Mar 01, 2020 Feb 26, 2020 Nov 18, 2012 Nov 17, 2012 |
Oscarcito tenía 6 años. Era inquieto y curioso. Todo le llamaba a atención, deseaba saber,conocer, es por eso que investigaba cada cosa que representaba una duda para él. Una mañana, muy temprano se despertó, vistió y levantó como nunca lo hacía. No le gustaba madrugar. Antes de desayunar salió al patio, el sol salía vigoroso frente al niño que, enceguecido por el brillo,giró para proteger sus ojos...entonces la vio. Allí estaba, concreta y clara. Algo alargada, la veía deforme pero estaba seguro: era su sombra! Fue en ese momento que comenzó su idilio con su propia sombra. Su madre lo llamó a desayunar sorprendida por el madrugón, Oscarcito entró a la casa sin dejar de mirar como lo seguía su nuevo amigo. Sabía que lo conocía de antes, pero nunca lo vio en todo su esplendor como esa mañana. Se admiró de las habilidades de su nuevo y misterioso amigo. No importaba si se escondía, siempre lo podía hallar. Si corría lo seguía tan rápido o más que él. Y cuando saltaba, su compañero saltaba con él. Era el amigo perfecto, nunca lo abandonaba. Estaba feliz. A veces, deseaba alcanzarlo para abrazarlo, pero le resultaba imposible. Necesitaba eso. Ideó muchas maneras para sorprenderlo y lograr asirlo. Nada funcionó. Durante todo el día jugaron y se divirtieron como los mejores amigos nunca vistos. Pero cayó la noche y su amigo se volvió esquivo. Dentro de la casa y sin el sol como aliado su amigo parecía estar y no estar al mismo tiempo. Parecía irse y volver a aparecer en los lugares más extraños...sobre la mesa del comedor o detrás del televisor. No entendía porqué su mejor amigo lo evitaba de esa manera. Muy enojado y sin cenar fue a su habitación y se acostó. Se había ido. La luz del velador incidía justo sobre sus ojos. Pensó que eso le impedía que su amigo lo encuentre.. -Debe estar cansado, mañana lo buscaré- pensó. Se durmió con una sonrisa. Apenas abrió sus ojos,salió corriendo sin vestirse a buscar a su amigo. Lo halló nuevamente en el patio. Oscarcito creció. Supo qué era una sombra y vivía una vida plena. Pero nunca dejó de mirar hacia atrás para verlo, o para el costado...ya podía predecir dónde estaría con sólo ver la fuente de luz. Mucho tiempo atrás supo que sin luz no hay sombra. Mucho tiempo atrás supo que la luz era la clave de su existencia, su inseparable compañero de juego primero y de la vida toda luego, no podía existir sin la luz. Siempre se aseguraba de moverse en lugares luminosos. Había mejorado su relación a un grado inimaginable. Aunque parezca mentira, logró que su sombra se adapte a su estado de animo. Cuando se casó, con el amor de su vida, su único amor, fue el día más feliz de su vida. En su interior era casi comparable a esa mañana que descubrió a su secreto amigo. A nadie le podía decir que tenía ese tipo de amistades, sobretodo porque odiaba los internados siquiátricos. Su esposa no conocía su relación, y él a escondidas pasaba su tiempo con su sombra que a esta altura de su vida ya era parte de sí. Los tres vivieron felices durante treinta largos y felices años, hasta que un día ocurrió lo impensado. Su esposa descubrió la terrible, perversa y odiosa relación secreta de Oscarcito ( aunque mayor, así lo seguían llamando) y se enojó mucho. Se sintió despechada y envidiosa. Celosa y todo su amor se transformó en odio hacia su marido, a su sombra y a esa relación obscena y abominable. Deseaba vengarse por todos y cada uno de los momentos que su esposo pasó con su sombra. Ella pensaba en todo lo que habían disfrutado juntos furtivamente, y más rencor le generaba. Hasta que un día se animó, y decidida, comenzó una fogosa relación con un desconocido, alguien que no tenía cara, no le importaba...era su propia sombra, y haría con ella lo que deseara. Como es de prever, el hombre se enteró, mucho más rápido que su esposa lo hizo de su relación con su su sombra, su verdadero amigo. La decepción y el desasosiego vinieron de inmediato. Y la depresión lo alcanzó al poco tiempo. Ya solo, solo con su desganada sombra, quería morir. Ya no lo seguía tan velozmente y casi ni aparecía, buscaba esconderse en la oscuridad, su peor enemigo, de brutal poder hacia él. Tanto poder que lo hacía desaparecer. Se sentía tan mal como su amigo humano, parecía sufrir junto a él. Y así era. Emulaba sus emociones aunque sea con gestos y hasta a veces se tomaba la cabeza mientras el hombre dormía o trataba de hacerlo. Oscarcito sabía que el final llegaría pronto, y no podría salvar a su sombra, lo seguiría hasta el infierno si así fuera necesario. No quería cometer una locura porque su amigo quedaría solo. Pero pudo más su severa melancolía. El hombre subió al altillo y se arrojó a la calle. No gritó...miró a su alrededor para ver caer a su amigo. No logro verlo jamás. Murió en el acto mismo de tocar el asfalto. Los testigos, quienes pasaban desprevenidos por le lugar, aseguraron haber visto una “especie” de sombra caer junto a la víctima. Cuando el desdichado fue llevado por el servicio de emergencia, en el lugar de la caída, claramente se notaba una sombra algo alargada, casi deforme....juraron que era su sombra! A las seis. Joaquín se levantó tambaleante, había dormido pocas horas. Acostarse muy tarde, demasiado tarde, y levantarse temprano colocaban a su cerebro en una difícil situación funcional. Estaba acostumbrado a dormir un mínimo de ocho horas, arrastraba sus pies, sus brazos colgaban abatidos al costado de su dolorido cuerpo. Encendió de un solo toque la luz del cuarto de baño. No era su baño. O no era su casa. Las paredes lucían un color diferente al que reflejaban hasta ayer las cerámicas de un clásico tono beige. Sorprendido, apagó y encendió la luz rápidamente, esta vez mostraron el color correcto. En su mente quedó la imagen de una azul ilusión óptica. Supuso que había sido su imaginación o su mente le había tendido una trampa. Mientras se afeitaba, mirándose al espejo, pensaba en las paredes aparentemente cubiertas con un revestimiento de un profundo y brillante añil. Hermoso color, pensó. El cansancio y la necesidad de ponerse en funcionamiento lo más pronto posible trastocaron su realidad. O eso creía. Se tranquilizó. Todo se trataba de una confusión. Cerró la canilla luego de enjuagarse la cara, algunos vestigios de crema para afeitar resistieron. Bajó la mirada hacia el agua que volvía a caer, colocó sus manos en forma de cuenco y bajó su cabeza para que no se derrame fuera de la pequeña pileta. Se secó con una toalla blanca, cuando la colgó en el perchero la vio manchada, volvió a tomarla y la levantó para que la luz le permitiera observar el detalle; su rostro había quedado estampado de un color verde pálido en el centro del paño absorbente. La soltó sorprendido, cayó a sus pies, miró la pileta que contenía aún restos de agua…verde. Cerró sus ojos y los abrió, recordando el suceso de las cerámicas. No tuvo suerte. El agua continuaba verde. Tomó otra toalla y terminó de secarse. No entendía lo ocurrido. Esta vez sólo quedó húmeda. La colgó a un lado de la que mostraba su figura estampada, la tomó para llevarla a lavar, se la colocó sobre el hombro, abrió el grifo nuevamente para enjuagar todo. El agua corría transparente y arrastró al desagüe el extraño pigmento. Miró el reloj que llevaba en su muñeca, se había demorado por los extraños sucesos. Las seis en punto. - no puede ser, me levanté a las seis, debe estar parado.- Fijó su mirada en la aguja del segundero, se movía normalmente. Se dirigió corriendo al comedor. El reloj de pared marcaba las seis y un minuto. Funcionaban correctamente. Qué estaba ocurriendo? Había confundido el horario al levantarse? - qué suerte!- pensó. Estaba a tiempo de llegar a su trabajo a horario. Antes de colocar la toalla con lo que aparentaba ser su imagen en el lavarropas quiso observarla otra vez, asegurarse, esta vez más tranquilo, que no se trataba de otra ilusión. Nada había impreso, estaba húmeda pero sin manchas de ningún tipo. Se alegró nuevamente, no contaba con buena luz en el baño. Era claro que la falta de iluminación había sido el responsable del ahora irrelevante suceso. Preparó el desayuno, tostadas y café con leche. Algo en el estómago le ayudaría a pensar y a aclarar sus ideas. Llevó la bandeja hacia la mesa del comedor, pensó en encender el televisor, pero descartó la idea para evitar noticias indeseadas, no estaba de ánimo para recibir malas novedades, se sentía inquieto, raramente incómodo. Frente al pocillo, había un cubilete y los cinco dados utilizados para jugar generala, que lo acompañaban en sus noches de soledad y también cuando se reunía con amigos. Lo tomó de manera displicente y arrojó los dados hacia el centro de la mesa de roble. Cuatro dados cayeron mostrando los seis puntos, pero uno de ellos continuó su movimiento hasta que cayó de la mesa. Esperanzado que muestre otro seis, se incorporó para buscarlo y vio sorprendido que rodaba; era redondo, esférico y seguía el declive del piso. Detrás de él oyó caer a los demás dados, luego de rebotar un par de veces en los mosaicos de granito fueron detrás de su compañero, de alguna manera habían cambiado su forma, todos eran esféricos. Se detuvieron juntos en un rincón. Los tomó en su mano y los observó. Era inadmisible, se tomó la frente suponiendo que tenía fiebre. No se sentía enfermo y ya había recuperado la lucidez normal con la que siempre contó. Los apoyó sobre la mesa, comenzaron a mostrar el desnivel del plano rodando hacia uno de los bordes nuevamente. Los metió en su bolsillo. Miró el reloj, era ya la hora de sacar el auto del garaje. -Las seis! Que está ocurriendo? No pude ser, no pasó el tiempo? Dados esféricos?- Se desplomó en uno de los sillones de la sala, muy confortables, deseaba pensar, tenía que pensar y hallar una respuesta al increíble fenómeno. Sacó los dados del bolsillo y los apoyó suavemente en el piso otorgándoles un mínimo envión, lentamente se alejaron hacia el pasillo que llevaba al dormitorio, casi en fila, uno detrás de otro…no pudo más que sonreír, no lo podía explicar pero le causaba gracia. Desde su lugar contemplaba el extraño fenómeno pero llegó al límite al notar que era capaz de ver a los dados ingresando al dormitorio, es decir a noventa grados. La normal marcha de la luz, de forma rectilínea, se veía ahora distorsionada. Se sentía mareado por el efecto que generaba tal hecho. Miraba a su alrededor y lo que debía ser recto aparecía curvo, las puertas flameaban en las aún más movedizas paredes, los pisos mostraban un suave oleaje, una marejada de tiempo ausente. Trató de ponerse de pie, el piso no se movía, parecía hacerlo, los objetos sólo se mostraban deformes pero obedecían a su nueva estructura como si en realidad hubieran cambiado la forma. Su mente no era capaz de procesar lo que estaba ocurriendo. Caminó con dificultad hacia el dormitorio, pensó en acostarse, no se animó a tenderse sobre lo que parecía el casco de un pequeño bote navegando al garete en aguas tropicales. Comenzó a desesperar. Miró sus manos y notó como sus dedos se estiraban y se confundían con el entorno de rayos de luz y otros objetos alargados, vio su nariz por delante de sus ojos y se encontró regresando del living mientras se dirigía a la cocina. Perdió el sentido en ese instante. Despertó con un tremendo dolor de cabeza y tendido en el centro de la sala, sobre la alfombra de lana adquirida en el norte del país a un orgulloso descendiente de incas. De inmediato miró sus manos, nada anormal ocurría con ellas, ni con el entorno. No pudo evitar mirar el reloj nuevamente, el arma del verdugo llamado tiempo…las seis en punto. Caminó lento hacia el baño, la luz estaba encendida, su dormitorio también estaba iluminado al igual que el living. Apagó todo, el sol no había asomado todavía. Supuso que el insólito suceso había finalizado. Sus amigos le creerían cuando les cuente por lo que había pasado? Estaba seguro que nadie, ni siquiera los más allegados lo harían. Estaba tenso, no sabía que hacer, tomó el teléfono para llamar a su trabajo y avisar que llegaría un poco tarde. - Raúl? Que suerte que sos vos. Avísale al jefe que voy a llegar una hora más tarde. No sabes lo que me pasó!- - Joaquín, dónde estás? espero que te haya abducido algún extraterrestre, hace dos días que no venís, el clima acá no es bueno. Qué te pasa?- -dos días? Entonces…- El muchacho, más confundido que antes colgó el teléfono. Preparó un café y se sentó en la cocina a pensar. Habían pasado dos días y su reloj marcaba las seis …del lunes. - quiere decir que hoy es miércoles. No puede ser!- Cuando iba a tomar la taza de asa redondeada vio como la porcelana comenzaba a desintegrarse, se derretía y el oscuro líquido quedaba con la forma que lo contenía. Ahora emanaba vapor por arriba y por los lados. El plato colocado debajo estaba repleto del material que componía la taza, y ya comenzaba a gotear sobre la mesa. La sorpresa no fue tanta pero se levantó rápidamente temiendo que se derrame el café caliente sobre sus piernas. No fue así. Dejó todo como estaba y pensó en huir de su casa. Supuso que algo sobrenatural estaba afectando la normalidad de su hogar. Decidió abandonar el lugar de cualquier modo. La puerta de calle estaba a unos pocos pasos, hacia allí se dirigió. Cuando tomó el picaporte e hizo fuerza para abrir sintió que deshacía entre sus dedos. Lo soltó de inmediato. Parte del metal de bronce se confundía con el propio tejido de la mano, no sentía dolor, se había fundido con el calor corporal, sacudió el brazo y algunas gotas de material derretido cayeron al piso formando una delgada y romboidal placa de metal. Deseó que se tratara de espíritus molestos, Joaquín era una persona que leía y se interesaba por los fenómenos físicos. Estaba ocurriendo una distorsión temporal, o eso suponía, tampoco tenía el conocimiento necesario para asegurarlo. Se inquietó aún más.. Fue hasta la computadora portátil que lo esperaba abierta sobre la mesa de luz. Así la había dejado hacía ya…no estaba seguro! Comenzó a buscar en la red información referente a su idea, rápidamente la información llegó a él. Esperaba que en cualquier momento comience otra distorsión. Así fue, la pantalla se derramó sobre el teclado, de una sola vez, repentinamente. Las imágenes se repetían frente a él, no una vez, mil veces. Su figura borrosa lo seguía, por cada segundo transcurrido, por cada milésima, existía una parte propia ralentizada, aguardando alcanzarlo infructuosamente, unirse a la realidad, al tiempo justo. Realidad? Tiempo exacto? Cuando se detenía, mágicamente desaparecían una tras otra y la última se fundía con él en una sola y mágica comunión espacio temporal. Sin dudarlo, algo había que producía este efecto. Pero hasta cuando? Se quedó quieto para evitar las confusiones visuales consigo mismo. Los demás objetos, algunos, sólo se movían en su sitio, sin traslación. Eso lo tranquilizó. Estaba comprendiendo el nuevo ámbito. Ahora la aguja del segundero se notaba como un círculo de color plata ocupando el cuadrante completo del inútil reloj de pared. Si no había tiempo, ese artilugio sería una reliquia. Al verse perseguido por sí mismo, pensó la vida como una proyección interminable de materia sobre una pantalla tridimensional, el espacio. La cuarta dimensión, justamente la fatídica magnitud llamada tiempo le proveía al sistema la velocidad de barrido, como en un televisor, le indicaba cuando imprimirse en la realidad. Imaginó un ordenamiento perfecto de las partículas más pequeñas de materia, su desintegración luego de nanosegundos y así de manera eterna, una nueva aparición, un génesis permanente. El principio de incertidumbre era el culpable, pero todos los fenómenos se daban en su casa. Que se produzcan era entendible, pero todos juntos y en un mismo lugar? Por qué? Si era así, dónde se hallaba codificada la información determinante? La señal con los datos que le indiquen al comandante del universo cada exacto instante? Sus conocimientos no alcanzaban, estaba en verdad prisionero en una celda perdida en el universo, comprendió que su problema no era dónde estaba sino cuándo. Al descolgar el auricular de su teléfono escuchó la voz de su madre, fallecida veinte años atrás, invitándolo a una cena para festejar el cumpleaños de su abuelo. Quedó mirando el infinito, esa voz tan dulce! Habían pasado tantos años desde la última vez que la oyó, que disfrutó esa melodiosa tonada! Una sensación de tristeza lo agobió de repente, recuerdos, su familia, sus padres muertos, sus abuelos, su hermano mayor, quizás podría volver a verlos, tal vez si encontraba la manera de manipular el fenómeno que lo estaba atormentando. Decidió ir a la calle, correr hasta donde pueda y no detenerse, era muy doloroso, al abrir la puerta halló otra, y detrás una más, millones de veces se habían abierto y cerrado, siempre habría otra detrás. Lo mismo ocurrió con las ventanas y las demás aberturas de la propiedad. Sin embargo el teléfono sonó como siempre, corrió a atenderlo, la voz de su amigo Raúl se confundía con la suya propia que le pedía a su tía Laura una pelota para su cumpleaños número siete. -Joaquín?- -Raúl, Raúl, escúchame, estoy en mi casa, no puedo salir. Ayúdame, sácame de aquí por favor!- - no puede ser, pensé que no te vería más, hace dos meses que perdimos tu rastro, hemos ido a tu casa y estaba vacía, tazas rotas, café volcado en el piso, tu computadora con la pantalla partida. Casi me caigo cuando pisé los dados desparramados por ahí! Pensamos que habías sido robado, o peor…!- - no, estoy acá, ven a buscarme por favor! Ven a buscarme!- Lloraba, suplicaba, su respiración agitada apagaba su tenue y débil voz. Una conversación con Cintia se mezclaba con la actual, Raúl le preguntaba con quien estaba, trató de explicar pero el sonido desaparecía y regresaba a intervalos irregulares. La voz de su antigua novia, repetía que lo amaba. Él también la amaba, pero como un tonto la dejó ir. Y si lograba recuperarla? Valdría la pena penar en una dimensión temporal distinta, ajena a la propia, para volver de alguna manera al pasado y volver a vivir aquellos años en los que fue feliz pero que ya fueron. No estaba seguro de lograrlo, ni de cómo hacerlo. Tal vez moriría extraviado en algún tiempo inimaginado o vagaría, perturbado como un viejo y solitario pirata dispuesto a dar la vida por recuperar su alma errante sin futuro. Y sin presente. Entendió que estaba muerto, que pase lo que pase nada sería igual. En ese instante todos los artefactos se encendieron repentinamente, en la radio un problemático radioteatro perdido en el éter se dejaba oír, el televisor sólo mostraba rayas verticales sin coordinar imagen alguna. Instintivamente miró el reloj que llevaba en su muñeca derecha mientras veía que las patas de la mesa se doblaban debido al peso de un florero que adornaba el centro; se tambaleó y salió disparado como una saeta hacia el techo. Se estrelló y miles de diminutos fragmentos comenzaron a girar alrededor de la importante lámpara. Un insignificante sistema solar había cobrado vida en su comedor. Eran las seis. Ese día, ese minuto no culminaría jamás, no saldría otra vez a la calle, no iría a trabajar nunca más, no volvería a ver a sus amigos, pero quizás recupere algo de lo que dejó atrás. Esta vez el tono del celular fue lo que trajo su pensamiento al presente momentáneo, la voz sonó dulce. Cintia le hablaba desde otro tiempo. Le agradó oírla. - tenemos que hablar, no puedes hacerme esto, mi amor, por favor piénsalo.- - tienes razón, ven a casa.- - cuándo?- - el día que desees, pero debe ser a las seis!- El Séptimo Quark. Capítulo Uno. El Nuevo Escenario. Ocho de Enero de Dos mil ocho. - Ven Jesús, no corras, espérame ahí- vociferaba Verónica desde un banco de la Plaza de España, en Roma, a escasos metros de la gran escalinata de ciento treinta y cinco peldaños, inaugurada en el Jubileo del año mil setecientos veinticinco y que lleva a la Iglesia Trinitá dei Monti. La muchacha se levantó de un salto para ir en busca de su pequeño hijo, de su especial niño. Sin embargo, el veloz gurrumino, desatendiendo el llamado, se había alejado ya algunos metros de la protección de su atenta madre, preocupándola sin razón. Sofía la observaba , risueña con la situación, distendida, y con muy buen semblante; con agudos gritos estimulaba al niño para que se aleje más aprisa mientras se acomodaba en uno de los asientos dispuestos alrededor de la Fontana della Barcaccia. Disgustada con su madre, Verónica giró su cabeza para lanzarle una airada mirada al tiempo que levantaba al huidizo muchachito que trataba de impedir que lo despeguen del suelo pataleando y gritando, empecinado por correr. Con sólo dos años de edad, su único deseo era jugar, divertirse...y correr, era muy inquieto y podría decirse que nunca paraba de moverse. Entre besos y abrazos, entre ambas, lograron calmarlo y su “nona”, aprovechó para acunarlo entre sus brazos, cosa que le deleitaba el alma. Desde el momento de nacer habían tomado la decisión de educarlo como si fuera un chico común, lo cual no era, pero no contaban con otra alternativa, no existía el Manual de Crianza de Mesías, sería sin duda una tarea difícil de afrontar, pero no cejarían en el deber que les habían encomendado y que aceptaron. Con sus cabellos renegridos y delicadas pero angulosas facciones, Jesús se parecía mucho a las representaciones que de Él habían realizado, si bien de adulto, en infinidad de grabados y dibujos, salvo en el color de sus ojos, los cuales por supuesto, no son claros, sino pardos, tan oscuros que parecen negros, un color de iris que en realidad no existe. De contextura media, de amplia y blanca sonrisa que resalta de su faz, demuestra ya en su carácter la decisión y la convicción con las cuales lleva adelante sus simples acciones y requerimientos. Largas charlas entre las mujeres encargadas de guiarlo a través de su vida ponen de manifiesto todas las expectativas que poseen sobre este niño, sus reacciones cuando sea un adolescente y por supuesto, la parte más preocupante de todas, la interacción con la Iglesia, cómo reaccionarán cuando se haga público y la gente común se entere que junto con nosotros camina nuevamente el Cristo. El Papa ya se encuentra al tanto de la Verdad, conoce la existencia del nuevo Jesús, y debería estar tomando los recaudos necesarios para el futuro. En la mañana que Sofía se llegó al Vaticano para pronunciar las palabra predispuestas por José de Arimatea, las cuales darían la certeza a SS del regreso del Mesías, apenas una semana después del Nacimiento, encontró al Santo Padre con un leve resfrío; desde Londres gestionaron la entrevista. Permanentemente acompañada por dos jóvenes clérigos, quienes muy cortésmente la escoltaron hacia los aposentos papales sin dejarla sola ni un instante, la mujer llegó al fin ante la presencia del Pontífice, sin duda se trató de un encuentro fuera de todo protocolo, se detuvieron frente a una puerta que parecía ser muy pesada, de tamaño un tanto desmesurado, los sacerdotes golpearon tres veces rítmicamente con intervalo perfecto y esperaron. En pocos segundos, pues se encontraban aguardándolos, se abrió muy lentamente la, ahora comprobada, pesada abertura. Otro clérigo, quien parecía de más rango que los dos anteriores, hizo pasar a la dama y la invitó a tomar asiento en los sillones más lujosos que jamás había visto, ni siquiera imaginado, lo que aceptó de inmediato. Casi quince minutos debieron transcurrir hasta que Benedicto XVI se hizo presente, caminando lentamente con la cabeza bien alta y con la mirada enfocada tan lejos que sin duda no veía sus propios pies. Sofía se incorporó y se adelantó hacia el Santo Padre quien se detuvo y esperó que ella llegue hasta él, estiró su mano ofreciéndole el anillo y expresó en voz baja y levemente ronca - Buenos días hija. Tomó su mano y arrodillándose, besó el anillo dorado, al ponerse de pie nuevamente dijo - buenos días Su Santidad, es un placer y un honor conocerlo señor. - No es para tanto- aseguró el hombre entrado en años. - tengo entendido que has venido para darme un recado de un viejo amigo, no es así?- continuó el anciano. -así es Padre, usted sabe. Debo decirle: “El Señor ha regresado. José ha cumplido”. Dicho esto y aún de pie, el sacerdote alemán solicitó un vaso de agua a los sirvientes y se sentó. Con un gesto de su mano izquierda, con la palma hacia arriba, la invitó a que tomara asiento nuevamente. Todo sin pronunciar palabra. La bandeja de plata con el agua no se hizo esperar más de dos minutos, el encargado de traerla ingresó presuroso a la sala deteniéndose a la derecha del jefe de estado; éste tomó el vaso displicentemente y lo bebió íntegramente, todavía en silencio. Secó sus labios con una blanca servilleta y por fin dijo -no esperaba que sea yo el Papa que oiga esas palabras, en el fondo, el pequeño Círculo(los diez cardenales que conocen las palabras de José, y que se renuevan por elección del mismo Padre al morir aquellos) no estaba convencido que sea una verdad absoluta, asimismo deberemos asegurarnos que el niño sea quien parece ser- objetó. La mujer no notó una alegría desbordante en el hombre, lo que le pareció muy extraño, dos mil años de espera y cuando llega el momento sólo frunce el ceño y expresa inseguridad, pensó. Entonces se decidió a hablar. - no sé quien es ni donde vive, sólo soy una mensajera que cumplió su objetivo. Si me usted me lo permite, ya hice lo que debía, y necesito retirarme a seguir con mi rutinaria vida- solicitó Sofía, decidida a no brindarle detalles de del chico. - por supuesto querida, puedes retirarte, has sido de gran ayuda al traerme tan bellas palabras- autorizó el Papa, ahora con un tono de voz mucho más suave y forzadamente bondadoso, además de la amplia sonrisa dibujada en su rostro demacrado quizás por un poco de fiebre. - ha sido un verdadero honor conocerlo Su Santidad, espero que todo salga bien y hallen al Mesías, es tan grande el mundo- agregó socarronamente. - no tengas dudas, pondremos en marcha el plan tal cual está establecido y encontraremos al Salvador, estoy emocionado. Hay tan pocos Mesías- concluyó irónicamente en respuesta a la caradurez de la señora, dándole a entender que no sería difícil dar con Él. El hombre de la puerta apareció de la nada sólo para abrirla nuevamente, del otro lado aguardaban los dos conocidos escoltas quienes la acompañaron hacia el exterior del ala del edificio donde habita S.S. La tarde comenzaba a caer sobre la ciudad de las siete colinas y el frío se dejaba sentir casi paralizante en los desprevenidos transeúntes que no habían notado el avance de la oscuridad, mientras, ya en el taxi que las devolvería a su casa, las mujeres y el niño los observaban apresurarse para desaparecer de la acera rumbo al calor de los hogares. Un nuevo ciclo luz- oscuridad había comenzado. Todas las noches, desde aquellos días de incertidumbre y muerte, cada vez que se avecinan las sombras, madre e hija se preparan para la batalla, nunca más las tomarán por sorpresa, lo prometieron. Había sido un día especial, no sabían porqué pero así lo sintieron durante toda la jornada, los tres experimentaron una particular sensación de alegría, de plenitud; quizás el compartir más horas de lo habitual al aire libre, quizás porque Jesús pudo corretear libremente entre la gente, su gente o simplemente por estar, por ser y sentirse una herramienta con la cual construyeron el artilugio Divino. Joel seguía con su trabajo en Londres, Inglaterra, se podría decir que vivía en dos lugares a la vez; prometió cuidar a la Familia y cumplió; en esa ciudad se encargaba del reclutamiento y del adiestramiento de fuerzas especiales para la defensa, nunca mas ocurrirá lo que esa noche aconteció. Se observaba claramente el recurrente estado de alerta y desconfianza en que se encontraban todos los que de una u otra manera se vieron implicados en esa batalla. La Hermandad ya contaba con casi doscientos adeptos de probada confianza, conformando un grupo muy peculiar, por un lado con una estricta disciplina militar y por el otro con una fe ciega y un convencimiento pleno en lo que estaban actualmente aprendiendo y lo que ejecutarán, sin duda, cuando llegue el momento. Demasiadas idas y vueltas, de las Islas Británicas al continente, hacia Italia, hubieran despertado las sospechas de más de uno, tanto del lado gubernamental como de parte del Mal, los que no mostraron la cara desde entonces, de no ser por que una parte de la organización se trasladó en forma permanente a la ciudad romana bajo la forma de una empresa importadora y exportadora de software y hardware, lo que además les reditúa ganancias reales que son utilizadas, además de otras inversiones, para financiar todo el movimiento para-militar. El grupo asignado a la vigilancia consta de veinte hermanos, por supuesto entrenados, y con dos Ángeles permanentes, uno sobre el niño y el otro se alterna entre Verónica y Sofía, según se separen y dependiendo de quién se encuentra con el pequeño cuidándolo en cada momento. El gigantesco Airbus aterrizó en Fiumicino a las veinte horas exactas, procedente de Gran Bretaña, con Joel y otros miembros de la cofradía abordo; si bien era muy raro que se reúnan con la Familia, esta vez era impostergable el encuentro. Una llamada telefónica dio aviso a las mujeres, acordaron recibirlos en la propia casa, dos horas después, a las veintidós. El portero visor se oyó cinco minutos después de la hora establecida, como siempre, el primero que corre para ver de quien se trata es Jesús, empuja su sillita de madera hasta el monitor y trepa decidido hasta ponerse de pie sobre ella, mira fijo la pantalla y espera que su madre lo autorice a presionar el interruptor para abrir la puerta, siempre el mismo proceso, siempre la misma pregunta -Tá?- mirando fijo y alternadamente a los ojos de Verónica y de su abuela, para recibir la aprobación requerida con su mirada y sus pícaros ojitos lo antes posible; luego de cerciorarse de quién se trataba por sobre la cabecita de su hijo, le permitió abrir la puerta, con su pequeño dedito no lograba infringirle la presión necesaria para accionarlo por lo que agregó dos dedos más, tampoco era suficiente, entonces comenzaron a aflorar los nervios, con la palma de su pequeña manito golpeaba incesantemente el pequeño pulsador sin los resultados pretendidos, lo que aumentaba su desazón. Sabiamente, la Madre tomó entre sus dedos el diminuto índice y ayudó a presionar en el sitio preciso accionando el electroimán de la cerradura y permitiéndole ingresar a sus amigos procedentes del Reino Unido. Luego de los saludos de rigor, Joel alzó a Jesús sentándolo sobre sus hombros provocándole una risa descontrolada, toda la velada debió subir y bajar al niño para conformarlo. Luego de la cena lograron coordinar una conversación sin que el Hijo interrumpiera, gracias a la abuela que llevó a su único nieto a la cocina para que la ayude con los platos. Anhelaba ser una abuela como todas. El muchacho tenía serias dudas sobre la seguridad del grupo y sostenía que deberían mudarse, cosa que ya habían hablado tiempo atrás. -El momento ideal es ahora, cuando todo está tranquilo y no hay a la vista ningún inconveniente; contamos con el tiempo necesario para hacerlo sin apuro y planificar detalladamente los movimientos a realizar- explicó convencido Joel. -quizás tengas razón, pero no estoy segura- replicó indecisa Verónica. Sofía estaba atenta desde la cocina, escuchaba, lavaba y entretenía a su nieto al mismo tiempo, ella sentía que debían marcharse de Italia, debían moverse primero, necesitaban ganarles de mano, a quienes? No sabía, pero sentía que ya era tiempo. -talvez podamos ir a América- aventuró Joel. - Estados Unidos?, Canadá?, México?- preguntó la muchacha, conociendo poco o nada de los lugares que nombraba. - no, estaba pensando en Chile, Uruguay o Argentina, si, Argentina sería un buen lugar para que el niño crezca, porqué no?- supuso nuevamente el joven, quien, recordemos era argentino. - me gusta Argentina, es un bello lugar; incluso hace muchos años unos primos de mi padre emigraron a ese país, me gusta, le preguntaré que piensa a mi madre- se entusiasmó Vero. En ese instante, el pequeño, regresando desde la cocina a la sala se cruzó con su madre que se dirigía a hablar con Sofía, la esquivó hábilmente al querer ésta levantarlo y muy decidido se sentó a un lado de Joel, evidentemente el Mesías veía en el hombre una figura paterna que no había tenido nunca al alcance, así se comportó las pocas veces que se encontraron, y a decir verdad se trataba de un chico muy comprador cuando así lo deseaba. Vale la pena decir que si bien Joel era un poco reacio a la relación con los niños, tenía cierta preferencia por éste, o por su madre? Nadie tenía tiempo de pensar en otra cosa que no sea el cuidado y la crianza de Jesús, pero ya habían pasado dos años desde la muerte de Franco y Joel se encontraba realmente interesado en Verónica, en cambio ésta demostraba una indiferencia total al respecto, quizás es por eso que no le había hablado aún. Por otro lado siempre supuso que jamás se fijaría en él, creía que lo miraba únicamente como un abnegado y sacrificado amigo que se jugó la vida por su hijo, sería sólo eso? La idea de invitar a cenar a la bella Madre rondaba por la cabeza del joven, pero… era la madre del Salvador, no era esto un sacrilegio? Estaría esto permitido por Dios? La joven Verónica debería pasarse la vida como en un claustro sin vivir como una mujer por el resto de su tiempo? Desechó el oscuro pensamiento por el momento, sin embargo, en forma recurrente se imaginó en su país natal, Argentina, al cuidado de la Familia; pero esta vez como integrante, no como un simple custodio. Sacudió su cabeza en forma insistente para borrar las sucias imágenes que se le presentaban, después de todo él era un hombre y ella una mujer, viuda, que habría de malo en eso? Trató de olvidarlo nuevamente dirigiendo la conversación hacia uno de sus colaboradores, junto a él habían llegado dos de ellos. - qué opinas tú, Eric?- invitó Joel al callado y robusto hombre a que participe, ya que de otra forma no habría abierto la boca, haciendo referencia al lugar de destino posible para llevar al niño. El muchacho, de clásica apariencia vikinga, o por lo menos nórdica, tomó aire pues no se esperaba tener que hablar, no era lo suyo. Oriundo de Londres, estaba de acuerdo con el país de destino, tenía muchas referencias acerca del lugar, algunos amigos realizaron intercambios de estudiantes y quedaron enamorados con el lugar. - es el lugar ideal para la Familia- aseguró concretamente el educado muchacho. - y tú, Sebastián?- inquirió al restante hermano. - pienso igual que Eric, conozco personalmente ese país, el interior es tranquilo y seguro- agregó convencido el esmirriado y cerebral agente. - bien, sólo resta la aprobación de los interesados- sentenció Joel, seguro que las mujeres aceptarían la propuesta. Jesús se hallaba tomando una mamadera de leche levemente azucarada, de otra forma no lograrían hacerlo dormir, parecía mentira que el hombre más importante de todos sea tan indefenso, se encontraba en un estado de sopor inducido por la ceremonia que se llevaba a cabo todos los días casi al mismo horario, un rito muy importante como era la preparación del biberón. En el momento en que Verónica o Sofía colocaban la leche en el horno de microondas el pequeño se dirigía en silencio y sin que nadie le diga nada hacia su sillón preferido, o a la cama si su madre se lo indica especialmente Mientras la Madre le brindaba e alimento a su hijo, Joel observaba su bello rostro, descuidado por cierto, en el sentido que no se maquillaba desde hace dos años, tampoco se tiñó el cabello, naturalmente rubio ceniza, ahora con algunas canas que comenzaban a preocupar a la bienaventurada. Abstraído totalmente, se encontraba en un estado similar al del niño, pero con su cerebro maquinando algo, sin darse cuenta que Verónica giró su cabeza hacia él y lo miraba en busca de sus ojos. Nunca se enteró de eso. El joven, apuesto, elegante y esbelto podría haber conseguido a cualquier chica que desee en cualquier momento, sin embargo, cuando el amor golpea al corazón no se fija en situaciones. La joven bajó la cabeza hacia su hijo para cerciorarse que dormía cuando él volvió a su cuerpo, notando la indiferencia hacia su persona por parte de la doncella. Resignado al fracaso, se incorporó e invitó a sus secuaces a retirarse, dejando que ellas piensen la propuesta, lo que desconcertó a todos en la sala. Tenía el corazón roto sin haber hablado con nadie. Así es la gente. Así somos los humanos. Se dirigió hacia la puerta saludando a todos sin detenerse, los demás lo siguieron. Salieron presurosos. Con el niño dormido en sus brazos, la chica veía desde la ventana del primer piso a Joel subiendo al automóvil aún con un gesto de ira en su rostro casi aniñado. Qué le habrá pasado? - pensó sin darse cuenta del motivo de lo que se podría llamar una huida. Sofía se acercaba a su hija con un repasador en sus manos, luego de haber ordenado la cocina totalmente y lavado hasta el último trasto. -porqué se fueron de esa forma intempestiva?- preguntó inocentemente la señora. - no lo sé, quizás hubo algo que les molestó- acertó sin pensarlo la joven mujer. Luego, ya con el chiquito en su cama, se acomodaron en los sillones a debatir la conveniencia de marcharse a ese lugar tan lejano. - yo estoy de acuerdo- aseveró Sofía. - no lo sé- dudó Verónica. - es una decisión muy importante, no quiero ni debo apurarme, no es mi futuro, es el futuro de todos -reflexionó acertadamente la más joven. - es cierto querida, mejor vayamos a dormir, lo pensaremos mañana nuevamente, más tranquilas y lúcidas- dijo la abuela. En la habitación vacía destelló una luz, la oscuridad la hizo más intensa de lo que en realidad fue, centelleó nuevamente en el cuarto del niño Jesús, entre las sombras que ocasionaba la tenue claridad que se ganaba entre las tablas de la celosía de la ventana que daba a la calle, el contorno de un hombre se dibujó en la pared luego de otro destello mas potente. Luego, el silencio, la oscuridad acompañaron al niño a su viaje al mundo de los sueños. Con qué soñaría el Salvador? Comenzó a llover sobre la ciudad, primero muy suave, luego muy tenazmente. Un rayo, dos.. Verónica se sentó en la cama, pensó en el amor de su vida, Franco… lo volvería a ver? se levantó suavemente y se dirigió al cuarto de su hijo, quien dormía placidamente, sin preocupaciones, como un ángel, sintió ganas de llorar, notó un destello en el corredor que supuso otro refucilo, esperó bajando su cabeza y levantando levemente los hombros, no hubo trueno…entonces lo supo, lo había sentido, estaba con ellos. Un destello de amor. Mucho agua en las calles romanas, había llovido toda la noche incesantemente, con ganas, era domingo, a las ocho el pequeño ya se encontraba despierto y activo, alerta y con ganas de vivir su adorable existencia, de blandir su inocencia, de ejercer su niñez pura; la Madre preparaba su leche, con poca azúcar como siempre, Sofía se acercó con la idea de asistir a Misa, parecería mentira pero hacía cerca de un año que no concurrían a la iglesia, al recordarlo le dio vergüenza, cierta vergüenza, ya que desde un tiempo a esta parte había comenzado un proceso paulatino de descreimiento de la institución, nada tenía que ver la fe por supuesto, ya que crecía todos los días un poco más. - me parece muy bien mamá, a este diablito le vendrá muy bien -bromeó sonriendo Vero. - de acuerdo, preparémonos para asistir a la de las nueve. Llegaremos a tiempo para esa hora, luego iremos a almorzar de Don Julio, hace mucho que no vemos a esos locos- invitó con alegría la abuela. La chica bajó la mirada y giró para que no pueda notar la lágrima en su mejilla, el recordar los momentos en la trattoría junto a su esposo, se mostró decididamente susceptible durante los últimos días. Sofía lo notó pero se mantuvo en silencio. Ya hablarían. A la hora exacta del comienzo las mujeres y el niño se acomodaron en los largos y vetustos bancos, aunque bien mantenidos, de la pequeña parroquia a la que Sofía no concurría desde hacia casi treinta años, es decir desde que su hija nació. Sentadas en una de la últimas filas, la mujer mayor no se había percatado que el cura era el mismo que la miraba sin decir nada durante horas, mientras ella, medio desquiciada, rezaba y le pedía a Dios que la guiara por la vida luego de la pérdida de su primer hijo. El rito siguió su curso normal hasta que llegó el momento de tomar la Hostia, Verónica trató de alzar a Jesús, pero este se negó estirando sus bracitos hacia su nona, quien orgullosa de su nieto lo aupó con una sonrisa mientras la madre se colocó detrás de ellos en la cola que se forma para recibir el Sacramento; así, lentamente, llegaron frente al altar, frente al Cristo crucificado, frente al sacerdote que había conocido años atrás, el la reconoció enseguida y se quedó en su mirada, a ella le tomó unos segundos darse cuenta de la identidad del religioso, la insistencia de los ojos de él sobre los suyos activaron su memoria, en ese instante todos los mecanismos de defensa de la agraciada dama se pusieron en marcha, dando como resultado… una sonrisa, era clásico en ella, todo lo arreglaba con una sonrisa. - El Cuerpo de Cristo- dijo el cura, colocando el trozo de masa bendita sobre su lengua. -Amén-respondió en voz alta Sofía. Jesús observaba la escena en silencio, en un instante el padre Pedro quedó extasiado con los ojitos del niño, su rostro; tomó su pequeña manito derecha y la besó, luego la otra mano y por último la frente, corriendo primero hacia un costado el rebelde e insolente mechón de cabello que caía hacia su carita, el tiempo se había detenido para el hombre, no reaccionaba, debía seguir con la ceremonia pero no podía dejar de mirar a ese chico, entonces, la abuela dijo -luego hablamos- giró hacia la izquierda y camino contra la pared rumbo a su lugar sin esperar a su hija que estaba detrás de ella. Cuando la Misa finalizó, Verónica esperó con el niño mientras su madre iba a dialogar con el cura. -Pedro, cuántos años han pasado!- aseguró la mujer. -es cierto, hija, muchos años, el tiempo es un fabricante de historias y nosotros los protagonistas, sigo y seguiré creyendo en que es el Escritor lo que importa; pero dime, cómo te ha ido a ti en estos años?- preguntó interesado el hombre de hábitos. -bien, muy bien, nunca volví a esta iglesia pues me recordaba al tiempo sufrido, momentos en que no era yo, tuve una hija, Verónica, ella tiene un hijo, el pequeño Jesús, la luz de nuestra vida… - y la de todos- interrumpió el experimentado religioso, quien dio la vida por Dios y su rebaño, aún quedan muchos sacerdotes con los principios intactos. - porqué dice eso, Pedro?- demandó la dama. - un niño es una luz por sí mismo, sea quien sea, venga de donde venga, o no es así mi querida Sofía?- aclaró hábilmente. - tiene usted razón, si me permite, debo irme, les prometí que visitaríamos a unos viejos amigos- se disculpó la mujer. - veo que hoy es día de visita. Que el Señor esté contigo, hija, y tú, Jesús, no la dejes sola nunca- solicitó el hombre - regresaré padre, fue grato volver a verlo- se despidió besándolo en la mejilla. Alguna ideas habían comenzado a dar vueltas por la cabeza de Sofía, le solicitó al taxista que las lleve a su casa lo más rápido que pueda; a su hija le dijo que tenía un poco de dolor de cabeza, se recostaría unos minutos así podrían ir a degustar unos “vermicellis” de Julio. Apenas llegó a su domicilio, disimuladamente buscó unas viejas fotos que, pensó, la ayudarían a recordar. La conversación con el padre Pedro, casi un amigo en aquellos momentos, le había sentado muy bien a Sofía, siempre fue un hombre muy intuitivo o perspicaz, supuso que no estaba enterado de nada, o si?. Comenzó a recordar imagen por imagen esos días, el cura, quien debería contar aproximadamente con su misma edad, se paraba siempre en el mismo lugar, al costado de la puerta que daba a la sacristía, y desde allí observaba el recinto en silencio por varios minutos, a veces hasta una hora, cuando desaparecía y retornaba en un corto lapso. Fue en ese momento que recordó, como en una película, a Pedro acercarse y aconsejarla de esta forma: -deja que tu alma guíe tu vida, Dios tiene un rol para cada uno de nosotros, no te desanimes, Él siempre estará contigo, hija. Luego se marchó. El ejercicio que realizó trajo a su memoria esta vívida escena, minutos después John y Mike aparecieron en sus vidas, casualidad? El estado de su mente era tal que hubo borrado parte de los hechos que ocurrieron durante ese período oscuro, alterada y confundida perdió parte de su vida. Deberé recuperar otras vivencias, seguro he perdido más datos, cuanto tiempo habré vivido sin que haya plasmado los recuerdos en mi memoria? se preguntó angustiada Sofía. -tengo que averiguarlo- culminó. Nicole estaba anímicamente bien, su hijas, ahora todas casadas, contaban con sus esposos para entretenerse, la mayor ya tenía una hija, por lo que el recuerdo de su padre, Alberto, no se presentaba en forma que las lastimara. Se trataba de un recuerdo agradable, teniendo en cuenta que era un padre y esposo ejemplar, había compartido innumerables experiencias con la familia y no faltó nunca a un acontecimiento que reclamara su presencia. Sólo en el primer año, su esposa sintió la ausencia de una forma dolorosa, extrañaba su risa, su humor, compartir todo con él y extrañaba también las noche que pasaban juntos hasta la salida del sol en muchas ocasiones, pero superó todo eso y decidió rehacer su vida, sólo tenía cincuenta años y era muy bella aún, toda su vida cuidó su cuerpo; era en realidad digna de la envidia femenina y del deseo masculino. Su nieta, Susanita, una divina criatura con rizados y largos cabellos dorados de poco más de dos años de edad, vivía prácticamente con ella, la empresa funcionaba de manera inmejorable y todas la hijas y esposos trabajaban en la compañía que día a día crecía en estructura. Comenzaron a incurrir en otros negocios además de la construcción, y aumentaron el espectro de ganancias de manera increíble, sin duda, Al estaría orgulloso de su familia. Nadie conocía, ni siquiera imaginaba la doble vida del magnate fallecido, fue muy cuidadoso con la relación con Stéfano y en general con su deseo por jóvenes muchachos, aunque en los últimos meses perdió un poco el recato generando roces con su compañero, ya que éste soportaba todavía a su esposa, Nicole, pero no a otro hombre en su vida. La vasta colección de obras de arte que poseía ahora la familia fue exhibida en una galería que construyeron especialmente para que la pasión de Alberto siempre estuviera viva de alguna manera, nunca supieron de la existencia de las demás pinturas y objetos valiosos que fueron mal habidos y que no se encontraban en la casa, muchos millones que había allí invertidos se esfumaron sin dejar rastro. Por otra parte, los padres del joven que se suicidó en su casa, imprevistamente, ya que se trataba de un hombre muy centrado y cabal en su proceder, se encontraban en una encrucijada de sus vidas, su otro hijo, Franco, esposo de Verónica, había sido asesinado en un confuso episodio. El dolor de la pérdida de sus dos hijos terminó generando un sin fin de ingresos y egresos de una clínica mental a la madre y una depresión de la cual no terminaba de sobreponerse al padre, Carlo, un buen hombre. Nunca apareció un familiar de Adriano a reclamar su cuerpo. El olvido había conseguido otro adepto. Verónica, viendo la realidad de lo que era su familia, o por lo menos su entorno decidió reunirlos a todos en una cena, al enterarse de esto, Nicole, ofreció inmediatamente su casa, lo que era ideal ya que poseía las instalaciones necesarias para un evento de estas características. La organización entonces corrió por cuenta de la anfitriona, quien contaba con todo el tiempo del mundo para hacerlo y era además especialista en eventos sociales; sus hijas la ayudaron, no serían muchos, sólo los más allegados: Nicole, sus tres hijas, Susanita, sus tres yernos, Carlo, Sofía, Verónica, Joel y por supuesto el querubín. La velada ocurrió tranquila, con muchos recuerdos pero todos muy animados, incluso el padre de los gemelos fallecidos hizo un esfuerzo por no decaer, Jesús encontró una partenaire especial para sus juegos, Susanita, quien no ceso de girar alrededor de su nuevo amigo, lo que les permitió a los adultos dialogar y divertirse sin tener que estar atendiéndolos permanentemente, hubo fotos y filmaciones, todos participaron. Joel estuvo un poco más distante, continuaba con sus ideas amorosas, no se animaba a hablar con la agraciada Madre, en un flash volvió a verse al frente de la mesa familiar, se estaba convirtiendo en una verdadera pesadilla, debía decirle a Verónica. Si bien era mayor que las hijas de Al, congeniaron de maravillas, todas profesionales, sus diálogos fueron elevados en contenido, aunque las hermanas demostraron una falta de visión global, viviendo en un mundo de abundancia, simplemente no conocían la necesidad y la falta de recursos, lo cual es moneda corriente en todo el mundo. Sin duda, un mal de todos o casi todos los pudientes, en sus actos diarios denostan al que necesita y en su vida pública ofrecen sumas de dinero impensadas a instituciones que sólo sirven para desgravar impuestos, ingresando ese caudal nuevamente al circuito financiero en una especie de tome y traiga perverso; en otro de los casos a través de fundaciones que sólo son parte de campañas publicitarias enormes y cuyos recursos nunca llegan al destino por el cual se instituyó tal entidad. Mucha de esa gente lava sus pecados hipócritamente en la Iglesia. Hay también, muchos justos que equilibran el sistema. Cada uno sabe y conoce cuál es su equipo. Con mesura y frases muy inteligentes, Verónica mostró a las jóvenes, y a sus esposos, en una especie de evangelización posmoderna, parte de la realidad desconocida por ellos; en verdad, parte de realidad que no les interesaba, pero que con una mujer como esta enfrente debían aunque sea tener en cuenta, sin embargo fue bien asimilado y se entusiasmaron proponiendo hacer algo al respecto, lo que agradó sobremanera a la arqueóloga y a su madre. Joel reía en un rincón observando a lo niños corretear y tomarse de la ropa, no miraba a los demás, no deseaba cruzar la mirada con ella, mantenía su cabeza a la altura de los incansables infantes. Habían surgido ideas que fácilmente se podrían llevar a cabo con semejante respaldo económico, con objetivos claros, sin demagogia y sin desidia. Complicado pero posible, el compromiso final de la noche fue reunirse en una mesa de trabajo para organizar todo, lo que ellos no sabían era que el futuro de la humanidad dependía de esa reunión, Joel agregó que a través de su empresa, aún cuando no poseía la solidez económica con que contaba la familia Cane, colaboraría con el proyecto. Verónica miró al joven con ternura, conmovida por el ofrecimiento espontáneo de apoyo, el muchacho aprovecho para mirar a los azules y cada vez más bellos ojos de la Madre y hacerle un guiño en clara muestra de complicidad, ella le respondió con un beso al aire en dirección a él, no lo podía creer, esa reacción significa algo, pensó entusiasta. Dieron por finalizada la reunión cuando el silencio llamó la atención de los presentes, no se oían gritos ni taconeos sobre el perfecto piso de madera importada, entarugada y plastificada, notando la ausencia de los amiguitos; los descubrieron tomados de la mano y dormidos muy juntitos sobre la alfombra, en un rincón de la sala cerca del hogar, incesante generador de calor y sensaciones durante todo el invierno, no se trataba sólo de un adorno, era a su vez un complemento de la calefacción central y el lugar preferido de toda la familia, él fue testigo de la felicidad que habitó la casa por mucho tiempo, y decidieron volver a alojarla nuevamente tomando su calidez como génesis del futuro, como símbolo de unión familiar. En su casa, Verónica decidió traspasar las fotos de la velada a la computadora esa misma noche, dentro de las cuales había una que llamó su atención, todos los comensales acomodados en una posición que les permitía a todos ser vistos, es decir en un mismo plano ubicado detrás de la mesa, y en el centro, el pequeño Jesús sobre la falda de su madre; casi sin darse cuenta contó las personas presentes arrojando un número de doce, doce y Jesús. Como en la Última Cena. Se percató que se trataba de todo lo contrario, era la Primera Cena, supuso sin temor a equivocarse que era el principio de algo nuevo. Capítulo dos. El Proyecto Fénix. Veintiocho de Setiembre de mil novecientos cuarenta y seis. A sólo unos meses del triunfo del General Juan Domingo Perón en las elecciones del veinticuatro de febrero de ese mismo año, un barco de bandera italiana arribó al puerto de Buenos Aires, procedente como era común en esa época, de Brasil. A bordo, entusiasmados por la ilusión de una vida mejor, viajaban ciento veintitrés ciudadanos italianos de diversos estratos sociales y profesiones, la mayoría eran campesinos, albañiles y herreros, algunos llegaban con sus familias armadas, con esposas e hijos, los demás venían por un futuro en todo sentido. Entre la oleada de gente que bajaba por la planchada, se destacaba uno en particular, en realidad eran dos, el más alto sobresalía de los demás casi por veinte centímetros, casi tenía dos metros de altura y el cabello muy rubio, de contextura delgada pero de anchas espaldas. Su compañero era un poco más bajo, igual de rubio y pómulos prominentes, ambos se notaban aislados de la multitud, caminaban juntos, en silencio y se dirigieron sin detenerse a la mesa donde entregaban los papeles. -nombre y apellido- preguntó el oficial sin mirar a los hombres a la cara. -Giovanni Tasca- contestó apresuradamente el más bajo. Se retiró a un costado con el pasaporte sellado. -nombre y apellido- repitió automáticamente el uniformado. -Pietro Tasca- informó casi con un grito. -ah, son los hermanos- murmuró el encargado, quien se hallaba sentado a un lado sin hacer nada más que observar los rostros de lo recién llegados. Con el mismo ademán, su pasaporte fue sellado también. Nada se les preguntó, nadie los retuvo ni un minuto para conocer siquiera su ocupación. Pasaron muy rápido por los controles de migraciones. A paso vivo, los hombres, se alejaron del puerto, al salir por el ancho portón, un hombre de traje negro y sombrero del mismo tono se les acercó, intercambiaron unas palabras y se alejaron juntos, hacia un Ford V-ocho, modelo cuarenta y dos que se encontraba estacionado en la calle siguiente frente a un conocido bar y comedor de la zona, cuyos dueños eran de origen italiano. Los visitantes subieron al sedán por la puerta trasera, mientras el del sombrero se ubicó en la posición de chofer, puso en marcha el potente motor y salieron raudos hacia el oeste de la ciudad. El silencio dentro del habitáculo era total, incluso parecía que no respiraban, luego de andar casi veinte cuadras, el más alto dijo en perfecto alemán y muy ofuscado -les repetí infinitas veces que deberíamos haber venido en otro barco, más decente, no era así el arreglo! -cálmate Helmutt, ya estamos acá- solicitó desde el lado derecho del automóvil su compañero de viaje. -tú te conformas con cualquier cosa, Hans!- volvió a gritar Helmutt. -nos merecemos mucho más que esa sucia cáscara de nuez que nos trajo de Europa, sabes que nuestra teoría es muy importante para todos, sabes que Werner anduvo detrás de ella durante dos años- aseguró un poco más calmado el grandote. -Bah!, sabes que si no fuera por nosotros no podría haber hecho volar nunca nada, no nos podemos comparar con ese inútil- repitió Hans demostrando que él también era capaz de enojarse. -escucha Hans, con tus conocimientos del átomo y los míos de cohetería nada podrá detenernos- afirmó Helmutt. Mientras ellos discutían, Ernesto, así se llamaba el que conducía el auto, oía discretamente la conversación, por supuesto no entendía nada de lo que dialogaban, en un momento supuso una pelea por el tono utilizado, pero luego se dio cuenta que sólo eran muy sanguíneos en sus apreciaciones y en su forma de expresarse. Salieron de la Capital, cruzaron un curso de agua denominado Riachuelo y se internaron en la Provincia, un viaje que les tomó prácticamente dos horas. Los italianos devenidos ahora en alemanes comenzaron a impacientarse e inquirieron al conductor para que se apure y los deposite en el lugar indicado lo antes posible. Medio en español, medio en lunfardo trató de hacerse entender diciéndoles que faltaban unas pocas cuadras aún. El dúo entendía, aunque a medias, el español, se quedaron con la duda cuando el chofer les dijo -falta un cacho, recién entramos al arrabal. Una posterior aclaración les hizo entender lo que significaba. El Ford se detuvo contra el cordón, frente a una hermosa casa de dos plantas, con una arboleda importante a un costado y una galería elevada con una corta baranda de madera de laurel, especial para la intemperie. Los inmigrantes descendieron en forma precipitada, olvidando incluso una de sus valijas en la parte trasera, fue Hans quien regresó en su búsqueda. Cuando estaban subiendo la escalera hacia la puerta de ingreso, la misma se abrió imprevistamente y del interior salieron dos hombres de cabello muy corto y muy bien arreglado, ambos con camisa blanca y al parecer de los observadores alemanes, en muy buen estado físico. Los teutones se detuvieron de inmediato, uno de los prolijos caballeros extendió su mano derecha hacia Hans, quien devolvió el gesto, mientras el otro hacía lo mismo con Helmutt y se presentaban. -buenas tardes, soy el mayor Jerónimo Pardo, el señor a mi lado es el coronel Leandro Azcurra, del ejército argentino, seremos sus…en realidad no sabía en calidad de qué los habían enviado, continuó el coronel -Estaremos a su disposición por el tiempo que residan en este hermoso país. -buenas tardes- repitió Helmutt mientras estrechaba su mano derecha y presentando a su hermano. -un gusto, yo soy Helmutt Walter Hoffmann, él es mi hermano Hans Johan Hoffmann; era un orgullo para ellos el sonido de su apellido germano, un placer, por ese motivo lo repetían cada vez que podían. En voz alta y mirando al horizonte. -adelante caballeros, esta es su casa…por unos días, disfrútenla-invitó el coronel. Una vez en el interior de la vivienda, fueron invitados con té y cigarrillos, ambas cosas aceptadas. Los extranjeros se quejaron del insoportable calor que deberían soportar durante su estadía, resoplando y transpirando demasiado para su costumbre. El mayor, para tranquilizarlos un poco les comentó que llevarían adelante sus tareas en una zona del país donde el clima sería un poco más benigno para ellos: el sur. Deberían esperar que se termine la avanzada construcción de las instalaciones para tomar posesión del laboratorio, seguramente el más moderno del mundo en esa época. Los militares ignoraban el lugar exacto del edificio, incluso dudaba que fuera un edificio a la vista de todos, muy internamente pensaban que se trataría de algún tipo de reducto subterráneo. No se equivocaban para nada. La pareja de hermanos habitó esa casa casi sin salir a la calle por un mes, todas las necesidades eran cubiertas por los agentes especiales del ejército, todas, era muy común ver en las noches, descender del mismo auto que los trajo desde el puerto el primer día, a señoritas de tacos altos que rápidamente eran ingresadas a la morada y permanecían en su interior hasta la madrugada, incluso luego del amanecer, momento en que las recogía nuevamente nuestro conocido Ernesto, quien parecía estar totalmente a disposición de los Hoffmann. El tres de noviembre, temprano en la mañana, un grupo de cinco uniformados, cosa que no había ocurrido hasta el momento, llegó a la casa de los alemanes, tocaron la puerta e instruyeron a los ocupantes para que preparen sus maletas, saldrían cuanto antes hacia el destino establecido, el cual ellos ignoraban o por lo menos eso afirmaban. Sólo confirmaron que se dirigirían al sur. Una hora bastó para que los invitados se presenten en la galería, con su equipaje presto a ser cargado en la camioneta, de uso civil, sin inscripciones de ninguna índole, y en perfecto estado. Se dirigirían en primer lugar a la base aérea de El Palomar, y desde allí volarían hacia su destino incógnito. Los científicos, preparados por el Reich, habían escapado a Italia poco antes de la rendición de Alemania en mayo de mil novecientos cuarenta y cinco; una vez allí se dirigieron a costa de pagos en oro, hacia el sur del país, a la ciudad de Nápoles, donde se hospedaron durante más de quince meses en una casa de pescadores enfrente a la isla de Capri, sobre el mar Tirreno. El contacto vino a través de la Iglesia, desde Roma negociaron con el gobierno argentino, intercambiando protección a los físicos alemanes a cambio de sus conocimientos, lo que era en realidad muy ventajoso para el país desde la visión de sus gobernantes. Es así que a principios de setiembre del cuarenta y seis zarparon hacia América los hermanos Hoffmann con cierto grado de incertidumbre, ya que desconocían en forma absoluta Argentina y todo lo que tuviera que ver con ese lugar. Al hacerse pasar por ciudadanos italianos trataron de borrar sus rastros, Nadie debería ni siquiera imaginar que se hallaban en ese país del sur del mundo, nunca. Si bien ellos no habían tenido contacto con prisioneros o soldados, habían colaborado con Von Brown en la construcción de las conocidas V-uno y V-dos, siendo en realidad los creadores de semejantes armas. Pero la especialización de estos genios de la ciencia tendía a otra cosa mucho más nueva que la cohetería, mecánica cuántica. La ciencia se encontraba en sus albores, pero los descubrimientos que lograron en los últimos dos años de la contienda mundial, serían suficientes para posicionar a quien lograra capitalizarlos, en la primera potencia mundial, sin segundo lugar, todo quedaba fuera de competencia, incluso la incipiente y promisoria energía nuclear, devastadora y asesina. La idea se resumía en crear un rayo coherente de fotones, similar al L.A.S.E.R, creado a partir de las teorías de Albert Einstein teniendo como origen un campo magnético excesivamente potente y de una frecuencia impensada para la época, suficiente para excitar toda la materia que se encuentra en su centro, convirtiéndola primero en plasma para luego dirigir todos esos iones con caótico movimiento a una cámara de bombeo produciendo una cascada que se pueda manipular y direccionar. En síntesis, ellos sostenían que al atrapar la luz, sus cuantos de energía, en un campo magnético, no dejándola escapar y por lo tanto conteniéndola en su interior, sus partículas comenzarían a acomodarse hasta lograr un caudal suficiente y útil para ser expulsado a voluntad, de enorme y destructora energía. Previeron la absorción de cualquier masa al traspasar lo que hoy se llama el horizonte se sucesos, pero no la magnitud de tal hecho; así como la falta total de entropía (energía que se pierde y no es factible de realizar trabajo)en su interior masivo. Robert Openheimer, quien fue parte del equipo que construyó la primera bomba atómica, detestable artilugio, pero totalmente coherente con la humanidad y su destino, hubo de formular en el año mil novecientos treinta y nueve algunas apreciaciones acerca de la formación en la naturaleza de lo que se había dado en llamar agujeros negros, es decir el principio de los hermanos Hoffmann pero en el espacio. El helicóptero depositó al grupo que voló desde La ciudad de San Carlos de Bariloche hasta el cerro Machete a escasos dos kilómetro y medio del Lago Larga, en la provincia argentina de Río Negro. Dos oficiales acompañaban a los científicos en el descenso por la ladera oeste, bajaron aproximadamente veinte metros hasta lo que parecía ser una pequeña abertura natural de no más de un metro de diámetro, la cual pasaba totalmente desapercibida en contexto geográfico que la contenía, se introdujeron por ella, era la boca de un túnel de unos diez metros de extensión que los transportó, mientras se tornaba mas espacioso hasta una puerta de acero de dos metros por dos metros, instalada directamente sobre la piedra que fue cortada en forma perfecta. Cuando, lentamente comenzó a abrirse pudieron observar el espesor, veinte centímetros de blindaje, los ingenieros constructores del búnker lo pensaron inexpugnable y sobre todo indestructible. El recinto en el interior era admirablemente espacioso, contaban con una especie de hall central desde donde aparentemente dirigían todas las tareas a realizar en el interior, otro lugar donde se cocinaba y se tomaba alimentos, por cierto también muy cómodo, tres cuartos de baño pegados entre sí, y tres recintos destinados a dormitorio, uno para el personal militar, otro para los encargados de servicios y maestranzas y el último para los científicos; éste se encontraba en el piso inferior, adyacente al extraordinario laboratorio instalado allí. Luego de acomodar sus poco voluminosos artículos personales, ingresaron por una puerta directa a la sala de pruebas, ese acceso les permitía cierta privacidad y celeridad en el traslado. La tarea encomendada era construir el arma en el menor tiempo posible, probarla y recién entonces recibirían lo pactado, una pequeña fortuna en oro y el respaldo de por vida del Estado Argentino, sea quien sea el gobernante de turno. Al otro día comenzaron con sus trabajos de prueba, no era fácil pasar de la teoría a la práctica, sobre todo verían frustrado su proyecto en la parte del oscilador, corazón del arma que deseaban desarrollar, ya que se estaba hablando de magnitudes de frecuencia cuyas unidades aún no habían sido inventadas tales como el Yottahercio, o sea diez elevado a la vigésimo cuarta potencia. Eso hubiera sido admisible, pero cuando comenzaron a hablar de frecuencias cuyo valor debería superar la octogésima potencia o quizás más, el escepticismo ganó la atmósfera controlada del lugar, viciándola de duda. No era para menos, se trataba de una cantidad de ceros impensada para la tecnología moderna; qué tipo de oscilador resonaría a esa frecuencia? Deberían primero idear una configuración y además un material apropiado capaz de soportarla. La tecnología de estado sólido se encontraba recién en sus comienzos, así que comenzaron solicitándole especialmente a una compañía de los Estados Unidos, en funcionamiento actualmente en forma de multinacional, la construcción de válvulas de vacío muy peculiares, péntodos con una grilla extra( técnicamente no existía tal configuración, pero fueron enviados detalladas especificaciones para su construcción, lo que ellos llamaban por supuesto un héxodo) lo que les permitiría interconectar las voluminosas lámparas( deberían manejar una extrema carga eléctrica) entre sí y con los soñados cristales. La mente privilegiada que los Hoffmann poseían les permitía realizar los experimentos sin utilizar las anotaciones de su teoría, sólo de los resultados de las distintas configuraciones probadas. La prioridad era lograr esa frecuencia extrema. Los demás científicos e ingenieros que allí desempeñaban una labor de meros ayudantes continuaban aumentando sus dudas, les costó concebir la idea principal, pero una vez visualizada comenzaron a elucubrar soluciones al entuerto oscilatorio. Otro de los inconvenientes era la canalización de dicha frecuencia, cómo lograr incluirla en sendos conductores que en primer lugar deberían ser de una sección considerables, irradiarían al “eter”, para usufructuar un término de la época, una potente y además desconocida radiación electromagnética, muchísimo calor por el efecto Joule, y una reactancia inductiva descomunal. Como se ve, el diseño era en verdad una quimera, sería factible o sólo se trataba de una teoría irrealizable? Dentro de las posibles soluciones se encontraban la posibilidad que un cristal de diamante soporte los niveles deseados para mantener la oscilación, el esfuerzo mecánico sería devastador y una batería de capacitares equilibrarían la impedancia de sistema. La vida dentro del pétreo hogar no era sencilla, no podían hacerse ver en el exterior sí que era como la peor cárcel del mundo. En un año sólo dos veces les fue permitido salir al exterior, en una especie de vacaciones en la ciudad Bariloche, por seis días, custodiados permanentemente por efectivos de inteligencia. Los experimentos y pruebas se extendieron por dos años más, sin los resultados esperados, los problemas supuestos culminaron con la brillante idea de los germanos. El mismo Perón debió armar un bluff, construyendo inmensos laboratorios en la isla Huemul, muy cerca de la posición de las instalaciones de la montaña e invitando a un científico austriaco llamado Ronald Richter, quién decía ser capaz de generar energía por medio de la fusión del átomo. Mientras se disolvía el verdadero y secreto Proyecto, El Fénix, el anterior dejaba por el piso las promesas de Perón de repartir energía a los hogares en botellas similares a las de leche, simple, limpio, económico, interminable…soñado, imposible. El Proyecto Huemul culminó como una farsa, pero fue el puntapié inicial para que la energía atómica inicie su camino en Argentina. Acordaron dejar las anotaciones de todos los trabajos y ejercicios realizados hasta la fecha en poder del estado, a cambio de la posibilidad de retornar a la vida civil; el encargado general del proyecto, en ese momento un coronel doctorado en física, luego de consultar con el mismo Perón, dejó en libertad de acción a los sabios y manteniéndoles la protección y el apoyo por los servicios prestados al país, fue una inversión costosísima pero que rindió sus frutos, las instalaciones fueron mantenidas en condiciones de funcionamiento en pos de la posibilidad de lograr la resonancia requerida. Helmutt y Hans continuaron trabajando en distintas investigaciones hasta que el veintiocho de setiembre de mil novecientos setenta fueron hallados muertos, en su casa de Tandil, baleados aparentemente por el servicio secreto israelí, el Mossad, por orden de la primer ministro de ese país por aquellos años, Golda Meir. Meir ordenó una ejecución masiva de criminales de guerra nazi por todo el mundo; algunos fueron secuestrados para ser enjuiciados. La tecnología prosiguió con su evolución y desarrollo, permitiendo a los científicos acercarse más a los parámetros requeridos. Durante el período del proceso de reorganización nacional, llevado a cabo por militares argentinos a partir del año setenta y seis, quienes tomaron el gobierno y cometieron atroces crímenes, el proyecto Fénix continuó y fue la principal preocupación de dichos homicidas, el poder absoluto o inclusive la idea del mismo les proporcionaba placer, serían todopoderosos. Las investigaciones avanzaron, pero durante ese oscura era de Argentina, al sentirse omnipotentes, cometieron errores, y cierta información se filtró al círculo científico civil. Confiados, trasladaron parte del proyecto hacia la provincia de Buenos Aires, a una estancia situada a doscientos kilómetros al sur de la ciudad de Tandil, perteneciente al Capitán Ignacio Salinas, construyendo en esas tierras las instalaciones pertinentes y el primer acelerador de partículas de América con un radio de dos kilómetros. Subterráneo por supuesto. Fue en ese lugar que comenzaron las experiencias con superconductores, materiales que en ciertas condiciones se despojan de la resistencia al paso de la corriente eléctrica, ofreciendo una conductancia total, lo que significa que no habría incremento de la temperatura en el sistema. El físico nuclear Ricardo Jiménez, egresado del Instituto Balseiro, justamente llamado de esa forma en honor al Doctor Antonio Balseiro, quien luchó para que las instalaciones y equipos destinados a la fraudulenta iniciativa sean utilizados para la enseñanza de la naciente disciplina en ese país, estaba a cargo del proyecto, un hombre de familia, desconocedor de la realidad imperante en el país, como la mayoría, pues ciertos medios de prensa oficiaban de protectores del régimen opresor. Concretamente el trabajo de Jiménez era lograr que un oscilador alcance los niveles necesarios para excitar un supuesto acelerador de protones. Vivía en el campo y regresaba todos los fines de semana a su casa, a compartir todo el tiempo posible con sus pequeños hijos, Pablo y Andrea de doce y once años respectivamente y su esposa Adriana. Corría el año mil novecientos setenta y nueve. La tecnología del silicio y del germanio había avanzado enormemente, tanto así como las alquímicas mezclas de cerámicos para lograr una conducción ideal, pero a siderales distancias aún de lo requerido. Ricardo repetía siempre, con amigos, en su casa, o incluso en medio de una reunión del laboratorio. -moriremos todos y varias generaciones y no llegaremos a lograr esa resonancia. La mayoría estaba de acuerdo con tal afirmación, pero su ayudante, su asistente personal, el Dr. Jorge De los Santos, no compartía esa postura. Era permanente el intercambio de ideas entre ambos, eran buenos compañeros y se respetaban mutuamente, el más joven, Jorge parecía tener respuestas para todo, y Ricardo hacía de moderador de ímpetus y caracteres. Se estimaban y se notaba. El mayor contaba con cincuenta años de edad, casi veinte como investigador, oriundo de la ciudad de Mendoza, donde había trabajado hasta que dos años atrás consiguió ingresar a este proyecto, Fénix, le atrajo el nombre y el dinero que ganaría era poco menos que soñado. Con su familia a cuestas fue a parar a Tandil, logrando alquilar una casa muy linda y cómoda pero no muy bien ubicada, se conformó, ya encontraría otra en mejor lugar. Al ingresar en el espacioso centro de investigación, la primera persona que vio fue Jorge, quien desde un primer momento demostró un especial afecto por el abuelo, como llamaba cariñosamente a su amigo Jiménez. Fue el muchacho quien le consiguió, gracias a la ayuda de una amiga una casa acorde a los deseos de la familia, amplia, con detalles de fina terminación y sobretodo con un amplio jardín, apto para realizar el sueño de Ricardo, una piscina. El resultado fue una pequeña reunión que se realizó a los dos meses de haberse mudado a su casa, para festejar la compra de la propiedad, con algo de dinero ahorrado y con algunas cuotas de su envidiable sueldo cerraron el negocio en pocas horas. El agradecimiento fue tal que le juró, un poco en broma un poco en serio, que siempre haría lo que Jorge quisiera. El comedido amigo era oriundo de la ciudad de Tandil, toda su vida, treinta años, vivió en el mismo lugar, su casa paterna. Lamentablemente, sus padres habían fallecido en un accidente automovilístico cuando regresaban, en el verano del sesenta, de la ciudad de Mar del Plata, sobre el atlántico, turística por excelencia. La suerte, el destino o como se quiera denominar salvó la vida del joven, había regresado unos días antes con su tía Ileana, hermana de su madre, Beatriz, ya que pasaría unos días en casa de ella, quien era viuda y vivía sola en la misma Tandil. La verdad era que los padres querían disfrutar de unos días como novios, solos y sin nadie alrededor. El plan consistía en quedarse cuatro días más, pero Beatriz insistió en que extrañaba a su pichón y decidieron regresar al día siguiente. Amaneció lloviendo pero subieron a la ruta igual, la cinta asfáltica resbaladiza y la poca visibilidad hicieron el resto. El muchacho era un niño de once años. Su inocente cabecita no logró asimilar el desgraciado suceso en el momento, casi un año le llevó aceptar el hecho que sus padres no volverían a acariciar su ensortijada cabellera, ni que su madre no le prepararía nunca más la leche de la cinco de la tarde con pan y manteca, como tampoco que en cada acto de su escuela, ambos estén atentos al nene que sale a escena desde la primera fila, lagrimeando su madre y emocionado Andrés, su padre. Cierto día, Jorge ingresó a casa de su tía corriendo, eufórico y con una noticia que deseaba revelar a toda costa. - qué te pasa Jorge, porqué estás tan contento?- preguntó Ileana. -tengo dos amigos nuevos- respondió con la respiración acelerada, tanto como su pequeño corazón. - que bien, quienes son?- averiguó la intrigada mujer. - son dos hermanos, primero me dijeron que se llamaban de otra forma, no me acuerdo, pero después que sus nombres significaban Juan y Pedro- narró el niño entusiasmado por el encuentro. -porqué dices eso, usaban otros nombres?- preguntó esta vez con desconfianza la tía. - me dijeron que cuando eran chicos como yo se llamaban de otra forma, ahora son Juan y Pedro- aclaró convencido el simpático mocoso. - no son chicos como vos?, cuantos años tienen?- inquirió ahora más asustada que desconcertada la pequeña mujer. - no, antes eran chicos, ahora son viejos como vos, tía- respondió socarronamente Jorgito. -viven cerca de aquí, querido?- preguntó la mujer mientras tomaba el paraguas. - si tía, en la otra esquina, a una cuadra, son muy buenos, en la casa tienen aparatos rarísimos, con antenas y otros con luces que marcan rayas en una pantalla como los televisores, me dijeron que con ése pueden ver las ondas que nosotros escuchamos en la radio, la novela que oímos a la noche- exclamó en un tono informativo el asombrado pequeño. - vamos, ven conmigo- ordenó la señora mientras ansiosamente trataba de tomar de un brazo al niño. - enséñame cuál es la casa. Solicitó con cierto encono la viuda. Jorge le pidió que lo suelte, que la llevaría a conocer a sus amigos, pero no de esa forma, él tenía su carácter. Tomó unos pasos de ventaja con respecto a su tía y se detuvo frente a una bien cuidada residencia, que si bien no era ostentosa, denotaba una buena posición económica de los supuestos propietarios y amigos del chico. Con el paraguas en la mano, la mujer tocó el timbre que sonó fuerte dentro de la casa, un hombre muy alto, rubio y de facciones angulosas salió por un pasillo situado a un costado de la construcción, con una sonrisa que remarcaba aún más sus pómulos prominentes. -qué sorpresa, Jorge, has venido acompañado, debe ser tu tía Ileana- atinó en correcto español pero con un dejo extranjero. -Hola Juan, si es mi tía, y girando hacia la señora le dijo muy cortésmente- él es Juan. Por un instante dudó, pero se repuso de inmediato y le pidió al hombre que le diga como se llamaba cuando era chico. Juan rió y explicó a Ileana la risueña situación. No había sol, ni llovía, sin lugar a confusiones el paraguas era para la cabeza de Juan o como se llame, siempre fue alguien que cuidó a los suyos. Sufrió mucho, cuando según ella, dejó morir a su hermana, no debí haber traído al nene a mi casa, repetía cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo. El hombre, amable y pausadamente narró lo sucedido con Jorge, su verdadero nombre era Giovanni y el de su hermano, Pietro, el niño no conocía esos raros apelativos por lo que le comentaron que cuando eran chicos, en Italia, todos los llamaban así pero si deseaba podría llamarlos Juan y Pedro. Ileana comprendió perfectamente la situación y le pidió disculpa por la forma intempestiva de su accionar. Juan los invitó a pasar a la casa para mostrarle a la mujer que los raros aparatos eran sólo equipo electrónicos de reparación y fabricación de los nuevos televisores, como osciloscopios e inyectores de señales. Pedro apareció desde el jardín trasero, con sus manos llenas de tierra, una pequeña palita en una mano y un rosal aún con sus raíces envueltas dispuesto a ser transplantado. La tía se convenció al instante que se trataba de buenas personas, más aún, luego de presentarse, el jardinero comenzó a narrarles historias de su país natal, sus padres, su familia, su trabajo antes de emigrar a América, de pronto una lágrima asomó desde su ojo derecho y se deslizó hasta la barbilla dejando en su viaje un hilo húmedo de dolor y añoranzas. Habían pasado catorce años sin tener noticias de sus amigos y parientes, estaban solos en el mundo, su hermano lo veía lagrimear y envidiaba el hecho por no poder hacerlo. Quería llorar. Debía llorar. Desde ese día, Jorge, el niño sin padres, visitó esa casa todas las tardes, luego de la escuela, y aprendió, vaya si aprendió, le apasionaba la electrónica, la física pero sobre todo escuchar las experiencias de vida de esos hombres. Cuando era casi un hombre, quince años, su tía enfermó, iba y venía desde el hospital a la casa, él no sabía que padecía, sus amigos si. Se trataba de su hígado. Un cáncer diezmó la salud de la mujer hasta que falleció un año después, el día de su cumpleaños número dieciséis. Continuó habitando la casa que lo vio nacer, pero al mediodía y a la hora de la cena se dirigía religiosamente a la casa de sus amigos italianos. Era un hijo para ellos, en todo sentido, todas las necesidades eran cubiertas por los hermanos Tasca, ya habían perdido las esperanzas de recuperar el contacto con lo que habían quedado lejos. Tomaron la decisión de redactar un testamento en favor de su preciado y querido Jorge, él no lo sabía, no hubiera aceptado. Al poco tiempo lograron adoptarlo. Cuando llegó el momento de ingresar a la Universidad, no lo dudaron, proveyeron los recursos para que ingrese a la Facultad de Ingeniería de la U.B.A.( Universidad de Buenos Aires), alquilaron un departamento en la Capital. Todos los meses se veían, generalmente los tíos, como el los llamaba, iban en pos de lo único que poseían en la vida, eso les brindaba fuerzas para seguir adelante; en un momento pensaron en regresar a su patria, pero no, desistieron de la idea muy rápidamente, nada era igual, no tendrían cabida en el nuevo mundo. La base técnica y el bagaje de conocimientos que poseía el muchacho eran impresionantes, a tal punto que culminó en dos años el ciclo básico. En enero del sesenta y nueve logró el ingreso al Instituto Balseiro, un orgullo nacional, y los tíos no cabían en sus cuerpos, su sobrino sería Físico nuclear, lo habían conseguido, desde ese punto no había retorno. Contaba con veinte años. Un verdadero prodigio. Era un estudiante de excelente nivel y dedicación, reconocido entre sus compañeros, muchos conocían su historia, lo que le otorgaba mayor mérito aún. Durante el escaso tiempo de descanso que tuvo durante el verano, regresó por supuesto a su casa, a ver a sus tíos, estaban muy bien, su salud era de hierro y no eran tan viejos, el mayor cumpliría setenta años el doce de agosto del setenta. Por una vez en su vida se sentía realmente feliz y pleno. A dos días de su regreso al estudio, hicieron que descienda al sótano y le enseñaron unos cuadernos que dejaban adivinar su rica y sustanciosa historia, le comunicaron el deseo que sea el portador de esos documentos y que podría disponer de ellos a su antojo y conveniencia. Emocionado, abrió el anotador, que contenía también muchas hojas sueltas con temas independientes, y notó un nombre con letras subrayadas: Proyecto Fénix. Pedro, con un solo movimiento sacó el cuaderno de las manos del joven y lo cerró, diciéndole que lo podría estudiar más tarde. Luego se lo regresó manteniéndolo cerrado. -vayamos a cenar- Invitó Juan. La moción fue acatada por unanimidad. Fue una noche diferente, distendidos, como si sus vidas hubieran sido distintas, como si la hubiesen disfrutado a pleno como la gente que no tiene problemas. En ese preciso instante algo pasó por su mente, ayudaría a la gente que estuviera a su lado y que lo necesite, sin más, sería una forma de disfrutar de su vida. Pedro estuvo de acuerdo, Juan dudó; Jorge comenzó a reír como nunca - quién podría necesitar mi ayuda? No lo imaginó. Nadie podría haberlo imaginado. No regresó a su casa en todo el año, pasó horas y horas estudiando las anotaciones de sus tíos, cada vez que ellos llegaban sabían que deberían dar clases magistrales explicando y debatiendo sus teorías. Todos disfrutaban de esos momentos. Sus vidas habían tomado otro matiz desde que conocieron al muchacho. Nuevamente un mes de vacaciones, de regreso a su casa, corría enero del setenta. Le dieron la noticia del año, irían a vivir con él, o en su defecto comprarían otra casa para estar juntos en n lugar más cómodo que el departamento que habitaba. Fue entonces que decidió, loco de contento, ir a Capital en búsqueda de un lugar para todos, no lo podía creer, estarían juntos otra vez. Trataron de hacerlo reflexionar, que espere, no era algo de vida muerte, podrían, apenas en diez días viajar todos y decidir. Jorge se negó, era tal el entusiasmo que demostraba que dejaron que vaya. Un ómnibus nuevo, a las once de la noche, partió de la terminal local rumbo a Retiro. Su corazón latía incontrolado, soñador, ilusionado. El viaje le pareció más corto que de costumbre. Llegó a su pequeño cubil y se durmió por unas horas. Alrededor de las seis y treinta de la mañana, el encargado del edificio golpeaba frenéticamente la puerta de su departamento. Abrió sobresaltado -qué sucede, qué pasa, Marcelo? - la policía está abajo, te buscan, debes bajar- rogó el portero. Sin vestirse, alcanzó el pantalón que traía puesto a la noche, y descendió los cuatro pisos hasta la planta baja, efectivamente, un móvil de la policía de la Provincia estaba estacionado en el frente del edificio, tres oficiales lo aguardaban en el hall, junto a la señora de Marcelo, Laura, quien lloraba en forma desconsolada. -qué pasó, porqué me buscan? -el señor Jorge Horacio De Los Santos ó Tasca?- preguntó el efectivo. - si señor, que pasó?- volvió a preguntar el joven casi desesperado. - soy el Sargento Flores, lamento comunicarle el deceso de sus tíos en la ciudad de Tandil, aparentemente en un intento de robo, los ladrones ultimaron con disparos a los ancianos. Lo siento mucho. Creo que usted debería……. El sufrido joven ya no escuchaba lo que el policía le decía, fue demasiado para su castigado ser. Cayó desmayado. Apenas segundos duró el desvanecimiento del joven, regresó de la inconciencia inmediatamente, solo para angustiarse al sentir la realidad en sus retinas nuevamente cuando abrió los ojos y observó los uniformes junto a él, deseó la muerte, pero aún no era su hora, de ninguna manera. Nota del autor: Sin embargo, las heridas del alma se rellenan con un material especial que uno segrega, de manera espontánea y duración eterna, gracias al amor, a los sucesivos actos de bondad, de compromiso con las personas, con una postura superior, es decir observando el bienestar general y preocupándose por el futuro de todos, abstrayéndonos de nuestro pequeño mundo, dándole cabida al universo más abarcativo de la humanidad. Poco a poco esas pequeñas laceraciones son cubiertas por una capa de espiritual consistencia, aún más resistente que la original que nos permite enfrentar procesos todavía más exigentes y dolorosos. Debemos preocuparnos por comenzar a curar nuestras propias almas por un futuro mejor para todos. Unifiquemos conceptos para que los objetivos puedan confluir en algo substancial y promisorio, la esencia de cada ser humano es intrínseca a él y es plausible de cambios, pero la esencia de la humanidad la debemos construir entre todos, deberemos lograr una coherencia de nuestros pensamientos, deberemos obtener una sumatoria de esencias positivas para lograr un todo del mismo signo, deberemos convertirnos en iones humanos positivos, es decir dejando ir nuestra componente negativa. Los iones son átomos que ganan o pierden un electrón, tornándose negativos o positivos respectivamente. Esa palabra que he iterado, esencia, no es otra cosa que el alma, se le puede dar una categoría divina o no, pero el objetivo es idéntico, nuestra meta debería ser siempre la misma. La clave de nuestra evolución no se encuentra en la ciencia, de ninguna manera, a medida que vayan adentrándose en los párrafos de éste libro se darán cuenta dónde reside ese secreto no revelado. Como apéndice, quizás como aclaración, he agregado al final, un resúmen de la Teoría del Pensamiento Relativo, que les sugiero lean en el tiempo y espacio que le corresponde, es decir en último término. Se preguntarán ustedes entonces para qué los pongo en conocimiento, es sólo por que no merecen esperar más para desentrañar el misterio más grande de la humanidad. No habrá castigos para el que lo haga y si lo hay nunca será desproporcionado como el que sugiere la iglesia. El maestro Jorge Luís Borges decía, no recuerdo ni donde ni cuando, que es desproporcionado castigar a alguien eternamente habiendo vivido, supongamos, solamente ochenta años. Yo pienso que es así. Nuestro castigo es vivir como vivimos. Con respecto a no recordar autores ni títulos sino sólo la idea que me fue útil (salvo honrosas excepciones como la anterior) me siento como un cedazo al que diariamente traspasan miles de ideas, de pensamientos, de frases, de imágenes; por medio de la televisión, de libros, de revistas, de la misma gente que te cuenta sus penurias y sus alegrías. Pero sólo soy capaz de retener, siendo muy generoso, el uno por ciento de esos proyectiles informativos, por eso trato de ser lo más selectivo posible y empleo toda mi capacidad para lograr que ese pequeño porcentaje me sirva para ser mejor. Es por eso, esperanzados lectores con ansias de cambio, estaré sumamente feliz si ustedes creen que una sola frase de este libro es útil. Jorge salió adelante, se sintió culpable durante un tiempo por haberlos dejado solos esa noche, luego comprendió y puso en práctica su teoría de la ayuda, honró su promesa utilizando parte de su dinero en hacer felices a otros a quienes no conocía, y a conocidos también. Fue grande su sorpresa cuando se enteró de la herencia de sus tíos, no por las dos propiedades, las cuales poseían sin duda un valor económico excelente, sino por las tres cajas de seguridad en el banco colmadas de oro y cientos de miles de dólares. Desconociendo su origen, pensó en el futuro, contaba con el financiamiento para su altruismo creciente. Continuó estudiando y se recibió cuatro años después, con los mejores promedios y siendo un ejemplo para todos entre sus amistades. Jorge había moldeado su carácter, había crecido, sufrió duros avatares y conocía respuestas que nadie conocía gracias a su relación con los científicos alemanes, ni aún otros especialistas en física, esa era la diferencia que notaba personalmente su amigo Ricardo y cuyo origen desconocía. Había decidido, que no proveería de una solución, aún teórica, al sistema impuesto por los golpistas represores y asesinos, tenía claro de que lado estaba ubicado, sobretodo sabiendo el fin que tendría el oscilador funcionando, no se trataba de un acelerador de protones, era, según rezaban los manuscritos de Juan y Pedro (una de nuestras paradojas) para generar el arma más poderosas de todas, un mortal, desproporcionado e imprevisible haz de fotones. Su ingreso al proyecto se debió a la posibilidad de tener alguien “adentro”, los eximios promedios le valieron la oportunidad de ser convocado y además recomendado, cosa que al acontecer motivó la consulta con sus compañeros, quienes opinaron que sería útil y también desconocían su secreto, y el de la Junta. La relación que tenían con Ricardo era casi de hermanos, ambos eran hijos únicos, y si bien los padres de Jiménez, fallecieron cuando este ya contaba con cuarenta años, compartían el mismo dolor. Las reuniones en casa del veterano amigo eran cada vez más comunes, siempre con la presencia de alguna amiga del matrimonio, quienes estaban obstinados en conseguirle pareja, lograron un par de acercamientos pero no pudieron concretar nada relevante. Las amistades del joven e intuitivo físico eran todas relacionadas con su carrera o con antiguos compañeros que compartieron años de facultad, núcleo de los disidentes al gobierno de facto, dentro de los cuales se encontraban importantes representantes de Montoneros, un grupo Peronista de izquierda, quienes lucharon en inferiores condiciones y que culminó con la muerte de más de treinta mil personas durante el período de gobierno castrense. Muchos insisten en que además de los asesinatos, esas víctimas y lo que quedaron sufrieron un avasallamiento ideológico, la sociedad argentina toda fue vapuleada intelectualmente, aún hoy estamos pagando consecuencias por la pérdida de innumerables baluartes del pensamiento. Por sugerencia de los mismos implicados, Jorge se alejó de las reuniones y de todo lo que tenga relación con ellos, pero una noche, se encontraban festejando el cumpleaños de un amigo, Carlos, de su misma edad, cuando un grupo de militares ingresó apunta de pistola y fusiles y los obligaron a subir al camión para su traslado a Campo de Mayo, eran alrededor de quince personas las secuestradas, los separaron en tres grupos y los encerraron atados de pies y manos, con vendas en los ojos. No les estaba permitido hablar. Durante diez días los mantuvieron sólo con agua y alguna sobra de la comida de los guardias, sin decirles ni preguntarles nada, el daño sicológico se acentuaba hora a hora, minuto a minuto. Al cabo de ese tiempo, uno a uno fueron interrogados en pos de averiguar los nombres de los cabecillas del grupo, al negarse eran colocados sobre el elástico desnudo de una cama en una habitación destinada especialmente a esa práctica o a veces incluso en sus propias camas, y se les aplicaba corriente eléctrica alternando con baldazos de agua, en muchas ocasiones el blanco de las descargas eran los testículos de los hombres o los pezones de las mujeres, eso provocaba reacciones diversas, inventar algo que ignoraban para que cese el castigo, contar toda lo que conocían, lo que ocurrió muchas veces, o cerrarse y soportar lo soportable; el desenlace era el mismo para todos, la muerte. Hay que tener en cuenta que cientos de capellanes de las distintas unidades conocían dichas prácticas y no se oponían a tales aberraciones inhumanas. La iglesia volvió a lavarse las manos, y sigue haciéndolo. Fue una casualidad que el jefe del laboratorio, Salinas, donde Jorge trabajaba se acercara y tuviera acceso a los registros de los prisioneros, para asegurarse de su identidad, solicitó hablar con él. Se trataba de un despojo humano, no hizo falta el diálogo, ordenó la inmediata liberación bajo su responsabilidad, los llevó a su casa y le aconsejó que se fuera de inmediato del país, el muchacho le agradeció como pudo y se despidieron, nunca olvidará a su salvador. Sin esperar un minuto juntó todo lo de valor y se dirigió a casa de Ricardo, le narró lo sucedido y la historia del Proyecto Fénix y por supuesto, su idea de dejar Argentina. Su amigo comprendió y se ofreció para ayudarlo en lo que necesite. -sólo llévame al aeropuerto, me dirigiré a España, todo esto pasará algún día. Regresaré. -lo que quieras, déjame vestirme- solicitó el amigo. Mientras se vestía, Jorge le comentaba que iría al primer lugar hacia donde haya pasajes disponibles, luego vería que hacer. El diálogo durante el viaje al aeropuerto de Ezeiza fue una verdadera demostración de amistad, la tristeza colmaba sus frases, trataron de no llorar, las despedidas son sinónimo de fracasos o de injusticias, en este caso la justicia vendría muchos años después. El avión partió a las dos de la mañana, tuvo suerte, gracias a la ineficacia del aeropuerto, ya que el horario normal era a las veintitrés horas, rumbo a San Pablo, logró un pasaje hacia la península Ibérica dos días después. Su futuro estaba echado. Ricardo regresó de Ezeiza dos horas luego de la partida de su amigo, no alcanzaba a comprender aún la magnitud de lo que estaba aconteciendo en la Argentina, se hallaba desconcertado y con el solo conocimiento de lo narrado por su amigo, ahora rumbo al exilio, no le comentó nada a su esposa, supuso que sería mejor así, se decidió a continuar con su labor y a cumplir con la tarea encomendada. Después tendría tiempo de analizar los hechos en forma más objetiva. Tendría tiempo? Siempre había sido un creyente de la voluntad del Señor, católico y respetuoso de los Sagrados mandatos. Ese domingo por la mañana, muy temprano, luego del desayuno y junto a Adriana, su mujer desde hacía casi quince años, quien gustosa lo acompañaba a la iglesia todas las semanas se dirigieron a pie hacia el templo, localizado a escasas cuatro cuadras de la morada familiar. El padre Ignacio, demostró sus dotes de buen sacerdote y de comprometido ciudadano ofreciéndoles a los feligreses un sermón en contra de los perversos desestabilizadores del país, asesinos y criminales que no alcanzarían jamás el perdón y por ende el Paraíso. Ricardo escuchaba atentamente las palabras del clérigo, pero su mente se hallaba a más de diez mil kilómetros, junto a su amigo que debió abandonar su país por miedo a que lo asesinen. Algo comenzaba aclararse en la mente del inteligente profesional. Concluida la ceremonia, el párroco se colocó en la escalinata de ingreso al sagrado recinto y saludaba a los incondicionales asistentes dominicales, en el momento que Adriana iba a estrechar la mano del cura, Ricardo ve aproximarse a un oficial del ejército argentino, luciendo un impecable uniforme y con su gorra debajo del brazo derecho; no supo porqué, pero detuvo el ademán de su esposa para permitirle al coronel que saludara a Ignacio en primer término. El militar agradeció con la mirada fija en los ojos del doctor en física y un recio movimiento de arriba hacia debajo de su cabeza, ornada con un impecable corte de cabellos muy rebajado. En ese momento un escalofrío erizó sus vellos en la espalda. Juan Carlos Izaguirre era el nombre del coronel, encargado de Campo de Mayo, aclaró luego el religioso al marcharse éste. -Un hombre muy correcto- agregó después. Se despidieron con risas del amigable pastor, no imaginaban lo que vendría. En las oficinas de la delegación que dirigía, Izaguirre recibió al sargento principal Páez, un suboficial que había ingresado a las filas castrenses al culminar el año que cumplió como soldado de acuerdo al servicio militar obligatorio, una persona agradecida al sistema. -todos los días tengo para comer- argumentaba el militar de bajo rango. Un hombre de poca altura, de oscuro cabello renegrido y acento norteño, era oriundo de la provincia de Jujuy, y en el primer día de cuartel decidió que era ese su futuro al ver las mesas llenas de alimentos y camas limpias. Supuso que se trataba del mejor lugar del mundo, y eso asimiló. Sólo defendía lo que sus superiores ordenaban. No cuestionaba. Sólo obedecía y acataba. Ingresó con una nómina en un cuaderno de tapas duras y amarillas, abierto en la página que debía mostrarle al superior. -Buenos días mi coronel, traigo una nueva lista- vociferó el sargento, con un tono respetuoso. -adelante, sargento- saludó cordialmente el oficial. -dónde se la dejo?- preguntó casi apoyando el cuaderno en una esquina del escritorio totalmente ordenado, nada había fuera de su lugar. -no, ahí no- ordenó el jefe levantando sorpresivamente la voz y tornando áspero el tono. -colóquelo sobre aquella mesita- agregó usando el tono más cordial. -como usted diga, señor… acá esta bien?- aventuró el subordinado apuntando esta vez más certeramente. -si, ese el lugar indicado- aseguró decidido el de más rango. El obediente hombre se despidió lo más cortésmente posible del cambiante superior, ya conocían al hombre elegante y acicalado, no podían imaginarse cuál sería su próximo capricho, sin lugar a dudas la había sacado barata. Cerró sigilosamente la puerta sin hacer que golpeara ni que emitiera el mínimo ruido, la última vez que la hizo sonar contra el marco se ganó cuatro días de arresto, estaba educado. El joven militar era un hombre de buena familia y muy creyente, católico practicante, de conducta y conocimientos sobresalientes. Un verdadero ejemplo para la sociedad. Cualquier madre hubiera soñado con un hijo así, y cualquier mujer, pero él ya había elegido. Había decidido casarse luego de algún problemita ocurrido durante sus años en el Colegio Militar de la Nación, cuando una novia se “cayó” de las escaleras que llevaban a sus habitaciones, en casa de sus padres, durante una fiesta con amigos. El hecho no trascendió más allá del entorno, la mujer, después de todo no era de su clase y la mitad de su dentadura pudo arreglarse en poco tiempo sin generar escándalo. Tomó el ajado cuaderno con su mano izquierda, sosteniéndolo desde la base para permitirse hojearlo con la derecha desde el vértice superior derecho muy lentamente, tal como le habían enseñado en la escuela primaria a la que asistió; aún podía oír la voz del padre Camilo dándole las debidas y severas indicaciones; leyendo detenidamente, nombre por nombre, hoja por hoja, iba armando en su brillante mente el mapa del recorrido de la unidad que enviaría para traer a esos bestias hacia el destacamento. Cerca de cien nombres se habían agregado a la ya extensa lista que continuaba con un crecimiento casi geométrico. Su labor era asegurarse que los reclusos pongan de manifiesto datos sobre cabecillas de las organizaciones de izquierda que mantenían en vilo a la indefensa sociedad de aquel entonces, una sociedad que amaba y que, aunque trate de demostrar lo contrario, aún hoy extraña los procedimientos militares. El decidía, él tenía el poder de dirimir quien vivía y quien no, y lo hacía sentir, gozaba con la tortura, solo, dentro de las cuatro paredes del calabozo era capaz de lograr que hablen los colchones húmedos, ordenaba que se retiren todos, y así, realizaba las más perversas acciones en pos de la verdad, según sus propias palabras en ruedas de amigos, quienes se reían y disfrutaban de los relatos sobre los prisioneros vejados y ultrajados, en total estado de indefensión. Conformó las acciones pertinentes para localizar y apresar a los desdichados que serían traídos ante su presencia, el nombre que le correspondía al número veinticuatro en el orden era Ricardo Jiménez, físico, casado y cómplice de Jorge De Los Santos, que había sido liberado por error días atrás, ambos se presumían infiltrados en el laboratorio donde se desarrollaba el proyecto Fénix. El fuerte chillido de las cubiertas al deslizarse frenadas sobre el asfalto se escuchó desde lejos, y por supuesto desde el dormitorio de la casa del doctor Jiménez, quien al despertarse por tal ruido, notó a un grupo de soldados armados con fusiles livianos (F.A.L) que trataban de ingresar a su domicilio; el hombre, por supuesto desarmado, aún aturdido por el sobresalto, se dirigió hacia la puerta de ingreso para abrir y ofrecer su colaboración ignorando totalmente su futuro, por cierto inimaginado. Encendió la luz del porche de su casa y quitó las dos vueltas de llave de la puerta de cedro lustrada; cuando bajó el picaporte, cuatro soldados casi se caen por el envión que habían tomado para ingresar por asalto al domicilio, detrás de ellos ingresó un teniente, Ricardo conocía las insignias perfectamente, quien le ordenó que se sentara y que llame a su esposa. -Ricardo Jiménez, el doctor… así que vos sos el que ayudó a escapar a De Los Santos… mirálo al científico- balbuceaba el oficial mientras Adriana bajaba las escaleras muy asustada, y al ver el espectáculo en el amplio living de su casa entró en pánico. Trató de correr hacia arriba apara poner a salvo a sus hijos pero fue detenida rápidamente por los efectivos armados; bajaron a la mujer y la sentaron a un lado de su esposo. -hay un error- trataba de aclarar el hombre de ciencia. -no señor, no hay errores acá- aseguró el teniente. La madre de la espantada señora también fue traída a la sala. -Adriana lloraba e imploraba que no toquen a sus hijos, lo mismo hacía Clara, su madre. Luego de un confuso y fútil intercambio de palabras, dónde trataban de explicar algo que no comprendían y alegando inocencia sobre cualquier cargo, los soldados llevaron a la pareja hacia el vehículo que llegó pocos minutos luego que el primero, los subieron al auto verde y los dos hombres que se habían quedado en la vereda como apoyo se acomodaron a cada lado de los prisioneros. El auto partió sin esperar a nadie. En la casa, la abuela de la familia era instruida para que no moleste, ya los devolverían al hogar. En el camino les vendaron los ojos y comenzaron el trabajo sicológico, repetían una y otra vez que los que hablan se salvan y que los otros no vuelven nunca. Era un trabajo ya realizado cientos de veces, todo el mecanismo estaba aceitado, se enorgullecían de no haber fallado nunca. Descendieron del coche tomados del brazo por los custodios, fuertemente asidos, fueron llevados a una habitación y depositados en silencio en ella; poco a poco fueron llegando más prisioneros, todos callados, nadie emitía un sonido, parecía que nadie respiraba; a pesar de la agitación, nada se oía. El miedo le ganaba a la razón, ese era el sentido de todo este proceso. El sargento Paez ingresó al cuarto, los colocó en línea y les ordenó que se enumeren con gritos, le gustaba gritar, era un poco sacar el odio que mantenía también prisionero dentro de sí, ese era su tiempo, y el era el protagonista. Con temor y con voz trémula, uno a uno fueron adjudicándose un número correlativo, el terror se apoderó de Adriana cuando oyó a su marido gritar -quince- , el propio era el trece, se habían separado, estaba convencida que se hallaba a su lado, no volvería a sentir sus manos nunca más, tampoco su voz. Los separaron, mujeres y hombres. Habían pasado ya cuatro horas, la situación era análoga a las vacas en camino al matadero, se podía olfatear la desazón y el temor. Así estuvieron hasta la noche, la oscuridad comenzó a ganar lentamente el lugar, alguno atinó a pronunciar alguna palabra, se sentaban, se incorporaban y volvían a acomodarse en el frío suelo de granito. Comenzaron por repetir sus nombres en voz baja, nadie se conocía, sólo eran números. La incertidumbre se acentuaba cada vez más. Se escuchó un taconeo acompasado, pasos que se acercaban por el corredor, interminable espera, se detienen, la puerta se abre, una voz conocida les comunica que serán interrogados en pocos minutos. Deben hablar. Entre los primeros tres, llevaron a Ricardo, tres hombres, tres habitaciones. Cada grupo poseía un especialista en procedimientos para recabar datos. El coronel, jefe del destacamento, le tocó al asustado científico. Izaguirre: -nombre, apellido, ocupación- solicitó sin mirar al hombre sentado y vendado. Ricardo: - Ricardo Jiménez, trabajo en una delegación del ejército, en un laboratorio de física, a doscientos kilómetros de Tandil. Cual es el problema señor? -sollozó el hombre. Izaguirre: responde sólo lo que pregunto, nada más- sentenció enérgico. Conoce a Jorge De Los Santos?- requirió con voz firme. Ricardo: -si señor, trabaja conmigo en ese lugar también. Izaguirre: -sabía que dejó el país? Sabía que es un traidor a la patria? Ricardo:- no se nada señor, sólo hago mi trabajo y me retiro a mi casa, con mi familia. Izaguirre:- no te hagas el otario, sabes de qué te estoy hablando, vos lo ayudaste. Qué tienes que ver con ellos? Quién está detrás de todo esto? Ricardo:- nada, no se quienes son ellos, de quienes habla? El coronel cambió la forma en que miraba al hombre, ordenó que le quitaran la camisa y el pantalón, esta era la parte que a él le gustaba. Ricardo continuaba repitiendo que no sabía nada, que no tenía nada que ver. Izaguirre: -recuéstenlo – gritó. Ricardo estaba desesperado, no sabía nada más de lo que le había dicho. Lo acostaron en el elástico de alambre de la cama, ataron sus muñecas y tobillos a los barrotes, siempre vendado. Izaguirre:- enchufen a Maruja- indicando claramente que enciendan el transformador de alta tensión que utilizaban como picana, cuyo electrodo de masa unían a la estructura metálica y el restante era aplicado en zonas del cuerpo muy sensibles, como ya he narrado, testículos, tetillas, labios, incluso en el glande cuando la situación así lo requería. Jiménez nunca imaginó para qué lo habían atado, y nunca se enteró. Cuando sintió la primera descarga en el pezón derecho gritó como nunca lo había hecho en su vida, era un dolor desgarrante, desconocido. No sabía lo que debía decir, se desesperaba aún más, estaba aturdido. El sádico jefe continuaba con las preguntas que no tenían respuesta. -España, se fue a España- gritó el hombre en un intento de lograr que cese la tortura. - ya lo sabemos, vos lo llevaste al aeropuerto, ya lo sabemos… escucha, decime quién es el organizador de todo esto, un nombre, sólo uno y te salvás, nada más que eso, no querés morirte por un don nadie, no?- invitó el desalmado coronel. -no lo sé, no sé nada- afirmó llorando el desamparado hombre. Aumentaron la tensión y le aplicó el electrodo en la sien, era la máxima potencia, estaba decidido a conseguir la verdad. Luego lo deslizó por el pecho hasta los testículos, muy lentamente, se podía percibir el olor a carne chamuscada, no lo despegaba de la piel del hombre. Comenzó a gritarle- hablá, estúpido , hablá- Ricardo no lo soportó, la tensión fue demasiada, se arqueó levantando sus caderas, pro no se trataba de electricidad, era su corazón, la sangre comenzó a brotar de su boca semiabierta, primero un fino hilo, luego comenzó a llenar la cavidad bucal, se ahogaba, movía frenéticamente sus piernas, hacía fuerza tirando de las correas que lo tenían prisionero, pero eran reflejos de sus músculos, el dolor debe haber sido insoportable, Juan Carlos lo observaba, lo miraba morir, inmóvil, él lo había originado, Ricardo quedó quieto, con sus ojos abiertos, desesperadamente abiertos, sin vida, ya no era más, se había marchado, disfrutó haberlo echado de la vida. - idiota!- fue lo único que dijo, giró y se dirigió a la puerta para retirarse a lavarse las manos. Cuando regresó habían retirado el cuerpo del pobre hombre. -traigan a la esposa- pidió con un grito, otro más, y por lo bajo agregó – no es una belleza, pero merece atención, veremos. Minutos después, la nueva víctima era recostada directamente en la cama y atada de acuerdo al procedimiento. Izaguirre se paró junto a la cama y le dijo acercando la boca a su pabellón auditivo derecho- tu marido está muerto, o me decís lo que quiero saber o lo vas a acompañar. Adriana comenzó a llorar inmediatamente, percibió que era cierto, que no estaba asustándola solamente, no podía parar, no lograba hablar, comenzó a temblar y le siguieron gritos de rabia, de impotencia, de miedo. -cállate, quién es el jefe de todos, debes decirlo ya, por hoy no tengo más paciencia… hablá- gritó con el rostro desfigurado, parecía un sacrificio humano, un rito satánico, un adorador del mal imbuido por un espíritu lascivo y aún más perverso que él. Ella continuaba llorando y gritando que no sabía nada, no tenía idea de nada. Sin demorarse en pensarlo golpeó con el arma, una pistola once-veinticinco, pesada y contundente, atontando y casi desmayando a la víctima; con pocos movimientos arrancó la ropa de la inanimada mujer y jadeando de sólo pensar en lo que haría la poseyó en forma animal, hasta alcanzar el orgasmo y desparramar su simiente sobre todo el cuerpo de la desafortunada e inconciente mujer. En ese momento, intentó abrir los ojos, se podía apreciar el esfuerzo por recobrar la lucidez, un grito apagado emergió de su garganta, el detestable ser tomó nuevamente el arma y la golpeó hasta matarla. El desalmado coronel, regresó al cuarto de baño al otro lado del corredor, un bolso con ropa limpia se hallaba sobre una silla que estaba dispuesta únicamente con ese fin. Tomó una ducha y se vistió de hombre, mientras se peinaba, observaba en el espejo su anguloso rostro, satisfecho de la labor realizada -dos menos- pensó aún excitado por el acto consumado, tomó su miembro con su mano derecha y lo restregó pensando en el rostro de la mujer muerta, eso le bastó para un segundo orgasmo. Salió impecable del sanitario, se sentía todavía más poderoso que antes de los interrogatorios, omnipotente, invencible, todos deberían arrodillarse a su paso, esa era la impresión que daba al espectador y es exactamente la que deseaba causar. El tiempo se deslizaba presuroso por la vida de Clara, madre de Adriana, y de los hijos de la desdichada pareja, la abuela había concurrido en incontables oportunidades a la comisaría del barrio requiriendo información acerca de su hija y yerno; siempre la misma respuesta: - quédese tranquila abuela, cuando tengamos novedades le avisamos- repetía un entrenado suboficial en la mesa de entrada, o guardia, como ellos la llaman. Uno, dos años desde la desaparición, sin noticia, asistía a la caminata de cada semana que las Madres de Plaza de Mayo, madres de personas desaparecidas en la misma forma que su hija, que comenzaron una lucha por conocer el paradero y el destino de sus hijos, llevaban a cabo en silencio; pero incomodaban al régimen. Recibió el apoyo de las valerosas mujeres pero sin llegar nunca a una respuesta determinante: habían desaparecido; así afirmaba quien se auto- erigió presidente de la Nación, Jorge Videla, no están muertos, no están, están desaparecidos. Clara se hizo cargo de los niños, por supuesto, y llegó a verlos culminar el colegio secundario, falleció en el año noventa. Los jóvenes se volcaron hacia la misma carrera de su padre. Con ayuda de sus tíos, por parte de Ricardo, lograron ambos recibirse y luego doctorarse en física. Corría el año mil novecientos noventa y cuatro. Ignominia, barbarie, desolación, muerte, un verdadero genocidio, el proceso militar en Argentina fue sin dudas, una de las tantas bofetadas que el Supremo recibió de sus creados. Capítulo Tres. El Retorno. Jorge arribó a buenos Aires el dos de setiembre del noventa y cinco, le tomó diez años decidirse a regresar, nunca se enteró de lo ocurrido con su amigo, no hubiera retornado de haberlo sabido. Notaba todo muy cambiado, pero la misma esencia inundaba las eternas calles de la gran ciudad, sonrió y decidió ir en busca de Ricardo. Pensó en el regreso en el año ochenta y tres, luego de las elecciones que restauraron la democracia en Argentina, pero no logró el coraje necesario, luego simplemente lo dejó pasar. Su trabajo le insumía todos sus recursos intelectuales, era el director de un secreto proyecto francés, un gigantesco T.O.K.A.M.A.K( sigla en ruso, referida a cámara toroidal de bobinas magnéticas), un artilugio que permite contener o confinar plasma entre el campo magnético generado por una bobina toroidal( es decir con un núcleo en círculo cerrado) y las altísimas corrientes eléctricas de dicho elemento; la temperatura sería tan elevada que no existe ningún material que sea capaz de resistirla, por eso se la separa de la cámara con potentes campos, la idea de la fusión nuclear a partir del plasma comenzaba a desarrollarse con intenciones de obtención de energía, pero la potencialidad de su poder retumbaba en las mentes de los científicos de la época, lo que a la construcción de armas superpoderosas infería, un proyecto similar al Fénix, ideado por sus tíos, pero no tan ambicioso; incluso él estaba seguro que el diseño original fue creación de dichos físicos alemanes, era muy similar en el concepto y construido muy poco tiempo después de la guerra, año mil novecientos cincuenta, quizás algunos más, por dos rusos que habían sido estudiantes de la misma universidad que aquellos, en Alemania. La diferencia fundamental con el viejo proyecto de Helmutt y Hans, se hallaba en la frecuencia de la corriente que alimentaría a los inmensos arrollamientos responsables de generar las fuerzas magnéticas helicoidales. El gobierno francés asistía económicamente a particulares para desarrollar la fusión nuclear en forma controlada y beneficiosa para el país, es decir energía económica y limpia. Jorge tenía otras intenciones, pensaba incesante y casi descontroladamente en Fénix, lo tenía al alcance de las manos y se sentía capaz de lograrlo; tecnología y medios disponibles para conseguirlo. No era su intención la creación del arma en sí, sino demostrar que la teoría brillante de sus tíos era acertada, y luego perfeccionarla para potenciar esa producción de energía. Pero el plan Divino era otro. Había vivido cinco años en Madrid, para luego emigrar nuevamente a París, donde finalmente formó su hogar. Nadine, su esposa francesa era una delgada joven cuyas facciones no se condecían con la clásica belleza que tradicionalmente poseían las mujeres de la Ciudad Luz. Dedicada y experta también en física, su pasión era la filosofía, se hallaba convencida de su teoría del pensamiento cuántico, una avanzada y revolucionaria hipótesis que hermanaba la Teoría de la Relatividad y la física cuántica con procesos filosóficos de vanguardia, capaces de responder enigmas y dudas que durante siglos fueron un verdadero misterio para la humanidad. Juntos, investigaban las pequeñas partículas que componen a los átomos, su comportamiento, sus efímeras apariciones, y en general todas las propiedades intrínsecas que poseen, dándoles carácter único e irrepetible a cada una de ellas. Habían abocado todos sus esfuerzos a las que son creadas a partir del bombardeo de átomos con partículas pesadas. Jorge compartía en parte las ideas de su esposa, insistía que había ido demasiado lejos con las elucubraciones. Luego de acomodarse en casa de antiguos amigos, el inminente científico se decidió a visitar a su amigo Ricardo. Cuando Andrea abrió la puerta, reconoció al viejo amigo de su padre al instante, el hombre le devolvió la sonrisa y abrazó a la hija menor de su amigo sin decir nada. Sentados en la sala de la casa, en el mismo sofá desde donde sus padres fueron abducidos por el régimen, la mujer narró la historia de sus progenitores desde la desaparición, y todas las situaciones vividas por Clara tratando de hallarlos. Jorge se sintió desfallecer al enterarse de la realidad, lo retrotrajo a los pocos días que él mismo estuvo detenido, lo que sufrió en carne propia, no pudo contener las ganas de llorar, no esperaba esto de ninguna manera; en ese momento la puerta de calle se abría, se trataba de Pablo, se detuvo debajo del marco, asombrado por la por la presencia del desaparecido amigo, de cual siempre pensaron había corrido la misma suerte que Ricardo. La pregunta de rigor fue pronunciada por el hijo varón de Ricardo. - porqué no te comunicaste con mi abuela? -tienes razón, Pablo, pero temía involucrar a tu padre en algo que no le convendría- Jorge volvió a quebrarse y entre sollozos les pidió perdón por no haber estado junto a ellos en esos momentos. - fue culpa mía, estoy seguro que fue así, lo relacionaron conmigo y lo secuestraron pensando que estaba involucrado; cuando en realidad y en honor a la verdad tampoco yo hice mucho en contra de esos asesinos. Ahora me arrepiento. Debería haberme quedado y combatirlos, malditos hijos de puta! La conversación fue bajando en intensidad hasta convertirse en una liviana charla entre amigos, luego de casi dos horas de diálogo. Todos se hallaban en la misma rama de la ciencia, una pasión que llevaban dentro de sus corazones y cuando el veterano amigo les contó que su señora también todos rieron afirmando que no podría haber sido de otra manera. Ambos hermanos habían formado familia, una hija cada uno, de tres y dos años, Paola se llamaba la hija de Pablo y Alejandra la de su hermana. Chicas muy inteligentes y vivaces; las conoció al día siguiente cuando volvió a cenar con la familia en pleno, Guillermo era el nombre del marido de Andrea; Marcela era la esposa de Pablo; se habían mantenido unidos, todo ese proceso consolidó más aún el vínculo. La casa paterna quedó en posesión de la hermana, Pablo fue a vivir a casa de su abuela Clara. Parecía que el tiempo había cerrado todas las heridas, no era así, en cada oportunidad que tenían, salía el tema de la desaparición de sus padres, no lo tomaban como un drama, pero seguía vivo en su memoria. Les narró sus experiencias en Europa, España, Francia y también Alemania fueron sitios que Jorge visitó… y habitó. Hizo una carrera muy rápida en Madrid, lo que lo llevó a ser convocado por el gobierno francés para liderar el proyecto Napoleón, llamado así por la fuerza y la energía que puso en todas sus campañas, justamente de eso se trataba, poder, cómo crearlo y mantenerlo. Les informó en forma metódica sobre las teorías de Nadine, las revolucionarias afirmaciones mantenían a la pareja ocupada aún en tiempo de descanso. Pablo y su hermana se interesaron, sus parejas no entendían nada, a pesar de las especiales explicaciones que les proporcionaron entre todos. Era normal que así sea. Luego de varias cervezas, Jorge se retiró a descansar, prometiendo otro encuentro. En la habitación que sus amigos le habilitaron, comenzó a inspeccionar viejas notas sobre partículas que rescató de la valija que llevó a España aquella noche, pensó que le ayudarían a recordar y las colocó en el fondo de la maleta que usaría para el regreso; las colocó él o fue Dios? Releyendo detenidamente los escritos notó algo que no había visto antes, en las aclaraciones de la clasificación de los Quarks, los cuales eran seis, observó en una esquina de la página un número siete seguido con un signo de pregunta encerrados en un círculo, con la letra de Helmutt, seguramente colocada allí varia décadas después de las notas originales, lo que llamó su atención en forma inmediata y lo obligó a retomar la teoría de los mismos, que dada por sabida, se hallaba olvidada. Se trataba de algo tan habitual que pasaba desapercibido por ser tan evidente. Levantó la cabeza, dirigió su vista al Río de la Plata y pensó. - estaba esa anotación allí antes? -cómo no verla, cómo no darle importancia?