Jul 25, 2020 Jul 24, 2020 Jul 23, 2020 Jul 20, 2020 Jul 06, 2020 Jun 30, 2020 Jun 28, 2020 Jun 27, 2020 Jun 18, 2020 Jun 17, 2020 Jun 16, 2020 Jun 15, 2020 Jun 12, 2020 Jun 10, 2020 Jun 08, 2020 Dec 05, 2015 Dec 02, 2015 << Inicio < Ant.
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La Faraona Morocha .......................... Nunca fue reina del Nilo mientras vivía su marido, Amenofis II... pero ella convirtióse en la reina de Egipto (con muchísima trascendencia política) en cuanto coronaron a su hijo Tuthmosis IV, como faraón. Esta fue la Reina Tihi, quien tenía sobre su hijo una influencia decisiva. Tihi era sin duda una pieza clave en el rompecabezas heliopolitano. Uno de los elementos vitales con que contó Heliópolis en aquella oportunidad, para decidir la política a seguir. No era la esposa oficial de Amenofis II, sino una esposa secundaria y por lo tanto, no se hallaba al lado del padre de su hijo en las ceremonias faraónicas. No fue retratada en aquel tiempo como una reina, pero lo sería en abundancia más adelante y aún más, junto a su hijo, sentados ambos en el trono, como si lo compartieran. Sitial del que ella no iba a separarse más de aquí en adelante. Tanto por el papel destacado que tocóle a su hijo (renovador con una nueva política de inspiración pacifista), como por el prestigio que alcanzaría su futuro nieto, a quien todos iban a recordar como Amenofis III "El Magnífico". Ella que era una princesa menfita, desplazada en el norte y casi olvidada, tuvo más tarde su momento de oro, su tiempo de esplendor. Todo hace pensar que se lo había ganado por talento propio, y que tenía una gran presencia social, bien merecida donde lució su belleza. La reina Tihi era de una evidente prestancia y fuerte personalidad. Destácase su rostro sobrio y clásico, muy egipcio, altivo y bello pero severo. Muchos cineastas se han inspirado en su rostro para delinear a Cleopatra en sus películas. ¡Craso error! Cleopatra era una rubia macedonia muy blanca y de ojos claros. Pertenecía a la misma etnia racial que Alejandro de quien su antepasado Ptolomeo fuera uno de sus capitanes. En este caso, Tihi y Tuthmosis, Madre e hijo juntos y a la par, se parecen como dos gotas de agua. Pero ella emite mayor fortaleza y nos hace advertir con claridad que ella tuvo gran participación en el proceso político programado por Heliópolis. Su cuerpo, aunque levemente más bajo que el de su hijo, sin ser musculoso irradia fuerza. No es sin embargo del tipo matronil de las romanas, ni el atlético de mujeres cretenses o espartanas, sino una curiosa estructura de mujer firme, bien conformada, con una clara tipología de mujer racional, intelectual, dentro de cánones clásicos egipcios bien proporcionados, con expresión de vigor. Nos recuerda a muchas universitarias de nuestra época, porque no resalta femeneidad, pero sí belleza de mujer. Era una mujer esplendorosa y vivió con holgura en la corte tebana, a la que transformaría abiertamente. Su llegada a la gran capital del sur en el Alto Egipto, produjo un cambio absoluto en el papel de la mujer, que estuvo minimizada durante los reinos bélicos de su marido y su suegro. Se sabe que donde hay guerra la mujer retrocede, como aconteció en Egipto. La vida social, la vida pública, cuando es abierta, con vida civil ...le abre caminos. Es notable la escasa constancia de datos que obtenemos sobre la existencia de mujeres y su vida diaria, durante los reinados anteriores de Tuthmosis III y Amenofis II, en contraste con la fuerte presencia que tendrán a partir de Tuthmosis IV. La política del partido tebano en este punto, era auténticamente "antifeminista". A la inversa, con el regreso del partido heliopolitano, la situación de la mujer vuelve a ser preponderante. La desigualdad de sus planteos sobre dicho aspecto, ente Tebas y Heliópolis, era total. Bajo los gobiernos tebanos las esposas reales están disminuidas hasta el punto de ser representadas a la altura de los pies del faraón. Si esto acontecía con la reina oficial, podemos figurarnos cuánta disminución social tenía una mujer común. Bajo los gobiernos heliopolitanos las mujeres tienen el mismo derecho a la igualdad, en cuanto a dimensiones esculturales, que los hombres. Por ende socialmente prosperaba. Tihi es la figura de mujer que más se destaca en este periodo, como también el único pariente de Tuthmosis IV que se hace visible dentro de aquel gobierno. No cabe duda de que se trataba de una mujer muy culta, educada sin duda en el sistema heliopolitano y hallábase relacionada a todas luces, con las propuestas artísticas del momento. Debió participar como mecenas, puesto que fue modelo favorita de los escultores. Cuando son representados los dos, madre e hijo, sentados a la par, vemos que el muchacho dueño del mundo, el Faraón, pasa la mano sobre los hombros de su madre en cálido ademán. Escena familiar donde podemos a tanta distancia de nosotros, luego de los milenios, penetrar en el mundo diario de esa corte faraónica. Como una foto de familia que nada esconde. Se ayuda con ello a la propuesta de naturalidad en el planteo del "retrato", que contrapone con el "ideal" artístico anterior, donde todos los rostros son iguales, incluidos los dioses. Aquí hay una captación de la realidad y su aporte inicial, de lo que llegará a ser un gran movimiento en el futuro. Tiene matices de encanto como todo proyecto nuevo. Es una propuesta que recién se inicia y por tanto es casi cándida, casi ingenua. Se ha dicho que el arte de este período goza de un "refinado esplendor" (frase de Kurt Lange) y podemos comprobarlo en el abandono de la tradición rígida y del dogmatismo artístico. Comienzan a aparecer los cromatismos y los juegos plásticos con la sugerencia expresiva de los personajes. Y muchos de los rasgos del "nuevo naturalismo" (palabras de Wilson) fueron ya diagramados en esta época, donde todo nace. Se siembra para los que están por venir, con una fuerza que se atisba por el horizonte. Para ellos es esta semilla. Por el esplendor que la rodeaba, su refinamiento, su garbo, su bello cuerpo, debemos pensar que Amenofis II (como buen paladín de proezas físicas) se cautivó con ella, con la princesa menfita Tihi, durante su estadía en Menfis la capital del norte. Y no es peregrino pensar que también tuvo por ella, de parte suya, una pasión de hombre vigoroso y vital, tal como este faraón tan polémico, reflejó ser siempre. Tihi como mujer tenía todas las cualidades para despertar pasiones masculinas. Tanto como fue amada por su hijo en una forma tierna y sin par, muy evidente. Cuando llega a Faraón Tuthmosis IV a los dieciocho años, su madre Tihi debía tener a lo más treinta y tres años. Era hermosa y cautivaba a los artistas. A los políticos. Al escenario egipcio de su época. ................................... Alejandra Correas Vázquez ................................... LA PELADA DE LA CAÑADA (PINCELADAS)...................Entonces éramos todos parte del Calicanto, con la misma Pelada de la Cañada arrullando su canto melancólico, cuando apoyada sobre la blanca pirca de piedras sostenía su dolor incomprensible, para nosotros... en aquel tiempo tan alegres.Entonces éramos todos parte de una ciudad cordobesa, bohemia e ilustrada, entre los fantômas jesuíticos del Monserrat nocturno, ruidosos y poco juiciosos. Entre los fantômas silentes, en esos estáticos asientos de sus palcos, de nuestro teatro Rivera Indarte.Éramos nosotros los nocturnales dueños de esta pirca mágica y antigua, sencilla y seductora, en el invierno gélido de sus amaneceres. Las heladas escarchaban las sierras circundantes y el vaho neblinoso del pozo cordobés, confundía su blanquísimo esmalte con las piedras blancas del borde en el nuevo Calicanto, nostálgico de su pirca rústica con simple cantos rodados. Allí donde la Pelada de la Cañada de espalda juvenil y con rostro de calavera, asustaba antaño a las viejas iglesieras que iban a misa de 6 hs... Y a las niñas mozas que iban camino a la escuela. Como nuestro mayor poeta folklórico cordobés -el Chango Rodríguez- nos dijera :"Soy piedra del Calicantoagüita de la Cañadaa mí me asustó el fantasmade la famosa Pelada"Queríamos encontrarla lloriscosa como mito imponderable y fantasmal, pero siempre habría de esconderse de nosotros. Éramos alegres y ella triste. Nunca quiso compartir sus penas desconocidas con nosotros, ni mostrarnos su paso juvenil y zigzagueante, cuando de espaldas aparecía, para luego aterrar con su rostro de huesos al volverse... ¡Y así agradecer la compasión de aquel personaje desprevenido que intentase darle un consuelo!......................................¿Dónde estás Pelada? ¿Qué rumbo nuevo tomó tu pintoresca figura? ¿A qué paisaje desconocido fuiste a decorar sus entornos? ...Aún hoy pervives entre nosotros.......................................En esas noches bohemias de tantas, las verdes "tipas" con su ostentoso ramaje caían melancólicas, rozando las turbias aguas de la creciente última. El borde de blancas piedras parecía delinearse bajo una luna helada, donde lo corriente o lo insólito estaban a nuestro alcance. Porque era nuestra esa vitalidad que no obedecía a imposiciones ni necesitaba de tutores. Tomábamos la amistad que emanaba de cada uno, sin revisar sus bolsillos ni exigirle líneas genealógicas.Más allá del serpenteo blanco de nuestra Cañada, incompresibles héroes incendiaban las calles y añicaban las vidrieras, al parecer -según ellos decían- para ofrendarnos una vida feliz ...¡pues no conocían la nuestra, de soñadores noctámbulos!.La subversión colocaba bombas en el centro cordobés y la represión caía en pos de ella con igual violencia. Mientras nosotros seguíamos con nuestras pláticas lejos de ambos contendientes, sentados junto a las frondosas "tipas" sobre el borde blanco de la Cañada (ella nostalgiosa de su antiguo Calicanto con piedra bola, más rústico y más romántico). Las bombas terroristas llenaban la noche entre fuertes llamaradas y la represión corría en pos de ella, en su busca, sin fijarse en nosotros.La ciudad, en medio del caos, sobrevivía en nosotros.¡Córdoba la Docta, éramos sólo nosotros... los bohemios!...................................Alejandra Correas Vázquez...................................Pelada de la Cañada : fantasma míticoTiene dos versiones Una cabeza redonda, y blanca, rapadaOtra segunda versión con cabeza de calavera Los Amantes del Carbó (Ciclo Córdoba) ...................... 1 --- ROMEO Y JULIETA Romeo y Julieta también vivieron en Córdoba en las primeras décadas del siglo XX... Lo tenían todo : pasión, belleza e intelecto Romanticismo y erotismo. Protección y respetabilidad. Dinero en abundancia, salones y estudios ... Pero decidieron separarse de este mundo por voluntad propia y en plena juventud, dejando un libro abierto en la página de un poema, contemplando desde una ventana soleada del microcentro citadino, a la tradicional "Plaza del Caballo". 2 --- TETRALOGÍA Como un cuadro teatral clásico y perfecto, contiene este drama cuatro personajes que dialogan de a dos. Los dos amantes. Luego una maestra y una abuela, que juegan entre ambas su propio diálogo. También tiene dos escenarios. El primer escenario es el que más pesa : la sociedad tradicional de Córdoba, su orgullo y su altivez, basadas ambas como ocurría con las ciudades griegas, en su cultura y su aislamiento. Como una antigua sede helénica entre vida campestre y gente erudita, habitada por estancieros ganaderos y universitarios al mismo tiempo, era una ciudad aislada desde hacía tres siglos de toda mundanidad. Por geografía, ubicada en el centro del país, y por historia al ser fundada tempranamente en tiempos de Felipe II en 1573. No creía ni siquiera pertenecer a su propia nación Argentina y se manifestaba sola, con una independencia inamovible. Su sociedad era impenetrable en sus condicionamientos. El segundo escenario de muchísimo peso por décadas, era el ilustradísimo Colegio Carbó. ... cuna del intelecto cordobés volcado hacia la mujer y preparado desde el siglo anterior por el presidente Sarmiento, como colegio férreamente laico, latinista y humanista. para a lograr en esta ciudad alejada y mediterránea, un esquema de mujer con formación erudita. 3 --- LA DAMA El primer personaje es la Dama, no por galantería banal sino porque fue ella en sí misma con su circunstancia social, el centro de esta historia apasionada y cuestionada. María Luisa, cordobesa de alcurnia y hermosa, lucía en los salones su elegancia juvenil, su fortuna familiar y la espléndida mansión enrejada llena con todos los lujos (que hoy día es un museo de artes plásticas). Bella y culta, estudiosa, con sólo veinticuatro años ya era la profesora del Carbó... Era un ejemplo para otras niñas elegantes de su generación y su ambiente, quienes sólo atendían a su frivolidad pasajera. Pero ella era distinta. Veíasela como la representante de un tiempo nuevo en aquellos años pioneros. Encarnaba la profesión vocacional en la mujer (no la necesidad de trabajo puesto que era rica), y la disciplina en el estudio, que en la mujer era reciente y por ello sumamente exigida. Llevaba además un apellido ilustre por corresponder al del gobernador más destacado en el siglo anterior. Un gran respaldo social protegía a la hermosa María Luisa, buscada en matrimonio por los mejore galanes de su tiempo. Pero ella, moderna como era, libre de pensamiento y de buena situación económica, se enamoró de un médico español, profesor también del Carbó (fundador de un conocido Sanatorio particular que aún lleva su nombre) respetado en la cátedra, admirado como profesional ...¡ y casado ! 4 --- EL GALÁN La emoción de la aventura para ambos en ese amor que afrontaba un riesgo, había señalado a aquel médico extranjero, como el personaje masculino de esta historia. Córdoba continuaba con su tradición de tres siglos al llamar gente destacada de Europa, para su tarea educativa. En esta escuela femenina que aspiraba a la inserción de sus discípulas en las fuerzas vivas ciudadanas, el Dr. brillaba con su verbo de enjundia castiza, poco conocido en la Sudamérica por entonces. Aportaba con su presencia y prestancia ese bagaje de nostalgias que al cordobés de larga tradición colonial (como era el perteneciente a la vieja sociedad) traía el ensueño de sus antepasados. Y la vieja sociedad cordobesa habíase encerrado en esa tradición. Su cultura y su preparación recordaban los antiguos lustres latinistas de la Universidad creada aquí por las huestes de Loyola : los maestros jesuitas nunca olvidados. Su rico diálogo, traía a la memoria la lejana oratoria de los antiguos cabildantes. Todas estas imágenes hispánicas de un viejo imperio donde no se ponía el sol -cuyos recuerdos eran evocados con nostalgia- cautivaron sin duda a María Luisa que había nacido en el seno de una familia histórica. Ante este brillo se fascinó la joven y bella profesora, criada entre las crónicas de una familia como la suya, entroncada en el pasado colonial.. Pues el médico español. brillaba realmente como si él encarnara -y sin él saberlo- todos los mitos aún vivos por entonces de una Córdoba Colonial ... Mientras que él por su lado admiraba la fineza de la bella María Luisa, centro esta joven de una atención social. Estaban los dos colocados en un punto central de la escena cordobesa. Sus familias son aún representativas. Sus bienes (mansión, estancia, sanatorio) también se conservan en el siglo XXI. Poco ha cambiado, pues cambian siempre muy poco las aristocracias y su centro de poder, como sostuvo el novelista revolucionario Manuel Azuela, luego que se desilusionó de su "revolución mejicana". Pero ellos -los Amantes del Carbó- hace mucho ya que se fueron juntos a vivir su amor verdadero, en otra dimensión distinta, sin trabas morales y sociales ... ¡Y por decisión de ellos mismos!. 5 - EL CARBÓ Cuando las estudiantas del ciclo secundario en el Carbó subíamos corriendo las largas escalinatas de mármol, casi por costumbre, saludábamos a la antigua maestra y directora. La nunca olvidada educadora : Doña Trinidad Moreno... quien esperábanos en el descanso central de la escalera, desde su busto de bronce. Con Doña Trinidad se dijo siempre que "se avanzó mucho en poco tiempo". Tenía ella una firma vocación docente, y era una buena didáctica que sabia transmitir con claridad las ideas, amaba los libros y se esmeraba porque sus alumnas lograsen una buena preparación Su conversación, su diálogo afable, mostraban esos rasgos de la mujer enriquecida con temas e inquietudes continuas.Algo sin embargo nos inquietaba con curiosidad : la doble fecha en el ejercicio de la dirección del Colegio Carbó, para alguien que había fijado tan preciados recuerdos ... que partiera y volviera, en la dirección escolar ... era un comportamiento muy extraño. Solamente después, al dejar el Carbó terminando nuestros estudios, recién entonces nuestras familias nos abrieron sus confidencias. Cuando ya nosotras al crecer y dejar atrás la rebeldía adolescente siendo más adultas, nos confiaron al fin el secreto escondido en aquel rígido instituto de enseñanza. Y nos develarían ¡al fin! el motivo de aquella incógnita. La edad donde dejamos atrás lo más tierno de nuestras vidas, abrió el telón a ese mundo secreto donde habíamos vivido sin advertirlo. Cuando crecimos lo suficiente como para que nuestros mayores nos relataran la trágica y confusa historia de "Los Amantes del Carbó".7 --- LA ABUELA La gran señora de Córdoba, habitante de esa célebre mansión (hoy museo) era la abuela de María Luisa. Una familia poderosa en la ciudad y a la cual nadie osaba negar reclamo alguno. El diálogo privado entre Doña Trinidad y la importante Abuela, iba a tener una derivación inesperada. Pues aquel encuentro que la maestra y la abuela tuvieron en el interior de una suntuosa sala, traería malísimos resultados. La maestra había educado a su alumna María Luisa con especial interés en su progreso. Le afligía la situación creada con este amor apasionado y conocido por todos en el Colegio Carbó, el cual iba a redundar si ello continuaba, en un devenir incierto para su discípula más inteligente querida ...Sobre todo en aquellos tiempos donde regía una sociedad con estamentos muy formales. La abuela a su vez, habíala educado para una vida de alta sociedad, brillante y lujosa, pero de familia. Para un buen matrimonio. De tal modo que no creyó en esas palabras de aquella maestra y tomó las advertencias de Trinidad, como un infundio. Muchas veces ignorar los hechos, en las personas que no se hallan preparadas para un enfrentamiento con la realidad, es la solución inmediata. Para algunas damas de antaño, el encierro en su cofre de cristal, por frágil que éste fuera, permitíales sobrevivir a las circunstancias reales que ellas eran incompetentes de asumir. Las viejas familias de Córdoba en esas primeras décadas del siglo XX, arrinconadas en sus derechos y presionadas por un mundo nuevo competitivo que las avasallaba (los inmigrantes ambiciosos y luchadores recién llegados), asumían por momentos una conducta "purista". Una rigidez que generaciones atrás, en medio de las guerras civiles argentinas del siglo anterior, que duraron 60 años (donde todo era válido para sobrevivir) ... no les hubiera preocupado. Pero ahora con el nuevo siglo y la presencia de nuevos europeos arribando al país, se sentían observadas y juzgadas por jueces de su tiempo. ¡Y debían ser mejor que ellos! ... para justificar sus derechos. Sus privilegios de tres siglos. Sostener un mundo terrateniente, aristocrático y vernáculo, cuasi feudal, que había caducado con los últimos estertores del siglo diecinueve. Y los derechos románticos de una pareja enamorada, no eran en el pensamiento de la abuela de María Luisa, una alternativa válida para su familia. Entonces ante la realidad de aquel amor (de su nieta con un hombre casado) expuesto en su casa y en su sala, en su elegante mansión, casi en susurro, entre ambas mujeres a quienes preocupaba la bella heroína del mentado romance, ocurrió lo inesperado... ¡La persecución a Doña Trinidad!8 --- LA FAMILIA No es la primera vez que una familia poderosa destruye a un profesional. Muchas otras personas más importantes en la historia han sido objeto de este mismo sistema abusivo. Gentes de valor han sido perseguidas por familias de "pro" ... Como Dante que debió huir de Florencia. O víctor Hugo que debió dejar Francia. O Sócrates que fue denunciado por los ricos burgueses atenienses.. O el mismo Ignacio de Loyola, que no pudo regresar a España. Pareciera que los poderes sociales pasan siempre por arriba de los valores personales. Y sobre la humilde tarea pionera de una maestra y directora del Colegio Carbó, cayó con furia de hierro el poder social. El cual dominó a autoridades y ministros. El Carbó es un colegio oficial depende del Estado, siempre será laico y gratuito, tiene un presupuesto del gobierno para su funcionamiento, tal como lo diagramó el presidente Sarmiento. No es una escuela privada de señoritas donde los padres tengan un poder adquirido. No puede haber privilegios pues no está rentado por ellos, como los colegios particulares. Su enseñanza fue, es y será gratuita. Pero es de una alta exigencia en el rendimiento, en los exámenes y en la selección de los profesores. Su época de oro duró hasta la década de 1980, cuando dejó de ser por ley, un instituto de formación para el Magisterio. Sin embargo en los hechos reales aquí relatados, resultó todo lo contrario. Actuó como un colegio privado, al capricho y arbitrio de una dama orgullosa de familia rica y vinculada al poder ... Fue así como Doña Trinidad Moreno fue cesanteada y excluida. Perseguida. Expulsada de Córdoba, con firmas oficiales, sin justificación docente que avalara en el desempeño de su profesión, esta medida. El poder social. El poder político. El poder de las fuerzas vivas. La familia poderosa dueña de una mansión, dueña de una empresa. Y ese diálogo privado entre una maestra y una abuela (del que no hubo testigo alguno pero cuyo contenido era claro) trajo además por la violenta reacción de esa abuela, otras consecuencias más graves ... Irreparables y Trágicas.9 --- LA EXPULSIÓN Doña Trinidad Moreno armó sus petates, que eran muy pocos, por cierto. Reunió sus únicos valores económicos : sus libros, y retornó a la provincia de Entre Ríos su lugar de origen. Su obra docente de años había concluido. La gran escuela entristecida sobrevivía ahora sin piloto y sin ruta, pues los tiempos eran aún muy iniciales en materia de educación superior femenina. Un manto de silencio casi oficial, cubría, amparaba y protegía ahora, aquellos amores prohibidos. Un apellido importante salvaba de este modo su prestigio de "purismo". Todo ello al precio de una escuela y un alumnado completo que quedaban a la deriva, como un barco sin timón ni timonel. El silencio de los patios, la soledad de la biblioteca y los archivos, el vacío de la sala de música y de la sala de ciencias, del museo de armas y la pinacoteca, la mudez del Teatrino, de la sala de profesores ... abriría un abismo intolerable en el peso moral (no ya sexual) de los Amantes del Carbó. Una fuerza poderosa invadió el ánimo de María Luisa y de su amante, el médico español, cada vez que se presentaban a dar clase mirando de frente a alumnas y profesores. La mirada de todos ellos era un reproche mudo, tácito y concreto. Una fuerza mayor que el erotismo, la sensualidad y la aventura embriagante... hízolos tomar una decisión definitiva y sumamente clara ... Y entonces se despidieron para siempre de todos nosotros, mirando tras una ventana llena de luz frente a la Plaza del Caballo (plaza General Paz).10 --- DOS CORTEJOS Dos capillas ardientes muy entristecidas, recibieron a los amantes del Carbó : una de lujo que le hizo a su nieta, la abuela de María Luisa, en su mansión. Otra más simple que hizo la familia del médico español a su esposo y padre perdido. Y el Carbó -que fuera el escenario romántico y trágico de este cuestionado amor- conmovido y enlutado, entró en duelo. Los dos cortejos fúnebres fueron acompañados por una multitud citadina con emociones confundidas. Los universitarios, los amigos, los familiares, el alumnado, los románticos, y el pueblo cordobés reunido en las calles con dolor, veíanlos pasar. Con sus negros carruajes tirados por negros caballos, a usanza de la época.11 - EL RETORNOY esa misma multitud estaba muy poco tiempo después de pie, en el andén del ferrocarril, con los ojos húmedos de emoción esperando el arribo de Doña Trinidad. La cual retornaba finalmente a Córdoba, con su pequeña valija cargada de libros y la alegría de encontrar allí al cuerpo completo de sus alumnas y profesores, quienes habían ido a recibirla.Universitarios y políticos leyeron palabras de bienvenida acordes al caso, muy ceremonialmente. Y las alumnas, los profesores y maestras (más los citadinos reunidos en la estación del ferrocarril al conocer su retorno) aplaudieron y vivaron. Volvió así la sonrisa perdida del Carbó, de la Docta Córdoba .... Era una mañana de sol. Ella subió en un mateo de plaza (pues no tenía coche propio) y el cortejo de bienvenida la acompañó a pie siguiendo aquel caballo de alquiler, hasta el colegio, así muy sencillamente, para continuar su obra educadora. Y el Colegio Carbó saliendo al fin de su doloroso duelo, reabrió nuevamente las puertas en busca de la alegría perdida, para continuar formando en sus aulas a las futuras maestras de Córdoba................................Alejandra Correas Vázquez.................................. ESCENAS BOHEMIAS DE CÓRDOBAoooo (Novela) por Alejandra Correas Vázquez(Había una vez una Generación DramatizadaUn Fresco cordobés de la Década del 70) 1 - NOCTÁMBULOS Cerca del atardecer cuando el sol ya había ocultado su figura entre el caserío, me encontré caminando en dirección al centro de la ciudad. El declive de la vereda iba ofreciéndome a modo de telón abierto, un escenario donde las luces de la calle recién encendidas, anunciaban el final de aquel día. Uno más y otra noche pronta a recibirme ¿Cuántos jóvenes como yo se volcarían a esa misma hora, sobre ese mismo asfalto, con la misma plenitud y buscando los mismos rostros que a mí me obsesionaban desde un tiempo indefinido? Hubo un período de mi vida en que intenté evadirme de este mundo citadino, y me introduje por un impulso desesperado junto al enramaje de la naturaleza circundante. La serranía me vio ingresar con las manos abiertas. Sin escudo. Los serranos, con el mismo desamor que contemplan al soberbio paisaje que los ha cobijado desde siempre. Derribando sus bosques, picoteando sus praderas, destruyendo sus laderas nativas y arrancando de sus arroyos los cantos rodados... Una mañana, entre los frondosos árboles "crespones" de flores violetas, que se alineaban desde mi puerta hacia el camino, comprendí que ya no palpitaba la vida y que mi tiempo propio, habíase detenido. Pero ahora hallábame nuevamente en mi ciudad, la Córdoba de siempre, en mi solar natal... Sí, aquí, de pie y ansiosa sobre una de las esquinas de sus alrededores, por el Barrio Clínicas de los estudiantes, observando con encanto al mundo de la noche bohemia, de poetas y pintores, donde comenzaba mi vida. La mía. La auténtica. Nuevas luces se anunciaron debajo de mis ojos, por el declive en bajada inundando la hondonada donde reposa el centro citadino, como una cuna gigante que bañase de vida al antiguo lecho del lago milenario. Terciario y desecado. Maternal, el Mar de Anzenuza sobre cuyo seno ahora yermo fue edificada la ciudad. Docta Córdoba, ciudad universitaria y conflictuada... ¡Década del 70! Una brisa recorrió el ambiente y el ómnibus se detuvo a mi lado sobre Avenida Colón, yo subí a él ocupando uno de los asientos centrales. Desde la ventanilla iba contemplando las calles obscurecidas. El silencio de las ventanas. Los automóviles donde centenares de viajeros se cruzaban en direcciones opuestas. Luego, a los escolares en su regreso al hogar. Finalmente descendí entre las calles principales, hacia la altura del Correo donde la multitud se agolpa en las horas diurnas. Y estaba ya en una nueva noche, junto al remanso de peregrinos cuyos rostros me son casi todos familiares. Avancé. La luz de un semáforo interrumpió mi paso y un sector de la calle quedó inmóvil. En la esquina contraria reconocí una figura. A alguien que yo conociera tiempo atrás. Un muchacho. Desde lejos me quedé observándolo. Era él... Sí, sin duda. El allí como tantas veces. Con sus cabellos revueltos. Como siempre. Solitario, delgado y muy alto. Una penumbra interior envolviéndole el rostro. Ausente. Aislado y sin participar del movimiento del enjambre. Aislado hasta de nosotros, sus amigos. Pero en ese momento sus ojos brillaron intensamente hacia mí, y me acerqué para preguntarle: -"¿De dónde vienes? ¿Cuánto hace que faltas de nuestra ciudad?" -"Un tiempo- me respondió -Un tiempo áspero y torpe. Sin sentido" -"¿Qué sitios te escondieron?"- volví a preguntarle -"Prefiero no recordarlos. He vuelto y al encontrarte comprendo que estoy vivo. Que no me devoraron" Se produjo entonces un silencio habitual en cada uno de nuestros encuentros. La calle continuaba en su tráfico y una multitud efervescente huía del atardecer, para cobijarse trémula entre paredes ¡Como si aquel límite del día fuese a impedirles la continuidad de su existencia, y un instante de indecisión pudiera convertirlos en estatuas de sal! Pero Miguel no los vio. Se atravesaban entre nosotros con sus rostros consternados. Los anuncios luminosos reflejábanse en aquellos ojos, como personificaciones del infierno. Miguel no los vio. Ausente de todos, de la urbe creciente, de nuestra Córdoba tensa, dramatizada y politizada. Ausente del momento e incluso de mí, emprendía uno de sus acostumbrados monólogos. Con cada palabra suya la calle volvíase más tenue y opaca. Sólo él quedaba en aquella conjunción, como única imagen sobreviviente ¿O es que el mundo a su alrededor perdía luz y sentido? Creo que esto último era lo verdadero. Pero el exótico climax que él siempre forjara, era un hechizo del cual yo hacía mucho tiempo, ya me había despojado. Aún así, no pude esta vez tampoco, dejar de escuchar su impasible monólogo. -"Me llevó una nube llena de tormenta. Quedó condensada en la atmósfera y no se descargó. Estoy solo. Pero gozo ahora con esta soledad. Nadie vale un dolor mío. Ni un esfuerzo. Ni un pensamiento. Prefieren recluirse en su locura y negar el amor. Todos se han aislado de mí" La calle se volvió más obscura, más cruel, más áspera. -"¡Cada uno de nosotros vale un pensamiento!"- le contesté con énfasis -Hace mucho que observamos tu soledad. Algunos de nosotros, tus amigos, quisimos acercarnos y brindarte un encuentro. Tal vez sólo una emoción. Quizás un diálogo breve o una caricia pasajera. Pero no nos admitiste" -"Es posible... porque no me comprendieron" -"Esperabas que toda la humanidad fuera detrás de ti, en pos de tu dilema, como única preocupación para numerosas vidas. Sin atender a su propio dolor"- finalicé diciendo -"Sigues sin comprenderme ...Volví para verte, Viviana... ¡Para verlos! Para estar con ustedes. Porque en aquella costa adonde me llevaron todo ardía. Todo se movía con locura y falsedad."- dijo en forma patética -"Un pensamiento tuyo, Miguel, es importante para todos, pero en especial para tu propio alimento interior"- insistí -"Me haces bien, Viviana. Cuando te encuentro siento que me impulsas a vivir, a continuar, todo vibra otra vez dentro mío" Había bajado la cabeza hacia mí, y su voz tornóse más serena. Pero el tráfico de la noche citadina seguía siéndole indiferente. Entonces continuó: -"Volví para verte y lo que digo es verdadero. Retorné a Córdoba para cruzarte como siempre en alguna esquina. Para que la casualidad misteriosa nos reuniera en nuestra caminata de noctámbulos" -"Caminemos"- le dije, pero él continuó inmóvil -"¡Pero ya no me escuchas, Viviana!... ¿Sabes cómo quisiera encontrarte?" -"No me lo imagino"- respondíle -"Como el primer día en que te vi. Bajabas la escalera de aquel subsuelo donde nos reuníamos entre pláticas, poemas y caballetes de pinturas. Era invierno. Ibas erguida, solemne, lejana... ¡Magnífica!" -"Sin amar, ausente"- le interrumpí -"¡Estabas cerca mío! Así fue como te sentí. Eras como yo: Inalcanzable. Me deslumbraste y te amé. Con tu presencia imponente. Con tu ausencia de todos y hacia todos" -"Sí. Lejos de cuántos me rodearan. Insegura. Distante. Pues yo volvía entonces de un autoencierro campesino, para recuperar mi identidad citadina ¡No! No era aquélla una solemnidad, como te imaginaste. Era temor" -"¿Por qué cambiaste, Viviana? ¿Y por qué sigo yo volviendo en tu busca sabiendo que no encuentro ya, aquella aparición hermosa que me absorbió?" Miguel se detuvo. Quedó en silencio. Sus cabellos lucían más largos, como garfios contrastantes con la finura de su rostro. Un extraño bigote rodeábale en arco la boca y sus ojos expresivos, brillante y obscuros, parecían avanzar hacia mí. Capturarme con un grito de angustia, de soledad, de necesidad de compañía. Alrededor nuestro la ciudad extendíase invadida por la modernidad. El asfalto ocupaba el escenario de los antiguos adoquines, y las calles, aquellas mismas calles de nuestra infancia pasivas y serenas, lucían ahora el frenesí de su tráfico. La agresión de los motores. El tumulto humano. Y el deambular de juventudes solitarias como la nuestra. Mi pensamiento se alejó del lugar adonde estábamos y me retrotrajo a Miguel, dos años antes. Lo veía pintando frente a un panel cubierto por un color violado, donde él iba colocando algunas figuras, que parecían danzar en un remolino de vida. Era él mismo quien danzaba allí. Y cuando esa música finalizó, quedaría asombrado ante el rostro entusiasta de sus espectadores. El mural cautivaba por el encanto de su diseño, la seguridad del trazo, la gracia del color con empaste, y unas líneas espiraladas y ágiles girando sobre el propio centro. Miguel comprendió entonces su circunstancia de danzarín, la estela donde estaba ahora colocado, y su imposibilidad de regreso hacia el seno rutinario e indolente desde donde había partido. El fue considerado desde entonces un artista plástico con imágenes propias. Aquel panel construido con júbilo lo puso frente a su ciudad natal, y tuvo que dialogar con sus habitantes. Pero no estaba preparado en su interior para ello. ¡Un reclamo me hizo regresar de inmediato al lugar! Salí de mis pensamientos debido a una sorpresa. En la vereda opuesta reconocí a un viejo rostro, un anciano ya, un antiguo conductor de tranvías ¿Qué haría allí? ¿Qué haría en aquella calle? ¿Qué haría en ese anochecer? ¿Me reconocería? ¿Podría adivinar en mí a la pequeña escolar de delantal blanco, a quien él llevaba todas las mañanas hacia la Colegio Normal Carbó? Los niños nos colocábamos en la parte delantera del vehículo, bajo su mirada. Nuestros padres nos recomendaban con él, y allí permanecíamos en su custodia. El tranvía se deslizaba a toda velocidad hacia el centro de la ciudad, y una sensación de aventura y arrojo atraía a las criaturas apiñadas a su lado ...quienes gritábamos en delirio eufórico... ¡¡¡Viva!!! El tráfico se abría en abanico como un hechizo mágico, para abrirle paso, y ante nuestros ojos deslumbrados el tranvía avanzaba a toda máquina en su raudo camino, desde la parte alta de la ciudad hacia la baja. Dueño de toda la calle : ¡Como un Rey! -"¡Viviana! ¡Viviana! ... ¿Estás conmigo, sí o no?"- me gritó Miguel con voz muy timbrada -"¿Cómo? ... ¿Qué dices?"- respondíle sorprendida, -"Disculpa ¿En quién pensabas?" -"...Ohh....- me expresé yo como retornando de un sueño muy dulce -Pensaba en un hombre, en un personaje que no he olvidado"- dije sonriendo para mis adentros, pero ninguna maldad anidaba en mi interior Conocía a Miguel. El nunca podía admitir dejar de ser el centro de atención. Luego sonreí con mi boca, con mi ser, intenté transmitirle esa confianza que él buscara en su regreso a mí, y tomándole del brazo le sugerí: -"Vamos a la "Cantina Azul", allí están todos los amigos" Debí repetirlo varias veces. Miguel avanzó indeciso algunos pasos. Después se resistió prefiriendo quedarse allí, en el lugar adonde estábamos, en esa esquina frente al Correo. Y al final me encaminé sola hacia el sitio señalado. El quedaba atrás mío. Con su figura elevada y fina recortada contra un fondo de anuncios luminosos, en la espesura de la noche sobre la calle cordobesa, a esa hora de inicio por caminata noctámbula. Un tumulto de gentes envolvía el escenario. Pero él estaba allí, ausente, aislado, con su juventud y sus ojos brillantes. Su corbata roja y los cabellos sueltos, algunos adheridos a la frente, pegados al rostro afilado, inmóviles, fijos, sin una ráfaga que los conmoviere. En nuestra ciudad. En el centro. En el foso. Estaba aquel joven. Muy solo. Córdoba y sus dos universos. La noche y el día. Para nosotros los jóvenes bohemios, comenzaba ahora en el horario nocturno, la vida societaria. Entre luces de estrellas celestes y terrestres. Para otros concluía, regresaban a sus hogares. El aire se hallaba espeso, inmóvil también. No había brisa, ni arena, ni hojas, ni rocío. El tráfico que aturdía fue desapareciendo, y el centro quedó por fin libre de sus motores. Silencio. Nuestra ciudad natal. Sin vientos. Sin sequía. Con su invasión de fábricas, obreros y estudiantes. Pero nosotros solos, jóvenes, frenéticos y doloridos. Con la poesía como esencia. Con la rebeldía. Con nuestro desencuentro generacional frente a los mayores... Y yo me fui lentamente, me alejé por mi sendero entre las luces de mercurio. ooooooo Iba tranquila meditando, por caminata noctámbula, y de pronto un estampido ...¡Una Bomba!... Un estruendo ensordecedor convulsionó mi escenario, cayendo como lluvia a la vereda, vidrios y ladrillos ... Córdoba la Docta... Doliente... Dramatizada. Década del 70.ooooooooooo 2 - UN GATITO BARCINO La Cantina Azul era uno de mis rincones y yo pertenecía a ella, entre el conjunto de sus habitantes estables. Al llegar me recibieron cantidad de saludos emotivos, como si cada uno de los que allí entrase fuera indispensable para la vida de todos. Me homenajearon afectuosamente y tal vez en demasía. Pero yo también necesitaba de aquella emoción contagiosa, como un apego a la existencia. Yo también aprisionaba aquella sensación de comunidad. Eramos un conjunto juvenil, noctámbulo y bohemio, desconcertado ante el mundo violento que afuera reinaba. Nosotros, los que no estábamos ni una, ni en otra violencia, ajenos por completo a las motivaciones por las cuales dos grupos de contendientes se laceraban ...pero que éramos víctimas propiciatorias de ambos... debíamos refugiarnos en la Cantina Azul para crear. ¡Escondidos allí, como los hombres que inventaron el fuego al comienzo de los tiempos! Era aquél un conjunto diverso, pero donde resaltaban sus identidades. La vivacidad de Daniel en sus relatos. O el análisis de Mariela, con elementos cortantes. La mística de Andrés sobre la vida. La gracia de Alvaro. Sin ellos... ¿Qué hubiese sido de mí en aquellos años? ¿O qué hubiese sido de ellos sin mí? Pero allí... ¡Estábamos juntos! -"¿Hasta cuándo?" -"Hasta que el primero de nosotros reniegue" -"Muchos renegaron antes" -"No merecían vivir" -"Y nosotros... ¿Cuántos quedarán de nosotros? ¿Cuántos quedan de los que pasaron antes?" -"¿Se sirven algo ustedes?" -"Café" -"Sí. Más café" -"¿Alguno me invita a mí con más café?" -"Bueno... creo que yo ¿A ver? Sí...sí, me alcanza para el viaje de vuelta" -"Muy bien mozo. Café para todos" Café. Una pequeña mesa cubierta de café. En la mesa de al lado un grupo entonaba una canción. Las cuerdas de su guitarra escurríanse entre los dedos de Alvaro trayendo con esa melodía sones lejanos, norteños, de zambas y bagualas. En la siguiente había un diálogo intenso que se manifestaba sordo al bullicio general, como si nada lo perturbara. -"Ayer llegó Miguel" -"También yo lo vi" -"¿Por qué volvió? ¿No le gustó su nueva amiga?" -"Yo la conocí. Estaba una tarde aquí mismo. No era hermosa pero sí muy agradable. Tenía fineza y unos ojos de almendra llenos de expresión. Pero ella llegó a Córdoba por Miguel, y con él se marchó" -"Sí. Yo también la conocí. Me acerqué y su encanto me cautivó. Severidad, dulzura... y bastante conciencia. Muchos la vimos sintiéndonos atraídos, su personalidad embargaba aunque no fuera una gran belleza, pues ella era muy atractiva. Llegó aquí preguntando por Miguel. Era imposible retenerla. Luego los dos se marcharon de la ciudad" -"¿Entonces por qué regresó? Era una gema obsequiada a un artista. Sin embargo el artista está aquí y sin ella" En ese momento todos giraron la cabeza y la presencia de Miguel se advirtió en la Cantina. Una ovación llenó el recinto como queriendo rellenar el espacio de tiempo que durase su ausencia. Y los guitarristas le obsequiaron su canción. Brindaron todos por él... Y de él, de su viaje, no se habló más. Algunos amigos lo rodearon vivando su nombre y Miguel fue prontamente encerrado en un vértigo, donde debió abandonarse a una comunicación contagiosa. Pasado un rato estaba ya inmerso en el centro de ese círculo, y yo me hallaba dialogando con otros amigos. Varios de ellos habían extendido papeles sobre las mesas, y se empeñaban en captar las expresiones que traslucían los rostros del conjunto. Alguno me ubicó a mí. Los detalles tuvieron sus símbolos. Uno de los dibujantes bocetaba figuras con seres imaginarios y fantasiosos, donde los demás se esforzaban en reconocerse. Otro satirizaba a sus compañeros de mesa con líneas apropiadas. Sobre las paredes de la Cantina Azul distinguíanse numerosas decoraciones nacidas de estas tertulias. Ciertos objetos graciosos colgaban de las vigas de quebracho que enmarcaban el ambiente, pues todo el espacio que ocupábamos había pertenecido a una casona colonial, luciendo también grandes faroles de hierro forjado. Las servilletas de papel ubicadas en cada mesa eran acopios de diseños. En otra mesa Félix leía escritos que reflejaban su peregrinaje por las tardes de la ciudad. Yo encontraba en ellos imágenes palpadas también por mí, en ese escenario común de las calles cordobesas que todos compartíamos. Sin embargo pude comprender, cómo todo ello reflejaba un solo pensamiento y su imaginación hallábase detenida en aquel único sentido. Continuó leyendo, su vida estaba condensada allí. Me acerqué aún más, para suprimir un poco el bullicio y escuchar de su voz modulada y con mímica teatral, ese trozo poético que resonó dentro mío con un sentimiento hermoso. Pero hallé su defecto. Nuevamente cada párrafo expresaba, en diferentes palabras, el mismo contenido anterior. Miré a Félix y me pregunté... ¿Por qué sus insistencia temática? ¿Por qué el continuo sentimiento de peregrinaje incierto de su poema? Y vi sus ojos transparentes como gotas de cielo al mediodía, igual a la expresión de un niño sorprendido y cautivado con una idea fija en un mundo complejo. Seguía leyendo. Las manos finas y nudosas. La piel pálida. Los cabellos claros. El rostro no tenía angustia pero sí sorpresa, asombro, novedad por el mundo circundante. En él todo estaba abierto y recién en el comienzo. El mismo significaba una espera. Un gatito barcino, muy amarillo y lanudo, caminaba entre las mesas. Lo senté en mi minifalda. Era un personaje insólito, de misterio, natural o trashumante. Y todos los allí presentes, juventudes intensas rodeadas de una emoción plena que ocultaba su sencillez. Algo claro a mis ojos. Una infancia aún inconclusa. Sin magia. Sin misterio. Con desconcierto pero con realidad. Cada uno de nosotros traía algo suyo e intentaba elaborar su propio instante, para depositarlo en esa tertulia de la Cantina Azul. Nosotros, los jóvenes, éramos como una llamarada abierta y consciente desentrañando el devenir. El gatito barcino en cambio era el misterio. -"...Viviana..."- sentí de pronto como un susurro en mi oído izquierdo Giré sobresaltada la cabeza, enfrentándome con Miguel. No lo había visto levantarse de su mesa, ni sentí su llegada con una silla en la mano para colocarse atrás mío. -"Viviana... ¿Qué hallas en todo esto? Quiero estar a tu lado solamente... que no haya nadie más que los dos" -"No me respetas, Miguel- le contesté airada -Yo quiero esta unidad. Todos los que están aquí presentes me son muy necesarios. Tienen en conjunto una fuerza que han condensado, y es un milagro de la naturaleza" -"¿Qué puedes hallar entre ellos?"- insistió -"Siento que a su lado miles de burbujas me recorren los miembros, y mi mente circula por muchas distancias" -"¿Para qué los quieres? Vámonos los dos. Aquí no hay nadie que pueda brindarte algo superior a lo que ya tienes. Vengo de probar nuevas aguas, Viviana... Nada encontré" -"Mira, Miguel, es tu experiencia y lo la mía. Yo no hubiese regresado. No puedo estar en una sola compañía." -"¿Estás segura? ¿Acaso prefieres la soledad completa, que antes fuiste a buscar?"- me recodó él -"No, ya no. Tampoco quiero más la torre del eremita. Hubo un tiempo en que creí que debía apartarme del ritmo citadino, del conjunto noctámbulo. Y entre los cantos rodados serranos, esas hermosas piedras redondas de los arroyuelos, comprendí que yo no podía sobrevivir en ese estado natural" -"¿Te fue difícil?" -"Sí, Miguel. En aquel paisaje precioso y primigenio, virgen como el primer día, me di cuenta que la naturaleza pura de la tierra no pertenece a mi esfera. Tengo que transformarlo todo para poder utilizar los frutos de la tierra ¡Huí de la selva de los hombres en aquel tiempo, para comprender con espanto que debía huir de la selva de la naturaleza!" -"¡Viviana!- él casi gritaba -La selva de los hombres está llena de impurezas. Es un pulpo que nos destruye" -"Pero es el pulpo del hombre, y éste es el mío. Es mi orden" -"No acepto lo que dices" -"El que quiere aislarse se aísla solo, Miguel, sin condenar a otros. Yo no amo ese mundo que buscas y arrastrarme a tu lado es una maldad tuya. Muchos de los que aquí están son parte de mi alma, y continuamente se renuevan, llegando nuevos componentes al círculo" -"Demasiado dinámico para mí" -"Es cierto. Pero para subsistir en medio de esta convulsión de la ciudad que explota calle por calle, bomba a bomba, o en la aridez de la vida rutinaria, es necesario construir un escenario propio y aquí lo tenemos" El gatito barcino dormitaba sobre mi minifalda. Era semejante a una gran espuma amarilla con líneas atigradas, en toque de naranja. Ronroneaba. Su placidez me transportaba a un mundo diferente o indiferente, en medio de la borrasca subversiva y represiva que invadía el ámbito de nuestra ciudad universitaria. Sentí en ese momento la mano de Miguel presionando mi brazo, como buscando arrancarme de esa contemplación calma del tigresillo en miniatura. Me levanté entonces de la silla y llamé a los guitarristas. Alvaro acudió en mi ayuda. Yo siempre contaba con él, su voz grave cautivaba a todos. Y llevando en mis brazos al gatito barcino como un bien del que no deseaba ser apartada... Exclamé: -"¡Quiero una nueva canción por el regreso de Miguel!"- dije al grupo guitarrero y mientras ellos lo rodeaban yo me alejé al extremo opuesto Acurrucando en mis brazos al tigresillo amarillo, cual una mascota de lana, me acerqué a otra mesa. Allí estaba Daniel exteriorizando con vivacidad sus relatos. En su boca las palabras adquirían un nuevo colorido, mientras que la temática flotaba en un mundo imaginario pero construido con el énfasis de una realidad. He querido siempre mucho a Daniel. Su espíritu de ricas facetas nos traslada mediante esa fantasía propia de los poetas, a un mundo ideal, separándonos del desencuentro en que vivimos con el resto de los habitantes, los jóvenes bohemios. Tanto como el propio desencuentro en que viven entre sí los otros citadinos. Unos por violencia. Otros por rutina. Daniel nos coloca en otro orden, del cual emerge una verdad primaria -que no es táctil- pero sí sensible y humana. Un horizonte posible para nosotros, los de la Cantina Azul. A su lado Mariela analizaba los conceptos vertidos con fantasía y daba realidad a los hechos. Cada nota tenía su lugar exacto, pero perdía el brillo de la hermosura. Sin embargo su presencia cauta, medida, lógica, se hacía indispensable en el centro de aquella conjunción emotiva por todos buscada. Pareja extraña. Desconcertante. Coordinan por sus diferencias sin que nadie haya podido fisurarlos. Un maullido persistente nació desde mi minifalda, distrayendo la atención de todos. Y el pompón amarillo bostezó restregando sus ojillos rasgados. Más alejado del grupo se hallaba sentado Andrés. En silencio. Veía deslizarse delante suyo aquel sinnúmero de emociones y su espíritu introvertido, penetrante, agudo, captaba el contenido en cada uno de los presentes. Pocas veces nos abre su pensamiento. Su verdad. Todo lo que en su interior deambula y que a muy pocos confía. Andrés no es llamativo. No tiene la personalidad obsesiva de Félix, la gracia de Alvaro, la fantasía de Daniel o la cadencia de Mariela ...Y también ¿Por qué no?... el ensueño de Viviana. O el misterio del gatito barcino. Pero está lleno de humanidad y es muy inteligente, sin exhibición, sin afán de protagonismo. Y precisamente con ello lo demuestra. No éramos muchos, un grupo de contertulios, y estábamos aislados del resto de la ciudad. Refugiados a plena medianoche en una recova colonial de la Vieja Córdoba. Pero aún así... éramos muchos para Miguel. Nosotros éramos los últimos sobrevivientes de una bohemia ilustrada en esta ciudad sudamericana, con una Universidad de cuatro siglos, víctima de desafueros. De bombas y gases lacrimógenos. De estampidas callejeras ¡Pero aún continuábamos en Córdoba... persistiendo! Sin emigrar. Sin abandonarla. Confiando en la fuerza ancestral de la Pachamama para preservar la continuidad de nuestra ciudad. Doliente. Dramatizada. Dueña de un devenir ahora en sombras. Representábamos en aquel conjunto, el rescate de la literatura, la música, la pintura. Eramos la juventud que deseaba producir, acumulando tarea. Mientras afuera de la Cantina Azul pululaba el estruendo de las bombas guerrilleras y los asaltos parapoliciales. Y no sabíamos si al emerger de allí con la madrugada y las primeras luces del día, aún muy pálidas, quedarían ya restos de lo que antaño fuera nuestra ciudad natal. El reloj giraba en su círculo acelerando el tiempo. La noche evadíase trayendo algunas claridades, todavía muy difusas, y debíamos abandonar a la Cantina Azul. Llegaba para mí el momento de dejar a mi compañero inseparable en aquella noctámbula tertulia, enroscado sobre su propia cola. Sacudí mi minifalda cubierta por una pelusa amarillenta y deposité suavemente al gatito barcino sobre una mesa. Y allí quedó como una efigie de oro. Y nos fuimos todos juntos en un grupo numeroso. Afuera la calle estaba vacía. El asfalto algo húmedo. La batalla había concluido. Restos de autos carbonizados y comercios destruidos ornamentaban nuestro camino. Pero a pesar de ello, aún continuaba existiendo la ciudad que nos acunara y nos ilustrara. Aún estaban de pie las "tipas" frondosas que bordean La Cañada. Las pétreas construcciones jesuíticas coloniales. El Teatro Rivera Indarte con su prestancia de una época, en que había cordobeses constructivos... y no destructivos. Presente y pasado aguardaban un futuro. El mercurio de colores brillaba en la soledad de las veredas. Nosotros recorriéndolas. Un solo conjunto. Un grupo de jóvenes ...Y luego ellos sin mí y sin Miguel. ooooooo Me tomó con suavidad del brazo. Con persuasión. Eliminó la angustia, la presión, la demanda, y me pareció más limpio de terrores. Más calmo. Levanté la vista y lo observé: tenía los párpados bajos, la línea de la ceja era sobria. Nos desviamos del grupo. No veíamos ninguna ventana con luz, pero sí muchos acrílicos coloridos, rotos en el suelo. Los tubos fluorescentes estaban desnudos. Una lluvia de iones y un artista caminado a mi lado. oooooo 3 - EL BRINDIS Mediodía. Un rayo de sol atravesaba la ventana y fue iluminando las paredes cubiertas de bosquejos dibujados o pintados. Miguel no despertaba aún. Sus labios dijeron algo muy suave, no comprendí qué era ¿Sería un saludo? ¿Una pregunta? Estaba todavía dormido. Era una mañana tibia donde no necesitábamos abrigo. Mientras el sol que seguía entrando invadió todos los rincones de esa habitación, en la cual una variedad de objetos artesanales recibieron luz, y se dirigieron hacia nosotros al advertirnos ¿O eran ellos mismos extranjeros allí, en el cuarto de Miguel? Pasé la mano por su piel. La sentí al tacto, suave, fresca y húmeda. Un tono oliváceo se delataba ante la luz del día, descubriendo a un morisco entre sus venas. Su osamenta fuerte y firme, al europeo. El torso lampiño como el de un adolescente, denunciaba escondidos ancestros nativos, indios, muy secretos, ocultos y negados tras su apellido de rancio abolengo. Sus párpados continuaban entornados y un pequeño espacio debajo de ellos, permitía dibujar el brillo sutil de sus pupilas. Un óvalo profundo envolvíale los ojos sombreados y llenos de ensoñaciones. La piel del rostro no denotaba signos y la placidez adormilada de su boca hacíalo parecer más lejano y distante. Así lo veía yo. Lo contemplaba pasivamente luego de una larga noche, y de una alborada, después de un reencuentro sorpresivo donde todo fue deslizándose hacia aquella emocionada vigilia en común. Era nuestra postrera esperanza. Habíamos traspasado nuestras vidas más allá de su límite, tratando de exprimirle su última gota. Comprendí allí en totalidad, cuál era la única paz posible entre los dos. Me había llevado dos años de diálogo conocer a Miguel. Supe al punto cuál era su contenido, su intensidad, su antorcha y su tortura. Nuestra vinculación no iría más allá. Sólo quedaba esa mañana -la última- con lo único que aún podíamos extraer de aquel encuentro, de aquel cruce del camino. Y admiré su piel. Me volqué a contemplarlo semidormido, bañado por la luz de un nuevo mediodía, donde yo me despedía de su existencia. Recorrí con mi mirada todo su cuerpo. Busqué entrever algún niño oculto detrás de su boca, de su perfil o sus ojos. Pero estaba segura que al despertar él, ese encanto habría finalizado. Yo había puesto en aquella relación, entre cercanías y lejanías, una esperanza. Un apoyo común. Un mundo de imágenes e ideales. Una alegría a compartir. Pero me hallaba ahora empobrecida en la potencia de mi espíritu. Cuando Miguel despertarse habría de terminar todo aquel peregrinaje conjunto, y nuestros caminos se abrirían definitivamente. ¿Por qué? ¿Por nada? Por infinitos motivos que atentaban contra la naturaleza enriquecida por el hombre. Aún así, en aquel momento final y luego de un extraño reencuentro, yo brindaba sola, en una copa ofrecida por la luz resplandeciente de aquel mediodía de septiembre en plena primavera ¡Yo brindaba mi adiós! Y acariciaba sus cabellos, sus manos, que era lo único que podía aún ser. Pues todos los demás esfuerzos con él, fueron frustrados. Besé su perfil y lo contemplé. Anhelé que el tiempo no pasara, que las agujas del reloj se detuvieran en aquel momento y Miguel continuase así, frente mío y en pose inmóvil, como un precioso ensayo de la naturaleza que él mismo había desperdiciado. Quise retener su imagen, presionar el espacio evitando todo movimiento, conservar su juventud en un bronce humano. Pero el tiempo no perdonó y sus ojos se abrieron sonriéndome... Sin saber que se despedía de mí. -"Buen día... con un beso"- me dijo -"Bésame a mí. Con los labios. Sin presionar... Suavemente, deslizando la piel"- le contesté Ahora tenía mi rostro entre sus manos y me besaba. Sus dedos alargados se insertaban entre mis lacios cabellos rubios. -"Viviana... extrañé tus palabras. Tu pensamiento. Tu voz. Y hasta tus críticas tiránicas"- me iba diciendo -"Todo lo que dices me encanta, Miguel. Y los demás también escuchan tus palabras y te creen. Aun yo puedo creerte"- le respondí -"Siempre con tus dudas hacia mí"- continuó él con voz semidormida -"Tengo motivos" -"¿Cuáles?" -"¿Por qué regresaste, Miguel? O más bien ¿Por qué huiste de ella ... de Ariadna?"- le pregunté Despertó. Fue incorporándose hasta quedar sentado, y luego se detuvo sin hacer otro movimiento. Fijaba su mirada en mí, como si me descubriese entre los vapores del sueño. Entonces dilató los ojos con sorpresa, o tal vez con terror... -"¡He mencionado una palabra prohibida!"- exclamé -"¿Por qué me lo preguntas, Viviana?" -"Quiero saber" -"¡Claro!... Te habías alegrado con mi partida! Es claro...claro. Nada te importaba si me envolvían otros brazos, y llegó a extrañarme tu diálogo amable con Ariadna en la Cantina Azul ...Sí... era lo que buscabas ¡Desprenderte de mí! Y por ello te fuiste con premura aquella noche y no volviste en la siguiente"- observó -"Debías asumir solo esa decisión"- fue mi defensa -"¿Crees que la asumí o que me llevaron? Alguna vez puedes haberte equivocado" -"Dijiste, Miguel, que extrañabas mi pensamiento" -"No por ello tengo que aceptarlo siempre, Viviana" -"¿Te llevaron, dices?" -"Sí... por ausencia tuya al no retenerme. Pues claro ¡Yo estaba lejos! Y ya no vendría más hacia ti para separarte de ese mundo que te envuelve, que te tiene cautiva. De esa multitud de amigos que te aparta de ti misma, y te crea una ilusión ficticia" -"No me respetas. No has comprendido nunca mi mundo" -"¡Claro!- volvió a gritar Miguel -Yo estaba lejos, entonces ya no brindarías más nada, a nadie, pero irías recogiendo de todos" Se había recostado nuevamente y hablaba con vehemencia, manteniendo la vista fija en la pared del frente. -"¡Como te engañas, Miguel! ¿Qué puedo darte yo y por qué buscas mi refugio? ... ¿Y por qué huiste de Ariadna?" -"Te dejo esa respuesta para que halles la contestación" -"Sin embargo yo lo sé ¿Qué soy para ti y qué es la Cantina Azul? ¿Qué es nuestra ciudad en tu vida, y tu vida misma dentro de ella? Un ensueño, una forma de no despertar nunca" -"Desperté a tu lado ¿No es ello real?"- intervino Pero no continuó hablando. Las luces del mediodía primaveral comenzaban a ser más intensas a nuestro alrededor. Pero no llegaban al interior de nuestros pensamientos. -"Bien lo sabes Miguel, tu actitud hacia mí, o en la Cantina, sólo es un divagar. Un detenerse en ese instante para intentar congelar el tiempo. Una forma justificada de no enfrentarte, de no iniciar tu vida, de continuar con la primera palabra como el niño prodigio con su clavicordio. No intentas ningún esfuerzo de superación, para crecer" -"No sigas, Viviana..." -"Siempre sigues igual. El sol entra por esta ventana todos los días, y desde aquí lo contemplas inmóvil. Estático. Sin ninguna novedad dentro tuyo. Tu refugio es siempre el mismo" -"¡Cuánta crueldad, Viviana! Niegas mi cariño con pensamientos, con ideas... mentalmente" -"Te insisto otra vez... dijiste que extrañabas mi pensamiento" -"Está claro como el agua. Tuyo es el miedo a las emociones, Viviana"- contestó interponiéndose -"¿Quieres callarte?- reaccioné herida -No destruyas la dirección de mi diálogo, desviándome. Deja por un momento esa habilidad que tienes para destrozar argumentos, llevando la conversación hacia otro lado, al vacío. Por un momento siquiera, debes escuchar sin interrumpirme, para conocerte mejor" -"Escuchemos..."- opinó él, casi irónico -"¿Por qué regresaste, Miguel? Por una mujer ...por mí. No es verdad ¿Acaso por apartarte de Ariadna? Tampoco es verdad ¿Por amor? ¿Por cuál amor, Miguel? Por ninguno. Sólo emociones sueltas invaden tu vida. Vivencias. Artificios verbales. Divagaciones trágicas. Extraños senderos torturados. Una vida de artista sin arte. Una existencia de pintor sin pinturas" Lo miré atentamente. Miguel era una nube, una antorcha fugaz, un desvío. -"¿Qué repuesta quieres?"- me preguntó decididamente -"La auténtica ¿Por qué huiste de ella?" Estaba yo sentada sobre el diván donde habíamos pasado ese amanecer. Ahora era el mediodía. Desde la ventana se percibía la ciudad. Los citadinos. Los estudiantes. Los profesores. Los empleados. Los obreros. Los motores. Y en aquel recinto él y yo. En un mundo de anhelos, de formas y colores, pegadas con chinches a las paredes de su habitación ¿Pero cuáles habían brotado realmente de las manos de Miguel? -"Hubo muchos que claudicaron en este mismo camino de constancia, de disciplina, que es el arte"- dije mientras observaba los ornatos pegados allí -La pintura y el dibujo necesitan continuidad, permanencia. No se combinan los colores por arrebatos, ni se definen las formas al capricho, sino por un camino mesurado de pensamiento. No se inicia esta larga senda para abandonarlo todo, como un campo acabado antes de ser trillado. Que es lo que has hecho, dejando de pintar" -"Dado que es un camino largo, yo puedo esperar"- contestóme él muy sonriente -"Guardas aquí el recuerdo de cada uno de los artistas transeúntes que te visitaron. Que pasaron por este sitio. Es un pequeño museo ¡Si al menos fuera un santuario!" Y le señalé la multitud de objetos pictóricos que nos rodeaban, entre cuales los de Miguel estaban en minoría. Era un atelier de artista enriquecido por obra ajena, y aún ésta había claudicado. -"¿Qué clase de santuario querrías, Viviana?" -"Al menos un santuario a la amistad" -"Quieres entonces que vaya por el mundo rescatando a cada uno de sus autores, diciéndoles: ¡Vuelvan, la musa del arte los reclama!"- me expresó desconcertado -"Nada de eso. De nada valdría. Los muertos sembraron y se fueron, ya sea para habitar en adelante bajo la superficie de la tierra, o en su peregrinaje estéril sobre ella"- le contesté -"¿Y yo soy a tu parecer uno de ellos?"- me inquirió encerrándose luego detrás de un mutismo Ahora su mirada era triste, obscura, apagada. Sus ojos volviéronse pequeños, cubiertos por los párpados. Parecieron sumergirse en un profundo foso... o detrás de algún objeto invisible para mí. Sus ojos me rehuyeron. Pero yo podía penetrarlos igualmente. Comprendí entonces, que Miguel huía ahora de Viviana. Y quizás por razones semejantes, por intentar hacerlo despertar, por desear que emprendiera su camino sin desecharlo. Me veía con él y a él conmigo, en aquel mediodía de septiembre cuando recién asomaba la primavera. Sólo tibieza de sol, ciudad y habitantes. -"Peor que ello, Miguel. No, no estás muerto. Peor que ello ¡No quieres vivir!- volví a insistir -Antes de comenzar ya has renegado. Antes de probar ya has argumentado negativas con frases hechiceras y bonitas. Encarnas a un bohemio noctámbulo, sin búsqueda. A un rebelde, sin deseos de vuelo ¡Pero aún más! No quieres vivir, lo acepto pues es tu elección... Pero tampoco quieres que los demás vivan, y eso ya no lo acepto... ¡Pues yo quiero vivir! Y voy a vivir, amigo mío" oooooooo El atelier de Miguel ya no era el mismo. Una nube primaveral ocultó el sol, y nuestras conciencias cobraron otra lucidez. Podíamos hablar sin el hechizo de los rayos dorados, permitiendo reconstruir cada uno sus valores. oooooooo4 - REFLEXIONES Las obras artística que nos rodeaban, eran proyectos de jóvenes en proceso. Pero habían quedado inconclusas como sus autores. Ello me animó a continuar en mis reflexiones. -"Vivir es mi decisión, y no me complace escuchar tu destrucción de la vida"- díjele con gran seguridad pero con voz calma -"Es una opción que nadie puede negarte, y menos yo"- aseguróme él -"Mira Miguel, veo y compruebo que no buscas una rebeldía frente a la sociedad añeja. Tal como yo supe creer al principio de conocerte. No buscas superarla ni agotarla. No te alejas de la savia moribunda. Agredes en cambio todo lo que es creación nueva, pensamiento, luz, germen de vida. Y detrás de tu deambular errante, de tus cabellos revueltos, de tu rechazo a la sociabilidad, hay una sumisión a los órdenes acabados y un ataque a toda renovación" -"No puedes negarme un lugar en esta aventura del presente, a la cual todos compartimos"- expresó con sorpresa -"Puedo. Pues no te hallas en rebeldía contra las normas enquistadas y sin futuro, pero en cambio te opones a cada una de nuestras propuestas: Una noche de tertulia. Un gatito barcino. Una idea novedosa..." En ese momento se incorporó y fue caminando en distintas direcciones. Sus ojos tomaron una brillantez nueva. Revelaba en aquella actitud indignación... y entonces díjome: -"¿Quieres verme acaso con una bomba en la mano destruyendo domicilios"- fue su inquietante pregunta -"¿La tengo yo acaso? ¿Me la has visto en algún momento? ¿Cuándo hemos participado los noctámbulos de la Cantina Azul en estos trágicos y torpes desencuentros?- le contesté con igual indignación Miguel seguía caminando. Por momentos sus músculos hacían flexiones, como intentando despejar los últimos vapores del sueño. Como si creyera que ese diálogo era un sueño propio suyo. Pero luego miró hacia mí, comprobando la realidad de nuestra plática. Había deseado siempre ser dueño de la gente, pero nunca de sí mismo. En aquel momento lo comprendí, y ello me permitió continuar. -"Pero sí existe en cambio la imaginación. Esa posibilidad de concebir, de estructurar. Hay una rebeldía vital que no implica muerte, desgarro, ni violencia. Allí donde no existe la subversión ni los secuestros, en la acción límpida a la faz del aire y frente al juicio humano. Donde se detiene el estampido de las bombas y los vidrios pulverizados... Donde se piensa, trabaja y vive" -"¿En qué la diferencias? Podría se cobardía"- dijo él -"En dar la cara por una idea sin esconderse... Como el amante por un amor"- le afirmé -"Sí. Estamos escondidos ¿Es cuánto querías decirme?"- me respondió -"Mucho más... Porque un rebelde real invade a la sociedad que encuentra caduca. Rompe sus moldes agobiantes. Transmuta sus estructuras vencidas. Señala la falsedad arrasando con sus luces de iones. Rechaza los acrílicos denunciando a esa imitación de la porcelana. La falsificación de la decadencia. Quita el antifaz a una sociedad que ya no se respeta a sí misma, mostrando al mundo cómo nada ha quedado del esplendor antiguo. Esparce por el asfalto todos sus antiguos colores. Y luego Miguel... ¡Con aquellos mismos colores construye un nuevo orden!" -"¿Quieres verme allí?" -"Allí, en esa empresa, estuvieron todos los artistas. Antes y ahora. Pero no eres para mí ninguno de ellos. Pues la creación debe ir a la vanguardia, abriendo caminos"- fue mi conclusión -"Y bien... ¡Qué importo yo ...a nadie!"- expresó él resignado -"Cierto. Quedaríamos ahí, sin tu arte. Y ya no necesitarías más identificarte con un artista. Adquirir su estilo, su lenguaje, sus lugares" -"Lo tomo como una propuesta, Viviana" -"Pero ocurre que además de ello... ¡No quieres que nadie más lo sea! No admites que ningún otro de tu entorno se aproxime a ese mundo ...No... No desechas los acrílicos. No te alejas de las estructuras vencidas. Pero en cambio me destruyes a mí, combates mi fe, mi ilusión, lo que llamas en tu forma peyorativa con el nombre de ...escena ficticia" Miguel enfrentó con fijeza su mirada en la mía. Las profundas órbitas de sus ojos, como abismo irresistible, volviéronse más obscuras. Lucían en ese momento una gran hermosura, como el mejor de sus dibujos, como una creación real o imprevista. Tal vez como una belleza del mal. O del ingenio. Pero yo creo más bien, que tratábase de una oculta debilidad. -"Sí. Destruyes al amigo que se halla a tu lado- volví a insistir -Al artista sensible que cree en la profundidad de tu alma, cuya inocencia poética no le permite entrever que en tu interior vive solamente una divagación. Un abandono sofisticado que no busca más que el placer de un instante. La emoción del momento. El ahora. Nada más" -"¿Tanto así, Viviana?" -"Desmenuzas. Desarticulas. Desordenas. Tienes la gracia verbal para cautivar, y destruyes las confianza interior de los seres de tu entorno. Los sutiles. Los humanistas. Los emotivos. Los rebeldes. Los imaginativos. Los artistas. Los que podrían construir una ciudad nueva" -"¿Y de qué forma soy yo un destructor?... Un maldito"- expresó calificándose con ira -"Te conviertes en un maldito porque te opones a todo cuánto los otros deseamos hacer y vivir. Degradas nuestra energía, fracturándola, desilusiónándonos... ¡Y en ello colocas una savia artística misteriosa, muy destructiva!"- le contesté con fuerza -"Tengo ingenio entonces. Algo al menos me reconoces"- comentó irónico -"Lo tienes. Talento- asentí -Es real. Mal distribuido. En estado crudo. Sin conducta. Sin tratamiento. Virgen. Salvaje. Ocioso..." -"Ya es algo, Viviana" -"Miguel, nosotros somos un poder creativo. No podemos utilizar a la naturaleza tal cual emerge de la tierra. Para sobrevivir, debe elaborarse. Tansformarse, para que sea aprovechable" Miguel había variado nuevamente ¿Cómo definirlo? Se incorporó radiante. Recorrió la habitación. La nube que ocultara al sol había desaparecido. Su hermosa figura recortábase sobre la luz del mediodía, y esa claridad hizo resaltar el color oliva de su piel. Su prestancia era cautivante como modelo para un escultor. El esplendor tibio de septiembre convergía en su imagen, donde el magnetismo brotaba en forma espontánea... y él sabía utilizarlo. -"Te molesta el fuego de mi naturaleza, Viviana. Te atemoriza la energía que he puesto entre los dos, y quieres huir de este amor nuestro que se ha apoderado de tus emociones. Te ha desbordado, Viviana" Dijo aquello tomándome con fuerzas, pero sin pasión. Luego él mismo dejó caer sus brazos, advirtiendo que había comenzado a pensar. -"¿Y qué me dejó el contacto con tu naturaleza, así... en estado virgen"- respondíle -"¡Un deslumbramiento! ...La realidad de un contacto... La piel" -"No. Es imposible, no alcanza para unir dos vidas. Hace falta una dinámica mayor. Es distinto para nosotros que para los seres del monte. Del churquizal. De las punas y las pampas. Nosotros tenemos que elaborarlo todo para que cobre realidad y salga del sueño. O del ensueño. Cuando una relación se alarga como la nuestra, Miguel, debe haber otras realidades mayores que la hagan fructificar" -"¡Creo entonces, que el monte es mi auténtica realidad!"- opinó él con rapidez -"El monte es otro nivel y no es el nuestro, somos humanos. Las piedras. Los insectos. Las aves. Los animales. Los ofidios. El churquizal y el yuyal. Las champas verdosas. El berro flotante sobre el arroyo... dialogan entre sí. Sobreviven en su ley" Sobrevino un silencio. La mirada de Miguel habíase tornado meditativa, y su savia dormida de artista en reposo, pareció prendarse de aquellas imágenes. -"Es la ley que acepto para nosotros y dentro de la cual deseo llevarte a mi lado"- expresó luego él anhelante -"No, Miguel, no es posible. Una libélula circula de una piedra a una mata. La abeja sobrevive a la tempestad hallando refugio bajo una hoja. Los reptiles subsisten entre las poblaciones, pasando inadvertidos para el hombre debajo de pircas y churquis. Pero nosotros no, Miguel, somos humanos. No podemos vivir en esa espontaneidad desnuda. Repitiendo formas. Por herencia de especie. Nosotros somos de herencia divina. De pensamiento y creación" -"Hallo en ello falta de naturalidad, Viviana" -"Pero es real. Fuimos creados como humanos. Nosotros construimos cada uno su espacio, con aciertos y errores... Y no puedes oponerte más a ello ¡No Miguel!" -"¡Viviana! Hay un poder en la naturaleza cruda que he querido comunicarte. Te lo he entregado en momentos hermosos. Con toda mi emoción. Te lo he querido hacer sentir también por las calles bohemias, que tanto te gustan-dijo él emocionado - Dejémosles a otros ese mundo de tareas. Esfuerzos. Triunfos. Torturas mentales y reales... Quedémonos aquí, con nuestra especie bien dotada de artistas, tal cual somos, con todo su entorno natural. Monte. Pampa. Vendaval. Colores. Emociones... ¡Hay mucho para vivir!" En este punto yo quedé callada. No dejaban de emocionarme sus palabras cautivantes. Miguel era aún un artista creativo a pesar suyo, y lo manifestaba en esas observaciones. Sin embargo consideré que mi pensamiento también era válido, y lo expresé así: -"Yo tomo a la naturaleza, pero para elaborarla. Toda aquella magnitud de los campos vírgenes nos agrede- insistí segura de no claudicar -La naturaleza de la tierra en estado puro fue diseñada para otros habitantes, no para nosotros. Debemos adaptarla" -"No lo comparto. Todo cuánto formamos con ella es el símbolo de lo que hacemos también con nosotros. Ella es más poderosa, pues démosle ese dominio"- respondióme él -"¿Has vivido alguna vez en plena sierra cuando los yuyales invaden tu entorno, hasta el borde de tu casa? Yo sí. La yarará reptando se introduce por tu puerta, cuando la halla abierta. El alacrán se cobija en tu cuarto de baño. La hita encuentra refugio bajo tu colcha. Es otra ley. Quizás más temible" -"Quiero dejarla tal cual es"- objetó -"Nunca sobreviviríamos" -"Adaptémonos" -"Miguel, lo que te has propuesto en todo momento, es transgredir una ley humana... Pero aquí estamos y aquí nos erigimos y aglomeramos en un planeta inhospitalario. Pues nos hemos propuesto sobrevivir, recreando a la naturaleza. Construyendo en su entorno. Tal vez transformarlo todo" -"¿Crees que hay arte en ello? Apoyo la preservación selvática" -"La preservación selvática es un deber al que muchos acuden, con real amor. Pero ello no implica vivir dentro de ella como un puma más. El arte es la reelaboración de la naturaleza. El amor también. El triunfo de la belleza está en ese contenido que el hombre puede prodigar a la materia... Y ahora Miguel ¿Quieres destruir una obra de milenios? ¿Retornar al primer hombre? Lejos de todo y de todos. Al monte primigenio. El churquizal de origen" -"¿Quién me lo prohibe?- saltó él enérgico -"Puedes. Sí, puedes. Nadie se opone... ¡Pero irás solo y no conmigo!" Hubo un silencio prolongado entre ambos. Era el momento de introducirnos cada uno en su interioridad, y aceptamos nuestra mutua mudez. El bullicio exterior se adueñaba de la ventana. -"Entre dos puede ser distinto"- me dijo luego con más calma -"¿Dos? ... ¡Dos solos no!" -"¿Por cuál causa?" -"Sería más terrible la soledad. La agresión del medio, y la nuestra mutua... inevitable"- insistí aclarando -"Te invito a compartir conmigo esa naturaleza sin roces. Aislada en un cofre de emociones" -"Nunca me aislaré en un cofre cerrado, ni de oro, ni de plata, ni de estrellas- volví a expresar -Yo sobrevivo y lo hago en el medio humano. Asiento mis pies. Mis manos. Mi cerebro. Y creo hoy, luego de tu regreso, que hasta el más elemental de los humanos puede ayudarme a crear un núcleo. Una esfera. Una ciudad, amparada. Donde se condense la atmósfera necesaria que nos proteja de la naturaleza agreste y agresiva, del escenario original. No pertenecemos a él. Somos individuos reelaborados. Es nuestra herencia. Nuestra deuda. Nuestra continuación"- concluí callando ooooooo Ambos quedamos silenciosos. La calle bullía. El sol penetraba sobre esa quietud de la habitación por una ventana. El cielo sereno nos enviaba su color. -"¿Hace falta suprimir esta fiesta, Viviana?"- me dijo señalando al cielo colorido ooooooo 5 - RECUERDOS Miguel tenía su estilo. Su fuerza. Su increíble poder de sugestión. Aquella naturaleza suya que enternecía de amor o de dolor, pero que borraba el espacio cautivante de nuestra Córdoba bohemia. Era fácil dejarse llevar por ese hechizo suyo, con la independencia juvenil creada en esta década del 70, destructora de moldes añejos. Otra juventud. Nueva. Inquieta. Luego de ello, todos mis anhelos se disolverían entre sus brazos y más adelante, mis fibras iban a quedar prisioneras de sus necesidades. De su imperio. Y a partir de allí comenzar a olvidar las razones que me habían impulsado a formar parte de aquella bohemia constructiva, para disolverme también yo, en la desmaterialización de Miguel.-"¿Recuerdas Miguel?- le dije nostálgica de un recuerdo -Una noche... después de mucho tiempo de conocerte a distancia, una noche de invierno caminamos bajo la atmósfera de esta ciudad... empapada en un rocío helado" -"Sí, lo recuerdo muy bien. Fue un pasaje sutil. Una anécdota casi diluida ¿Dónde quedó, Viviana?- se internó en el tiempo y viajó por él-"Creí verte como un personaje extraño, agudo, inquieto, penetrante. Una esencia de artista flotando alrededor tuyo ¿Recuerdas Miguel?"-"¿Ya nada queda, Viviana?" -"Ibamos juntos y nos acompañábamos. Las calles vacías a esa hora, se abrían delante nuestro como senderos de un final misterioso ¿Recuerdas?" Adormilado por ese ensueño, Miguel me tomó de los hombros, apoyando su cabeza en ellos. Utilizó el momento evocativo, que para mí era tan importante, tratando de exprimirle toda la savia. Y su necesidad de hechizo buscó formas nuevas. Suaves. Pero yo viajaba en pensamiento. -"Recuerdo aquella noche- continué -La ciudad estaba muy fría. El amanecer no tenía prisa y deambulábamos como dos jóvenes nostálgicos, mientras la urbe dormía. Tu mano me pareció una compañía tibia. Tu voz un consuelo fraterno. Y entre ambos creí entrever una estela, la extremidad de un cometa, cuyo núcleo central nos llevaba hacia un encuentro substancioso" -"¿Qué habríamos de encontrar allí?"- preguntó -"Otro orden" -"Para evadirnos de nuestra escena"-"No, Miguel. Para traerlo hacia nosotros y enriquecer todo el espacio. Toda la esfera habitable, donde tántos deambulamos" Miguel volvió a replegarse, abandonando su magia envolvente. Recorrió con su mirada aquel entorno de su habitación. Y depositó sonrisas sobre las paredes cargadas de adornos. -"Pero yo entonces- evoqué -veía mi anhelo propio, y creí que era el mismo tuyo" -"Pertenecemos a la misma generación, Viviana, tenemos por fuerza semejanzas. Identidades comunes- observó él con entusiasmo -Necesariamente vamos transitando por la misma historia. Dejaremos el mismo paso por esta ciudad universitaria. Y nos recordarán como el conjunto de una misma generación con sus peculiaridades. Dolores y logros. Tal como se recuerda a las otras que nos antecedieron"- con estas palabras Miguel adquirió seguridad -"Pero había desde el principio diferencias entre los dos- opiné -Yo intentaba en ese entonces resurgir de un mundo agotado. De costumbres societarias que habían llegado a su agonía. Sin mi culpa. Sin mi causa. Antes de que yo palpitara. Verdades concluidas. Y ésa era mi rebeldía generacional, sin necesidad de proclamas sangrientas. Sigue siendo la meta a alcanzar. Nuestra generación del 70 no es culpable de recibir una estructura vencida ¡Pero somos responsables de nuestro presente y debemos abrir el camino del devenir!"-"Responsabilidad suma... ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a mí" - comentó él -"Porque tenemos deudas con el pasado. Deudas con esta ciudad valiente cuya edificación fue muy difícil dentro de un territorio primitivo y aislado, que lograron realizar familias sacrificadas y estudiosas. Con una Universidad de cuatro siglos levantada desde la nada por los Jesuitas, maestros vigorosos que nos antecedieron ¡Y no podemos ser menos que ellos! Debemos merecer esa herencia, tal como fue en ese tiempo mucho más difícil que el nuestro. Donde sin embargo, marcaron épocas ¡Nosotros somos más ricos aún! Vivimos en un siglo integrador" Nos mirábamos altivamente. Principiaba el planteo de nuestras diferencias y ambos percibíamos ya, la distancia insuperable. -"Has mencionado una riqueza. Quiero verla"- me espetó -"Sí. Somos jóvenes y libres. Elegimos nuestros horarios y caminos, a diferencia de las generaciones anteriores que llevaban sobre sí sellos de ataduras, que ya no existen ¿Es poco acaso?... Piénsalo" -"Voy a pensarlo, te lo prometo, Viviana" -"Nosotros somos muy ricos, Miguel, dueños de esta urbe creativa e ilustrada. Seguros de la propia identidad y sin limitaciones de vida. Con la protección económica de nuestras familias. Con la energía del pensamiento elaborado largamente, en esta ciudad llamada la Docta, como un regalo que los dioses celeste otorgan con placer a ciertas comunidades elegidas. Para probarlas. Pero debemos responder a la fe que depositaron esos seres divinos en nosotros... Y no arrojarlo todo al vacío" Dije aquello con convicción, muy emocionada. Miguel me tomó de las manos intentando calmarme. Me serené, pero seguí mi pensamiento: -"Esa era mi oferta. Mi propósito. Mi espera. La puse entre los dos. Pero entonces ...¡Trajiste la angustia!... Esa insólita angustia tuya" -"Es nuestro 70... Yo no soy el único en vivirla"- contestóme él -"¿Olvidas la libertad que posee nuestra generación? Integral. Es un tesoro incalculable. El preciado bien que todas las juventudes reclamaron a los cuatro vientos por diversos tiempos. Libertad para construir o destruir. Yo elegí la faz constructiva desde el comienzo. Miguel... ¡has elegido la destructiva!" -"¿Estás segura de ello?- inquirió con disgusto -¡No soy un subversivo! No coloco bombas. No busco la violencia ni la incito. Pues hay subversivos de palabra y discurso, incitadores en las aulas, quienes luego se escudan detrás los jóvenes que forman la "carne de cañón", produciendo los hechos físico. Soy testigo. Y después aquél que los ha convencido se mesa los cabellos cuando queda señalado. Porque al no actuar en forma directa, se considera a sí mismo limpio de todo cargo. He asistido a esta escena con sorpresa. Me sorprende la cobardía de los incitadores que se valen de la palabra" -"Pienso lo mismo de esto último, y he sido también testigo de ello. Pero cuando se detiene el estampido de las bombas y los vidrios pulverizados, hay otras formas de estar en subversión"- le respondí -"¡Entonces entra en juego mi angustia generacional!"- exclamó exaltado -"Sí. Tu angustia. Tu deambular juvenil pudo haber tomado un camino más positivo. Podría bien llevado, haber sido un deseo de búsqueda. Un anhelo de continuar hacia delante tras la salida, para atravesar el monte empinado y el río cubierto de remansos. Pero no. Tu angustia era sólo el deseo de quedar atascado e inmóvil en el laberinto, para culpar a todos de tu tragedia ...No...No había tragedia alguna ¡Pero lograste crearla" -"Esperabas de mí la arrogancia de un cóndor"- burlóse Me detuve. La luz del mediodía rebotaba en sus pupilas con chisporroteos inquietos e ingeniosos. Como caricias contenidas en pretéritas escenas. Había perdido mi calma y necesitaba recuperarla. Cuando lo logré, fui continuando de a poco mi pensamiento: -"No era eso- comencé a responderle -Sólo había necesidad de dar aliento a nuestra gente del 70. De dar cauce a nuevas formas, para hacer honor a los antiguos habitantes de esta ciudad que tanto se esforzaron, que nos brindaron un estilo. Y de los cuales hemos heredado esta bohemia, esta ilustración y estos sueños" -"¿Vas a negar Viviana el dolor de toda juventud? ... Es doloroso ser joven" -"¿Por qué lo afirmas? -"Sufre todo joven. Hay un dolor interno. Se ha perdido la niñez apacible y no se adquiere aún la madurez" -"Pero también se posee emotividad, creatividad, ideas, alegría eufórica. Y todas ellas en conjunto nos modelan ¡Pero las has rechazado dentro tuyo!" -"¡Viviana! Es doloroso ser joven... hemos perdido el encanto de la niñez" -"Pero hemos adquirido también otras emociones. Y porque no amas esa alegría juvenil, ves un crimen en la mía. Quieres ahogarla. Asfixiarla. Me impones tu compañía exclusiva. Me buscas en forma posesiva" -"Es así el amor"- aseguró él -"No lo es. Tu magnetismo te magnetiza confundiendo dentro tuyo el sentido del amor, como una forma sutil de expresar tu anhelo de poder. Por ello sientes la necesidad de alejarme del mundo y ocultarme en tu fortaleza, como amo absoluto. Estás muy lejos del amor, Miguel. No te apartas de los demás por una necesidad de meditación, de creación pictórica. Sino por falta de amor. De amistad. De cordialidad. De convivencia... Y también de valentía de parte tuya hacia el mundo" -"¿Valentía? ... ¡No!- gritó -"¿Estás seguro?" -"¡Soy el único entre ustedes que rompí! ...Que emigré... Que partí lejos. Que salí del foso cordobés, nuestra hondonada del centro citadino. Que tomé un aire diferente al de La Cañada. Que me cobijé bajo otra arboleda, distinta a las añosas "tipas"... Y los he encontrado al regresar iguales a cómo los dejé" -"Has dicho bien ¡Rompiste! Sin aportar ideas nuevas" -"¿Cuál es pues tu idea de la valentía?"- insistió Miguel -"¡Huir no es valentía!- opiné yo con fuerza -Emigrar es muchas veces sólo una huida y no una ansiedad de aventura, de crecimiento. No en tu caso. Podrías haberte quedado con nosotros, o irte con Ariadna, poco importaba el cambio de geografía. Todo lo que importaba aquí o allá, era que construyeras. Que dieras marcha al riesgo de pensar, pintar, posibilitar, proponerte nuevas tareas" -"¿Sin importar el cambio de escenario?" -"Sin ello o con ello. Pero no. Te apartas de los demás para que no te obliguen a cumplir tu compromiso frente al mundo. Tu deuda con la naturaleza elaborada" -"¿Es acaso imperioso?"- preguntó Miguel, insatisfecho -"Lo es..." -"Sin aliento" -"¿Y por qué huiste de Ariadna cuando te llevó a su lado? ¿Puedes contestarme?- le interrogué - Yo lo haré... Porque ella te enfrentaba ante tu propia imagen. La seguiste al principio pues creías que ibas a lucir ante Ariadna tu naturaleza cruda, tu magnetismo natural, para cautivarla ¡Pero ella vino detrás de tus colores de artista!" -"Fue duro, desilusionante, también yo lo comprendí emprendiendo el regreso"- aceptó Miguel -"Así fue, y de pronto descubriste con espanto que debías a su lado pulirlo todo. Ofrendar al mundo tu deber para con él. La deuda que tienes por ese don especial que brota de tus manos y necesita elaborarse. Un don que los dioses celestes no ofrecen a cualquiera, pero implica también obligaciones mayores" -"Es mucha carga para mí, pero me hace feliz que me valores al menos como pintor"- sostuvo él resignado -"Posees el don y la deuda. Ella lo comprendió al conocerte. Ariadna vino a tu vera como un mensajero de tu camino artístico, mostrándote el hilo mágico. Pero lo cortaste de un solo tirón y has quedado ahora preso en tu laberinto" -"Ahora me hallo de regreso a tu lado, Viviana"- rumoreó casi para sí -"¿Y yo? ¿Qué soy? Algo muy diferente. Alguien que se niega a permanecer a tu lado" -"¿Me abandonas?" -"Aparto mi vida para salvarla" oooooo Yo estaba ya de pie con mi ropa puesta. Afuera era sol. Luna. Lo que fuera. Era nuestra ciudad. Nuestra amada Córdoba, hoy día doliente, lacerada de incendios y violencias. El 70 habíala perturbado en su docta vida de centenios. ¡Pero estaba yo! ... Sí, yo Viviana aún estaba aquí. Y estábamos todos los noctámbulos de la Cantina Azul para brindarnos. Para devolverle su lírica, sus pinceladas, toda la bohemia con su antigua energía. Una década es una anécdota, como ésta que ahora parte a formar parte de leyenda: Cruel. Satírica. Posible. Hasta increíble. Viviana pertenecía a Córdoba ...Y Córdoba era Viviana...¡Juntas seguiríamos! oooo 6 - RETORNO FINAL ¡Generación del 70! ...¡Cuánto sufrimos en ella!... Con sus aristas. Sus conflictismos. Sus polémicas errantes. Sus vidas inconclusas. Sus sueños incompletos. Miré a Miguel y un cariño suave me inspiraba, ya antes de partir, nostalgia por él. Me inquietaba. Un cariño hacia una naturaleza dotada y perdida, no elaborada, sin esperanzas. Lo observé. Contemplé su encanto natural. Su piel olivácea. Su musculatura. Sus ojos obscuros y bellos. Sus manos largas, finas, cargadas de centelleos. Perceptibles a mí, a mi esencia. Y me quedé un instante observando esa obra magnífica de la especie, ese bronce humano con toque de brillante juventud, que se negaba a reelaborarse. Pero no quise contemplar su espíritu. Su mente. Sus pensamientos y emociones. No quiero pensar que la especie humana sea responsable, también de ellos. No. Hay una responsabilidad que es nuestra, de cada uno. La responsabilidad de naturar a la naturaleza, de reelaborarla. Una responsabilidad que yo asumo. La naturaleza da belleza a la mariposa y fealdad a la araña. Liviandad a la libélula y pesadez al quirquincho. Hace aéreo al choguí y terrestre al la yarará. Unos vuelan y otros reptan sin posibilidades de cambio. O con transmutaciones fijas. Sus procesos evolutivos o involutivos ocupan eras, y no pueden decidirse por un pensamiento individual. Nosotros los humanos, en cambio, partiendo de la herencia recibimos y modificamos en una aventura privada. No somos estáticos. Nacemos y el resto es nuestro. No tenemos la misma ley que los otros, en el mundo animal y silvestre, y podemos modelarlo y modelarnos, ampliar o mejorar. También dejarlo todo a la deriva... como Miguel. Lo miré nuevamente. Pero comprobé que su piel no tenía un diálogo con la mía. Que su aroma no me retenía. Que su interioridad era un vehículo desarmónico, interponiéndose entre ambos, como imagen de un tiempo vivido que había terminado en vacío. ooooooo Cuando la puerta quedó atrás y mi piel olvidó el contacto con la suya, seguí pensando en él como en un agua en apariencias transparente y bella, pero a la que no se debe beber. Pues no es potable. Y es preferible buscar entonces otros afluentes, otras serranías y nuevos valles. Un líquido apropiado. Un escenario indicado. Un vehículo adaptable. Para nosotros. Para los jóvenes que anhelan hallar una puerta hacia el exterior. Para los ansiosos de atravesar las corrientes en busca de otra orilla, como un imperativo de la vida. oooooo La ciudad me aguardaba. Su energía pasó a mi lado como una condensación. Al contemplarla comprendí que debía desgastar una suerte de adherencias fijadas dentro de mi intimidad, entremezcladas y ajenas, durante este vínculo prolongado con Miguel. Los rayos del sol heríanme los ojos. Las imágenes de esas sombras que se proyectan sobre la vereda, con cada caminante, imponían un mensaje. Para mí. Para muchos. Para los deseosos aún de cruzar el espacio que nos separa del devenir. Y aquel era mi regreso. Mi retorno final hacia mi propia naturaleza, que buscaba una reelaboración... La mía. oooooooo ..............FINAL............ SAL Y SOLEDAD..................(época colonial) Era un amanecer blanco. Rojo el horizonte llano. Blanco, muy blanco el suelo. Blancos los cabellos y los rostros. Las ruedas y los ejes. La larga caravana toda blanca. Cada una de las puertas y el vestuario de los cocheros. Las negras pestañas y las negras manos estaban blancas. La sal las había cubierto en su manto blanco, durante largas y negras noches iluminadas de blancas estrellas.El horizonte emergía rojo con el alba, coloreando aquel mundo blanco de sal y soledad. Sal. Siempre sal. Los rígidos cabellos de Félix sobresalían de su cuello, el cual giró casi involuntariamente para sacudir los cristales blancos. Alborotó su cabellera. Su ropa. Su incipiente barba. Saltó al suelo y dióse palmadas en el traje de lino paraguayo, levantando una nube blanca. Más sal. Mucha más sal.Entonces divisó con una ilusión desmesurada, el rancho grande de la Posta, hecho en adobe y paja, que emergía ante su vista como un milagro surgiendo detrás de la salina. El rancho grande circundado de una ranchería menor y aún más pobre, hallábase ahora muy próximo de él... Igual a una visión aérea en aquellos confines del mundo conocido. En ese desierto blanco donde la visión parecía haberse evaporado, bajo densos mantos de sal y soledad.Atrás, muy lejos suyo -pensaba ahora Félix- había quedado aquel mundo cosmopolita y convulsionante de Potosí, con sus escudos y sus fastos. Con todo ese esplendor áureo y rico del Alto Perú festivo. Mientras a sus pies, extendíase el manto blanco y la noche espesa que lo transportara entre sed y aridez, cruzando en caravana la Salina Grande por el extenso Camino Real, tantas veces mentado. Y allí frente suyo en la inmensa soledad blanca, erguíase heroico aquel milagro del «rancho grande» de la Posta, solitario detrás de la salina. Para Félix en éste, su primer viaje al Alto Perú, el pobre rancherío que supo despedirlo meses atrás con su cuota de sequía y salinar, era ahora de regreso, luego de traspasar el desierto blanco, un milagro venturoso.