• Alejandra Correas Vázquez
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  • País: Argentina
 
LA  PELADA  DE  LA  CAÑADA  (PINCELADAS)...................Entonces éramos todos parte del Calicanto, con la misma Pelada de la Cañada arrullando su canto melancólico, cuando apoyada sobre la blanca pirca de piedras sostenía su dolor incomprensible, para nosotros... en aquel tiempo tan alegres.Entonces éramos todos parte de una ciudad cordobesa, bohemia e ilustrada, entre los fantômas jesuíticos del Monserrat nocturno, ruidosos y poco juiciosos. Entre los fantômas silentes, en esos estáticos asientos de sus palcos, de nuestro teatro Rivera Indarte.Éramos nosotros los nocturnales dueños de esta pirca mágica y antigua, sencilla y seductora, en el invierno gélido de sus amaneceres. Las heladas escarchaban las sierras circundantes y el vaho neblinoso del pozo cordobés, confundía su blanquísimo esmalte con las piedras blancas del borde en el nuevo Calicanto, nostálgico de su pirca rústica con simple cantos rodados. Allí donde la Pelada de la Cañada de espalda juvenil y con rostro de calavera, asustaba antaño a las viejas iglesieras que iban a misa de 6 hs... Y a las niñas mozas que iban camino a la escuela. Como nuestro mayor poeta folklórico cordobés -el Chango Rodríguez- nos dijera :"Soy piedra del Calicantoagüita de la Cañadaa mí me asustó el fantasmade la famosa Pelada"Queríamos encontrarla lloriscosa como mito imponderable y fantasmal, pero siempre habría de esconderse de nosotros. Éramos alegres y ella triste. Nunca quiso compartir sus penas desconocidas con nosotros, ni mostrarnos su paso juvenil y zigzagueante, cuando de espaldas aparecía, para luego aterrar con su rostro de huesos al volverse... ¡Y así agradecer la compasión de aquel personaje desprevenido que intentase darle un consuelo!......................................¿Dónde estás Pelada? ¿Qué rumbo nuevo tomó tu pintoresca figura? ¿A qué paisaje desconocido fuiste a decorar sus entornos? ...Aún hoy pervives entre nosotros.......................................En esas noches bohemias de tantas, las verdes "tipas" con su ostentoso ramaje caían melancólicas, rozando las turbias aguas de la creciente última. El borde de blancas piedras parecía delinearse bajo una luna helada, donde lo corriente o lo insólito estaban a nuestro alcance. Porque era nuestra esa vitalidad que no obedecía a imposiciones ni necesitaba de tutores. Tomábamos la amistad que emanaba de cada uno, sin revisar sus bolsillos ni exigirle líneas genealógicas.Más allá del serpenteo blanco de nuestra Cañada, incompresibles héroes incendiaban las calles y añicaban las vidrieras, al parecer -según ellos decían- para ofrendarnos una vida feliz ...¡pues no conocían la nuestra, de soñadores noctámbulos!.La subversión colocaba bombas en el centro cordobés y la represión caía en pos de ella con igual violencia. Mientras nosotros seguíamos con nuestras pláticas lejos de ambos contendientes, sentados junto a las frondosas "tipas" sobre el borde blanco de la Cañada (ella nostalgiosa de su antiguo Calicanto con piedra bola, más rústico y más romántico). Las bombas terroristas llenaban la noche entre fuertes llamaradas y la represión corría en pos de ella, en su busca, sin fijarse en nosotros.La ciudad, en medio del caos, sobrevivía en nosotros.¡Córdoba la Docta, éramos sólo nosotros... los bohemios!...................................Alejandra Correas Vázquez...................................Pelada de la Cañada :  fantasma míticoTiene dos versiones Una cabeza redonda, y blanca,  rapadaOtra segunda versión con cabeza de calavera
LA  BAJADA  DEL   NEGRITO  MUERTO ..................................................  1-- EL  ESCENARIO              Bajando desde la Estación de Alta Córdoba en dirección al centro de la ciudad, había que cruzar hace ya mucho tiempo (hasta los años de la década de 1940) una extensa zona barrancosa que constituía en medio del declive proporcionado por el Río Suquía, un escenario sorprendente por su belleza escarpada y la vista panorámica de la ciudad ornamentada con el cordón serrano. Esta especie de "balcón" natural estaba aureolado por leyendas folklóricas, con su manto romántico y conflictivo de tragedias "orilleras", adonde ningún miembro de esta ciudad universitaria atreveríase a pasar durante las horas sombrías de la noche ... era :   "La Bajada del Negrito Muerto".  La sociedad cordobesa la aisló, y en la primera mitad del siglo XX tomábala como referencia de todo lo insólito e increíble, en cuanto a su conducta ciudadana. Para un citadino "tipo" la civilización como tal, no tenía lugar dentro de ella. Y la policía local tradicionalmente dura, hizo de cuenta que la Bajada no pertenecía al mapa de Córdoba.2 --- EL  NIÑO  El origen de su nombre tuvo distintas explicaciones y formó parte de la leyenda cordobesa, en la mitad primera del siglo. Para algunos, tratóse de una criatura perdida mientras jugaba en el escenario barrancal (cuyas alternativas de diversión eran infinitas) y quien no pudo hallar una vez caído el manto nocturno, su camino de regreso al  hogar.   La helada de aquel invierno, sumada a la contingencia del río escarchado (cuando el Río Suquía era aún un aluvión poderoso) determinaron su deceso. Fue enterrado en el mismo lugar de su hallazgo  -sin nombre- y la cruz colocada por manos piadosas sobre aquel montículo de greda, convertiríase con los años en un santuario colectivo, de estructura primitiva, que el avance ciudadano terminó por eliminar.3 -  EL  MULATILLO Otra versión relata el origen de este nombre como correspondiente al período innovador donde las familias argentinas debían adaptarse al decreto de "Libertad de Vientre" de 1813. Todo negro o negra, mulata o mulato, pardo o parda, que naciese a partir de esa fecha era legalmente libre. Uno de estos nuevos "ciudadanos libres" habría sido el Negrito de la Bajada de Alta Córdoba. El cual fue abandonado allí una tarde, entre las crestas del escenario de greda, a una edad que no superaba los siete años cuando su "ex-amo" consideró que su filantropía sin retribución, estaba concluida.El mulatillo erró solitario y temeroso sin atreverse a llegar hasta ningún rancho pulguiento de aquel ambiente olvidado, como todo niño criado entre algodones. Incapaz de mendigar, sin alcanzar a adquirir conciencia de su nueva situación y repugnado ante el espectáculo insólito que lo envolvía en torno a la barranca (del cual él nunca hubiera concebido su existencia)... terminó por caer desfalleciente. El agua del Río Suquía que pudo haberlo salvado para no morir de sed, corría turbia por las crecientes y roja debido a las filtraciones de la greda barrancal que se desmoronaba segundo a segundo. ¡En nada parecíase aquel líquido terroso a la transparente sustancia acuosa del aljibe de su mansión natal!             El negrito no se incorporaría nunca a su nueva condición de pordiosero, con futuro único de proletario. Con un devenir incierto de sacrificio y hambre. De jornales y desocupación. De chozas y rancheríos. De harapos y piojos. De pies descalzos... y la "libertad" impuesta era en su caso, una esclavitud de por vida. Una existencia sin comodidades. Sin lujo. Sin los juegos placenteros donde solía acompañar feliz, a los hijos de sus ex amo... Y amaneció muerto.   Toda una mitología popular y folklórica se tejió en su derredor, volviéndose célebre la cruz erigida en el sitio donde fuera hallado su cuerpito extenuado. La Bajada del Negrito Muerto tomó de él su nombre, transformándolo en epicentro de largas tradiciones con acervo vernáculo. ¡Rousseau aplicado a garrote habría producido una víctima inmortal!... Las Orillas peligrosas de Córdoba nacieron de esa libertad, de ese derecho a la libertad. Y en cuanto a esta parte del argumento, toda la antigua población citadina lo manifestaba con certeza.  4 --- ABANDONO  DE  PERSONA              La "Libertad de Vientre" de 1813 fue una ordenanza muy acertada que debía preparar a los nuevos citadinos (ahora legalmente autónomos desde su nacimiento) para una nueva vida. No se produjo de este modo un desbande de mulatos hacia la calle, sin techo, sin comida, sin ropa (como sucedió en Brasil y el Sur norteamericano). Ya que sus amos al dejar de utilizarlos iban también a dejar de asistirlos, perdiendo con ello la comodidad brindada por el mentado "paternalismo argentino", que solventaba antaño las necesidades de vestuario, casa y alimentos. Especialmente en gente como ellos --los Angolas- que desde su llegada a territorio cordobés, doscientos años antes, no sabían ganarse el sustento en la calle.  No se les impuso una partida obligada sin la experiencia vital, ni la preparación adecuada. Cosa que sabemos sucedió después en Brasil y Norteamérica. Los argentinos actuaron con mucha misericordia con sus negros y mulatos. Se intentó con esta disposición tomar distancia de una situación a la otra. Fue una medida pensada, sopesada y estructurada, para no producir una real violación a los derechos humanos, o sea "el abandono de persona".                Pero desde 1814 se presentó el problema de los negritos que aún mamaban. De los que debían aprender a caminar. De los que intentaban hablar por primera vez. De los que entraban recién en la primera infancia y además, de los preadolescentes incapacitados todavía para correr vida. Todos ellos debían continuar cuidados por sus madres y siguieron de este modo, acostumbrándose a la viejas familias, donde con el nombre de "entenados" quedaron allí por otras dos generaciones más. Esta ley de Libertad de Vientre promulgada por los blancos, pero que no se basaba en un reclamo de los negros, en una nación ganadera cuya capacidad laboral estaba cubierta por los gauchos (a su vez celosos de su espacio propio) traía aparejada como peligro futuro, una situación trágica de : "Abandono de persona".5 --- LIBERTAD  DE  VIENTRE  Pero la aplicación de esta ley que en la práctica habíase retrasado, apareció de pronto con "mano de hierro" a la llegada de la democracia al final del siglo XIX, por orden oficial y con argumentos muy válidos ...¡La historia era irreversible.!... Los nuevos hombres libres fueron "liberados" rápidamente por sus amos, de acuerdo a la ley que comenzó a aplicarse con todo su vigor, una vez que los inmigrantes europeos arribaron con el ferrocarril y el feudalismo local comenzó a extinguirse. La firmeza impuesta por las autoridades determinó su liberación inmediata, en forma absoluta, con todas sus consecuencias. Y cuando apenas entraban en edad utilizable --a los siete u ocho años-- antes de que empezaran a comer mucho, eran liberados drásticamente por su feudatarios. Su "liberación" consistiría simplemente en una expulsión domiciliaria. En una abandono de persona... lo que iba a convertir a los caminos y sitios orilleros de Córdoba, en recintos de vagabundos.6 --- UNA  TREGUALas "Actas Capitulares" de Córdoba hablan de la compra de doscientos negros al "Reino de Angola" en 1620, pagados con : "¡harina y biscocho!". Eran tiempos duros. No había moneda circulante. Pero Argentina es una nación sudamericana sin presencia de raza negra. Se desconoce hasta hoy por qué se extinguieron. Sólo conocemos la disposición de "libertad de vientre" de 1813 aplicada con todo su rigor hacia finales del siglo XIX. Fue muy difícil la vida de los últimos negros Angolas de Córdoba y muchas veces sus "libertarios" eran tan sólo oportunistas, quienes los esclavizaban (no en la documentación como sus ex amos) sino en el trabajo real explotativo. A quienes estos antiguos y obscuros ornatos de la vieja aristocracia colonial, terminaban por aborrecer con sabor a nostalgia pasada, "disgraciándose" en un crimen y escondiéndose en la barranca de Alta Córdoba ¡...Adonde nadie los buscaría...!  Acostumbrados tal cual ellos estaban a vestir de librea como conserjes, guardaespaldas, guardallaves, mayordomos, cocineras, amas de leche, "hermanos de leche", mucamas, doncellas y acompañantes ... O en oficios muy preciados de herreros, carpinteros, plateros, decoradores de templos, calígrafos (pues Angola de donde ellos procedían tenía una buena civilización africana) ... Y terminaban por aborrecer a sus nuevos patrones,            Indocumentados desde su nacimiento al llegar como esclavos elegidos por sus oficios, para el servicio doméstico de las familias (pues los gauchos cubrían las necesidades del trabajo campero), eran voluntariosos y comilones. Tenían generalmente a su cargo la administración de las casas coloniales. Pero estaban también  restringidos a ellas, a ese ambiente que los limitaba, como también que los protegía de la intemperie y de la inseguridad. Eran ellos aquí en Sudamérica y en especial en tierras argentinas, tan extranjeros como los mismos blancos y llegaron casi juntos. Pisaban igualmente que sus amos, como intrusos esta tierra de la Pachamama, cuyos dueños naturales eran los indios. Sin embargo, bien se sabía, llevaban hacia el final de esta vida conjunta entre amos y esclavos, durante siglos desde su llegada, abundante sangre de sus familias propietarias. Un ADN lo hubiera demostrado. ¡Y esto último fue lo que más desconcertó a quienes venían tras ellos con ofertas libertarias!   Pues era su propia familia la que perdían al separarse de ellas, como iba a perderse con el tiempo el paternalismo argentino ...Y finalmente también, el rastro completo de ellos mismos... Los más afectuosos se quedaron para siempre, enfrentaron a las partidas policiales que llegaban en su busca y hasta se escondieron en la despensa ("¡Como negro escondido en la despensa!"... frase acuñada). Pero los díscolos y rebeldes terminaron en la barranca de Alta Córdoba. La Bajada del Negrito Muerto fue sin duda, el último sitio donde se los viera deambular. Un rústico escenario que sirvióles de amparo y hogar. Su greda y sus soles cadenciaron sus pasos finales, en este mutis por el foro imprevisto, sin futuro y sin alma. Al concluir el siglo XIX que todo lo había transmutado, aún podían verse sus figuras declinantes sobre las crestas rojizas. De esta manera la Bajada del Negrito Muerto fue para ellos, como un paréntesis -"una tregua"-- en este pasaje cortante que iba del siglo XIX al XX.7 --- PAISAJE  PÓSTUMO           Ya no eran esclavos del hombre blanco que los trajera desde Angola, sino de la greda barrancal, de las crecientes y de la pobreza. Se los había "emancipado" para no darles ni el lugar del gaucho, ni el del indio, ni el del mestizo. Fue la barranca su cobijo, la infertilidad de la greda su comida, el cielo su techo. Los rancheríos esparcidos no tuvieron diseño ni distribución fija. Y mancomunadamente con los obreros indios arribados desde el norte argentino con el ferrocarril (tras una ilusión incumplida) fundieron en un solo crisol cual caldero mágico todas sus angustias de abandono. De modo que reelaborando sentimientos de destierro y fracaso, sintieron la necesidad de invocar al prodigio salvador.            No existiendo rastro afro-ritual alguno durante el tiempo cuando vivieron con sus amos en las casonas coloniales cordobesas, o en los templos religiosos, su memoria colectiva pareciera haber reaparecido de improviso en la barranca roja. Vivencias mágicas o afloración de un pasado oculto. Sobrevivencia de su ancestral herencia angoleña, ante el infortunio del hombre que es abandonado por completo a una suerte incierta.  Pues reaparecieron de improviso ante la vista atónita de los conciudadanos universitarios, todos esos misterios olvidados en el pasado de su África original.            Aquellos rituales vistos de reojo con desconfianza por los citadinos sobre la cresta de la Bajada (con desfiles de antorchas) brindarían un paisaje póstumo al panorama abierto de la gran faja barrancal de Alta Córdoba... Una connotación folklórica a esa inmensa bajada de antaño con su greda roja, hoy cubierta por edificios modernos. La Bajada del Negrito Muerto que allí existía en otro tiempo, era romántica, conflictuada, tragicómica, mistérica y bella en su configuración estética. Dominaba todo el espectáculo visual del Río Suquía con sus esculturales formaciones de greda y sus desbordes de agua. ¡Y el espectáculo inmenso y abierto de la serranía cordobesa que en aquel entonces -hasta la década de 1940- se divisaba en su plenitud desde ella!................................Alejandra Correas Vázquez...............................
LA FARAONA RUBIA...........................No tenía veinte años aún Tuthmosis IV (abuelo de Akhenatón, 1500 AC)) cuando nuestro personaje recibió la Doble Corona (la roja del norte y la blanca del sur) haciéndose cargo del Faraonato, al que él iba a transmutar por completo. E hízose cargo con el fuego de su juventud, de un país que era todo un ejército enardecido y en movimiento. Los países vecinos pensaban sobre Egipto en términos de rechazo, debido a las invasiones y abusos que su padre y abuelo habían cometido anteriormente. Pero él habría de cambiarles a todos (propìos y vecinos) ese mal concepto, logrando intercambio de embajadores. Previamente al asumir, debió ponerse a la cabeza de aquel ejército. Primero hacia Medio Oriente y después hacia Nubia, (Kush). Pero a su regreso volvió cubierto de pactos de paz, que ya no se alterarían por más de un siglo.Podemos imaginarnos estos muy curiosos pasajes de su vida, cuando el esbelto y refinado monarca recién llegado al trono de Egipto, debía acampar entre feroces guerreros que hacían temblar desde hacía medio siglo, a todas las naciones de su época. Tal como Marco Aurelio escribía tratados de filosofía en su carpa de campaña, al frente de los ejércitos romanos. Pero Tuthmosis IV tuvo una suerte mucho mayor, pues impuso su personalidad sensible all imperio egipcio y los países vecinos.Hemos de destacar ante todo, su profunda capacidad diplomática que fue la llave de su triunfo. Sin embargo, determinar tratados de paz con los países orientales que nunca habían querido la guerra, no revestía dificultad alguna. Es más, lo anhelaban. Pero ahora encontrábanse los egipcios, junto con este paladín del pacifismo, que ellos habían dejado de ser los agresores, para enfrentarse ante el peligro de los bárbaros recién llegados a su historia... las primersas hordas arias...¡Mitannia!... Y este peligro amenazaba en común a todos. A los hombres del Nilo tanto como a los del Medio Oriente.............................................La invasión. El saqueo. Los incendios. La hordas indoarias que ya destruyeron la civilización de Sumeria en el año 2.006 a. C. avanzan ahora sin piedad dejando a su paso la desolación. Es el "Malón", tal como lo hemos conocido en el Cono Sur sudamericano...Y allí están, son los mismos en herencia de milenios. El salvaje siempre es igual y no respeta trabajo ni orden, aunque tenga otro color de piel . Son ellos los bárbaros al igual que los temibles caciques de Argentina : Pincén, Calfulcurá, Saldán, Catriel, Namuncurá. ...Pero... los mitannios ¡Son rubios! De bellísimos ojos celestes, piel rosada y manos blanquísimas. Sus mujeres, feroces y salvajes valquirias, tienen una belleza deslumbrante.Los maloneros de Mitannia no dejan la hierba crecer a su paso y cuando en el futuro (dentro de un siglo más) avancen sobre las civilizaciones paquistanas del Valle del Indo, destruirán las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Hablan el idioma persa. No saben vestirse ni lavarse. Cuatrerean simplemente, como Pincén o Saldán. Pero con la ferocidad de los primeros malones.¡No! ... El joven Tuthmosis no ama la guerra y desea terminar con ella. Suprimirla. Pero los feroces guerreros indoarios de Mitannia avanzan hacia él con premura y sin tregua. Poderosos en su orgullo de maloneros triunfantes (de bárbaros blancos como los que invadieron Roma), los mitanios se sonríen ante la vista de Egipto. conscientes de su superioridad bélica, frente a un país ahora pacifista...................................................................Tuthmosis piensa. Heliópolis piensa. Sus esperanzas pueden esfumarse como una bruma. Todo este proceso de esplendor humanista y pacifista que va resurgiendo de las cenizas, es el triunfo de On, el monasterio heliopolitano que lo ha formado. Sus misteriosos monjes anhelan demostrar a los testigos de su época y a los espectadores del futuro, que los hombres pueden progresar, gozar, enriquecerse, cosechar, construir, prosperar y amar; viviendo en una coordinación equilibrada.Este monarca que ahora representa a Egipto -un muchacho- tiene la edad de los remeros, de los bailarines, de los acróbatas, de los aprendices Pero ha asumido responsabilidades mucho mayores a todos ellos juntos. Ha renunciado a su propia juventud como tal, para vivir otra juventud, la juventud de una propuesta. Tuthmosis IV personifica con su cargo de faraón al conjunto de ideas e ideales del cuerpo directivo de Heliópolis, encarnados en su persona. Y él no está dispuesto ahora -cuando se han logrado tantos avances en materia internacional- a retroceder y caer en el juego de los belicistas.Por los caminos de un pasado pretérito que nadie quiere recordar, vuelve la barbarie que asoló en el año 2006 a.C. a Sumeria y Babilonia ...Ahora es el siglo XVII a.C.... Han pasado tres siglos y los bárbaros reaparecen nuevamente con todo el vigor de su raza primitiva, tal como sucedió con Roma. Otra vez las hordas indoarias emergen por el horizonte desparramando pánico. La historia está presta a enfrentar a todos ellos, de nuevo, con la desolación. Aquélla que llevó al rey asiático Ibsha junto con su pueblo, a pedir refugio en Egipto, allá por el siglo XX a.C. En el mismo tiempo que el bíblico Abraham refúgiase también con su familia, en la corte del faraón Amenemhat II de la dinastía XII. Un coro de espantos acuden a su memoria desvelándoles la esperanza. Como una sombra irresistible, los fantasmas de Ur acuden a sus recuerdos entre lúgubres llamaradas..............................................Inmutables en sus preceptos, los heliopolitanos son empero, muy fértiles de imaginación y acuden siempre a soluciones pragmáticas. Serenos y pacientes ante las calamidades, son por otra parte, agudos y rápidos en los cambios de frente. Dueños del poder actual de Egipto, sortearán la amenaza con un pase genial. Tanto como inesperado.Heliópolis ama a Egipto y no quiere perderlo, dejarlo en manos de la invasión. Los hombres del Medio Oriente que han pactado Paz con el joven Tuthmosis, descienden a su vez por su parte, de aquéllos hombres civilizados que abandonaron Sumeria y Babilonia, ante el avance depredador de bárbaros indoarios. Pero ahora, en la "media luna fértil" ya no quieren abandonar este escenario nuevo que ha sido su hogar en los últimos siglos ...¡NO!.. Ya no quieren emprender aquel angustioso éxodo de la emigración masiva. Desde que llegaron allí, ellos desean aclimatarse, detenerse en su loca fuga. Como si un resabio interior, como si una voz de la especie, se los comunicase. Es notable la facilidad con que ellos dejaron Mesopotamia sin regresar (no hay más noticia del pueblo sumerio) en el año 2006 a. C.. y el empeño febril que tienen en este nuevo alojamiento. Tanto como en el "pie a terre" que de alguna manera u otra, han puesto en Egipto. Tal como las tenazas de la "enamorada del muro" que se empeñan en resistir a cualquier precio. Se rescata de ellos, que son adeptos al Nilo. Después de fracasar a tener faraones propios (se apropiaron de Egipto en la dinastía XV con los Reyes Hiksos y el bíblico José) continuaron con el deseo de nunca desvincularse de él. Perseguidos o aplaudidos, los hombres del Medio Oriente durante estos siglos, parecen como hechizados por el Nilo, no comprenden la vida sin su cercanía.Pero nada parecía posible, para hacer desistir a estos maloneros mitanios indoarios de invadir Egipto (presa ansiada a la que ellos veían fácil de lograr y que realmente les interesaba saquear)... No pudiendo hacerlos retroceder y viendo el proceso incontenible que avanzaba hacia ellos en forma trágica, los políticos heliopolitanos van a salir a su encuentro. Forjarán un nuevo concepto : ¡Transformar a Mitannia, culturizándola, en su aliado político! La resolución es sorprendente. Sólo los hombres de mucha garra política pueden concebir un juego diplomático de esta naturaleza, ante el estupor de todos los testigos de su tiempo. Por su oposición frente a la guerra, ellos harán de Mitanni (tribu nómade que ocupaba un lugar recientemente invadido, como una toldería ranquel) el defensor más grande que tuvo Egipto nunca en sus fronteras. Mitannia en adelante defenderá al Nilo contra todas las otras hordas bárbaras. Será el feroz guardián del Faraonato, sacrificando en su empeño hasta la vida de su propio rey, en una de estas clásicas refriegas entre indoarios. Pues demostró que, a pesar de su primitivismo, era capaz de una profunda y admirable lealtad (distinta a la experiencia posterior que tuvo Egipto con los hititas).El salvajismo de Mitanni radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada de ellas. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto a Tuthmosis IV... Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por "Kukuli, del país de Mitanni". Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: "Yelmo", por ejemplo.Pero no era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes, de renunciar al botín. Sin embargo el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los de la "media luna fértil", esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona ... ¡Y lo hizo!... Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia e iba a cumplirlo.Como clave de todo el proceso (que habría de sellar el pacifismo largamente aguardado, en forma efectiva) figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitanni, de este peligroso pueblo bárbaro indoario. Ello involucraba la Paz para la civilizació con. un devenir lleno de esperanza. Se abrió de pronto un nuevo capítulo para esta dinastía XVIII, presta siempre a adaptarse a los tiempos. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe heliopolitano, al que vimos llegar de improviso a la corona avalado por el Dios-Sol-Esfinge. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia. Con audacia violaba el principio de preservación genética del Faraonato... ¡pero salvaba a Egipto!...................................................El rey Artatama se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero -dicen las crónicas mitannias,-no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con tales presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros indoarios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia.Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza -la aria- que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. (Brillo cultural europero del cual todavía hoy dependemos). Consultó el jefe mitanio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el "Sí". Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia. La faraona rubia. Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. Este matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. El empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando... ¡Porque hay que salvar a Egipto!.....................................................Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo, más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma. Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. Así era Mutemuia. Blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo, faraón Tuthmosis IV.La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas, que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, asombraba con su estampa vigorosa esa corte amante de las finezas. Y a su lado Tuthmosis, morocho, casi de piel rojiza, ojos y cabellos negros, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras a su lado Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida y recién llegada de la toldería.Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del príncipe heliopolitano y atrajo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis educado para la estética -que por entonces tenía poco más de veinte años vibrantes de juventud- inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos estéticos (luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia). Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol...............................................Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una "prima donna" asombraba.Por el contrario, todas las tradiciones arias nos hablan siempre del bel canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los "cantos de guerra", son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia, la faraona rubia..Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo más tarde -el famoso faraón Amenofis III llamado "El Magnífico", padre de Akhenatón- se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras.Mutemuia había llegado a Egipto en el momento preciso, en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo :"Con su voz hace feliz al mismo Dios"........................................Alejandra Correas Vázquez.......................................
CRUZ  DEL  SUR----------------(Estampa Colonial)1 - PERSONAJESEran la india y el conquistador. La raza vencida y la raza triunfante. Ella era una Ñusta, princesa inca, y el un capitán español, soldado de armas de Carlos V. Aquel era el Perú del siglo XVI.  Pero ambos eran una mujer y un hombre, al fin de cuentas como todos los otros que deambulaban en forma incierta, en esa tierra antigua del Tiwantisuyo que ahora pertenecía a la corona imperial de los Habsburgos. Un escenario pródigo a veces y mezquino en otras ocasiones. Ella llamábase Auca y él Don Alvaro. Y ahora habíanse encontrado en la mitad de sus vidas, en ese escenario dramatizado pero que comenzaba a serenar sus angustias una vez creado el virreinato, con nuevos proyectos a futuro... Con sus hijos semi-adolescentes  y con ansias de Hogar. El, en su viudez aventurera de guerras y fatigas, con un Perú recién conquistado y una dilatada Encomienda en sus manos. El capitán español transformado de este modo en Encomendero del Rey (para hacer producir esa tierra como determinaba el nuevo orden) hallábase allí acompañado por su hija Elinora, quien recientemente desembarcara para reunirse con él. Era esta doncella núbil una hermosa niña muy rubia de rostro redondo y ojos claros, a punto de despuntar como pequeña dama. Necesitaba una madre para ella, una educadora que le enseñara finezas, y también una gran dama que ocupase el cargo de ama en su Encomienda. Nada mejor para todo ello que una princesa inca, una Ñusta.Ella, de nombre Auca y princesa del incario era por tanto una Ñusta. De frente muy alta y nariz afilada, piel clara y cabellera castaña, con un cuerpo espigado como eran todos en la familia reinante de Pachacutec, el anciano inca que supo la llegada de los visitantes europeos, creyéndolos dioses. Dejó dos hijos Huáscar y Atahuallpa, quienes enfrentados al conquistador perdieron sus vidas y el Imperio del Sol. Auca tenía un hijo llamado Inta, cuyo padre fuera un altivo príncipe bravío y exterminado, un Orejón. Pues tal era el nombre que llevaban los nobles incaicos. Ella la india, la quichua, la Ñusta, traía el cansancio y el dolor de su raza. La sed de amparo del vencido, del esposo perdido, de la patria extinguida. Don Alvaro la tomó con la exigencia propia del conquistador. Con el derecho de ley que le asignaba un poder político en tales circunstancias, transformando a la Ñusta vencida, en Doña Auca. Y la Encomienda era tierra... Tierra con hombres de labor que él no había tenido en España. Don Alvaro tenía origen labrador, pues los mejores soldados y guerreros proceden de ese origen. Tal como Macedonia fue una nación de agricultores que llevaron adelante los proyectos bélicos de Filipo. El incaísmo fue también una nación de labradores, con métodos muy sofisticados que hicieron fructificar las Encomiendas del Perú rápidamente.Y ambos se fueron a dejar en el valle la otra mitad de sus vidas.  2 - EL  HIJO Inta crecía fuerte y orgulloso. Siendo un preadolescente aprendió con rapidez la lengua de Castilla. Gustaba ver despejar el monte de churquizales poniendo también él manos a la obra. Y lo hacía con desesperación, como si participara de una batalla vengadora. Pero luego se lo veía feliz al contemplar su florecimiento.No era comunicativo con su padrastro, sin embargo lo secundaba entusiasmado en la dirección de aquella heredad que había dejado de ser la tierra del imperio del Sol, para convertirse en el imperio donde no se ponía el Sol. Pedía continuamente sus consejos, pues reconocía que el antiguo agricultor español, a pesar de sus años de milicia, conservaba vivos sus conocimientos del viejo oficio. Una armonía sin contrastes, dentro de habitantes de por sí contrastados, cobijaba a todos ellos envolviéndolos, de una jornada a la otra, de un atardecer al siguiente.¡Hasta un día! ...El día en que Inta de regreso del Cuzco cabalgando en su brioso caballo blanco,  halló al desmontar en la casa grande de la Encomienda a una joven de sangre mestiza, quien hallábase allí de visita junto a sus padres... Su nombre era Dolores... de abundante cabellera negra y lacia, tez clara y ojos azules muy rasgados, que mostraban la evidencia de un cruce racial. Ella era hija de otro conquistador del Perú con una Virgen del Sol, esas damas célebres por su belleza en la corte del Inca. Y él quedó prendado de Dolores. El matrimonio de los jóvenes se celebró con una gran fiesta campestre. Inta ya había crecido en forma suficiente transformándose en un joven alto y esbelto como fuera su padre, pero su madre no lo había advertido hasta entonces. El acontecimiento no perturbó en apariencias la vida cotidiana. Nada faltaba. Inta trabajaba con más entusiasmo que antes, era riguroso en sus tareas de administrador y superó sus esfuerzos cuando a la joven pareja les nació un niño, al que dieron el nombre de Jerónimo.El valle despejado de monte y florecido de cultivos fue viendo crecer al pequeñuelo robusto y hermoso. Tenía la gracia de los bebitos que abren los ojos mirando la naturaleza, y sonríen con su primer diente ante una variedad de rostros, diversos como en este caso. Y hasta el impulsivo Don Alvaro, tajante en su maneras y con hábitos aún no olvidados de conquista militar, pareció renovarse con la presencia del niño. El señor encomendero no llegó a gozar de su hija cuando era pequeña, porque partió para Indias, y luego al asentarse en Perú y enviar en su busca, ésta ya era una adolescente. Aquél era por tanto, la primera criatura que alzaba en sus brazos, como una experiencia totalmente nueva... ¡Y él que creía conocer todas las vicisitudes de la vida y el camino!Don Alvaro lo llevaba en brazos para hacerle respirar el aire de la mañana y reía con fuerza cuando Jerónimo tironeaba sorprendido de su tupida barba. Era digno de verlos jugar juntos en las pesadas siestas, y Doña Auca que era remolona luego del almuerzo, los espiaba desde su dormitorio que daba a la galería, viendo cómo él elegía piedrecillas del entorno para enseñarle a jugar una "payana". Todas las imágenes de ese pasado sangriento en medio del cual ella conociera a su marido, desaparecieron  de golpe con este cuadro que ahora contemplaba. El era un conquistador del Perú, y este niño el nieto de un noble incaico, un Orejón, a quien Don Alvaro consentía como si fuese su nieto propio. Era el revés de la vida. La inversa. Lo que en el Perú quedó y se arraigó en las décadas subsiguientes, cuando los conquistadores solos y sin mujeres españolas, tomaron por esposas a las desoladas damas de la nobleza incaica. Ñustas y Vírgenes del Sol, huérfanas y viudas. Pues al igual que los espartanos en las Termópilas cuando licenciaron a los soldados periecos (otra casta) que iban con ellos, se inmolaron allí por Esparta... También aquí en Perú se inmolaron sólo los Orejones, dejando un sinnúmero de dolientes damas. De estas uniones iban a nacer el inca Garcilazo de la Vega, los hijos de los Pizarros y Almagros, y muchos otros que brindaron sus apellidos a una amplia descendencia sudamericana.El niño Jerónimo había dinamizado la vida de aquel hogar. Sólo Doña Auca estaba sombría. Auca, la ñusta, la quichua, la india no hablaba. Todo lo guardaba y retenía. Manteníase distante de todas estas manifestaciones familiares que pertenecían a su progenie, de las que no participaba con el entusiasmo de los otros miembros de la casa ...Hasta un día... El día en que Inta le comunicara que partiría de allí, alejándose de aquel lugar, junto con su mujer y su pequeño hijo.Fue entonces cuando el mundo guardado en silencio por la antigua Ñusta desbordó, como una creciente devastadora, intentando cubrirlo todo.-"¡Yo soy tu madre! ¿Cómo podrás ser feliz alejándote de mí que te conozco desde niño, desde mi vientre? ¿Cómo puedes olvidar que juntos hemos pasado la miseria de la derrota? Luego fuimos rescatados juntos los dos, aquí en la Encomienda ¡Qué puede hacer ya un indio solo, suelto, en este cielo español! Aquí en cambio, gobiernas dentro de esta inmensa extensión cual si fueses el hijo varón que Don Alvaro no pudo tener".El hijo la miraba silente y de frente. Su decisión era firme pero las palabras de su madre, muy duras. Ella tomó aliento y continuó:-"¿Adónde piensas ir ahora que el dorado Imperio del Inca ya no existe?"-"Tierras hay al sur, madre mía -contestóle el muchacho- siguiendo la ruta que marcan las estrellas en cruz"Vaciló un momento mientras ambos, madre e hijo, herederos ellos de una patria perdida, mirábanse con la mudez tácita de su antigua raza. Luego el joven continuó:-"¡Voy hacia tierras indias o españolas! Bosques, valles, desiertos. Punas. Pampas. Chacos. Acabanas. Y en algunas de esas partes construiremos una casa, un rancho, un toldo, pero... ¡Nuestro! ¡Solamente nuestro! Donde nosotros seremos los incas."Y despidiéndose de esta manera partió con los suyos sin volver la cabeza hacia atrás. Auca lo llamaba desde la puerta:-"¡Vuelve! ¡Vuelve Inta!... ¡Regresa o no serás feliz! ¡Inta! ¡Inta!"Pero él montado en su espléndido y brioso caballo ricamente enjaezado, seguido de un carruaje acomodado para su mujer y su hijo, había dicho un solo adiós. Lo acompañaba una comitiva de cuatro soldados armados y montados, dispuestos por Don Alvaro para la protección de los jóvenes durante esta travesía, dirigiéndose todos ellos por el camino real, que antes fuera camino del inca, teniendo como guía a la Cruz del Sur..La madre continuó de pie en la puerta por un largo espacio de tiempo, sin apartar la mirada del horizonte vacío. Atardecer rojo, rosado, gris y al fin la noche negra... Don Alvaro, el español, el guerrero triunfante, la tomó de sus manos diciéndole:-"Es la ley de Dios, no se puede violar. Mi Dios no es español, es tuyo y mío, de Inta y del mundo entero. El ha dicho: "El hombre dejará padre y madre y se unirá a una mujer". Y esto se cumple tarde o temprano. Tu hijo parte. No podrás detenerlo, puesto que nadie me pudo detener a mí cuando me embarqué para Indias ... Mientras más intentes retenerlo, más lejos se irá de nosotros y ya no podremos jugar nuevamente con el dulce Jerónimo. Mientras más libre lo dejes ahora que ha madurado, más pronto tendremos al pequeño de visita entre nosotros. Sí. Todos estamos en este momento doloridos, pero Inta va en busca de su destino. Como yo antaño viene en busca del mío y encontré un Perú, te encontré a ti Auca, con tu dolor y tu hijo, para encariñarme con tu nieto finalmente."Auca lo miró con ese mismo silencio mediante el cual habíalo aceptado quince años antes, dentro del escenario de un Perú desolado y devastado, que había dejado de ser el imperio del Sol donde la madre y el hijo nacieran. Cuando Alvaro presentóse ante ella con su estampa varonil de hidalgo enriquecido, de feroz contrincante, y que hiciérale en medio de su dolor el honor de invitarla a ser el ama de una Encomienda.Ya no recordaba la antigua Ñusta si su unión con él, fue de atracción o de refugio. Era él al conocerlo ella, un hombre fuerte y bello, con su toque de perfil morisco y su blancura visigoda. Aquella síntesis también recién inaugurada en la península española, con la destrucción del reino musulmán por el reino cristiano, donde se fusionaron orientales con occidentales. Una síntesis que ahora se desplazaba por antiguo imperio solar del Tiwantisuyo, ofertando nuevos genes sintetizados, en un mismo ser sudamericano. El odio y el amor se amalgamaban con la frecuencia natural de la especie humana. El resentimiento y agradecimiento. La furia y la convivencia. La nostalgia doliente y el devenir próspero. Para finalmente dar a la madre tierra la esperanza de una nueva tarea con nuevas especies de hombres y mujeres, de animales, de granos, de flores, de árboles, incluso traídos de China -como el mágico Arbol del Paraíso- el conocido "paraíso" prodigador de virtudes cuando es colocado en el jardín de una casa, y que iba a crecer y extenderse a todo lo largo de estas tierras de la Cruz del Sur.-"El hijo es un don hermoso -volvió a decirle Don Alvaro- Inta es ya todo un hombre y ambos lo hemos visto madurar. Convertirse en un ciudadano de esta época. Ya no es aquel niño a medio crecer que llegó a la Encomienda. Es ahora todo un hombre. Y yo Auca ... ¿Lo soy para ti?3 - LA  HIJAElinora, la hija de Don Alvaro, se reunió con este grupo familiar siendo una pre-adolescente y no conocía casi nada de su padre. Su madre murió con su nacimiento y era una recién nacida cuando Alvaro partió para Indias, de modo que llegada al Perú se aclimató a ambos esposos como a padres completos.  La núbil doncellita dejaba transcurrir alegre y ausente los días, como si el tiempo se detuviera en ella misma. Hecho que preocupaba a Auca, consciente de su responsabilidad en educarla. Caminaba sola durante horas levantándose al alba, y recorría las adyacencias del dominio paterno haciendo que su presencia fuese como una visión refrescante, para los cobrizos hombres de labor quienes veíanla como a un hada de buenos presagios. Pero Doña Auca preocupada, encargaba a una criadita ir en su busca lo más presto posible.Su tierna candidez hallábase muy distante de los duros desencuentros ocurridos durante la conquista, y que habíanla depositado en aquellas tierras peruanas. Pasado un tiempo, como si fuera la misma niña que llegara a Indias, reía encantada con unas ranitas multicolores que ella recogía de los campos en su amplia falda, y que luego bañaba dentro de un fuentón. Elinora recibió con gran entusiasmo la llegada de Dolores a la familia. Ella no había tenido ninguna hermana y además Inta estaba siempre ocupado junto a su padre. Ambas hiciéronse muy amigas y acompañó a la futura madre en toda su preñez. Más aún acrecentó su alegría la llegada de Jerónimo, el niño de la joven pareja. Elinora tomóle un cariño especial, y a través suyo se apartó ya por completo del aislamiento casi melancólico en que hasta entonces vivía. Era como si recién entonces, acariciando al bebé, ingresara en el sentimiento de la tierra que la rodeaba.Cuando ellos partieron su tristeza fue infinita.   4 -  TIEMPOTiempo. El tiempo se escurrió entre los crepúsculos del valle. Y el tiempo borró con su distinta coloración de cielos, a la figura esbelta del jinete erguido e incásico, seguido por un carruaje acomodado para su nueva familia, y custodiado por soldados españoles. El tiempo lo borró del horizonte rojo y sólo en el recuerdo se lo podía encontrar. El tiempo también prosperó en nostalgias y el pequeño Jerónimo que todos añoraban, vino de visita. Corrió por las verdes champas de su nacimiento, como si nunca hubiese sido arrancado de ellas. Y no se quejaba Auca de la partida del hijo, y era más tierna con el pequeñuelo de lo que fuera cuando vivía allí con ella.Durante ese espacio de vida lento y transcurrido sin prisa ni temores (como es la vida en toda gran chacra de campo) donde el Virreinato del Perú prosperaba y se agigantaba cubriendo como su heredero, todos los confines del antiguo el Imperio del Inca... sucedieron cosas nuevas. Un arribo europeo notable y numeroso, de nobles "segundones" -y también bastardos ilustrados-pusieron de improviso pie en aquella tierra conquistada para Emperador Don Carlos V, colocando allí una nota distinta.    No eran los mismos de la conquista, pero sentíanse dueños de ella. Muchas veces por este motivo volcaron sus enfrentamientos con los residentes en duelos a espada, ya que los miembros de la conquista oponíanse a perder sus derechos dentro de ella. Pero la conquista había ya pasado. Ahora la corona española necesitaba otro tipo de hombres fieles, preparados y capacitados para la administración de estos inmensos territorios logrados allende los mares. Y no aventureros como los de antaño. Sus exigencias eran verbales, hecha de pergaminos, de sellos y de nombramientos reales. No de hechos vitales derivados de la fuerza. Y los antiguos conquistadores debieron callar, para acallar voces y reclamos. Se decidió que todo encomendero que se encontrase tranquilo sembrando su Encomienda, podía contar con el apoyo Virrey del Perú. Era una nación nueva con hombres nuevos. Ni Pizarro ni Atahuallpa estaban ya más, pero tampoco los soldados y capitanes de esta gesta. Y era necesaria una colaboración distinta en aquel antiguo imperio del sol donde no se ponía el sol. Hombres nuevos. Don Álvaro era uno de ellos, un encomendero dispuesto a colaborar con el nuevo orden dentro de su Encomienda, cual agricultor fuera de nacimiento. 5 - NUEVO  ORDENLos tiempos habían cambiado su curso. Tanto como los conquistadores habían cambiado anteriormente el curso de Sudamérica. El Virreinato desde su constitución, tenía ideas muy diferentes. Como diferentes fueron en sus programas de gobierno, padre e hijo, o sea Carlos V y Felipe II. El primero se caracterizó siempre por las grandes guerras y conquistas (Italia, Francia, Flandes, Túnez, América) inclusive su corona española a la cual reclamó acompañado por un ejército flamenco. Queda el testimonio en los frisos del Escorial en la gran sala de "Las Guerras" donde figura incluso el capitán Hernán Cortés, uno de sus principales asesores en la guerra de Túnez contra los turcos. Guerra que también ganó.Y más tarde la llegada al trono de su hijo Felipe II, al cual tuvo con la bellísima Isabel de Portugal (el gran amor de Don Carlos que murió en el quinto parto), y quien creció rodeado siempre de lusitanos por ello tuvo la tendencia a una marcada administración de sus bienes imperiales. Prohibió como primera medida agregar un solo territorio más, colocando a su vez a los aventureros y conquistadores, en la mira de su ojo con mucho recelo. Así como le gustaba el imperio marítimo comercial de los portugueses, no le gustaba el imperio guerrero. Queja que dejó traslucir el Inca Garcilazo en sus escritos, y la descendencia de Cortés.Felipe II de Austria y Borgoña (la dinastía reinante entonces en Portugal eran los "borgoñones") fue el rey de "las fundaciones". Creó la mayor parte de las ciudades aún vigentes en toda América. También trasladó familias completas a estos territorios ultramarinos para las poblasen. El reinado del hijo del emperador Don Carlos -Felipe- daba otra cohesión, otro futuro al nuevo continente. A la Pachamama.Sus delegados repartiéronse en forma infinita, llegando a inspeccionar cada una de las Encomiendas del Perú y de las Mercedes en el Tucumán. Y eran atendidos en ellas con gala y ceremonia, donde el protocolo incaico -restaurado para estos casos- estuvo en manos de las Ñustas esposas de los antiguos soldados guerreros. 6 - UN  DELEGADO  REALDe este modo la paz solariega y campesina creada por Auca con su familia en la Encomienda de Don Alvaro, fue conmovida de improviso por el anuncio de un delegado real, con misivas lacradas que llegaron en nombre del Virrey. Este hecho era el primer suceso extraño a la propia familia, desde afuera de ella.Un hombre fuerte pero rústico, como era en realidad Don Alvaro, sintióse especialmente inquieto con el anuncio de tal visitante. Recibir en su casa a un noble, por joven que éste fuese, demandaba mucha entereza, incluso para un antiguo conquistador. El había sido un guerrero al cual nunca le había temblado la mano ante el riesgo de vida. Pero, que ahora, ante el emisario de la corona -su inspector- no se hallaba tan seguro de sus fuerzas.Hay momentos en que incluso aquellos personajes que hacen en su derrotero, mayor exhibición de energía vital, parecen perderla cuando el destino se anuncia con una alternativa nueva. Con algo desconocido que viene a cambiarles el entorno donde ellos se hallan seguros de sí mismos. Pues la continuidad y permanencia de lo establecido como norma, aunque sea al costo de duras lucha y bravas batallas, es el ambiente más acariciador para un guerrero. En ello basa su disciplina militar.Don Alvaro pensaba ahora, frente a la llegada de la inspección, perder quizás la Encomienda. No era imposible tampoco la cárcel, como había acontecido con Don Hernando Pizarro (hermano de Francisco) al regresar a España, cuando se lo inculpó de la muerte de Atahuallpa, aunque el triste hecho sucedió en su ausencia y no tuvo parte en ello. Pero los dados habían sido echados y terminó sus días en el castillo de La Mota. Pensando en ello Don Alvaro se preparaba para eventualidades difíciles con la llegada del Delegado Real, sin engañarse... Pero aunque percibía un aire extraño en su derredor, en realidad no estaba preparado para la pérdida que le aguardaba, con mágica sutilidad. Su paz y estabilidad iban a ser de pronto perturbadas ¡desde el interior mismo de su propia familia! El enviado del Virrey que inspeccionaba las tierras evaluando condiciones humanas y ambientales (aplicando el derecho indio del Padre Las Casas), con su escudo nobiliario y verbo elegante, atendido a placer por la esposa y la hija del Encomendero... para sorpresa de todos ¡prendóse de Elinora! La niña había sido educada por Auca, quien antaño fuera princesa incaica y hoy ama de la Encomienda. No tenía los rudos modales de Don Alvaro, sino la fineza de una Ñusta. Y como su estadía allí  iba a ser breve -pues él debía volver de inmediato para presentar su informe al Virrey- quería hacerlo ya desposado con Elinora. Pues iba a radicarse en  forma definitiva en el Alto Perú, donde la Villa Imperial de Potosí comenzaba su auge y ya se edificaban los primeros palacios. De tal modo que él tenía apuro marcado por llegar, para elegir el suyo. Deslumbrado con Elinora y enamorado como todo joven, pidió con cortesía su mano solicitando un pronto matrimonio para partir presto, dejando atrás el Bajo Perú, dirigiéndose ambos hacia Alto Perú.La inspección quedaba así favorable a Don Alvaro, mientras que sus sentimientos y su vida familiar, encontrábanse doloridos. Su duro corazón de guerrero que nunca derramara una lágrima, hallábase ahora compungido. Elinora era el único miembro de su propia sangre que habitaba esa casa, y ahora se iría bastante lejos, hacia el Altiplano. La hija partía gozosa, feliz, enamorada, como también encantada de ir a habitar un palacio en la bellísima y rica Potosí. Su vida daba un giro completo. En unas circunstancias muy distintas a aquéllas donde ella naciera de un padre labriego, más tarde guerrero conquistador y actualmente encomendero de Indias.7 - HUALLPA-"¡Hay Auca, mujer mía" -exprosóle sombríamente Don Alvaro- Yo comprendo bien y lo comprendí desde mi juventud, aquello que te dije un día cuando se marchó tu hijo."La Ñusta miró a su marido con su modo siempre imperturbable. No le era difícil recordar las palabras a que él aludía, pues esos fueron los momentos más duros de sortear dentro de ella misma. Ahora estaba por su parte, dispuesta a apoyar en su incertidumbre al hombre con el cual había ligado su vida, por encima de los hechos dramáticos del pasado, que habíanlos entrelazado. Hoy eran ambos un hombre y una mujer. -"También me dijo mi religión" -continuó así Don Alvaro- "que las palabras eran ..."Mujer después de Dios amarás a tu marido"... ¡Y yo lo creo con fe de guerrero cansado! Hizo silencio. Ambos esposos se miraban con la fe mutua que el tiempo vivido había afianzado en ellos. Luego Don Alvaro continuó expresándole así a Doña Auca:-"Los hijos nos honran, y esa honra al anidar en sus almas los hace vibrar de una manera que los engrandece. Pero ... ¿Qué son los hijos en la vida de los padres? ¿Qué son ahora, ya mayores, cuando no tienen la gracia del pequeño? ... Hoy, que en posesión de una generación más, nos enseñan sobre el mundo."Ella lo miró largamente, con suave y tierno compañerismo. Luego le dijo:-"No conozco las frases de tu religión. Llegué tarde a las prédicas de las Misiones y he olvidado luego de los años, las palabras de la mía. Pero comprendo que alguien nos da tierra, frutos y felicidad. Es cierto que hay dolores y tristezas hondas en el medio de la vida ¡Y yo los tuve en demasía! ... Pero luego vuelve la misma mano y en la medida que lo merecemos cura nuestras llagas. Y porque se nos dio vida debemos darla, porque dimos encanto con nuestras gracias infantiles, las recibimos de nuestros niños. También se nos dio frutos y debemos plantarlos ...Huallpa... la tierra, está abierta para todo lo que sembremos."-"Hemos sembrados mucho en conjunto, Auca- acotó su marido"Miraron en ese momento a través del portal de entrada abierto, de pesada madera, donde recortábanse las siluetas del noble español junto a Elinora. Ellos partían en breve tiempo, mientras que el conquistador y la conquistada, continuarían por los senderos de la Huallpa ... la tierra laborable, la inmortal diosa americana, que se abría fértil ante sus ojos.-"Es un placer verlos aún aquí en la Encomienda, la tierra Huallpa donde se hizo mujer Elinora. No dudo que ella recordará desde la ciudad mundana de Potosí, los tiempos en que vivió a nuestro lado contemplando los sembrados en lontananza. Con ellos desposados perdurará una parte de mí mismo en este Virreinato, al que llegué tan joven e impulsivo. O quizás sea yo mismo quien emprenda la continuidad a través de mi hija. -"No lo dudes, esposo mío, ella no olvidará estos años a nuestro lado".-"El mundo social adonde Elinora ingresará ahora, no estaba previsto para mí, cuando yo nací en una pobre aldea de mi solar natal. Es la propia generosidad de Huallpa quien le ha ofertado otro destino, y no mi papel en la conquista armada que hoy es vituperado desde la corona, por el nuevo rey. Aquí en esta tierra de labor, me convertí en Don Alvaro. Y es por ello que no abandonaré la Encomienda, porque me debo a ella. Debo hacer fructificar a la diosa Huallpa, todos los días."-"Pienso -admitió Auca-  que así, haciéndola fructificar, hemos los dos emprendido esta vida en común, entre las ruinas del Inca. Nosotros continuamos a la generación anterior y nuestros hijos nos continúan a nosotros, sin compás de espera. Como tu raza ocupa el escenario de mi imperio y otra raza suplantará a las nuestras."-"¿Lo crees posible?- preguntóle él sorprendido-"Tal como creo posible una nueva fronda, una nueva mesa, nuevas chacras, nuevos tambos y nuevos chacos."-¿Cómo sería todo ello nuevo?"-"Lo es ya, pues Jerónimo es un niño nuevo, que contiene las dos sangres y no será lo mismo que nosotros. Las chacras van sumando nuevos granos traídos de allende el mar, que se siembran junto a los antiguos. Los tambos, nuevas leches. Los chacos, nuevas presas de caza. Las mesas ya se sirven con diversas cenas. La fronda con árboles y flores incorporadas por ustedes, a los nuestros. Las aromas nuevas se cultivan junto a nuestras especies ... Ni tú ni yo, tal como somos, quedaremos sobre la fertilidad de Huallpa."-"Es duro vivir y no vivir, no tuvimos tiempo para el romance, ni para el ensueño que tienen nuestros hijos por delante ... Pero así ha sido nuestra vida y la hemos compartido juntos, Auca."8 - SECRETOSAmbos contemplaban con encanto a la pareja enamorada que no quedaría con ellos en la Encomienda. Y ambos pensaban al unísono en el pequeño Jerónimo que naciera entre ellos, y que ya era un niño nuevo. En ese devenir que los suplantaría. Entonces comenzaron a develarse los secretos guardados de Auca:-"¡Al principio te odié!- díjole de improviso la Ñusta -Junto con todos los tuyos."-"¿Verdad? ... No pude notarlo, me sorprendes- contestóle él"-"El indio odia de una manera silenciosa y seca- sentenció ella"-"Demasiado silenciosa, que no lo advertí."-"¡Ansiaba venganza!"-"No lo imaginaba."El silencio ahora se posaba en ambos, como si los dos pertenecieran a esa esencia indoamericana, silenciosa y seca. Era como si el manto de olvido hubiérase descorrido de pronto, para mantener un diálogo que estuvo siempre acallado.-"Tus caricias Auca, que bien recuerdo desde el comienzo, no me permitieron advertir esos rencores tuyos."-"Eras hermoso, con tu barba dorada y tu apostura viril. Soy una mujer y no pude sustraerme a esa fascinación. Me elegiste, proponiéndome ser el ama de tu Encomienda. Sentí que con ello yo podía servir a tu lado a la diosa Huallpa y ella nos bendeciría. Tal como fue."-"Quería devolverte a tu lugar. Aquél del que te habíamos privado cuando eras una Ñusta esposa de un noble Orejón."- completó Don AlvaroElla pareció refugiarse nuevamente en su mutismo ancestral, pero salió de él para expresarle resueltamente:-"Ahora que hemos vivido juntos tantos años- continuó Auca -comprendo que me has amado, esposo mío. Mi hijo y mi nieto son tu propia familia. Perú es tu vida. Lo sé."-"De una manera extraña, pero lo es."- confirmó Don Alvaro ensimismado-"Nos has amado. Y con nosotros has amado a esta tierra del inca ¡La tierra de los míos! Amaste a Huallpa, aún sin saberlo y ella también te amó, por ello germina con esplendor ... Nos amas y nosotros te dimos victorias, emociones y riquezas".-"¡Cuántas emociones!"Don Alvaro mesábase la barba tupida y ya entrecana, que dábale con aquel goteo blanco incipiente, un ornamento especial sobre su vigor físico, aumentado por la vida en la naturaleza. Caminaba y volvía de repente hacia Auca, como queriendo agregar ideas a las palabras de ella. Pero no lo lograba, como si la parquedad indoamericana ya fuera parte esencial de él mismo.-"Nuestro viejo pueblo- dijo lentamente ella -con su antigua sabiduría, heredera de otros pueblos pretéritos, estaba viejo ... muy viejo. Pues sumaba varios pasados yuxtapuestos dentro de él mismo, con muy pocos cambios. -"Veo ahora con dolor, luego de vivir contigo, que no pude valorarlo. Creo que al llegar yo en el fragor de la batalla, sumido en aquella tormenta de luchas, que no alcancé a conocerlo, hasta hoy"- expresóle él casi conmovido -"Ahora ha llegado el tuyo. Joven y pasional. Y llegaste con él, tú, que al compartir conmigo esta tierra de labranza en la Encomienda, fuiste alejándote de la guerra para fructificar a Huallpa. Olvidaste a los camaradas de luchas frenéticas, quienes se disputaron por años entre sí, y con crueldad, la gloria conquistadora. Esa gloria que encegueció a tantos guerreros en el Perú."- y Auca lo miró a los ojos-"¡Heme aquí! ...Auca... a tu lado. Soy un Encomendero que sobrevive de aquellas epopeyas, ya que era de origen labrador. Y no estoy solo, puesto que muchos como yo, fuimos sacados de nuestras aldeas campesinas para integrar los ejércitos del Emperador. Por ello hemos entablado un romance personal con esta tierra." Toda la Encomienda cultivada con preciosismo, mediante las artesanales manos de los antiguos súbditos del sol, de rojiza piel, estaba florecida y fertilizada haciendo de Huallpa un vergel, que había encantado a los enviados reales. El trigo ahora acompañaba al maíz. Anaranjadas zanahorias nacían entre las papas. La leche de vaca nutría en los tambos. La oveja pastaba con la llama. Huallpa producía y Pachamama observaba, siempre dominante.Una brisa fresca venía hacia el interior atravesando el portal de la casa, muy blanca, que era el hogar de ellos. A lo lejos divisábase la pareja enamorada recorriendo aquel paisaje fructificado. -"Se derramó mucho dolor. Pero hoy sembramos"- sostuvo él como complaciéndose a sí mismo-"Tu sangre vibra con entusiasmo joven, como el niño que tiene un cristal de color nuevo en sus manos. O el peregrino que sintiéndose en posesión de dotes camina sordo, tapando sus oídos, sin escuchar el llamado claro de las tradiciones del pasado. Entonces equivoca las señales del cielo."-"No me tapo los oídos, esposa mía, te escucho."Acercóse entonces ella a él. Sentáronse juntos en una gran sillón de la sala cubierto por un poncho multicolor, con el compañerismo que la convivencia de años, hace sencillo cada acto. Eran maduros y aún con plenitud de vida. Con vigor. Y había que dialogar lo que siempre reservaron, dadas las circunstancias de su encuentro, para establecer con claridad quiénes eran, ahora que los hijos se marchaban y que ellos dos quedarían aislados en su Encomienda.-"Tu raza ignora aún, que su arribo ha sido ordenado por las fuerzas que signan el destino de esta tierra ¡Para el servicio de Huallpa!"- sentenció Auca con firmeza -"Huallpa me brindó su generosidad, su fertilidad, llenó mis manos, por ello crece la Encomienda."- expresó Don Alvaro-"Te dimos a Huallpa. Pero no te dimos a Pachamama."9 - PACHAMAMA-"¿Podré cautivar a la Pachamama algún día?"- preguntóle inquieto el Encomendero-"No. Pues la Pachamama no nos pertenece. Ella se pertenece a sí misma."- sentenció la Ñusta El atardecer caía sobre la Encomienda con su velo rosado y purpúreo. Ambos cruzaron el pórtico que daba a la galería, donde tantas tardes el pequeño Jerónimo correteaba en sus primeros pasos de infante. Su risa y su llanto parecían estampadas en ese ambiente, donde la frescura ingenua del niñito había establecido un nuevo orden. Ya que él era en realidad, la nueva raza, donde los afluentes habían convergido.-"Hemos venido aquí como afluente de sangre, a pesar de la violencia del comienzo."- expresó el marido-"Yo también así lo creo."- dijo la esposa-"Y nos dominó la Pachamama haciéndonos producir a Huallpa."- manifestó Don Alvaro contemplando el rosado poniente-"Huallpa y Pachamama, son dos diosas poderosas y hermanas. Se complementan."-"Hace mucho que lo he advertido, en las largas jornadas de labor en la Encomienda." -"Ese gran afluente de tu raza nueva se desbordó en el lecho madre de nuestra Pachamama. Y cumple sin saberlo una misión renovadora. No para el presente. No para un mañana visible, ni palpable, aún en nuestros días."- completó su pensamiento Doña Auca-"Así es. La esposa de tu hijo, es hija de un antiguo compañero mío en las guerras, y de una virgen del sol incásica. Esa es la amalgama que vamos logrando para que tú y yo, Auca, nos permitamos este encanto de una vida plácida."-"Vino del dolor ... no hay duda."-"Creció en él ... ya no es suprimible. Pero ellos tendrán el fuego para continuar adelante." La Pachamama hablaba. Oíase su voz entre los acordes de la naturaleza que se expanden en la puesta del sol. A esa hora, dicen sus adeptos, ella sale a caminar para contemplar la labor de los hombres, que acaban de dar por concluido el día.-"¿Tienes algún recuerdo especial de aquel pasado incaico que feneció con la conquista?"- preguntóle de pronto él-"Yo también era muy niña, pues nos desposaban al salir de la infancia."- se sinceró ella-"Como soldado fui a la batalla sin conocer al oponente. Cuando llegué a él ya lo habíamos destruido. Mi energía me llevó a Capitán y luego a Encomendero."- rememoró él-"El Inca ha muerto. Los quipus fueron quemados. El templo de Inti, el templo de Quilla, sus tesoros y riquezas, todos saqueados."- señaló ella-"De ese oro sagrado y profanado no me tocó a mí parte. Partió en los barcos a mucha distancia de aquí, o fue enterrado. Por él se asesinaron entre sí los partidos almagristas y pizarristas, quienes tampoco lo obtuvieron. O lo perdieron"-"¡Pero está la tierra!- se emocionó Auca -Los valles, las pencas, las champas, las punas y las pampas que nos rodean. Y todo canta ese lenguaje vivo que enriquece. La perduración de las piedras. El canto de las lentas tardes. Sus voces no llegan a las membranas de los oídos. Pero se transmiten por la piel, por los cabellos, por los ojos, por las vidas ¡Por la suma de vidas!"La Ñusta hablaba con convicción tratando de inclinar a su marido hacia una nueva esperanza. Ellos allí habían significado por años esa continuidad, esa conciencia de raza.-"Pachamama está aquí para hablarnos, precisamente a esta hora. Puede escucharla el que confía en ella ...como yo."- admitió ellaDon Alvaro acercóse al borde de la galería, tratando insistentemente de agudizar su oído a fin de percibirla.-"¿Será ése el susurro que creo escuchar en la Encomienda cuando todos se retiran hacia el reposo? Cuando el cuerpo busca el descanso y aún hay una débil claridad en el campo, siento un lejanísimo susurro, y es el mismo que me recibió aquí a la llegada. Me acerco a él caminando y más allá el susurro se aleja, sin permitirme un encuentro"- comentóle el encomendero El campo reposando en aquella hora, ahondaba la soledad del paisaje labrado y sin labradores. Ni tan siquiera ellos, los dos esposos, hablaban en esa quietud. -"El susurro tiene un idioma, pues Pachamama no habla ni en mi lengua ni en la tuya."- explicóle su esposa-"¡Cuán enigmática es Pachamama! Siento su susurro pero no logro interpretarlo. Quizás esté reclamándome las pérdidas del pasado."-"No. Tampoco lamenta pérdidas. Pues ella siempre construye mirando hacia delante. Ama a los sembradores. Poco le importa a la gran diosa del alma de la tierra, a qué pueblo pertenezcan. Por ello te susurra, te acompaña y te observa, desde tu llegada"- explicóle la Ñusta-"Pero hubo pérdida, yo no voy a negarlo. Fui un soldado obediente. Toda pérdida es un llanto. Sea un país o sea una hija- reflexionó él -El guerrero que triunfa y derrota, también debe estar preparado a perder. A desprenderse. No me había llegado hasta ahora. Cuando Elinora crece y se vuelve hermosa, va presto hacia su vida nueva. Y yo la pierdo tras un Altiplano."Su vista deslizóse en la lejanía, como si el Bajo Perú que mira hacia el océano Pacífico, pudiera estar próximo al altiplano del Alto Perú con cuatro mil metros de altura. Cual era el próximo destino que aguardaba a su hija. En aquel momento las pareja enamorada regresando de su paseo, dirigióse hacia una pequeña salita de recibo en el interior de la casa. Ante los ojos del padre aquella imagen aún presente y pronta a desaparecer de su lado, por un largo camino, era ya una fantasía imaginaria. Sólo intacta para él. -"Amigo mío...- lo consoló Doña Auca -Será un camino largo de varias jornadas, pero aún tenemos salud y vigor, para ir de visita a Potosí. La felicidad de Elinora no merece un llanto. Se ha llorado ya mucho en esta tierra y Huallpa está húmeda con nuestras lágrimas. Por ello es fértil. Pero la energía de Pachamama impone y exige una continuidad, sin penas."- manifestó la esposa-"¿Qué intentas decir?"- sorprendióse él-"Todo le es útil a Huallpa. Todo la reverdece. Pero Pachamama quiere algo distinto, un mundo de continuidad, de esfuerzo renovado, ella apoya a quienes lo emprenden. Las antiguas voces nos anunciaban la llegada de ustedes, que ya estaba prevista. Y ella quiere que se realice el mensaje de los sabios Amautas."El cielo carmesí ya ocultaba por completo a Huallpa, mientras Pachamama iba aumentando su susurro. Auca volvió a su estatismo como si hablara en su interior con ella. Don Alvaro creyó que ambas dialogaban.-"¿Crees Auca, que el olvido es parte de un renacer? ¿De una germinación nueva?"-"Ayuda al menos."-"¿A quiénes?"-"A los que vienen en adelante para que siembren sin dolor."-"Algunos no han sufrido. No al menos mi hija"- acentuó Don Alvaro-"Su dulzura era parte de su fuerza, Elinora llegó para ayudar a cuántos acá estábamos en aquellos tiempos confundidos y dolidos. Ella nos alentó, sin saberlo, uniéndonos para empezar de nuevo con su presencia alegre y candorosa."-"¿Recuerdas ese tiempo?"-"Recuerdo con claridad ese tiempo. No te bastó conquistar, para ser dueño. Debiste también cautivar nuestras almas. Y lo lograste aquí, en la Encomienda. Eramos muchos más que tú, el capitán, y unos pocos soldados que te acompañaban, los hijos del sol de piel rojiza que hasta aquí, contigo, se mudaron. Pero adivinamos que adentro tuyo había un labrador. Huallpa te necesitaba y te acompañamos. No fue sólo nuestro deseo, obedecíamos a la Pachamama. Ella quería sobrevivir y que nos fusionáramos."-"¿Lo hemos logrado entre todos, Auca?"- insistió el encomendero-"Sí. Sí, amigo mío."-"¿Estaba dicho por los Amautas?"-"En cierta forma velada."10 - CRUZ  DEL  SUREl anochecer tornóse violeta y ya el escenario de Huallpa no se reconocía. Pero allí estaba presente y uniéndolos. Sobre el telón obscuro del cielo perfilábanse las estrellas donde la Cruz del Sur era su favorita. Ambos salieron para contemplarla con toda su luminosidad propia de los espacios abiertos. Ellos habían obedecido largos años a Pachamama y Don Alvaro no debía perder su energía, precisamente ahora, cuando la obra estaba encaminada. Auca lo meditó. Luego eligió las palabras:-"Todo continúa. Inti, el dios sol no se detiene. Y todas las noches sale la Cruz del Sur, que también verá Elinora desde su balcón de Potosí, por su intermedio podrás comunicarte con ella"-"¿Lo crees, Auca"-"¡Claro que sí! Por medio de las cuatro estrellas en cruz nos comunicamos con Inta, mi hijo. Tal como fue la tradición de los Chasquis que llevaban mensajes corriendo por todo el imperio del sol, que estaba dividido en cuatro partes, se llamaba el Tihuantisuyu."-"Saldré todas las noches para ver la Cruz del Sur que me acerque a ella."-"Lo lograrás, colocando tu fe en esas cuatro estrellas. Mi padre me enseñó a hacerlo. El era un altivo Orejón del séquito del Inca, quien gustaba de hablar con un anciano Chasqui de esa corte. La Cruz del Sur era su guía en sus recorridos nocturnos de norte y sur o de este a oeste. Aquel anciano le hablaba en un lenguaje de imágenes donde la fusión de dos ríos pigmentados, convergían en un solo mezclando sus colores. Cada uno de aquellos ríos estaba salpicado de piedras... y las piedras al observarlas de cerca, eran rostros ¡Eramos nosotros! Ahora lo comprendo... pero también había piedras corriente arriba, que quedaban estancadas, como momias, sin futuro."Desde el interior oíanse las voces juveniles, donde una romanza cantada por el galante novio para su bella novia, llegó hasta la galería. Los esposos que hallábanse en el exterior regresaron para escucharla. El padre sentía su emoción confundida y deseaba también cantar para su hija. Pero pensó que él era su pasado y debía dejar fluir el presente, con la misma libertad que él buscara antaño para sí.-"¿Por qué yo aquí? ¿Por qué no mi hija?"-"La vida en una Encomienda no es para todos. Trabajo, quietud, serenidad, paciencia. Huallpa y Pachamama exigiéndonos. Para mí fue posible y provechoso ... siendo que yo procedía de la corte del Inca."-"Pero Elinora que creció y maduró aquí, ahora parte hacia una vida mundana ¿Crees posible su adaptación?"- demandóle el esposo-"Sí, lo creo. Ella tiene ese don, impulsada por su serenidad. Recuerda que llegó desde allende los mares en tu busca, y no opuso restricciones en los cambios que debía adoptar."- aseguró la esposa-"No todos pueden lograrlo."- pensó en voz alta Don Alvaro-"También fue imposible para mucha de mi gente. No pudieron sobrepasar ese límite. Se quedaron como piedras estancadas igual a la visión del anciano Chasqui, cargados de inquietud y temor al devenir.  Para emprender un camino es necesaria serenidad de espíritu, cual es la condición necesaria para seguir a Pachamama. El medio que con ella se asume en beneficio de Huallpa, sin condicionarse a la inquietud."-"¿Ella es quietud? ... ¿Serenidad?"- preguntó Don Alvaro-"Al menos la exige. Sólo en la constancia y la labor hay fructificación"- señaló Doña Auca-"¿No nos ama? ... ¿Ese es su enigma?"-"La condición de la Pachamama es su independencia de los hombres, su autonomía, su libertad. Ella es una diosa ."La romanza había concluido, como iba a concluir dentro de poco tiempo, la estadía de la hija del encomendero en la Encomienda. El era parte de una conquista concluida, y ella la semilla de un Virreinato del Perú que recién comenzaba su vida. Fundaciones de ciudades nuevas con universidades, ocupaban el devenir de un continente que en un mismo siglo pasó de la civilización indoamericana a la barbarie conquistadora. Y desde esta barbarie emprendía ahora el camino del progreso. Y ese progreso se llevaba a su hija hacia el Altiplano. Cuatro mil metros de altura iban a separarlos y sólo la Cruz del Sur iba a ser común entre ambos.   -"Fue duro enfrentamiento la separación de tu hijo contigo. Pero él ronda y converge en tu centro, porque es miembro de Huallpa. Con mi hija no hay dureza ni contrastes conmigo, pero será asimismo una despedida incierta y dolorosa. Yo quedo aquí en la Encomienda y ella parte hacia Potosí a una vida de salones, distinta de la nuestra."Don Alvaro calló. Su silencio fue largo y semejante al del entorno con el campo dormido, obscuro, pleno, cuando ya Pachamama deja su recorrido diario, pues las luces vespertinas se han ocultado hasta el nuevo amanecer.-"Enfrentamiento o separación, son hechos que padres e hijos no podemos evitar. Con el cascarón roto y madurado el polluelo, no se vuelve atrás"- díjole ella-"Sin duda que no, esposa mía, porque para ello los hemos preparado, aunque nos resulte difícil de asumir el momento de la despedida."- confirmóle él -"En otro tiempo vi matar a mis hermanos y matamos a los tuyos. Es la lucha de pasado y presente. Es la lucha que hubo entre Inta y yo. El más joven siempre vence hasta que llega otro más joven. Entonces comienza a envejecer y pierde. Y cuánto más ha envejecido, comprende que no ha perdido, sino que ha vivido. Y la Pachamama nos ha manejado y distribuido."- sostuvo con firmeza AucaLa Ñusta calló. Hubo silencio. La sombría mirada del encomendero se había perdido en una lejanía interior. Las imágenes que acudían a su memoria hiciéronle rememorar la violencia y la quietud, la destrucción y la siembra. La ternura del niño Jerónimo y la partida de los hijos que ambos habían hecho crecer en la paz de la Encomienda.No tenían esos hijos las mismas vivencias de los padres y no se hallaban inmersos por ello mismo, en una deuda con el lugar. Lo habían gozado en cada edad y allí encontraron el amor, por el cual se alejaban. Pachamama distribuyó los bienes y exigió atención a sus normas. Les ofertó un medio posible para seres nacidos en situaciones muy disímiles, que debían cohabitar fructificando a Huallpa. Cumplido el término eran libres, al menos los jóvenes que recién comenzaban sus vidas. Y ahora la gran diosa, repartía y redistribuía de nuevo.-"Así dispone Pachamama."- acotó la ÑustaDon Alvaro contempló el vacío terrestre de la noche y admiró el telón nocturno donde la Cruz del Sur embellecía el decorado brillante. Imbuido en una ausencia interior dejóse llevar del brazo por su esposa, hacia el final de la galería. Su mente, que se había trasladado hacia el pasado, después de un largo espacio de tiempo regresó a hasta el momento, sonriendo:-"Gracias Auca"- le dijo besándole las manos.  -----oooooo----- Alejandra Correas Vázquez
LA  CIUDAD  MONASTERIO...............................................SIGLO XVII-SUDAMÉRICA(Novela Colonial)por Alejandra Correas Vázquez 1 - LA  LLEGADA.........................Tiempo. Siglo XVII. Reinado de la Casa de Austria. Escenario. Virreinato del Perú. Indias Occidentales. Ciudad de Córdoba del Tucumán. Ciudad universitaria de los Jesuitas erigida detrás de un desierto de sal. Rodeada de pampas solitarias y sierras salvajes. Circundada de churquis espinosos y barrancas de greda roja. Centro del continente Sudamericano en el cono austral. Hacia el sur, este y oeste de la ciudad de Córdoba, al pie de la erudita comunidad universitaria, se extiende la inmensa prehistoria sudamericana que se halla en el estado primario de piedra pulimentada.Un carruaje penetró en aquellos días por las calles cordobesas empedradas, y el duro repiqueteo de los cascos de sus caballos despertaron a Don Alvaro, un joven visitante, al mismo tiempo que una luz de amanecer inundara su asiento. Llevaba polvo de caminos e infinita espera ...¡Pero al fin hallábase en Córdoba!... La Ciudad Monasterio, adonde el imperio español de ultramar asentara su residencia más austral e inverosímil. En ese mundo indómito de primitivas tierras, sobre la cual ninguna civilización emergiera nunca por evolución propia, una sociedad erudita y distinguida colocaba ahora su brillo de elocuencia ¡Y Don Alvaro había llegado con inquietud desde Oporto a presenciar este contraste!Una cara angola muy obscura, de elegante librea roja, resaltante en su rostro brilloso le abrió la portezuela del carruaje. Y una vez que Álvaro puso sus pies en el adoquín grisáceo, impactado por el sortilegio pétreo que lo envolvía pudo apenas balbucear una palabra, al contemplar la sobria imponencia del Colegio Mayor erguido a su frente.  Toda la construcción parecióle de una extensión asombrosa, luego de que la travesía desde el Alto Perú hacia el Tucumán, le hizo surcar para arribar al Tucumanao un país inacabable en tierras vírgenes y semidespobladas. Don Alvaro comenzaba ya a olvidar las penurias pasadas, mientras que dos cholos quichuas coloridamente ataviados con sus trajes indios, que vinieran acompañándolo desde el Bajo Perú, retiraban del carruaje su pesado arcón dispuestos nuevamente a seguirlo.Varios jóvenes alegres y togados conversando en mesurado murmullo cruzáronse con él, poniendo en evidencia con los libros que portaban, a su condición de estudiantes. Pero callarían de improviso con sorpresa al advertir la figura estilizada y elegante del viajero, en un sitio alejado como aquél, adonde arribaban muy pocos extranjeros. Dando esto lugar, a que Alvaro se detuviese también para observarlos. Fijas las miradas en la curiosidad de todos, el recién llegado lució con orgullo su coqueto mosquete, preparándose para el diálogo, hecho común entre jóvenes. Mas los estudiantes continuaron de prisa el camino al comprobar la mirada inquieta del preceptor -un Jesuita rubio y corpulento- quien circulaba pausado con un libro en la mano en actitud de leer, por el costado opuesto de la calle. Al partir sus discípulos, el maestro volvería a enclavar su vista en la lectura. Ante tal situación, Don Alvaro dirigióse hacia él:-"Vuesa Merced..."-"¡Ave!"- respondióle el Jesuita-"Vengo de Oporto. Soy lusitano. Me llamo Don Alvaro Vasques de Almeida y he llegado hasta Córdoba del Tucumán en busca de mi tío, Don Ruy Mendes de Almeida, quien hace veinte llegó a esta ciudad alejada del mundo, en tiempos del rey Felipe de Austria, el cual fuera antaño rey de Portugal."-"Caballero lusitano- contestóle el Jesuita -sobre aquel portal veréis vos el escudo de Don Ruy."Dirigió entonces el viajero la mirada hacia una fachada próxima a sus ojos y al reconocer el escudo injerto en el pórtico, extendió los dedos de su mano diestra en cuyo anular un anillo de sello reproducía el mismo anagrama. Don Alvaro había llegado ¡Sí! Sin lugar a dudas. La figura alta y togada del Jesuita fue alejándose lentamente, tal como apareciera. El joven contempló su silueta perdiéndose en el pétreo ambiente y dijo para sí:-"Sin duda es claramente un flamenco, por su acento y su mudez. Pero estos dos coloridos personajes indios que me acompañan desde Lima, con tanta ceremonia y altivez como cortesanos de la corte de Braganza ¿porqué son también mudos? Si aquí en esta casa está mi tío... ¿Tendré por fin alguien con quien hablar?"La travesía interminable del Camino Real por desiertos y salinas sin vida humana, por serranías de reptiles y pumas, habían dejado su mente trastornada. No, nada veía, ni comprendía con claridad, ya que era un noble europeo habituado a un continente poblado. Luego de permanecer tanto tiempo hablando sólo consigo mismo, desde la partida del Alto Perú hasta arribar aquella mañana junto al río Suquía y su extraña ciudad, creía él que también podría haberse vuelto mudo.. No... No esperaba encontrar una civilización detrás de un desierto de sal, donde ya nada debiera existir. Donde el mundo construido por los hombres ilustrados del Bajo Perú y el Alto Perú había quedado hace mucho a sus espaldas. Donde el Kollansuyo de los Incas nunca, en su tiempo, penetrara con su cultura. Pero de improviso, como un espejismo irreal recortado en visión, apareció ante sus ojos esta Ciudad Monasterio que sí era real. Creyó que al tocarla ella iba a disiparse como un sueño de viajero cansado, sediento por exceso de sol, aterrado de arañas gigantes y agresivos pecarí. Pues no imaginaba hallar nada ni a nadie a estas alturas de los acontecimientos. Aunque hacia aquí venía su ruta desde la lejana Europa en busca de su tío, quien hacía veinte años partiera de Oporto rumbo al Tucumán.Y así confundido y desconcertado Don Alvaro admiraba esos muros de piedra, bien trabajados, con portales de madera labrada erguidos junto al confín de la tierra civilizada, donde las naciones conocidas parecieran haberse eclipsado. Y el joven portugués en el final de su travesía observaba todo con asombro, sin reconocer empero al principio, debido a su cansancio, el escudo de aquel pórtico que era el mismo del castillo lusitano que él llevaba en su anillo de sello. 2 - LA  PROPUESTA............................Don Ruy Mendes de Almeida recibió la sorpresa y la visita al mismo tiempo. Los grandes ventanales de su casa, cubiertos con flores purpuradas en sedas de Manila, se abrieron para recibir las luces del aura detrás del enrejado. Más tarde, sobre la calle empedrada, tío y sobrino pusiéronse a observar los futuros bachilleres con sus largas togas de estudiante, quienes caminaban al sol aspirando el tibio resplandor otoñal cordobés de la media mañana. Ellos volvieron sus rostros sorprendidos cuando vieron a Don Ruy acompañado del joven extranjero, que salían a recorrer aquella mañana la ciudad monacal y universitaria.Se miraban todos entre sí, atentamente. Y las dos juventudes de continentes tan lejanos, sintiéronse mutuamente conmovidas. Don Alvaro con sus briosos movimientos exteriorizaba encanto, curiosidad, su andar inquieto destacábase en el conjunto de la sobriedad cordobesa.-"Extraña juventud... distinta"- comentóle a su tío-"Córdoba del Tucumán posee un misterio"- respondióle Don RuyAmbos continuaron el paseo. El enrejado mistérico de las Teresas, denotó movimientos extraños. Los hermosos portones del Colegio Nuestra Señora del Monserrat, lucieron el esplendor de su madera. Los muros de piedra del Colegio Mayor hablaban en un lenguaje de silencio. El templo de la Compañía de Jesús mostró su sortilegio. La gran Biblioteca, su lectura. El Calicanto su creciente. Los puentecillos de medio arco sobre La Cañada, su dulzura. Los Jesuitas su altivez. Los conventos su placidez... La imprenta su constancia.Córdoba del Tucumán se abrió ante los ojos del joven lusitano como un abanico filipino. Como una de aquellas sedas que ornamentaban los cortinados, en el salón color púrpura de Don Ruy, con su aroma a Manila llegada desde Arica. Finalmente Doña Leonor le exhibiría su juventud, y Doña Mencia le brindó su amor maternal.Más tarde sentados ambos en el salón color púrpura, comenzó el diálogo tan aguardado por años, entre el tío y el sobrino.-"¿Qué me ofreces?"- díjole de improviso el joven-"¿Es poco?"- respondióle Don Ruy-"¿Es poco también lo que dejamos atrás nuestro?"- insistió Don Alvaro-"Te quedas aquí en el Tucumán, conmigo ... o regresas a Portugal para retomar aquello"- respondióle tajante el tío-"¡Mi abuelo te aguarda!"- exclamó exaltado el sobrinoSilencio. Don Ruy levantóse de su asiento permaneciendo de pie. Las frases imperiosas de Don Alvaro habían llenado el recinto de la sala. Rechinó la madera en el sillón de alto respaldo, presionado por su impaciencia juvenil. Y también él irguióse del asiento caminando en distintas direcciones.La frente altiva de Don Ruy enmarcó su silencio. Una serenidad sin prisa capturó su mirada perdiéndose en la lejanía, hacia el cordón serrano abierto a la distancia tras el ventanal. Jugó pensativo con el extremo agudo de sus barbas, absorto ante la reja que recortaba aquel paisaje ...¡Veinte años de imágenes se precipitaron de golpe en su memoria, apartándolo del momento y del reencuentro!... Luego, lentamente, como despejándose, su mente retornó hasta el instante y miró a su sobrino hablándole con pausa:-"Yo no volveré. Son muchos años en el Tucumán para dejarlo todo".-"Pero dejas tu título y el castillo lusitano"- insistió Alvaro-"Te lo brindo completo, o te brindo a mi hija Leonor ...aquí."En la semipenumbra que formaba una arcada divisoria hacia el fondo del salón, hecha con paredes de piedra bola entre cortinados de sedas orientales, la joven Doña Leonor permanecía inadvertida. Escuchando a los dos hombres. Escondida.La blancura de su tez orlada de negros cabellos, con su vestimenta color marfil, destacábase junto a la mulatilla vestida de rojo su compañera en todo momento. Al distinguirla dentro de esa semiluz que la ocultaba, la energía juvenil de Don Alvaro se precipitó a sus ojos y una sensación de arrojo sacudiría su emoción, hasta dominarlo en plenitud. Puso entonces una mirada profunda en su tío y le expresó motivado:-"¡Podemos reunirlo todo!"-"No. Los reinos ya no están unidos ... Y yo he construido aquí el mío propio"- fue la respuesta de Don Ruy3 - REFLEXIONES.........................Un nuevo silencio pareció envolver la atmósfera algo tensa de los dos contertulios. El coqueto salón decorado con platería potosina, lucía alfombras coloridas de Nazca con dibujos indios, colocadas arriba del piso enladrillado. Las sedas orientales con rosas chinas exponían el contraste de esas diferentes culturas. Era una síntesis extraña para la visión del joven europeo, aclimatado a otras ornamentaciones. -"Así es ahora amado tío, Portugal y España se han separado y ello me trajo hasta ti- continuó Don Alvaro -Llegaste acá hace veinte años como parte de un imperio donde el sol era permanente, de Occidente a Oriente, donde los lusitanos teníamos nuestra parte y derecho ¡Y ahora te quedarás aquí en un territorio ajeno!" -"No, mi pequeño Don Alvaro, que ha crecido tanto y no ha crecido aún"-"Estás ahora en tierra extranjera".-"Nada de aquí es ajeno a mí"- aseguróle el tío -"Oporto llorará tu ausencia".-"Hace mucho que secó sus lágrimas".-"¡Mi abuelo te espera! ... El es tu padre, reclama por ti".Conmovido, Don Ruy tomó a su sobrino del hombro indicándole el asiento y ambos volvieron a sentarse. Luego con parsimonia comenzaría, lentamente, a explicarle sus reflexiones.-"Mira ... las Indias son poderosas".-"¡No les perteneces!"- exaltóse nuevamente el joven-"Poseen un sortilegio. Un imán. Tienen poder en sí mismas ... Yo ahora soy un Indiano".-"Tu castillo está en Portugal y aguarda tu regreso detrás del Océano".-"Así era hace veinte años, querido Alvaro... Me viste partir cuando eras un niño. Mi padre, tu abuelo, bendijo mi frente y pensé retornar antes de que te hicieras un mozo. Y ya lo ves. Has crecido. Te ha enviado por mí ¡Pero yo sigo aquí! Me ha vencido el Tucumanao. Me ha dominado este mundo pétreo, lejano, austero, aislado en un desierto de greda y piedra. De churqui y pirca. De pampa y sierra. Donde los eruditos pasan sus lentas horas y el sol se pone sobre sus libros ...No... No puedo volver a Oporto porque abandonaría mi savia".-"Pero abandonas tu nombre. Tu escudo. Tu suelo. Y lo perderás todo por completo porque los Reinos se han separado, y ahora aquí en tierra española, tu título lusitano ya no te será reconocido".-"Por eso te los ofrezco".Don Alvaro lo miraba sorprendido. Ambos pusiéronse de pie quedando cara a cara. El sobrino observó asombrado y azorado la faz inconmovible de su tío, y entonces le espetó:-"¡No!"-"¡Sí!"-"¿Puedes explicarme, querido tío, cómo has cambiado tanto? ¿Qué te hizo llegar a este punto sin regreso?".-"Sí ... mira, el Tucumán fue cautivante. Porque era necesario dominarlo en su fuego virginal, que no nos permitía la molicie. Quedé fascinado en el momento mismo de iniciar esta empresa. No puedes negar que los portugueses tenemos alma de aventura, navegando puertos y mares, territorios y naciones. Y llegué hasta acá, hace veinte años, al Tucumanao solitario. Me vi prisionero de su hechizo primitivo. Inmerso en un mundo que salió a mi encuentro inesperadamente y donde logré hallar mi senda propia".4 - EL  MAYORAZGO.............................-"Tuyo es, sobrino Alvaro, el Mayorazgo de Almeida".-"Aún no puedo recibirlo, respetado tío, es muy temprano para mi"- contestóle con angustia el sobrino-"Ya lo tienes Don Alvaro, así lo he decidido yo".-"No. Debo heredarlo aprendiendo de ti la conducta de nuestro escudo. Para ello atravesé el Océano Atlántico. El Océano Pacífico. El mar de la India y el de la China. El Bajo Perú. El Alto Perú. Las salinas. Las sierras salvajes. Los pumas. El pecarí. La yarará. El camoatí. Los alacranes ...Y llegué finalmente a esta aislada y solitaria Córdoba del Tucumán, ansioso... ¡Ilusionado de encontrarte!".