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ACUARELAS COLONIALES ............................(Novela - Continuación)por Alejandra Correas Vazquez................................... ............................ RUMBO al ALTO PERÚ.............................ACUARELA CINCOEn el atardecer somnoliento de otoño bajo la placidez abrileña de la sierra, la centenaria bisabuela Aurora alimentaba con su mano al zorzal azabache, que llenaba de música la galería. Un tapiz de hojas secas cubría el adoquín del patio, y la mirada melancólica de mi madre se posaba sobre el aljibe.Su nostalgia doliente evocaba a mi padre en su ausencia, de viaje rumbo al Mercado de Charcas, y se consolaba con la imagen de tu cercanía junto a él. Con tu presencia a su lado. De forma que tu alejamiento que llevaba ya dos años, habíase transformado de improviso para ella en un reencuentro emotivo y cálido, desde el momento en que él abordara la carroza que lo llevaba, año a año, por los largos caminos hacia el Alto Perú. Desde su partida aguardábamos su llegada imperiosa, como si ese descenso suyo en Charcas, fuese el nuestro propio. Y el calor de su brazo sobre tu cuello, fuese la misma ternura envolvente de nuestra pasión femenina, emotiva y llorosa... Y no la altiva adustez de nuestro padre.El llevaba nuestro amor cordobés que a la distancia, sin la frescura de nuestros campos, sin el aire ventoso de nuestra sierra,... Y en el empedrado ciudadano de Charcas, convertiríase en algo muy distinto. En otro sentimiento. En una emoción diferente, que el joven estudiante que tú encarnabas ahora, iba a transformarlo en una galantería familiar y afectuosa, más que en una nostalgia doliente como era la nuestra. La soledad del que ha quedado a la distancia no tiene el mismo espectro sentimental, del que ha partido en busca de novedades y emociones. No era lo mismo yo, recorriendo los senderos que fueran de nuestros juegos, que tú en la vida mundana cual era ahora tu presente.¡Qué lento era aguardar los días de camino cuando nuestra imaginación volaba al viento, llevada por la serenidad otoñal! Todos viajábamos. Nuestro padre en la realidad. Nosotros en el alma.La carroza avanzaba por los caminos dándonos la espalda, y en su interior nuestro padre dejaba evadir sin prisa el pensamiento, para alejar la monotonía del tiempo señalado en semanas, sin noches ni días. La capa envolviéndole el rostro, en protección al polvo blanco de las salinas, que filtrábase por las cortinillas de las ventanas. Sus largas y elegantes manos jugaban con los extremos rubios de su barba. Posábanse enguantadas sobre las rodillas, repasando el lienzo de su traje paraguayo, que partiera impecable, y que debía resistir todo el peso del trayecto.A su frente Gervasio, su fornido guardaespaldas de arrogancia angola, hijo de Tobías, atisbaba con ojo atento los peligros inciertos de la travesía. Asomaba de continuo su rostro muy inquieto, a través del resquicio de las cortinitas. Su mirada obscura y vivaz, obscura como la noche, se confundía en el interior del recinto escondiéndose de la vista de los arrieros. Sus manos musculosas posábanse sobre la pistola que llevaba a la cintura, y el menor bullicio del exterior era captado por él con rapidez y premura. Mientras los gauchos arrieros protegidos del viento salino por sus ponchos, y armados de lanza y facón, guiaban con altivez esa caravana de carretas, cargadas con productos del Tucumán.La carroza de mi padre y Gervasio con sus briosos caballos, continuaba siguiendo a las mulas caravaneras por el Camino Real. Y la comitiva de carretas que había partido de nuestros campos —apartando a nuestro padre de la sierra,— avanzaba ya por tierras desérticas de indómitas salinas. Para desembocar ahora en los tupidos bosques de rojos senderos, que lo transportaban hacia el bullicioso norte altoperuano, de ciudades alumbradas e inmensas ruinas preincaicas. ¡Qué mundo de fantasía era el nuestro en la lejanía!Como un susurro envolvente de pausadas notas, la bisabuela Aurora rememoraba el paisaje que mi padre y Gervasio iban contemplando. Y al que ella conocía palmo a palmo ... pero con un derrotero inverso. En su memoria centenaria y congelada en el tiempo, la mamasita Aurora evocaba la inversión del viaje y del espacio. Su partida juvenil de Lima, desde la ciudad de los Virreyes, la cuna de su nacimiento, con la blancura reluciente de sus casas festoneadas de balcones floridos. Luego el paso por el pétreo Alto Perú y el lento descenso del Altiplano entre pampas y quebradas, hasta arribar a las selvas y salinas tucumanas. Para por fin llegar hasta este refugio de nuestra sierra cordobesa que la atraparía para siempre.—“Era en tiempos de mi Cirilo y a su lado. Mi traje de novia llegó acomodado en un arcón ... Hermenegildo abría la marcha y me consolaba.” ¿Qué serían ya entonces para ella, desde esta distancia, la florida Lima y la blanca Charcas?En el camino mi padre continuaba dentro del carruaje, mientras Gervasio descendía para controlar la comitiva, y palpaba nuevamente su pistola. Su salto ágil, y su figura felina y africana, imponía respeto en el gauchaje. En cada alto del trayecto el mulatón paseaba su mirada inquisitiva, por las treinta carretas cargadas de cueros secos, vinos y charquis, que avanzaban con pesadez, descoloridas y grises, por el polvo persistente del camino. Los jinetes de lanza en mano lo miraban de frente. Altivamente. Con su orgullo de estirpe, de casta gaucha. Y ambos, en su respetuosa rivalidad continuaban la marcha.El orgullo criollo del gauchaje, de profundas raíces indias, no cedía su lugar en la marcha. No cedía su dominio de los caminos. Y en esa combinación humana, en esa síntesis de exóticas lealtades, de cercanías y distancias, de rutas y distensiones ... continuaban viajando todos juntos.La mutua compañía de mi padre y Gervasio, junto a la elegante altivez de los gauchos lanceros que guiaban las carretas (pero comían por separado) iban en conjunto abriendo los senderos del norte… ¡Y del hechicero Alto Perú con sus emociones mundanas!Y más allá, adonde ellos nunca llegarían, el Virrey de Lima enviaba pliegos con firmas de rúbrica y sellos hispánicos, a los lejanos señores de la Casa de Austria...................00000000000................. ACUARELAS COLONIALES...............................NOVELA.......... BRILLOS de CHUQUISACA....................................ACUARELA TRES(CONTINUACION)por Alejandra Correas VazquezLa satisfacción de nuestro padre ante tu verbo, ahora estilístico, con el cual nos sorprendías. O el esplendor que te produjera el contacto con ese Alto Perú —tan distante de nosotros— que supo revelarte los códigos de una vida mundana. Mas la exaltación juvenil por haberte presentado allí como un enviado de nuestro padre, ante Real Audiencia de Charcas ...Tus exámenes en Chuquisaca para doctorarte… No dejaban empero ocultar las emociones galantes, que se adivinaban en la complicidad de Ambrosio.Las ancianas de nuestra casa te observaron de otra manera. La abuela Inés, cautamente, en su personal estilo. La casi centenaria bisabuela Aurora, con su emotividad incontrolable ... quien llegó discutiendo con Micaela, haciendo resaltar con ira sus pequeños ojillos azules, porque mi niñera intentaba ayudarla tomándola del brazo, para acercarla a tu encuentro. Luego, Ramona... tu protectora de siempre. Una india de edad imprecisable, altiva, saliendo de la cocina con su vestimenta blanca, impecable, muy lavada, sin adorno. Con su pañuelo negro atado como vincha, cubriéndole todo el cabello, que destacaba su rostro inmóvil, sin arrugas, milenario ... Indio.Todas ellas juntas frente a ti, sumaron su eco al sombro... ¿Cómo habrían las ancianas de reconocer en este galante joven llegado de Chuquisaca y Charcas... al travieso Cirilo de antaño, quien escapaba por los corredores de las reprimendas indignadas de Tobías? —“No ... No es el nuestro”— murmuraron entre sí al mirarte las ancianas—“Ninguno de los dos son mis muchachos”— meneó con asombro la cabeza TobíasEl sol se ponía ardiente, sonoro en su silbar de vientos cordobeses, que alejaban como un hechizo las calles tapizadas de Charcas y su decoro de salones. —“¿Hay nostalgia?”— te pregunté entonces, como si yo sintiera una emoción contagiosa—“Siempre hay nostalgia —me contestaste— La de las chicharras en Charcas, la de los salones en Córdoba”Y fue ése el momento de nuestro reencuentro, al pensar que yo quedaría, cuando la hermanita hubiese pasado en tu memoria, como la chicharra nocturna evocada a la distancia, sobre el escenario ciudadano del mundano Alto Perú.-----------00000000---------------EL RANCHO de PIEDRA.................................ACUARELA CUATRO---------------------(Bosquejos del Pasado .en nuestra niñez) El sol expandía fuegos por el paisaje y una eclosión brillante de mica tapizaba el escenario de la sierra, en aquella siesta inmaculada de blancura. Sobre esa dimensión asoleada y eterna, el perfil recortado en curva de Hermenegildo, con sus pómulos emergentes y sus ojos zarcos, sobrevivencia de una raza india inextinguible, declaraba su estampa milenaria como imagen de un vacío intemporal. Fue el instante en que salimos a su encuentro, como dos niños serranos y casi silvestres, atravesando el bosque de talas y huyendo de la vigilancia de Tobías. Por momentos, en el silencio caluroso del verano donde el ardor cae en vértigo sobre la tierra, un leve rasguño a la distancia parece un alarido, y el temor que producíanos nuestra huída, hacía precipitar el color rojo de las mejillas. Nos colocamos sumisamente a su lado entre las peñas del contorno, junto al alero de paja de su rancho de piedra, que emitía hondas intensas de calor… para él imperceptibles. Nada lo conmovía. Cualquier ambiente, el presente de fuego o la escarcha invernal, le eran indiferentes. No nos hablaba. No emitía tan siquiera el rumor de sus pensamientos ... Lentamente, como saliendo de un pasado inmaterial, reparó en nosotros, a través del hueco profundo de sus ojos claros, recortados sobre el cobre brillante de su piel.—“Íbamos veinte arrieros … Con veinte carretas cargadas de cueros secos, carne de charqui y vinos, camino de Arica para traer sedas de Oriente ... Don Cirilo se apeó del pescante para ver de cerquita al Atacama, y el Tobías, mozo entonces, había quedado dormido con las armas al cinto “¡Vaya cuidador!” ... dijo Don Cirilo “¡Si yo debo protegerlo a él, durmiéndoseme ansí en el peor lugar!” … Era hombre “juerte” y decidido Don Cirilo ...arrogante... conmigo le bastaba y él lo sabía. Mi lanza era suficiente. Pero quería pasear y probar al mulato, tan joven entonces, darle la “juerza” de un gaucho porque se criaba en la casa entre “mojeres.”Y se iluminaron los ojillos indios de Hermenegildo como micas al sol, reviviendo esa emoción juvenil de rivalidad gauchesca contra los mulatos, siempre asiduos a la vida doméstica de nuestras familias.—¡“Yo seré un Don Cirilo como aquél!... y llevaré cueros más lejos, con más mulas, y Ambrosio no se dormirá en mi carruaje”— …Interviniste entonces para que yo te oyera y admirase, como héroe desvalido al que sermoneaban todas las tardes.—“¿Endeveras? ... velay ... Cirilito ... Cirilito … ¡Don Cirilito!...”Su silencio volvió a invadirnos y retornó nuevamente al estatismo, mientras cruzaban en sus recuerdos los macizos nevados andinos, que los años habían apartado de su vista. El ronroneo del mate que él llevaba a la boca como atenuante a la sed, con aroma a yerbabuena en ese ardiente verano, le devolvía cierta apariencia humana. De sus dedos nudosos y cobrizos asomaba el porongo natural, fundiéndose en una sola especie. Su mate espumante y con la bombilla presta, parecía mantener la única realidad de aquel instante. Cerró los ojos y la mansedumbre del sueño se posó sobre su cuerpo, con la fuerte osamenta sentada en silla baja y los brazos cruzados en una perfección de estatua. Y allí lo dejamos después de un largo rato, sin que ningún movimiento involuntario lo privara de aquel equilibrio casi sobrenatural.------------------0000000000000-----------------CONTINÚA ACUARELAS COLONIALES ...............................NOVELA...........por Alejandra Correas Vázquez BRILLOS de CHUQUISACA....................................ACUARELA TRES(CONTINUACION)por Alejandra Correas VazquezLa satisfacción de nuestro padre ante tu verbo, ahora estilístico, con el cual nos sorprendías. O el esplendor que te produjera el contacto con ese Alto Perú —tan distante de nosotros— que supo revelarte los códigos de una vida mundana. Mas la exaltación juvenil por haberte presentado allí como un enviado de nuestro padre, ante Real Audiencia de Charcas ...Tus exámenes en Chuquisaca para doctorarte… No dejaban empero ocultar las emociones galantes, que se adivinaban en la complicidad de Ambrosio.Las ancianas de nuestra casa te observaron de otra manera. La abuela Inés, cautamente, en su personal estilo. La casi centenaria bisabuela Aurora, con su emotividad incontrolable ... quien llegó discutiendo con Micaela, haciendo resaltar con ira sus pequeños ojillos azules, porque mi niñera intentaba ayudarla tomándola del brazo, para acercarla a tu encuentro. Luego, Ramona... tu protectora de siempre. Una india de edad imprecisable, altiva, saliendo de la cocina con su vestimenta blanca, impecable, muy lavada, sin adorno. Con su pañuelo negro atado como vincha, cubriéndole todo el cabello, que destacaba su rostro inmóvil, sin arrugas, milenario ... Indio.Todas ellas juntas frente a ti, sumaron su eco al sombro... ¿Cómo habrían las ancianas de reconocer en este galante joven llegado de Chuquisaca y Charcas... al travieso Cirilo de antaño, quien escapaba por los corredores de las reprimendas indignadas de Tobías? —“No ... No es el nuestro”— murmuraron entre sí al mirarte las ancianas—“Ninguno de los dos son mis muchachos”— meneó con asombro la cabeza TobíasEl sol se ponía ardiente, sonoro en su silbar de vientos cordobeses, que alejaban como un hechizo las calles tapizadas de Charcas y su decoro de salones. —“¿Hay nostalgia?”— te pregunté entonces, como si yo sintiera una emoción contagiosa—“Siempre hay nostalgia —me contestaste— La de las chicharras en Charcas, la de los salones en Córdoba”Y fue ése el momento de nuestro reencuentro, al pensar que yo quedaría, cuando la hermanita hubiese pasado en tu memoria, como la chicharra nocturna evocada a la distancia, sobre el escenario ciudadano del mundano Alto Perú.-----------00000000--------------- EL RANCHO de PIEDRA.................................ACUARELA CUATRO---------------------(Bosquejos del Pasado ...en nuestra niñez) El sol expandía fuegos por el paisaje y una eclosión brillante de mica tapizaba el escenario de la sierra, en aquella siesta inmaculada de blancura. Sobre esa dimensión asoleada y eterna, el perfil recortado en curva de Hermenegildo, con sus pómulos emergentes y sus ojos zarcos, sobrevivencia de una raza india inextinguible, declaraba su estampa milenaria como imagen de un vacío intemporal. Fue el instante en que salimos a su encuentro, como dos niños serranos y casi silvestres, atravesando el bosque de talas y huyendo de la vigilancia de Tobías. Por momentos, en el silencio caluroso del verano donde el ardor cae en vértigo sobre la tierra, un leve rasguño a la distancia parece un alarido, y el temor que producíanos nuestra huída, hacía precipitar el color rojo de las mejillas. Nos colocamos sumisamente a su lado entre las peñas del contorno, junto al alero de paja de su rancho de piedra, que emitía hondas intensas de calor… para él imperceptibles. Nada lo conmovía. Cualquier ambiente, el presente de fuego o la escarcha invernal, le eran indiferentes. No nos hablaba. No emitía tan siquiera el rumor de sus pensamientos ... Lentamente, como saliendo de un pasado inmaterial, reparó en nosotros, a través del hueco profundo de sus ojos claros, recortados sobre el cobre brillante de su piel.—“Íbamos veinte arrieros … Con veinte carretas cargadas de cueros secos, carne de charqui y vinos, camino de Arica para traer sedas de Oriente ... Don Cirilo se apeó del pescante para ver de cerquita al Atacama, y el Tobías, mozo entonces, había quedado dormido con las armas al cinto “¡Vaya cuidador!” ... dijo Don Cirilo “¡Si yo debo protegerlo a él, durmiéndoseme ansí en el peor lugar!” … Era hombre “juerte” y decidido Don Cirilo ...arrogante... conmigo le bastaba y él lo sabía. Mi lanza era suficiente. Pero quería pasear y probar al mulato, tan joven entonces, darle la “juerza” de un gaucho porque se criaba en la casa entre “mojeres.”Y se iluminaron los ojillos indios de Hermenegildo como micas al sol, reviviendo esa emoción juvenil de rivalidad gauchesca contra los mulatos, siempre asiduos a la vida doméstica de nuestras familias.—¡“Yo seré un Don Cirilo como aquél!... y llevaré cueros más lejos, con más mulas, y Ambrosio no se dormirá en mi carruaje”— …Interviniste entonces para que yo te oyera y admirase, como héroe desvalido al que sermoneaban todas las tardes.—“¿Endeveras? ... velay ... Cirilito ... Cirilito … ¡Don Cirilito!...”Su silencio volvió a invadirnos y retornó nuevamente al estatismo, mientras cruzaban en sus recuerdos los macizos nevados andinos, que los años habían apartado de su vista. El ronroneo del mate que él llevaba a la boca como atenuante a la sed, con aroma a yerbabuena en ese ardiente verano, le devolvía cierta apariencia humana. De sus dedos nudosos y cobrizos asomaba el porongo natural, fundiéndose en una sola especie. Su mate espumante y con la bombilla presta, parecía mantener la única realidad de aquel instante. Cerró los ojos y la mansedumbre del sueño se posó sobre su cuerpo, con la fuerte osamenta sentada en silla baja y los brazos cruzados en una perfección de estatua. Y allí lo dejamos después de un largo rato, sin que ningún movimiento involuntario lo privara de aquel equilibrio casi sobrenatural.------------------0000000000000-----------------CONTINÚA ACUARELAS COLONIALES------------------(NOVELA).........................por Alejandra Correas Vázquez(TIEMPO Siglo XVII- UBICACION Virreinato del Perú. SITIO Provincia del Tucumán (hoy Argentina) Lugarde Residencia... Una Merced cordobesa (hoy Córdoba de Argentina) PERSONAJES Una familia encomendera viviendo junto a sus negros angola. AFUERA en el campo, el Capataz criollo y los peones mestizos......................A LA VERA DEL ARROYOACUARELA UNO..................... Cuando aún no habías llegado y yo bajaba por la ladera desmontada del arroyo, para recorrer los senderos de nuestra infancia, Eloísa iba a mi lado recogiendo las uvas silvestres bañadas por la humedad de la orilla. Sus dientes esmaltados sonreían a mi tristeza, transmitiéndome la ilusión de tu regreso. ...¡Qué lejos estábamos mi mulatilla y yo de suponer una lejanía tan larga y un cambio tan abrupto! Yo aguardaba a mi hermano de siempre, juguetón y serrano, sin imaginarme que luego de tres años en Charcas regresarías a nuestra casa solariega de la Merced cordobesa, convertido en un atildado caballero altoperuano... Pero aún no lo sabía en aquella tarde de remembranzas. A lo lejos el ganado mugía y los gauchos saludábanme asombrados, arqueando sus potros zainos ante mi encuentro. Como si mi presencia en los campos del arroyo fuese una alucinación, dada por el esplendor de la primavera serrana teñida con tierras de tormenta. Antes del regreso ya nos estaban buscando desde la casa... Y cuando aún no anochecía, nuestro mayordomo el mulato Tobías con su inmensa humanidad, bajaba azorado y humedecido el rostro con una lámpara de aceite encendida en la mano… ¡Cual si hubiese concebido buscarnos la noche entera! Fue un alboroto de voces, la imprecación casi senil de Tobías :—“¡Niña Magdalena! ... ¡Vamos Eloisa! ¡A casa!” Mi niñera, la negra Micaela, tomó mi brazo con energía mientras me colocaba sobre los hombros la mantilla de seda oriental, traída de Arica desde Manila —que refrescaba más que abrigaba— zamarreándome con fuerza. Luego me condujo hacia las habitaciones de la casa haciendo brillar aún más el carbón de sus ojos. Lamentándose en su matronal euforia, mientras lloraba, de que yo fuese las más indolente de "sus hijas”. La ronda de mulatos a nuestro alrededor, nos sermoneó toda la noche. Y mientras rezábamos el acción de gracia por la cena recibida, seguían las imprecaciones de Micaela : —“¡Mi niña junto a esos gauchos! ¡Cuántos "matrereados" hay entre ellos!” Más tarde, llevándome hasta mi cuarto, deshizo mi tocado casi con furia. Y mientras arropaba mi lecho con quillangos, caían lágrimas sobre su rostro de ébano :—“Sí... Maiíta...”— íbale yo contestando compungidamente Nunca comprendí bien los temores de Micaela, si ella temía por mí o por ella. Pero ella me llevaría hacia el Alto Perú el día de tu boda, y ella me vestiría de seda para la cena de tu regreso. En esa excluyente separación que nos envolvía dentro de la gran casona enrejada de la Merced, entre nosotros los dueños de casa y nuestros sirvientes mulatos, formábamos un conjunto de convivencia diaria. Pero toda mi existencia estaba separada del entorno, y el escenario extendido más allá del cercado de verja y pirca —adonde comenzaba el mundo aislado del gauchaje— representaba entonces para mí, un temor y un misterio. El mundo prohibido. Fue en aquel tiempo de mis frescos dieciséis años cuando empecé a entrever en Micaela, en su celo protector de fidelidad y cariño, un celo humano aún mayor y mucho más grandioso. Un orgullo de casta que habíala colocado a ella en el centro de nuestro núcleo de familiar, y de la cual dependía su honor ...En aquella tarde mancillado. Era yo una propiedad injerta en el corazón de Micaela desde el primer vagido, desde el primer momento al salir del seno de mi madre. Era ella quien me transmitía ese temor al paisano gaucho e indomable, que habitaba los campos de nuestra Merced. ¡Arisco mestizo sin tribu y sin mansión! ...Fiel defensor del espacio donde galopaba… Protector de aquella tierra y pensador de los caminos. Solitario en su rancho y señor de las distancias. El gauchaje pertenecía al espacio, al caballo, al vacuno, a la yerra y el arreo. Las aguadas y sus arroyos. Esbelto y altivo, en su mundo propio.Los mulatos en cambio pertenecían al interior de la casa, y se apartaban lo más posible de todas las tareas rurales. Preparaban nuestros viajes y nos precedían en ellos. Cuidaban de nuestro decoro y poseían todas las llaves, incluida la del joyero. Redactaban la correspondencia y distribuían nuestros ingresos. Eran custodios de nuestro mundo cual si fuese de ellos mismos, o como si les atemorizara ese inmenso espacio abierto donde pastaba la hacienda. Negros angolas y gauchos mestizos, eran rivales unos de otros, coexistían sin convivir en absoluto y sin darse mutuamente concesiones.—“Hija mía, te lo ordena Micaela...”Díjome mi elegante madre mirándome con sus ojos color cielo, cuando al despuntar el alba nos reunimos todos juntos para tomar la leche hirviente espesada en mazamorra. Y me señaló a continuación un arco de bordados que hacía tiempo yo abandonara, y al cual mi niñera habíame preparado esa mañana para mantenerme quieta a su lado. Tobías estaba sentado junto a la entrada, supuestamente colocado allí para otear tu retorno. Nada era verdad. Nuestro obeso y obscuro mayordomo, habíase transformado ahora en un tiránico cancerbero, del que no podríamos huir el día entero. Mediante un guiño mi diminuta mulatilla díjome, mimosa y picarescamente, cuando sus manos depositaron en las mías el espumoso mate en su vasija de plata : —“Sólo nos queda la ventana del desván...” Pero ahora no veíame yo con la agilidad de los doce años de Eloísa, para desprenderme por aquel único retículo que en la casa existía sin enrejado, Con mis enaguas de puntillas al viento y raspándome las rodillas sobre las paredes del exterior de la casa. Pero fui feliz al oírla por recordar las siestas otoñales de nuestra infancia, cuando en la casa todos dormían y Tobías —más joven— pescaba en el arroyo. Cuando tú y yo nos deslizábamos por la escalerilla adosada a la pared, y rumbo al desván nos evadíamos saltando esa ventanuca sin reja, para perdernos entre el bosque de talas ... ¡Y así emigrar hacia juegos de imaginaciones sin cuenta! Yo no era entonces una alucinación para los paisanos, ni el gauchaje más que un natural hombretón donde el curtido capataz Hermenegildo —de elocuente prosapia india— nos subía a las ancas de su potro. Era, pensaba ahora, que el anciano paisano había muerto en su rancho de piedra, en el puesto principal de la Merced, adonde aquella noche lo velamos junto a nuestro padre, y ante los responsos del cura Dionisio. La paisanada oró en multitud. Pero yo fui apartada de ti y de mi padre por Micaela, colocándome junto a ella y a mi madre ¡Cómo si la despedida a Hermenegildo fuese tan sólo una propiedad de ustedes! Y allí estábamos ahora Eloísa y yo aquella tarde que te aguardábamos, prisioneras en la casona de la Merced y custodiadas como dos gemas brillantes. Una como diamante blanco y otra como diamante negro, dentro de un joyero del cual la llave estaba en el cinturón de Tobías, celosamente guardado y puntillosamente escondido.........................................EL VIAJERO DE CHARCAS ACUARELA DOS Aquel día feliz cuando te aguardábamos —luego de tres años de ausencia— el galope de un alazán bañó de polvo, en medio de la sequía primaveral de nuestras sierras cordobesas, el camino de ingreso a la Merced.Tobías abrió el gran portón de madera con su parsimonia acostumbrada. Ambrosio desmontando hizo pie en el adoquín del patio, eufórico de novedades y emociones, mientras sonreía a su anciano abuelo con el rostro juvenil y despejado de angustias. Mostraba con orgullo sus dientes de marfil, relucientes sobre una casaca de lujo en un rojo brillante, con botones de plata, que volvía más notable la obscuridad de su rostro.Creo que Tobías no pudo reconocer en aquel momento, al mozalbete que el mismo criara. A su nieto. La seguridad de su paso y el brillo de su vestimenta altoperuana, molestaban a su orgullo de abuelo quien con gesto adusto le advertía : Sobriedad... Pero el inocente Ambrosio había olvidado la severidad de Tobías, y los tres años de ausencia hiciéronle perder la mansedumbre de nuestros campos.Fue difícil en medio de tanta exhibición ciudadana comprender los relatos y las palabras del mensajero, que adelantaba en cuatro días tu regreso. El barullo de su presentación todo lo confundía. Junto al disgusto no disimulado del viejo mulato, quien deseaba reacomodarlo de inmediato y sin tregua. Volver al pasivo Ambrosio de tres años atrás. Quitarle sus guantes blancos y su chaqueta roja con botones de plata, Tobías deseaba cambiarle la montura repujada y altoperuana, por la nuestra de piel de cordero.Veinte años no son diecisiete, pero setenta tampoco son veinte. Los años que ahora contaba Ambrosio, no eran los mismos que tenía al momento de partir. Tres años habían pasado para Ambrosio, pero eran muchos más los que ahora, separaban al abuelo de su nieto.Sin comprender nada más, la casa entera corrió a prepararse para recibirte. Pero ya no serías el hijo adolescente que partiera hacia Charcas, lleno de incertidumbres. Ahora aguardábamos al Mayorazgo, al hijo mayor de esta familia en su retorno del Alto Perú hacia el Tucumán. Y tendrías que reintegrarte nuevamente a nuestra solitaria y apartada Merced, de las sierras cordobesas ¿Lo lograrías?Los quillangos serranos que cubrían las camas, dieron lugar a las sedas de Manila llegadas desde Arica. La cerámica roja cedió su puesto a la platería potosina, junto a algunos objetos de oro guardados celosamente en el llavero de Tobías.El atardecer trajo a Zenón, el capataz de altivo porte, con el proyecto de carreras "cuadreras". Había pingos bien preparados por la peonada para tal fin. Mientras nuestro padre, afanoso, preparaba largos pliegos de elegante caligrafía, para someterlos a tu análisis... ¿Eras tú mi joven hermano quien venía en mi busca, para rescatar escenas infantiles perdidas? ¿O era un nuevo jefe de familia el que ahora regresaba desde el Alto Perú?El carruaje donde viajabas se presentó cuatro días después a la hora de la Oración, cuando aún no nos habíamos vestido para la cena. Pero ya el mobiliario adornado de luces, ornamentaba un recibimiento de honor. Entonces descendiste del pescante. Y Charcas bajó con tu paso.... Como un hidalgo ...Quizás nadie supo como yo, que no habías vuelto realmente. Y que el tiempo pastoril de tu vida había quedado en el pasado. Pues, mientras todos admiraban el movimiento sobrio y galante de tus manos enguantadas, o la pulidez de tus palabras, yo supe que comenzaba para mí, lo que para ti había concluido.Lo supo mi niñera, la negra Micaela, con su temor ancestral. Y sentí la mano de Tobías sobre mi cabeza, como queriendo sujetarme, como temiendo mi fuga, conciente de no poder recuperar ya, a dos nietos a quienes él consideraba perdidos. Éramos nosotros en conjunto : Tobías, Eloísa, Micaela y yo, junto a nuestros padres, quienes íbamos a continuar un derrotero único, por los senderos cordobeses. Representábamos el tiempo detenido en la Merced ... ¡La continuidad persistente de la sierra, en su apotegma de espacio!SIGUE--------------00000000000-------------- AMENOFIS EL MAGNÍFICO..............................Alejandra Correas VázquezTodos conocemos a Lorenzo de Medici el Magnífico. Gran príncipe renacentista.. Su equilibrio, su tolerancia ...Pero sin él saberlo (porque Champollion que leería los jeroglíficos nacería cuatro siglos después)... tuvo un antecedente en el faraón Amenofis III el Magnífico.Un gran estadista y padre de Akhenatón, el amado de los dioses por toda la fortuna que ellos le prodigaron, fue el primero en edificar un templo a Atón, deidad inaugurada por su padre el faraón pacifista Tuthmosis IV de la dinastía XVIII. Asimismo fue el primero que organizó su cuerpo de sacerdotes, pero evitó —al contrario que su hijo— manifestar tendencia alguna al monoteísmo. Todo indica que el gran Amenofis era partícipe del pensamiento heliopolitano donde el sol Ra era llamado “Uno, Pluriforme y Multicambiante”, como el Logos Solar o Círculo Atón, bajo el cual viajaba Tuthmosis IV de acuerdo a sus inscripciones: “llevando al Atón por arriba de él”. Amenofis III lo heredó de su padre edificando el primer templo a Atón, como también su primer cuerpo sacerdotal. Y más adelante lo legó a su hijo, quien creó una revolución completa en torno suyo. Pero Amenofis III no participaba del imperialismo monoteísta internacional, con la abolición de todos los demás credos, tema que sería particular de Akhenatón, anticipándose a musulmanes y cristianos. Para Amenofis el Faraonato debía ser el centro político de todas las naciones, con el mismo concepto de la posterior Roma. Y como ella, los dioses extranjeros eran “dioses del imperio”, tal cual los césares iban a definirlos. De modo que sin ningún atisbo de permeabilidad en cuanto a su creencias propias, el faraón magnífico se postró delante de todos los dioses que tenían los hombres, como una parte esencial de su política internacional. Juró ante sus ídolos extranjeros para lograr acuerdos de paz, que eran ante todo comerciales. Razonaba fríamente como un ario (tal cual era su madre una princesa mitania o sea irania, persa) pero siempre sería un oriental astuto, estando además rodeado de fenicios por medio de su esposa. Toda su personalidad nos invita a creer que no creía en ninguno. Cuando no se tiene un dios propio, una fe propia, es porque no se tiene ninguna. El era sin duda un escéptico en materia de creencias y con su actitud (algo semejante a la de los romanos cultos) es posible imaginar que fuese interiormente un ateo. Más que nada un escéptico. Quizás en sus adentros se burlara de todos ellos, como lo haría en el futuro Luciano de Samosata, quien ridiculizó a sus propios dioses. Pero los dioses le fueron de una gran utilidad práctica en su juego gubernamental. Demostró con los reyes vecinos un exagerado politeísmo, que siempre iba acompañado de tratados económicos, diplomáticos o fronterizos. Hizo extensible su “piedad religiosa” incluso hasta el terrible dios ario Nerik, “Dios Hitita de las Tormentas”. El mismo Thor de la mitología escandinava. Los hititas a su vez hablaban alemán, como lo descubrieron los arqueólogos de esta nacionalidad (Grozny era bohemio educado en Viena quien halló la identificación) que tradujeron sus textos, redactados en letras cuneiformes. Su rey tenía además el título de “Zar”, así exactamente, lo que crea un curioso antecedente que rompe con tradiciones cesarianas largamente explicadas. Cualquier osadía que mantuviese en pie el trono faraónico era aceptable para Amenofis III, como el admitir también dentro de Egipto templos fenicios con sacerdotes propios. Esta variabilidad religiosa confirma en él su astucia y diplomacia, que fue su gran testamento político, e hizo pública su tolerancia de las creencias. El conocía a los hombres en todas sus debilidades, por ello supo entrever que la fe religiosa era una de sus principales motivaciones, de modo que admitió a todos sus dioses por extraños que fuesen, a fin de lograr beneficios para Egipto. Comprendía que el espíritu mágico y mitológico de sus súbditos los obligaba por entero. Y como un árbitro internacional usó de esta fuerza con amplitud, pues tenía todas las condiciones gubernamentales de un César romano y fue de tal modo un precursor de ellos. El intelecto complejo de Amenofis el grande, que se advierte en el substrato de todo su gobierno, fue acompañado de esta tolerancia religiosa que constituyóse en la clave de su poder internacional. El dejó a los hombres y a sus naciones vasallas, con todos sus rituales, y en ese juego psicológico les creó el gran mito del Faraón. De forma tal que aquellos reyes vasallos le llamaban “Mi sol” y a su muerte lo deificaron, enviando a Egipto notas curiosas de inmenso dolor, incluso de los bárbaros hititas. ............ooooooooooo........... EL MILAGRO DE LA VIRGEN DEL MILAGRO ................................ por Alejandra Correas Vazquez ............................... Siglo XIX... Doña Rufina González Ponce de León era una dama riojana de alcurnia, residente en Córdoba. Argentina, desde su matrimonio con Don Baudilio Vázquez de Oporto, estanciero cordobés de Montecristo en la zona ganadera de Río Primero. Pareja contrastante. Ella muy morocha. El muy rubio. Ambos lucen esbelta estampa en las fotografías de daguerrotipo.. El era muy bello. Ella no, pero aportó al matrimonio una rica dote... El estanciero Don Baudilio Vázquez de Oporto era alto, cabello rubio de un tono casi rojizo y de centellantes ojos celestes. Luce en los retratos una soberbia estampa. Acompañado de su esposa, con el atavío formal de “pose” que imponían los fotógrafos de la época, creemos ver aún por la expresión reflejada en sus rostros, el impacto enceguecedor del “pajarito”, debido al fogonazo de luz. Su fina prosa conservada en su correspondencia, pone de manifiesto esa educación clásica que se impartía en el Colegio Monserrrat. Don Baudilio era un hacendado trabajador y constante, un ganadero orgulloso de sus campos boscosos de Montecristo en el departamento de Río Primero. Una ecología muy distinta a la de hoy en esa parte de la provincia, como puede verse. Estos bosques por supuesto, estaban sufriendo con la seca y clamaban por lluvia, sin saber que tras el progreso y la construcción del dique San Roque quedarían sedientos y secos para siempre. Por la erosión que la construcción del mentado dique, iba a traer aparejada Ella, oriunda de Chilecito —provincia de La Rioja— pertenecía a esa sociedad norteña con atavismos vernáculos donde la sobrevivencia mítica precolombina se injerta con un catolicismo peculiar, dando a las propias familias un papel destacado dentro de este juego mitológico, el cual a su vez es incorporado por la Iglesia. Por tradición heredada de tiempos precolombinos, las familias de abolengo debían interpretar allí un papel declarado en el mismo ceremonial (como delegados del Inca) sin que esto fuera conculcado por la autoridad eclesiástica. Más bien... hacía uso de él. Ese era el ceremonial religioso al que estaba habituada la dama riojana, sintetizando en medio de ello sin reserva alguna, un juego propio de sincretismo norteño que a su vez era incorporado por la sociedad católica tradicional. Tales hechos, tal educación, de carácter casi “teocrático” (para las familias de abolengo colonial) con todo su ritual, hacían de Doña Rufina una personalidad “permeable” a la convocatoria del Obispo de Córdoba que demandaba ayuda de los creyentes para salvar a Córdoba de una trágica Sequía. . Como dama de alcurnia ella exponía ese estilo propio de las antiguas familias norteñas argentinas. Su señorío, su elegancia, su protocolo, su lenguaje y sus servidores siempre acompañándola. Con esa vida múltiple de los señoríos andinos. Conservando y repitiendo fórmulas sociales sin alterarlas nunca. Allá, en aquellos poblados que terminan todos en “gasta”, los Finqueros encabezaban las fiestas (Chayas, Niño Alcalde) caminando con toda su familia y seguidos por el pueblo en pleno. Y aquí en Córdoba donde Doña Rufina hallábase refugiada con su familia, por la falta de agua para beber que existía en Montecristo, debido a la gran sequía, ella salía en los atardeceres a tomar el fresco vespertino acompañada por todos sus hijos, las niñeras de sus hijos y sus servidores –--cubriendo casi una cuadra de personas--— lo cual no era habitual en esta ciudad universitaria. Los cordobeses que habían vivido en una ciudad escondida en el sur del continente sudamericano, también escondían a sus familias. Incluso, la Universitas Cordubensis Tucumanae, de tiempos jesuíticos, era un internado. De modo que las costumbres riojanas resultábanle insólitas a Don Baudilio, quien encontrábase de improviso al regresar a su casa citadina (en la calle Santa Rosa de Lima, hoy Lima) desde su Estancia de Montecristo, con este espectáculo poblacional de su familia completa en la calle. Esta era la forma en que Doña Rufina paseaba o hacía sus visitas, y aunque el esposo era cortés con ella, no dejaba de sorprenderse. Pero la dama de alcurnia rojana había tratado también de acostumbrarse a Córdoba y a su formalismo. A sus modas rigurosas y sus ropas complicadas. Trajeaba a sus pequeños niños (Zenón, Lucas, Eudoro) y a sus niñas (Herminia y Pura) con sus mejores galas, en la inconfundible moda de fin del siglo XIX. Fuese invierno gélido o verano ardiente, los atuendos gozaban de una complicación absoluta. Lo que hacía para los pequeños, más agobiante aquel verano de enero. ----------------00000000000------------------ Sequía sin precedentes. Sol despiadado. Fuentes de agua agotadas. La Cañada bordeada por el Calicanto habíase casi resecado y su masa de agua, estaba transformada en un charco barroso pestilente. El río Suquía que atraviesa a la ciudad, arrastraba insectos. Los pozos potables comenzaban a tornarse peligrosos. La temporada climática conocida hoy como de la “Niña” habíase apoderado despiadadamente, de la provincia de Córdoba. La Era del Progreso había colmado a Córdoba por decisión del presidente Sarmiento, de valiosos regalos. Entre los cuales sobresalió como más representativo, el “Observatorio Astronómico” –que fuera el primero del país aprovechando la limpidez del cielo cordobés el cual inauguraría a su vez, la especialidad de la “Meteorología”. : el “Alemán del Observatorio”. El científico europeo, un germano. Nombre extendido por el uso que se le dio en Córdoba a todos sus astrónomos. . Como buenos “gourmets” cual eran y dejaron fama de ello en Córdoba, estos científicos alemanes del Observatorio amigos del buen vino y la buena comida, se lo comentaron al Sr. Obispo en una cena opípara que en conjunto saboreaban, con beneplácito de todas las parte allí reunidas. El Obispo de Córdoba era un hombre muy culto y preparado, habitué del Observatorio, pero también era un hombre práctico, para el Sr. Obispo era necesaria una confirmación técnica, real, expresamente estudiada y por ello habíalos invitado a aquella cena con el fin de recabarles informes. A los postres de la opípara cena rociada con muy buen vino, ya el prelado tenía la confirmación exacta de que –--como siempre acontece en el variable clima cordobés--– el cambio era inminente. Además el telégrafo (que por cierto no era de uso común para todo el mundo en ese tiempo) advertía de un avance tormentoso en provincias próximas. Lo interesante era fijar día y hora. Había pues que fijar con precisión el día y la hora de ese arribo científicamente.. Para ello los metereólogos debían afinar su puntería y sus cálculos a fin de lograr una precisión. Una exactitud. Que el Obispo aprovechó para convocar a sus fieles a rogarle por lluvia a la santa patrona cordobesa la Virgen del Milagro. La convocatoria del Sr. Obispo llegó al alma de su esposa ritualista --–Doña Rufina–-- quizás más que nada por sus añoranzas sobre el mito incaico-católico del “Niño Alcalde”, tan amado en sus tierras riojanas. Como también de otras estructuras míticas de su solar natal, donde fusionábanse credos de origen diverso. Y aunque le explicara Don Baudilio que los gauchos (sus peones) veían desde una semana atrás menear las colas de los caballitos criollos (señal de lluvia) para ella : ...“Sólo quedábale la esperanza de la Fe”... Y concurrió al llamado del prelado, en aquella cita convocante hecha desde el púlpito, llenando casi una cuadra citadina con los habitantes de su casa ... Y ella al frente. En su tradicional estilo vernáculo, matriarcal y norteño. Estanciero de ley, prudente, como caballero liberal y tolerante que educó a sus hijos e hijas en escuelas laicas (envió incluso sus hijas mujeres al Normal Carbó para estudiar magisterio, profesión que ejercieron) ... Don Baudilio en aquel día especial se resignó a permanecer solo en su casa vacía. El calor era espantoso y buscó un poco de jugo de horchata para calmar su sed. Comenzó la Procesión. Almidonados y compuestos, con zapatos de charol, los pequeños caminaban con gran dificultad. El conjunto de sirvientes estaba también vestido con sumo formalismo, de manera tal que ninguno de los participantes que acompañaban a Doña Rufina, podía estar más incómodo. Todos llevaban allí en ese día especial, la meticulosidad exigida por la dama que era a su vez lo único que ella había adoptado de Córdoba (aunque los cordobeses en verdad, en esta circunstancia climática la obviaran). Los niños hijos de ella, tanto como los hijos de sus sirvientes, iban todos trajeados. Ornamentados y elegantísimos, de modo que en conjunto veíanse en serias dificultades para afrontar ese pico de calor, sobre un adoquín hirviente que cubría las calles. Al llegar a la iglesia de Santo Domingo, con sus cúpulas de mayólicas celestes en las cuales el sol parecía rebotar --–adonde habíalos citado el Obispo–-- Doña Rufina protegió bajo la copa de los árboles (que entonces aún existían en la esquina de Dean Funes y Calle Ancha) a sus pequeñísimos hijos, enfundados en ropas duras y achicharrados de calor. El sol ardiente de aquella tarde era despiadado, pero el follaje frondoso fue un alivio para las criaturas. Comenzó a caminar de a poco la Procesión rumbo hacia el Parque Crisol, en dirección sur, como buscando aliviar a toda una ciudadanía de creyentes desolados que buscaban en la Virgen del Milagro, su última esperanza. Iban lentamente asfixiados, transpirados, jadeantes, agotados. Escenas de desmayos. Niños llorosos. Madres angustiadas. Caminantes con sed... La sed aumentaba con el peregrinaje cuesta arriba. Los comerciantes salían a las puertas de sus negocios al verlos pasar, cerrándolas por respeto. Los intelectuales dejaron por un momento sus libros, al contemplarlos desde sus ventanas (pues la Procesión pasaba bordeando la Universidad) mirándolos asombrados por el esfuerzo físico que aquello les demandaba. Los gauchos que vivían sobre la orilla de la Cañada, se incorporaban. También las chinitas. Los sirvientes. Los changuitos. Los burgueses. Y todos de alguna manera participaban, aunque sólo fuera dejando de matear en esos pasajes graves, cuando cruzaban frente a ellos. Todos. Toda Córdoba. Y Los alemanes del Observatorio que ya habían avisado al sr Obispo de un cambio climático . ... Y retornaban ya, casi moribundos, dejando en aquel camino su última cuota de energía. Regresaban extenuados hacia la basílica de Santo Domingo para colocar nuevamente a la Virgen Bonita --–quien alguna vez flotó hacia la costa peruana después de un naufragio y más tarde fue enviada a Córdoba–-- en su camarín de mármol blanco. Ella los miraba con su tersa sonrisa de siempre. Por su pálido rostro nacarado corrió una gota transparente, fresca, cristalina, translúcida. Empapó su traje blanco de seda y encaje ... ¡Y debió ser entrada a toda prisa, corriendo con los pies empapados de quienes la llevaban en andas! ... Llovía... ¡Llovía con una furia torrencial! Los piesecillos de esos niños pequeños de Doña Rufina enfundados en zapatos de charol, casi no alcanzaban a correr junto a los mayores. Los complicados trajecitos, chorreaban. La dama riojana de largas y costosas vestiduras, resbalaba por el adoquín aluvionado. Las criadas y los criados. Las niñeras y los niños. Todos ellos corrían bajo un cielo negro de tormenta y una lluvia torrencial que se llevaba al fin todas las penas : ...La Seca. La Sed. Los Incendios. ----------------00000000000----------------- El caballito criollo quedó satisfecho dejando en paz su cola, que llevaba ya una semana de movimiento continuo. El Sr. Obispo respiró con alivio, la ciencia lo había ayudado ... Y también la providencia …. Ni un día antes ni un día después, podrían haberle dado tanto prestigio con un prodigio. La salida y la llegada fueron exactas. Los científicos del Observatorio se prepararon para un buen brindis con él, bien merecido. Y las autoridades cordobesas con los ingenieros franceses, ya podrían contar después de ese espantoso enero, con la voluntad ciudadana para construir el Dique San Roque. Pues como suele decirse… -----“Los Milagros no se repiten”----- ---------------00000000000----------------- UNA VISITA INTEMPESTIVA Por Alejandra Correas Vazquez Corría un día de un mes del año de 1935… El Dr. Stuckert ,medico alemán, tocó muy de madrugada entre las primeras claridades el timbre de una casa particular en la calle Dean Funes al 800 de la ciudad de Córdoba. Vivía en ella un diputado nacional, enemigo político suyo, en aquel tiempo cuando las enemistades políticas eran graves. Casi todos dormían en la casa y sólo el jefe de familia estaba despierto, tomando el mate que cebábale una chinita enfundada en uniforme de mucama, adornada con una cofia blanca y bordada sobre su frente, bajo la cual sus ojillos indios, semidormidos, parecían más oblicuos. No era común ese disfraz en una casa de estanciero criollo, pero a un diputado le quedaba bien, sin duda. —¡Quiero hablar de inmediato con el Dr. Eudoro!—.... exigió en su tono habitual el profesor emérito de la Universidad, a la chinita cuando ésta asomó bostezando su rostro a la puerta Como era de esperar demoraron un tiempo prudencial en abrirle, tratándose de un enemigo político. Pero al fin franqueáronle la puerta al científico alemán, cuya presencia en sí misma, representaba todo un honor en cualquier domicilio cordobés. Y lo hicieron pasar al escritorio del diputado perteneciente al partido político opositor al suyo, el cual hallábase ubicado en el centro de esa casa, iluminado por una ventana con vista hacia un patio adornado por mayólicas valencianas azules. El dueño de casa brindóle un saludo de estilo, con gran formalidad. Abogado aguerrido, corpulento, rubio, de mucha prestancia física y conocido por su sombrero “hongo”. Con su gesto altivo de siempre, estaba realmente sorprendido por la visita de un enemigo político, en momentos álgidos de la campaña proselitista. Tanto como satisfecho por ser honrado con la presencia del médico famoso en su casa. Su llegada intempestiva lo llenaba de asombro y una vez frente a él, miró al Dr. Stuckert con un gesto airoso y de intriga, que le era característico. El científico alemán le preguntó entonces : —¿Se apresta usted a viajar muy de mañana Dr. Eudoro?— díjole sin preámbulos el Dr. Stuckert —Sí. Debo abrir un acto político en Plaza de Mercedes, pueblo de hacendados que pertenece a la zona departamental de Río Primero, solar de mi familia donde yo mismo he nacido. —¿Y es indispensable su presencia allí señor diputado Eudoro? —No tenga la menor duda profesor, pues yo represento a Río Primero en el Congreso Nacional y por ello en mi calidad de diputado nacional debo acompañarlo en estos eventos. —¡Pues no irá usted allí porque yo se lo impediré!— le expetó el visitante intempestivo con gran énfasis, mientras sacaba de su bolsillo una pistola con la cual encañoneó al diputado. Y luego con gran tranquilidad el profesor prosiguió : —Está cargada y ya conoce usted que mis afirmaciones son siempre seguras ... ¡Usted no irá hoy a ese acto de “Plaza de Mercedes” porque yo voy a impedírselo! —¿Es que piensa matarme? —¡No!— gritó espantado el profesor alemán Y quedó asombrado el Dr Stuckert al oír aquello, sin advertir que la circunstancia que protagonizaba no parecía favorecer en nada su afirmación. —¡...Todo lo contrario, doctor Eudoro, yo no quiero que lo maten a usted...! —¿De dónde saca usted eso, profesor? —Como se lo estoy diciendo. Vengo de una reunión de mi partido donde, pese a mi oposición, usted ha sido condenado a muerte. ¡Y yo no lo voy a permitir! —¿Cómo? ... ¿En qué momento? —Este mediodía en “Plaza de Mercedes”. Ya está allá todo preparado. El diputado se desplomó en su asiento. El tren que lo llevaría esa mañana a Plaza de Mercedes partía de la estación de ferrocarril en un par de horas. Una gran festividad de campo se había preparado para recibirlo, con los consabidos asados, cuadreras, bailes, juegos y misa. El iba a abrir el acto cortando la cinta azul y blanca con los colores patrios y dar comienzo a los discursos inaugurales del evento político, seguidos por la fiesta campera. La fiesta criolla daría comienzo con el desfile gauchesco con arneses adornados de plata, briosos potros alazanes, sortijas, cocina criolla al aire libre, reparto de empanadas, locro y quesillo, matizando todo aquello con los mejores vinos regionales “pateros”. Todo... Todo habíale parecido a este diputado tan ingenuo, tan simple, tan bucólico, tan acostumbrado ...¡Tan de Río primero!... Como cuando de niño cabalgaba por la estancia paterna en esas extensiones ilímites y pampeanas, saludando a los puesteros, los boyeritos, el capataz, los peones gauchos, los aparceros gringos y a las gringas rubias y chinitas morochas mezcladas entre ambos. Gente simple y campesina. Al cura párroco, el jefe de la estación de tren y al chasqui repartiendo a caballo la correspondencia entre las estancias. En un lugar así... ¿Cabía una tragedia? ---00000000000000000------- —¡Escúcheme muy bien señor diputado!- volvióle a exigir el doctor alemán mientras continuaba esgrimiendo el arma en dirección a su pecho en forma amenazadora– Si usted intenta salir de este escritorio o de su casa en este día... ¡Yo lo balearé! No tenga la menor duda. Usted se quedará aquí a mi lado todo el día... Así lo he decidido yo. No habría nada más que decir en aquel día. Ya estaba todo dicho. Al Dr. Stuckert nadie podía discutirle nada y menos aún, con un arma cargada en la mano. Nunca iba a decir algo de lo que no estuviese convencido y jamás hablaría sin cumplir con su palabra. Era totalmente alemán. Nadie se atrevía en aquella década de 1930, a desautorizar o desafiar al Dr. Stuckert. Su saber. Su seriedad profesional. Su sobriedad, imponían un respeto solemne. Su Clínica particular era toda una garantía. El era un científico alemán. Como centinela de guardia la pistola del profesor emérito se mantuvo en su mano apuntando al condenado a muerte, para impedir que se cumpliera tal condena. Solución ésta, que sólo podía habérsele ocurrido a un germano. PLAZA de MERCEDES En Plaza de Mercedes en tanto, esa mañana la masacre sería escalofriante. Fue la tragedia más grande del caudillismo criollo cordobés en el siglo XX, que marcaría la memoria por mucho tiempo. Décadas. Pues en la lid las víctimas habíanse transformado en victimarias. Es decir, el partido político que presuntamente iba a ser atacado, esgrimió imprevistamente armas. Hubo sin duda otras filtraciones en la lamentable reunión nocturna que indignó al científico alemán, las cuales dieron voz de alarma. Advertidos a tiempo, los partidarios del diputado que debían abrir ese acto político en el pueblo campero de Plaza de Mercedes, rodeado de gauchos y estancias ganaderas, llevaron hombres duchos para el caso, bien armados, desde Tulumba ... Y comenzó la batalla, al mediodía, dejando ambos contendientes un saldo trágico, con víctimas famosas como el Dr Vivas…. del partido de Stuckert. En la ciudad de Córdoba mientras tanto, a la cual todos ellos pertenecían, se aguardaban noticias de ambas partes. Hacia el atardecer, la sirena del diario “La Voz del Interior” que anunciaba siempre a la ciudadanía cordobesa peligros o dramas, comenzó a sonar en forma patética y persistente, a todo lo largo y lo ancho de esta ciudad. DOS HERMANOS DIALOGAN —¿Has oído esa sirena? Le preguntó así el hermano mayor Orencio, un joven militar, a su hermano menor Oscar reciente médico,, quien hallábase de visita en su casa viendo el estado de salud del primero, el cual estaba en cama con “parte” de enfermo —Sí... ¿Qué habrá pasado?--- contestóle el muchacho —Acaban de matar a tu futuro cuñado. —¡Eudorito! ...¿Cómo es eso?... ¡Y cómo lo sabes!— saltó espantado Oscar Orencio, perteneciente al mismo partido de Stuckert y que conocía todo lo programado, dirigióle una fuerte mirada a su joven hermano. Luego le explicó, con mesura: —Quisieron que yo me encargara de ese crimen y me negué. Como puedes ver no estoy enfermo, a pesar de haber dado “parte” de enfermo— y luego guardó silencio —No te calles, quiero saber— insistió Oscar angustiado —Pues bien, como lo oyes... Yo me negué. Pero le he hablado de frente como poca gente se atreve a hacerlo, diciéndole: “Doctor Z. ... Yo soy usted lo sabe bien, su correligionario, un partidario leal que no va a traicionarlo, pero tampoco a doblegarse... ¡Pero sigo siendo un soldado de la patria! No cedí en el 30, hace cinco años, y dejé por ello mi carrera militar, debido a mis convicciones a las cuales no voy a abandonar. Pero sigo siendo siempre, un soldado de la patria ¡No! No soy un asesino. No seré un criminal. Busque usted a otro. Yo no estoy a su lado para eso” ... Esa sirena mi indica, Oscar, que lamentablemente, acaban de matar a tu futuro cuñado Eudoro, en Plaza de Mercedes. Oscar era muy joven. Mientras que su hermano mayor Orencio le llevaba veinte años de vida, experiencia y convicciones. Era un político, un militar y un empresario. Un hombre de mundo, siempre seguro de los pasos que daba. Diez años después de este día luctuoso, un ex-condiscípulo de Orencio en el Colegio Militar (compañero de “camarote” en dicho centro de estudios) llegó a Córdoba y lo visitó, para que lo acompañase en una gran asonada política que iba a imponerse en toda la nación durante décadas, Orencio lo atendió, le abrió su casa, le convidó mate y pan criollo,, habló largamente con él, escuchó sus proyectos y sus propuestas, le sumó observaciones y algunas críticas, siguió en buenas relaciones con él en atención a los mutuos recuerdos juveniles ...Pero tampoco cedió. Y si no dio la espalda a sus ideas para colocarse en la cúspide del éxito…¡Menos aún iba a ceder para llenar sus manos con sangre en Plaza de Mercedes! LA SIRENA Aquella sirena de 1935 provenía del diario “La Voz del Interior” que siempre anunciaba accidentes, inundaciones u otras tragedias. Y ese día iba a resonar con espanto en las almas cordobesas. La ciudad enlutada. Lacerada. Dolorida. Pero sin embargo …aquello que habían creído los dos hermanos Orencio y Oscar… no había sucedido. Fue en realidad lo único que no sucedió, precisamente lo que estaba programado. El blanco verdadero. El que debía cortar la cinta de colores patrios y comenzar los discursos. El destinatario auténtico de aquella espantosa sangría. El verdadero objetivo sindicado para ese día ...Y el único de todo el conjunto, en sobrevivir sin mella alguna. UN CIENTÍFICO ALEMÁN ¿Y el científico alemán? Continuó dando notas exóticas. Aquel día luctuoso de 1935 había concluido. Al escuchar la terrible sirena del diario cordobés “La Voz del Interior”, el Dr. Stuckert consideró las cosas a su modo. Todo estaba ya concluido. El aún continuaba con la pistola en la mano y ninguno de ambos quería otro mate. La verde yerba asomábales por los ojos, cual cuadro vivo de esa selva misionera que la cultiva. Dio entonces por terminada la tarea que habíalo llevado esa madrugada entre las primeras luces, hasta el domicilio de la calle Dean Funes al 800. Cumplido su complejo cometido que habíase propuesto, saludó como un caballero y se retiró. Sencillamente... Pero la familia observó en los meses que siguieron, que existía un policía uniformado frente a su domicilio... ¡Encargado de la seguridad del diputado opositor! El Dr. Stuckert tal como a sí mismo se lo había propuesto, continuó preservando la vida de su enemigo político. Con más ahínco aún, por los hechos ocurridos... EL era… Un científico alemán. -----------ooooooooo-------------- EL PATOIS ……………………….. Una personalidad muy conspicua del gobierno nacional argentino (eran las últimas décadas del siglo XIX) hijo de la Docta Córdoba y orgullo de su Universidad, debía arribar en esos días al pueblo de Santa Rosa, habitado por ricos y elegantes ganaderos, que tenían entonces mucha fuerza política. Como sucedía en esos tiempos, los grandes productores podían decidir elecciones. Y él llegaba allí, para presenciar los festejos del 30 de agosto, día de su Santa Patrona : ¡Santa Rosa! Y esa personalidad muy grata a toda la provincia cordobesa, era el Dr. Figueroa Alcorta, ministro de la nación y más tarde presidente de la Argentina... quien arribaría allí el día preciso y a la hora justa de la histórica ¡Tormenta de Santa Rosa! Situación ésta muy complicada e ineludible para todos los argentinos puesto que la célebre tormenta se reparte por todo el país. Un Ciclo Cíclico. Pero los festejos en el rico pueblo de Santa Rosa (hoy ciudad) eran por otra parte, magníficos. Como era de esperar, Santa Rosa habíase engalanado aquel año especialmente, para recibir en su fiesta patronal del 30 de agosto, al Dr. Figueroa Alcorta, futuro presidente. Un hombre de la cultura y político caro al sentimiento cordobés, quien sabía dar forma amena a sus condiciones carismáticas, con maneras elegantes de buen político. Misiá Jeromita poseía la casa ideal para esas visitas especiales e iba una vez más a convertirse en la anfitriona máxima, con todo el gran aparato que ello involucraba. Y su “aparatosidad” tenía impresionados a todos los estancieros. Su propio marido –Don Gregorio-- daba por sentado como algo natural que su casa fuese un centro social, donde los acontecimientos del lugar o de la provincia, tuviesen en su casa el punto de reunión. Matizado todo ello, por la “charme” de su elegante esposa descendiente de franceses. Don Gregorio dio órdenes precisas a sus peones gauchos. Y ... como era su costumbre… Misiá Jeromita lo cambió todo. —Po ... Popué … como diga Jeromita— aceptó él muy tranquilo una vez más En materia de “sociedad” ella era la que reinaba y él bien lo sabía. Así opinaban por otra parte todos los santarrosinos, quienes una vez más la convocaban. La casa quedó engalanada con ornatos especiales, algunos que aún se reservaban en envoltorios bien guardados y que ahora, era la oportunidad de lucir. Los sillones de la sala fueron cubiertos por largos brocatos de seda, que colgaban hasta el piso. ¡De modo que toda la casa estaba de fiesta! ...galerías, cuartos, despensas, pasillos, en su totalidad fueron vestidos de seda, todo estaba renovado allí de punta en blanco. ¡Y hasta las camas con su dosel ! COMIENZO RIMBOMBANTE------------------------------------ Una exhibición de pompa criolla estaba preparada para aquel día y aquel honorable arribo del Dr. Figueroa Alcorta. La fiesta rimbombante dio comienzo. Llegaron casi al mismo tiempo los puebleros, los estancieros, los chacareros, las autoridades locales, la banda y el cura párroco. Y luego por cierto, llegó la figura central homenajeada : el Dr. Figueroa Alcorta y su elegante comitiva ensombrerada. Trajes obscuros, guantes blancos, chalinas claras y bastones con mango de nácar. Caminaban por la calle central entre los “¡vivas!” de aquella población campestre, custodiados hacia derecha e izquierda por los mejores domadores de la zona, montados en sus briosos caballos criollos de nerviosas colas, con los arneses tachonados por monedas de plata. Los jinetes iban también ataviados con su traje especial obscuro de “gaucho rico” ponchos rojos ,con chambergo criollo y portando banderas argentinas. En dirección opuesta a ellos por la misma calle, los estancieros santarrosinos hacían su entrada para recibirlos, llevando en su hombro izquierdo el poncho elegante de alpaca, Completando de tal manera aquel rimbombante espectáculo. Todo era muy teatral. Muy pueril. Muy bucólico. Muy ... pero muy... de Santa Rosa de Rio Primero. ........ Y todos ellos como últimos testigos estaban reunidos allí aquel día festejando a la santa peruana, la auténtica homenajeada del 30 de agosto, aunque estuviera en ese día especial, con el arribo del Dr. Figueroa Alcorta y su comitiva ensombrerada, relegada a un segundo plano. Era un 30 de Agosto. La fiesta pública finalizaba luego de dichas solemnidades camperas, para dar comienzo a festejos privados con asistencia de estos ilustres visitantes, agasajados por la gran anfitriona Misiá Jeromita. Y ella abrióles su casa engalanada, orgullo de todos los santarrosinos. Así ingresó a su interior el cortejo ensombrerado con bastones de nácar y chalinas claras al cuello, siguiendo los pasos del Dr. Figueroa Alcorta. Las personas importantes de Santa Rosa estaban todas reunidas allí con atuendos elegantes, rodeando la mesa oval, paquetísima, enmantelada de Misiá Jeromita... Y como siempre acontece cada 30 de agosto, el día comenzó a obscurecerse rápidamente, pues había llegado con puntualidad : ¡La Tormenta de Santa Rosa! La exquisita comida con preparación artesanal servida en platos de fina porcelana francesa, con cubiertos altoperuanos de plata labrada, servilletas de lino paraguayo bordadas al “ñandutí”, con esos comensales erectos y sentados en sillas de madera con altos respaldos... tendría en su conjunto que continuar degustando esas delicias con todas las ventanas cerradas. Y el quinqué encendido aunque fuese de día. El Dr. Figueroa Alcorta era atendido con elegancia y exquisitez francesa por la dueña de casa. Y con solicitud por aquellas chinitas ceremoniosas (llamamos así a las mestizas en Argentina) educadas para el servicio de los huéspedes de Misiá Jeromita… Las cuales vestidas de punta en blanco y muy almidonadas, las crenchas dentro de cofias con puntillas, hacían gala al hablar con el Ministro usando ese especie de “patois” que había recreado Misiá Jeromita en su entorno. Para un hombre de la política nacional e internacional que hablaba varios idiomas, leía lenguas clásicas y también conocía algunos giros gauchescos, además de ciertos términos quichuas y guaraníes (como todo argentino) producíale gran intriga esa lengua. Pues intentaba reconocerla ... No lo lograba. El esfuerzo de esas chinitas duras de almidón por lucir su bilingüismo, era toda una joya de escuchar. El quería saber sencillamente si era “sanavirón” básico o “comechingón” perdido, quizás una variante del “quichua” ¡Pero nunca hubiera imaginado que era simplemente un “francés” recreado en Santa Rosa! Un “patois” que no estaba en el archivo de ningún lingüista. Los invitados estaban ocupados en saborear manjares bajo la luz de un quinqué, mientras afuera arreciaba la tormenta anual del 30 de agosto. Era el día Santa Rosa, en el pueblo de Santa Rosa y bajo la Tormenta de Santa Rosa… Despreocupados, distendidos en sus asientos y salvados del vendaval. Absortos además como estaban con las personalidades del gobierno nacional, reunidas en el salón señorial de Misiá Jeromita alrededor de su mesa oval, y dispuestos a departir intereses comunes que siempre hay entre políticos y productores. Alternativas que compartían al unísono en vistas al devenir de la Provincia de Córdoba ... entre copas de bacarat francés llenas de champagne y postres criollos con dulce de batata. En el exterior todo era obscuridad. Viento ululante. Tierra. Sal. Polvo. Tormenta de Santa Rosa. Sal blanqueando los campos por su proximidad con la Salina Grande. Afuera era de día y parecía de noche. Adentro era de noche y parecía día, el quinqué daba luz a una gran comida diurna, que pareciera una velada nocturna. La sobremesa invitaba a los discursos y aplausos. La comitiva ensombrerada acompañante del futuro presidente Dr. Figueroa Alcorta, gozaba de aquella hospitalidad tradicional de que hacían gala los viejos estancieros de antaño, saboreando el buen vino después de una abundante comida. Todos ellos satisfechos de encontrarse allí a resguardo, en el clímax acogedor de la anfitriona y protegidos dentro de esa casa elegante de la cruel Tormenta de Santa Rosa, que ya había obscurecido a todo el pueblo de Santa Rosa. Aquí la luz del quinqué. Allá la obscuridad de la tormenta. Cielo negro. Cristales salpicados de arena. El DOSEL ……… Bajo la cama donde los dos niños de la casa jugaban con sus regalos nuevos, tanto el dosel ostentoso como el cubrecamas de brocato, poco permitíanles ver. El pqueño José María fue entonces en busca de una vela y encontró un candelabro encendido. Lo colocó junto a la cama de modo de alumbrar debajo ella, y se deslizó nuevamente gateando para disfrutar con aquellos juguetes que aún no estaban rotos. La llama de la vela iluminábalos con su contraluz, mientras los niños gozaban de su tesoro infantil. De improviso la llama del candelabro comenzó a tener ideas propias, y no tuvo inconveniente en trepar por el dosel que casi lamía el piso. Fue caminando por un sendero recto y erecto y encontró en la cúspide del dosel, un rápido espacio para levantar un arco de fuego y humo. Mucho humo. Pues la seda natural provoca humareda antes que llama. Los niños seguían jugando bajo la cama porque el humo y las llamas habíanse ido para arriba. Como ningún niño jugando advierte si hay calor o frío, ellos continuaron indiferentes a todo, junto al hechizo cautivador de sus juguetes. El HUMO ………… En la sala, en tanto, los finos y selectos invitados continuaban la esplendidez de los brindis. Luego, lentamente, minuto a minuto, la habitación elegante e iluminada por un quinqué francés, comenzó a volverse negra. Rostros negros. Manos negras. Toses. Confusión. Todo era allí en el interior humareda y obscuridad ... cual si la Santa Patrona, como queriendo participar de los festejos en homenaje a ella, y brindar con los estancieros junto a ese atildado Dr. Figueroa Alcorta, hubiera traspasado las puertas atrancadas sentándose en medio de todos. Los invitados querían reconocerse unos a otros y no lo lograban. Tenían los ojos llorosos y tanteaban confundidos muebles y paredes en busca de algún escape rápido, el cual empero, pareciera no hallarse próximo. Al respirar ese aire enrarecido por la seda quemada, ahogábanse y la humareda negra producíales cosquillas y estornudos. Y cuando las chinitas sirvientas, al tanteo y con palabras supuestamente francesas, abrieron por fin las puertas cerradas con trabas pesadas, que daban hacia el exterior... ¡Todos ellos salieron en tropel hacia la calle! “refugiándose” en la ventolera ululante de la Tormenta de Santa Rosa y en la garúa que ya daba comienzo, principiando un nuevo cambio climático. ¡La tierra estaba convertida en barro obscurísimo y la sal en blanquísima salmuera! Los elegantes estancieros que habíanse colocado ese día sus mejores galas, los señores sombrerudos de la comitiva oficial, el futuro presidente de los argentinos Dr. Figueroa Alcorta, el prelado, el anfitrión Don Gregorio trajeado de etiqueta ...y su esposa francesa Misiá Jeromita... Todos ellos situados allá afuera, hallábanse ahora a la intemperie completamente asolados por viento, tierra y agua bajo un diluvio completo en el pueblo de Santa Rosa, el día de Santa Rosa y bajo la Tormenta de Santa Rosa. Apagado el incendio. Arrojado el dosel al exterior. Expulsado el humo por el propio viento que entró como una exhalación dentro de la casa (empujando cortinas, copas y mantelería de lujo al suelo) cuando se abrieron las puertas al huir los invitados hacia fuera. Y aplacada de ese modo la situación crítica... el conjunto de la casa por fin se normalizó. Mientras que la Tormenta de Santa Rosa paseaba copetudamente como Santa invitada, por el interior coqueto de la elegantísima casa de Misiá Jeromita. Y cuando las chinitas extrajeron a los dos niños, de abajo de la cama, pudieron ver que sus rostros infantiles eran los únicos que no estaban tiznados. ¿Y sus juguetes? ... ¡Completamente a salvo! Y todos ellos tuvieron en definitiva su último brindis en el descampado. El resto del pueblo campero con pingos, gallinas, perros y lechuzas, estaban ya hacía rato, refugiados bajo protección. 00000000000 Cuando los años de su presidencia pasaron y sus éxitos mundanos lo llevaron a una amplia gama de relaciones, fue de pronto en cierta oportunidad a reencontrarse con ese pasado. En una recepción en Europa integrada por una nueva generación de políticos (muy lejos ya de Santa Rosa y sus estancieros) Figueroa Alcorta conoció a un nieto de Misiá Jeromita, muy joven, quien iniciaba esta carrera mundana. Y el viejo político díjole a su comprovinciano, con mucho cariño : —De mis viajes y anécdotas mundanas se ha grabado siempre en mi recuerdo, por ser completamente distinta a todas, esa recepción que recibí en Santa Rosa en casa de aquella anfitriona tan original como fuera tu abuela, con su encanto personal. Pero me quedó una pregunta que nadie supo entonces responderme y por ello te la formulo ahora … ¿Qué idioma se hablaba en su casa y en tu familia? —¿En casa de mi abuela Jeromita?... Pues, el francés de París— contestóle el joven muy ufano Y el Dr. Figueroa Alcorta quedó una vez más mudo de asombro... Como aquel día 30 de Agosto que pasara en Santa Rosa, durante la fiesta de Santa Rosa y bajo la tormenta de Santa Rosa. gcgncncgngcg TABLERO DE AJEDREZ..............................por Alejandra Correas Vazquez1813. General San Martín en Córdoba. Esa noche. Esa primera noche. Aquélla del arribo de este misterioso visitante a quien nadie entonces conocía, mientras en su seno las aguas del Calicanto crecían desmesuradamente y comenzaban ya a desbordar. Con el “quinqué” parpadeando sobre sus cabezas y el mulatón fornido apretando su pistola. Hablando el viajero de todos sus recorridos y de los que aún le quedaban por realizar. Sus intenciones. Su meta. Un parámetro imposible de medir todavía en aquel momento. Bajo la mirada expectante del dueño de casa., don Josep Orencio Correas de Larrea, El viajero con la consigna en su mente y sin ningún equipaje en sus manos. El era el hombre que lo traía todo en ese momento especial, cuando el rey Fernando VII de Borbón convocaba a la Santa Alianza para invadirlos. Sólo este proyecto que traía el viajero en su pensamiento, daba esperanzas y nadie podría detenerlo.... mientras afuera arreciaba con furor la tormenta.Y ellos dos como figuras esenciales. Un momento crucial donde se definía el futuro de una nación y el devenir del Cono Sur sudamericano. Una reunión improvisada dentro del salón escarlata donde huésped y anfitrión dialogaron sin prisa, haciendo más lenta las horas y más profunda la obscuridad de la noche.Como tablero de ajedrez en el cual se plantea una genial movida, el viajero exponía largamente sus ideas y luego entraba en un total silencio, mirando de frente a su interlocutor. Completaba un pensamiento, como quien mueve una pieza, un rey, un alfil y luego quedaba callado en total mutismo. Observando y sintiéndose observado. La lámpara del mulato angola subía y bajaba para observarlo mejor, sin que el aludido se inmutara, marcando sus facciones filosas y volviendo más extraño el trasfondo de su mirada. La noche en desvelo con intenso diálogo, dejaba entrar el espasmo en sordina de numerosos truenos lejanos, dentro de la sala carmesí.Enmarcada en secreto esta sutil llegada del visitante a Córdoba, misteriosa y oculta entre las brumas de una cortina de agua, se constituiría con el correr del tiempo en un hecho público y conocido por las generaciones venideras. El sería demasiado importante para la patria como para ser olvidado por los cordobeses, quienes lo acogieron esperanzados en ese momento. Sólo que aquello aconteció –su fama– a posteriori de su estadía en Córdoba ... Pues apenas partió de aquí su figura agigantándose tomó un vuelo inusitado. Conmovió países y continentes. Éxitos. Fracasos. Gloria. Olvido. Restauración de memoria.Fue en Córdoba, por ende, donde obtuvo el mayor apoyo logístico para comenzar sus gestas. El pie inicial. Donde entrevistó a estancieros, comerciantes, militares, políticos, industriales, universitarios, a gente de cultura y producción. De esta gente cordobesa mediterránea y ajena al acontecer mundial, aislada en un mundo de Finisterre, pero universitaria y constitucionalista, fue donde su genio cobró el impulso que lo haría a él, indetenible para los años venideros.Era como visitante una presencia silente, cauta y cautelosa, que intentaba a todas luces pasar inadvertida. Que buscaba adhesión para su programa, pero que no buscaba nada para él mismo. Porque quería sembrar antes que ser admirado. En momento alguno intentó ocupar preeminencia en esta ciudad. Quiso no ser advertido con su llegada, pero fue el visitante más afamado que tuvo Córdoba en el siglo XIX.Sería este visitante solitario, el mismo personaje que luego al partir, agradeciendo la hospitalidad con frases muy gratas en su correspondencia, conmovería a políticos y países, arrastraría masas tras de sí y se haría dueño del siglo subsiguiente,. Muy poco después de salir de Córdoba, donde su presencia intrigara tanto al envolverse él mismo en un manto de misterio, entró de golpe en un vórtice de fama internacional. Pero cuando fue hospedado luego de arribar una noche de lluvia, no se formuló aclaración alguna mientras fue un huésped. Compartió el anfitrión durante ese periodo, el secreto que traía el visitante sólo con su guardaespaldas, el mulato gigante. Todos los otros pasos que el recién llegado dio entre personas muy conocidas por la ciudadanía, mantuvieron ese mismo sigilo. Los cordobeses esperaban por aquel tiempo no volver a ser acusados de connivencia “bonapartista”, con sangre ilustre derramada. Pero deseaban luchar otra vez por una Constitución, y veían con sumo agrado que ahora toda la nación como ellos, se opusiera a Fernando VII y su absolutismo. Apoyaban esa esperanza. Por ello confiaron de que este visitante, hombre venido de una Europa moderna, liberal y progresista, la trajera en sus bolsillos. No iban a equivocarse.Las familias cordobesas que lo agasajaron casi en susurro –y no sólo la familia Correas de Larrea que lo hospedó a su llegada– tardarían mucho tiempo en arribar a esa comprensión final. Fue muy valioso el papel que les tocó en suerte protagonizar dentro de la historia --sin ellas saberlo-- pues el forastero era demasiado enigmático y reservado. Esa figura extraña que estuvo mateando con todas las damas cordobesas y partió con sus saludos de despedida, volvería luego hacia ellas, completamente engrandecida.Y en ese interior doméstico, de gente con tradición aristocrática pero de una vida sencilla y muy simple, iban más adelante, con el tiempo y los años a preguntarse ... ¿Era él? ¿Es el mismo? ¿Ese era nuestro huésped? ¿Ese era nuestro visitante silencioso? ¡Pues ellas habíanlo tenido entre sus paredes sin darse cuenta de nada! ... Así son las sorpresas que propone a la gente sencilla : El Destino.BRINDIS CON EL VINO DEL REYAquella noche imborrable de la llegada, entre el viajero empapado e imperturbable, dueño de sendas y caminos, de postas y laberintos, de puertos incontables, de mares y cabalgatas... Junto al estanciero y bodeguero que dábale alojamiento todo había sido ya expuesto sobre la mesa. Aconteció como en los hechos de magia. La magia histórica que luego de ello vendría.Iba clareando aquella noche tormentosa que intentaba concluir, mientras concluían también las explicaciones. Iba clareando aunque la lluvia era aún indoblegable, quizás con la misma fuerza tenaz que ponía a dicho viajero en acción. Caía sin pausa ...Era como él... Tenía su constancia. Su carácter. Su perseverancia. Cauta, estable e inamovible. San Martín había llegado a Córdoba de incógnito, a cambiar el rumbo de todas las cosas.Allá a lo lejos, detrás del océano, un rey absolutista llegado desde el exilio –Fernando VII– abolía la Constitución y llamaba a la Santa Alianza para invadir las tierras del Imperio Español de Ultramar, las cuales ya no se sometían a una monarquía absoluta sin derechos constitucionales. Pues el pensamiento de Rousseau había penetrado ahora la piel de todos los hombres hispanoamericanos del siglo XIX.Pero en aquella noche cordobesa, dentro del salón rojo carmesí rodeado por una empalizada de agua, con los cristales empañados donde había amanecido antes de llegar el día, todo era enjundia y emociones. Dos espíritus prestos para el progreso se habían aunado para iniciar la gran gesta y defender los principios modernos del hombre nuevo.¡Sí! ... ¡Era el momento de brindar por el futuro!. En ese instante cumbre y considerando que todo el mazo de cartas había sido ya extendido sobre la mesa, el anfitrión, Don Josep Orencio Correas de Larrea le dijo entonces con alegría y alivio, a su huésped :—“¿Quiere usted caballero llegado bajo la lluvia desde tan lejos hasta mi casa, trayéndome tan buenas nuevas, Don José Francisco de San Martín y Matorras, servirse esta copa con el Vino del Rey?”---------------000000000----------------- BOK EL ESCULTOR DE AKHENATON (LA CREACIÓN ARTÍSTICA)por Alejandra Correas Vazquez .......................................... Bok era su amigo de la infancia. Hijo del escultor Men quien vivía en el palacio real de Tebas como el escultor oficial del faraón Amenofis III, padre de Akhenatón. Ambos niños habían correteado por las galerías del suntuoso palacio tebano de Amenofis III, padre de Akhenatón, en aquella corte lujosa. Habían crecido y soñado juntos. No hay duda que Bok fue el primer oyente de su ideas, cuando el príncipe comenzó a diagramarlas como una fantasía infantil, casi en secreto, confiándolas a su pequeño amigo. Akhenatón deseó tenerlo siempre cerca suyo, como un hermano del alma, haciendo que viviera en vecindad a él en la nueva ciudad. Así lo confirma el mismo Bok, recalcando que esto lo resolvió el propio muchacho ideólogo y faraón: “Pues su majestad en persona así lo ha determinado” Habían ambos comenzado la empresa en mutua compañía, con gran entusiasmo, y continuaron juntos cuando ésta tomó forma y vida. Fue la de ellos una relación que pertenece al mundo de los ensueños, entre un ideólogo y un artista. Lo que Akhenatón pensaba, Bok le daba forma. De esta manera su obra escultórica transmite pensamientos donde la teoría atoniana ha quedado impresa, para el devenir, resistiendo al paso del tiempo. Es la clave de ellos dos, sin candados y abierta, que nos permite interpretarla. Podemos decir sin temor a equivocarnos, que el escultor Bok estaba particularmente atraído por su monarca revolucionario, en mayor medida que ningún otro adherente. Y además de ello, congratulado con su “amistad íntima” por todo aquello que como artista creador, valoraba sobremanera: El derecho a la creatividad sin limitaciones. El derecho a buscar la identidad propia dentro del métier del arte. Tal es lo que se expuso “in extensis” dentro del ámbito de la revoluciona atoniana. El arte atoniano era un movimiento nuevo de la estética, donde el creador se expresaba con total libertad, postulado que reclamarían para sí los renacentistas, dos milenios después. O sea, se adelantaron los atonianos en dos mil años, y allí no hubo cánones fijos que limitaran al artista. Jugaron con la creatividad más audaz, como la expuesta por Bok. Sabemos que el símbolo central del movimiento atoniano era el Círculo ...Atón... Pero en las figuras del escultor Bok encontramos otra figura geométrica más: la Elipse, el Huevo, el Ovoide. No pudiendo Bok dar forma antropomórfica a Atón usa la imagen de Akhenatón para exponer el pensamiento atoniano. Estas figuras “Bokianas” contienen puntos aclaratorios de la doctrina atoniana y representan casi el evangelio del movimiento. A ellas recurren con frecuencia los amantes de la simbología, pues la figura de Akhenatón está circunscripta dentro de un ovoide. El huevo está dividido por el centro en dos partes, mitad macho arriba y mitad hembra abajo. Es la elipse de la tierra alrededor del sol. Ahora, trazando una línea horizontal a la altura donde se separan ambas figuras (la cintura muy ancha) y cortándola a lo largo por otra línea vertical desde los extremos de esa elipse, hallamos escondida una cruz. No es la cruz del calvario. Pero es una cruz secreta que también se halla en las imágenes medioevales, escondida dentro de sus figuras muy alargadas representando temas religiosos, en pinturas y vitrales. Allí también observamos el ovoide, la centralización en el medio más ancha, y los dos polos en las puntas de arriba cabeza y abajo pies. El principio Hermafrodita del atonianismo se evidencia en la gran escultura del artista Bok, quien nos ofrece esta interpretación. Usando simbólicamente la imagen del monarca-ideólogo, dentro de un ovoide, coloca a un hombre en la mitad superior y a una mujer en la mitad inferior. Es el Hermafrodita místico de los alquimistas, el Gran Hermafrodita de los masones, el Gran Tucman sudamericano, solitario y aislado que tuvo sin copulación a los cuatro reyes-dioses Tucman. Toda la obra de Bok es simbólica, pues este escultor es uno de los dirigentes del proceso. Esta energía de la naturaleza expuesta en su arte, como fuente de vida contiene la fuerza creadora en sí misma, como hermafrodita de un orden mental. Contrasta Atón por completo con el antiguo “Atum Heliopolitano” que se masturbaba para originar la Creación. Además de que Atum era una montaña sagrada, por lo tanto un dios ctónico. La riqueza intelectual del pensamiento atoniano traspasa los lugares comunes donde habíanse sumergido multitudes de mitos egipcios. De su elaboración se desprende un movimiento de ideas puras. Absorbe a la naturaleza sin limitaciones y sin personificaciones. Como forma de pensamiento representa el poder creativo de la mente, una mente-cósmica, que dirige con su voluntad a la materia. Era según sus seguidores, el poder manifestante del Padre-Madre-Naturaleza, quien confería el Ankh por virtud de la Maat. Es decir la vida por medio de la verdad. Este Uno Hermafrodita (bien diseñado por el escultor Bok) es presentado por Akhenatón en su Himno al Sol, no como una mera forma incandescente que emite luz a la tierra, sino como un cuerpo inteligente que piensa, actúa y vive. Atón es la inteligencia que organiza la existencia del mundo. Mil años después Platón sostendría que el universo es un animal inteligente. Bok escondió en sus figuras simbologías y pensamientos, donde la tesis de Atón expone una amplitud de ideas. La cultura Atoniana tiene en su arte, en su literatura, en su arquitectura y diseño, en su urbanismo, en su humanismo, una gracia y una belleza que la hace brillar dentro del legado histórico, con una armonía propia. Bok fue un expresionista a ultranza que se manejaba dentro del simbolismo, para explayar de esta manera el pensamiento de Akhenatón, haciendo de su persona una teoría viva Bok era un artista expresionista de excepción, al que lo acompañaba una capacidad artesanal notoria. Es decir, además de plasmar la idea, manejaba con preciosismo la materia. Tenía un conocimiento cabal de su oficio, sin duda transferido a él desde pequeño por su padre, el escultor Men. Pero además forjó su elemento expresivo y creativo mediante un desarrollo intelectual depurado, acompañado del empuje temperamental volcánico, el cual se advierte en sus producciones como un arte por demás vigoroso y masculino. Sus líneas que llevan un acabado preciosista, son empero violentas y esquemáticas. Todo su diseño ha sido elaborado por el pensamiento, que juega con la síntesis de grandes masas. Y con esta materia él crea un simbolismo atoniano muy peculiar, con el cual representa a Akhenatón mediante su óptica particular. Bok es el escultor atoniano que ha legado para la posteridad ese “prototipo” de Akhenatón que se ha hecho célebre, y por el cual lo reconocemos hoy día. Símbolo iconográfico del rey poeta. Una figura recreada por Bok, en la libre expresión plástica de ese período tan especial dentro Egipto. Condición de síntesis simbólica que conocemos en artistas posteriores como el Greco, Picasso o Modigliani... Estilizaciones imperecederas. Como todos los genios creadores, Bok ha tomado del personaje-faraón sus rasgos principales idealizándolos, de manera tal que esas imágenes se han grabado para la posteridad. La fuerza intelectual de Akhenatón en síntesis con la de Bok, se expande a través de estas figuras potentes, esculpidas en piedra, que parecen comunicarnos aún hoy la fiebre revolucionaria captada por el artista. Sus rasgos escultóricos son puros y violentos, de grandes trazos. Sintetiza con una simplicidad asombrosa el corte del rostro, los ojos almendrados, la nariz, las manos. Y en medio de esa simplicidad aparente, queda como resultado una imagen muy compleja que da lugar hasta el presente, a arduos debates. Este escultor es uno de esos creadores de figuras que se han sentido subyugados por una imagen, por su modelo en sí, extrayendo el prototipo para remarcarlo hasta forjar un modelo único. Es notable como este “modelo único” repercutirá sobre la mayoría de los artistas atonianos, quienes rediseñarán numerosas veces esa estilización. La figura que crea Bok es un exponente de su temperamento ampuloso. El es en su estilo un auténtico expresionista, con todo lo imperioso y vital de este estilo. Estas figuras “Bokianas” encierran símbolos ocultos de la doctrina atoniana que parten del Círculo o Atón, pero apareciendo también otra figura geométrica más, la Elipse, donde Akhenatón queda circunscripto dentro de un ovoide. El arte gótico europeo cristiano también expresó así su contenido simbólico, de modo que medioevales y románicos encerraron la figura divina en un ovoide. En el período atoniano fue la de Akhenatón. No podía Bok dar una forma humanizada a Atón, ya que le estaba prohibido, entonces usó la imagen de Akhenatón para exponer este pensamiento. Además de ello Bok fue un brillante dibujante. Todas sus obras escultóricas indican en su resultado final, que existió un estudio previo. Un dibujo acabado para cada obra, anterior y muy pensado. A esto hay que balancearlo en sí mismo, para comprender mejor a este gran artista. Ni una sola de sus líneas deja de tener por detrás suyo, un dibujo ya bien estructurado. Bok consigue la síntesis no hay duda, pero en el diseño y el croquis antes de entrar en la forma. Cuando toma la piedra para tallar la figura definitiva, ésta ya está hecha en el dibujo. La ha concebido por completo en su mente intelectual, sin necesitar otro agregado, como todo artista genial que domina con esplendor la idea tras la cual vive y crea. -------------------------ooooooooooooooo------------------------- GENERAL SAN MARTIN en CORDOBA ...................................... por Alejandra Correas Vázquez.......................................... 