- se preguntaba a sí mismo. -sus tíos sabían o sospechaban que faltaba un Quark por descubrir? Había partículas desconocidas que conformaban la materia oscura o se trataba únicamente de nomenclatura? -porqué sencillamente no se lo dijeron? -nunca la he visto, que extraño- se dijo sin hablar. Se quedó pensando en soledad y contando las estrellas hasta dormirse, aún le llamaban la atención esos puntos brillantes tan lejanos, que parecen existir y sin embargo no son. Por qué todo era de esa forma y no de otra? Será tan grande como aparenta? O existirán varios o infinitos universos, individuales, sin interrelacionarse entre sí, o quizás en esos nexos se encuentran las respuestas; no deseaba alejarse de su idea primigenia, dejó de lado la nueva propuesta relegando su análisis para más adelante. Qué desequilibrado y genial diseñador ideó la mecánica y las formas del universo, porqué escondió tras miles de puertas exactamente los secretos más importantes para el desarrollo del hombre, quizás no desea que sean descubiertas las claves de la vida y la muerte; tal vez Dios no desea que husmeen en Su creación, será una forma de decirle al hombre que no se meta en sus asuntos? Es capaz la ciencia de descifrar la clave de todo? O simplemente no se necesita ningún sistema elaborado para llegar a Dios, sino a través de la sola fe y de un pensamiento coherente a favor de la humanidad. Todos se devanan el cerebro por dos incógnitas: de dónde vengo y hacia donde voy y Dios, hace más dos milenios les envió a su hijo con las respuestas. Por la mañana, tomó unos mates amargos como hacía mucho tiempo que no disfrutaba, la última frase de la noche quedó impresa en su memoria, se levantó pensando en ellas…la frase y Nadine. Su mente acostumbrada a complicados cálculos las unió en forma automática, algo se gestaba en su cerebro, llevando y trayendo datos, extrapolándolos para poder observar el sistema desde varios ángulos. Nadine, pensamiento coherente, el reticente quark número siete, la voluntad de Dios y la fe. Llamó a su esposa que se hallaba almorzando, eran casi las trece horas en París, lo escuchó mientras le transmitía la idea que había cavilado en sueños. Nota del Autor. Dada la gran cantidad de partículas subatómicas existentes, la comunidad científica optó por simplificar el sistema, agrupando dichos elementos de acuerdo a sus características propias, se clasificaron de la siguiente manera y bajo la denominación de Quark: Up, Down, Charm, Strange, Top y Bottom (arriba, abajo, encanto, extraño, cima y fondo respectivamente). Cada grupo poseía peculiaridades o singularidades que, combinadas podían conformar el espectro completo de la materia y su comportamiento en el universo; aún así, existían puntos oscuros en dicha nomenclatura y la teoría que la avalaba. Hay menos materia disponible que la que debería haber. Dónde se encuentra el faltante? En forma de energía? Si es así, dónde se halla dicha energía? Jorge, por lo tanto pensó en un séptimo Quark, que debía encontrarse relacionado con la Voluntad Divina, lo llamó Will( voluntad) y se preparó para argumentar su teoría. Aparecería dicha energía cuando Dios lo decida? Como influiría tal cantidad en la aparente calma y estabilidad del sistema tal y como lo concebimos? No se trataba de un ferviente creyente, pero se percató que la búsqueda de la verdad no dependía de cálculos. Y sobretodo, por qué semejante cantidad de masa o energía se hallaba oculta a la percepción humana; era lógico pensar que esté donde esté debería encontrarse interactuando de alguna manera en el esquema cósmico, o no? O simplemente aparecería y ya cuando el Señor lo decida, lo que sería extremadamente peligroso para la frágil estabilidad del sistema. O ese séptimo quark sería manipulado de forma mítica o misteriosa por fuerzas sobrenaturales capaces de contener esa impensada fuerza incontrolable? Las ecuaciones que ambos físicos realizaron demostraron que dicha energía, inconmensurable por cierto, si no era dosificada, podría desencadenar una verdadera hecatombe; debería tener cuidado con el manejo en caso de hallarla, pequeños indicios le hacían suponer que los actores serían fotones muy especiales, capaces de mutar y de realizar la metamorfosis devastadora, energía en masa y materia en energía, en una fracción de segundo, aún debería imaginárselo. Por un momento pensó en la naturaleza y su mente analítica dio paso a la poesía de observar la naturaleza y su propia alquimia, la capacidad de mutar, de cambiar, de transformar en efímeros lapsos, por ejemplo la atmósfera, el clima, errante, incierto…premeditado? Plumbíneas formaciones gaseosas devienen en áurea luz cuando el Alquimista único utiliza el viento como piedra filosofal, despejando la tormenta y trayendo la calma. Se asombró por la frase lograda, tan llena de sabiduría y verdad, tan simple, tan pura, sólo naturaleza y Dios. Hay otra cosa que tenga el poder suficiente? Naturaleza y Dios representan la misma cosa, por eso es indestructible, no hay que preocuparse por ella, mientras exista Dios ella existirá, el hombre es el que está en peligro, sin la tierra no hay humanidad, pero en otro lugar del universo la divina naturaleza creará nuevas formas de vida. O el hombre podrá renacer en otros mundos lejanos? O será el mismo que, en una última evolución sobre la tierra comprenderá el juego y adquirirá la capacidad de viajar y salvarse? O esa capacidad se la brindará Él? Miles de preguntas en su mente se respondieron al unísono, le faltaba sólo eso, más de cuarenta años le llevó darse cuenta que Él decide, organiza y utiliza todos los medios para llevar adelante Su plan, que el Hombre comprenda al fin que hace mal las cosas y que aún tiene la oportunidad de resarcirse y cambiar. Sólo se trata de mantener el timón en una dirección, sin soltarlo ni distraerse, incluso nos provee de cuerdas para amarrarlo, todo es válido cuando de superarse se trata. Por supuesto, Jorge ignoraba que la Vuelta se encontraba cercana. Contaba ya con cuarenta y cinco años de edad. Estaría preparada la humanidad para eso? Desde su departamento en la avenida Saint Germain, a escasas dos cuadras del río Sena, Nadine oía detenidamente los argumentos de su marido destinados a apoyar su propia teoría del Pensamiento cuántico o relativo como a Jorge le gustaba llamarlo, se sentía, a pesar de sus cuarenta años como una colegiala cuyo novio le repite que la ama y que siempre la amará, cosa que en un alto porcentaje no se condice con la realidad; halagada porque Jorge, aún distante, continuaba pensando en ella y sus teorías. El marido le explicó lo que había estado imaginando y como deseaba que todo encaje dentro de las posibilidades teóricas para poder acumular argumentos válidos para el proyecto. La distendida, amorosa, pero adulta relación de la pareja les permitía la discusión sin que haga mella en la relación personal, lo profesional lo manejaban únicamente a ese nivel, y ahí quedaba. Cuando colgó el teléfono, ya se encontraba ideando la forma de incluir en sus escritos todos los detalles que le llegaron desde Buenos Aires. Las ideas no eran descabelladas y podrían conformar una buena ampliación de las suyas, terminó de almorzar y se dirigió al departamento de su hermana, algo menor que ella, treinta y seis años, quien casualmente hacía dos meses que vivía en pareja con otro argentino, luego de sufrir un accidente donde quedó viuda y perdió parte de la movilidad de sus extremidades superiores y cuello, lo que poco a poco alcanzó a recuperar casi totalmente; Andrés, oriundo de la ciudad de Santa Fe fue justamente el encargado de realizar la rehabilitación de Silvye, poseedora de un rostro admirable y de una sonrisa muy cautivante, un carácter tranquilo y muy dulce al trato con todos, no pudieron dejar pasar más de dos semanas para que la relación terapeuta-paciente pase a ser hombre-mujer, luego de seis meses, comparten el departamento y la vida. Durante la conversación con Silvia, como le decía su marido, mientras ponía de manifiesto las novedades de Argentina, Nadine cavilaba en un dispositivo capaz de entregar tal energía, supuso un T.O.K.A.M.A.K de una dimensión casi seis veces más grande que el dirigido por su esposo, una vez puesto en funcionamiento de comportaría casi como un agujero negro, absorbiendo todo a su alrededor, por supuesto con la frecuencia elevadísima del primer proyecto Fénix, quien ella conocía a la perfección gracias a las casi patológicas conversaciones con Jorge, para quien se trataba de una idea imposible de olvidar. Se generaría en su interior ese séptimo quark? Es posible que la masa de todo lo que esté en contacto con su alimentador abierto y voraz se convierta en energía, la clave es sólo la frecuencia o es el quark w? Fotones con masa? En este sistema carecen de la misma, por lo tanto no serían fotones esas partículas, el séptimo quark resonó nuevamente en su cabeza. Imaginó el artilugio en marcha, vio los objetos de alrededor ser absorbidos por un torbellino púrpura, que perdía su color hasta volverse totalmente negro, oscuro. Un horizonte de sucesos sobre la superficie de la tierra, o simplemente al agitarse las moléculas comenzaría a emitir luz en esa frecuencia, mutando de masa a energía, una forma de luz coherente capaz de cambiar la física de los nobles e inofensivos fotones hasta ahora conocidos gracias a una excitación digamos, un tanto descabellada. Cómo confinar tales oscilaciones a unas bobinas? Se transformaría en un gran emisor de radio; sin embargo paulatinamente, al ir ganando densidad durante la mutación masa-energía, comenzaría a evitar la irradiación de ondas electromagnéticas reforzando así la corriente circulante por las bobinas superconductoras en una especia de retroalimentación descontrolada en el tiempo, sin conocer el resultado final, Nadine se asustó un poco al pensar el desenlace posible. Devolvió la llamada a Jorge de inmediato, dejó la charla con su hermana y se pasó casi una hora discurriendo el dilema con el hombre desde el país del sur. Totalmente de acuerdo con las estimaciones de su mujer, Jorge se dispuso a generar esa frecuencia como la única función de su vida, no habían podido concebir, lo que había frustrado una parte importante de él; anhelaba dejarle algo a la humanidad, quizás algo más importante que un hijo, se dijo resignado, sin saber, por supuesto que no era así. Acostumbrado a los sobresaltos, decidió regresar a Francia con su esposa para lograr lo imposible, casi cincuenta años en los papeles sin una definición tangible; invitó a los que llamaba sus sobrinos a que lo visiten en su europeo hogar, les enseñaría lo que estaba desarrollando. Alguien tenía que continuar con su obra. Sabía que no era eterno. Como una tromba se dirigió al extenso, equipado y organizado laboratorio, Nadine decidió acompañarlo y dejar por unos días las cátedras a su cargo, muy a pesar del rector de la Universidad de París que le rogaba que no lo deje justo en esa época del año, demasiado complicada por los exámenes. Era muy responsable en sus tareas profesionales, pero dada las circunstancias no podía dejar solo a Jorge. Bajo ninguna condición. -te ayudaré con esto- sentenció de manera decidida la mujer. -no puedes dejar tu trabajo así porque si- aclaró Jorge. - querido, si hay algo en el mundo más importante que tener un hijo, es esto!- emitió con la cabeza gacha Nadine. - sabes mi amor, cada vez estoy más convencido que Dios nos utiliza para algo, quizás podamos ofrecerle al hombre la definitiva fuente de energía del futuro- expuso de manera terminante el cuarentón. Esos días se hicieron meses, durante más de noventa días trabajaron en la parte osciladora del proyecto; a pesar de la alta tecnología disponible y de los constantes aportes del gobierno, no lograban hacer que funcione, se trataba de algo nunca pensado ni imaginado, llevarlo a la realidad era más dificultoso de lo que creían, pero no cejarían en el intento. El físico decidió entonces generar un documento con todos los datos necesarios para la construcción del prototipo. Además, aún faltaban las bobinas, pero estaban convencidos que era un escollo menos voluminoso para superar. Transcribió prolijamente las notas de sus tíos, ordenando las distintas etapas del proyecto, observaba y miraba las amarillas hojas del cuaderno y no lograba dar con la respuesta. Poco tiempo después quitaron los fondos para ese programa especial, continuando únicamente con el proyecto original. Nadine regresó a sus clases y a su filosofía, pero continuó realizando bosquejos de un oscilador adecuado. Capítulo Cuatro. La Niñez. Año dos mil diez. El ingreso a la escuela no fue sencillo, la sobreprotección de Verónica hacia el niño generó en éste una dependencia muy acentuada que se vio reflejada el primer día de clase; lloraba y se quejaba sin detenerse, su madre pensó incluso en llevarlo hacia su casa nuevamente. El colegio de Jesús, una construcción de exactos cien años, era enorme, contaba con una amplia galería alrededor con grandes y añosos árboles, muchos de los cuales, según dicen poseían la edad del edificio. La Madre no imaginaba cómo se desarrollaría la vida de su hijo, en qué momento despertaría su verdadero Ser, cómo reaccionaría al darse cuenta quien es, todos los días era ese su pensamiento. Sin embargo, la criatura de los ojos tristes, a pesar que era un verdadero sabandija, vivía tan normalmente como cualquier chiquito de su edad, ajeno a los miedos y dudas de su familia, ni siquiera sabía a ciencia cierta quien había sido “ese hombre que está en la cruz”, como él mismo lo llamaba. Todas las mañanas se levantaba a las siete, sin quejarse, dispuesto de una manera impensada, tomaba su desayuno y corría a colocarse su mochila llena de cuadernos que no usaba todavía, pero que insistía en llevar. El problema comenzaba al llegar a la puerta del aula, tomaba la mano de su madre y no la soltaba por nada, cualquier promesa que se le hacía era poca, cuando emprendía el llanto no se detenía. La maestra, acostumbrada ponía en práctica todos los conocimientos adquiridos, académicamente y por la experiencia acumulada por casi quince años de trabajo responsable. Nada bastaba para calmar al pequeño, el procedimiento empleado, luego de tres días de similar comportamiento, fue optar por lo drástico: con cara de preocupación, la docente le comunicó a Verónica que debía retirarse y dejarlo solo con sus compañeros, quienes para esa fecha ya habían hecho buenas amistades. La primera impresión o sensación fue la de cambiarlo de colegio, pero luego de rever la decisión reconoció que estaba equivocada, era entendible, cualquier madre hubiera pensado lo mismo, aún sin haber sufrido lo que ella soportó. Por otro lado, el mundo seguía su rumbo a la debacle social y económica, más gente con hambre, más injusticias, más gobernantes ansiosos por detentar eternamente el poder o lograrlo para algún amigo. Los ataques de Estados Unidos a Irán, antes de lo previsto, es decir antes de abandonar totalmente Irak, habían logrado una definitiva coalición islámica en contra del imperio. Israel se apoyaba aún más en el país americano, sus vecinos alimentaban permanentemente la idea de atacarlos y borrarlos de una vez del planisferio, tal como Alá deseaba, según sus seguidores y para lo que los norteamericanos trabajan denodadamente todos los días en su política exterior. La alianza mas grande de la historia se estaba gestando, China había comenzado los diálogos con los dirigentes musulmanes para activar la coalición y suministrar armamento, casi el total de los países escindidos de la antigua Unión Soviética se unieron al equipo anti-imperio. La Unión Europea se mantuvo fiel a sus principios, esperar, lograron mantener la calma social por poco tiempo, luego de un año los focos de tensión comenzaron nuevamente su trabajo de socavar el poder capitalista. En América del Sur, Venezuela, Ecuador y Cuba eran los únicos países con claras intenciones de unirse a los rebeldes al sistema mundial impuesto por años de supremacía económica en manos del país del Norte. Comenzó lo que se llamó la Segunda Guerra Fría, miles de agentes de todos los países directa o indirectamente implicados coincidan en las capitales de los estados en busca de elementos que les indicaran el próximo paso de sus adversarios, nadie deseaba ejecutar el primer ataque armado; eso fue lo que detuvo el conflicto por varios años. Pero… La inteligencia de Jesús era admirable, bueno con las matemáticas, con el lenguaje y disfrutaba de ser casi un geógrafo, contando ya con diez años de edad era muy popular dentro del entorno escolar. Su abuela y su madre lo habían instruido en la religión católica, pero era llamativo la cantidad de dudas que todos los días el jovencito agregaba a la ya interminable lista, una duda una pregunta, el niño crecía; Sofía preocupada, comenzó a llevarlo a la iglesia todos los domingos para mitigar aunque sea un poco esa inimaginada e inconciente confrontación periódicamente acrecentada. Joel había logrado lo que tanto anhelaba, el día del cumpleaños número seis, luego de una larga espera y de un cortejo precavido y temeroso, el joven por fin confesó su amor por la viuda, quien pensó en un esposo, pero más en prodigarle un padre a su hijo, el niño necesitaba una figura paterna permanente, así que aceptó el acercamiento amoroso conociendo la buena relación que mantenía con el chico. Inmediatamente le propuso matrimonio, Verónica se sinceró con Joel transmitiéndole que también lo hubiera aceptado tiempo atrás, la atracción en realidad fue inmediata, en el momento que lo conoció, en sentido que el muchacho era muy apuesto y educado, dos cosas que llaman la atención de cualquier mujer. Ella amaba a Franco y nunca se le ocurrió algo indecoroso, pero sin duda la inminente relación con Joel, fue prevista y planificada de antemano. El casamiento fue refrendado incluso por los padres de Franco, quienes además reconocieron en el candidato una hombría de bien manifiesta. Un año después se casaron, en la iglesia del padre Ignacio, con el niño a un costado, divertido, expectante, ilusionado, tendría nuevo papá, alguien, por fin, lo llevaría a jugar fútbol, deporte que en verdad lo apasionaba. Ningún indicio de malignos agresores habían notado en los últimos años, la Santa Sede ni siquiera se preocupó de ubicar al nuevo Mesías, decidieron emigrar a un lugar donde definitivamente Él pueda crecer tranquilo hasta la edad de la Revelación. Decidieron entonces, cosa ideada por el flamante padre, retornar a Argentina y sentar su domicilio en su propia ciudad, Santa Fe, ejercer su profesión de abogado localmente y viajar periódicamente a Londres, para mantener el control de la poderosa Hermandad, dedicada ahora a las grandes transacciones comerciales de insumos y partes de hardware. Los soldados de Jesús, como llamaba a los hombres entrenados especialmente para la defensa de la familia, se concentrarían en una empresa subsidiaria ubicada en la parte céntrica de la ciudad. Se trataba de una compañía que ya actuaba en diez países de Europa, y nadie desconfiaría de una veintena de personas capacitadas para llevar adelante dicha organización. Arribaban a su casa en la litoraleña localidad en el mes de febrero del año dos mil trece, el tiempo corría y la situación en oriente era cada vez más tensa, hubo ataques de los isrelíes hacia Libia, y devoluciones de misiles por parte de estos. Finalmente, Estados Unidos medió una vez más en el conflicto deteniendo un ataque masivo al país de David propuesto por Egipto. El odio era desmesurado entre todos los habitantes de esa región, tan cerca, tan lejos, cuanta maldad, cuanta razón, cuanto fanatismo, cuanta injusticia. El idioma no fue escollo para el niño, el mismo origen latino fue determinante en la rápida comprensión que efectuó. Se adaptó rápidamente al nuevo mundo, sobretodo porque no se trataba de una gran ciudad, es decir no es tan grande como la Roma que lo vio nacer, no alcanza aún el millón de habitantes. San Roque era el nombre de la escuela elegida, erigida en un modesto barrio del norte de la ciudad, Sargento Cabral, a partir de una parroquia del mismo nombre creada en el año mil novecientos cincuenta y ocho, obra llevada a cabo por el Padre José Tarcisio Guntern, quien se desempeñó en ese puesto durante cincuenta y dos años, un verdadero ejemplo para la comunidad. La casa era una construcción nueva, ubicada en las calles Santiago Derqui y avenida General Paz, donde antiguamente los niños del barrio jugaban en la plaza Vucetich que allí se ubicaba. Era inimaginado el hecho de algún problema en esas latitudes, nada se parecía a Italia, eran sumamente conocidos por su origen europeo. Todo parecía estar demasiado bien, Joel disfrutaba de estar entre los suyos ya que nació a dos cuadras hacia el norte de su actual hogar. El casco urbano de la localidad era sencillo y simétrico, hacia el este flanqueado por la extensa Laguna Setúbal, hacia el oeste por el río Salado. Seis grandes avenidas atraviesan sus calles en sentido norte-sur. Otras tantas en dirección este-oeste, lo que le acerca una clara distribución de su plano y facilidad en el manejo, es digamos, fácilmente asimilable, por supuesto, al tratarse de una ciudad de tamaño considerable, hay sitios a los que no es sencillo llegar, como en todos los países del mundo, la periferia se refiere no sólo a las afueras sino también al trato de los ciudadanos que en ella habitan, menos servicios, despreocupación por la sanidad y la seguridad, alegando que es allí donde se concentra el foco de la delincuencia, que por cierto también está presente en Santa Fe. Nota del Autor: Esta ciudad y por qué no, toda la Argentina está habitada por mansos corderos que permitieron un intenso manoseo de libertades, políticas, sociales y económicas que llevaron al país a estar en los últimos puestos del nivel mundial; como decía mi abuela, sin ser una profesional, ni nada que se le parezca, “con toda la riqueza que hay en la Argentina, miren como estamos”, es cierto, se robaron todo; pero no sólo los gobernantes de turno, sino también contratistas del estado y empresarios, capaces de vaciar una fábrica en diez días luego de recibir un crédito cuantioso para renovación de maquinarias. Nadie dice nada, los medios están pagos( y pagan), la majada ve lo que le dejan ver, esto era en el año mil novecientos cuarenta y es hoy, año dos mil quince, con el nuevo Mesías, o el mismo?, caminando por calle San Martín con diez años de edad, deteniéndose a disfrutar un helado en la esquina con Mendoza. Esta misma situación no es ajena al mundo, cuántas ciudades y países existen que sufren el mismo flagelo?, indolencia de los gobiernos y habitantes que acatan, miles y miles, no es un mal santafesino, ni argentino, ni sudamericano, es mundial; incluso las potencias controladoras tienen el problema de la segregación, en menor grado, o la muestran menos, qué será? No se puede vivir lamentando la forma de vida que se tiene con los brazos cruzados, esperando que Dios nos salve, ese sí es un problema nuestro. Se han percatado que el mundo siempre fue igual, reyes y súbditos, señores y vasallos, eruditos e ignorantes, jefes y empleados, clero y feligreses, de todas las religiones, nunca seremos tan buenos como los sacerdotes, ni tan sabios como los científicos, ni tan ricos como los monarcas, que se mimetizan en los directorios de las grandes corporaciones. Simplemente la justicia no existirá nunca, es sólo el anhelo de una raza de ilusos, esperanzados en que todo mejorará. Dónde quedó aquello de Libertad, Fraternidad, Igualdad, qué pronto se olvidaron de su significado, se impuso alguna vez?, o solamente se trató de un efímero y demacrado descanso del poder. El pueblo común no tiene chances de llegar a otro nivel, de ningún sector, periódicamente incluyen un plebeyo en el círculo para que vean los demás que se puede, éste trabaja creyendo que es protagonista hasta que se da cuenta que fue usado de muestra. Pensemos y decidamos hacia donde vamos. El fin se acerca inexorable. Escasas seis cuadras separaban la escuela de la residencia de Jesús, todas las mañanas, cuando Joel salía hacia su estudio, dejaba a su hijo en ella. Nadie imaginaba, nadie podía llegar a suponer quién era su compañerito de clase. Sofía, la luchadora y decidida abuela, visitaba a la familia tres veces por año, pasando casi un mes en la húmeda y cálida ciudad, disfrutaba de la belleza de sus islas, lamentablemente, la fauna ictícola fue diezmada hasta que la pesca se prohibió totalmente en el año catorce. Recién en ese año! Durante su estadía en Europa, es la encargada de la Hermandad, responsabilidad compartida con su yerno, y que lleva a cabo muy prudentemente, monitoreando al niño permanentemente. El sistema de Ángel era la forma de vigilancia y custodia, ángel uno sobre Jesús, dos sobre la Madre y tres sobre Joel, así el cuidado celoso mantenido permanentemente sobre la totalidad de los miembros del grupo familiar. El clima claro de calma se mantuvo exactamente hasta el quince de mayo de dos mil diecisiete, cuando Él se hallaba cursando el séptimo año, con doce años de edad. Se había convertido, gracias a un natural y normal proceso, en un jovencito de ideas muy claras y firmes, con convicciones morales y éticas inamovibles, quizás como un presagio de lo que sucedería en algún momento de su futuro. Era viernes, Verónica había estado casi rogándole a su marido que la lleve a recorrer los arroyos más alejados del litoral de la provincia, no estaba acostumbrada a ver semejante magnificencia paisajística, ahora en recuperación de la fauna; se dirigirían por ruta hacia el pueblo de Cayastá, lugar donde se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, a ochenta kilómetros de la actual ubicación, y desde allí, alquilarían una embarcación para adentrarse en los interminables hilos de agua que tejían un vasta red de pura naturaleza, acertadamente el gobierno la Nación la transformó en una reserva natural. El camino por ruta fue cómodo y rápido, un termo de agua caliente de un litro fue suficiente para amenizar el recorrido, disfrutando unos mates amargos. Por detrás, los eternos guardianes los seguían a la misma velocidad a una distancia de cincuenta metros aproximadamente, los tres ángeles compartían el auto negro de seguridad. No les agradaba que la familia se alejara tanto de la ciudad, pero estaban acostumbrados a obedecer y no entremeterse con las decisiones de la feliz pareja. Verdaderos expertos en defensa de personas, confiaban que nunca serían sorprendidos, otro equipo los estaría esperando sobre la costa con otra lancha de menor porte pero más potente para reforzar la protección. Amables sauces brindaban su sombra rala para beneplácito de los visitantes, era agradable ese juego que los árboles proponían a sus huéspedes, un poco de calor, ya que era invierno, aunque no muy severo, y un poco de sombra quitando la incomodidad del sol sobre los ojos; así, bajo las ramas, saborearon unas empanadas cocidas con un horno de barro, muy sabrosas pero talvez demasiado calientes. Joel fue convencido muy rápidamente a enfriar su boca con un vino tinto de dudosa procedencia y calidad, pero muy eficaz como refrigerante. -sólo un trago- prometió el hombre, despojado ahora de su permanente atavío, un traje. - si Sofía estuviera aquí ya hubiera dado cuenta de varios de estos jarros- acusó Joel mientras miraba una sonrisa en los labios a Verónica. -el lunes cuando llegue, le contaré todas las cosas que has dicho de ella- amenazó su bella esposa. - a que hora llega?- preguntó el abogado mientras levantaba su codo nuevamente mirando las nubes. - Joel!, no tomes más- solicitó con tono imperativo su esposa. Llega a las ocho de la mañana, a Sauce Viejo. Si sigues tomando así ni siquiera podrás manejar para ir a buscarla- finalizó la airada mujer. -está bien, para contrarrestar el efecto comeré otra empanada!- sentenció tan serio que provocó la risa de todos los presentes, incluso Jesús reía a carcajadas con la primera empanada todavía en sus manos. -papá, me dejas probar?- aprovechó la situación el muchachito con curiosidad, ya que en su casa nadie tomaba vino, un poco quizás cuando recibían alguna visita, las que no abundaban, en algún lugar guardaban aún el recuerdo de esa noche trágica cuando murió Franco, nadie entraba a su casa, salvo alguna excepción de gente con identidad comprobada. - un squiaffo vas a probar vos!- amenazó la mamá un poco en broma pero muy en serio. El improvisado almuerzo fue decisión del niño, nunca lo había hecho a la orilla de un río, tan despreocupadamente, y así se los hizo saber. - mamá, por qué nunca antes comimos en el río? -sabes chiquito que el trabajo y las obligaciones de tu padre nos lo impiden, muchos viajes también nos restan tiempo- explicó con calma Verónica. -en Italia tampoco íbamos, no?- insistió con la demanda conociendo la respuesta muy bien, un truco que todos los chicos usufructúan y lo que les permite a veces preguntar cualquier cosa sin inmutarse, un comportamiento que un adulto no sostendría jamás. -no, Jesús, nunca fuimos, pero acá estamos, disfrutemos del hoy… mira cuantos pájaros hay en el cielo, mira!- propuso la Madre para evitar que continúe con las investigaciones. Jesús la miró levantando una ceja, desconfiando de la respuesta y le espetó -por qué me cuidan tanto?, ya estoy grande…esos hombres siempre están detrás nuestro…a veces son otros…cada tres o cuatro meses son otros, quienes son? La pregunta dejó sin habla a Verónica, Joel se atoró con la quincuagésima empanada, pero en ese momento el guía de la expedición gritó- todos a la lancha! Sintieron el mismo alivio que siente un boxeador grogui al sonar la campana. -luego hablamos- prometió su madre mientras recogía las pertenencias que se hallaban sobre las sillas desocupadas para abordar el pequeño navío. Mientras el muchachito hablaba y enloquecía a preguntas al timonel, el matrimonio discutía la forma de hablar con Él; la mujer aseguraba que debería ser de frente y ya, pero Joel pensaba otra cosa. -puede ser, querida, pero Él tiene doce años, dejémosle que disfrute una vida normal, quien sabe por cuanto tiempo lo podrá hacer- finalizó el marido convencido de sus dichos. - normal?, su vida no es normal, en todos sus años esta es la primera vez que se detiene junto a un río, los paseos nocturnos en el coche por la avenida costanera no cuentan, esto es otra cosa- pronunció levantando un poco la voz la Madre. - cálmate, Verónica, has vencido al propio Mal, al tiempo, al qué dirán cuando nos casamos, ya sabes que las pruebas continuarán hasta el día del Juicio Final, serénate y hablemos mañana cuando estemos solos en casa, iremos a la iglesia y cuando regresemos dialogamos tranquilos, no le provoquemos más dudas a tu hijo- habló acertadamente el muchacho. -nuestro hijo-aclaró Vero. -gracias vida- se regocijó Joel. Llevaban casi una hora de marcha a media máquina, unos veinte kilómetros por hora, junto a ellos iban otros doce pasajeros más, desconocidos, pero chequeados por los hermanos con escáneres portátiles en busca de armas, con resultados obviamente negativos, únicamente el timonel poseía un cuchillo en la cintura a la vieja usanza gauchesca, pero era ya conocido de los hombres. Jesús dejó su lugar de copiloto y regresó al asiento asignado, a un lado de Joel, desde el otro lado del pasillo que dividía las hileras de asientos, Verónica lo reprendía diciéndole que ponga atención a lo que el guía comentaba. -esa son las barrancas del río Paraná- informó a los gritos el piloto, Marcos, mientras señalaba hacia el este con su dedo índice y mayor juntos, y ninguno de los otros dedos; no habían notado el defecto en su mano hasta ese momento. Se veía raro, Joel se peguntaba por qué no los habían separado, su esposa pensaba en lo molesto que debía ser y Jesús se preguntaba por qué Dios permite que cosas así pasen Así era Él. Nunca había visto la realidad cruda del mundo, esto era lo más grave que sus retinas habían ayudado a plasmar en su mente inocente. Parece imposible, pero sin darse cuenta habían creado una barrera de control tal que el niño no conocía nada que pudiera ser malo, nunca lo había notado. A partir de ese día se prometió a si mismo informarse sobre todas las cosa que no deberían ser. No permitiría que apaguen el televisor durante los noticieros, o que cierren las ventanillas al ver algún accidente y cientos de cosas más que sus padres y abuela hacían, con las mejores intenciones, para mantenerlo separado del dolor y el sufrimiento. Así era Él. La conversación de sus padres continuaba distraídamente, así como las de los demás turistas, indiferentes al entorno, no vieron acercarse una veloz lancha azul, a unos doscientos metros hacia el este, es decir hacia la provincia de entre Ríos, se encontraban en el medio del río más importante del país, imponente en su anchura, insondable en su profundidad, victorioso en sus crecidas pero bondadoso por su belleza y por la vida que cobija; ellos se dirigían hacia el norte, es decir escalando las aguas, lo que a la embarcación le quitaba un poco de velocidad, la distancia con la furtiva barca decrecía rápidamente, se dirigían sin duda a su encuentro, detrás, otra lancha, con los custodios al volante, perseguía a la azul. Marcos notó la situación y sabiamente se retiró rumbo a la orilla santafesina, lo que obligó a cambiar de curso a sus perseguidores. Sonaron detonaciones que supusieron disparos, Joel reaccionó de inmediato haciendo que todos se tiren al piso, con su cuerpo, protegía al niño y a Verónica, con una mano tomó el handy y habló con sus custodios. Dos se encontraban heridos, levemente pero podían continuar con el despliegue, el tercero guiaba el bote. Como si se tratara de turistas, los agresores se acercaron a los celosos guardias y los atacaron con ráfagas de ametralladoras, que por suerte sólo rozaron a los hombres. Luego se lanzaron a la persecución de la familia, eran evidentes las intenciones de los malvados, no se trataba de delincuentes comunes, eran ellos. Podía observar las gafas negras en sus rostros. Faltaban aún cincuenta metros para la costa y se oían las balas impactando en la borda, los pasajeros estaban aterrorizados, una mujer mayor se hallaba herida, se trataba de una lluvia de proyectiles, Joel agradecía la acostumbrada impericia de los asquerosos seres, sacó su arma manteniendo la cabeza del pequeño Jesús apretada contra la espalda de su madre para que no lo viera armado y apuntó hacia la azulada amenaza y en el momento de accionar el gatillo, una explosión hizo trizas el plástico vehículo, desintegrándolo por completo; al tiempo que tiraban la soga a la orilla, Joel saltaba a tierra ya con el arma enfundada y amarraba la punta a un viejo timbó caído. La sangre de la señora de edad escapaba de su cuerpo en forma preocupante en el primer instante y desesperante luego, había perdido el conocimiento, Jesús la miraba, se trataba de la peor escena que había presenciado, angustiado, enojado con la situación se incorporó alejando la mano de su madre que trató de asirlo de la cintura, y se sentó junto a la anciana que mantenía sus ojos cerrados, inconsciente. Colocó su mano izquierda sobre la frente de la desvanecida víctima y le dijo en voz muy baja- Cúrate, no te mueras- como un ruego o favor personal hacia su propia inocencia; la señora abrió los ojos lentamente y con un magnánimo esfuerzo tomó su mano derecha, le sonrió y le dijo – gracias Señor- Verónica miró a su hijo y luego a su esposo y pensó para sí- ya comenzó. Algo indescriptible ganó el lugar de su corazón, sentía que no estaba allí, pensó que se trataba de un sueño, creyó desvanecerse, no fue así, algo había ingresado en su cuerpo, sentía calor, podía sentir la vida recorriendo sus venas, de pronto una sensación de plenitud, de gozo, de paz inundó su mente. Un verdadero éxtasis espiritual. Joel le quitó las prendas para poder comprimir en el lugar exacto, pero la hemorragia había cesado; mientras arribaban los hermanos, Margarita, una ferviente creyente, había logrado acomodarse entre dos asientos, recomponiendo su amigable mirada y su semblante confiado. Entre todos la ayudaron a cambiar de lancha para ser llevada más rápidamente al hospital zonal, también subieron la sobrina de la dama y la Familia completa, ya habían disfrutado de muchas aventuras por ese día. Margarita era una simpática descendiente de alemanes, emprendedora, solitaria, pero anhelante de compañía, era oriunda del pueblo llamado María Luisa, Entre Ríos, y muy joven optó por dirigirse a Buenos Aires a buscar su lugar, al encuentro de su vida, de su destino. Un hermano apenas mayor que ella era sacerdote, y en su familia siempre habitó la fe, algunas desgracias familiares, como la muerte de uno de sus sobrinos, quien pereció ahogado, le hicieron revalidar y no dudar de su convicción con respecto a Dios. Su historia, si bien triste, está repleta de amor y esperanza, un padre ausente durante toda la vida, ya que falleció cuando apenas contaba con dos años de edad y su madre falleció en el momento de dar a luz a su hermana menor, pocos años después. Refugiada en la oración y la ayuda al prójimo, trabajó incansablemente en la Capital del país durante largos cuarenta años para lograr regresar a repartir el amor que aún quedaba en su corazón, un corazón erosionado por el sufrimiento pero dispuesto a seguir latiendo con fuerza y devoción a su creencia. Siempre decidida, una tarde se despidió de sus amigas de la parroquia a que asiduamente asistía, de sus vecinas de departamento y de otros conocidos, quienes de alguna forma siempre se burlaban o descreían de Margarita, de su fe, de su tranquilidad espiritual y de su convencimiento del hecho que el Señor siempre la ayudaba a superar los problemas y las situaciones adversas. Cuando abrió los ojos y vio al pequeño Jesús junto a ella, supo de inmediato quien era ese niño de renegrido cabello y ojos tristes que la miraba deseando estar en su lugar. Esa noche fue la mejor de su vida, se durmió con su fe enaltecida y probó lo que siempre sostuvo……Margarita tenía razón. Luego de asegurarse que la mujer herida se hallaba en condiciones estables, la Familia se retiró desde el hospital de Cayastá hacia su casa, uno de los hermanos heridos viajaba con ellos en el vehículo que circulaba adelante, con apenas un rasguño en el brazo derecho. Durante el viaje de regreso, como sus padres esperaban, Jesús comenzó con una cascada de requerimientos, sus dudas necesitaban respuestas urgentes y no se encontraban en condiciones de proveérselas, por lo que supusieron que sería una dura travesía. Jesús- quienes eran esos hombres que nos seguían y querían herirnos? Joel- no se trataba de nosotros, creemos que deseaban robar a los pasajeros. Jesús- es por ellos que siempre nos siguen para cuidarnos, mamá? Verónica- no chiquito, no es por ellos, esto ha sido sólo una situación fortuita, nos encontrábamos en un lugar equivocado. No deberíamos haber venido. Nada más que eso. Joel- debes creernos Jesús, tu madre tiene razón, quizás iban detrás de algunos de los otros pasajeros o lo que es más factible, de las pertenencias de todos. El niño quedó pensativo unos instantes y prosiguió el diálogo como si tuviera un peso sobre su cuerpecito, se notaba apesadumbrado. Jesús- mamá, Joel, hoy cuando toqué a Margarita sentí como que una parte de mi se iba con ella, me quemaba el pecho y me parecía que se fundía mi mano en su frente, qué fue eso, ustedes lo saben? Verónica- no se, hijo, quizás estabas muy nervioso, o triste por lo que pasó en el río, es muy común que las personas sientan en sus cuerpos lo que sucede en sus almas, sobretodo en casos como estos. Jesús- pero yo no estaba nervioso, si triste porque no quería que la señora se muera. Verónica- eso es muy hermoso, Jesús, ojala todos pensaran como tú. Joel- es cierto, hay mucha gente que no piensa en los demás. Jesús-por qué? Si yo siempre me intereso por los otros, no entiendo mamá. Verónica- es lamentable pero cierto, así es el mundo hoy, chiquito, a muy pocos le interesan sus semejante. Los ojitos se le nublaron por las lágrimas que se negaban a deslizarse por las mejillas, sólo alcanzaron a acumularse sin lograr el peso suficiente para vencer la poderosa cohesión y por supuesto la gravedad; no pudo evitar el pensar en toda la gente que ese instante podría necesitar ayuda, en ese exacto momento se dio cuenta de la magnitud de la situación, de la impresionante escenografía donde se llevaba a cabo la tragedia mundial, miles y seguramente millones de personas están faltas de alimento, corporal y espiritual, enfermas o heridas, naturalmente o víctimas de alguna guerra caprichosa y sin fundamento( como todas las guerras). Fue ahí que lloró. Jesús lloraba por el mundo que acababa de descubrir, un único acto le bastó para tomar conciencia de todos los actos, de todas las falencias que el propio hombre generó. Llevó a cabo su primer milagro, no faltaría mucho hasta que se le revele la verdad, pero dado el desarrollo de los sucesos, el mismo descubriría quien es o que es. Las dudas y las preguntas continuaron esporádicas en los días subsiguientes. Redoblaron la vigilancia, lo que incomodó más al niño, comenzó a asimilar información, era imposible impedirle que se empape de actualidad, en poco tiempo se convirtió en un experto en política internacional, en salud y en asistencia humanitaria, también observó el rol de la iglesia católica y el de las demás. Estaba enojado. Casi furioso. Le llevó un poco más de tiempo entender que el combustible que mueve la gran rueda de la vida es material y no espiritual, que todo se trata de dinero y no de amor, que se trata de poder y no de fe o esperanza, que ponderan las relaciones innobles a las fraternales, se dio cuenta, claro que se dio cuenta, cualquiera se da cuenta de la verdad; pero ese niño de sólo doce años estaba dispuesto a hacer algo para cambiar las cosas, desconociendo el potencial que en forma intrínseca habitaba en Él, ya había decidido que el rumbo no era el correcto. Pasaron unos meses de tranquila inquietud, obligado a ir de la escuela a la casa, Jesús sólo pensaba, creaba en su imaginación la ilusión de un mundo ideal, quimérico, pero una vez más su ágil mente dio en el blanco, los hombres no son perfectos, nunca lo serán, por qué exigirles algo imposible, qué sentido tiene? Tres hechos ocurrieron, uno en cada uno de los últimos tres meses del año; en octubre, una mañana, al salir de la casa rumbo a la escuela, presenció como un automóvil arrollaba a un niño que Él conocía, Ernesto, un año menor que Jesús, muy delgado, de carácter tranquilo, extremadamente callado y vergonzoso pero que frecuentemente dialogaba con Él en los recreos del colegio, era según creía, su único amigo, ya que su carácter le impedía relacionarse con otros chicos. No se frecuentaban en sus hogares, la relación existía en el ámbito escolar y nada más, para Jesús no se trataba de una relación más, en verdad todas las amistades del pequeño Mesías eran especiales, se brindaba completamente y abría su corazón a todos los que lo requerían, pero éste cohibido compañerito era aún más especial, Él lo buscaba porque lo notaba solo y ahora lo veía tirado en la calzada, en la peligrosa avenida con un tráfico infernal, corrió hacia el lugar del accidente junto a los custodios que se hallaban en la esquina esperando que, con su padre ingresen al vehículo estacionado frente al domicilio; Ernesto yacía boca abajo, su blanco guardapolvo estaba empapado con la liviana sangre proveniente de dos heridas visibles, una en la cabeza, arriba de la nuca, lo que probablemente provocaba las rítmicas pero espaciadas convulsiones que sufría la criatura sacudiendo sus delgadas piernas, y otra en uno de sus bracitos, con los ojitos cerrados se quejaba produciendo una especie de bufido sin fuerzas, inconsciente, la saliva se acumulaba espesa en su cavidad bucal para luego escapar por la boca entreabierta hacia el frío asfalto atravesando el inmóvil mentón. Rodeado de personas que se hallaban en el lugar a la espera del transporte público para concurrir a sus trabajos y de particulares que detuvieron la marcha y descendieron al ver cúmulo de gente, el pibe se hallaba inerte, inmóvil, todas las contracciones habían cesado, Jesús se horrorizó con la quietud, supuso que era tarde, la ayuda médica no había llegado aún, se abrió paso como pudo para llegar a un lado de su amigo; con el mismo impensado e improvisado procedimiento ya practicado se colocó de cuclillas y colocó su mano, con largos y finos deditos, sobre la cabeza de Ernesto, deseando con todas sus fuerzas que se reponga, iterando las mismas palabras utilizadas con Margarita meses atrás -No te mueras, por favor, no te mueras- sollozaba el nuevo Salvador, el muchachito abrió los ojos enmarcados en ébano y trató de girar para colocarse mirando al cielo, lo logró ayudado por los espectadores que, por lo menos, asombrados, presenciaron la inmediata e inesperada recuperación del accidentado. Ernesto no pudo hablar, pero apretó la mano de Jesús de una forma tal, que Él supo que su esencia había ingresado en el niño herido; luego fue separado de la escena por la policía y el equipo de emergencia que se habían hecho presente al mismo tiempo y actuando con profesional celeridad, estabilizado en el piso, fue subido a la ambulancia y transportado hacia una clínica cercana donde ingresó alerta, hasta parecía sonreír. Jesús le pidió a Joel que lo lleve a verlo, deseaba hablar con el. Joel asintió. El corto trayecto fue recorrido en silencio, con la cabeza gacha, el hombre sabía que el Hijo estaba haciendo uso de su lúcido intelecto, preparando una nueva andanada de consultas que volverían a colocarlos a él y Verónica en una situación incómoda de la que no podrían desentenderse. Ingresando por la guardia, recorrieron el largo pasillo que los llevaba a la sala de rayos, el pequeño Ernesto estaba allí, su madre lo aguardaba impaciente abrazada a su hijo mayor, Cristian, de dieciséis años, quien pese a su edad no podía detener el llanto de angustia que le cerraba la garganta, Samantha se encontraba en el borde del colapso y sin embargo mantenía aún la fuerza y la claridad mental suficiente para apuntalar al desconsolado hermano. Jesús se acercó a la mamá de su amigo y la abrazó, algo le dijo en su oído, luego hizo lo mismo con el dolido joven, se acomodó delante de la puerta de la sala de rayos mientras les aseguraba que todo estaba bien, que se calmen y tengan Fe, repetía por lo bajo, Fe…Fe. A los pocos minutos sacaron a Ernestito rumbo a una habitación común, quedaría en observación sólo por precaución, parecía haber desaparecido la causa de las convulsiones, se trataba de la tomografía de una persona normal. Jesús saludo y tomo a Joel de la mano, en el momento que le comunicaron el buen estado de su amigo miró al cielo y le agradeció a Dios, e insistió en asistir a la escuela. - el Señor escuchó mis oraciones, siempre me concede lo que solicito- aseguró pleno de alegría e ignorante de su condición. Joel-es por eso que eres especial, quizás es tu destino, hijo. Jesús – qué significa eso? Joel- no se, talvez puedas ayudar a la gente, intercediendo ante el Padre. Sin querer hacerlo había llevado al Hijo a una conversación que él mismo deseaba evitar- -soy un tonto- pensaba Joel- qué estoy haciendo? -no debo interferir con sus decisiones y sus deseos, mucho menos inducirlo a nada, nunca aprenderé!- se regañó disgustado con su estupidez. Jesús le restó importancia a los dichos de su padre adoptivo, descendió del lujoso auto e ingresó al establecimiento educativo como un relámpago, para comunicarles a sus compañeros que, aunque dolorido, el niño se hallaba en buenas condiciones. El segundo episodio ocurrió cerca del fin de noviembre, el veintiocho; nuevamente tuvo que ver con la escuela, esta vez con el abuelo de un pequeñito del primer año, a quien el hombre mayor retiraba todos los días ya que sus padres no podían hacerlo, no se trataba de un anciano, era fuerte y vigoroso, había dejado el cigarrillo muchos años atrás, cansado de andar siempre con el paquete y el encendedor permanentemente en el bolsillo como único accesorio, era lo primero en que se preocupaba cuando debía dirigirse a algún sitio, hastiado de eso, cierto día decidió arrojar los cigarrillos que aún contenía el paquete a la basura. Jubilado ya, luego de haber servido en la policía de la provincia como oficial, contaba con sesenta años de edad. Disfrutaba de la caminata que realizaba por la mañana, a la hora del ingreso y al mediodía cuando su dilecto nieto, el primero, salía en el segundo lugar de la fila del grado. Siempre el mismo árbol, eludiendo el excremento del mismo perro, que sin duda era paseado por un indiferente vecino que parecía ensañado con sus suelas, jugaba un solitario juego de estrategia poniendo a prueba sus reflejos y memoria, hoy acá, mañana a treinta centímetros, pasado quien sabe, mientras se aproximaba por la angosta vereda observaba el sitio de la contienda, se aseguraba que contaba con el camino libre de aromáticos misiles y arremetía, a la carga en pos de su misión. Facundo se divertía pensándose Römmell en el desierto, entre dunas interminables de fina e inquieta arena, esquivando minas personales en territorio hostil; muchas veces se concentraba tanto en la batalla que la gente que lo cruzaba se quedaba observándolo mientras pasaba a su lado, tan concentrado, con la vista fija en un punto, no deseaba pasar nuevamente por tan indeseable situación, su esposa le había advertido: - la próxima vez los lavás vos! El lo tomó muy seriamente, nunca había lavado nada, no le interesaba comenzar ahora, era una cuestión de vida o muerte; tantos años conviviendo con asesinos, delincuentes de todo tipo, injusticia, amigos corruptos, participando en tiroteos y también en sangrientos accidentes, decidió borrar esa parte de su historia, de otra forma le sería imposible vivir como una persona normal, no estaba loco, estaba retirado. Se apoyaba en el grueso tronco del fresno americano, y masticaba su chicle de menta, todos los días, de lunes a viernes. Llegaba unos diez minutos antes del horario indicado para poder cruzar algunas palabras con alguno de los padres o delegados como él que poco a poco iban llegando y acomodándose en la puerta de la institución escolar; con el tiempo, se formó un nutrido grupo de personas que compartían un liviano diálogo circunstancial, tres o cuatro jubilados, tres o cuatro amas de casa a las que no les interesaba mucho la cocina y algún despistado con los horarios también, todos, un heterogéneo grupo con un interés común: sus hijos. Cerca de la finalización del ciclo lectivo, había pasado casi un año desde la primera vez que se encontraron en la vereda, parecían grandes amigos, conocidos de toda la vida, continuaban al día siguiente la conversación interrumpida el día anterior y conocían el desarrollo cronológico de los problemas personales de todos y cada uno, era una cita ineludible. A pesar del calor del verano, que en estas latitudes puede llegar a ser agobiante con temperaturas cercanas a los cuarenta grados Celsius, e incluso pasar esa barrera con los problemas de salud que ello acarrea, sobretodo para los niños y los ancianos, la gente estaba contenta, las clases estaban prontas a finalizar, ya faltaba poco para las ansiadas vacaciones estivales. Esa mañana amaneció particularmente caluroso, se divisaban unas oscuras formaciones gaseosas que indicaban posibles lluvias, ya era tiempo de ellas, Facundo, al mirar hacia el sur mientras desayunaba con mates amargos y algunas galletas con grasa, como todos los días, predijo que el alivio llegaría cercano al mediodía, era martes y además día de cobro de sus haberes jubilatorios. Decidió ir temprano al banco, sorbió el último cimarrón y se incorporó dirigiéndose a su dormitorio para vestirse adecuadamente. Casi treinta grados a las nueve de la mañana, con los kilos de más que portaba, el sudor empapó la impecable camisa recién puesta, se quejó diciendo que debería bajar de peso, como hacía todas las mañanas en los últimos diez años. Planeaba retirar a su nieto luego de realizar todos los trámites y diligencias, pago de servicios en su mayor parte, calculaba que el tiempo con que contaba sería suficiente para todo. El horario de salida de los chicos era a las doce y treinta horas; a pesar de los treinta y siete grados a la sombra no pudo con su genio y le pidió al chofer del taxímetro que lo deje a una cuadra de distancia de donde le hubo indicado al subir, tenía unos minutos y no quería desaprovechar la analogía del calor con las agrestes tierras argelinas del año cuarenta y dos; miró el cielo. -me equivoqué, lloverá después que llegue a casa- pensó despreocupado. Encaró el último tramo del camino hacia el inmóvil enemigo, dudaba de la existencia, no lo veía, no lo ubicaba, pero…sí…allí estaba, como siempre, desafiante; como todos los días, caminaba con su sonrisa franca hacia la escuela, el juego culminaba con el avistamiento, ese día lo descubrió estando a veinte metros, caminaba pausado, más lento que de costumbre -el calor- pensó. Sintió primero un ardor en el centro del pecho, siguió su camino, tres metros más adelante percibió una leve puntada muy rápida, se detuvo, apoyó su manos en las rodillas agachándose un poco, faltaban casi cinco metros para llegar al lugar de reunión, esta vez se habían corrido apenas unos metros para aprovechar la sombra de un árbol mas frondoso, todos observaban al hombre en esa rara posición, se quedaron callados, como esperando que se incorpore y continúe hacia ellos, eran las doce y veinticinco ya; Facundo, al contrario de lo supuesto, se agachó tomándose el brazo izquierdo, así en cuclillas esperó el dolor final, lo presentía, lo sabía, al verlo en esa postura, todos corrieron para asistirlo, estaban a un paso, lo tomaron de las axilas y le indicaron que se recueste…en ese instante su visión se nubló y se produjo lo temido, el desgarrador dolor no lo sorprendió, se tensó para soportarlo, estaba acostumbrado a dar pelea, alguien tomó el celular y llamó a emergencias, Facundo no se movía y su respiración era entrecortada y dificultosa. Un constante quejido de sufrimiento apenas se dejaba oír, las palmas de sus manos totalmente abiertas, a un lado del cuerpo, realizaban una descontrolada fuerza hacia abajo, sin sentido. Los estudiantes comenzaron a salir en orden, de acuerdo al curso que asistían; Juancito, el nieto de Facundo fue el segundo en recibir la bofetada de calor debido al sol sobre la cara, notó el tumulto. Se acercó y vio a su abuelo sobre las antiguas baldosas acanaladas, con los ojos abiertos, apenas movía la lengua en un esfuerzo por respirar; el sonido de la ambulancia ya se dejaba escuchar a unas cuadras de distancia. Dejó caer la mochila que no se había colocado pues se trataba de lo primero que el ex policía tomaba al verlo, quedó parado con un dedo en el lugar que hasta el día anterior ocupaba un pequeño incisivo de leche, no lloraba, no comprendía. Detrás de él los demás chicos se amontonaban para observar al”viejo muerto” que estaba en la puerta; cuando Jesús escuchó el comentario apresuró sus pasos para colaborar, en su mente se estaba gestando la idea que era capaz de curar a la gente, Él se hallaba casi convencido que no habían sido casualidad los dos anteriores episodios en los que participó. No lo sabía pero estaba en lo cierto. Francis, Ángel uno, se adelantó para alejarlo de la muchedumbre por seguridad. -ven Jesús, debemos apresurarnos para llegar a casa- ordenó con autoridad el custodio preocupado. -no, déjame un instante con él- y se acercó al hombre, que a esta altura había dejado de moverse y ya no se esforzaba en respirar. -déjenlo en paz. Gritó alguien desde atrás, dando a Facundo por muerto. Una flota de grises y leves acorazados se hallaba anclada sobre la ciudad, empujada por el viento sur que avanzaba ganando fuerzas, fresco, renovador, el Mesías miró al cielo cuando la primera gota de lluvia caía pesadamente y ansiosa de tocar tierra, extrañando talvez cuando era río; esta vez se arrodilló y colocó una mano, la izquierda en el pecho y la otra en la frente, la nostalgia devino en diluvio, el agua comenzaba a correr junto al cordón del asfalto. Jesús pronunció esta palabras - quédate acá, tienes mucho que hacer aún- Facundo se despertó tosiendo, la lluvia había ganado su garganta, miró a un lado y al otro, Juancito aún estaba inmóvil, cuando sus miradas se cruzaron el chiquito corrió a abrazar a su abuelo, ahora si lloraba, no sabía porque. La ambulancia llegó en ese instante, nadie hablaba, sólo vagos murmullos sin ilación daban indicios del asombro de los presentes, luego que el médico corroboró sus signos y no percibió alteración alguna, fue trasladado al centro de atención. -tu madre se va a preocupar si no te apuras Jesús- indicó Francis. - ya voy, tienes razón- reconoció el jovenzuelo. Ahora los comentarios se dejaban escuchar más fuerte, se hablaba del niño del milagro. - se llama Jesús- decían algunos. - es el segundo que cura- aventuraban otros. Las voces y sus ecos recorrieron la tranquilidad del barrio en poco tiempo, en tres o cuatro días todos conocían la historia de Jesús y sus milagros, fue una preocupación para la Familia. Esa noche, durante la cena, Verónica le preguntó al niño sobre la frase que había utilizado en la supuesta cura, habiendo sido informada por Francis ya que le había llamado la atención la seguridad con que la pronunció. Jesús contestó- no recuerdo mamá, solo quería que se cure, como las otras veces, ahora sé que no soy yo, es Él quien cura por mí- Los padres no esperaban esa respuesta, era demasiado pronto, por Dios, era un niño aún. -probablemente se trataron de coincidencias, o no era su tiempo- dudó Vero. -mamá, sé que no es así, mi padre… ( se corrigió) el Padre confía en mí, estoy seguro, lo sé!- aseguró enérgicamente el niño. Joel sabía que esto sucedería pero no tan pronto, no sabían como reaccionar. -por qué estás tan seguro de eso, querido?- demandó Verónica. -Él me lo dice todas las noches, sueño todas las noches, no me mentiría jamás, le creo!!- gritó Jesús. Se retiró llorando y muy nervioso pensando que nadie lo comprendía, desconocía la verdad, la hermosa e impiadosa verdad, ignoraba su futuro de Salvador, de Guía, de sacrificado servidor del hombre. Hasta cuándo? El tercero y definitorio suceso nada tuvo que ver con accidentes ni enfermedades, pero bastó para afianzar sus creencias y tiene a la tecnología como co-protagonista. Se dio en el ámbito de su cuarto, estando solo con sus pensamientos cada vez más complejos, tratando de encontrar respuestas a lo que estaba atravesando. Una ventana de madera de cedro era el nexo con el exterior, amaba la luz, la celosía siempre se encontraba abierta, con cortinas color maíz, aún cerradas permitían el ingreso de claridad. La paredes de color salmón se dibujaban perfectas en sus líneas, las nuevas pinturas secadas con presión de aire caliente formaba una capa dura y brillante que daban un aspecto vítreo, era uno de los últimos logros de las industrias químicas en Europa. Se lograba aplicando el producto con rodillo en una gruesa capa, luego se armaban bastidores entre el piso y el techo a diez centímetros del muro en todo el perímetro para luego inyectarle por un pico el fluido a casi setenta grados de temperatura por un lapso de un minuto y medio, provocando la contracción inmediata de la base de color brindándole el incomparable acabado final. Al piso lo vestía una alfombra uno o dos tonos más oscura que las cortinas, de casi veinte milímetros de alto, sintética e indeformable, capaz de soportar cualquier eventualidad en lo que a maltrato se refiere. Un pequeño baño privado completaba la geografía personal del pequeño Salvador, una segunda puerta lo comunicaba directamente a una galería techada con acceso a la piscina de la residencia, todo lo demás era de categoría, amplios sillones, lujosos aparadores conformaban un marco al que el niño estaba acostumbrado y que en realidad ni notaba, nunca se había dado cuenta de las comodidades que disfrutaba, hasta ese día. El televisor de cuarenta pulgadas se encendió con la orden verbal del amo. - arriba- volvió a ordenar al tiempo que los canales cambiaban hacia los más altos del espectro. Lo detuvo en el sesenta y cinco, le llamó la atención el árido paisaje que mostraba la pantalla, color ocre, giró y observó las delicadas cortinas, con una vegetación casi inexistente, apenas alguna chatas matas espinosas se dejaban notar a escasos centímetros del seco suelo, más atrás un alto árbol pero sin hojas, o muy escasas; se levantó, caminó hacia la ventana lentamente y con una mano entreabrió las telas que le impedían ver claramente hacia fuera, miró el jardín y notó la infinidad de especies que en él crecían despreocupadas por la falta de humedad, rozagantes, plenas de salud y color. Regresó a la cama, amplia, con suaves sábanas blancas de puro algodón y se acomodó nuevamente a contemplar el desolado paraje, su mente estaba trabajando sin parar, por qué esa diferencia?- por qué, Padre?- pensó. No conocía el lugar que mostraba el documental, esperó atento hasta que al fin lo supo: Somalia, Africa. El nombre del país quedó en su incansable mente, no lo olvidaría, el narrador contaba las dificultades de los habitantes para conseguir agua y alimentos para la subsistencia, las imágenes mostraban escenas tremendas de miseria y carencias, niños y bebés enfermos, precarias viviendas que ofrecían solo tierra bajo sus pies, bajó la mirada a la alfombra, las cuencas oculares apenas contenían un globo blanco, no había vida en ellos, no habitaba la esperanza en esas chozas primitivas; año dos mil diecisiete-pensó- será nueva esta situación? A medida que las lágrimas brotaban lento, se acercaba a la pantalla, necesitaba ver de cerca las caritas oscuras y sucias de lodo seco, el sol brillaba impasible en lo alto con verdadera inquina, mostrando su poder donde más se siente, algunas telas rotosas trataban de darle cobijo a los sufridos habitantes, se acercó más, la podía tocar, deseaba tocar los rostros del dolor, cuántos habría en esa situación, apoyó la palma de su mano en la fría pantalla deseando aliviarlos con su corazón, un estruendo sonó en los parlantes luego del destello del relámpago sobre la sabana, las oscuras nubes se arremolinaban y la lluvia cayó de repente llenando canales y depresiones olvidados del líquido elemento, dejó de oírse el locutor en off y al segundo el televisor quedó negro, Jesús retrocedió, un poco asustado pero muy satisfecho, pensando- fui yo? Habré sido yo? Ese acto fue determinante en el desenlace de los hechos, terminó de convencerlo que tenía la facultad de ayudar a la gente. Esa era una de las tantas aptitudes que descubriría con el paso del tiempo. Comenzaba a ser Jesús. El veinte de diciembre cumpliría recién los doce años. El teléfono sonó durante el almuerzo, mientras su madre atendía, Él observaba la fuente de milanesas y la cuantiosa ración de puré de papas con crema que le habían servido, el vaso con soda, ya que por fin fueron prohibidas las gaseosas que no fueran naturales, es decir la mayoría, con el consiguiente manoseo político y económico en los congresos legislativos de los países de América del Sur, tierra que aún en ese año era utilizada para experimentos de todo tipo por las potencias de turno; extrañamente, esta vez había triunfado el bien común. Pensaba en los chicos del mundo que no tenían acceso ni siquiera a un vaso de agua. - es la nona!- gritó contenta Verónica. Sofía les estaba confirmando que llegaría el dieciocho de diciembre, nunca faltó al cumpleaños de su nieto, su único nieto. Todos se alegraron y el clima cambió en la casa. Por primera vez lo festejarían con algunos de los amigos de Jesús, era imposible que todos asistan a la casa por cuestiones de seguridad, la popularidad del niño era un problema, todos querían estar con Él, cuál sería el criterio de selección, decidieron rever las decisiones tomadas. El patio era amplio y si convocaban tres o cuatro hermanos más podrían invitar a la división completa, veintitrés chicos, y volver realidad la ilusión de Jesús, un deseo que nunca pudo cumplir, pero que hasta este año no había reclamado con tanto tesón. Junto con Sofía, el dieciocho llegó la noticia de nuevos enfrentamientos en la lejana Somalia, luchas internas venían produciéndose desde hacía unos veinte años o algo más. Él escuchaba con atención, su ánimo cayó hasta el suelo. La audaz abuela venía con noticias frescas de Londres y Roma, se había enterado que el Papa hubo conformado un grupo de búsqueda del nuevo Mesías, luego de tanto tiempo recién se dignaban a buscar al Salvador. La noche los tomó de sorpresa, esta vez había pasado más de cinco meses desde la última visita, normalmente eran tres, así que al caer la noche aún se encontraban intercambiando datos. Decidieron que estando en Argentina la mejor manera de festejarlo era con asado a la parrilla, completo como en ningún lugar del mundo. Por supuesto, todos estuvieron de acuerdo. Durante la cena, Sofía trató de llegar a Jesús, deseaba averiguar qué sentía el chico, qué pensaba, y sobretodo qué era lo que seguía. Verónica le narró los hechos milagrosos realizados por la criatura, es decir le amplió lo que le hubo contado por teléfono-visor, un servicio muy difundido en la actualidad. -estás contento por la fiesta de cumpleaños, Jesús?- preguntó Sofía con una sonrisa. - si nona, estoy nervioso, nunca hubo tantos chicos en mi casa; nunca hubo chicos- terminó aclarando Jesús. -bueno querido, esta vez será distinto, te divertirás mucho, ya verás- prometió la abuela. Al otro día la casa se llenaría de gritos y juegos, sólo unas horas para festejar el cumpleaños y cuatro días para la Navidad, era el nacimiento de la misma persona, exactamente el mismo cuerpo, sería idéntico su final? El aeropuerto de la ciudad de Sauce Viejo se encuentra a unos veinte kilómetros de la capital santafesina, a la vera de la ruta nacional número once, es el único acceso aéreo de la zona para aviones de cierto porte, a las diecinueve horas del diecinueve de diciembre una pequeña nave con treinta pasajeros decoló en la pista recién reparada. Dos de ellos eran sacerdotes, procedentes de Roma, quienes al salir de las instalaciones aeroportuarias en un auto de la diócesis de Santa Fe, se dirigieron a las oficinas de Monseñor Galetto, Arzobispo, quien los aguardaba impaciente con la mitad de la información, la otra parte le sería entregada a la llegada de los emisarios del Pontífice. -buenas noches Monseñor, les traemos el saludo de Su Santidad… y su preocupación- saludaron al unísono y aclaró el de más rango. -buenas noches saludó Galetto- desconcertado por la visita tan importante y totalmente inesperada de los Prelados. Ingresaron sin más al despacho principal, tenían preparado un ágape para después de la reunión con la presencia de los más importantes representantes de la iglesia en la jurisdicción. Se trataba de un modesto escritorio muy antiguo, en excelentes condiciones, ordenado simétricamente, tal como sus ideas y un recinto sobrio y decorado con buen gusto, algunas reproducciones de pinturas famosas del renacimiento e imágenes religiosas se hallaban en lugares de privilegio. Las maletas habían sido llevadas a las habitaciones de huéspedes, los recién llegados sólo traían consigo un maletín y un paquete largo en forma de rollo, envuelto en un rústico y antiguo papel madera. -monseñor- comenzó el cura romano, el otro era de Nápoles, SS Pedro II le envía esta pintura realizada por un conocido artista de Roma, Franco Crovatto, lamentablemente desaparecido hace ya hace doce años. El desea que la exhiba en su despacho como muestra de su amistad. Conoce usted la intención de nuestro nuevo Papa de descentralizar la Iglesia, no? -por supuesto, Eminencia, por supuesto, conozco todos los puntos de su plan para pacificar el mundo- aseguró Galetto. -Sabe usted que desde la muerte de Benedicto XVI hace dos meses, el Vaticano cortó todas las comunicaciones con el exterior, hasta hoy; se trató de una reestructuración interna, de la institución y de sus componentes- aclaró a modo de pregunta el Obispo Giuseppe Conti. - estoy totalmente de acuerdo con la medida- volvió a asegurar el ahora desconcertado Pastor. Los embajadores retornaron a la pintura con la charla. -la obra nunca tuvo nombre, La Santa Sede la adquirió a un amigo del autor, un tal Adriano… no recuerdo el apellido, unos meses antes que Crovatto fallezca; la llamaron El Hallazgo de la Verdad, en alusión a una leyenda donde intervenían José de Arimatea, el Cáliz Sagrado y el Manzano que se encuentra en el óleo, es en verdad una belleza, cuando nos enteramos que sería para usted, todos lo envidiamos un poco, sanamente – aclaró mintiendo el cura. - tiene algún significado? Posee algo especial? No entiendo nada- se quejó Galetto. - usted debe averiguarlo, háganos el favor, antes de colocarla en su pared, expóngala unos días en alguna galería de la ciudad, la más importante, la más conocida, entonces… Los emisarios pusieron al Monseñor al tanto de lo acaecido hasta la fecha, lo anoticiaron respecto a todos los datos con los que contaban y por último le confirmaron que el nuevo Mesías ya había nacido, hecho confirmado por los referentes de la Hermandad de los Custodios en Roma el mismo año del nacimiento. Miguel Galetto se sentó en su sillón ergonómico de negro cuero, el toque de modernismo que poseía la habitación, y se acomodó el escaso cabello que habitaba en su cabeza de tamaño importante. Por fin expresó lo que pensó luego de las primeras frases oídas una hora atrás- yo que tengo que ver? - qué ocurre?- preguntó por lo bajo suponiendo la respuesta y que luego se las hizo saber. - está en Santa Fe, si, está acá, Dios mio… está acá- anheló seguro de su corazonada, no podía ser de otra forma. -Qué estarían haciendo acá si no fuera así?- coligió correctamente. Minutos después, más tranquilo terminó de atender las instrucciones de los sacerdotes, no lo podía creer. Cenaron en silencio, la mirada del anfitrión iba de acá para allá, eufórico, contento, era un buen hombre y deseaba cumplir la palabra de Dios. Por la mañana ambos emisarios se retiraron a un hotel céntrico de la capital, deseaban cierta intimidad y a nadie alrededor, se despidieron cortésmente y le dejaron un número para que les avise de los resultados de la estrategia. Esa misma mañana, haciendo uso de sus relaciones, el padre Galetto, como era conocido en el ámbito social, llevó la pintura a una sala de arte propiedad de una feligresa incondicional de las iglesias santafesinas, cuyo esposo era muy conocido también, como usurero prestamista; pero como las donaciones eran destinadas a fines altruistas no importaba la supuesta e insegura procedencia. Tres días más tarde, era publicada en el periódico local la muestra que se realizaría con la pintura de Franco incluida como invitación especial de la Iglesia, que efectuaba el desinteresado aporte con la afamada obra del desaparecido artista italiano. Sofía ayudó a su hija en la atención de los pequeños invitados, vigilados por seis hermanos en todos los puntos y con refuerzos en la esquinas, la fiesta se levó a cabo en total normalidad logrando una tarde y noche inolvidable para Jesús; a la hora de cenar, cerca de las veintidós horas, se retiró el último de los chicos, exactamente la hora impresa en la tarjeta de invitación; “De diecisiete a veintidós”. Horario pensado por las altas temperaturas reinantes por eso días. Luego de compartida la sobremesa, repitiendo el niño la anécdotas del día una y otra vez, se dispusieron a retirarse a sus dormitorios, Jesús se despidió de cada uno de los comensales con un beso, dejando a Verónica para el final. - hasta mañana mamá, te quiero mucho, gracias, nunca olvidaré este día- prometió con lo ojitos húmedos. Tenía doce años, apenas doce, en su cuarto, feliz, recostado, volvió a proyectar la imágenes de la tarde, las vivió y las disfrutó nuevamente, cada palabra, cada situación…y pensó que todo debería ser distinto, mejor, se sintió capaz de hacerlo, deseaba hacerlo. Estaba dispuesto a dar todo de si para que eso suceda, para que sea realidad, todo. Daría la vida por lograrlo- pensaba antes de dormirse disfrutando la idea. La infancia no fue fácil, ocurrió controlada, quizás con errores de sus padres, pero siempre con la intención de defenderlo, del Mal, de los engaños, de la muerte, de las desilusiones, en fin , de la vida, qué es la vida sino un cóctel de todas esas cosas y más aún por supuesto, amargos, dulces, picantes, suaves gustos y sabores, forman un heterogéneo elixir indefinido, exquisito pero implacable, un fluido compuesto por uno y los demás, el entorno y uno. Cuando uno es un niño los padres tienden a evitar la ingestión de esa poción, tratando de cernirla y ofrecerle sólo los sabores agradables, quitarle lo agrio, no nos damos cuenta que los sabores se sienten en la boca, y si no los conocemos, no estaremos preparados para rechazarlos. Hay que tener algo del virus en la sangre para poder combatir a la enfermedad cuando ataca con todas sus fuerzas. La humanidad no conoce lo que la está diezmando, a pesar de multiplicar su población, los seres humanos son cada vez menos en el mundo, un mundo habitado cada vez por más mamíferos bípedos capaces de hablar y razonar, la razón no es la esencia. Capitulo Cinco. La Iglesia. Su Postura. El obispo Conti era un hombre que soportaba ya los sesenta años, su acompañante, un sacerdote belga llamado Paul Proust apenas contaba con cuarenta y portaba la imagen de un atleta, parecía más un guardaespaldas que un clérigo, sus modos no eran refinados y casi no emitía palabra, no llamó la atención de nadie, después de todo se trataba de un acompañante; siempre a un lado o detrás del canoso y semicalvo enviado papal. Ante cualquier gesto, Paul se disponía presuroso a asistir a su protegido, tomaba sus carpetas, o maletín, hasta corría la silla para que se siente, aún dentro de la habitación del cómodo y bien ubicado hotel. Deberían desplegar un preciso plan, encontrar al Mesías, debería tratarse, si era cierto la historia, de un niño con una edad entre once y trece años, el anterior Papa, desconocen el por qué, no divulgó la noticia hasta tres días antes de su muerte, provocando n verdadero revuelo y desencadenando una conmoción dentro de la institución, la secreta Hermandad ratificó los datos aportados por una desconocida mujer, Sofía, quien ignoraba el paradero del recién nacido Salvador. Benedicto lo mantuvo en secreto para mantener la cohesión del poder aunque sea durante su reinado, sabía que de conocerse la verdad, comenzaría una revolución y no deseaba que eso ocurra mientras él se encontraba al frente de la Santa Sede, cualquiera hubiera hecho lo mismo, cualquiera acostumbrado a las intrigas. A pesar de su enfermedad, se mantuvo lúcido hasta último momento, pero conociendo el inevitable desenlace llamó a los diez cardenales para ponerlos al tanto del importante hecho más de una decena de años después. Por supuesto, aunque lo pensaron, nadie fue capaz de reclamarle nada al moribundo y débil Pontífice. Debido a semejante incidente, la elección del nuevo Jefe de la iglesia se demoró más de lo acostumbrado, diversas corrientes internas se disputan el lugar de máximo poder, dispuestas a llevar el asunto hasta las más imprevisibles consecuencias. Las logias, extrañamente, se habían aislado y apoyaban sin demasiado ahínco a un fervoroso defensor de la extrema verticalidad y de las más ortodoxas líneas de planeamiento. Pero el poder económico que había optado esta vez por dejar de lado a los fanáticos mazones contaba con su candidato, un renombrado Cardenal español, Joaquín Castillo, conocido en las sombras como el propietario de una cadena de hoteles con millonarias ganancias, por supuesto improbable, gracias a los vericuetos legales ideados con ese fin, que no permiten la identificación fehaciente y definitiva de los componentes individuales de las organizaciones económicas internacionales, aunque en este caso particular se trataba más de ética que de un acto doloso. La puja fue larga, las discusiones sólo trataban de manejos políticos, la doctrina que había mantenido a los católicos por más de dos mil años vigentes era dejada de lado sin vergüenza por todos los electores salvo uno, el Cardenal Leandro Meneses y Puerta, quien fue misionero en africa durante quince años para luego dedicarse a su región, casi tan empobrecida como aquella. Luego se decidió por ir a Roma, enojado con sus congéneres sudamericanos por la mala administración que habían llevado a cabo y la posición tomada, defendiendo las castas y la oligarquía, tomó como segunda nacionalidad, la italiana, llamándose a si mismo el romano, debido a la admiración que despertó en él dicha ciudad. Atorados en las negociaciones, con una oposición ahora más definida por parte de la logia mazónica, obstinada en impedir a los grupos económicos, como otrora, tomar el poder, sólo por capricho, ya que no contaban con el apoyo necesario, derivó en la candidatura de Meneses, impensada y hasta inapropiada, ya que no respondía a nadie, por lo menos eso demostraba con su actitud y postura. Finalmente, ambos bandos coincidieron en que el ecuatoriano, o el romano, como a él más le agradaba, sería el mejor representante para ambos, dada su imparcialidad suponiendo que sería fácil de influir. No se equivocaban, se trataba de un verdadero inocente, ajeno a los manejos que nada tenían que ver con lo espiritual pero que habían influido en un gran número de las decisiones papales en el trascurso de la historia. El nombre elegido fue Pedro II, queriendo demostrar que se trataba de un renacer de la Iglesia, que volvería a ser como entonces, guiando las almas hacia la Verdad, dejando de lado las tentaciones mundanas. No lo iban a permitir, los intereses eran demasiados. Armagh, Irlanda, año un mil noventa y cuatro. Luego de un parto complicado, donde su madre casi pierde la vida, el niño recién nacido no cesaba en su alimentación, entre risas, todas las presentes se admiraban de la fruición con la que el pequeño Maelmhaedhoc O’Morgair trataba al pezón de su progenitora, a pesar de su convaleciente estado, la mujer no dejó que lo despeguen de su lado, era una ley que se debía cumplir. Se trataba de su primogénito, luego de la experiencia le rogó al Señor que no le enviara más hijos. Con unos pocos años de edad se notaba en él la admiración por el clero, muy inteligente y vivaz, esa idea persistió en su mente hasta la edad de doce años, cuando un anciano eremita llamado Ismar lo tomó bajo su dirección y guía espiritual. Se trataba de una verdadera y sincera vocación por lo que el Arzobispo de Armagh, San Celso lo ordenó sacerdote, convirtiéndose luego en un verdadero pilar de la iglesia en Irlanda, reformando monasterios y restableciendo la disciplina y el orden dentro de sus muros. Durante su vida efectuó cientos de milagros, se decía que Él le había otorgado el honor de todas sus glorias, incluso resurrecciones. Una de las capacidades que poseía fue la de realizar profecías, dentro de las cuales se encontraba la de los Papas, desde Celestino II, quien reinó desde un mil ciento cuarenta y tres al cuarenta y cuatro hasta Pedro II, con quien, según afirma en su vaticinio que el mundo tal como lo conocemos llegaría a su fin. Ese último Pontífice sería el segundo luego de Juan Pablo II. Esa visión apocalíptica se basa en lo ocurrido una tarde en que San Malaquías, así su nombre traducido, encontrándose orando solo, ve a Jesús quien le da la lista completa con los apelativos de los siguientes Papas, resaltando la importancia del último de ellos, sería el testigo del fin del mundo. Del Armagedón. El santo de Irlanda falleció en los brazos de su amigo, San Bernardo de Claraval (Clairvaux) el dos de noviembre de un mil ciento cuarenta y ocho, en Francia. Los primeros días del Papado fueron caóticos, nadie parecía hacer caso a los pedidos de S.S, todos conocían la forma en la que había sido elegido, así que apenas veinte minutos después que el humo blanco surgiera de la chimenea, ya los operadores se hallaban activos, yendo y viniendo como hormigas podadoras, llevando y trayendo información, no podrían desestimar un minuto en el armado del poder, el nuevo poder. Transcurrida una semana, Pedro creyó que había logrado controlar la situación, así se lo hicieron notar, acatando decisiones y obedeciendo órdenes de inmediato. El romano se sintió satisfecho. Decidió entonces comenzar la redistribución de tareas y prioridades. Lo primero era encontrar al Niño, cueste lo que cueste, deberían hallarlo bajo cualquier circunstancia, es por eso que enviaron a los dos hombres a la ciudad de Santa Fe a partir de los datos vertidos por Ratzinger en el lecho de muerte, con la pintura de Franco en su mano derecha, pensó en atraer a la señora misteriosa, sabiendo que se trataba de la suegra del artista, para lograr obtener algún dato fresco, actual. El plan era sencillo, sólo deseaban una pista para llegar a Él, no tenían idea que esa mujer era integrante activa de la Hermandad y menos aún que el Niño era su nieto, pero todo parecía transcurrir de una forma preestablecida. Amantes del arte, acostumbradas a convivir con él en Roma, acudían a todas las muestras disponibles, madre e hija se desesperaban por disfrutar de las más variadas exposiciones de pintura, cualquiera sea su procedencia y calidad, Verónica sostenía que el arte no se genera en la mente, sino en el alma, que es una forma material de la esencia de cada persona, es la materialización del espíritu, cualquiera sea su forma, se trate de escultura o de música, cuántas melodías ha creado el hombre? Cuántas restan por crear? Cuántas naturalezas se han plasmado en lienzos? Cuántas formas le han dado vida a un trozo de piedra o barro? Son infinitas porque el alma es eterna, la función del cerebro es solamente coordinar las manos para la realización, es la interfase que conecta el interior a lo externo. Han visto llorar a alguien por resolver una intrincada ecuación matemática de segundo grado? Seguro que no; pero sin duda, se conmovieron ante una pintura o escultura de Miguel Ángel o Picasso, con cientos de años de diferencia en su concepción, o sollozado al mirar una película de cualquiera de los miles de directores y realizadores. Cuando las mujeres leyeron en el periódico que se presentaba en la ciudad una muestra en la que participaba una obra de Franco Crovatto no salían del asombro, sencillamente no lo esperaban. Por supuesto, decidieron asistir, Joel se comprometió a acompañarlas. Por la noche, cálida y luminosa noche de enero, antes de la cena, la Familia completa se presentó en la flamante galería, totalmente remodelada y ampliada, la actividad cultural crecía en la ciudad y requería nuevos y más apropiados espacios, así lo había entendido Natalia Zimermann, la propietaria, que contaba con muy buenas ideas y el dinero, aunque dudosamente habido, para llevarlas a cabo. De familia conocedora del arte, Natalia se esmeró por recrear el estilo en boga en los últimos años en Europa y New York, cada cuadro era enfocado con cámaras diminutas que les permitía al público observar, a través de modernos procesadores de vídeo, acercar, iluminar, rotar y manipular los colores de cada obra en particular. Para las esculturas los escáneres eran elementos obligados en cualquier sala que pretenda estar en el primer nivel. Contaba con todos los recursos tecnológicos disponibles en el mercado, lo que colocó a su galería a la cabeza de las expositoras del país, aún por encima de Buenos Aires. “El Hallazgo de la Verdad”, nombre poco poético, se encontraba en un privilegiado espacio destinado a grandes obras, más iluminación, ubicación central, en pocas palabras, muy destacado, esa era la idea, que lo noten y que los fotógrafos publiquen muchas fotos de él, la misteriosa dama debería verlo. Sofía, quien se había convertido en una mujer sumamente precavida, se separó del grupo de inmediato, dos pasos luego de ingresar al espacioso ambiente, notó el movimiento descuidado de uno de los guardias, eso le bastó para sospechar del escenario, se dirigió al toilette y desde allí llamó a su hija para que retiran del lugar sin prisa pero en forma inminente. Sin la abuela, los demás se retiraron prontamente sin acusar inconvenientes, seguidos por Ángel uno y dos, el número tres se quedó con la vieja guerrera, quien comenzó la recorrida lentamente deteniéndose delante del cuadro de su querido yerno, se veía imponente, de veras su corazón latía más aprisa - cuánto tiempo sin apreciarlo, sin disfrutarlo!- pensó y se lamentó. Mientras se relamía de placer por lo que presenciaba, notó de soslayo una figura que se escurría a su espalda, giró sobresaltada. -disculpe, no se asuste señora- pronunció Natalia en perfecto italiano. -oh, no, no estoy asustada, sólo sorprendida-respondió Sofía en el mismo lenguaje. -como supo que era italiana?- preguntó la dama de cabello renegrido, esta vez en español - la escuché hablar por teléfono, su acento, mi madre es italiana y …haciendo un gesto con sus manos abiertas… es increíble, suena como ella, era italiana, falleció hace dos meses. Usted me hizo recordarla. Lamento haberla asustado- finalizó la propietaria bajando la mirada. -soy Natalia, la creadora de este sitio, me gusta más esa palabra que dueña, no todo es dinero- aclaró la joven. - mi nombre es Sofía, y tiene usted razón, no todo es dinero, sobretodo cuando uno cuenta con él- bromeó la abuela distendida. - es cierto, cuando se tiene, parece que no es tan necesario- acordó la chica. Luego de unos segundos de silencio, con la mirada cambiante entre el cuadro y los celestes ojos de Sofía, Natalia prosiguió. -le gusta este autor, señora? -si, mucho, es uno de mis preferidos, Franco era muy buena persona- aclaró y se arrepintió al instante, haciendo un gesto al apretar los dientes suavemente. -conoció al autor? Es un honor, es…bello, es un cuadro simple pero hermoso, me transmite paz, desde que lo trajeron no puedo parar de observarlo- opinó Natalia inocentemente. -si, y muy bien, era mi yerno, un gran hombre, el mejor que he conocido en mi vida, que como puede ver, ha sido larga- comentó Sofía pecando de lengua larga. -no debí haber hablado tanto- pensó resentida con su proceder. - no lo puedo creer!, no puede ser cierto! Hay una verdadera novela detrás de este cuadro, usted conoce la historia?- declaró ilusionada y expectante la joven mujer. Sofía arrugó primero el ceño, luego la nariz y por último torció la boca hacia la derecha, todo en medio segundo, dando como resultado un “sí, pero no te cuento” más que evidente. -no, en realidad no encierra nada fuera de lo común, sólo la historia de amor entre mi hija y él, creo… - finalizó dubitativa y convenciendo a su interlocutora luego de la fallida mueca reveladora. - se encuentra sola, Sofía? -si, quizás mi hija Verónica venga mañana- prometió la dama. -permítame invitarla entonces a una pequeña reunión, mañana a las veintiuna horas, usted ingresa como todo el público y se dirige hacia aquella puerta vidriada, allí las estaré esperando ansiosa para conocer a su hija, ahora debo atender a otros invitados especiales que dejé olvidados- se despidió la bella anfitriona. La vio retirarse mientras se lamentaba de haber hablado de más. Optó por retirarse, en ese instante Joel la llamaba por teléfono. Atendió. -hola, Sofía, estás bien?- preguntó el joven, tenso. -si, todo está bien, fue una falsa alarma, dónde están?...ah, cenando? Voy para allá… pídeme algo de carne asada por favor, me muero de hambre- solicitó la impróvida nona, sin percatarse que la seguían a corta distancia, casi descaradamente, de manera inexperta. El taxi la dejó al lado de la mesa que ocupaba su hija en la vereda del comedor, lugares ganados a los vecinos, quienes ahora exigen a los comerciantes una devolución por usufructuar sus aceras en horario nocturno, los tiempos cambian. Antes se conformaban con algunos lisos al paso, o a lo sumo acompañados con alguna porción de pizza común. El que se encontraba tras sus pasos descendió del auto de alquiler a pocos metros, definitivamente no se trataba de un discreto profesional. Caminó lentamente hacia una mesa aledaña y tomó asiento, desplegó el diario, el cual no podía leer pues la luminosidad no era suficiente y esperó al mozo, moza en este caso. Mientras traían la parrillada, tomaron una cerveza con algún bocadillo incluido extremadamente sencillo, los clásicos “ingredientes”, generalmente maníes y alguna sonsera similar. Nadie se percató de la vigilancia que efectuaba sobre la nona el hombre del diario, excepto Ángel tres, quien seguía a la señora por detrás del desmañado e inhábil persecutor. El custodio estacionó su vehículo y esperó apoyado en él a unos ocho o diez metros de su protegida, observando al sospechoso, quien parecía haber perdido el interés por la mujer. Al cabo de diez minutos el incauto espía replegó su periódico, pagó la adición y se retiró caminando por la vereda; recién ahí, en contraste con la luz del centro de la calle notaron su figura, que hasta el momento había pasado inadvertida, para la familia. El custodio personal encargó a los otros dos ángeles que tomen a Sofía bajo su guarda y se apresuró a seguir al individuo de comportamiento extraño, caminó tres, cinco, ocho cuadras en dirección al microcentro, Mark, el tercer y decidido Ángel, siempre detrás a prudencial distancia, se detuvo cuando el fornido caballero, luego de girar su cabeza y dirigir una mirada al entorno, ingresó a un lujoso hotel de cinco estrellas. Esperó unos instantes y aprovechando su calidad de extranjero, ingresó al lobby en busca de pistas que le indiquen la identidad del sujeto con aires de sabueso. Se acercó a la conserjería y solicitó una habitación, sus inquietos ojos no paraban de recorrer el lugar, no le prestaba atención al empleado que le preguntaba insistentemente en un correcto pero insulso inglés si poseía una reserva. -ah, perdone, es que me quedé pensando en el hombre que subió por el ascensor recién, creo que lo conozco, es…- silenció su boca esperando que su truco de resultado. - si, el padre Luciano Toscanelli- aclaró el locuaz encargado. Agregó luego en voz baja y en actitud decididamente incorrecta -viene del Vaticano- por si al desconocido le quedara aún alguna duda. Prosiguiendo con el interrumpido pedido de reserva, luego de romper todas las reglas de discreción posibles, sobretodo en ese nivel de alojamiento, el babieca detrás del mostrador le solicitó por fin el apellido y la reserva. - no, disculpe, fue un viaje imprevisto y no hice tiempo de reservar- explicó sagazmente el Ángel. - es una pena, señor… -Tyson- mintió descaradamente y casi riendo el hermano. -Mr. Tyson, le entrego una tarjeta del hotel Internacional Santa Fe con todas las posibilidades de comunicación para efectuar la reserva, si usted prefiere le puedo ofrecer alguna habitación para mañana, es muy posible que… - no se moleste Sr. Papiolo, desdramatizó fijándose en el nombre del joven colocado sobre el bolsillo del saco negro, en un llamativo cartelito verde, totalmente inadecuado, que le hizo suponer que era una avanzada idea del propio sujeto, si lo necesito lo llamaré- interrumpió Mark. -hasta pronto Mr. Tyson, lo esperamos pronto- saludó con una falsa sonrisa que generaba el efecto contrario al deseado por el hombre, era demasiado exagerada, ampulosa. - ni reírse sabe- pensó el resignado guardián. Salió rumbo a la casa de Joel, previa llamada para confirmar el paradero de su protegida. Minutos después se hallaba narrando paso a paso lo ocurrido, obviando la ineptitud del Sr. Papiolo para no extender el relato, sentado en el living de la confortable y moderna vivienda de la Familia. El jefe de la casa se tomaba el mentón mientras recorría el lugar de un lado a otro, tratando de imaginar lo que estaba sucediendo, o mejor todavía, lo estaba por acontecer, que tramaba la iglesia? Qué oscuras intrigas habrán cavilado en esta oportunidad? Todos pensaban lo mismo. Sin duda sospechaban que Sofía tenía relación directa con Jesús, tal vez Benedicto haya anotado el nombre el día que fue a ponerlo en conocimiento del nacimiento, la identificación personal es solicitada para ingresar a tan íntimo lugar de la Sede; o luego de conocer la noticia, el grupo de Cardenales puso atrabajar a alguien que descubrió la relación a través de la fecha. La cronología resultaba incierta, pero la pista que seguían era la correcta, todo lo demás no importaba, deberían cuidarse de ahora en más. Deberían averiguar ahora si los clérigos serían aliados o adversarios del Hijo de Dios, era muy chico aún para hacer frente a un desenlace de la situación, se vieron obligados a rever el paradero del jóven Mesías. La clave sería, según la lúcida Sofía, Natalia Zimermann, creyó ver en esa mujer cierta franqueza que le llamó la atención. - averigua si su madre falleció hace dos meses- ordenó enfática a uno de los ángeles apostados en la sala, a Mark, un muy eficiente colaborador. -si es verdad, podremos comenzar a confiar en ella, si no lo es…- no culminó la frase, no hizo falta. A las siete y media de la mañana, su custodio personal golpeaba la puerta de su habitación con la novedad, había fallecido en la fecha señalada por la hija luego de casi un año de agonía, cáncer de huesos. Abría una pequeña hendija a la posibilidad de un aliado. Natalia no había faltado a la verdad. Esa noche, fue sola a la recepción en la galería de arte, es decir ningún miembro de la familia la acompañó, llevó a Mark, a quien presentó como un sobrino, hijo de una hermana que vivía en Londres desde que se casó, siendo muy joven; en verdad se veía resplandeciente, ataviada con lo más selecto de su vestuario, su estampa resaltaba aún más, con un conjunto turquesa que mostraba un tono similar a sus ojos, en contraste con su cabello azabache y su blanca y tersa piel, a pesar de sus años algunos caballeros encontraban excusas para volver la miraba y contemplar la madura e incontrastable belleza de la dama. - debería haber venido sola y menos elegante- se dijo inequívocamente. Tomó al pasar una copa de champagne junto a un bocadito de atún, mientras veía a Natalia acercarse; el Ángel tuvo más suerte ya que a su derecha había una pequeña mesa de servicio colmada de los más exquisitos bocadillos, de los que el muchacho ya estaba dando debida cuenta de manera muy delicada. -Sofía, me alegro que estés aquí de nuevo!- se abalanzó la rubia. -no pude evitarlo, soy adicta a las galerías de arte- falseó la abuela pero con más oficio y gracia que Papiolo. - ven conmigo, te presentaré a unos amigos- invitó eufórica por tener nada más ni nada menos que a la suegra del pintor estrella del salón. La tomó de la mano y la exhibió por todo el perímetro antes de llevarla de grupo en grupo. Los primeros fueron, una casualidad, Monseñor Galetto y el Obispo Conti, enviado papal. -es un placer Su Excelencia- vertió con respeto Sofía en puro italiano. -de ninguna manera, es mio el placer, señora.- devolvió el agasajo el Prelado. Luego saludó a Galetto de manera más liviana pero igualmente correcta. La conversación fue corta y giró en torno de la pintura del manzano, como la llamaba Conti. La mujer narró alguna anécdota de Franco sin dar demasiados detalles, los sacerdotes se mostraron curiosos respecto al mito que se había generado a partir de la misteriosa muerte del autor, fue una verdadera masacre. - se trató de delincuentes comunes, ingresaron seguramente a partir del dato de algún entregador- sostuvo Sofía. Luego de eso y tratando de evitar más datos referidos al hecho, la decidida mujer los arrimó a su terreno. Sofía -cuál es el motivo de su visita a Argentina? Galetto-el Obispo llegó a impartir las nuevas directivas de la administración de Pedro, por fin alguien conduce!- expresó aliviado el clérigo, quien contaba con una vena artística interesante. Sofía- que buena iniciativa, viajar doce mil kilómetros y no hacerlo a través de la red, loable- ironizó. Conti- así es señora, sentíamos el deber de visitar a nuestros relegados pastores del sur, hacía mucho tiempo que nadie se encargaba de estos ejemplares evangelizadores. A la mujer le sonaba mal todo lo que decían, el clima se estaba tornando áspero, pero con nivel, eso le agradaba. Para ayudar a la agitación climática Sofía pregunta- dónde adquirieron la pintura de mi yerno? Conti- creo que de un amigo de él, un tal Adriano, no me informaron el apellido. Sofía – si, lo conocí muy bien, no recuerdo que él fuera el propietario de la obra- agregó en tono acético. Conti- oh si, la adquirió la Santa Sede, no sospechará del mismo Papa, no? Sofía – por favor Su Excelencia, como se le ocurre, sólo que no conocía esa parte de la historia de mi familia, mi hija nunca me dijo nada al respecto- espetó volviendo a hacer de las suyas. Galetto – lo importante es que la tenemos acá y la podremos disfrutar por unos días- trató de amenizar sin resultados. Conti – si, es muy hermosa, en verdad ilumina el alma, parece hecha a pedido de Dios, no? O guiada por su mano- agregó. Sofía – justamente eso es lo que alegó Franco el día de la exposición en Londres, y en otras charlas también- aclaró. Conti – según dicen tiene algo que ver con el Grial, con la segunda venida de Jesús, es apasionante, no cree? Sofía- es cierto, según dicen Jesús ya se encuentra entre nosotros, o no? Ambos carraspearon en el mismo instante, las miradas se cruzaron, el diálogo había derivado en una pelea de esgrima verbal, con más estocadas que en Scaramouche, de Rafael Sabatini, coterráneo de la señora. A la apuesta dama le alcanzó para saber qué sabían, y estaban al tanto de todo, se decidió a continuar con la contienda otro día, ahora debería planear la defensa. Conti – no sabría decirle, cara señora, creo que es apresurado- minimizó. Sofía - si así fuera, qué actitud tomaría la Iglesia?- lanzó sin remilgos. Conti- deberíamos localizarlo y corroborar la identidad como primera medida- aseveró. Sofía- ha sido un gusto caballeros, seguro volveremos a encontrarnos en otra oportunidad.- se despidió segura de la verdad, deberían anticiparse. Mientras retornaba al lugar desde donde Mark la observaba atento, una conocida figura para éste cruzó por delante de ella, no lo reconoció, se trataba del misterioso hombre del hotel, el padre Toscanelli, quien muy desenvuelto se acercó a su superior, comenzando una plática muy fluida y con quizás, demasiados ademanes. Natalia le hizo conocer algunas personalidades más, pero ella deseaba irse para poder pergeñar una defensa con tiempo, era su mejor arma, la astucia. En un momento la retiró hacia un costado y se aseguró que nadie las escuche. Sofía- debo hablar contigo en privado, en otro lugar, querida, es urgente, Natalia- si, por supuesto. Ven conmigo. La guió entre corredores y pasillos hasta una trastienda privada, cómoda y libre de gente, era segura. Sofía- dime la verdad, cómo llegó la pintura hasta ti? Por qué la trajeron acá? Natalia entre sollozos le contó- primero fue un pedido de buena forma, pero cuando te conocí me negué a continuar, Galetto me obligó junto a mi marido; ellos tienen negocios en común y Rodrigo le debe dinero, demasiado dinero como para negarse… Así como se la veía, siempre sonriente, divina, hermosa; su vida era puro sufrimiento, a medida que narraba su triste historia los salobres mares de la desesperanza inundaban el espacio que deberían estar ocupando sus hermosos y vivaces ojos verdes, teñidos ahora de oscuros tonos vacíos de alegría, delineando una caprichosa y poca caudalosa cascada sobre una ladera carente de contención, no había percibido sus evasivas lágrimas hasta que tomaron contacto con su boca, las notó amargas, no comprendía por qué le contaba todos sus pesares a una desconocida a quien había visto apenas dos veces en su vida. Supuso que era un llamado del destino, así lo asimiló. Natalia- discúlpame, tenía que sacarlo, no puedo más, podrás ayudarme? Sofía-por supuesto que lo haré. Te vienes a mi casa hoy mismo. Conti sabe de los negocios turbios? Natalia- no lo sé, pero anoche fue un descontrol de alcohol y drogas, me obligaron a desnudarme delante de todos… logró continuar en medio de un llanto descontrolado esta vez... bajando la voz, con la mirada sobre el cerámico ocre y brillante confesó… tuve sexo con los tres al mismo tiempo, Rodrigo me observaba y jadeaba como un animal, nunca lo había visto así. Hace mucho tiempo que me trata mal y me degrada, pero nunca de esta forma, esos asquerosos pollerudos se babeaban viéndome sufrir. Sofía- prepara tus cosas, lo más importante y vámonos de aquí- ordenó. La joven ingresó a una segunda habitación que comunicaba con su departamento, Sofía la siguió lentamente, no deseaba ser impertinente, esperó y la llamaba desde lo que debería ser la sala. De pronto escuchó gritos y luego súplicas, se apresuró, comenzó a correr, llegó en el momento justo en que Rodrigo la tiraba al piso con intención de seguir golpeándola. -déjala animal, aléjate de ella ahora- ordenó a los gritos sin titubear Sofía. -no es tu asunto vieja metida, andate o te doy a vos también- amenazó mientras caminaba hacia la veterana. Sofía no se inmutó, metió la mano en su cartera y sacó una Glock nueve milímetros presta para ser utilizada, le apuntó a los testículos. - te los desarmo- amenazó mientras montaba el arma, El hombre se detuvo, sin dejar de encañonarlo, ayudó a Natalia a levantarse tomándola de un brazo y la sacó del lugar muy rápidamente. Cruzaron la maraña de corredores y desembocaron en el salón expositor, con el arma nuevamente en su bolsito de fiesta se dirigieron a la vereda mientras Mark se acercaba a auxiliarlas luego de darse cuenta que algo andaba muy mal. Las mujeres salieron raudas, el hermano cubrió las espaldas, pero nadie apareció, tampoco ningún visitante notó la escaramuza, se dirigieron a casa de Verónica. Una vez explicado lo ocurrido, Joel expresó sus sentimientos, presentía días de miserias y desventuras, no volverían a tomarlo descuidado. No Señor. En ese mismo segundo llamó a Roma por refuerzos, luego a Londres, no le gustaba el giro que había tomado la situación. Más tarde, cuando estuvieron solos, le reprochó a su suegra por inmiscuirse en situaciones domésticas, poniendo en peligro el Plan y su vida. -lo lamento, pero ella será una aliada en la batalla, conoce todos los secretos de Galetto y compañía, créeme que lo hice pensando justamente en Él- explicó en forma convincente Sofía. - puede ser- aceptó su yerno- pero deberemos ser más precavidos, y no irás sola a ningún lugar, por tu bien. Luego del cruce de palabras la señora abrazó y besó en la mejilla al muchacho, sabía que algo de razón portaba en sus palabras. Comenzaron a pensar en dejar el país o cambiar de ciudad, conocían sin duda su localización y las intenciones de la Iglesia, de acuerdo a sus emisarios, no parecían de las mejores, la decisión debería ser tomada pronto. Mientras la familia debatía sobre los inciertos horizontes que verían emerger sus intranquilas miradas, el nuevo Papa deseaba consolidar a su iglesia, imaginaba un catolicismo renovado y carente de ambigüedades, sus intenciones eran realmente dignas pero los intereses cruzados del poder no estaban de acuerdo con dichas propuestas. Decidió entonces comenzar con una especie de cruzada pacífica, viajando personalmente a Tierra Santa; deseaba llegar a un acuerdo con las autoridades religiosas de esos sagrados sitios devenidos en campos de batalla, eternos y expectantes, pacientes sabedores del desenlace. Sus declaraciones fueron dirigidas a todos los habitantes de la tierra, sea cual fuera la doctrina que profesaban, desde la antigua y venerada ciudad de Jerusalem, S.S comunicó la intención de trasladar la Sede Papal. -…y deseo, que esta bendita ciudad, quizás la más representativa de la cristiandad y cuna de religiones, se convierta en un emblema de la unión de todas las naciones, independientemente del credo que profesen- auguró Pedro II en un multitudinario acto el día dieciséis de enero de dos mil dieciocho, contando el pontífice con apenas cuarenta y siete años. Transmitido en directo para todos los continentes, fue el acto religioso más visto de la historia, generando en los fieles una nueva esperanza y una renovación de fe impensada para estos tiempos modernos. Luego de algunos días de pensar y repensar la postura abierta y en verdad revolucionaria, muy valiente por cierto, se decidió el definitivo traslado de la Santa Sede a Israel, generando descontento en los más altos círculos eclesiásticos. Algunos notaron el negocio de la construcción de la nueva Sede, y callaron, otros vieron el espacio vacío de poder que quedaría en Roma, y callaron pensando en ocuparlos o por lo menos disputarlos, muchos otros se cansaron de vilipendiar en contra de musulmanes y judíos, demasiado cercanos en ese lugar; extremadamente pocos pensaron en la obra de reconciliación que trataba de llevar a cabo el Santo Padre y un sector muy poderoso supuso que el traslado les restaría poder sobre occidente, y preocupados por tal motivo planearon destronar al Elevado Sacerdote, o destruirlo. La culminación del plan de la cabeza de la iglesia era presentar al nuevo Mesías al mundo una vez culminado todo el proceso, cuando se encuentren en funcionamiento pleno las nuevas instalaciones, la Sede del Renacimiento, como era llamada por los creyentes; pero para eso deberían encontrar al Niño, no imaginaban que otra facción de la misma institución ya había dado con su paradero, sus propios enviados respondían a dicho sector, y mantenían desinformados a Pedro II acerca de la localización de Jesús. Deberían evitar a toda costa que el Papa sea quien Lo presente al mundo, si así fuera sería imposible de eliminar. Por lo tanto deberían prescindir primero “del muchachito que según dicen es el nuevo Salvador”. Por otro lado, el sistema financiero de todo un país, Ciudad del Vaticano, se vería devastado por dicho cambio a pesar de las promesas del gobierno italiano y de algunos más de ayudar a contener la repercusión en otras regiones con quien el Santo Estado mantenía relaciones. Demasiados motivos terrenales como para que un ignoto Hijo de Dios sea capaz siquiera de llegar a pasar a la adolescencia. La impensada e inhumana? realidad ya había sido vislumbrada por Joel y Sofía, quienes decidieron en poco tiempo que la cuenta regresiva había comenzado, con Jesús y su paradero al descubierto, el riesgo era demasiado, viajarían hacia algún desconocido lugar del globo que les permita asilarse hasta que el devenir de los días conviertan a ese inocente pequeño en el definitivo Mentor de la humanidad, en su Educador y Meta. Irían en primer término a Madrid, una escala de no más de tres meses, viajarían en automóvil hacia el sur, tal vez Marbella y desde allí a Canadá, quizás Montreal, para luego, por ruta nuevamente dirigirse a New York, con una estadía de otros tres meses para regresar por aire hacia el sur, a la frontera con Méjico, seguramente San Antonio o alguna ciudad de las inmediaciones para retomar el camino terrestre hacia Monterrey, y desde allí efectuarían un peregrinaje hacia Perú o muy probablemente Ecuador. Si bien sonaba engorroso, harían que dure un año o año y medio, observarían la evolución de Jesús y lo protegerían de posibles atentados. El fluctuante recorrido y los continuos cambios de medios de transporte les brindarían cierta protección, o por lo menos era eso lo que suponían. El periplo comenzaría en una semana. La fecha exacta no estaba aún definida. El Creador de la Iglesia era perseguido dos mil años después por sus propios representantes. Sofía, por su parte, decidió regresar a Roma en forma urgente para recuperar de la caja fuerte de la Hermandad los manuscritos de José de Arimatea, el último y definitivo testamento que el hombre debería tener en cuenta para lograr la Redención, volvería a encontrar a su hija en Madrid una semana más tarde para analizar dichos escritos y dilucidar, si tenían suerte el futuro del Hijo de Dios. Tanto Jesús como José, su amigo e impertérrito colaborador y servidor, fueron muy claros en su legado, el primero como generador de todo, el otro como celoso narrador. El mismo Mesías narra minuciosamente su vida, desde su infancia, su juventud, sus años de peregrinaje, hasta su calvario y su deceso. Las emociones del escriba se revelaban con diversas expresiones que denotaban el sufrimiento de ambos, en la primera parte del relato el Salvador dicta, eso se encuentra aclarado por referencias directas, en la otra mitad, con Jesús ya muerto y resucitado, José no muestra tristeza en sus frases, como si la paz hubiera invadido su espíritu, seguramente así fue. En ningún párrafo dice Él que se deberán construir templos, habla del corazón de cada individuo como un templo propio y suficiente; si bien les encomendó a sus apóstoles que pregonaran sus enseñanzas, tampoco les dio o les quitó atributos especiales, es decir no debería existir un orden de jerarquías. “La esencia del Hombre debe ser pura, su alma inmaculada para llegar a Mí”. “Los Hombres deberán vivir como Hombres, no deben permitir que les impongan terrenales mandamientos” “Él es el Único, Yo sólo soy su mensajero”. “Esperen mi regreso, la Paz del Fin de los Días estará cerca”. “Desdichados lo hombres sin fe porque nunca volverán a vivir”. “Éste es mi único legado escrito, Yo lo dije”. “Cuidado con los falsos profetas, sólo la ambición los alimenta”. “Los hombres no deben adorar al hombre”. “No teman quienes han sido justos, el nuevo Ciclo los incluirá”. “Crean en mi Padre, en Mí y en el que seré cuando sea el momento del retorno, de ustedes depende el Final, ustedes serán sus jueces y sus verdugos”. Estas son afirmaciones extraídas de distintos pasajes de los Escritos de José. Creo que las explicaciones son innecesarias, serían obvias y quizás le quitarían pureza a las definiciones como ha ocurrido con el Pentateuco, un texto manipulado hasta la vergüenza, acomodado una y mil veces para adecuarlo a los más escabrosos procedimientos, doctrinas derivadas de sus interpretaciones, las cuales son utilizadas para crear otro polo de poder, y el mundo continúa su rumbo. No es difícil comprender lo que Dios quiere, ser bueno, justo y respetuoso de la vida y el prójimo, esto le permitiría a la humanidad la perpetuidad de su existencia, pero en el afán de vivir mejor descuidan lo esencial, o alguien no se ha dado cuenta que Él está cansado de castigar a sus hijos, de tratar de enderezar sus caminos y ver que es ignorado, de brindarles medios para la salvación y presenciar la perversa indolencia de su dejadez. Sin embargo, la autoaniquilación es el futuro inmediato y por demás previsible, y Él no hará nada para impedirlo. La mayoría de las religiones, por no decir todas y que suene demasiado irreverente y desafiante, ha utilizado las Escrituras para generar miedo a Dios, temor al castigo, a la forma de vida, a los pensamientos indecentes, al sexo, pero por sobre todas las cosas para evitar que desistan de creer en sus representantes, extinguiéndoles de esa manera la bendición que Él mismo les otorgó tanto tiempo atrás, de acuerdo a interpretaciones propias y que casualmente coinciden en casi todos los credos. Si bien ninguna enseña nada que vaya en contra de la vida, tampoco le deja lugar al razonamiento intrínseco del ser humano, para que necesita una persona pensar si sólo debe obedecer lo que otra le indica? es decir, lo que imponen los intermediarios de Dios resultante de sus disquisiciones. En España, la familia se había instalado en un barrio adyacente de la capital madrileña, en una confortable pero austera vivienda con un pequeño jardín en su frente, modesto y cálido hogar. Si bien se trataba de escasos noventa días, las instalaciones, en lo que a comodidades se refiere, no eran del tipo que estaban acostumbrados y ese corto lapso no alentaba para nada el ánimo de ninguno de los componentes del grupo familiar, sólo Jesús se notaba conforme con el lugar. El plan era pasar inadvertidos escondiéndose a la vista de todos, de esa forma, con los hermanos alrededor, incluso dentro del mismo edificio, transcurrieron ochenta y seis días. En la mañana siguiente partieron en auto, adquirido por un miembro de la hermandad hacia el destino preestablecido, Marbella. Situada sobre las costas del mediterráneo y receptora de un clima excelente durante todo el año, la hermosa ciudad fue una tentación para todos, decidieron quedarse por tres días en un hotel para mitigar las privaciones sobrellevadas en la gran ciudad europea. Jesús no comprendía el porque del periplo, no asistía a la escuela y pasaba su tiempo, supuestamente seguro, entre las cuatro paredes de su morada de turno, de los tres días de lujoso alojamiento con vista a la playa, sólo disfrutó de ella uno, a pesar de una decena de guardias, tratando de no hacerse notar entre la gente que pasaba al lado del Niño, indiferente y con sus pensamientos dirigidos en subsistir de manera digna. Decidieron, por la salud mental de todos, dirigirse a un lugar que si bien pertenece a España se encuentra en el continente africano, Ceuta, creyeron que era un sitio ideal para pasar unas cortas vacaciones con relativa seguridad. Una pequeña parte de tierra en el extremo noreste del continente negro, posee una larga lista de dominaciones, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, visigodos, bizantinos, musulmanes y portugueses recalaron en esos parajes, batallas y cambios de soberanos durante la historia, marcaron a sus habitantes en forma definitiva, logrando una especial y fraternal convivencia de credos y costumbres, actualmente siendo aún una provincia dependiente del reino español ha logrado un marcado desarrollo económico gracias al turismo internacional, y por su ubicación se convirtió en el centro neurálgico de la nueva guerra fría, donde numerosos agentes lo utilizaban de paso. La avanzada de hermanos, enviados a la península hizo desviar la comitiva familiar hacia el destino fijado con anterioridad, luego de enterarse que sus hoteles se encontraban habitados por numerosos espías de distintas potencias, si bien no era lugar de lucha, se trataba de personas sumamente peligrosas, siempre atentas y dispuestas a investigar y husmear. El Aeropuerto Internacional Pierre Elliott Trudeau, anteriormente Aeropuerto de Dorval, recibió a Jesús y a sus familiares directamente desde la terminal aérea de Málaga a las veintitrés horas; la ciudad de Dorval se encuentra prácticamente unida a Montreal, de esa forma el tiempo empleado en ingresar a la hermosa recepción del hotel, en pleno centro, no fue demasiado. Si bien los sucesivos viajes, aviones y autos, los mantenían alertas, estaban realmente cansados y luego de más de cuatro meses de periplo, necesitaban un poco de estabilidad. Cuatro días en Canadá fueron suficientes para todos, incluso el niño mostraba los efectos de la constante tensión relativa a la seguridad, decidieron volar a Méjico, al distrito federal, en forma directa, evitando por completo los Estados Unidos, ciertas revueltas sociales comenzaban a vislumbrarse en las grandes capitales del imperio del norte, comunidades latinas y afroamericanas se habían unido en contra del impuesto y recurrente sistema xenófobo que defendía el presidente, permanentemente apoyado por la comunidad hebrea, muy influyente y numerosa. Innumerables asesinatos fueron cometidos en la frontera con el país azteca contra gente desesperada por cruzar el límite hacia la esperanza y múltiples atentados contra diversas comunidades musulmanas sólo lograron amalgamar las distintas colectividades en contra del gobierno central. Sumados al ataque a Irán, y la permanente amenaza a Venezuela la situación se tornaba preocupante, la Comunidad europea no deseaba alinearse, les intranquilizaba el medio oriente, sabían que de mostrarse del lado del país de América las represalias llegarían a ellos primero, y las batallas se librarían prácticamente en sus territorios; los servicios de inteligencia trabajaban en incansablemente para conocer los movimientos de Estados Unidos e Israel, los ingleses se mantenían estoicos en su posición imperialista, Pakistán, Libia, Egipto y todo el mundo árabe en general estaba decidido a brindarle la gran batalla de una vez por todas al gigante americano. Por otro lado, China, los países de la ex Unión Soviética y demás estados comunistas vieron una incomparable oportunidad de socavar el poderío norteamericano, asimismo pequeñas organizaciones socialistas de todo el mundo apoyaban a la Gran Coalición, se congregarían en las capitales de cada país. La iglesia católica se refería a la situación como “algo pergeñado por el mismo demonio”, el Papa Pedro II, veía desvanecerse sus sueños del traslado, sin embargo continuó firme en su decisión, sostenía que debían hacerlo al revés, es decir, llevar adelante el traslado y de esa forma afianzar la paz, jamás detendrían la pelea para permitir el tranquilo asentamiento católico en tierras de oriente. Las voces del terror comenzaron a alzarse, salieron a la luz los dichos nuevamente que el último de los Pontífices llevaría por nombre el de Pedro, según la profecía de Malaquías, todo concordaba perfectamente, pero no era tiempo aún. Las tensiones entre los hebreos y musulmanes continuaron aumentando durante casi un año más, la Familia se había asentado en una finca, cerca del D.F. mejicano, contando con unas treinta hectáreas de campo, donde, custodios de por medio, el joven Jesús asistía a la escuela semi rural cercana a la estancia, contando ya con trece años y medio, las nubes de la ignorancia se vieron arrastradas por los vientos de la fe y sus convicciones comenzaron a aflorar como el sol en el amanecer, de a poco, lento pero imparable y sabiéndose pleno quizás también bellamente altivo, tenía muy en claro lo que deseaba para su vida, acostumbrado a recorrer el mundo, viendo sus miserias y las necesidades que sufrían pueblos y comunidades completas, incluso países enteros sumidos en el hambre y la desolación, Él había decidido llevar consuelo a esas almas imposibilitadas de disfrutar, deseaba convertirse en el repartidor de posibilidades, entregarles en sus propias manos la esperanza de una vida mejor y más digna; esa noche, arrodillado al costado de su cama, oró como siempre, hablándole al Hacedor, le exigió que le permita ser quién quería ser, algo diferente hubo en el tono, no sonaba resignado a su voluntad, sino casi prepotente. - Debes dejarme ayudarlos, no puedes impedírmelo- rogó. -y Tú debes ayudarme a Mí, debes darme las armas de la Fe y la Comprensión para que lo logre- exigió. -Tú me has visto, tengo el mundo impreso en mis retinas, Me tienes en las Tuyas, conoces lo que ocurre en él y dejas que desaparezca, permites que se destruyan entre hermanos, no retaceas en desastres climáticos donde los que más sufren son los que menos tienen, no impides que las víctimas de las guerras sean inocentes niños, millones de personas muertas sin que nadie reaccione ante la matanza indiscriminada, no intervienes ante la indiferencia de las miradas que aceptan la ignominia de la humanidad, Tú… sabes que no tienen salvación y no levantas un dedo para cambiar el infame y negro porvenir, es que no te importa?- culminó desahogado, consigo y son Su Padre. Su cuarto oscuro, el silencio, apenas se oían algunos graznidos de un ave despistada, a lo lejos. Una brisa poco más que inexistente soplaba corajuda desde el sur, cálida, húmeda, se incorporó y se dirigió a la ventana, corrió apenas las cortinas, observó el horizonte, a la distancia se dejaban avistar, aunque esquivas, las luminarias de la gran ciudad, llena de vida, de movimiento, bajó la mirada a su tierra, pequeños terneros paseaban escapados por su jardín, los contornos de sus cuerpos era todo lo que lograba distinguir, pero estaba seguro. Se estaban comiendo sus flores. Eso lo volvió a la realidad, no servía que se enoje, lo entendió en ese instante, se sentía especial, se sabía diferente, pero cuán distinto era? Y por qué él? De su bolsillo derecho sacó una goma de mascar, de menta, amaba la frescura en su boca, creía, con su corta edad que el aire ingresaba más fácilmente en sus pulmones con el chicle como víctima de sus emociones. Notó un relámpago, ignoraba si provenía de adentro o de afuera de la casa, no había nubes en el cielo – qué raro – pensó. El televisor era el causante, lo descubrió con el segundo fulgor, otro más, de pronto la pantalla completa se iluminó y comenzó a mostrar imágenes que nunca había observado, una película de Jesús que no había visto, le extrañó, le agradaba demasiado el cine como para habérsela perdido, se sentía raro, un poco más liviano, era Jesús de Nazareth, caminaba seguido de sus hermanos, se detuvo, acercó su rostro barbado a la cámara y con voz firme y en arameo dijo: - Yo soy Tú, Tú eres Yo, no me ves pero estoy dentro de ti, búscame, busca a nuestro Padre, no es ira lo que Él desea, te quiere a ti- finalizó la ininteligible frase en un idioma muerto desde hace siglos y el niño asombrado comprendió palabra por palabra todo el mensaje, en su cabecita retumbaba aún Tú eres Yo…la imagen se distorsionó primero y luego otra vez la oscuridad. En un momento creyó que se trataba de una imagen especular, se veía igual al actor, pero niño. -Somos parecidos, no debe haber tenido más de veinte años, nunca se lo vio en una imagen tan joven; me hablaba a mí?- supuso el niño. -era una película, no se pude dirigir individualmente a cada espectador, no se puede- finalizó convencido. Pero su mente no se rendiría fácilmente y durante todo el día siguiente no dejó de argumentar lo que pudo haber ocurrido, el idioma empleado sonaba raro, distinto a otras filmaciones anteriores en ese mismo lenguaje, se sentía natural. Ese fue el primer contacto con su verdadera Familia, no lo supo hasta la segunda vez que se tuvo frente a frente. Con el correr del tiempo, Jesús logró reconocer el lugar de turno como Su lugar, se amoldó de manera total a la vida en el campo, a la tranquilidad de las tardes, a no actuar con apuro, a meditar debajo de un frondoso árbol y a observar cada ocaso como si fuera el último; continuaba con su increíble asimilación de conocimientos, sin desearlo se convirtió en el mejor estudiante del establecimiento al cual asistía, avergonzándose un poco de tal situación. A pocos kilómetros de su morada se levantaba del suelo una iglesia muy pequeña, cuyo párroco no habitaba en ella, iba y venía de la ciudad, llegaba los viernes y retornaba los domingos luego que algún feligrés lo invitara a almorzar, Él era un ferviente creyente, si bien no asistía a Misa todas las semanas, llevaba en su corazón su significado y el desarrollo completo del sagrado Rito, Sofía no le prohibía acudir a la ermita, casi iglesia, sino que trataba de brindarle alguna actividad que ocupe su lugar, el temor era que sea visto por alguien que lo reconozca, situación harto dificultosa pero posible en un planeta globalizado totalmente, con transportes que unen lugares ubicados en las antípodas en pocas horas, transacciones electrónicas que demoran minutos, y un mercado consumidor prácticamente unificado a través de Internet. Pero el otro escenario es igual al de diez años atrás, los que venden, compran, disfrutan, viajan y efectúan las demás transacciones de la vida moderna siguen siendo los mismos, les brindan ganancias millonarias a cambio de servicios mundanos y necesidades creadas por los mismos vendedores altamente satisfechas por los consumidores; el resto, que no tenía acceso a esos empalagosos ofrecimientos no conocía las bondades del sistema, millones de personas sin energía eléctrica, sin agua potable, sin un sistema de salud adecuado, sin una vivienda mínimamente habitable, simplemente no eran tenidas en cuenta como un mercado interesante y descartadas, dejadas de lado y utilizadas solamente como lo único que pueden ser, ejército, prueba de medicamentos aún en desarrollo, y por supuesto blanco para todas las misiones humanitarias habidas y por haber en pos de la tranquilidad espiritual de viles gobernantes o asociaciones internacionales de ayuda a los desvalidos. En más de diez años nada había cambiado, y lamentablemente no cambiaría jamás, pero la sabiduría y la paciencia del Señor es tanta que creó la Eternidad para lograrlo, o ya existía y Él solo la usufructuó? El Padre Miguel se ordenó de sacerdote en dos mil diez, es decir contaba ya con una experiencia de diez años, conocía el pensamiento de las autoridades eclesiásticas y se sentía un servidor de dichas jerarquías, nunca haría nada que pudiera ofender siquiera a ninguno de sus superiores, por otro lado era un férreo defensor de la verdad y de los desvalidos, le resultó fácil ganarse la confianza y la entrega de los pobladores de la zona, quienes no contaban con una educación adecuada y otras carencias. Su ayuda y su dedicación lo colocaron en un pedestal que debido a su ambición personal no rehusó aceptar; de comportamiento ambiguo, justo por un lado pero ávido de gloria por otro, fue decisivo en el desarrollo de lo que vendría. El Fallo final dirá si será o no merecedor de las preferencias de nuestro Señor. Ese sábado, Miguel recorría con su viejo auto, descascarado y oxidado, los caminos internos de su zona, amplia y de difícil acceso debido a las formaciones rocosas que dominaban la geografía, le insumía demasiado tiempo culminar una vuelta completa, es por eso que la gente trataba de concurrir a la Misa dominical aunque sea una vez por mes; se detuvo en el límite norte de la casa de la familia de Jesús, un arco de dimensiones llamativas, conteniendo un portón antiguo de hierro forjado, según dicen durante la revolución mejicana, descendió del coche y destrabando el postigo fijo por intermedio de un eje que se hundía el suelo y que debía ser levantado para poder ingresar con cualquier vehículo, ingresó al campo. Recorrió unos doscientos metros hasta dar con la sólida edificación y golpeó sus manos para llamar la atención pero sin molestar, lento y suave. Jesús se asomó por la puerta del costado y lo observó unos segundos antes de preguntarle qué deseaba. - si? Qué necesita señor?- se expresó tímidamente el jovencito. -hola, soy el Padre Miguel, de la iglesia de la montaña, la conoces?- preguntó simpáticamente el cura. -si señor, he asistido unas cuantas veces, es muy linda- afirmó Jesús. -no te he visto nunca…. Cómo te llamas? - Jesús, señor, mi nombre es Jesús Crovatto- se presentó. - que nombre hermoso, podemos charlar un rato? Con quién vives?- indagó el clérigo. Los custodios, detrás de la puerta de entrada principal, controlaban la situación; no deseaban ser vistos como un grupo de guardia, eso podría llamar la atención innecesariamente. Dejaron que continúe el diálogo. - con mis padres y mi abuela, que viaja mucho. Pase, siéntese, la voy a buscar a mi mamá- invitó. Verónica se presentó un poco desarreglada, aunque su belleza persistía más allá de su indumentaria. -buenas tardes señora, soy el Padre Miguel, es un placer conocerla. - buenas tardes- respondió un poco desinteresadamente la mujer. - es posible que tengamos una charla acerca de nuestra pequeña iglesia y la necesidad de hacerla grande?