-"Comenzarás solo, como yo comencé aquí".-"No es la tradición".-"Las Indias me enseñaron que la madurez no se regala. Debe conquistársela".Las últimas palabras de Don Ruy contenían cierta dureza. Austeridad, con un toque de rigidez. Sobrevino una tensa calma. El joven mirábalo sorprendido y hasta incrédulo, e intentaba adquirir su sobriedad para lograr comunicarse con él. De improviso creyó ver en su tío una estampa inalcanzable para él. Más allá de ellos estaba el misterio de aquella ciudad mediterránea. La siesta fugábase por los enrejados y los puentecillos de medio arco del Calicanto se cubrieron con estudiantes de toga. Su alegría juvenil era susurrante sin ninguna ruidosa algarabía. El silencio de la Ciudad Monasterio pareció invadirlos. Al transponer ambos el pórtico de la casa, que permanecía abierto durante toda la jornada envuelto en su luminosidad abrileña, un tiempo etéreo, sin forma, apoderóse del tío y el sobrino. La calle empedrada y bañada del sol otoñal mostraba a la vista de ellos, a esos Jesuitas caminando con sus lecturas mientras daban compañía a sus alumnos, en los descansos de las aulas. Los altos paredones del Calicanto congregaban a los jóvenes en una alegre serenidad, donde sus voces parecieran gorjeos distantes. El sobrino rompió nuevamente el mutismo: -"¿Tanto te domina este empedrado? ...sus claustros sus bachilleres, sus libros.. ¿No temes que se extinga en esta lejanía?"-"No. Ya no temo. Creo que lo temí hasta verte. Hasta tu llegada".-"¿Con mi presencia aquí?"-"Sí... Portugal se perdió y no creía en su regreso. Pero hoy estás aquí diciéndome que se ha reconstruido, demostrándomelo con tu presencia".-"¡Esa es la verdad! ...querido tío... Ha vuelto a ser la vieja Lusitania que perdimos".-"¿Con buenos reyes?"-"Los mejores del país. Son los Braganza, herederos de la antigua Casa de Borgoña, que fundara el reino de Portugal hace cinco siglos".-"Daréles mi voto de confianza, pero no he de olvidar que los Austrias a quienes juré lealtad antes de venir para Indias, también eran borgoñones y descendientes del fundador del reino lusitano".-"Nadie olvidará a la bellísima emperatriz Isabel de Borgoña, princesa portuguesa, y esposa de Don Carlos V, pues él la amaba tanto que abdicó enseguida de perderla".-"Y tú sobrino Alvaro, retornarás a Portugal para asumir tu Mayorazgo Almeida".5 - PRESAGIOS.....................Don Ruy caminaba por la sala carmesí, pensativo. Tantos cambios en el entorno de su vida plácida del Tucumán, no dejarían de tener sus consecuencias. Llegó hace veinte años a un mundo en construcción dentro del cual, él había colocado su impronta. Y estaba dispuesto a defender sus años de servicio a la corona de los Austria, porque aquello era la certidumbre de su elección propia.-"Todo... -dijo de improviso- Todo es siempre así".-"¿De qué forma?" -preguntóle el sobrino al ver que callaba otra vez-"Todo en el mundo sufre alternativas, cambios y variantes, porque el hombre es vital. Pero vuelve. Se hereda a sí mismo".-"Entonces aceptas que este escenario tuyo puede decaer, disolverse y perderse ¿Qué no es incólume?"-"Acepto querido Don Alvaro, que este mundo pétreo y cultural edificado junto a la ribera del río Suquía, puede sufrir una alternativa humana negativa, provocada por las rivalidades del mundo. Por contingencias externas a nosotros, sus ciudadanos, con violencias que lleguen a desbordar nuestras puertas y sus porteros ¡Pero su fuerza es mayor y volverá por sus fueros! Hemos sembrado una semilla con esfuerzo y los brotes jóvenes ya están floreciendo".-"He visto tu tenacidad".-"Volverá a rehacerse, porque está en su savia. Tiene restitución propia. Como el escudo y el título que es ahora tuyo".-"Habrá quienes intenten expulsar a los maestros que han traído hasta aquí el fuego del pensamiento y la constancia del estudio. Siempre ha ocurrido en la sucesión de los siglos"- expuso el sobrino-"Quedarán sus discípulos. Vendrán otros maestros y recomenzaremos".-"Habrá quienes intenten asaltar una ciudad diferente y codiciada. Aislada. Fácil presa de la violencia y las llamas"- insistió el joven-"La reedificaremos levantando una a una sus cenizas".-"Habrá quienes inmersos en avatares políticos lleguen desde afuera y cercenen la cabeza de los ciudadanos más ilustres."-"Quedarán sus descendientes. Crecerán y volverán a ser ciudadanos ilustres"- contestóle con firmeza Don Ruy-"Habrá quienes intenten apoderarse de su biblioteca llena de textos incunables".-"Volveremos a llenarla".-"Habrá quienes codicien su imprenta llevándosela a otra ciudad, para acallar de este modo las voces de los poetas cordobeses".-"Instalaremos otra en el mismo sitio para imprimir con ella de nuevo, la prosa y la poesía que nos acompaña"- respondió con firmeza Don Ruy-"Oporto llorará tu pérdida".-"Hace mucho que secó sus lágrimas. Piensa en mi propuesta".6 - EL  REENCUENTRO................................La tarde comenzaba a declinar trayendo desde afuera el fresco húmedo de la ribera del río Suquía. Los macetones del patio interior ofrecían fragancias de peperina y tomillo, y junto al aljibe los mulatos de la casa iniciaron sus pláticas en torno a una mateada. El cielo aún continuaba luminoso detrás de los ventanales enrejados, mientras que en la calle empedrada y bañada de luz vespertina, habíanse multiplicado sus paseantes. La campana anunció el final de clases que oyóse por todos los rincones, conmoviendo a los muros ciudadanos. Los preceptores reuniéronse entonces con sus alumnos sobre los puentecillos de medio arco del Calicanto, como una colmena de zorzales. Declinaba el día y en el interior de la casa de Almeida los mulatos cerraron el pórtico de entrada, con una gruesa llave colocando también una traba interna. Desde el exterior oíanse las campanadas del Ángelus.Don Alvaro fue serenándose y calmando su inquietud con el transcurso de los días. Su prisa juvenil y arrogante del comienzo dio lugar a un reposo peculiar, que era nuevo para él. Olvidó de a poco las fatigas del largo viaje y la presión que traía para concluir con rapidez sus propósitos. Y su intento por continuar la empresa que habíalo hecho viajar hasta el aislado Tucumanao, tomó formas nuevas. Más emocionantes para su juventud.Contemplaba a Doña Leonor, su prima, con el éxtasis de lo incierto. Ella, la hija de su tío Don Ruy, atraíalo con su fulgurante belleza. Pero Alvaro mirábala sólo a hurtadillas, como a un ensueño alcanzado, pero sin entablar aún un diálogo directo con ella, temeroso de ese mundo especial que había encontrado allí. Pensaba, ahora Alvaro... que ella era su prima, nacida como él en Oporto. La veía a diario con el esplendor con que él habíala soñado desde lejos, como supo imaginarla a través del largo camino de llegada. Y sin embargo, comprobaba ahora, que ella se hallaba más distante que nunca de él.La mulatilla vestida de rojo, doncella de la niña y testigo inevitable de aquel reencuentro entre los dos primos, sonreía complaciente. Leonor y Alvaro. Juntos como estuvieran en el castillo de Oporto. Pero ya no eran los mismos acá en el Tucumanao.-"Leonor..."-"Don Alvaro..."-"Leonor... la niña que me dejó una muñeca de juguete en los jardines de Oporto, no me llamaba Don Alvaro"- díjole él con algo de reproche-"Fue hace tiempo"- respondióle ella-"Sí, fue hace tiempo, es cierto. Pero sus ojos eran verdes como aún los veo ante mí. Como el mar de nuestros ancestros. Como todas las miradas lusitanas."-"Alvaro... Los mares están hoy día tan lejos de mi vida, viviendo yo en esta ciudad rodeada de sierras y pampas, que ignoro si algún día he visto su color"- contestóle ella sincerándose -"Te llevaré conmigo para que los recuperes, los portugueses somos navegantes".-"Mi piel, primo Alvaro, ha perdido el aroma de las sirenas y trasunta ahora, olor a piedra de basalto y talas espinosos".-"Tu padre, Leonor, fue otrora un gran cartógrafo lusitano que recorría los mares orientales y occidentales" -"Acércate bien a él, primo Alvaro, y compruébalo. El rostro de mi padre tiene ya el tinte de nuestra serranía cordobesa. Posee la sobriedad del Tucumanao y ha olvidado el diálogo con los delfines".-"Recorrió todos los mares con la flota de Portugal".-"Mi padre olvidó hace ya mucho tiempo sus aventuras en el Reino de Neptuno".Decepcionado, el joven quiso buscar un nuevo argumento de diálogo para cautivar a su prima. La mulatilla a su lado sonreía, como aprobando sus intentos. Ante el silencio que sobrevino, Don Alvaro se introdujo en su habitación y buscando en su arcón de viaje sacó de él un objeto, que escondió atrás suyo. Luego dirigióse nuevamente a su prima, diciéndole:-"Leonor, en tardes con ésta corríamos sobre la arena, la playa era nuestra nodriza y las olas rompíanse contra las rocas. Vine a buscarte desde muy lejos como a una ondina prófuga. Como te prometí en los jardines de Oporto donde quedara olvidada tu muñeca de porcelana". Diciendo lo cual Alvaro mostróle la muñequita que había escondido detrás suyo. Ella la tomó con ternura en sus manos, como demostrando reconocerla, a pesar de hallarse algo desarmada como todo juguete en manos de una niña traviesa.-"Creo recordarla, no hay duda que fue mía y es de porcelana, un lujo que aquí no tenemos. Sólo recordaba haber jugado en la infancia con muñequines tejidos en el Cuzco por manos indias con diseños multicolores. Me impregna una sensación dolorosa decírtelo".-"Esta muñeca que te traje, encierra tu primeros juegos, los que quedaron conmigo".-"Yo era entonces demasiado pequeña y mi memoria había borrado esas imágenes. Fui trasplantada antes de tener formada una conciencia de mi ser".-"Así ha sido para ti, Leonor, sin duda. Yo fui siempre el mayor. El responsable. Tu protector. Y recuerdo tu voz llamándome ...Las olas guardaron ese sonido melodioso y lloroso reclamándome. Así lo creía yo. Pues el dolor nostálgico se apodera del que queda atrás, sin comprender la emotividad del que parte y emigra... ¡Pero mantuve siempre la convicción de que llegaría un día a tu encuentro!"-"Creo, querido primo. Creo que imaginaste durante estos veinte años llegar hasta nosotros para salvarnos de un destierro involuntario ¡Pero era voluntario!" Diciendo esto Leonor cortaría el diálogo, que sin duda habíala emocionado, retirándose hacia su habitación mientras llevaba la muñequita de porcelana en sus manos. Una vez allí fue en busca de su costurero y sacó de él una aguja con hilo para comenzar a reponer las fallas del vestuario en su antiguo juguete.7 - EL  IDILIO..................La muñequita de infancia semirota que llegara de Portugal, tuvo más efecto en la niña que las frases románticas de Don Alvaro. Los jóvenes no serían inflexibles al extremo y un romance guardado en el tiempo iría aflorando entre ellos, a inmensa distancia de Oporto, junto al río Suquía. Para sorpresa de Don Alvaro y Don Ruy, la hija de éste dedicaba sus días a crear pequeños vestidos para su antigua muñeca lusitana. Esta forma de ternura por un pasado que en realidad ella no recordaba, alentaba a su primo y preocupaba a su padre. La mulatilla acompañábala con tejidos de pequeños ponchos, mientras sonreía al joven galán con picardía, como su cómplice dispuesta a unir a la pareja. Por fin él -que había recibido un mensaje imperioso de su abuelo desde Portugal, por medio del Chasqui- decidióse a hablar con ella en forma definitiva.-"¡Leonor! Vine a buscarte como a un sueño. Vine a buscarte porque Portugal es nuevamente nuestro, de los lusitanos ¡Y Córdoba del Tucumán no nos pertenece más!"-"Pero éste es mi mundo, Alvaro, el que me ha formado. El que me ha hecho ser lo que ahora soy"- respondióle ella con asombro y temor-"Un mundo que me sorprende a través tuyo. En esa muñequita yo traje para ti desde Oporto, había un homenaje para que te acercaras a mí. Pero no ha ocurrido, te refugias en ella y te alejas de mi amor"- díjole en reproche el joven-"Lo que hoy te cautiva de mí es esta paz que he bebido de estos suelos, y me la transmite nuestra barranca bermeja del río Suquía. La serenidad aflorando de los conventos y las aulas, ha dado carácter a mi conducta, diagramándola con una forma propia".-"Tu estilo personal tiene gran atracción sobre mi, y no lo oculto Leonor".-"Mi estilo cordobés nace de las circunstancias que he vivido en este ambiente que te es ajeno".-"Ese es tu sortilegio y tu soberbia. Lo que me apasiona. Lo que me aparta. Lo que un día encuentro en tus brazos y otro día no encuentro"-"Como las llamas de nuestro poeta..."-"Ese poeta que tanto declamas..."-"Sí, Luis de Tejeda, cuando dice:                                Campo estrecho y solitario                Noche tenebrosa y larga                Dos voluntades, si puras,                Puramente enamoradas;                Despertáronos del sueño                O nunca entonces cantaran                Jilgueros y ruiseñores                Por los árboles y ramas"-"Estos somos nosotros, Leonor, que vamos a despertar. Eres lusitana y no lo eres. Contienes a Portugal, tierra de poetas,  y a Córdoba, otra tierra de poetas, en una insólita síntesis".Cuando quedaron callados, mientras la mulatilla traía sucesivos mates, cada uno de ellos cavilaba en su interior, sumergidos en un pensamiento diferente. Don Alvaro creía verla aún como él habíala soñado a la distancia, detrás de un océano. Pero Leonor era ahora diferente a ese ensueño y él debía despertar. Finalmente ella le dijo:-"Vivimos acá tan lejos de las naciones tumultuosas que hemos edificado un mundo para nosotros. Hecho de silencio. De piedra. De latín. De churqui. De poesía. De música. De chañar. De aromo. De ornatos. De meditación. De poleo. De retórica. De piquillín. De dialéctica. De mistol. De oratoria. De penca. De paico. De tuna. De champa. De caligrafía".-"Sí, prima amada, todo ello en su conjunto me envuelve ahora, y no creo olvidarlo aunque parta de aquí, pues es muy extraño que haya sido creado en un lugar tan aislado".-"También vivimos rodeados por tribus vandálicas amenazantes. Somos el producto de un mundo aislado en su espacio de lugar, pero cultivamos formas depuradas que han llegado con nosotros en los arcones atravesando las salinas y las sierra con reptiles venenosos. Sin embargo el aroma a hierbabuena y tomillo endulza nuestras casas".-"Traté de aspirarlo en la fragancia de tus labios, pero tus palabras me lo comunican mejor que tus besos".-"Pertenece a Córdoba querido primo, mi padre te lo ha ofrecido en su propuesta, que yo anhelo aceptes. Tómalo o déjalo". -¡Leonor"... He llegado hasta aquí luego de atravesar una ruta inmensa que me trajo desde el otro lado del Océano, para proponerte una elección distinta".-"¡No, Alvaro!... Ya no puedo partir, alejarme, volver la cabeza atrás, pues hay un sitio definido en existencia de cada uno... y éste es el mío".-"¿Estás segura de ello?"-"Muy segura. Formo parte de este entorno con su complejidad y su simplicidad, con su misterio y su realismo".-"¿Qué te atrae de él para no desear volver junto a tu tierra de nacimiento?"-"Me atrae... que fuera creado por cada uno de nosotros. Un mundo de contrastes que tomó identidad propia con nuestra llegada al escenario virgen, trayendo hasta aquí nuestra elegancia lusitana. Pues fuimos muchas las familias que arribamos desde Portugal en aquel tiempo. Como también es mérito de aquéllos andaluces, que aún antes de nosotros, arribaron de improviso en el momento de la fundación, trayendo exquisiteces a un medio salvaje. Primitivo. Colocando elegancias en tierras bárbaras. Creando fuego interior imbuido de serenidad". -"Yo he palpado también, Leonor, como lusitano, como hijo de una nación navegante llena de audaces marinos ... esa serenidad".-"Era la única opción a nuestro alcance y se transformó en un propósito de vida"- concluyó LeonorEl marco donde ambos se hallaban permitíales contemplar esa paz ciudadana que la niña mencionaba. Y ambos miraron por el ventanal la salida matinal de los estudiantes. Don Alvaro comenzó a sentirse indeciso de sus resoluciones, pero la misiva lacrada de su abuelo que el Chasqui habíale entregado aquella mañana muy temprano, reclamándolo, lo hizo volver sobre sí.-"Vine a buscarte- insistió una vez más -para retornar contigo junto a las olas que golpean el castillo de nuestro abuelo. Para devolverte a tu lugar".-"¿Mi lugar? Ya no soy más aquella niñita llorosa y temerosa que jugaba a tu lado en una playa nodriza. Vivo ahora entre tunales y latinismos, en este mundo rodeado de poetas, entre sierras y pampas, muy lejos de todo mar".Las últimas frases de Leonor daban indicio claro de un cierre a las esperanzas de Alvaro, por retornar junto a ella al lado del abuelo de ambos, quien ahora era súbdito de la Dinastía Braganza. Una dinastía muy distinta de aquélla otra, que había traído antaño a tantos lusitanos hacia el Tucumán. Al oír a su niña, la mulatilla sintióse dolorida de corazón y llevó sus manos al rostro, lagrimeando. La negrita era una adolescente llegada de Angola que hablaba la lengua portuguesa con gran perfección, y anhelaba acompañar a Leonor hacia Portugal, como una forma de estar más cerca de su casa.-"Tu fascinación por mí, Alvaro, es parte de esta atmósfera distinta a ti... que debe permanecer intacta. Pues yo la perdería si me apartase de este lugar. Entristecida además por la frialdad de tus besos, cuando yo te dejase de atraer, al encontrarme vacía".-"Tus razones son válidas".-"¿Las aceptas?"-"Las acepto de mente, pero no de corazón. Aquí se halla tu centro y el mío en Oporto, como bien lo sabes. Córdoba del Tucumán se ofrece ante mi vista, a través tuyo, como una gema exótica dentro de la inmensa variedad de pueblos reunidos en el gran imperio español de ultramar de la Casa de Austria... Ese imperio que ahora ha perdido la Lusitania adonde yo regresaré".-"Quedará tu aroma a delfines en el empedrado".-"Se transformará en perfume de tuna y pensarás en Oporto. Me amarás y no me necesitarás. Te olvidaré y no dejaré de amarte".8 - LEJOS  DEL  MUNDANAL  RUIDO................................................Se apoderó de ambos una angustia melancólica y las miradas esquiváronse por algunos instantes, como si el llanto de despedida ahogado en el pasado fuese a subir hasta sus gargantas. La tenue brisa de la tarde comenzaba ya a envolverlos, y Doña Leonor dirigiéndose lentamente hacia el ventanal colocó su rostro contra las rejas, en grave mutismo. El la observaba. Luego ella y su mulatilla retiráronse algo entristecidas, pero resueltas a continuar sus vidas tal como eran antes de la llegada de Don Alvaro. El joven quedó solo en la sala sentado en el gran sillón color púrpura, sumergido en sus pensamientos. Transcurrido un espacio de tiempo la entrada de Don Ruy, que había desmontado dejando su caballo junto a la puerta, destacóse por el fuerte paso de sus altas bota. Al oírlo, su sobrino comenzó a dirigirle la palabra, como si estuvieses hablando para sí:-"Retornar significa para mí, salir de esta civilización cordobesa para atravesar nuevamente el camino primitivo y solitario, en una ruta casi interminable".-"Fue nuestra ruta y por ella comenzamos nosotros"- contestóle su tío-"Pero aceptaron este destierro en forma voluntaria".-"Sí, has dicho bien, sin embargo fuimos convocados para ello... Cuando Don Felipe de Austria nos ofreció el Tucumán y llegamos con nuestros trajes ostentosos, con nuestros modales atildados como hombres de mundo portugueses, con nuestra elegancia lusitana tan mentada. Con nuestro mobiliario obscuro y finamente labrado en Africa ¡Con nuestros siglos de navegantes en compañía de sirenas y tiburones! Y llegamos aquí en medio de las pampas solitarias... todo era insólito y nuevo. Una gran aventura sin precedentes."-"¡Era un cambio muy abrupto!"-"Lo era sobrino, más de lo que ahora te imaginas. Y nos asentamos aquí en mitad del continente, rodeados de salinas interminables, serranías desconocidas, montes inexplorados, pampas infinitas y vacías ...Entonces comprendimos que estábamos muy solos y supimos en aquel momento, en aquel instante cumbre, que todo había cambiado para nosotros... Y que ya nunca retornaríamos al Reino de Neptuno". -"¡Portugueses aislados en el mundo, lejos de países y de puertos! ... Era algo completamente nuevo".-"Así fue. Los lusitanos del Tucumán que conocíamos todos los puertos de Oriente y Occidente con sus diferentes países, nos habíamos alejado de un golpe de todos ellos. Para nuestro devenir y el de nuestra herencia".-"Algo asombroso"- insistió Don Alvaro-"Una historia larguísima estaba concluida y comenzaba para nosotros otra nueva, inesperada. Distinta."-"¿Cuál era el mérito?"-"Avanzábamos como pioneros, sintiendo el gozo de ser los primeros. Fuimos pilotos de tierra con el sextante, la brújula y cuadrante abriendo los caminos del Tucumán virginal. Eramos expertos en puertos y elegimos sus sitios más resguardados, con el nombre portugués de "Postas" para el descanso de los viajeros y el arribo de las caravanas. Navegábamos por el continente como antaño por el mar". -"¡Navegantes en un puerto sin mar!"-"Bien lo dices, sobrino. Nosotros éramos aquí los últimos sobrevivientes de una civilización europea, que en suma, nunca nos recordaría. Y éramos conscientes de ello. Nadie vendría a vernos".-"Era una propuesta muy dura, querido tío".-"Sí, lo era. Lo sigue siendo. Somos los cordobeses guardianes de la cultura en un mundo desamparado por las naciones, donde los caminos sirven para separarnos, antes que para unirnos, en la interminable distancia".-"Admitieron de motu propio esta soledad y su aislamiento".-"Solos. Muy solos. Con el traje. El sextante. El cuadrante. La brújula. El empedrado. La imprenta. La retórica".-¿En ello consiste este magnetismo telúrico que te ha atrapado por veinte años y para siempre?".-"En ello sin duda. Los lusitanos veníamos de un mundo distinto creado quinientos años antes por el príncipe Enrique de Borgoña. Eramos orgullosos vasallos de una corona y una dinastía que había creado al reino de Portugal. Navegábamos los mares orientales y occidentales a su servicio... para engrandecerla. Nuestro esfuerzo creó méritos y gloria, siendo recibidos con palmas por reyes, emires y mandarines".-"¿Y no fue grandioso todo aquello?"- sostuvo Don Alvaro-"Lo fue en gran manera,  hasta llegar a Córdoba del Tucumán, ciudad monasterio, ciudad de eruditos, a la cual esos brillos dinásticos no daba importancia".-"Explícame mejor, lo necesito, no puedo partir de aquí siguiendo el Camino Real, sin hallar la verdadera razón, esta clara firmeza, que anida en tu mente y en la de Doña Leonor".-"Te lo diré, pero deberás escucharme con mucha atención"- exigióle Don Ruy-"Soy todo oídos"- aceptó Don Alvaro-"Antes servíamos a un rey, a una corona, a la grandeza de un imperio... Lo que en suma significaba servirnos a nosotros mismos, que recibíamos las palmas en cada regreso. Aquí, en cambio, aprendimos a servir a una Comunidad... A vivir y empeñarnos por un grupo humano compuesto de personas provenientes de diferentes naciones, razas y colores. A servir al prójimo".-"¡Una Comunidad!"-"Sí, exactamente, querido Alvaro, una comunidad que nos necesita y depende de nosotros, lusitanos aventureros, para sobrevivir sosteniendo su estilo. Nosotros que enlazamos su mundo aislado de estudio constante, con nuestras caravanas hacia el Alto Perú. Con los caminos que trazamos en estas soledades, con las Postas que colocamos en lugares adecuados. Hemos hallado aquí una razón real de vida que antes desconocíamos, al servir a esta Comunidad que vive...  Lejos de Mundanal Ruido".-"¡Lejos del Mundanal Ruido".9 - EL  CONDE.....................El joven sobrino quedóse en silencio. Aquel planteo de su tío resultábale demasiado inesperado, y no estaba preparado para incorporarlo en forma inmediata. Sin embargo, el respeto que su abuelo había creado dentro suyo por Don Ruy, el mayorazgo de la casa Almeida, hacíale admitir lo que llegara ahora a sus oídos. Lo comprendiese el sobrino o no, eran ésas las razones expuestas por su tío.  -"Los lusitanos llevamos con orgullo las honras de nuestros hombres de mar, que han hecho respetar a Portugal por todos los países"- insistió Don Alvaro nuevamente-"Nunca lo he dudado".-"¿No deseas compartirlas?"-"Portugal ignorará siempre de nuestra existencia"- expresóle Don Ruy-"El mundo entero admiró las proezas de la flota del príncipe Enrique el Navegante".-"El mundo entero fue su testigo y los siglos comentarán admirado todos sus éxitos, no lo dudes sobrino".-"Fue un esfuerzo digno de mérito y orgullo, querido tío".-"Pero cuando la Compañía de Jesús surgió aquí como un espejismo detrás de una salina, entre declinaciones latinistas. Cuando antaño se construyeron las calles empedradas sobre un suelo gredoso y fangoso. Cuando se inauguró la biblioteca. Cuando comenzó a funcionar la imprenta. Cuando la retórica, la dialéctica y la oratoria se instalaron sobre las márgenes del río Suquía, amparados por un imperio donde el sol nunca fenecía, donde no había casi población. Donde no existía vecino natural alguno, de ninguna tribu india, que detentase civilización de cualquier especie. Donde las naciones civilizadas quedaban tan lejos que ya dejaban de ser realidades ¡Fue entonces cuando comprendimos los portugueses nuestro aislamiento como grupo humano! ...Y la gran responsabilidad que teníamos de aquí en más, con esta comunidad". Sobrevino un silencio largo, acentuado por el estado emocional de Don Ruy. El sobrino había callado y lo contemplaba, algo cautivado. La luz vespertina entraba solitaria por el enrejado.-"Duras vicisitudes les deparó la vida"- comentó finalmente el joven-"Duras. Sin duda. Pero fuimos premiados con placeres exquisitos. Pues dialogábamos en latín con el Jesuita Flamenco, ya que él no hablaría el portugués ni tampoco el idioma del encomendero vasco. Sólo el latín unía a esta población cordobesa del "Tucumanao", frontera del gran Tucumán, donde el rey Felipe de Austria era el Rey de todos".-"Sin duda un acontecer brillante en tu vida"- aceptó el sobrino-"Lo es. Aquí sin testigos civilizados cercanos vivimos nosotros rodeados de eruditos. De bachilleres, poetas, calígrafos, místicos, tallistas, doctores. Pero cercados por la soledad geográfica como bastión de un mundo que nunca sabrá nada de nosotros, y el cual muy probablemente tampoco sepa comprendernos, ni aún mismo respetarnos". -"Fue una elección inflexible que asumiste hace veinte años".-"Sí. Fui elegido. Fui convocado. El siglo diecisiete me llevó cabalgando en su gloria y en su sacrificio. Acepté en el zenit de mi juventud junto a mis compañeros de aquel tiempo, identificados todos con un imperio multinacional, pertenecer a este Virreinato del Perú bajo la administración de la Casa de Austria. Y acepté con ello servir a esta comunidad universitaria, que a su vez, tanto necesitaba de nosotros".-"Un admirable servicio a una Comunidad".-"Me conmovió de inmediato en el momento de la llegada, al verla tan austera, y erigida en el límite con poblaciones primitivas y algunas de ellas, asimismo vandálicas. Era necesario que sobreviviese y en nuestras manos estaba apoyarla ¡Ese era nuestro reto! La huella del destino colocado en nuestra juventud, que vivimos intensamente".-"¿Intensamente?"-"Sí, intensamente, sin ceder nunca a otras presiones"- concluyó Don Ruy-"¿Te integrarás para siempre?"-"Ya estoy integrado. Los lusitanos de Córdoba del Tucumán no volveremos. Somos ahora Indianos, esto es, europeos habitantes de las Indias. Pertenecemos a la savia del río Suquía por elección propia. A sus claustros, por dentro o fuera de ellos. Somos su mundo. Sus testigos. Su entorno. Tenemos hijos y tendremos nietos que aspirarán el cristal germinante del Colegio Monserrat y brindarán su identidad a las piedras del Calicanto".-"¿Es tu decisión definitiva? ¿Es tu despedida final de Portugal que vino a buscarte, a través mío?"- preguntóle el sobrino-"Es. No hay otra"Ambos pusiéronse de pie para confundirse en un emotivo abrazo. La mulatilla escondida en semipenumbra junto al arco divisorio, observaba tiesa la escena y se llevó una mano a sus ojos para secarse lágrimas. Don Ruy hizo sentir su potentísima voz de marino en el interior de la casa, llamando a su esposa y a su hija.-"¡Doña Mencia! ¡Doña Leonor! ... El Conde de Almeida se despide"10 - EL  RETORNO..........................Don Alvaro contempló la belleza de Leonor todo el tiempo en que él residiera junto al río Suquía, en aquella ciudad monasterio elegida por su tío para depositar su simiente. La belleza de la hija de Don Ruy ornamentaba aquel recinto de la sala color carmesí, acompañada siempre por esa doncellita obscura de finos modales que le sonreía en complicidad. Y la siguió contemplando en pensamiento cuando la borda del galeón que lo llevaba de retorno, se alejaba de las costas del Callao. Un sortilegio extraño, sin respuesta, pero injerto en su pupila, lo iba a acompañar en la lenta y pesada travesía de regreso a Portugal.La Ciudad Monasterio quedó en ese pasado fugaz de su etapa juvenil. Y cuando Doña Leonor, Don Ruy, Doña Mencia, el obscuro cochero, los cholos silentes y coloridos, la mulatilla cómplice y el pétreo ambiente hubiéronse eclipsado en su memoria, aún recordaba aquel descampado despoblado adonde se habían refugiado los eruditos... Lejos del mundanal ruido.Sin forma ni imagen. Sin figura viva. Pero perenne como pensamiento. Como una idea incorpórea. Sola. Lujuriosa en su savia prístina.............OOOOOOO.............. 
DON  JERÓNIMO, EL JUDÍO .........................por Alejandra Correas Vázquez................... (Estampa  Colonial)    Cuando el río Suquía era navegable en tiempos de la fundación de Córdoba (Argentina), los grandes ríos de esta provincia colonial poseían una riqueza ictícola que alborotó los planes programados por la Real Audiencia de Charcas, situada en el Alto Perú (hoy Bolivia).  Allá en el año del Señor de 1582 un "Memorándum" enviado por los vecinos cordobeses, hízoles volver a estos altivos Oidores sus miras hacia el Tucumán (del cual Córdoba formaba parte), proyecto que no estaba hasta entonces en sus cálculos. Menos aún lo estaba este "Tucumanao" -zona de frontera más allá de la Salina Grande- donde dicho grupo de andaluces pioneros hallábanse radicados a la sazón. Pues en ese lugar "extramuros" habían fundado en 1573 la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía. Estos andaluces solicitaban ayuda 9 años después de su arribo...  Y además de ello: ¡Reclamaban por su fundador! ...de quien dicen, en ese escrito, carecer de noticias desde hacía 9 años. Lo que evidencia que nada se sabía, a casi una década, del triste fin de don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo.   En este documento de 1582, aclaran y firman todos los vecinos diciendo no tener noticias de su jefe expedicionario y fundador de esta ciudad "Córdoba de la Nueva Andalucía" desde que fue llevado de allí, a poco tiempo de la creación de su ciudad, por una guardia armada que vino en su busca. Ellos lo vieron partir al parecer sin violencia, y recorriendo todo el Tucumán carecían de noticias sobre él.  Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo era un hidalgo andaluz converso, pero circunciso, hijo de la judía Miriam de Toledo, amante del caballero español Luis de Cabrera. Todos sus hermanos fueron en realidad "medio hermanos" y él, favorito de su padre, era el bastardo. La familia Cabrera lo rechazaba, y como no dejó descendencia de su apellido, en la actualidad sus parientes desde Perú a Argentina quieren todos emparentarse con él. Algo tarde pues, ya que ni siquiera lo recibieron ni lo defendieron en vida. Su esfuerzo fue propio y sin otro apoyo que su propio talento.  Uno sólo de sus medio hermanos lo acompañó en su empresa cordobesa, a quien llamaban el "Gordo" por contraste a la estampa extremadamente delgada de Don Jerónimo, y sería este hermano adicto y algo menor que él, quien iba a dejar una descendencia en la ciudad. Cabrera tomó por esposa a una dama católica catalana de apellido Martell y no tuvo descendencia masculina.  Por este Memorándum enviado 9 años después a la Real Audiencia, por los primeros cordobeses, puede verse que nadie conocía ni en el Tucumán ni en el Alto Perú, de qué forma ocurrió su triste final. De modo que todas las conjeturas que se han escrito posteriormente en forma novelada, acusando a unos y a otros, y que han llenado tres siglos de tinta y muchos papeles, son falsas. Sin ninguna certificación real. Nunca la autoridad española fue su perseguidora. En todo momento se hace evidente la mano de la Inquisición y su brazo armado, que recorría el imperio español en busca de víctimas. Cabrera era judío.  Los Oidores del Alto Perú reciben a los emisarios. Leen el documento. Contestan que nadie en Charcas ha ordenado su detención y que por aquellos lados nunca ha regresado, ya que allí habíanlo nombrado como gobernador del Tucumán. Nadie es responsable. Nadie sabe nada. Pero Don Jerónimo ha desaparecido de Córdoba.  En el mismo documento enviado por estos vecinos, ellos ponderan la riqueza natural de la región "con peces de una vara de largo" (pues los indios Comechingones eran vegetarianos y sólo comían papas y batatas para asombro de los españoles). Es imposible hoy imaginar en los ríos cordobeses peces de ese tamaño, en forma natural, donde sólo se hallan actualmente mojarritas del tamaño de un dedo pulgar. La destrucción ecológica queda remarcada en este dato testimonial.  Alaban los vecinos también, llevando muestras, el tamaño de las uvas cultivadas y la buena calidad del vino casero.  Queda claro que todas las argumentaciones escritas después, sobre el final de Don Jerónimo, en nuestro tiempo, son simple mitología. Deducciones poco claras, ambiguas y falsas llevadas al papel debido al contrapunto y rivalidad que hubo en todo el período colonial, entre Córdoba y Santiago del Estero (capital del Tucumán).   Hay otra verdad más dura escondida allí. Los conocimientos que hoy tenemos de Don Jerónimo, en su carácter de circunciso nacido judío de madre (sin duda fue ella quien lo hizo circuncidar a espaldas del padre) y más tarde bautizado, son suficientes explicaciones en aquellos tiempos de la Inquisición. Sabemos que una partida de soldados vino en su busca, pero éstos eran en realidad el brazo armado del Santo Oficio... ¡Y no hace falta deducir más!  La orden firmada por Carlos V había sido no dejar entrar a las Indias "cristianos nuevos", precisamente lo que era Cabrera. Ya que el Emperador quería instalarlos a todos en Austria y Flandes, pues tenía sus propios compromisos allí. Pero la capacidad de adaptación del pueblo hebreo español o Sefarad, luego de 2 mil años de residencia en la península ibérica, hizo rechazar esta propuesta a gran número de ellos. Los sefarditas aún mantienen en Oriente la lengua pura del castellano antiguo, llamado "Ladino". Sin embargo Felipe II cambió de idea al ser rey de Portugal, donde halló un elevado número de judíos lusitanos, tratando de enviarlos a casi todos ellos a sus colonias de las Indias Occidentales.   Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo viajó con su comitiva compuesta de familias completas, para internarse en el Tucumán Virginal de aquellos siglos, donde el Imperio del Inca nunca había penetrado. Y eligió la vera del al río Suquía para fundar esta ciudad de la actual Argentina: Córdoba.  La comitiva iba bajando lentamente, con los grandes carretones cargados de muebles, bolsas de harinas, gallinas, arcones de ropa, sarmientos de parras de uva... y arriando ganado. Igual que todas las otras expediciones fundadoras del Tucumán. La trayectoria de ellos era a pie o a paso de caballo, o mejor dicho, a paso de los bueyes que tiraban las carretas recargadas.  Aquellos compañeros de ruta del visionario Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, quienes lo acompañaban "misteriosamente" por un largo periplo de tierras y océanos eran familias completas y letradas (todas dejaron descendientes) internándose en un desconocido "Tucumanao", como se llamaba a esta tierra fronteriza más allá de la Salina Grande. Lejos de toda cultura posible. Gente acostumbrada a hábitos ciudadanos y a una vida de mejores posibilidades.   ¿Qué los hizo emigrar? Ellos guardaron a partir de aquí, celosamente su secreto motivo sobre aquella peregrinación en busca de una tierra de providencia, en busca de un sitio nuevo en el mundo nuevo, dentro de este continente austral.   Nada en aquella comitiva era corriente. Diferenciábase en varios puntos de las otra expediciones españolas de fundación. Y la principal diferencia era que ...¡No llevaban sacerdote!  El acta oficial existente en el Alto Perú fue escrita con posterioridad (como acontecía con todas las fundaciones imprevistas) y fue confeccionada ex profeso para ser enviada a España. Allí figura un sacerdote que nunca llegó al Tucumán.   Una fundación de una ciudad española en tiempos de Felipe II y sin sacerdote... desde ya es insólito. Como también esta expedición no autorizada por el Virreinato del Perú, de donde dependía, de la cual quedarían numerosas razones circulando en el pensamiento cordobés de los siglos venideros. Pero a ellos parecía no importarles, continuando su ruta con una firmeza decidida para hallar el terruño ansiado, guiados por el visionario Don Jerónimo, circunciso y bautizado.   Partieron con sus mujeres, sus niños y su esperanza. Cruzaron el Valle de Punilla, luminoso. Recorrían el bello paisaje cordobés guiados por su conductor, sus palabras de aliento, su capacidad de convicción, su carisma que a todos serenaba. Era invierno en Sudamérica en pleno mes de julio. En el momento de internarse en la Sierra de Punilla los sorprende el "Veranito de San Juan", un hecho climático que crea una primavera tibia, y algunas veces también muy calurosa. Era el día de San Juan y bautizan el río Suquía con este nombre (que más adelante perderá llamándosele Río Primero).  -"¡Qué lindo clima tiene este país!"- dijo Don Jerónimo  Y toda esta comitiva goza feliz en aquellos momentos. Sacan sus ropas de los arcones y las extienden sobre las champas al sol, para quitarles humedad. Liberan algunas gallinas con polluelos para que correteen. ¡Qué lindo clima tiene este país!  El veranito de San Juan prodigóles su delicia por todo aquel valle bellísimo. Siguieron el curso del río, internándose en la fronda donde éste se junta con el río Saldán ...y... como siempre acontece... ¡arreció de golpe el invierno! Era el 4 de julio de 1573. No pudieron seguir adelante y se refugiaron en una "barranca bermeja", como informó Don Jerónimo.   Y así transformados casi en "cavernícolas" comprendieron que no podían avanzar más ¡Helaba!   El día 6 de julio de 1573 queda asentado como fundación de Córdoba. Pero apenas llegó septiembre los ríos cordobeses crecieron y en aquellos siglos eran reales aluviones, de modo que las cuevas que los cobijaban con todos sus bártulos se inundaron. Y comenzó el peregrinaje de sitio en sitio. Plano en mano. Hasta ubicarse finalmente en el microcentro actual. Durante cerca de veinte años Córdoba sería una ciudad peregrina.    Don Jerónimo traía a su arribo un plano utópico de la futura ciudad, ya diagramado, dibujado por un ingeniero del rey, con los solares bien distribuidos entre esos pobladores elegidos para una ciudad que aún no existía. Asombra el hecho sobresaliente de que algunas manzanas tienen dueños que nunca llegarán a Córdoba. Y en otros casos sus propietarios llegan dos generaciones después pues los han heredado. No cabe duda de que estas cuarenta familias eran inversoras y habían comprado sus derechos.   Este plano fue trasladado intacto en cada una de las veces que Córdoba cambió de lugar, debido a contingencias climáticas y geográficas, dentro del mismo río y el mismo espacio. Plano en mano, estos peregrinos deambulantes desde el Alto Perú al Tucumanao, cambiarán varias veces de lugar. Pero nunca se alejarán del Suquía.  Córdoba de la Nueva Andalucía ha nacido y perdido a su mentor al mismo tiempo. Pero nunca lo abandonará en su corazón, en los sentimientos que él supo granjearse. En su carisma como guía paternal de esta ciudad que nunca lo olvida. Llevan sus nombre calles, escuelas, avenidas, plazas. Y su estatua, una bella escultura en bronce del artista Horacio Juárez, se erige en el centro de la ciudad.    0ooooooooooooooooo0
LA FARAONA RUBIA Y LA HORDA SALVAJE .................................... (Egipto - Dinastía XVIII) por Alejandra Correas Vázquez   El faraón Tuthmosis IV tenía veinte años cuando recibió la Doble Corona (la roja del norte y la blanca del sur) haciéndose cargo del Faraonato, al que él iba a transmutar por completo. Y lo hizo con el fuego de su juventud, recibiendo un país de Egipto que era un ejército enardecido y en movimiento dedicado a la conquista. Los países vecinos sufrían su opresión. Pero él habría de cambiarles este concepto, haciendo dos viajes uno hacia medio oriente (semítico) y otro hacia el sur (africano) para volver  a su regreso cubierto con pactos de paz, que ya no se alterarían por todo un siglo. Esta fue la primera “Pax Octaviana” de la historia.   Podemos imaginarnos al esbelto y refinado monarca recién llegado al trono de Egipto, acampando entre feroces guerreros que hacían temblar desde hacía medio siglo a todas las naciones de su época. Tal como Marco Aurelio escribía tratados de filosofía en su carpa de campaña, al frente de los ejércitos romanos. Pero Tuthmosis IV tuvo una suerte mucho mayor, pues impuso su personalidad sensible a todo el mundo de su época. Hay que destacar ante todo, su profunda capacidad diplomática, que fue la llave de su triunfo.   Detener una maquinaria de guerra es más difícil que montarla. Como lo comprobarían más adelante los césares romanos Augusto y Adriano, en sus proyectos de paz y las dificultades que debieron soslayar. Fue así que la nación egipcia puesta en pie de guerra... ¡bajó sus armas y propuso la paz!.. La forma inmediata como esta paz se produjo demuestra que lo hizo con firmeza. Que tenía un carácter resuelto y aplomado, como todo intelectual. Y ante todo, que sabía hacerse obedecer. Poseía capacidad de convicción sobre propios y ajenos. El dulce faraón Tuthmosis IV, de delicado rostro, tenía una sola palabra y cuando estaba convencido de ella, de su razón, de su justicia, de su Maat, era inamovible. Indoblegable ante una decisión tomada. Se desprende ello, al observar el hecho de que su programa no tuvo retrocesos. Ni altos ni bajos.   El pueblo alejado de los cuarteles retorna al taller y a los campos de labranza abandonados, en busca de prosperidad. …¡A producir!… ha dicho el joven faraón con firme convicción. Tal como actuó con la Paz, con otro rápido giro logró que sus compatriotas pusiéranse manos a la obra. Era ya tiempo y había prisa. Hay siempre mucha prisa en Tuthmosis IV.   Los maestros artesanos reciben nuevos discípulos y el trigo inunda la tierra fértil de las crecientes. Aquella numerosa masa de gente que ahora resta desocupada —al desintegrarse el ejército conquistador— tiene que ser utilizada en un tiempo breve. El comercio internacional se pone en marcha a toda prisa. El país del Nilo debe colocar en el mercado ese exceso de productos que ahora produce, con esta nueva sobreabundancia de obreros.   ¡¡Pero nuevos acontecimientos políticos, imprevistos, salieron a su encuentro!... Pues ahora encontrábanse los egipcios, junto con este paladín del pacifismo, que ellos habían dejado de ser los agresores, para enfrentarse ante el peligro inminente de invasión por un pueblo bárbaro : …¡Mitannia!...   Mitannia... Una tribu nómade que ocupaba un lugar recientemente invadido por ellos, como una toldería ranquel. Y este peligro amenazaba en común a todos. A los hombres del Nilo tanto como a los del Medio Oriente. La invasión. El saqueo. Los incendios. La hordas arias que ya destruyeron la civilización de Sumeria en el año 2.006 a. C. avanzan ahora sin piedad dejando a su paso la desolación. Es el “Malón” indio patagónico, tal como lo conocimos en Argentina en el Siglo XIX (cono sur sudamericano) que destruyó ciudades quemándolas …¡Y allí están!... Son los mismos en herencia de milenios. El salvaje siempre es igual y no respeta trabajo ni orden, aunque tenga otro color de piel. Los maloneros argentinos tenían la piel obscura. Pero los mitanios son arios, muy blancos y de ojos claros, como los bárbaros que invadieron Roma.   Son ellos… Los bárbaros depredadores al igual que los temibles caciques patagónicos de Argentina : Pincén, Calfulcurá, Chancaní, Saldán, Catriel, Namuncurá, que eran primitivos y morochos, piel obscura …Pero… los mitannios en cambio ¡Son rubios! De bellísimos ojos celestes, piel rosada y manos blanquísimas. Sus mujeres, feroces y salvajes valquirias, tienen una belleza deslumbrante. Los maloneros de Mitannia no dejan la hierba crecer a su paso, y cuando en el futuro (dentro de un siglo más) avancen sobre las civilizaciones del Valle del Indo, destruirán las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Hablan el idioma persa. No saben vestirse ni lavarse. Cuatrerean simplemente, como Pincén o Saldán. Pero con la ferocidad de los primeros malones.   ¡No! … El joven Tuthmosis IV no ama la guerra y desea terminar con ella. Suprimirla. Pero los feroces guerreros arios de Mitannia avanzan hacia él con premura y sin tregua. Poderosos en su orgullo de maloneros triunfantes, los mitanios sonríen ante la vista de Egipto. conscientes de su superioridad bélica, frente a un Egipto ahora pacifista... Tuthmosis piensa. Sus esperanzas pueden esfumarse como una bruma. El anhela demostrar a los testigos de su época y a los espectadores del futuro, que los hombres pueden progresar, gozar, enriquecerse, cosechar, construir, prosperar y amar; viviendo en una coordinación equilibrada. Este monarca—un muchacho— tiene la edad de los remeros, de los bailarines, de los acróbatas, de los aprendices Pero él ha asumido responsabilidades mucho mayores a todos ellos juntos. Ha renunciado a su propia juventud, como tal, para vivir otra juventud, la juventud de una propuesta. Tuthmosis IV no está dispuesto ahora, cuando se han logrado tantos avances en materia internacional, retroceder y caer en el juego de los belicistas.   Pero en esta encrucijada, nada parecía posible para hacer desistir a estos maloneros mitannios de invadir Egipto. Presa ansiada a la que ellos veían fácil de lograr y que realmente les interesaba saquear… No pudiendo hacerlos retroceder y viendo el violento proceso que avanzaba en forma inevitable, Tutmosis IV va a salir a su encuentro... Y forjará un nuevo e increíble concepto : Dueño del poder actual de Egipto, sorteará esta amenaza con un pase genial… ¡Tanto como inesperado! ¡Transformar a Mitannia, culturizándola, en su aliado político! Sólo hombres de mucha garra política pueden concebir un juego diplomático de esta naturaleza.   El salvajismo de Mitannia radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto al joven faraón Tuthmosis. Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por “Kukuli, del país de Mitanni”. Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época, son creaciones suyas. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: “Yelmo”, por ejemplo.   No era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes de renunciar al botín. Pero el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los habitantes orientales de la “media luna fértil”, esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona… Y lo hizo… Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia …¡Y Tuthmosis IV iba a cumplirlo!   Como clave de todo este proceso, el cual habría de sellar el pacifismo largamente aguardado en forma efectiva, figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitannia (peligroso pueblo bárbaro ario y precultural). Ello involucraba lograr la Paz para la civilización, un devenir lleno de esperanzas.. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe juvenil. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su sello propio. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia con audacia. Con ello violaba el principio de preservación genética y racial del Faraonato… La obligación faraónica (verdadero tabú) que obligaba al faraón al “Incesto Real” (también practicado por el Incaísmo) para preservar la especie dinástica faraónica. Cometió un verdadero pecado….¡Pero salvó a Egipto!   El rey Artatama de Mitannia se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero —dicen las crónicas mitannias—no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con sus presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros arios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia.   Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza —la aria— que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. Brillo cultural del cual todavía hoy dependemos. Esto es: la civilización occidental. Consultó el gran cacique mitannio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el …“Sí”… Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia …¡La Faraona rubia!...   Mutemuia…Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. El matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. Es el empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando… ¡Porque hay que salvar a Egipto!   Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma... Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. ...Así era Mutemuia: blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo faraón Tuthmosis IV. La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, coloreaba con su estampa vigorosa esa corte amante de los ornatos. Y a su lado Tuthmosis: morocho, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida …¡Y recién llegada de la toldería!   Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del joven faraón y atrajo por completo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Y esto aparece con claridad en las figuras del arte naturalista de sus artistas. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis que por entonces tenía veinte años vibrantes de juventud, y educado para la estética, inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos. Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol y ojos de cielo... Eso sí… luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia.   Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una “prima donna” asombraba. Por el contrario todas las tradiciones arias nos hablan siempre del Bel Canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los “cantos de guerra”, son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia …la Faraona Rubia..   Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo el famoso faraón Amenofis III llamado “El Magnífico” (padre de Akhenatón) se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras.   Había llegado a Egipto en el momento preciso en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo :   “Con su voz hace feliz al mismo Dios”.   .....................oooooooooooooo.......................
LA  CALLE   MAYOR  ..........................  1--La  Fuente   de   Juvencia                  Voy caminando por la  soleada calle Flagger en el centro de Miami ¿Cómo se llamaría antaño cuando mis ancestros vivieron en esta ciudad? Sin duda que "Calle Mayor"...como en todas las ciudades hispanoamericanas. Y en esta preciosa Florida de Ponce de León, busco hoy mis genes.                       El aeropuerto de Miami antigua ciudad española (M-I-A-M-I, así pronunciado en lengua india seminola, que significa "agua dulce") ...me recibió en inglés, idioma que no hablo, no leo, ni hablaré nunca. Es una decisión tomada a toda conciencia,  y como la mitad de mi sangre es vasca, originaria de Álava, nunca cambiaré de parecer. Pero allí iba a residir todo un año encantador. Inolvidable. Trajeron una intérprete "¿Su motivo de viaje?" ... ¡Acaso podía decirle "Yo :vengo en busca de mis raíces!"                  Pero allí estaban respetuosamente cuidadas, conservadas en sus frisos con nombres españoles las  casas coloniales con sus callejuelas recicladas dentro de techados con pasajes internos y un esmero preciosista, que lucen hoy coquetas boutiques. ¡Respetuosamente cuidado! todo ese período español por este pueblo yanqui (que no es yanqui sino sureño), como un patrimonio del pasado. No han sido borradas sus huellas, pues los pueblos que quieren su suelo, no destruyen los lares antiguos. Los lares, recordemos, son dioses como aseguraron los romanos.           ¡Qué extraña síntesis es esta Florida! Y como un ritual, caminamos sobre sus calles llenas pasado en busca de la "FUENTE de JUVENCIA", igual que lo hizo Ponce de León. Existen fuentes de aguas en arroyos donde se busca la preciada agua de la juventud. Sin embargo la que fluye por las cañerías produce el mismo prodigio. Los mates que yo tomaba con fruición y a diario (allí la yerba mate es fácil de conseguir) produjéronme un cambio notable en el organismo. Todo mis órganos vitales olvidaron sus ñañas y alergias que me acosan desde la infancia. Me puse muy delgada y como soy alta de largas piernas (1.70m), el torso refinado me dio esbeltez. Mi rostro y mis manos no necesitaban cremas de suavizar pues esa agua no era irritante. Florida contiene una laguna interna de agua dulce lo que testifica que fue un "atolón" oceánico con un volcán al medio en lejanos tiempos geológicos. Como sucede en los diversos atolones, el volcán se hundió dejando el lago central. El suelo de coral lo termina de confirmar ¡allí está el agua de juvencia!  Esta es la Calle Mayor de Miami, que diagramaron aquellos marinos de alta mar llegados desde Vizcaya.. Pues esta isla de coral La Florida a quien un cataclismo geológico la pegó al continente americano (arrancándola del océano) aún perdura separada de él  Está inclinada en diagonal junto al continente que la atrapó, pero tiene otro suelo y otro diseño. ¡Pero siempre será una isla oceánica! ...llena de navegantes como antaño, de viajeros modernos que llegan y se van. Como cuando arribaron hace cuatro siglos dentro de galeones españoles, los vascongado para encontrarse aquí con indios mansos (los seminolas) que hablaban en "guaraní" ...2-El   Colibrí  ¡GUARANÍ!... Una lengua paraguaya, de tres provincias argentinas, cuatro estados brasileros y una provincia boliviana. En Florida se llama "seminola"... pero es guaraní auténtico.  --"¿Por qué se llama esa tienda "Kolibrí"? -pregunté asombrada-Está mal escrito no lleva K es "Colibrí" nuestro picaflor. Un gran letrero adornaba aquella tienda que yo señalaba con el dibujo inconfundible de un colibrí. Nosotros en Argentina decimos así al picaflor, usando la voz india guaraní"  --"Porque en lengua nativa seminola se llama así al picaflor."- me contestaron mis amigos cubanos          --"¿Cómo es eso?" --"Sí ... Quizás los guaraníes de ustedes salieron de Florida hacia allá... o al revés. Aquí son de mar y allá de grandes ríos. Pero siempre, en un hemisferio u otro, son de agua y habitan la selva."2-El  Bosque  de  Buda            La Florida es amada por todos, residentes, viajeros, turistas. Es. un suelo encantado para quienes la transitan y disfrutan, en su calma chicha provinciana y vernácula. Allí el tiempo parece no transcurrir y se evade sin hacerse sentir. Su nombre suena perfecto para definir una tierra cubierta de flores y llena de un intenso perfume selvático que inunda las habitaciones. Su flora exuberante semeja a un parque Jurásico. Pero posee una selva baja muy distinta a la del Matto Grosso brasilero, que parece a la distancia como decapitada (corta de altura), debido a los violentos huracanes. Muy intrincada , como si la naturaleza anudándose entre sí misma se defendiera de ellos. También se diferencia en el matiz de los colores. En Brasil los tonos de verde son obscuros, con una fuerza de verde talo. La Florida se distingue por su verde pálido, turquesa, reflejado con exactitud por los pintores de su escuela plástica denominada "Art Decó".  Tendencia a la que yo me adscribí de inmediato. Nosotros los pintores tenemos que hallar nuestro color, nuestro matiz, nuestra herramienta. Yo la hallé allí.En el camino a Fort Myeres mientras íbamos en grupo para visitar el laboratorio de Edison, me impresioné con ese paisaje floridiano de selva baja que extiéndese hacia el infinito dejando ver todo el cielo en lontananza. Pareciera una pampa gigantesca y verde ¡Pero es una selva! Bandadas de pájaros estaban asentados sobre los lomos de esa arboleda. Me impresionó un grupo de ellos de un blanco níveo, reposando en  las verdes copas como si fuera una planicie. En contraste el cielo límpido con su sol deslumbrante, era de un celeste pálido. Pedí bajar del automóvil (que manejaba Giorgio un amigo peruano) y me lo prohibieron, pues los mosquitos de allí iban a devorarme.                   Se contempla esa selva floridiana hasta el infinito, cual una pampa de hojas y ramas que no se separan por ningún claro, semejante a una postal pintada por el Duanero Rousseau. Y siempre las aves adornando su superficie en infinitas bandadas blancas, amarillas o azules. Es difícil creer viéndolas, que todavía subsistan en este planeta perturbado por la tecnología, tal cantidad junta de pájaros. Parecieran ignorar el peligro del hombre y sus automóviles, sin huir de ellos con espanto como sucede en mi país.                       En el camino hacia Fort Myeres yo discutía con uno de mis  acompañantes muy pro-yanqui (Juan, argentino) que aquél era un nombre bien español (Myers, Mieres, Mires). Y él respondíame que tal era un apellido inglés, para que al final un tercer viajero más versado en lingüística, aclarara:   --"Es lo mismo. Mieres es un dios celta, como Mayo o Briones Brian, Brand, pueden hallarse en las toponimias y apellidos de España, que de hecho hay numerosas, pero también en los de Inglaterra, Francia, Suiza, Holanda, Bélgica. Pertenecen a su pasado gálico.             La llegada a destino fue impactante al descubrir el "Bosque de Buda" plantado allí por Edison, quien sin duda no llegó a verlo. Para sus experimentos en busca del filamento apropiado con el cual lograr la "lámpara eléctrica" trajo plantas y semillas de todo el mundo. Su inmenso jardín botánico es una joya floridiana. El Bosque de Buda es una especie, un árbol de la India que crece hacia el costado. Va echando ramas hacia los costados y genera una sucesión de árboles en forma de avenida, que son en realidad un solo árbol.Cuando regresé a nuestra casa comprendí que toda la avenida de árboles en la calle 60 donde vivíamos, casi en esquina con la Avenida Vizcaína (Biscayne escrita allí en buen vasco)... Era en realidad un Bosque de Buda.             3-El   Palacio   De   Vizcaya            Y sigo caminando por la Calle Mayor después de haber contemplado a la antigua prefectura española (hoy museo) que yergue solemne su edificio. Hasta allí antaño llegaban los navegantes de Vasconia, especialmente llegados del golfo de Vizcaya, a la que el castellano le puso una V corta, cuando Fernando el Católico la invadiera en el siglo XV. La casa de la gobernación en Florida se llama, aún hoy, para emoción de mis genes vascongados, el "Palacio de Vizcaya". Yo admiraba ese edificio colonial de la prefectura española, con su inmenso portón labrado al que comparé (luego de fotografiarlo) con otro portón muy semejante, que supe también fotografiar sobre la Calle de Alcalá, en Madrid ¿Los habrán tallado juntos los mismos ebanistas? Coloqué ambas fotografías en mi álbum, a la par.4-La   Luisiana   Y sigo recorriendo la preciosa Calle Mayor donde voy a sentarme sobre el borde de una fuente romántica y blanca, que la adorna a su entrada, con su diseño rococó de toque francés. Supongo que este es el sitio propicio que vengo buscando desde tan lejos. Es acá donde creo oír (trasladados en el tiempo) los pasos del Capitán Salas (un cordobés como yo y presunto antepasado mío) quien en 1870  acompañando por franceses vencidos de Luisiana buscaron  refugio en este colorido territorio floridiano, por entonces bajo pabellón español. Había hecho este cordobés un larguísimo viaje desde América del Sur...¡Para salvar la Luisiana!... Tal como lo solicitaron los obispos argentinos desde sus púlpitos. Para salvar a los católicos de los protestantes.Durante los años de mi infancia cuando escuchaba de boca de mis abuelos ese extraño relato, supe ponerlo en la misma bandeja que al Rey Arturo o al Príncipe Valiente. Pero igual también que al Príncipe Negro el cual aparecía como un paladín "para desfacer entuertos" en revistas de aventuras con muchos dibujos. En esas revistas de historietas también lucíase otro personaje encantador: el príncipe Asoka... junto a Patoruzú, Ñancul, la Chacha y Upa. En la misma bolsa de fantasías infantiles. Me tocó crecer para llegar a ilustrarme que el Príncipe Negro sí había existido en la realidad. Fue un príncipe de Gales que vivía en Aquitania como protector de Castilla. Igualmente era real Asoka, el príncipe hindú que expandió el budismo. Y en esa misma medida de sorpresas, escuché la confirmación que me dieron mis amigos cubanos de Florida sobre la extraña versión que yo tenía de mis abuelos. Andrés Avellanet (y lo menciono con nombre completo) me confirmó que los cubanos integraron las filas del ejército Confederado del  General Lee ¡Para salvar la Luisiana!                        ¡Qué extraña guerra fue aquélla de la Secesión norteamericana! Concentró en medio del caos, a tanta gente hispanoamericana en el salvamento Nueva Orleáns, la mágica ciudad francesa y católica. Pero hacia allí partieron los jóvenes hispanoamericanos, como quien va detrás de un sueño. Quizás a una gesta ansiada, dentro del tedio monótono de una clase acomodada y ociosa, que ahogaba sus pieles juveniles ansiosas de aventuras. Como aquéllas que oían haber vivido por sus ancestros... Pero para luego hallar al fin, su sitio verdadero en el Puerto español de Miami. Y más tarde, dichosos, llenos de luz, dejando atrás el horror de la guerra, pasear gustosos por la Calle Mayor junto a sus esposas francesas de Luisiana.              Eran según me dijeron, tres los hermanos Salas que partieron, pero sólo uno de ellos (Rosendo, como el hijo que en su tierra quedó) escribía de continuo contando a la familia sudamericana, sus paseos floridianos por la alegre Calle Mayor. Debido a lo cual se pensó que era él solamente, el único sobreviviente del grupo de segundones que fueron a la guerra de Luisiana. El Mayorazgo heredero de grandes campos con hacienda vacuna, había quedado en Argentina.                   Rosendo, ya libre de la espantosa guerra, enviaba cartas contando su "promenade" por la bella Calle Mayor, con su esposa Blanche... bonito nombre para una dama elegante con modales de salón, cabellos dorados y ojos tono cielo ...pero... ¿Podría llamarse Blanche una mulata? ...Pues al no regresar con ella, toda su familia argentina sospechó que bien podría tratarse de una mujer de piel obscura y no de una rubia francesa. El dijo por correspondencia que ella era la viuda de un hacendado francés muerto en batalla. Lo creyeron al primer momento, pero dos generaciones después empezaron a dudar. Era común que los franceses en sus plantaciones de Luisiana tuvieran una mulata viviendo con ellos, mientras en Nueva Orleáns lucieran sus familias blancas, entre oropeles y valses. Pero de igual forma el decoro galo era parte de esas mulatas refinadas que compartían con ellos, su elegancia y su arrogancia. Si tal era el caso del capitán Rosendo Salas, (quien nunca regresó junto a su familia para presentar a su esposa) su secreto fue bien resguardado.                 Se puede apreciar hoy en Florida la presencia de estos refugiados franco-luisianos (creoles se llamaban a sí mismos) en el gran edificio Du Pont y en el barrio elegante "Le Jeune", donde sin duda se radicó gente joven desterrada de sus lares como su nombre lo indica. Sobrevivientes de aquella cruenta guerra. Hay un toque francés en todo Miami que acompaña al español, hasta una arquitectura propia de ese período.    .             Camino por la Calle Mayor que ahora se llama Flagger y creo cruzar alegremente a Rosendo y su esposa Blanche. No sé si ella es rubia o negra, pues ambos están ataviados de ropas blancas y translúcidas... y me acompañan en este mediodía de sol, brillante, entre los perfumes de La Florida. Hemos ido juntos a almorzar en La Camila y luego iremos a pasear al Bay Front, para sentarnos en ese parque que contempla al extenso mar por el cual los marinos de antaño, vascongados navegantes, arribaban aquí desde la península española. Esta isla de coral pegada al continente los acogió entonces tanto como me acoge ahora a mí, y me siento una floridiana más, impregnada del aroma de todas sus flores. Los canarios celestes pósanse sobre mis pies, comiendo migas de galletas que caen de mis manos. Y no me siento sola aquí, pues Rosendo y Blanche me acompañan, vestidos de ánimas alegres, muy blancas.              De pronto veo un colibrí ¡Sí, un Kolibrí floridiano! en su vuelo violeta perlado ha posado en aquella mata de flores perdiéndose luego hacia la lontananza ¿A dónde dirige su viaje? Quizás ...hacia nuestra guaranítica provincia de Corrientes, en la que aún hoy se habla y se conserva intacta, la lengua seminola.    ............................................Alejandra Correas Vázquez    
ALAMEDA DE SAUCES DE LA CALLE ANCHA.............................................. (Siglo XVIII )Romance Colonial por Alejandra Correas Vázquez 1)  CITADINOS  La Alameda de Sauces hallábase en un día glorioso. Pequeñas motas color verde de un pálido casi cristalino, comenzaron a asomar por sus ramas lloronas coloreando toda la Calle Ancha. De un extremo al otro, mientras los paseantes salían al mediodía para aspirar el aire entibiado con la entrada primaveral de comienzos de octubre.  Empezaban a confundirse las vestimentas de todos ellos. Algunos conservaban sus sobrios atuendos de sombreros aludos y barba mosquete. Las damas, con su honorable ropa obscura, siempre señorial. Otros en cambio salían a la calle envueltos en ropajes claros de seda, en suaves lilas o luminosos celestes. Ciertas cabezas de blancas pelucas -muy pocas aún- atinaban a emerger por la Alameda, con algo de cohibición. Casi inseguras.  El Marqués, ataviado con su característico traje celeste, pasaba frente a ellos en su carroza blanca a la media mañana y también la tarde. Siempre que él se hallase en la ciudad cabecera, antes o después de cada gira por esta inmensa Provincia de Córdoba del Tucumán (cinco provincias argentinas de hoy) de la cual era su Gobernador. Y todos los paseantes de la Alameda de Sauces por él plantada en la Calle Ancha, con su rumorosa acequia, lo aguardaban.  La foresta andaluza habíase trasladado junto con él desde Sevilla, llenando de espacios verdes y fuentes ornamentales a esta pétrea ciudad universitaria, rodeada de sierras pétreas, a la que él iba consiguiendo poco a poco, adornar con jardines aromados. Los cordobeses lo esperaban de pie sobre las calles empedradas y ahora florecidas. Algunos en su propio carruaje, todavía obscuro, y como un cortejo improvisado daban la orden a su cochero angola de continuar atrás suyo... ¡Era el desfile de toda una ciudadanía siguiendo a su Marqués!  Como un ritual. Gozando de un paseo citadino antaño desconocido para esta aislada ciudad mediterránea, orgullosa de su vida erudita con claustros en latín, pero que desconocía hasta entonces la vida social y de salón. Un paseo que echaría raíces hacia delante. La vida urbana nacía por medio de esta promenade. De improviso, iban todos a detenerse. El Gobernador ingresaba en el Campo de Marte y subía al Cabildo, junto al Iglesia Mayor. Su batallón le rendía honores.   Frente a la Catalinas, en la cuadra anterior, detúvose el cortejo de ciudadanos con sus carruajes y ellos se apearon. Los habitantes de esta ciudad participaban por primera vez de un acto cívico ante sus ojos y aquello los emocionaba. Era un acto presencial para el que todos se preparaban en esta ciudad monasterio, que comenzaba ahora a dejar de serlo, recientemente poblada por gente laica, pero que tenía dos siglos de existencia distinta. Todo era allí nuevo, y sus pobladores eran también gente nueva, llegada desde sus Mercedes Reales en el interior provincial.   La dinastía Borbón proponía el crecimiento ciudadano, como hiciera Luis XIV cuando llamó hacia París a los nobles campesinos, para cubrir los cargos políticos, empresariales y académicos. La formación de una clase dirigente a partir de ellos. En España las aldeas como  Madrid se transformarían en ciudades. Era la consigna imperial de Roma aplicada por esta dinastía para crear un imperio fuerte, y que derivó su proyecto hacia las colonias españolas.  En Córdoba estos hidalgos campesinos, Indianos ricos tanto tiempo aislados, Encomenderos de la corona, autócratas en sus predios, de ascendencia hispano-lusitana entroncados allí por dos siglos, comenzaban a volverse ciudadanos. La convocatoria del Gobernador habíalos atraído hasta la ciudad, junto con sus esclavos, su familia y sus temores. El propúsoles ingresar en este tiempo nuevo, con casas también nuevas que ellos comenzaban a edificar multiplicando la ciudad. Sus dudas eran comprensibles. Pero el carisma del Marqués de Sobremonte hacíales superar sus incógnitas mirando al futuro, a través suyo... Y seguían a diario sus pasos como temiendo equivocarse.  Poco manejaban la lengua de Castilla arreglada con muchas infiltraciones lusitanas, pues la mayor parte de aquellas familias llegaron bajo los reinos de Felipe II y Felipe III (el primero fundador de ciudades y segundo creador de universidades en el imperio colonial) quienes fueron asimismo reyes de Portugal. Lo cual atrajo a Sudamérica una gran cantidad de familias de esta etnia, llegadas principalmente de las colonias portuguesas de Oriente arribando al Callao a través de Filipinas.   Algo había también en el lenguaje cordobés de voces indias, quichuas y guaraníes, especialmente en la conversación gauchesca. No faltaban tampoco términos árabes y hebreos llegados con los fundadores, quienes provenían del antiguo reino Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se fundó (1573) a sólo cuatro años del levantamiento morisco de las Alpujarras (1569) capitaneado por un príncipe Omeya, cuando el Reino de Granada estuvo a punto de reconquistar su independencia. Siempre se ha pensado que los dos fundadores, Cabrera y Jaimes, o sus cuarenta familias acompañantes, procedían de esa emigración forzosa.   ¡De pronto! ... el Marqués de Sobremonte presentóse ante ellos dirigiéndoles la palabra en el idioma castizo puesto al día, con la gracia de su estilo sevillano. De pie  desde su balcón esquinado, con una mano apoyada en la baranda de hierro y la otra en su bastón, sobre el primer piso de la blanca casona colonial donde aún se lo recuerda (hoy es Museo) y que se erguía entonces frente al Cabildo detrás del gran Campo de Marte. Hoy día una manzana entera separa ambas construcciones y en aquel tiempo todo ese espacio se poblaba de ciudadanos. Su público propio, cabildo abierto ciudadano, lo escuchaba cautivado.  2)  SOBREMONTISTAS   Ellos serían llamados "sobremontistas", lo que indicaba a personas con intenciones de progreso, de iniciativas nuevas, de proyectos continuos. Y él los convocaría allí en esa explanada al aire libre numerosas veces. Cada vez que los "conservadores" del Cabildo pusieran trabas a sus proyectos de acción permanente, enfrentándose a los sobremontistas del mismo recinto. La democracia moderna tal como la conocemos hoy, de convocatoria de masas donde aquéllos que pagan los impuestos desean ser oídos, aún no se había inventado. Pero el gobernador Sobremonte la puso en marcha, fue un precursor.     Y estos proyectos tras los cuales él convocaba a esa ciudadanía reciente eran: refundar "Río Cuarto" (importante ciudad arrasada por los malones), abrir caminos para unir Cuyo con Córdoba, establecer nuevas familias en nuevos poblados y nuevas mercedes. Rehacer la industria vitivinícola local de Jesús María (caída tras la expulsión jesuítica) trayendo para ello a productores cuyanos. El "sobremontismo" creó una ciudadanía nueva que iba a proyectarse hacia el siglo de las luces, con su marcada característica de laicismo, que mal criticado por los conservadores, se lo comparó al ateísmo.  Todos deseaban verlo, acercarse y escucharlo. Un grupo numeroso iría aproximándose a pie hasta aquel Campo de Marte, la inmensa explanada que colocaba al Cabildo enfrente de la casa del Marqués. Los transeúntes iban llegando, venían desde la Alameda de Sauces situada en al Calle Ancha. Los niños de prisa, vigilados por sus mulatos, rigurosos con ellos en toda la medida de lo posible. Las damas con atuendo ceremonial algo más retrasadas, junto a sus niñitas de rizos y puntillas, con sus mulatas angola también infaltables y especialmente atildadas para aquella hora.   La hora del Marqués. La hora que para siempre citaría a los cordobeses. Final de mañana y final de tarde. Allí estaban los caballeros con su impecable vestuario. Entre el conjunto, la blanca palidez de Desideria y la rosada tez de Desiderita, se destacaban en la compañía de la negra Manuela. La dama vestía ropa obscura y ceremonial. La niña ropa muy clara y la mulata muy colorida.    3)  SOMBRAS  Y  LUCES  Terminada aquella gran escenografía que transmutaba a una Córdoba Monacal en una Córdoba Marquesal, retornarían todos los citadinos nuevos a sus recientes domicilios. Muchas casas eran nuevas. Pero algunas familias residían en antiguas propiedades jesuíticas. Los niños que allí habitaban -curiosos siempre- aventurábanse por los pasadizos internos y sótanos antiguos, que perforaban la ciudad, relatando anécdotas fantasmales a su amiguitos. Como la de recorrer todo el subsuelo de la ciudad durante las noches en delirio eufórico.   Desideria vivía en una de ellas, y cualquier imperceptible sismo local, todavía subsistente en el subsuelo gredoso, hacíale creer que los niños cordobeses descontrolados jugaban bajo su cama, perturbándole el sueño reparador de la noche. Ella aún no se habituaba a la ciudad, y quería sin embargo permanecer allí.  Había sido mucho el conflicto interior vivido, como para retornar a la Merced. Pero quizás su primo Alfonso viniera, para retirarle a Desiderita. Abrazaba a la pequeña todas las noches con el temor de perderla, y lloraban juntas con Manuela. Decíase a sí misma que le espantaba el momento de su llegada. La cual, sin embargo, no se producía. Alfonso como antaño, no se presentaba. No vino por ella cuando lo esperaba. Ahora no venía por Desiderita, y ella nuevamente aguardaba. Día a día. Con miedo. Con dolor. Alfonso no llegaba ...y ella insistía.    Vestíase puntillosamente saliendo a pasear por la Alameda de Sauces que florecía sin tregua. Cayó la feroz tormenta de Santa Rosa y ella replegóse en los días subsiguientes dentro de la gran casona de piedra con todos sus fantasmas de un pasado trunco.  Su casa ciudadana antaño perteneció a los jesuitas, quienes fueran llevados prisioneros de allí y la leyenda cordobesa decía que aún permanecían vagando como ánimas en pena. Cada habitación, cada escalerilla, cada una de las ventanas estaba para Desideria poblada de formas fugases. De voces con llamados sugerentes. De luces huidizas dentro de los corredores. De pasos transitorios  en cuartos cerrados. De hojas de papel arrastrándose por el piso, en piezas vacía. De libros plegándose con estruendo en la plenitud de la noche. De susurros en latín. De risas juveniles. De gritos de soldados. De cadenas. De lamentos...  Aquellas casas mitológicas se hallaban cargadas con formas imprecisables, que perpetuábanse en la imaginación colectiva. Todo su pasado permanecía latente, haciendo vibrar el escenario mágico de las antiguas residencias jesuíticas. Era necesario coexistir con tales imágenes o abandonar el sitio.  Desideria creyó divisar en una esquina de sus habitaciones la figura togada y transparente de un Jesuita, que la observaba inquieto, como amo incoloro del lugar. Como vigía de sus pensamientos. El Jesuita evadíase cuando ella trataba de aproximarse. De enfrentarlo. Quizás de llamarlo y buscar su compañía. Deseaba preguntarle por qué su primo Alfonso no llegaba para arrancarle a Desiderita... la tierna niña que dijera escuchar infinitos pasos por los corredores misteriosos y vacíos.  •4)    ANGUSTIA  Y  NOSTALGIA  Desideria ornamentaba sus rubios cabellos con una moda borbónica, pero todavía no cambiaba de atuendo. El Calicanto bordeando al río Suquía, que divide en dos la ciudad, ofrecíale su coro de ranas confundiéndola con una planta selvática. Ella creía tener aún aroma a espinillo y no hallarse a tono con la ciudad que planteaba Don Rafael, el Marqués, quien llegara desde Sevilla para dar un nuevo giro a la vida de todos. Ella hallábase lista y presta para tal cambio, y vivía pendiente de él. Se incorporaba a la nueva ciudad de Córdoba sin conocer a nadie, porque poca gente se conocía bien hasta ese momento. Pero caminaban todos juntos dentro de aquel cortejo, y ella iba a la par de ellos.  Alfonso no llegaba. No cometía la crueldad de quitarle a Desiderita. Alfonso continuaba en la Merced y no se presentaba en la ciudad del Marqués... Alfonso la abandonaba nuevamente. Como antaño. No venía, ni siquiera para cometer una injusticia, hasta ella.   Alfonso volvió a abandonarla. Alfonso había olvidado ahora a Desiderita, como antes olvidó a Desideria, y no la retornaba a la Merced... Alfonso se apartó esta vez de su pequeña hermana Desiderita y no preguntaba por ella. No la separaba de su madre. Alfonso había abandonado primero a Desideria y ahora a Desiderita.   5)  REENCUENTRO  Replegada sobre su bordado miraba hacia el empedrado de la calle a través del ventanal, donde su enrejado bañado de luz recortábase en figura de estampa contra el suelo. Una placidez triste envolvía toda la ciudad de Córdoba, cual si un letargo hubiese caído sobre ella. El silencio era su dueño, como retornando al pasado. Sus calles habíanse vaciado y los tupidos sauces de la Alameda lloraban afligidamente. Don Rafael, el gobernador, andaba de gira por la provincia abriendo caminos, fundando ciudades, radicando nuevos pobladores, plantando arboledas y viñedos, buscando fuentes de agua ...y sin él... los cordobeses sentíanse faltos de estímulo  para el paseo hasta el Campo de Marte.   Desideria sumida en melancolía, decidió vestirse y tomar el camino inverso. Partió de nuevo con sus dos acompañantes, bien acicaladas -Manuela y Desiderita- hacia la Alameda de Sauces de la Calle Ancha. Pero una vez allí continuó bordeando su acequia, el cauce de agua que alimentaba los sauces, y fue encaminándose hacia la naciente de ella, que era el coqueto Paseo Sobremonte con su lujoso lago interno en forma de fuente.   Fue una tarde distinta, recreante de sensaciones olvidadas, entre la algarabía de árboles y flores, como cuando paseaban juntas por los prados de la Merced. Las tres mujeres sintiéronse plenas de nostalgias en ese espacio abierto, frondoso, aromático, bajo el trino de pájaros en infinitas especies. Los boteros que remaban en la gran fuente, ofrecían a estas elegantes damas un paseo compensador de emociones, junto al frescor de los helechos. Las aguas traslúcidas permitían divisar a numerosos peces rojos, y la niñita intentaba tocarlos sumergiendo su pequeña mano en la represa.  El retorno sería más alegre. Desiderita había jugado entre la arboleda como si recobrase su libertad en los campos de la Merced. Sus ocho años tuvieron allí esa expansión primitiva de la niñez sin límites. Y regresaban todas, muy lentamente, sin prisa alguna. Desideria sacudía sus cabellos cargados de pétalos y la mulata, silenciosa, pareciera querer comunicarles sentimientos embargados de añoranzas.  Pero de improviso, el carbón de los ojos de Manuela dilatóse con temor, y detuvo el paso volviendo un rostro angustiado hacia la dama. Al verla, Desideria quitó la mirada que llevaba puesta en su hija, dirigiéndola hacia la puerta de sus casa que ya divisaba próxima.   Sí, ella también identificó lo mismo: El carruaje de Alfonso con su cochero a la par.  6)  DIÁLOGOS  Manuela sirvió el mate de la puesta del sol. Aromático y menos cargado de yerba. A su alrededor la ciudad de Córdoba, enigmática, sentía la ausencia de Sobremonte. Un manto mistérico cubríala, como retornándola a sus antiguos habitantes, profesores, alumnos, monjes, libros, bibliotecas, aquel tiempo pasado de los jesuitas.  El perfil aquilino de Alfonso y su frente muy alta, recortábase sobre una pared en punta de esquina. En ese dibujo formado por su sombra, Desideria creyó advertir una nueva figura imprecisable, que pareciera esta vez querer comunicarse con ella y hablarle. O quizás defender sus derechos de habitar en aquella gran casa de piedra ¡Como fuera durante tanto tiempo! Años. Décadas. Centenios.  Ella lo veía escurrirse, evadirse, esconderse. Siempre aquellas figuras parecían salir de las esquinas de las paredes, como si desde ese límite doble, hubiese una puerta entre dos mundos. No deseando fijar en él su mirada, temerosa de que volviera a huirle, ahora que había logrado retenerlo en imagen aérea y transparente -y ansiando además mantener su presencia entre ella y Alfonso como testigo único- simuló mirar hacia el enrejado de la ventana.    -"¿No merezco tu mirada?"- le preguntó inquieto Alfonso  -"Has abandonado todo el año a Desiderita, tu hermana".  -"He actuado a favor tuyo, para no apartarla de tu lado"- replicó él  -"La has abandonado a ella, como antes me abandonaste a mí"-respondióle ella, con firmeza.  En aquel momento Desideria puso la mirada en los ojos de su primo, para volver a esquivarlo, antes de que fugase el fantasma del Jesuita.  El silencio envolvente permitió a Manuela traer dos mates seguidos y luego apartarse. La figura aérea y togada comenzó a deambular por el recinto posándose con lentitud sobre uno de los asientos, antiquísimo y tallado, como si indicara que aquél era antaño su sillón preferente. Luego, Alfonso continuaría el tenso diálogo:  -"Fueron otros tiempos. Demasiado distintos."  -"Todo era igual para mí- replicó Desideria -Yo te aguardaba. Era la misma casona natal. La misma Merced. Los mismos mulatos. Los mismos gauchos. El mismo ganado".  -"No lo dudo, dentro de la Merced nada podía cambiar".  -"¡Pero de improviso te evaporaste como una nube de humo!"  -"Eran otros tiempos. Eran otros los motivos"- insistió Alfonso  -"Los caballos del carruaje que te transportaba hasta Lima dejaron sus huellas marcando en el camino, alguna pequeña presencia. Y yo caminaba sobre esas huellas hasta la tranquera donde se perdían por el Camino Real... Pero eran mejor que tu ausencia total. Que el vacío. Que la nada".  -"Era una lejanía que yo tampoco había calculado. La decidió mi padre enfrentado con el final del gran Virreinato del Perú, cuando Córdoba dejó de pertenecer a él"- y expresóle aquello con voz vibrante  -"Pero la Merced aún estaba en pie yo dentro de ella, aguardándote"  -"¡Queríamos asirnos a Lima! Deseábamos conservarnos junto a ella, como cabeza dirigente. Así lo pensó mi padre y yo lo acepté. Luchábamos por no perderla, como los huérfanos que se rebelan contra el destino irremediable"- Alfonso se había erguido y caminaba.  -"Tenías que elegir entre Lima y yo... Y elegiste a Lima".  7)  RETORNOS  Manuela estaba escondida en el corredor, dudosa de servir un nuevo mate. Cuando el silencio se adueñó otra vez del ambiente, acercóse de prisa antregándoselo a Desideria, para tomarla con disimulo, pero fuertemente, de las manos. El Jesuita olvidando su condición fantasmal, posaba su mirada curiosa y llena de intriga, en cada uno de ellos con viva inquietud. Púsose finalmente de pie entre medio de ambos contertulios, como deseando impedir algún desencuentro mayor. Alfonso regresó al asiento observando a su prima a través de aquella imagen, persistente pero traslúcida.   -"Quizás Lima me eligió a mí. Yo nunca había vivido en una ciudad. Me deslumbró su alegría. Su ciudadanía. Su movimiento. Su alameda, sus fuentes, su estilo cotidiano y dinámico".  -"En Lima me olvidaste"- dijo cortante Desideria  -"Sí ...Quizás te olvidé... Pero no me daba cuenta. Creía amarte como antes de mi partida. Fuimos criados y educados para amarnos. No para olvidarnos".  -"No para dejarnos"- concluyó Desideria poniéndose aún más pálida  -"Sí. También me dejaste a mí. Te convertiste en la esposa de mi padre, tu tío ...Tu padrino"  Alfonso la miró de frente. Ambos se contemplaron con altivez y Manuela de pie junto a la puerta quedaría estática. Abrió profundamente los ojos y el negro de su pupila parecía danzar en un mar de luna. La figura transparente del Jesuita puso un gesto adusto, decidiendo oír con mayor atención el final del diálogo.  -"¿Comprendes el tiempo que había pasado? La soledad de la Merced y mi juventud que amenazaba con irse, lentamente"- defendióse Desideria  -"¿Y con tu belleza elegiste a un hombre mayor? Recuerdo cómo te solicitaban los muchachos en los elegantes bailes de las Mercedes"- le reclamó Alfonso  -"¿Crees que un hombre vigoroso de cuarenta y nueve años no es aceptable para una joven? Las madres de otras niñas como yo, lo solicitaban para sus hijas, y llegaban con ellas en forma continua a nuestra Merced. Eso creo, clavó una espina dentro mío, pensando que nuestra casa tendría una ama diferente. Nadie podía pensar viéndolo tan dinámico, que una fiebre tropical durante un viaje comercial al Paraguay, iba a darle fin en forma tan rápida"- y ella bajó la cabeza evidenciando tristeza  -"Mi ausencia provocó tu decisión ... No lo dudo"- aceptó él  -"Yo nunca pensé en tomar los hábitos, como hicieron otras niñas con sus novios ausente. No, ya no tenía sentido. Ya no estaba la Compañía de Jesús como lumbrera mística, especial, dirigente y togada. Daba comienzo una nueva vida, una vida citadina, y aquéllos que queríamos irnos con los tiempos esperábamos dar frutos y vástagos para un devenir, donde la existencia corriente se tornó importante".  -"Sí, es verdad. Temí regresar a la Merced después de haberme habituado a una ciudad. Lima había cautivado mis entrañas haciéndome olvidar la paz solariega de nuestra Merced, con todos nuestros recuerdos. Pero regresé a tu llamado con la triste noticia, y ya no te encontré dentro de ella. Te esperé largamente. Pero no regresabas, por ello vine ahora hasta ti, para encontrarte convertida en una citadina nueva".  Manuela que se retirara un rato antes, dudaba de acercarse a ellos con otro mate bien cebado. Pero atisbó muy asombrada desde la penumbra del corredor, que los ojos de ambos estaban más calmos. El Jesuita entrelazó sus manos en la toga volviendo a su asiento, y apoyándose en el respaldo de su sillón tallado sonrió con placidez, como si estuviese a punto de recobrar un bien perdido.  -"Yo vivo ahora en una ciudad dinámica e inquieta- le dijo Desideria -donde un Marqués construye todos los días un mundo como aquél que fuiste a buscar a Lima ...No... Ya no tenemos a Lima, pero vamos a construir aquí la nuestra propia ¿Por qué me rechazas? ¿Por qué vuelves a abandonarme? ¿Porqué?"  -"Porque te convertiste en mi madre"- le contestó él  -"No. Soy la viuda de tu padre, lo cual es muy distinto"  Manuela entró con una mate renovado. El agua había vuelto a hervir y el aroma a hierbabuena emergía de la bombilla de plata con su fragancia mentolada, endulzando la yerba mate. Alfonso lo recibió con su mano derecha comentando:  -"Recogí del arroyo que rodea la Merced esta hierbabuena silvestre para traértela, de modo que aromatices a la yerba mate. El mismo arroyo junto al cual paseábamos antes de mi partida. Antes de que los caballos me llevaran hacia la antigua capital de Lima ...¡por tanto tiempo!"  -"¿Crees haber vuelto realmente? ¿Estar de nuevo conmigo?"  Alfonso miró la calle detrás del ventanal enrejado de la sala. Obscura y enfarolada pareciera haberse vestido de fiesta para aguardarlo, con aquellas múltiples luces que hacían diurna la visión nocturna   ¡De pronto!... un bullicio estrepitoso lo conmovió de asombro. La comitiva de don Rafael María Núñez, el gobernador, pasó a su frente por medio de la calle elegantemente ataviada, luciendo sus trajes celeste y sus blancas pelucas con aire ciudadano. El Marqués regresaba de su gira por la provincia levantando ciudades y caminos nuevos. Y con gran premura, todas las casas particulares encendieron las luces de sus ventanas para recibirlo, decorando aún más ese escenario de calles iluminadas.  -"Es cierto Desideria... Te abandoné por una calle enfarolada, un carruaje rococó y una peluca blanca. Quise irme con los tiempos y ahora me hallo separado de ellos"- le confesó Alfonso  -"Cuando amanezca querido primo, te llevaré a pasear por la Alameda de Sauces de la Calle Ancha"- fue la frase final de Desideria y el último mate de Manuela en aquella noche  La figura togada y transparente, cual sombra indeleble de aquellas pétreas casas de leyenda, donde pervivían los fantasmas jesuíticos, quedó como dueña del salón una vez que todos hubiéronse retirado en busca del sueño.  ...............oooooooo...............  