1813. Las calles coloniales cordobesas mostraban su empedrado y sus faroles. Sus tejas. Su Calicanto. Su Cabildo y su Campo de Marte. Por aquellos días un Chasqui tocó las manos en la casona ciudadana de familia Correas de Larrea, situada en proximidad al Calicanto. El caballo del Chasqui encabritado por los ladridos de los perros guardianes y las protestas de los mulatos que hacían de porteros, no fue un misterio para nadie. Todos habían notado su presencia. Era una siesta ventosa y seca, que amarilleaba el camino. Terrosa. El poncho del Chasqui empolvado, confundíase con su rostro cetrino. Recibió su paga y propina con “yapa” de manos del mayoral (un mulatón) y volvió a partir. El mensajero portaba una carta lacrada que debió dejar en manos de aquel negro angola fornido, mirándose ambos con desconfianza. Los perros callaron cuando hubo partido. La carta lacrada contenía un extraño anuncio. Estaba firmada por un hermano del dueño de casa (ambos mendocinos) –Don Ignacio– quien a la sazón vivía en el Puerto de la Santísima Trinidad de Buenos Ayres... Don Josep Orencio a quien iba dirigida, radicado éste último hacía dos décadas en Córdoba, leyó su contenido con sumo asombro... y quedóse meditando. Los tiempos eran tensos y en esta ciudad universitaria vivíase mal. Pues Fernando VII de regreso al trono desde el exilio había abolido ese año la Constitución. La ciudad sufría. Don Ignacio le comunicaba en ella a su hermano Josep Orencio (miembro del Cabildo cordobés como Alférez Real en 1809), la llegada de un huésped recomendado por él. Un viajero. Alguien a quien nadie en Córdoba conocía.. Para ello escribía a su hermano recomendándole sus atenciones y mentada hospitalidad. Cuando uno se remonta hacia aquellos tiempos en una Sudamérica colonial y patriarcal, hecha de encomenderos, oidores y virreyes, se halla ante un concepto de familia y compromisos filiales, que se cumplían como leyes de estado. El interés por la comunidad –porque era más pequeña– introducía dentro de ese ámbito cerrado a los miembros de familias como a participes de la vida societaria. Como ejecutores de los acontecimientos vitales de una ciudadanía. Ignacio solicitaba a su hermano Josep Orencio facilitarle a dicho huésped toda la ayuda necesaria, en la medida de lo posible e intentando lo imposible, por cuanto este huésped era especial. Tratábase según le comunicaba por escrito, de “algo” de gran importancia, más que de alguien en figura misma. En aquellos momentos apacibles en Córdoba luego de inmensas tristezas, quedaban en la ciudadanía consecuencias muy claras de un abatimiento, porque era una ciudad universitaria que habíase embanderado en el apoyo a la Constitución. La defendieron con garra, como un progreso, como una medicina para las heridas dejadas por Carlos III cuando destruyó la obra jesuítica encadenando a los profesores de Córdoba... Y fueron después los cordobeses acusados de “bonapartistas”... Con sangre derramada. Todas las casas citadinas estaban de duelo desde hacía tres años y se desconfiaba de cualquier persona llegada desde afuera. Incluso de los Chasquis. Ya no se les ofrecía ni el mate ni mazamorra. Todos aquellos ciudadanos que en el puerto de la Santísima Trinidad de Buenos Ayres habían apoyado al príncipe Fernando VII un lluvioso día de mayo, tres años antes (mientras estaba en el exilio) fueron traicionados por este rey. La sangre cordobesa había sido derramada en vano. Como quiera que sea... vivos o muertos, héroes emancipadores o fantasmas, bonapartistas o fernandistas, todos ellos pertenecen por igual al Cono Sur sudamericano y los mueve por último un mismo deseo. Todos en conjunto sufren ahora en 1813. el advenimiento del séptimo rey Fernando de Borbón y la supresión de la Constitución inspirada en Rousseau. La Sierra Morena se ha llenado allá en la península española de constitucionalistas, apoyados por los bandidos comunes. Luego de ello, “los corsarios del Río de la Plata sitiaban Cádiz” (frase del rey). El Imperio de Brasil avanzaba sobre las provincias cisplatinas del Río Grande (las cuales nunca serían devueltas)... ¡Y Fernando VII convocaba a los países de la Santa Alianza para reconquistar las Indias! ... Aunque él mismo las perdía al abolir la Constitución y ni siquiera gobernaba a la propia España. Ante el desorden manifiesto, los “maloneros” pampeanos (indios bárbaros) habíanse puesto otra vez en movimiento y no serían vencidos hasta finales del siglo. Y en toda Iberoamérica la búsqueda de un derecho civil, de una seguridad para las poblaciones, de un orden, de la defensa territorial, de una Constitución que los ampare en el concierto del mundo civilizado, arrojará a todos ellos en aras de la independencia, como solución final. La carta que Josep Orencio tenía en sus manos, traída por el “chasqui” en aquel día, incluía estas reflexiones. Un mundo en derrumbe. Ilusiones cortadas. Largos años de trabajo llevados adelante por pioneros, amenazados ahora de malón e invasión ...y sin un rey real. Verdadero. Protector. Amante de sus súbditos. Respetuoso de ellos, como corresponde a todo buen monarca. Seguían a continuación en la misma carta lacrada numerosas referencias que daban indicios de acontecimientos a suceder, datos precisos a ejecutar, proyectos y situaciones claves. Al finalizar la misma su hermano le indicaba que ésta misiva debía ser quemada, por precaución, luego de leerla. El total del misterioso contenido de esa correspondencia donde se incluían numerosos nombres, fechas y lugares, que Josep Orencio guardaría para siempre en la memoria, sólo él junto a su mulato guardaespaldas y mayoral, alcanzaron a leerlo y conocerlo. Don Orencio terminó de leer la carta de su hermano Ignacio y volvió a doblarla. Quedóse con ella en la mano meditando, mientras observaba una vez más con detenimiento el sello del lacre, a fin de asegurarse. La releyó. Capturó su contenido y a continuación, se dirigió a su negro angola el cual estaba siempre cerca suyo. Situación muy corriente por aquel tiempo. Llamábase Tomás o Tobías o Tobiano… o Tulio. Había nacido allí. Le ordenó traer una lumbre. El mulatón fornido que oficiaba de criado, guardaespaldas, secretario, guardallaves y hasta de amigo y confidente, se retiró al interior de esa casona para volver con un candelabro encendido y entre ambos, vieron arder las negras letras contenidas en la carta, hasta que las llamas convirtieron todo en ceniza. Un mulatillo juguetón pero avispado, montó guardia junto a la reja de entrada desde ese momento, en forma incansable. Para disimular se le indicó que jugara, curioseara como haciendo ocio o regara las plantas profusas que contorneaban aquella reja. En tanto desde el portal interior el mulatón fornido vigilaba al pequeño vigilante. Y era él realmente quien aguardaba al futuro huésped, pues era el único además de su amo, dentro de esa casa, que estaba al corriente de todo. Ambos siempre fueron mutuamente confidentes. Nada, ningún movimiento externo, escaparía nunca a su negrísima y alerta mirada. Sin embargo el viajero fue aún más precavido que todos ellos y demoró muchísimo –desde el momento en que se hizo anunciar por escrito– consumiendo la paciencia de los dos vigilantes. La llegada no se producía. Tenía él sin duda, un especial interés de que nadie aquí o allá, se informase de su arribo a Córdoba. Una noche garuaba en forma persistente y la cortina de gotas gruesas y lentas, aumentaba las tinieblas. El agua caía como un manto suave sobre las calles empedradas y era recogida cuadras más allá, por el Calicanto. La garúa fue de a poco transformándose en lluvia de finas hebras envolviendo a toda la ciudad . Sus habitantes. Las casas. Los templos. La Universidad. El Paseo Sobremonte. El Campo de Marte. La Alameda de Sauces de la Calle Ancha. Todo ese escenario colonial parecía llorar una tristeza ancestral, y un frío lento fue posesionándose del entorno, como si penetrase en el interior de las ropas. Los caballos y perros callejeros sufrían de gran “chucho”. Lluvia deseada y aguardada, luego del tierral ventoso. Las calles corrían color chocolate, pero la tinieblas impedían apreciar ese color turbulento que se derramaba sobre el Calicanto de piedra bola. En medio del silencio nocturno un caballo distante detuvo su trote y las ruedas de un carruaje rechinaron sobre el empedrado. El rocín resopló con la angustia que produce todo esfuerzo, dentro de un mal clima. Los truenos violentos dejaban ver rayos luminosos sobre el cordón de la sierra, aún visible desde la ciudad, mientras el cochero intentaba calmar al asustado y noble animal. Pero el carruaje habíase detenido a cierta distancia y no parecía querer buscar refugio... Después, unos pasos de botas, lentos, con chasquina de agua, silenciados a medias por el declive de los charcos, fueron acercándose hacia la casa. El negrito hacía ya mucho tiempo que no vigilaba su entrada y la visión era, en ese momento, obscura e impenetrable por la cortina de agua. Los pasos detuviéronse junto a la entrada y el personaje llamó a la puerta en forma casi informal. Sin ceremonial. Como si no quisiese anunciarse. Los perros encerrados por la lluvia se estrellaban contra el portón de entrada, cual si pudiesen voltearla, dispuestos al parecer a despedazar al intruso. En el interior, el mulatón fornido y corpulento, guardián siempre de la casa –quien en las noches dormía con un ojo abierto– cayóse de su lecho como todo portero al que no le gustan las sorpresas. Con rapidez (pues se acostaba semivestido y armado de acuerdo con la época) recogió la lámpara que de noche dejaba encendida a su lado, y fue atravesando con ella en la mano las habitaciones frontales. Aquel frente alargado de la antigua casona mostraba los cristales empañados, mientras los ventanales iban iluminándose uno a uno, recorriendo el camino de la lámpara. Por último llegó junto a la pesada puerta de madera, donde el mulatillo trataba de sujetar a los furiosos canes. Y allí se detuvo sin abrir aún la puerta (cuya llave llevaba en la cintura) para espiar tras los visillos de encaje por una diminuta ventanuca del costado. Pudo así ver sin ser visto, a aquel visitante nocturno que osaba transgredir su sueño remolón, mirándolo con interés y desconfianza por un largo rato. ¡Pero en aquel rostro no reconocía él, a nadie conocido! Frente suyo había un rostro largo, pálido, medio enjuto, de ojos expresivos y perfil agudo casi de cóndor, filoso, marcado de fatiga y con la mirada penetrante del hombre que ha trotado caminos, océanos y ciudades. Pero el mulatón no estaba dispuesto a franquearle la entrada aunque lloviese a cántaros y el viajero se encontrara empapado. Dueño absoluto de esa puerta y siendo él, el único portador del llavero en toda esa casa, estaba decidido a defender la entrada de intrusos que nadie conocía, si era necesario con su propia vida. Pues habían acontecido ya en Córdoba sucesos dolorosos llegados desde afuera. Y ese desconocido solitario, mojado y aislado, que no traía acompañante ni escolta alguna, no le parecía a él, una visita apropiada. De pronto a sus espaldas, apareció de improviso Don Josep Orencio acompañado por el negrito con otra lámpara encendida, e indicóle a su guardaespaldas que dejase entrar sin más preámbulos, al desconocido. Así, de mal humor –ese mal humor célebre de los negros angola– con el “refunfuño” de todo portero contrariado, como un perro guardián al que se le coloca el bozal, hízose a un lado pero sin bajar la lámpara que tenía en la mano (e iluminando a la vez sin disimulo al forastero para observarlo mejor), mientras con la otra mano sujetó aún más su pistola, la cual creía tener que usar en cualquier momento. El viajero fue invitado a pasar a la sala de recibo, luego de que le hubieran quitado la ropa cargada de agua, mientras dos mulatas somnolientas comenzaban a encender las lámparas de un quinqué, que pendía del techo. El visitante continuaba de pie, como si no le importase la propia fatiga, cual si no necesitase ningún descanso. Indiferente al reposo. Pero el dueño de casa le aconsejó tomar asiento... y casi se lo exigió. Colocaron un brasero crepitante junto al recién llegado, el cual finalmente tomó asiento en un sillón amplio y mullido. Un sillón doble, rojo escarlata, de madera negra y laqueada con gran respaldo decorado. Don Josep Orencio fue a sentarse a su lado, mientras el mulatón sin dejar el gesto de desconfianza, continuó montando guardia junto al dueño de casa. Una plática a un mismo tiempo medida y encendida, fue llenando el recinto. Principiaron a rodar las palabras. Pocas al comienzo, pero de gran significado y contenido. En cada pausa deteníanse las miradas, como vagando imprecisas, adentrándose dentro de ellas mismas. Las modulaciones de voz fueron cobrando acentuaciones nítidas. Cada idea emitida poseía un don de propiedad, como si el idioma se hubiese enriquecido. No había ademanes, había concesiones dadas. Casi preparadas, tal vez por la larga espera y por esa llegada imprevista. Sólo el mulatón había quedado de testigo y el silencio de la casa, no podía ser más propicio. Y allí, en esos momentos, con esos dos hombres frente a frente, en esa sala carmesí, mientras la lluvia aumentaba su vigor y la noche su tiniebla, cuando la ciudad parecía haberse ocultado en un manto de agua inacabable… ¡Comenzaba allí a diagramarse el devenir del Cono Sur Sudamericano! Fue precisamente en una noche de lluvia, en la ciudad católica de Córdoba fundada junto al río Suquía por una comunidad judía en 1573, a pocas cuadras del Calicanto y en la casa de un sudamericano de antiguo linaje, salvado milagrosamente de morir fusilado como sus amigos en “Cabeza de Tigre” (al oponerse al 25 de mayo que juraba lealtad a Fernando VII) por hallarse en ese momento cumpliendo sus tareas de estanciero en Jesús Maria– un sobreviviente que sentíase a sí mismo como parte del pasado... Fue en esa noche de lluvia y tinieblas, que se delineó el destino argentino y sudamericano con una fuerza irreversible…El viajero explicó entonces que venía de Buenos Aires, procedente de Inglaterra, que había vivido en Francia, anteriormente en España… y mucho antes de ello... en Yapeyú. Esa noche. La noche aquélla del arribo de este misterioso visitante... Mientras en su seno las aguas barrosas del Calicanto cordobés crecían desmesuradamente debido a una lluvia persistente, y ya comenzaban a desbordar. Con el “quinqué” parpadeando sobre las cabezas del dueño de casa y el huésped nocturno. Con un mulatón fornido apretando su pistola. Hablando el viajero de todos sus recorridos y de los que aún le quedaban por recorrer. Sus intenciones. Su meta. Un parámetro imposible de medir en aquel momento. Bajo la mirada expectante de don Josep Orencio Correas el dueño de casa. Ambos, como figuras esenciales de una reunión clave, dentro del salón escarlata de aquella familia mendocina radicada en Córdoba, dialogando sin prisa y haciendo más lenta las horas y a la vez más profunda la noche. Como tablero de ajedrez en el cual se plantea una genial movida, el viajero exponía largamente sus ideas. Para entrar luego en un silencio total, mirando de frente a su interlocutor tras completar un pensamiento. Caviloso, callado, en total mutismo, observando y sintiéndose observado. La lámpara que portaba el mulato angola al subir y bajar, marcaba sus facciones filosas, volviendo más extraño el trasfondo de su mirada. La noche en desvelo y el diálogo intenso, dejaba entrar en aquella sala colonial, el espasmo en sordina de unos truenos lejanos. Enmarcada en secreto la sutil llegada del visitante, misteriosa, oculta entre las brumas de una cortina de agua, se constituiría con el correr del tiempo en un hecho público conocido por las generaciones venideras. Sólo que todo aquello aconteció –su gran fama– a posteriori de su llegada subrepticia. Pues apenas partió de Córdoba su figura tomó un vuelo inusitado. Conmovió países y continentes. Éxitos. Fracasos. Gloria. Olvido... y restauración de memoria. Fue esa noche por ende, donde obtuvo el apoyo logístico para sus gestas. Los caballos, vinos y armas blancas que producía la estancia de Jesús María propiedad de Don Josep Orencio. Por intermedio de sus relaciones también entrevistó en Córdoba a comerciantes, militares, políticos, hacendados, universitarios, gente de cultura y de producción. Al gobernador, legislador y estadista progresista Dr. Juan Bautista Bustos, quien lo apoyó incluso, enviándole soldados fuera de Argentina cuando su proyecto había llegado ya hasta Perú.. De esta gente cordobesa mediterránea, solitaria en el extremo sur del continente, culta y universitaria. pero ajena hasta entonces al acontecer mundial. Una sociedad colonial aislada en su mundo agropecuario dentro de un Finisterre sudamericano, fue donde él explayó por primera vez su protagonismo histórico, y donde su genio cobró el impulso necesario que lo haría indetenible hacia delante. Con su presencia silente, cauta y cautelosa que intentaba a todas luces pasar inadvertida. Que buscaba adhesión para su programa, mas no para él mismo, porque quería sembrar, antes que ser admirado. Que en momento alguno intentara ocupar la preeminencia que otros forasteros habían alcanzado en esta ciudad. Distinto a todos ellos, intentando no ser casi advertido, pero sin embargo, con mayor capacidad transmutadora que ningún otro. Sería este visitante solitario llegado sin escolta, sin acompañantes... el mismo personaje que luego al partir de allí, arrastraría masas. Multitudes. Conmovería políticos y países. Muy poco después de su estada en Córdoba (donde su presencia intrigara tanto al envolverse él mismo en un manto de misterio) y ser hospedado allí dentro de esa familia colonial a la que arribó en una noche de lluvia, su presencia de allí en más, iba a constituirse en una figura de relieve histórico. Compartió el dueño de casa Don Josep Orencio durante ese período, el secreto que traía aquel visitante, sólo con su mulato gigante.. El forastero era demasiado enigmático y reservado. Pero su figura que estuvo entre ellos y partió con sus saludos y afectos, volvería luego en estampa y bronce, ya completamente engrandecida. Y en ese interior doméstico de gente con tradición elegante, pero de una vida muy simple, mediterránea, aislada en el continente... iban a preguntarse más adelante : ¿Era él? ¿Es él, el mismo? ¿Ese era nuestro huésped, aquel visitante silencioso? Pues habíanlo tenido entre sus paredes sin darse cuenta de nada. Así son las sorpresas que propone a la gente sencilla, el Destino que todo lo marca. Aquella noche imborrable de su llegada con una lluvia implacable, entre el viajero empapado e imperturbable, dueño de sendas y caminos, de postas y laberintos, de puertos incontables, de mares y cabalgatas... Junto al estanciero y bodeguero que dábale alojamiento por indicación de una carta familiar convertida en llamas y ceniza, todo había acontecido como en los hechos de magia. La magia que luego de ello vendría. Iba clareando en aquella noche de intenso diálogo que intentaba concluir, mientras concluían también las explicaciones. Iba clareando aunque la lluvia era aún indoblegable, quizás con la misma fuerza tenaz que ponía a dicho viajero en acción. Caía sin pausa. Era como él. Tenía su constancia. Su carácter. Su perseverancia. Cauta, estable, inamovible. Había llegado a Córdoba de incógnito... a cambiar el rumbo de todas las cosas. Allá lejos, detrás del océano, un rey llegado del exilio –Fernando VII– abolía la Constitución y llamaba a la Santa Alianza para invadir las tierras hispanoamericanas, las cuales ya no se sometían a su monarquía absoluta, sin derechos constitucionales. Pues el pensamiento de Rousseau había penetrado ya la piel de los hombres sudamericanos del siglo XIX. Mas en aquella noche cordobesa, en ese salón de rojo carmesí rodeado por una empalizada de agua, con los cristales empañados donde había amanecido antes de llegar el día, todo era enjundia y emociones. Dos espíritus prestos para el progreso se habían aunado, para iniciar la gran gesta y defender los principios modernos del hombre nuevo. Sí. ¡Era el momento de brindar por el futuro! En ese instante cumbre, considerando que todo el mazo de cartas había sido ya extendido sobre la mesa, le dijo entonces Don Josep Orencio Correas a su huésped: –“¿Quiere usted, caballero Don José de San Martín y Matorras, llegado desde tan lejos hasta mi casa trayéndonos estas buenas nuevas, brindar conmigo y servirse esta copa con el Vino del Rey de Jesús María?” ......................... Alejandra Correas Vázquez ......................... AKHENATÓN Y LA CIUDAD INDUSTRIAL por Alejandra Correas Vazquez Si algo había caracterizado al Egipto antiguo es el de ser un pueblo esencialmente agrícolo, donde se arraiga la importancia del río Nilo y su inundación fertilizante para las cosechas. Hasta la época de Constantinopla (la nueva Roma) el trigo egipcio dará pan al mundo antiguo. También fue esta nación en cierta medida, pero medianamente, casi diríamos moderadamente debido a su falta de pastizales necesarios para una gran producción, un país ganadero. Pero esto ultimo tuvo una tendencia mítica y religiosa dándoles a los animales el carácter sagrado con que los conocemos, para lograr con ello la protección de las especies. Aún así su producción no era suficiente para dar de comer a su propio pueblo, y por ello dependía de la media luna fértil y sus grandes pastores (como Abraham). Según leemos en la Biblia los países de Sodoma y Gomorra fueron grandes estancias, cuyo ganado era también codiciado por los reyes hititas que los invadían como cuatreros. Pero Akhenatón una vez más cambiaría todo esto de repente, de improviso, tal y como él acostumbrara a actuar en cada uno de sus proyectos. El joven faraón revolucionario haría de su país o mejor dicho de su “ciudad nueva” creada para nuevos esquemas —la hermosa Akhet-Atón— una sociedad industrial. No hay que olvidar que junto a él se hallaban sus parientes maternos fenicios, de gran influencia en la totalidad de su proceso. Pues Fenicia además de ser el mayor país marítimo, también era la gran nación industrial antigua. Esta ciudad nueva no conoció la improvisación, nació armada desde la estructura original, como Constantinopla cuando la diagramó Constantino tres mil años después. O sea: una nueva religión monoteísta y universal para una ciudad nueva, con nuevas leyes, nuevos conceptos sociales y nuevos proyectos de subsistencia. Akhenatón suprimió la esclavitud. Constantino lo propuso ya que estaba en contra del principio cristiano donde todos son iguales, y ante el rechazo romano, lo morigeró al menos con leyes especiales prohibiendo el derecho de vida sobre sus esclavos. Akhenatón para debutar en un nuevo sentido social, proyectando una ciudad industrial, debía primero que todo crear a esa industria. Y esa industria fue creada por la revolución social atoniana, y no la revolución social determinada por la industria. Un solo dato nos basta. Cuando muchas casas notables no habían sido todavía concluidas (entre ellas la de Akhenatón que fue hecha sobre la marcha y nunca se terminó) ya estaba edificado el barrio obrero. Como comienzo para dar realidad a esta nueva propuesta, debía “crearse” a esa sociedad obrera que en Egipto no existía. Pues el pueblo de la nación del Nilo era hasta ese momento campesino. La revolución atoniana debía urbanizarlos, y enseñarles para ello a vivir en comunidad dentro de casas. Este “barrio modelo” para obreros de la nueva ciudad llamada Akhet-Atón (Horizonte del Círculo) es una de las joyas atonianas. A partir de este proyecto puede decirse que los jóvenes seguidores de Akhenatón, tuvieron fe en su empresa. Había un fin previo de largo alcance: crear los medios de producción con los cuales después vivir, pues había sido convocada una multitud para habitar la nueva ciudad. El elemento obrero revistió una importancia primordial en la política atoniana. Ellos, Akhenatón y sus amigos, eran un conjunto de jóvenes donde el faraón era su propio amigo, como lo indican en sus inscripciones. Ellos programaron la industria y edificaron viviendas para la clase obrera. Pero para empezar tuvieron que crear a esa clase obrera y traer del campo cuadrillas de campesinos a quienes enseñarles los nuevos oficios. Algunos campesinos demostraron gran talento, como May, que aprendió a leer con eficiencia, adquirió un oficio, y fue por su ejemplo declarado príncipe. Ello demandaba una transformación de las conciencias, para aquellos nuevos citadinos, habitantes ancestrales de las orillas del Nilo con un estilo de vida particularmente diferente hasta aquel momento. Todos sabemos que la adaptación del campo a la ciudad ha revestido siempre dificultades. Se necesita un planeamiento de inserción para los ciudadanos debutantes, pues el sistema de vida citadina es muy distinto al campesino. Para comenzar se impone una cohabitación civilizada continua y diaria, logrando una armonía que no permita derrumbar un sistema. Esto es lo que hizo con talento el Egipto atoniano, lo que demuestra que se contaba con una previsión bien analizada, que debutó sin tropiezos ante la era industrial. Y el proyecto prosperó. Pues cuando todo el equipo dirigente salió al exilio, en un Egipto invadido por tropas hititas, los talleres y sus obreros siguieron funcionando por un largo tiempo más. Egipto no tenía hasta la revolución atoniana las industrias que aparecen de golpe y la notable producción “en serie”. Es necesario un comentario especial, pues lo más llamativo de esta industria es el seriado puesto en evidencia. Hay dos características del proceso atoniano que deben subrayarse. La primera es que se creó a la industria y se crearon al mismo tiempo los técnicos obreros, que ayer manejaban el mismo arado de sus antepasados. La otra característica arriba expuesta, es que se les enseñó a vivir en una ciudad y en un barrio apropiado. Con casas limpias, blanqueadas, decoradas, con techos y aleros. Con provisión de agua y numerosas comodidades que nos describe el arqueólogo francés Jacques Pirenne. Ayer eran Nemehu (campesinos) como los ilotas lacedemonios, los sudras hindúes, los mujiks rusos, los siervos medioevales, fijos en un territorio dado y sin acceso a las ciudades. O simplemente esclavos. Propiedades privadas de sus feudatarios, que trabajaban la tierra con los mismos sistemas de la época egipcia predinástica. En la Ciudad del Sol, se convirtieron en citadinos. Los obreros viven ahora en sus casas, pues son ciudadanos de la hermosa urbe de “Akhet-Atón” y se reúnen junto con los demás habitantes en el gran parque solar abierto, contemplando a Akhenatón, Nefertiti y las seis princesitas. Y allí almuerzan en un gran comedor al aire libre, bajo los rayos de Atón, que alumbra por igual a todos. ..................oooooooooooooo.................. AKHENATÓN y FREUD, EXODO O EXILIO..........................................................(Egipto – XVIII dinastía).........................por Alejandra Correas Vázquez Akhenatón, el hijo del Círculo, el joven visionario que irrumpió en la Historia como una antorcha, se fue por el Horizonte como un cometa. Como un pensador que abría al mundo los misterios y que se constituyó él mismo, en una figura mistérica. Alguien cuyo nacimiento conocemos en todos los detalles, y cuyo final nos es absolutamente desconocido.La totalidad de los personajes que podemos contemplar en la revolución amárnica de Atón, los compañeros, consejeros e inspiradores de Akhenatón, junto con la población completa de la ciudad del Horizonte del Círculo (Akhet-Atón), se apartan de la vista de los hombres, del recuerdo de la Historia... de improviso.Los intérpretes de la gran revolución atonista, los grandes mensajeros del panhumanismo internacional, se evaporan en masa llevados por un “carro de fuego” como en las mitologías. O volatilizados por un elemento mágico. Tantos nombres y personajes que colocaron su impronta, sus líneas, su presencia viva, y de quienes hacia adelante no queda huella alguna. Como obra de una fantástica proeza donde el Logos Solar que conducía, los hubiese llamado junto a él en su seno prodigioso, ellos desaparecen. Estos jóvenes inspirados que buscaban aclarar el sentido lógico de la existencia (en la más pura concepción de Lucrecio) dejaron a la posteridad el insondable misterio de su partida.Nada hay más intrigante que el fin de todos ellos. Toda la industria fabril de la ciudad de Akhet-Atón se paraliza en un momento dado, sin dar señales de violencia. Los hornos de las fábricas de vidrio fueron abandonadas en pleno funcionamiento, dejando a las parrillas (que encontrarían los arqueólogos del futuro) repletas de piezas a medio fundir. Demostrando con ello que estaban encendidas en el momento clave de la marcha.Tuthmosa con sus discípulos, el genial artista creador de la cabeza de Nefertiti que todos admiramos, dejó su taller completo sin llevarse nada consigo. Obras concluidas. Otras a medio concluir. Algunas apenas comenzadas. Diseños. Moldes sin vaciar. La variedad completa de un atelier en plena productividad, apareció ante los ojos del excavador alemán que las trasladaría a Berlín (a comienzos del siglo XX) tal como estaban en el último día... ¡En el último instante que aquel recinto de honda creatividad cobijara a su intérpretes!Aquello más que un Exodo fue una fuga masiva. Un exilio voluntario. Akhet-Atón era una ciudad de fábula, soberbia, multitudinaria, con parques, paseos, artistas, profesionales, baños públicos, piscina olímpica, edificios, barrios obreros, casas de empleados y artesanos, habitada por una multitud internacional de seguidores del Círculo... y evacuada en un instante. Sin aviso previo. Sin equipaje. Sin pillaje. Sin masacre. Sin souvenir alguno. Sus habitantes abandonaron allí mismo los servicios de la vida diaria. Cocinas completas. Comida servida que nadie consumió. Mobiliarios. Todos sus implementos domésticos y más imprescindibles. Los animales en su corral. Una Pompeya sin Vesubio. Pero al revés, son los seres humanos los que de aquí desaparecen.Es el mágico castillo de la Bella Durmiente, congelado en el tiempo, en el que hallamos por completo ausentes a sus personajes que han partido sin despedirse de nosotros. Sin un adiós. Ni tan siquiera una lágrima. Dejándonos en el asombro más acuciante, con la perennidad de su pensamiento atonista inscripto en sus paredes............ooooooooo..........El Atonismo en sí mismo tuvo un carácter especial, y sería diferente en su grandeza y en su final. Pues Akhenatón, su ideólogo, no era un faraón convencional. Su mensaje de Atón era inédito. Los “atonianos” fueron todos ellos muy complejos para vivir, tanto como esfumarse de la Historia, después de haberla transmutado por completo. En una presión sin pausa desaparecerán en orden y secuencia: Nefertiti, Akhenatón, Semenkara, Tuthmosa, Bok, Merari, Inenei, Yuti, Tutu, Ai y Ty... todos sus principales personajes. Es un hecho concluido, sólo resta el enigma dejado para los siglos. ...........ooooooooo..........Akhenatón y Nefertiti nos han dejado. Una y mil veces repetiremos sus nombres y clamaremos por su presencia, sin poder saber nada más, después de haber sabido tanto. Fueron nuestros amigos, los hemos acompañado y hemos recorrido a su lado un mundo fantástico pero real, de igualdad y verdad, impropio en esos siglos y en un Faraonato. Un proyecto que se irguió con gran fuerza en el pasado y con tanta autenticidad, como es la vida nuestra. Donde emergieron ideas muy concretas. Ensueños convertidos en hechos. Conceptos llevados a la práctica. Intelectualidad y emociones. Fueron jóvenes atrayentes, poseedores de un fuerte magnetismo, a los que tuvimos en nuestros brazos. Lo obtuvimos todo de ellos, sus ideas sociales, su proyecto panhumanista, su concepto de oposición a la guerra, y ese arte especial creado por sus manos. Pero se nos escaparon entre los dedos en un día inesperado, cuando de improviso dejamos de verlos. Al anochecer no estaban ya más con nosotros, dejándonos sorprendidos. Y comenzamos a llamarlos por sus nombres, aquéllos que escuchábamos a diario y que ya nadie repetía. Nadie conocía su paradero. Nadie podía guiarnos junto a ellos...........oooooooooo..........Sobre aquel escenario monoteísta egipcio, cerrado para siempre, que fuera dirigido por Akhenatón y los atonianos, se abre una incógnita ¿Cuáles fueron las conexiones de estos atonianos con el Exodo hebreo? Sigmund Freud propone una hipótesis a la que dedicó la última parte de su vida en su obra: “Der Mann Moses Und Die Monotheistche Religión”, publicada en castellano con el nombre de “Moisés y el Monoteísmo” Esta obra suya no ha sido nunca analizada ni rebatida. Ni aún mismo por la comunidad israelita que tiene a Freud por uno de sus prohombres más eminentes. Para este psiquiatra austríaco y judío, Moisés es un continuador... pero no necesariamente hebreo. Y allí reside la sorpresa. Freud lo incorpora como un egipcio que ve en el pueblo hebreo asentado en Egipto, una conexión especial con Akhenatón. Freud presenta a Moisés como un egipcio que habría participado del proceso de Akhenatón, con todo su movimiento monoteísta, y resuelve apoyar a los hebreos en su partida. Siendo la comunidad judía internacional tan fuerte y el estado de Israel tan prestigioso políticamente, nunca Freud ha sido desmentido ni descalificado. Su prestigio está incólume, y sus tesis siguen en vigencia. La de Moisés es una de ellas.Con sus palabras el científico vienés nos dice: “Privar a un pueblo del hombre que celebra como el más grande de sus hijos, no es empresa que se acometerá de buen grado y con ligereza, tanto más, cuando uno mismo forma parte de ese pueblo. Ningún escrúpulo, sin embargo, podrá inducirnos a eludir la verdad a favor de pretendidos intereses nacionales, y, por otra parte, cabe esperar que el examen de los hechos desnudos de un problema redundará en beneficio de su inteligencia”. Además Freud hace una aclaración muy contundente en su trabajo, dice que Moisés se apoyó en una religión egipcia, pero no en la tradicional religión egipcia (con todo su panteón lleno de célebres dioses). Sino que lo hizo en la nueva y monoteísta de Akhenatón, que era egipcia y no lo era al mismo tiempo.En el climax caótico imperante en Egipto, a la caída de la familia real de esa dinastía XVIII (fin de Akhenatón, de Tutankhamón, de Horemheb) sobreviene un silenciamiento tácito en los propios documentos egipcios. Hay un vacío imposible de llenar, y en este vacío histórico se halla injerto el Exodo hebreo, según lo sitúa Freud. A su vez los escribas bíblicos no permiten deducir una analogía exacta con los escasos datos que aportan a la historia, y con su silenciamiento voluntario, sobre las pistas más necesarias. Es decir, los 400 años de silencio entre la muerte de José como Visir de Egipto (último capitulo del Génesis) y la aparición de Moisés al principio del libro del Exodo. Para el país egipcio, en tanto, habían pasado por él cuatro dinastías completas, además rivales entre sí, y múltiples acontecimientos históricos. El Egipto del tiempo de Moisés no solamente había acogido hebreos, también a comunidades completas de fenicios, cretenses, chipriotas, mitanios, babilonios, nubios. Era un país internacional.Además el texto bíblico no menciona el nombre del Faraón de Moisés. Pero éste no es un hecho aislado. Todos los nombres de los Faraones de Egipto hasta el final del reinado de Salomón, son totalmente anónimos. Con honda sugerencia comprobamos que mientras la comunidad hebrea mantuvo relaciones políticas con el gobierno egipcio, ha callado sus nombres. Más adelante cuando estas relaciones se cortan para siempre, comenzamos a encontrar en el texto bíblico, los reyes de Egipto con sus nombres propios.¿Qué significa esto? ¿Fue tan grande la ingerencia hebrea en el país del Nilo? ...Veamos...Por el contrario en Génesis 14 encontramos dentro de la historia de Abraham los nombres de tres reyes hititas: Tidal, Arioch y Chedorlaomer contra los cuales él luchó. Y que corresponden a los arqueológicos Tidal, Eri-Eaku y Kudur-Lahamal, quienes conquistaron y devastaron Babilonia provocando con ello la fuga y llegada de los reyes Hiksos a Egipto, los que luego se proclamaron faraones en la dinastía XV. Resulta asombroso entonces que se registre con tanta nitidez la presencia de estos reyes de raza aria, pues los hititas hablaban alemán y además de ello la Biblia llama a Tidal como rey de Goim, nombre típico para los no judíos dentro de esta comunidad israelita. Estos tres reyes devastaron según los escribas bíblicos a Sodoma y Gomorra que eran países ganaderos, como leemos allí, y de acuerdo con la arqueología ellos destruyen a Babilonia. O sea, tenemos de acuerdo a estos documentos hebreos los nombres exactos de los reyes invasores y saqueadores hititas, pero sin embargo no conocemos en estos documentos judíos los nombres de los Faraones relacionados con Abraham, José, Moisés, Aarón. Detrás de esto hay un silencio intencionado ¿Qué es lo que oculta?En este Egipto de la dinastía XVIII que acaba de concluir con dramatismo, con la caída de Akhenatón, donde la reinas son extranjeras, donde los sumo sacerdotes cono Yua y Aanen son fenicios, donde el arte está influenciado por la cultura cretense, donde la moda está importada desde Babilonia, donde el urbanismo es una recreación nueva, donde los faraones son hijos internacionales... Y donde todo este mundo cosmopolita llega a su fin trágicamente ¿Qué tiene de extraño que haya también hebreos que quieran emigrar?Cuando una ciudad completa (Akhet-Atón) se vacía de improviso, con todos sus artistas que parten rápidamente sin llevarse ninguna valija y dejando el taller de Tuthmosis completo, abandonando sus fábricas de vidrio con los hornos encendidos, sus enceres diarios y sus animales en los corrales... ¿Hay algo de extraño en ello?Debemos comprender que el caos reinante de aquel momento, donde la multitud de extranjeros refugiados en Egipto por causas distintas (sunami en el mar Egeo y devastación en medioriente), reúne condiciones parecidas a la bíblica. Pues todos ellos pasan a la proscripción de improviso, haciendo que ese escenario histórico que fue real y verdadero, se asemejara demasiado al Exodo bíblico. Los alejandrinos contarán la historia de este período atoniano a modo de leyenda. A pesar de que las inscripciones oficiales jeroglíficas borran a Akhenatón y sus seguidores, su período y sus consecuencias, sin duda quedaron para la posteridad egipcia otros documentos válidos. Pero lamentablemente, la quema de la Biblioteca de Alejandría no nos permite llegar a estos manuscritos en forma directa, sino a través de sus comentaristas: Apión, Manetos, Lisímaco, Jairemón. Pero incluso, a su vez, llegan ellos hasta nosotros por otros comentaristas, como es el caso del destacado intelectual judío Flavio Josefo.Estos personajes alejandrinos tan duramente criticados por casi dos milenios, toman ahora una vigencia de actualidad en el revisionismo histórico que propone la nueva investigación. Pues son ellos quienes recogieron la tradición antigua, escrita para la Biblioteca de Alejandría por encargo de Ptolomeo, y que perpetuó maravillosamente el recuerdo de la empresa atoniana, su dramático fin y sus extrañas consecuencias.Akhenatón aparece allí con su nombre original de Amenofis, a continuación de su padre Amenofis III y se le llama “el falso Amenofis”, lo que siguió siendo hasta la aparición de toda su existencia real por medio de la arqueología. Aunque no hay un análisis completo de su personalidad, ni la de los atonianos, podemos entrever como reales las críticas adversas que también lo califican... o descalifican. No estamos aquí para juzgarlo, sino para establecer que su memoria no estaba totalmente perdida, aunque fuera en una forma negativa, propia de sus detractores. Tenemos dos de ellas importantes: El nudismo y la destrucción de los tótems fetichistas. Según esa versión alejandrina ellos cometían el agravio de quemar los dioses y hacer fuego con ellos, cocinando además a los animales sagrados. Lo que entendemos que los ídolos de madera eran usados de leña y los sagrados bueyes Apis y toros Min, consumidos como asado. Lo que era una total irreverencia a los mitos sagrados egipcios. Pero pensamos, que más allá de toda simpatía o empatía con el juvenil movimiento atoniano, esto simplemente ocurrió. O sea, los alejandrinos más allá de toda crítica adversa, estaban bien informados. Luego el tema del nudismo tan propio de los atonianos. El nudismo se implanta con Akhenatón, Nefertiti, sus niñas y la hermana Baketatón, desnudos ante el pueblo. Fue su teoría y su práctica. Los reyes espartanos un milenio después, mostrarán a los visitantes extranjeros sus bellas hijas desnudas. Los atletas etruscos, cual los vemos en sus murales, compiten desnudos. Y el Gymnós griego viene de cuerpo desnudo. Gimnasia es un arte en cuerpo desnudo. ¿Cuál es la importancia de ello? Pues que según el relato alejandrino todos ellos fueron al exilio desnudos, por un camino hacia Etiopía. Donde de nuevo nos reencontramos con Moisés y su suegro etíope Jethro, más su esposa etiópica. Allí también hallamos el tema de Flavio Josefo en su vasta obra “Antigüedades Judías” donde Moisés es gobernador en Etiopía antes de salir al Exodo.Hubo en aquellos tiempos una emigración mucho más masiva de lo que supone hoy día la comunidad hebrea, pues el texto bíblico lo detalla diciendo: “Y también subió con ellos grande multitud de diversa suerte de gentes” (Exodo, 12,38). Y esta multitud es la que andamos buscando para completar por fin, en forma real el esquema histórico tal como sucedió, único final posible para ese “mutis por el foro” del proceso atoniano con todos sus protagonistas. Un movimiento que involucró a tanta gente decidida y luego perseguida. La Dinastía XVIII había llegado a su fin con todos sus lauros, ya que en adelante la historia egipcia contará con otros reyes y otra población. No falta en este recuento egipcio ni siquiera “las plagas” bíblicas. La documentación hitita expresa que entrando en Egipto sus tropas fueron víctimas de una terrible peste, por la que pereció su rey Shupiliuluma. Lo cuenta con lujo de detalles su sucesor Murshil. A continuación y con el respeto debido se transcribe el siguiente texto de Sigmund Freud: “Hemos comprobado que nuestra hipótesis de que Moisés no era judío, sino egipcio, crea un nuevo problema, pues sus actos, que parecían fácilmente comprensibles en un judío, se tornan incomprensibles en un egipcio. Pero si ubicamos a Moisés en la época de Akhenatón y lo relacionamos con este faraón, desaparece dicho enigma y surge la posibilidad de una motivación que resolverá todos nuestros problemas.Partamos de la premisa de que Moisés era un hombre encumbrado y de noble alcurnia, quizás hasta un miembro de la casa real, como afirma el mito. Seguramente tenía plena conciencia de sus grandes dotes, era ambicioso y emprendedor; quizás soñara con dirigir algún día a su pueblo, con gobernar el reino. Muy estrechamente vinculado a este faraón, era un decidido prosélito del nuevo culto, cuyas ideas fundamentales habría hecho suyas. Al morir el rey y al comenzar la reacción, vio destruidas todas sus esperanzas y sus perspectivas; si no quería abjurar de sus convicciones más caras, Egipto ya nada tenía que ofrecerle: había perdido su patria. En tal trance halló un recurso extraordinario.Akhenatón, el soñador, se había extrañado a su pueblo y había dejado desmembrarse su imperio. Moisés forjó un plan de fundar un nuevo imperio, de hallar un nuevo pueblo al que pudiera dar, para rendirle culto, la religión desdeñada por Egipto.” El pensamiento humanista atoniano caería en el olvido y no volvería a repetirse en el Egipto faraónico. Los mensajeros de la paz fueron expulsados en forma abrupta. Hoy día nuestra humanidad náufraga de dos guerras mundiales y amenazada por otra tercera, comienza a comprender como necesarios, aquellos valores olvidados. Esto es, los habitantes reales, o sea el hombre y la mujer de familia. Más allá, por cierto, de los grandes capitalistas que continúan provocando guerras. El panhumanismo vuelve a la conciencia del pueblo de labor. Akhenatón deja de ser una figura misteriosa, de Museo, para transformase en un personaje real y convincente. Con su canto a la vida, con su interés comunitario, intentando reproducir ese esquema de humanidad que le fue propio. Pero en aquel pasado suyo, Akhenatón lamentablemente quedó oculto por milenios, bajo las arenas históricas que le dieron la espalda. Las siguientes frases, conmovedoras, pertenecen al historiador Eduard Meyer y constituyen el epitafio más apropiado que se haya escrito sobre este proceso:“Destruida sangrientamente aquella tendencia que quería deducir las consecuencias, de las conquistas realizadas en las esferas de las ideas religiosas, detenida la religión en un punto intraspasable y fijada para el porvenir una norma inmutable por encima de la cual nadie podía pasar, el triunfo de la ortodoxia significó para Egipto el estancamiento de la vida espiritual.Las formas y fórmulas de espantosa monotonía que se leen en textos posteriores, son cada vez más largas, pesadas y absurdas, pero el espíritu está muerto para no volver a resucitar. En vano se buscará en todo el arsenal de la literatura religiosa que desde la posterior XIX Dinastía egipcia hasta los tiempos del Imperio Romano ha llegado hasta nosotros, una sola idea nueva, ni siquiera un ropaje nuevo para revestir una idea antigua”.Akhenatón y Nefertiti, ya no estaban. Moisés y sus judíos, habían emigrado. Y “una multitud de diversa suerte de gentes” citada así en Éxodo 12,38 tomó el camino del exilio: babilonios, fenicios, mitanios, chipriotas y cretenses, quienes también dejaron la tierra del Nilo. La ciudad de Akhet-Atón, creada por los atonianos, queda vacía. Mientras que en el Egipto faraónico el espíritu estaba muerto para no volver a resucitar jamás... Dicho ello en acuerdo con el pensamiento del arqueólogo alemán Eduard Meyer.00000000000000Alejandra Correas Vázquez LA FARAONA RUBIA Y LA HORDA SALVAJE .................................... (Egipto - Dinastía XVIII) por Alejandra Correas Vázquez El faraón Tuthmosis IV tenía veinte años cuando recibió la Doble Corona (la roja del norte y la blanca del sur) haciéndose cargo del Faraonato, al que él iba a transmutar por completo. Y lo hizo con el fuego de su juventud, recibiendo un país de Egipto que era un ejército enardecido y en movimiento dedicado a la conquista. Los países vecinos sufrían su opresión. Pero él habría de cambiarles este concepto, haciendo dos viajes uno hacia medio oriente (semítico) y otro hacia el sur (africano) para volver a su regreso cubierto con pactos de paz, que ya no se alterarían por todo un siglo. Esta fue la primera “Pax Octaviana” de la historia. Podemos imaginarnos al esbelto y refinado monarca recién llegado al trono de Egipto, acampando entre feroces guerreros que hacían temblar desde hacía medio siglo a todas las naciones de su época. Tal como Marco Aurelio escribía tratados de filosofía en su carpa de campaña, al frente de los ejércitos romanos. Pero Tuthmosis IV tuvo una suerte mucho mayor, pues impuso su personalidad sensible a todo el mundo de su época. Hay que destacar ante todo, su profunda capacidad diplomática, que fue la llave de su triunfo. Detener una maquinaria de guerra es más difícil que montarla. Como lo comprobarían más adelante los césares romanos Augusto y Adriano, en sus proyectos de paz y las dificultades que debieron soslayar. Fue así que la nación egipcia puesta en pie de guerra... ¡bajó sus armas y propuso la paz!.. La forma inmediata como esta paz se produjo demuestra que lo hizo con firmeza. Que tenía un carácter resuelto y aplomado, como todo intelectual. Y ante todo, que sabía hacerse obedecer. Poseía capacidad de convicción sobre propios y ajenos. El dulce faraón Tuthmosis IV, de delicado rostro, tenía una sola palabra y cuando estaba convencido de ella, de su razón, de su justicia, de su Maat, era inamovible. Indoblegable ante una decisión tomada. Se desprende ello, al observar el hecho de que su programa no tuvo retrocesos. Ni altos ni bajos. El pueblo alejado de los cuarteles retorna al taller y a los campos de labranza abandonados, en busca de prosperidad. …¡A producir!… ha dicho el joven faraón con firme convicción. Tal como actuó con la Paz, con otro rápido giro logró que sus compatriotas pusiéranse manos a la obra. Era ya tiempo y había prisa. Hay siempre mucha prisa en Tuthmosis IV. Los maestros artesanos reciben nuevos discípulos y el trigo inunda la tierra fértil de las crecientes. Aquella numerosa masa de gente que ahora resta desocupada —al desintegrarse el ejército conquistador— tiene que ser utilizada en un tiempo breve. El comercio internacional se pone en marcha a toda prisa. El país del Nilo debe colocar en el mercado ese exceso de productos que ahora produce, con esta nueva sobreabundancia de obreros. ¡¡Pero nuevos acontecimientos políticos, imprevistos, salieron a su encuentro!... Pues ahora encontrábanse los egipcios, junto con este paladín del pacifismo, que ellos habían dejado de ser los agresores, para enfrentarse ante el peligro inminente de invasión por un pueblo bárbaro : …¡Mitannia!... Mitannia... Una tribu nómade que ocupaba un lugar recientemente invadido por ellos, como una toldería ranquel. Y este peligro amenazaba en común a todos. A los hombres del Nilo tanto como a los del Medio Oriente. La invasión. El saqueo. Los incendios. La hordas arias que ya destruyeron la civilización de Sumeria en el año 2.006 a. C. avanzan ahora sin piedad dejando a su paso la desolación. Es el “Malón” indio patagónico, tal como lo conocimos en Argentina en el Siglo XIX (cono sur sudamericano) que destruyó ciudades quemándolas …¡Y allí están!... Son los mismos en herencia de milenios. El salvaje siempre es igual y no respeta trabajo ni orden, aunque tenga otro color de piel. Los maloneros argentinos tenían la piel obscura. Pero los mitanios son arios, muy blancos y de ojos claros, como los bárbaros que invadieron Roma. Son ellos… Los bárbaros depredadores al igual que los temibles caciques patagónicos de Argentina : Pincén, Calfulcurá, Chancaní, Saldán, Catriel, Namuncurá, que eran primitivos y morochos, piel obscura …Pero… los mitannios en cambio ¡Son rubios! De bellísimos ojos celestes, piel rosada y manos blanquísimas. Sus mujeres, feroces y salvajes valquirias, tienen una belleza deslumbrante. Los maloneros de Mitannia no dejan la hierba crecer a su paso, y cuando en el futuro (dentro de un siglo más) avancen sobre las civilizaciones del Valle del Indo, destruirán las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Hablan el idioma persa. No saben vestirse ni lavarse. Cuatrerean simplemente, como Pincén o Saldán. Pero con la ferocidad de los primeros malones. ¡No! … El joven Tuthmosis IV no ama la guerra y desea terminar con ella. Suprimirla. Pero los feroces guerreros arios de Mitannia avanzan hacia él con premura y sin tregua. Poderosos en su orgullo de maloneros triunfantes, los mitanios sonríen ante la vista de Egipto. conscientes de su superioridad bélica, frente a un Egipto ahora pacifista... Tuthmosis piensa. Sus esperanzas pueden esfumarse como una bruma. El anhela demostrar a los testigos de su época y a los espectadores del futuro, que los hombres pueden progresar, gozar, enriquecerse, cosechar, construir, prosperar y amar; viviendo en una coordinación equilibrada. Este monarca—un muchacho— tiene la edad de los remeros, de los bailarines, de los acróbatas, de los aprendices Pero él ha asumido responsabilidades mucho mayores a todos ellos juntos. Ha renunciado a su propia juventud, como tal, para vivir otra juventud, la juventud de una propuesta. Tuthmosis IV no está dispuesto ahora, cuando se han logrado tantos avances en materia internacional, retroceder y caer en el juego de los belicistas. Pero en esta encrucijada, nada parecía posible para hacer desistir a estos maloneros mitannios de invadir Egipto. Presa ansiada a la que ellos veían fácil de lograr y que realmente les interesaba saquear… No pudiendo hacerlos retroceder y viendo el violento proceso que avanzaba en forma inevitable, Tutmosis IV va a salir a su encuentro... Y forjará un nuevo e increíble concepto : Dueño del poder actual de Egipto, sorteará esta amenaza con un pase genial… ¡Tanto como inesperado! ¡Transformar a Mitannia, culturizándola, en su aliado político! Sólo hombres de mucha garra política pueden concebir un juego diplomático de esta naturaleza. El salvajismo de Mitannia radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto al joven faraón Tuthmosis. Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por “Kukuli, del país de Mitanni”. Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época, son creaciones suyas. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: “Yelmo”, por ejemplo. No era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes de renunciar al botín. Pero el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los habitantes orientales de la “media luna fértil”, esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona… Y lo hizo… Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia …¡Y Tuthmosis IV iba a cumplirlo! Como clave de todo este proceso, el cual habría de sellar el pacifismo largamente aguardado en forma efectiva, figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitannia (peligroso pueblo bárbaro ario y precultural). Ello involucraba lograr la Paz para la civilización, un devenir lleno de esperanzas.. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe juvenil. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su sello propio. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia con audacia. Con ello violaba el principio de preservación genética y racial del Faraonato… La obligación faraónica (verdadero tabú) que obligaba al faraón al “Incesto Real” (también practicado por el Incaísmo) para preservar la especie dinástica faraónica. Cometió un verdadero pecado….¡Pero salvó a Egipto! El rey Artatama de Mitannia se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero —dicen las crónicas mitannias—no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con sus presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros arios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia. Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza —la aria— que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. Brillo cultural del cual todavía hoy dependemos. Esto es: la civilización occidental. Consultó el gran cacique mitannio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el …“Sí”… Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia …¡La Faraona rubia!... Mutemuia…Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. El matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. Es el empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando… ¡Porque hay que salvar a Egipto! Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma... Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. ...Así era Mutemuia: blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo faraón Tuthmosis IV. La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, coloreaba con su estampa vigorosa esa corte amante de los ornatos. Y a su lado Tuthmosis: morocho, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida …¡Y recién llegada de la toldería! Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del joven faraón y atrajo por completo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Y esto aparece con claridad en las figuras del arte naturalista de sus artistas. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis que por entonces tenía veinte años vibrantes de juventud, y educado para la estética, inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos. Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol y ojos de cielo... Eso sí… luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia. Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una “prima donna” asombraba. Por el contrario todas las tradiciones arias nos hablan siempre del Bel Canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los “cantos de guerra”, son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia …la Faraona Rubia.. Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo el famoso faraón Amenofis III llamado “El Magnífico” (padre de Akhenatón) se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras. Había llegado a Egipto en el momento preciso en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo : “Con su voz hace feliz al mismo Dios”. .....................oooooooooooooo....................... BRINDIS en CORDOBA ........... por Alejandra Correas Vázquez 1813. Las calles coloniales cordobesas mostraban su empedrado y sus faroles. Sus tejas. Su Calicanto. Su Cabildo y su Campo de Marte. Por aquellos días un Chasqui tocó las manos en la casona ciudadana de familia Correas de Larrea, situada en proximidad al Calicanto. El caballo del Chasqui encabritado por los ladridos de los perros guardianes y las protestas de los mulatos que hacían de porteros, no fue un misterio para nadie. Todos habían notado su presencia. Era una siesta ventosa y seca, que amarilleaba el camino. Terrosa. El poncho del Chasqui empolvado, confundíase con su rostro cetrino. Recibió su paga y propina con “yapa” de manos del mayoral (un mulatón) y volvió a partir. El mensajero portaba una carta lacrada que debió dejar en manos de aquel negro angola fornido, mirándose ambos con desconfianza. Los perros callaron cuando hubo partido. La carta lacrada contenía un extraño anuncio. Estaba firmada por un hermano del dueño de casa (ambos mendocinos) –Don Ignacio– quien a la sazón vivía en el Puerto de la Santísima Trinidad de Buenos Ayres... Don Josep Orencio a quien iba dirigida, radicado éste último hacía dos décadas en Córdoba, leyó su contenido con sumo asombro... y quedóse meditando. Los tiempos eran tensos y en esta ciudad universitaria vivíase mal. Pues Fernando VII de regreso al trono desde el exilio había abolido ese año la Constitución. La ciudad sufría. Don Ignacio le comunicaba en ella a su hermano Orencio, la llegada de un huésped recomendado por él. Un viajero. Alguien a quien nadie en Córdoba conocía.. Para ello escribía a su hermano recomendándole sus atenciones y mentada hospitalidad. Cuando uno se remonta hacia aquellos tiempos en una Sudamérica colonial y patriarcal, hecha de encomenderos, oidores y virreyes, se halla ante un concepto de familia y compromisos filiales, que se cumplían como leyes de estado. El interés por la comunidad –porque era más pequeña– introducía dentro de ese ámbito cerrado a los miembros de familias como a participes de la vida societaria. Como ejecutores de los acontecimientos vitales de una ciudadanía. Ignacio solicitaba a su hermano Josep Orencio facilitarle a dicho huésped toda la ayuda necesaria, en la medida de lo posible e intentando lo imposible, por cuanto este huésped era especial. Tratábase según le comunicaba por escrito, de “algo” de gran importancia, más que de alguien en figura misma. En aquellos momentos apacibles en Córdoba luego de inmensas tristezas, quedaban en la ciudadanía consecuencias muy claras de un abatimiento, porque era una ciudad universitaria que habíase embanderado en el apoyo a la Constitución. La defendieron con garra, como un progreso, como una medicina para las heridas dejadas por Carlos III cuando destruyó la obra jesuítica encadenando a los profesores de Córdoba... Y fueron después los cordobeses acusados de “bonapartistas”... Con sangre derramada. Todas las casas citadinas estaban de duelo desde hacía tres años y se desconfiaba de cualquier persona llegada desde afuera. Incluso de los Chasquis. Ya no se les ofrecía ni el mate ni mazamorra. Todos aquellos ciudadanos que en el puerto de la Santísima Trinidad de Buenos Ayres habían apoyado al príncipe Fernando VII un lluvioso día de mayo, tres años antes (mientras estaba en el exilio) fueron traicionados por este rey. La sangre cordobesa había sido derramada en vano. Como quiera que sea... vivos o muertos, héroes emancipadores o fantasmas, bonapartistas o fernandistas, todos ellos pertenecen por igual al Cono Sur sudamericano y los mueve por último un mismo deseo. Todos en conjunto sufren ahora en 1813. el advenimiento del séptimo rey Fernando de Borbón y la supresión de la Constitución inspirada en Rousseau. La Sierra Morena se ha llenado allá en la península española de constitucionalistas, apoyados por los bandidos comunes. Luego de ello, “los corsarios del Río de la Plata sitiaban Cádiz” (frase del rey). El Imperio de Brasil avanzaba sobre las provincias cisplatinas del Río Grande (las cuales nunca serían devueltas)... ¡Y Fernando VII convocaba a los países de la Santa Alianza para reconquistar las Indias! ... Aunque él mismo las perdía al abolir la Constitución y ni siquiera gobernaba a la propia España. Ante el desorden manifiesto, los “maloneros” pampeanos (indios bárbaros) habíanse puesto otra vez en movimiento y no serían vencidos hasta finales del siglo. Y en toda Iberoamérica la búsqueda de un derecho civil, de una seguridad para las poblaciones, de un orden, de la defensa territorial, de una Constitución que los ampare en el concierto del mundo civilizado, arrojará a todos ellos en aras de la independencia, como solución final. La carta que Josep Orencio tenía en sus manos, traída por el “chasqui” en aquel día, incluía estas reflexiones. Un mundo en derrumbe. Ilusiones cortadas. Largos años de trabajo llevados adelante por pioneros, amenazados ahora de malón e invasión ...y sin un rey real. Verdadero. Protector. Amante de sus súbditos. Respetuoso de ellos, como corresponde a todo buen monarca. Seguían a continuación en la misma carta lacrada numerosas referencias que daban indicios de acontecimientos a suceder, datos precisos a ejecutar, proyectos y situaciones claves. Al finalizar la misma su hermano le indicaba que ésta misiva debía ser quemada, por precaución, luego de leerla. El total del misterioso contenido de esa correspondencia donde se incluían numerosos nombres, fechas y lugares, que Josep Orencio guardaría para siempre en la memoria, sólo él junto a su mulato guardaespaldas y mayoral, alcanzaron a leerlo y conocerlo. Don Orencio terminó de leer la carta de su hermano Ignacio y volvió a doblarla. Quedóse con ella en la mano meditando, mientras observaba una vez más con detenimiento el sello del lacre, a fin de asegurarse. La releyó. Capturó su contenido y a continuación, se dirigió a su negro angola el cual estaba siempre cerca suyo. Situación muy corriente por aquel tiempo. Llamábase Tomás o Tobías o Tobiano… o Tulio. Había nacido allí. Le ordenó traer una lumbre. El mulatón fornido que oficiaba de criado, guardaespaldas, secretario, guardallaves y hasta de amigo y confidente, se retiró al interior de esa casona para volver con un candelabro encendido y entre ambos, vieron arder las negras letras contenidas en la carta, hasta que las llamas convirtieron todo en ceniza. Un mulatillo juguetón pero avispado, montó guardia junto a la reja de entrada desde ese momento, en forma incansable. Para disimular se le indicó que jugara, curioseara como haciendo ocio o regara las plantas profusas que contorneaban aquella reja. En tanto desde el portal interior el mulatón fornido vigilaba al pequeño vigilante. Y era él realmente quien aguardaba al futuro huésped, pues era el único además de su amo, dentro de esa casa, que estaba al corriente de todo. Ambos siempre fueron mutuamente confidentes. Nada, ningún movimiento externo, escaparía nunca a su negrísima y alerta mirada. Sin embargo el viajero fue aún más precavido que todos ellos y demoró muchísimo –desde el momento en que se hizo anunciar por escrito– consumiendo la paciencia de los dos vigilantes. La llegada no se producía. Tenía él sin duda, un especial interés de que nadie aquí o allá, se informase de su arribo a Córdoba. Una noche garuaba en forma persistente y la cortina de gotas gruesas y lentas, aumentaba las tinieblas. El agua caía como un manto suave sobre las calles empedradas y era recogida cuadras más allá, por el Calicanto. La garúa fue de a poco transformándose en lluvia de finas hebras envolviendo a toda la ciudad . Sus habitantes. Las casas. Los templos. La Universidad. El Paseo Sobremonte. El Campo de Marte. La Alameda de Sauces de la Calle Ancha. Todo ese escenario colonial parecía llorar una tristeza ancestral, y un frío lento fue posesionándose del entorno, como si penetrase en el interior de las ropas. Los caballos y perros callejeros sufrían de gran “chucho”. Lluvia deseada y aguardada, luego del tierral ventoso. Las calles corrían color chocolate, pero la tinieblas impedían apreciar ese color turbulento que se derramaba sobre el Calicanto de piedra bola. En medio del silencio nocturno un caballo distante detuvo su trote y las ruedas de un carruaje rechinaron sobre el empedrado. El rocín resopló con la angustia que produce todo esfuerzo, dentro de un mal clima. Los truenos violentos dejaban ver rayos luminosos sobre el cordón de la sierra, aún visible desde la ciudad, mientras el cochero intentaba calmar al asustado y noble animal. Pero el carruaje habíase detenido a cierta distancia y no parecía querer buscar refugio... Después, unos pasos de botas, lentos, con chasquina de agua, silenciados a medias por el declive de los charcos, fueron acercándose hacia la casa. El negrito hacía ya mucho tiempo que no vigilaba su entrada y la visión era, en ese momento, obscura e impenetrable por la cortina de agua. Los pasos detuviéronse junto a la entrada y el personaje llamó a la puerta en forma casi informal. Sin ceremonial. Como si no quisiese anunciarse. Los perros encerrados por la lluvia se estrellaban contra el portón de entrada, cual si pudiesen voltearla, dispuestos al parecer a despedazar al intruso. En el interior, el mulatón fornido y corpulento, guardián siempre de la casa –quien en las noches dormía con un ojo abierto– cayóse de su lecho como todo portero al que no le gustan las sorpresas. Con rapidez (pues se acostaba semivestido y armado de acuerdo con la época) recogió la lámpara que de noche dejaba encendida a su lado, y fue atravesando con ella en la mano las habitaciones frontales. Aquel frente alargado de la antigua casona mostraba los cristales empañados, mientras los ventanales iban iluminándose uno a uno, recorriendo el camino de la lámpara. Por último llegó junto a la pesada puerta de madera, donde el mulatillo trataba de sujetar a los furiosos canes. Y allí se detuvo sin abrir aún la puerta (cuya llave llevaba en la cintura) para espiar tras los visillos de encaje por una diminuta ventanuca del costado. Pudo así ver sin ser visto, a aquel visitante nocturno que osaba transgredir su sueño remolón, mirándolo con interés y desconfianza por un largo rato. ¡Pero en aquel rostro no reconocía él, a nadie conocido! Frente suyo había un rostro largo, pálido, medio enjuto, de ojos expresivos y perfil agudo casi de cóndor, filoso, marcado de fatiga y con la mirada penetrante del hombre que ha trotado caminos, océanos y ciudades. Pero el mulatón no estaba dispuesto a franquearle la entrada aunque lloviese a cántaros y el viajero se encontrara empapado. Dueño absoluto de esa puerta y siendo él, el único portador del llavero en toda esa casa, estaba decidido a defender la entrada de intrusos que nadie conocía, si era necesario con su propia vida. Pues habían acontecido ya en Córdoba sucesos dolorosos llegados desde afuera. Y ese desconocido solitario, mojado y aislado, que no traía acompañante ni escolta alguna, no le parecía a él, una visita apropiada. De pronto a sus espaldas, apareció de improviso Don Josep Orencio acompañado por el negrito con otra lámpara encendida, e indicóle a su guardaespaldas que dejase entrar sin más preámbulos, al desconocido. Así, de mal humor –ese mal humor célebre de los negros angola– con el “refunfuño” de todo portero contrariado, como un perro guardián al que se le coloca el bozal, hízose a un lado pero sin bajar la lámpara que tenía en la mano (e iluminando a la vez sin disimulo al forastero para observarlo mejor), mientras con la otra mano sujetó aún más su pistola, la cual creía tener que usar en cualquier momento. El viajero fue invitado a pasar a la sala de recibo, luego de que le hubieran quitado la ropa cargada de agua, mientras dos mulatas somnolientas comenzaban a encender las lámparas de un quinqué, que pendía del techo. El visitante continuaba de pie, como si no le importase la propia fatiga, cual si no necesitase ningún descanso. Indiferente al reposo. Pero el dueño de casa le aconsejó tomar asiento... y casi se lo exigió. Colocaron un brasero crepitante junto al recién llegado, el cual finalmente tomó asiento en un sillón amplio y mullido. Un sillón doble, rojo escarlata, de madera negra y laqueada con gran respaldo decorado. Don Josep Orencio fue a sentarse a su lado, mientras el mulatón sin dejar el gesto de desconfianza, continuó montando guardia junto al dueño de casa. Una plática a un mismo tiempo medida y encendida, fue llenando el recinto. Principiaron a rodar las palabras. Pocas al comienzo, pero de gran significado y contenido. En cada pausa deteníanse las miradas, como vagando imprecisas, adentrándose dentro de ellas mismas. Las modulaciones de voz fueron cobrando acentuaciones nítidas. Cada idea emitida poseía un don de propiedad, como si el idioma se hubiese enriquecido. No había ademanes, había concesiones dadas. Casi preparadas, tal vez por la larga espera y por esa llegada imprevista. Sólo el mulatón había quedado de testigo y el silencio de la casa, no podía ser más propicio. Y allí, en esos momentos, con esos dos hombres frente a frente, en esa sala carmesí, mientras la lluvia aumentaba su vigor y la noche su tiniebla, cuando la ciudad parecía haberse ocultado en un manto de agua inacabable… ¡Comenzaba allí a diagramarse el devenir del Cono Sur Sudamericano! Fue precisamente en una noche de lluvia, en la ciudad católica de Córdoba fundada junto al río Suquía por una comunidad judía en 1573, a pocas cuadras del Calicanto y en la casa de un sudamericano de antiguo linaje, salvado milagrosamente de morir fusilado como sus amigos en “Cabeza de Tigre” (al oponerse al 25 de mayo que juraba lealtad a Fernando VII) por hallarse en ese momento cumpliendo sus tareas de estanciero en Jesús Maria– un sobreviviente que sentíase a sí mismo como parte del pasado... Fue en esa noche de lluvia y tinieblas, que se delineó el destino argentino y sudamericano con una fuerza irreversible…El viajero explicó entonces que venía de Buenos Aires, procedente de Inglaterra, que había vivido en Francia, anteriormente en España… y mucho antes de ello... en Yapeyú. Esa noche. La noche aquélla del arribo de este misterioso visitante... Mientras en su seno las aguas barrosas del Calicanto cordobés crecían desmesuradamente debido a una lluvia persistente, y ya comenzaban a desbordar. Con el “quinqué” parpadeando sobre las cabezas del dueño de casa y el huésped nocturno. Con un mulatón fornido apretando su pistola. Hablando el viajero de todos sus recorridos y de los que aún le quedaban por recorrer. Sus intenciones. Su meta. Un parámetro imposible de medir en aquel momento. Bajo la mirada expectante de don Josep Orencio Correas el dueño de casa. Ambos, como figuras esenciales de una reunión clave, dentro del salón escarlata de aquella familia mendocina radicada en Córdoba, dialogando sin prisa y haciendo más lenta las horas y a la vez más profunda la noche. Como tablero de ajedrez en el cual se plantea una genial movida, el viajero exponía largamente sus ideas. Para entrar luego en un silencio total, mirando de frente a su interlocutor tras completar un pensamiento. Caviloso, callado, en total mutismo, observando y sintiéndose observado. La lámpara que portaba el mulato angola al subir y bajar, marcaba sus facciones filosas, volviendo más extraño el trasfondo de su mirada. La noche en desvelo y el diálogo intenso, dejaba entrar en aquella sala colonial, el espasmo en sordina de unos truenos lejanos. Enmarcada en secreto la sutil llegada del visitante, misteriosa, oculta entre las brumas de una cortina de agua, se constituiría con el correr del tiempo en un hecho público conocido por las generaciones venideras. Sólo que todo aquello aconteció –su gran fama– a posteriori de su llegada subrepticia. Pues apenas partió de Córdoba su figura tomó un vuelo inusitado. Conmovió países y continentes. Éxitos. Fracasos. Gloria. Olvido... y restauración de memoria. Fue esa noche por ende, donde obtuvo el apoyo logístico para sus gestas. Los caballos, vinos y armas blancas que producía la estancia de Jesús María propiedad de Don Josep Orencio. Por intermedio de sus relaciones también entrevistó en Córdoba a comerciantes, militares, políticos, hacendados, universitarios, gente de cultura y de producción. Al gobernador, legislador y estadista progresista Dr. Juan Bautista Bustos, quien lo apoyó incluso, enviándole soldados fuera de Argentina cuando su proyecto había llegado ya hasta Perú.. De esta gente cordobesa mediterránea, solitaria en el extremo sur del continente, culta y universitaria. pero ajena hasta entonces al acontecer mundial. Una sociedad colonial aislada en su mundo agropecuario dentro de un Finisterre sudamericano, fue donde él explayó por primera vez su protagonismo histórico, y donde su genio cobró el impulso necesario que lo haría indetenible hacia delante. Con su presencia silente, cauta y cautelosa que intentaba a todas luces pasar inadvertida. Que buscaba adhesión para su programa, mas no para él mismo, porque quería sembrar, antes que ser admirado. Que en momento alguno intentara ocupar la preeminencia que otros forasteros habían alcanzado en esta ciudad. Distinto a todos ellos, intentando no ser casi advertido, pero sin embargo, con mayor capacidad transmutadora que ningún otro. Sería este visitante solitario llegado sin escolta, sin acompañantes... el mismo personaje que luego al partir de allí, arrastraría masas. Multitudes. Conmovería políticos y países. Muy poco después de su estada en Córdoba (donde su presencia intrigara tanto al envolverse él mismo en un manto de misterio) y ser hospedado allí dentro de esa familia colonial a la que arribó en una noche de lluvia, su presencia de allí en más, iba a constituirse en una figura de relieve histórico. Compartió el dueño de casa Don Josep Orencio durante ese período, el secreto que traía aquel visitante, sólo con su mulato gigante.. El forastero era demasiado enigmático y reservado. Pero su figura que estuvo entre ellos y partió con sus saludos y afectos, volvería luego en estampa y bronce, ya completamente engrandecida. Y en ese interior doméstico de gente con tradición elegante, pero de una vida muy simple, mediterránea, aislada en el continente... iban a preguntarse más adelante : ¿Era él? ¿Es él, el mismo? ¿Ese era nuestro huésped, aquel visitante silencioso? Pues habíanlo tenido entre sus paredes sin darse cuenta de nada. Así son las sorpresas que propone a la gente sencilla, el Destino que todo lo marca. Aquella noche imborrable de su llegada con una lluvia implacable, entre el viajero empapado e imperturbable, dueño de sendas y caminos, de postas y laberintos, de puertos incontables, de mares y cabalgatas... Junto al estanciero y bodeguero que dábale alojamiento por indicación de una carta familiar convertida en llamas y ceniza, todo había acontecido como en los hechos de magia. La magia que luego de ello vendría. Iba clareando en aquella noche de intenso diálogo que intentaba concluir, mientras concluían también las explicaciones. Iba clareando aunque la lluvia era aún indoblegable, quizás con la misma fuerza tenaz que ponía a dicho viajero en acción. Caía sin pausa. Era como él. Tenía su constancia. Su carácter. Su perseverancia. Cauta, estable, inamovible. Había llegado a Córdoba de incógnito... a cambiar el rumbo de todas las cosas. Allá lejos, detrás del océano, un rey llegado del exilio –Fernando VII– abolía la Constitución y llamaba a la Santa Alianza para invadir las tierras hispanoamericanas, las cuales ya no se sometían a su monarquía absoluta, sin derechos constitucionales. Pues el pensamiento de Rousseau había penetrado ya la piel de los hombres sudamericanos del siglo XIX. Mas en aquella noche cordobesa, en ese salón de rojo carmesí rodeado por una empalizada de agua, con los cristales empañados donde había amanecido antes de llegar el día, todo era enjundia y emociones. Dos espíritus prestos para el progreso se habían aunado, para iniciar la gran gesta y defender los principios modernos del hombre nuevo. Sí. ¡Era el momento de brindar por el futuro! En ese instante cumbre, considerando que todo el mazo de cartas había sido ya extendido sobre la mesa, le dijo entonces Don Josep Orencio Correas a su huésped: –“¿Quiere usted, caballero Don José de San Martín y Matorras, llegado desde tan lejos hasta mi casa trayéndonos estas buenas nuevas, brindar conmigo y servirse esta copa con el Vino del Rey de Jesús María?” ......................... Alejandra Correas Vázquez ......................... ILIBERI La CIUDAD NUEVA ........................... “ Entrar por Elvira y salir por Granada ” (refrán español) Por Alejandra Correas Vázquez Los árabes entraron por la ciudad de Elvira y salieron por la ciudad de Granada. Y en este periplo español que les llevó 800 años no se movieron un ápice en espacio físico, del mismo lugar, a la vera del río Darro. Entraron por donde salieron y salieron por donde entraron. Por la vieja Iriberry o Iliberi de tiempos romanos, a la que los visigodos germanizaron como Elvira, situada al pie de la ciudad musulmana de Granada que más tarde los árabes crearon en su montaña rojiza. En Elvira que está en el valle junto al Darro, se tomaba buen vino (y aún es excelente) de modo que los moriscos bajaban de noche entre las sombras desde el Albaicín y la Alhambra (elevada en la otra orilla sobre la roca del río) para escanciar el vino de los cristianos de Elvira. Los “muláh” (sus sacerdotes) lanzaban crueles epítetos sobre estos príncipes nazaríes pecadores. En los blancos palacios del Albaicín y en el patio de los leones de la Al-Hambra, las odaliscas con velos translúcidos que dejaban ver sus formas desnudas, bailaban la “danza del vientre” haciendo la delicia a sus invitados cristianos de Elvira... Quienes solazábanse en esa contemplación de bailarinas intocables, casi sagradas, e incitantes para su medioeval concepto. Los curas de Iliberi desde su preciosa y pequeña catedral gótica, que parece de juguete, anatematizaban indignados en contra de ellos, como cristianos pecadores. Es allí sobre la ribera del Darro donde la inmensidad de la Alhambra se contempla con mayor esplendor y asombro, desde abajo, saboreando hoy día un exquisito Rioja Rojo… Como antaño, cuando los príncipes moros entre las penumbras nocturnas bajaban sigilosos a desgustar vinos (que les estaban prohibidos en su palacio) en la ciudad de Elvira junto a la compañía de amigos cristianos. En ascenso sobre la misma ribera, el blanco Albaicín nos ofrece una bella caminata entre callejas curvas, casas blancas, palacios blancos y jardines ocultos. Un paisaje oriental, nada europeo. En la próspera Judería granadina, separada de Elvira sólo por una calle, se administraban los bienes del Reino Nazarí en tiempos del Vizir Samuel (judío) mientras el rabino El Tibón traducía a los clásicos griegos. Y edificaban con paciencia una réplica del Templo de Salomón, inmensa, cuadrada, situada en Vivarrambla, que hoy es la catedral de Granada. Y allí entre todos iban fundiéndose estas tres comunidades, (musulmana, judía y cristiana, ésta última minoritaria que hablaba el idioma romance “romí”) quienes crearían la Granada de García Lorca y de Manuel de Falla. Dice el Romancero Castellano : “Cabalgaba el rey Moro por las calles de Granada, desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla” La Puerta de Elvira era el acceso a la ciudad cristiana y Vivarrambla, la judería granadina. Al parecer, el rey Moro tenía mucha preocupación por cristianos y judíos, dado que su bella cabalgadura blanca con arneses orientales, era la delicia de todos ellos al verlo airoso pasear. Pues allí había, hay y habrá siempre, mesones para un buen servicio del dios Baco. Los musulmanes sabemos, tienen prohibido el vino. Escanciando un buen vino granadino estaba Federico en Vivarrambla cuando los esbirros fascistas en medio de la guerra civil española del siglo XX, entraron de improviso preguntando por él y lo detuvieron. Sobre la mesada quedó la copa llena que este vate no terminó de degustar, como último momento de su presencia viva. Nunca más súpose ya del gran poeta granadino. Y el Romancero castizo medioeval nos sigue relatando que un anciano salió en Vivarrambla al encuentro del rey Moro, quien paseaba orgulloso montado sobre su caballo blanco adornando de blancas perlas ...Diciéndole… : “Mataste a los Abencerrajes que eran la flor de Granada y trajiste a los tornadizos de Córdoba la Sultana por todos estos errores : ¡Que aquí se acabe Granada!” Como esto sucedía en Vivarrambla frente a la Gran Sinagoga cuadrada (hoy catedral católica), debemos suponer, que este anciano era un judío granadino. Un Isaías sefardita. Las princesas moras nazaríes envueltas en gasas de colores transparentes, danzaban en el palacio de los Abencerrajes, con su cultivo de sensualidad y estética. Intocables como diosas. Fernando el Católico, descendiente de los reyes cátaros y antipapistas de Aragón, fue el último en maravillarse con la danza del vientre que en el patio de los leones de la Al-Hambra (La Roja). bailaron para él, sentado junto a toda la corte de Boabdil, las tres hijas de este último rey árabe de la dinastía Nazarí. Aquella noche, según cuenta la tradición boca a boca granadina, en un rito musulmán ellas se casaron con él, bajo la exigencia del rey Moro al capituoar, antes de partir al exilio a pelear contra el Gran Turco, ya que se trasladó de Granada a Berbería. Pues pidió esa protección de Don Fernando hacia sus hijas, dado que le era imposible llevarlas en un ejército con él cruzando el Mediterráneo, atestado de piratas. La historia oficial, una vez más, niega este relato plausible y natural por la circunstancias. El que además agrega que Don Fernando luego de su luna de miel triple, y de bautizarlas, las entregó en matrimonio a nobles aragoneses en casamientos cristianos. Y que siempre las protegió, cumpliendo la palabra de caballero a caballero. Hernando del Pulgar, un converso judaico, habla de las inmensas iras de Isabel por los devaneos de Fernando. Pero ante la posibilidad de ganarse a la hermosa Granada sin disparar un solo tiro, por capitulación, la reina no podía en ninguna manera oponerse. Ella siempre demostró que los deberes del Estado eran su principal objetivo. Además, cuando la ley musulmana admite a cuatro esposas legítimas, se había contemplado con todo respeto que : una más tres, suman cuatro. La primera se constituye en Favorita, administra la casa y la familia. O sea Isabel de Trastamara a quien conocemos por Isabel la Católica. Desde una bella estatua de bronce, al lado de su antigua sinagoga (más pequeña que la de Vivarrambla) el rabino El Tibón nos muestra los rollos donde ha traducido a Platón y Aristóteles, del griego al árabe, la lengua oficial de este reino en el siglo XII. Al pie de ese monumento erigido en el centro de Granada, podemos leer que fue El Tibón, el primer traductor de los clásicos griegos. Los romanos no traducían las obras helénicas, pues sus hombres de letras al ser muy cultos leían y escribían, tanto en griego cono en latín. Es en el Al-Andalus donde se origina la primera traducción posthelénica. Esta obra de El Tibón iba a servir para que en el futuro floreciera la cultura europea que se expandirá desde el Al-Andalus hacia Francia (cuyo territorio entonces comenzaba en Cataluña) y luego de ella hacia el mundo cristiano, que en el siglo XII era obscurantista y medioeval. Donde las mujeres encerradas con corsé de hierro no sabían escribir y menos aún danzar, desnudas entre velos y con movimientos de ballet. Desde ese pasado granadino el Visir Samuel, nos sonríe. Es hebreo, pero asiste a la mezquita los viernes con su rey Moro, Bin Habus, pues en ambos la hermosa Granada ha depositado su alma y su ilusión de belleza, prosperidad y encanto. Granada árabe o Elvira visigoda, la Iliberi romana, enseñó alguna vez, que la tolerancia de pensamiento, de religión, y de comunidades disímiles que conviven en respeto mutuo, crea y embellece. Por ello Iriberry en celta significa : Ciudad Nueva. -------oooooooo------------ “¡SIN REMORDIMIENTOS! ¡TODOS A GRANADA!” .............................. Por Alejandra Correas Vázquez En Enero de 1992 pudimos leer quienes en ese año especial del Quinto Centenario fuimos a España, en afiches que tapizaban toda la ciudad de Madrid, la siguiente leyenda: “Sin remordimientos! ... ¡Todos a Granada!” Era muy emotivo. Los ómnibus que partían rumbo a Granada, desde la plaza Cibeles madrileña que corta la Gran Vía, llevaban un público en su mayoría cristiano, pero quienes ahora iban a homenajear a la antigua capital musulmana del Reino Nazarí, el día 10 de enero de 1992, al cumplirse 5 siglos exactos de su capitulación... Sin remordimientos por parte de sus vencedores: los Castellanos. Una inmensa exposición en la Alhambra (el paladio real nazarí) concitaba allí la atención internacional. Al mismo tiempo que los centros históricos andaluces homenajeaban a Fernando Valor (príncipe Omar el Omeya) quien fuera en 1569 el último valuarte de resistencia de esta hermosa cultura arábigo-española, que quedó en el recuerdo con todo su precioso pasado perdido. Pero sin embargo... nunca olvidado… Su riqueza cromática, sus arabescos y verjas, el esplendoroso jardín del Generalife que lo corona sobre la montaña, con sus palacios repartidos allí y casi de juguete. La Sierra Nevada rodeando Granada en todo su esplendor. El blanco Albaicín que baja hacia el centro granadino entre mansiones árabes y preciosas casas blancas. Un paisaje espectacular que hace en conjunto de esta ciudad bordeada por la Sierra Nevada, la admiración del viajero al contemplar ante sus ojos, uno de los momentos más sobresalientes del genio humano. Pero también es necesario recalcarlo, el notable respeto por su pasado que manifestaban los visitantes, cuando recorrían los sitios granadinos. Y además de ello, la sorpresa de hallar allí en la última década del siglo XX, a tres cofradías musulmanas que en 1992 lograban nuevos adeptos a la ley de Aláh... cual si esos cinco siglos se hubiesen comprimido. Estas cofradías, hay que resaltarlo, no estaban compuestas por árabes, sino por adeptos europeos que rescataban el islam sunita andaluz, muy liberal como fue, y muy erudito.Sin olvidar a la Gran Sinagoga granadina que es hoy la catedral de Granada. El mayor templo hebreo español, cuadrado, que tuvo el propósito explícito de reproducir el templo de Jerusalén en el Sefarad, nombre dado para España por la comunidad judía. Estaba pues yo como visitante caminando muy conmovida por la Alhambra, trasladada emocionalmente en el tiempo y sintiéndome vivir entre los siglos XIII o XV (fecha cúspide del palacio nazarí) cuando vi en el Patio de los Leones una escalerilla que algunas personas bien trajeadas utilizaban, y subí por ella. ¡De pronto! …como si se descorriese un telón del tiempo, como despertando de un sueño, encontréme de improviso en pleno siglo XX ...frente a toda clase de computadoras modernas. Pues allí arriba en lo que antaño fuera la gran sala de recepción del Harén, con sus odaliscas envueltas en tules transparentes, la UNESCO tiene ahora sus oficinas. Funcionan en ese primer piso de la Alhambra mirando hacia el Patio de los Leones, dado que Granada es patrimonio de la humanidad. Además sus rubios delegados hablaban casi todos en alemán. La fascinación que causa el Palacio de los Abencerrajes, como le llaman algunos, o Palacio Nazarí, como le llaman los otros, no es fácil de describir. Ver una estructura edilicia tan oriental y colorida, ornamentada con filigranas hechas en mampostería, como encajes que cubren las arcadas, dentro de la pétrea Europa medioeval, y además de ello ubicado hoy en el presente, dentro de la España moderna, crea una ilusión de transposición del tiempo. Se encuentra también allí en el patio exterior, un extraño trono multicolor para dos personas sentadas, recubierto de azulejos brillantes, el cual crea una especial incógnita que nadie contesta... ¿Era aquélla una Diarquía como la etrusca o la espartana?... También en Tiahuanaco (Bolivia) se halla un trono doble. No son dos asientos para rey y reina como los europeos. Es uno solo con capacidad para dos. Nadie responde. Sigue la incógnita. Los visitantes se sientan allí para fotografiarse e inevitablemente la guardia civil española se acerca muy armada de fusiles para ordenarles levantarse. ¿Quiénes eran los Abencerrajes? En aquellos siglos cuando compitieron por el gobierno de Granada con Boabdil —quien los asesinó en el Patio de los Leones— tenían un poder económico y político inmenso. Se ha pensado algunas veces que fueran una familia árabe del Yemen propiamente dicha, quizás recientemente instalada. Pero la investigación de la escuela “Arabista” española lo ha puesto en duda. Los historiadores modernos dicen que no existen rastros sobre su origen. Fue la familia más importante de la Granada nazarí. Algunos especulan que pudieran ser persas. Tema tampoco aceptado por los arabistas. Célebres por su riqueza, su belleza física y sus conflictos amorosos. A uno de ellos se lo sindica como amante de la esposa de Boabdil. Hasta se presume que fueran “Mawalas o Maúlas”, es decir de origen cristiano convertidos al Islam. Pero esto también es rechazado por todos los arabistas. En Argentina se usa mucho en el ambiente gauchesco la palabra “maula” que significa renegado. En el Al-Andalus español y su zona de influencia (Galicia, Navarra, Zaragoza, Valencia) los Maúlas eran innumerables, como una moda instalada desde el 711 al 1492. Ampliamente aceptados por los emires y califas españoles, especialmente cuando provenían de una clase alta con preparación para colaborar con su administración. Los Abencerrajes eran la familia más rica de Granada, y por ende de España en ese siglo XV. Se los acusó de favorecer una alianza con Turquía (los turcos nunca entraron en España Musulmana). Como también de que uno de ellos fuera amante de la esposa de Boabdil ...y en la Alhambra hay pintado un mural moderno con la estampa amorosa entrelazada de los dos amantes, donde en castellano se aclara que en ese patio precioso y florido, Boabdil los sorprendió... Lo cual no es óbice para asesinar a una familia entera. Los sobrevivientes se sabe, huyeron a Europa. La leyenda dice que fue tanta la sangre que los leones escupían agua roja. Y el Romancero Morisco dice en castellano: “Cabalgaba el rey Moro por las calles de Granada desde la Puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla” Elvira era la pequeña ciudad cristiana que se hallaba en el centro de Granada, con una catedral gótica que parece de juguete. Pues convivían las tres religiones y las tres comunidades, cada una en su espacio. Y Vivarrambla era la judería granadina, donde se hallaba la Gran Sinagoga ¿Qué hacía por allí entre cristianos y judíos, el rey moro?... Pues tomar vino, porque esas dos comunidades no lo tenían prohibido, mientras que en la parte islámica lo tenían prohibido por el Corán... Y allí justamente en Vivarrambla salió a su encuentro un anciano hebreo de largas barbas, quien le dijo: “Mataste a los Abencerrajes que eran la flor de Granada trajiste a los tornadizos de Córdoba la Sultana por todos estos errores... ¡Que aquí se acabe Granada!” ¿Por qué eran rivales cordobeses con granadinos? No lo sabemos. Pero sí que el levantamiento de las Alpujarras en tiempos de Felipe II lo realizó Omar el Omeya, descendiente de los califas de Córdoba. Pues el Emirato de Córdoba se transformó en Califato con Abderramán III (siglo IX), es decir, se independizó de Oriente, transformándose en un reino europeo musulmán. Y esto hay que destacarlo. El Califato de Córdoba, y más tarde los cinco reinos Taifas, como el Reino de Granada, eran reinos españoles no dependientes de los sultanatos orientales. Quedan muchísimos interrogantes sobre estos reinos árabes españoles. Pues desde 1492 hasta 1808 (o sea durante 316) toda información quedó oculta y prohibida... hasta que llegó Antonio Conde, secretario del rey José Bonaparte. Fue este ilustre erudito el primer arabista español. Pero como Conde después tuvo que refugiarse en Francia, el arabismo debió esperar hasta la llegada del orientalista flamenco Dozy para que el trabajo continuara. Este investigador de Leiden publicó en lengua francesa su excelente trabajo “Los Musulmanes de España” haciendo comenzar su análisis desde la época pre-islámica. Por ello los primeros trabajos arabistas sobre España, se hallan escritos en francés. Resulta que cuando Napoleón Bonaparte estuvo en Egipto, como general antes de ser emperador, encontróse con muchas familias árabes egipcias que le dijeron ser de origen español, ponderándole aquel período. Cuando envió a su hermano mayor José como rey de España le encargó investigar este tema. José traspasó su pedido al profesor Conde que era especialista en historia medioeval, quien hizo un trabajo de tres volúmenes sobre el reino árabe español. Para los interesados es bueno aclarar que Internet ha publicado su obra, de difícil acceso en bibliotecas. Bajando del Alhambra a pie, se encuentra enseguida dentro de la misma montaña la casa de Manuel de Falla, aquélla que el gran músico abandonó una noche de improviso en medio de la guerra civil española, luego de que Federico fuera fusilado, para no convertirse en la próxima víctima del facismo. Partió de allí, y halló su sitio de descanso en la plácida ciudad de Alta Gracia, provincia de Córdoba, Argentina. 0oooooooooooo0 “SIN REMORDIMIENTOS ¡TODOS A GRANADA!... 1992” 0oooooooooooo0Alejandra Correas Vázquez DON JERÓNIMO, EL JUDÍO.........................por Alejandra Correas Vázquez.........................Cuando el río Suquía era navegable en tiempos de la fundación de Córdoba (Argentina), los grandes ríos de esta provincia colonial poseían una riqueza ictícola que alborotó los planes programados por la Real Audiencia de Charcas, situada en el Alto Perú (hoy Bolivia).Allá en el año del Señor de 1582 un “Memorándum” enviado por los vecinos cordobeses, hízoles volver a aquellos altivos Oidores sus miras hacia el Tucumán (del cual Córdoba formaba parte), proyecto que no estaba hasta entonces en sus cálculos. Menos aún lo estaba este “Tucumanao” —zona de frontera más allá de la Salina Grande— donde dicho grupo de andaluces pioneros hallábanse radicados a la sazón. Pues en ese lugar “extramuros” habían fundado en 1573 la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía. Y los andaluces solicitaban ayuda 9 años después de su arribo...Y además de ello: ¡Reclamaban por su fundador! ...de quien dicen, en ese escrito, carecer de noticias desde hacía 9 años. Lo que evidencia que nada se sabía, a casi una década, del triste fin de don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo. En este documento de 1582, aclaran y firman todos los vecinos diciendo no tener noticias de su jefe expedicionario y fundador de esta ciudad “Córdoba de la Nueva Andalucía” desde que fue llevado de allí, a poco tiempo de la creación de su ciudad, por una guardia armada que vino en su busca. Ellos lo vieron partir al parecer sin violencia, y recorriendo todo el Tucumán carecían de noticias sobre él.Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo era un hidalgo andaluz converso, pero circunciso, nacido en Sevilla, hijo de la judía Miriam de Toledo, amante del caballero español Luis de Cabrera. Todos sus hermanos fueron en realidad “medio hermanos” y él, favorito de su padre, era el bastardo. La familia Cabrera lo rechazaba, y como no dejó descendencia de su apellido, en la actualidad sus parientes desde Perú a Argentina quieren todos emparentarse con él. Algo tarde pues, ya que ni siquiera lo recibieron ni lo defendieron en vida. Su esfuerzo fue propio y sin otro apoyo que su propio talento.Uno sólo de sus medio hermanos lo acompañó en su empresa cordobesa, a quien llamaban el “Gordo” por contraste a la estampa extremadamente delgada de Don Jerónimo. Sería este hermano adicto y algo menor que él, quien iba a dejar una descendencia en la ciudad. Cabrera tomó por esposa a una dama católica catalana de apellido Martell y no tuvo descendencia masculina.En este Memorándum enviado 9 años después a la Real Audiencia, por los primeros cordobeses, puede verse que nadie conocía ni en el Tucumán ni en el Alto Perú, de qué forma ocurrió su triste final. De modo que todas las conjeturas que se han escrito posteriormente en forma novelada, acusando a unos y a otros, y que han llenado tres siglos de tinta y muchos papeles, son falsas. Sin ninguna certificación real. Nunca la autoridad española fue su perseguidora. En todo momento se hace evidente la mano de la Inquisición y su brazo armado, que recorría el imperio español en busca de víctimas. Cabrera era judío.Los Oidores del Alto Perú reciben a los emisarios. Leen el documento. Contestan que nadie en Charcas ha ordenado su detención y que por aquellos lados nunca ha regresado, ya que allí habíanlo nombrado como gobernador del Tucumán. Nadie es responsable. Nadie sabe nada. Pero Don Jerónimo ha desaparecido de Córdoba.En el mismo documento enviado por estos vecinos, ellos ponderan la riqueza natural de la región “con peces de una vara de largo” (pues los indios Comechingones eran vegetarianos y sólo comían papas y batatas para asombro de los españoles, viviendo desnudos en cuevas). Es imposible hoy imaginar en los ríos cordobeses peces de ese tamaño, en forma natural, donde sólo se hallan actualmente mojarritas del tamaño de un dedo pulgar. La destrucción ecológica queda remarcada en este dato testimonial.Alaban los vecinos también, llevando muestras, el tamaño de las uvas cultivadas y la buena calidad del vino casero.Queda claro que todas las argumentaciones escritas después, sobre el final de Don Jerónimo, en nuestro tiempo, son simple mitología. Deducciones poco claras, ambiguas y falsas llevadas al papel debido al contrapunto y rivalidad que hubo en todo el período colonial, entre Córdoba y Santiago del Estero (capital del Tucumán). Hay otra verdad más dura escondida allí. Los conocimientos que hoy tenemos de Don Jerónimo, en su carácter de circunciso nacido judío de madre (sin duda fue ella quien lo hizo circuncidar a espaldas del padre) y más tarde bautizado, son suficientes explicaciones en aquellos tiempos de la Inquisición. Sabemos que una partida de soldados vino en su busca, pero éstos eran en realidad el brazo armado del Santo Oficio... ¡Y no hace falta deducir más!La orden firmada por Carlos V había sido no dejar entrar a las Indias “cristianos nuevos”, precisamente lo que era Cabrera. Ya que el Emperador quería instalarlos a todos en Austria y Flandes, pues tenía sus propios compromisos allí. Pero la capacidad de adaptación del pueblo hebreo español o Sefarad, luego de 2 mil años de residencia en la península ibérica, hizo rechazar esta propuesta a gran número de ellos. Los sefarditas aún mantienen en Oriente la lengua pura del castellano antiguo, llamado “Ladino”. Sin embargo Felipe II cambió de idea al ser rey de Portugal, donde halló un elevado número de judíos lusitanos, tratando de enviarlos a casi todos ellos a sus colonias de las Indias Occidentales. Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo viajó con su comitiva compuesta de familias completas, para internarse en el Tucumán Virginal de aquellos siglos, donde el Imperio del Inca nunca había penetrado. Y eligió la vera del al río Suquía para fundar esta ciudad de la actual Argentina: Córdoba.La comitiva iba bajando lentamente desde el Alto Perú, con los grandes carretones cargados de muebles, bolsas de harinas, gallinas, arcones de ropa, sarmientos de parras de uva... y arriando ganado. Igual que todas las otras expediciones fundadoras del Tucumán. La trayectoria de ellos era a pie o a paso de caballo, o mejor dicho, a paso de los bueyes que tiraban las carretas recargadas.Aquellos compañeros de ruta del visionario Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, quienes lo acompañaban “misteriosamente” por un largo periplo de tierras y océanos, eran familias completas y letradas (todas dejaron descendientes) internándose en un desconocido “Tucumanao”, como se llamaba a esta tierra fronteriza más allá de la Salina Grande. Lejos de toda cultura posible. Gente acostumbrada a hábitos ciudadanos y a una vida de mejores posibilidades. ¿Qué los hizo emigrar? Ellos guardaron a partir de aquí, celosamente su secreto motivo, sobre aquella peregrinación en busca de una tierra de providencia, en busca de un sitio nuevo en el mundo nuevo, dentro de este continente austral. Una tierra prometida.Nada en aquella comitiva era corriente. Diferenciábase en varios puntos de las otras expediciones españolas de fundación. Y la principal diferencia era que ...¡No llevaban sacerdote!El acta oficial existente en el Alto Perú fue escrita con posterioridad (como acontecía con todas las fundaciones imprevistas) y confeccionada ex profeso para ser enviada a España. Allí figura un sacerdote que nunca llegó al Tucumán. Una fundación de una ciudad española en tiempos de Felipe II y sin sacerdote... desde ya es insólito. Como también esta expedición no autorizada por el Virreinato del Perú, de donde dependía, de la cual quedarían numerosas razones circulando en el pensamiento cordobés de los siglos venideros. Pero a ellos parecía no importarles, continuando su ruta con una firmeza decidida para hallar el terruño ansiado, guiados por el visionario Don Jerónimo, circunciso y bautizado. Partieron con sus mujeres, sus niños y su esperanza. Llegaron a Tucumán y se internaron en el Tucumanao. Cruzaron el Valle de Punilla, luminoso. Recorrían el bello paisaje cordobés guiados por su conductor, escuchando sus palabras de aliento, su capacidad de convicción, su carisma que a todos serenaba. Era invierno en Sudamérica en pleno mes de junio. En el momento de internarse en la Sierra de Punilla los sorprende el “Veranito de San Juan”, un hecho climático que crea una primavera tibia, y algunas veces también muy calurosa. Era el día de San Juan y bautizan el río Suquía con este nombre (que más adelante perderá llamándosele Río Primero).—“¡Qué lindo clima tiene este país!”— dijo Don JerónimoY toda esta comitiva goza feliz en aquellos momentos. Sacan sus ropas de los arcones y las extienden sobre las champas al sol, para quitarles humedad. Liberan algunas gallinas con polluelos para que correteen. ¡Qué lindo clima tiene este país!El veranito de San Juan prodigóles su delicia por todo aquel valle bellísimo. Siguieron el curso del río, internándose en la fronda donde éste se junta con el río Saldán ...y... como siempre acontece... ¡arreció de golpe el invierno! Era el 4 de julio de 1573. No pudieron seguir adelante y se refugiaron en una “barranca bermeja”, como informó Don Jerónimo. O sea en las cuevas donde habitaban los indios comechingones.Y así transformados casi en “cavernícolas” comprendieron que no podían avanzar más ¡Helaba! El “Veranito de San Juan” tiene una temperatura media de 25 grados, cuando termina de golpe baja a menos de 0 grados en un día.El día 6 de julio de 1573 queda asentado como fundación de Córdoba. Pero apenas llegó septiembre los ríos cordobeses crecieron y en aquellos siglos eran reales aluviones, de modo que las cuevas que los cobijaban con todos sus bártulos se inundaron. Y comenzó el peregrinaje de sitio en sitio. Plano en mano. Hasta ubicarse finalmente en el microcentro actual. Durante cerca de veinte años Córdoba sería una ciudad peregrina. Don Jerónimo traía a su arribo un plano utópico de la futura ciudad, ya diagramado, dibujado por un ingeniero del rey, con los solares bien distribuidos entre esos pobladores elegidos para una ciudad que aún no existía. Asombra el hecho sobresaliente de que algunas manzanas tienen dueños que nunca llegarán a Córdoba. Y en otros casos sus propietarios llegan dos generaciones después pues los han heredado. No cabe duda de que estas cuarenta familias eran inversoras y habían comprado sus derechos. Este plano fue trasladado intacto en cada una de las veces que Córdoba cambió de lugar, debido a contingencias climáticas y geográficas, dentro del mismo río y el mismo espacio. Plano en mano, estos peregrinos deambulantes desde el Alto Perú al Tucumanao, cambiarán varias veces de lugar. Pero nunca se alejarán del río Suquía.Córdoba de la Nueva Andalucía ha nacido y perdido a su mentor al mismo tiempo. Pero nunca lo abandonará en su corazón, en los sentimientos que él supo granjearse. En su carisma como guía paternal de esta ciudad que nunca lo olvida. Llevan su nombre calles, escuelas, avenidas, plazas. Y su estatua, una bella escultura en bronce del artista Horacio Juárez, se erige en el centro de la ciudad.0ooooooooooooooooo0 TEATRO SUMERIO......................El argumento de la obra es simple : Inana es la luz saliendo del Sol que se dirige hacia el Espacio, el "obscuro abismo" donde Inana debe morir. La tragedia es la muerte inevitable de Inana y por ello se suceden las súplicas para que Inana "no perezca en el hondo abismo". Pero en el trayecto hacia su muerte en el Espacio, la luz del Sol pasa sucesivamente a través de las órbitas de los diversos planetas, que la narración va describiendo, con sorprendente acierto, en sus características fundamentales.Esta es la parte del poema que nos interesa pues la narración muestra que el conocimiento de las características de los planetas del Sistema Solar de la astronomía súmera de hace cuatro mil años, coincide con el de la astronomía del actual siglo XXI. Pero los astrónomos súmeros van allá pues dan detalles de Plutón -todavía desconocidos para nosotros- y de los dos "Transplutonianos" (X-1 y X-2) descubiertos mediante cálculos matemáticos por los astrónomos rusos.Recientemente (2004) se ha confirmado la existencia del décimo planeta que ha recibido el nombre de SEDNA, tomado de una diosa esquimal. En efecto el telescopio Hubble ha descubierto el planeta número diez dando así razón a la astronomía súmera. Es seguro que en algún momento se va a descubrir el planeta que aún falta en las listas de la Astronomía Científica moderna.(JOSÉ ALVAREZ LOPEZ)VIAJE DE INANA A LAS TINIEBLAS..........................................CORO 1¡Inana! ... Desde la más alta región del cielo se propuso descender a lo hondo del abismoCORO 2La Diosa de la mayor alturaQuiso bajar a la mayor honduraCORO 1Mi Señora dejó el cieloMi señora dejó la tierraCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Dejó la majestad realDejó la altivez de damaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1En Uruk dejó la ciudad de EannaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1En Butira dejó la ciudad de EmushklamaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Dejó cinco ciudades más. Dejó siete ciudadesCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso siete insignias en la puertaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso siete vestidosCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso siete calzadosCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre su cabeza la diadema de la llanuraCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre la frente el velo que le cubre el rostroCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso adentro de su mano la varilla de lapislázuliCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre su cuello siete gargantillas de lapislázuliCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre su pecho un pectoral compuesto de siete joyasCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso en su mano un anillo de oroCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1El pectoral de su pecho lo hacía aparecer más anchoCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso una capa de señorial majestad que usan todas las damasCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso cercos en torno a sus ojos con negro kojelCORO 2Viajó al más profundo abismoEPODOY así ataviada Inana se encamina hacia el abismoIba por delante de ella su mensajero NINSHUBURRAY la limpia Inana le dijo :INANATú eres mi fiel asistente. Mensajero bien exacto.El que lleva mis palabras sin quitarles un adarme¡Yo viajo al más profundo abismo!¡Llena tú el cielo de gemidos por mi ausencia!¡Que lancen gritos por mí en el santuario!¡Que haya tumultos por mí en la casa de los dioses!¡Que por mí sean arañados los ojos!¡Que por mí sean arañadas las mejillas!¡...Por causa de mi ausencia...!Vestirás un pobre vestido por el luto de mi ausenciaDel templo de Enlil al de Ekur irás en larga caminataY antes de entrar ... ¡Llorarás!NINSHUBURRA¡Padre Enlil! ... No lo permitasQue tu hija no perezca en lo hondo del abismoQue el metal no se vuelva polvoQue no sea ella prisionera del abismoQue no queden allá rotas sus vestiduras de lapislázuliQue no se reduzcan a polvoQue su caja de madera no sea construida por los artesanos¡Que Inana no perezca en el más profundo abismo!INANAY si Enlil no te escucha vete a Ur al santuario de EkishnigalNINSHUBURRA¡Padre Nana! ... No lo permitasQue tu hija no perezca en lo hondo del abismoQue el metal no se vuelva polvo Que no sea ella prisionera del abismoQue no queden allá rotas sus vestiduras de lapislázuliQue no se reduzcan a polvoQue su caja de madera no sea construida por los artesanos¡Que Inana no perezca en el más profundo abismo!INANAY si Nana no te hace caso irás a Eridú Entrarás en el santuario de Enki y llorarás ante EnkiNINSHUBURRA¡Padre Enki! ... No lo permitasQue tu hija no perezca en lo hondo del abismoQue el metal no se vuelva polvoQue no sea ella prisionera del abismoQue no queden allá rotas sus vestiduras de lapislázuliQue no se reduzcan a polvoQue su caja de madera no sea construida por los artesanos¡Que Inana no perezca en el fondo del abismoCORIFEO¡Señor de la sabiduría no dejes que Inana muera!INANAY él que es el Dios del saber Conoce el pan de la vidaConoce el agua de la vidaY me restituirá al mundoCORO 1Y fue avanzando Inana a lo hondo del AbismoCORO 2Y llegó a las puertas de lapislázuli del palacio de la MuerteCORO 1Y se puso a gritar con furiaCORO 2Y se puso a golpear la puertaINANA¡Abre la puerta portero! Abre al momento el Palacio¡Portero NETI! ... Abre la puertaQue quiero entrar yo solaNETI¿Quién eres tú?INANASoy Inana ... Del palacio donde sale el SolNETISi eres Inana de la casa donde el Sol sale¿A qué vienes al país donde no hay regreso?...Por esa senda desde donde nadie vuelve...¿Qué te movió a venir?CORIFEOY la pura Inana le respondió :INANAEs por mi hermana mayor : EreshkigalA quien le mataron su marido GugalannaVengo a ver los ritos de la muerteA la sombra del hondo abismoCORIFEONETI, el Gran Guardián de la puertaDijo así a la pura Inana :NETIEspera Inana ... Iré a hablar con mi reinaCon mi reina la negra EreshkigalCORIFEOEntró Neti el Gran Portero del AbismoNeti dijo así a la negra EreshkigalSentada en su trono de lapislázuli :NETI¡Reina mía! ... Hay una joven tan hermosa... Como una DiosaViene ataviada con siete insignias y está a la puerta en esperaViene ataviada con siete vestidosViene ataviada con siete calzadosViene ataviada con la diadema del la llanuraViene ataviada con el velo que le cubre el rostroViene ataviada con la varilla de lapislázuliViene ataviada con siete gargantillas de lapislázuliViene ataviada con un pectoral compuesto de siete joyasViene ataviada con un anillo de oro en su manoEl pectoral de su pecho lo hace parecer más anchoViene ataviada con una capa de señorial majestad que usan todas las damas Viene ataviada con cercos de negro kojel en sus ojosCORIFEOLa reina Ereshkigal responde al Gran Portero :ERESHKIGALVen, Neti, Gran PorteroPero no tuerzas Las palabras que te diré :Ve corriendo los cerrojos De las siete puertas del abismo¡Esa puerta de Ganzir!Que mira hacia el mundo...........00000........(Reconstrucción de tablillas cuneiformespor Alejandra Correas Vázquez UNA HISTORIA MILENARIA..............................(Primer enfrentamiento real entre arios y semitas en tierras del Medioriente)por Alejandra Correas VázquezEstamos en tiempos de Abrahan, encontramos a nuestro personaje como integrante de una curiosa guerra multinacional, que antaño entusiasmó a los exegetas a causa de que participaban en ella los reyes de aquellas ciudades deslumbrantes llamadas: Sodoma y Gomorra... Las cuales, sabemos, produjeron un delirio de siglos. Esta guerra es para nosotros uno de los más acabados puntales históricos de la Biblia.La encontramos en el capitulo 14 del Génesis. Son nueve reyes. Una Enéada. Número simbólico entre los antiguos. Se han dividido en dos bandos. El primero de los bandos se halla compuesto por reyes arios (los invasores) y el segundo bando por reyes semitas que se rebelan contra la opresión de los primeros (o sea los invadidos reaccionan) y que son aliados de Abraham.El antiguo ciudadano de Ur que estudiaba las estrellas, el matemático y astrónomo, se ha convertido ahora en un militar. Su gesta lo llevará a vengar a Ur su ciudad de nacimiento, devastada por la invasión aria (2006 AC fecha arqueológica) de los largos años de cautiverio en Harrán, y de su peregrinaje incierto. Tiene sobre todos los otros orientales una ventaja mayor, pues Abraham conoce a los iarios ya que vivió entre ellos como cautivo, ha padecido su rigor y debió emigrar de la bella Caldea hecha cenizas. Es la persona mejor preparada para enfrentarlos. Esta filiación aria del primer grupo se establece en comparación con el texto bíblico y los datos aportados por la arqueología, en el análisis moderno. De estos reyes invasores el más sugerente es: "Tidal rey de Goim..."Y a quien en la traducción del hebreo al castellano, hecha por Casiodoro de Reyna (un rabino español emigrado a Inglaterra luego de la expulsión de España), que es la más antigua en lengua castellana, se lo llama "Tidal, rey de naciones".Tengamos presente que la colectividad hebrea actual llama siempre "Goim", a quienes no pertenecen a ella. Y por lo tanto es un buen índice para rastrear la nacionalidad de Tidal, al que podemos así identificar como uno de los primeros reyes hititas en contacto con los invadidos, el cual aparece en la lista de reyes del Imperio Hatti, (hitita-heteo) con el nombre de Tudhala. Podemos ver que son las mismas consonantes, tal como se escribe el hebreo o el árabe, sin vocales.Puede decirse que para el cronista bíblico Tidal o Tudhala capitaneaba una coalición de invasores depredadores (eran Goim, por tanto no semitas) a los que Reyna llamó naciones. Este hecho ha llamado la atención y James C. Muir es muy preciso. Según él la toma de Babilonia por los hititas durante aquel período con todo su desastre involucrado, se encuentra detallada en las crónicas conocidas como Tablillas de Spartoli. En ellas encontramos la referencia buscada, con la presencia de tres reyes. A saber : Thudula, Eri-Eaku y Kudur Lahamal.A los que Muir ha reconocido en detalle como los bíblicos: Tidal (Tudhala), Arioch (Eri-Eaku) y Chedorlaomer (Kudur Lahamal).Quienes aparecen en el capitulo 14 del Génesis hebreo, como una coalición guerrera aria la cual según vemos siguió avanzando desde Babilonia hacia el sur, en su característico saqueo de acuerdo al texto bíblico: "Tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones y se fueron" (Génesis 14:11).Los oponentes que se rebelaron contra la éstos, luego de 12 años de servilismo como dice el texto en Gen. 14:4, y que reciben la ayuda salvadora de Abraham, eran sin duda reyes semitas de su misma etnia (no hablermos de religión), oprimidos y vejados. Y toda la narración describe un hecho que aconteció históricamente. Podemos ver claramente que aquí aparece Abraham con gran fuerza y poder. Con un ejército. Además como jefe de una comunidad, al ser él un semita emigrado de Caldea. Participa de todos sus aconteceres y en este salvataje su figura se nos muestra con un valor político bien cimentado, pues finaliza la operación en Génesis 14:15, diciendo: "y les atacó y les fue siguiendo hasta Hobah al norte de Damasco". Se ha convertido de este modo Abraham en un hombre de gesta, en un valiente guerrero a quien nada lo amedrenta. Atrás suyo quedó Ur en llamas, el pueblo extinguido de los súmeros que él vio en su juventud, su tierra devastada, sus casas y templos demolidos. Es un vengador. Se ha impuesto a sí mismo desalojar al invasor. Al depredador. Ya no estamos ante un personaje mitológico, sino ante un ser histórico que vivió con plenitud los acontecimientos de su tiempo y formó parte importante de ellos. Frente a estos datos debemos acotar que Nicolás de Damasco decía de él en su libro IV :"Abram reinó en Damasco siendo forastero y habiendo llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él llamaba Caldea".Este dato es de suma importancia, pues lo muestra como militar y general de un ejército, superando en gran medida el dato bíblico. El papel que encarna Abraham es heroico, meritorio, y a más de ello logra mantenerlo. Pues con su talento y valentía ha recuperado Damasco, trayendo a la vez un nuevo renacer de posibilidades para los acosados reyes de Sodoma y Gomorra, llamados en el texto bíblico Adma, Zeboim y Zoar (¿Dos ciudades y tres reyes?)¿Qué eran estos reinos? Es decir Sodoma y Gomorra, tan misteriosos para los novelistas. Se parecen al leer el texto bíblico a grandes estancias ganaderas como las de Argentina, Uruguay y Brasil. Contienen inmensas haciendas y son presa fácil para los cuatreros de ganado: o sea los hititas. Se habla del riego y el pastoreo en las antiguas Sodoma y Gomorra. Su hacienda es fundamental.Lot (sobrino de Abraham) coloca tiendas en Sodoma lo que nos hace pensar en una comunidad mutable. Tiendas y ganados son transportables. El ganado bovino y caprino es el más corriente en el Medio Oriente y aparece en todos los textos. La cabra es muy típica de Caldea con muy bellas representaciones, incluso en oro. Y era sin duda ésta la ganadería bíblica, mencionada varias veces, la cual además es la más fácil de movilizar por los caminos, tanto como de ser víctima de la sustracción por aquellos invasores recién llegados que todo lo saqueaban... Campos, vituallas, provisiones y ganado, son las pérdidas de estos reinos de Sodoma y Gomorra según el recuento que encontramos en el capitulo 14.Estos grandes hidalgos ganaderos tienen, como en la nobleza campesina medieval, un representante que los nuclea: Bera, rey de Sodoma. Es el único de esta coalición oriental que entra en contacto directo con Abraham, pues su voz representa a los otros reyes, como su delegado. Bera es su jefe. Ahora ha vencido Abraham en el campo de batalla, quien a su vez se ha federado para este combate con tres preclaros "varones" de Amor (los amorreos) llamados: Aner, Eschól y Mamre. Lo que hace evidente que Sodoma y Gomorra no estaban bien pertrechadas y necesitaron el apoyo militar de Abraham.Terminado el combate sale a su encuentro Bera, el rey de Sodoma, para hacerle una brillante propuesta. Pero ésta no satisface en absoluto a Abraham. Bera quiere comprarle su ejército con el cual ha vencido a los hititas y pagárselo con ganado (Gen. 14:21). Lo que una vez más demuestra que Sodoma era una gran hacienda. Un trato comercial explicitado en estos términos debía estar muy bien pago, y además cubriría las necesidades de seguridad para aquellas regiones en constante peligro de bandolerismo. Pero la negativa de nuestro personaje lo define como un miembro de la dirigencia. Abraham le explica que él no ha combatido por interés económico, sino como una consigna. Puesto que no es un mercenario : "Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de lo que es tuyo, porque no se diga: Yo enriquecí a Abram".Quédanos claro, al no aceptar pago alguno, que nuestro paladín cumple con un papel político y militar de salvador de naciones atropelladas. De libertador de las mismas. Solamente le acepta al rey Bera comida para su gente y el pago para los que entre ellos, sí, son mercenarios. Como vemos en todos sus aspectos la historia relatada en la Biblia, que tiene por protagonista a la persona de Abraham, recoge los diferentes pasos y aconteceres de aquellos arrasados habitantes del Medio Oriente en el segundo milenario antes de nuestra era.No en vano aparece por primera vez la palabra "Hambre"... que generan todas las guerras y saqueos. Cuando no se cultiva, cuando no se construye, cuando se huye. Siempre se alude al "hambre" extendido sobre las poblaciones saqueadas y que será el motivo del traslado a Egipto de la familia de Abraham, y más tarde la de su nieto Jacob cuando ya José sea Visir del Nilo.En las dos oportunidades tenemos excursiones de maloneros arios, que nada perdonan a su paso. Las fechas dadas para estos dos arribos bíblicos a Egipto son 1900 y 1700 a. C. En la primera fecha Babilonia es arrasada por los hititas, que llegan según el escriba bíblico hasta Palestina. Y en la segunda tenemos a los kassitas saqueando a su turno Babilonia. Con doscientos años de intervalo, los cuatreros hacen temblar el Medio Oriente. Pero Egipto permanece a salvo, libre de asaltos, hasta el tiempo de Ramsés II, quinientos años después....................000000000.............. EL TATITA JOSÉ.....................(Una Historia Real)Por Alejandra Correas Vázquez "El Tatita José era negro pero tenía los ojos azules"-solía contar nuestra abuela a quien llamábamos Mamagrande "Tata" significa abuelo y anciano en lengua quichua. También en México encontramos la denominación de Tata, como jefe de una comunidad nativa. En Perú es Tayta. Es una voz por tanto precolombina. Fue adoptada por la vieja sociedad colonial y transferida a la nueva sociedad argentina (en especial de ambiente rico ganadero) como un trato patriarcal por su alto rango social. El Tata es el abuelo y el Tati suele ser el padre Asimismo es empleado por el gauchaje para designar a un abuelo respetado. Y también lo hallamos en el campo religioso criollo como "Tata Dios". El Creador. El Tata Viejo suele ser el bisabuelo. Incluye dicho término un gran sentimiento de respetabilidad, que conlleva un título reverencial, válido desde las culturas precolombinas. Fue transmitido su uso de un idioma a otro, y el castellano colonial y argentino lo adoptó. Por ello mismo asombra que un esclavo fuese : " El Tatita José " Corría el siglo XIX y había en aquel momento una Argentina en llamas, empobrecida, que mostraba sólo miseria y destrucción. Fue una guerra civil despiadada llamada "Anarquía" que había dejado esta tierra sudamericana convertida en un páramo agobiante. La Pachamama estaba lacerada e improductiva. Y las guerras civiles, siempre, además de ciudades incendiadas y haciendas robadas, producen ¡numerosos niños huérfanos! Deudos dolorosos, hijos de familias perseguidas, como también de sus persecutores o enemigos. De sus allegados o conocidos. O desconocidos. Y que especialmente, dejan como saldo : Muchos niños huérfanos... Niños. Sí, niños. Niños como todo niño al fin de cuentas. Los cuales -en este caso especial-- eran depositados en una estancia aislada de la zona llamada "La Esquina" (provincia de Córdoba), perteneciente a la familia Ortiz de Ocampo. Niños escondidos allí como protección a eventuales venganzas políticas y a "razzias" punitivas, de carácter ideológico, de exterminio. Niños que quedaron en la guarda del Mayoral de esa estancia: el Tatita José. Un esclavo. Mayoral de una Estancia rica y dolorida. Una propiedad de hacendados pudientes y perseguidos. Diezmados. Muchos niños... Muchísimos niños pasaron por la mano educadora del esclavo José, nacido en la Rioja, propiedad él de la familia Ortiz de Ocampo, y protector él, de su descendencia. De su hacienda. De sus principios. De sus recuerdos. Sus valores. Sus hijos. Como también de los hijos de sus amigos. Y en algunos casos, también de sus enemigos, que habían quedado muy solos. Nadie quedaba vivo en aquella familia, en esa casa solariega de la Estancia de La Esquina, como varón adulto (en su mayoría murieron en las guerra) ...¡Nadie!... Salvo él: el Tatita José y su treintena de niños¡... Así son las guerras. Eran niños. Pero hijos en conjunto de esa estirpe con gestas heroicas, con figuras históricas y célebres que hoy día se admiran y han dado su nombre a las calles y sitios nacionales de Argentina. Pero no era por ello menos cierto, el infortunio de estas criaturas. Su dolor, su soledad. Hijos de su tiempo. Hijos de las guerras. Hijos de su época. Hijos de la historia. Huerfanitos... Defendidos de este modo mediante aquel anonimato, de las increíbles venganzas políticas que se abaten siempre y en todos los casos, sobre la descendencia indefensa. Refugiados allá en esa estancia solitaria de La Esquina junto al Tatita José: Severo, adusto, exigente, tierno, cariñoso. La forma en que él educaba, enseñaba y reprendía a esa bandada de niños perseguidos por la historia, por el cruel desencuentro entre los hombres de una misma nación y de un mismo origen, quedó fijado entre ellos, con ese agradecimiento que supera al tiempo. Pues todos aquellos connacionales argentinos que se asesinaban entre sí, con actos desmedidos, entre horrendas sangrías sin piedad alguna, en ese lacerante siglo XIX, tenían genes fraternos. Se devastaban, se herían y masacraban. Se perseguían sin tregua y con saña cruel, pero sin embargo corría por sus venas una sangre común ibérica. Pues era esta etnia dirigente la que estaba enfrentada... Mientras que los indios patagónicos y guaraníes los miraban sorprendidos, sin intervenir en sus querellas. El Cono Sur Sudamericano no era en aquel momento, tal como había sido en siglos anteriores, una tierra dedicada al progreso. Sino un mundo en decadencia que se destruía a sí mismo y que arrasaba a las propias familias que lo constituían. Llevar en esos días un apellido que fuera destacado en la función societaria, era casi un estigma, un peligro de vida. O una condena en el mejor de los casos al exilio. Y todo ello sucedía con explicaciones diversas, con justificaciones arbitrarias que parecieran inapelables: Como siempre hacen los violentos. Y esta dirigencia que se empeñaba en autodestruirse con crímenes abusivos, había dado la espalda a sus ancestros. A aquéllos solitarios pioneros que siglos atrás se embarcaran en la aventura del Océano y de las Indias, navegando en barcos semejantes a cáscaras de nuez... Para construir. Edificando ciudades. Plantando vides. Criando ganado. Sembrando trigo. Levantando bellas escuelas. Y estos huérfanos de guerra, niños solos, niños olvidados, niños ricos y pudientes, pero escondidos con peligro de sus vidas. De alcurnia social, pero muy solos en definitiva, no olvidaron nunca al Tatita José que los condujo de la mano con presencia paternal, hasta que se repartieron por el mundo en busca de sus propios destinos. Profesionales, políticos, diplomáticos, diputados, sacerdotes, estancieros, militares, damas de sociedad, embajadores y profesores universitarios... Fueron señalados como los niños que antaño protegiera, criara y educara, el Tatita José, un esclavo negro de ojos azules. En una casa con muchos niños. En esa cruel anarquía que duró cincuenta años. Huérfanos todos. O con padres que aún se hallaban en el fragor de las batallas. Hijos de las guerras numerosas y contradictorias del siglo XIX. Hijos de familias cercenadas. Y que en muchos casos... eran esos niños, los últimos representantes vivos de las mismas. Aquellos niños perseguidos por el infortunio, por el belicismo desencadenado presuntamente ideológico, sin piedad y sin amor real al terruño. Con padres siempre ausentes. O muertos en las refriegas. Padres a los que muchas veces, ellos no llegarían a conocer. Aquellos niños alojados allí y alejados de las batallas. Protegidos y separados del peligro, común en muchas guerras intestinas y fratricidas. En aquel bélico clima, que el Tatita José enfrentó sin temor ni debilidad. Con talento. Con valor, firmeza y temple. Defendía casi ácidamente oponiéndose a cualquier intento de que le arrebatasen aquellos niños. Fuese quién fuese el intruso (o pariente) que intentase reclamar por ellos, en los momentos peores de las guerras. Se jugaba por ellos. Alma vigorosa colocada en una situación límite, enfrentado a un mundo convulsionado. Dirigía personalmente a gauchos, chinitas, ganado, tambos, sembrados, producción, comercio. Cuidando a esos niños que se ocultaban en la estancia de La Esquina, de probables agresiones, por causa de sus padres guerreros. Con esa mano especial que él supo dar en el momento preciso, dentro de un clima caótico. Sacando adelante aquella situación difícil, de un tiempo anárquico y cruento, como aquél que le tocara vivir al Tatita José. ........00000000...... EL REINO TUCMAN.......................por Alejandra Correas Vázquez....................... El Tucumán era antaño un reino que comprendía a ocho provincias argentinas de hoy: Tucumán, Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, San Luis y Santa Fe. Este inmenso territorio estaba gobernado por los cuatro Reyes Tucman, quienes lo recorrían en forma permanente socorriendo y legislando a sus habitantes. Ellos a su vez respondían con obediencia fiel a su padre el Gran Tucman. El Solitario. El cual era visto en persona solamente por estos grandes caciques.La dinastía Tucman tenía como medio de vida la explotación del "Oro Blanco" (o sea la sal) procedente de la Salina Grande en el antiguo "Mar de Ansenunza" (mar interior salado llamado hoy Marchiquita) situado en el centro de Argentina y que entonces le pertenecía como territorio propio.Sal marina de un mar desecado y prehistórico, a la cual los reyes Tucman vendían al Reino Charcas -hoy Bolivia- situado en el altiplano. Transacción que realizaban a cambio de otras utilidades, pues fueron muy buenos comerciantes los reyes Tucman.La llegada imprevista del Inca, gran conquistador, desbordó a ambos países, haciendo desaparecer el reino de los charcas. ¡Y Se apoderó de la sal! Fue entonces cuando los Tucman se retiraron ocultándose en sus zonas boscosas para ya no regresar de esa selva nunca más. Nadie volvió a verlos... Pero siguieron reinando desde allí, convertidos en reyes-dioses.Según el mito ellos eran de color verde pues estaban hechos de agua y plantas. Por ello los invasores incas (recién llegados, como después los españoles) no podían reconocerlos. Pero siempre retornaban en tiempos de lluvia o sequía para auxiliar a sus súbditos, como lo hacen todos los Reyes-Dioses.Y aquí estamos siempre esperándolos. Esta nación perdida y antiquísima, tenía una dirigencia muy particular en su calidad de Reyes-Dioses. Ellos son "Monarcas Aislados". Isolados Solitarios. Gobiernan desde su aislamiento. Rigen sin ser vistos. Ejercen un mando esotérico subyacente, que predomina y domina sin hacerse ver. Su pater familia llamado el "Gran Tucman" (padre de los cuatro Tucman) es un rey-dios al que ningún súbdito puede llegar a visitar, y sólo se comunica con los hombres a través de sus hijos itinerantes. Semeja en este concepto, al Gran Hermafrodita de masones y templarios.Semánticamente hablando "aislado" significa habitante de una "isla". De allí el término más antiguo de "isolado". Pero esta Isla Tucman (interior y mediterránea como toda isla mítica) nunca fue encontrada, por ninguna de las numerosas expediciones que se hicieran en siglos anteriores, en busca de su paradero, cuando el Tucumán era una inmensa provincia colonial. O por expediciones militares argentinas de antaño. Las cuales también incursionaron por la selva enmarañada y pluviosa conocida como "El Impenetrable". Soldados armados hasta los dientes que buscaban hallar el trono y la capital de los Reyes Tucman, a quienes los rebeldes indios nativos insistían en obedecer ...desobedeciendo.Lo más curioso de ello es que obedecían desobedeciendo. En especial negándose a colaborar con el trabajo. En huelga de brazos caídos. Los Reyes Tucman les prohibían, según parece, colaborar con el invasor. Ya fuese éste un indio como el Inca, o un blanco español.Esto evidencia que tal política de mando, estaba dirigida en un principio contra del Incaísmo, su primer invasor. Pues sabemos bien que el Imperio Incaico del Sol era una civilización del trabajo. De su estructura sobresale al analizarla, la distribución del trabajo como base de su socialismo solar. Incluso vemos al Inca, azadón en mano, en las pinturas del príncipe Guaman Poma. Nada mejor para los Tucman que oponerse al hijo del sol con una "huelga de brazos caídos", ya que fue él quien los desalojó de sus predios en la Salina Grande. Pues tampoco el Incario aceptaba la transacción comercial, o sea la venta de la sal, que favorecía a esta dinastía Tucman, y que quedó prohibida.Una frase muy escuchada dice de quienes vagan en el trabajo o "remolonean" en el estudio (principalmente dirigida a los escolares) -¡Estos niños sólo obedecen a los Tucman!- o sea a nadie... ni estudiaban ni trabajaban. EL MITO............EL Gran Tucman como el Gran Hermafrodita masónico (como también Osiris a quien le falta el pene procreando sin él a Horus) tuvo sin cópula por partenogénesis, una muy copiosa descendencia: 4 hijos, 8 nietos, 16 bisnietos... y así hasta 40. Que era la última fecha calculada por este antiquísimo gobierno Tucman cuando el Inca (quien era "non tan sancto") les quitó su reino, su territorio. Y además prohibióles su economía basada en la venta y exportación de sal comestible de la Salina Grande (Oro Blanco del País de la Sal) al altiplánico Reino Charcas que era su mejor cliente. Pues en el altiplano boliviano era imperioso lograr esa sal para hacer el charqui, su comida nacional. Desde un punto de vista no mitológico y racional, el Reino Tucman tenía una autonomía plena hasta la expansión del Incaísmo hacia el 1200 o 1300 de nuestra era. Cuando Europa vivía dos finales trágicos: la extirpación de Cátaros y Templarios. Por esos siglos aquí también en Sudamérica se extirpó al Reino Tucman.El Incario resolvió apoderarse del País de la Sal (indispensable para gente que vive a grandes alturas) y con razones reales, de políticas pragmáticas que eran "non tan puras", se apoderó de esta propiedad privada de la comunidad Tucman. Con ello eliminó dos reinos al mismo tiempo : el Charcas y el Tucman, con sus dos componentes mitológicos propios y muy distintos al del imperio solar. Pues el Incario era monoteísta (adorador del Sol Inti), los Charcas eran trinitarios, los Tucman tenían cuatro dioses. Le respondieron de dos maneras opuestas : Los Charcas en constantes guerras (las cuatro guerras prehispánicas del Collansuyo, donde la última de las cuales favoreció a España). Y los Tucman por su parte, cruzándose de brazos. Se diría que el Incario no gobernó realmente a ninguno de ambos.Desde aquel momento los Reyes Tucman se retiran y se "aíslan" en la selva, conformando un mando mítico de dioses-reyes. Tal como llegaron hasta nosotros. La historia del Reino Tucman nunca podrá ser escrita. Pero sí descripta. Argumentada su mitología y analizado su misticismo. Pues semejante a los mitos gálicos del mundo Celta, su pasado hállase implícito en su cosmogonía.El Reino del Tucumán poseía esa próspera explotación de sal, muy fructífera y vigilada por buenos guerreros, quienes serían imbatibles durante siglos. Pero a la cual el Incario -más potencial- iba a eliminar hacia el 1300 d.C. Los Reyes Tucman por siglos vendieron su producto salino (el mentado Oro Blanco) al altiplánico Reino Charcas, dueño del cerro más rico del mundo. Y éste último les pagaba en oro y plata del Potoche (Potosí), pero no tardaba, por cierto, en revenderlo a muy alto precio. Oponiéndose a todos ellos, los Incas, socialistas a ultranza, propulsores del bien colectivo y estatal (siempre que el Estado fueran ellos, una familia de la realeza) como asimismo opositores firmes al comercio y al uso del oro como metal de intercambio, acabó con estos dos reinos: Tucman y Charcas. Los hijos del sol aniquilaron esas naciones antiquísimas. Los Incas no admitían propiedades privadas, latifundios ni minifundios, mucho menos especulación comercial. Y sin duda alguna estos reyes Tucman, quienes eran dueños absolutos del País de la Sal, hacían con él, pingües negocios. El Tucumán libre e histórico, gran reino, ya había muerto a la llegada del español pues pertenecía a ese tiempo ilímite donde viven todas las culturas precolombinas. Fue un constructor de mitos para transmitir antiguos mensajes, próspero en el comercio y aliado de los Charcas, los enemigos del Inca, el hijo solar. Fue el Incaísmo quien los borró del devenir (hecho muy imperial) porque no quería pagar la sal. Y como siempre hacen los socialistas "estatizó" el salinar. Lo "desprivatizó", eso que hoy día tanto se critica. También lo borró de la historia, del recuerdo vivo y fue allí cuando se refugió en el mito. Como hicieron los galos con su pasado histórico que conformó sus leyendas vivas. Podemos describir al mentado Gran Hermafrodita o Gran Tucman, padre ancestral de los cuarenta Tucman, como a un autócrata de carácter teocrático. "Aislado". Habitante de una isla real o mítica, vinculado al agua. Dios marino en tierra firme, campo adentro, a quien nadie puede ver. El envía continuamente a sus cuatro hijos color verde y constituidos de agua y plantas, para distribuir periódicamente con generosidad : lluvia, cosecha, flores y pájaros. Abundancia. Los bienes pródigos de la fecundidad que dominan los reyes dioses Tucman, son ansiados en el "Tucumanao" detrás de la Salina Grande (hoy provincia de Córdoba) cuando cae con su aridez sobre esta región: la sequía cíclica. Pues esta frontera semiseca del Tucumán verde, llamado "Tucumanao", separada de la selva tucumana por la enorme salina, espera siempre a los reyes Tucman itinerantes, como portadores de lluvia y fertilidad.Sus períodos cíclicos de seca, con incendios y humaredas. Falta agua. Falta lluvia. La cual traen sus amados reyes-dioses bienhechores... enviados por el Gran Tucman.Cuando los Reyes Tucman en su sapiente benevolencia trazaron el camino al sur de la Salina Grande (el cual era su bien propio) siguiendo la ruta estelar que guía la Cruz del Sur, con toda evidencia señalarían allí un período de tregua, casi olímpica, diciendo: "Llegamos cada cuatro años y cada cuarenta años".En este ciclo de cuatro hijos y cuarenta descendientes, se asienta el período de sequía que invade al centro de Argentina y especial a la provincia de Córdoba (que está al sur de la Salina) y puede tornarse de húmeda en seca o de seca en húmeda, por obra de los Caciques Tucman .Pues Tucman es ...¡Selva!... Y cuando ellos se ausentan largo tiempo... llega la ...¡Sequía!Tucumán indica selva, lluvia, humedad, rocío, verde, foresta, bosques, pájaros, flores, mariposas. Los recordados Reyes Tucman o el Reino Tucman como dinastía, podría traducirse empleando un buen castellano, como el Reino de la Selva. Reino de la Lluvia. O Reino de los Pájaros. En suma, un reino ecológico. Ellos cruzan cada medio siglo la Salina Grande, visitan a Córdoba, viven alegres entre los cordobeses y luego se retiran. Detrás de ellos al partir, se retiran también las lluvias, el rocío, las flores y las aves ¡Se han retirado los reyes míticos! ...Los Tucman.Pero volverán. Un día los tendremos de vuelta con nosotros, con el agua y la vegetación. Con el rocío y el canto de las ranas. Tal es la leyenda. Tal el mito. Y tal los hechos ecológicos en Córdoba del Tucumán y su provincia, en el período colonial como en el actual. Como en aquel tiempo en el que se lo conocía como el "Tucumanao", zona seca.Pues la región cordobesa tiene una larga tregua menor de cuatro años y una mayor de cuarenta años, dentro de un casi medio siglo cíclico, donde las lluvias embellecen y florecen las sierras y las pampas, el horizonte se azula y el colibrí adorna las mañanas. Son nuestros Reyes Tucman que han regresado.Y luego parten ...inesperadamente... Entonces ataca como plaga de langosta ¡la Sequía.! Tucumán por su nombre mismo habla de riego y vergeles. De selva y lluvias torrenciales. Cruza la salina y se retira. El Tucumán llega, se establece y se va. Entra y sale. Viene y parte. Tal como el mito antiguo de los Reyes Tucman lo condiciona. En el mito los Tucman, siguiendo la tradición matemática y numerológica de todas las culturas precolombinas, eran un conjunto homogéneo de varios hermanos que cogobernaban y nunca se separaban. Venían juntos y se iban juntos. Algunos sostenían que eran dos los Tucman (diarquía tipo clásica), pero otros aseguraban que eran cuatro (por el ciclo menor de cuatro años) colocándose uno de ellos en cada punto cardinal.Aumentaban también su número de ocho a cuarenta y si seguían jugando con los números, éstos podían llegar a hacerse infinitos. Ciertos serranos mirando al cielo solían decir antaño, que había allí cuarenta estrellas principales, una por cada Rey Tucman. Pero como las mitologías tienen la virtud de ramificarse de maneras infinitas, nos quedaremos con los cuatro Tucman ecológicos de la prosperidad, que vienen y van. Nos visitan con su vergel y nos abandonan ... para caer luego Córdoba, en un período de seca y campos incendiados, por la falta de agua.El ciclo cordobés de lluvia y sequía, aseguró la continuidad del mito en la población nativa. Una sociedad campesina y dependiente de las lluvias. Las chacras sin agua no pueden vivir. En ellas se siembra y se cosecha. Se clama por la lluvia. Y esta población nativa bautizada y catequizada, a espaldas de la Curia imploraba por el regreso de los Reyes Tucman, en los campos pampeanos secos y las lomadas de la sierra incendiada, con las consabidas ceremonias agrarias de "señales de humo".Ellos -los Tucman- quienes tenían su trono del otro lado de la Salina Grande, anoticiábanse por medio del humo (incendios de seca) de este reclamo, llegando solícitos en su socorro al sur del Salinar. Entonces ellos regresan ... atravesando el Salinar. Retornan. Vuelven con su verdor. ¡Nuestros míticos Reyes Tucman siempre y en todo momento, benéficos y presentes! El mito. La leyenda. Ayer y hoy, vivificante, y velando de nuevo por nosotros........ooo...... PEREGRINAJE DE UN REY...............................(Siglo XVIII) Por Alejandra Correas Vázquez SU ALTEZA.............. Es la mañana., don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde Córdoba del Tucumán hasta el Alto Perú... Caminando para ello desde la vera del Río Suquía, hasta la Real Audiencia de Charcas, casi un medio continente sudamericano... a pie Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia. Su refinamiento y su orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos tiempos de vida y esplendor del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica. Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita, su "Comunidad Malfin". La acusación contra el príncipe Deiqui parte del hecho de aplicar las Leyes Diaguitas antiguas, severas y milenarias, a su Comunidad Malfin. Leyes ajustadas al código ancestral diaguita, respetado en los tiempos reinantes de la Casa de Austria (correspondiente al período Jesuítico). Lo cual desnuda una debilidad interna en la nueva dirigencia española borbónica, que amenaza al inmenso legado imperial de Don Carlos V. Los diaguitas de Córdoba son aquellos mismos Malfines a quienes los misioneros Jesuitas supieran traer dos siglos atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas en esta ciudad . Sus regadíos. Sus canales. Sus quintas ubicadas en la zona fértil conocida como "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato. Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde barrio Alto Alberdi (centro cordobés) hasta el Chateau Carreras en la periferia, todo incluido. El conjunto fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de Malfines. Por decisión de su último príncipe, el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no solamente a la familia dinástica Deiqui. Pero José Antonio Deiqui está solo en aquella mañana de 1795, ya no tiene apoyo. Es él quizás, lo único que resta de toda aquella gran empresa Jesuítica que convirtiera a la ciudad universitaria de Córdoba, en una sociedad erudita. Y a su provincia en un emporio progresista e industrial, agropecuario y vitivinícolo. Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, los tinteros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente se trajeron también a los indios civilizados. Ellos, precisamente: Los Malfin. Y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca perteneciente a la dinastía Deiqui reconocida en Córdoba como tal por dos siglos. La Real Audiencia de Charcas en el Alto Perú dará su veredicto y fijará finalmente la realidad de estas razones. Convalidará la autenticidad legítima de su Curaquía.LOS MALFIN.............. Es el honor de un Rey. Pues él es un monarca autóctono sudamericano perteneciente a una Casa Dinástica inextinguible (la Deiqui) junto a su pueblo "Diaguita " soberano, a quienes los hombres de Loyola salvaron de su exterminio... Trayéndolos prisioneros (encadenados, enjaulados) a punta de lanza y con grilletes, desde los valles catamarqueños en 1670. Aquello sucedió luego de un cruento levantamiento indígena en Catamarca, sofocado a pólvora y penurias, rescatándolos así de su extinción. Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos vinieron a salvar a Córdoba de la indolencia Comechingona (los indios nativos originarios), que demostraron desde el comienzo un primitivismo cultural imposible de superar, y al que la ciudad de Córdoba no hallaba remedio. Por contraste los Malfines en cambio, poseían una cultura propia bien desarrollada y eran ávidos de progreso. Los Malfin de 1670 son una tribu entera. Compuesta de ancianos y mujeres. Hombres y niños. Príncipes y súbditos. Sacerdotes y civiles. Completa. Deportados en masa. Civilizados. Refinados. Culturales. Industriales. Alfareros. Textiles. Albañiles. Artesanos. Hortelanos. Comerciantes. Sastres. Artistas. Músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza, a punta de espada y con cadenas. ¡Llegan...aterrados...espantados...asombrados, encadenados.... y esperando la muerte! No saben que Córdoba del Tucumán -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles, a la dinastía Deiqui ... honores de Reyes. Aún no saben al llegar encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que Córdoba del Tucumán va a reconocerles su estirpe, que sabrá valorar su identidad propia de nación cultural. Y que esa misma casa nobiliaria que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es violentamente arrancada de sus lares) irá algún día dos siglos después, a defender sus derechos dentro de esta ciudad de Córdoba a la cual ama -a la que considera prácticamente como suya- y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos usurpadoras. ¡Caminando para ello hasta la Real Audiencia de Charcas en el Alto Perú ! ...Y hacia allí va a pie su Alteza, Don José Antonio Deiqui. Fueron los súbditos diaguitas con sus príncipes Deiqui la quinta columna de la Córdoba jesuítica dentro de su "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los malfines hicieron realidad en estas distantes tierras sudamericanas, que Córdoba fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : lejos de Charcas, su tribunal, de Lima, su capital virreinal, de Santiago del Estero, su capital provincial. Separada siempre por una gran salina y alejada del mar, de los puertos del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura. Córdoba del Tucumán era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos... Y la Comunidad Malfin, su tutora. Su aya. La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba las calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su sabia cerámica diaguita, siempre tan mentada. Y se recompensaba a sí misma con su autonomía y autoridad, como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos Jesuitas que vivían alejados del "mundanal ruido" junto a sus alumnos! EL TRIBUNAL de CARLOS V............................ El príncipe diaguita don José Antonio Deiqui va a pie rumbo al Alto Perú (en términos modernos desde el centro sur de Argentina hasta Bolivia). Lo acompaña un séquito en silencio. No lo detendrán los caminos. Ni el vacío de las pampas ni el abismo de las quebradas. Ni tampoco la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, la contienda mayor y el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita, aclimatada ya a la ciudad de Córdoba del Tucumán, luego de transcurridas varias generaciones, e identificada con su sociedad universitaria. Su alteza Don José Antonio Deiqui repite insistentemente con la fuerza erudita de su formación cultural , sólida, recibida por manos de sus preceptores Jesuitas: -"¡Me corresponde ser amparado por el Fuero de los Nobles!" Tendrá cuando llegue allá un interlocutor válido : Los Oidores de la Real Audiencia de Charcas. Encontrará nuevamente ese estilo que él añora. Que se halla ahora debilitado en Córdoba luego de la expulsión de los Jesuitas, sus mentores. Que se ha ausentado del Tucumán fragmentado y desarticulado, partido en pedazos, como todo el Virreinato del Perú de antaño. Porque los nuevos amos Borbones que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar, a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias, a quienes han sucedido ...¡No dejarán que se extinga Charcas! Han comprendido que la ciudad de los tres nombres (Charcas, Chuquisaca, La Plata y en el futuro también Sucre, para seguir siendo la "ciudad de los muchos nombres" a quien sus habitantes de hoy prefieren llamar "Charcas La Blanca") , ...debe continuar vigente y vigilante para preservar la vida civilizada. Esta preciosa ciudad colonial debe permanecer intacta en el horizonte político de las Indias Occidentales sudamericanas. No puede Charcas sufrir un hecatombe, perder su crédito de confianza, su renombre de legalidad adquirido en siglos anteriores. Pues de hacerlo provocaría un desequilibrio administrativo y público, que hasta los innovadores Borbones prevén como peligroso. De toda la gran gama de transformaciones que esta nueva dinastía española provocó... De todo ese cúmulo de sorpresas que aún sacuden a los hispanoamericanos con la llegada de Casa Borbón reemplazando a la Casa Habsburgo... Quedó empero algo intocable : la Real Audiencia de Charcas. Tribunal Mayor independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador, que lo constituía en una herramienta de gobierno. Su fuero, de acuerdo a cláusulas, sólo podía admitir el veto real o imperial. Además la elegida selección de sus Oidores y las exigencias a la que ellos mismos estaban sometidos, durante su período de residencia en el Alto Perú, da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas", concita y conlleva en tiempos de su Alteza Deiqui. PEREGRINAJE DE UN REY............................. Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando. Cruza esteros y montañas. Salinas y pampas. Ha partido desde las verdosas chacras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano a cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última instancia. Estamos pues de camino junto a su Alteza el Curaca Deiqui -y a pie- hacia este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí para los súbditos de herencia precolombina, pues las Audiencias en general (y más la de Charcas) eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas, especialmente por aquéllas de procedencia incásica, herederas del imperio del Tiwantisuyo. El va hasta allá para revertir esa acusación que le priva de autoridad y nobilitat como Curaca (intocable en el Incario y en el sistema colonial) y que es desalentadora para toda la sociedad. EL POLÍTICO................ Su Alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie en 1795 por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones. Grandes y pequeñas. Ciudades. Ríos. Va a pie. Lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está asombrado con la Revolución Francesa, esperando el advenimiento de Napoleón y la era del Progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795 ...nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal". El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa ni la montaña. Ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los Incas. Luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme. Este príncipe diaguita que fuera respetado como tal por los códigos del anterior Virreinato del Perú, se halla en este momento muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre. Nació con él. Lo tuvo su familia. Y Todos en Córdoba del Tucumán le deben mucho -demasiado a los Malfin- para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, tal como lo vemos manifestarse en todo momento. Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades borbónicas que recién comienzan su vida. Que no tienen todavía experiencia de gobierno en Sudamérica. Don José Antonio posee esa altivez, ese orgullo de casta, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. A Tupac Amarú, a José Gabriel Condarconqui Tupamaro o a nuestro personaje... el Príncipe Deiqui. Sus escritos y réplicas son de un elegante estilo. Es él, además, un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo. Erudito. Brillante. Y conocedor perfecto de las leyes a nivel académico. Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Universitas Cordubensis Tucumanae, para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos cuantos se le opongan. Es además uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo). Pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso (casi un medio continente) caminando con su dignidad y su prestancia, pero sin los antiguos honores que antes le correspondieran, porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" ...¡con mano de hierro!... Con la severidad milenaria de sus Leyes Diaguitas Y allí va caminando hacia el Alto Perú su alteza Deiqui sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de honores, atravesando un territorio inmenso y acompañado por una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su reclamo, a su marcha de silencio que no lo abandona. Si esto lo hizo por él mismo, por proselitismo o por demagogia, nos demuestra al mismo tiempo su enorme talento político. Y a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes (con un cruento final), su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será atendido de igual a igual por los Oidores de Charcas, pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- José Antonio era un pacifista. FUERO de los NOBLES........................... Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudad y no va a ceder. Cederán en cambio sus nuevos administradores borbónicos. Y ellos se ajustarán a él. Porque el cono sur americano ha sido siempre gobernado desde Charcas. Y hacia allí camina, paso a paso ... su Alteza ... el príncipe Deiqui en 1795. Este príncipe diaguita tiene educación universitaria. Su madre -María Constanza- también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados por él ante el alto tribunal. Lo que hace a las señoras de alcurnia malfin, unas de las pocas damas ilustradas a nivel universitario en esos siglos. REINO ASOCIADO.................... Hombre de élite, Don José Antonio defiende su Curaquía como un Reino Asociado con plenos derechos. Su Alteza Deiqui expone ante el tribunal que "no permite pulperías" (vinerías) en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado (todavía subsisten en Córdoba como sobrevivencia de un pasado que aún pervive). Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra del príncipe Don José Antonio, hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él, al punto de dotar a Córdoba con figuras relevantes en nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, que es quien nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado. El príncipe Deiqui ostenta un sello inconfundible que le ha sido prefijado. La dignidad de su estirpe. Político de raza, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones. Con él se presenta, camina, lucha y vence. Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento, desde la cuna, exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violado. Es él, don José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. Un rey de legítimas raíces, de tronco original autóctono. Fue el suyo, uno de los momentos finales donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su brillante pasado. Para él, hombre rico y de alcurnia, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, altiplanos. Paredes rocosas cortadas a pique. Quebradas hundidas. Infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... Esa caminata representaba un encuentro con la historia. Un acto notable, más que un esfuerzo sorprendente. Era un reto con la vida y una superación sobre sí mismo. También nos habla de su talento como dirigente de masas. Su espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas, acompañado por aquella multitud silenciosa que lo acompañaba-pacifista y legalista- nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y su oratoria, está su fuerza anímica y esa capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : hacer respetar "LAS LEYES DIAGUITAS" O sea, el sistema de orden para su pueblo. La confirmación de sus derechos para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentóse allí, ante el poderoso y máximo tribunal, acompañado por una manifestación multitudinaria de gentes, completamente pacifista. Logrando con ello hacer respetar en su persona dinástica, el carolingio "Fuero de los Nobles". EL MONARCA............... Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito. Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes y ostentosos pórticos del supremo tribunal. Llegó hablando en latín, recitando leyes, expresándose con oratoria, buscando un interlocutor válido. Y Charcas los recompensó. ...¡Siguió siendo Rey! ...El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba : La Deiqui. Murió en 1800 como un monarca, con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui. En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía cultural de Córdoba. Su descendiente, el profesor Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su memoria. ............000............................. AUSENCIA EN ABRILooooooooooooopor Alejandra Correas VázquezEl entreabrió la persiana contemplando la luminosidad del día. Lentamente dirigióse muy despacio y sin prisa hacia uno de los armarios de la habitación, y tomando el piloto color gris lo dobló para colocarlo en uno de los compartimentos del portafolio que llevaba en la mano. La puerta del costado giró. --"¿Ya te ibas?"- le preguntó una joven asomando su rostro como a hurtadillas --"Sí. Quizás debí irme ayer... tal vez aguardé demasiado"-- fue su contestación -"¿Y por qué? Pudiste olvidarte de algo"- insistió Alicia -"Me voy como vine. Lo que existe aquí no es mío ¿Qué podría aguardar?"-"No es verdad...Lleva algo pequeño, al menos. Algo nuestro"-"No hay aquí nada nuestro, Alicia, estamos en casa de tu familia, donde no hay un sitio propio para mí"-contestóle Rolando-"Tampoco es verdad"-"Sí lo es...Yo llegué a verte la vez primera, Alicia, en un día de sol. La verdad llamó a la puerta de tu casa en la plenitud del verano, pero las persianas estaban entornadas. Un sol creciente arrojaba fuego sobre los caminos. El Río San Antonio lucía espléndido y vigoroso, trayendo ora sequía, ora turbulencia. Los talas frondosos erguíanse altivos sobre las laderas y el basalto se recortaba combo, entre las playas de arena ...Sed... Pesadez... ¡Yo era un caminante que pedía un vaso de agua!"-"Está tibia caminante ...te contesté... No ha quedado un solo jarro fresco. Venías desde muy lejos recorriendo la sierra"-"Me basta, llegando de tus manos ...dije yo"-"Y entonces ¿Por qué hoy me abandonas? Dejas atrás tuyo a tu esposa y a tus pequeños hijos ¿Lo has pensado bien Rolando"-"No, en absoluto"-"¿Cómo entonces?"-"En el interior de esta casa nuestros hijos juegan con globos de colores, la sed de los hombres les es desconocida. Recorrí mucho tiempo estas habitaciones, comprobando que una penumbra cubre todo su interior. Una paloma aletea detrás de sus barrotes y nuestros niños la alimentan colocándole migajas en el pico. Pero la paloma está prisionera ...Y todos aquí estamos también prisioneros"-"Y ello no justifica tu partida"-"¡Faltan luces!"-"¡Aquí se encuentran!"- le dijo ella oprimiendo el botón de los tubos de mercurio y una luminosidad homogénea cubrióles el rostro"-"No son suficientes, y son muy opacas"-"No tengo otras, caminante"-"¡Sí las hay!"-"¿Dónde Rolando?"-"Afuera el rayo del sol deslumbra la visión de los caminantes. Sus luces refulgen chocando contra los rostros y grandes sombras se proyectan junto a los sauces. La sierra resplandece de hermosura y el Río San Antonio serpentea, ora cristalino, ora turbulento, entre las rocas de basalto ¿Por qué te encierras, Alicia, rodeada de paisajes?"-"¡Qué importa ya! ... Pues me abandonas, Rolando"-"Me acerqué a tu lado, Alicia, buscando un refugio acogedor. Fresco en estación cálida. Tibio en estación fría. Pero la opacidad artificial de tus luces mercuriales, me rechaza. Te ocultas entre paredes sin mirar el espacio abierto que te rodea, donde reina el paisaje... El sol va subiendo y me voy" Abrió la puerta. El horizonte mostraba aún los pigmentos del verano, las ramas de los árboles inclinaban sus frutos hacia los viandantes. Rolando miró con tristeza a Alicia y creía verla aún rozagante de belleza, como el primer día, quizás el segundo y hasta el último día juntos. Pero ella siempre distante, inmutable. Con esa faz incierta que crean los caracteres firmes. -"Ya ha pasado el verano, Alicia-"¿Y qué llega detrás de él?"- preguntóle ella-"Viene la estación de las siembras. Pero las habitaciones de tu casa, donde te encierras en forma de claustro, no te permitirán contemplar la labor de los hombres que respiran el aire natural de la sierra. Por ello me voy"Ella veíalo a punto de alejarse, también entristecida. El volvió la cabeza y la divisó totalmente sola. Alicia bajó de un impuso rápido el zócalo de su casa, para colocarse a su lado. ¡Juntos! ...Tal como tanto él había deseado... Y se encaminaron tomados de la mano hacia la calle, bajo la luz tenue de la hora matutina. Sus niños estaban apoyados sobre los vidrios de la ventana mirándolos con sorpresa. Los globos de colores cayeron de sus manos deslizándose entre las plantas, para deshacerse por completo. Una caricia del sol esparció los pigmentos.El nuevo amanecer iba a sorprenderlos entrelazados. Sobre el paisaje serrano un viento cordobés llevábase las hojas doradas del otoño, residuos gastados que se volatilizarían con el aire. El tronco del plátano soltaba su corteza y Alicia la recogía en sus manos. Quiso ella exprimirla como un recuerdo, pero fue desmenuzándose entre sus dedos, dejándole la palma muy blanca y vacía.Alicia apoyó su cabeza contra el pecho de Rolando, y el viento serrano sopló esparciendo la cola del Zonda que llegaba desde las Altas Cumbres. Los rayos del nuevo sol entibiaban levemente sus facciones y los surcos sembrados del camino se abrieron, ofreciéndoles el choclo carnoso y maduro, con su melena al viento.En la lejanía, la nube del invierno avanzaba cubriendo la calle arenosa. Las ramas del tala retorcido mostraron sus uñas espinosas, y cada una de ellas transformóse en brazos, portadores de manos reclamantes. -"¡Alicia!"- gritáronle en conjuntoAlicia escuchó aquellas imperiosas voces familiares que siempre la dominaran, y que ahora desoyera dándoles la espalda para seguir a Rolando...¡Y quedó tiesa e inmóvil!Volvió hacia atrás la cabeza ...y temerosa... dejó la mano de Rolo que la conducía, para recoger aquel abrazo espinoso.El la observó mientras ella se alejaba, ausente a todo llamado suyo, distante a todo reclamo de Rolando. Alzó con su puño viril una parte de la tierra serrana y marcó con esa masa fértil el nombre de su amada sobre el tronco desnudo del primer árbol. Pero ella ya estaba muy lejos, la envolvieron numerosas manos y él no la tendría más a su lado... El hielo se extendió por el sendero. Rolando quedó en imagen sobre el recuerdo. Luego le gritó:-"Perdimos el Diamante, así fue, Alicia." -"O no supimos tallarlo, Rolando... ¿Llevarás algo para que me recuerdes?" -"Nada me es propio aquí. Voy en busca de un sitio real para mí." -"Yo tengo uniones y no voy a quebrarlas, compréndelas para comprenderme, Rolo." -"Tus uniones son tutelas que te impiden ser libre para compartir tu vida conmigo ¿Podrías comprenderme también a mí, Alicia?" -"Lo intentaré en tu ausencia."-"Esperaré..."- y se dirigió solo hacia la calle Calle de tierra. Serrana. Empinada. Casonas señoriales bordeando el camino abrileño. Otoño. Partida. Ella puso detrás suyo la llave de la puerta y corrió el pestillo. Luego se introdujo en las habitaciones del interior de su casa. En la galería del fondo se entremezclaban las voces. Más lejos el jardín ofrecíale su espectáculo dorado del otoño. Los plátanos de inmensos ramajes, teñían el suelo con el naranja viejo de sus hojas. Dos niños las recogían en sus baldes de juguete. Otra jovencita se hallaba de pie junto al mandarino florecido. El perfume de azahar era dueño de toda la escena. -"¿Ya se fue?"- le preguntó Azucena -"Sí. No miró ni un momento hacia atrás. Ni una llamada. Pasó la noche en ese cuarto, solo"- contestóle Alicia -"¿Lo dejaste partir sin seguirlo?" -"Era su deseo"- confirmóle Alicia -"¿Y qué hiciste para detenerlo?... O para correr detrás suyo."-"No me llamó a su lado." -"Rolando estuvo aquí durante todas estas horas ¿Te acercaste en algún momento en busca de su diálogo?"- le observó con inquietud Azucena -"¿Para qué? ¡Para que me obsequiara con su silencio!... A su lado las paredes parecen más vivas. El me ignora"--"¡No amiga! Además de ciega, tienes los oídos cubiertos por un equívoco espeso. Estuviste todo el tiempo esperando su llamado físico, como a la bocina de los autos... Te has equivocado Alicia, el estaba allí solo en ese cuarto, llamándote" - sostuvo su amiga --"Extraña forma de llamarme ¿No lo crees Azucena?" -"Así fue siempre Rolo, desde el primer día, cuando vino detrás tuyo, Alicia." -"Como un símbolo, sin palabras." -"Entonces pudiste recibirlas, sin oírlas"- le recordó Azucena -"Con su presencia aquí, llegando...simplemente." -"Sí, de esa manera, tal como el primer día que llegara Rolando en tu busca. Y ahora estaba él esperando que lo siguieras." -"Siempre sin palabras"- insistió Alicia -"¿Eran necesarias acaso?"- callóse Azucena de improviso mientras se alejaba -"Abrió la puerta hace un momento y... partió."- comentó Alicia Dijo esto último hallándose ya sola. La otra no la escuchaba, Azucena ahora, divertíase con los niños, que continuaban jugando. ooooooooooooooLa arena cubrió todo. Vino el alud con la creciente desde las Altas Cumbres arrastrando la vida. La arena envolvió los brotes, las vertientes y el afecto. El se detuvo. Invocó a sus duendes y no llegaron. Caminó un poco más, bajo el cielo implacable. Invocó a su genio y no le respondió.Ella se detuvo. Siguieron los dos caminando sobre la misma arena. El cielo estaba azul prusia y con centelleos de cobalto.Ellos continuaron. La arena unió los caminos en una misma creciente y las aguas del río embravecido surcaron su escenario.Turbulencia. Violencia. Desgaste. Inundación ...y... Finalmente la paz, mientras el Río San Antonio retornaba a su calma. Se irguieron los brotes, regresó el afecto y multitudes de amantes convergieron en su rumbo. oooooooooooooooooooooooooooooo ROMANCE DE ESPERA............................................(Prosa Poética)Poema Cautivo de Destino, de Visión, en un Escenario de Agua, Arena y MicaPor Alejandra Correas Vázquez.............................................Profundo y enmarañado como el silencio del monte era aquel atardecer perfumando de aromas salvajes. De cada mata, de cada ramaje adornado de dedos espinosos, surgía la melancolía con su sonora presencia de ranas y chicharras.Era mi último día. La partida puede significar un manojo de flores luminosas o un manojo de flores espinosas. Todas se dan en el monte con su fragancia cautivante, con su misterio eterno de lujuria natural, como los dioses olvidados que rigieron milenariamente los destinos de nuestras sierras.Entonces éramos todos parte del monte. Tú, Gabriel, yo Graciela, el Abuelo ... y los múltiples primos. Era aquel tiempo cuando para mí la magnificencia de los talas erguidos sobre las rocas, relatábanme leyendas de un mundo vivo y cercano. De un escenario de magia inagotable que golpeaba sobre los vidrios de mi ventana, en las noches tormentosas cubriendo de relámpagos las sierras.Era el inmenso panorama donde pervivían los fantasmas de aquella eternidad, que a través de las rocas incrustadas en las laderas, invocaban los nombres perdidos de sus antiguos dueños y habitantes... de estirpe india.Eran los tiempos en que el arroyo manso y cristalino escondía bajo una sonrisa enigmática, sus amenazas de crecientes. La fuerza oculta y terrible que arrastraba a su paso por los valles en forma incontenible: el ganado, las piedras, los cercos, las pircas, la vida...Débil como un hilo de plata, serpenteado de collares parduscos, en su lecho de piedrecillas inocentes rota su energía del verano y en aquella melancolía de marzo, que anuncia ya la aridez de la sierra invernal... el arroyo gimió, doloroso, impotente, ante mi partida.Yo conocía esa voz. Su resonancia y su ritmo. Pero no comprendí el mensaje.-¡Quédate Graciela!- me imploró -Si hoy partes ya no volverás al monte, ni oirás más este coro nocturno de coyuyos arrullando tus sueños- ¡Pero yo su reclamo ya no lo oía!Llegaste entonces con tu aire montaraz, como la infancia que nos uniera, cabalgando en tu potro alazán. Desmontaste erguido, esbelto y natural, inconsciente de tu esplendor nativo donde la energía inicial se concentraba junto al misterio de un pasado, subyacente en las raíces mismas de los talas. Como el aromo en su belleza arisca la sierra corría por tus venas, milenariamente, desde un remoto pasado sin tiempo. Incalculable...Quizás te contemplé por un momento, por vez primera, en forma diferente. Estabas como yo en ese apogeo donde comienza la juventud, donde todo es bello porque es nuevo, como son bellas las flores al romper los pimpollos. Mas eras, Gabriel, un cardo de planta espinosa cuyo violeta azulado compite con el cielo, cuando se esconde en el horizonte recortado por el monte.Pero era mi partida. Era mi despedida de una existencia que para mí, no habría de repetirse. Ya no serías más nuestro guía, entre todos los primos, por senderos desconocidos. Ni buscaríamos más tu ingenio para lograr el retorno, a través del monte inexplorado, cuando al atardecer nos enceguecían las sombras y añorábamos el calor del bracero enrojecido.Ya no serías más el héroe que nos salvaba de esa cruel amenaza de las víboras, artera yarará, en medio de la maraña agreste y espinosa, tras cuyas piedras se enroscaba el inquietante enemigo. Ya no te buscaríamos más para conducirnos hacia nuevos depósitos con placas de mica negra o plateada, cuando escapábamos por las ventanas de la vigilancia del Abuelo, en las silenciosas horas de la siesta.Yo me alejaba de estas sierras aromáticas y coloridas, vivenciales en su entorno junto a nuestro Abuelo, nevadas en invierno o con su verdor veraniego. Cubiertas siempre por vertientes cristalinas entre pircas enyuyadas recorriendo sus laderas. Me apartaba con prisa en aquel atardecer, dejando atrás mío ese conjunto que me hizo crecer. Dejaba a mis espaldas mil imágenes impresas en el paisaje de esa casona solariega, que nos cobijara juntos hasta entonces. Era aquélla la vida que para mí no habría de volver. Aquélla, tal cual era,¡Tal cual fue tánto tiempo!........0000000..........Entre las imágenes de ese pasado perdido, que ya nunca más sería. Entre el susurro ondulante que aún sacude en mi oído las arboledas del contorno. Cuando surge tu recuerdo como el personaje de leyenda de ese mundo encantado (que tuvo realidad pero se precipitó en el abismo del pasado, donde todo se pierde pero nada se olvida)... Evoco ahora momentos simples y sin embargo impresos como realidad perenne. Porque la infancia vivirá siempre en nosotros y se hará más fuerte en nuestros sentimientos, mientras más nos apartemos de ella.Con una claridad que el tiempo no ha borrado, cuando vuelvo a mis recuerdos, reconstruyo estampas nunca perdidas. Imágenes vivas donde aún somos niños y estamos juntos, departiendo ese mundo serrano entre vizcachas y corderos. Nos hallamos nuevamente allí en nuestro nido, como un cóndores erguidos extendiendo sus alones.Entonces me pregunto cuando me incorporo al instante aquél cuando desmontaste de tu alazán para despedirme, en ese atardecer melancólico de marzo inundado por el otoño, cuando el monte comenzaba a desnudarse para ofrecer su paisaje de espinos. Cuando los talas descubrían su ramaje obscuro y centenario. En ese momento en que comprendí que ya no éramos niños... y que nuestras existencias paralelas iban a bifurcarse.¿Por qué no vi entonces que te abandonaba en el surco de un camino de huella?Surco áspero, agrietado, arisco y personal, hecho para un solo hombre. Para aquél que vaga como tú con sus pensamientos, sobre el escenario de nuestra sierra indomable y salvaje. Donde los churquis agrietan el cemento de los caminos linderos. Donde el arroyo crecido derrumba las construcciones cercanas.Hoy que te recuerdo como el intérprete principal de ese sonriente pasado, entre la arenisca dorada de los ásperos valles invernales salpicados con planchas de mica, tu imagen se me transforma en una figura milenaria . Como corporación sobreviviente de tus antepasados nativos... ¡Cuyos fantasmas nos acompañaron tanto tiempo por las excursiones serranas!...............00000000000...............Te recuerdo cómo eras en aquel momento, quizás mucho más que como fuiste después, cuando creímos engañosamente estar más cerca, buscando recuperar el tiempo por medio de la pasión juvenil. Era entonces en aquel atardecer de mi partida, como en los anocheceres infantiles que nos sorprendían en el vacío de las pendientes, cuando realmente estábamos en mutua compañía.Porque en aquel momento que sería el último de nuestra infancia, que sería el último de una era irrescatable, yo también estaba más dentro de mí misma y más cerca de tuyo que después... cuando intentamos recobrarlo todo, luego de un regreso imposible.Yo ignoraba en ese instante último, lo que hasta ese momento poseía. Ignoraba lo que estaba a punto de perder, por ese camino ineludible, que me llevaría de allí hasta la ciudad, sin pausa y a toda prisa.Te tenía a ti y no lo sabía. Tenías en aquel momento el esplendor de la naturaleza que nunca ha perdido su esencia original. Virgen en su poder ancestral, pura y cautivante como los brotes jóvenes de los árboles. Bajaste con prisa de tu alazán, ágil y sonriente, para montar nuevamente tras breve despedida como si percibieras que el espléndido animal realzaba tu arcaica figura. Eras la sobrevivencia de un mundo antiguo, cuya identificación con la sierra provenía de una voz de la especie más profunda, que todo lo que te unía a nosotros.Estabas, Gabriel, incorporado al monte por una procreación nacida en el origen del espino. Y el monte se rebelaba como tú, contra el cemento y los motores. Quizás, hoy creo, que por ello tu despedida fue tan rápida y corta.Y en el bullicio que formábamos todos los primos con nuestra partida y nuestros equipajes, dejaste atrás tuyo una estela de polvo que te ocultó rápidamente, antes de que lo comprendiéramos. Una voz, una conciencia, más fuerte que todo el poderío mecánico de este mundo hacia el cual nosotros partíamos ... ¡Te lo había dicho todo!...........000000000...............En una fantasía momentánea cuando tu silueta parecióme al perderse a lo lejos, como uno más entre los fantasmas escondidos por los churquis, comprendí mi inconciencia pasada ante las imágenes prófugas de aquel verano que concluía. Cuando eras todavía uno de nosotros y el jefe de una banda de chiquillos que de pronto habían perdido su escenario. Habíanse transformado en jovenzuelos y hallábanse prestos a dispersarse por el horizonte.Era nuestro último verano de la infancia, y sólo lo comprendí el día de mi partida, cuando se perdió tu silueta al galope en una dirección desconocida, sin explicarnos nada.Tu figura venía del horizonte hacia mí, y tus formas se recrearon en una transmutación de espacio. Se reconstruyó tu imagen en fuga, como era en las tardes cálidas que abandonábamos, cuando bajo la sombra de las parras luego del mediodía, permanecíamos silenciosos acompañando el sueño del Abuelo.Tu rostro caía en ese extraño estatismo que no pareciera reflejar emociones. Se marcaban los ángulos de tus pómulos y el brillo de tus ojos cobraba forma de pájaro en silencio. Injertos en contraste junto a una extraña nariz filosa y casi corva, te evadías a través de ellos de nuestra presencia, sin ausentarte físicamente. Como intentando volar hacia cielos infinitos.Era el tuyo un estatismo legendario, perenne, que venía repitiéndose por generaciones. Lo acentuaba la lisura obscura y lluviosa de tus cabellos que volaban rígidos por el viento, Cual crines al galope.El sol nos invitaba hacia la libertad del espacio y tomábamos todos los primos juntos el camino del monte. Tú abrías la marcha. Caían los rayos sobre tu rostro y sobre tu torso desnudo, que ante aquella claridad enceguecedora de la siesta serrana, recortaba la osamenta marcada de tu cuerpo ofreciendo su ejemplo de naturaleza pura y heredada de tiempo. Era hermoso verte así al aire entre nosotros, en aquel conjunto casi infantil que formábamos en busca del sol, para ahuyentar al invierno amenazante. Cuando todos íbamos con las pieles descubiertas y la tuya emitía un brillo y una tersura incomparable.Parecía contrastar mágicamente su belleza aterciopelada, con la dureza acrinada de tus cabellos. Esa piel soberbia de tu especie, increíblemente lisa, purificada en su ausencia de vello. Brillante como el pardo rojizo de los ladrillos esmaltados. Tu torso en su desnudez, esbelto y musculoso, denunciaba a gritos la llama de tus antepasado.Eras el primero entre todos en precipitarte sobre las ollas mansas que el arroyo forma aguas arriba. Y al emerger de aquella agua casi helada, brillaba húmeda y lampiña toda tu naturaleza, con la energía misteriosa de tus remotos ancestros nativos, que expresaban su emoción sólo en el movimiento de la boca.Aquellos pretéritos dueños de las cumbres serranas, vencidos y perdidos, que deambulan todavía como almas vigilantes a través de las quebradas. Se esparcían por tu intermedio junto al aire que nos rodeaba y creíamos percibir sus voces en la soledad del monte, aplastado por la siesta, antes de romperse en el coro de ranas nocturnas.Otras veces, entre las rocas horadadas de morteros, como cóncavos recipientes tallados en basalto (donde antaño realizaran sus antiguas ceremonias) nos parecía el viento moviendo las ramas, como un cántico misterioso que retrotrajera el pasado.Y allí quedaste junto a todos ellos, en el mutismo silencioso de tu escenario, mientras a mí me devoraba la distancia ¿Por qué nadie nos dijo entonces que llevábamos sangres gemelas? Pues aún no sabíamos que éramos primos hermanos ¿Por qué ocultaban en silencio tu bastardía como un acertijo?... pero criándonos juntos.¿Por qué fui yo elegida y tú abandonado?.........00000000............Atrás mío tu silueta se esfumaba en el monte, ese mundo del que yo me apartaba. En el valle arenoso bordeado de ramaje enmarañado, que había nutrido mi infancia con leyendas ¿Pero fuiste acaso tú, Gabriel, la única víctima de aquel designio ciego dado por los otros? ¿No fuimos los dos, conjuntamente, arrojados a un destino incierto, a una vida sedienta de amor inconsolable?Ya nada sería más como antaño, cuando estábamos juntos sobre la ladera despejada del monte. Yo llegué a la estancia del Abuelo no sé en qué instante primario, cuando aún mamaba, y me amamantó la leche de tu madre. Fuimos hermanos de leche y criados como dos corderos, dentro de los predios de la vieja estancia ¿Por qué nunca preguntamos entonces quién fuera tu padre? ¿Por qué lo ocultaban? ¿Por qué vivíamos allí compartiendo la casa de un Abuelo vetusto que te guardaba a su lado? ¿Por qué nadie nos dijo entonces, que él era también tu Abuelo?¿Por qué no supimos entonces quiénes éramos?La sangre nos unía y la sangre habría de separarnos. Lo había dispuesto mi padre Me estaba destinada la ciudad. El conflicto. La escuela. A ti en cambio, solamente el monte. El mismo de tu madre. Y tú eras Gabriel, el más rico sin saberlo...........000000000.........Cada diciembre al regresar todos los primos en conjunto para encontrarte, para nutrirnos de aroma selvática, para adormecernos en el cántico nocturno de las ranas. En esos regresos nostálgicos de aquellos veranos, donde nos mecíamos nuevamente en la armoniosa compañía del Abuelo, allí estabas a su lado Pero ahora era distinto.Cuando ilusionada intentaba poblar nuevamente mis rincones olvidados, yo traía conmigo sin advertirlo, como una carga solemne, el ritmo de las calles de cemento. La frialdad de los caminos metodizados. La estrictez de la escuela secundaria. La conciencia ciudadana. Los pulmones ennegrecidos en su aire de motores. Y había ahora yo, empezado a olvidar el fuego de la naturaleza.En mi tristeza impotente por asir un mundo que se evadía de mí, busqué en cada regreso tu compañía, sin advertir que era yo, quien ya no estaba más allí... ¡Y estaba muy lejos tuyo!Fuimos los dos como dos pájaros selváticos, criados entre las peñas y acostumbrados a entonar los mismos trinos. Cuando cazado uno de ellos en medio del vuelo, es llevado a un sitio muy distante, donde comienza a diferenciarse prestamente del otro... Estos fuimos nosotros. Pero una voz oculta del pasado nos recordaría siempre el antiguo trino, aquél que uníanos a los genios mitológicos del monte. A la época pretérita de los añosos talas que recorrían en desfile centenario, por derroteros de ensueño, en los relatos nocturnos del Abuelo. En aquellas imágenes ahora perdidas, como sombras borrosas del pasado, donde el cansancio de la noche cabeceaba en nuestras mentes asombradas, con la niñez en el alma y en el cuerpo, y era más fuerte aún la sugestión que el sueño. Entonces la voz atemperada del viejo Abuelo relataba ensueños de mitos serranos incontables. Un mundo que parecía presentarse ante él, quizás deseando mantener esos momentos congelados en el tiempo, inertes en el espacio, suspendidos como gotas de rocío, para que nunca nos evadiéramos de él..........ooooooo.........Como el río espléndido que se bifurca en dos ramales. Como un astro binario que rompe la rotación mutua. Con toda la nostalgia de aquella época imborrable, yo acepté lentamente o más vale me adapté sin desearlo ni anhelarlo, a esas nuevas imposiciones de mi suerte. Sin rebelión y sin encanto. Sin emoción y sin entrega, fui sin ir a ese mundo diferente. Y me descubrí un día tan lejos tuyo, de lo que yo era, de lo que había sido y de lo que podría haber sido...Porque el asombro mayor fue no comprender entre los vahos del aceite, en el mundo mecánico de los autos, junto a los centellantes semáforos que cambiaban metódicamente mi ruta acentuando su crueldad en la furia de la prisa. Ante ellos precisamente, como ante dioses o demonios paganos, extraños y envolventes, me pregunté qué hacía yo entre las calles de cemento ¡Y supe allí que todo ese universo me era desconocido!Entonces comprendí que ignoraba quién era yo ... Y qué era todo aquello que ahora dominaba mi vida. Pero aún recordaba quién había sido en la lejanía............000000000..............¿Era posible volver? El ensueño que ofrece la distancia nos precipita hacia anhelos, cual fuego que crispan los sentidos. Todo estaba allí: El monte, impecable, como si la vida se hubiese congelado. Las mismas voces. El mismo coro nocturno. Tu figura al galope y tu espléndido torso rojizo al sol, con la belleza armoniosa de la madurez juvenil.Ya sabíamos ahora que no éramos niños y que podíamos contemplarnos de una manera diferente. Solo el Abuelo continuaba en su mismo lugar, mucho más vetusto, como figura mítica de sus propios cuentos... ¡Qué fácil es todo cuando el amor pasional embriaga, y qué difícil es todo cuando se quiere dominar la vida!Era aquélla, la tuya, la del monte, una vida congelada en el espacio. La energía rígida y rugosa pero solemne, la magia del tala erguido sobre churquis invernales con su piel curtida y desnuda. Grandiosa e imponente la sierra invernal nunca es triste, porque es altiva, con la misma sobriedad de las pencas. Pero carnosa en su interior, como el jugo de la tuna. Luminosa como la corola del cardo.¿Era posible acaso para mí, adherirme a esa pulpa olvidada? ...Todo estaba allí. Yo era la que no estaba.Con la violencia de las tormentas que cubren de luces la serranía. Con la belleza del aromo florecido en copos de oro, sobre valles que aún transitan por el invierno. Con la energía de mis recuerdos... Yo avancé hacia ti, quizás contra mí misma.La imponencia del monte helado. La escarcha flotando sobre el arroyo. Todo ese conjunto parecía detenerme. Distanciarme. Luego....tu silencio. Tu extraño silencio. Perenne. Antiguo.Ignoro por qué lo tomaste todo. Por el misterio de tu monte. Por la sagrada casona del Abuelo que nos cobijaba en su magia. Pero sabías mejor que yo, que ya no estábamos en el mismo sitio............00000000............Cuando la casa se llenaba. Cuando enero precipitábase con su calor abrasante. Cuando el sortilegio del verano cubría de matas el escenario, con su energía viva brotando junto a nuestra puerta., Todos llegaban nuevamente. Todos los primos. Los niños de antaño.Y el abuelo aún más viejo, casi mitológico. Allí entonces pude verte y pude verme. Estábamos todos juntos otra vez, para presenciar el contraste. Ya no éramos los mismos, nosotros, el conjunto. Sólo tú Gabriel como una penca áspera y llena de pulpa, pervivías como monumento a nuestro pasado.Eras diferente a nosotros. Habías dejado de ser nuestro héroe y te mirábamos distinto, a través de nuestro orgullo erudito y citadino. Hoy sé que comprendías mejor que yo, en esos momentos, que percibías en las sombras envolventes de nuestros recuerdos, el velo trágico que avanzaba hacia nosotros, amenazando el bello poema de nuestra infancia.Ninguno de ambos era capaz de continuarlo. Tanto como yo no era capaz de permanecer a tu lado. La tormenta nos había arrojado hacia puertos diferentes, y perdimos las señales de regreso. Ni tú siquiera Gabriel, con ternura o pasión, con silencio o compañía, podías ya reintroducirme de improviso en aquel escenario, antaño perdido................0000000000.................Retomar la ciudad es más duro que encontrarla. Se percibe con mayor dolor, ese movimiento ciego que acorta la vida de los hombres. La multitud que sorbe con rapidez los instantes de su vida, porque huye de sí misma y se convence a cada instante, de la importancia de la prisa de cada día.En mis horas ciudadanas de días asfaltados, llenos de añoranzas, de nostalgias serranas, surgía tu recuerdo de improviso. Mientras los motores sacudían las calles y poblaban de humos tétricos las veredas, mientras mi existencia se evadía deshojada por el viento de la prisa... Me veía contigo como antaño, en la lejanía infantil, cuando los dos marcábamos un ritmo paralelo.En esos días, sigilosos y casi ocultos, durante la siesta del Abuelo, nos evadíamos de él, adormilado en su sillón de la galería. Y montando a caballo bajábamos al galope tendido hasta el rancho de tu madre, del otro lado de nuestro monte, al pie de los campos del Abuelo.De esas pretéritas visitas un poco secretas, de las cuales yo era tu única acompañante. En aquel exótico misterio original de tu vida (que fuera tanto tiempo una incógnita para nosotros) la melancolía del ambiente que irradiaba aquel rancho, producíame el sabor de la fruta fresca, arrancada del árbol. Todo era allí vivo y palpitante. ¿Será imposible comprender porqué una juventud como la nuestra, donde todo puede ser nuevo, esté sin embargo llena de añoranzas anteriores? Sin embargo es precisamente allí, donde la inquietud sobre nosotros mismos nos retrotrae a épocas pasadas. Cuando la quietud infantil nos daba una perennidad estática y dulce, incólume en la armoniosa contemplación de la naturaleza. De esa era encantadora en su sencillez, y ajena a las incertidumbres posteriores, cuando la juventud aún no asomaba con su conflicto, rescato estampas de vida. Cuando el afecto y la compañía surgían como una onda suave. Sin fisuras. O cuando las iras no eran más que juegos... Me quedan de todo aquello fragmentos, como escenas relatadas sin comienzo ni final.............00000000...............Así recuerdo el rancho de tu madre, detrás de nuestro monte, en el "Puesto" del bajo donde concluía la estancia del Abuelo. Con su patio de tierra húmeda y apisonada, invadida de perfumes que nutrían una sinfonía de hierbas naturales. Allí vivía mi "madre de leche", tu madre. Tenía ella para nosotros al llegar galopando, frascos de arrope que endulzaban nuestra boca, luego de nuestra loca carrera al escape.A su lado una anciana estática, centenaria como los talas, arrinconaba su vejez incalculable bajo la sombra del parral, meciéndose en su silla de mimbre. De su rostro surcado como un pergamino, donde pareciera inscribirse la historia de una América arcaica, más antigua que el hombre, más lejana que las rutas, dejaba evadir su mirada imperturbable, dirigiendo las pupilas de costado. Nos observaba agudamente, sin volver la cara hacia nosotros, y todo nuestro mundo interno quedaba en posesión de ella.Con ese acento milenario de una raza vencida, pero inextinguible, sonreía a nuestra presencia moviendo apenas los rasgos filosos de su boca. Luego inclinando hacia atrás la cabeza, como intentando medir la distancia hacia las nubes que asomaban entre los racimos de uva, nos ofrendaba sus relatos de leyendas. Casi todas inconclusas, con finales olvidados, que en su magia hechizante trastornaban mis noches con insomnios.Este es el extraño conflicto de la infancia. Nos cautiva lo exótico y nos atrae por la fuerza del temor. Cuando espanta y desvela. Esa emoción sentida entonces, de un mundo donde seres reales y "ánimas penando" conviven juntos, dentro del misterio serrano, es parte de mis nostalgias. Realidad vivencial que produce el monte solitario, emitiendo su fuerza ancestral, donde todo lo prodigioso se hace posible para los niños.Por esa misma sobriedad de los talas, cuyas figuras a la distancia se tornan casi humanas, cobrando formas insólitas. Por esa necesidad de la especie en sobrevivir dentro de aquellos relatos, contados por viejos centenarios, es que los niños se han convertido siempre en su mejore público. Como oyentes cautivados.La ciudad en su dolor cotidiano, íbame recreando las imágenes vivas de nuestro pasado...........000000000..............Ahora, cuando desde mi ventana contemplo la luna reposando sobre el arroyo, como un espejo extendido por detrás de las melenas de los sauces, y un coro de ranas canta al amor eterno de la vida. Yo me transporto a ese otro tiempo, de iguales espejos, con corales serranos y melancólicos coyuyos. Te siento transponer en noches como ésta con tu brinco infantil, la pirca de piedras blancas que rodea la casa solariega, como muralla milagrosa de nuestros recuerdos.Son tus pasos infantiles y ágiles que acuden hasta mi ventana para entrar por ella a escondidas, y llenar mi habitación con luces volantes, recogidas en tus caminatas nocturnas. El ondulante vuelo de la luciérnaga o el recto cometa verdoso de los tucos, con los cuales iluminabas mis noches trayéndome un luminoso desvelo. Oigo todavía las voces de protesta del Abuelo y tu rápido salto hacia la ventana de tu cuarto.¿Porqué el amor que me trajiste en noches como ésas, bajo las miradas emotivas de los sauces sacudidos por el esplendor de la luna, parecióme siempre el mismo de la infancia?Como un obsequio traído desde el monte, en reconstrucción permanente de nuestro pasado. Es que tal vez tu imagen en el espacio de mi vida, no transpuso nunca el escenario de mi partida. Eras para mí el mismo Gabriel de antaño, el mismo que se alejó al galope tendido de mi vista, en ese atardecer de otoño cuando mi partida. Y yo no busqué en ti, luego de mi regreso, más que a aquél jinete del principio.