¡La Salina Grande! Más grande de lo que siempre la imaginara durante largas y recientes tardes de estudiante «monserratense», acunado por corales de ranas junto al Calicanto cordobés. Y ella habíase apoderado de él... La Salina Grande. Poderosa. Brillante. Imponente. Majestuosa. Árida. Seca. Blanca. ¡Qué distinto era regresar a ella desde Potosí, que aventurarse hacia ella desde Córdoba del Tucumán!Antes, al partir, representó el comienzo de la excitante aventura. La travesía por el desierto blanco y su llegada a un mundo nuevo, al escenario rico y cautivante del Alto Perú.... Y ahora, en cambio, era el final de esa exótica experiencia por ciudades cosmopolitas separadas mediante una salina, de Córdoba, la apacible ciudad-monasterio de los Jesuitas........................................La caravana lenta, pesadamente, muy blanca, fue acercándose a la Posta. En su desgastante acento, las carretas que en el viaje de ida se cargaron con productos del Tucumán -cueros secos, harina, bizcocho, carnes saladas en forma de charqui y el Vino del Rey de Jesús María- volvían ahora repletas de plata potosina en enseres graciosamente labrados. También abarrotadas por el Mercado de Charcas con telas paraguayas, sedas de Manila y tejidos cuzqueños.Crujían lastimeramente los ejes. Lloraban heridos por los cristales blancos. Pero el rancho grande los aguardaba siempre, los bendecía y los amaba, haciendo que los caravaneros ansiaran reencontrarlo ...Año a Año... Y en éste, el primer año de caravana para Félix -altivo, novato y gallardo- la emoción que producíale aquel pobre rancherío al pie del salinar, justificaba todo esfuerzo. Era el premio merecido por atravesar el páramo agobiante, como si los fastos de Potosí y la elegancia de Chuquisaca, hubiesen sido apenas un sueño poco creíble a estas alturas de los acontecimientos. Félix prefirió adelantarse a pie, sacudiendo y empujando de su asiento a su amodorrado mulatillo Perico, quien malhumorado como lo era habitualmente, debió acompañarlo. Por costumbre y hábito, por exceso, Félix hizo caso omiso de sus quejas y volvió a prometerle nuevas dádivas. Perico, con sus manos negras y resecas de sal, ajustó su pistola al cinto. Dio un salto temerario y felino sin usar la escalerilla, y ambos jóvenes acercáronse caminando al rancho grande, alardeando juventud...........................................Amanda estaba en la puerta y dio aviso a los rancheros. Se tendieron ponchos en el suelo colocándose la gran mesa bajo el parral. Bebían los bueyes y se refrescaron. Descansaban las mulas y los caballos. Reposarían las lanzas del gauchaje que custodiaba a la comitiva. Aireáronse los aperos. Sea aseaban las carretas y el carruaje privado de Félix.En la extensa siesta los caravaneros sacudieron la sal de sus rostros y ropajes, mientras Perico daba órdenes requisando una a una las carretas... Félix contempló al sol en su poniente. La jornada especial iba concluyendo. Amanda adornábase con una mantilla filipina color crema de bordados chinescos, que le entregara Perico por encargo de Félix. Su rostro mestizo lo observó desde lejos. La noche caía y hacia el horizonte rosado, la soledad del paisaje ocultaba su inmaculada blancura.Perico condujo a Félix hacia la habitación exterior donde Amanda se acicalaba. Sentían ambos jóvenes al caminar hacia allí, junto a ellos el sereno nocturnal, fresco, espeso y tibio. La techumbre de la galería en aquel rancho grande estaba ornamentada con faroles de velas, semejando en su amarillento resplandor, a tucos gigantes. Jolgorio de Posta llena, con cánticos de caravaneros. Por la ventana del cuarto de Amanda se recortaba un carminado anochecer, donde su figura se delineóse mostrando a Félix sus formas contorneadas. Sobre una mesa la llama derramaba cera.Amanda acarició la seda de Manila que cubría su cuerpo y fue a recostarse sobre la cama. Félix desenrolló la cortina de esterilla ocultado el cuadro colorido de ese anochecer, yendo después a sentarse en el borde donde ella reposaba.Estaba por fin frente a ella y podía contemplarla sin disimulo. Era la misma joven, de una edad semejante a la suya, que salió a despedirlo en la partida y que hallábase junto a la puerta a su regreso. Una figura transparente y mestiza. Silenciosa y huraña. Esquiva y entregada. Yacente frente suyo y cubierta por una mantilla de seda oriental, que él extrajo de sus arcones procedentes del Alto Perú. Una pieza de lujo destinada al apartado Tucumán del Suquía, que faltaría más tarde en el recuento.Pero él gozaba con verla extendida en su color crema y orlada de flores chinescas, cubriendo las formas insinuantes de aquella joven silenciosa del desierto blanco. Amanda continuaba muda. Félix se irguió acodándose contra la pared para contemplar ese cuadro insólito de pobreza y lujo. De adobe crudo y seda chinesca. De silencio y salinar. Luego volviendo al lado suyo le despejaría la cara de algunos cabellos rebeldes, que la mestiza dejaba sueltos. Desprendió uno de ellos y a la luz zigzagueante de la vela pudo verlo brillar con fosforescencias de oro. Con sus dos manos le descubriría totalmente la frente, admirando sus raíces con engarces casi dorados. Y jugó con esos cabellos lacios, entrencados y obscuros, decorados por aquellos reflejos rubios.Félix fue hasta la mesa proyectando su sombra contra la pared de adobe, y levantando de ella la vela, la aproximaría a la joven para contemplar mejor aquel rostro de rasgos intrigantes. Pasó su dedo índice por el arco de las cejas de Amanda. Detuvo la luz frente a sus pupilas entreviendo los ojos acerados de un escondido tinte azul. Marcó la línea del perfil y la boca, descubriendo la pálida piel de la mestiza.Con su mano libre fue retirando la mantilla hasta despejar los senos abultados, las caderas angostas, la piel casi perlada. Sostuvo su mirada en los pezones observando la aureola color rosa. Olvidó entonces las trenzas indias de su cabello. La aridez de la salina y el escenario aborigen que la rodeaba.Amanda no estaba ya ante su mirada en aquella soledad blanca. Amanda tenía los ojos más claros aún. Sus pupilas dilatadas, de un celeste tenue, eran semejantes a las de Félix. Sus cabellos más rubios y su piel pálida más blanca. La contempla tal cual era. Pero volvíase más clara, menos mestiza, más vascongada...casi como Félix. Se identificaba en ella. Tomó sus manos fuertes y duras, comparándolas con las suyas. Eran manos grandes que evidenciaban ancestros de antiguos marineros vascos, llegados al Tucumán en el reinado del Rey Felipe, trepados a los mástiles de las carabelas.De pronto Félix en un gesto rápido y con movimiento precipitado, apartóse de la cama de Amanda, yendo a acomodarse hacia el rincón opuesto de la habitación del pobrísimo rancho. Olvidó entonces a las carabelas de sus antepasados, a los rudos marineros vascos que llevaba en sus genes absorbidos en un tiempo sudamericano y distante... Y que creía adivinar en aquella mestiza, con su cabellera en reflejos de oro y ojos acerados. De aquella mestiza de pezones rosados y caderas lisas.Ahora veía en Amanda su esencia aborigen, cargada de espesas y obscuras trenzas, con silencios graves. Su identidad con la Pachamama. Veía la sal correr por su piel de poros marcados y la línea enérgica del perfil, casi aquilino. Su pupila semiclara llevaba párpados pesados y el conjunto, nada tenía de familiar al propio Félix, siendo en cambio de una identidad plena con el desierto blanco. Pero Félix tampoco se hallaba más en el lugar. Ya no era él quien contemplaba a la joven del salinar. No era él, el hijo del encomendero Don Félix de Larrea, sino su padre, Don Félix mismo... En un día de retorno del Alto Perú veinte años antes, agobiado por el paso de la Salina Grande y ansioso de subsistir luego de la travesía. Instalado bajo las arcadas de ese rancho grande de la Posta y en esa misma pieza de adobe, dispuesto a procrear una mestiza en una noche refrescada. En un atardecer violeta y a punto de partir hacia la ciudad del Suquía.Félix se acercó nuevamente junto a Amanda, comparando otra vez sus manos con las suyas. Su cabello, la línea de su ceja, el corte de su rostro, el trasfondo azulino de sus ojos. Era, sería siempre, estaba realmente convencido. Amanda, la hija de la salina, del rancho grande de la Posta: era su hermana... Y ella ahora, también lo sabía... La caravana que retornaba todos los años en la misma fecha del Alto Perú, habíale traído como siempre, un valioso regalo.----Don Félix de Larrea ha muerto --le dijo-- Yo soy ahora Don Félix...............................La caravana estaba limpia, sacudida, pronta. Perico recorrió las carretas. De su cargamento intacto sólo faltaba una mantilla de Manila. Todos se despidieron hasta el próximo año, pues Córdoba del Tucumán los aguardaba. Había transcurrido mas de una jornada desde el arribo a la Posta y ya ella, solitaria, comenzaba a añorarlos. Esa hora de la Oración anunciaba una travesía nocturna guiada por la Cruz del Sur, entre arreboles carminados.Félix habíase vestido con un ropaje impecable. Los bueyes, las mulas, los caballos, se hallaban frescos y relucientes. Y partieron con ansias de retorno luego de abandonar la sal y la soledad. A lo lejos, junto a la puerta del rancho grande en esa Posta, la figura de Amanda envuelta en una mantilla de seda oriental color crema y ornamentada con flores chinescas, íbase desdibujando de la vista de todos.Silenciosa, arisca, hija del tiempo y de la historia... Habitante del desierto blanco, desde siempre y para siempre................................Alejandra Correas Vázquez.................................. LA FARAONA RUBIA...........................No tenía veinte años aún Tuthmosis IV (abuelo de Akhenatón, 1500 AC)) cuando nuestro personaje recibió la Doble Corona (la roja del norte y la blanca del sur) haciéndose cargo del Faraonato, al que él iba a transmutar por completo. E hízose cargo con el fuego de su juventud, de un país que era todo un ejército enardecido y en movimiento. Los países vecinos pensaban sobre Egipto en términos de rechazo, debido a las invasiones y abusos que su padre y abuelo habían cometido anteriormente. Pero él habría de cambiarles a todos (propìos y vecinos) ese mal concepto, logrando intercambio de embajadores. Previamente al asumir, debió ponerse a la cabeza de aquel ejército. Primero hacia Medio Oriente y después hacia Nubia, (Kush). Pero a su regreso volvió cubierto de pactos de paz, que ya no se alterarían por más de un siglo.Podemos imaginarnos estos muy curiosos pasajes de su vida, cuando el esbelto y refinado monarca recién llegado al trono de Egipto, debía acampar entre feroces guerreros que hacían temblar desde hacía medio siglo, a todas las naciones de su época. Tal como Marco Aurelio escribía tratados de filosofía en su carpa de campaña, al frente de los ejércitos romanos. Pero Tuthmosis IV tuvo una suerte mucho mayor, pues impuso su personalidad sensible all imperio egipcio y los países vecinos.Hemos de destacar ante todo, su profunda capacidad diplomática que fue la llave de su triunfo. Sin embargo, determinar tratados de paz con los países orientales que nunca habían querido la guerra, no revestía dificultad alguna. Es más, lo anhelaban. Pero ahora encontrábanse los egipcios, junto con este paladín del pacifismo, que ellos habían dejado de ser los agresores, para enfrentarse ante el peligro de los bárbaros recién llegados a su historia... las primersas hordas arias...¡Mitannia!... Y este peligro amenazaba en común a todos. A los hombres del Nilo tanto como a los del Medio Oriente.............................................La invasión. El saqueo. Los incendios. La hordas indoarias que ya destruyeron la civilización de Sumeria en el año 2.006 a. C. avanzan ahora sin piedad dejando a su paso la desolación. Es el "Malón", tal como lo hemos conocido en el Cono Sur sudamericano...Y allí están, son los mismos en herencia de milenios. El salvaje siempre es igual y no respeta trabajo ni orden, aunque tenga otro color de piel . Son ellos los bárbaros al igual que los temibles caciques de Argentina : Pincén, Calfulcurá, Saldán, Catriel, Namuncurá. ...Pero... los mitannios ¡Son rubios! De bellísimos ojos celestes, piel rosada y manos blanquísimas. Sus mujeres, feroces y salvajes valquirias, tienen una belleza deslumbrante.Los maloneros de Mitannia no dejan la hierba crecer a su paso y cuando en el futuro (dentro de un siglo más) avancen sobre las civilizaciones paquistanas del Valle del Indo, destruirán las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Hablan el idioma persa. No saben vestirse ni lavarse. Cuatrerean simplemente, como Pincén o Saldán. Pero con la ferocidad de los primeros malones.¡No! ... El joven Tuthmosis no ama la guerra y desea terminar con ella. Suprimirla. Pero los feroces guerreros indoarios de Mitannia avanzan hacia él con premura y sin tregua. Poderosos en su orgullo de maloneros triunfantes (de bárbaros blancos como los que invadieron Roma), los mitanios se sonríen ante la vista de Egipto. conscientes de su superioridad bélica, frente a un país ahora pacifista...................................................................Tuthmosis piensa. Heliópolis piensa. Sus esperanzas pueden esfumarse como una bruma. Todo este proceso de esplendor humanista y pacifista que va resurgiendo de las cenizas, es el triunfo de On, el monasterio heliopolitano que lo ha formado. Sus misteriosos monjes anhelan demostrar a los testigos de su época y a los espectadores del futuro, que los hombres pueden progresar, gozar, enriquecerse, cosechar, construir, prosperar y amar; viviendo en una coordinación equilibrada.Este monarca que ahora representa a Egipto -un muchacho- tiene la edad de los remeros, de los bailarines, de los acróbatas, de los aprendices Pero ha asumido responsabilidades mucho mayores a todos ellos juntos. Ha renunciado a su propia juventud como tal, para vivir otra juventud, la juventud de una propuesta. Tuthmosis IV personifica con su cargo de faraón al conjunto de ideas e ideales del cuerpo directivo de Heliópolis, encarnados en su persona. Y él no está dispuesto ahora -cuando se han logrado tantos avances en materia internacional- a retroceder y caer en el juego de los belicistas.Por los caminos de un pasado pretérito que nadie quiere recordar, vuelve la barbarie que asoló en el año 2006 a.C. a Sumeria y Babilonia ...Ahora es el siglo XVII a.C.... Han pasado tres siglos y los bárbaros reaparecen nuevamente con todo el vigor de su raza primitiva, tal como sucedió con Roma. Otra vez las hordas indoarias emergen por el horizonte desparramando pánico. La historia está presta a enfrentar a todos ellos, de nuevo, con la desolación. Aquélla que llevó al rey asiático Ibsha junto con su pueblo, a pedir refugio en Egipto, allá por el siglo XX a.C. En el mismo tiempo que el bíblico Abraham refúgiase también con su familia, en la corte del faraón Amenemhat II de la dinastía XII. Un coro de espantos acuden a su memoria desvelándoles la esperanza. Como una sombra irresistible, los fantasmas de Ur acuden a sus recuerdos entre lúgubres llamaradas..............................................Inmutables en sus preceptos, los heliopolitanos son empero, muy fértiles de imaginación y acuden siempre a soluciones pragmáticas. Serenos y pacientes ante las calamidades, son por otra parte, agudos y rápidos en los cambios de frente. Dueños del poder actual de Egipto, sortearán la amenaza con un pase genial. Tanto como inesperado.Heliópolis ama a Egipto y no quiere perderlo, dejarlo en manos de la invasión. Los hombres del Medio Oriente que han pactado Paz con el joven Tuthmosis, descienden a su vez por su parte, de aquéllos hombres civilizados que abandonaron Sumeria y Babilonia, ante el avance depredador de bárbaros indoarios. Pero ahora, en la "media luna fértil" ya no quieren abandonar este escenario nuevo que ha sido su hogar en los últimos siglos ...¡NO!.. Ya no quieren emprender aquel angustioso éxodo de la emigración masiva. Desde que llegaron allí, ellos desean aclimatarse, detenerse en su loca fuga. Como si un resabio interior, como si una voz de la especie, se los comunicase. Es notable la facilidad con que ellos dejaron Mesopotamia sin regresar (no hay más noticia del pueblo sumerio) en el año 2006 a. C.. y el empeño febril que tienen en este nuevo alojamiento. Tanto como en el "pie a terre" que de alguna manera u otra, han puesto en Egipto. Tal como las tenazas de la "enamorada del muro" que se empeñan en resistir a cualquier precio. Se rescata de ellos, que son adeptos al Nilo. Después de fracasar a tener faraones propios (se apropiaron de Egipto en la dinastía XV con los Reyes Hiksos y el bíblico José) continuaron con el deseo de nunca desvincularse de él. Perseguidos o aplaudidos, los hombres del Medio Oriente durante estos siglos, parecen como hechizados por el Nilo, no comprenden la vida sin su cercanía.Pero nada parecía posible, para hacer desistir a estos maloneros mitanios indoarios de invadir Egipto (presa ansiada a la que ellos veían fácil de lograr y que realmente les interesaba saquear)... No pudiendo hacerlos retroceder y viendo el proceso incontenible que avanzaba hacia ellos en forma trágica, los políticos heliopolitanos van a salir a su encuentro. Forjarán un nuevo concepto : ¡Transformar a Mitannia, culturizándola, en su aliado político! La resolución es sorprendente. Sólo los hombres de mucha garra política pueden concebir un juego diplomático de esta naturaleza, ante el estupor de todos los testigos de su tiempo. Por su oposición frente a la guerra, ellos harán de Mitanni (tribu nómade que ocupaba un lugar recientemente invadido, como una toldería ranquel) el defensor más grande que tuvo Egipto nunca en sus fronteras. Mitannia en adelante defenderá al Nilo contra todas las otras hordas bárbaras. Será el feroz guardián del Faraonato, sacrificando en su empeño hasta la vida de su propio rey, en una de estas clásicas refriegas entre indoarios. Pues demostró que, a pesar de su primitivismo, era capaz de una profunda y admirable lealtad (distinta a la experiencia posterior que tuvo Egipto con los hititas).El salvajismo de Mitanni radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada de ellas. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto a Tuthmosis IV... Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por "Kukuli, del país de Mitanni". Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: "Yelmo", por ejemplo.Pero no era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes, de renunciar al botín. Sin embargo el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los de la "media luna fértil", esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona ... ¡Y lo hizo!... Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia e iba a cumplirlo.Como clave de todo el proceso (que habría de sellar el pacifismo largamente aguardado, en forma efectiva) figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitanni, de este peligroso pueblo bárbaro indoario. Ello involucraba la Paz para la civilizació con. un devenir lleno de esperanza. Se abrió de pronto un nuevo capítulo para esta dinastía XVIII, presta siempre a adaptarse a los tiempos. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe heliopolitano, al que vimos llegar de improviso a la corona avalado por el Dios-Sol-Esfinge. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia. Con audacia violaba el principio de preservación genética del Faraonato... ¡pero salvaba a Egipto!...................................................El rey Artatama se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero -dicen las crónicas mitannias,-no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con tales presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros indoarios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia.Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza -la aria- que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. (Brillo cultural europero del cual todavía hoy dependemos). Consultó el jefe mitanio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el "Sí". Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia. La faraona rubia. Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. Este matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. El empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando... ¡Porque hay que salvar a Egipto!.....................................................Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo, más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma. Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. Así era Mutemuia. Blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo, faraón Tuthmosis IV.La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas, que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, asombraba con su estampa vigorosa esa corte amante de las finezas. Y a su lado Tuthmosis, morocho, casi de piel rojiza, ojos y cabellos negros, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras a su lado Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida y recién llegada de la toldería.Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del príncipe heliopolitano y atrajo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis educado para la estética -que por entonces tenía poco más de veinte años vibrantes de juventud- inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos estéticos (luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia). Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol...............................................Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una "prima donna" asombraba.Por el contrario, todas las tradiciones arias nos hablan siempre del bel canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los "cantos de guerra", son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia, la faraona rubia..Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo más tarde -el famoso faraón Amenofis III llamado "El Magnífico", padre de Akhenatón- se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras.Mutemuia había llegado a Egipto en el momento preciso, en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo :"Con su voz hace feliz al mismo Dios"........................................Alejandra Correas Vázquez....................................... P A C H A M A M A..................(La Diosa de LasAltas Cumbres).......................Cuadro SimbólicoConCinco Personajes(En esta primera escena vemos al Tâta Viejo con traje de estanciero elegante, bombachas, chambergo y botas negras, poncho de alpaca y rastra de plata. Junto a él se halla Pachamama con vestiduras largas y obscuras, lleva un velo violeta sobre el rostro. Su figura es juvenil y su voz de mujer adulta. Nunca se le verá el rostro)PACHAMAMATus nietos parten hacia la ciudad Tâta Viejo ¿Nadie de tu sangre queda a tu lado, aquí en tu Estancia de las Altas Cumbres? ... Quedamos solos, los dos nuevamente.TATA VIEJONo te daré ese gusto, Pachamama... tu amistad es muy rica, pero muy posesiva ¡Tengo un nieto conmigo aquí en la sierra! En nuestros campos, tuyos y míos.PACHAMAMAVeo partir a todos, los llama la ciudad. Olvidarán a nuestra sierra lejana e imponente... Las Altas Cumbres.TATA VIEJOGabriel es mi nieto ¡Y bien lo sabes mejor que nadie! Sí, él lleva mi sangre.PACHAMAMA¿Vas a reconocer al bastardo de tu hijo muerto? Tus otros nietos ignoran por completo, que Gabriel es también tu nieto. Un nieto "guacho", ilegítimo. Aquí en tu Estancia, él sólo es un boyero.TATA VIEJOCreí que pudiera ser tu preferido, lleva sangre serrana.PACHAMAMA¿Por qué hablas por mí? Soy una diosa y tú un mortal.TATA VIEJOPues dime Pachamama ¿Quién conservará la tradición de este suelo, mejor que él? PACHAMAMANo tengo preferencias, Tâta Viejo. Rijo sobre la tierra y sus riquezas, desde los orígenes innombrables. Me sirvo de los hombres y no me importan sus razas. Pueden cambiar de idioma y de color, pues todo ello me es indiferente. Sólo me importa su servicio y sé premiarlos ¿Acaso no me conoces? ¡Llevamos tanto tiempo juntos! Arrullé tu cuna y te permití hablarme. Te encuentras entre los pocos que conocen mi voz y mi rostro... pero tu herencia me preocupa ¿Quién quedará detrás de ti para servirme? Parece que lo has olvidado... ¡Soy eterna!TATA VIEJO¡Siempre posesiva! Te he dado mi vida y te daré un nieto. Quedará mi herencia.PACHAMAMABien conoces que nada me importan las especies humanas y sus vidas. Pero protejo a aquél que me sirve y me fructifica ¡Soy amiga leal! Y te lo he demostrado muchas veces. Intento pues ayudarte, Tâta, invitándote a una reflexión ¿Lo encuentras tarde?TATA VIEJOTienes poder para dar y proteger, pero sabes destruir en igual manera ¿Cómo puedo asegurarme de que no destruirás mi especie, amparada en el derecho potencial de Madre-Tierra? ¿Qué te propones?PACHAMAMAQuizás salvar tu especie.TATA VIEJONunca lo harías. Sólo nos usas. Soy tu siervo y por ello me amas, he sido tu niño, tu joven, tu hombre... Pero hoy ya soy tu anciano.PACHAMAMAUn estanciero siempre es un siervo de la Pachamama.TATA VIEJOLo admití desde el comienzo. Pero no sé si entregarte a Gabriel es salvarlo o condenarlo, pues él lleva herencia doméstica e indómita. Elaborada conmigo y mis genes, junto a su sangre de mestizo y guacho. Mi herencia obediente a tus designios a la par de su ancestro nómade y arisco. Pues esta tierra la cultivamos por primera vez los estancieros. La síntesis que hay en Gabriel puede ser un riesgo y yo lo amo demasiado.GABRIEL¿Por qué habla solo, Patrón?TATA VIEJOHablo conmigo mismo, Gabriel... Hacia allá lejos nos saluda mi nieta Graciela, quien parte de aquí junto a sus primos, para ir a estudiar a la ciudad.GRACIELA¡Adiós Tâta! ... ¡Adiós Gabriel! ... Yo no me he ido, no.(sólo se escucha su voz)PACHAMAMA¿La escuchas Tâta Viejo?TATA VIEJOLa escucho por tu oído, como escucho tu voz en el atardecer de la sierra. Pero Graciela ya no se encuentra viviendo aquí con nosotros, retozando por la serranía.PACHAMAMANo. Es el duende de Graciela flotando sobre el espacio inconmensurable de la sierra. TATA VIEJOSu vida ha sido cambiada.GABRIELYa ella no me buscará más, para conducirla al galope por el monte lleno de peligros. No seré yo más el héroe que siempre la salvaba de amenazas constantes, en medio de la maraña agreste y espinosa, en las horas silenciosas de la siesta.GRACIELAEs aquella la vida que para mí no habría de volver. Aquélla tal cual era... tal cual fue tanto tiempo.PACHAMAMA¿Los oyes Tâta Viejo? Están descubriendo mi poder, mi atracción, pero aún no me encuentran.TATA VIEJO¿Qué harás si no te hallan?PACHAMAMANo puedo darme el lujo de dejar una tierra inerme a las contingencias caóticas de los hombres.TATA VIEJOEllos son lo mejor de mí y yo he sido tu siervo adicto muchos años... ¡Algo me debes!PACHAMAMAUna Diosa no le debe nada a ningún humano. Pero me gustas y no quisiera perder tu estirpe, tu talento, tu constancia.TATA VIEJONunca tendrás el corazón sensible de un mortal... pero me es imposible rebelarme. Entre tu fuerza y la mía, siempre prevaleció la tuya. Obedezco una vez más. Son tuyos ¡Decide!PACHAMAMALo haré. Pues Graciela me evoca a la distancia. Ella añora mis valles y quebradas, mis pampas y vertientes, ese pasado perdido que allá en la vida citadina ha perdido.(Graciela entra nuevamente por la izquierda reuniéndose con Gabriel, quien la abraza. Ambos están cambiados, ella en atuendo ciudadano y él con un elegante poncho de alpaca)GRACIELAAquí estoy, Gabriel. (se sientan)GABRIELEstamos nuevamente juntos, Graciela, aquí en la sierra ¿Qué amas en mí? ¿Al hombre? ¿A un símbolo? ¿A la sierra? GRACIELATe recuerdo, Gabriel, cómo eras en aquel momento de mi partida, quizás mucho más que como fuiste después, cuando creímos engañosamente estar más cerca. Uno en los brazos del otro...GABRIELNo has valorado el amor de hombre que te di y continúas atada a nuestra infancia ¿Por qué rechazas al hombre?GRACIELAEra entonces en aquel atardecer de nuestra despedida, cuando realmente estábamos en mutua compañía. Porque en aquel momento que sería el último de nuestra infancia, yo estaba más cerca de ti porque también estaba más dentro de mí misma, identificada con este paisaje que nos acunó... Más cerca y unidos que después, cuando intentamos recobrarlo todo luego de regreso imposible.GABRIEL¿Por qué imposible, Graciela? Nos hemos amado bajo el marco de la sierra, la arena, la mica, la champa, la penca, el murmullo del arroyo, el canto de las chicharras ¿No era acaso lo que buscabas al regresar aquí a las Altas Cumbres?GRACIELANos hemos amado, Gabriel, pero hay un mundo que no recobré nunca... Quedó perdido para mí en aquella despedida y tu pasión de hombre no ha logrado devolvérmelo, aunque aquí se encuentra y lo sigo buscando en tus brazos.PACHAMAMAGraciela me pertenece.TATA VIEJOEs verdad. Ella te está buscando, Pachamama. GABRIELAhora soy un hombre y no un niño. Soy un nieto más del Tâta Viejo, y ya no soy un boyero ¿Es eso lo que encuentras diferente? GRACIELA¡Hay muchas diferencias más! ... Yo ahora soy muy diferente, Gabriel, la ciudad me cambió. Ya no escucho el susurro ondulante que sacude las arboledas del contorno.PACHAMAMAEse susurro es mi voz. Puesto que siente el vacío de mi ausencia, se halla muy próxima a mi presencia.TATA VIEJOPero te busca en la forma de Gabriel.PACHAMAMAPorque él lleva sangre serrana.TATA VIEJOTe oí decir que nada te importaba la piel humana, pero puedes valerte de ella... ¡Cómo nos utilizas!PACHAMAMA¿Esperabas algo distinto? Válido para mi mundo ¡Sea!TATA VIEJOPoderosa y posesiva ¿Quién te detiene?... nadie. GABRIEL¿Qué veías en mí, Graciela, en aquel atardecer de tu despedida? Te ayudaré a buscar tu enigma.GRACIELATenías el esplendor de la naturaleza serrana que nunca ha perdido su esencia original, virgen en su poder ancestral, pura y cautivante como los brotes nuevos de los árboles.GABRIEL¿Lo crees así? Sin partir de aquí... ¿he cambiado? Será porque entonces yo no sabía que teníamos el mismo abuelo.GRACIELASí... ahora sabemos que el Tâta Viejo es el abuelo de ambos. Quizás por ello no somos ya, tal como fuimos.GABRIELAntes era mi Patrón y siempre le fui adicto, pero ahora soy su nieto. Es cierto... ¿Hay algo más?GRACIELAHabía algo más... Eras la sobrevivencia de un mundo antiguo cuya identificación con la sierra provenía de una voz de la especie, más profunda que todo lo que te unía a nosotros, los numerosos primos.PACHAMAMATienes razón Tâta, ella me busca en la piel de Gabriel.TATA VIEJOYa soy viejo Pachamama, nos completamos mucho.GABRIEL¿Y cuál era mi atractivo? ¿Por qué te fascinaba más entonces que ahora, con mi pasión de hombre?GRACIELAEstabas incorporado al monte por una procreación nacida en el origen del espinillo, con sus copos de oro. Y el monte se revelaba contigo contra el cemento y los motores, que a mí me llevaban hacia la ciudad.GABRIELSiempre me he quedado en la sierra junto al Tâta Viejo, dentro de su Estancia. Pero ahora soy también yo aquí un Patrón y tengo responsabilidades en ella... ¿Allí radica mi cambio?GRACIELAQuizás... ya no eres libre como una corzuela.GABRIELSólo el monte espinoso puede ser tan libre.GRACIELAHoy creo que por ello tu despedida fue tan rápida y corta. Y en el bullicio que formábamos todos los primos con nuestra partida y nuestros equipajes, dejaste atrás tuyo galopando una estela de polvo que te ocultó rápidamente de nosotros, antes que lo comprendiéramos. GABRIELUn serrano no cultiva la tristeza.GRACIELA¡Una voz!... una conciencia más fuerte que el poderío mecánico de este mundo, te lo había dicho todo.PACHAMAMA¡Mi voz!TATA VIEJO¡Mi herencia!PACHAMAMAMagia y misterio en el poder omnímodo de la PachamamaTATA VIEJO¡Vanidosa!GRACIELAEra el último verano de nuestra infancia y sólo lo comprendí ese día de mi partida, cuando se perdió tu silueta al galope en una dirección diferente, sin explicarnos nada.GABRIELGalopaba al encuentro del Tâta Viejo para quedarme con él, ya en forma definitiva... ahora es también mi abuelo.GRACIELAEs nuestro abuelo. No ha cambiado el Tâta Viejo, sí nosotros.GABRIELNo puede cambiar un estanciero porque no cambia la Estancia... será siempre campo, sierra, siembra, mica, arroyo, vertiente, creciente, luna, ganado, choclo. GRACIELACon todos sus símbolos, como su siesta mateando bajo las parras y frente a su sierra y hablándonos con los ojos cerrados. Pero hemos cambiado nosotros, Gabriel.GABRIELA nosotros nos tocó, trocarnos y retornarnos.GRACIELA¿Lo crees?GABRIELLa Estancia continúa en este lugar y nosotros adentro de ella, al pie de las Altas Cumbres.PACHAMAMAGabriel no me busca, ya no me oye, nunca me ha visto, pero me encuentra y se siente en mi seno.TATA VIEJO¿Serás generosa con él o peligrosa? Nunca es posible conocerte bien.PACHAMAMAEs tu estirpe y quiero beneficiarme con ella.TATA VIEJOTodo lo puedes, pero reclamo mi papel de Tâta Viejo.PACHAMAMA¿Te crees generoso porque has provisto sangre humana para trabajarme? ... Yo la puedo rechazar o premiar.TATA VIEJOPero no podrás quitarme los ritos de mis nietos.GABRIELYo lo escuchaba de niño en su rito siestero, los ojos cerrados y relatándonos historias troyanas bajo las parras ¿Recuerdas Graciela? El mismo encanto que hoy él mantiene en esta sutil serenidad serrana.GRACIELATe entregó su tierra y te entregó a la sierra. Pero nunca te has preguntado cómo te veía yo, cómo te veíamos nosotros tus primos ¿Te has preguntado por qué todos en conjunto te seguíamos?GABRIELNunca lo supe y lo tomé como una dádiva del Tâta y de esta sierra.PACHAMAMAHabla de mí.TATA VIEJO¡Vanidosa! Habla de ambos.GRACIELALlevabas dentro tuyo un hechizo, como si el sello serrano se hubiese hecho carne en tu especie. Siempre abrías la marcha por correrías montaraces. Y luego imponías mutismo junto al sueño siestero de Tâta Viejo, como si nuestra compañía te separase del abuelo. Y partías junto a él por esas aventuras insólitas de sus sueños troyanos, en busca de una Helena imposible.GABRIELEn aquel tiempo él para mí el patrón de la Estancia y transformóse en mi guía desde el día en que me trajo aquí en las ancas de su pingo, después que muriera aquel hijo suyo que fuera mi padre y al que nunca conocí ¡Aún yo era un niño serrano y no sabía que también era mi abuelo! La sangre nos une Graciela, a más del amor que hemos vivido entre los dos. Ya no puedes borrarlo, ha dado un fruto.GRACIELANo buscaba borrar ningún acto conciente de mi vida, ni suprimir los encantos que hubo en ella ¡Como olvidar nuestro amor! Pero no era, en el comienzo un acto exclusivo mío.GABRIELAmbos lo hemos compartido.GRACIELATodos los primos siendo niños éramos un conjunto unido, y rodeando al abuelo creíamos verlo a través de tu persona. Fue el propio Tâta Viejo quien transfirió desde el principio esa imagen, puesto que ya buscaba la continuidad de su vida en la tuya.GABRIELCreo haber cumplido con él.GRACIELA¿Quién eras ya? El mismo quizás... ¿La Estancia? ¿La sierra?GABRIELTodo ello.PACHAMAMAGabriel ya entonces era mío.TATA VIEJOAún era totalmente mío. Yo lo traje aquí en la grupa de mi potro por elección propia.PACHAMAMANo puedes mezquinármelo, soy tu protectora.TATA VIEJOTu poder está en la tierra y eres la dueña del destino de las Altas Cumbres que nos cobijan. Pero la sangre es mi herencia. Debes reconocerlo, Pachamama.PACHAMAMAYo estoy aquí para gobernar a los hombres e imponerles mis reglas. No solicito nunca opiniones. Decido. Ellos me sirven. Ellos me cultivan. Caminan por mi casa, mi Sierra Grande, mis Altas Cumbres. Los elijo.TATA VIEJOEn otros tiempos mi Estancia estaba llena de nietos y yo aún no sabía con claridad, quién de ellos hallábase dispuesto a continuarme en este sitio. Pero el esplendor imponente de la sierra ya lo tenía todo decidido ...era : Gabriel.PACHAMAMATiempo hermoso para todos. Para ti, para mí, para todos esos niños. Pero ahora hemos empezado a andar otro camino, Tâta, debemos ser responsables del futuro.TATA VIEJOSiempre lo has sido Pachamama, es tu mérito.PACHAMAMAY por ello quiero conservar tu estirpe a mi lado, me ha sido beneficiosa y constante.TATA VIEJO¡Insaciable!GRACIELAEn aquellos tiempos eras el primero entre los primos en precipitarte sobre la ollas mansas que el arroyo forma aguas arriba. Y al emerger de aquella agua casi helada, brillaba húmedo y rojizo tu torso soleado, con toda tu bella naturaleza nativa.GABRIEL¿Es ése el único amor que pude despertarte? ¿El de mi piel, Graciela?GRACIELAEra belleza de sierra en esplendor. Hechizo de estas Altas Cumbres, corporizadas dentro tuyo.PACHAMAMAMi especie no es la humana.TATA VIEJOPero implantas tu sello a los vástagos serranos.GABRIELSoy parte de la sierra, por ello crees que la represento.GRACIELAEstá en tus ancestros nativos, aquellos antiguos dueños de las cumbres serranas vencidos y perdidos, que deambulan todavía como almas vigilantes a través de las quebradas.GABRIELDormidos pero vivos ¿Así lo crees?GRACIELASí, vivos dentro tuyo como en el entorno serrano. Ellos se esparcían por tu intermedio junto al aire que nos rodeaba y creíamos percibir sus voces en la soledad del monte, aplastado por la siesta, antes de caer la tarde y romperse el silencio en el coro de ranas nocturnas.GABRIELAmbos lo creíamos entonces, Graciela, pues yo era en aquellos momentos puramente serrano. Desconocía aún quién había sido mi padre. Otras veces sobre las rocas oradadas de morteros donde antaño realizaran sus antiguas ceremonias, me parecía el viento moviendo las ramas, como un cántico misterioso que me retrotrajera al pasado.GRACIELAMe has comprendido.GABRIELFinalmente.GRACIELAY aquí te quedaste junto a todos ellos, en el mutismo silencioso de tu escenario, mientras a mí me devoraba la distancia.GABRIELPero volviste con nosotros, Graciela.GRACIELA¿Por qué nos ocultaron entonces quiénes éramos? ¿Por qué nadie nos dijo que teníamos el mismo abuelo?GABRIEL¿Qué hubiera cambiado?GRACIELAHabría vuelto antes, Gabriel.GABRIEL¿Qué hubiese cambiado? El Tâta me trajo hacia su Estancia y nos hizo crecer juntos. Nos hemos amado aquí ¿Qué hubiera cambiado en aquella despedida? Todo volvió a su seno por fuerza propia.PACHAMAMAA mi seno.TATA VIEJOPor mi fuerza.GABRIEL¿Por qué nos torturamos tanto, Graciela? Ya estamos lejos de aquella despedida... y aún estamos solos. Algo nos separa.GRACIELANo hemos logrado encontrarnos, Gabriel.GABRIEL¿De qué forma?... si aquí te veo a mi lado.GRACIELAYo continúo en ausencia... No logro reintegrarme. El desarraigo fue más fuerte que mi anhelo de regreso.GABRIEL¿Pero fuiste acaso, Graciela, la única víctima de aquel designio ciego dado por los otros? ¿No fuimos los dos conjuntamente arrojados a un destino incierto? A una vida sedienta de amor inconsolable.PACHAMAMA¡Raza de hombre!TATA VIEJO¿Qué quieres reprocharle?PACHAMAMADebilidad. Fragilidad. ¿Crees que así hubiera podido reinar sobre ustedes?TATA VIEJO¿Es ése tu poder?PACHAMAMAEs mi deber. Soy el pilar sobre el que se apoyan todos ustedes. TATA VIEJO¡Extraño pilar que nunca envejece! Antaño fui niño y te vi como a una madre juvenil. Fui mozo y te admiré como a una joven hermosa. Fui hombre y me pareciste de la edad de mis hijas. Hoy soy anciano y al lado mío semejas a una nieta ¡Nunca has cambiado! Y yo en cambio he vivido todas las instancias. PACHAMAMAPero te ayudé a hacerlo. Fui yo quien te señaló dónde hallábase Gabriel... Y ahora me lo mezquinas.TATA VIEJOVelé siempre por él y ya soy viejo.PACHAMAMAEs el único nieto que no te quitaron ¿Verdad?TATA VIEJOEs verdad Pachamama. Se han perdido tradiciones y niegan ahora, el derecho de los abuelos con sus herederos ¡Pude educar a un solo nieto! ...Aquél que casi no lo era. El ilegítimo y por tanto mío solamente ¡Pero lo reclamas para tu reino!PACHAMAMAEs el mismo reino que siempre has conocido, donde me has servido y donde te he recompensado. Gabriel, fue la mejor de mis recompensas ¿Cómo piensas que vas a perderlo estando él conmigo? ¿Acaso alguna vez nos hemos separado?TATA VIEJOSin duda alguna mi Estancia está en tus dominios. Pero todo tu poder no me ha permitido aún, recuperar a Graciela.PACHAMAMA¿Cómo hacerlo? Ella quedó inmóvil en ese límite de su partida, con su valija de viaje en la mano. Partió y al mismo tiempo permaneció aquí, pero estática en el tiempo ¡Sólo a mí me está permitido el estatismo! Graciela no parte ni regresa, permanece fija en aquel día.TATA VIEJO¿Será imposible quitarla de allí? PACHAMAMAAl menos difícil, según lo creo. No sale del pasado ni entra en el presente. TATA VIEJOMi dilema de abuelo es comprensible.PACHAMAMA¡Hijos de mi reino!TATA VIEJO¡Hijos de mi sangre!(La escena se obscurece)CUADRO SEGUNDO(Graciela entra con una valija en la mano. Gabriel llega detrás de ella)GRACIELASin rebelión y sin encanto, sin emoción y sin entrega, yo fui sin ir a ese mundo diferente y me descubrí un día tan lejos tuyo, de quien yo era, de lo que había sido y lo que podría haber sido... Que ya no me reconocía a mí misma.GABRIELEste es tu sitio, Graciela.GRACIELAYa no, pues acepté lentamente o más vale me adapté, a las nuevas disposiciones de mi suerte. Vuelvo a partir Gabriel, la ciudad me ha cambiado y retornaré a ella.GABRIELEsta es tu sierra y tu tierra, Graciela.GRACIELAAsí lo creí al regresar. En mi tristeza impotente por asir un mundo que se evadió dentro mío, he buscado tu compañía con pasión... Sin advertir que soy yo quien se halla lejos tuyo. Con la energía de mis recuerdos yo avancé quizás contra mí misma.GABRIELTe hemos reincorporado a nuestra vida de Estancia.GRACIELALa imponencia del monte helado, la escarcha flotando sobre el arroyo, todo este conjunto parece ahora detenerme, rechazarme. Luego tu silencio... perenne... antiguo.GABRIELEs el silencio del monte donde habla sólo la naturaleza, no los hombres ¿Lo habías olvidado?PACHAMAMAMi voz es la única que habla en el monte. GRACIELAEs ésta, la tuya, como la del Tâta Viejo, una vida distendida en el espacio. La energía del tala erguido sobre churquis invernales, con su piel curtida de sierra. Aspera en el exterior, pero siempre carnosa en su interior como el jugo de la tuna, luminosa como la corola del cardo... ¿Es posible acaso para mí adherirme a esta pulpa olvidada? Todo está como entonces. Yo soy la que ya no me encuentro aquí ... y se impone mi nueva partida.(Sale con su valija y la despiden mano en alto Gabriel y el Tâta Viejo)GABRIELDesde que soy su nieto, Tâta, estamos solos.TATA VIEJONuestra Graciela volverá.GABRIEL¿Será la misma?TATA VIEJOGraciela es nuestra... pero ella debe comprenderlo. Todo vendrá a su tiempo. Las Altas Cumbres con su monte virgen, deberán atraerla como antes y luego traerla hacia nosotros.GABRIEL¿Y qué queda ahora de nuestro juegos, de nuestra infancia de ese destino que nos llevaba juntos? Esta ausencia, lenta y larga, como la noche que envuelve a las ánimas en su manto obscuro.TATA VIEJOAprenderás a no rebelarte por impaciencia, Gabriel, cuando hayas crecido realmente como hombre. Aprenderás a esperar todo con calma, según corresponde al espíritu de las sierras. Para lograr éxitos hay imponderables que un estanciero debe dominar a su estilo, dominándose a sí mismo. Cae el aguacero, la sequía, el granizo o la helada... Y debemos mantenernos erguidos de pie.GABRIEL¿Sin luchar? ¿Perder la fuerza que usted impuso en mí? Me dijo que ésa era su mejor herencia.TATA VIEJOPero siempre hay que esperar con calma aquello que tiene mucha importancia para nosotros. Lo mejor de la vida no llega por imposición de nuestros deseos, presionando. Viene solo hacia uno. Nos busca. Por ello es necesario esperar.(La escena se obscurece)TATA VIEJOGraciela ha escrito una carta y nos anuncia su llegada.GABRIEL¿Será la misma, Tâta Viejo? Han pasado dos años.TATA VIEJOPara todos ...incluso para mí... Yo ya estoy mucho más viejo ¿Acaso no lo sabes?PACHAMAMA ¡No tiene importancia! Las Altas Cumbres, la Estancia, el churqui, la champa, la mica y el arroyo, permanecen siempre en el mismo lugar... Todo está igual.GABRIEL... Han pasado dos años ...TATA VIEJOLa piel humana muda y cambia, sólo la tierra permanece. Debemos aceptar esos cambios.PACHAMAMAYo permanezco ¡Soy la Pachamama! Ellos vivirán, trabajarán, amarán y morirán... para la Pachamama.GRACIELA¿Es posible para mí volver otra vez? El ensueño que ofrece la distancia me precipita hacia anhelos, cual fuegos que crispan mis sentidos.(Graciela entra en escena pero se coloca sentada a un costado, separada de ellos)TATA VIEJOGraciela está con nosotros Gabriel.GABRIELNo es la misma Tâta, han pasado dos años.TATA VIEJOCasi no habla, ni ríe.GABRIELEstamos invadidos de tristeza ¿Qué pasa Tâta Viejo?TATA VIEJOVivimos dos años pensando en ella, en su risa, en su voz. Hoy la tenemos aquí y ya no ríe, ni se comunica. Pareciera dolorida al contemplar su antiguo entorno.(Graciela se levanta dirigiéndose a Gabriel)GRACIELA¿Es posible para mí adherirme a esta pulpa olvidada?GABRIELContinúa todo como estaba cuando partiste.GRACIELANo es verdad. Antes éramos solamente compañeros de juegos infantiles. O románticos amantes... Hoy somos primos de una misma sangre, la del Tâta Viejo.GABRIELNada ha cambiado, fuera de una apariencia... un apellido que es también el tuyo. Y yo desde siempre, sólo he vivido en compañía de nuestro abuelo. Con su ganado, sus sembrados, en su sierra imponente, en su Estancia. Con sus exóticos libros sobre guerras troyanas queriendo siempre rescatar a una Helena imposible. Pero él aquí, conmigo, juntos los dos, sin ninguna Troya y enmarcados ambos en las Altas Cumbres.(Ambos toman asiento en el centro. Tâta Viejo y Pachamamase mantienen de pie a espaldas de ellos)GRACIELA¿Es posible volver, íntegramente?GABRIELSi lo deseas. No voy a imponerte mi voluntad. GRACIELATodo se halla aquí. El monte, impecable, como si la vida se hubiese detenido.PACHAMAMAYo soy eterna.TATA VIEJOY yo transitorio.GABRIELEs la sierra que te invita a su encuentro, Graciela.GRACIELALas mismas voces. El mismo coro nocturno de chilicotes y coyuyos. Las ánimas vigilantes en las quebradas y tu figura al galope de un alazán, por las pampas de estas Altas Cumbres. GABRIELNo estamos en el mismo tiempo, ya no somos niños y nuestro sentimiento es diferente.GRACIELA¡Y el Tâta Viejo mucho más vetusto, como figura épica de sus propios cuentos! GABRIELGraciela... ¡Qué fácil es todo cuando el amor pasional embriaga, y qué difícil es todo cuando se quiere dominar la vida!GRACIELAIgnoro por qué lo tomaste todo. Por el misterio de tu monte, por la acogedora casona del Tâta Viejo que nos cobija en su magia. Pero sabes bien y mejor que yo, que ya no estamos en el mismo sitio.GABRIELY el Tâta Viejo está aún más anciano, casi mitológico.GRACIELAPero ahora, Gabriel, puedo verte frente a frente, sin añoranzas que magnifiquen la ilusión. Ya no somos los mismos...GABRIELNo podemos serlo, Graciela, hemos crecido y nos hemos amado como mujer y hombre.GRACIELAPero como una penca áspera y llena de pulpa, aún pervives intacto Gabriel, como figura épica de nuestros juegos de antaño.GABRIEL¿No puedes apartarme Graciela de aquel niño que fui, cuando yo era tu héroe infantil? Ni siquiera en mis brazos, has adivinado al hombre que soy hoy. GRACIELAAhora sé que comprendes y percibes mejor que yo, las sombras que avanzan hacia nosotros, amenazando el bello poema de nuestra infancia.GABRIELY no tenemos convicción para continuarlo.GRACIELANinguno de los dos es capaz de continuarlo, como yo no soy capaz de permanecer estable a tu lado. La tormenta nos arrojó hacia el camino y hemos perdido las señales del regreso.GABRIELNi yo siquiera con mi pasión de hombre, mi silencio o mi compañía, puedo reintroducirte de improviso en las cumbres serranas. GRACIELA¿O no quieres intentarlo otra vez?GABRIELNo. Pues es un imponderable que es necesario cobijar adentro de uno mismo, sin ayuda de nadie... Nacerá de ti o no volverás más... ¡Adiós Graciela!(Gabriel se ha puesto de pie con actitud fría y Graciela toma su valija para volver a salirpor donde vino)PACHAMAMAPartió nuevamente nuestra niña pródiga.TATA VIEJO¿Acaso te importa? A quien no te sigue, le vuelves la cara con indiferencia. Te conozco bien.PACHAMAMANo puedo intervenir. Graciela se encuentra confusa ante una alternativa humana, en un reino donde no se mide mi poder.TATA VIEJO¿Lo crees de verdad? Yo he visto en ella algo muy distinto, su desubicación con el medio serrano. Allí está su dolor. Por ello no la apoyas.PACHAMAMATe equivocas. Entre mí y Graciela no hay conflicto alguno. Ella ha trasvasado la imagen de la sierra en Gabriel, pero lo quiere reencontrar tal como lo recuerda desde la ciudad. Y hoy día nuestro esbelto mozo ha dejado de ser ese héroe montaraz, aquel de su infancia.TATA VIEJOCreo que fui yo quién te lo dije.PACHAMAMA¿Debo ser yo quién te lo recuerde?TATA VIEJOEstoy viejo y olvido muchas veces mis propias ideas.PACHAMAMAMi reino continúa aquí, inmutable : mis Altas Cumbres cautivantes. El monte natural. La mica brillante. El arroyo manso o desbordante. El coral vespertino de ranas y chicharras inundando el paisaje... TATA VIEJOPero Gabriel y Graciela han cambiado. El bello poema de su infancia es un hecho del pasado.PACHAMAMAHoy crecieron, Tâta Viejo, deben vivir una expectativa nueva recreada por ellos mimos. Sin embargo pueden también ser otra vez acunados por mí, dentro de los brazos eternos de la Pachamama.TATA VIEJO¡Posesiva!PACHAMAMASoy siempre la misma.TATA VIEJO¿Te sería imposible cambiar!PACHAMAMA¿Olvidas quién soy? Soy una Diosa, no tengo involución ni evolución.TATA VIEJO¿Te complace? ¿Nunca has sufrido el tedio? ¡Cuando era niño te veía tan alta! Luego me convertí en un jinete atlético y un día creyendo ver a una jovencita perdida por las quebradas me acerqué en su socorro ... reconociéndote. Hermosa y atractiva, llena de gracia ¡Pero siempre la misma!PACHAMAMAYo te enseñé de niño todos los senderos secretos de las quebradas y entonces no te sorprendías con mi presencia.TATA VIEJOEra sólo un niño serrano. Luego yo partí igual que ahora lo hicieron mis nietos hacia la ciudad y la escuela ¡Monserrat! ¡Ilíada! Realidad y fantasía donde me enamoré de Helena. Claridad y entresueño. Ella fue mi reverso donde primaba el alma de la aventura, por contraste a mi vida inmóvil dentro de la Estancia, cual era la vida de mi padre y sería la futura mía. Mi vida ha sido una lucha constante por defenderme de ti y a la par servirte. Pero Helena era mi sueño ¿Lo comprendes Pachamama? ...Sin poder saber ahora de viejo a cuál de las dos he amado más.PACHAMAMASoy posesiva, es mi ley y nunca me gustó compartirte con Helena. Fue mi rival, lo he admitido hace tiempo. Me robó una parte de ti. Pero ella te abandonó al dejar el Colegio Monserrat, aunque quisieras creer lo contrario evocándola para tus nietos... Yo en cambio fui tu realidad permanente. Servirme es triunfar. Te enriquecí. Te hice procrear. Tu estirpe se prolongará. Lo verás.TATA VIEJO¿Qué más da ya? estoy anciano... He cumplido con todo el ritual propio de un estanciero criollo. Tuve una realidad completa, La Estancia, con sus inmensos campos. Un pasaje transitorio e inolvidable, el Monserrat. Un sueño imposible y mágico, Troya... lejana y desconocida, sólo soñada.PACHAMAMAPero se quedó a habitar contigo desde entonces. Toda vida humana posee tres pasajes, tres paisajes, tres momentos.TATA VIEJOEn cambio la tuya una sola, Pachamama... y no puedes cambiar ni lo deseas. Me acuné con tu arrullo de niño, me cautivé con tu belleza de hombre y me brindas consuelo con tus palabras, de anciano.PACHAMAMANunca te arrepentirás, siempre te lo he dicho.TATA VIEJOEspero que también se lo digas a mis nietos.PACHAMAMA¿Por qué tanta prisa? No han mudado aún el pelecho. ¿O acaso olvidaste las reglas de la naturaleza?TATA VIEJOTodo es fácil, Pachamama, para una madre-tierra que nunca envejece, manteniéndose permanentemente joven ¿Puedes mirarme con atención? Ya no soy aquel niño al que guiabas por los caminos serranos de huella. Tampoco el muchacho que se prendara de una beldad femenina mientras cabalgaba airoso en su alazán, con toda la virilidad de los treinta años, cuando aquel día te apareciste frente a mí a la hora de la Oración en una quebrada. Ahora me queda muy poco tiempo hacia delante. Bien lo sabes.PACHAMAMAPoco importa Tâta Viejo, solamente es válido para mí la continuación de mi reino, el bien de la tierra.TATA VIEJONo cambiarán nunca... nunca... nunca...nunca.(Entra Gabriel)GABRIELEl ganado se ha multiplicado, Tâta.TATA VIEJOTienes pasta de estanciero, Gabriel, la peonada te quiere y escucha.GABRIELEl choclo prospera, tendrá granos esponjosos.TATA VIEJOHas elegido bien la tierra para sembrar. A tu lado los peones trabajan con gusto.GABRIELLas pircas fueron renovadas y extendidas.TATA VIEJOMi nieto lleva mi sangre y tu tierra prospera, Pachamama.PACHAMAMA¡Yo lo estoy llevando de mi mano!TATA VIEJOPero él tiene una energía incomparable que no procede de tu poder. Una energía humana.PACHAMAMADe nada le serviría sin mí.TATA VIEJOHay un genio en el hombre que desconoces, Pachamama... Y sólo aquél que lo posee puede bien servirte.PACHAMAMAPor ello elegí tu estirpe ¿Me crees tonta? Piensa...TATA VIEJOPero Graciela se ha alejado nuevamente y mi estirpe sin ella no está completa. Hay un vacío circulando por las quebradas y las Altas Cumbres susurran tristes su nombre por las pendientes.PACHAMAMANo podemos sufrir más por Graciela, que se fue por sí misma. Ella no alcanzó a encontrarme pues está demasiado pendiente de Gabriel.(Entra Graciela llevando a un niño de la mano)GRACIELASi la sorpresa de mi nuevo regreso es inquietante para ti, o tal vez ya te sea indiferente, para mí parte de una necesidad propia. Tal vez porque crea que un niño es un regalo ...Un gurí de regalo... Gabriel : éste es Gurí.GURÍYo no te conozcoGABRIELYa me conocerás. Soy tu padre, Gurí.TATA VIEJOYo soy el Tâta, Gurí y ésta es mi Estancia.PACHAMAMAYo soy la Pachamama, Gurí y arrullaré tu sueño. Te guiaré por las quebradas y haré de ti un estanciero poderoso.TATA VIEJO¿Recién llega y ya lo eliges?PACHAMAMATengo mis preferidos, bien lo sabes. Soy totalmente parcialGURÍ¿Cómo se llama la señora sin cara?PACHAMAMAYa puedes ver Tâta, lo fácil que me acerco a mis preferidos ¿Estás tan viejo que lo has olvidado? Cuando sea el momento preciso Gurí conocerá toda mi belleza.GABRIELAquí no hay ninguna señora, hijo mío, la única mujer que está con nosotros es tu mamá.GRACIELASomos los cuatro de esta familia que estamos aquí juntos, el Tâta Viejo, tu papá y yo, junto contigo... no hay nadie más Gurí. GABRIEL¿Has vuelto de verdad Graciela, para quedarte?GRACIELATe traje al Gurí y el es ahora lo que más importa. Lo concibió la sierra, más que nosotros mismos.GABRIEL¿Escuchas a lo lejos, Graciela? En derredor nuestro y en cada rincón del monte el canto de las ranas y chicharras nos brindan la música más antigua de la tierra.PACHAMAMAEsa es mi voz y mi partituraGRACIELAEs esa fuerza natural... lo que yo vengo siempre a buscar en la energía de tus brazos.PACHAMAMAGraciela continúa buscándome y ya Gurí me ha encontrado.TATA VIEJOMás poderosa que nosotros. Más intensa. Anterior. Y dueña de nuestras vidas.PACHAMAMAHas salvado tu estirpe Tâta, ahora tienes al Gurí en tu Estancia, pues el ensueño de Graciela fue muy poderoso y la hizo regresar.TATA VIEJOConozco Tu poder Pachamama.GURÍYo no te conocíaGABRIEL¿Te era necesario Graciela, un divagar tan incierto de marchas y retrocesos?GRACIELATanto como mi interioridad requería para identificarme con mí misma... Pues yo busqué sin lograrlo la ruptura con el viejo ensueño.TATA VIEJOUn ensueño no se rompe, pues allí he amado yo siempre a Helena.PACHAMAMA¡Infiel!GRACIELA¿Por qué el amor que me trajiste en tardes como éstas bajo la frondosidad de los talas, me pareció siempre el mismo de la infancia?... Como tus pasos ágiles de niño que acudían de noche hasta mi ventana para llenarme el dormitorio de luces volantes, invadiéndome con ese ondulante vuelo de los bichitos de luz o el recto cometa verde de los tucos.GABRIELPorque era el mismo amor, cambiadas las edades. Fueron luces de tuco en tu cuarto al principio... Y fuego de hombre después. Yo anhelo que seas la misma Graciela.TATA VIEJO¿Es la misma?PACHAMAMATambién es mi pregunta.GURÍ¡Es mi mamá!GRACIELAPorque yo, aunque crea no ser ya parte del monte, estoy unida a él como a ti, como al Tâta Viejo, como a los talas centenarios, por un poder que va más allá de nuestros sentimientos. PACHAMAMAMi poder.TATA VIEJOTu poder, Pachamama.GRACIELAY ese poder por una transmisión de espacio, pervive en ti y es el imán que me trae siempre de vuelta.GABRIELPorque se mantiene en el centro de nuestro escenario común. El Tâta Viejo. Las Altas Cumbres. El monte puro y natural. La Estancia.PACHAMAMALa Pachamama.TATA VIEJO¡Celosa!GRACIELAEs el llamado que siento de mi especie serrana, de la estirpe del Tâta que nos une y que se halla impresa en mi pasado como en el tuyo.TATA VIEJO¡Mi estirpe!PACHAMAMATu estirpe, Tâta, la misma que vengo protegiendo y enriqueciendo.TATA VIEJOLa estirpe que te sirve y te obedece ¿Acaso no estás viendo la continuidad de nuestro servicio en el pequeño Gurí?PACHAMAMAHace mucho que supe elegirla, pero te has beneficiado conmigo. Hemos convivido. Nos hemos apoyado. Nos dimos lo mejor de cada uno. ¡Estamos mano a mano!... Y puedo llevarme a Gurí.TATA VIEJO¿Llevártelo?PACHAMAMALlevarlo por las quebradas. Enseñarle los senderos. Mostrarle los depósitos serranos de mica negra y plateada. Desnudar mi rostro ¿Lo recuerdas?(Graciela y Gabriel se hallan sentados mateando, él le entrega un nuevo mate cebado que Graciela concluye de tomar chirriando la bombilla)GRACIELACuando las voces nocturnas te invadan Gabriel, junto ala sierra y aún no hayas desmontado tu alazán... piensa que puedes hallarme hoy o mañana. Porque a tu puerta volveré una y mil veces como se vuelve al interior de nosotros mismos.( Graciela devuelve el mate y parte. Gabriel coloca la pava con el mate sobre una mesa y sale en dirección opuesta )TATA VIEJO¿No intentarás detenerla?PACHAMAMASólo me interesaba su vientre y ya nos dio el fruto aguardado. Tenemos con nosotros al Gurí ¿Es que piensas por ventura que alguna vez voy a faltar a mi ley? TATA VIEJOCreí que por una vez tendrías chispa romántica.PACHAMAMANo Es para mí ese acto humano ¡Soy la Pachamama!GURÍ¡Yo soy el Gurí!TATA VIEJO¿Por qué no pudieron Graciela y Gabriel ser tus favoritos? ...Y en cambio nos elegiste a Gurí y a mí...PACHAMAMAPorque eran almas en conflicto. La Pachamama se muestra sólo a los espíritus libres de tormentos. No soy una diosa que rige corazones humanos ¡Yo rijo sobre el escenario de los paisajes! Me extingo en las ciudades cuando la multitud domina y me avasalla. Soy apenas una voz, un susurro, para los seres humanos complicados con vida mundana.TATA VIEJOHe quedado conforme. Envejecido te veo siempre joven y puedo confiarte a Gurí... serás su aya, o casi su madre.PACHAMAMA¿Estás cansado Tâta Viejo? ¿Quieres dormir? ...Tengo una almohada mullida para ofrecerte.TATA VIEJO¿Dónde?PACHAMAMAEn mi pecho de madre, el que te arrulló junto a tu cuna, el que te vio crecer, trabajar, cabalgar, amar, procrear...TATA VIEJORecuerdo todo ello.PACHAMAMAEs tarde ya. Inti se puso hacia el ocaso. Ocultó sus rayos diurnos dejando platear a la luna. Ahora debes dormir en mis brazos.(Pachamama abre sus brazos extendiendo su túnica obscura, Tâta Viejo apoya en ellos su cabeza y la Madre-Tierra lo envuelve con su manto quedando la escena en semipenumbra)....................................Alejandra Correas Vázquez.................................... FANTASMAS del PASADO ..................................... Durante la calma de una noche citadina, cuando los transeúntes cordobeses buscan el reposo vaciando el microcentro, Rolando fue deambulando por las calles. Parecíale que un sinfín de rostros lo llamaran desde los faroles de cada vehículo. El los enfrentaba, pero su llamarada artificial heríale los ojos con violencia. Una de estas luces fue más intensa y se detuvo delante suyo, obligándolo a detenerse. --¿Todavía me temes?- le dijo esa luz, sus facciones le eran demasiado conocidas --Nunca- respondióle él --¿Estás seguro? --Sí, seguro. Cuando te observé con detenimiento tu imagen era sumamente opaca. El mundo, una máscara de burla. --¿Y por qué te alejaste entonces? La mujer se dibujó con nitidez delante suyo, materializándose desde el farol de un automóvil allí estacionado. Juntos ambos nuevamente, continuando un diálogo inconcluso en el tiempo. --Fue una tarde, cuando cayeron sobre mi cabeza todos aquellos retratos. --Tú los bajaste de allí, hijo, dejando las paredes vacías. --Sí, lo hice. Sentí que así me lo pedían... para dialogar conmigo. La figura de la madre estaba apoyada sobre un vehículo. La vieja calle colonial del microcentro, era un pasaje donde aún quedaban antiguos adoquines. Más allá de ese espacio vacío y enfarolado, los semáforos encendían sus ojos centellantes marcando la ruta rápida moderna, obligando la salida de los automóviles rezagados, que partían raudos hacia sus domicilios distantes en la periferia citadina. --¿Por cuál motivo?- preguntó ella curiosa--Querían comunicarse conmigo. Desde el primero de aquellos retratos me habló un anciano, diciéndome : "¡Mírame al rostro! Mi frente caminó erguida por las veredas de Córdoba." --No puedes negarlo, nadie te ha mentido hijo mío. --El siguiente retrato también tenía algo que decirme: "Durante mis años de plenitud conocí mucho del mundo. Los países vecinos, junto a los continentes alejados por el mar" --La verdad siempre se mantiene, Rolo. --Y continuaron desfilando en una procesión múltiple, aquellos personajes que se evadían de los marcos. Ambos callaron mirándose, como si quisieran por fin conocerse, o reconocerse. La calle sumida en el frío no los cobijaba, pero permitía sin embargo este diálogo tardío, antaño buscado. La helada nocturna extendíase por las angostas veredas invernales, donde el tiempo antiguo quería detenerse, sellar un momento único que permitiese olvidar los desencuentros del pasado. Pero el viento gélido continuó su marcha implacable, limpiando los gases constantes y estancos de cuantos automóviles se entrecruzaban. --Te contaron ellos sus vidas y sucesos ¿Hay algo más?- preguntóle ella --Sí... entonces les pregunté : "¿Puedo hacer algo por ustedes? La jornada terminó y merecerían un descanso. Me parece verlos continuamente entre dos espacios y aprisionados en ellos"- dijo esto Rolando mirando de frente al fantasma de su madre --Siempre te reconocí gentileza- admitióle ella --Yo continué : "Quisiera devolverlos hacia el camino, por las dos direcciones que se bifurcan desde un puente, para guiarlos por aquélla que hoy les corresponde"- quedóse callado, meditando La figura materna, erguida y altiva como fuera en su pasado, no había perdido en cuerpo fantasmal, ni su aplomo ni su hermosura. Pero conservaba asimismo en esta visita nocturna, esa aguda melancolía que aún confundía los sentimientos del hijo... ahora muy distante de ella, aunque conversasen a través de un farol humanizado.--¿Y ellos pudieron responderte?- insistió la madre --Sólo más tarde, cuando dormía. --¿De qué forma? --Se acercaron lentamente y el más antiguo de ellos arrimóse a mí con suavidad : "Descansa" me dijo "No te preocupes por nosotros. En el marco representamos una idea, o una insignia, pero en nuestro destino real ya nos hemos alejado ha mucho del puente. Hemos seguido la dirección contraria a la luna del espejo, pero que en nuestra situación actual, es nuestra realidad ¿Por qué te perturbamos?" La madre y el hijo mirábanse de frente, como en otro tiempo. O como pudieron haberlo hecho antes, pero sin lograrlo. Ambos anhelaban detenerse en ese punto, en ese instante fijo, entre farolas, donde al fin habíanse reencontrado. Rolando continuó rememorando imágenes... --¿Por qué te perturbaban?- inquirióle ella --También ellos insistieron : "¿Por qué te perturbamos? ¿Te lo has preguntado sinceramente alguna vez? Las generaciones nuevas transformaron el lugar geográfico que fue nuestra cuna. Un realidad distinta te espera ¡Corre con ella!" --¿Y qué les contestaste?- insistió el fantasma materno--"Sueño...¡vivo con ustedes!... Y se han transformado allí desde sus retratos, en existencias perpetuas dentro de nuestra casa, por ello me perturban." Medianoche. Invierno. Helado. Espeso. Y allí... un caminante. ¿Desde cuándo? Desde el primer llanto. Desde el inicio junto al pecho materno, desde que aspiró la primera gota de vida. Un caminante dialogando con sus fantasmas. --¿Y qué hiciste entonces? ¿Fue el día de tu alejamiento? Yo aún vivía- preguntóle el farol humanizado --No. Pasó más tiempo. Yo comencé a partir de aquella visita nocturna, a descender por las laderas de la roca. A la mañana siguiente me hablaron nuevamente los personajes incrustados en los marcos. Articulaban sus frases sujetos a un hilo de plata, seguí su dirección y encontré su origen en tu frente. La raíz tenía cimientos hondos que se insertaban en los extremos de tus cabellos, penetrando toda tu piel. Era el seno, no había otro. Aquellos muñecos se gestaron dentro tuyo y acorralaban nuestra casa- afirmóle Rolando ¡Generaciones opuestas! Distintas, distantes y dolientes, pero vividas con fuego. Había un abismo con intolerancias mutuas que en esa obscura medianoche, intentaba acercarlos. Cerrar los estigmas lacerantes, sellados y abiertos en el corazón del hijo. Estaba el muchacho frente a su fantasma propio, aunque él lo ignorase.--Era mi pilar de vida ¿Fue delito ofrecértelo? Yo me apoyaba en él, como una fuente de energía vital- sostuvo ella con gran firmeza--"¿Tengo padre?" te pregunté otro día. "Es éste" me respondiste, sorprendida.--Era una pregunta incomprensible, Rolo. El enfrentó a la imagen del farol. Las calles penumbrosas y coloniales del centro citadino, solitarias a esa hora, abrían posibilidad para un diálogo nuevo. Una comunicación entre madre e hijo que en otro tiempo estuvo vedada desde adentro de ellos mismos. Pero ambos sabían que este encuentro también concluiría, apenas Rolando se apartase del lugar. --Sí. Son duda. Era el hombre que vivía con nosotros. Un perfil al que nunca llegué a percibir, pues los perfiles de los marcos presidían nuestra casa. Cada antepasado en su retrato tenía más presencia paternal, que él en nuestra casa- sentenció el hijo --Nos acompañaban más... él estaba siempre ausente. --¡Ese era mi padre real! ... sin embargo, aquel hombre había sido sólo un dibujo, una estampa que caminaba. Pero ese día lo descubrí ...¡Vivía!... Era humano y de fibras como nosotros. --Como nosotros, de fibra humana, pero absorto en su profesión y en su actividad pública. Política. No tuvo desgaste contigo en la convivencia- respondióle ahora con vehemencia el fantasma materno --Un hombre brillante, presente y vivo. Sin marco. Debió ser el fuerte de mi vida para que yo tuviese la energía necesaria para entrar en el mundo exterior de su mano ¿Y qué pasó?...me separaste de él, desde el principio, para que yo admirase retratos ¿Porqué? Un silencio extremo pareció envolverlos, dentro de ese pasaje con farolas y adoquines. A cierta distancia, un poco más allá, el cabildo cordobés ofrecía su densa soledad nocturna, donde algunos tardíos transeúntes apuraban el paso bajo su ancha recova colonial. La mirada de Rolando dirigióse hacia allí, donde algunas coquetas jovencitas paseando por ella, lucían sus minifaldas en medio de la noche helada. --Tu padre hablaba poco con nosotros, tenía nuestro respeto ¿Podíamos darle algo más? --Mi padre... Casi un desconocido. --Sin desgaste contigo en la convivencia, cual ya te lo he dicho- volvió a repetirle la madre --¿Por qué te separarte de toda su actividad pública y me alejaste de ella también a mí? Yo era el hijo varón que después sería entregado al mundo, desarmado y solo. --Yo quería protegerte, hijo. El era un político en lucha y su vida un riesgo continuo, del que quise preservarte. --¿Acaso te lo pedí? ¿Y por qué te casaste con él?... ya que no ibas a aceptar su elección de vida. --¿Has pensado hijo si mi generación tuvo derecho a elegir? Vivíamos otro tiempo. --No amabas su entorno, luego no podías amarlo a él. Un hombre es él y su circunstancia- reprochóle el hijo --Nunca escuchas mi descargo, Rolo ¿Piensas acaso que mi generación tuvo derecho a elegir, si podía pensar sólo en el amor, libre de otros valores? --No, sin duda. Ya ves, madre, que ahora te he escuchado ¿Te extraña? Desde que crecí, volviéndome un joven libre y ansioso de caminar por el mundo, nunca más lo hice. Me había sobrecargado de ti.--O sea, que ahora me permites un retorno... a tu lado. --En cierta manera, dentro de lo imposible. Aprendí a confiar en mí, buscando mi propia experiencia. --O buscando el amor... que me exiges- expresó ella --Tampoco ¡No te aflijas, madre! No es ése el camino. Yo busqué el amor y llegué a la desilusión. --¿Cómo así? --No es el amor lo que debemos buscar cuando tomamos la ruta propia, sino el Diamante. --Al menos ahora, desde el otro lado del espejo, tengo ese consuelo- díjole ella Ambos callaron por algunos momentos, como si una emoción perdida los acercase. La proximidad de la Avenida Colón asfaltada y tumultuosa, pareciera ahora muy distante de ellos, haciéndolos más próximo al reencuentro -ya imposible- separados como estaban en dos planos sin retorno. --¿Y aquellas otras mujeres con su presencia permanente a tu derredor... por qué rondaban el círculo?- díjole él --Mis hermanas y amigas, me acompañaban desde mi infancia. ¿También ellas te molestaban? --Sí, por completo. Estaban a tu alrededor casi a diario, aumentando tu aislamiento con el exterior. Y no te aventurabas a una consulta que yo te hiciera sobre mí, sin agregar la intervención de ellas. Nunca podíamos hablar ambos a solas, como esta noche. El farol humanizado quiso hacer un movimiento rápido acercándose a Rolando, quizás para llenar esos espacios ocupados por numerosas presencias y retratos que antaño la rodeaban, separándola de su hijo. Pero carecía de materia y no logró caminar fuera del farol. --Pudo ser un núcleo- sostuvo el muchacho -Pero girábamos siempre alrededor de los marcos colgados en la paredes, donde la mención continua de sus vidas, parecíanos, nuestra única realidad. Nosotros en cambio, sólo éramos las sombras de ellos. El farol colonial se movía dando una luz intermitente en su derredor. Ciertos transeúntes, aislados, miraban sorprendidos a Rolando de soslayo, sin comprender con quién hablaba. La luz quebraba esa monotonía del penumbroso pasaje y de ella continuó emergiendo la voz materna : --¿Lo ves así?... tan drástico siempre... Rolo. --Nuestro presente era una cáscara. Cada minuto de aquéllos que sólo figuraban en el grabado, había constituido nuestra única sensación vida. ¡Pero aquel día! ...que continuó a la visita nocturna de los ancianos escapados de sus marcos, se cayó para mí la máscara de todos ellos y me arrimé a mi padre real, el de fibra. Sin amor profundo, pero contemplándolo por vez primera y deseoso de hallar una palabra acertada, a fin de comunicarme con él. --¿Y qué le dijiste? Era tu primer diálogo. --No fue fácil, pero me expresé así : "Padre... querría que me perdonaras. Hemos habitado durante veinte años en esta misma casa, sin embargo sentí siempre, la paternidad adherida a las paredes... a esos retratos". --Fue un reencuentro emotivo entre padre e hijo- expúsole el fantasma femenil -Sucede siempre. Cuando el hijo llega a la juventud el hombre se convierte de verdad en padre. Cuando las mujeres los hicimos crecer. Cuando los hijos nos olvidan. La luz del farol titilaba luego de estas palabras cargadas de desencanto, ya vivido, y casi ajeno en su situación actual. --¡No te aflijas!- volvió a recomendarle Rolando -pues él y yo no podíamos tampoco andar mucho tiempo juntos. Mis veinte años demandaban un camino abierto, amplio, sin barreras ni límites. --Tampoco con él, permaneciste quieto, hijo. --Nunca he buscado la quietud, sino el rumbo ¿Te resulta difícil comprenderlo?--Tu padre, el ausente, el político, el profesional... Tenía todo para atraerte. --Tampoco quedé junto a él, madre. El iba a permanecer allí, persistente contigo. Te entregó su vida cuando te vio en su juventud y no se alejó más, aunque pareciese ausente. --Así era nuestra juventud. Nuestro tiempo. --Soy distinto. --Esta juventud es distinta, pero te parecerás al conjunto, como ley inexorable. El cabildo colonial con su ancha recova ya vacía, parecía escuchar sus voces, llamarlos desde el pasado y confundir sus sentimientos pretéritos con los de ellos. También concluidos, pero vivificados en este diálogo último y a pleno. --¿Qué harás ahora?- preguntóle ella, protectora --Tengo en mis manos el Diamante del comienzo. Antes yo no poseía una identidad propia, sólo era una baldosa más de tu casa que no tenía la libertad para elegir su propio color. ¡Tengo conmigo el Diamante en bruto! Y aquí estoy tratando de tallarlo, puliendo sus facetas, con cinceles elegidos por mí. --Es una propuesta positiva, niño mío. Crece. --Lo intento. Ya lo voy logrando. --Tu generación elige. --Sí, madre. --Tu generación juzga. --Sí, madre. --Tu generación se arriesga en mundos nuevos. --Sí , madre. --¿Podrás protegerte a ti mismo? --Ese es mi propósito. Sí, madre. --Ya no puedo hacerte crecer más, hijo. --Es mi turno. Me toca a mí ahora pensar en mí, por mi presente. Nunca como ahora he sido tan dueño de mí mismo y es perentorio que cumpla conmigo. --Algo positivo. --Pero al menos, ha sido posible encontrarnos y hablar de nosotros, por primera vez. --La primera... La última. --Sí, madre. Ambos callaron. La luz del farol fue apagándose ante las claridades del alba, que se anunciaba hacia la distancia detrás de los edificios citadinos. No hubo más diálogo. Y luego, lentamente, Rolando continuó pensativo pero tranquilo, su camino abierto por el tráfico. Libre ya de motores y fantasmas, en una ciudad vacía, con calles solitarias que marcaban su ruta sin barreras. ...........................................Alejandra Correas Vázquez .......................................... UN REY EN CÓRDOBA...................................Por Alejandra Correas Vázquez1 - SU ALTEZA Es la mañana. Don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde la ciudad de Córdoba del Tucumán hasta el Alto Perú ... caminando desde la vera del Río Suquía, hasta la Real Audiencia de Charcas. Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia. Su refinamiento y su orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos días de vida y esplendor, del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica. 1795. Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita. Su "Comunidad Malfin". Aquellos mismos Malfines que los misioneros Jesuitas supieran traer más de un siglo atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas de Córdoba... sus regadíos, sus canales y sus quintas ubicadas en la zona fértil del "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato. Una Merced Real. Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde Alto Alberdi hasta el Chateau Carreras, todo incluido. El predio fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de diaguitas Malfines. Por decisión de su último príncipe el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no solamente a la familia dinástica Deiqui. Pero José Antonio está solo. En aquella mañana de 1795, no tiene apoyo. Es quizás él, lo único que resta de toda esa gran empresa Jesuítica que convirtiera a la ciudad universitaria de Córdoba en una sociedad erudita. Y a su provincia en un emporio progresista, industrial, agropecuario, vitivinícolo. Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente, se trajeron también a los indios civilizados, ellos, precisamente : Los Malfin. Y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca reconocido en Córdoba por casi dos siglos. La Real Audiencia de Charcas dará su veredicto y fijará finalmente, la validez de estas razones.2 - LA DINASTÍA DEIQUI Las autoridades borbónicas son tozudas -vascas- procedentes del antiguo reino pirenaico de Enrique de Navarra. Pero se han enfrentado con la Casa Deiqui, la única dinastía nobiliaria existente, reconocida y aceptada durante años en la larga vida colonial de Córdoba del Tucumán, perteneciente a aquella inmensa Provincia del Tucumán de antaño... que ahora ya no existe. Como tampoco existe ya más, aquel gran Virreinato del Perú de antes, que abarcaba casi un medio continente y que ha quedado dividido ahora en tres Virreinatos menores (luego de la expulsión Jesuítica) con evidentes carencias directivas como los años iban a demostrarlo. Como se halla ahora ausente esa progresista Compañía de Jesús que llenara de eruditos a Córdoba, transformándola en La Docta, probando y haciendo hacer carrera a los jóvenes profesores europeos, quienes más tarde brillarían en las cátedras de Europa.¡Pero la Real Audiencia de Charcas todavía existe! ... Está intacta, porque de ella dependerá el orden, el método y el equilibrio de todo este imperio español sudamericano. .Mientras dure. Mientras subsista. Por eso su alteza Don José Antonio camina erguido, incólume, frío y austero hacia el Alto Perú, llevado únicamente por sus piernas y por su séquito. 3 -LOS MALFIN Es el honor de un Rey, de una Casa Dinástica inextinguible y de un pueblo soberano al que los hombres de Loyola salvaron de su exterminio al traerlos (prisioneros, encadenados, enjaulados, a punta de lanza y con grilletes) desde los valles catamarqueños en 1670, luego de un cruento levantamiento sofocado a pólvora, y rescatándolos así de su extinción completa. Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos, vinieron a salvar a Córdoba de la indolencia y vagancia de los nativos Comechingones. La indiada autóctona. De un primitivismo cultural que ya había sido imposible de asimilar para la civilización del Inca, y que luego de un siglo español, también fue imposible de superar ... y al que la ciudad monasterio de Córdoba, no hallaba remedio. Los Malfin de 1670 son una tribu entera. Compuesta de ancianos y mujeres. Hombres y niños. Príncipes y súbditos. Sacerdotes y civiles. Completa. Hombres asentados y deportados en masa. Civilizados. Refinados. Culturales. Industriales. Alfareros. Textiles. Albañiles. Artesanos. Hortelanos. Comerciantes. Sastres. Artistas. Músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza. A punta de espada y con cadenas.Llegan aterrados...espantados...asombrados, encadenados....y esperando la muerte. No saben que Córdoba del Tucumán -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles, a la dinastía Deiqui ... honores de Reyes. Aún no saben al llegar aquí encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que Córdoba va a reconocerles su estirpe y que sabrá valorar su identidad propia de nación, de sociedad cultural. Y esa misma casa nobiliaria que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es violentamente arrancada de sus lares catamarqueños) irá algún día más adelante, más de un siglo después, a defender sus derechos dentro de esta Córdoba que ama, que considera prácticamente como suya... ¡Y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos usurpadoras!Caminando para ello hasta la Real Audiencia de Charcas Y hacia allí va su Alteza Don José Antonio Deiqui. No lo detendrán los caminos. Ni el vacío de las pampas. Ni el abismo de las quebradas. Ni la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie, sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, la contienda mayor y el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita, aclimatada ya a la ciudad del Calicanto luego de transcurridos ciento veinte años, e identificada con la sociedad cordobesa y su linaje. Su alteza Don José Antonio Deiqui repite así, insistentemente, con la fuerza erudita de su formación cultural -sólida- recibida por manos de sus preceptores Jesuitas :-" Me corresponde ser amparado por el Fuero de los Nobles " 4 - El TRIBUNAL de CARLOS V Tendrá cuando llegue allá un interlocutor válido: Los Oidores de la Real Audiencia de Charcas. Encontrará nuevamente ese estilo que añora, que se halla ausente en Córdoba, luego de la expulsión de los Jesuitas. Que se ha perdido en el Tucumán, ahora desbastado, desarticulado. Como está partido en pedazos todo el Virreinato del Perú espléndido de antaño, ahora fragmentado, desarticulado. Porque los nuevos amos borbónicos que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar, a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias a quienes han sucedido ...no dejarán que se extinga Charcas. Han comprendido que la ciudad de los tres nombres : Charcas, Chuquisaca, La Plata (y en el futuro se le agregará Sucre, para seguir siendo la "ciudad de los muchos nombres") pero a quien sus habitantes de hoy prefieren llamar "Charcas La Blanca" (según reza en los carteles de bienvenida) ...debe permanecer vigente. En el horizonte político de las Indias Occidentales y sudamericanas, no puede esta antigua capital del "Reino Charca" sufrir un hecatombe. Perder su crédito de confianza. Su renombre de legalidad adquirido en siglos anteriores, puesto que ello provocaría un desequilibrio administrativo y político, que hasta los innovadores Borbones, prevén como peligroso. De toda la gran gama de trasformaciones que esta nueva dinastía española (Borbón) provocó e hizo sufrir a las tierras del Nuevo Mundo (con frustraciones inmensas sobre proyectos magníficos en visión de futuro, abortados de improviso y en forma inesperada) de ese cúmulo de sorpresas y desastres que aún nos sacuden como un hecho anárquico, quedó empero algo intocable : la Real Audiencia de Charcas. Tribunal Mayor del Rey, e independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador, que lo constituía en una gran herramienta de gobierno. Su fuero, de acuerdo a cláusulas, sólo podía admitir el veto real o imperial. Además la elegida selección de sus Oidores y las exigencias a la que ellos mismos estaban sometidos -durante su período de residencia en el Alto Perú- da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas", concita y conlleva en tiempos de su Alteza Deiqui. Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando... Cruzando esteros y montañas. Salinas y pampas. Desde las verdosas chacras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano de cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última instancia. La acusación contra el príncipe Deiqui parte del hecho de aplicar sus Leyes Diaguitas -antiguas, severas y milenarias- a su Comunidad Malfin, donde él tiene asentado su poder legal e intransferible de "Curaca" (o sea gobernador de la realeza en el incario y cargo político hereditario para príncipes nativos en el sistema colonial español, llamado Curaquía). Estas leyes ajustadas a un código ancestral diaguita, respetado en tiempos de la Casa de Austria -correspondiente al período Jesuítico- desnuda un pensamiento de gobierno. Una debilidad interna en la nueva dirigencia española borbónica, y que amenaza al imperio muy organizado y legado por Don Carlos V. Estamos pues de camino junto a su Alteza, el Curaca Deiqui, en un larguísimo camino (¡Y a pie!) hacia este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí, para los súbditos de herencia precolombina. Pues las Audiencias en general (y más aún la de Charcas) eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas, especialmente por aquéllas con procedencia incásica, las herederas del Imperio del Sol, al que llamaban Tihuantisuyo. 5 -- ASTRIAS y BORBONES Esta acusación que priva de autoridad y nobilitat a un Curaca (intocable en el incario y en el sistema colonial español) nos demuestra que los nuevos reyes Borbones, no tienen el mismo sentido de organicidad que los Habsburgos. La Casa de Austria, con quien el engranaje del Imperio Español de Ultramar se convirtiera en una célula viva y perfecta, como un cuerpo humano. Los Borbones ya han perdido Canadá (Québec y Montreal, francesas), perderán dentro de poco Hispanoamérica, Nápoles, Flandes, Sicilia, Filipinas y más tarde Cuba. Además venderán Florida. Recibieron imperios que no crearon y que se deshicieron en sus manos. El caso Deiqui es una demostración más, de la tendencia anárquica de esta administración. No les negaremos humanismo. Voltaire, Diderot, Rousseau, l'Enciclopedie, la Ilustración, son producto de las cortes borbónicas. Les negamos orden. Los Borbones son reyes distintos a casi todos los conocidos. Apelan al individuo. Crean la ilustración Buscan la mente del hombre. Investigan el devenir de la sociedad. Muchos de nuestros valorados e incontables asertos actuales, nacieron en Versailles, en la círculo de los Luises ...¡pero pierden los imperios adonde en definitiva debe que vivir el hombre! Luis XVI abolía la pena de muerte, plantaba árboles y flores junto a su pueblo, en las plazas de París. Era un botánico, sin embargo le cortaron la cabeza. Luis XV rentaba a los intelectuales entregándole el uso completo de sus salones y era él mismo, un avanzado químico. Luis XIV llamaba a su lado al Señor de Lasalle quien había creado de su propio peculio una escuela nueva, con un proyecto novedoso, donde se instruían grupalmente niños nobles, burgueses y obreros, en clases colectivas. Se dio inicio con ello a la educación moderna, y levantó el nivel cultural de todo el pueblo francés al compararlo con el resto de Europa, para convertir a esta iniciativa por medio del Rey Sol en un instrumento didáctico nacional. El cual sería con el tiempo internacional. Los Borbones tenían una inmensa facilidad para perder bienes y vidas, pero cambian la historia del hombre. Comenzaron por ser reyes vascongados vasallos de Francia y perseguidos por protestantes. Quizás esto les dio desde el inicio, una visión distinta del futuro, abriéndoles otro camino. Grandes reformadores, los Borbones tienen luces y sombras. Nadie les quitará sus brillos. Ellos tampoco podrán negar nunca sus opacidades ...La expulsión Jesuítica, por ejemplo, que desequilibró a todo al imperio español. ...Y luego de ella, sólo cuarenta años después, quedó todo perdido pues vinieron las independencias ¡Cual un castigo divino! 6 - LOS PRÍNCIPES DIAGUITAS Cuando Don José Antonio Deiqui camina hacia el Alto Perú para recabar sus derechos de establecer orden y firmeza en su nación Diaguita cordobesa ... las calles de París están limpiando la sangre derramada por el "Terror", en cuyas manos terminó el reinado borbónico. Hay peligro pues, en Córdoba, amenaza de desorden en las estructuras diaguitas milenarias (probablemente más antiguas que las del propio Inca). Hay temor a la disolución, a la pérdida de los códigos de convivencia con este pueblo precolombino -puro hasta entonces- e instalado más de un siglo atrás en el extenso predio que va desde Alto Alberdi hasta Chateau Carreras. Atacar a los Príncipes Deiqui, es atacar una estructura bien conservada, que puede desarticular en demasía a la Docta Córdoba, con su provincia fronteriza en la zona de desmanes maloneros. La barbarie se halla allí nomás, a sus puertas. Pero en esta fecha de 1795, veintiocho años después de la expulsión de los Jesuitas, aún subsiste el organigrama que ellos establecieron con apoyo de la Dinastía Deiqui. Pero lo que todavía resta en pie, con firmeza y orden, de coexistencia con de la comunidad nativa -mayoritaria- puede perderse. Y llave importante de este sistema es la nobleza Deiqui. Sin embargo se ha decidido eliminarla, como parte no hay duda, de un aniquilamiento terminal del programa Jesuítico. Pero aún está por verificarse, ante la mentada Real Audiencia e Charcas, si ello es factible. Esta antigua dinastía Deiqui que junto a sus súbditos fuera trasladada en 1670, como un pueblo completo, hacia la ribera del Río Suquía donde fuera fundada Córdoba, tuvo bajo su control legal a toda la población nativa. Se entiende con ello a la población aborigen comprendida dentro de este Tucumanao (frontera) situado detrás de la Salina Grande, que era el límite sur de las Indias Occidentales. Situación geográfica difícil para la doctoral Córdoba aislada dentro del continente sudamericano y sin comunicaciones con el exterior. Es importante señalar todo ello en detalle, para poder impregnarse con los sentimientos del momento, al constatar el aislamiento en que vivía esta ciudad durante el siglo XVIII y con ello comprender el papel específico, que cada cordobés representaba dentro del colectivo humano. Era un intrincado proceso de gestación ciudadana, sobrevivencia y progreso, donde el aporte de cada uno de sus miembros era indispensable. A su vez que cada citadino jugaba un rol fundamental en dicha sociedad en ciernes, la cual sería desarticulada sin posibilidad de reemplazo, frente a la acefalía, en el caso de perder los Deiqui su Curaquía. Representaba un inmenso peligro perder a este miembro tan distinguido y necesario, para mantener la paz con el elemento nativo civilizado, entonces en mayoría étnica muy pronunciada. Y con el agravante de Malones salvajes cercanos. Tenía bajo su mando Don José Antonio, hasta ese momento, también a los muy autóctonos Comechingones, siendo este príncipe el responsable, de la comunidad india cordobesa en su totalidad. Sus leyes, su respetabilidad, su linaje antiquísimo que se pierde en la noche de la historia, diéronle a estos dinásticos diaguitas (tanto entre los naturales como ante las autoridades oficiales españolas) una distinción permanente durante más de un siglo. La larga distancia con Europa, tuvo su apoyatura en la política liberal y descentralizante de la Casa de Austria, la cual otorgó autoridad a los mandos medios volviéndolos casi autónomos. Ello permitió una administración efectiva en las Colonias, a pesar de la incalculable distancia que separaba la metrópolis de sus súbditos en las Indias Occidentales y Orientales. Tal el caso Jesuita y el caso Deiqui. Oponerse a las Leyes Diaguitas como hizo la administración borbónica, por razones elitistas europeas (y por "exceso de rigor" que es la acusación expuesta contra Deiqui) no era en modo alguno, una forma de preservar el gobierno español en sus colonias. Aunque esto fuera paradójico. Menos aún, acusando a este código antiquísimo y autóctono, de estrictez. Intentando con ello poner en duda la capacidad propia de los reyes naturales para con su nación. Cuando menos, es una falta de respeto hacia América Precolombina. El hombre no es perfecto y quizás ni siquiera sea perfectible. Podrá ser ilustrable, educable, modificable, pero necesita una guía especializada que se juegue por el orden desde arriba suyo. Que controle la paz social, en bien del propio individuo. Son pocos los espíritus auténticamente independientes en una colectividad masiva. Más que nada, en una comunidad india, donde el espíritu de colmena es insuperable. 7 -PEREGRINAJE de un REY Su Alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones. Grandes y pequeñas. Ciudades. Ríos. Va a pie. Lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está esperando el advenimiento de Napoleón y la Era del Progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795, nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal". El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa ni la montaña. Ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los incas, luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme. Este príncipe diaguita, que fuera respetado como tal por los códigos vigentes en el anterior Virreinato del Perú (ahora fragmentado) durante el reinado de la Casa de Austria, se halla en este momento solo. Muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre. Nació con él. Lo tuvo su familia en esta ciudad, donde la sociedad monacal de Córdoba y su centro universitario de La Docta, le deben mucho a los diaguitas. Le deben demasiado a los Malfin, para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, de austeridad y valores principistas, tal como él los expone. Lo vemos manifestarse con soltura en todo momento. Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades del nuevo Virreinato que recién comienza su vida. Que no tiene todavía experiencia de gobierno en Sudamérica. Pues el antiguo Virreinato ahora extinguido (fragmentado en tres) fue aquél donde floreció la Compañía de Jesús, la Universidad de Córdoba del Tucumán (Universitas Cordubensis Tucumanae), el Colegio de Nuestra Señora del Monserrrat, la Biblioteca Mayor (una de las primeras de América) la imprenta, el Calicanto... bienes de los cuales los cordobeses aún gozamos y que fueron sembrados en los primeros días de la Colonia ...Junto al vino cordobés que producíase en las bodegas jesuíticas de Jesús María (Vino del Rey) y los cueros secos exportados a China por el puerto altoperuano de Arica. El príncipe Deiqui ha mirado con soberbia a los hombres que componen la dirigencia del nuevo Virreinato, y ellos nada comprenden. Su dinastía es más antigua que las europeas y las europeas hasta aquel momento, habíanle reconocido siempre su vigencia. Y volverán a reconocérsela, porque lo necesitan. La nobleza Deiqui es indispensable para el equilibrio político de Córdoba, para mantener el orden dentro de la población nativa. La "autoridad" tiene reglas. Es como una magia. Puede ser muy dura. Puede ser fría. Pero tiene que ser efectiva y salvarnos de la anarquía. Preservarnos la civilización. Aristóteles nos dice que la deformación de la Monarquía es la Tiranía y la de la Democracia es la Anarquía ( "La Política" ). La Casa de Austria puso orden efectivo en América, creando una administración. Mucho más los Incas. Y los Deiqui fueron igualmente severos, ordenados. Y Don José Antonio se dirige hacia los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, para hablar de estos principios. 8 - LAS LEYES DIAGUITAS Don José Antonio tiene esa altivez, esa soberbia, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. A Tupac Amarú, a José Gabriel Condarconqui Tupamaro y a nuestro personaje, el príncipe Deiqui. Sus escritos y réplicas son de un arrogante orgullo. Es además un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo. Erudito. Brillante. Y conocedor perfecto de las leyes a nivel académico. Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Docta Córdoba para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos los que se le opongan. Es uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo) pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso, casi un medio continente, caminando con su dignidad y su prestancia sin los antiguos honores que antes le correspondieran. Porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" -hoy Alto Alberdi y Chateau Carreras- con ...¡mano de hierro!... Con la severidad milenaria de sus Leyes Diaguitas. Los Deiqui tenían incluso como dijimos, autoridad legal sobre los Comechingones, quienes desde la llegada de los Malfin en 1670 estaban expatriados en la práctica de la Docta, por vagancia. De donde podemos inferir por dónde vino la acusación contra Deiqui. Córdoba era una ciudad de trabajo, estudio, disciplina, arquitectura y arte, bajo las directivas jesuíticas. Y esto hizo crecer a los Malfines, quienes ganaron prestigios propios más allá del propio linaje. Ejercían una soberanía total y legal, sobre la población nativa de la provincia cordobesa. Como conjunto étnico progresista, como sociedad civilizada, como pueblo cultural, los Deiqui y sus Malfines, eran los responsables jurídicos de las tribus atrasadas y autóctonas en este aislado y antiguo "Tucumanao". Una tierra virgen incorporada a la civilización, desde la fundación de Córdoba. Estos Curacas respondían por todos ellos ante la dirigencia virreinal, y eran de suma exigencia. Tal como se exigieron progresar ellos mismos, desde su llegada y habíanlo logrado, con sus quintas, sus industrias y su vida universitaria. Los diaguitas están considerados entre los "indios blancos" muy típicos en el cono sur sudamericano. El estudioso Marcelo Aballay (diaguita sanjuanino muy blanco, cara redonda y ancha) dio en Córdoba numerosas conferencias al respecto, entre 1960 y 1980. Y allí va caminando su alteza Deiqui, el príncipe diaguita, sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de honores, atravesando un territorio inmenso ... Pero acompañado por una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su marcha en silencio, que no lo abandona. Si esto lo hizo él, por proselitismo o por demagogia, nos demuestra con ello al mismo tiempo, su enorme talento político. Pero a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes, su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será atendido y escuchado de igual a igual, por los Oidores de Charcas. Pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- Don José Antonio era un pacifista. 9 - LA CIUDAD MONASTERIO Los Malfin posibilitaron en gran medida, la existencia de esta Ciudad Monasterio del Cono Sur Sudamericano. Pues durante mucho tiempo los habitantes de Córdoba, fueron gente de claustro. De biblioteca. De estudio. De concentración. De pensamiento. De órdenes monásticas y centros educativos. Jesuitas con sus: Parvulario, Universidad, Biblioteca, Imprenta. Como también Franciscanos, Franciscanas, Catalinas, Teresas, Mercedarios, Dominicos, todos ellos además con Seminarios. El conjunto total del habitante en los primeros siglos de esta ciudad, era de claustro. Era una ciudad vestida de ropa talar. En los dibujos registrados por los cronistas de la época, puede verse que los habitantes vestían corrientemente ropa monástica. Fueran ellos jesuitas, monjes, monjas, sacerdotes, profesores, alumnado del parvulario o del universitario, todos acostumbraban a vestir este ropaje. Los niños tal como aparecen en estos dibujos llevan hábito largo igual a los monaguillos y caminan por la calle ciudadana acompañados por un preceptor. Es posible que los civiles también la usasen para no desentonar, como era (y a veces es, aún hoy) la costumbre establecida en los monasterios europeos con sus huéspedes. Para mantener una ciudad hecha de jesuitas, monjes, monjas, sacerdotes, alumnado de niños y jóvenes internos, se evidencia que este conjunto humano no tenía prevista la reproducción. En la edificación colonial del período llama la atención la ausencia de lugar para niños o la falta de cocina. Para que la ciudad de Córdoba fuera creciendo (y fue creciendo, de acuerdo a las obras edilicias) sin evidenciar una edificación para familias, recibía aporte de afuera. Alumnos, monjas, monjes... gente de mística o de estudio. Su propio aislamiento continental facilitaba la inclusión de nuevos miembros decididos a alejarse por motu propio, del cansador "mundanal ruido". Los cuales a su vez como se observa, no se reproducían dentro del perímetro cordobés. O sea, nadie nacía entre esos habitantes, dentro de las grandes edificaciones pétreas. Las comadronas por su lado habitaban todas en el campo (y hasta el siglo XIX). Tampoco como hemos dicho, había infantes anteriores a la edad escolar. Todo lo cual se verifica por medio de la arquitectura dejada de aquel tiempo, donde el tipo de diseño para las habitaciones comunes, no permiten presuponer la residencia de madres lactantes. Ni de niños, en un espacio no previsto para ellos. Córdoba tuvo una arquitectura especialmente construida para adultos. Los Encomenderos, los habitantes laicos de este Tucumanao, dentro de la Provincia del Tucumán (hoy provincia de Córdoba) se establecieron en las Mercedes Reales, o sea zona de campo y producción agropecuaria. A la ciudad de Córdoba sólo arribaba aquél que tuviese que ver con el estudio o el monasticismo. No era una ciudad habitacional. Y fueron precisamente los Malfin y sus descendientes, ubicados en el Pueblo de la Toma, al pie de la ciudad monacal, quienes constituyeron el grueso de la población civil por mucho tiempo. Pues la ciudad de Córdoba dedicada al estudio y monasticismo, en aquellos tiempos, no atraía a los espíritus mundanos. A los aspirantes a riquezas, o a los aventureros que pululaban en las Indias en esos siglos XVI, XVII y XVIII. Ello condicionó la circunstancia de que a partir del año l670 fuesen los diaguitas malfines, por mucho tiempo, hasta el arribo del Marqués de Sobremonte con un planteo de vida social diferente, la población civil y laica cordobesa. Podríamos decir en síntesis : "Los Malfin fueron los primeros cordobeses que tuvieron en esta ciudad familias estables". Eran el elemento productivo, mientras que los universitarios y monjes, el consumidor. Cultivaban sus quintas de Alto Alberdi y distribuían el agua de sus acequias (Toma de la Acequia). Productores del cinturón verde tradicional en Córdoba, que todavía hemos conocido hasta avanzada la segunda mitad del siglo XX. Con sus tomates, choclos, ajíes, lechuga, pimientos, paspas, batatas, servidos en la mesa de los místicos conventuales o de los eruditos universitarios. Juntos y amalgamados habían vivido en esa coexistencia indispensable, que permitió sobrevivir a la ciudad monasterio. Juntos habían enfrentado el aislamiento continental. Juntos habían preservado la civilización. Juntos habíanse preparado para el futuro. Juntos, extensa y largamente juntos, vivieron los avatares de furiosos Malones, expulsión jesuítica y fraccionamiento del Virreinato del Perú, con todas sus consecuencias, tan difíciles de sortear. Juntos debían quedar hasta el final de aquel período colonial. Era imposible separarlos. Juntos debían despedir al siglo XIX que se avecinaba, con toda su evolución y todos sus cambios. Fueron los súbditos diaguitas de los príncipes Deiquis -y ellos mismos ante todo- la quinta columna de la Córdoba jesuítica con su cuidada "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los Malfines hicieron realidad que Córdoba fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : de Charcas su tribunal, de Lima su capital virreinal, de Santiago del Estero su capital provincial, de Arica su puerto. Separada siempre por una gran salina del mar, de los puertos y del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura. Córdoba era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos. Y la Comunidad Malfin, su tutora. Su aya. La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba sus calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su hábil cerámica diaguita, siempre tan mentada. Y se recompensaba a sí misma (esta dirigencia diaguita que se puso al servicio de tal obra magna) con una suerte de autonomía y autoridad como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos cordobeses que vivían alejados del "mundanal ruido" junto al Calicanto! 10 - FUERO de los NOBLES Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudadanía y no va a ceder. Cederá en cambio el gobierno borbónico del Virreinato del Río de la Plata. Los nuevos administradores. Y ellos se ajustarán a él. Porque Córdoba ha sido siempre gobernada desde Charcas, incluso por encima de la capital provincial en los tiempos que formó parte del Gran Tucumán (Santiago del Estero con quien mantenía reyertas). Y lo seguirá siendo mientras dure, mientras subsista. Mientras exista aún para el mundo ese Imperio Español de Ultramar, donde Charcas es el tribunal mayor. Y hacia allí camina, paso a paso ... su Alteza ...el príncipe Deiqui en 1795. Este príncipe tiene educación universitaria. Su madre María Constanza también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados ante el alto tribunal. Lo que demuestra que durante el período anterior a la expulsión de la Compañía de Jesús, en Córdoba, las mujeres tenían escolaridad. Lo que hace a las damas cordobesas unas de las pocas mujeres ilustradas de aquellos siglos. Estos Malfin de etnia diaguita, o más precisamente esta Dinastía Deiqui ¿Era uno de los planes secretos de los Jesuitas que tanto preocuparon a Carlos III, ordenando su expulsión en 1767? El era en realidad un rey extranjero quien llegó al trono de España luego de reinar veinte años como Carlos VII de Nápoles, a causa de la muerte del Infante Fernando. ¿Estaban los Jesuitas preparando una clase dirigente para Sudamérica en la muy escondida y aislada Universitas Cordubensis Tucumanae situada en este apartado "finisterre"? Cual era la ubicación cordobesa en el mapa en este Cono Sur sudamericano, geográficamente distante de toda posible vigilancia oficial no deseada ... Mucho hace pensar que sí. Sabemos hoy día que había un gran proyecto Jesuítico gestándose en Sudamérica hasta 1767. Y esta clase dirigente Malfin con su Casa Real Deiqui a la cabeza, fue probablemente uno de los pilares centrales, dentro de cuyos esquemas los conductores jesuitas iban moviéndose, para concretar su paso al futuro. Puede verse que en el proyecto de la Orden para las Misiones Jesuíticas del Paraguay, había una programación bien concatenada. La ciudad de Córdoba pertenecía desde su fundación en 1573 al Virreinato del Perú, con capital en Lima. En esa administración colonial se mantuvo hasta el proceso traumático de la "expulsión jesuítica". Dentro de ella creció la Universidad. Sin embargo esta alta casa de estudios fue fundada en realidad por el erudito y educador franciscano Fray Trejo y Sanabria, cuyo monumento honra hoy el patio central de la Universidad de Córdoba, la cual es llamada entre los cordobeses La Casa de Trejo. Pero posteriormente, con una visión diferente (franciscanos tienen voto de pobreza y aquí se necesitaba una casa de estudios para hijos de encomenderos quienes administraban bienes del rey) fue otorgada por Felipe III de Austria a los Jesuitas. Ahora bien, para la Orden, nuestra Universidad de Córdoba pertenecía a la muy extensa "Provincia Jesuítica del Paraguay" por ello debemos realizar aquí una segunda lectura. El proyecto paraguayo de las misiones jesuíticas, in situ, es decir en el propio escenario Guaraní, tenía una clara programación industrial. La ciudad de Trinidad, con su espléndida arquitectura, era un emporio manufacturero y estaba sin duda prevista como capital de una futura nación. "Trinidad", fue aquella hermosa urbe que defendió el general de la Orden, padre Horotz, cañoneada sin piedad por las tropas de Carlos III de Borbón, hasta demolerla piedra a piedra. El jesuita Peramás, por ejemplo, es en Córdoba profesor y en el Paraguay, misionero. Su libro que llegaría a Argentina dos siglos después de ser llevado prisionero (encadenado delante de sus alumnos mientras enseñaba Retórica) nos habla de un proyecto Jesuítico donde aplicábanse las ideas de Platón, detalladas por este autor griego en "La República". El libro del Padre Peramás editado hoy y leído con sumo interés, llámase : "Las Misiones Jesuíticas y la República de Platón". Peramás nos ofrece allí un análisis exhaustivo, sobre la organización de las misiones paraguayas, con un rico planteo comparativo.Platón en la República y en el Político nos propone además, una semblanza sobre la clase dirigente de esta sociedad especial y equilibrada. El autor griego nos describe con minucia esa gente que debe estar formada, por conductores preparados y elegidos para tal fin, en condiciones apropiadas. Tanto como educados para mantener el orden y la preservación del sistema. Una clase dirigente formada ad hoc, bajo esta consigna. Son ellos los "Guardianes" de la República, llamados así por el filósofo.Y esta dirigencia a la cual el ilustre ateniense dedicaba párrafos especiales sobre su preparación ¿Serían acaso los Deiqui para la Orden? Todo quedó en un obscuro misterio después de la expulsión compulsiva de las huestes de Loyola. De la misma manera que resulta misteriosa esta "Curaquía" en medio de la ciudad de Córdoba, casi despoblada de gente civil. Una nación completa diaguita insertada en medio de ella, nos ofrece como panorama una perla escondida, una más dentro del período jesuítico, que oculta muchos misterios aún. Como también abre una incógnita sobre el imperialismo expansionista de la Casa de Austria, que aceptaba príncipes Malfines gobernantes dentro de sus territorios, y no sólo los aceptaba, los importaba a la fuerza desde el norte argentino hacia Córdoba en el finisterre de su imperio. Hombre de élite, Don José Antonio Deiqui defiende su Curaquía como Reino asociado con plenos derechos. Su Alteza Deiqui "No permite pulperías" en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado, todavía subsisten en Córdoba (Barrio Alto Alberdi) como sobrevivencia de un pasado que aún persiste. Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra de este príncipe José Antonio, hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él al punto de dotar a Córdoba de relevantes figuras de nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, quien es el que nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado. Dicho historiador cordobés señala y cita además, una larga serie de familias cuyo solar tradicional pertenece a Alto Alberdi, con apellidos conocidos en Córdoba y de gran prestigio social. Todos ellos, según este investigador que habla en función de documentos, de un claro origen Malfin. El príncipe Deiqui ostenta un sello inconfundible que le ha sido prefijado. Político de raza, carismático, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones.Con él se presenta. Camina. Lucha. Vence.Vini. Vi. Vincí Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento, desde la cuna y amamantado por una mujer ilustrada -su madre María Constanza- exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violada. Es él, José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. Rey de legítimas raíces, de tronco original. Autóctono. Fue el suyo, uno de los grandes momentos, en donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su pasado brillante. Para él, hombre rico y cordobés de alcurnia, universitario de gran orgullo, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, paredes rocosas cortadas a pique, quebradas e infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... significaba más que un esfuerzo sorprendente. Era todo un reto con la historia y una superación sobre sí mismo. También nos habla de su talento como dirigente de masas. Su capacidad de conducción. Esa espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas, acompañado de aquella multitud que lo seguía, pacifista y legalista como él, nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y oratoria, está la fuerza anímica y su capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : Las Leyes Diaguitas.El sistema de orden de su pueblo, la confirmación de ese derecho para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentándose así, con tal argumentación ante ese poderoso y máximo tribunal, acompañado además por una corte de seguidores multitudinaria pero completamente pacifista, y haciendo respetar en su persona dinástica, al carolingio "Fuero de los Nobles", en el cual se amparaba y al cual exigía. Este fuero colocábalo a él, por arriba de las autoridades corrientes coloniales, pues él era Don José Antonio Deiqui, Rey de los diaguitas de Córdoba en la Comunidad Malfin, "Curaquía" conferida más de un siglo atrás con todos los recaudos legales que le asistían. En el Alto Perú se ubicaba la más antigua civilización precolombina con su asiento en la megalítica Tiawanacu, donde recorrer sus monumentos es entrar en el corazón del tiempo. Fue su heredero el Reino de los Charcas, más tarde el Collasuyo Incásico y en la época donde se desenvuelve nuestra historia : la Real Audiencia de Charcas. Y hacia ella se dirige Don José Antonio Deiqui, cordobés y príncipe docto. 11 - REAL AUDIENCIA de CHARCAS El Alto Perú posee una experiencia civilizadora larga. Secular. Posee cultura desde el comienzo. Primero como dijimos la de Tiawanacu, luego vino la del Reino Charca con sus reyes propios, posteriormente la del Inca, suplantado por la Casa de Austria y finalmente por esta última dinastía nueva que es Borbón. Pero siempre defiende la legalidad. Cuando en siglos anteriores se levantaron los Charcas en contra de los Incas, fue para hacer respetar sus leyes. Y el Inca tuvo que aceptar. Ahora defenderá a Deiqui... su orden, sus principios, sus leyes. Los Oidores saben que tierra adentro, un desorden en la comunidad india -que acata sólo los mandos autóctonos- puede producir una hecatombe incontrolable. Un desorden de proporciones inesperadas. Por ello el Fuero de los Curacas ha sido siempre validado por esta Audiencia, por todo lo que reviste de indispensable. Charcas, Chuquisaca, La Plata (ciudad de varios nombres o tres ciudades distintas dentro de un solo predio) ha considerado a Córdoba por siglos como a su hija... O su ciudad rebelde, siempre. Todos los pleitos de esta ciudad terminaban allá ¡Y Córdoba tenía ya infinitos pleitos en el tiempo hispanocolonial! Charcas la ha cuidado desde el comienzo : diseñó el plano de su ciudad, pobló su provincia, distribuyó sus Mercedes Reales, le envió encomenderos para que las trabajasen, demarcó sus caminos enviándole portugueses cartógrafos, colocó sus postas, le proveyó de familias en los pueblos, profesores en la ciudad, artesanos, le dio gobernantes ...Fueron siglos.¡Ahora salvará a la ciudad del Córdoba de una probable anarquía, haciendo valer los derechos de legitimidad de la Dinastía Deiqui! 12 - EL MONARCA Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito. Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes pórticos del supremo tribunal.Llegó hablando en latín. Recitando leyes y expresándose con oratoria. Buscando un interlocutor válido. Y Charcas los recompensó :¡Siguió siendo Rey!El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba......La Deiqui. Murió en 1800 como un monarca. Con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía de la Docta Córdoba. Su descendiente, el profesor universitario Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su memoria.................................El profesor Rojas de Villafañe recibió el Premio Historia de la Provincia de Córdoba por esta investigación en la que se apoya el siguiente relato CÓRDOBA COLONIAL................(Acuarelas Argentinas 5-6-7-8)(Novela por entregas).....................EL RANCHO de PIEDRAAcuarela CincoEl sol expandía fuegos por el paisaje y una eclosión brillante de mica tapizaba el escenario de la sierra, en aquella siesta inmaculada de blancura. Sobre esa dimensión asoleada y eterna, el perfil recortado en curva de Hermenegildo, con sus pómulos emergentes y sus ojos zarcos, sobrevivencia de una raza india inextinguible, declaraba su estampa milenaria como imagen de un vacío intemporal.Fue el instante en que salimos a su encuentro, como dos niños serranos y casi silvestres, atravesando el bosque de talas y huyendo de la vigilancia de Tobías. Por momentos en el silencio caluroso del verano, donde el ardor cae en vértigo sobre la tierra, un leve rasguño a la distancia parece un alarido. Y el temor a la aventura infantil, que producíanos nuestra huída, hacía precipitar el color rojo de las mejillas.Nos colocamos sumisamente a su lado entre las peñas del contorno, junto al alero de paja de su rancho de piedra que emitía hondas intensas de calor, para él, imperceptibles. Nada lo conmovía. Cualquier ambiente, el presente de fuego o la escarcha invernal, le eran indiferentes. No nos hablaba. No emitía tan siquiera el rumor de sus pensamientos ... Lentamente, como saliendo de un pasado inmaterial, reparó en nosotros a través del hueco profundo de sus ojos zarcos muy claros, recortados sobre el cobre brillante de su piel.--"Íbamos veinte arrieros, con veinte carretas cargadas de cueros secos, carne de charqui y vinos camino de Arica para traer sedas de Oriente ... Don Cirilo se apeó del pescante para ver de cerquita al Atacama, y el Tobías, mozo entonces, había quedado dormido con las armas al cinto "¡Vaya cuidador!" ... dijo Don Cirilo "¡Si yo debo protegerlo a él, durmiéndoseme ansí en el "pior" lugar!" ... Era hombre "juerte" y decidido Don Cirilo ... Arrogante... conmigo le bastaba y él lo sabía. Mi lanza era suficiente. Pero quería "pasiar" y probar al mulato ¡tan joven entonces! darle la "juerza" de un gaucho porque se criaba en la casa entre "mojeres."Y se iluminaron sus ojillos claros de Hermenegildo como micas al sol, reviviendo esa emoción juvenil de rivalidad gauchesca contra los mulatos, siempre asiduos a la vida doméstica de nuestras familias.-"Yo seré un Don Cirilo como aquél y llevaré cueros más lejos, con más mulas, y Ambrosio no se dormirá en mi carruaje"-...Interviniste entonces para que yo te oyera y admirase, como héroe desvalido al que sermoneaban todas las tardes.-"¿Endeveras? ... velay ... Cirilito ... Cirilito ... ¡Don Cirilito!..."Su silencio volvió a invadirnos y retornó nuevamente al estatismo, mientras cruzaban en sus recuerdos los macizos nevados andinos, que los años habían apartado de su vista. El ronroneo del mate que él llevaba a la boca como atenuante a la sed (con aroma a yerbabuena en ese ardiente verano) le devolvía cierta apariencia humana. De sus dedos nudosos y cobrizos asomaba el porongo natural, fundiéndose en una sola especie. Su mate espumante con la bombilla presta, parecía mantener la única realidad de aquel instante. Cerró los ojos y la mansedumbre del sueño se posó sobre su cuerpo, con la fuerte osamenta sentada en silla baja y los brazos cruzados en una perfección de estatua. Y allí lo dejamos después de un largo rato, sin que ningún movimiento involuntario lo privara de aquel equilibrio casi sobrenatural...............................RUMBO al ALTO PERÚAcuarela SeisEn el atardecer somnoliento de otoño bajo la placidez abrileña de la sierra, la centenaria bisabuela Aurora alimentaba con su mano al zorzal azabache, que llenaba de música nuestra galería. Un tapiz de hojas secas cubría el adoquín del patio, y la mirada melancólica de mi madre se posaba sobre el aljibe. Su nostalgia doliente evocaba a mi padre en su ausencia, quien viajaba con su comitiva rumbo al Mercado de Charcas... Y ella consolábase con la imagen de tu cercanía junto a él, con tu presencia a su lado. De forma que tu alejamiento que llevaba ya dos años habíase transformado de improviso para nuestra madre, en un reencuentro emotivo, desde el momento en que él abordara la carroza que lo llevaba año a año, por los caminos del Alto Perú. Desde su partida aguardábamos esa llegada imperiosa, como si su descenso en Charcas fuese el nuestro propio. Y el calor de su brazo sobre tu cuello, fuese la misma ternura envolvente de nuestra pasión femenina, emotiva y llorosa... ¡Y no la altiva adustez de nuestro padre! El llevaba nuestro amor cordobés que a la distancia, sin la frescura de nuestros campos, sin el aire ventoso de nuestra sierra, en el empedrado ciudadano de Charcas, convertiríase en algo muy distinto. En una emoción diferente que el joven estudiante chuquisaqueño que tú encarnabas ahora, iba a transformarlo en una galantería familiar y afectuosa, más que en una nostalgia doliente como la nuestra. La soledad del que ha quedado a la distancia no tiene el mismo espectro sentimental del que ha partido, en busca de novedades y emociones. No era lo mismo yo, tu hermana compañera de juegos y ahora distante, recorriendo los senderos donde fueran nuestras diversiones infantiles, que tú en la vida mundana altoperuana, cual era ahora tu presente.¡Qué lento era aguardar los días de camino, cuando nuestra imaginación volaba al viento llevada por la serenidad otoñal! Todos viajábamos. Nuestro padre en la realidad. Nosotros en el alma.La carroza avanzaba por los caminos dándonos la espalda. En su interior nuestro padre dejaba evadir sin prisa el pensamiento, para alejar la monotonía del tiempo señalado en semanas sin noches ni días. La capa envolviéndole el rostro, en protección al polvo blanco de las salinas, que filtrábase por las cortinillas de las ventanas. Sus largas y elegantes manos jugaban con los extremos rubios de su barba. Posábanse enguantadas sobre las rodillas, repasando el lienzo de su traje paraguayo, que partiera impecable y que debía resistir todo el peso del trayecto.A su frente Gervasio (su fornido guardaespaldas de arrogancia angola) atisbaba con ojo atento los peligros inciertos de la travesía. Asomaba de continuo su rostro muy inquieto, a través del resquicio de las cortinitas. Su mirada altanera y vivaz, obscura como la noche, se confundía en el interior del recinto escondiéndose de la vista de los arrieros. Sus manos musculosas posábanse sobre la pistola que llevaba a la cintura, y el menor bullicio del exterior era captado por él con rapidez y premura.Mientras los gauchos protegidos del viento salino con sus ponchos --y armados de lanza y facón-- guiaban con altivez a la caravana de carretas, cargadas con productos del Tucumán. La carroza de mi padre y Gervasio con sus briosos caballos, continuaba guiando a las mulas caravaneras por el Camino Real.Y la comitiva de carretas. que había partido de nuestros campos, apartando a nuestro padre de la sierra, avanzaba ya por tierras desérticas de indómitas salinas. Para desembocar luego en los tupidos bosques de rojos senderos, que lo transportarían hacia el bullicioso norte altoperuano... ¡de ciudades alumbradas e inmensas ruinas preincaicas! ¡Qué mundo de fantasía era el nuestro en la lejanía! .Como un susurro envolvente de pausadas notas, la bisabuela Aurora rememoraba el paisaje que mi padre y Gervasio iban contemplando, y al que ella conocía palmo a palmo ... pero con un derrotero inverso. En su memoria centenaria, y congelada en el tiempo, la mamasita Aurora evocaba la inversión del viaje y del espacio. Su partida juvenil de Lima, la ciudad de los Virreyes, la cuna de su nacimiento, con la blancura reluciente de sus casas festoneadas de balcones floridos. Luego el paso por el pétreo Alto Perú, y el lento descenso desde Altiplano entre pampas y quebradas, hasta llegar a las selvas y salinas tucumanas. Para por fin arribar hasta este refugio de nuestra sierra cordobesa, que la atraparía para siempre.--"Era en tiempos de mi Cirilo y a su lado. Mi traje de novia llegó acomodado en un arcón ... Hermenegildo abría la marcha y me consolaba." ¿Qué serían ya entonces para ella, desde esa larga distancia en el tiempo, la florida Lima y la blanca Charcas?En el camino mi padre continuaba dentro del carruaje, mientras Gervasio descendía para controlar la comitiva y palpaba nuevamente su pistola. Su salto ágil y atlético. Y su figura felina y africana, imponía respeto en el gauchaje. En cada alto del trayecto el mulatón paseaba su mirada inquisitiva, por las treinta carretas cargadas de cueros secos, vinos y charquis, que avanzaban con pesadez, descoloridas y grises por el polvo persistente. Los jinetes de lanza en mano lo miraban de frente, altivamente, con su estirpe de casta gaucha. Y ambos en su respetuosa rivalidad, continuaban la senda prefijada. El orgullo criollo del gauchaje (de profundas raíces indias) no cedía su lugar en la marcha. No cedía su dominio de los caminos. Y en esa combinación humana, en esa síntesis de exóticas lealtades, de cercanías y distancias ... todos continuaban la ruta silenciosa.La mutua compañía de mi padre y Gervasio, el encomendero y su guardaespaldas angola, junto a la elegante altivez de los gauchos lanceros que guiaban las carretas (y comían por separado) iban en conjunto abriendo los senderos del norte. ¡Y del hechicero Alto Perú con sus emociones mundanas!Y mucho más allá (adonde ellos nunca llegarían) el Virrey de Lima enviaba pliegos con firmas de rúbrica y sellos hispánicos, a los lejanos señores de la Casa de Austria. .......................................LA PROVINCIA del TUCUMÁN Acuarela SieteEn los primeros días de nuestra infancia, cuando nuestro bisabuelo Cirilo aún vivía, lo podíamos ver replegado en su gran sillón de quebracho colorado, mirando impasible al sol naciente que se elevaba por el cordón de la sierra. Su presencia casi mitológica, daba un acto majestuoso a la Merced.Había entregado ya a nuestro padre (su nieto) la conducción de la caravana de carretas cuya comitiva iba hacia el Alto Perú, todos los años, y que él mantuvo bajo su rigor una vida entera. Los que para él eran entonces "sus jóvenes" --Tobías y Zenón, mayordomo y capataz-- quienes doblaban la edad de mi padre, administraba su casa con un celo inigualable, sometiendo a su juicio cualquier circunstancia novedosa. Sólo Hermenegildo, en la continuidad sin límite del espacio serrano que casi había nacido con ellos, se mantenía intacto como él, desde aquel tiempo. Su tiempo.El tiempo de ellos, cuando los viajes familiares se remontaban a Lima y la colorida ciudad de los Virreyes trasuntaba un dejo de Emperadores, ahora lejanos. Como recuerdo simbólico de una vida transcurrida con lentitud (pero que para ambos no había caducado) los veíamos juntos caminar a la par, recorriendo senderos contiguos a la casona, en mañanas heladas y casi sin llevar abrigo.El Papasito Cirilo era de esas figuras que aparecen en las primeras horas de nuestras vidas, como si hubieran estado esperando nuestra llegada, para despedirse recién del festín de la existencia. Fue un hombre brillante y esplendoroso. Cautivaba a sus amistades como si fuesen un auditorio. Alegraba a sus acompañantes con el encanto de su guitarra, su diálogo ameno, su pose hidalga y su orgullo de casta. Su fascinación dejó celebridad y embeleso. Pero esta imagen múltiple es la que yo conocí por mentas, por la añoranza de los otros. Pues la mía en la pasividad de mis primeros años de vida, es la del anciano tierno y erguido, juguetón como un niño con nosotros, pero también enérgico como todo hidalgo campesino. Ya no pulsaba su guitarra y su vista era casi nula. Sus músculos muy tensos apenas le permitían movilizarse. Su imagen patriarcal y elegante, era más simbólica que real, y tenía cierto acento de estatua.Mi padre le profesaba una devoción absoluta, y la palabra empeñada de su abuelo (en alguna cuita lejanísima de su prolongada vida) fue cumplida por él con más minucia que la suya propia. Esta era ante todo, la ley sagrada que regía entre nosotros como base de vida. Y casi diría como régimen contractual existente en toda nuestra Provincia del Tucumán : "la Palabra dada" que oficiaba de organismo competente, dentro de la dilatada extensión que nos separaba de la Audiencia de Charcas : La palabra empeñada. .................................La Gran Provincia del Tucumán tuvo su espíritu de vida, sus anhelos alcanzables a todos y su estilo propio. Vivió en armonía y felicidad con Lima, la capital de este Virreinato del Perú y estuvo orgullosa de su Virreyes. Sintió una unción reverente por los miembros de la Real Audiencia de Charcas y fue una disciplinada ejecutora de sus decisiones. Fue lentamente creando su propia idiosincrasia, mientras mantenía un culto afectivo y nostálgico por la alegre Lima de nuestros ancestros,. La cual, cada vez más lejana ... a medida que el Tucumán se iba autoabasteciendo. Que el Alto Perú se volvía más opulento y regio. Que la Real Audiencia de Charcas crecía. Que Chuquisaca imponía su esplendor aristocrático y universitario. Que Potosí acumulaba riqueza y acuñaba moneda. Que Córdoba como sede cultural jesuítica con universidad propia, se hacía más importante. Que la industria guaranítica del Paraguay, volvíase más célebre y más operativa. Que el puerto altoperuano de Arica, aumentaba de eficiencia proveyendo de sedas de Manila y embarcando nuestros cueros. Era como si el indomable Kollansuyo vuelto a su energía anterior a los Incas (era el Principado Tucman tributario del Reino Charca) organizara otra vez su nación independiente. Más antigua, más arcaica que propio el Incario, bajo el amparo cósmico de las salobres aguas del Titicaca.Prolongación de un imperio milenario, resurrección de un pasado que se remontaba a los orígenes del continente en Tihuanaco... los hijos del Tucumán, guiados por la luz misionera de estos nuevos Charcas, nos fuimos sintiendo cada vez más autosuficientes. Nos fuimos viendo con mayor posibilidad de creación cultural, convenciéndonos día a día de nuestras propias capacidades, bajo la sabia administración de las Huestes de Loyola.........................................Fue condición de toda la gente de nuestra tierra, en esta extensa y próspera Provincia del Tucumán, la de una prolongada vida rayando la centena o de lo contrario una vida muy corta. No conocimos la mitad del término. La vida nos llamaba para cumplirla totalmente o para renunciar a ella antes de malgastarla. Conocimos centenarios y nos despedimos de gente muy joven. Pero todos vivieron en la plenitud, con gran ostentación de fuerza y salud.Los que nos dejaron de improviso, apenas saludándonos y sin darnos tiempo a salir de la sorpresa. O los ancianos cuyo cuerpo envejecido mantenía una mente clara, un discernimiento lúcido, que parecía disociado a su cuerpo inútil. Fue encantador hablar con ellos por sus deslumbrantes memorias, que nos entregaban en sus relatos (como en un juego de colores) ese pedazo de historia viva, que había desfilado ante sus ojos.Aquellos que se mantuvieron en el camino siempre fuertes, imponentes y elegantes, remarcaban a su paso,cada uno su estilo. Ya fuese el del gaucho, el del angola o el del encomendero. Además, cada uno lucía con orgullo su atuendo propio. Y en la paz solariega con ese tipo de vida, el devenir augurábales la posibilidad de procrear hijos de temple, como los que esta tierra difícil agreste y aislada, necesitaba para crecer. Amparados bajo la paciente y amorosa mirada de Inti, el dios sol americano. Su verdadero y único dueño.....................................................LIMA IMPERIALAcuarela OchoAnte todos estos progresos que en tres generaciones se hicieron elocuentes (volviendo innecesario el tránsito hasta Lima) se fue volviendo la cabecera virreinal, que había reconstruido hispánicamente bajo el sello de los Habsburgos, al memorable Tihuantisuyo ... Más mágica, más llena de fábulas encantadas y más célebres sus antiguos visitantes.Esta magia tenía para nosotros el papasito Cirilo. Fue el último de los nuestros proveniente de la florida Lima, y el primero de los Cirilos que viniera al Tucumán desde el Alto Perú, para establecerse en una Merced de la serranía cordobesa, como encomendero. Nunca descendió de joven hasta la erudita Córdoba de los Jesuitas. Y cuando su hija Mercedes ingresó en el convento de las Teresas, (llevando hasta allí toda su rubia juventud, su belleza inmaculada y su rica dote )... El recorrió las calles empedradas de ostentosos templos, como el visitante lúbrico y mundano que se sobrecoge ante la vista, de la vida contemplativa.Nadie más volvió a ver el rostro níveo de Merceditas y recordaban aún sus dorados cabellos vascongados, que algún día creyeron ver renacer en los míos ¡tanto tiempo después! ...Su voz tersa y pausada (que yo escuchaba a través del enrejado de madera de las visitas muy aisladas a su convento de Córdoba) tenía para mí esa magia de los homónimos. Y hubiera querido pasar a través de aquel tupido enrejado de las monjas que escondía sus rostros, para poder verme a mí misma, como ante el espejo que no quiere contestarnos nada. Y yo, que la reencarnaba en la familia, la escuchaba con unción casi profética, maravillada de estar ante mí misma y sin saber quién era.............................El papasito Cirilo perdió muy pronto a sus hijos varones y a mí no me tocó conocer a ninguno. Primero al niño Rosendo, su rubio saltarín, picado entre los riscos pedregosos por una yarará. El más apuesto, Andrónico, de cabellos obscuros y ensortijados con brillantes ojos azules, quien partiendo desde Arica hacia Filipinas llevando cueros cordobeses para traer sedas chinas, quedó en un naufragio en el Océano Pacífico.Nuestro abuelo Cirilo, llegó a desposarse y tuvo cuatro hijos, un varón y tres mujeres, pero yo no lo conocí. Realizó estudios en el colegio jesuítico de Nuestra Señora del Monserrat, y fue un buen alumno latinista. Pero era demasiado temperamental y temerario, amante del galope tendido en caballos sin castrar. Muy joven aún, se desbarrancó por la sierra con su potro preferido.El papasito Cirilo se encontraba en aquellos días en Lima, a la que había llegado en uno de sus asiduos viajes comerciales (llevando como siempre al corazón de mamasita Aurora que añoraba su bulliciosa cuna a la cual nunca volvió a ver) cuando el chasqui le entregó la infausta nueva. Aquello lo transformaría nuevamente en padre, debiendo hacerse cargo de la educación paternal de su nieto, único varón (nuestro padre) para quien sería indispensable desde ese momento en adelante. Una inmensa tragedia que cerraba el círculo doloroso de sus hijos varones.Pero el papasito era un hombre demasiado esplendoroso para el dolor. Su festividad limeña nunca fue doblegada por la solemnidad de Charcas (que habría de ser para mi padre, en cambio, la razón de su vida y estilo personal). Regresó al Tucumán de inmediato y en un abrir y cerrar de ojos, recuperó sus melodías, su guitarra, sus audiencias y amistades ¡Pues la Merced necesitaba un conductor de fuerza y vigor!Cuando perdimos finalmente al papasito, ya nonagenario, sentimos que Lima se nos alejaba. Se apartaba de nosotros, y su imagen quedaba dependiente sólo de la sobrevivencia de mamasita Aurora. Cuando ella también nos dejó airosamente, centenaria casi, a causa de un golpe casi infantil demostrando que no se había hecho cargo de su edad al subir diariamente a una banqueta para arreglar la hora del reloj... Sentimos que sobre nosotros caía una orfandad telúrica.¡Era Lima que se iba con ella! Era Lima esplendorosa y eufórica, florida y principesca, tierra de Marqueses y Virreyes, insustituible para la historia de Sudamérica. Imposible de emular por sus copias virreinales, que pudieran algún día intentar de robarle un cetro intransferible. Con su romanticismo y sus festines, sus juegos y romanzas, sus amores y sus danzas. Y todo el ensueño que ella creaba hacia la distancia para nosotros, que nos hallábamos tan lejos, en el corazón mismo del Tucumanao. ¡Era la propia Lima quien se iba con ella!... porque quizás éramos nosotros --pródigos e injustos con el orgullo de raza joven-- quienes nos habíamos ido desprendiendo lentamente de ella.. Y deambularíamos desde entonces tristes y melancólicos, por esta pérdida irreparable.¡Brindemos por aquel Virreinato del Perú de antaño! ¡Brindemos por su gloria y su excelencia! Porque fundó ciudades en pampas, selvas y desiertos tucumanos, donde el aborigen habitaba hasta entonces en cuevas. Abrió caminos por sitios inexplorados colocando postas para las caravanas. Creó Universidades, como la Universitas Cordubensis Tucumanae.. Impulsó empresas agropecuarias productivas, industrias, dio importancia al crecimiento poblacional y enseñó a sus súbditos el valor del trabajo, para mejorar las condiciones vitales de todos.Porque los pueblos que han unido culturas disímiles y exóticas, fusionándolas en una sola identidad, fueron dignos y valiosos. Y lo lograron por la capacidad de su dirigencia, llevando adelante un proyecto muy bien diagramado. Y aquel inmenso Perú de antaño que abarcaba un semicontinente. Aquél de nuestros ancestros. Aquél del Tihuantisuyo, aquel de los Virreyes cuyas fronteras fueron tan grandes, vivirá siempre en nuestra memoria más allá de los egoísmos foráneos. Y nosotros que fusionamos esas culturas vigorosas, haciendo coexistir sangres distintas y fuertes, seguiremos siendo con orgullo sus hijos, sus vástagos y sus súbditos.................................... Alejandra Correas Vázquez..................... ............ VOLVER a NACER.........................Cuando Akhenatón presentóse al mundo expuso un mensaje de panhumanismo acorde a su época y su cultura, donde los procesos políticos habían llegado a una maduración clara, en aquella dinastía XVIII del Antiguo Egipto.La nación del Nilo estaba en ese momento definida, tal como una nación moderna. En todo su juego de idas y venidas ofreció por siglos una cantera de argumentos para los novelistas. Había pasado por sucesivas experiencias. A saber...La autocracia de las dinastías IV y V, en el tiempo de las tres pirámides de Gizhá.. El socialismo de la VI dinastía con el faraón Pepi II quien repartió los bienes del estado y de los particulares ricos a la "manchancha" cayendo este país en la anarquía que dio fin al Antiguo Imperio, lo que produjo un aislamiento continental. Luego llegó el internacionalismo del Imperio Medio donde arriban a Egipto pueblos refugiados de babilonios y judíos (dinastía XII) entre ellos Abraham e Ibsha. Estos extranjeros terminan como dueños del país imponiendo reyes Hiksos en las dinastías XIV y XV cuando José hijo de Jacob es nombrado gran visir. Pero la paz interna resulta imposible y hay un continuo enfrentamiento con la política nacionalista y aislacionista de Tebas (sur) y el pensamiento internacionalista de Heliópolis (norte). Finalmente llega el expansionismo imperial de la dinastía XVIII (donde nace Akhenatón) que se comunica con toda la media luna fértil (en especial con los reyes de Canaán y Babilonia) y con el Mediterráneo. Allí se destaca el feminismo pacifista de Hatshepsut (tatarabuela suya) y el militarismo conquistador de Tuthmosis III y Amenofis II que vienen a continuación, creando reyes vasallos. Por último se presenta el liberalismo democrático de Amenofis III (padre de Akhenatón) quien toma una esposa fenicia (Ty, su madre). De modo que todos los procesos políticos habíanse consumado al momento de su nacimiento................................Con Akhenatón además de una ideal social y espiritual, (con integración de pueblos, clases y razas) hace aparición por primera vez el "artista creador". Pues su interés primordial era la valorización al individuo. Ningún pueblo antiguo poseía la idea del "Artista Creador", las naciones mostraban excelentes estilos artísticos, pero no artistas creativos.Tampoco existieron en la Europa medioeval, Oriente, Oceanía, África o América precolombina. Es decir, el artista que se expresa con su propia identidad tal como el artista de hoy, es considerado una invención de Atenas y del Renacimiento... pero no fue así. Akhenatón ya lo tenía, lo había definido y lo había puesto en marcha. Este faraón de extrema juventud (vivirá hasta los 30 años) dejó para la posteridad las bases de una metamorfosis artística, y allí es precisamente donde se expresa con mayor claridad su pensamiento "atoniiano". Bok y Tuthmosa, los dos escultores principales, tienen estilos propios y completamente disímiles. Formas renovadoras para una nueva expresión creadora. Pues Akhenatón además de faraón ideólogo y poeta, era un exquisito pintor. Dentro de su palacio fueron hallados sus pinceles y los murales donde retrató a sus hijas.. El era fundamentalmente un maestro de vida, un dirigente político que impulsaba una propuesta nueva, coordinando además en forma directa al grupo de artistas que estaba a su lado. Su amigo más íntimo, el escultor expresionista Bok -ese artista que hará las más célebres y extrañas estatuas de todo el período- nos expresa el pensamiento de su joven faraón, al decirnos que ..."ha sido guiado por su rey"... Bok fue impulsado a descubrir sus propias formas (inherentes a un artista moderno) por el visionario Akhenatón. Fue de ese modo que logró una ruta propia, definida y personal, dentro de la materia plástica, con un formato al que nosotros hoy podemos desmenuzar en todos sus contenidos. El insiste además que ..."ha nacido de nuevo"... de la mano de Akhenatón. Este es un decálogo común que repiten todos los "atonianos" (o sea sus seguidores) al sostener aquel particular "nuevo nacimiento" al lado de Akhenatón. Palabras que describen una iniciación ritual, donde los adeptos al Atonismo (de Atón, el Demiurgo) adoptan nombres nuevos, dejando atrás el que antes tenían. Amenofis IV se llamó al nacer Akhenatón.. Este cambio en el caso particular de Bok lo anima a expresar su propia creatividad individual, desligándolo de los moldes estereotipados egipcios. Se hace evidente la faceta "iniciadora" cuando el escultor sostiene que ha sido conducido y llevado por Akhenatón hacia un nuevo orden plástico. La creación individual transmútase entonces en manifestación de vida, lo cual es propio de este pensamiento nuevo. Bok se presenta ante nosotros como un discípulo declarado y manifiesto, ofreciendo con sus magníficas esculturas, el pensamiento de los seguidores del Círculo al que ellos llamaron Atón.Ese Círculo-Atón donde nos parece reconocer la Ostia que el sacerdote católico muestra en la consagración de la misa, cuya imagen circular plasmada por muchísimos artistas cristianos, puede ser colocada en paralelo para demostrar la eternidad que logró el dogma Atoniiano del Círculo.Cuando Bok encierra la figura de Akhenatón dentro de un elipse y somete la caracterología del personaje a un ideal geométrico, nos muestra con ello un hecho evidente... allí está la "Geometría" como personaje central. O sea el ideal del movimiento atoniano. La elipse de Bok acompaña la esfera como cuerpo del círculo, dándole con ello el volumen escultórico (pues la escultura es volumen). Una y otra son descripciones plásticas del astro solar reinante, que ilumina en la cosmogonía física a todos los seres vivientes y el espacio elíptico que describe la tierra al circundarlo. La escultura de Bok describe al cuerpo elíptico de Akhenatón, donde este "hijo único" (como él mismo se llama en su "Poema al Sol") representa al espacio que rodea la esfera solar por donde la tierra circula. Con lo cual un enigma secreto se transforma en una desacralización abierta. Estamos ahora muy lejos de aquel mito solar de Ra que atravesaba con su barca el cuerpo de la tierra para reaparecer con el alba. En esa lejanísima síntesis egipcia anterior a los Atonianos que originó los posteriores descensos a los infiernos de etruscos y dantistas. Aquí con Akhenatón el dios solar Ra ha desaparecido con su mito de navegante nocturno y oculto. Su barca no emergerá más de las tinieblas para renacer al día siguiente, con su cosmogonía primitiva y ocultante que desconocía la esfericidad de la tierra. Ahora estamos viviendo con Akhenatón en nuestro planeta redondo y contemplando de frente al hermoso astro solar circular que la tierra recorre en su elipse anual.El enigma descollante de la obra escultórica "akhetoniana" de Bok era su asexualidad, puesto que carecía de pene. El maestro (o sea Akhenatón) está representado como un arquetipo hermafrodita... Es él, pues, el Gran Hermafrodita místico. El ideal masónico. En esta figura simbólica Akhenatón de la mitad para arriba tiene una concepción masculina y de la mitad para abajo femenina. Esta característica notable ha inquietado desde hace más de un siglo (cuando fue hallada la obra artística de los Atonianos) a los analistas curiosos. Pero para los herederos de esta clave, para el montaje completo, para el pensamiento dejado a la posteridad por aquellos innovadores del pasado, la transmisión del mensaje se hace clara y completa. Bok y Akhenatón han dejado impresa su cosmogonía en esta obra maestra y con ello la escultura que tiene 3.300 años de existencia (además de una alta y exquisita factura artística) pasa a ser la síntesis del ideario geométrico atoniano. La tierra es esférica y la órbita terrestre es elíptica..................................Alejandra Correas Vázquez.................................. LA CALLE MAYOR .......................... 1--La Fuente de Juvencia Voy caminando por la soleada calle Flagger en el centro de Miami ¿Cómo se llamaría antaño cuando mis ancestros vivieron en esta ciudad? Sin duda que "Calle Mayor"...como en todas las ciudades hispanoamericanas. Y en esta preciosa Florida de Ponce de León, busco hoy mis genes. El aeropuerto de Miami antigua ciudad española (M-I-A-M-I, así pronunciado en lengua india seminola, que significa "agua dulce") ...me recibió en inglés, idioma que no hablo, no leo, ni hablaré nunca. Es una decisión tomada a toda conciencia, y como la mitad de mi sangre es vasca, originaria de Álava, nunca cambiaré de parecer. Pero allí iba a residir todo un año encantador. Inolvidable. Trajeron una intérprete "¿Su motivo de viaje?" ... ¡Acaso podía decirle "Yo :vengo en busca de mis raíces!" Pero allí estaban respetuosamente cuidadas, conservadas en sus frisos con nombres españoles las casas coloniales con sus callejuelas recicladas dentro de techados con pasajes internos y un esmero preciosista, que lucen hoy coquetas boutiques. ¡Respetuosamente cuidado! todo ese período español por este pueblo yanqui (que no es yanqui sino sureño), como un patrimonio del pasado. No han sido borradas sus huellas, pues los pueblos que quieren su suelo, no destruyen los lares antiguos. Los lares, recordemos, son dioses como aseguraron los romanos. ¡Qué extraña síntesis es esta Florida! Y como un ritual, caminamos sobre sus calles llenas pasado en busca de la "FUENTE de JUVENCIA", igual que lo hizo Ponce de León. Existen fuentes de aguas en arroyos donde se busca la preciada agua de la juventud. Sin embargo la que fluye por las cañerías produce el mismo prodigio. Los mates que yo tomaba con fruición y a diario (allí la yerba mate es fácil de conseguir) produjéronme un cambio notable en el organismo. Todo mis órganos vitales olvidaron sus ñañas y alergias que me acosan desde la infancia. Me puse muy delgada y como soy alta de largas piernas (1.70m), el torso refinado me dio esbeltez. Mi rostro y mis manos no necesitaban cremas de suavizar pues esa agua no era irritante. Florida contiene una laguna interna de agua dulce lo que testifica que fue un "atolón" oceánico con un volcán al medio en lejanos tiempos geológicos. Como sucede en los diversos atolones, el volcán se hundió dejando el lago central. El suelo de coral lo termina de confirmar ¡allí está el agua de juvencia! Esta es la Calle Mayor de Miami, que diagramaron aquellos marinos de alta mar llegados desde Vizcaya.. Pues esta isla de coral La Florida a quien un cataclismo geológico la pegó al continente americano (arrancándola del océano) aún perdura separada de él Está inclinada en diagonal junto al continente que la atrapó, pero tiene otro suelo y otro diseño. ¡Pero siempre será una isla oceánica! ...llena de navegantes como antaño, de viajeros modernos que llegan y se van. Como cuando arribaron hace cuatro siglos dentro de galeones españoles, los vascongado para encontrarse aquí con indios mansos (los seminolas) que hablaban en "guaraní" ...2-El Colibrí ¡GUARANÍ!... Una lengua paraguaya, de tres provincias argentinas, cuatro estados brasileros y una provincia boliviana. En Florida se llama "seminola"... pero es guaraní auténtico. --"¿Por qué se llama esa tienda "Kolibrí"? -pregunté asombrada-Está mal escrito no lleva K es "Colibrí" nuestro picaflor. Un gran letrero adornaba aquella tienda que yo señalaba con el dibujo inconfundible de un colibrí. Nosotros en Argentina decimos así al picaflor, usando la voz india guaraní" --"Porque en lengua nativa seminola se llama así al picaflor."- me contestaron mis amigos cubanos --"¿Cómo es eso?" --"Sí ... Quizás los guaraníes de ustedes salieron de Florida hacia allá... o al revés. Aquí son de mar y allá de grandes ríos. Pero siempre, en un hemisferio u otro, son de agua y habitan la selva."2-El Bosque de Buda La Florida es amada por todos, residentes, viajeros, turistas. Es. un suelo encantado para quienes la transitan y disfrutan, en su calma chicha provinciana y vernácula. Allí el tiempo parece no transcurrir y se evade sin hacerse sentir. Su nombre suena perfecto para definir una tierra cubierta de flores y llena de un intenso perfume selvático que inunda las habitaciones. Su flora exuberante semeja a un parque Jurásico. Pero posee una selva baja muy distinta a la del Matto Grosso brasilero, que parece a la distancia como decapitada (corta de altura), debido a los violentos huracanes. Muy intrincada , como si la naturaleza anudándose entre sí misma se defendiera de ellos. También se diferencia en el matiz de los colores. En Brasil los tonos de verde son obscuros, con una fuerza de verde talo. La Florida se distingue por su verde pálido, turquesa, reflejado con exactitud por los pintores de su escuela plástica denominada "Art Decó". Tendencia a la que yo me adscribí de inmediato. Nosotros los pintores tenemos que hallar nuestro color, nuestro matiz, nuestra herramienta. Yo la hallé allí.En el camino a Fort Myeres mientras íbamos en grupo para visitar el laboratorio de Edison, me impresioné con ese paisaje floridiano de selva baja que extiéndese hacia el infinito dejando ver todo el cielo en lontananza. Pareciera una pampa gigantesca y verde ¡Pero es una selva! Bandadas de pájaros estaban asentados sobre los lomos de esa arboleda. Me impresionó un grupo de ellos de un blanco níveo, reposando en las verdes copas como si fuera una planicie. En contraste el cielo límpido con su sol deslumbrante, era de un celeste pálido. Pedí bajar del automóvil (que manejaba Giorgio un amigo peruano) y me lo prohibieron, pues los mosquitos de allí iban a devorarme. Se contempla esa selva floridiana hasta el infinito, cual una pampa de hojas y ramas que no se separan por ningún claro, semejante a una postal pintada por el Duanero Rousseau. Y siempre las aves adornando su superficie en infinitas bandadas blancas, amarillas o azules. Es difícil creer viéndolas, que todavía subsistan en este planeta perturbado por la tecnología, tal cantidad junta de pájaros. Parecieran ignorar el peligro del hombre y sus automóviles, sin huir de ellos con espanto como sucede en mi país. En el camino hacia Fort Myeres yo discutía con uno de mis acompañantes muy pro-yanqui (Juan, argentino) que aquél era un nombre bien español (Myers, Mieres, Mires). Y él respondíame que tal era un apellido inglés, para que al final un tercer viajero más versado en lingüística, aclarara: --"Es lo mismo. Mieres es un dios celta, como Mayo o Briones Brian, Brand, pueden hallarse en las toponimias y apellidos de España, que de hecho hay numerosas, pero también en los de Inglaterra, Francia, Suiza, Holanda, Bélgica. Pertenecen a su pasado gálico. La llegada a destino fue impactante al descubrir el "Bosque de Buda" plantado allí por Edison, quien sin duda no llegó a verlo. Para sus experimentos en busca del filamento apropiado con el cual lograr la "lámpara eléctrica" trajo plantas y semillas de todo el mundo. Su inmenso jardín botánico es una joya floridiana. El Bosque de Buda es una especie, un árbol de la India que crece hacia el costado. Va echando ramas hacia los costados y genera una sucesión de árboles en forma de avenida, que son en realidad un solo árbol.Cuando regresé a nuestra casa comprendí que toda la avenida de árboles en la calle 60 donde vivíamos, casi en esquina con la Avenida Vizcaína (Biscayne escrita allí en buen vasco)... Era en realidad un Bosque de Buda. 3-El Palacio De Vizcaya Y sigo caminando por la Calle Mayor después de haber contemplado a la antigua prefectura española (hoy museo) que yergue solemne su edificio. Hasta allí antaño llegaban los navegantes de Vasconia, especialmente llegados del golfo de Vizcaya, a la que el castellano le puso una V corta, cuando Fernando el Católico la invadiera en el siglo XV. La casa de la gobernación en Florida se llama, aún hoy, para emoción de mis genes vascongados, el "Palacio de Vizcaya". Yo admiraba ese edificio colonial de la prefectura española, con su inmenso portón labrado al que comparé (luego de fotografiarlo) con otro portón muy semejante, que supe también fotografiar sobre la Calle de Alcalá, en Madrid ¿Los habrán tallado juntos los mismos ebanistas? Coloqué ambas fotografías en mi álbum, a la par.4-La Luisiana Y sigo recorriendo la preciosa Calle Mayor donde voy a sentarme sobre el borde de una fuente romántica y blanca, que la adorna a su entrada, con su diseño rococó de toque francés. Supongo que este es el sitio propicio que vengo buscando desde tan lejos. Es acá donde creo oír (trasladados en el tiempo) los pasos del Capitán Salas (un cordobés como yo y presunto antepasado mío) quien en 1870 acompañando por franceses vencidos de Luisiana buscaron refugio en este colorido territorio floridiano, por entonces bajo pabellón español. Había hecho este cordobés un larguísimo viaje desde América del Sur...¡Para salvar la Luisiana!... Tal como lo solicitaron los obispos argentinos desde sus púlpitos. Para salvar a los católicos de los protestantes.Durante los años de mi infancia cuando escuchaba de boca de mis abuelos ese extraño relato, supe ponerlo en la misma bandeja que al Rey Arturo o al Príncipe Valiente. Pero igual también que al Príncipe Negro el cual aparecía como un paladín "para desfacer entuertos" en revistas de aventuras con muchos dibujos. En esas revistas de historietas también lucíase otro personaje encantador: el príncipe Asoka... junto a Patoruzú, Ñancul, la Chacha y Upa. En la misma bolsa de fantasías infantiles. Me tocó crecer para llegar a ilustrarme que el Príncipe Negro sí había existido en la realidad. Fue un príncipe de Gales que vivía en Aquitania como protector de Castilla. Igualmente era real Asoka, el príncipe hindú que expandió el budismo. Y en esa misma medida de sorpresas, escuché la confirmación que me dieron mis amigos cubanos de Florida sobre la extraña versión que yo tenía de mis abuelos. Andrés Avellanet (y lo menciono con nombre completo) me confirmó que los cubanos integraron las filas del ejército Confederado del General Lee ¡Para salvar la Luisiana! ¡Qué extraña guerra fue aquélla de la Secesión norteamericana! Concentró en medio del caos, a tanta gente hispanoamericana en el salvamento Nueva Orleáns, la mágica ciudad francesa y católica. Pero hacia allí partieron los jóvenes hispanoamericanos, como quien va detrás de un sueño. Quizás a una gesta ansiada, dentro del tedio monótono de una clase acomodada y ociosa, que ahogaba sus pieles juveniles ansiosas de aventuras. Como aquéllas que oían haber vivido por sus ancestros... Pero para luego hallar al fin, su sitio verdadero en el Puerto español de Miami. Y más tarde, dichosos, llenos de luz, dejando atrás el horror de la guerra, pasear gustosos por la Calle Mayor junto a sus esposas francesas de Luisiana. Eran según me dijeron, tres los hermanos Salas que partieron, pero sólo uno de ellos (Rosendo, como el hijo que en su tierra quedó) escribía de continuo contando a la familia sudamericana, sus paseos floridianos por la alegre Calle Mayor. Debido a lo cual se pensó que era él solamente, el único sobreviviente del grupo de segundones que fueron a la guerra de Luisiana. El Mayorazgo heredero de grandes campos con hacienda vacuna, había quedado en Argentina. Rosendo, ya libre de la espantosa guerra, enviaba cartas contando su "promenade" por la bella Calle Mayor, con su esposa Blanche... bonito nombre para una dama elegante con modales de salón, cabellos dorados y ojos tono cielo ...pero... ¿Podría llamarse Blanche una mulata? ...Pues al no regresar con ella, toda su familia argentina sospechó que bien podría tratarse de una mujer de piel obscura y no de una rubia francesa. El dijo por correspondencia que ella era la viuda de un hacendado francés muerto en batalla. Lo creyeron al primer momento, pero dos generaciones después empezaron a dudar. Era común que los franceses en sus plantaciones de Luisiana tuvieran una mulata viviendo con ellos, mientras en Nueva Orleáns lucieran sus familias blancas, entre oropeles y valses. Pero de igual forma el decoro galo era parte de esas mulatas refinadas que compartían con ellos, su elegancia y su arrogancia. Si tal era el caso del capitán Rosendo Salas, (quien nunca regresó junto a su familia para presentar a su esposa) su secreto fue bien resguardado. Se puede apreciar hoy en Florida la presencia de estos refugiados franco-luisianos (creoles se llamaban a sí mismos) en el gran edificio Du Pont y en el barrio elegante "Le Jeune", donde sin duda se radicó gente joven desterrada de sus lares como su nombre lo indica. Sobrevivientes de aquella cruenta guerra. Hay un toque francés en todo Miami que acompaña al español, hasta una arquitectura propia de ese período. . Camino por la Calle Mayor que ahora se llama Flagger y creo cruzar alegremente a Rosendo y su esposa Blanche. No sé si ella es rubia o negra, pues ambos están ataviados de ropas blancas y translúcidas... y me acompañan en este mediodía de sol, brillante, entre los perfumes de La Florida. Hemos ido juntos a almorzar en La Camila y luego iremos a pasear al Bay Front, para sentarnos en ese parque que contempla al extenso mar por el cual los marinos de antaño, vascongados navegantes, arribaban aquí desde la península española. Esta isla de coral pegada al continente los acogió entonces tanto como me acoge ahora a mí, y me siento una floridiana más, impregnada del aroma de todas sus flores. Los canarios celestes pósanse sobre mis pies, comiendo migas de galletas que caen de mis manos. Y no me siento sola aquí, pues Rosendo y Blanche me acompañan, vestidos de ánimas alegres, muy blancas. De pronto veo un colibrí ¡Sí, un Kolibrí floridiano! en su vuelo violeta perlado ha posado en aquella mata de flores perdiéndose luego hacia la lontananza ¿A dónde dirige su viaje? Quizás ...hacia nuestra guaranítica provincia de Corrientes, en la que aún hoy se habla y se conserva intacta, la lengua seminola. ............................................Alejandra Correas Vázquez LA BAJADA DEL NEGRITO MUERTO .................................................. 1-- EL ESCENARIO Bajando desde la Estación de Alta Córdoba en dirección al centro de la ciudad, había que cruzar hace ya mucho tiempo (hasta los años de la década de 1940) una extensa zona barrancosa que constituía en medio del declive proporcionado por el Río Suquía, un escenario sorprendente por su belleza escarpada y la vista panorámica de la ciudad ornamentada con el cordón serrano. Esta especie de "balcón" natural estaba aureolado por leyendas folklóricas, con su manto romántico y conflictivo de tragedias "orilleras", adonde ningún miembro de esta ciudad universitaria atreveríase a pasar durante las horas sombrías de la noche ... era : "La Bajada del Negrito Muerto". La sociedad cordobesa la aisló, y en la primera mitad del siglo XX tomábala como referencia de todo lo insólito e increíble, en cuanto a su conducta ciudadana. Para un citadino "tipo" la civilización como tal, no tenía lugar dentro de ella. Y la policía local tradicionalmente dura, hizo de cuenta que la Bajada no pertenecía al mapa de Córdoba.2 --- EL NIÑO El origen de su nombre tuvo distintas explicaciones y formó parte de la leyenda cordobesa, en la mitad primera del siglo. Para algunos, tratóse de una criatura perdida mientras jugaba en el escenario barrancal (cuyas alternativas de diversión eran infinitas) y quien no pudo hallar una vez caído el manto nocturno, su camino de regreso al hogar. La helada de aquel invierno, sumada a la contingencia del río escarchado (cuando el Río Suquía era aún un aluvión poderoso) determinaron su deceso. Fue enterrado en el mismo lugar de su hallazgo -sin nombre- y la cruz colocada por manos piadosas sobre aquel montículo de greda, convertiríase con los años en un santuario colectivo, de estructura primitiva, que el avance ciudadano terminó por eliminar.3 - EL MULATILLO Otra versión relata el origen de este nombre como correspondiente al período innovador donde las familias argentinas debían adaptarse al decreto de "Libertad de Vientre" de 1813. Todo negro o negra, mulata o mulato, pardo o parda, que naciese a partir de esa fecha era legalmente libre. Uno de estos nuevos "ciudadanos libres" habría sido el Negrito de la Bajada de Alta Córdoba. El cual fue abandonado allí una tarde, entre las crestas del escenario de greda, a una edad que no superaba los siete años cuando su "ex-amo" consideró que su filantropía sin retribución, estaba concluida.El mulatillo erró solitario y temeroso sin atreverse a llegar hasta ningún rancho pulguiento de aquel ambiente olvidado, como todo niño criado entre algodones. Incapaz de mendigar, sin alcanzar a adquirir conciencia de su nueva situación y repugnado ante el espectáculo insólito que lo envolvía en torno a la barranca (del cual él nunca hubiera concebido su existencia)... terminó por caer desfalleciente. El agua del Río Suquía que pudo haberlo salvado para no morir de sed, corría turbia por las crecientes y roja debido a las filtraciones de la greda barrancal que se desmoronaba segundo a segundo. ¡En nada parecíase aquel líquido terroso a la transparente sustancia acuosa del aljibe de su mansión natal! El negrito no se incorporaría nunca a su nueva condición de pordiosero, con futuro único de proletario. Con un devenir incierto de sacrificio y hambre. De jornales y desocupación. De chozas y rancheríos. De harapos y piojos. De pies descalzos... y la "libertad" impuesta era en su caso, una esclavitud de por vida. Una existencia sin comodidades. Sin lujo. Sin los juegos placenteros donde solía acompañar feliz, a los hijos de sus ex amo... Y amaneció muerto. Toda una mitología popular y folklórica se tejió en su derredor, volviéndose célebre la cruz erigida en el sitio donde fuera hallado su cuerpito extenuado. La Bajada del Negrito Muerto tomó de él su nombre, transformándolo en epicentro de largas tradiciones con acervo vernáculo. ¡Rousseau aplicado a garrote habría producido una víctima inmortal!... Las Orillas peligrosas de Córdoba nacieron de esa libertad, de ese derecho a la libertad. Y en cuanto a esta parte del argumento, toda la antigua población citadina lo manifestaba con certeza. 4 --- ABANDONO DE PERSONA La "Libertad de Vientre" de 1813 fue una ordenanza muy acertada que debía preparar a los nuevos citadinos (ahora legalmente autónomos desde su nacimiento) para una nueva vida. No se produjo de este modo un desbande de mulatos hacia la calle, sin techo, sin comida, sin ropa (como sucedió en Brasil y el Sur norteamericano). Ya que sus amos al dejar de utilizarlos iban también a dejar de asistirlos, perdiendo con ello la comodidad brindada por el mentado "paternalismo argentino", que solventaba antaño las necesidades de vestuario, casa y alimentos. Especialmente en gente como ellos --los Angolas- que desde su llegada a territorio cordobés, doscientos años antes, no sabían ganarse el sustento en la calle. No se les impuso una partida obligada sin la experiencia vital, ni la preparación adecuada. Cosa que sabemos sucedió después en Brasil y Norteamérica. Los argentinos actuaron con mucha misericordia con sus negros y mulatos. Se intentó con esta disposición tomar distancia de una situación a la otra. Fue una medida pensada, sopesada y estructurada, para no producir una real violación a los derechos humanos, o sea "el abandono de persona". Pero desde 1814 se presentó el problema de los negritos que aún mamaban. De los que debían aprender a caminar. De los que intentaban hablar por primera vez. De los que entraban recién en la primera infancia y además, de los preadolescentes incapacitados todavía para correr vida. Todos ellos debían continuar cuidados por sus madres y siguieron de este modo, acostumbrándose a la viejas familias, donde con el nombre de "entenados" quedaron allí por otras dos generaciones más. Esta ley de Libertad de Vientre promulgada por los blancos, pero que no se basaba en un reclamo de los negros, en una nación ganadera cuya capacidad laboral estaba cubierta por los gauchos (a su vez celosos de su espacio propio) traía aparejada como peligro futuro, una situación trágica de : "Abandono de persona".5 --- LIBERTAD DE VIENTRE Pero la aplicación de esta ley que en la práctica habíase retrasado, apareció de pronto con "mano de hierro" a la llegada de la democracia al final del siglo XIX, por orden oficial y con argumentos muy válidos ...¡La historia era irreversible.!... Los nuevos hombres libres fueron "liberados" rápidamente por sus amos, de acuerdo a la ley que comenzó a aplicarse con todo su vigor, una vez que los inmigrantes europeos arribaron con el ferrocarril y el feudalismo local comenzó a extinguirse. La firmeza impuesta por las autoridades determinó su liberación inmediata, en forma absoluta, con todas sus consecuencias. Y cuando apenas entraban en edad utilizable --a los siete u ocho años-- antes de que empezaran a comer mucho, eran liberados drásticamente por su feudatarios. Su "liberación" consistiría simplemente en una expulsión domiciliaria. En una abandono de persona... lo que iba a convertir a los caminos y sitios orilleros de Córdoba, en recintos de vagabundos.6 --- UNA TREGUALas "Actas Capitulares" de Córdoba hablan de la compra de doscientos negros al "Reino de Angola" en 1620, pagados con : "¡harina y biscocho!". Eran tiempos duros. No había moneda circulante. Pero Argentina es una nación sudamericana sin presencia de raza negra. Se desconoce hasta hoy por qué se extinguieron. Sólo conocemos la disposición de "libertad de vientre" de 1813 aplicada con todo su rigor hacia finales del siglo XIX. Fue muy difícil la vida de los últimos negros Angolas de Córdoba y muchas veces sus "libertarios" eran tan sólo oportunistas, quienes los esclavizaban (no en la documentación como sus ex amos) sino en el trabajo real explotativo. A quienes estos antiguos y obscuros ornatos de la vieja aristocracia colonial, terminaban por aborrecer con sabor a nostalgia pasada, "disgraciándose" en un crimen y escondiéndose en la barranca de Alta Córdoba ¡...Adonde nadie los buscaría...! Acostumbrados tal cual ellos estaban a vestir de librea como conserjes, guardaespaldas, guardallaves, mayordomos, cocineras, amas de leche, "hermanos de leche", mucamas, doncellas y acompañantes ... O en oficios muy preciados de herreros, carpinteros, plateros, decoradores de templos, calígrafos (pues Angola de donde ellos procedían tenía una buena civilización africana) ... Y terminaban por aborrecer a sus nuevos patrones, Indocumentados desde su nacimiento al llegar como esclavos elegidos por sus oficios, para el servicio doméstico de las familias (pues los gauchos cubrían las necesidades del trabajo campero), eran voluntariosos y comilones. Tenían generalmente a su cargo la administración de las casas coloniales. Pero estaban también restringidos a ellas, a ese ambiente que los limitaba, como también que los protegía de la intemperie y de la inseguridad. Eran ellos aquí en Sudamérica y en especial en tierras argentinas, tan extranjeros como los mismos blancos y llegaron casi juntos. Pisaban igualmente que sus amos, como intrusos esta tierra de la Pachamama, cuyos dueños naturales eran los indios. Sin embargo, bien se sabía, llevaban hacia el final de esta vida conjunta entre amos y esclavos, durante siglos desde su llegada, abundante sangre de sus familias propietarias. Un ADN lo hubiera demostrado. ¡Y esto último fue lo que más desconcertó a quienes venían tras ellos con ofertas libertarias! Pues era su propia familia la que perdían al separarse de ellas, como iba a perderse con el tiempo el paternalismo argentino ...Y finalmente también, el rastro completo de ellos mismos... Los más afectuosos se quedaron para siempre, enfrentaron a las partidas policiales que llegaban en su busca y hasta se escondieron en la despensa ("¡Como negro escondido en la despensa!"... frase acuñada). Pero los díscolos y rebeldes terminaron en la barranca de Alta Córdoba. La Bajada del Negrito Muerto fue sin duda, el último sitio donde se los viera deambular. Un rústico escenario que sirvióles de amparo y hogar. Su greda y sus soles cadenciaron sus pasos finales, en este mutis por el foro imprevisto, sin futuro y sin alma. Al concluir el siglo XIX que todo lo había transmutado, aún podían verse sus figuras declinantes sobre las crestas rojizas. De esta manera la Bajada del Negrito Muerto fue para ellos, como un paréntesis -"una tregua"-- en este pasaje cortante que iba del siglo XIX al XX.7 --- PAISAJE PÓSTUMO Ya no eran esclavos del hombre blanco que los trajera desde Angola, sino de la greda barrancal, de las crecientes y de la pobreza. Se los había "emancipado" para no darles ni el lugar del gaucho, ni el del indio, ni el del mestizo. Fue la barranca su cobijo, la infertilidad de la greda su comida, el cielo su techo. Los rancheríos esparcidos no tuvieron diseño ni distribución fija. Y mancomunadamente con los obreros indios arribados desde el norte argentino con el ferrocarril (tras una ilusión incumplida) fundieron en un solo crisol cual caldero mágico todas sus angustias de abandono. De modo que reelaborando sentimientos de destierro y fracaso, sintieron la necesidad de invocar al prodigio salvador. No existiendo rastro afro-ritual alguno durante el tiempo cuando vivieron con sus amos en las casonas coloniales cordobesas, o en los templos religiosos, su memoria colectiva pareciera haber reaparecido de improviso en la barranca roja. Vivencias mágicas o afloración de un pasado oculto. Sobrevivencia de su ancestral herencia angoleña, ante el infortunio del hombre que es abandonado por completo a una suerte incierta. Pues reaparecieron de improviso ante la vista atónita de los conciudadanos universitarios, todos esos misterios olvidados en el pasado de su África original. Aquellos rituales vistos de reojo con desconfianza por los citadinos sobre la cresta de la Bajada (con desfiles de antorchas) brindarían un paisaje póstumo al panorama abierto de la gran faja barrancal de Alta Córdoba... Una connotación folklórica a esa inmensa bajada de antaño con su greda roja, hoy cubierta por edificios modernos. La Bajada del Negrito Muerto que allí existía en otro tiempo, era romántica, conflictuada, tragicómica, mistérica y bella en su configuración estética. Dominaba todo el espectáculo visual del Río Suquía con sus esculturales formaciones de greda y sus desbordes de agua. ¡Y el espectáculo inmenso y abierto de la serranía cordobesa que en aquel entonces -hasta la década de 1940- se divisaba en su plenitud desde ella!................................Alejandra Correas Vázquez............................... N E F E R T I T I ... LA BELLA EGIPCIA ........................................................ No tenemos partida de nacimiento de Nefertiti y menos aún de defunción. Si las normas exigentes y detallistas de la burocracia egipcia (que fijaba al milímetro la vida de sus faraones y consortes) se hiciesen extensibles a esta reina del Nilo, habría que darla por inexistente. Se desea en estos tiempos, atribuirle un hallazgo nuevo que la determine, pero esto está lejos de ser confirmado. Pues todo lo que trate sobre las personalidades de la revolución de Amarna -los seguidores de Akhenatón, del Demiurgo Atón, o sea los Atonianos- escapa a la convención. La voluntad de todos ellos identificados con su doctrina, era "nacer de nuevo" por entero, tal como lo declararon en su mensaje al mundo. Fue una juventud dorada pacifista, monoteísta y socialista. Antes de Amarna tuvieron un nombre y al llegar a esa ciudad nueva edificada por ellos, eligieron otro. El príncipe Amenofis IV transmutó el suyo por el de Akhenatón. Nefertiti su bellísima esposa e inspiradora, llevaba el mejor de los nombres. Nefer en lengua egipcia significa Belleza, Bella, Belle, esa belleza de Nefer-Titi que tanto admiramos y es motivo aún hoy, de inspiración para los estilistas modernos. Titi, según los lectores de jeroglíficos, significa extranjera o llegada de lejos. Han ofrecido una preciosa traducción : "la bella ha llegado". Ella ya estaba desposada con este joven heredero al trono, siendo madre de dos niñas (tendría seis) a una edad adolescente, desde los tiempos del padre de Akhenatón, el célebre Faraón Amenofis III "el Magnífico" (Amenhotep en lengua egipcia). Fue aquel formidable hombre de empresa, un faraón economista, quien puso a uno en el camino del otro. Pero él, conocido por su cautela, sabia administración y gran diplomacia, no habría de imaginar nunca lo que Nefertiti y Akhenatón harían en conjunto más adelante, cambiando todo el futuro. Nefertiti iba a transformase en la personalidad más perseguida de la revolución amárnica, por el fuerte partido opositor tebano. Mucho antes que Akhenatón, ella ya estaba proscripta del escenario político. Cuando el muchacho de 30 años todavía esforzábase por salvar el movimiento "Atoniano", sobre aquel escenario adverso que se mancomunaba en su contra, su hermosa compañera ya había sido condenada, al ostracismo. Si muchas de las especulaciones relativas a la personalidad de Nefertiti descansan sobre hipótesis difíciles de comprobar, esta certeza es una demostración que evidencia y define la figura ideológica que ella representaba, dentro de aquella juventud dorada que se jugó el todo por el todo. Es una ley histórica infalible. Todos los períodos de retrocesos y contramovimientos que llevan al estancamiento de la sociedad, al retraso evolutivo, toman como primera medida en forma drástica, la expulsión de la mujer de la vida política. Se le condena a la vida ignorante del gineceo, a su reclusión en el serrallo doméstico, su aislamiento social y su inferiorización sumisa al hombre. Como si ambos hubiesen sido gestados por espermatozoides de diferentes especies y en úteros de cualidades distintas. La condición de la mujer en el medio donde vive, es una tabla de medida exacta y perfecta para conocer el estado de avance y retroceso de la sociedad. Es decir, diferenciar las épocas de progreso de las épocas de estancamiento. Por ello, como primera víctima del proceso que aplastaría a la revolución amárnica, con todo su mensaje panhumanista, Nefertiti fue eliminada de esa conducción que ella encarnaba con talento y cultura dentro del gobierno egipcio. Fue aislada y encerrada en un palacio distante reducida a una vida de gineceo. La condena de Nefertiti fue el peldaño inicial mediante el cual se derrumbaría ese movimiento Atoniano que hablaba de un dios único y creador, de las igualdades raciales y sociales, de la paz entre los pueblos. Nefertiti marcó el destino, diólo vuelta, representó un momento clave iniciando con ello un proceso (que a pesar de su adversidad en aquel momento) no habría de decaer nunca... Mil trescientos años después Egipto cerrará su historia, nuevamente de la mano de otra mujer muy bella... Cleopatra. También castigada, pero que cambió no solamente la historia egipcia sino asimismo la de Roma, madre de nuestras naciones modernas. Las mujeres romanas después de Cleopatra tendrán por fin protagonismo.Nefertiti es una mujer intemporal. Pertenece a su tiempo tanto como al nuestro. Fue la antorcha del feminismo que al caer, hízose ya muy necesaria. La nación del Nilo buscará en el futuro figuras femeninas fuertes. Pero ella fue castigada por el delito de ser inteligente, culta, progresista, hermosa y mujer. Rescatada del olvido por los arqueólogos, es para nosotros una adquisición de la época moderna. Desprovista de tiempo como ente puro y no condicionado, irradia fuerza real, se manifiesta hoy ante nosotros en forma viva, como si conviviéramos con ella. Los dos tiempos positivos para la existencia de la mujer, con derechos adquiridos y presencia social -el suyo y el nuestro- identifica al movimiento Atoniano con este presente que ahora vivimos. Teniendo en cuenta al arte naturalista que marcó su época, con libertad de expresión para los artistas, alejados por completo del convencionalismo oficial que había regido al arte egipcio por milenios (y éste es uno de los atributos mayores de la nueva ideología atoniana) podemos hoy día, mediante un estudio, hacer un análisis psicológico de ella. Del mismo modo que se estudian las psicologías de griegos y romanos, mediante sus retratos. Fue la mujer más retratada de la antigüedad y por ello llegamos fácilmente hasta nuestra heroína. Observamos que Nefertiti ostenta siempre una sola mirada, una sonrisa tenue y continua, un carácter equilibrado. En su rostro no cabe la incertidumbre. Eran ellos dos como pareja (Nefertiti y Akhenatón) y como joven matrimonio, dos temperamentos disímiles a los que sus retratistas lograron casi "fotografiar". Akhenatón por su parte se revela temperamental, cambiando emocionalmente en forma continua. Sus retratos nos muestran a este muchacho faraón de veinte años en distintas expresiones, propio de un temperamento emotivo. Fueron ambos dueños de psicologías distintas, pero estaban unidos por un mismo pensamiento, como lo demostraron en su accionar. Ellos llenaron esos espacios vacíos que los diferenciaban por temperamento, por personalidad, agregando pausas y diálogos que es de suponer, fueron muy intensos al aportar distintos elementos, consubstanciándose con aquella gran empresa atoniana que era la razón de sus vidas. Pocas parejas se han dado en la historia real, que lograran una armonía semejante tanto en la ideología como en la espiritualidad. Juntos aparecen en las representaciones de carácter político y privado. Fueron ellos los cabezales de un proceso revolucionario que convocó a muchísimos individuos, con sus nombres propios, a pueblos diversos y dispersos, a coterráneos y extranjeros, en pos de un proyecto internacional. . Era una pareja unida en una múltiple alianza que a los 28 años de edad, en pleno apogeo amárnico, en plena actividad Atoniana, habían procreado de su unión 6 hijas, lo que nos da la pauta de un amor verdadero entre ambos jóvenes. Cuando los vemos en las representaciones jugando con sus niñas y paseando con ellas por la ciudad nueva (que habían edificado en sólo dos años) no podemos desestimar aquella camaradería afectiva que ambos manifestaron con tanto alborozo. Una muestra notable de este real amor se encuentra en la estela del año 6, donde el muchacho ideólogo y faraón oficial, exterioriza su emotividad hacia ella, dando muestras de un exquisito cariño a su bella amada, casi sutil, que los reyes pocas veces han manifestado en público : "Verdad es que mi corazón es feliz al lado de la gran esposa real Nefertiti por la gracia de Dios por siempre y eternamente viva en el cuidado del Faraón. Y que la princesita Meritatón y la princesita Maketatón lleguen a adultas en los mimos y cuidados de su madre Nefertiti la Gran Esposa Real" Un esposo amante y un encantador padre. Un hombre de familia, muy moderno. Cuando nos asomamos al proceso atoniano, todo parece de actualidad. En las ceremonias del gran parque solar de esta ciudad nueva de Amarna, creada para unir a los hombres, ella comparte con su amado las funciones religiosas. Es una pareja de sacerdotes. Además de ello, Nefertiti dirige con los sistros el compás de la música sacra en todo el ceremonial. Su presencia crea un halo de distinción y grandeza. La vemos en los instantes cumbres de aquella arrolladora revolución y su nombre es el alma danzante del proceso. Dijeron los escribas que la conocieron : "Lanza gritos de júbilo quien la oye hablar" Esta sentencia de sus contemporáneos nos habla con claridad de su condición de oradora, en pleno proceso. Lo que no podía faltar dentro del movimiento que ella encabezaba junto a su marido. Vemos además, que sobresalía por su capacidad para transmitir emociones. Su actuación en público iba acompañada de la palabra. La serenidad de su rostro, su sobriedad, la delicadeza altiva de su porte, nos sitúan frente a Nefertiti y aún creemos escucharla. Ser su auditorio. Tenía no hay duda, el encanto de las personas que antes de hablar, meditan hondamente. Su gesto impasible, unido al poder de cautivar a los oyentes, ofrece una faceta sutilísima de su personalidad. Su actividad fue realmente múltiple. Era la oradora que cautivaba al público. La mujer hermosa que inspiraba a los artistas. El espíritu contemplativo que se extasiaba ante la infinitud del Sol Atón (muy semejante al Inti de los Incas). La tierna mamá que acoge y mima a sus niñas en la falda y que las acuesta cariñosamente al lado de su cama. Pues se han encontrado en su casa seis camitas que acompañan en un mismo dormitorio, al lecho matrimonial. Y también la seductora amante que volcaba sobre ella, toda la pasión de un temperamento desbordante como el de Akhenatón. Cuando el mundo de su época la haya proscripto del esquema político, todavía hará sentir el peso de su talento como educadora del príncipe Tutankhatón, quien más adelante será el famoso Tutankhamón. El cual esperará despertar en el siglo XX d.C. permaneciendo escondido por 3 milenios en el Valle de los Reyes junto al fabuloso tesoro de esta dinastía XVIII....Cuando ya Akhenatón y Nefertiti hayan desaparecido del escenario egipcio haciendo un "mutis por el foro", sin saberse hasta hoy día si ellos fueron al exilio o a la tragedia, donde culminan habitualmente, tantos actos panhumanistas como fue aquel movimiento Atoniano de Amarna................................Alejandra Correas Vázquez................................ UN REY EN CÓRDOBA........................ 1 - Su Alteza 1795. Es la mañana. Don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde Córdoba hasta el Alto Perú ... caminando desde la vera del Calicanto, hasta la Real Audiencia de Charcas. Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia, su refinamiento y orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos días de vida y esplendor del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica, en este año de 1795. Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita, su "Comunidad Malfin", aquellos mismos Malfines que los misioneros Jesuitas supieran traer más de un siglo atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas de Córdoba... sus regadíos, sus canales y sus quintas ubicadas en la zona fértil del "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato, pues es una Merced Real. Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde Alto Alberdi hasta el Chateau Carreras, todo incluido. El predio fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de diaguitas Malfines. Por decisión de su último príncipe el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no únicamente a la familia dinástica Deiqui. Pero José Antonio está solo. En aquella mañana de 1795, no tiene apoyo. Es quizás él, lo único que resta de toda esa gran empresa Jesuítica que convirtiera a esta ciudad alejada del mundo, en una sede universitaria, que transformara a antiguos aventureros en una sociedad erudita. Y a su provincia del Tucumán en un emporio progresista, industrial, agropecuario, vitivinícolo... Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente también, se trajeron a los indios civilizados. Ellos, precisamente : Los Malfin, y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca reconocido en Córdoba por dos siglos. La Real Audiencia de Charcas dará su veredicto y fijará finalmente, la validez de estas razones. 2 - LA DINASTÍA DEIQUI Las autoridades borbónicas son tozudas -vascas- descendientes de Enrique de Navarra, pero se han enfrentado con lDeiqui, la única dinastía nobiliaria existente, reconocida y aceptada durante años en la larga vida colonial de Córdoba Colonial, que perteneciera a inmensa Provincia del Tucumán de antaño... ¡que ahora ya no existe! Como tampoco existe ya más, el gran Virreinato del Perú que abarcaba un medio continente y ha quedado dividido ahora en tres Virreinatos menores (luego de la expulsión Jesuítica) con evidentes carencias directivas como los años iban a demostrarlo. Como se halla ahora ausente la progresista Compañía de Jesús que llenara de eruditos a Córdoba, transformándola en La Docta, probando y haciendo hacer carrera a los jóvenes profesores europeos, quienes más tarde brillarían en las cátedras de Europa. ¡Pero la Real Audiencia de Charcas todavía existe! ... Está intacta porque de ella dependerá el orden, el método y el equilibrio de todo este imperio español sudamericano... .mientras dure, mientras subsista. Por eso su alteza Don José Antonio camina erguido, incólume, frío y austero hacia el Alto Perú, llevado únicamente por sus piernas y por su séquito. 3 -LOS MALFIN Es el honor de un Rey, de una casa dinástica inextinguible y de un pueblo soberano, al que los hombres de Loyola salvaron de su exterminio al traerlos (prisioneros, encadenados, enjaulados, a punta de lanza y con grilletes) desde los valles catamarqueños en 1670, luego de un cruento levantamiento sofocado a pólvora, y rescatándolos así de su extinción completa. Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos vinieron a salvar a Córdoba de la indolencia y vagancia de los nativos Comechingones, indiada autóctona, con su primitivismo cultural (imposible incluso para asimilar la civilización del Inca) imposible de superar y al que la ciudad de Córdoba no hallaba remedio. Los Malfin de 1670 son una tribu entera, compuesta de ancianos y mujeres, hombres y niños, príncipes y súbditos, sacerdotes y civiles. ...