• Roberto Funes
CheRoberto
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  • País: Argentina
 
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Conocer
Autor: Roberto Funes  828 Lecturas
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Belleza
Autor: Roberto Funes  859 Lecturas
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Heridas de amor
Autor: Roberto Funes  1446 Lecturas
Soy creador de mis sueños y también de mis desdichas. Mi vida no tiene dueño, soy flor que ya se marchita.   Creo mis propios temores. y también mis alegrías. Voy desechando amores. y fabrico antipatías.   Soy mi propia religión, no necesito ir a misa. Sé que causo decepción, para cualquier analista.   Provoco mi malhumor, voy por la vida sin prisa. A veces gano un amor, Si origino una sonrisa.   Lo que tengo es lo que quise, no creo en la mala suerte. Todo lo malo que hice, lo sufriré hasta mi muerte.
Así soy
Autor: Roberto Funes  694 Lecturas
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INUNDACIÓN
Autor: Roberto Funes  1249 Lecturas
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Enredadera
Autor: Roberto Funes  831 Lecturas
Adiós  Juan Gelman  http://www.lacapital.com.ar/informacion-gral/Las-letras-estan-de-luto-a-los-83-aos-murio-el-poeta-escritor-y-periodista-Juan-Gelman-20140114-0072.html
Hasta pronto
Autor: Roberto Funes  873 Lecturas
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EN LA OSCURIDAD
Autor: Roberto Funes  965 Lecturas
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Chubasco
Autor: Roberto Funes  1354 Lecturas
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ENERO
Autor: Roberto Funes  701 Lecturas
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MUDANZA
Autor: Roberto Funes  809 Lecturas
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Corazón de piedra
Autor: Roberto Funes  762 Lecturas
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59 años
Autor: Roberto Funes  760 Lecturas
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INDECISIONES
Autor: Roberto Funes  1537 Lecturas
Como a una flor la encontré, con la belleza que irradia, y como a ella, me empeñé, por tratar de conservarla . Le corté hojas marchitas, le cambié mil veces el agua, del sol la llevé a la sombra, de la mesa a la ventana. Fue muy feliz por tres días, o tal vez una semana, y ya comenzó  a cerrarse, un lunes por la mañana. Al medio día caía, ni siquiera me miraba. Esa noche que se fue, aunque ya lo imaginaba,  a pesar de que no quise, el llanto mojó mi almohada.
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Brava
Autor: Roberto Funes  794 Lecturas
La esperé por mucho tiempo y ya me estaba cansando. El lugar quedó vacío,  ya nadie estaba a mi lado. Miré el reloj varias  veces, pensé que estaba fallando. No recuerdo bien su cara, ni tampoco su figura, más ahora que lo pienso, tampoco conozco el nombre, ni en qué lugar ni a qué hora, teníamos que encontrarnos. Creo ya estar recordando que nadie vendrá a mi encuentro, pues llegué a este lugar por instinto de varón. Y ahora les pido perdón, por meterlos en este texto. No tengo ya un pretexto para seguir escribiendo. Hace mucho que estoy solo, hace mucho soy soltero No hice una cita con nadie… pues no sé a quién espero. 
Cuanto debo caminar para llegar a tu puerta? A la de tu cuerpo llegué En la lejanía puedo divisar la de tu corazón, mas no se si estará abierta. La ansiedad se apodera persistentemente de mí. Habrá un rincón desocupado en él? O la desconfianza le instala un cerrojo inviolable? Mírame, escúchame, entiéndeme. No me quedan argumentos verbales, he caminado por senderos rocosos, para llegar, y solo puedo verlo en la lontananza. Dime cuanto debo caminar y caminaré. Si abres las puertas de tu corazón… Allí estaré.