¿Pero era yo la misma luego del vagar errante, incierto, por toda la cruel metodicidad ciudadana?............00000000000.............En el obscuro esplendor de la noche, cuando la naturaleza se oculta bajo un manto de sombras mágicas y la luna platea entre los árboles de movimiento continuo, una voz cautivante nos convida al ensueño.A lo lejos, cerca, en derredor nuestro y de cada rincón del monte, el cántico solemne de ranas y chicharras evoca la música más antigua de la tierra.Fue esa grandeza suprema obsequiada a los hombres, ese apogeo natural entregado por los dioses del pasado para engalanar nuestras vidas. Fue la conmovedora grandiosidad de la naturaleza eterna, frente el hombre transitorio. Fue esa apoteosis creadora del mundo... ¡Lo que yo vine a buscar en la energía de tus brazos!Más allá del hombre que se apoderaba de mi vida. Más allá del desenlace conmovedor de un amor tempranamente destruido. Más allá del ensueño, que tu lejanía hizo brotar en mí, entre la crueldad de los motores citadinos. Más allá de nosotros y de nuestras emociones, anuladas en el pasado por designio de los otros, más allá de aquella tierna infancia montaraz y placentera como las canciones de antaño...Más allá del encanto que produjo nuestro reencuentro, con su fuerza juvenil que todo lo arrasa y lo reincorpora, más allá de cuánto puede entregar la vida, a la mujer y al hombre.Más allá de la magia en nuestros sentimientos, estaba presente en mí, al abrazarnos cautivados por el ensueño, lo que yo adquiría a través tuyo. Consciente o inconscientemente. Cual era la deslumbrante magia del monte, vivencial y eterna.Más poderosa que nosotros. Más intensa. Anterior y dueña de nuestras vidas.....................000000000.........................Al alejarme en mi nueva partida nadie me llevaba. Sólo yo misma emprendía ahora, un camino descorazonado e incierto. Pero era yo misma esta vez, quien lo había decidido. Si la sorpresa de un nuevo regreso fue indiferente o inquietante para ti, para mí sin duda, era la necesidad que mi existencia reclamaba.Quizás creí que un niño fuera un regalo. Como nuestra infancia fue un regalo para nuestras vidas. Pero éramos ahora dos los que llegábamos en tu busca, Cuando era tan sólo yo la que llegaba en pos tuya, pues el pequeño no te conocía.¿Por qué te buscaba? ¿Por la belleza de tu piel bronceada al viento, y cabalgando sobre caballos rojos? ¿Por la dureza de tus cabellos? ¿Por el aire natural y casi salvaje con el cual escalabas las peñas? ¿O por esos ojos color cielo que heredaste del Abuelo, luminosos junto a tu perfil de cóndor?Por todo ello. Por nuestro entorno y nuestra tierra. Porque eras el único de los nietos que había quedado allá en la estancia serrana junto al Abuelo... Ahora ya casi milenario, como tus recónditos antepasados nativos. Y tú, Gabriel, con él siempre. Y él contigo sin separarse nunca. Juntos los dos entre los corderos, los cóndores y los alazanes.Y ambos siempre increíblemente unidos, pervivientes en las altas cumbres cordobesas, aspirando las fragancias envolventes del monte. Recorriendo sus pampas y quebradas, su arroyo calmo o vigoroso, como visiones imborrables en una dimensión de espacio, sin tiempo. Conviviendo con la Pachamama, dueña ancestral de aquel paisaje que habíanos amamantado desde el comienzo. Con Ella en su plenitud, siempre inmortal y poderosa.Porque ya sabíamos ahora, que él era también tu Abuelo. En el velo descorrido de aquel misterio, eras Gabriel en esa conjunción de tiempo, su único heredero verdadero. Un trasladado de escena desde el mundo pretérito hacia el presente, donde nieto y abuelo parecíanme ahora, como el hechizo arcaico de un mundo que fusionaba frente a mí... Dos figuras en una sola....................00000000000...................Allí estaba tu hechizo sobre mí, porque era un hechizo arcaico. Porque me lo transmitía el rumor del arroyo y su creciente salvaje, arrollante.¿Qué vine a buscar a tu lado cuando ya había cambiado de ruta, en busca de otras realidades? Tal vez vine sólo a mostrarte un niño. ¿Y ...yo... no importo?La sobriedad. El silencio pausado. Una conducta eterna que salía siempre a través tuyo, me impidió como otras veces alcanzar a ver la percepción total de tus sentimientos.Porque yo no era más parte del monte. Y sin embargo estaba unida a él, como a ti, como al Abuelo, como a los talas. Como a los cóndores vigilantes en las bellas quebradas serranas, y ya no podría nunca arrancarlos de mi vida. Serán siempre para mí, nuestro abuelo, tú y ellos, la evocación de un poder que va más allá del hombre.El poder que arrastra el agua desbordante y crecida del arroyo. Tenue en su hilo plateado, e indomable en su seno espumoso y ennegrecido. Y ese poder por una transmisión de tiempo, pervivía siempre en ti por tu fidelidad y consecuencia, con el escenario de nuestra infancia.Si la belleza pura, brillante y lampiña de tu piel, habría de conmoverme nuevamente. Si yo iba a comprender al fin que tu sobriedad tan altiva como la del tala, no me sería reemplazable. Y que en su totalidad nunca la había reemplazado. Por ese mismo llamado de la especie que nos unía, y que hallábase impresa en mi pasado como en el tuyo. Fue allí cuando escuché la antigua voz del monte, que me reclamaba.De este peregrinaje desolado donde mi juventud buscó caminos, emociones y consuelos marginales, por diversas sugestiones de la vida. Donde yo busqué incesantemente sin lograrlo, un hechizo encantado que me brindara la ruptura con el viejo ensueño ...Nada ha quedado... ¿Pero era necesario un divagar tan incierto de marchas y retrocesos?Tanto como nuestra interioridad lo requiere, para identificarnos con nosotros mismos.Cuando lo he negado todo. Cuando la frescura a yerbabuena de tu aliento, me resulta incomparable. Como aquel sabor arcaico del fresco berro que nos brindaba, generoso, el arroyo. Como toda aquella armonía inextinguible, también estamos nosotros. Inextinguibles como el monte. Como la dulzura cautivante de la peperina inundando las habitaciones. Como el coro nocturno de ranas y chicharras que me despidieran en un lejano pasado. Como la vida que nos reunió y nos unió múltiples veces.Porque de cada atajo del camino llegaré nuevamente al monte. Y estaré en tus brazos, como en los brazos del tala. Como en la caricia de plata dada por la luna entre los sauces melancólicos.Regresaré una y mil veces al monte porque es mi especie. Mi imagen sagrada de mitos inmortales, antiguos como la naturaleza. Como nuestra sierra mágica y prodigiosa. Porque han nacido con ella y para ella.Y tú y yo, los dos juntos, Gabriel y Graciela, pertenecemos a esta dimensión sin tiempo, de una esencias pura, que sobrevivirá a los hombres torturados del presente, en sus cárceles de acero.Cuando las voces nocturnas te invadan junto a la sierra y aún no hayas desmontado, piensa que puedes hallarme hoy o mañana. Porque a tu puerta volveré una y mil veces, como se vuelve... al interior de nosotros mismos.0000000..........FIN..........000000 GALAS MILITARES (CÓRDOBA COLONIAL).........................por Alejandra Correas Vázquez El bracero crepitaba en su incendio rojo mientras en el exterior una lluvia implacable convertía en laguna el gastado empedrado del patio. Desde la galería contemplando el cielo añil con su cortinado espumoso, acompañábamos de pie junto a él, la figura apolínea y soldadesca de Anastasio, primo de mi madre. Su recia apostura coaligaba a la intemperie, con el vigor de su estampa acordonada. Con sus botas y botoneras de capitán de milicias, con su acento a plazas fuertes y cabildos.Nos deleitaba su presencia por su prestancia, tan inusual en nuestras serranías endulcoradas. Ibamos a su lado, de un extremo a otro de la galería y nos deteníamos junto a él, en la misma pose, tratando de captar su altivez guerrera con la fascinación de todo lo que es distinto a lo habitual. En la mente infantil que vive en busca de exotismos. En una mente como la tuya, y en la mías que era tu gemela y lo sería por mucho tiempo todavía. Anastasio contemplaba el abismo lluvioso con deleite y aspirando el aroma de tierra empapada. Para nosotros que era desde siempre, el perfume casi cotidiano en el cual nos habíamos acunado, su descubrimiento nuevo, novedoso y que anudaba climatizaciones desconocidas, provenientes de un mundo que sólo él comprendía, el pecho henchido de aire captando energías indispensables, estaba cargado de maravillas. No teniendo otros subordinados mejores que nosotros, en aquellas temporadas de sosiego en nuestra Merced, donde él veraneaba, nos hacíamos eco de sus órdenes con la premura más eficiente. Lo que desconcertaba la sorpresa de Tobías. Su voz cargada de exigencia nos enviaba en busca de objetos insólitos. Su pipa o su mate amargo y frío, que olvidaba en cualquier lugar. Nos imponía marchas y retrocesos. Saludos y paradas. Su juego incansable que nosotros tomábamos como la más seria de nuestras disciplinas, tal vez la única, Esto asombraba a su ya crecida hija Sonia, y a la muy indiferente tía Irma a quien intentaba conquistar siendo ambos viudos, por cuya razón gozábamos los niños de la presencia de Anastasio en nuestra casa. Cuando el tiempo lo perdió de vista y sus visitas concluyeron por ser escasas, al verse rechazado por tía Irma, su imagen patricial más que patriarcal, fundióse en mí dentro de una profunda ternura. Su voz estentórea que sacudía la atmósfera casera con una vibración segura y sin violencia, con aumento de caudal por lo cual todos parecíamos haber sido sordos, era a un mismo tiempo de una profunda cordialidad e inmenso cariño. Simple en sus actitudes humanas, complejo en sus presentaciones, con una niñez eterna dentro de sí y acompañado de una severidad exterior, alegró el alma de la Merced haciéndose asequible y querible por todos. No estaba acostumbrado a aceptar ideas de nadie, ni aún admitía las de nuestro padre. Tampoco esperó convencernos de nada. Criticaba o discutía sin aguardar razones. Había que obedecer lo que era regla por estilo, por consecuencia, por la regla misma. Su convicción no era a favor de él sino de la ordenanza, fuese cívica, religiosa, guerrera, casuística. Mancomunado con esta disponibilidad a todo lo establecido, era sorprendente ver su originalidad creadora, y la forma que la unía a las reglas. No entraba en diálogo alguno, y se hizo célebre por la frase con que lo definíamos: "Son cosas de Anastasio". Obra de fantasía o de obediencia. Lo establecido por Anastasio era de él, o para él. Nunca lo consideramos apropiado para nosotros, ni él tampoco esperó que lo fuera. Su especial diferencia que radicaba en su condición de guerrero y cabildante, de hombre de plazas fuertes, se consideraba de otra especie, si no hubiera nacido dentro del mismo Virreinato. No teníamos tampoco para él las misma obligaciones suyas. No podíamos por tanto participar de sus reglas y ser parte de ellas. Y en esta compleja concordancia radicaba su actitud tolerante con nosotros y con todos, que fue incluso, mayor que la nuestra con él. Su cariño me conmovía. Gustaba a la mañana muy temprano, en cama todavía y mate en mano, siendo yo pequeña, hacerme traer junto a él para escuchar mi torpeza de lengua. Mi acento, en exceso serrano con atisbos a Ramona y giros dialectales ya en desuso (que conserva el mundo criollo desde los primeros días de las fundaciones cuando llegó el castellano por estos lares) se convirtieron en su encanto. Cuando el tiempo lo alejó por su nuevo matrimonio de nuestra Merced, su casa de Córdoba estuvo abierta para nosotros, llegados a la adolescencia. Irma ya no nos acompañaba, pues aquella esperanza de reunirlos se había esfumado para siempre. Pero su sentimiento claro se transformó en una hospitalidad ostentosa. Su vozarrón era el mismo, sus quejas iguales, atemorizaba con sus caprichos pues estaba más adulto, y al recibirnos parecía incluso disgustado con nosotros. Casi maniáticamente nos recibía con toda clase de reproches y quejas incomprensibles por ideas que no calculábamos. Se mantenía espléndido y a los ochenta años, era atlético y erguido, musculoso y hacía diariamente flexiones. Su esposa llamábame en un aparte diciéndome: "Llévale este mate que él siempre aguarda a que tú se lo alcances. Eso lo pone contento al verte." Y yo entraba a su habitación con mi nueva pollera adornada de puntillas, muy distinta a mi antigua indumentaria infantil. Pero Anastasio no prestaba en absoluto atención a ella, tratándome como si el tiempo no hubiera pasado para mí, porque nunca pasó para él. Fue un hombre eminentemente de a caballo y los más ariscos potros fueron su delicia. Nos enseñó a admirarlos por su fuerza o su elegancia. Como parte de su oficio eran para él un culto más que una necesidad. Su rusticidad doméstica se volvía entre ellos una corografía de armonías exquisitas, que desfilaban ante nuestra vista en apoteosis danzante, con resabios de ballet. Entre sus facetas de refinamiento también destacábase su amor a la lectura, y aunque Don Dionisio no le atribuía erudición, tenía que aceptar que era una personalidad inquieta e ilustrada. Se despidió de una exótica manera de mí. Durante tu ausencia en Charcas llegó en verano a la Merced, sorprendiéndonos, puesto que ya nos había desacostumbrado a sus visitas. Se fue casi de inmediato diciéndome que se iba feliz, por verme tan crecida y tan bien ambientada. Yo acostumbraba a verlo cuando tú eras un niño todavía, y te habías convertido en su asistente y su mejor soldado. Anastasio se colocaba sentado a los pies de tu cama, viéndote dormir la siesta, agotado, después de cabalgar toda la mañana con él. No habiendo tenido un hijo varón te tomaba como tal contemplándote allí dormido, diciéndonos cuán lindo eras con tu gracia infantil, admirando tu belleza en crecimiento. Satisfecho de tu adhesión a él y feliz de la fascinación que él te producía, llamándote con ternura cálida y casi ingenua: "Mi Pichón" Luego de esa última visita, meses después, a medianoche mi cama comenzó a moverse en forma extraña. Y sentí en la obscuridad que alguien se sentaba a los pies de ella. ¡Grité! ...preguntando quién era... "¡Hay alguien sentado a los pies de mi cama!". Micaela llegó hasta mí con una vela encendida, para ver lo que acontecía. Nadie había allí. Yo estaba sola en mi habitación. Tobías recorrió el patio con una lámpara en la mano, pero no halló a ningún intruso. Fue su despedida. Lo supe cuando días después el Chasqui trajo la mala noticia, y el suceso de su partida final había ocurrido aquella noche a la misma hora. Comprendí entonces, que en ese momento Anastasio me contemplaba, como contemplándonos a los dos, en una exótica síntesis. En aquellos momentos, me dijiste a tu regreso del Alto Perú, recorrías de noche las calles empedradas y ornamentadas con faroles en Chuquisaca, cuando volviste tu rostro con la impresión de que alguien caminaba contigo. Muy cerca tuyo. Ambrosio que te acompañaba se asombró de tu sensación, sin encontrar ambos respuesta alguna. Hasta tu regreso a la Merced, donde comprendiste la razón de aquella compañía invisible, en una calle vacía..........00000000........... EL DIAMANTE...DESTINO Y DESTINATARIA...........................................por Alejandra Correas Vázquez........................................... (Hoy Siria. Ayer Argentina. Dos grupos enfretados con violencia, sin importarles la población civil)Las semanas se deslizaron. Cierta tarde Rolando recibió una carta y media hora después la visita de su destinataria. El se rió.-"¡No hacía falta que vinieras, Azucena! Tu carta llegó ayer"- comentóle al verla en su puerta -"Te fuiste de improviso"-"Es verdad, pero no creo que te sorprendieras"-"No, pero tu ausencia me decidió a tomar camino"- respondióle Azucena al transponer el umbral.-"Y esto último es lo que más te ha alentado a partir"- opinó el muchacho-"De verdad ...sí"- ella quiso agregar algo más, pero calló-"¿O por un instante te emocionó la soledad de un hombre?-"¿Y qué me ha dado alguna vez ese hombre?"- preguntóle Azucena airada-"Nada, hasta hoy. Pero ésta es la primera vez en que estamos solos, juntos cara a cara. Tu primera carta. Tu primera visita"- le advirtió él-"Rolo ...soy tu amiga"-"Pero ambos supimos siempre, que podíamos ser un poco más que amigos"-"Ambos lo sabemos, es cierto, pero te recuerdo que Alicia quedó allá muy sola. Los niños jugarán aún por mucho tiempo ...¡Y yo nací sin cadenas!"- respondióle ella-"Pero las estás buscando"La habitación era de tamaño medio. Ella tomó asiento. Afuera atardecía y los automóviles abrían sus ojos, aunque el sol iluminaba todavía la sierra hacia la lejanía. Pero en la ciudad ya se había ocultado. Las grandes moles de cemento recién construidas impedían su paso, y sus habitantes deambulaban entre luces mercuriales. -"¿Hice mal en venir Rolo? ...Además... busco refugio, pues las calles de Córdoba están llenas de incendios"- expresó Azucena-"Son barricadas, subversión y submundo, represión y desgaste... Peligrosas para aquéllos que como nosotros, venimos de la quietud serrana. Hay que sobrevivir a estos tiempos exaltados, colocando la paz que traemos desde el paisaje"- confirmóle Rolando-"Es mi mejor deseo"-"Tu primera carta y tu primera visita... ¿Querías realmente que yo volviera hacia allá para reconstruir un nido roto?"- insistió Rolo-"Supongo que dudaba, pero es válido insistir."- le contestó ella-"¿Tanto te cuesta Azucena, decirme que vienes por mí?"-"¡Hombre y vanidad!... son de una misma amalgama"-"Siempre te presentí como una buena amiga, desde mi llegada allá... Y como algo más, no te lo oculto"-"No estoy segura de ello, pues acompañé en forma asidua la pareja que ustedes formaban. Alicia quedó allá muy sola. Los niños en sus juegos no te olvidan."- díjole Azucena -"Cual palomas o mariposas. Pero no viniste hasta aquí únicamente para recordármelo, pues formo parte de esa soledad y de esos niños." -"Con Alicia hemos compartido mucho en común. Incluso a tus hijos" -"Fui testigo de ello."-"Rolo, llegaste allá en busca de Alicia, y por ella te quedaste todos estos años que dieron como fruto dos niños pequeños"-"No lo puedo negar, sin embargo nunca dejaste de atraerme con tu misterio ¿Podré ahora develarlo?-"Quizás..."-"A las visitas de privilegio como es la tuya, se les sirve café. Alcánzame aquellos pocillos que allí ves, mi cafetera está caliente y aromática"-"Gracias, Rolo"-"Y prueba estos nísperos, están dulces y sabrosos, son del jardín de esta casa." Los últimos rayos solares volviéronse rosados permitiendo observar tras una ventana, los automóviles que marchaban raudos huyendo de la pasividad del Cerro de las Rosas, en dirección al centro citadino convulsionado. El sol teñía de rojo hacia la distancia aquel panorama abierto de la sierra, rodeando la ciudad cordobesa.Azucena y Rolando salieron juntos a la calle, en busca de un ómnibus, y al descender en el microcentro un torbellino humano les salió al encuentro. La vorágine del 70 cayó sobre ellos, mientras hombres y mujeres pasaban ante sus ojos entremezclando sus guerras. La emocional y la real. La propia con sus amores o sinsabores. O sus conflictos familiares y generacionales. Y la de esta ciudad politizada, con su entorno de subversión y represión, dentro de un país en conflicto... Argentina en crisis.Córdoba viviendo dos demoliciones distintas y coetáneas: la de la modernidad y la de la violencia. La primera demoliendo las casonas señoriales y el bello pasado colonial, para hacer grandes y cuadrados palomares. La segunda, destruyendo el sitio de recreo del Country Club, en la nocturnidad de una explosión devastadora, por manos de los mismos jóvenes que allí gozaron su infancia.O sumergiendo toda la Avenida Colón en un boquete de incendio. Y ardiendo en altas llamaradas: automóviles privados, quioscos, semáforos y Confitería Oriental. Córdoba arrasada. Piquetes demoledores y bombas. Heridos. Martillo y pólvora. Y en medio de ese escenario caótico y desesperanzado, las ráfagas finas del invierno penetraban bajo la ropa como danzarinas de hielo, conmoviendo las pieles de estos dos testigos asombrados: Rolando y Azucena. -"No me amedrenta mi ciudad. Hasta lo prefiero... después de haberle huido en un tiempo atrás"- comentó ella -"¡Lo sobrepasaremos! ...Sí Azucena, creo que es posible"- aceptó él con gran énfasis -"¿Has calculado el riesgo?"- preguntóle ella a su vez -"Estoy dispuesto a enfrentarlo."-"También yo. Pues salí de una nube de aislamiento e inercia, de un período inactivo renunciante de mi propia identidad e independencia. Hoy he vuelto a la libertad que siempre buscara" -"Yo sabía, Azucena, que tu huida hacia la sierra era una búsqueda del horizonte ilímite, pero olvidaste que la compañía asidua de otros, limita como un cerrojo..."-"Es cierto, Rolo, aunque a mi frente se desbordara el Río San Antonio con su libertad incontenible. Es cierto"-"Aún así, con su poder, su caudal y su esplendor"-"¿Es libertad también este incendio adonde ahora nos hallamos todos precipitados? Esta furia que invade las calles entre dos grupos antagónicos y violentos que no tienen interés alguno en la población civil ¿Qué opinas Rolo?"- le interrogó ella -"No es libertad ...Es tragedia... ¿Te asomaste a verla alguna vez? Mañana ya no estará. Yo camino bajo su techo agobiado por este resplandor. Mi soledad es completa. Pero ahora estamos, frente a su último día." -"Valioso para mí que llego después de larga ausencia en un día como éste... Donde me reciben los gases lacrimógenos entre autos y quioscos en llamas"- dijo con espanto Azucena -"Lo superaremos."- insistió Rolando -"Eso anhelo y estoy dispuesta a lograrlo con mi constancia, en medio de estos fuegos y a pesar de ellos. Pues las calles cordobesas aún del dolor actual, que las envuelve entre pólvoras, pueden aún protegernos, tanto como antes nos vieron nacer"- argumentó Azucena -"Ambos lo lograremos, ya verás..."-"Tengo fe en estas calles de mi ciudad natal, que son nuevamente mías, a pesar de su tristeza presente. Espero un renacer"-"Tampoco será perfecto. Tiene sus límites propios. No hay Diamantes, hay seres. Sólo seres"- díjole Rolo-"Ya lo voy comprendiendo... de a poco"Mientras los hombres de la subversión y la represión se ofuscaban. Mientras las bellas niñas de la sociedad cordobesa, en esta ciudad universitaria, trepaban las azoteas con granadas bélicas en cada mano para producir estragos. Mientras los jóvenes estudiantes quemaban automóviles, incendiando barricadas. Mientras la represión los buscaba. Mientras el cordobés se amoldaba enloquecido al crecimiento de su urbe... Ellos, los dos amigos, retornaban de a poco a su existencia real de citadinos, dejando atrás la plácida sierra donde se conocieron.Solos, entre dos fuegos. Aquello que habían abandonado: la sierra imponente con su río San Antonio crecido y majestuoso... Esto, la contienda dramática por calles con barricadas, cual una llamarada dantesca, en un horizonte de desesperanza. ¿Cómo tallar el Diamante en una Córdoba caótica? Las veredas temblaban con las bombas. Los gases lacrimógenos herían las miradas de Rolando y Azucena. Los transeúntes y los niños ya no estaban por las calles. Tampoco el rocío. La ciudad era un vértigo negro de un sueño despoblado.Y por aquel laberinto sin tiempo... caminaban ambos. Córdoba, ciudad dolorida. Dañada por el caos. Pero allí en medio de ese escenario en ceniza, se erguían de pie estos dos testigos asombrados, dispuestos a retomar su camino para tallar las facetas del Diamante. La calle chamuscada era como una balsa donde todo convergía hacia sus brazos, lentamente, pero sin abandonarlos. Flotando en medio del dolor. Llevándolos hacia otra orilla. La obscuridad envolvía las moradas. Finalmente casi al amanecer, todo el microcentro cordobés enardecido con sus furias del 70... había apagado sus luces terminados los incendios.Surgía la bruma en el confín, en los límites de ese mundo. Y al retornar de esa vorágine ya ellos dos no estarían juntos. La ciudad en crisis podría elegir unirlos o imponerles una larga distancia. Quizás el exilio. O el retorno. O tal vez una pausa para volver a abandonarlo todo. -"¡Aquí vivo yo desde hoy!"- gritó Azucena señalando hacia arriba con el índice -"¿Cuál es tu ventana?"- le preguntó el muchacho -"No da hacia fuera. Estaré algunas semanas, es el domicilio de un matrimonio amigo. Después no sé hacia dónde iré., Bueno Rolo ¡Hasta la vista!"Se despidieron hasta cualquier otro día, la ciudad podría reunirlos o separarlos. Llegar a ser almas gemelas o enemigas, embargadas por el mismo fuego, pero ellos preferían este esfuerzo para tallar el Diamante, seguro de que ambos juntos, lo lograrían.ououououo¡Acércate! ... díjole Rolo antes de separase Mañana no divisarás este escenario. La mente de los hombres cambiará, vendrá la paz y la quietud. El silencio habrá llegado anunciando el reposo para la nación ¡Pero cautiva el esplendor de la tragedia!¡Ahora estamos frente a su último día!Y mañana, Azucena, caminaremos juntos...Olvidando este caos citadino--------ooooooooo-------- HIMNO AL SOL DE AKHENATÓNOOOOOOOOO Akhenatón era un gobernante revolucionario que exponía de forma abierta su ideología mística y social, expresando con soltura su contenido universal. Pues él no era ya más un faraón y monarca de Egipto, sino un dirigente cuya palabra iba destinada a todos los pueblos y razas del mundo. Atón, el Dios único -el círculo, una forma geométrica- es el Sol radiante que siempre nos acompaña e ilumina por igual, a todos los seres vivientes. En su proyecto mundialista sobresale el mensaje del Amor, el cual era nuevo tanto en Egipto como en los demás pueblos del antiguo oriente. Su sentido de igualdad humana estaba basado en el amor divino, que 1.300 años después expondría nuevamente el Cristianismo. Otro de sus puntos especiales es el "trabajo". El era también el primer trabajador, y no usaba protocolo. Asistía y colaboraba con sus ingenieros. Los atonianos pusieron énfasis en la dignidad del trabajo, con fábricas y buenos barrios de obreros construidos en forma programada. Como dirá San Pablo en futuro: "el que no trabaja no come". Pues Atón trabaja diariamente para darnos vida. Akhenatón en sí mismo como persona, poseía gran talento, ya que además de ser un dirigente innovador era también un excelente pintor y colorista en cuya casa particular fueron hallados sus murales y el atelier con sus pinceles. Y en forma sobresaliente, fue un poeta de gran belleza lírica, como puede leerse en los sentidos versos que dedicó a su hermano menor Semenkhara, a quien perdió tempranamente. Pero su obra más destacada fue su "Himno a Atón". Así dijo el poeta Akhenatón en su Himno al Sol: ¡Como es de bella tu aparición hacia el oriente del cielo!¡Oh viviente Círculo de Atón, principio de vida! Cuando te elevas en el horizonteLlenas todos los países de tu belleza.Tus rayos envuelven cuánto ha sido creadoCautivando a los vivientes Mediante las redes de tu Amor. Aún cuando te alejes tus rayos Siguen tocando la tierraY por muy alto que te encuentresLa señal de tu paso es el propio día Cuando hacia el horizonte tomas el reposoLos hombres se recuestan en la tinieblas igual que muertos Cerrando los ojos y envueltas las cabezasSe puede revolotear por encima de ellos sin que nada sientan El león sale de su guaridaY cada reptil se arrastra lejos de su agujeroEl Creador esta dormidoY la Criatura está muda Tú al retornar a la tierra, ésta se aclaraY enviando tus rayos huyen las tinieblas.Los dos países del Egipto entran entonces de fiestaEstán de pie y ya despiertos por tu presencia Lavan sus miembros y visten sus ropasY elevando sus brazos adoran tu AuroraDespués, por todo el universoCada uno se encamina hacia el trabajo El ganado se regocija en la hierbaLos árboles y las plantas florecen verdeando los camposLos pájaros revolotean sobre las plantacionesDirigiendo sus alas hacia ti en signo de adoración Los corderos saltan y las ovejas danzan sobre sus patasTodas las aves adquieren impulso y se animanPorque Tú estás sobre ellas insuflándoles vida Las embarcaciones suben y descienden el ríoPues tus obras se encuentran en todos los caminosLos peces brincan delante de tu faz entre las aguasPues tus rayos centellean en el corazón de los mares Tú das forma a los embriones en el cuerpo de la mujerTú quien genera el semen en el cuerpo del hombreTú el que alimenta al niño en el vientre de la madreTú quien calma su llanto antes que la madre lo consuele Desde que el pichón se menea en el interior del huevoTú le das el aliento y la fuerza para quebrar la cáscaraY al salir vacilante está ya llamándote ¡Cuál innumerables son tus obras!¡Misteriosas y únicas!¡Qué buenos designios los tuyosSeñor de la humanidad! ¡Tú eres la misma vida y la vida viene de Ti!Cuando estabas solo en la eternidadCreaste la tierra de acuerdo a tu corazón: A los hombres y las bestias del campoA todo lo que se mueve sobre el sueloA todo lo que vuela por lo aires Tú has creado Asia, África y EgiptoHas afirmado cada pueblo en su tierraDándoles a cada uno cuanto necesita Tú regulas la vida y el alimentoDistribuyes a las tribus de acuerdo a sus lenguasEl pigmento de su rostro y la forma de su figura Tú has hecho emerger el Nilo del mundo subterráneoPara que su beneficio colme a todos los hombres Has creado además en el cielo otro NiloPara que sus aguas caigan sobre las montañasApagando la sed de las bestias salvajesColmando con su lluvia los campos y las praderas ¡Cuán grandes obras son las tuyas! Has dado el Nilo celeste a los extranjerosY el Nilo subterráneo a los egipcios Tú nutres cada planta como a un niñoY haces tus estaciones para tus criaturasEl invierno para que ellos tengan fríoEl verano para que gocen de tu calor Tú has creado los cielos lejanos Para contemplar desde ellos toda tu CreaciónTú vienes, vas y vuelves Y extraes de tu seno único: Los millares y millares de formasLos pueblos, las ciudades, las aldeasLos campos, las rutas y los ríos ¡Todos ven tu Círculo eterno! Te levantas y ellos vivenTe acuestas y ellos mueren Desde que colocaste los fundamentos en la tierraMe has Revelado tu voluntad ¡A Mí! ... ¡A Tu Hijo!El que fue eternamente A Mí, que desciendo del PadreY a tu Hija bien amada ¡Nefertiti!Encanto de los encantos del SolFloreciente por los siglos de los siglos Tú estás ¡Padre! en mi corazónNadie te conocía. Sólo yo te conozcoYo, tu Hijo... Akhenatón UaenraAlegría del Sol. Tu Hijo elegido. (cotejo de Weigall, Lange, Campigy, Donadoni,Wolley) Como puede verse se trataba de una Religión Revelada. Un Monoteísmo puro que borraba el paganismo anterior para iniciar un ciclo nuevo en la vida de los hombres. Para liberarlo de tótems y fetichismo. El concepto de la Creación está plenamente desarrollado tal como más tarde quedará expresado en el texto bíblico. Cuando Sigmund Freud coloca al príncipe egipcio Moisés dentro de la casa de Akhenatón, para salir desde allí en una emigración masiva (cuando el movimiento Atoniano queda proscripto en tierra egipcia) es el principio Monoteísta el que sobrevive para el futuro. OOOOOOOOOOOOOO Alejandra Correas Vázquez "Lucha y Vencerás".RETRATO DE ABRAHAMEl hombre que venció a la adversidad. Por Alejandra Correas VázquezOh Ur !... tu pueblo vaga disperso... ¡Ur! Eran muertos y no estatuas cubriendo los alrededores Los muros estaban partidos En las altas puertas y caminoshacinábanse los muertos En las calles que antaño reunía al pueblo, en sus festejos reina ahora la desolaciónLos cuerpos cubren calles y caminos Allá en las praderas donde danzabanamontónanse ahora los muertos La sangre llena las acequias como el metal cubre al molde Los cuerpos ahora se disuelven cual manteca expuesta al sol (año 2.006 A. C. - tablilla cuneiforme) ProemioTuvo gran repercusión para Europa y Occidente en su devenir histórico, el desprendimiento migratorio desde la antigua Caldea, producido de forma imprevista en el año 2006 a. C. Hecho dramático ocasionado por la invasión sorpresiva de bárbaros preculturales, quienes asolaron esta nación en forma salvaje. Los descendientes de aquellos fugitivos que abandonaran su solar natal devastado, iban a constituir más adelante un sinnúmero de naciones semitas repartidas por el Medio Oriente. Hasta nuestros días dos importantes comunidades: la hebrea y la árabe, se relacionan con este hecho siguiendo el texto bíblico. Pero hay que separar mitología de historia, pues el pueblo que conocemos como "semita" (por Sem hijo de Noé) constituía ya en el 3.000 a.C. una civilización de gran importancia repartida en tres naciones: Mesopotamia, Valle del Indo y Egeo. La característica central que unía a todos ellos, de carácter antropológico, era el cráneo dolicocéfalo estudiado por Stuart Piggot, quien lo llama "cráneo mediterráneo" y lo ubica en una línea continua desde la India hasta España. Este autor escosés se ha especializado en las ciudades del Valle del Indo: Mohengo Daro y Harappa, desvastadas a ras del suelo por las mismas hordas de arios preculturales que cayeron sobre Caldea. De Caldea (Mesopotamia) va a partir en exilio en el año 2006 a.C. una importante emigración debido al vandalismo que fuera sometida su región por bárbaros arios llegados de improviso. Y aquí aparece el primer personaje real de la Biblia: Abraham. Los judíos a partir de la Edad Media (expulsados de España) iban a tener un protagonismo destacado en los países europeos. Mientras que la cultura árabe impuso sellos importantes a través del al-Andalus (emirato de Córdoba y reino de Granada) lo cual permitió a los europeos salir del obscurantismo medioeval. Por ello mismo es interesante retrotraernos a sus comienzos. A sus primeros pasos. Al inicio de esta etnia urbana, antes de su emigración masiva desde Caldea. La cual como todas las diásporas tuvo su origen en un sitio especial y bien definido: la ciudad de Ur de los Caldeos o Ur Kashdim, la capital de Sumeria. Las tablillas cuneiformes de Caldea, y principalmente de Ur -la ciudad de donde procedía Abraham- nos asombran por sus conocimientos, sus avances, su bellísima literatura poética y teatral, su bella escultura. Y dentro de ese esquema también se destaca con gran énfasis, la ciencia que practicaba el ciudadano caldeo al que conocemos con el nombre de Abraham: la Astronomía. Nació en la paz de una ciudad culta -Ur- y habíase preparado para estudiar las estrellas (dice Flavio Josefo) con sapiencia y paciencia mirando al cielo, para vivir de este modo un tipo de existencia totalmente distinto al que el devenir iba a colocarlo. Nunca hasta su madurez este paciente astrónomo de la más bella ciudad sumérica, hubiese imaginado que su mundo trastocaríase de improviso, cayendo en ruina, por acción de los bárbaros en el año 2006 AC... Tal como dos mil años más tarde la misma horda caería sobre Roma, y con el mismo ímpetu destructor. Sumeria no era una nación guerrera y aún menos esperaba la horda indoaria (precultural) que iba a convertirla en ceniza. Como dijo el poeta súmero, sus invasores eran: "Un pueblo que no conocía habitación". Es decir, un pueblo nómade que vivía en carpas y no edificaba casas. Antiguamente en Oriente las familias sacerdotales eran hereditarias y las ciencias propiedades de ellas. Nos dice Flavio Josefo en sus "antigüedades judías" que Abraham era un astrónomo en Ur, y por lo tanto debemos deducir que pertenecía a un templo. Con su nombre de cofrade Abram sale de Ur y va a Harrán (prisionero de los invasores). Este capítulo no está aclarado en el texto bíblico, pero sí en la arqueología. Los hurritas (etnia aria) fueron los invasores y saqueadores de Ur que se llevan a Abraham con ellos, como un tesoro importante de su pillaje. Pasado el tiempo, nuestro personaje huye de ellos y sigue errante por Palestina (Canaán). Más adelante entra y sale de Egipto donde hay registros otros importantes refugiados como el rey Ibsha (con su pueblo completo en la dinastía XII) quien logra la protección del Faraón Amenemhat, el cual sería el mismo que aloja a Abraham en calidad de protegido. Pero más tarde todo cambia para él, en forma benéfica, superando esos sinsabores del comienzo. En Génesis 27:5 recibe otro nombre: Abraham. Y cobra a partir de allí un destino muy distinto, pues se convierte en conductor y cabeza de una Grey (tanto hebrea como árabe) : "Porque te he puesto por padre de muchedumbres de gentes". Este ascenso es propio de un grado sacerdotal. Antes era sólo un cofrade en su tierra natal. Ahora en el exilio es un Sumo Pontífice, de allí el cambio de nombre. Hasta aquel momento la persona más destacada de esta familia había sido su hermano Arán en Sumeria, a quien habíasele hecho un monumento en Ur. La estatuaria civil mesopotámica (caldea, sumeria) es muy abundante, referida a personajes políticos de importancia, y en mayor medida que la estatuaria religiosa. Los sumerios eran hombres modernos en un amplio sentido, racionales como el habitante de hoy, con conceptos civiles bien marcados. Gudea es su principal rey legislador, hay hermosas estatuas suyas. Son los hombres públicos sus favoritos y no dan tanta importancia a los dioses como otros pueblos antiguos. Esto es muy importante para los comienzos de una comunidad semita como la judía y la árabe, que serán monoteístas a ultranza y no harán imágenes a Jehová o Alá. Se ha definido que las comunidades hebrea y árabe (cuyo antepasado común es Abraham) son de raza "semita". Pero sus primeros pasos aparecen entre un pueblo no semita (los súmeros, blancos y de ojos muy azules) quienes vivían en el sur de Mesopotamia, el actual Kuwait. Al norte mesopotámico estaba Akkad que era, sí, un pueblo realmente semita quienes se autollamaban los "cabezas negras" o sea morochos. Pero podemos ver que el rey Sargón de Akkad formó la federación de Sumer-Akkad que estaba constituida en una sola nación para el año 2006. Ello justifica que una familia semita viviese en Ur. Arán como leemos en "Antigüedades Judías" fue sin duda un personaje real de gran poder político. Tampoco ese nombre aparecerá en inscripciones cuneiformes de Mesopotamia, porque es también de cofradía. Hay que pensar que la Biblia era un documento privado hasta que lo hizo público Ptolomeo al integrarlo a la Biblioteca de Alejandría. Abraham fue un elegido por el destino. Debía cumplir la misión salvadora de una comunidad. Colocado al principio en la ciudad más pacífica y hermosa de Sumeria, fue arrancado de allí de golpe, de improviso, para imponerle condiciones muy adversas donde: "La sangre llenaba las acequias como el metal cubre al molde y los cuerpos se disuelven cual manteca expuesta al sol". Nada hay más aterrador que estas "Lamentaciones" súmeras sobre las ruinas de Ur. A partir de allí y contemplando su ciudad devastada, su solar natal desangrado, rehén de los invasores, él tuvo que remontar un largo camino para salir exitoso en la vida. Tal como logró hacerlo. Pudo haber fracasado, pero en cambio revirtió toda esa circunstancia dramática a su favor. Fueron presentándosele desde ese momento en forma encadenada, duras pruebas de las que se sobrepuso con éxito. Abraham, desde Caldea hasta los rincones más lejanos y difíciles en su curso de vida, sorteó obstáculos múltiples. Deportado. Exilado. Errante. Buscó el pan que al nacer tenía en abundancia. Y llegó a capitanear un exitoso ejército bien pertrechado con el que presentó combate, unido a otros reyes orientales, contra los jefes bárbaros (todos ellos identificados por la arqueología actual). Y finalmente se instaló en Damasco ...¡Como gobernador...! (Flavio Josefo). Todo su escenario vital y pleno, lleno de emociones, tiene una clara atmósfera de realidad confirmada por la arqueología. Tal como fue la trágica circunstancia que padecía el Medio Oriente en aquel siglo, sometido a sucesivas invasiones bárbaras. Posee un correlato de veracidad al compararlo con los sucesos históricos del segundo milenario a.C. que se sintetiza en el adagio siguiente : "Lucha y Vencerás".UR KASHDIM Ur Kashdim, Ur de los Caldeos, existió. La rescató del tiempo, los escombros y el olvido la eminente labor de Sir Leonnard Woolley, con una paciencia minuciosa a comienzos del siglo XX.. En ella, su nunca olvidada ciudad, colocaron los escribas hebreos su simbólica genealogía (Gen. 11:28). Todos estos pasos pueden ser seguidos históricamente. Los procesos arqueológicos tal como se presentan en los últimos descubrimientos, registran la huella de esta ola inmigratoria. Corrían los años posteriores al 2006 A. C. (fecha de la destrucción de Ur) cuando todo el Medio Oriente era una gran llamarada. ¡Los bárbaros han llegado!... Algún día también llegarán a Roma. Escapándose de los episodios mitológicos puros que encierran los primeros capítulos del Génesis, nos encontramos en Gen. 11:28, con el primer dato histórico que penetra ya, en el terreno de los hechos vivos. Se nos habla allí de la familia de Taré, padre de Abraham, que vive en Ur de los Caldeos o Ur Kashdim y comienza a relatarse a partir de allí en el texto bíblico, una historia doméstica y familiar. Pero lo importante aquí es Ur, la ciudad devastada por los bárbaros cuyo pueblo pasó de sedentario y civilizado a "vagar disperso", como dijo el poeta súmero. Una diáspora legítima. Un peregrinaje nómade por todo el Medio Oriente en aquella gran diáspora de los semitas "cabezas negras" quienes fueron los únicos sobrevivientes caldeos (akkadios) ya que el pueblo súmero de ojos azules hace "mutis por el foro" a partir de ese momento clave. Es exterminado. Son de ellos sin duda -los súmeros- esos cuerpos yertos y mutilados que cubren las acequias, pues nunca vuelven a reaparecer como raza, como etnia. Aunque trescientos años después Hammurabi se autointitule como "rey de Sumer-Akkad" en realidad para esa fecha no hay más sumerios y nadie habla ni escribe su dulce lengua. Como miembro del grupo semítico de Caldea (Kashdim), la familia de Abraham hijo de Taré, era de nacionalidad akkadia. Esta es su realidad histórica desprendida de todos los intereses políticos que vinieron después, con los nuevos nombres que fueron recibiendo. Aquellos hombres que habitaban en Ur de Caldea y que la Biblia nos entrega en el capitulo 11 del Génesis, son históricamente hijos de Akkad, el reino del norte, semítico. El peregrinaje obligado desde el Éufrates, hacia la zona de Palestina (Canaán), impulsados por una dolorosa invasión extranjera a sus lares, les dará con los milenios otra nacionalidad y otro nombre, que todavía por entonces no había nacido.Diáspora Akkadia En "Antigüedades Judías" Flavio Josefo nos entrega una biografía mucho más detallada de Abraham que la bíblica, la cual se conecta dando mayor claridad a los hechos, con los sucesos políticos del momento. No es que el texto bíblico deforme ninguno de los hechos, sino que como acontece en la mayor parte de sus crónicas, prefiere olvidarse de detalles precisos, históricamente importantes para nosotros. El esquema que nos presenta el Génesis es excesivamente escueto. El de Josefo amplía muchas cosas. Son importantes los tiempos históricos en los cuales se sitúa la familia de Abraham y su abandono de Ur. Como tantos otros caldeos que emigraron de Mesopotamia frente a la invasión devastadora (con padres, hermanos, mujeres, sobrinos e hijos) exactamente igual que el resto de los mesopotámicos, ellos deben exilarse. Es la realidad cruda y cruel de esta familia patriarca del Génesis, con su asiento histórico original, cuando hace su aparición viviendo en Ur antes del 2.006 a. C. No cabía otra alternativa que dejar atrás el solar natal convertido en ceniza. Su partida inesperada es una consecuencia de la destrucción de Ur y de toda la civilización súmero-akkadia, por obra de las feroces hordas indoarias. Las cuales son precivilizadas en su presentación, violenta e inusitada, ante la historia, semejante a los bárbaros que invadirán Roma 2.000 años después. La historia se repite. Los arios que van a conformar el modelo de civilización moderna de nuestros días, con todos sus éxitos, comienzan por ser salvajes. Su capacidad de evolución será admirable a partir de allí.Hace décadas Woolley y Diakonof, mantuvieron una áspera discusión (publicada) sobre si Abraham fuese o no, algo más que un personaje legendario. El positivismo también comete irregularidades, cuando desecha las tradiciones de los pueblos, como valores perimidos. Pero hay algo evidente que no tiene posibilidad de rechazo: todo el peregrinaje de Abraham desde Ur hasta Egipto, es el camino que siguieron históricamente los fugitivos de Mesopotamia a partir del año 2006 a. C, fecha de la destrucción de Ur. Expondremos sus palabras que como excavador de Sumer, llevan una ventaja mayor que las nuestras. Dice Woolley: "No sostengo que la tradición hebrea sea impecable, pero estoy convencido que tiene una base histórica. Creo que Abraham es una confluencia de por lo menos dos (o probablemente tres) individuos históricos; aún concediendo esa (muy comprensible) confusión lo probable es que los incidentes relatados sean verídicos en general; algunos de ellos reflejan de hecho las condiciones contemporáneas con tanta exactitud que no pudieron haber sido inventados en una fecha posterior, cuando estas condiciones ya no existían".(Woolley - UNESCO) Luego de transcribir este párrafo tan bien delineado, debemos aclarar que la peregrinación de Abraham desde el río Éufrates hasta el río Nilo es la misma que siguiera Ibsha, personaje absolutamente histórico. Un príncipe del desierto (Jeka-Jast), quien acompañado por una lujosa comitiva bellamente ataviada y con ricos regalos, solicita al faraón Amenemhat II asilo político ¿Trataríase de una misma persona? Decir esto es demasiado aventurado. La coincidencia que los une es que en la corte de este faraón por el cálculo de fecha, se alojaron también Abraham y Sara ... Al menos, debieron conocerse con Ibsha. El pueblo rico y errante de Ibsha se traslada en masa, llevando mucho ganado caprino y es ubicado por el Faraón en el centro de Egipto, próximo a Hermópolis, con documento de llegada pero sin dejar rastros de haber construido habitaciones. Ibsha llegó a Egipto y fue muy bien representado por los artistas del Nilo, llevando sus bellos caprinos cornados y tiernamente dirigidos por sus boyeros de esbelta prestancia. Visten con ropas coloridas (contrastando a los egipcios siempre de ataviados de blanco) y podemos recordar que más adelante Jacob confeccionará para su favorito José, un vestido de muchos colores. No tenemos pintura en Caldea (sólo escultura y relieve), por ello el friso egipcio colorido es de mucha importancia. El año de 1925 a. C. Moret y Davy dan como fecha cierta de la caída de Babilonia en manos de los hititas. El desastre que esto produjo, ocasionó sin duda el refugio del rey Ibsha y su lujosa comitiva en Egipto, recibido con amplitud por el Faraón Amenenhat II. Lo que el cronista bíblico también registra como la llegada de Abraham a la corte egipcia. Falta todavía más de un siglo para que Hammurabí recobre Babilonia, recupere el Medio Oriente, imponga sus leyes y su drástica justicia. Según Robert St. John los cananeos llamaron a Abraham, Ibri, y a su tribu nómade "Ibrim". El significado de dicho término seria : "allende la otra orilla", porque habrían venido del otro lado del río Jordán. El sostiene que de Ibri, pudo nacer la palabra "hebreo". En Josué 24:2 éste, en la despedida a su pueblo antes de morir les dice : "Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños". En la memoria de los cronistas hebreos se guardaba hasta aquel momento (hacia el 1200 a. C.), el recuerdo de una cultura -de la que se separaron posteriormente- pero dentro de la cual tenían su origen. Es decir: Caldea. Ur cae asolada en el año 2006 a. C. y el desastre barre a todos sus habitantes: "Aquellos sus hermosos jóvenes que se ungían con perfumes ya hoy se han disipado", así lloraron los poetas mesopotámicos. Dolidos. Esto nos recuerda en nuestra tradición castellana a las lamentaciones de Manrique cuando escribió: "¿Qué se fizo el rey Don Juan? ¿Los infantes de Aragón qué se fizieron? ¿Qué fue de tanta beldad? ¿Qué fue de tanta ilusión como trujeron?" Fue aquella una diáspora gimiente descripta en las "Lamentaciones ante las ruinas de Ur", serie poética de una exquisita factura ...Así murió Ur... Una columna de desterrados emigra entre cadáveres y polvareda. El pueblo gime atormentado: "cuando las picas derribaron el muro y cuando dejaron un hacinamiento de ruinas". Ha comenzado la gran dispersión de los semitas mesopotámicos. Nadie sabrá ya más nada en adelante de los "súmeros", esos compañeros históricos con los cuales los semitas akadios compartieron a la feliz Mesopotamia. No quedarán rastros de ellos. Ninguna señal hasta ahora visible. Sobrevivió sólo el pueblo akadio, y aquélla fue su diáspora. De esa masa humana asolada y desolada nacerán varias naciones con los milenios, una de entre ellas, fue la hebrea, otra de igual valor, la árabe.Deportación El texto bíblico sólo recoge el hecho de esta imprevista partida de Ur, pero no las motivaciones. Las calla como callará en muchas otras oportunidades, dejando entrever lo suficiente como para que la arqueología completara el crucigrama. El padre de Abraham -Taré- recoge a toda su familia y parte de Ur imprevistamente, en Génesis 11:31. Uno de sus hijos -Arán- ha muerto allí (Gen. 11:31). Según nos dice Flavio Josefo la partida de toda esta familia bíblica, se produce a raíz de la muerte de este querido hijo. La tradición bíblica deja a la vista una sola víctima de aquella depredación con multitud de pérdidas humanas. Esto no cubre el hecho real rescatado modernamente, pero nos deja la señal propia, donde un duelo es suficiente para dejar atrás a esa Ur ahora humeante. Calcinada. Devastada. Sin futuro. Llena de muertos. Como buen escritor clásico Josefo es exacto y racionalista. Aplica la lógica y los simbolismos legendarios toman en él, un cauce explicativo. Al hacerlo nos entrega nuevas fuentes para completar la historia viva. Este miembro que la familia ha perdido, nos dice Josefo, llamado Arán, era un personaje de importancia pública y se le había erigido un monumento Y si algo nos dejó esa bella cultura mesopotámica, son las espléndidas y refinadas esculturas representando a sus mandatarios. Resúltanos entonces de impacto pensar que uno de ellos, una de estas esculturas que hoy llenan museos, puede ser de Arán, en acuerdo a lo que sostiene sin preámbulos Flavio Josefo. Un personaje importante y con monumento, tan caro a esta cultura de Mesopotamia que dio más importancia al hombre que a los dioses en su arte escultórico. Esto es conocerlos bien de cerca. O con precisión. O sea que Arán como dirigente de Ur fue sin duda defensor de su ciudad, muriendo en el sitio de Ur. Semejante a la muerte del rey Pedro II de Aragón defendiendo su ciudad de Toulouse ante las tropas que trajeron desolación y muerte de todos los albigenses. El autor clásico nos dice sin embagues: "como Tare (padre de Abram) odiaba a Caldea por la muerte de Aran, todos emigraron". La conexión histórica es evidente. Aquel hermano de Abraham muerto en Ur y célebre en un monumento, personifica la destrucción de Ur y el asesinato de sus gobernantes, tanto como de sus habitantes. Arán fue sin duda un político caldeo, una figura de la dirigencia. Como sucede en todas las conquistas, sea de Sumer-Akkad, o del Incaísmo, o de las guerras medioevales, es la clase política autóctona la que paga con su vida los derechos del invasor triunfante. Emigran del país arrasado, pero lo llevarán en sus venas como etnia semítica. Mientras que los súmeros en cambio, conviértensen para siempre en una raza extinguida. Flavio Josefo llamará al conjunto de estos "caldeos" cono "nuestros hermanos de allende el Éufrates". Las variaciones religiosas en el siglo primero de nuestra era, no eran para este Fariseo (sacerdote de Judea) de gran importancia, sino la filiación de origen. Llama la atención el exterminio completo del pueblo más antiguo (el súmero) logrado con tanta amplitud. Solo la paciente labor arqueológica descubriría cuatro mil años después, su brillante existencia. Sigamos con Abraham y su etnia salvada: Emigración. Partida de Ur, ciudad en ruinas. El texto bíblico y la historia viva están de acuerdo en este estrecho desfiladero inicial. La diáspora y el progrom han comenzado. El medio oriente se puebla en aquel trágico momento de comunidades cultas y errantes, con un jefe fuerte y patriarcal, que pululan en todos los documentos encontrados. Ahora bien, hasta aquí todo nos resulta de una claridad comprensible. Pero viene un enigma. En el Génesis 11:31, se dice que salió aquella familia de Ur en dirección a Palestina -o sea hacia el sur- y sin embargo fueron a Harrán que quedaba al norte. Hay una contradicción que encierra un enigma histórico. De lo que parece en sentido figurado, que la brújula o el sentido de orientación de esta comitiva estaba descompuesto : "Salió con ellos de Ur de los Caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harrán y se quedaron allí". Pero resulta que este camino inverso los llevaba al corazón mismo donde vivía la horda invasora, a su asentamiento, pues los hurritas eran los maloneros invasores arios. En Harrán ellos estaban en la tierra de los depredadores del Medio Oriente, alojamiento que no pudieron elegir a plena voluntad, solamente como prisioneros... Por lo mismo si tratamos de ordenar este texto bíblico en función de la historia nos sorprende, con duda y asombro, que un civilizado habitante de Ur como Abraham quien según Flavio Josefo era matemático y astrónomo -fama que tenían todos los "caldeos" en los tiempos clásicos de este autor- resolviese emigrar a las tierras donde tenían su campamento los feroces invasores indoarios ¡Imposible que ello fuera por su propia voluntad, como una autoflagelación! Era Harrán desde donde partieron los incendiarios de Ur, sus asesinos, la horda que los dejara sin hogar. La familia de Abraham llegó allí, sin duda, deportada. No hay más que mirar con detenimiento un mapa y ver el largo camino de Ur a Harrán que, según parece, Taré, Abraham y los suyos emprendieron para descender culturalmente... ¡Es un capricho por demás extravagante!. Mucho más cerca de una explicación lógica sería que estos patriarcas hubiesen sido llevados allí por la fuerza, como personajes destacados de sus conquistas. Un caso semejante al del mismo Josefo junto a los Flavios, quien de prisionero luego del sitio de Jotapata, pasó a integrar la Gens Flavia cuando la familia Flavia volvióse emperadora de Roma. Para transformarse más tarde en el erudito clásico que el mundo conoce, y además en un hombre muy rico. Es una posibilidad. Ya que en Gen. 12:5 se nos dice que en Harrán ellos habíanse enriquecido. De hecho, los emigrados cuyo padre Taré muere en Harrán, vuelven a emigrar sin explicaciones históricas claras por parte de los escribas hebreos, quienes resuelven todo fácilmente dándole un giro religioso (Gen. 12). Los giros de esta índole no dan claves históricas y nosotros no logramos aclarar, qué hacían todos ellos en Harrán y cómo lograron irse de allí. Dentro de una realidad posible en la historia viva, ellos en la tierra de los invasores sólo pudieron ser deportados a la fuerza, como cautivos. Cualquier akkadio de aquellos tiempos y en aquel lugar, sería allí un prisionero y no un refugiado. Pero de algún modo lograron destacarse entre los bárbaros, mejoró sus situación como sucedió en los cautiverios de Babilonia y Nínive, de modo que viviendo entre los hurritas hicieron dinero. Quizás actuaron como maestros. También los romanos "importaban" prisioneros griegos como pedagogos y administradores de sus bienes. Uno de ellos fue el filósofo Epitecto. El jefe comunal es en ese momento Taré, la persona diplomática que consigue mejorar la situación de este grupo humano (simbolizado en la Biblia como una sola familia). Incluso allí enriquece. Su muerte trae aparejada la necesidad de una partida inmediata de Harrán. Taré tuvo una actitud fatalista, aceptó al destino adverso, pero no así su hijo Abraham, el rebelde. A la muerte de su padre se niega a continuar en el cautiverio de Harrán, y esto se hace evidente más adelante en el futuro por la lucha que mantendrá en Palestina, contra todos los bárbaros arios, al frente de un ejército.. ...¡Y comienza una nueva diáspora para los fugitivos!... Oriente Ardiente El Génesis bíblico destaca sucesivamente la siguiente síntesis: la partida de Abraham desde Ur hacia el país de los hurritas, luego su salida de allí hacia Palestina (tierra de Canaán), más tarde su llegada a Egipto alojado por el Faraón, y después su regreso a Palestina. A continuación viene un suceso histórico muy importante: su alianza con los reyes de Sodoma y Gomorra en guerra contra Tidal rey de Goim, donde se registra la primera presentación bíblica de los invasores arios, en calidad de tal, con su nombre propio y en acción bélica. Los pasajes bíblicos de Abraham son claves verídicas sobre acontecimientos transcurridos a partir del 2006 a. C. en el Oriente Antiguo. Importan a la historia porque son parte de ella. Podríamos relatar todo esto en función de la arqueología pura, pero si nos valemos del texto bíblico es para señalar el equivalente con la memoria de los antiguos.¡Oriente Ardiente!El grupo devastador de guerreros bárbaros se ha dividido en cinco ramales. Son ellos : los mitanios que ocupan Harrán, los kassitas que caen también sobre Mesopotamia, los persas sobre Elam, los arios que devastan el Valle del Indo, y los Hititas de Anatolia. Este es un reordenamiento posible del proceso. Una forma de aclarar los acontecimientos. Pero la verdad es que la anarquía resulta general. Los guerreros nórdicos no eran ni mucho menos por entonces un cuerpo de ejército. Se asociaban, diseminaban -y confundían- buscando simplemente la presa a saquear. Vivían del robo, del esfuerzo ajeno. Tal como los maloneros ranqueles de Argentina en el siglo XIX. O como los piratas vikingos de los primeros tiempos. Los vemos aparecer y desaparecer en el relato histórico, tanto como en el bíblico. Cazadores de bosques fríos, sin ninguna cultura para un existir civilizado, ignorantes de un vida sedentaria que les permitiera producción y habitación. "Un pueblo que nunca había conocido una ciudad", como dijo el poeta de Ur. Jean Duché dice de ellos que ni siquiera supieron construir murallas. Sus castillos, en el caso particular de los hititas (enemigos declarados de Egipto), eran fortalezas indefensas según las analiza C.W. Ceram. No tenían una organización de batallones y su guerra dura se amparó en la violencia pura, apoyados en una mayor estatura corporal y gran musculatura, sobre ciudades pacíficas que no los esperaban. Ni estrategas, ni conquistadores. Hordas primitivas que bajaron de los bosques hiperbóreos por motivos todavía no establecidos hacia el 2006 a. C., muy probablemente a consecuencia de cambios climáticos. O sea por un enfriamiento del planeta, como tres mil años después sucedería con los vikingos al helarse Groenlandia y los fiordos noruegos, hecho que los impulsó a llegar hasta Vinlandia (América). Se asienta ello además analizando su panteón mitológico, donde nos ofrecen una particular visión que los identifica con esta procedencia, muy extraña por cierto para el cálido Medio Oriente. Estos son sus mitos: El granizo invernal. La tormenta. La neblina... Tales son sus dioses. Su único conocimiento hasta aquel monumento consistía en la cacería para obtener alimentos, y en la vida al aire libre o en refugios naturales. De esta manera "cazaron" a los habitantes de Ur como en el caso de la familia de Abraham... Y los llevaron como presas importantes vivas, tal como hace modernamente con los animales interesantes, igual a piezas de colección para nuestros zoológicos. Demolerán a Ur con las picas, pues desconocen la existencia de una habitación para el hombre. Lo mismo hicieron los arios sobre el Valle del Indo, como lo expone S. Piggot, donde las ciudades de Harappa y Mohengo Daro (las mejores de la antigüedad) sufren esta devastación para nunca resucitar. Aquellos rubios hiperbóreos irrumpen en sus vidas de golpe "como un huracán" (en palabras del poeta de Ur) provenientes de un estado neolítico, como cazadores primitivos salidos de un mundo precultural, que arremete en una cruel cacería de nuevo cuño : "La caza del hombre"Dios Marte Este fue el origen de la guerra. Su ingreso en la civilización tuvo el arranque inicial en aquellas bandas salvajes de hiperbóreos que ignoraban hasta las más simples y elementales formas culturales. Ni la agricultura. Ni la industria. Ni la vivienda. Por lo que se desprende de ellos en el estado original que los encontramos, habían vivido hasta entonces en refugios naturales de cuevas, y matando para sobrevivir sin constituir ningún cuerpo de nación. Los últimos bárbaros que fueron los vikingos, explicaron al rey de Francia cuando invadieron Normandía, que eran todos iguales y no tenían jefe. Era un contraste completo con la vida regular, urbana, tal como la entendían en forma cotidiana, sus victimas del Oriente Antiguo. Las deidades únicas que ellos traen son de una pasmosa truculencia. En los hititas (o heteos como les llama la Biblia) su máximo tótem es "Nerik, dios hitita de las Tormentas". Y en el Valle del Indo los arios que destruyen Harappa tienen a "Indra, el Destructor" quien es el gran héroe de esta epopeya hindú (estudiado por Piggot y criticado por él con sumo sarcasmo). El resto del panteón indoario tiene: Neblinas invernales y Granizos árticos. Esa es sin duda su procedencia, lo que nos muestra una vida durísima. Adoptan los carros súmeros de labranza para transformarlos en carros de guerra. Los cuchillos para abrir surcos, para asesinar. Caen sobre la civilización del Antiguo Oriente, como el salvaje malonero ranquel del Cono Sur sudamericano en los siglos XVII, XVIII y XIX, el cual adoptó el caballo y armas de fuego para devastar empresas jesuíticas y ciudades argentinas, a las que hubo posteriormente que reconstruir (Río Cuarto, Pilar...etc.) robando ganado y mujeres cautivas. Procedían a la captura de bienes ajenos transportables (la habitaciones las derrumbaban como dicen los poemas súmeros) y de este modo se posesionaban de seres humanos, objetos y ganadería. Esto es: un robo completo a estas naciones o de lo contrario la muerte total de toda una etnia (súmeros). Se apropiaron también en ciertos casos del panteón de los vencidos, pero en una "confusa mezcla" según lo analiza Jean Duché. Es así que reconocemos poco a los originales, tal como ellos los transformaban. Superpuestas sobre ese descarnado primitivismo, las estructuras de los orientales oprimidos resultan grotescas e ingenuas. Pero es ya el comienzo de su evolución como pueblo salvaje que intenta transforme en urbano, de lograr su superación. Es el modo como ellos -que aún son neolíticos indoarios- pueden realizarlo. Son torpes y primitivos, pero hay que reconocer que intentan aprender. Los milenios llevarán a esta etnia aria hacia la cúspide de nuestra cultura moderna. Pero nunca más, desde su inauguración en ese lejanísimo siglo XX a. C., el saqueo y la cacería humana habrían de apartarse ya del concepto histórico. Lo hemos heredado. Lo continuarán: Asiria, Persia, Grecia, Roma (sin olvidar el propio "saco di Roma"), y modernamente vemos la destrucción de Cuzco y Tenochtitlán, más próxima a nosotros. Ya no podemos dejar de asombrarnos, pues aún en este comienzo del siglo XXI de nuestra era, la cacería humana fue expuesta al mundo recientemente en Sarajevo, Servia, Bosnia, Chechenia, Irak, Afganistán, Palestina. Intelectualizado más adelante el concepto guerrero, tomará nuevos nombres: disciplina, estrategia, táctica, organización, etc. Pero su contenido sigue siendo el mismo. Ayer y Hoy. Para establecer un contraste con el tiempo anterior al 2006 a.C. podemos exponer un análisis, donde las naciones victimadas nos ofrecen otro panorama de vida. Una vida urbana, con la presencia de elementos puramente defensivos. Ninguna nación oriental de la Edad de Bronce estaba preparada para atacar a otra. La más fuerte de todas ellas en este aspecto, en Caldea, fue Akkad, a cuya etnia semítica pertenecían Abraham y familia aunque viviesen en la gran urbe súmera de Ur (atraídos sin duda por su importancia). Pero Akkad era fundamentalmente una potencia comercial y su ejército constituía en realidad, una policía. Cada avance territorial de los akkadios establecía tratados comerciales. Los reyes akkadios como Naramsin y Sargón confederaron las ciudades mesopotámicas en la corona de Sumer-Akkad. Su fuerza armada en este proyecto, era solamente una policía estatal y política para lograr la unificación. Protección a la que acudían en los momentos necesarios, a fin de asegurar la paz social, pero no estaban preparados para resistir el ataque invasor externo. Esta unificación lograda bajo los reyes semitas akkadios hizo factible a Taré, padre de Aran y Abraham, establecerse en la ciudad súmera de Ur, donde se hablaba en un sistema bilingüe (dejaron textos bilingües en cuneiforme). El akkadio era la única lengua semítica escrita de aquel tiempo y debió ser la lengua de Abraham, ya que quedan también registros egipcios en akkadio, como la lengua internacional más extendida. Las armas usadas en aquel tiempo reflejan esta misma característica. El arco figura en los primeros tiempos mesopotámicos, pero sólo en la cacería animal y no enfrentando al hombre. Las flechas de la tumba de Kalamdug, en Ur, son de uso deportivo y no armas de guerra. Los pueblos civilizados del Antiguo Oriente diferenciaron la caza del animal, a la caza del hombre. Pero para los bárbaros y primitivos invasores indoarios, fue la misma cosa. El desorden que produjeron con sus incursiones salvajes, fue absoluto. Los restos arqueológicos de sus ataques están desparramados en una confusión completa, lo que implica la falta total de disciplina y hasta del concepto de conquista y estrategia. Para esto último se necesita un mínimo de culturización, que ellos estaban lejos aún de poseer. En el valle del Río Indo se hallaron cadáveres degollados, junto a casas saqueadas, devastadas y abandonadas, sin usarlas. Estos bárbaros arios del grupo mitanio guiados por "Indra el destructor de ciudades" (¡Y bien que las destruyó!), dios demoledor evocado en el Ramayana y el Rig Veda, no podían explicarse para qué servían las paredes y los techos... Y como tal no los usaron. Así en el suelo, tras el atropello, fueron halladas las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Eran hordas que aparecían, desaparecían y reaparecían como bandas fantasmas. En el Oriente Medio iban desde Anatolia hasta el borde de Egipto (quien siempre pactó con ellos). Kassitas, mitanios e hititas, los tres grupos principales saquearán por ejemplo Babilonia en forma alternativa sin ningún plan político, únicamente por la codicia del botín momentáneo. Pero esto era más que suficiente para desalentar a todos los orientales, quienes volcaron su mirada hacia Egipto como tierra civilizada más segura, haciendo que Ibsha y Abraham, jefes de comunidades culturales, pidieran asilo al Faraón al mismo tiempo... ambos a Amenenhat II. Todos en conjunto, invasores e invadidos, esparciéronse por el Medio Oriente como una fuente de agua derramada sin orden fijo. Este es el misterio de las marchas y contramarchas de Abraham, que encierra en su persona el simbolismo de todo un grupo humano. Sus propios hijos Ismael e Isaac son figuras sintéticas. Pues si por ejemplo siguiéramos el texto bíblico letra a letra, día a día, año a año, entonces tendríamos que desde el 2.006 al 1.700 (fecha de José) habría cuatro únicas personas durante trescientos años, Abraham, Isaac, Jacob y José, lo cual es anacrónico. Pero el texto bíblico nos da un detalle importante: Abraham se halla en Canaán (nación semita de cultura egipcia) entre sus tantas peregrinaciones, y cuando llega el momento de morir Sara, él la entierra en la heredad de Efrón heteo, en Génesis capitulo 23. De esta manera se analiza que las incursiones hititas desde Anatolia llegaban hasta Palestina. Este grupo humano caracterizado en la persona de Abraham, ha estado ya viviendo anteriormente entre los arios. Comenzando por los hurritas (rama mitania) y ahora lo vemos entre hititas. Con ellos convivieron en distintas ocasiones, pues David vencerá por medio de la astucia al heteo Goliat y también enamorará a la esposa de Urías heteo (Betsabé). Salomón será hijo de ambos y por lo tanto de una dama hitita. La documentación antigua como la prueba arqueológica dan un mismo resultado.Goim También encontramos a nuestro personaje como integrante de una curiosa guerra multinacional, que antaño entusiasmó a los exegetas a causa de que participaban en ella los reyes de aquellas ciudades deslumbrantes llamadas: Sodoma y Gomorra... Las cuales, sabemos, produjeron un delirio de siglos. Esta guerra es para nosotros uno de los más acabados puntales históricos de la Biblia. La encontramos en el capitulo 14 del Génesis. Son nueve reyes. Una Enéada. Número simbólico entre los antiguos. Se han dividido en dos bandos. El primero de los bandos se halla compuesto por reyes arios (los invasores) y el segundo bando por reyes semitas que se rebelan contra la opresión de los primeros (o sea los invadidos reaccionan) y que son aliados de Abraham. El antiguo ciudadano de Ur que estudiaba las estrellas, el matemático y astrónomo, se ha convertido ahora en un militar. Su gesta heroica lo llevará a vengar a Ur su ciudad de nacimiento, los largos años de cautiverio en Harrán, su peregrinaje incierto. Tiene sobre todos los otros orientales una ventaja mayor, pues Abraham conoce a los indoarios ya que vivió entre ellos como cautivo, ha padecido su vandalismo y debió emigrar de la bella Caldea hecha cenizas. Es la persona mejor preparada para enfrentarlos. Esta filiación indoaria del primer grupo se establece en comparación con el texto bíblico y los datos aportados por la arqueología, en el análisis moderno. De estos reyes invasores el más sugerente es: "Tidal rey de Goim..." Y a quien en la traducción del hebreo al castellano, hecha por Casiodoro de Reyna (un rabino español emigrado a Inglaterra), que es la más antigua en lengua castellana (siglo XVI d.C.) se lo llama "Tidal, rey de naciones". Tengamos presente que la colectividad hebrea actual llama siempre "Goim", a quienes no pertenecen a ella. Y por lo tanto es un buen índice para rastrear la nacionalidad de Tidal, al que podemos así identificar como uno de los primeros reyes hititas en contacto con los invadidos, el cual aparece en la lista de reyes del Imperio Hatti, (hitita-heteo) con el nombre de Tudhala. Podemos ver que son las mismas consonantes, tal como se escribe el hebreo o el árabe, sin vocales. Puede decirse que para el cronista bíblico Tidal o Tudhala capitaneaba una coalición de bárbaros depredadores (eran Goim, por tanto no semitas) a los que Reyna llamó naciones. Este hecho ha llamado la atención de los investigadores y James C. Muir es muy preciso. Según él la toma de Babilonia por los hititas durante aquel período con todo su desastre involucrado, se encuentra detallada en las crónicas conocidas como Tablillas de Spartoli. En ellas encontramos la referencia buscada, con la presencia de tres reyes. A saber : Thudula, Eri-Eaku y Kudur Lahamal. A los que Muir ha reconocido en detalle como los bíblicos: Tidal (Tudhala), Arioch (Eri-Eaku) y por último Chedorlaomer (Kudur Lahamal). Quienes aparecen en el capitulo 14 del Génesis hebreo, como una coalición guerrera indoaria la cual según vemos siguió avanzando desde Babilonia hacia el sur, en su característico saqueo de acuerdo al texto bíblico: "Tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones y se fueron" (Génesis 14:11). Los oponentes que se rebelaron contra la opresión de éstos, luego de 12 años de servilismo como dice el texto en Gen. 14:4, y que reciben la ayuda salvadora de Abraham, eran sin duda reyes orientales de su misma etnia, oprimidos y vejados. Y toda la narración describe un hecho que aconteció históricamente. Podemos ver claramente que aquí aparece Abraham con gran fuerza y poder. Con un ejército. Además como jefe de una comunidad, al ser él un semita emigrado de Caldea. Participa de todos sus aconteceres y en este salvataje su figura se nos muestra con un valor político bien cimentado, pues finaliza la operación en Génesis 14:15, diciendo: "y les atacó y les fue siguiendo hasta Hobah al norte de Damasco". Se ha convertido de este modo Abraham en un hombre de gesta, en un valiente guerrero a quien nada lo amedrenta. Atrás suyo quedó Ur en llamas, el pueblo extinguido de los súmeros que él vio en su juventud, su tierra devastada, sus casas y templos demolidos. Es un vengador. Se ha impuesto a sí mismo desalojar al invasor. Al depredador. Ya no estamos ante un personaje mitológico, sino ante un ser histórico que vivió con plenitud los acontecimientos de su tiempo y formó parte importante de ellos. Frente a estos datos debemos acotar que Nicolás de Damasco decía de él en su libro IV : "Abram reinó en Damasco siendo forastero y habiendo llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él llamaba Caldea". Este dato es de suma importancia, pues lo muestra como militar y general de un ejército, superando en gran medida el dato bíblico. El papel que encarna Abraham es heroico, meritorio, y a más de ello logra mantenerlo. Pues con su talento y valentía ha recuperado Damasco, trayendo a la vez un nuevo renacer de posibilidades para los acosados reyes de Sodoma y Gomorra, llamados en el texto bíblico Adma, Zeboim y Zoar (¿Dos ciudades y tres reyes?) ¿Qué eran estos reinos? Es decir Sodoma y Gomorra, tan misteriosos para los novelistas. Se parecen al leer el texto bíblico a grandes estancias ganaderas como las de Argentina, Uruguay y Brasil. Contienen inmensas haciendas y son presa fácil para los cuatreros de ganado: o sea los hititas. Se habla del riego y el pastoreo en las antiguas Sodoma y Gomorra. Su hacienda es fundamental. Lot coloca tiendas en Sodoma lo que nos hace pensar en una comunidad mutable. Tiendas y ganados son transportables. El ganado bovino y caprino es el más corriente en el Medio Oriente y aparece en todos los textos. La cabra es muy típica de Caldea con muy bellas representaciones, incluso en oro. Y era sin duda ésta la ganadería bíblica, mencionada varias veces, la cual además es la más fácil de movilizar por los caminos, tanto como de ser víctima de la sustracción por aquellas hordas que nada producían y todo lo saqueaban. Campos, vituallas, provisiones y ganado, son las pérdidas de estos reinos de Sodoma y Gomorra según el recuento que encontramos en el capitulo 14. Estos grandes hidalgos ganaderos tienen, como en la nobleza campesina medieval, un representante que los nuclea: Bera, rey de Sodoma. Es el único de esta coalición oriental que entra en contacto directo con Abraham, pues su voz representa a los otros reyes como delegado. Bera es su jefe. Ahora ha vencido Abraham en el campo de batalla, quien a su vez se ha federado para este combate con tres preclaros "varones" de Amor (los amorreos) llamados: Aner, Eschól y Mamre. Lo que hace evidente que Sodoma y Gomorra no estaban bien pertrechadas y necesitaron el apoyo militar de Abraham. Terminado el combate sale a su encuentro Bera, el rey de Sodoma, para hacerle una brillante propuesta. Pero ésta no satisface en absoluto a Abraham, aunque comprendemos que era lógica su proposición pues Bera quiere comprarle su ejército con el cual ha vencido a los hititas y pagárselo con ganado (Gen. 14:21). Lo que una vez más demuestra que Sodoma era una gran hacienda. Un trato comercial explicitado en estos términos debía estar muy bien pago, y además cubriría las necesidades de seguridad para aquellas regiones en constante peligro de bandolerismo. Pero la negativa de nuestro personaje lo define como un miembro de la dirigencia. Abraham le explica que él no ha combatido por interés económico, sino como una consigna. Puesto que no es un mercenario : "Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de lo que es tuyo, porque no se diga: Yo enriquecí a Abram". Quédanos claro, al no aceptar pago alguno, que nuestro paladín cumple con un papel político y militar de salvador de naciones atropelladas. De libertador de las mismas. Solamente le acepta al rey Bera comida para su gente y el pago para los que entre ellos, sí, son mercenarios. Como vemos en todos sus aspectos la historia relatada en la Biblia, que tiene por protagonista a la persona de Abraham, recoge los diferentes pasos y aconteceres de aquellos arrasados habitantes del Medio Oriente en el segundo milenario antes de nuestra era.No en vano aparece por primera vez la palabra "Hambre"... que generan todas las guerras y saqueos. Cuando no se cultiva, cuando no se construye, cuando se huye. Siempre se alude al "hambre" extendido sobre las poblaciones saqueadas y que será el motivo del traslado a Egipto de la familia de Abraham, y más tarde la de su nieto Jacob cuando ya José sea Visir del Nilo. En las dos oportunidades tenemos excursiones devastadoras de maloneros indoarios, que nada perdonan a su paso. Las fechas dadas para estos dos arribos bíblicos a Egipto son 1900 y 1700 a. C. En la primera fecha Babilonia es arrasada por los hititas, que llegan según el escriba bíblico hasta Palestina. Y en la segunda tenemos a los kassitas saqueando a su turno Babilonia. Con doscientos años de intervalo, los salvajes cuatreros preculturales hacen temblar el Medio Oriente. Pero Egipto permanece a salvo.Hambre Con Abraham el cronista hebreo nos entrega por primera vez la palabra Hambre: "Hubo entonces hambre en la tierra y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre de la tierra" (Gen. 12:10). La Biblia menciona "hambre" como sujeto principal de ese momento en aquel escenario, al que hemos visto dramatizado. Es el escenario de las invasiones. La idea de por sí en cuanto a la falta de alimentos siempre dio una sugerencia trágica. Aún hoy. Pero los hechos rescatados del subsuelo arqueológico son aún más elocuentes ¿Cuál era realmente el "hambre" que existía en la Palestina del 2º milenario a. C.? No solamente las ciudades diezmadas ofrecían su sombra tétrica de espanto, sino asimismo los campos, los rebaños robados, las plantaciones yermas y los cúmulos de cadáveres listos para el proceso de la peste. Para ubicarnos con más soltura en este proceso, avancemos mentalmente, hacia otros períodos históricos que se hallan más cerca de nosotros. En una similar y cruel destrucción por tierras europeas tenemos a: vándalos, visigodos, francos, hunos y vikingos. Con sus devastaciones, cadáveres, ruinas, cosechas destruidas, casas en llamas, templos arrasados y bosques quemados. El cono sur sudamericano y en especial la incipiente Argentina del siglo XIX conoció los arranques vandálicos llamados "Malones" de pueblos preculturales, guiados por los caciques Cafulcurá, Catriel, Pincén, Namuncurá, Saldán... Hordas que nada perdonaban. Y volvamos ahora al tiempo bíblico. La cruel descripción que el investigador escocés Piggot nos da sobre esa llegada violenta de los arios (grupo mitanio) al Valle del río Indo, es una muestra candente. Estas bellas ciudades olvidadas de inmediato por sus depredadores, deshabitadas desde su arribo, sin utilizarlas para nada ni siquiera para ellos mismos, ofrecían la confirmación más evidente de la barbarie bajo la pala del excavador. Los libros religiosos hindúes estudiados por Stuart Piggot como el Rigveda, el Bagabad Gita y el Ramayana son una descripción detallada de estos hechos con destrucción de diques y moradas, plagados de asesinatos supuestamente místicos y que el erudito escocés va colocando en su punto fijo sobre ese doloroso aniquilamiento de la civilización del Valle del Indo. Hechos que los posteriores cronistas hindúes quisieron envolver en un halo religioso, pero que desmenuzados en la actualidad por los investigadores modernos, y con el aval de la UNESCO, cobran un sentido muy distinto. Es la misma tragedia relatada por los poetas de Ur, con los mismos grupos de protagonistas y dentro del 2º milenario a. C. Es el escenario del exilio de Abraham con su comitiva errante. Es la antesala de Ibsha y sus ricos acompañantes antes de llegar a la corte de Amenemhat II quien los alojaría en Medinet Habu, cerca de Hermópolis. Sucesos aparentemente separados que llegan por distintas fuentes, pero que recogen una sola historia arqueológica abierta para nosotros, registrada en dolientes recuerdos por el cronista bíblico. Los vínculos comerciales y culturales entre Mesopotamia y el Valle del Indo eran intensos y continuos. Compartían estrechas relaciones de identidad en algunos puntos específicos. Hay objetos de unos en las moradas de los otros. Sumerios, akkadios y los habitantes urbanos de las ciudades del Valle del Indo, de aquella Edad de Bronce se correspondían en relaciones, visitándose continuamente, viajando intensamente, hasta que los bárbaros idearios del 2006 a.C. ("una horda llegando cual una tempestad" como dijo el poeta súmero) ... los destruyeron. Esto confirmaría la opinión de Clearco, discípulo de Aristóteles, que vinculaba al pueblo hebreo con los filósofos indios. Megástenes compartía la misma idea. El periodo clásico como vemos aún retenía imágenes del pasado que la arqueología iba a rescatar en el tiempo. No deja de ser curioso que en su Libro V, Tácito dejó escrito : "Cuentan que los judíos fugitivos de la isla de Creta asentaron en las últimas partes de Libia (norte de África) en tiempos que Saturno fue echado de la tierra por la violencia de Júpiter y obligado a dejarle el reino. Fúndase este argumento por el nombre siendo como es en Creta muy famoso el monte Ida (frente a Faestos) cuyos habitantes llamados Ideos, al uso bárbaro se llamaron Judíos". Debemos tomar este comentario como una tradición romana, sin olvidar que en esos tiempos en la zona helénica había grandes asentamientos hebreos, especialmente en Alejandría (latín: Judíos = Iudeos). Pero el dato de Tácito es muy importante porque evidencia que los tiempos clásicos retenían recuerdos del pasado. Los akadios de Caldea, los egeos (cretenses) del Mediterráneo y los antiguos habitantes urbanos del Valle del Indo eran civilizaciones de un alto nivel, cuya cultura estaba ya bien establecida en el año 3.000 a. C. Sus logros y desarrollos les dan una perspectiva adicional. Además pertenecían a un mismo tipo racial de cráneo dolicocéfalo. Es una sola historia. ¡Pero todos ellos serían diseminados por el mundo!... debido a la barbarie vandálica del año 2.006 a. C... O a la erupción volcánica del mar Egeo, con un gigantesco Tsunami en la isla de Thera. Y ellos odos a su vez habrían de emigrar a Egipto por diferentes vías, en busca de refugio. El Nilo, lejos de aquella penuria fue para estos fugitivos un nuevo hogar. Un oasis de paz. Una tierra nueva: UNA ESPERANZAEl ELEGIDO¡Todo sucedió como la ira de Júpiter! Desastres telúricos e invasiones salvajes. Pueblos errantes que de sedentarios se transformaron en nómades. Tal es el saldo con que se inicia el segundo milenario. Y ése es el escenario en el que debe peregrinar Abraham. La geopolítica del momento es de una anarquía total. Nos encontramos con grupos masivos de orientales pertenecientes a la etnia semítica, desparramándose por toda la costa mediterránea asiática e ingresando incluso en Grecia. Aumenta el número de cráneos dolicocéfalos en esta región. Pero tampoco el Egeo (lugar de refugio, cuando la invasión) es en manera alguna un lugar seguro y hasta parece que los "aqueos" -una tribu indoaria de menor cuantía como fuerza bélica- habrían aprovechado la oportunidad para robar las ciudades destruidas por la erupción. A su vez grupos de refugiados egeos (keftis-cretenses) se presentan en Egipto. Bandas salvajes recorren Mesopotamia, Palestina y el Valle del Indo. Y por espacio de doscientos años todo se mantiene en el mismo estado caótico. Este desarrollo, que es totalmente arqueológico, ha sido también reflejado por el cronista hebreo que lleva a aquellos patriarcas desde la partida imprevista de Ur hasta el ingreso de José al Egipto, en un estado nómade de peregrinación permanente. Por extraña paradoja los semitas no eran en su origen -cuando aparecen en el primer momento de su historia- una comunidad nómade. Estaban bien asentados en ciudades confederadas, con esquemas orgánicos, leyes, literatura, artes e industrias. Se transformaron en nómades cuando fueron arrojados de sus casas. A partir de allí el devenir les daría un cauce muy diferente. Abraham como personaje vivo, es real y de su época. Puesto que es realidad todo su acontecer dentro del escenario que tocóle superar. En la dura circunstancia de tenerlo todo, perderlo todo y rescatarlo todo. No cabe duda que él fue un Elegido por el destino para sortear abismos de dolor, dejando tras de él a su estirpe viva, allí donde todo era muerte. Los contemporáneos a los actores bíblicos son reconocidos por sus nombres propios dentro de la Historia ... menos ellos los bíblicos. Nadie se llama en esos tiempos en Mesopotamia, Palestina o Egipto : Abraham, Isaac, Jacob o José. Hoy sí son nombres corrientes. Cabe pensar que eran nombres de cofradía. Los cofrades cambian siempre su nombre público o civil, como ocurre con el Santo Pontífice de Roma, cuando en realidad han nacido con otro. Igualmente sucede con los monjes. El Pintor flamenco Van der Goes se llamaba como monje : Hugo. Cabe pensar que ellos fueran las cabezas de una logia caldea sobreviviente a la gran extinción. Pues de pensamiento y mística trata siempre la Biblia, lo que les ha permitido trascender más allá de su etnia. Queda decir como síntesis de nuestro personaje, que Abraham fue un hombre que luchó siempre contra la adversidad: venciéndola. Sobreponiéndose a todo el caos circundante y saliendo vencedor de ese reto durísimo que le proporcionara el destino. Papel que corresponde a un verdadero ELEGIDO BELLA BOHEMIA...............................Como muchos teatros antiguos, de modelo europeo, nuestro teatro corrdobés "Rivera Indarte" posee en el piso superior una serie de departamentos luminosos, completos, muy espaciosos, cocina amplia, salas de ensayo, donde antaño se alojaban las compañías operísticas. Una posada para artistas invitados.Fue el Rivera un teatro construido a todo lujo dedicado a la Opera, de modo que sus características responden más a ella que al Ballet (actividad que se desarrolla más ahora). Y esas elevadas salas del último piso estaban destinadas a los gorjeos de ensayo de las "primas donnas". Mientras que la escuela de ballet tiene su lugar propio en los pisos bajos, dado que nadie se queja con ella de "ruidos molestos".En aquellos años de su inauguración hacia la antepenúltima década del Siglo XIX, no había aún servicio de hotelería en la ciudad argentina de Córdoba (puramente universitaria en ese tiempo) por lo cual se proyectaron esas amplias dependencias para recibir allí, compañías teatrales. O era un hábito muy europeo. Lo cierto es que nuestra posada del piso último en el Teatro Rivera Indarte, ha alojado a toda clase de huéspedes durante el reciente Siglo XX, menos a compañías teatrales.Cuando yo la conocí por dentro -admirando su silencio en medio de la urbe que la rodea- se hospedaba en ella mi hermano indio, mi amigo del alma, Romilio Riberos. Un poeta indio. Romilio tenía allí su atelier, sus libros, sus sueños, su escritorio, su vanguardia, sus pensamientos, sus saraos, su vida intelectual... Y a nosotros : sus innumerables amigos de la bohemia citadina para quienes él representaba un eje de convergencia. Gozábamos allí a su lado, atraídos por su magnetismo personal, contemplando a la ciudad desde los inmensos ventanales en aquella cúpula enorme y elevada del Rivera Indarte.La condición para acceder a ella era estar bien vestido, pulcro, ya que su puerta de acceso es la misma del teatro. Para luego subir jadeante las inacabables y pesadas escaleras de mármol blanco, cuyo esfuerzo es casi andinista. Hay que ser un escalador serrano como él que procedía del propio cerro "Uritorco", con su porte alto y atlético, para lograr realizarlo sin fatiga, a zancadas, varias veces al día.Había que ingresar antes que el Rivera se cerrara de noche, ya que luego no se podía salir de allí, pues una guardia policial lo impedía. Creo que esto determinó en sus comienzos la vida noctámbula de Romilio con continuidad hasta la madrugada. Y se logró con ello, concretar la delicia intelectual de una parte viva y sonriente en ese alegre Aureum Otium, que muchos compartimos con él (sin saber que lo perderíamos de pronto y en pleno vigor juvenil). En hermosas carteras o envueltas en abrigos elegantes, escondíamos botellas de vino, empanadas, tamales, sánguches, canapés o tortas... Y llegábamos jadeantes para disfrutar allá arriba de una velada interminable hasta el amanecer. El sol visto desde sus ventanales, ocultábase mostrando el color ocre de la sierra teñida de rojo, para volver a aparecer en rosado por el lado opuesto. Isis y Neftis, las dos diosas gemelas egipcias que despiden (Neftis) y reciben (Isis) al sol, luciendo sus trajes rosados de poniente y naciente, cautivaban nuestra visión de artistas coloristas.Todo ese tiempo habíamos leído poesía, comentado ensayos literarios, analizado la tarea de artes plásticas presente y pasada, escuchado a concertistas jóvenes y noveles que aún no tenían acceso a participar en la gran sala. Y creo que en conjunto, en ese "privé" competíamos con gran éxito, con todos los eventos que acontecían abajo en el escenario.Creo que en aquellos días todos nosotros, los contertulios de Romilio, nos sentíamos verdaderos habitantes del teatro Rivera Indarte. Y debido a ello comenzamos a compartir la historia, las anécdotas y las penurias del edificio. Se apagaban las luces, se enrollaban los pesados cortinados color granate, se guardaban los telones... y nosotros descendíamos al sótano siniestro penetrando en la trastienda teatral, donde se ocultan los fantasmas míticos del Rivera.Y allí comenzaban a desfilar "ellos" ante nosotros : El caballero vestido de gala que transita siempre por el teatro vacío. O los tiesos fantasmas que asisten a las representaciones sin aplaudir, vistos desde los palcos del frente (pero cuando se accede al de ellos, ese palco está vacío). El acomodador entra disgustado a reclamarles el boleto... y por cierto, no los encuentra pues no existen. El fantasma de la escoba limpia sin cesar toda la noche y no barre nada. Figuras blancas y nocturnas, bailan en la soledad del teatro vacío, deslizándose por el escenario a obscuras... Ángeles o Demonios, visiones danzantes o duendes llegados en los vestuarios de trouppes visitantes, que han decidido quedarse para siempre, en el Rivera...................0000000000...........................................Alejandra Correas Vázquez.......................... ROMILIO RIBEROS Y LAS MARGARITAS MISTÉRICAS............oooooooooooooooo...........La noche de Año Nuevo tiene un margen de teatralidad propia, que nos invita a los festejos. En ella todos somos actores de una misma escena que ensayamos año a año. Tiene su libreto, su vestuario y su telón de fondo, como de cierre. Propio es que alguna vez se represente en el mismo teatro. Tal aconteció para mí un Año Nuevo, cuyo escenario fue el mismísimo Teatro Rivera Indarte.Teatro vacío. Platea. Palcos. Cazuela. Tertulia. Gallinero. Etc. Todo. Todo vacío ...menos lo nuestro : el espacio donde vivía el poeta indio Romilio Riberos, ubicado en el piso superior de este teatro cordobés, con sus grandes ventanales mirando hacia toda la ciudad, donde él dispuso festejar con sus amigos ese Año Nuevo.Preparado de antemano y con todo el frenesí de una generación bohemia, que no quería ceder el paso a la cotidianidad burguesa, aquel festejo inusual nos comprometía en una lid, tanto por los concurrentes como por nuestras premisas y ante todo, por el escenario elegido para tal fin.Como si se tratase de la cima de una montaña compacta, el Rivera nos ofrecía su esplendor hermético, su solidez estructural, el silencio manifiesto de aquel vacío nocturno en la más callada y silenciosa de sus noches : ¡La de Año Nuevo!El teatro del Año Nuevo, allí, en nuestro propio teatro Rivera Indarte.Esta invitación suya me produjo una magia emocional que dejóme días de expectación, hasta llegar el momento aguardado. Había que preparar el libreto completo, el vestuario adecuado y los acordes para levantar el telón que daría comienzo a la escena. Pero la escena comenzó antes, precisamente el día anterior. .............Nos encontramos todos sin habernos citado, la víspera del Año Nuevo, en la pinturería COPLAN donde todos los artistas plásticos teníamos habitualmente, casi una cita tácita. Llevados en conjunto, tanto por la necesidad de adquirir elementos básicos para dibujar y pintar, como por la agradable compañía y atención del Sr. Carlos Ferro, su dueño, quien dejara una huella indeleble en el afecto de muchos artistas cordobeses. Una figura que nos acompañaba con su presencia y gentileza.Era él para nosotros un buen crítico, un buen amigo y un gran entusiasta de nuestras actividades. Su casa particular en el Cerro de las Rosas, también nos estaba abierta.Se producían allí en COPLAN los diálogos más complejos o más simples, que derivaban en verdaderas tertulias. El ambiente que nos rodeaba era propicio para esta sugestión por su estética : ubicado en el Pasaje Santa Catalina con su colorido colonial, sus rejas españolas y sus adoquines jesuíticos. Lindero a la Catedral y el Cabildo Histórico, frente al convento-museo de las Catalinas, en ese sitio especial que un poeta argentino describió con su encantadora de rima :Pasaje de Santa Catalinaen iglesia comienzaen iglesia termina(de Fernández Moreno)COPLAN ocupaba una casona de época (por ironía, la única que en ese espacio muy restaurado no existe hoy). Y de ese conjunto arquitectural emanaba un aire de diseño y pensamiento, como reservorio de nuestras emociones. Era la tarde anterior al Año Nuevo. Romilio entró en COPLAN, y su sonrisa de siempre junto a la alegría que él sabía transmitir al encontrarse con personas de sus afectos, se transfirió como otras veces en derredor suyo, como un encanto generalizado, produciendo vibración inmediata, deseos y placer de vivir... Lo presente, lo que estaba en ese momento, lo que acontecía y compartíamos allí mismo. Todo tomaba una dimensión palpitante, porque sin duda, él hacíanos sentir comunicados entre sí. El grupo donde estuviese giraba en torno suyo, en su favor o en su contra, pero haciéndose eco evidente de su presencia.Tenía en sus manos en esos momentos un ramo de flores, que yo no podía identificar. No soy especialista en el tema, pero aún así, me creaban dudas y no comprendía de qué flores se trataban. Eran desconocidas por completo para mí.