• Roberto Funes
CheRoberto
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  • País: Argentina
 
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INDECISIONES
Autor: Roberto Funes  1537 Lecturas
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Chubasco
Autor: Roberto Funes  1354 Lecturas
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Heridas de amor
Autor: Roberto Funes  1447 Lecturas
Como a una flor la encontré, con la belleza que irradia, y como a ella, me empeñé, por tratar de conservarla . Le corté hojas marchitas, le cambié mil veces el agua, del sol la llevé a la sombra, de la mesa a la ventana. Fue muy feliz por tres días, o tal vez una semana, y ya comenzó  a cerrarse, un lunes por la mañana. Al medio día caía, ni siquiera me miraba. Esa noche que se fue, aunque ya lo imaginaba,  a pesar de que no quise, el llanto mojó mi almohada.
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No te vayas todavía
Autor: Roberto Funes  1355 Lecturas
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INUNDACIÓN
Autor: Roberto Funes  1249 Lecturas
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Brava
Autor: Roberto Funes  794 Lecturas
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EN LA OSCURIDAD
Autor: Roberto Funes  965 Lecturas
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Belleza
Autor: Roberto Funes  859 Lecturas
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Puente viejo
Autor: Roberto Funes  830 Lecturas
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MUDANZA
Autor: Roberto Funes  809 Lecturas
Cuanto debo caminar para llegar a tu puerta? A la de tu cuerpo llegué En la lejanía puedo divisar la de tu corazón, mas no se si estará abierta. La ansiedad se apodera persistentemente de mí. Habrá un rincón desocupado en él? O la desconfianza le instala un cerrojo inviolable? Mírame, escúchame, entiéndeme. No me quedan argumentos verbales, he caminado por senderos rocosos, para llegar, y solo puedo verlo en la lontananza. Dime cuanto debo caminar y caminaré. Si abres las puertas de tu corazón… Allí estaré.
LEJANÍA
Autor: Roberto Funes  749 Lecturas
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Vejez
Autor: Roberto Funes  760 Lecturas
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Corazón de piedra
Autor: Roberto Funes  762 Lecturas
Adiós  Juan Gelman  http://www.lacapital.com.ar/informacion-gral/Las-letras-estan-de-luto-a-los-83-aos-murio-el-poeta-escritor-y-periodista-Juan-Gelman-20140114-0072.html
Hasta pronto
Autor: Roberto Funes  873 Lecturas
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Fuego
Autor: Roberto Funes  884 Lecturas
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Danza conmigo
Autor: Roberto Funes  948 Lecturas
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59 años
Autor: Roberto Funes  760 Lecturas
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Conocer
Autor: Roberto Funes  828 Lecturas
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Enredadera
Autor: Roberto Funes  831 Lecturas
Entonces fue su propia ira que lo llevó a conducir su automóvil, por esa ruta solitaria, a esa hora del día. Como queriendo borrar  con la velocidad sus problemas. Que estarían allí adelante y debería pasarlos. Cerros, curvas y contra curvas, despeñaderos pronunciados, mucha ira y demasiada velocidad… un condimento letal. Todo se transformó en un silencio fantasmal. De pronto veía el cielo, un golpe, de pronto las rocas y su vegetación, otro golpe. Y la oscuridad total… No llegó a sentir dolor. Y una película que comenzaba en su infancia se irradió por su cerebro. -No papá, no puedo hacerlo, no me gusta esto. Veo tus fotos, tus trofeos y no puedo repetir tus logros. No me atrevo a decírtelo, me dejo llevar por tus deseos, que no son los míos y no lo digo. Ahora a esta edad, me doy cuenta que no me hablaste mucho, no fuimos compañeros. Te decepcioné. Un momento…, yo te decepcioné? O tu me decepcionaste? Me gustaba la música y no te diste cuenta. De un manotazo borraste mis letras, mis instrumentos y lo reemplazaste por un balón de fútbol al cual yo odiaba. Hoy viene Gaby a decirme que está embarazada, que vamos a tener un hijo, y solo se me ocurre escapar. Es que no se da cuenta que no puedo ser padre?... que puedo llegar a arruinarle la vida a un nuevo ser humano? No no no!!.   Yo si podría…, no haciendo lo que mi padre hizo. Dejándolo hacer, dejándolo ser. Donde estoy? Gaby donde estás? Que son esas luces que pasan por arriba? Es un hospital? Voy a morir. No puedo morir. Quiero a ese hijo Gaby, quiero a ese hijo. No puedo respirar… me ahogo… Dios me equivoqué, no debería haber huido… Te quiero Gaby… quiero tener a nuestro hijo… voy a ser un buen padre. No voy a morir…! No voy a morir…! No voy a morir…!   Entonces fue su propia ira, por lo que había hecho, que lo volvió de nuevo a la vida.    
