En un mundo de egoístas, cuidado con hacer demasiados favores. Tú tienes buena intención, pero los demás podrían verte cual muñeco sin alma.No por ello digo que no hagas nada por nadie, pero debes saber mantener tus limites y saber cuando parar, pues la costumbre cuesta cambiarla y si se acostumbran a que estés disponible para los demás, los cambios serán difíciles y tú serás el malo.