-¿Qué flores son ésas?- le pregunté intrigada-Margaritas.Hasta donde yo sabía, las margaritas tienen un centro amarillo y pétalos blancos. Aquellas flores eran violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres, celestes. Había centros de otros tonos semejantes y pétalos con líneas negras y azules, en suaves filigranas rizadas... Me hechizaban y no lograba separar mis ojos de ese ramo de flores exóticas, a las cuáles no podía identificar. Por más que haciendo en mi memoria una colección mental de flores yo quisiera rápido ubicarlas. Pero de algo sí estaba segura... ¡No eran margaritas! -¿Pero qué margaritas son ésas?-Margaritas.La incógnita seguía en el mismo punto. La pregunta y la respuesta continuaron igual. Por su parte, cuando un indio resuelve ser parco, cuando se propone no ceder, es irreductible... a ultranza.Continué mirándolas sorprendida ¿Qué flores eran ésas? No eran margaritas, de ello estaba yo muy segura. Pero cuando Romilio cerrábase en una actitud, era inamovible. El era la persona más sociable y dicharachera que yo conocía entonces en la bohemia cordobesa. Pero había puntos y segmentos que no admitía y a los cuales borraba automáticamente de su mente, como si nunca los hubiera escuchado. Llegado a ese punto, cambiaba el tema de conversación por afable que ésta fuese. El diálogo por tanto, no tendría allí continuidad, y ante mis ojos asombrados estaban aquellas flores extrañas, mistéricas, que yo nunca antes había visto, pues no pertenecían a mi conocimiento sobre especies vegetales. De modo que continué insistiéndole dado mi alto grado de curiosidadPero cuando un indio se propone ejercer el mutismo, tiene una firmeza que nadie puede doblegar, ni podrá imponérsele nunca locuacidad alguna. Y la respuesta a mi pregunta seguía siendo invariablemente la misma : "¡Margaritas!"Y mientras ello acontecía, dejándome cada vez más intrigada sobre la existencia de un género de "margaritas" para mí hasta entonces desconocido, a mi lado ...él... Romilio... iba solicitando al gordo y morocho empleado de COPLAN, témperas y tintas color violeta, naranja, azul, fucsia, lacre, celeste.Al frente nuestro Don Carlos Ferro con su buen humor de siempre, proponíanos a todos los allí presentes un brindis con pinceles y espátulas, que fue repartiendo entre nosotros por el nuevo año que se anunciaba presto. Pues estábamos ya en el atardecer del penúltimo día y todo el antiguo Pasaje Santa Catalina habíase teñido de un manto rosado.En definitiva, me fui con la incógnita despidiéndome hasta la noche siguiente, cuando nos reuniríamos para festejar juntos el Año Nuevo en ese mágico y romántico teatro Rivera Indarte................Los festejantes del nuevo año salían como una exhalación del centro de la ciudad, ensordeciendo con la bocina de sus autos. Nosotros, a la inversa, íbamos llegando a nuestro encuentro para instalarnos allí, en el corazón del microcentro. Teatro por el Teatro mismo, como sería aquel festejo.El Rivera lucía un silencio y una obscuridad inconcebible en aquella noche, aquella hora y aquella ocasión. Nunca está más silente que en un Año Nuevo. Las escalinatas inmensas trepadas a luz de linterna, ofrecían un encanto sobrecogedor. Piso tras piso con todo ese monstruo completamente vacío, donde hasta los fantasmas parecieran haberse buscado otro lugar de festejo, para dejarnos a nosotros la ocasión de gozarlo, tenerlo y "temerlo", en toda su plenitud... Así fuimos avanzando.Casi abigarrados. Unos con otros. Con el temor de separarnos. De pronto alguno se perdía tomando un ramal distinto en ese laberinto de escaleras y al llamar, buscándonos, dentro de aquellas inmensas galerías desiertas y en absoluta obscuridad, su voz como "eco" parecía proceder de una dimensión muy lejana a esta tercera, la nuestra, la cual habitamos y que todos compartimos.Finalmente llegamos, tanteando paredes e iluminando con las linternas hasta la última tela de araña del último corredor. Ese camino que en días normales recorríamos sin preocuparnos, ahora, completamente a obscuras, parecíanos igual a una aventura inédita de una exploración insólita.No recuerdo cómo franqueamos la entrada en planta baja del teatro. Si alguien tuvo una llave proporcionada por Romilio o si un policía de guardia nos abrió con una contraseña. Pero sí recuerdo que el trayecto era absolutamente teatral como el teatro verdadero donde esto sucedía... Y ya creíamos habernos sumergido en la caverna más absoluta sin salida alguna -como no fuese la morada del ogro de cien cabezas- cuando al abrirse la puerta de nuestro anfitrión, la luz nos bañó de improviso en un mágico : ¡ Fiat Lux !Dicen que Prometeo entregó a los hombres el fuego del pensamiento, pero la luz tiene un imponderable poderoso que se remarcó dentro mío por esos penumbrosos pasillos, de manera imperiosa. Pues yo nunca he ansiado tanto la luz como en aquellos momentos. ¡Y la alegría estaba allí! ...apenas ingresamos a la fiesta romiliana, pues la luz que nos sacara de esas tinieblas, lo condicionaba todo...................La cena preparada iba a ser muy especial y elegida, pues nuestro anfitrión gustaba hacer gala de sus dotes de excelente cocinero. Especialidad en la que descollaba cuando tenía inspiración para hacerlo, como esa noche. Fui una de sus discípulas y aún utilizo secretos culinarios suyos.Romilio había seleccionado para nosotros un menú francés (mi "hermano indio" era siempre muy europeo en sus gustos) diferente a todos los conocidos, de acuerdo a lo que él deseaba brindarnos en aquella noche especial, allá en la cima del Rivera Indarte. Pareciéndonos todo ello muy justificado después del extraño "andinismo" en la obscuridad más profunda, para acceder a su fiesta, que habíanos tocado vivir. La emoción del descanso y la llegada hacia la "luz", hacían más placenteros esos manjares. Y así los comensales fuimos llenando la feliz mesa de amigos.Los vinos serían también de un hermoso bouquet, a los cuales los mejores catadores allí reunidos, saboreaban con placer exquisito. Los había blancos, negros, rosés. Todo el servicio generoso para una celebración de Año Nuevo.Abajo nuestro, la ciudad de Córdoba habíase silenciado por completo. Faltaban minutos apenas para las doce de la noche, el champagne, el brindis ... Y entonces la insólita esposa de mi "hermano del alma" no pudo resistir la tentación de lograr una nota especial, su característica propia, esa originalidad que le otorgara su lugar de siempre, característico y habitual entre nosotros... En ese preciso instante : ¡decidió ducharse!De modo que cuando la ciudad estallaba con su algarabía de fuegos artificiales volviendo diurna la noche, haciendo que por los ventanales de esa cúpula del Rivera y tras sus inmensos cristales, nosotros contempláramos cientos de luces de bengala casi a nuestra altura ... También estallaba al lado nuestro el diluvio de la ducha en medio del choque de nuestras copas de champagne. Todo continuaba insólito por cierto. Cuando se aplacó, ella apareció con su melena rubia aún húmeda y su porte de alemana, para colocarse junto a su marido indio. A partir de allí vino el encuentro esperado por todos, el emotivo festejo con las salutaciones del nuevo año y sus deseos de prosperidad, para unos y otros. Los abrazos y besos múltiples que esa oportunidad ocasiona.¡ Feliz Año Nuevo !Y no podía faltar el presente simbólico, el homenaje del anfitrión a sus invitados, el "souvenir" de aquella noche, propio y de rigor en casa de un artista. Fue así que Romilio puso sobre el escenario con todos los actores presentes, allí en el propio Teatro Rivera Indarte, el broche de oro y de cierre. Su agasajo a nosotros : y trajo las ¡Margaritas Mistéricas! ... las mismas de la tarde anterior. Flores violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres, celestes, con centros semejantes y líneas negras o azules en los pétalos, en forma variada. Todos ovacionaron la ocurrencia ... menos yo.-¿Les gustan?- preguntó él entusiasmado como si se tratase de un cuadro de exposición-¡Pero ya las vi ayer!- comenté yo -Todos las vimos en tus manos en COPLAN.-Ayer eran margaritas ... Me pasé la noche pintándolas para ustedes, mis invitados de hoy.-Ayer estaban ya pintadas- insistí-No. Las he pintado anoche ¿No viste acaso que yo ayer tarde en COPLAN compraba témperas y tintas de estos mismos colores?-¡Sí!- dijo otro -Ayer eran margaritas comunes.-Dentro del un ramo que Romilio llevaba ayer en sus manos, yo ví margaritas corrientes con pétalos blancos y su centro redondo amarillo- apuntó otro amigo-Exacto- opinó alguien más -Ayer eran simples margaritas blancas. Hoy están pintadas pétalo a pétalo de distintos colores... violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres y celestes.-Es un trabajo precioso y preciosista, cada pétalo tiene dibujos de espirales hechos a plumín- insistió alguno más con minuciosa observación-Quedaron exóticas y bellísimas- comentaron todos los otros asistentes a aquel festejo..................Y así asombrada me he quedado desde aquel Año Nuevo en la cima del teatro Rivera Indarte, con todo el inmenso edificio a obscuras y vacío por dentro. Aún hoy busco explicaciones diversas. ¿Se puede ver la obra de un artista antes de que él la realice? ... O pintamos aquellas margaritas entre ambos. Entre Romilio y yo.Yo como deseaba verlas y él como deseaba que yo las viera. Porque la verdad es que lucían con garbo mis colores favoritos, en violados y naranjas. Pero resulta que también eran los suyos, pues nuestra identidad artística tenía muchos elementos en común. Color. Forma. Ideas.En esa tarde de la víspera de año nuevo en compañía del señor Carlos Ferro, allá en COPLAN, mirando hacia la vereda colonial del bello y dulce Pasaje Santa Catalina, se unieron en mis ojos dos tiempos. Futuro se transformó en presente. Todos cuantos allí estaban presentes (menos yo) vieron con claridad, margaritas simples en el ramo de nuestro amigo. Sólo para mí eran violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres y celestes. Con líneas en los pétalos.Las mistéricas margaritas ahora eran iguales para todos. Con sus centros en colores semejantes y líneas negras o azules en formas variadas. Un trabajo detallista y casi de fina orfebrería, pues no estaban solamente coloreadas sino a la vez, dibujadas pétalo a pétalo. Una finura que habíale demandado toda la noche y era el homenaje más gustoso que él hiciera para sus amigos, reunidos en torno suyo, en el último piso del teatro Rivera Indarte, para recibir con lujo ese Año Nuevo....................Esas exóticas flores no podían existir... como yo había pensado la tarde anterior. Porque allí, en ese atardecer de la víspera, aún no existían.¡Pero ya existían!En algún punto fijo del espacio ya existe sin duda, todo aquello que los hombres van a crear. Y el artista lo hace descender por un hilo finísimo, para materializarlo aquí en la tierra, en nuestro planeta.... Sí. Creo hoy, que preexiste ...........................¿Preexistirá todo lo que pintamos? ¿Todo aquello que escribimos? ¿Preexistirá este mismo escrito que aún está en gestación, hoy, en este exacto momento? ¿Preexistirá y yo estoy haciéndolo descender simplemente y naturalmente?..............................Alejandra Correas Vázquez FÁBULAS DE LOS ESTUDIANTES ooooooPARTE 4 (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70) Por Alejandra Correas Vázquez FÁBULA DIECISIETE EL VIAJERO oooo Marina jugaba con unas tacitas de plástico rosa que había extendido sobre la alfombra. El ventanal estaba abierto, era una tarde calurosa. Las hojas de la palmera enana se inclinaban. En el edifico vecino a medio armar, los martillos de los albañiles continuaban su trabajo.Luz regresaba en aquel momento del Carbó. En la vereda, antes de entrar, tropezóse con una escalera de la obra en construcción. Titubeó un momento, luego bajó al pavimento de la calle para evitar pasar por debajo de esa escalera, subiendo a la vereda otra vez frente a la puerta de casa. -"¿Es supersticiosa?"- le preguntó uno de los albañiles que trabajaba en la obra nueva, el cual en aquel momento cargaba un balde de mezcla en sus manos-"Puede ser"- contestóle ella rápidamenteSe había vuelto por instinto y casi distraídamente, hacia quien le hablara. Era un joven que la miraba con fijeza. Tenía voz expresiva de pecho, con acento norteño, pero con una dicción más castiza en la eses. Se miraron de frente. Luego la niña se alejó para girar con rapidez el picaporte, penetrando en el zaguán de la casa. En la sala advirtió la presencia de una persona, desconocida para ella.-"Buenas tardes Luz ¿Es tu nombre, verdad? Te mencionan mis hijos. No me conoces, yo soy el padre de Martín y Ramiro"Le dijo así un señor de edad mediana y muy elegante, quien leía el diario sentado en un sillón. Y ella que llegaba a toda prisa, impresionada por el cruce anterior con aquel albañil que le hablara, detúvose para observarlo, sorprendida. -"¿Cómo está usted? ...Me disculpa señor, no lo había visto... ¿Qué tal el viaje? Los muchachos no están a esta hora"- respondióle la niña-"Ya lo sé. En mi carta les anunciaba una visita para el próximo mes. He viajado ahora sin la madre de ellos, pues mi esposa es demasiado complaciente. Quería hablar con mis hijos... Solo" -"Martín está cumpliendo uno de sus últimos prácticos en la Facultad"-"No lo dudo"- dijo el padre -"Siempre ha sido muy disciplinado ¿Y Ramiro? ..Ya sé... Ordenando los engranajes de alguna motocicleta o de un triciclo. A lo mejor está componiendo el mecanismo de un elefantito de cuerda. Siempre lo hizo, desde niño desarmaba sus juguetes para volverlos a armar. Y luego le sobraban piezas"-"Pues sí... pues usted ya lo conoce, es su hijo. Sin embargo yo creo, si me lo permite, que él está en una búsqueda propia. Cuando Ramiro encuentre ese brillante que tanto busca, será usted su primer admirador, señor padre"- díjole Luz en defensa de su amigoLa joven había dejado sus libros de estudio sobre una mesita del centro. Marina se le acercó en ese momento con uno de sus juguetes en la mano.-"¡Luz! ...se me ha roto el mango de la tacita ¿Ves"-"Bueno nenita. En lugar de una taza será un tazón. Como el que nos sirve Juana con mazamorra"-"Pero a mi muñeca no le gusta la mazamorra"- expresó la nena-"Entonces le vamos a servir allí maicena con chocolate, muy espumosa"-"¡Sí! Claro, así es más rico"- dijo la criatura y se fueLuz estaba confundida con la visita y le pareció de mala educación dejarlo solo en la sala. De este modo sentóse a su lado y ambos platicaron a gusto. El padre de los muchachos simpatizó con la niña.-"¿Llega tarde Ramiro?"- preguntó el señor finalmente-"Hay días que no vuelve para almorzar"-"Sin horario. Sin duda. Una búsqueda nueva. No creas niña que pienso contradecirlo, ya lo hice y no resultó ¡No me mires así! He sido muchacho. Lo aplaudiría si fuese su amigo, como un compinche juguetón. O me habría enamorado de él y de sus encantos, si yo fuese una jovencita ¿Pero es libre realmente? "- argumentó el padre-"Busca serlo... según dice"-"Creía haber prendido una antorcha. Un interés universitario. No fue fácil. Mi padre era comerciante en ganado, tenía una estancia chica pero no era un gran productor, sino un vendedor que llevaba reses al Paraguay. Una vida difícil tratando con peones de arreo rudos, y capitalistas duros. Una vida que él no deseaba para nosotros y nos envió a la Universidad, para ello instaló esta casa grande en plena ciudad"- recordó el señor-"Su madre, la abuela de sus hijos, siempre nos relata esa responsabilidad de quedar al frente de esta casa, con un esposo ausente por sus negocios. Pero ella lo relata con alegría"- opinó Luz-"Es una dama admirable, pero también consentidora. Escúchame, niña. No impongo mis ideas a los otros, pues ya sé que nunca podré ordenar la vida de una generación joven. Menos aún a Ramiro, pero quiero protegerlo. No voy a olvidar que esta casa donde crecimos todos, fue comprada con la bolsa de un comerciante en ganado. Un estanciero que trataba con hombres rudos y duros, sus peones y sus compradores. Por ello me atemoriza en mi hijo menor, su interés comercial"-"¿Será que su hijo Ramiro ha heredado la sangre de su abuelo comerciante?"- preguntóle Luz-"Entonces también puedo ayudarlo, instalándole un buen negocio mecánico. Siempre creí que con sus habilidades entre tuercas y mecanismos, sería un excelente ingeniero. Pero ha abandonado la carrera universitaria"- deprimióse el padre Luz quedó preocupada. Compartía con el padre de los muchachos aquella preocupación, que era la misma de su familia. Pero esta otra familia no era la suya, y no comprendía por qué ella tenía que ser parte de sus confidencias. -"Comprendo su preocupación paternal"- aseguróle Luz -"Y también lo comprendo a él. Su acto de independencia es austero, pero verdadero. Su hijo pone en esa inclinación a la materia, a sus tuercas y mecanismos, un pensamiento idealista. Busca la materia en la materia misma, en forma directa, y tal vez logre elevarla"-"Yo a su edad tenía mis ilusiones, como tantos muchachos estudiantes"- aclaróle el señor -"Pero además vislumbraba un mundo claro. Definido. No logro que Ramiro me aclare con certeza el suyo y me atemoriza su devenir"La situación de ella era incómoda. Sentíase obligada a permanecer junto al viajero visitante, compartiendo sus inquietudes, las cuales eran ajenas a ella. Pero ...¡por fin!... la puerta de abrió apareciendo Diego. Tío y sobrino se unieron en un efusivo abrazo. Aquello alivió a Luz, pues no tenía ya que tomar el lugar de Ramiro para justificarlo. Ante el reencuentro, la conversación volvióse alegre, como siempre acontecía con Diego. Y ella ahora interesada en un diálogo ameno, quedóse en el medio de tío y sobrino, sintiéndose una parte más de aquella familia a la cual habíase incorporado lentamente, a lo largo su año lectivo. Pero que debía concluir para fin de año. El viajero decíale así a su sobrino:-"No tengo los mismos años de ustedes. Mis años de juventud ya pasaron, con todas sus peripecias, y no era mi deseo contraer otras nuevas"-"No lo hagas entonces"- opinó su sobrino -"¿Y si el destino de él fuera convertirse en un peregrino? Sería inútil intervenir. Cada uno de nosotros, mi querido tío, tiene una belleza propia. Por ejemplo, me gusta una damita, pero mis ojos son castaños ¿Me encontrará feo y poco atrayente la mujer que busque una mirada azul? ¿No me amará por eso? Pues si ella es mi destino y no me entrega el corazón, habrá destruido mi vida y la suya. Cada color puede amarse"El sobrino le hablaba lentamente. En aquel momento escuchando a Diego, sentía Luz que las imágenes se le agolpaban con una pureza inexplicable. Veía poco a Ramiro durante días enteros, pero en ese momento lo recordaba como un amigo especial. La pequeña Marina se había acurrucado entre sus piernas. El cuadro familiar merecía una fotografía.-"Tenga fe"- díjole Luz-"A veces siento que un peregrino honrado duerme dentro mío"- asintió el padre de Ramiro-"Necesito hacerte una pregunta"- volvió a insistir su sobrino -"¿Cuándo eras estudiante te prendías una cinta morada en la solapa"-"Todos lo hicimos. Es la ilusión universitaria desde el año 18. Pero también comprendemos después, que si conservamos el lugar conquistado, puede haber aún caminos más brillantes. Como las gemas escondidas en un cofre, en los sótanos de una capilla. Estábamos a la puerta. La hemos abierto. Nos fue dificultoso ¿Por qué el hijo tiene que volver la espalda en dirección hacia el camino? ¿No hemos venido de allá acaso? Le he descripto a Ramiro todos sus contornos" -"Pero escúchame, tío"- insistió Diego -"¿Estás seguro de que era ésa la única puerta? Existen cientos de moradas. Hasta la del ermitaño. Tal vez él, tu hijo menor, la elija"-"Voy a pensar en todo ello, querido sobrino. Pero allí viene hacia mí tu abuela, mi madre, y vamos a tener una larga plática. Déjenme solo con ella"- cerró así el viajeroLa abuela llegaba acompañada por Juana, quien traía un bracero y una pava para el mate. Acomodó todo en la sala. Luego madre e hijo comenzaron a matear y dialogar. Los jóvenes estaban de más.-"¡Luz! ¿Puedes venir un momento? Quiero mostrarte algo aquí sobre mi escritorio"- díjole Diego y se la llevó con éloooo FÁBULA DIECIOCHOooooo LA CONSTANCIA oooo En el zaguán se recortaba la figura de Martín, muy tiesa, evidenciando que hacía un rato largo escuchaba la conversación. Abrazó a su padre con mucho afecto y algo conturbado. Luz dirigióse hacia el pasillo detrás de su amigo, mientras Marina guardaba sus tacitas de juguete y se alejó a su vez por el patio. -"Qué es?"- le preguntó ella al llegar junto a Diego -"Déjalo tranquilo. Son cosas inevitables"- le dijo el muchacho en voz baja -"Me he dado cuenta, pero creo que él quería dialogar con alguien. Le era necesario. A la primera persona que halló al llegar a la casa fue a mí. No importa. He notado que quieres mucho a tu tío" -"Porque yo estoy fuera del conflicto"- le explicó Diego -"En cambio Martín se angustia con la situación, porque es el hijo de uno y el hermano del otro" -"Comprendo... ¿Qué querías mostrarme?" -"Nada nuevo. Nada en especial. Solo traerte hasta aquí para que no interfirieras más con ellos. Ya fue suficiente" Luz se acercó a la biblioteca de Diego y sacó una novela corta de Horacio Quiroga, comenzando a leerla. El muchacho tomó su máquina de escribir tipeando apuntes. Pasó una hora y media. Luego de ese tiempo ella levantóse para ir a su cuarto, recordando sus deberes del día siguiente, donde debía preparar trabajos escolares del Colegio Carbó, siempre muy exigente. -"¿Ya te vas?... Me gusta tu compañía. Estuve algo solo en este día, enfrentado en el Hospital San Roque con temas muy dolorosos. No estoy lo suficiente triste para llorar, y además no sé hacerlo. Pero me siento pequeño. Son días... Hoy puedo dar mucho de mi ser. No te vayas. Mañana quizás amanezca irónico. Pero cuando me enfrento como practicante a situaciones de dolor, dudo de mi capacidad futura como médico"- explicóse él -"Yo no dudo de ella en absoluto, Diego, tienes un rico corazón. Al menos no lo neguemos ambos. Es falsedad. No te lo niegues. Ofreces a los enfermos del hospital una ternura sincera"- lo reconfortó Luz -"Proyectas sobre mí una gran esperanza. Quisiera ofrecer más, con constancia, desearía dar algo mejor hoy y también mañana" La niña quedó curiosa observándolo. El muchacho tenía la mirada pensativa y algo triste. Se hallaba sentado frente a su escritorio pero ya no tipeaba con la máquina, parecía haberse olvidado de Luz. Ella se acercó colocándole la mano sobre su cabeza. -"¿Nada más?"- le hablaba con preocupación -"Sí... siempre hay algo más entre estudiantes de una misma ciudad universitaria. Mis anhelos se bifurcan y no busco una centralización. Nada inmediato. Prefiero que exista la duda, pues no quiero jugar. Hay mucho de juego entre los estudiantes. Puedo arrojar papeles de colores hacia el aire... no importa a dónde lleguen. Es un juego juvenil, un engaño, pero que me permite llevar con sonrisa la juventud"- Diego hablaba para sí en voz alta -"Sin embargo no hay verdad en todo ello, Diego, y yo no deseo nada de eso para tu entorno. Sin juego. Sin desaires, que tus pasos sean sinceros. Muchas situaciones nos hieren a los jóvenes y no todos son libres. La flor puede abrir sus pétalos al mundo, pero si nuestras incertidumbres nos alejan, es posible que sobreviva la amistad" Diego quedó callado y luego dijo: -"¿Como el consuelo de los niños junto a los brazos de su madre, hasta que regresa al juego? Deseo permanencia para mí en lo que hago, y que parta de mí también. O sea: Constancia" Ella sintióse conmovida por estas palabras del muchacho. Sintió ternura por él. Acariciaba los cabellos rizados de Diego, como a la figura de un osito de felpa. -"¿Soy un juguete?"- le preguntó él -"Vamos niña, lo que necesitas es una transformación" -"Es que no me encuentro aún, Diego. Tampoco me acerco íntegramente a mi nueva vida. Cierto es. No estoy presente ni ausente. Yo me hallo ahora en una ciudad ignorada y que recién hoy descubro. Posee una multitud, me atrae, dentro de mi familia no la había percibido. Salgo a verla, pero tengo frío, soledad y vuelvo a casa. Deseo conocerla y me cuesta" -"Para ello, querida Luz, es necesaria la "constancia". Es la mano que todo lo permite" Marina entró en aquel momento. -"La abuela los espera a almorzar"- dijo la nena -"Vamos Luz, la casa nos llama"- expresó él Ella tomó la mano de la pequeña en dirección al comedor. Pero la criatura le dijo: -"Voy después... para el postre, yo ya comí junto con Micaela, en la cocina. Ahora sólo quiero dulces" oooo FÁBULA DIECINUEVEoooo VIVENCIAS Y VISIONES oooooo Las circunstancias no variaron. Los jóvenes estudiantes continuaron su ritmo. Tenían en sus manos una esfera de cristal sin bordes y navegaban por ella, sin interrumpirse, abriendo el camino. A su lado la Abuela continuaba dirigiendo siempre a la antigua casa, donde todos ellos residían. La vieja india Juana cocinaba sus platos criollos, la mucama Micaela los atendía y la pequeña Marina jugaba con todos en su conjunto. El padre pernoctó una semana en la casona ciudadana, para ver a sus hijos estudiantes. Luego partió. Siempre llegaba y retornaba, como un ave migratoria llevada por sus obligaciones profesionales. El ventanal de la sala dialogaba con el aire. Los albañiles que construían el edificio cada vez más alto, en el sitio vecino, divisaban a aquella familia desde sus andamios. Luz peregrinaba. Después del almuerzo solía errar por las calles de los alrededores, en busca de sus propias vivencias. Un sol tibio inundaba el borde blanco de La Cañada, y una vez más como tantas, apoyóse en él para contemplar aquel hilo de agua del fondo, que se prolongaba hacia los dos extremos de la ciudad. Asomada sobre la pirca de piedras lo veía rodar, sinuoso, transparente, cual fina cuerda de plata recorriendo su lecho de cemento. Pero las lluvias primaverales lo convertían de improviso en caudal embravecido, desbordante, con su líquido elemento transformado en lodazal obscuro y terroso. La sombra tupida de las "tipas" que recorren sus costados -en tiempos veraniegos cargada de trinos de múltiples aves- parecía hablarle. Bajo las hojas de su follaje, Luz se guarecía en silencio. Una humanidad cruzábase frente a ella, eran los citadinos. Los veía alejarse, variar o interrumpirse, por el estrépito de una bocina. Luz continuaba allí. Una sordina cubría sus oídos. El sol comenzaba a ocultarse detrás de los edificios y nuevamente se introdujo en el dinamismo de las calles. Contempló una vez más a su vieja Cañada, en cuyos veredones patinaba en la infancia, con su pirca de piedras blancas rodeada de frondosas "tipas"... mientras se alejaba del lugar. Y en ese momento creyó ser su propio padre, sintiéndose heredera de múltiples recuerdos que él evocaba para su hija. Era muy niño, tal vez un infante de piernas temblorosas, cuando los obreros arrancaron de cuajo el "Calicanto Colonial" de piedra bola, y comenzaron a levantar los nuevos paredones blancos. El lecho natural de La Cañada -lleno de patos y cisnes que los niños alimentaban con miguitas de pan- fue encementado. Como una visión del pasado, Luz creyó reconstruir aquel escenario que ella no había conocido, pero que percibía con claridad por los relatos paternos. El espacio-tiempo la hizo penetrar de la mano, en forma imaginaria, como si un espejo se abriese frente suyo. Sintióse de pronto un niño pequeño, como fuera su papá en ese tiempo. Sobre el seno antiguo de barro, cercado por el Calicanto cordobés de piedra rústica, navegaba una familia de patitos amarillos. Bajó por la escalerita que se hallaba frente a la iglesia del Carmen, llevando galletitas para darles de comer. Extendió su mano infantil para acariciarlos, cuando otro niño que habitaba en una de las casas enrejadas de la orilla -con balcones que asomaban colgantes sobre el lecho primitivo- acercósele para jugar. Y ambos gurises chapotearon en el agua. Desde ese momento se encontraron siempre esos dos niños allí, para bicicletear. Era una imagen. Una visión muy lejana. Pero que sobrevivía en el presente, por encima del tiempo transcurrido. Un relato de su padre, escuchado muchas tardes ¿Qué habrían hecho los años de aquel otro niño ...luego que las casonas de la orilla fueran demolidas para dar lugar a dos nuevas calles? Durante la infancia de su padre aquella avenida nueva de piedras blancas de La Cañada, con su forma sinuosa por el movimiento del lecho de agua, le pareció una fabulosa serpiente. Sin duda lo fue, pues el reptil devoró las casonas y él perdió a su amiguito a quien no vio más. Los ciudadanos levantaron la frente y las callejas se replegaron dentro del corazón de las manzanas. Las moradas de los hombres se elevaron hacia arriba. Desde el vértice de las mismas una línea blanca de piedras, les recordaba con su longitud serpenteante, a las antiguas calles coloniales. Aquel era un paisaje distinto y lejano, que conocieron los citadinos cordobeses de antaño, como el padre de Luz en su infancia. Con esas casonas enrejadas de tipo arábigo-andaluz, cuyas enredaderas caían desde sus terrazas en forma de lluvia, rozando la calleja empedrada que rodeaba al Calicanto. A las cuales dibujaría por años el gran artista y grabador Oscar Meyer. A su vez inundadas de tiempo en tiempo, por los desbordes del agua tras las lluvias torrenciales. Y despertando de ese ensueño la niña salió del espejo, para retornar como todas las tardes en compañía de los nietos estudiantes, que habitaban junto con ella en la casa de la Abuela de ellos. ooooooo FÁBULA VEINTEoooo RETRATO DE UN BEBITO oooooo Luz paseaba abstraída en sí misma, por las calles de su ciudad después del mediodía. Siesteaba caminando. Y luego, como si saliese de un letargo iba caminando nuevamente hacia la casa. Esa siesta era igual a todas, pero ocurrió algo distinto. En el borde de la vereda divisó un objeto alargado y brillante. Lo levantó por curiosidad. Era una llave. En el extremo circular de arriba podía distinguirse un pequeño retrato. Durante algunos minutos lo contempló detenidamente. La luminosidad de la siesta definía con claridad sus facciones. Ella extrajo de allí la pequeña fotografía, con sumo cuidado. Era la imagen de una criatura. Un bebito. Abrió la puerta de calle llevándola en la mano. -"¿Qué es?"- le preguntó la Abuela -"Una fotografía pequeñita. La encontré junto al borde de la vereda, en la cabeza de una llave. Alguien quizás la esté buscando atentamente en sus bolsillos"- contestóle Luz -"¿Por la llave?" -"No... Es una llave más, pero la foto no es lo mismo. Me ha impresionado mucho, con algo de tristeza" -"¿A ver?"- le pidió la pequeña Marina -"¡Es un nene!" -"Sí. No me la rompas" Luz la tomó nuevamente con sus manos y fue en dirección a su cuarto. Cerca de él en un extremo del pasillo, se encontraba un cuadro representando a una imagen religiosa. Un rincón ineludible dentro de las viejas casonas. Se detuvo frente a ella y luego adhirió el pequeño retrato en una de las esquinas del marco, cuidadosamente. Ramiro la observaba. -"¿Qué estás haciendo con eso?"- preguntóle -"Lo guardo para que no se pierda" -"¿Quién es?"- quiso averiguar el muchacho acercándose -"Sin duda es o fue un dulce bebé de cabecita redonda. Alguien lo perdió en la calle"- explicóle Luz -"No lo conoces ¿Entonces por qué lo guardas aquí?" -"Por instinto. Debe haber un motivo para que lo llevaran sujeto en el extremo de una llave, a la que se usa diariamente" -"Pues, simplemente, cariño"- opinó Ramiro -"Eso ya sería suficiente para lamentar su pérdida" -"¿Y qué estás buscando al guardarlo?" -"Yo nada ... solamente me nació un respeto instintivo hacia los sentimientos del que lo llevaba consigo"- contestóle ella -"¡Pero si tampoco lo conoces!" -"Me da igual. Sentí una especie de voz interna" Ramiro miraba con intriga a Luz, y ella miraba con ternura al minúsculo retrato del bebito. Ambos dialogaban consigo mismos, en silencio. -"¿Acaso te has puesto a imaginar que este pequeño retrato perteneció a un niño que dejó nuestro mundo?"- insistió el muchacho -"Casi, en parte, pero no con certeza. Lo que más me revela es un sentimiento de amor"- Luz levantó la vista y miró con fijeza a Ramiro -"Bueno, no te contradigo, podría ser ..." El comenzó a caminar hacia la sala. Luego volvió la cabeza. -"¿En qué se pueden diferenciar las fotografías de uno y otro?"- insistióle él nuevamente La niña quedó pensativa, tratando de indagar dentro de ella misma. Luego le respondió: -"Mira, es una percepción muy sutil y de la que no tengo una seguridad plena. Sin embargo creo que la imagen recogida por un instrumento derivado de la técnica, como es la fotografía, se debe más a algo mágico que concreto" -"Supones..." -"Es posible, sin embargo la propia historia de su iniciador, Niepce, nos habla de hechos sorprendentes rayanos casi en la leyenda. Increíbles"- sostuvo Luz -"¿Cuáles?" -"Como la de aquel visitante que un día tocó a su puerta y le entregara ciertas tintas, para alejarse sin dejar su nombre a la historia..." -"¡Oh!... Has escuchado junto a la Abuela demasiadas anécdotas misteriosas, que pasan por Radio Nacional, cada día menos creíbles y que se dan por ciertas. Eso se llama la búsqueda de audiencia" Luz puso cara seria, manifestando disgusto. Entonces le replicó: -"¡No basta con poner todo en tela de juicio, Ramiro, para ser un idealista como pretendes!... También hay que ser realista y escuchar a los testigos. Quizás Niepce escondió a pedido del visitante, el nombre de aquel químico que le acercara esa fórmula que él buscaba. Pero apareció en su puerta como un milagro, y sin que él lo hubiese llamando" -"Muy bien, acepto tu propuesta, con tal de que no te enojes conmigo. Es verdad que hay elementos demasiados extraños en toda esa historia que relataron por Radio Nacional. No la hemos vivido, no fuimos testigos nosotros. Dudamos, porque la miramos desde afuera" -"Así lo pienso"- asintióle Luz -"Soy incrédulo, a pesar de eso te aceptaría una sola sugerencia : los retratos del abuelo ausente me parecen distintos a los de la abuela aún presente, con edades parecidas. En algunas oportunidades he pensado que el rayo que animaba la imagen de esa persona, se apartó de su vestidura terrestre al desaparecer. Y con él una pequeña chispa se fue apartando de cada placa fotográfica, que retuvo sus líneas como humano mientras estaba vivo" -"Es muy complejo lo que dices, Ramiro" -"No importa. Mi mente navega demasiado. Es mejor que lo dejes allí y volvamos hacia nosotros" Ramiro se alejó. Luz abrió la puerta de su dormitorio cerrándolo detrás de ella. El pequeño retrato del bebito se mantuvo en aquel lugar por un espacio indefinido, hasta que el tiempo lo apartó de él. Un día la niña observó que ya no estaba allí... Como un visitante que había dado por concluida su permanencia dentro de aquella familia anfitriona, que le abriera la puerta cuando se perdió en una calle, durante una siesta de sol. oooooo FÁBULA VEINTIUNO CAMINATAS CITADINAS oooooo La ciudad comenzaba a iluminar sus ojos para recibir a la noche. Una brisa suave atravesaba las esquinas. Con ella, los habitantes del centro podían adivinar el mensaje que llegaba desde los altos citadinos. Luz se detuvo para aguardarlo. Sin embargo... ¿Podría evadirse de aquel destino? Creía percibir en el aire la danza de un Silfo que viniera desde su emigración de la sierra, para anunciarse. Presentía su voz... -"Nunca me has conocido con realidad ¿Sabes lo que es el silencio de los hombres? Cuando esta sangre que inunda las calles se apaga por completo, entonces nuestro himno de los silfos es el más poderoso ¿Podrías resistirnos? ¿Podrías prescindir de este movimiento? ¿Sabrías reconocer la hora natural del día o la época en que deben arrojarse las semillas? Soy un poderoso Silfo y vengo a anunciarme. Te esperaré en mi reino" Ella le respondió: -"No. No lo deseo, o apártalo por mucho tiempo. Este infierno de calles es mi propio hogar. Un refugio ¿Qué haría en tus montes? A los dieciocho años debo emprender sola la conducción de mis pasos. Debo descubrir los caminos de los hombres para hallar el mío ¿Qué sería yo para el mundo, para la humanidad, si pidiera a voces la esclavitud a tu reino, o de lo contrario la tuya como mi guía, por negarme a colocar mi pie en el camino, por mis propios medios?" -"¡Orgullosa! ...Yo puedo guiarte"- díjole el Silfo -"No es tiempo, necesito este amparo de la ciudad"- replicóle Luz -"Te brindaré mis cantos" -"No es tiempo. Mi ciudad todavía no ha perdido toda el aroma que le brindó por siglos, la vecindad de tu sierra. Y en sus contornos aún se perciben tus cantos ¿Y si los hombres reunidos creáramos una nueva naturaleza? Podría yo ayudar a intentarlo" -"¡Caprichosa! ... ¿Por qué me rechazas?"- insistió el Silfo -"De todos modos me hablas desde muy cerca"- aseguróle Luz -"Nuestra urbe se erige rodeada de espinos, detrás de la última casa construida, y por allí aún reinas ...No... No estoy preparada para resistirte. Aunque de hacerlo regresaría aquí más tarde, para dialogar con mis citadinos, llevándoles un puñado de arena y mica" -"¡Genio y Figura" -"Nadie parte con las manos vacías, y tal vez recibas de mí un poco de asfalto ¿Acaso no podrá serte beneficioso?" Siguió caminando. Varios letreros luminosos circundaban cada esquina. Los citadinos volvían a sus casas del trabajo. Los jóvenes salían a la ventura a beber un sorbo, en una copa bien llena, y alimentar sus mentes ansiosas ¿Lo hallarían? Algunos, es posible. Otros, algo. Otros, mucho. Tal vez un extremo de la fuente. Y el resto volvería con el tiempo la cabeza. Los ciudadanos cubren sus calles vespertinas. Una multitud regresa al hogar. Entre ellos se encuentran quienes ya que han abierto la vertiente. Otros se adentran buscando el bullicio noctámbulo... Luz continúa bajo las mismas luces. Está próxima a su mayoría de edad y su mente se agita. Ella ve que otros jóvenes ingresan a clase, ya que las escuelas nocturnas abren a esa hora, sus puertas. Otros caminan distraídamente como ella. Los teatros muestran sus escenarios. Ya no hay ensayos, el día ha concluido y los frutos se demuestran al levantar el telón. La jornada fue larga. El pintor está silencioso y sus colores inundan una pared. Es el día de la presentación. La flauta emite sus notas. Como una imagen de la propia vida ya no queda improvisación. Los hombres han prolongado con sus luces técnicas, la luz de la naturaleza. Córdoba tiene sus avenidas blancas. Los letreros guiñan sobre los pasos de los jóvenes. Esta ciudad es un albergue de estudiantes. Algunos propios. Otros próximos. Otros han recorrido distancias. Vienen de todas las provincias y de los países hermanos, que hablan la misma lengua de Castilla. Es el aura de una gran colmena. Ellos son una fusión. España les trajo un idioma, Europa dejó emigrar parte de su acopio humano, algunos en cambio conservan sus rasgos heredados de la antigua raza americana. Derribados sus reinos están de regreso, pues la humanidad siempre brinda nuevas esperanzas. El último Inca dejó su palabra inscripta en diálogos, mediante quipus, para la América del Sur que se extiende hacia los hielos del polo. Sufrió una derrota india frente al triunfo de los blancos, donde se advierte que los odios no están superados. La invasión blanca no anuló por completo a la sangre autóctona, pero la sociedad actual es occidental y deben todos asumirla. Es una ciudad universitaria y por sus calles recibe una multitud, un enjambre, un colmenar formado de estudiantes. Luz recorre esas calles con sus mitos antiguos y sus situaciones presentes. ooooo FÁBULA VEINTIDÓS UNA EXPOSICIÓN DE PINTURA ooooooooo -"¿Entramos?"- le preguntó Andrea al encontrarse ambas amigas frente al cartel de anuncio, donde leíase... SALA I ...EXPOSICIÓN DE PINTURAS SALA II...EXPOSICIÓN DE CERÁMICAS Dando un suave impulso a la puerta de vidrio se encontraron las dos chicas adentro. Los tubos de mercurio con su luminosidad homogénea, iluminaban todo el recinto. Los visitantes variaban continuamente. Comenzaron ellas a recorrer la Sala I por la izquierda, frente al primer motivo. Los ojos de ambas demostraron al contemplarlo, distintas percepciones. La pintura era atractiva. Una gama roja como fondo, con ciertos matices naranjas. Y sobre aquella superficie flotaban algunas figuras elementales de coloración tierra. Una de ellas más clara, cuyo rostro trataba de definirse, apenas alejada del centro. En el ángulo mas alto una pequeña esfera gris con el centro marcado por una gota blanca. -"No lleva título"- opinó Luz -"¿Importa?"- le respondió su amiga -"¿Debo colocárselo yo?" -"Sin embargo, aún sin nombre, puede transmitir el eterno mensaje. Físico o espiritual. Para algunos espectadores ya está el mensaje bien expresado, para otros incompleto" -"Yo estoy entre los segundos espectadores, por ahora"- admitió ella La niña estaba cautivada por el colorido de la obra, aún sin comprenderla y sin poder darle un título en su imaginación. Su amiga creyó útil hacerle un razonamiento. -"Te entiendo Luz, estás en la valoración táctil y la hallarás en algunas pinturas de tema más directo, cual te puede brindar el rostro de una persona con todas sus facciones bien detalladas. O una fuente con frutales"- expresóle Andrea -"Mas apropiado para mí, soy novata como espectadora"- asintió Luz -"Pero se necesita el mismo talento de pintor, la misma calidad cromática, para lograr una fuente de frutas o un lienzo que lleve estampado su color y sobre él una lluvia de matices. Como también algunas formas geométricas agradables. Los visitantes a la exposición tendrán seleccionado su estilo, tanto si son espectadores o de los contrario actores. Pero su inclinación al objeto seguirá siendo estética" -¿Estás segura en tu definición, Andrea? -"Sí. Alguno entre ellos dirá ...No comprendo esto y prefiero aquello por la forma definida... y otro distinto opinará ...Elijo esto considerándolo rico en cromatismo y rechazo la falta de color... Y en mi opinión personal pienso que ambos son lo mismo. Los dos corresponden al mismo conjunto, el de la materia, lo externo, la superficie" -"¿Pero es que te hallas muy segura de encontrarte entre los espectadores que perciben lo espiritual?" Ambas se miraron. La pregunta era muy definida y su amiga no estaba dispuesta a derivar el diálogo hacia ella misma. -"Mira Luz. No puedo responderte. Parece que me advirtieras algo. Pero júzgame a mí sola, después. Sepárame de mis conceptos, en la teoría del arte no están presentes las personas sino la obra misma" Andrea le hablaba fijándole sus ojos en los suyos. Llevaba puesta una minifalda negra muy corta, y sobre sus largas piernas un can-can violeta encarnado en malla de red. Este conjunto con su cabellera suelta hacíanla por demás llamativa. Algunos asistentes a la muestra fijábanse más en ella que en las pinturas. Luego continuó hablándole mientras contemplaban la pintura siguiente: -"Mira Luz, si te respondiera ..Sí... tendría en mis manos la estrella del universo. Podría asegurarte también que yo soy la única persona buena y la multitud perversa. No te hablo de la espiritualidad que corresponde a la bondad. Te hablo de una penetración de la mente. Pero es claro que deberían darse las dos bellezas juntas como algo preferible y raro de lograr. O al menos si se toman los extremos de esa estrella, sería una guía angélica en nuestro camino ¿No crees?" Se detuvo. Luz miraba alrededor de ellas, observando la diversidad de asistentes a la exposición de pinturas. Y luego le contestó: -"No basta creer, Andrea, necesito comprender el hilo de tu pensamiento y como te he dicho, todo esto es nuevo para mí. Necesito tiempo para adquirirlo" -"Pero también es válido transmitir mi experiencia. No porque te lleve un par de años y algo más, creo que como cuatro aunque no te lo imagines, pues yo siempre me atrasé en la escuela por rebeldía a mi familia. Además fui muy inquieta encantándome estos temas" -"Ahora, amiga mía, mi familia tampoco está a mi lado para conducirme"- le recordó Luz -"De modo que comenzamos a igualarnos" Andrea pasó su mano por los hombros de Luz, como deseando protegerla. Tal como si se sintiese su hermana mayor. Entonces en aquel momento, púsose a transmitirle otras experiencias propias, para preservarla. -"Yo he visto una diversidad de gentes"- insistió -"He conocido la existencia de núcleos donde los espíritus son muy sutiles, o que buscan una sutilidad especial, pero pude percibir en ellos una mayor vanidad, casi diría, una ambición más profunda" -"¿Dónde fue eso? ... ¿Cuándo sucedió?" -"Me invitaron a conocer un hindú, al que llaman Swami, quien estaba de visita por Córdoba en una casa de familia. Por ello fui confiada a verlo"- se calló un momento tratando de recordar -"Era un peregrino. Igual a un profeta. Vestía una túnica naranja y estaba sentado con las piernas cruzadas sobre un almohadón. Usanza oriental. Sincero no lo dudo, aunque muy orgulloso. Pertenecía a la casta brahmánica, era muy alto y de bellas facciones, tinte de rostro morocho" -"¿Es una experiencia propia la que me cuentas? ¿O una anécdota recogida de otros?... soy curiosa"- expresóle Luz -"Anécdota real vivida por mí. Nosotros éramos su curiosidad para él. Y aquellos adictos que lo rodeaban, también eran tremendamente vanidosos. Habían suplantado la señal de cruz cristiana, por la unión de las dos manos sobre la frente, haciéndole una reverencia. No creo que ellos hubieran cambiado en nada, seguían iguales que antes... ¿No es lo mismo? ¿Más penetración acaso? No. Sólo un cambio de religión y eso no es evolución" Luz escuchábala atenta y quedó silenciosa. Ambas recorrieron la sala en varias direcciones. Sus paredes estaban cubiertas por lienzos de colores. También los asistentes lucían un baño de colores, con la moda colorida por la moda del momento. La niña adolescente volvió a expresarse: -"Es verdad. No es tomar un espejo por otro, evolucionar. Sino en penetrar, despertando" -"Sí. Una búsqueda está llena de rutas engañosas"- sostuvo su amiga -"También hay ambiciones sutiles y egoístas por los caminos del arte. Algunas veces hasta burdas. Cualquiera puede tener una habilidad manual natural, pero el artista sincero puede abastecer su sed, progresando. Mira Luz, la persona que nace con un don es una esperanza, al nacer. Un cristal en bruto" -"¿Cómo pulir un diamante? -"Sí. Las caras del cristal comienzan a relucir. Y al iluminarse descubren mundos desconocidos. Sus energías estaban inertes hasta aquel momento, y en un instante al pulirlas han nacido por primera vez. Otras, parecen advertir la presencia de un rayo que danza en su contorno y anuncia un despertar" -"Pienso... Esto es lo mejor que puede suceder, Andrea" -"Pero no brilla nada que no existiera previamente, solamente lo ilumina. No sabía ver y ahora ve. Llega también a percibir la presencia de un visitante. Ha venido desde lejos y sonríe. Queda plasmado en palabras que dibuja con su mano, pero estaba sólo de paso y parte. Son palabras nuevas. Esa luz las clarifica y al leerlas el artista las desconoce. Entonces relee para aprender. Fue el vehículo y lo agradece. Piensa en la misión del pintor, del escultor, del ceramista, del poeta y comprende que es la propia. La autosalvación. Si se ha logrado vendrá la aurora" -"¿De dónde"- preguntó Luz -"No lo sé" -"¿Para qué estamos frente a este paño rojo entonces?" Ambas amigas descubrieron de pronto que estaban en medio de aquel ambiente de la exposición, y ellas habíanse alejado en su imaginación. -"Te puedes responder sola, Luz, claro que sí y ya lo has hecho. Pero parece que quisieras extraerme algo ¿Los seres se buscan, no es cierto? Estamos frente a este escenario. Un artista las plasmó o estas figuras lo visitaron. Nosotras sin duda buscamos un diálogo y estamos aquí, caminando dentro de la sala de exposición cuando la noche afuera está muy fría"- le respondió Andrea -"Es un escenario, sin duda"- intervino Luz -"Una multitud aislada de la ciudad y cobijada en este recinto, y un rostro más ansioso que los otros cual es el del expositor" -"Otro en cambio podrá decir que él ha recibido una ráfaga del firmamento ¿Ves arriba en esta pintura? El astro es gris, sin embargo posee un centro luminoso. La multitud que rodea al personaje, no percibe ese centro" Luz acercóse con mayor curiosidad a la pintura señalada, como intentando penetrar en su alma. Quizás arrebatarla para sí. ooooooFÁBULA VEINTITRES DOS AMIGOS NUEVOS oooooo Dos muchachos se acercaron a la misma pintura, saludando ligeramente a Andrea, y uno de ellos comentó: -"¿Qué te parece hermano? Es una pintura muy delicada y fina ¿Ves como se entona hacia el naranja esa gama de matices sobre el fondo rojo?"- hablaba con voz suave y muy baja -"Las figuras están semiesfumadas pero sus formas tienen buen gusto. Se advierte una geometría humanizada ¿Qué te ha parecido Andrea?"- dijo uno de los muchachos mirándola La aludida respondió con voz más calma que la habitual, como obligada por el acento del joven. -"¿Cómo estás Marcial?"- respondióle Andrea -"Mi opinión gira hacia el poema. Cada uno analiza según su propio acento" Ambos eran amigos de ella y la saludaron con afecto. -"Es verdad, ahora veremos qué dice mi amigo..."- sugirió el primero -"Es un colorido fuerte y expresivo, muy plástico"- intervino el otro muchacho -"Las líneas no llegan a ser remarcadas, aunque conservan decisión. Está bien trabajada la transparencia del naranja" -"Bueno..."- le interrumpió Marcial -"Pero fíjate hermano en que toda esta materia se aúna en una expresión bella. La realiza un espíritu sensible pero que no pierde su contacto con el juego de matices. Maneja una conciencia. Tiene poder sobre sus elementos" Callaron mirándose los cuatro jóvenes. Luz observábalos con detenimiento, comprendiendo con rapidez que eran estudiantes extranjeros. Su acento de voz era muy preciso y casi castizo, donde se remarcaban las sílabas. -"Un lujo hablar así"- pensó ella en su interior recordando su marcada tonada cordobesa -"Tu opinión es personal, y si hubiese una ley única la humanidad no progresaría, pues cada individuo estaría realizando la misma profesión del vecino. No es válido para la creación artística. Podría hasta perdonársele algún detalle fallido. Yo espero del pintor un trabajo bien realizado, pues es a mi juicio lo que la sociedad espera de él, pero que no pierda sus ideas propias. Busco su identidad en cada obra"- le respondió el amigo Aquello gustó a Luz, quien sugestionada por la poesía anterior de su amiga, intervino diciendo: -"Quizás baste con que el artista nos dé una gota de su fuente. Una luz lo arrimó hasta ella. Es el mensajero, y aunque no supiera beberla, debe transmitir para nosotros lo poco que logró recoger. Pueden venir otros autores mejores. Pero lo que trasciende es el rayo" -"Tu amiga es brillante, Andrea, me gusta su poesía ¿Pero sabes una cosa? Es supersticiosa ¿Cómo se llama?"- dijo el segundo muchacho -"Mi nombre es Luz... ¿De dónde ha sacado esa opinión de mí? Usted no me conoce" -"Fue una idea. Días pasados no se atrevió a pasar bajo una escalera"- le respondió él -"¿Cómo? ¡Qué sabe usted!"- expresó ella sorprendida -"Yo me llamo Jaime"- díjole éste -"¡No le hagas caso Luz!"- intervino Andrea -"Ha presenciado tantas Diabladas de Oruro, que puede confundirte. Esa facilidad de palabra es propia de los estudiantes bolivianos y puede envolverte en su juego" -"Ante todo corrijo, soy de Potosí, altoperuano. Oruro es región de La Paz y con los paceños nosotros los potosinos, tenemos muchas diferencias"- respondió el aludido -"En una fiesta se puso un mascarón de diablo en la cabeza, pidiéndonos un beso"- insistió ella -"Fuiste la más cariñosa ... lástima que con el diablo"- recordóle Jaime -"Bueno ... Bueno ... Bueno"- cortó Luz -"Disculpen a mi amigo, tiene su temperamento. Pero no lo juzguen mal, en su interior hay un fuego creador"- solicitó Marcial -"Bueno, tiene su derecho"- volvió a opinar Luz -"En el arte actual también puede haber espectadores actuales y con prisa. Lo que vale es la intensidad" El potosino sintióse más seguro de sí, al oírla. Ambos cruzaron miradas. La niña estaba intrigada con él, pues habíale dicho supersticiosa, y recordó aquella escalera de los albañiles colocada antes de entrar a su casa ¿Habría estado Jaime observándola desde la vereda del frente? Se detuvo a mirarlo. Era atlético y de buena figura, ancho de hombros, bien trajeado y acicalado al estilo modernista. No creía haberlo visto antes. -"¿Y cree usted señorita Luz, que hay algo actual?"- el muchacho la miró con detenimiento -"Sí, la descomposición del átomo ¿Pero en la naturaleza del hombre? En la raíz interna no la hay. El arte ha existido siempre y cuando uno de sus profetas o admiradores eleva la bandera de un grafismo nuevo, lo encontraremos semejante al que existiera en siglos pasados" -"Es un duro mensaje para los artistas"- observó ella -"Lo que ocurre es que la memoria es corta. De niño a anciano un hombre no recorre generalmente el siglo. El mundo es una ronda. Hay un continuo retorno y la evolución es casi imperceptible. El hombre olvida y sus odios destruyen imperios. El avance se aniquila. Entonces surgen a nuestro oído voces que mantienen la memoria del tiempo. Son tradiciones que nos hablan de pueblos y continentes que perecieron. La permanencia de los valores del arte nos demuestra esa verdad. Una eterna ronda"- concluyó Jaime -"Pero continúan en la leyenda" -"Escúcheme Luz, si tal fuera, si unos pocos siglos determinaran la evolución, no nos mantendríamos unidos a los mensajeros que dieron su palabra dos y tres mil años atrás, con Grecia y Roma. Y al recoger lo que resta de sus memorias, encontramos valores maravillosos para nuestra vida actual" -"¿Y los vehículos que atraviesan la atmósfera, a los que llaman Ovnis?"- insistió ella -"Nunca descienden para hablar con nosotros"- aseguró Andrea -"Desconocemos sus culturas"- intervino Marcial -"Piense usted, Luz"- continuó el potosino -"El hombre trabaja y se enriquece, pero aún no se ha transformado de verdad. Las razas marcan una diferencia, pero sus mensajes artísticos pueden dialogar. Se ha encendido una pira luminosa por medio del pintor, del creador, y es una vuelta de la ronda. Unos dirán que más sencillo, otros que más complejo. La forma no importa. Bajo la faz novedosa de lo presente habrá una verdad, pero rodeada sin duda de varias imitaciones externas" Luz miraba su reloj-pulsera. Se dirigió a ambos muchachos y les dijo: -"Se me hace tarde. Tengo que volver" Las dos chicas saludaron, yéndose. Los grupos que estaban en esa exposición, comenzaron a dispersarse. Algunos solitarios llegaron después. Estos últimos eran como siempre, colegas pintores. Los colores de los cuadros quedaron impresos en el interior de Luz, mientras retornaba. La luces de la calle se abrían delante de ella, pero el tráfico nocturno íbase tranquilizando. La noche estaba fría. ooooooooooooooooo FÁBULAS DE LOS ESTUDIANTES ooooooPARTE 3 (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70) Por Alejandra Correas Vázquez FÁBULA TRECE EL PLATO VACÍOooooo Algunas semanas después el sol continuaba mostrándose a los jóvenes estudiantes. Las heladas tardías habíanse disipado. El mediodía dejaba deslizar la aguja. La abuela se hallaba en su habitación y luego de una pausa llamó a Luz. -"Niña ¿Te di una carta esta mañana?"-"Sí abuela, la puse en el correo. No se preocupe"- respondióle Luz-"¿Ves? Estoy hecha una vieja tonta, pierdo la memoria. Le escribí a mi hijo, el padre de los muchachos, porque no quiero que me reprochen sus problemas. Ellos han sido enviados a mi casa para estudiar"-"Eso ya lo sabemos, señora"-"Tal vez yo hubiese pensado igual que mi hijo, pero los años me han enseñado la tolerancia. El mundo es populoso y amplio. Hay cantidad de rincones. Pero su padre insiste. El estudio tiene un valor propio y el documento lo indica. Ramirito es noble... sin embargo no quiere estudiar"-"No se preocupe, señora, Ramiro tiene conciencia de su propia vida. Además, yo creo, que usted siempre ha sabido respetar las decisiones ajenas"-"¿Y Marina?-"Está dormida. Duerma usted también, ya me voy"Luz se retiró tratando de silenciar sus pisadas. La siesta había penetrado en la casona. El zumbido de una máquina de escribir se percibía a través de las puertas cerradas, desde el escritorio de Diego. Luego calló a su vez. La niña se ubicó en el sillón frente a la mampara, apoyándose en su respaldo. El sol que la bañaba fue adormeciéndola. Alguien la sopló en la cara.-"¿Dormías?"- le preguntaron -"...Apenas"- ella se restregó los ojos.-"¿Te he molestado mucho?... perdona"-"No Martín, no es nada. A mí no me gusta dormir la siesta. Es como si me quedara sin sol"-"Claro, durante la mañana estás en las aulas de clase. Muchas tardes en casa de tu amiga Andrea.... Pero quería preguntarte ¿Es verdad que la abuela le ha escrito a mi padre?"-"Sí"- respondió Luz con sorpresa-"¡Es raro! ...Ella que nunca interviene"Martín pasó su mano por el entrecejo y se puso a caminar.-"No lo tomes a mal. Está asustada como una criatura, teme que la reten a ella por desconocer la lección. Además los quiere a ustedes con infinito respeto ¿Hay mejor amor?"- expresó la chicaLuz hizo un lugar a Martín en el asiento, que era doble.-"Sí... es un afecto que no valoramos. Si esta abuela nos impusiera esclavitud nos postraríamos como insectos. Bajo estas paredes cada nieto que ha pasado por ellas, ha sido responsable de sí mismo. Pero esto para algunos es un abismo duro. Le debemos mucho ¿Qué podemos hacer por ella? No ama las ofrendas"-"Nada más que estar aquí. No te preocupes Martín ¿Qué temen todos ustedes con la llegada de tu padre? ¿Es acaso un inquisidor?"-"No"- le contestó él sonriéndole -"Ya lo conoces, ha sido muy amigo de tu padre y tiene su misma profesión ¿Sencillo, verdad? Afable. Sin complejidad. Sin conflictos. Por momentos encantador... ¡Pero portador de miedo! Lo abate el riesgo. Por ello dejó a la docta Córdoba yéndose muy joven a un lugar tranquilo, hecho a su medida. Tampoco necesitó nunca de la lucha, pues en su generación había que buscarla voluntariamente, si se la deseaba obtener. Por fantasía. Todo era más sereno. Pero él no es consciente de que su propia sencillez, ha sido la llave que lo colmó de simpatías en su camino" -"¡Entonces no hay problema!"- opinó LuzEsto hizo que el muchacho quedara pensativo. Ambos siguieron meditando, sin expresar otras palabras sobre la pronta llegada del padre. El silencio fue interrumpido cuando Luz le preguntó:-"¿Has comido?"-"Todavía no. Pero Juana me ha servido el almuerzo. Ya voy para el comedor ¿Me acompañarías?"-"Sí ... si quieres"Cruzando la habitación llegaron al comedor y Martín se sentó frente a su plato. Luz iba detrás suyo y observó el día a través de la ventana, luego tomó asiento para hacerle compañía. Pero ella ya había almorzado con la abuela.-"Este año finaliza sin darme cuenta y es el último de mi carrera. Detrás de él viene una incógnita"- comentó él-"No veo por qué. Pareces muy decidido y en posesión de un centro. Hasta tienes elegido tu costado personal, dentro del círculo que describe nuestra sociedad"- le respondió ella-"¿Es un reproche? No vale la pena que me lo digas. Quizás sea que admito una duda. Pienso que el hombre es débil y en su madurez termina aniquilando sus ideales. Careció de fe y tiene miedo a la transformación. Admite la mano que lo amordaza y lo protege contra lo nuevo. Es que él ya no cree en nada nuevo, porque la historia evolucionó con lentitud dentro de sus expectativas"-"Dependerá también, cuáles fueron sus expectativas"- intervino Luz-"En sus años de furia juvenil se agotó en los corredores estudiantiles. Un hombre débil vive dentro de cada joven que agita panfletos. En su solapa brilla una cinta morada y está pronto a dar su sangre por ese papel escrito"Martín se detuvo, comprendiendo que su crítica estaba muy exaltada.-"Es un juicio demasiado severo el tuyo"- sostuvo la jovencita -"Y causa temor a alguien como yo, que aún no ha ingresado a la universidad"-"Porque sostengo que los principios en que se basan sus argumentos, son puramente teóricos. No realidades palpadas aquí. Hemos pasado por liberalismos y facismos copiados de afuera, con malas consecuencias. No pertenecen a nuestra realidad ...¡Sudamérica está tan lejos!..."-"¡Si!... Lejos y aislados del centro neurálgico del mundo, en eso concuerdo"- comentó con fuerza Luz -"Pero también somos sus espectadores. Sus vigilantes. Somos sus grandes guardianes"-"Te ha picado ya el bichito del idealismo. Pero claro, yo soy un egoísta ¿Quieres que adivine lo que piensas de mí? Si a los veintiocho años carezco de esa audacia, qué me esperará a los cuarenta y ocho. No creas que mi posición es fácil. Porque es realista. Tengo que pasar junto a aquéllos con quienes he probado el mismo dulce, como si fuera un extraño. Pero pasará porque ellos también pasarán ¿No lo crees?"-"Me resulta difícil creerlo"-"¿Podrías decirme que sitio ocupan ahora, u ocuparon, aquellos estudiantes que se amotinaron frente a un Hospital, cuando la reforma universitaria del 18. La chiflatina todavía resuena en algunos cerebros. Te lo diré: Fueron profesores o políticos. Llevaban la mirada adusta y el índice imponiendo disciplina. Pero es extraño, aquél era uno de los antiguos y activos participantes. Y seguro estoy de que ahora siendo abuelos o bisabuelos, fruncen el ceño sobre la cinta morada de su nieto. El propio Deodoro salió más adelante defendiendo a un cruel violador y asesino, logrando liberarlo, pero Martita Stutz nunca tuvo tumba"-"...Puede ser... Tu pesimismo es tan hondo que debe ser sincero"- aceptó LuzElla continuaba mirando por la ventana. Juana trajo desde la cocina un plato muy substancioso de "bife a la criolla", que Martín comió encantado.-"¿Te ofendo? Aunque no te hayas ubicado aún en ese camino, sientes una necesidad imperiosa de tomar las banderas. Debes hacerlo ¿Sabes? Tengo miedo a mi propio derrumbe. Mi realismo es tan cáustico que nunca las tomaré"-¿Ni siquiera como una experiencia? ¿O por curiosidad?"- preguntóle ella-"¿De qué me valdría entrar en una revolución sin continuidad? Ya que carezco de su fe. Mi condición es aún más austera, de lo que después fueron aquellos estudiantes reformistas del 18... He hablado con muchos de ellos o con sus hijos. Son mis profesores. Cincuenta años pasaron en Córdoba como un soplo, con todas sus anécdotas. La violación de iglesias en semana santa llevándose las telas moradas que cubrían a los santos. Lo que se convirtió en su bandera ¿Te lo contó tu padre?"-"Sí... Martín, pero fue en tiempos de mi abuelo, que también era estudiante del 18" -"Mira Luz, en la Biblioteca Mayor me encontré con uno de ellos en estos días. Hombre grande ya. Cabeza cana, traje elegante. Persona muy culta y agradable. La multitud se dispersó y los tiempos pasaron. Es un profesor jubilado y respetado. Lo incluyeron en la misma barca como a muchos de ellos, sus propios compañeros... ¡Porque es muy fácil seguir la estela de la juventud a la cola del cometa que nos arrastra! Lo he podido hacer también yo, si no ejerciera el uso de la mente y el derecho a la duda. Participar a ciegas no está de acorde con mi sinceridad"-"¿Sabes Martín?"- lo interrumpió Luz con brusquedad -"¡Hablas tanto! Y es sereno tu pensamiento. Arrastra y te multiplica. Podrías elegir cualquiera de las ramas del árbol y encontrarías las palabras necesarias para definirla. Pero yo no sabría compartirlo sin vivirlo"Luz le dijo aquello, cuando él se proponía a seguir hablando. -"¿Es otro reproche?"-"¿Por qué no te detienes un poco abriéndote hacia la naturaleza. No rechazo lo que describes y hasta puedo aceptar tu pensamiento. Lo comprendo al exponérmelo. Te aprecio ¿Pero por qué no callas un poco buscando en el interior de los otros? Cada ser es un mundo. Mi observación va hacia tu propio foco"Martín se quedó callado. Iba acabando de comer con lentitud.-"...No está mal... como te dije días pasados, tienes mucho talento, Luz"- expresó luego-"¿Tienes todo decidido ya?"- preguntóle ella-"Falta lo principal, que termine este último año. Después, un pequeño reposo en algún lugar de la sierra, un sitio sereno como el Río San Antonio. También algo de música y alegría. Y un libro de idiomas bajo el brazo, creo que alemán. No es poco. Además admitido que puedo recibir y dar mucho"-"Nadie te lo niega. Todos buscamos un alimento interior"- Luz le hablaba con serenidad-"Tienes una manera de ser muy dulce, y aunque no lo creas, también severa. Por una parte me sugestionas y luego me atemorizas. No lo digo ya como un intelectual, sino como un varón, que palpa tu belleza interior"- le observó élEl plato había quedado vacío.oooooooFÁBULA CATORCE SIESTA Y SOBREMESAoooooo-"Yo llevaré tu plato vacío a la cocina. La vieja Juana ha dejado todo limpio ya, y me gusta ayudarla un poco"- le dijo LuzSe levantó extendiendo la mano para retirar aquel plato. Pero Martín se lo impidió.-"¿Y crees que ella se quedará conforme? Te equivocas Luz, si la privas de su tarea será una ofensa. Esa mujer necesita de su propio esfuerzo para ella misma. Como todos nosotros. Hasta podría creer que la energía de aquéllos arrogantes, a quienes rechazo, puede serles beneficiosa, a ellos mismos"-"¿No puedes olvidar tus pensamientos?"- preguntó la niña-"No Luz, puesto que me toca convivir en las mismas aulas. En los mismo recintos de estudiantes"-"Es verdad"-"¿Pero cuántas veces ha pasado lo mismo? Luego, todos ellos partieron ¿Dónde están hoy día?" Tengo buena memoria. Yo no me he movido. Mi apatía les señaló un tibio ¿Pero insisto en el tema, verdad? La armonía no llegó a incubarse de lo contrario los ignoraría. ¿Y si más tarde mi brazo fuese el más abierto para colaborar en una nueva construcción? Pero son sueños"Luz se quedó pensativa mientras lo observaba. No sabía si con Martín se encontraba ante un pensador o un dramático.. Luego le dijo: -"Podrían darse las dos cosas ¿O sientes únicamente palpable tu realidad? ¿Cuándo la tocaste? Es otra aventura y quizás más riesgosa"- ella dijo esto último con voz pausada-"En realidad sí. Es un riesgo. Voy solo y sin embargo no creo ser el único. Debemos estar aislados y nos resulta difícil encontrarnos. Pero es que mi indagación puso los ojos en aquel horizonte hace ya mucho. Quiero además, acercarme para beber y aniquilar en lo posible nuestra vanidad"- le contestó Martín-"¿Qué vanidad?"-"Una eterna y que debe darse en todos los confines. La del pordiosero y el conde. Uno se ilustró en los caminos y el otro escribió sus prosas en un magnífico palacio. Pero eran muy semejantes al salir del seno materno, alimentados sólo por la placenta. No tenía ninguno antes de nacer, más talento que el otro. Sin embargo, cada uno hizo de su procedencia un foco de vanidad. Confundiendo de esta manera a sus seguidores y llevándolos a la discordia"-"Lo he visto también en mi colegio. Hay compañeras que exhiben esos dos méritos. Los oponen. Y son muy vanidosas"- reflexionó ellaAl llegar a este tema parecíales a ambos haber llegado a un punto común. Y esto los aliviaba. Podrían hacia delante mantener un diálogo en forma amable, sin oponerse, tratando de hallar méritos comunes.-"Sudamérica es pobre, mal administrada y hambrienta. Sus riquezas se guardan, se acuñan para un futuro. Pero como tal, como expresión de una tierra en simiente, es muy vanidosa"- insistió él-"¿Estás seguro?"-Sí... Luz ¿Cuántas veces lo hemos escuchado? No tienes más que dilatar el oído. Cuesta poco y se descubre pronto. Se dice acá en forma continua, que el primer mundo es poderoso pero carece de visión. Los europeos están viejos, aún los que recién nacen. Les pesa demasiado el pasado y no encuentran ideas nuevas. Sólo solucionan el instante dado, y ponen su energía sólo en la materia económica, con la cual nos ahogan..."-"Pero somos sus herederos, no lo niegues" -"No lo niego. Además de los yanquis, con los cuales compartimos la mitad del continente, decimos acá que son pobres de espíritu y su sensibilidad es escasa. Demasiado músculo. Un brazo de atleta y una cabeza de mosquito ¿Es así?"- insistió él-"¿Es ésa la vanidad sudamericana?"- preguntó ella de nuevo -"Por ese lado transita. Es como un rechazo global al hemisferio norte. El primer mundo. Uno por burdo y otro por anciano. No llenan nuestras expectativas ¿Es así? Tenemos nuestra energía del espíritu y nuestro devenir será una cadenas de joyas engarzadas... ¡Pero falta mucho!"El joven quedó pensativo con sus propias palabras. La niña intentaba preguntar algo más, pero adivinándolo, él siguió con su monólogo: -"Mira niña, no es que lo rechace. Es una voz y como tal, la dejo en su lugar. Pero yo tengo por delante treinta años de vigor. Debo desarrollarlos ahora. En mi tiempo, no en el próximo. No reniego de mis hermanos naturales, de mi tierra. Soy yo mismo además, quien está en juego. Represento un elemento más entre ellos. Un sudamericano vanidoso también. Orgulloso de su espíritu. Pero quiero oportunidades para mí y me las brindan desde allá, desde ese continente gastado, desde Alemania... y las acepto" -"Te apoyo en lo que dices Martín ¡Acéptalas! Puede que estés en tu lugar, aunque a otros les moleste un poco. Pero te diré, yo creo que es por envidia ¿O por vanidad?"- volvió a preguntar LuzEl muchacho la miró sorprendido. Hacía tiempo que buscaba apoyo en sus proyectos, por una beca a Alemania que le había sido sugerida, y sólo encontraba opiniones adversas entre quienes lo rodeaban. -"La vanidad se extiende a largos caminos y es expresión de pequeñez. De agotamiento. Cuando un hombre tiene el heroísmo de salir a la lucha expone su talento y su felicidad ¿Cuánto más fácil puede resultar a un artista gozar del prestigio limitado de su círculo familiar? Podrá hacer los retratos de las hermanas y los sobrinos. Luego vendrán las vinculaciones inmediatas a solicitar el suyo. Pintará un ramo de flores para colgar en un extremo de la casa. O una imagen mística en el centro del dormitorio. Todo esto representa el triunfo fácil"-"¿Y piensas que la vanidad lo consiguió?- Luz ya no miraba para la ventana-"Sin duda. Aunque se introduzca en el modernismo. Alguien podrá decirle en este tiempo presente ...¡Píntame un cuadro abstracto para colocar en la sala que hemos comprado! Hará juego con mis muebles... Y es fácil, no hay riesgo" -"¿Existe otra alternativa?"-"Sí la hay... Porque alguno entre ellos al menos, sale a la lucha y se expone. Corre el riesgo. Sufre por años y al final, por fin, le obsequian una flor. Se la merece. Pero él sigue hacia adelante expandiendo ese perfume en todas direcciones" Martín quedó callado mientras la miraba. Estaba cautivado con Luz. -"Bueno"- dijo ella-"¿Pero dónde está ese artista brillante en nuestras tierras? Quiero aplicarle tu alegoría"-"No puedo señalarlo con exactitud. No quiero. Esta alegoría alcanza a otras profesiones. Médicos. Abogados. Ingenieros. Políticos..." -"¿Y si comenzaras desde aquí? Sin expatriarte. Podrías devolverle a la tierra que te acunó, algo de su ternura ¿No dices que somos más ricos en aquello que no se pesa en monedas?"- ella lo miró sonriente -"¿Estás segura que lo dije yo? Pienso que lo he recogido... Mi opinión es que existen diferentes pueblos. A ello atribuyo la clara división de un solo continente geográfico, en culturas distintas y bien definidas"-"¿Cuál de ellas te atrae más?"- preguntó curiosa Luz-"No lo sé. Pues yo me dirijo hacia el viejo continente, gastado y sin embargo en pie, a Alemania más precisamente. Allí me ofrecen mejores medios de los que aquí tengo. Y yo les responderé con honradez. Además quiero alejarme por algún tiempo del centro donde he nacido. Soy el niño prodigio, buen alumno, de una familia con tradición ¡Y estoy cansado de serlo!"-"¡Está bien Martín! ... No te exaltes conmigo"- ella había levantado sus ojos verdes, muy abiertos, aunque la expresión era sonrienteEn aquel momento entró Juana en el comedor, retirando el plato vacío. Luz quiso alcanzárselo. Martín la retuvo. -"Ya te dije. No la prives de su propia tarea" -"....Debe ser, sin duda"oooooo FÁBULA QUINCE EN EL TALLER ooooo Mientras Martín se disponía a reposar, el resto de la casa levantábase de la siesta. La abuela ocupó su sillón en la sala. Marina salió con una muñeca al patio. Juana preparaba un mate espumoso. Luz leía.Ella terminó su lectura levantándose recién entonces, para dirigirse a la puerta. En la vereda encontró a Ramiro restregándose los ojos.-"¿Qué te pasa"- preguntóle Luz-"Me queda sueño. Hace varias semanas que duermo mal y la siesta no me alcanza. Apenas me dura media hora porque debo abrir el taller"-"¿Te quejas? No te corresponde puesto que ésta ha sido tu elección"-"No Luz. Se queja mi cuerpo. Yo estoy satisfecho"- respondió élFueron caminando por la misma dirección durante tres cuadras. En la mitad de la siguiente hallábase el taller de Ramiro. Se detuvieron en la puerta y mientras el muchacho daba vueltas la llave del candado, le dijo a Luz:-"¿Vas para el centro?"-"Sí, pero todavía es temprano. No son las 5 hs. Tengo que comprar una carpeta y a esta hora aún no han abierto los negocios. Pensaba caminar un rato, ahora que el sol está suave"- contestóle ella-"Entonces podrías quedarte un rato conmigo"- luego de un envión él levantó la persiana metálicaEntraron. El sol inundó el ambiente cerrado al entrar desde la calle. La vereda de lajas grises con su pátina de tiempo, de un brillo acerado, mostraba el paso continuo de los ciudadanos. La calle a la par, ofrecía el ruido de su tránsito. -"Se acerca el verano, ya estamos a fines de octubre"- comentó ella-"Todavía falta. Puede bajar en cualquier momento la temperatura. O tal vez arrecie noviembre con chaparrones"- le contestó el muchacho-"Sí. Suele suceder. Aunque he observado que el tiempo se descompone con más facilidad para fin de año"En el interior del taller reinaba un desorden ordenado, expuesto a la vista de los transeúntes. Junto a una serie de piezas mecánicas diseminadas en pequeños mesas por los rincones, se hallaba un mueble grande que servía de mostrador. Algunas personas entraban al lugar preguntando, o adquirían objetos de allí. Sobre ese mueble había un cartel de cartón escrito con letras rojas que decía:"REPUESTOS PARA MOTOSY MOTONETAS.ARREGLOS VARIOS"Ella arrimó una silla. Pasóle un trapo limpio que había sobre el mostrador, y fue a colocarse a la sombra, al lado de Ramiro. -"¿Hoy no tienes ayudante?"- le preguntó Luz -"Por las tardes no. El chico estudia, la madre está viuda y es costurera. Asiste a una escuela técnica, su padre era obrero de construcción y cayó de un andamio. Es un chiquillo habilidoso y mientras mueva las manos, el mundo se lo agradecerá"-"No lo dudo"- aceptó ella -"Pero en él será una virtud o una costumbre que ha mamado. Y tal vez no la ame" -"¿Y en mí es un descubrimiento?"- respondió él velozmente -"Así piensas verdad?"-"Me extraña como a todos, que dejes la universidad por este taller mecánico, en un garage"-"No Luz, lo que se descubre sirve también para otros. El laborioso habitaba en mí. Era un niño pequeño que lloraba por dentro. Un día me asomé para escucharlo y le tuve pena. Iba yo con mi traje pulido y mis manos blancas. Sostenía con desidia y debilidad un libro. Alguien supo colocarlo en algún momento junto a mi cuerpo, y en aquel instante no pude recordar su rostro" -"¿Qué hiciste entonces?"Ramiro se detuvo antes de contestar. Estaba junto a la huésped de su abuela, y no comprendía por qué se sinceraba así con ella. Siguió con una pinza en la mano arreglando un engranaje. Luego continuó hablándole:-"Creo que lo observé por primera vez y su contenido me resultó infinitamente pobre. Advertí de inmediato que en cuanto hubiese declamado sus páginas, frente a la mesa de examen, continuaría mi saber y en especial mi evolución, tan pequeñas como antes... Y con menos horas de vida"-"¿Cuáles horas?... no comprendo" -"Aquéllas que iba yo arrojando al viento, a la rutina, a una línea de conducción en que no tenía fe y a la que no había elegido ¡Era un delito! Y me dispuse a enmendarme..."- Ramiro quedó silenciosoEntraron un par de clientes. El primero trajo un arreglo y el segundo adquirió herramientas. La siesta iba ya perdiéndose.-"¿Qué vino después?"- continuó interrogándole Luz-"Arrojé aquel libro y miré al niño que imploraba. Desde entonces comencé a nacer y divisé las flores de la naturaleza"Había dejado su trabajo y contemplaba a su amiga con los ojos muy abiertos. Una luz color oliva y calma, en tono casi amarillo, parecía nacer de esa mirada. Sin embargo su diálogo era rápido, hasta doloroso. El tráfico iba intensificándose frente a ellos. Los negocios abrieron sus puertas. Los peatones apuraban el paso.-"Luego"- continuó él sin aguardar una nueva pregunta -"Palpé mis ropas y observé mis manos. Percibí mi figura inerte, casi sin vida, incapaz de una gestación ¡No!... me dije ...Soy un hombre y de mis fibras depende mi pan... Además comprendí que la naturaleza misma me lo exigía ¿Qué manos se esforzaban sobre mis ropas? ¿Por qué tenía esa piel fina en las palmas, como espejo de mi desocupación? Yo había sido un niño criado entre algodones, y aquello no podía continuar"-"Las cambiaste totalmente, Ramiro, tus manos ahora están paspadas y ásperas ¿Era lo que buscabas?"-"Algo semejante. Pero estaba a tiempo y a comienzo de mi camino. No había cruzado aún ninguna ruta. La vida me puso a prueba, como al pajarillo que alimentan en la boca, inconsciente de sus alas"-"...Y volaste... abriendo este taller"-"Sí. Entonces presioné esta pinza. Las articulaciones de mis dedos comenzaron a sentir la propia sangre que circulaba por primera vez. Igual al lisiado a quien su larga postración le ha hecho olvidar el uso de su energía ¡Fue para mí un gozo inmenso!"-"¡Pero te olvidas de las pruebas! ¿Cuántas veces la inexperiencia te hizo regresar abatido? Te vi muchas veces ... admirándote con pena" Ramiro la miró con una expresión dulce. -"¿De verdad? Ese sería ya un premio hermoso. Pero no ha llegado todavía mi época de recolección. La estima, el aprecio a mi labor, ya que la admiración me sería excesiva. Todas esas cosas me sirven de aliento. Me emocionan porque estoy jugado y juzgado. Gracias Luz"Ramiro puso una mano sobre el brazo de ella, y se apoyó con la cabeza en su hombro. Le dijo entonces:-"Es el mejor obsequio para quien se ha sentido como yo, la prolongación insípida de un árbol cuyos colores no eran fruto de ningún esfuerzo propio. Cuando llegué a comprender que unas pequeñas notas esparcidas por los senderos humanos, eran la mejor realidad que estaba a mi alcance, fue mi verdadero nacimiento"-"Es mucha tu perseverancia, en ello estoy de acuerdo" -"Mientras aquel acorde sea una emanación de mi sangre, entonces queda justificada mi existencia. Y el soplo que da inteligencia a mis fibras" Luego quedó silencioso. Tomó de nuevo las herramientas y recomenzó el trabajo sin hablar. Ella miraba hacia la calle. Iba pasando el tiempo, sin ellos notarlo.-"Ramiro..."- comenzó diciendo Luz -"¿Recuerdas la sombra de aquel árbol que te cobijó al nacer? ¿No sientes acaso nostalgia de sus colores? ¿O es que piensas lograr algún pigmento propio?"-"No, de ninguna manera. Sus tonos llegaron a serme profundamente desagradables. Una cárcel de bisagras con engarces preciosos y que me recriminaban la belleza de mi aposento. Pregunté a mis guardianes si podían describir el color de mis cabellos. O la intensidad de mi mirada reclamante... No pudieron responderme y me contemplaron con asombro"-"Poco nos conocen los otros... sucede"-"Entonces comenzaron a enumerarme la variedad de calzados que protegían mis pies. Uno... por cada hora del día. Y yo contemplé mi piel blanca y pálida, comprendiendo en aquel momento que las baldosas de mi ciudad ignoraban mi presencia. Sólo era una sombra. Cuando yo avanzaba, delante de mí se erguía un estandarte que me indicaba, en términos claros, las ramificaciones de aquel árbol"-"Tampoco lo podías negar del todo. Era tu familia"- opinó sorprendida la chica -"No por ello debía ser yo ignorado como identidad. Pero así caminaba. Los transeúntes que pasaban a mi lado volvían sus rostros indiferentes y me observaban como a un objeto, como una estampa sin vida propia. Entonces desnudé mis pies. Salí al camino y aquí me tienes..."Sonrió el muchacho, callando. Pero ella al ver que interrumpía de manera tajante su relato, volvió a preguntarle:-"¿Pero cuál fue la aguja de mayor penetración, el extremo más hondo?"-"Lo más profundo sin duda, lo que me arrojó de aquel seno, fue el no sentirme respetado. No te extrañes. Si hubieran reconocido mi propia coloración, yo habría creído en el amor que deletreaban sus labios. Pero me ignoraban"-"Es duro lo que dices"- admitió Luz-"AL nacer fui un juguete rosa con ojos claros. Cuando los años pasaron mi piel se curtió y con los baños de sol, que acostumbro a tomar sea verano o invierno, una coloración trigueña envolvió mi rostro. Ninguno supo notarlo. Yo era solamente el vehículo que debía materializar los anhelos de ellos. Mi vida por su disposición no me pertenecía"-"Es demasiada exagerada tu queja, según yo creo, Ramiro"-"No lo es. Mis pasos debían cubrir el camino que me habían predeterminado... y que por cierto no me atraía. Como tal iba hacia el fracaso. No deseaba aquel sendero y llegué a detestarlo. Yo era allí, sólo uno de aquellos caminantes obscuros que carecen de fe. Un día comprendí que sólo me aguardaba la desilusión de mí mismo"-"Eso sí era grave, lo admito"-"Creo que me comprendes, quizás mejor que nadie. Ahora lo palpo, aunque te conocía poco. Al menos tratas de penetrar en mis pensamientos"El taller tenía sus movimientos propios, que ocupaban la atención de Ramiro. Llegaron dos motociclistas para dejarle sus vehículos en arreglo. Luego una jovencita en motoneta. El muchacho atendió con más efusión a la chica y le valuó a menor precio su trabajo, haciendo que su amiga se sintiera olvidada. Las quejas de Andrea sobre él, sin duda tenían otros motivos que ahora Luz descubría. Cuando quedaron solos quiso llamar nuevamente su atención.-"¿Y no has llegado a pensar que los que deambularon antes, pueden señalarnos el camino mejor sembrado? ¿Qué opinas Ramiro?"-"¿Tu opinión es realmente ésa, Luz?"-"No ... era una posibilidad, una pregunta"-"Bueno, mejor así. Mira niña, creo en la infinidad de hombres y mujeres, y por lo tanto en la infinidad de senderos. Y me encamino de acuerdo a mi pensamiento. El día que comprendí definitivamente que yo era el dueño y único responsable de mi destino, me sentí por primera vez generoso"-"En especial si se trata de una bella niña, a quien le cobras menor precio por tu trabajo"-"¿Haces de espía para Andrea? Es otra cosa, amiga. Al asumir mi propio mandato presentí de inmediato, que sería buen juez para las generaciones venideras. El drama se origina en quienes nunca poseyeron su propia vida. Obedecieron siempre los designios externos, no de los Dioses, sino de hombres como ellos. La frustración sobrevino como consecuencia. Y más tarde cuando la edad y su ubicación elevada en el medio social les brindó poder, ya estaban muy cansados. No podían retroceder"-"Bueno, siempre he oído que los padres finalmente, necesitan descanso"-"Y es allí cuando se encaminan hacia una última y extrema esperanza. La de imponer a las mentes frescas el cumplimiento de sus anhelos. Vuelve entonces la ronda, y se repite..."Calló y su mirada volvióse sombría. Trabajaba en sus engranajes con parsimonia, en un estado casi ausente. Ella comenzó a hablarle con lentitud:-"Tal vez sería generoso de parte del joven liberado, brindar algún obsequio al padre cansado"-"Es imposible, amiga Luz. Lo intenté. Quise hacerme comprender y como puedes ver, hay una crisis entre mi familia y yo. Cuando acepté en forma consciente mi libertad, la que la naturaleza me había brindado al nacer, como a todos, ya estaba marginado. Había llegado a ese punto sin comprenderlo con exactitud. Desde aquel instante me dije que el paso dado, era el mejor tributo que podía ofrendar a la próxima generación"-"¡Falta mucho para ello Ramiro, tienes veinticinco años!" -"De igual modo, los que vengan detrás de mío no tendrán el peso de mi frustración. Aún cuando la humanidad no me brinde coronas, al menos habré trabajado de acuerdo a mis ideas. Y por lo mismo, estoy seguro que mi propia existencia me será saciada. Estas máquinas me apasionan. Siento placer al armarlas y desarmarlas con mis propias manos"-"¿Qué otro placer podría haber? ¿Cómo habría amor entonces?"-"Cuando el afecto va más allá de cada uno. Cuando los integrantes de una familia se reconocen. Cuando se respeten. Quizás es que idealice lo que percibo, y no he poseído. Pero el instinto natural me dice que es la ley auténtica de la humanidad"-"Sí, Ramiro"- le dijo ella -"Tus palabras me repercuten como la descripción clara de la hoja de un árbol. Me gusta escucharte y estar aquí, hablando los dos juntos, en armonía"-"En amistad"- le corrigió él ooooooo FÁBULA DIECISEÍS UNA VISITA INESPERADA oooooooLa actividad febril ciudadana había dejado atrás la siesta. El tráfico de la calle aumentaba. Algunos chiquilines cruzaban desordenadamente y temerarios, entre los autos. Un niño pequeño se detuvo en la puerta del taller, mientras abría un caramelo. -"¿Cómo te llamas?"- le preguntó Luz con sonrisa alegre-"Tito"-"Muy bonito ¿Cuántos años tienes?"El nene le mostró con la mano cuatro deditos. A su lado una dama joven y elegante miró con afecto a Luz, como toda mamá que siente gusto al ver que su criatura es bien atendida. Pero el pequeño entró de improviso en el taller y comenzó a tocar las herramientas, cual si fuesen juguetes.-"¡Vamos Ernestito!"- le dijo la madre -"No molestes. Ustedes disculpen" Y tomándolo de la manito se alejó con él del lugar. El gurí saludó con su bracito en alto, mientras lo llevaban. Luz miró su reloj-pulsera, constató la hora, pero siguió sentada en aquel asiento.-"Creo que voy a ir hasta ese bar de la esquina para tomar un café"- comentó ella luego-"No hace falta. Abriendo esa puerta del fondo tengo una pequeña cocina. Allí hay un calentador eléctrico, una pava, una jarro grande, café, azúcar y unas tazas"- le indicó él-"¡Todo completo!"- exclamó Luz y se levantó en esa dirección -"Prepararé café para los dos"Abrió la puerta que le señalaran y buscó el botón de luz. Luego divisó una ventana y ella apartó los postigos. Daba a un patio de tierra que mantenía los árboles todavía desnudos.-"Sin duda les llega poco sol, entre las construcciones vecinas"- pensó para sí Recogió los elementos de la mesa para hacer café. Una segunda puerta comunicaba con un bañito donde se lavó las manos y llenó la pava con agua, hasta la mitad. Cuando ésta hirvió arrojó el líquido espumante sobre el jarro donde había colocado cuatro cucharadas de café. Buscó el colador y llenó las tazas que eran de tamaña mediando. -"Ramiro"- le dijo asomándose -"Ya lo tengo listo... ¿Llevo el café para allá o vienes para aquí?"-"Sí, aquí vengo. Voy a lavarme las manos"Después de unos momentos estaban ambos sentados frente a las dos tazas. En un paquete él tenía guardados bizcochos criollitos, salados, que combinaban bien con el gusto del café dulce. -"Está sabroso el café, como emanación de tus manos"- le dijo él algo inspirado-"¡Es una alabanza poética! El café es tuyo"-"Es porque yo creo, que el elemento primario se expresa según quién lo maneje. A tu lado se percibe una ternura escondida, junto a tu juventud solitaria. Como la de todos nosotros. No importa, ya nos hallaremos en el seno de una habitación tibia, pero marcada por el destino" - continuó sorbiendo el café -"Es decir, que tus motos y engranajes tienen el mismo toque de arte que hallas en esta taza de café"- expresó sorprendida ella-"Eso mismo. Yo hago arte con mis pinzas. Creo piezas que no están en venta, las invento. Y luego las motos y motonetas corren veloces"-"¿Hay algo escondido? ¿Algún secreto en el interior de las personas?"-"Sí Luz, eso creo. Muchas veces te veo en nuestra vieja casa, muy sola, y quisiera ser el hombre que pudiera acompañarte"Terminaron de sorber el café y los criollitos comenzaban a acabarse. Ambos estaban a gusto con aquel servicio de bar, casero y familiar. Luego Ramiro continuó:-"En cuanto a mi persona en sí, mi propia lucha me brinda pese a su dolor, un calor interno que me cobija dentro de mi soledad. Creo que eso es lo que te falta para no aislarte"Luz comenzó a sentirse incómoda. Movióse del asiento y fue levantando las tazas. Se había sentido gustosa oyendo las confidencias de Ramiro, pero no quería que él escudriñase en su interior. Por ello le dijo:-"Entonces piensas que yo necesitaría un centro de lucha. Más vale que me observes en el principio de una construcción. Recién comienzo. No tengo enemigos ni quiero adquirirlos, la lucha los trae"-"Es verdad, pero estás muy sola. Sin embargo tu esencia es la de una mujer que amará mucho. Y yo desearía ser amado. Entonces siento una inclinación por acercarme y permanecer a tu lado. Pues cuando ambos hablamos el aire se me vuelve tibio, siento a tu lado una amistad serena que me hace sentirme más seguro de mí mismo. Y esto en sí, es lo que me impide buscarte como mujer"-"¿Por qué?"- le preguntó Luz con coquetería-"Por eso mismo. Porque nuestro diálogo nos nutre aunque se transforme en un monólogo mío. No te doy nada y en tu interior sólo aspiras a mi amistad por ella misma"-"Es que soy la amiga de Andrea, tu novia, no lo olvides"-"Puedo ver que tus ojos de mujer no me han buscado nunca, y la soledad de nuestro deambular juvenil nos impone aceptar las manos que se nos tienden. En mi caso las de Andrea. El destino se percibe. Llama. Aunque no nos ofrezcan ningún calor verdadero. Solamente por caminar acompañados durante algunas cuadras"-"¡Es injusto lo que dices! Andrea es algo más, en tus sentimientos"-"O costumbre... Somos juventudes solitarias que nos ofrecemos uno a la otra. Y quizás no haya más. Esto hace que la amistad sea más valiosa"Luz quedó callada, olvidando su coqueteo anterior. Valoró ese último concepto de Ramiro, como un objeto brillante, una joya emocional. Pero él continuó:-"Puedo estar casi seguro de que no me rechazarías, pero habríamos perdido esta amistad sincera, y el apoyo emocional que me llega de ella. Te tengo un afecto hondo, Luz, pero como hombre sólo podría ofrecerte una aventura. Luego ella pasa pronto y me quedaría muy solo"-"Queda más café ¿Quieres otra taza?"- le interrumpió ella nerviosa por los razonamientos de él -"Te la sirvo. Aunque te sentaría mejor una taza de té. Has hablado mucho Ramiro. El té descansa"-"¿Quieres que me calle, verdad? Pues bien, ya lo haré... pero voy a terminar mi pensamiento. La convivencia en la misma casa nos impone a ambos, cierta disciplina. Y muchas veces viendo la dulzura de tus ojos lo lamento. Pero es que no deseo que más adelante, en nuestro cruce diario, nos veamos impelidos a ignorarnos. Deseo ser el camarada de siempre que busca con necesidad tu diálogo, como un manantial de agua deliciosa"Se oyó un golpe de manos y Ramiro tuvo que levantarse para atender a su cliente. Luz limpió la cocinita. Ella pudo escuchar que el recién llegado traíale una motoneta, mal arreglada por otro técnico. Representaba, reparar lo que había sido antes mal reparado. Cuando otra vez quedaron solos, ella comentóle:-"Un nuevo cliente ¿Es otro aspecto de tu labor un pasaje de mano sobre el trabajo de los otros?"- Luz lo miró intrigada con sus ojos agudos -"¡Muy importante para mi taller! Pues mejora mi prestigio al ser recomendado"-"Y el dinero todo lo justifica" -"Amiga mía, es una comprensión sobre la sociedad que nos rodea. Aprendí luego de varias decepciones que los transeúntes y las mesas se movían bajo el roce de las monedas. Y lo he aceptado de manera natural. Si su energía me es necesaria, la encontraré en su mismo centro ¿O sería preferible colocar un diploma como mostrador de comerciante? Al menos compensaría a mi padre, aunque ello no me trajese clientes. No sabes cuánto temen a los diplomados en este oficio de taller"-"No te he dicho nada de eso Ramiro. Están llamando de nuevo ¡Vamos!" -"Sí... ¡Ya voy!"- salió con rapidezLuz dirigióse a la ventana para contemplar aquel patio de árboles sin hojas. Ramiro regresó a la cocinita luego de vender algunos respuestos que le solicitaron. Al verla contemplando ese paisaje desnudo, quedó pensativo.-"La naturaleza lucha vanamente entre las jaulas de cemento"- le comentó él -"Sí, pero mira más allá, junto a aquella pared crece un rosal y luce un pimpollo amarillo"- le respondió Luz -"¿Lo vez?"-"Sí"- dijo Ramiro con suavidadElla sintió su voz vibrando atrás suyo. La frente de él apoyada sobre su cabeza. Sus labios rozando sus cabellos, como una suavísima brisa. Luz se volvió para mirarlo con dulzura. Estaban muy cerca.