¡Completa!... deportados en masa. Civilizados, refinados, industriales, alfareros, textiles, albañiles, artesanos hortelanos, comerciantes, sastres, artistas, músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza. A punta de espada y con cadenas.Llegan aterrados...espantados...asombrados, encadenados....y esperando la muerte. No saben que Córdoba Colonial -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles la dinastía Deiqui ... honores de Reyes. Aún no saben al llegar aquí encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que esta ciudad reconocerá su estirpe y sabrá valorar su identidad propia de nación, de sociedad cultural. Y esa misma casa nobiliaria Deiqui que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es arrancada de sus lares) irá algún día más adelante dos un siglo después a defender sus derechos dentro de esta Córdoba que ama, que considera prácticamente como suya. ¡Y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos usurpadoras!...Caminando para ello hasta la Real Audiencia de Charcas... Y hacia allí se dirige su alteza Don José Antonio Deiqui. no lo detendrán los caminos, ni el vacío de las pampas, ni el abismo de las quebradas. Ni la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie, sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita, aclimatada ya a la ciudad colonial e identificada con la sociedad cordobesa y su cultura. Su alteza Don José Antonio Deiqui repite así, insistentemente, con la fuerza erudita de su formación cultural sólida, recibida por manos de sus preceptores Jesuitas :---" Me corresponde ser amparado por el "Fuero de los Nobles " 4 - El TRIBUNAL de CARLOS V Tendrá cuando llegue un interlocutor válido : Los Oidores de la Real Audiencia de Charcas. Encontrará nuevamente ese estilo que él añora y se halla ausente ahora de Córdoba, luego de la expulsión de los Jesuitas. Que se ha perdido en el Tucumán ahora desbastado, desarticulad, partido en pedazos todo el Virreinato del Perú de antaño, fragmentado en cinco virreinatos menores. Porque los nuevos amos Borbones (que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar) a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias, a quienes han sucedido ...no dejarán que se extinga Charcas. Han comprendido la importancia política de esta ciudad de los tres nombres (Charcas, Chuquisaca, La Plata y en el futuro le agregaremos uno más, Sucre, para seguir siendo la "ciudad de los muchos nombres"). "Charcas La Blanca" según reza en los carteles de bienvenida a los visitantes modernos, debe permanecer vigente. No puede esta antigua capital del "Reino Charca" sufrir un hecatombe, perder su crédito de confianza y renombre de legalidad adquirido en siglos, puesto que ello provocaría un desequilibrio político, que hasta los innovadores Borbones prevén como peligroso. De toda la gran gama de trasformaciones que esta nueva dinastía Borbón trajo consigo quedó empero algo intocable del pasado : la Real Audiencia de Charcas. Tribunal Mayor del Rey e independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador, lo que constituía una gran herramienta de gobierno. Su fuero de acuerdo a cláusulas sólo admitía el veto real o imperial. La elegida selección de sus Oidores y las exigencias a que ellos mismos estaban sometidos -durante su breve período de residencia en el Alto Perú adonde luego no podían volver- da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas" concita y conlleva. Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando... Cruzando esteros y montañas. Salinas y pampas. Desde las verdosas tierras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano a cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última instancia. La acusación contra el príncipe Deiqui (hecha por su propia comunidad) partió del hecho de aplicar este príncipe sus Leyes Diaguitas -antiguas, severas y milenarias- a su Comunidad Malfin, donde tenía asentado su poder legal e intransferible de "Curaca" (o sea gobernador de la realeza en el incario y cargo político hereditario para príncipes nativos en el sistema colonial español, llamado Curaquía). Estas leyes ajustadas a un código ancestral diaguita, respetado en tiempos de la Casa de Austria (correspondiente al período Jesuítico) desnuda un pensamiento de gobierno. Como también una debilidad interna en la nueva dirigencia española al soslayarlo. Estamos pues de camino hacia el Alto Perú junto a su alteza el Curaca Deiqui, en un larguísimo camino (¡Y a pie!) en busca de este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí, para los súbditos de herencia precolombina. Pues las Audiencias coloniales y más aún la de Charcas, eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas. Tenían en ellas su espacio propio, su voz, mucho más de lo vendría después. 5 -- AUSTRIAS y BORBONES Esta acusación que privaba de autoridad y nobilitat a un Curaca (intocable en el incario y en el sistema colonial español anterior) nos demuestra que los nuevos reyes no tienen el mismo sentido de organicidad que los Habsburgos, con quienes el engranaje del Imperio Español de Ultramar se convirtiera en una célula viva y perfecta, como el cuerpo humano. Los Borbones ya han perdido Québec, Nápoles, Flandes, Sicilia, perderán dentro de poco Hispanoamérica, más tarde Filipinas, Cuba. y venderán Florida. Imperios que se deshicieron en sus manos. El caso Deiqui es una demostración más de la tendencia anárquica de esta administración. El absolutismo de Luis XIV no dio resultado en las colonias. No les negaremos humanismo. Voltaire, Diderot, Rousseau, l'Enciclopedie, la Ilustración, son producto de las cortes borbónicas. Les negamos orden. Los Borbones son reyes distintos a casi todos los conocidos. Apelan al individuo. Buscan la mente del hombre. Investigan el devenir de la sociedad. Muchos de nuestros valorados e incontables asertos actuales nacieron en Versalles, en la círculo de los Luises ...¡Pero pierden los imperios adonde en definitiva debe que vivir el hombre! Luis XVI abolía la pena de muerte, plantaba árboles y flores junto a su pueblo, en las plazas de París. Era un botánico que dejó en esta materia trabajos muy valiosos. Luis XV otorgaba pensión a los intelectuales entregándoles el uso completo de sus salones. El mismo era un avanzado químico. Se llamaba a palacio al Señor de Lasalle, quien había creado de su propio peculio una escuela nueva donde se instruían grupalmente niños nobles, burgueses y obreros, en clases colectiva, dando inicio con ello a la educación moderna.. Los Borbones tienen además una inmensa facilidad para perder bienes y vidas, pero cambian no hay duda, la historia del hombre. Grandes reformadores, tienen luces y sombras. Nadie les quitará sus brillos, tampoco podrán negar sus desacierto como la expulsión Jesuítica, que desequilibró a todo al imperio español. 6 - PRÍNCIPES DEIQUI Cuando Don José Antonio Deiqui camina hacia el Alto Perú para recabar sus derechos de establecer orden y firmeza en su nación Malfin cordobesa ... las calles de París están limpiando la sangre derramada por el "Terror", en cuyas manos terminó el reinado borbónico. Hay peligro pues en Córdoba, amenaza de desorden en las estructuras diaguitas milenarias (probablemente más antiguas que las del propio Inca). Temor al desorden, a la disolución social por la pérdida de códigos y convivencia con este pueblo precolombino , puro hasta entonces, e instalado en el extenso predio que va desde Alto Alberdi hasta Chateau Carreras. Atacar a los Príncipes Deiqui es atacar una estructura bien conservada, que puede desarticular en demasía a Córdoba Colonial, con su provincia fronteriza en la zona de desmanes Maloneros (hordas salvajes asaltantes). La barbarie se halla allí nomás, a sus puertas. Pero en esta fecha de 1795 veintiocho años después de la expulsión de los Jesuitas, aún subsiste el organigrama que ellos establecieron con apoyo de la Dinastía Deiqui. Ellos representan lo que todavía resta en pie, con firmeza y orden. Esta coexistencia con de la comunidad nativa cultural, puede perderse. Y llave importante de este sistema es la nobleza Deiqui. Sin embargo se ha decidido eliminarla, como parte no hay duda, de un aniquilamiento terminal del programa Jesuítico. Pero aún está por verificarse, ante la mentada Real Audiencia e Charcas, si ello es factible. Esta antigua dinastía Deiqui que junto a sus súbditos fuera trasladada en 1670, como un pueblo completo, hacia la ribera del río donde fuera fundada Córdoba, tuvo bajo su control legal a toda la población nativa. Es importante impregnarse con los sentimientos del momento, al constatar el aislamiento en que vivía esta ciudad colonial y con ello comprender el papel que cada cordobés representaba dentro del colectivo humano, donde el aporte de cada miembro era indispensable. Los citadinos jugaban un rol fundamental en dicha sociedad en ciernes,. que sería desarticulada sin posibilidad de reemplazo por acefalía, en el caso de perder los príncipes Deiqui su Curaquía. Representaba gran peligro desprenderse de este miembro distinguido y necesario, para mantener la paz con el elemento nativo civilizado, entonces en mayoría étnica muy pronunciada. Y a más con el agravante de Malones salvajes cercanos. Tenía bajo su mando Don José Antonio también a los muy autóctonos Comechingones, siendo este príncipe el responsable, de la comunidad india cordobesa en su totalidad. Sus leyes, su respetabilidad, su linaje antiquísimo que se pierde en la noche de la historia, diéronle a estos dinásticos diaguitas (tanto entre los naturales como ante las autoridades oficiales españolas) una distinción permanente La larga distancia con Europa, tuvo su apoyatura en la política liberal y descentralizante de la Casa de Austria, la cual otorgó autoridad a los mandos medios volviéndolos casi autónomos. Ello permitió una administración efectiva en las Colonias, a pesar de la incalculable distancia que separaba la metrópolis de sus súbditos en las Indias Occidentales y Orientales. Tal el caso Jesuita y el caso Deiqui. Oponerse a las Leyes Diaguitas por "exceso de rigor" (tal es la acusación contra Deiqui) no era en modo alguno una forma de preservar el gobierno español en sus colonias. Menos aún acusando a este código diaguita antiquísimo y autóctono, de estrictez. Poniendo en duda la capacidad propia de los reyes naturales, para con su nación. Cuando menos, es una falta de respeto hacia la América precolombina. El hombre no es perfecto y quizás ni siquiera sea perfectible. Podrá ser ilustrable, educable, modificable, pero necesita una guía especializada que se juegue por el orden desde arriba suyo. Que controle la paz social en bien del propio individuo. Son pocos los espíritus auténticamente independientes en una colectividad masiva. Más que nada, en una comunidad india, donde el espíritu de colmena es insuperable. 7 -PEREGRINAJE de un REY Su alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones, grandes y pequeñas. Ciudades y ríos. Va a pie, lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está esperando el advenimiento de Napoleón y la era del progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795, nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal". El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa, ni la montaña, ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los incas, luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme. Este príncipe diaguita, que fuera respetado como tal por los códigos vigentes en el anterior Virreinato del Perú (ahora fragmentado) se halla en este momento muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre, nació con él, lo tuvo su familia en esta ciudad donde la sociedad de Córdoba y su centro universitario le deben mucho a los Deiqui, para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, de austeridad y valores principistas, tal como él los expone. Lo vemos manifestarse con soltura en todo momento. Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades del nuevo Virreinato que recién comienza su vida. Que no tiene todavía experiencia de gobierno en Sudamérica. El príncipe Deiqui ha mirado con soberbia a los hombres que componen esta dirigencia del nuevo Virreinato, y ellos nada comprenden. Su dinastía es más antigua que las europeas y las europeas hasta aquel momento, habíanle reconocido siempre su vigencia. Y volverán a reconocérsela ... porque lo necesitan. La nobleza Deiqui es indispensable para el equilibrio político de Córdoba, para mantener su derecho al orden. La "autoridad" tiene reglas. Es como una magia. Puede ser muy dura, puede ser fría, pero tiene que ser efectiva para salvarnos de la anarquía. Para preservarnos dentro de la civilización. Aristóteles nos dice que la deformación de la Monarquía es la Tiranía y la de la Democracia es la Anarquía ( "La Política" ). La Casa de Austria puso orden efectivo en América, creando una administración. Mucho más los Incas. Los Deiqui fueron igualmente severos, ordenados. Y José Antonio Deiqui se dirige hacia los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, para hablar de estos principios. 8 - LEYES DIAGUITAS Don José Antonio tiene esa altivez, esa soberbia, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. Sus escritos y réplicas son de un arrogante orgullo. Es además un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo, erudito y brillante, también conocedor perfecto de las leyes a nivel académico. Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Universidad de Córdoba para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos los que se le opongan. Es uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo) pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso, casi un medio continente, caminando con su dignidad y su prestancia sin los antiguos honores que antes le correspondieran. Porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" -hoy Alto Alberdi y Chateau Carreras- con mano de hierro. Con la severidad milenaria de sus Leyes Diaguitas. Y allí va caminando su alteza Deiqui, el príncipe diaguita, sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de sus honores, atravesando un territorio inmenso. Lo acompaña una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su marcha en silencio, que no lo abandona. Si esto lo hizo él por proselitismo o por demagogia, nos demuestra con ello al mismo tiempo, su enorme talento político. Pero a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes, su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será atendido y escuchado de igual a igual, por los Oidores de Charcas. Pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- Don José Antonio era un pacifista. 9 - Ciudad Monasterio Los Malfin posibilitaron en gran medida, la existencia de esta ciudad colonia, pues durante mucho tiempo los habitantes de Córdoba fueron gente de claustro. De biblioteca. De estudio. De concentración. De pensamiento. De órdenes monásticas y centros educativos. Parvulario, Universidad, Biblioteca, Imprenta. Jesuitas, Franciscanos, Franciscanas, Catalinas, Teresas, Mercedarios, Dominicos, el conjunto total del habitante en los primeros siglos de esta ciudad, era de claustro. Era una ciudad vestida de ropa talar. En los dibujos registrados por los cronistas de la época puede verse que los habitantes vestían corrientemente ropa monástica. Fueran ellos religiosos o no, todos acostumbraban a vestir este ropaje. Los niños tal como aparecen en estos dibujos llevan hábito largo igual a los monaguillos y caminan por la calle ciudadana acompañados por un preceptor. Para mantener una ciudad hecha de monjas y sacerdotes, alumnado e internos, se evidencia que este conjunto humano no tenía prevista la reproducción. En la edificación colonial del período llama la atención la ausencia de lugar para niños o la falta de cocina. Para que la ciudad de Córdoba fuera creciendo sin evidenciar una edificación para familias, recibía de hecho aporte de afuera. Su propio aislamiento continental facilitaba la inclusión de nuevos miembros decididos a alejarse por motu propio, del cansador "mundanal ruido". Los cuales a su vez como se observa, no se reproducían dentro del perímetro cordobés. O sea, nadie nacía entre esos habitantes, residentes en grandes edificaciones pétreas. No había infantes anteriores a la edad escolar. Todo lo cual se verifica por medio de la arquitectura dejada de aquel tiempo, donde el tipo de diseño para las habitaciones comunes, no permiten presuponer la residencia de madres lactantes. Ni de niños, en un espacio no previsto para ellos. Córdoba tuvo una arquitectura especialmente construida para adultos. A la ciudad de Córdoba sólo arribaba aquél que tuviese que ver con el estudio o el monasticismo. No era una ciudad habitacional. Fueron precisamente los Malfin y sus descendientes, ubicados en el Pueblo de la Toma, al pie de la ciudad monacal, quienes constituyeron el grueso de la población civil por mucho tiempo. Córdoba dedicada al estudio y monasticismo, no atraía a los espíritus mundanos, a los aspirantes a riquezas, aventureros que pululaban en las Indias. Ello condicionó la circunstancia de que a partir del año l670 fuesen los diaguitas malfines, por mucho tiempo, la población civil cordobesa. Podríamos decir en síntesis : "Los Malfin fueron los primeros cordobeses que tuvieron en esta ciudad familias estables". Ellos eran el elemento productivo, mientras que los universitarios y monjes, el consumidor. Cultivaban sus quintas de Alto Alberdi y distribuían el agua de sus acequias (Toma de la Acequia). Productores del cinturón verde tradicional en Córdoba, que todavía hemos conocido hasta avanzado el siglo XX. Con sus tomates, choclos, ajíes, lechuga, pimientos, paspas, batatas, servidos en la mesa de los místicos conventuales o de los eruditos universitarios. Juntos y amalgamados habían vivido en esa coexistencia indispensable, que permitió sobrevivir a la ciudad universitaria. Juntos habían enfrentado el aislamiento continental. Juntos habían preservado la civilización. Juntos habíanse preparado para el futuro. Juntos, extensa y largamente juntos, vivieron los avatares de furiosos Malones, expulsión Jesuítica y fraccionamiento del Virreinato del Perú, con todas sus consecuencias, tan difíciles de sortear. Juntos debían quedar hasta el final de aquel período colonial. Era imposible separarlos. Juntos debían despedir al siglo XVIII y recibir al XIX que se avecinaba, con toda su evolución y todos sus cambios. Fueron los súbditos diaguitas de estos príncipes Deiqui la quinta columna de la Córdoba jesuítica con su "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los Malfines hicieron realidad que esta ciudad tan aislada fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : de Charcas su tribunal, de Lima su capital virreinal, de Santiago del Estero su capital provincial, de Arica su puerto. Separada siempre por una gran salina, del mar y los puertos, del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura. Córdoba era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos. Y la Comunidad Malfin, su tutora. Su aya. La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba sus calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su hábil cerámica diaguita, siempre tan mentada. Y se recompensaba a sí misma esta dirigencia diaguita que se puso al servicio de tal obra magna, con una suerte de autonomía y autoridad como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos cordobeses que vivían alejados del "mundanal ruido" junto al Calicanto! 10 - FUERO de los NOBLES Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudadanía y no va a ceder. Cederá en cambio el nuevo gobierno Los nuevos administradores. Y ellos se ajustarán a él. porque Córdoba ha sido siempre gobernada desde Charcas, y lo seguirá siendo mientras dure, mientras subsista. Mientras exista aún el Imperio Español de Ultramar, donde Charcas es el tribunal mayor. Y hacia allí camina, paso a paso ... su Alteza ...el príncipe Deiqui en 1795. Este príncipe tiene educación universitaria. Su madre María Constanza también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados por él ante el alto tribunal. Lo que demuestra que durante el período anterior a la expulsión de la Compañía de Jesús, las mujeres tenían escolaridad y se las llamaba "Jesusas" Lo que hace a las damas cordobesas unas de las pocas mujeres ilustradas de aquellos siglos. Hombre de élite, Don José Antonio Deiqui defiende su Curaquía como Reino asociado con plenos derechos. Su alteza Deiqui "No permite pulperías" (tabernas) en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado, (aún subsisten en Córdoba). Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra de este príncipe hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él, al punto de dotar a Córdoba con relevantes figuras de nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, quien es el que nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado. Deiqui es un político de raza y muy carismático, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones. Tiene un estilo propio y con él se presenta, camina, lucha, vence. (Vini. Vidi. Vinci) Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento y amamantado por una mujer ilustrada -su madre María Constanza- exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violada. Es él, José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. De legítimas raíces, con tronco original y auténtico. Fue el suyo, uno de los grandes momentos donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su pasado brillante. Para él, hombre rico y cordobés de alcurnia, universitario de gran orgullo, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, paredes rocosas cortadas a pique, quebradas e infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... significaba más que un esfuerzo sorprendente. Era todo un reto con la historia y una superación sobre sí mismo. También nos habla de su talento como dirigente de masas y su capacidad de conductor. Esa espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas acompañado de aquella multitud que lo seguía, pacifista y legalista como él, nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y oratoria, está la fuerza anímica de su capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : Las Leyes Diaguitas. O sea el sistema de orden para su pueblo, la confirmación de ese derecho para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentándose así con tal argumentación ante el poderoso y máximo tribunal, acompañado además por una corte de seguidores multitudinaria que lo seguía (pero completamente pacifista) haciendo respetar en su persona dinástica, al carolingio "Fuero de los Nobles", en el cual se amparaba y al cual exigía. Este fuero colocábalo a él por arriba de las autoridades coloniales, pues él era Don José Antonio Deiqui, Rey diaguita de la Comunidad Malfin, "Curaquía" conferida más de un siglo atrás con todos los recaudos legales que le asistían. En el Alto Perú se ubicaba la más antigua civilización, la megalítica Tiawanacu,. fue su heredero el Reino de los Charcas, más tarde el Collasuyo Incásico y en la época donde se desenvuelve nuestra historia : la Real Audiencia de Charcas. Y hacia ella se dirige Don José Antonio Deiqui, cordobés y príncipe docto. 11- REAL AUDIENCIA de CHARCAS El Alto Perú posee una experiencia civilizadora larga. Secular en el periodo colonial y milenaria en el prehispánico. Posee cultura desde el comienzo. Primero fue la de Tiawanacu, luego vino la del Reino Charcas con sus reyes propios, posteriormente la del Inca, suplantado por la Casa de Austria y finalmente por esta última dinastía que es Borbón. ¡Pero siempre defiende la legalidad! En siglos anteriores levantáronse los Charcascontra de los Incas, para hacer respetar sus leyes. Y el Inca tuvo que aceptar. Ahora defenderá a Deiqui... su orden, sus principios, sus leyes. Los Oidores saben que en tierra adentro, un desorden de la comunidad india -que acata sólo los mandos autóctonos- puede producir una hecatombe incontrolable. Una anarquía de proporciones inesperadas. Por ello el Fuero de los Curacas ha sido siempre validado por esta Audiencia, con todo lo que reviste de indispensable. Charcas, Chuquisaca, La Plata (ciudad de varios nombres o tres ciudades distintas dentro de un solo predio) ha considerado a Córdoba por siglos, como a su hija. Todos los pleitos de esta ciudad terminaban allá ¡Y Córdoba tenía ya infinitos pleitos en el tiempo hispanocolonial! Charcas la ha cuidado desde el comienzo : diseñó el plano de su ciudad, pobló su provincia, distribuyó sus Mercedes Reales, le envió encomenderos para que las trabajasen, demarcó sus caminos enviándole portugueses cartógrafos, colocó sus postas, le proveyó de familias en los pueblos, profesores en la ciudad, artesanos, le dio gobernantes ...Fueron siglos...¡Ahora salvará a la ciudad del Córdoba de una probable anarquía, haciendo valer los derechos de legitimidad de la Dinastía Deiqui!12 - EL MONARCA Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito. Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes pórticos del supremo tribunal. Llegó hablando en latín, recitando leyes y expresándose con oratoria, buscando un interlocutor válido. Charcas los recompensó :¡Y Siguió siendo Rey! El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba... La Deiqui. Murió en 1800 como un monarca, con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía de la Docta Córdoba. Su descendiente, el profesor universitario Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su memoria............................................................El profesor Rojas de Villafañe recibió el Premio de Historia de la Provincia de Córdoba por esta investigación, en la que se apoya el citado relato. ....................................Alejandra Correas Vázquez................................... LA CASA DE MISIÁ JEROMITA...........................(Del Cofre de la Abuela)...................1 - UNA DAMA FRANCESAEra muy particular la casa de Misiá Jeromita. Ella había enseñado a todas sus chinas y chinitillas (nacidas en una pampa cordobesa boscosa junto a peones gauchos entre arreos y cuadreras) a conocer los distintos objetos de su casa por su nombre en francés.... según ella lo pronunciaba... luego de haber perdido en tres generaciones el uso correcto de este idioma. De igual modo, las chinitas sirvientas esmerábanse al máximo para satisfacer los deseos de su distinguida patrona, usando para ello difíciles apelativos que llegarían a transmutarse en un idioma desconocido.Misiá Jeromita era una dama elegante de origen francés, quien lucía su estilo parisino dentro del círculo social formado en el pueblo estanciero de Santa Rosa (Departamento Río Primero, prov. de Córdoba, Argentina). Y los santarrosinos que eran ricos ganaderos criollos, estaban orgullosos de poseer en sus alejados lares a tal dama de alcurnia. Ellos considerábanla como a un bien propio. Aunque poco comprendiesen (como hidalgos campesinos sencillos que eran) sus esmerados cuidados en la forma, sus sutilezas armónicas, su charme y su "savoir faire". Todo ese conjunto estilístico completamente extraño para aquella pampa criolla llena de gauchos y vacunos, y aislada dentro de su geografía provincial hacia finales del siglo XIX. Jeromita con su ascendencia francesa y su belleza (muy reelaborada por ella misma) conviviendo entre terratenientes de origen hispanocolonial --pero muy alejados en distancia de la ciudad universitaria de Córdoba-- organizaba para ellos frecuentes "saraos" en su lujosa casa de Santa Rosa.Su imagen coqueta y cautivante ocupó el interés de las viejas familias estancieras que vivían dentro de aquel entorno de ganaderos solitarios en sus predios, quienes mirábanla (o admirábanla) siempre sorprendidos. Tal como si ella fuese una auténtica presencia consular gala, ubicada en la mismísima Santa Rosa. La dama por su parte hacía todo lo posible (y lo imposible) por representar dicha identidad, siempre bajo la mirada inquieta de Don Gregorio Gordillo, su marido, el cual jamás dejó de asombrarse frente a Misiá Jeromita Brandán.---Pues... Po... como diga Jeromita-- admitía de continuo Don Gregorio ante sus ocurrencias, pues nunca Jeromita podía hallar algo que ella no quisiese modificarLo cambiaba todo : Arreglos. Ordenes. Mensajes. Propuestas. Ornamentación. Disposiciones. Siempre encontraba la forma de modificar el mundo de su entorno, a su imagen y semejanza. ---Po... Pues... como diga Jeromita-- aceptaba una vez más Don Gregorio Quien debía vérselas en serias dificultades como hombre de empresa que él era, sorteando situaciones inesperadas para complacerla, con la resignación de todo marido pacienteSe la obedecía, se la imitaba, se la consultaba, se la quería. Se hablaba de ella todavía más medio siglo después en la ciudad de Córdoba, luego de que aquellos prósperos estancieros santarrosinos evacuaran las pampas linderas al Río Primero debido a la erosión. Cuando mermó el caudal de agua necesario para la cría de ganado, al construirse el Dique San Roque que le robó el río, la lluvia y la fertilidad."Como decía Misiá Jeromita"... era el comentario de las ancianas en mitad del siglo XX al evocarla. Al recordar su época galante de antaño, cuando fueran niñas casaderas en tiempos de Misiá JeromitaSu figura perduraba aún en el recuerdo como una leyenda, recordando esa Belle Èpoque santarrosina donde ella enseñaba a las niñas hijas de ganaderos, "el toque de distinción"... El cual más tarde ellas lucirían en los salones sociales citadinos, al trasladarse dichas familias hacia la ciudad de Córdoba, debido a la sequía provocada por la construcción de aquel dique que arruinó los campos santarrosinos. Un savoir faire francés y parisino (de alguien que no conocía París) pues Misiá Jeromita inculcóles con preciosismo ese estilo, modelando en formas de societé a toda esa generación de "demoiselles" aisladas en un pueblo pampeano y que nunca conocerían tampoco París. Educación de salón apropiada, llena a un mismo tiempo de matices gráciles y humorísticos. Nada escapó a sus brillos alambicados, ante el asombro de Don Gregorio, su marido.Gran anfitriona, poniendo en práctica su "sabuafé" (savoir faire, tal como ella lo pronunciaba) conocía el uso preciso de cada cosa, cada detalle, cada movimiento dentro del estilo elegante de recepción. No sabría un francés académico (eso fue evidente) pero conocía el estilo y la justa medida de la economía francesa. En ambas cualidades distinguióse con eficiencia, para tranquilidad de su marido, quien debía financiar su sinnúmero de recepciones. Pues así como proponía elegancias y decoro, medía el centavo en cada gasto. No era una contradicción, era un estilo. El estilo conocido como "la economía francesa". No tiraba una sola "chirola" de más (dicho en buen criollo).En su casa de Santa Rosa no faltaba nada: Ornatos franceses. Platería alemana. Antigüedades coloniales. Porcelana china. Biombos japoneses. Mantones de Manila. Mobiliario. Mantelería. Quinqué. Sillón vaivén. Tapicería... El último grito de la moda, todo lo nuevo o lo antiguo. Pero lo exhibía en el momento preciso, con la clara conciencia de la gente verdaderamente distinguida que nunca cae en el abuso del "parvenu". Es decir, que no se viste de seda todos los días y a toda hora. Que no habla de su esplendor pasado o presente, ni apabulla a sus amistades con exhibicionismos. Sino que les brinda sus comodidades para que todas las compartan. Que no ornamenta su casa el año entero para una fiesta inexistente, sólo el día adecuado y en la ocasión precisa.2 - LA FIESTA DE SANTA ROSA....................................El pueblo estanciero de Santa Rosa festejaba año a año la fiesta de su Santa Patrona (Santa Rosa de Lima) el día 30 de agosto, con un evento especial. Y en aquel año una personalidad conspicua del gobierno nacional (eran las últimas décadas del siglo XIX) hijo de esta provincia y orgullo de su Universidad, debía arribar al pueblo de Santa Rosa para visitar a esos ricos ganaderos, que tenían por entonces mucha fuerza política. Como sucedía siempre por esos tiempos, los estancieros criollos decidían elecciones. Y él iba a llegar allí como candidato a presidente, para presenciar los festejos del 30 de agosto, día de su Santa Patrona Santa Rosa, en el pueblo de Santa Rosa y ...¡Bajo la tormenta de Santa Rosa!Y esa personalidad muy grata a toda la provincia cordobesa era el Dr. Figueroa Alcorta, por entonces ministro de la nación y más tarde presidente de la Argentina. El cual arribaría allí el día preciso y a la hora justa de la ¡Gran Tormenta!... situación ésta muy complicada e ineludible para todos los santarrosinos que tenían (y tienen ya de hecho) asumida tal situación. Festejos patronales por otra parte ¡magníficos!...Yo he conocido en mi infancia (por ser el solar original de mi familia materna) esos festejos de Santa Rosa, en Santa Rosa y bajo la Tormenta de Santa Rosa... Una exhibición de pompa criolla estaba preparada para aquel día y aquel honorable arribo del Dr. Figueroa Alcorta. Desde temprano con las primeras luces escucháronse las guitarras criollas, con arpegios resonando en el melancólico estilo de las "sureñas" (hoy olvidadas pues las últimas las cantó Gardel) que era el folklore tradicional lugareño santarrosino por ser zona de pampa. Sumábanse a ello las carreras de sortijas, cuadreras y embolsados. Competencia de bochas y palo jabonoso con bellos premios. Bailes de Cielitos y Media Caña, sin faltar el Pericón Nacional.También hubo exhibicionismo de danzas locales con el "gato cordobés" y la "jota cordobesa" (su último cultor fue le Chango Rodríguez) que junto a las norteñas zambas y chacareras santiagueñas levantaron todo el polvo necesario que no podía faltar en una fiesta campera.En las rotondas la banda oficial de Santa Rosa hacía danzar a las parejas de novios muy atildadas para ese evento, con un "valsesito cordobés", herencia viva del vals peruano que llegara por el Camino Real a través de las caravanas de carretas. Luego del desfile oficial vendría el rico desfile de manjares, abriéndose con las infantiles nieves de azúcar y alfeñiques caseros. A posteriori llegaría la picante y salada humita en chala, empanadas criollas, enormes ollas de locro esparcidas a lo largo de la calle central con una china cucharón en mano, siempre gritona. Chorizeada. Chinchulines. Charqui. Asados con cuero, a la llama y a la parrilla.La paisanada completa íbase preparando para consumir o vender : Monturas labradas. Estribos. Chambergos. Vinchas. Cimbas. Cinchas. Ponchos. Alfombras de cuero de vaca. Canastas de mimbre y bordados excelentes. Ofrecíanse también especies para condimentar : cúrcuma, chimichurri y ají dulce o picante. Chuño de papa o de banana. Yuyos para agregar al mate en esa poción típicamente cordobesa con sus variadas virtudes : peperina, paico, boldo, carqueja, tomillo, palo blanco y yerbabuena. Yerba Mate misionera, paraguaya o brasilera.(Aclaro que actualmente se repite toda la fiesta patronal de Santa Rosa como un evento turístico)Escuchábanse serenatas por doquier, donde la copla criolla tomaba relieve poético, mediante payadas tanto pagas como gratuitas. Se hacía gala de esa resistencia gauchesca acostumbrada a los arreos con semanas sin dormir... y con "cultura alcohólica". Es decir, bebiendo cuánto bebieran nunca una palabra irrespetuosa, sin una torpeza, ni un ridículo. Con esa virtud o predisposición que permitía al gaucho cabalgar o malambear "hasta que las velas no ardan". Pero aquí en Santa Rosa en el día de su Patrona, esto sucede hasta el toque de queda, que llega generalmente de improviso por la Gran Tormenta que se abate sobre Argentina, con la cual finaliza este evento anual del 30 de agosto. Y que es el momento justo de desatar el caballo del palenque ...¡para ir en busca de un refugio! porque arrecia la lluvia y el tierral es insoportable. Pues ha arribado como todos los años en ese mismo día la Santa trayendo consigo a la Gran Tormenta.¡Llegó Santa Rosa! ... hecho climáticoEl pueblo de Santa Rosa se ha convertido entonces en tierra, vendaval y sal de la Salina Grande próxima, creando una emoción expectante. Por momentos cuando se retrasa algunas horas hasta el atardecer (pues ella es muy puntual) los participantes en cantos, sortijas y embolsados semejan una trouppe hechizada por este perdón de algunas horas más, con que los beneficia la Santa. Se engullen con mayor entusiasmo que nunca, las últimas empanadas aún tibias, saboreando alguna larga costilla cortada en vertical como si fuese un sable, hasta que el tierral hace correr a todos en busca de refugio. Los niños como siempre (más vivarachos) eluden el retorno al hogar mientras sus madres los llaman a gritos temerosas y escondidas desde el interior de sus viviendas, con las ventanas ya cerradas. Pero ellos en la plenitud de su infancia van zigzagueando de vereda en vereda, vivando a la Santa en medio del arenal suspendido en el aire, cuyas ráfagas hieren los ojos renovando su emoción con gran entusiasmo :---¡Viva! ... ¡Viva Santa Rosa!No es esta fiesta patronal una carnestolenda, pero convoca hoy (y convocaba mucho más en ese tiempo con gran fuerza) a la raíz interior de la paisanada gaucha, que unida a los estancieros locales sentíanse todos apasionadamente santarrosinos. Estaba arraigada el alma telúrica y ancestral de todos ellos, cual si la santa peruana (tal vez por ser india según la leyenda vox populi local pues allí la llamaban "santa india") se convirtiera en una Pachamama. La Tormenta de Santa Rosa es un hecho anual que se abate sobre el territorio argentino en esa fecha, casi como un hito simbólico. El tierral levantado por la ventolera y la ansiada lluvia del final (sobre el páramo seco que sale del invierno) da un giro climático a la nación entera. Y por último el frío... ¡Frío! ...mucho frío, cortando de golpe el fuerte calor que la preludió en esos días. Los santarrosinos consideraban que la propia Santa Rosa llegaba a Santa Rosa con la Tormenta de Santa Rosa y ésa era su forma de visitarlos. Estaban totalmente convencidos de ello y nada mejor que recibirla con un gran festín.3 - LA SANTA INDIA ......................La fiesta rimbombante dio comienzo aquel día del arribo del Dr. Fiegueroa Alcorta aspirante a presidente de Argentina (cargo que obtuvo).Llegaron casi al mismo tiempo los peones gauchos, los puebleros, los estancieros, las autoridades locales, la banda musical del pueblo y el cura párroco quien era en este evento casi el "dueño", por ser una fiesta patronal. Y luego llegó por cierto la figura central homenajeada: el Dr. Figueroa Alcorta y su elegante comitiva ensombrerada. Trajes obscuros, guantes blancos, chalinas claras y bastones con mango de nácar.Caminaban por la calle central entre los "¡vivas!" de aquella población campestre, simple y bucólica, custodiados hacia derecha e izquierda por los mejores domadores de la zona montados en sus briosos potros de nerviosas colas, con los arneses tachonados por monedas de plata. Los jinetes iban también ataviados con el traje especial de ceremonia de "gaucho rico" (a lo Zupay) muy negro, camisa blanca bordada, pañuelo rojo al cuello y rastra de plata, con chambergo criollo y portando banderas argentinas.En dirección opuesta a ellos por la misma calle, los estancieros santarrosinos hacían su entrada para recibirlos, llevando en su hombro izquierdo el poncho elegante de alpaca boliviana (una tradición altoperuana colonial) color marrón claro, que siempre los caracterizaba. Completando de tal manera aquel rimbombante espectáculo, la banda pueblera comenzó a tocar un típico valsesito cordobés..Todo era muy teatral. Muy pueril. Muy bucólico. Muy ... ¡pero muy de Santa Rosa!4 - LA CASA DE LOS GORDILLO.....................................La fiesta pública finalizaba luego de dichas solemnidades camperas, para dar comienzo a festejos privados con asistencia de estos ilustres visitantes agasajados por la gran anfitriona --Misiá Jeromita-- en su casa engalanada (casa que era el orgullo de todos los santarrosinos). Y así ingresó a su interior aquella comitiva de políticos encumbrados : el cortejo ensombrerado con bastones de nácar y chalinas claras al cuello, que acompañaba al Dr. Figueroa Alcorta.Pues la casa que Misiá Jeromita poseía en Santa Rosa era ideal para agasajar a estas visitas especiales e iba ella ese día una vez más, a convertirse en la anfitriona máxima, con todo el gran aparato que esto involucraba. Y su aparatosidad, no tenía límites, mantenía siempre impresionados a todos los santarrosinos. Su morada estaba ahora engalanada por ornatos especiales, algunos de los cuales se reservaban bien guardados para ocasiones apropiadas y que ahora era oportunidad de bien lucir. Los altos sillones de la sala veíanse cubiertos por largos brocatos de seda colgantes hasta el piso. Toda la casa estaba de fiesta: galerías y cuartos, despensas y pasillos en su totalidad, se hallaban vestidos de seda. Dentro del ornato general la casa de los Gordillo parecía ahora hallarse en una total semipenumbra durante todo el día, pues los cortinados espesos y lujosos impedían la entrada propia de la luz diurna. Habíase convertido este domicilio santarrosino en un muestrario de elegancias refinadas, pues no se presentaba de continuo la oportunidad recibir como visitante en Santa Rosa a un futuro presidente, al que todos allí daban ya por seguro en dicho cargo. Además él mismo buscaba con este paseo por pampas cordobesas el apoyo de los prósperos estancieros para su elección. Y menos aún, que tal figura honrara la casa de Misiá Jeromita y pernoctase esa noche en ella. Luego y debido a esto, todo estaba allí renovado y de punta en blanco : ¡ Y las camas con su dosel !Cada cosa aparecía en un sitio diferente no sólo en el salón de recepción, sino asimismo en las distintas habitaciones donde el conjunto había sido modificado. Y hasta la cocina y las cocineras, estaban cambiadas por completo en su aspecto Pues las chinitas mestizas de tradicionales pañuelos rojos en la cabeza, lucían adornadas ahora por cofias blancas empuntilladas y con mucho almidón. Como muñecas de estanterías.Las personas importantes de Santa Rosa estaban todas reunidas allí en aquel agasajo, exhibiendo sus atuendos más elegantes y rodeando la mesa oval, paquetísima, enmantelada, de Misiá Jeromita... Y como siempre acontece cada 30 de agosto todo comenzó a obscurecerse, pues había llegado con puntualidad : ¡La Tormenta de Santa Rosa!5 - LA GRAN TORMENTA NACIONAL..........................................La exquisita comida con preparación artesanal servida en platos de fina porcelana francesa, con cubiertos altoperuanos de plata labrada, servilletas de lino paraguayo bordadas al "ñandutí", con esos comensales erectos y sentados en sillas de madera con altos respaldos ...sufrió un repentino contraste... y siendo aún mediodía fueron cerradas todas las ventanas.Tendría todo este conjunto de personas perfumadas, que continuar degustando delicias con el quinqué encendido, aunque fuese de día.El Dr. Figueroa Alcorta era atendido con elegancia y exquisitez por la dueña de casa. Y con solicitud por aquellas chinitas ceremoniosas, educadas para el servicio de los huéspedes de Misiá Jeromita... las cuales vestidas de punta en blanco y muy almidonadas (las negras crenchas trenzadas y encofiadas) hacían gala al hablar al Ministro (aún era ministro de la nación) de dirigirse a él en lengua francesa, con ese especie de "patois" que había recreado Misiá Jeromita en su entorno. 6 - EL PATOIS...............Para un hombre de la política nacional e internacional, que hablaba varios idiomas, leía lenguas clásicas y también conocía algunos giros gauchescos, producíale ahora gran intriga esa lengua, pues intentaba reconocerla. No lo lograba.El esfuerzo de esas chinitas duras de almidón por lucir su bilingüismo, era toda una joya de escuchar y contemplar. El quería saber sencillamente si aquello era sanavirón básico o comechingón perdido (lengua nativas cordobesas olvidadas), o alguna diversidad del ranquel (lengua psatagónica) o el araucano chileno de quienes algo, como especialista político, conocía. Quizás una variante del quichua o el aymará boliviano, que no había llegado aún a sus oídos. O una forma no documentada todavía del guaraní paraguayo... ¡Pero nunca hubiera imaginado que era simplemente un "francés" recreado en Santa Rosa!Un "patois" que no estaba en el archivo de ningún lingüista.7 - SOUVENIRES deL dr FIGUEROA ALCORTA.............................Cuando los años de su presidencia pasaron y sus éxitos mundanos lo llevaron a una amplia gama de relaciones, el dr Figueroa Alcorta fue de pronto, en cierta oportunidad, a reencontrarse con ese pasado distante. En una recepción integrada por una nueva generación de políticos (muy lejos ya de Santa Rosa y sus estancieros) Figueroa Alcorta conoció a un nieto de Misiá Jeromita, muy joven por cierto, que iniciaba esta carrera mundana. Y el viejo político díjole a su comprovinciano, con mucho cariño :---De mis viajes y anécdotas mundanas se ha grabado siempre en mi recuerdo, por ser completamente distinta a todas, esa recepción que recibí en Santa Rosa en casa de aquella anfitriona tan original como fuera tu abuela Misiá Jeromita, con todo su encanto personal... Pero me quedó una pregunta que nadie supo entonces responderme y por ello te la formulo ahora ¿Qué idioma se hablaba en su casa?---¿En casa de la abuela Jeromita?... Pues ¡el francés de París!.Y el Dr. Figueroa Alcorta quedó una vez más mudo de asombro... Como aquel día que pasara en Santa Rosa, durante la fiesta de Santa Rosa y bajo la gran Tormenta de Santa Rosa .....................................Alejandra Correas Vázquez..................................... EL ORO BLANCO .................... (dedicado al erudito y bohemio loco Raúl Bustos Fierro quien me acercó la figura mítica del Gran Tucman el "Solitario").......................TUCUMÁN O TOCUMENEl avión me traía de regreso a casa en el Cono Sur desde La Florida, aquella mágica tierra explorada por Ponce de León en búsqueda de la "Fuente de Juvencia". Luego de despegar de la hispánica Miami con sus recovas coloniales y callejuelas serpenteantes (bien conservadas con fuentes blancas llenas de arabescos) yo dejaba atrás mío llena de dolor aquel lugar ideal, donde fui tan feliz. Un mundo bucólico de fronda y flores. Jugos tropicales y canarios celestes. Ardillas corriendo entre frondosos árboles y el esquisito dulce de guayaba. Dejaba atrás mío a la imponente Prefectura española del puerto de Miami (hoy museo) cuyos inmensos portales de madera fotografié tantas veces, encontrándolos semejantes a los de la Calle de Alcalá en Madrid. Me preparé entonces con paciencia para un larguísimo viaje, desde La Florida hasta Argentina ¡Y de improviso llegué demasiado pronto! ...siendo que apenas había echado una siestecita ¡Demasiado rápido! dije para mí. Más rápido que en el viaje de ida un año atrás. El avión descendía, el piloto anunciaba la llegada, la azafata lo confirmaba. El aeropuerto lo señalizaba: "Tucumán" ¡Tucumán! ...No cabía duda, se me había escapado el tiempo y yo había entrado sin quererlo con aquella breve siesta, en una "nube gálica", perdiendo conciencia de las horas reales entre un mundo y otro. Tal y como les sucedía a los celtas cuando paseaban por sus bellos pasajes mitológicos. --¿Ya hemos llegado a Tucumán? -pregunté- ¿Ya estamos en Argentina? Sí, lo estábamos y no lo estábamos al mismo tiempo... Porque en realidad estábamos en "Tocumen" el aeropuerto de Panamá, no en "Tucumán" provincia argentina. Pero era la misma nación india, con el mismo nombre y una sola identidad. Habíamos aterrizado en uno de los puntos claves de esa nación inmensa del pasado llamada TKMN. Pues Panamá es "selva" igual que Tucumán, cual es el significado que de este término se tiene por tradición. Selva enmarañada con intensas lluvias, calor, humedad y fronda. Tal es Tocumen, tal es Tucumán. Indudablemente "Tucumán" o "Tocumen" es una voz propia y autóctona, con larga referencia en el pasado del continente americano, el mismo nombre, la misma "voz" en términos lingüísticos, pues con el paso de los siglos los idiomas pierden las vocales o las cambian, pero sobreviven las consonantes. En las lenguas semíticas ni siquiera escriben las vocales. De modo que el término TKMN de acuerdo a consonantes es el nombre real de una inmensa nación precolombina. No posee traducción ni en quichua, ni en aymará, ni en guaraní, ni en panameño, ni en castellano. La lengua se ha perdido. Pero nos habla de una naturaleza selvática y lluviosa. Fue tan antigua esta nación precolombina TKMN que su lengua ya se había extinguido a la llegada de Colón en el siglo XV, pero continuaba vivo el nombre de su territorio. El REINO TUKMAN Según narran los cronistas españoles, el Tucumán argentino era un Cacicado que comprendía a ocho provincias de hoy. A saber : Tucumán, Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, San Luis y Santa Fe. Este inmenso territorio estaba gobernado por los "Caciques Tucman", quienes lo recorrían en forma permanente socorriendo y legislando a sus habitantes. Pero ellos a su vez, respondían con obediencia fiel al ¡Gran Tucman!. El Solitario. El cual era visto en persona solamente por estos grandes caciques. La dinastía Tucman tenía como medio de vida la explotación del "Oro Blanco" (o sea la sal) procedente de la Salina Grande en el Mar de Ansenunza (mar interior salado llamado hoy Marchiquita) situado en el centro de Argentina y que entonces les pertenecía. Sal marina de un mar desecado y prehistórico a la cual los caciques Tucman vendían al Reino Charcas (Bolivia), transacción que realizaban a cambio de otras utilidades. Pues fueron muy buenos comerciantes estos caciques Tucman. La llegada imprevista del Inca conquistador, desbordó a ambos países. Se apoderó de la sal con todo su ejército... y los Tucman (precavidos y pacíficos) retiráronse a sus zonas boscosas para ya no regresar de allí. Según el mito ellos eran de color verde y estaban hechos de agua proporcionando lluvias y verdor. Siempre retornaban en tiempos de sequía para auxiliar a sus súbditos, como lo hacen todos los Reyes-Dioses. ¡Y aquí estamos siempre esperándolos! sobre todo ahora cuando Argentina padece su peor sequía. HUELGA de BRAZOS CAÍDOS Los Caciques Tucman son "Monarcas Aislados". Isolados Solitarios. Gobiernan desde su aislamiento, rigen sin ser vistos, ejercen un mando esotérico subyacente, que predomina y domina sin hacerse ver. Así este pater-familia llamado "GRAN TUKMAN" es un rey-dios al que ningún súbdito puede llegar a visitar y sólo se comunica con los hombres a través de sus Caciques itinerantes. Semeja en su concepto, al Gran Hermafrodita de masones y templarios. "Aislado" significa habitante de una "isla" de allí el término más antiguo de "isolado". Pero esta Isla Tucman, interior y mediterránea (como toda isla mítica) nunca fue encontrada por las expediciones hechas en busca de su paradero, cuando el Tucumán era una inmensa provincia colonial. O por expediciones militares argentinas de siglos XIX y XX, quienes incursionaron en la selva enmarañada y pluviosa para hallar el trono o la capital de los Reyes Tucman ¡a quienes los rebeldes indios chaqueños insistían obedecer ...desobedeciendo! "Obedecían" al Gran Tukman "desobedeciendo" al gobierno argentino o colonial. Negándose a colaborar al trabajo. En huelga de brazos caídos. Los Caciques Tucman les prohibían según parece, colaborar con el trabajo. Tal política de mando estuvo dirigida en principio contra del Incaísmo (su primer invasor) pues el Imperio Incaico era una civilización del trabajo. Incluso vemos al Inca, azadón en mano (pinturas del príncipe Guaman Poma). Nada mejor para los Tucman que oponerse al "Hijo del Sol" con una huelga de brazos caídos, ya que fue él quien los desalojó de sus predios en la Salina Grande Además el Incario no aceptaba ninguna transacción comercial, era un socialismo rígido. O sea prohibió la venta de la sal que favorecía a esta Dinastía Tukman. Una frase muy escuchada decía de quienes "remoloneaban" en el estudio o en el trabajo: "--¡Estos sólo obedecen a los Tucman!" O sea a nadie... ni estudiaban ni trabajaban. Parecía una decisión establecida, cuando no inviolable. EL REINO IMPENETRABLE Siempre se señaló como asiento de Dinastía Tucman el bosque tropical del Gran Tucumán de antaño. "El Impenetrable". Una grandiosa y soberbia selva (ahora en peligro de extinción último pulmón ecológico de Argentina) Allí en El Impenetrable ocultábase según tradición el "Oculto Gran Tukman". El gobierno ya sea colonial español o argentino posterior, tenía con estos monarcas itinerantes y su padre mitológico un serio rival fantasmal. Inexistente y existente al mismo tiempo. Cualquier rebeldía o abandono de tareas imprevistas, era orden de los Tukman. Pudo eliminarse con rapidez y sangre a Monctezuma y Atahuallpa... pero no a los Tukman. Pues no puese eliminarse a mediante sangre... A los mitos.Reyes-Dioses inalcanzables. Inalterables. Continúan ocultos en su selva impenetrable y enmarañada, mientras quede algo de ella... Ordenan. Protegen. Mandan. Vienen. Parten. Su mitología es muy rica y podemos rearmarla, reinterpretarla, pues ya no hay prejuicios en su contra. Ya no hay partidas de soldados pertrechados hasta los dientes, tras las huellas de una monarquía que no existe en este mismo plano donde nosotros vivimos. Ellos no existen en nuestra dimensión. y por ello es imposible encontrarlos. EL MITO El Gran Tukman (como el Gran Hermafrodita masónico y también Osiris a quien le faltaba el pene) tuvo sin cópula por partenogénesis a una muy copiosa descendencia. A saber : 4 hijos, 8 nietos, 16 bisnietos... y así hasta 40. Hasta que el Inca (quien era "non tan sancto") les quitó su reino, su territorio y su economía. Su medio de vida basado en la venta y exportación de sal comestible de la Salina Grande (Oro Blanco del País de la Sal) al Reino Charcas de Bolivia que era su mejor cliente. Desde un punto de vista no mitológico y racional, el Reino Tukman tenía una autonomía plena hasta la expansión del Incaísmo hacia el 1200 o 1300 de nuestra era. Cuando Europa también vivía dos finales trágicos : la extirpación de Cátaros y Templarios, aquí en Sudamérica se extirpó asimismo al Reino Tucman. El Incario decidió poseer ese País de la Sal y con razones de políticas pragmáticas que eran "non tan puras", se apoderó de esta propiedad privada de la comunidad Tucman. Desde aquel momento los Reyes Tucman se retiran y se "aíslan" en la selva, conformando un mando mítico de dioses-reyes, tal como llegan hasta nosotros. La historia del Reino Tukman nunca podrá ser escrita. Pero sí descripta. Podemos describir al mentado Gran Hermafrodita o Gran Tucman, padre ancestral de cuarenta Tucman, como a un autócrata, de carácter teocrático. "Aislado". Habitante de una isla real o mítica, vinculado al agua, a la lluvia, alos grandes ríos. Dios marino de agua dulce en tierra adentro, a quien nadie puede ver. Pero él envía continuamente a sus hijos para distribuir periódicamente con generosidad : lluvia, cosecha, flores y pájaros. Abundancia. Los Caciques Tucman en su sapiente benevolencia trazaron un período de tregua. Casi olímpica. Dijeron : "Llegamos cada cuatro años o cada cuarenta años". En este ciclo de cuatro hijos y cuarenta descendientes, se asienta el período de sequía que invade Argentina y puede tornarse de húmeda en seca o de seca en húmeda, por obra de los Caciques Tucman . Pues Tucman es ...¡Selva!... Y cuando ellos se ausentan largo tiempo... llega la ¡Sequía! El Cacicado Tucman como dinastía se traduce en buen castellano, como un reino ecológico. Detrás de ellos al partir, se retiran también las lluvias, el rocío, las flores y las aves ¡Se han retirado los reyes míticos! ...Los Tucman. Pero volverán. Un día regresan con el agua y la vegetación. Con el rocío y el canto de las ranas. Tal es la leyenda. Tal el mito. Y tal los hechos ecológicos, nuestra región tiene una larga tregua menor de cuatro años y una mayor de cuarenta años donde las lluvias embellecen sierras y pampas, el horizonte se azula y el colibrí adorna las mañanas. ¡Son los reyes del Tucumán que han regresado! su nombre mismo habla de riego y vergeles. De selva y lluvias torrenciales. El Tucumán llega, se establece y se va. Entra y sale. Viene y parte. Tal como el mito antiguo de los Caciques Tukman lo condiciona. EL DRAGÓN BLANCO Este salinar, rico y disputado "Oro Blanco" propiedad privada del Gran Tucman, agrandó su figura política y mágica. El tenía, como todo dios pagano que se precie, su propio guardián. Un feroz "cancerbero" encarnado en la figura de un yaguareté blanco, albino, hecho de sal. Una mole gigante salina, igual en forma a un dragón. Monstruo blanco que vigilaba de noche a la Salina Grande, evitando la substracción desautorizada del polvo prodigioso. En tiempos prehispánicos tenía la figura de un yaguareté albino (tigre guaraní selvático) y en tiempos hispánicos se lo identificó con un animal mítico europeo : el Dragón de la Salina, temido por los lugareños. Un dragón vigilante ...Un monstruo... Un ser mitológico y devorante por su mole salina. En este punto el Reino Tucman y su Gran Hermafrodita, vuelven tortuoso y simbólico, a un hecho real. Cualquier intruso que intentaba apoderarse del tesoro comestible, era devorado por el dragón. De manera tal que creando el mito, los guardias del lugar apostados, tenían una justificación fácil para deshacerse del ladrón. El Tucumán o Tocumen libre e histórico, gran reino, ya había muerto a la llegada del español, pues pertenecía a ese tiempo ilímite donde subyacen las culturas precolombinas. Este reino fue un gran constructor de mitos para transmitir antiguos mensajes. Fue el Incaísmo quien lo borró del devenir -hecho muy imperial- porque no quería pagar la sal. Y como siempre hacen los socialistas "estatizó" el salinar. Lo "desprivatizó", eso que hoy día tanto se critica. También lo borró de la historia, del recuerdo vivo y fue allí cuando se refugió en el mito. Como hicieron los galos con su pasado histórico que conformó sus leyendas vivas. Sin embargo después de ello y en medio de la evangelización, la leyenda del "Dragón de la Salina" tomó otra vez cuerpo con toda su furia pagana para ahuyentar ladrones. Fue incorporado a la mitología criolla y evocado en el escenario por los gauchos arrieros, quienes nunca pasaban solos por el salinar. Siempre iban en compañía numerosa, se persignaban, oraban avesmarías y padrenuestros, pedíanle permiso al Dragón de la Salina para seguir el camino. Y en ese sincretismo religioso donde ellos sentíanse cómodos, continuaban la marcha nocturna hasta el nuevo sol. DINASTÍA SAGRADA Con una Dinastía gobernante que vive en dos planos, el antiguo Tucumán ha dejado su sello indeleble. Más rápidamente se quebró luego de la conquista, la imagen del Inca, que la de los Reyes Tukman. Dentro de ese contexto puede exponerse una temática fantasmal, o predisposición a transferencia de un plano a otro como si una puerta estuviese abierta y es posible transitar con frecuencia por ella. Como una puerta abierta al mundo desconocido, al mundo precolombino.Y en ese climax real e irreal, donde flotan de tiempo en tiempo sus fantasmas, el Tucumán de antaño tiene su voz, sus juegos, sus tragedias. Su vida de siglos. Reúne a sus habitantes de sur a norte y los consuela en sus sequías o los arrulla en el torrente de sus crecientes. Como un ángel tutelar, liberador de tragedias ecológicas, donde transita de tiempo en tiempo : "Algún enviado de los Reyes T K M N" ... Para traer de nuevo a esta región la fertilidad, el canto de las ranas, las mariposas, el rocío, los colibrí, la lluvia benefactora que hará florecer las pampas, serranías y champas con su luciente lozanía. ......................... Alejandra Correas Vázquez ......................... LA PRINCESA HERITH(La Expulsión de los Hiksos)............................................1 -- BODA REALEl amanecer ha llegado en un día diáfano donde las multitudes de Tebas se agolpan por los caminos. La capital sur egipcia brilla engalanada, mientras los pregoneros dan la bienvenida a una comitiva oriental, llegada del norte del Nilo, que avanza encabezada por sus músicos. Desde su imponente sobriedad ausente de adornos, el rey de Tebas acompañado por los principales de su reino, está preparado para recibir aquel encuentro del destino, que sellará bajo los brazos del amor, una paz tal vez perdurable.............................................Envuelta en sus decorados trajes y seguida de sus cálidas doncellas, la princesa Herith suspira hondamente... Atrás suyo ha dejado el palacio oriental de su padre pletórico de alegría y cubierto por todos los productos de Fenicia : El lapislázuli. Las turquesas. Plata. Oro. Cobre. Madera de algarrobo y la exquisita miel. Ya no beberá más el vino de las viñas del norte. Ni volverá a contemplar desde su habitación en el palacio paterno, las trescientas naves de abeto verde que unen navegando al Bajo Egipto con el Medio Oriente.A sus espaldas el rey asiático del norte (su padre) se ha detenido a contemplar la lejanía con el espíritu impregnado de esperanzas. Aquella lujosa comitiva que organizara para el traslado de su hija, ha dejado huellas de soledad en el palacio. Los gorjeos infantiles de la niña aún resuenan por lo corredores y el eco musical de su alegría obsequia un halo de angustia, como la imagen del genio de Aladino disuelta en forma de nube. Pero detrás de cada una de esas miradas nostálgicas -debido a la ausencia de la princesa Herith- en el trasfondo de sus ojos vivaces y almendrados ahora ensombrecidos, descubre también con visible consuelo, el anhelo de paz que los orientales del Bajo Egipto han depositado en aquella embajada romántica. Aguas arriba anochece. Los grandes ceremoniales de esa gran boda real, han concluido. Los caminos han quedado silenciosos cuando el rey de Tebas deposita a la princesa oriental en el interior de su alcoba. Los laúdes asiáticos repercuten en el aire y la lira de ocho cuerdas ( que acompañara a Herith durante toda la travesía) es más nostálgica aún que su añoranza.Su piel fresca y humedecida de fragancias orientales, reboza juventud. Sus manos ágiles juegan al amor, junto a la plenitud de su rostro resplandeciente. Muchas imágenes transfiguran el escenario que la rodea. Unas veces cubierto de blancos lotos y otras de ciénegas ennegrecidas. En su conciencia bulle el anhelo de todo un pueblo radicado hace tres siglos en Egipto, cuya suerte ha sido depositada en sus manos. ¡En su capacidad amatoria, para evitar su expulsión!Los brazos viriles del faraón del sur que ahora la envuelven (con su pasión de hombre cautivado ante la virgen núbil) le parecen tan cálidos como los del padre en la despedida. Y en su espíritu impregnado por una aspiración de paz, querría reunirlos a ambos en una amistad eterna. Todavía repercuten en su oído las palabras paternas -el faraón del norte- las últimas frases que ella le oiría pronunciar. Todo su mundo interno se conmueve allí al recordarlas, sintiendo la pequeñez de su persona ante una responsabilidad tan grande. Es entonces cuando toma conciencia de su fragilidad.2 - HELIÓPOLISSobre los verdes prados del Bajo Egipto (adonde desemboca hacia el mar la correntada del río Nilo) el último de los reyes Hiksos pasea su mirada sobre el horizonte. Ya no sabe cuál es su sentimiento. Ha pasado por sucesivas emociones. Primero fue la esperanza. Luego la nostalgia. Por último se siente avasallado por la angustia.En su sentir impotente parece implorar que una fuerza imponderable acompañe la embajada de su hija. Sin embargo, le basta recorrer con la mirada en derredor suyo y a lo lejos, para percibir que toda la juventud de Herith no bastará para calmar la sed de odio, entre dos países enfrentados por una vieja discordia. El Egipto del Sur y el del Norte, con dos faraones distintos, siglo XVII a.C.El Gran Apofis se retira de los jardines y vuelve sobrecogido, con el espíritu cauteloso, al interior del palacio. Los cortesanos lo reverencian con miradas indagantes. Todo es silencio. Expectación. Espera. Los laúdes han callado. Aquel tiempo detenido en el espacio semeja la impavidez piramidal hecha de carne.Auserra Apepi --en su nombre egipcio-- está realmente solo. Sedente en el trono escucha como un rumor el anuncio de sus heraldos. Los visitantes se le acercan silenciosos, sin ser casi percibidos por él. Y el Gran Apofis, como estatua pétrea que cobrara vida de improviso, se sorprende al descubrirlos enfrente suyo...Son ellos...Los emisarios de Heliópolis lo miran en silencio, con la faz muda de su eterna calma. Esos rostros inmóviles que ahora lo contemplan con pesimismo, (así como antes se alegraban con sus éxitos de esplendor) le hablan ahora en conjunto, sin emitir palabra alguna, sobre el triste futuro, marcado por el Destino, de todo aquel reino oriental del Bajo Egipto.Su tiempo ha concluido. El tiempo de todos los orientales "Aamu" ha concluido. Los reyes Jeka-Jast, de la XV dinastía, pertenecen ya al pasado. El Nilo está dispuesto a expulsarlos con premura y sin tregua. Ni siquiera los hijos que tendrá su hija (faraones en el sur de Egipto) llegarán a ningún pacto de paz con él. 3 - FANTASMASCae la obscuridad de la noche mientras las naves de abeto verde de su flota, descargan en los puertos del Delta : aceite, grasa y resina que han traído de Fenicia. Las grandes arboledas del norte emergen como fantasmas impertérritos. Sobre la copa de cada uno de los árboles parecen reflejarse los rostros de sus antepasados. Es un desfile tétrico y melancólico. Por su mente desolada y angustiada, se presentan una a una las imágenes del pasado.Los Faraones Hiksos se hallan ahora frente a él, como espectros sin tiempo, como imágenes pasadas de un tiempo concluido, que le hablan de esplendor y de gloria. De un mundo fastuoso. Cada uno de ellos le va recordando las antiguas grandezas de aquel reino oriental del Egipto. Allí está Khian, aquel monarca que llevó sus sellos reales por todo el mar Mediterráneo, extendiendo el comercio de la nación del Nilo hacia el exterior, acompañado siempre por su Visir Yussuf, cuyo nombre egipcio fuera Zafnazpaaneaj, yerno de sacerdote heliopolitano Potiferaj y esposo de Asenaz. El hijo de Jacob, padre de doce tribus hebreas.Sobre el borde de la ribera un músico acompaña sus pensamientos con las ocho cuerdas asiáticas de su lira. Las tejedoras "aamu" aprovechan la frescura nocturna, para diseñar alfombras con el telar vertical que han importado de medio oriente. Sus manos hilan y bordan una inmensa variedad de colores para adornar las mansiones.La blancura lunar ha acampado cerca de los jardines y el Gran Apofis sale a contemplar su encanto. Es el esplendor plateado del dios-luna Toth que baja a su encuentro. Pero una sombra obscura parece envolver la figura del monarca oriental, quien medita en el devenir de su reino y de toda su grey. En su fugaz luz de recuerdos, los antepasados que han llegado a visitarlo en su insomnio, se escurren por el manto obscuro de la noche rumbo a los reinos de Osiris... Rememorando sus glorias mortales el antiguo Visir Yussuf, hijo de Jacob, nieto de Isaac y bisnieto de Abraham, duerme embalsamado en un ataúd del Bajo Egipto. 4 - ESTELA TRÁGICALuego el vacío se apodera de todo. Es el final. El abismo que no se detiene. Y en el epílogo sin nombre una Estela trágica sella su epitafio :"Heme aquí. Yo he venido. La fortuna está conmigo, cobarde Aamu (Asiático) Mírame bebiendo el vino de tus viñas. Este vino que han prensado para mí los Aamu que son ahora mis prisioneros. Yo saqueo tu residencia y corto tus árboles. He arrojado tus mujeres a mis barcos. He capturado tus carros. No dejo ni una tabla de tus trescientas naves de abeto verde, llenas de oro, de lapislázuli, de plata, de turquesas, de numerosas hachas de cobre, sin hablar del aceite, de la resina, de la grasa, de la miel, de la madera de algarrobo, de todas las maderas preciosas, de todos los buenos productos de Fenicia. Lo he arrebatado todo. No he dejado nada. El reino del Norte está frente a la desolación. El Aamu, su rey, está arruinado."(Estela de Kamose, rey de Tebas, traducción de Pierre Montet)..............................El telón ha caído. La leyenda está pronta. Un universo de imágenes míticas y teñidas de heroísmo, se irán acumulando en el recuerdo de los siglos que transmutarán en milenios. La cruel descripción que nos ofrece la Estela de Kamose, es despiadada. No sólo por la sangría de la guerra que describe, sino más que nada, por el desorden que involucra. Por la total desarticulación de los bienes nacionales, que están detallados con emoción de orgullo.Esa devastación de riquezas beneficiosas a todos. Esa satisfacción por la destrucción de barcos y alamedas. El aislamiento. La imposibilidad posterior de comunicación con el extranjero. La ansiedad por la lapidación... Todas estas patologías guerreras, son las mismas nubes que se ciernen con horror sobre cada uno de nosotros, habitantes del siglo XXI d.C. El horizonte negro de tormenta abrió en aquel Egipto del siglo XVII a.C., las puertas a la devastación. Un manto de tiniebla quebraría por mucho tiempo aquel esplendor del Bajo Egipto. Una epopeya de reconquista dramática desvinculó al Egipto faraónico del Medio Oriente. Norte y Sur volcados como enemigos se desangraron sin tregua. Un lúgubre y tortuoso período de revueltas interiores y fraticidas. Fue aquél, un interregno de horror. 5 -EL LOTODespués de una devastación que aplanara el país, en el silencio sepulcral de una tierra de nadie. En un mundo demolido, donde sobre la superficie de las aguas aún flotaban las tablas que antaño componían las trescientas naves de abeto verde, que los reyes Hiksos usaban para traficar con Fenicia. Cuando la sombra ha cubierto el escenario ... surge otra vez la vida con memoria de especie y reconstruye un nuevo Egipto. Toda una era cultural, toda una época admirada por su humanismo, está pronta a emerger ¡Como el loto que saliendo de turbios barrizales, asoma a la superficie centellando en el blanco primordial de su corola!Así fue el extraño origen de la dinastía XVIII, constructora del Nuevo Imperio... Surgió de crueles y angustiosos desencuentros, entre obscuras márgenes de un río patinado de sangre. De residencias saqueadas y arboledas devastadas.6 - REFUGIADOSSobre el eco enmudecido de esta historia antiquísima, llegan hasta nosotros los coros de un período humano oculto en nebulosa. Los faraones orientales o Jeka Jast (reyes pastores) han dejado una incógnita. Una leyenda secreta y envilecida por sus destructores... Pero quedó algo. Como una polvareda disuelta en el horizonte. Como la espiga arrojada por el viento. Como la calandria mensajera... Su imagen desdibújase dentro del paisaje egipcio, cuando sus intérpretes ya no pueden exponer sus voces propias. Y sobre esa magnitud de la distancia llegamos nosotros ...los modernos.Y sutilmente, como el hilo casi invisible de la tela de araña escondida en rincones insólitos, removemos los ropajes arcaicos y reconstruimos ese escenario, con la medida de nuestra conciencia actual. Los reyes Hiksos representan el pilar fundamental donde está asentado el Nuevo Imperio Egipcio ¿Pero de dónde provenían? ¿Por qué se instalaron en la tierra del Nilo como un pueblo completo? ...El vacío. La incógnita. El silencio de sus depredadores o el autosilencio de ellos mismos. No hay conquista armada, pues los arqueólogos no hallan rastros de la misma. Ellos no ingresaron a Egipto por medio de la violencia sino por métodos comerciales... como decía la Biblia. Traían cultura propia, diferente de la nativa y la adaptaron a ella. En la dinastía XII llega un rey extranjero Jeka Jast (llamado Ibsha) acompañado por una lujosa comitiva. Con hacienda propia, músicos, mujeres vistosamente ataviadas en ropajes de colores, luciendo todos ellos sandalias que los destacan de la gente egipcia, donde hasta los reyes iban hasta ese entonces descalzos. Ibsha entrega al faraón Amenemhat II presentes muy ricos pidiéndole refugio, pues por aquellos siglos las hordas indoarias asolaban el oriente próximo, principalmente Sumeria. Por aquel tiempo también, según la crónica hebrea, Abraham se instala en casa del Faraón y ya nunca más retornará a sus tierras mesopotámicas, de donde era originario.¡Y de improviso!... sin otra explicación, los hallamos como jefes absoluto del Bajo Egipto (norte) integrando la dinastía XV. Sus estatuas no son convencionales, no representan al tipo clásico egipcio, pues lucen espesas melenas y tupidas barbas de moda babilónica. Sólo el Génesis hebreo ofrece un memorial del Visir Yussuf, yerno de Potiferaj sacerdote de Heliópolis, haciéndolo proceder del medio oriente y dando la versión mediante la cual este visir habría comprado a los nativos todas las tierras y los bienes que después constituyeron el reino del norte.7 - MESTIZACIÓN¿Se fueron los españoles de Hispanoamérica? ¿Los portugueses de Brasil? ¿Los árabes de Andalucía? ¿Los franceses de Canadá? ¿Los ingleses de América del Norte? ¿Los vikingos de Inglaterra, Normandía y Galicia? ...No.Un afán trashumante y cultural nace con el hombre, lo lleva de la mano y lo conduce. No se asienta numerosas veces, en memoriales bélicos. Muchas veces lo bélico es en realidad su expulsión, tampoco lograda plenamente. Pero logramos algo : yuxtaponer las sangres. La mestización, la fusión de lenguas, la integración cultural incluyendo pasado y presente. Influirán al pueblo nativo y serán influidos también por él. Los hebreos al partir de Egipto serán muy diferentes a aquellos antiguos de tiempos súmeros, cuando vivieran en Ur..............................La princesa Herith duerme. Ha descansado su espíritu luego de una larga travesía. Y despierta. No salvó a su padre ... Pero salvó a su pueblo. Lo introdujo definitivamente en Egipto. Quedó para siempre en Egipto con sus laúdes y sus delicadas doncellas, y lo heredaron las dinastías sucesoras de ese milenario país de los Faraones que reinaron sobre el Nilo, y que cambió en adelante su destino de vida haciéndose internacional. La princesa Herith reposa su mente. Su alma divaga. Escucha una voz que entona los sones del pasado ...y su padre le habla. El Gran Apofis, rey asiático del norte susurra en su oído : --"Calma, hija amada ... todo ha concluido... Y estamos juntos"...................................Alejandra Correas Vázquez................................... EL INDIANO..................Por Alejandra Correas Vázquez....................................... I - REGRESO DEL INDIANO Juan de Aguiar pisó las calles de su aldea andaluza después de haber dejado la juventud. Atrás suyo, en un pasado de andanzas incontables, había perdido el mirar ardiente que en otras tiempos le abrieran las rejas, hacia los rostros morunos ocultos tras la cruz conquistadora del cristiano. Juan volvía a la aldea natal con los miembros envejecidos, pero con grandes monedas de oro asomando de sus bolsillos. Una mozuela de aire extraño lo acompañaba, observando con sorpresa, el escenario donde su padre viera la luz. Era su hija. El único recuerdo que aún conservaba de la "Ñusta" doliente -princesa inca- que un día le pidió clemencia para el padre, un noble Orejón, en medio de la azarosa conquista del Perú.Su nombre era Catalina, y ella valía más que el oro de sus bolsillos. Como la melancólica Anac había constituido para el guerrero, un tesoro mayor que muchas victorias de sangre y raptos, por ser lo único que su brazo conquistó sin la violencia. Su reciente pérdida trájole tanto dolor, que Juan resolvió el retorno al solar natal.Hoy volvía viejo, heroico y poderoso, a caminar por las calles que supieron de sus correrías con pies descalzos, de una infancia apartada en el olvido. Sin embargo, un temor incomprensible había invadido al conquistador de Indias, cuando las velas lo empujaron frente a la costa española.Y allí estaba ¡En España!... luego de tantas imposibles aventuras. Después que aquel torrente de sangre llegó a cubrir sus pensamientos hasta llegar casi a ignorarla. Sí. ¡En España! Esa sangre nueva que ahora ocupaba la historia del mundo y que como él, también envejecería.La rústica aldea con su mar, sus pescadores y las viñas, no reflejaban mayores cambios. Sólo una renuncia obligada a los legados árabes y abundantes cruces. La torre del Al-Almoacín se perfilaba en silencio sobre el azul penetrante del cielo. Y las vibraciones de un órgano envolvían las naves de la antigua mezquita.Y esta aldea lo recibió con júbilo, así como lo viera partir con indiferencia. El oro le labró pronta fama y la hija de América, con su principesco origen incásico, lo bañó en misterio. Numerosos amigos saliéronle al encuentro, cuando nadie lo había despedido en su lejana partida. Esta circunstancias hubieran envanecido el espíritu de cualquier aventurero, pero las experiencias de una vida arrojada en manos del azar, habían decepcionado al Indiano. Partió del Cuzco llevando consigo los últimos ímpetus de audacia, pero éstos se eclipsaron frente a los rostros de aquella multitud de amigos inesperados.Una noticia que surgiera con el retraso de los años de ausencia, vino a ensombrecer aún más, las esperanzas de un necesario descanso. Su novia de juventud, la morisca Dajma -de la que partió llevándose la imagen adherida a los recuerdos de hogar- aquella bella mora que escuchó de sus labios mozos la promesa inquebrantable de un regreso... ¡Había sucumbido en plena juventud bajo las llamas inclementes de la Inquisición!Creyó encontrarla con blancas sienes rodeada de numerosos nietos. Pero las llamas de la hoguera habíanla destruido después de su partida. Y mientras deambulaba por la calles de su primera ilusión, recordó fugazmente a la espada invasora que elevó tantas veces, sobre las cabezas color cobre que miraban hacia el dorado Templo del Sol.El terruño supo brindarle la añorada brisa, los frutos morados de sus viñas y la sobra del olivo. Pero sus hombres no eran los que él conociera. Nadie recordaba las risas infantiles de Juan de Aguiar, todos se descubrían ante el paso del Indiano. El conquistador palpó amargamente las bolsas ensangrentadas de sus monedas y se retiró hacia una huerta de los contornos -que adquirió lejos del pueblo- desde donde podía contemplar en lejanía las costas del mar que le recordaban, dolorosamente, toda la historia de su vida.II - LA HIJA DEL INDIANOCuando el músculo del guerrero asentó el primer golpe de la azada sobre la tierra (en compañía de los hombres de labranza que él contratara) adquirió ante los ojos de Catalina el aspecto de un niño. No era un campesino más que quería recordar un tiempo de sencillez olvidada -ya que él ahora tenía suficientes campesinos a su servicio- sino un espíritu nuevo que descubría dentro suyo, facetas casi ignoradas. Lo veía trabajar con el alba, entusiasmado en aprender ese oficio, igual a los escolares deslumbrados ante el trozo de greda sobre la pizarra.Luego ella se alejaba para recorrer estos parajes, adonde le destino había colocado su existencia. Era una extraña muchachita de obscuros cabellos lisos, ojos claros, piel mate, carácter firme y andar callado. Su rostro y su temperamento se forjaron en el cruce de dos razas, durante la agonía de una civilización sudamericana. Observaba con admiración -junto a la aldeana que la acompañaba- el enrejado de las casas con frente blanco, desde donde partía el alegre bullicio de las zambras. Viviendas que mantenían aún el diseño almudéjar, cual filigrana de encaje hecho en yeso, y los exquisitos ornamentos arábigos. Entre las callejas de piedra de artesonado morisco, algunos chiquillos muy pobres correteaban luciendo su rota y escasa vestimenta. Mientras los carruajes de los señores atravesaban el pueblo golpeando sobre el adoquín, las grandes ruedas con remaches de oro reluciente, extraído de los templos americanos. Las costas le obsequiaron un paisaje de paz. Ella pensó que al otro lado del horizonte una quena acompañada de sikus, elevaría su escala de cinco notas sobre el silencio de las ruinas del Inca. Catalina creyó percibirla a través del aire nuevo que la iba envolviendo. Y como un espectro de soledad aquella voz del Incaísmo, fue diluyéndose lentamente, con todo su encanto nostálgico, entre las imágenes del presente. El "jipío" de un cante cubrió de pronto las aguas que bañaban la costanera. Una barca volvía de la mar con su cargamento diario. Las redes se volcaron sobre la arena, mientras las cuerdas de una guitarra entonaban un romance de pescadores. La joven y su acompañante de acercaron. Sus mantillas les cubrían los cabellos protegiéndolos del viento. Aquella tarde Catalina encontró el amor.III - RECUERDOS DEL INDIANODon Juan lo supo. El encuentro llegó a sus oídos, pese al silencio de su hija y de Encarnación (esa mujer que había comenzado a ocupar un lugar de madre, ahora vacío en la casa). La huerta florecía y los durazneros se colmaron de frutos. Llegaron los damascos y las brevas. El higo morado tiñó los campos. Los parrales coloreaban junto a los surcos. El Indiano introdujo aún más sus manos en la tierra. Las noches llegaron en su labranza mientras él rememoraba, tardíamente, aquel afecto de su juventud con el cual trataba de justificar al destino ineludible, que arrancaría a la hija de su lado. No conoció a sus padres, pero se hubiera alejado de ellos. Dajma surgió en su recuerdo como una ilusión imposible.Las ricas habitaciones del moro lo rechazaron. Llevaba los pies descalzos el día en que se cruzó con ella, ataviada de tules y adornada de joyas. Gruesos cortinados color granate separaban a las doncellas árabes, de la sala de recibo. Pero las verjas de los ventanales se abrieron por las noches... Hasta el día en que el opulento morisco las cerró con violencia.El partió a las Indias, y a su regreso tenía los brazos cargados de riquezas. El comerciante moro ya no estaba para admirarlas. La desgracia cayó sobre todos ellos, pero la imagen cubierta en llamas de su primer amor, no le permitió gozar con la venganza. Desde la orilla del mar los aldeanos entonaban las antiguas zambras moriscas. Las blancas cabalgaduras sarracenas persistían. Sus huellas quedaban sobre cada cuerda de una guitarra. O en cada perfil aquilino de ojos sombreados y tupidas cejas negras, que navegara por las barcas de la costa.Pensó nuevamente en su hija, y recordó a la madre que la alumbrara. Fue la encarnación del gran amor, el que acompaña durante años. El bálsamo que surgiera en el camino de su vida, entre el fragor de las contiendas, con una soldadesca victoriosa y envilecida ...Sí... Anac fue la paz en el centro de aquel infierno.IV - DIÁLOGOS Y DUDASAquel día Catalina tomó asiento en la mesa frente al padre. Levaba los cabellos sujetos a la nuca, asomándole a los costados de la cara un par de colgantes de plata. La mantilla era roja, como símbolo a su juventud.-Esos aretes te lucen muy bellos ¿Son regalo suyo? ...digo... ¿de Diego?- le preguntó Don Juan al verlaElla lo miró sin responder.-Hija ... quiero tu felicidad. No me mires con dureza, que yo no voy a interponerme en tu destino- la voz del padre intentaba ser persuasiva-Todo lo que me llega de él es bello. Trae la hermosura de una vida laboriosa.-¿Es sincero? ¿Te conoció después de verte a mi lado? ¿O se llegó a ti en forma espontánea?- sus ojos se cruzaban en alerta-¿Por qué desconfías? ¿Por qué piensas que todos los habitantes de tu aldea natal, son codiciosos de ti al saludarte? No has permitido que nadie, desde nuestra llegada aquí, te abra su amistad. Diego tiene la sinceridad del hombre de trabajo. El único que puede honrar su nombre de varón. El que forjará un hogar estable.El viejo guerrero se irguió de un salto sobre su asiento. Para recostarse nuevamente con lentitud.-Catalina ... tu infancia se desarrolló en medio de borrascas. Pero debes saber que en el mundo que conocieron mis días no supe de descanso. Para que perdure un hogar no basta la labor, deben perdurar las vidas. El pescador acecha la suya contra una fuerza superior a la humana, los soldados exponemos la vida hombre contra hombre. Las posibilidades llevan igual parte. El mar es una guerra contra la naturaleza.-No me espanta, padre. Lo que está determinado será siempre invariable, pero la mutua fe, no habrá de morir nunca por ello- la hija había perdido su dureza del comienzo, tratando de hacerse comprender Un lento silencio inundó la habitación. Sobre la mesa estaba servido el almuerzo. Las verduras de la huerta propia, cubrían la fuente como un mensaje de armonía.-¿Puede Diego darte un presente como éste, logrado con mis manos, después de una vida de agitaciones sin cuenta? ... ¿O espera lograr su barca propia con la ayuda de mi bolsa de conquista?-¡Don Juan!- intervino Encarnación con alarma -Vuesa Merced, lo conozco a usted desde niño. Yo era mozuela cuando veíalo detenerse frente a una reja, desde donde partían al abrirse esencias delicadas de los más variados perfumes. Si las puertas lujosas de aquel padre hubiesen dejado transponer sus pies descalzos, ofreciéndole entonces en obsequio, los borceguíes que sobraban en su tienda... no hubiera usted partido para Indias.-No... Todo es pasado en mi vida, pero esta niña es mi presente ...No... No puedo ser dogmático. Los rincones más apartados de mi deambular, denunciarían la falsía. Miró de frente a su hija, y con suavidad extraña en él, continuó hablándole pero ya cambiado de tono.-Temo por tu futuro Catalina o tal vez por mi propia existencia. El reposo me es duro. No estaba preparado para él. En la vigilia las circunstancias son mucho más llevaderas.-El que ama, padre, da sus homenajes a la amada.-¿Crees que me fue fácil preservar la vida de aquel anciano Orejón, frente a la furia sedienta de mis camaradas? Un solo luchador muerto representa, no un odio de enemigos, sino una defensa al pavor detrás de la victoria. Al protegerlo conquisté el amor. Fue un acto instintivo del que no podía substraerme ¡Era el llamado de la vida!-Y aquel reconocimiento de mi madre pudo ser también sumisión al vencedor... ¡La derrota sobrevino violentamente!- Catalina deseaba abandonar el diálogo -El amor no se engaña, hija mía, aunque se presente en situaciones dramáticas. Luego llega la convivencia donde se prueban los sentimientos. ¡Piénsalo! ...Piénsalo mucho... La tierra donde hemos anclado, Catalina, tiene para ti la magia de los opuestos. Al lado de Anac me introduje en el misticismo de su raza, en la educación principesca de una Ñusta, hija de un Orejón. Tú en cambio, descubres acá la sangre vivaz y salerosa de una aldea donde se nos mira con codicia.-Padre ... descansemos, llega la siesta.La niña lo miraba sombríamente. Sus ojos claros heredaban el color y la severidad de su padre, sus rasgos alargados la serenidad de su madre. Mientras que su atavío de aldeana rica, brindábale una alegría nueva y desconocida.-Escúchame un momento. Quise a tu madre más que a nadie. Hubiera deseado traerla conmigo y juntos en esta vejez, cultivaríamos las flores. Mira la huerta... todo germina. Pero estoy solo, y a tu lado más solo que con nadie. Es natural, hasta humano.-El primer amor también te hubiera acompañado- expresóle la niña motivada por la emoción-¡Quizás! ...Junto a aquella morisca viví las horas de mi juventud y mis recuerdos son fe, de que las oposiciones paternas no logran sus razones. Pero mi providencia era otra, y a mi regreso no venía en su busca. La historia me relató un drama inesperado. Algunas veces, meditando, llegué a imaginar qué hubiera sido de mí, al lado suyo ... Tal vez perecer en las mismas llamas. -¡Don Juan!- volvió a intervenir Encarnación con angustia -Vuesa Merced ... ¿Ha perdido la fe en nuestras creencias cristianas?-Señora, la Fe de un hombre y una mujer, es la suma de dos Feés. Como el amor, es la suma de dos almas. Hija... allí está el hogar.Juan de Aguiar levantóse más sereno. Un calor espeso cubría la naturaleza.-Tal vez llueva ¡Ave María Purísima!- exclamó la vieja cerrando las ventanasV - ENCUENTRO NOCTURNOLa tormenta arrasó con furia las costas elegidas como descanso por el Indiano. Un silbido continuo unió los días con las noches. El padre recobraba con ello la paz. Catalina permaneció en la casa sin salir durante una semana.Cuando el cielo comenzó a despejarse, él volvió a la huerta junto con sus labriegos. Y mientras cosechaba los primeros tubérculos, vio a las dos mujeres que descendían por el camino.-¡Hija! ¿A dónde vas?- la llamó así saliendo al camino agitado-Padre ¿Qué te ocurre? Salgo a caminar un poco, nada más.-¡Regresa pronto!- luego volvió a su trabajo de hortelano, con la inquietud de los días pasadosLas tardes se sucedieron semejantes entre sí. La mar no volvió a encresparse y la niña continuó con sus paseos. Los ojos del progenitor no se apartaban de ella. El grito de las batallas era un recuerdo generoso frente a su angustia. En el saludo de cada aldeano creía entrever una mueca interesada en el brillo de sus riquezas.-Debes volver temprano, Catalina- le insistía él diariamenteLa joven se alejó una tarde en que el cielo comenzaba a nublarse. Encarnación la acompañaba como siempre. Luego de despedirse el padre sentóse en la huerta contemplando el horizonte, una vez que sus hombres de labor se hubieron retirado en busca del descanso. Una ráfaga comenzó a soplar despejando las amenazas de lluvia. Cayó la noche. Catalina no regresaba.Don Juan salió al camino con una lámpara en la mano. Algunas barcas retornaban tardíamente alumbrándose con faroles. Los pescadores no cesaban de cantar.-¡Cállense!- la angustia lo envolvía Una figura obscura de vestiduras largas se interpuso en su paso. Sorprendido, reconoció en él a un sacerdote.-¿A dónde vas Indiano?-¡Mi hija! ... ¡Me la han llevado!- contestóle él casi gritando-Nadie te la ha llevado. Está esperándote en la iglesia y vengo a pedirla en matrimonio.-¿Cómo? ¿Y me deja así de improviso?- le dijo Don Juan muy sorprendido-¿La has bautizado?- le preguntó el otro-Sí, padre, como en toda familia cristiana.-¿Y no pensaste que al bautizarla le dabas tú la libertad consciente de sus actos? ¿La desligabas de tu sino? ¿Qué crees del bautismo?-Quizás... sea la introducción de algo que yo nunca he comprendido.-O no lo intentaste comprender ¿Y la cruz que llevaste atravesando los mares?- preguntóleEl religioso se acercó junto a la lámpara. Un perro lo acompañaba. La noche avanzando hacía más útil la luz en el diálogo.-Las insignias de los invasores son una daga de contienda- reflexionó el Indiano-¿La Cruz?-Padre ...¿Qué quiere de mí?... ¿Dónde está Catalina?- insistió fastidiado-En la capilla a la que nunca te acercas. Quiero antes hablar contigo ¿Qué piensas del mensaje del Amor?-El Amor... El Amor pasó por mi vida. Es algo personal, tal vez una egolatría o una armonía. Aquel Amor sublime quedó con su mensajero en las arenas donde viviera. Los guerreros comprendemos otros mensajes de la suerte- calló un momento-Depende cómo se haya vivido. Escúchame Indiano, conozco a Diego desde hace muchos años. Quiero hablarte de ellos- meditò un momentoEl silencio aceleraba la noche. La obscuridad invadía las costas. Don Juan levantó la luz para continuar el diálogo y se encontró con un rostro asombrosamente familiar.-¿Quién eres tú?- le preguntó casi con terror-¿Quién soy? ¿Te asombro? Mi rostro es casi el tuyo, un poco más joven ¿Recuerdas a la mora Dajma? Fue mi madre y me alumbró de ti. VI - EL HIJO DEL INDIANOLa nueva sorpresa le inundó el alma, y una tranquilidad extraña lo fue envolviendo. Posó una mano sobre el brazo del otro.-¿Tú? ... Dajma ... No ... No me hables por un momento- luego se dirigió a él con energía -¿Y porqué estas ropas cristianas? ¡Invoco su recuerdo y te pregunto porqué!-¡Paz! Yo hallé la paz. Lo que he encontrado ha sido el fruto de un largo esfuerzo, y mis horas de meditación continúan. Más que a una religión me dirijo a un Creador. Ya voy percibiéndolo en la soledad de mi capilla, y cualquier peregrino puede buscarlo en los más distantes rincones.-¿Por qué elegiste este camino?-Mi senda fue la mística ¿Para qué cruzar el Estrecho en busca de un sendero hacia la Meca? Son distintas palabras. Las religiones existieron siempre, una nueva civilización cambia el idioma de los pueblos. La Religión Eterna adopta su nuevo rótulo, pero dentro de ella es la misma. La que nunca murió.-¿Y cuál es tu profeta?