- propuso el cura entusiasmado. - por supuesto, adelante padre- invitó cordialmente Verónica. - muchas gracias, permiso- dijo sonriendo el hombre. El coloquio comenzó con las necesidades de la parroquia y culminó en Jerusalem, con el traslado de la Sede, pasando por la beligerante actualidad política. La Madre le narró su vida, la versión que podía ser contada, y cómo llegaron a ese inhóspito lugar, cansados de las grandes ciudades. El agobio de los citarinos, sobre todo los de lo conglomerados urbanos de gran tamaño, era insostenible, es por eso que Vero aprovechó el tema; pero era verdad, los habitantes de la torres de acero, vidrio y concreto descendían al llano en busca de vida, el stress, la dificultad para trasladarse de un lado a otro, por el tiempo que eso demandaba y la inseguridad de las calles y autopistas, se había convertido en un verdadero campo de batalla medieval, se trataba de quién poseía el auto más veloz y más seguro, para poder colisionar sin temor. Todo comenzó en Argentina, cuna de los inventores del transporte colectivo de pasajeros, pensaron que limitando la velocidad de los vehículos motorizados por intermedio de artilugios electrónicos plausibles de control por parte de las autoridades disminuiría los accidentes y bajaría el nivel de tensión en los conductores, a eso le sumaron una educación rigurosa con exámenes obligatorios, luego de asistir durante tres meses a clases teóricas, para la obtención de la licencia de conductor. Se tomó como referencia la velocidad máxima en las autopistas que permitían la mayor velocidad, unos ciento diez kilómetros en la hora, y la deducción luego fue sencilla, ninguna planta fabricaría motores capaces de superar esa velocidad y los que existían, los más, se limitarían. Por supuesto que eso generó las más diversas protestas de parte de todos los sectores, fábricas y conductores, pero el gobierno, firme en la convicción logró mantener el acatamiento por parte de las marcas instalada en el país que al ver que las unidades de menor cilindrada se vendían igual, con un costo de producción menor, apoyaron la medida felices. Después de todo era totalmente incoherente permitir viajar a ciento diez y que los automóviles desarrollen doscientos. El gobierno vislumbró un ahorro importante en combustibles. Cambiaron potencia motriz por confort interior y tecnología en seguridad, una solución que trajo tranquilidad en las calles. Todo el plan funcionó casi bien, dentro de las ciudades la velocidad continuaba siendo excesiva y por otro lado, se habían impuesto talleres donde bloqueaban a voluntad el dispositivo de control de los autos más antiguos, con los inconvenientes consecuentes. Nuevamente el gobierno, increíblemente decidido a solucionar el problema de fondo, incorporó sensores en las esquinas, cada tres cuadras, que leían una identificación individual, emitida por radio, desde los vehículos permanentemente, y calculando desde la central la velocidad automáticamente, con emisión, de la misma forma, de la pertinente multa y descontada vía electrónica de las cuentas bancarias de los ciudadanos, quienes debían autorizar al gobierno en el acto de retirar su licencia. En las rutas, los sensores se colocaron cada tres kilómetros. Este sistema, luego mejorado en otros lugares del mundo, se impuso logrando bajar el índice de accidentes a números prácticamente insignificantes. Viviendo en las afueras se podía disfrutar un poco más de las familias, así se lo hizo saber Verónica al cura y a éste le pareció muy acertado. El diálogo finalizó con el compromiso de madre e hijo de visitar la iglesia el domingo siguiente. Ambos quedaron encantados con la forma de expresarse del joven clérigo y las buenas intenciones por él demostradas. Supusieron que no les traería ningún inconveniente asistir a Misa, mientras los hermanos se mantengan a una prudencial distancia nadie notaría el movimiento particular, sabían muy bien como mimetizarse con el entorno. Hacía más de una semana que Sofía se hallaba en Londres junto a Joel, la organización de la comunidad fraternal desde el lejano país americano imponía una dedicación especial por parte de la gente que se hallaba en Europa, se trataba de personas sumamente comprometida con la causa y muy capacitada pero lo que se avecinaba era demasiado para ellos, no deseaban dejar a su cargo toda la responsabilidad, por lo tanto decidieron llevar la dirección de la Hermandad momentáneamente a la ciudad de México, era tiempo de revolución, de cambio en las instituciones, eclesiásticas, gubernamentales y también empresariales, la mayor demanda de los mercados obligaba a las compañías multinacionales a llevar subsidiarias a todas partes del globo. Por otra parte los hermanos que se hallaban aún en Argentina, mantenían el mínimo de actividad comercial, derivarían ahora el negocio hacia el norte. Todo estaba arreglado. El sermón dominical de Miguel fue dedicado íntegramente a la Paz, o mejor decir, a la carencia de ella en la actualidad. Jesús se emocionó con las palabras vertidas, críticas pero alentadoras y esperanzadas, llenas de fe y confianza; quizás eso lo predispuso para lograr una relación más estrecha con Miguel, luego de ese día era muy común la visita a la casa por parte del párroco. En realidad toda la familia lo veía como alguien de confianza, incluso Joel y su suegra, los más incrédulos y escépticos aprobaron la nueva amistad del niño. Pensaron que algo de socialización le haría bien, de todas formas siempre estaría el Ángel sobre su persona. El obispo de la diócesis mexicana era una persona acostumbrada a las luchas, sociales y armadas, aguerrido y permanente defensor de la sociedad, es decir estaba abiertamente en contra de todas las actitudes que podrían hacerle daño a sus componentes individuales, sostenía que uno sólo se ellos es tan importante como el conjunto, pues de no existir uno no existiría un todo. Bajo esa premisa vivió toda su vida el Obispo Ramón Ismael de la Casa, todos lo sabían y lo tenían presente a la hora de las propuestas; un Nuncio papal requirió una entrevista urgente con él, alegando una cuestión inaplazable y definitiva para el futuro del catolicismo. Como había sucedido en Santa Fe, el ala de los mazones poseía agentes mejor capacitados que los comandados por Pedro II, con objetivos distintos e ideas contrapuestas, una particular guerra fría se había desatado dentro del seno de la Santa Sede, que comenzaría la construcción en un año aproximadamente; la colocación de la piedra fundamental estaba fijada para el veinticuatro de diciembre de dos mil veintiuno, si todo salía bien y se les permitía utilizar el espacio alrededor de la tumba de Jesús. El proyecto se hallaba totalmente terminado, faltaban aún los permisos del estado de Israel, quien se hallaba ocupado únicamente en evitar la guerra con la coalición y por lo tanto en sus acciones de inteligencia. Fueron ellos los que descubrieron por casualidad, con su costumbre de inmiscuirse en todo, que un nuevo Mesías caminaba sobre la tierra. Inmediatamente el Mossad se puso en contacto con la C.I.A para unir la fuerza investigadora; lo que lograría desviar la atención sobre oriente, aunque sea solo un poco y demostrarle la cooperación al gobierno. Por su parte, el organismo secreto norteamericano tomó con pinzas la demostración de afecto judía pues ya había habido varios intercambios de opiniones entre sus agentes, sobre todo territoriales y muchas veces superposición de objetivos. Bajo estas condiciones mundiales, Jesús crecía, en cuerpo y espíritu, despojándose de las pocas actitudes mundanas que había adquirido en su corta existencia, comenzó a reconocer entre los dirigentes mundiales quien era cada cual y que objetivo perseguía, se dibujó en su mente un planisferio con datos de cada país y su interacción política y religiosa, con ese procedimiento se dio cuenta que ambas cosas se encontraban más estrechamente relacionada de lo que correspondía; para cerrar el panorama general le faltaban algunos datos, que le aportaron los medio de difusión, justamente se trataba del poder manipulador de esos mismos diarios o cadenas de televisión y el propio poder económico que estaba detrás de ellos sumados a las grandes multinacionales y organizaciones macroeconómicas. Decidió intervenir. Un sacerdote polaco fue el enigmático enviado por el flanco masón de la iglesia, como manejaban más dinero y poder que la otra parte, poseían más adeptos y seguidores, no pasaba por la ideología, sino por lo meramente monetario, una cosa trae a la otra. Josef Kuchcma respondía directamente al Cardenal Vostoky, quien era el Primer Ministro del Vaticano, mano derecha del Pontífice y a la vez su oscura sombra y jefe de la secta masónica. Esta historia, de intrigas hacia el propio Jefe de la Iglesia ya ocurrió gracias a los mismos protagonistas, codicia y poder. Con el Mal presente. El servicio secreto israelí tomó la información de una fuente cercana a Vostoky, quien ignorante de la importancia que ello representaba, continuó con su plan inicial, encontrar al muchacho, supuesto Hijo de Dios, y darle muerte antes que salga a la luz mundial. Kuchcma, se presentó ante el Obispo De la Casa como emisario directo del Santo Padre, quien por supuesto ignoraba tal visita, el prelado mexicano no pudo más que recibirlo con todos los honores que merecía por su investidura. Luego de las presentaciones protocolares y de rigor se retiraron a una habitación para dialogar solos acerca del mandato especial del Papa. -cuénteme padre, qué es tan importante?- solicitó curioso De la Casa. - verá Padre, Su Santidad me ha ordenado comunicarle a usted que según los datos que poseemos y que son fidedignos, un nuevo Salvador ha nacido y camina entre nosotros, creemos que se encuentra en sus tierras gracias a la colaboración de un sacerdote que pertenece a su diócesis, el padre Miguel Ángel Lozano, un verdadero baluarte de nuestra institución- informó el polaco. - alabado sea nuestro Señor, padre! Al fin! Ahora si el mundo terminará con las guerras y las disputas entre hermanos, regresó a salvarnos! Lo sabía, lo sabía!- expresó casi gritando de alegría el Obispo. - cálmese padre, necesitamos hallarlo para llevarlo ante S.S, lo antes posible y presentarlo al mundo- propuso con tono de entusiasmo el impostor, ya que obraba a espaldas del Santo Padre. -cuente conmigo, qué desea que haga?- se ofreció de inmediato el asombrado sacerdote. El indigno religioso le encomendó una misión impostergable, que debía realizarse lo antes posible, en pocos días. El Obispo aceptó. El plan era claro, el Padre Miguel debía ganarse la confianza de la familia y sus custodios, quienes a pesar de ser sumamente celosos del niño y los demás, habían bajado la guardia con respecto al simpático cura. En todas las salidas que efectuaron juntos, los hermanos los siguieron de cerca, prudentes pero implacables. El delicado trabajo del nuevo amigo del muchacho rindió sus frutos en la tarde de un sábado, cuando sin previo aviso lo hizo subir al destartalado auto verde con la excusa de llevarlo a conocer una familia carenciada muy especial, aunque era tarde ya. Ángel uno, al darse cuenta de lo ocurrido, dio aviso a Joel y a los demás hermanos; de inmediato tomaron el camino a toda velocidad, se trataba de una sospechosa actitud por parte del aparentemente inofensivo y esmirriado hombre de hábitos, supusieron lo peor. Al llegar a la precaria vivienda, Miguel hizo descender a Jesús del auto y le indicó que ingrese por la parte trasera, debiendo rodear toda la construcción a través de altos pastizales, Él se detuvo, quedó inmóvil, y mirando fijamente a los ojos del moderno Iscariote le dijo: -por qué me has traído aquí, amigo? -ya te lo he dicho, aquí vive una familia que necesita de nosotros- respondió calmo el apóstata. -no es verdad, me has engañado, por qué lo has hecho, quién vive en este lugar?-preguntó el Señor tristemente. - es cierto lo que te digo- volvió a asegurar, sin convicción esta vez, el traidor. -me duele el pecho, me duele el corazón- afirmó Jesús. Nada más. En esa precisa marca de la línea que indica la eternidad, entre el aleteo incesante de un picaflor, antes del sonido que produjo la caída de una fantasmal manzana al tocar suelo e iluminado por el relámpago que en ese instante cegó su confianza, antes del trueno; el hijo del Hombre entendió, comprendió qué era, quién era; supo que vivía, que existía por Él, que su historia era Su Historia, y también que su muerte sería Su muerte. La más ínfima parte de un segundo le bastó para saber todo, el Espíritu Santo estaba dentro de Él. Abrió los ojos, el hombre que se hallaba a su lado no reaccionaba, parecía petrificado, observó en derredor, nada se movía, aún la hojarasca quedó suspendida en el aire elevada por alguna impetuosa ráfaga, ese tiempo se había detenido, era Su tiempo, el sol quedó sostenido con el horizonte como tangente, creyendo que ese día saldría victorioso sobre las penumbras, rojo, inmenso, parecía sonreír al acariciar el triunfo, sus rayos simulaban brazos infinitos que se aferraban al firmamento, ignorando, a pesar de eones transcurridos, que éste no lo podría soportar siquiera un segundo. Se trataba de su tiempo y su decisión, supo qué debía hacer. Miguel pestañó, las hojas secas volvieron a la tierra para ser removidas nuevamente y el astro luminoso, resignado comenzó a pagarse lenta pero orgullosamente. -por qué me has hecho esto?- volvió a preguntar el Maestro. El cura, sin saber qué responder en esta oportunidad, solo dijo, con lágrimas en los ojos – perdón, Señor, no me imaginé que fuese verdad, perdón. Cuatro hombres salieron de la casucha y tomaron a Jesús por los hombros, era solo un niño de dieciséis años, apenas cortos bellos asomaban en sus mejillas, a ambos lados de la boca y sobre esta. Mientras tres lo conducían hacia el auto que se hallaba detrás, escondido de miradas curiosas, el cuarto hombre, el único de gafas oscuras siendo casi de noche, le voló la cabeza al azorado Miguel de un disparo de pistola, calibre once- veinticinco. No dejaron que lo haga con sus propias manos. No tendría tiempo de arrepentirse. Jesús no se resistió, bajó su cabeza al oír la seca detonación, lo acomodaron en la parte posterior, en medio de dos hampones, callado, sumiso, conocía la historia. Como hace dos mil años atrás, un amigo lo entregó a los miembros de una iglesia, no habría por que pensar que el hombre sería mejor, pero su alma derramaba fe en la creación de su Padre, creía en la humanidad, sin embargo esta vez no le permitieron llegar a adulto. Mientras el auto arrancaba, notaron un bólido que se acercaba desde el sur, negro, enorme, el B.M.W de Joel y sus hermanos, no les dieron tiempo a que salgan del perímetro alambrado de la huerta familiar; Jesús pensaba, de pronto se decidió, golpeó con el codo en pleno rostro al de su derecha, abrió la puerta con dificultad y se arrojó al camino luego de empujar al desorientado secuaz, el acompañante disparó un par de veces hacia Él pero sin puntería, los proyectiles dieron a escasos centímetros del valeroso muchacho. Al perder velocidad por el incidente, cedieron terreno precioso para su escape, no lograrían girar sin enfrentar a los del gran auto azabache, se detuvieron y se parapetaron detrás de se propio coche, los recibieron con disparos de pistola, uno de ellos, corrió al baúl en busca de un arma más pesada, no lo logró, sí su compañero de gafas que fue tras él. Joel detuvo la marcha a un lado de su hijastro, abrieron la puerta trasera y tomándolo de sus ropas lo introdujeron para huir rápidamente sin pelear, cosa que no se imaginaron los raptores. Sorprendidos por la estratagema, debieron acceder rápidamente al Mercedes azul para comenzar una persecución a más de ciento cincuenta kilómetros en la hora, por un camino compactado de tierra y pedregullo apto sólo para algún carro o camioneta de andar tranquilo, los autos poseían similares características, los choferes no, el engendro que conducía a los persecutores, no sabía lo que era un camino difícil, en una cerrada curva notó que Joel aplicaba sus frenos por más tiempo que el requerido, según él, el jefe de la hermandad logró girar de milagro, los del coche azul derraparon en el seco y flojo suelo para iniciar una serie de tumbos que los hermanos contaron detenidamente a través de la luneta trasera con alegría; siete tumbos. Se detuvieron. Esperaron que se disipe la nube de tierra prácticamente impalpable, antes que suceda vieron acercarse corriendo a uno de los agresores con el arma apuntando hacia ellos, comenzó a disparar a ciegas, le faltaba la mitad derecha de la cara, Henry, el franchute, le disparó con su escopeta de perdigones, al centro del pecho, la asquerosa viscosidad continuó por inercia hacia delante por casi dos metros, otro tanto fue empujada hacia atrás. Jesús seguía en silencio, se quedó en el vehículo mientras los otros se dirigieron a observar los restos del accidente, tres hombres muertos yacían con un tiro en la cabeza cada uno. No deseaban dejar testigos. -por qué tanta muerte, Padre, por qué?- repetía sin parar. Joel se imagino que se había producido la Revelación, no estaba errado. -tan joven, pensé que se daría más adelante- afirmó entre dientes. No había palabras, él continuaba pensando que nadie supo nunca a que edad se le reveló al Primero. Llegaron a la finca y Verónica los esperaba preocupada, corrió hacia ellos. - Jesús, querido, estás bien?- solicitó compungida la Madre. -estoy bien madre, sólo un poco dolorido, en cuerpo y alma- expresó claramente el Maestro. Parecía más grande, con más años, incluso sus ojos habían cambiado, ya no eran tan oscuros, tampoco su cabello, sin duda había mutado. En silencio, a paso firme se dirigió a su habitación, preparó una valija con algunas cosas personales y les comunicó a todos su decisión de ir a buscar su mundo, su futuro, el futuro de todos. Decididamente se produjo antes de lo previsto por su familia, pero a pesar de las lágrimas de su madre, abuela y Joel, lo despidieron sabiendo que su trabajo había terminado, ahora si, se iba el hijo, nacía el Salvador. Capítulo Seis. La Divina Resignación. Tristes, contritos, pesarosos, las palabras no alcanzaban para definir los sentimientos de la familia de Jesús. Físicamente representaba un jovenzuelo de dieciséis años, en realidad se trataba de un espíritu sin edad en un tierno cuerpo mortal, así lo entendieron, a pesar de diversas posiciones frente al hecho de la inesperada partida, todos estuvieron de acuerdo que su destino y misión eran inaplazables. Nunca imaginaron que se daría tan pronto, que sería como aconteció, en verdad imprevistamente, sin más preámbulo que el propio hecho. Si su alejamiento fue difícil, el pensar en la consiguiente ausencia se tornó insuperable, es así, como decidieron seguir al Hijo, sin que Él lo sepa, con la gente que ya se encontraba organizada, sin variar nada, sólo que a escondidas, sería un verdadero desafío para la Hermandad y sus seres más próximos. Jesús fue directo a la ciudad de México, justamente el lugar donde la iglesia mantenía más colaboradores, con un jean, una remera de color roja y zapatillas decididamente sucias comenzó su peregrinaje hacia el sur, colocó un pie delante del otro, levantó su agudo mentón y emprendió su lucha interna, no dudaría en pelear para salvar al hombre, no lo volvería a desperdiciar, le agradeció a su Padre por haberle dado la segunda oportunidad, ahora sabía que hacer, esta vez aprovecharía a su aliado hasta el fin. Muy poco dinero llevaba encima, deseaba trabajar y conocer a todos los hombres, deseaba levantarles un hogar a cada uno, pero este mundo nada tenía que ver con aquel, en el que sufrió y pereció, por decisión propia; lo que no había cambiado demasiado era el comportamiento de la gente, justamente lo que más le concernía, comenzó a pensar en los medios de difusión masivos, en Internet y en cómo llegar a cada corazón, para ser comprendido. En los pueblos y ciudades pequeños, escogía una esquina concurrida para hablar de la fe y de Dios, no revelaba su identidad celestial, la gente lo confundía con locuaces charlatanes cuya verborrea es utilizada para esquilmar a los desperados, quitándoles el poco dinero con que cuentan y despojándolos de la verdadera fe, la sincera, la que no pide, la que no requiere nada. Solo algunos lo escuchaban con atención, pero luego giraban y se retiraban a cumplir con las obligaciones que se les imponían para subsistir, se quedaba abatido, sentado por horas, pensando en la forma de crear un movimiento que pueda adquirir la fuerza necesaria para el cambio. Sin dinero las emisoras no le brindaban espacios, y ya ni siquiera se detenían a oír lo que tenía para decir. Así ocurrió con todos los parajes y pueblos donde se detuvo, vivió como pudo durante los dos meses que le tomó atravesar el vasto país azteca, algunos solidarios fueron capaces de llevarlo en auto en varias oportunidades. Sus intentos era convencer a la gente a través de la sola palabra no le reportaron los resultados esperados, por lo menos dentro del territorio mejicano, ya había cruzado la frontera hacia Guatemala, un país que fue devastado por luchas internas durante años, se sintió más confiado, trataría nuevamente de lograrlo. Recaló en un pequeño pueblo llamado San Miguel Acatán, otra vez Miguel, pensó y se entristeció cuando vio acercarse el derruido cartel que informaba de la proximidad del próximo poblado. Agradeció a la mujer que lo había acercado hasta el parador, con quién extrañamente no dialogó de Dios, seguramente sabía que en su corazón había sólo paz. Cuando sus pies cansados y ampollados por el andar sin descanso tocaron el suelo al descender del auto, supo que se quedaría más del tiempo pensado, algo pudo percibir en el ambiente, el calor era insoportable esa tarde y creyó oír un grito a lo lejos, efectivamente, algo no se veía bien en San Miguel. Comenzó a caminar, cansino andar del peregrino agotado, su meta se hallaba lejos, pero esta vez el tiempo era suyo; en oriente y en el resto de Europa se gestaba el final, todo dependería de Él, y lo sabía muy bien. Pensó en procurarse algo para almorzar y beber algo, enfiló hacia una estación de servicio en cuyo frente había algo parecido a un bar, ofreció sus servicios para cualquier tipo de labor a cambio de comida, la encargada del lugar lo miró de la cabeza, con sus cabellos largos y tan sucios como su calzado, hasta los pies, con más tierra que en el camino, y asintió. -está bien chico, puedes limpiar el piso del playón y en el que te encuentras ahora- aceptó con una orden la señora de pelo recogido y cadencioso acento. -muchas gracias mujer- agradeció con una sonrisa enorme el joven, quien a esta fecha, parecía como de veinte. Sin preguntar nada más buscó un balde y los elementos en el baño de afuera y comenzó su tarea; de esa forma había logrado comer por lo menos una vez al día desde su rauda partida. Más delgado y con una visible barba pasaría desapercibido en la zona pero su acento, sin ritmo lo delataría apenas abriera la boca. Al finalizar la trapeada se acercó nuevamente al mostrador. - tiene otra tarea para mí, señora? – siempre con una llamativa sonrisa. -No chico, siéntate, te traeré un plato de comida y algo para beber; cerveza o aguardiente?- preguntó confiada la dueña. -podría ser una cerveza?- preguntó tímidamente Él. Luego de saciar su hambre, se sintió incómodo al no ver a nadie en la barra, tomó el plato y los cubiertos y los llevó atrás sin esperar, a la pileta y comenzó a lavarlos hábilmente, cuando cerró la canilla oyó sollozar a la mujer, en la diminuta trastienda, una especie de santuario personal donde apenas cabía una mesita y una cama; chocó sus palmas para llamarle la atención y le habló. - qué tienes mujer? -nada, nada me pasa, déjame, si ya comiste vete por ahí, puedes venir a la noche si así lo quieres chico- invitó en un raro dialecto producto de la pelea lingüística entre el español y aborigen. El brillo en la mirada de Jesús hizo cambiar de idea a Rosa, de casi cuarenta años, cuyas manos se veían partidas por el trabajo de toda una vida, de niña en las cosechas y de adulta en casas de familias pudientes, dos años atrás logró adquirir la vieja estación en ruinas, colocando un parador, trabajando sola, sin la ayuda de nadie, su sostén era su cuerpo y la fe la base de su existencia, su madre le repetía que debe compartir lo que posee. - sabes hija, todos los necesitados son Jesús, un día Él llamará a tu puerta y deberás responder, deberás saber qué decir. - no te he preguntado tu nombre, chico, disculpa, tengo problemas y tu no tiene nada que ver con ellos- sentenció la cabizbaja mujer. - Jesús, mi nombre es Jesús. Yo te puedo ayudar- propuso. - cómo? apenas tienes… eres muy joven para saber lo que es vivir- creyó equivocada la decaída dama. Él no se pudo contener, sabía que debía ayudarla, como sea. -no creas, generosa mujer, tengo más años de lo que tú podrías imaginar, el número que supongas será poco. Ven acércate… Primero desconfió del pedido, pero su mirada… Rosa se acercó, él levantó sus manos y la tomó de los hombros, lentamente la acercó hacia sí y besó su frente, su cuerpo se estremeció, el dolor abdominal, provocado por un despiadado cáncer de estómago, que la aquejaba desde hacía un año cesó por completo. Se sentía obnubilada, confundida, Jesús no la soltó, la acompañó hasta cama y la recostó, se sentó a su lado a orar. Ella entreabrió sus ojos con dificultad, y lo miró…. - cree en Mí. Cree en mi Padre- esas fueron sus únicas palabras. Varias horas durmió mientras el Maestro rezaba por ella, cuando despertó, Él aún se encontraba sentado en la misma posición, sólo mirándola dormir. -qué me has hecho? Quién eres tú?- demandó un poco asustada. - ya te dije, soy Jesús, has visto? tu madre estaba en los cierto, he golpeado a tu puerta y me has respondido correctamente, con el corazón, con tus actitudes, con un alma pura libre de intrigas, dile al mundo que Yo estoy aquí, habla con todos, diles que he regresado, una parte de Mí está contigo ahora, no deberás temer nunca más, pero debes saber que cuando me vuelvas a ver será para que me acompañes. Salió por la puerta apoyando su mano derecha contra el vidrio manchado de décadas, ella lo seguía con los ojos puestos en las zapatillas, con los cordones desatados, estaba tranquila, en paz, pensó que les molestarían colgando, que los pisaría; Jesús se detuvo, se agachó y se quitó el calzado, lo arrojó a un lado y luego giró para verla con una sonrisa, con esa sonrisa. Ella le correspondió el gesto, de repente sintió hambre, un año sin poder disfrutar de la comida, sus tripas estaban vacías, su alma…colmada. En cada pueblo, en cada paraje o villa que atravesó realizó una curación milagrosa, la gente comenzó a seguir su rastro, con automóviles llenos de enfermos y trastornados, ya sabía de todo eso. Vaya si lo sabía. Si no les brindas nada, nada te devuelven, fe por favores, no le gustó. En Guatemala no lograron encontrarlo jamás. De seguro, así sería en todos lados, el necesitaba llegar a los más poderosos, a ellos quería tenerlos frente a frente. Deseaba llegar a Santa Fe. Desde allí recorrer Africa y luego ir a Jerusalem, cuando los templos del hombre caigan por la mano del hombre. Tenía tiempo. El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, El Pastor caminó por ahí, luego le siguió Panamá, donde encontró a alguien que no le pidió nada, como Rosa. Esta vez se trató de un joven, Ramiro Sierra, diecinueve años, ciego de nacimiento, a quien encontró sentado en al banco de una plaza de la ciudad de Yaviza, cercana a la frontera con Colombia, su próximo destino junto a las agitadas tierras venezolanas y ecuatorianas, el muchacho acostumbraba a quedarse horas escuchando el canto de las miles de aves de la zona, nutrida variedad en estas tierras cálidas y generosas, en las afueras de la ciudad, postergado barrio lleno de necesidades. Jesús ingresó a la ciudad por ese camino de polvo y desolación, pequeñas casas bajas y primitivas amontonadas, es decir una tras otras sin un orden urbano, hechas como se puede, diferenciándose de los esbeltos rascacielos de las ciudades del norte, o por qué no de las del sur, San Pablo, Río de Janeiro, Buenos Aires, dónde la riqueza desplaza a los desvalidos que aún les falta eliminar y que deben ajustarse y aglomerarse en lugares como este, pero a su vista; la ampulosa ostentación de los pudientes que los observan desde sus polarizadas camionetas con desprecio y muchas ganas de que dejen de existir. Ramiro no sabía de líneas ni de colores, pero era capaz de distinguir los llamados de todos sus alados compañeros de la vida, sus únicos amigos, entre los chirridos oyó un sonido que no había escuchado antes, muy cercano, pensó en un animal desconocido, sintió un poco de temor, tomó su bastón blanco, casi gris, y lo colocó sobre sus rodillas, esperó, el sonido se acercaba y el muchacho comenzó a temblar. -quién anda por ahí?- preguntó al viento. Era capaz de sentir la respiración del Maestro, esa era la sensación que tuvo a escasos dos metros. -no temas muchacho, sólo soy un peregrino en busca de almas abiertas al Señor, como te llamas?- preguntó mirando a los extraños ojos celestes del moreno muchacho. - Ramiro, me asustaste, no haces ruido al caminar, estás descalzo?- preguntó el ciego. - y desnudo, mi alma desnuda anhela ser arropada-declaró el Conocedor. - ven a mi casa, tengo ropa y talvez con suerte podamos compartir algo de comer- invitó el ciego. - te agradezco, con gusto iré a tu casa, será un honor visitar el lugar donde descansa tu mirada, porque a pesar que tu cerebro no recibe la luz de tu entorno, dejas que ingrese a través de tu corazón, quizás el lugar más indicado para ella. En pocos minutos arribaron a la humilde vivienda del no vidente, no poseía puerta, sólo una colorida cortina que alguien piadoso había colgado sin cuidado. -entra … no me has dicho tu nombre aún, amigo- le reclamó con una sonrisa, mientras estiraba su mano ofreciéndole una papaya madura. - Jesús, no tengo nada para darte a cambio de ésta jugosa fruta que me ofreces. Ramiro- es la más dulce de las que están sobre la mesa, puedo sentir su aroma, siente el dulzor en el ambiente. Jesús- gracias amigo mío, es el manjar más sabroso que he probado en mi vida, te lo agradezco. Ramiro- no es nada, siempre invito a alguien que lo necesita, pero aún así no tengo amigos, tú serás mi amigo? Jesús- por supuesto, siempre estaré contigo, te llevaré en mi corazón por la eternidad. Ramiro- eso es mucho, por qué estás tan seguro? Acaso eres eterno? Jesús- no sabes quien soy, si seremos eternos ambos, tu estarás conmigo. Ramiro- siempre pensé que algún día sería capaz de ver, y que cuando abra los ojos a la luz, Dios estaría conmigo, he soñado miles de veces con ese momento, si logro ver podría ayudar a los niños, que como yo nacieron sin poder apreciar lo que uno ama. Tengo una vaga imagen de mi madre, imaginada, desde que era un niño, desconozco si ella era como yo la idealicé, sólo le puse un rostro a la dulce voz que me llamaba por las mañanas a desayunar…un día …no la volví a oír. Mi hermano mayor, me cuidó hasta que cumplí los doce años, luego su voz también desapareció. Desde ese momento, no me importaron más las voces, hasta hoy. Habla Jesús, habla, quiero llenarme de tu sonido, quiero que su eco se mantenga por siempre en mi cabeza, sabía que un día te vería, te tendría frente a mí- Sus ojos, vacíos de vida, emanaban el más bello llanto que el Señor hubo observado. Se apiadó de su amigo Ramiro y colocó sus pulgares sobre las umbrosas cuencas, le dijo: -tienes el alma sana, sabiduría en tus palabras y mereces la luz en tus ojos- Quitó las manos de la cara del joven y éste levantó sus párpados lentamente, la claridad se sentía como un puñado de arena golpeando en sus retinas, parpadeaba rápidamente, pero deseaba mantenerlos abiertos y ver, al fin, al Hombre. Supo que se trataba de Él al acercarse a su banco predilecto, en el parque, pudo sentir su corazón. Ahora el mar brillaba por el sol. La refracción de la luz en su iris hacía el agua más clara aún. Jesús se incorporó y a modo de despedida le rogó: Ramiro, dile a todos que he vuelto, que camino hacia el sur y mi destino es el reino de la iglesia, diles que te he traído la luz, y que a todos les espera el mismo destino si están conmigo. Corrió la cortina y se volvió para sonreír, Ramiro no pudo más que devolver la mueca al notar el espantoso estampado cometido contra el indefenso trozo de tela. Jesús le arrojó la fruta, que todavía conservaba en su mano sin haberla probado, el muchacho la atrapó en el aire. La frontera con Colombia estaba convulsionada, Jesús conservaba el pasaporte dentro de sus pocas pertenencias, en el siglo primero no existían las autoridades aduaneras, acá notó la verdadera decadencia humana. Con la apariencia de un hippie de los setentas, trató de atravesar el límite fronterizo, fue tratado como un criminal, pensándolo traficante de regreso y fue interrogado de una brutal manera, con golpes de puño y patadas en sus costillas. Lo arrojaron a una celda para olvidarlo. Una barba larga pasaba por varios centímetros su mentón, días después un guardia con algún tipo de jerarquía entre sus compañeros se acercó al reo y se asombró del parecido al Hijo, sobre todo en la expresión del rostro – es igual a Jesús, cómo se llama?- preguntó indiferente. - Jesús …Crovatto- le respondió alguien, una indeterminada voz del montón. - no puede ser, me estás embromando chico- se rió el cancerbero. En el documento que portaba y que ahora se hallaba en poder de los policías, constaba la nacionalidad italiana del detenido. -el jefe sabe esto? hay que dar aviso a la embajada, si este habla la vamos a pasar mal- aseguró otra voz. - no lo sé, deberemos avisarle antes que llegue algún reclamo de alguien- aclaró una tercera voz, dilapidando humanidad. - tienes razón, llámalo- afirmó quitándose la responsabilidad. - tú lo descubriste, llámalo tú, chico- corriendo el cuerpo también. Le dieron aviso al capitán a cargo del departamento, la orden fue precisa, deberían aguardar hasta que él llegue al edificio. -muy bien Bermúdez por su actuación responsable- felicitó el oficial al indeciso cabo, quien henchido de orgullo se floreaba por los pasillos por la mención del superior. - han visto? Ustedes son unos cagones, no suben en el escalafón por maricas- vociferaba agitado. Un griterío ensordecedor de sus compañeros lo hicieron callar y retirarse para continuar con su actuación de héroe en los pasillos rumbo a la salida. - iré a esperar al jefe, maricones- se jactó el suboficial. Poco tiempo después, el capitán Cardozo ingresaba a la repartición con su impecable uniforme, Bermúdez lo atajó antes de llegar a la guardia para ponerlo al tanto de la situación, fue felicitado nuevamente. Parado frente a la reja que lo separaba del Mesías, lo miraba fijo, dudando, qué hacía un muchacho italiano en esos inhóspitos lugares, sólo, sin equipaje, vagando como un pordiosero, procedió a interrogarlo personalmente, esta vez de manera calma y adecuada. - su nombre? - Jesús Crovatto. -en el pasaporte dice nacido en dos mil cinco, pareces mas grande. - no señor, es verdad, tengo la edad que muestra mi documento. - deberemos llamar a la embajada italiana en Bogotá, ellos nos dirán qué hacer. Por el momento…toma un baño, te llevarán a mi oficina y comerás algo, de acuerdo? -si señor. Increíblemente en apenas cuatro horas, Joel arribó a la dependencia policial, venía tras su rastro a escasos kilómetros del lugar, gracias a la pista de eventos milagrosos era ya reconocido en toda la región, lo que había generado era apenas el comienzo. - Jesús – emitió el hombre al ver a su hijastro. - Joel, que bueno verte- contestó el Hijo. - el cónsul de Medellín vendrá personalmente para arreglar todo, no te preocupes, te sacaremos- informó el hermano. - no me preocupo Joel, he estado aprendiendo mucho acerca de estos hombres, hay mucha gente buena sobre la tierra, mucha más de la que te imaginas, la realidad es lo que los lleva a ser lo que son, solo tratan de sobrevivir, eso es todo, debo mostrarles el camino a Dios, mi Padre los guiará hacia Él, está conmigo ahora. -tienes razón Jesús, desde ahora debo tratarte como lo que eres, hemos estado equivocados todos desde un principio, yo iré contigo, te seguiré incondicionalmente y te ayudaré en tu misión terrena, fuimos ciegos, realmente ciegos, perdónanos; es que nosotros te vimos convertirte en hombre, Verónica aún no se ha dado cuenta de cuál es tu misión, para ella sigues siendo el niño que corría por las plazas de Roma y se apuraba para abrir la puerta cuando el timbre sonaba, debes comprender, nosotros somos humanos, hijo. -te entiendo papá, mi Padre celestial nos comprende a ambos, tú eres el que no se debe preocupar, si tu deseo es seguirme yo lo acepto y me reconforta. La corta charla entre ambos hombres despejó el corazón de ambos, el sincero diálogo unificó sus almas. El trámite para que el Hijo sea liberado fue sólo eso, los oficiales no deseaban comprometer sus carreras con un asunto internacional. Al llegar a la calle, Verónica se acercó, emocionada y alegre por volver a ver a su pequeño, lo abrazó, Jesús la apretó muy fuerte. Él les comunicó que seguiría su peregrinaje hacia Santa Fe y que luego, en Jerusalem, daría fin a su misión. La reacción de su madre no se dejó esperar, inmediatamente le solicitó una explicación acerca del significado del “fin de su misión”. - sabes que debo hacer la voluntad de mi Padre, sólo Él distribuye las tareas en la planificación- explicó el Salvador. - hijo, debes confiar en nosotros, necesitamos que nos digas qué va ocurrir, debemos estar preparados, necesitamos estarlo- afirmó la Madre. -no Madre, tu sufrimiento es poco en relación a la humanidad, tengo que salvar al Hombre, eso es mucho más que una persona- indicó convencido. Verónica comprendió que su propia vida era sólo una más entre todas, lo que se estaba decidiendo no era ni su vida, ni muchas vidas, era sencillamente La vida. De los hechos que se llevarían a cabo en el próximo año, estaba hermanado el futuro final de la Humanidad, así de sencillo, así de simple, la misión del Hijo era aún más importante que acontecida en el siglo I, esta era la definitiva. Era el fin de la eternidad? Entonces, la eternidad no dura indefinidamente? Sodoma y Gomorra, el Gran Diluvio y otros cataclismos fueron advertencias de alguien que poco a poco se fue desilusionando de su creación. Esa noche pudo dormir en un lugar confortable, les solicitó una habitación individual, tenía una conversación muy relevante. Mirando hacia el techo, de yeso blanco, le rogó al Señor que le hable, que lo instruya, que lo guíe. Éste respondió de inmediato a su requerimiento, indignado por siglos y siglos de blasfemias en su contra, y de comportamiento indigno: “No pueden dudar de Mi clemencia, Mi piedad y Mi buena voluntad, ten la seguridad que respetaré tu pedido nuevamente Hijo, pero esta vez será la última oportunidad, haz tu deseo, trata de encontrar la salvación de todas las almas, la única verdad Soy Yo. -Estás seguro que deseas intentarlo nuevamente? Tú conoces el desenlace, deberías regresar a Mí, debemos comenzar con la etapa siguiente, reconoce que ésta está acabada. Tu sufrimiento ha sido en vano Hijo, la doctrina que enseñaste ha sido interpretada de cientos de formas, salvo de la correcta, los hombres no han alcanzado la madurez para llegar al Paraíso aún, creo que ya ni les importa llegar a el. Haz lo que debas hacer, pero el álabe que marca el fin y el comienzo de una nueva era ya se encuentra dentro de la corriente de agua, tienes tiempo hasta que emerja para lograrlo. Luego de esas claras palabras el silenció tomó la habitación como rehén, demostrando que tiene el poder sólo por existir, el propio Jesús fue su víctima, se sintió solo y apesadumbrado. Logró dormir apenas unos minutos, decidió soñar con una playa repleta de personas dispuestas a dar la vida por su Padre, estaban todos, todos los habitantes de la tierra aguardaban para sacrificarse, uno a uno, hasta que uno, sólo uno desistió de la idea, dudando y sembrando la duda en los demás, vio como poco a poco, la humanidad se desconcentraba de tal perfecto sitio, en su imaginación quedaron apenas veinte personas, niños casi adolescentes, de entre ocho y doce años, vio sus caras convencidos de la Verdad, recordó quienes eran y decidió que ellos serían los que tendrían la oportunidad de comenzar con la nueva etapa, diez hombres y diez mujeres, serían los elegidos para llevar a cabo el Plan, Algunos años deberían pasar ya que esos niños aún no habían nacido, nacerían como Él los soñó, supo en ese momento que su accionar generaría solamente un efecto pasajero, deberían comenzar nuevamente, así como lo hicieron diez mil años atrás. Nuevamente, hablar con su Padre le dio la respuesta que necesitaba, y al fin comprendió que Él era solo amor y el Hacedor debía amar y mantener el orden. De un salto salió de su cama y le solicitó a sus padres terrenales que tomen nota de todo lo que les narraba, detalladas instrucciones acerca de lo que sería el negro devenir de los acontecimientos sobre el planeta. Las profecías que oían Verónica y Joel terminaron con las dudas que estos soportaban en su corazón, la mujer no lo pudo soportar y rompió en llanto, el hombre, resignado al desenlace y dispuesto a afrontarlo, continuaba escribiendo prolijamente lo dictado por el Mesías. El conocimiento había recalado sobre esa mesa. El cambio de planes sorprendió a los padres, pero no abrieron la boca, Verónica llamó a Sofía para pedirle que regrese a América, la aguardarían en Bogotá por unos días. Joel anotó los veinte nombres de los niños que deberían ser localizados seis meses antes del Día de la Salvación, sus datos personales y demás especificaciones fueron detalladas detenidamente por Él, direcciones, ciudades y los países a los que pertenecían. Continuó escribiendo durante toda la noche, lo que conformó una segunda sección del Último Testamento de José de Arimatea. Los ojos del hombre brillaban de emoción al notar, por los dichos de Jesús, que la Hermandad no culminaría su trabajo… todavía. Por la mañana, decidió que ya había hablado lo suficiente, su rostro parecía ajado, erosionado por el paso del tiempo, un tiempo personal que en un corto lapso había transformado esa cara aniñada en la de un verdadero hombre, una extraña mutación que se desarrolló paulatinamente. Diez años transcurrieron en pocas horas, nadie notó el cambio hasta que Él se incorporó para retirarse a descansar. Esos escritos se conocerían más tarde como los de Joel de Colombia, los cuales, junto a los Arimatea contendrían el desarrollo del Nuevo Orden. La verdad pasada y la que vendría se hallaba detallada en los extensos escritos, años más tarde, los de Colombia continuaron completándose a manos de otros escribas, testigos del futuro. Fecha clave, año dos mil cincuenta. Cuando Jesús les confesó que el mundo tal como lo conocían no existiría más a partir de esa fecha, salvo una reconversión masiva, una comunión espiritual a gran escala, cosa simplemente improbable, Joel y el resto de la familia se conmovieron hasta el llanto; pensaron cómo sería el final de la humanidad y compungidos le preguntaron al Señor. - por qué Jesús? Por qué dices que el final es irremediable? -no soy Yo quien lo dice, es el propio Hombre quien lo ha determinado con sus actitudes, mi deber es claro, mi meta es impedir el Final a toda costa, pero no depende de Mí. Jamás dependió de mis acciones, no lo entiendes? Sólo soy un guía, la decisión última es de ustedes, estoy dispuesto a un nuevo sacrificio si es necesario, he decidido que el enemigo debe ser combatido con todas las armas que tenemos al alcance, pero mi Padre es el encargado de repartirlas y de decidir que es justo y que no. He realizado milagros mientras descendía por América hasta este país, esclavo de sus decisiones, y aún nadie está convencido de mi Verdad, solamente los pocos, individualmente afectados por Mí, me siento triste, decaído, desilusionado, así como mi Padre- culminó Jesús bajando la mirada al suelo, cubierto con antiguas baldosas de colores vivos. -pero hijo, está bajando los brazos- criticó Joel. -no papá, es parte de la verdad, los ciclos deben ser completados, éste llegará a su fin en diciembre de dos mil cincuenta con un cataclismo provocado por la propia humanidad; pero ustedes lo pueden cambiar, tienen tiempo, treinta años, aprovéchenlo como corresponde. Necesito llegar a Santa Fe lo antes posible, desde allí difundiremos, a través de la Hermandad, la Palabra del Padre. Comenzaremos con Internet y la televisión, sólo una noticia para generar expectativa, la página en la red contará la historia hasta mi nacimiento, que todos sepan que existo, luego iremos a Roma, debo hablar con Pedro, pobre, ignora que la profecía de Malaquías es cierta; el lanzamiento final será en jerusalem. Se dirigieron hacia el aeropuerto internacional El Nuevo Dorado de Bogotá, localizado apenas a quince kilómetros del centro de la capital colombiana, esa misma noche partieron rumbo a Ezeiza, veinticuatro horas después se hallaban instalados en su casa de Avenida General Paz, construida en el predio ocupado antiguamente por la Plaza Juan Vucetich, en honor al hombre que desarrolló y puso en práctica la identificación de personas a partir de las huellas dactilares por primera vez, quien en realidad era croata y nacionalizado argentino, supuestamente antropólogo y cuyo nombre de origen era Ivan Vučetić. Desde la antena del canal de televisión local, se irradió la noticia de la existencia de Jesús, a partir de ese momento el mundo comenzó a comentar y a opinar acerca del hecho, pero el escepticismo y el descreimiento impidieron que llegue a los niveles que se esperaban o deseados, nadie le creyó; optó el Nuevo Mesías por acortar el tiempo de su encuentro con el Santo Padre, la única persona que tendría la fuerza necesaria para llevar el mensaje a la gente, una nueva y perversa paradoja, el propio Hijo del Hombre no contaba con el crédito de su palabra. Mientras tanto, la facción masona de la iglesia estaba alerta, deberían impedir a toda costa que esa reunión se lleve a cabo, nuevamente la C.I.A y el Mossad se unieron a la falange que resistía al Cristo, movidos por ansias de poder y económicas, como durante toda la historia conocida de la humanidad. Previendo tal situación, la familia debió tomar los recaudos necesarios, se trasladaron a una pequeña isla, en la zona de Cayastá, perteneciente al sistema hídrico del río Paraná, en ese lugar se refugiaron durante casi un mes, debería evitar a toda costa que los servicios secretos los hallen, nada le podría ocurrir a Jesús , aún. La reacción de los musulmanes fue relativamente medida, ellos deseaban conocer al Profeta, el Coram avalaba la existencia de Jesús, no como Hijo de Dios, sino como un verdadero Mesías. Los judíos en cambio desestimaron toda posibilidad de diálogo, dejando cerradas las puertas de la fe y tratando de imponer la razón en una situación espiritual. Los gobiernos de todo el mundo católico se comprometieron a no dudar, sino a acompañar el proceso con coherencia y virtud, cosa que en realidad nadie creyó, los habitantes descreían de la historia, llevándolos a su propio desenlace fatal. El mundo moderno se rehusaba a aceptar la salvación, a recibir el Espíritu Santo, rechazaban a Cristo una vez más, era la oportunidad última, Él lo sabía y aún así prosiguió con lo estipulado. Con la edad de un adolescente y el alma del Hombre, viajó a Europa para su reunión con S.S. Madrid, doce de junio de dos mil veintidós. El aeropuerto de Barajas los recibió de incógnito, Sofía, que no había logrado viajar hacia Medellín, los aguardaba en España junto a un pequeño ejército de custodios, seleccionados especialmente para la ocasión, lo escoltarían hacia Roma, la mayor parte del dinero con que la Hermandad contaba sería utilizado en estas últimas acciones para lograr arribar a buen término, es decir evitar que sea atrapado por los defensores del Mal. La situación se planteaba de esta manera: Los países árabes cambiaron su modus operandi, comenzaron a utilizar agentes pagos de origen jafético, mercenarios que no podían ser detectados por su fisonomía ni por sus antecedentes, se requería una inteligencia previa para reconocerlos o detectarlos; eso complicó bastante la labor de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos e Israel, como así también a los masones y a la iglesia disidente con el Papa. Cientos de agentes de casi diez estados, entre los que se contaban Egipto, Libia, Pakistán, Rusia y su K.G.B, que había alcanzado un nuevo cuasi esplendor debido al decaimiento del sistema financiero norteamericano en el mundo y a la estrategia política del gobierno de realizar una unidad económica entre los países de la antigua U.R.S.S, además de un contrato de colaboración con la Comunidad Europea, la mini comunidad ganaba territorio en el campo de batalla que en estos tiempos se presentaba a nivel económico y como se mostraban al mundo las políticas internas. La Gran Alianza crecía cada vez más, pero nadie deseaba la lucha armada a ese nivel, sería autodestruirse, aunque parezca mentira todavía quedaba alguien con un poco de cordura. Políticamente a los Aliados les convenía que Jesús sea reconocido, eso le quitaría poder a judíos y Americanos, es por eso que comenzaron una estrategia que alteró aún más los ánimos, sin más los agentes eran aniquilados donde los encontraban, sin mediar una sola palabra; la contraofensiva era tardía dada la imposibilidad de identificar a los mercenarios que se mimetizaban con los civiles. La gran emboscada de Ceuta se cobró nueve vidas de espías israelíes y yanquis, eso colmó la paciencia del presidente de EE.UU. y sacó a la luz otros cientos de agentes con órdenes precisas, eliminar a todo sospechoso que cruce sus caminos. No podía ni debía salir a la luz, los medios solo sospechaban la situación, pero los profesionales no dejaban pistas y los mismos enemigos se encargaban de ocultarlas si las hallaban, el caos se generalizaba y el escenario de operaciones volvió a correrse a Europa central, las viejas escaramuzas de la segunda gran guerra quedaron pequeñas en comparación con las actividades desarrolladas en esa época, la cercanía de los actos con Rusia obligó a los rusos a desviar la atención hacia América, no podían permitirse los errores de aquellos años. Los sistemas de defensa fueron burlados infiltrando a cientos de latinos, mejicanos, argentinos y sobre todo brasileros, hasta el momento insospechados protagonistas en esas lides. El Departamento de Defensa sugirió a la Casa Blanca que debía reprogramar a los agentes, había demasiados inconvenientes dentro de la casa como para preocuparse por el jardín. Jesús llegó a Roma el primero de julio, se refugió directamente en las instalaciones de la Hermandad, que había sido reconstruida y acondicionada especialmente para el retorno del Guía a Italia, el lugar donde nació lo aguardaba acogedor. El Mossad conocía del arribo de la familia a la ciudad de las siete colinas, pero nadie suponía que Él se hallaba en las catacumbas que alguna vez cobijaron a sus seguidores, quién duda que todo regresa y recomienza? Mientras tanto el Papa, un hombre joven y fuerte, verdaderamente justo, se puso él mismo al mando de las operaciones del Vaticano, era común verlo de noche, en jeans, circulando en caros autos con oscuros vidrios con un grupo de apoyo coordinado militarmente. Un contacto de la Hermandad se comunicó con el Santo Padre en la noche del cinco de julio, a exactos cuatro días del regreso; Pedro I escuchó atentamente al emisario y reconoció su desesperación por hallarlo, era indispensable el encuentro de ambos en pocas horas. Al salir de la Santa Sede, el hermano mensajero, con las instrucciones para la reunión, fue seguido por el grupo de inteligencia de los masones, pero atento a la circunstancias viró su recorrido y dio aviso a sus confiables colaboradores. Estos, quienes se hallaban a pocas cuadras de su posición, se colocaron en pocos minutos detrás de los furtivos y poco profesionales espías, quienes sin duda no estaban entrenados para mantenerse a la altura de la situación ni contaban con un armamento adecuado. Ex profeso, el hermano ingresó a una calle sin salida, los masones pensaron que sería presa fácil pero luego de girar detrás del pequeño auto gris y detener la marcha, vieron las luces del Mercedes negro que giraba tras ellos, un segundo para pensar, la emboscada estaba consumada, trataron de dar marcha atrás a toda velocidad, pero las pesadas armas de los hermanos detuvieron el auto al atravesarlo e impactar en la cabeza del chofer y chocar con su paragolpe trasero incrustándolo en una columna de alumbrado. Los ocupantes del B.M.W. descendieron armas en mano intentando defenderse pero con pocas ráfagas de ametralladoras supersilenciosas acabaron con la vida de todos. El episodio duró apenas tres o cuatro minutos. Apenas quedó espacio suficiente para que el pequeño vehículo del mensajero pase a un lado del humeante coche negro, todo el grupo se dirigió sin demora hacia el edificio de la Hermandad. Allí ya los esperaban para eventuales atenciones médicas, no hizo falta, todos gozaban de un excelente estado y no habían sufrido ningún rasguño. Alertados acerca que los masones conocían que Él se hallaba en Roma, decidieron adelantar la reunión, conociendo ahora la línea directa con el Pontífice, lo llamaron de inmediato para narrarle lo sucedido. -Disculpe S.S. pero ha ocurrido algo que no teníamos en los planes- se disculpó Joel. - no te preocupes hijo, cuéntame- invitó el Santo Padre. Joel lo puso en conocimiento de los datos que manejaba la Hermandad, guardándose algo como reaseguro, la guerra de agentes en todo el mundo, la masonería que se ocultaba a la sombra del altar; la identidad de Jesús le sería develada en la reunión. Le solicitaron adelantarla para el día siguiente, deberían encontrarse lo antes posible. El Romano comprendió perfectamente el dilema y se ofreció para acercarse él mismo al lugar “donde el Señor me espera”, según sus propias palabras. Todos coincidieron que no era seguro traer al Papa al edificio, deberían pensar en un sitio del que no se tengan referencias y alejados de acechantes miradas; organizarían una puesta en escena en la que colocarían la figura del Pontífice rumbo a Jerusalem, y realizar el rencuentro mientras dure la confusión, el vocero oficial se encargaría luego de explicar por qué no se había realizado el viaje, aludiendo probablemente razones de salud de Pedro. El lugar establecido fue el Palacio de Castel Gandolfo, la Residencia Papal de verano, un sitio ideal para secretos encuentros, con una historia tan rica como ambigua, diseñado por el arquitecto Carlo Maderno para el Papa Urbano VIII; la guardia del Palacio recibiría la orden directa de sus superiores para que permitan el acceso de dos determinados autos, sin saber quienes eran los ocupantes, de ese modo no se filtraría la información hacia el exterior, la duda cubría a todos ya a todo. La noche ocultó a los protagonistas pero no el hecho, los mazones se enteraron que alguien se encontraba ocupando la finca, uno de los encargados de la entrada se comunicó directamente con el Obispo Conti, quien le ordenó que permaneciera alerta y que averigüe quienes eran los visitantes. Con una diferencia de tres horas, ambos vehículos ingresaron al interior de la construcción, Jesús y los hermanos arribaron en segundo término. Parecía desierto, seis hermanos quedaron de guardia dentro de los muros, la gran mesa del estar de la residencia fue el soporte para la reunión. Pedro se hallaba sentado en la cabecera, dialogaba fluidamente con un colaborador a la espera del Maestro, demasiado tranquilo, quizás porque no tenía nada para temer, siempre hizo lo correcto. Jesús atravesó lentamente el patio acompañado por Joel y Sofía, Verónica no intervendría en las conversaciones, un guardaespaldas personal de S.S. abrió la puerta para franquearle el paso al Hijo, éste agradeció con una sonrisa, el mismo hombre volvió a cerrar la puerta, quedando del lado de afuera, no sabía de quien se trataba, nunca se enteró. El Pontífice se incorporó al verlo acercarse, se adelantó unos pasos y quedó inmóvil, esperó que Jesús llegue frente a frente, sus miradas se cruzaron por primera vez, su cuerpo se estremeció y le pareció recordarlo como si lo conociera de toda la vida, cuando le tomó la mano entre las suyas y le besó el anillo agachándose un poco en claro gesto de sumisión hacia el jefe de la iglesia católica; pensó en retirarle la mano, pensó que debería haber sido al revés, nunca imagino que Él lo saludaría de esa manera. - Santo Padre, es un honor conocerte- exclamó Jesús. - mi Señor, eres tú?- preguntó atónito el Papa. - tú que crees, Pedro? Siempre serás mi Pedro, se que estás allí adentro, se que me conoces. Con la voz tan baja y casi inaudible, la charla era entre ellos dos, nadie lograba escuchar una sola palabra de lo que hablaban los Hombres. De repente, el Romano se arrojó a los pies del Mesías y se abrazó a sus piernas, mientras le aseguraba que lo conocía, que sabía que se trataba de Él, las lágrimas de alegría mojaban su rostro; los espectadores quedaron mudos, todos los presentes comprendieron. Pocas palabras bastaron para deducir lo cierto, al Papa no le quedaban dudas que se trataba de un Dios verdadero, deberían actuar de inmediato, cuáles serían los pasos a seguir? Sofía traía consigo el Testamento de José, el de Arimatea, el original y la traducción al italiano, poseían otra al inglés y por supuesto copia de ésta. Jesús y Pedro se esfumaron, como en aquella época, a dialogar y a coordinar el futuro. - tendremos una sola oportunidad Pedro, mi Padre decidió darle a la humanidad una sola chance de lograrlo- sentenció Jesús. - qué haremos, Señor? Es que tienes un plan?- preguntó Pedro. - deberás detener la guerra que se avecina, reunirás un ejército de creyentes que se opondrán a los gobiernos terrenales, en forma pacífica, si no persistes de esa forma no será válido, Yo estaré contigo, siempre- prometió Jesús. Cómo hacerlo mi Señor?- requirió sencillamente el sacerdote. - si crees que es la segunda vez que estoy sobre la tierra, estás equivocado, hace miles y miles de años que tratamos con mi Padre de encaminar a los hombres, para la historia conocida sólo he venido una vez, es por eso que se encuentra tan enojado y decepcionado, miles de generaciones no han logrado acercarse siquiera un poco al Creador, tantos cambios en la estructura de la tierra han logrado ocultar la verdadera historia de civilizaciones destruidas por sus propias armas, la tecnología de esos antecesores era aún más avanzada que la actual y por ende más destructiva, mares en la tierra y montañas en los valles cubrieron las huellas de la destrucción. Estoy dispuesto a hacerlo una vez más, pero será la definitiva, no me permitirá sacrificarme nuevamente, no lo podré repetir nunca más, la eternidad se ha terminado para el hombre, nunca comprendieron que el tiempo eterno de su existencia es a través de la renovación, nacer y morir deberían purificar sus pensamientos y sus almas, deberían comprender que vivir es un Don de Dios, tanto como morir, no se trata de pedir perdón ni de realizar buenas acciones cuando se enteran que padecen una enfermedad terminal, hace tiempo que mi Padre dejó de oírlos, fui Yo quien insistió en brindarles una posibilidad. El Maldito, el mismo Satanás debe estar refregándose las manos, de pensar que solo debe aguardar el desenlace, un final previsto, por qué debería cambiar ahora? Los milenios se sucedieron y el Oscuro siempre ha triunfado, las tentaciones siempre han sido más efectivas que las virtudes, que la fe, en el momento del Gran Convenio mi Padre le permitió a esa parte de Él tomar forma y escindirse de su propio ser Divino, poseyendo menor entidad y poder, pero siendo también Divino a su manera, los hombres siempre han caído presa de sus encantos, materiales y carnales, no será distinto en esta ocasión.- culminó apesadumbrado Jesús. - Dices Señor que no podremos hacer nada para alcanzar la salvación?- demandó tristemente el hombre. - querido hermano, tú eres Pedro y serás testigo de la destrucción, conserva los escritos de Joel, mi papá, y de José, mi gran amigo al que le debo mi último retorno. Síguelos, son mi palabra. Ocúpate de que los Elegidos sean llamados. Ocúpate que esos niños reciban el conocimiento de mis palabras y las de mi Padre, luego que Yo no esté más sobre la tierra, Tú serás el que deberá preparar al mundo para el Fin, el Armagedón llegará en el dos mil cincuenta si al momento del nacimiento de los niños el alma de los hombres no se ha aclarado. Se publicará en breve la clave del futuro, una nueva y revolucionaria teoría acerca del pensamiento, asegúrate también que los niños la conozcan, durante el largo viaje que realizarán, deberán practicar y adiestrarse en el manejo de sus mentes, sólo de esa forma llegarán a Mí. Si por el contrario, el hombre cambia, te daré la señal para que comiences con la instrucción masiva sobre la tierra, lograr la coherencia en el pensamiento le otorga coherencia a las almas, eso desea mi Padre. Si el andar continúa por un tortuoso camino, deberás decirle a los dos científicos, a los autores del artículo, lo que te digo hoy: “En mi voluntad se encuentra el secreto que desean descubrir, si esta frase llega a sus oídos conocerán cual es esa voluntad, con sólo pensar en lo que desean lograrán que el Séptimo Quark que contiene la mayor parte del universo, aparezca ante sus ojos” Dicho esto le pidió a Pedro que lo deje orar unos minutos a solas, se comunicaría con el Padre, necesitaba saber que hacía lo correcto. Cerca de una hora después, Jesús apareció con un rostro más demacrado aún, aparentando más años todavía. - deberemos decirle al mundo quien Soy, las masas deberán elegir su destino, debo darle a Él una respuesta rápida, debo demostrarle que sus hijos aprenderán a amarlo como tanto como los ama Él. - los ama tanto y los destruirá? Nada más que con su decisión?- preguntó Joel en un tono entre indignación y desconcierto. - así es papá, el ciclo se cumple, debe recomenzar para que puedan reconocer el ingreso al Paraíso, es verdad, el Edén existe, a pocos metros de ustedes y no lo encuentran, viven en él y no lo saben, por eso está triste, les ha brindado todo para que disfruten de la vida eterna y lo desechan. Luego de perder horas en un intrincado laberinto, debes tratar de llegar a la entrada para lograr alcanzar la meta, recomenzar es el término correcto…y la actitud que se debe tomar. - tienes razón Jesús, debemos mostrarte al mundo- enfatizó el hermano. Mientras tanto, la ignominia de una nueva ejecución se gestaba en el mismo seno de la iglesia, en el propio Jerusalem, la cúpula del Mossad se encontraba reunida con representantes de la C.I.A. y un par de Cardenales Católicos, perversa intención, eliminar a Pedro I, sin su apoyo el Pastor no podría demostrar su poder, no le darían tiempo. Luego sería un blanco fácil, simplemente desaparecería, sin dejar rastro alguno, como hace dos mil y tantos años. Antes del amanecer, de la misma forma que ingresaron, subrepticiamente, abandonaron las instalaciones papales, antes de salir del recinto donde se llevó a cabo el encuentro, Jesús le indicó de soslayo, casi al pasar, como parte de los motivos del desenlace: -asegúrate también que la iglesia no cometa los mismos errores, humildad y despojo de riquezas son esenciales para formar nuevas almas, el ejemplo de esas virtudes olvidadas por el clero los ayudará a juntar a los descarriados, te das cuenta que el pastor mantiene en control a la mayoría? No funciona al revés, hermano. Dicho esto ingresó al coche con una sonrisa preocupante, se acomodó en el asiento trasero y esperó hasta que el conductor arranque para saludar con la mano a través del vidrio bajo, que al tomar velocidad se cerró en forma automática. Estaba tranquilo, sabiendo que sus actos se hallaban avalados por el Supremo, a esa altura conocía la verdad, no había posibilidad de salvación, pero no podía sacarles a todos la esperanza de lograrlo, de intentarlo. Sabía lo que se acercaba y se mantenía calmo, incluso le pidió a Joel, quien estaba sentado adelante, que seleccione en el buscador del receptor de ondas autoregenerativas, un viejo tema del siglo XX, Imagine, de John Lennon, el deseo de un soñador de un mundo sin posesiones y sin religiones, donde no exista nada que proponga confrontaciones entre los hombres, que escuchaba cuando era apenas un niño y le llamaba la atención; apenas hizo un comentario antes de dormirse: - quizás sus anteojos le permitieron ver más allá. Por lo bajo Sofía le indicó: - era multimillonario. - sí, pero comenzó por algo, aunque sea escribió una canción, por lo menos lo pensó- dijo casi dormido y con su eterna sonrisa a flor de labios. Capítulo Siete. El destello final. Quien necesita de la religión es el hombre, no mi Padre. Jesús. Año dos mil treinta. Marzo. Durante esos años de desasosiego, Jesús intentó llegar al corazón de toda la humanidad, pero fue en vano, musulmanes, judíos y orientales simplemente desconocían al Salvador, no podían permitir que siglos de construir control se vieran derrumbados por un simple mortal. El previo apoyo recibido por el Mesías se vio deteriorado por las creencias del pueblo, la gente fue quién en definitiva no le brindó el apoyo que Él necesitaba para convertirse en quién decía ser o lo que representaba, siglos de no pensar, de acatar lo que les decían y les enseñaban desde pequeños fueron más fuerte y obtuvieron más poder que tener al mismo Hijo de Dios delante de sus rostros, era el desenlace de una forma de vida que no merecía otro final. Todos los esfuerzos para que el hombre logre entender, comprender la situación fueron vanos, millones de dólares gastados en televisión y en los últimos días antes de la Pascua de Resurrección, en agresiva publicidad en nombre de la verdadera fe no alcanzaron para revertir el resultado. Sin embargo, Él no deseaba mostrar sus dotes divinas ni supernaturales, deseaba ganar las almas con su palabra y su tesón. Un fútil esfuerzo que sólo logró mitigar sus fuerzas. Ese año, junto al Papa, habían decidido utilizar el as en la manga, luego de penosos años de construcción, inaugurarían el Nuevo Vaticano, la Nueva Santa Sede en Tierra Santa para demostrar que la iglesia era una sola, que las doctrinas, a pesar de las numerosas diferencias que mantenía con los representantes de su Padre en la tierra, era todavía capaz de generar algo bueno sobre la faz de la tierra, que merecía ser el encargado de guiar a sus feligreses hacia el Padre Verdadero. Jerusalem había sido dividido aún más por la noticia del traslado, pero el día que anunciaron la inauguración, que la edificación concluiría, estalló un revuelo de connotaciones dantescas, la gente de toda la zona, independientemente de su credo comenzó a acercarse al sitio donde se llevaría a cabo la ceremonia oficial, imaginemos una Misa con Jesús en el altar, no tallado en madera y colgando de una cruz, sino en persona, capaz de dar sermones y hablarle a su gente. Tierra de diversas creencias, tierra de tempestades y de no entendimiento, en ella comenzó todo, allí acabaría. Cristianos a favor, todos los demás en contra. Las cadenas de televisión de todo el mundo trataban de lograr la exclusividad, no les importaba quienes serían los oradores, sólo deseaban ser los únicos. Los hermanos, encargados de la parte monetaria de la que se podría llamar “la gran Campaña”, debían atender a tantos medios que deseaban la primicia que en realidad no daban abasto, estaban convencidos que se trataba de un evento comercial, tanto como la mayoría, a quién le cabría en la cabeza tener a Jesús en un palco hablando por micrófono en cadena para todos los hogares capaces de recibir la señal, los que a pesar del desarrollo tecnológico no alcanzaban a las dos terceras partes de la población mundial. Evidentemente el desarrollo era para algunos, exactamente igual que en los años que precedieron al Retorno. Aún persistían países infradesarrollados, y comenzaban a asomar a la luz los autodenominados antidesarrollistas, naciones que deseaban mantener cierta condición envidiablemente humana y que se negaban a conceder sus espacios y su soberanía a los imperios económicos que en este decisivo momento y desde hacía casi un siglo lograron imponer sus reglas de juego, ganar a cualquier precio. Países que a pesar de no contar con una floreciente economía, no sucumbían a los favores ofrecidos ni por el capital ni por el comunismo, quizás el resultado de tantos años de sufrimiento. Casi cinco millones de personas se agruparon en las inmediaciones del flamante templo cristiano, otra demostración de poderío monetario y político. Ni el mismo Jesús se opuso a que se lleve a cabo, las cartas estaban distribuidas y la última mano se jugaría en apenas dos días más. Mientras se ultimaban los detalles, Jesús se mantenía en oración, todo lo que debía hacer estaba hecho y dichas las mas fervientes palabras; se mantuvo en esa postura casi cuatro días, sin ingerir ningún tipo de alimentos, siquiera agua, el ayuno era total, despiadado consigo mismo, de la fortaleza en la que habitaba desde que llegó a Italia sólo quedaban las relucientes paredes que al mirarlas, las notaba opacas, los brillosos pisos que ya no reflejaban su imagen en forma fidedigna, sino que deformaban su figura haciéndolo parecer un hombre mayor, guardias y colaboradores iban y venían de un lado a otro sin rostro propio, Verónica y Sofía tratando de consolarse mutuamente y Joel, aunque fuerte y perseverante, solo esperaba el final. Decidieron viajar el mismo sábado por la noche, Él no pertenecía ninguna de las religiones que prevalecieron, pero reconoció en Pedro a un verdadero servidor de Dios y la Justicia, es por eso que se apoyó el él, sin desconocer la historia que había vivido veinte siglos atrás. El viernes por la tarde, el Maestro salió de su reclusión, demacrado y desaliñado, con barba prominente y físicamente disminuido. Su madre y abuela corrieron a abrazarlo, era imposible para ellas separar al Hijo de su hijo, es por eso que Joel participaba más de las decisiones del Enviado, tal vez por su aparente pero necesario desamor. Le alcanzaron ropa limpia y una afeitadora nueva, como la que siempre usó, descartable, jamás siguió ninguna clase de ritos pertenecientes a alguna religión. Tomó alimento cuando el reloj cambiaba sus dígitos a las veintiuna y treinta y uno, sentado cómodamente se rió de algunas ocurrencias de ambas mujeres referente a su aspecto al emerger de la oscuridad de la habitación que lo contuvo hacia el corredor soleado; los vermicellis estaban a punto y Verónica recordó los felices días con su marido, Franco, el Elegido, sin cuya ayuda nada hubiera sido igual. Recordó también a su amigo Adriano y a los ocurrentes propietarios de la trattoría Los Julios, simpática familia romana. El Hijo comenzó a hablar del futuro de la humanidad, de la historia, de las creencias y de la fe, ordenó adecuadamente y con la intención que tomen nota de lo que decía y proponía, sus pensamientos y reflexiones: que fuente de sabiduría! Decidió sentarse cerca de la ventana para observar el cielo, con una copa de vino tinto en su mano derecha, y la mirada perdida en la infinita sucesión de materia y energía, pensante y preocupado mortal con alma inmortal. El sol se sorprendió al notar a Jesús en la misma postura al asomarse por el entrecortado horizonte, gracias a la increíble sucesión de edificios de la ciudad romana. El semblante había mejorado, no demasiado, pero lo suficiente para no parecer de cuarenta años, sino de treinta. Eran las ocho y treinta minutos cuando se dirigió al cuarto de Verónica y golpeó su puerta. - mamá, estás despierta ya? Desde el interior una voz somnolienta le respondió. - ahora si hijo, entra, ven, pasa. - qué hora es?- curioseó Verónica. - hora que te levantes y desayunemos juntos, afuera- indicó su hijo. Sin ingresar, le encomendó a su madre que se apure, así podría aprovechar más el tiempo, ya que a la tarde deberían prepararse para viajar a la noche. Apenas quince minutos le tomó para ponerse presentable a la bella señora, nada de pintura, se veía mejor así. Joel se encontraba en Londres, viajaría a Jerusalem desde allí en forma directa para presenciar el evento. Sin ningún cuidado ni recatos, salieron desde el garage del edificio hacia la húmeda calzada, el muchacho conducía, decidió hacerlo esa mañana, era hora que lo haga; el oneroso auto negro era una maravilla tecnológica, totalmente inteligente y con un motor que desarrollaba casi doscientos caballos de fuerza, de combustión interna pero cuyo combustible era el hidrógeno, se trataba de una técnica que contaba con apenas cinco años de prueba y que consistía en generar el gas a partir de una reacción instantánea de agua, almacenándolo a una inmensa presión en compartimentos situados en la parte posterior del vehículo. Las partes interna del motor se hallaban lubricadas con un agente sintético, que incluía la nanotecnología de forma que los metales siempre se hallaban separados por una especie de micro-rodamientos que evitaba la frotación en un noventa y nueve por ciento, eliminando de esa forma la generación de calor llevando las prestaciones de pequeñas plantas motrices a inimaginados límites de potencia. La revolución de los bloques fabricados con diamante conseguido por medio de síntesis en el laboratorio, denominado cristal metálico, contribuyó en parte determinante en el desarrollo del sistema completo. La marca que fue la pionera lanzó al mercado mundial el primer auto apenas dos meses atrás. Se dirigieron a un céntrico bar de la ciudad, a la vera del Tíber, una amplia terraza, cubierta de una punta a la otra con madera de roble, los aguardaba solitaria, parecía que ese día serían los únicos clientes. Tomaron asiento al mismo tiempo, por unos segundos sólo se miraron, a los ojos, intensamente, luego la madre dijo: - hace tanto tiempo que no hablamos, casi no recordaba tu voz- - en cambio creo que nunca la olvidaré, aunque no me hables por eones- contestó Él convencido. - hijo, sabes que lo que se aproxima será difícil, estarás preparado para afrontarlo? - si madre, lo estaré. Olvidas quien es mi Padre? Ya he pasado por esto tantas veces… Ella no preguntó nada, en un efímero parpadear de su hijo comprendió de qué se trataba todo. - mamá, mañana será quizás el día más difícil de nuestras vidas, eres tú quien debe estar preparada, debes estarlo- sentenció. Lo que le faltaba saber era justo lo que no deseaba enterarse, tomó la mano de su niño y la apretó fuerte contra su pecho, sus lágrimas mojaban las manos de ambos, Jesús las levantó y las llevó a su boca, resecos labios que se humedecieron con la salobre secreción, las besó suavemente. Luego levantó su mirada y la mantuvo por siglos, fija en la de su mamá. El camarero los observaba desde una mesa aledaña sin animarse a acercarse, dudaba ya que no parecían una pareja de enamorados y no podía apreciar una diferencia de edad que denote la filiación, ella lucía muy bien y joven y Él avejentado y decaído; tomó coraje y enfrentó la situación, se acercó delicadamente al amoroso dueto y les dio la bienvenida al lugar, una costumbre de la casa desde que fue reconstruida veinte años atrás, luego que su dueño, Silvio Cátaro fuera acusado del asesinato y violación de su joven cuñada de apenas catorce años y condenado socialmente sin un fallo judicial, el cual llegó casi tres años después declarándolo inocente. El pobre hombre perdió su negocio, ya que la gente evitaba concurrir a su comercio, su caso fue demasiado mediático y mientras se encontraba en la cárcel esperando la sentencia, vecinos enfurecidos destruyeron el local, sólo sus paredes quedaron en pie. Al salir de la institución carcelaria, regresó y con sus propias manos y su cabeza en alto, reconstruyó su cantina y su futuro. Lentamente los clientes regresaron y llamativamente le pedían disculpas por haber hecho lo que hicieron, aunque nadie se hiciera responsable directamente por lo sucedido, en agradecimiento a la honestidad, instruyó a sus camareros a que les otorguen una bienvenida formal al lugar, para no olvidar jamás lo ocurrido, permitiéndole a todos recordar uno de tantos errores de lo hombres. - qué se van servir? Qué tipo de desayuno prefieren?- preguntó el mozo luego de la rima que auspiciaba de saludo introductorio. -tipo americano por favor- solicitó Verónica. El mozo no pudo evitar mirar a los ojos del hombre, lo reconoció. Se retiró de la misma forma en la que llegó, a paso lento, pero antes de ir a la cocina a realizar el pedido se dirigió a la oficina de Silvio, debía ponerlo al tanto de tan especial cliente. El propietario del negocio estaba con el teléfono visor en pleno diálogo con su esposa, su nueva esposa, ya que la anterior fue quien inició su decadencia al denunciarlo personalmente a la justicia y falseando la declaración, parte por su naturaleza celosa y parte por un problema de doble personalidad, una de las cuales fue la verdadera autora del hecho contra su propia hermana. -Silvio, en el salón está Jesús, en persona, desayunando…disculpe, yo se que usted lo…estima mucho, pensé que quizá quiera verlo, no se, hablar con Él- explicó el mozo. - gracias Domenico, iré a saludarlo. Con cierta dificultad, retrocedió con la silla de ruedas y tomó el camino hacia el Maestro, ingresó al mirador desde un exclusivo ascensor que utilizaba únicamente él, apareciendo detrás de la silla donde se hallaba sentado Jesús, quien estaba de pie mirando hacia la dirección por la que se acercaba Silvio. -acércate Silvio, ven hijo- invitó Él. Había perdido la facultad de caminar cuando intentó suicidarse en la cárcel, arrojándose de la galería del segundo piso hacia el centro del patio interior. Mientras avanzaba al encuentro del Señor sentía que sus piernas comenzaban a temblar, por sí solas, trataba de detenerlas, pero la sensación de movimiento que le llegaba al cerebro era demasiado agradable, diez metros lo separaban del hombre que lo había sacado del estado de total desesperación en la que se encontraba sumergido luego del episodio en que casi pierde su vida, anhelaba tocarlo, necesitaba saber si era cierto, si era quien decía ser, sabía que con solo pasar sus dedos por su rostro la verdad se le revelaría. Sentía a sus piernas recobrar la vida perdida años atrás. Se detuvo frente a Jesús que lo miraba desde su altura de un metro y setenta y cinco o seis centímetros, éste lo observaba como a un niño que acude a su padre ante una situación problemática, y comprendiendo ese problema le dijo: - Silvio, hermano, abrázame, soy Yo, me has hablado cientos de veces sin obtener respuestas, te conozco tanto o más que tú a Mí, sin embargo, a pesar del silencio de las respuestas sacabas fuerzas para un nuevo monólogo de a dos. Abrázame hermano- invitó el Mesías. No comprendía lo que Él intentaba decirle, desde el asiento lo observaba inmóvil, esperando que se agache para lograr el cometido, sin hablar, su mirada revelaba desconcierto. - vamos, hermano, me has llamado, acá estoy- volvió a invitar con voz firme. Lo tomó de su mano derecha y luego hizo un ademán invitándolo a erigirse sobre sus piernas, Silvio dudó, la escena de la caída pasó por su cabeza en el comienzo de un suspiro, luego se vio caminando hacia su Amigo invisible, ideal, siempre presente en el final de la misma exhalación, intuyó que el deseo de Él era el mismo que el propio… y se paró, tambaleante pero de pie, lo abrazó, lo estrujó con todas sus fuerzas y su esencia se liberó del martirio que él mismo se hubo prodigado. -lo sabía cuando Domenico me avisó, sabía que era mi Cristo, que se trataba del verdadero Salvador… oh Jesús, estás con nosotros para salvarnos… y comenzaste conmigo, gracias Señor, gracias por haberte acordado de mí…Marieta, el mundo está a salvo, Jesús está con nosotros- gritó a su esposa que estaba organizando la cocina. - si hermano, estoy acá para salvarlos, y tú estás a salvo, contigo estarán todos los que lo deseen de corazón, esa es la voluntad de mi Padre, también es su deseo que el hombre encuentre su camino. El asombro y el regocijo del hombre por sentirse completo nuevamente impedían que comprenda el trasfondo de las palabras de Jesús, simplemente pasó por alto el significado real de dichas afirmaciones; el Hijo, aún de pie, lo separó de sí tomándolo de los hombros y volvió a repetir: -son ustedes los que deben hallar el verdadero camino- iteró el Maestro. Silvio le agradeció y tomado de Domenico se alejó de Jesús con pasos firmes y cortos, riéndose y comentando lo que sintió, de verdad creía y obtuvo su recompensa, pero a los cinco metros ya se había olvidado del milagro y pensaba el viaje que podría realizar ahora como un hombre normal, Él lo miraba alejarse formando con sus pies un ángulo indefinido y cambiante, decidido, tenía dinero y recobró el andar, antes de ingresar al ascensor personal que lo había transportado durante más de quince años mientras se hallaba hemipléjico. Volvió a tomar asiento frente a su madre, quien presenciaba la escena en silencio; apoyó sus codos en la mesa y le confesó que se sintió vacío al darse cuenta de lo que ocurrió minutos atrás. - mi Padre tiene razón, este ciclo está concluido- afirmó vergonzosamente. Salieron del bar sin que nadie haya entrado en esos minutos, sólo dieron cuenta del café, dejando todos los demás componentes del servicio sin tocar. Él tomó el volante del automóvil, arrancó haciendo chillar los neumáticos franceses, parecía enojado consigo mismo, o con los hombres, o con el libre albedrío, o quizás con su Padre quien sostuvo siempre que “deben llegar a Mí por sí solos, de nada sirve que quite la maldad y las demás falencias que sufren y soportan y que también cultivan en algunos casos”. Rumbo norte, arribaron a un sitio hermoso, un paisaje que le devolvió la calma, que salvo en esta situación, siempre mantuvo. Su existencia no fue ni será nunca normal, llevar sobre los hombro el peso de una especie, responder por sus desaciertos y por sobre todo evitar su destrucción era demasiado aún para el Hijo del Supremo, el próximo ciclo sería diferente, se lo propuso al Responsable de todo y Éste, aceptando las disculpas tanto como la divina resignación de su Enviado, renovó las esperanzas del futuro hombre, un hombre nuevo. Quizás el definitivo? Habló con su madre y le agradeció todos los esfuerzos que hubo realizado y lo que sucedería en las próximas horas en su vida y en la vida de de la humanidad. - prepárate para el final, mamá, no necesito aclararlo- rogó el muchacho. - pensé en este día desde que naciste, me imaginaba cómo sería el desenlace de esta historia, tu abuela me decía que sería distinto esta vez, pero yo nunca lo creí, me preparé para esto, ve tranquilo, yo estaré allí, no sufriré pues conozco adonde irás y se que volverás, te quiero mucho hijo…vamos, se hace tarde. Ahora salieron lentamente, con las ruedas bien pegadas al piso, era la persona con la que debía dialogar, era la Madre, coraje, temple eran sus virtudes, tanto como Sofía y Joel, el papá definitivo y terrenal que le brindó todo lo que un hombre le puede dar a su hijo y más, pensaba, con lágrimas inmóviles debajo de sus ojos, en la dedicación que los padres le ofrecen a sus hijos, como los alimentan hora tras hora cuando son bebés, como los acompañan durante sus etapas de crecimiento; como los aconsejan cuando son adultos…descubrió que no sería nunca un hombre completo, que nunca lo llamarían papá, nuevamente sintió que era un ser vacío, que su tiempo propio era único, que había un reloj que marcaba únicamente sus horas, que era imposible compartir tiempo real con una persona, con un amor, con un hijo. No es justo, una dimensión especial para Él y su familia. No tenía sentido. Se dio cuenta que no existiría jamás esa realidad. Frenó de improviso y descendió del auto, necesitaba aire, el proceso de asimilar todo lo malo de la humanidad y la imposibilidad de una descendencia generó una crisis en su parte humana, bajó su mirada y la realidad lo golpeó desde atrás, cayó desvanecido en la acera, parecía muerto, Verónica bajó corriendo para asistirlo, cuando levantó su cabeza abrió los ojos, su mente se había desconectado para protegerse, lo ayudó a subir por detrás y recostarse; regresaron a la seguridad de la Hermandad. Al subir ya se encontraba totalmente recuperado y comenzó a prepararse para el largo viaje a Israel. Las imágenes previas del lugar, la noche del sábado, mostraban a millones de personas alrededor del nuevo edificio, absolutamente todo el mundo occidental estaba frente al televisor, se calculaban los concurrentes en alrededor de ocho millones de personas, los servicios secretos recorrían las calles, de todos los países. La celebración de la Pascua, la Resurrección, quedaría relegado a un acto secundario, Jesús estaba ahí, vivo, tangible, dispuesto a ofrecer su palabra, su obra…su vida; nada podría nunca compararse a un acto de esa naturaleza, Dios estaba vivo. Las cadenas musulmanas y hebreas ignoraban el desarrollo del evento que generó el mayor encuentro de fieles de todos los tiempos, continuaban con su programación habitual, así como los orientales, todos ellos, siguieron con sus vidas normalmente, esperando que la farsa culmine, que todo vuelva a ser como antes; es decir, retornar al clima de batalla permanente para dilucidar quien era el portador de la verdad y quienes eran los infieles. El nuevo avión Air Bus, tenía una capacidad de mil pasajeros, capaz de dar la vuelta al mundo en pocas horas gracias a la velocidad alcanzada, mach 3, es decir tres veces la velocidad del sonido en el aire; debido a las nuevas turbinas que lo impulsaban, aptas para combustible sólido. La inteligencia empleada para conocer en todo momento los pasos del Salvador funcionaba a toda carrera, solamente se mantenían en las sombras a la espera del zarpazo definitivo; quince días atrás, agentes del Mossad y de la C.I.A invitaron a Pedro I a que depusiese la actitud de confrontación ante los gobiernos de los países a los que representaban, dada la negativa del Pontífice, le hicieron saber que el problema mayor sería que Jesús alcance la popularidad que buscaba, que dicha situación sólo resquebrajaría las escasas y débiles relaciones entre los países del medio oriente. Pedro se disculpó con los emisarios de los gobiernos de Estados Unidos e Israel, y los incluyó en la lista de invitados especiales en una clara postura desafiante. La respuesta fue: - Santo Padre, no recomendamos desafiar a los creyentes de nuestros países, usted y nosotros sabemos que se trata de un intento desesperado para salvar su iglesia, sus creencias y en cierta medida, su propio cuello. No respondemos de los fanáticos que descreen de sus dichos y sus falsos dioses- amenazó el agente de alto rango, sin argumentos reales capaces de detener el evento, ni torcer la voluntad del valiente Pedro, quien se veía en una situación límite. En realidad, si terminaban las guerras y la carrera armamentista, los países amenazantes se verían en igualad de condiciones que los demás, todo se dirimiría en tribunales internacionales sin ningún tipo de favoritismo, la O.N.U y algunas otras mercenarias instituciones internacionales eran extensiones del gobierno norteamericano. No podrían tomar lo que necesiten por medio de la fuerza, ni amedrentar a los pequeños y temerosos países en inferioridad de condiciones por medio de sanciones de toda índole. La soga se hallaba a punto de cortarse, los ejércitos estaban en sus posiciones, inmóviles desde hacía ya varios meses, todo parecía indicar que el inicio de las hostilidades comenzaría en el Valle de Jezreel, la colina Har Megiddo, ya que era estratégica su posición entre Israel y los estados árabes. Eran las seis de la mañana del día de Pascua en Jerusalem, todo estaba dispuesto para el acto. Jesús había arribado desde el aeropuerto una hora antes, el helicóptero que lo trajo a las terrazas de la nueva Sede apenas demoró unos minutos, descendió por unas anchas escaleras hasta el lugar indicado por los custodios, al llegar a la glamorosa habitación que hacía de camarín encontró a Pedro ya preparado para salir, Jesús lo saludó efusivamente, lo tomó de los brazos y comenzó con una oración adelante de todos los presentes en la sala, nunca rezó ante otras personas, eso llamó la atención… Apenas una hora faltaba para que diera comienzo el festejo de Pascuas y la presentación oficial, por llamarla de alguna manera, del Hijo de Dios, en ese último instante la duda había ganado el ambiente entre los responsables. El Papa saldría en primer término, realizaría la bendición de las instalaciones y luego invitaría al Mesías a que les dirija el decisivo mensaje a los feligreses, no sería una Pascua como las anteriores, Jesús estaría allí. La mayoría del personal de la cadena International News creía que se trataba de una puesta en escena, que habían encontrado a alguien capaz de promover un cambio definitivo en la Iglesia a partir de un mega- espectáculo televisivo, no pasaba por sus cabezas que era en verdad quien decía ser, ya nada tenía sentido, todo era una maraña de presunciones y engaños de tal magnitud que ni la figura del mismo Jesús escapaba de la incertidumbre general, una situación propia del hombre. Exactamente a las ocho de la mañana del domingo catorce de abril del dos mil treinta el Papa Pedro I salió al escenario improvisado en la explanada construida especialmente para ocasiones como esta, quizás la más especial, la multitud que se había acomodado en la gran plaza principal y en las calles de la ciudad, podía observar la transmisión en directo por medio de pantallas que colgaban entre los edificios más altos de la ciudad, flexibles y capaces de ser enrolladas y transportadas en helicópteros para luego ser desplegadas a modo de pancarta, cada una con su receptor satelital propio y con un tamaño que podía ser determinado de acuerdo a los requerimientos de cada situación, en éste caso se encontraban al máximo de sus posibilidades, unos veinte por cuarenta metros, imponente y perfecta imagen; dieciséis de ellas se habían dispuesto para que la demandante e impaciente muchedumbre pudiera seguir con detalle el desarrollo del peculiar acto. El sistema de sonido implementado era de potencias descomunales, cada una de las pantallas contaba con sus propios altavoces, capaces de brindar en conjunto cincuenta megavatios de potencia acústica, suficiente para sonorizar el perímetro completo de la mítica ciudad, la que apenas lograba contener a tantas almas decididas a oír la palabra del Único. La algarabía se dejó escuchar de inmediato, micrófonos diseminados por toda la ciudad traían el murmullo de los millones de corazones presentes, totalmente convencidos, con la clara convicción de ser espectadores preferenciales de la figura y la palabra del Hijo de Dios, del Salvador. Minutos después, el silencio ganó el ambiente, desde casi veinte metros de altura, asomado hacia el público en actitud decidida, el Santo Padre inició el discurso, no celebraría él la tradicional Misa, dejaría el lugar a Jesús, quien, como un actor debutante trataba de ver a los concurrentes, sentir la presencia y la fuerza potencial que poseían en sus espíritus, su deseo era ser oído, comprendido y definitivamente aceptado, para que su Padre contemple y perciba que sus hijos merecen una chance; la ausencia total de sonidos dejaba sentir la acelerada respiración de Pedro, nerviosas inhalaciones producían las únicas alteraciones ondulatorias del medio, que claras y amplificadas cientos de veces le transmitían a la gente el mismo sentimiento que el Papa guardaba ilusa y celosamente para si, temor. El miedo que el resultado no se corresponda con lo que esperaban o que algo no deseado acontezca imprevistamente inundaba toda la ciudad, fueron apenas unos segundos hasta que las primeras palabras claras fueron pronunciadas: - Hijos míos, comenzó Su Santidad tratando de darle ímpetu a sus dichos, con el correr de las frases ganó tranquilidad y aplomo, eso también le llegó a los peregrinos, devolviéndoles la confianza. Desarrolló en casi una hora y media, una narración de la historia de la institución que representaba, orgulloso y concreto detalló la vida conocida del Jesús del siglo uno, y al fin presentó con entusiasmo al nuevo Mesías, al que traería nuevamente la esperanza a los hombres, el mismo espíritu, increíblemente el mismo cuerpo, el mismo desenlace? Cuando Él apareció y se acomodó a un lado de Pedro I, los presentes dejaron oír sus exclamaciones al unísono, e imágenes de la gigantesca platea se alternaban con la sagrada imagen del Maestro, quien esperó a que se acallaran los vehementes murmullos, colmados de regocijo y júbilo. Parado frente a los sensibles micrófonos, ataviado como era su costumbre, clásicos jeans, un sweater y zapatillas, con una barba que apenas se dejaba adivinar en su rostro cansado; siempre sonriente y de buen humor, trató de iniciar su discurso, dirigido a quienes aún confiaban en Él y su Padre, a los que habían comprendido su misión en el mundo, a aquellos que habían honrado su existencia, a los pocos, en relación a la población mundial, que merecerían una oportunidad; la que les llegaría siendo ya parte de las eternas huestes celestiales, pues no habría otra ocasión terrenal para los componentes de este ciclo que culminaba indefectiblemente, deberían pagar justos por pecadores, parecería una injusticia pero se trataba de Su decisión, y era indiscutible e irrevocable. Así como Pedro, comenzó con similares palabras, muy representativas y sentidas, hijos míos, y hermanos míos pensó, pero la congoja de saber el devenir nefasto de los que son parte de Él impidió que lograra continuar. Se detuvo, miró hacia el ápice del imponente rascacielos que lo desafiaba desde su avasalladora altura y extendió las manos al firmamento, su hogar, como encomendándose al Creador, todos lo creyeron y entendieron así, notó en una metálica superficie ignota un débil destello del sol, que a duras penas iluminaba la gris jornada, cerró sus ojos y en verdad entregó su cuerpo y alma al Señor, en silencio, todos aguardaban que continúe, pero Él ya no se encontraba entre ellos…sin vida, Jesús, cayó de espaldas en medio del escenario con sus brazos en cruz, con una marca de muerte en su frente por la que el icor regresaba a la tierra otorgándole el divino retorno al Edén… un seco ruido, análogo a una rama seca en un bosque decadente y el agudo silbido del proyectil supersónico proveniente del efímero fulgor observado segundos antes, fueron captados por los micrófonos de ambiente transformando el encanto que se estaba gestando por el magnetismo de Su persona en pavor e incertidumbre, en ese momento las imágenes estaban sobre la gente, de inmediato colocaron en foco al Maestro tendido en el suelo sagrado de Israel, las cámaras superiores lo mostraban desde arriba, en el centro del cuadro como si se hallara crucificado en la terraza, esta vez ni siquiera hubo juicio, tampoco defensa, comenzaron corridas desesperadas entre los asistentes que no los conducían a ningún lugar, los telespectadores, absortos por el inimaginado crimen trataban de conseguir información extra de la situación, sentimientos desconocidos para muchos nacieron esa mañana, Dios había muerto delante de sus ojos…otra vez. Capítulo Ocho. El Arca. Noé fue, según el Génesis, primer libro del Pentateuco (la Biblia judía) el hombre elegido por Dios para salvar a la especie humana del diluvio con el que el mismísimo Todopoderoso decidió eliminar a los injustos, palabra con que se designaba a casi todos por aquella época; llamativa similitud con la actualidad. Le encomendó la construcción de un barco de proporciones gigantescas, unos ciento cuarenta metros de largo y tres niveles de altura, en los que debería acomodar una yunta de cada animal terrestre y cada ave existente, a su familia, compuesta por su esposa y sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet y a las esposas de ellos, cuya descendencia repobló la tierra con vicios aún peores que los preexistentes, dando como resultado a una raza extinguida una y otra vez a punto ser destruida nuevamente pero que se preocupa en hacer valer sus derechos, sobre todo el derecho a ser estúpido. Con ochenta y un años cumplidos, Jorge De Los Santos, aún vivía en París, rodeado de sus hijos y nietos; su esposa Nadine había fallecido dos décadas atrás, meses antes que su teoría del Pensamiento Relativo sea publicada dando origen una nueva rama de la ciencia dedicada exclusivamente a investigar y a desarrollar los fenómenos psicofísicos generados a instancias de los conceptos que la componían. La revolución de las ideas y de las concepciones de la antigua Física fue decisiva en la forma en que el mundo reflejaba sus creencias; lamentablemente fue al mismo tiempo la misma generación que asesinó al Nuevo Mesías, el momento de pagar las deudas con el Supremo se acercaba, pero nadie se había percatado de eso, Pedro II era de los pocos concientes de tal situación, luego del suceso en la Sede Santa de Jerusalem, la historia del muchacho italiano que se decía Jesús fue perdiendo vigencia, salvo en los lugares por donde caminó en los últimos años de su vida, donde realizó sus milagros mas trascendentes, lejos del ruido de los medios y de la publicidad global. Se habían equivocado, nuevamente, cometieron los mismos errores, la gente no se convence con la propaganda, eso es efímero, lo que perdura son los milagros, si no recibe el don de Dios no cree, necesitamos, los hombres, una prueba fidedigna de lo divino para poder perseverar en la fe, de lo contrario el descrédito de la palabra será inminente, no perdurará más allá de la moda. La iglesia católica continuó funcionando de la misma forma en que lo hizo desde que fue creada, pero S.S. esta vez conocía algo que los demás, protagonistas del clero y en realidad la humanidad toda ignoraban, y que en verdad tampoco les importaba demasiado, si bien todos tienen la seguridad de saberse futuros cadáveres, la despreocupación se debe a que esa innegable realidad nunca los alcanzará, que morirán alguna vez, pero en un futuro muy lejano, que el fin de los tiempos y la cháchara del Armagedón (junto a toda la Biblia) fue una obra maestra de la literatura universal de todos los tiempos. Nota del autor. Debe ser válido sin duda, si no es así no sería posible que el comportamiento, las costumbres, la cultura, los negocios, las creencias y todo lo demás que algún despierto y observador lector desee añadir a esta interminable lista, confluyeran todos en un mismo destino único y previsible, la autodestrucción del hombre. Se debe notar que cualquier persona, de la religión que sea, o incluso, que no pertenezca a ninguna, al enterarse que padece una enfermedad o dolencia que lo llevará a la muerte o luego de sufrir un accidente con similar desenlace, en algún instante de lucidez si no la tuviera, recurre a Dios para solicitarle la absolución y rogarle que le permitan ingresar al lugar en el cual nunca en su vida tuvo en cuenta; morar en el Paraíso a través del perdón es la meta final de todo hombre. Los ateos devienen en agnósticos, pasando de no creer en ningún Dios a creer que nunca entenderíamos a Dios y sus actos, dándose una oportunidad sin renegar de sus ideas básicas. Mejor aún de sus básicas ideas. Y los agnósticos suben un escalón en la escalinata del perdón explicando que: “el hombre no entiende a Dios, pero Él está ahí”, casi un creyente! En cambio los practicantes, musulmanes, católicos, judíos y de otras creencias, realizan todo por Dios o gracias a Él, es así que con sólo pertenecer a una religión ya se encuentran a salvo, que mundo! El resultado final es que no existe la culpa, ni los malos actos, todo se disculpa y si es demasiado inconveniente, se oculta. Existen tratados filosóficos que sólo se encuentran entre nosotros para contribuir a la confusión general en pos de contrarrestar alguna peligrosa idea inteligente y útil, inocentes encarcelados y hasta conflictos bélicos internacionales para mantener el orden, es decir conveniencia de algunos pocos, los que a su vez le permiten a otro singular grupete de vasallos, ser parte del banquete; estos últimos defienden a los anfitriones a capa y espada con el único objetivo de pertenecer al bando dominante, muchas veces hasta ignorando en verdad de que lado se encuentran, si del bien o de los ganadores. Caos, orden, polarización, fuerza y cientos más, son todos vocablos definidos ciertamente por la ciencia, la física es contundente en sus acepciones, son además vertidos en otros órdenes de la vida diaria, pues bien, con estas líneas intento incorporar a esa verdadera ciencia madre palabras tales como Fe o voluntad; así como creo que un gobierno es el origen de todo lo que ocurre en un estado, lo bueno o lo malo, creo que el Jefe es el que decide lo que se puede investigar y lo que no, lo que se descubre y lo que no, si lo que han leído hasta aquí no los convenció, tendrán que soportar hasta el final para darse cuenta que Su voluntad es lo que prevalecerá…supongo. Pero en contraposición al deseo o anhelo, la increíble indolencia de saber qué es lo se debe hacer, decir, enseñar y pensar y actuar de manera contraria, lo llevan a contramano, y lo hacen sin miedo a Dios, no solo no le temen, lo desafían y lo enfrentan, lo retan a duelo, irrespetan su Ser. Anteponer el libre albedrío para cometer los más deplorables actos en contra de nosotros mismos es una aberración a la razón, no pretendo realizar un tratado filosófico, mi intelecto no me lo permite, pero personalmente necesito saber cómo se detiene esto, no me lo imagino, se asemeja a las domésticas discusiones con el esposo o la esposa, son tantas las falencias que uno acarrea durante años de matrimonio o convivencia que luego del segundo grito no se acuerdan cual era el punto principal del debate, entonces arrancan reprochando lo primero que se tiene a mano, para no perder la partida ni la posición lograda con anterioridad. Dios se ha cobrado varias veces y lo volverá a hacer hasta que su Creación Humana, hecha a su imagen y semejanza? no reconozca sus propios errores y falencias y dirijan todas sus buenas intenciones hacia una misma meta. Con un Dios o sin Él, el fin último de la humanidad debería ser el mismo, el sentido de sus derroteros debería llevarlos hacia el mismo sitio, Edén? Paraíso? Mundo Utópico? O como deseen llamar a ese universo en donde predomina lo mejor de la especie, guiados talvez por un ser superior, por un sabio caudillo o por una doctrina reveladora que aclare la verdad acerca de las cosas, la forma en que interactúan los fenómenos físicos con los mentales, es así como obtenemos una conjunción Física-Filosofía que nos enseña la real magnitud de nuestro cerebro y el por qué del más grande Don con que Él, algo o alguien nos ha premiado, el intelecto, la única llave para acercarnos al Conocimiento. El común denominador de las personas cree que la electrónica, la tecnología, disminuir el tamaño de los procesadores agregándoles transistores va a salvarlos en el futuro, que las poderosas armas existentes y por venir defenderán al planeta de agresiones externas, transplantes, avances médicos, clonación, les proveerán muchos años de vida más que el promedio actual, el cual es de casi ochenta años en los países desarrollados y de cuarenta en los suburbios del vasto y carente de equidad planeta que habitamos, aún como animales que pelean por ganar su lugar. En la edad media, los alquimistas eran los científicos de la época, se jactaban de poseer el conocimiento y las soluciones a todos los inconvenientes, la gente confiaba en ellos, la ciencia estaba mezclada con la magia otorgándoles virtudes especiales; la gente creía y se asombraba con los logros y resultados, confiaban en sus doctores y en los métodos empleados. Esa combinación descripta anteriormente mantenía aún el tratamiento del interior de los pacientes, si bien primitivo, era una forma de actuar sobre la esencia del individuo, cosa que actualmente no se tiene en cuenta. El renacimiento de la ciencia moderna, con bases teóricas sólidas y concretas dejó a un costado esa parte tan importante del hombre como un todo cuerpo –alma, o como deseen denominarlo. Cuanto más complicadas son las definiciones y las fórmulas, más crédito obtienen los modernos alquimistas; más originales y renovadores son los inventos, mayores ganancias les reditúan a los “abnegados investigadores” que trabajan en pos de la gente, menos comprensibles los procesos más adeptos se asombran de los “avances” de la humanidad. Ni la Iglesia ni la ciencia se han dado cuenta que son socios en la paulatina pero sostenida destrucción de la vida sobre la faz de la tierra, sólo logrando una coherencia en las actitudes personales podremos detener esta dolorosa evolución. El hombre que dedicó su vida a demostrar que los cálculos y teorías de sus tíos postizos eran correctos, Jorge De Los Santos, sufrió mucho con la larga enfermedad de Nadine que la llevó a su deceso, comenzó a poner en práctica las definiciones de su amada esposa recién en el momento en que se enteraron de dicha dolencia, desperdiciaron muchos años dejando los escritos sólo como eso, papeles con datos, olvidados, como si fuera un manual más, a pesar de haber desarrollado en conjunto el argumento, lo dejaron de lado para trabajar en lo que suponían les traería más satisfacciones, crear un oscilador adecuado para el T.O.K.A.M.A.K que se convertiría en el salto tecnológico del siglo, sin imaginarse que sería el motor que pondría funcionar el mecanismo cuyo objeto, no buscado, era el fin de la humanidad. Durante más de un año y tras varias operaciones, pusieron en práctica y desarrollaron un método adecuado para hacer realidad sus ideas, sin obtener ningún resultado aparente, sin embargo, los ejercicios realizados en largas y amorosas jornadas entre los esposos, quienes en el fondo de sus corazones ya conocían o por lo menos suponían el trágico desenlace del proceso canceroso irreversible que gradualmente debilitaba a la mujer y a su marido, rindieron sus frutos luego de la muerte de Nadine. Habían conseguido ampliar, gracias a la concentración y el amor que mantenía su relación, el túnel de datos que comunicaba sus mentes, volviéndolos coherentes por cortos lapsos intermitentes lo que les permitía comunicarse esporádicamente y sólo luego de largas sesiones de concentración, sin poder hablar directamente, ni imágenes ni apariciones, él sentía las palabras que ingresaban en su cabeza y le repetían que se hallaba en un lugar muy luminoso y pacífico, que carecía de materia, poseía un cuerpo intangible de pura energía, la misma energía que poseía en vida mantenía su ser conciente e individual, que podía trasladarse adonde quisiera con solo desearlo, que no podía verlo pero que se podría haber logrado de haber practicado mas tiempo…y que continuaba amándolo. Esos repetidos episodios animaron a Jorge a enseñar el método a todos los interesados en dedicarle tiempo, entre sus alumnos se encontraban sus hijos, los hijos de su amigo Ricardo, sus nietos mayores y amigos. Así, sus discípulos y descendientes se diseminaron por todo el mundo, que se había convertido en un solo gran país, ya que las fronteras fueron eliminadas, no así las diferencias entre ellos, las Naciones Unidas tomaron el control total de las acciones políticas y económicas mundiales, teóricamente para mantener ecuánimes las oportunidades de todos los miembros de la Organización. El proyecto inicial fue lanzado por Estados Unidos y apoyado por su bloque de obsecuentes, les llevó cinco años de negociaciones para pulir las diferencias y llegar a un acuerdo casi total, el bloque de aliados, que permanecía unido desde antes del asesinato de Jesús, y que por todos los medios trató de evitar el enfrentamiento armado, cosa que al fin lograron con mucho esfuerzo, aceptó las condiciones para iniciar el reordenamiento de países con algunas objeciones. Es de esta forma como la Teoría del Pensamiento Relativo, cundió en muchos lugares, sobre todo en lo que fue Europa y América del Sur. De esa manera, Jorge, comprobó fehacientemente que la teoría era válida, que posibilitaría una nueva forma de vida...y de muerte, que era posible la manipulación de la materia y la energía, que el espacio-tiempo pasaría a servir al hombre y no a someterlo a su caprichoso devenir, pero sus seguidores tuvieron un arduo trabajo ya que su vida se terminó una fría noche de enero del año dos mil treinta y cinco, mientras Nadine le repetía por enésima vez que lo amaba, su hijo mayor, durante una sesión de concentración, descubrió años después que dejó de respirar por voluntad propia logrando un Estado Utópico (ver explicación en el apéndice uno al final del libro) varios minutos antes de fallecer. Ningún componente de la familia de Jesús sobrevivió a Jorge, sus vidas jamás se cruzaron pero sus destinos se hallaban ligados de una forma muy especial, solo los integrantes de la Hermandad y Pedro II conocían el Testamento de José de Arimatea y los manuscritos de Joel dictados por el mismo Jesús antes de ser asesinado, ellos serían los encargados de hallar y adoctrinar a padres y familiares de los niños elegidos para convertirse en los creadores de la nueva raza humana. Su Santidad no confiaba en nadie desde hacía muchos años, solamente aguardaba el momento, la señal que marcaría el final del proceso que comenzó con la segunda venida de Jesús. Era evidente que la alianza no fue tal, la destrucción no se llevaría a cabo con una inundación de proporciones gigantescas, sino a través de la propia decisión de los hombres, de su ciencia, de su tecnología, de su necesidad imperiosa de ser mejor a través de medios superfluos, les hubiera bastado con lograr y mantener la esencia pura, Él les hubiera otorgado la posibilidad de tocar el cielo con las manos, de acompañarlo por toda la eternidad, pero no sería esta estirpe la que obtendría tal don, sería quizás, la siguiente, si al fin comprendían el fin último para el que fueron creados, Finalmente, el prototipo de la máquina de Jorge, en realidad de los hermanos Hoffmann, fue terminado cuatro años después de su muerte, sus nietos y los de Ricardo fueron los que impulsaron el proyecto aprovechando los adelantos en tecnología, justamente, dichos “avances” permitieron la finalización del proyecto ideado casi un siglo atrás. Comenzó a darse un fenómeno muy interesante entre los descendientes de las personas que practicaban frecuentemente la coherencia del pensamiento, algunos de ellos nacieron con capacidades que únicamente con una intensiva práctica de años podrían lograr, no todos, sólo algunos, que María, una bisnieta de Jorge que vivía en España, de treinta años comenzó a ubicar a partir de datos de los padres que hubieron pertenecido al grupo que comenzó con los primitivos ejercicios; ese efecto apareció recién en la cuarta generación, todos niños entre ocho y doce años María De Los Santos enseñaba música en una escuela media de Madrid, había estudiado en el Real Conservatorio Superior de Música de la capital española, egresando con los mejores promedios, y con especiales condiciones para ejecutar el chelo. Sin hijos, católica ferviente y conocedora de la historia del Segundo Mesías, como era llamado el Jesús que regresó para darle lo que aparecía como una segunda oportunidad al hombre, retraída socialmente y por ende sin una pareja que la ame, vivía sola en un departamento de pequeñas dimensiones. Su emancipación se produjo cuando apenas era una adolescente de diecisiete años y decidió dedicarse al arte musical en contraposición al deseo de sus padres que preferían una carrera técnica, como sus tíos, primos y toda su familia en general. Lo que llevó a la joven a tomarse semejante trabajo fue la dulzura de su pequeña sobrinita de apenas nueve años, quien parecía no comprender lo que le ocurría a ella y a su hermana mayor, con quien no tenía la necesidad de hablar, ni siquiera debían estar cerca para conocer de manera simultánea el pensamiento de la otra. Pero no era esa la única habilidad que podían controlar sin ningún tipo de esfuerzo, algunas incluso ocurrían sin percatarse que ella misma las originaba, sin duda un fenómeno muy significativo que las mantuvo bajo investigación científica por años hasta que ellas mismas decidieron “perder” sus poderes imprevistamente, evitando así los exámenes exhaustivos y cansadores a los que eran sometidas. Mirna y Violeta fueron el disparador de la cruzada personal de María, hallar a todos los niños con esos especiales dones a los que se les sumaba un nivel de inteligencia marcadamente superior a la media. Desde que contaban con sólo algunos meses de vida, las hermanas protagonizaron algunos sucesos que llamaron la atención de sus padres en primer lugar y del entorno luego. Algunas veces, cuando lloraban; primero la hermana mayor, Violeta, y luego la pequeña Mirna, se producían imperceptibles fenómenos que todos pasaban por alto dada la poca relevancia de los mismos, pero en la medida que fueron creciendo y se tornaron individuos concientes de sus actos, al fin fueron tenidos en cuenta por los familiares, entre ellos María, quien fue la primera en poner atención a dichos episodios aparentemente increíbles. Alteraciones en la imagen del televisor, en las lámparas y en general en todos los artefactos eléctricos que rodeaban a las niñas fueron ignorados por los progenitores, nunca pensaron que ellas, tan inocentes e indefensas serían las que originaban tales disturbios moleculares. María comenzó observando a Mirna, las luces de la sala disminuían su intensidad con cada alarido de llanto cuando apenas contaba con siete meses, alzó a la sobrina y la llevó justo debajo de la luminaria, compartían sin duda el mismo ritmo acompasado y directamente proporcional, más alto el llanto, más iluminación brindaba el artefacto. Era evidente la relación entre una cosa y la otra, pero desconocían las causas del fenómeno. Leonardo, el padre de las nenas y hermano de María, ejercitó por años el sistema creado por Jorge, su bisabuelo, adquiriendo ciertas habilidades interesantes pero nunca al punto de sus hijas, quienes obtuvieron esas facultades sin práctica alguna, es decir nacieron con ellas, originando casi una especie nueva. Tantos años de coherencia intermitente y de tratar alcanzar un estado utópico hizo que sus padres, sin desearlo de esa manera, hicieran mutar los genes de su descendencia, traspasando años de práctica del sistema y demostrando ya sin más vueltas la interacción de los cuantos y la materia. En un primer momento, el padre se opuso a la realidad, luego comprendió que se trataba de un hecho innegable y que debería ser estudiado y publicado, lo que le daría a la teoría de su bisabuela Nadine el lugar que le correspondía en todo el globo. La publicación despertó algo que se encontraba latente, muchos alumnos de los creadores de la teoría, sus hijos, nietos, familiares de viejos amigos y su descendencia, quienes al anoticiarse comenzaron a buscar respuesta de sus propios casos, cerca de ocho niños habían heredado capacidades similares que las de las niñas españolas, cinco de Francia, uno de Italia y dos de Portugal. La inmediatez de las respuestas y la cantidad de miembros de esa pequeña elite ayudó a María a tomar la decisión de la búsqueda de los que no estaban enterados o de algunos que deseaban mantenerlos en secreto. La punta del ovillo la obtendría de uno de sus tíos más anciano, Gerard, nacido en Francia y luego radicado definitivamente en Madrid, quien según los dichos familiares era el poseedor de la mayoría de las pertenencias de Jorge, dentro de las cuales se encontrarían quizás sus notas y los datos de toda la investigación, es mejor decir de ambas; las de la máquina y las de la teoría, aparentemente independientes y sin ninguna relación entre sí. De sus escritos se desprenderían, casi con seguridad, varios nombres de allegados que deberían conocer los alcances de la teoría, y por supuesto dónde ubicarlos, o a sus descendientes a través de sus apellidos. Gerard le proveyó, sin escatimar esfuerzos en buscar, todo lo que poseía respecto al abuelo, casi dos días estuvo revisando su biblioteca y los viejos armarios en los que guardaba las “reliquias” de la familia. -Siempre pensé que estas cosas serían inútiles, pero reconozco que debería rever el material- repetía mientras desempolvaba carpetas y cuadernos ajados. María se mudó a su casa durante ese lapso para adelantar la clasificación del material, ya que su tío era poseedor de una gran cantidad de manuscritos de su autoría ya que se desempeñó muchos años, ejerciendo su doctorado en física, como investigador independiente. Él mismo conocía perfectamente los alcances de los mentados cuantos de pensamiento, pero nunca había tratado de practicarlo, cosa que al enterarse de la notoriedad alcanzada en los últimos meses, lo llevó al arrepentimiento. La primera noche, la muchacha le preparó a su tío su especialidad, vermicellis con salsa de mariscos, lo que en verdad encantó al viejo. Luego de la cena, la amplia casona vacía se asemejaba a una clásica morada de principios del siglo veinte, grandes puertas y ventanas con pesados goznes, pisos de madera encajados con maestría por personal indudablemente idóneo, e interminables cortinados de pesadas telas color borravino, lo que le imbuía un toque señorial a los amplios recintos separados por arcos muy pronunciados. El hombre vivía solo, disponía de su prematura viudez de manera sorprendente, disfrutaba de la soledad así como se disfruta de una soleada tarde a orillas de un lago, pescando o simplemente compartiendo un rato de solaz con amigos; de forma natural, se vestía elegantemente al levantarse cada mañana y de esa forma disfrutaba de cada minuto del día. No quería que la mucama viviese en la mansión, que fue heredada de su madre, de noble familia europea, el decía que ninguna mujer merecía vivir en ella. Es por eso que todas los días a las siete ingresaba con sus propias llaves por la puerta de servicio, sobre un costado de la casona, desde hacía casi treinta años. Su esposa, Dana, falleció en un accidente automovilístico un mes después de regresar de la luna de miel, los mejores días de su vida en las playas de la Côte D’Azur, los que según el científico fueron demasiado pocos; desde ese momento decidió que disfrutaría de cada segundo de lo que restaba de su existencia como si fueran los últimos. Y cumplió con la consigna, pero nunca pudo superar la falta de la única mujer que era digna de morar bajo el mismo techo que su madre. Su vida estaba signada por la falta de las mujeres que más amó, y ese sentimiento apoyó su forma de sobrellevar los años, sobre sus espaldas pesaban ya cerca de ochenta años, según sus propios cálculos, admirablemente llevados, al punto de parecer un hombre de no más de sesenta, de físico admirable y un rostro de vivaces líneas, profundos ojos celestes, como el mar frente a Niza, la ciudad que lo vio pleno, pero un poco tristes, como fijos en un permanente anhelo de aquel momento. María pensaba que todos los objetos eran transparentes para él, que sólo veía la playa y a Dana tendida en ella. Pero no era en todo momento, se notaba en ciertos lapsos en los que no tenía nada que hacer, durante ratos de ocio. Su mente se transformaba en ese mar añorado, nostálgico se sentaba frente a la ventana; dos o tres veces lo encontró en ese trance, se alejó en silencio y con cuidado de no sobresaltarlo. -Adoro los vermicellis salseados con camarones, me hace recordar a una vieja amiga, fue una sorpresa que conozcas la receta de esta delicia- aseguró Gerard. - Puedo preguntarte algo, tío Gerard? – demandó lacónica la joven. - Por supuesto hija, esperaba ansioso el momento en que me llamaras para que te ayudara a resolver este enigma, no sabes lo feliz que me has hecho- aseguró sonriente el veterano. -Sabías que te llamaría? Cómo puede ser eso?- se sorprendió María. Ehhmm, dudó el hombre – es que soy yo quien posee todos los documentos de Jorge y su esposa, a quién otro acudirías?- aseguró escapando del atolladero oral en el cual ingresó al balbucear. -Tienes razón, a quién otro le preguntaría?- respondió la dama frunciendo levemente el sobrecejo, lo que le autorizaba a un gesto más duro. El hombre cambió de tema inmediatamente y continuó develando sus historias, narraciones que denotaban una intensa vida hastiada de vivencias. El tono de su voz se apagaba de acuerdo avanzaba en el relato, sonaba cansado, abatido, como si cada uno de sus años valiera por cincuenta. Su semblante sólo se amigaba con su entorno al recordar a Dana. María lo oía atentamente pero sin dejar de pensar en la afirmación de su tío, presumía que ocultaba algo, nunca podría saber de antemano que ella lo llamaría. -Tío Gerard!- exclamó la mujer para llamar la atención del triste narrador que continuaba hablando, casi como si deseara deshacerse de sus recuerdos. -Qué pasa?- se sobresaltó el físico. -Nada, tío, no te asustes, es que noto que me cuentas tu vida como si no te importara lo ocurrido, como si hablases de alguien a quien no conoces- explicó con ternura la muchacha. -Es que mi memoria es demasiado fiel, recuerdo perfectamente todo lo que debería haber olvidado hace años, es como si no lograra despertar de una pesadilla en la que muero mil veces, Él no me permite olvidar- aclaró el anciano. -De qué hablas Gerard? Qué has hecho de malo que es tan duro de recordar? Quién no te permite olvidar?- apabulló con incógnitas la impaciente sobrina. El ahora misterioso señor se levantó de un salto, se despidió con un seco –Hasta mañana- y se retiró casi corriendo, con largas y ágiles zancadas subió por la escalera rumbo a su habitación perdiéndose en el oscuro corredor. Una vez acostado, mirando el cielorraso, comenzó una exhaustiva retrospección de sus actitudes durante su extensa existencia. Mientras recordaba, narraba los hechos como si se estuviera dirigiendo a alguien; María, al pasar por delante de la puerta del cuarto de su tío escuchó claramente su voz y si bien no dejaba claro las fechas de los sucesos, los nombres y sitios no sonaban para nada conocidos, trató de contener el deseo de espiar, pero no pudo, se quedó parada a un lado de la puerta, en silencio, inmóvil, igual que en su niñez, esperando no ser descubierta como cuando el juego se trataba de no ser hallado, así estuvo por casi diez minutos enterándose de lo que efectivamente su tío estaba arrepentido y carcomía su esencia, su ser, o mejor dicho su no ser. Se retiró unos metros de la puerta y regresó haciendo ruido, golpeó con sus nudillos el cedro lustrado, adentro resonó como un disparo de pequeño calibre. Gerard abrió, su pijama era de un pálido celeste, le dio la impresión de transparencia, cerró y abrió sus ojos para borrar esa imagen, funcionó, la nueva visión se tornó más consistente, más llena. Retrocedió. El anciano elevó su mano y la tomó del hombro derecho, su voz sonó diferente, como si viniera del más allá, o de muy acá, si… eso era, las palabras reverberaban dentro de su cráneo, mientras lo miraba directo a los ojos y sin notar el movimiento de sus labios, tenía la sensación que las frases emergían de su oído derecho e ingresaban por el izquierdo y se alternaban de manera antojadiza, aleatoria… terminó por arrebatarle la conciencia, su cuerpo cayó al piso, el cual estaba cubierto por una alfombra de tieso buclé, como toda la parte superior de la construcción, pero su interior quedó asido por la mano del espectro, cuyo cuerpo permanecía tendido en la cama. Así, los energéticos entes estuvieron frente a frente durante unos segundos al cabo de los cuales ambos se desvanecieron formando una etérea nubosidad que perdió densidad rápidamente. María comenzó a regresar de un mundo distinto, el que observó por efímeros instantes, qué había visto? O fue un sueño? Quizás fue parte de un proceso defensivo de su mente al encontrarse desconectada repentinamente. Sin conocer lo que ocurrió en realidad, se incorporó y caminó sosteniéndose con la pared, que además la guió a su cuarto. Se recostó, trató de reconstruir lo que había percibido en un estado seudo-catatónico de rigidez muscular, obnubilada por la irrealidad de lo vivido, por la incertidumbre, por la imposibilidad de discernir entre lo que es verídico y lo irreal. Recordaba estar escuchando subrepticiamente las palabras de Gerard, luego todo se tornó oscuro, cuando vio la luz pensó que despertaba, pero sólo era un sueño, o un lugar soñado. La excesiva claridad mostraba sólo rostros de niños felices, saltando, jugando, corriendo, contó veinte, diez nenas y diez varones, asidos de la mano en una ronda que representaba el futuro anhelado por todos…no lo soñé, pensó, Él me lo mostró. Hacía frío, tomó un chal de lana que colgaba en el armario, propiedad de Dana, y lo colocó sobre sus hombros; distraídamente recogió su cabello acomodándolo hacia un lado de su cara, regresó con decisión a ver a Gerard, no podría soportar tantas horas de vigilia, debía saber. No tocó, empujó la puerta que se encontraba entreabierta, el anciano estaba aún en su lecho, dormido profundamente, su respiración acompasada acompañaba los pasos de María, se detuvo a un costado; esperó…esperó. Los párpados estaban bajos, pero la mirada del hombre parecía estar dirigida hacia ella, sintió un escalofrío al notar que en verdad él la observaba, no se percató del momento en que abrió sus ojos…a pesar del miedo que trataba de contener, estaba calma, pero alerta de los movimientos de sus manos, evitaría que la toque, ni siquiera un roce, no lo permitiría. Lejos de la ira o del sobresalto, el tío se sentó sin hablar, acomodó las sábanas y la almohada, naturalmente le solicitó a María que le alcance un cojín que descansaba sobre una banqueta en un rincón del recinto. Con voz quebrada espetó- tengo tantos años encima que no recuerdo cuántos son, quiero ser un viejo y morirme en cualquier momento, pude tener una vida y sólo conseguí morir todos los días. -Pero, cuéntame de una vez por todas por qué sufres tanto- rogó la mujer. - No puedo hacerlo…aún, el fin está cerca y necesito parecer un hombre- se resignó Gerard. - Qué me hiciste hace un rato? Cómo lo hiciste?- demandó firmemente la dama. -estábamos hablando y de repente te desplomaste inconsciente- narró el viejo. En ese momento reconoció el chal, María se retiró un paso cuando él ensayó un ademán de tocarlo con sus dedos. - Dónde lo encontraste?- requirió. - Estaba en el ropero del cuarto que me ofreciste, recuerdas? Cuando parecías un hombre normal y no un montón de ectoplasma desvirtuado. -Dime la verdad Gerard, qué está ocurriendo en esta casa? Quién o qué eres? Solicitó María, en verdad airada. - No es el momento, sólo debes apresurarte en tu tarea de hallar a esos niños, es primordial encontrarlos lo antes posible. Te ayudaré en la tarea, tengo…digamos…ciertas habilidades y amistades que te permitirán lograr el cometido de la mejor manera.