Su propia ira
Autor: Roberto Funes  777 Lecturas
La esperé por mucho tiempo y ya me estaba cansando. El lugar quedó vacío,  ya nadie estaba a mi lado. Miré el reloj varias  veces, pensé que estaba fallando. No recuerdo bien su cara, ni tampoco su figura, más ahora que lo pienso, tampoco conozco el nombre, ni en qué lugar ni a qué hora, teníamos que encontrarnos. Creo ya estar recordando que nadie vendrá a mi encuentro, pues llegué a este lugar por instinto de varón. Y ahora les pido perdón, por meterlos en este texto. No tengo ya un pretexto para seguir escribiendo. Hace mucho que estoy solo, hace mucho soy soltero No hice una cita con nadie… pues no sé a quién espero. 
Soy creador de mis sueños y también de mis desdichas. Mi vida no tiene dueño, soy flor que ya se marchita.   Creo mis propios temores. y también mis alegrías. Voy desechando amores. y fabrico antipatías.   Soy mi propia religión, no necesito ir a misa. Sé que causo decepción, para cualquier analista.   Provoco mi malhumor, voy por la vida sin prisa. A veces gano un amor, Si origino una sonrisa.   Lo que tengo es lo que quise, no creo en la mala suerte. Todo lo malo que hice, lo sufriré hasta mi muerte.
Así soy
Autor: Roberto Funes  695 Lecturas
Si yo fuerapoeta...Leescribiría al cielo y a sus estrellas.O tal veza una flor, a la más bella.Leescribiría  al camino, con todas sushuellas.O quizásal mar, sentado en la arena.O a unamariposa.O a unbarco a vela.Perosobre todo, si yo fuera poeta.No lodudaría... le escribiría a ella.
Si yo fuera
Autor: Roberto Funes  794 Lecturas
Cuando fue que eso ocurrió que no alcancé a reaccionar?Como fue que ese castillo se comenzó a derrumbar?Era una carta sobre otra... una de amor, otra de pazUna el camino, que aprendiste a andarOtra de alas, para que puedas volar.El naipe era completo, no se iba a terminarTenía muchas de cariño, que yo te pensaba darHabía cartas de esperanza, de familia, de amistadCartas bien acomodadas, para no desmoronarUna que dice mi hija, otra que dice papá.Como pudo derrumbarse, sin ni siquiera avisar?Tal ves un castillo nuevo comenzaste a levantarUno con cartas mas grandes, mas fácil de acomodar  Uno con brillos de oro, que te hicieron deslumbrarUno lujoso, cariño, pero no dice "papá"
Cuando me estés extrañando.Cuando de mi necesites.Aquí estaré.Cuando busques unos brazos.Cuando precises hablar.Aquí estaré.Cuando te sientas muy sola.Cuando nadie te comprenda. Aquí estaré.Si decides alejarte.Si deseas olvidarme.No podrás....siempre estaré.    
No podras
Autor: Roberto Funes  542 Lecturas
                        Y ahora solo me quedé...Busqué por todos los mediosVivir como todo el mundoNo quise perder el rumboPero ya no hay más remedios Nada tiene ya misterioY muy solo yo quedéTal vez yo no había aprendidoA no entregarme de llenoA no dar lo que no tengoNo jugué bien el partidoAhora todo está perdidoY ya estoy solo otra vezAprenderé a ser más duroAunque nadie esté a mi ladoVoy a mirar de costadoTransformándome en un muroAprenderé a ser un rudoPorque ahora solo quedé.
Solo
Autor: Roberto Funes  806 Lecturas
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Como droga
Autor: Roberto Funes  783 Lecturas
Hoy el sol está brillando.Sé que lo hace para míPorque  no estoyclaudicando.Porque decidí vivirHoy las palomas se mimanPosadas sobre un balcónPara que yo me dé cuentaQue late mi corazónHoy me saludan las floresDe una casa con jardínSe acabaron mis pesaresLa angustia llegó a su finHoy todo lo veo hermosoDel derecho y del revésMi pecho se está ensanchandoEstoy viviendo otra vez
Vivo
Autor: Roberto Funes  701 Lecturas
Truenos incomprensibles para mí, que destruyen. Mis amigos quedaron jugando al dormido en la plaza. Los adultos cargan sus casas, cual caracoles, y huyen, donde están mis padres?... Todo es confusión. Mi casa ya no está, es una montaña de escombros humeante. Hay adultos por el camino jugando también al dormido Los truenos siguen más cerca, con luces incandescentes, tengo miedo… donde estás mamá? y mis hermanos? Es esta mi cuadra?. Todo se ve distinto. Por qué todos corren? Me ahoga el humo, me arden los ojos, esa nena llora, le sangra el cuello, no está su mamá con ella. Mamita donde estás? Tengo mucho miedo, no se a donde ir, todos corren y nadie me mira. Un señor se cayó y tiene sangre en la espalda y la cara quemada, grita mucho. Algo me golpeó en el brazo, me duele. Hay mamá, no tengo mi brazo! Estoy en el suelo. La gente pasa sobre mí corriendo. Ayúdenme por favor! Mamá, mamita, donde estás? Todo está oscuro, no veo, mamita ……….