LEJANÍA
Autor: Roberto Funes  749 Lecturas
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Una canción
Autor: Roberto Funes  697 Lecturas
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Vejez
Autor: Roberto Funes  760 Lecturas
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Como droga
Autor: Roberto Funes  783 Lecturas
Las palpitaciones eran incontrolables, su cuerpo estaba bañado en sudor, trataba de entender lo ocurrido. No podía ser que todo hubiera pasado en segundos, que todo haya sido producto de su imaginación. Seguía palpándose las piernas para ver si estaba todo bien, si no le dolía nada. Todo se había esfumado en el aire, en un chasquido de dedos. Recordaba esa noche cuando decidió acostarse, lo hizo pensando lo duro que era vivir sin un centavo, pero no recordaba el momento en que se durmió. Había llegado el Doctor Fontana, el abogado, su amigo, a proponerle un negocio. -Es algo fácil,-le dijo -Un poco doloroso para ti, pero vamos a ganar mucho dinero. Le dijo que solo debía pararse delante del auto de Antonio, saltar y dejarse golpear las piernas y él se encargaría de sacarle al seguro del auto de Antonio, una buena cantidad de dinero, como para que comience una vida nueva. Y no le pareció mala la idea, ya que el era un tipo ágil y bastante musculoso. Y como en los sueños, todo pasó muy rápido. Se paró en la calle en el momento que Antonio avanzaba con su auto, pegó un salto cuando este estaba por golpearlo. La suerte quiso que sus pantalones se engancharan en el paragolpes y fuera, prácticamente arroyado por el auto. Incluso sintió como algo lo llevaba para abajo del coche y las ruedas pasaban por sobre sus piernas. Después se vio en una cama de hospital y junto a él al doctor Fontana que le decía, -Siento mucho que ya no vuelvas a caminar, pero el dinero es mayor de lo que pensábamos. Allí comenzó a temblar, a aumentar las palpitaciones y a transpirar. Todo se diluyó en el aire, en la fantasía. Cuando mermaron sus palpitaciones y se dio cuenta que todo era un sueño, sentado en la cama, se dijo a si mismo, - no es tan necesario el dinero, no es tan necesario…
SOLO SOÑABA
Autor: Roberto Funes  745 Lecturas
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Puente viejo
Autor: Roberto Funes  830 Lecturas
Entonces fue su propia ira que lo llevó a conducir su automóvil, por esa ruta solitaria, a esa hora del día. Como queriendo borrar  con la velocidad sus problemas. Que estarían allí adelante y debería pasarlos. Cerros, curvas y contra curvas, despeñaderos pronunciados, mucha ira y demasiada velocidad… un condimento letal. Todo se transformó en un silencio fantasmal. De pronto veía el cielo, un golpe, de pronto las rocas y su vegetación, otro golpe. Y la oscuridad total… No llegó a sentir dolor. Y una película que comenzaba en su infancia se irradió por su cerebro. -No papá, no puedo hacerlo, no me gusta esto. Veo tus fotos, tus trofeos y no puedo repetir tus logros. No me atrevo a decírtelo, me dejo llevar por tus deseos, que no son los míos y no lo digo. Ahora a esta edad, me doy cuenta que no me hablaste mucho, no fuimos compañeros. Te decepcioné. Un momento…, yo te decepcioné? O tu me decepcionaste? Me gustaba la música y no te diste cuenta. De un manotazo borraste mis letras, mis instrumentos y lo reemplazaste por un balón de fútbol al cual yo odiaba. Hoy viene Gaby a decirme que está embarazada, que vamos a tener un hijo, y solo se me ocurre escapar. Es que no se da cuenta que no puedo ser padre?... que puedo llegar a arruinarle la vida a un nuevo ser humano? No no no!!.   Yo si podría…, no haciendo lo que mi padre hizo. Dejándolo hacer, dejándolo ser. Donde estoy? Gaby donde estás? Que son esas luces que pasan por arriba? Es un hospital? Voy a morir. No puedo morir. Quiero a ese hijo Gaby, quiero a ese hijo. No puedo respirar… me ahogo… Dios me equivoqué, no debería haber huido… Te quiero Gaby… quiero tener a nuestro hijo… voy a ser un buen padre. No voy a morir…! No voy a morir…! No voy a morir…!   Entonces fue su propia ira, por lo que había hecho, que lo volvió de nuevo a la vida.    
Su propia ira
Autor: Roberto Funes  777 Lecturas
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No viniste
Autor: Roberto Funes  772 Lecturas
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Danza conmigo
Autor: Roberto Funes  948 Lecturas
Ya no queda tiempo en el tiempo. Todo debe ser ahora. Es corto el lapso en mi existencia, mas no alcanza un beso para sentirme enamorado. Lo que no proporcioné en su oportunidad, debo entregarlo ahora. Necesito arrebatarte hoy, lo que no pude despojarte ayer. Ya estoy pronto a mudarme al otro barrio y no quiero cruzar esa avenida sin tenerte. Aunque digan, que del otro lado del espejo, todo se percibe de mejor manera. Ninguno volvió para contarlo, pese a que nadie crea que todo acabe con la muerte. No le temo al ocaso. Si me atemoriza la proximidad de ese fin, sin demostrarte mi amor. Dame tu néctar, endúlzame mis días y yo te daré el torrente de pasión que guardo en mis entrañas. Solo te dejaré recuerdos cuando parta, pero buenos recuerdos al fin. Ya no queda tiempo en el tiempo. Tiene que ser ya. Todo debe ser ahora.  