- ofreció el canoso hombre. -Gerard, debes ponerme al tanto de todo, esto no se me hace sencillo, no haré nada si no me dices la verdad- amenazó la chica. -Escúchame niña, debes actuar de inmediato, la Revelación te alcanzará tarde o temprano, a su tiempo comprenderás la importancia de la situación- proclamó Gerard en forma terminante, -Ahora descansa, repone fuerzas, mañana contarás con todos los datos que necesitas para la investigación. - Estoy segura que no podré dormir- pensó para sí la valiosa mujer. -Hasta mañana, y recuerda que sólo soy un montón de recuerdos intangibles, de imágenes de felicidad, de tristeza, de amores y odios, pero todos ajenos, y ya no lo soporto, pero estoy de tu lado y Él está de nuestro lado. El timbre de calle despertó a María, sonó una vez. Se vistió y descendió las escaleras antes que la mucama le avise que requerían su presencia en la sala, cuando llegó se encontró con un elegante joven, de riguroso traje color champagne, que resplandecía como el sol en el jardín de rosas. Rojas y amarillas. Se presentaron cortésmente, se llamaba Arnaldo Collera, estrechó su mano y no la retiró, el muchacho debió levantar el brazo como al descuido para hacerle notar que aún lo tenía tomado, suficiente para que rieran por un instante, rompiendo el rigor de la presentación -disculpe, no me di cuenta- explicó María. -no es un problema que una mujer hermosa no me quiera soltar- respondió sagazmente y sin pudor Arnaldo. De su bolsillo interno sacó una tarjeta que evidentemente tenía preparada para ser entregada a la dama, en ella constaba el nombre de su compañía, International Software & Hardware Corporation, y el suyo propio como director general de la misma, cuya sede se hallaba en Londres, lugar donde fue creada. María por supuesto no entendía lo que el empresario necesitaba de ella y así se lo hizo saber. -disculpe María, puedo tutearla? Un gran amigo y colaborador nuestro nos solicitó que la asistiéramos en un trabajo que usted deseaba finalizar con celeridad extrema, es así que decidimos presentarnos y ponernos a su disposición de inmediato, fue Gerard por supuesto. - oh gracias, en verdad los necesito, como podemos hacer para localizar a esos niños?- preguntó inocentemente. - su tío nos facilitaría su oficina para que instalemos una poderosa central de rastreo, si usted está de acuerdo por supuesto- aclaró el muchacho. - tiene usted mi consentimiento, claro que lo tiene- aceptó María. Se despidieron de la misma forma, pero esta vez ella le ofreció su mano y él se la besó al estilo del caballero más galante, eso terminó por prendar a la joven aún más. Subió las escaleras para hablar con Gerard pero éste ya había salido de la casa, la mucama le comunicó que el señor había salido muy temprano y sin indicar el destino. Se dirigió a la oficina que haría las veces de comando en la búsqueda y se dedicó a rever la información que su tío le había entregado. Formuló una extensa lista de probables poseedores del don con casi treinta nombres en ella. Comenzó un arduo trabajo a través de la Red Mundial, el sistema que suplantó a Internet en el año dos mil veintiséis, debido a los grandes monopolios de información y a la manipulación de datos. Un boicot de dimensiones descomunales a través del mismo sistema originó la caída de la mayoría de los excesivamente grandes conglomerados, sobretodo de software. Las grandes empresas de venta masiva y las gigantescas creadoras de programas debieron asociarse con las pequeñas para poder seguir en el negocio, es decir, repartir las ganancias con el vulgo que hacía medio siglo que veía pasar las utilidades por las narices sin poder siquiera olerlas. Es justamente ese el problema con el cual se encontró María, las unidades de proceso venían con un sistema de encriptación tal que impedían el acceso a la Red en caso de búsqueda de personas, para tal caso, se debía enviar previamente un formulario digital y aguardar la aprobación de la búsqueda para cada una de los nombres requeridos, lo que demoraría los trámites demasiado tiempo. La mucama de la residencia, Isabel, ingresó a la oficina sin golpear, junto a ella estaba Arnaldo, el carilindo y portentoso joven, por lo menos esa la sensación que le produjo al verlo nuevamente, a quien hubo de conocer por la mañana. El hombre volvió a besar la mano de la predispuesta muchacha mientras le tomaba la otra y la sostenía sin ninguna intención de soltarla, tomando venganza del episodio risueño y aprovechando la guardia baja de la dama. Solo traía consigo un gabinete, dentro del cual, según él, se encontraba el sistema más moderno que se haya inventado hasta el momento y con el cual no haría falta la autorización pertinente para la investigación; contaba además con una protección que impedía que el equipo fuera rastreado desde el exterior. María mostró la alegría de tenerlos(al equipo y al joven) con una sonrisa compradora y sensual, de repente olvidó su timidez y aceptó la galantería discontinuada de Arnaldo que por unos instantes le hizo olvidar la tarea que se hallaba realizando. El Adonis, con algunos rasgos Narcisistas, poseía una evidente capacidad y experiencia en el trato con las féminas, aprovechando al máximo su esbelta estampa, originando en María una reacción que no había disfrutado jamás, algo como un éxtasis Platónico, un goce sin roce, una necesidad de sentirlo que le generaba la sensación de disfrutarlo inserto en ella; corrió hacia la cocina, debía alejarse de ese hombre…por ahora, pensó, no podía permitirse una situación de este tipo en casa de un familiar, y semejante tío! Se refrescó el rostro con helada agua del grifo y regresó al ruedo decidida a no entrar en el peligroso juego nuevamente. Arnaldo ya había puesto en marcha el sofisticado procesador y tenía en pantalla los nombres de veinte niños con más de un noventa por ciento de probabilidades de poseer el Don, un nombre ya generalizado entre los que trabajaban en la causa. Asombrada por la extrema eficacia no pudo más que felicitar a su amigable partenaire, tomaron nota y decidieron el curso de las acciones futuras. Gerard llegó cerca de las veinte horas, ellos habían concebido ya el plan para contactar a los padres de los pequeños, todos entre ocho y doce años, entre los cuales se encontraban ambas sobrinas de María. Le llamó la atención la precisión de los datos obtenidos, las direcciones exactas, los teléfonos, nombres de los niños y de los padres y demás datos personales que le provocaban un dejo de incredulidad en la mujer, algunas dudas, no dijo nada, había aprendido a callar. Muchos de los nombres expuestos llevaban el apellido De los Santos, cinco para ser precisos, incluidas Mirna y Violeta. Cenaron los tres, tranquilos, pero algo dentro de María le instigaba a investigar, era como un sexto sentido, una sensación que nunca experimentó; cada vez que Gerard abría la boca un escalofrío le recorría la espalda, en ese momento miraba al joven, éste parecía desentenderse de las reacciones de la chica, esquivando la mirada cada vez que la dirigía hacia él. Sin embargo volvió a callar, ahora estaba segura que algo no estaba bien, o sí, y que ella no lograba descifrar. Arnaldo se despidió como de costumbre, tomando y rozando su mano con los labios, provocándole la primitiva reacción de los humanos de erizar los vellos de la nuca, eran ya las doce de la noche, el tío se levantó y lo acompaño hasta la puerta de salida tomándolo del hombro, María iba por detrás, siempre callada, deseaba oír todo lo que se decía sin perder detalle, al acecho, alguna frase debería darle indicios de la situación. Esperó. La paciencia siempre resulta beneficiosa, no hablar de más y ser paciente son virtudes que los hombres han desestimado como armas, en la seducción y los conflictos, callar y esperar muchas veces vale más que cualquier otra estrategia más elaborada. La cita era a la mañana siguiente a las nueve, el frío comenzaba a sentirse en Madrid, los días se acortaban, y la melancolía iniciaba su trabajo en la gente, indiferente al paso del tiempo, seguras de despertar al otro día, sin pensar en el futuro, los pocos que sí lo hacían, caían en la depresión más rápidamente, los que entendían hacia donde se dirigían, deseaban no saberlo, los ignorantes y los necios vivían al margen de la realidad, no había futuro, a pesar de disfrutar tecnología impensada, la esencia del ser humano se hundía en un pantano de indolencia que no admitía sobrevivientes, quienes veían que el hombre no evolucionaba estaban tristes. No eran demasiados, ni siquiera muchos, tampoco algunos. El inexorable destino era un hecho, aún no podrían manipular lo que vendría, a los elegidos les restaba realizar el gran viaje, cuyo regreso los devolvería a un mundo nuevo y soñado por todos…y desperdiciado en un pasado de eternidad. Arnaldo era sumamente puntual, nueve menos cinco sonó el antiguo timbre, un arcaico ding-dong fuera de uso que sorprendía a todos los que llegaban por primera vez a la casa. No era el caso del joven. -Buenos días- se apresuro a desear la visita a la mucama, quien franqueó la puerta con una sonrisa. Isabel respondió con una mueca similar, como era la costumbre y además su obligación lo guió en silencio hasta la oficina, allí lo aguardaban Gerard y su sobrina, luciendo un atuendo sumamente cuidado y prolijo, como nunca antes la disfrutaron los caballeros, sobre todo el menor de ellos. Pulieron la lista para lograr una mayor eficiencia en la búsqueda, luego, al mediodía almorzaron frugalmente para poder continuar con el trabajo sin entrar en una somnolencia debida a la digestión. María sugirió tomar una taza de té y se dispuso a prepararla por su cuenta, al dirigirse a la cocina, equipada y adornada como hace cincuenta años, divisó a Isabel que se escurría hacia el piso superior, no era extraño pero algo hizo que sospeche del comportamiento de la señora. Dejó la tetera en el fuego, al mínimo posible, y fue tras los pasos de la sigilosa mucama, mientras subía las escaleras pensaba que era improcedente su comportamiento, que no debería estar haciendo eso, pero continuó avanzando, se detuvo en la culminación de la escalinata y estiró su cuello para ver a qué habitación se dirigía, ingresó a la de Gerard, salió al minuto con una taza y un pequeño platito, seguramente olvidado desde la mañana; desanduvo el camino hasta la habitación que María ocupaba momentáneamente e ingresó en ella, ésta había quedado agazapada en la escalera, pensando ya en una excusa para tratar de justificar su presencia en ese lugar, el corredor tenía unos quince metros de largo, contaba con dos habitaciones de cada lado, la curiosa muchacha puso el pie derecho en el pasillo como si viniera subiendo y se dirigió naturalmente a su dormitorio, cuando empujó la puerta, Isabel estaba acomodando el cobertor de la cama, distendida e incluso tarareando una tradicional canción española. -señorita! Pensé que estaría preparando el té!- esbozó sorprendida la doméstica. -recordé que había dejado la cama desordenada- inventó la mujer. -oh no! No estaba desordenada cuando vine, sólo la estiré para que se vea mejor, pero no me haga caso, son mañas mías- se excusó la mujer mayor. María no soportó la vergüenza de verse descubierta y decidió preguntarle a Isabel acerca de su tío. -disculpe, cuánto hace que mi tío vive en ésta casa?- salió del paso. - no se preocupe niña, nada de malo hay en él, todo lo contrario, pero es algo que no puedo decirle- volvió a disculparse Isabel. -la tetera!- alcanzó decir mientras salía disparada hacia la cocina. Cuando llegó para apagar el fuego, suponiendo que todo se vería como un auténtico desastre, encontró a Arnaldo sirviendo cada una de las tazas, la de ella incluida y con todo ordenado. Al verla aparecer por la puerta, dejó todo en la mesada, como un caballero, y se abalanzó hacia la mujer como un animal, la tomó de la cintura y la besó apasionadamente sin dejarla respirar, en verdad debió alejarlo para poder hacerlo debidamente, él lo interpretó como un rechazo y retrocedió hacia la mesada desilusionado, bajó la cabeza y se dispuso a regresar a la sala decepcionado, pero cuando María renovó el aire lo abrazó por detrás y le devolvió el ósculo en forma aún más apasionada, la infusión quedó olvidada en un rincón, anhelante de destino. En la sala, adelante del tío, ni siquiera cruzaron miradas, pero el viejo sonreía, todo salía a la perfección. Esa noche el trabajo de oficina había culminado, restaba ahora la labor territorial y por supuesto, Arnaldo se ofreció para acercarle asistencia, que fue indudablemente aceptada. Fue de esa forma que el dueto ( providencialmente conformado?) se dispuso a cumplir el objetivo: ubicar, concientizar y reclutar a los niños que iniciarían el futuro, María ignoraba aún el verdadero desenlace para el que ella misma colaboró, en la mente de Arnaldo rondaba la duda acerca de la reacción de la mujer al enterarse del divino plan, comprendería los alcances? Respondería de la forma correcta? No lo sabía, pero ahora más que nunca, conociéndola, decidió que el tiempo que todavía restaba para el final, o mejor dicho comienzo, deseaba pasarlo junto a ella y mantendría su fe en Él, pase lo que pase no dejaría de cumplir la promesa que le hiciera a Joel, quien lo entrenó y de quien obtuvo todo lo que sabe. Pablo y Alejandra, ambos nietos de Ricardo, el amigo desaparecido de Jorge De Los Santos, fueron quienes en definitiva lograron poner en marcha el oscilador del original proyecto Fénix, todo estaba preparado para la activación de los grandes electroimanes que llevaría la materia circundante a un estado de pura energía, utilizable para la obtención de recursos domésticos e industriales, suponían controlarla, pero conocían el potencial inmanejable en caso de descontrol. El único nieto de Jorge, era quien mantenía cierta distancia del proyecto, ya que conocía el verdadero interés del gobierno francés, desarrollar un arma capaz de destruir a cualquier potencial enemigo con sólo apuntar el haz unos segundos sobre el blanco. Es por eso que trató de convencer a sus colegas de la necesidad de construir una caparazón capaz de contrarrestar el efecto de succión que él suponía ocurriría una vez puesto en marcha el artilugio. Sostenía además el potencial para la realización de viajes interestelares que poseía la máquina, lo que fue ignorado por años, pero que había ganado adeptos en el último tiempo, gracias a lo cual, Paul, así el nombre del nieto de Jorge, había obtenido relevancia y renombre entre sus colegas. La confusión acerca del real funcionamiento y uso generó controversias que trascendieron lo que fue en algún momento la región europea, llegando a cada lugar del mundo donde habitaba un científico. El debate que se generó tenía dos posturas, unas de ellas era que no funcionaría como un generador, la otra que no sería posible contener tal cantidad de energía. Lo cierto es que ninguna de las dos posturas estaba transitando el camino correcto, el real y único uso era el de “el arma”, pero en lo que sí estaban de acuerdo, casi todos, era en que faltaría la materia suficiente para una reacción devastadora, es así que se decidió, luego de casi un año de pruebas y contrapruebas la puesta en marcha del gigantesco T.O.K.A.M.A.K. con fines de laboratorio experimental, a baja potencia, para observarlo en funcionamiento real, teniendo en cuenta la frecuencia inimaginada de sus osciladores. Se temía una catástrofe que sería muchísimo más destructiva que una explosión atómica convencional. Los más acertados vaticinaban el fracaso del proyecto como generador pero suponían que sería un excelente impulsor para viajes intergalácticos, meta de muchos en ese momento. Paul insistió en que no deberían iniciar la oscilación dentro de la atmósfera, eso podría desencadenar una tormenta de dimensiones descomunales debido a la succión de materia circundante y libre, diferencia de presión instantánea, en primera medida, si el tiempo fuera suficiente para el despegue, el mayor inconveniente estaría confinado a la atmósfera, pero si con esa cantidad de material no alcanzara para despegar comenzaría con el propio planeta, absorbiendo desde la superficie hasta el mismo centro de la tierra, provocando, entre otras cosas la desmagnetización y la catástrofe definitiva. En cambio, protegido con una cúpula y con el vacío en su interior, se podría dosificar la alimentación del generador para evitar los inconvenientes. Se podría entonces utilizar para múltiples aplicaciones como una fuente de energía ilimitada, ya que extraería el ciento por ciento de energía de cualquier cosa que se acerque al horizonte de eventos del aparato, por más mínima masa que contenga el combustible elegido, pudiendo ser cualquier cosa, la cantidad de energía obtenida sería extremadamente elevada; por ejemplo, el potencial energético de una nuez bastaría para alimentar un hogar durante un año. Sin embargo quedaban interrogantes sin respuestas, qué pasaría con la materia oscura en el universo, que sin lugar a dudas es la que mantiene el sistema en equilibrio? Sería convertida indiscriminadamente a energía? Ya que sería consumida al paso de la nave. Se destruiría ese equilibrio? O pasaría desapercibido totalmente? Demostrando que tal elemento no influye en el sistema. Paul suponía que llegado el momento el régimen de gobierno francés daría el zarpazo, algo otrora impensado, pero en los días que corren muy creíble, dada la forma totalitaria de llevar adelante las políticas internacionales. Conocía la forma de manejo de poder de los representantes, deseaban obtener el control de la tecnología de vanguardia, dentro de cuyos parámetros estaba sin duda el Proyecto Napoleón, el cual, dentro del campo de la física era “el logro” de todos los tiempos. El equipo de científicos franceses, del grupo de Paul, se aliaron a él de manera de evitar la concepción del arma, paralelamente comenzaron el desarrollo de una nave con la capacidad de viajar a la velocidad de la luz gracias al motor de reacción de fotones, como fue apodado el nuevo impulsor. Dentro de las instalaciones, con fondos derivados del propio gobierno regional francés y de inversores secretos privados, entre ellos la International Software & Hardware Corporation, concibieron un prototipo de El Arca, llamada así para hacer referencia a un nuevo comienzo, algo que podría cambiar el futuro, renovar las esperanzas del hombre…nunca nada más acertado. El joven nieto de Jorge era primo de María, nunca compartieron una mesa, ni juegos, sólo se habían visto una vez, nada tenían en común, el único lazo que los acercaba era el apellido. Eso fue lo que los acercó cuando la prima lo contactó como padre de un niño con probabilidad de poseer el Don. Fue de esa forma que se conocieron, compartían el A.D.N, pero no sus experiencias. París recibió a María, frío como de costumbre, con ese aroma particular en las calles del que sólo hablan quienes no viven allí, y la magia que predomina en su aire, su gente, María quedó deslumbrada por la ciudad, pero su sorpresa fue mayor aún al verse cara a cara con Paul, eran idénticos, el cabello largo de ella marcaba la única diferencia entre sus rostros de gemelos, Arnaldo quedó también absorto por la situación. El primo no conocía a Arnaldo, no sabía quien era, nunca supuso que era el director de la empresa que financiaba el proyecto apócrifo fruto de sus ideas e ideales. Fueron a casa del joven francés a conocer al pequeño Damién, de nueve años de edad y con relevantes dones especiales, aunque sus padres jamás practicaron el programa para obtener coherencia de pensamiento, a pesar de conocer la teoría perfectamente. Paul tenía dentro de sus pertenencias cientos de fotos de Jorge, y del padre de éste antes de morir, manuscritos, notas de cuando estudiaba en Argentina ayudado por unos tíos italianos. La esposa se llamaba Yael, muy curiosa y comunicativa se ofreció de inmediato a ayudarlos en la tarea, aunque sea dentro del territorio Franco; de inmediato fue integrada al equipo. Damién era capaz de conocer el pensamiento de las personas con quienes mantenía alguna relación sentimental, es por eso que sus poderes se acotaban a pocos, sus padres, abuelos, algunos tíos, dos de sus compañeros de escuela y su maestra. Su tío André, en realidad tío de su papá, era la persona con quien mantenía una relación más asidua y por ende se encontraba al tope de sus capacidades cuando estaba frente a él. El niño observaba en silencio la imagen especular de la prima de su padre cuando se hallaban juntos, no decía nada, pero lo pensaba. Mientras cenaban, esa misma noche, a pocas horas de conocerse, el niño rompió el silencio ante María. - tu tío no se llama Gerard- aseguró el niño. - como sabes que tengo un tío llamado así?- demandó curiosa la dama. -sé que tienes un tío pero no se llama como tu piensas- volvió a sonar el desafiante pero tranquilo nene. - no entiendo a qué te refieres, Damién, puedes explicarlo mejor?- solicitó María en un tono algo severo para una charla familiar. Paul presenciaba la escena sin conocer lo que tramaba su hijo, no era de molestar, así que supuso que había conectado con su prima, de alguna forma sus mentes estaban en coherencia, nunca había pasado hasta el momento que se establezca una sintonía con un desconocido, por más pariente que sea. -Damién, no molestes, si no tienes algo importante para decir- sonó tajante el padre. -pero papá, ella conoce al tío André, pero piensa que se llama Gerard- aseguró inocentemente el gurrumino. - mi tío se llama Gerard, te lo puedo asegurar, querido- exclamo María mientras Arnaldo y Yael eran pasivos observadores. - tengo una foto suya en la computadora que dejé en su propia casa, te la mostraré- dijo mientras digitaba el número de su computadora personal y ésta le contestaba enviándole a su teléfono la imagen requerida. Abrió la pantalla y seleccionó el archivo, al instante, la pantalla de la sala mostraba la foto de una persona a quien el niño señaló como su tío. - es André, lo ves papá?- decía el pequeño señalando con su dedito rígido y la mirada viva. - es cierto, es André- declaró en forma terminante Paul. El desconcierto de todos ganó el ambiente, callaron por segundos, sorprendidos por la confusión de las imágenes, las cuales resultaron irrefutables como argumentos para los dichos de Damién. -Sin dudas, tu relación con André o Gerard, como quieran llamarlo, hizo que mi hijo contacte tu mente, quizás has desarrollado algo de su percepción- aventuró Paul tímidamente. Lo cierto es que María estaba nerviosa, desorientada, pidió disculpas y se retiró a la habitación de huéspedes que improvisaron para ella, en el fondo de la casa. Comenzó a pensar, más tranquila, trató de tejer algo con un poco de sentido con la maraña enredada de hilos sueltos con que contaba. Se durmió tratando de ignorar la incertidumbre acerca de la verdadera identidad de Gerard, esto no hacía más que agregar dudas acerca del hombre. Al levantarse, debió vestirse completamente ya que el cuarto de baño se ubicaba en el extremo opuesto de la residencia, pensó que debería haber ido a un hotel, y se lamentó que quizás se perdió una noche apasionada con su acompañante, a quien no escuchó hablar durante toda la pasada y confusa velada. Al pasar a un lado de una especie de modular, en la sala, justo detrás del lugar que ocupó en la noche, observó un papel con un membrete que le resultó conocido, se detuvo y dudó un instante… se volvió y se acercó al mismo documento, cuando lo tuvo delante de su vista comprobó que era lo que suponía, el logotipo de la empresa de Arnaldo, la sigla en letras doradas y fondo verde claro: I. S. & H. C. con una leyenda en letras más pequeñas que afirmaba la localización: London. Dejó el papel y corrió al toilette, urgía hacerlo. Al salir, se encontró con Yael, quien le ofreció tomar el desayuno en la sala. -me encantaría- aceptó María. La mujer de su primo se mostró muy contenta de tenerla en la casa y le solicitó ver la lista para poder ayudarla, María asintió. Deseaba información acerca del papel de su interés, para eso debía pasar por delante y distraídamente, como al pasar, preguntarle. - déjame buscar la lista, está en mi bolso, sobre la cama, hacía tiempo que no descansaba de esa forma- mintió la muchacha. -te acompaño, nos sentaremos en la oficina de Paul a estudiarla- ofreció Yael. -me parece bien, vamos, lleva más café, quieres?- solicitó María. Con la lista en la mano se dirigieron al lugar estipulado, al llegar encontraron que Paul estaba en su escritorio, desde la noche, sin poder dormir pensando en el episodio de la foto. María había tomado de pasada el papel, al sentarse frente al primo, en un descuido, lo dejó debajo del listado que las ocupaba. Con un gesto previsto, levantó sus folios y “descubrió” el documento. -oh, conozco esa empresa, Arnaldo es el director- aseguró con una sonrisa, de aparente control cuando en realidad no tenía idea alguna de lo que estaba ocurriendo, ni sus primos tampoco, Arnaldo no aparecía. -no entiendo, cómo que es el director?- demandó Paul aún más desconcertado que en la noche. -así es, no lo sabías?- sonó irónica María. Ambos esposos se levantaron de los asientos e inquirieron a la prima, todo era un caos, no lograban comprender lo que ocurría, primero el tío y luego esto, era demasiado para tan pocas horas de relación. María se defendió diciendo que tampoco conocía la verdad de todo el asunto, decidieron llamar a Arnaldo. Cuando llegaron a la habitación, no se hallaba en ella, ni siquiera había dormido allí, o se trataba de una persona muy prolija ya que el sofá se mostraba como si nadie lo hubiera usado. Era el límite, dónde estaba el muchacho? El que aportó un poco de razón a sus palabras fue Paul, quien invitó a debatir lo acontecido. -debe haber una respuesta para este enredo, busquémosla juntos, cuando aparezca tu compañero hablaremos con él, mientras tanto deberemos ponernos de acuerdo nosotros- sentenció el hombre del grupo. La moción fue aceptada por unanimidad y puesta en marcha de inmediato. María les contó la experiencia con su tío Gerard, el poco tiempo compartido y la buena relación que consiguieron en ese lapso, como también las dudas que le surgieron acerca de su identidad. Asimismo explicó que Arnaldo le fue presentado por su tío y que se había pegado a su vida como una sanguijuela, y que se sentía atraída por él, muy atraída, pero que no dejaba de ser un perfecto desconocido. Yael le narró la relación con André, quien hacía varios años apareció en la casa donde vivía anteriormente, cerca de la Plaza de la Concordia, con un bagaje de fotos y conociendo la historia familiar, presentándose como un sobrino de Jorge, cuyos orígenes se dispersaban en una serie de parentescos incomprobables y que en verdad nadie se preocupó por ratificar- nos alcanzó con sus palabras, le creímos todo, pero ahora deberemos discernir a quién le mintió, a nosotros o a ti.- dedujo acertadamente Yael. - se tratará de la misma persona?- dudó con algo de tino María. Hablaron durante horas. No encontraban un punto en común que relacionara a todos los personajes, parecería que lograban lo contrario, más confusión. De pronto, un comentario de Paul acerca de una pregunta que le había hecho María minutos antes trajo algo de luz. - en el lugar donde trabajo tenemos la sensación de que todo se nos va de las manos, las doctrinas se mezclan, los hombres no se entienden y las permanentes discusiones generan cada vez más odio entre la gente- sentenció Paul con triste tono. María pensó que quizás se trataba de una señal, que sólo deberían descifrar lo que significaba. No lo dijo, volvió a callar. El timbre los devolvió a la realidad, Yael abrió la puerta detrás de la cual aguardaba Arnaldo con cara de vergüenza, lo hizo pasar. -buenas noches- saludó displicente. -siéntate.- ordenó María enojada. -hablé con Gerard- balbuceó el recién llegado. -o André- espetó Paul en tono no muy amable. -cuéntanos la verdad- requirió María. - mi nombre es en verdad Arnaldo, soy el director de la empresa que ustedes conocen, ambos, pero además pertenezco a una hermandad, ya milenaria, lo cual es mi principal y más importante actividad. El objeto de La Hermandad de los Custodios es hacer prevalecer el plan divino, nosotros fuimos los responsables del regreso de Jesús hace casi cincuenta años, fuimos los delegados por Él para encargarnos de mantener en funcionamiento Su proyecto, conservamos en nuestro poder El Último Testamento, escrito por José de Arimatea y le incorporamos las palabras que el mismo Jesús le dictó a Joel, quien fuera el mentor de la nueva Hermandad y su padrastro- Mientras hablaba, todos mantenían la boca cerrada, sólo escuchaban. -debo decirles, para su tranquilidad, que Gerard es un colaborador muy especial de todos nosotros…muy especial, pero el encargado de dar a conocer su identidad debe ser él mismo. Si así lo desea. Ustedes y sus familias fueron elegidos, o destinados por Él para ser parte de Su plan, si me lo permiten, debo explicarles con todos los detalles lo que sucederá y que es sumamente importante que conozcan como a sus propios rostros. Es menester que lo conozcan ahora, demasiadas dudas han surgido ya, es tiempo de revelaciones. -Paul-continuo Arnaldo-tu serás el encargado del viaje, te ocuparás de que el viejo Proyecto Fénix resurja, pero no como un arma ideada por un grupo de locos durante la segunda guerra, sino como el vehiculo que salvará a la humanidad de su propio accionar, de su estupidez, de su envidia… y de su odio hacia sus propios congéneres. Paul respondió de inmediato- estás loco, quién te has creído que eres? Venir de esa forma petulante ostentando cargos divinos y dar órdenes sobre supuestos planes que yo! debo llevar adelante sin tener idea de quien eres y qué tramas! Yael reaccionó de la misma forma, levantando la voz y así, a los gritos reclamarle cordura. María en cambio escuchó sin preocuparse, cuando los alaridos disminuyeron, les pidió calma a todos y tomó la palabra. -escúchame, debes demostrar que lo que nos has contado es cierto, es verdad que han estado ocurriendo hechos de los cuales no tengo explicación racional, pero me doy cuenta que se acercan tiempos decisivos para el hombre, como especie. Trata de avalar lo que has dicho, ahora! En este momento!- exigió María. Arnaldo bajó la cabeza y les pidió algo de tiempo, una noche, quizás dos, que recibirían la Palabra, era su única garantía. -deben creer para poder llegar a Él, no sean necios, deben agradecer que Ha fijado sus ojos en ustedes, yo…ya no pertenezco a este mundo, es de ustedes…no lo dejen escapar. He terminado mi trabajo, he tenido suerte de servirlo, con gusto lo haría de nuevo, nunca lo he oído, ni lo he visto, siquiera lo presentí, pero Él se encuentra acá, junto a nosotros, dándonos una nueva oportunidad, no la desaprovechen. Pedro II sabe, él está al tanto de todo, podrían creer en la palabra del Papa?- finalizo el muchacho con lágrimas de emoción en sus ojos. María se acercó con la intención de contenerlo, pero él se incorporó y se corrió hacia la puerta de salida -mañana por la mañana temprano volveré- aseguró sin voltearse mientras se iba. Durante la noche nadie logró dormir, de uno en uno se encontraron en la sala con la excusa de una taza de café, conversaron con tranquilidad, parecían una verdadera familia. El pequeño dormía plácidamente, su cuarto era su mundo, temía relacionarse con la gente, trataba de no cultivar los sentimientos para no verse obligado a meterse en sus vidas, en conocer sus secretos, sentir lo que ellos sienten, amor, odio, vergüenza…temor. Eran las cinco en punto cuando comenzaron a oír a Damién, primero suave, como un susurro, supusieron soñaba, luego el volumen de sus palabras se fue elevando, no comprendían lo que decía, Yael corrió a la habitación para asistirlo, cuando llegó estaba durmiendo, lo zamarreó, deseaba despabilarlo para que le narre lo acontecido. El niño se despertó de inmediato, abrazó a su madre y dijo- mamá, Jesús estuvo acá- - era el señor que vimos en la tele, te acordás?, vos me dijiste que no había muerto, está o no muerto?- preguntó el nene. Nadie supo qué contestar, los demás miraban desde el pasillo, en silencio. -Me dijo que papá me ayudaría a llegar a Él y a su Padre, que todos los niños de la lista iremos juntos, que nacimos para salvar a todos a través de nosotros- aseguró de manera vehemente casi sin respirar. -los chicos no mienten- agregó María en apoyo a las palabras de Arnaldo y decidida a colaborar, esto bastaba para su convencimiento. - de qué lista hablaba Jesús, mamá?- preguntó Damién, sin pensar en el significado de lo que decía. En verdad se convencieron, no podría haber escuchado la conversación, el lenguaje, fue la Revelación, pero…si Paul sería el encargado de llevar adelante el viaje, por qué o se le presentó a él?, pensaron todos. En la mañana, Arnaldo llegó y junto a él, la respuesta al interrogante. - es que no demostró la fe que debía colmar su corazón, les adelanté lo que vendría o no?- desafió el joven, ahora recompuesto de su recaída nocturna. -cuéntame más- solicitó María, volviendo a la admiración con que trataba al joven. Abreviado, por supuesto, el Hermano guía, comenzó con la historia desde la última cena, el viaje hacia Britania, los vikingos, el Cáliz, Franco, quien fue el Elegido, Verónica, hasta llegar a Jesús, y su muerte, su asesinato, y por último, las palabras que pronunció ante Joel. Fue allí que reconoció que ya contaban con la lista de los niños, de todos, y los demás datos pertinentes para su localización, y que fue le mismo Mesías quien se las facilitó, justamente a su padrastro, el hombre que ayudó a criarlo y lo quiso como si fuera su propio hijo, junto a su Madre, el valiente Joel. Entonces, pronunció Paul la pregunta obligada. - cómo sigue esto?- No es fácil de realizar pero es sencillo de comprender, deberás finalizar la nave antes del treinta y uno de diciembre del dos mil cincuenta. Deberemos contar con los veinte niños, sus padres deben estar de acuerdo para realizar el entrenamiento previo al despegue. El propio funcionamiento del propulsor estará en manos de ellos, si, de ellos. Sin la voluntad conjunta de todos los pequeños la nave no podrá despegar. Seis meses antes, como mínimo, deberán ejercitar sus poderes y potenciarlos para alcanzar un estado utópico voluntario, sin que sus vidas corran riesgos. Generarán, entre todos, la energía que le faltará al impulsor mediante la transformación de la materia en energía, gracias a sus propios cuantos de pensamiento lograrán crear el séptimo Quark, o mejor decir descubrir para los ojos del hombre, esa última partícula relacionada directamente con la voluntad divina, exactamente lo que Dios escondió del alcance de los hombres para que no puedan arruinarlo, como hicieron con todo lo conocido. - es verdad, aseguró Paul, en una de las notas de Jorge vi un siete encerrado en un círculo junto a un signo de interrogación. No, no era en el cuaderno de Jorge, se trataba del de sus tíos, estaba en la hoja dedicada a la clasificación de las partículas, él supuso la existencia de una séptima partícula aún no descubierta; debo hacer unos cálculos, necesito mi procesador personal- -cuánto demorarás?- demandó esperanzada María. -un par de horas, creo- aventuró el científico. Pedro II desayunaba en la residencia de Castel Gandolfo, una afección pulmonar lo había separado de las obligaciones por unas semanas; el hombre, nacido en mil novecientos setenta y uno, estaba cansado, tantos años en el manejo de la Iglesia habían casi terminado con su fuerza de voluntad y reacción ante los avances de los diversos frentes antagónicos, internos y externos, grupos económicos, políticos y hasta gobernantes de las Naciones Unidas, él conocía perfectamente quien era cada uno de ellos y los manejaba de la mejor forma posible, de una manera que deja contentos a todos, negociando. Negociaron luego de llevar la Santa Sede a Israel para que Roma no pierda prestigio ni nombre, debió crear, como en tiempos de los Césares, una sede Occidental para lograr mantener la cohesión de todo el Imperio, digo la Iglesia. A cambio recibió la promesa de no soportar presiones que lo desestabilizaran en los primeros años de reinado. Luego, al conocer su capacidad negociadora, o comercial, como algunos preferían, comenzaron a llover ofertas de inversiones non sanctas que fueron rechazadas sistemáticamente en su totalidad, menos una. La Hermandad fue la institución seleccionada por S.S. para dirigir determinados y cuantiosos fondos, legalmente por supuesto, destinados a financiar la última campaña del Jefe sobre este mundo, por lo menos como lo conocíamos hasta la fecha. Es por eso, que Pedro duró tantos años en el tope de la lista santa, saber decir no en algunos casos y aceptar en los que correspondía hacerlo, algo para tener en cuenta…pero estamos en el último segundo de existencia, ya es tarde. Es tarde? O deberíamos finalizar con la frente alta y dejar nuestro mundo mientras tratamos de ser mejores? Llevó el auricular a su oído izquierdo, una infección le perforó el izquierdo, ya estaba acostumbrado, y llamó a Arnaldo, quien lo atendió agitado. -si, S.S, qué desea?- ofreció el hermano. -hijo, tienes que apurar las cosas, hablaste con los Elegidos?- preguntó calmo el Papa. -si Padre, ya lo hice, todo salió casi bien- sentenció Arnaldo mientras bajaba la cabeza, aceptando la culpa del “casi”. - cuestión de fe- agregó el joven. -apenas queda un año, urge la confluencia de los factores, ordenados, a tiempo, en el sitio correspondiente, tú sabes eso, debe ser perfecto, debes poner todo de ti para que Él ocurra. Utiliza todo lo que hemos obtenido, todo lo que has ganado con la empresa, todo lo que puedas pedir prestado, pero hazlo, hijo, no tendremos otra oportunidad- rogó en cordial tono Pedro II. Cuando terminó la comunicación, caminó hacia sus aposentos, señoriales habitaciones lujosamente ornadas, con pisos relucientes como espejos pulidos por la muñeca de Dios, y vestido como estaba se arrojo a la gran cama, apagó las luces y comenzó los ejercicios pertinentes para lograr la concentración que lo alcanzaría a un estado utópico, con veinte años de experiencia conocía más allá de la existencia, vio la muerte sin morir y decidió la forma en que lo haría, no temía, sabía hacia donde se dirigiría…la eternidad sería su nuevo mundo, mitad espacio, mitad tiempo, o si se quiere, todo espacio, todo tiempo. Su cuerpo material le daría lugar a su energía, y estaba seguro de poder manejarla. Jesús ya había hecho contacto con él, lo esperaría ansioso hasta que culmine su labor terrenal. Pasaba días sin salir de su habitación, todo o casi todo lo sabía, dejaba su cuerpo sobre la cama y recorría en forma esencial los lugares que le interesaban y debían ser visitados a instancias del Plan. Decidió esperar los acontecimientos. Retaba o instigaba a Arnaldo para que no ceje en su deber, pero sabía que todo ocurriría como era debido. Esa noche, mientras descansaba, percibió una presencia que hacía mucho tiempo no se le acercaba…notó un destello, clásico por la gran energía en emanación al alcanzar una materialización casi perfecta, por no decir realmente perfecta. -Pedro, soy yo, Gabriel, me reconoces? -por supuesto, ven siéntate a mi lado, dónde has estado haciendo de las tuyas últimamente? – preguntó amablemente el anciano. - por estos días mi nombre es Gerard, quizás mi última representación en esta obra! -ah, ah, ah, claro, entiendo, estuviste arreglando todo con Arnaldo sin decirle quien eras en verdad, continúas divirtiéndote a costa de nosotros, los mortales?- demandó sonriente y en tono de sorna el Papa. - debí hacerlo de esa forma, ellos deberían tomar algunas decisiones, sabes que de otra manera no serviría- aseguró el Arcángel. - debo comunicarte que eres el elegido!- espetó grandilocuente el ángel. -para que?- preguntó curioso el Romano. - serás mi sucesor, o por lo menos mi colega tus próximos dos mil años propios! Jesús vendrá por ti.- agregó Gerard o Gabriel. - entiendo, así es como funciona todo?- demandó el sacerdote. -y por qué yo?- continuó. - sabes que luego del fin vendrá el comienzo, conoces perfectamente el sistema y hasta te encuentras familiarizado con la coherentización del pensamiento, el futuro del hombre estará determinado por eso, todo lo superfluo gozará exactamente de esa condición, y lo esencial será preponderante en la forma de actuar de los habitantes. El nuevo Paraíso espera por ti, por ellos, por todos, ya existe si así lo deseamos. Tus etéreos periplos parecerán insignificantes historietas ante la magnificencia del nuevo mundo. Tiempo y espacio se funden en una magnitud, con nada comparable ergo no mesurable, cada uno conserva sus propias y particulares singularidades físicas y mentales. En este sistema energético, la mente sostendrá al cuerpo, el cual, enemigo de la eternidad, pasará a ser estrellas- describía entusiasmado Gerard. Pedro escuchó atento el relato, muy instructivo por cierto, pero las dudas anegaban su intelecto estructurado y socialmente diferente. -Qué pasará con las familias? Con las instituciones? Con los gobiernos? Países? Las doctrinas?... el amor?- exclamó apesadumbrado el Sumo Pontífice. - nada será diferente, dependerá del inicio, de lo que los primeros decidan, pero puede ser distinto si así lo desean. Seguirán haciendo el amor y concibiendo como lo hicieron siempre, sólo que los sufrimientos no tendrán cabida. Imagina que la lluvia comienza a caer, tibia, tentadora, en el momento justo que quien amas te acepta; que tu hijo convierte un gol cuando tú llegas al estadio. Donde no existen ni el pecado ni la maldad porque todo lo que un ser humano puede anhelar se encuentra tan “cerca” como la velocidad de un pensamiento. Recuerda que la coherencia funciona únicamente con pensamientos positivos, se anula con los malos, y abre un túnel independiente de datos al lugar que tú ya sabes con las consecuencias que también conoces- finalizó Gerard mientras su cuerpo tangible mutaba a pura energía gobernable. Pedro se despertó agitado, en verdad no sabía si él había estado en otro lugar o en su propia cama, sonrió pensando- ya aprenderé. Reconoció el estilo de su viejo conocido, le hizo recordar a su amigo Jesús, y comprendió, recién en ese momento el secreto de todo, Dios era energía pura, latente, que desarrolló la capacidad de crear, es por eso que el proceso llevó tanto tiempo, del barro a la esencia elemental, en el medio la vida y muerte de millones de cuerpos, de hombres que sin saberlo aportaron lo suyo al destino, sólo viviendo y cumpliendo con la efímera tarea de perdurar sobre la tierra. Todo se trata de equilibrio energético. -eso es! Todos tenemos parte de la energía primigenia divina, y cada persona que nace absorbe una ínfima cantidad. En cambio en los fallecidos, queda libre, en su forma original, regresando a la fuente, conformando el Dios en que todos o casi todos creemos. Entonces, el estado utópico del último instante antes de morir funciona de forma tan simple y sencilla como la cohesión molecular del agua, por ejemplo, es tan grande la afinidad de sus moléculas que se atraen de manera extrema, de este modo, la energía de cada persona es extraída o succionada arbitrariamente por la energía de mayor magnitud, es decir la de Dios, para formar parte de lo que conocemos como el “Cielo”. -Sería esa la verdad? - -tierra y cielo serían una sola construcción? -es ese el fin último del plan divino? -por qué tantas vueltas? Por qué el camino largo? -en verdad se respeta el libre albedrío! Existe! Aleluya!- festejaba Pedro mientras ponía en orden sus elucubraciones. -No sería tan malo después de todo, pensó el Papa. No pudo dormir, estaba eufórico, conocía a Dios, sabía de qué se trataba, pero le quedaba una sola duda… -Si el sistema sólo funciona con pensamientos positivos, qué pasa con los paquetes de pensamientos negativos enviados desde el Génesis? El “Averno” no es más que energía de sentido contrario, que se opone a la causa que la creó. Si! Formó parte alguna vez de la misma original y paternal constelación energética Creadora, pero no posee la fuerza suficiente para competir con la Gran Fuerza, y es por eso que tampoco puede ser destruida, sólo contenida. Paciente, aguarda el momento para asomarse a este mundo físico, claro, cada vez que el hombre renueva su camino de odios globales, casi permanentes, absorbe la energía emanada por la humanidad y fluye, no es al revés! Siempre pensamos que el demonio nos hacía caer en la tentación, nosotros lo creamos y lo alimentamos! Dios mío! Pero por qué Jesús no fue más claro conmigo?, con todos? Por qué sencillamente no dice Así Sea! Hágase una nueva Creación! La voz de Jesús sonó desde el espejo frente a su cama, podía verlo muy claramente, no le dio ningún indicio antes de aparecer, de hacerse presente. -qué pasa con tu fe, amigo?- sonó con su inconfundible voz. - Jesús, estás acá! Te he extrañado amigo. Es que acabo de comprender la Verdad, Tú verdad, Su verdad, gracias a Gabriel que me iluminó pude adivinarlo. -no lo has adivinado, se te ha revelado, Pedro, sabes que nada es casualidad!- sentenció Jesús. -si Señor, tienes razón…pero…es como yo pienso que es? Por favor, dímelo.- rogó el Papa. - así es amigo, siempre ha sido así, venimos de la eternidad y hacia ella nos dirigimos, esa es la única verdad.- afirmó el Mesías. -Amigo, dime…. -escucha-interrumpió Jesús- no existen los caminos cortos o largos, solo los correctos e incorrectos, el mi que mi Padre le mostró a sus hijos fue el correcto, si tu quieres llamarlo el más largo, es que no entiendes, Pedro.- sentenció Jesús con firme tono. -no me quiero justificar, Maestro, pero soy un hombre, siempre lo he sido y supongo que pase lo que pase, siempre lo seré, la incertidumbre es humana- se defendió Pedro. -tienes razón, pero no en este campo, sólo sirve la fe, es positiva hijo, entiendes? falta poco para el Comienzo, detesto llamarlo el final- auguró Jesús. - prepárate y prepáralos, a todos ellos, asístelos, enséñales, no los dejes solos, dependerán de ti y de tu gente, de María, de Paul, de Arnaldo, ellos estarán también contigo. Deben hacerlo a tiempo pues el Negativo continúa absorbiendo energía, la última que le restaba la utilizó durante mi segunda venida, debes evitar que acumule la esencia de esa pobre gente perdida en la inmensa eternidad, haz tu trabajo a tiempo. Sus engendros son movidos con parte de esa energía, con cuerpos de ectoplasma, ten cuidado! - enseño el Maestro. Simplemente desapareció de la vista de Pedro, quien decidió de una vez por todas, descansar unas horas. Durante un año, hablaron con todos los inscriptos en la lista de Arnaldo, lograron que los padres los cedan para la instrucción, le devolverían hijos distintos, con poderes descomunales pero concientizados en el deber de saber utilizarlos, llamó la atención la buena predisposición de las familias. Jamás supieron la verdad de tal reclutamiento, jamás volvieron a verlos. Mientras, Paul y su equipo finalizaron un prototipo del navío interestelar destinado a llevar en su interior a los pequeños elegidos. Se trataba de un módulo de unos cincuenta metros cuadrados, el cual, supuestamente sería el corazón de una estación espacial en Marte. El impulsor fue fabricado de acuerdo a lo indicado por Jorge y mejorado por el mismo Paul. El equipo de científicos que lo acompañó estaba comprometido con la causa, tanto como buena parte de la gerencia. Según sus cálculos, la nave debería despegar desde la tierra directamente, es decir, no podría ser remolcada fuera de la atmósfera por la gran masa del equipo motor. Dentro de la misma, veinte compartimentos diseñados especialmente con sistemas de hibernación daban la idea del real uso de las instalaciones. Sin embargo, para Paul, a pesar de ser quien lo construyó, suponía que no alcanzaría la energía suficiente para llegar a conseguir lo que deseaban, es decir, desconocían la séptima partícula que le brindaría al sistema la verdadera y desconocida potencia para entrar en la segunda etapa de funcionamiento, el despegue. Los eventos se deberían dar de forma imprevista, al energizar los arrollamientos toroidales con un alto voltaje de tremenda intensidad y fluctuante debido a una frecuencia del orden de los miles de yottahercios, antes nunca alcanzados ni soñados siquiera. El acelerador funcionaría perfectamente, pero no pasaría de plasma, sin duda más denso, pero plasma al fin, los niveles de energía no cambiarían, al llegar al tope, el llamado principio de entropía, es decir la energía que no se incluye en el proceso de transformación termina por reducir el nivel total de energía haciendo que el proceso recomience indefinidamente, sin conseguir el resultado requerido. En realidad Paul no comprendía la forma en que el peculiar motor despegue a la velocidad de la luz. La sinergia es el resultado de la integración de elementos que es muy superior a la suma de los dos o más componentes originales. Era el problema y la respuesta a la vez, para el efecto propuesto se necesitaría un nivel muy superior a lo que se podría lograr con lo que contaban, estaba claro, era imposible…para un hombre común. Arnaldo fue a casa de Paul, con la excusa de revisar los datos de los niños, tuvo una charla a solas, donde le explicó detalladamente el plan, debía saberlo, debía estar al tanto de la destrucción que se llevaría a cabo, él mismo debería morir en pos de lo nuevo, era una decisión terrible. - lo que me dices es una locura!- afirmó Paul. - no Paul, es el orden divino, todos estamos afuera, sólo esos veinte niños serán salvados, nosotros viviremos en ellos…escucha… Arnaldo le explicó todo lo que Pedro le contó, la charla que tuvo con el mismo Jesús, las revelaciones sobre todo, lo que vendrá y como vendrá. -ellos serán nosotros, todos seremos ellos, si así lo entiendes, debes confiar, debes tener fe; si no lo haces tú quizás todo se eche a perder, ayúdanos, por favor! - imploró Arnaldo. Paul se levantó, se tomó el mentón, su marca registrada cuando decide algo, y caminó por unos minutos alrededor del escritorio hasta que se detuvo frente al muchacho que lo observaba serio, dubitativo, inquieto, expectante. - lo haremos, arriesgaré todo por los niños!- aseguró Paul. - gracias, ahora puedo respirar.- suspiró el hermano. Salieron juntos de la casa, caminaron juntos hasta el vehículo de Arnaldo, quien se marchó velozmente; el otro continuó hasta la esquina con intención de caminar un poco y meditar sobre lo que sucedería, los pequeños elegidos estaban ya en condiciones de comenzar el entrenamiento definitivo, el vehículo estaba listo, él estaba decidido, todo estaba preparado para el fin del mundo, para el desastre creado por el hombre e ideado por el mismo Dios, quién sería en verdad el culpable de todo, él o Él? Se le puede pedir al hombre, tan pequeño, que se agigante para alcanzar lo máximo? No es una empresa que nació quebrada? Continuó su camino hasta llegar al laboratorio, casi una hora de rápida marcha le hizo bien, respiró profundo y se recompuso, después de todo fue Dios quien golpeó a su puerta, supuso que sabría lo que buscaba, se puso a trabajar en los detalles. Entendió al fin que serían los niños quienes contribuirían para que la ansiada y requerida sinergia se haga presente y le brinde el impulso necesario. La concentración del grupo completo en el momento oportuno le conferiría al conjunto el elemento que aún restaba. Entonces se preguntó, los cuantos conforman el séptimo quark o se generaría dentro del aparato? Comprendió, o creyó hacerlo, que funcionaría como un agujero negro, lo que sería expulsado sería sin duda un chorro de ese séptimo quark indeterminado y que impulsaría la nave en forma instantánea a velocidad cercana a C, pero no a través del espacio, sino a través del tiempo, lo que determinaría que no haya riesgos físicos para los tripulantes, sería como una teletransportación energética de la materia hacia un punto del que al retornar, incluso a esa velocidades, habrían pasado en la tierra millones de años; un escalofrío corrió por su espalda. Apenas unos años habrían pasado para los niños. Ese proceso le cerraba muy bien, así sería el fin de la humanidad tal como la conocemos, un agujero negro en la sala era demasiado, la destrucción sería total, no se trataba únicamente de la atmósfera lo que se perdería, quizás una gran parte de la masa del planeta; se debería poner en marcha e ir aumentando la potencia paulatinamente hasta el momento de lograr un estado utópico con la meta en común, eso reforzaría la reacción y le daría la posibilidad para que se forme el horizonte de singularidad del agujero, es en ese momento cuando ya todo pasó, tan efímero, tan fugaz, nunca se enterarían de los daños sufridos, lo que si era sabido es que la vida se acabaría en el mismo instante, para volver a comenzar con el regreso de la nave, el arca, a una nueva tierra, virgen, inexplorada, sedienta de humanidad. Temió, por un momento, que nada resulte de esa forma, pero se trataba de Dios, su Dios, lo eligió a él, a sus hijos…fue entonces que se preguntó – cuanta veces ocurrió esto? -Somos los únicos en este vasto universo? -por qué niños? Por qué no salvó personas completas, con vivencias, con historias, que recuerden el mal que el hombre se hizo a sí mismo y a sus semejantes? Se respondió a si mismo de una forma contundente, era claro, los niños representan inocencia, candidez, sus energías eran vírgenes en todo sentido, libres de influencias pestilentes, casi libres de la condenada humanidad; recordó los días en que se despertaba y sus hijita más pequeña amanecía a su lado, mientras ella dormía despreocupadamente, el la abrazaba y confundía su respiración y sus ritmos vitales con los de la criatura, coordinaba sus tiempos con los de ella, la abrazaba fuerte, la contenía y sentía como la energía de Mirna, el campo que ésta producía interactuaba con el propio estabilizándolo, brindándole una paz que no lograba de otra forma, simplemente se sentía pleno de amor y felicidad. Es evidente que la coherencia es alcanzada con mucha más facilidad por los querubines, gracias a la ausencia casi total de influencias negativas. Nota del Autor : A los lectores le recomiendo que realicen el ejercicio que Paul acostumbraba a hacer junto a su hija, en verdad funciona. Luego continuó con su pensamiento- Han explicado hasta el hartazgo diversas teorías sobre una indeterminada cantidad de universos paralelos, jugando a las escondidas entre ellos y con nosotros, tratando de escabullirse de la vista y la de cualquier tipo de percepción que los delate; un Creador para cada uno de ellos? Desechó las confusas elucubraciones y se dedicó a ultimar, esta vez sí, los detalles finales, quedaban apenas dos meses para que parta el contenedor de la raza humana. Con la tarea cumplida y el grupo de niños en la sede de la Hermandad, en la capital británica, a salvo de los ataque de las hambrientas muchedumbres, María deseaba confraternizar un poco más con Arnaldo, quien se había mostrado esquivo desde el episodio en casa de Paul, no parecía enojado, sólo distante, como avergonzado. Decidió llamarlo e invitarlo a su casa de Madrid, nunca sospechó que el alejamiento del joven se debía a la culpa que sentía de no haberle contado toda la verdad acerca del proyecto; el visor del teléfono mostraba una sonriente faz del lado de María y una decaída mirada del otro lado, de todas formas el muchacho aceptó la invitación, tomaría el avión esa misma noche, debía además convenir algunos puntos con Gerard. Por la mañana se presentó tímido en el monoambiente de María, ella sólo lo usaba para ir por las noches a dormir, soñaba con una casa con parque en las afueras para que sus hijos corran respirando aire puro, ni siquiera los gigantescos absorbedores de dióxido de carbono lograban purificar la pesada atmósfera que rodeaba toda la ciudad, no daban abasto, quedaban algunas tierras puras en el sur de lo que fue América, en el centro de la zona africana y quizás algo en el sur de lo que fue Asia, el clima había colapsado, inundaciones y sequías que duraron años terminaron con las tierras cultivables de casi todo el globo, los polos dejaron ir parte de sus hielos, y el mar anegó en forma permanente demasiadas zonas ribereñas, se perdieron muchas ciudades y sus pobladores debieron realizar un éxodo hacia zonas más altas, poco a poco la tierra cobraba la imprudencia de sus arrendatarios, una causa más para el propietario muestre su disgusto. El principal alimento mundial se transformó en un compuesto vitamínico sintético similar al de los astronautas del siglo veinte, algunos afortunados conservaron en buenas condiciones pequeñas parcelas de tierra y extraían de ella algunos productos naturales que adosaban a la incompleta dieta, en las campiñas de todas la regiones, aún se criaban animales de corral, y se cultivaban las especies más beneficiosas, con una selección controlada por el gobierno, todas las producciones agrícolas pasaron a manos del estado y por ende a su administración, la tecnología se centraba en volver más productivos los áridos campos de labranza y cría. Una Confederación de Naciones comenzó a tomar auge en contra de la mala administración de Las Naciones Unidas, institución con muchos años de existencia pero víctima de todas las confabulaciones destinadas al gobierno de pocos y a su beneficio, tantos años de negociaciones, de concordancias, de aunar metas, fueron tirados a la basura por la avidez de riquezas y poder de algunos que pretendían el control absoluto del planeta, administrando los recursos, sobre todo alimentarios. Por lo demás, todo funcionaba como siempre, descubrimientos tecnológicos casi todos los días, sobre diversas especialidades se sumaban al bagaje existente, a paso firme el hombre se dirigía a la debacle de la raza. Como se preveía desde los años veinte( dos mil veinte) las religiones perdían adeptos que eran captados por pequeños grupos de ayuda, un proceso que diezmó hasta la fecha el número de feligreses de los principales credos, dada la insensata globalización, sin control, sin medida, sin razonamiento ni estructura que la sostenga debidamente, los creyentes se dispersaron de sus lugares de origen y dicha disgregación, provocó el descenso de densidad de de las religiones mas tradicionales, las migraciones interminables y continuas en busca de mejores condiciones de vida le devolvieron al hombre, en los últimos años de su existencia, su original forma de subsistencia, regresaron a su condición de nómades. Rebajados socialmente, culturalmente, tecnológicamente e incluso por hambre, generaron nuevos polos de aglomeramiento demográfico de acuerdo a las principales necesidades no cubiertas, es así que en primer término debían procurarse el alimento y luego la vivienda, las grandes urbes donde aún reinaba la paz social, comenzaban a ser asoladas por hordas de hambrientos conquistadores de una raza indefinida, sin una creencia religiosa determinada y con seria intenciones de quitarles todo lo que podían, el estiaje de la condición humana no se dio por ejércitos armados, por bombas atómicas ni peleas interplanetarias, lo iniciaron las luchas de la gente que menos porción de pastel manejaba, sin piedad, la muerte asolaba la superficie terrestre, había ya zonas en las cuales no existía el más mínimo orden, el suelo sólo brindaba emanaciones gaseosas saturadas de tóxicos. Paul desconocía si era todo parte del desenlace establecido o era fruto del propio hombre, inteligentemente decidió que el fin acaecería de igual manera, Dios deseaba evitarles el sufrimiento de verse menos humanos. -buenos días María- saludó secamente Arnaldo, con recelo de su propio comportamiento. -con el picaporte aún en la mano, María invitó al hombre a incesar, no deseaba explicaciones, él las quería dar, callado, esperó que ella tome la iniciativa de la conversación y hallar el momento justo para pedir disculpas y darle el conocimiento que debía haberle dado meses antes. Aceptó la taza de té que le ofreció María, se acomodó en el futón que, como único mueble en el que se podía hacer una siesta, predominaba cual monarca en la pequeña sala. Mientras se alejaba hacia la pequeña kitchenette, el joven pensaba en la experiencia que vivieron en la que un simple té fue protagonista, deseaba repetirla y culminarla, pero su culpa podía más, se acercaba el fin y él no tendría las…agallas para decirle a María que la amaba? No lo hacía en ese momento y no lo haría jamás, se levantó lentamente, como degustando la idea de poner sus manos en las caderas turgentes de la desprevenida y expectante chica quien enjuagaba sus tazas sin descubrir que su hombre, sigiloso, acortaba distancias con intenciones bien definidas. Suavemente apoyó la palma de su mano derecha sobre la espalda de la joven y su mano restante asió con fuerza la cintura, ella dejó la taza sobre la mesada y apoyó las manos en el borde, desde el centro de comunicaciones de la vivienda, surgía una melodía interpretada por ella misma con su chelo, grabada dos años atrás, quedó quieta, la falda que usaba comenzó a ser levantada, ella separó las piernas, pensaba que todo ocurriría como lo había soñado, su corazón latía ardiente, clamaba sangre que lo colme, se sentía flotar en el aire, de pronto, la giró y la besó en la boca, siguió por su cuello, ella apretó los glúteos de Arni, con ambas manos, su pierna se elevó hasta la cadera del joven y…sintió que algo se había cortado, lo miró a la cara y las lágrimas caían a por las mejillas de un hombre sin consuelo, se disculpó y se sentó en una banqueta, se tomó la cabeza y tomó aire… María se paró junto a la mesa y le acariciaba los cabellos y la nuca. -qué nos pasa?- solicitó. -te quiero María, pero no puedo dejar de pensar en lo que viene, perdóname mi amor- sollozó mientras la abrazaba a la altura de la cintura y apoyaba la cabeza en el abdomen chato de la comprensiva mujer. -qué es tan grave que nos impedirá ser felices?-demandó impotente la dama. -Dios, Él nos separará- sollozó nuevamente el muchacho. -no comprendo, todo ha salido como Él manda, todo está dispuesto, los niños están en la última etapa del entrenamiento, todo está en orden, explícate mejor, por favor!- exigió María. Arnaldo comenzó el relato, pero esta vez con todos los detalles, incluido el final del camino del hombre. - nosotros fuimos elegidos para ayudar a que se concrete, pero pereceremos al igual que el resto…un nudo en su garganta le impedía continuar, hizo un esfuerzo…una pausa…apenas logró continuar, no podremos compartir nuestra vida, te deseo, te amo, y nunca seremos felices juntos, es justo?-preguntó a media voz. - Arnaldo, ya lo sabía, Gerard se me presentó anoche…no sé…de la nada estaba sentado a mi lado, yo no entendía, pero él me lo hizo ver, amor, no digas nada, disfrutemos lo que nos queda de tiempo, te propongo nuestra propia eternidad, quiero compartir mi vida contigo, este amor perdurará más allá de la muerte, sabemos que así será, vivamos a pleno la vida que nos queda, juntos, así lo desea Él- declaró emocionada María. - es verdad, conoces la teoría? Si no la conoces te entrenaré, haremos que nuestra historia trascienda los límites de la muerte!- gritó fuerte el valiente joven. Ella se sentó en las rodillas, lo abrazó y comenzaron a besarse, no perderían más tiempo, la cuenta regresiva había comenzado, era la primera vez, ignoraban si volvería a repetirse, se esmeraron en lo que hacían. - fue maravilloso!- aseguró ella. - increíble- indicó él. Se abrazaron durante horas, Gerard debería esperar. Epílogo. Un Nuevo Génesis. Diciembre - Dos mil cincuenta. Pocos conocían la fecha del fin del Mundo, cientos de profecías, miles de artículos relacionados, millones de suposiciones al respecto, todo falso, todo inventado, carente de sentido, detrás de cada idea había un negocio, una transacción, comercial o espiritual. Libros, revistas, Internet, hablaban del desenlace, marketing, ventas, dinero. Las iglesias, los feligreses, los fanáticos, fundamentalistas, ortodoxos, las sectas, invocaban el Apocalipsis, de una manera o de otra, más de siete mil millones de personas, creían que en algún momento ocurriría. Nunca supusieron en el día de Navidad, de la primera, la que en realidad era recordada, pues muchos estaban convencidos que el Segundo Jesús fue nada más que un charlatán, apenas a siete días que el año finalice, la mano del Supremo asolaría la tierra nuevamente. Pedro oraba, desde hacía quince días a esta parte, era lo único a lo que dedicaba tiempo, se preparaba para lo debería soportar, el fin alcanzaría a Jerusalem una hora después de la ignición, eran datos precisos que Gerard le confió, oraba. El Arcángel se dirigió a Madrid, deseaba estar con Arnaldo y su esposa, validaron su fe hacia el Señor al otro día de su unión carnal. Festejarían juntos la Nochebuena y luego se despediría, seguramente hallarían la manera de encontrarse en el próximo mundo, la siguiente estación. Durante la cena, poco hablaron, casi nada, Gabriel narró una de sus experiencias en la tierra; dos enamorados que dieron sus vida por el hijo recién nacido, en aquellos años la barbarie reinaba, a orillas del Tigris, cuando su aldea fue arrasada y el único escape era en una precaria embarcación, subieron a todos los niños que cabían en el pequeño bote y, al mando del mayor de ellos, largaron la nave río abajo, protegida por las sombras de la noche, en silencio. Los que venían, desalmados, fueron detenidos el tiempo suficiente por los jóvenes padres y la gente que se hallaba en las cercanías, todos murieron. La pregunta era una, sólo una. - tú que hacías?- indagó María, extasiada por la crudeza de la narración. - comandaba a los salvajes- espetó Gerard bajando la mirada con vergüenza. -pero…no comprendo, cómo es que tú…un ángel, fuiste capaz de hacer eso- expresó sorprendido Arnaldo. - yo era un guerrero, un siervo de Dios, Él me envió hacia ese lugar, Él me dijo qué hacer, Él, siempre Él, hace miles de años que hago esto, siempre con sus planes secretos, con gente que sufre, por qué?- soltó Gerard. Las duras palabras de Gabriel hacia el Creador fueron como agua helada para el matrimonio, nunca esperaron algo como eso. Quedaron en silencio unos minutos, esperando que extienda la idea para así poder comprenderla, pero no, continuaba callado, mirando hacia adelante, con esa mirada perdida en el horizonte imaginario que suponía ver a lo lejos. María se arriesgó a preguntar nuevamente. -qué pasó contigo, tío? – dijo cariñosamente la muchacha. - no me hagas caso, esto me ocurre por lo menos, cada milenio. Son normales estos exabruptos, Él los conoce, no es fácil lidiar con alguien que se las sabe todas- bromeó Gabriel, mostrando otro humor. Esta vez fue un poco más fuerte la crisis, me enamoré, nunca me lo permití por obvias razones, pero no lo pude evitar, Isabel es incomparable, y comprensiva y todo lo demás que puedan imaginar, y no la podré tener…o si, no sé, espero que valga la pena todo esto. Este ciclo se acaba, he estado presente en tres de las cuatro aniquilaciones que ha sufrido el hombre en este planeta, siempre tengo la esperanza que sea la última. Todo es cíclico, siempre surge un Platón que sostiene que la misma historia se repite, estamos cansados, Él, yo y los demás de escucharlo suponer correctamente, espero que en la próxima se equivoque y podamos al fin descansar en nuestra eternidad.- finalizó el milenario personaje. En ese preciso momento se despidieron para siempre, apenas tendió su mano en signo de una peculiar amistad. Amistad? Juntos, decidieron encontrarse con Paul en el sitio del lanzamiento y presenciar el despegue, culminar la existencia con esa sensación en la retina, ser testigos del futuro. Viajaron al día siguiente, el mundo, aunque en medio de un caos considerable, aún conservaba su rutinario movimiento, desbordante de vida, que abruptamente finalizaría en apenas cinco días. Los niños ya arribaban desde Londres, comenzaba una real cuenta regresiva, el artefacto se encontraba en funcionamiento, a muy baja potencia y no se habían encontrado fallas. Las veinte criaturas estarían dispuestas en el centro de investigaciones donde el proyecto Napoleón cobraba vida, la verdad es que cobraría toda la vida. Hospedados en el mismo complejo, situado a unos doscientos metros de la nave, los niños elegidos realizaron un reconocimiento de las instalaciones, ellos conocían la verdad desde unos quince días atrás, estaban listos para el despegue. Esa mañana, el último amanecer, los encontró vestidos y preparados para abordar, el secreto plan estaba a punto de finalizar, a las diez de la mañana se preveía el despegue, estaban ansiosos por hacerse al espacio, a otros mundos, desaparecerían en el cosmos exactamente por tres años, cuatro meses doce días, tres horas y veinticinco minutos, pero dentro del universo cercano, el regreso los vería en este mismo sitio, pero cuatro millones de años luego de este día. Se trataba de un plan descabellado, calculado con exactitud por Paul pero urdido por Él mismo. Los tripulantes se acomodaron en sus precisos y específicos lugares, desde la sala de control, comenzaron a elevar la potencia, las escotillas se cerraron y los dejaron solos con su pensamiento y sus sueños. Comenzaron la concentración, desde el exterior, se veía un resplandor que inundaba el módulo, en el interior, el pequeño espacio entre los niños se llenaba de una nube densa y azulada, una pequeña abertura quedó al descubierto justo en el centro del enrarecido hábitat, succionaba la incierta materia azul hacia los electroimanes, el campo magnético poco a poco aumentaba su fuerza, la gente del control sabía que no lo verían despegar, más potencia, más potencia, aún más, una luz violeta se percibía debajo del módulo, se tornaba anaranjada, luego amarilla, muy brillante, luego blanca, segundos más tarde…el silencio. La nada abrazaba a la tierra, no existía la atmósfera, el cráter debajo del sitio donde estaba la nave llegaba al núcleo, pero no fue lo suficientemente poderosa la succión como para absorberlo, eso hubiera destruido todo. Principio, origen, génesis. La vida inteligente debería esperar, sin duda sería algo distinto, o debería serlo. La esperanza del hombre se encontraba tan lejos de su hogar, tan cerca de su creador. Una nueva oportunidad comenzaba. No volvamos a desperdiciarla. FIN? Anexos de importancia. Anexo Uno Teoría del Pensamiento Relativo En un principio supuse que cuando uno realiza una actividad en la cual se necesita una concentración total para lograr llevarla a cabo y se cruzan otros pensamientos que conllevan enojo o ira (pensamientos negativos o antipensamientos?) dicha concentración se pierde (aún no lo he desestimado) Esto me hizo pensar que existen lo que he dado en llamar cuantos de pensamiento, que poseen dirección, sentido (probablemente spin particular), sin carga pero con la mayor energía que se pueda imaginar. Así como ocurre con los átomos, que saltan a un nivel de energía superior cuando son impactados por un fotón y emiten otro fotón espontáneamente, no coherente con el primero (cuando se encuentran en un nivel superior, excitados, y colisionan nuevamente emiten dos fotones, pero en este caso son ambos coherentes con el primero, misma dirección sentido y longitud de onda), los cuantos de pensamiento se comportan de la misma forma. Por lo tanto, para lograr concentración total se necesita llevar esos cuantos a un nivel de coherencia. Cada individuo posee un índice de coherencia personal e intrínseco, que puede ser menor, igual o mayor que el de otra persona. Eventuales y efímeros momentos de dicha coherencia pueden brindar brillantes razonamientos que no podrían ser logrados nunca por ese individuo en condiciones incoherentes o fuera de fase (falta de resonancia). Si cada hombre lograra la coherencia de sus pensamientos (cuantos en coherencia) en posición relativa a un hecho deseado o anhelado, lograríamos un coeficiente utópico o total, es decir podríamos manipular el futuro (estado utópico). En mi experiencia personal, cuanto más concentrado estoy mejor resulta el método que aplico, se genera un túnel por el que ingresan en fase, los que no lo logran chocan contra los bordes y se dispersan en pensamientos incoherentes (distracciones) efímeros e inútiles incapaces de generar algo útil. Se debe dirigir más cuidadosamente el haz cuántico. Fijar el objetivo en un solo sentido (direccionamiento de los cuantos) significa un pensamiento, inteligencia o razón aislados y análogos con E (energía). P (pensamiento)= E (energía) Este estado genera en nuestro cerebro cuantos que se oponen al orden (antipartículas) para protegerlo de una saturación de E derivada y originada justamente por el estado utópico (distracciones). El principio de frustración incide negativamente sobre la coherencia, o sea en relación inversa. Depende del gradiente de convicción del individuo (voluntad). El campo de visión probable incide directamente sobre la coherencia (principio de incertidumbre). Debe ser óptimo, es decir debemos conocer de antemano el lugar a dirigir nuestros pensamientos, lo que, como se ve, es harto difícil, debemos “adivinar” el futuro(suceso próximo); pero en lugar de eso podemos crearlo nosotros, induciéndolo a que ocurra de la siguiente manera: enviando cuantos al vacío( tirando la pelota a un jugador de fútbol que no está en ese lugar pero uno supone que va a estar), en este caso direccionar el haz hacia el vacío en reiteradas ocasiones sin dar en el blanco(principio de incertidumbre, nunca se sabe dónde se encuentra el blanco). Cuantos pases al vacío podemos dar sin que el jugador llegue?, dos, tres, cien? Pues bien, en el momento que llegue a nuestro hipotético pase, hemos creado el futuro. El futuro se vuelve coherente con nuestros cuantos luego de varias intuiciones correctas; éste es el estado de Utopía total, en él, el espacio- tiempo, la materia y la energía se pueden moldear a nuestro antojo. El índice de coherencia intrínseco de cada persona es directamente proporcional al índice de confianza (convencimiento de poder ser o hacer) e inversamente proporcional al de frustración. El E.U. nos permite prescindir de los sentidos, abstraernos de ellos ( no se necesita ver u oír para dirigir los paquetes) lo que significa que mejor vemos y oímos menor coeficiente de coherencia poseemos. Es muy común escuchar que “aquel hombre desde que quedó ciego parece que posee otro sentido, o se le desarrollaron los demás”, no es así, es un nivel de coherencia superior. La “suerte de principiante” es otro ejemplo de nivel superior, pero por otro motivo, direccionar mejor el haz de cuantos o generar un túnel más ancho. Los niños pequeños que no se caen de algún lugar del que seguramente un adulto lo haría, este es un ejemplo de manipulación de materia, había piso donde el niño puso su piecito. No al revés. El futuro no existe (la velocidad relativa del suceso la manejamos nosotros) y nosotros lo construimos. El futuro es cíclico, por lo tanto predecible, se mueve en (nuevas?) unidades de tiempo que no pueden ser una magnitud escalar directa, pues son funciones relativas junto con su espacio correspondiente, no se puede medir todo con un reloj, por más exacto que éste sea, este es el motivo por lo cual algo se nos había escapado hasta ahora. Está relacionado en forma directa y justamente con esos paquetes de cuantos que van marcando el nuevo tiempo, de acuerdo a nuestra coherencia. Por qué nunca eliges el que yo elijo? Sin duda una pregunta repetida muy a menudo por todos. En ciertos casos depende de otros factores, predilección personal de color, de sabor, de textura, de forma y mil cualidades más, pero vayamos a un caso concreto. En un ejemplo práctico tenemos tres pelotas de fútbol, sencillas, redondas, cada una de color distinto, una al lado de la otra formando una línea; por otro lado tenemos tres individuos aislados entre sí desconociendo totalmente el experimento. Les solicitamos que en intervalos de tiempo convencional, cada quince segundos digamos, elijan una pelota y anoten el color. Cuantas coincidencias de los tres observadores se darán en el lapso de diez minutos? Habrá siempre más coincidencias entre dos de los participantes, pues sus índices de coherencia son más cercanos, la diferencia se irá acercando cada vez más hasta que la coherencia sea una; más atrás, el tercero, poseedor de otro índice muy diferente comienza a acercarse y termina en un tiempo X con el mismo índice de los demás. Si el mismo ejercicio lo hacemos dándole a conocer a los participantes la mecánica del mismo, los niveles de coherencia serán superiores notablemente. Porqué?. Pues se tiene el mismo objetivo y el túnel para los paquetes se amplía por tres y hay más cuantos en su interior con el mismo direccionamiento y sentido. En resúmen, con un objetivo mancomunado se logran resultados que de otra forma quizás nunca se den durante un período de tiempo convencional, es por eso que el tiempo N (Nuevo) debe comenzar a regir lo antes posible. De lo que se desprende que se deben priorizar dichos objetivos con una visión más analítica aún. Midiendo el tiempo con un reloj común el tiempo puede ser eterno, en cambio con un reloj de tiempo individual sería posible. Los nuevos relojes de tres dimensiones deben ser capaces de marcar el tiempo propio ( el intervalo entre paquetes grandes o paquetes de cuantos dentro del túnel) y también fuera de él, la diferencia entre ambas magnitudes nos dará a conocer el índice de distracción para lograr disminuirlo hasta eliminarlo totalmente. Un tiempo propio corresponde a un futuro propio. Los presentimientos son resonancias efímeras entre dos o más personas que en un determinado tiempo propio (TP) comparten el mismo túnel. Por ejemplo, muchas personas han sido salvadas de accidentes por estos presentimientos, por personas desconocidas que pasaban por el lugar. Los videntes son personas que poseen un coeficiente de coherencia (CCh) alto y logran dirigir el túnel en distintos sentidos. Un tipo de evolución. Si ellos supieran lo que en realidad hacen, podrían ejercitarlo (Principio de antelación- PAt). Un principio fundamental de la mecánica, ambas mecánicas, la clásica y la relativista (donde además se tienen en cuenta las componentes del momento lineal de las tres direcciones espaciales), la ley de conservación de la energía, dice en forma sencilla que la energía no puede crearse ni destruirse, puede sufrir transformaciones, por lo que la cantidad total de energía del sistema debe mantenerse. El pensamiento relativo es de por sí energía en forma de haz de cuantos, que pasaría con una persona a que se encuentra en Estado Utópico y fallece? Que ocurre con los cuantos de una persona con pensamientos incoherentes cuando muere? Son dos casos totalmente distintos, uno ocurre a menudo y el otro… bueno, lo desconocemos, por ahora. Qué estado toma la energía de algo que dejó de existir, pero continúa interactuando con algo real? Cuando son pensamientos fuera de fase son efímeros. Pero cuando son potentes haces en fase perfecta en un claro sistema utópico, el resultado puede extenderse hacia el infinito o lo que es lo mismo hacia la eternidad, la persona fallecida puede persistir indeterminadamente, en forma de energía cambiante. Que ocurriría si los casos de coherencia antes del deceso son más de lo que creemos? Cual es la realidad? El estado de “vivos” que poseemos ahora, sentados frente al fuego leyendo una teoría absurda, o el estado de miles de millones de personas que han partido intangibles en un viaje, a otra dimensión?, en un vehículo menos sólido aún. Una coherencia total espontánea en el último suspiro originaría un escenario como el que acabamos de describir. Qué sentido tiene? Pues, qué sentido tiene morir, descomponerse y nada más? Podría existir una codificación, como el ADN que permita identificar a los individuos por sus cuantos? Si se acepta un tiempo propio esto en muy posible. En síntesis, de acuerdo a esta teoría, con dedicación (y buenos pensamientos?) podremos en un futuro cercano, en tiempo convencional( espero que si aplicamos TP sea menor) manipular materia-energía, espacio-tiempo, vida- muerte, para poder llegar a un lugar del cual no sabemos nada y no sabemos si es real, y cuando al fin lo alcancemos ideemos otro sistema que nos lleve otros mil años de evolución para salir de ahí nuevamente. La meta es Dios?, o simplemente no desea ser hallado. No se tratará de un juego de adivinanzas en el que Él debería haber escondido una piedra en una de sus manos y que en verdad no colocó ni colocará jamás? No será Dios la piedra? Expuesto todo lo que pude investigar dejo a los matemáticos y físicos con una tarea descomunal para que sean ellos los encargados de darle sentido a través de sus fórmulas ya que mi humildad (léase ignorancia) me impide llevarme todos los laureles. Anexo Dos Las Guerras. Estados, imperios, países, religiones, naciones, pueblos, ciudades, límites, economía, cultura, religión, ideales, política, razas, creencias, venta de armas, tráfico de drogas, delincuencia común, locura, avaricia, crimen organizado, empresas, hambre, trata de blancas, demandas sociales; son algunos de los protagonistas y causas de innumerables y eternas reyertas, el origen de cientos, miles y millones de muertes, de vidas inocentes que se vieron truncadas por una guerra a lo largo de la historia de la humanidad, desde antes de Jesús, hasta nuestros días, no se detiene, la permanente idea de solucionar todo a través de la fuerza y el terror; no existe la guerra justa, son inútiles los tratados o pactos para moderar o legalizar las acciones de los ejércitos, cuyos integrantes son las primeras víctimas de algún gobernante fuera se sí o con espurios intereses camuflados de defensa a la soberanía o al bienestar de un estado o nación. Un listado somero de las ciento cincuenta guerras( seguramente son más) que se desarrollaron desde el nacimiento de Cristo, se encuentra al final de éste capítulo a modo de documento histórico. En los últimos tres mil años, el número de muertos en batallas se calcula en unos ciento cuarenta y ocho millones; desde mil novecientos cuarenta y cinco hasta la fecha fueron muertas alrededor de trece millones de personas. En los conflictos que se desarrollaron luego de la segunda gran guerra la mayoría de las víctimas fueron civiles, en una relación de nueve cada diez; al contrario de los años anteriores a dicho evento, es decir nueve soldados de cada diez víctimas. No se detallan enfrentamientos donde los protagonistas no hayan sido estados, naciones o imperios, es decir, no se encuentran nominadas las muertes por enfrentamientos que no fueron guerras oficialmente ni por víctimas de organizaciones no gubernamentales ni delincuencia organizada. A nadie le interesa el prójimo, y hemos comprobado que no es un mal contemporáneo, por lo tanto puede Dios regocijarse de la raza que Él creó?, o sentirá un fracaso total como ente supremo, o lo que es peor, lo que ya hizo alguna vez con Noé como protagonista, no querrá desligarse de estos especimenes imperfectos que sólo están pendientes de lo material en el aspecto más amplio de la palabra. Se imaginan ustedes los millones y millones de historias de amor que no ocurrieron, los niños que no nacieron, los potenciales genios que no se desarrollaron. Imaginen ahora el dolor físico de la gente involucrada, heridas, mutilaciones, aberraciones inhumanas acontecidas en la última gran guerra, e incluso experimentos con humanos conejillos inermes. El número de niños sin familia y sin contención que fueron obligados a crecer sin conocer más que odio y venganza es espeluznante; sobrevivientes sin vida vagando por caminos que no los llevan a ningún lugar y atravesando tiempos ficticios, pues sus tiempos propios quedaron detenidos en el momento en que la primera explosión se dejó oír cerca de sus pequeños y sufridos cuerpos, lacerando su carne y su esencia; a ese niño le fue arrebatada la condición de tal. Esta situación se repite aún en cada rincón de la tierra, todos los días, en todo momento. Las Cruzadas, expediciones bélicas ideadas y dirigidas por la Iglesia Católica a partir de sus representantes supremos en pos de recobrar las sagradas ciudades de oriente, Jerusalem, Belén, Nazareth, y los templos que en ellas se erguían, fueron generadas en nombre de Dios, es esto entendible? Incluso, la llamada Cruzada de los Niños, tuvo como protagonista a menores, desde Borgoña, Francia, partieron en el año un mil doscientos doce cerca de treinta mil personas, de los cuales solo diez mil eran adultos, guiados por un pastor muy joven llamado Nicolás; desde Alemania, en cambio fueron casi cuarenta mil los niños incorporados al ejército destinado a la recuperación De Los Santos Lugares. Esta fue una idea de un fraile capuchino que aseguraba que la inocencia d los niños pondría al Supremo de su lado en contra de los infieles, la misma denominación que usarían los musulmanes para definir a los cristianos. Una paradoja más. Los Papas instaban a los reyes y nobles a ganar fama y bienes al liderar dichas avanzadas, desde Urbano II en el año un mil noventa y cinco, pasando por Eugenio III, año un mil ciento cuarenta y siete, Gregorio VIII, en el año un mil ciento treinta y nueve, Inocencio III, año un mil doscientos dos, Honorio III, en el año un mil doscientos dieciocho, Gregorio IX, en el año un mil doscientos veintiocho, hasta Inocencio IV, en el año un mil doscientos cuarenta y ocho. En un mil doscientos setenta, Luis IX de Francia, tomó la iniciativa falleciendo en el intento, por lo que en un mil doscientos setenta y cuatro el Papa Inocencio V realizó otro llamamiento que no pasó de ser un proyecto. Hasta el siglo XIV se realizaron varios intentos de organizar nuevas cruzadas. Todo esto en nombre Divino. Anexo Tres Cronología de las guerras en el mundo (seguramente faltan muchas más) Prehistoria y Antigüedad 2200-2130 a.c Guerra entre los Guti y los Sumerios 1573 a.c Campaña de Kamosis: Egipto vs Hicsos. 1565-55 a.c Campañas de Amosis: Egipto vs Hicsos. 1530 a.c Campaña de Amenofis I: Egipto vs Hicsos. 1520 a.c Campañas de Tutmosis I: Egipto vs Hicsos, y Hurritas. 1513 a.c Campañas de Tutmosis II: Egipto vs Hicsos, y Hurritas. 1482-62 a.c Campañas de Tutmosis III: Egipto vs Fenicios, y Mitanos. 1301-1294 a.c Campañas de Ramses II: Egipto vs Hititas, y Fenicios 1260-50 a.c Guerra de Troya (según Heródoto): Griegos micenicos vs Troyanos 650-630 a.c Guerra de Mesenia: Esparta vs ciudad de Mesenia. 500 a.c Invasión Celta a las Islas Británicas 500 a.c Conquista celta de la España cartaginesa. 431-404 a.c Guerra del Peloponeso: Atenas vs Esparta, Corinto, Tebas y Megara. Tuvo 3 períodos: 431-421a.c, 415-413a.c y 413-404. 492-490 a.c I Guerra Medica: Grecia (sin Esparta) vs Persia (o medas). 480-478 a.c II Guerra Medica: Grecia vs Persia. 468-449 a.c III Guerra Medica: Grecia vs Persia, terminan las guerras medicas mediante un tratado. 400 a.c Guerra Celta contra Etruscos y Romanos s. IV a.c Invasión celta a Panoia, conquistando a los Ilirios. 390 a.c Invasión Gala a Roma. 353-352 a.c Guerra Sagrada: Focidios vs Locrios (griegos) 334-323 a.c Campaña de Alejandro para la conquista de Persia: Incursiona también en Egipto, India, Parthia, Aria, Drangiana, Carmania, Sogdiana, Escitia, etc. 327-290 a.c Guerra contra los samnitas: Roma vs samnitas, etruscos, galos y umbrios. 322-311 a.c Guerra de los Diadocos: Sucesores de Alejandro Magno. 280-270 a.c Conquista de la Magna Grecia por Roma. 260-241 a.c I Guerra Púnica: Roma vs Cartago. 218-202 a.c II Guerra Púnica: Roma vs Cartago. 202-139 a.c Conquista de España Ulterior: (centro y oeste) Roma vs Lusitania. 200-197 a.c I Guerra de Macedonia: Roma vs Macedonia. 172-168 a.c II Guerra de Macedonia: Roma vs Macedonia. Macedonia pasa a ser provincia romana (148). 148-146 a.c III Guerra Púnica: Roma vs Cartago. La ciudad de Cartago es totalmente destruida (146), el territorio pasa a ser provincia romana. 73-71 a.c Guerra de los Gladiadores: Roma vs Gladiadores rebeldes al mando de Espartaco. 58-50 a.c Conquista de las Galias: Roma vs Galias. 54 a.c-627 d.c Guerras romanas en oriente: Roma vs Partia o su sucesora Persia Sasanida. 43-51 d.c. Invasión romana de la Britaña celta: Romanos conquistan Britaña hasta el límite sur de Escocia + 350 d.c. Los Hunos invaden Europa: llegan hasta Germania. Edad Media 400-600 Invasiones Sajonas, Anglos y Escocesa: a los mercios, britanos y pictos respectivamente. 500 Los Hunos invaden el norte de la India. 700-1000 Invasiones Vikingas y Normandas: a la Gran Bretaña y a la Irlanda actuales. 636-756 Expansión Arabe: Invaden Persia hasta el río Indo, Egipto, Siria, toda la costa africana del Mediterráneo, y el sur y este de España. 718-1492 Guerras españolas de Reconquista: Reinos Hispanos vs Reinos Arabes. 774-800 Expansión de Carlomagno: Conquista, desde Francia, a Italia, Germania, Hungría, Bohemia y la actual Austria. Lucha contra los árabes en los Pirineos. 885-86 Gran Sitio de París por los vikingos. 954-55 Guerra Magiar: Sacro Imperio Romano germánico vs Magiares. 951, 955 y 966 Incursiones del Sacro Imperio Romano Germánico a Italia en ayuda del Papa contra lombardos y carolingios. 1066 Guerra por Inglaterra: Haroldo Haardraade de Noruega vs Harold II de Inglaterra en el norte y Harold II de Inglaterra vs Guillermo II de Normandía al sur, se enfrentan en Hastings. 1096-99 I Cruzada: Conquista de Jerusalén y establecimiento de los estados cruzados, por parte de condes y duques de Francia, Alemania y sur de Italia. 1125-46 Guerra entre Guelfos y Gibelinos. Los primeros apoyaban al Papa y los segundos al Imperio. 1146-49 II Cruzada: al mando de Luis VII, rey de Francia y de Conrado III emperador de Alemania. 1163-69 Lucha por Egipto: Shirkut de Siria vs Amalrico rey de Jerusalén vs Shawar sultan de Egipto. 1174-83 Conquista de Siria por Saladino sultan de Egipto. 1180-85 Guerra de Gempei: Japón. Clan Taira vs Clan Minamoto. 1189-92 III Cruzada: Ricardo I, rey de Inglaterra y el Emperador Federico que murió en camino. Conquista de Acre y derrota de Saladino en Arzuf. 1204 IV Cruzada: Conquista de Constantinopla y establecimiento del imperio Latino de Constantinopla (hasta 1260). 1211-27 Campaña de Gengis Khan para la conquista de: China, el Turquestan, Persia, Armenia, Bagdad, India y el sur de Rusia. 1218-21 V Cruzada: Ataque fracasado a El Cairo, Egipto. 1229 VI Cruzada: Al mando del emperador Federico II de Alemania se recupera Jerusalén por medio de un tratado (hasta 1244). 1248-50 VII Cruzada: Al mando de Luis IX, rey de Francia, se efectúa un ataque fracasado a El Cairo. 1270 Invasión fallida de Túnez por el rey de Francia Luis IX que muere en el campamento. 1274 Invasión mongol a Japón. 1281 Invasión mongol a Japón. 1396 VIII Cruzada: abortada por la aniquilación del grueso de las tropas, por manos de los turcos otomanos. 1453 Los Turcos conquistan Constantinopla 1337-1453 Guerra de los Cien Años: Francia vs Inglaterra. 1370-1405 Campañas militares de Temerlan de los Mongoles, en el Jorasán, Sistán, Mazandaran, Irán, Georgia, Anatolia oriental, la Horda del Oro, toma de Bagdad (1393), la India saqueo de Delhi (1398), mamelucos de Egipto, Damasco, etc. 1381 Guerra de Ghioggia: República de Venecia vs República de Génova. Edad Moderna 1455-85 Guerra de las Dos Rosas: guerra civil inglesa entre las casas de Lancaster y York. 1463-79 Guerra entre Venecia y Turquía: Turquía gana imponiendo el pago de privilegios comerciales. 1467-77 Guerra de Onin: guerra civil en Japón entre shogunatos. 1475-79 Guerra entre Portugal y España. 1494-1559 Guerras Italianas: Milán y Francia vs España, Sacro Imperio Romano Germánico y coalición de estados italianos. 1517 Conquista de Egipto: Seleim I, sultán otomano, doblego a los mamelucos de Egipto. 1519-25 Conquista del México azteca por parte de españoles: al mando de Cortés. 1524-26 Guerra de los Labradores: en Europa nobles contra clase obrera. 1532-33 Aniquilación del imperio del Inca: por los españoles, al mando de Pizarro. 1562-89 Guerras de Religión en Francia: Cristianos vs Calvinistas, luego de cuatro guerras en las que no gano nadie, los calvinistas firman la paz. 1568-1648 Guerras de Independencia Holandesas: Países Bajos vs España. 1618-48 Guerra de los 30 Años: intervinieron Austria, Dinamarca, Suecia, las Provincias unidas, Francia, España y Alemania. 1640-52 Guerra por la Independencia de los Catalanes vs España 1642-51 Guerras Civiles Inglesas: tres períodos 1642-46, 1648 y 1649-51. 1652-54 I Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra vs Holanda. 1665-67 II Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra vs Holanda. 1667-78 Guerras de Luis XIV: vs Países Bajos, Lorena, el Franco Condado y Saboya. 1667-68 Guerra de la devolución: Francia vs España y en 1668 Inglaterra, Holanda y Suecia. 1672-74 III Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra y Francia vs Holanda 1688-97 Guerra de la Gran alianza: Francia vs Sacro Imperio Romanogermanico, España, Inglaterra, Provincias Unidas y Savoya. 1700-21 Gran Guerra del Norte: Suecia vs Rusia, Dinamarca, Noruega y Polonia (Turquía contra Rusia en 1710-11) 1701-14 Guerra de Sucesión Española: Francia, España y Bavaria (Portugal y Savoya en 1703) vs Austria, Alemania, Provincia Unidas y Gran Bretaña. 1733-35 Guerra de Sucesión Polaca: Italia, Francia, España, Babaria y Cerdeña vs Austria y Rusia. 1736-39 Guerra Ruso Turca: Rusia gana. 1740-48 Guerra de Sucesión Austríaca: Francia, España, Babaria y Prusia vs Austria, Inglaterra y Holanda. 1756-63 Guerra de los Siete Años: Francia vs Inglaterra, por el control del Canadá e India; y Austria, Rusia, Suecia y España a partir de 1762 vs Prusia, por el control de Silesia, al final gano la coalición Inglaterra-Prucia sobre la Francia-Austria. 1768-74 Guerra Ruso Turca: Imperio Otomano vs Rusia. 1775-83 Guerra de independencia de EEUU: EEUU,Francia y España (1778) vs Inglaterra 1778-79 Guerra de Sucesión de Babaria: Austria vs Prusia. 1780-84 IV Guerra Anglo Holandesa: Inglaterra vs Holanda 1787-91 Guerra Ruso Turca: Rusia y Austria vs Turquía. 1792-1802 Guerras de la República Francesa: Francia vs Austria, Prusia, Inglaterra, Holanda, España, Cerdeña, Rusia, Turquía y Nápoles. Edad Moderna 1796-1804 Revolución del Loto Blanco: China vs rebeldes. 1801-05 Guerra de Trípoli: EEUU vs Trípoli (Norte de Africa). 1805-15 Guerras Napoleónicas: Francia vs Coaliciones de Europa. 1806-12 Guerra Ruso Turca: Rusia vs Imperio Otomano. 1806 Primera invasión inglesa al Río de la Plata: Buenos Aires vs Inglaterra. 1807 Segunda invasión inglesa al Río de la Plata: Buenos Aires vs Inglaterra. 1809 Montin de Alzaga, Argentina. 1810-16 Guerra de independencia de Argentina: Argentina vs España. 1812-13 Guerra de 1812: EEUU vs Inglaterra. 1816 Invasión portuguesa a la Banda oriental del Uruguay. 1817-18 Campaña de Los Andes: San Martín libera a Chile de los españoles. 1820-21 Liberación del Perú: San Martin vs Españoles. 1821-29 Revolución Griega: Grecia (Rusia en 1828) vs Turquía. 1825-28 Guerra Argentino-Brasileña: Uruguay se independiza. 1833 Campaña contra los indios de la Pampa y Río Negro al mando de Juan Manuel de Rosas. 1837 Rebelión Canadiense 1837-39 Guerra Boliviana: Argentina y Chile vs Confederación Peruano-boliviana 1838-50 Bloqueo anglo-frances a la Argentina 1839-40 Guerras de los Obispos: Escocia vs Inglaterra. 1839-42 I Guerra del Opio: China vs Inglaterra. 1842-50 Guerra Civil Uruguaya o Guerra Grande. 1846-48 Guerra Mexicano-Estadounidence: México vs EEUU. 1850-64 Revolución Taiping: China vs Rebeldes. 1853-56 Guerra de Crimea: Rusia vs Turquía e Inglaterra y Francia en 1854. 1856-60 II guerra del Opio: China vs Inglaterra y Francia. 1859 Guerra franco-austriaca: Francia y Piamonte vs Austria. 1860-61 Guerra de unificación de Italia: Reino de Cerdeña vs Nápoles. Se sigue en la guerra franco prusiana. 1861-65 Guerra de secesión de EEUU: Estados del norte o federales vs estados del sur o confederados. 1863-67 Guerra de México: México vs Francia. 1860-66 Guerra de la cuádruple alianza: España vs Perú, Chile, Ecuador y Bolivia. 1865-70 Guerra de la Triple Alianza: Argentina, Brasil y Uruguay vs Paraguay. 1866 Guerra de las siete semanas o Austro Prusiana: Junio-Agosto: Prusia e Italia vs Austria y estados alemanes pequeños. 1868-78 Guerra de los Diez Años: Cubanos patriotas vs España, la guerra culmina con un tratado y todo sigue igual. 1869-70 Rebelión del Río Colorado: Canadá vs Rebeldes de Mavitobas 1870 Guerra Franco Prusiana: De julio a septiembre de este año se enfrentaron Francia vs Prusia. 1876-78 Guerra Ruso-Turca: Rusia vs Turquía. 1878-85 Campaña del desierto: Rep. Argentina vs Tribus indias de la zona andina y patagónica. 1879 Guerra Zulú: Británicos de Sudáfrica vs Zulúes. 1879-83 Guerra del Pacifico: Chile vs Perú y Bolivia. 1885 Guerra Franco-China 1894-95 I Guerra Chino-Japonesa, comienza la expansión de Japón. 1895-98 Guerra de Independencia de Cuba: Separatistas y EEUU en 1898 vs España. 1899-1902 Guerra de los Boers: o guerra sudafricana. Ingleses vs Boers (colonos holandeses del Estado de Orange). Siglo XX 1900 Rebelión de los Boxer Los boxer toman todas las principales ciudades chinas en repudio a los extranjeros, y Alemania, Austria, Inglaterra, Italia, EEUU, Francia, Rusia y Japón ayudaron a reprender a los revolucionarios, que secretamente eran alentados por la emperatriz china. 1904-05 Guerra Ruso japonesa: Japón vs Rusia. Luego de sangrientas batallas y bombardeos se firmo la paz, mediante la cual se dividió Manchuria en dos, Japón al sur y Rusia al norte, y Rusia reconoció el protectorado de Japón sobre Corea. 1905 Revolución Rusa. 1911-12 Guerra Italo Turca: se cerró con un pacto de paz desfavorable para Turquía. 1912-13 I Guerra de los Balcanes: Grecia, Bulgaria, Servia y Montenegro vs Turquía. 1913 II Guerra de los Balcanes: Grecia, Servia, Imperio Otomano y las demás repúblicas balcanicas vs Bulgaria. 1914-18 I Guerra Mundial: Los aliados (Francia, Inglaterra y Rusia, Japón en agosto de 1914, Italia 1915, Rumania 1916 y EEUU en 1917) vs Alemania, Austria-Hungria, Turquía y Bulgaria en 1915. 1917 Revolución Bolchevique en Rusia. 1920 Guerra Polaco Soviética: de abril a octubre URSS vs Polonia. 1925-49 Guerra Civil China:Comunistas vs Nacionalistas (estos escaparon y ocuparon Taiwan) Tregua en 1937 para luchar contra Japón. 1931 II Guerra Chino-Japonesa o de Manchuria: Japón vs China. 1932-35 Guerra del Chaco Paraguayo: Bolivia vs Paraguay. 1935 Guerra de Abisinia: Italia vs Etiopía, en octubre Italia invade Etiopía y anexiona Abisinia. 1936-39 Guerra Civil Española: Republicanos y comunistas vs Nacionalistas y fascistas. 1937-45 III Guerra Chino Japonesa: Japón vs China; desde 1941, parte de la II Guerra Mundial. 1939-40 Guerra Ruso Finlandesa: URSS vs Finlandia. 1939-45 II Guerra Mundial: El Eje (Alemania, Japón e Italia) vs los Aliados (Francia, Inglaterra y Rusia, EEUU en 1941 y otros en menos cantidad), tuvo varios frentes, Europa, Asia, Africa y Oceanía. 1946-54 Guerra de Indochina: Francia vs Nacionalistas Vietminh. Vietnam se libro del dominio francés pero quedo dividido en dos, al norte los comunista y al sur los republicanos. 1947-49 I Guerra Palestina: judíos palestinos vs árabes palestinos. 1947-49 I Guerra Indo Pakistaní: India vs Pakistán. 1950-53 Guerra de Corea: Norte comunista (China y URSS) vs Sur republicano (ayudado por EEUU, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y Turquía). Termina con el Armisticio de Panmunjom, sin que nadie gane. 1951-53 Guerra civil de Colombia. 1954-62 Guerra de Argelia: Independentistas vs Francia. 1955-75 Guerra de Vietnam: Vietnam del norte comunista vs Vietnam del Sur (ayudado por tropas de elite conscriptos estadounidenses). Tras la retirada de las tropas estadounidenses, en 1976, Vietnam se unifica bajo el régimen comunista. 1955-72 Guerra Civil del Sudan. 1956 Guerra Suez Sinaí: Jordania, Egipto y Siria vs Israel. 1960-96 Guerra Civil de Guatemala 1961-93 Guerra de Independencia de Eritrea (Africa este) vs Etiopía 1965-66 Segunda Guerra Indo Pakistaní 1967 Guerra de los Seis Días: 4 de junio al 10 de junio. Israel vs Egipto, Jordania, Siria e Irak. Israel en una guerra relámpago ocupa el Sinaí, Gaza, Cisjordania y, en Siria, las montañas del lago Tiberíades. 1971 Tercera Guerra Indo Pakistaní: India vs Pakistán. 1973 Guerra del Yom Kippur: Egipto y Siria vs Israel. 1974-94 Guerra civil de Angola 1978-92 Guerra de Afganistán: Gob. comunista y URRS vs Guerrilleros islámicos. En 1989 se retiran las tropas soviéticas. 1980-88 Guerra de Irán e Irak. 1981-91 Guerra Civil de El Salvador (América Central) 1982 Guerra de las Malvinas: 2 de abril al 14 de julio. Argentina vs Inglaterra. 1983 Invasión de EEUU a la isla de Granada (Caribe): EEUU derroca al gobierno granadino. 1983 + II Guerra civil del Sudan; comienza 1989-90 Invasión Estadounidense a Panamá: EEUU vs Noriega de Panamá. 1990-97 Guerra civil entre Tutsis y Hutus en Ruanda, Africa. 1991 I Guerra del Golfo Pérsico: 16 de enero a Junio. Iraq vs Coalición internacional 1991-95 Guerra de los Balcanes o Bosnia: En 1991 se independizan Eslovenia y Croacia, y en 1992 lo hace Bosnia-Herzegovina. Bosnios (musulmanes) vs Servios vs Croatas. 1991-96 Guerra de Chechenia: Rusia vs Chechenos separatistas. 1995 Guerra Peruano-Ecuatoriana: Perú vs Ecuador. Termino con un tratado de paz impuesto por organismos internacionales. 1996 Guerra de Irak: EEUU vs Irak. 1996-97 Guerra civil en Zaire: Rebeldes Tutsis vs Gobierno Hutu. 2003 Guerra del Golfo Pérsico: 16 de enero a Junio. Irak vs EEUU, Inglaterra y España. Es probable que usted nunca lea toda la lista, es por eso que no agregué otros roles sobre todas las atrocidades perpetradas por la humanidad, sólo deseo que comprenda que existen motivos para cualquier decisión que Él tome. Presumo a los lectores inteligentes, es así que no explicaré más de lo necesario, no discuto la derecha ni la izquierda, ni siquiera sobre el bien o el mal, hablo de nosotros, los hombres que continuamos desperdiciando la vida en generar cosas por las cuales nos peleamos y no aprovechamos otras que no nos cuestan nada y que todos sabemos cuales son. El sentido de un Dios vengativo es sólo ilustrativo y pretende hacer ver a los que creen en alguna religión, cualquiera sea, que se vive permanentemente fuera de “reglamento”, y a los que no tienen fe, que es factible una vida sin credo, sin dioses, es decir sin pecado. Sólo se trata de pensar qué es bueno para uno, y lo será para los demás. anexo Cuatro Los Mandamientos. Los siguientes son los llamados Diez Mandamientos, según la Iglesia Católica, premisas que todo buen cristiano debe cumplir para lograr llegar a Dios. Amarás a Dios por sobre todas las cosas. No tomarás el Nombre de Dios en vano. Santificarás las fiestas. Honrarás a tu padre y a tu madre. No matarás. No cometerás actos impuros. No robarás. No dirás falso testimonio ni mentirás. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. No codiciarás los bienes ajenos. En cambio, los siguientes son la versión más utilizada entre los protestantes, excepto los luteranos. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen. No tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano. Acuérdate del sábado para santificarlo. Honra a tu padre y a tu madre. No matarás No cometerás adulterio. No hurtarás. No dirás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás. La Iglesia De Jesucristo De Los Santos De los Últimos Días agrega además los siguientes principios: Ser honestos. Obedecer la ley de castidad antes de casarse en el matrimonio. No participar en el aborto. No mirar los materiales pornográficos. Que la ley de Moisés (que pertenece a los muchos mandatos y leyes adicionales y el sacrificio de animales) se cumplió con la resurrección de Jesucristo, pero los diez mandamientos permanecen. En la Torá, de la religión judía los mandamientos son estos: Primer mandamiento: "Yo soy El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud". Segundo mandamiento: "No tendrás ni reconocerás- a otros dioses en Mi presencia –fuera de Mí. No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra ni en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos ni los adorarás, pues Yo soy El Eterno, tu Dios, un Dios celoso, Quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con Mis enemigos; pero Quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que Me aman y observan Mis preceptos". Tercer mandamiento:"No tomarás para jurar en el Nombre de El Eterno, tu Dios, en vano, pues El Eterno no absolverá a nadie que tome Su Nombre en vano". Cuarto mandamiento: "Recuerda el día de Shabat, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; mas el séptimo día es Shabat para El Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, tu animal y tu converso dentro de tus puertas, pues en seis días El Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso, El Eterno bendijo el día de Shabat y lo santificó". Quinto mandamiento: "Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que El Eterno, tu Dios, te da". Sexto mandamiento: "No matarás" Séptimo mandamiento:"No cometerás adulterio" Octavo mandamiento:"No robarás" Noveno mandamiento: "No prestarás falso testimonio contra tu prójimo". Décimo mandamiento: No desearás la casa de tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, ni nada que le pertenezca a tu prójimo. Las Iglesias Evangélicas mantienen coincidencia con los judíos. Para ciertos fundamentalistas, que creen que se debe tomar a la Biblia literalmente, existen más de seiscientos mandamientos en el Pentateuco; los judíos ortodoxos proclaman cosas como estas: “No maldecirás a los dirigentes de tu país” (Éx. Veintidós.veintiocho). “El que trate sin respeto a su padre o a su madre, muera sin remedio” (Éx. Veintiuno.diecisiete). “El que tenga relación sexual con un animal, muera sin remedio” (Éx. Veintidós.diecinueve). “No hagas amistad con los habitantes del país que visites, no sea que lleguen a ser una trampa para ti. Más bien destruye sus altares, quiebra sus estatuas y corta sus árboles sagrados” (Éx. Treinta y cuatro.doce-trece). Cualquier persona que sepa leer se dará cuenta de inmediato que en todas las religiones, o casi todas, los mandamientos son similares, difieren de acuerdo a la interpretación y de cuáles escrituras son tomadas en cuenta para su implementación. De ellos se desprende que el hombre es perverso desde antes que tales mandatos sean puestos en rigor, invito a los lectores que lean la Biblia y verifiquen estos dichos. No se puede dudar que ninguno de los mandamientos es tenido en cuenta, por supuesto siempre hay excepciones, pero nadie los cumple a todos juntos. El dinero y el poder económico ha generado en el hombre la sensación de necesidad de cosas superfluas, anhelos desmedidos, mantenidos permanentemente con publicidades y medios de comunicación socios de las empresas productoras de bienes y servicios, manipulando a las personas para que adquieran dichos productos innecesarios a veces y dudosos otras. Las familias han sido destruidas, la pornografía infantil ha ganado espacio dentro de la cultura global, inocentes criaturas devenidas en sensuales modelos contando con apenas diez años; el hambre es moneda corriente en una gran parte de mundo, gente que ni siquiera sueña con contar con un sistema de salud que le garantice un mínimo de atención, pocos ricos, muchos pobres, demasiada indolencia desde los gobiernos, discursos de izquierda y actos de derecha y viceversa, acusaciones de posiciones políticas desde un propio estrado impresentable. Luego de años y años de enfrentamientos las ideologías han desaparecido o van camino a hacerlo, lo que en cierto momento de la historia era una entendible, justificada y honrada línea recta, ahora se convirtió en una cerrada y apretada circunferencia de posturas. Cuando tus ideales eran de izquierda, te colocabas a la izquierda del que pensaba de derecha,( hablo de izquierda y de derecha como podría hacerlos con diversas posturas antagonistas que permitan la discusión y el desarrollo neuronal, hoy en estoico proceso de retroceso) y alternabas tu postura cada vez que observabas la derecha a tu siniestra, eso generaba permanentes ideas, debates e incluso peleas por defender dichos ideales que mantuvieron al mundo pensando, esa línea sería, digo sería, pues hoy ya no existe, infinita y llevaría al verdadero conocimiento, les aclaro a los lectores, insisto, si hay alguien allí, que está permitido pensar y disentir con los sistemas impuestos por intereses meramente económicos. Hoy es mucho más fácil y sencillo el mundo, acatar y obedecer, incluso las propias necesidades (si no las tienes te las crean: admirable), no pensar y aceptar lo que los demás piensan, lo que unos pocos piensan. La unificación mental o intelectual se manifiesta curvando la línea recta de posturas y cerrándola paulatina pero irremediablemente, no se trata de mero consenso o acuerdo, no se trata de una unificación de convicciones, se trata de un corral circular donde si estás a la derecha(o a la izquierda, esto se cumple para todas las posturas y todas las dimensiones) a tu izquierda habrá alguien que le tocó ese lugar y ahí se quedará de por vida, y a su izquierda otro en la misma situación, al cerrar la línea el que se hallaba más a la izquierda estará en la extrema derecha o simplemente en la derecha, contenido y sostenido por un sistema económico que aprovecha la debilidad del hombre para someterlo. Pero no es culpa del sistema ni del corral, es culpa de los corderos. No se trata de posturas ideológico- políticas, se refiere a la posición ante la vida, las almas no entienden de economía ni de finanzas ni mucho menos de arbitrarias situaciones espaciales. Extrapolemos estos ejemplos al bien y al mal, para denominarlos de alguna manera; todo se cumple de la misma forma y nos perjudicamos aún más que terrenalmente. Es seguro decir que Él esta enojado, perplejo por la capacidad de autodestrucción lograda por las personas, no tomará medidas ejemplificadoras con las que ya nos castigó una vez? Cuando digo Él, me refiero a Dios, al hombre mismo, a la naturaleza, al pensamiento, al espíritu, a mi vergüenza, a tus convicciones o a la pasividad de los buenos. Podríamos nombrar cientos, miles de causas por las podríamos ser castigados, sea como sea, con castigo o sin él, deberemos repensar el curso de nuestro futuro como una sola sociedad universal, con una misma meta y pensando en todos los componentes de la misma, con congruentes derechos y obligaciones y sin la inconcebible decadencia intelectual. Que el Derecho en realidad defienda a todos y no a algunos, casualmente organizadores del sistema que deviene en oblongas a las líneas rectas; pensemos y no nos dejemos. Es irrisorio pensar y declamar ciegamente que el Derecho acompaña la evolución de los pueblos o naciones y que se amolda a los cambios sociales, es claro que si se adecua, pero a los intereses de los poderosos. Enseñemos a nuestros hijos la filosofía de lo real, muchos no se percatan que viven en un mundo que creen real pero es ficticio, ideado y regido por argumentos seudo-democráticos, el otro, el verdadero, es el universo de las verdades, donde repercuten y ocurren todas las falencias del idealizado y perfecto territorio de lo nimio e inane. Dejemos de lado a Dios por un momento, aunque no existiese( si es que existe) el resultado final será el mismo bajo cualquier condición de análisis, el arduo trabajo que llevamos adelante sin descanso, nos alcanzará holgadamente para la autodestrucción sin que medie fuerza divina ninguna. No pretendo enseñar moral ni ética, ni decir qué se debe o no hacer, el libre albedrío que hemos recibido fue justamente una forma de respetar nuestra inteligencia, nuestra razón. Es de esta forma que descubrimos que no nos respetamos ni nos entendemos entre nosotros, allí, en ese punto oscuro reside la verdadera fe, o la esperanza o por qué no, la real virtud de nuestro propio juicio. Desoyendo, como lo estamos haciendo, los mandamientos, desoímos nuestra esencia; dichas premisas aparentemente de origen celestial, no son más, a mi ignorante entender, que pautas claras que algún iluminado impuso en pos de la correcta convivencia de los pueblos, sea cual sea el credo que profesen; quién dudaría que no se debe matar? Pero en verdad la mayoría son poco menos que imposibles de cumplir, por ejemplo, no desear a la mujer del prójimo. Pues bien, aún ignorando algunos, podríamos subsistir como raza, sin pretender el Paraíso creo que con sólo unos pocos que cumpliéramos seríamos capaces de salvar la especie, de esa forma, los Mandamientos se convierten en simples reglas de convivencia en pos de sobrevivir, todos nosotros. Si bien el canibalismo existe entre los animales, en muchos de ellos, son irracionales y aún con ese desvirtuado don, son incapaces de un genocidio. O será eso lo que se impone? cuantos menos seamos más y mejores recursos habrá para unos pocos. Denominaré a esto canibalismo social, propuesto e inducido desde los propios gobiernos, quien debería cuidar y proteger a sus ciudadanos. Aunque de todas formas alguien debe trabajar. Seremos capaces de crear un mundo regido con leyes justas y ecuánimes, pensadas para la mayoría y por la mayoría? o continuará indefinidamente esta suerte de banquete con el hígado de todos y cada uno de los inocentes Prometeos donde no interesan las víctimas? El poder económico, inseparable secuaz del poder político, es el causante de las penurias de la humanidad. Son como electricidad y magnetismo, si uno existe, el otro existirá indefectiblemente, y viceversa. Tarde o temprano, las políticas de los gobiernos de las grandes potencias, caerán víctimas de sus propias acciones gubernamentales. La manipulación de pequeños países, tendientes a controlar su economía y transformarlos en mercados cautivos, utilizar a su población para la experimentación de nuevos medicamentos e incluso imponer su cultura, comienza a ejercer en sus propios habitantes una disconformidad progresiva que culminará con la debacle imperialista. Existen además cientos de situaciones, aparentemente inocuas para la humanidad, pero cuya sumatoria acelera el desenlace, acerca el fin. No es menester de este inocente relato, una novela sobre el hombre, sus debilidades, su futuro, y su salvación ( como especie), hacer mención de todas y cada una de las causas que terminaron por quitarnos la condición humana y nos devolvieron la instintiva vida que llevamos adelante. Necesitamos recomponer nuestra estructura ética y moral, todos, sin distinciones ni supuestos mesías intocables que nos digan cómo debemos actuar. Mientras estemos sobre la tierra existe la posibilidad de un cambio con miras a lograr que el futuro exista, que en algún momento podamos decir que lo alcanzamos y que es favorable. Somos nosotros mismos los responsables de nuestra situación, somos nosotros los que permitimos que nos pisen el promisorio porvenir que todos nos merecemos, únicamente por ser humanos. El Último Testamento. Un viaje al pasado, al corazón y al futuro de la Humanidad. Capitulo Uno El comienzo. Él afirma que va a morir, yo no sé si podré soportarlo, mujer- aseguró el hombre.-Ya lo sé José- afirmo la mujer, pero rehúsa ayudarse.-Creo que no hay nada que podamos hacer para evitar el desenlace. Sigue hablando de traición, supongo que debe ser una metáfora, como El acostumbra hablar, no alcanzo a comprenderlo aún- -Podrías tratar de hablar con Él cuando baje. No creo que la cena dure mucho tiempo más. Pedro le dijo a una de las criadas que nadie pudo tragar más de dos bocados. En realidad ellos sienten la misma incertidumbre que nosotros, ni imaginan qué sucederá, pero presienten que será algo no deseado- -Escucha!- susurró José- creo que están por terminar la reunión, oye como acomodan los bancos, ¡están por salir! ya salen. Espero que entienda mi preocupación, si, ya sé mujer que Él me va a entender...pero nunca me lo hace saber; creo que supone que todos comprendemos. Ojala fuera así! - Siempre le digo- - Maestro, sus discípulos no lo comprenden, y hasta a mí me cuesta a veces lograr comprensión- El siempre responde: - Cree y Comprenderás-Cuando Jesús salió, saludó a José con un gesto de su cabeza y sin decir palabra se dirigió hacia el exterior de la propiedad. Se sentó junto a un gran olivo cercano a una abertura en el muro que hacía de puerta; permaneció meditando un corto lapso y se incorporó casi con un salto, miró hacia el cielo y con gesto preocupado exclamó: - Padre, no dejes que decaigan mis fuerzas, sé que el final está cercano, y tengo miedo, tengo miedo de no haber hecho lo que me ordenaste, y asintiendo como si hubiera recibido una respuesta, bajó la mirada e ingresó a paso vivo a la casa. En el interior de la morada de su amigo, José de Arimatea, le agradeció por haberle permitido realizar la cena en su casa, esa Ultima Cena, como Él la llamó desde que decidió convocar a todos sus discípulos para cenar juntos por última vez.Con voz serena y pausada, el Maestro, le comentó a su amigo lo que había acontecido durante la comida, le relató los diálogos que hubo mantenido con sus amigos y seguidores incondicionales e hizo especial hincapié en la ceremonia que llevó a cabo por primera vez: el comer el pan y beber el vino como si fueran cuerpo y sangre del Padre.José no pudo mas que preguntarle -mi querido Maestro y amigo-comenzó- podría decirme por qué todos estos comentarios tan extraños y este comportamiento demás sospechoso?-Nada extraño o que yo no sepa ocurrirá, tranquilízate y escucha bien mis palabras, un silencio profundo secó el aire alrededor del dueño de casa, me iré pero volveré- continuó Jesús- -No sé de qué me está hablando mi Señor, hace tiempo que lo noto agobiado, como con un gran peso sobre sus hombros, creo que debería ser mas claro con lo que trata de decir- dijo casi con temor José --Te diré, estimado amigo, que todo lo que yo haga o diga está escrito y es parte de un plan; no debes preocuparte por el resultado de los hechos. Por otra parte tienes razón, estoy preocupado, pero no por mí, sino por mis discípulos, sobre todo por Judas, simplemente no ha entendido nada, no ha alcanzado a comprender lo que ha hecho, pero así fue planeado, probablemente su cuerpo será sacrificado como el mío pero por mano propia- explicó Jesús con seguridad--Maestro, por favor, cuénteme todo y yo lo defenderé con mi vida si es necesario. No permitiré que alguien lo dañe a Ud. o a sus seguidores- exclamó con voz amenazante José.[1] -No se trata de defender ni de pelear, simplemente confía en mi y en mi Padre, eres más importante de lo que crees José, tu vida está ligada a la mía y a mi destino, y de tu proceder dependerá quizás el destino de las generaciones futuras- aseguró el Maestro--Me asustas, cómo podría influir este humilde servidor en la suerte de tanta gente?- preguntó José.-Tú me proveerás el lugar para mi corto descanso; luego ascenderé a los cielos y me sentaré a la derecha de mi Padre hasta el regreso- afirmó Jesús--Por favor Maestro, explícame mejor.-Paciencia… irás entendiendo a medida que los hechos se sucedan, pero…- Jesús hizo una pausa y prosiguió con voz aún mas calma- Hay algo que sí quiero que sepas y que no olvides, la clave de tu rol en este mundo. Trataré de ser lo más claro posible y necesito que actúes de la forma más exacta que esté a tu alcance. Por lo demás, no te preocupes, siempre estaremos a tu lado y nunca correrás peligro hasta que tu hora llegue, lo que no corresponde que conozcas de antemano. Presentirás cuando el momento se acerque. Ten en cuenta que las fuerzas del mal querrán acorralarte y llevarte por caminos obscuros y apartados del bien. José debió sentarse, sus piernas temblaban demasiado. Tan compenetrados estaban en su coloquio que ni siquiera tuvieron la precaución de asegurarse que no hubiera nadie alrededor escuchando su diálogo. Cuando José se dio cuenta de la situación, Jesús lo calmó diciéndole- calma, nadie nos oye- ya se había cerciorado de que no hubiese nadie. Luego de esto ambos hombres acordaron que era ya muy tarde y seguirían hablando en la mañana, muy a pesar de José que dijo que no podría dormir si no terminaba de brindarle todos los datos que necesitaba. Así ocurrió, no sólo no pudo dormir sino que caminó casi toda la noche alrededor de la casa. De cuando en cuando se acercaba a la habitación donde Jesús estaba descansando, lo miraba y no podía entender cómo podía dormir tan plácidamente con semejante carga en sus hombros y en su alma.Por la mañana muy temprano, José se dirigió presuroso hacia donde Jesús dormía, ya no estaba; la criada le dijo - El Maestro se marchó muy temprano, antes de que salga el sol -Por supuesto que el amo de la casa se puso nervioso. Todavía le faltaban datos sobre su misión, su importante misión. Pensó en salir a buscar a su amigo y guía pero declinó de esa idea y decidió quedarse y esperarlo en su casa, tratando de ordenar todos sus pensamientos.El sol estaba cayendo detrás de la colina, El Monte Calvario o Gólgota, era denominado así por la forma de calavera que presentaba. Una pequeña elevación de no más de cincuenta metros de altura y cima roma a la cual se accedía por una angosto sendero que no era muy transitado. Muchas piedras grandes y pequeños guijarros dificultaban el acceso a la cuesta, por lo tanto José comenzó a preocuparse por la tardanza del Maestro; él se había hecho la idea de que completaría sus instrucciones en hora más temprana, por la tarde.Sentado junto a un gran olivo esperó la llegada de su amigo. Era tarde cuando Él llegó, luego de la cena. Sin mediar otra palabra le dijo a Jesús que terminara de revelarle los datos que completarían su misión.-Será difícil- sostuvo el Galileo- no te ocultaré nada.-Los romanos me apresarán, seré traicionado por uno de mis seguidores y… -No puede ser Maestro! -Cálmate- indicó Jesús- te ruego que me escuches en silencio; comprendo tu asombro pero te advertí que sería difícil de asimilar, como te decía, seré traicionado por Judas El Iscariote, él me entregará a la guardia romana, yo no me resistiré, así debe ser. El hombre azorado, lo miraba fijamente con el ceño fruncido, casi se le salían las palabras pero se contuvo. Siguió callado.El Mesías lo miró, asintió con la cabeza con un gesto seco y continuó- Me enjuiciarán y seré castigado. Seré muerto en la Cruz. En ese momento el de Arimatea no podía ya contenerse, estuvo a punto de desmayarse, pero las fuerzas no lo abandonaron y pudo mantenerse alerta y de pie.-Esta será tu crucial tarea, escucha bien, toma la copa que usé en la cena con mis discípulos en tu casa y recoge en ella un poco de mi sangre, tú sabrás encontrar el momento oportuno para obtenerla, luego Yo moriré. Con los ojos llenos de lágrimas se atrevió a preguntarle sobre lo que ocurriría mas tarde; a lo que Jesús respondió: - Tú me proporcionarás el sepulcro para mi efímera muerte física, luego de tres lunas mi espíritu me regresará a la vida y mi primera misión con el hombre habrá terminado, me sentaré a la derecha de mi padre a contemplar y a disfrutar la evolución de Nuestra amada raza humana- se le notaba en la voz y en el semblante que estaba disfrutando el momento de la narración, abstraído por la felicidad que ello le proveía.Algo no había quedado claro en la cabeza de José. Algo quedó girando en la mente de un hombre común con un designio Divino. - Su primera misión - dijo el Maestro, querrá decir que volverá? . Creo que jamás terminaré de entender a qué se refiere todo esto- pensó el hombre, como desilusionado por su ignorancia; se dijo que le preguntaría al Maestro sobre su regreso, necesitaba saber qué ocurriría. Jesús prosiguió con sus palabras. José sacudió su cabeza para eliminar de su pensamiento todas las ideas de descreimiento y poca fe- se regañó a sí mismo- y siguió escuchando al Hombre. -Deberás realizar un viaje, un largo periplo que te llevará a lugares tan lejanos y distantes que perderás el sentido de distancia, recónditos parajes con un clima totalmente distinto y adverso, mucho frío, hielo y soledad, debes prepararte física y mentalmente para eso. Tú eres un hombre joven, fuerte y con un espíritu puro, no deberías tener mayores inconvenientes para lograr tu objetivo. Podrás enfrentar todos los retos mientras pienses en Mí y en tu fe. Irás al Norte, por la ruta que tu corazón presienta; el Señor del Norte irá a tu encuentro y te ayudará a encontrar el sitio adecuado. No estarás solo, alguien te indicará qué hacer en la última parte de tu recorrido, además te asistirá y te guiará a través de las sombras. No deberás temer, siempre estaré contigo, en tu alma y dentro de ti para darte fortaleza física por si tus fuerzas corporales te abandonan en algún momento. Cuando llegues a La Colina del Sol, enterrarás la copa con mi sangre en la cima y sobre ella plantaras un árbol, un manzano y la cuidarás hasta que llegue tu hora. Deberás llevar alguien de tu confianza, dispuesto a dar su vida por el Grial. Cuando tú ya no estés en este mundo él deberá seguir velando por la seguridad del Cáliz, junto al Señor del Norte y sus sucesores y súbditos. El futuro de la humanidad dependerá de la capacidad de los Custodios, como habrá de llamarse esta hermandad, “La Hermandad de los Custodios”. Deberán organizarse de forma que esta tarea se prolongue por veinte siglos, luego de lo cual volveré a pisar la Tierra. El mundo será diferente, y la gente diferenciará aún menos el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, los hermanos de los enemigos; Padre mío- que equivocados están todos- José escuchaba en silencio las indicaciones de Jesús.