                         EL  PRÍNCIPE  SALVAJE  Y  EL  PRÍNCIPE  MÍSTICO........................  por Alejandra Correas Vázquez  EGIPTO - siglo XIV A.C.  La comitiva que traía hacia el río Nilo al futuro Faraón de Egipto, el príncipe ario Zananza, avanzaba por los caminos al son de laúdes y tambores. Guirnaldas de flores cubrían las poblaciones que lo recibían a su paso. Todos los habitantes del imperio egipcio en la media luna fértil, asomábanse con asombro para verlo pasar. Era el enemigo en su  propia casa, y en su trono faraónico.   Zananza era un príncipe salvaje de las hordas hititas que asolaban el medio oriente en el siglo XIV a.C. Pertenecía a la nación aria invasora (Hatti) que hallábase ahora a las puertas de la nación egipcia, sitiada por ellos.... Arrogante y espléndido. Muy blanco y rubio con luminosos ojos celestes, exhibía ese vigor primitivo de su robustez indoaria, de su raza nueva y llena de empuje. Este príncipe contemplaba todo con sumo asombro. El protocolo era desconocido para él, y los alambicados orientales brindábanle sus honores como futuro rey y amo, del hasta entonces dos veces milenario Egipto. Una nación muy antigua que aún viviría mil años más de esplendor... hasta Cleopatra.  La gracia de las doncellas vestidas de tules transparentes, que dejaban translucir sus espigadas figuras, preparaban al rudo guerrero para los refinamientos que más tarde recibiría. Rociaban con perfumes sus cabellos de oro desordenados. Friccionaban su cuerpo blanquísimo, que nunca fuera bañado hasta entonces,  con paños humedecidos en esencias.  Acicalaban sus sudores propios de un caballerango, con toda clase de aromas. Zananza, quien nunca conoció antes estas sutilezas, sometíase a ellas viéndolas danzar en torno suyo. La caravana iba además escoltada por soldados hititas.  ¡Pero estaba ansioso de ver a su futura reina y esposa! Quien era nada menos que a la hija de Akhenatón y Nefertiti, recientemente viuda de Tutankamón.  Los cortesanos egipcios cambiáronle su tosco ropaje de pieles que él trajera, por el fino lino muy blanco del Nilo. Lucía hermoso. El príncipe salvaje no podía comunicarse con ellos, por más que lo deseara, pues su lengua germánica era muy distinta a la "copta" de los egipcios. Pero viéndose tan halagado por todos esperaba aprenderla, para hablar con sus futuros súbditos. Zananza hablaba un alemán casi clásico (confirmado por la arqueología), que los hititas aprendieron a escribir durante sus correrías por medio oriente, con letras fenicias cuneiformes. La Biblia les llamó "heteos", Urías Heteo (esposo de Betsabé) y el gigante Goliat eran hititas (lo que indica la altura notable de ellos). Ambos se hallan en la historia del rey David.   Este príncipe salvaje sabía muy bien (pues había hablado previamente con su padre el conquistador hitita Shupiliuluma, hombre rudo pero talentoso) que el faraón Amenhotep III -abuelo de su futura esposa- fue su gran amigo, y que juntos habían celebrado un pacto de paz ante la presencia del Dios Nerik "Dios hitita de la Tormentas", el Thor hitita. Pero su hijo Akhenatón, sucesor de Amenhotep III, un pacifista a  ultranza, y también un monoteísta a ultranza, negaba a todos los dioses y en especial la existencia del cruel Nerik, que se contraponía a su monoteísmo solar. Por ello  Shupiluliuma, indignado, desbordó con sus hordas salvajes las fronteras del imperio egipcio oriental, para vengar este agravio. El general Horemheb, gran gendarme de Akhenatón, hacía todo lo posible para detenerlo. Sin mucho éxito.   Los hititas eran por otra parte, muy paganos, y debido a esto adoptaban a todos los dioses que encontraban en los países que ellos mismos invadían, en una "confusa mezcla" según la opinión de expertos. Como algo muy curioso, no respetaban sus poblaciones ni sus construcciones, pero se postraban ante sus dioses. Debido a ello no aceptaron el "Monoteísmo" de Akhenatón.  Pero la ideología "atonista" de Akhenatón y Nefertiti había llegado a su fin (en gran medida provocado por Shupiluliuma y su avance guerrero) con todo su mensaje de panhumanismo, paz, amor e igualdad entre las razas y los hombres ¡Y Monoteísmo! De este modo le sucedió oficialmente en el Faraonato el débil Tutankamón, un rey títere que murió misteriosamente con 18 años ... en forma demasiado oportuna. Tiene una escara en el rostro que evidencia la picadura de un reptil, su momia no cumplió los dos meses de embalsamamiento, y en su tumba -que no le estaba destinada- ¡Se escondió (o almacenó) el más grande tesoro de los egipcios!  Entonces sucedió el milagro ...La gran sorpresa para los bárbaros... Llegó a manos del jefe invasor Shupiliuluma una carta de la propia viuda de Tutankamón, la hija de Akhenatón, con una solicitud increíble:  deseaba casarse con un príncipe hitita. Era en realidad el gobierno egipcio (derrotado) quien proponía al vencedor coronar a un hijo suyo como Faraón. Pero el gran jefe de la horda salvaje no confió en esta misiva, ordenando de inmediato a sus emisarios que fueran allá para ratificarla, quienes regresaron confirmando el pedido de la "heredera real" de Egipto.   Sorprendido, pero orgulloso, Shupiliuluma envió hacia la tierra del Nilo a su vástago favorito: el príncipe Zananza, su mano derecha en todas las lides invasoras, para recibir la corona faraónica. Un príncipe salvaje y primitivo como eran todos los hititas. Como fueron después los bárbaros que invadieron Roma.   Como Genserico, Alarico y Ataúlfo. Pues los arios al entrar en la escena humana, esta raza que es el ejemplo de avance y progreso en tiempos actuales,  ellos, los muy blancos arios, eran en su amanecer ¡salvajes! Y atrasados. Tanto en Egipto cono en la India. El arqueólogo escocés Stuart Pigott demuestra el alto grado de destrucción y atraso que provocaron los arios al entrar en la India destruyendo la civilización del Valle del Indo (Mohengo-Daro y Harappa) por las mismas fechas. Y algo les queda todavía de salvajismo como se vio en Vietnam, Hiroshima, Irak, Libia y Afganistán.  Este pedido de la reina egipcia era la desesperación transformada en súplica de paz. Es todo el Egipto Faraónico que ha llegado al extremo máximo de su impotencia frente al salvaje. Civilización y Barbarie. Y civilizar al bárbaro parecióles la mejor alternativa.  El rey bárbaro Shupiluliuma (nos cuenta su hijo Murshil) no creyó de inmediato en semejante misiva de la reina viuda. Pero sus embajadores fueron hasta Egipto y lo convencieron de que el pedido era auténtico.  Ya sabemos que los pueblos antiguos (como aún sucede con los judíos y gitanos) consideran sólo la herencia uterina. La mujer transmite la raza, y con más acentuación se conoce este sistema entre Faraones e Incas, donde además para más seguridad se practicaba el "incesto real". Los propios Ptolomeos que eran griegos (país donde estaba prohibido el incesto) para ser Faraones de Egipto debieron adoptarlo. Fueron macedonios de herencia uterina., casados con sus hermanas.  No cabe duda de que la reina viuda de 18 años (de nombre Ankh-Sa-Atón) siendo la hija de Akhenatón y Nefertiti, transmitiría por medio de su útero la sangre real, no importaba quién fuese el padre. Pues el padre de la criatura nunca es determinante en estos casos de herencia racial. La ley faraónica se cumplía con ello. Además, con vástago o sin él, todo Faraón o Inca debía casarse con la Princesa Real para gobernar.   ¡Pero no sería así! Al tocar suelo egipcio una partida militar asaltó la caravana y asesinó al futuro faraón ario... Zananza.   Allí en el terraplén quedaron tendidos en el suelo sus cabellos de oro que admiraban las odaliscas. Sus ojos celestes que ya no vieron más. Las bellas orientales con sus gasas transparentes. Los laúdes y sus músicos. La escolta de soldados hititas.   Todos sabemos que cuando hay un atentado de esta naturaleza política, nunca se dejan testigos. Los laúdes, las doncellas orientales, los partidarios y los enemigos por igual, son todos víctimas. Pues como se dice en las tradiciones criollas gauchas argentinas "se pasa a degüello". Todos los autores ven en este suceso la mano del general Horemheb ¡No había este patriota luchado tantos años contra los hititas para ser ahora traicionado por los políticos egipcios, a sus espaldas, de una forma tan ofensiva! ...Pero la contestación no se hizo esperar y Shupiliuluma, el padre desesperado y furioso, invadió Egipto.  ¡Pero lo detuvo La Peste!... que diezmó a sus tropas hititas y terminó con su propia vida. Los bárbaros al retornar enfermos a su país transmitieron la peste a toda la nación, que iba a necesitar un siglo completo para recuperarse. Aunque recién después de cinco faraones más, en la próxima dinastía egipcia con Ramsés. Pero esta peste providencial tiene su propio argumento. Como los tiempos se hallan encuadrados dentro del período posible del Exodo (al que no se llega a dar aún una definición exacta de fecha y se proponen tres) muchos analistas la comparan con las hazañas de Moisés y sus plagas. O sea, hay dos documentos que hablan de ella, de esta peste fulminante (que ocultaron los egipcios) descripta en el documento bíblico y el documento hitita.  Murshil -el sucesor de Shupiluliuma- nos entrega el extenso relato, que se conoce actualmente. Murshil fue un emperador-poeta hitita, al que se considera el primer pensador de los pueblos arios. Su poesía es la primera de esta raza nueva. La gran tragedia que vive su pueblo atacado por la peste, fue provocada según él, por los pecados de su padre que había faltado a su juramento frente al Dios Nerik, de no atacar Egipto. Este hecho hizo de él, ante el dolor, el primer escritor que dio la raza aria al comienzo de su carrera histórica. Además, habla de "pecado", tema desconocido en el antiguo oriente.Murshil era dueño de una lírica personal y dramática, que ha sido comparada por su intensidad a las páginas del Libro de Job. Su palabra es clara, convincente y ordenada. Es una personalidad preocupada por la vida humana y su destino. Se plantea el castigo divino por la culpa, y la expiación que deben cumplir los hombres. Su concepto místico ha sido comparado sucesivas veces con trozos bíblicos. Como también con los conceptos de la iglesia cristiana.  Aquí está la transcripción de uno de sus poemas:  ¡Oh tú, Nerik, Señor mío!¡Dios hitita de las Tormentas!¡Y vosotros Dioses que estáis por encima de mí!  Así es : Todos pecamos  Y también pecó mi padre que infringió las órdenes,De mi Señor... ¡El Dios hitita de las Tormentas!  Yo no he cometido pecado alguno,Pero los pecados del padre caen sobre la cabeza del hijoDe modo que sobre mí ha caído el pecado de mi padre.  Yo lo he confesado ahora :Al Dios hitita de las Tormentas, mi Señor,Y a los Dioses, mis Señores.  Así es : Nosotros lo hemos hecho.  Y como he confesado la culpa de mi padre,Que se aplaque la ira del Dios de las Tormentas.Y de los Dioses que están por encima de mí.  ¡Sed benévolos con vuestro humilde servidor!¡Y ahuyentad la peste del país de Hatti!  Me presentaré ante vosotros ... ¡Oh Dioses!Y como os elevo mis humildes preces¡Atended mi ruego!Puesto que no he cometido pecado alguno...  En cuanto a los que pecaron y faltaronYa no queda ninguno : Hace tiempo que murieron...  Y porque debo soportar las consecuenciasDe lo que mi padre hizo, quiero ofreceros sacrificios¡Oh Dioses, Señores míos!A causa de la peste que asola el país de Hatti.  ¡Quitadme este dolor que mi corazón siente!¡Libradme del miedo que embarga mi alma!  .........ooooooo............  Mientras Murshil escribía estas sentidas páginas, en Egipto, el general Horemheb asumía como Faraón, casándose con la hija de Akhenatón. No tuvieron hijos ni sucesores. Más de treinta años después cambiaba la dinastía, con una familia nueva, la Ramesida.  Con la hija de Akhenatón y Nefertiti se extinguió la Dinastía XVIII, la familia más destacada y notable de faraones que el Egipto había conocido. Este país nunca llegaría al mismo nivel de jerarquía.    Tampoco los sucesores de Murshil, ya más civilizados, repetirían las hazañas victoriosas y saqueadoras de Shupiliuluma. A pesar de vencer a Ramsés II en Kadesh (un siglo posterior), fue este triunfo en verdad el "canto del cisne" para Hatti. Su despedida. El imaginario colectivo actual, con intereses turísticos, ha hecho de esta derrota egipcia una novela, cuando en realidad no tuvo importancia histórica para los egipcios, ya que dicha batalla se dio en el Medio Oriente y lejos del Nilo, donde Ramsés acudió a solicitud de sus aliados orientales. Pues los hititas nunca más se atrevieron a poner un pie en tierras del Nilo.  Como un "tabú" dado que ellos eran muy religiosos.   Muy poco después fueron devastados por los "pueblos del mar" en tiempos del faraonato de Ramsés III. Quien en cambio, sí venció a estos invasores navegantes, tomándolos cautivos. Como una tragedia prevista por Murshil, los hititas son barridos de la historia sin dejar huellas por estos conquistadores marinos, y sólo serán recordados en la Biblia en tiempos del rey David, como sus soldados.   ......ooooo......      
BOK EL ESCULTOR DE AKHENATON   (LA CREACIÓN  ARTÍSTICA)por Alejandra Correas Vazquez ..........................................    Bok era  su amigo de la infancia. Hijo del escultor Men quien vivía en el palacio real de Tebas como el escultor oficial del faraón Amenofis III, padre de Akhenatón. Ambos niños habían correteado por las galerías del suntuoso palacio tebano de Amenofis III, padre de Akhenatón, en aquella corte lujosa. Habían crecido y soñado juntos. No hay duda que Bok fue el primer oyente de su ideas, cuando el príncipe comenzó a diagramarlas como una fantasía infantil, casi en secreto, confiándolas a su pequeño amigo.     Akhenatón deseó tenerlo siempre cerca suyo, como un hermano del alma, haciendo que viviera en vecindad a él en la nueva ciudad. Así lo confirma el mismo Bok, recalcando que esto lo resolvió el propio muchacho ideólogo y faraón:   “Pues su majestad en persona así lo ha determinado”   Habían ambos comenzado la empresa en mutua compañía, con gran entusiasmo, y continuaron juntos cuando ésta tomó forma y vida. Fue la de ellos una relación que pertenece al mundo de los ensueños, entre un ideólogo y un artista. Lo que Akhenatón pensaba, Bok le daba forma. De esta manera su obra escultórica transmite pensamientos donde la teoría atoniana ha quedado impresa, para el devenir, resistiendo al paso del tiempo. Es la clave de ellos dos, sin candados y abierta, que nos  permite interpretarla.   Podemos decir sin temor a equivocarnos, que el escultor Bok estaba particularmente atraído por su monarca revolucionario, en mayor medida que ningún otro adherente. Y además de ello, congratulado con su “amistad íntima” por todo aquello que como artista creador, valoraba sobremanera: El derecho a la creatividad sin limitaciones. El derecho a buscar la identidad propia dentro del métier del arte. Tal es lo que se expuso “in extensis” dentro del ámbito de la revoluciona atoniana.   El arte atoniano era un movimiento nuevo de la estética, donde el creador se expresaba con total libertad, postulado que reclamarían para sí los renacentistas, dos milenios después. O sea, se adelantaron los atonianos en dos mil años, y allí no hubo cánones fijos que limitaran al artista.   Jugaron con la creatividad más audaz, como la expuesta por Bok. Sabemos que el símbolo central del movimiento atoniano era el Círculo ...Atón... Pero en las figuras del escultor Bok encontramos otra figura geométrica más: la Elipse, el Huevo, el Ovoide.    No pudiendo Bok dar forma antropomórfica a Atón usa la imagen de Akhenatón para exponer el pensamiento atoniano. Estas figuras “Bokianas” contienen puntos aclaratorios de la doctrina atoniana y representan casi el evangelio del movimiento. A ellas recurren con frecuencia los amantes de la simbología, pues la figura de Akhenatón está circunscripta dentro de un ovoide. El huevo está dividido por el centro en dos partes, mitad macho arriba y mitad hembra abajo. Es la elipse de la tierra alrededor del sol. Ahora, trazando una línea horizontal a la altura donde se separan ambas figuras (la cintura muy ancha) y cortándola a lo largo por otra línea vertical desde los extremos de esa elipse, hallamos escondida una cruz.   No es la cruz del calvario. Pero es una cruz secreta que también se halla en las imágenes medioevales, escondida dentro de sus figuras muy alargadas representando temas religiosos, en pinturas y vitrales. Allí también observamos el ovoide, la centralización en el medio más ancha, y los dos polos en las puntas de arriba cabeza y abajo pies.   El principio Hermafrodita del atonianismo se evidencia en la gran escultura del artista Bok, quien nos ofrece esta interpretación. Usando simbólicamente la imagen del monarca-ideólogo, dentro de un ovoide, coloca a un hombre en la mitad superior y a una mujer en la mitad inferior. Es el Hermafrodita místico de los alquimistas, el Gran Hermafrodita de los masones, el Gran Tucman sudamericano, solitario y aislado que tuvo sin copulación a los cuatro reyes-dioses Tucman.   Toda la obra de Bok es simbólica, pues este escultor es uno de los dirigentes del proceso. Esta energía de la naturaleza expuesta en su arte, como fuente de vida contiene la fuerza creadora en sí misma, como hermafrodita de un orden mental.   Contrasta Atón por completo con el antiguo “Atum Heliopolitano” que se masturbaba para originar la Creación. Además de que Atum era una montaña sagrada, por lo tanto un dios ctónico.     La riqueza intelectual del pensamiento atoniano traspasa los lugares comunes donde habíanse sumergido multitudes de mitos egipcios. De su elaboración se desprende un movimiento de ideas puras. Absorbe a la naturaleza sin limitaciones y sin personificaciones. Como forma de pensamiento representa el poder creativo de la mente, una mente-cósmica, que dirige con su voluntad a la materia. Era según sus seguidores, el poder manifestante del Padre-Madre-Naturaleza, quien confería el Ankh por virtud de la Maat. Es decir la vida por medio de la verdad.   Este Uno Hermafrodita (bien diseñado por el escultor Bok) es presentado por Akhenatón en su Himno al Sol, no como una mera forma incandescente que emite luz a la tierra, sino como un cuerpo inteligente que piensa, actúa y vive. Atón es la inteligencia que organiza la existencia del mundo. Mil años después Platón sostendría que el universo es un animal inteligente.   Bok escondió en sus figuras simbologías y pensamientos, donde la tesis de Atón expone una amplitud de ideas. La cultura Atoniana tiene en su arte, en su literatura, en su arquitectura y diseño, en su urbanismo, en su humanismo, una gracia y una belleza que la hace brillar dentro del legado histórico, con una armonía propia.   Bok fue un expresionista a ultranza que se manejaba dentro del simbolismo, para explayar de esta manera el pensamiento de Akhenatón, haciendo de su persona una teoría viva   Bok era un artista expresionista de excepción, al que lo acompañaba una capacidad artesanal notoria. Es decir, además de plasmar la idea, manejaba con preciosismo la materia. Tenía un conocimiento cabal de su oficio, sin duda transferido a él desde pequeño por su padre, el escultor Men. Pero además forjó su elemento expresivo y creativo mediante un desarrollo intelectual depurado, acompañado del empuje temperamental volcánico, el cual se advierte en sus producciones como un arte por demás vigoroso y masculino.   Sus líneas que llevan un acabado preciosista, son empero violentas y esquemáticas. Todo su diseño ha sido elaborado por el pensamiento, que juega con la síntesis de grandes masas. Y con esta materia él crea un simbolismo atoniano muy peculiar, con el cual representa a Akhenatón mediante su óptica particular.   Bok es el escultor atoniano que ha legado para la posteridad ese “prototipo” de Akhenatón que se ha hecho célebre, y por el cual lo reconocemos hoy día. Símbolo iconográfico del rey poeta. Una figura recreada por Bok, en la libre expresión plástica de ese período tan especial dentro Egipto. Condición de síntesis simbólica que conocemos en artistas posteriores como el Greco, Picasso o Modigliani... Estilizaciones imperecederas.   Como todos los genios creadores, Bok ha tomado del personaje-faraón sus rasgos principales idealizándolos, de manera tal que esas imágenes se han grabado para la posteridad. La fuerza intelectual de Akhenatón en síntesis con la de Bok, se expande a través de estas figuras potentes, esculpidas en piedra, que parecen comunicarnos aún hoy la fiebre revolucionaria captada por el artista.   Sus rasgos escultóricos son puros y violentos, de grandes trazos. Sintetiza con una simplicidad asombrosa el corte del rostro, los ojos almendrados, la nariz, las manos. Y en medio de esa simplicidad aparente, queda como resultado una imagen muy compleja que da lugar hasta el presente, a arduos debates.   Este escultor es uno de esos creadores de figuras que se han sentido subyugados por una imagen, por su modelo en sí, extrayendo el prototipo para remarcarlo hasta forjar un modelo único. Es notable como este “modelo único” repercutirá sobre la mayoría de los artistas atonianos, quienes rediseñarán numerosas veces esa estilización. La figura que crea Bok es un exponente de su temperamento ampuloso. El es en su estilo un auténtico expresionista, con todo lo imperioso y vital de este estilo.   Estas figuras “Bokianas” encierran símbolos ocultos de la doctrina atoniana que parten del Círculo o Atón, pero apareciendo también otra figura geométrica más, la Elipse, donde Akhenatón queda circunscripto dentro de un ovoide.   El arte gótico europeo cristiano también expresó así su contenido simbólico, de modo que medioevales y románicos encerraron la figura divina en un ovoide. En el período atoniano fue la de Akhenatón. No podía Bok dar una forma humanizada a Atón, ya que le estaba prohibido, entonces usó la imagen de Akhenatón para exponer este pensamiento.            Además de ello Bok fue un brillante dibujante. Todas sus obras escultóricas indican en su resultado final, que existió un estudio previo. Un dibujo acabado para cada obra, anterior y muy pensado. A esto hay que balancearlo en sí mismo, para comprender mejor a este gran artista. Ni una sola de sus líneas deja de tener por detrás suyo, un dibujo ya bien estructurado. Bok consigue la síntesis no hay duda, pero en el diseño y el croquis antes de entrar en la forma.   Cuando toma la piedra para tallar la figura definitiva, ésta ya está hecha en el dibujo. La ha concebido por completo en su mente intelectual, sin necesitar otro agregado, como todo artista genial que domina con esplendor la idea tras la cual vive y crea.   -------------------------ooooooooooooooo-------------------------  
UNA  VISITA  INTEMPESTIVA Por Alejandra Correas Vazquez                 Corría un día de un mes del año de 1935…  El Dr. Stuckert ,medico alemán,  tocó muy de madrugada entre las primeras claridades el timbre de una casa particular en la calle Dean Funes al 800 de la ciudad de Córdoba. Vivía en ella un diputado nacional, enemigo político suyo, en aquel tiempo cuando las enemistades políticas eran graves.                Casi todos dormían en la casa y sólo el jefe de familia estaba despierto, tomando el mate que cebábale una chinita enfundada en uniforme de mucama, adornada con una cofia blanca y bordada sobre su frente, bajo la cual sus ojillos indios, semidormidos, parecían más oblicuos. No era común ese disfraz en una casa de estanciero criollo, pero a un diputado le quedaba bien, sin duda.                  —¡Quiero hablar de inmediato con el Dr. Eudoro!—.... exigió en su tono habitual el profesor emérito de la Universidad, a la chinita cuando ésta asomó bostezando su rostro a la puerta                  Como era de esperar demoraron un tiempo prudencial en abrirle, tratándose de un enemigo político. Pero al fin franqueáronle la puerta al científico alemán, cuya presencia en sí misma, representaba todo un honor en cualquier domicilio cordobés. Y lo hicieron pasar al escritorio del diputado perteneciente al partido político opositor al suyo, el cual hallábase ubicado en el centro de esa casa, iluminado por una ventana con vista hacia un patio adornado por mayólicas valencianas azules.                      El dueño de casa brindóle un saludo de estilo, con gran formalidad. Abogado aguerrido, corpulento, rubio, de mucha prestancia física y conocido por su sombrero “hongo”. Con su gesto altivo de siempre, estaba realmente sorprendido por la visita de un enemigo político, en momentos álgidos de la campaña proselitista. Tanto como satisfecho por ser honrado con la presencia del médico famoso en su casa. Su llegada intempestiva lo llenaba de asombro y una vez frente a él, miró al Dr. Stuckert con un gesto airoso y de intriga, que le era característico. El científico alemán le preguntó entonces :                      —¿Se apresta usted a viajar muy de mañana Dr. Eudoro?— díjole sin preámbulos el Dr. Stuckert             —Sí. Debo abrir un acto político en Plaza de Mercedes, pueblo de hacendados que pertenece a la zona departamental de Río Primero, solar de mi familia donde yo mismo he nacido.           —¿Y es indispensable su presencia allí señor diputado Eudoro?            —No tenga la menor duda profesor, pues yo represento a Río Primero en el Congreso Nacional y por ello en mi calidad de diputado nacional debo acompañarlo en estos eventos.                 —¡Pues no irá usted allí porque yo se lo impediré!— le expetó el visitante intempestivo con gran énfasis, mientras sacaba de su bolsillo una pistola con la cual encañoneó al diputado.                    Y luego con gran tranquilidad el profesor prosiguió :                      —Está cargada y ya conoce usted que mis afirmaciones son siempre seguras ... ¡Usted no irá hoy a ese acto de “Plaza de Mercedes” porque yo voy a impedírselo!                    —¿Es que piensa matarme?                    —¡No!— gritó espantado el profesor alemán              Y quedó asombrado el Dr Stuckert al oír aquello, sin advertir que la circunstancia que protagonizaba no parecía favorecer en nada su afirmación.               —¡...Todo lo contrario, doctor Eudoro, yo no quiero que lo maten a usted...!              —¿De dónde saca usted eso, profesor?            —Como se lo estoy diciendo. Vengo de una reunión de mi partido donde, pese a mi oposición, usted ha sido condenado a muerte. ¡Y yo no lo voy a permitir!               —¿Cómo? ... ¿En qué momento?            —Este mediodía en “Plaza de Mercedes”. Ya está allá todo preparado.                     El diputado se desplomó en su asiento. El tren que lo llevaría esa mañana a Plaza de Mercedes partía de la estación de ferrocarril en un par de horas. Una gran festividad de campo se había preparado para recibirlo, con los consabidos asados, cuadreras, bailes, juegos y misa. El iba a abrir el acto cortando la cinta azul y blanca con los colores patrios y dar comienzo a los discursos inaugurales del evento político, seguidos por la fiesta campera.   La fiesta criolla daría comienzo con el desfile gauchesco con arneses adornados de plata, briosos potros alazanes, sortijas, cocina criolla al aire libre, reparto de empanadas, locro y quesillo, matizando todo aquello con los mejores vinos regionales “pateros”.                        Todo... Todo habíale parecido a este diputado tan ingenuo, tan simple, tan bucólico, tan acostumbrado ...¡Tan de Río primero!... Como cuando de niño cabalgaba por la estancia paterna en esas extensiones ilímites y pampeanas, saludando a los puesteros, los boyeritos, el capataz, los peones gauchos, los aparceros gringos y a las gringas rubias y chinitas  morochas mezcladas entre ambos. Gente simple y campesina. Al cura párroco, el jefe de la estación de tren y al chasqui repartiendo a caballo la correspondencia entre las estancias.                   En un lugar así... ¿Cabía una tragedia?   ---00000000000000000-------            —¡Escúcheme muy bien señor diputado!- volvióle a exigir el doctor alemán mientras continuaba esgrimiendo el arma en dirección a su pecho en forma amenazadora– Si usted intenta salir de este escritorio o de su casa en este día... ¡Yo lo balearé! No tenga la menor duda. Usted se quedará aquí a mi lado todo el día... Así lo he decidido yo.                No habría nada más que decir en aquel día. Ya estaba todo dicho. Al Dr. Stuckert nadie podía discutirle nada y menos aún, con un arma cargada en la mano. Nunca iba a decir algo de lo que no estuviese convencido y jamás hablaría sin cumplir con su palabra. Era totalmente alemán. Nadie se atrevía en aquella década de 1930, a desautorizar o desafiar al Dr. Stuckert. Su saber. Su seriedad profesional. Su sobriedad, imponían un respeto solemne. Su Clínica particular era toda una garantía. El era un científico alemán.             Como centinela de guardia la pistola del profesor emérito se mantuvo en su mano apuntando al condenado a muerte, para impedir que se cumpliera tal condena. Solución ésta, que sólo podía habérsele ocurrido a un germano.      PLAZA  de  MERCEDES               En Plaza de Mercedes en tanto, esa mañana la masacre sería escalofriante. Fue la tragedia más grande del caudillismo criollo cordobés en el siglo XX, que marcaría la memoria por mucho tiempo. Décadas. Pues en la lid las víctimas habíanse transformado en victimarias. Es decir, el partido político que presuntamente iba a ser atacado, esgrimió imprevistamente armas. Hubo sin duda otras filtraciones en la lamentable reunión nocturna que indignó al científico alemán, las cuales dieron voz de alarma.                      Advertidos a tiempo, los partidarios del diputado que debían abrir ese acto político en el pueblo campero de Plaza de Mercedes, rodeado de gauchos y estancias ganaderas, llevaron hombres duchos para el caso, bien armados, desde Tulumba ... Y comenzó la batalla, al mediodía, dejando ambos contendientes un saldo trágico, con víctimas famosas como el Dr Vivas…. del partido de Stuckert.                          En la ciudad de Córdoba mientras tanto, a la cual todos ellos pertenecían, se aguardaban noticias de ambas partes. Hacia el atardecer, la sirena del diario “La Voz del Interior” que anunciaba siempre a la ciudadanía cordobesa peligros o dramas, comenzó a sonar en forma patética y persistente, a todo lo largo y lo ancho de esta ciudad.   DOS  HERMANOS  DIALOGAN —¿Has oído esa sirena?   Le preguntó así el hermano mayor Orencio, un joven militar, a su hermano menor Oscar reciente médico,, quien hallábase de visita en su casa viendo el estado de salud del primero, el cual estaba en cama con “parte” de enfermo             —Sí... ¿Qué habrá pasado?--- contestóle el muchacho               —Acaban de matar a tu futuro cuñado.           —¡Eudorito! ...¿Cómo es eso?... ¡Y cómo lo sabes!— saltó espantado Oscar                    Orencio, perteneciente al mismo partido de Stuckert y que conocía todo lo programado, dirigióle una fuerte mirada a su joven hermano. Luego le explicó, con mesura:                     —Quisieron que yo me encargara de ese crimen y me negué. Como puedes ver no estoy enfermo, a pesar de haber dado “parte” de enfermo— y luego guardó silencio           —No te calles, quiero saber— insistió Oscar angustiado            —Pues bien, como lo oyes... Yo me negué. Pero le he hablado de frente como poca gente se atreve a hacerlo, diciéndole: “Doctor Z. ... Yo soy usted lo sabe bien, su correligionario, un partidario leal que no va a traicionarlo, pero tampoco a doblegarse... ¡Pero sigo siendo un soldado de la patria! No cedí en el 30, hace cinco años, y dejé por ello mi carrera militar, debido a mis convicciones a las cuales no voy a abandonar. Pero sigo siendo siempre, un soldado de la patria ¡No! No soy un asesino. No seré un criminal. Busque usted a otro. Yo no estoy a su lado para eso” ... Esa sirena mi indica, Oscar, que lamentablemente, acaban de matar a tu futuro cuñado Eudoro, en Plaza de Mercedes.              Oscar era muy joven. Mientras que su hermano mayor Orencio le llevaba veinte años de vida, experiencia y convicciones. Era un político, un militar y un empresario. Un hombre de mundo, siempre seguro de los pasos que daba.   Diez años después de este día luctuoso, un ex-condiscípulo de Orencio en el Colegio Militar (compañero de “camarote” en dicho centro de estudios) llegó a Córdoba y lo visitó, para que lo acompañase en una gran asonada política que iba a imponerse en toda la nación durante décadas, Orencio lo atendió, le abrió su casa, le convidó mate y pan criollo,, habló largamente con él, escuchó sus proyectos y sus propuestas, le sumó observaciones y algunas críticas, siguió en buenas relaciones con él en atención a los mutuos recuerdos juveniles ...Pero tampoco cedió. Y si no dio la espalda a sus ideas para colocarse en la cúspide del éxito…¡Menos aún iba a ceder para llenar sus manos con sangre en Plaza de Mercedes!    LA  SIRENA         Aquella sirena de 1935 provenía del diario “La Voz del Interior” que siempre anunciaba accidentes, inundaciones u otras tragedias. Y ese día iba a resonar con espanto en las almas cordobesas. La ciudad enlutada. Lacerada. Dolorida. Pero sin embargo …aquello que habían creído los dos hermanos Orencio y Oscar… no había sucedido. Fue en realidad lo único que no sucedió, precisamente lo que estaba programado. El blanco verdadero. El que debía cortar la cinta de colores patrios y comenzar los discursos. El destinatario auténtico de aquella espantosa sangría. El verdadero objetivo sindicado para ese día ...Y el único de todo el conjunto, en sobrevivir sin mella alguna.         UN  CIENTÍFICO  ALEMÁN                ¿Y el científico alemán? Continuó dando notas exóticas. Aquel día luctuoso de 1935 había concluido. Al escuchar la terrible sirena del diario cordobés “La Voz del Interior”, el Dr. Stuckert consideró las cosas a su modo. Todo estaba ya concluido. El aún continuaba con la pistola en la mano y ninguno de ambos quería otro mate. La verde yerba asomábales por los ojos, cual cuadro vivo de esa selva misionera que la cultiva. Dio entonces por terminada la tarea que habíalo llevado esa madrugada entre las primeras luces, hasta el domicilio de la calle Dean Funes al 800.                   Cumplido su complejo cometido que habíase propuesto, saludó como un caballero y se retiró. Sencillamente... Pero la familia observó en los meses que siguieron, que existía un policía uniformado frente a su domicilio... ¡Encargado de la seguridad del diputado opositor!                     El Dr. Stuckert tal como a sí mismo se lo había propuesto, continuó preservando la vida de su enemigo político. Con más ahínco aún, por los hechos ocurridos...                                       EL era…  Un  científico  alemán.  -----------ooooooooo--------------
AKHENATÓN Y LA  CIUDAD  INDUSTRIAL  por Alejandra Correas Vazquez              Si algo había caracterizado al Egipto antiguo es el de ser un pueblo esencialmente agrícolo, donde se arraiga la importancia del río Nilo y su inundación fertilizante para las cosechas. Hasta la época de Constantinopla (la nueva Roma) el trigo egipcio dará pan al mundo antiguo. También fue esta nación en cierta medida, pero medianamente, casi diríamos moderadamente debido a su falta de pastizales necesarios para una gran producción, un país ganadero. Pero esto ultimo tuvo una tendencia mítica y religiosa dándoles a los animales el carácter sagrado con que los conocemos, para lograr con ello la protección de las especies. Aún así su producción no era suficiente para dar de comer a su propio pueblo, y por ello dependía de la media luna fértil y sus grandes pastores (como Abraham). Según leemos en la Biblia los países de Sodoma y Gomorra fueron grandes estancias, cuyo ganado era también codiciado por los reyes hititas que los invadían como cuatreros.   Pero Akhenatón una vez más cambiaría todo esto de repente, de improviso, tal y como él acostumbrara a actuar en cada uno de sus proyectos. El joven faraón revolucionario haría de su país o mejor dicho de su “ciudad nueva” creada para nuevos esquemas —la hermosa Akhet-Atón— una sociedad industrial. No hay que olvidar que junto a él se hallaban sus parientes maternos fenicios, de gran influencia en la totalidad de su proceso. Pues Fenicia además de ser el mayor país marítimo, también era la gran nación industrial antigua.   Esta ciudad nueva no conoció la improvisación, nació armada desde la estructura original, como Constantinopla cuando la diagramó Constantino tres mil años después. O sea: una nueva religión monoteísta y universal para una ciudad nueva, con nuevas leyes, nuevos conceptos sociales y nuevos proyectos de subsistencia. Akhenatón suprimió la esclavitud. Constantino lo propuso ya que estaba en contra del principio cristiano donde todos son iguales, y ante el rechazo romano, lo morigeró al menos con leyes especiales prohibiendo el derecho de vida sobre sus esclavos.    Akhenatón para debutar en un nuevo sentido social, proyectando una ciudad industrial, debía primero que todo crear a esa industria. Y esa industria fue creada por la revolución social atoniana, y no la revolución social determinada por la industria. Un solo dato nos basta. Cuando muchas casas notables no habían sido todavía concluidas (entre ellas la de Akhenatón que fue hecha sobre la marcha y nunca se terminó) ya estaba edificado el barrio obrero.   Como comienzo para dar realidad a esta nueva propuesta, debía “crearse” a esa sociedad obrera que en Egipto no existía. Pues el pueblo de la nación del Nilo era hasta ese momento campesino. La revolución atoniana debía urbanizarlos, y enseñarles para ello a vivir en comunidad dentro de casas. Este “barrio modelo” para obreros de la nueva ciudad llamada Akhet-Atón (Horizonte del Círculo) es una de las joyas atonianas. A partir de este proyecto puede decirse que los jóvenes seguidores de Akhenatón, tuvieron fe en su empresa. Había un fin previo de largo alcance: crear los medios de producción con los cuales después vivir, pues había sido convocada una multitud para habitar la nueva ciudad.   El elemento obrero revistió una importancia primordial en la política atoniana. Ellos, Akhenatón y sus amigos, eran un conjunto de jóvenes donde el faraón era su propio amigo, como lo indican en sus inscripciones. Ellos programaron la industria y edificaron viviendas para la clase obrera. Pero para empezar tuvieron que crear a esa clase obrera y traer del campo cuadrillas de campesinos a quienes enseñarles los nuevos oficios. Algunos campesinos demostraron gran talento, como May, que aprendió a leer con eficiencia, adquirió un oficio, y fue por su ejemplo declarado príncipe.   Ello demandaba una transformación de las conciencias, para aquellos nuevos citadinos, habitantes ancestrales de las orillas del Nilo con un estilo de vida particularmente diferente hasta aquel momento. Todos sabemos que la adaptación del campo a la ciudad ha revestido siempre dificultades. Se necesita un planeamiento de inserción para los ciudadanos debutantes, pues el sistema de vida citadina es muy distinto al campesino. Para comenzar se impone una cohabitación civilizada continua y diaria, logrando una armonía que no permita derrumbar un sistema. Esto es lo que hizo con talento el Egipto atoniano, lo que demuestra que se contaba con una previsión bien analizada, que debutó sin tropiezos ante la era industrial.   Y el proyecto prosperó. Pues cuando todo el equipo dirigente salió al exilio, en un Egipto invadido por tropas hititas, los talleres y sus obreros siguieron funcionando por un largo tiempo más. Egipto no tenía hasta la revolución atoniana las industrias que aparecen de golpe y la notable producción “en serie”. Es necesario un comentario especial, pues lo más llamativo de esta industria es el seriado puesto en evidencia.   Hay dos características del proceso atoniano que deben subrayarse. La primera es que se creó a la industria y se crearon al mismo tiempo los técnicos obreros, que ayer manejaban el mismo arado de sus antepasados. La otra característica arriba expuesta, es que se les enseñó a vivir en una ciudad y en un barrio apropiado. Con casas limpias, blanqueadas, decoradas, con techos y aleros. Con provisión de agua y numerosas comodidades que nos describe el arqueólogo francés Jacques Pirenne.   Ayer eran Nemehu (campesinos) como los ilotas lacedemonios, los sudras hindúes, los mujiks rusos, los siervos medioevales, fijos en un territorio dado y sin acceso a las ciudades. O simplemente esclavos. Propiedades privadas de sus feudatarios, que trabajaban la tierra con los mismos sistemas de la época egipcia predinástica. En la Ciudad del Sol, se convirtieron en citadinos. Los obreros viven ahora en sus casas, pues son ciudadanos de la hermosa urbe de “Akhet-Atón” y se reúnen junto con los demás habitantes en el gran parque solar abierto, contemplando a Akhenatón, Nefertiti y las seis princesitas. Y allí almuerzan en un gran comedor al aire libre, bajo los rayos de Atón, que alumbra por igual a todos.   ..................oooooooooooooo.................. 
AMENOFIS EL MAGNÍFICO..............................Alejandra Correas VázquezTodos conocemos a Lorenzo de Medici el Magnífico. Gran príncipe renacentista.. Su equilibrio, su tolerancia ...Pero sin él saberlo (porque Champollion que leería los jeroglíficos nacería cuatro siglos después)... tuvo un antecedente en el faraón Amenofis III el Magnífico.Un gran estadista y padre de Akhenatón, el amado de los dioses por toda la fortuna que ellos le prodigaron, fue el primero en edificar un templo a Atón, deidad inaugurada por su padre el faraón pacifista Tuthmosis IV de la dinastía XVIII. Asimismo fue el primero que organizó su cuerpo de sacerdotes, pero evitó —al contrario que su hijo— manifestar tendencia alguna al monoteísmo. Todo indica que el gran Amenofis era partícipe del pensamiento heliopolitano donde el sol Ra era llamado “Uno, Pluriforme y Multicambiante”, como el Logos Solar o Círculo Atón, bajo el cual viajaba Tuthmosis IV de acuerdo a sus inscripciones: “llevando al Atón por arriba de él”. Amenofis III lo heredó de su padre edificando el primer templo a Atón, como también su primer cuerpo sacerdotal. Y más adelante lo legó a su hijo, quien creó una revolución completa en torno suyo. Pero Amenofis III no participaba del imperialismo monoteísta internacional, con la abolición de todos los demás credos, tema que sería particular de Akhenatón, anticipándose a musulmanes y cristianos. Para Amenofis el Faraonato debía ser el centro político de todas las naciones, con el mismo concepto de la posterior Roma. Y como ella, los dioses extranjeros eran “dioses del imperio”, tal cual los césares iban a definirlos. De modo que sin ningún atisbo de permeabilidad en cuanto a su creencias propias, el faraón magnífico se postró delante de todos los dioses que tenían los hombres, como una parte esencial de su política internacional. Juró ante sus ídolos extranjeros para lograr acuerdos de paz, que eran ante todo comerciales. Razonaba fríamente como un ario (tal cual era su madre una princesa mitania o sea irania, persa) pero siempre sería un oriental astuto, estando además rodeado de fenicios por medio de su esposa. Toda su personalidad nos invita a creer que no creía en ninguno. Cuando no se tiene un dios propio, una fe propia, es porque no se tiene ninguna. El era sin duda un escéptico en materia de creencias y con su actitud (algo semejante a la de los romanos cultos) es posible imaginar que fuese interiormente un ateo. Más que nada un escéptico. Quizás en sus adentros se burlara de todos ellos, como lo haría en el futuro Luciano de Samosata, quien ridiculizó a sus propios dioses. Pero los dioses le fueron de una gran utilidad práctica en su juego gubernamental. Demostró con los reyes vecinos un exagerado politeísmo, que siempre iba acompañado de tratados económicos, diplomáticos o fronterizos. Hizo extensible su “piedad religiosa” incluso hasta el terrible dios ario Nerik, “Dios Hitita de las Tormentas”. El mismo Thor de la mitología escandinava. Los hititas a su vez hablaban alemán, como lo descubrieron los arqueólogos de esta nacionalidad (Grozny era bohemio educado en Viena quien halló la identificación) que tradujeron sus textos, redactados en letras cuneiformes. Su rey tenía además el título de “Zar”, así exactamente, lo que crea un curioso antecedente que rompe con tradiciones cesarianas largamente explicadas. Cualquier osadía que mantuviese en pie el trono faraónico era aceptable para Amenofis III, como el admitir también dentro de Egipto templos fenicios con sacerdotes propios. Esta variabilidad religiosa confirma en él su astucia y diplomacia, que fue su gran testamento político, e hizo pública su tolerancia de las creencias. El conocía a los hombres en todas sus debilidades, por ello supo entrever que la fe religiosa era una de sus principales motivaciones, de modo que admitió a todos sus dioses por extraños que fuesen, a fin de lograr beneficios para Egipto. Comprendía que el espíritu mágico y mitológico de sus súbditos los obligaba por entero. Y como un árbitro internacional usó de esta fuerza con amplitud, pues tenía todas las condiciones gubernamentales de un César romano y fue de tal modo un precursor de ellos. El intelecto complejo de Amenofis el grande, que se advierte en el substrato de todo su gobierno, fue acompañado de esta tolerancia religiosa que constituyóse en la clave de su poder internacional. El dejó a los hombres y a sus naciones vasallas, con todos sus rituales, y en ese juego psicológico les creó el gran mito del Faraón. De forma tal que aquellos reyes vasallos le llamaban “Mi sol” y a su muerte lo deificaron, enviando a Egipto notas curiosas de inmenso dolor, incluso de los bárbaros hititas. ............ooooooooooo...........
VOLVER  a  NACER.........................Cuando Akhenatón presentóse al mundo expuso un mensaje de panhumanismo acorde a su época y su cultura, donde los procesos políticos habían llegado a una maduración clara, en aquella dinastía XVIII del Antiguo Egipto.La nación del Nilo estaba en ese momento definida, tal como una nación moderna. En todo su juego de idas y venidas ofreció por siglos una cantera de argumentos para los novelistas. Había pasado por sucesivas experiencias. A saber...La autocracia de las dinastías IV y V, en el tiempo de las tres pirámides de Gizhá.. El socialismo de la VI dinastía con el faraón Pepi II quien repartió los bienes del estado y de los particulares ricos a la "manchancha" cayendo este país en la anarquía que dio fin al Antiguo Imperio, lo que produjo un aislamiento continental. Luego llegó el internacionalismo del Imperio Medio donde arriban a Egipto pueblos refugiados de babilonios y judíos (dinastía XII) entre ellos Abraham e Ibsha. Estos extranjeros terminan como dueños del país imponiendo reyes Hiksos en las dinastías XIV y XV cuando José hijo de Jacob es nombrado gran visir. Pero la paz interna resulta imposible y hay un continuo enfrentamiento con la política nacionalista y aislacionista de Tebas (sur) y el pensamiento internacionalista de Heliópolis (norte). Finalmente llega el expansionismo imperial de la dinastía XVIII (donde nace Akhenatón) que se comunica con toda la media luna fértil (en especial con los reyes de Canaán y Babilonia) y con el Mediterráneo. Allí se destaca el feminismo pacifista de Hatshepsut (tatarabuela suya) y el militarismo conquistador de Tuthmosis III y Amenofis II que vienen a continuación, creando reyes vasallos. Por último se presenta el liberalismo democrático de Amenofis III (padre de Akhenatón) quien toma una esposa fenicia (Ty, su madre). De modo que todos los procesos políticos habíanse consumado al momento de su nacimiento................................Con Akhenatón además de una ideal social y espiritual, (con integración de pueblos, clases y razas) hace aparición por primera vez el "artista creador". Pues su interés primordial era la valorización al individuo. Ningún pueblo antiguo poseía la idea del "Artista Creador", las naciones mostraban excelentes estilos artísticos, pero no artistas creativos.Tampoco existieron en la Europa medioeval, Oriente, Oceanía, África o América precolombina. Es decir, el artista que se expresa con su propia identidad tal como el artista de hoy, es considerado una invención de Atenas y del Renacimiento... pero no fue así. Akhenatón ya lo tenía, lo había definido y lo había puesto en marcha. Este faraón de extrema juventud (vivirá hasta los 30 años) dejó para la posteridad las bases de una metamorfosis artística, y allí es precisamente donde se expresa con mayor claridad su pensamiento "atoniiano". Bok y Tuthmosa, los dos escultores principales, tienen estilos propios y completamente disímiles.   Formas renovadoras para una nueva expresión creadora. Pues Akhenatón además de faraón ideólogo y poeta, era un exquisito pintor. Dentro de su palacio fueron hallados sus pinceles y los murales donde retrató a sus hijas.. El era fundamentalmente un maestro de vida, un dirigente político que impulsaba una propuesta nueva, coordinando además en forma directa al grupo de artistas que estaba a su lado. Su amigo más íntimo, el escultor expresionista Bok -ese artista que hará las más célebres y extrañas estatuas de todo el  período- nos expresa el pensamiento de su joven faraón, al decirnos que  ..."ha sido guiado por su rey"... Bok fue impulsado a descubrir sus propias formas (inherentes a un artista moderno) por el visionario Akhenatón. Fue de ese modo que logró una ruta propia, definida y personal, dentro de la materia plástica, con un formato al que nosotros hoy podemos desmenuzar en todos sus contenidos. El insiste además que  ..."ha nacido de nuevo"... de la mano de Akhenatón. Este es un decálogo común que repiten todos los "atonianos" (o sea sus seguidores) al sostener aquel particular "nuevo nacimiento" al lado de Akhenatón. Palabras que describen una iniciación ritual, donde los adeptos al Atonismo (de Atón, el Demiurgo) adoptan nombres nuevos, dejando atrás el que antes tenían. Amenofis IV se llamó al nacer Akhenatón.. Este cambio en el caso particular de Bok lo anima a expresar su propia creatividad individual, desligándolo de los moldes estereotipados egipcios. Se hace evidente la faceta "iniciadora" cuando el escultor sostiene que ha sido conducido y llevado por Akhenatón hacia un nuevo orden plástico. La creación individual transmútase entonces en manifestación de vida, lo cual es propio de este pensamiento nuevo. Bok se presenta ante nosotros como un discípulo declarado y manifiesto, ofreciendo con sus magníficas esculturas, el pensamiento de los seguidores del Círculo al que ellos llamaron Atón.Ese Círculo-Atón donde nos parece reconocer la Ostia  que el sacerdote católico muestra en la consagración de la misa, cuya imagen circular plasmada por muchísimos artistas cristianos, puede ser colocada en paralelo para demostrar la eternidad que logró el dogma Atoniiano del Círculo.Cuando Bok encierra la figura de Akhenatón dentro de un elipse y somete la caracterología del personaje a un ideal geométrico, nos muestra con ello un hecho evidente... allí está la "Geometría" como personaje central. O sea el ideal del movimiento atoniano. La elipse de Bok acompaña la esfera como cuerpo del círculo, dándole con ello el volumen escultórico (pues la escultura es volumen). Una y otra son descripciones plásticas del astro solar reinante, que ilumina en la cosmogonía física a todos los seres vivientes y el espacio elíptico que describe la tierra al circundarlo. La escultura de Bok describe al cuerpo elíptico de Akhenatón, donde este "hijo único" (como él mismo se llama en su "Poema al Sol") representa al espacio que rodea la esfera solar por donde la tierra circula. Con lo cual un enigma secreto se transforma en una desacralización abierta. Estamos ahora muy lejos de aquel mito solar de Ra que atravesaba con su barca el cuerpo de la tierra para reaparecer con el alba. En esa lejanísima síntesis egipcia anterior a los Atonianos que originó los posteriores descensos a los infiernos de etruscos y dantistas. Aquí con Akhenatón el dios solar Ra ha desaparecido con su mito de navegante nocturno y oculto. Su barca no emergerá más de las tinieblas para renacer al día siguiente, con su cosmogonía primitiva y ocultante que desconocía la esfericidad de la tierra. Ahora estamos viviendo con Akhenatón en nuestro planeta redondo y contemplando de frente al hermoso astro solar circular que la tierra  recorre en su elipse anual.El enigma descollante de la obra escultórica "akhetoniana" de Bok era su asexualidad, puesto que carecía de pene. El maestro (o sea Akhenatón)  está representado como un arquetipo hermafrodita... Es él, pues, el Gran Hermafrodita místico. El ideal masónico. En esta figura simbólica Akhenatón de la mitad para arriba tiene una concepción masculina y de la mitad para abajo femenina. Esta característica notable ha inquietado desde hace más de un siglo (cuando fue hallada la obra artística de los Atonianos) a los analistas curiosos. Pero para los herederos de esta clave, para el montaje completo, para el pensamiento dejado a la posteridad por aquellos innovadores del pasado, la transmisión del mensaje se hace clara y completa. Bok y Akhenatón han dejado impresa su cosmogonía en esta obra maestra y con ello la escultura que tiene 3.300 años de existencia (además de una alta y exquisita factura artística) pasa a ser la síntesis del ideario geométrico atoniano. La tierra es esférica y la órbita terrestre es elíptica..................................Alejandra  Correas  Vázquez..................................
FANTASMAS   del    PASADO .....................................            Durante la calma de una noche citadina, cuando los transeúntes cordobeses buscan el reposo vaciando el microcentro, Rolando fue deambulando por las calles. Parecíale que un sinfín de rostros lo llamaran desde los faroles de cada vehículo. El los enfrentaba, pero su llamarada artificial heríale los ojos con violencia. Una de estas luces fue más intensa y se detuvo delante suyo, obligándolo a detenerse.       --¿Todavía me temes?- le dijo esa luz, sus facciones le eran demasiado conocidas           --Nunca- respondióle él   --¿Estás seguro?     --Sí, seguro. Cuando te observé con detenimiento tu imagen era sumamente opaca. El mundo, una máscara de burla.            --¿Y por qué te alejaste entonces?          La mujer se dibujó con nitidez delante suyo, materializándose desde el farol de un automóvil allí estacionado. Juntos ambos nuevamente, continuando un diálogo inconcluso en el tiempo.   --Fue una tarde, cuando cayeron sobre mi cabeza todos aquellos retratos. --Tú los bajaste de allí, hijo, dejando las paredes vacías.    --Sí, lo hice. Sentí que así me lo pedían... para dialogar conmigo.           La figura de la madre estaba apoyada sobre un vehículo. La vieja calle colonial del microcentro, era un pasaje donde aún quedaban antiguos adoquines. Más allá de ese espacio vacío y enfarolado, los semáforos encendían sus ojos centellantes marcando la ruta rápida moderna, obligando la salida de los automóviles rezagados, que partían raudos hacia sus domicilios distantes en la periferia citadina. --¿Por cuál motivo?- preguntó ella curiosa--Querían comunicarse conmigo. Desde el primero de aquellos retratos me habló un anciano, diciéndome : "¡Mírame al rostro! Mi frente caminó erguida por las veredas de Córdoba."           --No puedes negarlo, nadie te ha mentido hijo mío.            --El siguiente retrato también tenía algo que decirme: "Durante mis años de plenitud conocí mucho del mundo. Los países vecinos, junto a los continentes alejados por el mar"     --La verdad siempre se mantiene, Rolo.      --Y continuaron desfilando en una procesión múltiple, aquellos personajes que se evadían de los marcos.           Ambos callaron mirándose, como si quisieran por fin conocerse, o reconocerse. La calle sumida en el frío no los cobijaba, pero permitía sin embargo este diálogo tardío, antaño buscado. La helada nocturna extendíase por las angostas veredas invernales, donde el tiempo antiguo quería detenerse, sellar un momento único que permitiese olvidar los desencuentros del pasado. Pero el viento gélido continuó su marcha implacable, limpiando los gases constantes y estancos de cuantos automóviles se entrecruzaban.        --Te contaron ellos sus vidas y sucesos ¿Hay algo más?- preguntóle ella              --Sí... entonces les pregunté : "¿Puedo hacer algo por ustedes? La jornada terminó y merecerían un descanso. Me parece verlos continuamente entre dos espacios y aprisionados en ellos"- dijo esto Rolando mirando de frente al fantasma de su madre     --Siempre te reconocí gentileza- admitióle ella      --Yo continué : "Quisiera devolverlos hacia el camino, por las dos direcciones que se bifurcan desde un puente, para guiarlos por aquélla que hoy les corresponde"- quedóse callado, meditando           La figura materna, erguida y altiva como fuera en su pasado, no había perdido en cuerpo fantasmal, ni su aplomo ni su hermosura. Pero conservaba asimismo en esta visita nocturna, esa aguda melancolía que aún confundía los sentimientos del hijo... ahora muy distante de ella, aunque conversasen a través de un farol humanizado.--¿Y ellos pudieron responderte?- insistió la madre          --Sólo más tarde, cuando dormía.   --¿De qué forma?   --Se acercaron lentamente y el más antiguo de ellos arrimóse a mí con suavidad : "Descansa" me dijo "No te preocupes por nosotros. En el marco representamos una idea, o una insignia, pero en nuestro destino real ya nos hemos alejado ha mucho del puente. Hemos seguido la dirección contraria a la luna del espejo, pero que en nuestra situación actual, es nuestra realidad ¿Por qué te perturbamos?"          La madre y el hijo mirábanse de frente, como en otro tiempo. O como pudieron haberlo hecho antes, pero sin lograrlo. Ambos anhelaban detenerse en ese punto, en ese instante fijo, entre farolas, donde al fin habíanse reencontrado. Rolando continuó rememorando imágenes...    --¿Por qué te perturbaban?- inquirióle ella           --También ellos insistieron : "¿Por qué te perturbamos? ¿Te lo has preguntado sinceramente alguna vez? Las generaciones nuevas transformaron el lugar geográfico que fue nuestra cuna. Un realidad distinta te espera ¡Corre con ella!"            --¿Y qué les contestaste?- insistió el fantasma materno--"Sueño...¡vivo con ustedes!... Y se han transformado allí desde sus retratos, en existencias perpetuas dentro de nuestra casa, por ello me perturban."              Medianoche. Invierno. Helado. Espeso. Y allí... un caminante. ¿Desde cuándo? Desde el primer llanto. Desde el inicio junto al pecho materno, desde que aspiró la primera gota de vida. Un caminante dialogando con sus fantasmas. --¿Y qué hiciste entonces? ¿Fue el día de tu alejamiento? Yo aún vivía- preguntóle el farol humanizado   --No. Pasó más tiempo. Yo comencé a partir de aquella visita nocturna, a descender por las laderas de la roca. A la mañana siguiente me hablaron nuevamente los personajes incrustados en los marcos. Articulaban sus frases sujetos a un hilo de plata, seguí su dirección y encontré su origen en tu frente. La raíz tenía cimientos hondos que se insertaban en los extremos de tus cabellos, penetrando toda tu piel. Era el seno, no había otro. Aquellos muñecos se gestaron dentro tuyo y acorralaban nuestra casa- afirmóle Rolando         ¡Generaciones opuestas! Distintas, distantes y dolientes, pero vividas con fuego. Había un abismo con intolerancias mutuas que en esa obscura medianoche, intentaba acercarlos. Cerrar los estigmas lacerantes, sellados y abiertos en el corazón del hijo. Estaba el muchacho frente a su fantasma propio, aunque él lo ignorase.--Era mi pilar de vida ¿Fue delito ofrecértelo? Yo me apoyaba en él, como una fuente de energía vital- sostuvo ella con gran firmeza--"¿Tengo padre?" te pregunté otro día. "Es éste" me respondiste, sorprendida.--Era una pregunta incomprensible, Rolo.            El enfrentó a la imagen del farol. Las calles penumbrosas y coloniales del centro citadino, solitarias a esa hora, abrían posibilidad para un diálogo nuevo. Una comunicación entre madre e hijo que en otro tiempo estuvo vedada desde adentro de ellos mismos. Pero ambos sabían que este encuentro también concluiría, apenas Rolando se apartase del lugar.      --Sí. Son duda. Era el hombre que vivía con nosotros. Un perfil al que nunca llegué a percibir, pues los perfiles de los marcos presidían nuestra casa. Cada antepasado en su retrato tenía más presencia paternal, que él en nuestra casa- sentenció el hijo           --Nos acompañaban más... él estaba siempre ausente.       --¡Ese era mi padre real! ... sin embargo, aquel hombre había sido sólo un dibujo, una estampa que caminaba. Pero ese día lo descubrí ...¡Vivía!... Era humano y de fibras como nosotros.      --Como nosotros, de fibra humana, pero absorto en su profesión y en su actividad pública. Política. No tuvo desgaste contigo en la convivencia- respondióle ahora con vehemencia el fantasma materno    --Un hombre brillante, presente y vivo. Sin marco. Debió ser el fuerte de mi vida para que yo tuviese la energía necesaria para entrar en el mundo exterior de su mano ¿Y qué pasó?...me separaste de él, desde el principio, para que yo admirase retratos ¿Porqué?                 Un silencio extremo pareció envolverlos, dentro de ese pasaje con farolas y adoquines. A cierta distancia, un poco más allá, el cabildo cordobés ofrecía su densa soledad nocturna, donde algunos tardíos transeúntes apuraban el paso bajo su ancha recova colonial. La mirada de Rolando dirigióse hacia allí, donde algunas coquetas jovencitas paseando por ella, lucían sus minifaldas en medio de la noche helada.        --Tu padre hablaba poco con nosotros, tenía nuestro respeto ¿Podíamos darle algo más?  --Mi padre... Casi un desconocido.            --Sin desgaste contigo en la convivencia, cual ya te lo he dicho- volvió a repetirle la madre          --¿Por qué te separarte de toda su actividad pública y me alejaste de ella también a mí? Yo era el hijo varón que después sería entregado al mundo, desarmado y solo.  --Yo quería protegerte, hijo. El era un político en lucha y su vida un riesgo continuo, del que quise preservarte.      --¿Acaso te lo pedí? ¿Y por qué te casaste con él?... ya que no ibas a aceptar su elección de vida.           --¿Has pensado hijo si mi generación tuvo derecho a elegir? Vivíamos otro tiempo.           --No amabas su entorno, luego no podías amarlo a él. Un hombre es él y su circunstancia- reprochóle el hijo      --Nunca escuchas mi descargo, Rolo ¿Piensas acaso que mi generación tuvo derecho a elegir, si podía pensar sólo en el amor, libre de otros valores?    --No, sin duda. Ya ves, madre, que ahora te he escuchado ¿Te extraña? Desde que crecí, volviéndome un joven libre y ansioso de caminar por el mundo, nunca más lo hice. Me había sobrecargado de ti.--O sea, que ahora me permites un retorno... a tu lado.      --En cierta manera, dentro de lo imposible. Aprendí a confiar en mí, buscando mi propia experiencia.        --O buscando el amor... que me exiges- expresó ella      --Tampoco ¡No te aflijas, madre! No es ése el camino. Yo busqué el amor y llegué a la desilusión.            --¿Cómo así?         --No es el amor lo que debemos buscar cuando tomamos la ruta propia, sino el Diamante.            --Al menos ahora, desde el otro lado del espejo, tengo ese consuelo- díjole ella           Ambos callaron por algunos momentos, como si una emoción perdida los acercase. La proximidad de la Avenida Colón asfaltada y tumultuosa, pareciera ahora muy distante de ellos, haciéndolos más próximo al reencuentro -ya imposible- separados como estaban en dos planos sin retorno.            --¿Y aquellas otras mujeres con su presencia permanente a tu derredor... por qué rondaban el círculo?- díjole él            --Mis hermanas y amigas, me acompañaban desde mi infancia. ¿También ellas te molestaban?       --Sí, por completo. Estaban a tu alrededor casi a diario, aumentando tu aislamiento con el exterior. Y no te aventurabas a una consulta que yo te hiciera sobre mí, sin agregar la intervención de ellas. Nunca podíamos hablar ambos a solas, como esta noche.                 El farol humanizado quiso hacer un movimiento rápido acercándose a Rolando, quizás para llenar esos espacios ocupados por numerosas presencias y retratos que antaño la rodeaban, separándola de su hijo. Pero carecía de materia y no logró caminar fuera del farol.           --Pudo ser un núcleo- sostuvo el muchacho -Pero girábamos siempre alrededor de los marcos colgados en la paredes, donde la mención continua de sus vidas, parecíanos, nuestra única realidad. Nosotros en cambio, sólo éramos las sombras de ellos.                  El farol colonial se movía dando una luz intermitente en su derredor. Ciertos transeúntes, aislados, miraban sorprendidos a Rolando de soslayo, sin comprender con quién hablaba. La luz quebraba esa monotonía del penumbroso pasaje y de ella continuó emergiendo la voz materna :  --¿Lo ves así?... tan drástico siempre... Rolo.         --Nuestro presente era una cáscara. Cada minuto de aquéllos que sólo figuraban en el grabado, había constituido nuestra única sensación vida. ¡Pero aquel día! ...que continuó a la visita nocturna de los ancianos escapados de sus marcos, se cayó para mí la máscara de todos ellos y me arrimé a mi padre real, el de fibra. Sin amor profundo, pero contemplándolo por vez primera y deseoso de hallar una palabra acertada, a fin de comunicarme con él.          --¿Y qué le dijiste? Era tu primer diálogo.   --No fue fácil, pero me expresé así : "Padre... querría que me perdonaras. Hemos habitado durante veinte años en esta misma casa, sin embargo sentí siempre, la paternidad adherida a las paredes... a esos retratos".          --Fue un reencuentro emotivo entre padre e hijo- expúsole el fantasma femenil -Sucede siempre. Cuando el hijo llega a la juventud el hombre se convierte de verdad en padre. Cuando las mujeres los hicimos crecer. Cuando los hijos nos olvidan.                      La luz del farol titilaba luego de estas palabras cargadas de desencanto, ya vivido, y casi ajeno en su situación actual.            --¡No te aflijas!- volvió a recomendarle Rolando -pues él y yo no podíamos tampoco andar mucho tiempo juntos.            Mis veinte años demandaban un camino abierto, amplio, sin barreras ni límites.            --Tampoco con él, permaneciste quieto, hijo.         --Nunca he buscado la quietud, sino el rumbo ¿Te resulta difícil comprenderlo?--Tu padre, el ausente, el político, el profesional... Tenía todo para atraerte.           --Tampoco quedé junto a él, madre. El iba a permanecer allí, persistente contigo. Te entregó su vida cuando te vio en su juventud y no se alejó más, aunque pareciese ausente. --Así era nuestra juventud. Nuestro tiempo.            --Soy distinto.         --Esta juventud es distinta, pero te parecerás al conjunto, como ley inexorable.              El cabildo colonial con su ancha recova ya vacía, parecía escuchar sus voces, llamarlos desde el pasado y confundir sus sentimientos pretéritos con los de ellos. También concluidos, pero vivificados en este diálogo último y a pleno.      --¿Qué harás ahora?- preguntóle ella, protectora --Tengo en mis manos el Diamante del comienzo. Antes yo no poseía una identidad propia, sólo era una baldosa más de tu casa que no tenía la libertad para elegir su propio color. ¡Tengo conmigo el Diamante en bruto! Y aquí estoy tratando de tallarlo, puliendo sus facetas, con cinceles elegidos por mí.       --Es una propuesta positiva, niño mío. Crece.         --Lo intento. Ya lo voy logrando.    --Tu generación elige.         --Sí, madre.            --Tu generación juzga.        --Sí, madre.            --Tu generación se arriesga en mundos nuevos.      --Sí , madre.           --¿Podrás protegerte a ti mismo?    --Ese es mi propósito. Sí, madre.    --Ya no puedo hacerte crecer más, hijo.     --Es mi turno. Me toca a mí ahora pensar en mí, por mi presente. Nunca como ahora he sido tan dueño de mí mismo y es perentorio que cumpla conmigo.      --Algo positivo.      --Pero al menos, ha sido posible encontrarnos y hablar de nosotros, por primera vez.        --La primera... La última.    --Sí, madre.                    Ambos callaron. La luz del farol fue apagándose ante las claridades del alba, que se anunciaba hacia la distancia detrás de los edificios citadinos. No hubo más diálogo. Y luego, lentamente, Rolando continuó pensativo pero tranquilo, su camino abierto por el tráfico. Libre ya de motores y fantasmas, en una ciudad vacía, con calles solitarias que marcaban su ruta sin barreras.          ...........................................Alejandra Correas Vázquez     ..........................................