-Los Maestros se suceden. No nos hablan de ellos, sino de sus creencias. Hablan al hombre. Los sacerdotes llegan y los adoptan, agregándolos a su religión. Es una historia trágica. El místico no piensa en ella. No predica a los otros. Se nutre a sí mismo... Aquí estoy yo, padre Indiano.-Te percibo.Don Juan entró en un mutismo espeso como la noche. Un silencio intenso que envolvió al padre y al hijo. El silencio del tiempo que trajo la distancia, donde ambas rutas imposible antaño de reunir, eran en esta noche, una sola.-¿Crees en un Dios? ¿Tienes un Dios que te alumbre?- volvió a preguntarle el sacerdote-Tal vez muchos... Como los antiguos habitantes de esta península española. Su protección me preservó la vida en aquellas selvas sangrientas. El Amor de un antiguo Maestro del desierto estuvo siempre lejos de nosotros. Creo que tuve muchos. Hoy no me queda ninguno- Don Juan bajó la lámpara-¿Pero piensas en algo imponderable, en una luz poderosa? ¿En alguien?- el religioso acercóse aún más al Indiano, casi con inquietud-Tal vez ...en el Sol... Bajo su nombre transcurrieron las circunstancias de mi vida. Tuve una mujer que cerró sus ojos dejándome una hija. Mis manos se cubrieron de ricos metales. El Sol estaba en cada rincón de aquellos reinos hablándonos de su pasado, que era nuestra gloria presente- callóse de improviso-Sigue. Es muy importante para ti.-Cuando en la orgía de una noche invadimos su casa, nos iluminó desde el inmenso disco de oro que simbolizaba su imagen. Alcancé a tocarlo en uno de sus extremos, y una vibración mayor que la del mineral penetró por mi cuerpo. Era la vibración de mi propio destino. Mi suerte estaba sellada. Sería para siempre un Indiano devastador que había ligado mi sangre a su historia.-¿Te tocó él con su mano?-El Imponderable bajó hasta mí una sola vez, sobre las cumbres de nieve que nos llevaron hasta el reino de Arauco. Y allí, entre las ariscas cortantes andinas el hielo eterno me habló en su lenguaje, y mi espada se transformó en una araña. Los tentáculos llevaban la amenaza del veneno, pero nunca tendrían el poderío del Constructor. Luego, al descender por las laderas lo perdí de vista. Hoy es un día de luz, creo verlo detrás de tus ojos. El perro del religioso comenzó a girar entre ambos, mientras ellos en silencio se comunicaban. -Mis ojos están ocultos ahora en la niebla nocturna- expresóle el hijo-La noche parece más cerca de la vida. Durante mis andanzas, el tumulto de las guerras cubrió por completo las horas que el día me daba. La cruz del Amor para el hombre, era en mis manos un arma de batalla.-¿Y el amor que abandonaste en estas costas?-¡Aquel Amor! ... -Sí, aquél que me procreó.-Lo llevé siempre conmigo... Durante una tarde escondidos en una gruta, mientras acechábamos el momento preciso para huir del cerco que unos nativos nos tendieran cerca de Nazca, varios de mis compañeros en un extremo obscuro elevaban en susurro casi silencioso, una plegaria. Me acerqué sigiloso para unirme a ellos, y reconocí con espanto, los versículos inconfundibles de la lengua árabe que escuchara en mi juventud. -Puedo recitarlos aún, los aprendí en mi infancia.-Aquellos conversos perdieron su máscara ante mí. Pero al caer de improviso la noche pudiendo escapar en la tiniebla sin ser vistos, la imagen de Dajma inundó el aire a mi alrededor ¡Y pensé que ella recitaba esa invocación extraída del Corán para protegerme! ... Pero Dajma ya no estaba con nosotros y yo no lo sabía.-Ella te protegía a través de ellos, no tengas dudas. VII - I N T I H U A S I-No te fatigues- le dijo el religioso -La excitación es mala a tus años. Tómate de mi brazo. Tu hija te espera en la capilla ... ¿Me acompañas, padre Indiano?Don Juan de Aguiar pasóse la mano por la cabeza. La noche era completa en su obscuridad. El cielo despejado estaba muy lleno de estrellas. Y el guerrero junto al hijo ignorado, en silencio emprendieron el camino hacia la iglesia.-Mira... Tu Sol nos alumbrará mañana con un esplendor radiante- le dijo el místicoCaminaban silenciosamente, mientras él llevaba la sensación de un anciano que ha completado todos los pasos de su vida. La brisa recogía el aroma de las viñas para extenderla sobre el camino. Las conchillas de la costa confundían su fuerte fragancia con el fruto dulce del duraznero.La noche intensa, abierta y diamantina, auguraba un día siguiente luminoso. Y al contemplar aquel telón nocturno salpicado de estrellas, tuvo para sí una evocación nostálgica. La cual hízole retrotraer su pensamiento en forma nítida, hacia aquella Cruz del Sur bajo cuyo esplendor transcurrieron sus andanzas, por los caminos de Indias ... Y que él ya nunca más vería.Cuando la esfera solar reapareciese nuevamente, el astro rey en su ropaje dorado de Inti, posaría otra vez sus cálidos rayos de norte a sur sobre los hombres, iluminando su casa terrestre. Su Intihuasi.Más adelante -pensó- los nietos invadirían la huerta de su retiro, en busca de la fruta madura.------------------FIN---------------- EL LEÓN ALADO ..................... ..................... I - Marinos de Alta Mar .............................. Cuando en 1581 las cortes portuguesas reunidas en el convento de Thomar reconocieron como rey de Portugal a Don Felipe II, de la Casa de Austria (quien heredaba este trono de la dinastía Avís o Borgoña a la que pertenecía su madre) muchos lusitanos vieron expandirse el escenario de sus posibilidades en el Nuevo Mundo. Fue así como don Felipe de Habsburgo y Avís, (o Felipe de Austria y Borgoña) gobernó "un reino adonde no se ponía el sol". Pero el trono lusitano llegó a sus manos por la desaparición imprevista, dentro de África, de su díscolo sobrino Don Sebastián de Portugal. Un joven imberbe y talentoso, pero muy rebelde, que no obedeció a su tío y tutor, a quien Felipe amaba como hijo propio y deseaba declararlo su heredero. Sebastián de Portugal con su rubia y bella estampa, amado por todo el pueblo lusitano, desapareció en tierra africana. Nunca fue hallado su cuerpo, por ello dudóse de su muerte. Siendo las dos teoría existentes (aún hoy) sobre su desaparición : la primera que murió en guerra, y la segunda (más apropiada para él) que se internó en un monasterio sufí. Era lo bastante soñador y místico como para ello. El pueblo portugués constantemente creyó que seguía vivo y aguardaba su retorno. De una manera u otra, su tío muy a pesar suyo y con gran disgusto de su parte, debió hacerse cargo de conducir a este difícil reino de navegantes que nunca estaba en el mismo lugar (para él practicante del quietismo, a quien gustaba la soledad del Escorial en medio de montañas)... Marinos de alta mar, los lusitanos hallábanse radicados desde el tiempo del príncipe Enrique el Navegante -anterior a Colón- en naciones de la costa africana y arábiga. Y llegarían poco después al extremo oriente, China, India e Indonesia, donde estos buenos marinos mercantiles colocaron colonias portuarias de gran éxito y prosperidad. Iban a sobrevivir hasta el siglo XX Timor, Macao y Goa,. amén de numerosas islas marítimas dentro del mar Índico y el océano Pacífico. Desde estas colonias ultramarinas portuguesas, sus navegantes ávidos de empresas comerciales, pudieron establecer una escala naviera importante con las colonias españolas de América del Sur. Y muy especialmente su avance empresarial se produjo con el aislado Virreinato del Perú. Unidos los dos reinos en una sola corona, los habitantes de las Indias Orientales y Occidentales se beneficiaron ampliamente. Unos por derechos navegables y comercio libre. Otros por su posibilidad de apertura hacia el mundo exterior, para salir del aislamiento continental al cual este virreinato sudamericano estaba sometido desde su creación. Los lusitanos llevaban dos generaciones asentados en tierras de Extremo Oriente (y algunos de ellos hasta tres) con todas sus increíbles vicisitudes. Su dificultad de adaptación a los códigos hindúes -sus castas- o la dureza de la política china. Pero más que nada, para empeorar su situación allí, viéronse desbordados por una gran invasión mongólica (que China recibía a diario como quien recibe un maná). Unido a ello hallábase la xenofobia mongol contra el hombre blanco, lo que los convertía siempre en víctimas propiciatorias. Aventureros a ultranza como eran los portugueses de esos siglos, ningún camino los amilanaba. Remontaban de continuo los inmensos ríos de la China. comisionados por los propios Mandarines ...Pero... ¡Guay!... los mongoles odiaban desde los confines de Rusia hasta la China a cuanto hombre de piel clara, ojos celestes y cabellos de oro, se atravesase por su camino. Resultaba para mal de ellos que los marinos portugueses seleccionados por el príncipe Enrique el Navegante para constituir su flota, eran precisamente del norte portugués o sea la zona celta (la Galicia Portuguesa) y no habíale faltado tampoco por el año mil, una invasión vikinga. Eran rubios, muchas veces pelirrojos, pecosos y siempre ojos celestes que heredarían sus descendientes. Todo permite creer que avance mongol sobre China en siglo XVI coincidió con la presencia de Felipe II como rey de Portugal. Fue así que numerosos miembros de esta colectividad lusitana con sus familias europeas, asolados por aquel hostigamiento xenofóbico de los mongoles y cansados ya de sufrir con ellos, anhelaron abrirse un nuevo camino en las Indias Occidentales españolas. Y decidieron dejar atrás suyo a las difíciles Indias Orientales adonde habían nacido (y habíanse enriquecido)... ¿Pero cómo hacerlo? II - Un Dragón Chino .............................. Lo primero era reconocer al monarca recién coronado de la Casa de Austria, como su legítimo rey ...¡Y que les creyeran!... Pues era sabido que los "bandeirantes" portugueses de Brasil habían comenzado una guerra durísima contra el rey Felipe. La tarea diplomática más dura que ellos tenían por delante, debido a los acontecimientos del momento, era convencer a los españoles de su adhesión. Pero la diplomacia fue el arte sumo de los lusitanos, talento que permitióles acceder a la confianza de chinos e hindúes sin disparar una sola bala. Simplemente navegando y traficando. Sin aprestos bélicos. Comerciando. Si embargo los sucesos internacionales eran malos para ellos. Veámoslos. El duque de Alba posesionado de Portugal como gobernador, había creado dentro de este país casi una guerra civil (hecho que repitió en Flandes). En Brasil los "bandeirantes" disconformes con el nuevo rey, avanzaban sobre la selva amazónica con sus famosos pendones multicolores al grito de : "¡Aquí reinarás Portugal!" ...Y clavaban en tierra española su bandera ante el asombro de los indios guaraníes, quemando por cierto cuanto pueblo jesuítico encontraban a su paso. Cientos de Misiones quedaron arrasadas. Y ése fue el momento crucial que tocóles a estos portugueses ultramarinos de Oriente, para llegar a la Sudamérica española, por la costa del Pacífico... El instante elegido no podía ser peor. Llevaban un largo periplo de navegación con casi siglos a cuestas, desde que partieran del castillo de Guimaraes (al que muchos de ellos ni siquiera conocían pues eran indianos orientales) cuando los despidiera al comienzo del siglo XV el príncipe Enrique el Navegante. Aún no se había descubierto América y el Reino de Granada era todavía poderoso Nunca desde entonces habían retrocedido, ni vuelto por sus pasos. Tampoco lo harían ahora. Estaban en alta mar y la costa española de Filipinas parecióles, desde lejos muy poco hospitalaria. O nada en absoluto. Con sus cañones vueltos hacia los barcos, como esperando rechazar su llegada. Sonó desde la costa un cañonazo de alerta. Dos. Pero el almirante portugués era un hombre avezado que sabía controlar la conducta humana. Había decidido dar una nueva morada a sus hombres, quienes viajaban junto con él llevando a todas sus familias. Entre ellos participaba de esta empresa el cartógrafo lusitano Don Francisco Vásques de Oporto, su mano derecha en este riesgoso viaje. Aquel era en un éxodo voluntario de Oriente a Occidente y el almirante estaba dispuesto a lograrlo. Llevaba muchos barcos en su flota cargados de esperanzas, y ningún cañonazo iba a amilanarlo... ¡Y encontró la solución! Venían desde la China con su carga de sedas y biombos, nácares y muebles decorados orientales, que ellos esperaban trocar por otros productos. Habían comerciado largamente para los Mandarines. Constituían una nación navegante en marcha hacia otro destino... El cual por cierto, parecíales ahora muy incierto debido a los cañonazos españoles. ¡Fue entonces cuando el Almirante lusitano tuvo una idea genial!: Dio orden de buscar a uno de esos biombos chinos que llevaba en la carga de su bodega, forrado de seda y adornado con un dragón que echaba chispas. ¡Un diseño de felino alado y feroz! ...pero muy parecido a un león... al menos desde lejos. Y dio entonces la orden de izarlo al mástil de la nave. Desde la costa española filipina, los vigías estaban realmente alarmados al ver aquella flota numerosa de barcos portugueses y llamaron a sus jefes. El encargado del puerto ordenó dar los dos cañonazos. ¡El tercero sería la guerra! La que ya había en Portugal y en Brasil... Pero de improviso ante sus ojos incrédulos, la enseña izada lo impactó con fuerza... Y la miró detenidamente con sus anteojos largavistas. Todos ellos fueron pasándoselos unos a otros. Dudando. Sorprendidos. --¡Sí! ... es un león. --Un león algo extraño... pero es un león al fin de cuentas. --Un León... El león de Castilla y León. --Entonces son amigos... Sí, son amigos --¡A dar vuelta los cañones!- orden que rápidamente se cumplió El león del Reino de León, el león hispánico por excelencia, el de Castilla la Vieja, estaba allí frente a ellos. Algo cambiado. Con luces, alas y fuegos, pero poco importaba ya. El mensaje había llegado. Los portugueses estaban al fin en Filipinas, frente a China conferenciando con el gobernador español. Y nadie ya los reembarcaría de retorno. Con sus ornatos y su mobiliario. Sus familias y su ostentosidad lusitana, dispuestos a continuar exploraciones insólitas... Pero ahora con un devenir muy diferente. III - Marinos de Agua Dulce ........................................... El gobernador de Filipinas los envió hacia el Virrey del Perú con una carta de presentación sellada y firmada por él. La flota lusitana escoltada por una nave insignia hispánica arribaba poco después al puerto del Callao. Los navegantes portugueses continuaron su periplo por el océano Pacífico (luego de acomodar en tierra firme a sus familias) y ampliaron su derrotero desde la costa peruana hasta la chilena, beneficiando con el tráfico entre Sudamérica y Oriente, a esta parte aislada del continente austral. Cambiaron su circunstancia de vida haciendo posible la sobrevivencia, en aquellos siglos, de la empresa colonizadora sudamericana, agobiada hasta entonces por su aislamiento. Aquellos marinos lusitanos que viajaron desde Extremo Oriente hasta el Virreinato del Perú (protegidos por un dragón chino que hizo las veces de león castellano), tuvieron distintas y diversas oportunidades a partir de allí. Se les sucedieron ofertas de arraigo por cuenta del Virrey y de la Audiencia de Charcas. Entre ellas arribar como Encomenderos a la gran Provincia del Tucumán en la frontera sur de este virreinato, al apartado Tucumanao, zona entonces totalmente virgen y precultural, que hoy pertenece a Argentina (conformaba siete provincias actuales). El cartógrafo lusitano Don Francisco Vázquez de Oporto, hispanizaría su apellido agregándole Z para comenzar una tarea especial para él, demarcar caminos de tierra entre el Tucumán (en la apartada zona del Tucumanao cordobés) y el Alto Perú donde tenía su asiento la Real Audiencia de Charcas y la bellísima ciudad de Potosí. Sin embargo, él no iba a olvidar sus orígenes y en los 40 años que realizó esta tarea tuvo el privilegio de reencontrarse cada 3 años en el puerto del Callao con su antigua flota... En esas ceremonias secretas y casi místicas, de los marinos de antaño. Su tarea sería recompensada (o pagada) con una Merced Real en territorio cordobés, cuyo nombre se conocerría en los siglos siguiente como Merced de los Vázquez (entre departamentos de Río Segundo y Río Primero). Su descendencia futura, hoy universitaria, iba a recordarlo como un tiempo pretérito de grandes aventura por mares orientales y exóticos países de ese imperio donde no se ponía el Sol. Y anclaron así finalmente todos estos lusitanos de Alta Mar en tierra firme, convertidos ahora en marinos de agua dulce, súbditos de la casa de Austria donde Córdoba del Tucumán su ciudad más austral, los recibiera con los brazos abiertos... Luego de dos siglos y más, de pereginaje por los océanos del mundo. Recordando con alegría a Enrique el Navegante, su mentor, y con el dolor al joven Sebastián de Portugal siempre bello, soñador e imprudente. Pero que dio sin saberlo un giro completamente distinto a sus lejanos súbditos de ultramar. ......................... Alejandra Correas Vázquez LA CAMPANA DEL MONSERRAT................ 1---Los DIABLOS del "MONSE"El Colegio Monserrat de Córdoba, cuyo edificio es hoy patrimonio de la humanidad aunque sigue funcionando, se concibió en tiempos coloniales a comienzos del siglo XVII, mediante Jesuitas fundadores y aportes económicos privados,. Se dictaba en él una educación humanista para los hijos de Encomenderos que vivían en el confín del imperio español (cono sur sudamericano), en el aislado Tucumanao, al pie de tribus en edad de piedra. El Imperio del Inca no había dejado allí su impronta cultural Eran adolescentes y niños casi. Eran párvulos crecidos en campos solitarios, entre producción agropecuaria y "malones" de "ranqueles" próximos, Eran vástagos sin contacto con naciones. Habían visto la luz en aisladas propiedades rurales, con padres feudales, quienes era aventureros muchas veces rudos. Se hicieron desde niños amigos de los gauchos, mimados por sus negros esclavos (quienes hacían de tutores en su traslado a la ciudad) y consentidos por sus madres de leche angoleñas, quie habíanlos amamantado (tuvieron toda su vida un hermano de leche negro, compinche suyo) ... Pero pasaban de improviso a ser discípulos de sus maestros Jesuitas, humanistas y eruditos, llegados desde Lovaina y que no hablaban castellano. Comenzaban a vivir desde ese momento con ellos en aquel internado "monserratense" que duraría varios años. Los Jesuitas les enseñaban -en griego- a disfrutar de los amores de Helena y Paris en un ensueño romántico. También a llorar por Príamo y Héctor. Se vengaban de las ofensas con Menelao o sufrían por la traición de Clintemnestra. Recitaban a Horacio en latín y viajaban sin rumbo junto con Virgilio por la ruta de Eneas... Y así luego de aquellos sueños "monserratenses" retornaban como es debido para hacerse cargo de su herencia en propiedades camperas, y a ponerse al frente de un arreo con miles de cabezas de ganado de pastura en pastura, o a guiar caravanas de carretas rumbo al Alto Perú para empezar a hablar en "quichua" o en comechingón, a fin de que sus peones les entendieran. El Camino Real los llevaba, lentamente y paso a paso, en la larga marcha de semanas interminables, cantando una Huella ...Y era allí, en esos momentos de angustia, de nostalgia infinita, cuando la figura del Monserrat y sus maestros Jesuitas cobraba para ellos, una dimensión inmensa, seductora y mágica. Su nombre reconstruido hoy (pues los liberales del siglo XIX habíanselo quitado) es "Colegio de Nuestra Señora del Monserrat."......................... Desde entonces hasta el presente y quizás desde el comienzo, cuando arribaron a esta provincia para fundar la ciudad de Córdoba moriscos y marranos bautizados (cristianos nuevos), la Virgen Negra o Moreneta ha admitido como discípulos suyos a adeptos de múltiples credos : bautizados y no bautizados, circuncisos o no circuncisos, protestantes, agnósticos, judíos ... y también a católicos (dicho con ironía) . La Moreneta cordobesa es muy liberal, como puede verse. En este juego de absurdos de un Colegio laico y muy liberal que lleva el nombre de una "Virgen" y donde pueden asistir toda clase de ideologías religiosas (a gusto quizás de los hombres del siglo XIX) rigen las pautas escolares de la edad difícil. La adolescencia. La pubertad. Nadie lo ignora ... Y en el turno de la tarde cuando el "malón" estudiantil sale del Monserrat, pareciera que va a aplastar la ciudad. Ellos mismos lo admiten diciendo... " El Diablo sabe por Diablopero más sabe porque fue al Monse " Este "grafiti" escrito sobre la pirca de blancas piedras de la Cañada, próxima al Monserrat, conserva intacta su tradición. Define el espíritu natural de su alumnado como esencia pura, de una ciudad con mitología propia y particular humor. Los "Diablos del Monse" -como se autodenominan ellos mismos- han recorrido distancias en el tiempo, destacándose como profesionales, políticos, embajadores, docentes etc.. Caminos propios, locales, provinciales, nacionales, internacionales. Nadie ha librádose de ellos. Ignoramos quién con el correr de la vida prestigia a quién, pues ambos se han hecho notar a través del camino. Tanto la tierna Moreneta como sus audaces educandos.2---LA TRAGEDIA Fue un día de 1767 cuando todo el alumnado en pleno hallábase en clase, que entró allí imprevistamente y sin anuncio, en forma intempestiva, una partida de soldados pertrechados hasta los dientes y procedieron de inmediato a encadenar a los profesores jesuitas "in situ". El batifondo fue total. Aumentado por los jovencitos que trataron de intervenir a sillazos contra los soldados armados defendiendo a sus amados maestros Y por sus fieles mulatos angolas (escribientes de los Jesuitas) que quisieron en vano protegerlos. Los soldados enervados, quienes intentaban no herir a los alumnos según órdenes recibidas, fueron agredidos a palazos por los muchachitos con sus bancos de madera de lapacho paraguayo, bastante pesados. Quedaron todos ellos llenos de magullones. Mientras los profesores Jesuitas, encadenados, en forma estoica seguían recitando en latín a Horacio y en griego a Platón. Y así subieron a los carruajes que se los llevaba para siempre lejos de sus discípulos, por orden del rey Carlos III de Borbón. Aquello se llamó la "Expulsión Jesuítica" que dejó en la mentalidad cordobesa un recuerdo doloroso, cruel, caótico. Por meses los alumnos que eran internos y permanecían en la institución varios años hasta terminar sus estudios, sobrevivieron en soledad y a su suerte, acompañados sólo de los mulatos y encerrándose sin abrir la puerta a nadie... ¡ni a sus padres, cuando venían a buscarlos! Algunos de ellos no se reconocían ya, pues luego de varios años (veraneaban incluso en los predios jesuíticos serranos) habían los chiquillos cambiado mucho. Hasta corrió la versión -posteriormente- de que entre ellos se intercambiaron. O de que alguno sufrió un accidente importante durante aquel batifondo (cuando los separaron abruptamente de sus maestros) del que no sobrevivió. Entonces otro de menor holgura económica,...o con padres que andaban dispersos por el hispanísimo imperio ...lo reemplazó. Al parecer se estilaba dentro del Monserrat, cuando era un colegio jesuítico, seguir el uso de las órdenes religiosas. Es decir, darles otro nombre dentro del internado. Esto se hacía en el Monserrat a fin de evitar privilegios entre el alumnado, recibían un nombre que usaban en el interior del colegio y mediante el cual se los examinaba. Entre ellos tenían prohibido conocerse por el auténtico. Hoy nos examinamos por un número, antaño por un nombre clave escolar. El verdadero que figuraba en la lista de archivos y sólo lo conocían el Prior de la Compañía y el R.P Rector, ambos ahora ausentes, encadenados y en viaje hacia Roma. Ingresaban siendo niños de unos 7 años (la edad preferida por los Jesuitas) y ciertos de ellos llevaban en esos momentos más de 10 años sin haber vuelto a ver a su familia. Por ello se sospechó de confusiones. Nunca aclaradas o silenciadas a voluntad de los muchachos. Quizás por revelaciones secretas entre compañeros aquellos que estaban ahora ausentes en forma definitiva (por haber luchado a golpes contra los soldados cuando la tragedia abatióse sobre el Monserrat) pudieron establecer los que no eran, conocimientos de la familia que buscaba al que ya no podía hallar. Así se suplantaron. Pues la sangre corrió, inevitablemente y aunque lo negasen a posteriori, corrió sangre estudiantil en aquel recinto convulsionado que resistióse a sillazos contra una partida de soldados bien pertrechados. Era inevitable. Epílogo final de un vida "lejos del mundanal ruido" ofrecida por eruditos clásicos -los Jesuitas- a jóvenes aislados en el Cono Sur del continente americano, en tiempos coloniales............................................Nunca más súpose en Córdoba sobre aquellos profesores encadenados del Monserrat y arrancados de allí por vía de la fuerza. Como en apariencias los hechos eran casi los mismos observados con la prisión y ejecución hecha antaño a su fundador (Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, judío y cristiano nuevo) la triste suerte corrida por estos maestros Jesuitas (pensóse) era la misma. Por dos siglos se tomó aquello como una dolorosa verdad. En sus celdas de meditación y estudio quedaron sus ropas, sus libros, sus apuntes, sus plumas de ganso, sus violines, sus efectos personales. Tal como los dejaron. Pues nadie les dio tiempo para hacer un equipaje. Todo quedó allí. Tal cual lo dejaron en ese instante final, cuando fueran arrebatados de sus cátedras encadenándolos frente al alumnado. Objetos privados que sus discípulos guardarían con celo cada uno de ellos, como tesoros invaluables, todo el tiempo que durarían sus días. Perduraron dentro de muchas familias y aún se conservan como antigüedades coloniales.. Los Jesuitas transformáronse en leyenda. Pertenecían a un tiempo feliz, que cada uno evocaba como la vida bucólica de una Córdoba que ya no volvería. El devenir sería más realista y más ambicioso. .............................. Dos siglos después comenzaron a aparecer noticias de ellos, desde Roma, adonde fueron llevados de inmediato y entregados al Papa como un "paquete". Habían sobrevivido en la ciudad eterna sin que los cordobeses lo supieran, pues en el mejor de los casos creíanlos dentro de cárceles españolas. Y fue allí en Roma que en el siglo XX comenzaron a editarse publicaciones, escritos argumentales, comparativos, partituras musicales y presencia viva de aquellos amados profesores arrebatados de improviso de la Docta Córdoba, a la que ellos forjaron y le dieron un destino cultural. Una ciudad que conservó y valoró su recuerdo. Personajes valiosos revivieron entonces como Peramás y Zípoli, quienes por sus obras retornarían doscientos años después, a esta ciudad universitaria que dejaran con tanto dolor y encadenados.3---LA CAMPANA Es a partir de allí que comienza un nuevo giro de la historia, cuando sus depredadores bajan la cabeza, admiten su errores y comienzan a pedir lentamente disculpas. Ahora podemos hablar libremente de aquellos Jesuitas con todo el respeto merecido ¡Porque hubo una buena cuota de silencio obligado! Y comenzamos a hacernos eco también de otros sucesos, muy mencionados, pero nada estudiados, antes de que la Parapsicología ganara calle. Se da crédito a la "vox populi" que mencionaba al Monserrat como centro de leyendas relativas a la cuarta dimensión. Cuando el telón se descorre y se reúnen los dos mundos -porque la "niebla gálica" se ha disipado y pueden ambos transitar los mismos corredores coloniales- estamos frente a lo insólito. Son paredes cargadas de historias y anécdotas, inmersas en un clima atemporal. Los personajes del pasado continúan allí presentes, como aquellos soldados enfrentados a niños que intentaban a sillazos oponerse a su armamento. El ruido de cadenas con pesados pasos, la campana de clase clamando, las voces en latín... se han convertido lentamente en mitología. Pues las versiones referente a que todo el cuadro se repite, o al menos suele oírse en el silencio de la noche, es parte de la leyenda cordobesa. La mayoría considera que la campana suena en horas vacías sin clase. Cuando yo vivía a dos cuadras del Monserrat en la calle Belgrano, frente a la Cañada, se insistía en este tema. El Jesuita encargado de la campana la tocaba desde hacía doscientos años. Las cadenas que los profesores arrastraban al partir, todavía se escuchaban por los corredores. Los alumnos aún gritaban entre la soldadesca por el "Monse" nocturno y vacío. Todo continúa allí según creen los mitólogos, estático entre dos niveles de tiempo, flotante como en una "nube gálica" y es parte del encanto del bonito edificio colonial. Escenario intemporal guardado celosamente entre sus paredes, como un bien preciado. Pues aunque los edificios jesuíticos de toda la cuadra forman un solo componente -con la iglesia de la Compañía incluida- es el Monserrat quien acopia los fantasmas y su leyenda. Sólo él, dentro de ese conjunto. Algunos han visto caminar de lejos a los Jesuitas togados y pausados, perdiéndose por los corredores, libro en mano. Otros han oído una bola de hierro rodar de punta a punta (la bola de los grilletes) o la maza que cerraba las cadenas de los ilustres prisioneros, golpear incesantemente en el cuarto contiguo. Pero es la campana del Monserrat quien guarda una historia especial y propia. Siendo yo parte de ese escenario al vivir mucho tiempo a dos cuadras de allí, sea por sugestión o por travesura de alumnos, desde mi terraza oíala sonar. Era así, para mí, la "Campana del Jesuita", de tarde en tarde dejaba oír su lamento de plata. Y en los festejos del milenio -en la aurora del 2.000- los campaneros traídos desde Europa para realizar el concierto de campanas en la medianoche de ese año nuevo internacional, (poniendo en juego las numerosas iglesias del centro cordobés con campanas de oro y plata colonial) quienes rompieron por meses nuestros oídos con sus ensayos y afinaciones, decían que los Jesuitas se les aparecían entre los campanarios. Pues todo muro antiguo guarda su mensaje, el que dejaron sus pretéritos habitantes. Los que allí amaron y platicaron. Gozaron. Abanicaron sus sueños o melancolías. Acariciaron sus profundas vivencias aún subsistentes entre cal y canto. Como el Colegio laico y liberal de Nuestra Señora del Monserrat...............................Alejandra Correas Vázquez............................. LA CAUTIVA.................. (Versión Original de Edmundo Cartos) Recliná bella tu frente sobre mique aquí corre el fresco ambientey el suave aroma se sienteDe las cuchillas aquí...!Recliná bella cautivaamorosa y sensitivaen brazos de Alborerí...que te ama con ansia ardienterecliná bella tu frenteSobre mí. Si tus ojos son ardiente resplandortu pupila es transparentecomo el agua de la fuentede purísimo color...quien al verte reclinada quien al verte prenda amadano suspira por tu amor...y cautivo no se sientesi tus ojos son ardienteresplandor!!! Cuando vierta su armonía el tuyuyúnos iremos vida mía a la fresca selva umbríabajo el verde guabiyú!!!Tú en la hamaca recostaday en mi pecho reclinaday bajo mi cielo túal ardiente mediodíacuando vierta su armonía el tuyuyú...! Flor de ceibo perfumada roja florson tus labios mi adoradacomo nido en la enramadallenos de suave calorcomo murmurio del ríoen las horas del estíoes tu acento seductor...y tus labios mi adoradaflor de ceibo perfumadaRoja flor...!!! Las cristianas hechiceras del Aduarvan llorando lastimerascual calandrias prisionerassu infortunio y su pesar...ya el cacique ni las miray por ti sólo suspiray a ti sola quiere amar...aunque vengan plañideraslas cristianas hechiceras del Aduar. Qué más quieres mi cristiana para tisi tu frente se engalanacon la pluma soberanadel cacique AlboreríTendrás perlas a millaresRicas joyas y collaresque en la guerra conseguíentre sangre Castellana...qué más quieres mi cristianapara ti!!! 0ooooooooooooooooo0 LA CONSTANCIA DE CONSTANZA.................................... (PRIMERA PARTE)(Novela Colonial)1 - NIÑA Y NIÑERA........................... Un hilo de luz se filtraba débilmente por el ventanal enrejado, despidiéndose del día. Sobre el arco de su bordado Constanza dejaba volar el pensamiento y una multitud de imágenes se interponían en sus recuerdos, como racimos cargados con coloración a verano. Afuera anochecía.El círculo de sombras comenzó a proyectarse sobre el adoquín del patio y lentamente Cuca, la rolliza niñera de la niña con florido atuendo, le retiró el trabajo de la falda guardándoselo con sus negras manos en el costurero de mimbre. Constanza no la miraba. No tenía el pensamiento en ningún lugar acostumbrado. Ella había partido en ensueño dejando allí solamente su cuerpo, y lo entregó mansamente a su niñera sin las acostumbradas protestas, ni recibir sermones.Cuca sorprendióse al verla tan sumisa, finalizando por aceptar la situación de hecho. Quizás era preferible que su niña permaneciera en un ensueño y no volcando una tristeza indoblegable, que empañara de dolor sus bellos dieciocho años. Que le quitasen su capacidad de fantasías. ¿Qué habría de hacer ahora Constanza sin Rosendo en aquel rincón apartado de la serranía cordobesa del Tucumán?Cuca meditaba en ello, mientras íbale cubriendo hombros y cabeza con las galas de seda color crema traídas desde Alto Perú. Luego puso el rosario de nácar entre sus manos, encaminándola hacia el patio como una muñeca de lana que flotara sin nervio. Cuca la deslizaba y la conducía mansamente como a un adorno... y la adornaba como a un juguete. Era su juguete. Su muñeca de carne. Siempre lo había sido. Los ojos fijos de Doña Leoncia, madrastra de Constanza, no tuvieron imperio sobre ella. No los tomó en cuenta. La niñera continuaba guiando a su muñeca. Pero Don Lucas Vázquez de Acosta, el padre de la niña, enfrentó su rostro con el de Cuca en su forma imperiosa de encomendero de aquella Merced. Y sin un gesto ni palabra alguna, la mulata dejaría de danzar en torno a Constanza, sometiéndose entonces a ocupar su sitio dentro del conjunto de personas reunidas en el patio de la casona, bajo los parrales desnudos, que comenzaban en ese momento del Angelus a responder los misterios del rosario. Constanza movía los labios casi milagrosamente. La gauchos iban emitiendo su voz ronca. Los mulatos hicieron notar sus amplias voces. Doña Leoncia y sus pequeños sobrinos quiteños organizaron un coro único a esa hora infaltable de a Oración, junto al murmullo cautivante de los grillos. La grave cadencia de Don Lucas volvía a pronunciar los comienzos y el rosario por él dirigido, era ya más que un rito continuo, un verdadero ritual mágico para aquella peonada mestiza con raíces míticas, como broche final a las tareas día. Era el instante indicado para iniciar el descanso en esa apartada Merced del Valle de Punilla, donde todos vivían en comunidad. ¡Qué lejos estaba Rosendo! ¡Qué distante de todos ellos! Una ausencia sin espacio, en la dimensión infinita del tiempo y sobre la extensión de los caminos, que lo llevaban paso a paso, día a día, sin tregua ni retroceso, con una firmeza incontenible para depositarlo en las tierras del Alto Perú.Rosendo se distanciaba. Se apartaba. Se alejaba. Cada mañana más, cada hora más, cada instante más, continuando su marcha ...mucho... muchísimo más lejos hasta llegar al puerto de Arica. Y allí embarcarse por el océano Pacífico hacia tierras orientales. Cuca miraba el rostro de Constanza sin disimulo. Ya no advertía los gestos de Don Lucas. No le afligía la mirada de Doña Leoncia. Sólo le importaban sus lágrimas que parecieran las únicas................ooooooooooo...............La noche caía, infalible. Llegaba el reposo para todos igual al de siempre, como si la ausencia del joven sólo importaran a ella y su niña.-"¡Cuca! ...Tranquilidad... la madre de Rosendo soy yo"- le dijo Doña Leoncia casi implorandoPero Cuca lloraba. Era imposible contenerla................ooooooooooo...............La casa entera reposaba. Constanza dormía. Abría los ojos y los cerraba. De sus labios partieron frases inconexas. Cuca quería hablar con ella, conversar con esa niña que estaba a su lado y no estaba al mismo tiempo. Que hallábase presente y ausente. Por último entró allí Doña Leoncia y dio una orden definitiva:-"¡Cuca! ... Se duerme todo el mundo de inmediato o soy yo quien me quedo esta noche en el dormitorio de Constanza".2 - REFLEJOS.................Los días pasaron como las cuentas del rosario. La Tormenta de Santa Rosa invadió en su polvareda las pircas, los corrales, las techumbres, los cortinados de ñandutí, los manteles de lino, los talas monumentales, el portón de quebracho colorado ... y los rostros gimientes de Constanza y Cuca.Los días pasaban aplastados por el tiempo y los parrales brotaron en cada amanecer con una fuerza nueva ...Ya no se hablaba de Rosendo... ¡El Alto Perú y Arica parecían haberlo devorado!El sol radiante del verano invadió las huellas sin su presencia. Las grandes cacerolas de terracota se llenaron con arrope de tuna. Cuca removía el negro y dulce contenido aún chirle, casi sin sentirlo. Ausente y chuzas sus ropas, mientras los pequeños sobrinos de Doña Leoncia, siempre inquietos, mortificaban todo lo posible a su alrededor pidiendo una cucharada.-"¡Cuca!"- la llamó Doña Leoncia, como despertándola -"¡La olla está chingada y el arrope caerá al suelo!"Cuca la miró sin ver. A través de los ojos transparentes de la madre, creyó contemplar aquéllos de Rosendo. Aún lo sentía pegado a su falda como antaño, siendo niñito, pasando su obscura mano de mulata sobre la cabecita de oro, mientras con la otra mano abrazaba a Constancita. Inseparables uno de otro en sus imágenes, no iba a renunciar a ellas. Eran entonces los dos muy pequeños y le pertenecían. En su mente nostálgica continuaba presionándolos junto a sí, acariciándolos como entonces, buscando todos sus escondites, retándolos por sus destrozos y negándose a aceptar esta ausencia presente, con toda la pasión de su sangre angoleña................ooooooooooo...............Los días aumentaban la distancia de Rosendo. Cuca, quien no era afecta a los rezos, limpiaba con parsimonia el rosario de nácar de Constanza, conduciéndola ceremoniosamente a la hora prefijada, hacia el ritual de la Oración. Sus dieciocho años emitían allí un brillo entristecido, bajo el mantillón color crema de Manila. Y por las mañanas domingueras, al través de la rendija de la cocina la niñera contemplaba a su niña en el oratorio doméstico de la sala, dirigido por el cura Don Plácido, acompañar las preces de la familia. Pero Constanza continuaba recluida, silente y muy pálida, el aire serrano casi no la percibía. Dormitaba de a ratos sentada en la sala. Su mirada perdíase más allá de los ventanales como hechizada por aquella imprevista partida de Rosendo, que repetíase en forma continua frente suyo. Para ella, los caballos aún estaban allí, lavados y lustrosos tirando de sus bridas. El carruaje pulido a espejo y muy negro. Rosendo hallábase todavía en la Merced con su atuendo de viaje y luciendo unas botas altas de cuero rojo.Y todos los días, sin faltar ninguno, volvía a dirigirse hacia ella para repetirle la misma frase de entonces, de siempre, la última que le escuchara pronunciar. Esas palabras fijas en el pensamiento de Constanza como un revoloteo continuo:-"Te dejo mirándome por un solo ojo"- y Rosendo sonriéndole subió al carruajeHabíale dicho aquello en alusión a su párpado izquierdo hinchado por la picadura de un insecto, que sufrió Constanza junto a la vertiente en víspera de su partida, mientras ambos corrían juntos por la acequia en los bordes del monte silvestre. Porque todavía jugaban hasta ese momento. Todavía corrían. Todavía saltaban las peñas. Todavía cabalgaban en pelo. Todavía Cuca buscábalos para comer o dormir. Era ese encanto, esa atmósfera impenetrable de un mundo sin edad, donde ellos dos permanecieran tanto tiempo y más allá de su margen, lo que realmente había concluido.3 - NOSTALGIAS....................No bastaba con que Rosendo fuera en viaje hacia el Alto Perú. No interesaba que ahora bajo el radiante verano, se trasladara hasta Arica ...No... Nada de eso importaba. Aunque el Océano Pacífico abriera su magia ante él, aunque las olas marinas que Constanza no conocía ni conocería, bañaran su rostros. Aunque su piel serrana con aroma a peperina, adquiriese ahora el olor penetrante de las ostras ...No... Nada eso importaba.No eran en sí mismas estas larguísimas rutas del inmenso Virreinato del Perú donde ambos habían crecido, quienes postrábanla a ella en un abismo sin retorno. Era que ellos dos juntos -Rosendo y Constanza- ya no retornarían a las peñas como antaño, brincando como los corderos entre el matorral agreste. Saltando por los churquis, resbalando entre las champas húmedas de la garúa. Eran ellos dos, Rosendo y Constanza muy unidos, quienes no estarían nunca más en la voz estentórea de Cuca persiguiéndolos por el monte ardiente de la siesta y amenazándolos con las iguanas. Rosendo había vaciado un espacio ocupado por él, pero más que nada, era el propio espacio de Constanza el que ya no estaba presente allí como antes. Tal cual había sido...Lo descubrió aquella tarde de la despedida cuando el sol se puso en la Oración. La Merced entera deseaba buen viaje a Rosendo, y allí estaban todos: La peonada gauchesca reunida en el patio con el sombrero en la mano. Los mulatos sobre la galería de la casona. Las chinitas con su rebozo. Doña Leoncia y Cuca, madre y niñera, embargadas por la tristeza del momento. El cura de familia Don Plácido humedecía el camino con agua bendita, y en su papel de encomendero Don Lucas dirigíale la bendición de despedida. Todos ellos habíanlo visto llegar, crecer, jugar, reír, llorar, fantasear, cabalgar. Rosendo era en cierta manera, una pertenencia de todos.Los caballos al partir dejaron sus marcas en la tierra rumbeando hacia el Camino Real. Un vacío extraño extendióse por la casa grande, por los puestos, los ranchos y valles, las chacras, los tambos, los chacos, por las lomadas completas de esa Merced cordobesa del Tucumán donde tanto tiempo viesen a Constanza y Rosendo unidos como a dos gotas de agua ¡Habíanse separado los niños que se negaran a dejar de serlo! Que rechazaban hacerse grandes. Fue allí entonces cuando Constanza adquirió conciencia de su nueva edad. Se descubrió a sí misma, advirtiendo en ese momento como una revelación escondida en el secreto de todos, que su padre depositaba en ella, su única heredera, una ilusión aguardada y justa. Pero Cuca y Constanza harían por el contrario, todo lo posible a fin de detener el tiempo. Por violar las reglas y sus márgenes. Reposaría la niña su cabeza en los obesos hombros de la mulata y buscaría su mano de azabache en los insomnios nocturnos, negándose ambas a dormir separadas.4 -AIRES DE MANILA..........................-"Aquí llega mi otro hijo"- dijo la altiva Doña Leoncia en una tarde de sol, sonriendo de felicidadCuca miró con gesto agrio y profundo resentimiento en sus ojos, a la madrastra de Constanza. La niña volvería su mirada observando la ágil figura sonriente de Don Fernán, que se aproximaba. Su apostura varonil invadió el ambiente con el exótico aire mundano de Manila. Las tierras filipinas habíanlo devuelto por fin a los brazos de su madre. Era espléndido y apuesto. Una rojiza cabellera con barba vascongada en mosquete, adornábale el rostro, enmarcado en una vaporosa gola. Separado de su madre desde la infancia, llegaba allí anhelante de este reencuentro. Y su espíritu arrogante en edad juvenil, encontraría en Don Lucas una paternidad que ansiaba, y que siempre supo faltarle.Cuca y Constanza callaron. Bajaban sus ojos en silencio. Miraron expectantes el camino, como si nadie hubiese entrado por allí... Sólo un usurpador.Don Fernán se incorporó a una familia que prácticamente, o totalmente, desconocía. Pero era agudo. Elegante. Traía un refinamiento oriental en el cual forjara su formación, con lujo de modales exquisitos. Y sus arcones estaban repletos de regalos en sedas de Manila y mantones suntuosos. Algunas perlas. Abanicos. Flores de coral. Figuras de jades. Y muy escondido adonde nadie pudiese advertirlo en esa familia tan católica, y menos aún los asistentes al rosario, ocultaba un pequeño Buda azul de porcelana que su ayo filipino le entregara en la partida para su protección. Y a este fetiche era un talismán precioso para Don Fernán. Los caminos se cruzaban. Ahora el mismo severo ayo filipino aguardaba a Rosendo, crecido con su madre en el Tucumán, el cual navegaba en estos momentos por el Océano Pacífico rumbo a Oriente. Y esperaba recibir al hermano menor de Don Fernán enviado hacia él para su educación. Pero para su sorpresa no recibiría a un joven, sino un niño que no había madurado, que no había crecido.Los regalos de Fernán eran el mayor homenaje a su madre luego de aquella larga separación. Y como mayorazgo, quedó cautivado con el entorno familiar que halló junto a ella. En la fiesta de bienvenida fue recibido por toda la Merced, que de este modo consolaba la ausencia de Rosendo, el segundón que había crecido allí en tierras serranas cordobesas. Pero el recién llegado puso desde el principio cual joven galán, su atención en Constanza, y fue enamorándose de la niña núbil, inexperta, mimada y caprichosa, como si se tratase de la mejor princesa escondida en el castillo más guardado. De pronto en su corazón varonil sintióse como el propio Amadís de Gaula que venía en pos de la anhelada Oriana.Nada emocionó a Constanza. Ninguna alegoría. Los galanteos de Don Fernán hiciéronle daño, para sorpresa del joven filipino. Ella manteníase alerta y distante. Ninguna fineza conmovió su sangre arisca. Fernán no cautivaba sus imágenes y la niña fue transformándose en una incógnita para el joven apuesto, donde el yuyal áspero de la sierra virginal que los rodeaba, semejaba cubrirla con formas misteriosas, cargadas de silencio................ooooooooooo............... Don Fernán Días de Urquizu era dueño de los salones. Las doncellas de Manila lo atendían en sus danzas con gran deferencia. Y las cortesanas le abrían sus balcones. Pero ahora hallábase en casa de su madre -Doña Leoncia- muy lejos de su solar natal, donde todo era diferente a su escenario conocido. Doña Leoncia era una espléndida y orgullosa limeña cuyos dos maridos la conocieron en Lima, en casa del Virrey, por sus distintos negocios. Una viudez de por medio y dos hijos del primer matrimonio. Uno con mayorazgo -Fernán- y otro sin él, el ausente y aguardado Rosendo. Una hijastra de su segundo esposo -Constanza- la núbil niña acompañada siempre de su niñera Cuca. Y varios sobrinos quiteños, quienes perdieran a sus padres a manos de los corsarios ingleses que asolaban el Pacífico Océano en las costas del Bajo Perú, y que esperaban crecer para volver a Quito. Todo este conjunto familiar hallábase tan próximo a la sangre del joven recién llegado, que Don Fernán no dudó ni por un instante en instalarse durante un tiempo indefinido, en aquella Merced apartadísima del Tucumán. 5 - ORIANA.............. Habría de tardar el mozo filipino en advertir el rechazo de Constanza y el feroz repudio africano de Cuca ...Según ellas... El había llegado como un ladrón en medio de la noche implorando un vaso de agua. Reclamando su sed de los caminos en el sortilegio del verano. Agotado en su lujuria, para violar los recintos sagrados de aquellos valles cordobeses donde todo era honradez y pureza. Nada podría hacer Don Fernán ante aquella conjunción de almas tan entrelazadas, para demostrarles que él llegaba en realidad cargado de presentes, como nuevo Amadís de Gaula en rescate de la amada Oriana, escondida en una Merced solitaria, sin contacto con el mundo. Que traía para ella arcones con sedas orientales. Que esos lujosos recintos de Manila y de Lima, de donde él procedía, eran en realidad bienes de alegres juventudes, de paseos decorosos y elegantes, que deseaba ofrendar sin retaceos a Constanza... una Oriana escondida en el valle de Punilla... ¡Cuca los adornaría con frases peyorativas y especiales!La niña de la casa sólo advertía en el hermano mayor de Rosendo, una figura usurpadora que robaba todo el mundo del ausente. Que habíalo cambiado por él ...Un ladrón... llegado desde el camino polvoriento a robarle, su ensueño. Su juego inacabable entre las quebradas. Don Fernán le arrebataba su mundo y venía desde mares orientales a destruírselo. Era su verdugo. Las frases galantes del apuesto joven filipino que cautivaran poco antes a las limeñas, causaban pavor en Constanza, pues arrancábanla de esa niñez constante vivida en juegos junto a Rosendo. Y ella defendía ese espacio propio como un tesoro incalculable. Sus galanterías según la niña, acabarían con ella, quitándole ese sabor fragante a valle autóctono que era su identidad. Y mientras más esmerábase Fernán, observaba con mayor asombro a Constanza, cuya expresión de temor resultábale incomprensible. Para este joven mundano de Manila, que deleitara con esos galanteos hacía muy poco tiempo a bellas limeñas, a su llegada al virreinato del Perú, la niña de la Merced representaba una auténtica incógnita. Sus galanterías habíanle abierto las puertas de Lima, una sociedad colonial muy estricta, cuando llegó allí para conocer a la familia de su madre. Y luego de embarcar en el puerto de Arica a su hermano menor rumbo a Manila, depositándolo temeroso y desconcertado en la goleta que lo transportaría a Filipinas surcando el Océano Pacífico, arribó finalmente a la Merced en busca de su madre. Su cariño faltante.Era ése su delito para Constanza y Cuca, la ausencia de Rosendo. Y ellas desoían todos sus homenajes galantes, viéndolo como a un impostor. La nueva Oriana del valle de Punilla no clamaba a este Amadís de Gaula como su salvador, y en cambio actuaba con capricho continuo exigiéndole infinitas minucias, que el galán filipino buscaba complacer con ánimo de conquistarla. 6 - AMADÍS.............Pero Fernán Díaz de Urquizu se hallaba tan ausente de estos sentimientos negativos e inimaginables, de la niña con su niñera, que dedicaría largas horas a Cuca y Constanza, como un reposo dentro de la agobiante tarea que habíalo traído hasta el Tucumán. Su arribo proporcionaba a Don Lucas una fuente comercial de gran importancia, que el encomendero consideraba indispensable. Era el lazo que podía reunir a esta apartada y productiva Merced del Tucumán con el gran consumidor de sus cueros secos: China. En aquel inmenso país de Oriente eran requeridos con especial interés los cueros cordobeses, para sus corazas en primer lugar (pues era un cuero espeso de varias capas) que guerras como las cuyas a espada, defendía a sus guerreros deteniendo los golpes fatales con mucha exactitud. También utilizados en monturas, calzado y mobiliario para la cultura china de su tiempo.Y allí frente a China estaba Filipinas donde se realizaba la conexión marítima y comercial con gran eficacia. Por ella pasaban de regreso los mantones chinos que conocíanse como "Mantones de Manila", los abanicos y todas las sedas y sandalias chinescas utilizadas en las colonias españolas, como asimismo en la propia España. De esta forma Don Lucas veía con gran alborozo que sus viajes anuales al Alto Perú con su gran caravana, iban a contar a partir de aquí, gracias a la presencia de Don Fernán, con un cargamento importante de regreso. Largas sesiones ocuparon a los dos hombres -aún de sus diferentes edades- y numerosas cartas partieron mediante el Chasqui. Las tardes se llenaban en estas tertulias comerciales y Eufrasio, el capataz de la Merced, fue convocado de continuo. El cual como buen gaucho presentábase sombrero en mano, haciendo tintinear la rastra con monedas de plata de su cintura, taconeando al golpe de sus espuelas labradas. Y con su porte de criollo altivo miraba intrigado a los ojos celestes de Fernán, sin emitir palabra alguna, por encontrarse frente a un desconocido, contestándole sólo con monosílabos................ooooooooooo............... Don Fernán no era solamente un joven de salones, y quizás no lo era en absoluto. Había quedado sin padre tempranamente, y muy tempranamente tomó las riendas del embarque con sedas de Asia, lo que constituía su herencia patrimonial. Su Mayorazgo. Pues los bisabuelos de este mozo llegaron a Filipinas un siglo atrás junto con López de Legazpi -cuando fundó Manila- y guipuzcoanos como él mismo, la sangre vascongada y emprendedora de los Díaz de Urquizu logró colocarlos al frente de una empresa naviera de exportación e importación, con toda la importancia que revestía dicha línea comercial para el Virreinato del Perú.Filipinas no pertenecía a este Virreinato, manteniendo empero en los hechos un vínculo muy importante con el Virrey de Lima, que era la capital desde donde se regían los destinos del Tucumán con su apartada serranía cordobesa llamada "El Tucumanao" ¡Y aquí hallábase ahora Don Fernán! Asentado en el corazón de sus Mercedes junto a los cueros, la harina de trigo, la sal, el charqui y los vinos, todo aquello que era tan reclamado en Oriente ¡Y Don Lucas no iba a desaprovecharlo! Tantos años amparando los juegos de Rosendo, quien vivía como en un ensueño permanente, tendrían ahora con la llegada de su hermano mayor, una recompensa práctica. 7 -INDIAS ORIENTALES E INDIAS OCCIDENTALES.........................................................Rosendo era un soñador. Pero Fernán no soñaba. Y no podrían hacerlo soñar ni Cuca ni Constanza. Ni la magia africana y angoleña de la mulata, ni la fantasía serrana de su niña. Pero era este mismo contraste de herencia y de crianza dispar, lo que atraía al galante mozo filipino.De pequeño, heredero de un rico mayorazgo, sin padre, fue retenido en Manila por sus tíos -como tutores legales- debido a su minoridad. Y como Doña Leoncia una vez viuda no pudo adaptarse al exotismo oriental de esa ciudad, regresando a Lima de donde ella era oriunda, su hijo mayor quedaría lejos de ella. De este modo Fernán no pudo adquirir atavismos de convivencia con los pueblos de las Indias Occidentales. El era parte de Oriente. Pertenecía al imperio español asiático y lo manifestaba en sus maneras, en sus frases, en sus galanteos. Con ancestros guipuzcoanos, común entre los herederos de aquellos navegantes que acompañaron a Legazpi en 1571 para fundar Manila, el tiempo pasó sobre ellos y sus bisnietos tenían ahora un estilo diferente. Una connotación oriental. Pero llevaban asimismo su sangre. Su alma vascongada, presente en Don Fernán. Un esplendor físico que otorgábale esa altiva osamenta de contornos atléticos. Sus hermosos cabellos color oro rojo y barba lacre. Sus ojos finalmente, azules con un tinte de zafiro, de mirar agudo y fijo, ornamentados por espesas cejas. Además de ello su firmeza temperamental, su convicción de ideas, y una continuidad sin límites para cautivar y conquistar a Constanza................ooooooooooo...............De su lado, Constanza había nacido en aquel Valle de Punilla, en la provincia colonial del Tucumán. Tenía la herencia lusitana de numerosos encomenderos de aquel siglo, quienes llegaron al Virreinato del Perú cuando Don Felipe de Austria y Borgoña convirtióse también en rey de Portugal. Afincados tempranamente, lograrían con el tiempo despojarse de su prosapia portuguesa inicial, pasando en el Tucumán a nutrir el esplendor español. Allí hallaron a los andaluces fundadores de la ciudad de Córdoba, con quienes mediante enlaces matrimoniales iban a constituir el foco inicial poblacional de este "Tucumanao", frontera del gran Tucumán. Con esta síntesis racial (de lo celta y lo arábigo) realizada en tierras de Indias, formaron numerosas familias cuyo solar era ahora este apartadísimo rincón sudamericano. Ella pareciera simbolizarlo: De cabellos castaños con reflejos dorados. Facciones bien delineadas y agudas sobre una piel de porcelana, muy blanca, que imitaba la transparencia de los picos serranos invernales cubiertos por copos de nieve. Un tono verde amarillento en sus ojos, como la tuna dulce del verano, como el ónix de Traslasierra con el cual se tallaban los collares que ella lucía en su cuello. Y una fragilidad general como las ramas del aromo silvestre, salpicado de espinas hirientes que le permiten proteger sus capullos dorados. Así era Constanza. Esta presencia le facilitaba exhibirse y esconderse. Estar presente y distante al mismo tiempo. Sonreír mirando a lo lejos como si su espíritu flotara en el aire. Y ante las galanterías de conquista de Fernán fue descubriendo dentro de sí misma, la coquetería femenina.Ella lucía frente a aquel gallardo mozo, su frescura sin ofrecerla. Escabullíase en contestaciones que preguntaban, en lugar de responder. Iba eludiendo las explicaciones por medio de dudas. Daría respuestas correspondientes a otro temario, porque no deseaba decir "sí" y no quería decir "no", demostrando gracia y picardía serrana. La naturaleza de Constanza estaba definida en esta conjunción de herencia y de cultivo. Pero ella ante todo, estaba dispuesta a defender sus premisas y a no ser dominada por ninguna decisión ajena.Don Fernán había resuelto modelarla, convirtiéndola en mujer. Pero la joven aún deseaba seguir siendo una niña e ignorar el margen traspasado. Continuar aguardando a Rosendo. Fijar sus límites en ese mundo que defendía y no participar de otro tipo de emociones, aunque tampoco era indiferente a ellas. Pero intentaba ocultarlo. Constanza proponíase con métodos propios, a mantener su propia constancia. A permanecer en su identidad. Y continuaba bordando en las telas de lino paraguayo hermosas flores de diseños coloridos. Continuaba mirando el camino por el ventanal. Perdíase sola entre los rumbos de la vertiente del arroyo, buscaba todos sus antiguos sus lugares, y no creaba ninguno nuevo para Don Fernán...................OOOOOOOOOO.................. La sangre española de ultramar hallábase dividida en aquellos dos ramales, de continuos contactos comerciales. El uno americano y el otro oriental. Las sedas de Manila cubrían el Virreinato del Perú, invadiendo incluso las casas y las togas cordobesas. Las goletas rumbeaban entre ambas costas en un tránsito ininterrumpido, surcando el océano Pacífico como un mar propio. Y hacia allá como destino, iban los cueros cordobeses y los costales de harina faltante en Oriente para amasar el pan de trigo. 8 - EL PEDIDO.................-"Mi Constancita tiene fatiga"- contestaba por su cuenta Cuca a las repetidas invitacionesAnte ello, Don Lucas tomaba decisiones propias y daba orden a la niñera de vestir a su niña, con elegancia. Luego él llevaba a los dos jóvenes por las ferias lugareñas con su carruaje brillante muy aseado, y sus caballos lustrosos. Cuca quedaba excluida por el padre de estos paseos, por más que protestase la mulata angola.Doña Leoncia no intervenía. No opinaba. No mediaba. No podía intervenir entre dos hijos. Uno que admiraba y otro que amaba. Uno que era su orgullo y otro que era suyo. Uno que estaba presente y otro ausente. Pero para Don Lucas todo era diferente, y él ya había tomado partido en este caso. Fernán era para él su esperanza de futuro. Mientras que el otro, Rosendo, había representado siempre para él su fatiga paternal con el adolescente inmaduro. El mayorazgo era como el premio por su esfuerzo con el segundón. Su compensación por esa paciencia de años con las fantasías ilímites del menor.El mayor era totalmente distinto. Podría salir a través suyo de su aislamiento mediterráneo ¡Y su savia imperiosa de lusitanas herencias navegantes afloraba a su piel con una emoción nueva.! Los encomenderos allí en sus feudos, como familias instaladas unas generaciones atrás, habían vivido en este trasmundo tucumano como un destierro impuesto por el Rey Felipe, del que estaban muy agradecidos. Pero sin embargo deseaban conectarse con la mundanidad. Don Lucas era un asiduo caravanero hacia el Alto Perú transportando los productos de su Merced, donde visitaba aquellas ciudades de Potosí y Charcas con fascinación. Pero siempre debía regresar, sin formar parte de ellas. Esta complejidad de hechos hacíanlo aferrarse aún más a Don Fernán Díaz de Urquizu, el joven filipino recién llegado de las Indias Orientales, casi su hijo.Don Fernán era un esbelto joven muy arrogante. Imperioso. Tozudo. Dominante. Airoso. Quien habíase presentado de improviso con una carta sorpresiva y lacrada con sellos de ultramar por intermedio del Chasqui., exigiendo la entrega de su hermano menor del cual era su tutor legalmente. Don Lucas muy sorprendido y lleno de dolor debió entregarlo. Pues no tenía otro hijo varón hasta ese momento, que Rosendo. La gran nación hispánica de ultramar era, a pesar de su diversidad, una sola. Con leyes uniformes y aplicables siempre. Habíanle quitado un hijo que él crió desde la infancia, pero que no era suyo... ¡Y ahora no deseaba que Don Fernán se lo devolviera!Este precio pedía Constanza e iba a luchar por él. Con esa fuerza suya radicada en su candor pícaro, en sus niñería sutiles, infantilmente astutas que su padre veía como meros caprichos de niña mimada. Cuca continuaba azuzándola. Cuca continuaba gimiendo. Su amor maternal de niñera y corazón dolorido, su nostalgia, hacíanla perseverante en el reclamo. Insistente. Con esa fuerza sólida de carácter que le daba su raza angola, con la pesadez de sus ampulosos brazos necesitados de cariño... la mulata continuaba llorando. Reclamando a Rosendo.Don Fernán les había quitado algo precioso y les ofertaba de todo. Constanza y Cuca no lo admitían. La niña y su niñera no se imaginaban, sin embargo, la escena subsiguiente pronta a suceder. ...............ooooooooooo...............Muy de mañana Don Fernán llamó a su cuarto a Serafín, un mulatillo adolescente, inquieto y coqueto muy atildado de rojo, que servía de valet y cochero por lo tanto con muy pocas funciones dentro de la Merced. Habíanse hecho ambos buenos amigos. Cuando el angolita llegó hasta él Fernán le hizo un encargo muy especial, llamar a los señores a la sala grande y abrir sus ventanales, para una importante reunión. Acto seguido el joven galán buscó sus prendas más elegantes vistiéndose como si fuera a concurrir al mejor de los bailes. Y así ataviado con lujo exquisito, fue al encuentro de Doña Leoncia y Don Lucas -a quienes veía a diario- y con gran formalidad hizo el pedido de la mano de Constanza.....................OOOOOOOO................... DON JERÓNIMO, EL JUDÍO .........................por Alejandra Correas Vázquez................... (Estampa Colonial) Cuando el río Suquía era navegable en tiempos de la fundación de Córdoba (Argentina), los grandes ríos de esta provincia colonial poseían una riqueza ictícola que alborotó los planes programados por la Real Audiencia de Charcas, situada en el Alto Perú (hoy Bolivia). Allá en el año del Señor de 1582 un "Memorándum" enviado por los vecinos cordobeses, hízoles volver a estos altivos Oidores sus miras hacia el Tucumán (del cual Córdoba formaba parte), proyecto que no estaba hasta entonces en sus cálculos. Menos aún lo estaba este "Tucumanao" -zona de frontera más allá de la Salina Grande- donde dicho grupo de andaluces pioneros hallábanse radicados a la sazón. Pues en ese lugar "extramuros" habían fundado en 1573 la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía. Estos andaluces solicitaban ayuda 9 años después de su arribo... Y además de ello: ¡Reclamaban por su fundador! ...de quien dicen, en ese escrito, carecer de noticias desde hacía 9 años. Lo que evidencia que nada se sabía, a casi una década, del triste fin de don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo. En este documento de 1582, aclaran y firman todos los vecinos diciendo no tener noticias de su jefe expedicionario y fundador de esta ciudad "Córdoba de la Nueva Andalucía" desde que fue llevado de allí, a poco tiempo de la creación de su ciudad, por una guardia armada que vino en su busca. Ellos lo vieron partir al parecer sin violencia, y recorriendo todo el Tucumán carecían de noticias sobre él. Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo era un hidalgo andaluz converso, pero circunciso, hijo de la judía Miriam de Toledo, amante del caballero español Luis de Cabrera. Todos sus hermanos fueron en realidad "medio hermanos" y él, favorito de su padre, era el bastardo. La familia Cabrera lo rechazaba, y como no dejó descendencia de su apellido, en la actualidad sus parientes desde Perú a Argentina quieren todos emparentarse con él. Algo tarde pues, ya que ni siquiera lo recibieron ni lo defendieron en vida. Su esfuerzo fue propio y sin otro apoyo que su propio talento. Uno sólo de sus medio hermanos lo acompañó en su empresa cordobesa, a quien llamaban el "Gordo" por contraste a la estampa extremadamente delgada de Don Jerónimo, y sería este hermano adicto y algo menor que él, quien iba a dejar una descendencia en la ciudad. Cabrera tomó por esposa a una dama católica catalana de apellido Martell y no tuvo descendencia masculina. Por este Memorándum enviado 9 años después a la Real Audiencia, por los primeros cordobeses, puede verse que nadie conocía ni en el Tucumán ni en el Alto Perú, de qué forma ocurrió su triste final. De modo que todas las conjeturas que se han escrito posteriormente en forma novelada, acusando a unos y a otros, y que han llenado tres siglos de tinta y muchos papeles, son falsas. Sin ninguna certificación real. Nunca la autoridad española fue su perseguidora. En todo momento se hace evidente la mano de la Inquisición y su brazo armado, que recorría el imperio español en busca de víctimas. Cabrera era judío. Los Oidores del Alto Perú reciben a los emisarios. Leen el documento. Contestan que nadie en Charcas ha ordenado su detención y que por aquellos lados nunca ha regresado, ya que allí habíanlo nombrado como gobernador del Tucumán. Nadie es responsable. Nadie sabe nada. Pero Don Jerónimo ha desaparecido de Córdoba. En el mismo documento enviado por estos vecinos, ellos ponderan la riqueza natural de la región "con peces de una vara de largo" (pues los indios Comechingones eran vegetarianos y sólo comían papas y batatas para asombro de los españoles). Es imposible hoy imaginar en los ríos cordobeses peces de ese tamaño, en forma natural, donde sólo se hallan actualmente mojarritas del tamaño de un dedo pulgar. La destrucción ecológica queda remarcada en este dato testimonial. Alaban los vecinos también, llevando muestras, el tamaño de las uvas cultivadas y la buena calidad del vino casero. Queda claro que todas las argumentaciones escritas después, sobre el final de Don Jerónimo, en nuestro tiempo, son simple mitología. Deducciones poco claras, ambiguas y falsas llevadas al papel debido al contrapunto y rivalidad que hubo en todo el período colonial, entre Córdoba y Santiago del Estero (capital del Tucumán). Hay otra verdad más dura escondida allí. Los conocimientos que hoy tenemos de Don Jerónimo, en su carácter de circunciso nacido judío de madre (sin duda fue ella quien lo hizo circuncidar a espaldas del padre) y más tarde bautizado, son suficientes explicaciones en aquellos tiempos de la Inquisición. Sabemos que una partida de soldados vino en su busca, pero éstos eran en realidad el brazo armado del Santo Oficio... ¡Y no hace falta deducir más! La orden firmada por Carlos V había sido no dejar entrar a las Indias "cristianos nuevos", precisamente lo que era Cabrera. Ya que el Emperador quería instalarlos a todos en Austria y Flandes, pues tenía sus propios compromisos allí. Pero la capacidad de adaptación del pueblo hebreo español o Sefarad, luego de 2 mil años de residencia en la península ibérica, hizo rechazar esta propuesta a gran número de ellos. Los sefarditas aún mantienen en Oriente la lengua pura del castellano antiguo, llamado "Ladino". Sin embargo Felipe II cambió de idea al ser rey de Portugal, donde halló un elevado número de judíos lusitanos, tratando de enviarlos a casi todos ellos a sus colonias de las Indias Occidentales. Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo viajó con su comitiva compuesta de familias completas, para internarse en el Tucumán Virginal de aquellos siglos, donde el Imperio del Inca nunca había penetrado. Y eligió la vera del al río Suquía para fundar esta ciudad de la actual Argentina: Córdoba. La comitiva iba bajando lentamente, con los grandes carretones cargados de muebles, bolsas de harinas, gallinas, arcones de ropa, sarmientos de parras de uva... y arriando ganado. Igual que todas las otras expediciones fundadoras del Tucumán. La trayectoria de ellos era a pie o a paso de caballo, o mejor dicho, a paso de los bueyes que tiraban las carretas recargadas. Aquellos compañeros de ruta del visionario Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, quienes lo acompañaban "misteriosamente" por un largo periplo de tierras y océanos eran familias completas y letradas (todas dejaron descendientes) internándose en un desconocido "Tucumanao", como se llamaba a esta tierra fronteriza más allá de la Salina Grande. Lejos de toda cultura posible. Gente acostumbrada a hábitos ciudadanos y a una vida de mejores posibilidades. ¿Qué los hizo emigrar? Ellos guardaron a partir de aquí, celosamente su secreto motivo sobre aquella peregrinación en busca de una tierra de providencia, en busca de un sitio nuevo en el mundo nuevo, dentro de este continente austral. Nada en aquella comitiva era corriente. Diferenciábase en varios puntos de las otra expediciones españolas de fundación. Y la principal diferencia era que ...¡No llevaban sacerdote! El acta oficial existente en el Alto Perú fue escrita con posterioridad (como acontecía con todas las fundaciones imprevistas) y fue confeccionada ex profeso para ser enviada a España. Allí figura un sacerdote que nunca llegó al Tucumán. Una fundación de una ciudad española en tiempos de Felipe II y sin sacerdote... desde ya es insólito. Como también esta expedición no autorizada por el Virreinato del Perú, de donde dependía, de la cual quedarían numerosas razones circulando en el pensamiento cordobés de los siglos venideros. Pero a ellos parecía no importarles, continuando su ruta con una firmeza decidida para hallar el terruño ansiado, guiados por el visionario Don Jerónimo, circunciso y bautizado. Partieron con sus mujeres, sus niños y su esperanza. Cruzaron el Valle de Punilla, luminoso. Recorrían el bello paisaje cordobés guiados por su conductor, sus palabras de aliento, su capacidad de convicción, su carisma que a todos serenaba. Era invierno en Sudamérica en pleno mes de julio. En el momento de internarse en la Sierra de Punilla los sorprende el "Veranito de San Juan", un hecho climático que crea una primavera tibia, y algunas veces también muy calurosa. Era el día de San Juan y bautizan el río Suquía con este nombre (que más adelante perderá llamándosele Río Primero). -"¡Qué lindo clima tiene este país!"- dijo Don Jerónimo Y toda esta comitiva goza feliz en aquellos momentos. Sacan sus ropas de los arcones y las extienden sobre las champas al sol, para quitarles humedad. Liberan algunas gallinas con polluelos para que correteen. ¡Qué lindo clima tiene este país! El veranito de San Juan prodigóles su delicia por todo aquel valle bellísimo. Siguieron el curso del río, internándose en la fronda donde éste se junta con el río Saldán ...y... como siempre acontece... ¡arreció de golpe el invierno! Era el 4 de julio de 1573. No pudieron seguir adelante y se refugiaron en una "barranca bermeja", como informó Don Jerónimo. Y así transformados casi en "cavernícolas" comprendieron que no podían avanzar más ¡Helaba! El día 6 de julio de 1573 queda asentado como fundación de Córdoba. Pero apenas llegó septiembre los ríos cordobeses crecieron y en aquellos siglos eran reales aluviones, de modo que las cuevas que los cobijaban con todos sus bártulos se inundaron. Y comenzó el peregrinaje de sitio en sitio. Plano en mano. Hasta ubicarse finalmente en el microcentro actual. Durante cerca de veinte años Córdoba sería una ciudad peregrina. Don Jerónimo traía a su arribo un plano utópico de la futura ciudad, ya diagramado, dibujado por un ingeniero del rey, con los solares bien distribuidos entre esos pobladores elegidos para una ciudad que aún no existía. Asombra el hecho sobresaliente de que algunas manzanas tienen dueños que nunca llegarán a Córdoba. Y en otros casos sus propietarios llegan dos generaciones después pues los han heredado. No cabe duda de que estas cuarenta familias eran inversoras y habían comprado sus derechos. Este plano fue trasladado intacto en cada una de las veces que Córdoba cambió de lugar, debido a contingencias climáticas y geográficas, dentro del mismo río y el mismo espacio. Plano en mano, estos peregrinos deambulantes desde el Alto Perú al Tucumanao, cambiarán varias veces de lugar. Pero nunca se alejarán del Suquía. Córdoba de la Nueva Andalucía ha nacido y perdido a su mentor al mismo tiempo. Pero nunca lo abandonará en su corazón, en los sentimientos que él supo granjearse. En su carisma como guía paternal de esta ciudad que nunca lo olvida. Llevan sus nombre calles, escuelas, avenidas, plazas. Y su estatua, una bella escultura en bronce del artista Horacio Juárez, se erige en el centro de la ciudad. 0ooooooooooooooooo0 ROMANCES BARRANCALES...................................(Novela Breve) por Alejandra Correas VázquezI --- PRIMER ROMANCE Chabela había nacido en la Bajada del Negrito Muerto, un barrancal rojizo y árido que separaba antaño en dos a la ciudad de Córdoba, de su ciudad paralela llamada Alta Córdoba, ambas situadas en el centro geográfico de Argentina. La segunda de las cuales había crecido abruptamente luego de que se instalara en ella el ferrocarril en 1880. Un estrepitoso tranvía bajaba desde el alto hacia el bajo, pasando por aquella Bajada pero sin detenerse en ella, y también, sin que ningún transeúnte de clase media pasara por ella caminando. Se tenía temor a la Bajada del Negrito Muerto, por sus habitantes orilleros, tanto como por los rituales mágicos que allí acontecían. Y en ese mundo sin nombre ni documentación, subsistía este predio difuso y casi anónimo en la primera mitad del siglo XX. Aquél supo ser el barrancón adonde en el siglo anterior (XIX) habían sobrevivido los últimos mulatos nacidos ya libres (pero rechazados como trabajadores) y que tuvieron su respiro final de vida cordobesa en ese yermo de greda roja. Pues Argentina es un país sin sangre negra. Los mulatos angola murieron allí o partieron para ya no volver a la ciudad que los viera nacer, pues ahora ya libres, la ciudadanía universitaria cordobesa los rechazaba. Chozas y baldíos eran su escenario. Cerrado el siglo XIX comenzó el XX, con una subsistencia especial para esta barranca conocida como Bajada del Negrito Muerto, cuyo nombre revela que en ese predio realizábase el pagano ritual del "Velorio del Angelito".Chabela había nacido allí y aún no contaba quince años. Era hija de Isabel, y ambas desconocían quiénes fueran sus padres. De pronto llegó a sus vidas Cristóbal, el viajero que descendiera una noche de invierno muy gélida, por el mes de junio, en la estación de Alta Córdoba buscando donde pernoctar. Mientras ella cocinaba y vendía "praliné" con su madre, junto a los portones de salida del ferrocarril.Por lo menos ese invierno no pasó frío. Hubo que hacer menos "praliné" en las grandes ollas de cobre con fuego a los pies. Pues Cristóbal era muy laborioso, tenía esa actividad pausada y constante, común en el hombre del norte argentino, muy diferente a la actividad intensa y fugaz de los hombres de la Bajada. Isabel y Chabela se acostumbraron a él, quien orgsanizóles una forma de hogar muy acogedor. De este modo Chabela dio luz a Coquito cuando estaba por cumplir los quince años. El tiempo fue pasando y el pequeño Coco cumplió su segundo cumpleaños, que fue festejado con un asado criollo hecho de "achuras" por toda la vecindad de la Bajada del Negrito Muerto Y matizada de alegres valsesitos cordobeses bailados sobre patios de tierra roja. La vida de aquel rancherío parecía encaminada en su sobrevivir marginal, bajo un cielo extendido en azul. La roja barranca de greda era muy decorativa, detrás de cada montículo asomaba un rancho de adobe encalado, cuyo conjunto veíanse como flores blancas extendidas hacia el horizonte gredoso. Escenario extendido junto al providencial Río Suquía (cargado de grandes crecientes todavía en la década de 1940) y lleno de una rica fauna ictícola, que era en gran parte el alimento de aquella población indocumentada.Pero de improviso... descendió por el mismo ferrocarril que trajo a Cristóbal procedente del norte argentino, una mujer treintañera con tres chiquillos ¡reclamando al viajero! Chabela tuvo fuerzas para protestar, pero la forastera argumentó que allá en Catamarca, un cura los había bendecido en el altar de la Virgen del Valle. Si hay algo que las poblaciones primitivas consideran sagrado, es la religión, aunque la practiquen a su manera. Ella misma, la jovencita y Coquito, armaron el atado con la ropa de Cristóbal y casi le ordenaron partir, aunque él protestase. Cristóbal lleno de lágrimas abrazó a su pequeño Coco por última vez.Isabel ya estaba acostumbrada. Todo era propio de la Bajada del Negrito Muerto ... era y seguiría siendo mientras existiese. A Chabela le pareció entonces que Coco era como ella, hijo también de Isabel... Olvidándose poco después del viajero que descendiera en la Estación de Alta Córdoba mientras ella vendía praliné. II --- SEGUNDO ROMANCE Toño también había nacido en la Bajada y miraba crecer a Chabela sin apuro, en la pausa del barranco sin tiempo, donde la historia pareciera haberse detenido. Tampoco se apuró, cuando vio en el escenario de su espera a Cristóbal. El era el primero, simplemente porque la había visto jugar con su rostro redondo y mestizo de chiquilla sonriente, entre los sinuosos gredales cubiertos de niños orilleros. Y le gustó aún más, cuando fue madre ante sus ojos. Chabela con sus formas redondas cautivaba las miradas de Antonio -Toño- mientras veía a la joven barranquera cruzar los sinuosos caminos, que la obligaban al meneo de sus caderas. Y él fue asistiendo, de a poco, las necesidades de esta familia ahora trunca. Su presencia hízose cada vez más necesaria, en el ámbito de esas dos mujeres, demasiado solas. Fue así que Antonio les propuso mudarse a una vivienda más amplia y cómoda, construida por él. Ambas aceptaron mudándose a ella con el pequeño Coquito. Ahora Chabela tenía dieciocho años, y a los diecinueve trajo al mundo de la barranca, a Jacinto, esta vez hijo suyo.Antonio volvía de esta manera a resolver los problemas que ellas tenían para subsistir. Las había alojado en una vivienda mejor. Daba tranquilidad a Isabel, mujer ya muy madura, quien había tenido en su juventud hijos varones que partieron de la Bajada del Negrito Muerto, hacía ya mucho tiempo. Pues Chabela -nacida años después- era demasiado joven para su vejez (con esa fuerza de la raza nativa que tiene hijos hasta una edad muy avanzada). Y quedó de esta forma conforme, sintiéndose en ese momento mucho más contenta, que cuando estaban solas atendiendo a Coquito.Toño vio crecer a los niños, contempló contento los primeros loteos que daban origen al coqueto Barrio Cofico (que ya comenzaba a construirse) advirtiendo con rapidez las nuevas fuentes de trabajo que iban surgiendo con esa edificación elegante, instalada sobre el escenario olvidado de la Bajada ...Y comenzó con entusiasmo a convertirse en jardinero.El, como muchos otros pobladores de la Orilla cordobesa, sólo conocía el espacio de su hábitat. Su barranco. Y el ferrocarril que ululaba bordeando los gredales era sólo para Antonio, hasta entonces, únicamente, un anuncio de la hora del día. Con su estricto sentido del cumplimiento horario, pues aún circulaba el ferrocarril inglés. Ese tren que lo llevaría sin regreso alguna vez, no pasaba de ser un dragón gigantesco que había deleitado su infancia. Cuando junto a toda la chiquillada orillera trepaba emocionado y lleno de agitación, las escalerillas adosadas al terreno gredoso y apiñados unos sobre otros, extasiábanse en conjunto con la fuga del monstruo metálico que perdíase en lontananza. Aquel constituía el mundo de Toño ...la Bajada del Negrito Muerto... Su vida o su energía. Su dolor o su ensueño. III --- LA ESCUELA LAINEZ Como era inteligente y comunicativo, de diálogo fácil y graciosos giros dialectales, conversó con un par de patrones resolviendo luego de hablar con ellos, enviar los niños a la Escuela Lainez, ubicada en proximidad a la barranca, por la zona de Alta Córdoba. El único ambiente protector para niños marginales, en esas décadas, lo constituían estas Escuelas Lainez.Pues Lainez fue un brillante ministro argentino que a comienzos del siglo XX creó escuelas especiales para niños desprotegidos socialmente. Hijos de analfabetos, presidiarios, abandonados, orilleros en su conjunto, quienes carecían de medios propios. Aunque existía ya la ley argentina de educación gratuita y laica del siglo XIX, ésta no alcanzaba a cubrir aquellas familias que no podían proveer a sus pequeños de cuadernos, libros, lápices, calzado y los blancos guardapolvos de escuela. Incluso allí había baños con duchas (que carecían en sus rústicas moradas) y un botiquín completo para liendres y otras cepas microbianas propias de su ambiente precario. Su personal didáctico era muy elegido, por el reto que involucraba alfabetizar a niños procedentes de un ambiente analfabeto. La vida escolar traía aparejados aspectos cautivantes que serían bastante comentados y hechizaron a los dos niños -Chito y Coquito- quienes por ahora sólo veían su oropel. El guardapolvo blanco y almidonado. Los zapatos nuevos. Los cuadernos lisos, rayados y cuadriculados. Los deslumbrantes lápices de colores. Y algunas veces... flores para la maestra que Toño prometía traer de los jardines a los cuales cuidaba.Fue una mesa animada y una siesta sin salir para los hermanitos, ante los acontecimientos que abundaban en imaginación. Los niños en ese momento estaban completamente ajenos al esfuerzo que se les encomendaba. Fuéronse acostumbrando y la familia se aquietó. Las paredes renovadas con geranios en los tarros rodeando la construcción de adobe muy encalada, y el interior de tierra baldeado y apisonado, demostraban la existencia de una convivencia armónica.Era marzo, comienzo del año lectivo, y los dos niños de seis y nueve años se encaminaron hacia la Escuela Lainez, los dos a primero inferior. Ambos de la mano, sujetos con fuerza, presionándose entre sí como si pudieran perderse entre la greda tan conocida por ellos. Los rostros mestizos muy lavados y brillantes. Las crenchas obscuras muy peinadas, como nunca supieran llevarlas. Iban erguiditos, luciendo sus guardapolvos blancos endurecidos de almidón, lo que hacía resaltar aún más el tinte brillante y morocho de sus pieles orilleras. Lentamente iban perdiéndose de la vista familiar, dejando atrás de ellos el escenario rojizo, como dos nardos blanquísimos por sus guardapolvos blancos, de estos niños crecidos en aquel yermo insólito. Paisaje barrancal que aún en esos días de marzo rondaba por el estío, aguardando el próximo paisaje invernal. Yermo desértico y áspero. Bermejo y escultural... mientras los dos hermanitos se alejaban hacia un nuevo destino. IV --- ESCOLARES Jacinto, ante la aparición de un mundo desconocido, iba a respaldarse en su hermano mayor. Gozaba de una total sobreprotección desde el nacimiento, sin que nadie se la hubiera dado en forma especial. Pero el niño, intuitivo y diablillo al mismo tiempo, habíase ido apoderando de ella. Chabela apantallando el fuego del bracero esperaba el regreso de sus dos morochitos con una sabrosa comida criolla. El pensamiento de la madre volaba siempre, todas las mañanas, hacia esa iniciación escolar de los niños, recién comenzada. Coco y Chito regresaban inquietos y ávidos de vida familiar, alejándose de sus anteriores amigos del barranco, para invadir la atmósfera cotidiana con sus nuevos relatos.Llegó el invierno. Los tarros dejaron de florecer y los niños argumentaban motivos para no ir a la escuela. El frío de junio era intenso y en la agreste Bajada del Negrito Muerto, bordeada por un río escarchado, el viento colábase por las más pequeñas rendijas. Después de una noche de gran helada, lograría Chito -luego de una fiebre infantil nocturna- permanecer en la cama hasta mediamañana, sin asistir a la escuela.El sol penetró por la ventanuca despertándolo de improviso e iluminó toda la greda barrancal, cargada con su energía de tiempo. El niño, quien hallábase solo en la casa en ese momento, salió corriendo hacia el descampado, llevando puesto un blusón de dormir como única protección contra el frío. V --- EL PARQUE DE LAS HERAS Y allí estaba Jacinto en esa mañana ventosa. La carita tostada, los picarescos ojos muy abiertos, las mejillas paspadas, la melena obscura y lacia muy revuelta. Saltaba por el barrancal semihelado junto a los otros chiquillos orilleros, sosteniendo en su mano una botella rota por la base, que usaba para pescar mojarritas en la ribera del río Suquía.Los pescadores veteranos, apostados sobre el Puente Centenario, solazábanse observándolos. Envueltos en sus clásica bufandas -en protección al viento seco y frío- sentían admiración al verlos correr carentes de todo abrigo. Con los cuerpitos semidesnudos, saltando y chapoteando sobre el agua en escarcha, salpicándose con trozos de hielo frágil, cruzando de orilla a orilla entre el agua y las piedras heladas del río. Los niños orilleros corrían desprotegidos y flacuchos, en un desinterés completo por la ciudad mundana y asfaltosa que iba creciendo día a día, sobre las márgenes del Suquía.Manteniéndose todos unidos en compacto enjambre, frente al riesgo de la ciudad que no los incorporaba, treparon el puente por medio de la escalera ubicada en uno de sus costados. Con su expresión bulliciosa de niñez primitiva, la pandilla destacábase por la homogeneidad del conjunto. Gritería. Euforia. Y el tranvía estrepitoso de siempre -cuya loca carrera bajaba a toda máquina desde la estación- los hizo cruzar temerariamente la calle.-¡Cuidado!- gritaron los pescadores casi a destiempoLuego de comprobar la inexistencia de heridos, ellos y sus bufandas volvieron a sumergirse en su tarea deportiva y estática. Mientras que semidesnudos y desaseados al máximo, los niños orilleros sentáronse sobre la vereda como veraneantes en busca del sol. Ya habían de este modo cruzado a la otra orilla de la calle, escapando del vigilante de tránsito que quería evitarlo, casi escondidos entre las ruedas del tranvía.En aquel estado lastimoso se introdujeron bajo los inmensos portales de rejas, que daban acceso al elegante Parque de las Heras -coqueto y cuidado- vecino también al río, pero del lado opuesto a la barranca. Dos mundos muy distintos. En un absoluto descontrol fueron trepando a las estatuas de bronce, saltando al interior de las fuentecillas de mármol, jugueteando con los inocentes peces de colores que nadaban despavoridos. Descascaraban las pieles de los árboles de especies infinitas, con total incomprensión.Avanzando hacia adentro por los senderos bien diagramados entre flores, setos y arboledas ornamentadas de esculturas, la pandilla dedicóse a sus destrozos. Fueron cortando los nardos de diversos canteros y repartían sus pétalos al pasar de un lugar a otro. Mortificaban a los lectores y enamorados con piedritas de los caminos. Zamarreaban los árboles más jóvenes para hacer huir a los pajaritos y hacer caer sus nidos. Después de haber ocasionado numerosos destrozos, haciendo más bulto que daño, los guardianes del parque en menos de media hora habíanlos expulsado -una vez más- por incorregibles. Y cerraron además los portones del parque, a pesar de no haberse cumplido aún el plazo estipulado. Hermoso en su imponencia y su belleza, decorado con preciosismo, ornamentado con una gracia exquisita, este Parque de las Heras -el más céntrico de la ciudad de Córdoba- no aceptaba a los hijos de la Bajada. Revoltosos e indolentes ponían en peligro sus encantos. Sus colecciones botánicas. Sus esculturas. Sus glorietas. Sus preciosas fuentes. Sus secretos rincones que como "bosque encantado" dábanle una atmósfera de intimidad, separándolo de la urbe y la barranca. Pero ahora, frente a la invasión de Chito y su pandilla (alarmantemente numerosa en aquella fría mañana de "chupinas") los porteros tomaron la decisión heroica de adelantar el término convenido para el cierre. En ese día helado con un sol meridiano acogedor, cuyos rayos habían ido muchos cordobeses a buscar allí... el parque cerró de improviso sus puertas. Dos guardianes trabaron con una gruesa cadena y gran candado los portales centrales, enrejados e inmensos. Otro de ellos apostóse en imagen de fiero cancerbero junto a la tercera puerta de reja, del costado y más angosta, a fin de que por ella salieran los estudiantes, los lectores, los novios y las niñeras con sus niñitos.La estridente burla de los chicos orilleros no se hizo esperar. Tampoco la ira de los porteros. Los pandilleros arrojábanles bolitas de vidrio (que eran sus tesoros) desde la calle adoquinada. Aventurábanse al peligro del tranvía, cuya velocidad a esa altura era ya inaudita pues atravesaba en bajada el puente de un solo tirón ...Finalmente.... la pitada del vigilante de tráfico lograría correrlos, despejando así aquel escenario conmocionado. ¡En el duelo, los contrincantes habíanse dado una tregua! Los guardianes del Parque de las Heras fabricaban látigos de ramas para ellos, celosos de sus vergeles, que cuidaban con ahínco admirable. Y cuando los pintores paisajistas cordobeses, pertenecientes a una escuela de pintura muy destacada, gustaban elegirlos como personajes de contraste o bien para semejar una escena de campo (allí se pintaron célebres cuadros de tema "serrano") ...aquellos sofisticados jardineros del Parque las Heras, quienes por hábito ya habíanse convertido en críticos de arte y estaban siempre dispuestos a una inesperada opinión pictórica, decían a estos artistas... "que estaban destruyendo el cuadro". VI -- PREGUNTAS DE UN NIÑO Coco no era un asiduo asistente a la escuela solamente porque fuese más aplicado -y además el "mejor alumno" del grado- sino también porque quería sentirse siempre el hermano mayor ante Jacinto. Ser su héroe. Con algo de superioridad paternal. Le encantaba cuidarlo, atenderlo, protegerlo, ser buscado y solicitado por el más pequeño. Tanto delante de los compañeros escolares, como de toda la chiquillada de aquel clima barrancal. Había heredado sin duda, la responsabilidad de Cristóbal.Cuando llegaron las vacaciones de invierno en el mes de Julio, en esos días muy crudos que son propios del clima cordobés (entibiados luego por un "veranito de San Juan"), ambos niños aclimatáronse nuevamente a la barranca. En la paz otorgada por el mismo frío, con la sensación de libertad que brinda a todos los escolares la ausencia de clases, el mayorcito dialogó con la madre y la abuela, junto al fuego del bracero crepitante. -¿Yo soy hermano de Chito, verdad?- preguntó Coco de improviso-¡Es claro!- le contestaron ambas-Me han preguntado mis compañeros de escuela por qué él se llama Márquez y yo Fonseca. -Pero son hermanos...- dijo la abuela-¿Y cómo se llamaba mi papá?-No me acuerdo...- repuso tibiamente Chabela-Yo quiero saber. En la escuela todos los chicos saben cómo se llama el suyo- insistió el niño-Pues ... Cristóbal ...Cristóbal Luna.-¿Lo puedo ver?