Cinco de la madrugada, suena la alrmaa de mi celular. Me despierto, y luego de divagar un poco me giro a la derecha. Veo la puerta de mi closet abierta como siempre está y noto los dos stickers amarillos pegados en la parte interior con tape transparente, uno junto al otro, que ahora y todos los días estan ahi, a mi altura, yo los pegué ahí. Naturalmente es oscuro y no los puedo leer, pero se lo que dicen, palabra por palabra y en ese momento me llega un recuerdo sin imagen, el recuerdo de una sensación, de la misma manera que se pueden recordar los olores o los sonidos. Yo estaba atarantado, a medio despertar pero recuerdo la sensación. ¨Ella decía que me amaba, yo no estaba seguro, pero era un juego que quería jugar. Ahora es lo opuesto. Era tan real en ese momento, allí cuando me decía que me amaba, cuando me escribió la nota de la izquierda. Era tan espontáneo como mi miedo a lo efímero, pero tann real. -Que tonto, que tonto, que fracaso. Tan cerca de mi mano para agarrarlo en un instante¨. En la segunda nota están los nombres de nuestros hijos que escojimos en ese mismo juego que ella quería hacer realidad en ese mismo instante y solo estaba esperando lo mismo de mí. Yo insistí reciamente ne GERONA para nombre de mi hija, pero sincerammente ella no era su madre, nadie lo era desde que yo no fui el padre para otra Ella y al mismo tiempo, Ella era la única que podía serlo. Cinco y cinco segundos, abrí grande los ojos y levanté las cejas.