LA   NUEVA   AURORA   .............................Omar hizo la primera sonrisa frente a los ojos de su madre y las miradas maternas siguiéronlo, a través de sus primeras palabras y sus primeros pasos. Más tarde aprendió a llamarla con insistencia ante los objetos del mundo que iban despertando su curiosidad. Y era la misma mirada de la madre, que le contestaba, antes de responderle con palabras.            Fátima colocábalo sobre unos almohadones de seda damasquina color escarlata, esparcidos sobre el alfombrado persa. La luz penetraba por el ventanal enrejado y él jugaba con ella, tratando de capturarla. Una tarde llegó tambaleante hasta el cortinado color púrpura y con pasos aún zigzagueantes, entró en la sala contigua. Su madre seguíalo por detrás. Una algarabía de voces masculinas sentadas en rueda sobre cojines, saludó al nuevo integrante de esa familia. Muzá levantó a su hijo para presentarlo a sus visitantes, como si el niño ya fuese un caballero granadino en estampa viril            Otro día, bajo el sol luminoso de Andalucía, el pequeño transpuso gateando la reja que daba hacia el patio interior, atraído por su claridad. Fátima asustada corrió tras su hijo. La luz que emanaba del patio arrebató las dos figuras ¡y se iluminaron los ojos morunos del pequeñuelo, agitado pero sonriente, recortándose en el marco rosado de las vestiduras translúcidas de su madre! Ella recogió la gasa que la contorneaba y la luz que penetraba por el ventanal en arco, fue dibujando todas las formas de su cuerpo. Juntos entraron en la frondosidad del patio, donde el agua de la fuente describía un mundo de saetas que fundíanse con el aire, como múltiples cristales esparcidos en su derredor. Precipitado sobre ellos en un impulso súbito, Omar vióse de improviso húmedo y frío, profiriendo en lastimero llanto. Un rizo goteábale sobre la frente y su madre comenzó a secarlo, con la gasa transparente de su túnica. El niño se tomaría con fuerza sus largos cabellos ensortijados, mirándola con fijeza.A lo largo de su vida errabunda y agitada, de gran aventurero, recordaría siempre aquellos ojos obscuros, sombreados y penetrantes, con los cuales la morisca le fuera mostrando los colores, los perfumes, los ornatos, las alegrías de una vida que habría de extinguirse para él, al entrar en su séptimo cumpleaños..................................El sol declinó en aquella tarde de Granada, cuya inclemencia de fuego pareciera continuarse con la noche, a pesar del descenso de calor que llegaba suavemente con la brisa nocturna desde la Sierra Nevada. Sobre ese escenario andalusí nutrido por vertientes naturales, que emanan de las rocas donde se levanta la Alhambra, el niño Omar fue transcurriendo sus primeros siete años de vida, bajo los cuidados minuciosos de la mora granadina.         ¡Y fue entonces! ... cuando de la tutela materna debía pasar a la paterna, que el horizonte de su existir cambiaría totalmente. Pero no iba a ser en sí misma la lejanía de ella, aislada en el harén entre tules y danzas orientales, la razón principal de este cambio. Sino el doloroso devenir mismo que le aguardaba, y que lo arrastraría para siempre del lugar donde había nacido.            Omar había pasado recién su séptimo cumpleaños, cuando su casa se vio arrasada por las tormentas del último combate en la ciudad de Ronda...Y Granada, la capital del reino nazarí, capitulaba en enero de 1492, entregando la Alhambra. ...¡GRANADA!          ...........................En los años que siguieron el niño aprendió a errar solo por las calles, con sus vericuetos intrincados y sus largas escaleras en pendientes misteriosas. Recorría una y otra vez ese blanco Albaicín ahora aletargado, entre mezquitas de oro llenas de cruces nuevas y la gran sinagoga granadina erguida en el centro citadino, transformada de repente en catedral cristiana.            Aún oíase hablar el mozárabe entre la puerta de Elvira y la de Vivarrambla. Y el niño recorría ese espacio a pie (donde antaño cabalgaba el rey moro en su blanco rocín adornado de turquesas)  pero con un oculto deseo de fuga hacia las costas, donde Simbad lo esperaría para transportarlo hacia los mares, en su nave encantada.Su educación paterna fue el tumulto de la época, y de la materna comenzó a olvidarse. Mientras que la mirada de Fátima, aquella mora antaño envuelta en gasas que lo cuidara con ternura oriental en sus primeros años, se extinguió en una noche sombría como ella...     ¡Roja de hoguera y negra de Inquisición!         Una mano piadosa retiró al niño de aquel lúgubre lugar, donde encapuchados quemaban a su madre, para llevarlo hasta un convento. De allí salió ya muchacho con un nombre distinto : JUAN ... Y fue él uno de los tantos "Juanes" que partieron veinte años después de los puertos españoles rumbo a las Indias lejanas y misteriosas, las Indias que prometían olvido... Olvido... Riquezas... Gloria.    ¡Y una Nueva Aurora! ..........................................¿Llegó el olvido? ¿Llegó la Nueva Aurora? ¿Llegó en verdad? ... Se preguntaría a sí mismo más adelante, Juan el Valiente, Juan el conquistador de Indias cuando a su lado una Virgen del Sol le pidiera como pago por su amor, el precio de una vida : la de su hermano, un noble incaico. Un Orejón. Pero la brillante y filosa espada de Juan no supo escucharla. Y brilló aún más en esa noche del incaísmo, tiñéndose de más guerra y de más sangre... ¡Y sangre corrió por las tierras del Inca!          ¡Sangre!... por el río Amazonas o Marañón surcado de orilla a orilla. ¡Sangre!... ¡Sangre cuando cayó la cabeza altiva de Gonzalo Pizarro!  Sangre en el Cuzco, en la búsqueda incesante de la Ciudad de los Césares, del País de la Sal, del País de las Amazonas... Sangre de años por las tierras sudamericanas, tierra de los hijos solares, la raza vencida. Mientras los obscuros cabellos de Juan, fueron perdiendo su color, hasta encanecerse. Y empalideciéndose el brillo de sus ojos moros, de tal manera que muy lejanamente podía verse a través de ellos al niño Omar, aquel niño que naciera junto a los arcos de la Alhambra..........................Era en el atardecer de una vida, cuando en el atardecer de un día, el conquistador de Indias contemplaba a su hijo mestizo, muy altivo y hermoso, montado en su caballo.  --La he encontrado, padre. Quise encontrarla y conocerla ¡Tengo derechos!- le dijo el joven      --No te niego tus derechos, hijo ¿Quién tiene y quién no tiene derechos?- expresóle el padre     --Tiene derechos el que no tiene culpas- respondióle éste.           --¿Y quién tiene las culpas? ...Yo... el conquistador, por cierto.--Padre... soy tu hijo... No te juzgo, te amo.          --¡Culpas! ¿Y quién no las tiene? ..Ella... la Virgen del Sol. La virgen sagrada de un pueblo, conquistada y violada.            --Padre... no vengo a juzgarte.        --¿Y quién tampoco tiene culpas?... La mora que se extinguió toda quemada, bajo las miradas de su niño, en una noche de Granada.     --Padre...-- Escúchame ahora, hijo ¿De quién es la culpa de toda esta sangre? De toda la que ha corrido por este imperio y por estas Indias promisorias.          --Padre, yo no juzgo a nadie ¡soy un súbdito del Virreinato del Perú y feliz de pertenecer a él!... Pero quise conocer a mi madre. --Sangre, sí, sangre... ¿Quiénes la derramaron? Nosotros los conquistadores- continuó el padre --Padre... yo no te juzgo, pero conocí al fin a mi madre.     --¿Y quiénes somos los conquistadores? ¿Qué somos hoy y qué hacemos aquí? ¿Y qué ha sido del reino de Granada donde yo nací?--Padre... llevo tu sangre.    --Hijo, escúchame, hasta ahora nunca hemos hablado íntimamente. Mira : tú has nacido en un mundo en construcción. Yo había nacido en un mundo construido.        --Padre... construiremos aquí uno nuevo, lo estamos haciendo día a día y nacerán de él muchas naciones.  --El mío ya estaba construido. Eso creí en mi infancia y cuando hube de salir de ella, cuando debí recibir el mensaje paterno, mi mundo ya no existía.          --Pero ahora existe éste, padre.      --Aquélla, sí era mi patria... Y ya no la tengo más.  --Padre... ahora tienes ésta, con todo su devenir.    --Déjame contarte, es importante para mí. Necesito que me escuches. Nací en el reino nazarita de Granada, era hermoso, lujoso, poético... y ya no te lo puedo describir, quedó demasiado atrás para mí. Luego vi su destrucción, minuciosa, extrema ... ¡Como yo después destruí al Inca! Incluso sin darme cuenta de ello, era un simple soldado que buscaba escapar de mi duelo siguiendo a Simbad. --Olvídalo padre, nada de eso conocí ... Pero quería conocer a mi madre.--Conquisté para un rey que no era el de Granada, para una cruz que no era del Profeta, con un nombre de bautismo que no me lo dio mi madre mora.         --Padre... también yo, el hijo de una Ñusta, una princesa inca, una antigua servidora de Inti, una virgen solar, estoy ahora  bautizado.        --Hijo ...¿Quién fui ayer? ¿Quién soy hoy? ¿Dónde está el olvido y la nueva aurora?         Un silencio se expandió sobre las últimas hojas del verano. Padre e hijo mirábanse condolidos, pero ambos seguros de sí..            --¡Aquí está!- señaló el hijo de improviso Y la antigua servidora del Sol, aún altiva, apareció frente a él saliendo de entre los árboles. Eran blancos los cabellos de los dos, blancos como el porqué que los envolvía. Pero eran negros los del hijo mestizo. Y brillantes como la cruz de estrellas que extendíase hacia los caminos del sur, rumbo al Tucumanao, adonde el hijo dirigía ahora su caballo.           ¡El,  era el olvido y la Nueva Aurora!            ..................................Alejandra Correas Vázquez     ..................................
SAL Y SOLEDAD..................(época colonial) Era un amanecer blanco. Rojo el horizonte llano. Blanco, muy blanco el suelo. Blancos los cabellos y los rostros. Las ruedas y los ejes. La larga caravana toda blanca. Cada una de las puertas y el vestuario de los cocheros. Las negras pestañas y las negras manos estaban blancas. La sal las había cubierto en su manto blanco, durante largas y negras noches iluminadas de blancas estrellas.El horizonte emergía rojo con el alba, coloreando aquel mundo blanco de sal y soledad. Sal. Siempre sal. Los rígidos cabellos de Félix sobresalían de su cuello, el cual giró casi involuntariamente para sacudir los cristales blancos. Alborotó su cabellera. Su ropa. Su incipiente barba. Saltó al suelo y dióse palmadas en el traje de lino paraguayo, levantando una nube blanca. Más sal. Mucha más sal.Entonces divisó con una ilusión desmesurada, el rancho grande de la Posta, hecho en adobe y paja, que emergía ante su vista como un milagro surgiendo detrás de la salina. El rancho grande circundado de una ranchería menor y aún más pobre, hallábase ahora muy próximo de él... Igual a una visión aérea en aquellos confines del mundo conocido. En ese desierto blanco donde la visión parecía haberse evaporado, bajo densos mantos de sal y soledad.Atrás, muy lejos suyo -pensaba ahora Félix- había quedado aquel mundo cosmopolita y convulsionante de Potosí, con sus escudos y sus fastos. Con todo ese esplendor áureo y rico del Alto Perú festivo. Mientras a sus pies, extendíase el manto blanco y la noche espesa que lo transportara entre sed y aridez, cruzando en caravana la Salina Grande por el extenso Camino Real, tantas veces mentado. Y allí frente suyo en la inmensa soledad blanca, erguíase heroico aquel milagro del «rancho grande» de la Posta, solitario detrás de la salina. Para Félix en éste, su primer viaje al Alto Perú, el pobre rancherío que supo despedirlo meses atrás con su cuota de sequía y salinar, era ahora de regreso, luego de traspasar el desierto blanco, un milagro venturoso.¡La Salina Grande! Más grande de lo que siempre la imaginara durante largas y recientes tardes de estudiante «monserratense», acunado por corales de ranas junto al Calicanto cordobés. Y ella habíase apoderado de él... La Salina Grande. Poderosa. Brillante. Imponente. Majestuosa. Árida. Seca. Blanca. ¡Qué distinto era regresar a ella desde Potosí, que aventurarse hacia ella desde Córdoba del Tucumán!Antes, al partir, representó el comienzo de la excitante aventura. La travesía por el desierto blanco y su llegada a un mundo nuevo, al escenario rico y cautivante del Alto Perú.... Y ahora, en cambio, era el final de esa exótica experiencia por ciudades cosmopolitas separadas mediante una salina, de Córdoba, la apacible ciudad-monasterio de los Jesuitas........................................La caravana lenta, pesadamente, muy blanca, fue acercándose a la Posta. En su desgastante acento, las carretas que en el viaje de ida se cargaron con productos del Tucumán -cueros secos, harina, bizcocho, carnes saladas en forma de charqui y el Vino del Rey de Jesús María- volvían ahora repletas de plata potosina en enseres graciosamente labrados. También abarrotadas por el Mercado de Charcas con telas paraguayas, sedas de Manila y tejidos cuzqueños.Crujían lastimeramente los ejes. Lloraban heridos por los cristales blancos. Pero el rancho grande los aguardaba siempre, los bendecía y los amaba, haciendo que los caravaneros ansiaran reencontrarlo ...Año a Año... Y en éste, el primer año de caravana para Félix -altivo, novato y gallardo- la emoción que producíale aquel pobre rancherío al pie del salinar, justificaba todo esfuerzo. Era el premio merecido por atravesar el páramo agobiante, como si los fastos de Potosí y la elegancia de Chuquisaca, hubiesen sido apenas un sueño poco creíble a estas alturas de los acontecimientos. Félix prefirió adelantarse a pie, sacudiendo y empujando de su asiento a su amodorrado mulatillo Perico, quien malhumorado como lo era habitualmente, debió acompañarlo. Por costumbre y hábito, por exceso, Félix hizo caso omiso de sus quejas y volvió a prometerle nuevas dádivas. Perico, con sus manos negras y resecas de sal, ajustó su pistola al cinto. Dio un salto temerario y felino sin usar la escalerilla, y ambos jóvenes acercáronse caminando al rancho grande, alardeando juventud...........................................Amanda estaba en la puerta y dio aviso a los rancheros. Se tendieron ponchos en el suelo colocándose la gran mesa bajo el parral. Bebían los bueyes y se refrescaron. Descansaban las mulas y los caballos. Reposarían las lanzas del gauchaje que custodiaba a la comitiva. Aireáronse los aperos. Sea aseaban las carretas y el carruaje privado de Félix.En la extensa siesta los caravaneros sacudieron la sal de sus rostros y ropajes, mientras Perico daba órdenes requisando una a una las carretas... Félix contempló al sol en su poniente. La jornada especial iba concluyendo. Amanda adornábase con una mantilla filipina color crema de bordados chinescos, que le entregara Perico por encargo de Félix. Su rostro mestizo lo observó desde lejos. La noche caía y hacia el horizonte rosado, la soledad del paisaje ocultaba su inmaculada blancura.Perico condujo a Félix hacia la habitación exterior donde Amanda se acicalaba. Sentían ambos jóvenes al caminar hacia allí, junto a ellos el sereno nocturnal, fresco, espeso y tibio. La techumbre de la galería en aquel rancho grande estaba ornamentada con faroles de velas, semejando en su amarillento resplandor, a tucos gigantes. Jolgorio de Posta llena, con cánticos de caravaneros. Por la ventana del cuarto de Amanda se recortaba un carminado anochecer, donde su figura se delineóse mostrando a Félix sus formas contorneadas. Sobre una mesa la llama derramaba cera.Amanda acarició la seda de Manila que cubría su cuerpo y fue a recostarse sobre la cama. Félix desenrolló la cortina de esterilla ocultado el cuadro colorido de ese anochecer, yendo después a sentarse en el borde donde ella reposaba.Estaba por fin frente a ella y podía contemplarla sin disimulo. Era la misma joven, de una edad semejante a la suya, que salió a despedirlo en la partida y que hallábase junto a la puerta a su regreso. Una figura transparente y mestiza. Silenciosa y huraña. Esquiva y entregada. Yacente frente suyo y cubierta por una mantilla de seda oriental, que él extrajo de sus arcones procedentes del Alto Perú. Una pieza de lujo destinada al apartado Tucumán del Suquía, que faltaría más tarde en el recuento.Pero él gozaba con verla extendida en su color crema y orlada de flores chinescas, cubriendo las formas insinuantes de aquella joven silenciosa del desierto blanco. Amanda continuaba muda. Félix se irguió acodándose contra la pared para contemplar ese cuadro insólito de pobreza y lujo. De adobe crudo y seda chinesca. De silencio y salinar. Luego volviendo al lado suyo le despejaría la cara de algunos cabellos rebeldes, que la mestiza dejaba sueltos. Desprendió uno de ellos y a la luz zigzagueante de la vela pudo verlo brillar con fosforescencias de oro. Con sus dos manos le descubriría totalmente la frente, admirando sus raíces con engarces casi dorados. Y jugó con esos cabellos lacios, entrencados y obscuros, decorados por aquellos reflejos rubios.Félix fue hasta la mesa proyectando su sombra contra la pared de adobe, y levantando de ella la vela, la aproximaría a la joven para contemplar mejor aquel rostro de rasgos intrigantes. Pasó su dedo índice por el arco de las cejas de Amanda. Detuvo la luz frente a sus pupilas entreviendo los ojos acerados de un escondido tinte azul. Marcó la línea del perfil y la boca, descubriendo la pálida piel de la mestiza.Con su mano libre fue retirando la mantilla hasta despejar los senos abultados, las caderas angostas, la piel casi perlada. Sostuvo su mirada en los pezones observando la aureola color rosa. Olvidó entonces las trenzas indias de su cabello. La aridez de la salina y el escenario aborigen que la rodeaba.Amanda no estaba ya ante su mirada en aquella soledad blanca. Amanda tenía los ojos más claros aún. Sus pupilas dilatadas, de un celeste tenue, eran semejantes a las de Félix. Sus cabellos más rubios y su piel pálida más blanca. La contempla tal cual era. Pero volvíase más clara, menos mestiza, más vascongada...casi como Félix. Se identificaba en ella. Tomó sus manos fuertes y duras, comparándolas con las suyas. Eran manos grandes que evidenciaban ancestros de antiguos marineros vascos, llegados al Tucumán en el reinado del Rey Felipe, trepados a los mástiles de las carabelas.De pronto Félix en un gesto rápido y con movimiento precipitado, apartóse de la cama de Amanda, yendo a acomodarse hacia el rincón opuesto de la habitación del pobrísimo rancho. Olvidó entonces a las carabelas de sus antepasados, a los rudos marineros vascos que llevaba en sus genes absorbidos en un tiempo sudamericano y distante... Y que creía adivinar en aquella mestiza, con su cabellera en reflejos de oro y ojos acerados. De aquella mestiza de pezones rosados y caderas lisas.Ahora veía en Amanda su esencia aborigen, cargada de espesas y obscuras trenzas, con silencios graves. Su identidad con la Pachamama. Veía la sal correr por su piel de poros marcados y la línea enérgica del perfil, casi aquilino. Su pupila semiclara llevaba párpados pesados y el conjunto, nada tenía de familiar al propio Félix, siendo en cambio de una identidad plena con el desierto blanco. Pero Félix tampoco se hallaba más en el lugar. Ya no era él quien contemplaba a la joven del salinar. No era él, el hijo del encomendero Don Félix de Larrea, sino su padre, Don Félix mismo... En un día de retorno del Alto Perú veinte años antes, agobiado por el paso de la Salina Grande y ansioso de subsistir luego de la travesía. Instalado bajo las arcadas de ese rancho grande de la Posta y en esa misma pieza de adobe, dispuesto a procrear una mestiza en una noche refrescada. En un atardecer violeta y a punto de partir hacia la ciudad del Suquía.Félix se acercó nuevamente junto a Amanda, comparando otra vez sus manos con las suyas. Su cabello, la línea de su ceja, el corte de su rostro, el trasfondo azulino de sus ojos. Era, sería siempre, estaba realmente convencido. Amanda, la hija de la salina, del rancho grande de la Posta: era su hermana... Y ella ahora, también lo sabía... La caravana que retornaba todos los años en la misma fecha del Alto Perú, habíale traído como siempre, un valioso regalo.----Don Félix de Larrea ha muerto --le dijo-- Yo soy ahora Don Félix...............................La caravana estaba limpia, sacudida, pronta. Perico recorrió las carretas. De su cargamento intacto sólo faltaba una mantilla de Manila. Todos se despidieron hasta el próximo año, pues Córdoba del Tucumán los aguardaba. Había transcurrido mas de una jornada desde el arribo a la Posta y ya ella, solitaria, comenzaba a añorarlos. Esa hora de la Oración anunciaba una travesía nocturna guiada por la Cruz del Sur, entre arreboles carminados.Félix habíase vestido con un ropaje impecable. Los bueyes, las mulas, los caballos, se hallaban frescos y relucientes. Y partieron con ansias de retorno luego de abandonar la sal y la soledad. A lo lejos, junto a la puerta del rancho grande en esa Posta, la figura de Amanda envuelta en una mantilla de seda oriental color crema y ornamentada con flores chinescas, íbase desdibujando de la vista de todos.Silenciosa, arisca, hija del tiempo y de la historia... Habitante del desierto blanco, desde siempre y para siempre................................Alejandra Correas Vázquez..................................
LA  CAMPANA  DEL  MONSERRAT................  1---Los  DIABLOS del "MONSE"El Colegio Monserrat de Córdoba, cuyo edificio es hoy patrimonio de la humanidad aunque sigue funcionando, se concibió en tiempos coloniales a comienzos del siglo XVII, mediante Jesuitas fundadores y aportes económicos privados,. Se dictaba en él una educación humanista para los hijos de Encomenderos que vivían en el confín del imperio español (cono sur sudamericano), en el aislado Tucumanao, al pie de tribus en edad de piedra. El Imperio del Inca no había dejado allí su impronta cultural Eran adolescentes y niños casi. Eran párvulos crecidos en campos solitarios, entre producción agropecuaria y "malones" de "ranqueles" próximos, Eran vástagos sin contacto con naciones. Habían visto la luz en aisladas propiedades rurales, con  padres feudales, quienes era aventureros muchas veces rudos. Se hicieron desde niños amigos de los gauchos, mimados por sus negros esclavos (quienes hacían de tutores en su traslado a la ciudad) y consentidos por sus madres de leche angoleñas, quie habíanlos amamantado (tuvieron toda su vida un hermano de leche negro, compinche suyo) ... Pero pasaban de improviso a ser discípulos de sus maestros Jesuitas, humanistas y eruditos, llegados desde Lovaina y que no hablaban castellano. Comenzaban a vivir desde ese momento con ellos en aquel internado "monserratense" que duraría varios años. Los Jesuitas les enseñaban -en griego- a disfrutar de los amores de Helena y Paris en un ensueño romántico. También a  llorar por Príamo y  Héctor. Se vengaban de las ofensas con Menelao o sufrían por la traición de Clintemnestra. Recitaban a Horacio en latín y viajaban sin rumbo junto con Virgilio por la ruta de Eneas... Y así luego de aquellos sueños "monserratenses"  retornaban como es debido para hacerse cargo de su herencia en propiedades camperas, y a ponerse al frente de un arreo con miles de cabezas de ganado de pastura en pastura, o a guiar caravanas de carretas rumbo al Alto Perú para empezar a hablar en "quichua" o en comechingón, a fin de que sus peones les entendieran. El Camino Real los llevaba, lentamente y paso a paso, en la larga marcha de semanas interminables, cantando una Huella ...Y era allí, en esos momentos de angustia, de nostalgia infinita, cuando la figura del Monserrat y sus maestros Jesuitas cobraba para ellos, una dimensión inmensa, seductora y mágica. Su nombre reconstruido hoy (pues los liberales del siglo XIX habíanselo quitado) es "Colegio de Nuestra Señora del Monserrat.".........................             Desde entonces hasta el presente y quizás desde el comienzo, cuando arribaron a esta provincia para fundar la ciudad de Córdoba moriscos y marranos bautizados (cristianos nuevos), la Virgen Negra o Moreneta ha admitido como discípulos suyos a adeptos de múltiples credos : bautizados y no bautizados, circuncisos o no circuncisos, protestantes, agnósticos, judíos ... y también a católicos (dicho con ironía) . La Moreneta cordobesa es muy liberal, como puede verse.            En este juego de absurdos de un Colegio laico y muy liberal que lleva el nombre de una "Virgen" y donde pueden asistir toda clase de ideologías religiosas (a gusto quizás de los hombres del siglo XIX) rigen las pautas escolares de la edad difícil. La adolescencia. La pubertad. Nadie lo ignora ... Y en el turno de la tarde cuando el "malón" estudiantil sale del Monserrat, pareciera que va a aplastar la ciudad. Ellos mismos lo admiten diciendo... " El Diablo sabe por Diablopero más sabe porque fue al Monse "                                    Este "grafiti" escrito sobre la pirca de blancas piedras de la Cañada, próxima al Monserrat, conserva intacta su tradición. Define el espíritu natural de su alumnado como esencia pura, de una ciudad con mitología propia y particular humor. Los "Diablos del Monse" -como se autodenominan ellos mismos- han recorrido distancias en el tiempo, destacándose como profesionales, políticos, embajadores, docentes etc.. Caminos propios, locales, provinciales, nacionales, internacionales. Nadie ha librádose de ellos. Ignoramos quién con el correr de la vida prestigia a quién, pues ambos se han hecho notar a través del camino. Tanto la tierna Moreneta como sus audaces educandos.2---LA  TRAGEDIA            Fue un día de 1767 cuando todo el alumnado en pleno hallábase en clase, que entró allí imprevistamente y sin anuncio, en forma intempestiva, una partida de soldados pertrechados hasta los dientes y procedieron de inmediato a encadenar a los profesores jesuitas "in situ".            El batifondo fue total. Aumentado por los jovencitos que trataron de intervenir a sillazos contra los soldados armados defendiendo a sus amados maestros Y por sus fieles mulatos angolas (escribientes de los Jesuitas) que quisieron en vano protegerlos. Los soldados enervados, quienes intentaban no herir a los alumnos según órdenes recibidas, fueron agredidos a palazos por los muchachitos con sus bancos de madera de lapacho paraguayo, bastante pesados. Quedaron todos ellos llenos de magullones. Mientras los profesores Jesuitas, encadenados, en forma estoica seguían recitando en latín a Horacio y en griego a Platón. Y así subieron a los carruajes que se los llevaba para siempre lejos de sus discípulos, por orden del rey Carlos III de Borbón.            Aquello se llamó la "Expulsión Jesuítica" que dejó en la mentalidad cordobesa un recuerdo doloroso, cruel, caótico. Por meses los alumnos que eran internos y permanecían en la institución varios años hasta terminar sus estudios, sobrevivieron en soledad y a su suerte, acompañados sólo de los mulatos y encerrándose sin abrir la puerta a nadie... ¡ni a sus padres, cuando venían a buscarlos! Algunos de ellos no se reconocían ya, pues luego de varios años (veraneaban incluso en los predios jesuíticos serranos) habían los chiquillos cambiado mucho. Hasta corrió la versión -posteriormente- de que entre ellos se intercambiaron. O de que alguno sufrió un accidente importante durante aquel batifondo (cuando los separaron abruptamente de sus maestros) del que no sobrevivió. Entonces otro de menor holgura económica,...o con padres que andaban dispersos por el hispanísimo imperio ...lo reemplazó.             Al parecer se estilaba dentro del Monserrat, cuando era un colegio jesuítico, seguir el uso de las órdenes religiosas. Es decir, darles otro nombre dentro del internado. Esto se hacía en el Monserrat a fin de evitar privilegios entre el alumnado, recibían un nombre que usaban en el interior del colegio y mediante el cual se los examinaba. Entre ellos tenían prohibido conocerse por el auténtico. Hoy nos examinamos por un número, antaño por un nombre clave escolar. El verdadero que figuraba en la lista de archivos y sólo lo conocían el Prior de la Compañía y el R.P Rector, ambos ahora ausentes, encadenados y en viaje hacia Roma.            Ingresaban siendo niños de unos 7 años (la edad preferida por los Jesuitas) y ciertos de ellos llevaban en esos momentos más de 10 años sin haber vuelto a ver a su familia. Por ello se sospechó de confusiones. Nunca aclaradas o silenciadas a voluntad de los muchachos. Quizás por revelaciones secretas entre compañeros aquellos que estaban ahora ausentes en forma definitiva (por haber luchado a golpes contra los soldados cuando la tragedia abatióse sobre el Monserrat) pudieron establecer los que no eran, conocimientos de la familia que buscaba al que ya no podía hallar. Así se suplantaron. Pues la sangre corrió, inevitablemente y aunque lo negasen a posteriori, corrió sangre estudiantil en aquel recinto convulsionado que resistióse a sillazos contra una partida de soldados bien pertrechados. Era inevitable.            Epílogo final de un vida "lejos del mundanal ruido" ofrecida por eruditos clásicos -los Jesuitas- a jóvenes aislados en el Cono Sur del continente americano, en tiempos coloniales............................................Nunca más súpose en Córdoba sobre aquellos profesores encadenados del Monserrat y arrancados de allí por vía de la fuerza. Como en apariencias los hechos eran casi los mismos observados con la prisión y ejecución hecha antaño a su fundador (Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, judío y cristiano nuevo) la triste suerte corrida por estos maestros Jesuitas (pensóse) era la misma.            Por dos siglos se tomó aquello como una dolorosa verdad. En sus celdas de meditación y estudio quedaron sus ropas, sus libros, sus apuntes, sus plumas de ganso, sus violines, sus efectos personales. Tal como los dejaron. Pues nadie les dio tiempo para hacer un equipaje. Todo quedó allí. Tal cual lo dejaron en ese instante final, cuando fueran arrebatados de sus cátedras encadenándolos frente al alumnado. Objetos privados que sus discípulos guardarían con celo cada uno de ellos, como tesoros invaluables, todo el tiempo que durarían sus días. Perduraron dentro de muchas familias y aún se conservan como antigüedades coloniales.. Los Jesuitas transformáronse en leyenda. Pertenecían a un tiempo feliz, que cada uno evocaba como la vida bucólica de una Córdoba que ya no volvería. El devenir sería más realista y más ambicioso. ..............................            Dos siglos después comenzaron a aparecer noticias de ellos, desde Roma, adonde fueron llevados de inmediato y entregados al Papa como un "paquete". Habían sobrevivido en la ciudad eterna sin que los cordobeses lo supieran, pues en el mejor de los casos creíanlos dentro de cárceles españolas. Y fue allí en Roma que en el siglo XX comenzaron a editarse publicaciones, escritos argumentales, comparativos, partituras musicales y presencia viva de aquellos amados profesores arrebatados de improviso de la Docta Córdoba, a la que ellos forjaron y le dieron un destino cultural. Una ciudad que conservó y valoró su recuerdo. Personajes valiosos revivieron entonces  como  Peramás y Zípoli, quienes por sus obras retornarían doscientos años después, a esta ciudad universitaria que dejaran con tanto dolor y encadenados.3---LA  CAMPANA            Es a partir de allí que comienza un nuevo giro de la historia, cuando sus depredadores bajan la cabeza, admiten su errores y comienzan a pedir lentamente disculpas. Ahora podemos hablar libremente de aquellos Jesuitas con todo el respeto merecido ¡Porque hubo una buena cuota de silencio obligado! Y comenzamos a hacernos eco también de otros sucesos, muy mencionados, pero nada estudiados, antes de que la Parapsicología ganara calle.            Se da crédito a la "vox populi" que mencionaba al Monserrat como centro de leyendas relativas a la cuarta dimensión. Cuando el telón se descorre y se reúnen los dos mundos -porque la "niebla gálica" se ha disipado y pueden ambos transitar los mismos corredores coloniales- estamos frente a lo insólito. Son paredes cargadas de historias y anécdotas, inmersas en un clima atemporal. Los personajes del pasado continúan allí presentes, como aquellos soldados enfrentados a niños que intentaban a sillazos oponerse a su armamento. El ruido de cadenas con pesados pasos, la campana de clase clamando, las voces en  latín... se han convertido lentamente en mitología. Pues las versiones referente a que todo el cuadro se repite, o al menos suele oírse en el silencio de la noche, es parte de la leyenda cordobesa.            La mayoría considera que la campana suena en horas vacías sin clase. Cuando yo vivía a dos cuadras del Monserrat en la calle Belgrano, frente a la Cañada, se insistía en este tema. El Jesuita encargado de la campana la tocaba desde hacía doscientos años. Las cadenas que los profesores arrastraban al partir, todavía se escuchaban por los corredores. Los alumnos aún gritaban entre la soldadesca por el "Monse" nocturno y  vacío. Todo continúa allí según creen los mitólogos, estático entre dos niveles de tiempo, flotante como en una "nube gálica"  y  es parte del encanto del bonito edificio colonial. Escenario intemporal guardado celosamente entre sus paredes, como un bien preciado. Pues aunque los edificios jesuíticos de toda la cuadra forman un solo componente -con la iglesia de la Compañía incluida- es el Monserrat quien acopia los fantasmas y su leyenda. Sólo él,  dentro de ese conjunto.             Algunos han visto caminar de lejos a los Jesuitas togados y pausados, perdiéndose por los corredores, libro en mano. Otros han oído una bola de hierro rodar de punta a punta (la bola de los grilletes) o la maza que cerraba las cadenas de los ilustres prisioneros, golpear incesantemente en  el cuarto contiguo. Pero es la campana del Monserrat quien guarda una historia especial y propia. Siendo yo parte de ese escenario al vivir mucho tiempo a dos cuadras de allí, sea por sugestión o por travesura de alumnos, desde mi terraza oíala sonar. Era así, para mí, la "Campana del Jesuita", de tarde en tarde dejaba oír su lamento de plata. Y en los festejos del milenio -en la aurora del 2.000- los campaneros traídos desde Europa para realizar el concierto de campanas en la medianoche de ese año nuevo internacional, (poniendo en juego las numerosas iglesias del centro cordobés con campanas de oro y plata colonial) quienes rompieron por meses nuestros oídos con sus ensayos y afinaciones, decían que los Jesuitas se les aparecían entre los campanarios. Pues todo muro antiguo guarda su mensaje, el que dejaron sus pretéritos habitantes. Los que allí amaron y platicaron. Gozaron. Abanicaron sus sueños o melancolías. Acariciaron sus profundas vivencias aún subsistentes entre cal y canto. Como el Colegio laico y liberal de Nuestra Señora del Monserrat...............................Alejandra  Correas  Vázquez.............................
EL ORO BLANCO .................... (dedicado al erudito y bohemio loco Raúl Bustos Fierro quien me acercó la figura mítica del Gran Tucman el "Solitario").......................TUCUMÁN  O  TOCUMENEl avión me traía de regreso a casa en el Cono Sur desde La Florida, aquella mágica tierra explorada por Ponce de León en búsqueda de la "Fuente de Juvencia". Luego de despegar de la hispánica Miami con sus recovas coloniales y callejuelas serpenteantes (bien conservadas con fuentes blancas llenas de arabescos) yo dejaba atrás mío llena de dolor aquel lugar ideal, donde fui tan feliz. Un mundo bucólico de fronda y flores. Jugos tropicales y canarios celestes. Ardillas corriendo entre frondosos árboles y el esquisito dulce de guayaba. Dejaba atrás mío a la imponente Prefectura española del puerto de Miami (hoy museo) cuyos inmensos portales de madera fotografié tantas veces, encontrándolos semejantes a los de la Calle de Alcalá en Madrid. Me preparé entonces con paciencia para un larguísimo viaje, desde La Florida hasta Argentina ¡Y de improviso llegué demasiado pronto! ...siendo que apenas había echado una siestecita ¡Demasiado rápido! dije para mí. Más rápido que en el viaje de ida un año atrás. El avión descendía, el piloto anunciaba la llegada, la azafata lo confirmaba. El aeropuerto lo señalizaba: "Tucumán" ¡Tucumán! ...No cabía duda, se me había escapado el tiempo y yo había entrado sin quererlo con aquella breve siesta, en una "nube gálica", perdiendo conciencia de las horas reales entre un mundo y otro. Tal y como les sucedía a los celtas cuando paseaban por sus bellos pasajes mitológicos. --¿Ya hemos llegado a Tucumán? -pregunté- ¿Ya estamos en Argentina? Sí, lo estábamos y no lo estábamos al mismo tiempo... Porque en realidad estábamos en "Tocumen" el aeropuerto de Panamá, no en "Tucumán" provincia argentina. Pero era la misma nación india, con el mismo nombre y una sola identidad. Habíamos aterrizado en uno de los puntos claves de esa nación inmensa del pasado llamada TKMN. Pues Panamá es "selva" igual que Tucumán, cual es el significado que de este término se tiene por tradición. Selva enmarañada con intensas lluvias, calor, humedad y fronda. Tal es Tocumen, tal es Tucumán. Indudablemente "Tucumán" o "Tocumen" es una voz propia y autóctona, con larga referencia en el pasado del continente americano, el mismo nombre, la misma "voz" en términos lingüísticos, pues con el paso de los siglos los idiomas pierden las vocales o las cambian, pero sobreviven las consonantes. En las lenguas semíticas ni siquiera escriben las vocales. De modo que el término TKMN de acuerdo a consonantes es el nombre real de una inmensa nación precolombina. No posee traducción ni en quichua, ni en aymará, ni en guaraní, ni en panameño, ni en castellano. La lengua se ha perdido. Pero nos habla de una naturaleza selvática y lluviosa. Fue tan antigua esta nación precolombina TKMN que su lengua ya se había extinguido a la llegada de Colón en el siglo XV, pero continuaba vivo el nombre de su territorio. El REINO TUKMAN Según narran los cronistas españoles, el Tucumán argentino era un Cacicado que comprendía a ocho provincias de hoy. A saber : Tucumán, Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, San Luis y Santa Fe. Este inmenso territorio estaba gobernado por los "Caciques Tucman", quienes lo recorrían en forma permanente socorriendo y legislando a sus habitantes. Pero ellos a su vez, respondían con obediencia fiel al ¡Gran Tucman!. El Solitario. El cual era visto en persona solamente por estos grandes caciques. La dinastía Tucman tenía como medio de vida la explotación del "Oro Blanco" (o sea la sal) procedente de la Salina Grande en el Mar de Ansenunza (mar interior salado llamado hoy Marchiquita) situado en el centro de Argentina y que entonces les pertenecía. Sal marina de un mar desecado y prehistórico a la cual los caciques Tucman vendían al Reino Charcas (Bolivia), transacción que realizaban a cambio de otras utilidades. Pues fueron muy buenos comerciantes estos caciques Tucman. La llegada imprevista del Inca conquistador, desbordó a ambos países. Se apoderó de la sal con todo su ejército... y los Tucman (precavidos y pacíficos) retiráronse a sus zonas boscosas para ya no regresar de allí. Según el mito ellos eran de color verde y estaban hechos de agua proporcionando lluvias y verdor. Siempre retornaban en tiempos de sequía para auxiliar a sus súbditos, como lo hacen todos los Reyes-Dioses. ¡Y aquí estamos siempre esperándolos! sobre todo ahora cuando Argentina padece su peor sequía. HUELGA de BRAZOS CAÍDOS Los Caciques Tucman son "Monarcas Aislados". Isolados Solitarios. Gobiernan desde su aislamiento, rigen sin ser vistos, ejercen un mando esotérico subyacente, que predomina y domina sin hacerse ver. Así este pater-familia llamado "GRAN TUKMAN" es un rey-dios al que ningún súbdito puede llegar a visitar y sólo se comunica con los hombres a través de sus Caciques itinerantes. Semeja en su concepto, al Gran Hermafrodita de masones y templarios. "Aislado" significa habitante de una "isla" de allí el término más antiguo de "isolado". Pero esta Isla Tucman, interior y mediterránea (como toda isla mítica) nunca fue encontrada por las expediciones hechas en busca de su paradero, cuando el Tucumán era una inmensa provincia colonial. O por expediciones militares argentinas de siglos XIX y XX, quienes incursionaron en la selva enmarañada y pluviosa para hallar el trono o la capital de los Reyes Tucman ¡a quienes los rebeldes indios chaqueños insistían obedecer ...desobedeciendo! "Obedecían" al Gran Tukman "desobedeciendo" al gobierno argentino o colonial. Negándose a colaborar al trabajo. En huelga de brazos caídos. Los Caciques Tucman les prohibían según parece, colaborar con el trabajo. Tal política de mando estuvo dirigida en principio contra del Incaísmo (su primer invasor) pues el Imperio Incaico era una civilización del trabajo. Incluso vemos al Inca, azadón en mano (pinturas del príncipe Guaman Poma). Nada mejor para los Tucman que oponerse al "Hijo del Sol" con una huelga de brazos caídos, ya que fue él quien los desalojó de sus predios en la Salina Grande Además el Incario no aceptaba ninguna transacción comercial, era un socialismo rígido. O sea prohibió la venta de la sal que favorecía a esta Dinastía Tukman. Una frase muy escuchada decía de quienes "remoloneaban" en el estudio o en el trabajo: "--¡Estos sólo obedecen a los Tucman!" O sea a nadie... ni estudiaban ni trabajaban. Parecía una decisión establecida, cuando no inviolable. EL REINO IMPENETRABLE Siempre se señaló como asiento de Dinastía Tucman el bosque tropical del Gran Tucumán de antaño. "El Impenetrable". Una grandiosa y soberbia selva (ahora en peligro de  extinción último pulmón ecológico de Argentina) Allí en El Impenetrable ocultábase según tradición el "Oculto Gran Tukman". El gobierno ya sea colonial español o argentino posterior, tenía con estos monarcas itinerantes y su padre mitológico un serio rival fantasmal. Inexistente y existente al mismo tiempo. Cualquier rebeldía o abandono de tareas imprevistas, era orden de los Tukman. Pudo eliminarse con rapidez y sangre a Monctezuma y Atahuallpa... pero no a los Tukman. Pues no puese eliminarse a mediante sangre... A los mitos.Reyes-Dioses inalcanzables. Inalterables. Continúan ocultos en su selva impenetrable y enmarañada, mientras quede algo de ella... Ordenan. Protegen. Mandan. Vienen. Parten. Su mitología es muy rica y podemos rearmarla, reinterpretarla, pues ya no hay prejuicios en su contra. Ya no hay partidas de soldados pertrechados hasta los dientes, tras las huellas de una monarquía que no existe en este mismo plano donde nosotros vivimos. Ellos no existen en nuestra dimensión. y por ello es imposible encontrarlos. EL MITO El Gran Tukman (como el Gran Hermafrodita masónico y también Osiris a quien le faltaba el pene) tuvo sin cópula por partenogénesis a una muy copiosa descendencia. A saber : 4 hijos, 8 nietos, 16 bisnietos... y así hasta 40. Hasta que el Inca (quien era "non tan sancto") les quitó su reino, su territorio y su economía. Su medio de vida basado en la venta y exportación de sal comestible de la Salina Grande (Oro Blanco del País de la Sal) al Reino Charcas de Bolivia que era su mejor cliente. Desde un punto de vista no mitológico y racional, el Reino Tukman tenía una autonomía plena hasta la expansión del Incaísmo hacia el 1200 o 1300 de nuestra era. Cuando Europa también vivía dos finales trágicos : la extirpación de Cátaros y Templarios, aquí en Sudamérica se extirpó asimismo al Reino Tucman. El Incario decidió poseer ese País de la Sal y con razones de políticas pragmáticas que eran "non tan puras", se apoderó de esta propiedad privada de la comunidad Tucman. Desde aquel momento los Reyes Tucman se retiran y se "aíslan" en la selva, conformando un mando mítico de dioses-reyes, tal como llegan hasta nosotros. La historia del Reino Tukman nunca podrá ser escrita. Pero sí descripta. Podemos describir al mentado Gran Hermafrodita o Gran Tucman, padre ancestral de cuarenta Tucman, como a un autócrata, de carácter teocrático. "Aislado". Habitante de una isla real o mítica, vinculado al agua, a la lluvia, alos grandes ríos. Dios marino de agua dulce en tierra adentro, a quien nadie puede ver. Pero él envía continuamente a sus hijos para distribuir periódicamente con generosidad : lluvia, cosecha, flores y pájaros. Abundancia. Los Caciques Tucman en su sapiente benevolencia trazaron un período de tregua. Casi olímpica. Dijeron : "Llegamos cada cuatro años o cada cuarenta años". En este ciclo de cuatro hijos y cuarenta descendientes, se asienta el período de sequía que invade Argentina y puede tornarse de húmeda en seca o de seca en húmeda, por obra de los Caciques Tucman . Pues Tucman es ...¡Selva!... Y cuando ellos se ausentan largo tiempo... llega la ¡Sequía! El Cacicado Tucman como dinastía se traduce en buen castellano, como un reino ecológico. Detrás de ellos al partir, se retiran también las lluvias, el rocío, las flores y las aves ¡Se han retirado los reyes míticos! ...Los Tucman. Pero volverán. Un día regresan con el agua y la vegetación. Con el rocío y el canto de las ranas. Tal es la leyenda. Tal el mito. Y tal los hechos ecológicos, nuestra región tiene una larga tregua menor de cuatro años y una mayor de cuarenta años donde las lluvias embellecen sierras y pampas, el horizonte se azula y el colibrí adorna las mañanas. ¡Son los reyes del Tucumán que han regresado! su nombre mismo habla de riego y vergeles. De selva y lluvias torrenciales. El Tucumán llega, se establece y se va. Entra y sale. Viene y parte. Tal como el mito antiguo de los Caciques Tukman lo condiciona. EL DRAGÓN BLANCO Este salinar, rico y disputado "Oro Blanco" propiedad privada del Gran Tucman, agrandó su figura política y mágica. El tenía, como todo dios pagano que se precie, su propio guardián. Un feroz "cancerbero" encarnado en la figura de un yaguareté blanco, albino, hecho de sal. Una mole gigante salina, igual en forma a un dragón. Monstruo blanco que vigilaba de noche a la Salina Grande, evitando la substracción desautorizada del polvo prodigioso. En tiempos prehispánicos tenía la figura de un yaguareté albino (tigre guaraní selvático) y en tiempos hispánicos se lo identificó con un animal mítico europeo : el Dragón de la Salina, temido por los lugareños. Un dragón vigilante ...Un monstruo... Un ser mitológico y devorante por su mole salina. En este punto el Reino Tucman y su Gran Hermafrodita, vuelven tortuoso y simbólico, a un hecho real. Cualquier intruso que intentaba apoderarse del tesoro comestible, era devorado por el dragón. De manera tal que creando el mito, los guardias del lugar apostados, tenían una justificación fácil para deshacerse del ladrón. El Tucumán o Tocumen libre e histórico, gran reino, ya había muerto a la llegada del español, pues pertenecía a ese tiempo ilímite donde subyacen las culturas precolombinas. Este reino fue un gran constructor de mitos para transmitir antiguos mensajes. Fue el Incaísmo quien lo borró del devenir -hecho muy imperial- porque no quería pagar la sal. Y como siempre hacen los socialistas "estatizó" el salinar. Lo "desprivatizó", eso que hoy día tanto se critica. También lo borró de la historia, del recuerdo vivo y fue allí cuando se refugió en el mito. Como hicieron los galos con su pasado histórico que conformó sus leyendas vivas. Sin embargo después de ello y en medio de la evangelización, la leyenda del "Dragón de la Salina" tomó otra vez cuerpo con toda su furia pagana para ahuyentar ladrones. Fue incorporado a la mitología criolla y evocado en el escenario por los gauchos arrieros, quienes nunca pasaban solos por el salinar. Siempre iban en compañía numerosa, se persignaban, oraban avesmarías y padrenuestros, pedíanle permiso al Dragón de la Salina para seguir el camino. Y en ese sincretismo religioso donde ellos sentíanse cómodos, continuaban la marcha nocturna hasta el nuevo sol. DINASTÍA SAGRADA Con una Dinastía gobernante que vive en dos planos, el antiguo Tucumán ha dejado su sello indeleble. Más rápidamente se quebró luego de la conquista, la imagen del Inca, que la de los Reyes Tukman. Dentro de ese contexto puede exponerse una temática fantasmal, o predisposición a transferencia de un plano a otro como si una puerta estuviese abierta y es posible transitar con frecuencia por ella. Como una puerta abierta al mundo desconocido, al mundo precolombino.Y en ese climax real e irreal, donde flotan de tiempo en tiempo sus fantasmas, el Tucumán de antaño tiene su voz, sus juegos, sus tragedias. Su vida de siglos. Reúne a sus habitantes de sur a norte y los consuela en sus sequías o los arrulla en el torrente de sus crecientes. Como un ángel tutelar, liberador de tragedias ecológicas, donde transita de tiempo en tiempo : "Algún enviado de los Reyes T K M N" ... Para traer de nuevo a esta región la fertilidad, el canto de las ranas, las mariposas, el rocío, los colibrí, la lluvia benefactora que hará florecer las pampas, serranías y champas con su luciente lozanía. ......................... Alejandra Correas Vázquez .........................
CÓRDOBA,  MITO   y   MAGIA..........................................El "Puente Centenario" -cuyo nombre nos está señalando un hito histórico en el proceso del tiempo- une el casco céntrico cordobés con el barrio de Alta Córdoba, situado en la zona alta. Es un gran puente de diseño finesecular, el cual, antes de que la barranca ribereña del Río Suquía (conocida como "Bajada del Negrito Muerto") fuese absorbida por una elegante construcción moderna, constituyóse en el espacio panorámico de deleitación visual, elegido por los pintores paisajistas.Fue inaugurado a comienzos del siglo XX, al cumplirse cien años de la independencia argentina, como parte de sus bulliciosos festejos. Ornamentado en aquella ocasión con guirnaldas y serpentinas, más los fuegos de artificio que desde allí se contemplaron. Una ciudadanía entera se dio cita en sus largos barandales de cemento, para contemplar aquellos festejos únicos en su tiempo. A partir de ese día y por varias décadas, iba a transformarse en el apostadero favorito de los pescadores citadinos, sobre un río mucho más caudaloso que el de hoy. Colmado por bravías crecientes donde las aguas rojizas de greda barrancal inundaban las calles cordobesas, arrastrando peces desde la sierra que se diseminaban como un tapiz plateado, sobre el empedrado de las calzadas. Un espectáculo resonante antaño, para esta ciudad estudiantil.Apoyados sobre sus bordes y junto a una finísima vereda hecha para un solo peatón (ampliada en parte por balconetas llenas de niños inquietos) los pescadores veteranos ocasionaban serios inconvenientes en la circulación del puente, sobre el cual pasaba en loca carrera cuesta abajo, un estrepitoso tranvía. Creaban situaciones de verdadero peligro.---"¡Cuidado!"Gritaban los pescadores casi a destiempo, cuando alguna criatura cruzaba temerariamente la calle de "su" puente, al no poder los niños transitar por la veredita que ellos mismos atascaban. Y el tranvía ruidoso de siempre, cuya loca carrera bajaba a toda máquina desde la Estación del Ferrocarril, entraba ya descontrolado en el centro citadino. Atrás suyo los pescadores, luego de comprobar la inexistencia de heridos, volvían a sumergirse en su tarea deportiva y estática.Eran ellos sin saberlo, las últimas reminiscencias de aquellos pioneros andaluces llegados junto con el fundador, Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo (un judío sevillano) "autoexiliado" aquí de la hoguera del Santo Oficio. Quienes luego de perderlo, supieran nueve años después elevar un memorándum a la Real Audiencia de Charcas, para destacar la importancia de la pesca en el Río Suquía, entonces muy caudaloso y navegable : "¡Con peces de una vara de largo!"Como quiera que sea, aunque ningún habitante de las márgenes de este río a comienzos del siglo XX, fuese conciente de su deuda con esos andaluces del siglo XVI (quienes plantaron civilización en medio de tribus nativas indolentes)... lo cierto es que la barranca llamada Bajada del Negrito Muerto con su población vernácula, marginal y folklórica, disociada de la universitaria, debió gran parte de su subsistencia y duración a la fauna ictícola y gratuita de estas aguas providenciales, que cruzaban un desierto de greda.En los años de 1940, la pesca era todavía abundante, sobre el lecho de un río mucho más torrentoso que el de hoy y profetizaba la continuidad de dos décadas más.La barranca defendía su estilo propio de vida, en esa circunstancia perenne y sin prisa, de un tiempo sudamericano olvidado ...¡Mítica y misteriosa Bajada del Negrito Muerto!... donde la historia como tal, habíase detenido.Frente a ella, en la otra margen del río, la ciudad universitaria de Córdoba se extendía y se elevaba. Cruzaba a través del Puente Centenario ese páramo perdido, loteaba sus gredales, construía y la cercaba. La iba lentamente devorando. Consumiendo. Rodeábala con un cinturón de cemento y jardines. La barranca comenzaba ya a deshabitarse, quedando cada vez menos pobladores nativos y menos greda.La árida barranca convivía entonces al límite del medio siglo, con las casas de dos plantas de una clase media alta que comenzaban a emerger en aquel escenario agreste, exhibiendo sus fachadas señoriales. La Bajada del Negrito Muerto, sería reemplazada finalmente por el barrio residencial céntrico que hoy la ocupa (Cofico) cuyo crecimiento rápido en aquellas décadas, produjo un deterioro del clima barrancal en su paisaje, tanto como la exclusión de sus típicos habitantes propios. Cuando el resto de las barrancas cordobesas aún mostraban su hechizo ornamental de inmensas formaciones esculturales de greda, y fue cubierta por la ciudad primero que ninguna otra.En esos años 40 la visión del Río Suquía era todavía ostentosa. La sierra decoraba el gran telón expandido y a la noche, al iluminarse el centro de la ciudad desde la otra orilla sobre una superficie más baja, el paisaje parecía ofrecer una continuidad entre las estrellas celestes y las estrellas terrestres....................................Y nace el mito. Allí, en el momento mismo cuando se encuentran, cuando es edificado el Puente Centenario que unirá a ambas comunidades humanas, sin poder relacionarlas.Se estructuraron los rituales paganos y mágicos al pie de la ciudad universitaria y erudita (apodada "La Docta")... y a espaldas de ella. La urbe crecerá en su derredor y nunca querrá mirarlos, admirarlos o sorprenderse con ellos. La Bajada del Negrito Muerto pervivirá dentro de estos rituales, sobre una barranca mítica, cuyos habitantes vernáculos no tendrán nunca ningún diálogo posible con el citadino intelectual de la Docta, ni la Docta intentará aproximarse a ella.Ajenas una a la otra, en sus dos orillas del Río Suquía, coexistiendo en una muda indiferencia, vivirá cada una su destino. Así como nació la Bajada mítica sin que se supiera cómo, sobrevivirá sin lograr saberse de qué forma. Inmutable al devenir o al progreso. Pero subsistirá mientras subsista la greda, la creciente del río y su fetichismo.Fuera de todo plan de vida, al pie de una ciudad que por el contrario, nació y progresó por un plan prefijado. Esta Bajada del Negrito Muerto poblada al azar (no hay registros de ella en tiempos coloniales) junto a una ciudad universitaria cuyos pobladores en cambio, llegaron ab initio, con un programa especialmente detallado y con un plano ciudadano diseñado por un ingeniero en la oficina del rey.Será la Bajada de Alta Córdoba, un mito en sí misma, sin comunicación con el exterior. Un mundo mágico, conocido sólo por sus actores. La Córdoba del siglo veinte por contraparte, se irá en pos del progreso para hallar un lugar dentro del mundo moderno. Mientras que la Bajada del Negrito Muerto congelará el tiempo, evitando ser tocada por él.Mientras el reloj más se detenga, más largo será su tiempo de vida.Por aquellos años aún se veían en las crestas de la barranca, extrañas procesiones nocturnas que avanzaban en fila de a una, portando luminosas antorchas. Producían un efecto alucinante. Como fuegos de un mundo imaginario, tornado realidad en el barranco mítico. El camino zigzagueante por el cual circulaban entre sinuosos gredales, volvíase diurno en medio de la noche estrellada. La Bajada con sus formas esculturales de greda, recortábase en el firmamento como un gran cuadro mágico.Los habitantes de la clase media alta en esas casas nuevas y señoriales de dos plantas, edificadas en su contorno, asomábanse a los resquicios de sus ventanas para verlos, por curiosidad y asombro. Como también, con la perspectiva de que la sugestión de aquel espectáculo, no los dejase dormir en toda la noche.Y desde allí contemplaban atónitos aquellas figuras portadoras de antorchas, cuyos ropajes veíanse en penumbra, mientras los rostros sobresalían luminosos por los reflejos del fuego. Era una imagen abismal. Muda. Cautivante. Eran dos mundos de herencias irreconciliables, que se observaban a distancia y desde lejos, pero que nunca habrían de incorporarse. Sería el uno o el otro.Los espectadores de las ventanas llevarían para siempre en su retina, perviviente en sus memorias, aquella mágica escenografía nocturna y fantasmal que agigantaba las figuras barrancales. Recrearíanla con los años en el pensamiento del adulto y en su vejez, que llegaríales hacia el final del siglo XX. Y habrían de recordarla con nostalgia como una parte lejana de su juventud pasada. Una vez que el devenir avanzara sin pausa modificando todo aquel entorno, con el crecimiento ciudadano definitivo. Cuando el Río Suquía cedió su caudal a la sed de los citadinos, la greda convirtióse en asfalto y el progreso terminó por borrar finalmente a toda esa mistérica Bajada del Negrito Muerto..........................Alejandra Correas Vázquez
Los   Amantes   del   Carbó    (Ciclo Córdoba)  ......................   1 --- ROMEO  Y  JULIETA                Romeo y Julieta también vivieron en Córdoba en las primeras décadas del siglo XX... Lo tenían todo : pasión, belleza e intelecto Romanticismo y erotismo. Protección y respetabilidad. Dinero en abundancia, salones y estudios ... Pero decidieron separarse de este mundo por voluntad propia y en plena juventud, dejando un libro abierto en la página de un poema, contemplando desde una ventana soleada del microcentro citadino, a la tradicional "Plaza del Caballo". 2 --- TETRALOGÍA             Como un cuadro teatral clásico y perfecto, contiene este drama cuatro personajes que dialogan de a dos. Los dos amantes. Luego una maestra y una abuela, que juegan entre ambas su propio diálogo. También tiene dos escenarios. El primer escenario es el que más pesa : la sociedad tradicional de Córdoba, su orgullo y su altivez, basadas ambas como ocurría con las ciudades griegas, en su cultura y su aislamiento.            Como una antigua sede helénica entre vida campestre y gente erudita, habitada por estancieros ganaderos y universitarios al mismo tiempo, era una ciudad aislada desde hacía tres siglos de toda mundanidad. Por geografía, ubicada en el centro del país, y por historia al ser fundada tempranamente en tiempos de Felipe II en 1573. No creía ni siquiera pertenecer a su propia nación Argentina y se manifestaba sola, con una independencia inamovible. Su sociedad era impenetrable en sus condicionamientos.            El segundo escenario de muchísimo peso por décadas, era el ilustradísimo Colegio Carbó. ... cuna del intelecto cordobés volcado hacia la mujer y preparado desde el siglo anterior por el presidente Sarmiento, como colegio férreamente laico, latinista y humanista. para a lograr en esta ciudad alejada y mediterránea, un esquema de mujer con formación erudita. 3 --- LA  DAMA               El primer personaje es la Dama, no por galantería banal sino porque fue ella en sí misma con su circunstancia social, el centro de esta historia apasionada y cuestionada. María Luisa, cordobesa de alcurnia y hermosa, lucía en los salones su elegancia juvenil, su fortuna familiar y la espléndida mansión enrejada llena con todos los lujos (que hoy día es un museo de artes plásticas). Bella y culta, estudiosa, con sólo veinticuatro años ya era la profesora del Carbó... Era un ejemplo para otras niñas elegantes de su generación y su ambiente, quienes sólo atendían a su frivolidad pasajera. Pero ella era distinta. Veíasela como la representante de un tiempo nuevo en aquellos años pioneros. Encarnaba la profesión vocacional en la mujer (no la necesidad de trabajo puesto que era rica), y la disciplina en el estudio, que en la mujer era reciente y por ello sumamente exigida. Llevaba además un apellido ilustre por corresponder al del gobernador más destacado en el siglo anterior. Un gran respaldo social protegía a la hermosa María Luisa, buscada en matrimonio por los mejore galanes de su tiempo. Pero ella, moderna como era, libre de pensamiento y de buena situación económica, se enamoró de un médico español, profesor también del Carbó (fundador de un conocido Sanatorio particular que aún lleva su nombre) respetado en la cátedra, admirado como profesional ...¡ y casado ! 4 --- EL  GALÁN                                                                La emoción de la aventura para ambos en ese amor que afrontaba un riesgo, había señalado a aquel médico extranjero, como el personaje masculino de esta historia. Córdoba continuaba con su tradición de tres siglos al llamar gente destacada de Europa, para su tarea educativa. En esta escuela femenina que aspiraba a la inserción de sus discípulas en las fuerzas vivas ciudadanas, el Dr. brillaba con su verbo de enjundia castiza, poco conocido en la Sudamérica por entonces.            Aportaba con su presencia y prestancia ese bagaje de nostalgias que al cordobés de larga tradición colonial (como era el perteneciente a la vieja sociedad) traía el ensueño de sus antepasados. Y la vieja sociedad cordobesa habíase encerrado en esa tradición. Su cultura y su preparación recordaban los antiguos lustres latinistas de la Universidad creada aquí por las huestes de Loyola : los maestros jesuitas nunca olvidados. Su rico diálogo, traía a la memoria la lejana oratoria de los antiguos cabildantes. Todas estas imágenes hispánicas de un viejo imperio donde no se ponía el sol -cuyos recuerdos eran evocados con nostalgia- cautivaron sin duda a María Luisa que había nacido en el seno de una familia histórica.             Ante este brillo se fascinó la joven y bella profesora, criada entre las crónicas de una familia como la suya, entroncada en el pasado colonial.. Pues el médico español. brillaba realmente como si él encarnara  -y sin él saberlo- todos los mitos aún vivos por entonces  de una Córdoba Colonial ...   Mientras que él por su lado admiraba la fineza de la bella María Luisa, centro esta joven de una atención social.            Estaban los dos colocados en un punto central de la escena cordobesa. Sus familias son aún representativas. Sus bienes (mansión, estancia, sanatorio) también se conservan en el siglo XXI. Poco ha cambiado, pues cambian siempre muy poco las aristocracias y su centro de poder, como sostuvo el novelista revolucionario Manuel Azuela, luego que se desilusionó de su "revolución mejicana".             Pero ellos -los Amantes del Carbó- hace mucho ya que se fueron juntos a vivir su amor verdadero, en otra dimensión distinta, sin trabas morales y sociales ...  ¡Y por decisión de ellos mismos!.             5 - EL  CARBÓ            Cuando las estudiantas del ciclo secundario en el Carbó subíamos corriendo las largas escalinatas de mármol, casi por costumbre, saludábamos a la antigua maestra y directora. La nunca olvidada educadora : Doña Trinidad Moreno... quien esperábanos en el descanso central de la escalera, desde su busto de bronce. Con Doña Trinidad se dijo siempre que "se avanzó mucho en poco tiempo". Tenía ella una firma vocación docente, y era una buena didáctica que sabia transmitir con claridad las ideas, amaba los libros y se esmeraba porque sus alumnas lograsen una buena preparación Su conversación, su diálogo afable, mostraban esos rasgos de la mujer enriquecida con temas e inquietudes continuas.Algo sin embargo nos inquietaba con curiosidad : la doble fecha en el ejercicio de la dirección del Colegio Carbó,  para alguien que había fijado tan preciados recuerdos ... que partiera y volviera, en la dirección escolar ... era un comportamiento muy extraño. Solamente después, al dejar el Carbó terminando nuestros estudios, recién entonces nuestras familias nos abrieron sus confidencias. Cuando ya nosotras al crecer y dejar atrás la rebeldía adolescente siendo más adultas, nos confiaron al fin el secreto escondido en aquel rígido instituto de enseñanza. Y nos develarían  ¡al fin! el motivo de aquella incógnita.            La edad donde dejamos atrás lo más tierno de nuestras vidas, abrió el telón a ese mundo secreto donde habíamos vivido sin advertirlo. Cuando crecimos lo suficiente como para que nuestros mayores nos relataran la trágica y confusa historia de  "Los Amantes del Carbó".7 --- LA  ABUELA La gran señora de Córdoba, habitante de esa célebre mansión (hoy museo) era la abuela de María Luisa. Una familia poderosa en la ciudad y a la cual nadie osaba negar reclamo alguno. El diálogo privado entre Doña Trinidad y la importante Abuela, iba a tener una derivación inesperada. Pues aquel encuentro que la maestra y la abuela tuvieron en el interior de una suntuosa sala, traería malísimos resultados.            La maestra había educado a su alumna María Luisa con especial interés en su progreso. Le afligía la situación creada con este amor apasionado y conocido por todos en el Colegio Carbó, el cual iba a redundar si ello continuaba, en un devenir incierto para su discípula más inteligente querida ...Sobre todo en aquellos tiempos donde regía una sociedad con estamentos muy formales.             La abuela a su vez, habíala educado para una vida de alta sociedad, brillante y lujosa, pero de familia. Para un buen matrimonio. De tal modo que no creyó en esas palabras de aquella maestra y tomó las advertencias de Trinidad, como un infundio. Muchas veces ignorar los hechos, en las personas que no se hallan preparadas para un enfrentamiento con la realidad, es la solución inmediata. Para algunas damas de antaño, el encierro en su cofre de cristal, por frágil que éste fuera, permitíales sobrevivir a las circunstancias reales que ellas eran incompetentes de asumir.            Las viejas familias de Córdoba en esas primeras décadas del siglo XX, arrinconadas en sus derechos y presionadas por un mundo nuevo competitivo que las avasallaba (los inmigrantes ambiciosos y luchadores recién llegados), asumían por momentos una conducta "purista". Una rigidez que generaciones atrás, en medio de las guerras civiles argentinas del siglo anterior, que duraron 60 años (donde todo era válido para sobrevivir) ... no les hubiera preocupado.            Pero ahora con el nuevo siglo y la presencia de nuevos europeos arribando al país, se sentían observadas y juzgadas por jueces de su tiempo. ¡Y debían ser mejor que ellos! ... para justificar sus derechos. Sus privilegios de tres siglos. Sostener un mundo terrateniente, aristocrático y vernáculo, cuasi feudal, que había caducado con los últimos estertores del siglo diecinueve.            Y los derechos románticos de una pareja enamorada, no eran en el pensamiento de la abuela de María Luisa, una alternativa válida para su familia. Entonces ante la realidad de aquel amor (de su nieta con un hombre casado) expuesto en su casa y en su sala, en su elegante mansión, casi en susurro, entre ambas mujeres a quienes preocupaba la bella heroína del mentado romance,   ocurrió lo inesperado... ¡La persecución a Doña Trinidad!8 --- LA  FAMILIA                                                  No es la primera vez que una familia poderosa destruye a un profesional. Muchas otras personas más importantes en la historia han sido objeto de este mismo sistema abusivo. Gentes de valor han sido perseguidas por familias de "pro" ... Como Dante que debió huir de Florencia. O víctor Hugo que debió dejar Francia. O Sócrates que fue denunciado por los ricos burgueses atenienses.. O el mismo Ignacio de Loyola, que no pudo regresar a España.            Pareciera que los poderes sociales pasan siempre por arriba de los valores personales. Y sobre la humilde tarea pionera de una maestra y directora del Colegio Carbó, cayó con furia de hierro el poder social. El cual dominó a autoridades y ministros.            El Carbó es un colegio oficial depende del Estado, siempre será laico y gratuito, tiene un presupuesto del gobierno para su funcionamiento, tal como lo diagramó el presidente Sarmiento. No es una escuela privada de señoritas donde los padres tengan un poder adquirido. No puede haber privilegios pues no está rentado por ellos, como los colegios particulares. Su enseñanza fue, es y será gratuita. Pero es de una alta exigencia en el rendimiento, en los exámenes y en la selección de los profesores. Su época de oro duró hasta la década de 1980, cuando dejó de ser por ley, un instituto de formación para el Magisterio.            Sin embargo en los hechos reales aquí relatados, resultó todo lo contrario. Actuó como un colegio privado, al capricho y arbitrio de una dama orgullosa de familia rica y vinculada al poder ... Fue así como Doña Trinidad Moreno fue cesanteada y excluida. Perseguida. Expulsada de Córdoba, con firmas oficiales, sin justificación docente que avalara en el desempeño de su profesión, esta medida. El poder social. El poder político. El poder de las fuerzas vivas. La familia poderosa dueña de una mansión, dueña de una empresa. Y ese diálogo privado entre una maestra y una abuela (del que no hubo testigo alguno pero cuyo contenido era claro) trajo además por la violenta reacción de esa abuela, otras consecuencias más graves ... Irreparables y Trágicas.9 --- LA  EXPULSIÓN             Doña Trinidad Moreno armó sus petates, que eran muy pocos, por cierto. Reunió sus únicos valores económicos : sus libros, y retornó a la provincia de Entre Ríos su lugar de origen. Su obra docente de años había concluido. La gran escuela entristecida sobrevivía ahora sin piloto y sin ruta, pues los tiempos eran aún muy iniciales en materia de educación superior femenina. Un manto de silencio casi oficial, cubría, amparaba y protegía ahora, aquellos amores prohibidos. Un apellido importante salvaba de este modo su prestigio de "purismo". Todo ello al precio de una escuela y un alumnado completo que quedaban a la deriva, como un barco sin timón ni timonel. El silencio de los patios, la soledad de la biblioteca y los archivos, el vacío de la sala de música y de la sala de ciencias, del museo de armas y la pinacoteca, la mudez del Teatrino, de la sala de profesores ... abriría un abismo intolerable en el peso moral (no ya sexual) de los Amantes del Carbó. Una fuerza poderosa invadió el ánimo de María Luisa y de su amante, el médico español, cada vez que se presentaban a dar clase mirando de frente a alumnas y profesores. La mirada de todos ellos era un reproche mudo, tácito y concreto.            Una fuerza mayor que el erotismo, la sensualidad y la aventura embriagante... hízolos tomar una decisión definitiva y sumamente clara ... Y entonces se despidieron para siempre de todos nosotros, mirando tras una ventana llena de luz frente a la Plaza del Caballo (plaza General Paz).10 --- DOS  CORTEJOS             Dos capillas ardientes muy entristecidas, recibieron a los amantes del Carbó : una de lujo que le hizo a su nieta, la abuela de María Luisa, en su mansión. Otra más simple que hizo la familia del médico español a su esposo y padre perdido. Y el Carbó -que fuera el escenario romántico y trágico de este cuestionado amor- conmovido y enlutado, entró en duelo.             Los dos cortejos fúnebres fueron acompañados por una multitud citadina con emociones confundidas. Los universitarios, los amigos, los familiares, el alumnado, los románticos, y el pueblo cordobés reunido en las calles con dolor, veíanlos pasar. Con sus negros carruajes tirados por negros caballos, a usanza de la época.11 - EL  RETORNOY esa misma multitud estaba muy poco tiempo después de pie, en el andén del ferrocarril, con los ojos húmedos de emoción esperando el arribo de Doña Trinidad. La cual retornaba finalmente a Córdoba, con su pequeña valija cargada de libros y la alegría de encontrar allí al cuerpo completo de sus alumnas y profesores, quienes habían ido a recibirla.Universitarios y políticos leyeron palabras de bienvenida acordes al caso, muy ceremonialmente. Y las alumnas, los profesores y maestras (más los citadinos reunidos en la estación del ferrocarril al conocer su retorno) aplaudieron y vivaron. Volvió así la sonrisa perdida del Carbó, de la Docta Córdoba .... Era una mañana de sol.             Ella subió en un mateo de plaza (pues no tenía coche propio) y el cortejo de bienvenida la acompañó a pie siguiendo aquel caballo de alquiler, hasta el colegio, así muy sencillamente, para continuar su obra educadora. Y el Colegio Carbó saliendo al fin de su doloroso duelo, reabrió nuevamente las puertas en busca de la alegría perdida, para continuar formando en sus aulas a las futuras maestras de Córdoba................................Alejandra Correas Vázquez..................................
