamenteCon ser apoyo en momentos de mayor tristezaY regocijarme cuando en ti vea una sonrisa de alegria simplementePor que solo eso basta para tener en el destino esperanzaEn que la existencia pueda ser feliz completamenteY que la vida te entregue sus dones y su grandeza