-...No sé... era de Catamarca.El interrogatorio no fue más lejos. Llevaban distintos apellidos, pues Fonseca llamábanse ambas mujeres, Isabel y Chabela. Mientras que a instancias de las maestras Toño había reconocido a Chito, dándole otra documentación. Además, la directora en el mismo día, hizo de testigo para casar en el Registro Civil a ambos padres. Coquito salió a jugar emocionado y alegre en aquella siesta, porque podría contestar de aquí en adelante, a las preguntas de su compañeros de clase. Un mundo de escenificaciones diferentes habíanse conjugado entre la Escuela Lainez y la Bajada del Negrito Muerto. Una alternativa de vida para la cual las familias barranqueras, no habíanse nunca antes preparado. Y tampoco tenían especificada una respuesta previa.La Escuela Lainez, creada por el gobierno específicamente para ese ambiente desamparado, unía por primera vez mundos hasta ahora dispersos, con sus propios valores de vida. Creaba un entorno de vida opuesto al de la población barrancal, al que a pesar del esfuerzo de sus docentes, nunca iría a incorporar plenamente.Isabel y Coco serían indiferentes a esta marginación, que los señalaba a ambos de una forma directa. Pero extrañamente, Chabela, la madre de ambos niños, lo iba a asimilar de otra manera. Algo indefinido la nubló de pena, tal vez por el mundo nuevo que comenzaba a rodear a Toño. VII - UN CIRCO EN LA BAJADA La llegada de Jacinto, quien entró en la vivienda como un vendaval, muy propio de su estilo, cambió en las dos mujeres la sensación dejada por aquel imprevisto interrogatorio. Traía los ojos desmesuradamente abiertos, portando una noticia estremecedora que inundó el recinto... ¡Un Circo!El circo andaba por la ribera siguiendo la corriente del río y anunciaba sus prodigios. Había un hombre con zancos. Un elefante. Una pantera. Leones. Una bailarina con tutú. Un domador con látigo y botas. Varios payasos... Al interior mismo de la rústica vivienda llegaban las bocinas del circo, que anunciaban su vistosa propaganda. Su oropel. La fantasía hecha realidad, con la cual conmocionaba el mundo apartado de la Bajada.Antonio, quien en aquel momento regresaba de sus trabajos habituales, aceptó llevarlo. -¿Lo puedo llevar conmigo a Coco?- preguntóle el niño a su padre, temeroso de no contar allí con la protección de su hermano mayor-Bueno- le contestó Toño -Vamos a ir los tres. Chabela puso una mirada inquieta en su hijo menor. Lo observó detenidamente como si recién ahora lo conociera, comprobando en ese instante que Jacinto estaba lleno de todo... De padre, de madre, de abuela, de hermano, de casa, de apellido, de legitimidad, de Circo... Todo. Todo era de Chito.Acicaláronse los tres -Antonio, Jacinto y Coco- con sus mejores ropas, lustrando sus negros cabellos con "gomina", para una tarde especial. Y partieron llenos de emoción dispuestos a pasar varias horas de entretenimiento. Por los senderos curvos de sinuosos gredales íbanse cruzando con otros niños orilleros, también muy engominados para el evento.Chabela los vio alejarse mirando hacia la agreste barranca por la ventanuca. Un farol a kerosén encendido prematuramente, ante la opacidad de aquella tarde invernal, alumbraba el tejido de la abuela Isabel. Pero las imágenes de la madre en lugar de gozosas, eran dolorosas. Mientras Coco y Chito marchaban eufóricos junto a Toño, la madre comenzaría a angustiarse... Jacinto -según pensaba ahora ella- debió interceder ante Antonio para agregar a Coquito en la partida. Ella no los veía juntos, aunque marcharan juntos. De pronto veíalos separados ante la gente, ante los compañeros de escuela, ante las maestras, ante los patrones de su marido. Y ante esa pandilla barrancal que en aquel momento aglomerábase bulliciosa para llegar presta a las gradas circenses de madera dura. El hijo mayor no podía imaginarse, mientras iba saltando junto a Antonio y Jacinto en dirección al circo (proponiéndose defender a Chito de los leones, la pantera, o el látigo del domador) ...las turbaciones que puerilmente había creado en su madre, luego de aquel interrogatorio sobre Cristóbal. Chabela veía ahora a Coco como un desamparado, y a Chito enriquecido por la vida. En aquel momento, según ella, Coquito iba al circo solamente por pedido de Jacinto. Desde la ventanuca ahora vacía, detrás de la cual vio momentos antes alejarse a las tres figuras masculinas de su casa entre las formaciones de greda -con el más pequeño en el medio tomado de la mano de los otros dos- apareció Chito para ella, en su concepto actual, como un beneficiado único. VIII - MISTERIOS MATERNALES Su corazón agigantó estas observaciones. En las horas vacías, con los niños en la escuela (una vez concluidas las vacaciones invernales) y su marido trabajando... Chabela continuaba cavilando estas ideas.En el transcurso de los días subsiguientes, Isabel siguió mateando por las tardes cerca de la puesta del sol, con Toño, ignorantes ambos de estos pensamientos que alimentaban ahora diariamente a Chabela. Para la joven madre era un estado nuevo, una zozobra, como si la vivienda encalada y baldeada hubiese cambiado inesperadamente de color.Y ella comenzó a constatar a partir de allí, en cada gesto de la familia -y en especial de su marido- que el hijo pequeño estaba beneficiado por más dones de la vida. Lo veía colmado de bienes, mientras que Coco en cambio, pensaba, hallábase desprotegido. Fue entonces cuando sobreponiéndose a sus inhibiciones anteriores (las cuales manteníanla apartada de la escuela de sus hijos) comenzó a ir a la Escuela Lainez en la salida de clase. Chabela había decidido dar al niño sin padre, un apoyo que ahora ella consideraba como indispensable.Coco y Chito se sorprendieron. Las maestras rodeáronla muy contentas de conocerla, como algo necesario para su tarea docente. Preguntáronle su nombre, el de su madre, hermanos y familia posible, dando lugar a respuestas tan extrañas como las preguntas, propias de dos mundos que siempre habíanse ignorado. Pero el interés hacia ella de parte de las maestras era sincero. Tenían gusto de conocer a la madre del mejor alumno. Coco era quien brillaba por su aplicación. Y esto consoló en gran parte a Chabela.En la tumultuosa salida de clases con vísperas a la primavera, cuando Proserpina se acerca lentamente y su proximidad aúnase a la idea de expansiones -con la fiesta del Día del Estudiante el 21 de septiembre- la madre ocupaba su puesto junto a la puerta de salida. Las maestras salían a su encuentro para comentarles situaciones pedagógicas que le eran ajenas. Pero igualmente las escuchaba atenta, casi sorprendida, ya que ella nunca fue a la escuela.Hubo una vez (pensó) que en otra puerta de salida, conoció a Cristóbal... Y ahora aguardaba a su hijo.Chabela miraba salir a Coquito, lo besaba primero y le hablaba primero. Al regresar los tres juntos a la barranca, llegaría conversando solamente para él. La diferencia naciente cobró un aire extraño en el mundo diario, y la situación comenzaría a repetirse. El hermano mayor vióse de pronto confundido, asombrándose aún más, al advertir algo huraño con él a Jacinto. Pues sobreprotegido desde el comienzo, Chito percibió por instinto la situación de cambio. El menor regresaba en silencio hacia la Bajada junto a ellos, mientras Chabela preguntaba y hablaba con Coco. El mayor, empero, no quitaba sus ojos del pequeño, quien ya no lo miraba. Una desarmonía evidente comenzaba a surgir entre ellos, alejando a los dos niños en lugar de igualarlos.Pero ella nunca faltaba ahora a la salida de clase, pues era allí en la escuela donde sus hijos eran diferentes. Sus mismos hijos. Los que nacieran en la Bajada sobre la misma greda donde ella e Isabel vieran la luz, cuando nadie preguntaba por la paternidad de ninguno. Estaba al fin, frente a frente, con ese mundo insólito que habíale transmutado el suyo... pero sin llegar a comprenderlo. Ese mundo que ya había creado cambios en su casa, con nuevas situaciones en su ambiente familiar. Que había producido hechos nuevos, antes de que ella lo asimilara. Ese mundo que le invadiera el propio sin consideración ninguna, y que transformaba su escenario barrancal -incólume por generaciones- en algo distinto.Un escenario nuevo que la trastocaba por completo, arrojando al vacío todo su entorno. Su estilo barrancal. Su misterio. Su remembranza de un mundo conservado entre las crestas de arcilla roja, como imagen ancestral de un tiempo detenido en el espacio ¡Era la agonía barrancal que ahora precipitábase en un inevitable descenso! Era su continuidad barranquera quien caía de a poco en el vacío, para arrojarlos a todos ellos de su hábitat. Era el mundo de la Bajada del Negrito Muerto que comenzaba a desaparecer... y Chabela no sabía vivir en otro. IX -- FLORES PARA LA MAESTRA El florecimiento de los nuevos pimpollos, cuando despuntó la ventosa primavera cordobesa, apaciguó las angustias maternas. Una mañana, en efecto, sus dos hijos envolvieron con camaradería fraternal un gran ramo de flores, el cual Toño trajera entusiasmado como obsequio para la maestra de los niños. Esas flores multicolores y perfumadas provenían de los jardines que él cuidaba.Con la autoridad de su edad, el hermano mayor lo tomó emocionado entre sus manos y ambos, encamináronse juntos hacia la Escuela Lainez, desparramando fragancias. Esta imagen consolaría a Chabela durante algunas semanas.Con la primavera el cielo de Córdoba -como es habitual- se cubrió de vendavales de tierra. La greda desgranábase estremecida por su frágil consistencia barrancal, sacudiendo a toda la Bajada del Negrito Muerto. Un polvo finísimo color rojo teñía las blancas paredes de abobe recubiertas en cal, inundando todo ese entorno, cual heridas sangrantes de un clima descompuesto.Llegaron las lluvias indecisas y los chaparrones aislados. Inesperados. Numerosas mangas de langosta obscurecían el cielo, volviendo imposible la visión. Y el escenario saturado de insectos tornábase nocturno en pleno día. Las langostas azotaban las caritas de los niños, quienes hallábanse jugando en el descampado de la barranca, debiendo escapar de ellas entre la greda saturada de crustáceos. Y mientras entreabrían los ojos con esfuerzo, lograban a tientas orientarse hacia sus domicilios, en esa batalla de humano e insecto.La abuela Isabel estaba ya afónica de tanto llamar a Coco y Jacinto, para cerrar detrás de ellos la vivienda rústica, que iba a quedar atrancada herméticamente. Chabela corría para atender a Coquito, algo lastimado el rostro debido al golpe de las langostas, pero despreocupada por completo del pequeñuelo. Isabel entonces limpiaba la cara de Chito llena de rasguños. X - PROTECCIÓN PATERNAL Toño se hallaba ausente por completo de estas insólitas preocupaciones maternas, que él mismo con deseos bien sanos, había precipitado al mandar los niños a la escuela en lugar de "conchavarlos". En vez de colocarlos de peoncitos o mandaderos, prefiriendo la educación con las maestras que él no había recibido.El atardecer lo traía de regreso cansado, pero alegre a su hogar, donde su pequeño hijo aguardábalo cada vez con mayor entusiasmo. Jacinto, sintiéndose aislado, buscó ansioso la cercanía del padre. Y Antonio al verse homenajeado en forma tan especial, veíalo como un premio bien merecido a su dedicación paternal.Organizaban numerosos programas juntos. Pesca. Bochas. Giras. Caminatas. Toño ante el pedido del pequeño -quien sentíase rechazado por madre- comenzó a llevarlo a todas partes consigo. Y al precipitarse diciembre, con la conclusión de clases, dio lugar a que también lo llevase hacia los jardines que él cuidaba, en calidad de ayudante en miniatura. Allí las patronas encantadas con la vivacidad del niño, le convidaban confites.Coco en tanto, solitario y sin comprender nada, quedaba en compañía de las dos mujeres, dentro de la casa. Olvidado. Ignorante de las emociones de Chabela y sus actitudes. Extrañado y sin respuestas para sí mismo, admirado de esa relación impenetrable entre Jacinto y Antonio, optó por su propio aislamiento. Había sido alejado por ambos en un momento impreciso, sin él casi advertirlo ...¡Su hermano!... de pronto lo había perdido. Y él, el mayor, con sólo nueve años, el que fuera con orgullo su "héroe", el protector del pequeñuelo. El hermano valiente que protegíalo de aventuras y desventuras, encontrábase ahora desplazado por el padre de Chito, e imposibilitado de ofrecerle todo lo que Toño tenía a su alcance para conquistarlo.Llegaron finalmente los días cálidos, cuando noviembre se cruza con diciembre. Chito regresaba empapado por el gredal tras cada chubasco inesperado, y su delantal blanco escolar habíase convertido en rojo lodo. El año lectivo aún no concluía. Entraba chaguando el uniforme escolar, para entregárselo a la meticulosa abuela Isabel, quien lo almidonaría nuevamente. Las últimas semanas de clase encontrarían a los dos hermanitos camino a la escuela (Coco iba a recibir una distinción allí, como mejor alumno). Fueron juntos, con la emoción que conlleva la libertad prometida, cuando se acerca el fin del año lectivo. La libertad que siempre tuvieran. La libertad que era de ellos, continua y constante en el escenario de greda.Refrescarse en río Suquía una vez más. El mismo río Suquía de su nacimiento. Pero siempre nuevo, inesperado, sorpresivo, correntoso o agotado. El mismo. El de hoy. El de antaño. El de los mulatos angola que ya no están. El de los aindiados de la Bajada. El de entonces. El de los gredales. El de las procesiones de antorchas nocturnas y mistéricas. El de ellos, a esa edad, cuando no había monotonía posible y el final de clases les auguraba un hermoso verano. Ese era el río Suquía que había dado nacimiento a la Bajada del Negrito Muerto y que habría de sobrevivirle. La creciente del río llegando en avalancha desde las Altas Cumbres cordobesas -luego de atravesar los cordones serranos y sus bucólicos paisajes- determinó que Antonio vigilase a Jacinto durante sus juegos. Debía cuidarlo y enseñarle a nadar en este balneario natural ciudadano y natural, que divide en dos a la ciudad de Córdoba (hoy día unida a Alta Córdoba) y que dio origen a su fundación. Inquieto y preocupado por la seguridad de su niño, Antonio pasaba horas en la orilla viéndolo alejarse y regresar, sin perderlo de vista en ningún momento. Gustoso del agua, como siempre fuera buen nadador, Toño arremangábase los pantalones hasta las rodillas, cuando debía sacarlo rápidamente de alguna correntada imprudente. Luego retornaban juntos trayendo piedritas, mojarritas o algún objeto curioso, flotante en la superficie, y al que Jacinto resolviera darle una característica especial dentro de su imaginación placentera.La lejanía del hermano menor, era ya para el mayor, una pérdida que él consideraba ya como irrescatable. El afecto pleno entre padre e hijo iba creciendo y sería irremplazable. XI - LA VENDIMIA DE CUYO Toño, quien nunca había salido más allá de la Bajada del Negrito Muerto y solamente se movilizaba dentro de los alrededores de Alta Córdoba como muchos de sus antiguos habitantes (o sea sin cruzar el río, cual si fuera un tabú), tuvo ahora en ese enero de 1944, un proyecto distinto. Era pleno verano. Junto a otros numerosos pobladores de la barranca y con fines lucrativos para mejorar a su familia, decidió tomar el tren rumbo a la Vendimia de Cuyo. Las bellas provincias cuyanas -viñateras y bodegueras- de San Juan y Mendoza solicitaban braceros dispuestos a engrandecer al Dios Baco, en su período anual. Y pagaban muy bien.Sería, según lo proyectado, una separación corta. Una ausencia de poco tiempo. Pero para Chito, abrazado a sus piernas, llorando y rogando que el padre lo llevara con él -como hacía en los jardines próximos- aquella separación significaba para él, un abismo de dolor. Tal vez de temor. O de premonición.Su hermano mayor, conmovido, trataba de consolarlo. Prometíale juegos. Caminatas. Andanzas. Bolitas. Buscaba provocar su risa... y sobre todo reconquistarlo. Juntos los dos niños subieron la cuesta acompañando al viajero en ese atardecer caluroso en extremo, de un 15 de enero de 1944, hacia la Estación de Alta Córdoba repleta de gente. El verano abrasante secaba las lágrimas de Jacinto en mitad del rostro.Para Jacinto esta separación tenía un peso significativo, pues era en su padre donde el niño había depositado la emoción de su cariño. Durante los días anteriores a su partida, permaneció como sombra adherida a su progenitor, con una de esas premoniciones infantiles que tienen algo de misterio y de borrasca. Toda la Bajada del Negrito Muerto despediíase para siempre, junto con Chito de Antonio -Toño- su padre... ¡Y éste era el único que no lo sabía! XII - UNA NIÑITA MUY RUBIA Hallábanse todos aquellos familiares barranqueros en el andén de partida, emocionados y cohibidos, cuando una escena curiosa distrajo su atención. Una niñita muy rubia de ojitos claros, con dos trencitas luciendo un vestidito celeste y coqueto -la cual ponía en evidencia su origen distinto- fue retirada del tren por su padre a través de la ventanilla que daba al camarote, donde se hallaba junto a una tía. Tratábase de un médico joven, recientemente instalado en una de esas casas elegantes de dos plantas, con jardín perfumado, cuyo entorno comenzaba a invadir la barranca del Suquía. El doctor mostróle a su pequeña hija una muñeca de porcelana (que curiosamente representaba una mulata) de la cual ella habíase prendado, pasando horas contemplándola, con las naricillas pegadas al escaparate de la juguetería. -¡Si te quedas es tuya!- le dijo el padre con firmeza mostrándoselaY la criatura abrazándose a la muñeca abandonó el camarote que la llevaba a San Juan, donde sus primos la esperaban para jugar junto a las frescas acequias doradas, de un enero prometedor y demasiado caluroso ¡Extraño instinto paternal!Junto a aquella escena muy emotiva, en ese 15 de enero de 1944 de imborrable memoria, sucedieron numerosas anécdotas que hicieron leyenda en el recuerdo de la Estación de Alta Córdoba. Hubo confusión de boletos, ocasionado ello por el analfabetismo de los orilleros del Suquía, que iban hacia la Vendimia.En los coches-dormitorios (camarotes) se vaciaron algunas plazas, pues el aumento de calor hizo desistir del viaje rumbo al noroeste a muchos de sus ocupantes, temerosos del fuerte verano cuyano. De este modo, al igual que la niñita rubia de ojos celestes, con su muñeca de porcelana color habano, diversas personas quedaron en el andén cuando el ferrocarril partió... ¡Y habrían de alegrarse al día siguiente!Las ventanillas iban desfilando en fuga, alejando los rostros de los pasajeros de quienes los despedían en el andén de partida. Los últimos vagones fueron perdiéndose en la lontananza, llevándose ilusiones, en un marco de nostalgia para aquéllos que quedaban a su espalda, dentro de una estación ahora vacía. Todos viajaban de alguna manera. Los que partían. Los que quedaban. Los dos hermanitos, Coco y Jacinto con la mano en alto junto a su madre. XIII - BAJANDO A LA BAJADA Luego de aquella partida del tren con rumbo a las provincias viñateras de Cuyo, en ese cálido atardecer de enero, el niño bajó corriendo las seis cuadras en declive desde la estación de Alta Córdoba, rumbo a su barranca de siempre. Enjugando sus lágrimas e incitado a correr por su hermano mayor. La última gota de este cristal doloroso, terminó por secarse sobre el suelo de greda. El calor abrasante de aquel verano, secó el llanto de Chito que corría por sus mejillas. El hermano mayor tomándolo de la mano -como solía hacer antes -presionó con fuerza sus deditos para llevarlo de regreso cuesta abajo, en una corrida estrepitosa. Ellos ahora corrían juntos -como antes- rumbo a su barranca de siempre. Chabela detrás de ellos, seguíalos sorprendida.¡Como antes!... en revoltosa carrera hacia los sinuosos gredales ...¡Como antes!... en radiante agitación para ingresar en la Bajada ...¡Como antes!... en un rápido regreso hacia su mundo barrancal ...¡Como antes!... adelantándose a Chabela que ahora quedaba lejos de ellos ...¡Como antes!Jacinto (pensaba Coco) volvería ahora a ser otra vez su hermano... ¡igual que antes! Chito le pertenecería nuevamente. Sería de él. Volvería a ser de él, de Coquito... Y él lo reconquistaría sin pausa. El pequeño retornaría a reclamar como antes su ayuda, su protección, su compañía ¡Y ya nadie iba a quitárselo! Coco sería nuevamente su héroe, su protector, su defensor. El valiente. El audaz. El osado. El apoyo de Jacinto. Y esto iba a cumplirse en una dimensión tal, que ni el propio Coco aún se imaginaba. Donde quizás los hados del destino que preparan a los seres para una conducta especial, sentíanse en ese momento, cohibidos por darle tanta responsabilidad.Obscurecía. La luz mortecina de un farol a querosén colgado de la ventanuca, señalaba a los niños el camino de regreso. Pero una pandilla numerosa de chicuelos del barranco envolvió a los hermanitos en compacto enjambre. La abuela Isabel siguió mateando en su puerta, mientras los veía alejarse bajo la noche calurosa. Corrían ambos niños alucinadamente y se entremezclaron con la pandilla barrancal. La excitación los embargaba. Feliz en uno. Dolorosa en el otro. El atardecer transcurría lentamente llevándose los últimos arreboles rosados, sobre la greda rojiza, mientras la madre de los chicuelos aspiraba el fresco procedente de la orilla del río. Las estrellas se anunciaban. En el escenario barrancal las viviendas en ese momento hallábanse vacías, luego de haberse recalentado durante todo ese día de un fuerte verano. Los habitantes orilleros de la Bajada del Negrito Muerto comenzaron a actuar como era su costumbre. Ibanse preparando para resistir una noche muy calurosa, y empezaron a sacar al exterior sus catres para dormir cara al cielo, bajo el fresco del sereno. Ellos encendieron afuera sus braceros mientras los apantallaban para tomar el "mate del estribo", antes de dormir. La pandilla de Chito y Coquito sentía un gran contento de volver a ver a los dos hermanitos jugando juntos ...¡Otra vez!... Y pareciera que sensibles a esta reunión, por todos ellos anhelada, fuese el reencuentro fraterno algo propio de cada uno. De manera tal que el conjunto orillero estusiasmábalos con particular adhesión. Y este frenesí hízoles creer a todos esos niños, en un primer momento, que eran ellos los causantes de esos espasmos que de pronto se sintieron, sacudiendo la greda roja como un vértigo -y sin ninguna piedad- envolviendo como una hecatombe a toda la Bajada del Negrito Muerto.De improviso Jacinto cayó al suelo. Una bocanada de greda tapóle la cara, cubriéndole también sus piernas. Rodó varios metros sobre un lecho blanduzco, llenándose de magullones. Quiso frenar el empuje violento que lo arrastraba aferrándose a unos yuyos duros, sin lograrlo. Toda la Bajada del Negrito Muerto estremecíase en un delirio sorprendente. La pava de agua para matear, tembló entre las manos de la abuela derramándole agua tibia sobre la falda. El bracero fue a deslizarse por la pendiente sinuosa dejando a su paso una marca de ceniza. La banqueta de patas bajas donde hallábase sentada, derribó a la anciana contra el suelo gredoso e Isabel, con el rostro rojizo de polvo barrancal intentaba divisar a sus dos nietitos. Los catres sacados al exterior se plegaron cayendo a la greda, cual abanico en la mano de alguna altiva dama, quitándole su reposo a quien lo ocupaba. Los faroles se precipitaron al suelo. Los niños orilleros rodaban cubiertos por una sábana naranja y rojiza. Como gigantes desvelados, las casas residenciales de dos plantas y coquetos jardines recientemente construidas en una parte de la barranca (para formar Barrio Cofico) balanceábanse como hamacas frente a las gredosas márgenes del río Suquía. Y sus ocupantes espantados descendieron de ellas con sus niños en los brazos, buscando refugio en el descampado de la Bajada del Negrito Muerto, por donde ellos nunca transitaban. La muñeca mulata de la niña rubia cayó de la cama adonde ambas intentaban dormir, quebrándosele un pie de porcelana el cual nunca pudo ser hallado. Ella miraba sorprendida la araña del techo que se balanceaba con fuerza sobre su cabeza, cuando su padre entró y la levantó en brazos. Con la muñeca en sus manos y negándose a dejarla -semejante a un fetiche que la protegiera en esos momentos de temor- salió afuera en los brazos paternos, mientras la madre alzaba al hijo menor de su cuna. Y todos ellos salieron afuera hacia la barranca del frente, desde donde veían con asombro su casa inclinarse a izquierda y derecha (pues no tenía edificación a sus costados) y creían atemorizados que iba a quebrarse. Hecho que finalmente no sucedió.Numerosos otros señores y señoras de `porte elegante, también con niños en brazos y otros de la mano habitantes de aquellas moradas de lujo, buscaron refugio en el descampado de la barranca. Donde nunca solía vérselos. La vieja Isabel, asombrada, podía ahora contemplarlos de cerca, como dos ciudadanías que compartían un mismo espacio y sin embargo no se conocían. Los veía atravesar los gredales circundantes a su rancho y con esa nobleza criolla intentaba ofrecerles mate y su propia habitación para los niños. --------------ooooooooooo--------------Finalmente todo fue aquietándose y terminó la pesadilla. Los brazos del hermano mayor, aparecieron tirando al menor de las piernas...-¡Chito! ¿Estás bien?Desde el día siguiente Chabela pudo decir que tenía dos hijos iguales. Los dos sin padre. Los dos con padres que no volverían. Ella había hecho una inmensidad y una diferencia entre ambos. La suerte. La circunstancia. Lo imprevisto. La curiosa concomitancia de situaciones, igualaron a sus dos hijos. La madre no lo había deseado. No lo buscaba. Pero en gran medida habíalo convocado. En aquellos instantes el tren de Toño -sacudido en pleno viaje a mitad del camino- detúvose en medio del descampado sin ninguna población a la vista, por una semana completa. Y allí quedó antes de ingresar a la ciudad de Mendoza donde los viajeros conocieron recién la desgracia ocurrida. La ciudad vecina de San Juan, con todos sus mitos y celebridades.... yacía en el suelo. El terremoto había sido total. Se abriría para siempre una herida que iba a impactar hondamente en todos los argentinos, y comprometer su devenir en un antes y un después.¡La tierra rugió en la ciudad histórica y colonial de San Juan, como una madre sangrienta que abortara de pronto a todos sus hijos! XIV -- PASAJEROS SIN RETORNO Aquellas fuerzas desencadenas cambiaron la historia de la barranca de Alta Córdoba. Nuevas circunstancias estructuraron un devenir inesperado, y los años iban a llevarse su leyenda. Al día siguiente de ese luctuoso 15 de enero de 1944 se cortó una forma de vida y para algunos niños orilleros, para los de la Bajada del Negrito Muerto, concluiría una vida familiar que ya era débil por sí misma.Entre ellos encontrábase el pequeño Jacinto -Chito- uno de los huérfanos de San Juan, cuyo padre no murió en el terremoto y desapareció sin embargo en él. El era hijo de uno de los muchos braceros que iban ese enero a trabajar a la Vendimia. Sólo mujeres y niños quedaron en la Bajada del Negrito Muerto después de despedir en el andén de la estación, a ese tren que viajaba llevándose a sus hombres, con destino a Cuyo... Mujeres que quedarían sin maridos, hijos sin padres, hermanas sin hermanos. Debido a un tren que fue sacudido en pleno viaje y retenido en medio del descampado antes de entrar en Mendoza. Un tren que no llegaría a San Juan, sino varios días después. Olvidado en medio del camino como la frase dice "entre pampa y la vía". Un tren que iba a pernoctar por días en el descampado, hasta que le permitiesen el ingreso a la ciudad destruida.Los hombres de la barranca de Alta Córdoba habían ido allí para un trabajo rutinario (y bien pagado), el mismo que hacían todos los años en la misma fecha. Y se encontraron con un trabajo especial. Un trabajo muy diferente al habitual ...¡El salvatage a los sobrevivientes de San Juan!... Un trabajo donde eran necesarios de urgencia muchísimos brazos. Fuertes. Vigorosos.Y eran necesarios también, nuevos habitantes para repoblar (pues toda la provincia sanjuanina tuvo víctimas debido a la gran onda expansiva), para remover escombros, para rescatar sobrevivientes, para defender los restos sanjuaninos del pillaje, para levantar viviendas de emergencia, para cremar cadáveres, para combatir la epidemia de rabia desatada... Y nunca más volvieron.Chito lo había presentido. Y ése era el dolor con premonición que tuvo los días anteriores a la partida del padre. Creación y realidad. Leyenda. Niño y fantasma. Ficción y figura. Un símbolo para nosotros que lo evocamos a la distancia. Personaje novelado pero auténtico en su circunstancia. Chito es uno, el personaje de este relato, pero fueron muchos en aquellos años los Jacintos que vivieron la misma alternativa. Nos quedaremos sin embargo con Chito, quien jugaba a esa hora de la Oración sobre el escenario gredoso, bajo la luminosidad vespertina de aquel atardecer de enero, en pleno verano, cuando el fatídico suceso. XV -- LA ESTACIÓN DE ALTA CÓRDOBA Antonio no volvió. La barranca no continuó su vida en esa circunstancia que Isabel conociera, perenne y sin pausa. La ciudad de Córdoba crecía y se elevaba. La iba devorando. Consumiendo. Se había deshabitado y ya quedaban en ella, cada vez menos pobladores y menos greda. Jacinto y Coco fueron creciendo, del mismo modo que crecía sin pausa la ciudad del Suquía. Juntábanse ambos con sus amigos de antaño en los bordes barrancales aún subsistentes, donde los relucientes mocitos iniciaban sus primeras conquistas. Coco continuó estudiando y habíase transformado ahora en un hábil mecánico, con cuyo oficio apoyaba a su familia. Chito era ya un joven adolescente y atractivo, para las morochas damiselas que paseaban de tarde, vestidas de rojo con cintas blancas sobre la abundante cabellera obscura.Sin embargo continuaba siendo interiormente el mismo niño, pueril y fantasioso. Más crecido, más alto, algo musculoso, pero con el mismo rostro de ojos expresivos y andar inquieto. Era el mismo Jacinto habitante de la orilla del Suquía y que naciera en aquella Bajada del Negrito Muerto, entre los viejos gredales. Cada mañana subía los últimos senderos curvos que aún quedaban de la barranca, llegando a las calles linderas ahora bien delimitadas, para dirigirse hacia la estación de Alta Córdoba. Y apostábase allí, en su puesto característico de diariero. Voceaba las noticias del día. Recorría los andenes. Bajaba al túnel. Trepaba la pasarela desde donde contemplaba casi toda la ciudad. Subía y descendía de los vagones estacionados. Conocía a cada uno de los empleados permanentes y todos los conocían a él. Todos identificaban a Chito como parte integrante de esa estación del ferrocarril con destino al norte y noroeste, que vivía dentro de ella misma, su propia historia.Su fascinación era el descenso de los pasajeros. Sus rostros. Sus manos. Su atuendo. Ora de obreros, ora de aristócratas, sin término medio. Sus cortantes diálogos que pasaban rápidos junto a él. Incompletos. Dudosos. Transitorios. Fugaces ...cada uno de ellos, para él... era Toño.Lo creía ver cuando las ventanillas desfilaban en fuga sobre la imagen de los rostros asomados a ellas. Ya no podía definir bien en su recuerdo las facciones de Antonio, pero le quedaba en la retina en forma borrosa, el esquema de la cara enmarcada en recuadro y deformada por el movimiento de la máquina. Esta fue la última presencia del padre en la vida de Jacinto, quien había dejado en aquella estación, su infancia.Los pasajeros arribaban todos los días y él los contemplaba extasiado. Algunos traían valijas. Otros portafolios. Otros inmensos bultos. Venían solos. Acompañados. En parejas. Largas familias. Era una diversidad inagotable. Su mente y su corazón habían permanecido allí, desde aquella tarde vespertina de enero, lejos ya de la Bajada del Negrito Muerto y nunca más volvió a pertenecer a ella.En el tiempo evadido, de barranca y niño, donde la permanencia es sólo una anécdota lejana, había triunfado la nostalgia.A su lado, Coco, lo observó siempre. Acompañó su mirada. Su divagar. Su espera única y continua, solitaria. Y cuando le entregó un pequeño cartoncito con un número de asiento, a su hermano menor de dieciocho años, le dijo con su paternidad de siempre...-Es hora...-¿Cuál hora?-Es la hora de partir.-¿Y por qué?- preguntóle Jacinto-Porque Chito se fue en un tren...-¡Estoy aquí!-Nunca te quedaste con nosotros.-Mamá no me quería porque tenía padre.-Igual no te quedaste con nosotros.-Era legítimo ... tenía pecado de legitimidad.-Igual te fuiste en un tren a San Juan.-No voy a encontrar a nadie.-Te fuiste hace mucho.-No sabemos que él esté, en ninguna parte.-No ... No es él ... es Chito.El tren pitó cubriendo toda la estación de Alta Córdoba y una remembranza de tiempo, cobraría brillo en la mirada de los dos hermanos. Jacinto trepóse a la escalerilla y el inmenso artefacto lo hizo desaparecer del escenario.La figura delgada de Coco comenzó el descenso junto al río Suquía donde algunas casillas blancas, como restos fósiles, compartían su extinción con la antigua Bajada del Negrito Muerto, que ya era prácticamente... sólo una leyenda.FIN LA PAZ DEL ELEGIDO(TUTHMOSIS IV, ABUELO DE AKHENATÓN) ............................Un radiante mediodía la planicie de Gizáh contemplaba la presencia de un grupo de príncipes menfitas que venían de caza. El sol caía con sus lenguas de fuego rebotando sobre la pulida superficie de las tres pirámides. La arena semejaba un gran mar amarillo centelleante, ante el resplandor del astro rey. Una placidez encantada sumía sus figuras extendiéndose por aquel escenario, donde el coro de voces juveniles cubrieron muy pronto la soledad de la atmósfera.Ágiles como sus corceles, estos príncipes de Menfis recorrían la dimensión arenosa del desierto con la alegría rebosante de su juventud. El bronce rojizo de sus cuerpos contrastaba con la coloración clara de sus vestiduras. El esplendor de la vida emanaba de cada uno de ellos, como un canto a la naturaleza.El conjunto era vigoroso. Animados por la caricia luminosa del día, expresaban con su plenitud el placer de la existencia. Los temperamentos particulares definían sus naturalezas íntimas. Uno de ellos (el más joven del grupo) tenía caracteres de notable sensibilidad : Muy delgado, refinadamente esbelto, de elegancia delicada, mostrando una frente alta y abultada que expresaba con soltura su temperamento intelectual. En contraste, su rostro estaba enmarcado por unas orejas pequeñas y adornadas de argollas. Su cabellera morena era muy abundante y la vellosidad le cubría la nuca.Con sus manos finas de huesos pronunciados, dirigía con esbeltez al brioso caballo. Su gesto aristocrático y altivo, sujetaba el mentón sin perder la dulzura general. Nadie habría concebido al contemplarlo que aquel núbil príncipe (de delicadeza rayana en lo femenino) pudiese ser hijo del musculoso y cruel faraón Amenofis II, quien estremecía todos los extremos del Nuevo Imperio Egipcio, con su arrogante personalidad.El príncipe Tuthmosis era un joven totalmente discrepante en estructura personal, con su padre. No tuvo aquella familia de nobles de la XVIII dinastía, en todo su conflictuoso devenir, ningún otro miembro tan exquisitamente dulce y afable.La historia iba a ponerlo en la cabecera de un largo movimiento (como personaje iniciador de una aventura sociopolítica, a la vez triunfante y trágica) que habría de culminar en la fabulosa revolución de Amarna.El era, sin embargo, una personalidad ajena a todos los conflictos domésticos y políticos del escenario en medio del cual tocóle nacer. Y habíase mantenido al margen de ellos. hasta el día de aquella "promenade" en Gizhá. El papel que habría de representar estuvo muy por encima de sus ambiciones y llegó hasta aquel sitial de los elegidos, por imposiciones ajenas a su voluntad y a sus decisiones.El príncipe vivía por entonces, ajeno a las ambiciones faraónicas. Consciente de no ser el heredero oficial de la corona, evolucionaba su fresca existencia en las emociones contemplativas del espíritu, que habrían de acompañarlo toda la vida y en la lectura de libros jeroglíficos, en los cuales basó desde el comienzo su preparación intelectual. Pero Heliópolis decidió otro futuro para su destino.En aquel luminoso mediodía en Gizáh, engalanado de juventud, este príncipe norteño (era de Menfis) hallábase sumido en pensamientos muy distantes a los devenires que le aguardaban. Las aventuras violentas de su padre el Faraón, estaban ausentes de su mundo interno. Lo único que el jovenzuelo pareciera haber heredado de Amenofis II, es el gusto por la vida al aire libre. Pero aún esta simpatía equivalente tenía matices opuestos. Incluso su propio padre había reparado muy poco en él, ya que era un descendiente educado en el norte. O sea en el Bajo Egipto, hacia donde bajan las aguas del Nilo. Mientras que el padre tenía su residencia en el Alto Egipto o sea el sur, Nilo arriba.Tuthmosis era fresco en delicadeza y elegancia como la melodía de esas liras orientales. Aquel paseo de cacería debía tener para él, un interés mayor en la contemplación de la naturaleza o de los monumentos de Gizhá, que en la persecución de víctimas de caza. Todo su comportamiento posterior parecería demostrarlo.El sol caía incandescente y la arena, ardiente como una llamarada, impuso a los príncipes menfitas un intervalo de descanso. Descendieron de sus carros de caza con fatiga y fueron en busca de la sombra, cuyo amparo ofrecían los monumentos. Tuthmosis eligió reposar junto al Dios Esfinge, a quien la arena cubríale todo el cuerpo dejándole sobresalir únicamente la cabeza, lo que alcanzaba una altura de más de quince metros.Su cuerpo se distendió y la quietud llenó aún más de meditaciones aquel silencio pétreo de Gizhá. Mientras el país se conmovía en agitaciones sin cuenta, llevado de la mano de su fogoso faraón Amenofis II, el joven príncipe contemplaba la imperturbabilidad del desierto a la sombra de aquellos silenciosos monumentos que tenían ya entonces, más de mil años de existencia.La serenidad del ambiente en aquella siesta sahariana, terminaría por hacerlo caer en un profundo sueño. Sus facciones adquirieron una mayor dulzura y su cuerpo bello y bronceado cobró una elegancia mayor, así dormido a los pies del Esfinge de Gizhá.De improviso, como un relámpago caído en aquel ardiente mediodía, o como un trueno que invadiera la monotonía del escenario interrumpiendo el descanso, una voz sonora y penetrante quebró la placidez de Tuthmosis :"¡Alza los ojos y mírame!¡Oh hijo mío Tuthmosis!"El príncipe se incorporó con la rápida agilidad de su cuerpo, extrañado y sorprendido. Alzó los ojos como le dijera la Voz y buscó con inquietud su procedencia... pero... ¡Nadie había allí! Ningún personaje real y humano como él, sólo la imperturbable forma pétrea de el Esfinge. Y la Voz continuó hablándole para confirmar al muy asombrado Tuthmosis, que efectivamente provenía de allí, de El :"¡Yo soy tu padre! ¡El Dios Sol!Y te doy mi reinado sobre esta tierra"Enmudecido y sin dudar ya, permaneció sumiso y arrobado junto a la gigantesca figura del Dios Solar de Heliópolis que le hablaba. El Esfinge con su rostro pétreo continuó en el mismo tono emocionado, dispuesto a transformar toda la existencia de aquel príncipe y de la nación entera. Un príncipe olvidado. Alejado de la fastuosa corte tebana. Pero en aquel instante "elegido" por el dios sol del Egipto. Su mensaje continúa grabado en piedra desde entonces:"Tu estarás a la cabeza de los vivientes adornado de la Corona Blanca y la Corona Roja y estarás sentado en el trono de Geb, el Dios Tierra. El país te pertenecerá a todo su largo y todo su ancho así también como todo aquello que ilumina el ojo del Señor-de-Todo... las riquezas de Bajo Egipto y el Alto Egipto así como los grandes tributos de todos los países serán tuyos. Todo es para tí por largos años. Mi apoyo y favores son para tí. Hace muchísimos años que posé en tí mi mirada y mi corazón.""Tú de tu parte me protegerás porque tal como estoy hoy día me encuentro como enfermo y como ahogado por la arena del desierto donde resido ¡Atiéndeme y ejecuta mis deseos! Toma conciencia de que tú eres mi hijo y mi protector ¡Ven a mi pronto! Estoy contigo." "¡Yo soy tu guía!"El silencio volvió a invadir las soledades de Gizhá, mientras este joven, extasiado, tomaba conciencia despacio y con mucho esfuerzo, de la maravilla que le acontecía. No se había preparado nunca para tanta responsabilidad, ni superaba aún el asombro de los sucesos, pero iba a cumplir con empeño y entusiasmo, los deseos de su padre el dios solar.Si los dos monarcas célebres que habrían de sucederle como herederos legítimos (Amenofis III y Akhenatón) serían baluartes de la Paz suprimiendo las guerras, en él esta Paz se destaca sobremanera, porque recibió en sus manos un reinado totalmente agresivo, guerrero, devastador de rivales... (donde la batalla de Armagedón o Meggido ganada por Egipto ha quedado como un mito) y lo transformó en un reino pacífico.Su persona como ser humano, es como un bello poema surgido entre los desencuentros de los hombres, que le antecedieron y los que habrían de sucederle. El abrió una ruta que hizo vivir a los habitantes del Nilo y sus vecinos, un centenar de años dichosos. Alabémosle aunque sea luego de treinta y cuatro siglos, por un mérito semejante.....................................Alejandra Correas Vázquez................................... ROMILIO RIBEROS, MI HERMANO INDIO ........................... (aprendí junto a Romilio que la familia como tal, más que la de sangre, es la unión cordial de los espíritus)Cerca del mediodía, con un sol radiante a las 11 hs. de la mañana, sonó el timbre de mi casa anunciando una inesperada visita en ese extraño horario para mí (y para todos los bohemios, quienes nos visitábamos habitualmente de noche). Con un rostro pálido de "no dormido" enfrentó mi rostro incoloro de "recién despierta", mi mejor amigo ... Mi hermano del alma : Romilio Riberos.Yo podía dejar de verlo un año, seis meses, o verlo seis meses todos los días. Nuestra discontinuidad, estaba fuera del tiempo. Al abrirle la puerta y encontrarme frente a su sonrisa, siempre de júbilo, noté que Romilio cargaba sus brazos con voluminosos paquetes forrados en papel de diario. Por la forma como los abrazaba, casi con cariño, parecían contener algo muy valioso para él.--¿Qué son?- preguntéle--Faroles ... Faroles coloniales- me respondió Romilio--¿Antiguos?--Casi. Usados y nuevos. Quiero guardarlos en tu casa.--No hay problema ¿Pero si los necesitas y yo no estoy?--No hay apuro. Por ahora los quiero dejaren tu casa.No hay duda de que en aquellos días, anduve por todas las plazas y lugares semejantes mirando hacia arriba para ver si faltaban faroles. Por curiosidad. Pero aún así, no los hubiera sacado de su envoltorio improvisado en papel de diario. Yo respondía a mi amigo porque él siempre me había respondido a mí, más allá incluso, de toda lealtad humana, casi divina. Como la propia Pachamama serrana a la que él pertenecía.Más adelante supe que dichos faroles eran creación del francés Jean de La Farge, su benefactor o mecenas que habíale encargado de su venta. Comisión comercial que a un bohemio resulta de difícil resolución. Pero en aquel momento quedé muy intrigada y aquellos paquetones ocuparon por meses un lugar en una habitación de mi casa, sin que yo los desenvolviera para verificar nada. Así de inesperado era Romilio. Era imposible rechazar o desistir de algún pedido o invitación suya, sobre todo estas últimas, pues las organizaba en cierta manera ineludible... justamente porque no eran organizadas, como tampoco improvisadas. El esquema estaba básicamente en su interior debiéndose confiar en él, pues garantizaba un momento inolvidable, que parecía alargar el tiempo. Romilio tenía la virtud de hacer largo el espacio y trascendentes los momentos, por más simples, sencillos y fugaces que ellos fueran en la marca mecánica del tiempo. Nunca fue una personalidad fácil de tratar, pero facilitaba la vida propia y la de todo su entorno.Su presencia de corpachón atlético con imponente espalda junto a su perfil inca, como sus recónditos ancestros ocultos en las quebradas serranas de su Valle de Punilla, imponía una peculiar fascinación. Caminaba cimbrando los hombros en una forma cadenciosa. Y ejercía un atractivo magnético sobre la sociedad de Córdoba, culturalmente europeísta y "domadora" en el pasado de Malones indios, largamente glosados. Una ciudad que quiso a lo largo de su historia eliminar de raíz a la indianidad natural, autóctona... Y que ahora frente a Romilio remontaba ese pasado en sentido contrario, como intentando un diálogo ha tiempo concluido, tratando de refundir credos ya irreconciliables.............................La tradicional sociedad cordobesa había tratado siempre de demostrar que ella era racialmente europea, desde el comienzo con su fundación en 1573. Que ella era obra de ella misma, pues en estas latitudes del Cono Sur Sudamericano nunca penetraron las grandes civilizaciones precolombinas y en el mapa alemán de "Homo" del siglo XVI se señala a esta la región como "Incógnito Regno", pues las referencias incaicas o guaraníes no ofrecían descripción alguna sobre conocimientos humanos válidos para los cronistas. Hasta su paisaje de sierras y pampas era desconocido.Los primeros cordobeses debieron comenzar por modelar en barro los ladrillos con sus propias manos, para levantar casas y tener abrigo a fin de protegerse de la intemperie, no contando ab initio ni siquiera con cerámica indígena. Y en este "nacer" casi de la nada comenzó su orgullo localista, que los llevó a crecer, dado que no se les regaló nada desde el instante inicial. Siendo como eran cuarenta familias completas y letradas, que se asentaron en este "reino incógnito". Se lo debían todo a sí mismos y nunca conquistaron ciudades precolombinas que jamás existieron. Con su propio trabajo desde el primer día de un helado 6-7-1573, llegaron a conformar una comunidad aislada y aceptable. Una vida posible. Décadas más adelante tuvieron la suerte del arribo jesuítico y la empresa cobró bríos nuevos. Sus maestros jesuitas iban a exprimirles cierta savia especial y nuevo esfuerzo, pero el sacrificio ya era carne propia en estos citadinos. Creció como entidad comunitaria. Cada habitante que llegaba desde allende los mares atraído por su leyenda, quedaba cautivado, pero separado del mundo. No contaba Córdoba del Tucumán con salida al mar y la comunicación de meses hacia Bolivia (Alto Perú) era su único contacto con la realidad. Por ello no tuvo en su evolución ninguna deuda cultural, con el indio autóctono.Esta sociedad no amaba al indio (podemos dar fe de ello quienes la hemos conocido desde adentro, con todas sus premisas) y sólo se resignaba a él en las zonas orilleras y conflictivas de continuo contraste, porque ya en la sociedad actual, no era posible otro genocidio. Otra nueva "campaña del desierto". Por su parte los indios naturales y autóctonos, comechingones y ranqueles, nada hicieron en el pasado por mejorar este sentimiento. Mejor dicho, hicieron todo lo contrario........................¡Y de pronto Romilio! De pronto un indio, serrano, "guacho" la había conquistado. Había cautivado a la ciudadanía cordobesa. El tuvo como pocos en esta ciudad, los salones más cerrados, abiertos para él. Las casas con puertas más herméticas, en la cerrada sociedad cordobesa, para él siempre abiertas. Sentarse con él acompañándolo un sábado a la mañana en una confitería de moda era todo un espectáculo, pues sus elegantes "madrinas" coquetas y señoriales, acostumbradas a que él fuese la "estrella" de sus eventos, aparecían por todos lados y hasta tenían celos de mí.Alto, esbelto, orgulloso, de finos modales y verbo enjundioso, de alegría contagiosa con la terquedad y la agresividad típica del indio, compensada por su carisma. De movimientos rítmicos, parecía caminar más con los hombros que con el resto del cuerpo. Tuvo amigos y enemigos, sin término medio. Entregaba su adhesión completa cuando respetaba intelectualmente a alguien, y nunca a medias. Yo me sentí protegida por su amistad, por él, por Romilio. Como una protección mágica o tal vez religiosa, yo que soy totalmente arreligiosa.En aquella síntesis misteriosa de su personalidad se fundían la cultura más erudita y occidental, con la magia de la Pachamama, siempre presente. En la biblioteca que tengo ahora en este momento a mi lado -mi biblioteca- hay libros favoritos suyos que él seleccionó para mí, para que yo los leyese con la misma minucia que él: Las Antimemorias de André Malraux, usado y anotado por él y con una bella dedicatoria suya. También Mircea Eliade y Freud. Sus mejores tesoros.Su pintura preciosita buscaba imágenes mágicas telúricas, pero su formación cultural expresábase con un grafismo proveniente de la escuela francesa. Sin embargo su folklorismo mágico, serrano, que evocaba raíces vernáculas se servía de este aporte occidental para manifestarse y describir a la Pachamama como madre-tierra primordial. Era más fuerte en el dibujo que en el color. Cuando dibujaba escribía y cuando escribía pintaba. Sus poesías eran sumas pictóricas... había logrado la síntesis entre la plástica y la poesía. No se separaban ente sí, pues las dos contenían al autor.Este es mi recuerdo de amistad con Romilio, como amigo y hermano de siempre, el cual invitóme a compartir deleites en ese mundo imborrable del alma, que nunca perece. Murió de cirrosis apenas pasados los 30 años, porque la bohemia argentina conlleva muchas noches áticas, escanciadas con buen vino mendocino.Romilio Riberos. Un poeta. Un pintor. Un artista....................................Alejandra Correas Vázquez................................... LA BELLA NEFERTITI....................................... No tenemos partida de nacimiento de Nefertiti y menos aún de defunción. Si las normas exigentes y detallistas de la burocracia egipcia (que fijaba al milímetro la vida de sus faraones y consortes) se hiciesen extensibles a esta reina del Nilo, habría que darla por inexistente. Se desea en estos tiempos, atribuirle un hallazgo nuevo que la determine, pero esto está lejos de ser confirmado. Pues todo lo que trate sobre las personalidades de la revolución de atoniana -los seguidores de Akhenatón, y el Demiurgo Atón- escapa a la convención. La voluntad de todos ellos identificados con su doctrina, era "nacer de nuevo" por entero, tal como lo declararon en su mensaje al mundo. Fue una juventud dorada y pacifista, monoteísta y socialista. Antes de Akhet-Atón tuvieron un nombre y al llegar a esta ciudad nueva edificada por ellos, eligieron otro. El príncipe Amenofis IV transmutó el suyo por el de Akhenatón. Nefertiti su bellísima esposa e inspiradora, llevaba el mejor de los nombres: Nefer en lengua egipcia significa Belleza, Bella, Belle, esa belleza de Nefer-Titi que tanto admiramos y es motivo aún hoy, de inspiración para los estilistas modernos. Titi, según los lectores de jeroglíficos, significa extranjera o llegada de lejos. Han ofrecido una preciosa traducción : "la bella ha llegado". Ella ya estaba desposada con este joven heredero al trono, siendo madre de dos niñas (tendría seis) a una edad adolescente, desde los tiempos del padre de Akhenatón, el célebre Faraón Amenofis III "el Magnífico" (Amenhotep en lengua egipcia). Fue aquel formidable hombre de empresa -un faraón economista- quien puso a uno en el camino del otro. Pero él conocido por su cautela, su sabia administración y gran diplomacia, no habría de imaginar nunca lo que Nefertiti y Akhenatón harían en conjunto más adelante, cambiando todo el futuro. Nefertiti iba a transformase en la personalidad más perseguida de la revolución atoniana, por el fuerte partido opositor tebano. Mucho antes que Akhenatón, ella ya estaba proscripta del escenario político. Cuando el muchacho de 30 años todavía esforzábase por salvar el movimiento "Atoniano", sobre aquel escenario adverso que se mancomunaba en su contra, su hermosa compañera ya había sido condenada al ostracismo. Si muchas de las especulaciones relativas a la personalidad de Nefertiti descansan sobre hipótesis difíciles de comprobar, esta certeza es una demostración que evidencia y define la figura ideológica que ella representaba, dentro de aquella juventud dorada que se jugó el todo por el todo. Es una ley histórica infalible. Todos los períodos de retrocesos y contramovimientos que llevan al estancamiento de la sociedad, al retraso evolutivo, toman como primera medida en forma drástica, la expulsión de la mujer de la vida pública y se la condena a la vida ignorante del gineceo. A su reclusión en el serrallo doméstico, a su aislamiento social y la inferiorización sumisa al hombre, como si ambos hubiesen sido gestados por espermatozoides de diferentes especies, y en úteros de cualidades distintas. La condición de la mujer en el medio donde vive, es una tabla de medida exacta y perfecta para conocer el estado de avance y retroceso de la sociedad. Es decir, diferenciar las épocas de progreso de las épocas de estancamiento. Por ello, como primera víctima del proceso que aplastaría a la revolución atoniana con todo su mensaje panhumanista, Nefertiti fue eliminada de su conducción, que ella encarnaba con talento y cultura dentro del gobierno egipcio. Fue aislada y encerrada en un palacio distante reducida a una vida de gineceo. La condena de Nefertiti fue el peldaño inicial mediante el cual se derrumbaría ese movimiento Atoniano que hablaba de un dios único y creador, de las igualdades raciales y sociales, de la paz entre los pueblos. Nefertiti marcó el destino, diólo vuelta, representó un momento clave iniciando con ello un proceso que a pesar de su adversidad en aquel momento, no habría de decaer ya nunca... Mil trescientos años después Egipto cerrará su historia, nuevamente de la mano de otra mujer muy bella... Cleopatra. También castigada, pero que cambió no solamente la historia egipcia sino asimismo la de Roma, madre de nuestras naciones modernas. Las mujeres romanas después de Cleopatra tendrán por fin protagonismo. Nefertiti es una mujer intemporal. Pertenece a su tiempo tanto como al nuestro. Fue la antorcha del feminismo que al caer, hízose ya muy necesaria. La nación del Nilo buscará en el futuro figuras femeninas fuertes. Pero ella fue castigada por el delito de ser inteligente, culta, progresista, hermosa y mujer. Rescatada del olvido por los arqueólogos, es para nosotros una adquisición de la época moderna. Desprovista de tiempo como ente puro y no condicionado, irradia fuerza real, se manifiesta hoy ante nosotros en forma viva, como si conviviéramos con ella. Los dos tiempos positivos para la existencia de la mujer, con derechos adquiridos y presencia social -el suyo y el nuestro- identifica al movimiento Atoniano con este presente que ahora vivimos. Teniendo en cuenta al arte naturalista que marcó su época, con libertad de expresión para los artistas, alejados por completo del convencionalismo oficial que había regido al arte egipcio por milenios (y éste es uno de los atributos mayores de la ideología atoniana) podemos hoy día mediante un estudio, hacer un análisis psicológico de ella. Del mismo modo que se estudian las psicologías de griegos y romanos, mediante sus retratos. Fue la mujer más retratada de la antigüedad, y por ello llegamos fácilmente hasta nuestra heroína. Observamos que Nefertiti ostenta siempre una sola mirada, una sonrisa tenue y continua, un carácter equilibrado. En su rostro no cabe la incertidumbre. Eran ellos dos como pareja (Nefertiti y Akhenatón) y como joven matrimonio, dos temperamentos disímiles a los que sus retratistas lograron casi "fotografiar". Akhenatón por su parte se revela temperamental, cambiando emocionalmente en forma continua. Sus retratos nos muestran a este muchacho faraón de veinte años, en distintas expresiones, propio de un temperamento emotivo. Fueron ambos dueños de psicologías distintas, pero estaban unidos por un mismo pensamiento, como lo demostraron en su accionar. Ellos llenaron esos espacios vacíos que los diferenciaban por temperamento, por personalidad, agregando pausas y diálogos que es de suponer, fueron muy intensos al aportar distintos elementos, consubstanciándose con aquella gran empresa atoniana que era la razón de sus vidas. Pocas parejas se han dado en la historia real, que lograran una armonía semejante tanto en la ideología como en la espiritualidad. Juntos aparecen en las representaciones de carácter político y privado. Fueron ellos dos los cabezales de un proceso revolucionario que convocó a muchísimos individuos, con sus nombres propios, a pueblos diversos y dispersos, a coterráneos y extranjeros, en pos de un proyecto internacional. . Era una pareja unida en una múltiple alianza que a los 28 años de edad, en pleno apogeo ideológico, en plena actividad Atoniana, habían procreado de su unión 6 hijas, lo que nos da la pauta de un amor verdadero entre ambos jóvenes. Cuando los vemos en las representaciones jugando con sus niñas y paseando con ellas por la ciudad nueva (que habían edificado en sólo dos años) no podemos desestimar aquella camaradería afectiva que ambos manifestaron con tanto alborozo. Una muestra notable de este real amor se encuentra en la estela del año 6, donde el muchacho ideólogo y faraón oficial, exterioriza su emotividad hacia ella, dando muestras de un exquisito cariño a su bella amada, casi sutil, que los reyes pocas veces han manifestado en público : "Verdad es que mi corazón es feliz al lado de la gran esposa real Nefertiti por la gracia de Dios por siempre y eternamente viva en el cuidado del Faraón. Y que la princesita Meritatón y la princesita Maketatón lleguen a adultas en los mimos y cuidados de su madre Nefertiti la Gran Esposa Real" Un esposo amante y un encantador padre. Un hombre de familia, muy moderno. Cuando nos asomamos al proceso atoniano, todo parece de actualidad. En las ceremonias del gran parque solar de esta ciudad nueva de Akhet-Atón, creada para unir a los hombres, ella comparte con su amado las funciones religiosas. Es una pareja de sacerdotes. Además de ello, Nefertiti dirige con los sistros el compás de la música sacra en todo el ceremonial. Su presencia crea un halo de distinción y grandeza. La vemos en los instantes cumbres de aquella arrolladora revolución y su nombre es el alma danzante del proceso. Dijeron los escribas que la conocieron : "Lanza gritos de júbilo quien la oye hablar" Esta sentencia de sus contemporáneos nos habla con claridad de su condición de oradora, en pleno proceso. Lo que no podía faltar dentro del movimiento que ella encabezaba junto a su marido. Vemos además, que sobresalía por su capacidad para transmitir emociones. Su actuación en público iba acompañada de la palabra. La serenidad de su rostro, su sobriedad, la delicadeza altiva de su porte, nos sitúan frente a Nefertiti y aún creemos escucharla. Ser su auditorio. Tenía no hay duda, el encanto de las personas que antes de hablar, meditan hondamente. Su gesto impasible, unido al poder de cautivar a los oyentes, ofrece una faceta sutilísima de su personalidad. Su actividad fue realmente múltiple. Era la oradora que cautivaba al público. La mujer hermosa que inspiraba a los artistas. El espíritu contemplativo que se extasiaba ante la infinitud del Sol Atón, el Círculo (muy semejante al Inti de los Incas). La tierna mamá que acoge y mima a sus niñas en la falda y que las acuesta cariñosamente al lado de su cama. Pues se han encontrado en su casa seis camitas que acompañan en un mismo dormitorio, al lecho matrimonial. Y también la seductora amante que volcaba sobre ella, toda la pasión de un temperamento desbordante como el de Akhenatón. Cuando el mundo de su época la haya proscripto del esquema político, todavía hará sentir el peso de su talento como educadora del príncipe Tutankatón, (quien más adelante será el famoso Tutankamón). El cual esperará despertar en el siglo XX d.C. permaneciendo escondido por 3 milenios en el Valle de los Reyes junto al fabuloso tesoro de esta dinastía XVIII. ...Cuando ya Akhenatón y Nefertiti hayan desaparecido del escenario egipcio haciendo un "mutis por el foro", sin saberse hasta hoy día si ellos fueron al exilio o a la tragedia, donde culminan habitualmente tantos actos panhumanistas, como fue aquel movimiento Atoniano. CÓRDOBA, MITO y MAGIA..........................................El "Puente Centenario" -cuyo nombre nos está señalando un hito histórico en el proceso del tiempo- une el casco céntrico cordobés con el barrio de Alta Córdoba, situado en la zona alta. Es un gran puente de diseño finesecular, el cual, antes de que la barranca ribereña del Río Suquía (conocida como "Bajada del Negrito Muerto") fuese absorbida por una elegante construcción moderna, constituyóse en el espacio panorámico de deleitación visual, elegido por los pintores paisajistas.Fue inaugurado a comienzos del siglo XX, al cumplirse cien años de la independencia argentina, como parte de sus bulliciosos festejos. Ornamentado en aquella ocasión con guirnaldas y serpentinas, más los fuegos de artificio que desde allí se contemplaron. Una ciudadanía entera se dio cita en sus largos barandales de cemento, para contemplar aquellos festejos únicos en su tiempo. A partir de ese día y por varias décadas, iba a transformarse en el apostadero favorito de los pescadores citadinos, sobre un río mucho más caudaloso que el de hoy. Colmado por bravías crecientes donde las aguas rojizas de greda barrancal inundaban las calles cordobesas, arrastrando peces desde la sierra que se diseminaban como un tapiz plateado, sobre el empedrado de las calzadas. Un espectáculo resonante antaño, para esta ciudad estudiantil.Apoyados sobre sus bordes y junto a una finísima vereda hecha para un solo peatón (ampliada en parte por balconetas llenas de niños inquietos) los pescadores veteranos ocasionaban serios inconvenientes en la circulación del puente, sobre el cual pasaba en loca carrera cuesta abajo, un estrepitoso tranvía. Creaban situaciones de verdadero peligro.---"¡Cuidado!"Gritaban los pescadores casi a destiempo, cuando alguna criatura cruzaba temerariamente la calle de "su" puente, al no poder los niños transitar por la veredita que ellos mismos atascaban. Y el tranvía ruidoso de siempre, cuya loca carrera bajaba a toda máquina desde la Estación del Ferrocarril, entraba ya descontrolado en el centro citadino. Atrás suyo los pescadores, luego de comprobar la inexistencia de heridos, volvían a sumergirse en su tarea deportiva y estática.Eran ellos sin saberlo, las últimas reminiscencias de aquellos pioneros andaluces llegados junto con el fundador, Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo (un judío sevillano) "autoexiliado" aquí de la hoguera del Santo Oficio. Quienes luego de perderlo, supieran nueve años después elevar un memorándum a la Real Audiencia de Charcas, para destacar la importancia de la pesca en el Río Suquía, entonces muy caudaloso y navegable : "¡Con peces de una vara de largo!"Como quiera que sea, aunque ningún habitante de las márgenes de este río a comienzos del siglo XX, fuese conciente de su deuda con esos andaluces del siglo XVI (quienes plantaron civilización en medio de tribus nativas indolentes)... lo cierto es que la barranca llamada Bajada del Negrito Muerto con su población vernácula, marginal y folklórica, disociada de la universitaria, debió gran parte de su subsistencia y duración a la fauna ictícola y gratuita de estas aguas providenciales, que cruzaban un desierto de greda.En los años de 1940, la pesca era todavía abundante, sobre el lecho de un río mucho más torrentoso que el de hoy y profetizaba la continuidad de dos décadas más.La barranca defendía su estilo propio de vida, en esa circunstancia perenne y sin prisa, de un tiempo sudamericano olvidado ...¡Mítica y misteriosa Bajada del Negrito Muerto!... donde la historia como tal, habíase detenido.Frente a ella, en la otra margen del río, la ciudad universitaria de Córdoba se extendía y se elevaba. Cruzaba a través del Puente Centenario ese páramo perdido, loteaba sus gredales, construía y la cercaba. La iba lentamente devorando. Consumiendo. Rodeábala con un cinturón de cemento y jardines. La barranca comenzaba ya a deshabitarse, quedando cada vez menos pobladores nativos y menos greda.La árida barranca convivía entonces al límite del medio siglo, con las casas de dos plantas de una clase media alta que comenzaban a emerger en aquel escenario agreste, exhibiendo sus fachadas señoriales. La Bajada del Negrito Muerto, sería reemplazada finalmente por el barrio residencial céntrico que hoy la ocupa (Cofico) cuyo crecimiento rápido en aquellas décadas, produjo un deterioro del clima barrancal en su paisaje, tanto como la exclusión de sus típicos habitantes propios. Cuando el resto de las barrancas cordobesas aún mostraban su hechizo ornamental de inmensas formaciones esculturales de greda, y fue cubierta por la ciudad primero que ninguna otra.En esos años 40 la visión del Río Suquía era todavía ostentosa. La sierra decoraba el gran telón expandido y a la noche, al iluminarse el centro de la ciudad desde la otra orilla sobre una superficie más baja, el paisaje parecía ofrecer una continuidad entre las estrellas celestes y las estrellas terrestres....................................Y nace el mito. Allí, en el momento mismo cuando se encuentran, cuando es edificado el Puente Centenario que unirá a ambas comunidades humanas, sin poder relacionarlas.Se estructuraron los rituales paganos y mágicos al pie de la ciudad universitaria y erudita (apodada "La Docta")... y a espaldas de ella. La urbe crecerá en su derredor y nunca querrá mirarlos, admirarlos o sorprenderse con ellos. La Bajada del Negrito Muerto pervivirá dentro de estos rituales, sobre una barranca mítica, cuyos habitantes vernáculos no tendrán nunca ningún diálogo posible con el citadino intelectual de la Docta, ni la Docta intentará aproximarse a ella.Ajenas una a la otra, en sus dos orillas del Río Suquía, coexistiendo en una muda indiferencia, vivirá cada una su destino. Así como nació la Bajada mítica sin que se supiera cómo, sobrevivirá sin lograr saberse de qué forma. Inmutable al devenir o al progreso. Pero subsistirá mientras subsista la greda, la creciente del río y su fetichismo.Fuera de todo plan de vida, al pie de una ciudad que por el contrario, nació y progresó por un plan prefijado. Esta Bajada del Negrito Muerto poblada al azar (no hay registros de ella en tiempos coloniales) junto a una ciudad universitaria cuyos pobladores en cambio, llegaron ab initio, con un programa especialmente detallado y con un plano ciudadano diseñado por un ingeniero en la oficina del rey.Será la Bajada de Alta Córdoba, un mito en sí misma, sin comunicación con el exterior. Un mundo mágico, conocido sólo por sus actores. La Córdoba del siglo veinte por contraparte, se irá en pos del progreso para hallar un lugar dentro del mundo moderno. Mientras que la Bajada del Negrito Muerto congelará el tiempo, evitando ser tocada por él.Mientras el reloj más se detenga, más largo será su tiempo de vida.Por aquellos años aún se veían en las crestas de la barranca, extrañas procesiones nocturnas que avanzaban en fila de a una, portando luminosas antorchas. Producían un efecto alucinante. Como fuegos de un mundo imaginario, tornado realidad en el barranco mítico. El camino zigzagueante por el cual circulaban entre sinuosos gredales, volvíase diurno en medio de la noche estrellada. La Bajada con sus formas esculturales de greda, recortábase en el firmamento como un gran cuadro mágico.Los habitantes de la clase media alta en esas casas nuevas y señoriales de dos plantas, edificadas en su contorno, asomábanse a los resquicios de sus ventanas para verlos, por curiosidad y asombro. Como también, con la perspectiva de que la sugestión de aquel espectáculo, no los dejase dormir en toda la noche.Y desde allí contemplaban atónitos aquellas figuras portadoras de antorchas, cuyos ropajes veíanse en penumbra, mientras los rostros sobresalían luminosos por los reflejos del fuego. Era una imagen abismal. Muda. Cautivante. Eran dos mundos de herencias irreconciliables, que se observaban a distancia y desde lejos, pero que nunca habrían de incorporarse. Sería el uno o el otro.Los espectadores de las ventanas llevarían para siempre en su retina, perviviente en sus memorias, aquella mágica escenografía nocturna y fantasmal que agigantaba las figuras barrancales. Recrearíanla con los años en el pensamiento del adulto y en su vejez, que llegaríales hacia el final del siglo XX. Y habrían de recordarla con nostalgia como una parte lejana de su juventud pasada. Una vez que el devenir avanzara sin pausa modificando todo aquel entorno, con el crecimiento ciudadano definitivo. Cuando el Río Suquía cedió su caudal a la sed de los citadinos, la greda convirtióse en asfalto y el progreso terminó por borrar finalmente a toda esa mistérica Bajada del Negrito Muerto..........................Alejandra Correas Vázquez LA NUEVA AURORA .............................Omar hizo la primera sonrisa frente a los ojos de su madre y las miradas maternas siguiéronlo, a través de sus primeras palabras y sus primeros pasos. Más tarde aprendió a llamarla con insistencia ante los objetos del mundo que iban despertando su curiosidad. Y era la misma mirada de la madre, que le contestaba, antes de responderle con palabras. Fátima colocábalo sobre unos almohadones de seda damasquina color escarlata, esparcidos sobre el alfombrado persa. La luz penetraba por el ventanal enrejado y él jugaba con ella, tratando de capturarla. Una tarde llegó tambaleante hasta el cortinado color púrpura y con pasos aún zigzagueantes, entró en la sala contigua. Su madre seguíalo por detrás. Una algarabía de voces masculinas sentadas en rueda sobre cojines, saludó al nuevo integrante de esa familia. Muzá levantó a su hijo para presentarlo a sus visitantes, como si el niño ya fuese un caballero granadino en estampa viril Otro día, bajo el sol luminoso de Andalucía, el pequeño transpuso gateando la reja que daba hacia el patio interior, atraído por su claridad. Fátima asustada corrió tras su hijo. La luz que emanaba del patio arrebató las dos figuras ¡y se iluminaron los ojos morunos del pequeñuelo, agitado pero sonriente, recortándose en el marco rosado de las vestiduras translúcidas de su madre! Ella recogió la gasa que la contorneaba y la luz que penetraba por el ventanal en arco, fue dibujando todas las formas de su cuerpo. Juntos entraron en la frondosidad del patio, donde el agua de la fuente describía un mundo de saetas que fundíanse con el aire, como múltiples cristales esparcidos en su derredor. Precipitado sobre ellos en un impulso súbito, Omar vióse de improviso húmedo y frío, profiriendo en lastimero llanto. Un rizo goteábale sobre la frente y su madre comenzó a secarlo, con la gasa transparente de su túnica. El niño se tomaría con fuerza sus largos cabellos ensortijados, mirándola con fijeza.A lo largo de su vida errabunda y agitada, de gran aventurero, recordaría siempre aquellos ojos obscuros, sombreados y penetrantes, con los cuales la morisca le fuera mostrando los colores, los perfumes, los ornatos, las alegrías de una vida que habría de extinguirse para él, al entrar en su séptimo cumpleaños..................................El sol declinó en aquella tarde de Granada, cuya inclemencia de fuego pareciera continuarse con la noche, a pesar del descenso de calor que llegaba suavemente con la brisa nocturna desde la Sierra Nevada. Sobre ese escenario andalusí nutrido por vertientes naturales, que emanan de las rocas donde se levanta la Alhambra, el niño Omar fue transcurriendo sus primeros siete años de vida, bajo los cuidados minuciosos de la mora granadina. ¡Y fue entonces! ... cuando de la tutela materna debía pasar a la paterna, que el horizonte de su existir cambiaría totalmente. Pero no iba a ser en sí misma la lejanía de ella, aislada en el harén entre tules y danzas orientales, la razón principal de este cambio. Sino el doloroso devenir mismo que le aguardaba, y que lo arrastraría para siempre del lugar donde había nacido. Omar había pasado recién su séptimo cumpleaños, cuando su casa se vio arrasada por las tormentas del último combate en la ciudad de Ronda...Y Granada, la capital del reino nazarí, capitulaba en enero de 1492, entregando la Alhambra. ...¡GRANADA! ...........................En los años que siguieron el niño aprendió a errar solo por las calles, con sus vericuetos intrincados y sus largas escaleras en pendientes misteriosas. Recorría una y otra vez ese blanco Albaicín ahora aletargado, entre mezquitas de oro llenas de cruces nuevas y la gran sinagoga granadina erguida en el centro citadino, transformada de repente en catedral cristiana. Aún oíase hablar el mozárabe entre la puerta de Elvira y la de Vivarrambla. Y el niño recorría ese espacio a pie (donde antaño cabalgaba el rey moro en su blanco rocín adornado de turquesas) pero con un oculto deseo de fuga hacia las costas, donde Simbad lo esperaría para transportarlo hacia los mares, en su nave encantada.Su educación paterna fue el tumulto de la época, y de la materna comenzó a olvidarse. Mientras que la mirada de Fátima, aquella mora antaño envuelta en gasas que lo cuidara con ternura oriental en sus primeros años, se extinguió en una noche sombría como ella... ¡Roja de hoguera y negra de Inquisición! Una mano piadosa retiró al niño de aquel lúgubre lugar, donde encapuchados quemaban a su madre, para llevarlo hasta un convento. De allí salió ya muchacho con un nombre distinto : JUAN ... Y fue él uno de los tantos "Juanes" que partieron veinte años después de los puertos españoles rumbo a las Indias lejanas y misteriosas, las Indias que prometían olvido... Olvido... Riquezas... Gloria. ¡Y una Nueva Aurora! ..........................................¿Llegó el olvido? ¿Llegó la Nueva Aurora? ¿Llegó en verdad? ... Se preguntaría a sí mismo más adelante, Juan el Valiente, Juan el conquistador de Indias cuando a su lado una Virgen del Sol le pidiera como pago por su amor, el precio de una vida : la de su hermano, un noble incaico. Un Orejón. Pero la brillante y filosa espada de Juan no supo escucharla. Y brilló aún más en esa noche del incaísmo, tiñéndose de más guerra y de más sangre... ¡Y sangre corrió por las tierras del Inca! ¡Sangre!... por el río Amazonas o Marañón surcado de orilla a orilla. ¡Sangre!... ¡Sangre cuando cayó la cabeza altiva de Gonzalo Pizarro! Sangre en el Cuzco, en la búsqueda incesante de la Ciudad de los Césares, del País de la Sal, del País de las Amazonas... Sangre de años por las tierras sudamericanas, tierra de los hijos solares, la raza vencida. Mientras los obscuros cabellos de Juan, fueron perdiendo su color, hasta encanecerse. Y empalideciéndose el brillo de sus ojos moros, de tal manera que muy lejanamente podía verse a través de ellos al niño Omar, aquel niño que naciera junto a los arcos de la Alhambra..........................Era en el atardecer de una vida, cuando en el atardecer de un día, el conquistador de Indias contemplaba a su hijo mestizo, muy altivo y hermoso, montado en su caballo. --La he encontrado, padre. Quise encontrarla y conocerla ¡Tengo derechos!- le dijo el joven --No te niego tus derechos, hijo ¿Quién tiene y quién no tiene derechos?- expresóle el padre --Tiene derechos el que no tiene culpas- respondióle éste. --¿Y quién tiene las culpas? ...Yo... el conquistador, por cierto.--Padre... soy tu hijo... No te juzgo, te amo. --¡Culpas! ¿Y quién no las tiene? ..Ella... la Virgen del Sol. La virgen sagrada de un pueblo, conquistada y violada. --Padre... no vengo a juzgarte. --¿Y quién tampoco tiene culpas?... La mora que se extinguió toda quemada, bajo las miradas de su niño, en una noche de Granada. --Padre...-- Escúchame ahora, hijo ¿De quién es la culpa de toda esta sangre? De toda la que ha corrido por este imperio y por estas Indias promisorias. --Padre, yo no juzgo a nadie ¡soy un súbdito del Virreinato del Perú y feliz de pertenecer a él!... Pero quise conocer a mi madre. --Sangre, sí, sangre... ¿Quiénes la derramaron? Nosotros los conquistadores- continuó el padre --Padre... yo no te juzgo, pero conocí al fin a mi madre. --¿Y quiénes somos los conquistadores? ¿Qué somos hoy y qué hacemos aquí? ¿Y qué ha sido del reino de Granada donde yo nací?--Padre... llevo tu sangre. --Hijo, escúchame, hasta ahora nunca hemos hablado íntimamente. Mira : tú has nacido en un mundo en construcción. Yo había nacido en un mundo construido. --Padre... construiremos aquí uno nuevo, lo estamos haciendo día a día y nacerán de él muchas naciones. --El mío ya estaba construido. Eso creí en mi infancia y cuando hube de salir de ella, cuando debí recibir el mensaje paterno, mi mundo ya no existía. --Pero ahora existe éste, padre. --Aquélla, sí era mi patria... Y ya no la tengo más. --Padre... ahora tienes ésta, con todo su devenir. --Déjame contarte, es importante para mí. Necesito que me escuches. Nací en el reino nazarita de Granada, era hermoso, lujoso, poético... y ya no te lo puedo describir, quedó demasiado atrás para mí. Luego vi su destrucción, minuciosa, extrema ... ¡Como yo después destruí al Inca! Incluso sin darme cuenta de ello, era un simple soldado que buscaba escapar de mi duelo siguiendo a Simbad. --Olvídalo padre, nada de eso conocí ... Pero quería conocer a mi madre.--Conquisté para un rey que no era el de Granada, para una cruz que no era del Profeta, con un nombre de bautismo que no me lo dio mi madre mora. --Padre... también yo, el hijo de una Ñusta, una princesa inca, una antigua servidora de Inti, una virgen solar, estoy ahora bautizado. --Hijo ...¿Quién fui ayer? ¿Quién soy hoy? ¿Dónde está el olvido y la nueva aurora? Un silencio se expandió sobre las últimas hojas del verano. Padre e hijo mirábanse condolidos, pero ambos seguros de sí.. --¡Aquí está!- señaló el hijo de improviso Y la antigua servidora del Sol, aún altiva, apareció frente a él saliendo de entre los árboles. Eran blancos los cabellos de los dos, blancos como el porqué que los envolvía. Pero eran negros los del hijo mestizo. Y brillantes como la cruz de estrellas que extendíase hacia los caminos del sur, rumbo al Tucumanao, adonde el hijo dirigía ahora su caballo. ¡El, era el olvido y la Nueva Aurora! ..................................Alejandra Correas Vázquez .................................. EL INDIANO................Por Alejandra Correas VázquezI - REGRESO DEL INDIANOJuan de Aguiar pisó las calles de su aldea andaluza después de haber dejado la juventud. Atrás suyo, en un pasado de andanzas incontables, había perdido el mirar ardiente que en otras tiempos le abrieran las rejas, hacia los rostros morunos ocultos tras la cruz conquistadora del cristiano. Juan volvía a la aldea natal con los miembros envejecidos, pero con grandes monedas de oro asomando de sus bolsillos. Una mozuela de aire extraño lo acompañaba, observando con sorpresa, el escenario donde su padre viera la luz. Era su hija. El único recuerdo que aún conservaba de la "Ñusta" doliente -princesa inca- que un día le pidió clemencia para el padre, un noble Orejón, en medio de la azarosa conquista del Perú.Su nombre era Catalina, y ella valía más que el oro de sus bolsillos. Como la melancólica Anac había constituido para el guerrero, un tesoro mayor que muchas victorias de sangre y raptos, por ser lo único que su brazo conquistó sin la violencia. Su reciente pérdida trájole tanto dolor, que Juan resolvió el retorno al solar natal.Hoy volvía viejo, heroico y poderoso, a caminar por las calles que supieron de sus correrías con pies descalzos, de una infancia apartada en el olvido. Sin embargo, un temor incomprensible había invadido al conquistador de Indias, cuando las velas lo empujaron frente a la costa española.Y allí estaba ¡En España!... luego de tantas imposibles aventuras. Después que aquel torrente de sangre llegó a cubrir sus pensamientos hasta llegar casi a ignorarla. Sí. ¡En España! Esa sangre nueva que ahora ocupaba la historia del mundo y que como él, también envejecería.La rústica aldea con su mar, sus pescadores y las viñas, no reflejaban mayores cambios. Sólo una renuncia obligada a los legados árabes y abundantes cruces. La torre del Al-Almoacín se perfilaba en silencio sobre el azul penetrante del cielo. Y las vibraciones de un órgano envolvían las naves de la antigua mezquita.Y esta aldea lo recibió con júbilo, así como lo viera partir con indiferencia. El oro le labró pronta fama y la hija de América, con su principesco origen incásico, lo bañó en misterio. Numerosos amigos saliéronle al encuentro, cuando nadie lo había despedido en su lejana partida.Esta circunstancias hubieran envanecido el espíritu de cualquier aventurero, pero las experiencias de una vida arrojada en manos del azar, habían decepcionado al Indiano. Partió del Cuzco llevando consigo los últimos ímpetus de audacia, pero éstos se eclipsaron frente a los rostros de aquella multitud de amigos inesperados.Una noticia que surgiera con el retraso de los años de ausencia, vino a ensombrecer aún más, las esperanzas de un necesario descanso. Su novia de juventud, la morisca Dajma -de la que partió llevándose la imagen adherida a los recuerdos de hogar- aquella bella mora que escuchó de sus labios mozos la promesa inquebrantable de un regreso... ¡Había sucumbido en plena juventud bajo las llamas inclementes de la Inquisición!Creyó encontrarla con blancas sienes rodeada de numerosos nietos. Pero las llamas de la hoguera habíanla destruido después de su partida. Y mientras deambulaba por la calles de su primera ilusión, recordó fugazmente a la espada invasora que elevó tantas veces, sobre las cabezas color cobre que miraban hacia el dorado Templo del Sol.El terruño supo brindarle la añorada brisa, los frutos morados de sus viñas y la sobra del olivo. Pero sus hombres no eran los que él conociera. Nadie recordaba las risas infantiles de Juan de Aguiar, todos se descubrían ante el paso del Indiano. El conquistador palpó amargamente las bolsas ensangrentadas de sus monedas y se retiró hacia una huerta de los contornos -que adquirió lejos del pueblo- desde donde podía contemplar en lejanía las costas del mar que le recordaban, dolorosamente, toda la historia de su vida.II - LA HIJA DEL INDIANOCuando el músculo del guerrero asentó el primer golpe de la azada sobre la tierra (en compañía de los hombres de labranza que él contratara) adquirió ante los ojos de Catalina el aspecto de un niño. No era un campesino más que quería recordar un tiempo de sencillez olvidada -ya que él ahora tenía suficientes campesinos a su servicio- sino un espíritu nuevo que descubría dentro suyo, facetas casi ignoradas. Lo veía trabajar con el alba, entusiasmado en aprender ese oficio, igual a los escolares deslumbrados ante el trozo de greda sobre la pizarra.Luego ella se alejaba para recorrer estos parajes, adonde le destino había colocado su existencia. Era una extraña muchachita de obscuros cabellos lisos, ojos claros, piel mate, carácter firme y andar callado. Su rostro y su temperamento se forjaron en el cruce de dos razas, durante la agonía de una civilización sudamericana. Observaba con admiración -junto a la aldeana que la acompañaba- el enrejado de las casas con frente blanco, desde donde partía el alegre bullicio de las zambras. Viviendas que mantenían aún el diseño almudéjar, cual filigrana de encaje hecho en yeso, y los exquisitos ornamentos arábigos. Entre las callejas de piedra de artesonado morisco, algunos chiquillos muy pobres correteaban luciendo su rota y escasa vestimenta. Mientras los carruajes de los señores atravesaban el pueblo golpeando sobre el adoquín, las grandes ruedas con remaches de oro reluciente, extraído de los templos americanos. Las costas le obsequiaron un paisaje de paz. Ella pensó que al otro lado del horizonte una quena acompañada de sikus, elevaría su escala de cinco notas sobre el silencio de las ruinas del Inca. Catalina creyó percibirla a través del aire nuevo que la iba envolviendo. Y como un espectro de soledad aquella voz del Incaísmo, fue diluyéndose lentamente, con todo su encanto nostálgico, entre las imágenes del presente. El "jipío" de un cante cubrió de pronto las aguas que bañaban la costanera. Una barca volvía de la mar con su cargamento diario. Las redes se volcaron sobre la arena, mientras las cuerdas de una guitarra entonaban un romance de pescadores. La joven y su acompañante de acercaron. Sus mantillas les cubrían los cabellos protegiéndolos del viento. Aquella tarde Catalina encontró el amor.III - RECUERDOS DEL INDIANODon Juan lo supo. El encuentro llegó a sus oídos, pese al silencio de su hija y de Encarnación (esa mujer que había comenzado a ocupar un lugar de madre, ahora vacío en la casa). La huerta florecía y los durazneros se colmaron de frutos. Llegaron los damascos y las brevas. El higo morado tiñó los campos. Los parrales coloreaban junto a los surcos. El Indiano introdujo aún más sus manos en la tierra.Las noches llegaron en su labranza mientras él rememoraba, tardíamente, aquel afecto de su juventud con el cual trataba de justificar al destino ineludible, que arrancaría a la hija de su lado. No conoció a sus padres, pero se hubiera alejado de ellos. Dajma surgió en su recuerdo como una ilusión imposible.Las ricas habitaciones del moro lo rechazaron. Llevaba los pies descalzos el día en que se cruzó con ella, ataviada de tules y adornada de joyas. Gruesos cortinados color granate separaban a las doncellas árabes, de la sala de recibo. Pero las verjas de los ventanales se abrieron por las noches... Hasta el día en que el opulento morisco las cerró con violencia.El partió a las Indias, y a su regreso tenía los brazos cargados de riquezas. El comerciante moro ya no estaba para admirarlas. La desgracia cayó sobre todos ellos, pero la imagen cubierta en llamas de su primer amor, no le permitió gozar con la venganza. Desde la orilla del mar los aldeanos entonaban las antiguas zambras moriscas. Las blancas cabalgaduras sarracenas persistían. Sus huellas quedaban sobre cada cuerda de una guitarra. O en cada perfil aquilino de ojos sombreados y tupidas cejas negras, que navegara por las barcas de la costa.Pensó nuevamente en su hija, y recordó a la madre que la alumbrara. Fue la encarnación del gran amor, el que acompaña durante años. El bálsamo que surgiera en el camino de su vida, entre el fragor de las contiendas, con una soldadesca victoriosa y envilecida ...Sí... Anac fue la paz en el centro de aquel infierno.IV - DIÁLOGOS Y DUDASAquel día Catalina tomó asiento en la mesa frente al padre. Levaba los cabellos sujetos a la nuca, asomándole a los costados de la cara un par de colgantes de plata. La mantilla era roja, como símbolo a su juventud.-Esos aretes te lucen muy bellos ¿Son regalo suyo? ...digo... ¿de Diego?- le preguntó Don Juan al verlaElla lo miró sin responder.-Hija ... quiero tu felicidad. No me mires con dureza, que yo no voy a interponerme en tu destino- la voz del padre intentaba ser persuasiva-Todo lo que me llega de él es bello. Trae la hermosura de una vida laboriosa.-¿Es sincero? ¿Te conoció después de verte a mi lado? ¿O se llegó a ti en forma espontánea?- sus ojos se cruzaban en alerta-¿Por qué desconfías? ¿Por qué piensas que todos los habitantes de tu aldea natal, son codiciosos de ti al saludarte? No has permitido que nadie, desde nuestra llegada aquí, te abra su amistad. Diego tiene la sinceridad del hombre de trabajo. El único que puede honrar su nombre de varón. El que forjará un hogar estable.El viejo guerrero se irguió de un salto sobre su asiento. Para recostarse nuevamente con lentitud.-Catalina ... tu infancia se desarrolló en medio de borrascas. Pero debes saber que en el mundo que conocieron mis días no supe de descanso. Para que perdure un hogar no basta la labor, deben perdurar las vidas. El pescador acecha la suya contra una fuerza superior a la humana, los soldados exponemos la vida hombre contra hombre. Las posibilidades llevan igual parte. El mar es una guerra contra la naturaleza.-No me espanta, padre. Lo que está determinado será siempre invariable, pero la mutua fe, no habrá de morir nunca por ello- la hija había perdido su dureza del comienzo, tratando de hacerse comprender Un lento silencio inundó la habitación. Sobre la mesa estaba servido el almuerzo. Las verduras de la huerta propia, cubrían la fuente como un mensaje de armonía.-¿Puede Diego darte un presente como éste, logrado con mis manos, después de una vida de agitaciones sin cuenta? ... ¿O espera lograr su barca propia con la ayuda de mi bolsa de conquista?-¡Don Juan!- intervino Encarnación con alarma -Vuesa Merced, lo conozco a usted desde niño. Yo era mozuela cuando veíalo detenerse frente a una reja, desde donde partían al abrirse esencias delicadas de los más variados perfumes. Si las puertas lujosas de aquel padre hubiesen dejado transponer sus pies descalzos, ofreciéndole entonces en obsequio, los borceguíes que sobraban en su tienda... no hubiera usted partido para Indias.-No... Todo es pasado en mi vida, pero esta niña es mi presente ...No... No puedo ser dogmático. Los rincones más apartados de mi deambular, denunciarían la falsía. Miró de frente a su hija, y con suavidad extraña en él, continuó hablándole pero ya cambiado de tono.-Temo por tu futuro Catalina o tal vez por mi propia existencia. El reposo me es duro. No estaba preparado para él. En la vigilia las circunstancias son mucho más llevaderas.-El que ama, padre, da sus homenajes a la amada.-¿Crees que me fue fácil preservar la vida de aquel anciano Orejón, frente a la furia sedienta de mis camaradas? Un solo luchador muerto representa, no un odio de enemigos, sino una defensa al pavor detrás de la victoria. Al protegerlo conquisté el amor. Fue un acto instintivo del que no podía substraerme ¡Era el llamado de la vida!-Y aquel reconocimiento de mi madre pudo ser también sumisión al vencedor... ¡La derrota sobrevino violentamente!- Catalina deseaba abandonar el diálogo -El amor no se engaña, hija mía, aunque se presente en situaciones dramáticas. Luego llega la convivencia donde se prueban los sentimientos. ¡Piénsalo! ...Piénsalo mucho... La tierra donde hemos anclado, Catalina, tiene para ti la magia de los opuestos. Al lado de Anac me introduje en el misticismo de su raza, en la educación principesca de una Ñusta, hija de un Orejón. Tú en cambio, descubres acá la sangre vivaz y salerosa de una aldea donde se nos mira con codicia.-Padre ... descansemos, llega la siesta.La niña lo miraba sombríamente. Sus ojos claros heredaban el color y la severidad de su padre, sus rasgos alargados la serenidad de su madre. Mientras que su atavío de aldeana rica, brindábale una alegría nueva y desconocida.-Escúchame un momento. Quise a tu madre más que a nadie. Hubiera deseado traerla conmigo y juntos en esta vejez, cultivaríamos las flores. Mira la huerta... todo germina. Pero estoy solo, y a tu lado más solo que con nadie. Es natural, hasta humano.-El primer amor también te hubiera acompañado- expresóle la niña motivada por la emoción-¡Quizás! ...Junto a aquella morisca viví las horas de mi juventud y mis recuerdos son fe, de que las oposiciones paternas no logran sus razones. Pero mi providencia era otra, y a mi regreso no venía en su busca. La historia me relató un drama inesperado. Algunas veces, meditando, llegué a imaginar qué hubiera sido de mí, al lado suyo ... Tal vez perecer en las mismas llamas. -¡Don Juan!- volvió a intervenir Encarnación con angustia -Vuesa Merced ... ¿Ha perdido la fe en nuestras creencias cristianas?-Señora, la Fe de un hombre y una mujer, es la suma de dos Feés. Como el amor, es la suma de dos almas. Hija... allí está el hogar.Juan de Aguiar levantóse más sereno. Un calor espeso cubría la naturaleza.-Tal vez llueva ¡Ave María Purísima!- exclamó la vieja cerrando las ventanasV - ENCUENTRO NOCTURNOLa tormenta arrasó con furia las costas elegidas como descanso por el Indiano. Un silbido continuo unió los días con las noches. El padre recobraba con ello la paz. Catalina permaneció en la casa sin salir durante una semana.Cuando el cielo comenzó a despejarse, él volvió a la huerta junto con sus labriegos. Y mientras cosechaba los primeros tubérculos, vio a las dos mujeres que descendían por el camino.-¡Hija! ¿A dónde vas?- la llamó así saliendo al camino agitado-Padre ¿Qué te ocurre? Salgo a caminar un poco, nada más.-¡Regresa pronto!- luego volvió a su trabajo de hortelano, con la inquietud de los días pasadosLas tardes se sucedieron semejantes entre sí. La mar no volvió a encresparse y la niña continuó con sus paseos. Los ojos del progenitor no se apartaban de ella. El grito de las batallas era un recuerdo generoso frente a su angustia. En el saludo de cada aldeano creía entrever una mueca interesada en el brillo de sus riquezas.