N E F E R T I T I  ... LA  BELLA  EGIPCIA ........................................................          No tenemos partida de nacimiento de Nefertiti y menos aún de defunción. Si las normas exigentes y detallistas de la burocracia egipcia (que fijaba al milímetro la vida de sus faraones y consortes) se hiciesen extensibles a esta reina del Nilo, habría que darla por inexistente. Se desea en estos tiempos, atribuirle un hallazgo nuevo que la determine, pero esto está lejos de ser confirmado. Pues todo lo que trate sobre las personalidades de la revolución de Amarna -los seguidores de Akhenatón, del Demiurgo Atón, o sea los Atonianos- escapa a la convención. La voluntad de todos ellos identificados con su doctrina, era "nacer de nuevo" por entero, tal como lo declararon en su mensaje al mundo. Fue una juventud dorada pacifista, monoteísta y socialista. Antes de Amarna tuvieron un nombre y al llegar a esa ciudad nueva edificada por ellos, eligieron otro. El príncipe Amenofis IV transmutó el suyo por el de Akhenatón. Nefertiti su bellísima esposa e inspiradora, llevaba el mejor de los nombres. Nefer en lengua egipcia significa Belleza, Bella, Belle, esa belleza de Nefer-Titi que tanto admiramos y es motivo aún hoy, de inspiración para los estilistas modernos. Titi, según los lectores de jeroglíficos, significa extranjera o llegada de lejos. Han ofrecido una preciosa traducción : "la bella ha llegado".                       Ella ya estaba desposada con este joven heredero al trono, siendo madre de dos niñas (tendría seis) a una edad adolescente, desde los tiempos del padre de Akhenatón, el célebre Faraón Amenofis III "el Magnífico" (Amenhotep en lengua egipcia). Fue aquel formidable hombre de empresa, un faraón economista, quien puso a uno en el camino del otro. Pero él, conocido por su cautela, sabia administración y gran diplomacia, no habría de imaginar nunca lo que Nefertiti y Akhenatón harían en conjunto más adelante, cambiando todo el futuro.           Nefertiti iba a transformase en la personalidad más perseguida de la revolución amárnica, por el fuerte partido opositor tebano.  Mucho antes que Akhenatón, ella ya estaba proscripta del escenario político. Cuando el muchacho de 30 años todavía esforzábase por salvar el movimiento "Atoniano", sobre aquel escenario adverso que se mancomunaba en su contra, su hermosa compañera ya había sido condenada, al ostracismo. Si muchas de las especulaciones relativas a la personalidad de Nefertiti descansan sobre hipótesis difíciles de comprobar, esta certeza es una demostración que evidencia y define la figura ideológica que ella representaba, dentro de aquella juventud dorada que se jugó el todo por el todo.                      Es una ley histórica infalible. Todos los períodos de retrocesos y contramovimientos que llevan al estancamiento de la sociedad, al retraso evolutivo, toman como primera medida en forma drástica, la expulsión de la mujer de la vida política. Se le condena a la vida ignorante del gineceo, a su reclusión en el serrallo doméstico, su aislamiento social y su inferiorización sumisa al hombre. Como si ambos hubiesen sido gestados por espermatozoides de diferentes especies y en úteros de cualidades distintas. La condición de la mujer en el medio donde vive, es una tabla de medida exacta y perfecta para conocer el estado de avance y retroceso de la sociedad. Es decir, diferenciar las épocas de progreso de las épocas de estancamiento. Por ello, como primera víctima del proceso que aplastaría a la revolución amárnica, con todo su mensaje panhumanista, Nefertiti fue eliminada de esa conducción que ella encarnaba con talento y cultura dentro del gobierno egipcio. Fue aislada y encerrada en un palacio distante reducida a una vida de gineceo.                     La condena de Nefertiti fue el peldaño inicial mediante el cual se derrumbaría ese movimiento Atoniano que hablaba de un dios único y creador, de las igualdades raciales y sociales, de la paz entre los pueblos. Nefertiti marcó el destino, diólo vuelta, representó un momento clave iniciando con ello un proceso (que a pesar de su adversidad en aquel momento) no habría de decaer nunca... Mil trescientos años después Egipto cerrará su historia, nuevamente de la mano de otra mujer muy bella... Cleopatra. También castigada, pero que cambió no solamente la historia egipcia sino asimismo la de Roma, madre de nuestras naciones modernas. Las mujeres romanas después de Cleopatra tendrán por fin protagonismo.Nefertiti es una mujer intemporal. Pertenece a su tiempo tanto como al nuestro. Fue la antorcha del feminismo que al caer, hízose ya muy necesaria. La nación del Nilo buscará en el futuro figuras femeninas fuertes. Pero ella fue castigada por el delito de ser inteligente, culta, progresista, hermosa y mujer. Rescatada del olvido por los arqueólogos, es para nosotros una adquisición de la época moderna. Desprovista de tiempo como ente puro y no condicionado, irradia fuerza real, se manifiesta hoy ante nosotros en forma viva, como si conviviéramos con ella. Los dos tiempos positivos para la existencia de la mujer, con derechos adquiridos y presencia social -el suyo y el nuestro- identifica al movimiento Atoniano con este presente que ahora vivimos. Teniendo en cuenta al arte naturalista que marcó su época, con libertad de expresión para los artistas, alejados por completo del convencionalismo oficial que había regido al arte egipcio por milenios (y éste es uno de los atributos mayores de la nueva ideología atoniana) podemos hoy día, mediante un estudio, hacer un análisis psicológico de ella. Del mismo modo que se estudian las psicologías de griegos y romanos, mediante sus retratos. Fue la mujer más retratada de la antigüedad y por ello llegamos fácilmente hasta nuestra heroína. Observamos que Nefertiti ostenta siempre una sola mirada, una sonrisa tenue y continua, un carácter equilibrado. En su rostro no cabe la incertidumbre.  Eran ellos dos como pareja (Nefertiti y Akhenatón) y como joven matrimonio, dos temperamentos disímiles a los que sus retratistas lograron casi "fotografiar". Akhenatón por su parte se revela temperamental, cambiando emocionalmente en forma continua. Sus retratos nos muestran a este muchacho faraón de veinte años en distintas expresiones, propio de un temperamento  emotivo. Fueron ambos dueños de psicologías distintas, pero estaban unidos por un mismo pensamiento, como lo demostraron en su accionar. Ellos llenaron esos espacios vacíos que los diferenciaban por temperamento, por personalidad, agregando pausas y diálogos que es de suponer, fueron muy intensos al aportar distintos elementos, consubstanciándose con aquella gran empresa atoniana que era la razón de sus vidas. Pocas parejas se han dado en la historia real, que lograran una armonía semejante tanto en la ideología como en la espiritualidad. Juntos aparecen en las representaciones de carácter político y privado. Fueron ellos los cabezales de un proceso revolucionario que convocó a muchísimos individuos, con sus nombres propios, a pueblos diversos y dispersos, a coterráneos y extranjeros, en pos de un proyecto internacional.            .          Era una pareja unida en una múltiple alianza que a los 28 años de edad, en pleno apogeo amárnico, en plena actividad Atoniana, habían procreado de su unión 6 hijas, lo que nos da la pauta de un amor verdadero entre ambos jóvenes. Cuando los vemos en las representaciones jugando con sus niñas y paseando con ellas por la ciudad nueva (que habían edificado en sólo dos años) no podemos desestimar aquella camaradería afectiva que ambos manifestaron con tanto alborozo.                      Una muestra notable de este real amor se encuentra en la estela del año 6, donde el muchacho ideólogo y faraón oficial, exterioriza su emotividad hacia ella, dando muestras de un exquisito cariño a su bella amada, casi sutil, que los reyes pocas veces han manifestado en público :                    "Verdad es que mi corazón es feliz              al lado de la gran esposa real Nefertiti                   por la gracia de Dios                por siempre y eternamente                 viva en el cuidado del Faraón.            Y que la princesita Meritatón              y la princesita Maketatón                   lleguen a adultas en los mimos           y cuidados de su madre Nefertiti                 la Gran Esposa Real"               Un esposo amante y un encantador padre. Un hombre de familia, muy moderno. Cuando nos asomamos al proceso atoniano, todo parece de actualidad.              En las ceremonias del gran parque solar de esta ciudad nueva de Amarna, creada para unir a los hombres, ella comparte con su amado las funciones religiosas. Es una pareja de sacerdotes. Además de ello, Nefertiti dirige con los sistros el compás de la música sacra en todo el ceremonial. Su presencia crea un halo de distinción y grandeza. La vemos en los instantes cumbres de aquella arrolladora revolución y su nombre es el alma danzante del proceso. Dijeron los escribas que la conocieron :               "Lanza gritos de júbilo quien la oye hablar"            Esta sentencia de sus contemporáneos nos habla con claridad de su condición de oradora, en pleno proceso. Lo que no podía faltar dentro del movimiento que ella encabezaba junto a su marido. Vemos además, que sobresalía por su capacidad para transmitir emociones. Su actuación en público iba acompañada de la palabra. La serenidad de su rostro, su sobriedad, la delicadeza altiva de su porte, nos sitúan frente a Nefertiti y aún creemos escucharla. Ser su auditorio. Tenía no hay duda, el encanto de las personas que antes de hablar, meditan hondamente. Su gesto impasible, unido al poder de cautivar a los oyentes, ofrece una faceta sutilísima de su personalidad.           Su actividad fue realmente múltiple. Era la oradora que cautivaba al público. La mujer hermosa que inspiraba a los artistas. El espíritu contemplativo que se extasiaba ante la infinitud del Sol Atón (muy semejante al Inti de los Incas). La tierna mamá que acoge y mima a sus niñas en la falda y que las acuesta cariñosamente al lado de su cama. Pues se han encontrado en su casa seis camitas que acompañan en un mismo dormitorio, al lecho matrimonial. Y también la seductora amante que volcaba sobre ella, toda la pasión de un temperamento desbordante como el de Akhenatón.                      Cuando el mundo de su época la haya proscripto del esquema político, todavía hará sentir el peso de su talento como educadora del príncipe Tutankhatón, quien más adelante será el famoso Tutankhamón. El cual esperará despertar en el siglo XX d.C. permaneciendo escondido por 3 milenios en el Valle de los Reyes junto al fabuloso tesoro de esta dinastía XVIII....Cuando ya Akhenatón y Nefertiti hayan desaparecido del escenario egipcio haciendo un "mutis por el foro", sin saberse hasta hoy día si ellos fueron al exilio o a la tragedia, donde culminan habitualmente, tantos actos panhumanistas como fue aquel movimiento Atoniano de Amarna................................Alejandra Correas Vázquez................................    
UN  REY  EN  CÓRDOBA...................................Por  Alejandra  Correas  Vázquez1 - SU  ALTEZA            Es la mañana. Don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde la ciudad de Córdoba del Tucumán hasta el Alto Perú ... caminando desde la vera del Río Suquía, hasta la Real Audiencia de Charcas. Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia. Su refinamiento y su orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos días de vida y esplendor, del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica. 1795.            Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita. Su "Comunidad Malfin". Aquellos mismos Malfines que los misioneros Jesuitas supieran traer más de un siglo atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas de Córdoba... sus regadíos, sus canales y sus quintas ubicadas en la zona fértil del "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato. Una Merced Real.            Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde Alto Alberdi hasta el Chateau Carreras, todo incluido. El predio fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de diaguitas Malfines. Por decisión de su último príncipe el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no solamente a la familia dinástica Deiqui.            Pero José Antonio está solo. En aquella mañana de 1795, no tiene apoyo. Es quizás él, lo único que resta de toda esa gran empresa Jesuítica que convirtiera a la ciudad universitaria de Córdoba en una sociedad erudita. Y a su provincia en un emporio progresista, industrial, agropecuario, vitivinícolo.            Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente, se trajeron también a los indios civilizados, ellos,  precisamente :  Los  Malfin. Y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca reconocido en Córdoba por casi dos siglos. La Real Audiencia de Charcas dará su veredicto y fijará finalmente,  la validez de estas  razones.2 - LA  DINASTÍA  DEIQUI            Las autoridades borbónicas son tozudas -vascas- procedentes del antiguo reino pirenaico de Enrique de Navarra. Pero se han enfrentado con la Casa Deiqui, la única dinastía nobiliaria existente, reconocida y aceptada durante años en la larga vida colonial de Córdoba del Tucumán, perteneciente a aquella inmensa Provincia del Tucumán de antaño... que ahora ya no existe.            Como tampoco existe ya más, aquel gran Virreinato del Perú de antes, que abarcaba casi un medio continente y que ha quedado dividido ahora en tres Virreinatos menores (luego de la expulsión Jesuítica) con evidentes carencias directivas como los años iban a demostrarlo.            Como se halla ahora ausente esa progresista Compañía de Jesús que llenara de eruditos a Córdoba, transformándola en La Docta, probando y haciendo hacer carrera a los jóvenes profesores europeos,  quienes más tarde brillarían en las cátedras de Europa.¡Pero la Real Audiencia de Charcas todavía existe! ...            Está intacta, porque de ella dependerá el orden, el método y el equilibrio de todo este imperio español sudamericano. .Mientras dure.  Mientras subsista.            Por eso su alteza Don José Antonio camina erguido, incólume, frío y austero hacia el  Alto  Perú, llevado únicamente por sus piernas y por su séquito. 3 -LOS  MALFIN                                     Es el honor de un Rey, de una Casa Dinástica inextinguible y de un pueblo soberano al que los hombres de Loyola salvaron de su exterminio al traerlos (prisioneros, encadenados, enjaulados, a punta de lanza y con grilletes) desde los valles catamarqueños en 1670, luego de un cruento levantamiento sofocado a pólvora, y rescatándolos así de su extinción completa.            Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos, vinieron  a  salvar a Córdoba de la indolencia y vagancia de los nativos Comechingones. La indiada autóctona. De un primitivismo cultural que ya había sido imposible de asimilar para la civilización del Inca, y que luego de un siglo español, también fue imposible de superar ... y al que la ciudad monasterio de Córdoba, no hallaba remedio.            Los Malfin de 1670 son una tribu entera. Compuesta de ancianos y mujeres.  Hombres y niños. Príncipes y súbditos. Sacerdotes y civiles. Completa. Hombres asentados y deportados en masa. Civilizados. Refinados. Culturales. Industriales. Alfareros. Textiles. Albañiles. Artesanos. Hortelanos. Comerciantes. Sastres. Artistas.  Músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza. A punta de espada y con cadenas.Llegan aterrados...espantados...asombrados,   encadenados....y esperando la muerte.            No saben que Córdoba del Tucumán -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles, a la dinastía Deiqui ... honores de Reyes.            Aún no saben al llegar aquí encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que Córdoba va a reconocerles su estirpe y que sabrá valorar su identidad propia de nación, de sociedad cultural. Y esa misma casa nobiliaria que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es violentamente arrancada de sus lares catamarqueños) irá algún día más adelante, más de un siglo después, a defender sus derechos dentro de esta Córdoba que ama, que considera prácticamente como suya... ¡Y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos  usurpadoras!Caminando para ello hasta la Real Audiencia  de  Charcas              Y hacia allí va su Alteza Don José Antonio Deiqui. No lo detendrán los caminos. Ni el vacío de las pampas. Ni el abismo de las quebradas. Ni la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie, sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, la contienda mayor y el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita,  aclimatada ya  a la ciudad del Calicanto luego de transcurridos ciento veinte años, e identificada con la sociedad cordobesa  y su linaje.            Su alteza Don José Antonio Deiqui repite así, insistentemente, con la fuerza erudita de su formación cultural -sólida-  recibida por manos de sus preceptores Jesuitas :-" Me corresponde ser amparado por el Fuero de los Nobles "                        4 - El  TRIBUNAL  de  CARLOS   V            Tendrá cuando llegue allá un interlocutor válido: Los Oidores de la  Real  Audiencia  de  Charcas. Encontrará  nuevamente ese estilo que añora, que se halla ausente en Córdoba, luego de la expulsión de los Jesuitas. Que se ha perdido en el Tucumán, ahora desbastado, desarticulado. Como está partido en pedazos todo el Virreinato del Perú espléndido de antaño, ahora  fragmentado,  desarticulado.            Porque los nuevos amos borbónicos que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar, a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias a quienes han sucedido ...no dejarán que se extinga  Charcas. Han comprendido que la ciudad de los tres nombres : Charcas, Chuquisaca, La Plata (y en el futuro se le agregará Sucre, para seguir siendo la  "ciudad  de  los  muchos  nombres")  pero a quien sus habitantes de hoy prefieren llamar "Charcas La Blanca" (según reza en los carteles de bienvenida) ...debe permanecer vigente. En el horizonte político de las Indias Occidentales y sudamericanas, no puede esta antigua capital del "Reino Charca" sufrir un hecatombe. Perder su crédito de confianza. Su renombre de legalidad adquirido en siglos anteriores, puesto que ello provocaría un desequilibrio administrativo y político, que hasta los innovadores Borbones,  prevén como peligroso.            De toda la gran gama de trasformaciones que esta nueva dinastía española (Borbón) provocó e hizo sufrir a las tierras del Nuevo Mundo (con frustraciones inmensas sobre proyectos magníficos en visión de futuro, abortados de improviso y en forma inesperada) de ese cúmulo de sorpresas y desastres que aún nos sacuden como un hecho anárquico, quedó empero algo intocable : la Real Audiencia de Charcas.            Tribunal Mayor del Rey, e independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador, que lo constituía en una gran herramienta de gobierno. Su fuero, de acuerdo a cláusulas, sólo podía admitir el veto real o imperial. Además la elegida selección de sus Oidores y las exigencias a la que ellos mismos estaban sometidos -durante su período de residencia en el Alto Perú- da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas",  concita  y  conlleva en tiempos de su Alteza Deiqui.            Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando... Cruzando esteros y montañas. Salinas y pampas. Desde las verdosas chacras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano de cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última  instancia.             La acusación contra el príncipe Deiqui parte del hecho de aplicar sus Leyes Diaguitas -antiguas, severas y milenarias- a su Comunidad Malfin, donde él tiene asentado su poder legal e intransferible de "Curaca" (o sea gobernador de la realeza en el incario y cargo político hereditario para príncipes nativos en el sistema colonial español, llamado Curaquía). Estas leyes ajustadas a un código ancestral diaguita, respetado en tiempos de la Casa de Austria -correspondiente al período Jesuítico- desnuda un pensamiento de gobierno. Una debilidad interna en la nueva dirigencia española borbónica, y que amenaza al imperio muy organizado y legado por Don Carlos V.            Estamos pues de camino junto a su Alteza, el Curaca Deiqui, en un larguísimo camino (¡Y a pie!) hacia este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí, para los súbditos de herencia precolombina. Pues las Audiencias en general (y más aún la de Charcas) eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas, especialmente por aquéllas con procedencia incásica, las herederas del Imperio del Sol, al que llamaban Tihuantisuyo. 5 -- ASTRIAS  y  BORBONES             Esta acusación que priva de autoridad y nobilitat a un Curaca (intocable en el incario y en el sistema colonial español) nos demuestra que los nuevos reyes Borbones, no tienen el mismo sentido de organicidad que los Habsburgos. La Casa de Austria, con quien el engranaje del Imperio Español de Ultramar se convirtiera en una célula viva y perfecta, como un cuerpo  humano.            Los Borbones ya han perdido Canadá (Québec y Montreal, francesas), perderán dentro de poco Hispanoamérica, Nápoles, Flandes, Sicilia, Filipinas y más tarde Cuba. Además venderán Florida. Recibieron imperios que no crearon y que se deshicieron en sus manos. El caso Deiqui es una demostración más, de la tendencia anárquica de esta administración. No les negaremos humanismo. Voltaire, Diderot, Rousseau, l'Enciclopedie, la Ilustración, son producto de las cortes borbónicas. Les negamos orden.             Los Borbones son reyes distintos a casi todos los conocidos. Apelan al individuo. Crean la ilustración Buscan la mente del hombre. Investigan el devenir de la sociedad. Muchos de nuestros valorados e incontables asertos actuales, nacieron en Versailles, en la círculo de los Luises ...¡pero pierden los imperios adonde en definitiva debe que vivir el hombre! Luis XVI abolía la pena de muerte, plantaba árboles y flores junto a su pueblo, en las plazas de París. Era un botánico, sin embargo le cortaron la cabeza. Luis XV rentaba a los intelectuales entregándole el uso completo de sus salones y era él mismo, un avanzado químico. Luis XIV llamaba a su lado al Señor de Lasalle quien había creado de su propio peculio una escuela nueva, con un proyecto novedoso, donde se instruían grupalmente niños nobles, burgueses y obreros, en clases colectivas. Se dio inicio con ello a la educación moderna, y levantó el nivel cultural de todo el pueblo francés al compararlo con el resto de Europa,  para convertir a esta iniciativa por medio del Rey Sol en un instrumento didáctico nacional. El cual sería con el tiempo internacional.            Los Borbones tenían una inmensa facilidad para perder bienes y vidas, pero cambian la historia del hombre. Comenzaron por ser reyes vascongados vasallos de Francia y perseguidos por protestantes. Quizás esto les dio desde el inicio, una visión distinta del futuro, abriéndoles otro camino. Grandes reformadores, los Borbones tienen luces y sombras. Nadie les quitará sus brillos. Ellos tampoco podrán negar nunca sus opacidades ...La expulsión Jesuítica, por ejemplo, que desequilibró a todo al imperio español. ...Y luego de ella, sólo cuarenta años después, quedó todo perdido pues vinieron las independencias ¡Cual un castigo divino!  6 - LOS  PRÍNCIPES  DIAGUITAS             Cuando Don José Antonio Deiqui camina hacia el Alto Perú para recabar sus derechos de establecer orden y firmeza en su nación Diaguita cordobesa ... las calles de París están limpiando la sangre derramada por el "Terror", en cuyas manos terminó el reinado borbónico. Hay peligro pues, en Córdoba, amenaza de desorden en las estructuras diaguitas milenarias (probablemente más antiguas que las del propio Inca). Hay temor a la disolución, a la pérdida de los códigos de convivencia con este pueblo precolombino -puro hasta entonces- e instalado más de un siglo atrás en  el extenso predio que va desde Alto Alberdi hasta  Chateau  Carreras.             Atacar a los Príncipes Deiqui, es atacar una estructura bien conservada, que puede desarticular en demasía a la Docta Córdoba, con su provincia fronteriza en la zona de desmanes maloneros. La barbarie se halla allí nomás, a sus puertas. Pero en esta fecha de 1795, veintiocho años después de la expulsión de los Jesuitas, aún subsiste el organigrama que ellos establecieron con apoyo de la Dinastía Deiqui. Pero lo que todavía resta en pie, con firmeza y orden, de coexistencia con de la comunidad nativa -mayoritaria- puede perderse. Y llave importante de este sistema es la nobleza Deiqui.            Sin embargo se ha decidido eliminarla, como parte no hay duda, de un aniquilamiento terminal del programa Jesuítico. Pero aún está por verificarse, ante la mentada Real Audiencia e Charcas, si ello es factible.            Esta antigua dinastía Deiqui que junto a sus súbditos fuera trasladada en 1670, como un pueblo completo, hacia la ribera del Río Suquía donde fuera fundada Córdoba, tuvo bajo su control legal a toda la población nativa. Se entiende con ello a la población aborigen comprendida dentro de este Tucumanao (frontera) situado detrás de la Salina Grande, que era el límite sur de las Indias Occidentales. Situación geográfica difícil para la doctoral Córdoba aislada dentro del continente sudamericano y sin comunicaciones con el exterior.             Es importante señalar todo ello en detalle, para poder impregnarse con los sentimientos del momento, al constatar el aislamiento  en que vivía esta ciudad durante el siglo XVIII y con ello comprender el papel específico, que cada cordobés representaba dentro del colectivo humano. Era un intrincado proceso de gestación ciudadana, sobrevivencia y progreso, donde el aporte de cada uno de sus miembros era indispensable. A su vez que cada citadino jugaba un rol fundamental en dicha sociedad en ciernes, la cual sería desarticulada sin posibilidad de reemplazo, frente a la acefalía, en el caso de perder los Deiqui su Curaquía. Representaba un inmenso peligro perder a este miembro tan distinguido y necesario, para mantener la paz con el elemento nativo civilizado, entonces en mayoría étnica muy pronunciada. Y con el agravante de Malones salvajes cercanos.             Tenía bajo su mando Don José Antonio, hasta ese momento, también a los muy autóctonos Comechingones, siendo este príncipe el responsable, de la comunidad india cordobesa en su totalidad. Sus leyes, su respetabilidad, su linaje antiquísimo que se pierde en la noche de la historia, diéronle a estos dinásticos diaguitas (tanto entre los naturales como ante las autoridades oficiales españolas) una distinción permanente durante más de un siglo.            La larga distancia con Europa, tuvo su apoyatura en la política liberal y descentralizante de la Casa de Austria, la cual otorgó autoridad a los mandos medios volviéndolos casi autónomos. Ello permitió una administración efectiva en las Colonias, a pesar de la incalculable distancia que separaba la metrópolis de sus súbditos en las Indias Occidentales y Orientales. Tal el caso Jesuita y el caso Deiqui.                        Oponerse a las Leyes Diaguitas como hizo la administración borbónica, por razones elitistas europeas (y por "exceso de rigor" que es la acusación expuesta contra Deiqui) no era en modo alguno, una forma de preservar el gobierno español en sus colonias. Aunque esto fuera paradójico. Menos aún, acusando a este código antiquísimo y autóctono, de estrictez. Intentando con ello poner en duda la capacidad propia de los reyes naturales para con su nación. Cuando menos, es una falta de respeto hacia América Precolombina.            El hombre no es perfecto y quizás ni siquiera sea perfectible. Podrá ser ilustrable, educable, modificable, pero necesita una guía especializada que se juegue por el orden desde arriba suyo. Que controle la paz social, en bien del propio individuo. Son pocos los espíritus auténticamente independientes en una colectividad masiva. Más que nada, en una comunidad india, donde el espíritu de colmena es insuperable.                        7 -PEREGRINAJE   de   un   REY             Su Alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie  por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones. Grandes y pequeñas. Ciudades. Ríos. Va a pie. Lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está esperando el advenimiento de Napoleón y la Era del Progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795,  nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal".            El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa ni la montaña. Ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los incas, luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme.            Este príncipe diaguita, que fuera respetado como tal por los códigos vigentes en el anterior Virreinato del Perú (ahora fragmentado) durante el reinado de la Casa de Austria, se halla en este momento solo. Muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre. Nació con él. Lo tuvo su familia en esta ciudad, donde la sociedad monacal de Córdoba y su centro universitario de La Docta, le deben mucho a los diaguitas. Le deben demasiado a los Malfin, para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, de austeridad y valores principistas, tal como él los expone. Lo vemos manifestarse con soltura en todo momento. Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades del nuevo Virreinato que recién comienza su vida. Que no tiene todavía experiencia de gobierno en Sudamérica.            Pues el antiguo Virreinato ahora extinguido (fragmentado en tres) fue aquél donde floreció la Compañía de Jesús, la Universidad de Córdoba del Tucumán (Universitas Cordubensis Tucumanae), el Colegio de Nuestra Señora del Monserrrat, la  Biblioteca Mayor (una de las primeras de América) la imprenta, el Calicanto... bienes de los cuales los cordobeses aún gozamos y que fueron sembrados en los primeros días de la Colonia ...Junto al vino cordobés que producíase en  las bodegas jesuíticas de Jesús María (Vino del Rey) y los cueros secos exportados a China por el puerto altoperuano de Arica.            El príncipe Deiqui ha mirado con soberbia a los hombres que componen la dirigencia del nuevo Virreinato, y ellos nada comprenden. Su dinastía es más antigua que las europeas y las europeas hasta aquel momento, habíanle reconocido siempre su vigencia. Y volverán a reconocérsela, porque lo necesitan. La nobleza Deiqui es indispensable para el equilibrio político de Córdoba, para mantener el orden dentro de la población nativa.            La "autoridad" tiene reglas. Es como una magia. Puede ser muy dura. Puede ser fría. Pero tiene que ser efectiva y salvarnos de la anarquía. Preservarnos la civilización. Aristóteles nos dice que la deformación de la Monarquía es la Tiranía y la de la Democracia es la Anarquía  ( "La Política" ). La Casa de Austria  puso orden efectivo en América, creando una administración. Mucho más los Incas. Y los Deiqui fueron igualmente severos, ordenados. Y Don José Antonio se dirige hacia los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, para hablar de estos principios. 8 - LAS  LEYES   DIAGUITAS                                  Don José Antonio tiene esa altivez, esa soberbia, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. A Tupac Amarú, a José Gabriel Condarconqui Tupamaro  y a nuestro personaje,  el príncipe Deiqui. Sus escritos y réplicas son de un arrogante orgullo. Es además un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo. Erudito. Brillante. Y conocedor perfecto de las leyes a nivel académico. Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Docta Córdoba para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos los que se le opongan.            Es uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo) pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso, casi un medio continente, caminando con su dignidad y su prestancia sin los antiguos honores que antes le correspondieran. Porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" -hoy Alto Alberdi y Chateau Carreras- con ...¡mano de hierro!... Con la severidad milenaria de sus Leyes  Diaguitas.            Los Deiqui tenían incluso como dijimos, autoridad legal sobre los Comechingones, quienes desde la llegada de los Malfin en 1670 estaban expatriados en la práctica de la Docta, por vagancia. De donde podemos inferir por dónde vino la acusación contra Deiqui. Córdoba era una ciudad de trabajo, estudio, disciplina, arquitectura y arte, bajo las directivas jesuíticas. Y esto hizo crecer a los Malfines, quienes ganaron prestigios propios más allá del propio linaje.             Ejercían una soberanía total y legal, sobre la población nativa de la provincia cordobesa. Como conjunto étnico progresista, como sociedad civilizada, como pueblo cultural, los Deiqui y sus Malfines, eran los responsables jurídicos de las tribus atrasadas y autóctonas en este aislado y antiguo "Tucumanao". Una tierra virgen incorporada a la civilización, desde la fundación de Córdoba. Estos Curacas respondían por todos ellos ante la dirigencia virreinal, y eran de suma exigencia. Tal como se exigieron progresar ellos mismos, desde su llegada y habíanlo logrado, con sus quintas, sus industrias y su vida universitaria.            Los diaguitas están considerados entre los "indios blancos" muy típicos en el cono sur sudamericano. El estudioso Marcelo Aballay (diaguita sanjuanino muy blanco, cara redonda y ancha) dio en Córdoba numerosas conferencias al respecto, entre 1960 y 1980.            Y allí va caminando su alteza Deiqui, el príncipe diaguita, sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de honores, atravesando un territorio inmenso ... Pero acompañado por una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su marcha en silencio, que no lo abandona.  Si esto lo hizo él, por proselitismo o por demagogia, nos demuestra con ello al mismo tiempo, su enorme talento político. Pero a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes, su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será  atendido y escuchado de igual a igual, por los Oidores de Charcas. Pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- Don José Antonio era un pacifista.  9 - LA  CIUDAD   MONASTERIO                         Los Malfin posibilitaron en gran medida, la existencia de esta Ciudad Monasterio del Cono Sur Sudamericano. Pues durante mucho tiempo los habitantes de Córdoba, fueron gente de claustro. De biblioteca. De estudio. De concentración. De pensamiento. De órdenes monásticas y centros educativos. Jesuitas con sus: Parvulario, Universidad, Biblioteca, Imprenta. Como también Franciscanos, Franciscanas, Catalinas, Teresas, Mercedarios, Dominicos, todos ellos además con Seminarios. El conjunto total del habitante en los primeros siglos de esta ciudad, era de claustro.            Era una ciudad vestida de ropa talar. En los dibujos registrados por los cronistas de la época, puede verse que los habitantes vestían corrientemente ropa monástica. Fueran ellos jesuitas, monjes, monjas, sacerdotes, profesores, alumnado del parvulario o del universitario, todos acostumbraban a vestir este ropaje. Los niños tal como aparecen en estos dibujos llevan hábito largo igual a los monaguillos y caminan por la calle ciudadana acompañados por un preceptor. Es posible que los civiles también la usasen para no desentonar, como era (y a veces es, aún hoy) la costumbre establecida en los monasterios europeos     con sus huéspedes.            Para mantener una ciudad hecha de jesuitas, monjes, monjas, sacerdotes, alumnado de niños y jóvenes internos, se evidencia que este conjunto humano no tenía prevista la reproducción. En la edificación colonial del período llama la atención la ausencia de lugar para niños o la falta de cocina. Para que la ciudad de Córdoba fuera creciendo (y fue creciendo, de acuerdo a las obras edilicias) sin evidenciar una edificación para familias, recibía aporte de afuera. Alumnos, monjas, monjes... gente de mística o de estudio.            Su propio aislamiento continental facilitaba la inclusión de nuevos miembros decididos a alejarse por motu propio, del cansador "mundanal ruido". Los cuales a su vez como se observa, no se reproducían dentro del perímetro cordobés. O sea, nadie nacía entre esos habitantes, dentro de las grandes edificaciones pétreas. Las comadronas por su lado habitaban todas en el campo (y hasta el siglo XIX). Tampoco como hemos dicho, había infantes anteriores a la edad escolar. Todo lo cual se verifica por medio de la arquitectura dejada de aquel tiempo, donde el tipo de diseño para las habitaciones comunes, no permiten presuponer la residencia de madres lactantes. Ni de niños, en un espacio no previsto para ellos. Córdoba tuvo una arquitectura especialmente construida para adultos.            Los Encomenderos, los habitantes laicos de este Tucumanao, dentro de la Provincia del Tucumán (hoy provincia de Córdoba) se establecieron en las Mercedes Reales, o sea zona de campo y producción agropecuaria. A la ciudad de Córdoba sólo arribaba aquél que tuviese que ver con el estudio o el monasticismo. No era una ciudad habitacional.                Y fueron precisamente los Malfin y sus descendientes, ubicados en el Pueblo de la Toma, al pie de la ciudad monacal, quienes constituyeron el grueso de la población civil por mucho tiempo. Pues la ciudad de Córdoba dedicada al estudio y monasticismo, en aquellos tiempos, no atraía a los espíritus mundanos. A los aspirantes a riquezas, o a los aventureros que pululaban en las Indias en esos siglos XVI, XVII y XVIII. Ello condicionó la circunstancia de que a partir del año l670 fuesen los diaguitas malfines, por mucho tiempo, hasta el arribo del Marqués de Sobremonte con un planteo de vida social diferente, la población civil y laica cordobesa. Podríamos decir en síntesis : "Los Malfin fueron los primeros cordobeses que tuvieron en esta ciudad familias estables".            Eran el elemento productivo, mientras que los universitarios y monjes, el consumidor. Cultivaban sus quintas de Alto Alberdi y distribuían el agua de sus acequias (Toma de la Acequia). Productores del cinturón verde tradicional en Córdoba, que todavía hemos conocido hasta avanzada la segunda mitad del siglo XX. Con sus tomates, choclos, ajíes, lechuga, pimientos, paspas, batatas, servidos en la mesa de los místicos conventuales o de los eruditos universitarios. Juntos y amalgamados habían vivido en esa coexistencia indispensable, que permitió sobrevivir a la ciudad monasterio. Juntos habían enfrentado el aislamiento continental. Juntos habían preservado la civilización. Juntos habíanse preparado para el futuro. Juntos, extensa y largamente juntos, vivieron los avatares de furiosos Malones, expulsión jesuítica y fraccionamiento del Virreinato del Perú, con todas sus consecuencias, tan difíciles de sortear. Juntos debían quedar hasta el final de aquel período colonial. Era imposible separarlos. Juntos debían despedir al siglo XIX que se avecinaba, con toda su evolución y todos sus cambios.            Fueron los súbditos diaguitas de los príncipes Deiquis  -y ellos mismos ante todo- la quinta columna de la Córdoba jesuítica con su cuidada "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los Malfines hicieron realidad que Córdoba fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : de Charcas su tribunal, de Lima su capital virreinal, de Santiago del Estero su capital provincial, de Arica su puerto. Separada siempre por una gran salina del mar, de los puertos y del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura.             Córdoba era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos. Y la Comunidad Malfin,  su tutora.  Su aya.  La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba sus calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su hábil cerámica diaguita, siempre tan  mentada.            Y se recompensaba a sí misma (esta dirigencia diaguita que se puso al servicio de tal obra magna) con una suerte de autonomía y autoridad  como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos cordobeses que vivían alejados del "mundanal ruido" junto al Calicanto! 10 - FUERO  de  los  NOBLES                                       Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudadanía y no va a ceder. Cederá en cambio el gobierno borbónico del Virreinato del Río de la Plata. Los nuevos administradores. Y ellos se ajustarán a él. Porque Córdoba ha sido siempre gobernada desde Charcas, incluso por encima de la capital provincial en los tiempos que formó parte del Gran Tucumán (Santiago del Estero con quien mantenía reyertas). Y lo seguirá siendo mientras dure, mientras subsista. Mientras exista aún para el mundo ese Imperio Español de Ultramar, donde Charcas es el tribunal mayor.            Y  hacia  allí  camina,  paso a paso ... su Alteza ...el príncipe  Deiqui  en  1795.            Este príncipe tiene educación universitaria. Su madre María Constanza también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados ante el alto tribunal. Lo que demuestra que durante el período anterior a la expulsión de la Compañía de Jesús, en Córdoba, las mujeres tenían escolaridad. Lo que hace a las damas cordobesas unas de las pocas mujeres ilustradas de aquellos siglos.            Estos Malfin de etnia diaguita, o más precisamente esta Dinastía Deiqui ¿Era uno de los planes secretos de los Jesuitas que tanto preocuparon a Carlos III, ordenando su expulsión en  1767? El era en realidad un rey extranjero quien llegó al trono de España luego de reinar veinte años como Carlos VII de Nápoles, a causa de la muerte del Infante Fernando. ¿Estaban los Jesuitas preparando una clase dirigente para Sudamérica en la muy escondida y aislada Universitas Cordubensis Tucumanae situada en este apartado "finisterre"? Cual era la ubicación cordobesa en el mapa en este Cono Sur sudamericano, geográficamente distante de toda posible vigilancia oficial no deseada ... Mucho hace pensar que sí.            Sabemos hoy día que había un gran proyecto Jesuítico gestándose en Sudamérica hasta 1767. Y esta clase dirigente Malfin con su Casa Real Deiqui a la cabeza, fue probablemente uno de los pilares centrales, dentro de cuyos esquemas los conductores jesuitas iban moviéndose, para concretar su paso al futuro. Puede verse que en el proyecto de la Orden para las Misiones Jesuíticas del Paraguay, había una programación bien concatenada.             La ciudad de Córdoba pertenecía desde su fundación en 1573 al Virreinato del Perú, con capital en Lima. En esa administración colonial se mantuvo hasta el proceso traumático de la "expulsión jesuítica". Dentro de ella creció la Universidad. Sin embargo esta alta casa de estudios fue fundada en realidad por el erudito y educador franciscano Fray Trejo y Sanabria, cuyo monumento honra hoy el patio central de la Universidad de Córdoba, la cual es llamada entre los cordobeses La Casa de Trejo. Pero posteriormente, con una visión diferente (franciscanos tienen voto de pobreza y aquí se necesitaba una casa de estudios para hijos de encomenderos quienes administraban bienes del rey) fue otorgada por Felipe III de Austria a los Jesuitas. Ahora bien, para la Orden, nuestra Universidad de Córdoba pertenecía a la muy extensa "Provincia Jesuítica del Paraguay" por ello debemos realizar aquí una   segunda  lectura.            El proyecto paraguayo de las misiones jesuíticas, in situ, es decir en el propio escenario Guaraní, tenía una clara programación industrial. La ciudad de Trinidad, con su espléndida arquitectura, era un emporio manufacturero y estaba sin duda prevista como capital de una futura nación. "Trinidad", fue aquella hermosa urbe que defendió el general de la Orden, padre Horotz, cañoneada sin piedad por las tropas de Carlos III de Borbón, hasta demolerla piedra a piedra.                El jesuita Peramás, por ejemplo, es en Córdoba profesor y en el Paraguay, misionero. Su libro que llegaría a Argentina dos siglos después de ser llevado prisionero (encadenado delante de sus alumnos mientras enseñaba Retórica) nos habla de un proyecto Jesuítico donde aplicábanse las ideas de Platón, detalladas por este autor griego en "La República". El libro del Padre Peramás editado hoy y leído con sumo interés, llámase : "Las Misiones Jesuíticas y la República de Platón". Peramás nos ofrece allí un análisis exhaustivo, sobre la organización de las misiones paraguayas, con un rico planteo comparativo.Platón en la República y en el Político nos propone además, una semblanza sobre la clase dirigente de esta sociedad especial y equilibrada. El autor griego nos describe con minucia esa gente que debe estar formada, por conductores preparados y elegidos para tal fin, en condiciones apropiadas. Tanto como educados para mantener el orden y la preservación del sistema. Una clase dirigente formada  ad hoc, bajo esta consigna. Son ellos los "Guardianes" de la República, llamados así por  el  filósofo.Y esta dirigencia a la cual el ilustre ateniense dedicaba párrafos especiales sobre su preparación ¿Serían acaso los Deiqui para la Orden? Todo quedó en un obscuro misterio después de la expulsión compulsiva de las huestes de Loyola. De la misma manera que resulta misteriosa esta "Curaquía" en medio de la ciudad de Córdoba, casi despoblada de gente civil. Una nación completa diaguita insertada en medio de ella, nos ofrece como panorama una perla escondida, una más dentro del período jesuítico, que oculta muchos misterios aún. Como también abre una incógnita sobre el imperialismo expansionista de la Casa de Austria, que aceptaba príncipes Malfines gobernantes dentro de sus territorios, y no sólo los aceptaba, los importaba a la fuerza desde el norte argentino hacia Córdoba en el finisterre de su imperio.            Hombre de élite, Don José Antonio Deiqui defiende su Curaquía como Reino asociado con plenos derechos. Su Alteza Deiqui "No permite pulperías" en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado, todavía subsisten en Córdoba (Barrio Alto Alberdi) como sobrevivencia de un pasado que aún persiste. Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra de este príncipe José Antonio, hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él al punto de dotar a Córdoba de relevantes figuras de nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, quien es el que nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado.             Dicho historiador cordobés señala y cita además, una larga serie de familias cuyo solar tradicional pertenece a Alto Alberdi, con apellidos conocidos en Córdoba y de gran prestigio social. Todos ellos, según este investigador que habla en función de documentos, de un claro origen Malfin.            El príncipe Deiqui ostenta un sello inconfundible que le ha sido prefijado. Político de raza, carismático, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones.Con él se presenta. Camina. Lucha. Vence.Vini. Vi. Vincí  Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento, desde la cuna y amamantado por una mujer ilustrada -su madre María Constanza- exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violada. Es él, José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. Rey de legítimas raíces, de tronco original. Autóctono. Fue el suyo, uno de los grandes momentos, en donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su pasado brillante.            Para él, hombre rico y cordobés de alcurnia, universitario de gran orgullo, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, paredes rocosas cortadas a pique, quebradas e infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... significaba más que un esfuerzo sorprendente. Era todo un reto con la historia y una superación sobre sí mismo.            También nos habla de su talento como dirigente de masas. Su capacidad de conducción. Esa espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas, acompañado de aquella multitud que lo seguía, pacifista y legalista como él, nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y oratoria, está la fuerza anímica y su capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : Las  Leyes  Diaguitas.El sistema de orden de su pueblo, la confirmación de ese derecho para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentándose así, con tal argumentación ante ese poderoso y máximo tribunal, acompañado además por una corte de seguidores multitudinaria pero completamente pacifista, y haciendo respetar en su persona dinástica, al carolingio "Fuero de los Nobles", en el cual se amparaba y al cual exigía. Este fuero colocábalo a él, por arriba de las autoridades corrientes coloniales, pues él era Don José Antonio Deiqui, Rey de los diaguitas de Córdoba en la Comunidad Malfin, "Curaquía" conferida más de un siglo atrás con todos los recaudos legales que le asistían.            En el Alto Perú se ubicaba la más antigua civilización precolombina con su asiento en la megalítica Tiawanacu, donde recorrer sus monumentos es entrar en el corazón del tiempo. Fue su heredero el Reino de los Charcas, más tarde el Collasuyo Incásico y en la época donde se desenvuelve nuestra historia : la Real Audiencia de Charcas. Y hacia ella se dirige Don José Antonio Deiqui, cordobés y príncipe docto.    11 - REAL  AUDIENCIA  de  CHARCAS             El Alto Perú posee una experiencia civilizadora larga. Secular. Posee cultura desde el comienzo. Primero como dijimos la de Tiawanacu, luego vino la del Reino Charca con sus reyes propios, posteriormente la del Inca, suplantado por la Casa de Austria y finalmente por esta última dinastía nueva que es Borbón. Pero siempre defiende la legalidad. Cuando en siglos anteriores se levantaron los Charcas en contra de los Incas, fue para hacer respetar sus leyes. Y el Inca tuvo que aceptar. Ahora defenderá a Deiqui... su orden, sus principios, sus leyes.            Los Oidores saben que tierra adentro, un desorden en la comunidad india -que acata sólo los mandos autóctonos- puede producir una hecatombe incontrolable. Un desorden de proporciones inesperadas. Por ello el Fuero de los Curacas ha sido siempre validado por esta Audiencia, por todo lo que reviste de indispensable. Charcas, Chuquisaca, La Plata (ciudad de varios nombres o tres ciudades distintas dentro de un solo predio) ha considerado a Córdoba por siglos como a su hija... O su ciudad rebelde, siempre.             Todos los pleitos de esta ciudad terminaban allá ¡Y Córdoba tenía ya infinitos pleitos en el tiempo hispanocolonial! Charcas la ha cuidado desde el comienzo : diseñó el plano de su ciudad, pobló su provincia, distribuyó sus Mercedes Reales, le envió encomenderos para que las trabajasen, demarcó sus caminos enviándole portugueses cartógrafos, colocó sus postas, le proveyó de familias en los pueblos, profesores en la ciudad, artesanos, le dio gobernantes ...Fueron siglos.¡Ahora salvará a la ciudad del Córdoba de una probable anarquía, haciendo valer los derechos de legitimidad de la Dinastía Deiqui! 12 - EL   MONARCA                                    Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito.  Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes pórticos del supremo tribunal.Llegó hablando en latín. Recitando leyes y expresándose con oratoria. Buscando un interlocutor válido. Y Charcas los recompensó :¡Siguió siendo Rey!El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba......La Deiqui. Murió en 1800 como un monarca. Con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía de la Docta Córdoba. Su descendiente, el profesor universitario Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su  memoria.................................El profesor Rojas de Villafañe recibió el Premio Historia de la Provincia de Córdoba por esta investigación en la que se apoya el siguiente relato   
  UN    REY    EN    CÓRDOBA........................  1 - Su  Alteza              1795. Es la mañana. Don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde Córdoba hasta el Alto Perú ... caminando desde la vera del Calicanto, hasta la Real Audiencia de Charcas.          Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia, su refinamiento y orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos días de vida y esplendor del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica, en este año de 1795.            Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita, su "Comunidad Malfin", aquellos mismos Malfines que los misioneros Jesuitas supieran traer más de un siglo atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas de Córdoba... sus regadíos, sus canales y sus quintas ubicadas en la zona fértil del "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato, pues es una Merced Real.            Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde Alto Alberdi hasta el Chateau Carreras, todo incluido. El predio fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de diaguitas Malfines. Por decisión de su último príncipe el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no  únicamente a la familia dinástica Deiqui.            Pero José Antonio está solo. En aquella mañana de 1795, no tiene apoyo. Es quizás él, lo único que resta de toda esa gran empresa Jesuítica que convirtiera a esta ciudad alejada del mundo, en una sede universitaria, que transformara a antiguos aventureros  en una sociedad erudita. Y a su provincia del Tucumán en un emporio progresista, industrial, agropecuario, vitivinícolo... Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente también, se trajeron a los indios civilizados. Ellos,  precisamente :  Los  Malfin, y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca reconocido en Córdoba por dos siglos. La Real Audiencia de Charcas dará su veredicto y fijará finalmente,  la validez de estas  razones.  2 - LA  DINASTÍA  DEIQUI             Las autoridades borbónicas son tozudas -vascas- descendientes de Enrique de Navarra, pero se han enfrentado con lDeiqui, la única dinastía nobiliaria existente, reconocida y aceptada durante años en la larga vida colonial de Córdoba Colonial, que perteneciera a inmensa Provincia del Tucumán de antaño... ¡que ahora ya no existe!            Como tampoco existe ya más, el gran Virreinato del Perú  que abarcaba un medio continente y ha quedado dividido ahora en tres Virreinatos menores (luego de la expulsión Jesuítica) con evidentes carencias directivas como los años iban a demostrarlo. Como se halla ahora ausente la progresista Compañía de Jesús que llenara de eruditos a Córdoba, transformándola en La Docta, probando y haciendo hacer carrera a los jóvenes profesores europeos,  quienes más tarde brillarían en las cátedras de Europa.             ¡Pero la Real Audiencia de Charcas todavía existe! ... Está intacta porque de ella dependerá el orden, el método y el equilibrio de todo este imperio español sudamericano... .mientras dure,  mientras subsista. Por eso su alteza Don José Antonio camina erguido, incólume, frío y austero hacia el  Alto  Perú, llevado únicamente por sus piernas y por su séquito.  3 -LOS  MALFIN              Es el honor de un Rey, de una casa dinástica inextinguible y de un pueblo soberano, al que los hombres de Loyola salvaron de su exterminio al traerlos (prisioneros, encadenados, enjaulados, a punta de lanza y con grilletes) desde los valles catamarqueños en 1670, luego de un cruento levantamiento sofocado a pólvora, y rescatándolos así de su extinción completa.            Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos vinieron  a  salvar a Córdoba de la indolencia y vagancia de los nativos Comechingones, indiada autóctona, con su primitivismo cultural  (imposible incluso para asimilar la civilización del Inca) imposible de superar y al que la ciudad  de Córdoba no hallaba remedio.            Los Malfin de 1670 son una tribu entera, compuesta de ancianos y mujeres, hombres y niños, príncipes y súbditos, sacerdotes y civiles. ...¡Completa!... deportados en masa. Civilizados, refinados, industriales, alfareros, textiles, albañiles, artesanos hortelanos, comerciantes, sastres, artistas,  músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza. A punta de espada y con cadenas.Llegan aterrados...espantados...asombrados,   encadenados....y esperando la muerte.              No saben que Córdoba Colonial -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles la dinastía Deiqui ... honores de Reyes. Aún no saben al llegar aquí encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que esta ciudad reconocerá su estirpe y sabrá valorar su identidad propia de nación, de sociedad cultural. Y esa misma casa nobiliaria Deiqui que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es arrancada de sus lares) irá algún día más adelante dos un siglo después a defender sus derechos dentro de esta Córdoba que ama, que considera prácticamente como suya. ¡Y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos  usurpadoras!...Caminando para ello hasta la Real Audiencia de  Charcas...              Y hacia allí se dirige su alteza Don José Antonio Deiqui. no lo detendrán los caminos, ni el vacío de las pampas, ni el abismo de las quebradas. Ni la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie, sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita,  aclimatada ya a la ciudad colonial e identificada con la sociedad cordobesa  y su cultura. Su alteza Don José Antonio Deiqui repite así, insistentemente, con la fuerza erudita de su formación cultural sólida,  recibida por manos de sus preceptores Jesuitas :---" Me corresponde ser amparado por el "Fuero de los Nobles "            4 - El  TRIBUNAL  de  CARLOS  V             Tendrá cuando llegue un interlocutor válido : Los Oidores de la  Real  Audiencia  de  Charcas. Encontrará  nuevamente ese estilo que él añora y se halla ausente ahora de Córdoba, luego de la expulsión de los Jesuitas. Que se ha perdido en el Tucumán ahora desbastado, desarticulad, partido en pedazos todo el Virreinato del Perú de antaño, fragmentado en cinco virreinatos menores.            Porque los nuevos amos Borbones (que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar) a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias, a quienes han sucedido ...no dejarán que se extinga  Charcas. Han comprendido la importancia política de esta ciudad de los tres nombres (Charcas, Chuquisaca, La Plata y en el futuro le agregaremos uno más, Sucre, para seguir siendo la  "ciudad  de  los  muchos  nombres").  "Charcas La Blanca" según reza en los carteles de bienvenida a los visitantes modernos, debe permanecer vigente. No puede esta antigua capital del "Reino Charca" sufrir un hecatombe, perder su crédito de confianza y renombre de legalidad adquirido en siglos, puesto que ello provocaría un desequilibrio político, que hasta los innovadores Borbones  prevén como peligroso.            De toda la gran gama de trasformaciones que esta nueva dinastía Borbón trajo consigo quedó empero algo intocable del pasado : la Real Audiencia de Charcas.              Tribunal Mayor del Rey e independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador,  lo que constituía una gran herramienta de gobierno. Su fuero de acuerdo a cláusulas sólo admitía el veto real o imperial. La elegida selección de sus Oidores y las exigencias a que ellos mismos estaban sometidos -durante su breve período de residencia en el Alto Perú adonde luego no podían volver- da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas" concita  y  conlleva. Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando... Cruzando esteros y montañas. Salinas y pampas. Desde las verdosas tierras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano a cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última  instancia.             La acusación contra el príncipe Deiqui (hecha por su propia comunidad) partió del hecho de aplicar este príncipe sus Leyes Diaguitas -antiguas, severas y milenarias- a su Comunidad Malfin, donde tenía asentado su poder legal e intransferible de "Curaca" (o sea gobernador de la realeza en el incario y cargo político hereditario para príncipes nativos en el sistema colonial español, llamado Curaquía). Estas leyes ajustadas a un código ancestral diaguita, respetado en tiempos de la Casa de Austria (correspondiente al período Jesuítico) desnuda un pensamiento de gobierno. Como también una debilidad interna en la nueva dirigencia española al soslayarlo.             Estamos pues de camino hacia el Alto Perú junto a su alteza el Curaca Deiqui, en un larguísimo camino (¡Y a pie!) en busca de este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí, para los súbditos de herencia precolombina. Pues las Audiencias coloniales y más aún la de Charcas, eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas.  Tenían en ellas su espacio propio, su voz, mucho más de lo vendría después. 5 -- AUSTRIAS  y  BORBONES             Esta acusación que privaba de autoridad y nobilitat a un Curaca (intocable en el incario y en el sistema colonial español  anterior) nos demuestra que los nuevos reyes no tienen el mismo sentido de organicidad que los Habsburgos, con quienes el engranaje del Imperio Español de Ultramar se convirtiera en una célula viva y perfecta, como el cuerpo  humano. Los Borbones ya han perdido Québec, Nápoles, Flandes, Sicilia, perderán dentro de poco Hispanoamérica, más tarde Filipinas, Cuba. y venderán Florida. Imperios que se deshicieron en sus manos. El caso Deiqui es una demostración más de la tendencia anárquica de esta administración. El absolutismo de Luis XIV no dio resultado en las colonias.             No les negaremos humanismo. Voltaire, Diderot, Rousseau, l'Enciclopedie, la Ilustración, son producto de las cortes borbónicas. Les negamos orden. Los Borbones son reyes distintos a casi todos los conocidos. Apelan al individuo. Buscan la mente del hombre. Investigan el devenir de la sociedad. Muchos de nuestros valorados e incontables asertos actuales nacieron en Versalles, en la círculo de los Luises ...¡Pero pierden los imperios adonde en definitiva debe que vivir el hombre!              Luis XVI abolía la pena de muerte, plantaba árboles y flores junto a su pueblo, en las plazas de París. Era un botánico que dejó en esta materia trabajos muy valiosos. Luis XV otorgaba pensión a los intelectuales entregándoles el uso completo de sus salones. El mismo era un avanzado químico. Se llamaba a palacio al Señor de Lasalle, quien había creado de su propio peculio una escuela nueva donde se instruían grupalmente niños nobles, burgueses y obreros, en clases colectiva, dando inicio con ello a la educación moderna..            Los Borbones tienen además una inmensa facilidad para perder bienes y vidas, pero cambian no hay duda, la historia del hombre. Grandes reformadores, tienen luces y sombras. Nadie les quitará sus brillos, tampoco podrán negar sus desacierto como la expulsión Jesuítica, que desequilibró a todo al imperio español.  6 - PRÍNCIPES  DEIQUI             Cuando Don José Antonio Deiqui camina hacia el Alto Perú para recabar sus derechos de establecer orden y firmeza en su nación Malfin cordobesa ... las calles de París están limpiando la sangre derramada por el "Terror", en cuyas manos terminó el reinado borbónico. Hay peligro pues en Córdoba, amenaza de desorden en las estructuras diaguitas milenarias (probablemente más antiguas que las del propio Inca). Temor al desorden, a la  disolución social por la pérdida de códigos y convivencia con este pueblo precolombino , puro hasta entonces, e instalado en  el extenso predio que va desde Alto Alberdi hasta  Chateau  Carreras.             Atacar a los Príncipes Deiqui es atacar una estructura bien conservada, que puede desarticular en demasía a Córdoba Colonial, con su provincia fronteriza en la zona de desmanes Maloneros (hordas salvajes asaltantes). La barbarie se halla allí nomás, a sus puertas. Pero en esta fecha de 1795 veintiocho años después de la expulsión de los Jesuitas, aún subsiste el organigrama que ellos establecieron con apoyo de la Dinastía Deiqui. Ellos representan lo que todavía resta en pie, con firmeza y orden.           Esta coexistencia con de la comunidad nativa  cultural, puede perderse. Y llave importante de este sistema es la nobleza Deiqui. Sin embargo se ha decidido eliminarla, como parte no hay duda, de un aniquilamiento terminal del programa Jesuítico. Pero aún está por verificarse, ante la mentada Real Audiencia e Charcas, si ello es factible.            Esta antigua dinastía Deiqui que junto a sus súbditos fuera trasladada en 1670, como un pueblo completo, hacia la ribera del río donde fuera fundada Córdoba, tuvo bajo su control legal a toda la población nativa. Es importante impregnarse con los sentimientos del momento, al constatar el aislamiento en que vivía esta ciudad colonial y con ello comprender el papel que cada cordobés representaba dentro del colectivo humano, donde el aporte de cada  miembro era indispensable. Los citadinos jugaban un rol fundamental en dicha sociedad en ciernes,. que sería desarticulada sin posibilidad de reemplazo por acefalía, en el caso de perder los príncipes Deiqui su Curaquía. Representaba gran peligro desprenderse de este miembro distinguido y necesario, para mantener la paz con el elemento nativo civilizado, entonces en mayoría étnica muy pronunciada. Y a más con el agravante de Malones salvajes cercanos.             Tenía bajo su mando Don José Antonio también a los muy autóctonos Comechingones, siendo este príncipe el responsable, de la comunidad india cordobesa en su totalidad. Sus leyes, su respetabilidad, su linaje antiquísimo que se pierde en la noche de la historia, diéronle a estos dinásticos diaguitas (tanto entre los naturales como ante las autoridades oficiales españolas) una distinción permanente             La larga distancia con Europa, tuvo su apoyatura en la política liberal y descentralizante de la Casa de Austria, la cual otorgó autoridad a los mandos medios volviéndolos casi autónomos. Ello permitió una administración efectiva en las Colonias, a pesar de la incalculable distancia que separaba la metrópolis de sus súbditos en las Indias Occidentales y Orientales. Tal el caso Jesuita y el caso Deiqui.                        Oponerse a las Leyes Diaguitas por "exceso de rigor" (tal es la acusación contra Deiqui) no era en modo alguno una forma de preservar el gobierno español en sus colonias. Menos aún acusando a este código diaguita antiquísimo y autóctono, de estrictez. Poniendo en duda la capacidad propia de los reyes naturales, para con su nación. Cuando menos, es una falta de respeto hacia la América precolombina.            El hombre no es perfecto y quizás ni siquiera sea perfectible. Podrá ser ilustrable, educable, modificable, pero necesita una guía especializada que se juegue por el orden desde arriba suyo. Que controle la paz social en bien del propio individuo. Son pocos los espíritus auténticamente independientes en una colectividad masiva. Más que nada, en una comunidad india, donde el espíritu de colmena es insuperable.                        7 -PEREGRINAJE   de   un   REY             Su alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones,  grandes y pequeñas. Ciudades y ríos. Va a pie, lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está esperando el advenimiento de Napoleón y la era del progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795,  nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal".              El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa, ni la montaña, ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los incas, luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme.            Este príncipe diaguita, que fuera respetado como tal por los códigos vigentes en el anterior Virreinato del Perú (ahora fragmentado) se halla en este momento muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre, nació con él, lo tuvo su familia en esta ciudad donde la sociedad de Córdoba y su centro universitario le deben mucho a los Deiqui, para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, de austeridad y valores principistas, tal como él los expone. Lo vemos manifestarse con soltura en todo momento.  Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades del nuevo Virreinato que recién comienza su vida. Que no tiene todavía experiencia de gobierno en Sudamérica.            El príncipe Deiqui ha mirado con soberbia a los hombres que componen esta dirigencia del nuevo Virreinato, y ellos nada comprenden. Su dinastía es más antigua que las europeas y las europeas hasta aquel momento, habíanle reconocido siempre su vigencia. Y volverán a reconocérsela ... porque lo necesitan. La nobleza Deiqui es indispensable para el equilibrio político de Córdoba, para mantener su derecho al orden.             La "autoridad" tiene reglas. Es como una magia. Puede ser muy dura, puede ser fría, pero tiene que ser efectiva para salvarnos de la anarquía. Para preservarnos dentro de la civilización. Aristóteles nos dice que la deformación de la Monarquía es la Tiranía y la de la Democracia es la Anarquía  ( "La Política" ). La Casa de Austria  puso orden efectivo en América, creando una administración. Mucho más los Incas. Los Deiqui fueron igualmente severos, ordenados. Y José Antonio Deiqui se dirige hacia los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, para hablar de estos principios. 8 - LEYES   DIAGUITAS                                       Don José Antonio tiene esa altivez, esa soberbia, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. Sus escritos y réplicas son de un arrogante orgullo. Es además un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo, erudito y brillante, también conocedor perfecto de las leyes a nivel académico.             Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Universidad de Córdoba para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos los que se le opongan. Es uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo) pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso, casi un medio continente, caminando con su dignidad y su prestancia sin los antiguos honores que antes le correspondieran. Porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" -hoy Alto Alberdi y Chateau Carreras- con mano de hierro. Con la severidad milenaria de sus Leyes Diaguitas.            Y allí va caminando su alteza Deiqui, el príncipe diaguita, sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de sus honores, atravesando un territorio inmenso. Lo acompaña una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su marcha en silencio, que no lo abandona.  Si esto lo hizo él por proselitismo o por demagogia, nos demuestra con ello al mismo tiempo, su enorme talento político. Pero a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes, su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será  atendido y escuchado de igual a igual, por los Oidores de Charcas. Pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- Don José Antonio era un pacifista.  9 - Ciudad   Monasterio                         Los Malfin posibilitaron en gran medida, la existencia de esta ciudad colonia, pues durante mucho tiempo los habitantes de Córdoba fueron gente de claustro. De biblioteca. De estudio. De concentración. De pensamiento. De órdenes monásticas y centros educativos. Parvulario, Universidad, Biblioteca, Imprenta. Jesuitas, Franciscanos, Franciscanas, Catalinas, Teresas, Mercedarios, Dominicos, el conjunto total del habitante en los primeros siglos de esta ciudad, era de claustro.            Era una ciudad vestida de ropa talar. En los dibujos registrados por los cronistas de la época puede verse que los habitantes vestían corrientemente ropa monástica. Fueran ellos religiosos o no, todos acostumbraban a vestir este ropaje. Los niños tal como aparecen en estos dibujos llevan hábito largo igual a los monaguillos y caminan por la calle ciudadana acompañados por un preceptor.            Para mantener una ciudad hecha de monjas y sacerdotes, alumnado e internos, se evidencia que este conjunto humano no tenía prevista la reproducción. En la edificación colonial del período llama la atención la ausencia de lugar para niños o la falta de cocina. Para que la ciudad de Córdoba fuera creciendo sin evidenciar una edificación para familias, recibía de hecho aporte de afuera. Su propio aislamiento continental facilitaba la inclusión de nuevos miembros decididos a alejarse por motu propio, del cansador "mundanal ruido". Los cuales a su vez como se observa, no se reproducían dentro del perímetro cordobés. O sea, nadie nacía entre esos habitantes, residentes en grandes edificaciones pétreas. No había infantes anteriores a la edad escolar. Todo lo cual se verifica por medio de la arquitectura dejada de aquel tiempo, donde el tipo de diseño para las habitaciones comunes, no permiten presuponer la residencia de madres lactantes. Ni de niños, en un espacio no previsto para ellos. Córdoba tuvo una arquitectura especialmente construida para adultos. A la ciudad de Córdoba sólo arribaba aquél que tuviese que ver con el estudio o el monasticismo. No era una ciudad habitacional.              Fueron precisamente los Malfin y sus descendientes, ubicados en el Pueblo de la Toma, al pie de la ciudad monacal, quienes constituyeron el grueso de la población civil por mucho tiempo. Córdoba dedicada al estudio y monasticismo, no atraía a los espíritus mundanos, a los aspirantes a riquezas, aventureros que pululaban en las Indias. Ello condicionó la circunstancia de que a partir del año l670 fuesen los diaguitas malfines, por mucho tiempo, la población civil cordobesa. Podríamos decir en síntesis : "Los Malfin fueron los primeros cordobeses que tuvieron en esta ciudad familias estables".            Ellos eran el elemento productivo, mientras que los universitarios y monjes, el consumidor. Cultivaban sus quintas de Alto Alberdi y distribuían el agua de sus acequias (Toma de la Acequia). Productores del cinturón verde tradicional en Córdoba, que todavía hemos conocido hasta avanzado el siglo XX. Con sus tomates, choclos, ajíes, lechuga, pimientos, paspas, batatas, servidos en la mesa de los místicos conventuales o de los eruditos universitarios.            Juntos y amalgamados habían vivido en esa coexistencia indispensable, que permitió sobrevivir a la ciudad universitaria. Juntos habían enfrentado el aislamiento continental. Juntos habían preservado la civilización. Juntos habíanse preparado para el futuro. Juntos, extensa y largamente juntos, vivieron los avatares de furiosos Malones, expulsión Jesuítica y fraccionamiento del Virreinato del Perú, con todas sus consecuencias, tan difíciles de sortear. Juntos debían quedar hasta el final de aquel período colonial. Era imposible separarlos. Juntos debían despedir al siglo XVIII y recibir al XIX que se avecinaba, con toda su evolución y todos sus cambios.            Fueron los súbditos diaguitas de estos príncipes Deiqui  la quinta columna de la Córdoba jesuítica con su "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los Malfines hicieron realidad que esta ciudad tan aislada fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : de Charcas su tribunal, de Lima su capital virreinal, de Santiago del Estero su capital provincial, de Arica su puerto. Separada siempre por una gran salina, del mar y los puertos, del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura.             Córdoba era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos. Y la Comunidad Malfin,  su tutora.  Su aya.  La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba sus calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su hábil cerámica diaguita, siempre tan  mentada.            Y se recompensaba a sí misma esta dirigencia diaguita que se puso al servicio de tal obra magna, con una suerte de autonomía y autoridad  como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos cordobeses que vivían alejados del "mundanal ruido" junto al Calicanto! 10 - FUERO  de  los  NOBLES              Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudadanía y no va a ceder. Cederá en cambio el nuevo gobierno Los nuevos administradores. Y ellos se ajustarán a él. porque Córdoba ha sido siempre gobernada desde Charcas, y lo seguirá siendo mientras dure, mientras subsista. Mientras exista aún el Imperio Español de Ultramar, donde Charcas es el tribunal mayor. Y  hacia  allí  camina,  paso a paso ... su Alteza ...el príncipe  Deiqui  en  1795.            Este príncipe tiene educación universitaria. Su madre María Constanza también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados por él ante el alto tribunal. Lo que demuestra que durante el período anterior a la expulsión de la Compañía de Jesús, las mujeres tenían escolaridad y se las llamaba "Jesusas" Lo que hace a las damas cordobesas unas de las pocas mujeres ilustradas de aquellos siglos.            Hombre de élite, Don José Antonio Deiqui defiende su Curaquía como Reino asociado con plenos derechos. Su alteza Deiqui "No permite pulperías" (tabernas) en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado, (aún subsisten en Córdoba). Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra de este príncipe hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él, al punto de dotar a Córdoba con relevantes figuras de nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, quien es el que nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado.             Deiqui es un político de raza y muy carismático, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones. Tiene un estilo propio y con él se presenta, camina, lucha, vence. (Vini. Vidi. Vinci) Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento y amamantado por una mujer ilustrada -su madre María Constanza- exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violada. Es él, José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. De legítimas raíces, con tronco original y auténtico. Fue el suyo, uno de los grandes momentos donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su pasado brillante.            Para él, hombre rico y cordobés de alcurnia, universitario de gran orgullo, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, paredes rocosas cortadas a pique, quebradas e infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... significaba más que un esfuerzo sorprendente. Era todo un reto con la historia y una superación sobre sí mismo.            También nos habla de su talento como dirigente de masas y su capacidad de conductor. Esa espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas acompañado de aquella multitud que lo seguía, pacifista y legalista como él, nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y oratoria, está la fuerza anímica de su capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : Las  Leyes  Diaguitas.           O sea el sistema de orden para su pueblo, la confirmación de ese derecho para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentándose así con tal argumentación ante el poderoso y máximo tribunal, acompañado además por una corte de seguidores multitudinaria que lo seguía (pero completamente pacifista) haciendo respetar en su persona dinástica, al carolingio "Fuero de los Nobles", en el cual se amparaba y al cual exigía.             Este fuero colocábalo a él por arriba de las autoridades coloniales, pues él era Don José Antonio Deiqui, Rey diaguita de la Comunidad Malfin, "Curaquía" conferida más de un siglo atrás con todos los recaudos legales que le asistían. En el Alto Perú se ubicaba la más antigua civilización, la megalítica Tiawanacu,. fue su heredero el Reino de los Charcas, más tarde el Collasuyo Incásico y en la época donde se desenvuelve nuestra historia : la Real Audiencia de Charcas. Y hacia ella se dirige Don José Antonio Deiqui, cordobés y príncipe docto.   11- REAL  AUDIENCIA  de  CHARCAS            El Alto Perú posee una experiencia civilizadora larga. Secular en el periodo colonial y milenaria en el prehispánico. Posee cultura desde el comienzo. Primero fue la de Tiawanacu, luego vino la del Reino Charcas con sus reyes propios, posteriormente la del Inca, suplantado por la Casa de Austria y finalmente por esta última dinastía que es Borbón. ¡Pero siempre defiende la legalidad! En siglos anteriores levantáronse los Charcascontra de los Incas, para hacer respetar sus leyes. Y el Inca tuvo que aceptar. Ahora defenderá a Deiqui... su orden, sus principios, sus leyes.            Los Oidores saben que en tierra adentro, un desorden de la comunidad india -que acata sólo los mandos autóctonos- puede producir una hecatombe incontrolable. Una anarquía de proporciones inesperadas. Por ello el Fuero de los Curacas ha sido siempre validado por esta Audiencia, con todo lo que reviste de indispensable. Charcas, Chuquisaca, La Plata (ciudad de varios nombres o tres ciudades distintas dentro de un solo predio) ha considerado a Córdoba por siglos, como a su hija.            Todos los pleitos de esta ciudad terminaban allá ¡Y Córdoba tenía ya infinitos pleitos en el tiempo hispanocolonial! Charcas la ha cuidado desde el comienzo : diseñó el plano de su ciudad, pobló su provincia, distribuyó sus Mercedes Reales, le envió encomenderos para que las trabajasen, demarcó sus caminos enviándole portugueses cartógrafos, colocó sus postas, le proveyó de familias en los pueblos, profesores en la ciudad, artesanos, le dio gobernantes ...Fueron siglos...¡Ahora salvará a la ciudad del Córdoba de una probable anarquía, haciendo valer los derechos de legitimidad de la Dinastía Deiqui!12 - EL   MONARCA                                    Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito. Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes pórticos del supremo tribunal. Llegó hablando en latín, recitando leyes y expresándose con oratoria, buscando un interlocutor válido. Charcas los recompensó :¡Y Siguió siendo Rey! El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba... La Deiqui.            Murió en 1800 como un monarca, con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía de la Docta Córdoba. Su descendiente, el profesor universitario Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su  memoria............................................................El profesor Rojas de Villafañe recibió el Premio de Historia de la Provincia de Córdoba por esta investigación, en la que se apoya el citado relato.  ....................................Alejandra  Correas  Vázquez...................................   
ROMILIO  RIBEROS,  MI  HERMANO  INDIO  ........................... (aprendí junto a Romilio que la familia como tal, más que la de sangre, es la unión cordial de los espíritus)Cerca del mediodía, con un sol radiante a las 11 hs. de la mañana, sonó el timbre de mi casa anunciando una inesperada visita en ese extraño horario para mí (y para todos los bohemios, quienes nos visitábamos habitualmente de noche). Con un rostro pálido de "no dormido" enfrentó mi rostro incoloro de "recién despierta", mi mejor amigo ... Mi hermano del alma : Romilio Riberos.Yo podía dejar de verlo un año, seis meses, o verlo seis meses todos los días. Nuestra discontinuidad, estaba fuera del tiempo. Al abrirle la puerta y encontrarme frente a su sonrisa, siempre de júbilo, noté que Romilio cargaba sus brazos con voluminosos paquetes forrados en papel de diario. Por la forma como los abrazaba, casi con cariño, parecían contener algo muy valioso para él.--¿Qué son?- preguntéle--Faroles ... Faroles coloniales- me respondió Romilio--¿Antiguos?--Casi. Usados y nuevos. Quiero guardarlos en tu casa.--No hay problema ¿Pero si los necesitas y yo no estoy?--No hay apuro. Por ahora los quiero dejaren tu casa.No hay duda de que en aquellos días, anduve por todas las plazas y lugares semejantes mirando hacia arriba para ver si faltaban faroles. Por curiosidad. Pero aún así, no los hubiera sacado de su envoltorio improvisado en papel de diario. Yo respondía a mi amigo porque él siempre me había respondido a mí, más allá incluso, de toda lealtad humana, casi divina. Como la propia Pachamama serrana a la que él pertenecía.Más adelante supe que dichos faroles eran creación del francés Jean de La Farge, su benefactor o mecenas que habíale encargado de su venta. Comisión comercial que a un bohemio resulta de difícil resolución. Pero en aquel momento quedé muy intrigada y aquellos paquetones ocuparon por meses un lugar en una habitación de mi casa, sin que yo los desenvolviera para verificar nada. Así de inesperado era Romilio. Era imposible rechazar o desistir de algún pedido o invitación suya, sobre todo estas últimas, pues las organizaba en cierta manera ineludible... justamente porque no eran organizadas, como tampoco improvisadas. El esquema estaba básicamente en su interior debiéndose confiar en él, pues garantizaba un momento inolvidable, que parecía alargar el tiempo. Romilio tenía la virtud de hacer largo el espacio y trascendentes los momentos, por más simples, sencillos y fugaces que ellos fueran en la marca mecánica del tiempo. Nunca fue una personalidad fácil de tratar, pero facilitaba la vida propia y la de todo su entorno.Su presencia de corpachón atlético con imponente espalda junto a su perfil inca, como sus recónditos ancestros ocultos en las quebradas serranas de su Valle de Punilla, imponía una peculiar fascinación. Caminaba cimbrando los hombros en una forma cadenciosa. Y ejercía un atractivo magnético sobre la sociedad de Córdoba, culturalmente europeísta y "domadora" en el pasado de Malones indios, largamente glosados. Una ciudad que quiso a lo largo de su historia eliminar de raíz a la indianidad natural, autóctona... Y que ahora frente a Romilio remontaba ese pasado en sentido contrario, como intentando un diálogo ha tiempo concluido, tratando de refundir credos ya irreconciliables.............................La tradicional sociedad cordobesa había tratado siempre de demostrar que ella era racialmente europea, desde el comienzo con su fundación en 1573. Que ella era obra de ella misma, pues en estas latitudes del Cono Sur Sudamericano nunca penetraron las grandes civilizaciones precolombinas y en el mapa alemán de "Homo" del siglo XVI se señala a esta la región como "Incógnito Regno", pues las referencias incaicas o guaraníes no ofrecían descripción alguna sobre conocimientos humanos válidos para los cronistas. Hasta su paisaje de sierras y pampas era desconocido.Los primeros cordobeses debieron comenzar por modelar en barro los ladrillos con sus propias manos, para levantar casas y tener abrigo a fin de protegerse de la intemperie, no contando ab initio ni siquiera con cerámica indígena. Y en este "nacer" casi de la nada comenzó su orgullo localista, que los llevó a crecer, dado que no se les regaló nada desde el instante inicial. Siendo como eran cuarenta familias completas y letradas, que se asentaron en este "reino incógnito". Se lo debían todo a sí mismos y nunca conquistaron ciudades precolombinas que jamás existieron. Con su propio trabajo desde el primer día de un helado 6-7-1573, llegaron a conformar una comunidad aislada y aceptable. Una vida posible. Décadas más adelante tuvieron la suerte del arribo jesuítico y la empresa cobró bríos nuevos. Sus maestros jesuitas iban a exprimirles cierta savia especial y nuevo esfuerzo, pero el sacrificio ya era carne propia en estos citadinos. Creció como entidad comunitaria. Cada habitante que llegaba desde allende los mares atraído por su leyenda, quedaba cautivado, pero separado del mundo. No contaba Córdoba del Tucumán con salida al mar y la comunicación de meses hacia Bolivia (Alto Perú) era su único contacto con la realidad. Por ello no tuvo en su evolución ninguna deuda cultural, con el indio autóctono.Esta sociedad no amaba al indio (podemos dar fe de ello quienes la hemos conocido desde adentro, con todas sus premisas) y sólo se resignaba a él en las zonas orilleras y conflictivas de continuo contraste, porque ya en la sociedad actual, no era posible otro genocidio. Otra nueva "campaña del desierto". Por su parte los indios naturales y autóctonos, comechingones y ranqueles, nada hicieron en el pasado por mejorar este sentimiento. Mejor dicho, hicieron todo lo contrario........................¡Y de pronto Romilio! De pronto un indio, serrano, "guacho" la había conquistado. Había cautivado a la ciudadanía cordobesa. El tuvo como pocos en esta ciudad, los salones más cerrados, abiertos para él. Las casas con puertas más herméticas, en la cerrada sociedad cordobesa, para él siempre abiertas. Sentarse con él acompañándolo un sábado a la mañana en una confitería de moda era todo un espectáculo, pues sus elegantes "madrinas" coquetas y señoriales, acostumbradas a que él fuese la "estrella" de sus eventos, aparecían por todos lados y hasta tenían celos de mí.Alto, esbelto, orgulloso, de finos modales y verbo enjundioso, de alegría contagiosa con la terquedad y la agresividad típica del indio, compensada por su carisma. De movimientos rítmicos, parecía caminar más con los hombros que con el resto del cuerpo. Tuvo amigos y enemigos, sin término medio. Entregaba su adhesión completa cuando respetaba intelectualmente a alguien, y nunca a medias. Yo me sentí protegida por su amistad, por él, por Romilio. Como una protección mágica o tal vez religiosa, yo que soy totalmente arreligiosa.En aquella síntesis misteriosa de su personalidad se fundían la cultura más erudita y occidental, con la magia de la Pachamama, siempre presente. En la biblioteca que tengo ahora en este momento a mi lado -mi biblioteca- hay libros favoritos suyos que él seleccionó para mí, para que yo los leyese con la misma minucia que él: Las Antimemorias de André Malraux, usado y anotado por él y con una bella dedicatoria suya. También Mircea Eliade y Freud. Sus mejores tesoros.Su pintura preciosita buscaba imágenes mágicas telúricas, pero su formación cultural expresábase con un grafismo proveniente de la escuela francesa. Sin embargo su folklorismo mágico, serrano, que evocaba raíces vernáculas se servía de este aporte occidental para manifestarse y describir a la Pachamama como madre-tierra primordial. Era más fuerte en el dibujo que en el color. Cuando dibujaba escribía y cuando escribía pintaba. Sus poesías eran sumas pictóricas... había logrado la síntesis entre la plástica y la poesía. No se separaban ente sí, pues las dos contenían al autor.Este es mi recuerdo de amistad con Romilio, como amigo y hermano de siempre, el cual invitóme a compartir deleites en ese mundo imborrable del alma, que nunca perece. Murió de cirrosis apenas pasados los 30 años, porque la bohemia argentina conlleva muchas noches áticas, escanciadas con buen vino mendocino.Romilio Riberos. Un poeta. Un pintor. Un artista....................................Alejandra Correas Vázquez...................................