La guerra y un niño
Autor: Roberto Funes  789 Lecturas
Cuando el último se va y el candado está puesto, queda únicamente la soledad del cuarto. Ya no hay bullicio de gente, ni risas, ni saludos, ni apuestas a la ilusión de un número, ni personas contándote situaciones familiares que a ti ni te interesan, pero las escuchas porque es una manera de estar acompañado. Ahora queda el sonido de los autos que pasan por la calle, el ...ulular de la sirena de una ambulancia, el chillido grotesco de los frenos de un colectivo, el roncar estrepitoso de una moto sin escape. Es toda la gente que vuelve a su casa, a encontrarse con su familia, después de un día de trabajo. Pero a ti no te toca eso. Tú terminaste tu día de trabajo y te encuentras con la soledad  de tu cuarto. Y a medida que pasan las horas, los ruidos de la calle van mermando. No tienes un hola... como te fue?. Ni un... mucho trabajo hoy?. Solo está tu televisor, en un canal que ni miras, y tu computadora. No hay un... que cenamos hoy?, hay un... que ceno hoy? Que a veces lo dices en voz alta para seguir escuchando alguna voz, aunque sea la tuya. Y pasan las horas y no lo decides. Por último te arreglas con unas rodajas de salame con un bizcocho viejo y un vaso de vino. Y las horas siguen pasando. Miras la cama y no sientes deseos de acostarte, no tienes sueño, y fumas, uno tras otro fumas. Hasta que miras la hora y te das cuenta que es muy tarde. Ya no hay ruidos en la calle. Te asomas y solo ves los fríos adoquines que brillan en la oscuridad de la noche. Decides acostarte, no porque el cuerpo te lo pide, si no para no seguir fumando. Y te encuentras con esas sabanas frías, con esa cama que parece más grande de lo que es, dejas el televisor encendido para no pensar en nada, pero tampoco puedes concentrarte en ningún programa. Por fin el vino cumple su función y te duermes, con el televisor encendido. Pero tranquilo, sin pensar en nada. Mañana... será otro día?.
Cuando aquello ocurrió te esperaba, pensaba que sería algo transitorio, como cada capricho o berrinche anterior. Pero los días fueron pasando, y se hicieron meses, y luego años. Al principio tenías la vigencia de lo cotidiano. Tu imagen, tu risa, tu olor, hasta creía escuchar tu vos. Luego se fueron desvaneciendo de a poco. El tiempo es pernicioso con la memoria, solo quedan huellas lejanas que llegan al presente en forma de chispazos. Suponía que no podría vivir sin tu presencia. Eran tiempos de extremadas tristezas, de desgarros profundos en el corazón…  Hoy solo quedan cicatrices. Y seguí viviendo, buscando tu amor en amores efímeros, de hijos de otros padres. Hoy solo permanece una imagen.    Es una imagen en forma de fotografía, con tu rostro, pero con tu rostro pequeño, no el que me dijo adiós. Con aquel que tomaba mi mano y miraba hacia arriba para ver mi rostro, Con aquel que corría en dirección a mí, para ser levantado en un abrazo interminable. Ya no recuerdo tu vos, tanto que si vinieras por mi, no comprendería quien eres. Te necesité. Inmensamente te necesité. Arreciaron mis lagrimas día a día, en silencio, por dentro, hasta agotarse. Ya no te espero… No vengas a mi encuentro, pues no traerías felicidad. Solo acarrearías recuerdos de  momentos dolorosos. No trates de limpiar tu conciencia, vive tranquila, no tiene por que estar sucia. No te desveles, como verás, en esta carta, nunca te dije hija.
Ya no queda tiempo en el tiempo. Todo debe ser ahora. Es corto el lapso en mi existencia, mas no alcanza un beso para sentirme enamorado. Lo que no proporcioné en su oportunidad, debo entregarlo ahora. Necesito arrebatarte hoy, lo que no pude despojarte ayer. Ya estoy pronto a mudarme al otro barrio y no quiero cruzar esa avenida sin tenerte. Aunque digan, que del otro lado del espejo, todo se percibe de mejor manera. Ninguno volvió para contarlo, pese a que nadie crea que todo acabe con la muerte. No le temo al ocaso. Si me atemoriza la proximidad de ese fin, sin demostrarte mi amor. Dame tu néctar, endúlzame mis días y yo te daré el torrente de pasión que guardo en mis entrañas. Solo te dejaré recuerdos cuando parta, pero buenos recuerdos al fin. Ya no queda tiempo en el tiempo. Tiene que ser ya. Todo debe ser ahora.  
Muy cerca del ocaso
Autor: Roberto Funes  792 Lecturas
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