Un día un hombre me pregunto que se sentía el vivir tantos años, conocer tantos lugares y a tantas personas. Envidia le respondí.Me quedo mirando incrédulo para agregar en tono de mofa y ¿Qué es lo que undios puede envidiar de un hombre? A lo que le respondí divertido, pues lo mismo que un hombre envidia de undios...El hombre siempre de una u otra forma ha deseado siempre la inmortalidad, el trascender de los limites que su delicada naturaleza para...no sé bien para qué. Por lo menos yo después de sobrevivir a todos a los que conocí y ame considero que somos tan limitados, tan simples que buscamos algo que en el fondo no tiene ningún sentido. Es natural y deseado por un hombre el ser reconocido y admirado entre sus pares porque obtiene beneficios o ventajas, sin embargo cuando uno atraviesa eras, dejas de pertenecer a un grupo o un lugar y se pierde el sentido de todo aquello. De cierta forma siente que nada de lo que le entreguen es lo que necesita y comienza a añorar lo que fue, a los que se fueron, los que nadie más que nosotros mismos recordamos por el solo hecho de existir en su era y su lugar.Hoy tantos años después de escoger el trascender, me miro y solo puedo encontrar el fantasma de lo que un día fui y sufro al pensar que cada día pierdo un poco más de mi esencia, o lo que algunos llaman alma, mientras me extravió en la inmortalidad del silencio. Sonó el reloj a las 7.00 como todas las mañanas.Tome una ducha, me vestí e improvise un desayuno como cada día y me fui. Era undía gris y las hojas caían como cada otoño, mientras yo partía al trabajo como cada martes. Observe a mí alrededor las mismas personas, los mismos autos, los mismos perros vagos, el mismo recorrido que mecánicamente recorría a esa misma hora. Tome el mismo tren que de costumbre y me baje en la misma estación, camine y me detuve en los mismos lugares, hable con las mismas personas y entre a la misma oficina que había entrado el día anterior y tantos otros. Me deje caer como de costumbre en el mismo asiento de siempre y sentí que llevabamilenios allí.El jefe estaba en viaje de negocios, sin embargo estábamos cargados de trabajo como cada fin de temporada. Tras varias horas varios salieron a almorzar, otros como yo se quedaron adelantando. Como tantos otros días, saque una manzana y empecé a comer, mientras avanzaba. En eso estaba cuando un pedazo de manzana me traiciono y empecé a ahogarme. Intente pedir ayuda pero nadie se percato de mi situación, estaban muy ocupados para percatarse de una anormalidad como esa... Esa noche caminaba sin rumbo alguno, solo me dejaba llevar como una hoja con el viento. No quería volver a casa y pelear. Estaba cansada y quería distraerme.Por las calles todos caminaban de prisa, como si la vida se les fuera como el agua entre los dedos. ¿Cuántos de ellos aún albergaban la esperanza de cumplir sus sueños, concretar sus proyectos ycambiar el mundo? Yo sentía que mi vida era plana y sin sentido. Al fin y al cabo era una cobarde. No me atrevía a enfrentar mis miedos, solo escapada como esa noche.La muerte infunde temor en todos, quien dice que no la teme está mintiendo, porque nadie sabe lo que ocurre después de la muerte y todos tememos a lo desconocido.Y si esto ocurre con aquellos que han cumplido sus metas, saben lo que quieren y los que han dejado un legado ¿Qué es lo que ocurre con aquellos que no tienen la menor idea de lo que buscan y no han dejado nada tras de ellos? Por un momento sentí un escalofrió y algo me saco de mis cavilaciones. Una multitud se había congregado en la calle ¿un accidente? Meacerque a la gente y escuche lo que los testigos decían a la policía. "una chica cruzaba la calle cuando de la nada salió un auto, la impacto y la lanzo por los aires. Se había estrellado la cabeza con la acera y el auto había seguido su recorrido a toda velocidad para perderse a lo lejos". Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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