-Debes volver temprano, Catalina- le insistía él diariamenteLa joven se alejó una tarde en que el cielo comenzaba a nublarse. Encarnación la acompañaba como siempre. Luego de despedirse el padre sentóse en la huerta contemplando el horizonte, una vez que sus hombres de labor se hubieron retirado en busca del descanso. Una ráfaga comenzó a soplar despejando las amenazas de lluvia. Cayó la noche. Catalina no regresaba.Don Juan salió al camino con una lámpara en la mano. Algunas barcas retornaban tardíamente alumbrándose con faroles. Los pescadores no cesaban de cantar.-¡Cállense!- la angustia lo envolvía Una figura obscura de vestiduras largas se interpuso en su paso. Sorprendido, reconoció en él a un sacerdote.-¿A dónde vas Indiano?-¡Mi hija! ... ¡Me la han llevado!- contestóle él casi gritando-Nadie te la ha llevado. Está esperándote en la iglesia y vengo a pedirla en matrimonio.-¿Cómo? ¿Y me deja así de improviso?- le dijo Don Juan muy sorprendido-¿La has bautizado?- le preguntó el otro-Sí, padre, como en toda familia cristiana.-¿Y no pensaste que al bautizarla le dabas tú la libertad consciente de sus actos? ¿La desligabas de tu sino? ¿Qué crees del bautismo?-Quizás... sea la introducción de algo que yo nunca he comprendido.-O no lo intentaste comprender ¿Y la cruz que llevaste atravesando los mares?- preguntóleEl religioso se acercó junto a la lámpara. Un perro lo acompañaba. La noche avanzando hacía más útil la luz en el diálogo.-Las insignias de los invasores son una daga de contienda- reflexionó el Indiano-¿La Cruz?-Padre ...¿Qué quiere de mí?... ¿Dónde está Catalina?- insistió fastidiado-En la capilla a la que nunca te acercas. Quiero antes hablar contigo ¿Qué piensas del mensaje del Amor?-El Amor... El Amor pasó por mi vida. Es algo personal, tal vez una egolatría o una armonía. Aquel Amor sublime quedó con su mensajero en las arenas donde viviera. Los guerreros comprendemos otros mensajes de la suerte- calló un momento-Depende cómo se haya vivido. Escúchame Indiano, conozco a Diego desde hace muchos años. Quiero hablarte de ellos- meditò un momentoEl silencio aceleraba la noche. La obscuridad invadía las costas. Don Juan levantó la luz para continuar el diálogo y se encontró con un rostro asombrosamente familiar.-¿Quién eres tú?- le preguntó casi con terror-¿Quién soy? ¿Te asombro? Mi rostro es casi el tuyo, un poco más joven ¿Recuerdas a la mora Dajma? Fue mi madre y me alumbró de ti. VI - EL HIJO DEL INDIANOLa nueva sorpresa le inundó el alma, y una tranquilidad extraña lo fue envolviendo. Posó una mano sobre el brazo del otro.-¿Tú? ... Dajma ... No ... No me hables por un momento- luego se dirigió a él con energía -¿Y porqué estas ropas cristianas? ¡Invoco su recuerdo y te pregunto porqué!-¡Paz! Yo hallé la paz. Lo que he encontrado ha sido el fruto de un largo esfuerzo, y mis horas de meditación continúan. Más que a una religión me dirijo a un Creador. Ya voy percibiéndolo en la soledad de mi capilla, y cualquier peregrino puede buscarlo en los más distantes rincones.-¿Por qué elegiste este camino?-Mi senda fue la mística ¿Para qué cruzar el Estrecho en busca de un sendero hacia la Meca? Son distintas palabras. Las religiones existieron siempre, una nueva civilización cambia el idioma de los pueblos. La Religión Eterna adopta su nuevo rótulo, pero dentro de ella es la misma. La que nunca murió.-¿Y cuál es tu profeta?-Los Maestros se suceden. No nos hablan de ellos, sino de sus creencias. Hablan al hombre. Los sacerdotes llegan y los adoptan, agregándolos a su religión. Es una historia trágica. El místico no piensa en ella. No predica a los otros. Se nutre a sí mismo... Aquí estoy yo, padre Indiano.-Te percibo.Don Juan entró en un mutismo espeso como la noche. Un silencio intenso que envolvió al padre y al hijo. El silencio del tiempo que trajo la distancia, donde ambas rutas imposible antaño de reunir, eran en esta noche, una sola.-¿Crees en un Dios? ¿Tienes un Dios que te alumbre?- volvió a preguntarle el sacerdote-Tal vez muchos... Como los antiguos habitantes de esta península española. Su protección me preservó la vida en aquellas selvas sangrientas. El Amor de un antiguo Maestro del desierto estuvo siempre lejos de nosotros. Creo que tuve muchos. Hoy no me queda ninguno- Don Juan bajó la lámpara-¿Pero piensas en algo imponderable, en una luz poderosa? ¿En alguien?- el religioso acercóse aún más al Indiano, casi con inquietud-Tal vez ...en el Sol... Bajo su nombre transcurrieron las circunstancias de mi vida. Tuve una mujer que cerró sus ojos dejándome una hija. Mis manos se cubrieron de ricos metales. El Sol estaba en cada rincón de aquellos reinos hablándonos de su pasado, que era nuestra gloria presente- callóse de improviso-Sigue. Es muy importante para ti.-Cuando en la orgía de una noche invadimos su casa, nos iluminó desde el inmenso disco de oro que simbolizaba su imagen. Alcancé a tocarlo en uno de sus extremos, y una vibración mayor que la del mineral penetró por mi cuerpo. Era la vibración de mi propio destino. Mi suerte estaba sellada. Sería para siempre un Indiano devastador que había ligado mi sangre a su historia.-¿Te tocó él con su mano?-El Imponderable bajó hasta mí una sola vez, sobre las cumbres de nieve que nos llevaron hasta el reino de Arauco. Y allí, entre las ariscas cortantes andinas el hielo eterno me habló en su lenguaje, y mi espada se transformó en una araña. Los tentáculos llevaban la amenaza del veneno, pero nunca tendrían el poderío del Constructor. Luego, al descender por las laderas lo perdí de vista. Hoy es un día de luz, creo verlo detrás de tus ojos. El perro del religioso comenzó a girar entre ambos, mientras ellos en silencio se comunicaban. -Mis ojos están ocultos ahora en la niebla nocturna- expresóle el hijo-La noche parece más cerca de la vida. Durante mis andanzas, el tumulto de las guerras cubrió por completo las horas que el día me daba. La cruz del Amor para el hombre, era en mis manos un arma de batalla.-¿Y el amor que abandonaste en estas costas?-¡Aquel Amor! ... -Sí, aquél que me procreó.-Lo llevé siempre conmigo... Durante una tarde escondidos en una gruta, mientras acechábamos el momento preciso para huir del cerco que unos nativos nos tendieran cerca de Nazca, varios de mis compañeros en un extremo obscuro elevaban en susurro casi silencioso, una plegaria. Me acerqué sigiloso para unirme a ellos, y reconocí con espanto, los versículos inconfundibles de la lengua árabe que escuchara en mi juventud. -Puedo recitarlos aún, los aprendí en mi infancia.-Aquellos conversos perdieron su máscara ante mí. Pero al caer de improviso la noche pudiendo escapar en la tiniebla sin ser vistos, la imagen de Dajma inundó el aire a mi alrededor ¡Y pensé que ella recitaba esa invocación extraída del Corán para protegerme! ... Pero Dajma ya no estaba con nosotros y yo no lo sabía.-Ella te protegía a través de ellos, no tengas dudas. VII - I N T I H U A S I-No te fatigues- le dijo el religioso -La excitación es mala a tus años. Tómate de mi brazo. Tu hija te espera en la capilla ... ¿Me acompañas, padre Indiano?Don Juan de Aguiar pasóse la mano por la cabeza. La noche era completa en su obscuridad. El cielo despejado estaba muy lleno de estrellas. Y el guerrero junto al hijo ignorado, en silencio emprendieron el camino hacia la iglesia.-Mira... Tu Sol nos alumbrará mañana con un esplendor radiante- le dijo el místicoCaminaban silenciosamente, mientras él llevaba la sensación de un anciano que ha completado todos los pasos de su vida. La brisa recogía el aroma de las viñas para extenderla sobre el camino. Las conchillas de la costa confundían su fuerte fragancia con el fruto dulce del duraznero.La noche intensa, abierta y diamantina, auguraba un día siguiente luminoso. Y al contemplar aquel telón nocturno salpicado de estrellas, tuvo para sí una evocación nostálgica. La cual hízole retrotraer su pensamiento en forma nítida, hacia aquella Cruz del Sur bajo cuyo esplendor transcurrieron sus andanzas, por los caminos de Indias ... Y que él ya nunca más vería.Cuando la esfera solar reapareciese nuevamente, el astro rey en su ropaje dorado de Inti, posaría otra vez sus cálidos rayos de norte a sur sobre los hombres, iluminando su casa terrestre. Su Intihuasi.Más adelante -pensó- los nietos invadirían la huerta de su retiro, en busca de la fruta madura.------------FIN--------------- LA FARAONA RUBIA Y LA HORDA SALVAJE .................................... (Egipto - Dinastía XVIII) por Alejandra Correas Vázquez El faraón Tuthmosis IV tenía veinte años cuando recibió la Doble Corona (la roja del norte y la blanca del sur) haciéndose cargo del Faraonato, al que él iba a transmutar por completo. Y lo hizo con el fuego de su juventud, recibiendo un país de Egipto que era un ejército enardecido y en movimiento dedicado a la conquista. Los países vecinos sufrían su opresión. Pero él habría de cambiarles este concepto, haciendo dos viajes uno hacia medio oriente (semítico) y otro hacia el sur (africano) para volver a su regreso cubierto con pactos de paz, que ya no se alterarían por todo un siglo. Esta fue la primera “Pax Octaviana” de la historia. Podemos imaginarnos al esbelto y refinado monarca recién llegado al trono de Egipto, acampando entre feroces guerreros que hacían temblar desde hacía medio siglo a todas las naciones de su época. Tal como Marco Aurelio escribía tratados de filosofía en su carpa de campaña, al frente de los ejércitos romanos. Pero Tuthmosis IV tuvo una suerte mucho mayor, pues impuso su personalidad sensible a todo el mundo de su época. Hay que destacar ante todo, su profunda capacidad diplomática, que fue la llave de su triunfo. Detener una maquinaria de guerra es más difícil que montarla. Como lo comprobarían más adelante los césares romanos Augusto y Adriano, en sus proyectos de paz y las dificultades que debieron soslayar. Fue así que la nación egipcia puesta en pie de guerra... ¡bajó sus armas y propuso la paz!.. La forma inmediata como esta paz se produjo demuestra que lo hizo con firmeza. Que tenía un carácter resuelto y aplomado, como todo intelectual. Y ante todo, que sabía hacerse obedecer. Poseía capacidad de convicción sobre propios y ajenos. El dulce faraón Tuthmosis IV, de delicado rostro, tenía una sola palabra y cuando estaba convencido de ella, de su razón, de su justicia, de su Maat, era inamovible. Indoblegable ante una decisión tomada. Se desprende ello, al observar el hecho de que su programa no tuvo retrocesos. Ni altos ni bajos. El pueblo alejado de los cuarteles retorna al taller y a los campos de labranza abandonados, en busca de prosperidad. …¡A producir!… ha dicho el joven faraón con firme convicción. Tal como actuó con la Paz, con otro rápido giro logró que sus compatriotas pusiéranse manos a la obra. Era ya tiempo y había prisa. Hay siempre mucha prisa en Tuthmosis IV. Los maestros artesanos reciben nuevos discípulos y el trigo inunda la tierra fértil de las crecientes. Aquella numerosa masa de gente que ahora resta desocupada —al desintegrarse el ejército conquistador— tiene que ser utilizada en un tiempo breve. El comercio internacional se pone en marcha a toda prisa. El país del Nilo debe colocar en el mercado ese exceso de productos que ahora produce, con esta nueva sobreabundancia de obreros. ¡¡Pero nuevos acontecimientos políticos, imprevistos, salieron a su encuentro!... Pues ahora encontrábanse los egipcios, junto con este paladín del pacifismo, que ellos habían dejado de ser los agresores, para enfrentarse ante el peligro inminente de invasión por un pueblo bárbaro : …¡Mitannia!... Mitannia... Una tribu nómade que ocupaba un lugar recientemente invadido por ellos, como una toldería ranquel. Y este peligro amenazaba en común a todos. A los hombres del Nilo tanto como a los del Medio Oriente. La invasión. El saqueo. Los incendios. La hordas arias que ya destruyeron la civilización de Sumeria en el año 2.006 a. C. avanzan ahora sin piedad dejando a su paso la desolación. Es el “Malón” indio patagónico, tal como lo conocimos en Argentina en el Siglo XIX (cono sur sudamericano) que destruyó ciudades quemándolas …¡Y allí están!... Son los mismos en herencia de milenios. El salvaje siempre es igual y no respeta trabajo ni orden, aunque tenga otro color de piel. Los maloneros argentinos tenían la piel obscura. Pero los mitanios son arios, muy blancos y de ojos claros, como los bárbaros que invadieron Roma. Son ellos… Los bárbaros depredadores al igual que los temibles caciques patagónicos de Argentina : Pincén, Calfulcurá, Chancaní, Saldán, Catriel, Namuncurá, que eran primitivos y morochos, piel obscura …Pero… los mitannios en cambio ¡Son rubios! De bellísimos ojos celestes, piel rosada y manos blanquísimas. Sus mujeres, feroces y salvajes valquirias, tienen una belleza deslumbrante. Los maloneros de Mitannia no dejan la hierba crecer a su paso, y cuando en el futuro (dentro de un siglo más) avancen sobre las civilizaciones del Valle del Indo, destruirán las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Hablan el idioma persa. No saben vestirse ni lavarse. Cuatrerean simplemente, como Pincén o Saldán. Pero con la ferocidad de los primeros malones. ¡No! … El joven Tuthmosis IV no ama la guerra y desea terminar con ella. Suprimirla. Pero los feroces guerreros arios de Mitannia avanzan hacia él con premura y sin tregua. Poderosos en su orgullo de maloneros triunfantes, los mitanios sonríen ante la vista de Egipto. conscientes de su superioridad bélica, frente a un Egipto ahora pacifista... Tuthmosis piensa. Sus esperanzas pueden esfumarse como una bruma. El anhela demostrar a los testigos de su época y a los espectadores del futuro, que los hombres pueden progresar, gozar, enriquecerse, cosechar, construir, prosperar y amar; viviendo en una coordinación equilibrada. Este monarca—un muchacho— tiene la edad de los remeros, de los bailarines, de los acróbatas, de los aprendices Pero él ha asumido responsabilidades mucho mayores a todos ellos juntos. Ha renunciado a su propia juventud, como tal, para vivir otra juventud, la juventud de una propuesta. Tuthmosis IV no está dispuesto ahora, cuando se han logrado tantos avances en materia internacional, retroceder y caer en el juego de los belicistas. Pero en esta encrucijada, nada parecía posible para hacer desistir a estos maloneros mitannios de invadir Egipto. Presa ansiada a la que ellos veían fácil de lograr y que realmente les interesaba saquear… No pudiendo hacerlos retroceder y viendo el violento proceso que avanzaba en forma inevitable, Tutmosis IV va a salir a su encuentro... Y forjará un nuevo e increíble concepto : Dueño del poder actual de Egipto, sorteará esta amenaza con un pase genial… ¡Tanto como inesperado! ¡Transformar a Mitannia, culturizándola, en su aliado político! Sólo hombres de mucha garra política pueden concebir un juego diplomático de esta naturaleza. El salvajismo de Mitannia radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto al joven faraón Tuthmosis. Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por “Kukuli, del país de Mitanni”. Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época, son creaciones suyas. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: “Yelmo”, por ejemplo. No era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes de renunciar al botín. Pero el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los habitantes orientales de la “media luna fértil”, esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona… Y lo hizo… Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia …¡Y Tuthmosis IV iba a cumplirlo! Como clave de todo este proceso, el cual habría de sellar el pacifismo largamente aguardado en forma efectiva, figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitannia (peligroso pueblo bárbaro ario y precultural). Ello involucraba lograr la Paz para la civilización, un devenir lleno de esperanzas.. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe juvenil. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su sello propio. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia con audacia. Con ello violaba el principio de preservación genética y racial del Faraonato… La obligación faraónica (verdadero tabú) que obligaba al faraón al “Incesto Real” (también practicado por el Incaísmo) para preservar la especie dinástica faraónica. Cometió un verdadero pecado….¡Pero salvó a Egipto! El rey Artatama de Mitannia se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero —dicen las crónicas mitannias—no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con sus presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros arios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia. Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza —la aria— que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. Brillo cultural del cual todavía hoy dependemos. Esto es: la civilización occidental. Consultó el gran cacique mitannio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el …“Sí”… Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia …¡La Faraona rubia!... Mutemuia…Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. El matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. Es el empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando… ¡Porque hay que salvar a Egipto! Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma... Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. ...Así era Mutemuia: blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo faraón Tuthmosis IV. La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, coloreaba con su estampa vigorosa esa corte amante de los ornatos. Y a su lado Tuthmosis: morocho, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida …¡Y recién llegada de la toldería! Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del joven faraón y atrajo por completo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Y esto aparece con claridad en las figuras del arte naturalista de sus artistas. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis que por entonces tenía veinte años vibrantes de juventud, y educado para la estética, inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos. Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol y ojos de cielo... Eso sí… luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia. Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una “prima donna” asombraba. Por el contrario todas las tradiciones arias nos hablan siempre del Bel Canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los “cantos de guerra”, son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia …la Faraona Rubia.. Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo el famoso faraón Amenofis III llamado “El Magnífico” (padre de Akhenatón) se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras. Había llegado a Egipto en el momento preciso en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo : “Con su voz hace feliz al mismo Dios”. .....................oooooooooooooo....................... LA NIEBLA oooooo Novela por Alejandra Correas Vázquez (Un Fresco Cordobés Década del 70) 2014OooooooooO F O R M A S oooooFormas aéreas, cual formas fantasmales. Como formas de un tiempo ido entre la bruma, evadiéndose en esta mañana hacia diversos destinos del tiempo citadino. Son formas fantasmales divisándose bajo el empañado vidrio de una ventana donde la amada espera. Formas que se pierden hacia la lontananza, en calles cubiertas de ceniza, por donde pasó arrasante la violencia citadina, cuando se saturó el espacio de pólvora y granizo. Son formas que se esfuman como las "ánimas penando" ...en las tradiciones criollas. Formas sutiles girando en derredor de ella, con su rostro angustiado y extático, en la vana espera de su amado. Anhelando el retorno ya imposible de su amado. Formas que delinean en su mente el rostro del hombre que ella aguarda, perdido en aquel laberinto de caos y ceniza, que ya no lo devolverá a la vida. Son formas que la acompañan en esa inútil espera, y apoyada siempre, cual estatua de mármol inmutable, Sobre esa ventana empañada por la niebla. 1 - DESAYUNO ooooooo Aquella mañana los pies presurosos de la sobrina repercutieron sobre las paredes de la planta baja, al descender por la escalera. Un silencio desacostumbrado envolvía la casas. -"¿Y los niños? ¿Todavía no se han levantado?" -"Están en la cama, no los quise despertar. Hoy no irán a la escuela"- contestó la tía -"¿Por qué tus niños no irán a la escuela? Convendría que descansaras luego de pasar esta noche en desvelo". No le contestó. Su respuesta fue un gesto indefinido con la cabeza. Puso una pava enlozada sobre la hornalla, moviendo con la otra mano la manijilla del gas. Vertió agua caliente en el mate y cuando estuvo espumoso, comenzó a sorberlo por su bombilla de plata. La sobrina volcó leche hirviente sobre una taza y agrególe chocolate en polvo, mientras buscaba la azucarera para endulzarla con dos cucharadas. Luego apagó el gas y tomó asiento al lado de su tía. Ambas miraron hacia la ventana. Algunos escolares dirigíanse a clase tiñendo la calle como luces de amanecer, al deslizarse por la vereda con sus delantales blancos. Escenario neblinoso. El sol demoraba su presencia, volviendo indefinidas las facciones de los niños. Conversaban animadamente entre ellos, dibujando en la Niebla una nube de vapor tras cada palabra. Otros, de paso pausado, caminaban envueltos en gruesas bufandas. -"¡Yo insisto!"- expresó con fuerza la sobrina -"Sería mejor que los niños vinieran conmigo hacia la escuela, como siempre, pues ellos no te dejarán un momento de reposo ¿Qué te ocurre? ¿Por qué esa pena? ¿Acaso te ha sorprendido?" -"Niña... una vida de dos, no siempre es fácil comprender, desde afuera"- contestóle su tía -"¿Vida de dos? Llevo tres años viviendo en tu casa y siempre hemos estado solas, como dos madres de estos niños sin padre ¡Vida de dos! ¿Acaso te refieres a la nuestra?" -"No ... Creo que has entendido bien mi pena" -"Tía, comprendo que los niños te hagan falta en este día de sentimientos solitarios, pero no acepto la tristeza que esta mañana nos envuelve" -"Niña, deberías ir sabiéndolo desde ya: En la historia de una pareja, las confidencias de sus actores son siempre incompletas ¡Es el gran teatro de la vida! Cuando el intérprete equivoca el pasaje de un drama, cierra los ojos y luego de la función acude a su memoria, recordando el recitado completo que debió ofrendar a su público. Pero en la vida real no puede corregirse para la siguiente función ¡No la hay!" -"Tía, no aspiro a ser tu público sino tu amiga"- le observó la sobrina -"Me llevas pocos años y te recuerdo con claridad. El día que entraste en nuestra casa traías un juguete en la mano. Era para mí" -"Era el primer día, del primer mes, del primer año de esta década que ahora termina ¡La media tarde del nuevo año!"- evocó la tía -"Ahora estamos en el último año de la misma década y todo ha cambiado demasiado"- acentuó la sobrina -"Es cierto, niña. Ya no estamos los mismos y no vivimos de la misma manera, ni en los mismos sitios" -"Mi infancia feliz de aquel momento se trocó en tragedia, dando a mi juventud actual un hálito de madurez prematura. Pero hoy tía, me creo la persona mayor de esta casa y creo que voy a regalarte pronto, un juguete" -"Exageras..." La sobrina giraba su cuchara dentro de la taza con chocolate, produciendo aros sucesivos. Su rostro trataba de reflejarse sobre aquel líquido, pero los círculos rompían el esbozo. Como espejo roto de los actores que pierden su imagen. O no pueden formarla.-"¿Te has dado cuenta que aún no tienes treinta años?"- insistió nuevamente la sobrina -"Ultimamente ya ni lo pienso"- contestóle su tía -"¿Has pensado que yo no he cumplido todavía veinte? ...Pero nos hemos cargado con todos los años que él no quiso llevar consigo". -"Esa es una observación muy dura, niña". -"Hoy está muerto ¿Qué lo empujó hacia la violencia? Con esa discusión, ese enfrentamiento..." -"Su juventud y la de su tiempo, hace una década". -"El quería imponerse por medios violentos, pero sin medir sus ideas en el campo del diálogo ¿Qué lo hizo entrar allí? ¿Quiénes?" -"¿Qué? ¿Quién? ¡Quizás todos nosotros!"- expresó exaltada la tía -"¡No yo!"- defendióse la sobrina -"No, eras demasiado pequeña. Un juguete como aquél que te llevé de regalo, hace ya diez años..." -"Entonces ¿Por qué eligió ese camino? Tenía una familia protectora. Una Universidad destacada ¿Por qué fue?" -"Detrás de la vida familiar, en la calle, hay otra vida. Entre los estudiantes, como él era entonces, se produce un contagio colectivo ¿No te lo dice tu juventud?" -"Existen núcleos de insatisfechos. Pero no me arrasan como a él. No estoy dispuesta a repetir su escena. Voy a la Universidad en busca de lograr una profesión, como ha sido siempre en esta ciudad. La medicina para seguir el camino de mi padre. Y me esfuerzo en ello"- dijo la jovencita con energía -"Perteneces a otra generación, niña, pues han pasado diez años". -"Quiero adornos en las calles. Luces. Colores. Una ciudad que brille. Todo cuánto él desechó a mí me atrae y trato de lograrlo ¡Soy de otra generación! Pues nos colmó de dolor la suya. Nos agotó. Tuvimos una infancia y una adolescencia difícil por causa de la generación del 70"- expresó vehemente la sobrina -"Una juventud se adorna, pero las angustias navegan bajo sus collares. Estás más cerca suyo quizás de lo crees". -"¡Juventud divino tesoro!" -"También lo fue en aquel tiempo"- aclaró la tía -"Pero para que él nunca saliese de ella, de ese mito poético, de esa juventud imperiosa y exaltada que lo arrebataba al extremo ¡De sus veinte años ilímites! ...Yo, su sobrina, tuve que madurar en forma precoz. Jugarme. Trasladarme y vivir en tu casa. Imponer tu protección a mi familia, la que era de él, y él olvidó por principios que no juzgaremos más en adelante, porque hoy está todo concluido. Al menos para mí"- concluyó la chica -"Dura y taxativa, como es esta nueva generación" -"Te equivocas tía, soy reflexiva. Fui yo quien en ese momento pensó en tus hijos, que eran los suyos, y que él abandonó para correr detrás de un albur de violencia. Pues cuando los demás dudaron... ¡Yo contemplé mi juguete! Aquél que un primer día, de un primer año, me habías regalado". -"Sin embargo no pensamos en él"- acotó la tía -"Sí, lo pensamos. Sí, de otra manera. Te retuvimos junto a nosotros y conservamos a sus hijos, gurises que apenas gateaban. De otro modo te hubieras vuelto a Jujuy dejando Córdoba, dejándonos a nosotros, y perdiendo todo lo de él ¿Y qué hubiera hecho tu familia viéndote regresar al norte sin concluir tus estudios, y como esposa de un guerrillero sin paradero fijo?" -"Me había pedido que lo siguiera..." -"¿Y los niños? ¿Y la ropa? ¿Y la escuela? ¿Era acaso posible alimentarlos con pólvora?" La tía apartó a un lado el desayuno de la sobrina que habíase enfriado, sin ella tomarlo. Y levantóse encendiendo el gas para volver a entibiarlo. Puso su rostro contra la ventana cuyos vidrios hallábanse empañados a causa de la Niebla. Figuras de niños en uniforme escolar, muy blanco, desaparecían con una ligereza fantasmal, bajo el manto blanquecino que cubría la ciudad de Córdoba en esa mañana de agosto. Una obscuridad penetrante envolvía la atmósfera en aquella primera hora de la mañana, como impidiendo el avance del día. El blanco relieve de La Cañada orientaba a los caminantes, con sus formas sinuosas y serpentinas, mostrando un paisaje de piedras blancas, delantales blanquísimos y nubosidad. Formas aéreas como formas fantasmales. Como las ánimas penando de las tradiciones criollas. Como un ánima que sin duda en aquel momento rondaba esa ventana, empañada de Niebla, donde una tía y una sobrina mantenían su tenso diálogo. Extendiendo ella un poco más allá la vista alcanzó a divisar, tras los vidrios nubosos, las verjas coloniales del Paseo del Marqués de Sobremonte, junto al cual por la falta de visibilidad, los automóviles se entrechocaban al ser estacionados. Los grandes plátanos con sus ramas desnudas, semejaban a duendes del pasado. La sobrina también púsose de pie. Las dos mujeres contemplaron juntas y expectantes, aquella dimensión silenciosa y arenosa en el parque del Marqués. El paseo hallábase en esta mañana de Niebla añorante de niños, de voces y juegos. Brumosa melancolía que aparentaba por momentos, acompañar la tertulia triste tras esa ventana. La tía dijo entonces: -"¿Qué debemos hacer en este día que es el primero en que él está muerto?" -"¡El Juicio de Familia! Yo seré la Fiscal"- aseguró la sobrina -"Y yo la abogada defensora"- contestóle la tía -"Pasemos entonces a la Sala del Juicio"- impuso la sobrina con seguridad -"¿Testigos?" -"Nos sobran. Partamos del comienzo de esta década, en mi infancia. Córdoba en fuego. Córdoba conmocionada. Calles calcinadas. Autos volcados. Country Club bombardeado. Comercios barretados. Manifestantes incendiarios. Gases lacrimógenos. Niños, madres, transeúntes, buscando refugio en medio de refriegas" -"¿Es el Juicio a una década?" -"Lo es. La que torturó mi infancia. La que tiñó de horror mi adolescencia" -"También es un símbolo"- intervino la tía -"A mí me toca decir: La que cautivó mis sensaciones de mujer. Mis deseos de amor y romance. Porque era una década y una juventud romántica... sin descartar su trágico fin" -"Elaborado por ella misma"- insistió la niña -"Pero con ayuda de sus oponentes, no lo dudes" -"Sigamos adelante ¿Qué atractivo veías en esa década, tía?" -"Yo me enamoré, me fasciné, viví la piel y la sangre. Hubo tragedia pero también hubo algo mágico. Me corresponde compartir ahora su Juicio, como compartí en su momento sus encantos" -"Haces bien tía, tu papel de abogada defensora, tienes argumentos que te justifican" -"Porque soy sincera. Vi ensueños que me cautivaron al comienzo de esa década. Después me alejé antes de involucrarme en ardores de violencia. Circulé por su pasión, pero me coloqué lejos del conflicto y ello me permite hoy estar viva. Pero no voy a negar su hechizo. Lo tuvo." Los niños de la casa continuaban durmiendo. Ellas pasaron unos minutos de silencio, mientras sus rostros volvieron a dirigirse hacia la ventana. Afuera el escenario había quedado vacío. No veíanse más escolares y los autos dejaron de circular. Poco a poco comenzaba a perfilarse el desfile de personas bien trajeadas, que ingresaban en el Palacio de Justicia, ubicado frente al paseo. La calle pareciera obscurecerse aún más bajo aquella Niebla progresiva, haciendo impenetrable la visión. La sobrina acercóse a uno de los vidrios intentando descorrer con la palma de su mano el cortinado de vapor, que cubría la vista del Paseo Sobremonte. Sin ninguna transparencia, la ventana tocada de pronto por un débil rayo solar, dejó deslizar sus finas lágrimas, las cuales comenzaron a disolverse en el marco de madera. -"Después de todo"- comentó la chica -"Será mejor que los niños no salgan con este día. Uno en Prejardín y otro en Jardín, tienen mucho tiempo por delante" -"Hay mucha neblina, pero la Niebla vivió durante todo aquel tiempo en nuestra casa. Cada pensamiento de mis costados era un rincón confuso. Una nubosidad se apoderó de mí, compartiendo a su lado sus premisas, junto a su bella sonrisa temeraria. Era una alegría eufórica dispuesta a cambiar a toda la sociedad nuestra... y hasta la del mundo. Su mirada penetrante, de ojos celestes muy claros, era tan bella, que yo no comprendí ante esa fascinación, el mensaje trágico que finalmente le aguardaba"- evocó la tía con emoción -"Nunca tuvo presente los hechos reales, y prefirió la temeridad" -"Dura como toda Fiscal. Como abogada defensora te diré que en su mundo soñado no cabía un final ingrato, como finalmente fue" -"Tus dos hijos son sin embargo, algo real y claro. Estos gurises tienen tan pocos años que su mundo quedará fuera de esta esfera cruenta"- la consoló la sobrina -"Eso espero. Es mi anhelo. Pero no fue igual para él. Porque no hay duda era yo quien no estaba preparada para una vida de riesgos, como la que él proponía"- admitió la tía -"Y no tenías por qué estarlo" -"Yo venía de una familia jujeña tradicional, con una vida serena y protegida, no estaba preparada para una vida insegura" -"¡Y no es un delito!" -"Pero él me acostumbró ... Sin embargo después deserté" -"Tía, me causa dolor esta evocación. Soy la Fiscal de él, no la tuya. Has vivido más que yo, en años y en intensidad, tengo que aceptarlo. Pero veo errores en tus expresiones, pues él no tenía los derechos que se atribuyó contigo" -"¿Cuáles? ¿Me explicas?" -"Pues sí. Transmutar la existencia de una mujer muy joven, lejos de su familia, estudiante y enamorada. No puede pagarse la caricia del hombre a tan alto precio ¡No lo acepto!" -"Buena Fiscal, pero demasiado dura. Hay algo de verdad, cuando arribé aquí para estudiar, yo tenía tu edad y me sentía muy sola. Fue hace diez años." -"Soy de otra generación, veo todo distinto... ¡Y debo irme en este momento hacia la Universidad dejando el Juicio de Familia, en un cuarto intermedio!" La tía quedó contemplando un dedo de luz que penetraba por la ventana cubierta de Niebla. Sigo, deambulando en la Niebla por un camino desconocido ¿Hacia dónde? Sigo, como impulsada por un pasado destruido ¿A dónde? Sigo, como huyendo de la rudeza del abismo ¿Desde dónde? Sigo, sin contener el paso hacia una salida nebulosa ¿Hasta dónde? Sigo, en la Niebla, ignorando el futuro, en busca de un destino difuso ¿Por dónde? Como un ciego que busca su luz, cual llama apagada por el viento, soy un alma errante que busca su salida ...¿Hacia donde voy? Errante en la Niebla?... ¿De dónde vine? ... ¿Dónde me hallo hoy? OOOOO 2 - ALMUERZO ooooooo Los vidrios manteníanse sin luz. La desnudez de los plátanos con sus gruesos troncos, producían movimientos en el ramaje, estremeciendo las verjas coloniales del Paseo Sobremonte. Más lejos, algunos vehículos encendían sus faroles al pasar por las esquinas, a pesar de la hora diurna. La Niebla envolvía todo: Edificios. Casonas. Calles. Fuente. Palacio de Justicia. Palacio Municipal. Y la blanca Cañada añorante de su antiguo Calicanto, más rústico y más romántico, emitía su seco lamento aguardando las próximas lluvias primaverales de septiembre. Desde un ventanal próximo, un niño arropado, febril y con gripe, sentíase satisfecho de estar enfermo en su casa y lejos de la escuela. La fiebre alteraba la visión de sus ojillos teñidos de rojo, haciéndole creer que esa forma transparente y blanquecina, zigzagueante frente a su ventana, fuera producto del delirio griposo. Pero aquella ánima flotante entre la Niebla y escondida en ella, viajaba en forma aérea intentando vanamente traspasar sin cuerpo ni forma, los vidrios bien cerrados por el frío, de todas aquellas ventanas. Posábase angustiada en una de ellas reconociendo los rostros de su esposa y su sobrina... pero sin lograr escuchar sus diálogos. La madre, la sobrina y los dos niños hallábanse sentados formando la habitual rueda familiar en el comedor, degustando el almuerzo. -"¿Sabes como nos conocimos? En un núcleo de estudiantes"- fue contándole la tía a la jovencita -"Entre el bullicio ilusorio de la juventud. El horizonte se desmenuzaba en todos sus colores, como los trajes que lucíamos sobre el cuerpo. Los muchachos habían dejado crecer sus barbas y nosotras mostrábamos las primeras minifaldas. La Avenida Valparaíso de la ciudad universitaria estaba cubierta de guirnaldas. Era la "Fiesta del Estudiante", inicio de primavera, 21 de septiembre". -"Una fecha que todos los estudiantes festejamos año a año"- confirmó la sobrina -"Sí, pero aquélla era distinta ... Nosotros festejábamos el "Cordobazo" reciente." -"Cómo... ¿Festejaban la Córdoba incendiada, quemada, arrasada, destruida? ¿Tanto odiaban a Córdoba? Era 1969, un año antes de conocerte"- saltó la sobrina -"No lo vinos de esa manera, lo admito". -"Ninguno de ustedes pensó en la Avenida Colón toda arrasada, donde yo vivía en casa de mis abuelos, llorando con ellos a "moco tendido" mirando tras las persianas cerradas, que eran atacadas a piedras y barretas". -"Acusación de Fiscal, que admito. Pero como te dije... nosotros lo vimos de manera distinta"- aseguró la tía -"Pues sigo, soy la Fiscal: Autos quemados. Negocios destruidos. Kioskos incendiados. La Confitería Oriental frente a Plaza Colón, arrasada. Los juegos infantiles donde yo jugaba en esa misma plaza, todos destruidos. El auto de mi padre con el cual visitaba a sus enfermos, como médico, convertido en ceniza. Un vehículo que ya le sería difícil recuperar, pues éramos de una clase media, con un salario ajustado"- acotó casi llorosa la niña -"Lo vimos como un sacrificio necesario"- expresó la abogada defensora -"¿Por qué? ¿Qué daño habíamos hecho nosotros, los habitantes, la población civil de Córdoba, de clase media? Bienes perdidos. Salario de mucha gente convertido en ruina. Automóviles comprados con ahorros y que ya sería difícil recuperar, llorando ese esfuerzo vano"- continuó la sobrina -"La juventud como el amor, enceguece, niña mía"- defendióse la tía -"¡Esa juventud! ...No la mía... que halló todo destruido y debe reconstruir". -"Sí, niña, lo reconozco. Fuimos inquietos, en demasía". -"No pensaron en nosotros que vendríamos después". -"Sí lo pensamos, de otro modo, queríamos entregarles otro mundo. Un mundo nuevo que pensábamos crear". -"¿Con qué derecho determinaban por nosotros sin darnos la posibilidad de elección?"- expresó con enojo la sobrina -"Esa alternativa no la pensamos. La admito pues hablas en tu papel de Fiscal". -"Determinaban nuestro futuro con los deseos de ustedes. Nos colocaban cadenas de antemano"- objetó la sobrina -"¿Lo ves de esa manera?" -"Sí. Seguro". -"Reclamábamos: Libertad"- aseguró la tía -"La "libertad" que ustedes reclamaban, en esa juventud del 70, era ya el control de nuestros destinos. Nos imponían como regla fija ese mundo que ustedes deseaban diagramar. Un mundo nuevo determinado, que iría en el futuro a transformarse en nuestra cadena". -"Es tu forma de ver las cosas niña, pero no estabas allí, yo en cambio, sí". -"Candado firme, imperioso, intolerante como todas las consignas religiosas, como todas las ideas guerrilleras ¡Pero nada nos preguntaron! No fuimos consultados y éramos ya los herederos forzosos"- insistió con fuerza la sobrina -"Pero éramos románticos al comienzo, aunque no previéramos este planteo posterior. El de ustedes... Hoy"- argumentó la tía como abogada defensora -"¿Es posible otro? También reclamamos nuestros derechos. Queremos elegir y no que elijan por nosotros". -"Tu juventud en esta nueva década, es en exceso libre, autónoma ¿Cuánto de esta autonomía de que gozan, se la deben a aquéllos jóvenes que pusieron toda la sociedad en duda?"-expuso con vehemencia la tía -"Tengo que pensarlo, esa idea me es nueva". -"Porque no es tan simple juzgar para atrás. Nosotros debimos romper una cáscara muy dura, que no dejaba expresarse a la juventud. Cada familia nos imponía un cerrojo durísimo, y no teniendo alternativa lo hicimos en forma drástica. Cortamos un nudo gordiano, por el que ustedes ahora pasan libremente". -"A veces tía, me dejas muda". -"Porque todo el mundo, la gente, las familias, una generación u otra... tiene su parte de razón". Los dos gurises sentados a la mesa para el almuerzo, jugaban entrechocando las cucharas en medio de las risas, desconociendo su actual papel de huérfanos. Quizás, en gran medida, porque siempre lo habían sido. La madre dio cuerda a su reloj cual midiendo el tiempo, y continuó hablando, como si no se dirigiera a nadie. Tal vez, es posible, hablaba para una presencia volante y blanquecina, muy transparente como toda "ánima en pena", que recorría esos lugares de la casa, que fueran en otro tiempo sus sitios antaño propios y conocidos. Allí estaban reunidas todas las personas que el guerrillero muerto amara y olvidara, durante el fragor de su contienda ideológica. Aquéllas para quienes quiso un mundo nuevo, a su gusto, elaborado a su propia medida, sin preguntarles sus deseos... Y por quiénes inmoló su vida. Su juventud. Por quiénes fustigó una sociedad y una ciudad. Aquéllos que amó y sacrificó en aras de sus ideas: sus hijos ahora huérfanos en forma definitiva. Su sobrina y su esposa, entablándole un Juicio de Familia. La madre de sus niños -quienes no lo conocerían nunca- estaba allí, con sus gurises. Aquella jovencita universitaria llegada desde Jujuy para estudiar arquitectura, y que él supo conocer en un Día del Estudiante, entre guirnaldas y colores. Había pasado una década, pero aún la dama jujeña era joven y hermosa. El comedor había desaparecido para la esposa, como esfumado por los recuerdos, y quizás también para su sobrina. Pero la niña era su único publico, y ella continuó hablando sin prisa en su evocación: -"Era aquel festejo del Cordobazo, una época trágica y romántica. Fue el marco inicial de nuestra pareja..." -"Un marco muy especial, por cierto"- comentó irónica la sobrina -"No fue tan fácil para nosotros como lo crees, muchos estudiantes quedaron encarcelados, al lado de matones y delincuentes comunes que aprovecharon el batifondo, para lucros propios". -"No podían protestar, les dieron derecho al robo, ya que los estudiantes destruían en lugar de construir"- díjole la sobrina en su papel de Fiscal -"Sin embargo, sobre ese nacimiento del amor, sobrevolaba ya la Niebla". -"Yo siendo pequeña, sentía los nubarrones que proyectábanse sobre nuestra familia". -"Luego, a partir de allí, he vivido durante años con la visión apagada. Me fue imposible entrever y dominar las circunstancias de mi vida, a partir de ese momento. Yo que fuera una hija rebelde y decidida, que partí desde el norte a estudiar en Córdoba, aunque protestase mi familia... había perdido la capacidad de decisión"- confióle la tía -"¿De qué forma?"- preguntó intrigada la sobrina -"Los factores que nos rodearon poseían un poder mucho más intenso que el nuestro, y fuimos juguetes de sus designios. Era una llama arrollante que nos controlaba y había que tomar decisiones rápidas. Cuando los rayos de luz danzaron en mi contorno, yo bajé los párpados. Era imperioso que uno de los dos sobreviviera, pues habían nacido dos niños. Fue nuestro último diálogo". -"¿Y los primeros?" -"Surgieron de su boca. Igual a un torrente. Sólo había que responder. Los demás sonreíanle. Yo me puse a su lado" -"Sugestión y captación, algo propio de insatisfechos"- expresó con fuerza crítica la sobrina -"Era algo más. El brillaba en el centro de toda esa juventud, sin dañarla. Ofrecía lo único que poseyera realmente, lo que la naturaleza le había dado: Su gracia. Su brillo. Su encanto. Su magnetismo. Su fe." -"Sin duda, muchos hubieran deseado igualarlo. Creo que fueron más felices"- opinó la niña -"También yo lo creo. El podrá ser juzgado con dolor ¡Y por tanto dolor! Pero nunca podrá dejar de ser amado, con la misma pasión que él nos brindara ¿No fue suficiente grandeza inmolarnos su vida?" -"¡No se la pedimos!" -"Dura, como toda Fiscal" -"No siempre soy dura, no como persona. El era para mí un tío cariñoso, pero violento. Provocaba en familia grandes discusiones que me atemorizaban, escondiéndome bajo las sillas. Sin embargo, yo lo quise muchísimo, pero mi risa infantil no pudo ayudarlo". -"Como abogada defensora, confirmo que él defendiendo su autonomía, no recibía sugerencias, y encerrábase en su interior con sus ideas"- confidenció la tía -"Mi padre deseó brindarle su mano fraterna de hermano mayor, y le hizo daño. O se dañaron los dos. Cuando él mantenía altercados por sus ideas, en nuestra casa, yo me escondía por miedo a las mutuas iras de los dos hermanos, en otra habitación"- recordó triste la sobrina -"Lo comprendo. Hay experiencias que deben madurar para poder coexistir" -"Nuestra casa era grande, sobre Avenida Colón, extensa, señorial, con tres largos patios y nos cobijaba a todos: abuelos, padres, nietos. Menos a él. No pudimos cautivarlo." -"El ya estaba inmerso en su gracia y su encanto, quería expandirse hacia otra forma de sociedad, por ello rechazaba su casa paterna"- admitió la abogada defensora -"Mi abuelo agonizaba cuando él llegó trayéndote a su lado, el primer día de esta década que ahora termina. Y el viejo alcanzó a sonreír. Todos sonreímos... Fue una esperanza corta" -"Debieron dejarlo. Despreocuparse de él. Desligarlo de esa sobreprotección familiar, que logró solo ahogarlo. Hubiera sido mejor para todos, para él... y para mí también"- expresó la tía casi implorante Las dos mujeres quedaron calladas, como reconociendo sus mutuas realidades. De inmediato comenzaron a levantar los platos y cubiertos de la mesa donde transcurriese el almuerzo. Los niños continuaban jugando, ajenos a todo ese escenario nostálgico, pero vigoroso, que anteponía ideas y sentimientos. El timbre sonó y la presencia de Clara -sirvienta por horas- produjo un momentáneo mutismo. El comedor quedó vacío finalmente. La cocina aún estaba tibia, pero un aire fino penetraba por la banderola ubicada cerca del techo, recordando que afuera reinaba la Niebla. -"No cierres la banderola. Pronto acabarán las heladas y un nuevo sol nos bañará sin clemencia. Como los años anteriores, vamos a extrañar este frío ¿Qué será preferible?"- dijo la sobrina que aprestábase a estudiar en la cocina -"Quisiera mucha luz para despejar esta Niebla" -"La nueva década nos librará por completo de ella"- le aseguró la niña -"Pero habremos dejado en ésta que finaliza nuestros mejores sueños. Al menos ello es válido para mí. Yo he enterrado en el 70 mis fantasías y mi amor"- confesó la tía -"¿Eran tuyas realmente? Mas bien yo creo que fue él quien te convenció de sus convicciones" -"Tengo que pensarlo, niña. Esto que dices, es una óptica que no estaba en mis recuerdos. No sólo yo, como mujer, sentí su atractivo. Su vida entera estuvo aureolada por las reverencias de amigos de un día, fascinados por su magnetismo natural, rico y casi virgen. No elaborado" -"Sí, lo comprendo. Por la ostentación de cuántos lo aplaudían batiéndole palmas, apretando sus manos de una manera fácil ¿Es eso tía?" -"Su entorno también tenía fallas e intenté persuadirlo. Deslumbrados todos a uno, con la lucidez que demostró desde el primer momento. Era el mejor orador en las asambleas estudiantiles. Pero aquella luz de su mente, la facilidad de su palabra, la gracia de su ingenio, fue finalmente la Niebla que acompañaría su andar errante" -"Fue su luminosidad y su sombra. Su derrota en medio de su triunfo"- sentenció con dureza la jovencita -"Te has acercado a la verdad, aunque me cueste aceptarlo" -"Ganaba con palabras batallas que nadie buscaba. Y puso de esta manera la misma euforia en la guerra armada, que en la palabra, sin medir el precio de la oposición real que saldría a su encuentro" -"Dices bien, nunca calculó el precio de la reacción. El creía como todos ellos, que la población entera del país entraría en el conflicto a favor suyo. Pero nada de esto sucedió. No fueron acompañados por la ciudadanía"- admitió la tía -"Toda esa chispa de ingenio dentro de una comunidad juvenil sobreexcitada, sería el instrumento que le valió a mi tío conseguir una desenvoltura fácil, para caer después lentamente, en una desidia paulatina hasta el derrumbe"- la niña escuchándose a sí misma, enmudeció -"¡Juventud! ¡Divino tesoro!... nos has dejado- exclamó la tía oooo ¿Seguiré errante? ...Sedienta de ilusión y amor...Ansiosa de un mundo poderoso.Rodaré sola, con mis manos vacías y los labios secos ¿Hasta cuándo? ¿Cuál será el regreso?Errante ... Insensible ... Sedienta de Amor ... ¡Y ya sin ilusiones! oooo 3 - MATE ooooo La hora del Mate, a las tres de la tarde -siesta- hora establecida en los ritos argentinos, llegó como siempre sucedía, también en este día diferente. Doloroso. Patético. Mate para quedar en el recuerdo, porque lo que en este día vivían la tía y la sobrina, iba a ser evocado en el futuro. Y en especial en el futuro de los dos gurises, ignorantes por ahora de este presente. Quizás en gran parte debido a que ellas, quienes llevaban viviendo varios años juntas, hablaban abiertamente de todo cuánto hasta entonces habían callado, como en un acuerdo tácito. -"Mira, nada es nuevo"- expresábale la tía a su sobrina -"No existen por un improntum emociones nuevas. Ningún sentimiento surge de improviso. Hay largas meditaciones antes de tomar un camino" -"¿Lo habías meditado?" -"No en ese entonces, pero sí ahora. Aunque este camino mío, hoy doloroso, sea la derrota. El derrumbe" -"¿De qué forma estabas involucrada? Te he visto siempre como una madre abnegada y protectora de tus niños. Terminaste viviendo yo aquí, tu carrera y vas diariamente a un estudio de arquitectura donde diseñas. He visto tu disciplina. Solo en este día por razón especial, te has tomado un descanso"- comentóle sorprendida la niña -"Lo de hoy significa un final. El cierre de aquel período emocional que me envolvió hace diez años. Esta es la parte de mí que ahora concluye" -"Era necesario por el bien de los niños"- aseguró la sobrina morivada -"Pero hay emociones que golpean muy rápido" -"Yo lo viví desde la vereda contraria. Mi infancia entre nubes de gases lacrimógenos e incendios callejeros, bombas nocturnas entre grupos rivales... Todo aquello surge en mi recuerdo, como un fantasma detrás de las muñecas" Dijo aquello la niña quedando ensimismada dentro suyo, retrayéndose hacia esos días con el terror infantil vivido, cuyo recuerdo traían a su mente noches de insomnio en el presente. Como todo lo que asusta en la infancia, la sobrina evaluaba el tiempo guerrillero desde su óptica, por las emociones negativas que habíanle dejado. -"Por acumulación"- aceptó la tía -"Me desorientó. Fue muy rápido para mí"- insistió la niña entristecida -""Pero fue un proceso largo para quienes nos injertamos en él. Como el agua que circula bajo la tierra en forma de río subterráneo, o mansa vertiente, y brota de pronto a la superficie. Aparece a los ojos de los demás en un punto elegido por la naturaleza. Sin embargo ha circulado imponderables distancias"- una sonrisa iluminó su rostro -"¡Para arrasar todo en creciente bravía y serrana!" -"Pero también trayendo vida y fertilidad. Quebrando la sequía. Es poder. Es creación" -"¿Entonces, tía, quieres crear y no destruir?" -""Siempre lo quise, aunque lo expresara de otra manera. Intentaba llegar hasta el cimiento, barriendo todo lo anterior, para edificar un mundo direrente. Una propuesta nueva"- explicóse su tía -"¿Y nosotros? ¿Los que vendríamos después? ¿Cómo podríamos reconocer que era nueva ... si todo iba a ser barrido de raíz? No iban a quedar medios de comparación. A nosotros, los jóvenes del 80, nada nos quedaría de elección y selección"- le contrapuso la sobrina -"Es verdad. No puedo negártelo. Pero teníamos puesto en ello nuestra fantasía. Estábamos seguros que crearíamos, y esto último ¡Sí! deseo preservarlo como idea, a pesar del caos" -"¿Creación? ¿Allí, en medio de la bomba?" -"Quedamos a mitad de camino, solamente con la bomba... Pero te recuerdo que yo no estuve en la lucha armada. Me había colocado a un costado con los niños y por ellos. Además yo soy aquí, sólo la abogada defensora" -"No estás en el banquillo y sin darte cuenta pensaste siempre en la preservación. En la salvación de lo que aún quedaba, de lo que se conservaba de ustedes como pareja enamorada, como preservación de él mismo: sus hijos. Creación" -"Sí, mucha creación hace falta, porque son muchos ahora los ausentes de aquel entonces. De cuántos recorríamos las calles bohemias de Córdoba, con nuestra fantasía" -"Una fantasía trágica, tía" La pava del mate bullía junto a la ventana cubierta de bruma. La bombilla de plata cargábase con el jugo aromático y caliente, borboteante de espuma. -"El agua de la pava cuando bulle hirviendo avisa que está lista para cebar otro mate, y es como el agua que continúa su paso bajo la tierra y asoma a la superficie trayendo vida, en el sitio propicio"- argumentó la tía luego de un silencio -"Trae vida. Así lo veo, como una providencia" -"Hoy he dejado de creer, niña mía, para tu tranquilidad, que se puede torcer por voluntad propia las voluntades de los otros. Por tenacidad. O por disciplina. Pues hubo fuerzas que desconocíamos en la otra vereda, y eran más poderosas que nosotros" -"¿Debo tomarlo entonces como un milagro?" -"Podría ser. Los caminos nos avasallan y transmutan" -"¿Traerá alegría a esta casa?" -"Será si quieres un milagro, pero ha caminado lentamente en mi interior a través de desiertos. El mío principalmente. O el suyo ... cuando él vivía, hasta ayer. Es como todos los milagros que cree ver la gente, el público, el testigo ocular. Pero en realidad es un hecho elaborado lentamente en el pensamiento de alguien"- explicó la tía -"Un espíritu maduro y un producto del tiempo y la experiencia" -"Sí, pero con otro aditamento. Tiene sabor a conciencia. A seguridad. Lo que yo busqué siempre sin saberlo" -"¿Seguridad en la inseguridad?"- preguntóle extrañada la niña -"Aunque te parezca irrazonable. Me sentí apoyada por él, desconociendo el riesgo de seguirlo. Un hechizo de juventud como la emoción que me unió a él, en sus brazos grandes y viriles, en sus labios apasionados y cautivantes. Lo vi como un protector" -"¿Nunca dudaste de tu elección, en la persona de mi tío?" -"Aún no dudo. Pero ahora comprendo todo cuánto a él le faltaba todavía, para aquilatar sus proyectos. Y todo lo que poseía en exceso, en demasía, en fuego, en encanto, hacia cualquier punto siempre extremado" -"Era un extremista. Nadie va a dudarlo" -"No era yo la persona preparada para esto. Por ello estoy aquí, aunque deseara estar con él"- sostuvo la tía -"Fue muy buena tu última elección, por ello hemos vivido estos años juntas en buena armonía" -"Pero hoy soy la persona que tiene conciencia, de con quién estaba. Cuál... era mi compañero y socio, mi amado. Y palpo más que nunca sus principios" -"Me das miedo, tía ¿Volverás todo para atrás?" -"No hay peligro. Yo seguiré en adelante los míos propios. Sólo la mágica concepción del paganismo me permite explicarte y explicarme, las contradicciones de este mundo real. Y no ideal" -"Te aferras a un mundo concluido"- observó la sobrina -"No, en absoluto. Todos tenemos una parte de razón y nadie la tiene en forma absoluta" -"Pero la tendrá Júpiter que está sentado en el trono" -"La tiene porque Júpiter es cambiante y mutable, de amor y humor. El es, el fiel reflejo del mundo en que vivimos los humanos desde que empezamos a convivir" Pasaron unos minutos de silencio. La pava en el fuego formaba una nube de vapor, mientras tras los vidrios de la ventana, la neblina formaba nubes, -"¿Cómo ves su imagen en este momento?... después de tánto hablar hoy de él, cuando nunca lo hacíamos antes"- recomenzó la sobrina -"Los dioses providenciales me lo brindaron con brazos abiertos, pero sin advertirme nada. Y me dejaron junto a él con mi vertiente de agua oculta, avanzando por ese desierto agotador donde él caminaba. Mi cántaro de agua no calmaba su sed." -"Nadie pudo calmarlo, nosotros, su familia, tampoco" -"Hoy se rompió mi cáscara de tierra que era, en el fondo, muy frágil. Yo estaba erguida en la frescura de mi espuma brotante... Pero aquel desierto sediento ya no estaba conmigo" El gas elevó su llama cuando la sobrina moviera la manijilla. Sobre la mesa hallábanse preparadas varias hojas de papel blancas y vacías de resma lisa. Un lápiz con sacapuntas. Una virome. -"Todo viene de algún interior, sin duda"- expresó la niña mirándola de frente con intensidad -"No lo dudes. Pero creo que tu juventud, tu época, tu década, que comenzará dentro de pocos meses cuando empiece el año 80, ha vuelto al seno familiar en contradicción con nosotros, y esperando mucho de ellos" -"No lo veo de esa manera. Viviremos cada uno su vida propia y particular, y no una emoción masiva como fue la de ustedes ¡Por lo menos yo deseo elegir en vez de ser elegida! Al menos elegir mis propios deseos sin que me los imponga como una ley, la juventud en que vivo. Eso hizo la generación del 70 que me antecedió" -"Es una acusación aceptada, señora Fiscal. Hay tantas posibilidades de encanto, como de disgusto en las ofertas de nuestras compañías" -"Pienso que tengo derechos a que la ciudad me brinde la tranquilidad de circunstancias, en un espacio en paz, sin tumultos, para lograr mi vida. Lo mismo que yo espero otorgar" -"Lindo pensamiento, y comprensible en ti, luego de todo lo que aconteció"- le reconoció la tía -"Pero él ... ¿Por qué vino a nublar tu sonrisa? ¿Por qué no eligió en cambio otra angustia semejante a la de él, para acompañar la suya? Y si buscaba a tu lado equilibrio, como todos nosotros creíamos ¿Por qué lo rechazó y te desestabilizó?" -"Quizás no había firmeza en mi equilibrio y fuera sólo otra cáscara"- respondióle su tía -"¿Cómo? ¡No! ...no... no es así"- saltó la sobrina -"Pudo ser un engaño. Una armonía con altivez norteña que yo había adquirido en el seno de mi familia" -"¡Debes mirarme de frente y mirarnos a todos! Con tu altivez de antaño. Con tu armonía. Con la gracia que entonces nos cautivó" -"Era la mía una armonía heredada, una altivez de señorío, propia de las familias antiguas de Jujuy" -"¡Bella herencia! ... Entraste en nuestra casa con tu porte elegante y gracioso, lleno del encanto que lucen esas viejas familias del norte. Con la armonía de tu voz. Con tu acento jujeño encantador"- evocó la niña -"Acepto tus impresiones sobre mí, que se grabaron en tu infancia" -"El mundo está pleno de vida, y la tuya fue siempre muy rica" -"Esta década, estos años 70, toda mi circunstancia en ellos, me han hecho olvidar a Jujuy. Mi familia siempre muy rigurosa, con sus tradiciones de abolengo, no aceptó mi matrimonio con él, disgustada por sus ideas. Fue un riesgo que asumí yo sola"- reconoció la tía -"Un gran riesgo que ambas asumimos en estos años juntas" -"Pero que ya es imborrable" -"Sin embargo siempre hay un rescate posible. Quiero volver a verte como el día en que entraste a nuestra casa, haciendo sonreír a mi abuelo. A mi padre. A mí. Y brindándome un regalo. Lo he guardado entre mis objetos más secretos, porque contiene tu última sonrisa" El escenario tras la ventana envuelta en Niebla, estaba vacío. Córdoba, siesta, brumosa e invernal. Mes de Agosto. La calle parecía obscurecerse aún más bajo aquel manto blanco que hacía impenetrable la visión. Por medio de esa escenografía difusa y casi fantasmal, el ánima flotante y translúcida, tenue y blanquecina, continuaba su peregrinaje junto a los marcos cerrados de las distintas ventanas. Posábase en el borde de vidrio que lo separaba de aquellas dos contertulias, su esposa y su sobrina, intentando penetrar en su diálogo, con la mudez de toda ánima en pena. -"Pero mi sonrisa, aquélla de mi llegada feliz a tu familia, era causada por la alegría de sentirme apoyada en su brazo viril, apasionado, con el cual él me llevó hasta tu casa"- replicóle la tía -"Era un apoyo realmente? El tiempo lo diría: ¡No!" -"Fue como yo sentíalo en aquel momento!" -"...!No!.." -"El cautivaba. Muchos deseaban poseer su encanto. Igualarlo. Hablar con el brillo de sus palabras. Copiar esa carga emotiva con la que proyectaba ideas nuevas. Pues su voz parecía enmudecer a todas las otras, en esos corredores universitarios cordobeses. Aún mismo bajo las viejas y antiguas arcadas jesuíticas donde él se expresaba con énfasis" -"Pero ya no existe. Hoy día todo aquello ha terminado, mis horas de estudios son muy calmas"- expresó la sobrina -"Hace diez años era todo emoción, y él brillaba dentro de aquellas asambleas de estudiantes, como si fuese su único orador. El monólogo se detuvo frente a mí callando de improviso, y yo quedé una tarde sola frente a él" La evocación de aquellos días pasados hizo dispersar en ella, la joven y reciente viuda, todas las emociones anteriores. Y esbozó una suave sonrisa, como si recuperara la antigua. -"¿Era un momento de gloria?"- insistió la niña -"No. En absoluto. Pero me enamoré de él, casi de inmediato... Antes de pronunciar la primera palabra vi serenamente las figuras que se apartaban de mí. Del riesgo" -"Aquello era de por sí solo, ya un mensaje" -"Es cierto. Numerosos compañeros de estudios que en ese entonces yo tenía, hiciéronse a un lado de mí. Y lo advertí de inmediato. Tanto, como a las nuevas compañías que adquiría a su lado, en aquel momento"- admitió la tía -"Asumiste plenamente el riesgo, con entereza" -"Caminos que se abrían y caminos que se cerraban. Unos llegaban y otros partían de mi lado ¿Yo los dejaba o ellos me dejaban? Aún hoy no encuentro la respuesta, ni quiero escucharla. La primera fue mi hermana" -"La conocí, pues llegó de Jujuy el día de tu boda. Fue el único miembro de tu familia que nos acompañó ¿Y qué te dijo ella en esos momentos?" -"No retuvo las palabras, ella no iba a engañarme y expresó su pensamiento con claridad: "Tu futuro será incierto pues te has comprometido, no sólo con un hombre, sino también con una causa. Con el riesgo del combate. Pro como mujer, tienes la llave blanca en la mano" -"¿Y qué le conteste?- preguntóle intrigada su sobrina -"¡Creo en él! ... fue mi contestación!" -"Pero ¿Qué es creer en un hombre? ¿Cerrar los ojos a todo el escenario que lo rodea? ...No basta- opinó la niña -"Ya era un comienzo importante" -"¿Cerrar los ojos? Tía, tus contradicciones me desconciertan" -"Hubo falencia de mi parte. No palpé el peso de las frases de mi hermana, mayor que yo. Luego... quedé inserta en ese horizonte nuevo y distinto, que me fue envolviendo de a poco. Cuando hay riesgos muy grandes que correr, es necesario estar comprometidos con ellos de motu propio. Vivirlos por una misma. Y no por amor, por pasión, romance, como fue mi caso" -"Entonces ¿Aceptas que no tenías convicciones propias?" -"No en la misma medida que él. Deseaba acompañarlo. Pero es bien distintos ser soldado de una causa. Ni su brillo, ni su magnetismo, pudieron transformarme a mí en un soldado. Puesto que no lo llevaba en mi temperamento"- aclaró la joven viuda con certeza -"¡Es un alivio! ... Lo menciono, por los niños" -"¡Sus niños! ... Quienes hoy ya no tienen padre"- lamentóse la tía La escena habíase tornado más expresiva, como si intentase colorear los vidrios opacos y blanquecinos de la ventana. La siesta brumosa comenzaba a desprenderse del silencio, y en el parque del Marqués de Sobremonte principiaron a perfilarse nuevos caminantes, protegidos de bufandas o ponchos de alpaca. -"Nos hemos reunido en este día para un Juicio de Familia"- le recordó la joven -"Es fácil juzgar sin juzgarse"- opinó la otra, también joven pero ahora viuda -"Tal vez nadie pueda hacerlo con una justicia perfecta, lo admito, pero hay límites que nos ordenan para convivir, y esto es lo que yo le reprocho"- dijo la sobrina -"El sólo intentaba buscar. O edificar un mundo nuevo" -"¿Sin yo pedírselo? ¿También querías lo mismo?" -"Yo sólo había querido amar. Incluso a su causa" -"¿Qué siguió después?" -"Era duro el momento. Exigente. Lleno de renunciaciones para una mujer muy joven y enamorada. Debía permanecer numerosas veces aislada, escondida, y él ausente, en su lucha. Me vi de pronto sola. Desde entonces caminé por mi soledad, volcándome en el abandono o la desesperanza" -"Duro sin lugar a dudas. Nuestra familia los buscaba sin hallarlos" -"¿No se puede amar serenamente? ...pregunté, imploré a las paredes que rodeaban, como única compañía" -"Sin duda, no quedaba otra alternativa "- acentuó la chica -"Entonces comencé a preguntarme... Las flores de la naturaleza nos deslumbran, iluminan los churquis de la serranía agreste, colorean el yuyal ¿Deseamos conservarlas con nosotros, prisioneras? No. Nos gusta admirarlas. Gozamos con verlas allí, desparramadas por la Pachamama" -"Bonita imagen, gozar de sus colores, sin causarles daño" -"Fui hallando lentamente la debilidad de los actos, que dominaban a todos cuántos estábamos en aquel compromiso. Llegué a la esencia misma de cada uno de estos actos. Desmenucé sus mensajes. Juzgué yo también" -"Lo presumía, pues te conozco bien" -"Recordé lo acordes musicales más hermosos... y descubrí el abismo existente entre la belleza y la profundidad"- dijo la joven viuda con emoción -"Mucho coraje el tuyo al cuestionarte" -"Era necesario" -"Todos tuvieron coraje, lo admito, puesto que arriesgaron su vida y su felicidad, su paz, su continuidad. Sé reconocer que había un sacrificio en todos ustedes. Pero no supe que dudaban o al menos, se autocuestionaban"- indicó la sobrina -"Como en todo compromiso. En toda causa" -"Sin embargo con ello no se salvó la paz de esta ciudad. Vi sus llamas, su angustia. Llenó mi infancia" -"Y nuestra juventud" -"Arrasó a mi familia, dividida en dos bandos" -"No era nuestro propósito inicial"- aclaró la tía dolorida, quedando pensativa -"Pero fue la consecuencia final"- contestó la sobrina también dolorida -"Porque lo profundo. Lo infinito. Lo que debía encausarnos en forma definitiva. Lo que podía redimirnos para lograr una sociedad creyente en nosotros... Faltó" -"¿De qué manera lo percibes ahora" -"La materia no estaba purificada. Era como un alabastro de la sierra que frotamos con nuestras manos por la superficie, y esperamos largo tiempo. El interior de la piedra continuaba inmóvil. Al mirarla, su luminosidad casi áurea manteníase entre las primeras vetas, pero de su centro no emergía la llama que pudiese convertirla en un solo fuego" -"No era fácil lograrlo" -"Y yo quedé sedienta. Mi anhelo se había frustrado"- aceptó la joven viuda -"Sí, tía. Porque un encanto intangible te envolvió siempre. Una pureza. Fuiste la piedra de alabastro luminosa y translúcida, que contenía una veta de mineral precioso... colocada en el sendero de mi tío. Nosotros en la familia la vimos, y él no" -"Dura como una buena Fiscal, es difícil continuar este Juicio de Familia, sin apenarse por él" -"O por todo lo que él dejó a un costado" -"Yo nada le reprocho, asumí esa elección al aceptarlo"- sostuvo una vez más la tía -"Como gustes. Vamos a dejarlo allí, por ahora. Yo voy en este momento con mis papeles de apuntes hacia la Biblioteca Mayor... y volveré para la leche" oooooo No todo ha muerto, aunque los sueños rodaran al abismo. No todo se fundió entre las sombras monstruosas del olvido. Hoy queda tu nombre, cuando la palabra enmudece. Cuando la música se convierte en un mar embravecido, queda tu imagen imborrable ... De un tiempo detenido. ooooo 4 - LECHE ooooo Dos horas y media después la sobrina hallábase de regreso en casa, desde la Biblioteca Mayor, con las hojas blancas de papel liso llenas ahora de apuntes en ambas carillas. Traía ese rostro serio y con mirada distante, casi meditabundo, que adquieren los lectores en aquel recinto de estudio creado en Córdoba por los antiguos Jesuitas. Y allí estaba nuevamente frente a su tía, su contertulia, en la caldeada cocina de un día especialmente frío. Pero eran horas para ellas, cargadas de patetismo y remembranzas, imposibles de disimular. La leche tibia bullía servida por Clara, la sirvienta, quien también sentíase compenetrada de la situación en esa casa. Como intentando un consuelo, ella habíales preparado con cuidado unas tostadas de pan que colocó en la mesa junto a un frasco con dulce de leche. El tarro con chocolate en polvo dispuesto en el centro de la mesa, con su cuchara lista para fraccionar ese cacao dulce, de acuerdo a cada comensal. Abundante para la sobrina, algo menos cargado para la tía, y poquísimo para los niños demasiado golosos durante todo el día. Los gurises alborotaban. Bebieron sus leches chocolatadas, rechazaron las tostadas, exigieron galletitas de coco, y salieron de allí. De esta manera una vez solas, las dos mujeres recomenzarían el diálogo: -"A él le gustaban también las galletitas de coco. Y tomaba el chocolate de la tarde muy cargado en invierno"- recordó la tía -"Tenemos gustos comunes, yo era su sobrina" -"Me pareciera verlo en este momento. Como espiándome a través de los vidrios húmedos de esa ventana... Y oculto allí en la Niebla" Expresó aquello con viveza la joven viuda, mirando hacia la opacidad exterior, en dirección a los vidrios empañados de la ventana donde un ánima penaba y revoloteaba, confundida en esa neblina de agosto. -"¿Cómo fue posible que con tanto gusto por la vida, atentara contra la ajena ... y la propia?"- preguntó la sobrina -"Es una forma de ver las cosas... esa opinión tuya" -"¿Sabes que gateábamos juntos? Se tendía a mi lado cuan largo era convirtiéndose en un niño de mi edad, de apenas un año, gateando conmigo en la alfombra de la sala como si ambos fuésemos dos bebitos" -"Tenía ese encanto" -"¿Y por qué renunció a él? ¿O creyó que la guerra era otro juego?" -"¿Y quién te dice que ésa no sea la explicación? Yo misma no lo pensé"- admitió la tía -"Pero tuvo tiempo suficiente para palpar lo contrario... e insistió en ello. Coleccionaba siendo niño soldados de plomo y coches bomberos. Pero lo que él nunca imaginó cuando creció, es que en vez del jinete a caballo con casco dorado, iba a convertirse en el soldadito de plomo rengo, y arrojado al asfalto"- expresó con drama la sobrina -"Hay algo que no podemos negarle, niña mía. El creía en lo suyo y no se traicionó nunca a sí mismo, ni falseaba su postura en modo alguno" -"No... no lo negaremos" -"Quizás él no pudiera medir, por su juventud, la dimensión de los hechos y hasta dónde los mismos iban a llevarlo. Embarcóse en una contienda antes de haber vivido, experimentado. Y conocido mejor la naturaleza de la sociedad cordobesa, y los deseos de sus habitantes. Algo que ahora yo luego de diez años he palpado con esfuerzo, trabajando, ahorrando y dando de comer a los niños" -"Eso hizo. El no se adentró nunca en los deseos cotidianos, pues ya estaba en guerra en contra de ellos, antes de conocerlos y vivirlos"- confirmó la sobrina -"Es cierto ello. Todos cambiamos al adquirir responsabilidades. Nuestros anhelos ya no son más la expresión de nuestros sueños propios. Cambian nuestros deseos, pues éstos se convierten en las necesidades de quienes dependen de nosotros. Ahora esas imperiosas necesidades, son nuestros nuevos deseos"- admitió la joven viuda -"Los deseos de una madre para con sus hijos. De un padre. De un abuelo" La tertulia tornábase afable, en medio de la triste tarde nebulosa. Cada una de ellas presentía a la distancia, un amanecer distinto, pero aún faltaba mucho para concluir el diálogo iniciado al amanecer. Quizás ambas mujeres, una muy joven y otra menos joven, pero igualmente en plenitud, sentían a dúo la necesidad de una maduración real, firme. -"El no alcanzó a sentir la evolución que va desde el enamorado, hacia el padre"- siguió insistiendo la tía -"No tengo dudas, su presencia de padre siempre faltó en esta casa donde ambas vivimos" -"Porque quedaría apartado de ellos en el momento de su nacimiento. Lo reclamaba la lucha comenzada. Y no veló sus gripes, anginas, vacunas, hambres ...como yo. No tuvo tiempo de hacerlo. Sus hijos fueron para él una ensoñación mágica, a quienes dedicaba poemas en sus cartas, que me llegaban viajando de mano en mano. Pues era peligroso para nosotros, recibir correspondencia por correo" -"Los leí muchas veces"- confirmó la sobrina -"Eran mi fortaleza en su ausencia" -"Como asimismo enviaba pequeños paquetes con juguetes hechos por sus manos, autitos, camioncitos, avioncitos" -"Preciosos, son artísticos. Allí tienes uno de adorno, arriba de la vitrina"- expresó la niña -"Pero en su conciencia siempre fueron los gurises, producto de nuestra sensualidad, de una preñez surgida en delirio amoroso, que no llegaría para él a concretarse en un ser vivo. En un infante que llora y mama, corre y cae. No alcanzó a vivirlo. Sólo pensó en una nueva sociedad para ellos" -"Idealismo puro" -"¡Pero de amor!" -"¿No era idealista también Robespierre?... y produjo el Terror"- interrogó la sobrina -"Lo era y se le llamó: El Incorruptible" -"¡Cuánto peligro hay en las ideas puras!" -"Fue la revolución que se escapó de sus manos en forma incontrolable y lo guillotinó al final ... pero aún así no se corrompió"- insistió la tía -"¡Entonces es un abismo!" -"Sin tregua ni retroceso" -"¡Apartemos para siempre ese cáliz!" -"¿Crees niña que yo tengo los ojos tapados?" -"Así es, tía ¿Acaso no estamos evocando a un guerrillero muerto que trajo muerte?" En ese momento pusieron cada una de ellas, la mirada en el rostro de la otra. Y tras el vidrio del ventanal, un sutil movimiento entre el manto de neblina, parecía corresponder sus pensamientos. -"El no supo nunca de esta sobrina que creció, y quiere triunfar en la profesión de medicina, para aliviar enfermedades. Nunca lo pensó, pues desechó y dejó sus estudios, buscando la violencia"- opinó nuevamente la más joven -"No lo pensó en forma directa. Lo arrolló, como a todos los estudiantes que estuvieron junto a él al comenzar los 70. Era pasión por una idea. Amor. Desechaba, eso sí, los éxitos personales ¡Ese era su idealismo!"- respondió la tía -"Tampoco pensó en sus hijos que cuando crezcan querrán sin duda, lograr un techo propio, nacido de su progreso" -"No. Se fue ignorando muchas cosas, es cierto. Lo admito" -"¿Lo admites?" -"Por cierto. Saltó de golpe a mi vista, luego de ser madre. Y me alejé así de ellos, del grupo, y su compromiso con una causa..." -"Una decisión tía, que nos sorprendió, nos desconcertó"- recordó la niña -"Te explicaré, niña. Hoy veo a los profesionales encerrados muchas horas en sus estudios. O a los científicos en sus laboratorios. Los pintores pacientes en su atelier, pincel en mano. Los ceramistas en su taller, con las manos entre arcillas y esmaltes. Los músicos en su sala acústica. Los comerciantes empeñados en distribuir mercadería, corriendo con el riesgo de traslados y sueldos. Los estancieros alimentando y ordeñando vacas. Los chacareros sembrando y esperando lluvias. Los veterinarios haciéndose responsables de la hacienda. Los agrónomos de la semilla. Los industriales de la producción... El no lo vio" Como si un llamado tras la ventana llegase a sus oídos, la tía se levantó dirigiéndose a ella. Y colocó allí su rostro contra los vidrios empañados y llorosos por la Niebla. El tránsito afuera habíase reanimado debido a la hora, cubriendo al Paseo Sobremonte de una nueva multitud. Cual si con ello pudiera recrear las antiguas tertulias del Marqués, para aliviar esas frías tardes de agosto que preludian por anticipado, a la Tormenta de San Rosa. -"El no vio esa pesada carga. El riesgo que asume a diario la sociedad... Pero sin embargo, fue honesto. Fue honesto consigo mismo, conmigo cuando me despidió para no involucrarme en hechos irreversibles, también con sus compañeros adicto ¡Y por ello murió!"- dijo motivada la tía -"¡Murió también mi padre! Un médico de Urgencias. Cuando intentaba levantar heridos en un enfrentamiento, pues cada vez que miraba el rostro de un caído creía descubrir a su hermano. Este temor le hizo exponerse demasiado y cayo sobre él una granada desde el bando guerrillero"- contestóle rápido la sobrina -"No lo he olvidado, pues te acompañé en esos días, ya que vivíamos juntas. Ya ninguno de los dos hermanos, tan opuestos en la vida, vive más" -"Ninguno de ambos hermanos. Una familia quebrada" -"Y los que quedamos, con la juventud golpeada entre tensiones y desencuentros, hemos comenzado a tejer la tela de otra manera"- sostuvo la joven viuda -"Se hace imprescindible" -"¡Que tu generación sea más exitosa que la mía! Es mi mejor deseo para ti... Cuándo los 80 finalicen ¿como serán ustedes? ¿Qué pensarán? ¿En cambios totales como nosotros? ¿O en la continuidad, como los abuelos?" -"En Córdoba, la Docta... ¡que mucho ha sufrido en esta década!"oooo ¡Treinta años tendré y tres que no te veo! Treinta años serán, y vendrán otros más, con nuevos goces y nuevos huracanes. Años que pasarán sin poder ver más, tu boca fresca, y esa claridad de tu mirada llena de incalculables fantasía. Años que pasarán sin poder percibir ya, esa aroma a virilidad que emanaba de tu cuerpo. Sin volver a palpar más, la piel tersa de tus largas manos, que parecían envolver al mundo y la vida... ¡Treinta años tendré, sin ya poder tenerte a mi lado! ooooo 5 - MAZAMORRA ooooo -"Te vi salir, tía, luego de la leche y me puse alegre. Es bueno, pues hay que seguir viviendo" -"Seguiremos todos. Pero no era un paseo de alegría sino de remembranza"- contestóle la mayor -"¿Cómo es ello?" -"Sí. Tomé el camino hacia el Parque Sarmiento, cuesta arriba, adonde solíamos encontrarnos él y yo, rodeados por todos los otros estudiantes" -"Tu vena nostálgica. En este día de Niebla, no sería el mismo escenario"- pensó en voz alta la sobrina -"Por el Coniferal. Allí están aún los rosales, pero ahora desnudos por el invierno. El césped seco y extendido en un solo color amarillo. La Rueda del Mundo, quieta e inmóvil desde hace tiempo. Niebla. Caminantes... Pero él ya no está caminando a mi lado, ni nunca volverá a estarlo" Clara había servido la mazamorra tibia del atardecer. Macerada desde la noche anterior, pisonada y espesada con un palo redondo. Luego hervida con una pizca de bicarbonato con sal, y servida en tazones. Sobre la mesa colocó leche fresca para agregar a la mazamorra, pero sin nada de azúcar. Ella disponíase a partir hasta el día siguiente, luego de haber terminado su trabajo diario con aquella familia. Atardecer. Hora del repliegue para los niños pequeños. Hora que recordaba, en este día de recuerdos, al rosario y la tertulia tomando mazamorra en las viejas estancias. La hora en que en tiempos de antaño, luego de esa ceremonia de la mazamorra, el Marqués de Sobremonte paseaba por una Córdoba Colonial reedificada por él. Hora en que sus antecesores, los Jesuitas, reunían a su alumnado junto al tazón con mazamorra, para especiales pláticas. Atardecer. Hora en que el citadino cordobés toma la calle, se instala y conversa en un café. Hora en que las jovencitas y los jovenzuelos lucen sus modas, mientras que los universitarios, sus ideas. Y los bohemios, sus creaciones. Y hora también añorada por un ánima flotante, en su forma transparente, vigilando la ventana donde una tía y una sobrina platicaban. Pero sin poder penetrar en la intimidad de ellas, de esa casa que fuera suya, pero que estaba ahora separada para siempre de él. -"El que se fue con orgullo, tía, no debe volver como un mendigo. Menos aún como un muerto" -"¿Por qué tanta dureza, niña mía? Siendo que eras su sobrina más querida" -"Porque creo que la forma de vida que él eligiera, fue culpable de la muerte de mi padre" -"No podemos precisar quién de ambos hermanos fue víctima y cuál el victimario. Pensaban distinto pero nunca en los hechos se midieron"- le respondió la joven viuda -"La muerte de mi padre fue anterior a la suya, y él fue en todo caso quien arrojó la primera piedra"- contestóle enérgica la sobrina -"Sin proponérselo, aquello sucedió tal como dices" -"Mi padre fue la primera víctima en esta familia, y yo la primera huérfana en ella" -"Aún así, niña, no se contemplan las razones que llevaron a esta lucha... donde todos hemos perdido" -"Sí. Todos" Clara despedíase en aquellos momentos, mientras los pequeños jugueteaban en derredor de sus camas, ya lavados y con ropa de dormir. Pero aún no los dominaba el sueño. -"Lo has recordado nostálgica, toda esta tarde caminando solitaria por el Coniferal bajo la Niebla... Pero ése es un recuerdo demasiado lejano, inicial, de hace diez años ¿Y los más próximos? Hubo un tiempo posterior con boda, donde convivieron y nacieron dos hijos"- le planteó la niña -"Lo hubo. Aún compartíamos la casa, las ansias... quizás también la aventura"- aceptó la viuda -"Pero estabas corriendo un inmenso riesgo, y se lo hacías correr a estos gurises que ya habían nacido" -"Me di cuenta y tomé conciencia de ello. Pero aún no corríamos un peligro amenazante y yo no quería dejarlo solo. No debía hacerlo, en medio de la contienda iniciada" -"¿Era necesaria tanta aventura incierta, cruenta, fatigosa, dolorosa?"- le increpó la sobrina -"Así lo creíamos ...¡Pero yo salvé a mis hijos!... Y me aparté. Es decir, decidí cerrar esta casa para todos sus encuentros, ya que era casa propia comprada por mi familia, temerosa de que yo no tuviese un techo seguro" -"¿Y qué vendría después ... según todos ellos?" -"Una nueva sociedad, diagramada desde abajo" -"Desde cero ¿Pero habría paz?"- insistió la niña -"Hoy día lo he pensado mucho. Calculo que no. Eran demasiadas oposiciones en una lucha inacabable que creímos corta... y se convirtió en larguísima" -"Realidad que superó sus expectativas" -"Fue lo cierto, lo real, lo inestable, lo tenso e intenso de nuestra situación. Así fueron nuestros últimos tiempos juntos, y caímos en un pozo desesperante" -"¿Preocupantes?" -"No. Aún pensábamos en vencer. Pero él de pronto, optó por permanecer en silencio. Yo, en esos momentos, comencé a encarnar el monólogo, que antes fuera suyo. Cada gesto mío penetraba en su mirada"- recordó la joven viuda -"Era un cambio indicativo, que él asumió haciéndose cargo de la situación creada ¿Cómo era el estar diario?" -"En esta misma casa. Los días eran una continuidad de situaciones comunes en todos los hogares. El mantel se extendía sobre la mesa. Mis caricias eran suaves. Un toldo cubrió el patio de las inclemencias del verano. Cambié las copas del almuerzo. Un color nuevo iluminaba las paredes. El primer niño nació y en seguida el segundo" -"Un hogar con todas sus secuencias. Me alegra saberlo, por los niños"- comentó la sobrina -"Sin embargo su frente altiva, pareció fruncirse. Y su mirada adquirió un tono sombrío" -"Percibía los malos presagios por venir, pues a pesar de su vehemencia, comprendió su fatídico final"- cerró la sobrina con igual vehemencia -"Es posible. Pero aún nos negábamos a admitirlo"- sostuvo la tía -"¿Qué hablaban? ¿Cuáles eran los diálogos?"- insistió la chica -"Ya no había. El había enmudecido. Yo, en esos tiempos últimos, sostenía el monólogo" Los ojos de la tía se hundieron en una lejanía casi impenetrable, dejando a su sobrina con la sensación de haberse separado de ella, en el espacio y en el tiempo. La brisa gélida del ventanal pareció golpear contra los vidrios, casi como en golpe de nudillos, haciendo que ambas mirasen hacia el exterior lleno de Niebla. El ventanal sólo ofrecía una visión obscura, nubosa, impenetrable, donde un ánima en pena vagaba e intentaba comunicarse con ellas. -"¿Y cuál era tu monólogo?- preguntóle la chica -"Sencillo. Intentaba dar forma a la pareja para lograr continuarla, a pesar de la situación insegura en que vivíamos" -"¿Puedes reproducirlo?" -"Sí, decíale ..."Al entrar en nuestra casa debes olvidar al mundo de afuera. Nuestra lucha es una historia más que rueda por el mundo, en este siglo caótico. Toma un dulce de esta caja"... era mi consigna cuando él estaba de regreso y lográbamos quedar solos"- recordó la joven viuda -"¿Lo aceptaba?" -"Con dificultad. El estaba jugado en su empeño. El tiempo transcurrió. Mis ojos recogían ese presente breve, palpado con los dedos" -"Era muy poco para todo el amor inicial" -"Poco y escaso. En el exterior nuestro, una energía movía a los seres, pero yo ya no la veía. Su existencia nunca me fue desconocida, pero la había dejado desde el comienzo lejos mío. Me hallaba en mitad del camino" -"Hallábanse ya ambos, muy lejos del mundo real"- dictaminó la sobrina -"Una atmósfera irreal para los otros, pero real para nosotros en ese entonces"- admitió la tía -"Es el ensueño de las ideas puras" -"Lo fue. En nuestros corazones volvióse una "nada" todo el escenario cotidiano de la ciudad que anhelábamos transformar algún día. Habíamos plantado una semilla y vimos sus primeros brotes, con esto nos contentábamos. Habíamos cubierto sus gajos de ternuras, pensamientos, pasiones, iras y alfombras" -"Pero esa floración que los rodeaba resultó estéril"- opinó la chica -"Creo hoy día que así fue. Ese conjunto floral no estaba alimentado por la interioridad más íntima, la que mantiene la fe y que se esconde en el centro del espíritu. Advertimos tarde su ausencia, cuando ya estábamos en aquella gesta y no podíamos retroceder, a modo de corregir los pasos anteriores donde asomaban las deficiencias. Allí nacieron las dudas..." -"¿El pensó en hacerlo?"- quiso saber la sobrina -"Nada puede hacer un soldado solo, debe continuar" -"¿Persistía en ustedes el mismo amor?" -"No... Las dudas e incertidumbres en el devenir, debilitaron el primer fuego. Tal para la contienda, lo mismo es para el amor. El beso fue transformándose en un eco moribundo y su fin llegó, lentamente, sin prisa, pero sin retroceso" En aquella evocación que llevaba impresa desilusiones pasadas, la joven viuda adquirió un aire desorientante. Por un momento, su melancolía iba a ser reemplazada por un aire desdeñoso. Como nubosidad nueva en medio de la nostalgia preexistente. Luego volvió a decir: -"Cada actor, niña mía, conoce el tramo de su papel. Pero una parte recitada con sinceridad puede reconstruir la obra entera" -"Eso mismo creo, tía, y te lo agradezco" -"No es vano para mí, este recordatorio" -"Lo conociste un 21 de septiembre de 1969, en el Día del Estudiante, entre flores y guirnaldas cuando despuntaba la primavera. Después se citaban en el Coniferal... ¿Pero qué derecho tuvo él, de rodearte a partir de allí, con víctimas y victimarios de guerrilla?"- interrogóle la niña -"Lo acepté. Quise unirme a su destino, y me fue fácil al principio" -"Una facilidad engañosa" -"Lo advertí más adelante, cuando fui madre, cuando mi familia me ubicó en esta casa. Cuando retomé los cursos de la Universidad"- confirmóle su tía -"Porque recobraste la posibilidad del hogar, que necesitaban los gurises" -"En aquellos últimos tiempos que convivimos, fui comprendiendo la intensidad de nuestros temperamentos y sus divergencias. La distinta fuerza de entrega. Las motivaciones de su causa ... y mis motivaciones"- aclaró la reciente viuda -"Eras un ser vivo, no podías ser sólo su papel carbónico para complementar" -"La agudización se puntualizaba: Yo no era un soldado. Nunca llegaría a serlo" -"Lo veo claro ¿Y él?" -"La ciudad ya le era estrecha. Sobrevinieron entonces las primeras ausencias largas. Originadas por desplazamientos impuestos por la acción, que escapaban a nosotros. Ya no dirigíamos nuestras vidas" -"El impregnó de asombro tu existencia, con su complejidad ¡Por ello lo amabas! Es como si hubieras querido con él, dar la espalda a tu vida protegida anterior, en Jujuy con tu familia. O sobreprotegida. Pero ... ¿Es valioso acaso el infortunio? ¿En la zozobra hay genio?"- preguntóle preocupada la más joven -"Trato de recordarlo ... me es doloroso. Fue triste nuestro mutuo destino. Teníamos una lámpara de cristal en la mano y la dejamos resbalar contra el suelo. Fue una tarde. El sol se había puesto. Ambas miraron hacia la ventana donde la calle en brumas, ya vespertina, dejaba entrever el brillo sinuoso de los faroles, debido al zigzagueo de ellos. Algunas bocinas de autos llegaban desde el exterior anunciando el final precipitado de aquella jornada. -"Ausencias, regresos, todo sobrevenía en forma constante. También reproches, cuando aún queríamos conservar intacto el cristal. Pero de igual modo fuimos cayendo en la frialdad. Llegó el adiós"- recordó la tía -"Era imprescindible, por tus hijos, por su preservación. Por la vida de ellos que recién empezaba" -"Así lo creí yo y él lo aceptó. Había que proteger y salvar lo que recién llegaba a la vida y tenía derechos propios ¿Puedes verlo? Estoy aquí frente tuyo y mis hijos en la cama. Pero ¿Y él?" -"El eligió"- sostuvo la niña -"Esa atardecer del adiós me dijo: "Mi lucha está más allá del dolor"... Y era sincero como siempre. Cumplió consigo mismo en todo momento" -"¿Esperaba llegar hasta el final de su empresa?" -"Estoy segura. Nunca consideró perder. Pero concluyó diciendo: "Debes quedarte y no esperarme más, por el riesgo que eso implica. Fue un error hacerte compartir esta lucha. Yo me he engañado" ...Y se alejó por aquella puerta, tal como si aún lo viera partir"- recordó dolida la tía -"¿Engañado? ¿Qué buscaba?" -"La comprensión. O un rescate. Ir juntos en la misma lucha. Tal como lo veíamos en ese momento" -"No podías rescatarlo de nada, pues tu energía era sólo humana y femenina"- le observó la sobrina -"La buscó en la luz de mi humanidad. La mujer es la paloma mensajera para el hombre" -"Acepto la idea, dentro de una energía propia. Pero no más allá de ese límite, pues otra cosa es imposible" -"Sin duda. Pero hoy, ahora, en este momento, me encuentro en el fondo de un foso donde el día se eleva lejos de mi mano. Lo vi entonces, y lo veo aún dirigiéndose hacia esa puerta de entrada a nuestra casa, para partir por última vez. Detrás de ella, ya no podría retroceder más, ni salir con vida" -"Tus brazos son como ramas frescas azotadas por un vendaval. Pero están vivas y vitales aún. Espero, tía, mostrarte la verdad"- concluyó con fuerza la niña Los gurises en el dormitorio, aún desvelados, saltaban sobre las camas como última parte de su juego. El más pequeño asomó pícaro su rostro por la puerta, pero se le ordenaría ir hacia la cama a toda prisa. Pero la criatura ignoró aquello y acercándose a la ventana señaló con su dedito hacia uno de los vidrios del ventanal, obscuro por la Niebla, sin emitir palabra alguna pero gesticulando. Su escaso vocabulario, de pequeño infante, impedíale explicar aquello que él veía allí. Como no obedeciera, fue llevado en brazos hacia la cama. -"Parecieran ellos ignorar todo, y comprenderlo a la vez"- opinó la madre -"Era su padre, aunque nunca lo tuvieran realmente"- expresó la sobrina -"En su despedida de ellos, los niños estaban dormidos cuando él se acercó a sus cunas para besarlos, por vez última. En aquella tarde del adiós un silencio absoluto nos envolvía, y él transpuso la puerta para ya no volver. Ambos sabíamos, lo que la entrega total a la causa, involucraba"- recordó la tía-"Todos lo sabemos" -"Era el final, ya no había más palabras posibles entre nosotros... habíamos enmudecido" -"Un final anunciado" -"Sí, pero difícil de sobrellevar. Yo estaba en el llano, mientras él peregrinaba entre escollos. Las juventudes rebeldes como él, le ofrendaban tesoros a lograr. Su familia le imploraba descanso. El buscaba respuestas cuando nos conocimos. El peregrino se extasió ante la serenidad de mi llano. Pampa y Puna... lisas. Y vino a mí tendiéndome los brazos" -"Pero era un rebelde, difícil aquietarlo. Imposible" -"Traía agitada la mente, revuelto el cabello, los párpados cubiertos de polvo. Excitado y cargado de emociones en esa tarde de septiembre, donde comenzaba la primavera, dejaba traslucir su belleza varonil de finas facciones, ocultas en el desorden de su atuendo rebelde. Su atracción sobre mí fue inmediata"- confesó la joven viuda -"No te sería posible cambiarlo" -"No. Ni deseaba hacerlo. Lo llevé de mi mano bañándolo de llano. Pero cuando era llegado el momento de elevarnos hacia alturas, mi serenidad no le fue suficiente. Y yo que tenía más fuerzas porque no había sangrado, me quedé suavemente en mi llano. Siempre igual: plano, presente, tangible, teniendo por superficie una gasa incolora y calma" -"Ese es tu encanto, lo que me retiene a tu lado" -"Mientras que él estaba de pie, aguardando, con la mirada abierta hasta agotarse. Sus ansias no fueron colmadas y un círculo de agonía lo fue consumiendo" -"¡Tía! ... Ya vivieron ... ¿Qué hizo él de mejor?" -"Me mostró un día el Coniferal lleno de rosas" El crepúsculo imperceptible, invisible debido a la Niebla, dejaba ya la ciudad. Córdoba adentrábase en la noche. Ya no se escuchaban los gallos de antaño ni las campanadas de hogaño. Pero sí numerosas sirenas de patrullas policiales, intentando poner orden en esta urbe convulsionada. Era una ciudad mediterránea caída en el desorden, pero a la cual había que terminar de ordenar. Cada hogar tenía su anécdota. Cada familia, sus compromisos. Numerosos habitantes enfrentados entre sí, a los que era necesario reconciliar. Pero aún así, aquel anochecer de agosto previo a la Tormenta de Santa Rosa, o en su preludio, había concluido para unos y otros en forma inclaudicable. Con todos sus aciertos y desaciertos. Sólo el devenir podría disponer de sus resultados finales. -"Nuestra soledad fue común. No compartíamos las mismas necesidades de lucha tenaz, y nos distanciamos"- dijo tras un silencio la tía -"No es para todos seguir peleando en una batalla perdida"- opinó la niña -"Creo hoy que nuestro amor vibró con intensidad, pero sin condensarse. Como una semilla plantada sin fructificar. Hace falta quitarse todas las máscaras... ¡Quizás él se la quitó!"-"Ya no importa, tía. Mi abuelo y mi padre quedaron en el camino, mucho antes que él. Pero nosotras dos todavía estamos aquí ¡Preservémonos!"- pidió la sobrina -"¡La máscara! Quizás la llevemos puesta todavía" -"El camino es otro: Resurgir detrás de la Niebla" oooooo Por el Coniferal ...hoy pasé... me llevaron... Los árboles desnudos, el frío sol de agosto que moría,bajo un cielo pálido de Niebla, los rosales sin rosas el césped amarillento y sombrío.Con todo mi cuerpo fatigado Por el Coniferal ...hoy he vuelto... sin pensarlo...por aquel viejo camino, hacia final de invierno¿Cuánto tiempo hacía? ¿Cuánto tiempo ha corrido?desde mi anterior pasada... El tiempo que durara esta agonía, ha pasadosin haber cambiado nada :Los árboles carolinos. La Rueda del Mundo.¡Nada ha cambiado! Mas el ser con quien fui la vez pasada¡Ya nadie lo verá más en la vida! Por el Coniferal hoy yo he vuelto a pasar...¿Y ellos? ...Los otros caminantes¿Acaso imaginaban?Este triste recuerdo de mi amado. oooo 6 - CENA ooooo La cena a las diez de la noche fue frugal y rápida. El comedor no estaba demasiado frío ni caldeado. Ambas amigas, ambas mujeres, tía y sobrina, comieron con prisa y mutismo como si ese silencio evidenciara un agotamiento de recuerdos. O al menos, un deseo de pausa. Los niños iban ya por la segunda hora de sueño, dejando toda la casa en paz completa y absoluta. Sólo algunas bocinas perdidas de automóviles llegaban desde el exterior, para recordar la existencia de una urbe mediterránea, en los años últimos de su conflicto armado. -"Es hora de dormir, tía, pues yo debo levantarme mañana muy temprano para preparar un parcial. Evocarlo es ya una tortura inútil. Además no debes olvidar tus horas dolorosas" -"Sí, niña, pero él fue centro de mi vida. Desde ese momento las acepté sin sopesar las dificultades. La incertidumbre. El temor a la tragedia que le aguardaba. Y que ambos, preveíamos" -"El debió seguir un derrotero propio desde el comienzo, ya que lo había elegido para sí. Pero sin arrastrar a nadie por su camino" -"Es posible, pero el amor es una fuerza que no contempla temores. Sigue adelante, entremezclando una hermosa euforia con dolores"- se explicó la tía -"Comprendo. Recuerdo a mi tío, su alegría era encantadora. Pero también era presto de caer en las iras. Y luego olvidaba todo, como si los demás pudiesen hacerlo con la misma rapidez ...¡La vida tiene que ser alegre!... Puede serla"- contestóle la sobrina -"Niña, deja de invocar las palabras. El término es sólo un dibujo del alfabeto. Un sentimiento dulce, sencillo, tiene más fuerza. Puede ser imponente" Volvieron a quedar en silencio. La atmósfera exterior empañaba los vidrios con una espesa capa de Niebla. Los faroles del Paseo Sobremonte emergían con luminosidad fantasmal, como deseando acompañar la sobremesa de la tía y la sobrina. -"La semana se vuela cuando uno estudia"- comentó la más joven intentando cambiar la conversación -"La semana es larga, en cambio, cuando se está en la espera de alguien o se viven días penosos"- contrapuso la viuda -"Tu espera a terminado, tía, porque ya no hay más motivo para ella. Y la pena más adelante, pasará al olvido, con toda la guerrilla y la represión, al mismo tiempo" -"¿Cómo dices?" -"Aquéllos que venimos hacia delante tenemos ese derecho"- sostuvo fuerza la sobrina -"Visto así, tienes ese derecho... Pero yo he vivido estos años en una espera lenta. La mañana. La siesta. La tarde. El atardecer. La noche. La medianoche. El amanecer. El aura ¿Vendrá de verdad un devenir?" -"Siempre vino, tía, y hubo generaciones nuevas. Tus hijos te lo demostrarán" -"La vida, niña, se desliza tenue en un color. En uno solo. En dos colores se encrespa. En todos los colores juntos ¿Será igual? ¿O se apaciguará nuevamente?" -"Pensemos en las caminatas serranas, donde a mitad del camino la ruta pareciera más empinada. Luego de pronto, se percibe el final... y llega la esperanza. Se alivian los músculos con sólo verlo aún antes de alcanzarlo" -"Sí ...dices bien. En la mitad del camino, que es el más empinado, hay que tomar la decisión. Se regresa o se llega al final ¡Creo que él lo hizo! Y ello justifica su muerte para él mismo"- concluyó la joven viuda -"Lo reconozco. Yo no estaré de acuerdo con sus consignas, mas reconozco que él no se amilanó a mitad del camino. Fue como la sumatoria de los colores" -"Sería lástima olvidar un color. Abandonarlo... ¡Alcancémoslos a todos! Abarquemos toda la gama que contienen los pétalos. Ellos se extienden hasta nosotros para expresar bien el amor" -"Subamos al dormitorio, tía, nos hace falta dormir" -"Pues será una noche de insomnio para mí" Ellas fueron apagando las luces de la planta baja y al subir por la escalera, que rechinaba por el clima húmedo en extremo, la madera del ventanal pareció crujir desde afuera, como llamándolas, inútilmente. oooooPrimera soledad. Primera sensación de abandono. Bajo un cielo gris y dolorido, llena de pensamientos, vi partir un ideal y comprendí sin saberlo que era el fin de un pasaje de mi vida... En aquel adiós prematuro de mi amado. Segunda soledad. Segunda sensación de abandono. Este día me he sentido deshecha de dolor y compasión por nuestro corto destino. Este día de Niebla me he despedido del amor. De la alegría. Es el adiós definitivo de mi amado. ooooo 7 -TRASNOCHE ooooo -"¿No puedes dormir? Oí cuando te levantabas. Mi sueño esta noche es también frágil"- preguntóle la jovencita -"Te dije porque me conozco: ésta es una noche de insomnio para mí" -"Pero ya han sido muchos tus insomnios durante estos últimos tres años" -"Hace tres años fue un adiós prematuro y me despedía de él sin saberlo, en forma definitiva" La sobrina sentóse junto a su tía, ambas en batón, dominadas al mismo tiempo por el insomnio. Una cafetera caliente emanaba su fuerte perfume y la tía sirvió otro pocillo para la recién llegada. Tras los vidrios totalmente empañados por la Niebla, veíanse los faroles del paseo que emitían una luz difusa, mientras una lucesita más pequeña y zigzagueante parecía querer traspasar ese límite infranqueable de la ventana cerrada. El ánima penando volvió a contemplarlas juntas, en unión indisoluble, frente a las dramáticas circunstancias de quien era su principal protagonista. -"Esta es una noche larga y cansadora, deberías haber permanecido en cama. Es una vigilia inesperada luego de habernos las dos acostumbrado al mutismo, en relación a su persona"- expresó la sobrina -"Ambas conocíamos nuestras mutuas reflexiones, de modo que llegaría el momento para hablar de él" -"Es una noche muy larga, tía, luego de una lenta lejanía. Pero lo debes observar de otra manera" -"¿De cuál manera?" -"Con altivez, sin bajar tu cabeza. Con la gracia que cautivaste a toda mi familia llevando tu estilo garboso, elegante, de fina joven jujeña, del cual él se enamoró" -"No era propio, sino heredado por la educación familiar"- contestó la joven viuda -"Es indispensable que lo recuperes, para enfrentar este momento sin abatirte"Las dos mujeres cerraron por el momento su diálogo, y la menor dirigióse hacia la pileta para lavar las tazas de café que ambas habían usado. La cocina estaba tibia pero un aire muy fino y gélido entraba por la banderola. El Paseo Sobremonte reposaba. Los niños continuaban durmiendo. -"El destino no se apiadó de nosotros, de nuestra generación"- expresó la tía -"En cambio yo veo que él no se apiadó de ti. Se alejó hace tres años sin volver la cabeza, abandonando un hogar que él mismo había fundado. Y todo ello para deambular con su utopía trágica"- replicóle nerviosa la sobrina -""Utopía", fue la obra maestra de Santo Tomás Moro... ¿Por qué la usas en expresión peyorativa? -"Por ignorancia ... Por falencias ... Por las mismas limitaciones con que ustedes enfrentaron a una sociedad cordobesa con cuatro siglos de experiencia" -"Es buena respuesta, niña" -"Yo sólo quiero proteger a estos niños que duermen arriba, y ser tu mejor amiga. Brindarte una amistad útil para superar este día, y su doloroso recuerdo del amor" -"Es mucho y demasiado, niña mía. Debo tenerlo en cuenta cuando te escucho y me duele ver, que lo juzgas a él con total rigidez"- aceptóle la nueva viuda-"Soy la Fiscal" La sobrina se levantó de pronto creyendo advertir un sonido procedente de la planta alta. Acercándose a la escalera agudizó su oído. -"Aún duermen. Estuvieron despiertos hasta muy tarde"- dijo regresando junto a su tía -"Hay que dejarlos, es medianoche. Ellos necesitan vivir. Han nacido en medio de la muerte y deben representar a la vida. Al devenir. Y mi amor les será incompleto algún día" -"Una nebulosa te envolvió durante estos años, tal como la Niebla de la calle. Pues debe terminar... ¡Basta! ¡Vive!" -"No puedo apartar de repente al mundo que me envolviera durante diez años, y en especial estos tres últimos, con sólo desearlo"- explicó sentida la tía -"No de repente, es cierto, pero sí intentándolo desde ahora como recomienzo tuyo" -"El estuvo en mi vida, presente o ausente, abarcando todo mi escenario. Fue mi elección y nadie me había obligado a ello. Así era mi deseo desde que lo conociera" -"Pero él se apartó de su hogar. O al menos privilegió la causa. La lucha"- insistió la chica -"Pues sí... la vida de familia le resultaba estrecha. Todos lo supimos siempre. El necesitaba un horizonte abierto, sin puertas ni ventanas"- confirmó la tía -"El hombre debe abrir esas ventanas y el aire entrará a raudales. La mujer también es su niña" -"Cada uno llevó su parte y vivió de acuerdo a su comprensión. Nada vuelve atrás. Sin embargo algo queda de este sendero compartido: Sus hijos. Y además mi propia vida que se encadenó a él, voluntariamente" -"Tu vida convulsionada por él, y que debe resurgir entre las tablas enmohecidas de una demolición" Ambas callaron. La sobrina volvió a levantarse, preocupada con ciertos ruidos sobre la escalera. Los siguió escuchando por un largo rato, hasta que éstos dejaron de hacerse sentir. -"¡Tía! ¡Olvida todo! Tus hijos despertarán con el alba y habrá un nuevo amanecer en esta casa"- expresó la sobrina con emoción juvenil -"Amanecerá sin duda. Tu energía es una redención. Pero los niños irán con prisa hacia su destino, y mi amanecer les será más adelante como una estela de sus costados" -"Amanecerá... cuando te desprendas realmente" -"Es difícil desprenderse cuando no hubo una despedida real, definitiva... Yo la esperaba"- recalcó en su dolor la joven viuda -"Pero sí la hubo..." -"¿Cómo? ¿Cuándo?" -"Una tarde, estando yo sola... hace dos semanas. Tocó el timbre. Abrí pero no lo reconocí. Estaba muy cambiado y tuvo que decirme su nombre, pues yo realmente no sabía quién era ¡Mi tío perdido en el marasmo... aquí frente mío!" -"¿Y por qué me lo has ocultado hasta ahora?" -"¿Sabes que con sólo treinta y cuatro años ya tenía canas? No lucía más su bello cabello rubio alborotado. Sus ojos azules eran más pequeños y el rostro muy enjuto marcaba los huesos del rostro"- comentó con dureza chica -"¿Qué derecho tenías para ocultármelo?"- insistió disgustada la tía -"Tuve miedo. No se le reconocía. Era la sombra de aquél que fuera en su plenitud alegre y vital"- defendióse nerviosa la niña -"No era motivo para que yo desconociera su llegada a mi casa. Para que creyese dolida, que realmente él se había alejado sin volver nunca la cabeza hacia mí"-"Cuando me dijo su nombre sentí honda pena. Sí, tía, me produjo asombro y dolor" -"¿Y por qué decidiste lo que yo debía saber o desconocer... por cuenta tuya? ¿Acaso le cerraste la puerta?" -"No ...¡Eso no!... El se negó a entrar conociendo su situación, como último gesto de buen hombre. Sólo quería verte y no te halló. Tampoco a los niños que estaban en la escuela" -"Me has estado sobreprotegiendo, como antes fuera él sobreprotegido por toda su familia. No es bueno, niña" -"El que se fue con orgullo de hombre exitoso, no debe volver como un fugitivo ...es mi forma de pensar" -"¿Y quién puede decidir o dominar su destino, por mucho tiempo?" -"Era la destrucción de un mito. De la fantasía que él mismo había forjado"- sostuvo otra vez la más joven -"Aún así... No estabas en tu derecho al ocultarme su regreso, aunque éste fuese de un instante. El volvía por mí" Un silencio, un vacío, parecía envolver a las dos amigas. Los ruidos de la escalera ahora eran más intensos. -"Es la gran humedad de este día que hace crujir las maderas"- opinó la tía -"Recuerda siempre que nada lo colmó, era un buscador insatisfecho. Se condenó él mismo a la tragedia"- expuso nuevamente la sobrina -"Ello no te autorizaba a controlar sus mensajes" -"Era un riesgo inútil" -"Yo debía decidir. En todo caso ya lo había puesto de manifiesto anteriormente. Por nada del mundo haría algo que pusiera en peligro a mis hijos"- sostuvo la tía -"Aquí vino recién al final" -"Lo sabía. Lo sabíamos... Era ésta una despedida final. Pero decidiste por tu cuenta lo que era bueno o malo para mí"- continuó en reproche la joven viuda -"Creí hacer bien mi papel" -"¿Acaso no me dijiste hace poco, que en mi generación tuvimos el error de decidir por ustedes? Has actuado con la misma actitud irrespetuosa de mi generación, cuando decidimos cambiar a una sociedad sin preguntarle sus deseos"- expresó la joven viuda -"¿Crees, tía, que hay una sola persona de mi familia que se satisficiera viéndolo acorralado? No, ninguno. A nadie le hacía falta su desdén, sus desplantes y estoques crueles. Pero tampoco deseaban sus desgracia. Se conmoverán todos con este final suyo, mucho más de lo que te imaginas"- dijo conmovida la chica -"Pero terminaste apartándome de él" -"No fue como dices, él no te halló al venir. Pero es cierto que yo callé" -"Has actuado, niña mía, con soberbia juvenil" -"Creo, tía, que nuevamente me has dejado muda" Y mudas quedaron ambas, aunque cada una convencida de los suyo, sin mediar posibilidades de cambio. La helada nocturna que contorneaba la ventana y enmudecía la calle, mantenía mudo al Paseo Sobremonte. -"Fue sin duda un temerario. Yo admiré el vigor de su fuerza"- recordó la viuda -"Pero cuando llegó hasta la puerta ya no era mi tío. Aquél que jugaba conmigo y discutía con mi padre. En ese momento se produjo en mí un desnivel de imagen, al verlo fugitivo, como una figura disolvente" -"Quizás ello me explique mejor tu actitud"- observó conciliadora la tía -"En ese momento, viéndolo tan abatido, pensé que te habías hechizado por una audacia que no tenía fuego. Que mi padre, su hermano mayor, se vio avasallado por un ímpetu que no tenía cuerpo. Que mi abuelo se desvivió por un drama que no tenía dolor"- expresó con severidad la sobrina -"Estás entrando en un terreno de crueldad, y la extiendes hacia todos" -"Pero es la verdad, aunque yo sea dura, nunca llegaré a ser tan dura como él. Nos dio vuelta la cara y nosotros quedamos atrás suyo, lejos, en el camino, mientras él seguía impasible y exigente por el mundo, lleno de reproches, como si todos le adeudáramos algo" -"Era un soldado de una causa, una consigna. Pero piensa niña, que si su idea hubiera germinado, sembrada en otras condiciones, ahora ese brote se erguiría hacia el azul del firmamento. Y él sería un Héroe"- dijo con emoción la viuda -"No hubo otras condiciones. Todos perdimos porque él también se destruyó" -"Es la soberbia juvenil que quiere resolver de un chispazo los problemas del mundo y sus milenios. Como la tuya. Decidiste por mí sin darme lugar a elección"- le recordó la tía -"No te lo he negado. Esa es la diferencia con mi generación, no nos creemos el pozo de la verdad ¿Qué hubieras hecho si yo te contaba su visita? ¿Ir en su busca en medio de las balas? ...Eso es lo que yo temía"- aclaróle su sobrina Habíanse servido un segundo café y comenzaban ya a sentir la somnolencia del trasnoche, en su final. Final de diálogo. Final de comunicación completa. Final de un duelo verbal entre dos amigas, tía y sobrina, que habíanse acompañado durante tres años sin exigirse nada. -"¿Por qué cruje tanto la escalera?"- volvió a preguntar la sobrina -"Es la humedad de un día como éste" La sobrina levantóse inquieta y fue en dirección a la escalera. Luego retornó junto a su pocillo de café, intrigada, para sentarse otra vez en la mesa. La tía mirábala extrañada mientras agregaba más azúcar al café. Pero la niña fue de nuevo en dirección a la escalera intentando agudizar su oído. -"Es extraño. Parecieran pasos muy suaves, pero distintos a los pasitos de los niños"- dijo subiendo la escalera -"Puedes quedarte tranquila, duermen como ángeles, tal como son aún. Les falta mucho para perder sus alas. Todo hombre fue ángel alguna vez, aunque sus tragedias mundanas hagan olvidarlo"- comentó la viuda desde abajo La sobrina regresó un momento después con apresuramiento, como si corriese, y fue a sentarse algo agitada. -"¿Tropezaste acaso? Es peligrosa esa escalera de madera, de noche y a medialuz"- preguntóle la tía -"¡No! ...pero creí ver una sombra... Me acerqué y ya no estaba"- respondióle excitada la sobrina -"¿Cómo?" -"Una sombra ...alta... no era de niño" -"¿Dónde?" -"En la escalera..." -"¡Es él!" ... ¡Vino a despedirse!"- gritó con emoción la joven viuda En forma precipitada salió corriendo en dirección a la escalera que crujía aún, con más ímpetu. La sobrina, ahora insegura y dudosa, siguíala por detrás. -"¡Ya no está! ... ¡Pero él vino a despedirse de mí!" ooooo La noche y la muerte parecen unirse en sus imágenes. La noche: muerte del día.La muerte: noche de la vida. ¿Será por eso que entre las tinieblas meparece encontrarte? La noche: donde te encarnas de nuevo, dándomefuego de vida. ooooo 8 - AURA ooooo Sobre los vidrios empañados de la ventana comenzaba a disolverse la Niebla. Más allá, las luces nocturnas y mudas de los faroles encendidos en el paseo, iniciaban su lento declive. Una a una irían apagándose. Su presencia ya no era necesaria en el antiguo paseo del Marqués de Sobremonte, frente al esplendor rosado y espectacular del aura. -"¡Se va la Niebla y hoy tendremos sol!"- dijo la sobrina abriendo la ventana La niña asomóse al exterior, aún helado, y absorbía esa gélida atmósfera refrescante del aura, después de una Niebla. Luego cerró la ventana, para impedir que el frío exterior entrase al interior de la casa. -"No cierres totalmente la ventana, deja una rendija. Pronto acabarán las heladas y un nuevo sol nos bañará sin clemencia. Como los años anteriores, vamos a extrañar este frío ¿Qué será preferible? ...Repito lo mismo que dijiste ayer de mañana"- dijo la tía Mientras las formas del Paseo Sobremonte iban delineando su contorno, aparecieron caminando por él, algunos trasnochadores o madrugadores. Con distintos rumbos se entrecruzaban entre los plátanos corpulentos sin hojas, como creyendo adivinar entre ellos la sombra del antiguo Marqués. Con su paso retumbante y fantasmal, recorriendo Córdoba, la ciudad que nunca lo olvidara. Y otra sombra se alejaba de aquel escenario, a medida que las luces del aura iban irradiando toda su tersura. Y se alejaba ahora para siempre, en forma definitiva, a medida que avanzaba la claridad del día que había amanecido sin Niebla. Son sus sueños y sus ansias. Con su violencia y su pasión. Con su juventud perdida y su ánima penando. -"Esta noche fue muy larga. Era la última. Me detuve frente a él en pensamiento ...Y él sintiéndome cerca suyo vino a verme ¿Qué nos unía aún luego de tres años sin vernos? ¿Qué fuerza extraña? ¿Por qué lejanos caminos de incertidumbre transportó su vida de peregrino? ¿Qué continuó uniéndolo a mí durante su deambular errante? ¿La duda? ¿La convicción?"- se preguntó la joven viuda -"Quizás ambas juntas. No lo sabremos nunca"- opinó la sobrina -"Es posible" -"Tía, los niños se han despertado ¿Los oyes? Concluye aquí nuestro larguísimo diálogo ... ¡Vivamos" -"Concluye aquí también, nuestro Juicio de Familia"- cerró diciendo con firmeza la tía -"¡Sí! ...los gurises están llamando... ¡Fin del Juicio de Familia!" -"¡Nos llaman a ambas, niña! Se prendieron de tu falda desde el día que tocaste la puerta para decirnos que venía a vivir con nosotros. Un gesto hermoso que ellos y yo nunca olvidaremos" -"Me salió del corazón" -"De tu bello corazón. Es sábado, hoy no tienes que asistir a clases. Llévalos al Paseo Sobremonte para que jueguen al calor. Puedes dejarme sola. No tengas miedo. Hay ahora mucha luz a mi alrededor" -"Sí ... ¡La Niebla se ha alejado ya de mi ciudad!" oooo Volqué una copa. Aquella del cristal violáceo que lo contenía. Destruí en una llama, el último de sus recuerdos que aún conservaba. Desde el infinito los ángeles ondearon sus banderas. Un clarín irrumpió el espacio y se han abierto las nubes disipando la Niebla. Yo los veo con sus alas doradas en la semiluz del invierno. Y él se aleja con ellos, volando solo entre soles. El no está más conmigo en este amanecer. He quedado sola contemplando el vacío, y la humanidad continuará su ritmo. Pero yo seguiré en mi vacío, aunque el sol lance sus colores. ¡Ya!... ha terminado mi espera mirando el vacío. Ha terminado su tiempo y el mío. Y ahora deberé hallar yo sola, mi propio destino y camino. ooooo ¡La Niebla se ha alejado ya de mi ciudad! -----FIN----- AKHENATÓN Y EL ARCA DE NOÉ................................. Por Alejandra Correas Vázquez Akhenatón es el personaje central del movimiento atoniano, en todas sus facetas. Lo hemos visto desfilar delante nuestro como poeta, como pintor, como ideólogo, como hijo respetuoso, como enamorado de la mujer más bella, como padre encantador... Todo un manojo de prendas morales que no son comunes en un revolucionario que todo lo cambia: ¡Pero desde el mismo trono! Y también lo tenemos ante nosotros como un estudioso naturalista. Akhenatón sorprendía a todos. De pronto el Faraón era un dios que se había humanizado, pues los faraones anteriores a él tenían un carácter divino e intocable. Vivía como un mortal más y platicaba con todos. Tenía penas y alegrías. Conducía personalmente sus caballos en el carruaje a gran velocidad, como lo hacen todos los muchachos jóvenes (se lo representa con sus briosos caballos galopando). Y mostraba en público sus amores con la dama elegida, su bellísima Nefertiti. Su vida estaba por completo expuesta a la vista de todos. Participaba en los trabajos de construcción y les daba el toque final (pintaba y nos quedan su paleta y sus pinceles). Todo en él era la ruptura con la convención y el brillo manifiesto de su carácter expansivo. Además de ello, que por cierto ya es mucho, fue también un estudioso naturalista. Su inquietud como tal lo llevó a desarrollar una experiencia científica, pionera, de gran calidad. En estos intereses naturalistas de Akhenatón hubo sin duda mucha influencia de su madre Ty, la fenicia procedente del Líbano y criada bajo sus cedros. Era necesario para ello crear un espacio nuevo, como nueva fue en ideas fue esa ciudad del círculo.¡Y es aquí donde reaparece una vez más Ineni! ...El gran ingeniero y arquitecto que sabía resolverlo todo. Y juntos comenzaron a idear una obra inédita. Fue aquí donde más se hizo presente la interacción de ambos. En la parte norte de esta ciudad fue edificado un Museo de Ciencias Naturales, dentro del cual dióse vida a un exhaustivo centro de estudios, con función completa. Se ha dicho de él, que este edificio fue único en su género dentro de la antigüedad, para el desarrollo de las ciencias naturales en forma sistematizada. Lo rodeaba un Jardín Botánico diseñado con toda la flora natural egipcia, pero aumentada con la importación de especies provenientes de distintos países, y readaptándolas al clima del Nilo. Estaba provisto para este fin, ya que muchas eran plantas de agua, con un lago artificial. Las fragancias múltiples enriquecían aquel ambiente recreado, con una climatización adecuada. Mientras que el lago reunía en sus aguas las especies más diversas de animales acuáticos.Había allí peces de colores en tamaños incontables, martines pescadores y patos silvestres. Era un exótico mundo de vida natural con aromas y movimientos propios, dentro de una selva cultivada con cariño. Pájaros de numerosos tipos, en colorido diverso, jugaban revoloteando en aquel paraíso concebido como un aporte ideal para sus felices vuelos. Las pinturas murales que recrean este espacio nos permiten admirarlo.Hacia el final del parque se abría una sala hipóstila donde hallábase el asiento propio de Akhenatón, el cual servíale de lugar de estudio y meditación, ubicado entre las aromas y el frescor de aquel jardín encantador. Nada más adecuado que este sitio para el aislamiento de quien como él, necesitaba su cuota de soledad en una vida tan plena de gente.El juego estético que allí lo rodeaba favorecía a su intelecto. Era un sitio de relax apropiado y preparado sin duda para él, por Ineni, ante un requerimiento suyo, el cual producíale una quietud insondable. Podemos nosotros transportarnos también imaginariamente hacia ese lugar, para sumirnos en las meditaciones solitarias de aquel muchacho entusiasta, que analizaba y observaba con la constancia de un estudiante cada flor, cada pájaro, cada pez, cada ramaje, poseído siempre por una honda vocación naturalista.En la parte norte del Museo había otro patio descubierto en el cual se hallaba el Zoológico, cuyos pesebres estaban esculpidos por los artistas con figuras alusivas. Como era de esperar aquí se coleccionaban y reunían animales vivos. Los patios descubiertos eran importantes dentro del pensamiento atoniano para recibir la caricia de Atón.Finalmente encontramos también un jardín rodeado por columnatas que guardaba la colección favorita de ornicultura, donde las especies más infinitas entonaban trinos de una variedad innombrable.Para completar su colección zoológica Akhenatón se dirigió a las cortes vecinas demandando, por ejemplo, al rey Burniabiarash de Babilonia el envío de "bueyes salvajes disecados y algunos animales del país como si estuviesen vivos". En este caso también eran importantes de coleccionar, pues eran animales salvajes que los asiáticos perseguían como plagas del ganado y los sembrados. Y él como estudioso deseaba conservarlos aunque fuera de esta forma momificada, como ejemplares dentro de su Zoológico.Este Akhenatón que nos describe el Museo de Ciencias Naturales, ubicado en el norte de la ciudad, es el de un joven de plena convicción y conciencia de estudio. El método disciplinado que él puso en la formación del conjunto, nos descubre una capacidad de concentración en su personalidad, y a la par una voluntad sistemática, que la emotividad fogosa de su revolución tenían ocultas.Fue en todo momento un muchacho capaz de transmitir inquietudes y despertar conciencias, para embarcar a sus seguidores dentro de una empresa dinámica. Pero también demostró aquí, en su empeño naturalista, que podía conquistar espíritus y atraerlos hacia el estudio. Por ejemplo, el rey de Chipre motivado por esta tarea suya, pide a Akhenatón el envío de un buey y un águila para su propia colección. Y en poco tiempo la moda de los jardines zoológicos cunde y se extiende por otras cortes, tanto asiáticas como africanas, que viéronse atraídas por la idea innovadora, a instancias del joven naturalista.Hay una evidencia. Existe aquí un intento pleno de reunir a todas las especies. Coleccionar, diríamos, a todos los animales del Arca de Noé para preservar la existencia de esas especies a fin de evitar su extinción. Y cuando fue imposible hacerlo, pues tratábase de animales perseguidos por los agricultores y ganaderos asiáticos al ser especies peligrosas y salvajes, Akhenatón buscó al menos obtener un animal disecado como referente. Además agregó lo que le faltaba a la célebre arca noelita: flora y peces. El era un estudioso naturalista en todo su conjunto.En un vuelo aproximado al pensamiento atoniano, Francisco de Asís cuando desertó con horror de las Cruzadas, tiene aquí su correlato. Este místico que creó el lema de "hermano Sol, hermana Luna" era también un amante y protector de los animales, a quienes llamaba "sus hermanos". Se puede citar otro caso en el siglo XVI d.C. con las cartas de Hernán Cortés al emperador Carlos V, donde le explica su asombro de ver en Méjico jardines Zoológico y Botánico, concebidos como tales.Pero lo totalmente inédito en este Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Akhet-Atón, es que cada sección está perfectamente delimitada. Un sitio de estudio para flora, y otro para fauna. Separado en secciones, como corresponde a un centro universitario. Era el empuje atoniano que en su desarrollo llevaba aparejado una compenetración naturalista, como obra del creador Atón, lo que producía en todos ellos un deseo investigador. Consciente y pleno de fuerza, como un llamado del corazón, que transmutaba la fuerza mística en fuerza intelectual.Y una vez más como ocurre en todos los Zoológicos, la sociedad hallábase presente, de paseo, en aquel lugar encantador y en perfecta equiparación para conocer de cerca de Akhenatón, Nefertiti y las princesitas. La propuesta atoniana era integrar a todas las clases y las razas en un solo cántico a Atón, y allí lo lograban. Caminaban departiendo con los poetas, los escultores, los extranjeros, los comerciantes, los funcionarios, los artesanos, los obreros, los albañiles. Y todos en conjunto podían hablar tranquilamente con los destacados personajes del momento: Tuthmosis, Yuti, Bok, Ineni. 0oooooooooooooooo0 ROMILIO RIBEROS Y LA NAVE INTERGALÁCTICA................................Mi gran amigo y poeta indio Romilio Riberos, proporcionábame paseos insólitos con algún motivo especial que se definía recién al concluir el mismo. No había que preguntarlo, había que vivirlo. Como aquella noche cuando apareció en un espacioso auto junto a un viajero procedente de Québec (Tito Curuchet) lo más europeo posible, lo menos indio posible, como eran todos los amigos de mi "amigo indio" ...Y con quien amenizamos en buena empatía dentro de esa agradable tertulia bohemia que iba a durar dos jornadas ininterrumpidas.Vinieron ambos a visitarme hacia la puesta del sol y nos fuimos los tres juntos en ese amplio vehículo, para disfrutar de una parrillada criolla en la Ruta 9 ...¡No íbamos a dormir por 48 hs!... Ni habría tampoco forma de desatender el jugoso diálogo de estos dos intelectuales llenos de vivencias propias, ideas originales, lecturas vívidas y observaciones pensadas. Ignoro cuál era mi intervención allí, pero estaban contentos conmigo.La noche avanzaba y la conversación volvíase más medulosa. Luego de cenar recorrimos el Parque Sarmiento lindero a la Ruta 9 que lo separa del centro citadino, bordeamos el Coniferal cargado de rosas multicolores, y pasamos junto al Zoológico con sus grandes barrancones donde se amodorran los tigres, los pumas y los leones. Estábamos los tres cautivados por esa paz nocturnal y sin tráfico, por esa plenitud conservada dentro de aquel lugar especial y selvático erigido en medio de la ciudad... puro aún, a pesar del avance mecánico del siglo.Y en algún momento al pasar la medianoche, salimos hacia los caminos. Un manto de niebla fue cubriendo nuestra visión, pues el invierno cordobés habíase posesionado de todos : Los noctámbulos que permanecíamos despiertos o los burgueses durmientes arropados en sus domicilios.Las nevadas serranas parecían extenderse hacia los valles y los copos se derretían en el vidrio de nuestras ventanillas. Un vacío total nos rodeaba, mientras nosotros seguíamos avanzando en un diálogo permanente y sin horario. Cuando el auto era detenido para limpiar el visor, el motor helábase por la escarcha nocturna sumada a la densa niebla cordobesa e invernal. Y para evitarlo. el automóvil tenía que continuar andando por cualquier lado de la provincia.La provincia de Córdoba no es pequeña, pero en dos días de recorrer kilómetros, se la atraviesa. Se cambian los paisajes, se los recorre, se los combina y se retorna a ellos. El sol al iluminar el campo helado con espejos de escarcha, encandilaba los ojos reforzando el juego de la naturaleza. Los diálogos volvíanse por inspiración del ambiente, más imaginativos y pictóricos.La Pachamama nos abrigaba con su fuerza de diosa, en esos momentos de helada, cual protectora vital o diseñadora de caminos cordobeses.Por momentos dormíamos en el auto. Pero como yo tenía el asiento de atrás para mí sola, podía descansar más cómoda que ellos. Mis acompañantes hacían caso omiso del frío escarchado que nos rodeaba, acostumbrados como estaban : el uno a las nieves serranas del Uritorco y el otro a las nevadas del Québec. Así entre marchas y retrocesos no queriendo salir de la provincia, nos encontramos 48 hs. después en plena sierra abrupta, sobre un camino de tierra muy pedregoso, donde las ruedas del automóvil parecían rugir desesperadas.Y allí, el poeta e intelectual indio, nuestro querido Romilio (quien era por cierto el Cicerone de aquella insólita ruta) nos señaló una cresta rojiza diciéndonos :---Se llama "Los Terrones". Allá arriba mi madre siendo una joven pastora de dieciséis años, antes de que yo naciera, vio un "ómnibus" muy largo asentado allí donde no es posible subir sino escalando, posado durante semanas sobre esas crestas de greda roja. Ella estaba aquí abajo donde nosotros estamos ahora, cuidando sus cabras... ¡Era una jovencita de 16 años que contemplaba un "cigarro volador" y en el pueblo de "Capilla del Monte" nadie le creía!De aquellas mismas fechas (mitad siglo XX) la sierra cordobesa guarda memoria sobre numerosas historias paralelas, que ocuparon la crónica de los diarios por lo insólito de los sucesos. Una de ellas figura en el extraño "Libro de los Condenados" de Charles Fort, autor que coleccionaba por el mundo hechos sin explicación, con testigos. Y otra muy detallada la encontramos en los relatos cordobeses del agrimensor Don Salustiano Yánez (comienzos siglo XX), con ese componente mítico, trágico y legendario sobre tales sucesos, a los que se les atribuyera sólo un valor mitológico. Una obsesión pueblerina, con testigos aldeanos. Llamado uno de ellos "El loco de Cabana" (presunto astronauta). Y otro fue la estrella Venus muy roja, revoloteando extrañamente sobre el cerro "Pan de Azúcar", también de Cabana.Cuando yo vi siendo el atardecer un objeto verde con dos haces de luces (que en mi conciencia creo aún, era un plato volador) me hallaba precisamente al pie del Pan de Azúcar, en Unquillo, hablando con mi jardinero Don Ortiz. ..........................Pero aún así, esta otra historia sucedida allá en Los Terrones, ésta de la pastora analfabeta, india y serrana, que tendría un hijo intelectual y erudito, ha sido siempre para mí la anécdota de OVNIS que más me ha gustado. Tiene una pureza espontánea, natural y creíble, precisamente por su sencillez.Y en un trajinar de 48 hs. sin parar el motor o deteniéndolo escasamente. En el transcurso de aquel peregrinaje inventado por Romilio Riberos -poeta y pintor- a partir de un tema de análisis que nos fue cautivando hasta llevarnos de un diálogo a otro y de un lugar a otro ...¡En ese momento!... la aparición imprevista de "Los Terrones" tan esbeltos e imponentes, con su mágico color naranja brillante de media siesta, soleados tras una helada, ha dejado dentro mío, una sugestión perdurable. Y aún hoy "Los Terrones" me parecen guardar restos de aquella Nave Intergaláctica....................................Alejandra Correas Vázquez................................... 1 - AKHENATÓN, EL PERSONAJE................................. por Alejandra Correas Vázquez Durante trescientos cincuenta años el Imperio de los Incas fue para los estudiosos el monopolio exclusivo del Sol. Esta extraña sociedad cultural de un pueblo sudamericano y precolombino, de quien Prescott diría: "¿De dónde vino esta raza notable y cuál fue su historia primitiva?"... nos situó en una incógnita cubierta de sorpresas irrevelable durante estas centurias. Nada había semejante al Inti del incaísmo, este "Padre Solar" representado en un gran círculo de oro, una despojada forma geométrica, quien con sus hijos dilectos había organizado la más extraña, socialista, igualitaria, y moderna de las sociedades de todos los tiempos. Pero un día de 1887 el exótico Círculo del Sol volvió a emerger de la nebulosa de la Historia, en una tierra distinta, de un continente distante, donde los rayos del destrozado Inti sudamericano volvieron a recobrar actualidad, cuando el sinnúmero de arqueólogos levantaron las arenas egipcias que cubrían desde hacía 3.300 años la ciudad santa "Horizonte del Círculo Solar" ...Akhet-Atón. Introducidos ya dentro de aquel mágico escenario, sobre la soledad ardiente que envuelve su misterioso pasado, Akhet-Atón es el testigo inconmovible de los milenios. Su nombre casi legendario ha pasado a la literatura y conserva una memoria imperecedera. Su personaje central -clave del drama- y motivo real de largos trabajos que se vienen desarrollando desde su aparición, es el encantador y subyugante Akhenatón. Nadie hubo entre los antiguos Faraones de Egipto que arrastrara multitudes humanas como él lo hiciera, recorriendo los países de su entorno, tanto en su tiempo vital como en la posteridad, nuestro tiempo moderno que buscaría interpretarlo. Esa multitud que iba en pos de sus ideas, seguía al hombre y no al monarca sagrado. Pues Akhenatón fue ante todo un político, un dirigente de masas, aunque se presentara con una patente de Mesías. 2 - EL CÍRCULO........................... El irrumpe de improviso en la milenaria escena egipcia, conservadora y estática, perteneciendo a la dinastía XVIII (lo que nos da la pauta de su antigüedad al momento de su nacimiento) para cambiarlo todo. Akhenatón elige una despojada figura geométrica redonda llamada Atón, colocando al Círculo del Sol a la vista del pueblo. Pues el pueblo en sí mismo, tal como lo concebimos ahora, era su principal interés. Y en especial el pueblo nativo del Egipto que estaba minimizado en aquel momento, debido a que la corte egipcia habíase convertido en una sociedad internacional, donde la lengua que se hablaba ni siquiera era la egipcia, sino la babilónica "akkadia". Akhenatón ha abierto las puertas del Templo y quiere compartir sus secretos con los hombres. Tiene además 20 años y la energía para hacerlo. Sus principios básicos se detallan de la siguiente manera: Era una religión revelada. Era un monoteísmo universalista. Era una cosmogonía racionalista y desmitificada. Era un pensamiento abierto hacia la integración con la naturaleza. Era el Sol que regía la vida humana. Era un socialismo que compartía bienes, proponía al hombre libre con derechos iguales, no separaba sexos ni razas y establecía reuniones pluralistas a la luz diurna solar en espacios abiertos. Akhenatón era un auténtico monoteísta en toda la intensidad del concepto. Y pan-humanista por completo. Tal como declaró en la estela del año 4, su dios único está consagrado a "todas las razas del mundo". El Atonismo tenía dos facetas. Una material y otra espiritual. Materialmente era la fuente creadora de vida. Espiritualmente era la luz de la conciencia. La primera se halla en el mundo creativo de la naturaleza descripto en el "Himno a Atón", gran poema, obra del propio Akhenatón y firmado por él. El orden creativo allí enumerado del mundo vegetal y animal, montañas y agua. Como su poema al Sol lo detalla. El segundo se evidencia en este trozo de inscripción atoniana: "El que se regocija en la montaña de luz, en el nombre de Shu, que es Atón" Shu es el aire, la forma inmaterial de Atón, lo que le privaba de todo cuerpo para transformarse en una pura espiritualidad brillante. Además los Atonianos consideraban a Ra como una de las formas de Atón. Su palabra y su pensamiento. La palabra del Sol, dado que en egipcio su jeroglífico era una boca, diseñada como un romboide acostado, otra forma geométrica. El fundamento atoniano equivale al concepto puro del Logos Solar, pues "logos" en lengua griega significa: palabra. Otra de las formas que fueron aceptadas por los Atonianos era Horus. El "Ojo". Es decir la Mirada del Sol. Estos elementos eran conceptuales en la esencia de la creatividad solar. Todos los antiguos mitos fueron abolidos. Se conservaron sí, ideas. Los antiguos himnos heliopolitanos (Libro de los Muertos) llamaban al Sol en la figura de Ra, diciéndole: "Uno, Poderoso, Pluriforme y Multicambiante" Con lo cual ya estaba Heliópolis determinando la empresa Atoniana (de la cual fue su impulsora y él su discípulo) exponiendo ese principio tutelar del Uno, desde el Antiguo Imperio. El mismo principio que más tarde en el Nuevo Imperio, el joven Akhenatón haría conocer al mundo, al abrir hacia afuera el gran sello heliopolitano. Es válido recordar también a Plotino, un egipcio de época romana procedente de Alejandría, cuyo Uno iba acompañado de contemplación y éxtasis. Ambas sugerencias se pueden advertir en el hermoso poema de Akhenatón. Su tío materno era Aanen, sumo sacerdote de Heliópolis (en On del sur), y le sucedió en el cargo después el hermano menor de Akhenatón. En el Atonianismo no entraron dioses porque no entraron mitos. No entraron ídolos porque Atón era un pensamiento. Una idea pura de creatividad. Un Círculo como concepción geométrica. Era la Geometría en su capacidad creadora señalada como el origen de toda existencia. Esto nos recuerda que Platón un milenio después pondrá en el frontispicio de su Academia la siguiente frase: "No entre aquí quien no sepa Geometría". También se destaca la Maat. Diosa conceptual de la Verdad. Sin panteón, ya que es una idea pura. La búsqueda de la Verdad era prioritaria para Akhenatón y la usó como principio de su tesis. Hizo de ella un estandarte, casi una contienda contra el mal. "La mentira es el peor de los delitos del hombre" sostuvo con énfasis. Y convertido ya en un violento "anticlerical" (como se lo ha señalado) acusó a los sacerdotes como propagadores de mentiras. En cuyas palabras sólo había oído "frases perversas y falsas". El fundamento de la Vida misma se representaba con el jeroglífico Ankh. La cruz ansata. Una cruz parecida a la cristiana pero cuyo palo superior lleva un aro. El la lleva en sus manos tomada de esa cabeza en forma de aro. Es el símbolo de la vida y en los bajorrelieves y pinturas vemos que los rayos de Atón terminan en manos que sostienen un Ankh. En el desarrollo atoniano se recrearon figuras válidas de orden conceptual, de modo que su movimiento fue llamado la "doctrina del Ankh... O sea la doctrina de la vida. El Ankh como símbolo egipcio de vida tuvo perdurabilidad por Oriente. No es extraño que Francisco de Asís luego de su viaje a tierra santa como cruzado, y desengañado hasta el horror con este cruento proceso, regresara de allí totalmente cambiado predicando paz y amor a todos seres vivientes, fueran humanos o animales. ¡Y portando un Ankh! El cual ha sido llamado "la cruz de San Francisco". Es evidente que las sociedades místicas orientales que él visitó en el siglo XIII conservaban aún el pensamiento heliopolitano. He aquí el esquema solar atoniano: La Revelación. La Vida. La Palabra. La Mirada. La Verdad. El Círculo como fuerza centralizadora de este conjunto, contiene la energía vital del Todo. Su figura geométrica encierra a la naturaleza en su composición completa. Encierra una conjunción Madre-Padre de estructura totalmente mental. No hay en él una simbología materializante porque Atón como tal, como idea geométrica, no tiene materia. Es una idea. Un pensamiento. El Uno. Su cuerpo es Shu -el aire- y se halla provisto de Horus y Ra, o sea la Mirada y la Palabra. Es decir, no tiene cuerpo, pero mira y habla. 3 - EL SIMBOLISMO.............................. Sabemos que el símbolo central del movimiento atoniano era el Círculo ...Atón... Pero en las figuras del escultor Bok encontramos otra figura geométrica más: la Elipse, el Huevo, el Ovoide. No pudiendo Bok dar forma antropomórfica a Atón (todo indica que estaba prohibido como en el Islam y el Hebraísmo) usa la imagen de Akhenatón para exponer el pensamiento atoniano. Estas figuras "Bokianas" contienen puntos aclaratorios de la doctrina atoniana y representan casi el evangelio del movimiento. A ellas recurren con frecuencia los amantes de la simbología, pues la figura de Akhenatón está circunscripta dentro de un ovoide. El huevo está dividido por el centro en dos partes, mitad macho arriba y mitad hembra abajo. Es la elipse de la tierra alrededor del sol. Ahora, trazando una línea horizontal a la altura donde se separan ambas figuras (la cintura muy ancha) y cortándola a lo largo por otra línea vertical desde los extremos de esa elipse, hallamos escondida una cruz. No es la cruz del calvario. Pero es una cruz secreta que también se halla en las imágenes medioevales, escondida dentro de sus figuras muy alargadas representando temas religiosos, en pinturas y vitrales. Allí también observamos el ovoide, la centralización en el medio más ancha, y los dos polos en las puntas de arriba cabeza y abajo pies. El principio Hermafrodita del atonianismo se evidencia en la gran escultura del artista Bok, quien nos ofrece esta interpretación. Usando simbólicamente la imagen del monarca-ideólogo, dentro de un ovoide, coloca a un hombre en la mitad superior y a una mujer en la mitad inferior. Es el Hermafrodita místico de los alquimistas, el Gran Hermafrodita de los masones, el Gran Tucman sudamericano, solitario y aislado que tuvo sin copulación a los cuatro reyes-dioses Tucman. Toda la obra de Bok es simbólica, pues este escultor es uno de los dirigentes del proceso. Esta energía de la naturaleza expuesta en su arte, como fuente de vida contiene la fuerza creadora en sí misma, como hermafrodita de un orden mental. Contrasta Atón por completo con el antiguo "Atum Heliopolitano" que se masturbaba para originar la Creación. Además de que Atum era una montaña sagrada, por lo tanto un dios ctónico. La riqueza intelectual del pensamiento atoniano traspasa los lugares comunes donde habíanse sumergido multitudes de mitos egipcios. De su elaboración se desprende un movimiento de ideas puras. Absorbe a la naturaleza sin limitaciones y sin personificaciones. Como forma de pensamiento representa el poder creativo de la mente, una mente-cósmica, que dirige con su voluntad a la materia. Era según sus seguidores, el poder manifestante del Padre-Madre-Naturaleza, quien confería el Ankh por virtud de la Maat. Es decir la vida por medio de la verdad. Este Uno Hermafrodita (bien diseñado por el escultor Bok) es presentado por Akhenatón en su Himno al Sol, no como una mera forma incandescente que emite luz a la tierra, sino como un cuerpo inteligente que piensa, actúa y vive. Atón es la inteligencia que organiza la existencia del mundo. Mil años después Platón sostendría que el universo es un animal inteligente. Bok escondió en sus figuras simbologías y pensamientos, donde la tesis de Atón expone una amplitud de ideas. La cultura Atoniana tiene en su arte, en su literatura, en su arquitectura y diseño, en su urbanismo, en su humanismo, una gracia y una belleza que la hace brillar dentro del legado histórico, con una armonía propia. 000000000000000000000000000000 EL CAMINO REAL...................por Alejandra Correas Vázquez1 - VIOLENCIAS VASCONGADAS........................................Por el camino empedrado fue perdiéndose la comitiva de carretas que transportaba a los vascongados en un exilio involuntario, desde Potosí hasta el Tucumán. Era un larguísimo viaje por la ruta incaica del Camino Real, surcando medio continente sudamericano.Atrás iban dejando los suntuosos frentes ornamentados de escudos. Atrás iría quedando la ciudad más populosa gobernada por el Virrey de Lima. La urbe más habitada del imperio español de ultramar.¡La ciudad de oro! ¡La ciudad argéntea! La de la montaña de metal precioso ... POTOSÍ ... La del monte "Potoche".Una violencia extrema había vuelto a apoderarse en ella de sus rivales clásicos -vascongados y castellanos- que teñían de sangre esas suntuosas calles, conmoviendo a sus ciudadanos estables. Muy pocos por cierto, pero muy poderosos, quienes argumentaban su derecho a una vida regular. Era muy difícil una vida regular en Potosí donde tanta población fluctuante y transitoria se juntaba. Donde tanto aventurero de regiones ignotas arribaba día a día. Donde tanta riqueza, como en ninguna parte de este Virreinato del Perú, corría a raudales. Vascongados y castellanos, como otras tantas veces, cruzaron cruentamente sus armas por ambiciones desatadas en esa ciudad del Altiplano, donde emergía un río de oro y plata. Y una vez más los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, determinaron practicar expulsiones. .............OOOOOO.............El Camino Real continuaba perdiéndose en el largo descenso de esta altísima ciudad ubicada como "techo del mundo", a cuatro mil metros de altura. La ciudad dorada y argéntea, de elegantes palacios y templos, alejábase de ellos los expulsados, con su monte Potoche cargado del precioso metal.-"¡Adiós Potosí! ... ¡Inolvidable Villa Imperial de Potosí!".Decíase a sí misma la bella Aminta, junto a sus dos pequeñas hermanas, quienes jugaban a su lado indiferentes al hecho. Era ella quien iba a conmoverse plenamente con este cambio, al dejar Potosí. Era su algarabía emotiva y danzante, la que perdía un escenario tan valioso para su juventud. Su galas y sus trajes. Sus salones. Sus saraos. Sus romances.2 - HOMBRE DE MAR....................... Pues las niñitas con esa candidez propia de su edad, tomaban este viaje como un paseo más desde la lejana Vasconia, a donde su padre -Don Iñigo- fue a buscarlas luego de no haber visto sus hijos por diez años. Isabela y Lidora eran demasiado frescas aún, no habían nacido como gemelas cuando partió su padre hacia los océanos del mundo, y dejándolas a ellas aún incubadas en el vientre de su madre. No lo conocían, cuando viéronlo llegar a buscarlas después de una década, y como todas las niñas de esa edad, uno y otro cambio eran un juego más para ambas.Aminta dentro del carruaje que partía por el Camino Real, volvió la mirada hacia su padre nuevamente con reproche. Puso en él esos ojos inquietos de un azul profundo, con los cuales habíalo despedido en su infancia. Pero esta vez ella no lo despedía, emigraban juntos. En aquél entonces un océano los separó apartándolos por diez años, y más tarde, casi heroico, logró verlo descender finalmente de la nave que fuera su hogar durante toda una década.Ya no era más el jovenzuelo rubicundo que trepaba a los mástiles de las velas, entre los oleajes, con todo el vigor físico de su fuerza vasca. Ahora figuraba como miembro importante de una tripulación, cuyo piloto lusitano lo tenía en gran estima. El periplo de la flota portuguesa de la Casa de Austria daba vuelta al Africa, llegaba a Oriente, pasaba por Filipinas y arribaba al Perú. En uno de esos recorridos el marinero vascongado, llegado a contramaestre, conoció Potosí acompañando a su piloto lusitano por motivos comerciales, quedando fascinado con la espléndida ciudad colonial. Fue entonces cuando pensó en su familia, en sus hijos amados por él a la distancia. Y especialmente en su hijo primogénito ...Iñaki... para quien él deseaba ese brillante futuro. Su protector en el mar, el piloto portugués, propúsole nuevas empresas, pero Iñaki López de Narvaja maduraba ahora otros proyectos. Había reunido, haciendo grandes ahorros durante esos diez años, un capital importante para dar comienzo a sus ideas, y así buscar a su familia. Sus hijos estaban solos junto a los Pirineos, pues la madre de ellos no había sobrevivido al nacimiento de las gemelas. Fue de este modo que en el Alto Perú, junto a sus hijos, comenzaría a llamarse Don Iñigo, emprendiendo una actividad de próspero comerciante con mostrador propio en el centro citadino. Comerciaba con la habilidad que había aprendido en sus viajes por mar. Adquiriendo, además, una bonita residencia potosina. Hizo feliz con ella a los jóvenes Aminta e Iñaki, proponiéndose a partir de allí rescatar una vieja prosapia nobiliaria perdida en las guerras del Reino de Navarra... cuando los vascongados fueran súbditos del Príncipe Negro. Y él, semianalfabeto, con lustres de abolengo enterrados en el Medioevo, pertenecientes a reinos ya inexistentes, hombre de mar, estaba dispuesto a dar un vuelco total de su vida en Potosí.Era un navegante que conocía los océanos del mundo, pero estaba colocado ahora en este puerto seco a cuatro mil metros de altura sobre el mar. Llevó consigo a todos sus vástagos, y en especial a su jovencísimo Iñaki, para quien él diagramaba con esmero este lugar de privilegio. Su primogénito mostróse de inmediato con habilidad comercial, buen manejo de los números, y disciplina en el trabajo. Era un tenaz joven vasco. Las ilusiones puestas en él, por su padre, aumentaban día a día.Mas no sería así... En aquellos sangrientos días cuando las calles potosinas de oro y plata se tiñeron de granate (por las violencias entre castellanos y vascongados) Iñaki amaneció tumbado en ellas como uno de los contendientes más impulsivos. Toda la familia fue expulsada, junto con un grupo numeroso de vascongados. El camino que los llevaba era inexorable ¡Qué lejos estaba la Vasconia natal! ¡Qué lejos el nevado Pirineo! ¡Qué lejos el mar Cantábrico! ...¡Adiós, inolvidable Villa Imperial de Potosí!... Adiós a sus fastos. Sus salones. Sus trajes. Sus galas. Sus amores ¡Adiós mundano Alto Perú! Ya no veremos más tus ciudades ni tus Oidores. Y tampoco veremos más sus violencias -"¡Adiós juvenil Iñaki! Tu tumba no recibirá nuestras flores..."3 - EL EXILIO..................Don Iñigo López de Narvaja partía con su lujoso cargamento. Platería, mobiliario, sedas y bellas niñas. Sus hijas. Tan blancas como las crestas nevadas del Pirineo, de donde procedían. Fuertes y ampulosas. Rubias y rosadas. Vascas. Miradas de cielo despejado en sus celestes esferas circulares, con el iris de los ojos estático en el centro. Esa pupila particular de los vascongados que les hace parecer con ojos muy abiertos, de un curioso mirar fijo -frontal- como si los párpados se separasen de ellos.Cuando él regresó a sus lares luego de diez años, sus hijas menores no sabían quién era, pues habían nacido luego de su partida hacia el océano. Sólo Aminta e Iñaki recordaban que tenían padre. El piloto lusitano, siempre tan amable y protector, enviábales noticias suyas, pues él apenas sabía escribir. Pero Don Iñigo les ofreció a todos sus hijos un mundo mágico ...Potosí... al que ahora ellas abandonaban. Solas. Sin Iñaki. Sin embargo la comitiva de vascongados era numerosa y en realidad, por los hechos físicos, las hijas de Don Iñigo no se hallaban solas. Pero abandonaban ese fascinante Alto Perú, para ya nunca volver. Las mujeres jamás retornarían. Fueron los hombres quienes mantuvieron con su línea comercial de carretas el tráfico pesado y peligroso por el Camino Real, que llevaba desde el Tucumán hasta el Alto Perú, ida y vuelta en forma continua. Las mujeres iban a quedar para siempre en el Tucumán y ya no saldrían de él por dos siglos. Llevaban la semilla y la semilla se siembra en tierra.Los vascongados partían del Alto Perú dolidamente. Atrás suyo quedaron los fastos de aquélla -para siempre- inolvidable Villa Imperial de Potosí. Se dijo siempre entre las familias de la llamada Vieja Córdoba, que sus antepasados procedían de una vida de esplendor, condenados por hechos simples, a una existencia dura y casi ermitaña. Del mismo modo, se atribuía una razón semejante para los fundadores andaluces de la solitaria ciudad de Córdoba del Tucumán, a quienes se sindicaba un origen judío y rico, que debían esconder en este aislamiento por razones religiosas.Los vascongados eran temerarios y tozudos. Sinceros y valientes. Ambiciosos y adustos. O quizás víctimas de las iras rivales de los castellanos en las calles de Potosí. Obsesivos hasta el extremo de salir a duelo por causa de una palabra, eran muy fáciles de violentar mediante las hábiles argumentaciones dialécticas de los castellanos. Hombres de poco sentido del humor, o ninguno, no sabían contenerse frente a ellos. 4 - EL TUCUMÁN VIRGINAL................................El carruaje mecía a las niñas como una cuna gigante, adormeciéndolas. El selvático Tucumán íbalas devorando como el bosque intrincado de la Bella Durmiente. Las encandilaron las salinas. Las saludaron los pumas. Las recibió un cortejo de corzuelas. Hízoles acrobacia un plumudo ñandú. Les mostró su torpeza el guanaco. Las vizcachas asomaron de la tierra su hocico para olerlas. Los cuises huyeron ante sus presencia. Revoloteó sobre sus cabezas el colibrí. Las libélulas azules se posaron sobre la barandilla del carruaje. Allí estaba muy verde el intrincado yuyal, los churquis espinosos, la suave champa bordeando los arroyos. La peligrosa yarará, el furioso pecarí y la miel riquísima del camoatí en su nido de barro, con sus enojadas abejillas. Era un esplendor distinto. Era la Pachamama virginal que se exhibía ante ellas. Fueron tres meses de viaje. Los carromatos recargados iban a paso lentísimo y para aliviar a los bueyes era necesario caminar al lado de ellos, a pie, en muchas jornadas. Cuando arribaron al lugar indicado por los Oidores de la Real Audiencia de Charcas -al pasar la Salina Grande- ya no hallábanse en el Tucumán propiamente dicho, sino en el "Tucumanao" ...la frontera casi desconocida. Ese era el exilio verdadero. En ésta, su zona de frontera, el Virreinato del Perú era rico y paupérrimo, fértil y abandonado... desde siempre. Esta frontera sur de la Provincia del Tucumán dependiente del Alto Perú y su mentada Audiencia, contenía al Tucumanao aún sin desarrollar, con indios Comechingones que habitaban en cuevas, sin ninguna forma cultural. Lo que hoy día es la Provincia de Córdoba en la República Argentina, zona pujante, segura, instruida y productiva, necesitaba en aquel momento inicial gente fuerte, como aquellos marineros vascos que trepados a los mástiles de las carabelas enfrentaban los océanos. Desde Guipúzcoa hasta Filipinas. Donde Magallanes fue asesinado, los guipuzcoanos fundaron la ciudad de Manila.Si mucha tinta se ha escrito en contra de la colonización española, esta zona por el contrario, le debe por completo su prosperidad.6 - EL TUCUMANAO......................A este mundo marginado de la civilización, casi independiente del Virreinato y del Virrey, un escenario que no les prometiera ninguna vida social, a este Tucumanao, trajo Don Iñigo sus hijas a quienes antes habíales ofrecido la Villa Imperial de Potosí.En la crónica colonial de Fray Lizárraga se leen con precisión, las descripciones que este testigo ocular palpitara ante aquella realidad que él recorrió asombrado. Había atravesando dicho cronista un inmenso territorio vacío, desde la salida de la ciudad de San Miguel del Tucumán (hoy Tucumán-Argentina) hasta la ciudad de Córdoba del Tucumán, donde según nos dice, no existía pueblo alguno ni ningún villorrio habitado, en todo ese largo camino de numerosas jornadas. Y hacia allí, a este escenario vacío de habitantes, dirigíanse los recién llegados. Tenían como guía la gran ruta abierta antes por el Inca, llamada el "Camino Real". Pero fueron nombrados como Encomenderos, habiéndoseles otorgado en dicho Tucumanao grandes Mercedes, que ni estaban demarcadas ni sabían de límites o extensión. Eran posesiones de campos concedidas con carácter hereditario, pero cuyo dueño legal era el Rey. El Encomendero no era un dueño sino un administrador, con un sentido auténticamente medioeval. Era el vasallo de un rey muy lejano que estaba detrás del océano, y por ello tuvo una independencia completa del mismo, convirtiéndose en feudatario, cuyos descendientes siglos después iban constituir los estancieros argentinos. Las Mercedes no pagaban impuesto territorial, compartían las ganancias con las autoridades coloniales y separaban el "diezmo del rey".Estos encomenderos al llegar al Tucumanao, al trasponer la Salina Grande y comprobar el áspero recibimiento de ese ambiente olvidado, inexplorado, tuvieron una sensación de despojo. Llegaría el momento en que fuesen sus más apasionados defensores, tanto como al principio habíanse sentido casi repudiados. Consideraban que sus existencias estaban concluidas con este destierro en vida. Lentamente habrían de aceptarlo todo. Edificar su Merced. Empresa difícil y lenta por la soledad, como también riesgosa por la proximidad en la zona serrana de una vecindad aborigen en edad de piedra, indios "Comechingones" quienes nunca colaboraban pero sí acercábanse a robar. Instalar los cercados con pircas de piedra. Construir las casas para habitar donde no había nada ni nadie. Ninguna mano de obra como no fuera la de ellos mismos.Debían a partir de allí vencer las salinas, el monte virgen, los churquis espinosos, el yuyal altísimo, los pinchudos abrojos, la venenosa yarará, el peligro de los pumas, del pecarí, del camoatí, la vagancia comechingona y el vandalismo de los indios pampas. Este Tucumán virginal de frontera o Tucumanao, demandaba en aquel tiempo pobladores fuertes, y algunos de ellos probados como tales. La violencia con que los vascongados enfrentaron a los castellanos en Potosí, justificaba cualquier decisión al respecto. Una vez instalados los vascongados, comprendieron que debían convivir con otros dos grupos ibéricos. Cuarenta familias andaluzas, algunas de las cuales sospechadas de "judaizar" tanto como de ser "islámicas", llegadas con Don Jerónimo el fundador de la ciudad de Córdoba. Y además ambiciosos portugueses (siempre infaltables en las colonias españolas) de quienes se decía que la mitad de ellos eran "marranos", de origen borgoñés. Debido a que llegaron a Portugal con Enrique de Borgoña cuando este príncipe fundó el reino lusitano. Estas tres etnias no habían tenido contacto alguno en la península ibérica, hablaban distintas lenguas, tenían genes nunca antes mezclados entre sí, pero de aquí en más lograrían la fusión en el Tucumanao, e iban a constituir la simiente familiar de la Vieja Córdoba.7 - EL ENCOMENDERO..........................Aminta bajó del carruaje al terminar la travesía y contempló su ropaje desgastado por el viaje. Rasgado. Descolorido. Pidió su arcón y comenzó a vaciarlo arriba de los abrojos. Las espinas del aromo hicieron de mobiliario. Las sedas de Manila y el lino paraguayo bordado en ñandutí, tenían olor a humedad y sal corrediza entre las costuras. Las pequeñas Isabela y Lidora jugaban con una corzuelita que acercóse a ellas, con esa mirada tierna del ciervito cordobés juguetón, y no prestaron atención a los esfuerzos domésticos de Aminta. Fue ese el momento en que la hermana mayor añoró más la presencia a su lado de Iñaki. Lo recordó junto a ella como siempre estuviera, y como nunca más estaría.Continuó con el arcón y con esa parquedad y ese estoicismo de su adusta sangre pirinaica, emprendió la tarea de ayudar a la comitiva. Sacudir el mobiliario, cargado con sal de la Salina Grande y tierra del Camino Real. Recorrer entre todos el paraje para ubicar los arroyos en busca de agua fresca. Y además, comenzar a amasar el barro para hacer los ladrillos de adobe con los cuales edificar viviendas protectoras.Esa damita elegante que lucía su coquetería en los salones potosinos, amasaba ahora la tierra con astillas y hojarasca para modelar la masa del adobe. Los varones buscaban piedras para levantar las pircas como cercado y cañas para el techo. Por esa región del Tucumanao no existían nativos ceramistas y albañiles como los del Alto Perú, sólo vivían en cuevas desprovistos de ropa. Tampoco cultivaban ni labraban, eran simplemente recolectores de lo que ese Edén natural les proveía gratuitamente. Toda vida tiene una faz inicial y aquélla era, pensaba ahora Don Iñigo, la propia. Numerosas veces creyó que aquel día era el primero. Cuando partiera rumbo a los océanos del mundo, a donde no se ponía el sol. De Occidente a Oriente. Cuando eligió el dorado y argénteo Potosí... Y ahora cuando edificaba su Merced.Iniciar un comienzo tantas veces dábale la impresión de haber vivido más de una vida. Pero sus cuarenta y ocho años aún vigorosos y plenos, no podían hablarle de vejez, pero sí debieron ser de madurez. Una madurez que hasta llegar al Tucumán no supo adquirir. Don Iñigo como todos los Encomenderos del Rey gozaba de abundante personal y un buen ganado provisto por las autoridades coloniales. Autoridad sobre ellos y derechos incontables. Pero debía pensar él solo por todos ellos, y ya no tenía junto a él a Iñaki. Ya no existía más aquella ilusión del primogénito, y sí, la tristeza de Aminta...........OOOOOOO............La Merced de Don Iñigo prosperó. El aventurero de Vasconia aceptó el nuevo reto transformándose en un buen productor agropecuario, con la ayuda de asesores, algunos de los cuales eran Caballeros de Santiago que llegaban anualmente. El Alto Perú requería sus productos: cueros secos, charqui, harina, bolsas de sal faltante en el Altiplano y Vinos del Rey que producían los jesuitas de Córdoba en Jesús María. Todo lo cual era transportado por él en sus carretas dos veces al año.El Gran Mercado de Charcas comerciaba gustoso con el Tucumán y pagaba muy bien. Así pasado el tiempo -como quien nadie conoce- Don Iñigo hizo algunas visitas a Potosí a fin de adquirir platería para la venta a su regreso ¡Y creyó ser otra persona! Ya no era el mismo que interviniera en las grescas de sus calles. El Tucumán, su aislamiento, su distancia, cumplía esa misión. Cambiaba mucho la conducta de cualquiera.8 - UN PILOTO PORTUGUÉS.................................Isabela y Lidora eran ahora jovencitas decorativas y espléndidas, con sus pieles claras y tersas, como las de una porcelana. Vestíanse con elegancia pues su padre les traía trajes de moda altoperuana. Las distintas Mercedes eligieron cada una sus santos o vírgenes protectores, que daban lugar a las Fiestas Patronales, de modo que durante el año diversos festejos realizábanse en aquel entorno, para alegría de los más jóvenes.Pero nunca ellas se acercaban hasta la ciudad universitaria de Córdoba del Tucumán, donde la Compañía de Jesús poseía su asiento predilecto en esta región. Sólo los hijos varones ingresaban como internos allí, y Don Iñigo tenía ahora únicamente hijas mujeres. De modo que él tampoco se incorporaba a ese círculo selecto de intelectuales.................OOOOOOOO................Luego de una partida de varias jornadas donde Don Iñigo recorriera sus campos, junto a custodios bien armados, encontró extrañas visitas en su casa grande de la Merced. Apostados junto a la pirca estaban carruajes y soldados de la ciudad de Córdoba.Sorprendido, el encomendero dirigióse de inmediato hacia la sala ¡Y le bastó verlo para reconocerlo! Estaba en su casa y frente a él, su viejo piloto lusitano. Aquel mismo marino portugués que lo ascendiera de categoría en sus años de navegante. Sí, Don Diego, él era. Sextante en mano, brújula, cuadrante, como siempre. Mostrábale a las niñas el norte, el sur, el este y el oeste. Jugaba con ellas. Y esperaba a Don Iñigo.La esfera terrestre era una sola, como uno solo era el imperio del Rey Felipe de Austria, donde no se pusiera el Sol, y ambos pertenecían a él. Don Diego había dejado a Iñaki López de Narvaja en el puerto del Callao, y ahora lo reencontraba -llamándose Don Iñigo- en el Tucumán, en proximidad de la ciudad de Córdoba del Tucumán donde el marino portugués había llegado recientemente, a instalarse junto con su familia. Lo reencontraba para volver a necesitarlo. Tenía plena confianza en él como siempre le tuviera, y podían nuevamente trabajar juntos. El piloto lusitano había sido contratado por los Oidores de Charcas para demarcar caminos, establecer Postas, y lograr una mayor viabilidad de comunicación entre el Tucumán proveedor de alimentos, y las ciudades consumidoras del Alto Perú. Su experiencia en cartas de navegación por el mar, se traduciría ahora en el trazado de mapas por tierra. Debía entrelazar las nuevas rutas hacia el Camino Real.Entretanto, Don Diego trabó una bella amistad con aquellas niñas a quienes recién conocía. Por años mientras navegaba junto al padre de ellas, habíales escrito cartas en su nombre, de su puño y letra, cuando aún vivían en Vasconia y ahora teníalas frente suyo fascinadas con sus relatos e instrumentos. Como era de esperar en un temperamento recio y seco, como era el de Don Iñigo, nunca había hablado con sus hijas de todas aquellas aventuras marítimas. Y de pronto aquí en su casa oyeron hablar de los Mandarines de China, de los Rajá de Calcuta, de Filipinas, de Macao, de Angola ¡Un mundo exótico! ingresando a su propio domicilio de la Merced.9 - UNA FAMILIA LUSITANA................................Este acontecimiento cambió por completo la vida campesina de esta familia vascongada. Le fue posible a Don Iñigo conocer la ciudad universitaria, tan cerrada para él desde su arribo. Y conocer además al Prior de la Compañía de Jesús, quien lo recibió con formalidad.Las niñas menores en tanto, llenas de emoción y plenas de entusiasmo, prepararónse para hacer un viaje de dos jornadas a fin de visitar la nueva casa de Don Diego y conocer a su familia. Y se vistieron para ello con todos los lujos coleccionados en sus arcones. El alboroto de la casa también entusiasmó al padre, recordando sus días de emociones altoperuanas.Al llegar finalmente a destino, luego de dos jornadas de viaje, a pesar de la somnolencia propia del esfuerzo, Isabela y Lidora bajaron del asiento emocionadas. En sus rostros encendidos volvíanse más claras sus pupilas. El portal de hierro abierto para las niñas regalaba a su vista un salón iluminado por un gran quinqué, con tapices y muebles color granate, y los sillones portugueses de madera obscura con altísimos respaldos tallados en arabescos. Pero Aminta vio algo muy diferente: Vio a Yago..............0000000.............El hijo de Don Diego lucía las maneras elegantes de un aristócrata portugués. Era alto y delgado. Sus cabellos castaños rojizos y su barba en mosquete, mostraron una amable sonrisa al saludar primero a la hermana mayor. Sus ojos verde mar, parecieron sonreírle, como un galanteo. Y ambos tomaron asiento dentro de la sala, casi indiferentes al conjunto familiar.La esposa de Don Diego lucía con suma elegancia y quedó encantada también con la alegría de las niñas. Ella no había tenido hijas mujeres, y viéndolas tan animosas y entusiastas, se encariñó prontamente con Lidora e Isabela. Mientras que los dos socios y amigos de largas andanzas por mares, y ahora por caminos, pasaron a una salita contigua a revisar mapas y medidas.10 - EL LATÍN.................Poco le costó comprender a Aminta que su incomunicación con el apuesto joven lusitano, hijo de Don Diego, no era debido a su aislamiento en la Merced, de falta de sociedad por parte de ella, sino idiomática.Don Diego acostumbrado a ser piloto en naves con diferentes marineros de múltiples nacionalidades, conocía sinnúmero de lenguas debido a su profesión. El habíales hablado a estas niñas, hasta entonces, en vascuence. Y ello facilitó su trato del comienzo. Ahora todo volvíase diferente, al entrar en contacto con su familia. Pues el castellano de Aminta era muy elemental y no alcanzaba para comunicarse con la lengua portuguesa del joven Yago.Existía una insólita situación en este Tucumanao, una incomunicación idiomática que los separaba a unos de otros. Al grupo de nuevos residentes vascos de lengua eskerra, con los andaluces del comienzo. Pues estos pioneros fundacionales hablaban aún dentro de sus familias el "romí" y el "mozárabe" andaluz, o el árabe mismo empleado durante 8 siglos también por los judíos sefarditas.. Sumándose a ello además, el gran grupo lusitano que fijaba allí residencia o viajaba comerciando, en aquella provincia al sur de la Salina Grande, y que hablaba el portugués. Eran tres lenguas de uso continuo en el ambiente familiar. Incluso en las calles de Lima -capital virreinal- también por aquellos tiempos oíase hablar el vascuence según las crónicas.La Real Audiencia de Charcas habíalos enviado hacia el Tucumán hablando esos tres idiomas ...¡Y que allí resolvieran el problema!... Pues todos ellos eran súbditos de la Casa de Austria, en cuyo imperio no se ponía el sol. Pero Castilla, cabecera del imperio español de ultramar por una Bula Papal, no necesitaba de estas lenguas. En realidad, le era preciso eliminarlas.La lengua oficial era el castellano, en el cual se escribían las Actas Capitulares, pero las lenguas familiares eran aún otras, dentro de aquella comunidad cordobesa que ya comenzaba a buscar su fusión para lograr una identidad propia. Fue allí que los Jesuitas, residentes en su Universidad de Córdoba del Tucumán, como directores espirituales y culturales de hecho y de derecho ...salieron al cruce... dando una solución válida para ellos mismos: El Latín.11 - LOS FLAMENCOS.........................Los flamencos eran la población mayoritaria de la Compañía de Jesús, puesto que todos sus profesores habían estudiado en Lovaina, centro cultural de Flandes. Y los que no lo fueron por pertenecer a naciones latinas, iban a recibir igualmente el nombre de tal, por extensión, entre las familias cordobesas. Decir "flamenco" equivalía a "jesuita", con todo el respeto que a ellos se les tuvo.¡Pero aquél era el Flandes de los Austria! O lo que por "Flandes" se entendió en las Indias, especialmente en el apartado Tucumán, y más especialmente en el Tucumanao al pie de tribus vandálicas.Altos. Corpulentos. Piel rosada. Ojos claros. Señoriles. Fríos. Calmos. Habían llegado todos por el Camino Real desde el Alto Perú, donde la sede universitaria principal llamábase Universidad de Chuquisaca. La cual era un centro universitario cosmopolita como todo el altiplano. Pero aquí en Córdoba se había generado una ciudad monasterio.Unos procedían de Bruselas, otros de Viena, otros de Rotterdam, otros de Colonia, otros Cracovia, otros de Zagreb, otros de Roma, otros de Barcelona, otros de Praga... Para los Indianos (europeos nacidos en las Indias) este Flandes de la toga jesuítica era mucho más amplio que el Flandes histórico. Sin embargo entre ellos no se entendían en la lengua nativa de cada uno, lo que hizo decir a los cordobeses:-"Los Flamencos nacieron en la torre de Babel".Pero poseían una lengua común que los unificaba permitiéndoles la obra misionera en Paraguay y la universitaria en Córdoba... El Latín.Aprovechando esta circunstancia y no habiendo maestros especiales de la lengua de Cervantes, los flamencos impulsaron el latín dentro de la comunidad heterogénea del Tucumanao, haciendo de él un instrumento de comunicación, como en los mejores días del imperio romano. Por ser una lengua declinada como el árabe, resultóles fácil de aprender a los andaluces. Por ser una lengua antigua y comprimida, sintiéronse más cómodos con ella los vascongados. ................OOOOOOOO................ Este dato no es menor, pues más adelante, los inspectores que llegaron a Paraguay enviados por Carlos III de Borbón -expulsor de la Compañía de Jesús- denunciaron a su rey que los indios guaraníes en las misiones jesuíticas no hablaban castellano, pero sí en cambio el Latín. Extraño pretexto para un rey que tampoco hablaba castellano porque era napolitano. ................OOOOOOOO................Don Diego que se preciaba de conocer muchas lenguas, tenía especial predilección por el latín, como todo hidalgo de su tiempo. De este modo pasaba largas horas junto a esos Jesuitas a quienes había encargado de la educación clásica para su hijo Yago. Lo acompañaba numerosas veces en estas visitas, su socio Don Iñigo, quien por sus viajes estaba acostumbrado a oír idiomas diferentes, tanto como aprender lo básico de ellos. Pero el vascongado nunca sería un buen latinista, dado que apenas escribía.12 - LA CAPILLA..................... Las Mercedes tenían su capilla, su santo patrono o su virgen, y además de ello su Cura propio. El Encomendero lo mantenía, lo protegía y lo consultaba.Cuando Don Iñigo vio a su hija Aminta aplicarse disciplinadamente a los latines de Don Cándido -su cura particular- algo que hasta entonces su melancólica hija mayor nunca hiciera, y pasar horas con él en la capilla, creyó verla interesada en ser monja. Aminta, a pesar de su talento, había demostrado siempre mucha indiferencia por su ilustración, de modo que el cambio era llamativo. Le sorprendió a vocación advertida de pronto. La demora en ponerse de manifiesto con algo tan delicado e importante, y creyó que su hija deseaba ser monja. Aunque él como aventurero de los mares tenía muy poco hábito a las misas, decidió resignarse. Quizás así, pensaba el padre, tomando los hábitos ella volvería a cantar con esa bella voz que ya no usaba desde la pérdida de Iñaki.Pero en la medida que observaba los movimientos de su casa. Entrando y saliendo de ella para recorrer su Merced acompañado de custodios armados. O en exploraciones insólitas junto a Don Diego, por aquel Tucumán virginal para demarcar caminos... no advertía aún la presencia de ninguna Madre Superiora de convento, viniendo a parlamentar con él. La aguardaba. En su celo familiar. En sus ilusiones tantas veces cambiadas al cambiar de lugar. Al perder a su primogénito y pensando en sus dos hijas menores, hízose la idea de que los hábitos de Aminta pudieran ser para él, un pie de importancia primordial en la ciudad togada. Tan cerrada para él desde que había arribado. Era un futuro para su semilla. Pero la Madre Superiora no llegaba.En cambio venía Don Yago. El jovenzuelo esbelto y refinado aguardaba a su padre y al encomendero en cada regreso. También se presentaba en otras oportunidades. Y el Latín comenzó a instalarse en su casa. La capilla convertida en sala de estudios reunía por largas horas a Don Cándido con sus dos discípulos -Aminta y Yago- sobre los libros. Las declinaciones y la caligrafía absorbían a los tres, en prolongadas tertulias. Habituado a una variedad de lenguas dentro de un solo reino, hecho vigente además en la propia península ibérica, nada de esto le resultaba insólito a Don Iñigo. Pero sí, la permanencia insistente del joven lusitano. Cuando se hizo claro en su mente que Aminta era el objeto de tales visitas, y que la vocación latinista de su hija no era precisamente monacal... El padre tuvo un violento desasosiego. Y Don Iñigo planetóle a la hija sus principios inclaudicables, como si aún viviera en la lejana Vasconia del antiguo reino pirinaico medioeval. 13 - LA SIMIENTE......................Aminta estaba esa tarde mirando el paisaje tras el ventanal, hermosa y gozosa. Habíale vuelto la sonrisa perdida de Potosí, cuando su padre entró en la sala de improviso. Y él la enfrentó de pronto a un extraño derrotero del cual nunca le hablara anteriormente.-¿Crees, hija mía, que sólo el amor filial lleva a un padre que está ausente diez años a buscar sus hijos, para traerlos con él a la aventura del océano y de las Indias?"Aminta lo observó con extrañeza suma. Apartó su cabeza del paisaje y volvióse de frente hacia su padre.-"¿Crees que es el único motivo por el cual te he traído hasta aquí?"- insistió Don IñigoElla por un momento tuvo la visión ya desdibujada de su padre e Iñaki, dialogando en largos espacios de tiempo. También de sus abuelos que los criaran allá en los Pirineos, dialogando con él casi en susurro, mientras preparaban los arcones con ropa para cargar en el galeón.-"No te he traído únicamente por ser mi hija. También te traje como miembro de mi nación, como simiente vascona"- le dijo su padre-"¿Qué quieres decir?"- preguntóle ella sorprendida-"Nosotros los vascongados nos hemos instalado aquí como un conjunto único. Unido y uniforme. Como fueron nuestros siglos y nuestro pasado incalculable."-"¿Es eso verdadero?"-"Nadie en Europa conoce bien su tiempo. Roma no nacía y nosotros ya existíamos. Hemos vivido para nuestra antigüedad. Logramos conservarla. La hemos cuidado y te la he ofrendado pura hasta ti"- concluyó con firmeza Don Iñigo-"¿Es por Don Yago? ¿Lo rechazas para mí?"-"¡Sí!"Ella lo miró detenidamente. Tuvo incluso temor, al recordar su abandono de niña cuando creyera que ya no tenía padre. Luego él regresó, y vino su sobreprotección. Tan incalculable lo uno como lo otro.-"¡En esa forma de adhesión respondes al piloto portugués que te ha colocado por dos veces arriba de tus compañeros de ruta!- expresóle ella con gran firmeza-"En mar y en tierra, ello es cierto"- admitió Don Iñigo-"Es un honor para mí la presencia de Don Yago con el prestigio de Don Diego". La niña contemplaba fríamente a su padre. Habíanse enfrentado con la misma tenacidad y recién estaban presentando sus posiciones. Pero ambos serían igualmente rígidas. De pronto Aminta tomó conciencia de que ella no era solamente la hija de un encomendero vasco, sino algo más importante para él, la simiente de una estirpe vascona.Ella posó su mirada en la vigorosa estampa de su padre, como si intentase hallar alguna fisura que le permitiera introducir ideas opuestas. Aunque lo consideraba de antemano una empresa casi imposible.14 - ORGULLO MARRANO.............................-"¡Lusitanos! ... Hija mía ... ¿Sabemos acaso diferenciar bien a un lusitano de un marrano?"- díjole de pronto el padre-"¿Cuál es el delito, padre? ¿La hoguera amenazante? ... ¡No llegará al Tucumán!"- contestóle Aminta con convicción-"¿Estás segura de ello?"-"Pero aún así, es falso atribuir "marranismo" a todos los lusitanos del Tucumán"- sostuvo la hijaDon Diego la veía proceder con una altivez y una seguridad que nunca hubiera calculado. Tomó impulso llenando de aire su robusto pecho. Puso sus ojos translúcidos en los de ella, igualmente claros, fijos, inalterables. Luego le dijo:-"Ellos lo prefieren hija mía. Hay una creencia especial que nos rodea, por todas las colonias españolas... Un marrano con escudo y prófugo, o un portugués particular y sin nobleza. La Casa de Borgoña que fundó el reino de Portugal hace cuatro siglos, ennobleció a sus judíos borgoñones. Y ahora forman parte de esa nación. Pero el pueblo llano lusitano no tiene estirpe nobiliaria, y es pobre".-"No conozco lo que dices, padre"- comentó la niña-"Te lo explicaré. Son ellos mismo quienes eligen nobilidad y marranismo. Especialmente aquí, y quieren justificar con ello su presencia en el desolado Tucumanao". -"Nosotros también nos hallamos habitando estas tierras, aunque sabemos nuestros motivos".-"Ellos llegan aquí bajando el Camino Real debido al hambre o judaísmo, pero no quieren reconocer nunca el motivo que los trajo al Tucumán. Pues los lusitanos son muy complejos y vanidosos, desean siempre figurar adelante. No admiten ser como nosotros, gente de lucha, de esfuerzo, de trabajo"- insistió Don Iñigo-"Demasiado trabajo, quedaron mis manos astilladas de amasar barro para los adobes"- recordó Aminta-"Ya ves. Allí tienes la prueba. Ellos en cambio quieren ser perseguidos y descendientes de condados. Llevan anillo de sello. Se visten como gentilhombres. Lucen discurso adornado. Tienen modales galantes".Cuando ambos callaron prodújose un silencio espeso, por momentos agobiante. Aminta no podía olvidar los esfuerzos que ella debió realizar, con sus frágiles brazos de damita delicada, al llegar al Tucumanao. Y Don Iñigo continuó diciéndole:-"...No... No todos son marranos, hebreos cortesanos, pero lo prefieren antes de reconocer su antigua pobreza. Y tampoco son todos nobiliarios... ¡Han creado una confusión muy grande en el Tucumán! Extendieron por estas tierras esa convicción, y ahora deben hacerse cargo de ella. Pues han lanzado aquí una leyenda donde se yuxtaponen amos con lacayos, y ya no sabemos diferenciar a unos de otros ... Ahora deben hacerse cargo de su propia creación".Aminta meditaba, pensando en Don Yago. Su elegancia. Su fineza. Su apostura. Su sabor a ciudades. Todo lo que para ella había quedado atrás, al dejar Potosí.15 - ORGULLO VASCÓN..............................Don Iñigo no era un hombre ilustrado, pero tenía el razonamiento de quien ha bajado en muchos puertos, comerciado en una gran ciudad con eficiencia, y tratado con diferentes personas a lo largo de sus aventuras. Su tradición a su vez, apoyada en herencias, y un buen conocimiento de sus vecinos peninsulares.-"Una nación -expresó la hija nuevamente -es una forma de vida. La nuestra o la de ellos".-"No es así, querida hija. Los lusitanos no tienen nación en el sentido de la nuestra"- le contestó el padre de la niña quien confiaba en su respuesta-"No lo comprendo, padre".-"Te lo explicaré pues es muy simple. Ellos poseen educación. Modales. Trajes. Flota. Pilotos. Cuadrantes. Sextantes. Brújula. Pero están conformados de múltiples naciones mixturadas durante siglos ¡Esto nos separara de ellos, Aminta! Nosotros somos un pueblo rudo, pero no tenemos mixtura".-"Es extraño, padre, pues han vivido como vecinos en Iberia".-"Vecinos, sí, pero con principios muy diferentes desde el comienzo. Lusitania era celta y prefirió ser romana, traicionando a su rey Viriato. Nosotros por el contrario, impedimos que Roma nos invadiera."-"Fue una decisión dura, sin duda padre, pues Roma era muy fuerte y nos impuso la lengua latina"- comentó Aminta quien estaba encantada con sus latinismos-"Pero no influyó en nuestra lengua vascuence, esta misma con la cual te estoy hablando ahora, que se mantiene intacta. Ellos en forma distinta a nosotros, cambiaron muchas veces de idioma, pues aceptaron siempre al recién llegado, árabes al sur, vikingos al norte".-"Aceptar, quizás sea una forma de sobrevivir"- pensó en voz alta la niña-"O de claudicar. Nosotros los vascongados llevamos una sangre sin mezcla y trajimos a nuestras mujeres para que se perpetúe. Fui a buscarte. Te traje como a una gema. Como semilla".-"Es tan difícil padre, aceptar a una nación diferente a la nuestra?" -"Es tan diferente que los lusitanos no crearon a su propia nación, pues llegó un rey borgoñés con su corte y sus burgueses y creó el reino de Portugal que ahora ellos lucen con tanto orgullo. Después la Casa de Borgoña queriendo hacerse a la mar, contrató a Génova para armar su flota portuguesa. Por ello el Almirante Colón era a su vez portugués y genovés... Dime hija ¿Cuántas herencias tiene en su haber un marino lusitano?"- le observó firmemente el padreEl silencio los envolvió sin miedo, no se temían, pero se anteponían. El cielo afuera, tras el ventanal, parecía teñirse de violeta. Circulaba en el aire un frescor a lluvia que acalló el canto de las chicharras. Los verdes yuyales cabeceaban aguardando el ritual acostumbrado. El zorzal revoloteó enmudeciendo su canto. Dentro de esa calma previa a la tormenta, iniciábase una tregua entre padre e hija. Ella sin embargo, lo seguía contemplando de frente con la mirada abierta, redonda, de su antigua raza. 16 - DONDE NO SE PONE EL SOL ........................................Los meses dejaron paso al tiempo, sin que nada alterara los trabajos de la Merced, ni el marcado de nuevas rutas tucumanas que uníanse al Camino Real hacia el Alto Perú. Como tampoco el idilio espontáneo de los jóvenes que estudiaban latín en la capilla de Don Cándido, y conocían la oposición de sus dos padres.Don Diego y Don Iñigo no cruzaron entre sí queja alguna, ni hubo entre ellos ningún diálogo sobre aquella romántica pareja que no los conformaba, debido a sus orgullos diferentes. Seguían siendo siempre buenos colaboradores de una misma empresa, para un imperio extendido de Occidente a Oriente. Eran súbditos de las "Casas de Austria y Borgoña", reunidas por Carlos V, el emperador que creara una sola Iberia.De reinos fragmentados en el pasado, uno solo era ahora el imperio del Rey Felipe donde nunca se pusiera el sol... y ambos pertenecían a él : "Don Felipe por la gracia de Dios. Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Portugal, de Granada, de Navarra, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de los Algarbes, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, Brabante y Milán, Conde de Augsburgo, de Flandes, de Tirol y de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina" (Actas Capitulares de Córdoba). 17 - EL SOL ROTO........................Nubarrones. El cielo teñíase de un tono violeta mientras las chacras reverdecían y la vacas mugían en los tambos. Por el camino de ingreso a la casona de la Merced fue divisándose la silueta de un carruaje escoltado por soldados, que llegaba con prisa, dispuesto a protegerse del chaparrón.Don Diego venía en él, ensimismado. Pensativo y dudoso. A su lado su hijo Don Yago, en cambio, se hallaba emocionado. Era su edad. Su tiempo. El esplendor juvenil de todo lo nuevo avasallando su destino. Cuando Don Diego descendió buscando a Don Iñigo dominábalo un pensamiento, una incógnita, un desconcierto. Su brújula, su sextante y su cuadrante habían ayudado en gran medida a lo largo de décadas, a construir ese imperio donde no se ponía el sol. Pero aquella semana supo con la llegada de un Chasqui proveniente de la Real Audiencia de Charcas, portando sellos reales hacia el Cabildo de Córdoba... que aquel imperio ya no existía para él ¡Habíanse separado los reinos!España y Portugal no iban a formar de ahora en adelante, una sola Iberia y una sola Hispanoamérica. Dábase con ello comienzo al lento y penoso proceso de la balcanización hispanoamericana, con los rayos solares de Inti, uno a uno amputados. El marino Don Diego no sería de aquí en más, un súbdito natural sino extranjero. Abismos muy grandes avecinábanse en este momento para este piloto lusitano, el cual fuera cartógrafo de su flota y de sus rutas.Felipe de Austria y Borgoña en sus tres versiones (Felipe II, Felipe III, Felipe IV) quien habíales ofrecido este Tucumán Virginal, para que en conjunto sus súbditos hispanolusitanos lo transformasen en una provincia próspera y futurista, enriqueciendo al imperio donde el sol no fenecía ...¡Ya no se hallaba más entre los reyes del siglo!... Y sin la tutoría del rey Felipe habíanse separado los dos reinos ibéricos que le dieran gloria.El cartógrafo y el encomendero se conocían. Se escucharon. Se miraron. Cada uno supo lo que el otro razonaba y pensaba. Don Diego con mucho dolor sólo hallaba la alternativa de volver a Calcuta, que aún era territorio portugués, a modo de estar cerca de su antigua flota. Y depositar allí a su familia citadina, que había llegado hasta el Tucumán siguiendo la larga ruta del Camino Real, pero que en este momento por su adaptación ya era plenamente cordobesa. Ambos comprendían la magnitud de la noticia, y el devenir incierto que ello acarreaba, por el hecho en sí mismo irreparable. Ignoraban sin embargo, qué pensaban sus hijos.18 - LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO.............................................-"Doña Aminta"- díjole el joven portugués para comenzar un diálogo que sería diferente en todo-"Don Yago"- contestóle ella mirándolo algo arrobada-"He pedido el Seminario para mí"- le comunicó él-"He encargado un lujoso vestido de novia para casarme con Cristo"- le dijo ella-"Lo he decidido para vivir esta atmósfera especial que me tiene cautivado, en esta ciudad monasterio de Córdoba del Tucumán, lejos del mundanal ruido, desde que llegué aquí por el Camino Real "- explicóle Yago-"Nos acompañaremos. Nos apoyaremos mucho ... mucho tiempo"- aceptó AmintaEra el Tucumán. Era el mundo de una frontera sin límite, más allá de la salina, último eslabón al sur del Camino Real más allá del cual sólo existía la prehistoria sudamericana ...y... "lejos del mundanal ruido". Era la forma de amar, de concluir, de discernir. De salir al paso en medio de aquellas comunidades nuevas, recién llegadas, que aún se oponían las unas a las otras. Era la forma de que ellos dos continuasen juntos, sin que sus mayores los separasen.Mientras que sus padres, Don Iñigo y Don Diego, de vidas eufóricas y excitantes, no podían desarrollar planes propios sobre sus hijos, en un escenario que vivía ya su propia existencia..............FINAL........... << Inicio < Ant.
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