Es media noche, una melodía se escucha lejana. El perro de mi casa se despereza, mientras yo sueño que es media noche, que duermo, que escucho una melodía lejana, que tengo una casa, que en la casa hay un perro, que el perro se despereza. Son las tres de la tarde, y como si me levantase con resaca me duelo de que en verdad es media noche, que una melodía lejana escucho, que el perro de mi casa se despereza, mientras yo sueño que duermo, y que estoy escribiendo como si estuviera escribiendo, y me quedan todas las dudas de si aquella abertura es de la puerta de mi casa, o la oportunidad para salir de esta encrucijada.