Muy cerca del ocaso
Autor: Roberto Funes  792 Lecturas
Cuando aquello ocurrió te esperaba, pensaba que sería algo transitorio, como cada capricho o berrinche anterior. Pero los días fueron pasando, y se hicieron meses, y luego años. Al principio tenías la vigencia de lo cotidiano. Tu imagen, tu risa, tu olor, hasta creía escuchar tu vos. Luego se fueron desvaneciendo de a poco. El tiempo es pernicioso con la memoria, solo quedan huellas lejanas que llegan al presente en forma de chispazos. Suponía que no podría vivir sin tu presencia. Eran tiempos de extremadas tristezas, de desgarros profundos en el corazón…  Hoy solo quedan cicatrices. Y seguí viviendo, buscando tu amor en amores efímeros, de hijos de otros padres. Hoy solo permanece una imagen.    Es una imagen en forma de fotografía, con tu rostro, pero con tu rostro pequeño, no el que me dijo adiós. Con aquel que tomaba mi mano y miraba hacia arriba para ver mi rostro, Con aquel que corría en dirección a mí, para ser levantado en un abrazo interminable. Ya no recuerdo tu vos, tanto que si vinieras por mi, no comprendería quien eres. Te necesité. Inmensamente te necesité. Arreciaron mis lagrimas día a día, en silencio, por dentro, hasta agotarse. Ya no te espero… No vengas a mi encuentro, pues no traerías felicidad. Solo acarrearías recuerdos de  momentos dolorosos. No trates de limpiar tu conciencia, vive tranquila, no tiene por que estar sucia. No te desveles, como verás, en esta carta, nunca te dije hija.
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Y mientras sueño
Autor: Roberto Funes  710 Lecturas
Cuando el último se va y el candado está puesto, queda únicamente la soledad del cuarto. Ya no hay bullicio de gente, ni risas, ni saludos, ni apuestas a la ilusión de un número, ni personas contándote situaciones familiares que a ti ni te interesan, pero las escuchas porque es una manera de estar acompañado. Ahora queda el sonido de los autos que pasan por la calle, el ...ulular de la sirena de una ambulancia, el chillido grotesco de los frenos de un colectivo, el roncar estrepitoso de una moto sin escape. Es toda la gente que vuelve a su casa, a encontrarse con su familia, después de un día de trabajo. Pero a ti no te toca eso. Tú terminaste tu día de trabajo y te encuentras con la soledad  de tu cuarto. Y a medida que pasan las horas, los ruidos de la calle van mermando. No tienes un hola... como te fue?. Ni un... mucho trabajo hoy?. Solo está tu televisor, en un canal que ni miras, y tu computadora. No hay un... que cenamos hoy?, hay un... que ceno hoy? Que a veces lo dices en voz alta para seguir escuchando alguna voz, aunque sea la tuya. Y pasan las horas y no lo decides. Por último te arreglas con unas rodajas de salame con un bizcocho viejo y un vaso de vino. Y las horas siguen pasando. Miras la cama y no sientes deseos de acostarte, no tienes sueño, y fumas, uno tras otro fumas. Hasta que miras la hora y te das cuenta que es muy tarde. Ya no hay ruidos en la calle. Te asomas y solo ves los fríos adoquines que brillan en la oscuridad de la noche. Decides acostarte, no porque el cuerpo te lo pide, si no para no seguir fumando. Y te encuentras con esas sabanas frías, con esa cama que parece más grande de lo que es, dejas el televisor encendido para no pensar en nada, pero tampoco puedes concentrarte en ningún programa. Por fin el vino cumple su función y te duermes, con el televisor encendido. Pero tranquilo, sin pensar en nada. Mañana... será otro día?.
Y me dijiste... vete ya, vete ahora.Yo te miré, como mira una mascotaque no entiendey gritaste... vete ya, vete ahora.Caminé hacia la calle. A mitad decamino me volví a mirartequizás esperando un, no te vayas.Pero me dejaste ir.Y juro que en ese instante mesentí morir.Sabía que no habría ya retorno.Antes de salir miré por última veztus ojos,había mucha furia en ellos.No encontré esa dulzura que enalgún momento me enamoró.Muy rígido tu semblante.No encontré la paz en el, que enotros momentos me tranquilizó.Quise guardar en mi mente  nuestra historia,los momentos de pasión, nuestrascaricias.Hoy cierro los ojos y solo veo tumano en alto,tus ojos de furia y tu bocadiciendo,Vete ya... vete ahora.
Me dijiste
Autor: Roberto Funes  713 Lecturas
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Sueños
Autor: Roberto Funes  722 Lecturas
Descansa trabajador, que hoy es tu día. Descansa trabajador, hoy no gastes energías. Qué vergüenza,  qué ironía. Solo te otorgan un día. Sin tu trabajo no hay nada, sin tu trabajo no hay vida. Sin tu trabajo de pobre, los ricos no existirían. Descansa trabajador, que hoy es tu día. Que gracias a tu trabajo, vive feliz tu familia.
1° de mayo
Autor: Roberto Funes  712 Lecturas
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