-Con respecto a tu acompañante en este periplo, preferiría que fuese tu hijo mayor, Juan , quizás deba pedirte también que lo sacrifiques a él por el bien de la Raza Humana y por mi Padre, toda su vida estará a disposición del Santo Grial y del Árbol, el que no perecerá y no dará frutos hasta que mi regreso sea inminente. La gente de los alrededores se dará cuenta de que ese árbol que nunca dio frutos estará lleno de ellos, alguien notará que la hora ha llegado y reconocerá al encargado de recuperar el Grial, lo que será suficiente para que lo guíe y le muestre el camino a la Copa, así lo quiere mi Padre.José, que había estado escuchando con suma atención los dichos del Maestro, comenzó a imaginarse sus próximos años y los de su propio hijo, que ya se encontraba casado y cuya esposa pronto daría a luz. Trató de armar mentalmente en no más de diez segundos su futura vida. Decidirse le llevó menos de ese tiempo. Lo sentía en el corazón y en el centro de su cabeza. Debía hacerlo, quería hacerlo, en ese instante sintió que su vida no valdría nada si no lo hacía. Jesús lo miró y sonrió, no hizo falta esperar la respuesta.Luego de saludar a su Maestro, José salió presuroso para ultimar detalles sobre el sepulcro y a separar la Copa de la Cena, una pieza de Terra Sigillata itálica de la fase tardía de producción. Se trataba de un recipiente de cerámica de color rojo brillante que provenía de la ciudad de Arezzo, Toscana, que él mismo había traído de uno de sus viajes por aquellas latitudes junto a otras vasijas de gran calidad y selladas( sigillata) por los artesanos que las habían realizado, lo que generaba una competencia entre los distintos talleres de alfarería de la región, provocando justamente el avance o el desarrollo de más y mejores mezclas y tintes para la realización de los cuencos. Prácticamente era otro hombre, desapareció el gesto de preocupación y desasosiego de su rostro, solo quedaron las pocas arrugas que denotaban que era un hombre mayor de cuarenta y cinco años. Además poseía una inmejorable condición física para la época, posiblemente porque nunca había realizado un trabajo físico muy exigente. Siempre tuvo una posición económica holgada; le permitió el acceso a una educación superior, junto a un espíritu puro decidió su elección para tan importante misión.Esta fue la última vez que José conversó con el Maestro mientras Este se encontraba “vivo”, pero sintió su presencia muchas veces y realmente agradeció poseer esa fe incondicional. Fue eso lo que lo mantuvo vivo durante el tiempo transcurrido hasta el inicio de su periplo cumpliendo las órdenes encomendadas por Jesús.Efectivamente, todos los hechos acontecieron como Él los había predicho. A pesar del descreimiento de gente allegada a José, siempre mantuvo su posición con respecto a los sucesos por él anticipados, (había comentado a amigos y parientes algunas de las cosas que el Maestro le había transmitido), pero muchos dudaban de él e incluso llegaron a tratarlo de orate. El Santo de Arimatea, como fue conocido tiempo después, decidió comenzar los preparativos de su largo e impostergable viaje. Primero habló con su hijo, que ya se había convertido en padre y conocía su designio. Lo había aceptado hacía ya mucho tiempo (casi diez años habían transcurrido desde el suceso con Jesús). Se apresuró a preparar sus bagajes. Su hijo mayor tenía casi diez y el menor siete. Su esposa era una sumisa y afectuosa mujer que accedía y aceptaba todo lo que él le imponía. Siete lunas necesitaron padre e hijo para estar seguros de que contaban con todo lo necesario para el viaje. Ambos sabían que no regresarían, pero estaban decididos a concluir y a cumplir la Divina encomienda. José había reservado el Grial con la sangre de su Guía, que hubo obtenido el día de la crucifixión al pie de la cruz donde su Amigo fue muerto de una forma demasiado cruel, en un lugar sólo conocido por él y por su hijo. Cada año, para el aniversario de la muerte de su Maestro, acudía al Salón Sagrado( como él llamaba a ese lugar) y memoraba las vivencias con su Amigo y guía, era casi un rito. Contemplaba la sangre aun no coagulada e imaginaba cómo sería el mundo en la próxima venida de Cristo. Supuso un sitio mejor y más justo. Jamás sabría lo equivocado que estaba. Reunió el dinero suficiente para el itinerario que se habían marcado, previó algunas cosa y otras quedaron libradas a la voluntad Divina, justamente por eso todo debería resultar de la mejor manera. Le pidió a su esposa que le confeccione una bolsa de cuero de cordero, que se ajuste al tamaño de la Copa y él con sus hábiles manos, cortó el fondo de una vasija para que auspicie de tapa, que luego de colocarla, selló prolijamente. Padre e hijo partieron sin más una tarde gris y olvidada. Sólo sus esposas y los hijos sufrieron por la distancia. Jamás regresaron. Jamás volvieron a verlos. Fueron rápidamente olvidados. Los héroes fueron olvidados como tantas otras veces. Capitulo Dos El otro lado. Anna era una doncella hermosa y casta, llevó siempre una vida llena de amor, ternura para con sus parientes y amigos y de preocupación por los demás. Dyfed era el condado cuyo padre gobernaba con mano dura pero con justicia, cosa muy rara para aquella época. Era un hombre querido y respetado justamente por la equidad de sus decisiones. La vida transcurría tranquila y sin sobresaltos en aquellos rincones de Britania, pero en los alrededores el caos, la incertidumbre y el hambre se apoderaban de las personas como un virus, de repente y sin oportunidad de defenderse. La guerra llegaba sin dar ningún indicio, reptaba como una serpiente pronta a atacar, sólo en el último instante, la víctima se percataba de la arremetida mortal, cuando ya era tarde, o casi… Las luchas internas en la isla habían diezmado el espíritu de la población, sólo esa comarca y algún sitio cercano estaban aún libres de la desolación y los estragos de la guerra. Era un lugar de paso, un alto en el camino de los comerciantes que recorrían la zona con sus grandes carros de cuatro ruedas, pesados y crujientes, tirados por caballos viejos, eternamente agobiados, sin descanso y castigados. Aprovechaban al máximo cada parada, tanto como los hombres que acompañaban a estos mercaderes ambulantes; campesinos cuyas tierras fueron asoladas por hordas bárbaras o incluso algún soldado que, cansado de deambular errante, sin destino y con el temor de no saber si podría ver el sol del otro día prefería servir a estos viles y codiciosos viajeros casi mercenarios, pues en el afán de conseguir alguna moneda realizaban todo tipo de encargos, aún de los peores. La ciudadela estaba sitiada hacia el este por un bosque muy cerrado, el techo se encontraba cerca de los veinte metros de altura y una cantidad significativa de especies arbóreas poblaba el mismo. Con un soto muy espeso, el lugar se transformaba en una trampa, un laberinto muy difícil de franquear, más aún de noche. Lobos y perros salvajes cruzados entre sí una y mil veces habían logrado una raza temible, una máquina de matar. Por suerte para los lugareños abundantes ciervos, conejos y cerdos salvajes, además de otros pequeños mamíferos eran suficiente para alimentar a las bestias. Era raro toparse con alguno de estos feroces animales fuera de la espesura, asimismo, nadie que no fuera un cazador experto se adentraba en la frondosa vegetación, ni siquiera de día; solo unos pocos rayos de sol se dejaban entrever entre los millones de pequeñas hojas de diferentes tonos (con un predominante verde) sobre las cuales tenues ráfagas de luz movidas por suaves brisas hacían quebradizas la marcha de los finos haces, casi impidiéndoles que lleguen y nutran el suelo anhelante del calor solar. El resultado de a humedad y la materia orgánica en descomposición eran agobiantes, juntas producían un penetrante hedor inconfundible que llenaba toda la floresta, a veces, el leve viento que predominaba en la zona, hacía llegar esos olores hasta las cercanías del poblado, lo que sugería a la gente que el bosque estaba maldito y que olía de esa forma por la presencia de entes desconocidos venidos del propio averno. Raramente el Rey salía de su residencia fortificada, ocho habitaciones, la cámara real y los aposentos de la princesa, ornados por ella misma y su permanente nana, un gran salón dónde el Consejo se reunía periódicamente y demás dependencias que hacían de ese palacio un lugar verdaderamente muy confortable, todo eso flanqueado por cuatro torres de vigilancia unidas por muros de piedra muy altos, unos diez metros; los vasallos residían más allá, entre dichos paredones y los exteriores de la ciudadela, más altos que los interiores, alrededor de quince metros. Una fortaleza dentro de otra sería suficiente para evitar que potenciales agresores tengan acceso a la familia real. Un gran portón de madera era el único nexo con el exterior, era por ese paso que ingresaban también los vendedores ambulantes, todo custodiado por un grupo de la guardia del monarca, gente de mucha confianza, con sobrada experiencia y lealtad para desempeñarse en tan crucial tarea. Cerca de mil almas dependían de la fortificación en todo sentido, defensa, protección, acceso al comercio de forma más conveniente, no eran iguales las transacciones adentro que afuera de las murallas. En el exterior la gente no tenía tantas comodidades ni favores. Es claro que siempre hubo roces y entredichos entre ambos lados, pero el Señor de las tierras hubo mediado con sabiduría para paliar las diferencias. Sin duda, la ambición de muchos era ocupar una morada dentro de la fortaleza, sobretodo en los últimos tiempos, ya que se oían en la letanía rumores de poblados arrasados y ciudades tomadas. Eran todos campesinos los que no tenían acceso al interior, ya que debían labrar la tierra y criar ganado. Los selectos habitantes del interior eran en su mayoría soldados, artesanos, herreros, carpinteros y toda persona que tenga la capacidad de realizar un oficio, incluso si alguien de los “del otro lado”, como los llamaban despectivamente, demostraba alguna habilidad con respecto a su trabajo era posible que ingrese a través de las murallas hacia la anhelada seguridad y bienestar del interior. Sólo se les permitía traspasar las puertas una vez por mes, alternado entre los distintos productos que brindaban los verdes y fértiles campos de los alrededores de la ciudad. Todo lo que el padre no hacía, Anna sí. Caminar entre las murallas era un pasatiempo diario para la princesa, quien era muy querida y casi mimada por el vulgo. Afuera tenían otra opinión. Prácticamente una vez por semana salía de las murallas para cabalgar por las praderas que rodeaban el bosque, cerca de veinte caballeros la acompañaban como protección pero ella adoraba adelantarse para poder estar sola aunque sea efímeramente. La superficie de campo alrededor era vasta hacia el norte pero acotada por el bosque hacia los otros puntos; jamás se había aventurado más allá del mismo, pero esa mañana algo la impulso a ir más lejos. Los gritos de la guardia advirtiéndola que se había alejado demasiado no alteraron el recorrido de la princesa, se podría decir que apuraba el paso de su monta con cada alarido. Ella seguía bordeando la oscura frondosidad a puro galope y el más veloz de los caballeros se lanzó a detenerla como sea, no podía permitir que la heredera ingresara siquiera un metro en ese umbroso lugar, la corrida no duró mucho, de repente la rubia doncella detuvo su caballo, se apeó y aguardó parada hasta que el guardia llegó al lugar. Con voz baja y casi acariciándola con las palabras, Aston, así el nombre del fornido caballero, la reprendió con suavidad por su accionar. Ella no contestó. Lo miró a los ojos, esbozó una sonrisa, se aferró de la montura y con mucha agilidad subió a su caballo negro; el hombre sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, dudó un segundo pero luego reaccionó ordenando el regreso a la fortaleza. El pequeño grupo fue testigo del suceso ya que arribaron al lugar pocos segundos después que Aston. Nadie soltó una palabra, pero las miradas entre los soldados creaban una maraña de invisibles líneas de desconfianza. Este fue el primer hecho extraño esa semana. El camino de retorno fue casi al paso, la princesa como siempre iba adelante flanqueada por Aston y su segundo, Clifford, el hombre de confianza del primero; entre ambos inquirieron a la damisela.-Cómo te sientes?-preguntó Aston.-Estoy bien-respondió la dama. Casi una niña, tenía apenas dieciséis años, confiaba plenamente en sus custodios, asimismo sentía un poco de vergüenza por lo acaecido. Le costó unos minutos decidirse a narrarles lo que sintió, miraba vergonzosa hacia una mata de delicadas flores silvestres amarillas que se hallaba a pocos metros de distancia y que la niña utilizó para desviar la atención sobre ella para no estar obligada a narrar el hecho. Como los hombres, sobretodo el apuesto y joven Aston conocían sus aranas, se percataron de la situación y delicadamente la instaron nuevamente a la narración. La joven tomó aire y comenzó. -No sé que me pasó, de repente sentí la necesidad de ingresar al bosque, no sé que hubiera ocurrido si…La princesa no terminó la frase, pequeñas lágrimas comenzaron a correr por sus rosadas mejillas y devino en llanto.-No te preocupes- aseguro el guardia- siempre estaremos contigo, no es así Clifford?-No lo dude milady, nada la podría separar de nosotros- afirmó el lugarteniente. Mientras ingresaban a la ciudadela ella se repetía que era una tonta, se prometió contárselo al rey. Cuando llegó a sus aposentos, la dama de compañía, notándola apesadumbrada trató de averiguar el motivo del estado de ánimo, pero la doncella la evitó diciéndole que necesitaba dormir un poco. Pronto concilió el sueño. Durmió hasta el día siguiente. Como casi nunca ocurría, muy temprano en la mañana, el rey ordenó que preparen los caballos ya que saldría a pasear y deseaba invitar a su adorada hija a cabalgar juntos, porque según calculaba no lo hacían desde el cumpleaños de la niña el año anterior. Pensó que con el hermoso día que perfilaba podrían incluso almorzar a orillas del lago Blanco, un profundo pozo detrás del bosque, extenso y apartado; el camino más corto era siguiendo el camino por el mismo centro de la obscura arboleda. Nadie atinó a proponer el cruce, ya que ofrecería peligros vanamente, pero el monarca decidió atravesarlo argumentando: -Hace largo tiempo que no tengo una aventura, no se preocupen- sostuvo con voz grave y pesada, nada malo hay en ese lugar. Los caballeros de la guardia personal del rey se dispusieron a emprender el viaje de no más de cuatro horas por el lugar indicado por el monarca, pero Aston, quien tenía más confianza con el máximo mandatario ya que éste prácticamente lo había adoptado cuando nació, sin hacerlo de la familia real pero prodigándole cariño, afecto y permitiéndole ciertas licencias que eran totalmente prohibidas para los demás, deslizó la posibilidad de rodear la espesura para llegar al lago; el rey, entre ofuscado y obstinado contestó -Ocúpate de la seguridad de mi hija. Esa es tu prioridad- con severa y autoritaria voz. Aston, conocedor del carácter del monarca asintió con la cabeza y sin decir palabra se dirigió al encuentro de la princesa que en ese momento aparecía por la gran puerta de madera tallada finamente por los artesanos más destacados de la comarca; el jefe de la guardia ayudó a Anna a montar, la notó como ida, definitivamente no estaba atenta a la tarea que estaba realizando ya que por milagro no cayó por el otro lado del equino; el vigoroso muchacho la tomó del brazo derecho y evito el golpe. El suceso sirvió para hacer reaccionar a la dama, pero no alcanzó a recuperar la vivacidad de su mirada y la permanente sonrisa con la que comenzaba invariablemente cada jornada. Él extrañó eso. Algo que venía admirando hacía ya dos años; desde que ella cumpliera catorce años, la edad en que las niñas se hacían mujer. Jamás dijo ni hizo nada con respecto a lo que sentía por aquella niña; no tenía el valor para comunicárselo al padre, además no sabía si era correspondido, suponía que él interpondría entre ambos el argumento que eran casi hermanos. Diez segundos estuvo absorto, la única conexión con la realidad era su mano derecha asida fuertemente a las riendas del corcel que venía acompañándolo hacía casi diez años. Diez segundos en los que pasaron frente a el los últimos dos años junto a Anna, y dudó. El grito de Clifford para comenzar la marcha le devolvió sus sentidos, y a la carrera se colocó a la izquierda del rey, a la derecha se situaba la princesa y un caballo atrás el hombre que hacía de nexo con el resto de la custodia, el gritón, apodo que se había ganado en muy buena y merecida ley. Una vez ingresados al bosque, los custodios formaron un cerco en derredor de los nobles, dejándolos en el centro, alejados de cualquier potencial ofensor. A paso vivo de los bien mantenidos y entrenados cuadrúpedos, prontamente alcanzaron el centro de la espesura, era extraño, no había hedor alguno, la hojarasca parecía haber sido recogida y los pastos delimitaban un seudo sendero que culminaba entre dos de los árboles mas altos y frondosos que jamás hubieron visto; y detrás de ellos, la fronda era aún más cerrada, por ende más oscura; pasaron frente al lúgubre sitio y no pudieron evitar dirigir la mirada hacia el interior. Setas de todo tipo predominaban sobre la corta hierba y daban un aspecto muy singular a ese espacio definido; notaron la diferencia de humedad ya que los caballos hundían sus vasos más profundo que en los otros pasos, y era solo la entrada, no había sonido alguno en los alrededores, todo parecía muerto. No alcanzaron a ver más allá de la entrada, la poca luz reinante en el coto impedía la visualización de formas más allá. En fila india todos pasaron y la misma sensación de angustia fue experimentada por todos y cada uno. Anna, que iba casi a la cabeza de la formación se detuvo unos segundos frente a los gigantescos árboles y daba la impresión que no podía avanzar, pero su monta fue jalada desde adelante por su atento padre quien por primera vez se percató del extraño comportamiento de su hija, lo cual habíale comentado Aston minutos antes. El camino que restaba hacia el lago fue recorrido sin sobresaltos, en silencio, una vez que hubieron llegado a las orillas del espejo de agua, los custodios se dispusieron a atender a los caballos, pero miradas nerviosas se cruzaron una y otra vez e inclusive alguno de más rango se atrevió a hacer algún comentario acerca del tenebroso lugar por el que habían transitado. Era cerca del mediodía, y los afectados a la cocina se dispusieron a preparar el almuerzo mientras otros ponían de pie la tienda de campaña que habría de cobijar a la familia real, a los oficiales del círculo intimo y a las dos criadas que atenderían a la joven y bondadosa princesa durante la jornada de solaz. El plan era claro. Debían retornar con tiempo suficiente para volver a cruzar el bosque de día lo que limitaría las horas de descanso. Fue por eso que el rey, muy sabiamente, indicó a sus súbditos que retornarían bordeando la floresta, camino que, si bien era más largo y les demandaría mas tiempo sobre las montas dejaría más tranquilos a todos y además podrían realizarlo de noche sin sobresaltos. Los soldados aceptaron con fervor la decisión del monarca, incluso cambiaron los ánimos entre los guardias. Competencias de destreza física, técnicas de guerra e incluso pasajes de un improvisado teatro amenizaron la jornada hasta casi la caída del sol, hora en que emprendieron el retorno aún con una tenue luz en el horizonte enrojecida por la atmósfera y reflejada mil veces en las nubes que teñían su blanco color en un rojo pálido. Al paso y hablando animadamente en voz alta, comentando los hechos del día, la pequeña tropa denotaba un estado de ánimo jovial, tanto así como la real familia y su entorno más allegado. Cerca de dos horas marcharon tranquilamente, ya la oscuridad gobernaba, cuando el caballo de Anna relinchó espantado y se echó a correr a increíble velocidad, se oyó un grito de la doncella pero apagándose en la distancia, su padre y Aston no podían creer la velocidad del negro corcel; ambos salieron disparados detrás a todo galope pero veían desesperadamente como la niña se alejaba dirigiéndose peligrosamente hacia la espesura, más inquietante aún de noche. El temor de los dos hombres y de algunos que atinaron a seguirlos a que ingrese al bosque a esa velocidad de noche, para peor sin luna, con una monta fuera de control se hizo realidad en el momento en que vieron el vuelo de la falda de la niña, de color claro, internarse en la umbrosa espesura. Siempre por detrás, gritando para que Anna les grite también y así dilucidar su posición, los hombres comenzaron a desesperar ya que las tinieblas se habían adueñado del lugar y se tornaba imposible poder localizar a la dama; mas se adentraban, más oscuro se tornaba el ámbito, ya no lograban oír siquiera los cascos del caballo de la princesa, decidieron separarse en tres grupos y rastrillar la zona a paso firme pero no galope, temían que la mujer hubiera caído y perdido el conocimiento, debían anteponer la cordura y la organización a la desazón. Por horas recorrieron el interior del zarzal sin resultados, al tiempo de juntarse, el rey envió por el resto de la tropa quienes habían quedado atónitos en el exterior de la fronda; presurosos, traspasaron el límite de arbustos y comenzaron una nueva búsqueda, esta vez más precisa. Un grupo regresó a la fortaleza con la noticia y el oficial a cargo organizó una defensa mínima que debía garantizar la seguridad de los pobladores; debía además enviar a todo hombre para sumarse a la búsqueda de la querida y desdichada princesa. Todos pensaban que rodeando el bosque con cerca de quinientos hombres y en forma de peine avanzar hacia el centro no había forma de no hallar a la damisela. Dos días les tomo a la totalidad de los colaboradores un sigiloso rastrillaje que los llevó a todos al centro, con el corazón vacío por la angustia y sin ningún rastro, guardias, soldados y hombres comunes se encontraron frente a los dos gigantescos árboles delante los cuales, algunos habían pasado tres días antes. Solo uno de los hombres no se sorprendió por el tamaño de los árboles, el más anciano, que a pesar de su avanzada edad quiso ayudar en la búsqueda; según se decía, éste viejo, luchó en la última batalla junto al padre del actual rey y nadie conocía a ciencia cierta su edad pero suponían que tenía ya más de cien años (una edad impensada para la época, siglo I luego de la venida de Cristo, nacido alrededor del año treinta de nuestra época) Hace muchos años estuve en este lugar y estos árboles ya tenían este tamaño-comentó el anciano. Los presentes dirigieron la mirada hacia el veterano hombre como pidiéndole que continúe su relato, cosa que comprendió de inmediato y continuó:-Desde que yo contaba solamente con ocho años de edad mi padre me traía al bosque a cazar, como ustedes saben, los mejores ciervos de la comarca se encuentran aquí, él me enseñó a no temerle y a respetarlo. Preparaba trampas y redes con mis pequeñas manos como también afilaba las puntas de las flechas con una piedra que mi padre cuidaba como oro. Muchas veces me quedaba solo, preparando los cueros para transportarlos, mientras él seguía algún rastro o se iba de repente sin previo aviso luego de percibir el olor fétido de un cerdo salvaje, muy grandes en ésta parte de la isla. Todos se habían acomodado alrededor del centenario narrador y por un momento se olvidaron de Anna, incluso Aston y el rey oían boquiabiertos la historia que era contada muy precisamente, cosa que les llamó la atención por la edad del anciano. Cuando era ya mayor-prosiguió el viejo-cerca de los quince años, y aún mi padre vivía, ocurrió un hecho que conmocionó a la ciudadela; la hija mayor del rey, lady Elizabeth, desapareció una mañana en el bosque luego que su caballo se desbocara e ingresara al bosque. El rey asombrado por el cuento y más que nada por el dato que recién conocía: según la tradición ningún rey jamás había sido padre de una niña hasta el día en que nació Anna; pero según el hombre, hubo otra heredera. No había registros oficiales de la doncella como tampoco persona viva que ratificara los dichos del viejo. Aston, azorado, inquirió al narrador para que continuara con su relato. Roland, así su nombre, prosiguió, pero esta vez denotaba su voz cierto nerviosismo que hacía tremolar sus palabras -como siempre, me encontraba cazando por estos lugares y vi. pasar a mi lado sin percatarse de mi presencia a la princesa Elizabeth, con la mirada perdida y sin asirse a su monta. El caballo se movía al paso y se dirigió hasta estos árboles que ahora tenemos enfrente; la dama bajó sin usar las manos como si estuviera colgando de cuerdas invisibles, caminó unos pocos pasos e ingresó a ese lugar que vemos más allá de los árboles, donde desapareció…. Los hombres lo observaban callados y al escuchar la última parte abrieron los ojos y levantaron el ceño en señal de incertidumbre y quedaron esperando la última frase.-Para siempre-terminó Roland. Hagan callar a ese viejo falaz -interrumpió el rey - no creo nada de su relato.-Es cierto mi señor-dijo casi suplicando el anciano-lady Elizabeth era la primogénita de su abuelo, pero ocultaron su desaparición negando su existencia.-Mi padre nunca habló de una hermana-precisó el monarca. -La primera esposa de su abuelo falleció al nacer la desdichada niña Elizabeth, recién luego de la desaparición de su adorada hija el rey desposó a su abuela, con la cual formó toda la familia tal como la conocemos; al año de estar juntos nació su padre y al siguiente su tío-explicó con buen ánimo el viejo.-Es verdad, replicó el soberano, mi abuela era casi treinta años menor que mi abuelo; pero lo que no entiendo es cómo sabe usted todas esas cosas, que edad tiene?-requirió el soberano con cierto recelo. Lo cierto es que no tengo más en cuenta los años, pero debo soportar sobre mis hombros alrededor de ciento cincuenta años, pero…Más sorpresas!- interrumpió con tono irónico Clifford quien seguía con atención las palabras del anciano ahora más que centenario; que más puede agregar? - terminó.-Pero Roland, no aparentas más de sesenta o setenta años, cómo puedes explicar eso?-agregó Clifford, quien conocía al anciano desde hacía varios años y con quien había logrado cierta afinidad por el interés que tenía por dominar el arte de la caza, cosa que el anciano conocía muy bien.-Déjame continuar con lo que debo decir, hace años que tengo la intención de sacarme de encima este peso, creo que llegó la hora de hacerlo, nunca tuve el valor-aseguró con tristeza el agobiado anciano; en un primer momento supuse que lo que hube presenciado fue una ilusión, pero cuando logré comunicarme con la gente, ya era noticia la desaparición de Elizabeth; en verdad luego de verla casi volar hacia ese sitio, una fuerza extraña y muy potente me levantó en el aire y me arrastró al mismo lugar que la princesa, en ese momento perdí el conocimiento. Al otro día desperté desnudo, con el cabello negro azabache como vuestro caballo majestad-dijo mirando a los ojos al rey, quien desvió su mirada, y con una sensación de fortaleza física que nunca pude explicar y a la cual temí por décadas, nunca la hice notar delante de la gente pero puedo dar claros ejemplos de lo que quiero significar. Sin más, el menudo anciano se deslizó por debajo de uno de los caballos con su monta y lo levantó con sus brazos por sobre su cabeza. Podría pasarme así todo el día-afirmó con una sonrisa temerosa. Nadie salía de su asombro, oficiales y soldados quedaron absortos por la demostración del hombre canoso y no pronunciaron palabra, solo gestos y ademanes. Cuando dejó en tierra al equino y su jinete continuó con la exposición. -He tenido visiones y pesadillas durante toda mi vida desde aquella mañana y siempre presentí que había algo malo en mí, nunca me enfermé y las veces que me accidenté no sufrí lesión alguna, tuve miedo pero ya no, aprendí a convivir con esto, pero vi. morir a toda mi familia y hace mucho tiempo que estoy solo. Estoy cansado de vivir de esta forma, por eso cuando me enteré del suceso de Anna quise venir y ayudar de alguna manera, espero que lo que les he contado pueda aclarar algo de este confuso episodio; por último les digo que ese día cuando volví en mí, estos enormes árboles ya no estaban y el siniestro lugar se confundía con el resto de la fronda, es muy extraña la presencia de ellos nuevamente. Casi al unísono los hombres comenzaron a gritar que deseaban adentrarse a buscar a la damisela, a lo que el rey asintió con más gritos; sin pensarlo dos veces arremetió hacia los colosos y se internó en la misteriosa oscuridad, fue seguido por toda la gente que estaba colaborando en la requisa, salvo Roland, quien se acomodó en una de las vigorosas raíces como a esperar su destino. Increíblemente cabalgaron por dos días en una superficie que podrían haber recorrido en dos horas, parecía que el piso corría más rápido que los caballos, vivieron un fenómeno que no podían explicar con palabras. Los colaboradores que se movilizaban a pie, desfallecientes, desistieron de la búsqueda a las pocas horas, pero lograron abandonar la floresta y acamparon para aguardar el regreso de la columna principal; pero al otro día al ver que no volvían comenzaron a retornar al caserío por grupos a medida que iban acumulando el valor suficiente para ello. Pocos eran los presentes cuando el rey y los demás emergieron del bosque, extenuados y alicaídos por el desgraciado hecho y desconcertados porque prácticamente fueron devorados por la espesura. Cuando por fin lograron recobrar totalmente sus sentidos, entre los cambios de opiniones y el intento de definir correctamente lo sucedido repetían constantemente la palabra infierno. Sin saberlo, era la definición más precisa que pudieron pergeñar. Roland tampoco apareció, supusieron que debía haber vuelto a su casa antes que los demás salgan del silencioso y espeso monte. A casi un año de las desapariciones, el viejo tampoco fue vuelto a ver, el rey, Aston y en verdad todos los pobladores seguían desconcertados y dolidos, sobretodo por la princesa, tan querida entre los vasallos, pero una mañana, con el sol a medio camino del cenit, con un pequeño niño entre sus brazos, la pequeña Anna solicitaba que abrieran las puertas exteriores de la ciudad a los guardias que la contemplaban atónitos; inmediatamente el jefe de la guardia descendió y personalmente flanqueó el paso de la doncella y se ofreció, entre emocionado y sorprendido a escoltarla hasta el Salón de Acuerdos, donde su padre se encontraba reunido con el mensajero de un rey vecino, ambos preocupados por una horda bárbara dispuesta a arrasar todo a su paso. Gritos de alegría y sorpresa se escuchaban por los pasillos del palacio, las calles de la ciudadela estaban cubiertas por una multitud que vivaba a Anna, quien parecía no estar enterada de la situación, ya que miraba a su alrededor como si no comprendiera lo que ocurría, cosa que llamó la atención del jefe de la guardia. Ella solamente se dejaba llevar; cuando llegó a la puerta del salón donde se encontraba su padre, ésta se abrió repentinamente, el rey no podía creer lo que estaba percibiendo, con los ojos llenos de lágrimas, corrió a abrazar a su hija; ésta actuó como si nada hubiera ocurrido, cedió el niño a una de las criadas que había llegado presurosa para saludarla, y abrazó a su padre. En un momento la princesa, realmente sorprendida, preguntó para sorpresa de todos -A qué se debe tamaño recibimiento luego de un día de campo?.Todos los presentes, salvo los emisarios del rey Athos, quedaron atónitos, simplemente no entendían que estaba ocurriendo. Qué había ocurrido son la princesa?, Cuál fue su paradero durante casi un año?. Serenamente el rey se acercó a la bella damita y le susurró -no recuerdas nada, no es cierto?. -Sobre qué padre-contestó la niña. El rey tomó suavemente a su hija por la parte posterior del delicado y fino cuello y acercó la rubia cabeza a su pecho en un gesto conjunto de comprensión y protección. - voy a encargarme de ti personalmente-aseguró el monarca; este diálogo terminó por crear una inquietud en Anna, que la llevó a preguntarle a su padre que había ocurrido, quién narró los hechos de una manera concienzuda para que no pierda ningún detalle de lo acaecido casi un año atrás. Mientras el monarca ponía en conocimiento a su hija, con un semblante que evidentemente denotaba preocupación, las criadas se ocupaban de la criatura; con mucha dedicación asearon al niño y cambiaron sus ropas. Una de las colaboradoras observó en el pequeño una rara marca en su cabeza, como una cicatriz, cuando apenas rozó la zona con la punta de su dedo el bebé comenzó a gritar y a llorar; simultáneamente, un pesado jarrón con agua cayó al piso produciendo un estruendo que realmente asustó a las mujeres. La más vieja de todas miró al niño y sintió, según sus propias palabras, un escalofrío en todo el cuerpo. -Algo maligno se esconde dentro de este pobre niño-agregó la dama, quién mas tarde le comentó lo ocurrido directamente al rey. La princesa perdió el conocimiento segundos después de haberse enterado de lo ocurrido. Luego de varios minutos tratando de reanimarla, lo lograron haciéndole aspirar una sustancia con un fuerte olor acre; despertó tosiendo y haciendo arcadas. Luego de eso pidió que la dejaran sola y que le traigan a Merlín, así el nombre del niño que traía consigo y que para sorpresa de todos afirmó que era su hijo. Por supuesto que la orden fue seguida al instante. Pidió que la dejaran sola con el niño y que cerraran las puertas y ventanas. Luego de obedecer, una de las criadas, la más vieja, se apostó detrás de la puerta a escuchar y luego de un silencio de unos minutos oyó como la madre le hablaba al niño y éste le respondía como si fuera un adulto durante un rato prolongado, de pronto quedaron en silencio y la dama se alejó corriendo pensando que la habían descubierto. Desde que el niño llegó al palacio ocurrieron muchas desgracias entre los súbditos, como lo sucedido con la vieja dama de compañía, que rodó por las escaleras y murió con el cuello roto; o el suceso en el que el caballo de Aston, excelente jinete, lo arrojó y casi le cuesta la vida; siempre en presencia del rubio niño, quien no hacía mas que observar las escenas. Comenzó a sonar un rumor con respecto al niño: - ese niño está poseído por algún demonio, o es hijo de la criatura del bosque! - afirmaba la gente. Demasiados hechos desafortunados se sucedieron y el rey no pudo seguir obviando la situación. Convocó al Consejo de Mayores, algo que no ocurría desde hacía muchos años, para que lo ayuden a dirimir objetivamente el problema; estos hombres, en su mayoría ancianos, eran gente muy culta y de bien, y hasta se decía que poseían ciertos poderes mágicos o divinos, cosa que nunca se comprobó. Justamente pensando en esos dones fue que el rey requirió su presencia, suponiendo que algo o alguien sobrenatural actuaban sobre su hija y su nieto. (Aún no habían aclarado la concepción y el parto del niño, como tampoco quién era el padre, pues cada vez que se tocaba el tema, Anna, parecía desorientarse por completo y su mente quedaba en blanco.)El Consejo entrevistó a testigos de lo ocurrido durante esos casi dos años, quienes aseguraban que el culpable fue la criatura. También dialogaron con la princesa y su hijo, una pequeña persona muy despierta y hasta sagaz para la edad de tres años (supuestos) según lo definió el más viejo del grupo, quien escuchó detenidamente todos los testimonios y observaba detenidamente el comportamiento del niño. Mientras tanto, otro problema se acercaba a la golpeada ciudad. Parte de un escuadrón del numeroso ejército del rey Athos, se acercaba a marcha rápida hacia la ciudadela en plena retirada luego de haber sido vencidos y su ciudad devastada frente a las tribus del Sur. El emisario de dicho rey llegó por la mañana y les comunicó que Athos llegaría al otro día por la tarde; les sugirió también que prepararan todas las fuerzas disponibles para hacerles frente juntos, ya que suponía que eran perseguidos para exterminarlos y sabían que el próximo ataque sería esta ciudad. Inmediatamente el rey pidió al Consejo que le comunique su decisión para arbitrar las medidas necesarias para la protección de su hija. Lo que oyó no fue lo esperado. -Su nieto es el hijo del Mal -aseguró el consejero sin dudar. -Que hago?-demandó el rey entre apenado y desesperado.-Debes deshacerte de él lo antes posible, sin que su madre lo sepa-casi como una orden dijo el anciano.-Pero es un niño de tres años. Que culpa puede tener?- defendió el rey.-Le aseguro, Su Majestad, que no es lo que aparenta ser. Debajo de esa piel de niño se encuentra el mismo demonio-aseguró el viejo.-Pero, cómo lo saben?. Tienen pruebas de lo que dicen?- con voz acongojada preguntó el monarca.-Mi Señor, no es la primera vez que se presenta una situación como ésta. -Debo decirle que la última víctima del ser maligno del bosque fue su hermana, sólo que ella debe haber fallecido en el parto pues nunca volvió; mucho tiempo atrás otra doncella regresó con una criatura tal como Anna con su hijo, y a los pocos meses comenzó una verdadera hecatombe de muerte y hambre que casi terminó con esta ciudad, lamentablemente quien mató al niño debió ultimar a su madre también ya que lo defendía como una loba hambrienta. -Desde que arribaron vinimos vigilando el comportamiento de ambos y no intervinimos sólo porque esperábamos que el amor de la madre contrarrestara el maleficio y porque lo sucedido podía aún controlarse en forma terrenal. Una sola diferencia vemos con este caso; es que su hija es pura de alma y lleva la bondad y el amor dentro de su corazón; si pudiéramos romper el hechizo ese niño podría crecer como un niño normal o quizás retenga todos o parte de los poderes con los que cuenta - terminó el asesor.-Por favor, el tiempo apremia; debo preparar el ejército y debo salvar a mi hija y a mi nieto. Qué debo hacer?-Imploró el rey-Los dioses lo han puesto a prueba Mi Señor, el único que podría romper con ese hechizo es usted.-Dime como y lo haré sin dudar- Afirmo con voz segura.-Debes ir al bosque, al lugar que tu ya sabes, entre dos grandes árboles, e invocar al ser maligno, enfrentarlo con valor y exigirle que aleje el conjuro de tu hija para que el libre albedrío reine sobre el comportamiento de tu nieto, no se podrá negar, es el designio Divino; pero hará todo lo posible para que flaquees en el intento y no puedas pedírselo cara a cara. La peor masacre de nuestra historia aconteció luego que tu tatarabuelo muriera entre esos mismos árboles con el corazón partido por el terror. Debías saberlo, tienes pocas posibilidades de regresar, no decaigas, todavía tienes tiempo de armar a tu ejército si te apresuras y te diriges al bosque en este mismo instante. Llévate este amuleto y no olvides tu espada, nunca estará de más. El rey se preparó y antes de partir solo, llamó y puso el tanto de todo a Aston, confiándole el mando de la defensa para el caso que no volviera. Asimismo dejó expresas instrucciones para la sucesión del trono. -quiero que tú seas mi sucesor, Aston, le encomendé al Consejo que hagan cumplir mi deseo, sabes que sin heredero directo debo elegir a alguien que siga y conozca mis creencias y convicciones. Además debes poner a salvo a mi hija y al niño, sea lo que sea, confío en que los liberaré del maleficio a ambos, pero necesito que estén lejos y seguros, luego quiero que los encuentres personalmente y si todo está en orden corones a mi nieto como nuevo rey-pidió el monarca.-Todo se hará como usted lo desea, mi Señor, pondré a salvo a su familia lejos de este lugar para protegerlos de la horda de bárbaros y pase lo que pase los defenderé con mi corazón-aseguró Aston.-Gracias amigo, confío en ti, cuida a todos y gobierna con sabiduría- se resignó el monarca.-Vas a regresar, ya lo verás- aseguró el criado y hombre de confianza. Visiblemente conmovido, el rey miró a su amigo-sucesor y sin decir nada más partió rumbo al bosque, a la incertidumbre, en soledad con su espada y el amuleto. El fiel corcel casi se deslizaba sobre la verde planicie; mientras el rey iba recordando toda su vida, haciendo un balance de sus actos y decisiones. Estaba tranquilo, apuró el paso para llegar al bosque lo antes posible, preferentemente de día. Con los últimos vestigio de luz, y con un cielo entre rojo y morado arribó a la frontera entre el bien y el mal, todas las dudas que toda la vida lo persiguieron a él y en verdad a todo el pueblo eran reales, en el centro de la frondosa arboleda habitaba el mal, ya la luz había desaparecido totalmente y el único contacto con el mundo era el ruido de hojas y ramas quebrándose bajo los cascos del pesado equino, a paso lento y firme avanzó hasta que casi se golpea con las ramas más alejadas de los enormes árboles, parecían más grandes aún, no podía creer que hubiera llegado hasta ahí sin ningún tropiezo, no había rastros de nada sobrenatural que lo inquietara. De pronto un chasquido perforó el silencio y continuó con un alarido que no cesaba y que logró cortarle la respiración por unos segundos, pero el valiente caballero desenfundó su espada, taloneó a su cuadrúpedo aliado y contestó con otro alarido de guerra, a todo galope vio entre la espesura una fuente luminosa y percibió un conocido olor nauseabundo con un dejo sulfuroso, lo que lo alertó sobre una presencia demoníaca. Lanzado a la máxima velocidad que su caballo pudo alcanzar y blandiendo su significativa espada fue que una fuerza superior lo arrancó de su monta y cayó pesadamente contra el tronco de un viejo árbol derrumbado; entre desorientado y asustado se incorporó y deslizó hacia abajo la parte del yelmo que cubría su rostro pensando que la protección física que le brindaría sería suficiente. Apenas podía movilizarse con la pesada armadura que, a medida, le hubo de fabricar el hábil herrero real y que contaba solamente con un peto y con láminas dobladas en forma de U a lo largo de los brazos y piernas sin terminar de cerrar el tubo y un casco, que aunque fabricado a medida del bravo líder era muy incómodo y pesado, se encaminó hacia el resplandor que se había tornado rojizo a paso lento, parecía no llegar nunca, sintió la misma sensación que el día que buscaban a su hija, la tierra parecía moverse en dirección contraria a su propio desplazamiento, pero súbitamente notó una liviandad que lo transportó cientos de metros hacia el frente. Al reaccionar, una figura antropomorfa pero indefinida de más de dos metros de altura estaba parada delante de él y lo miraba inmutable; emanaba una luz rojiza y el fuerte olor mutó a un hedor insoportable. El miedo provocó que sus piernas se relajen, pero desde el fondo de su fuerte corazón lleno de amor por su hija, extrajo el valor necesario para increpar al oscuro ser. -No sé quién o qué eres, pero te exijo que liberes a mi hija y a mi nieto de tu maligno poder reclamó el rey.-Tu eres una criatura inferior y no puedes exigirme nada, pero reconozco que valor no te falta-respondió el maléfico ser con voz apagada. -Ni siquiera puedes tocarme, cohabitamos este mundo en distintas dimensiones y no podemos coexistir salvo por nuestros vasallos. En tu dimensión tú eres el rey, yo lo soy en la mía. Hace miles de años que tratamos de pasar el umbral que existe entre ambos mundos, lo hemos conseguido un par de veces pero siempre se las arreglan para devolvernos a nuestros dominios, yo represento lo opuesto, somos nada más que lo necesario para mantener el equilibrio necesario, también yo soy creación divina. Yo soy el padre de tu nieto, como de tantos otros que andan por ahí, sirviendo a mis deseos, uno de ellos es el jefe de las hordas de salvajes que por estos momentos estarán arrasando tu ciudadela, lamentablemente su cerebro no fue apto para desarrollar toda la capacidad para la que estaba destinado. -Eres una bestia nauseabunda, osaste tocar a mi hija y por ello pagarás-sentenció el airado monarca.-Basta, no debo darte explicaciones, pero este niño es especial, no puedo ceder a tus requerimientos, no puedo entregártelo de ésta forma. En un lugar muy lejano a estas tierras nacerá un niño tan especial como tu nieto, llamado Jesús, el será el encargado de contrarrestar el poder de mis hijos y a partir de Él se creará un frente gigantesco contra nosotros, lo que hasta ahora estuvo escondido saldrá a la luz. Este niño debe eliminar al enviado-terminó el ente. El rey, que a este momento tenía el corazón latiendo casi al doble del ritmo normal, no sentía nada excepto asco y odio por esa bestia y dudó un segundo en levantar la pesada espada y dejarla caer pesadamente y con todas sus fuerzas sobre el lado derecho del seudo-cuello del demonio que jamás esperó una reacción como esa; el monarca nunca sabrá qué fue lo que lo ayudó, si el haber pensado instintivamente en ese niño recién nacido, el cual le transmitió la fuerza necesaria y su bondad o su sed de revancha y venganza.(todos sabemos qué fue).La espada ingresó desde el hombro hasta la mitad del pecho del repugnante ser, quien sorprendido e incrédulo de su inesperado final solo atinó a lanzar el más escalofriante alarido que se pudo haber oído jamás, alcanzó a tomar la espada y arrojarla con una fuerza bestial pero agónica; luego de eso ardió completamente en llamas y con un sonido parecido a nada se incrustó en el ahora chamuscado suelo. El rey, agobiado por la lucha y con pocas fuerzas físicas y síquicas giró para ver el lugar donde estaba su espada, bendita espada, pensó el. A veinte metros de donde el se encontraba estaba el arma incrustada en un montículo rocoso de muy baja altura, en forma horizontal hasta casi la mitad del largo del implemento bélico, y a su lado una enorme cantidad de perros-lobos, que lo observaban con mirada feroz, con sus babeantes fauces entreabiertas, -no podré volver a blandir esa espada- pensó el valiente caballero, todavía aturdido y abrumado por el diálogo mantenido con la bestia. -Hay decenas de esos feroces animales, y por la forma que están distribuidos aparentan custodiar la espada, puede ser esto posible?- se preguntó dubitativo. El hombre solo atinó a quedarse quieto y esperar que los lobos ataquen. -Me defenderé con los dientes si es necesario-murmuró para si en voz muy baja; pero inesperadamente la jauría desapareció de su vista y un halo de luz muy blanca se poso sobre la espada como invitándolo a tomarla, se acercó lentamente y trató de arrancarla de la piedra en la que estaba encajada cuando todo el ambiente se llenó de una voz dulce que transmitía confianza y regocijo del alma que le dijo: - Ya has hecho demasiado por Mí y por los tuyos en este mundo!, vuelve a tu lugar y diles que la espada solo podrá ser retirada de su lugar por un hombre de corazón puro y será para defender a Mi hijo en un tiempo no muy lejano. El rey no soportó la curiosidad y preguntó, fijando su vista en las alturas. - Quién eres?, qué eres?, por favor dímelo-dijo entre temeroso y decidido. -No temas, aclaró la Voz, la conjunción de tu valor y la bondad de tu hija liberaron a Merlín del hechizo al que estaba sometido, pero es mi voluntad que el niño conserve sus poderes en pos de la luz, él será el encargado de custodiar esta espada y de entregarla en el momento adecuado; tú deberás ayudar a tu nieto en su tarea y ten confianza, la luz prevalecerá- Luego de sus últimas palabras la sensación se desvaneció y el hombre se sintió pequeño nuevamente, pero convencido de sus tarea y decidido. Partió hacia su morada raudamente para elaborar una defensa de su ciudad, la cual gracias a la premura de Aston ya estaba organizada- Los soldados que venían en retirada ya habían arribado a la ciudad y estaban recomponiéndose física y moralmente, Anna y su hijo estaban en sus habitaciones y Aston estaba reunido con el Consejo cuando Sigmar, así el nombre del rey, pisó nuevamente el suelo de su casa. Ingresó con la mirada alta y de improviso haciendo que voces de sorpresa sonaran en la magnífica habitación, las que a los pocos segundos se transformaron en vivas de algarabía y euforia. -He vuelto- comenzó el recién llegado- y tengo muchas cosas que hacer, pero lo primero es defender nuestro lugar y el de nuestros ancestros, quiero que me muestres y me expliques la defensa que idearon, saben cuantos serán los agresores?- Aston explicó exactamente el plan de defensa y Sigmar quedó conforme, además se felicitó por haber elegido tan bien a su efímero sucesor. .Los informes de la avanzada indican que son cerca de cinco mil almas las que vienen a atacar nuestro hogar, tengamos en cuenta que los soldados de Athos están cansados y agobiados por la batalla y el viaje que, obligados, debieron afrontar escapando de esos bárbaros- finalizó el hombre de confianza de Sigmar. Durante toda la noche prepararon el campo de defensa, quisieron llevar la lucha lo más lejos posible del poblado así que dispusieron las primeras filas de choque a diez kilómetros de la fortaleza. Mientras tanto en las habitaciones de Anna, su hijo Merlín había sufrido cambios que llamaron la atención de su madre y las criadas, su mirada se había ablandado y una sonrisa se dibujaba en un rostro ahora angelical. El niño comenzó a relatar la batalla que se avecinaba como si ya hubiera ocurrido y cuyo final, incierto aún, era según el niño desfavorable para los locales. Anna, desesperada por lo escuchado, instó a su hijo a que le diga cómo debían encarar la lucha, a lo que el niño respondió con detalle la forma correcta de defensa que parecía pergeñada por un general muy experimentado; la dama cabalgó hacia la línea de defensa y le comunicó a su padre lo acontecido y el plan de Merlín para contrarrestar la diferencia de soldados que representaba el mayor contratiempo estratégico. El rey tardó en comprender lo que había sucedido pero luego de unos minutos no dudó en reacomodar sus fuerzas y dialogar nuevamente con sus generales para adecuar las órdenes de la nueva defensa, los mismos también dudaron un instante al enterarse del cambio de órdenes; es claro que Sigmar nunca les dijo la fuente real del nuevo plan, pero las acataron en silencio y respeto por su soberano. Apenas habían logrado completar dos mil trescientos hombres para la defensa, contando los campesinos reclutados de emergencia, los soldados de Athos y los propios. Había mucha gente que defendía una posición pesimista del resultado, lo cual era muy entendible dada la realidad de los acontecimientos, pero el valor de los hombres sería definitorio para el desenlace. Cerca de la salida del sol, las tropas del rey Calven asomaron por encima de las colinas del norte con un frente de casi mil quinientos metros; Sigmar, Aston, Athos e incluso Clifford comandaban una columna de entre seiscientos y ochocientos hombres cada uno, que se distribuyeron en medialuna defendiendo exactamente mil quinientos metros tal como lo había predicho Merlín. Con el bosque a su izquierda, los bárbaros, quienes llegaban desde el norte luego de haber rodeado la ciudad, atacaron de frente confiando en la superioridad numérica pero no tuvieron en cuenta que en poco tiempo estuvieron rodeados por los mejores arqueros y jinetes que hayan visto; e inexplicablemente un gran número de contrincantes se dirigió al bosque para no volver a emerger nunca más. La batalla duró apenas dos horas, pero fue sangrienta y casi no hubieron sobrevivientes de parte de las hordas, no así del bando de los defensores quienes tuvieron muchas bajas, perdieron mil doscientos hombres, logrando sobrevivir más de la mitad de los guerreros quienes esta vez toaron la victoria de los cabellos. Una semana después de la lucha, Sigmar juntó a su entorno intimo y comentó lo acontecido en el bosque, la voz, los requerimientos, el futuro de Merlín y su decisión de cumplir su palabra a cualquier precio. Todos estuvieron de acuerdo, sobretodo teniendo en cuenta la ayuda recibida por el niño. Fue Anna la que confesó a Aston su amor, quien por supuesto aceptó y la tomó por esposa treinta días después. Merlín creció y se transformó en un vigoroso muchacho de gran corazón y por supuesto con muchas dotes ocultas que salieron a la luz cuando.... Capítulo Tres El viaje José y su hijo se encaminaron en dos de los mejores caballos que José pudo conseguir, traídos de tierras árabes, y por los cuales debió pagar una pequeña fortuna, convencidos que el viaje no sería fácil pero que no abandonarían su tarea por nada del mundo. Desde esa tarde en la que dejaron atrás a sus familias los días pasaron fugazmente, en verdad no llevaban la cuenta de los mismos, sólo sabían que deberían cumplir con cubrir una determinada distancia cada día, ése sería su premio, estar cada vez más cerca de su objetivo. A paso lento pero constante, fueron alejándose de su vida, no pensaron en lo que la historia diría de ellos, en lo que la gente pensaría de su accionar, en reconocimientos posteriores, sólo en su fe, en su camino, en su promesa, en cumplir con lo pactado con el propio Jesús, hallarían la ruta hacia el debido sitio para depositar el Sagrado Cáliz. Modi’ín fue la primera población por la que cruzaron, distante a unos veinticinco kilómetros de Jerusalem rumbo noroeste. Podrían haber hecho el viaje en barco, ya que José era poseedor de alguno, pero la elección se llevó a cabo priorizando el Divino cargamento, no quisieron correr riesgos de atracos ni asaltos, pero sobretodo deseaban evitar las constantes luchas alrededor del Mediterráneo. Prefirieron hacerlo por tierra, por una estudiada ruta mucho más segura, mucho más larga, pero que no dudaron en realizar en pos del objetivo. Convinieron en no ingresar a los poblados, sobretodo si se trataba de urbes más importantes, sólo el tiempo necesario para aprovisionarse de alimentos; así que la forma era bordear los asentamientos y alejarse lo antes posible. Conocían que hacia el norte sería más difícil, aprovecharían los lugares conocidos para detenerse y esquivarían a toda persona que encontraran en el camino que estimaran que fuera un peligro para la Copa. La segunda parada fue en Jaffa, una ciudad portuaria donde arribaban los cedros provenientes del Líbano, fundada por uno de los hijos de Noé, Jafet, cuarenta años luego del Diluvio Universal. Actualmente forma parte de la ciudad de Tel Aviv. Se encontraban a cincuenta kilómetros aproximadamente del punto de partida. Qalqilyah fue el tercer lugar poblado de donde los perseverantes peregrinos adosaron tierra a sus ropas y bagaje , sabían que por el momento no habría peligro, aún se encontraban en tierras seguras, distante a veinticinco kilómetros de Jaffa y a cincuenta del Monte Megido, en hebreo Har Megido, de donde deriva el término Armagedón, el Apocalipsis. José detalló luego en su diario de viaje la sensación de inquietud al cruzar esas tierras, el Valle de Jezreel. Sería un presagio de lo que vendría? La ciudad donde Jesús paso su infancia fue la siguiente etapa en este viaje, Nazareth, cuya etimología lleva a la vida por aquellos años, se dice que deriva de natser, transcrito Nazer; Isaías utiliza a derivados de esta expresión como alusión referente al Mesías, tales como retoño o vástago y también como una conjugación del verbo defender o esconder; se podría hacer una analogía con la situación vivida por María y el mismo Jesús, que debieron refugiarse del hijo de Herodes, Arquelao, en las cavernas que se hallaban en los alrededores del caserío, las cuales oficiaban de cementerio, cumpliendo así las palabras de los profetas en cuanto Él debería ser llamado Nazareno. El camino continuó hacia Tiberíades, la ciudad fundada por Herodes Antipas, hijo de Herodes I, el Grande y hermano de Arquelao, en honor al emperador romano Tiberio, sobre las ruinas de una aldea de Rakkat. Cafarnaúm fue la siguiente posta, ciudad elegida por Jesús para predicar sus enseñanzas y realizar muchos de los milagros a Él atribuidos. A orillas del lago de Genesaret, llamado Mar de Galilea o Lago de Tiberíades, los hombres se detuvieron por dos días en la ciudad de Tabgha, poblado donde El Maestro llevó a cabo la multiplicación de los peces y de los panes. Según José narra en sus escritos referentes al periplo, estar tan cerca de ese espejo de agua limpió con su reflejo las dudas que aún perduraban en su alma. En ese corto lapso alcanzó para descansar lo suficiente y prepararse para lo que llegaría, los poblados y los asentamientos comenzaban a hacerse más distantes y por ende más peligrosa la travesía. Salieron muy temprano en la mañana, aún de noche, para aprovechar la fresca brisa, la cual, durante las horas donde reinaba el mítico Febo, luego de envolverlos les arrebataba la humedad a sus ya resecas pieles, que se iban curtiendo lentamente como el cuero de un cordero con la sal del mar. Se hallaban a escasos doce kilómetros de la significativa población de Safed y a unos veinte del comienzo de los Altos del Golán, desde allí iniciaron la primera de las etapas más largas, pasando a unos diez kilómetros de Baalbeck, una ciudad que no los recibiría con agrado, con un Santuario en honor al Dios Baal cuyas prácticas religiosas contemplaban, como en algunas de las culturas de sus vecinos, la prostitución sacra, los sacrificios animales y probablemente también humanos y ofrendas rituales a otras divinidades. Por todo esto, decidieron esquivar el asentamiento y dirigirse hacia el noroeste dejando un territorio de sólo treinta y tres kilómetros entre su camino y la ciudad de Trípoli, fundada originariamente por los fenicios, pasando luego a la dominación de Cártago y finalmente accesada por el Imperio Romano tras la Tercera Guerra Púnica que se desarrolló durante tres años entre ciento cuarenta y nueve y ciento cuarenta y seis antes de Cristo. Asimismo, una distancia similar mantuvieron casi ochenta kilómetros al norte al pasar al este de la antigua ciudad de Ugarit, conocida por el alfabeto que poco a poco desplazó al cuneiforme fenicio, gracias a la riqueza que aportaban la treintena de caracteres a la oralidad del idioma ugarítico y la de las demás lenguas, permitiendo una verdadera revolución de literatura y conocimiento, otorgándole la posibilidad de la escritura a más gente, lo que le otorgó una rápida divulgación. A unos setenta kilómetros en dirección norte, se levantaba una de las ciudades que conformaban los cuatro patriarcados, junto a Jerusalén, Alejandría y Roma; se dice que en este asentamiento los seguidores de Jesús fueron llamados Cristianos por primera vez y fue donde Pablo pronunció el primer sermón cristiano. Fue fundada por un ex general de Alejandro Magno, Seleuco I, a finales del siglo IV antes de Cristo. Antiochus (Antioquía) era un nombre común entre los miembros de su familia. Sólo se aprovisionaron en el gran poblado, acamparon al caer la tarde a casi veinte kilómetros de ahí, lo que significaba que se encontraban a medio camino entre Antioquia y Alejandría. Ya habían recorrido unos seiscientos kilómetros desde la partida, lo que les demandó poco más de dos meses de travesía; trataban de no exigir demasiado a los corceles, ya que significaban todo para los hombres en esta situación. Decidieron bordear también Alejandría, ya que al acercarse encontraron al borde del sendero cuatro peregrinos muertos, seguramente asesinados por salteadores de caminos, abundantes en la zona; por lo que realizaron un importante desvío para tratar de esquivar la peligrosa realidad o mitigarla al menos. Luego de andar tres días ingresaron en la península de Anatolia, denominada Asia Menor, o simplemente Asia como en la Antigua Grecia. La región de Capadocia, en Anatolia central es una zona montañosa, lo que dificultaba el andar de las bestias, pero a pesar de las inmensas dificultades, llegaron diez días después al Valle de Göreme, una región con una belleza geográfica especial, los valles que formaban la cadena de montañas de Tauro se rellenó con magma de la abundante actividad volcánica de la región formando un altiplano y luego la acción eólica, lluvias y cambios bruscos de temperatura erosionaron el débil material depositado generando caprichosas formas y valles, siendo un lugar ideal para los futuros asentamientos ya que la tufa, la tierra del lugar, es fácilmente removible y propiciaba que los moradores excavaran e ella para lograr confortables habitáculos. Aún luego de varios días los viajeros continuaban comentando las extrañas formaciones del llamativo y curioso valle, uno de los caballos amaneció muerto y tuvieron que alternar el uso del restante equino atrasando de esa manera el itinerario en varios días; habían comido en un campo que albergaba rododendro o revientamulas, una planta que contiene un alcaloide venenoso y que los vigorosos y hambrientos animales desconocían y que los hombre no notaron en la oscuridad. Lentamente, llegaron a las inmediaciones de la ciudad de Ankara, que está situada al margen izquierdo del río Enguri Su, sobre una escarpada colina a unos ciento ochenta metros de altura, rodeada de vegetación y paisaje de estepa. No era una buena idea permanecer más tiempo que el debido en esa región tan agreste y peligrosa, así que la decisión tomada fue seguir el recorrido a la vera de la corriente de agua poco caudalosa y estar atento a las novedades. Fue importante haberse acercado de todos modos, pues permitió a los agobiados y errantes hombres adquirir un caballo que les permita adelantar parte del tiempo perdido a instancias de la florida planta venenosa. José se había propuesto llegar a Bizancio(Se llamó Constantinopla luego y hoy es llamada Estambul) ciudad fundada por los griegos de Megara en seiscientos sesenta y siete antes de Cristo y denominada de esa forma en honor al rey Byzas, antes que comience a caer la nieve, los inviernos son muy crudos en esta zona y empeoraría hacia el norte, teniendo en cuenta que los casi trescientos cincuenta kilómetros desde Ankara les tomarían, ahora con dos caballos, alrededor de de quince días, cuidando las montas para que les duren. Padre e hijo ignoraban cuanto restaba para llegar a su ansiada Colina del Sol, pero sabían que al haber elegido el camino más extenso, sería mucho más difícil. Ellos habían puesto como meta, siempre a paso lento, teniendo en cuenta los tiempos necesarios para la caza, recolección, aseo personal y de las bestias, oración y además, el ocupado en otros menesteres referentes a la supervivencia del dueto, utilizar el día completo, de sol a sol. Continuaron su camino, tranco a tranco, con el entusiasmo del primer día, no habían tenido mayores inconvenientes durante el trayecto recorrido, las charlas entre los hombres y el recuerdo del Señor amenizaban las largas jornadas. Era muy raro que se cruzaran con alguien fuera del ejido de alguna de las urbes por las que pasaron, pero lo hicieron en tres oportunidades, en todos los casos se trató de nómades en busca del sustento para sus familias. Pacíficos y muy hospitalarios, al punto de ofrecerles alimentos y la invitación de unirse a su caravana para que estén más protegidos. Avanzaban en ese momento a paso firme y decidido, sabiendo que poco restaba para el gran Canal (El Bósforo), lo cual sería un verdadero problema si no hallaban alguien que los cruce, ya que tiene un ancho aproximado de mil metros en la parte mas angosta, llegando a casi los tres mil quinientos metros en la más ancha. Pero la Providencia siempre los tuvo en cuenta y al llegar a la orilla del estrecho que une el Mar de Mármara con el Mar Negro, se toparon con dos barcos de pescadores, a uno de los cuales les solicitaron por favor que los cruce, de inmediato accedió el propietario a cambio de un Quinario, la mitad de un Denario, moneda corriente en el Imperio. Fue ese un gasto inevitable, ya que no habría otra forma de realizar el cruce. Una vez del otro lado, en los días modernos podría decirse que habían ingresado a Europa, rápidamente encontraron el sendero y pasaron a un lado de la gran ciudad de Bizancio, fueron muchos días sin ver a nadie, sólo rocas y vegetación chata, fue dura esta etapa y una de las más largas, parecía que nunca verían los muros. La rodearon hacia el norte tratando de evitar el ingreso. Adquirirían lo necesario en las afueras, como acostumbraron hacer en todas las grandes aglomeraciones. A nadie le comunicaron su objetivo, nunca revelaron ningún dato de su identidad, sin embargo en el tercer cruce, luego de bordear por casi cien kilómetros el Mar Negro, una de las ancianas viajeras miró a José a los ojos tratando de descubrir a través de ellos sus pensamientos; envuelta en una pesada manta, la vieja observaba al de Arimatea de soslayo, por largo tiempo lo miró, luego se levantó del suelo, se paró adelante del hombre, tomó su mano y tiró de ella para que la acompañe hacia el tronco caído de un árbol que formaba un cómodo asiento. Le pidió cortésmente que se siente y solicitó a su hija mayor un cántaro con agua tibia y mirra, una sustancia rojiza, resinosa y aromática, proveniente de un árbol de Arabia y que era muy valorada en esos tiempos y no se acostumbraba de regalar; se acomodó nuevamente sobre un colchón de secas hierbas y lavó sus pies suavemente, los secó con el paño más suave a su alcance y los calzó con las viejas sandalias que José traía consigo desde su partida, hacía ya algo más de seis meses. Todo sin pronunciar una sola palabra, y siempre con su mirada comprometida en la de José. Esa noche compartieron la cena, una agradable velada bajo unos toldos raídos y despintados, en verdad disfrutaron la agradable compañía de la tribu. Durmieron en ese mismo lugar, a la intemperie, como estaban acostumbrados. El sol los sorprendió aún acostados, nunca hasta ese momento el astro hubo de ganarles la carrera del amanecer. Al despertarse y sentir los grávidos fotones cercenando sus pupilas, tuvieron una leve sensación de indolencia, y se lamentaron por no estar preparados a tiempo para la inminente partida. Presurosos, juntaron sus escasos petates y se dispusieron a continuar el duro camino. José, un hombre educado y conocedor, tanto como su hijo, calculaba que una vez que atravesaran la ciudad de Apolonia( hoy Sozopol), se encontrarían a mitad del extenso éxodo. Agradecieron una vez más al Señor no haber sido atacados por salteadores ni por lobos. En realidad, lo que ambos no deseaban era el encuentro con alguna columna romana, esa sería la peor de las situaciones. Por primera vez, el padre comenzó a recordar la situación vivida en la torre donde fue encarcelado por el Imperio, acusado por los judíos de haber robado el cuerpo de su Amigo, Mentor, Maestro y sobrino-nieto, ya que Joaquín, el padre de María, era su hermano mayor; un tiempo de meditación y sufrimiento, ya que los Apóstoles se habían dispersado y Pedro, el mismísimo Pedro había negado tres veces en público el nombre del Salvador. Qué sería de los cristianos?, era el pensamiento permanente del hombre, pensó que jamás saldría del cautiverio, por lo que pergeñó un plan. Entregaría el Cáliz a su hijo Juan y le encomendaría el cumplimiento de su promesa hacia Jesús, además, haciendo que algunos seguidores lo acompañen hacia Britania se aseguraría que el dogma continuase vivo y creciente, apoyando desde otras latitudes. Los hermanos María Magdalena, Lázaro y Marta de Betania, María Salomé (madre de los apóstoles Santiago y Juan) y María Jacobé (madre de los apóstoles Santiago el Menor y Judas Tadeo), viajarían con su hijo y evangelizarían la región, brindándole una oportunidad al cristianismo. Pero la historia fue otra, José salió al fin del claustro mientras los judíos eran perseguidos en Jerusalén, así que el astuto siervo de Jesús, envió de igual forma a los decididos evangelizadores hacia la región norte de Francia por medio de uno de sus barcos, y él junto a su hijo se quedaron con el Grial para que llegado el momento, llevarlo personalmente, como fue el deseo del Maestro, a las Islas. De esa forma colaboró con asegurar el futuro de sus amigos y el del Grial, dado que le pareció demasiado peligroso completar el itinerario a todos juntos, portando la sagrada Copa además. Nunca más, luego de la partida, vio a sus amigos. Pacientemente, José y su hijo esperaron que el tiempo de cumplir su compromiso llegue. Juan, que no conocía toda la historia, le reprochó el haberse guardado todo eso en su corazón sin haberlo compartido nunca con nadie. Pero así son los hombres generosos de espíritu. Luego de la extensa conversación, se decidieron a continuar su periplo, la vieja, desde su improvisado camastro seguía observándolo y José, que no pudo con su genio, fue a despedirse de la señora. -Muchas gracias por todo, han sido muy generosos con nosotros- expresó José con voz muy cordial. La anciana mujer parecía no querer hablar, se notaba esquiva, como si escondiese algo entre los pliegues de su alma; hasta que dijo- Tenía la esperanza que te unieras a nosotros, Dios se encuentra en tu corazón ahora, confía, ten fe, llegarás a destino y tus pies volverán a estar sanos. Dicho esto, la añosa mujer hizo un ademán con su cabeza indicándole al hombre que ya había hablado y que se podía retirar, casi sonrió. José saludó en silencio con su mano y comenzaron a marchar muy lento. Deberíamos apurarnos- comentó Juan. Es cierto- respondió José secamente. Aún faltan unos cinco días para llegar a Apolonia, recuerda que deberemos aprovisionarnos allí- aseguró el hijo. Si- exclamó el padre concentrado en el sendero. Qué ocurre padre? – demandó Juan. Hay huellas de caballos, muchos caballos, eso sólo significa una cosa- explicó preocupado José. Romanos- sentenciaron al unísono. Sabes cuantos son?- preguntó el menor. No- respondió mientras se apeaba ágilmente para poder ver mejor. Unos instantes después, habiendo explorado el terreno caminando, el hombre dijo- deben ser unos cuarenta, quizás tengan en mente atacar a alguien. No parece ser una avanzada, deberían ser menos- aseguró. Agathopolis se encontraba a unos veinte kilómetros de su actual posición, por lo que pensaron que se dirigirían hacia esa ciudad, probablemente custodiaban a alguien importante. Nuevamente la decisión fue evitar un eventual encuentro con las legiones y tomaron un camino levemente hacia el oeste, tratando de no alejarse tanto de la ruta original planeada, no deseaban tampoco alargar el recorrido. La estrategia dio sus frutos ya que no observaron ni se toparon con nadie, sin duda el destino de la formación era el pensado (la actual ciudad de Akhtopol). Cuatro días después acamparon a cinco kilómetros de Apolonia. El frío se tornaba insoportable ya, se encontraban promediando el viaje y se acentuarían las bajas temperaturas al avanzar. Se encontraban ya muchos kilómetros adentro de la llamada región de Tracia, una provincia dependiente del Imperio Romano, para atravesar luego Moesia, otra provincia romana, llegando a lo que es hoy el territorio de Rumania, atravesándola por el centro con dirección sur-este a nor-oeste, esquivando los Montes Cárpatos por el sur y llegando al límite suroeste de Ucrania, recorriendo unos doscientos veinte kilómetros dentro de ese territorio. El frío y la desolación había hecho mella realmente en el espíritu de nuestros héroes, pero ingresando al territorio de Polonia, las continuas nevadas retrasaron el viaje en muchos días, faltaban aún unos seiscientos kilómetros, una eternidad para el tiempo que llevaban marchando, gracias a Dios los últimos dos días habían disfrutado de unas horas de sol, que se alternaban con tormentas y neviscas, este clima debería terminar pronto o se comprometería el resultado, llevaban ya nueve meses y algunos días desde la partida de Jerusalén. Habían encontrado refugio del viento helado y la nieve en unas colinas, una cueva esculpida por los agentes atmosféricos había colaborado para que los cansados viajeros descansen y recobren parte de las energías perdidas. Cuando la ventisca amainó, comenzaron el descenso gradualmente, con sumo cuidado de resbalar y Juan , quizás por ser más joven trató de encontrar una forma más simple de bajar, tomó una quebrada que lo llevó a una profunda grieta de muy difícil acceso; cuando giró para regresar, viendo que era imposible avanzar notó en un sendero oculto del recóndito desfiladero a una mujer y a un pequeño niño, aparentemente perdidos y muy enfermos, la dama apenas cubierta con una túnica negra la cual le tapaba hasta el rostro y el bebé semidesnudo y con signos de sufrir cierta enfermedad eruptiva, lo que era muy común en esa época, desnutridos y sedientos, ambos inconscientes fueron cargados por los viajeros hasta una saliente del cerro y depositados en un improvisado camastro de seca vegetación, el niño fue envuelto en un lienzo limpio que los hombres habían cargado para realizar algún vendaje de emergencia ya que en un viaje de esa naturaleza daban por descontado algún accidente o percance en el que tuvieran que hacer uso del mismo. Además llevaban una tisana medicinal, un ungüento para aplicación en heridas, que ayudaría a la cicatrización de eventuales excoriaciones. Proveyeron a los desdichados de agua y algo de alimentos, que fueron bien asimilados y que en pocas horas milagrosamente aportaron algo de color a sus pálidos rostros; no habían notado lo bella que era la mujer hasta el día siguiente cuando al salir el sol y alumbrar el paraje dejó al descubierto los ojos azules mas increíbles de los que habían visto jamás, cosa muy rara por esas comarcas, pero los hombres eran muy adeptos a los viajes, sea por negocios o simplemente para conocer otras culturas y ampliar las suyas, y no era la primera vez que enfrentaban ojos claros, pero éstos se mostraban distintos, parecían tener vida propia. Les llamó poderosamente la atención lo rápido que se recuperó el niño, dueño también del mismo color en sus ojos y mirada más penetrante aún que su madre, quien trató de incorporarse para atender a su vástago pero sus piernas no respondieron y debió quedarse recostada con su hijo en brazos, pero muy animada y agradecida con sus salvadores, a los que no dejaba de expresarles su sentimiento de deuda permanentemente. Luego de haber dialogado con la joven señora sobre su salud, padre e hijo le preguntaron acerca del lugar hacia dónde se dirigían ya que estaban muy lejos de cualquier poblado-Qué lugar puede ser tan importante como para cruzar el desierto con una criatura de un año en brazos? -No recuerdo hacia donde iba ni por que salí de mi casa- contestó la dama -Es que acaso perdió la memoria señora?, sabe como se llama?- inquirió José -No sé. No recuerdo nada, solo sé que él es mi hijo porque así lo siento dentro de mí, pero tampoco se su nombre. -Aclaró la dama de los ojos azules. -Debemos rezarle a Nuestro Señor por esta gente- invitó el joven viajero -Por supuesto.-aceptó José. Y padre e hijo comenzaron a rezarle a su Padre y Amigo, de igual manera que lo hacían en su hogar, hablándole de igual a igual con voz fuerte y firme pero en tono amable y sincero y dirigiendo su mirada al firmamento, al claro cielo símbolo de pureza y amor. Estaban eufóricos porque sentían que su Maestro estaba con ellos, pero de pronto nubarrones casi negros desplazaron la luz y gotas de sangre comenzaron a caer como saetas disparadas por arqueros celestiales ciegos de su blanco, todos se acomodaron debajo de la saliente que les brindaba cobijo y esperaron que el fenómeno se disipara; entre preocupados y tristes, los defensores de la fe no entendían qué había ocurrido, siquiera tenían una sospecha del motivo de lo ellos supusieron un castigo. Acostumbrados a las palabras de su Maestro y habiendo aprendido las lecciones por El impartidas, comenzaron a tejer hipótesis acerca del evento.- Hemos hecho algo malo- sentenció el muchacho- -No creo que sea por nosotros, El nos envió, solo cobijamos y asistimos a estas desventuradas almas. Ten en cuenta que fue claro cuando nos dijo que el mal trataría de desviarnos de nuestro camino- espetó con autoridad José. Es cierto, pero sólo nos detuvimos por ésta gente…quizás no debimos hacerlo- dudó Juan. Mientras , la mujer con un esfuerzo de madre, había logrado ponerse de pie y trataba de alzar a su hijito, Juan lo notó e hizo un ademán para ayudarla, pero ésta se negó retirando los brazos contra su pecho. –Disculpe señora, pero solo quise ayudarla- explicó Juan. -No necesito ayuda de nadie, puedo valerme sola, siempre lo he hecho y lo seguiré haciendo- vociferó la hermosa mujer. -Veo que su salud ha mejorado. Quizás haya recordado también su identidad. –dijo José con voz muy amigable dado el nivel de descontento de la dama. -Disculpen nobles señores, les ruego me perdonen, aún sigo muy confundida y sin idea de quien soy, solo recuerdo a una veintena de hombres a caballo y armados escoltándonos a mi hijo y a mi y…. La mujer se desvaneció y cayo sobre una roca lacerando su rostro y cuello, aunque las heridas no eran profundas los hombres se preocuparon por la cantidad de sangre que escapaba de su cuerpo, hábilmente detuvieron la hemorragia del cuello con compresas. Minutos después decidieron que debían encontrar un poblado para dejarlos al cuidado de alguien responsable y capaz de curar las heridas.- Saldremos enseguida!,-dijeron casi al unísono los viajeros. Prepararon su bagaje e improvisaron una camilla, la cual arrastraban llevando a la mujer y al bebé. –Rumbo al norte- indicó José- debemos seguir al norte. Caminaron por casi una semana prodigándole cuidados a los providenciales acompañantes, el clima iba tornándose cada vez más frío y la señora no lograba todavía una lucidez total, así que el desgaste por la búsqueda de comida y agua era doble, como así también se acortaba el lapso del día destinado a avanzar en el trayecto, tan dificultoso y tortuoso que pensaron desviar esa parte yendo hacia el oeste para retomar luego hacia el norte dos días mas tarde, pero abandonaron la idea cuando notaron una cadena de colinas hacia el oeste que hubieran empeorado la situación aún mas. Esa noche la señora se incorporó en la camilla y les dijo- Les agradezco sobremanera sus cuidados pero creo que ya fue suficiente para ustedes, nunca llegarán a su destino a este paso tan lento y accidentado-. José le respondió- no se preocupe por nosotros, prometimos llevarla y así lo haremos- aunque nos cueste una eternidad. Una eternidad- dijo Juan- No tenemos una eternidad, sabes muy bien que nuestra labor es muy importante y dependemos del tiempo para cumplirla- insistió el hijo. Sabes muy bien que seríamos incapaces de dejar a esta joven a su suerte por estos parajes del demonio.- sentenció José. -Disculpa padre, pero me descontrolé pensando en nuestro cometido, soy muy egoísta, por un momento todas las enseñanzas del Maestro se esfumaron. -No hijo, no eres egoísta, tienes un buen corazón, impetuoso y bravío pero lleno de amor y justicia, ahora duerme y mañana hablaremos. Que Jesús esté contigo. Sin más, entraron tranquilamente en el mundo de los sueños donde el odio no tiene lugar y la mentira se retuerce como una serpiente cuya cabeza está retenida entre la tierra y una horqueta blandida por un hombre justo. Y descansaron. El llanto del niño rompió el hechizo de la noche y amaneció. Los hombres se incorporaron y se dispusieron a emprender el viaje nuevamente, cuando al levantar la vista divisaron levemente hacia el oeste una región boscosa que no hubieron de distinguir durante la cerrada noche, también la mujer se levantó sin casi ningún inconveniente y una hermosa sonrisa hizo palidecer al sol cuando le señalaron el bosque. El niño se encontraba en buenas condiciones ya que aparentaba una suba de peso y un muy buen semblante; situación bien recibida pero muy extraña, ya que hasta el día anterior parecía todavía débil. Juan, notando este repentino cambio, se lo hizo saber a su padre, quien asintió pues él mismo lo había notado- Mira padre, el niño está bien, gracias a Dios está bien, pero es un cambio muy repentino- -Seguramente nuestros rezos fueron escuchados- se emocionó José. La dama se mantuvo en silencio durante toda la conversación. -Vamos hacia el bosque, con suerte conseguiremos algo de alimento mas consistente que estos roedores que estuvimos consumiendo últimamente- aventuró el de Arimatea. Con una sonrisa, Juan asintió y se pusieron en camino para descender al verde valle, que en realidad desentonaba con la agreste familiaridad del paisaje. No costó mucho bajar ya que la ladera poseía una inclinación moderada, así, con cierto cuidado, pasado el mediodía ya se encontraban en el llano buscando el cobijo de los primeros arbustos antes de llegar al bosque pleno. Si bien era un día soleado, la temperatura era muy baja, y tuvieron que utilizar todo el vestuario que llevaban consigo; ya acomodados, encendieron una fogata y los hombres se internaron en el bosque en busca de alguna presa grande para asegurarse el alimento por lo menos para tres días. Apenas traspasaron la primera línea de árboles altos un olor desconocido inundó el ambiente, entre acre y sulfuroso, pensaron en alguna fuente de agua subterránea pero no había vestigio de corrientes a la vista, por lo que decidieron dedicarse exclusivamente a la caza y dejar la exploración para el otro día; suponiendo una inminente tormenta de nieve no quisieron perder mas tiempo para procurarse el alimento. Luego de casi cuatro horas de acecho lograron capturar un pequeño cervatillo, lo que les pareció una gran proeza ya que no contaban con mucha experiencia en caza mayor. Cuando retornaron al campamento la sorpresa fue grande al notar que no había nadie allí, y ningún indicio de la dirección hacia donde se habían dirigido, ningún rastro, ninguna pista, como si hubieran levantado vuelo. Los caballos tampoco se encontraban en el lugar donde los habían amarrado, era en verdad una horrible realidad, pensaron que alguien había capturado a la madre con su hijo y tomado los equinos, muy valiosos por cierto. Pero no oyeron gritos ni alborotos, no encontraron huellas de la huida de los corceles, increíble. Nuevamente la sensación de haber hecho mal las cosas se apoderó de los puros corazones angustiados. José y su hijo decidieron continuar con su difícil periplo, así que observando atentamente el camino y los alrededores en busca de los desdichados compañeros de viaje marcharon por casi diez días, con muchas eventualidades; como la noche en que José fue atacado por un extraño canino, mezcla de lobo y perro de un tamaño considerable y cuyas mordeduras no terminaban de cicatrizar; es raro que un animal se acerque tanto al fuego, pero éste prácticamente esperó por Juan agazapado a un lado de la fogata, como si no le temiese, como si se sintiera cómodo a su lado, acostumbrado a ella. Otro escollo en el camino esta vez incluyó a José, quien en un descuido rodó por un peñasco de baja altura, cauce de un pequeño arroyo, pero suficiente como para producirle múltiples magulladuras e incluso el hombro derecho descolocado, en esta situación, ambos cojos, casi al caer la noche del accidentado día, divisaron lo que parecía una torreta de vigilancia, cosa que alegró mucho a la pareja, ya que el frío se tornaba insoportable. Las continuas nevadas agotaron al dúo tanto o más que la incertidumbre al franquear el oscuro bosque, de conocer y saber que semejante especie animal acechaba en las sombras. Un muy espeso follaje se oponía al ingreso de la tenue luz invernal; con un sol débil, sin fuerzas; era como si no quisiera brillar más fuerte, en un momento de suma tensión ambos hombres llegaron a pedirle a Dios por un poco de calor, ya que contaban únicamente con un par de mantas cuyo uso alternaba entre un improvisado techo y el cobijo individual, en ambos casos era insuficiente, lo más eficaz era un gran fogata y alimentarla durante toda la noche tratando de mantenerse lo mas juntos posible, y durante el día mantenerse en movimiento avanzando en el camino o cazando, lo que era cada vez más difícil ya que la mayoría de las especies emigraban al sur buscando tierras mas cálidas. Como si el problema del clima fuera poco, se enfrentaron a un inconveniente casi infranqueable, el río Vístula. Sabía José que en los alrededores habitaba una tribu extremadamente beligerante, los Vándalos, por supuesto, no deseaban toparse con ellos. Esta vez no tuvieron suerte, al dirigirse unos pocos kilómetros hacia el norte en busca de un paso más accesible, divisaron una columna de humo, inmediatamente trataron de cubrirse, pero fueron observados desde el asentamiento que no se encontraba muy lejos. Con grandes caballos, se acercaron en un suspiro, los peregrinos miraban sorprendidos el tamaño de los animales, esperando el ataque, que al fina , nunca ocurrió. -De dónde vienen- preguntó el que parecía ser el jefe, en forma amable y cortes. -Venimos desde Jerusalem, escapando de los romanos- aclaró José. -Ah, los romanos, se adueñaron de todas las tierras y esclavizaron a todos los pueblos por los que cruzaron- sentenció encolerizado el hombre. -tarde o temprano llegarán acá, pero los estaremos esperando- prosiguió el jinete. Al ver José que no tenían intenciones de hacerles daño, trató de averiguar la forma de cruzar el caudaloso río preguntándole si alguien poseía un bote un bote; ya que ello no eran capaces de cruzarlo nadando con sus pertenencias a cuesta. Tampoco eran buenos nadadores, de este modo se hallaban varados. -No se preocupen, es simple, comamos algo y luego cruzaremos el río- invitó el señor del cabello claro sin desmontar. Desmontó y estrechó las manos de los dos hombres. -Mi nombre es Bannuis, soy rey de los Suevos, llevamos a mi hija para desposarla con un príncipe godo, necesitamos pacificar estas tierras, es imperiosa la paz- explicó convencido el monarca. A pocos metros del lugar, el humo que observaran correspondía a la cocción de un cervatillo a las llamas, de muy buen aroma y que, en honor a la verdad, les cayó muy bien. Luego del suculento almuerzo, a lo que no tenían acceso desde mucho tiempo atrás, el sabio y muy correcto líder ordenó a sus laderos que crucen con sus caballos a los amigables viajeros. Saludaron se amigablemente y se dispusieron al vadeo. Sin demorar un segundo, subieron a dos caballos a José y a Juan y tomaron las riendas de los mismos guiándolos hacia las aguas correntosas del Vístula e internándose en su cuantioso caudal en forma plena, a los pechazos, las bestias, acostumbradas a la labor, atropellaron las aguas muy decididas. Buenos jinetes y excelentes animales lograron el cometido en pocos minutos. Con apenas las rodillas mojadas, padre e hijo agradecieron a los hombres por el favor, quienes dieron la vuelta y regresaron sin aplazos. Encendieron una fogata y secaron sus ropas, tranquilos, aprovecharon el corto tiempo de ocio para la dialéctica y el pensamiento, luego rezaron y agradecieron a Su Amigo por la ayuda recibida. Dos horas después retomaron la marcha, pero habían devuelto el regocijo a sus espíritus. La torre se acercaba a cada paso, y también el caserío que descansaba inerme detrás de ella, sin fortificación, sin portones ni vigilancia alguna, crecía en la distancia que se acortaba como así también aumentaba la alegría y la esperanza de los caminantes de pasar aunque sólo sea un par de noches bajo techo en un lugar seco y tibio. Cuando arribaron al fin al pequeño pueblo, vieron muy poca gente fuera de sus casas, por lo que se acercaron al primer hombre que vieron y le preguntaron si alguien podría darles hospedaje a lo que el anciano contestó: -Síganme, gentiles caballeros, yo los abrigaré y les daré de comer esta noche- invitó el viejo al verlos en muy mal estado. Conmovidos por la bondad del sexagenario hombre, quien parecía estar en inmejorable condición física, aceptaron y se dirigieron a su morada transitoria. Una vez que se hubieron acomodado, lavaron sus pies y manos y degustaron un riquísimo pan, aceite de olivas y carne asada que el anfitrión preparó en verdad muy rápidamente. Terminada la cena, José acomodó sus pertenencias sobre una improvisada mesa vaciando su bolso de viaje para sacudir luego, en el exterior, todo el polvo y la suciedad acumulada en el mismo durante ya casi diez meses de peregrinaje. El dueño de casa no pudo evitar acercarse como hipnotizado hacia la pequeña bolsa de cuero de cordero atada con una tira del mismo material a modo de cintura que dejaba adivinar una forma conocida. -Que llevas en esa pequeña bolsa, José?-preguntó el anciano. -Es una Copa, señor mío.- susurró José. -Puedo verla? – insistió el viejo. -Por supuesto. –respondió el de Arimatea. José sacó el lazo y extrajo de la bolsa el Cáliz sagrado, el cual se encontraba firmemente tapado y lacrado. -Entonces es cierto, la sangre de Nuestro Señor está aquí, loado sea tu nombre José de Arimatea!, es cierto!.- gritaba jubiloso el añoso hombre. -Cómo sabes con tanto detalle quien soy y qué estoy tratando de hacer, o mejor, que “debo” hacer?, - preguntó asombrado José. -Su amistad con Jesús es conocida por todos y cada uno de los seguidores que cada vez somos más; pero no sabíamos que lo del Cáliz con la sangre del Maestro y su deber de llevarlo a Britania fuera cierto-enfatizó con voz grave el señor de la casa. -Estimado amigo, tú sabes tanto de nosotros y nosotros nada de ti, como te llamas?-averiguó Juan, quien hasta entonces sólo era espectador. -Mi nombre es Roland. -Cuanto hace que vives en este pueblo? -Deben ser unos cien años, señor. -Pero hombre!, tú no tienes cien años- dudó José. -Es una larga historia, ustedes deberían saberla, puede ayudarlos; y desde ya cuenten con mis servicios y mi ayuda en todo lo que necesiten, incluso acompañarlos en el viaje hacia esas lejanas tierras sajonas. Ten en cuenta que es mucho más rápido si consigues que algún mercader te lleve en barco por el mar helado del norte. Es peligroso, pero por tierra es más largo y no mucho más sencillo, desde acá tienes treinta días a caballo hasta el mar, tengo caballos y provisiones, estoy seguro que lo lograremos, una vez en el puerto conseguiremos a alguien que nos lleve. Por favor llévame contigo, es mi tierra, quiero morir allá. Necesito morir allá. –terminó Roland con lágrimas en sus mejillas. Juan y José se miraron y solicitaron al viejo que primero les narre su historia, les pareció que podría ser importante, ya que transcurría en los campos hacia donde ellos se dirigían y querían tener el conocimiento del terreno. Sin más preámbulo Roland comenzó: Dyfed era una comarca gobernada por un justo rey llamado Sigmar pero….. Durante casi cuatro horas Roland narró a los sorprendidos viajeros lo acontecido en esas tierras doscientos años atrás, les contó sobre Merlín y la princesa Anna y demás caballeros y personajes que hicieron posible la derrota del mal, y terminó diciendo que una noche abrió sus ojos y despertó en esta casa, en esa cama y supuso que debía quedarse en este lugar porque alguna vez, alguien lo iba a necesitar, y esos son ustedes – finalizó Roland. De pronto cambió el tono de su voz y dirigió a ambos una mirada escondida, como si temiera a algo o a alguien, y dijo casi murmurando- todo volvió a acontecer, Beatriz, la hermosa hija del rey Mahger, desapareció hace poco mas de un año en el bosque que ustedes debieron atravesar para llegar hasta acá, el mismo hedor, los mismos lobos con ojos malignos, y los imponente árboles, todo, todo igual; salvo el final… Continúa- insistió ansioso José. Al tiempo que la princesa regresó con su bebé de un año-prosiguió Roland- comenzaron a suceder hechos desafortunados entre la gente cercana al niño, muertes y accidentes inexplicables que en un corto lapso fueron adjudicados al poder maléfico de la criatura, de igual forma que en aquella oportunidad en que fui personalmente testigo, la única diferencia es que los monarcas de estas tierras y sobre todo la madre del pequeño demonio no poseían un alma pura y bondadosa como Sigmar y Anna. Desde siempre el rey descuidó a su gente e hizo negocios con bárbaros que empobrecieron a los pobladores de esta región; siquiera mora cerca de ellos, construyó un castillo fuera de los límites de la ciudadela para no tener que ver a los mendigos que día a día luchan por un pedazo de pan. Mi tierra era distinta, muy distinta. En cuanto a Beatriz, si bien se mantuvo casta hasta el día en que desapareció, siempre fue conocida por pasar de los brazos de un caballero a los de otro y jugar con los sentimientos y las necesidades de los demás; así que, los ciudadanos tomaron a madre e hijo y los llevaron lo más lejos que pudieron, aún quizás mas lejos que esta comarca y los abandonaron a su suerte. Espero que por el bien de todos, Dios me perdone, hayan muerto. Los interlocutores del anciano, asombrados y sin saber que decir, cruzaron sus miradas y se dirigieron al exterior para poder respirar aire fresco y puro luego de escuchar el relato. Cuando ingresaron a la primitiva vivienda, el viejo los esperaba con té de hierbas frescas y verdes, un solo sorbo de esa infusión y todos los pensamientos se aclararían. Bebieron el té y luego, mucho mas relajados pusieron al viejo al tanto de los cuidados prodigados a una hermosa mujer y a su hijo de un año durante su viaje hasta este sitio. Lo sentimos mucho-admitió Juan. No parecían peligrosos en lo más mínimo.- agregó José. Pero debemos decirte que llegando al bosque su salud mejoró extraordinariamente y una vez dentro de el, desaparecieron de nuestra vista sin dejar rastros, tratamos de ubicarlos pero fue en vano, ningún vestigio de su huída. Supongo que la cercanía con ese maldito bosque los proveyó de la vitalidad suficiente para escapar, o fueron atraídos nuevamente al seno del mal, en el centro de esta asquerosa espesura.-acabó Roland. Que haremos?, no podemos detenernos ni perder tiempo en otra cosa que no sea nuestro cometido, ya has visto el precioso tiempo que perdimos ayudando el mal.-sentenció Juan, con el fervor que lo caracteriza. Guíanos Padre, suplicó José. Oremos Juan, eso nos ayudará. Todos oraron. Luego se durmieron. El día siguiente amaneció gris, ventoso y mas frío que los días anteriores, si no se apresuraban no podrían navegar por el mar helado. No podemos perder más tiempo, debemos partir mañana a más tardar. –indicó Juan. Cuantas cosas han ocurrido en tan poco tiempo, siento que mi Amigo está ansioso por que lleguemos a nuestro destino y podamos regresar a nuestro amado hogar.-soñó en voz baja José. Padre, debes saber que nuestro regreso es imposible, siquiera hemos llegado a cumplir nuestra promesa. Sugiero que partamos de inmediato y no pensemos mas en regresar, por favor, nos hace daño, será lo que Dios quiera. Tienes razón hijo, nadie mejor que El para decidir nuestro futuro, sabes, estoy feliz, a pesar de todo, estoy muy feliz de saber que todo nuestro sacrificio no será en vano y que nuestras familias sabrán asimilar y comprender el sentido que le hemos dado a nuestra vida, no tanto por mi, querido hijo, sino por ti, que aún te restan muchos años por vivir, ruego a nuestro Señor que te brinde la posibilidad de servirlo por mucho tiempo más, -Y yo ruego por ti, padre. Tú también eres joven aún, a pesar de esa cojera- y rieron juntos. Habían liberado sus almas totalmente y ya no les quedaba nada en sus corazones sin haber sido procesado. Casi habían olvidado que eran simples mortales y sus sentimientos eran los de hombres que alguna vez vivieron, amaron y sintieron sencillamente como personas. Al amanecer partieron rumbo al mar del norte. Montados en atléticos caballos cuyo estado no se condecía con la realidad del lugar donde Roland vivía, pero no preguntaron, solo montaron y cabalgaron sin descanso durante todo el día para tratar de acortar la duración del viaje hacia el ahora más cercano pero más gélido mar. Lo único que los hombres mantuvieron en su mente era la idea de llegar a Britania de la forma más rápida, así que decidieron mantenerse callados el mayor tiempo posible para no interferir en las decisiones ya tomadas, solo cambiaban las palabras necesarias para la organización. El único que se explayaba en todo lo que podía era Roland, pero la mayor parte de las veces quedaba hablando solo, y refunfuñando palabras ininteligibles para los otros. Faltando unos quince días para llegar a la costa, fueron interceptados y despojados de sus montas, por un grupo de bárbaros muy fornidos y de cabellos largos y rubios, quienes a pesar de robar sus caballos le permitieron conservar sus pertenencias. Lo único que dijo José fue- Gracias a Dios no tocaron la Copa-.Caminando a paso vivo y decidido lograron arribar a la playa en casi trece días, luego de volver a cruzar el Vístula, ahora montados en caballos propios. A pesar de todo estaban felices. La dicha no duró mucho tiempo, a doscientos metros de ellos notaron cierto movimiento sobre la playa, al acercarse más, vieron que en una pequeña rada, había cerca de veinte barcos de inequívoca precedencia vikinga. Los hombres pensaron que no deberían aproximarse a ellos, así que decidieron esperar a que se marchen, con la esperanza que sea pronto. Corriendo el riesgo que una patrulla los descubra se acomodaron a casi quinientos metros para poder seguir en cierta forma sus movimientos. Al no poder encender fuego, la situación era complicada, el frío y la desazón por no poder continuar con el itinerario previsto, acabó por decidirlos a rodear la posición de los rubios gigantes y tratar de llegar a la playa en algún lugar un poco más al oeste. Ellos conocían la peligrosidad de estos bárbaros, pero el encuentro anterior con ellos no había sido tan terrible después de todo, tomaron sólo lo que necesitaban y no ejercieron ningún tipo de violencia salvo la mínima intimidación de sus pesadas espadas; -nosotros no somos hombres de guerra, no somos una amenaza para ellos, en definitiva, no les importamos- señaló Juan. Supongo que estás en lo cierto- afirmó Roland. Podríamos hablarles y pedirles que nos lleven- indicó José. No lo sé, corremos un serio riesgo que nos quiten el preciado Cáliz, sugiero caminar y asegurar nuestra libertad. Por nuestro cometido!. –dijo el más joven del trío-. Cabe destacar que habían ya elegido el camino más largo pero más seguro hacia Britania, ya que se dirigieron directamente hacia el norte en lugar de tratar de llegar a la costa de Normandía, un camino mucho más complicado por las luchas permanentes y la gran cantidad de saqueadores que, incansables, no dejaban viajeros sin acosar. A ellos no les quedaba ninguna duda que inclusive y a pesar de los salvajes nórdicos habían hecho una sabia elección al elegir el actual derrotero. Nuevamente, los arrojados caballeros se pusieron en marcha; primero hicieron un gran rodeo de la bahía para luego retomar la playa casi diez kilómetros al oeste de la posición de los saqueadores. Confiados y de buen ánimo caminaron por varios días en busca de algún pueblo de pescadores, donde podrían encontrar alguien que los lleve a Britania en un viaje peligroso a través de las heladas aguas del norte. La suerte nuevamente volvió a sonreírles al quinto día de marcha; innumerables mástiles con sendos velámenes se divisaban mar adentro, indicando una población cercana y que la curva de la costa no les permitía ver. Se trataba de una ciudad en la zona donde en los días de hoy se halla la ciudad de Gdansk. Cuando pudieron fijar sus miradas directamente sobre la ciudadela, notaron que la misma poseía un puerto de notables dimensiones y que en verdad se trataba de una gran urbe. Decidieron buscar alojamiento y procurar un poco de comida caliente, y descansar, sobretodo descansar; el estrés producido por el viaje, los encuentros indeseados y la ansiedad de cumplir su cometido terminaron con las reservas físicas de los valerosos hombres, quienes apenas terminada la cena se dirigieron a su lugar de descanso, ubicado frente al puerto, por llamarlo de alguna manera, ya que apenas contaba con amarres y algún galpón para estibaje de carga. Decidieron que al otro día recorrerían el lugar en busca de un transporte hacia la gran isla. Definitivamente, no era fácil encontrar un barco que se aventurara tan lejos en esa parte del año y principalmente es ese año, unos de los más crudos de los últimos tiempos. Casi habían abandonado la esperanza de llegar a Britania en barco, pero la providencia nuevamente les tendió una mano. Cerca de la caída del sol del tercer día de intensa y casi desesperada búsqueda mientras preparaban sus bagajes, José vio por la ventana la llegada a puerto de un barco de notorias características vikingas, cosa que en un primer momento no despertó ningún interés en él, pero en unos segundos una idea comenzó a gestarse en su cabeza. Juan!, llamó José a viva voz mientras enrollaba su vieja manta. Dime padre, que necesitas?- respondió su hijo, mientras se acercaba. Dile a Roland que deje sus cosas y nos acompañe, yo esconderé el Cáliz en algún lugar de esta habitación. Al instante, los hombres salieron en dirección a la recién atracada nave, con cierto recelo se aproximaron a la misma e hicieron notar su presencia con más cuidado aún frente a uno de los guardias apostados a babor cerca de la rústica planchada de embarque, el custodio al verlos acercarse tan desenvueltos golpeó la gran lanza que estaba apoyada en el suelo en actitud de aviso para sus compañeros y de advertencia para los desventurados viajeros, lo cual fue comprendido al instante de modo que detuvieron su andar de inmediato a casi cinco metros del centinela y de sus recién llegados compañeros de andanzas, quienes ya erguían sus afiladas espadas por sobre sus hombros para amedrentar cualquier intento de ataque. -Por favor caballeros, sólo queremos hablar con el jefe de este barco.- solicitó José. Los rubios marineros, bajaron sus armas y sin mediar palabras, enviaron a uno a avisarle a su jefe que querían hablar con el, pensando por supuesto que el encuentro podría derivar en ganancias; tras un corto lapso, el soldado emisario regresó y los invitó a subir a bordo del muy bien equipado navío, los hombres accedieron de inmediato y fueron acompañados en presencia del robusto jefe, quién en un tono extrañamente amable los invitó a sentarse en unos bancos de una madera que los hombres desconocían, y que instintivamente trataban de dilucidar el origen de la misma, pero sin desatender las palabras del líder, muy cortés por cierto. -Que necesitan de este servidor?- preguntó el pesado y pelilargo Harald. -Sólo que nos lleves a Britania, señor- aseguró Juan en un tono amable similar al usado por el nórdico personaje. -Y no temen de éstos bárbaros e inhumanos asesinos?-inquirió el lugarteniente de Harald, el bruto Siggard. -No creemos que ustedes sean tan salvajes como los describen, hemos tenido hace unos días un encuentro con unos coterráneos suyos y sólo nos quitaron nuestros caballos, no tocaron otra cosa- aclaró José. -Harald rió a carcajadas y explicó: -únicamente los caballos, muy bien, lo hicieron muy bien, esos brutos cumplieron mis órdenes perfectamente… Los hombres se miraban atónitos por la noticia. No se preocupen. –prosiguió Harald, esos caballos son para conquistar tierras en Britania, ustedes tienen suerte, yo los llevaré. Se encontraban en las orillas del Mar Báltico, en los confines del mundo, para ellos, lo que ignoraban era que aún les restaba otra aventura, esta vez por mar, de unos dos mil cuatrocientos kilómetros; lo que sumado a lo transitado por tierra, completaban la inimaginable distancia de casi cinco mil kilómetros recorridos en nombre del Señor, por Jesús, por la Humanidad, convirtiendo a José de Arimatea en uno de los más fieles y expeditivos siervos de Dios. Le agradezco en nombre de Dios; usted no sabe señor mío el favor que nos hace con su gesto- expresó con una sonrisa José. El rubio líder sonrió también y le tendió la mano al entusiasmado peregrino, quien la tomó entre las suyas en gesto de agradecimiento, pensando para sí que esto era obra de Jesús. Sin más preámbulos los tres hombres abordaron el veloz navío, y presurosos bajaron a la pequeña bodega del drakkar para acomodar sus pocas pertenencias y ganarse un lugar para poder descansar, en el acto se dieron cuenta que tal sitio no existía, todo era desorden y precariedad, - hubiera preferido caminar- sentenció Juan. Debemos agradecerle a esta gente la ayuda que nos están proporcionando, además creo que todavía no se han organizado para el viaje, supongo…-terminó José. Una vez que hubieron dejado su bagaje en su lugar volvieron a cubierta y comenzaron por recorrer el navío. Nota del autor: Era una gran construcción para la época: alrededor de los años setenta d.c., una máquina de guerra perfecta e inimitable, si bien eran los primeros atisbos de navegación que no fuera de cabotaje, los siglos y siglos de experiencia en esas traicioneras aguas heladas, por la que los vikingos navegaban en la estación de verano con mucho conocimiento de la naturaleza y del clima ya que la mayor parte del tiempo el cielo no estaba despejado y por lo tanto guiarse por las estrellas era prácticamente una posibilidad remota a pesar que conocían perfectamente el sistema estelar de la zona. Todos conocen que el primer ataque de las hordas rubias a la isla fue en el año setecientos noventa y tres d.c., contra el Monasterio de Lindisfarne, pero estas incursiones las cuales relato existieron, solo que no hay documentación fehaciente de los hechos. A nadie le puede quedar la duda que la capacidad y la calidad de navegantes de estos hombres no les hubiera permitido realizar este tipo de viajes por aquellos años. Caminando por cubierta, el viejo Roland notó que había numerosas jaulas con cuervos, lo que llamó su atención inmediatamente y no pudiendo contener su curiosidad se dirigió al guerrero más próximo para preguntarle acerca de las aves, cual era el motivo de tanta cantidad de aves negras en tan poco espacio. El hombre, de anchas espaldas y gruesos bigotes rojos le respondió: - espero que alguna vez hayas navegado, pues si no lo has hecho, comenzar en estas aguas sería demasiado para un hombre viejo como tú. Los cuervos nos guían, largamos algunos y los seguimos; ellos nos llevan a tierra cuando no podemos reconocer el camino.- terminó entusiasmado el vikingo. Tenemos además otros trucos para orientarnos- explicó el bárbaro- cuando está muy nublado, cosa harto común en estas latitudes y no podemos ver el sol, contamos con esas piedras que ves allá, señalando un tonel con sendas rocas extrañas de color blanco que sobresalían del mismo, las cuales se tornan de un color rosado del lado en que cualquier atisbo de luz solar incida-, por más débil que sea. Conocemos muy bien las distintas corrientes marinas e inclusive los cambios casi imperceptibles de colores del agua e inclusive forma y dirección de las olas, así que , querido amigo, espero que con todos estos datos podamos llegar a Britania en veinte o treinta días. Nosotros nunca hemos estado allí, pero sí lo logró el hermano mayor de Harald, el gran Oloff, quien estuvo en esas tierras hace ya casi veinte años, pero jamás regresó de su segundo viaje, que a pesar de estar mejor preparado fracasó; luego de ese episodio Harald se juró y juró ante Thor que iría a Britania a conquistarla en memoria de su hermano. Roland, quien había escuchado detenidamente el relato del melancólico guerrero, le dio las gracias por la respuesta, giró sobre sus talones y prosiguió recorriendo la magnífica nave de cerca de cuarenta metros de largo, con alrededor de cuarenta remeros que en momentos cuando el viento cesaba bogaban en forma incesante y veloz, en realidad los verdaderos artífices del poderío bélico de los barcos vikingos. Mientras, José y Juan tomaron dirección hacia popa, a dialogar con el líder del barco, quien al verlos acercarse los invitó con una mirada a sentarse junto a el. Prepárense para un viaje largo y difícil, deberemos sortear infinidades de obstáculos para llegar a la isla, tenemos un itinerario muy complicado, sobre todo que el invierno se acerca y espero contar con el tiempo que necesitamos, por otro lado debemos unirnos a la flota principal, otros dos drakkars y siete barcos de carga, llamados knarrs, con caballos y provisiones para la invasión, pero no deben temer, yo soy El Señor del Norte y los protegeré aunque sea lo último que haga en mi vida- sentenció el rudo capitán. Nos quedamos tranquilos, luego de pasar por las vicisitudes que hemos soportado, le diría estimado amigo que podremos hacer este viaje sin inconvenientes, pero… porqué tanto interés en defendernos y ayudarnos?, aunque se lo agradezcamos nos intriga. El robusto hombre les respondió con un conocido: confía y obtendrás la gracia, José lo miró a los ojos fijamente y le respondió con voz firme – confiaré en ti mi señor. El barco estaba presto a zarpar, así que colocaron el velamen en posición y quitaron las amarras del seudo muelle, los tres hombres ya juntos rezaron una plegaria al Señor y se dispusieron a acomodarse en la cubierta para disfrutar de la partida hacia el interminable y tempestuoso mar, llegaremos… llegaremos, repitió José . Dos días después arribaron a una playa muy solitaria, en una isla, actual Bornholm, donde las demás embarcaciones los esperaban colmadas de mercaderías y caballos, como así también de vigorosos guerreros, en ese lugar tan desapacible pasaron dos días cargando y descargando cosas de las embarcaciones, lo que les hizo pensar a los peregrinos que nunca llegarían a las islas. Partieron a la mañana muy temprano , el clima era relativamente bueno, los marineros y el líder estaban tranquilos con el viento y las imperturbables nubes oscuras que como un manto cubrían todo, para ellos era buena señal, en realidad, se dieron cuenta después que desconfiaban un poco del sol. Desde allí se dirigieron directamente hacia el nor-oeste, lo que hoy sería la provincia más austral de Suecia, Skanör (Escania). En verdad, arribaron a una península de alrededor de nueve kilómetros de ancho por otros nueve de largo, donde viraron al norte para dirigirse hacia mar abierto, El Mar del Norte, pasando entres las actuales ciudades de Copenhague y Malmö, dejando al oeste la isla de Saltholm, de domino danés a través de estrecho de Kattegat, girando hacia el oeste en la península de Skagen, Nordjylland, actual Dinamarca, distante a unos setenta kilómetros de Gotemburgo, Suecia. Desde ese lugar, el vasto mar saboreó los cascos de los drakkars y las demás embarcaciones, sacudiéndolas y ejerciendo el poder que otorga la grandeza, menospreciando a los débiles hombres que osaban enfrentarlo, tratando de herirlo con las estelas que dejaban atrás a cada metro recorrido, sin suerte, se trataba de una pesadilla?, las mismas heridas se cerraban al instante, provocando más ira en el vigoroso cuerpo de la bestia. Así como llegan, en esas latitudes, las tormentas desaparecen, y el otrora horrorizante océano, transforma sus asesinas garras en simpáticas caricias que te transportan suavemente, rogando perdón, casi como una caricia, al lugar de destino anhelado. Es justo que no se juzgue a los hombres por una tormenta pasajera, que reaccionan al ser heridos, aunque sea débilmente, sobretodo si amaina rápido y retornan a su normal calma avergonzados del episodio. Seiscientos kilómetros de amplio y profundo abismo helado recorrieron hasta la isla de Texel, actual Holanda, y desde allí, luego de haberse reaprovisionado, bordearon el continente hasta la costa francesa. La flota arribó sin muchos sobresaltos a la costa de Normandía, justamente llamada así por los hombres del norte, los vikingos, luego de treinta días de navegación, con dos detenciones en las costas para orientarse y estudiar el terreno que duraron tres días; con una única tormenta que maltrató a los barcos un poco, y sólo uno de los cargueros se averió en forma crítica pero lograron repararlo momentáneamente para que llegue a la Ultima costa, así llamaban a Normandía, que hasta ese momento solo era una idea y un mapa, pero las anotaciones eran tan perfectas que no dudaron un segundo en reconocer el lugar; Harald fue el primero en bajar a la costa y tomar la tierra con sus manos y ofrendársela a Odín delante de todos los hombres, y agradecerle a su hermano por haber hecho tan buen trabajo. Ahora sabían a ciencia cierta que Britania estaba enfrente, cruzando el canal que Oloff describiera tan bien y con tanta claridad. José , Juan y el viejo estaban extasiados con la idea de poder llegar a esas tierras tan lejanas para ellos y emocionados porque lograrían cumplir con la promesa que le habían hecho a su Amigo, sabían que en dos días estarían en el lugar que anhelaron durante más de un año, al otro día comenzarían a acortar la distancia que los separaba del deber cumplido, aunque una vez allí deberían hallar el lugar exacto donde el Maestro los había enviado. No sería una fácil labor. No, en verdad no lo sería. El desconocimiento de la zona y de los movimientos militares de la época hicieron cometer a los vikingos un error imperdonable, la enorme alegría de los hombres que habían logrado acceder a tan lejanos y recónditos lugares no les permitió ver el peligro que los acechaba, simplemente no imaginaron nunca lo que el destino les deparaba, así esa noche, la última gran noche fueron a descansar con una sonrisa en sus rostros secos por el viento marino y la sal, siempre la sal que se encontraba por doquier. Los guardias que quedaron en los navíos se sentían seguros porque en tierra había muchos hombres alertas, pero en realidad descuidaron la vigilancia; un pequeño ejercito galo, que, en retirada de una lucha encarnizada casi un mes atrás contra una legión romana, se acercó sigilosamente a los nórdicos visitantes y esperó a que los cansados hombres conciliaran el sueño. Fue sencillo y rápido, en silencio se acercaron a los guardias quienes no pudieron dar la alerta; para cuando el grueso de los rubios viajeros pudo reaccionar era tarde, muchos de los mejores soldados habían sido muertos mientras dormían, un final impensado para semejantes guerreros, los hombres que pudieron tomar sus espadas lucharon con una ferocidad inusitada y lograron, gracias a su bravura, que los galos se replegaran, tuvo que ver también que no eran muy numerosos y contaron con que la sorpresa sería definitiva. Lamentablemente, sólo un navío de carga y un drakkar soportaron el fuego creado a bordo por los sagaces atacantes, simultáneamente los guardias en tierra eran degollados y sigilosos agresores encendían todo lo que podían sobre las naves. Los tres peregrinos se encontraban profundamente dormidos en el drakkar con Harald y Siggard, quienes acostumbrados a cientos de batallas notaron rápidamente que algo no estaba bien y actuando raudamente, en un instante lograron tomar control sobre el ágil barco, alejándolo de la costa y evitando que los focos ígneos se propagaran por cubierta, los remeros, quienes también reaccionaron muy rápido, pusieron distancia en forma casi instantánea de las pequeñas embarcaciones en las cuales los furtivos atacantes llegaron hasta las naves. Cuando se despertaron el navío ya se alejaba presuroso dirigiéndose mar adentro con el capitán vociferando órdenes ininteligibles para los pacíficos espectadores que desorientados sólo atinaron a quedarse quietos y tratar de no entorpecer los entrenados movimientos de la tripulación. Cuando la distancia era prudente, la orden de regresar se oyó fuerte y clara, preparados ahora para defender a los guerreros que quedaron luchando en la costa; con el ahora único transporte veloz a salvo, se dirigieron a la playa atravesando un infierno de llamas; barcos en llamas, gracias a la pericia habían podido girar con un radio muy pequeño acortando el tiempo de retorno ganando preciosos segundos que sirvieron para darle un giro decisivo a la batalla, una batalla inesperada y cruenta, los valerosos guerreros escandinavos habían logrado una buena defensa a pesar de la sorpresa que terminaron de perfeccionar con el arribo intespestuoso del drakkar que literalmente venía montado en las grandes olas, como siempre el mar y los nórdicos se unieron ante el enemigo logrando una victoria grandiosa; el ejercito galo fue diezmado hasta el último hombre, nadie estuvo conciente que lo que estuvo en juego fue el destino del hombre, salvo los tres viajeros que oraron durante las casi tres horas que duró el combate y que estaban convencidos que el desenlace sería el que el Señor decida. Con la espada aún en su mano izquierda, el robusto Harald con su espalda junto a una roca para cubrirse, y los cadáveres de catorce adversarios alrededor, lanzó un grito de victoria y euforia que, unido a los de los hombres y en contraste con el murmullo del viento y el rugido del mar acallaron el sentimiento de angustia que reinaba en la playa. La perspectiva inmejorable de la escena, sin duda le pertenecía a Dios y a su hijo – pensó José – desde la proa del barco. Confiaba que estarían satisfechos por la fe de guerreros y la propia, fue una ofrenda de muchas vidas en nombre de Ellos. Alabado sea el Maestro – se dijo en voz baja dirigiendo su mirada al cielo, cerró sus ojos y quedó largo tiempo en silencio, abstraído de la realidad. A su alrededor todo era movimiento, idas y venidas, los animales que habían sobrevivido corrían en círculos, enloquecidos por los destellos de las llamas y el dolor de las quemaduras, no eran muchos los que se encontraban en forma saludable, los que no perecieron ahogados lo hicieron quemados. Triste final para tan nobles bestias, se lamentaban los hombres. Con los primeros rayos de sol, llegó la reorganización de tropa y víveres, y el diálogo entre los jefes para decidir el camino a seguir, volver o cruzar a la isla?, eran las preguntas que daban vueltas en la cabezas de todos, salvo en la de José, Juan y Roland; la decisión llevó su tiempo, no querían arriesgar mas a los hombres pero tampoco dejar de cumplir la promesa hacia el hermano del líder, Oloff , supuestamente muerto veinte años atrás. Cruzarían el canal y harían lo que debían hacer, no permitirían que tanto dolor y tantas vidas perdidas sean inanes. Sólo un knarrs, con veinte caballos, provisiones para treinta días y veintisiete hombres por un lado y un drakkar con veintidós tripulantes sin contar los tres pasajeros por otro era el patético saldo de la fatídica noche; decidieron definitivamente la partida para el día siguiente al amanecer, mientras, explorarían la zona tratando de conseguir mas alimentos; José y Roland ayudarían en la cacería, mientras Juan asistiría a los otros con los animales. Al caer la tarde, mientras los cazadores regresaban, José notó en dirección del campamento varias columnas de humo que se elevaban, y que juntas cambiaban de dirección de acuerdo al viento, el que llamativamente era leve esa tarde; las fumatas realizaban un movimiento acompasado como si danzaran al ritmo de una triste melodía, hasta que se unieron y formaron una gran chimenea. José preguntó de dónde provenían, el más viejo de los hombres le contestó- muchos de nuestros amigos murieron anoche, quemamos sus cuerpos y rescatamos sus almas, lamentablemente sólo quedó un barco con capacidad de flotar para poder darle a nuestros héroes el transporte hacia el Walhalla, su último lugar de descanso- finalizó el danés. Algunos todavía se lamentaban por no haber previsto el ataque; era muy común entre los vikingos cavar trincheras y amontonar la tierra a su lado para contrarrestar un ataque por sorpresa durante la noche. En honor a la verdad no toda la culpa fue de Harald, un muy buen guerrero y estratega, sino compartida por su lugarteniente, ya que en el momento de tomar la decisión ambos estuvieron de acuerdo en que no valdría la pena perder tanto tiempo cavando por lo inmediato de la partida del día siguiente. En realidad todos avalaron la decisión, pero el líder llevaría toda la vida el peso de tantas muertes en su espalda, si señor, toda su larga vida. La noche transcurrió tranquila, apostaron el doble de los guardias, pero esta vez todos durmieron en los barcos, como era la costumbre, Harald en persona hizo la primera guardia; y a la salida del sol fue el quien gritó la orden de zarpar con todas sus fuerzas, la esperanza y el compromiso les mostraron el camino, José y sus dos compañeros de travesía volvieron a orar. Conociendo que la isla estaba cerca, emprendieron el viaje con mucha fuerza. Los remeros trabajaron más que nunca, ya que no contaban con tripulación completa, a media mañana avistaron la costa de Britania, era un día claro y con poco viento, cosa muy rara para la estación que corría. Una hora después arribaban decididos y emocionados a las desoladas tierras británicas, a lo que hoy es la Isla de Wight. La costa presentaba una playa muy suave y los viajeros se sintieron muy bien en ella, pero lo ocurrido durante la noche les hizo desestimar la idea de pernoctar en tierra, eligiendo el modo más seguro: el barco. Durante todo el día exploraron los alrededores y hallaron una construcción clásica de la isla prácticamente destruida, abandonada largo tiempo atrás. Por lo tanto, sin vestigios cercanos de algún poblador convinieron en explorar por mar rumbo al oeste, siguiendo la costa para no alejarse. Luego de unas horas de navegación se percataron que el lugar de desembarco era una isla también, ya que alcanzaron el canal que la separaba de una ínsula de mayor tamaño. Harald buscaría un lugar llamado Llyn Din, nombre que repetía Oloff incansablemente en los comentarios de sus aventuras en Britania, hacia allí se dirigiría para comenzar la búsqueda mientras José, su hijo y el viejo tratarían de localizar la Colina del Sol. Los hombres se despidieron efusivamente, demostrando un gran aprecio en sus palabras, José por un lado, agradecido por el noble gesto de Harald de haberlos traído y éste por tantas horas de charla y consejos que José le brindó, así como también el apoyo que le prodigó en los momentos más difíciles. Los tres hombres partieron rumbo al norte esperando hallar el lugar encomendado lo antes posible, los normandos fueron hacia el este, siguiendo las directivas de Oloff; Harald se prometió que al cumplir su cometido encontraría nuevamente a José y lo ayudaría en su tarea, fue una muy buena decisión. Al poco tiempo de partir en busca de la ciudad de los sueños de su hermano encontraron un pequeño caserío, alertas por la cercanía de pobladores los vikingos se aprestaron al combate, aunque esa no era su idea, sólo deseaban hallar a Oloff, aunque sea una sólo una esperanza. Los desplazamientos bélicos de los rubios hombres no fueron necesarios porque el pequeño pueblito estaba habitado por muy poca gente y en su mayoría ancianos, niños y mujeres, quienes al verlos acercarse se refugiaron temerosos en sus moradas en medio de gritos y alaridos de pánico. El grupo armado al ver la reacción de la gente imaginó que habían sido atacados anteriormente, sin duda algo de eso había ocurrido. Debieron convencer a los pobladores que su idea no era hacerles daño, lo que les tomó un buen lapso, al cabo del cual lograron mantener un diálogo con un anciano, al parecer un patriarca de la tribu. Este anciano relató minuciosamente como las legiones romanas devastaron su poblado y todos los demás poblados camino a Llyn Din; ahora lo llaman Londinum –terminó el hombre con voz apagada; cientos y cientos de hombres pasaron por acá – agregó el decrépito personaje. Avisados ahora de la situación, los guerreros, muy cautos, decidieron hacer el camino mas largo pero mas seguro, los bosques. Una decisión divinamente acertada. Harald pensó en el riesgo que corrían sus amigos, los cristianos, como el los llamaba; y decidió apurar la marcha para poder alcanzarlos luego, no los iba a dejar indefensos ante tal situación. Cambió un poco su itinerario para evitar ser descubierto por algún grupo romano de reconocimiento o patrullaje, ya que las continuas luchas por recuperar la isla obligaban a los conquistadores a mantener cierta vigilancia de sus nuevas tierras, lo que los legionarios cumplían con recelo y responsabilidad ya que el procónsul Suetonio Paulino, al mando de todas las legiones era muy temido por su tiranía con quien no cumplía las órdenes al pie de la letra, quizás porque el emperador por esa época, Claudio, poseía igual carácter y severidad. Cuatro días tardaron en recorrer los aproximadamente ciento treinta kilómetros que separaban el lugar de desembarco con la actual ciudad de Londres, a paso firme y casi sin detenerse, como estaban acostumbrados, sólo unas horas por la noche eran destinadas al descanso, sobretodo en estas tierras donde la guerra era el clima predominante. Realmente se lamentaron no haber podido llegar con sus barcos ya que no tenían datos ciertos de la geografía de la isla, pero con las referencias que les dieron los asustados pobladores pudieron arribar sin problemas a la anhelada ciudad. La noche de la última etapa, situados en el medio de una espesa floresta, con apenas unas brasas en el fogón para no llamar la atención de posibles saqueadores o lo que es peor, de los legionarios que patrullaban constantemente los alrededores, los normandos, a pesar de contarse en un número apenas superior a cincuenta almas pero con un poder de combate que equivalía a doscientos hombres, y que con el bagaje de experiencia en cientos de batallas, se encontraban distendidos pero alertas a los sonidos del bosque; con la mitad de ellos de guardia y la otra mitad en situación de descanso, cuando un agudo chillido se oyó en la lejanía, muy parecido al quejido de un cerdo salvaje pero mucho mas potente y sensiblemente mas agudo, cosa que puso a los hombres con todos los sentidos en la cerrada noche, oscura y con una leve brisa que hamacaba suavemente las ramas y las hojas de los añosos árboles, sin luna era casi imposible divisar siquiera el contorno de las enormes figuras humanas que , como animales en la oscuridad levantaban sus cabezas y sus narices en busca de algún indicio que le aporte luz a la situación; se repitió el chillido que se hizo mas potente y supusieron también mas cercano, los hombres ya estaban todos de pie como esperando el desenlace irremediable de un hecho indescriptible, no sabían, lo suponían, lo presentían. El silencio se acentuó, nadie hablaba, esperando, indefinidamente parecía, pero no, un resplandor acompañado de un agradable son se acercaba desde el oeste, lentamente, a paso de hombre, primero suave, mas brillante luego, se situó a unos veinte metros de la primera línea de vigilancia, no se distinguían contornos ni figuras, era luz pura, infundía una sensación de paz y tranquilidad que colocó en un estado de estupor a los atónitos hombres, tranquilos esperaron… la apacible emisión se corporizó en la figura de un anciano de larga barba y cabello blanco, con ropaje del mismo color, muy delgado, de rostro cansado y mirada tranquila, la aparición se desplazó elevado a veinte centímetros del suelo, pasando a través de los guardias que observaban boquiabiertos, casi encantados, como lentamente se dirigía hacia Harald , quien se paró en posición defensiva, pero al acercarse y situarse frente a frente con el líder de los nórdicos guerreros, la luz dijo – No temas Harald , mi nombre es Merlín, he venido a ayudarte y a solicitarte que vayas en busca de José. Quién eres, qué eres, conoces a José ? - preguntó Harald. Mi cuerpo físico está lejos de aquí, pero debes apurarte, no tienes demasiado tiempo- sentenció el espectro. -Pero… dudó Harald- recién en ese instante se percató que la presencia delante de su cara era solamente energía, su primitivo cerebro no podía simplemente procesar lo que veía. -Debes confiar en mí- solicitó tranquilamente el Mago, y prosiguió -rumbo al oeste hay un pequeño lago poco profundo, a sus orillas se encuentran José, Juan y el viejo, ellos no saben que se encuentran en peligro, sólo tú los puedes ayudar, por favor sígueme, ayuda a tus amigos por el bien de la humanidad; te guiaré, debes hacerlo. -Cómo sabes tanto de ellos?