Tu espiritu se adueña del hogar habitación tras habitación. Eres la sombra que recorre las paredes y se sacía en su humedad. Yo permanezco encerrada en la casa del padre desde tiempos inmemoriales. Y me nutro de agua bendita y picos de coca. El silencio absoluto es tu susurro que me amedrenta y escribes en el aire viciado todos los agravios acaecidos en la familia. El espiritu te domina a ti mismo y descabalga la memoria que yo tengo de ti: te transformas en algo que nunca existió, que nunca conocí, y me resultas sugestivo como todo lo misterioso. Como extraño te quiero más, tras despreciar durante largos años el cuerpo que dormía como un animal muerto a mi lado en la cama. Yo sé que se continúan borrando todas las historias familiares y que ninguna vergüenza saldrá a la luz, restará en la memoria popular de nuestro pueblo. Fuimos tan depravados como unidad familiar como astutos y precavidos para guardar nuestras miserias. Al igual que en un convento, todo se quedó inframuros y lo que yo aún sé ahora mañana lo habré olvidado: la autodefensa de los culpables destroza las verdades. Eres un espiritu que se transforma como un monstruo que crece y se multiplica. Sé que acabarás dominando la casa desde tu ausencia, pues tras tu óbito ya sentí el frío extraño besando mi piel y este frío no ha hecho más que aumentar desde entonces. Todos los patriarcas sobreviven a su reinado y su dominio se extiende durante décadas. Hay esclavos en los países que se liberan años después de la ruptura de las cadenas: son los hijos. Los hijos siempre estarán manchados por las sombras que hundieron a sus antecesores.Recuerdo que alguna vez amenazaste con quemar la casa y mandarnos a todos al diablo. Ahora yo hago lo mismo contigo, espiritu de la memoria infame.