Odio extrañarte sentado en el silenciola ingravidez rapaz de la nostalgiaevoca el vórtice abismal e impenetrablecomo ciego clamor amortajadode tu mirada nocturna indescifrable Esta sombra que soy, este fragmentode insaciable apetito milenariose limita a roer fervientementeel inaudito espectro de tu ausencia Astillo los huesos de esta cruel distanciareconstruyo una mítica presenciaa través de tu diáfana fraganciala tersa calidez de tus cariciasy el beso submarino y libertarioque engulle las más nítidas aristasde mi cardoso y reacio corazón desenterrado sol, fuego primario Y en el demente afán de conjurartede esta soledad envilecidadesangro la oscura vena desgarrada Acuchillo mi sórdido letargocomo un tributo arcaico y homicidaa la profética fe de tu retorno Andrés David Roldán Ubando14 - 03 - 093 : 51 p.m.