- desconfió Harald. Debo encontrar a… -Oloff! -se adelantó el viejo. -Lo conoces?- Su rostro cambió de manera sorprendente y una sonrisa se dibujó en su cara, sus azules ojos estaban más grandes que nunca. -Fue un buen amigo, pero murió hace más de quince años, era un hombre muy valiente. Era un guerrero extraordinario, los romanos atacaron el poblado donde se había afincado, incluso había tomado esposa, quien le dio un hijo, Lars. Su rostro y sus ojos esta vez demostraron tristeza por la desaparición de su querido hermano, había sido su maestro, junto a su padre le enseñaron todo lo que sabía y podría necesitar en su vida, una lágrima contorneó su pómulo izquierdo, sólo una, nunca había llorado, ni siquiera con la muerte de su padre. Merlín lo miró a los ojos y con un ademán de su mano izquierda sacó de entre lo que parecían sus ropas, un colgante, me lo dio para ti - susurró el viejo, tu sobrino posee uno igual, el te encontrará; no debes ir hacia Londinum, te encontraría el Mal. El Mal?, preguntó Harald. -Es una larga historia que deberías conocer lo antes posible, date prisa, sígueme- aseguró el anciano. Sin dudarlo un instante mas, el jefe ordenó la rápida partida detrás de la aparición, raudamente los soldados se pusieron en marcha detrás de su líder, nadie emitió una palabra, fue un pacto silencioso entre todos los hombres, lo seguirían hasta la muerte sin vacilaciones. La fuente luminosa los guió por unos minutos, de pronto se detuvo, giró hacia ellos, les señaló el sendero y la dirección a seguir y desapareció. La columna prosiguió su camino por tres días, a paso firme casi sin detenerse. Estaban decididos en llegar a tiempo para ayudar a sus amigos, la distancia era similar desde el lugar de desembarco a Londinum, que desde dicha ciudad hasta el lago, aproximadamente unos ciento treinta kilómetros. Dicho lago estaba situado unos veinte kilómetros al sur de lo que hoy es la ciudad de Bristol, entre dicha urbe y la de Glastonbury. Esporádicamente la luminosidad se dejaba ver indicándoles el camino, de esa forma llegaron al bosque más espeso que habían visto jamás, de noche y con la acostumbrada brisa, aunque esta vez era más acentuada; entre el soto se dejó ver una luz que jugaba entre la maleza y las rama de los arbustos, pensaron en Merlín, pero al acercarse notaros tres figuras sentadas en derredor de una fogata, inconcientemente tranquilos, con la confianza de los hombres de fé, como si estuvieran solos en el mundo, departiendo; sigilosamente, los nórdicos se les acercaron por el oeste intentando sorprenderlos pero en ese instante el chasquido se oyó con más fuerza que nunca, y entre la fogata y los hombres que se acercaban, la luz, nuevamente la luz, pero esta vez con una luminosidad extrema que hasta cegó por un instante a los sorprendidos observadores, los vikingos que sabían de qué se trataba, se apartaron tranquilamente, en cambio los peregrinos se incorporaron dando saltos, dirigían sus miradas a la luz y luego a sus amigos recién llegados, no comprendían, no se imaginaban. El etéreo anciano se materializó completamente esta vez, mutando a un estado compacto, corpóreo, tangible, José lo observaba impaciente mientras Harald soltó una risotada que relajó el ambiente. Merlín caminó hacia José y lo miró a los ojos como había hecho anteriormente con el rubio personaje y le dijo – No temas José, estoy aquí para ayudarte, mira, y señalando a sus amigos prosiguió – te he traído apoyo, necesitaremos de todas las fuerza que podamos reunir para parar al mismo demonio. -Soy Merlín, un mago andariego y añoso con un cometido muy importante, tanto como el tuyo, diría que idéntico, debo evitar que los Sin Rostro te arrebaten el Grial antes que lo entierres en aquella colina, y señaló al lago. Pero allí solo hay agua, señor- soslayó José. Mientras el otro anciano, Roland, se acercó por detrás del mágico hombre y parado a su lado le murmuró – eres el hijo de Anna verdad? Sin girar ni mover su cabeza, Merlín le respondió – así es, Roland, aún eres Roland, verdad? por fin nos encontramos, luego de tantos años, por fin nos encontramos, es el punto final de este periplo, debemos prepararnos, el Mal se acerca. -Actuarás hoy…Roland?- preguntó Merlín, como escondiendo algo. -Por supuesto, haré todo lo que un viejo como yo podría hacer- agregó el anciano. Merlín rió. Sólo repitió - el mal está demasiado cerca. Al escuchar eso, el gordo Siggard puso su mano sobre la empuñadura de la tremenda espada que pendía de un costado de su cintura y exclamó- los romanos no podrán derrotarnos, tendrían que ser demasiados, y las patrullas son poco numerosas. Merlín miró al grandote y aclaró – No son los romanos quienes tratarán de impedirle a José que culmine su labor, en estos bosques existen criaturas, íncubos, seres malignos con los he luchado toda mi vida, pero en esta oportunidad el que se presentará es uno más poderoso, incluso más que yo; por primera vez se le notó un gesto de preocupación en el semblante, es… mi padre. Entiendo tu plan Merlín- aseguró Roland- tu magia y la fe inquebrantable de José bastarían para ponerle fin a ese demonio. -Y nosotros? - demandó Harald. -Ustedes deberán acabar con la horda de corruptos seres infernales que traerá consigo el demonio- ordenó Merlín. -Como haremos eso? - preguntó con preocupación Siggard. -Con nuestras espadas alcanzará? - hizo lo propio Harald. -Debería alcanzar para mantenerlos a raya mientras nosotros hacemos nuestro trabajo con el Señor del Mal, deben luchar con fe. Los hombres prepararon todo para la batalla final, mientras Merlín apartó a José para ponerlo al tanto de lo que sucedería, cómo debería proceder con el Cáliz y lo que debía hacer si tenían éxito. Lo que nadie conocía, ni Merlín, era el momento preciso del encuentro. Cuéntame sobre la colina - solicitó José. Cuando Él lo decida se elevará de entre las aguas de este lago una isla donde tu deberás enterrar el Grial. Una vez bajo tierra estará seguro hasta Su regreso, pero en ese preciso momento el Mal también se hará presente para arrebatarte la Copa, bajo ningún concepto deberás permitir que el demonio beba de ella, si lo hace el mundo tal como lo conocemos desaparecerá y todo será oscuridad y sufrimiento. Se sentaron en la orilla del espejo de agua a esperar el destino, al poco tiempo se les acercó Juan, y luego Roland junto a Harald. La conversación giró en torno a Jesús y su regreso, su retorno purificaría de una vez por todas a la humanidad, lo haría?. Cerca de medianoche, la luna logró vencer la resistencia de la compacta formación de nubes que gobernaba el firmamento, Merlín se puso de pie, así como José, los demás, aunque en silencio, permanecieron sentados algunos, en cuclillas otros; dirigieron su mirada hacia el centro del lago, la luna se tiñó de un rojo brillante, mas brillante, aún mas brillante, terminó por entonar hasta el aire, los hombres respiraban color, se sentían leves, notaron como del lado del bosque avanzaba una espesa negrura, detrás, una fantasmal formación de engendros demoníacos que perduraban escasos segundos sobre la tierra, efímeros instantes de existencia individual, pero el mal era el todo, la horda se regeneraba a medida que desaparecía, se movían como unidad, no les importaba su corta vida, renacerían si lograban su cometido, miles de años esperando resurgir, no lo dejarían pasar, no otra vez. El ciclo debía comenzar nuevamente y José poseía la herramienta para derrotarlos, se acercaban infatigablemente, Merlín gritó que corrieran hacia el agua, nadie dudó, lo siguieron todos, el Mal estaba a escasos metros de ellos, se internaron en las también rojas aguas, y corrieron. Tengan fe- vociferaba José. -Oh! Señor, se que estás aquí, pensó para si. En ese instante, el fondo del lago comenzó a elevarse, escurriendo el agua hacia las orillas y los hombres comenzaron a pisar en terreno seco que se empinaba cada vez más, en su centro una elevada colina emergió, desplazando el agua y dándole a José y los suyos la posibilidad de defenderse. Al girar para ver a las detestables criaturas advirtieron que el agua las cubría por completo, todo había acontecido en cuestión de segundos, que parecieron centurias, pero la pesadilla no había finalizado aún. Mientras los guerreros se organizaban para dar lucha al pie de la colina, José, su hijo, Merlín y Roland se dirigieron a la cima, cincuenta metros los separaba del mal, al mismo tiempo el agua descendía y las criaturas de la noche volvían a la carga, esta vez llegaron hacia la primera línea de defensa en segundos, los valientes vikingos arremetieron con valor y con las espadas en alto, pero los asquerosos enemigos propinaban certeros golpes con sus pegajosas manos, casi como garras arrancaban partes del cuerpo de los valientes luchadores, quienes al percatarse y querer asestarles una estocada desaparecían y se regeneraban en otro lugar, era imposible hacerles daño, esto ocurría porque el portal no estaba definitivamente abierto, si esa puerta era abierta en forma permanente el ejército de demonios llegaría a números inimaginables. Con el pozo terminado y con el Cáliz dentro de él, pensaron que todo había terminado, pero aún no estaba cubierto con tierra, faltaba un paso y fue aprovechado por el Mal, en forma simultánea desaparecieron todos los demonios menores, y con estruendo inimaginable por humanos, acompañado por un destello amarillento y un hedor penetrante, la figura del Mal se irguió ante los diezmados normandos, comenzó a abrirse paso entre ellos como si fueran niños, la abominable bestia acabó con casi todos y se paró frente a los Elegidos y con una voz grave, potente y sumamente clara les dijo – ahh, se unen para vencerme! - Su Dios no está para ayudarlos, ni su Mesías da la cara, he esperado más de dos mil años por este momento, no esperaré un segundo más, y se abalanzó hacia José en pos de la Copa. El viejo Roland cruzó su cuerpo por delante de la Bestia e impidió que pudiera asir al hombre, pero de un solo golpe arrojó al anciano a casi diez metros de distancia, se incorporó y volvió a la carga mientras Merlín realizaba un conjuro, de repente la espada que en un momento blandió su abuelo, el rey Sigmar, brilló en las manos de José, un hombre de alma pura y de fé verdadera era el indicado para detener al Mal en su peor expresión, Roland valientemente saltó por detrás del engendro maléfico y con su fuerza sobrehumana lo contuvo mientras José apenas podía elevar la espada sobre sus hombros, al tiempo que Juan, a escasos metros comenzó a tapar el pozo, esto sin duda amedrentó las fuerzas del Mal, y le permitió al de Arimatea asestarle un golpe similar al que aquel valiente y tenaz monarca le infringiera tantos años atrás, con Roland aturdido en el piso y Merlín casi sin fuerzas por el poderoso hechizo realizado, José y Juan quedaron solos frente al mismo demonio, Harald y Siggard agonizaban muy malheridos como tantos defensores del Bien, tendidos en el campo de batalla; los alaridos emitidos por la Bestia eran ensordecedores y aterrorizantes pero la mano de José volvió a levantarse y la Divina espada se incrusto del otro lado de la cabeza de la fiera maligna, el Pestilente cayó hacia adelante, gritando y maldiciendo pero confiado que como aquella vez en el bosque de Dyfed podría escabullirse hacia las entrañas del averno, trató con un horripilante chillido pero era tierra consagrada, el no podía manipularla, volvió a intentar, esta vez sonó agónico, odio e impotencia llenaban sus rojos ojos, sus pupilas amarillas casi naranjas, se dilataron como si el mismo señor de todos los demonios temiera morir, en un instante, su deforme cabeza tocó el suelo y no volvió a levantarla jamás, con ayuda de Juan el valiente mercader le incrusto la espada en el medio del pecho; Merlín con poco aliento les indicó que lo cubran con tierra de la Colina del Sol y que por el momento no retiren la espada, se irá sola balbuceó, volverá a esperar al futuro rey de estas tierras, un hombre de corazón puro y fuerte, yo me encargaré que eso realmente acontezca. Dicho esto, el sol asomó por detrás de la colina y la espada se desvaneció dejando en su lugar un pequeño manzano. Inesperadamente Harald aún respiraba, al igual que su inseparable amigo Siggard, atendieron a los pocos hombres con vida y luego el Mago indicó a los peregrinos que transplanten ese manzano en el lugar donde el Santo Grial permanecerá hasta que….. Al mediodía abandonaron la colina en dirección al sur, y José decidió organizar la Hermandad de Los Guardianes y erigir una abadía en Glastonbury para comenzar la evangelización de la isla, una perfecta excusa para no despegarse jamás de la Copa Capítulo Cuatro. El Robo. 2002 Stéfano era un conocido ladrón de obras de arte, había dejado su sello profesional por toda Europa y Asia, inclusive viajó en varias oportunidades a África, mas precisamente a Egipto, donde sacó del país varias reliquias, encargue de un magnate europeo, italiano, fanático de antigüedades y obras de arte; acostumbrado a comprar cualquier cosa que se pueda comprar, no aceptaba la posibilidad de no poseer algo que anhelaba, su poderío económico había sacado lo peor de él, su lema era : lo quiero , lo tengo! Alberto era el nombre del oscuro y acaudalado personaje, su residencia permanente se encontraba en la ciudad de Roma, cerca de las ruinas del Coliseo, construcción que adoraba permanentemente desde la ventana de su mansión, y que lamentaba no poder hacerlo parte de su colección, la cual sólo podía ser disfrutada por él, ya que en su mayoría se trataba de valiosos objetos substraídos de museos u otras colecciones particulares, y que indudablemente su enfermiza observación lo colmaba de gozo. Su vida social era perfecta, adinerado, con una bella esposa, para muchos la mujer ideal, alta rubia y elegante, quien, en su juventud incursionó por el modelaje de alta costura, carrera que abandonó por su familia; y tres adorables hijas también muy hermosas, todas profesionales. Eran muy comunes sus donaciones a entidades de bien público o a la Iglesia, cuyos miembros lo consideraban un benefactor imprescindible. Su exterior no se condecía con su interior vil y perverso, ni aún su agraciada compañera conocía al verdadero Alberto, ya que era hasta un perfecto marido. Obsesionado con la inmortalidad, el magnate de la construcción, recopiló datos de escritos religiosos y científicos donde se hablaba del tema, durante años compiló material, para que, llegado el momento tener la posibilidad de luchar contra la muerte en igualdad de condiciones, cualquier dato era bueno para el, por mas inverosímil que parezca. Dentro de su muy personal colección, un antiguo escrito que describía el sitio exacto de la ubicación del Santo Grial, el cual según la leyenda popular era fuente de vida eterna, era su consulta preferida y su artículo mimado, inclusive había mandado a hacer un minucioso exámen para datar el documento, y tratar de darle cierto rigor científico, por supuesto todo dentro del mas absoluto secreto, ya que había sido obtenido por medios ilícitos. Los resultados fueron auspiciosos para sus proyectos, el manuscrito era indudablemente del segundo siglo después de Cristo, gracias a la precisión del método del Carbono catorce y poseía un raro sello con una copa en el centro y dos espadas su lado en clara señal de custodia o guarda que no se podía observar a simple vista y que fue revelado durante una exposición a los rayos X, lo que lo indujo a pensar que podría ser la llave de algo grandioso. Qué método habían utilizado para plasmar el sello? Nota del Autor: El carbono catorce es un isótopo radiactivo del carbono y está presente en los organismos vivos, se utiliza para datar los restos orgánicos menores a sesenta mil años, calculando la proporción de C catorce que aún queda en sus tejidos ya que este se degrada al término de cinco mil setecientos treinta años, es la técnica más usada y más confiable. La edad así conocida se expresa en años BP (Before Present). Inmediatamente luego de recibir la buena noticia sobre su preciado objeto de colección, el inescrupuloso pero generoso, para el observador, señor de la finanzas internacionales, levantó el teléfono blanco de su oficina y se contactó con Stéfano, quien se encontraba trabajando en la Costa Azul, mas precisamente en la ciudad de Niza, efectuando la inteligencia de su próximo golpe, su víctima era un coleccionista de joyas, quien había adquirido poco tiempo atrás uno de los diamantes mas grandes del mundo. El ladrón, un hombre joven de no más de treinta años, no poseía antecedentes policiales, ya que , al pertenecer a una familia aristocrática de Roma su estilo de vida pasaba desapercibido, pero además ostentaba un cargo gerencial en la empresa de su padre, a la que no asistía cotidianamente pero que servía como escudo impositivo. En cambio, su hermano gemelo Franco; era una persona comprometida con el trabajo y todo lo referente a su familia, a punto de casarse con su novia de toda la vida, con quien hasta hubo de compartir viajes por América del Sur y África, en misiones humanitarias; le reclamaba permanentemente sobre la falta de madurez de sus acciones y comportamiento, y era siempre el comienzo de una discusión y cuyo final siempre coincidía, los hermanos dejaban de hablarse durante un mes a lo sumo, luego de lo cual, Franco comenzaba las tratativas para el reencuentro arribando en todos los casos a una fiesta familiar para celebrar la unión de los hermanos, en verdad nadie suponía siquiera la doble vida de Stéfano. Luego de cortar la comunicación con Alberto, interrumpió su trabajo en Francia y regresó inmediatamente a Italia, a su casa paterna, recordando justamente que la última pelea con su hermano había acaecido casi un mes atrás, pensó en llamarlo pero desistió sabiendo que su hermano lo haría apenas se entere de su retorno. La casa estaba prácticamente vacía, sólo se encontraba el personal de servicio, pensó en ir a su departamento pero decidió quedarse hasta el otro día cuado la mucama le informó que sus padres volverían al día siguiente de un corto viaje a la isla de Cerdeña, donde habían ido acompañados de su hijo Franco y la prometida de éste, la agraciada Verónica, una jóven que recién comenzaba a realizar los primeros trabajos en su profesión, luego de que se graduara con honores en la Universidad de Padua, en la carrera de arqueología Medieval. Esa misma noche concurrió presuroso a la residencia de Alberto, además de la mano ejecutora, Stéfano también participaba de los maquiavélicos planes del retorcido millonario, aportando ideas sustanciosas en todo lo que a delito se refiere, su larga carrera en pos de lo ajeno le brindaba cierta autoridad que el cincuentón reconocía. Todo nació a partir de los castigos y premios que sus padres utilizaban para la educación de los mellizos, obviamente la mayoría de los premios era para Franco, así que, casi siempre castigado; si bien no sentía rencor por su hermano, sino un profundo amor y respeto, Stéfano comenzó a sustraer los regalos que su “fratello” recibía como reconocimiento a su buen comportamiento. Nunca fue descubierto, escondía y acumulaba los presentes en su lugar secreto del espacioso sótano de la casa, lugar poco concurrido ya que no era usado como despensa hacía ya muchos años, con el advenimiento de las comodidades modernas quedó en desuso y su destino fue de depósito de infinidad de trastos sin sentido que sólo ocupaban espacio. Pero era Su lugar, era perfecto, y desde allí pergeñaba su próximo arrebato; dejó de preocuparse por ganarse los premios, le satisfacía más conseguirlos de otra forma. Al crecer y llegar a la adolescencia comenzó inclusive a sustraer objetos que constituían parte de la casa, tales como adornos que pasaban desapercibidos a la vista, llegando incluso a venderlos para financiar alguna noche de juerga con sus amigos, ese comportamiento fue creciendo y perfeccionándose hasta que el mismo Alberto, conocido de sus padres, lo invitó junto a su hermano a su casa de verano sobre el mar tirreno, en Puerto San Stéfano en la Isla de Giglio, poco mas de diez años atrás. Durante los dos meses que convivieron, Stéfano se mostró tal como era, lo mismo hizo el fanático hombre de negocios, Franco se mantuvo a un lado de la relación sin darse cuenta de la oscura complicidad que vendría. Estrecharon lazos de amistad y colaboración que perduraría por años, el joven se hizo hombre y a instancias de su tío Alberto, comenzó con una seguidilla de robos menores pero que demostraron una capacidad innata en la profesión, todo lo demás, asesoramiento legal y financiero fue obra del equipo técnico del acaudalado “signore”. Sentado cómodamente en los confortables sillones del living de la casa de su mentor, con un vaso de escocés en su mano izquierda (el joven era zurdo) y un cigarrillo de tabaco negro en la otra miró fijamente a su amigo y espetó: - Dime Alberto, para qué necesitas esos trapos viejos? -Sabes perfectamente que no se trata de trapos viejos, son parte muy necesaria para mi plan- contestó con voz socarrona. -Entonces cuéntame tu plan de una vez y dejémonos de misterio.- aclaró el muchacho malhumorado. - Está bien, tu ganas, reconoció el hombre, y prosiguió- te lo diré directamente; el Santo Sudario que se encuentra en la Catedral de Turín y el que se halla en la de Oviedo, España contienen pistas que necesito para comparar con la sangre del Santo Grial que según un documento confiable que tengo en mi poder podríamos encontrar en Inglaterra. -Por favor, Alberto, no creerás eso de La Santa Copa y su leyenda sobre la inmortalidad?- preguntó burlonamente el joven, con una sonrisa en la cara y un gesto de su entrecejo muy particular. - Tu escepticismo y desconfianza me enervan, porqué actúas de esta forma, siempre aceptaste mis planes sin discutir. - Es cierto, cuando las ideas tienen un asidero terrenal, si. Pero esto es demasiado, no puedo consentirlo, perderás tiempo y dinero en el desarrollo de algo que no te dará ningún resultado; o peor aún, “perderemos” dinero y eso para mi es demasiado. No lo haré- sentenció Stéfano en tono airado. -Mi querido amigo, comenzó Alberto en forma más amable, queriendo bajar el tono de la conversación, este trabajo representa todo para mi y mis anhelos de toda la vida, es una oportunidad única para lograr lo imposible, si me amas, debes comprenderme, por favor ayúdame- suplicó el dolido hombre -No es sólo dinero, finalizó Al, como lo llamaba cariñosamente su amigo. En ese instante ingresa a la sala la hija mayor del anfitrión con una sonrisa exultante que realzaba aún más su tremenda belleza -Vas a ser abuelo!!-gritó la muchacha desde el lado opuesto de la habitación, la única de las hijas que estaba casada, muy bien casada se podría decir, con un constructor de barcos griego, que habían conocido en uno de sus viajes a las islas, como ellos llamaban al archipiélago del Egeo, en Grecia. El hombre se incorporó y avanzó hacia su hija emocionado, la abrazó y besó, parecía mentira que su pequeña Vanessa fuera madre. Se sintió más viejo aún. El muchacho también se puso de pie y saludó con un efusivo abrazo a su amiga, casi hermana decían ellos; pero por encima del hombro observaba fijamente al flamante abuelo con una mirada celosa, el futuro “nono” no sabía si era por su hija, por su nieto o simplemente porque no le cuadraba el trabajo del cual estaban dialogando. Esa noche cenaron en familia, con el invitado por supuesto sentado en un lugar preferencial, a un lado del jefe de la casa; no se debía a que era el hijo que no tuvo, tenía otros motivos. El joven amigo se marchó tarde, casi de madrugada, el coloquio fue sumamente interesante, el tema central fue la vida, y por ende la muerte, son cosas que no se pueden separar comentaban todos; pero muy íntimamente Al tenía la esperanza de echar por tierra esa afirmación indiscutible, pensó en Stéfano, y sonrió. Al otro día, cerca del mediodía, Franco y sus padres llegaban a la residencia, cansados por la travesía y la demora en el vuelo hacia el continente. -Tres horas de atraso para un vuelo de cincuenta minutos, que clase de país es éste- sentenció indignado el recio Carlo. Al ingresar a la casa encontraron a su hijo desayunando, todavía sin vestirse y totalmente despeinado, cosa que el padre vio con sumo desagrado, pero era una realidad que se repetía a diario cuando su hijo se encontraba en casa, -es un caso perdido afirmó el padre-; los nervios acumulados del viaje y este cuadro inesperado lograron que el cruce de palabras sea más fuerte de lo normal y termine aún peor, a pesar que el muchacho explicó los motivos del festejo, no alcanzó para calmar la ira de su padre. Stéfano se fue de la casa veinte minutos después sin decir una sola palabra. Con la única persona que me siento pleno es con vos- afirmó con una leve sonrisa el muchacho, a pesar de tus locos planes, sabes como tratar a la gente; con el Coliseo de testigo, observando desde el fondo, el muchacho depositó sus labios en los de Al, éste se estremeció por un segundo y dudó en tomarlo entre sus brazos y sólo contenerlo. Estas escenas confundían a Alberto, el amaba a su esposa y a sus hijas, si lograba la inmortalidad, debería tener a alguien con el para siempre, para compartir su eternidad, sería Nicole, su señora?, sus hijas?, alguna de ellas?, o Stéfano?, o todos quizás. Quizás estuviera más loco de lo que creía. Creía que su locura hasta este punto era normal, como la de todos. Todos estamos un poco locos. Locos de envidia, de celos, de odios, de desesperanza, incluso de amor, el mundo está loco. Dios está loco?. Está Dios?. Supuso que esas cuestiones no tendrían respuesta nunca, pero nunca imaginó lo que su locura desencadenaría. Estos pensamientos apenas duraron segundos en su cabeza, rápidamente volvió a su plan y a pedirle a su compañero que realice el trabajo, las reliquias deberían ser hurtadas simultáneamente, a la misma hora, no había que dar lugar a que nadie reaccione, el Manto sagrado de la catedral de Turín sería la prioridad, era la mejor oportunidad ya que sería llevado a un laboratorio para un estudio más minucioso que los anteriores, pensó que quizás podría efectuar la sustracción luego del análisis para usufructuar los resultados ya que el lugar donde se realizarían poseía la más moderna aparatología y el equipo de técnicos más capacitados en estas artes. El joven asintió con la cabeza, resignado al carácter de Al, aceptó el desafío. Cuatro días y sus noches les tomó la concepción de un minucioso y exacto plan, mientras un equipo vigilaba celosamente el laboratorio, dos grupos extras hacían lo mismo en la Catedral de Oviedo y en la Catedral de Turín para evitar cualquier imprevisto o cambio de planes sorpresivos. Si bien las medidas de seguridad existían, no serían suficientes para evitar el desarrollo de los acontecimientos tal y como habían sido ideados. Stéfano se encargaría del manto de Oviedo, debería viajar a España dos días antes del golpe y contactarse con su gente que lo esperaba con todos los datos requeridos para que nada falle. Adriano y su grupo trabajarían en Turín, eran viejos conocidos y habían llevado a cabo muchas tareas juntos, siempre dentro de un marco de profesionalismo y confianza. El día se acercaba, y como siempre ocurría los nervios e inseguridades aparecían, a pesar de los años de profesión esas sensaciones que colmaron su espíritu en el primer trabajo regresaban, quizás era por eso que no abandonaba este “metier”, siempre había tenido éxito, y sus logros fueron reconocidos por profesionales famosos, aunque su identidad permanecía en el anonimato. Sábado 20 de abril de 2002. A las veintidós horas el equipo estaba preparado en la pequeña casa que dos meses atrás había rentado la avanzada del grupo en las afueras de la ciudad española de Oviedo, a pocos kilómetros de la Catedral, una llamada por teléfono para coordinar el horario con Adriano bastó para comenzar la cuenta regresiva. El equipo estaba compuesto de cuatro personas, sumamente experimentadas, no podían darse el gusto de fallar, debieron invertir en gente preparada. El ingreso a la Cámara Santa o de San Miguel se haría por los techos, la parte más vulnerable era la pequeña celosía de madera con una cruz griega tallada, que daba hacia el antiguo cementerio, al que se podía ingresar muy fácilmente. Con el sofisticado equipo para escalar con que contaban los perpetradores les resultó muy sencillo el acceso a la altura de los techos. Desde ese cómodo lugar sin posibles custodios tenían alrededor de una hora hasta que los guardias ingresaran a la Cámara Santa en inspección de rutina, a las alarmas las anularían con una fuerte emisión electromagnética dirigida hacia la central dentro del recinto; se trataba de una central secundaria e independiente funcionalmente. Colgado con sendos arneses, Stéfano fue el encargado de llegar a la pequeña abertura y con ayuda de un mini taladro perforar un pequeño agujero por el cual hizo ingresar el emisor del generador de pulsos, el cual era direccional, en tres segundos el sistema de protección de la Cámara se encontraba anulado, en ese momento se descolgó el segundo hombre y su extremadamente pesada mochila, éste era el portador de un poderoso láser que en cuestión de segundos franqueó el paso a través de la ventana. Lo sofisticado del equipo utilizado y el profesionalismo de los perpetradores, sin errores, en silencio total dieron como resultado un golpe perfecto. Los dos primeros malhechores ingresaron raudamente y quedaron de pie sin moverse a la espera de los demás quienes rápidamente hicieron lo propio. Una vez dentro del recinto consagrado a San Miguel, se movieron casi sin pensar, todo estaba meticulosamente planeado, luego de abrir las rejas que lo separaban de los tesoros, Stéfano se dirigió hacia el altar debajo del ábside donde se encontraba un relicario, conteniendo la Cruz de los Ángeles, una cruz griega de madera de cerezo cubierta en oro y con piedras semipreciosas engarzadas, ágatas, granate, cristal de roca, de incalculable valor económico e histórico, y que en la parte superior de su reverso tenía la siguiente inscripción: “Permanezca esto gratamente acogido en honor de Dios. Alfonso, humilde esclavo de Cristo, lo ofrece. Con este signo se protege al piadoso, con este signo se vence al enemigo. Quien se atreviere a arrebatarme, excepto donde mi libre voluntad me dejare, sea muerto por el rayo divino. Esta obra fue acabada en la era ochocientos cuarenta y seis”. Alfonso II donó la cruz a la catedral de Oviedo en el año ochocientos ocho, la diferencia en la fecha radica en que por aquella época los sistemas calendarios no eran los mismos. A través del paño de vidrio del relicario con la cruz, se podía observar otro conteniendo el objeto por el que se urdió el plan, El Santo Sudario. Mientras Stéfano y Ángel cortaban el cristal para extraer la reliquia, Andreas y Mario, así se llamaban los otros secuaces, preparaban el escape; el tiempo desde la irrupción en el recinto hasta el momento del escape no debería ser mayor a una hora, lapso estudiado y comparado con interminables noches de estudio en los movimientos de los encargados de la vigilancia, pero todo fue mucho más rápido. Además del Manto y de la Cruz, tomaron El Arca Santa y La Caja de las Ágatas, elementos valiosísimos y muy caros al sentimiento cristiano. Nota del Autor: El Arca Santa de Oviedo proviene de una antigua Arca de cedro, que contenía, en Jerusalén, las reliquias que pertenecieron a Jesús y a María, su madre. Cuando los persas en el año seiscientos catorce invadieron Palestina, los cristianos pusieron a salvo el Arca Santa, con el Santo Sudario y otras reliquias, enviándola a Alejandría a través del presbítero Filipo. Posteriormente el Arca llega a España entrando por Cartagena, donde el Obispo de Écija, San Fulgencio, dispuso de ella enviándola a su superior, el Obispo de Sevilla, San Leandro. Luego que San Isidoro fuera nombrado Obispo de Toledo, logró llevar el Arca a ese lugar consigo; en la primera mitad del siglo VIII, un nuevo Arca, de roble, sustituyó al antiguo Arca Santa. Empujado ahora por la invasión musulmana, fue trasladado hacia Oviedo entre el año ochocientos doce y ochocientos cuarenta y dos, lugar en el que se custodia desde entonces. Con motivo de la visita del rey Alfonso VI a Oviedo, se procedió a la apertura del Arca y a inventariar los distintos objetos guardados en ella. Como homenaje a su contenido, se la recubrió de plata en el año un mil ciento trece. De ella existe un dicho `popular que dice que lo que contiene es tan esplendoroso que al abrirla, su luminosidad podría dejar ciego a quien se atreva a hacerlo. Una leyenda cuenta que Santa Verónica limpió la sangre de Cristo con el Manto que luego fue guardado en el Arca. Por otro lado se cuenta que cuando Pedro ingresó a la tumba vacía dejada por el Maestro encontró la Sábana Sagrada y un paño de ochenta y tres por cincuenta y tres centímetros que cubría su cabeza; aparentemente cuando el rostro de los ajusticiados se encontraba deformado era un deber cubrírselos inmediatamente. La Sábana, de lino, tiene un largo de cuatro metros y cuarenta centímetros y un ancho de un metro y diez centímetros, exactamente ocho por dos cúbits, una antigua medida de longitud usada en Israel, y fue adquirida por el mismo José de Arimatea, para cubrir el cuerpo de su Maestro y Amigo. Por lo tanto, por estos días ambos Sudarios son reconocidos por los cristianos y la Iglesia Católica. Quizás la reliquia que más llamó la atención de los ladrones fue la Caja de las Ágatas, probablemente por el recubrimiento en oro y las piedras engarzadas. Se trata de una caja de madera de peral rectangular y tapa de forma de tronco de pirámide. Sus dimensiones son cuarenta y dos por veintisiete y medio por veinte y medio centímetros. La madera de la caja está recubierta de láminas de oro que forman arcos desiguales en dónde van engastadas las ágatas y cabujones en los que se insertan las piedras. En la parte de la tapa en que se corta la pirámide, existe una placa con una cruz labrada y tres grandes piedras, se cree que esta placa proviene de un relicario anterior. La basa de la caja está fabricada de plata maciza, labrada con una cruz gemada con el tetramorfos (el ángel San Mateo, el león San Marcos, el buey San Lucas y el águila San Juan). En torno a este relieve se dispone la inscripción de la dación de la caja. ESTO QUE OFRECIERON LOS SIERVOS DE CRISTO FROILA Y NUNILO, LLAMADA SCEMENA, PERMANEZCA ACOGIDO CON GOZO EN HONOR DE DIOS. ESTA OBRA FUE ACABADA Y CONCEDIDA A SAN SALVADOR DE OVIEDO. QUIEN SE ATREVIERE A ARREBATAR ESTOS DONES NUESTROS, SEA MUERTO POR EL RAYO DIVINO. FUE ELABORADO EN LA ERA 948. Fruela II (ochocientos setenta y cinco-novecientos veinticinco) y Nunilo, reyes de Asturias y León. Nuevamente tenemos en esta fecha un desfasaje de treinta y ocho años debido a la utilización de un calendario distinto. Nótese que las inscripciones contenían castigos divinos para evitar los robos. Mientras, en el laboratorio de Turín, Adriano se encontraba ya dentro del edificio a metros de La Sábana Santa, estaba separado únicamente por una puerta con código de seguridad magnético, que era independiente del sistema de alarmas, con un equipo similar al de sus compañeros en Oviedo, con un pulso electromagnético de gran poder la puerta corrediza se desplazó y dejó a merced de los intrusos todo el laboratorio de alta tecnología con la reliquia a disposición dentro una cámara de vidrio al vacío, como si fuera un relicario, vaya paradoja. Bastó nomás accionar el control que abría el artilugio y tomar con sumo cuidado el Manto, colocarlo dentro de la bolsa preparada para el traslado y emprender la huida, todo bajo la más estricta asepsia. Cuando el equipo estuvo en el vehículo dispuesto para el escape (habían arribado al lugar en una camioneta con caja), un furgón cerrado, a la hora establecida sonó el teléfono, era Stéfano desde Oviedo comunicándole el éxito de la operación y solicitando datos de los resultados en Turín, como la respuesta fue satisfactoria cortó inmediatamente. Una nueva historia comenzaba. Domingo 21 de abril. Los periódicos no mostraban las sustracciones, ni en España ni en Italia. Al supuso que esto ocurriría, conocía perfectamente a la Iglesia Católica y su forma de actuar, incluso tenía acceso al Papa, Juan Pablo II, compartían sus gustos en lo que a obras de arte se refería y era muy común que visite a Karol, como el llamaba al Sumo Pontífice quien por supuesto, desconocía totalmente el cinismo enfermizo de Alberto, pero tantos años de compartir experiencias, historias e incluso doctrinas llevaron al querido Papa a confiar demasiado en el; esa relación que era conocida por toda la Corte Papal le daba también la posibilidad de dialogar y urdir con otros personajes allegados al Santo Padre, religiosos poderosos ellos, con oscuras intenciones análogas a las del maléfico personaje millonario. Los grupos que habían realizado los golpes coincidieron en la casa de verano del magnate, en puerto San Stéfano, una semana después del robo, en ese momento se dio por terminado y cumplido perfectamente el maquiavélico plan, poseía una fuente de conocimiento incomparable, los estudios previos coincidían en que las manchas de sangre en los paños era de tipo AB, pero algunos investigadores echaban por tierra esas afirmaciones negando que dichas marcas fueran específicamente de sangre humana. Decidió entonces que las investigaciones previas no contarían en el desarrollo de los acontecimientos por lo que necesitaba conocer como primera medida si ambos lienzos poseían marcas con el mismo ADN. Sólo ese estudio podría probar que un mismo hombre dejó impregnadas las telas con su icor. Deberían asegurarse que las escasas muestras arrojen resultados valederos, para eso el ricachón contaba con un equipo de genetistas, liderados por el más reconocido de los profesionales del ámbito, conocido también por la falta total de ética y moral, pero hasta ahora contenido dentro de los cánones normales. Fréderik Holmes era el nombre de dicho profesional, quien dedicó toda su vida como investigador a la genética y a perfeccionar procedimientos originales, la realidad era que nadie poseía los conocimientos que el detentaba. Nacido en Londres, contaba con exactos cincuenta años y el vínculo con Alberto nació admirando La Mona Lisa en el Museo del Louvre, en Paris, casi veinte años atrás, poco cuesta darse cuenta que la relación floreció en base a codicia compartida, uno por lauros profesionales y el otro por inmortalidad, con lo que podría conseguir un imperio como el logrado por los romanos, de quienes ya se sabe, era ferviente admirador. Ni uno ni otro tenía la idea de lo que juntos estaban gestando, ahora tendrían la posibilidad de demostrar lo capaces que eran. Y también de darle a la raza humana la posibilidad de redimirse. Los análisis demorarían dos meses, lo que le daba al desalmado Alberto la posibilidad de ir al encuentro del supuesto Cáliz, pero el quería asegurarse que los mantos eran verdaderos y compartían sus secretos. En su más íntimas convicciones no estaba tan seguro que la historia fuera real, era demasiado bueno y fácil para el; llegó a imaginarse en un nuevo Coliseo, sentado en un trono de oro, bebiendo del Cáliz Sagrado saboreando sangre de dioses, como la humanidad toda viene haciendo desde el principio de los tiempos. Exabrupto del Autor: Sin dudarlo un segundo, puedo afirmar que era el espejo del mundo, acumular poder, riquezas, dejando de lado la honestidad, dejando atrás a los desvalidos y a los niños, los niños del mundo que son las víctimas de un sistema basado únicamente en lo que uno posee, pero no en los valores, sino en lo material. Un mundo que basa sus reglas y adecua sus derechos a los intereses de grandes compañías, un mundo que permite que miles y miles de personas mueran de hambre mientras otras no saben en qué gastar su fortuna. Un mundo donde lo que no puedes lograr con trabajo lo tomas a la fuerza y con violencia, donde países poderosos suministran armamento a pobres países con el único objeto de generar ganancias, donde la palabra de Dios se utiliza para generar conflictos bélicos y arrasar países completos, donde grandes potencias económicas y bélicas utilizan su poderío para subyugar a muchas naciones e incluso continentes. Países, estado, stablishment, consumo, producción, mercado, ecosistema en peligro, guerra, pocas palabras que encierran la decadencia de un mundo en el cual vivimos sin detenernos a pensar qué queremos para nuestros hijos, o qué posibilidades de mejorar podemos generar. Podremos redimirnos?. Estoy seguro que si tuviéramos la oportunidad nuevamente la dejaríamos pasar. Pero no se trata de religión ni de iglesias, somos nosotros los que dejamos de respetarnos. Nosotros somos nuestra propia Iglesia. Capítulo Cinco El designio. 2003. Franco, además de un exitoso empresario era un eximio pintor, con muchas cualidades naturales y un vasto bagaje de conocimientos técnicos ganados con esfuerzo y estudio a través de años de dedicación. Fue, quien en un primer momento llamó la atención de Alberto por sus dotes artísticas, pero poco tiempo después su hermano Stéfano requirió sus favores de otra manera. Casado ya con su prometida y novia eterna, Verónica, había sido invitado a exponer en una muestra especial de jóvenes promesas de la pintura en Londres para los primeros días de febrero de dos mil tres ya que fue observado en Roma en lo que había sido su primera exposición en una sala importante unos seis meses atrás por un conocido experto en arte que poseía una galería en el centro de la capital inglesa. Entusiasmado por la oportunidad, le comentó a su esposa e invitó a asistir junto a el a dicho evento. - Es una suerte que Sir Douglas haya presenciado aquella muestra- aseguró Franco. - Si mi amor, pero no me siento bien estos últimos días, estoy cansada y no he podido dormir bien- respondió su bella esposa. - Es una lástima que no asistas, deberías ver a un médico, incluso esperaré el diagnóstico y luego me iré- aclaró preocupado el muchacho. -No es nada grave, sólo necesito descansar- expresó disimulando un dolor punzante en la zona abdominal inferior. - Está bien, aún faltan tres días para la fecha, mañana te acompañaré al médico y veremos- sentenció el joven. Esa misma noche un grito de dolor despertó a Franco, Verónica estaba sentada en la cama con su camisón totalmente ensangrentado y tomándose con ambas manos su vientre, el hombre notó que la sangre provenía de la vagina de la asustada mujer, sin perder un segundo llamó a emergencias. Diez minutos bastaron para que la ambulancia llegara al domicilio de la desdichada pareja. Subieron a Verónica al vehículo y raudamente se dirigieron a la clínica en que la flamante esposa se atendía rutinariamente, la Clínica Del Sol. Estabilizada y sin hemorragia la chica dormía mientras su marido trataba de obtener información que le aclare la situación, el ginecólogo que había examinado a la paciente era un viejo amigo del padre de Verónica y la conocía de muy pequeña. Luego de dos horas de espera, el doctor Enzo Cardinale, le trajo la inesperada noticia. - Querido Franco, comenzó el galeno, mirando al hombre a los ojos y con sus manos juntas en posición de rezo, lo que mi chiquita padece es un tumor en el ovario derecho, fue lo que provocó la hemorragia, no es común tanta sangre, tampoco es normal que un tumor de estas características aparezca a esta temprana edad, pero no te alarmes, tendremos los resultados de la biopsia y ampliaremos la detección ecográfica para asegurarnos que haya tomado únicamente ese órgano. Por lo pronto te aseguro que es totalmente operable y que en estos casos el resultado es altamente beneficioso. - Es tan joven, Enzo, esto es una pesadilla- sollozó apesadumbrado el muchacho, y comenzó a llorar. - Por eso te digo, se fuerte y si eres creyente, reza para que todo esto termine bien, como yo creo que será. El médico de perdió entre la araña de pasillos del moderno edificio habiéndole prometido que lo mantendría al tanto de la evolución. Durante toda la tarde e incluso parte de la noche llevaron y trajeron a Verónica en pos de finalizar los estudios pertinentes y arribar al diagnóstico más correcto posible para utilizar el tratamiento más eficaz. La pérdida de sangre evidenció el problema y permitió que haya sido tomado a tiempo antes de la ramificación, eso es lo que el resultado arrojó, y así se lo comunicó Enzo a Franco cerca del mediodía del día siguiente. Luego, sin hacer ruido y lentamente el marido ingresó a la habitación donde su mujer descansaba, la miró mientras dormía por alrededor de cinco minutos, pensando en lo que sería su vida juntos, y también en lo que podría no ser. En ese momento la chica abrió los ojos y esbozó una sonrisa que recordó a Franco el retrato de La Gioconda, mezcla de dolor y felicidad, o gratitud y resignación; quien sabe, pero esto ocurría ahora y era su mujer la protagonista, deseó que fuera felicidad. Prometió inmortalizar ese rostro. La charla con su esposa fue corta pero alcanzó para explicarle la dolencia en forma clara y concreta, la pálida chica aceptó la realidad y le señaló que estaba en manos seguras, su médico, su amor y Dios. Sin embargo un débil sollozo emitió cuando le comentó la posibilidad de no poder tener hijos; ella asintió y le dio que estaba cansada y quería dormir, aún estaba sedada. La decisión del equipo de profesionales fue la extirpación inmediata del tumor que había resultado maligno, una verdadera paradoja, algo maligno en esas entrañas destinadas únicamente al amor. Esa noche convencieron a Franco para que vaya a su casa, descanse un poco y se alimente, el asintió, estaba realmente exhausto y con su cerebro embotado por la falta de sueño; bajó por las escaleras, no se percató del ascensor, con paso cansino se dirigió hacia la esquina de la clínica y con un brazo levantado llamó la atención del chofer de un taxi que estaba estacionado en la mano opuesta. Pensó en su esposa todo el viaje hasta su domicilio, no era lejos, pero los pensamientos y sensaciones se sucedían como si hubiera recorrido mil kilómetros, casi al llegar su mente despertó del letargo momentáneo y decidió plasmar el rostro de Verónica, con esa sonrisa tan peculiar, pero no en la cama estando enferma, sino en un jardín florido, con un radiante sol y mucho verde, quiso crear algo lleno de vida y que transmita esa sensación, vida, esperanza, plenitud y también un eterno amor. Bajó del auto casi corriendo decidido a comenzar y terminar esa visión que tan nítida inundaba su imaginación, colmaba su cerebro, fue como una dosis de adrenalina que lo impulsó a crear. Pintó toda la noche hasta casi llegado el mediodía como si estuviera encantado, sentía que su mano era guiada por ángeles. El cuadro era bello, realmente emanaba luz y paz interior; una colina en un verde prado, un gran manzano con rojas frutas de sana piel, flores con brillantes colores y el rostro de su amada esfumado entre el cielo y la tierra. Una verdadera maravilla para los ojos y el alma. Eufórico, salió de su casa rumbo a la clínica para mostrarle la obra a su esposa, quien cuando abrió los ojos y vio la pintura comenzó a llorar de la emoción y con una agitada respiración le imploró que asista a la muestra en Londres. El confundido pintor había olvidado el compromiso, inmediatamente llamó a su hermano y le solicitó que compre un pasaje de avión a Londres en el primer vuelo que consiga. Así lo hizo. Pudo conciliar el sueño en el viaje. Cuando arribó al Aeropuerto Internacional Heathrow lo estaban esperando con un cartel que rezaba: Mr. Franco Crovatto. Cinco minutos después estaba rumbo al Forty one Buckingham Palace Road hotel, lujoso, de cinco estrellas, muy exclusivo, apropiado para un evento tan importante como el que se llevaría a cabo al otro día, con expositores de toda Europa e inclusive un artista plástico argentino de veinticinco años, que había causado sensación en España y Francia el año anterior. Instalado en las cómodas habitaciones, solicitó línea externa para comunicarse con su esposa que aún no había sido intervenida quirúrgicamente, ésta se encontraba de muy buen humor y se la oía despierta y tranquila, habían desaparecido el nerviosismo y la desazón de los días anteriores; dialogaron por casi media hora y Franco debe haberle repetido cien veces que la amaba con todo su corazón, del otro lado de la línea, Verónica secaba sus mejillas con la blanca sábana de su cama, y escuchaba atentamente al amor de su vida. Al otro día, muy temprano, el sistema del hotel lo despertó con dos zumbidos del teléfono, como a todos los participantes de la muestra internacional. Tuve suerte - pensó Franco- luego de comprobar que por fin había logrado conciliar el sueño por casi ocho horas, tranquilamente se dirigió al baño y tomó una reconfortante ducha que le permitió recobrar un gran porcentaje de la lucidez que había perdido. Mientras secaba su atlético cuerpo con una gruesa toalla roja, sonó el teléfono, era Stéfano, su hermano gemelo, comunicándole que la operación había finalizado con éxito y que se encontraba en la clínica con su inseparable amigo Al, quien se mostró sumamente interesado en la salud de Verónica. Franco estaba realmente feliz por los resultados obtenidos en la cirugía, le agradeció a su hermano y al amigo en común por el gesto y colgó. Con el viaje y las vueltas confundió los horarios de la intervención, la llamada le devolvió el resto de lucidez que aún poseía en algún recóndito hato de neuronas. Elegantemente vestido y con una sonrisa que daría envidia a más de un galán de cine, salió de su habitación veinticinco rumbo a la galería de Sir Douglas junto a varios de los expositores con quienes entabló rápidamente una relación de camaradería y complicidad, sobretodo con el joven argentino, quien era oriundo de la ciudad de Santa Fe y que como poseía ascendencia italiana conocía el idioma, aunque vagamente, les permitía comunicarse mejor que con los demás. El ingreso al edificio donde se realizaba la muestra era realmente impresionante, fastuoso y elegante, un estilo único, una pequeña fortuna bien invertida y distribuida, hasta la gente encargada de la recepción de la entrada encajaba perfectamente con el decorado, la sala de muestra en sí era majestuosa, todos los participantes poseían un pequeño hall con su nombre y todos parecían ser los mejores ubicados, era perfecto, todos conformes, diez expositores de primer nivel mundial; pero al girar para ver el lado este del espléndido recinto se encontró con su cuadro, tenía dos días de terminado, lo había hecho en una noche y ahí estaba , coronando la exposición más importante del año, en una de las salas mas importantes del mundo. No lo podía creer. Cerca del mediodía, cuando comenzaron servir el ágape, llegó al salón Sir Douglas, acompañado de su hija, una criatura soñada, de belleza indescriptible y se dirigió directamente hacia donde Franco estaba parado informalmente, al verlo acercarse se incorporó y juntó sus talones para estar a la altura de lo que venía. - Como está usted mi querido pintor italiano? –preguntó con voz amable el caballero inglés. - Muy bien Sir Douglas, asombrado por el inesperado protagonismo de mi obra- replicó con la voz más candorosa posible el joven. - Ah, no todo es obra mía aquí, le presento a mi hija Selene, ella conoce mucho de arte y tiene el don de ver el alma de los artistas a través de sus obras- aclaró el inglés. - Mucho gusto milady, es usted la obra más bella de esta sala. Mi nombre es Franco. - Es usted demasiado galante, te puedo tutear Franco?- solicitó Selene, muy directa y hasta insolentemente. - Por supuesto señorita, pero tiene usted razón, en éste lugar las cosas han sido hechas por hombres, pero usted es una obra divina, es así que no puedo ubicarlas al mismo nivel. En ese instante el padre de la muchacha debe retirarse y deja solos a los jóvenes. - Tutéame Franco, mi padre no está y no debes fingir nada- inquirió la bella niña. - Por supuesto Selene, es sólo que no deseo desubicarme en este sitio-aclaró el italiano. - Si lo deseas puedo llevarte a conocer Londres cuando esto termine -invitó la beldad. Sin esperar una respuesta, giró sobre sus tacos ágilmente y se unió a un grupo de amigas que se encontraban a un lado elogiando el cuadro de Franco. Y a Franco. Comenzó muy lentamente a caminar y a examinar a los demás cuadros por compromiso, sin verdadero interés, hasta que pasó por adelante del cuadro estrella de la jornada, atinó a detenerse pero adelantó rápidamente el pie derecho, movimiento que pareció un tropiezo y fue notado por un robusto hombre de largo cabello rubio e impecable traje negro de última moda, quien lo tomó del brazo intentando detener la caída, pero al ver que sólo se trató de un malentendido soltó al pintor y le sonrió como solicitando sus disculpas, éste detuvo su andar y le agradeció la intención. -Perdón, pensé que había tropezado- aclaró el grandote. - No, pero gracias de todas maneras, fue buena su intención y a decir verdad, muy rápidos sus reflejos, mi nombre es Franco Crovatto- extendiendo su mano mientras se presentaba. El ancho hombre de cabello rubio estrechó la mano y se presentó -Soy John Haraldson- y tirando su mano izquierda hacia atrás acercó al hombre que estaba conversando con él segundos atrás. - Y él es Mike Siggardson, mi primo. El segundo era aún más alto y fornido que John e igual de rubio. - Es un verdadero placer conocer al creador de ésta belleza- dirigiendo su mirada al cuadro con el rostro de su mujer. - Es usted verdad?- indagó Mike. - Bueno, si, soy yo, pero no es una maravilla- dudó el pintor italiano. - Pero es muy bueno - indicó con el ceño fruncido John- además es usted muy aplicado en su trabajo, es increíble, venir hasta Inglaterra para pintar un paisaje porque la exposición sería aquí, fue un recurso sorprendente- terminó admirado. -Yo, en realidad no sé de qué están hablando, no he estado en Inglaterra por diez años y nunca observé ese paisaje realmente, sólo fue mi imaginación- titubeó nuevamente el joven. La cara de los robustos personajes se desdibujó. -Yo conozco esa colina y ese árbol de manzanas rojas, nunca se vio con frutos, puedes preguntarle a cualquiera en este lugar, es la colina que se encuentra entre Bristol y Glastonbury, a escasos ciento treinta kilómetros de aquí, todos pasamos cientos de veces por el camino que va a la vieja abadía- sentenció Mike. - Lo siento, amigos pero no se nada de una abadía, ni de un camino transitado, pinté lo que me vino a la cabeza en un determinado instante y nada más- explicó Franco, y sin agregar nada les agradeció y se retiró inventando una excusa absurda. Se sintió turbado y un poco mareado quizás, se dirigió a la salida para tomar un poco de aire pero un par de hombres , también de oscuros trajes lo tomaron uno por la cabeza y otro le incrustó el caño de un arma entre las costillas, haciéndolo encorvar de dolor, lo empujaron y lo obligaron a subir a un auto gris, un BMW, de los grandes, y se subieron ellos también, uno a cada lado, así, sentados en la parte trasera del vehículo, comenzó a decir el que tenía el arma en la mano. - El Señor Skull desea hablar con usted, señor Crovatto- -Les daré todo lo que tengo encima pero no disparen- rogó Franco. -No me escucha, no queremos su dinero, el Señor Skull desea hablar con usted- repitió el hombre del arma. -Quién es el Señor Skull?- demandó lógicamente el agredido. - Debes contarle todo acerca de tu pintura, la del manzano lleno de frutos- inquirió el agresor armado. El otro hombre que se había mantenido en silencio hasta el momento encendió un puro y agregó. - Deberemos llevarlo a la Casa. En el instante preciso que el chofer del suntuoso automóvil colocaba la palanca en automático un auto negro apareció de la nada chocando de frente al BMW, haciendo saltar las bolsas de aire y atontando un poco a todos dentro del habitáculo, Franco incluido, John y Mike, viejos conocidos del desventurado pintor, con sendas Glocks nueve milímetros en las manos abrieron las puerta traseras e incrustaron una bala en la cabeza de cada agresor, haciendo luego lo propio con el chofer que había tratado de descender del auto presurosamente, pero la rapidez de los inesperados defensores, impidió que pudiera siquiera salir. Con tres muertos a un lado y dos desconocidos asesinos del otro, el pobre muchacho sólo quería estar en un lugar distante, pensó en su amada esposa, y se desmayó. Comenzó lentamente a abrir sus ojos, un dolor de cabeza insoportable le hizo pensar fugazmente que preferiría seguir dormido, primero la visión no era clara, era como manejar en una ruta de noche lloviendo a cantaros, de pronto se hizo de día y la lluvia se detuvo, el sol resplandecía bien alto y pensó en sus anteojos oscuros, todo esto en fracción de segundos; al instante siguiente podía ver perfectamente y sus pensamientos se aclararon, se rió para sí, sin mover un músculo, sin dolor. -Qué pasó?, balbuceó Franco. Tratando de levantar la mano izquierda para tapar la luz que provenía del techo de la habitación de la clínica a la que había sido llevado. - Sufrió un desmayo, señor Crovatto- aclaró una enfermera. - Recuerdo dos hombres rubios armados, un auto negro que se nos abalanzó y nos chocó, Dios, había hombres muertos, recordó de repente. - Quédese tranquilo y descanse, sus nervios le jugaron una mala pasada, nadie murió hoy- indicó con voz amable la enfermera. - La policía estuvo aquí, están al tanto de los hechos, saben como ocurrió todo, no se preocupe- tranquilizó la morena asistente. - Usted se encuentra en buen estado, no sufrió golpes o heridas, quedará unas horas en observación y luego podrá retirarse al hotel, el señor Douglas estuvo muy preocupado por usted, tanto como su amiga Selene quién no se despegó un minuto de su lado- comentó la chica mientras acomodaba la cama y repasaba el instrumental. Siendo las veintidós horas abandonó el nosocomio en silla de ruedas, hasta el hall de ingreso, dónde lo aguardaban Mr. Douglas y Selene para llevarlo al hotel. Sólo el señor Douglas atinó a decir unas palabras- te llevaremos al hotel y dormirás tranquilo toda la noche, yo me ocuparé. - Yo también - pensó la bella hija del Sir. La habitación veinticinco del lujoso hotel estaba custodiada por dos efectivos de la policía metropolitana apostados en la puerta del cuarto. El joven se sintió seguro. Sin embargo, en su cabeza giraba la imagen de lo ocurrido a la tarde en plena calle céntrica a la vista de todo el mundo- hubiera jurado que hubo dos hombres muertos. Ya recordaré- pensó. Se durmió, tendido en la gran cama parecía diminuto, indefenso. Alrededor de las cuatro de la madrugada sintió corridas en el pasillo, de pronto gritos y luego dos o tres disparos, se sentó inmediatamente y tanteó el piso con los pies en busca de su calzado, no encendió la luz, se paró y camino incómodamente pues la pantufla derecha no había ajustado en su pié, apurado por llegar a la puerta debió agacharse pues sus esfuerzos por acomodarlo fueron inanes, en ese instante la puerta de la habitación se abrió y por suerte, sólo rozó la cabeza de nuestro amigo, un guardia herido cayó en la alfombra frente a el. Con la claridad del corredor, apenas reconoció al hombre que se encontraba frente a el, tendido en el piso y con una mancha de sangre en el abdomen, el policía trató de hablar pero las palabras no salían de su boca, con los brazos extendidos casi en cruz, quiso incorporarse una vez pero no lo logró, en el segundo intento se desvaneció, Franco trató de reanimarlo, sosteniéndole la cabeza comenzó a gritar solicitando ayuda; a varios minutos del hecho un grupo de policías especiales ingresó al amplio corredor alertados por personal del lugar. Los efectivos de seguridad realizaron los primeros auxilios en su compañero, logrando apenas estabilizarlo y junto con el muchacho fueron llevados al hospital, no había ni rastros del compañero del oficial caído. Una hora después, Franco se encontraba en la cafetería del sanatorio bebiendo un amargo café y tratando de reacomodar un poco sus pensamientos, lo acontecido a la mañana, lo que pasó a la noche, era mucho para el, una persona que no conocía prácticamente la violencia y mucho menos semejante nivel, nunca había estado envuelto en un problema de tales características, en ese preciso instante que decidió volver a Roma, ingresaba apresurada Selene, sin maquillaje desbordante de una belleza natural con unas diminutas marcas debajo de los ojos que seguramente ella tapaba con alguna máscara facial, pero que le imbuían una frescura a su todavía más bello rostro, o de esa forma lo notó peligrosamente el agobiado hombre. Sólo un jean, botas, y una campera era el atavío de la mujer, sus anchas caderas, perfectas, desviaron por un instante su mirada cansina, el largo cabello rubio, revuelto y sin peinar se sacudía a cada paso de la cadenciosa dama, llegó a la mesa, separó la silla frente al muchacho; que absorto, quiso adivinar qué llevaba debajo de la chaqueta, bajó los ojos al darse cuenta de sus lascivos pensamientos; y la divina fémina tomó asiento. Sin pronunciar palabra alguna, Franco tomó las manos de la chica en gesto de agradecimiento por estar, ella disimuló una sonrisa al sentir las manos del pintor envolviendo las suyas. -Por qué ríes?- preguntó el hombre. - Tengo las manos más ásperas que tú, y soltó una risa contagiosa. Ambos rieron un rato, mientras miraba sus dientes blancos y su atractiva boca con carnosos labios, pensó nuevamente en su mujer, Verónica, que se encontraba convaleciente en una clínica a cientos de kilómetros de allí, se sintió mal, pensó en despedirse de una vez de la mujer y comenzó diciendo: -Volveré a Italia en el primer vuelo que consiga, me siento desprotegido en este país, te dejaré mi número de teléfono así podremos comunicarnos en cualquier momento. -No puedes hacer eso, te encuentras ante la oportunidad de tu vida, no debes desaprovecharlo, por otro lado…se detuvo Selene. -Continúa, concluye la frase- solicitó Franco. -No es nada, sólo quería decirte que esta noche podrías venir a dormir a mi casa que es mucho más seguro que un hotel con ineptos policías de guardia-invitó Selene con tono arrogante, desafiante y voz estridente, casi airada. El dubitativo hombre cerró sus ojos y volvió a bajar la mirada en señal de conocer lo que venía, no pudo negarse, después de todo era un hombre. Aceptó y juntos salieron de la cafetería a paso presuroso. No se trataba de una casa, como ella la había descrito, era una verdadera mansión, en el lapso que demoraron en ingresar al predio parquizado por un gran portón de tres metros de altura, como el muro alrededor de todo el parque, comenzó a contar las ventanas de la fachada iluminada de la residencia, cuarenta y cuatro, imaginó que del lado posterior de la ampulosa morada habría un número igual de habitaciones, le pareció demasiado. Personal de servicio uniformado abrió las puertas del coche deportivo de la niña de la casa, Selene era la única hija de Mr. Douglas, si bien Franco contaba con un buen pasar económico, nunca había visto semejante lujo, ni siquiera en la casa de Alberto en Roma, quien era multimillonario. De la mano subieron los diez escalones hacia la entrada, la cual estaba rodeada de columnas de mármol italiano, ingresaron a un inmenso vestíbulo adornado con cientos de antiguos artículos, y las más bellas obras de arte que sólo podrían verse en museos muy importantes, y que aquí se encontraban al alcance de un brazo, sin custodia. Recorrieron todo el lugar lentamente y extasiado con la belleza de las pinturas, siguió a su anfitriona hasta las habitaciones en el piso superior, la importante escalera, de mármol por supuesto, se erigía desde el centro del amplísimo recinto y culminaba en un lobby superior, que distribuía hacia las habitaciones; todas en suite y con su respectivo cambiador. -Qué diría tu padre de verme acá, solo contigo?- preguntó el joven ante la inusitada realidad que se encontraba viviendo. -No te preocupes, siempre tenemos huéspedes provenientes de todas partes del mundo, además mi padre no regresará hasta mañana, tuvo que viajar a Glastonbury por una urgente reunión de trabajo supongo. Con el brazo derecho paralelo al piso y el dedo índice, con un inmenso anillo de oro blanco que no había notado, apuntando a una puerta de madera labrada, la chica le indicó su habitación, mientras, de igual forma señalaba con el índice izquierdo la puerta siguiente en el corredor, aclarando que ése era su cuarto, así, con los brazos abiertos comenzó a girar y tarareando el Himno de la Alegría, se introdujo en su habitación. Adorable y angelical. La cama era similar a la del hotel, igual de mullida, igual de amplia, optó por sentarse en un cómodo sofá y llamar a la clínica en Roma, inesperadamente lo derivaron a la habitación donde estaba su esposa, lo atendió su suegra, Sofía, una verdadera señora, respetable y de muy buen carácter, muy alegre de oírlo le comentó sobre la milagrosa recuperación de su hija, y lo mucho que lo extrañaba, a pesar que está contenta por tu oportunidad, en cuanto queda unos minutos sola llora como una niña, pero… Sofía quedó en silencio, sintió que del otro lado no había nadie, con el tubo sobre su oreja derecha, tratando de escuchar algún indicio de Franco, pero no, nada, le pareció oír una puerta abriéndose… supuso que las comunicaciones no funcionaban y cortó. En ese instante su hija abrió los ojos y le dijo, soñé con mi hijo, será varón, un apuesto niño, estoy segura que podré tener a mi niño. -Por supuesto que podrás, mi querida. Te lo aseguro, ahora descansa; hace un minuto hablé con tu esposo, se encuentra bien y te extraña muchísimo, te envió un gran beso y muchos cariños- mintió la señora. - Si madre, quiero estar bien para cuando el regrese. Y cerró los ojos. Su madre la miró y notó a contraluz las oscuras ojeras debajo de los pálidos párpados, y rezó. Franco había colgado el teléfono al escuchar como se abría la puerta interna que separaba su cuarto del de Selene, y ver a ésta aparecer vestida sólo con un transparente baby doll, ahora sí, dejando notar la forma atrayente de sus senos enhiestos, y tan corto que podía y ansiaba ver la entrepierna de la joven con una diminuta panty negra de encaje, la gloriosa visión y la forma en que se le acercó y colocó su húmeda lengua en la distraída boca del acalorado muchacho y sus manos que comenzaron a acariciar exasperadamente lento su torso sin vellos, sin mediar palabras, en total silencio, lograron una erección inmediata, tomó a Selene entre sus brazos y se desplomaron en la cama siendo uno solo, despojó a la chica de su poca ropa y la escuchó gemir de deseo, hábilmente la colocó en posición apropiada para la penetración pero… dentro de su cabeza sonó una voz, no era conocida parecía de ultratumba, o celestial?, se sentía confundido, no comprendía las palabras, su miembro declinó y de repente una de las voces aclaró su mente: “ el demonio te tienta, no lo dejes entrar en tu corazón.” Arrodillado en la cama, desnudo y con ambas manos sobre su alterada cabeza, el pintor de manos suaves quería ordenar sus ideas, mientras la “dulce” Selene vociferaba fieramente- Bastardo amanerado, debes penetrarme ahora!!, y lo repetía una y mil veces. Dejando sus ropas el hombre solo atinó a tomar una sábana y huir corriendo de ese siniestro lugar, nadie lo detuvo, corrió y corrió hasta que las fuerzas abandonaron sus piernas, cayó de rodillas y luego al frío y húmedo piso, quedó decúbito derecho. Comenzó a temblar. El BMW negro se detuvo, desde adentro abrieron la puerta trasera derecha y dos hombres cargaron al desvanecido muchacho que apenas emitió un quejido apagado de dolor y rápidamente, abandonaron el lugar con un chirrido de neumáticos. Despertándose de un desmayo por enésima vez en las últimas veinticuatro horas, Franco abrió los ojos y frente a el estaba semi-agazapado John, quien lo observaba boquiabierto, más allá Mike hablaba con un hombre que no conocía, esta vez el centro del dolor era su nuca, entrecerró sus ojos en señal de molestia mientras el rubio pelilargo le preguntaba si estaba bien. - No entiendo nada, mi cabeza es un torbellino, necesito algo de cordura para poder actuar- se quejó el joven, mientras friccionaba su nuca. El lugar era muy luminoso, con seis ventanales sin cortinas que dejaban ingresar el tibio sol del invierno, que había sido muy crudo ese año. El muchacho nunca preguntó porqué lo habían llevado ahí. Tranquilízate, estamos aquí para ayudarte- se defendió John. -Ah, bueno, si quieren ayudarme, llévenme al aeropuerto, quiero regresar a Roma lo antes posible, necesito estar con mi esposa, quiero verla, estuve a punto de… se arrepintió Franco. -Ningún problema, estamos para ayudarte y cerciorarnos que te encuentres bien, Debes estar bien!, no nos podemos permitir que algo más te ocurra, ya han sido demasiadas las vicisitudes por la que has atravesado sin tener idea de las causas, elige, te ponemos al tanto de todo o te llevamos por la carretera mas rápida a tomar el vuelo que te llevará a tu tierra- le dio la opción el vigoroso hombre. -Me voy ya, luego, Dios dirá.- se definió el decidido muchacho, ya harto de inconvenientes. -Dios dirá -pensó Mike, que hombre visionario. Llevaron a Franco al hotel a recoger sus cosas y luego a la galería a buscar sus pinturas, en un primer momento se negaron a dárselas argumentando que la muestra no había finalizado aún, pero luego, intervino Mr. Douglas, quien, desde la ventana de su oficina del primer piso y sin mirar al muchacho, ordenó que le entreguen sus obras. De allí al aeropuerto. Una hora después, estaba embarcando un Boeing de British Airway. Los fornidos benefactores observaban desde el hall cómo el avión levantaba vuelo. -Llama a los hermanos, viajamos a Roma-ordenó John Haraldson. En casa por fin- exclamó elevando sus brazos Franco. Tomó un baño y se dirigió a la clínica, deseaba ver a Verónica lo antes posible. Al llegar a la moderna institución de salud, notó que dos hombres lo observaban atentamente desde la vereda del frente, sin dudarlo ingresó a paso presuroso y desde el interior, a través de un vidrio tonalizado, se volvió para corroborar la presencia de los sujetos, ya no estaban. No le dio importancia y continuó su camino hacia la habitación veinticinco, veinticinco?- pensó, que coincidencia. La convaleciente esposa se encontraba de buen semblante, animada y risueña, pudo oír su risa un segundo antes de empujar la entornada puerta de madera oscura, la chica comenzó a proferir grititos sin fuerza por la alegría de ver a su amado marido cerca de ella nuevamente, llegó a la cama y abrazó a la sorprendida mujer que no esperaba aún, ver a su pareja. Sofía se encontraba sentada a un lado y Franco no notó la presencia hasta que la señora carraspeó para llamar su atención, con el televisor encendido, había pensado que era algún programa el causante de las risotadas. Se levantó y con dos pasos se acercó a saludar a su suegra con un beso en cada mejilla a lo que luego agregó que lo ponía muy contento verla tan bien. Insistió en sentarse en un costado de la cama y comenzó a contarles las peripecias vividas en las últimas horas, sencillamente era difícil de creer, entendió verdaderamente la expresión de incredulidad con que las mujeres lo observaban, no olvidó ningún detalle de su enredado periplo. En verdad, si “olvidó” un detalle, un detalle con cabello revuelto. La enfermera interrumpió la reunión familiar y los envió fuera de la habitación, atendiendo el pedido salieron lentamente del confortable cuarto ya que debían realizarle una extracción para una nueva serie de análisis y curar la herida. Franco invitó a su suegra a que vaya a descansar cómoda por unas horas, que el se quedaría con su hija de ahora en más. Sonriendo agradecida asintió en voz baja y partió rumbo a su casa. Alberto y Stéfano se encontraban en la casa de verano del primero pergeñando el viaje a Inglaterra para encontrar el Grial, pero habían tenido problemas para descifrar parte de los datos del documento, necesitarían alguien que conozca del tema, y mucho- señaló escépticamente el joven. Al llegar Adriano, lo interrogó acerca de la salud de su cuñada, ya que eran amigos de la infancia, y en ese momento Stéfano recordó los estudios de Verónica, era exacto lo que necesitaban, conocimiento, confianza e inocencia, una conjunción mágica, una solución enviada del cielo. -Genial!-exclamó feliz Al. Debemos ir a Roma inmediatamente y ofrecerle a esa chica su primer trabajo, seguro lo va a aceptar, diremos que es justo para ella, que le hará bien para su recuperación- agregó. Alrededor de las seis de la tarde del diez de febrero de dos mil tres, en el aeropuerto Leonardo Da Vinci, en Fiumicino, a treinta y dos kilómetros de Roma, coincidieron dos vuelos, el primero proveniente de la isla de Giglio, con Al, Stéfano y Adriano a bordo, y el otro, con John, Mike y tres “hermanos”, como ellos se llamaban entre sí, proveniente de Londres. En un instante todos convergieron en el hall principal del aeropuerto, e incluso Mike debió detener su paso paro no tener un encontronazo con Adriano, quien caminaba distraído y hablando hacia atrás sobre su hombro derecho con Stéfano, la multitud los acorralaba, y en un momento a John le pareció ver a Franco y giró para evitar que lo reconociera, pero el hombre pasó a su lado mirándolo sin decir una palabra; el rubio pasajero se detuvo y rascándose la cabeza, quedó inmóvil junto a su séquito observando a los hombres retirarse del edificio. -Es mejor así- pensó Haraldson, todavía confundido. Era o no era su protegido?. Quizás el trauma vivido en la isla le impidió recordar su rostro. Tal vez. Pero no podía dejar esto de esa manera, así que envió a uno de los hermanos a seguir al grupo y asegurarse sobre la identidad del supuesto sosías. -Cuando obtengas algún dato encuéntranos en el Hotel Lírico, Vía del Viminale treinta y uno- ordenó John; y caminaron en busca del auto de alquiler que estaba esperándolos en el estacionamiento de la terminal A, por supuesto un…BMW negro. Esa noche, mientras cenaban en el cómodo y correcto restaurante del hotel, el emisario hizo su aparición con la información requerida; ofreciéndoles un pormenorizado esquema genealógico, económico y hasta amoroso de Franco, y por supuesto, de su hermano Stéfano. El eficaz mandadero también hizo algunas averiguaciones acerca de Alberto, de quien no encontraron nada fuera de lo común. Los cinco personajes bebieron vino hasta la medianoche, luego fueron a descansar, todos menos uno, el propio John se dirigió a la residencia de Franco, y vigiló su sueño toda la noche, era muy importante para dejarlo solo, sin custodia. Una inmensa alegría mostraron todos los presentes cuando Verónica se asomó por la puerta de ingreso a su casa, no faltaba nadie, era sin duda una chica muy querida, Sofía lloraba en un rincón para que su hija no lo note, su marido había fallecido casi diez años atrás de un cáncer de pulmón fulminante, en parte era el recuerdo de lo vivido lo que hacía empañar sus ojos con lágrimas que ya había llorado antes. Todo fue fiesta y risas hasta casi entrada la noche, en honor a la recuperación fortuita de la delicada mujer. Mientras despedía Franco a su suegra, quien fue la última en irse esa noche, vio girar en la esquina el auto de su hermano, se alegró, hacía tiempo que no lo veía. El trío descendió del auto al mismo tiempo, parecían sincronizados, un solo y sordo ruido al cerrarse las puertas terminó por tentar al espectador de la escena que parecía extraída de una película- parecen tres tontos mafiosos- pensó jocosamente. Tres mafiosos, otra paradoja. -Pasen, pónganse cómodos- insistió el anfitrión. Su esposa se encontraba ya en la cama, no quería abusar de su suerte y quería reponer fuerzas descansando. Luego de saludar a la dama, quien ya contaba con mejor talante, los hombres se acomodaron en la sala y le explicaron al marido la intención de proponerle a Verónica un trabajo, su primer labor profesional, que podría llevar a cabo tranquila y calmadamente, sin apuro y con todo el apoyo que solicite, después de todo es mi cuñada- aclaró sonriendo Stéfano, la cuidaré personalmente. Contento y asombrado por el inesperado ofrecimiento, el ahora casi consagrado pintor, les indicó que le transmitiría a su mujer la idea y aseguró que si asentía a la oferta, los llamaría para que hablen directamente con ella sobre los pormenores del empleo. En la mañana, la primera visión de Verónica fue un tremendo ramo de rosas rojas, y el desayuno preparado a un lado de la cama, sobre la pequeña mesita blanca que nunca habían utilizado y que fue adquirida con este fin. El la miró, y su sonrisa oscureció el sol, sus celestes iris poseían exactamente el mismo color del cielo que dejaba entrever la persiana a medio abrir, un sentimiento de euforia corrió desde sus pulmones hasta su faringe, donde se anudó como una apretada corbata, su corbata preferida, le impedía respirar, su corazón se detuvo una eternidad, sólo encontró alivio cuando la primera lágrima se abrió paso desde el alma hasta su mejilla; comprendió que el amor que sentía por esa mujer era incomprensible, no debía tratar de entender, solo vivirlo y disfrutarlo, era como su incorruptible fe y la de Vero, era como la confianza en que Dios la ayudaría con su dolencia, era creer y ya. Ella lo miraba, y pensaba cuanto amaba a ese hombre que lagrimeaba mientras servía el té y untaba sus tostadas únicamente con mermelada de arándanos, sin manteca, que le haría daño, que la cuidaba y mimaba y que seguramente nunca la lastimaría. Estaba en lo cierto, era víctima del amor más puro que podría existir, por eso su recompensa, tan grande que duraría eones. Tantos pensamientos, tantas sensaciones, tantas decisiones correctas y sin embargo no alcanzan para cambiar el destino de la humanidad, tantos hombres, tantas mujeres e inclusive niños que no logran ponerse de acuerdo en las cosas más sencillas; y cuantos que se dicen sabios, cuantas religiones y cuantos, que se creen profetas y guías espirituales, que no son capaces de mostrar un claro rumbo a la salvación, si es que existe todavía una posibilidad de alcanzarla. Una pareja de personas comunes sería capaz de proveer a la humanidad de una nueva esperanza?, o sería un nuevo fracaso de los hombres en pos de sus conveniencias económicas y terrenales, veremos. Dios sabe lo que hace. Al finalizar el desayuno, le expuso a su amada la propuesta de Al y Stéfano, su cara volvió a iluminarse en señal de aprobación e inmediatamente suplicó a Franco que llame a su hermano, por unos momentos olvidó su enfermedad, solo con eso bastó para que el muchacho aprobara el proyecto también. A la tarde, nuevamente los tres hombres llegaron a la morada de la feliz pareja; la chica los esperaba levantada, más temprano ya había estado dando algunos pasos muy lentamente, entusiasmada con lo poco que le había transmitido Franco y decidida a aceptar cualquier propuesta que tuviera que ver con su profesión, era ésta una manera de ingresar por la puerta grande, una investigación de esta importancia daría un nombre al profesional que la realice. Sin duda así sería. Quedaron de acuerdo en que para la semana siguiente, comenzaría la investigación, y ella sería la encargada de organizar el viaje, coordinar las fechas y el equipo de campo, sería en suma, la responsable general de todo el movimiento que se generara. Desde el auto, dos de los “hermanos”, vigilaban el domicilio donde la reunión se llevaba a cabo, mientras los otros se alternaban entre las oficinas de Al y la de Stéfano. Algo había que a los celosos custodios no les cerraba, notaron la estrecha relación del potentado con la Iglesia, también los viajes al exterior del socio y amigo, por último, Adriano, que rol cumplía en todo esto?. Una semana fue el plazo para el comienzo del trabajo, sin embargo fue tiempo suficiente para que el competente equipo de hermanos tuviera un panorama más que esclarecedor acerca de la realidad que arrollaba por esos días al matrimonio y a su entorno. Los datos recabados en esos siete días fueron definitorios para el curso y desarrollo de los acontecimientos venideros. Mientras, en las instalaciones del laboratorio de Fréderik, en París, los análisis sobre los Santos lienzos avanzaban a buen ritmo, estaba ubicado en el subsuelo de una clínica de su propiedad. La más moderna aparatología y un grupo de genetistas trabajaban sin pausa en la consecución de una cadena de ADN que les permitiría la comparación con la sangre que supuestamente contendría el Grial, incluso parte de ese equipo participaba en el desarrollo del proyecto Genoma Humano, cuya culminación sería anunciada meses más tarde, el veintiséis de junio de dos mil tres, por Bill Clinton y Tony Blair, primeros mandatarios de Estados Unidos e Inglaterra respectivamente, y también primeros interesados en el millonario negocio futuro para dichos imperios. Un mes después, Verónica estaba recuperada totalmente de la operación, seguía con controles debido a la gravedad de la dolencia, pero en el último exámen, no encontraron nada alarmante, ningún indicio que permita a alguien suponer alguna complicación, la única duda era si tendría la posibilidad de quedar embarazada, cosa que la chica anhelaba con todas sus fuerzas. El centro de operaciones fue instalado en la casa de la pareja, por decisión de Verónica, que había comenzado a ejercer su jefatura de equipo, por varias razones, en ella la profesional guardaba todo lo necesario para la investigación, y además contaba con una biblioteca admirable, en cantidad y calidad de ejemplares, por lo tanto deberían trasladar mas cosas desde su casa a otro sitio y lo más importante era que no debería moverse de su casa; por lo menos hasta que debieran viajar a Inglaterra a realizar el tramo final de la investigación, calculado para un mes a futuro. Nadie imaginó nunca adonde desembocaría la serie de hechos fortuitos, que comenzaran casi dos mil años atrás, en el momento en que José de Arimatea obtuvo la sangre del Maestro colocándola en el Cáliz. Mike y compañía regresaron a la Isla conociendo lo que vendría, prepararon a sus hermanos y se dispusieron aguardar que se cumpla el designio. No podían ni debían interferir con el normal discurrir de los hechos, sólo tenían permitido actuar en caso que la vida de Franco o Verónica corrieran peligro por actos intencionados, de otra forma debían mantenerse al margen. Los tiempos se fueron agotando y el momento culminante se acercaba, podría Fréderik en París aislar un ADN que pueda ser utilizado?, hallaría Verónica el Cáliz?, cuál era el rol de Franco en Inglaterra, por qué fue atacado?. A principios de mayo la arqueóloga en jefe llamó a su cuñado y le comunicó que los datos habían arrojado los resultados esperados y que la localización de la Copa estaba en los alrededores de la Abadía de Glastonbury, en el condado de Somerset, Inglaterra, pero debían trasladarse hasta allí pues los datos exactos los encontrarían en las mismas paredes del antiquísimo edificio, sin duda era las pista que los hombres no podían hallar. En la oficina de Alberto. -Hemos hecho bien en contratar a mi cuñada, le llevó poco tiempo desentrañar lo que buscábamos- se alegró Stéfano. -Espera que tengamos el Grial en las manos y hablaremos confiados, no creo que todo esto sea tan sencillo.-aventuró Al. -Despreocúpate, quien querría una copa vieja que por ahora es un mito?- aseguró Stéfano. -Claro, somos unos tontos detrás de un pedazo de metal sin valor- respondió airado Al. Te aseguro que esa cosa existe y me dará la vida eterna, Nos dará la vida eterna, aclaró, quiero compartirla contigo, siempre estarás conmigo, lo he decidido, y sin más besó al muchacho, quien respondió tomándolo de los cabellos por la nuca y atrayéndolo hacia sí. Rieron por unos minutos y se dirigieron a la casa de la arqueóloga para corroborar los datos y convenir el viaje con la “jefa”. La chica los recibió exaltada y sonriente, tenía la secuencia de trabajo anotada y perfectamente ordenada con los resultados claros y concretos dispuestos en un inmejorable informe, toda una profesional. Decidieron viajar dos días después. Franco, se encontraba tan contento como su esposa, pero le aclaró que el no podría viajar aún por razones de la empresa, que prefería demorar ahora para poder quedarse luego con ella hasta el final. La mujer aceptó complacida, como siempre con una sonrisa. La comitiva arqueológica científica arribó a Londres el diez de mayo a las diez de la mañana, estaba compuesta por Verónica, Alberto, Stéfano, Adriano, quien pasó todo el viaje dialogando con su vieja y querida amiga, y seis colaboradores, tres arqueólogos y tres estudiantes avanzados en la carrera , ávidos de conocimiento y por que no de aventuras por el mundo. Fueron a para al mismo hotel en que Franco se hospedó durante su traumática estadía en la húmeda urbe. -Habitaciones veinticinco, veintiséis y treinta y uno - indicó el sobrio conserje, quien poseía una fría mirada y unos ojos azabache que llamaron la atención de Al, quien, de soslayo miró a Stéfano, para ver si lo observaba, en clara actuación histérica. Las damas, tres, a la habitación veinticinco, los hombres se repartieron en los otros cuartos, más amplios. Una contigua a la otra y la tercera enfrentada a la primera, así estaban ubicadas en el ancho corredor, sin embargo, a los pocos minutos, el adinerado hombre que proveía el dinero para la campaña, bajó personalmente a solicitar una nueva habitación alegando que la que le había tocado en suerte carecía de una adecuada ventilación natural, indicando que necesitaba aire fresco permanente, luego, Stéfano no quiso dejarlo solo por lo que también se mudo a la habitación treinta y dos. Todo organizado, se dedicaron a descansar. Previamente decidieron encontrarse en el vasto comedor del hotel a las trece horas. Mientras almorzaban, Verónica debió ir al toilette, donde al ingresarle llamó la atención ver a una hermosa dama llorando, sin dudarlo, se acercó y le preguntó que sucedía. -No quiero inmiscuirme en nada, aclaró la chica con voz tímida, solo quiero quedarme tranquila de que te encuentras bien- terminó. -Si, estoy bien, sólo estoy triste porque hace poco tiempo perdí un embarazo de siete meses y no lo pude superar, a veces siento la necesidad de llorar y no quería hacerlo delante de mi marido y mi padre, ellos se preocupan por mí- aclaró sollozando la rubia mujer. -Escúchame, mi nombre es Verónica, cual es el tuyo?- solicitó inocentemente la arqueóloga. -Selene- mi nombre es Selene- aclaró. -Verás, hace dos meses fui operada de mis ovarios, y no estoy segura de poder tener hijos, pero confío en Dios, tú también debes confiar en Él – aseguró totalmente convencida. -Gracias, tus palabras me sirvieron mucho, sólo que el nudo en la garganta no se va, creo que va a durar por siempre - sentenció con voz entrecortada Selene. -Estoy parando en este hotel, creo que estaré por acá unos cuantos días, si quieres, en algún momento de descanso podemos dialogar un rato, a la dos nos vendrá bien- invitó sonriente Verónica. - Será un gusto- aceptó Selene. La inocente mujer salió del baño casi lagrimeando por la tristeza que le había ocasionado la conmovedora escena, se sentó y no logró terminar su almuerzo. Se dirigió a su cuarto. En el mismo instante, desde uno de los boxes con inodoro, sonó clara la voz de Mr, Douglas- estuviste magnífica, confiará en tí. Ambos rieron y se besaron apasionadamente, luego salieron cada uno por su lado y tomaron una mesa en la que ya se encontraban sus amigos, tres hombres muy bien vestidos con trajes oscuros. -Sr. Skull, puedo….- trató de preguntar uno de los hombres. -Estúpido, te dije mil veces que debes llamarme Mr. Douglas en público, estas abominaciones no son como antes- ladró el hombre. Selene sonreía acostumbrada a tal situación. -Averigüen si ya poseen todos los datos que necesitan para encontrar la Copa, si no pudiste hacerle perder la pureza a el, trataremos con ella. Debemos pensar cómo.- sentenció el mimetizado hombre. En las oficinas de su empresa, Franco trabajaba denodadamente para finalizar con las obligaciones contraídas con su padre, a quien habíale prometido que le entregaría en mano todo el papelerío correspondiente al negocio más importante que podrían realizar, estaba atrasado un día, hoy debía estar firmado- pensó el muchacho y hundió su cabeza en la documentación. En la noche, ya solo en el edificio, únicamente el guardia de seguridad en planta baja y quien recorría los distintos niveles de la moderna construcción lo acompañaban, de repente, levantó la mirada y notó una luz proveniente de la oficina contigua, efímera pero potente, fue a ver, abrió la puerta y observó un cuarto desierto, supuso un problema eléctrico, no le prestó atención y regresó a su confortable sillón de negro cuero vacuno. Segundos mas tarde, un potente chirrido inundó el ambiente tranquilo del lugar, cada vez con más intensidad, más cercano, ahora la luz era más poderosa, miraba a todos lados desorientado, el ruido cesó, el brillo no, supuso que los guardias llegarían en cualquier momento, pero no, parecía que el ensordecedor ruido no salió del cuarto, la puerta de la oficina adyacente que él mismo había arrimado, se encontraba abierta de par en par, como si fuera una invitación, se levantó y caminó lentamente hacia ella, la luz parecía brillar más, ingresó, la claridad provenía de una figura, o la figura de la luz, no comprendía…el claro contorno de un hombre comenzó a avanzar en dirección a el, separado del piso por veinte centímetros de aire, no podía moverse, pensó en huir, lo lograría?; estando mas cerca el muchacho distinguió lo que parecía ser un anciano de larga barba y largos cabellos . Retrocedió unos pasos. El espectro se detuvo frente a el e inmóvil, descendió al piso y mientras el brillo se extinguía su etérea figura se materializaba, hasta el punto de parecer una persona común ingresada a la oficina por el ascensor. Los ojos de Franco no podían abrirse más, de pronto sintió paz, sosiego y se relajó. Una voz con tono amigable señaló- no temas Franco, soy Merlín, hijo y hermano de demonios, pero servidor fiel de Dios, estoy aquí para advertirte sobre lo que vendrá. El rostro del hombre estaba descolocado, no era miedo, estaba atónito, pasmado. Siguió en silencio. No podía más que escuchar. -Debes conocer tu designio, ya es tiempo. Debes darte prisa e ir en busca de Verónica, no dejes que nada le ocurra, confía en La Hermandad, ellos conocen todo y ten cuidado con Skull, Príncipe del averno, mi hermano. -Volveré a hablar contigo. Dicho esto, se esfumó, quedó un suave olor a hierbas en el aire- vaya truco, qué más puede sucederme ahora- pensó recobrando el color de sus pálidas mejillas. -Merlín, no era leyenda?- se preguntó un poco más animado. Debo ir a Londres en forma urgente- se dijo con voz fuerte para sí. Acomodó los documentos para su padre y partió rumbo a su casa, preparando el equipaje llamó a su esposa y con voz tranquila y pausada le comunicó que llegaría a esa ciudad al otro día temprano, que tenga cuidado con la gente desconocida. Y se despidió. A la mujer le pareció sumamente rara la llamada, por lo que optó por comunicárselo a su cuñado. Intrigado por lo que la chica le narraba, Stéfano, la tranquilizó diciéndole que actuó así por la impaciencia que le provocaba su próxima visita, que se quede tranquila y que descanse. Mas tarde irían a cenar todos juntos, no tendría de que preocuparse. Inmediatamente corrió a darle la noticia a su compañero de cuarto, quien se encontraba dormitando luego de haber ingerido unas cuantas copitas de jerez español durante la tarde, lo despertó a sacudones. -Escúchame, Al, Al, Allll, gritaba mientras lo asía del pijama para sacudirlo. -Despierta, Franco debe haberse enterado de todo, viene para acá, llega mañana temprano. Oye, despierta- insistió ya enojado. -Dónde vamos mañana temprano?-preguntó sin sentido el alcoholizado hombre. -Nooo, escúchame, ven conmigo; y lo arrastró hacia la ducha, lo colocó debajo del agua tibia, y lo sacudió hasta que el hombre pudo levantar los párpados hasta la mitad de su recorrido. Solicitó café al servicio de habitación y por fin, al cabo de unos minutos pudo contarle lo que sucedía. -Qué haremos? Preguntó Franco. -Un momento, no hemos hecho nada malo, sólo estamos en busca de una reliquia extraviada hace dos mil años, quizás el problema no es con nosotros, quizás hay alguien más metido en esto, debe ser así. -De otra forma, le hubiera alertado que no nos ponga en conocimiento de sus intenciones- sentenció acertadamente el despejado hombre. -Tienes razón. Es claro, alguien alertó a Franco sobre algún probable agresor de Verónica. No es con nosotros - se alegró el joven. -Pero quién y por qué desean hacerle daño a la chica, debemos impedirlo, aunque sea hasta que tengamos la ubicación exacta del lugar - prosiguió Stéfano. -Vayamos a cenar- invitó Al. -OK- aceptó el otro. Como de costumbre, el grupo completo coincidió en el restaurante, pero esta vez Verónica se encontraba departiendo con un hombre y una mujer que el dúo no reconocía, se ubicaron con la mayoría pero sin dejar de observar a la otra mesa. Charlaron de manera amena durante la cena pero siempre prestando atención a lo que ocurría en la mesa de Verónica. Sus intrigados ojos iban y venían por todo el recinto en busca de algún indicio sobre esta misteriosa pareja, en un momento Al no lo soportó más y con ademán de sus dedos llamó al maître, quien se encontraba parado junto a uno de los mozos, señalándole la copa vacía de un asiduo cliente de la casa, casi regañándolo, el joven empleado se sonrojó pues fue notorio el reto que le propinó el encargado, fue hacia la cocina y volvió con una botella de chardonnay para el sediento comensal que, contento por la reprimenda se acomodó en la silla para ser servido, lo esperó con las manos a un lado de su cadera y una media sonrisa en su rostro para indicarle luego con la palma hacia abajo y rozándole la botella, el nivel que debía contener la copa, el muchacho dio medio giro a la botella, la levantó, y se marchó a paso rápido, debía continuar con el servicio. Toda la escena fue observada por Alberto, volvió a llamar la atención del jefe de mozos, quien se acercó inmediatamente y le pidió disculpas por la demora, arguyendo el episodio con el distraído garçon. Alberto se sonrió pensando que el quisquilloso habitué del lugar se comportó como él lo hubiera hecho, con la diferencia que el lo hubiera recriminado personalmente; el maître le devolvió la sonrisa pensando que estaba dirigida a su persona y le preguntó que necesitaba. -Que desea milord?- pronunció con voz pegajosa acentuando el “lord”. -Oh, sólo necesito un dato, puede usted ponerme en conocimiento del vino que están degustando en aquella mesa, expresó señalando hacia Verónica, es que no reconocimos la etiqueta cuando llenaron sus copas, y, como me jacto de ser un gran conocedor … usted me entiende no?. -Of course, milord, aseguró el delicado hombre, Sir Douglas bebe únicamente Petrus 2003, de bodegas Château Petrus, Cabernet Franc excelente cepa, - sentenció con autoridad el hombrecillo. -Ah, que cabeza la mía, tiene usted razón, no sé como se me escapó ese nombre, le agradezco su atención, Mr… - Blanchard, de Bordeaux, tierra de los mejores vinos, como el excelente cabernet del cual recién hablábamos, monsieur…informó entrando en el juego de Al. -Alberto Brusco- dijo tendiéndole la mano, algo inusual en sitios de ésta categoría. -El francés estrechó su mano y le agradeció la caballerosidad, mientras la mirada de Al centellaba sobre la suya, comprendió. Debo disculparme porque el sommelier de turno en este día debió retirarse de urgencia y no logramos reemplazarlo por alguien de su saber; así que decidimos que personalmente me encargue de los vinos. Se alejó sonriendo pero atento a las mesas, Gregory -llamó- indicándole una en la que reclamaban el servicio… Stéfano notó el comportamiento de Al en este momento y con el conserje, el día que arribaron al lugar, pero no emitió palabra, es más, festejó las ocurrencias de su amigo. Imprevistamente, Verónica y sus acompañantes comenzaron a retirarse, serpenteando entre las mesas, la chica era la última del trío y justo antes de salir giró para saludar a sus compañeros, quienes respondieron al unísono. Adriano se levantó de inmediato para seguir a su amiga, conociendo las amenazas supuestas, pero Stéfano lo tomó del brazo diciéndole que espere unos minutos para hacerlo, así fue. Fueron todos a dormir, confiados en que Adriano haría bien su trabajo; el muchacho vio subir a su amiga a un BMW gris, en el asiento de atrás, junto a Selene y Mr. Douglas, tanto el hombre que conducía como el acompañante, usaban anteojos muy oscuros, de noche, era muy raro-pensó el atento joven. Llamó un taxi que aguardaba en el frente del hotel, los siguió. Se dirigieron a la casa donde Franco estuvo con Selene, descendieron e ingresaron rápidamente a la mansión, desde la vereda del frente, el furtivo acompañante trataba de imaginar la forma de entrar a la inexpugnable fortaleza, con sendos tapiales y portones vigilados por cámaras y guardias de seguridad, es imposible pensó, pero no para mi. Seguramente el sistema de seguridad tendría un punto débil, conocía mucho sobre eso, poseía vasta experiencia, regresó al hotel por algo de equipamiento, lamentablemente no contaba con el total de sus especializados implementos, no pensaba robar nada, pero había algo que siempre tenía a mano, el generador de pulsos, era pequeño y cómodamente portable. No le contó nada a nadie. Sólo tomó sus cosas y regresó a la gran residencia. Recorrió el perímetro y encontró el lugar perfecto para ingresar, en cuestión de segundos el hábil atleta estaba adentro, atravesó el jardín más fácilmente aún, trepó por la parte trasera del edificio y con un chasquido de su artilugio electromagnético desactivó la alarma. No estaba equivocado cuando supuso que dicho equipamiento no contaba con una pantalla para emisiones de esa frecuencia y potencia tan elevada. En un santiamén destrabó el débil mecanismo de cierre de la gran abertura, con tiempo y experiencia ingresó rápidamente. Fue a dar a un dormitorio vacío, totalmente equipado, pero se notaba que no se usaba desde hacía mucho tiempo- tuve suerte – pensó. La puerta estaba cerrada con llave, debió utilizar sus dotes nuevamente para lograr acceder al pasillo, caminó por él sigilosamente, era cuestión de segundos que se activara nuevamente el sistema autónomo de vigilancia (S.A.V), que estaba instalado en todas las casas de gente pudiente en varios países de Europa, en cuya central el intruso trabajó por casi dos años, sin duda la experiencia había marcado su vida, la especialización le abrió un universo inmenso, el delito; pero esta vez la estaba utilizando para el bien, o casi, sonreía mientras avanzaba, llegó a las escaleras que llevaban al vestíbulo, escuchó un fuerte murmullo, voces que reían, se asomó desde arriba por un costado, detrás de la baranda y observó a Verónica dialogando muy animada con los dueños de la casa, optó por seguir encubierto, así que desandó sus pasos y buscó una escalera de servicio para acceder a la planta baja sin ser descubierto, la halló en un vértice del pasillo, en el lado opuesto de las grandes escalinatas, descendió muy despacio, terminó en un pequeño distribuidor que llevaba a la cocina, lugar desde donde se tenía acceso a todas las dependencias, para que la servidumbre atienda a los señores sin ser observada por la gente ajena a la vivienda, no se ve bien en los altos círculos cruzarse con una mucama con una bandeja en el corredor principal. La puerta de acceso que llevaba al hall principal estaba disimulada con sendos cortinados rojos, además de encontrarse semi-escondida entre paredes que se anteponían generando desde la sala la sensación de ausencia de puertas, era usado comúnmente durante las multitudinarias fiestas que allí se brindaban, en otro momento el servicio debía dar toda un vuelta para acceder por otra entrada dispuesta para tal fin, mucho más alejada. Sintió que su amiga corría peligro a pesar de lo distendida que se veía, de pronto, las risas se apagaron y todo quedó en silencio, la muchacha estaba tendida inanimada sobre el sofá de estilo, la gente desapareció, el amigo preocupado se acercó a la chica con la intención de reanimarla, notó su pulso, estaba viva, sacudió suavemente su pequeño rostro, no se movía, percibió que alguien se acercaba, se escabulló por entre las pesadas cortinas, la indefensa mujer quedó sola nuevamente, montó su arma, esperó. Sir Douglas, Selene, y cuatro hombres más con oscuros anteojos aparecieron ataviados extrañamente con túnicas negras, con velas del mismo no color, símbolo del demonio, la mujer llevaba además en su mano siniestra una antiquísima daga con empuñadura de plata grabada con ininteligibles y antiguos caracteres, caminaban lentamente, respetando una formación en V, como funestas aves migrantes en busca de alimento, con la mirada hacia el frente fija en un destino, el sacrificio, Verónica debía ser asesinada; la aciaga fémina se colocó detrás de la cabeza de la desafortunada muchacha y esperó, Sir Douglas o el perverso Skull entreabrió la toga y mostró su erguido miembro, se preparaba a poseer y vejar a la chica, quien permanecía inconciente aún, parado hacia los pies del cuerpo inerme, se quitó las gafas, lo mismo hicieron los demás mostrando por fin sus secretos; ojos rojos con pupila de ofidio, sin vida, sin brillo, muertos, debían ultrajar su cuerpo y su espíritu para que la infortunada no tuviera ninguna oportunidad de cumplir su designio, los cuatro entes también dejaron al descubierto lo suyo, insinuando la deplorable escena que se aproximaba indefectiblemente, Adriano observaba dispuesto a intervenir, el hombre mayor ordenó que la despertaran, Selene la abofeteó, comenzó a reaccionar, cuando abrió los ojos y pudo ver lo que tenía enfrente trató de gritar, no lo logró, con su boca llena de algodón y sus manos sostenidas fuertemente por los lascivos secuaces, la desesperación y el terror brotaban de sus poros en forma de sudor, las lágrimas bañaban su bello y maltratado rostro, el constante forcejeo resaltaba las venas de sus blancos y delgados brazos, entonces, el demoníaco sujeto comenzó a quitarle la vestimenta, lentamente, disfrutando con cada prenda que retiraba, Adriano esperaba el momento oportuno, sabía que tendría una sola chance, debía aprovecharla; desnuda y totalmente expuesta al asqueroso ente, la chica sólo podía sollozar, Adriano ya no lo soportaba, intervendría ya, sólo unos segundos más, el deplorable ser se dispuso al acto, su rostro se alargó, la musculatura se exacerbó, formaciones óseas brotaron en su calva cabeza, de un tirón se quitó la tela que lo cubría y su mirada se fijó en el pubis de la desdichada Verónica, quien ya había comenzado a temblar, y sus esfínteres no soportaron la tensión liberando sus tibieces; se desmayó, los detestables ayudantes humedecieron sus manos en ellas y embadurnaban sus cuerpos desnudos. Habían llegado al clímax del ritual, sólo faltaba el infernal coito, tierra e infierno se unirían, quitándole al cielo la posibilidad de generar la salvación, era ahora o nunca, el asustado muchacho saltó disparando su arma de calibre nueve milímetros, la primera bala se incrustó en la nuca de la hermosa portadora de la brillante daga, que cayó al piso con un apagado sonido a metal, Selene se desplomó luego, al tocar el sucio piso estaba sin vida, experto tirador con un arma de las mejores y confiando en sus instintos apuntó hacia el mismo demonio, a quien tenía perfectamente de frente y disparó, el segundo proyectil ingresó entre los ojos del horrendo ser, retrocedió casi tres metros y cayó hacia atrás, los otros leviatanes menores arremetieron contra él, pero certero y calmo logró que el tercero y cuarto disparos ingresaran en el ojo derecho y en el centro del pecho del primero y del segundo de los agresores respectivamente, quienes se esfumaron dejando únicamente un leve aroma a azufre en el aire, uno de los otros dos logró golpear al defensor, mientras el restante tomaba su mano pretendiendo desarmarlo, fue en ese preciso momento que por la puerta del frente ingresaban Mike y John, secundados por un pequeño pelotón de hermanos, espadas en mano, atacaron con furia a Skull, que continuaba mutando, alcanzaba los dos y medio metros y dos de las formaciones córneas sobresalían ya cerca de veinte centímetros de su calva, como otrora los guardianes liquidaron con perfectas estocadas a los lastimosos entes quienes también se desintegraron, algunos dejando las viscosas secreciones dispersas, otros con el característico chasquido y el clásico aroma sulfuroso de entes con más rango. Skull retrocedió, miró a los hombres y rió, sólo dijo con voz fuerte y áspera: -Estúpidos humanos, siguen pretendiendo cambiar su destino, el equilibrio debe mantenerse- comenzó a brillar y con un estruendoso chasquido desapareció dejando un hoyo en el piso. A pesar del maligno poder, el Detestable no podía aún lograr su máxima expresión, la fe y el amor eran más fuertes que su oscura divinidad; pues él era la contraparte obligada de Nuestro Señor, no fue su padre un ángel rebelde con ínfulas de superioridad, sino una creación ex profeso para mantener el equilibrio y que el libre albedrío funcione en realidad. Dios permite que todos los hombres sean influenciables, aún sus Hijos, y respeta las decisiones que toman y defienden. Imagínense un mundo sin maldad, sin odio, donde todas las personas se consideren entre sí hermanos. Dios perdería la posición de Salvador, no haría falta el Mesías y las Sagradas Escrituras servirían para igualar niveles en millones y millones de mesas por todo el planeta. No señor, no es eso lo que Él desea, es sabio, seguramente anciano y experimentado; el antiguo adagio que dice que “el diablo sabe más por viejo que por diablo” es lamentable, Dios es el Viejo Sabio y utiliza a Mefisto para seleccionar lo mejor de la especie. Como se habrán dado cuenta es un perverso juego de tentaciones y redenciones, ustedes lo conocen; Adán y Eva, la manzana, la serpiente tentadora fue el comienzo de la historia. Hoy en día, en nuestra vida nos cruzamos con cientos de manzanas y miles de tentadoras y fascinantes serpientes, en la acepción de hechizantes, que nos incitan a caer en el abismo del pecado. El hombre y las religiones, salvo honrosas excepciones, se han encargado de bajar las expectativas que Dios habíase establecido corriendo los límites del camino hacia los costados para permitir cosas cuyo único objetivo es desviarnos del sendero propuesto. La Hipocresía es el nombre de la nueva religión escindida de las demás por voluntad de sus dignatarios, y la comodidad que ello genera hace que los feligreses adopten el nuevo credo, vivo como me place y luego me dirijo a mi culto para obtener el Perdón. Es esto lo que Dios planeó? Toda una vida recorrida de un lado al otro del extremadamente ancho camino, sin señales para respetar ya que fueron quitadas porque obstruían el libre circular de los vehículos descontrolados. No lo creo, construyamos un camino en que las señales sean tenidas en cuenta y el ancho nos permita conducir en forma más recta, aunque sea un poco y que las estructuras eclesiásticas de dominio mundial se dediquen más a salvar almas que a la acumulación de riquezas y poderío político para lograr más ingerencia en el orden terrenal, como si eso hubiera sido lo que Jesús predicó en su corta vida pública, la analogía entre el episodio el enojo del Mesías echando de las puertas del Templo a los vendedores con la actual realidad de conglomerados económicos negociando con los representantes de Dios en la tierra es una de las razones de la pérdida de adeptos a la doctrina y una verdadera ignominia. Seguramente, en su próxima venida, todas estas cuestiones serán aclaradas por Jesús o como se llame. Tengan paciencia que es un hecho inminente. Los oportunos defensores, se acercaron a la confundida mujer, la cubrieron con sus abrigos y la ayudaron a incorporarse, y mientras reaccionaba, trataron de ayudar a Adriano quien yacía en el piso inmóvil, boca abajo, pensaron lo peor, al darlo vuelta éste trató de golpear con un puño a Mike, que retrocedió ágilmente para evitar el contacto, el muchacho trató de levantarse para seguir luchando sin percatarse que todo había finalizado, y desconociendo a los demás intentó defenderse, fue Verónica quien detuvo su ímpetu guerrero, poniéndole sobre aviso que ellos los habían defendido, no recordaba de quién, pero estaba segura que estaba viva gracias a la Hermandad. El exhausto hombre, más calmo ahora, les agradeció la oportuna ayuda y solicitó una explicación de lo que había presenciado, una lógica explicación. Los fornidos caballeros pusieron a Adriano al tanto de la situación, pero sólo le confiaron una parte, arguyeron que se trataba de ritos satánicos corrientes y que utilizaban alucinógenos rociados en el Aire para despistar a sus víctimas y generar confusión, lo que les permitiría un escape como el que observaron minutos atrás. Con muchas dudas aún dando vueltas en su cabeza, el amigo de la muchacha le solicitó que los acerquen hasta el hotel, los hombres asintieron inmediatamente, pero le rogaron que no fuerce a Verónica a recordar nada de lo ocurrido, ella lo haría por sus propios medios. -Así lo haré – respondió con voz trémula Adriano. Si más, partieron raudos hacia el oneroso hotel, para que la estremecida chica descanse. Al llegar al lugar, Franco, quien acababa de arribar a Londres hacía casi una hora, esperaba preocupado a su esposa, al verlos llegar en ese estado comenzó a inquirir al grupo acerca del lugar donde habían estado, qué habían hecho, pero al reconocer a Mike bajó el tono y se acercó a dialogar a su lado. La conversación giró en torno a los hechos acaecidos en casa de Sir Douglas, ahora el desenmascarado Skull, cuando los hermanos comenzaron a narrarles los hechos, por supuesto ocultando algunas partes como en el caso de Adriano, Franco los detuvo poniéndolos en conocimiento de lo que le ocurrió en Roma, en su oficina, punto por punto, frase por frase las palabras de Merlín, por cuanto los guías de la Hermandad decidieron hacerle conocer el total de los datos. Franco no podía creer lo vivido por su querida esposa, sentados ahora en el lobby del hotel y la mujer tratando de conciliar el sueño en su habitación, comenzaron a bosquejar los pasos a seguir. John: eres parte imprescindible de esta historia, debo decirte que somos descendientes directos de los primeros guardianes de la Copa, nuestra Hermandad hace casi veinte siglos que está custodiando el Grial, estuvimos esperando que El Elegido se presente. Franco- como sabes que soy yo? Porqué yo? Mike: querido amigo, el manzano que dibujaste y que expusiste en la galería de ese monstruo, es una réplica exacta del manzano que cubre el Cáliz y que fue transplantado por el mismo José de Arimatea, sólo que tu versión del árbol contiene frutos. John: si, ese frutal nunca dio manzanas, y tú apareciste con una visión que nos pareció apropiada y que encajaba en forma exacta con las descripciones que nos legaron nuestros ancestros, Siggard y Harald, los primeros vikingos en aventurarse a esta tierras. Mike: luego aparecieron los vasallos del demonio con datos ciertos y conociendo tus pasos y los de tu esposa, no sabemos aún el motivo del ataque a ella si el elegido eras tú ( guardándose para ellos dicha explicación por el momento) Franco: están seguros o todavía hay una posibilidad que yo no sea la persona que buscan? John: el último paso para cerciorarnos es llevarte frente al añoso árbol cuanto antes. Franco: y Verónica?, ella está con un grupo buscando el Grial, y según sus datos e investigación están a punto de hallarlo. Mañana saldrían hacia la abadía de Glastonbury, según ella los últimos datos que necesitan se encuentran entre sus viejos muros. John: no te preocupes, sus paredes sólo encierran falsos acertijos colocados por José a sabiendas de lo que ocurriría, era sin duda, un hombre muy inteligente. Mike: por supuesto, no olvidemos a Roland, el lo ayudó mucho en todo lo que logró. El anciano todavía vaga por el mundo en su rol Divino de controlador del Plan. El Elegido no preguntó nada al respecto, su preocupación era otra. Franco: que hago con el equipo que dirige mi esposa? John: tu hermano y Alberto han robado documentos que les permitieron llegar hasta este lugar, debes tener cuidado con ellos. Por otro lado estamos aliviados sabiendo que Merlín anda cerca, en realidad hace muchísimos años que no lo vemos, este trabajo es sin duda hermoso, por todo lo que representa, pero año tras años nos agotamos, la espera, el recelo permanente, pero en éste momento nos sentimos plenos sabiendo que seremos nosotros los que culminaremos el trabajo iniciado por nuestros predecesores, estamos cansados. Franco: dejaré que sigan con su investigación normalmente, es lo mejor. Ah, otra cosa, Merlín me dijo que era hijo y hermano de demonios; qué es en realidad? Mike narra a Franco la historia de Sigmar , la espada, la princesa Anna, su hijo, la fétida criatura del bosque, que tantos años atrás comenzaron esta historia que está a punto de culminar. John continuó con los personajes: José, su hijo, Roland, Harald y siggard, verdaderos héroes, ahí se detuvo unos instantes para aclarar lo de “hermano de demonios”, en su periplo hacia esta islas, José halló a una mujer y a su hijo pequeño, a quienes asistieron varios días puesto que se encontraban débiles y lastimados, pero al llegar a una floresta desaparecieron sin dejar rastros, Merlín nos aclaró que ese niño es hijo del mismo demonio, ese niño es Sir Douglas, quien de alguna manera se las arregló para permanecer en la tierra como un humano por siglos, cosa que Merlín no logró o no fue su deseo. No lo sabemos. Franco: cómo continúa esto luego de recuperar el Cáliz? Mike: Dios dirá, de alguna forma sabremos qué hacer, siempre ha sido así. John: por ahora iremos hacia la Colina del Sol, saldremos mañana para ganar tiempo, no sabemos qué planea Alberto con la Copa. Franco: nos vemos mañana temprano, ya dejé demasiado tiempo sola a Verónica. El lobby del hotel quedó desierto, en el camino hacia su habitación, el joven trató de acomodar un poco su revuelta cabeza, poner la ideas en orden, era una pesadilla, por un lado la extrema alegría de ser partícipe de esta historia Divina, por el otro la carga de tremenda responsabilidad, los sucesos con Verónica, la complicidad de su hermano con Alberto, Adriano y las armas. Era mucho, pero se sintió bien, debía hacerlo y lo haría. Por la mañana temprano Al y Adriano estaban desayunando cuando vieron llegar a los Hermanos en busca de Franco, cruzaron dos palabras cordiales de saludo con Adriano y subieron las escaleras en busca del muchacho, en el corredor se cruzaron con Stéfano, que bajaba presuroso en busca de una taza de café, sonrieron sin mirarlo. El joven los estaba esperando junto a su querida esposa, quien se sentía mucho mejor, tanto como para continuar con el cronograma de hoy que los llevaría a la vieja Abadía. Todos bajaron, pero la chica se quedó a desayunar, con un guiño cómplice Franco le encomendó a Adriano que cuide a Verónica, el valiente muchacho respondió asintiendo con la cabeza. Alberto se preocupó cuando narraron lo ocurrido la noche anterior, en una muy corta versión, no así Stéfano quien no se inmutó, es más, no pronunció palabra. La chica volvió a agradecer a Adriano por su afortunada intervención, quién sabe que hubiera ocurrido si el no seguía el vehículo para cuidarla. Acomodaron sus agendas y en el momento de levantarse de la mesa, sonó el teléfono de Alberto; una llamada desde París, su amigo Fréderik con viva voz le anunciaba que ya poseía el material del ADN para comparar con la sangre del Cáliz. Perfecto, expresó con alegría el desalmado hombre, guardó su celular y les comunicó la noticia a sus secuaces, a espaldas de la mujer, quien se había adelantado varios pasos. A casi ciento treinta kilómetros al oeste se encontraba el lugar donde José había vencido al mismo demonio en pos del amor y la verdad, valores que hoy en día no son tenidos en cuenta, cuando pasaron por la ciudad de la Abadía sonrieron todos en silencio, sólo el pintor pensó en el trabajo arduo y fútil que Verónica había llevado y continuaría llevando a cabo. Cada grupo arribó a su lugar de trabajo al mismo tiempo, los arqueólogos comenzaron a trasladar equipos desde la van hacia las ruinas, que al estar dispersa en un área sumamente amplia dificultaría la búsqueda. Cuando Franco descendió en el lugar indicado por los custodios de la Hermandad sintió un nudo en el estómago, a escasos cincuenta metros del vehículo que los había transportado, colina arriba, se podía observar un árbol de buen tamaño, muy frondoso, muy verde, solo, custodiando el secreto mejor guardado, el más importante; cuando el muchacho levantó la vista y la dirigió hacia el modesto espécimen arbóreo vio su cuadro, exacto, como calcado, no lo podía creer, en ese momento comprendió la grandeza de Dios, recordó a su amada y la visión de su hermoso rostro completó su obra magna, caminando lentamente hacia la cima, en un día sin sol, casi tormentoso, se emocionó hasta las lágrimas, presintió que todo lo ocurrido debía ser por obra de Dios, ya no lo dudaba, lo sentía en su mente, en su corazón, en su alma; unas pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer, inoportunas, desinhibidas, terminaron de mojar su rostro, nunca imaginó la batalla que se había librado en ese lugar, los que murieron, los que ganaron, todo el poder de Nuestro Salvador residía en ése árbol. Se detuvieron a dos metros del glorioso manzano, Franco se adelantó unos pasos, los hermanos retrocedieron, sólo el hombre con su Dios, la llovizna se detuvo, las nubes se abrieron y un solo rayo de sol iluminó al dúo, naturaleza y hombre, es decir Dios, en segundos las flores cubrieron todos y cada uno de los gajos, los hombres quedaron absortos con el fenómeno, en silencio sólo observaban, las rojas manzanas comenzaron a tomar el lugar de las flores, creciendo a ritmo arrollador, en minutos cubrieron totalmente el árbol. Allí, desde un lugar en que podían observar hacia todos los puntos cardinales, se sintieron únicos, espectadores y protagonistas del milagro de la vida, del milagro de Dios. Observaban extasiados sin moverse, notaron como las ramas llegaban hasta la hierba que cubría el suelo por el peso de las frutas, formando una coraza en derredor del tronco, disfrutaban inmóviles, gozosos, felices, de repente las manzanas comenzaron a caer, ya maduras, liberadas del peso, las ramas retornaban lentamente a su lugar, una alfombra de frutos cubría las inmediaciones y, pequeña, rústica, una caja de madera de roble, raída y corrompida por el paso del tiempo yacía a la par del grueso tallo; muy lentamente se acercaron y quitaron las reinetas que entorpecían la hermosa labor de asir el don divino. Tomó Franco el pequeño arca y minuciosamente retiró la tierra y suciedad que la cubrían, más lentamente levantó la tapa, dejando al descubierto una bolsa de cuero con algo en su interior, con su mano suave de artista tomó lo que contenía y lo mostró al mundo ofreciéndolo al cielo, en ese momento parecía que el astro rey iluminaba solamente esa parte del mundo, a esos hombres y a Ése Cáliz, todavía lacrado como lo había hecho José con toda la dedicación y el amor del mundo para preservar la sangre de su más querido Amigo y Mentor, lo que le daría a la humanidad una nueva oportunidad de salvación, sólo que nadie lo sabía, salvo la Hermandad, que conocía el plan paso por paso. Eufóricos. Retornaron cuesta abajo al vehículo y retornaron a Londres; en el camino Mike comentó que suponía que Skull trataría de arrebatarles el preciado tesoro en cualquier momento, irían hacia el edificio de la Hermandad y luego, como estaba previsto pondrían la reliquia en manos de la Santa Sede, pero la Iglesia actual no es como la de San Pedro. Pero esa es otra historia. Mientras tanto la investigación estaba centrada en la Torre de Glastonbury, ruinas de la Iglesia de San Miguel, aproximadamente a mil cien metros de las ruinas de la Abadía, con permisos especiales de investigación, trabajaron en el lugar alrededor de una semana, recopilando importantes datos, para luego pasar por un lapso similar a la Abadía. El saldo final fue desconcertante, poseían el material necesario para obtener el éxito pero no lograron ubicar el Cáliz, Verónica enojada consigo misma, se disculpó con los hombres por no haber sido capaz de desentrañar el misterio. Durante esas dos semanas, Franco acompaño cínicamente a su esposa y a su hermano en la tarea, guardando celosamente el mayor secreto que se le podría confiar a un hombre. Alberto se encontraba muy ofuscado con la situación, decidió volar a París y reencontrarse con su amigo Fréderik, quien incluso había mejorado los resultados practicados a ambos lienzos. Stéfano se quedó en Londres para despejarse un poco, argumentó. El matrimonio regresó a Roma en busca de un poco de calor de hogar, la mujer s encontraba muy bien de salud y comenzaron a gestar la idea de ser padres, o por lo menos intentarlo; al aterrizar en el aeropuerto de Roma ya habían pensado en algunos nombres, muy sonrientes y alegres se instalaron nuevamente en su bella y amplia residencia. Ya en la Ciudad Luz, el inescrupuloso Al, tras sufrir un altercado con su equipaje en el Aeropuerto Charles de Gaulle, recaló en la cínica de su viejo conocido, quien lo invitó a hospedarse en su casa, situada en el barrio tradicional de Montmartre, una verdadera belleza arquitectónica de los años treinta. Por supuesto aceptó, coordinando que luego, durante la cena compartirían los datos de los exámenes. Mas tarde, sentados en el comedor de la pintoresca residencia de aspecto señorial, sin llegar a ser una verdadera mansión, comenzó el debate de los resultados. Poseían la prueba que ambos paños habían estado en contacto con la misma persona y el prestigioso médico y genetista había logrado obtener una cadena casi completa del ADN de esa persona. Al: cómo es eso que lo tienes “casi” completo? Fréderik: así es Al, tuve que reconstruir el esquema extrapolando datos de un material y otro. Es realmente imposible llegar a un ciento por ciento de reconstrucción. Al: no me sirve, sobretodo teniendo en cuenta que no he podido hallar el Grial para la comparación, necesitaba esa sangre. Todo este trabajo es inútil sin la sangre. Fréderik: no te preocupes, es un gran adelanto, ya se nos ocurrirá que hacer para ganar unos millones, por ahora debemos deshacernos de esos trapos. Al: no entiendes, yo quería ese elixir de vida eterna! Fréderik: no seas necio, no creerás en esas patrañas, has visto que no existe, lo has comprobado personalmente. Al: túuuu! eres el necio, no has sido capaz de armar la secuencia completa, si tuviera la Copa podría compararlos y tener la certeza de su origen. Fréderik: eres rico pero ignorante, ya tienes la respuesta, con la población que había en esa época ( dataron ambas telas en el siglo I), con los medios de locomoción y los adelantos tecnológicos nulos, crees que es posible que pertenezcan a otra persona que no sea Jesús? Al: estás seguro? Que podemos hacer con ese dato? Fréderik: con una cadena completa sé que hacer pero con una parte es más difícil. Al: a qué te refieres? Fréderik: Clonación! Al: te refieres a…. Fréderik: exacto, a pesar de todo eres astuto! Luego de esto fueron a descansar, pero ninguno de los hombres pudo siquiera cerrar los párpados, pensando en lo que podrían lograr juntos. La vida de los jóvenes esposos comenzaba lentamente a tomar color, Verónica había conseguido su primer trabajo, aunque no haya llegado al descubrimiento fue muy buena su labor, visto por ojos de otros profesionales en la materia, el mecanismo y el rigor científico fue respetado, los pasos de la investigación fueron los que mandan los libros , además todos vieron algo extraño en el desarrollo y en lo que encontraron en las ruinas; todas las pistas llevaban hacia un sitio que no existía, fue raro pero sentó precedente para ulteriores investigaciones. Por otro lado, a pesar del poco tiempo de exposición en Londres, las obras del muchacho cobraron notoriedad, incluso hizo un par de ventas; la empresa familiar subía las ventas mes a mes y el equipo de trabajo se consolidaba, salvo por la inoperancia de su hermano Stéfano quien definitivamente no aportaba nada, ni trabajo, ni ideas, ni siquiera dignidad. El tiempo transcurría y Franco no tenía noticias de La Hermandad, casi había pasado un mes desde el delicioso suceso del manzano y el Cáliz, se podría decir que extrañaba a esos amigos que el ¿destino? había cruzado en su camino, tan rudos y tan sinceros a la vez, sin duda, gente que se ve poco en los tiempos alocados que corren, por un instante pensó en “Tiempos Modernos” de Charles Chaplin. Capítulo Seis El perdón. La salud de Verónica mejoraba día a día, el tratamiento indicado estaba resultando muy eficaz y eficiente, los buenos resultados se dieron y además en corto tiempo. Sofía, la madre de la chica, permanentemente pedía un nieto, como todas, pero ésta era especial, su hija había estado muy enferma y dicha dolencia justamente tenía que ver con su sistema reproductivo; la pérdida de su marido y los frecuentes viajes de su hija, primero por los estudios, luego por su esposo y por último por su trabajo hacían que dicha dama, pues eso es lo que esta mujer era, pasara la mayor parte de su tiempo sola y sin mucho que hacer, siempre se dedicó a su casa y a su familia, dejando de lado su propia vida y sus preferencias personales. Sin duda era especial. Muy religiosa, Católica Apostólica Romana, por supuesto creía fervientemente en Dios y en Jesús, quién era una especie de ídolo para ella, tenía particular admiración por ese Hombre, quizás por lo que representaba o talvez por lo que generó, lo que no era poco, a partir de Él se gestó una religión que se mantuvo por casi dos mil años, la cual hoy se encuentra en crisis, como todas las instituciones que predican moral, ética y amor. Esta buena señora ansiaba con todo su corazón un varón como primer nieto, deseaba ver a su hija con la panza enorme y caminando lentamente, con las mejillas llenas y rojas y a su yerno ayudándola a moverse y mimándola a toda hora porque en su interior llevaba un hijo suyo, soñaba con esas escenas, se lo merecía. Ella estaba totalmente decidida a ser madre, quién se oponía momentáneamente era el marido, pero nada más por el estado de salud de la mujer, necesitaba que le digan que estaría bien, que todo había pasado, no podía olvidar esa noche cuando lo despertó el grito de su esposa bañada en sangre; a pesar de los análisis, de los doctores, Franco temía. Verónica se sentía bien, y comenzó a hablar del tema cada vez más seguido, en un primer momento el muchacho se encontraba entusiasmado pero luego declinó la intención por lo expuesto, tampoco soportaba verla sufrir, anhelar el hijo, estar en condiciones de salud y por el egoísmo de otro no poder concebirlo. Sin duda el problema era Franco y su disyuntiva. Pero en la cabeza del hombre había otra cosa girando que no encontraba su lugar, que no encajaba en la mente estructurada del Elegido, a pesar de haber visto lo que vio y de lo vivido, no comprendía su destino, no deseaba dejar a su hijo sin padre, aún así, la intención de complacer a su esposa lo llevó a ceder, le diría que estaba de acuerdo, pensó en Dios, presentía que los ayudaría-son los miedos de todos los hombres- pensó convencido. Esa noche mientras cenaban, el muchacho tomó la mano de la joven mujer y apretándola levemente y con sutileza en señal de cariño le dijo suavemente: -Mi amor, se que deseas un hijo y que yo he sido un poco intransigente, pero creo que lo más importante es tu decisión, yo también lo deseo, tengamos ese varoncito. Verónica: gracias, me haces la mujer más feliz del mundo, te amo con todo mi corazón, sabía que me comprenderías- ella se levantó de la silla y abrazó a su marido acercándole su vientre a la cara, el la besó y acarició muy despacio como si el bebé ya estuviera ahí, se incorporó, la tomó de la mano y mirándola a los ojos tiró de ella para que lo siga, cruzaron todo el estar como hipnotizados y subieron la escalera siendo uno solo, no llegaron a la habitación, en el mullido sillón del recibidor consumaron su puro amor, por fin tendrían el deseado retoño. Los días pasaban y los tests de embarazo seguían siendo negativos, sus amigas le decían que era normal, que esto no es instantáneo, en un intento de conformarla, tres meses después todo seguía igual. Sin novedades? -preguntaba Sofía levantando las cejas cada vez que llegaba a la casa de su hija, todas las mañanas. Desconsolada por la imposibilidad de procrear, lloraba en todos y cada uno de los rincones de su casa, cuando estaba sola el llanto era más perturbador, con su madre o sus amigas más medido, siempre pensaba en los demás, incluso en un trance tan difícil como este -para qué quiero curarme si no puedo tener hijos- llegó a pensar sin expresarlo. El sufrimiento era tal que dejó de alimentarse convenientemente, poniendo en riesgo su salud, si bien el cáncer había retrocedido, la falta de nutrientes esenciales deterioró su pequeño cuerpo. Una mañana. Sofía llegó e ingresó por el jardín, como de costumbre, y halló a su hija que yacía tirada a un costado de la piscina vacía, la cual estaba siendo acondicionada, inmediatamente llamó al servicio de urgencias y por supuesto a su yerno, quien se encontraba en su oficina céntrica. Mientras aguardaba a los médicos, la chica reaccionó, la ayudó a sentarse en una reposera de madera usada para broncearse y relajarse al sol, y poco a poco comenzó a recuperar el tono de su rostro demacrado, estaba débil, sin fuerzas, y su alma desesperanzada. Franco se dirigió a la clínica, y ahí estaba, mirando hacia la ventana con la mirada perdida en algún punto lejano, como si no le importara nada, su eterna sonrisa se había borrado de sus ahora finos y pálidos labios. Está anémica- aseguró el galeno, con cara de preocupación. Pero ese no es el problema de fondo- continuó el profesional- ingresó en una depresión acentuada. Debemos dejarla unos días internada y tratar de recomponer su salud mental, el equipo de psiquiatría de la institución se encargará de iniciar el tratamiento, veremos cómo evoluciona. Por la noche, el Dr. Cardinale fue a ver a su querida Verónica. Chiquita, otra vez por acá?- preguntó en tono paternal el amigo de su padre. Enzo, gracias por venir- sollozó la niña-mujer. Enzo: estás anémica, deberías cuidarte para ser mamá, recuerda que serás el soporte de una nueva vida, si tu estás bien el niño estará bien- insistió con intención clara de animarla. Verónica: nunca lo seré, hace meses que intentamos, mi enfermedad me dejó sin la posibilidad de ser madre- exclamó enojada como nunca. Enzo: sabes querida, hay dos cosas en que debes confiar, la ciencia y Dios, y por supuesto tú. Debes estar bien contigo, cree, reza, verás que todo se soluciona. Eres una mujercita excepcional, todos queremos que te repongas, y seguramente el Señor también lo quiere, seguro te premiará con un hijo, igual a Franco, son dos bellas personas, confía. Besó su frente y la dejó descansar y pensar, no era psicólogo ni psiquiatra, pero su experiencia de vida en casos como estos le dio a su chiquita el ánimo que necesitaba, y vaya que tenía experiencia en la vida! Cuatro días bastaron para que la reanimada muchacha recobrara sus glóbulos rojos, por lo menos la cantidad necesaria para ser dada de alta por su parte física, su mente estaba aún en observaciones pero con importantes avances, la conversación con Enzo en su primer día de internación, a escasas horas de haber llegado al nosocomio, habría hecho que reaccionara poco a poco, continuó yendo al gabinete de apoyo `por un mes, su marido la acompañaba a todos lados y la contenía naturalmente, también en un momento se endilgó parte de culpa por no haberse dado cuenta del problema de su amorosa esposa. Diálogos permanentes, reuniones con amigos y sobretodo el apoyo de su madre, lograron que en un término de cuatro meses se reacomodara el sistema nervioso de Verónica, quien agradecida con todos quiso organizar una fiesta para demostrar su cura; Franco, callado y pensativo aceptó para sostener anímicamente a su amada, pero pensaba seriamente en los hechos que hubieron de marcar su vida, ser el Elegido fue para el un sacudón emocional, agregándole a eso no poder contárselo a nadie, ni siquiera a la compañera que había elegido para compartir su vida, la temible enfermedad de esta, no poder ser padres y por último la depresión que tanto perjudicó la relación. Será una prueba Divina?- pensó preocupado, un sentimiento de desconcierto llenaba su alma, pero no dudaría, seguiría adelante si bajar los brazos, soy el Elegido- para qué?- culminó pensando mientras se quedaba profundamente dormido. Esa noche soñó con Merlín, o creyó soñar. No podía diferenciar la realidad de lo onírico, se conformó suponiendo lo primero, no quiso entrar en detalles, esta vez el espectro le aseguró que todo saldría bien y que el plan se cumplía en tiempo y forma, que creía en el, y que crea en Él, y lo más importante que su tarea no había terminado aún. Se despertó parado en el centro del estar, frente a un gran espejo, recordando todas las palabras pronunciadas por el ente de larga barba, volvió a la cama y se durmió, nuevamente. La mañana siguiente fue esplendorosa, le hizo recordar aquella en la que preparó el desayuno y le obsequió ese hermoso ramo de rosas. Era temprano y comenzaron entusiasmados a dialogar, y charlaron, y hablaron, y cruzaron palabras y cruzaron sus almas; perdieron la noción del tiempo por la felicidad de estar juntos, sólo palabras, sólo amor. Cuanto de eso le falta a los hombres, no tienen idea de lo que han desperdiciado, siglos y siglos de codicia, de maldad, de perversiones, de odio, de rencor, una ignominia total y creciente, cuándo serán concientes que deben comenzar de nuevo. Sólo amor, ahora sabían, amor, le agradecieron a Dios y luego rieron, rieron y rieron. Así debe haber sido el Paraíso, era el Paraíso. Convinieron en una visita a su ginecólogo, el conocido Dr. Cardinale, para consultarlo acerca de los motivos de la imposibilidad de de quedar embarazada, la secretaria les comunicó que el Dr. No atendería hasta la semana entrante, decidieron esperar ya que podían depositar toda la confianza en Enzo. Todos argumentaban que la ciencia había avanzado mucho - Ya van a ver, en cuanto se descuiden serán padres!, era la frase más común de conocidos y amigos. El lunes, Enzo los recibió en su consultorio particular, que resultó estar ubicado muy próximo a su vivienda, tan cerca que decidieron caminar. Enzo: estás hermosa chiquita! Verónica: muy bien, me siento muy bien, pero nos quedó algo pendiente, estamos ansiosos por ser padres, no es una obsesión, sólo… Enzo: ok, no te pongas mal, hay muchas parejas en su situación, yo mismo he ayudado a ser madres a cientos de mujeres en mi larga carrera, creo que puedo hacer algo por ti. El experimentado profesional comenzó refiriendo a las causas por la que una mujer no puede quedar embarazada, pero incluyó también la posibilidad que sea el hombre el que tenga algún problema que no le permita fertilizar los óvulos. Lo adecuado en estos casos - comenzó diciendo Enzo- es realizar una ecografía a Verónica y un espermograma a Franco, debemos comenzar a lo sumo mañana, pues esto sabe ser largo y tedioso, debo decirte mi querida niña que las sesiones de quimioterapia pueden ocasionar la destrucción de los ovarios, no creo que sea tu caso pues fueron muy pocas aplicaciones. Los espero mañana en la clínica para comenzar yo mismo los estudios. Gracias Enzo- siempre tan cortés- señaló Franco, te agradezco de verdad, has ayudado mucho a Verónica con tus palabras. No es nada- aclaró el viejo conocido de la familia- siempre estuve y siempre estaré a su lado, debes saber que es como una hija para mi. Ya lo sé, ya lo sé- aclaró el muchacho mientras estrechaba su mano afectuosamente. Al día siguiente, el doctor acompañó a la muchacha hacia la sala donde se encontraba el ecógrafo mientras su marido era conducido a un gabinete privado para la realización del exámen sobre el semen, que consistía en evaluar diversos parámetros a partir de una muestra obtenida en forma privada; volumen, consistencia, color, que debe ser perláceo, acidez, forma y movilidad, habiendo siempre un estrecho margen dentro de lo cual son considerados normales, al cabo de unos minutos, Franco salió del recinto con un recipiente tapado y lo entregó al asistente que lo llevaría al laboratorio para las pruebas fisicoquímicas. En otras dependencias del gran instituto, la delicada mujer fue revisada luego de ser expuesta a los ultrasonidos, con el tacto, Enzo no encontró nada fuera de lo normal. Debería someterse a los demás exámenes en los días subsiguientes. A pesar de todo estoy contenta- expresó con una sonrisa Verónica, estamos juntos y vamos a solucionar cualquier inconveniente, estoy segura. Por supuesto mi amor!, aseveró con énfasis el esposo, ven, vamos a almorzar, sé lo que te gusta y conozco donde los hacen como tu madre. A pocas cuadras de ahí, ingresaron a una antigua trattoría, un lugar donde el tiempo no había transcurrido, incluso el hombre detrás del mostrador encajaba con el ambiente, sillas de madera oscura, mesas cuadradas con manteles cortos y de colores vivos, muchas flores en la decoración, pisos formando espléndidas figuras y ese olor, un aroma inconfundible, casi familiar, lugares como éste no se encuentran en otros lugares del mundo; lo principal, las antiguas recetas son respetadas hasta en sus más pequeños detalles, siempre se sintieron como en casa en ese lugar. El mozo se acercó con gesto amable y gruesos bigotes negros, con un blanco delantal y un pequeño anotador en su mano derecha, un corto lápiz sería el encargado de plasmar su pedido. Signore Franco, cuanto tiempo pasó!, lo extrañamos, sabe usted que ésta es su casa; buenos días signorina!- saludó efusivamente a la chica subiendo y bajando la cabeza. Oh, gracias Julio Cesar! Siempre me he sentido como si así fuera, ésta es mi esposa Verónica, no casamos hace unos meses- aclaró Franco. Como está tu padre, don Julio César? continuó el muchacho. Muy bien, ahí lo tienes, detrás del mostrador como siempre, ya sabe usted, esto es su vida, y mire, ese que está allá, señalando con el lápiz hacia un joven con delantal con incipiente bigote, es mi hijo Julio César. La chica debió taparse la boca para que no se note su sonrisa; cuando el mozo se retiró para pedir en la cocina los vermicellis con salsa de camarones, Franco también sonriendo, le explicó el respeto que tienen por sus tradiciones y continuaron riendo y comentando hasta que el hombre del bigote volvió con el claro vino. Llegando a los postres, por una de las puertas laterales de ingreso al amplio salón, ingresaban Mike y John, de espaldas a la chica, Franco les hizo una seña para que se acerquen a la mesa e impidió que su esposa gire su cabeza para ver a quien saludaba, para que sea una sorpresa. Los rubios y fornidos amigos ingleses acudieron gustosos para saludar a la pareja sorprendiendo en buena forma a la mujer quien no esperaba verlos allí. Aprovechando el momento en que la dama se retiró al toilette, los Hermanos le comunicaron que el Santo Grial había sido depositado en el Vaticano, en el más absoluto de los secretos, también le dijeron que dialogando con gente allegada a la Hermandad se enteraron que Los Sudarios, el de Oviedo, España, y la Sábana, en Turín, habían sido sustraídos hacía ya varios meses. Todo fue ocultado. Les llamó la atención y decidieron investigar, en el mismo instante que dejaban el glorioso Cáliz, se enteraban de la desaparición de las otras reliquias, estaría seguro en la Santa Sede? Franco necesitaba más datos acerca de su labor, qué debía hacer ahora? Creo que algo malo ocurrirá- auguró John. Temo que la Oscuridad, con Skull a la cabeza tenga que ver con esos hechos. Mike le aseguró que estarían en contacto- más que nunca- aclaró, que se quedarían en Roma el tiempo suficiente para garantizar la buena fortuna de la Copa y su Santo contenido. Apenas regresó del tocador, los hombres se incorporaron y saludando cariñosamente se retiraron del lugar, nadie se percató que dos hombres con oscuras gafas salieron presurosos por la otra puerta. Que suerte que los muchachos vinieron a visitarnos, los invitaste a cenar a casa, no? – preguntó descuidadamente Verónica. Si mi amor, por supuesto- uno de estos días dijeron.- aclaró el alertado muchacho. Alberto estaba todavía en París y no tenía idea que el Grial estaba en Roma, cerca de su casa, al alcance de sus manos, pero la Providencia, o el destino, o el Mal quizás querrían que lo sepa. Una llamada telefónica desde la Ciudad del Vaticano, más precisamente desde las oficinas de la Santa Sede, lugar desde donde se dirige los destinos de la Iglesia Católica en todo el mundo, invitándolo a una reunión muy íntima, una cena, mejoró un poco el humor de Al, quién aceptó sin pensarlo y mandó a adquirir los pasajes inmediatamente. A las veinte horas del día siguiente, ingresaba a la sala donde se realizaría el ágape, para su sorpresa, la mesa estaba preparada para tres personas únicamente, cosa que llamó su atención, esperaba un número mayor de comensales, como había sido en todas y cada una de las reuniones anteriores, incluso el Sumo Pontífice asistía a las galas, que con señoriales adornos brindaban los clérigos a sus amigos y benefactores. Dos altos funcionarios eclesiásticos eran los organizadores de la cuasi secreta cena. -Alberto, me alegro de verlo, lo hemos extrañado pero nuestros formidables agasajos han sido suspendidos por la inestable salud de Karol, el pobre está más muerto que vivo- aclaró casi ofuscado el clérigo. -En verdad se extrañan, los mejores vinos del mundo estaban acá.- recordó Al. -Y seguirán estando, pero tenemos una situación y …no, mejor cenemos y lo pondremos al tanto de todo mientras degustamos uno de esos elíxires que usted evocó. Por una hora degustaron platos preparados por uno de los mejores chefs de Europa, quien ahora trabajaba a diario para pocas personas, la elite de la Iglesia Católica. Con un aromático café servido en pocillos de porcelana antigua, los Obispos comenzaron con el tema por el cual llamaron al inescrupuloso millonario. La Hermandad de los Custodios es un grupo de locos que se creen descendientes de los primeros cristianos que llegaron a Inglaterra, José de Arimatea y su hijo fueron ayudados por un grupo de vikingos, que se convirtieron luego al Cristianismo. Según cuentan estos hombres, el Grial fue traído por José en un drakkar nórdico, además narran una tremenda batalla contra el mal en lo que llaman La Colina del Sol, lugar donde al fin fue enterrada la Copa.- narró uno de los clérigos. Alberto escuchaba muy atento, sin duda era un tema muy interesante para él y sus ideas. Pero eso no es todo- continuó el religioso- hace unos meses, un par de éstos…Hermanos, trajo una rústica caja de roble con una antigua copa en su interior, tapada y sellada con lacre argumentando que era el Santo Grial, imagínese, con el Santo Padre en el estado en que se encuentra, sencillamente no está en condiciones de atender este caso, por eso lo mantuvimos oculto hasta ahora, usted es la única persona que conoce la existencia de ésta reliquia, y por supuesto la gente que lo trajo. -Mis amigos, ésta historia es realmente increíble, ustedes me dicen que así como así el Santo Grial apareció en sus manos y ahora no saben que hacer con Él?, yo que tengo que ver con todo esto?- volvió a preguntar el escéptico magnate. Escuche Alberto-comenzó diciendo el sacerdote con tono amenazante- nosotros conocemos perfectamente quién es usted, y sabemos que parte de sus negocios tienen que ver con obras de arte y reliquias sustraídas, pero como verá, somos de confianza- terminó moderando su tono y arqueando su boca como si fuera una sonrisa. Ustedes no saben nada- reprendió el hombre enojado- sólo suponen, no tienen idea de lo que está hablando. Oh, si. Si sabemos.- afirmó el cura cínicamente. Viendo que en tal situación no era conveniente un desplante, Al trató de minimizar el entredicho diciendo- Señores, somos caballeros, sin duda me convocaron por algo, no? Por supuesto mi querido amigo- aseguró el más viejo de los sacerdotes, un Cardenal, siguiéndole el juego de la cordialidad fingida. El Papa morirá pronto y yo debo ser su sucesor-continuó Giovanni- pero tengo demasiados años para disfrutar el reinado como me lo merezco; conoces las supuestas propiedades del Grial y su contenido? – interrogó en tono dubitativo, como si no quisiera darle demasiados datos. En verdad no, pero pueden ponerme al tanto- mintió el descarado hombre. Necesitamos saber a ciencia cierta si esa copa es el verdadero Cáliz- indicó Giovanni evadiendo la respuesta oportunamente. La conversación se había transformado en un tablero de ajedrez. Y yo que puedo hacer?- demandó inocentemente Al. Comenzamos nuevamente, sabemos todo, nos debes un gran favor, o no?- señaló el viejo zorro con hábitos levantando las cejas y acercando su rostro al del asombrado hombre. Como…?- sólo atinó a esbozar Alberto. Esto es la Iglesia, todo pasa por nuestras manos, aún no lo sabías?, supusimos que en algún momento podríamos negociar contigo- aseveró el más joven con voz desafiante y altanera. Que quieren?- preguntó sin más el vencido gladiador (por ahora pensó). Sabemos acerca de los robos, de tu amigo en Francia, de sus pruebas con Los Lienzos Sagrados, sus resultados, queremos que nos aseguren la compatibilidad de la sangre de la Copa con el ADN de Jesús obtenido de los Mantos- ordenó Giovanni. Alberto no lo podía creer, que designio divino le envió a este par de degenerados con la solución a todos sus problemas?. Con una actuada cara de sumisión, soslayó- lo que ustedes deseen son órdenes para mí, utilizando el viejo adagio y una sonrisa más fingida aún. Sencillamente no cabía en su cuerpo, tendría el Cáliz, poseería la eternidad- debo eliminar a estos idiotas, amenazarme a mí- pensó siniestramente. Los religiosos se retiraron diciéndole que la “caja” le llegaría a su casa discretamente para que la “disfrute”, ellos se mantendrían en contacto. Alberto regresó a su casa, llamó inmediatamente a Stéfano y se sentó a esperarlo para festejar esta victoria tardía con una botella de Dom Perignon, cuando el muchacho llegó, ya había bebido la mitad. Ah, mi querido Stéfano, ven y salúdame como corresponde- Como estás Al- dijo sencillamente el joven. Estoy solo, puedes acercarte- invitó el hombre mayor. Tres pasos y quedaron cara a cara, boca a boca, un profundo beso postergado estremeció la habitación, no hablaron, se amaron. A la mañana siguiente, durante el desayuno, Al puso al joven al tanto de los pormenores de la cena de la noche anterior en el Vaticano, esos curas eran peores que él, rieron. Como sigue esto? –preguntó Stéfano mientras la mucama les avisaba que habían traído una caja para el. Quién lo trajo?-preguntó Al. Dos hombres muy bien vestidos en un auto negro, señor- respondió la doméstica, quien era muy atractiva por cierto. Dejaron algún recado para mi?- solicitó el amo. Lo llamarán, señor. Nada más. Gracias Alicia. Puedes retirarte. Intrigados, abrieron la caja, supusieron que sería el arca de roble con el Cáliz, así fue, intacto, ante sus ojos, la llave de la vida eterna y sin mover un solo dedo, era un sueño. Al instante, llamó a Fréderik, el hombre desde el otro lado del satélite no entendía lo que ocurría, prometió llegar a Roma lo antes posible; cómo fue a parar a manos de Alberto esa reliquia? Por la noche, el eminente y amoral investigador arribó a Fiumicino, no había mucho tránsito, así que el taxi sólo demoró treinta minutos hasta la casa del excéntrico hombre. Mi querido Alberto, que suerte has tenido, esto es verdaderamente increíble, cuéntame-solicitó el profesional. Mientras Stéfano saludaba a Fréderik, Al comenzó la narración, estaban tan exaltados y eufóricos que reían al final de cada palabra como chiquilines. Minutos más tarde, con su llave personal magnética el dueño de casa abrió la caja fuerte, escondida detrás de un cuadro representando La Última Cena pintado por Franco, y extrajo de ella la bolsa de cuero con la Copa en su interior, se la entregó al genetista y sonriendo le dijo- lúcete, dame lo que necesito. El hombre tomó el Cáliz y lo revisó, no había marcas de daños ni muestras de filtraciones, debía regresar a Francia de inmediato, insistió en regresar en ese preciso momento, pero lo persuadieron para que pase la noche en la residencia. Por la mañana, muy temprano habían arreglado todo el plan a seguir, Alberto se encargaría de los clérigos. Dos matones a sueldo, quienes habían realizado ya varios encargos para el Signore Alberto, como se hacía llamar, serían los encargados de eliminar a los molestos representantes de la Iglesia. No sería fácil, deberían tomar a las víctimas fuera de los muros de la ciudad del Vaticano, donde estarían más vulnerables y sin custodia; comenzaron a urdir el plan. Selene todavía era la preferida de Skull a pesar de su muerte, el Señor de las tinieblas todavía no había conseguido un reemplazo para su perra favorita, como el la llamaba, su cuerpo sin vida en el sótano de su mansión no le alcanzaba para satisfacer sus más deleznables gustos y pasiones, necesitaba sangre nueva y joven, envió a sus abominables sirvientes en busca de alguna doncella para mancillar, los servidores del averno se aprestaron presurosos a cumplir los deseos de su amo, pero antes que se marchen la bestia cambió de parecer -tráiganme a ese Alberto, quizás alguna de sus hijas también -agregó sonriendo malignamente. Seguramente tiene muchas cosas para decirnos, además de ser un sodomita perverso tiene apetencias de vivir una larga vida, veré que hago- corran- ordenó. Desde un auto estacionado en diagonal a la aciaga residencia, dos Hermanos vigilaban el comportamiento de los deleznables seres; al percatarse de su salida avisaron a Mike que los seguirían, el los suplantaría en la tediosa labor de vigilancia. Alicia atendió el portero visor y los hombres de oscuras gafas se presentaron como enviados del Cardenal Giovanni Costa y del Obispo Hugo Giugiolo, solicitando la presencia del señor Alberto Cane; la empleada dio aviso a su amo quien le ordenó deje ingresar a los emisarios. El confiado anfitrión se levantó de su sillón al verlos aparecer en el jardín, sonriente estiró su mano hacia el que venía adelante esperando estrecharla pero el hombre no se inmutó, sólo expresó sin gesto alguno que - el Sr. Skull desea verlo en su residencia. Alberto se sintió intimidado, no le gustó la reacción de los hombres y no sabía quien era Skull, rechazó la invitación alegando que esperaba a alguien por asuntos de negocios- si son tan amables y me dejan su dirección, con gusto visitaré a su jefe- aventuró Al, tratando de disimular su tensión. Ud. no entiende sr. Cane, debe venir Ya, con nosotros!- ordenó el ser, quitándose los anteojos dejándole ver sus rojos y aterradores ojos. Al asustarse, corrió hacia el jardín, como buen atleta, sacó varios metros de ventaja, supuso que escaparía, trataba de acelerar su marcha, se dirigió al portón trasero, rogaba que estuviera destrabado, miró hacia atrás, nadie lo seguía, no puede ser pensó, a donde fueron?- se preguntó, no se detuvo; continuó corriendo hasta tocar el portón, su corazón latía muy rápido, la carrera, el miedo, se sintió mal pero logró abrir, gracias a Dios pensó, pero los hombres de negro estaban detrás, estoicos, sin signos de haber corrido siquiera un metro, cayó al piso exhausto; lo asieron por debajo de los brazos y lo introdujeron en el auto como un animal. Las ruedas chillaron, detrás de ellos, otro chillido similar se oyó, los Hermanos presenciaron la escena y siguieron nuevamente al negro vehículo. Alicia avisó de inmediato a Stéfano sobre lo ocurrido. Regresaron a la horrenda mansión, el asustado hombre fue bajado a empujones y llevado en presencia del Amo del Mal, quien estaba tirado en el amplio sofá, testigo de sus aberrantes actos, fumando un grueso puro y con un vaso de escocés lleno hasta el borde; primero lo observó para luego dirigirse al alicaído mortal con voz grave- por fin te conozco Alberto, es una lástima que nos conozcamos de esta forma, pero ya no queda tiempo. Al: Yo lo conozco, usted es Douglas, lo vi. en el hotel en Londres, que quiere? Skull: no, ya no uso ese ridículo nombre, soy Skull ahora, Señor de las tinieblas, esta es tu parte de infierno, todos tienen el cielo y el averno en su alma, se trata de balance, de equilibrio, paro sé fehacientemente que los hombres son malos cuando de armonía se trata, inclinaste la balanza en sentido equivocado, pero yo puedo ayudarte estúpido mortal. Al: no entiendo de qué se trata esto, que desea de mí? Skull: aparte de tu alma? que ya es mía, tú me la regalaste, quiero el Santo Grial. Con el podré por fin quedarme en el mundo terrenal para siempre, sólo necesito una gota de la sangre de mi hermano( la bestia se consideraba hijo de Dios también) lo que queda es tuyo y seguramente vivirás muchos años, conmigo como amo, por supuesto, ese es tu destino, tráemelo y no trates de engañarme, no podrás. Dile a tu amigo francés que tiene veinticuatro horas para traerlo. Cuida a tus hijas, son muy bellas, sobretodo la menor. Es demasiado hermosa. Al: como usted diga señor, no tengo palabras para decir. El terror invadió la mente de Alberto, no era para menos, el mismo demonio estaba frente a el, no podía ser cierto. Entonces todo es verdad, pensó. Skull: si Alberto, Todo es verdad, si hay luz genera sombra, no puedes creer sólo en la luz. Serás un buen discípulo, ve y tráeme lo que te pedí. Al: por supuesto, respondió muerto de miedo. Lo llevaron de regreso a su casa y ya no era el mismo, llamó a su amigo en París y le exigió que de inmediato trajera la Copa, que no hacía falta hacer ninguna prueba, que sabía a ciencia cierta que en verdad era la sangre del Cristo- debo entregarla a una persona muy importante, mi vida y tu vida corren peligro, por favor ven a Roma con el Cáliz. Al escuchar esto, Fréderik comprendió que algo había salido mal, ya tenía en su laboratorio parte de la sangre dispuesta para los análisis, una buena cantidad de muestra, pensó en devolverla al vaso, pero fue más fuerte que el, la dejó donde estaba, tomó el Grial, volvió a sellarlo y emprendió el viaje a Roma, en dos horas salía un vuelo, tuvo suerte. La Hermandad continuaba con su paciente vigilancia, tenían gente en casa de Verónica, en la mansión del abominable Skull y en casa de Alberto. Observando sin intervenir, monitoreando el desarrollo de los acontecimientos. Todo correcto. Hasta ahora. Descansando en su cómodo dormitorio, Franco y su esposa, se distraían mirando televisión sin prestarle mucha atención, luego de un día lleno de corridas de un médico a otro, estaban cansados y recién comenzaban los estudios; el canal dieciocho mostraba un accidente protagonizado por dos religiosos, el Cardenal Giovanni Costa y el Obispo Hugo Giugiolo, resultando ambos muertos en el, el chofer se encontraba en grave estado. Una falla mecánica en el sistema de frenos originó que el vehículo en que se desplazaban perdiera el control impactando contra una máquina vial fuera de servicio. El matrimonio ni siquiera escuchó la noticia, siguieron dialogando sobre la forma correcta de criar a su hijo, y que seguramente su abuela lo malcriaría demasiado. No importa- aseguró Franco- lo importante es tener a nuestro hijo de una vez, estoy seguro que Enzo nos ayudará. Por supuesto -agregó Verónica. Se abrazaron y así, se durmieron. Luego del desayuno, Franco se dirigió hacia la empresa, debía dedicarle un tiempo al trabajo, ya que su padre, si bien no le exigía nada, refunfuñaba cada vez que podía quejándose por la cantidad de trabajo atrasado que había en la administración, es obvio decir que el progenitor del tranquilo muchacho estaba totalmente al margen de esta aventura inesperada y Divina que su hijo estaba viviendo, su madre y su hermano tampoco conocían la verdad, era mucho peso para soportarlo solo, pensó en compartirlo con alguien, pero no se animó, no quiso defraudar la confianza de los Hermanos, decidió llegar al final de todo esto, aún no acababa de entender lo que pasaba. Siguió trabajando y poniendo al día el papelerío, si el no estaba sobre eso, nadie lo hacía, pensó. Por la tarde debía concurrir a la clínica nuevamente, no quería dejar sola a su querida y dulce esposa, todavía no habían concluido con los exámenes. Con la familia completa pasando unos días en la Isla de Giglio, cosa que se repetía varias veces al año, Alberto se encontraba solo en su amplia casa en Roma, desequilibrado por su encuentro con ese deplorable ser y el deber de devolver el Cáliz, sentía que había perdido la oportunidad de cumplir el objetivo que tanto anhelaba, por lo menos en la forma que lo imaginó, debería ser un esclavo por toda la eternidad?, o estar dependiendo de la voluntad de un maligno ser indefinidamente sin saber cuando se cansaría de tenerlo a sus pies. Ambas posibilidades torturaban su mente inestable, había llamado a Stéfano pero este no respondía. Estaba solo, hesitante, nadie acudiría a ayudarlo, se había encargado de quedarse sin nadie que lo quiera, Skull le había adelantado que era su tiempo de infierno, dicen que los malos no tienen un castigo terrenal, él había inaugurado una nueva era, la justicia Divina o de quien sea, legaría mientras su alma aún esté incluida en su cuerpo con vida, otra paradoja; poseer la vida eterna y ser esclavo por siempre, eso sí es un castigo a un deleznable comportamiento; todas las almas de los incorrectos quedarían atrapadas carentes de la luz de la vida en su cuerpo vivo?, o él era el ejemplo para que los demás se corrijan?, o su vida y su castigo pasarían desapercibidos por todos generando un castigo mayor aún? Miles de ideas giraban en su cabeza en torno a su vida, su muerte, su antes, su ¿después? Cuando alguien dice, en alusión a una encrucijada, a un momento difícil en su vida, cuando se debe tomar un camino o realizar una elección- estoy entre el cielo y la tierra, o entre la espada y la pared-Al se reía, se burlaba de Dios, se burlaba del hombre, demolía las paredes y desenvainaba espadas más largas y filosas todavía. Durante su vida, asoló vidas, amores, amistades, confianzas; hombres, mujeres y también niños como un desalmado Rey, un rey de inmisericordes hordas bárbaras que devastaban todo a su paso. Dios y demonio, que ambigüedad, ambos en su contra, hubo alguien con un castigo semejante? Trató de recordar cada instante de su vida, su infancia, poco recordaba de esos años, su padre siempre viajando, siempre ocupado, sin tiempo para él, para su madre, su madre que siempre lloraba, no sabe porqué, la muerte de su hermano mayor, leucemia, en tres meses Dios se lo llevó, repetía constantemente la dolida mujer. Su juventud, internado en una escuela para jóvenes de clase alta sin una familia capaz de contenerlos, siempre peleando por un lugar mejor, abriéndose camino por medio de la fuerza, de la astucia. En ese lugar todos tenían una componente de maldad, era una permanente competencia por sobrevivir por los medios que sean, de la forma que sea; lo importante era estar más arriba, de repente comprende, se preparó toda la vida para perpetrar la vejación más deplorable que un hombre puede cometer, su designio era ser el medio por el cual se canalizaría todo el odio y la maldad permitiendo a la Oscuridad su regreso al mundo, sin su avidez de poder, de vivir por siempre toda ésta historia no hubiera ocurrido, o si? Recordó también los años felices junto a su esposa, hermosa y bella por dentro; también la engañó, dejaba a su familia sola y desamparada, a pesar del dinero, a merced de la vida, tres niñas. El tormento crecía, cada segundo que transcurría parecían interminables noches de suplicio, de sufrimiento, vino a su memoria el verano en que llevó a su casa en la Isla de Giglio, a los mellizos Crovatto, ahí comenzó la cuenta regresiva hasta este funesto momento, Stéfano era sólo un niño, él creó lo que el muchacho es hoy, podía ver nuevamente la carita de inocente angustia, cuando por las noches se metía en su cama y acariciaba su pequeño cuerpo, en silencio, furtivamente, no debían llamar la atención del pequeño Franco, quién aparentemente nunca notó la pesadilla que vivía su hermano -deberé vivir eternamente para purgar las atrocidades que hice durante mi vida?- supuso arrepentido Al. Llamó a Fréderik, quién estaba en vuelo hacia Roma, comenzó a preparar un plan para salvar su alma, no su vida, era imposible, sabía que moriría pero la idea de ser un esclavo por centurias no le apetecía, de todos modos ahora sabía a ciencia cierta que Dios existía, podría otorgarle el perdón?, sería posible que luego de todas sus execrables acciones Él lo perdonara?, decidió jugarse, su última carta era engañar al mismo Demonio. El hombre con la Copa arribó al aeropuerto Leonardo Da Vinci a las cuatro de la mañana, Al estaba esperándolo, también los Hermanos Mike y John, hábiles acechando canallas; diseminados por toda la aeroestación varios otros Hermanos vigilaban el escenario, el final era inminente, al amanecer llegaría el desenlace, por bien o por mal, pero acabaría. Los hombres se encontraron inmediatamente, Al esperó a su amigo proveniente de París pegado a la puerta de ingreso de la pista, le hizo una seña y su amigo apuró su marcha en dirección al nervioso romano. Antes de salir del imponente aeropuerto ya había puesto a Fréderik al tanto de todo; por supuesto éste miro con desdén a su amigo pensando que estaba loco, todo se estaba convirtiendo en una angustiante novela de mala muerte, discutieron todo el camino, los treinta y algunos kilómetros hacia el centro de Roma, se dirigieron directamente a las oficinas del magnate, el insistió, quería observar la magnificencia del Coliseo por última vez. Insistió con la llamada a Stéfano, esta vez el muchacho respondió, casi dormido se quejó por ser despertado- ven inmediatamente- ordenó de mal humor Al. A esa hora el poco tráfico le permitió llegar en escasos veinte minutos. Con el Cáliz sobre la mesa, todavía no había podido convencer al francés sobre la veracidad y la seriedad de los hechos, Stéfano se comunica desde la planta baja del edificio, las oficinas de seguridad, diciéndole que iba a subir. Oscuras figuras aparecieron de la nada, acribillando a balazos a los guardias, quienes no tuvieron ninguna oportunidad de defenderse, el muchacho quedó inmóvil en la puerta del ascensor, aún con un dedo en el interruptor, los hombres de gafas lo tomaron del cuello y con un fuerte empellón lo introdujeron en el amplio elevador con capacidad para seis personas. En el piso catorce, seguía la discusión, Fréderik quería irse -a donde sea- aclaró. Debemos darle esta reliquia a Skull o como quieras llamarlo y luego desaparecer- insistió el asustado profesional. No- sentenció Al, tu trabajo terminó, no quiero arruinar otra vida más, ya fueron demasiadas, vete ahora o no podrás hacerlo, has sido un buen amigo, sal por el ascensor de servicio, así no te cruzas con Stéfano y no debes explicarle nada. Mientras saludaba a su desafortunado amigo pensó en decirle que había resguardado parte de la muestra en su laboratorio, pero en realidad era peor aún que Alberto, se llevó su secreto, de todas formas su amigo moriría y nadie podría reclamarlo nunca, mientras descendía rápidamente, Stéfano y los perversos seres, golpeaban la puerta de la oficina- ya voy gritó secamente. Cuando abrió, el muchacho fue empujado encima de su amigo, quedando ambos inermes en el piso, alfombrado en un decorativo tono champagne. Otra vez ustedes, que quieren ahora? Gritó desde el suelo Al. El muchacho no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, nunca se había enterado de lo sucedido en casa de su amigo el día que fue llevado a la siniestra mansión, nunca recibió el mensaje de Alicia. Amenazándolos con sus armas, los entes demoníacos llevaron a los hombres hasta la mansión, sigilosamente vigilados por un verdadero escuadrón de Hermanos, desde lejos monitoreaban el viaje, luego el descenso de los vehículos, y por último el ingreso a la morada del Mal; rompiendo la defensa por el mismo lugar que Adriano utilizara en su momento, seis Hermanos ganaron el interior del casa, confiados de su poder maligno no había guardia a la vista. Tomando el corredor hacia la cocina y desde allí al gran vestíbulo, desandando el mismo camino que el valiente muchacho, se agazaparon tras la pared que disimulaba la entrada al gran salón, mientras en el mismo sillón utilizado con Verónica se hallaban sentados Stéfano y Al, quien todavía conservaba la Copa en sus manos; frente a ellos, La Malignidad en persona sonreía apaciblemente, el gran hogar emanaba demasiado calor, justo como el abominable prefería, con una seña, le indicó a los demonios menores, quienes no portaban ya sus oscuras gafas ni sus sacos, sino que deambulaban lujuriosamente desnudos, asexuados unos hermafroditas otros, no parecían mantener un patrón en relación a su genitales, que agreguen leña en la hoguera, sin duda el hijo de Satanás extrañaba su hogar, incluso mandó a encender fogatas en derredor del sitio que ellos ocupaban. Los apestosos lacayos generaron una decena de fuegos, saltando y gimiendo en un evidente desborde de lasciva algarabía y se acomodaron formando un círculo, el Íncubo mayor, con voz áspera y recia, le ordenó a Alberto que le entregue el Cáliz, éste se incorporó y con ademán estudiado se lo entregó sumisamente, el ser demoníaco tomó el Arca y extrajo la bolsa de cuero, todo muy lentamente como disfrutando su triunfo sobre el cielo, una incontenible mueca de placer se plasmó en su rostro, introdujo su mano y extrajo el preciado Trofeo, la tomó con ambas manos y lo elevó al cielo en señal de desafío; bajó la mirada y con otro ademán hizo traer una daga ritual, la depositaron en manos de Al, mientras Skull comenzó su metamorfosis, su rostro, sus manos, su musculatura, sus intimidantes cuernos; los desorbitados ojos de los hombres no podían contener tanto terror y desasosiego. La pestilente bestia miró fijo a los ojos del portador de la daga, éste bajó la mirada, sintió un escalofrío que le recorrió desde la base de su cuello a los talones, al acercarse, percibió el fétido aliento del monstruo que volvió a dirigirse a él con voz aún más ronca, casi un gruñido, hizo estremecer a los espantados testigos; le espetó a Al- con esa milenaria daga, debes atravesar el corazón de tu querido “amigo”, debes demostrarme tu condición de siervo para que puedas vivir para siempre, asistiéndome a mi, por supuesto. No beberás del Grial, beberás de mis venas, casi lo mismo, no vivirás para siempre sino que no podrás morir, leve diferencia pero interesante; mientras hablaba su cuerpo seguía mutando, ahora tomando un color violáceo y una especie de rabo prominente asomaba ahora, muy pequeño. El decidido hombre, asió firmemente el puñal, giró en dirección a Stéfano quien sólo atinó a cubrirse con los brazos y cerrar sus ojos, en ese momento como una tromba en medio del mar, llevándose todo por delante, ingresaron al salón los Hermanos, atravesando inmundos seres con sus filosas espadas; valientemente Alberto, dio media vuelta y gritándole al deleznable ser – nunca seré tu siervo! le hundió el estilete en el abdomen; sorprendido por la actitud, retrocedió un paso y estirando su mano, ya casi devenida en garra, tomó del cuello al desdichado arrepentido, quien débilmente apenas pudo decir- la Copa, quémala!, Stéfano comprendió, se arrojó encima del Cáliz e intentó arrojarla al fuego, el Vil destrozo la garganta de Al, quien en el piso se ahogaba desesperado en su propia sangre, el muchacho forcejeaba con uno de lo secuaces del Mal, cuando de un solo mandoble con su ancha espada, Mike sacó limpia la cabeza del engendro, entonces el muchacho pudo depositar el Santo Grial en el vivo fuego, desapareció con un fogonazo y un estruendo, a lo que siguió el alarido de odio del espantoso ser- Nooooooooo!, el sonido retumbó en toda la casa, fue entonces que John, desde un costado, con el estilete que hubo recuperado la noche en que raptaron a Verónica, pudo incrustarlo en el centro del pecho del demonio, el único arma capaz de enviar al diablo a su guarida por otro milenio. Curiosamente no se oyó chasquido alguno, esta vez se incrustó profundo, pensaron los Hermanos. Un hoyo en la alfombra fue el único rastro del endemoniado ser, curiosamente la daga quedó haciendo equilibrio en el borde del agujero, desbalanceada, caía siguiendo a su víctima, John, atento corrió y logró tomarla antes que se deslice al interior; en ese instante, aún en la mano del valeroso Custodio, una estrella apareció brillante en el mango del contundente e imprescindible puñal, era la tercera. John miró a su amigo, casi hermano Mike y asintió con la cabeza de arriba a abajo, es cierto amigo, esta es en realidad la daga de Jorge; en dos oportunidades él envió de vuelta al averno a este despreciable ser, y el tercero fui yo, un verdadero honor -quizás un premio a tantos años de servicio- bromeó Mike riendo. Quizás- aceptó la broma John. A un costado, el cuerpo sin vida de Alberto yacía en un gran charco de sangre, Stéfano cayó de rodillas al lado de su amigo, comenzó a llorar, a pesar de todo lo amaba, tomó su mano y se la llevó hacia el rostro, un leve brillo alrededor del cuerpo sorprendió a los presentes, girando velozmente, la luz se elevó hacia el cielo. En el último instante de su vida, Alberto, quien había pasado toda su vida lejos de Dios, purgó sus pecados, su acto le valió el perdón. Nunca es tarde para hacer lo correcto- pensaron. Al otro día, la Hermandad de los Custodios se reunió en pleno, Stéfano, quién conocía ya todos los detalles, estaba también presente. Franco, en un rincón observaba el desarrollo del mitin, consternado con lo ocurrido la noche anterior, la muerte de Al, a quien conocía de niño, lo situó nuevamente en la realidad, nada había acabado, esto era parte de la historia que estaba protagonizando, sólo que tuvo un tiempo donde los actores secundarios se lucieron otorgándole un acto de descanso en la obra que representaban sin conocer el libreto y por ende el final, en resúmen, así es la vida, sólo hay que vivirla?, o uno tiene la potestad de generar un camino, o un plan comanda los destinos de todos?, y el libre albedrío?, con esas cuestiones sin resolver y muchas otras dudas más, el Elegido tomó la palabra. -Queridos Hermanos, dirigiéndose a la cofradía y también al suyo en particular, así como también a Adriano, quien se estaba recuperando de las heridas que había sufrido esa fatídica noche, debo decirles que la muerte de Al ha pegado muy fuerte en mi corazón, el luchó hasta el último momento contra el Mal( desconocía totalmente la realidad del hombre y su forma de vida), y dio su vida para que nosotros podamos cumplir nuestro mandato, creo que el cumplió con el suyo, que en paz descanse. El muchacho quiso seguir con su exposición pero su voz entrecortada por la emoción no se lo permitió, continuó John- es cierto- comenzó afirmando los dichos del anterior orador- rindamos un homenaje al hombre que entregó su vida en tan valeroso acto. Los presentes comenzaron a aplaudir, mientras lágrimas de desconsuelo se deslizaban por las mejillas de Stéfano, no ocultaba su llanto, no más. Mike tomó la palabra- con el Cáliz destruido, la Hermandad no tiene ya misión, hemos cumplido con lo ordenado, nada ni nadie necesitan cuidados especiales, terminamos! Luego de dos milenios hemos concluido nuestra labor. Stéfano miró a su hermano, se acercó y lo abrazó, fuerte, muy fuerte, como si no pudiera volver a abrazarlo nunca más, como si quisiera transmitir algo a través del sentimiento que no se puede verbalmente, quiso dar esa sensación, y así lo comprendió su gemelo, quién a pesar del carácter esquivo del otro lo conocía bien y había aprendido a quererlo de todas formas- me voy a mi casa, no creo que vaya mañana a la oficina- aclaró el triste muchacho. No te preocupes, yo me encargo- dijo su hermano, tratando de mostrar una sonrisa que se negaba a aflorar y que quedó en medio de una mueca de comprensión, tenía el mismo sentimiento de dolor que su “fratello”.Se sintió solo, apenado en extremo, su pecho contenía el dolor de cientos de infartos, trató de no pensar, era imposible, su amor se había alejado para siempre, nunca más lo vería, nunca más serían uno, le dolía, de que forma le dolía; a pesar de lo que Al le había hecho cuando era un niño, el lo amaba, a su forma pero lo amaba demasiado, tanto como para no poder soportar su pérdida, pensó en su familia, sus padres, su hermano y entonces se decidió. Al llegar a su casa, que como siempre estaba revuelta totalmente, cerró la puerta con llave, activó el sistema de alarmas, se quitó la ropa en el dormitorio dejándola sobre la desordenada cama de días sin acomodar; comenzó a llenar la bañera con agua bien caliente, como tanto le agradaba, le daba sumo placer que paulatinamente vaya perdiendo temperatura hasta quedar fría totalmente, se rió sin ganas, deseaba enfriarse con ella. Con la misma espuma de baño, comenzó a afeitarse con una máquina descartable que encontró sobre el borde de la tina, primero el rostro, lenta y cuidadosamente pasó el artilugio por su cara, una afeitada perfecta, al tacto, sin espejo, no lo necesitaba; luego su pecho, nunca quiso quitarse de allí los pocos vellos que tenía y que eran motivo de broma en la intimidad, después su entrepierna, se sentía sucio, era una rara sensación, y por último su cabeza, demoró un buen tiempo, se le hizo sumamente difícil debido a su ensortijado cabello, abundante además. Con el cuerpo totalmente desnudo, sin nada encima de su piel, se sentía verdaderamente desnudo, así quería irse, si nada que lo cubra, nada quería llevarse, lo que más ansiaba era dejar su humanidad, no quería más dolor, arrojó contra la pared la afeitadora barata, rebotó de inusual manera y cayó al lado de su mano derecha, airado, negándose, volvió a arrojarla, esta vez hacia atrás, un florero con una marchita flor cambió el recorrido y regresó nuevamente, a su mano izquierda esta vez, giro su cabeza y notó la mustia presencia, otrora esplendorosa y brillante rosa roja, devenida ahora en verdugo involuntario de una vida con abigarrada realidad. Duda. Desconcierto. Desconsuelo. Duelo eterno. Decisión. Estiró su delgado brazo y alcanzó con la punta de su dedo mayor un pesado frasco de sales de baño, lo hizo girar atrayéndolo para asirlo firmemente con ambas mano, levantarlo y dejarlo caer con pesada culpa sobre la plástica afeitadora, la cual se partió en cientos de pedacitos pero dejando sus filos expuestos a la decepción, tomó una de las pequeñas cuchillas y la hundió profundamente en la parte interna de su muñeca derecha, luego lo hizo con la muñeca izquierda; se tranquilizó, le ardía pero era más soportable que vivir, el agua estaba casi fría, se durmió disfrutando, se enfrió durmiendo. Stéfano fue hallado al otro día por su hermano, quien viéndolo marcharse muy desanimado decidió ir a su casa y brindarle un poco de consuelo, la mucama no estaba, seguramente demorada por el tránsito, el portón de entrada al predio estaba raramente abierto de par en par, todo lo demás, estaba cerrado, por alguna cortina corrida observó que no había luz alguna encendida, llamó a su celular, sonaba pero no atendía, preocupado esperó parado en la puerta de acceso la llegada de Alicia, la dedicada y colaboradora doméstica que hacía dos o tres veces el trabajo normal de una empleada, ya que cuando el arribaba a su casa, la daba vueltas en un santiamén; ahí es cuando la mujer bajaba la cabeza y comenzaba a ordenar todo de nuevo; era prácticamente un rito diario. La muy bonita dama arribó en su coche casi treinta minutos después, eran las nueve de la mañana, a las doce tenía un almuerzo de trabajo y se le ocurrió pedirle a su hermano que lo acompañe, como era extraña su visita, no deseaba que el joven sospeche que estaba detrás de su intimidad, para ayudarlo por supuesto; al verlo parado en la entrada se sorprendió un tanto, con la mano derecha metida en su cartera en busca del pertinente llavero, ya que poseía un juego de llaves de cada casa donde realizaba sus quehaceres, saludó con una sonrisa y un – buenos días señor Franco- Buenos días Alicia, respondió sonriente el educado hombre, al escucharlo con ese tono amable, se distendió e introdujo la llave en la cerradura- pase, adelante- invitó la dama, que con un rápido movimiento digitó los seis números del código de la alarma, cuyo teclado se encontraba detrás de la puerta de ingreso, el señor Stéfano no debe estar en casa, o quizás durmiendo luego de beber algo con sus amigos- aventuró la laboriosa mujer. -No creo que haya salido, un gran amigo falleció y estaba muy triste por la pérdida, pero sí puede estar durmiendo- supuso el hermano. Comenzaré con la cocina- informó la joven señora, retirándose. Muy bien, yo iré al dormitorio, seguro duerme. Caminó con desconfianza los pasos que lo separaban de la habitación principal, a medida que se acercaba se sentía más agobiado, era como si le faltara el aire, no deseaba llegar, la puerta no estaba cerrada, sólo arrimada, observó la ropa sobre la destendida cama, no le pareció raro, escuchó un suave y aletargado goteo proveniente del cuarto de baño, dispuesto en suite, se detuvo detrás de la puerta, la cual si se encontraba cerrada pero sin llave, era una costumbre de la familia no dejar la llave en el toilette, cosa que había prendido mucho en ambos hijos, cuestión de seguridad?, prevención? o simple temor infundado, con su pie derecho empujó, quedó abierta de par en par, dejando a su vista el espectáculo más horrible de su vida, su hermano muerto en una bañera llena de sangre, no lo pudo soportar, parecía dormido, con una expresión que parecía una triste sonrisa; se arrodilló junto a la tina y lloró; Alicia apareció asomándose lentamente, lo había oído sollozar y se acercó, gritó, instintivamente corrió hacia el cuerpo e intentó retirarlo, levantarlo, reanimarlo. No mujer déjalo, hace horas que falleció- indicó Franco, no lo puedo creer, agregó, pero muy dentro de él lo presintió cuando se dirigió a la habitación, cómo se lo diría a su madre?. Stéfano fue velado un día después que su entrañable partenaire, cientos de personas asistieron luego a la inhumación de su cuerpo, destino o elección?. Nota del Autor: Dios nos provee las circunstancias o nosotros las generamos? Dios nos provee las soluciones o nosotros las ideamos? Dios nos arroja a la vida con un paquete de ideas, problemas y complicadas situaciones y nosotros avanzamos en ella seleccionando de ese cupo limitado de posibilidades? previsto, intransigente e inmodificable bagaje. Nos adosamos o nos adosan al nacer una mochila a la espalda conteniendo todos los datos y las posibilidades de nuestra vida?, y nosotros mirando siempre hacia adelante, pasamos nuestra mano por detrás de la cabeza y seleccionamos lo que podemos, a veces bueno a veces malo, pero siempre elegimos nosotros. Elegimos nosotros? Alguien controla?, la gente que viene detrás de ti y tiene la posibilidad de saber qué retiraste y advertirte que sacaste algo equivocado, por qué no lo hace? Hay observadores que monitorean nuestras elecciones y eligen por nosotros modificando nuestras vidas? Porqué existen tantos puntos de vista si el paquete que viene de fábrica es tan chico?, porque tanta gente ve lo mismo de distinta manera?, cual es la verdad, por donde pasa la realidad? Muy personalmente creo que todo ocurre porque no nos detenemos a pensar lo que ocurre; la ley de la relatividad se puede aplicar a estas cuestiones también; supongamos un conductor, médico él, avanzando en un vehículo a ciento veinte kilómetros por hora, de noche, por una carretera desierta; al mirar hacia la banquina, ve un animal aparentemente muerto, tamaño medio, no se distinguía demasiado, nota un pelaje parduzco y ya, supuso que era un zorro, parecía un zorro, era un zorro. Al llegar a la próxima estación de servicio se detiene a estirar las piernas, aprovisionarse de combustible y de paso beber un café, al sentarse en una mesa ve llegar otro auto desde la dirección en la que el venía, el recién llegado era un amigo que hacía años no veía, extraña coincidencia, se saludaron efusivamente e invitó al hombre a que lo acompañe con un café. Aceptó gustoso. Mientras dialogaban de tiempos pasados, el primero comentó algo del pobre zorro que había visto muerto unos kilómetros atrás, la respuesta del otro no se hizo esperar, no era un zorro, era un perro- aseguró inquieto. No me pareció un perro, de todas formas no se distinguía bien- aclaró Sergio, el primero. También médico. Claudio, el segundo en llegar dijo- Si. Tienes razón, no se veía bien, no me pareció un zorro. Los viejos amigos continuaron con su coloquio basado en remembranzas, cuando notaron las luces de un auto que bajaba desde la ruta en dirección a ellos. Se detuvo a un lado del surtidor y llenó su tanque; el atento dúo lo observaba desde el interior del bar, el viajero ingresó al recinto con la misma idea de todos, un café caliente. El hombre saludó al barman con su cabeza y giró al dirigirse a una mesa dispuesta en la esquina opuesta, pasó junto a los dos conocidos, los miró y siguió su camino, estos no podían creer quien era esa persona. –Manuel, dijo por lo bajo Claudio- Es Manuel, estudió con nosotros en la Universidad- aseguró Sergio. Otro galeno. Entonces, con el hombre a punto de tomar asiento, lo llamaron al unísono, captaron su atención, desde la mesa sonreía, los había reconocido también; desandó sus pasos y se acercó a la mesa de sus amigos, quienes lo invitaron a compartir un café con ellos, el tercero para Sergio, el segundo para Claudio. Aceptó alegre. El último en llegar comenzó a narrarles su vida desde la última vez que se vieron, sin duda iba a ser largo y tedioso, entonces para cortar la monotonía del relato, Sergio comentó que había visto un pobre zorro muerto junto a la ruta, seguramente atropellado por un vehículo, inmediatamente Manuel le respondió- no era un zorro, era un pequeño ciervo, seguramente perdido de su madre. Ni zorro, ni ciervo, era un perro- dijo Claudio, levantando la voz. Tres hombres, tres opiniones, tres realidades, una verdad. La banal discusión se tornó casi en una pelea, comenzaron a salir al exterior resabios de viejas rencillas de estudiante que no presentaban relación alguna con el pobre animal, sea de la especie que sea, y así, mientras discutían enfervorizados vieron llegar a un cuarto hombre, en una camioneta antigua, herrumbrada la chapa, casi sin luces y muy sucia, ingresó, saludó al encargado con amigable abrazo y le comentó que unos kilómetros atrás había un cachorro de puma muerto, a la vera de la calzada. El escéptico trío escuchaba atento el relato del lugareño y Manuel, el más beligerante de los tres amigos se acercó y espetó- Y..usted ..amigo, como sabe que era un puma?, en tono desafiante. Buenas noches- sorprendió el parroquiano con su educación, -señor mío, comenzó, sólo tuve que detener mi vieja camioneta y bajar a ver qué clase de animal era, sabe usted que hay algunos que están en peligro de extinción y si no estaba muerto, podría haberlo asistido. Los hombres, avergonzados de si mismos, pagaron cada uno su parte y se retiraron del lugar casi sin despedirse. Creemos y aseguramos cosas que no son verdad, no son la realidad, las opiniones son relativas y cada individuo cree tener la versión correcta, quién maneja La Realidad?, somos actores de una obra que es una eterna reposición, y que medianamente dio resultado? O podemos gracias a un libre albedrío prometido, decidir libremente nuestro destino?, mis queridos lectores (si allí hay alguien), paremos la vorágine en la que estamos inmersos, sólo genera odio y guerra. Sólo debemos manejar correctamente nuestros vehículos en esta carrera que es la vida y detenernos a observar en el momento adecuado. Y pensar. Ambas familias estaban destruidas, tanto los padres de Stéfano como la esposa y las hijas de Alberto no tenían consuelo, los extraños hechos acaecidos días atrás, habían puesto en alerta al padre del desdichado joven, quien el día de la muerte de Alberto, un día antes que la de su hijo; horas atrás es más correcto; durante el sepelio, estuvo averiguando sobre la causa de la muerte del millonario, le había parecido extraño el deceso repentino de un hombre tan sano y cuidadoso, desde el tiempo que poseía recuerdos de él, nunca había tenido problemas cardíacos, causa de su muerte, además con el féretro cerrado, conformaron un cúmulo de pistas que provocaron esa sensación de desconfianza, de duda. Al otro día, con la noticia de la muerte de su propio hijo, el hombre enloqueció, en su casa vociferaba improperios hacia todos y todo, no podía ser verdad, era un muchacho centrado, mentalmente estable, con muchos proyectos, no tenía problemas que lo agobien, por otro lado, es cierto que mantenía una vida disipada, pero nada fuera de lo normal, nada que no tenga que ver con un soltero empedernido, muy mujeriego. Por supuesto todo esto tenía que ver con lo que su padre suponía, era una imagen mental de su hijo, una puesta en escena de la cual era el director y podía acomodar a sus personajes a su conveniencia. Franco habló con el, evitó que haga denuncias policiales que hubieran dificultado el desarrollo de los sucesos tal y como todos ansiaban, el mayor inconveniente era el cuerpo de Alberto, quién en realidad había sido degollado; la Hermandad tomó cartas en el asunto poniendo en marcha mecanismos de personas dispuestas y conocedores del Plan, pertenecientes a la cofradía que ocupaban cargos relevantes, para evitar las investigaciones. Capítulo Siete La Gestación. Verónica sintió mucho la pérdida de su cuñado y del hombre que le había permitido demostrar lo capaz que era en su especialidad, antes de Alberto, sólo fueron insignificantes intervenciones en alguna cátedra de la facultad, lo que a su entender estaba muy alejado de lo que ella pretendía para su profesión, la investigación sobre el Grial le valió el reconocimiento permanente de especialistas y profesionales de la rama arqueológica, como así también de historiadores y aficionados a las reliquias cristianas. Había dejado bien atrás el suceso con Sir Douglas, su memoria se resistía a encontrar los lazos con esos minutos de su vida, sólo recordaba el restaurante, el gran vestíbulo, el vino, y luego todo se presentaba borroso, como si hubiera sido testigo de algo que nunca ocurrió, que observó, que presenció pero que no pudo contar, asimismo su marido se encargaba de no alimentar sus recuerdos, desviando toda conversación aledaña con ese tema, y cualquier circunstancia que con ello tenga que ver. Así su vida, la adorable princesa, como su querido padre la llamaba, estaba muy feliz con la relación de pareja, los interminables exámenes no arrojaban resultados todavía; salvo el realizado sobre Franco, con resultados totalmente normales; pero eso era bueno, significaba que sus órganos reproductores estaban en buenas condiciones a pesar de la falta de uno de sus ovarios, un solo problema habían hallado, el trabajo fisiológico de ese ovario sano era menor a la media en lo que a producción de óvulos se refiere, lo que llevó a su médico personal a comenzar a pensar en fertilización asistida, con su marido como donante por supuesto. La idea fue aceptada con júbilo, a fin de cuentas era igual, sólo que la unión de las gametas se haría extracorporalmente, es decir en un laboratorio acondicionado para tal fin. Ambos, futuros padres, estuvieron de acuerdo con la proposición, pero Enzo insistía que es una posibilidad, que primero debían finalizar los estudios, que debían agotar todas las posibilidades que la ciencia y la tecnología les brindaban para logra un embarazo que se pueda llamar “normal”. Ya no importaba el tipo de concepción, sino que se produzca; había transcurrido más de un año desde la decisión de ser padres, la obsesión de ser padres. Interminables tres meses, los días se sentían cómodos siendo ellos mismos, parecía que evitaban darle el lugar a su descendencia, una paradoja más -Verónica se reía mientras pensaba en ello- hasta los días poseen descendencia. El cambio en su carácter y en su forma de pensar le permitía efectuar ese tipo de bromas sobre su estado, en otro momento hubiera sido imposible siquiera pensar en cualquier tipo de broma. Pero a pesar de la aparente inactividad de las horas, el tiempo transcurre, imperturbable, rebelde y hasta soberbio, sanando a su paso algunas de las heridas de la vida, en unos casos; en otros absorbiendo parte de la misma existencia, todo depende de la predisposición de cada uno, todos tenemos el cielo y el infierno en nuestras mentes y podemos seleccionar a través de nuestro raciocinio, nuestra voluntad y porqué no de nuestra fe, en cual de ellos queremos vivir. La chica había alcanzado un admirable control de sus actitudes, su capacidad de adaptación a las distintas opciones y situaciones que se presentaban, marcaban un camino de entendimiento y coherencia, en forma evidente la ayuda recibida había logrado milagros con la estabilidad emocional de la delicada mujer. Debía asistir a una de las últimas visitas a la clínica, -por fin, se alegró pensando- hoy y mañana y se acaban los estudios. El tratamiento paralelo que se iba implementando no había surtido el efecto deseado, por ende Enzo y su equipo de trabajo habían ya decidido una fecundación asistida, pero aún no deseaban comunicárselo a la pareja, faltaban dos días para concluir y obtener los resultados definitivos, esperarían. Esa noche, decidieron volver a la Trattoría de sus amigos, los Julios, para disfrutar alguna especialidad casera y un poco de alegría, que nunca viene mal; faltando escasos metros para ese lugar especial donde el tiempo parece haberse detenido, ven cruzar a Adriano distraídamente la calle en dirección a ellos, pero con la mirada baja, no se había percatado de la presencia de sus amigos que se encontraban a unos pocos pasos de él. Eh! Adriano- gritó fuerte Franco para sobresaltar al muchacho. Adriano, levantó la mirada se asombró con la presencia de la pareja,- hola, como están, tanto tiempo que no nos veíamos!- aseguró alegre. Tú como estás?- inquirió con tono preocupado el Elegido. Todavía abrazada a su amigo, Verónica invitó al muchacho a cenar con ellos. –será divertido! expresó convencida la chica. No sé, debo volver a casa, últimamente sufro insoportables dolores de cabeza, mareos y hasta he tenido pesadillas referidas a Selene, recuerdan? Franco hizo un silencio que podía oírse, Verónica sonriendo asintió con un marcado-Sí- Al instante el confundido y apesadumbrado amigo de la infancia, comprendió la negligencia en la que había incurrido y volvió sobre sus palabras aclarando que habían comenzado esa noche, con temas diversos. Recuerdo perfectamente a Selene, era una mujer hermosa, siempre bien arreglada, con un excelente vocabulario y muy, muy atenta a mis problemas; en una ocasión recuerdo haberla encontrado llorando en el toilette del restaurante del hotel, en Londres, muy triste por haber perdido un hijo, realmente estaba muy mal, conversamos corto tiempo y luego me retiré, creo que ella agradeció ese hecho, el haberla escuchado y brindarle algunas palabras de aliento, no creen?- finalizó la inocente muchacha. Sin duda- afirmó Franco, sin duda. Aceptada al fin la apetitosa propuesta, se acomodaron en una de las mejores mesas del tradicional comedor, el Julio más joven se acercó sonriente a atenderlos; luego de un ir y venir de halagos mutuos y de galantes comentarios hacia la llamativa dama, la pareja se decidió por lo de siempre, sus vermicellis clásicos, en tanto su amigo, cliente circunstancial solicitó “raviolli al uso nostro”, por cierto muy buenos también. La conversación giraba en torno del futuro, del trabajo, de los hijos, cuando imprevistamente pero sin levantarse Adriano se retiró de la mesa con los ojos muy abiertos, no lograban comprender el balbuceo que emitía, parecía aterrorizado, sólo señalaba hacia una de las grandes ventanas del local, ambos giraron para observar la abertura pero nada anormal había, solo una bella señora con una criatura de unos meses, amamantándola descuidadamente. Entre dientes logró pronunciar una palabra, sólo una- Selene!, o por lo menos es lo que entendieron. Al cabo de unos minutos, ya con su amigo más tranquilo, Verónica le preguntó si lo que había dicho era justamente ese nombre, Adriano respondió- estaba ahí, con tu hijo, debes cuidarte, por favor, cuídate. Como con mi hijo, porqué? Exigió atemorizada la chica. Sólo fue otra de tus alucinaciones- defendió Franco, para que su esposa que se encontraba en la última etapa recuperatoria no tuviera una recaída. No te preocupes por mí- agradeció la chica- estoy bien y así seguiré por que pronto voy tener un hijo y nada ni nadie podrá arruinar eso. Franco sonrió, abrazo y besó a su amada en la frente, ahora estaba seguro que todo iría bien, que todas las dudas creadas en torno a su embarazo se disipaban, que su amor estaba por encima de diablos, demonios y horrendas conspiraciones, que la ciencia y Dios harían su trabajo, permitiéndoles ser padres de un hermoso y sano niño, sobretodo su amor, la pureza de sus almas y la fe que en ellos habitaba como en un templo habita la luz, eran vírgenes, ambos eran vírgenes de odios, de impías acciones, libres de los males que aquejan a los atormentados moradores de este mundo, ellos no se daban cuenta de esto, no hacían nada en especial para generar esos sentimientos. Nota del Autor: Pero el demonio está siempre tan presente como Dios, la maldad es el brazo armado del bien, el grupo de tareas de Dios, ahí reside otra de nuestras paradojas: Uno de los motivos de la existencia del Mal, es que nuestro Señor lo usa para llevar a cabo sus planes Divinos, si no creen que esto sea así, continúen leyendo, presten atención y se darán cuenta, que Cielo y Averno son parte necesaria para el orden y el equilibrio de nuestras vidas y ambos son dependencias de la Dirección Universal de la Vida. Si, la burocracia existe en todos lados. Efímeros segundos en silencio, sólo miradas entre lo comensales, todos estaban acomodando sus pensamientos pera lo que dirían en un momento, el episodio había generado un clima tenso, de intranquilidad, a pesar de la seguridad de Verónica en sus dichos, por dentro se sentía insegura, o al menos preocupada. Adriano fue quien devolvió a la realidad a sus amigos; primero reaccionó él, el cerebro es el recinto más grande del mundo, aún más que el mentado ciberespacio, el cual es acotado a un determinado número de máquinas, es increíble que aún no se le haya dado la dimensión que merece, en él reside el secreto de todo lo que el hombre busca apasionadamente desde la creación; no posee límites físicos y evoluciona anatómica y fisiológicamente, pero posee un gran problema: la conectividad. Es el futuro del hombre, todas las tecnologías quedarán diminutas el día que nuestra mente demuestre todas sus aptitudes; silicio, germanio, nunca podrán competir con neuronas y axones. La mayor diferencia es que el cerebro conoce a Dios y en la unión de mente y espíritu se encuentra la salvación. Encontraremos la salvación? El muchacho que en su momento se jugó la vida por Verónica, sintió de repente celos al regreso del fugaz viaje alrededor de su mente, corto para el mundo en que vivimos, fueron en realidad horas escudriñando los datos de su infancia, del comienzo de la pubertad, de la juventud, siempre estaba presente su amiga, su sonrisa, su blancura, su bondad; era amor. Evidentemente hay un tiempo terrenal y físico y un tiempo cerebro-espiritual que confluyen en los pobres humanos que no entendemos todavía cual es nuestra función en la tierra, qué medios podemos dominar y cuales no. Puede haber sido inducido ese sentimiento por una serie de alucinaciones provocadas por alguien o por algo? Pueden generar la necesidad de poseer a esa mujer? Dime Verónica-comenzó Adriano- como va tu tratamiento para hacer padre a éste hombrecito? Sonriente por la inesperada forma de la pregunta, la chica respondió- muy bien, muy bien, aparentemente el único problema es la cantidad de óvulos que mi ovario produce; sabes que me fue extirpado el otro no? Oh, si, los muchachos me tenían al tanto de todo, Al y Stéfano me refiero, se todo acerca de ti… y de tu marido- exclamó el cambiante muchacho. Un gran amigo de Alberto, el Dr…hum… como se llamaba?, creo que su nombre era Fréderik o algo así, su apellido no lo recuerdo, pero podremos ubicarlo fácilmente, es una verdadera eminencia en todo lo que se refiere a genética, quizás tengas un problema de esa índole- aventuró el joven. Vive en París, tiene una clínica para mujeres imposibilitadas de ser madres, sabe mucho y el equipo técnico es excelente!-agregó. No creo Adriano, Enzo es mi médico de toda la vida y además era amigo de mi padre, y creo que de mi abuelo también, pero sobre todas las cosas es un profesional magnífico, no pasaré por encima de sus opiniones- aseveró impetuosamente la chica. Sólo quiero que tengas lo mejor, habla con él y coméntaselo. El joven se incorporó y saludó a sus amigos con un beso en la mejilla a ambos y se fue prometiendo ir a visitarlos a la brevedad. Al salir se detuvo unos instantes al lado de la mujer con el bebé, la observó y siguió su camino adentrándose en la aturdidora urbe. La pareja quedó comentando la situación; ataque de pánico, histeria, locura, varios diagnósticos inexpertos pasaron por las bocas de los jóvenes esposos, decidieron arbitrariamente que quizás el trabajo y el stress lo tenían a mal traer, es muy común en estos días- afirmaron . Más tarde, en la tranquilidad de su hogar, el nombre de Fréderik volvía una y otra vez a la cabeza de Verónica, y la curiosidad era muy fuerte, tomó su teléfono y en contra de la opinión de su marido llamó a Enzo para preguntarle si conocía a esta eminencia, como Adriano lo llamó. Desde su casa, cómoda pero modesta su médico amigo le contestó que evidentemente era una figura reconocida mundialmente en ese campo de la genética y también en lo que refiere a la concepción asistida,-posee el mejor equipo del mundo te podría decir, mi querida. Holmes es su apellido. Sin esperar un minuto le preguntó si no le molestaría que tenga una consulta con ese profesional, ya que tenía un amigo que podría contactarla fácilmente. - Por supuesto que no- respondió convencido el veterano médico- es más, mañana tendremos los resultados finales y tomaremos una decisión, si hace falta y tú estás dispuesta te daré la historia clínica para que el doctor cuente con todo lo que necesite para un diagnóstico preciso- ofreció en forma contundente su amigo Enzo. Franco, testigo silencioso de la conversación telefónica, sacudía la cabeza en una clara posición negativa. Porqué irte, si aquí tendrás una atención inmejorable? Amor, tengo la posibilidad de que el mejor médico del mundo me atienda y no quiero desperdiciarla-es sólo eso- aseguró la chica. Escúchame, mañana es el día decisivo, tendrán todos los datos requeridos y nos ofrecerán la mejor solución posible, debo decirte que Enzo está de acuerdo con mi visita a París. Discúlpame querida, es que tantos avatares han hecho un poco de mella en mi paciencia, poco a poco ha ido menguando, pero nada más, debes saber que estoy contigo, te acompañaré al fin del mundo si hace falta; creo que debemos confiar más que nunca en Enzo y en su criterio. Así, una ola de satisfacción y agradecimiento sacudió su corazón, convenciéndola fehacientemente que no estaba sola, que podría contar con su compañero para todo, tome la decisión que tome. Rió, y una lágrima de regocijo comenzó el estiaje de su emoción, con un paso se colocó a un lado de su esposo y lo abrazó con su alma y sus brazos, a cual más estrecho. Franco debía cumplimentar una serie de impostergables trámites, por lo que lamentablemente, no podría acompañar a su señora a la última visita al ginecólogo; la chica comprendió perfectamente la situación y salió de su casa presurosa para obtener lo más temprano posible la definición de su largo periplo médico. El atenuante era la posibilidad de la consulta en Francia. Había depositado parte de su esperanza en esa sesión de interconsulta. Casi al mediodía, mientras aguardaba serenamente en una sala de espera situada a pocos pasos del laboratorio, a pesar de las casi dos horas de incertidumbre, su amigo y médico de cabecera asomó su blanca cabeza por el largo corredor que llevaba a su despacho privado, con una serie de papeles en la mano y una sonrisa que demostraba su alegría y también los años que soportaba su rostro, recorrido por cientos de afluentes que seguramente acarrearon toneladas de sedimentos, sentimientos y emociones; que desembocando en un delta de vivencias, conformaban la isla de su ser, sin duda muy especial. Mi querida niña- comenzó Enzo- definitivamente todo es como lo suponíamos, tiene solución y creo que dará el efecto deseado a corto plazo, lo ideal es hacer ese viaje y hablar con Fréderik, que conozca tu problema y que opine también acerca de la solución, pero creo que estará de acuerdo con nuestra sugerencia, no desaproveches esta oportunidad, no debes dejarla pasar y ya sabes, estoy contigo, todos estamos contigo, si me necesitas viajaré complacido. Por supuesto-agradeció la decidida mujer- iremos los tres, Franco no se lo perdería por nada del mundo, lo noto muy impaciente últimamente, le vendrá bien un viaje. Enzo- déjame arreglar algunos asuntos referentes a mi trabajo y estaré disponible. Verónica- ok, mientras acomodas tus cosas yo llamaré a Adriano para contactarme con el Dr. Holmes, deberá ser con tiempo pues seguramente estará muy ocupado. Enzo- tienes razón, habla con Franco, y llámame apenas tengas la decisión tomada. Durante la cena, Vero y Franco hablaron largamente acerca del viaje, el entusiasmado esposo, como lo había adelantado en charla con Enzo estaba muy impaciente; decidieron llamar a Adriano de inmediato. Al levantar el tubo para marcar el número de su amigo, la chica oyó unas extrañas voces pronunciando su nombre, muy despacio, muy suave, lejanas, como si los responsables de aquellos sonidos no lograran hacerse escuchar con más fuerza. La chica quedó con el teléfono pegado a su pabellón auditivo, expectante, tratando de descifrar la totalidad del mensaje, sólo su nombre y alguna ininteligible palabra suelta; de repente soltó el aparato y lo dejó caer, claramente había oído el nombre “Selene”, se asustó, quién haría una broma de ese tipo? Franco tomó el auricular y lo acercó a su oído, nada, solo el intermitente sonido de ocupado; -debe haberte parecido, muchas veces las línea se ligan y aparecen resultados como este, mi amor- aclaró el preocupado esposo. La mujer lo miró seria y desafiante, sabía perfectamente lo que había oído, no era un problema de las líneas. Llama tú- ordenó con calma la dulce chica. Adriano contestó con aburrida y somnolienta voz, pero inmediatamente al reconocer el tono de Franco entonó más vivamente. Franco- cómo estás, estuvimos pensando el ofrecimiento que nos hiciste en el restaurante y decidimos hacerte caso, amigo, podrías concertar una entrevista con el Dr. Holmes? Adriano- por supuesto, ya mismo, hago unas llamadas y luego me pongo en contacto con ustedes para confirmar. Franco- te agradezco mucho la predisposición, espero tu llamado. Un abrazo. Adriano- nos vemos. Acomodó prolijamente el tubo y llamó a su esposa que se encontraba en la cocina; ellos no contaban con servicio permanente en su casa, así que juntos se encargaban de los quehaceres por la noche. Como no venía, caminó unos pasos en silencio hasta esa dependencia para sorprenderla con un beso, pero la encontró apoyada en la mesada llorando muy preocupada por las voces en el teléfono. Qué ocurrió esa noche con Selene? Inquirió con voz firme la chica. Sin saber qué responder, el muchacho optó por la verdad, mejor decir parte de la verdad- Selene fue asesinada esa noche- expresó en voz baja el hombre. Como pudiste ocultármelo? – se quejó sollozante la muchacha. Nada más para no preocuparte, no quería que pases por una situación como esa. La abrazó, y ella se acurrucó sobre su pecho quedando así, callados por varios minutos, sólo sintiéndose cerca, era suficiente para ambos sentirse cerca, compartiendo un instante de vida, de existencia; compartir con el otro algo tan simple como el silencio, que carente de voz comunica sentimientos, esa falta de sonido, los ojos cerrados y la cercanía del ser amado los transporta a un mundo propio; cómo pueden visitar el mismo imaginario lugar durante esa efímera ausencia? inconsciente exactitud que los hace coincidir en el mismo paisaje. Qué clase de conexión, libre de cables, permite a los enamorados lograr ese onírico despegue? Poco a poco vamos perdiendo la capacidad de soñar, la capacidad de amar y la de comprender, la de escuchar y la de creer; cómo llegar al final del camino, recuerden el vehículo, todos esos sentimientos Son el camino. Sólo provocamos un indeseado atajo, por supuesto más corto, pero seguro hacia un acantilado. Sabemos cómo construir el sendero? O solamente colocamos una capa de asfalto sobre un basamento irregular y cenagoso?, conformando una bella ruta, pero sinuosa e insegura al borde de un profundo abismo. Franco la ayudó a terminar con sus labores hogareñas y fueron a descansar, seguramente al otro día tendrían mucho para hacer. El fuerte sonido del despertador sacudió a Verónica, quien se sentó de un salto, su marido ya no estaba en la cama, eran las siete de la mañana, el sol ingresaba rotundo y decidido, con sus rayos casi paralelos al piso por la ventana que habían olvidado cerrar por la noche; Franco apareció desde el cuarto de baño, recién duchado y afeitado prolijamente, con una toalla sobre los hombros y tarareando una bella canción de Nino Bravo -te quiero vida mía, te quiero noche y día…alegremente y muy entonado. Con una sonrisa la delicada esposa, dio un beso a su afinado marido y se dirigió a tomar un baño también, sin lugar a dudas, la mejor manera de comenzar el día. El timbre de la puerta de entrada y el últimamente muy requerido teléfono sonaron al unísono, Adriano esperaba descuidado observando el cielo, Sofía desde su casa quería enterarse de la decisión tomada con respecto a París, el apurado muchacho le pidió a Vero que atienda a su madre y se dirigió a franquearle la puerta a su amigo. Franco - Adriano, cómo estás? Adriano- muy bien y tú?. Disculpa el horario pero quería encontrarlos a los dos y decidí venir personalmente. Franco- pasa, ponte cómodo, siéntate allí, invitó señalando el decorado y ancho sofá. Adriano- gracias, es sólo un momento. Mientras, en el cuarto de Verónica, ésta hablaba fluidamente con su madre, poniéndola al tanto de las últimas decisiones tomadas. El Elegido volvió a la suite y le comunicó a su esposa que Adriano deseaba hablar con ambos. Disculpa mamá, luego me comunico, alguien desea hablar conmigo, un beso. Se vistió apresuradamente y bajó al living donde la esperaban los hombres, saludó a su amigo y tomó asiento junto a él. Adriano- quería comunicarles que he hablado con el Dr. Holmes, prometió atenderte a la brevedad, supone que la semana entrante. Me permití darle tu número de teléfono para que la comunicación sea lo más directa posible. El te llamará para coordinar. Verónica -muchas gracias Adriano, nos das una alegría enorme. Franco- ven, vamos a desayunar, tengo un exquisito café caliente. Adriano- como no, agradeció el muchacho. El aroma del café se podía apreciar disperso por todas las dependencias de la amplia casa, era colombiano, traído por los padres de Franco de su último viaje juntos, donde recorrieron toda América del Sur, especialmente el Caribe colombiano y venezolano y Argentina, un país que cuenta con casi todos los climas y es poseedor de las bellezas naturales más imponentes del planeta y cuya zona sur, denominada Patagonia, está en la mira de los más poderosos del sistema económico mundial, rica en reservas de agua dulce y un portento turístico, sin duda alguna formará parte de alguna multinacional que la explote y la exprima como viene ocurriendo con muchos países que, económicamente endebles, alquilan su soberanía, tradiciones y hasta su pueblo en parte de pago por favores financieros internacionales. Con la taza humeante entre sus manos, en la calidez del seno del hogar de sus amigos, compartiendo una amena charla, Adriano se sintió disminuido, nunca poseería un hogar y una familia, había rechazado la oportunidad mucho tiempo atrás, a instancias de haber abandonado a su novia de casi cinco años, quien pacientemente lo esperaba de sus largos viajes, y entendía su malhumor sin soltar palabra, en verdad lo amaba. El afirmaba que era su verdadero amor pero inconcientemente, su corazón le pertenecía a Verónica, a pesar de haber dejado de verla durante varios años y encontrarse esporádicamente en algún restaurante o bar que frecuentaban en su adolescencia, a los que Adriano concurría para “casualmente” volver a sentir su voz, su bella y clara voz, que alegraba sus días y sus noche como el dulce gorjeo de un canario. Franco continuaba hablando en voz alta del viaje, no notó el planeo mental de Adriano, que pasó desapercibido para la pareja, pero al muchacho continuaba lastimándolo: -porqué nunca le dije que la amaba?, -como pude ser tan necio de no darme cuenta de la verdad? -no podré recuperarla? Qué puedo hacer para que de una vez podamos tener una familia juntos? Enfermizos pensamientos comenzaron a girar en la red neuronal del despechado, aunque sin intención, muchacho. Continuó desenrollando un hato de ideas perversas, fruto de la imposibilidad que denotaba la hermosa relación de los esposos con respecto a sus pretensiones amorosas. El diálogo continuaba, el sólo asentía, estaba muy ocupado cavilando su próximo accionar. El ruido de la taza de Verónica que cayó al piso generando una lluvia de esquirlas de cerámica que impactaron inocentemente en los tobillos de los presentes sacó a Adriano del sopor autoinducido en el que estaba inmerso, volviéndolo a la realidad inmediatamente. Todos se pusieron de pie, observando sus piernas y comprobando la inexistencia de lesiones comenzaron a reír por el susto ocasionado por el fuerte sonido. La reunión de camaradería finalizó en ese momento, Adriano se valió de la situación en que todos estaban parados alrededor del desayunador situado en la bien distribuida cocina de la casa, para marcharse hacia las afueras de Roma, hacia una residencia en la campiña desde donde requerían sus servicios profesionales; todo el empeño y su conocimiento sobre sistemas de alarma estaban brindándole extraordinarias ganancias obtenidas en forma legal, se había prometido no volver a sus andadas nunca más. Sin embargo, en su cabeza, en el hemisferio infernal, que ha sabido imponerse al celestial en este hombre, se gestaba un plan para lograr definitivamente los favores de su agraciada y amada amiga Verónica. La única forma de obtener ese resultado era, sin más, eliminando a - ese debilucho cobarde de Franco- según sus propias palabras. A los pocos minutos, nuevamente el timbre interrumpió el plácido devenir de la mañana de la chica; Sofía, había dejado todo en su casa para que personalmente su hija la ponga al tanto del futuro y las decisiones tomadas por la pareja. Debo pedirte un favor mi querida- expresó aún antes de saludar a su hija. Mamá, pasa por favor- se adelantó la chica. Discúlpame, es que estoy ansiosa, irán a París?- inquirió con voz insegura la señora. Si mamá, iremos, quizás la semana entrante- informó la hija. Sofía quedó en silencio unos segundos y luego, en un tono inseguro solicitó- puedo acompañarlos? Pero mamá, por supuesto que puedes, me haría muy feliz que así fuera, hace largo tiempo que no compartimos un viaje de estas características, con otro país como destino. Creo que el último que hicimos fue a Marruecos, fue muy divertido- recordó con nostalgia la joven mujer. Así es-afirmó Sofía, en un tono apagado; tu padre aún vivía… Verónica comenzó a reír a carcajadas y entre cada dificultosa exhalación, explicaba a media voz a su madre- recuerdas… que… se… perdió, estuvo …una…hora…perdido…al lado del hotel, terminó cuando logró recuperar el aire. Sofía se contagió de la risa de su hija, pero se contuvo; aguardó que se le pase y continuó- sí, recuerdo que lo buscamos por toda la ciudad, muy preocupadas y el señor estaba muy cómodo, sentado bebiéndose un licor de hierbas. Cuando llegamos al hotel, pasamos por el frente del bar y vimos a tu padre a través de la ventana, no lo podíamos creer. Recuerdas lo que dijo cuando aparecimos?- preguntó Verónica . Por supuesto-aseguró Sofía- con una sonrisa y con su ronca voz nos miró y nos dijo- sabía que me encontrarían, en esta ciudad todas las casas son iguales. Casi una hora les tomó dejar los recuerdos de lado, distendidas y alegres, madre e hija, disfrutaron mutuamente la compañía, que por los avatares del destino habían dejado de lado por un largo tiempo, se sentían reconfortadas y muy decididas a que su relación vuelva a ser la de antes. Despidió a su madre prometiéndole que apenas reciba el llamado del Dr. Holmes le avisaría. Sofía, tomó su pequeño Fiat y se dirigió presurosa hacia un edificio en las cercanías de las oficinas de Al, subió al quinto piso a través del rápido ascensor y golpeó tres veces en la oficina 5H, esperó unos segundos e impacientemente golpeó tres veces nuevamente; la puerta se abrió lentamente y un hombre con gesto amable sonrió al verla parada delante de él. -Sofía, que gusto de verte hermana! Aclamó gustoso el señor de los largos cabellos. -mi querido Mike- saludó la dama devolviéndole la sonrisa. -pasa, siéntate y cuéntame como va todo- solicitó Mike. -perfecto, se podría decir que todo está claramente encaminado ahora, están organizando el viaje a París, para que el Dr. Holmes estudie su caso, no creo que haya problemas con eso, sabemos que él cumplirá con lo acordado, debe cumplir- aseguró muy seria Sofía. Lo traeremos nuevamente, te lo aseguro- terminó la mujer. - dónde está John?- preguntó la señora de renegridos cabellos. - está en la Santa Sede, el Santo Padre está muy mal de salud y ya comenzaron las pujas por el poder, fue a asegurarse que el grupo adecuado tome el mando, sabes que éstos sátrapas son capaces de cualquier cosa por tener el mando de toda la Iglesia en sus puños- informó el conocedor. Nuestro trabajo es claro y concreto, el retorno debe llevarse a cabo cueste lo que cueste, luego pondremos en la balanza el resultado de todo esto; pero quédate tranquila, Sofía, estamos en el camino correcto, tú lo sabes. El tintinear de llaves desde el exterior del pasillo, alertó a los interlocutores de la proximidad de alguien,- debe ser John, aventuró Mike. Oyeron claramente mientras el hermano introducía la llave en la cerradura y la hacía girar; seguramente se sorprendería de la inesperada visita. Así fue. Sofía- exclamó asombrado el recién llegado. Estás segura que nadie te siguió?-agregó el mismo. Por supuesto, de todos modos, nadie tiene motivos para seguirme, todo está muy tranquilo últimamente- agregó con convicción la sorprendente dama. No debes confiarte, sabes que hace años que nos acechan; no creo que debas actuar tan plácidamente como si todo lo que hemos vivido durante años no importara- aseveró en forma autoritaria John. Disculpen, tienen razón, fue un descuido, no volverá a ocurrir- se arrepintió Sofía- desde hace veintisiete años estoy sirviendo a La Hermandad con mi mente y mi espíritu, mantuve el secreto inexorablemente, ni mi esposo conocía mi pertenencia, sólo deseo que el regreso se produzca en tiempo y forma, se que será lo mejor para todos; por otro lado el protagonismo de mi yerno y mi hija en ésta historia quizás corrió un poco mi visión de los hechos. Repito, amigos míos, volveré a enfocar correctamente la realidad. Mi querida Sofía, tú eres parte de todo esto porque Franco resultó ser el Elegido, no lo supimos hasta el día que observamos su pintura en Londres; cuando averiguamos quién era nos enteramos que era el esposo de tu hija, tu eres la madre del futuro, de un nuevo comienzo, colocaremos el Edén al alcance de la mano de la humanidad, podrán alcanzarlo? –explicó Mike. Iré a Francia con ellos, visitaré personalmente a Holmes y me aseguraré que cumpla, déjenlo en mis manos, yo me encargaré hermanos- prometió la señora vehementemente. Es lo que íbamos a pedirte, debes saber que nosotros los seguiremos; debemos asegurarnos por todos los medios que Fréderik cumpla su parte- afirmó John. Nosotros llamaremos a Holmes para que se comunique con Verónica a la brevedad, y si ese muchacho Adriano viaja con ustedes, tengan mucho cuidado con él, creo que no está en su sano juicio, ha demostrado ciertas actitudes que avalan lo que estoy proclamando en este momento; Mike hizo una pausa para atender el teléfono, luego continuó-los vigilaremos y estaremos siempre detrás de ustedes, una sola seña y allí nos tendrás. La tarea de Sofía no era sólo la de una madre cualquiera, es decir prodigarle amor, cuidado, asistencia y contención a su hija, además de todo eso ella era la responsable de que ese hijo nazca de una vez por todas y de garantizar el desarrollo de la criatura hasta una determinada edad, labor compartida con la madre pero desconocían si Verónica sería sabedora de toda la verdad, se enterarían a su debido tiempo; aún a ellos le faltaban datos, pero tenían la certeza que todo saldría bien. Antes que Sofía tomara su cartera para marcharse, Mike habló con Holmes por teléfono y le exigió que proceda inmediatamente con lo estipulado; al médico no le quedó más remedio que acatar y le aseguró que esa misma noche hablaría con Verónica. La señora saludó a los amigos y se dirigió a su hogar para preparar todo lo concerniente al viaje, no quería que falte nada, deseaba tener todo dispuesto de antemano para que no haya imprevistos; había prometido que daría lo mejor de ella y así lo haría. Cuando Franco retorno a su casa, a eso de la veintiuna horas, le extrañó ver a su suegra todavía allí, (luego de realizar todos los arreglos pertinentes, Sofía regresó a casa de su hija para esperar junto a ella el llamado de Holmes) pero no le desagradó, pensó que habrían preparado los vermicellis que tanto les agradan, pero no, se equivocó, sólo habían comprado unos raviolli en la rotisería, se desilusionó. La señora se notó ansiosa durante toda la cena, en un par de ocasiones le preguntaron si se encontraba bien, a lo que Sofía respondió -perfectamente, puede que la idea del viaje me tensione un poco, pero nada más-soslayó. Mamá, quédate tranquila, todavía no sabemos cuando iremos, tal vez…. El sonido penetrante e incansable cortó la frase de Vero, quien corrió a atender. Buenas noches Dr. Holmes, no, no es molestia la hora, le agradezco que haya llamado personalmente, no lo esperaba, un hombre tan ocupado como usted. Si, tenemos todo preparado, sólo necesitábamos su aprobación. De verdad?. No lo puedo creer. Franco y Sofía la observaban en silencio tratando de adivinar lo que le transmitía el médico. Por supuesto Dr., como usted prefiera. El jueves?. A las diez? Muchas gracias, allí estaremos. Si, llevaremos todos los análisis. Adiós Dr. No lo puedo creer! -expresó casi gritando Verónica, el jueves a las diez nos espera en su clínica de París, sólo nos queda mañana para terminar de arreglar lo que nos resta por hacer- se preocupó. Yo tengo todo listo- aseguró Sofía. Deberemos avisarle a Adriano, el deseaba ir también- acotó Franco. Llámalo ya, no hay tiempo que perder; que prepare todas sus cosas lo más rápido que pueda- señaló Verónica fuera de si. Cálmate mi amor, tenemos tiempo, todo el día de mañana alcanzará perfectamente para organizar el resto- tranquilizó el marido. Llamaré a Adriano, debe enterarse ya; es una persona muy organizada, debe tener todo listo- aclaró muy convencido. Mientras Franco llamaba a su amigo, las mujeres corrían de un lado a otro en un estado de histeria contagiado por la chica, según ella todo estaba fuera de lugar y alguien había sacado cosas de las valijas, era un manojo de nervios; por detrás Franco y la madre trataban de calmarla pero el huracán Verónica no cesaba en su potencia arrasadora. Casi a las cuatro de la mañana, luego que su madre se retiró a su residencia, que Franco dialogó telefónicamente con Adriano y que éste le confirmara que todo estaba en orden; el torbellino amainó, tomó una ducha y se acostó, apenas apoyó la cabeza húmeda en la almohada, cayó profundamente dormida; el marido hizo lo propio pero con unos segundos de demora, estaban exhaustos. Sin saber cuánto tiempo había transcurrido desde que se habían acostado, Franco se despertó por los gritos de terror de su esposa y las patadas que le estaba prodigando a él, como si se estuviera defendiendo de algo o alguien. El muchacho trató de despertarla pero no lo lograba, con las uñas lastimó los antebrazos del desconcertado hombre que sólo atinaba a atajarse de los embates furiosos de su mujer dormida; Franco logró levantarse del lecho y ella seguía con sus puntapiés al aire y sus arañazos, dio la vuelta alrededor de la gran cama y pudo acomodarla boca abajo tomándola fuertemente por los hombros, temía que se lastimara a si misma, al girarla, la chica dejó de moverse y comenzó a balbucear algo como- no está, se lo llevaron, esa mujer se lo llevó, de pronto abrió lentamente lo ojos llenos de lágrimas y al ver a su marido a su lado rompió en un desconsolado llanto- mi hijo, se llevaban a mi hijo, Selene se llevaba a mi hijo- decía, ahora claramente la aturdida mujer. Franco se sentó a su lado y la abrazó lo más fuerte que pudo y así la contuvo unos minutos sin decir una palabra; en silencio, la chica volvió a dormirse sin emitir sonido, plácidamente giró su cuerpo y así quedó hasta que el despertador los sacó de los brazos de Morfeo. Mientras el muchacho se afeitaba muy cuidadosamente como todas las mañanas, su mujer ingresó al toilette y notó las marcas en los brazos de su marido, no pudo más que preguntarle qué le había ocurrido, qué sucedió. Tranquilamente, el hombre minimizó el tema y le dijo que prepare el desayuno que en un momento le contaba. La muchacha, calladamente hizo caso del pedido y se dirigió a la cocina mientras él finalizaba su aseo matutino, unos quince minutos más. Impecable, como acostumbraba salir todos lo días se sentó y le narró a Verónica el episodio de la madrugada, tratando de no darle demasiada importancia al asunto. Ella no podía entender lo que había pasado, no recordaba nada de lo ocurrido, el relato del muchacho hablaba del hijo, de Selene, de peleas. Sencillamente no lograba comprender. - sólo fue una pesadilla- finalizó Franco. Verónica quedó muy preocupada por lo sucedido, no lograba recordar nada, era desesperante; le llamó la atención que el nombre de Selene resonara tanto en sus vidas tantos meses después de haber fallecido- a veces los sueños son presagios- comentó alterada la chica. Más tarde, el recuerdo de la noche fue devorado por el viaje, nuevamente el viaje; durante toda la tarde se repitieron las corridas como el día anterior, sólo que esta vez tenían un vuelo que salía a las veinte horas hacia el aeropuerto Charles de Gaulle. Sofía llegó a la casa a las diecisiete horas aproximadamente, se podría decir que la esperaban en la puerta, Adriano estaría esperando en Fiumicino, el padre de Franco los llevaría hacia el aeropuerto, todo estaba arreglado. Cuando ingresaron al aeropuerto internacional Leonardo Da Vinci y vieron a su amigo se tranquilizaron, estaban todos, todo dispuesto, faltaban escasos cincuenta y cinco minutos para le partida, se dirigieron a embarque, subieron al boeing siete-cuatro-siete, se acomodaron en los confortabilísimos asientos, con mucha experiencia en aviones se abrocharon los cinturones y esperaron que la azafata de las indicaciones de rigor, sin embargo este viaje no era como los anteriores, era distinto, algo lo diferenciaba, quizás el porqué producía esa inexplicable sensación, los nervios, incertidumbre; la pareja ansiaba llegar lo antes posible a destino, la idea de lograr un embarazo, el milagro de ser padres los conmovía hasta las lágrimas. Quizás los que han tenido la dicha de poder tener hijos sin complicaciones no alcancen a imaginarse lo que es para alguien incapaz de lograrlo, tener la esperanza de obtener ese embarazo, en esa situación se encontraban Franco y Verónica, por eso los nervios, las discusiones, los llantos y hasta las pesadillas, o no? Luego del arribo, se dirigieron directamente al Hotel Best Western-Champs Elysées Friedland, el lugar indicado para descansar y reponer energías, realizaron el check-in, acomodaron sus cosas en la suite; Sofía y Adriano tendrían una habitación cada uno, y bajaron a cenar- algo rápido y liviano- afirmó Verónica, debemos levantarnos temprano mañana. El último en llegar al restaurante fue Adriano, quien realizó una llamada a Fréderik, recordándole que sabía todo lo que habían planeado y llevado a cabo con Al y que las órdenes las iba a impartir él. El profesional aceptó y requirió instrucciones. Adriano lo instruyó con los pasos a seguir meticulosamente- mañana te veré en la clínica- aclaró el descontrolado hombre. Luego bajó a tomar su cena como si nada hubiera ocurrido, dialogó con sus amigos, se rió y disfrutó del corto tiempo a la mesa; cuando todos se retiraron a sus habitaciones el muchacho solicitó al sommelier una botella del mismo vino de la zona de Bordeaux que Sir Douglas siempre reclamaba. El desayuno los reunió a todos nuevamente en la planta baja y el último en llegar fue nuevamente Adriano, lo que le valió una reprimenda de parte de su querida amiga, mitad broma y mitad en serio, ya estaban saliendo hacia la clínica y- todavía no te has lavado la cara- rió la joven. A la hora estipulada estaban en mesa de entrada, solicitando información acerca del consultorio del Dr. Holmes. -el Dr. Holmes no posee consultorio en esta clínica, sólo su despacho privado- sentenció la recepcionista. -Disculpe, comenzó Franco en perfecto francés, pero hemos venido desde Italia para que el Dr. nos atienda; hablamos con el telefónicamente y nos dio esta fecha y esta hora para la cita- culminó sin aire el caballeroso muchacho. - De Italia? Aguarden unos segundos y consulto- explicó la señora de uniforme turquesa. Tomó el intercomunicador y preguntó a la secretaria privada de Fréderik, quien le ratificó la cita diciéndole que haga subir a la pareja al quinto piso, a la oficina de Holmes. -Quinto piso, por el ascensor de la derecha por favor, el doctor los espera, no habían dejado la orden agendada señores, mil perdones- se disculpó la mujer. El primero en ingresar, lejos de toda caballerosidad fue Adriano, luego la pareja y por último Sofía, quien cerró la puerta detrás de ella. -Tú debes ser Verónica, tan bella como te describió nuestro amigo Al; han traído los exámenes? -Si doctor, tenemos todo ordenado por fecha y tipo de estudio, así lo recomendó mi médico personal, el doctor Enzo Cardinale- aclaró Verónica. - Muy buen profesional, lo conocí en un congreso hace unos veinte años y luego hicimos algunas interconsultas, pero no lo veo desde hace por lo menos quince años, todos los contactos los hicimos por teléfono. Debe ser un anciano, ya en aquel tiempo era un hombre canoso con rasgos claros de vejez, aunque en realidad, ahora que recuerdo era dueño de una vitalidad y estructura física envidiable; en unas de las horas de descanso de aquel seminario fuimos todos juntos a nadar a la piscina del doctor Carnaud, ya no recuerdo su nombre, poseía una gran casa con un descomunal jardín y una ostentosa pero hermosa pileta donde mitigábamos parte del ocio entre las diversas e interesantes disertaciones de nuestros colegas; esa tarde para matar el tiempo corríamos carreras en estilo crawl, Enzo ganó todas y cada una de las competencias en las que participó, nos reíamos por el deplorable estado en que nos encontrábamos, salvo él, aparentaba tener por lo menos treinta años más que el común denominador de nosotros. Creo que a pesar de todo no estábamos tan mal; tendrá noventa años este señor? -no creo- aseguró Sofía, yo lo conocí cuando nació Vero, hace veintisiete años, fue el ginecólogo que atendió mi parto ya que el doctor que seguía el desarrollo desde el principio había tenido un accidente que lo imposibilitó por casi dos años, estuvo muy grave; Enzo estaba igual que ahora, es cierto, cuando regresemos voy a averiguar su edad. -mamá, deja de meterte en la vida de los demás, nunca lo has hecho, no vas a comenzar ahora- sentenció Verónica. Mientras madre e hija discutían risueñamente por sandeces, el doctor Fréderik Holmes continuaba recordando aquellos felices años. Cuantos recuerdos que han devuelto a mi cabeza, casi cumplo sesenta años, hay partes de mi vida que he olvidado, ésta era una de ellas, en realidad añoro esa época, debo agradecerles por ayudarme a realizar éste ejercicio mental, retroceder unos años me ha hecho muy bien, aún no estaba infectado con el virus de la indolencia y de la avidez desmedida- éstas palabras las pronunció en voz demasiado baja para ser oídas por alguno de los presentes; evidentemente estaba arrepentido de sus actos. Pues bien-continuó el eminente galeno- vamos a la parte que nos interesa, veamos…tomó el denso papelerío y comenzó a revisarlo detenidamente, consultando datos con su socio y amigo que se encontraba en el piso seis, en una importante reunión de negocios con un laboratorio alemán. Treinta minutos que parecieron horas. Todos en silencio, aún Adriano. Al cabo de ese lapso el Dr. Holmes se levantó de su silla y se dirigió a la ventana, corrió la cortina y observó detenidamente a través de la celosía de madera que impedía la visión en forma normal, debía agacharse unos centímetros o pararse en punta de pie para poder ver bien entre las maderas que conformaban la abertura. Estuvo en esa incómoda posición por unos segundos, un minuto a lo sumo, luego regresó a la silla, tomó nuevamente los papeles, se quitó las gruesa gafas y expresó con voz clara y fuerte- A mi entender podríamos intentar con fecundación asistida, sencillo y con muchas posibilidades de éxito, si ustedes se deciden, en unos días pueden volver a su hogar con el cigoto implantado, mi equipo está en condiciones de lograr eso en pocos tiempo. Aparentemente estamos ante un tipo de infertilidad idiopática, no tenemos una causa clara y determinada respecto a tu imposibilidad de quedar embarazada, por eso una solución que ha dado muy buenos resultados es la fertilización in Vitro. No es doloroso, es rápido y como les dije anteriormente posee muy buenos números( estadística) con respecto a los logros. Sólo necesitaremos que tú Franco nos brindes algo de tu simiente, y nosotros haremos el resto en el laboratorio, luego implantaremos los pre-embriones directamente en el útero de esta preciosura. Si tienen alguna duda gustoso les responderé en este momento, luego será imposible, tengo mucho trabajo que no puedo posponer ni una hora más - terminó el médico. Nadie habló, nadie preguntó nada, estaban idiotizados con la idea de ser padres; de pronto Franco, quien se caracteriza por ser más frío y pensante, quiso conocer el tiempo exacto que llevaría el procedimiento. A ver… déjame pensar un minuto… se tomaba la barbilla en un clásico gesto… mañana, no… pasado… huuuum…si, el lunes podremos realizar todo el trabajo; dime Verónica- solicitó el médico- cuando fue tu última menstruación? -El dieciocho del mes pasado- señaló categóricamente la mujer. -Perfecto- exclamó el profesional, hoy es treinta, esperaremos el ciclo normal, creo que para el lunes estarás ovulando, es mejor así, no deseamos estimular demasiado, no queremos quintillizos verdad? No bromee doctor- dijo titubeando con media sonrisa en su rostro la desconcertada mujer. No se preocupen, todo saldrá bien, ya les dije en una semana estarás en tu casa cuidando de tu señora embarazada, mi querido Franco- auguró Fréderik. Cuando terminó la consulta, todos salieron de la oficina muy contentos y esperanzados, Adriano se retrasó un poco y dialogó a solas con Holmes. Adriano- voy a ser conciso, quiero ser el padre de esa criatura, quiero que utilices mi semen para la fertilización de esos óvulos. Fréderik- estas loco, no puedo hacer eso, tarde o temprano lo sabrían, mírate, eres muy distinto a Franco. Adriano- no me importa que se enteren, cuando lo descubran será tarde y Verónica me querrá sólo a mi, a quien fue capaz de darle el hijo que siempre soñó. Fréderik- sabes que esto no funciona así, no puedo hacerme cómplice de tamaña barbaridad. Adriano- no es más que lo que planeabas con Alberto; el tema de la Copa y todo lo demás, recuerdas?, los Sudarios, que hiciste con esas telas?, no tienes escrúpulos, esto es una zoncera para un tipo como tú. Elige: o me haces padre o la cárcel, mejor un tiro entre ojo y ojo, bastardo. Fréderik- está bien, tú ganas, pero mantente callado y sin despertar sospechas; qué es lo que te pasa con esa chica? Adriano- no te interesa, haz tu trabajo y ya. El lunes temprano nos veremos, prepara todo y no falles. El hombre quedó ensimismado, agobiado por las duras amenazas propiciadas por el pragmático hombre. Volvió a su oficina y tomó asiento, esta vez en el amplio sofá destinado a visitantes, cruzó sus piernas y comenzó a meditar acerca de la decisión que tomaría, no era fácil, tampoco quería apresurarse, después de todo si no hacía lo que Adriano deseaba, el energúmeno no sabría la verdad hasta unos meses luego que el bebé nazca, así y todo era muy difícil reconocer una paternidad con sólo observar una criatura, seguramente haría un exámen de A.D.N por su cuenta con alguna excusa y lo descubriría de inmediato, debo tomar medidas de inmediato. En ese instante notó como la puerta del recinto comenzaba a abrirse muy lentamente, casi de forma imperceptible, como un capricho de las bisagras, pero no, una mano con uñas largas y rojas aparecieron empujando la puerta… -Permiso doctor- se excusó Sofía, mientras asomaba su cabeza muy resuelta, podría hablar un minuto con usted? -Señora, por supuesto, pensé que se habían ido, estaba ordenando mis pensamientos, de vez en cuando debo detenerme a pensar en como seguir- explicó banalmente el médico. -Me parece muy bien y correcta su metodología; justamente por eso necesito hablar con usted- expresó Sofía con voz desafiante. El vapuleado profesional miró extrañado a su interlocutora y se dejó caer hacia atrás en el amplio sillón apoyando su espalda en el anatómico respaldo, a la espera de alguna aclaratoria palabra. -Voy a ser directa con usted, debe conocer perfectamente su misión, es un mensaje de La hermandad- sentenció la dulce dama. El hombre no salía de su asombro, la dulce futura abuela venía a darle un ultimátum. Que mundo! -debe incorporarle la cadena de A.D.N que corresponde, ese era el trato, no existe otra posibilidad, tiene una semana. Mi hija debe ser inseminada, este es el último paso antes del regreso y usted es parte de eso, puede aún limpiar su nombre y su alma, no puede escapar a lo que está escrito- ordenó impetuosamente Sofía. -Pero..usted es la madre de esa chica…no entiendo- titubeó el hombre. - Soy la madre, y venimos preparando esto desde que nació Verónica, y la Hermandad desde casi dos mil años; tenemos una posibilidad de subsistir, la humanidad tiene la última oportunidad de tomar el camino de la salvación, únase por voluntad propia, ayúdenos y ayúdese- invitó cordialmente la increíble mujer. - Es que fui amenazado, el amigo de su hija está obligándome a poner su semen en lugar del de su marido, ese hombre está loco, me extorsiona- se quejó conmovido el galeno. -Nada será si no es lo que deba ser, comprende?, debe estar entre nosotros en nueve meses exactos desde que usted implante ese embrión, como corresponde, lo demás déjelo por nuestra cuenta. Todo saldrá como fue planeado, no existe otra opción. Dicho esto, Sofía, siempre sonriente se marchó en silencio moviendo su cartera de un lado a otro confiada del trabajo realizado. Era demasiado, estaba en la mira de todos, dos amenazas en veinte minutos, se desplomó nuevamente en el sillón, esta vez cerró la puerta con llave y apagó la luz, para decidir… y decidió. Al cabo de unos minutos, se dirigió al laboratorio y solicitó la muestra JHS-666, tenía un trabajo muy importante que hacer, no fallaría, así como su amigo dio la vida, aunque el no lo sabía, haría lo suyo, por una vez en toda su existencia no pensaría en ventajas o desventajas económicas o profesionales. No se percató el código que se le había otorgado al contenedor de la sangre de Jesús, otra paradoja, y van…Será casualidad? Nota Del Autor: Es un fenómeno generalizado entre la gente, porqué será que cuando ven o presienten el final, tratan de hacer todo lo bueno que no hicieron durante toda la vida? Es válido espiritualmente ese proceder? Lleva al perdón el arrepentirse en el último instante de la existencia o al vislumbrarlo? Es lo que Nuestro Señor desea? O prefiere una larga vida haciendo el bien y buenas obras? No es ambigua la posición de la doctrina con lo que el sentido común demanda? Posee alguna ingerencia el sentido común en las decisiones que tengan que ver con el espíritu? No es parte necesaria del libre albedrío, un derecho que nos asiste a todos los mortales? Lo que está escrito( Sagradas Escrituras) ocurrió realmente o fue elaborado por algún visionario muy capaz? Qué es lo que las personas creen en realidad? Desean el paraíso o le temen al infierno? Son dos cosas totalmente distintas. En el Juicio Final no se tendrá en cuenta comportamiento de toda una vida?, o sólo los momentos finales? El Apocalipsis se acerca, la Humanidad no soportaría el regreso del Mesías nuevamente, o si? Sería suficiente para el hombre el saber que Él ha vuelto y que ahora todo estará bien? Porqué sería distinto ahora?, somos mejores que dos mil años atrás? Actualmente, las almas están contaminadas con mil tentaciones que otrora no existían, ni siquiera imaginadas. Quizás, aprovechando la experiencia que da el conocimiento de la historia, y de la teoría del perdón, todos encontrarán el momento ideal para arrepentirse para lograr la Salvación, no me digan que debe ser sincera, va a ser sincera, en verdad queremos salvarnos. Personalmente, trataré de no ser hipócrita aunque me cueste muy caro, pero más barato que una conciencia intranquila, y diré que Dios esta equivocado, deberá enviar a su hijo mil veces (o más) para salvar a los hombres, insisto, debe cambiar el sistema, con todo respeto. Musulmanes, judíos, budistas, hindúes y seguidores de todas las demás religiones que hoy subsisten sobre la tierra aceptarán la Verdad del Hombre? Dejarán sus creencia milenarias, alguna más antiguas aún que el cristianismo y se volcarán a la salvación propuesta por el Cristo que volvió y volverá a volver? Lo redundante y repetitivo no convence a nadie. Seamos nosotros y no dejemos que nadie, nadie nos diga qué es bueno y qué es malo, el Hombre es ya mayor de edad. El problema no es Dios ni su hijo, a mi humilde entender la dificultad reside en sus representantes, pero éste es nuestro mundo y nuestro tiempo, no nos dejemos colocar inyecciones de ideas en nuestra mente privilegiada, creémoslas nosotros mismos y hagámoslas crecer, seguramente de esa forma lograremos la paz, el amor y la bonanza para nuestros hijos. Comenzó a manipular la muestra, debía tener todo listo para el lunes, depositarían la semilla en el templo de la vida en la mañana, el vientre de una mujer sería una vez más el portador de la esperanza- pensaba mientras trabajaba. Franco y su esposa aprovecharon la ocasión para pasear por la Ciudad Luz, casi cuatro días para visitar parte de los monumentos que dan vida a una de la Capitales más hermosa del mundo, su historia, su arte. El primer lugar que el matrimonio visitó fue el museo del Louvre, donde el muchacho, un buen pintor, quedó extasiado ante la belleza de un pequeño cuadro, La Gioconda de Leonardo, pintado al óleo sobre una tabla de álamo de setenta y siete por cincuenta y tres centímetros, una de las obras más famosas del mundo. Caminaron tranquilamente por toda la ciudad (la mejor manera de conocerla) recorriendo la Isla de la Ciudad, Nuestra Señora de París, El Sagrado Corazón, Montmartre (el barrio de los artistas) el Arco de Triunfo, la Plaza de La Concordia, Los Campos Elíseos, Los Inválidos y algunos edificios más, dedicándoles el tiempo que se merecen; para la noche del domingo dejarían la cena en el restaurante de la torre Eiffel, solos, la última cena siendo dos. Por el contrario, Adriano no salió de su habitación por casi tres días, con los celos carcomiendo su mente y su corazón, Sofía golpeó su puerta un par de veces pero el muchacho no contestaba; lo hizo llamar por el conserje y no daba señales de vida, era claro; preocupados todos, incluso las autoridades del hotel, abrieron la puerta y allí, tendido sobre la revuelta cama se encontraba el desdichado muchacho, muerto, con un visible orificio en su frente; más tarde, las pericias coincidieron que había sido una bala de nueve milímetros la responsable del deceso del hombre. Verónica y Franco de enteraron recién el domingo por la mañana del trágico suceso; la chica, desconsolada quiso ver el cuerpo de su amigo de toda la vida, por su parte, Franco había entablado una muy buena relación con el infortunado. Tristeza y sabor a injusticia, opacaron la alegría por la que estaban atravesando. Eran los días más felices de sus vidas. El lunes por la mañana la pareja debió asistir a la clínica a pesar del desagradable hecho acontecido el sábado por la noche; el cuerpo de Adriano se encontraba aún en el departamento forense, debido a la autopsia, las autoridades habían prometido que sería entregado a los familiares durante el transcurso de la semana. Sumamente acongojados, comprendieron que debían comenzar el procedimiento de fertilización, iba a ser muy rápido; mientras Franco iría al privado para obtener la muestra de semen necesaria para la fecundación, luego seleccionarían lo espermatozoides más aptos; a Verónica le introducirían una sonda ecográfica asistida con una aguja encargada de la captación de los óvulos, el equipo médico convino en administrarle anestesia general, aunque suave, para evitar algún tipo de movimiento de la paciente y lograr más rapidez en el accionar. Entre la preparación de todo el material, la extracción en sí, calculada entre veinte y cuarenta minutos, de acuerdo a la cantidad de folículos que sean necesarios explorar y el obligado reposo, no muy extenso, estimaban demorar alrededor de una hora. Se adicionarían unos cien mil espermatozoides por cada óvulo extraído, eso demandaría casi seis horas de trabajo en el laboratorio. El propio Fréderik vino a la habitación para comunicarle que todo había resultado perfecto. Pueden irse, luego de la unión necesitaremos entre veinticuatro y cuarenta ocho horas para que se produzcan la divisiones, entre dos y ocho células, cuando obtengamos eso te llamaremos para el traspaso a tu útero, tampoco es doloroso e inclusive es más rápido que la extracción, ahora sí, si todo sale como es debido en dos días estarás oficialmente embarazada. Los esposos estaban muy felices, pero no lograban evitar el recuerdo de la reciente desaparición; Franco le comentó a Holmes la suerte corrida por Adriano, sorprendiéndolo verdaderamente. Fréderik -No lo puedo creer- expresó, mientras pensaba si tenía algo que ver con su caso. Franco- lo hallaron asesinado el sábado por la noche, pero el hecho acaeció cerca del mediodía; nosotros nos encontrábamos paseando mientras el moría. Es horrible, sollozó. La chica lloraba en forma contenida, tratando de no caer nuevamente en un llanto desconsolado. Sofía apareció como acostumbraba, abriendo lentamente la puerta y pidiendo tímidamente permiso- pensé que me avisarías la hora en que vendrías- reclamó la mujer- buenos días doctor Holmes- agregó con un movimiento de su cabeza. Verónica- ya está hecho mamá, el doctor dice que todo salió muy bien, en dos días me los transferirán a mi útero, es maravilloso- explicó en forma entrecortada a instancias del llanto persistente. Sofía- le agradezco doctor, espero que haya hecho todo como debía- expresó con claro doble sentido para el galeno. Fréderik- por supuesto señora, su nieto será un ángel- respondió en el mismo tono que la inquietante mujer. Verónica- madre! Creo que no es forma de hablarle al doctor, estoy segura que ha hecho lo imposible. Fréderik- no la retes a tu madre, rió el médico- está ansiosa. Le aseguro Sofía que todo, todo, repitió mirándola firmemente a los ojos si pestañar, ha sido hecho como corresponde. Franco- mi amor, tu ve al hotel y descansa, yo iré a la dependencia del forense. Sofía irá contigo. Saludó y se retiró presuroso. Mientras la chica se ponía presentable, Sofía y Holmes aclararon lo que quedaba por decir. Holmes-quién eliminó al muchacho?. Has sido tú? Sofía- no, no he llegado a eso… aún, sin duda fueron los Hermanos. Holmes- quienquiera que haya sido, me quitaron un peso de encima. Sofía-asegúrame que colocaste su A.D.N. en la muestra!- exigió la airada mujer. Holmes- lo hice, lo hice, te aseguro que fue el mejor y más cuidadoso trabajo de mi carrera-aseguró el hombre, cansado de dar explicaciones. Sofía- eso espero, los Hermanos estarán siempre cerca, recuérdalo- sentenció amenazante. Dicho esto se ingresó a la habitación para ayudar a su querida hija, quien ya se encontraba lista y esperándola para dirigirse al hotel. En el taxi, la madre iba aconsejando a la chica acerca de cómo debería llevar adelante su embarazo, definitivamente conocía mucho sobre el tema, los consejos parecían dados por un profesional de la medicina y no por una futura abuela que sólo contaba con la experiencia de un embarazo. El chofer del auto de alquiler observaba en silencio la escena y oía la calidad de las explicaciones de la mujer, acomodaba su espejo permanentemente. Sofía notó el constante ademán y prestó atención a los anteojos del conductor, negros muy intensos. Trató de observar detrás de los mismos, pero no lo logró; descartó lo que pensaba, no podía ser, eso estaba acabado. O no?, de inmediato hizo detener el auto con una estúpida excusa e hizo bajar a su hija del mismo muy presurosa. Con total obediencia, el hombre estacionó delicadamente el vehículo y en silencio aguardó que se le abone el importe del marcador. En primer término descendió la chica y al momento del turno de la dama de edad, mientras recibía el cambio, el atento caballero levantó unos centímetros las gafas dejando apenas notar un brillo rojo en sus ojos. Lo sabía- pensó Sofía, cerrando con mucha fuerza la puerta, demasiada.-Qué revista deseabas comprar?- preguntó con duda Verónica. -No, ninguna, ahora recuerdo que mañana sale a la venta, tomemos otro auto- ordenó minimizando el episodio. Cuando el taxi se detuvo, la mujer observó la cara del conductor como primera medida, habiéndose asegurado que no portaba gafas, ingresaron al automóvil y se acomodaron para terminar el viaje hacia el hotel, al cual arribaron sin novedad. Media hora después, llegó Franco con las novedades, el cuerpo de Adriano sería enviado el fin de semana directamente a Roma, donde debía ser reclamado por sus familiares; en realidad desconocían si su amigo contaba con alguien más que sus padres, quienes habían fallecido en un accidente hacía unos diez años, sabían que hermano no tuvo, quizás algún primo o tío, pero la pareja no estaba al tanto, es por eso que, una vez realizada la transferencia embrionaria volverían inmediatamente a Roma para hacerse cargo del féretro, y brindarle un sepelio digno en caso que ningún familiar lo reclame. Los jóvenes decidieron almorzar en el hotel y quedarse en la habitación hasta la hora de la cena, sobretodo para que Verónica descanse y repose, como precaución. Sofía, en cambio, realizó una llamada y se encontró para almorzar con sus hermanos, John, Mike y el recién llegado Richard, quién residía permanentemente en Estados Unidos. El brazo americano de La Hermandad. Mike- te presento a Richard, es nuestro hombre en Nueva York, hace años que está con nosotros en la organización. Sofía- mucho gusto Richard, a tus órdenes- ofreció amablemente la señora. Richard- le agradezco, pero yo… estoy a sus órdenes. Mike- no se preocupen, a mis órdenes- bromeó, todos sabemos cuales son nuestras órdenes y propósitos, estamos en la recta final, el desenlace se avecina, luego del nacimiento deberemos acercarnos aún más a la Familia, sabes tú Richard que Sofía es la madre de la Elegida, tendremos total acceso al desarrollo de la criatura y podremos monitorear sus actividades y también guiarlo en las distintas etapas hasta que se produzca la Revelación. Tendremos especial cuidado con la madre, aún no sabemos si será Anunciada, eso es total potestad del Padre, en caso que no sea así deberemos mantenerla al margen de la verdad hasta que llegue la hora; pero si Gabriel se presenta, ella tendrá entonces toda la responsabilidad y será así el adalid del grupo. Sofía- todo saldrá bien, el Hijo del Hombre estará entre nosotros nuevamente, en este mundo tan distinto, cómo se escribirá la nueva historia? John- seguramente- afirmó convencido el pelilargo sajón. Cambiando totalmente el tono de la conversación, Sofía inquirió repentinamente a los hermanos sobre la muerte de Adriano, endilgándole directamente el asesinato del muchacho a lo hermanos. Sofía- hacía falta eliminar a Adriano? John- no hemos sido nosotros, supusimos que era inestable pero incapaz de atentar contra alguien; por eso dejamos de vigilarlo, pobre diablo, si hubiéramos estado observándolo estaría vivo- aseguró con firmeza. Sofía- hummm… entonces…alguien que esté relacionado con todo esto, no creo que sea un crimen fortuito- coligió la activa y detectivesca dama. John- deberemos investigar, si es así el plan puede estar en peligro-concluyó el hombre. Sofía- un momento, esta mañana al regresar de la cínica noté algo raro en el taxista, en realidad estaba estacionado en actitud de espera, usaba unos anteojos negros muy oscuros; me pareció notar un brillo rojizo que me intranquilizó. Al fin de cuentas el hombre no hizo nada sospechoso salvo molestarle el sol. Pero algo no estaba bien. Puedo sentirlo. Es posible que esos malignos seres hayan quedado vagando por este mundo sin la presencia del ominoso guía?- demandó preocupada. Me resulta extraño que un hombre de acción como Adriano haya sido sorprendido de esa forma, sin reaccionar, según tengo entendido estaba dormido, quizás lo drogaron, en la comida o en el vino. Estaba bebiendo demasiado en los últimos días. Tal vez estaba borracho. Deberán averiguar, yo debo quedarme con mi hija, sobretodo luego de estas hipótesis. John- pero… porqué él? Debe ser un aviso, podrían haber asesinado a cualquiera; o por conocer que era un hombre avezado en defensa personal, lo eliminaron primero a él, los demás son indefensas e inocentes víctimas. Mike- déjame a mí. Yo investigaré- se ofreció el grandote. -acompáñame Richard, tu conoces bien esto- solicitó el rubio. John- okay, Sofía, puedo ver a Verónica? Quiero estar cerca de ella, necesito estar tranquilo. Sofía- por supuesto, así estaremos todos tranquilos. Todo se había transformado en una investigación casi policial, unos por un lado, otros de custodia; los protagonistas no tenían ni idea de lo que ocurría. Siempre es así. Cuando regresaron al hotel, Franco saludó a John muy amablemente, hacía largo tiempo que no se veían, estaba realmente contento de verlo, pero sorprendido de verlo llegar junto a su suegra. Sofía- nos encontramos en el lobby y subimos juntos. Sin embargo, algo cruzó por su cabeza, todo le cerró súbitamente; el asesinato de Adriano, la presencia de los hermanos, la falta de colaboración de La Sûreté, como antiguamente se denominaba, actualmente avocada a otros tipos de delito, conformaron un escenario que no era del agrado del pintor. Franco- es increíble lo sucedido con Adriano, ustedes se enteraron? John- acaba de darme la noticia Sofía mientras subíamos a la habitación. Era un muchacho que no tenía problemas con nadie- fingió. Franco- no tendrá algo que ver Skull? John- no, no molestará por muchos años-sentenció firmemente, pero…ahora que lo dices, quizás algunos de sus secuaces puedan estar haciendo de las suyas sin su guía; creo que eso en aún peor, finalizó intentando parecer que recién lo pensaba, haciéndose el desentendido. Sofía lo miró seria, pensando en lo bueno que era para la actuación, Franco asentía con la cabeza, no sería conveniente que sospechara lo que estaría ocurriendo. Verónica salió envuelta en una bata rosa Dior, con un hermoso aplique a la altura del corazón, con su cabello todavía húmedo y descalza; adoraba desde niña pasearse sin zapatos por la casa, incluso en una ocasión salió a la calle de esa forma, el resultado: una gripe que casi culmina en una neumonía. Franco ofreció llamar al servicio de habitación invitando a sus visitas con algo para beber, pero nadie aceptó, excepto Verónica- pídeme un café doble, por favor- solicitó. Cosa muy rara en ella, si bien bebía café, nunca lo hacía en grandes cantidades, generalmente dejaba la mitad en la taza. El potencial embarazo de la chica fue tema central, así lo llamaba el futuro papá, no quería asegurar nada hasta tener la confirmación. Cuando el servicio tocó a la puerta con el café y no antes, el muchacho reaccionó objetándole la cantidad- debería dejar el café, dicen que no es bueno para las embarazadas- resaltó con voz seria el joven. Verónica- aún no estoy encinta, debe ser un pre-antojo –rió la chica y la siguieron todos. El Elegido no tuvo más remedio que unirse a la sonata de carcajadas. Luego de casi media hora de coloquio, John se despidió diciendo que tendría que retornar varias veces al hotel porque tenía un negocio pendiente con la firma propietaria, para justificarse, ya que estaría merodeando por el lugar y las cercanías haciendo su trabajo: vigilar y custodiar a Verónica. Ya había tenido un sobresalto cuando Sofía lo llamó para ponerlo al tanto de lo ocurrido con el taxista. Debería encargarse personalmente, le guste o no le resulte agradable a la señora. Sofía se retiró con el muchacho alegando ir a su habitación a descansar, pero bajó con quien había subido, deberían ponerse de acuerdo con lo que vendría, sobretodo si lo de estos engendros es cierto. John- Podrían haber quedado atrapados en esta dimensión sin saber como regresar, y supongo que es muy probable que intenten continuar con el plan que originalmente trataron de utilizar. Sofía- eso sería terrible, como los hallaremos? Que pretenden? John- por ahora debemos esperar, no te distraigas mujer. Sólo restan dos días y retornarán a su hogar, ahí estarán más seguros. La mujer afirmó y se despidieron con un amistoso beso en la mejilla. Y por fin llegó el tan ansiado viernes, todo había transcurrido con total normalidad, los ánimos se encontraban distendidos y todo estaba propuesto para el traspaso a útero. No estaba previsto muy temprano, diez y media de la mañana, - si Dios quiere todo habrá terminado para el mediodía- exclamó Franco. Si. Dios quiere. Minutos antes de ingresar a la sala especialmente diseñada, un llamado de Enzo dio ánimo a Verónica, quien se encontraba en un estado de tensión manifiesta, el escuchar su voz calma, segura y hasta paternal trajo sosiego a su sistema límbico, relajándola. Todo el proceso tomó apenas treinta minutos, holmes aconsejó una hora más de reposo que en otras ocasiones, nadie comentó nada - prevención -pensó él, contento de haber cumplido su parte del trato. Fréderik- esta noche, si así lo desean, pueden retornar a sus hogares. Una oleada de felicidad arrastró a la pareja a la más feliz de las playas, ahora sí se sentían completos, serían padres. De retorno al hotel, en un taxi elegido por Sofía, iban repitiendo nombres para varones y para nenas, cosa que no habían hecho hasta el momento. La chica se quedó en el lecho hasta la hora de la partida, el vuelo de las veinte y treinta. Con tiempo suficiente, se dirigieron al aeropuerto, sin novedades, a escasos cincuenta metros los seguían los Hermanos; increíblemente todo resultó exacto, minutos y segundos parecían cronometrados y controlados por una fuerza superior, a la hora exacta el boeing se elevaba ágil sobre la gran pista desgarrando el entorno con el estruendo de sus turbinas. Todo el camino, Verónica fue observando el asiento donde el fantasma de su amigo Adriano se acomodó acompañando al amor de su vida; una mezcla de tristeza, nostalgia y la componente de alegría por lo logrado por el equipo médico dotaban a la preciosa chica de un rostro inolvidable; mirando a través de la ventanilla, tratando de discernir algún contorno sobre la tierra, su reflejo retornaba a los ojos de su esposo, extasiados de belleza, quien mantenía su vista en la pensativa niña, melancólica mujer. El descenso fue tan auspicioso como la partida; los padres de Franco aguardaban la llegada de su hijo y su esposa y para ellos, su nieto ya era una realidad. Luego de haber perdido un hijo, tomaron al próximo Crovatto como tal, ignorando el destino de esa criatura. Mientras, le brindarían todo el amor, cariño y contención con que todos los niños deberían contar durante el transcurso de ese período de la vida en que el hombre es indefenso, inocente y leal, para luego transformarse en todo lo contrario (siempre hay honrosas excepciones). Por qué dejamos que nuestros hijos soporten el desdén de los gobiernos, hambre, desolación, inseguridades, malos tratos y todo tipo de necesidades? No dejemos, aunque sean los hijos de un cuidador de ganado en Guinea, que los retoños de la humanidad sufran. Sabemos perfectamente que si quitamos los brotes nuevos de un gigantesco árbol, a pesar de su tamaño, éste termina secándose; es cierto, pasarán muchos, muchos años, pero el previsible fin llegará de todos modos. Olvidemos lo que se ha hecho hasta ahora y pequemos de adivinos, vislumbremos un futuro mejor, construyámoslo, prioricemos a la gente, a la niñez. Entre todos se puede, no permitamos que el plan de conseguir una raza mejor se lleve a cabo, el nazismo aún persiste, eliminando a todos los de bajos recursos y razas que integran ese sector a nivel mundial. Porqué permitimos de nuestros gobiernos esta indolencia? cuáles son las prioridades de la humanidad? Porqué un representante del pueblo, un Senador por ejemplo, requiere firmas para iniciar algo que la gente necesita, o no conocen la realidad? cuando se darán cuenta los gobernantes, sean del nivel que sean que están al servicio de la población y no a la inversa, tarde o temprano hay que hacérselos saber. El aeropuerto se encontraba sobrepoblado esa noche, demasiada gente recorriendo los distintos sectores del ampuloso edificio como hormigas desorientadas luego que alguna dañina presencia pisoteara su hormiguero; en eso pensaba Carlo, mientras observaba a su hijo ingresar al hall. Muy contento de ver a su familia, el ya veterano hombre abrazó y besó a su hijo como nunca, lo mismo hizo con su nuera; se contuvo un poco con su consuegra, manteniendo la cordialidad, la suya siempre fue una relación amena; Sofía siempre ha sido una persona muy correcta. A partir de ese día, la relación se estrecharía cada vez más, el nieto uniría a la familia y generaría una nueva etapa en sus vidas; vaya si lo haría. Carlo comenzó llevándolos a todos a su casa a compartir una familiar cena de bienvenida, el festejo no podía ser completo debido al deceso repentino e inesperado de Adriano. El retorno desde Fiumicino se hizo corto debido a la intensa y divertida conversación dentro del coche. La cena en la residencia Crovatto fue reducida en tiempo, Verónica necesitaba descansar y a decir verdad todos estaban cansados del viaje pero más aún de la estadía ajetreada que mantuvieron en Francia; a los postres comenzaron los primeros indicios de sueño, quizás al distenderse, al sentirse más tranquilos sus organismos pudieron demostrar la necesidad del descanso. Nadie probó el café, decidieron partir cada uno hacia sus hogares; una buena y necesaria velada, amalgamó la familia y preparó el terreno para lo que vendría. Esa noche, una vez en la cama, los esposos comenzaron a recordar su vida en común; cómo se conocieron, dónde, su primera salida como novios; un poco como prolegómeno de la historia que vivirían juntos de ahora en más, los tres y porqué no alguien más, la chica siempre quiso contar con la “parejita”. El sueño los sorprendió abrazados y así ingresaron a ese mundo de fantasía donde el inconsciente se mete en las vidas de las personas, algunas veces para bien y otras… Un nuevo episodio de gritos y llantos provocó el sobresalto de Franco, Verónica comenzó con sacudones de sus piernas y torso, espasmos rítmicos que hicieron sospechar al muchacho que se trataban de convulsiones. Se mantuvieron por escasos segundos y la chica se despertó con un grito: Nooooooooooo!!! Aunque más corta que la pesadilla anterior, fue más traumática y violenta, una explosión de los nervios, Morfeo seguía divirtiéndose con el pesar de las personas. Franco- está bien mi amor, ya pasó, todo está bien, estoy contigo- musitó su marido serenamente a los oídos de la mujer. Aún con los párpados caídos, la chica continuaba murmurando muy suavemente: mi hijo, mi hijo… De pronto la débil luz de su velador ingresó furtivamente en su retina, enseñándole una borrosa imagen de su esposo sentado a su lado, digamos mejor, casi recostado encima, abrazándola para transmitirle seguridad. De a poco fue reaccionando hasta llegar a un estado de lucidez en que comprendió el hecho ocurrido; más calma trató de explicar a Franco el sueño, o la pesadilla. Lo siento mi amor, no se porqué tengo estas pesadillas, todo está tan bien encaminado- será por la muerte de Adriano?- preguntó triste la chica. No, es la tensión nerviosa acumulada en estos últimos días y tiene que ver con el trastorno de idas y vueltas con médicos, laboratorios y demás para lograr lo más hermoso que pudiste haber hecho: nuestro hijo, estoy seguro que será un varón con fuerte carácter- afirmó seguro el Elegido. Es que había una luz, una enceguecedora claridad que me impedía ver a mi hijo, estaba tan cerca y no lo podía ver; de pronto la oscuridad total, yo sentía que él estaba ahí, estiraba mi brazo y no, nada, corría, corría a ciegas buscándolo, cuando un solo haz que provenía del cielo me mostraba exactamente el lugar donde se hallaba el bebé; con su carita me decía que todo estaba bien, que ni me preocupe, pero yo deseaba tenerlo a mi lado, abrazado; luego comenzaron a acercarse todos, mamá, tú, tus padres, Stéfano, Alberto, tus rubios amigos, los médicos de París y hasta Adriano, entonces llegó lomas curioso: Enzo se acercaba y me decía que no me preocupe- Descuida Madre, estará contigo, con todos y con sus espíritus- me calmó la voz de mi amigo. Luego, logré abrir mis ojos y estabas tú, siempre estás, te amo –finalizó la chica sucumbiendo al llanto nuevamente. En la mañana, luego que Franco saliera hacia la empresa, el timbre de la calle volvió con su cotidiano rezongar, acompañaba su rutina matinal y ella lo tomaba como que el sonoro aparato se quejaba de molestarla cada veinte minutos sonado sin ganas, eso le provocaba risa y no enojo con cada ring. Abrió la puerta sonriente, culpa de su amigo el timbre, y halló parado en su entrada al doctor Enzo Cardinale más sonriente aún. Lo invitó a entrar inmediatamente. Verónica- qué sorpresa hermosa me has dado! Enzo-quería asegurarme personalmente de tu excelente estado. Verónica- me siento muy bien en realidad- agacho la cabeza y continuó- desea un café? Enzo – qué ocurre? Por qué te pones así? Verónica- así cómo? Enzo- pareces agobiada por algo, chiquita. Verónica- no, no es nada. Le traigo café?- insistió para cortar el tema. El médico asintió, la joven mujer se dispuso a ir hacia la cocina para traer la infusión, pero el hombre la tomó de un brazo suavemente y le solicitó que se siente. Verónica- que pasa Enzo? Demandó preocupada. Enzo- es por el sueño? La chica trató de enfocar mejor la cara del hombre; notaba un cambio en su rostro, ostensiblemente más joven, estirando el cuello hacia delante y arrugando el ceño para ver mejor, como forzando a sus cristalinos a que se acomoden y realicen su trabajo. Enzo- Verónica! Por qué me miras así? Verónica- pareces mas joven, qué te has hecho? Qué sueño?- volvió a preguntar. Enzo- tu sueño de anoche, con tu bebé. Verónica- cómo sabes eso? Enzo- sólo lo sé, no debes temer, todo estará como Dios manda- afirmó. Verónica- como lo sabes? Ah, es un juego con Franco para tranquilizarme. Es eso no? Enzo-no chiquita, Franco no me llamó, Dios me llamó. Verónica- no te comprendo, qué te ocurre Enzo? Enzo- no te asustes, fui enviado nuevamente para la Revelación. Verónica- no entiendo que pasa, usted no es Enzo, quién es usted? Enzo- muchos nombres he tenido, Gabriel, Roland, ahora Enzo, pero una sola misión, mi pequeña, servir a Dios. Estoy a tu lado y de tu madre desde que naciste, te he cuidado y te he curado personalmente, Tú serás la madre del Salvador, Tú serás la madre del Hombre y del Dios, el hijo de Nuestro Señor volverá a la tierra y de tu vientre nacerá. Está dicho. La anonadada mujer escuchaba sin poder hablar, sólo miraba al Arcángel sin moverse, cuando un torrente de blanca y pura luz acarició su espíritu y su corazón, como una lanza divina inundó de regocijo su alma y su mente, allí entendió, Enzo se incorporó y con un beso en la frente se despidió- sólo llámame- con el nombre que desees- llámame. En un torbellino de claridad y brillo Enzo se disgregó y se elevó delante de la mirada perpleja de la Madre. Dios mío, yo no merezco esto- fue la primera frase que pronunció la bienaventurada mujer. Dicho esto se desmayó. Cuando despertó, estaba en su cama, eran cerca de las tres de la tarde- nunca dormí tanto pensó, y recordó vagamente el sueño con Enzo y las luces. Fue un sueño?- parecía tan real- pensaba. Se puso de pie presurosa para llamar a su madre y contarle el sueño más vívido que tuvo en su vida, pero su amigo se adelantó con su ring característico, no pudo evitar la sonrisa por lo loca que estaba. Sofía la esperaba con algunos productos de panadería artesanal, como ella prefería, sin demasiados aditivos químicos, y más aún ahora que daría a luz. Mamá!, pasa- invitó la chica. Hija, que bien estás! Me sorprendes con un semblante tan rozagante- traje algo para el té- acotó la señora, ofreciendo el paquete levantándolo a la altura del hombro. Verónica- debo contarte algo increíble que me sucedió… o soñé- comentó. Sofía -cuéntame querida, cuéntame- insistió la experimentada mujer. Mientras Verónica narraba su “sueño”, la madre la miraba con devoción, conociendo ya la verdad, no fue un sueño. Casi en el final de la narración, Sofía la detuvo, tomó sus manos entre las suyas, se acercó y besó su frente. Verónica trató de continuar con el relato pero volvió a detenerla, esta vez le dijo- no fue un sueño querida, eso fue real, yo desconocía quién era en realidad Enzo, pero lo sospechaba por un comentario de Fréderik, conozco bien la historia, chiquita. Verónica- pero entonces… Sofía- si, es una larga historia, pero todo es debido al plan de Dios, somos instrumentos de Su deseo y Su voluntad, hija mía, eres afortunada con esta elección. Tu hijo, mi nieto, será el Mesías. Verónica- pero por qué yo, por qué el honor de ser la madre de… Jesús, se llamará Jesús? Debo llamarlo así?- preguntó inocente la afortunada. Sofía- tú eres la Madre, tú eliges el nombre. Verónica- tengo tantas dudas; tiene algo que ver la fecundación a que me expuse? No puedo compararme con María, ella era virgen y yo… Sofía- eres virgen de alma y espíritu y eres dueña de un corazón puro, tal como era María, muchas cosas que Dios hizo, el hombre las cambió, para eso es que Él vuelve, reenseñará al hombre a vivir de acuerdo con el alma, la Humanidad debe lograr la Comunión de Cuerpo y Espíritu nuevamente. Verónica- Franco, tengo que decirle a Franco, debe enterarse de esto en forma urgente. Lo entenderá? Sofía- por supuesto que si, es un hombre de fe. Verónica- lo llamaré por teléfono a la oficina, debe saberlo. Sofía- ten paciencia, díselo personalmente, no puede haber nada más importante en la vida de ambos que esto. Verónica- pero…que pasará con mis otros hijos? Podré tener otros, no? Sofía- no te preocupes, tendrás, si quieres, otros hijos. El proceso que se llevó a cabo para lograr tu embarazo no influirá en los próximos. Verónica- cómo es que tú conoces tanto de esta historia? Dime. Sofía- te contaré todo desde el principio, verás que la fe y el amor siempre triunfan. Esto es un sueño echo realidad, siento que es demasiado, imagino cómo debes sentirte tú. Todo comenzó hace treinta años… El fatigado hombre llegó a su casa luego de un día de trabajo extrañamente caluroso, agobiado por deudas y por la falta de trabajo de su otrora bien encaminada empresa constructora. Diversas inversiones equivocadas en negocios desconocidos para él y con personas de mal vivir pero presentadas por amigos; lo que daba un marco de confianza para esquilmar su no tan cuantioso capital, hicieron que poco a poco pierda el buen pasar primero y sus inmuebles luego. Su muy bella esposa, Sofía, con casi treinta años se encontraba desconsolada por la realidad económica de su matrimonio, para colmo de males habían perdido a su primer hijo dos meses antes de nacer, la desdicha era total. Mássimo era el nombre del laborioso esposo, de familia muy humilde y numerosa, campesinos de la isla de Cerdegna; necesitaban recursos rápidamente, es por eso que con dos de sus hermanos decidieron ir al continente para trabajar en lo que más conocían , la construcción. En la Isla eran muy conocidos por las edificaciones que habían realizado, pero la depresión económica por aquellos años los llevó a tomar la decisión. Sus padres, hermanas y los dos hermanos más pequeños se quedaron para mantener la pequeña porción de tierra de la familia y que no podían ni deseaban abandonar. Inmediatamente después de casarse, el trabajo constante en la gran ciudad de Roma, le permitió a los jóvenes esposos la posibilidad de construir su primera casa, la pequeña empresa constructora era ahora propiedad exclusiva de Mássimo, ya que sus hermanos habían decidido que en el sur les iría aún mejor, dejando a su hermano mayor con su flamante esposa y con su testarudez, atributo que según la familia caracterizaba al muchacho desde que era un niño y no hallaban la forma de hacerlo bañar. Los primeros dos años del matrimonio fueron fantásticos; a mediados del segundo Sofía queda embarazada, todo iba bien, una pareja plena, pero cerca de fin de año, Sofía comienza con pérdidas, pequeñas hemorragias esporádicas que para fines de enero se hicieron más voluminosas y culminaron con el desprendimiento espontáneo de la incipiente vida, la desazón y la desesperanza atraparon a la familia; no es fácil sobrellevar una pérdida tal, el daño anímico, sicológico, marcó sus días en forma determinante; la mujer no encontraba razón para su existencia; el hombre, que sufría a la par de su pareja y la comprendía bajó los brazos, en todo sentido, generando el comienzo del fin, todo se vislumbraba oscuro, sombrío, sólo algo muy significativo los podría acercar a la senda de la vida nuevamente. La joven siempre fue una religiosa practicante, católica como su familia, amaba a Jesús por sobre todo y realmente veía su imagen en todos los que sufrían de alguna manera; así era ella. La devoción hacia el Maestro la llevó a apuntalarse en su figura, asistía a la iglesia mañana y tarde, se arrodillaba en el primer banco frente al altar y rezaba a Jesús por horas, poco a poco comenzó a obviar a los sacerdotes hasta desestimar todo encuentro y diálogo con ellos; se había convertido en una autoexcluída, una paria de la religión, nadie podría ayudarla, sólo Él. La relación de pareja, por supuesto, mellada por la hiriente realidad en que ambos sobrevivían día a día, casi sin verse en el hogar, sin compartir nada que no sea dolor y pesar; se encontraba en una situación que terrenalmente no tenía retorno, la desconsolada y ferviente creyente no había atentado contra su vida sólo por su verdadera convicción en la doctrina religiosa, pero muchas veces pasó por su castigada mente la idea de quitarse la vida. También Mássimo se encontraba en esa situación, abrumado y rendido por el castigo divino, como el repetía constantemente, había concebido la misma idea se suicidio que su esposa, casi no había diálogo entre ellos pero la fe y la fortaleza espiritual de la mujer cambiaron el rumbo de la historia, sin lugar a dudas fue por ella que ésta historia comenzó. Si bien el sacerdote encargado de la iglesia, el Padre Pedro, a la que ella asistía diariamente la conocía por haber sido una de las incondicionales asistentes a sus sermones dominicales, no interfirió en el extenso proceso espiritual de Sofía, quizás conociendo la Verdad, o por sentido común, dejando a la mujer con su duelo en las manos de Dios. Nunca sabremos esa parte de nuestra historia, me inclino por la primera hipótesis. El cura nunca se acercó a la mujer, sólo la saludaba desde la puerta que daba a la sacristía, sin hacer valer sus hábitos, sin tratar de consolarla o de pronunciar alguna palabra de aliento; por eso, el alejamiento que se produjo entre la mujer y su iglesia fue generado en parte por este sacerdote, ex profeso creo yo. Cierto sábado por la tarde, casi noche de crudo invierno, mientras Sofía le dedicaba una de sus maratónicas oraciones al Señor, dos hombres, esbeltos y acicalados ingresaron silenciosamente por la puerta lateral que comunicaba al exterior pero que era utilizada únicamente por el párroco y sus ayudantes, el hecho llamó la atención de la señora que apenas levantó la cabeza al notar la presencia y continuó desinteresadamente con su oración. El misterioso dúo pasó por delante del modesto altar y se dirigió directamente hacia el lugar donde se encontraba la castigada feligresa, ubicándose en el asiento que se encontraba detrás de ella. Con contundente voz, clara y segura, uno de los visitantes le habló desde atrás- Sofía, tenemos algo que comunicarte- espetó el ignoto. La mujer, lejos de sorprenderse, giró la cabeza casi a cuarenta y cinco grados hacia la izquierda y respondió tomándose su tiempo para hacerlo- quién los envía? Imbuida de celestial conocimiento, había presentido la presencia de los emisarios antes que ingresaran al sagrado recinto, y sabía quién los enviaba; mejor sería decir que ansiaba que los envíe Él. - Pertenecemos a La Hermandad de los Custodios, señora, yo soy John Haraldson y el es Mike Siggardson, por ahora encargados de la organización- explicó el fornido caballero de impecable traje. Mike- venimos por nuestra cuenta- aclaró. Sofía- qué necesitan, caballeros?- solicitó . Mike- deseamos que sea parte de nuestro grupo, podríamos ayudarla en el difícil momento por el que está atravesando- explicó. Sofía- por qué yo? Cuál es su actividad? John- sabemos que usted es una verdadera creyente, si nos acompaña podremos explicarle nuestra labor- aclaró. Sofía- por supuesto- dijo segura. Su espíritu esta conmigo, lo sabía-pensó. Salieron del templo bajo la mirada atenta del Padre Pedro, quien al verlos alejarse juntos dibujó una mueca en su rostro adusto e inexpresivo que parecía casi una sonrisa, giró sobre sus talones y regresó a su puesto ordenando las Hostias para la misa del otro día. Se dirigieron hacia un antiguo pero funcional edificio en las cercanías de la Ciudad del Vaticano, un lugar muy selecto, donde las propiedades son prácticamente inalcanzables, si no son posesiones familiares es muy difícil acceder a alguna de ellas. Con un trabajado y amplio frontispicio, la construcción denotaba un cuidado extremo, coherente con la presencia de los rubios hombres. Sofía ingresó confiada al interior, en medio de los dos; el primero guiaba y el segundo, por cortesía, se colocó detrás de la dama; subieron una escalera bastante empinada, hasta el segundo nivel, el más alto. Todo el piso conformaba un solo estar, con pequeños desniveles que hacían de separaciones entre ambientes inexistentes e indeseados; disfrutaban de ese lugar tan claro y amplio, totalmente alfombrado y con un mobiliario también antiguo pero modesto, sólo lo necesario. La muchacha se sintió cómoda inmediatamente y se relajó, tomó asiento luego que se lo ofrecieron cortésmente con vocablos en desuso y ademanes, como en otro tiempo, como en épocas anteriores, sonrió al verlos gesticular de esa forma, pero no emitió palabra. Los hombres iniciaron el desarrollo de la idea que la había llevado hasta allí. Comenzaron, por supuesto con la historia del hoy San José de Arimatea, por quien la chica sentía una simpatía especial por haber sido quien proveyó a Jesús del lugar para su sepulcro, dentro de los límites de su propiedad, reclamando luego valientemente su cuerpo ante las autoridades romanas; lo que le costó posteriormente un tiempo privado de su libertad. Relataron, con muchos detalles, la última cena del Maestro con sus discípulos, resaltando la preocupación reinante en esa reunión; la despedida y las indicaciones secretas que les prodigó a sus fieles seguidores, muy específicas, explicándole que luego ampliarían los datos relacionados con ellas. Continuaron con la solicitud que el Mesías hizo a José: obtener su sangre viva estando en la cruz y llevarla en un peligroso periplo hasta La Colina Del Sol. Hacer conocer su palabra por esas lejanas tierras y por sobre todo, crear la Hermandad, que serían los encargados de regresar al Cristo a la vida terrenal en su segundo intento por salvar a la humanidad. Todo, todos los pormenores se encontraban en un hato de documentos escritos, según explicaban los hermanos, por el puño de José; éstos fueron entregados en la manos de sus antepasados, Harald y Siggard, quienes fueron los originarios integrantes de la cofradía y deberían mantener la Orden en funcionamiento hasta el regreso y ocuparse que todo lo establecido se cumpla, por cualquier medio. La confianza de José en éstos hombre se debe a que lucharon contra el Mal junto a él con sólo sus espadas y sus valientes corazones, fiándose de lo que él creía sin saber más de lo que el viajero les había narrado durante el complicado itinerario recorrido. John- éstos son los escritos de los que he estado hablándole, indicándole un saco de cuero muy rústico, hace casi dos mil años que están en poder de la Hermandad…tu nombre está escrito en ellos…y el de tu hija también. La expresión de la cara de la mujer cambió por completo, su ceño insinuó las pocas arrugas que poseía la joven y con voz aguda y airada expresó- no me imaginaba que esto era algo de tan mal gusto, quién los envía, por qué me hacen esto? Mike- cálmese, sabemos lo que ha sufrido, pero está escrito, está claramente expreso el nombre de ambas en el Legado de Jesús. Conocedor de lo que vendría separó el conocimiento en dos, por un lado los llamados Antiguo y Nuevo Testamento, conocidos desde un principio y estas escrituras, que mantuvimos y mantendremos en secreto hasta que el nuevo Mesías llegue. A través de ellas la humanidad sabrá que Él ha regresado; que en algún lugar de este mundo se encuentra la Salvación, les dará la oportunidad de comenzar a repensar sus actos y sus vidas, una nueva esperanza generadora de fe llegará al corazón de todos los habitantes de la Tierra, dándoles tiempo de prepararse para recibirlo. Sofía, usted y su descendencia han sido elegidos para llevar a cabo El Plan, sabemos que lo entenderá. Verónica, su hija, nacerá a fines del año que viene, no podemos precisar el día exacto, no lo ubicamos en las escrituras, pero seguiremos intentándolo. Sofía creyó, confió y se unió con fervor al grupo de los hermanos para siempre. Desde ese día, la relación con su esposo fue cambiando para volver a ser la que fue, y mejor aún. Y efectivamente el treinta y uno de diciembre del año siguiente nació una hermosa criatura, a quien llamó Verónica, coronando la felicidad total de la pareja. Sofía- como verás querida, esta es una historia de amor. Debo pedirte disculpas por no haberte contado la verdad desde un principio, pero debía seguir con lo estipulado. Y no te preocupes por tu esposo, te aseguro que lo entenderá perfectamente. Verónica- pero… Enzo, cuando lo conociste?- preguntó la chica desubicada. Sofía- ellos me lo presentaron, a los pocos días de haberlos conocido se presentaron en casa diciéndome que conocían un eximio médico que podía ayudarme a ser madre por fin, ya ves, ambas pasamos por lo mismo. Este excelente hombre se ganó la confianza de tu padre, para quien no era muy fácil hacer amigos, sin embargo, cada vez que lo veíamos el comentaba, extrañamente, lo bueno e idóneo que era. Poco bastó luego para que lo invitase a cenar a casa y con el correr de los meses se hicieron muy amigos, esa amistad persistió hasta el día de la muerte de tu padre. Debo reconocer que no sabía la verdadera identidad de Enzo, nunca lo imaginé como tal; si sospeché cierta complicidad con los hermanos, pero acostumbrada a secretos e intrigas nunca pregunté ni sugerí nada. Debo irme querida, Franco llegará en un momento y querrán hablar solos, te quiero mucho. Con el acostumbrado beso en la frente, la increíble madre se despidió de su hija, dejándola con sus pensamientos y su desconcierto, aguardando la llegada del Elegido. La joven decidió tomar un relajante baño, su marido ingresó a la casa unos segundos luego que se sumergiera en el tibio y líquido mundo del relax, poco duró ese clima; gritando su nombre desde la puerta de ingreso el muchacho la reclamaba insistentemente. Desde la bañera, Verónica, respondiendo también en voz alta le indicó la actividad que estaba desarrollando en ese momento, el muchacho subió apresurado. Un cálido beso sirvió de prólogo para las intenciones del hombre, muy claras; la mujer lo detuvo arrojándole agua con la mano y pidiéndole con una sonrisa que se aleje- debemos hablar- insistió la joven. Franco refunfuño algo incomprensible, pero se retiró hacia un lado expectante. Franco - dime- soltó duramente. Verónica- no te enojes, es muy importante, sabrás reconocerlo. La dichosa muchacha narró nuevamente lo que su madre le había transmitido minutos atrás, cerrando el relato con el episodio con Enzo; se encontraba notoriamente excitada, su piel no podía contener su alegría y la ansiedad para conocer la reacción del muchacho la enervaba aún más. Franco escuchó atentamente el cuento, con respeto asentía cada frase que pronunciaba; cuando pronunció la última palabra la abrazó y la retuvo en esa posición para siempre; las lágrimas de emoción de ambos conformaban, mezclándose entre sus mejillas, un salobre caldo de cultivo de fe y esperanza, una gota se deslizó sin prisa por el mentón de Verónica cayendo sin tiempo a la tina, dotándola al instante de un color verde muy pálido, de lo que los enamorados nunca se percataron. Asistida por su marido, la chica salió de la tina y se colocó su bata preferida, con el cabello húmedo, apenas pasada la toalla, bajaron hasta la sala. Franco debía confesarle algo también. Franco- es hermoso, soy el hombre más feliz del mundo, mi amor. Claro, sólo un genio de la genética como Fréderik podría haber logrado clonar a Jesús, todo este proceso, todo el sufrimiento, mis visiones, todo concuerda- repitió convencido el muchacho. Te diré- aclaró el eufórico esposo- cuando estuvimos en Inglaterra, en la exposición de arte, conocí a John y a Mike, supuse por accidente, pero todo era un engranaje de un minucioso y enmarañado plan, luego ….se detuvo unos segundos y su parte instintiva lo cegó al raciocinio y a la fe por un instante - por qué no apareció y ya!, tanto misterio y engaño! Siendo el hijo de Dios podría habernos ahorrado todo el sufrimiento y los negativos avatares por los que atravesamos- vociferó enceguecido el Elegido, explotando al fin por la acumulación de situaciones y hechos que socavaban los basamentos de su fe, horadando el intelecto llevándolo a un estado de suspenso cognitivo. Verónica dejo que se desahogue, esperó porque lo merecía; la onda expansiva dejo lugar a la calma, Franco se sentó relajado, conciente de lo que había expresado, avergonzado, arrepentido; miró a los ojos a la chica como solicitándole disculpas con los suyos, sin hablar, no hacía falta. Ya más animado, recompuesto, Franco continuó con su relato-declaración, poniendo especial atención a los detalles y esta vez pidiendo perdón expresamente por no haberle contado lo que había vivido junto al manzano y lo que sabía acerca del Plan. Verónica entendió, no cabía otra cosa. Tendrían muchos horas, días, meses y hasta años para descubrir y conocer los misterios y los secretos de sus vidas y de su especial hijo; sin olvidar a Sofía, una increíble mujer. Le confesó además la verdad acerca de Skull, Sir Douglas para su mujer, y lo vivido por ella esa noche en que murió Selene; el minucioso relato aterrorizó a Verónica, quien atenta escuchaba. La dulce niña, la bella mujer, la merecida Madre ya no era la misma, su fortaleza emocional creció, su endeble fisonomía se volvió imponente mientras esperaba el milagro de la vida, mientras la vida nos devolvía el milagro de la fe. Capítulo Ocho El Nacimiento. La casa de Verónica se había convertido en el centro de las reuniones familiares para que la futura mamá no tuviera que trasladarse de una punta a otra de Roma. Sus piernas y sus brazos fueron adquiriendo volumen poco a poco, así como sus caderas y su angelical rostro; sus pies se hinchaban muy a menudo y se acostumbró fácilmente a ser la mimada de la casa, todos acudían serviciales a ella cuando solicitaba algo, ya entraba en el quinto mes de gestación y llevaba su embarazo en forma normal. Un cambio se había producido en su vida, debía acostumbrarse, el nuevo doctor de la chica, Marcos, era un profesional muy experimentado, educaba y enseñaba a la joven en esta especial etapa en la vida de toda mujer. Pero no todas las madres portan en su vientre un bebé de estas características, no señor. Cómo sería su hijo? qué nombre le pondría? Qué ocasionaría su venida? A qué edad comenzaría con su propósito? Todas dudas, un mar de incertidumbre, en el cual nadaban solos; para esas preguntas nadie tenía respuestas; y la peor de todas, sólo pensada por Franco, cuál sería el destino de su hijo una vez conocida su identidad? Creerían en Él? No se lo comentó a Verónica, agregó una carga más a su pesado equipaje. La labor de Sofía durante estos cinco meses había sido sobresaliente, atendiendo a su hija, acompañándola al médico y dándole ánimos cada vez que la chica comenzaba, al igual que su marido, con las dudas. Verónica- mamá, será como lo muestran los dibujos? Debería ser igual a Aquel, no? Qué pensó María cuando recibió la noticia, la misma que yo recibí? Sofía- no lo se, querida, seguro se abrazó al amor hacia su hijo, a su esposo y fue la creadora de la Fe y en tu fe se basarán las futuras generaciones para apuntalar la suya, todo saldrá bien, querida. Mezcla de ansiedad y vacilaciones, así transcurrían los días de la Madre, paciente pero firme, cada vez se tornaba más segura de lo que vendría, junto a Franco se fueron preparando, se consolaban, se ayudaban pero también soñaban y se enorgullecían, todos los sentimientos, las sensaciones los conducían a un mismo suceso: El Nacimiento del nuevo Cristo; según las ecografías y los cálculos del desprevenido Marcos el bebé nacería el primero de enero. Por supuesto el día ya se encontraba preestablecido. Durante los primeros días del sexto mes, Verónica comenzó a quejarse de algunas molestias en su espalda, cosas normales, aseguró el médico al ser consultado. Efectivamente, los dolores desaparecieron a los pocos días. Pero al ingresar al séptimo mes las pesadillas no dejaban descansar normalmente a la mujer, preocupándola por el permanente cansancio. Esta vez el paciente ginecólogo le aconsejó salir un poco de su casa y distraerse más. Así lo hizo. El cambio fue asombroso, las cortas caminatas por las tardes proveyeron a la gruesa dama inclusive de un mejor semblante y más tranquilidad. Las pesadillas recurrentes culminaron. Pero en uno de sus paseos vespertinos, tomada del brazo de su madre, quien la acompañaba donde quisiera ir, Verónica soltó una expresión de asombro, apagada pero contundente a la vez. Sofía- qué te ocurre, Vero? Verónica- ví a Selene embarazada cruzar la calle frente a nosotros- expresó temblorosa. Sofía- no puede ser ella, sabes que falleció- trató de calmarla. Verónica- estoy segura, era ella y no me digas que no puede ser porque luego de lo que hemos vivido todo es posible. Sofía asintió con su cabeza y quedó en silencio unos segundos, luego agregó- tienes razón, investigaré, esto es muy raro. La chica quedó preocupada por la visión y al llegar a la casa se lo comento a Franco quien también trató de minimizar el episodio restándole credibilidad, se ganó la misma respuesta que su suegra, tuvo que aceptar la versión de su esposa. Yo me encargaré- aseguró mirando de costado a Sofía, quien no abrió la boca- Qué harás al respecto? Demandó luego la mujer mayor. Llamaré a John inmediatamente- respondió seguro el muchacho. Me parece muy bien, tienes el número?- preguntó la suegra. Si, por supuesto- aseguró Franco mientras sacaba su celular y comenzaba a marcar. John atendió y no se sorprendió del relato del elegido, prometió que en menos de cinco minutos estaría en su casa. Transcurrido ese lapso, el caprichoso timbre sonó fuerte, era John, sorprendido por la puntualidad extrema, Franco se dirigió a abrirle. John (sin saludar)- cuéntame con detalles lo que viste- solicitó mirando a Verónica y pasando por un lado del marido que debió correrse para evitar que el grandote lo pase por encima. Verónica aseguraba haber visto a la mismísima Selene, tan bella como siempre y luciendo una gran panza como la propia. Ella me vio, estoy segura, mientras caminaba me miraba fijamente, como desafiante- aseguró Verónica. John- disculpen la forma de ingresar, acabo de darme cuenta lo bruto que fui- exclamó mirando a Franco. Estaba a una cuadra de aquí, comiendo algo sin dejar de cuidarte- agregó, pero mirando esta vez a la muchacha. Te agradezco- señaló la chica. John- iré en busca de Mike, investigaremos. Desde la sede de la Hermandad, Mike recibió el llamado de su compañero de años poniéndolo al tanto de lo acaecido con la chica; luego reprochó a John por no haber cumplido con su deber en ese momento. Deberías haber estado- recriminó airado. Lo siento, debí distraerme, no volverá a ocurrir, reconozco que me distendí un tanto, todo estaba tan tranquilo- se disculpó el hermano. Tuvimos suerte que sólo se trató de un llamado de atención, ellos están tramando algo. Malo, por supuesto- sentenció Mike. Qué haremos?- preguntó serio John. Tengo un presentimiento, sígueme- solicitó Mike. Llama a Richard para que tome tu puesto, asegúrate que no repita tu accionar- ordenó nuevamente Mike. Los hombres subieron al lujoso y brillante auto seguros de la corazonada, se dirigieron hacia Fiumicino, al aeropuerto, averiguarían si algún secuaz perdido de Skull había llegado desde Londres en los últimos días. -Cómo lo haremos?- preguntó John. -Diremos que somos policías- propuso Mike, no muy seguro. -Antes preguntémosle a Sofía si conoce alguien en el aeropuerto- sugirió John entusiasmado. -Es cierto, debe conocer a alguien allí- supuso John. La mujer aseguró que uno de los encargados de la seguridad del aeropuerto era primo de su marido - lo llamaré y le pediré un favor, me debe algunas cosillas- aclaró. Con el nombre del contacto, los hombres partieron rumbo a la pequeña ciudad, pensando cómo harían para darse cuenta quiénes eran los engendros. Decidieron quedarse observando los registros hasta encontrar a los posibles candidatos, buscarían hombres que hayan embarcado juntos y sentados en asientos contiguos. Mike- mientras yo reviso los registros, tú habla con los taxistas y las camareras, sabes que vistiendo traje negro, gafas oscuras, vestidos iguales y bebiendo litros de líquido; no pueden pasar inadvertidos. John- me parece razonable, déjame a mí. Mike ubicó muy rápidamente al pariente de Sofía, Carmelo, lo guió hasta una terminal de computadoras con los registros de los vuelos, instruyó al hermano para que su labor sea más rápida. -Lo que no puedo hacer es dejarlo solo con la terminal- aclaró Carmelo. Mike agradeció con un gesto, inclinando la cabeza. El oficial de seguridad era un hombre de unos cincuenta años, de cabellos no tan oscuros pero con prominentes canas en sus sienes y peinado hacia atrás con algún tipo de fijador. Impecablemente vestido, de civil, y hasta con un pañuelo asomando por el bolsillo superior de su saco gris, se parecía más a un galán de cine de los años cincuenta que un jefe de seguridad aeroportuario. Intrigado con la finalidad de la pesquisa y con el llamado de Sofía, con quien no había tenido comunicación desde hacía por lo menos cinco años, el hombre, quien evidentemente conocía de investigaciones, comenzó con las preguntas. - A quienes buscan?, si me da algún dato, yo puedo ayudarlo. Conozco este lugar como el topo a su cueva; sin ver quiero decir- aclarando la frase. Al hermano le pareció que no habría problema, después de todo el hombre era de confianza de Sofía. Buscamos a dos hombres vestidos, suponemos pues siempre es así, de trajes bien oscuros o negros, gafas negras, altura mediana provenientes de Londres de una semana a esta parte y con una necesidad imperiosa de beber agua en cantidad- aportó el Custodio. Déjame a mí, los registros no te llevarán a ningún lado, estaremos mirando esos datos toda la vida y no encontraremos nada. Tomó su intercomunicador y comentó los datos que le había dado segundos atrás con los supervisores de seguridad de todo el aeropuerto -ellos nos avisarán en poco tiempo, el encargado del sistema de cámaras revisará las cinta adecuadas, no te preocupes, tardaremos muy poco tiempo- se jactó el encargado con razón. Cinco llamados casi al unísono con datos requeridos atestaron su handy, resolvió dirigirse en primer término a la sala de video, el operador aseguró que había pasajeros con esa descripción viajando juntos exactamente una semana atrás. Hacia allí fueron. Luego de las presentaciones de rigor, resultaron detectives de Scotland Yard en busca de terroristas, comprobaron que eran cuatro los que llegaron con esas características, con diferencia de un día. No había lugar a dudas, luego de retirar su equipaje, sólo un pequeño bolso en ambas parejas, se dirigieron al bar, sin retirarse los anteojos se ubicaron cerca de la puerta y bebieron, según pudieron contar, cinco litros de agua mineral cada uno en un lapso de quince minutos, eran ellos. Mike requirió por teléfono la presencia de john, quien ya se acercaba luego de recabar información. Mike- este es John, compañero de tareas y el es Carmelo, jefe de seguridad. Ha sido de gran ayuda, muchas gracias. Mike- los hemos ubicado, sólo debemos saber hacia donde se dirigieron; qué has averiguado?- demandó. John- creo que uno de los taxistas sabe algo, pero estuvo reacio a hablar, deberemos intentarlo nuevamente. Carmelo- si me permiten, yo conozco a todos los choferes de esta terminal, déjenme a mi- volvió a jactarse. -Síganme- invitó Carmelo. Caminaron tranquilamente hacia los taxis que aguardaban obedientes en los lugares destinados a ellos; como si fueran conocidos de años, Carmelo le iba narrando parte de su vida, desde que era cadete al día que ingresó en la seguridad del aeropuerto, con miedo de cometer errores, con celo de su labor, casi treinta años al servicio de Italia- me siento orgulloso aclaró casi llegando a la parada. - Qué auto es? – solicitó. -Hummm, déjame ver, el quinto- afirmó. Carmelo se acercó al conductor del quinto automóvil de manera amigable y comenzó a dialogar fluidamente con él, casi diez minutos de charla debió invertir para sacarle al hombre los datos que necesitaban. Mientras, los hermanos se alejaron unos metros para otorgarles cierta privacidad. Sólo costumbre. El comedido oficial volvió hacia los hermanos y les dijo que el taxista había llevado a dos de los cuatro visitantes, a los primeros, los llegados el jueves, a los otros no los había visto. John- le dijo dónde los llevó? -Si, es muy raro, al Vaticano, los llevó hasta las oficinas de la Ciudad Santa- aclaró Carmelo. -No puede ser. Esto ya es demasiado-se enojo John. -Es increíble, debemos encontrar la conexión, qué tramarán? Y sobretodo quién?- vaciló Mike. -Creo que haremos una visita a nuestros amigos con sotana, ya sabes que cuando están revolucionados podemos sacar provecho e información clave. Nunca podremos terminar con las alimañas? Espero que con el nuevo orden esto se acabe…claro, eso es… los chacales van a intentar impedir que Él regrese, arruinaría sus planes de poder, ves, lo mío es pensar, no es andar de aquí para allá detrás de una mujer- bromeó John. Carmelo, que se encontraba parado a un lado de los hermanos no lograba entender una sola palabra de lo que decían. Mike- muchas gracias Carmelo, estamos en deuda con usted, fue de gran ayuda, cómo podremos devolverle el favor? Carmelo- no es nada, es que yo le debo favores a Sofía, pero quiero que sepan que pueden contar conmigo cuando gusten- se ofreció. John- estamos en un tema muy complicado, hablaremos con Sofía y luego veremos. Se despidieron amigablemente, bajo la vista del taxista que los miraba de soslayo, sentado en su auto en el lugar del acompañante, haciendo tiempo. Una vez dentro de su deportivo vehículo, los hombres se miraron, y sólo con eso supieron donde se dirigirían. El Vaticano. Regresaron a la ciudad presurosos, la ancha autopista estaba atestada de vehículos, era una hora pico con muchos vuelos entrantes y emergentes. Ingresaron en la urbe cerca de cuarenta minutos después, en ese momento decidieron merodear los alrededores de La Ciudad Santa, antes de solicitar el permiso para entrar. Ellos podían ingresar libremente pero debían avisar con anticipación su visita –en este caso no lo haremos- espetó Mike decidido. Se estacionaron en una calle cercana y caminaron hacia el ingreso principal a la Ciudad, cuatro kilómetros de frontera comparte con la ciudad de Roma, a orillas del río Tíber. Esperaban ver a uno de los engendros, no estando Skull el mejor lugar para ellos era la Santa Sede, allí nadie sospecharía y no los buscarían ahí; asimismo no podrían existir sin el demonio mayor más de una semana, sus fuerzas van menguando paulatinamente, si no bebieran agua no durarían dos días, pero han aprendido. Su cuerpo, parecido a una esponja, va perdiendo humedad a cada paso, son antropomorfos, exteriormente se parecen en estructura a los humanos, pero debajo del traje o de la vestimenta que lleven se diferencian en demasía. Apenas algo parecido o similar a cabellos brotan en sus calvas y blancas cabezas, con los anteojos negros ocultan sus ojos rojizos, que delatarían su presencia en forma instantánea y los protegen de la luz, sin ellos no serían capaces de ver, Se cree que son la evolución directa de los asquerosos entes que lucharon contra Harald y sus hombres en la Colina del Sol, pero es improbable ya que no ha habido tantas oportunidades para estudiarlos, en las batallas siempre desaparecen, al ser eliminados sólo dejan un poco de un pegajoso líquido blancuzco que también se disgrega al poco tiempo. Estos pueden cumplir ciertas órdenes, pero en realidad no son muy brillantes, en eso se debe hacer hincapié. John- separémonos, tú ve por la derecha, yo daré unas vueltas por acá y luego iré por el otro lado- argumentó. Mike- deberemos quedarnos hasta tarde, conoces que si pueden obviar el día lo harán. Así apostados, los hermanos esperaron hasta las diez de la noche, cuando un auto gris plomo emergió entre los portones de la Ciudad, seguidos por un pequeño auto rojo de dos puertas. John fue quien los vio, llamó a su compañero y arrancó el coche, iban rumbo al lugar donde se encontraba Mike, le avisó que se esconda, éste logró parapetarse entre unas columnas y pasó desapercibido. El auto con los diabólicos seres pasó a escasos metros del hombre, quien era muy voluminoso y le costó trabajo camuflarse, cuando John llegó a buscarlo estaba tratando de estirarse, en el apuro casi rompe la pared con la rodilla derecha, que ya estaba comenzando a hincharse. - Se me está hinchando la rodilla, debo estar viejo, en quinientos años nunca me dolió nada- bromeo Mike. - tienes razón, qué está pasando?, ayer me desperté con un terrible dolor en los hombros- remarcó preocupado John, escondiendo la sonrisa que perduraba del comentario anterior. - Vámonos, ya veremos. Debemos seguirlos y eliminarlos. Lograste verlos directamente?- preguntó Mike. - La total oscuridad estuvo de nuestro lado, se notaban sus rojizos y malignos ojos dentro del habitáculo, muy tenues pero reales- afirmó su centenario amigo. Colocaron el auto a cuarenta metros del auto rojo, el cual iba pegado al otro, succionado por el vacío provocado por el gris al avanzar; en un momento pareció que deseaba adelantársele, pero tomó un camino lateral y se dirigió hacia el este de Roma. Habían anotado la patente con intención de rastrearlos luego, supusieron que era propiedad de la Iglesia. Ya sabrían. Continuaron detrás de su objetivo y el rumbo que tomaron les resultaba sumamente conocido, se dirigían a casa de Verónica. Inmediatamente avisaron a Richard, quien estaba en el rol de “ángel”, como ellos llamaban a la acción permanente de custodia de una persona. Ángel uno, era el que comandaba la operación, el puesto de John, que fue reemplazado por el americano, era éste ahora el encargado de alertar a los otros hermanos para que concurran a la casa de Franco. Tratarían de detenerlos sin hacerse notar, eran sólo cuatro engendros, se las habían visto peores. Avisaron también a Sofía, y le pasaron el número de la placa del auto rojo para que averigüe el nombre del propietario por Internet, gran herramienta actual- pensaron los hermanos. Richard fue directamente a la casa, le comunicó a Franco lo que estaba ocurriendo, poniéndolo al tanto de todo sin resquemores, lo instruyó para que lleve a Verónica al lugar más alejado de cualquiera de los ingresos a la residencia, esto se iba a poner feo, no sabían, pero sospechaban que podrían recibir refuerzos de los sacerdotes, no sorprendería a nadie luego de lo que habían vivido. Sofía llamó preocupada, tenía el nombre del dueño del rodado, Giovanni Baptista Della Santa, un clérigo, no lo conocían, pero suponían allegado a las altas esferas de la organización eclesiástica. Lo sabía- declaró Mike. El mismo le pidió a Sofía que no vaya a la casa, debería encontrarlos en la esquina sur de la misma, allí esperarían a los demonios de ojos rojos; en la otra esquina estarían Richard y los restantes hermanos, con sus clásicas espadas y por supuesto con sus modernas pistolas automáticas. Al otro día se ocuparían del cura, deberían tener sumo cuidado con la forma de actuar que utilizarían, no deberían llamar la atención y dejar que se escabullan las hienas, ocultas bajo los sagrados hábitos. Sólo Dios sabrá quien será el sucesor del Santo Padre fallecido dos días atrás, el dos de abril. Las disputas por el poder ya habían comenzado meses antes que Juan Pablo II falleciera, dos eran los grupos conformados dentro de la Institución, antagónicos por cierto, por un lado, los defensores genuinos de la Palabra de Dios, seguidores incondicionales del fallecido Papa, por el otro, los perversos, que han cometido en nombre del catolicismo las peores atrocidades que un ser humano pudiera perpetrar. La puja de poder había comenzado, quién ganaría esta batalla? El deceso del Santo Padre, justo en esta fecha, estaba estipulado dentro del Nuevo Orden venidero? La Iglesia está al tanto de la Verdad que se avecina? Si es así cada uno de los bandos tratará de imponer su propio candidato al papado, los hermanos deberán conocer todo acerca de cada uno, pronto se darían cuenta; deberían apresurarse, ya habían tenido una mala experiencia con Juan Pablo I quien fuera asesinado en su propio lecho pocos días luego de asumir por negarse a realizar inversiones con empresas multinacionales que darían enormes ganancias a la Mafia. Eso es lo que la gente piensa. La Hermandad conocía perfectamente la historia, su presencia fue solicitada por el Secretario de Estado del Vaticano por aquel entonces, segundo al mando del desdichado Albino Luciani, el Cardenal francés Jean Villot, quien tres días antes que el Pontífice fallezca requirió la presencia de los hermanos a sabiendas de la objetividad de las posiciones tomadas en todas las acciones en las que intervinieron; contaban por lo tanto, con un ciento por ciento de credibilidad. La Hermandad de los Custodios era conocida únicamente por el propio Papa, el Secretario de Estado y un grupo de diez Cardenales elegidos por el Santo Padre dentro de los hombres que más confianza le prodigaban. La autonomía económica de la Hermandad le otorgaba la independencia ideológica y de sus actos, sólo respondían al Papa, pero sólo por una cuestión de respeto y para mantener el vínculo y ser tenidos en cuenta por la Iglesia en determinados casos. Villot les comunicó que S.S. había estado preocupado por ciertos problemas con el Banco del Vaticano y algunas cuentas y que lo veía muy apesadumbrado. Temía por su salud. Le llamó la atención el trato tan agradable que les profesó el Cardenal. Le ofrecieron colocar un “ángel” sobre el Papa, pero la negativa de Villot al esquema propuesto, advirtió a los hermanos de que algo no estaba funcionando bien. Decidieron entonces que la custodia la llevaría el mismo Cardenal, encubierta por supuesto, sólo esperaban que sus acciones impidieran algún sobresalto. Se equivocaron. Era evidente que el hombre estaba escondiendo algo, pero si era así, para qué los convocó a ellos? De quién más deberían tener cuidado? Lamentablemente las respuestas a esos interrogantes llegaron tarde. Para el trabajo de seguimiento reclutaron a un jóven clérigo muy inteligente, emprendedor y fiel a las doctrinas católicas con quien ya habían tenido contacto meses atrás por otro motivo y contenía casi el total de la instrucción necesaria para la labor que le encomendarían. Roberto se había ordenado hacía diez años y se mostró agradecido por la oportunidad que le habían otorgado. El veintisiete de setiembre de mil novecientos setenta y ocho, el joven sacerdote comenzaba su tarea de investigación, el equipo completo suponía que contarían con el tiempo suficiente para evitar cualquier situación indebida o inconveniente. Desde adentro de las oficinas Vaticanas Roberto era Ángel Uno, en el exterior, Mike era el encargado inmediatamente después que el hombre trasponía los límites de la Ciudad. El trabajo fue arduo, sin descanso, para el joven sobretodo, solo una vez salió de su claustro clerical , alrededor de la diecinueve horas del día veintiocho, acompañado de su chofer personal. Se dirigieron hacia la residencia del Obispo Paul Casimir Marcinkus, a quien se lo apodaba “el gorila”, distante aproximadamente a veinte minutos de allí. No observaron ningún tipo de movimientos extraños, ni situaciones fuera de lo común. Nada sospechoso, Mike y su acompañante, lograron ingresar a la casa por uno de los muros periféricos, que si bien no eran bajos, no presentaban obstáculo alguno para la agilidad de los celosos vigilantes. Desde el amplio y cuidado jardín se deslizaron hacia el interior de la construcción muy fácilmente. Llegaron a una habitación adyacente a la sala donde se encontraban reunidos los mandatarios eclesiásticos para tratar de oír lo que estaban tramando. Pero una de las vitrinas que mostraba su contenido abiertamente llamó la atención del avispado Mike y se acercó a ella, su ayudante aguardó en su puesto. En el tercer estante, junto a un notoriamente antiguo relicario se encontraba un puñal, una daga aún más antigua que su compañero de prisión con dos estrellas en el imponente cabo, pareció destellar al mirarla, dudó unos instantes y le pareció reconocerla, la tomó y la hoja decididamente volvió a centellear. No lo podía creer, qué diantres hacía eso en casa de éste tipo? Guardó la reliquia entre sus ropas y se sumó a la vigilia de Rod, su compañero. A escuchar. Extrañamente no hablaban de nada importante, parecía que nada más pasaban el tiempo, acortando la espera para algo. Lamentablemente la imaginación tan lúcida del hermano no logró iluminar su mente para evitar el desenlace tremendo de esta situación impensada. Ya tarde, cuando el dúo estaba disponiéndose a retirarse, Jean Villot, acomodándose en su sillón enfundado en rojo raso dirigió una frase determinante. -Ya ocurrió, Su Santidad ha muerto, levantando la copa de un añejo cognac francés que sostenía en su mano derecha y que durante las horas que estuvieron apostados allí golpeteaba una y otra vez su fino y delicado cristal contra su pesado anillo de oro; eran la veintitrés y cinco de esa angustiosa noche clara. Sólo eso necesitaron los expectantes hermanos para correr hacia el vehículo estacionado sobre la calle contraria al frente de la vivienda, ni siquiera se detuvieron a apresar a los conspiradores, quienes no notaron, a pesar del ruido provocado en su huida la presencia de extraños en sus aposentos. Diecisiete minutos les tomó en regresar al Vaticano, se dirigieron directamente a las habitaciones de Juan Pablo I, su secretario privado, Pasquale Macchi trató de disuadirlos de ingresar a la habitación donde S.S. dormía, arguyendo que necesitaba descansar porque se estaba recuperando de una fuerte gripe. Ante la insistencia de Mike, el hombre no pudo más que hacerse a un costado franqueando el ingreso al recinto. Cuando el rubio y robusto muchacho abrió la puerta, sin golpear encontró a Roberto yaciendo en el piso, del lado derecho de la cama, con un hilo de sangre corriendo por su sien izquierda, muy delgado, casi imperceptible; y al Papa acostado, con sus manos apoyadas una sobre la otra, sereno, sin rastros de violencia, pero sin respirar; efectivamente la predicción de Villot se había cumplido. Juan Pablo I había muerto. Sobre la mesa de noche, de oscura madera había una taza con lo que parecía ser restos de té, Mike giró y observó a Macchi, quien estaba parado bajo el marco de la puerta sin moverse ni hablar, el cura cruzó la vista con el indignado hombre y sintió un escalofrío en la espalda, supuso que lo atacaría. No fue así. La mente del hombre ya se encontraba cavilando el origen de todo esto, un atroz desenlace. Una extraña sustancia pegajosa se hallaba debajo y algo por encima del cuerpo del hermano Roberto, no lo dudó, hubo de ser un íncubo menor. Mientras el secretario privado salía corriendo, vociferando que SS había fallecido, Mike giró el cadáver de su compañero quien en su mano derecha aún esgrimía un filoso puñal, suponiendo que era el arma con la cual el valiente muchacho había eliminado al engendro. Evidentemente no logró hacerlo a tiempo. Dios los tenga en la gloria- pensó. Los representantes de la Hermandad se retiraron del edificio santo sin dejar rastros; detrás de ellos, un caso muy complejo que sin lugar a dudas, daría de que hablar por años. Al otro día los diarios de todo el mundo anunciaban el deceso de Su Santidad, había sido hallado por el Obispo Paul Marcinkus a las seis cuarenta y cinco de la mañana. El Secretario de Estado, Jean Villot, habló durante todo el día y hasta llegó a impedir que se le practique la autopsia correspondiente. Desde su lugar en Roma, cercano al lugar del asesinato Mike resoplaba indignado, le faltaba sólo unos datos para desenmarañar la verdad. Rod lo observaba como deseando decirle algo pero no se animaba, pero no pudo contenerse y le entregó un libro que se hallaba sobre una mesa a un lado de la vitrina en casa del Obispo la noche anterior; Moral y Dogma del antiguo y aceptado rito escocés de la masonería, que fue publicado en mil ochocientos setenta y uno, de Albert Pike. Casi una sonrisa esbozó el preocupado hombre, esa era la clave, masonería satánica, eliminaron al hombre que podría hacerles frente. Pero no era un hecho aislado, contaban con real asistencia demoníaca, no se trataba únicamente de la masonería, alguien más estaba detrás de todo esto, y él lo averiguaría. Llamó a John. John llegó con un ejemplar del Observador Romano, semanario dirigido por un abogado devenido en investigador, Mino Pecorelli, quien había publicado una lista de altos dignatarios de la Iglesia Católica que pertenecerían a la masonería, integrando esa numerosa lista, cerca de ciento veinte, estaban sus conocidos Villot, Macchi y Marcinkus, sin dudas los cabecillas del deplorable atentado. Sin perder tiempo se encargaron del asunto; desplegando toda su logística interceptaron el auto que transportaba a Villot, llevándolo en su propio vehículo a las afuera de Roma, hacia el norte. Debieron eliminar al chofer, quien portaba unas conocidas gafas negras, en sus narices, cuántos más habría en la ciudad? El aciago personaje transpiraba suponiendo que lo eliminarían luego de que hable, sin embargo no era esa la intención, lograron convencerlo mostrándole el charco de viscoso fluido en el asiento delantero del auto oficial. Habló. Detalladamente narró que SS debía morir, treinta y tres días de papado y treinta y tres años de vida de Jesús, números, coincidencias divinas o diabólicas analogías?; debían sacrificarlo para demostrarle al jefe, que eran fieles a su causa; preparar el terreno para la llegada del Señor del Mal, no poseía más información. Obtenidos los datos requeridos los hermanos se retiraron. Villot fue asesinado meses después por sus hermanos masones acusado de haberlos traicionado. Sin duda la eterna disputa entre el Bien y el Mal, estaba llegando a su clímax, luego de dos mil años de escaramuzas por fin se enfrentarían en una batalla final; se encontraba en la tierra un demonio importante, al mando de babeantes criaturas, despojos del averno. Los masones, adoradores en realidad de un anticristo, Nimrod, fundador de Babilonia y rey de esa ciudad, creador de la torre de Babel, construida para alcanzar el cielo y destruir a Dios; fueron los encargados de preparar el camino hacia la oscuridad. Durante siglos hicieron su trabajo funesto, tomando puestos importantes en estados y escalando posiciones hasta alcanzar el control de grandes empresas y de los países más importantes de la tierra. Hoy dominan económicamente a la humanidad y la someten en nombre de aquél Rey que a su muerte se sentó a la izquierda del mismo Satanás y se convirtió en el dignatario más importante del Supremo Maligno, también fue conocido en sus esporádicas actividades terrenales como Skull, pudiendo mimetizarse con los humanos por su origen mortal. Su maléfico hijo sería el encargado de presentar la batalla decisiva al nuevo Mesías, que nacerá “Cuando el Segundo Juan Pablo muera”, por lo tanto deberían evitar a toda costa el nacimiento del Nuevo Salvador, eliminando a su ascendencia, su madre encinta. Así es la vida, así son las personas, no comprenden que no se puede escapar del brazo Divino, si Villot no hubiera tratado de cubrirse las espaldas llamando a los hermanos para obtener una coartada creíble, ésta historia hubiera sido distinta. O la humanidad podría ser lo que es sin una mano demoníaca que le indique el camino? Su relato puso en conocimiento de los Custodios el siniestro plan, permitiéndoles adelantarse a los hechos, pero era una pequeña parte de lo que ocurriría, deberían realizar una inteligencia para acceder a todas las posibilidades que podrían originarse. Comenzaba una vigilia de casi treinta años. Pasarían pronto, no era tiempo en sus vidas. Verónica se hallaba escondida en la última habitación de la residencia familiar, con sólo un acceso, utilizado como depósito de cosas en desuso. Adaptaron uno de los sillones que allí se encontraban y acomodaron a la mujer, quien había perdido algo de su movilidad por los kilos ganados durante los meses de gestación, Franco fue en busca de su vieja escopeta que en otros tiempos utilizaba para la caza de faisanes cerca de la casa de Alberto en la isla de Giglio, en un criadero de propiedad de un amigo del millonario. Tuvo que armarla y ver si se encontraba en condiciones pero una Beretta siempre está lista, tuvo tiempo de agradecerle mentalmente a Don Pietro por su colaboración con la justicia. Sonrió. Buscó la caja donde guardaba los cartuchos, la halló por supuesto cubierta de polvillo debajo de una antigua mesa que perteneció a su “nona”, la destapó y tomó algunos para colocarlos en el bolsillo de su delicada campera pero algo no estaba bien, eran más pequeños de lo deberían ser, acercó uno a sus ojos y claramente decía- calibre dieciséis-setenta- su arma era –doce-setenta- la angustia ganó su mente, qué haría? Comenzó a remover todo lo que se encontraba a su alcance en busca de las municiones apropiadas, nada impediría que defendiera a su esposa. Trató de recordar cuándo había usado por última vez el arma, necesitaba saber dónde había colocado las cápsulas, de repente comprendió, Stéfano, quien tenía otra escopeta, utilizaba el calibre de los cartuchos que estaba sosteniendo en su manos temblorosas, confundiendo el contenedor de las municiones con el de su hermano seguramente los había llevado a su casa. Corrió hasta la cocina y tomó el cuchillo mas grande que encontró y regresó a la habitación donde lo esperaba expectante Verónica. En la calle, la estratagema de los debilitados demonios era sencilla, ingresar a los tiros y eliminar todo lo que se cruce en sus caminos hasta llegar a dar con la Madre, contaban con el apoyo de un grupo armado de otros cuatro hombres reales, mercenarios a cargo y bajo las órdenes del mismo Vaticano, facción disidente pertenecientes a los masones. El auto rojo que se había desviado se encontraba ahora estacionado a dos cuadras del lugar, los hombres que descendieron portaban armas largas de grueso calibre, irrespetuosamente recorrieron los casi doscientos metros que los separaba de la casa, con las armas en las manos a la vista de todos, caminaban a paso vivo, demoraron apenas segundos en llegar a la primera esquina defendida por los hermanos, comenzó un tiroteo sin pausa, desde la otra punta de la calle, notaron la llegada de los engendros, los recibieron con sendos disparos, sin detener las ráfagas, impactando muchas veces en los livianos cuerpos que caían al piso y volvían a levantarse de inmediato, sin licuarse, aún vivos y determinados a cumplir con su última misión en la tierra, se acercaban; Franco decidió trabar la puerta y quedarse fuera de la habitación como última línea de defensa, en contra de los gritos de la chica rogándole que se quede adentro con ella, se preparó para lo peor, daría su vida por su mujer y su hijo. Desorientados, los hermanos no lograban derribar a los demonios, los mercenarios atacaron por el flanco izquierdo, con sus primeros disparos dejaron fuera de combate a dos desprevenidos custodios recientemente llegados desde Estados Unidos, a las órdenes directas de Richard. los atacantes estaban decididos a ingresar, al lograr el flanco izquierdo colocaron rápidamente una carga muy potente que hizo un hoyo de grandes dimensiones, otorgándoles acceso directo al living de la propiedad, todo se había complicado, eran profesionales que conocían muy bien su oficio. ohn- apunten a sus cabezas, los malditos están usando chalecos- gritó a sus subordinados. Los hombres levantaron sus ráfagas y lograron un gran charco de gelatina incolora, festejaron con gritos. Pero la batalla se libraba ahora dentro de la casa, casi habían ingresado todos cuando Richard derribó a quien parecía ser el jefe del grupo comando, pues eso parecían. Y seguramente lo eran. Verónica daba alaridos desde el interior dirigidos a Franco, llegó a insultarlo, desesperada pensó que todo terminaría esa noche para ella y su bebé, la Vida. Desde afuera, apostado a pocos metros de la puerta el muchacho le rogaba que se calle pues sería descubierta, observaba impávido los movimientos de sus amigos y hermanos, los eternos custodios, que habían sido diezmados al extremo de quedar vivos sólo cuatro de lo dieciocho que acudieron al llamado, los jefes, Mike, John y Richard y otro recién llegado, un valeroso muchacho oriundo de Argentina, de la ciudad de Santa Fé, quien había hecho el primer contacto con Franco en Londres el día que llegó como expositor a la muestra de arte, llamado Joel. La situación se tornó insostenible, no podían creer que sólo tres personas los hagan retroceder- no señor, no pasarán- gritó Mike. Los agresores poseían armas más pesada, no habían tenido en cuenta ese detalle y se fueron replegando hasta encontrarse con Franco, con su ridículo cuchillo de cocina pero su única arma parado a un lado de la puerta que contenía el tesoro más imponente del mundo; tumbaron los muebles para cubrirse, al estilo del western, pero no les alcanzó, los matones los acotaron a esa sala, parecía que no había un espacio en el aire de la habitación que no estuviera ocupado por una bala, de pronto dos disparos certeros al mismo tiempo terminaron con la vida de Mike, del viejo Mike y de uno de los de los venales asaltantes; John corrió la misma suerte segundos después al incorporarse y eliminar de un tiro entre los ojos al matador de su hermano, más que un hermano. Richard se sorprendió al verlos caídos, sin vida, se asustó, pensó que no podían morir, descontrolado comenzó una seguidilla de disparos que culminó con la vida del tercer sitiador, quien antes de caer muerto arrojó una granada que derribó a todos los que ese encontraban en la habitación, dejando como último obstáculo una pila de cuerpos ensangrentados. El restante perpetrador, se acercó, observó a los hombres caídos y notó un débil estertor en Franco y en el joven Joel. Reconoció al Elegido, lo tomó de los cabellos y lo arrastró hacia la puerta que logró tirar debajo de sólo dos empellones, allí estaba Verónica, sollozando, llorosa, indefensa, quien al ver a su marido en esas condiciones comenzó a gritar y a insultar al degenerado; este, mirando a los ojos a la chica y sin decir una palabra le desarmó el cráneo de un tiro de su pistola. - Es tu turno “Elegida” – sentenció el animal y levantó el arma a la altura de su frente; el disparo sonó distinto, más apagado, la sangre comenzó a correr desde su nuca, chorreando rápidamente por la espalda, la mujer se derrumbó hacia un costado, sin sentido, así quedó, inerte. El hombre cayó de rodillas primero, lentamente, sus brazos se extendieron laxos a cada lado del torso, el arma sonó seca en el piso, no caía, parecía que alguien lo sostenía de los hombros, entonces Sofía, desde atrás volvió a disparar, esta vez en el centro de la espalda, empujado violentamente hacia delante por la masa del proyectil se oyó en el silencioso ambiente el ruido de su mandíbula al partirse contra el piso; la mujer corrió hacia su hija y la sacudió suavemente para volverla en sí, lentamente la muchacha reaccionó, al ver a su madre a su lado lloró, sólo lloró. Un quejido se oyó entre los sollozos, Joel estaba agonizando pero estaba vivo, la mujer se apresuró a atenderlo, podría salvarse, era sólo cuestión de tiempo hasta que se desangre por completo, llamó a emergencias. Segundos después la policía se hizo presente, todo había durado eternos seis minutos, la rapidez de los hechos asombró a los oficiales que trataban de entender la escena y el motivo que originó semejante masacre. Había mucho que explicar. Verónica fue llevada inmediatamente al hospital junto al joven Joel, temían por el estado de salud del bebé. Sofía , en la dependencia de la policía romana narraba el desarrollo de los hechos, explicó o trató de explicar todo como una guerra entre bandas de delincuentes, luego vería lo que podía hacer, si sobrevivía, por el joven custodio malherido. Sofía estaba muy consternada por la muerte de Franco, un hombre increíble que murió defendiendo a su hija, y también por sus amigos John y Mike, compañeros de secretos; en ese momento comprendió, ella sería la única sobreviviente de la hermandad si Joel moría. Cómo haría sola para defender a su hija de lo que vendría? No quería imaginarlo. Si hubiera hecho caso omiso de la orden que recibiera quizás estarían todos vivos, o no?-pensó- esto es ridículo, todos dieron la vida por mi hija y mi nieto, fue decisión de Él, no hay dudas. Afortunadamente el muchacho se reponía lenta pero constantemente de sus heridas, aún continuaba bajo custodia, no poseía pasaporte de la Comunidad y estuvo enredado en un complicado hecho delictivo, tendría evidentes problemas para salir indemne de este embrollo. Por otra parte la joven Madre, continuaba con su luto, desconsolada por la pérdida, encontraba apoyo en su futuro hijo, el Hijo del Hombre, conocer la Verdad le aportaba una inmensa tranquilidad sobre el alma de su esposo, una parte de él regresaría con su bebé. Lo sabía. Demacrada y descuidada salió del hospital dos días después, extrañó a Enzo, que siempre le brindaba ese paternal amor que ella necesitaba, lo necesitaba ahora Esa noche, convocó a su amigo, rogó que se presentara pero no apareció, el cansancio venció sus párpados y se durmió. Profundamente. -No estás sola, no estás sola- escuchaba la joven en forma lejana, quería seguir soñando pero no se trataba de un sueño, deseaba despertarse y no lo lograba, no era capaz de controlar su voluntad, ahora reconoció la voz, abrir los ojos, todo lo que anhelaba era abrir los ojos, era el dulce tono paternal que extrañaba tanto, Enzo le estaba hablando, pero ella no podía salir del estado de sopor en que se encontraba, una pesadilla dentro de otra, su mente sufría, su corazón latía descontrolado, habría muerto y no lo sabía? No, sentía frío, tiritaba, las ideas formaban en su atormentada cabeza una ambigua coraza que la confundía aún más, nada era claro, el frío en la casa de su madre, el sueño, la lucidez, Enzo, fue una desigual y fugaz pelea para conseguir la realidad –aquí estoy, chiquita- sonó tan cerca que se estremeció y abrió los ojos, era lo que necesitaba, algo que le devuelva el deseo de regresar. Era él, su amigo estaba a un lado de su cama, sonriente, impecable, envuelto en un definido pero muy débil halo de inmaculada claridad, el aire a su alrededor era blanco, inexplicable imagen. Verónica se sentó en su cama y trató de abrazarlo, su ímpetu casi le ocasiona un golpe, comprendió lo que ocurría, no poseía masa corpórea, era un espectro en tres dimensiones y su voz salía de su boca clara y contundente –Cómo estás chiquita- preguntó Enzo. Aún sorprendida la chica le respondió- sola y triste- - tienes a tu hijo, a tu madre y lo tendrás a Joel, es él la clave en tu nuevo mundo, no te despegues de él, el cuidará de ti, sabrá qué hacer, todo estará bien-finalizó el Ángel. - dime Enzo- cuándo nacerá? - nacerá el veinte de diciembre, por segunda vez- aseguró la luz. La chica comenzó a llorar con delicadas y sutiles lágrimas que no parecían contar con la cohesión natural del agua, formaban gotitas individuales, no eran consecutivas, ella no se percató del fenómeno. -Cada una de esas lágrimas representa los descendientes de Tu Hijo, serán millones, como son millones ahora los nacidos desde Jesús; pero deben estar juntos, ese será el secreto, los hermanos deberán estar unidos, por la Verdad y la Fe. Cada vez que llores seca tus lágrimas con ese pañuelo que tienes en tus manos, él será el símbolo de esa unión que el hombre necesita, guárdalo como tu tesoro más preciado y no dudes en enjugar las Suyas cuando llegue el momento. - qué momento? De qué hablas Enzo? - todo a su tiempo, mi querida, todo a su debido momento- aclaró Enzo. -Verónica, debes saber una cosa más- agregó el blanco Ser- el día que nazca Tu Hijo, nacerá también el hijo de la oscuridad, lo que tú llamabas sueños, era realidad, Selene, aún sin pertenecer al mundo de los vivos fue elegida para llevar al Maligno en su vientre, debes tener cuidado, confía en Joel y por supuesto en tu madre, quizás debas hacer un viaje que te aleje de ellos, El Niño deberá crecer en un lugar fuera del alcance de la tentación, y regresar cuando llegue a la edad de la Revelación, nunca le digas quien es ni cuál es su propósito, Él sabrá, Él actuará. Nosotros estaremos contigo, no debes temer- dicho esto dio unos paso hacia atrás lentamente y se colocó casi pegado a la pared, detrás de él los rostros de Franco, Mike y John, sonrientes conformaron un cuadro que la mujer no olvidaría nunca, seguiría colgado en su memoria para siempre, estaban con Dios. El Arcángel continuó retrocediendo y desapareció detrás de la pared de la habitación, no dijo nada más. Reconfortada Verónica se dio cuenta que no debía sufrir por su esposo, amigos y seres queridos, el Cielo existe y es el destino del hombre justo, no debes temer, la vida es un paso corto en la eterna carrera celestial. Se paró sobre sus hinchados pies, se rió de ver semejantes pantuflas, su número de calzado era el treinta y seis y se encontraba utilizando el cuarenta y dos de su querido Franco, por el ancho del calzado. Le había ocasionado algo de vergüenza ir a comprar pantuflas de ese tamaño. Lentamente, paso a paso, se dirigió a la habitación de su madre a comentarle lo que había ocurrido y su visión, estaba feliz, su cara ajada parecía ya más rozagante; cuando Sofía la vio empujar con sus cortas y despintadas uñas se alegró mucho, se corrió hacia un lado y dando pequeños golpecitos con la palma de la mano sobre el cobertor la invitó a rememorar los tiempos en que dormían juntas, cuando era pequeña y su padre no estaba en casa, primero por su trabajo y luego por su prematura muerte. Sólo cuarenta y cinco días restaban para que se produzca el Retorno -debemos terminar de preparar todo lo necesario- propuso Sofía animadamente. Estaban solas, como antaño, y se las arreglarían con el mismo ahínco que lo habían hecho en aquellos tiempos, sólo que tendrían otro objetivo. Las mujeres, ahora encaraban el futuro de otra manera, el trance por el que habían pasado las hizo sufrir, pero colmó sus almas de gozo y regocijo como a nadie en el mundo, se sentían plenas y felices. Una nueva historia había comenzado. Era el inicio de una nueva era. Una nueva oportunidad para el hombre. El Nuevo Orden comenzaría en pocos días. Sofía tomó su cartera y al introducir la mano en busca de un juego de llaves, notó algo que no le pertenecía, parecía un sobre, hacía varios días que no usaba ese bolso, pensó unos segundos y en realidad no lo utilizaba desde el día anterior a la terrible pérdida de Franco, efectivamente era una pequeño sobre, lo abrió de inmediato, intuyó de inmediato quien lo había colocado allí, trató de abrirlo despegando la solapa pero no lo logró, debió romperlo arrancando todo un costado, dentro del mismo había un papel con indicaciones muy someras y precisas que debía seguir e caso que los hermanos murieran, en el fondo también había una llave, no la habría notado si no hubiese estado expreso en la esquela que escribiera Mike, muy previsor, finalizaba con unas palabras de aliento para ella y su hija que emocionaron a la mujer. Le indicaban, casi como una póstuma orden que debía dirigirse al edificio que fue cobijo de los hermanos por tantos años y tomar posesión del mismo, la combinación de la caja de seguridad que contenía los escritos de José de Arimatea, parte esencial pero desconocida de las Sagradas Escrituras que debería dar a conocer luego del Advenimiento, pero no a través de la Iglesia. Era también su deber contactarse con el Papa elegido, él reconocería la clave que Sofía debería pronunciar, de esa forma sabría que el próximo Mesías estaba por llegar y secretamente, como único conocedor del nacimiento, estar atento a los futuros requerimientos. Las palabras que debería hacerle llegar a S.S. eran: EL SEÑOR HA REGRESADO. JOSÉ HA CUMPLIDO. Todo dependería luego de la gente en la que él confíe. La masonería dentro de la Iglesia era una facción muy poderosa, si se enteraban de su paradero, el pequeño tendría muy pocas posibilidades de sobrevivir. La Hermandad había sido diezmada peligrosamente en el momento más importante, sólo ella y Joel estaban disponibles, en tanto y en cuanto el muchacho siga recuperándose como hasta ahora. En Londres quedaban sólo dos hermanos, un anciano que apenas podía moverse y un joven aún sin experiencia; la única esperanza era el muchacho convaleciente en Roma, de él dependerían para volver a crecer, suponiendo que el nuevo Pontífice sea alguien de fiar. Ya lo sabrían. Joseph Alois Ratzinger fue declarado Papa el diecinueve de abril de 2005 adoptando el nombre de Benedicto XVI. Se acercaban tiempos difíciles. A treinta días del nacimiento, Joel se había recuperado en un noventa por ciento, una de las esquirlas había interesado el hígado, perdió más de la mitad de ese vital órgano; pero siendo una persona joven y con mucha fe pudo reponerse de esa y de las demás heridas, que no eran pocas. Una declaración de Sofía, en la que aseguraba que Joel estaba en la casa de paseo al ser atacados por esa horda de energúmenos logró que las dudas acerca del muchacho se disiparan rápidamente quedando en libertad de acción aunque recomendaron el regreso a su país. El referente de la Hermandad decidió volver a Londres y reorganizar él mismo las actividades pendientes, sobretodo el reclutamiento de nuevos colaboradores; era más fácil desde allí pues había gente que si bien no pertenecía directamente a la cofradía se podrían considerar adeptos a la forma de llevar a cabo sus acciones; con una forma de actuar muy similar a los masones era una fortaleza que la gente, en la tierra de la masonería, suponga eso. Una vez que los jóvenes ingresaban a las filas, comenzaba una exhaustiva depuración de elementos, fundamental pues la tarea definitiva sólo la podían conocer los ya iniciados, los descartados, algunos, eran mantenidos como colaboradores, ignorantes del plan fundamental, pero alegres de servir a la Hermandad; ésta modalidad había producido decenas de copartícipes dispuestos a ayudar, pero pertenecer era más comprometedor. La edad de los postulantes se imponía entre dieciocho y veinticinco años, noveles idealistas pero sin un desarrollo económico y personal definido totalmente, permeables a las directivas y enseñanzas de los mentores. Nunca, hasta ahora se habían necesitado más de veinte hermanos, ese era el número aproximado estable de activos en la organización. Como la última operación había sido nefasta, junto a Sofía, antes de partir decidieron crear un cuerpo de elite, con aspirantes entrenados profesionalmente, la situación vivida no podría ni debería repetirse jamás. No habría una nueva oportunidad. El mayor sufrimiento lo llevaron los padres de Franco, perder los dos hijos con tan poca diferencia de tiempo llevó a la madre del Elegido a ser asilada con una aguda depresión, el padre, un poco más fuerte y emocionalmente más estable, acompañó a su esposa alentándola en todo momento hasta que el doctor decidió la internación. Durante el último mes de la gestación, Verónica no dejaba de pensar en Selene, se había convertido en una verdadera obsesión, las recurrentes pesadillas con la siniestra figura como protagonista no cesaban a pesar de la contención de Sofía, el único puntal con el que contaba la Madre. Decidieron entonces solicitar ayuda sicológica, la encontraron en manos de una reconocida profesional, la doctora María Maggi, quien en la primera sesión, luego de las preguntas clásicas y de rigor como: ¿Tiene pesadillas con frecuencia (recurrentes)? ¿Se presentan en la segunda mitad de la noche? ¿Se despierta súbitamente? ¿La pesadilla causa temor y ansiedad intensos? ¿Recuerda algún sueño atemorizante (con imágenes visuales vivas y argumento similar al de una historia)? ¿Ha tenido alguna enfermedad reciente? ¿Estuvo en una situación estresante recientemente? ¿Consume alcohol? ¿Cuánto? ¿Qué medicamentos toma? A estas se le agregan infinitas preguntas más, mucho más específicas de acuerdo a los indicios que muestra cada paciente en forma individual. Si bien el profesional no realiza estas preguntas en forma ordenada, sino “disueltas” dentro de una charla amena y en forma circunstancial, son los primeros acercamientos con el paciente. Las reacciones de Verónica, sus respuestas en una serie de consultas ayudaron a determinar que la joven sufría de un stress causado por la pérdida de su esposo, en realidad los datos más importantes y decisivos para un buen diagnóstico eran esquivos para la profesional, otorgándole a Selene y su bebé una analogía con el estado de la paciente y el miedo de ser madre. Sin embargo sirvió para que la joven mujer comparta con alguien más algo de su dolor y sus miedos, sus preocupaciones y sus pesares, y por supuesto su esperanza de ser madre por primera vez. La doctora Maggi acotó también que notaba un peso muy grande sobre sus hombros, todas esas causas unidas le daban el carácter tan marcado a la dolencia. En apenas dos semanas, Joel logró hacer ingresar a las filas de la Hermandad a diez jóvenes interesados de servir a una causa noble, de los cuales había apuntado para la verdadera labor a cuatro, una inestimable cantidad para el momento por el que estaban atravesando. Desde el momento en que el Elegido tomó el Cáliz, los custodios deberían haberse desentendido del caso, pero la pasión con que John y Mike llevaban adelante su trabajo provocó este desenlace impensado. Invocando la memoria de estos dos valientes fue que el muy astuto Joel logró llamar la atención de los postulantes, creando una división especial y secreta, convirtiendo parte de la organización en una estructura militarizada, creadora de hombres entrenados capaces de defender el Nuevo Orden como correspondía, no encontraron otra solución, deberían prepararse, concientes que el mal estaba preparado. Sofía acompañaba a su hija permanentemente y no la dejaba sola en ningún momento pero conocía lo que estaba ocurriendo, la mente de Verónica era invadida por oscuras fuerzas, seguramente sus visones de Selene eran reales, y la maléfica mujer llevaba dentro de su ser al hijo del mismo Satanás, un contendiente del Mesías a largo plazo. Sin duda tratarían de eliminar al Niño apenas nazca o durante los primeros años de su infancia, o mañana. La sabia y valerosa señora esta vez tuvo miedo, decidió pedirle a Joel que retorne de Inglaterra y se radique en Roma con algunos de sus muchachos para defender al pequeño y a su madre. 10 de diciembre de 2005 Escasos diez días restaban para el nacimiento más esperado, las mujeres hablaban de su Hijo y su Nieto sin a veces, darse cuenta de quien se trataba. Verónica no había decidido aún el nombre del Niño, pero en realidad, muy dentro de ella sólo sonaba el nombre de Jesús, pensó en llamarlo Franco, pero supuso que su marido hubiera insistido que se llame Jesús. Cuando el joven regente de la cofradía recibió el llamado de la dama, inmediatamente regresó a la eterna ciudad y propuso a Sofía que se instalaran en el edificio perteneciente a la Hermandad, el cual contaba con lugar suficiente y era más fácil defender en caso de ataque. Si bien no contaban con el entrenamiento previo, los nuevos hermanos eran conocedores y habían practicado tiro y artes marciales, lo que ya era una ventaja si de defensa se trataba, mientras en la sede de Londres continuaba el reclutamiento junto al riguroso entrenamiento de los decididos hombres, contaban ya con veinte dispuestos a jugarse por la organización. La capacidad económica de la misma estaba basada en la cantidad de propiedades inmuebles que habían acumulado en el transcurso de los años, y en inversiones en el mercado de valores de la gran capital inglesa. Se podría decir que eran poseedores de una pequeña fortuna, lo que les permitía a los integrantes percibir una auspiciosa cantidad de dinero periódicamente para su manutención personal, sobretodo teniendo en cuenta que se trataba de un reducido grupo de personas. En el subsuelo del edificio en Roma había una serie de corredores secretos subterráneos, muy comunes en esa ciudad que databa de varios siglos de antigüedad y que fue restaurado en su momento por un grupo de hermanos, quienes secretamente sellaron parte del túnel que más se alejaba, quedando expuesta sólo una muy pequeña sección de dichas catacumbas. Un plano completo del complejo sistema de pasadizos se hallaba dentro de la caja de seguridad junto a las Sagradas Escrituras, obra de José, y mantenidas en secreto por casi dos mil años. La primera labor fue desobstruir los pasajes y crear un plan de escape para la Madre y su Hijo, dichos pasadizos se extendían casi por un kilómetro de longitud, formando una maraña de conexiones subterráneas; en realidad toda la ciudad de las siete colinas se encuentra recorrida por infinidad de acueductos y pasajes subterráneos, muchos de ellos aún no descubiertos, justamente este sistema era uno de ellos, comenzaba en la Iglesia Santa María del Popolo y se extendía por casi un kilómetro y medio por debajo de la Vía del Corso hasta la Casa Generalizia Dell'Ordine Dei Servi Di Maria; con ramificaciones hacia ambos lados, alguna extensas, llegando a los doscientos metros del ramal principal con salidas accesorias marcada exactamente en el plano y principales cuyas tapas podían ser removidas desde el interior para acceder a la superficie. En las secciones más distantes, casi llegando a la iglesia de María, dejaron víveres y armas en cantidad suficiente, asimismo se aseguraron que las salidas no estuvieran obstruidas hoy en día. El edificio perteneciente a la hermandad se encontraba equidistante de ambas salidas primordiales, sobre un corto túnel que se dirigía hacia el este a escasos setenta metros del pasaje madre; en ese lugar se hallaba la primera dotación de armas. Todo se encontraba en perfecto estado, sin duda sus antecesores habían realizado un trabajo muy bueno de mantenimiento antes de sellarlos; sólo humedad y oscuridad predominaban bajo la superficie, es por eso que también dejaron a mano sendos equipos de iluminación. Todo se hallaba previsto para una situación de emergencia, indeseada. Dentro del amplio salón principal de la nueva morada de la Madre, acondicionaron unos paneles blindados formando una habitación aislada totalmente del resto de la casa. Sería el último reducto antes de descender a los túneles, les otorgaría más tiempo para escapar y sacar verdadera ventaja a los potenciales agresores. Todo previsto, todo pensado. Sólo restaba lo verdaderamente importante: el nacimiento del Salvador. En un primer momento pensaron que acontezca en una clínica, pero no tenía sentido preparase de una manera tan extrema y luego dejar librado a la suerte el ser atacados en la institución de salud, carentes de todo para efectuar una defensa que pueda salvar las vidas de la familia. Por medio de súplicas y pedidos especiales lograron que el parto se realice la residencia, Marcos, su doctor no estaba de acuerdo totalmente con la decisión de las mujeres pero dado que todo estaba predispuesto de la mejor manera posible accedió al particular pedido, de todos modos, la clínica Del Sol se hallaba a pocas cuadras de la morada. La mañana del diecinueve de diciembre se presentaba triste y gris, el frío resultaba insoportable en la calle, la calefacción funcionaba casi en el extremo de la escala de regulación, hacía años que el invierno no se presentaba tan poco benévolo con la ciudad. Nubes, viento y una llovizna muy fina que al hacer contacto con el rostro podría seguramente confundirse con miles de espinas cercenando la piel; era helada, nevaría en cualquier momento. El cielo se mostraba totalmente cubierto, así transcurrió toda la jornada hasta casi las veintiuna horas, donde los espesos, oscuros y cargados nubarrones comenzaron a disiparse lentamente hasta dejar un despejado y negro cielo. Joel decidió hacer una última recorrida por la ruta de escape, eran ya las veintidós y treinta de la noche, desconocían el horario del parto pero Verónica ya estaba con dolores y contracciones seguidas, decidieron llamar a Marcos, quien en apenas quince minutos arribó con todo el equipo que pudo traer consigo. -Quiero asegurarme- aclaró sonriente y animado. - Todo saldrá bien- finalizó. Comenzó por bajar del auto el monitor de ritmo cardíaco del bebé, siguiendo con todo lo que se podía transportar. Junto a él concurrió una enfermera que deseaba asistirlo a cualquier precio, una muy bonita joven de llamativas formas y largo cabello azabache rizado, el cual recogió y colocó prolijamente dentro de una cofia al ingresar a la inexpugnable e improvisada sala de parto. Al verla, la Madre notó un extraño parecido con Selene, lo que la incomodó un poco, comprendiendo luego que se trataba de sus propios nervios y relajándose nuevamente al ver sonreír sinceramente a la mujer. El médico comenzó por preguntar lo de rigor. Cuánto tiempo transcurría entre las contracciones y cuánto persistían; luego realizó un tacto vaginal y comprobó casi cuatro centímetros de dilatación. Se quitó y desechó el suave guante y tomó el monitor cardíaco, mostraba un fuerte y acompasado ritmo. Al oírlo, Verónica supuso que presentaba algún problema, pensó que la frecuencia era muy alta, desconociendo esa característica en los bebés, en realidad les ocurre a todas las madres primerizas que no hayan escuchado con anterioridad al parto los rápidos latidos de sus hijos. Con su arma automática en la sobaquera y un handy de UHF en la cintura, Joel ya se encontraba desandando el camino que usarían en un eventual escape, había llegado a un extremo del túnel principal con intenciones de dirigirse al otro extremo y regresar recorriendo cada una de las ramas secundarias de la red subterránea. Volvía de la Casa de la Orden de los Siervos de María, sonrió, pensó en cuando construyan la Casa de los Siervos de Verónica, luego se arrepintió, le pareció una herejía o por lo menos una falta de respeto grave hacia la Madre; continuó caminando y ensimismado en sus pensamientos cuando al llegar a uno de los codos, cerca de la iglesia, en el otro extremo del sistema le pareció oír el llanto de un bebé. -No puede ser- pensó convencido por la profundidad a la que se hallaba, dirigió la linterna hacia arriba, luego hacia uno de los costados y no veía nada que no fueran muros sólidos. Luego supuso que el Señor había nacido y sus gritos se escabullían traviesos por algún intersticio entre las gruesas paredes, alguna de las cuales habían sido revocadas con un mortero impermeable para evitar filtraciones en los acueductos de hace veinte siglos; comenzó a buscar alguna fisura que posibilite tal propagación sonora pero además se encontraba verdaderamente muy lejos para que llegue el sonido de forma tan clara y precisa. Tomó su radio y se comunicó directamente con Sofía, quien se hallaba a un lado de la cama de su hija tomándole la mano y narrándole la noche en que ella nació y lo fácil que resultó el parto, lo que era una mentira ya que sufrió dolores por mucho tiempo y casi le practican una cesárea de emergencia que no hizo falta porque Enzo arribó oportunamente y le practicó unos masajes sobre el abdomen que posibilitaron que la niña se acomode rápidamente, deseó que el viejo doctor estuviera allí junto a ellas. - te escucho Joel – respondió la mujer. -dime si el Niño ha nacido- solicitó el muchacho. -no aún, dice Marcos que sucederá alrededor de las dos de la mañana- informó la ansiosa abuela. -es extraño, estoy oyendo un llanto de bebé desde hace unos diez minutos y creí que Él ya se encontraba entre nosotros, seguiré husmeando por aquí, mantenme al tanto de todo. Eran ya las veintitrés y treinta horas, el llanto había cesado pero Joel continuaba en busca de algún indicio, los equipos de iluminación más potentes estaban en los extremos, desitió de la idea de ir a buscarlos para realizar una inspección más acabada de las paredes y del redondeado techo, contaba con la linterna. Lentamente recorría el camino por enésima vez, el llanto regresó y esta vez era aún más fuerte y definido, no había ninguna duda, había un bebé y no se trataba de Él; su piel se erizó en la espalda y el cuello. Pensó- quién o qué podría nacer en las catacumbas? Qué clase de madre pariría en la total oscuridad? Y lo peor era que se hallaban a pocos metros del Niño. Se negaba a entender, no quería comprender, decidió arriesgar y hallarlos. En voz muy baja transmitió la situación a Sofía, quien soltó la mano de su hija dejándola caer rudamente sobre la cama, llamando la atención de Verónica que le preguntó que ocurría. -Nada chiquita, nada, es Joel que está regresando de la recorrida de control, todo está en orden, descansa mi amor. Mientras la decidida mujer hablaba con su hija, el expeditivo joven reconoció en una pared el antiguo símbolo de la masonería, una G entre una escuadra y un compás; pero no representaba la edad de los muros, se trataba indudablemente de una inscripción mucho más reciente pero al tratar de acercar el estrecho haz de luz, la linterna se escurrió de su mano izquierda y cayó estrepitosamente al húmedo y pétreo piso sin apagarse, por suerte, quedando en una grieta pequeña fuera de nivel y dirigiendo su luminoso y revelador rayo hacia la pared enfrentada al epígrafe, mostrando esta vez el nombre NIMROD, grabado profundamente en una piedra de distinta genealogía que las del resto de la estructura. Curioso y preocupado se acercó a ella- debió agacharse un poco - y observó que se trataba de un bloque cuyo tamaño era cuatro veces el tamaño de los demás en altura y aproximadamente el doble en su ancho, en su mente visualizó una puerta moderna. Apoyó su hombro derecho en la aparente inamovible y maciza roca y empujó despacio, para no hacer demasiado ruido, pero firme para tratar de hundirla en la pared. La corazonada resultó una realidad, el pesado monolito sucumbió ante la perspicacia del muchacho, y su fortaleza por supuesto, retrocediendo apenas unos centímetros e incrustándose en la pared, justo en la forma imaginada. Miró su reloj, veintitrés y cincuenta minutos. Sin saber porqué, en su cabeza resonaba que nacería a las cero horas. Se apoyó nuevamente pero con más decisión y logró moverla otros cinco centímetros, pensó en Dios, en sus desaparecidos amigos de la hermandad y les solicitó fuerzas para lograrlo. Notó una luminosidad a sus espaldas que reverberó en el largo corredor sombrío dirigiéndose al otro extremo alejándose y se extinguió. En silencio. Quedó inmóvil y ahora la luz fue acompañada por un chasquido seco. Sintió paz, no temor, había escuchado algo de ese tenor en las conversaciones con los hermanos, supuso conocer el origen del destello. Esperó confiado. Un brillo extremadamente blanco giró hacia él desde una de las derivaciones que conducían a los pasajes secundarios, al verlo acercarse se colocó de espaldas contra la pared. A escasos diez metros pudo discernir la figura que suponía, largos barba y cabellos, suspendido a veinte centímetros del piso se detuvo y con serena voz se dirigió al hermano. - Me conoces, sabes quién soy, no me temes, crees en mí, estoy aquí para ayudarte Joel- aseguró Merlín. - Si maestro, sé que así será- respondió respetuosamente y emocionado el afortunado muchacho. La luz comenzó a concentrarse en las palmas de sus manos, las cuales colocó paralelas al muro, una junto a la otra, su figura etérea parecía absorber la energía lumínica incorporándola hacia su interior indefinido, inclusive el halo que lo envolvía fue asimilado, dentro de su contorno la blancura mutaba a un azul profundo y era emanado en forma de rayo hacia la roca, la cual comenzó a retroceder de a poco, un poco más, más, más aún hasta resignar su lugar a la voluntad del señor. Merlín bajó sus manos, se acercó al joven y lo tomó de los hombros con fuerza susurrándole en el oído- has sido elegido. Sintió un notable sacudón y pareció perder el conocimiento pero quedó de pie, expectante a las indicaciones del espectro. -Cumple tu tarea, entra y acábalo, esta indefenso, si fallas ahora la lucha será sangrienta y la humanidad toda lo lamentará- sentenció el eterno anciano; y de entre su fantasmal ropaje sacó una daga similar a la que poseía John y la colocó en su mano derecha. Se retiró apenas un metro hacia atrás como esperando la decisión de Joel quien no dudó una décima de segundo; con el puñal en su cintura y su pistola nueve en la mano ingresó por la abertura y caminó unos veinte metros, notó una rojiza claridad, hacia allí se dirigió, en ese recinto, al cual ingresó dispuesto a dar la vida, solo con su fe, presenció la escena más atroz de toda su vida, sobre un altar de piedra yacía una bella mujer, pálida sin vida, con su vientre destrozado, como si hubiera estallado y en un evidente estado de putrefacción y recostado entre sus entrañas una criatura que lo observaba tranquilo con unos intranquilos ojos rojos brillantes, emitió un agudo quejido y cuatro asquerosos seres se corporizaron ante su rostro, babeantes, deformes, llegados en ese preciso instante del mismo infierno, tiró la linterna para aprovechar su otro brazo y se dirigió hacia uno de los rincones, detrás del altar, con la tenue claridad se las arreglaría para terminar con las repugnantes bestias, pero no era ese el plan del demonio, comenzaron a aparecer más y más íncubos menores tornando la situación desesperante; mientras, el niño sonreía despreocupado. Joel tomo su arma y comenzó a disparar eliminándolos fácilmente, pero por cada uno destruido aparecían dos más, cambió su cargador en dos oportunidades, era el último y había recibido muchas heridas en su cuerpo y rostro, se sentía desvanecer por la pérdida de sangre, se preparó para lo peor, desfalleciente tomó la daga y continuó dando pelea a los amorfos entes esponjosos, el suelo era un mar de despojos cuando la luz brilló dentro de la arena cegando a los viles; Merlín ingreso y dirigiéndose al pequeño monstruo le espetó- Hermano, lo siento pero así es el Orden. Con un chasquido cerró el portal al inframundo y los aberrantes seres se desvanecieron dejando al niño expuesto a la daga de Joel, quien a pesar del dolor y la confusión apuñaló al pequeño hijo de Lucifer en el centro del pecho con un rápido movimiento, sus ojitos se abrieron al extremo posible y un alarido desgarrador inundó las catacumbas confundiéndose con el llanto del recién nacido en la superficie, en la luz, Nuestro Señor, Nuestro Cristo… Jesús había regresado. Joel, impávido, se sacudió las ropas, giró para agradecer a Merlín pero se encontró solo, nunca había visto tanta sangre dispersa en un lugar, observó el rústico altar y notó el cadáver totalmente corrompido y una perforación con oscuros rebordes entre las piernas del cuerpo inerte de la malévola Selene. Miró el reloj, rió, eran las doce y un minuto, supo que había nacido; el mal siempre está cerca de nosotros, a nuestras espaldas o frente a nuestros propios ojos, escondido, mimetizado, disfrazado, travestido, persistente, acechante, tentador; ten cuidado cristiano, cuídate hombre, el Salvador está nuevamente aquí, pero en tu umbrosa alma llevas el mal contigo. Recapacita. Cansinamente regresó por el pasadizo hasta la escalera que lo llevaría a la casa de la Hermandad, nunca se hubiese imaginado lo que esa noche sucedió en las profundidades Emergió pesadamente, sus compañeros, al verlo en ese calamitoso estado se apresuraron a asistirlo, Marcos, que aún se encontraba en el lugar lo observaba absorto.- Qué te ha ocurrido?- demandó el profesional mientras lo miraba ascender desde el subsuelo. -Nada doctor-respondió el joven tratando de minimizar la situación. -Descubrí que debajo de nosotros había una serie de túneles y decidí investigar, pero no estaba solo, aparentemente un grupo de malvivientes se escondía al resguardo de las sombras; me descubrieron mientras me acercaba y me atacaron pensando que pertenecía a la policía, por suerte logré escapar casi ileso y entero. Deberemos sellar esta entrada de inmediato. El médico arrugo el seño y abrió la boca como para decir alguna palabra, pero se abstuvo de comentarios, miró a su alrededor; los cuatro guardias, el parto a escondidas, la abuela con un handy dando órdenes, rencillas en las catacumbas, digamos un extraño escenario. Sólo expresó entre dientes- Ahá. Verónica se encontraba en un óptimo estado, el Niño nació con las primeras fuerzas, lo que no desgastó a la Madre. Casi cuatro kilogramos pesaba la criatura, de inmediato se prendió al pezón de su mamá quien lo observaba maravillada, no tenía ese sentimiento desde hacía mucho tiempo, se entristeció, pensando en lo que Franco se perdería, pero trató de no recordar, deseaba ir hacia delante, él lo hubiera querido así, si, eso hubiera deseado. Cambió al bebé a su seno izquierdo y sonrió. Sofía, sentada en el borde de la cama la mirada extasiada, feliz, esa imagen valía todas las penurias pasadas, aunque no todas las parejas viven este verdadero calvario para lograr la paternidad, tampoco verán crecer jamás al Hijo de Dios dentro de su hogar; regresó su pensamiento nuevamente a Franco, el sabía muy bien que al ser clonado el pequeño no conservaría nada de su herencia, aún así, nunca habló del tema, ni mostró algún desdén. En realidad el Niño no llevaba datos genéticos de ninguno de los padres terrenales, era una copia fiel de aquel Jesús que recorrió caminando las tierras conocidas y predicó la Palabra Divina hace dos mil años exactos, teniendo en cuenta el defasaje de siete años que existe entre ese tiempo y este. Pero todo vuelve a comenzar, la vida es una gran rueda en posición vertical, similar a un molino movido por la acción de un curso de agua, pero en este caso el motor es Divino y en cada álabe se encuentra distribuida la historia, y cada vez que completa un giro todo vuelve a comenzar, pero el agua que pasó no mueve nunca más la rueda, las nuevas corrientes dan la particularidad a cada ciclo siendo nosotros las eternas víctimas del incesante devenir retórico de la existencia, nuestras decisiones no alteran el incesante movimiento, siempre es igual, solo varía el caudal, o sea que al final del ciclo, antes o después, cuando la paleta que marca el término y el fin, ingresa en la corriente nuevamente es determinante de una nueva era. Jesús es nuestro álabe, Él es nuestro principio y nuestro fin, las épocas son marcadas por él y no por la arbitrariedad de los hombres. Ha vuelto. La nueva era ha comenzado. [1] Nota del Autor:El gran amigo de Jesús era miembro del Sanedrín, un consejo integrado por veintitrés jueces en cada ciudad judía que a su vez formaban el Gran Sanedrín, de setenta y un miembros de las ciudades de Israel. Tenía a su cargo, además de decidir sobre cuestiones religiosas con total autoridad, la administración de justicia con poderes absolutos, pero supeditados a la decisión final romana. Era además, decurión del Imperio Romano, encargado de explotaciones mineras en la zona y amigo de Poncio Pilatos, Prefecto de Judea, que llevó finalmente al Maestro a la crucifixión para salvar su propia vida. Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, conspiraba contra él para eliminar ese cargo en la región; incitado además por el mismo Sanedrín a castigar al Mesías, aunque en primera instancia no lo encuentra culpable, culmina avalando la pena de muerte. Acusaron al Nazareno de atentar contra el poder del Cesar, Pilatos no pudo pasarlo por alto, sería condenado también por traidor. En realidad Nuestro Señor fue ajusticiado por pretender ser más César que el César, así lo hicieron parecer los propios judíos. Ayer te veré. Simón se acercó a la ventana de su taller. Estaba oscuro. Era una noche sin luna. Su mirada se perdía más allá de la calle que terminaba en la plaza del pueblo. Se trataba de un predio que comprendía casi una hectárea. En él jugó de niño, allí ingresó al amor, entre los canteros. También en ese lugar se declaró a Natalia, su esposa. Recordó en ese momento el día que partió hacia la capital. Deseaba estudiar, ansiaba aprender, desentrañar los misterios que lo asombraron de pequeño. Contaba con un don especial, amaba el conocimiento. Un relámpago lo devolvió al presente. El trueno lo sobresaltó y al mismo tiempo puso su mente a andar. Una idea se le cruzó, espontánea y difícil de retener. Hizo un esfuerzo para aclararla y poder darle cierta forma para plasmarla en un papel. La colosal cantidad de energía del rayo iluminó por un instante el paisaje triste y solitario. El joven ingeniero vio algo que en apariencia no estaba allí. El paisaje encubierto por las sombras se mostró tímido. Por su cabeza comenzaron a pasar cientos de fórmulas y teorías físicas, fue un instante, apenas un nanosengundo bastó para generar una nueva hipótesis. La clave no era la luz, era otro tipo de emisión. Supuso una placa sensible a la emisión radiactiva de carbono catorce. Primero pensó que sería imposible, por lo efímero de las partículas. -Cuántas cosas imposibles se hicieron realidad a través de la historia!- se animó. Natalia abrió la puerta del recinto destinado a las investigaciones para avisarle que la cena estaba preparada. Simón no perdió tiempo y le comentó su nueva idea. -qué lograrás con eso?- preguntó la mujer, que no tenía idea de qué se trataba la radiación gamma- -ver lo que no se ve, lo que aún está ahí y no podemos percibir…lo que pasó- respondió entusiasmado el científico. -Deja el pasado en su lugar, no te metas con eso- dijo la mujer con un tono entre resignado y cansino. Apagaron las luces y fueron a sentarse a la mesa, no tenían hijos aún. Al día siguiente Simón debía dar clases en la escuela, había cambiado su trabajo en la ciudad por la tranquilidad del pueblo, por su esposa, por el amor hacia ella. Tres meses después, mientras la joven realizaba la eterna tarea hogareña, Simón entró eufórico a la cocina con una noticia: Tenía la placa sensible! -mira, ahora es sólo cuestión de llevarlo a un papel fotográfico!- -tan sencillo?- Le mostró una imagen borrosa de él mismo, de la noche de la tormenta en que se le ocurrió la idea. Se veía la figura del corpulento hombre mirando hacia afuera y un rayo que dividía el firmamento en dos. Aunque no era perfecta, era alentador. -sólo debo mejorar la técnica, es increíble!- Natalia quedó asombrada con lo que vio. El inminente logro de su marido le hizo repetir la frase expresada meses atrás- - deja el pasado atrás, no es bueno revivir momentos ya juzgados!. Esas palabras sonaron sabias, pero el afán del descubrimiento y gloria superaba la sabiduría. Durante los siguientes meses continuó la investigación hasta llegar al punto de digitalizar las imágenes y lograr una nitidez asombrosa de escenas que ocurrieron años atrás. Lo mantuvo en secreto para el mundo científico hasta que decidió hacerlo público. Fue un verdadero suceso, no tenía diferencias físicas notables con una cámara fotográfica común y corriente, incluso contaba con un selector de tiempo que permitía un rango entre una hora y trescientos años. Su deseo era llevar el mínimo a unos pocos segundos y el nivel más alto a quinientos años. Para todos se trataba de ciencia ficción. Ideó luego un programa para computadoras que le permitía mejorar la calidad de las tomas de manera increíble. No pasó mucho tiempo hasta que las grandes compañías comenzaron a luchar por la patente. Los viajes y reuniones acaparaban su tiempo. Una noche llegó a su hogar, cansado y desilusionado, alguien había conseguido copiar su proyecto. La fábrica de cámaras fotográficas más grande del mundo ya estaba produciendo su invención sin ninguna ganancia para él. Dejó el prototipo sobre la cómoda del dormitorio y se durmió. El sistema estaba encendido en posición de barrido temporal y captó una secuencia de su cama desde que estrenaron la casa hasta la noche anterior. Por la mañana, luego de desayunar junto a Natalia, ingresó las exposiciones a la computadora. Pasaron cientos de tomas sin importancia, salvo una. Natalia se veía desnuda, sentada en el borde la cama arreglándose el cabello mientras un hombre, igualmente sin ropas, besaba sus pechos. La fecha de registro indicaba: dieciocho de junio de 2003. Dos años atrás. -un error en el proceso- pensó el muchacho. -Natalia!- llamó gritando a su mujer. -qué pasa mi amor?- - tienes razón, ya no puedo vender mi invento y no lo puedo fabricar. Dejemos en paz al pasado!- Esa noche aprendió que a veces es mejor no ver lo que no se muestra a simple vista. Bendito infierno. La lucha entre Dios y el diablo. O será el Diablo y dios? Era muy temprano. Jaime se levantó como todos los días para ir a trabajar. No tenía pereza. Su título de abogado le había costado demasiado como para perder tiempo en somnolencias. Su vida había sido difícil. Un padre que no fue capaz de ser padre. Si fuera creyente le hubiera agradecido a Dios por Clara, su madre, quien a decir por sus propias palabras era un ángel, opinión que se contraponía con su incredulidad referente a todo lo divino. Gracias a esa dulce mujer, Jaime fue capaz de soportar las condiciones en que Alfredo, aquel inescrupuloso ser a quien debía llamar papá lo mantenía sumido. La fortaleza sicológica e intelectual del recién recibido profesional le permitieron completar sus estudios y de alguna forma evadir la realidad que lo afligía y agobiaba. Cuando comenzó a trabajar en su profesión, pudo independizarse económicamente y ya no tuvo que soportar los desplantes y locuras paternas. Al poco tiempo se fue de la casa familiar. Su novia aceptó la proposición de vivir juntos. Inconscientemente, comenzó a olvidar las noches de llanto y penas que Alfredo le ocasionó por tantos años. Un año después decidieron casarse, vivían felices, lejos del tenso clima que aún persistía en casa de Clara, quien resignada, continuaba bajo el mismo techo del hombre que hubo elegido veinticinco años atrás. Jaime llegó a desear que su padre muera, muchas veces ese deseo se hizo presente en su mente. Sin embargo no era odio lo que por sus venas corría Nunca imaginó tampoco que se cumpliría tan pronto. Esa mañana de invierno, muy fría, quizás demasiado para su gusto, el teléfono sonó a escasos minutos de las nueve. Jaime intuyó que se trataba de esas noticias que nadie desea oír. Mientras abría el celular, la imagen de Alfredo, desdibujada, se acurrucó en su mente, como tratando de refugiarse. Un escalofrío le recorrió la espalda. La voz sonó débil, entrecortada. Clara le anunció la muerte repentina de su padre mientras dormía. La noticia inesperada no lo alegró. Se sintió aliviado. Apoyó el aparato sobre la mesa, a un lado de la taza de café que, muy caliente, había cumplido su cometido. Hubo logrado entrar en calor gracias a la infusión. No logró sentirse triste. Una mezcla de sonrisa y desdén fue lo que su cara expresó. Marcela, su esposa, preguntó más sorprendida que afligida por la expresión de su marido - quién era? Qué pasó? - alguien murió- expresó secamente y llevó la taza a su boca para beber el último sorbo. Durante los dos años siguientes, Jaime se afianzó en su trabajo y comenzó a escalar socialmente gracias a la firma donde ejercía. Era considerado uno de los abogados más eficaces entre las huestes de rapaces. Habían logrado ser propietarios de una pequeña casa. Los recuerdos aciagos de Alfredo fueron reemplazados por la felicidad de una familia propia, siempre compartiendo el amor de su madre, quien también se sentía aliviada y cuya existencia se hacía ahora agradable. El don de ser padres aún les era esquivo. Lo buscaron durante los últimos seis meses. Sin resultados. Una jornada agotadora había hecho estragos con las cervicales de Jaime. El tránsito le había aniquilado la paciencia. Al llegar a su casa, adornada de manera muy conservadora, ve a su suegra sentada en un sillón del austero living, su sillón! Con un gesto saludó a la mujer que lo miraba en silencio esperando una sonrisa que no llegó jamás; continuó su camino hasta la cocina donde debería estar Marcela. No era así. Retomó el corredor e ingresó al dormitorio. Allí estaba, sentada en la cama con los ojos llenos de lágrimas. - estoy embarazada- dijo sin mediar gesto ni duda. El joven se acomodó a un lado de la emocionada mujer y la abrazó. Fue el día más feliz de la vida del muchacho. Estaba completo. Nunca pensó que la felicidad total pudiera ser alcanzada por él. Supuso que carecía de la capacidad de ser verdaderamente feliz. Ese día, los años de dolor desaparecieron por completo. Las palizas que Alfredo les propinaba, a Clara y a él, al llegar a su casa por la madrugada luego de destilar varios litros de tinto se esfumaron de la memoria de Jaime. Los días y las noches que debió acompañar a ese despreciable ser, quien lo obligaba a hacerlo, a los antros que frecuentaba. - que se haga hombre!- repetía cada vez que la pobre Clara lo recriminaba por su accionar. Cuando Jaime contaba con apenas doce años llevaba vivido más de cuarenta. Con su corta edad presenció situaciones que una persona adulta sólo podría imaginar. Pero salió. Y la noticia de su paternidad cerró las últimas heridas. Sería padre. Debería aprender como criar un hijo. No sabía muy bien lo que debía hacer para ser un buen padre. Sí conocía lo que no se debe hacer. Al día siguiente el despertador lo encontró observando la lámpara que colgaba del cielorraso. En la oscuridad de las madrugadas de invierno, con una ínfima claridad que, vegonzosa, se filtraba por la ventana y que apenas permitía vislumbrar formas dentro de la habitación, el muchacho soñaba despierto con su retoño. Sentía que su cuerpo era demasiado pequeño para contener la alegría confinada en su interior, debía apurarse para ser el primero en llegar a la oficina. Necesitaba contarles a todos lo que le estaba ocurriendo. Se trataba de un hombre feliz. Jaime era feliz por fin! Salió de su casa luego de despedirse de Marcela con un efusivo beso en los labios. Le agradeció por permitirle semejante dicha. Estaba cerca del edificio donde funcionaba la empresa. Podía ver, al mirar hacia arriba, el cartel de publicidad que la antigua construcción soportaba en su azotea. -Ya llegué- dijo en voz alta. El autobús circulaba a una velocidad correcta. Jaime también. El semáforo, increíblemente permitió el paso a ambos vehículos. Los conductores lograron verse los rostros antes del impacto, realizaron la misma maniobra. Un viraje de emergencia. No lograron evitar la colisión. El pequeño y endeble auto de Jaime se llevó la peor parte. Rebotó en el tren delantero del colectivo y giró dos veces antes de abrazar una columna de cemento. Luego el silencio. El estruendo del choque apagó el sonido en la calle que hasta hacía escasos segundos estaba colmada de vida y murmullo. Luego el grito de un peatón requiriendo ayuda para Jaime puso en marcha nuevamente la historia. Pareció que el tiempo se había detenido durante ese lapso. Quizás así fue. En muy grave estado, el joven fue trasladado a un hospital cercano. Al ingresar a la guardia, el médico no logró obtener una lectura clara de sus signos vitales. -está muerto- sentenció tan fríamente como un carnicero despostando una res. El residente que observaba la escena se acercó y volvió a revisarlo. -tiene pulso- gritó efusivamente. - no puede ser, está muerto- repitió el jefe de guardia. No era así, inconsciente, Jaime balbuceó algo incomprensible que arrasó con las dudas que llenaban la sala. Jorge se llamaba el joven doctor que notó el pulso en Jaime. No tenía experiencia y aún no había perdido parte de la humanidad de la que se desprenden los médicos para poder cumplir con su actividad de manera eficiente. Estaba en coma. Marcela llegó casi una hora después. - creemos que el daño cerebral es irreversible- le comunico Jorge a la esposa recién llegada. No era justo. Jaime podía oír lo que pasaba a su alrededor. Las voces. Las opiniones. Los augurios de su muerte. La imposibilidad de curación. El equipo médico discutía su futuro delante de él. Delante de un muerto que respira. Poco a poco sintió que ya no estaba en la cama, se sintió leve. Libre. Se preocupó. Vio una luz en el final. No era un túnel. Se trataba de una gran habitación con una puerta trasera entreabierta, desde donde ingresaba la única luz que se podía apreciar. Era una invitación. La abertura estaba en verdad muy lejos. El recinto parecía no tener fin. Lo obligaba a llegar a la puerta pero cada paso lo alejaba, miró hacia abajo y no había piso. Tampoco techo. -estoy soñando- retumbó su voz, rebotando mil veces en el inmenso lugar. Infinito lugar. Trató de apurarse para alcanzar la luz rápidamente. