Las tormentas nacen y se desprenden con suavidad sobre el cielo, contaminando con arbitrariedad su contexto, la ceremonia prefiere hacerse notar con un leve grito asechando con lentitud los campos en los que se quiere expresar, las lagrimas caen, la tinta cae, cada una de las gotas representa una nota sobre la tierra, las hojas prefieren volar para transmitirle a algún viajero el drama del cielo, los animales se atormentan prediciendo que su naturaleza esta sufriendo, la frivolidad hace presencia y el viento desprende su mirada hacia el infinito, la tierra hace catarsis y de sus líquidos salados los ángeles narran pinturas abstractas invisibles a nuestros ojos, como cuando nuestra piel esta más salada de lo de costumbre.

Y así y no otro, fue el amor entre ellos, imposible e infinito, sosteniéndose sobre la desconocida galaxia, eran algo más que materia vista desde nuestra tierra.Aquellos enamorados que no estaban bautizados más que por un canal de miradas y algunas palabras, eran bien sensibles a todo el sentimiento que se transmitían, aunque a veces la terrenal razón los haga bajar de un escopetazo a estas dos exóticas aves.Sin embargo su amor nunca se materializo sobre sus carnes, ambos comprendían muy bien que lo de ellos siempre iba a ser infinito, siempre lo estaban el uno para el otro, cualquier excusa se hacia recibir con las manos abiertas para apropiarse de lo ajeno, como un puente para salir de lo mismo que les era un estorbo. Ellos se aceptaban como el mundo accede sus cuatro estaciones y sus amantes, no representaban más que un folleto de bocinas para avión.Aunque a ellos se los viera solos, por una razón que nunca salio de la vibración de sus bocas, ellos andan explorando la vida sobre un colectivo descompuesto sin terminal alguna.

Prefiero abrigarte con la mirada, prefiero cubrir el amanecer con tu recuerdo, prefiero que mis pulmones se llenen de humedad aunque mi actuación mecánica se caiga a pedazos, prefiero acariciarte con el flujo de mi sangre, prefiero que el teclado de tu risa siga tocando esas hermosas melodías, prefiero asfixiarme ante la nicótica fragancia de tu cuerpo, antes de decirte “que la verdad nos duele y que la mentira nos condena”. Éste estratega que lo único que espera es no hacerte daño, desea una sola cosa… Que nunca codifiques el mapa del tesoro que se encuentra impreso en mi rostro.