ROMILIO  RIBEROS Y  LA NAVE   INTERGALÁCTICA................................Mi gran amigo y poeta indio Romilio Riberos, proporcionábame paseos insólitos con algún motivo especial que se definía recién al concluir el mismo. No había que preguntarlo, había que vivirlo. Como aquella noche cuando apareció en un espacioso auto junto a un viajero procedente de Québec (Tito Curuchet) lo más europeo posible, lo menos indio posible, como eran todos los amigos de mi "amigo indio"  ...Y con quien amenizamos en buena empatía dentro de esa agradable tertulia bohemia que iba a durar dos jornadas ininterrumpidas.Vinieron ambos a visitarme hacia la puesta del sol y nos fuimos los tres juntos en ese amplio vehículo, para disfrutar de una parrillada criolla en la Ruta 9 ...¡No íbamos a dormir por 48 hs!... Ni habría tampoco forma de desatender el jugoso diálogo de estos dos intelectuales llenos de vivencias propias, ideas originales, lecturas vívidas y observaciones pensadas. Ignoro cuál era mi intervención allí, pero estaban contentos conmigo.La noche avanzaba y la conversación volvíase más medulosa.  Luego de cenar recorrimos el Parque Sarmiento lindero a la Ruta 9 que lo separa del centro citadino, bordeamos el Coniferal cargado de rosas multicolores, y pasamos junto al Zoológico con sus grandes barrancones donde se amodorran los tigres, los pumas y los leones. Estábamos los tres cautivados por esa paz nocturnal y sin tráfico, por esa plenitud conservada dentro de aquel lugar especial y selvático erigido en medio de la ciudad... puro aún, a pesar del avance mecánico del siglo.Y en algún momento al pasar la medianoche, salimos hacia los caminos. Un manto de niebla fue cubriendo nuestra visión, pues el invierno cordobés habíase posesionado de todos : Los noctámbulos que permanecíamos despiertos o los burgueses durmientes arropados en sus domicilios.Las nevadas serranas parecían extenderse hacia los valles y los copos se derretían en el vidrio de nuestras ventanillas. Un vacío total nos rodeaba, mientras nosotros seguíamos avanzando en un diálogo permanente y sin horario. Cuando el auto era detenido para limpiar el visor, el motor helábase por la escarcha nocturna sumada a la densa niebla cordobesa e invernal. Y para evitarlo. el automóvil tenía que continuar andando por cualquier lado de la provincia.La provincia de Córdoba no es pequeña, pero en dos días de recorrer kilómetros, se la atraviesa. Se cambian los paisajes, se los recorre, se los combina y se retorna a ellos. El sol al iluminar el campo helado con espejos de escarcha, encandilaba los ojos reforzando el juego de la naturaleza. Los diálogos volvíanse por inspiración del ambiente, más imaginativos y pictóricos.La Pachamama nos abrigaba con su fuerza de diosa, en esos momentos de helada,  cual protectora vital o diseñadora de caminos cordobeses.Por momentos dormíamos en el auto. Pero como yo tenía el asiento de atrás para mí sola, podía descansar más cómoda que ellos. Mis acompañantes hacían caso omiso del frío escarchado que nos rodeaba, acostumbrados como estaban : el uno a las nieves serranas del Uritorco y el otro a las nevadas del Québec. Así entre marchas y retrocesos no queriendo salir de la provincia, nos encontramos 48 hs. después en plena sierra abrupta, sobre un camino de tierra muy pedregoso, donde las ruedas del automóvil parecían rugir desesperadas.Y allí, el poeta e intelectual indio, nuestro querido Romilio (quien era por cierto el Cicerone de aquella insólita ruta) nos señaló una cresta rojiza diciéndonos :---Se llama "Los Terrones". Allá arriba mi madre siendo una joven pastora de dieciséis años, antes de que yo naciera, vio un "ómnibus" muy largo asentado allí donde no es posible subir sino escalando, posado durante semanas sobre esas crestas de greda roja. Ella estaba aquí abajo donde nosotros estamos ahora, cuidando sus cabras... ¡Era una jovencita de 16 años que contemplaba un "cigarro volador" y en el pueblo de "Capilla del Monte" nadie le creía!De aquellas mismas fechas (mitad siglo XX) la sierra cordobesa guarda memoria sobre numerosas historias paralelas, que ocuparon la crónica de los diarios por lo insólito de los sucesos. Una de ellas figura en el extraño "Libro de los Condenados" de Charles Fort, autor que coleccionaba por el mundo hechos sin explicación, con testigos. Y otra muy detallada la encontramos en los relatos cordobeses del agrimensor Don Salustiano Yánez (comienzos siglo XX), con ese componente mítico, trágico y legendario sobre tales sucesos, a los que se les atribuyera sólo un valor mitológico.  Una obsesión pueblerina, con testigos aldeanos. Llamado uno de ellos "El loco de Cabana" (presunto astronauta). Y otro fue la estrella Venus muy roja, revoloteando extrañamente sobre el cerro "Pan de Azúcar", también de Cabana.Cuando yo vi siendo el atardecer un objeto verde con dos haces de luces (que en mi conciencia creo aún, era un plato volador) me hallaba precisamente al pie del Pan de Azúcar, en Unquillo, hablando con mi jardinero Don Ortiz. ..........................Pero aún así, esta otra historia sucedida allá en Los Terrones, ésta de la pastora analfabeta, india y serrana, que tendría un hijo intelectual y erudito, ha sido siempre para mí la anécdota de OVNIS que más me ha gustado. Tiene una pureza espontánea, natural y creíble, precisamente por su sencillez.Y en un trajinar de 48 hs. sin parar el motor o deteniéndolo escasamente. En el transcurso de aquel peregrinaje inventado por Romilio Riberos -poeta y pintor- a partir de un tema de análisis que nos fue cautivando hasta llevarnos de un diálogo a otro y de un lugar a otro ...¡En ese momento!...  la aparición imprevista de "Los Terrones" tan esbeltos e imponentes, con su mágico color naranja brillante de media siesta, soleados tras una helada, ha dejado dentro mío, una sugestión perdurable. Y aún hoy "Los Terrones" me parecen guardar restos de aquella Nave Intergaláctica....................................Alejandra Correas Vázquez...................................
CÓRDOBA COLONIAL................(Acuarelas Argentinas 5-6-7-8)(Novela por entregas).....................EL RANCHO de PIEDRAAcuarela CincoEl sol expandía fuegos por el paisaje y una eclosión brillante de mica tapizaba el escenario de la sierra, en aquella siesta inmaculada de blancura. Sobre esa dimensión asoleada y eterna, el perfil recortado en curva de Hermenegildo, con sus pómulos emergentes y sus ojos zarcos, sobrevivencia de una raza india inextinguible, declaraba su estampa milenaria como imagen de un vacío intemporal.Fue el instante en que salimos a su encuentro, como dos niños serranos y casi silvestres, atravesando el bosque de talas y huyendo de la vigilancia de Tobías. Por momentos en el silencio caluroso del verano, donde el ardor cae en vértigo sobre la tierra, un leve rasguño a la distancia parece un alarido. Y el temor a la aventura infantil, que producíanos nuestra huída, hacía precipitar el color rojo de las mejillas.Nos colocamos sumisamente a su lado entre las peñas del contorno, junto al alero de paja de su rancho de piedra que emitía hondas intensas de calor, para él, imperceptibles. Nada lo conmovía. Cualquier ambiente, el presente de fuego o la escarcha invernal, le eran indiferentes. No nos hablaba. No emitía tan siquiera el rumor de sus pensamientos ... Lentamente, como saliendo de un pasado inmaterial, reparó en nosotros a través del hueco profundo de sus ojos zarcos muy claros, recortados sobre el cobre brillante de su piel.--"Íbamos veinte arrieros, con veinte carretas cargadas de cueros secos, carne de charqui y vinos camino de Arica para traer sedas de Oriente ... Don Cirilo se apeó del pescante para ver de cerquita al Atacama, y el Tobías, mozo entonces, había quedado dormido con las armas al cinto "¡Vaya cuidador!" ... dijo Don Cirilo "¡Si yo debo protegerlo a él, durmiéndoseme ansí en el "pior" lugar!" ... Era hombre "juerte" y decidido Don Cirilo ... Arrogante... conmigo le bastaba y él lo sabía. Mi lanza era suficiente. Pero quería "pasiar" y probar al mulato ¡tan joven entonces! darle la "juerza" de un gaucho porque se criaba en la casa entre "mojeres."Y se iluminaron sus ojillos claros de Hermenegildo como micas al sol, reviviendo esa emoción juvenil de rivalidad gauchesca contra los mulatos, siempre asiduos a la vida doméstica de nuestras familias.-"Yo seré un Don Cirilo como aquél y llevaré cueros más lejos, con más mulas, y Ambrosio no se dormirá en mi carruaje"-...Interviniste entonces para que yo te oyera y admirase, como héroe desvalido al que sermoneaban todas las tardes.-"¿Endeveras? ... velay ... Cirilito ... Cirilito ... ¡Don Cirilito!..."Su silencio volvió a invadirnos y retornó nuevamente al estatismo, mientras cruzaban en sus recuerdos los macizos nevados andinos, que los años habían apartado de su vista. El ronroneo del mate que él llevaba a la boca como atenuante a la sed (con aroma a yerbabuena en ese ardiente verano) le devolvía cierta apariencia humana. De sus dedos nudosos y cobrizos asomaba el porongo natural, fundiéndose en una sola especie. Su mate espumante con la bombilla presta, parecía mantener la única realidad de aquel instante. Cerró los ojos y la mansedumbre del sueño se posó sobre su cuerpo, con la fuerte osamenta sentada en silla baja y los brazos cruzados en una perfección de estatua. Y allí lo dejamos después de un largo rato, sin que ningún movimiento involuntario lo privara de aquel equilibrio casi sobrenatural...............................RUMBO al ALTO PERÚAcuarela SeisEn el atardecer somnoliento de otoño bajo la placidez abrileña de la sierra, la centenaria bisabuela Aurora alimentaba con su mano al zorzal azabache, que llenaba de música nuestra galería. Un tapiz de hojas secas cubría el adoquín del patio, y la mirada melancólica de mi madre se posaba sobre el aljibe. Su nostalgia doliente evocaba a mi padre en su ausencia, quien viajaba con su comitiva rumbo al Mercado de Charcas... Y ella consolábase con la imagen de tu cercanía junto a él, con tu presencia a su lado. De forma que tu alejamiento que llevaba ya dos años habíase transformado de improviso para nuestra madre, en un reencuentro emotivo, desde el momento en que él abordara la carroza que lo llevaba año a año, por los caminos del Alto Perú. Desde su partida aguardábamos esa llegada imperiosa, como si su descenso en Charcas fuese el nuestro propio. Y el calor de su brazo sobre tu cuello, fuese la misma ternura envolvente de nuestra pasión femenina, emotiva y llorosa... ¡Y no la altiva adustez de nuestro padre! El llevaba nuestro amor cordobés que a la distancia, sin la frescura de nuestros campos, sin el aire ventoso de nuestra sierra, en el empedrado ciudadano de Charcas, convertiríase en algo muy distinto. En una emoción diferente que el joven estudiante chuquisaqueño que tú encarnabas ahora, iba a transformarlo en una galantería familiar y afectuosa, más que en una nostalgia doliente como la nuestra. La soledad del que ha quedado a la distancia no tiene el mismo espectro sentimental del que ha partido, en busca de novedades y emociones. No era lo mismo yo, tu hermana compañera de juegos y ahora distante, recorriendo los senderos donde fueran nuestras diversiones infantiles, que tú en la vida mundana altoperuana, cual era ahora tu presente.¡Qué lento era aguardar los días de camino, cuando nuestra imaginación volaba al viento llevada por la serenidad otoñal! Todos viajábamos. Nuestro padre en la realidad. Nosotros en el alma.La carroza avanzaba por los caminos dándonos la espalda. En su interior nuestro padre dejaba evadir sin prisa el pensamiento, para alejar la monotonía del tiempo señalado en semanas sin noches ni días. La capa envolviéndole el rostro, en protección al polvo blanco de las salinas, que filtrábase por las cortinillas de las ventanas. Sus largas y elegantes manos jugaban con los extremos rubios de su barba. Posábanse enguantadas sobre las rodillas, repasando el lienzo de su traje paraguayo, que partiera impecable y que debía resistir todo el peso del trayecto.A su frente Gervasio (su fornido guardaespaldas de arrogancia angola) atisbaba con ojo atento los peligros inciertos de la travesía. Asomaba de continuo su rostro muy inquieto, a través del resquicio de las cortinitas. Su mirada altanera y vivaz, obscura como la noche, se confundía en el interior del recinto escondiéndose de la vista de los arrieros. Sus manos musculosas posábanse sobre la pistola que llevaba a la cintura, y el menor bullicio del exterior era captado por él con rapidez y premura.Mientras los gauchos protegidos del viento salino con sus ponchos --y armados de lanza y facón-- guiaban con altivez a la caravana de carretas, cargadas con productos del Tucumán. La carroza de mi padre y Gervasio con sus briosos caballos, continuaba guiando a las mulas caravaneras por el Camino Real.Y la comitiva de carretas. que había partido de nuestros campos, apartando a nuestro padre de la sierra, avanzaba ya por tierras desérticas de indómitas salinas. Para desembocar luego en los tupidos bosques de rojos senderos, que lo transportarían hacia el bullicioso norte altoperuano... ¡de ciudades alumbradas e inmensas ruinas preincaicas! ¡Qué mundo de fantasía era el nuestro en la lejanía! .Como un susurro envolvente de pausadas notas, la bisabuela Aurora rememoraba el paisaje que mi padre y Gervasio iban contemplando, y al que ella conocía palmo a palmo ... pero con un derrotero inverso. En su memoria centenaria, y congelada en el tiempo, la mamasita Aurora evocaba la inversión del viaje y del espacio. Su partida juvenil de Lima, la ciudad de los Virreyes, la cuna de su nacimiento, con la blancura reluciente de sus casas festoneadas de balcones floridos. Luego el paso por el pétreo Alto Perú, y el lento descenso desde Altiplano entre pampas y quebradas, hasta llegar a las selvas y salinas tucumanas. Para por fin arribar hasta este refugio de nuestra sierra cordobesa, que la atraparía para siempre.--"Era en tiempos de mi Cirilo y a su lado. Mi traje de novia llegó acomodado en un arcón ... Hermenegildo abría la marcha y me consolaba." ¿Qué serían ya entonces para ella, desde esa larga distancia en el tiempo, la florida Lima y la blanca Charcas?En el camino mi padre continuaba dentro del carruaje, mientras Gervasio descendía para controlar la comitiva y palpaba nuevamente su pistola. Su salto ágil y atlético. Y su figura felina y africana, imponía respeto en el gauchaje. En cada alto del trayecto el mulatón paseaba su mirada inquisitiva, por las treinta carretas cargadas de cueros secos, vinos y charquis, que avanzaban con pesadez, descoloridas y grises por el polvo persistente. Los jinetes de lanza en mano lo miraban de frente, altivamente, con su estirpe de casta gaucha. Y ambos en su respetuosa rivalidad, continuaban la senda prefijada. El orgullo criollo del gauchaje (de profundas raíces indias) no cedía su lugar en la marcha. No cedía su dominio de los caminos. Y en esa combinación humana, en esa síntesis de exóticas lealtades, de cercanías y distancias ... todos continuaban la ruta silenciosa.La mutua compañía de mi padre y Gervasio, el encomendero y su guardaespaldas angola, junto a la elegante altivez de los gauchos lanceros que guiaban las carretas (y comían por separado) iban en conjunto abriendo los senderos del norte. ¡Y del hechicero Alto Perú con sus emociones mundanas!Y mucho más allá (adonde ellos nunca llegarían) el Virrey de Lima enviaba pliegos con firmas de rúbrica y sellos hispánicos, a los lejanos señores de la Casa de Austria. .......................................LA PROVINCIA del TUCUMÁN Acuarela SieteEn los primeros días de nuestra infancia, cuando nuestro bisabuelo Cirilo aún vivía, lo podíamos ver replegado en su gran sillón de quebracho colorado, mirando impasible al sol naciente que se elevaba por el cordón de la sierra. Su presencia casi mitológica, daba un acto majestuoso a la Merced.Había entregado ya a nuestro padre (su nieto) la conducción de la caravana de carretas cuya comitiva iba hacia el Alto Perú, todos los años, y que él mantuvo bajo su rigor una vida entera. Los que para él eran entonces "sus jóvenes" --Tobías y Zenón, mayordomo y capataz-- quienes doblaban la edad de mi padre, administraba su casa con un celo inigualable, sometiendo a su juicio cualquier circunstancia novedosa. Sólo Hermenegildo, en la continuidad sin límite del espacio serrano que casi había nacido con ellos, se mantenía intacto como él, desde aquel tiempo. Su tiempo.El tiempo de ellos, cuando los viajes familiares se remontaban a Lima y la colorida ciudad de los Virreyes trasuntaba un dejo de Emperadores, ahora lejanos. Como recuerdo simbólico de una vida transcurrida con lentitud (pero que para ambos no había caducado) los veíamos juntos caminar a la par, recorriendo senderos contiguos a la casona, en mañanas heladas y casi sin llevar abrigo.El Papasito Cirilo era de esas figuras que aparecen en las primeras horas de nuestras vidas, como si hubieran estado esperando nuestra llegada, para despedirse recién del festín de la existencia. Fue un hombre brillante y esplendoroso. Cautivaba a sus amistades como si fuesen un auditorio. Alegraba a sus acompañantes con el encanto de su guitarra, su diálogo ameno, su pose hidalga y su orgullo de casta. Su fascinación dejó celebridad y embeleso. Pero esta imagen múltiple es la que yo conocí por mentas, por la añoranza de los otros. Pues la mía en la pasividad de mis primeros años de vida, es la del anciano tierno y erguido, juguetón como un niño con nosotros, pero también enérgico como todo hidalgo campesino. Ya no pulsaba su guitarra y su vista era casi nula. Sus músculos muy tensos apenas le permitían movilizarse. Su imagen patriarcal y elegante, era más simbólica que real, y tenía cierto acento de estatua.Mi padre le profesaba una devoción absoluta, y la palabra empeñada de su abuelo (en alguna cuita lejanísima de su prolongada vida) fue cumplida por él con más minucia que la suya propia. Esta era ante todo, la ley sagrada que regía entre nosotros como base de vida. Y casi diría como régimen contractual existente en toda nuestra Provincia del Tucumán : "la Palabra dada" que oficiaba de organismo competente, dentro de la dilatada extensión que nos separaba de la Audiencia de Charcas : La palabra empeñada. .................................La Gran Provincia del Tucumán tuvo su espíritu de vida, sus anhelos alcanzables a todos y su estilo propio. Vivió en armonía y felicidad con Lima, la capital de este Virreinato del Perú y estuvo orgullosa de su Virreyes. Sintió una unción reverente por los miembros de la Real Audiencia de Charcas y fue una disciplinada ejecutora de sus decisiones. Fue lentamente creando su propia idiosincrasia, mientras mantenía un culto afectivo y nostálgico por la alegre Lima de nuestros ancestros,. La cual, cada vez más lejana ... a medida que el Tucumán se iba autoabasteciendo. Que el Alto Perú se volvía más opulento y regio. Que la Real Audiencia de Charcas crecía. Que Chuquisaca imponía su esplendor aristocrático y universitario. Que Potosí acumulaba riqueza y acuñaba moneda. Que Córdoba como sede cultural jesuítica con universidad propia, se hacía más importante. Que la industria guaranítica del Paraguay, volvíase más célebre y más operativa. Que el puerto altoperuano de Arica, aumentaba de eficiencia proveyendo de sedas de Manila y embarcando nuestros cueros. Era como si el indomable Kollansuyo vuelto a su energía anterior a los Incas (era el Principado Tucman tributario del Reino Charca) organizara otra vez su nación independiente. Más antigua, más arcaica que propio el Incario, bajo el amparo cósmico de las salobres aguas del Titicaca.Prolongación de un imperio milenario, resurrección de un pasado que se remontaba a los orígenes del continente en Tihuanaco... los hijos del Tucumán, guiados por la luz misionera de estos nuevos Charcas, nos fuimos sintiendo cada vez más autosuficientes. Nos fuimos viendo con mayor posibilidad de creación cultural, convenciéndonos día a día de nuestras propias capacidades, bajo la sabia administración de las Huestes de Loyola.........................................Fue condición de toda la gente de nuestra tierra, en esta extensa y próspera Provincia del Tucumán, la de una prolongada vida rayando la centena o de lo contrario una vida muy corta. No conocimos la mitad del término. La vida nos llamaba para cumplirla totalmente o para renunciar a ella antes de malgastarla. Conocimos centenarios y nos despedimos de gente muy joven. Pero todos vivieron en la plenitud, con gran ostentación de fuerza y salud.Los que nos dejaron de improviso, apenas saludándonos y sin darnos tiempo a salir de la sorpresa. O los ancianos cuyo cuerpo envejecido mantenía una mente clara, un discernimiento lúcido, que parecía disociado a su cuerpo inútil. Fue encantador hablar con ellos por sus deslumbrantes memorias, que nos entregaban en sus relatos (como en un juego de colores) ese pedazo de historia viva, que había desfilado ante sus ojos.Aquellos que se mantuvieron en el camino siempre fuertes, imponentes y elegantes, remarcaban a su paso,cada uno su estilo. Ya fuese el del gaucho, el del angola o el del encomendero. Además, cada uno lucía con orgullo su atuendo propio. Y en la paz solariega con ese tipo de vida, el devenir augurábales la posibilidad de procrear hijos de temple, como los que esta tierra difícil agreste y aislada, necesitaba para crecer. Amparados bajo la paciente y amorosa mirada de Inti, el dios sol americano. Su verdadero y único dueño.....................................................LIMA IMPERIALAcuarela OchoAnte todos estos progresos que en tres generaciones se hicieron elocuentes (volviendo innecesario el tránsito hasta Lima) se fue volviendo la cabecera virreinal, que había reconstruido hispánicamente bajo el sello de los Habsburgos, al memorable Tihuantisuyo ... Más mágica, más llena de fábulas encantadas y más célebres sus antiguos visitantes.Esta magia tenía para nosotros el papasito Cirilo. Fue el último de los nuestros proveniente de la florida Lima, y el primero de los Cirilos que viniera al Tucumán desde el Alto Perú, para establecerse en una Merced de la serranía cordobesa, como encomendero. Nunca descendió de joven hasta la erudita Córdoba de los Jesuitas. Y cuando su hija Mercedes ingresó en el convento de las Teresas, (llevando hasta allí toda su rubia juventud, su belleza inmaculada y su rica dote )... El recorrió las calles empedradas de ostentosos templos, como el visitante lúbrico y mundano que se sobrecoge ante la vista, de la vida contemplativa.Nadie más volvió a ver el rostro níveo de Merceditas y recordaban aún sus dorados cabellos vascongados, que algún día creyeron ver renacer en los míos ¡tanto tiempo después! ...Su voz tersa y pausada (que yo escuchaba a través del enrejado de madera de las visitas muy aisladas a su convento de Córdoba) tenía para mí esa magia de los homónimos. Y hubiera querido pasar a través de aquel tupido enrejado de las monjas que escondía sus rostros, para poder verme a mí misma, como ante el espejo que no quiere contestarnos nada. Y yo, que la reencarnaba en la familia, la escuchaba con unción casi profética, maravillada de estar ante mí misma y sin saber quién era.............................El papasito Cirilo perdió muy pronto a sus hijos varones y a mí no me tocó conocer a ninguno. Primero al niño Rosendo, su rubio saltarín, picado entre los riscos pedregosos por una yarará. El más apuesto, Andrónico, de cabellos obscuros y ensortijados con brillantes ojos azules, quien partiendo desde Arica hacia Filipinas llevando cueros cordobeses para traer sedas chinas, quedó en un naufragio en el Océano Pacífico.Nuestro abuelo Cirilo, llegó a desposarse y tuvo cuatro hijos, un varón y tres mujeres, pero yo no lo conocí. Realizó estudios en el colegio jesuítico de Nuestra Señora del Monserrat, y fue un buen alumno latinista. Pero era demasiado temperamental y temerario, amante del galope tendido en caballos sin castrar. Muy joven aún, se desbarrancó por la sierra con su potro preferido.El papasito Cirilo se encontraba en aquellos días en Lima, a la que había llegado en uno de sus asiduos viajes comerciales (llevando como siempre al corazón de mamasita Aurora que añoraba su bulliciosa cuna a la cual nunca volvió a ver) cuando el chasqui le entregó la infausta nueva. Aquello lo transformaría nuevamente en padre, debiendo hacerse cargo de la educación paternal de su nieto, único varón (nuestro padre) para quien sería indispensable desde ese momento en adelante. Una inmensa tragedia que cerraba el círculo doloroso de sus hijos varones.Pero el papasito era un hombre demasiado esplendoroso para el dolor. Su festividad limeña nunca fue doblegada por la solemnidad de Charcas (que habría de ser para mi padre, en cambio, la razón de su vida y estilo personal). Regresó al Tucumán de inmediato y en un abrir y cerrar de ojos, recuperó sus melodías, su guitarra, sus audiencias y amistades ¡Pues la Merced necesitaba un conductor de fuerza y vigor!Cuando perdimos finalmente al papasito, ya nonagenario, sentimos que Lima se nos alejaba. Se apartaba de nosotros, y su imagen quedaba dependiente sólo de la sobrevivencia de mamasita Aurora. Cuando ella también nos dejó airosamente, centenaria casi, a causa de un golpe casi infantil demostrando que no se había hecho cargo de su edad al subir diariamente a una banqueta para arreglar la hora del reloj... Sentimos que sobre nosotros caía una orfandad telúrica.¡Era Lima que se iba con ella! Era Lima esplendorosa y eufórica, florida y principesca, tierra de Marqueses y Virreyes, insustituible para la historia de Sudamérica. Imposible de emular por sus copias virreinales, que pudieran algún día intentar de robarle un cetro intransferible. Con su romanticismo y sus festines, sus juegos y romanzas, sus amores y sus danzas. Y todo el ensueño que ella creaba hacia la distancia para nosotros, que nos hallábamos tan lejos, en el corazón mismo del Tucumanao. ¡Era la propia Lima quien se iba con ella!... porque quizás éramos nosotros --pródigos e injustos con el orgullo de raza joven-- quienes nos habíamos ido desprendiendo lentamente de ella.. Y deambularíamos desde entonces tristes y melancólicos, por esta pérdida irreparable.¡Brindemos por aquel Virreinato del Perú de antaño! ¡Brindemos por su gloria y su excelencia! Porque fundó ciudades en pampas, selvas y desiertos tucumanos, donde el aborigen habitaba hasta entonces en cuevas. Abrió caminos por sitios inexplorados colocando postas para las caravanas. Creó Universidades, como la Universitas Cordubensis Tucumanae.. Impulsó empresas agropecuarias productivas, industrias, dio importancia al crecimiento poblacional y enseñó a sus súbditos el valor del trabajo, para mejorar las condiciones vitales de todos.Porque los pueblos que han unido culturas disímiles y exóticas, fusionándolas en una sola identidad, fueron dignos y valiosos. Y lo lograron por la capacidad de su dirigencia, llevando adelante un proyecto muy bien diagramado. Y aquel inmenso Perú de antaño que abarcaba un semicontinente. Aquél de nuestros ancestros. Aquél del Tihuantisuyo, aquel de los Virreyes cuyas fronteras fueron tan grandes, vivirá siempre en nuestra memoria más allá de los egoísmos foráneos. Y nosotros que fusionamos esas culturas vigorosas, haciendo coexistir sangres distintas y fuertes, seguiremos siendo con orgullo sus hijos, sus vástagos y sus súbditos.................................... Alejandra Correas Vázquez..................... ............
 LA  PRINCESA  HERITH(La  Expulsión  de  los Hiksos)............................................1 -- BODA REALEl amanecer ha llegado en un día diáfano donde las multitudes de Tebas se agolpan por los caminos. La capital sur egipcia brilla engalanada, mientras los pregoneros dan la bienvenida a una comitiva oriental, llegada del norte del Nilo, que avanza encabezada por sus músicos. Desde su imponente sobriedad ausente de adornos, el rey de Tebas acompañado por los principales de su reino, está preparado para recibir aquel encuentro del destino, que sellará bajo los brazos del amor, una paz tal vez perdurable.............................................Envuelta en sus decorados trajes y seguida de sus cálidas doncellas, la princesa Herith suspira hondamente... Atrás suyo ha dejado el palacio oriental de su padre pletórico de alegría y cubierto por todos los productos de Fenicia : El lapislázuli. Las turquesas. Plata. Oro. Cobre. Madera de algarrobo y la exquisita miel. Ya no beberá más el vino de las viñas del norte. Ni volverá a contemplar desde su habitación en el palacio paterno, las trescientas naves de abeto verde que unen navegando al Bajo Egipto con el Medio Oriente.A sus espaldas el rey asiático del norte (su padre) se ha detenido a contemplar la lejanía con el espíritu impregnado de esperanzas. Aquella lujosa comitiva que organizara para el traslado de su hija, ha dejado huellas de soledad en el palacio. Los gorjeos infantiles de la niña aún resuenan por lo corredores y el eco musical de su alegría obsequia un halo de angustia, como la imagen del genio de Aladino disuelta en forma de nube. Pero detrás de cada una de esas miradas nostálgicas -debido a la ausencia de la princesa Herith- en el trasfondo de sus ojos vivaces y almendrados ahora ensombrecidos, descubre también con visible consuelo, el anhelo de paz que los orientales del Bajo Egipto han depositado en aquella embajada romántica. Aguas arriba anochece. Los grandes ceremoniales de esa gran boda real, han concluido. Los caminos han quedado silenciosos cuando el rey de Tebas deposita a la princesa oriental en el interior de su alcoba. Los laúdes asiáticos repercuten en el aire y la lira de ocho cuerdas ( que acompañara a Herith durante toda la travesía) es más nostálgica aún que su añoranza.Su piel fresca y humedecida de fragancias orientales, reboza juventud. Sus manos ágiles juegan al amor, junto a la plenitud de su rostro resplandeciente. Muchas imágenes transfiguran el escenario que la rodea. Unas veces cubierto de blancos lotos y otras de ciénegas ennegrecidas. En su conciencia bulle el anhelo de todo un pueblo radicado hace tres siglos en Egipto, cuya suerte ha sido depositada en sus manos. ¡En su capacidad amatoria, para evitar su expulsión!Los brazos viriles del faraón del sur que ahora la envuelven (con su pasión de hombre cautivado ante la virgen núbil) le parecen tan cálidos como los del padre en la despedida. Y en su espíritu impregnado por una aspiración de paz, querría reunirlos a ambos en una amistad eterna. Todavía repercuten en su oído las palabras paternas -el faraón del norte- las últimas frases que ella le oiría pronunciar. Todo su mundo interno se conmueve allí al recordarlas, sintiendo la pequeñez de su persona ante una responsabilidad tan grande. Es entonces cuando toma conciencia de su fragilidad.2 - HELIÓPOLISSobre los verdes prados del Bajo Egipto (adonde desemboca hacia el mar la correntada del río Nilo) el último de los reyes Hiksos pasea su mirada sobre el horizonte. Ya no sabe cuál es su sentimiento. Ha pasado por sucesivas emociones. Primero fue la esperanza. Luego la nostalgia. Por último se siente avasallado por la angustia.En su sentir impotente parece implorar que una fuerza imponderable acompañe la embajada de su hija. Sin embargo, le basta recorrer con la mirada en derredor suyo y a lo lejos, para percibir que toda la juventud de Herith no bastará para calmar la sed de odio, entre dos países enfrentados por una vieja discordia. El Egipto del Sur y el del Norte, con dos faraones distintos, siglo XVII a.C.El Gran Apofis se retira de los jardines y vuelve sobrecogido, con el espíritu cauteloso, al interior del palacio. Los cortesanos lo reverencian con miradas indagantes. Todo es silencio. Expectación. Espera. Los laúdes han callado. Aquel tiempo detenido en el espacio semeja la impavidez piramidal hecha de carne.Auserra Apepi --en su nombre egipcio-- está realmente solo. Sedente en el trono escucha como un rumor el anuncio de sus heraldos. Los visitantes se le acercan silenciosos, sin ser casi percibidos por él. Y el Gran Apofis, como estatua pétrea que cobrara vida de improviso, se sorprende al descubrirlos enfrente suyo...Son ellos...Los emisarios de Heliópolis lo miran en silencio, con la faz muda de su eterna calma. Esos rostros inmóviles que ahora lo contemplan con pesimismo, (así como antes se alegraban con sus éxitos de esplendor) le hablan ahora en conjunto, sin emitir palabra alguna, sobre el triste futuro, marcado por el Destino,  de todo aquel reino oriental del Bajo Egipto.Su tiempo ha concluido. El tiempo de todos los orientales "Aamu" ha concluido. Los reyes Jeka-Jast, de la XV dinastía, pertenecen ya al pasado. El Nilo está dispuesto a expulsarlos con premura y sin tregua. Ni siquiera los hijos que tendrá su hija (faraones en el sur de Egipto) llegarán a ningún pacto de paz con él. 3 - FANTASMASCae la obscuridad de la noche mientras las naves de abeto verde de su flota, descargan en los puertos del Delta : aceite, grasa y resina que han traído de Fenicia. Las grandes arboledas del norte emergen como fantasmas impertérritos. Sobre la copa de cada uno de los árboles parecen reflejarse los rostros de sus antepasados. Es un desfile tétrico y melancólico. Por su mente desolada y angustiada, se presentan una a una las imágenes del pasado.Los Faraones Hiksos se hallan ahora frente a él, como espectros sin tiempo, como imágenes pasadas de un tiempo concluido, que le hablan de esplendor y de gloria. De un mundo fastuoso. Cada uno de ellos le va recordando las antiguas grandezas de aquel reino oriental del Egipto. Allí está Khian, aquel monarca que llevó sus sellos reales por todo el mar Mediterráneo, extendiendo el comercio de la nación del Nilo hacia el exterior, acompañado siempre por su Visir Yussuf, cuyo nombre egipcio fuera Zafnazpaaneaj, yerno de sacerdote heliopolitano Potiferaj y esposo de Asenaz. El hijo de Jacob, padre de doce tribus hebreas.Sobre el borde de la ribera un músico acompaña sus pensamientos con las ocho cuerdas asiáticas de su lira. Las tejedoras "aamu" aprovechan la frescura nocturna, para diseñar alfombras con el telar vertical que han importado de medio oriente. Sus manos hilan y bordan una inmensa variedad de colores para adornar las mansiones.La blancura lunar ha acampado cerca de los jardines y el Gran Apofis sale a contemplar su encanto. Es el esplendor plateado del dios-luna Toth que baja a su encuentro. Pero una sombra obscura parece envolver la figura del monarca oriental, quien medita en el devenir de su reino y de toda su grey. En su fugaz luz de recuerdos, los antepasados que han llegado a visitarlo en su insomnio, se escurren por el manto obscuro de la noche rumbo a los reinos de Osiris... Rememorando sus glorias mortales el antiguo Visir Yussuf, hijo de Jacob, nieto de Isaac y bisnieto de Abraham, duerme embalsamado en un ataúd del Bajo Egipto. 4 - ESTELA TRÁGICALuego el vacío se apodera de todo. Es el final. El abismo que no se detiene. Y en el epílogo sin nombre una Estela trágica sella su epitafio :"Heme aquí. Yo he venido. La fortuna está conmigo, cobarde Aamu (Asiático) Mírame bebiendo el vino de tus viñas. Este vino que han prensado para mí los Aamu que son ahora mis prisioneros. Yo saqueo tu residencia y corto tus árboles. He arrojado tus mujeres a mis barcos. He capturado tus carros. No dejo ni una tabla de tus trescientas naves de abeto verde, llenas de oro, de lapislázuli, de plata, de turquesas, de numerosas hachas de cobre, sin hablar del aceite, de la resina, de la grasa, de la miel, de la madera de algarrobo, de todas las maderas preciosas, de todos los buenos productos de Fenicia. Lo he arrebatado todo. No he dejado nada. El reino del Norte está frente a la desolación. El Aamu, su rey, está arruinado."(Estela de Kamose, rey de Tebas, traducción de Pierre Montet)..............................El telón ha caído. La leyenda está pronta. Un universo de imágenes míticas y teñidas de heroísmo, se irán acumulando en el recuerdo de los siglos que transmutarán en milenios. La cruel descripción que nos ofrece la Estela de Kamose, es despiadada. No sólo por la sangría de la guerra que describe, sino más que nada, por el desorden que involucra. Por la total desarticulación de los bienes nacionales, que están detallados con emoción de orgullo.Esa devastación de riquezas beneficiosas a todos. Esa satisfacción por la destrucción de barcos y alamedas. El aislamiento. La imposibilidad posterior de comunicación con el extranjero. La ansiedad por la lapidación... Todas estas patologías guerreras, son las mismas nubes que se ciernen con horror sobre cada uno de nosotros, habitantes del siglo XXI d.C. El horizonte negro de tormenta abrió en aquel Egipto del siglo XVII a.C., las puertas a la devastación. Un manto de tiniebla quebraría por mucho tiempo aquel esplendor del Bajo Egipto. Una epopeya de reconquista dramática desvinculó al Egipto faraónico del Medio Oriente. Norte y Sur volcados como enemigos se desangraron sin tregua. Un lúgubre y tortuoso período de revueltas interiores y fraticidas. Fue aquél, un interregno de horror. 5 -EL LOTODespués de una devastación que aplanara el país, en el silencio sepulcral de una tierra de nadie. En un mundo demolido, donde sobre la superficie de las aguas aún flotaban las tablas que antaño componían las trescientas naves de abeto verde, que los reyes Hiksos usaban para traficar con Fenicia. Cuando la sombra ha cubierto el escenario ... surge otra vez la vida con memoria de especie y reconstruye un nuevo Egipto. Toda una era cultural, toda una época admirada por su humanismo, está pronta a emerger ¡Como el loto que saliendo de turbios barrizales, asoma a la superficie centellando en el blanco primordial de su corola!Así fue el extraño origen de la dinastía XVIII, constructora del Nuevo Imperio... Surgió de crueles y angustiosos desencuentros, entre obscuras márgenes de un río patinado de sangre. De residencias saqueadas y arboledas devastadas.6 - REFUGIADOSSobre el eco enmudecido de esta historia antiquísima, llegan hasta nosotros los coros de un período humano oculto en nebulosa. Los faraones orientales o Jeka Jast (reyes pastores) han dejado una incógnita. Una leyenda secreta y envilecida por sus destructores... Pero quedó algo. Como una polvareda disuelta en el horizonte. Como la espiga arrojada por el viento. Como la calandria mensajera... Su imagen desdibújase dentro del paisaje egipcio, cuando sus intérpretes ya no pueden exponer sus voces propias. Y sobre esa magnitud de la distancia llegamos nosotros ...los modernos.Y sutilmente, como el hilo casi invisible de la tela de araña escondida en rincones insólitos, removemos los ropajes arcaicos y reconstruimos ese escenario, con la medida de nuestra conciencia actual. Los reyes Hiksos representan el pilar fundamental donde está asentado el Nuevo Imperio Egipcio ¿Pero de dónde provenían? ¿Por qué se instalaron en la tierra del Nilo como un pueblo completo? ...El vacío. La incógnita. El silencio de sus depredadores o el autosilencio de ellos mismos. No hay conquista armada, pues los arqueólogos no hallan rastros de la misma. Ellos no ingresaron a Egipto por medio de la violencia sino por métodos comerciales... como decía la Biblia. Traían cultura propia, diferente de la nativa y la adaptaron a ella. En la dinastía XII llega un rey extranjero Jeka Jast (llamado Ibsha) acompañado por una lujosa comitiva. Con hacienda propia, músicos, mujeres vistosamente ataviadas en ropajes de colores, luciendo todos ellos sandalias que los destacan de la gente egipcia, donde hasta los reyes iban hasta ese entonces descalzos. Ibsha entrega al faraón Amenemhat II presentes muy ricos pidiéndole refugio, pues por aquellos siglos las hordas indoarias asolaban el oriente próximo, principalmente Sumeria. Por aquel tiempo también, según la crónica hebrea, Abraham se instala en casa del Faraón y ya nunca más retornará a sus tierras mesopotámicas, de donde era originario.¡Y de improviso!... sin otra explicación, los hallamos como jefes absoluto del Bajo Egipto (norte) integrando la dinastía XV. Sus estatuas no son convencionales, no representan al tipo clásico egipcio, pues lucen espesas melenas y tupidas barbas de moda babilónica. Sólo el Génesis hebreo ofrece un memorial del Visir Yussuf, yerno de  Potiferaj sacerdote de Heliópolis, haciéndolo proceder del medio oriente y dando la versión mediante la cual este visir habría comprado a los nativos todas las tierras y los bienes que después constituyeron el reino del norte.7 - MESTIZACIÓN¿Se fueron los españoles de Hispanoamérica? ¿Los portugueses de Brasil? ¿Los árabes de Andalucía? ¿Los franceses de Canadá? ¿Los ingleses de América del Norte? ¿Los vikingos de Inglaterra, Normandía y Galicia? ...No.Un afán trashumante y cultural nace con el hombre, lo lleva de la mano y lo conduce.  No se asienta numerosas veces, en memoriales bélicos. Muchas veces lo bélico es en realidad su expulsión, tampoco lograda plenamente. Pero logramos algo : yuxtaponer las sangres. La mestización, la fusión de lenguas, la integración cultural incluyendo pasado y presente. Influirán al pueblo nativo y serán influidos también por él. Los hebreos al partir de Egipto serán muy diferentes a aquellos antiguos de tiempos súmeros, cuando vivieran en Ur..............................La princesa Herith duerme. Ha descansado su espíritu luego de una larga travesía. Y despierta. No salvó a su padre ... Pero salvó a su pueblo. Lo introdujo definitivamente en Egipto. Quedó para siempre en Egipto con sus laúdes y sus delicadas doncellas, y lo heredaron las dinastías sucesoras de ese milenario país de los Faraones que reinaron sobre el Nilo, y que cambió en adelante su destino de vida haciéndose internacional. La princesa Herith reposa su mente. Su alma divaga. Escucha una voz que entona los sones del pasado ...y su padre le habla. El Gran Apofis, rey asiático del norte susurra en su oído : --"Calma, hija amada ... todo ha concluido... Y estamos juntos"...................................Alejandra Correas Vázquez...................................
 P A C H A M A M A..................(La Diosa de LasAltas Cumbres).......................Cuadro SimbólicoConCinco Personajes(En esta primera escena vemos al Tâta Viejo con traje de estanciero elegante, bombachas, chambergo y botas negras, poncho de alpaca y rastra de plata. Junto a él se halla Pachamama con vestiduras largas y obscuras, lleva un velo violeta sobre el rostro. Su figura es juvenil y su voz de mujer adulta. Nunca se le verá el rostro)PACHAMAMATus nietos parten hacia la ciudad Tâta Viejo ¿Nadie de tu sangre queda a tu lado, aquí en tu Estancia de las Altas Cumbres? ... Quedamos solos, los dos nuevamente.TATA VIEJONo te daré ese gusto, Pachamama... tu amistad es muy rica, pero muy posesiva ¡Tengo un nieto conmigo aquí en la sierra! En nuestros campos, tuyos y míos.PACHAMAMAVeo partir a todos, los llama la ciudad. Olvidarán a nuestra sierra lejana e imponente... Las Altas Cumbres.TATA VIEJOGabriel es mi nieto ¡Y bien lo sabes mejor que nadie! Sí, él lleva mi sangre.PACHAMAMA¿Vas a reconocer al bastardo de tu hijo muerto? Tus otros nietos ignoran por completo, que Gabriel es también tu nieto. Un nieto "guacho", ilegítimo. Aquí en tu Estancia, él sólo es un boyero.TATA VIEJOCreí que pudiera ser tu preferido, lleva sangre serrana.PACHAMAMA¿Por qué hablas por mí? Soy una diosa y tú un mortal.TATA VIEJOPues dime Pachamama ¿Quién conservará la tradición de este suelo, mejor que él? PACHAMAMANo tengo preferencias, Tâta Viejo. Rijo sobre la tierra y sus riquezas, desde los orígenes innombrables. Me sirvo de los hombres y no me importan sus razas. Pueden cambiar de idioma y de color, pues todo ello me es indiferente. Sólo me importa su servicio y sé premiarlos ¿Acaso no me conoces? ¡Llevamos tanto tiempo juntos! Arrullé tu cuna y te permití hablarme. Te encuentras entre los pocos que conocen mi voz y mi rostro... pero tu herencia me preocupa ¿Quién quedará detrás de ti para servirme? Parece que lo has olvidado... ¡Soy eterna!TATA VIEJO¡Siempre posesiva! Te he dado mi vida y te daré un nieto. Quedará mi herencia.PACHAMAMABien conoces que nada me importan las especies humanas y sus vidas. Pero protejo a aquél que me sirve y me fructifica ¡Soy amiga leal! Y te lo he demostrado muchas veces. Intento pues ayudarte, Tâta, invitándote a una reflexión ¿Lo encuentras tarde?TATA VIEJOTienes poder para dar y proteger, pero sabes destruir en igual manera ¿Cómo puedo asegurarme de que no destruirás mi especie, amparada en el derecho potencial de Madre-Tierra? ¿Qué te propones?PACHAMAMAQuizás salvar tu especie.TATA VIEJONunca lo harías. Sólo nos usas. Soy tu siervo y por ello me amas, he sido tu niño, tu joven, tu hombre... Pero hoy ya soy tu anciano.PACHAMAMAUn estanciero siempre es un siervo de la Pachamama.TATA VIEJOLo admití desde el comienzo. Pero no sé si entregarte a Gabriel es salvarlo o condenarlo, pues él lleva herencia doméstica e indómita. Elaborada conmigo y mis genes, junto a su sangre de mestizo y guacho. Mi herencia obediente a tus designios a la par de su ancestro nómade y arisco. Pues esta tierra la cultivamos por primera vez los estancieros. La síntesis que hay en Gabriel puede ser un riesgo y yo lo amo demasiado.GABRIEL¿Por qué habla solo, Patrón?TATA VIEJOHablo conmigo mismo, Gabriel... Hacia allá lejos nos saluda mi nieta Graciela, quien parte de aquí junto a sus primos, para ir a estudiar a la ciudad.GRACIELA¡Adiós Tâta! ... ¡Adiós Gabriel! ... Yo no me he ido, no.(sólo se escucha su voz)PACHAMAMA¿La escuchas Tâta Viejo?TATA VIEJOLa escucho por tu oído, como escucho tu voz en el atardecer de la sierra. Pero Graciela ya no se encuentra viviendo aquí con nosotros, retozando por la serranía.PACHAMAMANo. Es el duende de Graciela flotando sobre el espacio inconmensurable de la sierra. TATA VIEJOSu vida ha sido cambiada.GABRIELYa ella no me buscará más, para conducirla al galope por el monte lleno de peligros. No seré yo más el héroe que siempre la salvaba de amenazas constantes, en medio de la maraña agreste y espinosa, en las horas silenciosas de la siesta.GRACIELAEs aquella la vida que para mí no habría de volver. Aquélla tal cual era... tal cual fue tanto tiempo.PACHAMAMA¿Los oyes Tâta Viejo? Están descubriendo mi poder, mi atracción, pero aún no me encuentran.TATA VIEJO¿Qué harás si no te hallan?PACHAMAMANo puedo darme el lujo de dejar una tierra inerme a las contingencias caóticas de los hombres.TATA VIEJOEllos son lo mejor de mí y yo he sido tu siervo adicto muchos años... ¡Algo me debes!PACHAMAMAUna Diosa no le debe nada a ningún humano. Pero me gustas y no quisiera perder tu estirpe, tu talento, tu constancia.TATA VIEJONunca tendrás el corazón sensible de un mortal... pero me es imposible rebelarme. Entre tu fuerza y la mía, siempre prevaleció la tuya. Obedezco una vez más. Son tuyos ¡Decide!PACHAMAMALo haré. Pues Graciela me evoca a la distancia. Ella añora mis valles y quebradas, mis pampas y vertientes, ese pasado perdido que allá en la vida citadina ha perdido.(Graciela entra nuevamente por la izquierda reuniéndose con Gabriel, quien la abraza. Ambos están cambiados, ella en atuendo ciudadano y él con un elegante poncho de alpaca)GRACIELAAquí estoy, Gabriel. (se sientan)GABRIELEstamos nuevamente juntos, Graciela, aquí en la sierra ¿Qué amas en mí? ¿Al hombre? ¿A un símbolo? ¿A la sierra? GRACIELATe recuerdo, Gabriel, cómo eras en aquel momento de mi partida, quizás mucho más que como fuiste después, cuando creímos engañosamente estar más cerca. Uno en los brazos del otro...GABRIELNo has valorado el amor de hombre que te di y continúas atada a nuestra infancia ¿Por qué rechazas al hombre?GRACIELAEra entonces en aquel atardecer de nuestra despedida, cuando realmente estábamos en mutua compañía. Porque en aquel momento que sería el último de nuestra infancia, yo estaba más cerca de ti porque también estaba más dentro de mí misma, identificada con este paisaje que nos acunó... Más cerca y unidos que después, cuando intentamos recobrarlo todo luego de regreso imposible.GABRIEL¿Por qué imposible, Graciela? Nos hemos amado bajo el marco de la sierra, la arena, la mica, la champa, la penca, el murmullo del arroyo, el canto de las chicharras ¿No era acaso lo que buscabas al regresar aquí a las Altas Cumbres?GRACIELANos hemos amado, Gabriel, pero hay un mundo que no recobré nunca... Quedó perdido para mí en aquella despedida y tu pasión de hombre no ha logrado devolvérmelo, aunque aquí se encuentra y lo sigo buscando en tus brazos.PACHAMAMAGraciela me pertenece.TATA VIEJOEs verdad. Ella te está buscando, Pachamama. GABRIELAhora soy un hombre y no un niño. Soy un nieto más del Tâta Viejo, y ya no soy un boyero ¿Es eso lo que encuentras diferente? GRACIELA¡Hay muchas diferencias más! ... Yo ahora soy muy diferente, Gabriel, la ciudad me cambió. Ya no escucho el susurro ondulante que sacude las arboledas del contorno.PACHAMAMAEse susurro es mi voz. Puesto que siente el vacío de mi ausencia, se halla muy próxima a mi presencia.TATA VIEJOPero te busca en la forma de Gabriel.PACHAMAMAPorque él lleva sangre serrana.TATA VIEJOTe oí decir que nada te importaba la piel humana, pero puedes valerte de ella... ¡Cómo nos utilizas!PACHAMAMA¿Esperabas algo distinto? Válido para mi mundo ¡Sea!TATA VIEJOPoderosa y posesiva ¿Quién te detiene?... nadie. GABRIEL¿Qué veías en mí, Graciela, en aquel atardecer de tu despedida? Te ayudaré a buscar tu enigma.GRACIELATenías el esplendor de la naturaleza serrana que nunca ha perdido su esencia original, virgen en su poder ancestral, pura y cautivante como los brotes nuevos de los árboles.GABRIEL¿Lo crees así? Sin partir de aquí... ¿he cambiado? Será porque entonces yo no sabía que teníamos el mismo abuelo.GRACIELASí... ahora sabemos que el Tâta Viejo es el abuelo de ambos. Quizás por ello no somos ya, tal como fuimos.GABRIELAntes era mi Patrón y siempre le fui adicto, pero ahora soy su nieto. Es cierto... ¿Hay algo más?GRACIELAHabía algo más... Eras la sobrevivencia de un mundo antiguo cuya identificación con la sierra provenía de una voz de la especie, más profunda que todo lo que te unía a nosotros, los numerosos primos.PACHAMAMATienes razón Tâta, ella me busca en la piel de Gabriel.TATA VIEJOYa soy viejo Pachamama, nos completamos mucho.GABRIEL¿Y cuál era mi atractivo? ¿Por qué te fascinaba más entonces que ahora, con mi pasión de hombre?GRACIELAEstabas incorporado al monte por una procreación nacida en el origen del espinillo, con sus copos de oro. Y el monte se revelaba contigo contra el cemento y los motores, que a mí me llevaban hacia la ciudad.GABRIELSiempre me he quedado en la sierra junto al Tâta Viejo, dentro de su Estancia. Pero ahora soy también yo aquí un Patrón y tengo responsabilidades en ella... ¿Allí radica mi cambio?GRACIELAQuizás... ya no eres libre como una corzuela.GABRIELSólo el monte espinoso puede ser tan libre.GRACIELAHoy creo que por ello tu despedida fue tan rápida y corta. Y en el bullicio que formábamos todos los primos con nuestra partida y nuestros equipajes, dejaste atrás tuyo galopando una estela de polvo que te ocultó rápidamente de nosotros, antes que lo comprendiéramos. GABRIELUn serrano no cultiva la tristeza.GRACIELA¡Una voz!... una conciencia más fuerte que el poderío mecánico de este mundo, te lo había dicho todo.PACHAMAMA¡Mi voz!TATA VIEJO¡Mi herencia!PACHAMAMAMagia y misterio en el poder omnímodo de la PachamamaTATA VIEJO¡Vanidosa!GRACIELAEra el último verano de nuestra infancia y sólo lo comprendí ese día de mi partida, cuando se perdió tu silueta al galope en una dirección diferente, sin explicarnos nada.GABRIELGalopaba al encuentro del Tâta Viejo para quedarme con él, ya en forma definitiva... ahora es también mi abuelo.GRACIELAEs nuestro abuelo. No ha cambiado el Tâta Viejo, sí nosotros.GABRIELNo puede cambiar un estanciero porque no cambia la Estancia... será siempre campo, sierra, siembra, mica, arroyo, vertiente, creciente, luna, ganado, choclo. GRACIELACon todos sus símbolos, como su siesta mateando bajo las parras y frente a su sierra y hablándonos con los ojos cerrados. Pero hemos cambiado nosotros, Gabriel.GABRIELA nosotros nos tocó, trocarnos y retornarnos.GRACIELA¿Lo crees?GABRIELLa Estancia continúa en este lugar y nosotros adentro de ella, al pie de las Altas Cumbres.PACHAMAMAGabriel no me busca, ya no me oye, nunca me ha visto, pero me encuentra y se siente en mi seno.TATA VIEJO¿Serás generosa con él o peligrosa? Nunca es posible conocerte bien.PACHAMAMAEs tu estirpe y quiero beneficiarme con ella.TATA VIEJOTodo lo puedes, pero reclamo mi papel de Tâta Viejo.PACHAMAMA¿Te crees generoso porque has provisto sangre humana para trabajarme? ... Yo la puedo rechazar o premiar.TATA VIEJOPero no podrás quitarme los ritos de mis nietos.GABRIELYo lo escuchaba de niño en su rito siestero, los ojos cerrados y relatándonos historias troyanas bajo las parras ¿Recuerdas Graciela? El mismo encanto que hoy él mantiene en esta sutil serenidad serrana.GRACIELATe entregó su tierra y te entregó a la sierra. Pero nunca te has preguntado cómo te veía yo, cómo te veíamos nosotros tus primos ¿Te has preguntado por qué todos en conjunto te seguíamos?GABRIELNunca lo supe y lo tomé como una dádiva del Tâta y de esta sierra.PACHAMAMAHabla de mí.TATA VIEJO¡Vanidosa! Habla de ambos.GRACIELALlevabas dentro tuyo un hechizo, como si el sello serrano se hubiese hecho carne en tu especie. Siempre abrías la marcha por correrías montaraces. Y luego imponías mutismo junto al sueño siestero de Tâta Viejo, como si nuestra compañía te separase del abuelo. Y partías junto a él por esas aventuras insólitas de sus sueños troyanos, en busca de una Helena imposible.GABRIELEn aquel tiempo él para mí el patrón de la Estancia y transformóse en mi guía desde el día en que me trajo aquí en las ancas de su pingo, después que muriera aquel hijo suyo que fuera mi padre y al que nunca conocí ¡Aún yo era un niño serrano y no sabía que también era mi abuelo! La sangre nos une Graciela, a más del amor que hemos vivido entre los dos. Ya no puedes borrarlo, ha dado un fruto.GRACIELANo buscaba borrar ningún acto conciente de mi vida, ni suprimir los encantos que hubo en ella ¡Como olvidar nuestro amor! Pero no era, en el comienzo un acto exclusivo mío.GABRIELAmbos lo hemos compartido.GRACIELATodos los primos siendo niños éramos un conjunto unido, y rodeando al abuelo creíamos verlo a través de tu persona. Fue el propio Tâta Viejo quien transfirió desde el principio esa imagen, puesto que ya buscaba la continuidad de su vida en la tuya.GABRIELCreo haber cumplido con él.GRACIELA¿Quién eras ya? El mismo quizás... ¿La Estancia? ¿La sierra?GABRIELTodo ello.PACHAMAMAGabriel ya entonces era mío.TATA VIEJOAún era totalmente mío. Yo lo traje aquí en la grupa de mi potro por elección propia.PACHAMAMANo puedes mezquinármelo, soy tu protectora.TATA VIEJOTu poder está en la tierra y eres la dueña del destino de las Altas Cumbres que nos cobijan. Pero la sangre es mi herencia. Debes reconocerlo, Pachamama.PACHAMAMAYo estoy aquí para gobernar a los hombres e imponerles mis reglas. No solicito nunca opiniones. Decido. Ellos me sirven. Ellos me cultivan. Caminan por mi casa, mi Sierra Grande, mis Altas Cumbres. Los elijo.TATA VIEJOEn otros tiempos mi Estancia estaba llena de nietos y yo aún no sabía con claridad, quién de ellos hallábase dispuesto a continuarme en este sitio. Pero el esplendor imponente de la sierra ya lo tenía todo decidido ...era : Gabriel.PACHAMAMATiempo hermoso para todos. Para ti, para mí, para todos esos niños. Pero ahora hemos empezado a andar otro camino, Tâta, debemos ser responsables del futuro.TATA VIEJOSiempre lo has sido Pachamama, es tu mérito.PACHAMAMAY por ello quiero conservar tu estirpe a mi lado, me ha sido beneficiosa y constante.TATA VIEJO¡Insaciable!GRACIELAEn aquellos tiempos eras el primero entre los primos en precipitarte sobre la ollas mansas que el arroyo forma aguas arriba. Y al emerger de aquella agua casi helada, brillaba húmedo y rojizo tu torso soleado, con toda tu bella naturaleza nativa.GABRIEL¿Es ése el único amor que pude despertarte? ¿El de mi piel, Graciela?GRACIELAEra belleza de sierra en esplendor. Hechizo de estas Altas Cumbres, corporizadas dentro tuyo.PACHAMAMAMi especie no es la humana.TATA VIEJOPero implantas tu sello a los vástagos serranos.GABRIELSoy parte de la sierra, por ello crees que la represento.GRACIELAEstá en tus ancestros nativos, aquellos antiguos dueños de las cumbres serranas vencidos y perdidos, que deambulan todavía como almas vigilantes a través de las quebradas.GABRIELDormidos pero vivos ¿Así lo crees?GRACIELASí, vivos dentro tuyo como en el entorno serrano. Ellos se esparcían por tu intermedio junto al aire que nos rodeaba y creíamos percibir sus voces en la soledad del monte, aplastado por la siesta, antes de caer la tarde y romperse el silencio en el coro de ranas nocturnas.GABRIELAmbos lo creíamos entonces, Graciela, pues yo era en aquellos momentos puramente serrano. Desconocía aún quién había sido mi padre. Otras veces sobre las rocas oradadas de morteros donde antaño realizaran sus antiguas ceremonias, me parecía el viento moviendo las ramas, como un cántico misterioso que me retrotrajera al pasado.GRACIELAMe has comprendido.GABRIELFinalmente.GRACIELAY aquí te quedaste junto a todos ellos, en el mutismo silencioso de tu escenario, mientras a mí me devoraba la distancia.GABRIELPero volviste con nosotros, Graciela.GRACIELA¿Por qué nos ocultaron entonces quiénes éramos? ¿Por qué nadie nos dijo que teníamos el mismo abuelo?GABRIEL¿Qué hubiera cambiado?GRACIELAHabría vuelto antes, Gabriel.GABRIEL¿Qué hubiese cambiado? El Tâta me trajo hacia su Estancia y nos hizo crecer juntos. Nos hemos amado aquí ¿Qué hubiera cambiado en aquella despedida? Todo volvió a su seno por fuerza propia.PACHAMAMAA mi seno.TATA VIEJOPor mi fuerza.GABRIEL¿Por qué nos torturamos tanto, Graciela? Ya estamos lejos de aquella despedida... y aún estamos solos. Algo nos separa.GRACIELANo hemos logrado encontrarnos, Gabriel.GABRIEL¿De qué forma?... si aquí te veo a mi lado.GRACIELAYo continúo en ausencia... No logro reintegrarme. El desarraigo fue más fuerte que mi anhelo de regreso.GABRIEL¿Pero fuiste acaso, Graciela, la única víctima de aquel designio ciego dado por los otros? ¿No fuimos los dos conjuntamente arrojados a un destino incierto? A una vida sedienta de amor inconsolable.PACHAMAMA¡Raza de hombre!TATA VIEJO¿Qué quieres reprocharle?PACHAMAMADebilidad. Fragilidad. ¿Crees que así hubiera podido reinar sobre ustedes?TATA VIEJO¿Es ése tu poder?PACHAMAMAEs mi deber. Soy el pilar sobre el que se apoyan todos ustedes. TATA VIEJO¡Extraño pilar que nunca envejece! Antaño fui niño y te vi como a una madre juvenil. Fui mozo y te admiré como a una joven hermosa. Fui hombre y me pareciste de la edad de mis hijas. Hoy soy anciano y al lado mío semejas a una nieta ¡Nunca has cambiado! Y yo en cambio he vivido todas las instancias. PACHAMAMAPero te ayudé a hacerlo. Fui yo quien te señaló dónde hallábase Gabriel... Y ahora me lo mezquinas.TATA VIEJOVelé siempre por él y ya soy viejo.PACHAMAMAEs el único nieto que no te quitaron ¿Verdad?TATA VIEJOEs verdad Pachamama. Se han perdido tradiciones y niegan ahora, el derecho de los abuelos con sus herederos ¡Pude educar a un solo nieto! ...Aquél que casi no lo era. El ilegítimo y por tanto mío solamente ¡Pero lo reclamas para tu reino!PACHAMAMAEs el mismo reino que siempre has conocido, donde me has servido y donde te he recompensado. Gabriel, fue la mejor de mis recompensas ¿Cómo piensas que vas a perderlo estando él conmigo? ¿Acaso alguna vez nos hemos separado?TATA VIEJOSin duda alguna mi Estancia está en tus dominios. Pero todo tu poder no me ha permitido aún, recuperar a Graciela.PACHAMAMA¿Cómo hacerlo? Ella quedó inmóvil en ese límite de su partida, con su valija de viaje en la mano. Partió y al mismo tiempo permaneció aquí, pero estática en el tiempo ¡Sólo a mí me está permitido el estatismo! Graciela no parte ni regresa, permanece fija en aquel día.TATA VIEJO¿Será imposible quitarla de allí? PACHAMAMAAl menos difícil, según lo creo. No sale del pasado ni entra en el presente. TATA VIEJOMi dilema de abuelo es comprensible.PACHAMAMA¡Hijos de mi reino!TATA VIEJO¡Hijos de mi sangre!(La escena se obscurece)CUADRO SEGUNDO(Graciela entra con una valija en la mano. Gabriel llega detrás de ella)GRACIELASin rebelión y sin encanto, sin emoción y sin entrega, yo fui sin ir a ese mundo diferente y me descubrí un día tan lejos tuyo, de quien yo era, de lo que había sido y lo que podría haber sido... Que ya no me reconocía a mí misma.GABRIELEste es tu sitio, Graciela.GRACIELAYa no, pues acepté lentamente o más vale me adapté, a las nuevas disposiciones de mi suerte. Vuelvo a partir Gabriel, la ciudad me ha cambiado y retornaré a ella.GABRIELEsta es tu sierra y tu tierra, Graciela.GRACIELAAsí lo creí al regresar. En mi tristeza impotente por asir un mundo que se evadió dentro mío, he buscado tu compañía con pasión... Sin advertir que soy yo quien se halla lejos tuyo. Con la energía de mis recuerdos yo avancé quizás contra mí misma.GABRIELTe hemos reincorporado a nuestra vida de Estancia.GRACIELALa imponencia del monte helado, la escarcha flotando sobre el arroyo, todo este conjunto parece ahora detenerme, rechazarme. Luego tu silencio... perenne... antiguo.GABRIELEs el silencio del monte donde habla sólo la naturaleza, no los hombres ¿Lo habías olvidado?PACHAMAMAMi voz es la única que habla en el monte. GRACIELAEs ésta, la tuya, como la del Tâta Viejo, una vida distendida en el espacio. La energía del tala erguido sobre churquis invernales, con su piel curtida de sierra. Aspera en el exterior, pero siempre carnosa en su interior como el jugo de la tuna, luminosa como la corola del cardo... ¿Es posible acaso para mí adherirme a esta pulpa olvidada? Todo está como entonces. Yo soy la que ya no me encuentro aquí ... y se impone mi nueva partida.(Sale con su valija y la despiden mano en alto Gabriel y el Tâta Viejo)GABRIELDesde que soy su nieto, Tâta, estamos solos.TATA VIEJONuestra Graciela volverá.GABRIEL¿Será la misma?TATA VIEJOGraciela es nuestra... pero ella debe comprenderlo. Todo vendrá a su tiempo. Las Altas Cumbres con su monte virgen, deberán atraerla como antes y luego traerla hacia nosotros.GABRIEL¿Y qué queda ahora de nuestro juegos, de nuestra infancia de ese destino que nos llevaba juntos? Esta ausencia, lenta y larga, como la noche que envuelve a las ánimas en su manto obscuro.TATA VIEJOAprenderás a no rebelarte por impaciencia, Gabriel, cuando hayas crecido realmente como hombre. Aprenderás a esperar todo con calma, según corresponde al espíritu de las sierras. Para lograr éxitos hay imponderables que un estanciero debe dominar a su estilo, dominándose a sí mismo. Cae el aguacero, la sequía, el granizo o la helada... Y debemos mantenernos erguidos de pie.GABRIEL¿Sin luchar? ¿Perder la fuerza que usted impuso en mí? Me dijo que ésa era su mejor herencia.TATA VIEJOPero siempre hay que esperar con calma aquello que tiene mucha importancia para nosotros. Lo mejor de la vida no llega por imposición de nuestros deseos, presionando. Viene solo hacia uno. Nos busca. Por ello es necesario esperar.(La escena se obscurece)TATA VIEJOGraciela ha escrito una carta y nos anuncia su llegada.GABRIEL¿Será la misma, Tâta Viejo? Han pasado dos años.TATA VIEJOPara todos ...incluso para mí... Yo ya estoy mucho más viejo ¿Acaso no lo sabes?PACHAMAMA ¡No tiene importancia! Las Altas Cumbres, la Estancia, el churqui, la champa, la mica y el arroyo, permanecen siempre en el mismo lugar... Todo está igual.GABRIEL... Han pasado dos años ...TATA VIEJOLa piel humana muda y cambia, sólo la tierra permanece. Debemos aceptar esos cambios.PACHAMAMAYo permanezco ¡Soy la Pachamama! Ellos vivirán, trabajarán, amarán y morirán... para la Pachamama.GRACIELA¿Es posible para mí volver otra vez? El ensueño que ofrece la distancia me precipita hacia anhelos, cual fuegos que crispan mis sentidos.(Graciela entra en escena pero se coloca sentada a un costado, separada de ellos)TATA VIEJOGraciela está con nosotros Gabriel.GABRIELNo es la misma Tâta, han pasado dos años.TATA VIEJOCasi no habla, ni ríe.GABRIELEstamos invadidos de tristeza ¿Qué pasa Tâta Viejo?TATA VIEJOVivimos dos años pensando en ella, en su risa, en su voz. Hoy la tenemos aquí y ya no ríe, ni se comunica. Pareciera dolorida al contemplar su antiguo entorno.(Graciela se levanta dirigiéndose a Gabriel)GRACIELA¿Es posible para mí adherirme a esta pulpa olvidada?GABRIELContinúa todo como estaba cuando partiste.GRACIELANo es verdad. Antes éramos solamente compañeros de juegos infantiles. O románticos amantes... Hoy somos primos de una misma sangre, la del Tâta Viejo.GABRIELNada ha cambiado, fuera de una apariencia... un apellido que es también el tuyo. Y yo desde siempre, sólo he vivido en compañía de nuestro abuelo. Con su ganado, sus sembrados, en su sierra imponente, en su Estancia. Con sus exóticos libros sobre guerras troyanas queriendo siempre rescatar a una Helena imposible. Pero él aquí, conmigo, juntos los dos, sin ninguna Troya y enmarcados ambos en las Altas Cumbres.(Ambos toman asiento en el centro. Tâta Viejo y Pachamamase mantienen de pie a espaldas de ellos)GRACIELA¿Es posible volver, íntegramente?GABRIELSi lo deseas. No voy a imponerte mi voluntad. GRACIELATodo se halla aquí. El monte, impecable, como si la vida se hubiese detenido.PACHAMAMAYo soy eterna.TATA VIEJOY yo transitorio.GABRIELEs la sierra que te invita a su encuentro, Graciela.GRACIELALas mismas voces. El mismo coro nocturno de chilicotes y coyuyos. Las ánimas vigilantes en las quebradas y tu figura al galope de un alazán, por las pampas de estas Altas Cumbres. GABRIELNo estamos en el mismo tiempo, ya no somos niños y nuestro sentimiento es diferente.GRACIELA¡Y el Tâta Viejo mucho más vetusto, como figura épica de sus propios cuentos! GABRIELGraciela... ¡Qué fácil es todo cuando el amor pasional embriaga, y qué difícil es todo cuando se quiere dominar la vida!GRACIELAIgnoro por qué lo tomaste todo. Por el misterio de tu monte, por la acogedora casona del Tâta Viejo que nos cobija en su magia. Pero sabes bien y mejor que yo, que ya no estamos en el mismo sitio.GABRIELY el Tâta Viejo está aún más anciano, casi mitológico.GRACIELAPero ahora, Gabriel, puedo verte frente a frente, sin añoranzas que magnifiquen la ilusión. Ya no somos los mismos...GABRIELNo podemos serlo, Graciela, hemos crecido y nos hemos amado como mujer y hombre.GRACIELAPero como una penca áspera y llena de pulpa, aún pervives intacto Gabriel, como figura épica de nuestros juegos de antaño.GABRIEL¿No puedes apartarme Graciela de aquel niño que fui, cuando yo era tu héroe infantil? Ni siquiera en mis brazos, has adivinado al hombre que soy hoy. GRACIELAAhora sé que comprendes y percibes mejor que yo, las sombras que avanzan hacia nosotros, amenazando el bello poema de nuestra infancia.GABRIELY no tenemos convicción para continuarlo.GRACIELANinguno de los dos es capaz de continuarlo, como yo no soy capaz de permanecer estable a tu lado. La tormenta nos arrojó hacia el camino y hemos perdido las señales del regreso.GABRIELNi yo siquiera con mi pasión de hombre, mi silencio o mi compañía, puedo reintroducirte de improviso en las cumbres serranas. GRACIELA¿O no quieres intentarlo otra vez?GABRIELNo. Pues es un imponderable que es necesario cobijar adentro de uno mismo, sin ayuda de nadie... Nacerá de ti o no volverás más... ¡Adiós Graciela!(Gabriel se ha puesto de pie con actitud fría y Graciela toma su valija para volver a salirpor donde vino)PACHAMAMAPartió nuevamente nuestra niña pródiga.TATA VIEJO¿Acaso te importa? A quien no te sigue, le vuelves la cara con indiferencia. Te conozco bien.PACHAMAMANo puedo intervenir. Graciela se encuentra confusa ante una alternativa humana, en un reino donde no se mide mi poder.TATA VIEJO¿Lo crees de verdad? Yo he visto en ella algo muy distinto, su desubicación con el medio serrano. Allí está su dolor. Por ello no la apoyas.PACHAMAMATe equivocas. Entre mí y Graciela no hay conflicto alguno. Ella ha trasvasado la imagen de la sierra en Gabriel, pero lo quiere reencontrar tal como lo recuerda desde la ciudad. Y hoy día nuestro esbelto mozo ha dejado de ser ese héroe montaraz, aquel de su infancia.TATA VIEJOCreo que fui yo quién te lo dije.PACHAMAMA¿Debo ser yo quién te lo recuerde?TATA VIEJOEstoy viejo y olvido muchas veces mis propias ideas.PACHAMAMAMi reino continúa aquí, inmutable : mis Altas Cumbres cautivantes. El monte natural. La mica brillante. El arroyo manso o desbordante. El coral vespertino de ranas y chicharras inundando el paisaje... TATA VIEJOPero Gabriel y Graciela han cambiado. El bello poema de su infancia es un hecho del pasado.PACHAMAMAHoy crecieron, Tâta Viejo, deben vivir una expectativa nueva recreada por ellos mimos. Sin embargo pueden también ser otra vez acunados por mí, dentro de los brazos eternos de la Pachamama.TATA VIEJO¡Posesiva!PACHAMAMASoy siempre la misma.TATA VIEJO¿Te sería imposible cambiar!PACHAMAMA¿Olvidas quién soy? Soy una Diosa, no tengo involución ni evolución.TATA VIEJO¿Te complace? ¿Nunca has sufrido el tedio? ¡Cuando era niño te veía tan alta! Luego me convertí en un jinete atlético y un día creyendo ver a una jovencita perdida por las quebradas me acerqué en su socorro ... reconociéndote. Hermosa y atractiva, llena de gracia ¡Pero siempre la misma!PACHAMAMAYo te enseñé de niño todos los senderos secretos de las quebradas y entonces no te sorprendías con mi presencia.TATA VIEJOEra sólo un niño serrano. Luego yo partí igual que ahora lo hicieron mis nietos hacia la ciudad y la escuela ¡Monserrat! ¡Ilíada! Realidad y fantasía donde me enamoré de Helena. Claridad y entresueño. Ella fue mi reverso donde primaba el alma de la aventura, por contraste a mi vida inmóvil dentro de la Estancia, cual era la vida de mi padre y sería la futura mía. Mi vida ha sido una lucha constante por defenderme de ti y a la par servirte. Pero Helena era mi sueño ¿Lo comprendes Pachamama? ...Sin poder saber ahora de viejo a cuál de las dos he amado más.PACHAMAMASoy posesiva, es mi ley y nunca me gustó compartirte con Helena. Fue mi rival, lo he admitido hace tiempo. Me robó una parte de ti. Pero ella te abandonó al dejar el Colegio Monserrat, aunque quisieras creer lo contrario evocándola para tus nietos... Yo en cambio fui tu realidad permanente. Servirme es triunfar. Te enriquecí. Te hice procrear. Tu estirpe se prolongará. Lo verás.TATA VIEJO¿Qué más da ya? estoy anciano... He cumplido con todo el ritual propio de un estanciero criollo. Tuve una realidad completa, La Estancia, con sus inmensos campos. Un pasaje transitorio e inolvidable, el Monserrat. Un sueño imposible y mágico, Troya... lejana y desconocida, sólo soñada.PACHAMAMAPero se quedó a habitar contigo desde entonces. Toda vida humana posee tres pasajes, tres paisajes, tres momentos.TATA VIEJOEn cambio la tuya una sola, Pachamama... y no puedes cambiar ni lo deseas. Me acuné con tu arrullo de niño, me cautivé con tu belleza de hombre y me brindas consuelo con tus palabras, de anciano.PACHAMAMANunca te arrepentirás, siempre te lo he dicho.TATA VIEJOEspero que también se lo digas a mis nietos.PACHAMAMA¿Por qué tanta prisa? No han mudado aún el pelecho. ¿O acaso olvidaste las reglas de la naturaleza?TATA VIEJOTodo es fácil, Pachamama, para una madre-tierra que nunca envejece, manteniéndose permanentemente joven ¿Puedes mirarme con atención? Ya no soy aquel niño al que guiabas por los caminos serranos de huella. Tampoco el muchacho que se prendara de una beldad femenina mientras cabalgaba airoso en su alazán, con toda la virilidad de los treinta años, cuando aquel día te apareciste frente a mí a la hora de la Oración en una quebrada. Ahora me queda muy poco tiempo hacia delante. Bien lo sabes.PACHAMAMAPoco importa Tâta Viejo, solamente es válido para mí la continuación de mi reino, el bien de la tierra.TATA VIEJONo cambiarán nunca... nunca... nunca...nunca.(Entra Gabriel)GABRIELEl ganado se ha multiplicado, Tâta.TATA VIEJOTienes pasta de estanciero, Gabriel, la peonada te quiere y escucha.GABRIELEl choclo prospera, tendrá granos esponjosos.TATA VIEJOHas elegido bien la tierra para sembrar. A tu lado los peones trabajan con gusto.GABRIELLas pircas fueron renovadas y extendidas.TATA VIEJOMi nieto lleva mi sangre y tu tierra prospera, Pachamama.PACHAMAMA¡Yo lo estoy llevando de mi mano!TATA VIEJOPero él tiene una energía incomparable que no procede de tu poder. Una energía humana.PACHAMAMADe nada le serviría sin mí.TATA VIEJOHay un genio en el hombre que desconoces, Pachamama... Y sólo aquél que lo posee puede bien servirte.PACHAMAMAPor ello elegí tu estirpe ¿Me crees tonta? Piensa...TATA VIEJOPero Graciela se ha alejado nuevamente y mi estirpe sin ella no está completa. Hay un vacío circulando por las quebradas y las Altas Cumbres susurran tristes su nombre por las pendientes.PACHAMAMANo podemos sufrir más por Graciela, que se fue por sí misma. Ella no alcanzó a encontrarme pues está demasiado pendiente de Gabriel.(Entra Graciela llevando a un niño de la mano)GRACIELASi la sorpresa de mi nuevo regreso es inquietante para ti, o tal vez ya te sea indiferente, para mí parte de una necesidad propia. Tal vez porque crea que un niño es un regalo ...Un gurí de regalo... Gabriel : éste es Gurí.GURÍYo no te conozcoGABRIELYa me conocerás. Soy tu padre, Gurí.TATA VIEJOYo soy el Tâta, Gurí y ésta es mi Estancia.PACHAMAMAYo soy la Pachamama, Gurí y arrullaré tu sueño. Te guiaré por las quebradas y haré de ti un estanciero poderoso.TATA VIEJO¿Recién llega y ya lo eliges?PACHAMAMATengo mis preferidos, bien lo sabes. Soy totalmente parcialGURÍ¿Cómo se llama la señora sin cara?PACHAMAMAYa puedes ver Tâta, lo fácil que me acerco a mis preferidos ¿Estás tan viejo que lo has olvidado? Cuando sea el momento preciso Gurí conocerá toda mi belleza.GABRIELAquí no hay ninguna señora, hijo mío, la única mujer que está con nosotros es tu mamá.GRACIELASomos los cuatro de esta familia que estamos aquí juntos, el Tâta Viejo, tu papá y yo, junto contigo... no hay nadie más Gurí. GABRIEL¿Has vuelto de verdad Graciela, para quedarte?GRACIELATe traje al Gurí y el es ahora lo que más importa. Lo concibió la sierra, más que nosotros mismos.GABRIEL¿Escuchas a lo lejos, Graciela? En derredor nuestro y en cada rincón del monte el canto de las ranas y chicharras nos brindan la música más antigua de la tierra.PACHAMAMAEsa es mi voz y mi partituraGRACIELAEs esa fuerza natural... lo que yo vengo siempre a buscar en la energía de tus brazos.PACHAMAMAGraciela continúa buscándome y ya Gurí me ha encontrado.TATA VIEJOMás poderosa que nosotros. Más intensa. Anterior. Y dueña de nuestras vidas.PACHAMAMAHas salvado tu estirpe Tâta, ahora tienes al Gurí en tu Estancia, pues el ensueño de Graciela fue muy poderoso y la hizo regresar.TATA VIEJOConozco Tu poder Pachamama.GURÍYo no te conocíaGABRIEL¿Te era necesario Graciela, un divagar tan incierto de marchas y retrocesos?GRACIELATanto como mi interioridad requería para identificarme con mí misma... Pues yo busqué sin lograrlo la ruptura con el viejo ensueño.TATA VIEJOUn ensueño no se rompe, pues allí he amado yo siempre a Helena.PACHAMAMA¡Infiel!GRACIELA¿Por qué el amor que me trajiste en tardes como éstas bajo la frondosidad de los talas, me pareció siempre el mismo de la infancia?... Como tus pasos ágiles de niño que acudían de noche hasta mi ventana para llenarme el dormitorio de luces volantes, invadiéndome con ese ondulante vuelo de los bichitos de luz o el recto cometa verde de los tucos.GABRIELPorque era el mismo amor, cambiadas las edades. Fueron luces de tuco en tu cuarto al principio... Y fuego de hombre después. Yo anhelo que seas la misma Graciela.TATA VIEJO¿Es la misma?PACHAMAMATambién es mi pregunta.GURÍ¡Es mi mamá!GRACIELAPorque yo, aunque crea no ser ya parte del monte, estoy unida a él como a ti, como al Tâta Viejo, como a los talas centenarios, por un poder que va más allá de nuestros sentimientos. PACHAMAMAMi poder.TATA VIEJOTu poder, Pachamama.GRACIELAY ese poder por una transmisión de espacio, pervive en ti y es el imán que me trae siempre de vuelta.GABRIELPorque se mantiene en el centro de nuestro escenario común. El Tâta Viejo. Las Altas Cumbres. El monte puro y natural. La Estancia.PACHAMAMALa Pachamama.TATA VIEJO¡Celosa!GRACIELAEs el llamado que siento de mi especie serrana, de la estirpe del Tâta que nos une y que se halla impresa en mi pasado como en el tuyo.TATA VIEJO¡Mi estirpe!PACHAMAMATu estirpe, Tâta, la misma que vengo protegiendo y enriqueciendo.TATA VIEJOLa estirpe que te sirve y te obedece ¿Acaso no estás viendo la continuidad de nuestro servicio en el pequeño Gurí?PACHAMAMAHace mucho que supe elegirla, pero te has beneficiado conmigo. Hemos convivido. Nos hemos apoyado. Nos dimos lo mejor de cada uno. ¡Estamos mano a mano!... Y puedo llevarme a Gurí.TATA VIEJO¿Llevártelo?PACHAMAMALlevarlo por las quebradas. Enseñarle los senderos. Mostrarle los depósitos serranos de mica negra y plateada. Desnudar mi rostro ¿Lo recuerdas?(Graciela y Gabriel se hallan sentados mateando, él le entrega un nuevo mate cebado que Graciela concluye de tomar chirriando la bombilla)GRACIELACuando las voces nocturnas te invadan Gabriel, junto ala sierra y aún no hayas desmontado tu alazán... piensa que puedes hallarme hoy o mañana. Porque a tu puerta volveré una y mil veces como se vuelve al interior de nosotros mismos.( Graciela devuelve el mate y parte. Gabriel coloca la pava con el mate sobre una mesa y sale en dirección opuesta )TATA VIEJO¿No intentarás detenerla?PACHAMAMASólo me interesaba su vientre y ya nos dio el fruto aguardado. Tenemos con nosotros al Gurí ¿Es que piensas por ventura que alguna vez voy a faltar a mi ley? TATA VIEJOCreí que por una vez tendrías chispa romántica.PACHAMAMANo Es para mí ese acto humano ¡Soy la Pachamama!GURÍ¡Yo soy el Gurí!TATA VIEJO¿Por qué no pudieron Graciela y Gabriel ser tus favoritos? ...Y en cambio nos elegiste a Gurí y a mí...PACHAMAMAPorque eran almas en conflicto. La Pachamama se muestra sólo a los espíritus libres de tormentos. No soy una diosa que rige corazones humanos ¡Yo rijo sobre el escenario de los paisajes! Me extingo en las ciudades cuando la multitud domina y me avasalla. Soy apenas una voz, un susurro, para los seres humanos complicados con vida mundana.TATA VIEJOHe quedado conforme. Envejecido te veo siempre joven y puedo confiarte a Gurí... serás su aya, o casi su madre.PACHAMAMA¿Estás cansado Tâta Viejo? ¿Quieres dormir? ...Tengo una almohada mullida para ofrecerte.TATA VIEJO¿Dónde?PACHAMAMAEn mi pecho de madre, el que te arrulló junto a tu cuna, el que te vio crecer, trabajar, cabalgar, amar, procrear...TATA VIEJORecuerdo todo ello.PACHAMAMAEs tarde ya. Inti se puso hacia el ocaso. Ocultó sus rayos diurnos dejando platear a la luna. Ahora debes dormir en mis brazos.(Pachamama abre sus brazos extendiendo su túnica obscura, Tâta Viejo apoya en ellos su cabeza y la Madre-Tierra lo envuelve con su manto quedando la escena en semipenumbra)....................................Alejandra Correas Vázquez....................................
 LA PAZ DEL ELEGIDO(TUTHMOSIS IV,  ABUELO  DE  AKHENATÓN) ............................Un radiante mediodía la planicie de Gizáh contemplaba la presencia de un grupo de príncipes menfitas que venían de caza. El sol caía con sus lenguas de fuego rebotando sobre la pulida superficie de las tres pirámides. La arena semejaba un gran mar amarillo centelleante, ante el resplandor del astro rey. Una placidez encantada sumía sus figuras extendiéndose por aquel escenario, donde el coro de voces juveniles cubrieron muy pronto la soledad de la atmósfera.Ágiles como sus corceles, estos príncipes de Menfis recorrían la dimensión arenosa del desierto con la alegría rebosante de su juventud. El bronce rojizo de sus cuerpos contrastaba con la coloración clara de sus vestiduras. El esplendor de la vida emanaba de cada uno de ellos, como un canto a la naturaleza.El conjunto era vigoroso. Animados por la caricia luminosa del día, expresaban con su plenitud el placer de la existencia. Los temperamentos particulares definían sus naturalezas íntimas. Uno de ellos (el más joven del grupo) tenía caracteres de notable sensibilidad : Muy delgado, refinadamente esbelto, de elegancia delicada, mostrando una frente alta y abultada que expresaba con soltura su temperamento intelectual. En contraste, su rostro estaba enmarcado por unas orejas pequeñas y adornadas de argollas. Su cabellera morena era muy abundante y la vellosidad le cubría la nuca.Con sus manos finas de huesos pronunciados, dirigía con esbeltez al brioso caballo. Su gesto aristocrático y altivo, sujetaba el mentón sin perder la dulzura general. Nadie habría concebido al contemplarlo que aquel núbil príncipe (de delicadeza rayana en lo femenino) pudiese ser hijo del musculoso y cruel faraón Amenofis II, quien estremecía todos los extremos del Nuevo Imperio Egipcio, con su arrogante personalidad.El príncipe Tuthmosis era un joven totalmente discrepante en estructura personal, con su padre. No tuvo aquella familia de nobles de la XVIII dinastía, en todo su conflictuoso devenir, ningún otro miembro tan exquisitamente dulce y afable.La historia iba a ponerlo en la cabecera de un largo movimiento (como personaje iniciador de una aventura sociopolítica, a la vez triunfante y trágica) que habría de culminar en la fabulosa revolución de Amarna.El era, sin embargo, una personalidad ajena a todos los conflictos domésticos y políticos del escenario en medio del cual tocóle nacer. Y habíase mantenido al margen de ellos. hasta el día de aquella "promenade" en Gizhá. El papel que habría de representar estuvo muy por encima de sus ambiciones y llegó hasta aquel sitial de los elegidos, por imposiciones ajenas a su voluntad y a sus decisiones.El príncipe vivía por entonces, ajeno a las ambiciones faraónicas. Consciente de no ser el heredero oficial de la corona, evolucionaba su fresca existencia en las emociones contemplativas del espíritu, que habrían de acompañarlo toda la vida y en la lectura de libros jeroglíficos, en los cuales basó desde el comienzo su preparación intelectual. Pero Heliópolis decidió otro futuro para su destino.En aquel luminoso mediodía en Gizáh, engalanado de juventud, este príncipe norteño (era de Menfis) hallábase sumido en pensamientos muy distantes a los devenires que le aguardaban. Las aventuras violentas de su padre el Faraón, estaban ausentes de su mundo interno. Lo único que el jovenzuelo pareciera haber heredado de Amenofis II, es el gusto por la vida al aire libre. Pero aún esta simpatía equivalente tenía matices opuestos. Incluso su propio padre había reparado muy poco en él, ya que era un descendiente educado en el norte. O sea en el Bajo Egipto, hacia donde bajan las aguas del Nilo. Mientras que el padre tenía su residencia en el Alto Egipto o sea el sur, Nilo arriba.Tuthmosis era fresco en delicadeza y elegancia como la melodía de esas liras orientales. Aquel paseo de cacería debía tener para él, un interés mayor en la contemplación de la naturaleza o de los monumentos de Gizhá, que en la persecución de víctimas de caza. Todo su comportamiento posterior parecería demostrarlo.El sol caía incandescente y la arena, ardiente como una llamarada, impuso a los príncipes menfitas un intervalo de descanso. Descendieron de sus carros de caza con fatiga y fueron en busca de la sombra, cuyo amparo ofrecían los monumentos. Tuthmosis eligió reposar junto al Dios Esfinge, a quien la arena cubríale todo el cuerpo dejándole sobresalir únicamente la cabeza, lo que alcanzaba una altura de más de quince metros.Su cuerpo se distendió y la quietud llenó aún más de meditaciones aquel silencio pétreo de Gizhá. Mientras el país se conmovía en agitaciones sin cuenta, llevado de la mano de su fogoso faraón Amenofis II, el joven príncipe contemplaba la imperturbabilidad del desierto a la sombra de aquellos silenciosos monumentos que tenían ya entonces, más de mil años de existencia.La serenidad del ambiente en aquella siesta sahariana, terminaría por hacerlo caer en un profundo sueño. Sus facciones adquirieron una mayor dulzura y su cuerpo bello y bronceado cobró una elegancia mayor, así dormido a los pies del Esfinge de Gizhá.De improviso, como un relámpago caído en aquel ardiente mediodía, o como un trueno que invadiera la monotonía del escenario interrumpiendo el descanso, una voz sonora y penetrante quebró la placidez de Tuthmosis :"¡Alza los ojos y mírame!¡Oh hijo mío Tuthmosis!"El príncipe se incorporó con la rápida agilidad de su cuerpo, extrañado y sorprendido. Alzó los ojos como le dijera la Voz y buscó con inquietud su procedencia... pero... ¡Nadie había allí! Ningún personaje real y humano como él, sólo la imperturbable forma pétrea de el Esfinge. Y la Voz continuó hablándole para confirmar al muy asombrado Tuthmosis, que efectivamente provenía de allí, de El :"¡Yo soy tu padre! ¡El Dios Sol!Y te doy mi reinado sobre esta tierra"Enmudecido y sin dudar ya, permaneció sumiso y arrobado junto a la gigantesca figura del Dios Solar de Heliópolis que le hablaba. El Esfinge con su rostro pétreo continuó en el mismo tono emocionado, dispuesto a transformar toda la existencia de aquel príncipe y de la nación entera. Un príncipe olvidado. Alejado de la fastuosa corte tebana. Pero en aquel instante "elegido" por el dios sol del Egipto. Su mensaje continúa grabado en piedra desde entonces:"Tu estarás a la cabeza de los vivientes adornado de la Corona Blanca y la Corona Roja y estarás sentado en el trono de Geb, el Dios Tierra. El país te pertenecerá a todo su largo y todo su ancho así también como todo aquello que ilumina el ojo del Señor-de-Todo... las riquezas de Bajo Egipto y el Alto Egipto así como los grandes tributos de todos los países serán tuyos. Todo es para tí por largos años. Mi apoyo y favores son para tí. Hace muchísimos años que posé en tí mi mirada y mi corazón.""Tú de tu parte me protegerás porque tal como estoy hoy día me encuentro como enfermo y como ahogado por la arena del desierto donde resido ¡Atiéndeme y ejecuta mis deseos! Toma conciencia de que tú eres mi hijo y mi protector ¡Ven a mi pronto! Estoy contigo." "¡Yo soy tu guía!"El silencio volvió a invadir las soledades de Gizhá, mientras este joven, extasiado, tomaba conciencia despacio y con mucho esfuerzo, de la maravilla que le acontecía. No se había preparado nunca para tanta responsabilidad, ni superaba aún el asombro de los sucesos, pero iba a cumplir con empeño y entusiasmo, los deseos de su padre el dios solar.Si los dos monarcas célebres que habrían de sucederle como herederos legítimos (Amenofis III y Akhenatón) serían baluartes de la  Paz  suprimiendo las guerras, en él esta Paz se destaca sobremanera, porque recibió en sus manos un reinado totalmente agresivo, guerrero, devastador de rivales... (donde la batalla de Armagedón o Meggido ganada por Egipto ha quedado como un mito) y lo transformó en un reino pacífico.Su persona como ser humano, es como un bello poema surgido entre los desencuentros de los hombres, que le antecedieron y los que habrían de sucederle. El abrió una ruta que hizo vivir a los habitantes del Nilo y sus vecinos, un centenar de años dichosos. Alabémosle aunque sea luego de treinta y cuatro siglos, por un mérito semejante.....................................Alejandra Correas Vázquez...................................
LA  CASA  DE  MISIÁ  JEROMITA...........................(Del  Cofre  de  la  Abuela)...................1 - UNA  DAMA  FRANCESAEra muy particular la casa de Misiá Jeromita. Ella había enseñado a todas sus chinas y chinitillas (nacidas en una pampa cordobesa boscosa junto a peones gauchos entre arreos y cuadreras) a conocer los distintos objetos de su casa por su nombre en francés.... según ella lo pronunciaba... luego de haber perdido en tres generaciones el uso correcto de este idioma. De igual modo, las chinitas sirvientas esmerábanse al máximo para satisfacer los deseos de su distinguida patrona, usando para ello difíciles apelativos que llegarían a transmutarse en un idioma desconocido.Misiá Jeromita era una dama elegante de origen francés, quien lucía su estilo parisino dentro del círculo social formado en el pueblo estanciero de Santa Rosa (Departamento Río Primero, prov. de Córdoba, Argentina). Y los santarrosinos que eran ricos ganaderos criollos, estaban orgullosos de poseer en sus alejados lares a tal dama de alcurnia. Ellos considerábanla como a un bien propio. Aunque poco comprendiesen (como hidalgos campesinos sencillos que eran) sus esmerados cuidados en la forma, sus sutilezas armónicas, su charme y su "savoir faire". Todo ese conjunto estilístico completamente extraño para aquella pampa criolla llena de gauchos y vacunos, y aislada dentro de su geografía provincial hacia finales del siglo XIX. Jeromita con su ascendencia francesa y su belleza (muy reelaborada por ella misma) conviviendo entre terratenientes de origen hispanocolonial --pero muy alejados en distancia de la ciudad universitaria de Córdoba-- organizaba para ellos frecuentes "saraos" en su lujosa casa de Santa Rosa.Su imagen coqueta y cautivante ocupó el interés de las viejas familias estancieras que vivían dentro de aquel entorno de ganaderos solitarios en sus predios, quienes mirábanla (o admirábanla) siempre sorprendidos. Tal como si ella fuese una auténtica presencia consular gala, ubicada en la mismísima Santa Rosa. La dama por su parte hacía todo lo posible (y lo imposible) por representar dicha identidad, siempre bajo la mirada inquieta de Don Gregorio Gordillo, su marido, el cual jamás dejó de asombrarse frente a Misiá Jeromita Brandán.---Pues... Po... como diga Jeromita-- admitía de continuo Don Gregorio ante sus ocurrencias, pues nunca Jeromita podía hallar algo que ella no quisiese modificarLo cambiaba todo : Arreglos. Ordenes. Mensajes. Propuestas. Ornamentación. Disposiciones. Siempre encontraba la forma de modificar el mundo de su entorno, a su imagen y semejanza. ---Po... Pues... como diga Jeromita-- aceptaba una vez más Don Gregorio Quien debía vérselas en serias dificultades como hombre de empresa que él era, sorteando situaciones inesperadas para complacerla, con la resignación de todo marido pacienteSe la obedecía, se la imitaba, se la consultaba, se la quería. Se hablaba de ella todavía más medio siglo después en la ciudad de Córdoba, luego de que aquellos prósperos estancieros santarrosinos evacuaran las pampas linderas al Río Primero debido a la erosión. Cuando mermó el caudal de agua necesario para la cría de ganado, al construirse el Dique San Roque que le robó el río, la lluvia y la fertilidad."Como decía Misiá Jeromita"... era el comentario de las ancianas en mitad del siglo XX al evocarla. Al recordar su época galante de antaño, cuando fueran niñas casaderas en tiempos de Misiá JeromitaSu figura perduraba aún en el recuerdo como una leyenda, recordando esa Belle Èpoque santarrosina donde ella enseñaba a las niñas hijas de ganaderos, "el toque de distinción"... El cual más tarde ellas lucirían en los salones sociales citadinos, al trasladarse dichas familias hacia la ciudad de Córdoba, debido a la sequía provocada por la construcción de aquel dique que arruinó los campos santarrosinos. Un savoir faire francés y parisino (de alguien que no conocía París) pues Misiá Jeromita inculcóles con preciosismo ese estilo, modelando en formas de societé a toda esa generación de "demoiselles" aisladas en un pueblo pampeano y que nunca conocerían tampoco París. Educación de salón apropiada, llena a un mismo tiempo de matices gráciles y humorísticos. Nada escapó a sus brillos alambicados, ante el asombro de Don Gregorio, su marido.Gran anfitriona, poniendo en práctica su "sabuafé" (savoir faire, tal como ella lo pronunciaba) conocía el uso preciso de cada cosa, cada detalle, cada movimiento dentro del estilo elegante de recepción. No sabría un francés académico (eso fue evidente) pero conocía el estilo y la justa medida de la economía francesa. En ambas cualidades distinguióse con eficiencia, para tranquilidad de su marido, quien debía financiar su sinnúmero de recepciones. Pues así como proponía elegancias y decoro, medía el centavo en cada gasto. No era una contradicción, era un estilo. El estilo conocido como "la economía francesa". No tiraba una sola "chirola" de más (dicho en buen criollo).En su casa de Santa Rosa no faltaba nada: Ornatos franceses. Platería alemana. Antigüedades coloniales. Porcelana china. Biombos japoneses. Mantones de Manila. Mobiliario. Mantelería. Quinqué. Sillón vaivén. Tapicería... El último grito de la moda, todo lo nuevo o lo antiguo. Pero lo exhibía en el momento preciso, con la clara conciencia de la gente verdaderamente distinguida que nunca cae en el abuso del "parvenu". Es decir, que no se viste de seda todos los días y a toda hora. Que no habla de su esplendor pasado o presente, ni apabulla a sus amistades con exhibicionismos. Sino que les brinda sus comodidades para que todas las compartan. Que no ornamenta su casa el año entero para una fiesta inexistente, sólo el día adecuado y en la ocasión precisa.2 - LA FIESTA DE SANTA ROSA....................................El pueblo estanciero de Santa Rosa festejaba año a año la fiesta de su Santa Patrona (Santa Rosa de Lima) el día 30 de agosto, con un evento especial. Y en aquel año una personalidad conspicua del gobierno nacional (eran las últimas décadas del siglo XIX) hijo de esta provincia y orgullo de su Universidad, debía arribar al pueblo de Santa Rosa para visitar a esos ricos ganaderos, que tenían por entonces mucha fuerza política. Como sucedía siempre por esos tiempos, los estancieros criollos decidían elecciones. Y él iba a llegar allí como candidato a presidente, para presenciar los festejos del 30 de agosto, día de su Santa Patrona Santa Rosa, en el pueblo de Santa Rosa y ...¡Bajo la tormenta de Santa Rosa!Y esa personalidad muy grata a toda la provincia cordobesa era el Dr. Figueroa Alcorta, por entonces ministro de la nación y más tarde presidente de la Argentina. El cual arribaría allí el día preciso y a la hora justa de la ¡Gran Tormenta!... situación ésta muy complicada e ineludible para todos los santarrosinos que tenían (y tienen ya de hecho) asumida tal situación. Festejos patronales por otra parte ¡magníficos!...Yo he conocido en mi infancia (por ser el solar original de mi familia materna) esos festejos de Santa Rosa, en Santa Rosa y bajo la Tormenta de Santa Rosa... Una exhibición de pompa criolla estaba preparada para aquel día y aquel honorable arribo del Dr. Figueroa Alcorta. Desde temprano con las primeras luces escucháronse las guitarras criollas, con arpegios resonando en el melancólico estilo de las "sureñas" (hoy olvidadas pues las últimas las cantó Gardel) que era el folklore tradicional lugareño santarrosino por ser zona de pampa. Sumábanse a ello las carreras de sortijas, cuadreras y embolsados. Competencia de bochas y palo jabonoso con bellos premios. Bailes de Cielitos y Media Caña, sin faltar el Pericón Nacional.También hubo exhibicionismo de danzas locales con el "gato cordobés" y la "jota cordobesa" (su último cultor fue le Chango Rodríguez) que junto a las norteñas zambas y chacareras santiagueñas levantaron todo el polvo necesario que no podía faltar en una fiesta campera.En las rotondas la banda oficial de Santa Rosa hacía danzar a las parejas de novios muy atildadas para ese evento, con un "valsesito cordobés", herencia viva del vals peruano que llegara por el Camino Real a través de las caravanas de carretas. Luego del desfile oficial vendría el rico desfile de manjares, abriéndose con las infantiles nieves de azúcar y alfeñiques caseros. A posteriori llegaría la picante y salada humita en chala, empanadas criollas, enormes ollas de locro esparcidas a lo largo de la calle central con una china cucharón en mano, siempre gritona. Chorizeada. Chinchulines. Charqui. Asados con cuero, a la llama y a la parrilla.La paisanada completa íbase preparando para consumir o vender : Monturas labradas. Estribos. Chambergos. Vinchas. Cimbas. Cinchas. Ponchos. Alfombras de cuero de vaca. Canastas de mimbre y bordados excelentes. Ofrecíanse también especies para condimentar : cúrcuma, chimichurri y ají dulce o picante. Chuño de papa o de banana. Yuyos para agregar al mate en esa poción típicamente cordobesa con sus variadas virtudes : peperina, paico, boldo, carqueja, tomillo, palo blanco y yerbabuena. Yerba Mate misionera, paraguaya o brasilera.(Aclaro que actualmente se repite toda la fiesta patronal de Santa Rosa como un evento turístico)Escuchábanse serenatas por doquier, donde la copla criolla tomaba relieve poético, mediante payadas tanto pagas como gratuitas. Se hacía gala de esa resistencia gauchesca acostumbrada a los arreos con semanas sin dormir... y con "cultura alcohólica". Es decir, bebiendo cuánto bebieran nunca una palabra irrespetuosa, sin una torpeza, ni un ridículo. Con esa virtud o predisposición que permitía al gaucho cabalgar o malambear "hasta que las velas no ardan". Pero aquí en Santa Rosa en el día de su Patrona, esto sucede hasta el toque de queda, que llega generalmente de improviso por la Gran Tormenta que se abate sobre Argentina, con la cual finaliza este evento anual del 30 de agosto. Y que es el momento justo de desatar el caballo del palenque ...¡para ir en busca de un refugio! porque arrecia la lluvia y el tierral es insoportable. Pues ha arribado como todos los años en ese mismo día la Santa trayendo consigo a la Gran Tormenta.¡Llegó Santa Rosa! ... hecho climáticoEl pueblo de Santa Rosa se ha convertido entonces en tierra, vendaval y sal de la Salina Grande próxima, creando una emoción expectante. Por momentos cuando se retrasa algunas horas hasta el atardecer (pues ella es muy puntual) los participantes en cantos, sortijas y embolsados semejan una trouppe hechizada por este perdón de algunas horas más, con que los beneficia la Santa. Se engullen con mayor entusiasmo que nunca, las últimas empanadas aún tibias, saboreando alguna larga costilla cortada en vertical como si fuese un sable, hasta que el tierral hace correr a todos en busca de refugio. Los niños como siempre (más vivarachos) eluden el retorno al hogar mientras sus madres los llaman a gritos temerosas y escondidas desde el interior de sus viviendas, con las ventanas ya cerradas. Pero ellos en la plenitud de su infancia van zigzagueando de vereda en vereda, vivando a la Santa en medio del arenal suspendido en el aire, cuyas ráfagas hieren los ojos renovando su emoción con gran entusiasmo :---¡Viva! ... ¡Viva Santa Rosa!No es esta fiesta patronal una carnestolenda, pero convoca hoy (y convocaba mucho más en ese tiempo con gran fuerza) a la raíz interior de la paisanada gaucha, que unida a los estancieros locales sentíanse todos apasionadamente santarrosinos. Estaba arraigada el alma telúrica y ancestral de todos ellos, cual si la santa peruana (tal vez por ser india según la leyenda vox populi local pues allí la llamaban "santa india") se convirtiera en una Pachamama. La Tormenta de Santa Rosa es un hecho anual que se abate sobre el territorio argentino en esa fecha, casi como un hito simbólico. El tierral levantado por la ventolera y la ansiada lluvia del final (sobre el páramo seco que sale del invierno) da un giro climático a la nación entera. Y por último el frío... ¡Frío! ...mucho frío, cortando de golpe el fuerte calor que la preludió en esos días. Los santarrosinos consideraban que la propia Santa Rosa llegaba a Santa Rosa con la Tormenta de Santa Rosa y ésa era su forma de visitarlos. Estaban totalmente convencidos de ello y nada mejor que recibirla con un gran festín.3 - LA SANTA INDIA ......................La fiesta rimbombante dio comienzo aquel día del arribo del Dr. Fiegueroa Alcorta aspirante a presidente de Argentina (cargo que obtuvo).Llegaron casi al mismo tiempo los peones gauchos, los puebleros, los estancieros, las autoridades locales, la banda musical del pueblo y el cura párroco quien era en este evento casi el "dueño", por ser una fiesta patronal. Y luego llegó por cierto la figura central homenajeada: el Dr. Figueroa Alcorta y su elegante comitiva ensombrerada. Trajes obscuros, guantes blancos, chalinas claras y bastones con mango de nácar.Caminaban por la calle central entre los "¡vivas!" de aquella población campestre, simple y bucólica, custodiados hacia derecha e izquierda por los mejores domadores de la zona montados en sus briosos potros de nerviosas colas, con los arneses tachonados por monedas de plata. Los jinetes iban también ataviados con el traje especial de ceremonia de "gaucho rico" (a lo Zupay) muy negro, camisa blanca bordada, pañuelo rojo al cuello y rastra de plata, con chambergo criollo y portando banderas argentinas.En dirección opuesta a ellos por la misma calle, los estancieros santarrosinos hacían su entrada para recibirlos, llevando en su hombro izquierdo el poncho elegante de alpaca boliviana (una tradición altoperuana colonial) color marrón claro, que siempre los caracterizaba. Completando de tal manera aquel rimbombante espectáculo, la banda pueblera comenzó a tocar un típico valsesito cordobés..Todo era muy teatral. Muy pueril. Muy bucólico. Muy ... ¡pero muy de Santa Rosa!4 - LA CASA DE LOS GORDILLO.....................................La fiesta pública finalizaba luego de dichas solemnidades camperas, para dar comienzo a festejos privados con asistencia de estos ilustres visitantes agasajados por la gran anfitriona --Misiá Jeromita-- en su casa engalanada (casa que era el orgullo de todos los santarrosinos). Y así ingresó a su interior aquella comitiva de políticos encumbrados : el cortejo ensombrerado con bastones de nácar y chalinas claras al cuello, que acompañaba al Dr. Figueroa Alcorta.Pues la casa que Misiá Jeromita poseía en Santa Rosa era ideal para agasajar a estas visitas especiales e iba ella ese día una vez más, a convertirse en la anfitriona máxima, con todo el gran aparato que esto involucraba. Y su aparatosidad, no tenía límites, mantenía siempre impresionados a todos los santarrosinos. Su morada estaba ahora engalanada por ornatos especiales, algunos de los cuales se reservaban bien guardados para ocasiones apropiadas y que ahora era oportunidad de bien lucir. Los altos sillones de la sala veíanse cubiertos por largos brocatos de seda colgantes hasta el piso. Toda la casa estaba de fiesta: galerías y cuartos, despensas y pasillos en su totalidad, se hallaban vestidos de seda. Dentro del ornato general la casa de los Gordillo parecía ahora hallarse en una total semipenumbra durante todo el día, pues los cortinados espesos y lujosos impedían la entrada propia de la luz diurna. Habíase convertido este domicilio santarrosino en un muestrario de elegancias refinadas, pues no se presentaba de continuo la oportunidad recibir como visitante en Santa Rosa a un futuro presidente, al que todos allí daban ya por seguro en dicho cargo. Además él mismo buscaba con este paseo por pampas cordobesas el apoyo de los prósperos estancieros para su elección. Y menos aún, que tal figura honrara la casa de Misiá Jeromita y pernoctase esa noche en ella. Luego y debido a esto, todo estaba allí renovado y de punta en blanco : ¡ Y las camas con su dosel !Cada cosa aparecía en un sitio diferente no sólo en el salón de recepción, sino asimismo en las distintas habitaciones donde el conjunto había sido modificado. Y hasta la cocina y las cocineras, estaban cambiadas por completo en su aspecto Pues las chinitas mestizas de tradicionales pañuelos rojos en la cabeza, lucían adornadas ahora por cofias blancas empuntilladas y con mucho almidón. Como muñecas de estanterías.Las personas importantes de Santa Rosa estaban todas reunidas allí en aquel agasajo, exhibiendo sus atuendos más elegantes y rodeando la mesa oval, paquetísima, enmantelada, de Misiá Jeromita... Y como siempre acontece cada 30 de agosto todo comenzó a obscurecerse, pues había llegado con puntualidad : ¡La Tormenta de Santa Rosa!5 - LA GRAN TORMENTA NACIONAL..........................................La exquisita comida con preparación artesanal servida en platos de fina porcelana francesa, con cubiertos altoperuanos de plata labrada, servilletas de lino paraguayo bordadas al "ñandutí", con esos comensales erectos y sentados en sillas de madera con altos respaldos ...sufrió un repentino contraste... y siendo aún mediodía fueron cerradas todas las ventanas.Tendría todo este conjunto de personas perfumadas, que continuar degustando delicias con el quinqué encendido, aunque fuese de día.El Dr. Figueroa Alcorta era atendido con elegancia y exquisitez por la dueña de casa. Y con solicitud por aquellas chinitas ceremoniosas, educadas para el servicio de los huéspedes de Misiá Jeromita... las cuales vestidas de punta en blanco y muy almidonadas (las negras crenchas trenzadas y encofiadas) hacían gala al hablar al Ministro (aún era ministro de la nación) de dirigirse a él en lengua francesa, con ese especie de "patois" que había recreado Misiá Jeromita en su entorno. 6 - EL PATOIS...............Para un hombre de la política nacional e internacional, que hablaba varios idiomas, leía lenguas clásicas y también conocía algunos giros gauchescos, producíale ahora gran intriga esa lengua, pues intentaba reconocerla. No lo lograba.El esfuerzo de esas chinitas duras de almidón por lucir su bilingüismo, era toda una joya de escuchar y contemplar. El quería saber sencillamente si aquello era sanavirón básico o comechingón perdido (lengua nativas cordobesas olvidadas), o alguna diversidad del ranquel (lengua psatagónica) o el araucano chileno de quienes algo, como especialista político, conocía. Quizás una variante del quichua o el aymará boliviano, que no había llegado aún a sus oídos. O una forma no documentada todavía del guaraní paraguayo... ¡Pero nunca hubiera imaginado que era simplemente un "francés" recreado en Santa Rosa!Un "patois" que no estaba en el archivo de ningún lingüista.7 - SOUVENIRES deL dr FIGUEROA ALCORTA.............................Cuando los años de su presidencia pasaron y sus éxitos mundanos lo llevaron a una amplia gama de relaciones, el dr Figueroa Alcorta fue de pronto, en cierta oportunidad, a reencontrarse con ese pasado distante. En una recepción integrada por una nueva generación de políticos (muy lejos ya de Santa Rosa y sus estancieros) Figueroa Alcorta conoció a un nieto de Misiá Jeromita, muy joven por cierto, que iniciaba esta carrera mundana. Y el viejo político díjole a su comprovinciano, con mucho cariño :---De mis viajes y anécdotas mundanas se ha grabado siempre en mi recuerdo, por ser completamente distinta a todas, esa recepción que recibí en Santa Rosa en casa de aquella anfitriona tan original como fuera tu abuela Misiá Jeromita, con todo su encanto personal... Pero me quedó una pregunta que nadie supo entonces responderme y por ello te la formulo ahora ¿Qué idioma se hablaba en su casa?---¿En casa de la abuela Jeromita?... Pues ¡el francés de París!.Y el Dr. Figueroa Alcorta quedó una vez más mudo de asombro... Como aquel día que pasara en Santa Rosa, durante la fiesta de Santa Rosa y bajo la gran Tormenta de Santa Rosa .....................................Alejandra Correas Vázquez.....................................
EL LEÓN ALADO ..................... ..................... I - Marinos de Alta Mar .............................. Cuando en 1581 las cortes portuguesas reunidas en el convento de Thomar reconocieron como rey de Portugal a Don Felipe II, de la Casa de Austria (quien heredaba este trono de la dinastía Avís o Borgoña a la que pertenecía su madre) muchos lusitanos vieron expandirse el escenario de sus posibilidades en el Nuevo Mundo. Fue así como don Felipe de Habsburgo y Avís, (o Felipe de Austria y Borgoña) gobernó "un reino adonde no se ponía el sol". Pero el trono lusitano llegó a sus manos por la desaparición imprevista, dentro de África, de su díscolo sobrino Don Sebastián de Portugal. Un joven imberbe y talentoso, pero muy rebelde, que no obedeció a su tío y tutor, a quien Felipe amaba como hijo propio y deseaba declararlo su heredero. Sebastián de Portugal con su rubia y bella estampa, amado por todo el pueblo lusitano, desapareció en tierra africana. Nunca fue hallado su cuerpo, por ello dudóse de su muerte. Siendo las dos teoría existentes (aún hoy) sobre su desaparición : la primera que murió en guerra, y la segunda (más apropiada para él) que se internó en un monasterio sufí. Era lo bastante soñador y místico como para ello. El pueblo portugués constantemente creyó que seguía vivo y aguardaba su retorno. De una manera u otra, su tío muy a pesar suyo y con gran disgusto de su parte, debió hacerse cargo de conducir a este difícil reino de navegantes que nunca estaba en el mismo lugar (para él practicante del quietismo, a quien gustaba la soledad del Escorial en medio de montañas)... Marinos de alta mar, los lusitanos hallábanse radicados desde el tiempo del príncipe Enrique el Navegante -anterior a Colón- en naciones de la costa africana y arábiga. Y llegarían poco después al extremo oriente, China, India e Indonesia, donde estos buenos marinos mercantiles colocaron colonias portuarias de gran éxito y prosperidad. Iban a sobrevivir hasta el siglo XX Timor, Macao y Goa,. amén de numerosas islas marítimas dentro del mar Índico y el océano Pacífico. Desde estas colonias ultramarinas portuguesas, sus navegantes ávidos de empresas comerciales, pudieron establecer una escala naviera importante con las colonias españolas de América del Sur. Y muy especialmente su avance empresarial se produjo con el aislado Virreinato del Perú. Unidos los dos reinos en una sola corona, los habitantes de las Indias Orientales y Occidentales se beneficiaron ampliamente. Unos por derechos navegables y comercio libre. Otros por su posibilidad de apertura hacia el mundo exterior, para salir del aislamiento continental al cual este virreinato sudamericano estaba sometido desde su creación. Los lusitanos llevaban dos generaciones asentados en tierras de Extremo Oriente (y algunos de ellos hasta tres) con todas sus increíbles vicisitudes. Su dificultad de adaptación a los códigos hindúes -sus castas- o la dureza de la política china. Pero más que nada, para empeorar su situación allí, viéronse desbordados por una gran invasión mongólica (que China recibía a diario como quien recibe un maná). Unido a ello hallábase la xenofobia mongol contra el hombre blanco, lo que los convertía siempre en víctimas propiciatorias. Aventureros a ultranza como eran los portugueses de esos siglos, ningún camino los amilanaba. Remontaban de continuo los inmensos ríos de la China. comisionados por los propios Mandarines ...Pero... ¡Guay!... los mongoles odiaban desde los confines de Rusia hasta la China a cuanto hombre de piel clara, ojos celestes y cabellos de oro, se atravesase por su camino. Resultaba para mal de ellos que los marinos portugueses seleccionados por el príncipe Enrique el Navegante para constituir su flota, eran precisamente del norte portugués o sea la zona celta (la Galicia Portuguesa) y no habíale faltado tampoco por el año mil, una invasión vikinga. Eran rubios, muchas veces pelirrojos, pecosos y siempre ojos celestes que heredarían sus descendientes. Todo permite creer que avance mongol sobre China en siglo XVI coincidió con la presencia de Felipe II como rey de Portugal. Fue así que numerosos miembros de esta colectividad lusitana con sus familias europeas, asolados por aquel hostigamiento xenofóbico de los mongoles y cansados ya de sufrir con ellos, anhelaron abrirse un nuevo camino en las Indias Occidentales españolas. Y decidieron dejar atrás suyo a las difíciles Indias Orientales adonde habían nacido (y habíanse enriquecido)... ¿Pero cómo hacerlo? II - Un Dragón Chino .............................. Lo primero era reconocer al monarca recién coronado de la Casa de Austria, como su legítimo rey ...¡Y que les creyeran!... Pues era sabido que los "bandeirantes" portugueses de Brasil habían comenzado una guerra durísima contra el rey Felipe. La tarea diplomática más dura que ellos tenían por delante, debido a los acontecimientos del momento, era convencer a los españoles de su adhesión. Pero la diplomacia fue el arte sumo de los lusitanos, talento que permitióles acceder a la confianza de chinos e hindúes sin disparar una sola bala. Simplemente navegando y traficando. Sin aprestos bélicos. Comerciando. Si embargo los sucesos internacionales eran malos para ellos. Veámoslos. El duque de Alba posesionado de Portugal como gobernador, había creado dentro de este país casi una guerra civil (hecho que repitió en Flandes). En Brasil los "bandeirantes" disconformes con el nuevo rey, avanzaban sobre la selva amazónica con sus famosos pendones multicolores al grito de : "¡Aquí reinarás Portugal!" ...Y clavaban en tierra española su bandera ante el asombro de los indios guaraníes, quemando por cierto cuanto pueblo jesuítico encontraban a su paso. Cientos de Misiones quedaron arrasadas. Y ése fue el momento crucial que tocóles a estos portugueses ultramarinos de Oriente, para llegar a la Sudamérica española, por la costa del Pacífico... El instante elegido no podía ser peor. Llevaban un largo periplo de navegación con casi siglos a cuestas, desde que partieran del castillo de Guimaraes (al que muchos de ellos ni siquiera conocían pues eran indianos orientales) cuando los despidiera al comienzo del siglo XV el príncipe Enrique el Navegante. Aún no se había descubierto América y el Reino de Granada era todavía poderoso Nunca desde entonces habían retrocedido, ni vuelto por sus pasos. Tampoco lo harían ahora. Estaban en alta mar y la costa española de Filipinas parecióles, desde lejos muy poco hospitalaria. O nada en absoluto. Con sus cañones vueltos hacia los barcos, como esperando rechazar su llegada. Sonó desde la costa un cañonazo de alerta. Dos. Pero el almirante portugués era un hombre avezado que sabía controlar la conducta humana. Había decidido dar una nueva morada a sus hombres, quienes viajaban junto con él llevando a todas sus familias. Entre ellos participaba de esta empresa el cartógrafo lusitano Don Francisco Vásques de Oporto, su mano derecha en este riesgoso viaje. Aquel era en un éxodo voluntario de Oriente a Occidente y el almirante estaba dispuesto a lograrlo. Llevaba muchos barcos en su flota cargados de esperanzas, y ningún cañonazo iba a amilanarlo... ¡Y encontró la solución! Venían desde la China con su carga de sedas y biombos, nácares y muebles decorados orientales, que ellos esperaban trocar por otros productos. Habían comerciado largamente para los Mandarines. Constituían una nación navegante en marcha hacia otro destino... El cual por cierto, parecíales ahora muy incierto debido a los cañonazos españoles. ¡Fue entonces cuando el Almirante lusitano tuvo una idea genial!: Dio orden de buscar a uno de esos biombos chinos que llevaba en la carga de su bodega, forrado de seda y adornado con un dragón que echaba chispas. ¡Un diseño de felino alado y feroz! ...pero muy parecido a un león... al menos desde lejos. Y dio entonces la orden de izarlo al mástil de la nave. Desde la costa española filipina, los vigías estaban realmente alarmados al ver aquella flota numerosa de barcos portugueses y llamaron a sus jefes. El encargado del puerto ordenó dar los dos cañonazos. ¡El tercero sería la guerra! La que ya había en Portugal y en Brasil... Pero de improviso ante sus ojos incrédulos, la enseña izada lo impactó con fuerza... Y la miró detenidamente con sus anteojos largavistas. Todos ellos fueron pasándoselos unos a otros. Dudando. Sorprendidos. --¡Sí! ... es un león. --Un león algo extraño... pero es un león al fin de cuentas. --Un León... El león de Castilla y León. --Entonces son amigos... Sí, son amigos --¡A dar vuelta los cañones!- orden que rápidamente se cumplió El león del Reino de León, el león hispánico por excelencia, el de Castilla la Vieja, estaba allí frente a ellos. Algo cambiado. Con luces, alas y fuegos, pero poco importaba ya. El mensaje había llegado. Los portugueses estaban al fin en Filipinas, frente a China conferenciando con el gobernador español. Y nadie ya los reembarcaría de retorno. Con sus ornatos y su mobiliario. Sus familias y su ostentosidad lusitana, dispuestos a continuar exploraciones insólitas... Pero ahora con un devenir muy diferente. III - Marinos de Agua Dulce ........................................... El gobernador de Filipinas los envió hacia el Virrey del Perú con una carta de presentación sellada y firmada por él. La flota lusitana escoltada por una nave insignia hispánica arribaba poco después al puerto del Callao. Los navegantes portugueses continuaron su periplo por el océano Pacífico (luego de acomodar en tierra firme a sus familias) y ampliaron su derrotero desde la costa peruana hasta la chilena, beneficiando con el tráfico entre Sudamérica y Oriente, a esta parte aislada del continente austral. Cambiaron su circunstancia de vida haciendo posible la sobrevivencia, en aquellos siglos, de la empresa colonizadora sudamericana, agobiada hasta entonces por su aislamiento. Aquellos marinos lusitanos que viajaron desde Extremo Oriente hasta el Virreinato del Perú (protegidos por un dragón chino que hizo las veces de león castellano), tuvieron distintas y diversas oportunidades a partir de allí. Se les sucedieron ofertas de arraigo por cuenta del Virrey y de la Audiencia de Charcas. Entre ellas arribar como Encomenderos a la gran Provincia del Tucumán en la frontera sur de este virreinato, al apartado Tucumanao, zona entonces totalmente virgen y precultural, que hoy pertenece a Argentina (conformaba siete provincias actuales). El cartógrafo lusitano Don Francisco Vázquez de Oporto, hispanizaría su apellido agregándole Z para comenzar una tarea especial para él, demarcar caminos de tierra entre el Tucumán (en la apartada zona del Tucumanao cordobés) y el Alto Perú donde tenía su asiento la Real Audiencia de Charcas y la bellísima ciudad de Potosí. Sin embargo, él no iba a olvidar sus orígenes y en los 40 años que realizó esta tarea tuvo el privilegio de reencontrarse cada 3 años en el puerto del Callao con su antigua flota... En esas ceremonias secretas y casi místicas, de los marinos de antaño. Su tarea sería recompensada (o pagada) con una Merced Real en territorio cordobés, cuyo nombre se conocerría en los siglos siguiente como Merced de los Vázquez (entre departamentos de Río Segundo y Río Primero). Su descendencia futura, hoy universitaria, iba a recordarlo como un tiempo pretérito de grandes aventura por mares orientales y exóticos países de ese imperio donde no se ponía el Sol. Y anclaron así finalmente todos estos lusitanos de Alta Mar en tierra firme, convertidos ahora en marinos de agua dulce, súbditos de la casa de Austria donde Córdoba del Tucumán su ciudad más austral, los recibiera con los brazos abiertos... Luego de dos siglos y más, de pereginaje por los océanos del mundo. Recordando con alegría a Enrique el Navegante, su mentor, y con el dolor al joven Sebastián de Portugal siempre bello, soñador e imprudente. Pero que dio sin saberlo un giro completamente distinto a sus lejanos súbditos de ultramar. ......................... Alejandra Correas Vázquez
EL  INDIANO..................Por  Alejandra Correas Vázquez.......................................            I - REGRESO  DEL  INDIANO            Juan de Aguiar pisó las calles de su aldea andaluza después de haber dejado la juventud. Atrás suyo, en un pasado de andanzas incontables, había perdido el mirar ardiente que en otras tiempos le abrieran las rejas, hacia los rostros morunos ocultos tras la cruz conquistadora del cristiano. Juan volvía a la aldea natal con los miembros envejecidos, pero con grandes monedas de oro asomando de sus bolsillos. Una mozuela de aire extraño lo acompañaba, observando con sorpresa, el escenario donde su padre viera la luz. Era su hija. El único recuerdo que aún conservaba de la "Ñusta" doliente -princesa inca- que un día le pidió clemencia para el padre, un noble Orejón, en medio de la azarosa conquista del Perú.Su nombre era Catalina, y ella valía más que el oro de sus bolsillos. Como la melancólica Anac había constituido para el guerrero, un tesoro mayor que muchas victorias de sangre y raptos, por ser lo único que su brazo conquistó sin la violencia. Su reciente pérdida trájole tanto dolor, que Juan resolvió el retorno al solar natal.Hoy volvía viejo, heroico y poderoso, a caminar por las calles que supieron de sus correrías con pies descalzos, de una infancia apartada en el olvido. Sin embargo, un temor incomprensible había invadido al conquistador de Indias, cuando las velas lo empujaron frente a la costa española.Y allí estaba ¡En España!... luego de tantas imposibles aventuras.  Después que aquel torrente de sangre llegó a cubrir sus pensamientos hasta llegar casi a ignorarla. Sí. ¡En España! Esa sangre nueva que ahora ocupaba la historia del mundo y que como él, también envejecería.La rústica aldea con su mar, sus pescadores y las viñas, no reflejaban mayores cambios. Sólo una renuncia obligada a los legados árabes y abundantes cruces. La torre del Al-Almoacín se perfilaba en silencio sobre el azul penetrante del cielo. Y las vibraciones de un órgano envolvían las naves de la antigua mezquita.Y esta aldea lo recibió con júbilo, así como lo viera partir con indiferencia. El oro le labró pronta fama y la hija de América, con su principesco origen incásico, lo bañó en misterio. Numerosos amigos saliéronle al encuentro, cuando nadie lo había despedido en su lejana partida. Esta circunstancias hubieran envanecido el espíritu de cualquier aventurero, pero las experiencias de una vida arrojada en manos del azar, habían decepcionado al Indiano. Partió del Cuzco llevando consigo los últimos ímpetus de audacia, pero éstos se eclipsaron frente a los rostros de aquella multitud de amigos inesperados.Una noticia que surgiera con el retraso de los años de ausencia, vino a ensombrecer aún más, las esperanzas de un necesario descanso. Su novia de juventud, la morisca Dajma -de la que partió llevándose la imagen adherida a los recuerdos de hogar- aquella bella mora que escuchó de sus labios mozos la promesa inquebrantable de un regreso... ¡Había sucumbido en plena juventud bajo las llamas inclementes de la Inquisición!Creyó encontrarla con blancas sienes rodeada de numerosos nietos. Pero las llamas de la hoguera habíanla destruido después de su partida. Y mientras deambulaba por la calles de su primera ilusión, recordó fugazmente a la espada invasora que elevó tantas veces, sobre las cabezas color cobre que miraban hacia el dorado Templo del Sol.El terruño supo brindarle la añorada brisa, los frutos morados de sus viñas y la sobra del olivo. Pero sus hombres no eran los que él conociera. Nadie recordaba las risas infantiles de Juan de Aguiar, todos se descubrían ante el paso del Indiano. El conquistador palpó amargamente las bolsas ensangrentadas de sus monedas y se retiró hacia una huerta de los contornos -que adquirió lejos del pueblo- desde donde podía contemplar en lejanía las costas del mar que le recordaban, dolorosamente, toda la historia de su vida.II - LA  HIJA  DEL  INDIANOCuando el músculo del guerrero asentó el primer golpe de la azada sobre la tierra (en compañía de los hombres de labranza que él contratara) adquirió ante los ojos de Catalina el aspecto de un niño. No era un campesino más que quería recordar un tiempo de sencillez olvidada -ya que él ahora tenía suficientes campesinos a su servicio- sino un espíritu nuevo que descubría dentro suyo, facetas casi ignoradas. Lo veía trabajar con el alba, entusiasmado en aprender ese oficio, igual a los escolares deslumbrados ante el trozo de greda sobre la pizarra.Luego ella se alejaba para recorrer estos parajes, adonde le destino había colocado su existencia. Era una extraña muchachita de obscuros cabellos lisos, ojos claros, piel mate, carácter firme y andar callado. Su rostro y su temperamento se forjaron en el cruce de dos razas, durante la agonía de una civilización sudamericana. Observaba con admiración -junto a la aldeana que la acompañaba- el enrejado de las casas con frente blanco, desde donde partía el alegre bullicio de las zambras.  Viviendas que mantenían aún el diseño almudéjar, cual filigrana de encaje hecho en yeso, y los exquisitos ornamentos arábigos. Entre las callejas de piedra de artesonado morisco, algunos chiquillos muy pobres correteaban luciendo su rota y escasa vestimenta. Mientras los carruajes de los señores atravesaban el pueblo golpeando sobre el adoquín, las grandes ruedas con remaches de oro reluciente, extraído de los templos americanos.   Las costas le obsequiaron un paisaje de paz. Ella pensó que al otro lado del horizonte una quena acompañada de sikus, elevaría su escala de cinco notas sobre el silencio de las ruinas del Inca. Catalina creyó percibirla a través del aire nuevo que la iba envolviendo. Y como un espectro de soledad aquella voz del Incaísmo, fue diluyéndose lentamente, con todo su encanto nostálgico, entre las imágenes del presente.  El "jipío" de un cante cubrió de pronto las aguas que bañaban la costanera. Una barca volvía de la mar con su cargamento diario. Las redes se volcaron sobre la arena, mientras las cuerdas de una guitarra entonaban un romance de pescadores. La joven y su acompañante de acercaron. Sus mantillas les cubrían los cabellos protegiéndolos del viento. Aquella tarde Catalina encontró el amor.III - RECUERDOS  DEL  INDIANODon Juan lo supo. El encuentro llegó a sus oídos, pese al silencio de su hija y de Encarnación (esa mujer que había comenzado a ocupar un lugar de madre, ahora vacío en la casa). La huerta florecía y los durazneros se colmaron de frutos. Llegaron los damascos y las brevas. El higo morado tiñó los campos. Los parrales coloreaban junto a los surcos. El Indiano introdujo aún más sus manos en la tierra. Las noches llegaron en su labranza mientras él rememoraba, tardíamente, aquel afecto de su juventud con el cual trataba de justificar al destino ineludible, que arrancaría a la hija de su lado. No conoció a sus padres, pero se hubiera alejado de ellos. Dajma surgió en su recuerdo como una ilusión imposible.Las ricas habitaciones del moro lo rechazaron. Llevaba los pies descalzos el día en que se cruzó con ella, ataviada de tules y adornada de joyas. Gruesos cortinados color granate separaban a las doncellas árabes, de la sala de recibo. Pero las verjas de los ventanales se abrieron por las noches... Hasta el día en que el opulento morisco las cerró con violencia.El partió a las Indias, y a su regreso tenía los brazos cargados de riquezas. El comerciante moro ya no estaba para admirarlas. La desgracia cayó sobre todos ellos, pero la imagen cubierta en llamas de su primer amor, no le permitió gozar con la venganza. Desde la orilla del mar los aldeanos entonaban las antiguas zambras moriscas. Las blancas cabalgaduras sarracenas persistían. Sus huellas quedaban sobre cada cuerda de una guitarra. O en cada perfil aquilino de ojos sombreados y tupidas cejas negras, que navegara por las barcas de la costa.Pensó nuevamente en su hija, y recordó a la madre que la alumbrara. Fue la encarnación del gran amor, el que acompaña durante años. El bálsamo que surgiera en el camino de su vida, entre el fragor de las contiendas, con una soldadesca victoriosa y envilecida ...Sí... Anac fue la paz en el centro de aquel infierno.IV - DIÁLOGOS  Y  DUDASAquel día Catalina tomó asiento en la mesa frente al padre. Levaba los cabellos sujetos a la nuca, asomándole a los costados de la cara un par de colgantes de plata. La mantilla era roja, como símbolo a su juventud.-Esos aretes te lucen muy bellos ¿Son regalo suyo? ...digo... ¿de Diego?- le preguntó Don Juan al verlaElla lo miró sin responder.-Hija ... quiero tu felicidad. No me mires con dureza, que yo no voy a interponerme en tu destino- la voz del padre intentaba ser persuasiva-Todo lo que me llega de él es bello. Trae la hermosura de una vida laboriosa.-¿Es sincero? ¿Te conoció después de verte a mi lado? ¿O se llegó a ti en forma espontánea?- sus ojos se cruzaban en alerta-¿Por qué desconfías? ¿Por qué piensas que todos los habitantes de tu aldea natal, son codiciosos de ti al saludarte? No has permitido que nadie, desde nuestra llegada aquí, te abra su amistad. Diego tiene la sinceridad del hombre de trabajo. El único que puede honrar su nombre de varón. El que forjará un hogar estable.El viejo guerrero se irguió de un salto sobre su asiento. Para recostarse nuevamente con lentitud.-Catalina ... tu infancia se desarrolló en medio de borrascas. Pero debes saber que en el mundo que conocieron mis días no supe de descanso. Para que perdure un hogar no basta la labor, deben perdurar las vidas. El pescador acecha la suya contra una fuerza superior a la humana, los soldados exponemos la vida hombre contra hombre. Las posibilidades llevan igual parte. El mar es una guerra contra la naturaleza.-No me espanta, padre. Lo que está determinado será siempre invariable, pero la mutua fe, no habrá de morir nunca por ello- la hija había perdido su dureza del comienzo, tratando de hacerse comprender Un lento silencio inundó la habitación. Sobre la mesa estaba servido el almuerzo. Las verduras de la huerta propia, cubrían la fuente como un mensaje de armonía.-¿Puede Diego darte un presente como éste, logrado con mis manos, después de una vida de agitaciones sin cuenta? ... ¿O espera lograr su barca propia con la ayuda de mi bolsa de conquista?-¡Don Juan!- intervino Encarnación con alarma -Vuesa Merced, lo conozco a usted desde niño. Yo era mozuela cuando veíalo detenerse frente a una reja, desde donde partían al abrirse esencias delicadas de los más variados perfumes. Si las puertas lujosas de aquel padre hubiesen dejado transponer sus pies descalzos, ofreciéndole entonces en obsequio, los borceguíes que sobraban en su tienda... no hubiera usted partido para Indias.-No... Todo es pasado en mi vida, pero esta niña es mi presente ...No... No puedo ser dogmático. Los rincones más apartados de mi deambular, denunciarían la falsía. Miró de frente a su hija, y con suavidad extraña en él, continuó hablándole pero ya cambiado de tono.-Temo por tu futuro Catalina o tal vez por mi propia existencia. El reposo me es duro. No estaba preparado para él. En la vigilia las circunstancias son mucho más llevaderas.-El que ama, padre, da sus homenajes a la amada.-¿Crees que me fue fácil preservar la vida de aquel anciano Orejón, frente a la furia sedienta de mis camaradas? Un solo luchador muerto representa, no un odio de enemigos, sino una defensa al pavor detrás de la victoria. Al protegerlo conquisté el amor. Fue un acto instintivo del que no podía substraerme ¡Era el llamado de la vida!-Y aquel reconocimiento de mi madre pudo ser también sumisión al vencedor... ¡La derrota sobrevino violentamente!- Catalina deseaba abandonar el diálogo -El amor no se engaña, hija mía, aunque se presente en situaciones dramáticas. Luego llega la convivencia donde se prueban los sentimientos. ¡Piénsalo! ...Piénsalo mucho... La tierra donde hemos anclado, Catalina, tiene para ti la magia de los opuestos. Al lado de Anac me introduje en el misticismo de su raza, en la educación principesca de una Ñusta, hija de un  Orejón. Tú en cambio, descubres acá la sangre vivaz y salerosa de una aldea donde se nos mira con codicia.-Padre ... descansemos, llega la siesta.La niña lo miraba sombríamente. Sus ojos claros heredaban el color y la severidad de su padre, sus rasgos alargados la serenidad de su madre. Mientras que su atavío de aldeana rica, brindábale una alegría nueva y desconocida.-Escúchame un momento. Quise a tu madre más que a nadie. Hubiera deseado traerla conmigo y juntos en esta vejez, cultivaríamos las flores. Mira la huerta... todo germina. Pero estoy solo, y a tu lado más solo que con nadie. Es natural, hasta humano.-El primer amor también te hubiera acompañado- expresóle la niña motivada por la emoción-¡Quizás! ...Junto a aquella morisca viví las horas de mi juventud y mis recuerdos son fe, de que las oposiciones paternas no logran sus razones. Pero mi providencia era otra, y a mi regreso no venía en su busca. La historia me relató un drama inesperado. Algunas veces, meditando, llegué a imaginar qué hubiera sido de mí, al lado suyo ... Tal vez perecer en las mismas llamas. -¡Don Juan!- volvió a intervenir Encarnación con angustia -Vuesa Merced ... ¿Ha perdido la fe en nuestras creencias cristianas?-Señora, la Fe de un hombre y una mujer, es la suma de dos Feés. Como el amor, es la suma de dos almas. Hija... allí está el hogar.Juan de Aguiar levantóse más sereno. Un calor espeso cubría la naturaleza.-Tal vez llueva ¡Ave María Purísima!- exclamó la vieja cerrando las ventanasV - ENCUENTRO  NOCTURNOLa tormenta arrasó con furia las costas elegidas como descanso por el Indiano. Un silbido continuo unió los días con las noches. El padre recobraba con ello la paz. Catalina permaneció en la casa sin salir durante una semana.Cuando el cielo comenzó a despejarse, él volvió a la huerta junto con sus labriegos. Y mientras cosechaba los primeros tubérculos, vio a las dos mujeres que descendían por el camino.-¡Hija! ¿A dónde vas?- la llamó así saliendo al camino agitado-Padre ¿Qué te ocurre? Salgo a caminar un poco, nada más.-¡Regresa pronto!- luego volvió a su trabajo de hortelano, con la inquietud de los días pasadosLas tardes se sucedieron semejantes entre sí. La mar no volvió a encresparse y la niña continuó con sus paseos. Los ojos del progenitor no se apartaban de ella. El grito de las batallas era un recuerdo generoso frente a su angustia. En el saludo de cada aldeano creía entrever una mueca interesada en el brillo de sus riquezas.-Debes volver temprano, Catalina- le insistía él diariamenteLa joven se alejó una tarde en que el cielo comenzaba a nublarse. Encarnación la acompañaba como siempre. Luego de despedirse el padre sentóse en la huerta contemplando el horizonte, una vez que sus hombres de labor se hubieron retirado en busca del descanso. Una ráfaga comenzó a soplar despejando las amenazas de lluvia. Cayó la noche. Catalina no regresaba.Don Juan salió al camino con una lámpara en la mano. Algunas barcas retornaban tardíamente alumbrándose con faroles. Los pescadores no cesaban de cantar.-¡Cállense!- la angustia lo envolvía Una figura obscura de vestiduras largas se interpuso en su paso. Sorprendido, reconoció en él a un sacerdote.-¿A dónde vas Indiano?-¡Mi hija! ... ¡Me la han llevado!- contestóle él casi gritando-Nadie te la ha llevado. Está esperándote en la iglesia y vengo a pedirla en matrimonio.-¿Cómo? ¿Y me deja así de improviso?- le dijo Don Juan muy sorprendido-¿La has bautizado?- le preguntó el otro-Sí, padre, como en toda familia cristiana.-¿Y no pensaste que al bautizarla le dabas tú la libertad consciente de sus actos? ¿La desligabas de tu sino? ¿Qué crees del bautismo?-Quizás... sea la introducción de algo que yo nunca he comprendido.-O no lo intentaste comprender ¿Y la cruz que llevaste atravesando los mares?- preguntóleEl religioso se acercó junto a la lámpara. Un perro lo acompañaba. La noche avanzando hacía más útil la luz en el diálogo.-Las insignias de los invasores son una daga de contienda- reflexionó el Indiano-¿La Cruz?-Padre ...¿Qué quiere de mí?... ¿Dónde está Catalina?- insistió fastidiado-En la capilla a la que nunca te acercas. Quiero antes hablar contigo ¿Qué piensas del mensaje del Amor?-El Amor... El Amor pasó por mi vida. Es algo personal, tal vez una egolatría o una armonía. Aquel Amor sublime quedó con su mensajero en las arenas donde viviera. Los guerreros comprendemos otros mensajes de la suerte- calló un momento-Depende cómo se haya vivido. Escúchame Indiano, conozco a Diego desde hace muchos años. Quiero hablarte de ellos- meditò un momentoEl silencio aceleraba la noche. La obscuridad invadía las costas. Don Juan levantó la luz para continuar el diálogo y se encontró con un rostro asombrosamente familiar.-¿Quién eres tú?- le preguntó casi con terror-¿Quién soy? ¿Te asombro? Mi rostro es casi el tuyo, un poco más joven ¿Recuerdas a la mora Dajma? Fue mi madre y me alumbró de ti. VI - EL  HIJO  DEL  INDIANOLa nueva sorpresa le inundó el alma, y una tranquilidad extraña lo fue envolviendo. Posó una mano sobre el brazo del otro.-¿Tú? ... Dajma ... No ... No me hables por un momento- luego se dirigió a él con energía -¿Y porqué estas ropas cristianas? ¡Invoco su recuerdo y te pregunto porqué!-¡Paz! Yo hallé la paz. Lo que he encontrado ha sido el fruto de un largo esfuerzo, y mis horas de meditación continúan. Más que a una religión me dirijo a un Creador. Ya voy percibiéndolo en la soledad de mi capilla, y cualquier peregrino puede buscarlo en los más distantes rincones.-¿Por qué elegiste este camino?-Mi senda fue la mística ¿Para qué cruzar el Estrecho en busca de un sendero hacia la Meca? Son distintas palabras. Las religiones existieron siempre, una nueva civilización cambia el idioma de los pueblos. La Religión Eterna adopta su nuevo rótulo, pero dentro de ella es la misma. La que nunca murió.-¿Y cuál es tu profeta?-Los Maestros se suceden. No nos hablan de ellos, sino de sus creencias. Hablan al hombre. Los sacerdotes llegan y los adoptan, agregándolos a su religión. Es una historia trágica. El místico no piensa en ella. No predica a los otros. Se nutre a sí mismo... Aquí estoy yo, padre Indiano.-Te percibo.Don Juan entró en un mutismo espeso como la noche. Un silencio intenso que envolvió al padre y al hijo. El silencio del tiempo que trajo la distancia, donde ambas rutas imposible antaño de reunir, eran en esta noche, una sola.-¿Crees en un Dios? ¿Tienes un Dios que te alumbre?- volvió a preguntarle el sacerdote-Tal vez muchos... Como los antiguos habitantes de esta península española. Su protección me preservó la vida en aquellas selvas sangrientas. El Amor de un antiguo Maestro del desierto estuvo siempre lejos de nosotros. Creo que tuve muchos. Hoy no me queda ninguno- Don Juan bajó la lámpara-¿Pero piensas en algo imponderable, en una luz poderosa? ¿En alguien?- el religioso acercóse aún más al Indiano, casi con inquietud-Tal vez ...en el Sol... Bajo su nombre transcurrieron las circunstancias de mi vida. Tuve una mujer que cerró sus ojos dejándome una hija. Mis manos se cubrieron de ricos metales. El Sol estaba en cada rincón de aquellos reinos hablándonos de su pasado, que era nuestra gloria presente- callóse de improviso-Sigue. Es muy importante para ti.-Cuando en la orgía de una noche invadimos su casa, nos iluminó desde el inmenso disco de oro que simbolizaba su imagen. Alcancé a tocarlo en uno de sus extremos, y una vibración mayor que la del mineral penetró por mi cuerpo. Era la vibración de mi propio destino. Mi suerte estaba sellada. Sería para siempre un Indiano devastador que había ligado mi sangre a su historia.-¿Te tocó él con su mano?-El Imponderable bajó hasta mí una sola vez, sobre las cumbres de nieve que nos llevaron hasta el reino de Arauco. Y allí, entre las ariscas cortantes andinas el hielo eterno me habló en su lenguaje, y mi espada se transformó en una araña. Los tentáculos llevaban la amenaza del veneno, pero nunca tendrían el poderío del Constructor. Luego, al descender por las laderas lo perdí de vista. Hoy es un día de luz, creo verlo detrás de tus ojos.  El perro del religioso comenzó a girar entre ambos, mientras ellos en silencio se comunicaban. -Mis ojos están ocultos ahora en la niebla nocturna- expresóle el hijo-La noche parece más cerca de la vida. Durante mis andanzas, el tumulto de las guerras cubrió por completo las horas que el día me daba. La cruz del Amor para el hombre, era en mis manos un arma de batalla.-¿Y el amor que abandonaste en estas costas?-¡Aquel Amor! ... -Sí, aquél que me procreó.-Lo llevé siempre conmigo... Durante una tarde escondidos en una gruta, mientras acechábamos el momento preciso para huir del cerco que unos nativos nos tendieran cerca de Nazca, varios de mis compañeros en un extremo obscuro elevaban en susurro casi silencioso, una plegaria. Me acerqué sigiloso para unirme a ellos, y reconocí con espanto, los versículos inconfundibles de la lengua árabe que escuchara en mi juventud. -Puedo recitarlos aún, los aprendí en mi infancia.-Aquellos conversos perdieron su máscara ante mí. Pero al caer de improviso la noche pudiendo escapar en la tiniebla sin ser vistos, la imagen de Dajma inundó el aire a mi alrededor ¡Y pensé que ella recitaba esa invocación extraída del Corán para protegerme! ... Pero Dajma ya no estaba con nosotros y yo no lo sabía.-Ella te protegía a través de ellos, no tengas dudas. VII - I N T I H U A S I-No te fatigues- le dijo el religioso -La excitación es mala a tus años. Tómate de mi brazo. Tu hija te espera en la capilla ... ¿Me acompañas, padre Indiano?Don Juan de Aguiar pasóse la mano por la cabeza. La noche era completa en su obscuridad. El cielo despejado estaba muy lleno de estrellas. Y el guerrero junto al hijo ignorado, en silencio emprendieron el camino hacia la iglesia.-Mira... Tu Sol nos alumbrará mañana con un esplendor radiante- le dijo el místicoCaminaban silenciosamente, mientras él llevaba la sensación de un anciano que ha completado todos los pasos de su vida. La brisa recogía el aroma de las viñas para extenderla sobre el camino. Las conchillas de la costa confundían su fuerte fragancia con el fruto dulce del duraznero.La noche intensa, abierta y diamantina, auguraba un día siguiente luminoso. Y al contemplar aquel telón nocturno salpicado de estrellas, tuvo para sí una evocación nostálgica. La cual hízole retrotraer su pensamiento en forma nítida, hacia aquella Cruz del Sur bajo cuyo esplendor transcurrieron sus andanzas, por los caminos de Indias ... Y que él ya nunca más vería.Cuando la esfera solar reapareciese nuevamente, el astro rey en su ropaje dorado de Inti, posaría otra vez sus cálidos rayos de norte a sur sobre los hombres, iluminando su casa terrestre. Su Intihuasi.Más adelante -pensó- los nietos invadirían la huerta de su retiro, en busca de la fruta madura.------------------FIN----------------
EL INDIANO................Por Alejandra Correas VázquezI - REGRESO DEL INDIANOJuan de Aguiar pisó las calles de su aldea andaluza después de haber dejado la juventud. Atrás suyo, en un pasado de andanzas incontables, había perdido el mirar ardiente que en otras tiempos le abrieran las rejas, hacia los rostros morunos ocultos tras la cruz conquistadora del cristiano. Juan volvía a la aldea natal con los miembros envejecidos, pero con grandes monedas de oro asomando de sus bolsillos. Una mozuela de aire extraño lo acompañaba, observando con sorpresa, el escenario donde su padre viera la luz. Era su hija. El único recuerdo que aún conservaba de la "Ñusta" doliente -princesa inca- que un día le pidió clemencia para el padre, un noble Orejón, en medio de la azarosa conquista del Perú.Su nombre era Catalina, y ella valía más que el oro de sus bolsillos. Como la melancólica Anac había constituido para el guerrero, un tesoro mayor que muchas victorias de sangre y raptos, por ser lo único que su brazo conquistó sin la violencia. Su reciente pérdida trájole tanto dolor, que Juan resolvió el retorno al solar natal.Hoy volvía viejo, heroico y poderoso, a caminar por las calles que supieron de sus correrías con pies descalzos, de una infancia apartada en el olvido. Sin embargo, un temor incomprensible había invadido al conquistador de Indias, cuando las velas lo empujaron frente a la costa española.Y allí estaba ¡En España!... luego de tantas imposibles aventuras. Después que aquel torrente de sangre llegó a cubrir sus pensamientos hasta llegar casi a ignorarla. Sí. ¡En España! Esa sangre nueva que ahora ocupaba la historia del mundo y que como él, también envejecería.La rústica aldea con su mar, sus pescadores y las viñas, no reflejaban mayores cambios. Sólo una renuncia obligada a los legados árabes y abundantes cruces. La torre del Al-Almoacín se perfilaba en silencio sobre el azul penetrante del cielo. Y las vibraciones de un órgano envolvían las naves de la antigua mezquita.Y esta aldea lo recibió con júbilo, así como lo viera partir con indiferencia. El oro le labró pronta fama y la hija de América, con su principesco origen incásico, lo bañó en misterio. Numerosos amigos saliéronle al encuentro, cuando nadie lo había despedido en su lejana partida.Esta circunstancias hubieran envanecido el espíritu de cualquier aventurero, pero las experiencias de una vida arrojada en manos del azar, habían decepcionado al Indiano. Partió del Cuzco llevando consigo los últimos ímpetus de audacia, pero éstos se eclipsaron frente a los rostros de aquella multitud de amigos inesperados.Una noticia que surgiera con el retraso de los años de ausencia, vino a ensombrecer aún más, las esperanzas de un necesario descanso. Su novia de juventud, la morisca Dajma -de la que partió llevándose la imagen adherida a los recuerdos de hogar- aquella bella mora que escuchó de sus labios mozos la promesa inquebrantable de un regreso... ¡Había sucumbido en plena juventud bajo las llamas inclementes de la Inquisición!Creyó encontrarla con blancas sienes rodeada de numerosos nietos. Pero las llamas de la hoguera habíanla destruido después de su partida. Y mientras deambulaba por la calles de su primera ilusión, recordó fugazmente a la espada invasora que elevó tantas veces, sobre las cabezas color cobre que miraban hacia el dorado Templo del Sol.El terruño supo brindarle la añorada brisa, los frutos morados de sus viñas y la sobra del olivo. Pero sus hombres no eran los que él conociera. Nadie recordaba las risas infantiles de Juan de Aguiar, todos se descubrían ante el paso del Indiano. El conquistador palpó amargamente las bolsas ensangrentadas de sus monedas y se retiró hacia una huerta de los contornos -que adquirió lejos del pueblo- desde donde podía contemplar en lejanía las costas del mar que le recordaban, dolorosamente, toda la historia de su vida.II - LA HIJA DEL INDIANOCuando el músculo del guerrero asentó el primer golpe de la azada sobre la tierra (en compañía de los hombres de labranza que él contratara) adquirió ante los ojos de Catalina el aspecto de un niño. No era un campesino más que quería recordar un tiempo de sencillez olvidada -ya que él ahora tenía suficientes campesinos a su servicio- sino un espíritu nuevo que descubría dentro suyo, facetas casi ignoradas. Lo veía trabajar con el alba, entusiasmado en aprender ese oficio, igual a los escolares deslumbrados ante el trozo de greda sobre la pizarra.Luego ella se alejaba para recorrer estos parajes, adonde le destino había colocado su existencia. Era una extraña muchachita de obscuros cabellos lisos, ojos claros, piel mate, carácter firme y andar callado. Su rostro y su temperamento se forjaron en el cruce de dos razas, durante la agonía de una civilización sudamericana. Observaba con admiración -junto a la aldeana que la acompañaba- el enrejado de las casas con frente blanco, desde donde partía el alegre bullicio de las zambras. Viviendas que mantenían aún el diseño almudéjar, cual filigrana de encaje hecho en yeso, y los exquisitos ornamentos arábigos. Entre las callejas de piedra de artesonado morisco, algunos chiquillos muy pobres correteaban luciendo su rota y escasa vestimenta. Mientras los carruajes de los señores atravesaban el pueblo golpeando sobre el adoquín, las grandes ruedas con remaches de oro reluciente, extraído de los templos americanos. Las costas le obsequiaron un paisaje de paz. Ella pensó que al otro lado del horizonte una quena acompañada de sikus, elevaría su escala de cinco notas sobre el silencio de las ruinas del Inca. Catalina creyó percibirla a través del aire nuevo que la iba envolviendo. Y como un espectro de soledad aquella voz del Incaísmo, fue diluyéndose lentamente, con todo su encanto nostálgico, entre las imágenes del presente. El "jipío" de un cante cubrió de pronto las aguas que bañaban la costanera. Una barca volvía de la mar con su cargamento diario. Las redes se volcaron sobre la arena, mientras las cuerdas de una guitarra entonaban un romance de pescadores. La joven y su acompañante de acercaron. Sus mantillas les cubrían los cabellos protegiéndolos del viento. Aquella tarde Catalina encontró el amor.III - RECUERDOS DEL INDIANODon Juan lo supo. El encuentro llegó a sus oídos, pese al silencio de su hija y de Encarnación (esa mujer que había comenzado a ocupar un lugar de madre, ahora vacío en la casa). La huerta florecía y los durazneros se colmaron de frutos. Llegaron los damascos y las brevas. El higo morado tiñó los campos. Los parrales coloreaban junto a los surcos. El Indiano introdujo aún más sus manos en la tierra.Las noches llegaron en su labranza mientras él rememoraba, tardíamente, aquel afecto de su juventud con el cual trataba de justificar al destino ineludible, que arrancaría a la hija de su lado. No conoció a sus padres, pero se hubiera alejado de ellos. Dajma surgió en su recuerdo como una ilusión imposible.Las ricas habitaciones del moro lo rechazaron. Llevaba los pies descalzos el día en que se cruzó con ella, ataviada de tules y adornada de joyas. Gruesos cortinados color granate separaban a las doncellas árabes, de la sala de recibo. Pero las verjas de los ventanales se abrieron por las noches... Hasta el día en que el opulento morisco las cerró con violencia.El partió a las Indias, y a su regreso tenía los brazos cargados de riquezas. El comerciante moro ya no estaba para admirarlas. La desgracia cayó sobre todos ellos, pero la imagen cubierta en llamas de su primer amor, no le permitió gozar con la venganza. Desde la orilla del mar los aldeanos entonaban las antiguas zambras moriscas. Las blancas cabalgaduras sarracenas persistían. Sus huellas quedaban sobre cada cuerda de una guitarra. O en cada perfil aquilino de ojos sombreados y tupidas cejas negras, que navegara por las barcas de la costa.Pensó nuevamente en su hija, y recordó a la madre que la alumbrara. Fue la encarnación del gran amor, el que acompaña durante años. El bálsamo que surgiera en el camino de su vida, entre el fragor de las contiendas, con una soldadesca victoriosa y envilecida ...Sí... Anac fue la paz en el centro de aquel infierno.IV - DIÁLOGOS Y DUDASAquel día Catalina tomó asiento en la mesa frente al padre. Levaba los cabellos sujetos a la nuca, asomándole a los costados de la cara un par de colgantes de plata. La mantilla era roja, como símbolo a su juventud.-Esos aretes te lucen muy bellos ¿Son regalo suyo? ...digo... ¿de Diego?- le preguntó Don Juan al verlaElla lo miró sin responder.-Hija ... quiero tu felicidad. No me mires con dureza, que yo no voy a interponerme en tu destino- la voz del padre intentaba ser persuasiva-Todo lo que me llega de él es bello. Trae la hermosura de una vida laboriosa.-¿Es sincero? ¿Te conoció después de verte a mi lado? ¿O se llegó a ti en forma espontánea?- sus ojos se cruzaban en alerta-¿Por qué desconfías? ¿Por qué piensas que todos los habitantes de tu aldea natal, son codiciosos de ti al saludarte? No has permitido que nadie, desde nuestra llegada aquí, te abra su amistad. Diego tiene la sinceridad del hombre de trabajo. El único que puede honrar su nombre de varón. El que forjará un hogar estable.El viejo guerrero se irguió de un salto sobre su asiento. Para recostarse nuevamente con lentitud.-Catalina ... tu infancia se desarrolló en medio de borrascas. Pero debes saber que en el mundo que conocieron mis días no supe de descanso. Para que perdure un hogar no basta la labor, deben perdurar las vidas. El pescador acecha la suya contra una fuerza superior a la humana, los soldados exponemos la vida hombre contra hombre. Las posibilidades llevan igual parte. El mar es una guerra contra la naturaleza.-No me espanta, padre. Lo que está determinado será siempre invariable, pero la mutua fe, no habrá de morir nunca por ello- la hija había perdido su dureza del comienzo, tratando de hacerse comprender Un lento silencio inundó la habitación. Sobre la mesa estaba servido el almuerzo. Las verduras de la huerta propia, cubrían la fuente como un mensaje de armonía.-¿Puede Diego darte un presente como éste, logrado con mis manos, después de una vida de agitaciones sin cuenta? ... ¿O espera lograr su barca propia con la ayuda de mi bolsa de conquista?-¡Don Juan!- intervino Encarnación con alarma -Vuesa Merced, lo conozco a usted desde niño. Yo era mozuela cuando veíalo detenerse frente a una reja, desde donde partían al abrirse esencias delicadas de los más variados perfumes. Si las puertas lujosas de aquel padre hubiesen dejado transponer sus pies descalzos, ofreciéndole entonces en obsequio, los borceguíes que sobraban en su tienda... no hubiera usted partido para Indias.-No... Todo es pasado en mi vida, pero esta niña es mi presente ...No... No puedo ser dogmático. Los rincones más apartados de mi deambular, denunciarían la falsía. Miró de frente a su hija, y con suavidad extraña en él, continuó hablándole pero ya cambiado de tono.-Temo por tu futuro Catalina o tal vez por mi propia existencia. El reposo me es duro. No estaba preparado para él. En la vigilia las circunstancias son mucho más llevaderas.-El que ama, padre, da sus homenajes a la amada.-¿Crees que me fue fácil preservar la vida de aquel anciano Orejón, frente a la furia sedienta de mis camaradas? Un solo luchador muerto representa, no un odio de enemigos, sino una defensa al pavor detrás de la victoria. Al protegerlo conquisté el amor. Fue un acto instintivo del que no podía substraerme ¡Era el llamado de la vida!-Y aquel reconocimiento de mi madre pudo ser también sumisión al vencedor... ¡La derrota sobrevino violentamente!- Catalina deseaba abandonar el diálogo -El amor no se engaña, hija mía, aunque se presente en situaciones dramáticas. Luego llega la convivencia donde se prueban los sentimientos. ¡Piénsalo! ...Piénsalo mucho... La tierra donde hemos anclado, Catalina, tiene para ti la magia de los opuestos. Al lado de Anac me introduje en el misticismo de su raza, en la educación principesca de una Ñusta, hija de un Orejón. Tú en cambio, descubres acá la sangre vivaz y salerosa de una aldea donde se nos mira con codicia.-Padre ... descansemos, llega la siesta.La niña lo miraba sombríamente. Sus ojos claros heredaban el color y la severidad de su padre, sus rasgos alargados la serenidad de su madre. Mientras que su atavío de aldeana rica, brindábale una alegría nueva y desconocida.-Escúchame un momento. Quise a tu madre más que a nadie. Hubiera deseado traerla conmigo y juntos en esta vejez, cultivaríamos las flores. Mira la huerta... todo germina. Pero estoy solo, y a tu lado más solo que con nadie. Es natural, hasta humano.-El primer amor también te hubiera acompañado- expresóle la niña motivada por la emoción-¡Quizás! ...Junto a aquella morisca viví las horas de mi juventud y mis recuerdos son fe, de que las oposiciones paternas no logran sus razones. Pero mi providencia era otra, y a mi regreso no venía en su busca. La historia me relató un drama inesperado. Algunas veces, meditando, llegué a imaginar qué hubiera sido de mí, al lado suyo ... Tal vez perecer en las mismas llamas. -¡Don Juan!- volvió a intervenir Encarnación con angustia -Vuesa Merced ... ¿Ha perdido la fe en nuestras creencias cristianas?-Señora, la Fe de un hombre y una mujer, es la suma de dos Feés. Como el amor, es la suma de dos almas. Hija... allí está el hogar.Juan de Aguiar levantóse más sereno. Un calor espeso cubría la naturaleza.-Tal vez llueva ¡Ave María Purísima!- exclamó la vieja cerrando las ventanasV - ENCUENTRO NOCTURNOLa tormenta arrasó con furia las costas elegidas como descanso por el Indiano. Un silbido continuo unió los días con las noches. El padre recobraba con ello la paz. Catalina permaneció en la casa sin salir durante una semana.Cuando el cielo comenzó a despejarse, él volvió a la huerta junto con sus labriegos. Y mientras cosechaba los primeros tubérculos, vio a las dos mujeres que descendían por el camino.-¡Hija! ¿A dónde vas?- la llamó así saliendo al camino agitado-Padre ¿Qué te ocurre? Salgo a caminar un poco, nada más.-¡Regresa pronto!- luego volvió a su trabajo de hortelano, con la inquietud de los días pasadosLas tardes se sucedieron semejantes entre sí. La mar no volvió a encresparse y la niña continuó con sus paseos. Los ojos del progenitor no se apartaban de ella. El grito de las batallas era un recuerdo generoso frente a su angustia. En el saludo de cada aldeano creía entrever una mueca interesada en el brillo de sus riquezas.-Debes volver temprano, Catalina- le insistía él diariamenteLa joven se alejó una tarde en que el cielo comenzaba a nublarse. Encarnación la acompañaba como siempre. Luego de despedirse el padre sentóse en la huerta contemplando el horizonte, una vez que sus hombres de labor se hubieron retirado en busca del descanso. Una ráfaga comenzó a soplar despejando las amenazas de lluvia. Cayó la noche. Catalina no regresaba.Don Juan salió al camino con una lámpara en la mano. Algunas barcas retornaban tardíamente alumbrándose con faroles. Los pescadores no cesaban de cantar.-¡Cállense!- la angustia lo envolvía Una figura obscura de vestiduras largas se interpuso en su paso. Sorprendido, reconoció en él a un sacerdote.-¿A dónde vas Indiano?-¡Mi hija! ... ¡Me la han llevado!- contestóle él casi gritando-Nadie te la ha llevado. Está esperándote en la iglesia y vengo a pedirla en matrimonio.-¿Cómo? ¿Y me deja así de improviso?- le dijo Don Juan muy sorprendido-¿La has bautizado?- le preguntó el otro-Sí, padre, como en toda familia cristiana.-¿Y no pensaste que al bautizarla le dabas tú la libertad consciente de sus actos? ¿La desligabas de tu sino? ¿Qué crees del bautismo?-Quizás... sea la introducción de algo que yo nunca he comprendido.-O no lo intentaste comprender ¿Y la cruz que llevaste atravesando los mares?- preguntóleEl religioso se acercó junto a la lámpara. Un perro lo acompañaba. La noche avanzando hacía más útil la luz en el diálogo.-Las insignias de los invasores son una daga de contienda- reflexionó el Indiano-¿La Cruz?-Padre ...¿Qué quiere de mí?... ¿Dónde está Catalina?- insistió fastidiado-En la capilla a la que nunca te acercas. Quiero antes hablar contigo ¿Qué piensas del mensaje del Amor?-El Amor... El Amor pasó por mi vida. Es algo personal, tal vez una egolatría o una armonía. Aquel Amor sublime quedó con su mensajero en las arenas donde viviera. Los guerreros comprendemos otros mensajes de la suerte- calló un momento-Depende cómo se haya vivido. Escúchame Indiano, conozco a Diego desde hace muchos años. Quiero hablarte de ellos- meditò un momentoEl silencio aceleraba la noche. La obscuridad invadía las costas. Don Juan levantó la luz para continuar el diálogo y se encontró con un rostro asombrosamente familiar.-¿Quién eres tú?- le preguntó casi con terror-¿Quién soy? ¿Te asombro? Mi rostro es casi el tuyo, un poco más joven ¿Recuerdas a la mora Dajma? Fue mi madre y me alumbró de ti. VI - EL HIJO DEL INDIANOLa nueva sorpresa le inundó el alma, y una tranquilidad extraña lo fue envolviendo. Posó una mano sobre el brazo del otro.-¿Tú? ... Dajma ... No ... No me hables por un momento- luego se dirigió a él con energía -¿Y porqué estas ropas cristianas? ¡Invoco su recuerdo y te pregunto porqué!-¡Paz! Yo hallé la paz. Lo que he encontrado ha sido el fruto de un largo esfuerzo, y mis horas de meditación continúan. Más que a una religión me dirijo a un Creador. Ya voy percibiéndolo en la soledad de mi capilla, y cualquier peregrino puede buscarlo en los más distantes rincones.-¿Por qué elegiste este camino?-Mi senda fue la mística ¿Para qué cruzar el Estrecho en busca de un sendero hacia la Meca? Son distintas palabras. Las religiones existieron siempre, una nueva civilización cambia el idioma de los pueblos. La Religión Eterna adopta su nuevo rótulo, pero dentro de ella es la misma. La que nunca murió.-¿Y cuál es tu profeta?-Los Maestros se suceden. No nos hablan de ellos, sino de sus creencias. Hablan al hombre. Los sacerdotes llegan y los adoptan, agregándolos a su religión. Es una historia trágica. El místico no piensa en ella. No predica a los otros. Se nutre a sí mismo... Aquí estoy yo, padre Indiano.-Te percibo.Don Juan entró en un mutismo espeso como la noche. Un silencio intenso que envolvió al padre y al hijo. El silencio del tiempo que trajo la distancia, donde ambas rutas imposible antaño de reunir, eran en esta noche, una sola.-¿Crees en un Dios? ¿Tienes un Dios que te alumbre?- volvió a preguntarle el sacerdote-Tal vez muchos... Como los antiguos habitantes de esta península española. Su protección me preservó la vida en aquellas selvas sangrientas. El Amor de un antiguo Maestro del desierto estuvo siempre lejos de nosotros. Creo que tuve muchos. Hoy no me queda ninguno- Don Juan bajó la lámpara-¿Pero piensas en algo imponderable, en una luz poderosa? ¿En alguien?- el religioso acercóse aún más al Indiano, casi con inquietud-Tal vez ...en el Sol... Bajo su nombre transcurrieron las circunstancias de mi vida. Tuve una mujer que cerró sus ojos dejándome una hija. Mis manos se cubrieron de ricos metales. El Sol estaba en cada rincón de aquellos reinos hablándonos de su pasado, que era nuestra gloria presente- callóse de improviso-Sigue. Es muy importante para ti.-Cuando en la orgía de una noche invadimos su casa, nos iluminó desde el inmenso disco de oro que simbolizaba su imagen. Alcancé a tocarlo en uno de sus extremos, y una vibración mayor que la del mineral penetró por mi cuerpo. Era la vibración de mi propio destino. Mi suerte estaba sellada. Sería para siempre un Indiano devastador que había ligado mi sangre a su historia.-¿Te tocó él con su mano?-El Imponderable bajó hasta mí una sola vez, sobre las cumbres de nieve que nos llevaron hasta el reino de Arauco. Y allí, entre las ariscas cortantes andinas el hielo eterno me habló en su lenguaje, y mi espada se transformó en una araña. Los tentáculos llevaban la amenaza del veneno, pero nunca tendrían el poderío del Constructor. Luego, al descender por las laderas lo perdí de vista. Hoy es un día de luz, creo verlo detrás de tus ojos. El perro del religioso comenzó a girar entre ambos, mientras ellos en silencio se comunicaban. -Mis ojos están ocultos ahora en la niebla nocturna- expresóle el hijo-La noche parece más cerca de la vida. Durante mis andanzas, el tumulto de las guerras cubrió por completo las horas que el día me daba. La cruz del Amor para el hombre, era en mis manos un arma de batalla.-¿Y el amor que abandonaste en estas costas?-¡Aquel Amor! ... -Sí, aquél que me procreó.-Lo llevé siempre conmigo... Durante una tarde escondidos en una gruta, mientras acechábamos el momento preciso para huir del cerco que unos nativos nos tendieran cerca de Nazca, varios de mis compañeros en un extremo obscuro elevaban en susurro casi silencioso, una plegaria. Me acerqué sigiloso para unirme a ellos, y reconocí con espanto, los versículos inconfundibles de la lengua árabe que escuchara en mi juventud. -Puedo recitarlos aún, los aprendí en mi infancia.-Aquellos conversos perdieron su máscara ante mí. Pero al caer de improviso la noche pudiendo escapar en la tiniebla sin ser vistos, la imagen de Dajma inundó el aire a mi alrededor ¡Y pensé que ella recitaba esa invocación extraída del Corán para protegerme! ... Pero Dajma ya no estaba con nosotros y yo no lo sabía.-Ella te protegía a través de ellos, no tengas dudas. VII - I N T I H U A S I-No te fatigues- le dijo el religioso -La excitación es mala a tus años. Tómate de mi brazo. Tu hija te espera en la capilla ... ¿Me acompañas, padre Indiano?Don Juan de Aguiar pasóse la mano por la cabeza. La noche era completa en su obscuridad. El cielo despejado estaba muy lleno de estrellas. Y el guerrero junto al hijo ignorado, en silencio emprendieron el camino hacia la iglesia.-Mira... Tu Sol nos alumbrará mañana con un esplendor radiante- le dijo el místicoCaminaban silenciosamente, mientras él llevaba la sensación de un anciano que ha completado todos los pasos de su vida. La brisa recogía el aroma de las viñas para extenderla sobre el camino. Las conchillas de la costa confundían su fuerte fragancia con el fruto dulce del duraznero.La noche intensa, abierta y diamantina, auguraba un día siguiente luminoso. Y al contemplar aquel telón nocturno salpicado de estrellas, tuvo para sí una evocación nostálgica. La cual hízole retrotraer su pensamiento en forma nítida, hacia aquella Cruz del Sur bajo cuyo esplendor transcurrieron sus andanzas, por los caminos de Indias ... Y que él ya nunca más vería.Cuando la esfera solar reapareciese nuevamente, el astro rey en su ropaje dorado de Inti, posaría otra vez sus cálidos rayos de norte a sur sobre los hombres, iluminando su casa terrestre. Su Intihuasi.Más adelante -pensó- los nietos invadirían la huerta de su retiro, en busca de la fruta madura.------------FIN---------------
ROMANCES  BARRANCALES...................................(Novela  Breve) por Alejandra Correas VázquezI --- PRIMER  ROMANCE             Chabela había nacido en la Bajada del Negrito Muerto, un barrancal rojizo y árido que separaba antaño en dos a la ciudad de Córdoba, de su ciudad paralela llamada Alta Córdoba, ambas situadas en el centro geográfico de Argentina. La segunda de las cuales había crecido abruptamente luego de que se instalara en ella el ferrocarril en 1880. Un estrepitoso tranvía bajaba desde el alto hacia el bajo, pasando por aquella Bajada pero sin detenerse en ella, y también, sin que ningún transeúnte de clase media pasara por ella caminando.            Se tenía temor a la Bajada del Negrito Muerto, por sus habitantes orilleros, tanto como por los rituales mágicos que allí acontecían. Y en ese mundo sin nombre ni documentación, subsistía este predio difuso y casi anónimo en la primera mitad del siglo XX. Aquél supo ser el barrancón adonde en el siglo anterior (XIX) habían sobrevivido los últimos mulatos nacidos ya libres (pero rechazados como trabajadores) y que tuvieron su respiro final de vida cordobesa en ese yermo de greda roja. Pues Argentina es un país sin sangre negra. Los mulatos angola murieron allí o partieron para ya no volver a la ciudad que los viera nacer, pues ahora ya libres, la ciudadanía universitaria cordobesa los rechazaba. Chozas y baldíos eran su escenario. Cerrado el siglo XIX comenzó el XX, con una subsistencia especial para esta barranca conocida como Bajada del Negrito Muerto, cuyo nombre revela que en ese predio realizábase el pagano ritual del "Velorio del Angelito".Chabela había nacido allí y aún no contaba quince años. Era hija de Isabel, y ambas desconocían quiénes fueran sus padres. De pronto llegó a sus vidas Cristóbal, el viajero que descendiera una noche de invierno muy gélida, por el mes de junio, en la estación de Alta Córdoba buscando donde pernoctar. Mientras ella cocinaba y vendía "praliné" con su madre, junto a los portones de salida del ferrocarril.Por lo menos ese invierno no pasó frío. Hubo que hacer menos "praliné" en las grandes ollas de cobre con fuego a los pies. Pues Cristóbal era muy laborioso, tenía esa actividad pausada y constante, común en el hombre del norte argentino, muy diferente a la actividad intensa y fugaz de los hombres de la Bajada. Isabel y Chabela se acostumbraron a él, quien orgsanizóles una forma de hogar muy acogedor. De este modo Chabela dio luz a Coquito cuando estaba por cumplir los quince años.  El tiempo fue pasando y el pequeño Coco cumplió su segundo cumpleaños, que fue festejado con un asado criollo hecho de "achuras" por toda la vecindad de la Bajada del Negrito Muerto Y matizada de alegres valsesitos cordobeses bailados sobre patios de tierra roja. La vida de aquel rancherío parecía encaminada en su sobrevivir marginal, bajo un cielo extendido en azul. La roja barranca de greda era muy decorativa, detrás de cada montículo asomaba un rancho de adobe encalado, cuyo conjunto veíanse como flores blancas extendidas hacia el horizonte gredoso. Escenario extendido junto al providencial Río Suquía (cargado de grandes crecientes todavía en la década de 1940) y lleno de una rica fauna ictícola, que era en gran parte el alimento de aquella población indocumentada.Pero de improviso... descendió por el mismo ferrocarril que trajo a Cristóbal procedente del norte argentino, una mujer treintañera con tres chiquillos  ¡reclamando al viajero! Chabela tuvo fuerzas para protestar, pero la forastera argumentó que allá en Catamarca, un cura los había bendecido en el altar de la Virgen del Valle. Si hay algo que las poblaciones primitivas consideran sagrado, es la religión, aunque la practiquen a su manera. Ella misma, la jovencita y Coquito, armaron el atado con la ropa de Cristóbal y casi le ordenaron partir, aunque él protestase. Cristóbal lleno de lágrimas abrazó a su pequeño Coco por última vez.Isabel ya estaba acostumbrada. Todo era propio de la Bajada del Negrito Muerto ... era y seguiría siendo mientras existiese. A Chabela le pareció entonces que Coco era como ella, hijo también de Isabel... Olvidándose poco después del viajero que descendiera en la Estación de Alta Córdoba mientras ella vendía praliné.  II ---  SEGUNDO  ROMANCE Toño también había nacido en la Bajada y miraba crecer a Chabela sin apuro, en la pausa del barranco sin tiempo, donde la historia pareciera haberse detenido. Tampoco se apuró, cuando vio en el escenario de su espera a Cristóbal. El era el primero, simplemente porque la había visto jugar con su rostro redondo y mestizo de chiquilla sonriente, entre los sinuosos gredales cubiertos de niños orilleros. Y le gustó aún más, cuando fue madre ante sus ojos. Chabela con sus formas redondas cautivaba las miradas de Antonio -Toño- mientras veía a la joven barranquera cruzar los sinuosos caminos, que la obligaban al meneo de sus caderas. Y él fue asistiendo, de a poco, las necesidades de esta familia ahora trunca. Su presencia hízose cada vez más necesaria, en el ámbito de esas dos mujeres, demasiado solas. Fue así que Antonio les propuso mudarse a una vivienda más amplia y cómoda, construida por él. Ambas aceptaron mudándose a ella con el pequeño Coquito. Ahora Chabela tenía dieciocho años, y a los diecinueve trajo al mundo de la barranca, a Jacinto, esta vez hijo suyo.Antonio volvía de esta manera a resolver los problemas que ellas tenían para subsistir. Las había alojado en una vivienda mejor. Daba tranquilidad a Isabel, mujer ya muy madura, quien había tenido en su juventud hijos varones que partieron de la Bajada del Negrito Muerto, hacía ya mucho tiempo. Pues Chabela -nacida años después- era demasiado joven para su vejez (con esa fuerza de la raza nativa que tiene hijos hasta una edad muy avanzada). Y quedó de esta forma conforme, sintiéndose en ese momento mucho más contenta, que cuando estaban solas atendiendo a Coquito.Toño vio crecer a los niños, contempló contento los primeros loteos que daban origen al coqueto Barrio Cofico (que ya comenzaba a construirse) advirtiendo con rapidez las nuevas fuentes de trabajo que iban surgiendo con esa edificación elegante, instalada sobre el escenario olvidado de la Bajada ...Y comenzó con entusiasmo a convertirse en jardinero.El, como muchos otros pobladores de la Orilla cordobesa, sólo conocía el espacio de su hábitat. Su barranco. Y el ferrocarril que ululaba bordeando los gredales era sólo para Antonio, hasta entonces, únicamente, un anuncio de la hora del día. Con su estricto sentido del cumplimiento horario, pues aún circulaba el ferrocarril inglés. Ese tren que lo llevaría sin regreso alguna vez, no pasaba de ser un dragón gigantesco que había deleitado su infancia. Cuando junto a toda la chiquillada orillera trepaba emocionado y lleno de agitación, las escalerillas adosadas al terreno gredoso y apiñados unos sobre otros, extasiábanse en conjunto con la fuga del monstruo metálico que perdíase en lontananza. Aquel constituía el mundo de Toño ...la Bajada del Negrito Muerto... Su vida o su energía. Su dolor o su ensueño. III --- LA  ESCUELA  LAINEZ Como era inteligente y comunicativo, de diálogo fácil y graciosos giros dialectales, conversó con un par de patrones resolviendo luego de hablar con ellos, enviar los niños a la Escuela Lainez, ubicada en proximidad a la barranca, por la zona de Alta Córdoba. El único ambiente protector para niños marginales, en esas décadas, lo constituían estas Escuelas Lainez.Pues Lainez fue un brillante ministro argentino que a comienzos del siglo XX creó escuelas especiales para niños desprotegidos socialmente. Hijos de analfabetos, presidiarios, abandonados, orilleros en su conjunto, quienes carecían de medios propios. Aunque existía ya la ley argentina de educación gratuita y laica del siglo XIX, ésta no alcanzaba a cubrir aquellas familias que no podían proveer a sus pequeños de cuadernos, libros, lápices, calzado y los blancos guardapolvos de escuela. Incluso allí había baños con duchas (que carecían en sus rústicas moradas) y un botiquín completo para liendres y otras cepas microbianas propias de su ambiente precario. Su personal didáctico era muy elegido, por el reto que involucraba alfabetizar a niños procedentes de un ambiente analfabeto. La vida escolar traía aparejados aspectos cautivantes que serían bastante comentados y hechizaron a los dos niños -Chito y Coquito- quienes por ahora sólo veían su oropel. El guardapolvo blanco y almidonado. Los zapatos nuevos. Los cuadernos lisos, rayados y cuadriculados. Los deslumbrantes lápices de colores. Y algunas veces... flores para la maestra que Toño prometía traer de los jardines a los cuales cuidaba.Fue una mesa animada y una siesta sin salir para los hermanitos, ante los acontecimientos que abundaban en imaginación. Los niños en ese momento estaban completamente ajenos al esfuerzo que se les encomendaba. Fuéronse acostumbrando y la familia se aquietó. Las paredes renovadas con geranios en los tarros rodeando la construcción de adobe muy encalada, y el interior de tierra baldeado y apisonado, demostraban la existencia de una convivencia armónica.Era marzo, comienzo del año lectivo, y los dos niños de seis y nueve años se encaminaron hacia la Escuela Lainez, los dos a primero inferior. Ambos de la mano, sujetos con fuerza, presionándose entre sí como si pudieran perderse entre la greda tan conocida por ellos. Los rostros mestizos muy lavados y brillantes. Las crenchas obscuras muy peinadas, como nunca supieran llevarlas. Iban erguiditos, luciendo sus guardapolvos blancos endurecidos de almidón, lo que hacía resaltar aún más el tinte brillante y morocho de sus pieles orilleras. Lentamente iban perdiéndose de la vista familiar, dejando atrás de ellos el escenario rojizo, como dos nardos blanquísimos por sus guardapolvos blancos, de estos niños crecidos en aquel yermo insólito. Paisaje barrancal que aún en esos días de marzo rondaba por el estío, aguardando el próximo paisaje invernal. Yermo desértico y áspero. Bermejo y escultural... mientras los dos hermanitos se alejaban hacia un nuevo destino. IV --- ESCOLARES Jacinto, ante la aparición de un mundo desconocido, iba a respaldarse en su hermano mayor. Gozaba de una total sobreprotección desde el nacimiento, sin que nadie se la hubiera dado en forma especial. Pero el niño, intuitivo y diablillo al mismo tiempo, habíase ido apoderando de ella. Chabela apantallando el fuego del bracero esperaba el regreso de sus dos morochitos con una sabrosa comida criolla. El pensamiento de la madre volaba siempre, todas las mañanas, hacia esa iniciación escolar de los niños, recién comenzada. Coco y Chito regresaban inquietos y ávidos de vida familiar, alejándose de sus anteriores amigos del barranco, para invadir la atmósfera cotidiana con sus nuevos relatos.Llegó el invierno. Los tarros dejaron de florecer y los niños argumentaban motivos para no ir a la escuela. El frío de junio era intenso y en la agreste Bajada del Negrito Muerto, bordeada por un río escarchado, el viento colábase por las más pequeñas rendijas. Después de una noche de gran helada, lograría Chito -luego de una fiebre infantil nocturna- permanecer en la cama hasta mediamañana, sin asistir a la escuela.El sol penetró por la ventanuca despertándolo de improviso e iluminó toda la greda barrancal, cargada con su energía de tiempo. El niño, quien hallábase solo en la casa en ese momento, salió corriendo hacia el descampado, llevando puesto un blusón de dormir  como única protección contra el frío. V --- EL  PARQUE  DE  LAS  HERAS Y allí estaba Jacinto en esa mañana ventosa. La carita tostada, los picarescos ojos muy abiertos, las mejillas paspadas, la melena obscura y lacia muy revuelta. Saltaba por el barrancal semihelado junto a los otros chiquillos orilleros, sosteniendo en su mano una botella rota por la base, que usaba para pescar mojarritas en la ribera del río Suquía.Los pescadores veteranos, apostados sobre el Puente Centenario, solazábanse observándolos. Envueltos en sus clásica bufandas -en protección al viento seco y frío- sentían admiración al verlos correr carentes de todo abrigo. Con los cuerpitos semidesnudos, saltando y chapoteando sobre el agua en escarcha, salpicándose con trozos de hielo frágil, cruzando de orilla a orilla entre el agua y las piedras heladas del río. Los niños orilleros corrían desprotegidos y flacuchos, en un desinterés completo por la ciudad mundana y asfaltosa que iba creciendo día a día, sobre las márgenes del Suquía.Manteniéndose todos unidos en compacto enjambre, frente al riesgo de la ciudad que no los incorporaba, treparon el puente por medio de la escalera ubicada en uno de sus costados. Con su expresión bulliciosa de niñez primitiva, la pandilla destacábase por la homogeneidad del conjunto. Gritería. Euforia. Y el tranvía estrepitoso de siempre -cuya loca carrera bajaba a toda máquina desde la estación- los hizo cruzar temerariamente la calle.-¡Cuidado!- gritaron los pescadores casi a destiempoLuego de comprobar la inexistencia de heridos, ellos y sus bufandas volvieron a sumergirse en su tarea deportiva y estática. Mientras que semidesnudos y desaseados al máximo, los niños orilleros sentáronse sobre la vereda como veraneantes en busca del sol. Ya habían de este modo cruzado a la otra orilla de la calle, escapando del vigilante de tránsito que quería evitarlo, casi escondidos entre las ruedas del tranvía.En aquel estado lastimoso se introdujeron bajo los inmensos portales de rejas, que daban acceso al elegante Parque de las Heras -coqueto y cuidado- vecino también al río, pero del lado opuesto a la barranca. Dos mundos muy distintos. En un absoluto descontrol fueron trepando a las estatuas de bronce, saltando al interior de las fuentecillas de mármol, jugueteando con los inocentes peces de colores que nadaban despavoridos. Descascaraban las pieles de los árboles de especies infinitas, con total incomprensión.Avanzando hacia adentro por los senderos bien diagramados entre flores, setos y arboledas ornamentadas de esculturas, la pandilla dedicóse a sus destrozos. Fueron cortando los nardos de diversos canteros y repartían sus pétalos al pasar de un lugar a otro. Mortificaban a los lectores y enamorados con piedritas de los caminos. Zamarreaban los árboles más jóvenes para hacer huir a los pajaritos y hacer caer sus nidos. Después de haber ocasionado numerosos destrozos, haciendo más bulto que daño, los guardianes del parque en menos de media hora habíanlos expulsado -una vez más- por incorregibles. Y cerraron además los portones del parque, a pesar de no haberse cumplido aún el plazo estipulado. Hermoso en su imponencia y su belleza, decorado con preciosismo, ornamentado con una gracia exquisita, este Parque de las Heras -el más céntrico de la ciudad de Córdoba- no aceptaba a los hijos de la Bajada. Revoltosos e indolentes ponían en peligro sus encantos. Sus colecciones botánicas. Sus esculturas. Sus glorietas. Sus preciosas fuentes. Sus secretos rincones que como "bosque encantado" dábanle una atmósfera de intimidad, separándolo de la urbe y la barranca.  Pero ahora, frente a la invasión de Chito y su pandilla (alarmantemente numerosa en aquella fría mañana de "chupinas") los porteros tomaron la decisión heroica de adelantar el término convenido para el cierre. En ese día helado con un sol meridiano acogedor, cuyos rayos habían ido muchos cordobeses a buscar allí... el parque cerró de improviso sus puertas. Dos guardianes trabaron con una gruesa cadena y gran candado los portales centrales, enrejados e inmensos. Otro de ellos apostóse en imagen de fiero cancerbero junto a la tercera puerta de reja, del costado y más angosta, a fin de que por ella salieran los estudiantes, los lectores, los novios y las niñeras con sus niñitos.La estridente burla de los chicos orilleros no se hizo esperar. Tampoco la ira de los porteros. Los pandilleros arrojábanles bolitas de vidrio (que eran sus tesoros) desde la calle adoquinada. Aventurábanse al peligro del tranvía, cuya velocidad a esa altura era ya inaudita pues atravesaba en bajada el puente de un solo tirón ...Finalmente.... la pitada del vigilante de tráfico lograría correrlos, despejando así aquel escenario conmocionado. ¡En el duelo, los contrincantes habíanse dado una tregua!   Los guardianes del Parque de las Heras fabricaban látigos de ramas para ellos, celosos de sus vergeles, que cuidaban con ahínco admirable. Y cuando los pintores paisajistas cordobeses, pertenecientes a una escuela de pintura muy destacada, gustaban elegirlos como personajes de contraste o bien para semejar una escena de campo (allí se pintaron célebres cuadros de tema "serrano") ...aquellos sofisticados jardineros del Parque las Heras, quienes por hábito ya habíanse convertido en críticos de arte y estaban siempre dispuestos a una inesperada opinión pictórica, decían a estos artistas... "que estaban destruyendo el cuadro". VI --  PREGUNTAS  DE  UN  NIÑO Coco no era un asiduo asistente a la escuela solamente porque fuese más aplicado -y además el "mejor alumno" del grado- sino también porque quería sentirse siempre el hermano mayor ante Jacinto. Ser su héroe. Con algo de superioridad paternal. Le encantaba cuidarlo, atenderlo, protegerlo, ser buscado y solicitado por el más pequeño. Tanto delante de los compañeros escolares, como de toda la chiquillada de aquel clima barrancal. Había heredado sin duda, la responsabilidad de Cristóbal.Cuando llegaron las vacaciones de invierno en el mes de Julio, en esos días muy crudos que son propios del clima cordobés (entibiados luego por un "veranito de San Juan"), ambos niños aclimatáronse nuevamente a la barranca. En la paz otorgada por el mismo frío, con la sensación de libertad que brinda a todos los escolares la ausencia de clases, el mayorcito dialogó con la madre y la abuela, junto al fuego del bracero crepitante. -¿Yo soy hermano de Chito, verdad?- preguntó Coco de improviso-¡Es claro!- le contestaron ambas-Me han preguntado mis compañeros de escuela por qué él se llama Márquez y yo Fonseca. -Pero son hermanos...- dijo la abuela-¿Y cómo se llamaba mi papá?-No me acuerdo...- repuso tibiamente Chabela-Yo quiero saber. En la escuela todos los  chicos saben cómo se llama el suyo- insistió el niño-Pues ... Cristóbal ...Cristóbal Luna.-¿Lo puedo ver?-...No sé... era de Catamarca.El interrogatorio no fue más lejos. Llevaban distintos apellidos, pues Fonseca llamábanse ambas mujeres, Isabel y Chabela. Mientras que a instancias de las maestras Toño había reconocido a Chito, dándole otra documentación. Además, la directora en el mismo día, hizo de testigo para casar en el Registro Civil a ambos padres. Coquito salió a jugar emocionado y alegre en aquella siesta, porque podría contestar de aquí en adelante, a las preguntas de su compañeros de clase. Un mundo de escenificaciones diferentes habíanse conjugado entre la Escuela Lainez y la Bajada del Negrito Muerto. Una alternativa de vida para la cual las familias barranqueras, no habíanse nunca antes preparado. Y tampoco tenían especificada una respuesta previa.La Escuela Lainez, creada por el gobierno específicamente para ese ambiente desamparado, unía por primera vez mundos hasta ahora dispersos, con sus propios valores de vida. Creaba un entorno de vida opuesto al de la población barrancal, al que a pesar del esfuerzo de sus docentes, nunca iría a incorporar plenamente.Isabel y Coco serían indiferentes a esta marginación, que los señalaba a ambos de una forma directa. Pero extrañamente, Chabela, la madre de ambos niños, lo iba a asimilar de otra manera. Algo indefinido la nubló de pena, tal vez por el mundo nuevo que comenzaba a rodear a Toño.  VII - UN  CIRCO  EN  LA  BAJADA La llegada de Jacinto, quien entró en la vivienda como un vendaval, muy propio de su estilo, cambió en las dos mujeres la sensación dejada por aquel imprevisto interrogatorio. Traía los ojos desmesuradamente abiertos, portando una noticia estremecedora que inundó el recinto... ¡Un Circo!El circo andaba por la ribera siguiendo la corriente del río y anunciaba sus prodigios. Había un hombre con zancos. Un elefante. Una pantera. Leones. Una bailarina con tutú. Un domador con látigo y botas. Varios payasos... Al interior mismo de la rústica vivienda llegaban las bocinas del circo, que anunciaban su vistosa propaganda. Su oropel. La fantasía hecha realidad, con la cual conmocionaba el mundo apartado de la Bajada.Antonio, quien en aquel momento regresaba de sus trabajos habituales, aceptó llevarlo. -¿Lo puedo llevar conmigo a Coco?- preguntóle el niño a su padre, temeroso de no contar allí con la protección de su hermano mayor-Bueno- le contestó Toño -Vamos a ir los tres. Chabela puso una mirada inquieta en su hijo menor. Lo observó detenidamente como si recién ahora lo conociera, comprobando en ese instante que Jacinto estaba lleno de todo... De padre, de madre, de abuela, de hermano, de casa, de apellido, de legitimidad, de Circo... Todo. Todo era de Chito.Acicaláronse los tres -Antonio, Jacinto y Coco- con sus mejores ropas, lustrando sus negros cabellos con "gomina", para una tarde especial. Y partieron llenos de emoción dispuestos a pasar varias horas de entretenimiento. Por los senderos curvos de sinuosos gredales íbanse cruzando con otros niños orilleros, también muy engominados para el evento.Chabela los vio alejarse mirando hacia la agreste barranca por la ventanuca. Un farol a kerosén encendido prematuramente, ante la opacidad de aquella tarde invernal, alumbraba el tejido de la abuela Isabel. Pero las imágenes de la madre en lugar de gozosas, eran dolorosas. Mientras Coco y Chito marchaban eufóricos junto a Toño, la madre comenzaría a angustiarse... Jacinto -según pensaba ahora ella- debió interceder ante Antonio para agregar a Coquito en la partida. Ella no los veía juntos, aunque marcharan juntos. De pronto veíalos separados ante la gente, ante los compañeros de escuela, ante las maestras, ante los patrones de su marido. Y ante esa pandilla barrancal que en aquel momento aglomerábase bulliciosa para llegar presta a las gradas circenses de madera dura. El hijo mayor no podía imaginarse, mientras iba saltando junto a Antonio y Jacinto en dirección al circo (proponiéndose defender a Chito de los leones, la pantera, o el látigo del domador) ...las turbaciones que puerilmente había creado en su madre, luego de aquel interrogatorio sobre Cristóbal. Chabela veía ahora a Coco como un desamparado, y a Chito enriquecido por la vida. En aquel momento, según ella, Coquito iba al circo solamente por pedido de Jacinto. Desde la ventanuca ahora vacía, detrás de la cual vio momentos antes alejarse a las tres figuras masculinas de su casa entre las formaciones de greda -con el más pequeño en el medio tomado de la mano de los otros dos- apareció Chito para ella, en su concepto actual, como un beneficiado único.    VIII - MISTERIOS  MATERNALES  Su corazón agigantó estas observaciones. En las horas vacías, con los niños en la escuela (una vez concluidas las vacaciones invernales) y su marido trabajando... Chabela continuaba cavilando estas ideas.En el transcurso de los días subsiguientes, Isabel siguió mateando por las tardes cerca de la puesta del sol, con Toño, ignorantes ambos de estos pensamientos que alimentaban ahora diariamente a Chabela. Para la joven madre era un estado nuevo, una zozobra, como si la vivienda encalada y baldeada hubiese cambiado inesperadamente de color.Y ella comenzó a constatar a partir de allí, en cada gesto de la familia -y en especial de su marido- que el hijo pequeño estaba beneficiado por más dones de la vida. Lo veía colmado de bienes, mientras que Coco en cambio, pensaba, hallábase desprotegido. Fue entonces cuando sobreponiéndose a sus inhibiciones anteriores (las cuales manteníanla apartada de la escuela de sus hijos) comenzó a ir a la Escuela Lainez en la salida de clase. Chabela había decidido dar al niño sin padre, un apoyo que ahora ella consideraba como indispensable.Coco y Chito se sorprendieron. Las maestras rodeáronla muy contentas de conocerla, como algo necesario para su tarea docente. Preguntáronle su nombre, el de su madre, hermanos y familia posible, dando lugar a respuestas tan extrañas como las preguntas, propias de dos mundos que siempre habíanse ignorado. Pero el interés hacia ella de parte de las maestras era sincero. Tenían gusto de conocer a la madre del mejor alumno. Coco era quien brillaba por su aplicación. Y esto consoló en gran parte a Chabela.En la tumultuosa salida de clases con vísperas a la primavera, cuando Proserpina se acerca lentamente y su proximidad aúnase a la idea de expansiones  -con la fiesta del Día del Estudiante el 21 de septiembre- la madre ocupaba su puesto junto a la puerta de salida. Las maestras salían a su encuentro para comentarles situaciones pedagógicas que le eran ajenas. Pero igualmente las escuchaba atenta, casi sorprendida, ya que ella nunca fue a la escuela.Hubo una vez (pensó) que en otra puerta de salida, conoció a Cristóbal... Y ahora aguardaba a su hijo.Chabela miraba salir a Coquito, lo besaba primero y le hablaba primero. Al regresar los tres juntos a la barranca, llegaría conversando solamente para él. La diferencia naciente cobró un aire extraño en el mundo diario, y la situación comenzaría a repetirse. El hermano mayor vióse de pronto confundido, asombrándose aún más, al advertir algo huraño con él a Jacinto. Pues sobreprotegido desde el comienzo, Chito percibió por instinto la situación de cambio. El menor regresaba en silencio hacia la Bajada junto a ellos, mientras Chabela preguntaba y hablaba con Coco. El mayor, empero, no quitaba sus ojos del pequeño, quien ya no lo miraba. Una desarmonía evidente comenzaba a surgir entre ellos, alejando a los dos niños en lugar de igualarlos.Pero ella nunca faltaba ahora a la salida de clase, pues era allí en la escuela donde sus hijos eran diferentes. Sus mismos hijos. Los que nacieran en la Bajada sobre la misma greda donde ella e Isabel vieran la luz, cuando nadie preguntaba por la paternidad de ninguno. Estaba al fin, frente a frente, con ese mundo insólito que habíale transmutado el suyo... pero sin llegar a comprenderlo. Ese mundo que ya había creado cambios en su casa, con nuevas situaciones en su ambiente familiar. Que había producido hechos nuevos, antes de que ella lo asimilara. Ese mundo que le invadiera el propio sin consideración ninguna, y que transformaba su escenario barrancal -incólume por generaciones- en algo distinto.Un escenario nuevo que la trastocaba por completo, arrojando al vacío todo su entorno. Su estilo barrancal. Su misterio. Su remembranza de un mundo conservado entre las crestas de arcilla roja, como imagen ancestral de un tiempo detenido en el espacio  ¡Era la agonía barrancal que ahora precipitábase en un inevitable descenso! Era su continuidad barranquera quien caía de a poco en el vacío, para arrojarlos a todos ellos de su hábitat. Era el mundo de la Bajada del Negrito Muerto que comenzaba a desaparecer... y Chabela no sabía vivir en otro.      IX --  FLORES  PARA  LA  MAESTRA El florecimiento de los nuevos pimpollos, cuando despuntó la ventosa primavera cordobesa, apaciguó las angustias maternas. Una mañana, en efecto, sus dos hijos envolvieron con camaradería fraternal un gran ramo de flores, el cual Toño trajera entusiasmado como obsequio para la maestra de los niños. Esas flores multicolores y perfumadas provenían de los jardines que él cuidaba.Con la autoridad de su edad, el hermano mayor lo tomó emocionado entre sus manos y ambos, encamináronse juntos hacia la Escuela Lainez, desparramando fragancias. Esta imagen consolaría a Chabela durante algunas semanas.Con la primavera el cielo de Córdoba -como es habitual- se cubrió de vendavales de tierra. La greda desgranábase estremecida por su frágil consistencia barrancal, sacudiendo a toda la Bajada del Negrito Muerto. Un polvo finísimo color rojo teñía las blancas paredes de abobe recubiertas en cal, inundando todo ese entorno, cual heridas sangrantes de un clima descompuesto.Llegaron las lluvias indecisas y los chaparrones aislados. Inesperados. Numerosas mangas de langosta obscurecían el cielo, volviendo imposible la visión. Y el escenario saturado de insectos tornábase nocturno en pleno día. Las langostas azotaban las caritas de los niños, quienes hallábanse jugando en el descampado de la barranca, debiendo escapar de ellas entre la greda saturada de crustáceos. Y mientras entreabrían los ojos con esfuerzo, lograban a tientas orientarse hacia sus domicilios, en esa batalla de humano e insecto.La abuela Isabel estaba ya afónica de tanto llamar a Coco y Jacinto, para cerrar detrás de ellos la vivienda rústica, que iba a quedar atrancada herméticamente. Chabela corría para atender a Coquito, algo lastimado el rostro debido al golpe de las langostas, pero despreocupada por completo del pequeñuelo. Isabel entonces limpiaba la cara de Chito llena de rasguños.  X - PROTECCIÓN  PATERNAL Toño se hallaba ausente por completo de estas insólitas preocupaciones maternas, que él mismo con deseos bien sanos, había precipitado al mandar los niños a la escuela en lugar de "conchavarlos". En vez de colocarlos de peoncitos o mandaderos, prefiriendo la educación con las maestras que él no había recibido.El atardecer lo traía de regreso cansado, pero alegre a su hogar, donde su pequeño hijo aguardábalo cada vez con mayor entusiasmo. Jacinto, sintiéndose aislado, buscó ansioso la cercanía del padre. Y Antonio al verse homenajeado en forma tan especial, veíalo como un premio bien merecido a su dedicación paternal.Organizaban numerosos programas juntos. Pesca. Bochas. Giras. Caminatas. Toño ante el pedido del pequeño -quien sentíase rechazado por madre- comenzó a llevarlo a todas partes consigo. Y al precipitarse diciembre, con la conclusión de clases, dio lugar a que también lo llevase hacia los jardines que él cuidaba, en calidad de ayudante en miniatura. Allí las patronas encantadas con la vivacidad del niño, le convidaban confites.Coco en tanto, solitario y sin  comprender nada, quedaba en compañía de las dos mujeres, dentro de la casa. Olvidado. Ignorante de las emociones de Chabela y sus actitudes. Extrañado y sin respuestas para sí mismo, admirado de esa relación impenetrable entre Jacinto y Antonio, optó por su propio aislamiento. Había sido alejado por ambos en un momento impreciso, sin él casi advertirlo ...¡Su hermano!... de pronto lo había perdido. Y él, el mayor, con sólo nueve años, el que fuera con orgullo su "héroe", el protector del pequeñuelo. El hermano valiente que protegíalo de aventuras y desventuras, encontrábase ahora desplazado por el padre de Chito, e imposibilitado de ofrecerle todo lo que Toño tenía a su alcance para conquistarlo.Llegaron finalmente los días cálidos, cuando noviembre se cruza con diciembre. Chito regresaba empapado por el gredal tras cada chubasco inesperado, y su delantal blanco escolar habíase convertido en rojo lodo. El año lectivo aún no concluía. Entraba chaguando el uniforme escolar, para entregárselo a la meticulosa abuela Isabel, quien lo almidonaría nuevamente. Las últimas semanas de clase encontrarían a los dos hermanitos camino a la escuela (Coco iba a recibir una distinción allí, como mejor alumno). Fueron juntos, con la emoción que conlleva la libertad prometida, cuando se acerca el fin del año lectivo. La libertad que siempre tuvieran. La libertad que era de ellos, continua y constante en el escenario de greda.Refrescarse en río Suquía una vez más. El mismo río Suquía de su nacimiento. Pero siempre nuevo, inesperado, sorpresivo, correntoso o agotado. El mismo. El de hoy. El de antaño. El de los mulatos angola que ya no están. El de los aindiados de la Bajada. El de entonces. El de los gredales. El de las procesiones de antorchas nocturnas y mistéricas. El de ellos, a esa edad, cuando no había monotonía posible y el final de clases les auguraba un hermoso verano. Ese era el río Suquía que había dado nacimiento a la Bajada del Negrito Muerto y que habría de sobrevivirle. La creciente del río llegando en avalancha desde las Altas Cumbres cordobesas -luego de atravesar los cordones serranos y sus bucólicos paisajes- determinó que Antonio vigilase a Jacinto durante sus juegos. Debía cuidarlo y enseñarle a nadar en este balneario natural ciudadano y natural, que divide en dos a la ciudad de Córdoba (hoy día unida a Alta Córdoba) y que dio origen a su fundación. Inquieto y preocupado por la seguridad de su niño, Antonio pasaba horas en la orilla viéndolo alejarse y regresar, sin perderlo de vista en ningún momento. Gustoso del agua, como siempre fuera buen nadador, Toño arremangábase los pantalones hasta las rodillas, cuando debía sacarlo rápidamente de alguna correntada imprudente.  Luego retornaban juntos trayendo piedritas, mojarritas o algún objeto curioso, flotante en la superficie, y al que Jacinto resolviera darle una característica especial dentro de su imaginación placentera.La lejanía del hermano menor, era ya para el mayor, una pérdida que él consideraba ya como irrescatable. El afecto pleno entre padre e hijo iba creciendo y sería irremplazable. XI - LA  VENDIMIA  DE  CUYO Toño, quien nunca había salido más allá de la Bajada del Negrito Muerto y solamente se movilizaba dentro de los alrededores de Alta Córdoba como muchos de sus antiguos habitantes (o sea sin cruzar el río, cual si fuera un tabú), tuvo ahora en ese enero de 1944, un proyecto distinto. Era pleno verano. Junto a otros numerosos pobladores de la barranca y con fines lucrativos para mejorar a su familia, decidió tomar el tren rumbo a la Vendimia de Cuyo. Las bellas provincias cuyanas -viñateras y bodegueras- de San Juan y Mendoza solicitaban braceros dispuestos a engrandecer al Dios Baco, en su período anual. Y pagaban muy bien.Sería, según lo proyectado, una separación corta. Una ausencia de poco tiempo. Pero para Chito, abrazado a sus piernas, llorando y rogando que el padre lo llevara con él -como hacía en los jardines próximos- aquella separación significaba para él, un abismo de dolor. Tal vez de temor. O de premonición.Su hermano mayor, conmovido, trataba de consolarlo. Prometíale juegos. Caminatas. Andanzas. Bolitas. Buscaba provocar su risa... y sobre todo reconquistarlo. Juntos los dos niños subieron la cuesta acompañando al viajero en ese atardecer caluroso en extremo, de un 15 de enero de 1944, hacia la Estación de Alta Córdoba repleta de gente. El verano abrasante secaba las lágrimas de Jacinto en mitad del rostro.Para Jacinto esta separación tenía un peso significativo, pues era en su padre donde el niño había depositado la emoción de su cariño. Durante los días anteriores a su partida, permaneció como sombra adherida a su progenitor, con una de esas premoniciones infantiles que tienen algo de misterio y de borrasca. Toda la Bajada del Negrito Muerto despediíase para siempre, junto con Chito de Antonio -Toño- su padre... ¡Y éste era el único que no lo sabía! XII - UNA  NIÑITA  MUY  RUBIA Hallábanse todos aquellos familiares barranqueros en el andén de partida, emocionados y cohibidos, cuando una escena curiosa distrajo su atención. Una niñita muy rubia de ojitos claros, con dos trencitas luciendo un vestidito celeste y coqueto -la cual ponía en evidencia su origen distinto- fue retirada del tren por su padre a través de la ventanilla que daba al camarote, donde se hallaba junto a una tía. Tratábase de un médico joven, recientemente instalado en una de esas casas elegantes de dos plantas, con jardín perfumado, cuyo entorno comenzaba a invadir la barranca del Suquía. El doctor mostróle a su pequeña hija una muñeca de porcelana (que curiosamente representaba una mulata) de la cual ella habíase prendado, pasando horas contemplándola, con las naricillas pegadas al escaparate de la juguetería. -¡Si te quedas es tuya!- le dijo el padre con firmeza mostrándoselaY la criatura abrazándose a la muñeca abandonó el camarote que la llevaba a San Juan, donde sus primos la esperaban para jugar junto a las frescas acequias doradas, de un enero prometedor y demasiado caluroso ¡Extraño instinto paternal!Junto a aquella escena muy emotiva, en ese 15 de enero de 1944 de imborrable memoria, sucedieron numerosas anécdotas que hicieron leyenda en el recuerdo de la Estación de Alta Córdoba. Hubo confusión de boletos, ocasionado ello por el analfabetismo de los orilleros del Suquía, que iban hacia la Vendimia.En los coches-dormitorios (camarotes) se vaciaron algunas plazas, pues el aumento de calor hizo desistir del viaje rumbo al noroeste a muchos de sus ocupantes, temerosos del fuerte verano cuyano. De este modo, al igual que la niñita rubia de ojos celestes, con su muñeca de porcelana color habano, diversas personas quedaron en el andén cuando el ferrocarril partió... ¡Y habrían de alegrarse al día siguiente!Las ventanillas iban desfilando en fuga, alejando los rostros de los pasajeros de quienes los despedían en el andén de partida. Los últimos vagones fueron perdiéndose en la lontananza, llevándose ilusiones, en un marco de nostalgia para aquéllos que quedaban a su espalda, dentro de una estación ahora vacía. Todos viajaban de alguna manera. Los que partían. Los que quedaban. Los dos hermanitos, Coco y Jacinto con la mano en alto junto a su madre. XIII - BAJANDO  A  LA  BAJADA Luego de aquella partida del tren con rumbo a las provincias viñateras de Cuyo, en ese cálido atardecer de enero, el niño bajó corriendo las seis cuadras en declive desde la estación de Alta Córdoba, rumbo a su barranca de siempre. Enjugando sus lágrimas e incitado a correr por su hermano mayor. La última gota de este cristal doloroso, terminó por secarse sobre el suelo de greda. El calor abrasante de aquel verano, secó el llanto de Chito que corría por sus mejillas. El hermano mayor tomándolo de la mano -como solía hacer antes -presionó con fuerza sus deditos para llevarlo de regreso cuesta abajo, en una corrida estrepitosa.  Ellos ahora corrían juntos -como antes- rumbo a su barranca de siempre. Chabela detrás de ellos, seguíalos sorprendida.¡Como antes!... en revoltosa carrera hacia los sinuosos gredales ...¡Como antes!... en radiante agitación para ingresar en la Bajada ...¡Como antes!... en un rápido regreso hacia su mundo barrancal ...¡Como antes!... adelantándose a Chabela que ahora quedaba lejos de ellos ...¡Como antes!Jacinto (pensaba Coco) volvería ahora a ser otra vez su hermano... ¡igual que antes! Chito le pertenecería nuevamente. Sería de él. Volvería a ser de él, de Coquito... Y él lo reconquistaría sin pausa. El pequeño retornaría a reclamar como antes su ayuda, su protección, su compañía ¡Y ya nadie iba a quitárselo! Coco sería nuevamente su héroe, su protector, su defensor. El valiente. El audaz. El osado. El apoyo de Jacinto. Y esto iba a cumplirse en una dimensión tal, que ni el propio Coco aún se imaginaba. Donde quizás los hados del destino que preparan a los seres para una conducta especial, sentíanse en ese momento, cohibidos por darle tanta responsabilidad.Obscurecía. La luz mortecina de un farol a querosén colgado de la ventanuca, señalaba a los niños el camino de regreso. Pero una pandilla numerosa de chicuelos del barranco envolvió a los hermanitos en compacto enjambre. La abuela Isabel siguió mateando en su puerta, mientras los veía alejarse bajo la noche calurosa. Corrían ambos niños alucinadamente y se entremezclaron con la pandilla barrancal. La excitación los embargaba. Feliz en uno. Dolorosa en el otro. El atardecer transcurría lentamente llevándose los últimos arreboles rosados, sobre la greda rojiza,  mientras la madre de los chicuelos aspiraba el fresco procedente de la orilla del río. Las estrellas se anunciaban. En el escenario barrancal las viviendas en ese momento hallábanse vacías, luego de haberse recalentado durante todo ese día de un fuerte verano. Los habitantes orilleros de la Bajada del Negrito Muerto comenzaron a actuar como era su  costumbre. Ibanse preparando para resistir una noche muy calurosa, y empezaron a sacar al exterior sus catres para dormir cara al cielo, bajo el fresco del sereno. Ellos encendieron afuera sus braceros mientras los apantallaban para tomar el "mate del estribo", antes de dormir.  La pandilla de Chito y Coquito sentía un gran contento de volver a ver a los dos hermanitos jugando juntos ...¡Otra vez!... Y pareciera que sensibles a esta reunión, por todos ellos anhelada, fuese el reencuentro fraterno algo propio de cada uno. De manera tal que el conjunto orillero estusiasmábalos con particular adhesión. Y este frenesí hízoles creer a todos esos niños, en un primer momento, que eran ellos los causantes de esos espasmos que de pronto se sintieron, sacudiendo la greda roja como un vértigo -y sin ninguna piedad- envolviendo como una hecatombe a toda la Bajada del Negrito Muerto.De improviso Jacinto cayó al suelo. Una bocanada de greda tapóle la cara, cubriéndole también sus piernas. Rodó varios metros sobre un lecho blanduzco, llenándose de magullones. Quiso frenar el empuje violento que lo arrastraba aferrándose a unos yuyos duros, sin lograrlo. Toda la Bajada del Negrito Muerto estremecíase en un delirio sorprendente. La pava de agua para matear, tembló entre las manos de la abuela derramándole agua tibia sobre la falda. El bracero fue a deslizarse por la pendiente sinuosa dejando a su paso una marca de ceniza. La banqueta de patas bajas donde hallábase sentada, derribó a la anciana contra el suelo gredoso e Isabel, con el rostro rojizo de polvo barrancal intentaba divisar a sus dos nietitos. Los catres sacados al exterior se plegaron cayendo a la greda, cual abanico en la mano de alguna altiva dama, quitándole su reposo a quien lo ocupaba. Los faroles se precipitaron al suelo. Los niños orilleros rodaban cubiertos por una sábana naranja y rojiza. Como gigantes desvelados, las casas residenciales de dos plantas y coquetos jardines recientemente construidas en una parte de la barranca (para formar Barrio Cofico) balanceábanse como hamacas frente a las gredosas márgenes del río Suquía. Y sus ocupantes espantados descendieron de ellas con sus niños en los brazos, buscando refugio en el descampado de la Bajada del Negrito Muerto, por donde ellos nunca transitaban. La muñeca mulata de la niña rubia cayó de la cama adonde ambas intentaban dormir, quebrándosele un pie de porcelana el cual nunca pudo ser hallado. Ella miraba sorprendida la araña del techo que se balanceaba con fuerza sobre su cabeza, cuando su padre entró y la levantó en brazos. Con la muñeca en sus manos y negándose a dejarla -semejante a un fetiche que la protegiera en esos momentos de temor- salió afuera en los brazos paternos, mientras la madre alzaba al hijo menor de su cuna. Y todos ellos salieron afuera hacia la barranca del frente, desde donde veían con asombro su casa inclinarse a izquierda y derecha (pues no tenía edificación a sus costados) y creían atemorizados que iba a quebrarse. Hecho que finalmente no sucedió.Numerosos otros señores y señoras de `porte elegante, también con niños en brazos y otros de la mano habitantes de aquellas moradas de lujo, buscaron refugio en el descampado de la barranca. Donde nunca solía vérselos. La vieja Isabel, asombrada, podía ahora contemplarlos de cerca, como dos ciudadanías que compartían un mismo espacio y sin embargo no se conocían. Los veía atravesar los gredales circundantes a su rancho y con esa nobleza criolla intentaba ofrecerles mate y su propia habitación para los niños.    --------------ooooooooooo--------------Finalmente todo fue aquietándose y terminó la pesadilla. Los brazos del hermano mayor, aparecieron tirando al menor de las piernas...-¡Chito! ¿Estás bien?Desde el día siguiente Chabela pudo decir que tenía dos hijos iguales. Los dos sin padre. Los dos con padres que no volverían. Ella había hecho una inmensidad y una diferencia entre ambos. La suerte. La circunstancia. Lo imprevisto. La curiosa concomitancia de situaciones, igualaron a sus dos hijos. La madre no lo había deseado. No lo buscaba. Pero en gran medida habíalo convocado. En aquellos instantes el tren de Toño -sacudido en pleno viaje a mitad del camino- detúvose en medio del descampado sin ninguna población a la vista, por una semana completa. Y allí quedó antes de ingresar a la ciudad de Mendoza donde los viajeros conocieron recién la desgracia ocurrida. La ciudad vecina de San Juan, con todos sus mitos y celebridades.... yacía en el suelo. El terremoto había sido total. Se abriría para siempre una herida que iba a impactar hondamente en todos los argentinos, y comprometer su devenir en un antes y un después.¡La tierra rugió en la ciudad histórica y colonial de San Juan, como una madre sangrienta que abortara de pronto a todos sus hijos! XIV --  PASAJEROS  SIN  RETORNO Aquellas fuerzas desencadenas cambiaron la historia de la barranca de Alta Córdoba. Nuevas circunstancias estructuraron un devenir inesperado, y los años iban a llevarse su leyenda. Al día siguiente de ese luctuoso 15 de enero de 1944 se cortó una forma de vida y para algunos niños orilleros, para los de la Bajada del Negrito Muerto, concluiría una vida familiar que ya era débil por sí misma.Entre ellos encontrábase el pequeño Jacinto -Chito- uno de los huérfanos de San Juan, cuyo padre no murió en el terremoto y desapareció sin embargo en él. El era hijo de uno de los muchos braceros que iban ese enero a trabajar a la Vendimia. Sólo mujeres y niños quedaron en la Bajada del Negrito Muerto después de despedir en el andén de la estación, a ese tren que viajaba llevándose a sus hombres, con destino a Cuyo... Mujeres que quedarían sin maridos, hijos sin padres, hermanas sin hermanos. Debido a un tren que fue sacudido en pleno viaje y retenido en medio del descampado antes de entrar en Mendoza. Un tren que no llegaría a San Juan, sino varios días después. Olvidado en medio del camino como la frase dice "entre pampa y la vía". Un tren que iba a pernoctar por días en el descampado, hasta que le permitiesen el ingreso a la ciudad destruida.Los hombres de la barranca de Alta Córdoba habían ido allí para un trabajo rutinario (y bien pagado), el mismo que hacían todos los años en la misma fecha. Y se encontraron con un trabajo especial. Un trabajo muy diferente al habitual ...¡El salvatage a los sobrevivientes de San Juan!... Un trabajo donde eran necesarios de urgencia muchísimos brazos. Fuertes. Vigorosos.Y eran necesarios también, nuevos habitantes para repoblar (pues toda la provincia sanjuanina tuvo víctimas debido a la gran onda expansiva), para remover escombros, para rescatar sobrevivientes, para defender los restos sanjuaninos del pillaje, para levantar viviendas de emergencia, para cremar cadáveres, para combatir la epidemia de rabia desatada... Y nunca más volvieron.Chito lo había presentido. Y ése era el dolor con premonición que tuvo los días anteriores a la partida del padre. Creación y realidad. Leyenda. Niño y fantasma. Ficción y figura. Un símbolo para nosotros que lo evocamos a la distancia. Personaje novelado pero auténtico en su circunstancia. Chito es uno, el personaje de este relato, pero fueron muchos en aquellos años los Jacintos que vivieron la misma alternativa. Nos quedaremos sin embargo con Chito, quien jugaba a esa hora de la Oración sobre el escenario gredoso, bajo la luminosidad vespertina de aquel atardecer de enero, en pleno verano, cuando el fatídico suceso.    XV --  LA  ESTACIÓN  DE  ALTA  CÓRDOBA        Antonio no volvió. La barranca no continuó su vida en esa circunstancia que Isabel conociera, perenne y sin pausa. La ciudad de Córdoba crecía y se elevaba. La iba devorando. Consumiendo. Se había deshabitado y ya quedaban en ella, cada vez menos pobladores y menos greda.            Jacinto y Coco fueron creciendo, del mismo modo que crecía sin pausa la ciudad del Suquía. Juntábanse ambos con sus amigos de antaño en los bordes barrancales aún subsistentes, donde los relucientes mocitos iniciaban sus primeras conquistas. Coco continuó estudiando y habíase transformado ahora en un hábil mecánico, con cuyo oficio apoyaba a su familia. Chito era ya un joven adolescente y atractivo, para las morochas damiselas que paseaban de tarde, vestidas de rojo con cintas blancas sobre la abundante cabellera obscura.Sin embargo continuaba siendo interiormente el mismo niño, pueril y fantasioso. Más crecido, más alto, algo musculoso, pero con el mismo rostro de ojos expresivos y andar inquieto. Era el mismo Jacinto habitante de la orilla del Suquía y que naciera en aquella Bajada del Negrito Muerto, entre los viejos gredales. Cada mañana subía los últimos senderos curvos que aún quedaban de la barranca, llegando a las calles linderas ahora bien delimitadas, para dirigirse hacia la estación de Alta Córdoba. Y apostábase allí, en su puesto característico de diariero.  Voceaba las noticias del día. Recorría los andenes. Bajaba al túnel. Trepaba la pasarela desde donde contemplaba casi toda la ciudad. Subía y descendía de los vagones estacionados. Conocía a cada uno de los empleados permanentes y todos los conocían a él. Todos identificaban a Chito como parte integrante de esa estación del ferrocarril con destino al norte y noroeste, que vivía dentro de ella misma, su propia historia.Su fascinación era el descenso de los pasajeros. Sus rostros. Sus manos. Su atuendo. Ora de obreros, ora de aristócratas, sin término medio. Sus cortantes diálogos que pasaban rápidos junto a él. Incompletos. Dudosos. Transitorios. Fugaces ...cada uno de ellos, para él... era Toño.Lo creía ver cuando las ventanillas desfilaban en fuga sobre la imagen de los rostros asomados a ellas. Ya no podía definir bien en su recuerdo las facciones de Antonio, pero le quedaba en la retina en forma borrosa, el esquema de la cara enmarcada en recuadro y deformada por el movimiento de la máquina. Esta fue la última presencia del padre en la vida de Jacinto, quien había dejado en aquella estación, su infancia.Los pasajeros arribaban todos los días y él los contemplaba extasiado. Algunos traían valijas. Otros portafolios. Otros inmensos bultos. Venían solos. Acompañados. En parejas. Largas familias. Era una diversidad inagotable. Su mente y su corazón habían permanecido allí, desde aquella tarde vespertina de enero, lejos ya de la Bajada del Negrito Muerto y nunca más volvió a pertenecer a ella.En el tiempo evadido, de barranca y niño, donde la permanencia es sólo una anécdota lejana, había triunfado la nostalgia.A su lado, Coco, lo observó siempre. Acompañó su mirada. Su divagar. Su espera única y continua, solitaria. Y cuando le entregó un pequeño cartoncito con un número de asiento, a su hermano menor de dieciocho años, le dijo con su paternidad de siempre...-Es hora...-¿Cuál hora?-Es la hora de partir.-¿Y por qué?- preguntóle Jacinto-Porque Chito se fue en un tren...-¡Estoy aquí!-Nunca te quedaste con nosotros.-Mamá no me quería porque tenía padre.-Igual no te quedaste con nosotros.-Era legítimo ... tenía pecado de legitimidad.-Igual te fuiste en un tren a San Juan.-No voy a encontrar a nadie.-Te fuiste hace mucho.-No sabemos que él esté, en ninguna parte.-No ... No es él ... es Chito.El tren pitó cubriendo toda la estación de Alta Córdoba y una remembranza de tiempo, cobraría brillo en la mirada de los dos hermanos. Jacinto trepóse a la escalerilla y el inmenso artefacto lo hizo desaparecer del escenario.La figura delgada de Coco comenzó el descenso junto al río Suquía donde algunas casillas blancas, como restos fósiles, compartían su extinción con la antigua Bajada del Negrito Muerto, que ya era prácticamente... sólo una leyenda.FIN 
EL HIJO DEL ENCOMENDERO ..................................... (Estampa Colonial - siglo XVII Provincia del Tucumán) 1 - RETORNO del ENCOMENDERO Se extendieron sobre las mesas los manteles de ñandutí. La mesa de los mayores y la mesa de las niñas. El lino bordado en Trinidad, la esplendorosa ciudad guaranítica, decoraba el comedor con su aroma a selva y distancia de armoniosos colores. Estas galas compradas en Charcas por el dueño de casa eran un signo claro de su retorno al Tucumán, luego de meses de ausencia. Las niñas eligieron el mantel más colorido y Doña Adelina el tono pálido. Afuera los mulatos angola de la Merced descargaban sin pausa, numerosos arcones de las carretas que trajeran de retorno al señor Encomendero. Y como un prodigioso tesoro iban apareciendo ornatos, vajillas y cubiertos del argénteo metal potosino. También sedas orientales y tapices cuzqueños. Algunos que permanecerían en esa familia y otros muchos destinados al comercio. Para la menor de las niñas -Rufina- tratábase de sinnúmeros juguetes procedentes del Alto Perú, con los cuales habría de solazar su infancia inacabable. Pues era ella, la mascota de todas las otras. Las niñas mayores adornábanse con sedas de Manila que aún no tenían forma en medio de gran algarabía, desordenando el contenido de los arcones. Pero Clemencia, la mulata vieja y haya de todas ellas además de ama de llaves, íbales quitando con muchas protestas y habitual disgusto, cada una de las floridas sedas ... algunas veces a zamarreos. Nadie en la Merced se hallaba en calma con el arribo del dueño de casa y sus caravaneros, pero Clemencia aquel día exhibía peor carácter que nunca. 2 - EL ROSARIO A la distancia el imponente escenario de la Sierra Grande, decorando al Valle de Punilla, colocaba un manto de severidad. Llegaría el silencio de la tarde y con él como siempre, el rosario de la Oración. La peonada mestiza fue desmontando de sus pingos y acercándose a la gran galería para compartir aquel momento de recogimiento (luego de haber guardado el ganado) junto a los dueños de casa. Con el rosario en mano el Encomendero dirigió el responso, sintiéndose todos los presentes con una sensación de alivio, de tranquila protección, al ver de nuevo en su regreso al patrón de la Merced. Igual a los niños cuando al anochecer retorna a casa su papá. Los rayos de Inti dejaban entrever sus últimas claridades detrás de los macizos rocosos. Doña Adelina reunió a su familia junto al padre, pero las niñas aún manteníanse inquietas. Clemencia repetía con voz ronca y apresurada las Avemarías de turno. Se retiró primero de todas y las ordenó acostarse a viva voz. Las niñas preocupadas ante su enojo y por las dudas, a fin de no pasar a mayores y esperando que el carácter de la vieja mulata mejorara al día siguiente, decidieron no protestar. Rufina ya estaba dormida después de haber jugado el día entero. La sierra helaba el escenario nocturno. Los grillos cantaban tímidamente. Las carretas descansaban por fin para largos meses. El Gran Mercado de Charcas habíalas sobrecargado demasiado dejando el maderamen extenuado. La Merced, su frescor y su paisaje, darían a los caravaneros el descanso adecuado. Las carretas caían así en el letargo de un sueño reparador. Junto a ellas, un niño con un cuarto de mestizo y preadolescente, refugiábase detrás de sus enormes ruedas, añorando el lugar distante de la Posta junto a la Salina Grande, de donde él procediera. Pero dos mulatos que portaban una lámpara lograron descubrirlo. Venían buscándolo desde el mediodía, con el arribo de la caravana, habiéndoseles escondido hasta ese momento. Clemencia lo observó con ira. Le pegó en la cabeza cuando pasó a su lado, y dio orden de bañarlo. 3 - EL CHANGUITO A la mañana siguiente habíanlo vestido y perfumado. El agua de vertiente serrana y los aceites resaltaron en él, una piel mucho más blanca de la que trajese. Las uñas lucieron limpias y cortadas. No levantaba su vista, sin embargo cuando Don Anselmo de lo ordenó, dejó ver para sorpresa de todos unos ojos celeste cielo tan claros como los de Rufina. Pero Clemencia iba a seguir tratándolo con malos modos. Mientras que Doña Adelina lo observaba con inquietud y algo de resignación. Al verle bajar nuevamente la cabeza levantaría su mentón con el rostro vuelto hacia ella, mediante su mano elegante y maternal... Y el changuito la miró angustiado. -He hablado con el Prior de la Compañía y comenzará sus clases dentro de un mes en el internado cordobés. Habrá que confeccionarle una toga de estudiante- comentóle Don Anselmo a su esposa -Pasará del campo a la escuela humanista, de un extremo al otro ¿Lo resistirá?- respondióle ella -Dos extremos completos. Pero es inteligente, lo he comprobado, y se habituará- confirmóle el Encomendero -Pasará a ser de hijo de nadie a hijo de don Anselmo, con un gran mayorazgo en la Sierra Grande- comentó resignada Doña Adelina -Lo marca la ley o el hábito establecido en este Virreinato del Perú. Luego de doce años y seis hijas, no hemos logrado un heredero varón y podemos perder la Merced. El Tucumán es tierra para hombres muy duros. Y los viajes al Alto Perú, a la ciudad imperial de Potosí, a la Real Audiencia y al gran Mercado de Charcas, exigen esfuerzos viriles. Son tres meses de travesía con las carretas cargadas de ida y vuelta. No podemos optar, pues debo mostrar muy pronto al heredero. No es un heredero común, es el de una Merced Real, soy un Encomendero de la corona y me debo a ella. -Fui consciente de ello desde el principio, pues yo no pude darte un heredero varón- respondióle triste la esposa -Rufina, la más pequeña de las niñas, casi nos costó tu vida. No debemos correr más riesgos. Eres muy valiosa para mí, y muy importante para dirigir la Merced en mi ausencia. -No me falta vigor dentro de ella, también yo soy hija de Encomenderos. Acepto, él será tu heredero varón y lo aprobará el Virrey. Pero antes deberá aprender el uso de un mejor vocabulario, su lenguaje campesino es muy notorio. -Lo cambiará, conozco a los jesuitas. Te asombrará su cambio de lenguaje. Preservará el apellido familiar y velará por sus seis hermanas. Las casará y las dotará, o las llevará al convento. Cuidará de nuestra vejez, retomará el rumbo comercial hacia el Alto Perú, hará producir la Merced... y muy probablemente protegerá tu viudez ...¡Míralo!... Ahora es tu hijo varón tanto como mío. Su bastardía quedará en el olvido. Pero Clemencia lo seguía observando con repulsión. Estaba dispuesta a tiranizarlo como al resto de las niñas pero aún más, puesto que según veía la mulata, este "guachito" se interponía entre las niñas y Don Anselmo. Luego preguntó a voz en cuello, casi gritando: -¿Y está acaso bautizado este salvaje? 4 - EL "GUACHITO" Los ojos carbónicos de la vieja mulata miraban con estupor al changuito arrancado de los churquis, cuyos ojos azul cielo no la conquistaban. Su bastardía iba a causarle una emoción desafortunada. Para Clemencia este changuito era simplemente un "Guacho" o sea un hijo de mujer liviana sin padre conocido. La vieja mulata angola, que estaba muy orgullosa de su papel en aquella familia, no lo admitiría de ninguna manera y por mucho tiempo, como a un hijo de Don Anselmo. ¡Y mucho menos que ella lo debiera atender y servir! Más aún, cuando su lenguaje campesino delataba en él falta de educación. Este changuito recién arrancado de los churquis estaba carente de los derechos que ella sí ostentaba, en cambio, al haber llegado a la vida en esta misma tierra serrana, que ahora el "guachito" osaba pisar como propia. Pero el bastardo de Don Anselmo nada de esto comprendía. Su temor era otro. Era el temor a los desconocido y al abismo de los inesperado. Y por cierto que la agresividad de Clemencia hacíalo sentir muy inseguro, de modo que buscó refugio en la amabilidad de Doña Adelina. 5 - LA CIUDAD DEL RÍO SUQUÍA Cuando los meses pasaron y el carruaje reluciente de la Merced lo fue apartando de la sierra, el "guachito" contemplaba mudo y circunspecto a Don Anselmo, elegantemente ataviado y sentado a su lado. Ya no era más aquel Encomendero de porte altivo que solía pernoctar en la Posta junto al salinar -donde él naciera- con toda su comitiva de carretas rumbo al Alto Perú. Ahora aquél Encomendero poderoso, tan lejano, tan erguido y distante... era su padre. Y él su hijo varón, el que transmitiría su apellido. La ciudad de Córdoba del Tucumán estaba ya a los pies del carruaje -dentro de su hondonada- cuando el progenitor descendió para contemplarla acompañado por sus dos mulatos angola: su cochero y su guardaespaldas armado. Ambos juveniles y jactanciosos, chanceaban al chicuelo con su futuro y próximo internado. Les parecía a ellos, mulatos atildados y frívolos, acostumbrados a una vida engalanada, ejemplares criados para el ornato y el ceremonial de Don Anselmo, que este changuito salvaje y analfabeto cuyo lenguaje campesino causábales gracia, no era la persona más apropiada para un colegio jesuítico. Pero indiferente a dichas opiniones -de las que hacían gala desde un mes atrás sus dos escoltas- Don Anselmo mostró a su bastardo la bella ciudad edificada a la vera del río Suquía y extendida a sus pies. Arquitecturada en edificios de piedra, las calles tapizadas con granito adoquinado y decorada de cúpulas. El changuito abrió desmesuradamente sus ojos y los mulatos palmeáronle con risotadas. Acostumbrado a los celos de ambos, recurrentes en cada instancia donde el Encomendero exteriorizaba algún afecto, el padre dio la orden de continuar el viaje en su última parte. El empedrado hacía rechinar los ejes del carruaje y el suplicio del changuito llegaría a su fin, cuando principiaba en verdad, el verdadero: Los años de internado. El portal de madera labrada con su imponencia artística, se abrió para él y para Don Anselmo, que entraron juntos y a pie. Trémulo el "guachito" miraría hacia atrás sintiendo alivio al divisar en la calle empedrada a los dos risueños mulatos angola, quienes lo saludaban en despedida. En realidad, comprendió ahora, que iba a extrañarlos muchísimo. Que serían ellos dos siempre, quienes habrían de aguardarlo y transportarlo a lo largo del tiempo, de los años y de la vida entera. Serían ellos dos, jactanciosos y frívolos, irreverentes en la intimidad y reverentes frente al público, sus amigos más auténticos desde aquel momento. La verdadera herencia de lealtad, el legado más preciado de su padre. Y en éste, su primer viaje juntos, se alejó de ellos casi con miedo ... Y los volvería a ver siempre con alborozo. 6 - LOS JESUITAS -Este es mi hijo, Padre Gunther ... Este es Silvano- dijo secamente Don Anselmo a un Jesuita flamenco de tez muy pálida. Silvano nunca había visto antes un rostro de esa naturaleza, ni ninguna mano color rosa llegó a tomarle hasta entonces la suya. Pero de allí en más en aquella Compañía de Jesús junto al río Suquía, en ese Colegio Monserrat donde ahora ingresaba como pupilo, iba a conocer muchas otras. Aquellos profesores jesuitas egresados de Lovaina eran tan distantes a su vida anterior, como distante estaba Lovaina de la provincia del Tucumán. Como muy distante estaba el lenguaje campesino que él traía, de las letras en latín que debía aprender a escribir y leer, con las glosas de Horacio y Petronio. Pasarían años antes de que el padre Gunther, su preceptor, soltase su mano. Los arcos del colegio jesuítico del Monserrat se harían tan familiares a él, como los antiguos churquis. Con el tiempo le pareció extraño volver de visita a la Merced y pisar tierra nuevamente. Oler otra vez la yerbabuena y el tomillo, escuchar las chicharras, el canto de los coyuyos, el llanto nocturno del choguí ... Pero aún allí, estaba acompañado siempre por el padre Gunther, al que Doña Adelina homenajeaba con primor. Mientras tanto en la Merced, desde su partida la familia había vuelto a su ritmo habitual. Sin embargo algo estaba cambiado. Ya no era sólo un grupo de mujeres que habitaban la gran casona junto al jefe de familia. Ahora existía otro miembro que formaba parte de ellas, aunque estuviese interno en el colegio jesuítico del Monserrat. De este modo, Doña Adelina, Clemencia y las niñas comenzaron a pensar en él, para aguardarlo en cada temporada de descanso cuando Silvano regresaba a la Merced, acompañado siempre como se ha dicho, por su preceptor de cabecera, el padre Gunther. Así con los años, el salvaje changuito analfabeto fue adquiriendo las formas ciudadanas y la erudición latinista de un discípulo jesuítico. Silvano traía para aquellas mujeres -las mujeres de su familia- apartadas en la Sierra Grande y altivas en su orgullo de linaje, los frutos refinados que su maestro flamenco iba en él modelando. Ya todos comenzaban a olvidar su prosapia ilegítima, su nacimiento guacho. 7 - ALTO PERÚ Era un elegante mozo cuando acompañó por primera vez a Don Anselmo hacia el Alto Perú. En la Posta del camino junto a la Salina Grande que algún día lo despidiera, años antes, preguntó ante una concurrencia que no lo reconocía, por Griselda. -Partió- le contestaron -con sus hijos, no supimos más de ella. En sus adentros, Silvano, luego de despedirse ceremoniosamente, pensó: "Pero no con todos". Los mulatos de siempre, como gemelos inseparables, lo estaban buscando y en el rostro de su padre denotábase cierta inquietud, que él se apresuró en suavizar. La Universidad de Chuquisaca le abriría las puertas de un segundo internado. El Doctorado. Más corto, pero igualmente nostálgico. Un mundo distinto le ofreció la Real Audiencia de Charcas con el esplendor que rodeaba a los Oidores. La elegancia altoperuana de las damiselas cautivaron su ardor juvenil y las niñas en edad de merecer agasajaban al heredero elegante, muy alto, de bellos ojos claros recortados sobre una piel mate, invitándolo a sus paseos. Mientras sus madres casamenteras lo colmarían de atenciones. Los viajes periódicos -aunque espaciados- de Don Anselmo contactaban al joven dentro de la sociedad elegante de esta ciudad cabecera que regía los destinos del Tucumán. Favoreciéndole con ello sus primeros encuentros amorosos. Ambos visitaron asimismo -con sumo asombro para Silvano- la lujosa Potosí, la ciudad más poblada del continente americano. El Obispo de La Plata recibió en audiencia al padre y al hijo, portadores de mensajes fraternos desde la lejana Diócesis cordobesa. El antiguo changuito de los churquis, transformado ahora en un atildado y culto galán, recorría el inmenso Mercado de Charcas eligiendo de antemano, los regalos para brindar algún día -cuando retornase- bellos presentes a las mujeres de la Merced. Sus mujeres, aquéllas que lo aguardaban a la distancia. Y cuando finalmente los dos mulatos angola acomodaron en el carruaje sus arcones, para el regreso definitivo, Silvano creyó sentir que alguna parte suya iba a quedar para siempre en el Alto Perú. Como acontecía con su padre. Nadie, ningún habitante del Tucumán, terminaba por desprenderse de él... 8 - RETORNO AL TUCUMÁN Y cuando el Altiplano quedó atrás, cuando el Tucumán salió a su encuentro, cuando la Salina Grande no fue más que un punto blanco en la lejanía, el joven heredero comprendió entonces que ahora ingresaba ...definitivamente... en la Merced de Don Anselmo. Que su futuro mayorazgo con todas sus responsabilidades, caía sobre él, lo apresaba, lo atrapaba para siempre ¡Después de un largo y lento camino! Era en realidad recién en este momento, cuando formaría parte de ese cerrado ambiente familiar. Aislado y alejado de todos. Enclavado en el Valle de Punilla junto a los macizos rocosos sobre la frontera sur del Virreinato del Perú, donde la civilización terminaba de golpe, en forma abrupta, y comenzaba la milenaria Prehistoria de Sudamérica. Allí era, donde se erguía su mayorazgo prometido para el cual fuese tan minuciosamente preparado. La mañana de su arribo los aromos teñían sus ramas con capullos de oro. El colibrí aleteaba junto a las corolas. El ñandú le mostró su acrobacia. Los pumitas caminaban en medio de la sierra junto a su celosa madre. El guanaco saltó desplazándose por las champas. El gauchaje resecaba el charqui para futuros locros. Las chinitas el quesillo para el zanco. En los tambos mugían las vacas lecheras. Las chacras reverdecían. Los cazadores buscaban corzuelas en los chacos. Silvano retornaba desde ciudades esplendorosas, pero este era un esplendor distinto. El futuro Encomendero era aguardado por toda la Merced. Al llegar, percibió una alegría escondida en los ojos huraños de Clemencia, y esto lo alegró interiormente. Pues sin esa aprobación de la mulata vieja, nada harían las niñas para agasajarlo. También advirtió el cariño respetuoso de Doña Adelina, quien esperaba de él un respaldo para sus seis hijas. Y por sobre todo recibió gustoso el emotivo abrazo de Rufina -su preferida- transformada ahora en una bellísima adolescente. Silvano se vio de pronto rodeado por todas ellas, entusiasmadas, inquirientes sobre aquel exótico mundo altoperuano que él acababa de dejar, y del cual dependía el Tucumán con su apartada serranía cordobesa. Se vio entonces a sí mismo, más que como un joven rico o un hijo de un padre poderoso, se descubrió siendo la columna vertebral de un feudo "provenzal" dependiente de él en su futuro. 9 - EL MAYORAZGO Silvano no sabía si se hallaba prisionero o era el príncipe de un castillo. Sólo alcanzó a percibir que las bellas niñas, sus hermanas, representaban para él una propiedad cristalina y frágil dependiente de su fuerza. Por un momento dejóse llevar en la fantasía del tiempo imaginando que la síntesis del churqui y el latín, iba a brindarle esa energía que su padre aguardaba de él. Sin embargo comprendió que todo aquello en su conjunto se hallaba demasiado lejos. Silvano estaba allí, frente al mayorazgo del cual hacía uso, y por y para el cual vivía. Se preguntó entonces a sí mismo, si hubiera preferido conservarse en el mundo ingenuo y analfabeto de la Posta, de donde lo retiró su padre, sin responsabilidad alguna. O permanecer para siempre entre los claustros latinistas, junto al padre Gunther. Quizás, enclavarse como jurista en la Real Audiencia de Charcas. O ser un catedrático de Chuquisaca. 10 - EL PRIMER DÍA Cuando los nuevos manteles de ñandutí que él eligiera en el Gran Mercado, se colocaron en la mesa grande ahora ocupada por todos. Cuando las risas de sus seis hermanas cautivaron su emoción, y Clemencia impuso silencio ante el arribo de Don Anselmo. Cuando a la hora de la Oración, Doña Adelina le entregó el rosario de plata en homenaje a su regreso, para dirigir el responso en la galería grande frente a la peonada allí reunida y de pie, con el sombrero en la mano... Supo en ese momento el joven Silvano, que era dueño y responsable de un germen de civilización. De un comienzo de Historia en este apartado rincón del Tucumán, rodeado por la Sierra Grande, vecino a la Pampa de Achala y la Pampa de Pocho ¡En el aislamiento sudamericano del siglo XVII! ... Y que sería desconocido su esfuerzo como el de todos los suyos, para el resto del mundo. Al día siguiente se acercó al carruaje en el cual vino desde el Alto Perú. El mismo que en tiempos lejanos lo condujo hasta la Merced. Sonrió y rió junto a los dos mulatos de su padre, que tantos años lo llevaran y lo trajeran. Contempló todo aquello, y se puso a meditar sobre su vida, desde el momento en que fuese apartado de la Posta del camino junto a la salina. Y divisó ese camino recorrido tantas veces. Luego retornó por sus pasos y entró en la sala grande de la casa, adornada de fiesta por su regreso final. Y reclinándose en un elevado asiento paraguayo de madera aromática, traído desde Charcas en las carretas, entrecerró los ojos celestes recortados sobre su piel mate que tantos escenarios diversos habían visto ... Diciéndose a sí mismo, que aquel era: "El Primer Día" ................................... Alejandra Correas Vázquez ...................................
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