-"Ramiro"- le dijo con sinceridad -"No te vuelvas contra tus propias palabras. Contra tu ser. Expusiste una verdad y los dos sabemos que volveríamos después con las manos vacías. Más solos aún"-"...Sí... es cierto, perdona. Fue un chispazo de alucinación. Y un poco de emoción de varón"Pasó suavemente su mano por la mejilla de ella, pero Luz detuvo esa caricia. Luego el muchacho fue a sentarse en una silla quedándose callado y pensativo. Ella cerró los postigos, pues comenzaba a caer la tarde. Después se sentó frente a él con la mirada triste, cruzando los brazos sobre la mesa. Ramiro le sonrió con ironía.-"Bueno, verdad es que no te encuentras demasiado sola en nuestra casa, pues tienes buena compañía entre nosotros los primos. Aunque si yo hubiera sido el depositario de tu primera mirada, habría sabido brindarte algo más. Quizás un amor pleno. Cierto es que el destino nos habla por instinto"-¿Qué quieres decir? ...soy la misma con todos ustedes"- aseguró ella -"¿De verdad? Algo me dice lo contrario. Por lo menos estoy seguro de saber, quién ha puesto sus ojos en los tuyos"Luz reaccionó con ojos de temor. Luego irguióse increpándolo con disgusto.-"¡Invenciones tuyas!"-"No lo son niña, pero no demorarás mucho en saberlo, para admitirlo o rechazarlo"- insistió el muchacho -"Ramiro debes que callarte un poco, pues hay una mujer que te aguarda: Andrea. Ella es más formada que yo, y más segura de sí. Pero el orgullo mutuo los aleja mutuamente"- Luz lo miró con serenidad -"Es cierto. Y yo también llevo esperándola hace varios días. Pero no viene. Paso días en este taller trabajando con mis herramientas, frente a estas mismas tazas, y cuando una dama me hace compañía durante una tarde entera ... No ha sido ella"- la miró en forma doliente-"Y ésa es por cierto la misma queja de ella ¿No pueden acercarse por ustedes mismos? Siempre necesitan que alguien los allegue"Ramiro puso en ella de nuevo sus ojos insistentes, y volvió a su inclinación de muchacho conquistador:-"Luz... creo que en esos instantes de recién, frente a la ventana, fueron los únicos en que no te he sido indiferente. Pero tuviste miedo. Apelaste a lo único que podía apartarme como una ráfaga de hielo: ¡mis propios pensamientos!"-"No Ramiro, te hablé de aquello en que los dos creemos"-"Pero no de lo que en ese instante sentías. Tu mirada me hablaba de ternura ¿Quieres darme la mano?"-"En otro momento"- defendióse Luz-"Bueno, mejor que no, ya pasó. Mis pensamientos me acompañan, ellos son mi energía y mi tortura. De pronto me he sentido solo como varón, aunque sonrisas fugases de damiselas no me han faltado nunca. Es cierto, hay un amor posible con Andrea, pero que no termina de gestarse. Y ahora a mi frente sólo tengo una amiga que rechazó mis brazos. Mi historia comenzó hace poco y su entrada no es nada promisoria"Aquel recuento de Ramiro puso incómoda a Luz, sintiéndose presionada. Pero el muchacho hallábase satisfecho de su síntesis.-"¡Vuelves a tus ironías!"- le dijo ella con algo de violencia -"Y a más me reprochas aquello mismo que hemos dialogado antes con serenidad ...¿Qué lograríamos con esta pequeña aventura?... Pero no me enojo pues veo dentro tuyo un hombre lucha, pero que lleva escondido a un niño muy triste"-"¿Me ves como a un niño? Pues bien Luz, ambos lo somos"Ella volvió sobre sí misma, sintiéndose segura de haber dado en un lugar preciso. Entonces insistió:-"Aunque te sientas un niño abandonado, has encontrado en Andrea a una mujer que puede entregarte su calor. Vibrarás a su lado. Es un alma que te aguarda. Pero deben ambos salir al camino para buscarse, y no vivir encerrados en cada interior"-"Ella también debe buscarme. Demostrármelo alguna vez"-"Ramiro, te hace mal este encierro, no basta con que trabajes hasta el anochecer. Tu camino sin amor estará vacío. Te envolverán en forma continua los viejos recuerdos impidiéndote vivir el presente. La naturaleza ha determinado dos partes diferentes, mujer y hombre, para que al unirse den un fruto homogéneo, ningún otro afecto lo suplantará mejor"-"Nunca los tuve Luz, ya te lo dije"Luego quedaron en silencio. -"Vuelvo a casa"- comentó ella -"No me es de urgencia comprar nada para la escuela, y el atardecer estará frío"Luz parecía fatigada. Comenzaba a levantarse cuando se oyeron unos pasos, y se dibujó la figura de Andrea en la puerta. Ramiro sorprendido dilató sus pupilas amarillas. -"¡Bueno! ...Quizás llegué demasiado de improviso"- dijo la recién venida con voz casi ásperaLuz la saludó algo turbada, pero con un beso afectuoso. Andrea estaba rígida. Ramiro no se movía de la silla, abría los ojos muy grandes como un niño, sin saludar a la una ni despedir a la otra.La noche comenzaba a cubrir la ciudadooooooooooooooooooo FÁBULAS DE LOS ESTUDIANTES ooooooPARTE 2 (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70) Por Alejandra Correas Vázquez FÁBULA SIETE INSOMNIOSe hallaba con la cabeza colocada sobre la almohada. El reloj de la sala anunciábase cada media hora con sus campanadas. -"Una campanada, son las diez y media"- repetía ella -"Once campanadas. Ha pasado ya media hora. No me había dado cuenta. Once y media. Doce. Medianoche"La puerta de calle se abrió sucesivas veces. A las nueve primero y por último a la una y media, cuando el reloj de la sala comenzaba a girar de nuevo por su círculo con números romanos. Los pasos de los jóvenes se escuchaban por el pasillo yendo a ocultarse en sus respectivos dormitorios. Finalmente los nietos llegaron ya a casa.-"No puedo dormir"El dormitorio estaba muy obscuro. Negro. Sus ojos fueron acostumbrándose a aquel color, y el escenario comenzó a aclararse. Un gris verdoso envolvía la cama y la mesita de luz, donde ella había colocado sus útiles de escuela.Cerró los ojos. La obscuridad parecía continuarse dentro de ella. Luego, sin abrir los párpados, comenzaron a aclarársele todas las imágenes que rodeaban aquel lugar. La cama, la mesa de luz y la mesita con los útiles escolares. Un libro, un apunte, dos carpetas, una regla y dos lapiceras virome. Una negra y otra azul. La goma de borrar tinta estaba caída en el suelo. La tocaba con la vista, también podría tocarla con la mano. Se arrimó y levantó la goma. En la habitación jugaba una criatura. Era Andrea.Divisó su rostro severo sostenido por aquel cuerpo infantil. Un delantalito color gris protegía su vestido.-"Mira"- le dijo la niñita acercándose -"Mira qué lindo vestidito tengo. Cuando juego me lo ensucio. Por eso lo protegen colocándome este delantalito feo ¿Ves? Pero es muy bonito. Celeste con lunares blancos. Cuando lleguen aquellas señoras me sacarán el delantalito gris. Entonces voy a la sala de la mano y doy un giro. Y todas se admiran ¿No es cierto?"-"¿Falta mucho para que todas ellas lleguen?"- le preguntó Luz-"Cuando no es una, es otra señora, siempre llegan. Pero... ¿Puedes decirme dónde están los caramelos? Hay un paquete lleno en aquel ropero. Está con llave. Cuando llegan las otras niñas puedo servirme un puñado lleno. Ellas sólo se sirven del paquete más chico. El que tiene los caramelos duros. Porque yo soy la muñeca ¿Sabes? Para mí está aquel sillón azul. Las otras niñas se alejan al patio y juegan sin mí. Me acerco y mi prima Dolly me contesta: ...A nosotras no te acerques. Juega con tus caramelos de chocolate y leche. Los blanditos. Son tuyos solamente ¿No es cierto? Ella siempre busca decirme algo feo... Y yo me quedo sola en el sillón. No hay ningún niño a mi lado. Sólo uno se me acercó, pero murió pronto. Una mañana de sol, cuando yo cantaba un poema" La niñita Andrea giraba levantando el cobertor, y mostraba en cada giro el vestidito celeste de lunares.-"¿Siempre estás sola?"- volvió a preguntarle Luz-"No. Nunca. En realidad no estoy sola. Conmigo está una anciana y yo estoy siempre con ella. Aunque los demás cuartos permanezcan vacíos. A su lado paso mis horas y ella me ha brindado mi mejor tesoro. El único que guardo de esta infancia. Es esta medalla ¿La ves? Está vieja y gastada, pero me la ha dado ella, la que pasa las horas conmigo. Aquí en el sillón de mi costado. Ella no puede darme esos caramelos blandos. Prefiero sus galletas con olor a naftalina, porque las guarda entre sus ropas para todos sus nietos. Pero están a la vista durante todo el día"-"¿Y no son más sabrosos los caramelos blandos?"-"Quizás. Pero puedo probarlos, sólo algunas veces. Cuando están todas las otras niñas presentes, para que yo quede siempre más linda que ellas ¡Soy la muñeca! ...Pero me molesta este delantalito que llevo puesto arriba de mi vestido. No puedo ver sus lunaritos blancos ¿Me ayudas a sacármelo? Quiero ir a jugar con las otras niñas. Quiero lustrar mis zapatitos. Yo sola. Me aburro en esta casa. No puedo declamar versos. Esos pequeñitos que escribo en mis cuadernos de la escuela. Las señoras se enojan. Pero la anciana los guarda en su ropero junto con las galletas"-"¿Por qué se enojan ellas?"-"Porque dos más dos son cuatro, y cuatro menos dos son dos ¿Sabías? Y esto es lo único que importa para la nota de la escuela. Algunas niñas reciben escarapelitas de premio. Comprenden todas las sumas de la aritmética. Las señoras quieren que yo les traiga una escarapela. Por eso me colocaron esta cinta de terciopelo en la cabeza"-"¿Un premio? Yo te doy un premio por tus versos"- díjole ella asombradaLuz estaba emocionada y creía comprender mejor a Andrea, luego de esta conversación entre los vapores del insomnio. -"¿Pero conoces el cuento de la perla blanca y los pescaditos de colores? Si se los cuento a lo mejor las otras niñas vienen a jugar conmigo"-"Creo que sí vendrán, pues ese cuento es muy bonito"-"¿Me ayudas a sacarme el delantal gris? Ya no me importa que se enojen las señoras ...¡Total!... tengo esta medalla que llevo puesta sobre el cuello"-"Si. Es muy linda y la quieres mucho- le respondió Luz -Pero yo no puedo desprenderte el delantal. Tienes que hacerlo sola"La niña Andrea comenzó a alejarse de la habitación. Abrió la puerta y la dejó entreabierta. Otra figura apareció en el umbral.ooooooo FÁBULA OCHO VISITA NOCTURNALooooooo -"Luz ... Luz ... ¿Dónde está tu padre? ¿Por qué vives en esta casa?"- la figura le hablaba con pausada voz -"Mi padre está lejos de nuestra ciudad. No importa. Eligió su destino. Lo anhelaba"- contestóle ella La habitación negra verdosa había tomado un tinte violado, y la nueva figura cobró nitidez ante los ojos de Luz, también lentamente. -"¿Por qué no te tomaste de su brazo para impedir que se fuera?"- le volvió a decir la figura haciendo más fuerte su expresión-"¿Para qué? ...¡Oh, madre mía!... ¿Para impedir que cumpliera sus deseos postergados... una vez más? ...Tal como él vivió a tu lado" -"Le di mejores alternativas" -"No para él" La figura detuvo su paso lento y ligero en dirección a la cama de Luz, y allí quedó erguida con su firme estampa, congelada para siempre. Y volvió a hablar: -"Persigue una ilusión vana"-"No madre. No es vana una propuesta generosa, una vocación incumplida. Puede ahora lograrse a sí mismo ...tanto tiempo postergado. Impediste que él fuera un médico rural, ahora lo es" Ambas callaron. Madre e hija, una vez más, pensaban diferente. -"¡Médico Rural! ... Perderá los progresos que desarrolló a mi lado"-"¿Así lo crees? Yo no. El quiere llevar salud y protección médica a los lugares apartados. Recorrer caminos y ofrecer su presencia real y efectiva" -"¡Serán muy pocos sus beneficios!" -"O muy grandes... para él y la comunidad" Sin lugar a dudas madre e hija, no iban ahora tampoco, a compartir ideas. Pero restaba entre ambas este último diálogo, tardío, pero no imposible. La figura difusa acercóse un poco más a Luz, y una claridad tenue pareció aproximarse hacia ellas. La hija díjole entonces: -"¡Oh, madre mía, qué hogar tan triste nos diste! Me resta un sentimiento melancólico y también pena por ti. Porque rechazabas en forma negativa todo cuanto existía en nuestra casa, y no admitías sus partes positivas" -"¿Así me recuerdas... Luz de mis ojos?" -"Así, como un alma divagante y disconforme ¿Viste aquella niña que partió? ¿Aquélla que estaba conmigo antes de que llegaras? Es un ser que lucha. Contradictorio ...sí, en verdad. Sin embargo la naturaleza puede sembrar en ella. Es una tierra abierta, donde ella selecciona a sus semillas" La madre era ahora una imagen pura, pero alcanzaba a poner un gesto adusto. Su rostro difuso volvióse más pálido por un momento, para luego recobrar su carácter y fuerza de siempre, al dirigirse a su hija. -"¿No formé acaso un hogar? ¿Por qué lo abandonaste?"- la figura se le acercó-"Madre... de tu hogar no quedaron sino individuos aislados. Pero nunca lo formaste. Tomaste el anillo de boda para agregarlo a la vida que llevabas, y acoplaste a ese hombre que te amaba como un objeto que se adquiere en las ferias. Nuestra casa no era nuestra. Eramos elementos de un gigantesco clan. Como las tribus nómades, sin derecho a elegir la flor propia que nos brinda la tierra" -"¿Un clan? ¡Mi familia! ... ¿Podía acaso rechazarla?" -"No rechazarla. Colocarla en su lugar. Andrea y yo hemos vivido limitaciones semejantes"- expresóle Luz La conversación habíase vuelto tensa y ya no era un diálogo amable. Pero la hija expresaba en ella todo su dolor guardado. Su desilusión. Su descontento. La madre, conmocionada, díjole: -"Pero hija ... ¿Es que no crees en la unión de la humanidad?"-"Madre, no creo en el colectivismo aislado. Recuerdo nuestro fallido hogar y lloro. No había padre, no había madre, no había hija. Eramos elementos de una gran carpa. Pero la ciudad era más grande aún, y recibía mensajes de todos los continentes. Sin embargo nuestra caparazón estaba dura y vivíamos como en una esfera de cristal, sin esquinas, encerrados dentro de una burbuja. La ciudad crecía y nosotros ignorábamos que los sabios del siglo anhelaban llegar hacia los anillos de Saturno. Nuestros anillos estaban adheridos dentro de la aislada carpa, sujetos a una línea rígida, y nuestro hogar no ofrecía nada al mundo" En ese vacío, madre e hija contempláronse en silencio. La joven había expuesto sus anhelos, abiertamente, tal como antes no se atreviera a hacerlo. -"Pero hija ¿Dónde está tu padre? No habita en esta casa ¿Dónde está?"-"Déjalo. No te diré su lugar. He sufrido al alejarme. Mas era su deseo de que yo permaneciera en la ciudad concluyendo mis estudios. Me ha sido doloroso, sin embargo acepté su decisión con respeto" -"Siempre le has sido muy adicta" -"Madre... Vuelve a tu camino. La vida así lo dispuso. Tus años de humanidad ya se cumplieron. Lloré junto a tu ataúd. Sin embargo por lástima, no por el dolor mío, sino por la existencia que no supiste utilizar. Tuviste un esposo y una hija, pero no adivinaste nuestras valores. Nos ofrendaste a la carpa y nosotros hemos retornado a la humanidad" La figura no habló más. El cuarto comenzaba a aclararse. Luz entreabrió los ojos. Era la mañana. La leche bullía en espumas sobre el fuego de la cocina. ooooooo FÁBULA NUEVE ooooo LA CARTA Terminado el desayuno Luz se levantó de la silla. No tenía apuro. -"Niña, se te hará tarde"- le dijo la anciana -"¿No has terminado la taza? Tienes que llevar abrigo ¿Una cucharadita de miel para la garganta? Te alcanzo otra tostada con crema antes de que salgas" Luz sonrió. Apuró su salida del comedor y fue directo al zaguán de acceso a la puerta de calle. Los pasos de la anciana venían detrás suyo. -"¿Huyes de la abuela?"- le preguntó Martín Era el mayor de los nietos, quien volvía recién a la casa luego de ausentarse toda la noche. Tenía un puñado de cartas en la mano, que en aquel momento habíale entregado el cartero. -"No. Al mediodía me tendrá de vuelta"- le contestó ella -"Aquí viene una carta a tu nombre, es ésta"- le indicó dándosela Luz la guardó dentro de un libro y descendió a la vereda. Caminaba con prisa cuando en mitad de la cuadra la alcanzó nuevamente Martín. -"Aquí está la tostada que te preparó la abuela. Será mejor para los dos, que no te la olvides" Ella sonrió con cariño, saludando con la mano a la anciana, quien la contemplaba con reproche desde la puerta. Martín le hizo un guiño cómplice, dándole un pellizco en la mejilla. Luz cortó con los dientes la tostada encremada y siguió su camino rumbo al Colegio Carbó. El cielo habíase despejado. Numerosos estudiantes de blanco delantal cubrían las calles. Miró el reloj y apuró el paso. La mañana fue extendiéndose lentamente. Ella ocupó como todos los días su asiento individual, junto a las compañeras de siempre. Andrea estaba allí, no había faltado. Las horas se sumaron y los profesores declamaron su rutina, estáticos como mástiles, frente a aquella juventud. Después de la segunda hora de clase, en el recreo largo, ella buscó la carta. El sobre venía escrito con una letra que no le era familiar, pero tampoco desconocida. Lo abrió y se puso a leerla: "Mi Querida Luz:Durante el día de ayer te hemos recordado profundamente. Hoy te escribo con emoción y te ofrezco mi amistad sincera. Para nosotros era necesario alejarnos de nuestra amada ciudad. Todo allí había llegado a parecernos inhóspito. Aquí, desde la vertientes serranas el sol nos impresiona más intenso, y la pendiente que nos aleja de Córdoba se vuelve un recuerdo nostálgico. Pues hemos empezado toda una vida nueva. Pero a medida que los meses pasan hemos depurado la memoria, extrayendo los mejores rincones de nuestra ciudad, y ella emerge con la dulzura de la cuna que no puede olvidarse. Un día habremos de volver pero no seremos ya los mismos. Allí nos reencontraremos todos nuevamente, para descubrir lo que la ciudad ocultaba, y no supimos hallar en momentos pasados. Tu pequeña hermana Inesita te llama aún por las noches. Se cruza a nuestra cama como antes corría a la tuya. He tenido que aprender muchos cuentos para reemplazar los tuyos, y hacerla dormir. Ahora me confieso... quizás he temido estos años cuando vivíamos juntas, que ella se te acercara demasiado. Pues yo soy su mamá. Pero encontraba respeto de tu parte y demasiada comprensión. Te alejabas hacia una esquina de la casa contemplándonos, y tu actitud me desconcertaba. Hoy te aprecio de una manera especial. Recuerdo tus ojos agudos y penetrantes, muy verdes, y me pregunto por qué nos mirabas tánto. Con aquella fijeza que llegaba a atemorizarme. Pero ocupando un solo lugar entre nosotros: el tuyo. Muchas veces me pregunté si aquello no era una expresión de retraimiento, de individualismo. Pero llegué a respetarte también yo, como respuesta. Te recuerdo como eras muchos años atrás, en mis tiempos de estudiante cuando te llevaba de la mano hacia el Colegio Carbó. Ibas entonces a los grados y yo era tu vecina, que asistía al secundario, tocaba el timbre para buscarte y partíamos juntas. Luego ambas crecimos. Comenzaste también el secundario y yo el profesorado del Carbó, pero igual partíamos juntas todas las mañanas. Un día pasé la puerta de tu casa. Era el entierro de tu madre. Aquel día conocí a Santiago, tu padre. El te tenía en la falda, presionándote, y aquello me conmovió. Me senté junto a ustedes para acompañarlos, y formamos sin pensarlo ante la vista de todos, y sin proponernos, el cuadro de un hogar. Tiempo después Santiago y yo nos casamos. Tu padre eligió reciclar su casa renovada para todos. Tu cuarto daba al jardín. Un ciruelo florecía en el fondo. Habías elegido vivir con nosotros, a pesar del pedido de tus parientes por llevarte con ellos. Fue una alegría para él. Un apoyo en la intolerancia de los otros, quienes vieron mal su nuevo matrimonio con una mujer joven. Sin embargo supiste antes que nosotros, prescindir de todos ellos. Tuve miedo al comienzo -y ahora me atrevo a decírtelo- que tu amor hacia Santiago fuese excesivo y posesivo Que intentaras imponer tu lugar en nuestra vida. Pero me equivoqué. Era la tuya una actitud natural, convivías con nosotros espontáneamente. Tus horas se deslizaban paralelas a las nuestras, sin interrumpirnos. Sólo tus ojos verdes eran una llamarada ¿Qué significaba aquello? Comprendo en este día que tu alma iba abriéndose al mundo. Observabas nuestra vida como una escena. Estuviste a nuestro lado y nos apoyaste sin pensarlo. Naturalmente. Y tu amistad era la más sana de todas. Eso he comprendido. Pero nuestra vida allá no gozaba de paz. Las dos familias pusieron sus oposiciones. Yo había encontrado el amor en tu padre, un hombre esbelto, mayor a mí pero aún joven, quien creía estar acabado para nuevos proyectos ....Y no era así... Sin saberlo y sin conocerlo aún, yo llevaba todos los días a su única hija de la mano rumbo a la escuela. Muchas veces durante los recreos de clase, te obsequiaba con un sánguche de mortadela en pan de viena, que tanto te gustaba. Cual si fuera tu hermana mayor. Casi maternalmente. Sí. Era mi voz del destino hablándome. Cuando me senté al lado de ustedes en aquella tarde de luto, hubiera dudado lograr tu comprensión. Padre e hija parecían unidos en su dolor, y sin embargo se amparaban uno y otro de la soledad. Cuando floreció el amor, sonreíste, sólo hoy día comprendo en todo su valor, la sinceridad que encerrabas. Antes que nosotros, habías percibido el continuo peregrinaje de las vidas. Por una visión interna te limitabas a observar. Podíamos amarnos y gozar de paz. El mundo marcha continuamente. Amiga Luz, ya hemos emigrado hace meses. El fuego arde en la estufa de piedra. La leña cruje. Inesita corretea por las baldosas de motivos floreados. El invierno aquí es más largo y retarda la primavera que marca el almanaque. Has elegido quedarte allá en la ciudad, terminado tu secundario, como deseaba tu padre. La sierra amaneció hoy cubierta de escarcha. Son las últimas heladas tardías. Sé que guardas tus minutos como algo propio. Sin embargo, anhelo que en tu vida recojas parte de las semillas que el progenitor ha arrojado sobre la tierra. Porque el amor es el equilibrio de la aguja. Una variedad de tonos opacos y dulces donde los seres colocan su pequeña gota a la evolución, ya que todos debemos impulsar las velas de la Barca. Con diciembre arribará la pausa del año, el verano, y podremos reunirnos todos para Navidad, día en que festejamos también tu cumpleaños. Ya que fuiste un regalo de Navidad, naciendo ese día. Nuestro cariño va hacia Córdoba como un mensaje conjunto, y te hallará en esa casa amable donde ahora que habitas, o entre las calles de los estudiantes. Inesita te envía este pequeño dibujo que adhiero a mi carta. Tu pequeña hermana pregunta por Luz." "María Marta" oooooo FÁBULA DIEZ UNA PALMERA ENANAoooooo Luz estaba con la cabeza apoyada contra un sillón de alto respaldo, ubicado frente al ventanal de la sala. Era una mampara de hierro con vidrios de color blanco y rojo. El sol de la siesta hacía que se recortara sobre aquellos colores, la sombra de una palmera enana. El primer día de su estancia allí sorprendióse al divisarla. Abrió el ventanal y pudo verla, llorona y orgullosa, en el centro de aquel antiguo patio de baldosas, emergiendo de su macetón con patas gruesas. -"¿Es curiosa, verdad?"- le dijeron en su espalda -"Ya estaba allí cuando yo era niño, y me balanceaba colgándome de sus ramas. La abuela me gritaba muy enojada. La trajo su marido de Catamarca, era un regalo de la época. Hoy hay pocas por los campos. Pues las palmeras han servido durante años para sostener el alumbrado. Ahora prefieren los postes de cemento, o sea que sólo queda la maceta" Ella lo miró con sorpresa. -"Mi nombre es Luz" Todo era nuevo para la niña en aquel día de su llegada, varios meses atrás. Como también la figura del muchacho que acercóse a ella, quien era una huésped desconocida, rompiendo sus temores.-"Bueno, yo soy Ramiro. El menor por ahora. Otras veces estoy en el medio o en la punta. Mi abuela tuvo doce hijos. Somos muchos nietos. A veces vivimos más de siete y no nos hablamos. Comemos en distintos horarios, por los estudios. Pero Marina nos acompaña a todos. Tiene seis años" -"Mi hermanita Inés ha cumplido cuatro. Ayer. Apagó las velitas por la mañana y al mediodía se fueron"- sonrió con tristeza -"Creo que por lo menos ella me extrañará"-"¿Y los otros? Tienen su juguete ¿Verdad? Una nena de cuatro años. Nosotros crecimos y dejamos de ser graciosos. Podemos irnos lejos. El juguete cobró vida y el titiritero se aleja. Al menos nos queda la ilusión de que el hada de la Juventud nos tocó con su estrella" -"Tal vez... No había alcanzado a pensarlo con esa claridad"- respondióle Luz La niña lo miró. El rostro morocho de aquel joven parecíale bastante sombrío, pero la expresión suave de sus ojos color oliva servíale de contraste. Era de estatura mediana con músculos fuertes en los brazos, que traían arremangada la camisa. La impresión general de toda su persona, hacíalo parecer bastante desaliñado.-"Tengo las manos con grasa de motor. Debo lavarme, no puedo darte la mano. Pues yo tengo un taller para reparar motos, cerca de aquí. Sabía de tu llegada a casa de la abuela, todos te esperábamos. Hasta luego"- despidióse RamiroFue al primero de los muchachos que encontró y con el que menos hablara después. Le pareció ver que no hablaba casi con ninguno. Aún así, los otros primos le demostraban afecto. Sus ironías zumbaban por el aire, como insectos del verano, pasajeros. Luego supo que era el novio de su amiga Andrea. -OOOOOOOO- Durante aquella siesta de varios meses después, Luz estaba en el mismo sillón. El silencio se entrecortaba cuando entraban los jóvenes y volvían a salir. Marina la llamó un momento. -"¿Esta noche me vas a contar el cuento del Pajarito y la Araña?"- le pidió la pequeña -"¿El mismo de ayer?" -"Sí. Pero no quiero que peleen" -"Bueno van a jugar. Ya están jugando. Ahora debes descansar en la siesta. Yo estoy cerca de tuyo, aquí al lado, en el sillón frente al ventanal" La nenita se retiró a su cuarto. Ella se levantó del sillón apoyándose en el ventanal. Luz miraba el reflejo de la palmera enana a través de un gran vidrio rojo de la mampara. -"Todo rojo"- pensó La visión ofrecíale un mundo onírico donde el patio y la palmera enana componían un ensueño. Al darse vuelta vio a Ramiro sentado en el sillón de la abuela. -"¡Oh! ... no te había visto"- díjole ella sorprendida -"Tu hermano Martín te estuvo buscando. Creo que recibió una carta de tu padre"-"¡Estoy cansado!" -"Has ocupado el sillón de la abuela, ella no permite que nadie lo ocupe"- le advirtió Luz -"¡Estoy muy cansado! Me cuesta llegar hasta el dormitorio ¿Pero ves mis manos? Son útiles, aprenden a trabajar. Están sucias de aceite de motor" -"Sí, las veo trabajadoras. Es tu valor. Una valentía. Lo digo con sinceridad, Ramiro, no hay burla. El niño lindo sale a la lucha. Te has quitado el pantalón de terciopelo por este mameluco de mecánico ¿Estás seguro de no entremezclar al trabajador con el guerrero?" -"No... es claro, dices bien. Sin embargo y aunque no me creas, a ese señor formal que escribió esa carta que ha recibido mi hermano, yo lo quiero mucho... Y él debe quererme, supongo"- sostuvo Ramiro -"Es tu padre ... y lo tienes preocupado. Ya no estudias" -"¡Trabajo!" Por un espacio quedaron en silencio. La siesta era espesa. Un despertador interrumpió el tiempo. Era en la pieza de la abuela. El muchacho sacudió la cabeza y un rayo de sol muy liviano se posó sobre su rostro. -"Me había alcanzado a dormir, pero la abuela es tan ordenada en todo su día que hasta siestea con un despertador"- dijo Ramiro sacudiendo su melena revuelta y ondeada -"Soñaba que estaba rodeado de una multitud extraña y hacia el fondo mi hermano agitaba un papel escrito ...pero sin estampilla" Abrió los ojos y la miró. Cuando él dirigíase a alguien dilataba profundamente sus pupilas. El sol que las bañaba, acentuaba la coloración casi amarilla de sus ojos, donde el iris negro quedaba remarcado.-"El fondo de tu corazón debe ser amplio como tu mirada"- le dijo Luz-"¿Así me ves?"-"Sí, y no esquivo. Eso dice tu mirada. Pero siempre te expresas áspero en las palabras"-"¡Oh!"- respondió él mientras giraba la cabeza -"Bello cumplido para un varón de una damita que aún es una niña... ¿Tan cáustico soy siempre?"-"Al menos, algunas veces"- sostuvo Luz-"Debo higienizarme las manos ¿No es cierto? Lo pensaste sin duda ¿Por qué no me lo has dicho? Antes de recostarme debo hacerlo ...pero estoy cansado. Aquí mismo dormiría una siesta larga... Pero vendrá la abuela y me expulsará de su sillón, siempre hay demasiado movimiento cerca suyo, a pesar de sus años"Luz se puso de pie y lo tomó por los codos para ayudar a levantarlo. Ramiro no oponía resistencia, pero tampoco intentaba erguirse.-"¡Vamos! ...con un poco de esfuerzo te puedes levantar"- le dijo ella tratando de empujarlo por los hombros -"No es mucho el esfuerzo, lo lograrás, bastará con que te empeñes" El no intentaba levantarse. Ella se detuvo mirándole el rostro que tenía las facciones subidas de tono, con un tinte rosado. Y le colocó la mano sobre su frente.-"¡Debes tener fiebre! Con este cambio de temperatura constante y estas heladas tardías de Córdoba a comienzos de primavera, cualquiera se congestiona..."- dijo ella preocupada-"No tengo nada, pero deja tu mano aquí sobre mi frente"- le respondió Ramiro sujetándola con la suya -"Me alivia. Me serena. Me adormece"-"¡Déjate de monerías que no es el momento!"- gritóle Luz -"Voy a llamar a Andrea para que te cuide. Aquí no está tu madre y yo no soy enfermera, ni tampoco tu novia. Es ella quien debe brindarte alivio y ocuparse de tu fiebre, te dará mayor alivio que yo"-"¡No la llames!"- reclamó con orgullo Ramiro -"Hace días que no quiere hablarme"-"Su razón tiene. Este mediodía preguntaron por tu nombre al teléfono, tres voces femeninas diferentes. Yo no reconocí a ninguna de ellas"- díjole Luz con algo de reproche-"Si eran diferentes voces, como dices, no es que Andrea me haya llamado tres veces... Está claro... Clarísimo" Ramiro se levantó con un gran dificultad. Luego apoyó sus manos en la pared ayudado por Luz.-"¿Hace frío aquí adentro?"- preguntó él-"No. Tienes escalofríos. Voy a decirle a la cocinera Juana que te lleve un caldo tibio a la cama. La abuela tiene tubos completos de cafiaspirinas. Te bajarán la fiebre"-"Me voy a acostar, pero a las cinco de la tarde debo abrir el taller" Salió por el pasillo del extremo hacia su dormitorio, mientras Luz atravesaba el patio en dirección a la cocina. Juana, una anciana vieja como la abuela y como la palmera enana, retiraba en aquel momento su pava hirviendo de la cocina económica, para servir el mate. A las cinco de la tarde Ramiro estaba con fiebre alta.oooooo FÁBULA ONCE EL GRAN LAGO Y LAS DOS LUNAS ooooooo El atardecer había comenzado. La antigua casona continuaba en el seno de aquella urbe que se modernizaba, mientras Luz ordenaba pasivamente su ropa. Varios juguetes de Marina se hallaban diseminados por el suelo, y ella procuró reunirlos en un solo estante. De improviso sintióse llamada. La voz provenía de la cocina. Atravesó los macetones del patio para encontrarse con Marina acurrucada junto al fogón. -"¡Fíjese Niña Luz! ...Marina no quiere cruzar sola el patio... es mejor que se la lleve de la mano. Yo estoy muy atareada aquí"- le dijo en un pedido imperioso la vieja Juana-"Vamos"- y la tomó con suavidad -"No ... no ... que hay gente, allá bajo la palmera" -"Ninguna Marinita. Sólo unos paquetes que ha dejado Diego. Ya los vamos a sacar" Las dos salieron de la cocina. La niñita caminaba con pasos pequeños, parecía adherida a la falda de Luz. -"¿No hay estrellas?"- preguntó la nena -"Muchas. Pero la luna llena brilla tanto que no las deja ver" -"¿Y nadie le apaga la luz?"- levantó su carita mirándola Y al pasar junto a la palmera continuó su camino olvidándose de ella. Luz le acariciaba sus cabellos rubios con ternura. -"Hubo un niño que quiso cubrir a la luna llena con un paño de lana, para que no ocultara las estrellas"- comenzó a relatarle Se interrumpió al llegar adentro. Fue directamente al sillón y la sentó a su lado. La pequeña levantó su carita y aguardó la continuación del relato. -"El niño había subido por la cuesta más alta del barranco"- continuó Luz -"¿Junto al Parque, allá donde está el Zoológico?"- volvió a preguntar Marina -"¿Lo conoces?" -"Un día me llevó Ramiro, había que subir escaleras por los costados para llegar a la jaula de los tigres ¿Por qué en la sierra no hay esas escaleras largas para subir hasta arriba?" -"Algún día habrá y no tendremos que escalarlas tomándonos de las piedras"- prometióle Luz Marina apoyó la cabecita en su brazo. Un silencio expandido por el atardecer, hizo que la imaginación de Luz creara un mundo de fantasía, para que la pequeña oyente. -"Pero este niño del que te hablo se fue hacia el otro barranco. Del lado opuesto. El que había antes de llegar a la estación de Alta Córdoba, y que ahora está cubierto de casas con calles de pavimento. Pero hace mucho ese barranco se llamaba "La Bajada del Negrito Muerto". Y el niño subióse allí que era sitio más alto, caminó toda la noche entre las barrancas, se cayó en algunas y volvió a subir"-"¿Y nadie lo ayudaba a levantarse?" -"Sí. Otro niño como él, cada vez que caía lo encontraba a su lado" Marina levantó su cabecita sorprendida. Había perdido la somnolencia que le diera la sopa servida por la vieja cocinera. -"¿Y quién era ese otro niño?"- preguntó -"El le preguntó ...Yo... le respondió el otro ...Soy el habitante más antiguo de la barranca y puedo conducirte por todos sus caminos"- siguió contándole Luz -"¡Qué lindo!" -"Entonces el primer niño le señaló: ¡Quiero llegar hasta allá!" -"¿Quería ir más lejos?"- preguntó extrañada Marina -"Si. Y hacia allí lo condujo, al extremo desde donde podía observar la ciudad entera. Cien luces brillaban abajo suyo y la luna sobre su cabeza" La pequeña saltaba en el sillón muy eufórica. Luz trató de calmarla subiéndola a su falda. Luego continuó relatándole: -"¿Querías ocultar toda la luna? ¿Y para qué? Mira cuántas estrellas existen todavía sobre la tierra?"- le dijo el otro niño -"En cada una puedes hallar una casa, un papá, una mamá y muchos niños amigos" Marina abrió grandes sus ojos mirándola de frente. Estaba fascinada. Luz continuó: -"Pero" ...volvió a hablar el primer niño... "Llamé a tantas puertas y ninguna me abrió. Les mostraba la mano dándoles el molinito de papel glasé que había construido en mi escuela, mas no lo quisieron." -"¡En el Jardín de mi escuela, hicimos un molinito de papel!"- gritó emocionada la nenita -"Muy bien ...pero sigamos... Entonces el segundo niño quedó en silencio por un espacio largo. Después lo tomó de la mano y mirándolo suavemente le preguntó: ¿Siempre has vivido en esta ciudad?" -"¡Yo siempre!"- la interrumpió Marina -"Nací acá en el centro de Córdoba, me dijo la abuela"-"Bueno ...este nenito también, pero el segundo niño continuó diciéndole... Mira, yo vivo en este rincón del mundo desde hace más tiempo. Te mostraré como era antes tu ciudad... Y extendiendo la mano nuestro amigo, el primer niño, pudo ver que sus pies se mojaban con el borde de un lago gigantesco. Entonces el otro niño le dijo: La otra orilla se encuentra allá lejos, donde se levantó después la jaula de los Tigres." -"¿Y mi papá era chico entonces? ¿El lo conoció?"- preguntó con asombro la nena Luz se admiraba al ver de qué forma fácil, la pequeña hacíase protagonista de sus cuentos, entrando dentro de ellos en forma inmediata. -"No Marina. Hace más tiempo todavía. Cuando la abuela nació ya no quedaba más que La Cañada para reunir el agua de las lluvias. Sólo que en su tiempo eran más fuertes, inundaban las calles y rompían los adoquines"-"Ella dice que todo el patio se inundaba. Hasta el dormitorio del fondo. Una noche bajó sus pies de la cama y el agua le llegaba a los tobillos" -"Sí, mi nena. Pero ya se había secado el Gran Lago que cubría el centro de nuestra ciudad. Sin embargo el niño esa noche lo vio, pues el segundo niño se lo mostró en todo su tamaño. Y sobre sus aguas reflejábase la luna llena. Era muy bonito" -"¡Qué bonito!" Marina parecía ver el Gran Lago como si estuviese frente a sus ojos. Y esa capacidad de encanto, hizo en Luz brotar su imaginación. -"¿Lo estás viendo? Hay dos lunas, una en cielo y otra en el lago"-"Muy lindas, si busco mi salvavidas floto hasta la luna del Lago"-"Entonces el segundo niño siguió hablándole: ¿Ves allá lejos una luz rosada que brilla? Flota sobre la superficie del lago y puedo dártela si bajamos. Será tu estrella ... "-"¡Y también la mía, yo la quiero!"- insistió Marina-"En cambio él le dijo... ¡No! Pues nos ahogaremos en el fondo del lago"-"¡Qué lástima! Yo la quería..." -"Así contestó asustado el primer niño"- continuó Luz relatando -"¡No tengas miedo! insistió el segundo niño ...Ya no hay más lago... ¿Ves? Está toda la ciudad de nuevo ante tu vista, iluminando el antiguo foso que dejaron las aguas. ¿Vienes conmigo? Voy a darte mi ofrenda... Y los dos niños bajaron de la mano hasta el límite de la barranca, junto al puente, sobre la greda con casas donde vivían los hombres de aquel barranco llamado Bajada del Negrito Muerto"-"¡Se fue el Gran Lago con las dos lunas! ... Ya no me gusta tu cuento"- quejóse la pequeña -"Pero todavía sigue la historia de los dos niños y la estrella prometida"- insistió Luz-"No. No. No me gusta. Me voy con la abuela a dormir con ella"Y para sorpresa de Luz, la pequeña bajó del asiento para ir en busca de su abuela. Los pasos de ambas escucháronse en el dormitorio de la anciana.-"Esta noche"- pensó Luz -"Marina flotará por el Gran Lago para ir al encuentro de sus dos Lunas"ooooo FÁBULA DOCE LAS PERLAS Los días transcurrieron en la misma celeridad y serenidad, que otorgaba la antigua casona de la abuela, a sus habitantes juveniles. Con toda su ornamentación llena de recuerdos. Las grandes macetas del patio, donde lucíase la palmera enana como emblema. La inmensa mampara de vidrios coloridos. El comedor de mesa oval con su docena de sillas. La sala carmesí con sus bibelots, cuadros y retratos. Y cada dormitorio con su ropero de lunas espejos, de gran porte.La abuela esperaba siempre a Luz para la hora del almuerzo, tras su regreso del Colegio Carbó, como un ritual extendido del año escolar. Sus nietos a esa hora meridiana de las 12.30, no se hallaban aún en la casa. La niñita iba a Jardín de Infantes volviendo cerca de las 11 hs y era atendida por Micaela, quien la llevaba y traía del Jardín ocupándose de su almuerzo.Todo estaba bien previsto y organizado. Pero la presencia de Luz había traído cambios a la vida de la pequeña, con esos cuentos que nadie conocía, ni tan siquiera ella, pues iba creándolos a medida que avanzaba el relato. Pasados unos días, Marina sentóse a su lado al atardecer, a fin de conocer de qué modo seguían las aventuras de los Dos Niños. Pues la niñita estaba inquieta, como toda pequeña que vive con una abuela entre primos mayores. La falta de sus padres, debido a un doloroso accidente, era algo desconocido aún para ella. Y la familia siempre iba a tratar de mantenerla alejada de aquel dolor. Por ello era una pequeña feliz, alegre, y que encontraba en Luz una especial fascinación. Un encanto a la cual esta joven aumentaba con sus relatos. Marina poseía una memoria llamativa. Después de varias noches, de otra sopa tibia, de otro obscurecer vespertino, cuando su abuela prendió la radio para escuchar su último noticioso, exigió a Luz: -"¡Mala!... me prometiste seguir el cuento del Gran Lago" -"Bueno ... Bueno ... Marinita. El cuento del Gran Lago comienza con los Dos Niños que están de pie sobre el barranco, viendo hacia abajo las luces de Córdoba, encendidas en una noche de luna llena. Porque esta ciudad es una hondonada ¿Sabías? Sí, así es. De modo que si desde las barrancas llenas esa hondonada de agua, se convierte otra vez en el Gran Lago que antes existía" -"¿Cuándo?" -"Hace mucho ... muchísimo tiempo" -"Yo nunca los vi" -"Yo tampoco" -"¿Cómo sigue? ¿Qué más hicieron esos niños?"- solicitó con mimo la nenita-"Sí, sigue"- expresó Luz -"Estaban los dos niños en la punta del barranco, mirando hacia abajo la ciudad de Córdoba toda iluminada en una noche de luna llena"-"¿Y ya no está el Gran Lago?"-"No. Ya no está" -"Lástima" -"Y el segundo niño, quien habíale prometido una estrella, le dijo así al primero: ...¿Vienes conmigo? Voy a darte mi ofrenda ... Y los dos niños bajaron de la mano hasta el límite de la barranca de greda roja, junto al Puente Centenario, que separaba el gredal de las casas de la gente"-"¿Dónde era? ¿Había árboles?" -"Algunos ... estaba el Parque de las Heras, igual que ahora"-"¿Con las hamaquitas celestes y los toboganes? ¿Con las fuentecitas blancas de la entrada? ¿Con esos sapitos de piedra que pisamos al saltar dentro de las fuentes todos los chicos?" Las preguntas de Marina ponían las cuentos en tiempo real, pues necesitaba entrar en ellos. Luz debía colorear muy bien el ambiente relatado. -"A lo mejor, pero ellos no iban a jugar. No. Se acercaron a los viejos faroles coloniales llenos de ribetes, y eligieron uno que emitía aquella luz color rosa. El primer niño, nuestro amigo, esperó abajo mientras el otro niño recogía la lámpara que estaba recubierta de una capa de polvo. Luego de bajar la estrelló contra el suelo y su contenido se desparramó alrededor de ellos" -"¿Y qué tenía, gas o kerosén?" -"Nada de eso Marina, estaba llena de unas perlas rojizas y brillantes." -"¡Huy!" La expresión de la nenita iba acompañada de gestos muy expresivos. Colocó sus manos sobre las mejillas y púsose a saltar en el sillón, pero sin pisarlo con los pies. Luz le acarició el rubio cabello tratando de calmarla. Marina era toda emoción ante lo fantástico, más aún, cuando penetraba dentro de los cuentos. -"El primer niño las tomó para guardarlas en sus bolsillos y una substancia pegajosa se adhirió a sus manos"- prosiguió Luz -"¿Qué tienen? ... le preguntó al otro niño, el cual le contestó: ...Están llenas de un líquido precioso. Es miel de camoatí. La miel rosada de los montes. Tienen estas perlas un orificio en un extremo, por donde podrás beberla. Y además de su dulzura poseen un soplo mío en su superficie" -"¿Un soplo? Yo soplé seis velitas en mi cumpleaños"- interrumpió la nena -"Sí, algo parecido Marina, pero sigo el cuento. Entonces... dijo el primer niño ...si tengo los bolsillos llenos de perlas y me son demasiadas, voy a compartirlas con los demás habitantes de la ciudad, para que tu soplo se irradie a todos los hogares. A todas aquellas luces que dibujan la noche sobre la tierra, como un segundo firmamento." Las frases e ideas de Luz en su entusiasmo por crear imágenes, habíanse vuelto complejas para Marina. Pero la pequeña encontrábalas hermosas y se puso a aplaudir. No sabía aún lo que era un firmamento, ni un soplo, ni una irradiación, pero sentíase feliz oyéndola. -"Y así diciendo fue a tocar las puertas de todas las casas. En algunas llamó una vez y bastó para que le abrieran. En otras tuvo que imponerse a golpes fuertes, y en las últimas nadie respondió. Una multitud comenzó a rodearlo... ¿Ven estas perlas? ...les dijo él... Es miel rosada y contienen el soplo del niño más antiguo de estos parajes. El vivía ya cuando nuestra Córdoba era sólo un futuro, y su base el lecho de un milenario lago. Nosotros aún no estábamos ¡Pero recojan cada uno su perla y será feliz! Y la luz de la luna no opacará las estrellas, en medio de la noche, porque tendremos nuestra luz propia" Luz en su entusiasmo por el relato no advirtió la presencia de Martín, quien se escurrió detrás de ella sentándose cerca suyo. Con sus pliegos de planos como estudiante de ingeniería, quien la oía muy interesado. Ella continuaba: -"¡Bebamos un sorbo de esta miel! Alcanza para todos. Podremos caminar entre la multitud de seres en una urbe sin desconcertarnos. Podremos subsistir sin emprender la huida hacia la sierra, en busca de aire puro. La multitud lo miraba asombrada ...No vemos las perlas... le dijeron ¿Has visto a un niño? ¿Cómo era? ¿Conoce toda la historia de estos rincones y habitaba junto al Gran Lago? Entonces has conversado con un Angel y estás iluminado" -"¿Un Angel?"- expresó con sorpresa Marina despertando del entresueño -"¡Quiero ver al Angel! ¿Yo no puedo verlo?" -"Tampoco yo, nenita. Lo vio el primer niño. Todos se acercaron a él y se arrodillaron frente suyo, tocando la frente con el suelo. Luego le colocaron una corona con flores de aromo. Algunos albañiles comenzaron a levantar una pared y en poco tiempo lo rodeó la construcción de un templo. El niño volvió a llamarlos con los ojos cubiertos de lágrimas... ¡No! No me encierren, soy un niño y quiero jugar. Les ofrezco este precioso dulce. Todos sorberemos un poquito ¿No quieren? Yo necesito jugar mucho tiempo todavía" La pequeña Marina ya no podía penetrar en aquel cuento de ensueño, y buscó el propio sueño donde finalmente fue cayendo. Atrás de ellas, Martín seguía muy interesado el relato. La nena mimosa estaba en la falda de Luz. En el asiento vacío se acomodó el muchacho, quien le dijo: -"Sigue, quiero oír la continuación, me ha gustado mucho" -"¡Me has sorprendido, Martín!"- dijo sobresaltada Luz, y algo enojada, pero decidió continuar -"Alrededor del niño las paredes se elevaban muy altas y ya habían comenzado a poner las vigas para el techo, cuando de improviso descendió desde arriba el otro niño. Los dos se abrazaron y comenzaron a elevarse, huyendo de la multitud. De sus bolsillos cayeron todas las perlas menos una. "Guárdatela" ...le dijo el Angel... Es tuya. Las otras quedarán diseminadas por las calles de nuestra ciudad, y el que desee y busque, podrá sorber la suya" -"¿Nada más? ¿No tiene un cierre? En un cuento el final es siempre muy aguardado"- le observó Martín Luz salió de su temor y decidió continuar. Ella era espontánea creando ideas, pero ahora debía pensar ese final, que el muchacho le requería. Y así siguió: -"Me equivoqué ...murmuró el primer niño... ¡Tenía tantas! pero no las veían ¿Por qué venían hacia mí los enfermos y los tristes? Querían que los tocara con mi mano. Yo sólo podía extenderles a cada uno su perla rosa, llena con la miel de camoatí de los montes. Ahora atravesarán las sierras para cazar un enjambre silvestre, llenándose de picazones ¡Y había aquí para todos! No ... No quiero que me encierren otra vez. Quiero ir a jugar. Las perlas rosas estarán desparramadas durante el día y la noche ...¡Me voy solo con la mía!... Y dándose ambos un beso muy dulce, los dos niños se despidieron" Martín juntó sus dos manos aplaudiendo. El rostro de Luz tenía un tinte rosado. -"Luz"- dijo Marina con los ojos semicerrados por el sueño -"quiero una cucharadita de miel" -"Bueno, nenita mía. Junto con una tajada de pan. Te la voy a llevar a la cama"- le contestó ella -"¿Y el cuento de la arañita? Me prometiste..." -"Sí, Marina, cuando estés acostadas" -"No conocía tus encantos Luz, me has sorprendido, tienes mucho talento"- finalizó diciéndole Martín oooooooooooooooo FÁBULAS DE LOS ESTUDIANTES ooooooPARTE 1 (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70) Por Alejandra Correas Vázquez "Esta es la imagen de la casa donde transcurrieron los momentos más preciosos de mi vida. Casa de la que se marcharon y adonde volvieron a golpear nuestras aventuras, como lo hacen las olas cuando se enfrentan a un peñasco árido." Alain Fournier (Le Grand Meaulnes) FÁBULA UNOoo LA ABEJITA oo Asomada sobre las piedras blancas en el borde de La Cañada, ella contemplaba al hilo de agua sobre el lecho de cemento, que iba a reunirse con el río Suquía en la desembocadura del último puente. Los altos paredones estaban resecos y la hebra brillante semejaba al surco de lágrima que cruza la cara de un niño, al cesar el llanto. -"El niño soy yo"- pensó... y aquélla era su lágrima. Luego se apartó de aquel límite de piedras, para seguir caminando lentamente hacia su nueva casa. Las calles cubiertas de estudiantes abríanse como las ramas del ciruelo cargadas de blancas flores blancas, en aquellos días de primavera. Pero la brisa no traía aroma de pétalo, el polvo de la ciudad sólo transmitía la presencia del aceite. Aún de ello, los rostros juveniles del secundario se reunían con los niños del primario, en un solo delantal blanco. Luz se mezcló entre ellos y volvió a alejarse al llegar a su transitorio destino. Una casa antigua de frente pálido y balcones de hierro. Una puerta de gruesas maderas y el zaguán con azulejos azules decorando las paredes. -"¡Ya era hora!"- le dijo la anciana al verla llegar -"Cuido tu salud y no quiero que faltes al almuerzo". -"Sólo estoy cansada, señora"- sentándose a su lado entrecerró los ojos -"Y un poco triste. Debes acostumbrarte. Por esta casa pasaron muchos estudiantes"- la anciana se levantó llamando a la mucama -"La ciudad es mía. Nunca viví fuera de Córdoba. Pero no es mi casa, y yo nunca estuve lejos de ella ...¡Extraño!..." -"Piensa que tu padre goza ahora de bienestar. Hay allá una oportunidad profesional para él, que no debe irse de sus manos. Y en aquel pueblo de sierra no hay colegio secundario" -"Están formando uno. Tienen ya segundo año pero yo voy a quinto. Este año termino el Magisterio"- confirmó Luz -"Con más razón aún, debes habituarte a mi casa"- insistió la señora mayor Se dirigieron a la mesa, larga y cubierta por un mantel bordado. Su forma ovalada y sus numerosas sillas, parecían un recuerdo estampado en la portada de un libro. El rostro de la dueña de casa era todo un relato, cada cana de su cabeza un año de vida o un hijo en el camino de la madurez. Por la ventana del comedor el patio se abría con sus numerosas macetas, y al final de la tapia el esqueleto de una construcción nueva, parecía elevarse para observar desde la altura del presente a aquella pareja de joven y anciana. -"¿Por qué me espera usted, señora?"- díjole Luz -"Debe cansarse. Por mí no lo haga, pues yo no tengo apuro en llegar. Me obligará a venir rápido para que no se enfríe su alimento ¿Quiere hacerme un bien, si me ha tomado cariño? No lo haga. No me obligue a llegar a ninguna parte"-"¿Y por qué quieres impedirme que lo haga? ¿A quién puedo esperar?"-"Usted tiene una familia grande, la he visto. Aquí en esta casa viven sus nietos estudiantes"-"En apariencias, niña. Mis nietos tienen todos adonde llegar. Lo encontraron, y ya no necesitan de mi vejez... ¡Estoy segura que hasta les cansa! Me han visto tantos años que ya no saben por qué habitan en esta casa"- contestóle la anciana-"Porque es la casa de su abuela".-"Sí... Es suya, como es de mis hijos, pero no la valoran. No piensan que hay estudiantes que no la tienen, en esta ciudad universitaria. Como un joven estudiante extranjero, el cual durmió días pasados en la Plaza Colón cerca de nuestra casa, pues no encontró al llegar alojamiento. Un policía al descubrirlo lo trajo hasta aquí, pues tenía esta dirección ya que es compañero de curso de un nieto mío. O que otro estudiante también extranjero, con pocos recursos, arregló el calefón de nuestro baño el invierno pasado, para comprar libros". -"¿Es eso verdad?"- preguntó luz asombrada -"Sí ... y ha sucedido muchas veces en Córdoba"- confirmóle la señora -"Muy triste"- opinó la niña -"Yo en cambio no lo veo triste, sino muy valioso. Opino que ellos llegarán lejos, pues saben luchar para crecer en la vida" -"Lo logran desde el principio... es cierto señora" -"Pero quiero decirte algo, niña. Aquí en esta casa yo soy la Abuela... Y como tu padre jugó con el menor de mis hijos, debes llamarme también "Abuela", para no sentirte tan extraña entre nosotros". La joven sonriendo sentía agudizar más su nostalgia, pero debía sonreír para aquellas canas. -"Bueno, espéreme Abuela".El caldo de caracú se escurrió frío por su garganta, mientras el armazón de madera en la nueva construcción vecina, parecía elevar más alto sus ladrillos. Los obreros de esa construcción eran sólo sombras que se delineaban sobre el firmamento. Desde los andamios podrían divisar al horizonte recortado por las sierras. Podrían contemplar el escenario de la ciudad, como nubes bajas asentadas sobre un techo flotante, para dialogar con los vehículos del aire y así presentir el futuro de aquellos hogares, que habitarían el nuevo edificio. Pero los rostros curtidos de aquellos trabajadores no vieron la línea escarpada del fondo serrano, cubierto por el blanco de la última helada. Ni se detuvieron a mirar los aviones que surcaban el cielo, arrastrando consigo un mensaje sobre los esfuerzos de tantos hombres, que dieron origen a sus vidas. Sólo uno entre ellos elevó su mirada más allá de las calles ciudadanas, y meditó en su interior sobre las circunstancias que lo llevaran a mezclar el cemento con la cal, para albergar a nuevos seres. Era un estudiante. Quizás presintió en algún momento la mirada que Luz dirigía hacia todos ellos. O la soledad de la jovencita en la casona. El estudiante contempló esas macetas sobre las baldosas, y un recuerdo de niñez lo hizo sonreír. Pero esa sonrisa no era grata a sus compañeros. Las rudas manos de aquellos hombres de arrabales batían la mezcla sin inmutarse. Sus pieles no sintieron el roce de la cal, como tampoco el zumbido de la solitaria abeja que en pleno centro de la ciudad reanuda su tarea. El la contempló un instante. Admiró sus sabiduría de milenios. Y cuando se hubo alejando, impulsado por su ejemplo salió como ella del letargo, y volvió a introducir sus manos en la mezcla. La abejita descendió hacia las plantas florecidas, su color pardo se mezcló entre las corolas. Aleteó frente a los vidrios del comedor, detuvo el vuelo junto al perfil de la niña, y como un mensaje de esperanza se apartó nuevamente en la prosecución de su camino. FÁBULA DOSoooooooooSIESTA Y VISITA ooo Después del almuerzo la anciana se dirigió con prisa hacia su habitación. La siesta extendíase por la casa. Afuera el cielo comenzó a nublarse. Luz ordenó sus libros, tomó el teléfono y luego de hacer una llamada salió a la calle. Llevaba una dirección escrita sobre un papel. -"Boulevard San Juan .... espero encontrarla". Algunas motocicletas cruzaban velozmente por el tráfico, como tratando de impactar a los transeúntes. -"¿La familia Molina?"- preguntó en un quiosco ubicado sobre la vereda -"De esta casa, la siguiente"- le contestaron -"Gracias". Volvió a leer el número que había anotado. Luego presionó el timbre. -"...Andrea ¿Está?..." -"Sí, pase"- Luz entró y cerraron la puerta detrás de ella. Caminó por varias habitaciones obscuras. Al final del corredor se abrió una puerta. -"¡Hola!"- díjole Andrea Era una jovencita pálida pero de ojos brillantes, muy delgada y alta. Las manos nerviosas jugaban entre sí.-"Me costó llegar, no encontraba la casa"- explicóle Luz -"¡Parece que hubieras llegado de otra provincia! Tu cambio de domicilio te tiene confundida. Durante este año te he desconocido varias veces, pero creo que cualquier contraste es beneficioso ¿Te vieron entrar? ... Mejor que no" -"¿Quiénes?"-"Bueno, las mujeres de esta casa". -"¿Las mujeres? ...Pero si ésta es tu familia"- Luz se rió sonoramente -"¡Ni que me encontrara ante un muchacho!" -"Lo mismo da. Yo soy hombre. La naturaleza se equivocó conmigo. ¡No te rías y habla más bajo!" Andrea paseaba por su habitación. Vestía pantalones negros y llevaba los cabellos sueltos sobre la espalda, que eran también obscuros y lacios. Sobre las paredes de su dormitorio había recortes escritos y pegados con chinches. También algunos trozos de cuadernos con letras manuscritas, casi ilegibles. -"Son poesías mías. Estas otras las he tomado de diferentes lugares. Algunas las conservo desde hace mucho tiempo" Luz acercóse y en un trozo perteneciente a la hoja arrancada de un libro, leyó lo siguiente: "Existen en el mundo dos hombres perfectos: uno ha muerto y el otro todavía no ha nacido... Proverbio Chino."-"Lo guardo desde que iba a sexto grado de la escuela primaria"- le explicó su joven amiga. Luego ambas tomaron asiento. La habitación estaba invadida por un relativo desorden, en medio del cual sobresalían, como coloridas flores colocadas con especial cuidado, una serie de muñecas. Algunas de tamaño medio revelaban el uso que se les diera en los juegos de infancia. Otras, con sus luminosos vestidos, habían pasado de la estantería del negocio de venta al dormitorio de Andrea. -"¿Y esa estridencia?"- preguntó Luz al escuchar el ritmo de un disco puesto de improviso a todo volumen, que provenía del cuarto vecino.-"Son mis hermanas..." Fue esa la contestación displicente de Andrea, mientras jugaba con los extremos de sus largos cabellos, tenía la cabeza baja y pensativa. -"Claro es, que los gustos son muy personales"- opinó Luz -"¿Gustos? ¡No! Yo creo que representan una actitud. La misma que ha existido siempre a determinada edad. Una rebeldía sin revolución" Su figura parecía más delgada. Habíase apoyado contra el respaldo de la cama, mientras sus pies permanecían en el suelo. -¿Y a qué le llamarías revolución?- Luz la observaba con interés -¡Oh! Es algo extenso pero sencillo. Basta un chispazo de penetración"-"¿Me puedes explicar tu pensamiento? Siempre lo haces, encerrada en tu cuarto entre libros meditas todo el tiempo" -"Sí, es claro. La Revolución real, auténtica, sobrevive a las épocas y a las edades. No es un disfraz de determinado período. Obra como la mano de la propia Naturaleza, en estado de creación continua"- el disco había callado sus voces -"Mañana habrán olvidado el perfumado humo de sus cigarros. Se maquillarán severamente el rostro. La sonrisa será una mueca cargada de temor y se asomarán entre los intersticios de las persianas de plástico, para atisbar las vidas ajenas. Es el mismo círculo. La rebeldía externa"- expresóse Andrea -"¿Nada más? ¿No habrán logrado algo nuevo?" -"Sí ...algo... Los visillos con bordes de encajes habrán sido suplantados por un material actual. Ya lo dije "Persianas de plástico". Los jóvenes de entonces lo arrancarán de las ventanas para colgar algo más novedoso. Pero no habrán construido algo nuevo"- aseguró ella -"Mientras que el Revolucionario Real caminará silencioso por las calles, leerá los poemas de la antigüedad o meditará pausadamente, desentrañando los misterios de las religiones del pasado..."-"¿Es un recolector de viejas dudas acaso?"-"Más bien un investigador... Entonces contra él se levantará un índice acusador. Será otro muchacho de cabellos desordenados. En estos días portará una guitarra de vida eléctrica, y mañana tal vez el instrumento musical que lleve contenga una energía arrancada del planeta Venus o tal vez de Saturno... ¡Retrógrado! ...le gritará al anterior, alejándose" -"Duras palabras"-"Luego quizás perciba una mano envuelta en un aro brillante. Su piel está reseca debido a los baños de las aceites. La carne original se ha alterado, tal vez él se acerque para ofrendarle un beso, pero al acercar sus labios una mezcla de fragancias y cremas lo hará huir despavorido" -"Triste perspectiva"- comentó Luz-"Afuera lo espera la lluvia. Es la Naturaleza que renueva sus creaciones. Una flor nacida con el siguiente sol habrá de brindarle el amor que anhelaba. Tendrá sin duda muy pocas monedas dentro de sus ropas, poco importa, él construye. Sobre el viejo horizonte lo estarán divisando dos figuras fundidas en una sola. El muchacho y la dama. En nada se diferencian. El personifica a los burócratas de mañana. Ella lo señalará con su índice, gritándole: ¡Inmoral!"Andrea calló de pronto, produciéndose un silencio.FÁBULA TRESoooLA PRISIONERAoooSe produjo entre ambas amigas, un hondo vacía. Era como si ellas ya no estuviesen juntas, sino cada una dentro de su interior. Luego Luz reaccionó preguntando: -"Bueno ¿Pero qué te hace pensar que llevas impresa en tu sangre la sed de un revolucionario? ¿Por dónde te apartas del rebelde?" Luz se hallaba sentada en una silla muy baja. Frente a ella, bajo el vidrio que cubría la superficie de la cómoda divisó el retrato de una niña bonita. -"Es mi hermana menor"- le observó Andrea -"Siete años atrás. Una niñita original y ocurrente. Sus risas ocupaban todos los espacios de esta casa. Y además en ella sobresalía su encanto ingenuo ¿O es que yo veía las cosas de diferente manera?" -"Todos cambiamos. Y los que hemos caminado por rutas paralelas, nos alejamos de la anterior sin darnos cuenta"- le observó Luz -"Es verdad" -"Es que te olvidas de la energía humana, Andrea. También tenemos poder para corregir o transformar, a la naturaleza propia. Pero tienes que contestarme ¿Dónde está tu revolución?" Luz había tomado el retrato y lo tenía en las manos. Una criatura de ocho años estaba prendida de las ramas de un árbol. Su sonrisa era todo un mensaje. -"¿Y si por encima de las rebeldías huecas sobreviviera esta naturalidad?"- le preguntó nuevamente-"Importaría para ella. Sería algo muy valioso. Tiempo atrás mi hermanita representaba una ilusión. Más aún, era un mensaje de redención para la casa. Sin embargo las paredes estaban demasiado duras y no supieron recogerlo. La infancia pasó y somos nosotros, quienes quedamos al desnudo. Pero te equivocas. Yo no soy más una rebelde... y ya he partido lejos"- acentuó Andrea-"¿Anciana entonces?" -"Podría ser, puesto que no creo en la rebeldía. En la construcción en cambio, sí. Tengo la materia y anhelo modelarla. Si me rebelara únicamente no haría nada con ella. Permanecería inútil y tendría que regresar a lo que había desechado. El fracaso. Teñido por el disfraz de un rótulo del momento ¿De qué modo podría construir? ...Sería mi liberación" -"¿Te sientes solamente frente al elemento?"-insistió Luz -"No ...algo he hecho... pequeño y gigantesco- defendióse Andrea- Mira, mucho a variado mi existencia. He renunciado a tesoros. Claro es, te confieso que lo he hecho con gran placer ¡Una liberación!" Como Luz pareciera sorprendida, Andrea puso sus ojos sobre el plafond del techo, cual si en él viera imágenes vivas. Luego comenzó su explicación. -"La primera...Yo era distinta. Una muñeca que gemía y sus voces nadie escuchaba. Numerosas cuentas de rubíes se deslizaban sobre mis vestidos. Yo hubiera preferido sólo el bronce. El que podía comprarme mi padre. Pero le faltó a él valentía. Las mujeres de mi familia dispusieron desde mis tiernos años, todo lo contrario. Había que cubrirme de terciopelo, para que ellas me llevaran de la mano. Conocí las salas de los hoteles de lujo" -"Muchas otras niñas debieron desear una situación semejante"- amplió Luz sorprendida -"Sí. Lo vi por mis mismo ojos"- admitió Andrea -"Pero en aquellos veraneos de lujo no tenía el derecho al pequeño caramelo. Mi ropa de lujo no podía mancharse con azúcar. Para gozar del derecho a pisar los alfombrados había que caminar de puntillas. El sabor de una naranjada me estaba prohibido, porque manchaba los cortinados de brocado ... ¡Pensé tantas veces en un paseo sencillo donde los damascos se inclinaran hasta mi mano en abundancia!" Luz se incorporó, comenzando a caminar por la habitación. Las palabras de su amiga habíanla conmovido, pero no sabía si apoyarlas o rechazarlas. -"¿No habrás cambiado ese lujo por el de estos tesoros escritos sobre papeles, que circundan la pared?" -"No ...escúchame bien... es otra cosa. Un pedazo de amor. Entonces yo iba de la mano. Era la muñeca. Busqué a mi alrededor el brazo materno y no pude reconocerlo. Ella estaba por completo dominada por sus hermanas mayores, y además por una amiga suya llamada Nilse muy intrigante" -"¿Una amiga de tu madre muy intrigante y posesiva?"- preguntóle Luz asombrada -"Sí, lo que oyes. Una amiga que la utilizaba a favor de sus hijas, feas y gordas, que estudiaban de memoria sacando la nota 10. Pero nunca razonaban nada. Sin embargo la predisponían en mi contra. Ellas y sus hermanas eran de por sí, muchas mujeres ... incompletas. Ninguna amaba a un hombre. Y yo debía suplir esa cantidad de hombres ausentes" -"¿Y tu padre?" -"Demasiado débil"- insistió Andrea -"Terco. Adusto. Intelectual. Pero falto de rigor con su esposa y su pésimo entorno. Hubiera preferido sus cuartos de baldosas. Más simples, más sencillos. Pero él no supo resistir la imposición de aquellas féminas. No hubo una mano que comprendiera mi tristeza. Y yo debía agradecer para siempre, aquella lujosa caridad" -"¿De qué modo?" Luz le dirigía preguntas manteniendo los ojos muy dilatados. -"Mediante la esclavitud moral ¿Comprendes? Simple y doloroso" Alrededor de ellas la siesta comenzaba a disiparse. Algunas voces rápidas se dejaban oír por el corredor. -"Vine"- volvió a hablar Luz luego de un pesado silencio -"a decirte una frase y ahora me pregunto si me corresponde hacerlo ¡No sé por qué penetro en las vidas ajenas! No deseo interferir en nada. Mejor me voy como vine y con tu recuerdo" -"¡No te vayas! Aguardo que me digas algo desde que llegaste"- la retuvo Andrea -"Pero no intentaste preguntármelo. Tienes mucho orgullo" -"Debe ser cierto ¿Qué era?" -"Andrea... El niño llora" Ella miró hacia la puerta y quedó callada. Andrea le respondió: -"Paso las horas aquí sola, salgo a veces. Ramiro sabe donde encontrarme. Yo pongo los medios. No son físicos, pero el que ama debe saber percibirlos. Sólo quiero amor puro. Auténtico. Estoy muy sola y me siento pequeña. El esfuerzo que hice me ha dejado débil. Me falta la energía para arrancar la última puerta ¿Y adónde ir? ¿Qué comer? ¿Dónde cobijarme? ¡Soy un ser inútil! Estoy prisionera de mi incapacidad..." La voz se le quebraba, pero igualmente Andrea continuó: -"He roto las ilusiones de vanidad que habían puesto en mí. Cuando los rostros de aquéllos en quienes deseaba amistad, me volvían la cara con desagrado ¡Qué soledad! La muñeca era un objeto que no podía amarse. Estoy a las puertas del amor y no sé comenzar desde ningún punto. En este punto soy romántica"- algunas lágrimas bajaron por su rostro pálido. Andrea dejó por un momento su altivez. Su amiga sintiéndose conmovida se acercó más a ella. -"¿Sientes al menos amor? ...algo por él, por Ramiro"- insistióle Luz -"Al menos admiro su energía. Ha comenzado a luchar. Trabaja. Para jóvenes como nosotros, abandonar el lecho es muy difícil. A los veinte años descubrimos que no sabemos aventar al aire las sábanas y volverlas a extender. En noches de insomnio admiro a los que han podido acabar con su existencia. Siento que mis veinte años equivalen a la nada ¡Tantos están mejor nutridos que yo!" -"¿Qué te detiene?"-"El temor. Una fe profunda e instintiva en un mundo posterior. Presiento imágenes terribles semejantes a las pesadillas. Un corredor extraño y detrás de él, quizás un abismo o una nueva esperanza. No lo sé. Pero aún no estoy preparada para atravesar ese corredor. Soy irreligiosa, es cierto. Pero el ateísmo que me señalan, es de otra especie. He abandonado sus dioses, sus santos y rosarios fastidiosos, para volcarme hacia otros. Y a éstos, los propios, les temo. Tienen poder sobre mí" Luz comenzó a levantarse de la pequeña silla. La siesta cordobesa parecía concluir y las bocinas de la calle penetraban el silencio de la casa. -"Bueno... termina la siesta y debo volver. Creía encontrarte enferma al no verte en el Colegio Carbó. Una de las profesoras me pidió que te entregara este libro, para que no te atrases demasiado"- le dijo extendiéndoselo -"Gracias. Sin duda debería agradecértelo" -"¡Otra de tus facetas! Si sigues así, creo que tu secundario no podrá finalizar, aunque rondes por él infinidad de años ¿No es así? Ibas dos cursos adelante mío y ahora estamos en el mismo quinto año"- le recodó Luz-"No. Tienes razón. Por mi padre quise hacer un esfuerzo sincero. Pero nació frustrado dentro mío" -"Lo quieres mucho" -"Tampoco. Sonrió con benevolencia ante un poema mío y quise brindarle una pequeña recompensa. Era externa y nació sin fe. Por suerte acaba el año lectivo. Ha sido como descender a ejercitarme en sumas, cuando ya me hallaba en el análisis de cálculos complejos. No nací para la rutina escolar. Pero puedo ofrecer energía al mundo. Soy orgullosa. Sin embargo puedo llegar a amar con dulzura, con romanticismo. Sería la iluminación" -"¿Le digo algo a Ramiro cuando él regrese a casa de noche?" -"¡Ni siquiera que me has visto!" Se miraron. Luz sonrió. Afuera el sol comenzaba a ocultarse. Un manto de nubes cubría lentamente el cielo. La tarde estaba destemplada. ooooo FÁBULA CUATRO MOLINITOS DE COLORESooooooooo Volvió a alejarse por la misma puerta que entrara. La multitud de las calles no habíase interrumpido durante la siesta. Sin embargo las casas aún tenían sus ventanas semicerradas, como acontece en tal horario. Empleados, profesionales, trabajadores y estudiantes, partían y regresaban a ellas. Y entre las dos migraciones, una pausa. La siesta. Córdoba. Primavera. Luz recorría las calles de su ciudad. Cuatro en punto de la tarde. El descanso postmeridiano habíase desvanecido en los hogares, y algunos niños agrupábanse por las veredas. -"Tenemos que hacer los deberes de la escuela para mañana"Le expresó así al conjunto de niños, uno de ellos sentado en el umbral de su casa. Estaba bien aseado y conversaba con todos, pero la voz imperante de su madre le exigió a volver adentro. Entonces tomando de la mano al hermanito menor, se introdujo en la primera puerta. Los otros niños continuaron sentados en el escalón de mármol, muy desaseados y con la melenas revueltas como crenchas. Eran morochitos, de ojos obscuros muy vivaces, mostrando al sonreír sus dientes de un blanco brillante. Parecían muy contentos de hallarse allí, en el centro citadino, escapados de sus barrios periféricos. Al ver a Luz se levantaron de un salto, ofreciéndole una lluvia de colores, sostenidas en varillas de árbol paraíso. -"¿Qué es esto?"- dijo ella un poco asustada -"¡Cómpreme uno a mí!" -"¡A mí!"- gritó otro -"Ya te compraron. Me toca a mí" Y le extendían aquel objeto. Cada uno de ellos llevaba varios en la mano. Eran un molinitos de papel glasé sujetos a la varilla por un alfiler de costura. -"¿Y los hicieron ustedes?"-"Sí. La maestra nos enseñó hacerlos"- contestóle uno de ellos -"Le hacemos unos tajos al cuadradito de papel glasé y lo prendemos en el medio ¡Tome uno!" Tenían los ojos brillantes y las narices con resfrío. Pocos llevaban abrigo en aquella tarde destemplada. El menor traía en cada pie, un zapato diferente. -"¿Y qué más les enseña la señorita de la escuela?"-"Nos preguntó qué era el 25 de Mayo"- respondió el más chico -"¿Y qué le contestaste?" -"Que había una fiesta con chocolatines" -"No, Che, se murió San Martín"- intervino el más grande -"¡Hicieron la bandera!"- dijo otro -"Claro, claro, todo eso"- comentó Luz con dulzura -"Y después nos preguntó qué era la Argentina"- dijo el tercero, un rayo de sol iluminaba su carita morocha -"A ver ¿Qué le contestaste?"- volvió a interrogarle la joven -"Le dije que era el mapa que nos mostraron la otra semana" Ella se había inclinado de cuclillas para escucharlos. Los niños estaban sentados sobre las baldosas a su alrededor. Algunos transeúntes debían arrinconarse contra el cordón para poder continuar el camino. La vereda era estrecha. Los niños no se fijaban en ellos. -"El equipo de fútbol donde jugaba mi tío se llamaba así"- insistió uno -"No. Mi papá le dijo a un agente cuando vino a buscarlo que él era argentino"- siguió el vecino -"Bueno ... díganme ¿Dónde viven ustedes?"- Luz les hablaba serenamente -"Yo acá a la vuelta, pasando San Juan, en la Villa del Pocito" -"Yo soy de otro barrio. Me vine a ver la televisión en la casa de él"- y señaló al más chico -"¡Ahhh!"- expresó ella -"Sí. Pero tenemos que sacar las sillas a la calle, porque en el garaje donde vivimos hay muchas camas y no entramos"- dijo el aludido -"¿Y cuántos son?" -"Los chicos seis, mis dos tíos, mi mamá y el papá del Carlitos" -"¿Quién es el Carlitos?" -"Mi hermano más chico. Porque el papa mío y el de los más grandes, ya se fueron hace mucho" Luz los miró un momento sin hablar. Luego volvió a preguntarles. -"¿Les gusta mucho la televisión?"-"Es linda. Pero cuando nos cortan la luz algunos meses, mi mamá le compra pilas nuevas al radio transitor y no nos aburrimos" -"En mi casa también tenemos un transitor a pilas. Pero mi hermana se lo lleva a pasear, y lo trae recién cuando vuelve con los rulos hechos de la peluquería. Ayer nos quedamos sin pan, porque ella lo gastó todo para que le hicieran unas canas color violeta"- explicó otro -"Se llaman reflejos"- explicóle Luz Ella y los niños quedaron callados. Luego, muy curiosa, la joven volvió a preguntarles: -"Bueno ... bueno ¿A qué grado van?" -"Yo voy a primero inferior" -"Y yo a segundo. En mi escuela enseñan religión. Ayer nos contaron la historia de "Sansón y la Lila". -"¿La Lila? ¿Así te dijeron?"- Luz lo miró sonriente -"Sí. La chica mala se llamaba como mi hermanita, la Lila" -"Debe ser así, nomás"- le comentó ella Luego se incorporó. Los chicos levantáronse también, ofreciéndole de nuevo sus coloridas y simples obras. Ella acarició aquellos molinitos. Observó un momento los rostros infantiles. Luego tomó a cada uno el que le ofrecía. -"¿Un peso vale? Les compro uno a cada uno de ustedes"-"Sí. Deme. Tome" Después los vio alejarse en frenéticas corrida. Sus piernitas morochas se mezclaban entre el tráfico. -"¿Cuánto tiempo les durará esta energía?"- se preguntó Luz -"Si pudiera mantenerse intacto, ese proceso feliz de la construcción de este molinito. O más bien, el momento de estar realizándolo, como algo permanente ¿Pero puede mantenerse el momento de algo?" El sol seguía caminando bajo un paño de nubes. (Anécdota real vivida por la autora en esa calle de Córdoba) oooooo FÁBULA CINCO EL JUGUETEROOOOOO Durante el atardecer Luz se acercó hacia uno de los retratos de la sala. La imagen de un bebito muy rubio sonreía con ternura, tendido desnudo boca abajo sobre una mesa, a través de una fotografía enmarcada. -"Soy yo... Aunque en la misma situación hoy día no tendría esa expresión tan dulce. Podrías comprobarlo... depende, no te lo impongo"- díjole una voz masculina a sus espaldas Ella dióse vuelta. Quien le hablaba era uno de los muchachos estudiantes de la casa, nieto de la propietaria, donde ella vivía recientemente como huésped. El le expresaba aquello con algo de malicia y picardía. Luz se sorprendió en el primer momento, y luego le sonrió, pues recién comenzaba a conocerlo aunque ya principiaba a palpar su ironía. Su nombre era Diego y estudiaba medicina. Ella bajó curiosa su vista observando el envoltorio que el joven traía en su mano. -"Esta tarde soy juguetero. Una caridad chica. Tal vez no tenga trascendencia, pero a mí me alegra. Traigo aquí unos pedazos viejos de juguetes y voy a armar con ellos un camioncito. Los chicos del Hospital de Niños son muy pobres y juegan con las sábanas. Estoy allí de practicante" -"Puedo ayudarte, coseré para las niñas una muñequita. La tarde se ha puesto sombría. Esta mañana el sol iluminaba todo, parecía un renacimiento. Ha sido un invierno duro"- comentóle ella Se sentaron juntos en la mesa de una salita, dispuesta a un costado, donde fueron colocando los implementos de trabajo. Y comenzaron sus tareas mientras caía la tarde. Después de un silencio, él recordó las palabras de Luz. -"¿Duro?... dijiste... Es raro. Pasa siempre. Hasta la temperatura del día lleva el sentimiento de lo que uno vive" Diego tenía una pinza en la mano con la cual trataba de dar forma a un engranaje. El camioncito comenzaba a cobrar aspecto de rodado. Luego el muchacho continuó hablando, casi para sí mismo... -"Hoy miré por mi ventana. Hacía mucho que no la observaba. Vi el fondo de la sierra nevada y me sorprendió ...¡Hay todavía Naturaleza!... pensé en voz alta. Creía que el mundo habíase convertido junto conmigo en una sucesión de ideas. Las calles estaban cubiertas de palabras, y las figuras de los hombres habían sido estampadas por una máquina impresora. Pero no importa, cerré esa portada"Volvió el silencio entre ellos, trabajando en sus juguetes. Mientras caía la tarde con sus últimas claridades para dar comienzo a la noche, oíase el bullicio de los otros primos que iban entrando por el zaguán, retornando de sus estudios con libros en la mano. En la pequeña sala alfombrada color granate, donde los dos trabajaban, todo era silencio. Tras los visillos de la ventana ubicada frente a ellos, divisábase un patio de baldosas con mosaicos decorados por motivos floreados. En contraste, las macetas con sus plantas chuzas, parecían transmitir toda la rigidez de aquel invierno, pronto a desaparecer. Luz abrió muy grandes sus ojos, que parecieron más verdes al dilatarlos. Luego bajó los párpados y continuó con su aguja dando forma a la muñequita. También ella comentó:-"Sí. Este invierno me ha parecido duro. Las calles parecían más obscuras, pero una voz me decía palabras sugestivas"- comentó la niña -"Recién me conoces", me dijo ella, "¡Soy tu ciudad!" Aquella frase gustó al juguetero que la miró de frente sonriéndole. Dejó sobre la mesa el camioncito para decirle : -"Córdoba, es una gran dama... Sí, niña, me sorprendes" -"En ella he vivido siempre y recién comienzo a conocerla"- confirmóle Luz -"Yo vivía en esta ciudad pero dentro de mi familia, la cual ahora está ausente y debo aprender a orientarme por mí sola, buscando un rincón propio. Mi presencia aquí ha sido una sorpresa para el conjunto de ustedes. Pues son todos nietos varones" -"Niñita... gracias. Has traído un poco de calor filial a nuestra abuela. Nosotros sus nietos, somos varones y estudiantes, vivimos inmersos en la actividad citadina con sus movimientos y motivaciones ¡Y nos hemos olvidado que habitamos en su propia casa! Además, partiremos como antes lo hicieron sus hijos hacia distintos rincones del país, llevados por sus profesiones. Y ello volverá a repetirse cuando tengamos nuestro título... Gracias por acompañarla. Pero vas a alejarte también, cuando acabes este año el secundario. Ya se ha roto tu primera cuerda ¿Cómo era?" -"Una casa. Una familia. Prefiero dejarla así... Ahora salgo a la calle y me parece que hubiera descendido a un planeta desconocido" Sus manos daban forma a un pedazo de lana. La cabeza quedó amarilla. Los brazos tomaron cuerpo con un trozo de alambre forrado en tela roja. La muñequita necesitaba ver. Dos pequeños botones negros le dieron expresión.-"Córdoba es una gran dama, y ya la irás conociendo mejor. Has vivido dentro de un capullo"- opinó Diego-"Necesito hacerle cabellos ¿Puedes darme un metro de ese hijo encerado color verde?"- le señaló ella-"Aquí tienes. Toma lo que necesites. Si no juegan ellas con tu muñequita fantasía, al menos jugarás en tu pensamiento"- el muchacho le extendió la madeja-"¿No jugarán con mi muñeca? La hago con cariño ¿Se parece a un Cuco acaso mi muñeca?" -"Está próxima, pero no creo que les asuste. Ellas conocen verdaderos Cucos : nosotros... practicantes... médicos" -"Entonces ¿No crees en la caridad?"- inquirióle Luz -"Tendría que llevar un desprendimiento auténtico hacia los otros"- contestó él-"Lo estamos intentando en este momento. Pero también tenemos que ser generosos con nosotros mismos ¿No lo crees?"- afirmó ella -"Sí, por cierto, y lo somos siempre. Mira, durante estos meses he salido de mi cuarto para visitar ciertas librerías que conozco, donde me conocen y donde encuentro a los que me son conocidos. Busco los mismos estantes y extraigo libros que se asemejan. De allí me encuentro en el café con jóvenes como yo. He bebido jarras del mismo líquido marrón. Y he estado contento"- comentóle Diego-"Lo veo positivo. Por ello duermes poco, tu luz de noche está siempre encendida. Y además de día asistes a clases ¿Hay algo más?" -"Sí. Hoy abrí la ventana y vi el horizonte de la sierra. La última nevada brillaba decorada por sol. Cuando queden fijos los andamios del edificio vecino que están construyendo, y comiencen a elevar sus paredes con muchos pisos... ya no podré verla más. El declive de la ciudad me la ofreció hasta hoy día. El último tal vez"Luz alzó sus ojos claros impactada por aquella frase, y las pupilas tomaron reflejos de sorpresa, mientras sus lacios mechones castaños parecieron ponerse aún más tiesos. Ya no seguía cosiendo y la aguja pinchó su dedo, al oírlo. -"¡El último!"- dijo ella quedando sorprendida y deprimida -Ya no la veremos más... ¡Adiós sierra, te irás muy lejos nuestro, detrás de los edificios!"-"El último... Entonces hago mi caridad conmigo. Estoy dichoso"-"¿De qué forma?"-"Convirtiéndome en juguetero... ¡Está listo! ¿Te gusta? Le daré una mano de pintura sintética, secará rápido. Mi caridad es ligera. Actual. Dentro de un siglo habremos demorado mucho. Los productos serán más veloces ¿Te gusta?"El camioncito tenía gran caparazón y ruedas pequeñas. El cajón de carga dejaba ver un trozo de letrero con la marca de una fábrica de dulces. Luz sonrió.-"Me recuerda"- dijo ella -"Una camioneta que uno de mis tíos armó en un galpón. La utilizó dos años. Con ella iba al campo para hacer asados llena de amigos. Cuando juntó dinero compró otra de buen motor y recién rectificado. Decidió entonces hacer un emprendimiento comercial. Salió una mañana de Córdoba y a las dos semanas volvía cargado con vinos desde Mendoza. Pero la nueva camioneta quedó en el camino descompuesta. Los que la arreglaron se cobraron con las damajuanas, pues a él no habíale quedado ni una sola chirola" Luz sonrió con malicia. Estaba alegre.-"¡Pues entonces mi obra es espléndida! ...Veo..."- observó Diego -"que la Abuela escucha por radio su último noticioso. Debe ser tardísimo para ella, pues claro, en su juventud cantaría el último gallo"-comentóle el muchacho -"No te burles" -"No me burlo, es una realidad. En esta casa que se halla a pleno centro, cuando yo era niño había un gallinero en el último patio, allí donde ahora tenemos esa pileta de lona "Pelopincho", para refrescarnos los días muy cálidos cerca de los exámenes. El gallo se llamaba "Tissera", tal como era el apellido del lechero, pues juntos despertaban a toda la familia, al alba" -"¿Gallo y Gallinero? ¿Aquí? Es extraño imaginarlo" Luz alzó su vista que fue posándose sobre las paredes del patio, ya casi invisibles por la hora, como buscando aquel personaje de rojo copete de nombre Tissera, que en lejanos días pasados picoteaba los macetones. De pronto creyó adivinarlo con sus movimientos nerviosos, escurriéndose entre las plantas achuchadas debido al invierno. Cuando de improviso fue encendido el farolito del patio, haciéndole posible descubrir al "minino" de la Abuela con su maullido habitual, en reclamo de su leche tibia a esa hora casi nocturna. Ella miró a la anciana arrinconada en un extremo de la sala contigua, oyendo el noticiero inclinada sobre la radio, con el sonido muy bajo, para no molestar a los jóvenes estudiantes en sus tareas.-"Amiga mía, quiero a mi Abuela. Por eso no le brindo el primer asiento ni le ofrezco el brazo. Mis primos lo hacen de continuo, haciéndola sentirse endeble y limitada. Yo deseo que ella sea una amiga más... pero fuerte. Puedes ver que aún sigue dinámica, movilizándonos a todos, como quiero verla llegar hasta el final. Deseo que ella se sienta plena de fuerza. Soy directo. Sin protocolo" -"Ellos parecen muy galantes con ella" -"No te engañes, es protocolo. Pero si esta abuela les pide un día, una hora de sus vidas, no se la darán. Yo soy con ella buen amigo. No le ofrezco reverencias. Pero muchas veces ríe con mis frases o busca contarme ocurrencias graciosas. Especialmente referidas a los políticos de turno. Tiene esa sagacidad de la larga experiencia vivida" -"Es cierto, tu abuela me dijo un día ...con Diego puedes alegrarte cuando te oprima la nostalgia, es el más sincero de mis nietos, aunque me haya disgustado muchas veces con él, por ello mismo. Pero yo le tengo algo de lástima, agregó también, pues éste es un mundo muy mentiroso." -"¡Lo sabía... Lo sabía!"- gritó Diego -"Bueno... ¡Aquí está mi muñeca-cuco! Terminada también. Se llamará: Cuca. Tengo una tía a quien llamamos Cuca y es muy bella"- díjole Luz al dar la última puntada a su muñeca de trapo Ambos jóvenes fueron a envolver sus regalos para los niños del Hospital, los cuales verían esas obras caseras como hermosos juguetes extraídos del mejor bazar. Buscaron en los cajones de la Abuela papeles de seda guardados por ella, de viejos regalos, dando forma definitiva a sus creaciones de aquel atardecer, Y Diego partió a cumplir su guardia hospitalaria, en aquel día que era el último en el cual desde su ventana, él podía aún ver la sierra nevada, que mañana ocultarían las montañas de cemento y ladrillo. OOOOO FÁBULA SEIS CENA DE ESTUDIANTESoooooo La noche cubría la casa. Unas pequeñas lámparas que asomaban entre los caireles colgantes del techo, como bujías escondidas tras cristales, fueron encendidas por la dueña de casa. La suave iluminación del ambiente en esa sala citadina, imitaba al entreluz característico de las viejas casonas camperas. -"En mi cuarto hay luces blancas"- le dijo Diego a su amiga Luz -"Puedes leer bien allí. Yo falto muchas veces de noche, cuando estoy de guardia como practicante en el Hospital de Clínicas. Mi puerta queda siempre cerrada. Pero te ofrezco mi biblioteca y aquí tienes una llave, todo lo que encierro allí es mi bien propio, individual, lo que poseo en verdad dentro de esta casa de mi Abuela. Mis otros primos lo comprenden poco, aunque compartamos por ahora un mismo techo" -"¿Y compartirás conmigo tu biblioteca?"- preguntóle ella sorprendida -"Compartiría muchas cosas"- sonrió él -"Pero por ahora me interesa compartir los libros. Cuando ambos hablamos, Luz, me parece posible un diálogo completo entre ambos" -"Gracias. No sé aún con claridad por cual lectura inclinar mi interés"- respondióle ella -"Por el momento elijo la que puede ser recitada. La que se agranda y crece cuando es escuchada en boca de las personas. Ello se debe sin duda a que papá siempre lo hizo para mí. Me leía. Ahora con mi cuerda rota, sin él y lejos de su casa, tendré que elegir yo sola mis temas y recitarme a mí misma" -"Pues sí, te ha llegado el momento. Es muy valioso que comiences pronto a hacerlo y llego justo a tiempo con mi oferta"- opinó Diego Los caireles de la sala parecían tintinear al compás de la brisa nocturna, la cual entraba a esa hora vespertina por el ventanal decorado con vidrios multicolores. La niña observaba a su nuevo amigo, uno más entre los muchos nietos de la dueña de casa. Motivada le contestó: -"Me servirá para ubicarme, pues la escuela secundaria me ha impuesto siempre una lectura obligatoria. Llevo ese peso. Al comprar los textos en marzo cuando comienzan las clases, hay algunos que me interesan de inmediato. Pero a medida que transcurre la rutina lenta del año lectivo, ya han perdido para mí todo su encanto"- comentóle ella casi con desgano -"También yo he vivido ese fastidio"- acotó él Y quedaron en ese momento silenciosos, como si ambos estudiantes tuvieran secretos íntimos que desearan compartir. O buscar sus afinidades para admitir vivencias a veces escondidas. -"Pocas veces tengo en mis manos en la escuela un tubo de química"- continuó diciendo Luz -"Las moléculas pasan delante mío como una ilusión imaginaria y absurda. Los teoremas de matemáticas eclipsan su misterio, su incógnita del futuro, en tediosas operaciones aritméticas y luego las notas de los profesores responden sólo al resultado final de estos cálculos. La comprensión de la fórmula no importa"- quejóse Luz -"Es la falla de nuestros profesores, alargar los temas sin necesidad. Pero superemos ese obstáculo. Tenemos todo el tiempo del mundo por delante nuestro" -"Entonces me pregunto : ¿Hay máquinas que superan este problema? Sí, las veo en todos los negocios de venta. Además de ello los empleados de supermercados con pocos estudios, las manejan siempre fácilmente. Los estudiantes del secundario, en cambio, no tenemos ese mismo derecho a vivir nuestra era. Y al revés, por otro lado, las materias prácticas se dan en forma abstracta. Se las teoriza. Llevo cinco años de rutina inútil ¿A dónde voy?"- insistió ella -"Bueno, niña... mira ahora hacia un rincón diferente, quedan residuos en la cuerda que te une. Yo apenas aleteo por la mía. No puedo darte nada. Me hago caridad. Pero veo que tu familia fue muy absorbente y has girado siempre dentro de ella, sin mirar hacia afuera. Ahora debes hacerlo. Córdoba te invita a que la conozcas" La Abuela habíase incorporado de su sillón y llamaba a la cena, luego de apagar su radio donde ella estuvo escuchando las últimas noticias. La mucama Micaela apareció llevando al comedor una fuente bien cargada y humeante. Los nietos estudiantes rodearon ansiosos la mesa. Sopa y puchero en abundancia, para un día de final de invierno donde despuntaba la primavera, y buscando un buen dormir. Sopa de caracú, chiquizuela, zapallo, papas, batatas, choclo y vegetales... Y además una taza de leche tibia. La dama mayor solamente se sirvió esto último, mientras los jóvenes saboreaban gustosos aquel puchero criollo, a la vez que untaban en rodajas de pan el sebo del caracú salado y pimentado. Desgranaban en sus platos con un cuchillo filoso los choclos blancos, mezclándolos con manteca y rociando las papas con queso derretido. Cortaban en trozos las carnes de caracú y de chiquizuela, adobándolas con chimichurri y aceite de oliva. El apetito juvenil de los estudiantes en aquella hora, luego de largas horas frente a los textos universitarios, era asombroso. Y contrastaba con la frugalidad de la Abuela. Conversaban. Noticias políticas. Sucesos personales. El consomé restante fue bebido en tazones de loza. Cuando terminaron la cena cada uno se levantó dirigiéndose hacia un rumbo distinto, y la Abuela invitó a Luz con dulce batata y queso. Pero los muchachos no deseaban ningún postre. Algunos nietos buscaron sus dormitorios, y otros sus paseos. Jornada concluida. Diego preparábase para salir a la calle. -"¿Me acompañarías al cine? Esta noche no tengo guardia hospitalaria"- preguntó él a la niña, antes de cerrar la puerta detrás suyo -"Otro día te aceptaré muy contenta"- respondióle ella algo reticente -"O te hago otra propuesta... Podríamos ir a una peña para escuchar folklore con buenas guitarras, ésta es la mejor hora para llegar allí" -"Ahora estoy cansada"- justificóse ella pero Diego no le creyó -"Has tenido poco movimiento en todos estos días desde tu llegada aquí. Sólo sales de mañana para tu escuela o hablas con nosotros ¿Por qué estás cansada?" -"Por hábito de mi familia, acostarse temprano... Bueno, es verdad que el reloj no marca todavía las diez de la noche, parece que yo he adelantado el tiempo dentro mío"- respondióle Luz -"Esperaré... a que cambies de hábitos. Córdoba es una ciudad con vida nocturna. Volveré a proponerte otra salida. Y ahora te dejo con mis libros. Creo que ellos lograrán readaptarte más rápido que nosotros. A esta casa todos llegamos unidos a un cordón umbilical que vamos dejando atrás. Esta es una ciudad universitaria llena de estudiantes, adonde llegamos todos como niños de algodón. Luego comenzamos a sentirnos seguros de nosotros mismos, a medida que aprendemos a elegir nuestros propios libros" -"¿Propios?" -"Sí... a pesar de las materias de estudio, es ahora cuando descubrimos los libros que nos identifican. No habrá otro momento mejor" -"Con esta llave que me has dado, elegiré uno para mí, que me dé imágenes de colores durante el sueño" -"Entonces significa que el amanecer te aguarda impaciente... ¡Hasta mañana! Voy a una peña universitaria para escuchar guitarras criollas con huaynos, bagualas, chacareras, zambas y chamamés. Un día me aceptarás esta invitación" -"Cuando elija mi libro. -"Sí, será ése el momento... Ahora no pongas el pestillo por dentro de la puerta, para que yo no tenga que llamar y despertar a quienes duermen. Mis primos también tienen cada uno su llave, y saldrán a la noche como yo, pues ya están cansados de repasar sus materias del día. Cierra, con eso basta. Si no oyes regresar a Martín para dormir, es normal en él. Muy buen estudiante pero con una vida privada llena de amores transitorios. Hasta luego"- y con un beso ligero en la mejilla de ella, Diego salió hacia la calle -"Otra noche iremos juntos a escuchar folklore..." Dijo Luz para sí, pues la puerta estaba ya cerrada y vacía. La casa quedó en penumbras. Sólo el zaguán continuaba iluminado, como un faro, el camino que llama al regreso. Aquellos estudiantes eran allí, más que nietos, transitorios habitantes de la casa de su Abuela. ooooOOOOOOOoo ESCENAS BOHEMIAS DE CÓRDOBAoooo (Novela) por Alejandra Correas Vázquez(Había una vez una Generación DramatizadaUn Fresco cordobés de la Década del 70) 1 - NOCTÁMBULOS Cerca del atardecer cuando el sol ya había ocultado su figura entre el caserío, me encontré caminando en dirección al centro de la ciudad. El declive de la vereda iba ofreciéndome a modo de telón abierto, un escenario donde las luces de la calle recién encendidas, anunciaban el final de aquel día. Uno más y otra noche pronta a recibirme ¿Cuántos jóvenes como yo se volcarían a esa misma hora, sobre ese mismo asfalto, con la misma plenitud y buscando los mismos rostros que a mí me obsesionaban desde un tiempo indefinido? Hubo un período de mi vida en que intenté evadirme de este mundo citadino, y me introduje por un impulso desesperado junto al enramaje de la naturaleza circundante. La serranía me vio ingresar con las manos abiertas. Sin escudo. Los serranos, con el mismo desamor que contemplan al soberbio paisaje que los ha cobijado desde siempre. Derribando sus bosques, picoteando sus praderas, destruyendo sus laderas nativas y arrancando de sus arroyos los cantos rodados... Una mañana, entre los frondosos árboles "crespones" de flores violetas, que se alineaban desde mi puerta hacia el camino, comprendí que ya no palpitaba la vida y que mi tiempo propio, habíase detenido. Pero ahora hallábame nuevamente en mi ciudad, la Córdoba de siempre, en mi solar natal... Sí, aquí, de pie y ansiosa sobre una de las esquinas de sus alrededores, por el Barrio Clínicas de los estudiantes, observando con encanto al mundo de la noche bohemia, de poetas y pintores, donde comenzaba mi vida. La mía. La auténtica. Nuevas luces se anunciaron debajo de mis ojos, por el declive en bajada inundando la hondonada donde reposa el centro citadino, como una cuna gigante que bañase de vida al antiguo lecho del lago milenario. Terciario y desecado. Maternal, el Mar de Anzenuza sobre cuyo seno ahora yermo fue edificada la ciudad. Docta Córdoba, ciudad universitaria y conflictuada... ¡Década del 70! Una brisa recorrió el ambiente y el ómnibus se detuvo a mi lado sobre Avenida Colón, yo subí a él ocupando uno de los asientos centrales. Desde la ventanilla iba contemplando las calles obscurecidas. El silencio de las ventanas. Los automóviles donde centenares de viajeros se cruzaban en direcciones opuestas. Luego, a los escolares en su regreso al hogar. Finalmente descendí entre las calles principales, hacia la altura del Correo donde la multitud se agolpa en las horas diurnas. Y estaba ya en una nueva noche, junto al remanso de peregrinos cuyos rostros me son casi todos familiares. Avancé. La luz de un semáforo interrumpió mi paso y un sector de la calle quedó inmóvil. En la esquina contraria reconocí una figura. A alguien que yo conociera tiempo atrás. Un muchacho. Desde lejos me quedé observándolo. Era él... Sí, sin duda. El allí como tantas veces. Con sus cabellos revueltos. Como siempre. Solitario, delgado y muy alto. Una penumbra interior envolviéndole el rostro. Ausente. Aislado y sin participar del movimiento del enjambre. Aislado hasta de nosotros, sus amigos. Pero en ese momento sus ojos brillaron intensamente hacia mí, y me acerqué para preguntarle: -"¿De dónde vienes? ¿Cuánto hace que faltas de nuestra ciudad?" -"Un tiempo- me respondió -Un tiempo áspero y torpe. Sin sentido" -"¿Qué sitios te escondieron?"- volví a preguntarle -"Prefiero no recordarlos. He vuelto y al encontrarte comprendo que estoy vivo. Que no me devoraron" Se produjo entonces un silencio habitual en cada uno de nuestros encuentros. La calle continuaba en su tráfico y una multitud efervescente huía del atardecer, para cobijarse trémula entre paredes ¡Como si aquel límite del día fuese a impedirles la continuidad de su existencia, y un instante de indecisión pudiera convertirlos en estatuas de sal! Pero Miguel no los vio. Se atravesaban entre nosotros con sus rostros consternados. Los anuncios luminosos reflejábanse en aquellos ojos, como personificaciones del infierno. Miguel no los vio. Ausente de todos, de la urbe creciente, de nuestra Córdoba tensa, dramatizada y politizada. Ausente del momento e incluso de mí, emprendía uno de sus acostumbrados monólogos. Con cada palabra suya la calle volvíase más tenue y opaca. Sólo él quedaba en aquella conjunción, como única imagen sobreviviente ¿O es que el mundo a su alrededor perdía luz y sentido? Creo que esto último era lo verdadero. Pero el exótico climax que él siempre forjara, era un hechizo del cual yo hacía mucho tiempo, ya me había despojado. Aún así, no pude esta vez tampoco, dejar de escuchar su impasible monólogo. -"Me llevó una nube llena de tormenta. Quedó condensada en la atmósfera y no se descargó. Estoy solo. Pero gozo ahora con esta soledad. Nadie vale un dolor mío. Ni un esfuerzo. Ni un pensamiento. Prefieren recluirse en su locura y negar el amor. Todos se han aislado de mí" La calle se volvió más obscura, más cruel, más áspera. -"¡Cada uno de nosotros vale un pensamiento!"- le contesté con énfasis -Hace mucho que observamos tu soledad. Algunos de nosotros, tus amigos, quisimos acercarnos y brindarte un encuentro. Tal vez sólo una emoción. Quizás un diálogo breve o una caricia pasajera. Pero no nos admitiste" -"Es posible... porque no me comprendieron" -"Esperabas que toda la humanidad fuera detrás de ti, en pos de tu dilema, como única preocupación para numerosas vidas. Sin atender a su propio dolor"- finalicé diciendo -"Sigues sin comprenderme ...Volví para verte, Viviana... ¡Para verlos! Para estar con ustedes. Porque en aquella costa adonde me llevaron todo ardía. Todo se movía con locura y falsedad."- dijo en forma patética -"Un pensamiento tuyo, Miguel, es importante para todos, pero en especial para tu propio alimento interior"- insistí -"Me haces bien, Viviana. Cuando te encuentro siento que me impulsas a vivir, a continuar, todo vibra otra vez dentro mío" Había bajado la cabeza hacia mí, y su voz tornóse más serena. Pero el tráfico de la noche citadina seguía siéndole indiferente. Entonces continuó: -"Volví para verte y lo que digo es verdadero. Retorné a Córdoba para cruzarte como siempre en alguna esquina. Para que la casualidad misteriosa nos reuniera en nuestra caminata de noctámbulos" -"Caminemos"- le dije, pero él continuó inmóvil -"¡Pero ya no me escuchas, Viviana!... ¿Sabes cómo quisiera encontrarte?" -"No me lo imagino"- respondíle -"Como el primer día en que te vi. Bajabas la escalera de aquel subsuelo donde nos reuníamos entre pláticas, poemas y caballetes de pinturas. Era invierno. Ibas erguida, solemne, lejana... ¡Magnífica!" -"Sin amar, ausente"- le interrumpí -"¡Estabas cerca mío! Así fue como te sentí. Eras como yo: Inalcanzable. Me deslumbraste y te amé. Con tu presencia imponente. Con tu ausencia de todos y hacia todos" -"Sí. Lejos de cuántos me rodearan. Insegura. Distante. Pues yo volvía entonces de un autoencierro campesino, para recuperar mi identidad citadina ¡No! No era aquélla una solemnidad, como te imaginaste. Era temor" -"¿Por qué cambiaste, Viviana? ¿Y por qué sigo yo volviendo en tu busca sabiendo que no encuentro ya, aquella aparición hermosa que me absorbió?" Miguel se detuvo. Quedó en silencio. Sus cabellos lucían más largos, como garfios contrastantes con la finura de su rostro. Un extraño bigote rodeábale en arco la boca y sus ojos expresivos, brillante y obscuros, parecían avanzar hacia mí. Capturarme con un grito de angustia, de soledad, de necesidad de compañía. Alrededor nuestro la ciudad extendíase invadida por la modernidad. El asfalto ocupaba el escenario de los antiguos adoquines, y las calles, aquellas mismas calles de nuestra infancia pasivas y serenas, lucían ahora el frenesí de su tráfico. La agresión de los motores. El tumulto humano. Y el deambular de juventudes solitarias como la nuestra. Mi pensamiento se alejó del lugar adonde estábamos y me retrotrajo a Miguel, dos años antes. Lo veía pintando frente a un panel cubierto por un color violado, donde él iba colocando algunas figuras, que parecían danzar en un remolino de vida. Era él mismo quien danzaba allí. Y cuando esa música finalizó, quedaría asombrado ante el rostro entusiasta de sus espectadores. El mural cautivaba por el encanto de su diseño, la seguridad del trazo, la gracia del color con empaste, y unas líneas espiraladas y ágiles girando sobre el propio centro. Miguel comprendió entonces su circunstancia de danzarín, la estela donde estaba ahora colocado, y su imposibilidad de regreso hacia el seno rutinario e indolente desde donde había partido. El fue considerado desde entonces un artista plástico con imágenes propias. Aquel panel construido con júbilo lo puso frente a su ciudad natal, y tuvo que dialogar con sus habitantes. Pero no estaba preparado en su interior para ello. ¡Un reclamo me hizo regresar de inmediato al lugar! Salí de mis pensamientos debido a una sorpresa. En la vereda opuesta reconocí a un viejo rostro, un anciano ya, un antiguo conductor de tranvías ¿Qué haría allí? ¿Qué haría en aquella calle? ¿Qué haría en ese anochecer? ¿Me reconocería? ¿Podría adivinar en mí a la pequeña escolar de delantal blanco, a quien él llevaba todas las mañanas hacia la Colegio Normal Carbó? Los niños nos colocábamos en la parte delantera del vehículo, bajo su mirada. Nuestros padres nos recomendaban con él, y allí permanecíamos en su custodia. El tranvía se deslizaba a toda velocidad hacia el centro de la ciudad, y una sensación de aventura y arrojo atraía a las criaturas apiñadas a su lado ...quienes gritábamos en delirio eufórico... ¡¡¡Viva!!! El tráfico se abría en abanico como un hechizo mágico, para abrirle paso, y ante nuestros ojos deslumbrados el tranvía avanzaba a toda máquina en su raudo camino, desde la parte alta de la ciudad hacia la baja. Dueño de toda la calle : ¡Como un Rey! -"¡Viviana! ¡Viviana! ... ¿Estás conmigo, sí o no?"- me gritó Miguel con voz muy timbrada -"¿Cómo? ... ¿Qué dices?"- respondíle sorprendida, -"Disculpa ¿En quién pensabas?" -"...Ohh....- me expresé yo como retornando de un sueño muy dulce -Pensaba en un hombre, en un personaje que no he olvidado"- dije sonriendo para mis adentros, pero ninguna maldad anidaba en mi interior Conocía a Miguel. El nunca podía admitir dejar de ser el centro de atención. Luego sonreí con mi boca, con mi ser, intenté transmitirle esa confianza que él buscara en su regreso a mí, y tomándole del brazo le sugerí: -"Vamos a la "Cantina Azul", allí están todos los amigos" Debí repetirlo varias veces. Miguel avanzó indeciso algunos pasos. Después se resistió prefiriendo quedarse allí, en el lugar adonde estábamos, en esa esquina frente al Correo. Y al final me encaminé sola hacia el sitio señalado. El quedaba atrás mío. Con su figura elevada y fina recortada contra un fondo de anuncios luminosos, en la espesura de la noche sobre la calle cordobesa, a esa hora de inicio por caminata noctámbula. Un tumulto de gentes envolvía el escenario. Pero él estaba allí, ausente, aislado, con su juventud y sus ojos brillantes. Su corbata roja y los cabellos sueltos, algunos adheridos a la frente, pegados al rostro afilado, inmóviles, fijos, sin una ráfaga que los conmoviere. En nuestra ciudad. En el centro. En el foso. Estaba aquel joven. Muy solo. Córdoba y sus dos universos. La noche y el día. Para nosotros los jóvenes bohemios, comenzaba ahora en el horario nocturno, la vida societaria. Entre luces de estrellas celestes y terrestres. Para otros concluía, regresaban a sus hogares. El aire se hallaba espeso, inmóvil también. No había brisa, ni arena, ni hojas, ni rocío. El tráfico que aturdía fue desapareciendo, y el centro quedó por fin libre de sus motores. Silencio. Nuestra ciudad natal. Sin vientos. Sin sequía. Con su invasión de fábricas, obreros y estudiantes. Pero nosotros solos, jóvenes, frenéticos y doloridos. Con la poesía como esencia. Con la rebeldía. Con nuestro desencuentro generacional frente a los mayores... Y yo me fui lentamente, me alejé por mi sendero entre las luces de mercurio. ooooooo Iba tranquila meditando, por caminata noctámbula, y de pronto un estampido ...¡Una Bomba!... Un estruendo ensordecedor convulsionó mi escenario, cayendo como lluvia a la vereda, vidrios y ladrillos ... Córdoba la Docta... Doliente... Dramatizada. Década del 70.ooooooooooo 2 - UN GATITO BARCINO La Cantina Azul era uno de mis rincones y yo pertenecía a ella, entre el conjunto de sus habitantes estables. Al llegar me recibieron cantidad de saludos emotivos, como si cada uno de los que allí entrase fuera indispensable para la vida de todos. Me homenajearon afectuosamente y tal vez en demasía. Pero yo también necesitaba de aquella emoción contagiosa, como un apego a la existencia. Yo también aprisionaba aquella sensación de comunidad. Eramos un conjunto juvenil, noctámbulo y bohemio, desconcertado ante el mundo violento que afuera reinaba. Nosotros, los que no estábamos ni una, ni en otra violencia, ajenos por completo a las motivaciones por las cuales dos grupos de contendientes se laceraban ...pero que éramos víctimas propiciatorias de ambos... debíamos refugiarnos en la Cantina Azul para crear. ¡Escondidos allí, como los hombres que inventaron el fuego al comienzo de los tiempos! Era aquél un conjunto diverso, pero donde resaltaban sus identidades. La vivacidad de Daniel en sus relatos. O el análisis de Mariela, con elementos cortantes. La mística de Andrés sobre la vida. La gracia de Alvaro. Sin ellos... ¿Qué hubiese sido de mí en aquellos años? ¿O qué hubiese sido de ellos sin mí? Pero allí... ¡Estábamos juntos! -"¿Hasta cuándo?" -"Hasta que el primero de nosotros reniegue" -"Muchos renegaron antes" -"No merecían vivir" -"Y nosotros... ¿Cuántos quedarán de nosotros? ¿Cuántos quedan de los que pasaron antes?" -"¿Se sirven algo ustedes?" -"Café" -"Sí. Más café" -"¿Alguno me invita a mí con más café?" -"Bueno... creo que yo ¿A ver? Sí...sí, me alcanza para el viaje de vuelta" -"Muy bien mozo. Café para todos" Café. Una pequeña mesa cubierta de café. En la mesa de al lado un grupo entonaba una canción. Las cuerdas de su guitarra escurríanse entre los dedos de Alvaro trayendo con esa melodía sones lejanos, norteños, de zambas y bagualas. En la siguiente había un diálogo intenso que se manifestaba sordo al bullicio general, como si nada lo perturbara. -"Ayer llegó Miguel" -"También yo lo vi" -"¿Por qué volvió? ¿No le gustó su nueva amiga?" -"Yo la conocí. Estaba una tarde aquí mismo. No era hermosa pero sí muy agradable. Tenía fineza y unos ojos de almendra llenos de expresión. Pero ella llegó a Córdoba por Miguel, y con él se marchó" -"Sí. Yo también la conocí. Me acerqué y su encanto me cautivó. Severidad, dulzura... y bastante conciencia. Muchos la vimos sintiéndonos atraídos, su personalidad embargaba aunque no fuera una gran belleza, pues ella era muy atractiva. Llegó aquí preguntando por Miguel. Era imposible retenerla. Luego los dos se marcharon de la ciudad" -"¿Entonces por qué regresó? Era una gema obsequiada a un artista. Sin embargo el artista está aquí y sin ella" En ese momento todos giraron la cabeza y la presencia de Miguel se advirtió en la Cantina. Una ovación llenó el recinto como queriendo rellenar el espacio de tiempo que durase su ausencia. Y los guitarristas le obsequiaron su canción. Brindaron todos por él... Y de él, de su viaje, no se habló más. Algunos amigos lo rodearon vivando su nombre y Miguel fue prontamente encerrado en un vértigo, donde debió abandonarse a una comunicación contagiosa. Pasado un rato estaba ya inmerso en el centro de ese círculo, y yo me hallaba dialogando con otros amigos. Varios de ellos habían extendido papeles sobre las mesas, y se empeñaban en captar las expresiones que traslucían los rostros del conjunto. Alguno me ubicó a mí. Los detalles tuvieron sus símbolos. Uno de los dibujantes bocetaba figuras con seres imaginarios y fantasiosos, donde los demás se esforzaban en reconocerse. Otro satirizaba a sus compañeros de mesa con líneas apropiadas. Sobre las paredes de la Cantina Azul distinguíanse numerosas decoraciones nacidas de estas tertulias. Ciertos objetos graciosos colgaban de las vigas de quebracho que enmarcaban el ambiente, pues todo el espacio que ocupábamos había pertenecido a una casona colonial, luciendo también grandes faroles de hierro forjado. Las servilletas de papel ubicadas en cada mesa eran acopios de diseños. En otra mesa Félix leía escritos que reflejaban su peregrinaje por las tardes de la ciudad. Yo encontraba en ellos imágenes palpadas también por mí, en ese escenario común de las calles cordobesas que todos compartíamos. Sin embargo pude comprender, cómo todo ello reflejaba un solo pensamiento y su imaginación hallábase detenida en aquel único sentido. Continuó leyendo, su vida estaba condensada allí. Me acerqué aún más, para suprimir un poco el bullicio y escuchar de su voz modulada y con mímica teatral, ese trozo poético que resonó dentro mío con un sentimiento hermoso. Pero hallé su defecto. Nuevamente cada párrafo expresaba, en diferentes palabras, el mismo contenido anterior. Miré a Félix y me pregunté... ¿Por qué sus insistencia temática? ¿Por qué el continuo sentimiento de peregrinaje incierto de su poema? Y vi sus ojos transparentes como gotas de cielo al mediodía, igual a la expresión de un niño sorprendido y cautivado con una idea fija en un mundo complejo. Seguía leyendo. Las manos finas y nudosas. La piel pálida. Los cabellos claros. El rostro no tenía angustia pero sí sorpresa, asombro, novedad por el mundo circundante. En él todo estaba abierto y recién en el comienzo. El mismo significaba una espera. Un gatito barcino, muy amarillo y lanudo, caminaba entre las mesas. Lo senté en mi minifalda. Era un personaje insólito, de misterio, natural o trashumante. Y todos los allí presentes, juventudes intensas rodeadas de una emoción plena que ocultaba su sencillez. Algo claro a mis ojos. Una infancia aún inconclusa. Sin magia. Sin misterio. Con desconcierto pero con realidad. Cada uno de nosotros traía algo suyo e intentaba elaborar su propio instante, para depositarlo en esa tertulia de la Cantina Azul. Nosotros, los jóvenes, éramos como una llamarada abierta y consciente desentrañando el devenir. El gatito barcino en cambio era el misterio. -"...Viviana..."- sentí de pronto como un susurro en mi oído izquierdo Giré sobresaltada la cabeza, enfrentándome con Miguel. No lo había visto levantarse de su mesa, ni sentí su llegada con una silla en la mano para colocarse atrás mío. -"Viviana... ¿Qué hallas en todo esto? Quiero estar a tu lado solamente... que no haya nadie más que los dos" -"No me respetas, Miguel- le contesté airada -Yo quiero esta unidad. Todos los que están aquí presentes me son muy necesarios. Tienen en conjunto una fuerza que han condensado, y es un milagro de la naturaleza" -"¿Qué puedes hallar entre ellos?"- insistió -"Siento que a su lado miles de burbujas me recorren los miembros, y mi mente circula por muchas distancias" -"¿Para qué los quieres? Vámonos los dos. Aquí no hay nadie que pueda brindarte algo superior a lo que ya tienes. Vengo de probar nuevas aguas, Viviana... Nada encontré" -"Mira, Miguel, es tu experiencia y lo la mía. Yo no hubiese regresado. No puedo estar en una sola compañía." -"¿Estás segura? ¿Acaso prefieres la soledad completa, que antes fuiste a buscar?"- me recodó él -"No, ya no. Tampoco quiero más la torre del eremita. Hubo un tiempo en que creí que debía apartarme del ritmo citadino, del conjunto noctámbulo. Y entre los cantos rodados serranos, esas hermosas piedras redondas de los arroyuelos, comprendí que yo no podía sobrevivir en ese estado natural" -"¿Te fue difícil?" -"Sí, Miguel. En aquel paisaje precioso y primigenio, virgen como el primer día, me di cuenta que la naturaleza pura de la tierra no pertenece a mi esfera. Tengo que transformarlo todo para poder utilizar los frutos de la tierra ¡Huí de la selva de los hombres en aquel tiempo, para comprender con espanto que debía huir de la selva de la naturaleza!" -"¡Viviana!- él casi gritaba -La selva de los hombres está llena de impurezas. Es un pulpo que nos destruye" -"Pero es el pulpo del hombre, y éste es el mío. Es mi orden" -"No acepto lo que dices" -"El que quiere aislarse se aísla solo, Miguel, sin condenar a otros. Yo no amo ese mundo que buscas y arrastrarme a tu lado es una maldad tuya. Muchos de los que aquí están son parte de mi alma, y continuamente se renuevan, llegando nuevos componentes al círculo" -"Demasiado dinámico para mí" -"Es cierto. Pero para subsistir en medio de esta convulsión de la ciudad que explota calle por calle, bomba a bomba, o en la aridez de la vida rutinaria, es necesario construir un escenario propio y aquí lo tenemos" El gatito barcino dormitaba sobre mi minifalda. Era semejante a una gran espuma amarilla con líneas atigradas, en toque de naranja. Ronroneaba. Su placidez me transportaba a un mundo diferente o indiferente, en medio de la borrasca subversiva y represiva que invadía el ámbito de nuestra ciudad universitaria. Sentí en ese momento la mano de Miguel presionando mi brazo, como buscando arrancarme de esa contemplación calma del tigresillo en miniatura. Me levanté entonces de la silla y llamé a los guitarristas. Alvaro acudió en mi ayuda. Yo siempre contaba con él, su voz grave cautivaba a todos. Y llevando en mis brazos al gatito barcino como un bien del que no deseaba ser apartada... Exclamé: -"¡Quiero una nueva canción por el regreso de Miguel!"- dije al grupo guitarrero y mientras ellos lo rodeaban yo me alejé al extremo opuesto Acurrucando en mis brazos al tigresillo amarillo, cual una mascota de lana, me acerqué a otra mesa. Allí estaba Daniel exteriorizando con vivacidad sus relatos. En su boca las palabras adquirían un nuevo colorido, mientras que la temática flotaba en un mundo imaginario pero construido con el énfasis de una realidad. He querido siempre mucho a Daniel. Su espíritu de ricas facetas nos traslada mediante esa fantasía propia de los poetas, a un mundo ideal, separándonos del desencuentro en que vivimos con el resto de los habitantes, los jóvenes bohemios. Tanto como el propio desencuentro en que viven entre sí los otros citadinos. Unos por violencia. Otros por rutina. Daniel nos coloca en otro orden, del cual emerge una verdad primaria -que no es táctil- pero sí sensible y humana. Un horizonte posible para nosotros, los de la Cantina Azul. A su lado Mariela analizaba los conceptos vertidos con fantasía y daba realidad a los hechos. Cada nota tenía su lugar exacto, pero perdía el brillo de la hermosura. Sin embargo su presencia cauta, medida, lógica, se hacía indispensable en el centro de aquella conjunción emotiva por todos buscada. Pareja extraña. Desconcertante. Coordinan por sus diferencias sin que nadie haya podido fisurarlos. Un maullido persistente nació desde mi minifalda, distrayendo la atención de todos. Y el pompón amarillo bostezó restregando sus ojillos rasgados. Más alejado del grupo se hallaba sentado Andrés. En silencio. Veía deslizarse delante suyo aquel sinnúmero de emociones y su espíritu introvertido, penetrante, agudo, captaba el contenido en cada uno de los presentes. Pocas veces nos abre su pensamiento. Su verdad. Todo lo que en su interior deambula y que a muy pocos confía. Andrés no es llamativo. No tiene la personalidad obsesiva de Félix, la gracia de Alvaro, la fantasía de Daniel o la cadencia de Mariela ...Y también ¿Por qué no?... el ensueño de Viviana. O el misterio del gatito barcino. Pero está lleno de humanidad y es muy inteligente, sin exhibición, sin afán de protagonismo. Y precisamente con ello lo demuestra. No éramos muchos, un grupo de contertulios, y estábamos aislados del resto de la ciudad. Refugiados a plena medianoche en una recova colonial de la Vieja Córdoba. Pero aún así... éramos muchos para Miguel. Nosotros éramos los últimos sobrevivientes de una bohemia ilustrada en esta ciudad sudamericana, con una Universidad de cuatro siglos, víctima de desafueros. De bombas y gases lacrimógenos. De estampidas callejeras ¡Pero aún continuábamos en Córdoba... persistiendo! Sin emigrar. Sin abandonarla. Confiando en la fuerza ancestral de la Pachamama para preservar la continuidad de nuestra ciudad. Doliente. Dramatizada. Dueña de un devenir ahora en sombras. Representábamos en aquel conjunto, el rescate de la literatura, la música, la pintura. Eramos la juventud que deseaba producir, acumulando tarea. Mientras afuera de la Cantina Azul pululaba el estruendo de las bombas guerrilleras y los asaltos parapoliciales. Y no sabíamos si al emerger de allí con la madrugada y las primeras luces del día, aún muy pálidas, quedarían ya restos de lo que antaño fuera nuestra ciudad natal. El reloj giraba en su círculo acelerando el tiempo. La noche evadíase trayendo algunas claridades, todavía muy difusas, y debíamos abandonar a la Cantina Azul. Llegaba para mí el momento de dejar a mi compañero inseparable en aquella noctámbula tertulia, enroscado sobre su propia cola. Sacudí mi minifalda cubierta por una pelusa amarillenta y deposité suavemente al gatito barcino sobre una mesa. Y allí quedó como una efigie de oro. Y nos fuimos todos juntos en un grupo numeroso. Afuera la calle estaba vacía. El asfalto algo húmedo. La batalla había concluido. Restos de autos carbonizados y comercios destruidos ornamentaban nuestro camino. Pero a pesar de ello, aún continuaba existiendo la ciudad que nos acunara y nos ilustrara. Aún estaban de pie las "tipas" frondosas que bordean La Cañada. Las pétreas construcciones jesuíticas coloniales. El Teatro Rivera Indarte con su prestancia de una época, en que había cordobeses constructivos... y no destructivos. Presente y pasado aguardaban un futuro. El mercurio de colores brillaba en la soledad de las veredas. Nosotros recorriéndolas. Un solo conjunto. Un grupo de jóvenes ...Y luego ellos sin mí y sin Miguel. ooooooo Me tomó con suavidad del brazo. Con persuasión. Eliminó la angustia, la presión, la demanda, y me pareció más limpio de terrores. Más calmo. Levanté la vista y lo observé: tenía los párpados bajos, la línea de la ceja era sobria. Nos desviamos del grupo. No veíamos ninguna ventana con luz, pero sí muchos acrílicos coloridos, rotos en el suelo. Los tubos fluorescentes estaban desnudos. Una lluvia de iones y un artista caminado a mi lado. oooooo 3 - EL BRINDIS Mediodía. Un rayo de sol atravesaba la ventana y fue iluminando las paredes cubiertas de bosquejos dibujados o pintados. Miguel no despertaba aún. Sus labios dijeron algo muy suave, no comprendí qué era ¿Sería un saludo? ¿Una pregunta? Estaba todavía dormido. Era una mañana tibia donde no necesitábamos abrigo. Mientras el sol que seguía entrando invadió todos los rincones de esa habitación, en la cual una variedad de objetos artesanales recibieron luz, y se dirigieron hacia nosotros al advertirnos ¿O eran ellos mismos extranjeros allí, en el cuarto de Miguel? Pasé la mano por su piel. La sentí al tacto, suave, fresca y húmeda. Un tono oliváceo se delataba ante la luz del día, descubriendo a un morisco entre sus venas. Su osamenta fuerte y firme, al europeo. El torso lampiño como el de un adolescente, denunciaba escondidos ancestros nativos, indios, muy secretos, ocultos y negados tras su apellido de rancio abolengo. Sus párpados continuaban entornados y un pequeño espacio debajo de ellos, permitía dibujar el brillo sutil de sus pupilas. Un óvalo profundo envolvíale los ojos sombreados y llenos de ensoñaciones. La piel del rostro no denotaba signos y la placidez adormilada de su boca hacíalo parecer más lejano y distante. Así lo veía yo. Lo contemplaba pasivamente luego de una larga noche, y de una alborada, después de un reencuentro sorpresivo donde todo fue deslizándose hacia aquella emocionada vigilia en común. Era nuestra postrera esperanza. Habíamos traspasado nuestras vidas más allá de su límite, tratando de exprimirle su última gota. Comprendí allí en totalidad, cuál era la única paz posible entre los dos. Me había llevado dos años de diálogo conocer a Miguel. Supe al punto cuál era su contenido, su intensidad, su antorcha y su tortura. Nuestra vinculación no iría más allá. Sólo quedaba esa mañana -la última- con lo único que aún podíamos extraer de aquel encuentro, de aquel cruce del camino. Y admiré su piel. Me volqué a contemplarlo semidormido, bañado por la luz de un nuevo mediodía, donde yo me despedía de su existencia. Recorrí con mi mirada todo su cuerpo. Busqué entrever algún niño oculto detrás de su boca, de su perfil o sus ojos. Pero estaba segura que al despertar él, ese encanto habría finalizado. Yo había puesto en aquella relación, entre cercanías y lejanías, una esperanza. Un apoyo común. Un mundo de imágenes e ideales. Una alegría a compartir. Pero me hallaba ahora empobrecida en la potencia de mi espíritu. Cuando Miguel despertarse habría de terminar todo aquel peregrinaje conjunto, y nuestros caminos se abrirían definitivamente. ¿Por qué? ¿Por nada? Por infinitos motivos que atentaban contra la naturaleza enriquecida por el hombre. Aún así, en aquel momento final y luego de un extraño reencuentro, yo brindaba sola, en una copa ofrecida por la luz resplandeciente de aquel mediodía de septiembre en plena primavera ¡Yo brindaba mi adiós! Y acariciaba sus cabellos, sus manos, que era lo único que podía aún ser. Pues todos los demás esfuerzos con él, fueron frustrados. Besé su perfil y lo contemplé. Anhelé que el tiempo no pasara, que las agujas del reloj se detuvieran en aquel momento y Miguel continuase así, frente mío y en pose inmóvil, como un precioso ensayo de la naturaleza que él mismo había desperdiciado. Quise retener su imagen, presionar el espacio evitando todo movimiento, conservar su juventud en un bronce humano. Pero el tiempo no perdonó y sus ojos se abrieron sonriéndome... Sin saber que se despedía de mí. -"Buen día... con un beso"- me dijo -"Bésame a mí. Con los labios. Sin presionar... Suavemente, deslizando la piel"- le contesté Ahora tenía mi rostro entre sus manos y me besaba. Sus dedos alargados se insertaban entre mis lacios cabellos rubios. -"Viviana... extrañé tus palabras. Tu pensamiento. Tu voz. Y hasta tus críticas tiránicas"- me iba diciendo -"Todo lo que dices me encanta, Miguel. Y los demás también escuchan tus palabras y te creen. Aun yo puedo creerte"- le respondí -"Siempre con tus dudas hacia mí"- continuó él con voz semidormida -"Tengo motivos" -"¿Cuáles?" -"¿Por qué regresaste, Miguel? O más bien ¿Por qué huiste de ella ... de Ariadna?"- le pregunté Despertó. Fue incorporándose hasta quedar sentado, y luego se detuvo sin hacer otro movimiento. Fijaba su mirada en mí, como si me descubriese entre los vapores del sueño. Entonces dilató los ojos con sorpresa, o tal vez con terror... -"¡He mencionado una palabra prohibida!"- exclamé -"¿Por qué me lo preguntas, Viviana?" -"Quiero saber" -"¡Claro!... Te habías alegrado con mi partida! Es claro...claro. Nada te importaba si me envolvían otros brazos, y llegó a extrañarme tu diálogo amable con Ariadna en la Cantina Azul ...Sí... era lo que buscabas ¡Desprenderte de mí! Y por ello te fuiste con premura aquella noche y no volviste en la siguiente"- observó -"Debías asumir solo esa decisión"- fue mi defensa -"¿Crees que la asumí o que me llevaron? Alguna vez puedes haberte equivocado" -"Dijiste, Miguel, que extrañabas mi pensamiento" -"No por ello tengo que aceptarlo siempre, Viviana" -"¿Te llevaron, dices?" -"Sí... por ausencia tuya al no retenerme. Pues claro ¡Yo estaba lejos! Y ya no vendría más hacia ti para separarte de ese mundo que te envuelve, que te tiene cautiva. De esa multitud de amigos que te aparta de ti misma, y te crea una ilusión ficticia" -"No me respetas. No has comprendido nunca mi mundo" -"¡Claro!- volvió a gritar Miguel -Yo estaba lejos, entonces ya no brindarías más nada, a nadie, pero irías recogiendo de todos" Se había recostado nuevamente y hablaba con vehemencia, manteniendo la vista fija en la pared del frente. -"¡Como te engañas, Miguel! ¿Qué puedo darte yo y por qué buscas mi refugio? ... ¿Y por qué huiste de Ariadna?" -"Te dejo esa respuesta para que halles la contestación" -"Sin embargo yo lo sé ¿Qué soy para ti y qué es la Cantina Azul? ¿Qué es nuestra ciudad en tu vida, y tu vida misma dentro de ella? Un ensueño, una forma de no despertar nunca" -"Desperté a tu lado ¿No es ello real?"- intervino Pero no continuó hablando. Las luces del mediodía primaveral comenzaban a ser más intensas a nuestro alrededor. Pero no llegaban al interior de nuestros pensamientos. -"Bien lo sabes Miguel, tu actitud hacia mí, o en la Cantina, sólo es un divagar. Un detenerse en ese instante para intentar congelar el tiempo. Una forma justificada de no enfrentarte, de no iniciar tu vida, de continuar con la primera palabra como el niño prodigio con su clavicordio. No intentas ningún esfuerzo de superación, para crecer" -"No sigas, Viviana..." -"Siempre sigues igual. El sol entra por esta ventana todos los días, y desde aquí lo contemplas inmóvil. Estático. Sin ninguna novedad dentro tuyo. Tu refugio es siempre el mismo" -"¡Cuánta crueldad, Viviana! Niegas mi cariño con pensamientos, con ideas... mentalmente" -"Te insisto otra vez... dijiste que extrañabas mi pensamiento" -"Está claro como el agua. Tuyo es el miedo a las emociones, Viviana"- contestó interponiéndose -"¿Quieres callarte?- reaccioné herida -No destruyas la dirección de mi diálogo, desviándome. Deja por un momento esa habilidad que tienes para destrozar argumentos, llevando la conversación hacia otro lado, al vacío. Por un momento siquiera, debes escuchar sin interrumpirme, para conocerte mejor" -"Escuchemos..."- opinó él, casi irónico -"¿Por qué regresaste, Miguel? Por una mujer ...por mí. No es verdad ¿Acaso por apartarte de Ariadna? Tampoco es verdad ¿Por amor? ¿Por cuál amor, Miguel? Por ninguno. Sólo emociones sueltas invaden tu vida. Vivencias. Artificios verbales. Divagaciones trágicas. Extraños senderos torturados. Una vida de artista sin arte. Una existencia de pintor sin pinturas" Lo miré atentamente. Miguel era una nube, una antorcha fugaz, un desvío. -"¿Qué repuesta quieres?"- me preguntó decididamente -"La auténtica ¿Por qué huiste de ella?" Estaba yo sentada sobre el diván donde habíamos pasado ese amanecer. Ahora era el mediodía. Desde la ventana se percibía la ciudad. Los citadinos. Los estudiantes. Los profesores. Los empleados. Los obreros. Los motores. Y en aquel recinto él y yo. En un mundo de anhelos, de formas y colores, pegadas con chinches a las paredes de su habitación ¿Pero cuáles habían brotado realmente de las manos de Miguel? -"Hubo muchos que claudicaron en este mismo camino de constancia, de disciplina, que es el arte"- dije mientras observaba los ornatos pegados allí -La pintura y el dibujo necesitan continuidad, permanencia. No se combinan los colores por arrebatos, ni se definen las formas al capricho, sino por un camino mesurado de pensamiento. No se inicia esta larga senda para abandonarlo todo, como un campo acabado antes de ser trillado. Que es lo que has hecho, dejando de pintar" -"Dado que es un camino largo, yo puedo esperar"- contestóme él muy sonriente -"Guardas aquí el recuerdo de cada uno de los artistas transeúntes que te visitaron. Que pasaron por este sitio. Es un pequeño museo ¡Si al menos fuera un santuario!" Y le señalé la multitud de objetos pictóricos que nos rodeaban, entre cuales los de Miguel estaban en minoría. Era un atelier de artista enriquecido por obra ajena, y aún ésta había claudicado. -"¿Qué clase de santuario querrías, Viviana?" -"Al menos un santuario a la amistad" -"Quieres entonces que vaya por el mundo rescatando a cada uno de sus autores, diciéndoles: ¡Vuelvan, la musa del arte los reclama!"- me expresó desconcertado -"Nada de eso. De nada valdría. Los muertos sembraron y se fueron, ya sea para habitar en adelante bajo la superficie de la tierra, o en su peregrinaje estéril sobre ella"- le contesté -"¿Y yo soy a tu parecer uno de ellos?"- me inquirió encerrándose luego detrás de un mutismo Ahora su mirada era triste, obscura, apagada. Sus ojos volviéronse pequeños, cubiertos por los párpados. Parecieron sumergirse en un profundo foso... o detrás de algún objeto invisible para mí. Sus ojos me rehuyeron. Pero yo podía penetrarlos igualmente. Comprendí entonces, que Miguel huía ahora de Viviana. Y quizás por razones semejantes, por intentar hacerlo despertar, por desear que emprendiera su camino sin desecharlo. Me veía con él y a él conmigo, en aquel mediodía de septiembre cuando recién asomaba la primavera. Sólo tibieza de sol, ciudad y habitantes. -"Peor que ello, Miguel. No, no estás muerto. Peor que ello ¡No quieres vivir!- volví a insistir -Antes de comenzar ya has renegado. Antes de probar ya has argumentado negativas con frases hechiceras y bonitas. Encarnas a un bohemio noctámbulo, sin búsqueda. A un rebelde, sin deseos de vuelo ¡Pero aún más! No quieres vivir, lo acepto pues es tu elección... Pero tampoco quieres que los demás vivan, y eso ya no lo acepto... ¡Pues yo quiero vivir! Y voy a vivir, amigo mío" oooooooo El atelier de Miguel ya no era el mismo. Una nube primaveral ocultó el sol, y nuestras conciencias cobraron otra lucidez. Podíamos hablar sin el hechizo de los rayos dorados, permitiendo reconstruir cada uno sus valores. oooooooo4 - REFLEXIONES Las obras artística que nos rodeaban, eran proyectos de jóvenes en proceso. Pero habían quedado inconclusas como sus autores. Ello me animó a continuar en mis reflexiones. -"Vivir es mi decisión, y no me complace escuchar tu destrucción de la vida"- díjele con gran seguridad pero con voz calma -"Es una opción que nadie puede negarte, y menos yo"- aseguróme él -"Mira Miguel, veo y compruebo que no buscas una rebeldía frente a la sociedad añeja. Tal como yo supe creer al principio de conocerte. No buscas superarla ni agotarla. No te alejas de la savia moribunda. Agredes en cambio todo lo que es creación nueva, pensamiento, luz, germen de vida. Y detrás de tu deambular errante, de tus cabellos revueltos, de tu rechazo a la sociabilidad, hay una sumisión a los órdenes acabados y un ataque a toda renovación" -"No puedes negarme un lugar en esta aventura del presente, a la cual todos compartimos"- expresó con sorpresa -"Puedo. Pues no te hallas en rebeldía contra las normas enquistadas y sin futuro, pero en cambio te opones a cada una de nuestras propuestas: Una noche de tertulia. Un gatito barcino. Una idea novedosa..." En ese momento se incorporó y fue caminando en distintas direcciones. Sus ojos tomaron una brillantez nueva. Revelaba en aquella actitud indignación... y entonces díjome: -"¿Quieres verme acaso con una bomba en la mano destruyendo domicilios"- fue su inquietante pregunta -"¿La tengo yo acaso? ¿Me la has visto en algún momento? ¿Cuándo hemos participado los noctámbulos de la Cantina Azul en estos trágicos y torpes desencuentros?- le contesté con igual indignación Miguel seguía caminando. Por momentos sus músculos hacían flexiones, como intentando despejar los últimos vapores del sueño. Como si creyera que ese diálogo era un sueño propio suyo. Pero luego miró hacia mí, comprobando la realidad de nuestra plática. Había deseado siempre ser dueño de la gente, pero nunca de sí mismo. En aquel momento lo comprendí, y ello me permitió continuar. -"Pero sí existe en cambio la imaginación. Esa posibilidad de concebir, de estructurar. Hay una rebeldía vital que no implica muerte, desgarro, ni violencia. Allí donde no existe la subversión ni los secuestros, en la acción límpida a la faz del aire y frente al juicio humano. Donde se detiene el estampido de las bombas y los vidrios pulverizados... Donde se piensa, trabaja y vive" -"¿En qué la diferencias? Podría se cobardía"- dijo él -"En dar la cara por una idea sin esconderse... Como el amante por un amor"- le afirmé -"Sí. Estamos escondidos ¿Es cuánto querías decirme?"- me respondió -"Mucho más... Porque un rebelde real invade a la sociedad que encuentra caduca. Rompe sus moldes agobiantes. Transmuta sus estructuras vencidas. Señala la falsedad arrasando con sus luces de iones. Rechaza los acrílicos denunciando a esa imitación de la porcelana. La falsificación de la decadencia. Quita el antifaz a una sociedad que ya no se respeta a sí misma, mostrando al mundo cómo nada ha quedado del esplendor antiguo. Esparce por el asfalto todos sus antiguos colores. Y luego Miguel... ¡Con aquellos mismos colores construye un nuevo orden!" -"¿Quieres verme allí?" -"Allí, en esa empresa, estuvieron todos los artistas. Antes y ahora. Pero no eres para mí ninguno de ellos. Pues la creación debe ir a la vanguardia, abriendo caminos"- fue mi conclusión -"Y bien... ¡Qué importo yo ...a nadie!"- expresó él resignado -"Cierto. Quedaríamos ahí, sin tu arte. Y ya no necesitarías más identificarte con un artista. Adquirir su estilo, su lenguaje, sus lugares" -"Lo tomo como una propuesta, Viviana" -"Pero ocurre que además de ello... ¡No quieres que nadie más lo sea! No admites que ningún otro de tu entorno se aproxime a ese mundo ...No... No desechas los acrílicos. No te alejas de las estructuras vencidas. Pero en cambio me destruyes a mí, combates mi fe, mi ilusión, lo que llamas en tu forma peyorativa con el nombre de ...escena ficticia" Miguel enfrentó con fijeza su mirada en la mía. Las profundas órbitas de sus ojos, como abismo irresistible, volviéronse más obscuras. Lucían en ese momento una gran hermosura, como el mejor de sus dibujos, como una creación real o imprevista. Tal vez como una belleza del mal. O del ingenio. Pero yo creo más bien, que tratábase de una oculta debilidad. -"Sí. Destruyes al amigo que se halla a tu lado- volví a insistir -Al artista sensible que cree en la profundidad de tu alma, cuya inocencia poética no le permite entrever que en tu interior vive solamente una divagación. Un abandono sofisticado que no busca más que el placer de un instante. La emoción del momento. El ahora. Nada más" -"¿Tanto así, Viviana?" -"Desmenuzas. Desarticulas. Desordenas. Tienes la gracia verbal para cautivar, y destruyes las confianza interior de los seres de tu entorno. Los sutiles. Los humanistas. Los emotivos. Los rebeldes. Los imaginativos. Los artistas. Los que podrían construir una ciudad nueva" -"¿Y de qué forma soy yo un destructor?... Un maldito"- expresó calificándose con ira -"Te conviertes en un maldito porque te opones a todo cuánto los otros deseamos hacer y vivir. Degradas nuestra energía, fracturándola, desilusiónándonos... ¡Y en ello colocas una savia artística misteriosa, muy destructiva!"- le contesté con fuerza -"Tengo ingenio entonces. Algo al menos me reconoces"- comentó irónico -"Lo tienes. Talento- asentí -Es real. Mal distribuido. En estado crudo. Sin conducta. Sin tratamiento. Virgen. Salvaje. Ocioso..." -"Ya es algo, Viviana" -"Miguel, nosotros somos un poder creativo. No podemos utilizar a la naturaleza tal cual emerge de la tierra. Para sobrevivir, debe elaborarse. Tansformarse, para que sea aprovechable" Miguel había variado nuevamente ¿Cómo definirlo? Se incorporó radiante. Recorrió la habitación. La nube que ocultara al sol había desaparecido. Su hermosa figura recortábase sobre la luz del mediodía, y esa claridad hizo resaltar el color oliva de su piel. Su prestancia era cautivante como modelo para un escultor. El esplendor tibio de septiembre convergía en su imagen, donde el magnetismo brotaba en forma espontánea... y él sabía utilizarlo. -"Te molesta el fuego de mi naturaleza, Viviana. Te atemoriza la energía que he puesto entre los dos, y quieres huir de este amor nuestro que se ha apoderado de tus emociones. Te ha desbordado, Viviana" Dijo aquello tomándome con fuerzas, pero sin pasión. Luego él mismo dejó caer sus brazos, advirtiendo que había comenzado a pensar. -"¿Y qué me dejó el contacto con tu naturaleza, así... en estado virgen"- respondíle -"¡Un deslumbramiento! ...La realidad de un contacto... La piel" -"No. Es imposible, no alcanza para unir dos vidas. Hace falta una dinámica mayor. Es distinto para nosotros que para los seres del monte. Del churquizal. De las punas y las pampas. Nosotros tenemos que elaborarlo todo para que cobre realidad y salga del sueño. O del ensueño. Cuando una relación se alarga como la nuestra, Miguel, debe haber otras realidades mayores que la hagan fructificar" -"¡Creo entonces, que el monte es mi auténtica realidad!"- opinó él con rapidez -"El monte es otro nivel y no es el nuestro, somos humanos. Las piedras. Los insectos. Las aves. Los animales. Los ofidios. El churquizal y el yuyal. Las champas verdosas. El berro flotante sobre el arroyo... dialogan entre sí. Sobreviven en su ley" Sobrevino un silencio. La mirada de Miguel habíase tornado meditativa, y su savia dormida de artista en reposo, pareció prendarse de aquellas imágenes. -"Es la ley que acepto para nosotros y dentro de la cual deseo llevarte a mi lado"- expresó luego él anhelante -"No, Miguel, no es posible. Una libélula circula de una piedra a una mata. La abeja sobrevive a la tempestad hallando refugio bajo una hoja. Los reptiles subsisten entre las poblaciones, pasando inadvertidos para el hombre debajo de pircas y churquis. Pero nosotros no, Miguel, somos humanos. No podemos vivir en esa espontaneidad desnuda. Repitiendo formas. Por herencia de especie. Nosotros somos de herencia divina. De pensamiento y creación" -"Hallo en ello falta de naturalidad, Viviana" -"Pero es real. Fuimos creados como humanos. Nosotros construimos cada uno su espacio, con aciertos y errores... Y no puedes oponerte más a ello ¡No Miguel!" -"¡Viviana! Hay un poder en la naturaleza cruda que he querido comunicarte. Te lo he entregado en momentos hermosos. Con toda mi emoción. Te lo he querido hacer sentir también por las calles bohemias, que tanto te gustan-dijo él emocionado - Dejémosles a otros ese mundo de tareas. Esfuerzos. Triunfos. Torturas mentales y reales... Quedémonos aquí, con nuestra especie bien dotada de artistas, tal cual somos, con todo su entorno natural. Monte. Pampa. Vendaval. Colores. Emociones... ¡Hay mucho para vivir!" En este punto yo quedé callada. No dejaban de emocionarme sus palabras cautivantes. Miguel era aún un artista creativo a pesar suyo, y lo manifestaba en esas observaciones. Sin embargo consideré que mi pensamiento también era válido, y lo expresé así: -"Yo tomo a la naturaleza, pero para elaborarla. Toda aquella magnitud de los campos vírgenes nos agrede- insistí segura de no claudicar -La naturaleza de la tierra en estado puro fue diseñada para otros habitantes, no para nosotros. Debemos adaptarla" -"No lo comparto. Todo cuánto formamos con ella es el símbolo de lo que hacemos también con nosotros. Ella es más poderosa, pues démosle ese dominio"- respondióme él -"¿Has vivido alguna vez en plena sierra cuando los yuyales invaden tu entorno, hasta el borde de tu casa? Yo sí. La yarará reptando se introduce por tu puerta, cuando la halla abierta. El alacrán se cobija en tu cuarto de baño. La hita encuentra refugio bajo tu colcha. Es otra ley. Quizás más temible" -"Quiero dejarla tal cual es"- objetó -"Nunca sobreviviríamos" -"Adaptémonos" -"Miguel, lo que te has propuesto en todo momento, es transgredir una ley humana... Pero aquí estamos y aquí nos erigimos y aglomeramos en un planeta inhospitalario. Pues nos hemos propuesto sobrevivir, recreando a la naturaleza. Construyendo en su entorno. Tal vez transformarlo todo" -"¿Crees que hay arte en ello? Apoyo la preservación selvática" -"La preservación selvática es un deber al que muchos acuden, con real amor. Pero ello no implica vivir dentro de ella como un puma más. El arte es la reelaboración de la naturaleza. El amor también. El triunfo de la belleza está en ese contenido que el hombre puede prodigar a la materia... Y ahora Miguel ¿Quieres destruir una obra de milenios? ¿Retornar al primer hombre? Lejos de todo y de todos. Al monte primigenio. El churquizal de origen" -"¿Quién me lo prohibe?- saltó él enérgico -"Puedes. Sí, puedes. Nadie se opone... ¡Pero irás solo y no conmigo!" Hubo un silencio prolongado entre ambos. Era el momento de introducirnos cada uno en su interioridad, y aceptamos nuestra mutua mudez. El bullicio exterior se adueñaba de la ventana. -"Entre dos puede ser distinto"- me dijo luego con más calma -"¿Dos? ... ¡Dos solos no!" -"¿Por cuál causa?" -"Sería más terrible la soledad. La agresión del medio, y la nuestra mutua... inevitable"- insistí aclarando -"Te invito a compartir conmigo esa naturaleza sin roces. Aislada en un cofre de emociones" -"Nunca me aislaré en un cofre cerrado, ni de oro, ni de plata, ni de estrellas- volví a expresar -Yo sobrevivo y lo hago en el medio humano. Asiento mis pies. Mis manos. Mi cerebro. Y creo hoy, luego de tu regreso, que hasta el más elemental de los humanos puede ayudarme a crear un núcleo. Una esfera. Una ciudad, amparada. Donde se condense la atmósfera necesaria que nos proteja de la naturaleza agreste y agresiva, del escenario original. No pertenecemos a él. Somos individuos reelaborados. Es nuestra herencia. Nuestra deuda. Nuestra continuación"- concluí callando ooooooo Ambos quedamos silenciosos. La calle bullía. El sol penetraba sobre esa quietud de la habitación por una ventana. El cielo sereno nos enviaba su color. -"¿Hace falta suprimir esta fiesta, Viviana?"- me dijo señalando al cielo colorido ooooooo 5 - RECUERDOS Miguel tenía su estilo. Su fuerza. Su increíble poder de sugestión. Aquella naturaleza suya que enternecía de amor o de dolor, pero que borraba el espacio cautivante de nuestra Córdoba bohemia. Era fácil dejarse llevar por ese hechizo suyo, con la independencia juvenil creada en esta década del 70, destructora de moldes añejos. Otra juventud. Nueva. Inquieta. Luego de ello, todos mis anhelos se disolverían entre sus brazos y más adelante, mis fibras iban a quedar prisioneras de sus necesidades. De su imperio. Y a partir de allí comenzar a olvidar las razones que me habían impulsado a formar parte de aquella bohemia constructiva, para disolverme también yo, en la desmaterialización de Miguel.-"¿Recuerdas Miguel?- le dije nostálgica de un recuerdo -Una noche... después de mucho tiempo de conocerte a distancia, una noche de invierno caminamos bajo la atmósfera de esta ciudad... empapada en un rocío helado" -"Sí, lo recuerdo muy bien. Fue un pasaje sutil. Una anécdota casi diluida ¿Dónde quedó, Viviana?- se internó en el tiempo y viajó por él-"Creí verte como un personaje extraño, agudo, inquieto, penetrante. Una esencia de artista flotando alrededor tuyo ¿Recuerdas Miguel?"-"¿Ya nada queda, Viviana?" -"Ibamos juntos y nos acompañábamos. Las calles vacías a esa hora, se abrían delante nuestro como senderos de un final misterioso ¿Recuerdas?" Adormilado por ese ensueño, Miguel me tomó de los hombros, apoyando su cabeza en ellos. Utilizó el momento evocativo, que para mí era tan importante, tratando de exprimirle toda la savia. Y su necesidad de hechizo buscó formas nuevas. Suaves. Pero yo viajaba en pensamiento. -"Recuerdo aquella noche- continué -La ciudad estaba muy fría. El amanecer no tenía prisa y deambulábamos como dos jóvenes nostálgicos, mientras la urbe dormía. Tu mano me pareció una compañía tibia. Tu voz un consuelo fraterno. Y entre ambos creí entrever una estela, la extremidad de un cometa, cuyo núcleo central nos llevaba hacia un encuentro substancioso" -"¿Qué habríamos de encontrar allí?"- preguntó -"Otro orden" -"Para evadirnos de nuestra escena"-"No, Miguel. Para traerlo hacia nosotros y enriquecer todo el espacio. Toda la esfera habitable, donde tántos deambulamos" Miguel volvió a replegarse, abandonando su magia envolvente. Recorrió con su mirada aquel entorno de su habitación. Y depositó sonrisas sobre las paredes cargadas de adornos. -"Pero yo entonces- evoqué -veía mi anhelo propio, y creí que era el mismo tuyo" -"Pertenecemos a la misma generación, Viviana, tenemos por fuerza semejanzas. Identidades comunes- observó él con entusiasmo -Necesariamente vamos transitando por la misma historia. Dejaremos el mismo paso por esta ciudad universitaria. Y nos recordarán como el conjunto de una misma generación con sus peculiaridades. Dolores y logros. Tal como se recuerda a las otras que nos antecedieron"- con estas palabras Miguel adquirió seguridad -"Pero había desde el principio diferencias entre los dos- opiné -Yo intentaba en ese entonces resurgir de un mundo agotado. De costumbres societarias que habían llegado a su agonía. Sin mi culpa. Sin mi causa. Antes de que yo palpitara. Verdades concluidas. Y ésa era mi rebeldía generacional, sin necesidad de proclamas sangrientas. Sigue siendo la meta a alcanzar. Nuestra generación del 70 no es culpable de recibir una estructura vencida ¡Pero somos responsables de nuestro presente y debemos abrir el camino del devenir!"-"Responsabilidad suma... ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a mí" - comentó él -"Porque tenemos deudas con el pasado. Deudas con esta ciudad valiente cuya edificación fue muy difícil dentro de un territorio primitivo y aislado, que lograron realizar familias sacrificadas y estudiosas. Con una Universidad de cuatro siglos levantada desde la nada por los Jesuitas, maestros vigorosos que nos antecedieron ¡Y no podemos ser menos que ellos! Debemos merecer esa herencia, tal como fue en ese tiempo mucho más difícil que el nuestro. Donde sin embargo, marcaron épocas ¡Nosotros somos más ricos aún! Vivimos en un siglo integrador" Nos mirábamos altivamente. Principiaba el planteo de nuestras diferencias y ambos percibíamos ya, la distancia insuperable. -"Has mencionado una riqueza. Quiero verla"- me espetó -"Sí. Somos jóvenes y libres. Elegimos nuestros horarios y caminos, a diferencia de las generaciones anteriores que llevaban sobre sí sellos de ataduras, que ya no existen ¿Es poco acaso?... Piénsalo" -"Voy a pensarlo, te lo prometo, Viviana" -"Nosotros somos muy ricos, Miguel, dueños de esta urbe creativa e ilustrada. Seguros de la propia identidad y sin limitaciones de vida. Con la protección económica de nuestras familias. Con la energía del pensamiento elaborado largamente, en esta ciudad llamada la Docta, como un regalo que los dioses celeste otorgan con placer a ciertas comunidades elegidas. Para probarlas. Pero debemos responder a la fe que depositaron esos seres divinos en nosotros... Y no arrojarlo todo al vacío" Dije aquello con convicción, muy emocionada. Miguel me tomó de las manos intentando calmarme. Me serené, pero seguí mi pensamiento: -"Esa era mi oferta. Mi propósito. Mi espera. La puse entre los dos. Pero entonces ...¡Trajiste la angustia!... Esa insólita angustia tuya" -"Es nuestro 70... Yo no soy el único en vivirla"- contestóme él -"¿Olvidas la libertad que posee nuestra generación? Integral. Es un tesoro incalculable. El preciado bien que todas las juventudes reclamaron a los cuatro vientos por diversos tiempos. Libertad para construir o destruir. Yo elegí la faz constructiva desde el comienzo. Miguel... ¡has elegido la destructiva!" -"¿Estás segura de ello?- inquirió con disgusto -¡No soy un subversivo! No coloco bombas. No busco la violencia ni la incito. Pues hay subversivos de palabra y discurso, incitadores en las aulas, quienes luego se escudan detrás los jóvenes que forman la "carne de cañón", produciendo los hechos físico. Soy testigo. Y después aquél que los ha convencido se mesa los cabellos cuando queda señalado. Porque al no actuar en forma directa, se considera a sí mismo limpio de todo cargo. He asistido a esta escena con sorpresa. Me sorprende la cobardía de los incitadores que se valen de la palabra" -"Pienso lo mismo de esto último, y he sido también testigo de ello. Pero cuando se detiene el estampido de las bombas y los vidrios pulverizados, hay otras formas de estar en subversión"- le respondí -"¡Entonces entra en juego mi angustia generacional!"- exclamó exaltado -"Sí. Tu angustia. Tu deambular juvenil pudo haber tomado un camino más positivo. Podría bien llevado, haber sido un deseo de búsqueda. Un anhelo de continuar hacia delante tras la salida, para atravesar el monte empinado y el río cubierto de remansos. Pero no. Tu angustia era sólo el deseo de quedar atascado e inmóvil en el laberinto, para culpar a todos de tu tragedia ...No...No había tragedia alguna ¡Pero lograste crearla" -"Esperabas de mí la arrogancia de un cóndor"- burlóse Me detuve. La luz del mediodía rebotaba en sus pupilas con chisporroteos inquietos e ingeniosos. Como caricias contenidas en pretéritas escenas. Había perdido mi calma y necesitaba recuperarla. Cuando lo logré, fui continuando de a poco mi pensamiento: -"No era eso- comencé a responderle -Sólo había necesidad de dar aliento a nuestra gente del 70. De dar cauce a nuevas formas, para hacer honor a los antiguos habitantes de esta ciudad que tanto se esforzaron, que nos brindaron un estilo. Y de los cuales hemos heredado esta bohemia, esta ilustración y estos sueños" -"¿Vas a negar Viviana el dolor de toda juventud? ... Es doloroso ser joven" -"¿Por qué lo afirmas? -"Sufre todo joven. Hay un dolor interno. Se ha perdido la niñez apacible y no se adquiere aún la madurez" -"Pero también se posee emotividad, creatividad, ideas, alegría eufórica. Y todas ellas en conjunto nos modelan ¡Pero las has rechazado dentro tuyo!" -"¡Viviana! Es doloroso ser joven... hemos perdido el encanto de la niñez" -"Pero hemos adquirido también otras emociones. Y porque no amas esa alegría juvenil, ves un crimen en la mía. Quieres ahogarla. Asfixiarla. Me impones tu compañía exclusiva. Me buscas en forma posesiva" -"Es así el amor"- aseguró él -"No lo es. Tu magnetismo te magnetiza confundiendo dentro tuyo el sentido del amor, como una forma sutil de expresar tu anhelo de poder. Por ello sientes la necesidad de alejarme del mundo y ocultarme en tu fortaleza, como amo absoluto. Estás muy lejos del amor, Miguel. No te apartas de los demás por una necesidad de meditación, de creación pictórica. Sino por falta de amor. De amistad. De cordialidad. De convivencia... Y también de valentía de parte tuya hacia el mundo" -"¿Valentía? ... ¡No!- gritó -"¿Estás seguro?" -"¡Soy el único entre ustedes que rompí! ...Que emigré... Que partí lejos. Que salí del foso cordobés, nuestra hondonada del centro citadino. Que tomé un aire diferente al de La Cañada. Que me cobijé bajo otra arboleda, distinta a las añosas "tipas"... Y los he encontrado al regresar iguales a cómo los dejé" -"Has dicho bien ¡Rompiste! Sin aportar ideas nuevas" -"¿Cuál es pues tu idea de la valentía?"- insistió Miguel -"¡Huir no es valentía!- opiné yo con fuerza -Emigrar es muchas veces sólo una huida y no una ansiedad de aventura, de crecimiento. No en tu caso. Podrías haberte quedado con nosotros, o irte con Ariadna, poco importaba el cambio de geografía. Todo lo que importaba aquí o allá, era que construyeras. Que dieras marcha al riesgo de pensar, pintar, posibilitar, proponerte nuevas tareas" -"¿Sin importar el cambio de escenario?" -"Sin ello o con ello. Pero no. Te apartas de los demás para que no te obliguen a cumplir tu compromiso frente al mundo. Tu deuda con la naturaleza elaborada" -"¿Es acaso imperioso?"- preguntó Miguel, insatisfecho -"Lo es..." -"Sin aliento" -"¿Y por qué huiste de Ariadna cuando te llevó a su lado? ¿Puedes contestarme?- le interrogué - Yo lo haré... Porque ella te enfrentaba ante tu propia imagen. La seguiste al principio pues creías que ibas a lucir ante Ariadna tu naturaleza cruda, tu magnetismo natural, para cautivarla ¡Pero ella vino detrás de tus colores de artista!" -"Fue duro, desilusionante, también yo lo comprendí emprendiendo el regreso"- aceptó Miguel -"Así fue, y de pronto descubriste con espanto que debías a su lado pulirlo todo. Ofrendar al mundo tu deber para con él. La deuda que tienes por ese don especial que brota de tus manos y necesita elaborarse. Un don que los dioses celestes no ofrecen a cualquiera, pero implica también obligaciones mayores" -"Es mucha carga para mí, pero me hace feliz que me valores al menos como pintor"- sostuvo él resignado -"Posees el don y la deuda. Ella lo comprendió al conocerte. Ariadna vino a tu vera como un mensajero de tu camino artístico, mostrándote el hilo mágico. Pero lo cortaste de un solo tirón y has quedado ahora preso en tu laberinto" -"Ahora me hallo de regreso a tu lado, Viviana"- rumoreó casi para sí -"¿Y yo? ¿Qué soy? Algo muy diferente. Alguien que se niega a permanecer a tu lado" -"¿Me abandonas?" -"Aparto mi vida para salvarla" oooooo Yo estaba ya de pie con mi ropa puesta. Afuera era sol. Luna. Lo que fuera. Era nuestra ciudad. Nuestra amada Córdoba, hoy día doliente, lacerada de incendios y violencias. El 70 habíala perturbado en su docta vida de centenios. ¡Pero estaba yo! ... Sí, yo Viviana aún estaba aquí. Y estábamos todos los noctámbulos de la Cantina Azul para brindarnos. Para devolverle su lírica, sus pinceladas, toda la bohemia con su antigua energía. Una década es una anécdota, como ésta que ahora parte a formar parte de leyenda: Cruel. Satírica. Posible. Hasta increíble. Viviana pertenecía a Córdoba ...Y Córdoba era Viviana...¡Juntas seguiríamos! oooo 6 - RETORNO FINAL ¡Generación del 70! ...¡Cuánto sufrimos en ella!... Con sus aristas. Sus conflictismos. Sus polémicas errantes. Sus vidas inconclusas. Sus sueños incompletos. Miré a Miguel y un cariño suave me inspiraba, ya antes de partir, nostalgia por él. Me inquietaba. Un cariño hacia una naturaleza dotada y perdida, no elaborada, sin esperanzas. Lo observé. Contemplé su encanto natural. Su piel olivácea. Su musculatura. Sus ojos obscuros y bellos. Sus manos largas, finas, cargadas de centelleos. Perceptibles a mí, a mi esencia. Y me quedé un instante observando esa obra magnífica de la especie, ese bronce humano con toque de brillante juventud, que se negaba a reelaborarse. Pero no quise contemplar su espíritu. Su mente. Sus pensamientos y emociones. No quiero pensar que la especie humana sea responsable, también de ellos. No. Hay una responsabilidad que es nuestra, de cada uno. La responsabilidad de naturar a la naturaleza, de reelaborarla. Una responsabilidad que yo asumo. La naturaleza da belleza a la mariposa y fealdad a la araña. Liviandad a la libélula y pesadez al quirquincho. Hace aéreo al choguí y terrestre al la yarará. Unos vuelan y otros reptan sin posibilidades de cambio. O con transmutaciones fijas. Sus procesos evolutivos o involutivos ocupan eras, y no pueden decidirse por un pensamiento individual. Nosotros los humanos, en cambio, partiendo de la herencia recibimos y modificamos en una aventura privada. No somos estáticos. Nacemos y el resto es nuestro. No tenemos la misma ley que los otros, en el mundo animal y silvestre, y podemos modelarlo y modelarnos, ampliar o mejorar. También dejarlo todo a la deriva... como Miguel. Lo miré nuevamente. Pero comprobé que su piel no tenía un diálogo con la mía. Que su aroma no me retenía. Que su interioridad era un vehículo desarmónico, interponiéndose entre ambos, como imagen de un tiempo vivido que había terminado en vacío. ooooooo Cuando la puerta quedó atrás y mi piel olvidó el contacto con la suya, seguí pensando en él como en un agua en apariencias transparente y bella, pero a la que no se debe beber. Pues no es potable. Y es preferible buscar entonces otros afluentes, otras serranías y nuevos valles. Un líquido apropiado. Un escenario indicado. Un vehículo adaptable. Para nosotros. Para los jóvenes que anhelan hallar una puerta hacia el exterior. Para los ansiosos de atravesar las corrientes en busca de otra orilla, como un imperativo de la vida. oooooo La ciudad me aguardaba. Su energía pasó a mi lado como una condensación. Al contemplarla comprendí que debía desgastar una suerte de adherencias fijadas dentro de mi intimidad, entremezcladas y ajenas, durante este vínculo prolongado con Miguel. Los rayos del sol heríanme los ojos. Las imágenes de esas sombras que se proyectan sobre la vereda, con cada caminante, imponían un mensaje. Para mí. Para muchos. Para los deseosos aún de cruzar el espacio que nos separa del devenir. Y aquel era mi regreso. Mi retorno final hacia mi propia naturaleza, que buscaba una reelaboración... La mía. oooooooo ..............FINAL............ LA NIEBLA oooooo Novela por Alejandra Correas Vázquez (Un Fresco Cordobés Década del 70) 2014OooooooooO F O R M A S oooooFormas aéreas, cual formas fantasmales. Como formas de un tiempo ido entre la bruma, evadiéndose en esta mañana hacia diversos destinos del tiempo citadino. Son formas fantasmales divisándose bajo el empañado vidrio de una ventana donde la amada espera. Formas que se pierden hacia la lontananza, en calles cubiertas de ceniza, por donde pasó arrasante la violencia citadina, cuando se saturó el espacio de pólvora y granizo. Son formas que se esfuman como las "ánimas penando" ...en las tradiciones criollas. Formas sutiles girando en derredor de ella, con su rostro angustiado y extático, en la vana espera de su amado. Anhelando el retorno ya imposible de su amado. Formas que delinean en su mente el rostro del hombre que ella aguarda, perdido en aquel laberinto de caos y ceniza, que ya no lo devolverá a la vida. Son formas que la acompañan en esa inútil espera, y apoyada siempre, cual estatua de mármol inmutable, Sobre esa ventana empañada por la niebla. 1 - DESAYUNO ooooooo Aquella mañana los pies presurosos de la sobrina repercutieron sobre las paredes de la planta baja, al descender por la escalera. Un silencio desacostumbrado envolvía la casas. -"¿Y los niños? ¿Todavía no se han levantado?" -"Están en la cama, no los quise despertar. Hoy no irán a la escuela"- contestó la tía -"¿Por qué tus niños no irán a la escuela? Convendría que descansaras luego de pasar esta noche en desvelo". No le contestó. Su respuesta fue un gesto indefinido con la cabeza. Puso una pava enlozada sobre la hornalla, moviendo con la otra mano la manijilla del gas. Vertió agua caliente en el mate y cuando estuvo espumoso, comenzó a sorberlo por su bombilla de plata. La sobrina volcó leche hirviente sobre una taza y agrególe chocolate en polvo, mientras buscaba la azucarera para endulzarla con dos cucharadas. Luego apagó el gas y tomó asiento al lado de su tía. Ambas miraron hacia la ventana. Algunos escolares dirigíanse a clase tiñendo la calle como luces de amanecer, al deslizarse por la vereda con sus delantales blancos. Escenario neblinoso. El sol demoraba su presencia, volviendo indefinidas las facciones de los niños. Conversaban animadamente entre ellos, dibujando en la Niebla una nube de vapor tras cada palabra. Otros, de paso pausado, caminaban envueltos en gruesas bufandas. -"¡Yo insisto!"- expresó con fuerza la sobrina -"Sería mejor que los niños vinieran conmigo hacia la escuela, como siempre, pues ellos no te dejarán un momento de reposo ¿Qué te ocurre? ¿Por qué esa pena? ¿Acaso te ha sorprendido?" -"Niña... una vida de dos, no siempre es fácil comprender, desde afuera"- contestóle su tía -"¿Vida de dos? Llevo tres años viviendo en tu casa y siempre hemos estado solas, como dos madres de estos niños sin padre ¡Vida de dos! ¿Acaso te refieres a la nuestra?" -"No ... Creo que has entendido bien mi pena" -"Tía, comprendo que los niños te hagan falta en este día de sentimientos solitarios, pero no acepto la tristeza que esta mañana nos envuelve" -"Niña, deberías ir sabiéndolo desde ya: En la historia de una pareja, las confidencias de sus actores son siempre incompletas ¡Es el gran teatro de la vida! Cuando el intérprete equivoca el pasaje de un drama, cierra los ojos y luego de la función acude a su memoria, recordando el recitado completo que debió ofrendar a su público. Pero en la vida real no puede corregirse para la siguiente función ¡No la hay!" -"Tía, no aspiro a ser tu público sino tu amiga"- le observó la sobrina -"Me llevas pocos años y te recuerdo con claridad. El día que entraste en nuestra casa traías un juguete en la mano. Era para mí" -"Era el primer día, del primer mes, del primer año de esta década que ahora termina ¡La media tarde del nuevo año!"- evocó la tía -"Ahora estamos en el último año de la misma década y todo ha cambiado demasiado"- acentuó la sobrina -"Es cierto, niña. Ya no estamos los mismos y no vivimos de la misma manera, ni en los mismos sitios" -"Mi infancia feliz de aquel momento se trocó en tragedia, dando a mi juventud actual un hálito de madurez prematura. Pero hoy tía, me creo la persona mayor de esta casa y creo que voy a regalarte pronto, un juguete" -"Exageras..." La sobrina giraba su cuchara dentro de la taza con chocolate, produciendo aros sucesivos. Su rostro trataba de reflejarse sobre aquel líquido, pero los círculos rompían el esbozo. Como espejo roto de los actores que pierden su imagen. O no pueden formarla.-"¿Te has dado cuenta que aún no tienes treinta años?"- insistió nuevamente la sobrina -"Ultimamente ya ni lo pienso"- contestóle su tía -"¿Has pensado que yo no he cumplido todavía veinte? ...Pero nos hemos cargado con todos los años que él no quiso llevar consigo". -"Esa es una observación muy dura, niña". -"Hoy está muerto ¿Qué lo empujó hacia la violencia? Con esa discusión, ese enfrentamiento..." -"Su juventud y la de su tiempo, hace una década". -"El quería imponerse por medios violentos, pero sin medir sus ideas en el campo del diálogo ¿Qué lo hizo entrar allí? ¿Quiénes?" -"¿Qué? ¿Quién? ¡Quizás todos nosotros!"- expresó exaltada la tía -"¡No yo!"- defendióse la sobrina -"No, eras demasiado pequeña. Un juguete como aquél que te llevé de regalo, hace ya diez años..." -"Entonces ¿Por qué eligió ese camino? Tenía una familia protectora. Una Universidad destacada ¿Por qué fue?" -"Detrás de la vida familiar, en la calle, hay otra vida. Entre los estudiantes, como él era entonces, se produce un contagio colectivo ¿No te lo dice tu juventud?" -"Existen núcleos de insatisfechos. Pero no me arrasan como a él. No estoy dispuesta a repetir su escena. Voy a la Universidad en busca de lograr una profesión, como ha sido siempre en esta ciudad. La medicina para seguir el camino de mi padre. Y me esfuerzo en ello"- dijo la jovencita con energía -"Perteneces a otra generación, niña, pues han pasado diez años". -"Quiero adornos en las calles. Luces. Colores. Una ciudad que brille. Todo cuánto él desechó a mí me atrae y trato de lograrlo ¡Soy de otra generación! Pues nos colmó de dolor la suya. Nos agotó. Tuvimos una infancia y una adolescencia difícil por causa de la generación del 70"- expresó vehemente la sobrina -"Una juventud se adorna, pero las angustias navegan bajo sus collares. Estás más cerca suyo quizás de lo crees". -"¡Juventud divino tesoro!" -"También lo fue en aquel tiempo"- aclaró la tía -"Pero para que él nunca saliese de ella, de ese mito poético, de esa juventud imperiosa y exaltada que lo arrebataba al extremo ¡De sus veinte años ilímites! ...Yo, su sobrina, tuve que madurar en forma precoz. Jugarme. Trasladarme y vivir en tu casa. Imponer tu protección a mi familia, la que era de él, y él olvidó por principios que no juzgaremos más en adelante, porque hoy está todo concluido. Al menos para mí"- concluyó la chica -"Dura y taxativa, como es esta nueva generación" -"Te equivocas tía, soy reflexiva. Fui yo quien en ese momento pensó en tus hijos, que eran los suyos, y que él abandonó para correr detrás de un albur de violencia. Pues cuando los demás dudaron... ¡Yo contemplé mi juguete! Aquél que un primer día, de un primer año, me habías regalado". -"Sin embargo no pensamos en él"- acotó la tía -"Sí, lo pensamos. Sí, de otra manera. Te retuvimos junto a nosotros y conservamos a sus hijos, gurises que apenas gateaban. De otro modo te hubieras vuelto a Jujuy dejando Córdoba, dejándonos a nosotros, y perdiendo todo lo de él ¿Y qué hubiera hecho tu familia viéndote regresar al norte sin concluir tus estudios, y como esposa de un guerrillero sin paradero fijo?" -"Me había pedido que lo siguiera..." -"¿Y los niños? ¿Y la ropa? ¿Y la escuela? ¿Era acaso posible alimentarlos con pólvora?" La tía apartó a un lado el desayuno de la sobrina que habíase enfriado, sin ella tomarlo. Y levantóse encendiendo el gas para volver a entibiarlo. Puso su rostro contra la ventana cuyos vidrios hallábanse empañados a causa de la Niebla. Figuras de niños en uniforme escolar, muy blanco, desaparecían con una ligereza fantasmal, bajo el manto blanquecino que cubría la ciudad de Córdoba en esa mañana de agosto. Una obscuridad penetrante envolvía la atmósfera en aquella primera hora de la mañana, como impidiendo el avance del día. El blanco relieve de La Cañada orientaba a los caminantes, con sus formas sinuosas y serpentinas, mostrando un paisaje de piedras blancas, delantales blanquísimos y nubosidad. Formas aéreas como formas fantasmales. Como las ánimas penando de las tradiciones criollas. Como un ánima que sin duda en aquel momento rondaba esa ventana, empañada de Niebla, donde una tía y una sobrina mantenían su tenso diálogo. Extendiendo ella un poco más allá la vista alcanzó a divisar, tras los vidrios nubosos, las verjas coloniales del Paseo del Marqués de Sobremonte, junto al cual por la falta de visibilidad, los automóviles se entrechocaban al ser estacionados. Los grandes plátanos con sus ramas desnudas, semejaban a duendes del pasado. La sobrina también púsose de pie. Las dos mujeres contemplaron juntas y expectantes, aquella dimensión silenciosa y arenosa en el parque del Marqués. El paseo hallábase en esta mañana de Niebla añorante de niños, de voces y juegos. Brumosa melancolía que aparentaba por momentos, acompañar la tertulia triste tras esa ventana. La tía dijo entonces: -"¿Qué debemos hacer en este día que es el primero en que él está muerto?" -"¡El Juicio de Familia! Yo seré la Fiscal"- aseguró la sobrina -"Y yo la abogada defensora"- contestóle la tía -"Pasemos entonces a la Sala del Juicio"- impuso la sobrina con seguridad -"¿Testigos?" -"Nos sobran. Partamos del comienzo de esta década, en mi infancia. Córdoba en fuego. Córdoba conmocionada. Calles calcinadas. Autos volcados. Country Club bombardeado. Comercios barretados. Manifestantes incendiarios. Gases lacrimógenos. Niños, madres, transeúntes, buscando refugio en medio de refriegas" -"¿Es el Juicio a una década?" -"Lo es. La que torturó mi infancia. La que tiñó de horror mi adolescencia" -"También es un símbolo"- intervino la tía -"A mí me toca decir: La que cautivó mis sensaciones de mujer. Mis deseos de amor y romance. Porque era una década y una juventud romántica... sin descartar su trágico fin" -"Elaborado por ella misma"- insistió la niña -"Pero con ayuda de sus oponentes, no lo dudes" -"Sigamos adelante ¿Qué atractivo veías en esa década, tía?" -"Yo me enamoré, me fasciné, viví la piel y la sangre. Hubo tragedia pero también hubo algo mágico. Me corresponde compartir ahora su Juicio, como compartí en su momento sus encantos" -"Haces bien tía, tu papel de abogada defensora, tienes argumentos que te justifican" -"Porque soy sincera. Vi ensueños que me cautivaron al comienzo de esa década. Después me alejé antes de involucrarme en ardores de violencia. Circulé por su pasión, pero me coloqué lejos del conflicto y ello me permite hoy estar viva. Pero no voy a negar su hechizo. Lo tuvo." Los niños de la casa continuaban durmiendo. Ellas pasaron unos minutos de silencio, mientras sus rostros volvieron a dirigirse hacia la ventana. Afuera el escenario había quedado vacío. No veíanse más escolares y los autos dejaron de circular. Poco a poco comenzaba a perfilarse el desfile de personas bien trajeadas, que ingresaban en el Palacio de Justicia, ubicado frente al paseo. La calle pareciera obscurecerse aún más bajo aquella Niebla progresiva, haciendo impenetrable la visión. La sobrina acercóse a uno de los vidrios intentando descorrer con la palma de su mano el cortinado de vapor, que cubría la vista del Paseo Sobremonte. Sin ninguna transparencia, la ventana tocada de pronto por un débil rayo solar, dejó deslizar sus finas lágrimas, las cuales comenzaron a disolverse en el marco de madera. -"Después de todo"- comentó la chica -"Será mejor que los niños no salgan con este día. Uno en Prejardín y otro en Jardín, tienen mucho tiempo por delante" -"Hay mucha neblina, pero la Niebla vivió durante todo aquel tiempo en nuestra casa. Cada pensamiento de mis costados era un rincón confuso. Una nubosidad se apoderó de mí, compartiendo a su lado sus premisas, junto a su bella sonrisa temeraria. Era una alegría eufórica dispuesta a cambiar a toda la sociedad nuestra... y hasta la del mundo. Su mirada penetrante, de ojos celestes muy claros, era tan bella, que yo no comprendí ante esa fascinación, el mensaje trágico que finalmente le aguardaba"- evocó la tía con emoción -"Nunca tuvo presente los hechos reales, y prefirió la temeridad" -"Dura como toda Fiscal. Como abogada defensora te diré que en su mundo soñado no cabía un final ingrato, como finalmente fue" -"Tus dos hijos son sin embargo, algo real y claro. Estos gurises tienen tan pocos años que su mundo quedará fuera de esta esfera cruenta"- la consoló la sobrina -"Eso espero. Es mi anhelo. Pero no fue igual para él. Porque no hay duda era yo quien no estaba preparada para una vida de riesgos, como la que él proponía"- admitió la tía -"Y no tenías por qué estarlo" -"Yo venía de una familia jujeña tradicional, con una vida serena y protegida, no estaba preparada para una vida insegura" -"¡Y no es un delito!" -"Pero él me acostumbró ... Sin embargo después deserté" -"Tía, me causa dolor esta evocación. Soy la Fiscal de él, no la tuya. Has vivido más que yo, en años y en intensidad, tengo que aceptarlo. Pero veo errores en tus expresiones, pues él no tenía los derechos que se atribuyó contigo" -"¿Cuáles? ¿Me explicas?" -"Pues sí. Transmutar la existencia de una mujer muy joven, lejos de su familia, estudiante y enamorada. No puede pagarse la caricia del hombre a tan alto precio ¡No lo acepto!" -"Buena Fiscal, pero demasiado dura. Hay algo de verdad, cuando arribé aquí para estudiar, yo tenía tu edad y me sentía muy sola. Fue hace diez años." -"Soy de otra generación, veo todo distinto... ¡Y debo irme en este momento hacia la Universidad dejando el Juicio de Familia, en un cuarto intermedio!" La tía quedó contemplando un dedo de luz que penetraba por la ventana cubierta de Niebla. Sigo, deambulando en la Niebla por un camino desconocido ¿Hacia dónde? Sigo, como impulsada por un pasado destruido ¿A dónde? Sigo, como huyendo de la rudeza del abismo ¿Desde dónde? Sigo, sin contener el paso hacia una salida nebulosa ¿Hasta dónde? Sigo, en la Niebla, ignorando el futuro, en busca de un destino difuso ¿Por dónde? Como un ciego que busca su luz, cual llama apagada por el viento, soy un alma errante que busca su salida ...¿Hacia donde voy? Errante en la Niebla?... ¿De dónde vine? ... ¿Dónde me hallo hoy? OOOOO 2 - ALMUERZO ooooooo Los vidrios manteníanse sin luz. La desnudez de los plátanos con sus gruesos troncos, producían movimientos en el ramaje, estremeciendo las verjas coloniales del Paseo Sobremonte. Más lejos, algunos vehículos encendían sus faroles al pasar por las esquinas, a pesar de la hora diurna. La Niebla envolvía todo: Edificios. Casonas. Calles. Fuente. Palacio de Justicia. Palacio Municipal. Y la blanca Cañada añorante de su antiguo Calicanto, más rústico y más romántico, emitía su seco lamento aguardando las próximas lluvias primaverales de septiembre. Desde un ventanal próximo, un niño arropado, febril y con gripe, sentíase satisfecho de estar enfermo en su casa y lejos de la escuela. La fiebre alteraba la visión de sus ojillos teñidos de rojo, haciéndole creer que esa forma transparente y blanquecina, zigzagueante frente a su ventana, fuera producto del delirio griposo. Pero aquella ánima flotante entre la Niebla y escondida en ella, viajaba en forma aérea intentando vanamente traspasar sin cuerpo ni forma, los vidrios bien cerrados por el frío, de todas aquellas ventanas. Posábase angustiada en una de ellas reconociendo los rostros de su esposa y su sobrina... pero sin lograr escuchar sus diálogos. La madre, la sobrina y los dos niños hallábanse sentados formando la habitual rueda familiar en el comedor, degustando el almuerzo. -"¿Sabes como nos conocimos? En un núcleo de estudiantes"- fue contándole la tía a la jovencita -"Entre el bullicio ilusorio de la juventud. El horizonte se desmenuzaba en todos sus colores, como los trajes que lucíamos sobre el cuerpo. Los muchachos habían dejado crecer sus barbas y nosotras mostrábamos las primeras minifaldas. La Avenida Valparaíso de la ciudad universitaria estaba cubierta de guirnaldas. Era la "Fiesta del Estudiante", inicio de primavera, 21 de septiembre". -"Una fecha que todos los estudiantes festejamos año a año"- confirmó la sobrina -"Sí, pero aquélla era distinta ... Nosotros festejábamos el "Cordobazo" reciente." -"Cómo... ¿Festejaban la Córdoba incendiada, quemada, arrasada, destruida? ¿Tanto odiaban a Córdoba? Era 1969, un año antes de conocerte"- saltó la sobrina -"No lo vinos de esa manera, lo admito". -"Ninguno de ustedes pensó en la Avenida Colón toda arrasada, donde yo vivía en casa de mis abuelos, llorando con ellos a "moco tendido" mirando tras las persianas cerradas, que eran atacadas a piedras y barretas". -"Acusación de Fiscal, que admito. Pero como te dije... nosotros lo vimos de manera distinta"- aseguró la tía -"Pues sigo, soy la Fiscal: Autos quemados. Negocios destruidos. Kioskos incendiados. La Confitería Oriental frente a Plaza Colón, arrasada. Los juegos infantiles donde yo jugaba en esa misma plaza, todos destruidos. El auto de mi padre con el cual visitaba a sus enfermos, como médico, convertido en ceniza. Un vehículo que ya le sería difícil recuperar, pues éramos de una clase media, con un salario ajustado"- acotó casi llorosa la niña -"Lo vimos como un sacrificio necesario"- expresó la abogada defensora -"¿Por qué? ¿Qué daño habíamos hecho nosotros, los habitantes, la población civil de Córdoba, de clase media? Bienes perdidos. Salario de mucha gente convertido en ruina. Automóviles comprados con ahorros y que ya sería difícil recuperar, llorando ese esfuerzo vano"- continuó la sobrina -"La juventud como el amor, enceguece, niña mía"- defendióse la tía -"¡Esa juventud! ...No la mía... que halló todo destruido y debe reconstruir". -"Sí, niña, lo reconozco. Fuimos inquietos, en demasía". -"No pensaron en nosotros que vendríamos después". -"Sí lo pensamos, de otro modo, queríamos entregarles otro mundo. Un mundo nuevo que pensábamos crear". -"¿Con qué derecho determinaban por nosotros sin darnos la posibilidad de elección?"- expresó con enojo la sobrina -"Esa alternativa no la pensamos. La admito pues hablas en tu papel de Fiscal". -"Determinaban nuestro futuro con los deseos de ustedes. Nos colocaban cadenas de antemano"- objetó la sobrina -"¿Lo ves de esa manera?" -"Sí. Seguro". -"Reclamábamos: Libertad"- aseguró la tía -"La "libertad" que ustedes reclamaban, en esa juventud del 70, era ya el control de nuestros destinos. Nos imponían como regla fija ese mundo que ustedes deseaban diagramar. Un mundo nuevo determinado, que iría en el futuro a transformarse en nuestra cadena". -"Es tu forma de ver las cosas niña, pero no estabas allí, yo en cambio, sí". -"Candado firme, imperioso, intolerante como todas las consignas religiosas, como todas las ideas guerrilleras ¡Pero nada nos preguntaron! No fuimos consultados y éramos ya los herederos forzosos"- insistió con fuerza la sobrina -"Pero éramos románticos al comienzo, aunque no previéramos este planteo posterior. El de ustedes... Hoy"- argumentó la tía como abogada defensora -"¿Es posible otro? También reclamamos nuestros derechos. Queremos elegir y no que elijan por nosotros". -"Tu juventud en esta nueva década, es en exceso libre, autónoma ¿Cuánto de esta autonomía de que gozan, se la deben a aquéllos jóvenes que pusieron toda la sociedad en duda?"-expuso con vehemencia la tía -"Tengo que pensarlo, esa idea me es nueva". -"Porque no es tan simple juzgar para atrás. Nosotros debimos romper una cáscara muy dura, que no dejaba expresarse a la juventud. Cada familia nos imponía un cerrojo durísimo, y no teniendo alternativa lo hicimos en forma drástica. Cortamos un nudo gordiano, por el que ustedes ahora pasan libremente". -"A veces tía, me dejas muda". -"Porque todo el mundo, la gente, las familias, una generación u otra... tiene su parte de razón". Los dos gurises sentados a la mesa para el almuerzo, jugaban entrechocando las cucharas en medio de las risas, desconociendo su actual papel de huérfanos. Quizás, en gran medida, porque siempre lo habían sido. La madre dio cuerda a su reloj cual midiendo el tiempo, y continuó hablando, como si no se dirigiera a nadie. Tal vez, es posible, hablaba para una presencia volante y blanquecina, muy transparente como toda "ánima en pena", que recorría esos lugares de la casa, que fueran en otro tiempo sus sitios antaño propios y conocidos. Allí estaban reunidas todas las personas que el guerrillero muerto amara y olvidara, durante el fragor de su contienda ideológica. Aquéllas para quienes quiso un mundo nuevo, a su gusto, elaborado a su propia medida, sin preguntarles sus deseos... Y por quiénes inmoló su vida. Su juventud. Por quiénes fustigó una sociedad y una ciudad. Aquéllos que amó y sacrificó en aras de sus ideas: sus hijos ahora huérfanos en forma definitiva. Su sobrina y su esposa, entablándole un Juicio de Familia. La madre de sus niños -quienes no lo conocerían nunca- estaba allí, con sus gurises. Aquella jovencita universitaria llegada desde Jujuy para estudiar arquitectura, y que él supo conocer en un Día del Estudiante, entre guirnaldas y colores. Había pasado una década, pero aún la dama jujeña era joven y hermosa. El comedor había desaparecido para la esposa, como esfumado por los recuerdos, y quizás también para su sobrina. Pero la niña era su único publico, y ella continuó hablando sin prisa en su evocación: -"Era aquel festejo del Cordobazo, una época trágica y romántica. Fue el marco inicial de nuestra pareja..." -"Un marco muy especial, por cierto"- comentó irónica la sobrina -"No fue tan fácil para nosotros como lo crees, muchos estudiantes quedaron encarcelados, al lado de matones y delincuentes comunes que aprovecharon el batifondo, para lucros propios". -"No podían protestar, les dieron derecho al robo, ya que los estudiantes destruían en lugar de construir"- díjole la sobrina en su papel de Fiscal -"Sin embargo, sobre ese nacimiento del amor, sobrevolaba ya la Niebla". -"Yo siendo pequeña, sentía los nubarrones que proyectábanse sobre nuestra familia". -"Luego, a partir de allí, he vivido durante años con la visión apagada. Me fue imposible entrever y dominar las circunstancias de mi vida, a partir de ese momento. Yo que fuera una hija rebelde y decidida, que partí desde el norte a estudiar en Córdoba, aunque protestase mi familia... había perdido la capacidad de decisión"- confióle la tía -"¿De qué forma?"- preguntó intrigada la sobrina -"Los factores que nos rodearon poseían un poder mucho más intenso que el nuestro, y fuimos juguetes de sus designios. Era una llama arrollante que nos controlaba y había que tomar decisiones rápidas. Cuando los rayos de luz danzaron en mi contorno, yo bajé los párpados. Era imperioso que uno de los dos sobreviviera, pues habían nacido dos niños. Fue nuestro último diálogo". -"¿Y los primeros?" -"Surgieron de su boca. Igual a un torrente. Sólo había que responder. Los demás sonreíanle. Yo me puse a su lado" -"Sugestión y captación, algo propio de insatisfechos"- expresó con fuerza crítica la sobrina -"Era algo más. El brillaba en el centro de toda esa juventud, sin dañarla. Ofrecía lo único que poseyera realmente, lo que la naturaleza le había dado: Su gracia. Su brillo. Su encanto. Su magnetismo. Su fe." -"Sin duda, muchos hubieran deseado igualarlo. Creo que fueron más felices"- opinó la niña -"También yo lo creo. El podrá ser juzgado con dolor ¡Y por tanto dolor! Pero nunca podrá dejar de ser amado, con la misma pasión que él nos brindara ¿No fue suficiente grandeza inmolarnos su vida?" -"¡No se la pedimos!" -"Dura, como toda Fiscal" -"No siempre soy dura, no como persona. El era para mí un tío cariñoso, pero violento. Provocaba en familia grandes discusiones que me atemorizaban, escondiéndome bajo las sillas. Sin embargo, yo lo quise muchísimo, pero mi risa infantil no pudo ayudarlo". -"Como abogada defensora, confirmo que él defendiendo su autonomía, no recibía sugerencias, y encerrábase en su interior con sus ideas"- confidenció la tía -"Mi padre deseó brindarle su mano fraterna de hermano mayor, y le hizo daño. O se dañaron los dos. Cuando él mantenía altercados por sus ideas, en nuestra casa, yo me escondía por miedo a las mutuas iras de los dos hermanos, en otra habitación"- recordó triste la sobrina -"Lo comprendo. Hay experiencias que deben madurar para poder coexistir" -"Nuestra casa era grande, sobre Avenida Colón, extensa, señorial, con tres largos patios y nos cobijaba a todos: abuelos, padres, nietos. Menos a él. No pudimos cautivarlo." -"El ya estaba inmerso en su gracia y su encanto, quería expandirse hacia otra forma de sociedad, por ello rechazaba su casa paterna"- admitió la abogada defensora -"Mi abuelo agonizaba cuando él llegó trayéndote a su lado, el primer día de esta década que ahora termina. Y el viejo alcanzó a sonreír. Todos sonreímos... Fue una esperanza corta" -"Debieron dejarlo. Despreocuparse de él. Desligarlo de esa sobreprotección familiar, que logró solo ahogarlo. Hubiera sido mejor para todos, para él... y para mí también"- expresó la tía casi implorante Las dos mujeres quedaron calladas, como reconociendo sus mutuas realidades. De inmediato comenzaron a levantar los platos y cubiertos de la mesa donde transcurriese el almuerzo. Los niños continuaban jugando, ajenos a todo ese escenario nostálgico, pero vigoroso, que anteponía ideas y sentimientos. El timbre sonó y la presencia de Clara -sirvienta por horas- produjo un momentáneo mutismo. El comedor quedó vacío finalmente. La cocina aún estaba tibia, pero un aire fino penetraba por la banderola ubicada cerca del techo, recordando que afuera reinaba la Niebla. -"No cierres la banderola. Pronto acabarán las heladas y un nuevo sol nos bañará sin clemencia. Como los años anteriores, vamos a extrañar este frío ¿Qué será preferible?"- dijo la sobrina que aprestábase a estudiar en la cocina -"Quisiera mucha luz para despejar esta Niebla" -"La nueva década nos librará por completo de ella"- le aseguró la niña -"Pero habremos dejado en ésta que finaliza nuestros mejores sueños. Al menos ello es válido para mí. Yo he enterrado en el 70 mis fantasías y mi amor"- confesó la tía -"¿Eran tuyas realmente? Mas bien yo creo que fue él quien te convenció de sus convicciones" -"Tengo que pensarlo, niña. Esto que dices, es una óptica que no estaba en mis recuerdos. No sólo yo, como mujer, sentí su atractivo. Su vida entera estuvo aureolada por las reverencias de amigos de un día, fascinados por su magnetismo natural, rico y casi virgen. No elaborado" -"Sí, lo comprendo. Por la ostentación de cuántos lo aplaudían batiéndole palmas, apretando sus manos de una manera fácil ¿Es eso tía?" -"Su entorno también tenía fallas e intenté persuadirlo. Deslumbrados todos a uno, con la lucidez que demostró desde el primer momento. Era el mejor orador en las asambleas estudiantiles. Pero aquella luz de su mente, la facilidad de su palabra, la gracia de su ingenio, fue finalmente la Niebla que acompañaría su andar errante" -"Fue su luminosidad y su sombra. Su derrota en medio de su triunfo"- sentenció con dureza la jovencita -"Te has acercado a la verdad, aunque me cueste aceptarlo" -"Ganaba con palabras batallas que nadie buscaba. Y puso de esta manera la misma euforia en la guerra armada, que en la palabra, sin medir el precio de la oposición real que saldría a su encuentro" -"Dices bien, nunca calculó el precio de la reacción. El creía como todos ellos, que la población entera del país entraría en el conflicto a favor suyo. Pero nada de esto sucedió. No fueron acompañados por la ciudadanía"- admitió la tía -"Toda esa chispa de ingenio dentro de una comunidad juvenil sobreexcitada, sería el instrumento que le valió a mi tío conseguir una desenvoltura fácil, para caer después lentamente, en una desidia paulatina hasta el derrumbe"- la niña escuchándose a sí misma, enmudeció -"¡Juventud! ¡Divino tesoro!... nos has dejado- exclamó la tía oooo ¿Seguiré errante? ...Sedienta de ilusión y amor...Ansiosa de un mundo poderoso.Rodaré sola, con mis manos vacías y los labios secos ¿Hasta cuándo? ¿Cuál será el regreso?Errante ... Insensible ... Sedienta de Amor ... ¡Y ya sin ilusiones! oooo 3 - MATE ooooo La hora del Mate, a las tres de la tarde -siesta- hora establecida en los ritos argentinos, llegó como siempre sucedía, también en este día diferente. Doloroso. Patético. Mate para quedar en el recuerdo, porque lo que en este día vivían la tía y la sobrina, iba a ser evocado en el futuro. Y en especial en el futuro de los dos gurises, ignorantes por ahora de este presente. Quizás en gran parte debido a que ellas, quienes llevaban viviendo varios años juntas, hablaban abiertamente de todo cuánto hasta entonces habían callado, como en un acuerdo tácito. -"Mira, nada es nuevo"- expresábale la tía a su sobrina -"No existen por un improntum emociones nuevas. Ningún sentimiento surge de improviso. Hay largas meditaciones antes de tomar un camino" -"¿Lo habías meditado?" -"No en ese entonces, pero sí ahora. Aunque este camino mío, hoy doloroso, sea la derrota. El derrumbe" -"¿De qué forma estabas involucrada? Te he visto siempre como una madre abnegada y protectora de tus niños. Terminaste viviendo yo aquí, tu carrera y vas diariamente a un estudio de arquitectura donde diseñas. He visto tu disciplina. Solo en este día por razón especial, te has tomado un descanso"- comentóle sorprendida la niña -"Lo de hoy significa un final. El cierre de aquel período emocional que me envolvió hace diez años. Esta es la parte de mí que ahora concluye" -"Era necesario por el bien de los niños"- aseguró la sobrina morivada -"Pero hay emociones que golpean muy rápido" -"Yo lo viví desde la vereda contraria. Mi infancia entre nubes de gases lacrimógenos e incendios callejeros, bombas nocturnas entre grupos rivales... Todo aquello surge en mi recuerdo, como un fantasma detrás de las muñecas" Dijo aquello la niña quedando ensimismada dentro suyo, retrayéndose hacia esos días con el terror infantil vivido, cuyo recuerdo traían a su mente noches de insomnio en el presente. Como todo lo que asusta en la infancia, la sobrina evaluaba el tiempo guerrillero desde su óptica, por las emociones negativas que habíanle dejado. -"Por acumulación"- aceptó la tía -"Me desorientó. Fue muy rápido para mí"- insistió la niña entristecida -""Pero fue un proceso largo para quienes nos injertamos en él. Como el agua que circula bajo la tierra en forma de río subterráneo, o mansa vertiente, y brota de pronto a la superficie. Aparece a los ojos de los demás en un punto elegido por la naturaleza. Sin embargo ha circulado imponderables distancias"- una sonrisa iluminó su rostro -"¡Para arrasar todo en creciente bravía y serrana!" -"Pero también trayendo vida y fertilidad. Quebrando la sequía. Es poder. Es creación" -"¿Entonces, tía, quieres crear y no destruir?" -""Siempre lo quise, aunque lo expresara de otra manera. Intentaba llegar hasta el cimiento, barriendo todo lo anterior, para edificar un mundo direrente. Una propuesta nueva"- explicóse su tía -"¿Y nosotros? ¿Los que vendríamos después? ¿Cómo podríamos reconocer que era nueva ... si todo iba a ser barrido de raíz? No iban a quedar medios de comparación. A nosotros, los jóvenes del 80, nada nos quedaría de elección y selección"- le contrapuso la sobrina -"Es verdad. No puedo negártelo. Pero teníamos puesto en ello nuestra fantasía. Estábamos seguros que crearíamos, y esto último ¡Sí! deseo preservarlo como idea, a pesar del caos" -"¿Creación? ¿Allí, en medio de la bomba?" -"Quedamos a mitad de camino, solamente con la bomba... Pero te recuerdo que yo no estuve en la lucha armada. Me había colocado a un costado con los niños y por ellos. Además yo soy aquí, sólo la abogada defensora" -"No estás en el banquillo y sin darte cuenta pensaste siempre en la preservación. En la salvación de lo que aún quedaba, de lo que se conservaba de ustedes como pareja enamorada, como preservación de él mismo: sus hijos. Creación" -"Sí, mucha creación hace falta, porque son muchos ahora los ausentes de aquel entonces. De cuántos recorríamos las calles bohemias de Córdoba, con nuestra fantasía" -"Una fantasía trágica, tía" La pava del mate bullía junto a la ventana cubierta de bruma. La bombilla de plata cargábase con el jugo aromático y caliente, borboteante de espuma. -"El agua de la pava cuando bulle hirviendo avisa que está lista para cebar otro mate, y es como el agua que continúa su paso bajo la tierra y asoma a la superficie trayendo vida, en el sitio propicio"- argumentó la tía luego de un silencio -"Trae vida. Así lo veo, como una providencia" -"Hoy he dejado de creer, niña mía, para tu tranquilidad, que se puede torcer por voluntad propia las voluntades de los otros. Por tenacidad. O por disciplina. Pues hubo fuerzas que desconocíamos en la otra vereda, y eran más poderosas que nosotros" -"¿Debo tomarlo entonces como un milagro?" -"Podría ser. Los caminos nos avasallan y transmutan" -"¿Traerá alegría a esta casa?" -"Será si quieres un milagro, pero ha caminado lentamente en mi interior a través de desiertos. El mío principalmente. O el suyo ... cuando él vivía, hasta ayer. Es como todos los milagros que cree ver la gente, el público, el testigo ocular. Pero en realidad es un hecho elaborado lentamente en el pensamiento de alguien"- explicó la tía -"Un espíritu maduro y un producto del tiempo y la experiencia" -"Sí, pero con otro aditamento. Tiene sabor a conciencia. A seguridad. Lo que yo busqué siempre sin saberlo" -"¿Seguridad en la inseguridad?"- preguntóle extrañada la niña -"Aunque te parezca irrazonable. Me sentí apoyada por él, desconociendo el riesgo de seguirlo. Un hechizo de juventud como la emoción que me unió a él, en sus brazos grandes y viriles, en sus labios apasionados y cautivantes. Lo vi como un protector" -"¿Nunca dudaste de tu elección, en la persona de mi tío?" -"Aún no dudo. Pero ahora comprendo todo cuánto a él le faltaba todavía, para aquilatar sus proyectos. Y todo lo que poseía en exceso, en demasía, en fuego, en encanto, hacia cualquier punto siempre extremado" -"Era un extremista. Nadie va a dudarlo" -"No era yo la persona preparada para esto. Por ello estoy aquí, aunque deseara estar con él"- sostuvo la tía -"Fue muy buena tu última elección, por ello hemos vivido estos años juntas en buena armonía" -"Pero hoy soy la persona que tiene conciencia, de con quién estaba. Cuál... era mi compañero y socio, mi amado. Y palpo más que nunca sus principios" -"Me das miedo, tía ¿Volverás todo para atrás?" -"No hay peligro. Yo seguiré en adelante los míos propios. Sólo la mágica concepción del paganismo me permite explicarte y explicarme, las contradicciones de este mundo real. Y no ideal" -"Te aferras a un mundo concluido"- observó la sobrina -"No, en absoluto. Todos tenemos una parte de razón y nadie la tiene en forma absoluta" -"Pero la tendrá Júpiter que está sentado en el trono" -"La tiene porque Júpiter es cambiante y mutable, de amor y humor. El es, el fiel reflejo del mundo en que vivimos los humanos desde que empezamos a convivir" Pasaron unos minutos de silencio. La pava en el fuego formaba una nube de vapor, mientras tras los vidrios de la ventana, la neblina formaba nubes, -"¿Cómo ves su imagen en este momento?... después de tánto hablar hoy de él, cuando nunca lo hacíamos antes"- recomenzó la sobrina -"Los dioses providenciales me lo brindaron con brazos abiertos, pero sin advertirme nada. Y me dejaron junto a él con mi vertiente de agua oculta, avanzando por ese desierto agotador donde él caminaba. Mi cántaro de agua no calmaba su sed." -"Nadie pudo calmarlo, nosotros, su familia, tampoco" -"Hoy se rompió mi cáscara de tierra que era, en el fondo, muy frágil. Yo estaba erguida en la frescura de mi espuma brotante... Pero aquel desierto sediento ya no estaba conmigo" El gas elevó su llama cuando la sobrina moviera la manijilla. Sobre la mesa hallábanse preparadas varias hojas de papel blancas y vacías de resma lisa. Un lápiz con sacapuntas. Una virome. -"Todo viene de algún interior, sin duda"- expresó la niña mirándola de frente con intensidad -"No lo dudes. Pero creo que tu juventud, tu época, tu década, que comenzará dentro de pocos meses cuando empiece el año 80, ha vuelto al seno familiar en contradicción con nosotros, y esperando mucho de ellos" -"No lo veo de esa manera. Viviremos cada uno su vida propia y particular, y no una emoción masiva como fue la de ustedes ¡Por lo menos yo deseo elegir en vez de ser elegida! Al menos elegir mis propios deseos sin que me los imponga como una ley, la juventud en que vivo. Eso hizo la generación del 70 que me antecedió" -"Es una acusación aceptada, señora Fiscal. Hay tantas posibilidades de encanto, como de disgusto en las ofertas de nuestras compañías" -"Pienso que tengo derechos a que la ciudad me brinde la tranquilidad de circunstancias, en un espacio en paz, sin tumultos, para lograr mi vida. Lo mismo que yo espero otorgar" -"Lindo pensamiento, y comprensible en ti, luego de todo lo que aconteció"- le reconoció la tía -"Pero él ... ¿Por qué vino a nublar tu sonrisa? ¿Por qué no eligió en cambio otra angustia semejante a la de él, para acompañar la suya? Y si buscaba a tu lado equilibrio, como todos nosotros creíamos ¿Por qué lo rechazó y te desestabilizó?" -"Quizás no había firmeza en mi equilibrio y fuera sólo otra cáscara"- respondióle su tía -"¿Cómo? ¡No! ...no... no es así"- saltó la sobrina -"Pudo ser un engaño. Una armonía con altivez norteña que yo había adquirido en el seno de mi familia" -"¡Debes mirarme de frente y mirarnos a todos! Con tu altivez de antaño. Con tu armonía. Con la gracia que entonces nos cautivó" -"Era la mía una armonía heredada, una altivez de señorío, propia de las familias antiguas de Jujuy" -"¡Bella herencia! ... Entraste en nuestra casa con tu porte elegante y gracioso, lleno del encanto que lucen esas viejas familias del norte. Con la armonía de tu voz. Con tu acento jujeño encantador"- evocó la niña -"Acepto tus impresiones sobre mí, que se grabaron en tu infancia" -"El mundo está pleno de vida, y la tuya fue siempre muy rica" -"Esta década, estos años 70, toda mi circunstancia en ellos, me han hecho olvidar a Jujuy. Mi familia siempre muy rigurosa, con sus tradiciones de abolengo, no aceptó mi matrimonio con él, disgustada por sus ideas. Fue un riesgo que asumí yo sola"- reconoció la tía -"Un gran riesgo que ambas asumimos en estos años juntas" -"Pero que ya es imborrable" -"Sin embargo siempre hay un rescate posible. Quiero volver a verte como el día en que entraste a nuestra casa, haciendo sonreír a mi abuelo. A mi padre. A mí. Y brindándome un regalo. Lo he guardado entre mis objetos más secretos, porque contiene tu última sonrisa" El escenario tras la ventana envuelta en Niebla, estaba vacío. Córdoba, siesta, brumosa e invernal. Mes de Agosto. La calle parecía obscurecerse aún más bajo aquel manto blanco que hacía impenetrable la visión. Por medio de esa escenografía difusa y casi fantasmal, el ánima flotante y translúcida, tenue y blanquecina, continuaba su peregrinaje junto a los marcos cerrados de las distintas ventanas. Posábase en el borde de vidrio que lo separaba de aquellas dos contertulias, su esposa y su sobrina, intentando penetrar en su diálogo, con la mudez de toda ánima en pena. -"Pero mi sonrisa, aquélla de mi llegada feliz a tu familia, era causada por la alegría de sentirme apoyada en su brazo viril, apasionado, con el cual él me llevó hasta tu casa"- replicóle la tía -"Era un apoyo realmente? El tiempo lo diría: ¡No!" -"Fue como yo sentíalo en aquel momento!" -"...!No!.." -"El cautivaba. Muchos deseaban poseer su encanto. Igualarlo. Hablar con el brillo de sus palabras. Copiar esa carga emotiva con la que proyectaba ideas nuevas. Pues su voz parecía enmudecer a todas las otras, en esos corredores universitarios cordobeses. Aún mismo bajo las viejas y antiguas arcadas jesuíticas donde él se expresaba con énfasis" -"Pero ya no existe. Hoy día todo aquello ha terminado, mis horas de estudios son muy calmas"- expresó la sobrina -"Hace diez años era todo emoción, y él brillaba dentro de aquellas asambleas de estudiantes, como si fuese su único orador. El monólogo se detuvo frente a mí callando de improviso, y yo quedé una tarde sola frente a él" La evocación de aquellos días pasados hizo dispersar en ella, la joven y reciente viuda, todas las emociones anteriores. Y esbozó una suave sonrisa, como si recuperara la antigua. -"¿Era un momento de gloria?"- insistió la niña -"No. En absoluto. Pero me enamoré de él, casi de inmediato... Antes de pronunciar la primera palabra vi serenamente las figuras que se apartaban de mí. Del riesgo" -"Aquello era de por sí solo, ya un mensaje" -"Es cierto. Numerosos compañeros de estudios que en ese entonces yo tenía, hiciéronse a un lado de mí. Y lo advertí de inmediato. Tanto, como a las nuevas compañías que adquiría a su lado, en aquel momento"- admitió la tía -"Asumiste plenamente el riesgo, con entereza" -"Caminos que se abrían y caminos que se cerraban. Unos llegaban y otros partían de mi lado ¿Yo los dejaba o ellos me dejaban? Aún hoy no encuentro la respuesta, ni quiero escucharla. La primera fue mi hermana" -"La conocí, pues llegó de Jujuy el día de tu boda. Fue el único miembro de tu familia que nos acompañó ¿Y qué te dijo ella en esos momentos?" -"No retuvo las palabras, ella no iba a engañarme y expresó su pensamiento con claridad: "Tu futuro será incierto pues te has comprometido, no sólo con un hombre, sino también con una causa. Con el riesgo del combate. Pro como mujer, tienes la llave blanca en la mano" -"¿Y qué le conteste?- preguntóle intrigada su sobrina -"¡Creo en él! ... fue mi contestación!" -"Pero ¿Qué es creer en un hombre? ¿Cerrar los ojos a todo el escenario que lo rodea? ...No basta- opinó la niña -"Ya era un comienzo importante" -"¿Cerrar los ojos? Tía, tus contradicciones me desconciertan" -"Hubo falencia de mi parte. No palpé el peso de las frases de mi hermana, mayor que yo. Luego... quedé inserta en ese horizonte nuevo y distinto, que me fue envolviendo de a poco. Cuando hay riesgos muy grandes que correr, es necesario estar comprometidos con ellos de motu propio. Vivirlos por una misma. Y no por amor, por pasión, romance, como fue mi caso" -"Entonces ¿Aceptas que no tenías convicciones propias?" -"No en la misma medida que él. Deseaba acompañarlo. Pero es bien distintos ser soldado de una causa. Ni su brillo, ni su magnetismo, pudieron transformarme a mí en un soldado. Puesto que no lo llevaba en mi temperamento"- aclaró la joven viuda con certeza -"¡Es un alivio! ... Lo menciono, por los niños" -"¡Sus niños! ... Quienes hoy ya no tienen padre"- lamentóse la tía La escena habíase tornado más expresiva, como si intentase colorear los vidrios opacos y blanquecinos de la ventana. La siesta brumosa comenzaba a desprenderse del silencio, y en el parque del Marqués de Sobremonte principiaron a perfilarse nuevos caminantes, protegidos de bufandas o ponchos de alpaca. -"Nos hemos reunido en este día para un Juicio de Familia"- le recordó la joven -"Es fácil juzgar sin juzgarse"- opinó la otra, también joven pero ahora viuda -"Tal vez nadie pueda hacerlo con una justicia perfecta, lo admito, pero hay límites que nos ordenan para convivir, y esto es lo que yo le reprocho"- dijo la sobrina -"El sólo intentaba buscar. O edificar un mundo nuevo" -"¿Sin yo pedírselo? ¿También querías lo mismo?" -"Yo sólo había querido amar. Incluso a su causa" -"¿Qué siguió después?" -"Era duro el momento. Exigente. Lleno de renunciaciones para una mujer muy joven y enamorada. Debía permanecer numerosas veces aislada, escondida, y él ausente, en su lucha. Me vi de pronto sola. Desde entonces caminé por mi soledad, volcándome en el abandono o la desesperanza" -"Duro sin lugar a dudas. Nuestra familia los buscaba sin hallarlos" -"¿No se puede amar serenamente? ...pregunté, imploré a las paredes que rodeaban, como única compañía" -"Sin duda, no quedaba otra alternativa "- acentuó la chica -"Entonces comencé a preguntarme... Las flores de la naturaleza nos deslumbran, iluminan los churquis de la serranía agreste, colorean el yuyal ¿Deseamos conservarlas con nosotros, prisioneras? No. Nos gusta admirarlas. Gozamos con verlas allí, desparramadas por la Pachamama" -"Bonita imagen, gozar de sus colores, sin causarles daño" -"Fui hallando lentamente la debilidad de los actos, que dominaban a todos cuántos estábamos en aquel compromiso. Llegué a la esencia misma de cada uno de estos actos. Desmenucé sus mensajes. Juzgué yo también" -"Lo presumía, pues te conozco bien" -"Recordé lo acordes musicales más hermosos... y descubrí el abismo existente entre la belleza y la profundidad"- dijo la joven viuda con emoción -"Mucho coraje el tuyo al cuestionarte" -"Era necesario" -"Todos tuvieron coraje, lo admito, puesto que arriesgaron su vida y su felicidad, su paz, su continuidad. Sé reconocer que había un sacrificio en todos ustedes. Pero no supe que dudaban o al menos, se autocuestionaban"- indicó la sobrina -"Como en todo compromiso. En toda causa" -"Sin embargo con ello no se salvó la paz de esta ciudad. Vi sus llamas, su angustia. Llenó mi infancia" -"Y nuestra juventud" -"Arrasó a mi familia, dividida en dos bandos" -"No era nuestro propósito inicial"- aclaró la tía dolorida, quedando pensativa -"Pero fue la consecuencia final"- contestó la sobrina también dolorida -"Porque lo profundo. Lo infinito. Lo que debía encausarnos en forma definitiva. Lo que podía redimirnos para lograr una sociedad creyente en nosotros... Faltó" -"¿De qué manera lo percibes ahora" -"La materia no estaba purificada. Era como un alabastro de la sierra que frotamos con nuestras manos por la superficie, y esperamos largo tiempo. El interior de la piedra continuaba inmóvil. Al mirarla, su luminosidad casi áurea manteníase entre las primeras vetas, pero de su centro no emergía la llama que pudiese convertirla en un solo fuego" -"No era fácil lograrlo" -"Y yo quedé sedienta. Mi anhelo se había frustrado"- aceptó la joven viuda -"Sí, tía. Porque un encanto intangible te envolvió siempre. Una pureza. Fuiste la piedra de alabastro luminosa y translúcida, que contenía una veta de mineral precioso... colocada en el sendero de mi tío. Nosotros en la familia la vimos, y él no" -"Dura como una buena Fiscal, es difícil continuar este Juicio de Familia, sin apenarse por él" -"O por todo lo que él dejó a un costado" -"Yo nada le reprocho, asumí esa elección al aceptarlo"- sostuvo una vez más la tía -"Como gustes. Vamos a dejarlo allí, por ahora. Yo voy en este momento con mis papeles de apuntes hacia la Biblioteca Mayor... y volveré para la leche" oooooo No todo ha muerto, aunque los sueños rodaran al abismo. No todo se fundió entre las sombras monstruosas del olvido. Hoy queda tu nombre, cuando la palabra enmudece. Cuando la música se convierte en un mar embravecido, queda tu imagen imborrable ... De un tiempo detenido. ooooo 4 - LECHE ooooo Dos horas y media después la sobrina hallábase de regreso en casa, desde la Biblioteca Mayor, con las hojas blancas de papel liso llenas ahora de apuntes en ambas carillas. Traía ese rostro serio y con mirada distante, casi meditabundo, que adquieren los lectores en aquel recinto de estudio creado en Córdoba por los antiguos Jesuitas. Y allí estaba nuevamente frente a su tía, su contertulia, en la caldeada cocina de un día especialmente frío. Pero eran horas para ellas, cargadas de patetismo y remembranzas, imposibles de disimular. La leche tibia bullía servida por Clara, la sirvienta, quien también sentíase compenetrada de la situación en esa casa. Como intentando un consuelo, ella habíales preparado con cuidado unas tostadas de pan que colocó en la mesa junto a un frasco con dulce de leche. El tarro con chocolate en polvo dispuesto en el centro de la mesa, con su cuchara lista para fraccionar ese cacao dulce, de acuerdo a cada comensal. Abundante para la sobrina, algo menos cargado para la tía, y poquísimo para los niños demasiado golosos durante todo el día. Los gurises alborotaban. Bebieron sus leches chocolatadas, rechazaron las tostadas, exigieron galletitas de coco, y salieron de allí. De esta manera una vez solas, las dos mujeres recomenzarían el diálogo: -"A él le gustaban también las galletitas de coco. Y tomaba el chocolate de la tarde muy cargado en invierno"- recordó la tía -"Tenemos gustos comunes, yo era su sobrina" -"Me pareciera verlo en este momento. Como espiándome a través de los vidrios húmedos de esa ventana... Y oculto allí en la Niebla" Expresó aquello con viveza la joven viuda, mirando hacia la opacidad exterior, en dirección a los vidrios empañados de la ventana donde un ánima penaba y revoloteaba, confundida en esa neblina de agosto. -"¿Cómo fue posible que con tanto gusto por la vida, atentara contra la ajena ... y la propia?"- preguntó la sobrina -"Es una forma de ver las cosas... esa opinión tuya" -"¿Sabes que gateábamos juntos? Se tendía a mi lado cuan largo era convirtiéndose en un niño de mi edad, de apenas un año, gateando conmigo en la alfombra de la sala como si ambos fuésemos dos bebitos" -"Tenía ese encanto" -"¿Y por qué renunció a él? ¿O creyó que la guerra era otro juego?" -"¿Y quién te dice que ésa no sea la explicación? Yo misma no lo pensé"- admitió la tía -"Pero tuvo tiempo suficiente para palpar lo contrario... e insistió en ello. Coleccionaba siendo niño soldados de plomo y coches bomberos. Pero lo que él nunca imaginó cuando creció, es que en vez del jinete a caballo con casco dorado, iba a convertirse en el soldadito de plomo rengo, y arrojado al asfalto"- expresó con drama la sobrina -"Hay algo que no podemos negarle, niña mía. El creía en lo suyo y no se traicionó nunca a sí mismo, ni falseaba su postura en modo alguno" -"No... no lo negaremos" -"Quizás él no pudiera medir, por su juventud, la dimensión de los hechos y hasta dónde los mismos iban a llevarlo. Embarcóse en una contienda antes de haber vivido, experimentado. Y conocido mejor la naturaleza de la sociedad cordobesa, y los deseos de sus habitantes. Algo que ahora yo luego de diez años he palpado con esfuerzo, trabajando, ahorrando y dando de comer a los niños" -"Eso hizo. El no se adentró nunca en los deseos cotidianos, pues ya estaba en guerra en contra de ellos, antes de conocerlos y vivirlos"- confirmó la sobrina -"Es cierto ello. Todos cambiamos al adquirir responsabilidades. Nuestros anhelos ya no son más la expresión de nuestros sueños propios. Cambian nuestros deseos, pues éstos se convierten en las necesidades de quienes dependen de nosotros. Ahora esas imperiosas necesidades, son nuestros nuevos deseos"- admitió la joven viuda -"Los deseos de una madre para con sus hijos. De un padre. De un abuelo" La tertulia tornábase afable, en medio de la triste tarde nebulosa. Cada una de ellas presentía a la distancia, un amanecer distinto, pero aún faltaba mucho para concluir el diálogo iniciado al amanecer. Quizás ambas mujeres, una muy joven y otra menos joven, pero igualmente en plenitud, sentían a dúo la necesidad de una maduración real, firme. -"El no alcanzó a sentir la evolución que va desde el enamorado, hacia el padre"- siguió insistiendo la tía -"No tengo dudas, su presencia de padre siempre faltó en esta casa donde ambas vivimos" -"Porque quedaría apartado de ellos en el momento de su nacimiento. Lo reclamaba la lucha comenzada. Y no veló sus gripes, anginas, vacunas, hambres ...como yo. No tuvo tiempo de hacerlo. Sus hijos fueron para él una ensoñación mágica, a quienes dedicaba poemas en sus cartas, que me llegaban viajando de mano en mano. Pues era peligroso para nosotros, recibir correspondencia por correo" -"Los leí muchas veces"- confirmó la sobrina -"Eran mi fortaleza en su ausencia" -"Como asimismo enviaba pequeños paquetes con juguetes hechos por sus manos, autitos, camioncitos, avioncitos" -"Preciosos, son artísticos. Allí tienes uno de adorno, arriba de la vitrina"- expresó la niña -"Pero en su conciencia siempre fueron los gurises, producto de nuestra sensualidad, de una preñez surgida en delirio amoroso, que no llegaría para él a concretarse en un ser vivo. En un infante que llora y mama, corre y cae. No alcanzó a vivirlo. Sólo pensó en una nueva sociedad para ellos" -"Idealismo puro" -"¡Pero de amor!" -"¿No era idealista también Robespierre?... y produjo el Terror"- interrogó la sobrina -"Lo era y se le llamó: El Incorruptible" -"¡Cuánto peligro hay en las ideas puras!" -"Fue la revolución que se escapó de sus manos en forma incontrolable y lo guillotinó al final ... pero aún así no se corrompió"- insistió la tía -"¡Entonces es un abismo!" -"Sin tregua ni retroceso" -"¡Apartemos para siempre ese cáliz!" -"¿Crees niña que yo tengo los ojos tapados?" -"Así es, tía ¿Acaso no estamos evocando a un guerrillero muerto que trajo muerte?" En ese momento pusieron cada una de ellas, la mirada en el rostro de la otra. Y tras el vidrio del ventanal, un sutil movimiento entre el manto de neblina, parecía corresponder sus pensamientos. -"El no supo nunca de esta sobrina que creció, y quiere triunfar en la profesión de medicina, para aliviar enfermedades. Nunca lo pensó, pues desechó y dejó sus estudios, buscando la violencia"- opinó nuevamente la más joven -"No lo pensó en forma directa. Lo arrolló, como a todos los estudiantes que estuvieron junto a él al comenzar los 70. Era pasión por una idea. Amor. Desechaba, eso sí, los éxitos personales ¡Ese era su idealismo!"- respondió la tía -"Tampoco pensó en sus hijos que cuando crezcan querrán sin duda, lograr un techo propio, nacido de su progreso" -"No. Se fue ignorando muchas cosas, es cierto. Lo admito" -"¿Lo admites?" -"Por cierto. Saltó de golpe a mi vista, luego de ser madre. Y me alejé así de ellos, del grupo, y su compromiso con una causa..." -"Una decisión tía, que nos sorprendió, nos desconcertó"- recordó la niña -"Te explicaré, niña. Hoy veo a los profesionales encerrados muchas horas en sus estudios. O a los científicos en sus laboratorios. Los pintores pacientes en su atelier, pincel en mano. Los ceramistas en su taller, con las manos entre arcillas y esmaltes. Los músicos en su sala acústica. Los comerciantes empeñados en distribuir mercadería, corriendo con el riesgo de traslados y sueldos. Los estancieros alimentando y ordeñando vacas. Los chacareros sembrando y esperando lluvias. Los veterinarios haciéndose responsables de la hacienda. Los agrónomos de la semilla. Los industriales de la producción... El no lo vio" Como si un llamado tras la ventana llegase a sus oídos, la tía se levantó dirigiéndose a ella. Y colocó allí su rostro contra los vidrios empañados y llorosos por la Niebla. El tránsito afuera habíase reanimado debido a la hora, cubriendo al Paseo Sobremonte de una nueva multitud. Cual si con ello pudiera recrear las antiguas tertulias del Marqués, para aliviar esas frías tardes de agosto que preludian por anticipado, a la Tormenta de San Rosa. -"El no vio esa pesada carga. El riesgo que asume a diario la sociedad... Pero sin embargo, fue honesto. Fue honesto consigo mismo, conmigo cuando me despidió para no involucrarme en hechos irreversibles, también con sus compañeros adicto ¡Y por ello murió!"- dijo motivada la tía -"¡Murió también mi padre! Un médico de Urgencias. Cuando intentaba levantar heridos en un enfrentamiento, pues cada vez que miraba el rostro de un caído creía descubrir a su hermano. Este temor le hizo exponerse demasiado y cayo sobre él una granada desde el bando guerrillero"- contestóle rápido la sobrina -"No lo he olvidado, pues te acompañé en esos días, ya que vivíamos juntas. Ya ninguno de los dos hermanos, tan opuestos en la vida, vive más" -"Ninguno de ambos hermanos. Una familia quebrada" -"Y los que quedamos, con la juventud golpeada entre tensiones y desencuentros, hemos comenzado a tejer la tela de otra manera"- sostuvo la joven viuda -"Se hace imprescindible" -"¡Que tu generación sea más exitosa que la mía! Es mi mejor deseo para ti... Cuándo los 80 finalicen ¿como serán ustedes? ¿Qué pensarán? ¿En cambios totales como nosotros? ¿O en la continuidad, como los abuelos?" -"En Córdoba, la Docta... ¡que mucho ha sufrido en esta década!"oooo ¡Treinta años tendré y tres que no te veo! Treinta años serán, y vendrán otros más, con nuevos goces y nuevos huracanes. Años que pasarán sin poder ver más, tu boca fresca, y esa claridad de tu mirada llena de incalculables fantasía. Años que pasarán sin poder percibir ya, esa aroma a virilidad que emanaba de tu cuerpo. Sin volver a palpar más, la piel tersa de tus largas manos, que parecían envolver al mundo y la vida... ¡Treinta años tendré, sin ya poder tenerte a mi lado! ooooo 5 - MAZAMORRA ooooo -"Te vi salir, tía, luego de la leche y me puse alegre. Es bueno, pues hay que seguir viviendo" -"Seguiremos todos. Pero no era un paseo de alegría sino de remembranza"- contestóle la mayor -"¿Cómo es ello?" -"Sí. Tomé el camino hacia el Parque Sarmiento, cuesta arriba, adonde solíamos encontrarnos él y yo, rodeados por todos los otros estudiantes" -"Tu vena nostálgica. En este día de Niebla, no sería el mismo escenario"- pensó en voz alta la sobrina -"Por el Coniferal. Allí están aún los rosales, pero ahora desnudos por el invierno. El césped seco y extendido en un solo color amarillo. La Rueda del Mundo, quieta e inmóvil desde hace tiempo. Niebla. Caminantes... Pero él ya no está caminando a mi lado, ni nunca volverá a estarlo" Clara había servido la mazamorra tibia del atardecer. Macerada desde la noche anterior, pisonada y espesada con un palo redondo. Luego hervida con una pizca de bicarbonato con sal, y servida en tazones. Sobre la mesa colocó leche fresca para agregar a la mazamorra, pero sin nada de azúcar. Ella disponíase a partir hasta el día siguiente, luego de haber terminado su trabajo diario con aquella familia. Atardecer. Hora del repliegue para los niños pequeños. Hora que recordaba, en este día de recuerdos, al rosario y la tertulia tomando mazamorra en las viejas estancias. La hora en que en tiempos de antaño, luego de esa ceremonia de la mazamorra, el Marqués de Sobremonte paseaba por una Córdoba Colonial reedificada por él. Hora en que sus antecesores, los Jesuitas, reunían a su alumnado junto al tazón con mazamorra, para especiales pláticas. Atardecer. Hora en que el citadino cordobés toma la calle, se instala y conversa en un café. Hora en que las jovencitas y los jovenzuelos lucen sus modas, mientras que los universitarios, sus ideas. Y los bohemios, sus creaciones. Y hora también añorada por un ánima flotante, en su forma transparente, vigilando la ventana donde una tía y una sobrina platicaban. Pero sin poder penetrar en la intimidad de ellas, de esa casa que fuera suya, pero que estaba ahora separada para siempre de él. -"El que se fue con orgullo, tía, no debe volver como un mendigo. Menos aún como un muerto" -"¿Por qué tanta dureza, niña mía? Siendo que eras su sobrina más querida" -"Porque creo que la forma de vida que él eligiera, fue culpable de la muerte de mi padre" -"No podemos precisar quién de ambos hermanos fue víctima y cuál el victimario. Pensaban distinto pero nunca en los hechos se midieron"- le respondió la joven viuda -"La muerte de mi padre fue anterior a la suya, y él fue en todo caso quien arrojó la primera piedra"- contestóle enérgica la sobrina -"Sin proponérselo, aquello sucedió tal como dices" -"Mi padre fue la primera víctima en esta familia, y yo la primera huérfana en ella" -"Aún así, niña, no se contemplan las razones que llevaron a esta lucha... donde todos hemos perdido" -"Sí. Todos" Clara despedíase en aquellos momentos, mientras los pequeños jugueteaban en derredor de sus camas, ya lavados y con ropa de dormir. Pero aún no los dominaba el sueño. -"Lo has recordado nostálgica, toda esta tarde caminando solitaria por el Coniferal bajo la Niebla... Pero ése es un recuerdo demasiado lejano, inicial, de hace diez años ¿Y los más próximos? Hubo un tiempo posterior con boda, donde convivieron y nacieron dos hijos"- le planteó la niña -"Lo hubo. Aún compartíamos la casa, las ansias... quizás también la aventura"- aceptó la viuda -"Pero estabas corriendo un inmenso riesgo, y se lo hacías correr a estos gurises que ya habían nacido" -"Me di cuenta y tomé conciencia de ello. Pero aún no corríamos un peligro amenazante y yo no quería dejarlo solo. No debía hacerlo, en medio de la contienda iniciada" -"¿Era necesaria tanta aventura incierta, cruenta, fatigosa, dolorosa?"- le increpó la sobrina -"Así lo creíamos ...¡Pero yo salvé a mis hijos!... Y me aparté. Es decir, decidí cerrar esta casa para todos sus encuentros, ya que era casa propia comprada por mi familia, temerosa de que yo no tuviese un techo seguro" -"¿Y qué vendría después ... según todos ellos?" -"Una nueva sociedad, diagramada desde abajo" -"Desde cero ¿Pero habría paz?"- insistió la niña -"Hoy día lo he pensado mucho. Calculo que no. Eran demasiadas oposiciones en una lucha inacabable que creímos corta... y se convirtió en larguísima" -"Realidad que superó sus expectativas" -"Fue lo cierto, lo real, lo inestable, lo tenso e intenso de nuestra situación. Así fueron nuestros últimos tiempos juntos, y caímos en un pozo desesperante" -"¿Preocupantes?" -"No. Aún pensábamos en vencer. Pero él de pronto, optó por permanecer en silencio. Yo, en esos momentos, comencé a encarnar el monólogo, que antes fuera suyo. Cada gesto mío penetraba en su mirada"- recordó la joven viuda -"Era un cambio indicativo, que él asumió haciéndose cargo de la situación creada ¿Cómo era el estar diario?" -"En esta misma casa. Los días eran una continuidad de situaciones comunes en todos los hogares. El mantel se extendía sobre la mesa. Mis caricias eran suaves. Un toldo cubrió el patio de las inclemencias del verano. Cambié las copas del almuerzo. Un color nuevo iluminaba las paredes. El primer niño nació y en seguida el segundo" -"Un hogar con todas sus secuencias. Me alegra saberlo, por los niños"- comentó la sobrina -"Sin embargo su frente altiva, pareció fruncirse. Y su mirada adquirió un tono sombrío" -"Percibía los malos presagios por venir, pues a pesar de su vehemencia, comprendió su fatídico final"- cerró la sobrina con igual vehemencia -"Es posible. Pero aún nos negábamos a admitirlo"- sostuvo la tía -"¿Qué hablaban? ¿Cuáles eran los diálogos?"- insistió la chica -"Ya no había. El había enmudecido. Yo, en esos tiempos últimos, sostenía el monólogo" Los ojos de la tía se hundieron en una lejanía casi impenetrable, dejando a su sobrina con la sensación de haberse separado de ella, en el espacio y en el tiempo. La brisa gélida del ventanal pareció golpear contra los vidrios, casi como en golpe de nudillos, haciendo que ambas mirasen hacia el exterior lleno de Niebla. El ventanal sólo ofrecía una visión obscura, nubosa, impenetrable, donde un ánima en pena vagaba e intentaba comunicarse con ellas. -"¿Y cuál era tu monólogo?- preguntóle la chica -"Sencillo. Intentaba dar forma a la pareja para lograr continuarla, a pesar de la situación insegura en que vivíamos" -"¿Puedes reproducirlo?" -"Sí, decíale ..."Al entrar en nuestra casa debes olvidar al mundo de afuera. Nuestra lucha es una historia más que rueda por el mundo, en este siglo caótico. Toma un dulce de esta caja"... era mi consigna cuando él estaba de regreso y lográbamos quedar solos"- recordó la joven viuda -"¿Lo aceptaba?" -"Con dificultad. El estaba jugado en su empeño. El tiempo transcurrió. Mis ojos recogían ese presente breve, palpado con los dedos" -"Era muy poco para todo el amor inicial" -"Poco y escaso. En el exterior nuestro, una energía movía a los seres, pero yo ya no la veía. Su existencia nunca me fue desconocida, pero la había dejado desde el comienzo lejos mío. Me hallaba en mitad del camino" -"Hallábanse ya ambos, muy lejos del mundo real"- dictaminó la sobrina -"Una atmósfera irreal para los otros, pero real para nosotros en ese entonces"- admitió la tía -"Es el ensueño de las ideas puras" -"Lo fue. En nuestros corazones volvióse una "nada" todo el escenario cotidiano de la ciudad que anhelábamos transformar algún día. Habíamos plantado una semilla y vimos sus primeros brotes, con esto nos contentábamos. Habíamos cubierto sus gajos de ternuras, pensamientos, pasiones, iras y alfombras" -"Pero esa floración que los rodeaba resultó estéril"- opinó la chica -"Creo hoy día que así fue. Ese conjunto floral no estaba alimentado por la interioridad más íntima, la que mantiene la fe y que se esconde en el centro del espíritu. Advertimos tarde su ausencia, cuando ya estábamos en aquella gesta y no podíamos retroceder, a modo de corregir los pasos anteriores donde asomaban las deficiencias. Allí nacieron las dudas..." -"¿El pensó en hacerlo?"- quiso saber la sobrina -"Nada puede hacer un soldado solo, debe continuar" -"¿Persistía en ustedes el mismo amor?" -"No... Las dudas e incertidumbres en el devenir, debilitaron el primer fuego. Tal para la contienda, lo mismo es para el amor. El beso fue transformándose en un eco moribundo y su fin llegó, lentamente, sin prisa, pero sin retroceso" En aquella evocación que llevaba impresa desilusiones pasadas, la joven viuda adquirió un aire desorientante. Por un momento, su melancolía iba a ser reemplazada por un aire desdeñoso. Como nubosidad nueva en medio de la nostalgia preexistente. Luego volvió a decir: -"Cada actor, niña mía, conoce el tramo de su papel. Pero una parte recitada con sinceridad puede reconstruir la obra entera" -"Eso mismo creo, tía, y te lo agradezco" -"No es vano para mí, este recordatorio" -"Lo conociste un 21 de septiembre de 1969, en el Día del Estudiante, entre flores y guirnaldas cuando despuntaba la primavera. Después se citaban en el Coniferal... ¿Pero qué derecho tuvo él, de rodearte a partir de allí, con víctimas y victimarios de guerrilla?"- interrogóle la niña -"Lo acepté. Quise unirme a su destino, y me fue fácil al principio" -"Una facilidad engañosa" -"Lo advertí más adelante, cuando fui madre, cuando mi familia me ubicó en esta casa. Cuando retomé los cursos de la Universidad"- confirmóle su tía -"Porque recobraste la posibilidad del hogar, que necesitaban los gurises" -"En aquellos últimos tiempos que convivimos, fui comprendiendo la intensidad de nuestros temperamentos y sus divergencias. La distinta fuerza de entrega. Las motivaciones de su causa ... y mis motivaciones"- aclaró la reciente viuda -"Eras un ser vivo, no podías ser sólo su papel carbónico para complementar" -"La agudización se puntualizaba: Yo no era un soldado. Nunca llegaría a serlo" -"Lo veo claro ¿Y él?" -"La ciudad ya le era estrecha. Sobrevinieron entonces las primeras ausencias largas. Originadas por desplazamientos impuestos por la acción, que escapaban a nosotros. Ya no dirigíamos nuestras vidas" -"El impregnó de asombro tu existencia, con su complejidad ¡Por ello lo amabas! Es como si hubieras querido con él, dar la espalda a tu vida protegida anterior, en Jujuy con tu familia. O sobreprotegida. Pero ... ¿Es valioso acaso el infortunio? ¿En la zozobra hay genio?"- preguntóle preocupada la más joven -"Trato de recordarlo ... me es doloroso. Fue triste nuestro mutuo destino. Teníamos una lámpara de cristal en la mano y la dejamos resbalar contra el suelo. Fue una tarde. El sol se había puesto. Ambas miraron hacia la ventana donde la calle en brumas, ya vespertina, dejaba entrever el brillo sinuoso de los faroles, debido al zigzagueo de ellos. Algunas bocinas de autos llegaban desde el exterior anunciando el final precipitado de aquella jornada. -"Ausencias, regresos, todo sobrevenía en forma constante. También reproches, cuando aún queríamos conservar intacto el cristal. Pero de igual modo fuimos cayendo en la frialdad. Llegó el adiós"- recordó la tía -"Era imprescindible, por tus hijos, por su preservación. Por la vida de ellos que recién empezaba" -"Así lo creí yo y él lo aceptó. Había que proteger y salvar lo que recién llegaba a la vida y tenía derechos propios ¿Puedes verlo? Estoy aquí frente tuyo y mis hijos en la cama. Pero ¿Y él?" -"El eligió"- sostuvo la niña -"Esa atardecer del adiós me dijo: "Mi lucha está más allá del dolor"... Y era sincero como siempre. Cumplió consigo mismo en todo momento" -"¿Esperaba llegar hasta el final de su empresa?" -"Estoy segura. Nunca consideró perder. Pero concluyó diciendo: "Debes quedarte y no esperarme más, por el riesgo que eso implica. Fue un error hacerte compartir esta lucha. Yo me he engañado" ...Y se alejó por aquella puerta, tal como si aún lo viera partir"- recordó dolida la tía -"¿Engañado? ¿Qué buscaba?" -"La comprensión. O un rescate. Ir juntos en la misma lucha. Tal como lo veíamos en ese momento" -"No podías rescatarlo de nada, pues tu energía era sólo humana y femenina"- le observó la sobrina -"La buscó en la luz de mi humanidad. La mujer es la paloma mensajera para el hombre" -"Acepto la idea, dentro de una energía propia. Pero no más allá de ese límite, pues otra cosa es imposible" -"Sin duda. Pero hoy, ahora, en este momento, me encuentro en el fondo de un foso donde el día se eleva lejos de mi mano. Lo vi entonces, y lo veo aún dirigiéndose hacia esa puerta de entrada a nuestra casa, para partir por última vez. Detrás de ella, ya no podría retroceder más, ni salir con vida" -"Tus brazos son como ramas frescas azotadas por un vendaval. Pero están vivas y vitales aún. Espero, tía, mostrarte la verdad"- concluyó con fuerza la niña Los gurises en el dormitorio, aún desvelados, saltaban sobre las camas como última parte de su juego. El más pequeño asomó pícaro su rostro por la puerta, pero se le ordenaría ir hacia la cama a toda prisa. Pero la criatura ignoró aquello y acercándose a la ventana señaló con su dedito hacia uno de los vidrios del ventanal, obscuro por la Niebla, sin emitir palabra alguna pero gesticulando. Su escaso vocabulario, de pequeño infante, impedíale explicar aquello que él veía allí. Como no obedeciera, fue llevado en brazos hacia la cama. -"Parecieran ellos ignorar todo, y comprenderlo a la vez"- opinó la madre -"Era su padre, aunque nunca lo tuvieran realmente"- expresó la sobrina -"En su despedida de ellos, los niños estaban dormidos cuando él se acercó a sus cunas para besarlos, por vez última. En aquella tarde del adiós un silencio absoluto nos envolvía, y él transpuso la puerta para ya no volver. Ambos sabíamos, lo que la entrega total a la causa, involucraba"- recordó la tía-"Todos lo sabemos" -"Era el final, ya no había más palabras posibles entre nosotros... habíamos enmudecido" -"Un final anunciado" -"Sí, pero difícil de sobrellevar. Yo estaba en el llano, mientras él peregrinaba entre escollos. Las juventudes rebeldes como él, le ofrendaban tesoros a lograr. Su familia le imploraba descanso. El buscaba respuestas cuando nos conocimos. El peregrino se extasió ante la serenidad de mi llano. Pampa y Puna... lisas. Y vino a mí tendiéndome los brazos" -"Pero era un rebelde, difícil aquietarlo. Imposible" -"Traía agitada la mente, revuelto el cabello, los párpados cubiertos de polvo. Excitado y cargado de emociones en esa tarde de septiembre, donde comenzaba la primavera, dejaba traslucir su belleza varonil de finas facciones, ocultas en el desorden de su atuendo rebelde. Su atracción sobre mí fue inmediata"- confesó la joven viuda -"No te sería posible cambiarlo" -"No. Ni deseaba hacerlo. Lo llevé de mi mano bañándolo de llano. Pero cuando era llegado el momento de elevarnos hacia alturas, mi serenidad no le fue suficiente. Y yo que tenía más fuerzas porque no había sangrado, me quedé suavemente en mi llano. Siempre igual: plano, presente, tangible, teniendo por superficie una gasa incolora y calma" -"Ese es tu encanto, lo que me retiene a tu lado" -"Mientras que él estaba de pie, aguardando, con la mirada abierta hasta agotarse. Sus ansias no fueron colmadas y un círculo de agonía lo fue consumiendo" -"¡Tía! ... Ya vivieron ... ¿Qué hizo él de mejor?" -"Me mostró un día el Coniferal lleno de rosas" El crepúsculo imperceptible, invisible debido a la Niebla, dejaba ya la ciudad. Córdoba adentrábase en la noche. Ya no se escuchaban los gallos de antaño ni las campanadas de hogaño. Pero sí numerosas sirenas de patrullas policiales, intentando poner orden en esta urbe convulsionada. Era una ciudad mediterránea caída en el desorden, pero a la cual había que terminar de ordenar. Cada hogar tenía su anécdota. Cada familia, sus compromisos. Numerosos habitantes enfrentados entre sí, a los que era necesario reconciliar. Pero aún así, aquel anochecer de agosto previo a la Tormenta de Santa Rosa, o en su preludio, había concluido para unos y otros en forma inclaudicable. Con todos sus aciertos y desaciertos. Sólo el devenir podría disponer de sus resultados finales. -"Nuestra soledad fue común. No compartíamos las mismas necesidades de lucha tenaz, y nos distanciamos"- dijo tras un silencio la tía -"No es para todos seguir peleando en una batalla perdida"- opinó la niña -"Creo hoy que nuestro amor vibró con intensidad, pero sin condensarse. Como una semilla plantada sin fructificar. Hace falta quitarse todas las máscaras... ¡Quizás él se la quitó!"-"Ya no importa, tía. Mi abuelo y mi padre quedaron en el camino, mucho antes que él. Pero nosotras dos todavía estamos aquí ¡Preservémonos!"- pidió la sobrina -"¡La máscara! Quizás la llevemos puesta todavía" -"El camino es otro: Resurgir detrás de la Niebla" oooooo Por el Coniferal ...hoy pasé... me llevaron... Los árboles desnudos, el frío sol de agosto que moría,bajo un cielo pálido de Niebla, los rosales sin rosas el césped amarillento y sombrío.Con todo mi cuerpo fatigado Por el Coniferal ...hoy he vuelto... sin pensarlo...por aquel viejo camino, hacia final de invierno¿Cuánto tiempo hacía? ¿Cuánto tiempo ha corrido?desde mi anterior pasada... El tiempo que durara esta agonía, ha pasadosin haber cambiado nada :Los árboles carolinos. La Rueda del Mundo.¡Nada ha cambiado! Mas el ser con quien fui la vez pasada¡Ya nadie lo verá más en la vida! Por el Coniferal hoy yo he vuelto a pasar...¿Y ellos? ...Los otros caminantes¿Acaso imaginaban?Este triste recuerdo de mi amado. oooo 6 - CENA ooooo La cena a las diez de la noche fue frugal y rápida. El comedor no estaba demasiado frío ni caldeado. Ambas amigas, ambas mujeres, tía y sobrina, comieron con prisa y mutismo como si ese silencio evidenciara un agotamiento de recuerdos. O al menos, un deseo de pausa. Los niños iban ya por la segunda hora de sueño, dejando toda la casa en paz completa y absoluta. Sólo algunas bocinas perdidas de automóviles llegaban desde el exterior, para recordar la existencia de una urbe mediterránea, en los años últimos de su conflicto armado. -"Es hora de dormir, tía, pues yo debo levantarme mañana muy temprano para preparar un parcial. Evocarlo es ya una tortura inútil. Además no debes olvidar tus horas dolorosas" -"Sí, niña, pero él fue centro de mi vida. Desde ese momento las acepté sin sopesar las dificultades. La incertidumbre. El temor a la tragedia que le aguardaba. Y que ambos, preveíamos" -"El debió seguir un derrotero propio desde el comienzo, ya que lo había elegido para sí. Pero sin arrastrar a nadie por su camino" -"Es posible, pero el amor es una fuerza que no contempla temores. Sigue adelante, entremezclando una hermosa euforia con dolores"- se explicó la tía -"Comprendo. Recuerdo a mi tío, su alegría era encantadora. Pero también era presto de caer en las iras. Y luego olvidaba todo, como si los demás pudiesen hacerlo con la misma rapidez ...¡La vida tiene que ser alegre!... Puede serla"- contestóle la sobrina -"Niña, deja de invocar las palabras. El término es sólo un dibujo del alfabeto. Un sentimiento dulce, sencillo, tiene más fuerza. Puede ser imponente" Volvieron a quedar en silencio. La atmósfera exterior empañaba los vidrios con una espesa capa de Niebla. Los faroles del Paseo Sobremonte emergían con luminosidad fantasmal, como deseando acompañar la sobremesa de la tía y la sobrina. -"La semana se vuela cuando uno estudia"- comentó la más joven intentando cambiar la conversación -"La semana es larga, en cambio, cuando se está en la espera de alguien o se viven días penosos"- contrapuso la viuda -"Tu espera a terminado, tía, porque ya no hay más motivo para ella. Y la pena más adelante, pasará al olvido, con toda la guerrilla y la represión, al mismo tiempo" -"¿Cómo dices?" -"Aquéllos que venimos hacia delante tenemos ese derecho"- sostuvo fuerza la sobrina -"Visto así, tienes ese derecho... Pero yo he vivido estos años en una espera lenta. La mañana. La siesta. La tarde. El atardecer. La noche. La medianoche. El amanecer. El aura ¿Vendrá de verdad un devenir?" -"Siempre vino, tía, y hubo generaciones nuevas. Tus hijos te lo demostrarán" -"La vida, niña, se desliza tenue en un color. En uno solo. En dos colores se encrespa. En todos los colores juntos ¿Será igual? ¿O se apaciguará nuevamente?" -"Pensemos en las caminatas serranas, donde a mitad del camino la ruta pareciera más empinada. Luego de pronto, se percibe el final... y llega la esperanza. Se alivian los músculos con sólo verlo aún antes de alcanzarlo" -"Sí ...dices bien. En la mitad del camino, que es el más empinado, hay que tomar la decisión. Se regresa o se llega al final ¡Creo que él lo hizo! Y ello justifica su muerte para él mismo"- concluyó la joven viuda -"Lo reconozco. Yo no estaré de acuerdo con sus consignas, mas reconozco que él no se amilanó a mitad del camino. Fue como la sumatoria de los colores" -"Sería lástima olvidar un color. Abandonarlo... ¡Alcancémoslos a todos! Abarquemos toda la gama que contienen los pétalos. Ellos se extienden hasta nosotros para expresar bien el amor" -"Subamos al dormitorio, tía, nos hace falta dormir" -"Pues será una noche de insomnio para mí" Ellas fueron apagando las luces de la planta baja y al subir por la escalera, que rechinaba por el clima húmedo en extremo, la madera del ventanal pareció crujir desde afuera, como llamándolas, inútilmente. oooooPrimera soledad. Primera sensación de abandono. Bajo un cielo gris y dolorido, llena de pensamientos, vi partir un ideal y comprendí sin saberlo que era el fin de un pasaje de mi vida... En aquel adiós prematuro de mi amado. Segunda soledad. Segunda sensación de abandono. Este día me he sentido deshecha de dolor y compasión por nuestro corto destino. Este día de Niebla me he despedido del amor. De la alegría. Es el adiós definitivo de mi amado. ooooo 7 -TRASNOCHE ooooo -"¿No puedes dormir? Oí cuando te levantabas. Mi sueño esta noche es también frágil"- preguntóle la jovencita -"Te dije porque me conozco: ésta es una noche de insomnio para mí" -"Pero ya han sido muchos tus insomnios durante estos últimos tres años" -"Hace tres años fue un adiós prematuro y me despedía de él sin saberlo, en forma definitiva" La sobrina sentóse junto a su tía, ambas en batón, dominadas al mismo tiempo por el insomnio. Una cafetera caliente emanaba su fuerte perfume y la tía sirvió otro pocillo para la recién llegada. Tras los vidrios totalmente empañados por la Niebla, veíanse los faroles del paseo que emitían una luz difusa, mientras una lucesita más pequeña y zigzagueante parecía querer traspasar ese límite infranqueable de la ventana cerrada. El ánima penando volvió a contemplarlas juntas, en unión indisoluble, frente a las dramáticas circunstancias de quien era su principal protagonista. -"Esta es una noche larga y cansadora, deberías haber permanecido en cama. Es una vigilia inesperada luego de habernos las dos acostumbrado al mutismo, en relación a su persona"- expresó la sobrina -"Ambas conocíamos nuestras mutuas reflexiones, de modo que llegaría el momento para hablar de él" -"Es una noche muy larga, tía, luego de una lenta lejanía. Pero lo debes observar de otra manera" -"¿De cuál manera?" -"Con altivez, sin bajar tu cabeza. Con la gracia que cautivaste a toda mi familia llevando tu estilo garboso, elegante, de fina joven jujeña, del cual él se enamoró" -"No era propio, sino heredado por la educación familiar"- contestó la joven viuda -"Es indispensable que lo recuperes, para enfrentar este momento sin abatirte"Las dos mujeres cerraron por el momento su diálogo, y la menor dirigióse hacia la pileta para lavar las tazas de café que ambas habían usado. La cocina estaba tibia pero un aire muy fino y gélido entraba por la banderola. El Paseo Sobremonte reposaba. Los niños continuaban durmiendo. -"El destino no se apiadó de nosotros, de nuestra generación"- expresó la tía -"En cambio yo veo que él no se apiadó de ti. Se alejó hace tres años sin volver la cabeza, abandonando un hogar que él mismo había fundado. Y todo ello para deambular con su utopía trágica"- replicóle nerviosa la sobrina -""Utopía", fue la obra maestra de Santo Tomás Moro... ¿Por qué la usas en expresión peyorativa? -"Por ignorancia ... Por falencias ... Por las mismas limitaciones con que ustedes enfrentaron a una sociedad cordobesa con cuatro siglos de experiencia" -"Es buena respuesta, niña" -"Yo sólo quiero proteger a estos niños que duermen arriba, y ser tu mejor amiga. Brindarte una amistad útil para superar este día, y su doloroso recuerdo del amor" -"Es mucho y demasiado, niña mía. Debo tenerlo en cuenta cuando te escucho y me duele ver, que lo juzgas a él con total rigidez"- aceptóle la nueva viuda-"Soy la Fiscal" La sobrina se levantó de pronto creyendo advertir un sonido procedente de la planta alta. Acercándose a la escalera agudizó su oído. -"Aún duermen. Estuvieron despiertos hasta muy tarde"- dijo regresando junto a su tía -"Hay que dejarlos, es medianoche. Ellos necesitan vivir. Han nacido en medio de la muerte y deben representar a la vida. Al devenir. Y mi amor les será incompleto algún día" -"Una nebulosa te envolvió durante estos años, tal como la Niebla de la calle. Pues debe terminar... ¡Basta! ¡Vive!" -"No puedo apartar de repente al mundo que me envolviera durante diez años, y en especial estos tres últimos, con sólo desearlo"- explicó sentida la tía -"No de repente, es cierto, pero sí intentándolo desde ahora como recomienzo tuyo" -"El estuvo en mi vida, presente o ausente, abarcando todo mi escenario. Fue mi elección y nadie me había obligado a ello. Así era mi deseo desde que lo conociera" -"Pero él se apartó de su hogar. O al menos privilegió la causa. La lucha"- insistió la chica -"Pues sí... la vida de familia le resultaba estrecha. Todos lo supimos siempre. El necesitaba un horizonte abierto, sin puertas ni ventanas"- confirmó la tía -"El hombre debe abrir esas ventanas y el aire entrará a raudales. La mujer también es su niña" -"Cada uno llevó su parte y vivió de acuerdo a su comprensión. Nada vuelve atrás. Sin embargo algo queda de este sendero compartido: Sus hijos. Y además mi propia vida que se encadenó a él, voluntariamente" -"Tu vida convulsionada por él, y que debe resurgir entre las tablas enmohecidas de una demolición" Ambas callaron. La sobrina volvió a levantarse, preocupada con ciertos ruidos sobre la escalera. Los siguió escuchando por un largo rato, hasta que éstos dejaron de hacerse sentir. -"¡Tía! ¡Olvida todo! Tus hijos despertarán con el alba y habrá un nuevo amanecer en esta casa"- expresó la sobrina con emoción juvenil -"Amanecerá sin duda. Tu energía es una redención. Pero los niños irán con prisa hacia su destino, y mi amanecer les será más adelante como una estela de sus costados" -"Amanecerá... cuando te desprendas realmente" -"Es difícil desprenderse cuando no hubo una despedida real, definitiva... Yo la esperaba"- recalcó en su dolor la joven viuda -"Pero sí la hubo..." -"¿Cómo? ¿Cuándo?" -"Una tarde, estando yo sola... hace dos semanas. Tocó el timbre. Abrí pero no lo reconocí. Estaba muy cambiado y tuvo que decirme su nombre, pues yo realmente no sabía quién era ¡Mi tío perdido en el marasmo... aquí frente mío!" -"¿Y por qué me lo has ocultado hasta ahora?" -"¿Sabes que con sólo treinta y cuatro años ya tenía canas? No lucía más su bello cabello rubio alborotado. Sus ojos azules eran más pequeños y el rostro muy enjuto marcaba los huesos del rostro"- comentó con dureza chica -"¿Qué derecho tenías para ocultármelo?"- insistió disgustada la tía -"Tuve miedo. No se le reconocía. Era la sombra de aquél que fuera en su plenitud alegre y vital"- defendióse nerviosa la niña -"No era motivo para que yo desconociera su llegada a mi casa. Para que creyese dolida, que realmente él se había alejado sin volver nunca la cabeza hacia mí"-"Cuando me dijo su nombre sentí honda pena. Sí, tía, me produjo asombro y dolor" -"¿Y por qué decidiste lo que yo debía saber o desconocer... por cuenta tuya? ¿Acaso le cerraste la puerta?" -"No ...¡Eso no!... El se negó a entrar conociendo su situación, como último gesto de buen hombre. Sólo quería verte y no te halló. Tampoco a los niños que estaban en la escuela" -"Me has estado sobreprotegiendo, como antes fuera él sobreprotegido por toda su familia. No es bueno, niña" -"El que se fue con orgullo de hombre exitoso, no debe volver como un fugitivo ...es mi forma de pensar" -"¿Y quién puede decidir o dominar su destino, por mucho tiempo?" -"Era la destrucción de un mito. De la fantasía que él mismo había forjado"- sostuvo otra vez la más joven -"Aún así... No estabas en tu derecho al ocultarme su regreso, aunque éste fuese de un instante. El volvía por mí" Un silencio, un vacío, parecía envolver a las dos amigas. Los ruidos de la escalera ahora eran más intensos. -"Es la gran humedad de este día que hace crujir las maderas"- opinó la tía -"Recuerda siempre que nada lo colmó, era un buscador insatisfecho. Se condenó él mismo a la tragedia"- expuso nuevamente la sobrina -"Ello no te autorizaba a controlar sus mensajes" -"Era un riesgo inútil" -"Yo debía decidir. En todo caso ya lo había puesto de manifiesto anteriormente. Por nada del mundo haría algo que pusiera en peligro a mis hijos"- sostuvo la tía -"Aquí vino recién al final" -"Lo sabía. Lo sabíamos... Era ésta una despedida final. Pero decidiste por tu cuenta lo que era bueno o malo para mí"- continuó en reproche la joven viuda -"Creí hacer bien mi papel" -"¿Acaso no me dijiste hace poco, que en mi generación tuvimos el error de decidir por ustedes? Has actuado con la misma actitud irrespetuosa de mi generación, cuando decidimos cambiar a una sociedad sin preguntarle sus deseos"- expresó la joven viuda -"¿Crees, tía, que hay una sola persona de mi familia que se satisficiera viéndolo acorralado? No, ninguno. A nadie le hacía falta su desdén, sus desplantes y estoques crueles. Pero tampoco deseaban sus desgracia. Se conmoverán todos con este final suyo, mucho más de lo que te imaginas"- dijo conmovida la chica -"Pero terminaste apartándome de él" -"No fue como dices, él no te halló al venir. Pero es cierto que yo callé" -"Has actuado, niña mía, con soberbia juvenil" -"Creo, tía, que nuevamente me has dejado muda" Y mudas quedaron ambas, aunque cada una convencida de los suyo, sin mediar posibilidades de cambio. La helada nocturna que contorneaba la ventana y enmudecía la calle, mantenía mudo al Paseo Sobremonte. -"Fue sin duda un temerario. Yo admiré el vigor de su fuerza"- recordó la viuda -"Pero cuando llegó hasta la puerta ya no era mi tío. Aquél que jugaba conmigo y discutía con mi padre. En ese momento se produjo en mí un desnivel de imagen, al verlo fugitivo, como una figura disolvente" -"Quizás ello me explique mejor tu actitud"- observó conciliadora la tía -"En ese momento, viéndolo tan abatido, pensé que te habías hechizado por una audacia que no tenía fuego. Que mi padre, su hermano mayor, se vio avasallado por un ímpetu que no tenía cuerpo. Que mi abuelo se desvivió por un drama que no tenía dolor"- expresó con severidad la sobrina -"Estás entrando en un terreno de crueldad, y la extiendes hacia todos" -"Pero es la verdad, aunque yo sea dura, nunca llegaré a ser tan dura como él. Nos dio vuelta la cara y nosotros quedamos atrás suyo, lejos, en el camino, mientras él seguía impasible y exigente por el mundo, lleno de reproches, como si todos le adeudáramos algo" -"Era un soldado de una causa, una consigna. Pero piensa niña, que si su idea hubiera germinado, sembrada en otras condiciones, ahora ese brote se erguiría hacia el azul del firmamento. Y él sería un Héroe"- dijo con emoción la viuda -"No hubo otras condiciones. Todos perdimos porque él también se destruyó" -"Es la soberbia juvenil que quiere resolver de un chispazo los problemas del mundo y sus milenios. Como la tuya. Decidiste por mí sin darme lugar a elección"- le recordó la tía -"No te lo he negado. Esa es la diferencia con mi generación, no nos creemos el pozo de la verdad ¿Qué hubieras hecho si yo te contaba su visita? ¿Ir en su busca en medio de las balas? ...Eso es lo que yo temía"- aclaróle su sobrina Habíanse servido un segundo café y comenzaban ya a sentir la somnolencia del trasnoche, en su final. Final de diálogo. Final de comunicación completa. Final de un duelo verbal entre dos amigas, tía y sobrina, que habíanse acompañado durante tres años sin exigirse nada. -"¿Por qué cruje tanto la escalera?"- volvió a preguntar la sobrina -"Es la humedad de un día como éste" La sobrina levantóse inquieta y fue en dirección a la escalera. Luego retornó junto a su pocillo de café, intrigada, para sentarse otra vez en la mesa. La tía mirábala extrañada mientras agregaba más azúcar al café. Pero la niña fue de nuevo en dirección a la escalera intentando agudizar su oído. -"Es extraño. Parecieran pasos muy suaves, pero distintos a los pasitos de los niños"- dijo subiendo la escalera -"Puedes quedarte tranquila, duermen como ángeles, tal como son aún. Les falta mucho para perder sus alas. Todo hombre fue ángel alguna vez, aunque sus tragedias mundanas hagan olvidarlo"- comentó la viuda desde abajo La sobrina regresó un momento después con apresuramiento, como si corriese, y fue a sentarse algo agitada. -"¿Tropezaste acaso? Es peligrosa esa escalera de madera, de noche y a medialuz"- preguntóle la tía -"¡No! ...pero creí ver una sombra... Me acerqué y ya no estaba"- respondióle excitada la sobrina -"¿Cómo?" -"Una sombra ...alta... no era de niño" -"¿Dónde?" -"En la escalera..." -"¡Es él!" ... ¡Vino a despedirse!"- gritó con emoción la joven viuda En forma precipitada salió corriendo en dirección a la escalera que crujía aún, con más ímpetu. La sobrina, ahora insegura y dudosa, siguíala por detrás. -"¡Ya no está! ... ¡Pero él vino a despedirse de mí!" ooooo La noche y la muerte parecen unirse en sus imágenes. La noche: muerte del día.La muerte: noche de la vida. ¿Será por eso que entre las tinieblas meparece encontrarte? La noche: donde te encarnas de nuevo, dándomefuego de vida. ooooo 8 - AURA ooooo Sobre los vidrios empañados de la ventana comenzaba a disolverse la Niebla. Más allá, las luces nocturnas y mudas de los faroles encendidos en el paseo, iniciaban su lento declive. Una a una irían apagándose. Su presencia ya no era necesaria en el antiguo paseo del Marqués de Sobremonte, frente al esplendor rosado y espectacular del aura. -"¡Se va la Niebla y hoy tendremos sol!"- dijo la sobrina abriendo la ventana La niña asomóse al exterior, aún helado, y absorbía esa gélida atmósfera refrescante del aura, después de una Niebla. Luego cerró la ventana, para impedir que el frío exterior entrase al interior de la casa. -"No cierres totalmente la ventana, deja una rendija. Pronto acabarán las heladas y un nuevo sol nos bañará sin clemencia. Como los años anteriores, vamos a extrañar este frío ¿Qué será preferible? ...Repito lo mismo que dijiste ayer de mañana"- dijo la tía Mientras las formas del Paseo Sobremonte iban delineando su contorno, aparecieron caminando por él, algunos trasnochadores o madrugadores. Con distintos rumbos se entrecruzaban entre los plátanos corpulentos sin hojas, como creyendo adivinar entre ellos la sombra del antiguo Marqués. Con su paso retumbante y fantasmal, recorriendo Córdoba, la ciudad que nunca lo olvidara. Y otra sombra se alejaba de aquel escenario, a medida que las luces del aura iban irradiando toda su tersura. Y se alejaba ahora para siempre, en forma definitiva, a medida que avanzaba la claridad del día que había amanecido sin Niebla. Son sus sueños y sus ansias. Con su violencia y su pasión. Con su juventud perdida y su ánima penando. -"Esta noche fue muy larga. Era la última. Me detuve frente a él en pensamiento ...Y él sintiéndome cerca suyo vino a verme ¿Qué nos unía aún luego de tres años sin vernos? ¿Qué fuerza extraña? ¿Por qué lejanos caminos de incertidumbre transportó su vida de peregrino? ¿Qué continuó uniéndolo a mí durante su deambular errante? ¿La duda? ¿La convicción?"- se preguntó la joven viuda -"Quizás ambas juntas. No lo sabremos nunca"- opinó la sobrina -"Es posible" -"Tía, los niños se han despertado ¿Los oyes? Concluye aquí nuestro larguísimo diálogo ... ¡Vivamos" -"Concluye aquí también, nuestro Juicio de Familia"- cerró diciendo con firmeza la tía -"¡Sí! ...los gurises están llamando... ¡Fin del Juicio de Familia!" -"¡Nos llaman a ambas, niña! Se prendieron de tu falda desde el día que tocaste la puerta para decirnos que venía a vivir con nosotros. Un gesto hermoso que ellos y yo nunca olvidaremos" -"Me salió del corazón" -"De tu bello corazón. Es sábado, hoy no tienes que asistir a clases. Llévalos al Paseo Sobremonte para que jueguen al calor. Puedes dejarme sola. No tengas miedo. Hay ahora mucha luz a mi alrededor" -"Sí ... ¡La Niebla se ha alejado ya de mi ciudad!" oooo Volqué una copa. Aquella del cristal violáceo que lo contenía. Destruí en una llama, el último de sus recuerdos que aún conservaba. Desde el infinito los ángeles ondearon sus banderas. Un clarín irrumpió el espacio y se han abierto las nubes disipando la Niebla. Yo los veo con sus alas doradas en la semiluz del invierno. Y él se aleja con ellos, volando solo entre soles. El no está más conmigo en este amanecer. He quedado sola contemplando el vacío, y la humanidad continuará su ritmo. Pero yo seguiré en mi vacío, aunque el sol lance sus colores. ¡Ya!... ha terminado mi espera mirando el vacío. Ha terminado su tiempo y el mío. Y ahora deberé hallar yo sola, mi propio destino y camino. ooooo ¡La Niebla se ha alejado ya de mi ciudad! -----FIN----- AKHENATÓN Y EL ARCA DE NOÉ................................. Por Alejandra Correas Vázquez Akhenatón es el personaje central del movimiento atoniano, en todas sus facetas. Lo hemos visto desfilar delante nuestro como poeta, como pintor, como ideólogo, como hijo respetuoso, como enamorado de la mujer más bella, como padre encantador... Todo un manojo de prendas morales que no son comunes en un revolucionario que todo lo cambia: ¡Pero desde el mismo trono! Y también lo tenemos ante nosotros como un estudioso naturalista. Akhenatón sorprendía a todos. De pronto el Faraón era un dios que se había humanizado, pues los faraones anteriores a él tenían un carácter divino e intocable. Vivía como un mortal más y platicaba con todos. Tenía penas y alegrías. Conducía personalmente sus caballos en el carruaje a gran velocidad, como lo hacen todos los muchachos jóvenes (se lo representa con sus briosos caballos galopando). Y mostraba en público sus amores con la dama elegida, su bellísima Nefertiti. Su vida estaba por completo expuesta a la vista de todos. Participaba en los trabajos de construcción y les daba el toque final (pintaba y nos quedan su paleta y sus pinceles). Todo en él era la ruptura con la convención y el brillo manifiesto de su carácter expansivo. Además de ello, que por cierto ya es mucho, fue también un estudioso naturalista. Su inquietud como tal lo llevó a desarrollar una experiencia científica, pionera, de gran calidad. En estos intereses naturalistas de Akhenatón hubo sin duda mucha influencia de su madre Ty, la fenicia procedente del Líbano y criada bajo sus cedros. Era necesario para ello crear un espacio nuevo, como nueva fue en ideas fue esa ciudad del círculo.¡Y es aquí donde reaparece una vez más Ineni! ...El gran ingeniero y arquitecto que sabía resolverlo todo. Y juntos comenzaron a idear una obra inédita. Fue aquí donde más se hizo presente la interacción de ambos. En la parte norte de esta ciudad fue edificado un Museo de Ciencias Naturales, dentro del cual dióse vida a un exhaustivo centro de estudios, con función completa. Se ha dicho de él, que este edificio fue único en su género dentro de la antigüedad, para el desarrollo de las ciencias naturales en forma sistematizada. Lo rodeaba un Jardín Botánico diseñado con toda la flora natural egipcia, pero aumentada con la importación de especies provenientes de distintos países, y readaptándolas al clima del Nilo. Estaba provisto para este fin, ya que muchas eran plantas de agua, con un lago artificial. Las fragancias múltiples enriquecían aquel ambiente recreado, con una climatización adecuada. Mientras que el lago reunía en sus aguas las especies más diversas de animales acuáticos.Había allí peces de colores en tamaños incontables, martines pescadores y patos silvestres. Era un exótico mundo de vida natural con aromas y movimientos propios, dentro de una selva cultivada con cariño. Pájaros de numerosos tipos, en colorido diverso, jugaban revoloteando en aquel paraíso concebido como un aporte ideal para sus felices vuelos. Las pinturas murales que recrean este espacio nos permiten admirarlo.Hacia el final del parque se abría una sala hipóstila donde hallábase el asiento propio de Akhenatón, el cual servíale de lugar de estudio y meditación, ubicado entre las aromas y el frescor de aquel jardín encantador. Nada más adecuado que este sitio para el aislamiento de quien como él, necesitaba su cuota de soledad en una vida tan plena de gente.El juego estético que allí lo rodeaba favorecía a su intelecto. Era un sitio de relax apropiado y preparado sin duda para él, por Ineni, ante un requerimiento suyo, el cual producíale una quietud insondable. Podemos nosotros transportarnos también imaginariamente hacia ese lugar, para sumirnos en las meditaciones solitarias de aquel muchacho entusiasta, que analizaba y observaba con la constancia de un estudiante cada flor, cada pájaro, cada pez, cada ramaje, poseído siempre por una honda vocación naturalista.En la parte norte del Museo había otro patio descubierto en el cual se hallaba el Zoológico, cuyos pesebres estaban esculpidos por los artistas con figuras alusivas. Como era de esperar aquí se coleccionaban y reunían animales vivos. Los patios descubiertos eran importantes dentro del pensamiento atoniano para recibir la caricia de Atón.Finalmente encontramos también un jardín rodeado por columnatas que guardaba la colección favorita de ornicultura, donde las especies más infinitas entonaban trinos de una variedad innombrable.Para completar su colección zoológica Akhenatón se dirigió a las cortes vecinas demandando, por ejemplo, al rey Burniabiarash de Babilonia el envío de "bueyes salvajes disecados y algunos animales del país como si estuviesen vivos". En este caso también eran importantes de coleccionar, pues eran animales salvajes que los asiáticos perseguían como plagas del ganado y los sembrados. Y él como estudioso deseaba conservarlos aunque fuera de esta forma momificada, como ejemplares dentro de su Zoológico.Este Akhenatón que nos describe el Museo de Ciencias Naturales, ubicado en el norte de la ciudad, es el de un joven de plena convicción y conciencia de estudio. El método disciplinado que él puso en la formación del conjunto, nos descubre una capacidad de concentración en su personalidad, y a la par una voluntad sistemática, que la emotividad fogosa de su revolución tenían ocultas.Fue en todo momento un muchacho capaz de transmitir inquietudes y despertar conciencias, para embarcar a sus seguidores dentro de una empresa dinámica. Pero también demostró aquí, en su empeño naturalista, que podía conquistar espíritus y atraerlos hacia el estudio. Por ejemplo, el rey de Chipre motivado por esta tarea suya, pide a Akhenatón el envío de un buey y un águila para su propia colección. Y en poco tiempo la moda de los jardines zoológicos cunde y se extiende por otras cortes, tanto asiáticas como africanas, que viéronse atraídas por la idea innovadora, a instancias del joven naturalista.Hay una evidencia. Existe aquí un intento pleno de reunir a todas las especies. Coleccionar, diríamos, a todos los animales del Arca de Noé para preservar la existencia de esas especies a fin de evitar su extinción. Y cuando fue imposible hacerlo, pues tratábase de animales perseguidos por los agricultores y ganaderos asiáticos al ser especies peligrosas y salvajes, Akhenatón buscó al menos obtener un animal disecado como referente. Además agregó lo que le faltaba a la célebre arca noelita: flora y peces. El era un estudioso naturalista en todo su conjunto.En un vuelo aproximado al pensamiento atoniano, Francisco de Asís cuando desertó con horror de las Cruzadas, tiene aquí su correlato. Este místico que creó el lema de "hermano Sol, hermana Luna" era también un amante y protector de los animales, a quienes llamaba "sus hermanos". Se puede citar otro caso en el siglo XVI d.C. con las cartas de Hernán Cortés al emperador Carlos V, donde le explica su asombro de ver en Méjico jardines Zoológico y Botánico, concebidos como tales.Pero lo totalmente inédito en este Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Akhet-Atón, es que cada sección está perfectamente delimitada. Un sitio de estudio para flora, y otro para fauna. Separado en secciones, como corresponde a un centro universitario. Era el empuje atoniano que en su desarrollo llevaba aparejado una compenetración naturalista, como obra del creador Atón, lo que producía en todos ellos un deseo investigador. Consciente y pleno de fuerza, como un llamado del corazón, que transmutaba la fuerza mística en fuerza intelectual.Y una vez más como ocurre en todos los Zoológicos, la sociedad hallábase presente, de paseo, en aquel lugar encantador y en perfecta equiparación para conocer de cerca de Akhenatón, Nefertiti y las princesitas. La propuesta atoniana era integrar a todas las clases y las razas en un solo cántico a Atón, y allí lo lograban. Caminaban departiendo con los poetas, los escultores, los extranjeros, los comerciantes, los funcionarios, los artesanos, los obreros, los albañiles. Y todos en conjunto podían hablar tranquilamente con los destacados personajes del momento: Tuthmosis, Yuti, Bok, Ineni. 0oooooooooooooooo0 1 - AKHENATÓN, EL PERSONAJE................................. por Alejandra Correas Vázquez Durante trescientos cincuenta años el Imperio de los Incas fue para los estudiosos el monopolio exclusivo del Sol. Esta extraña sociedad cultural de un pueblo sudamericano y precolombino, de quien Prescott diría: "¿De dónde vino esta raza notable y cuál fue su historia primitiva?"... nos situó en una incógnita cubierta de sorpresas irrevelable durante estas centurias. Nada había semejante al Inti del incaísmo, este "Padre Solar" representado en un gran círculo de oro, una despojada forma geométrica, quien con sus hijos dilectos había organizado la más extraña, socialista, igualitaria, y moderna de las sociedades de todos los tiempos. Pero un día de 1887 el exótico Círculo del Sol volvió a emerger de la nebulosa de la Historia, en una tierra distinta, de un continente distante, donde los rayos del destrozado Inti sudamericano volvieron a recobrar actualidad, cuando el sinnúmero de arqueólogos levantaron las arenas egipcias que cubrían desde hacía 3.300 años la ciudad santa "Horizonte del Círculo Solar" ...Akhet-Atón. Introducidos ya dentro de aquel mágico escenario, sobre la soledad ardiente que envuelve su misterioso pasado, Akhet-Atón es el testigo inconmovible de los milenios. Su nombre casi legendario ha pasado a la literatura y conserva una memoria imperecedera. Su personaje central -clave del drama- y motivo real de largos trabajos que se vienen desarrollando desde su aparición, es el encantador y subyugante Akhenatón. Nadie hubo entre los antiguos Faraones de Egipto que arrastrara multitudes humanas como él lo hiciera, recorriendo los países de su entorno, tanto en su tiempo vital como en la posteridad, nuestro tiempo moderno que buscaría interpretarlo. Esa multitud que iba en pos de sus ideas, seguía al hombre y no al monarca sagrado. Pues Akhenatón fue ante todo un político, un dirigente de masas, aunque se presentara con una patente de Mesías. 2 - EL CÍRCULO........................... El irrumpe de improviso en la milenaria escena egipcia, conservadora y estática, perteneciendo a la dinastía XVIII (lo que nos da la pauta de su antigüedad al momento de su nacimiento) para cambiarlo todo. Akhenatón elige una despojada figura geométrica redonda llamada Atón, colocando al Círculo del Sol a la vista del pueblo. Pues el pueblo en sí mismo, tal como lo concebimos ahora, era su principal interés. Y en especial el pueblo nativo del Egipto que estaba minimizado en aquel momento, debido a que la corte egipcia habíase convertido en una sociedad internacional, donde la lengua que se hablaba ni siquiera era la egipcia, sino la babilónica "akkadia". Akhenatón ha abierto las puertas del Templo y quiere compartir sus secretos con los hombres. Tiene además 20 años y la energía para hacerlo. Sus principios básicos se detallan de la siguiente manera: Era una religión revelada. Era un monoteísmo universalista. Era una cosmogonía racionalista y desmitificada. Era un pensamiento abierto hacia la integración con la naturaleza. Era el Sol que regía la vida humana. Era un socialismo que compartía bienes, proponía al hombre libre con derechos iguales, no separaba sexos ni razas y establecía reuniones pluralistas a la luz diurna solar en espacios abiertos. Akhenatón era un auténtico monoteísta en toda la intensidad del concepto. Y pan-humanista por completo. Tal como declaró en la estela del año 4, su dios único está consagrado a "todas las razas del mundo". El Atonismo tenía dos facetas. Una material y otra espiritual. Materialmente era la fuente creadora de vida. Espiritualmente era la luz de la conciencia. La primera se halla en el mundo creativo de la naturaleza descripto en el "Himno a Atón", gran poema, obra del propio Akhenatón y firmado por él. El orden creativo allí enumerado del mundo vegetal y animal, montañas y agua. Como su poema al Sol lo detalla. El segundo se evidencia en este trozo de inscripción atoniana: "El que se regocija en la montaña de luz, en el nombre de Shu, que es Atón" Shu es el aire, la forma inmaterial de Atón, lo que le privaba de todo cuerpo para transformarse en una pura espiritualidad brillante. Además los Atonianos consideraban a Ra como una de las formas de Atón. Su palabra y su pensamiento. La palabra del Sol, dado que en egipcio su jeroglífico era una boca, diseñada como un romboide acostado, otra forma geométrica. El fundamento atoniano equivale al concepto puro del Logos Solar, pues "logos" en lengua griega significa: palabra. Otra de las formas que fueron aceptadas por los Atonianos era Horus. El "Ojo". Es decir la Mirada del Sol. Estos elementos eran conceptuales en la esencia de la creatividad solar. Todos los antiguos mitos fueron abolidos. Se conservaron sí, ideas. Los antiguos himnos heliopolitanos (Libro de los Muertos) llamaban al Sol en la figura de Ra, diciéndole: "Uno, Poderoso, Pluriforme y Multicambiante" Con lo cual ya estaba Heliópolis determinando la empresa Atoniana (de la cual fue su impulsora y él su discípulo) exponiendo ese principio tutelar del Uno, desde el Antiguo Imperio. El mismo principio que más tarde en el Nuevo Imperio, el joven Akhenatón haría conocer al mundo, al abrir hacia afuera el gran sello heliopolitano. Es válido recordar también a Plotino, un egipcio de época romana procedente de Alejandría, cuyo Uno iba acompañado de contemplación y éxtasis. Ambas sugerencias se pueden advertir en el hermoso poema de Akhenatón. Su tío materno era Aanen, sumo sacerdote de Heliópolis (en On del sur), y le sucedió en el cargo después el hermano menor de Akhenatón. En el Atonianismo no entraron dioses porque no entraron mitos. No entraron ídolos porque Atón era un pensamiento. Una idea pura de creatividad. Un Círculo como concepción geométrica. Era la Geometría en su capacidad creadora señalada como el origen de toda existencia. Esto nos recuerda que Platón un milenio después pondrá en el frontispicio de su Academia la siguiente frase: "No entre aquí quien no sepa Geometría". También se destaca la Maat. Diosa conceptual de la Verdad. Sin panteón, ya que es una idea pura. La búsqueda de la Verdad era prioritaria para Akhenatón y la usó como principio de su tesis. Hizo de ella un estandarte, casi una contienda contra el mal. "La mentira es el peor de los delitos del hombre" sostuvo con énfasis. Y convertido ya en un violento "anticlerical" (como se lo ha señalado) acusó a los sacerdotes como propagadores de mentiras. En cuyas palabras sólo había oído "frases perversas y falsas". El fundamento de la Vida misma se representaba con el jeroglífico Ankh. La cruz ansata. Una cruz parecida a la cristiana pero cuyo palo superior lleva un aro. El la lleva en sus manos tomada de esa cabeza en forma de aro. Es el símbolo de la vida y en los bajorrelieves y pinturas vemos que los rayos de Atón terminan en manos que sostienen un Ankh. En el desarrollo atoniano se recrearon figuras válidas de orden conceptual, de modo que su movimiento fue llamado la "doctrina del Ankh... O sea la doctrina de la vida. El Ankh como símbolo egipcio de vida tuvo perdurabilidad por Oriente. No es extraño que Francisco de Asís luego de su viaje a tierra santa como cruzado, y desengañado hasta el horror con este cruento proceso, regresara de allí totalmente cambiado predicando paz y amor a todos seres vivientes, fueran humanos o animales. ¡Y portando un Ankh! El cual ha sido llamado "la cruz de San Francisco". Es evidente que las sociedades místicas orientales que él visitó en el siglo XIII conservaban aún el pensamiento heliopolitano. He aquí el esquema solar atoniano: La Revelación. La Vida. La Palabra. La Mirada. La Verdad. El Círculo como fuerza centralizadora de este conjunto, contiene la energía vital del Todo. Su figura geométrica encierra a la naturaleza en su composición completa. Encierra una conjunción Madre-Padre de estructura totalmente mental. No hay en él una simbología materializante porque Atón como tal, como idea geométrica, no tiene materia. Es una idea. Un pensamiento. El Uno. Su cuerpo es Shu -el aire- y se halla provisto de Horus y Ra, o sea la Mirada y la Palabra. Es decir, no tiene cuerpo, pero mira y habla. 3 - EL SIMBOLISMO.............................. Sabemos que el símbolo central del movimiento atoniano era el Círculo ...Atón... Pero en las figuras del escultor Bok encontramos otra figura geométrica más: la Elipse, el Huevo, el Ovoide. No pudiendo Bok dar forma antropomórfica a Atón (todo indica que estaba prohibido como en el Islam y el Hebraísmo) usa la imagen de Akhenatón para exponer el pensamiento atoniano. Estas figuras "Bokianas" contienen puntos aclaratorios de la doctrina atoniana y representan casi el evangelio del movimiento. A ellas recurren con frecuencia los amantes de la simbología, pues la figura de Akhenatón está circunscripta dentro de un ovoide. El huevo está dividido por el centro en dos partes, mitad macho arriba y mitad hembra abajo. Es la elipse de la tierra alrededor del sol. Ahora, trazando una línea horizontal a la altura donde se separan ambas figuras (la cintura muy ancha) y cortándola a lo largo por otra línea vertical desde los extremos de esa elipse, hallamos escondida una cruz. No es la cruz del calvario. Pero es una cruz secreta que también se halla en las imágenes medioevales, escondida dentro de sus figuras muy alargadas representando temas religiosos, en pinturas y vitrales. Allí también observamos el ovoide, la centralización en el medio más ancha, y los dos polos en las puntas de arriba cabeza y abajo pies. El principio Hermafrodita del atonianismo se evidencia en la gran escultura del artista Bok, quien nos ofrece esta interpretación. Usando simbólicamente la imagen del monarca-ideólogo, dentro de un ovoide, coloca a un hombre en la mitad superior y a una mujer en la mitad inferior. Es el Hermafrodita místico de los alquimistas, el Gran Hermafrodita de los masones, el Gran Tucman sudamericano, solitario y aislado que tuvo sin copulación a los cuatro reyes-dioses Tucman. Toda la obra de Bok es simbólica, pues este escultor es uno de los dirigentes del proceso. Esta energía de la naturaleza expuesta en su arte, como fuente de vida contiene la fuerza creadora en sí misma, como hermafrodita de un orden mental. Contrasta Atón por completo con el antiguo "Atum Heliopolitano" que se masturbaba para originar la Creación. Además de que Atum era una montaña sagrada, por lo tanto un dios ctónico. La riqueza intelectual del pensamiento atoniano traspasa los lugares comunes donde habíanse sumergido multitudes de mitos egipcios. De su elaboración se desprende un movimiento de ideas puras. Absorbe a la naturaleza sin limitaciones y sin personificaciones. Como forma de pensamiento representa el poder creativo de la mente, una mente-cósmica, que dirige con su voluntad a la materia. Era según sus seguidores, el poder manifestante del Padre-Madre-Naturaleza, quien confería el Ankh por virtud de la Maat. Es decir la vida por medio de la verdad. Este Uno Hermafrodita (bien diseñado por el escultor Bok) es presentado por Akhenatón en su Himno al Sol, no como una mera forma incandescente que emite luz a la tierra, sino como un cuerpo inteligente que piensa, actúa y vive. Atón es la inteligencia que organiza la existencia del mundo. Mil años después Platón sostendría que el universo es un animal inteligente. Bok escondió en sus figuras simbologías y pensamientos, donde la tesis de Atón expone una amplitud de ideas. La cultura Atoniana tiene en su arte, en su literatura, en su arquitectura y diseño, en su urbanismo, en su humanismo, una gracia y una belleza que la hace brillar dentro del legado histórico, con una armonía propia. 000000000000000000000000000000 LA BELLA NEFERTITI....................................... No tenemos partida de nacimiento de Nefertiti y menos aún de defunción. Si las normas exigentes y detallistas de la burocracia egipcia (que fijaba al milímetro la vida de sus faraones y consortes) se hiciesen extensibles a esta reina del Nilo, habría que darla por inexistente. Se desea en estos tiempos, atribuirle un hallazgo nuevo que la determine, pero esto está lejos de ser confirmado. Pues todo lo que trate sobre las personalidades de la revolución de atoniana -los seguidores de Akhenatón, y el Demiurgo Atón- escapa a la convención. La voluntad de todos ellos identificados con su doctrina, era "nacer de nuevo" por entero, tal como lo declararon en su mensaje al mundo. Fue una juventud dorada y pacifista, monoteísta y socialista. Antes de Akhet-Atón tuvieron un nombre y al llegar a esta ciudad nueva edificada por ellos, eligieron otro. El príncipe Amenofis IV transmutó el suyo por el de Akhenatón. Nefertiti su bellísima esposa e inspiradora, llevaba el mejor de los nombres: Nefer en lengua egipcia significa Belleza, Bella, Belle, esa belleza de Nefer-Titi que tanto admiramos y es motivo aún hoy, de inspiración para los estilistas modernos. Titi, según los lectores de jeroglíficos, significa extranjera o llegada de lejos. Han ofrecido una preciosa traducción : "la bella ha llegado". Ella ya estaba desposada con este joven heredero al trono, siendo madre de dos niñas (tendría seis) a una edad adolescente, desde los tiempos del padre de Akhenatón, el célebre Faraón Amenofis III "el Magnífico" (Amenhotep en lengua egipcia). Fue aquel formidable hombre de empresa -un faraón economista- quien puso a uno en el camino del otro. Pero él conocido por su cautela, su sabia administración y gran diplomacia, no habría de imaginar nunca lo que Nefertiti y Akhenatón harían en conjunto más adelante, cambiando todo el futuro. Nefertiti iba a transformase en la personalidad más perseguida de la revolución atoniana, por el fuerte partido opositor tebano. Mucho antes que Akhenatón, ella ya estaba proscripta del escenario político. Cuando el muchacho de 30 años todavía esforzábase por salvar el movimiento "Atoniano", sobre aquel escenario adverso que se mancomunaba en su contra, su hermosa compañera ya había sido condenada al ostracismo. Si muchas de las especulaciones relativas a la personalidad de Nefertiti descansan sobre hipótesis difíciles de comprobar, esta certeza es una demostración que evidencia y define la figura ideológica que ella representaba, dentro de aquella juventud dorada que se jugó el todo por el todo. Es una ley histórica infalible. Todos los períodos de retrocesos y contramovimientos que llevan al estancamiento de la sociedad, al retraso evolutivo, toman como primera medida en forma drástica, la expulsión de la mujer de la vida pública y se la condena a la vida ignorante del gineceo. A su reclusión en el serrallo doméstico, a su aislamiento social y la inferiorización sumisa al hombre, como si ambos hubiesen sido gestados por espermatozoides de diferentes especies, y en úteros de cualidades distintas. La condición de la mujer en el medio donde vive, es una tabla de medida exacta y perfecta para conocer el estado de avance y retroceso de la sociedad. Es decir, diferenciar las épocas de progreso de las épocas de estancamiento. Por ello, como primera víctima del proceso que aplastaría a la revolución atoniana con todo su mensaje panhumanista, Nefertiti fue eliminada de su conducción, que ella encarnaba con talento y cultura dentro del gobierno egipcio. Fue aislada y encerrada en un palacio distante reducida a una vida de gineceo. La condena de Nefertiti fue el peldaño inicial mediante el cual se derrumbaría ese movimiento Atoniano que hablaba de un dios único y creador, de las igualdades raciales y sociales, de la paz entre los pueblos. Nefertiti marcó el destino, diólo vuelta, representó un momento clave iniciando con ello un proceso que a pesar de su adversidad en aquel momento, no habría de decaer ya nunca... Mil trescientos años después Egipto cerrará su historia, nuevamente de la mano de otra mujer muy bella... Cleopatra. También castigada, pero que cambió no solamente la historia egipcia sino asimismo la de Roma, madre de nuestras naciones modernas. Las mujeres romanas después de Cleopatra tendrán por fin protagonismo. Nefertiti es una mujer intemporal. Pertenece a su tiempo tanto como al nuestro. Fue la antorcha del feminismo que al caer, hízose ya muy necesaria. La nación del Nilo buscará en el futuro figuras femeninas fuertes. Pero ella fue castigada por el delito de ser inteligente, culta, progresista, hermosa y mujer. Rescatada del olvido por los arqueólogos, es para nosotros una adquisición de la época moderna. Desprovista de tiempo como ente puro y no condicionado, irradia fuerza real, se manifiesta hoy ante nosotros en forma viva, como si conviviéramos con ella. Los dos tiempos positivos para la existencia de la mujer, con derechos adquiridos y presencia social -el suyo y el nuestro- identifica al movimiento Atoniano con este presente que ahora vivimos. Teniendo en cuenta al arte naturalista que marcó su época, con libertad de expresión para los artistas, alejados por completo del convencionalismo oficial que había regido al arte egipcio por milenios (y éste es uno de los atributos mayores de la ideología atoniana) podemos hoy día mediante un estudio, hacer un análisis psicológico de ella. Del mismo modo que se estudian las psicologías de griegos y romanos, mediante sus retratos. Fue la mujer más retratada de la antigüedad, y por ello llegamos fácilmente hasta nuestra heroína. Observamos que Nefertiti ostenta siempre una sola mirada, una sonrisa tenue y continua, un carácter equilibrado. En su rostro no cabe la incertidumbre. Eran ellos dos como pareja (Nefertiti y Akhenatón) y como joven matrimonio, dos temperamentos disímiles a los que sus retratistas lograron casi "fotografiar". Akhenatón por su parte se revela temperamental, cambiando emocionalmente en forma continua. Sus retratos nos muestran a este muchacho faraón de veinte años, en distintas expresiones, propio de un temperamento emotivo. Fueron ambos dueños de psicologías distintas, pero estaban unidos por un mismo pensamiento, como lo demostraron en su accionar. Ellos llenaron esos espacios vacíos que los diferenciaban por temperamento, por personalidad, agregando pausas y diálogos que es de suponer, fueron muy intensos al aportar distintos elementos, consubstanciándose con aquella gran empresa atoniana que era la razón de sus vidas. Pocas parejas se han dado en la historia real, que lograran una armonía semejante tanto en la ideología como en la espiritualidad. Juntos aparecen en las representaciones de carácter político y privado. Fueron ellos dos los cabezales de un proceso revolucionario que convocó a muchísimos individuos, con sus nombres propios, a pueblos diversos y dispersos, a coterráneos y extranjeros, en pos de un proyecto internacional. . Era una pareja unida en una múltiple alianza que a los 28 años de edad, en pleno apogeo ideológico, en plena actividad Atoniana, habían procreado de su unión 6 hijas, lo que nos da la pauta de un amor verdadero entre ambos jóvenes. Cuando los vemos en las representaciones jugando con sus niñas y paseando con ellas por la ciudad nueva (que habían edificado en sólo dos años) no podemos desestimar aquella camaradería afectiva que ambos manifestaron con tanto alborozo. Una muestra notable de este real amor se encuentra en la estela del año 6, donde el muchacho ideólogo y faraón oficial, exterioriza su emotividad hacia ella, dando muestras de un exquisito cariño a su bella amada, casi sutil, que los reyes pocas veces han manifestado en público : "Verdad es que mi corazón es feliz al lado de la gran esposa real Nefertiti por la gracia de Dios por siempre y eternamente viva en el cuidado del Faraón. Y que la princesita Meritatón y la princesita Maketatón lleguen a adultas en los mimos y cuidados de su madre Nefertiti la Gran Esposa Real" Un esposo amante y un encantador padre. Un hombre de familia, muy moderno. Cuando nos asomamos al proceso atoniano, todo parece de actualidad. En las ceremonias del gran parque solar de esta ciudad nueva de Akhet-Atón, creada para unir a los hombres, ella comparte con su amado las funciones religiosas. Es una pareja de sacerdotes. Además de ello, Nefertiti dirige con los sistros el compás de la música sacra en todo el ceremonial. Su presencia crea un halo de distinción y grandeza. La vemos en los instantes cumbres de aquella arrolladora revolución y su nombre es el alma danzante del proceso. Dijeron los escribas que la conocieron : "Lanza gritos de júbilo quien la oye hablar" Esta sentencia de sus contemporáneos nos habla con claridad de su condición de oradora, en pleno proceso. Lo que no podía faltar dentro del movimiento que ella encabezaba junto a su marido. Vemos además, que sobresalía por su capacidad para transmitir emociones. Su actuación en público iba acompañada de la palabra. La serenidad de su rostro, su sobriedad, la delicadeza altiva de su porte, nos sitúan frente a Nefertiti y aún creemos escucharla. Ser su auditorio. Tenía no hay duda, el encanto de las personas que antes de hablar, meditan hondamente. Su gesto impasible, unido al poder de cautivar a los oyentes, ofrece una faceta sutilísima de su personalidad. Su actividad fue realmente múltiple. Era la oradora que cautivaba al público. La mujer hermosa que inspiraba a los artistas. El espíritu contemplativo que se extasiaba ante la infinitud del Sol Atón, el Círculo (muy semejante al Inti de los Incas). La tierna mamá que acoge y mima a sus niñas en la falda y que las acuesta cariñosamente al lado de su cama. Pues se han encontrado en su casa seis camitas que acompañan en un mismo dormitorio, al lecho matrimonial. Y también la seductora amante que volcaba sobre ella, toda la pasión de un temperamento desbordante como el de Akhenatón. Cuando el mundo de su época la haya proscripto del esquema político, todavía hará sentir el peso de su talento como educadora del príncipe Tutankatón, (quien más adelante será el famoso Tutankamón). El cual esperará despertar en el siglo XX d.C. permaneciendo escondido por 3 milenios en el Valle de los Reyes junto al fabuloso tesoro de esta dinastía XVIII. ...Cuando ya Akhenatón y Nefertiti hayan desaparecido del escenario egipcio haciendo un "mutis por el foro", sin saberse hasta hoy día si ellos fueron al exilio o a la tragedia, donde culminan habitualmente tantos actos panhumanistas, como fue aquel movimiento Atoniano. << Inicio < Ant.
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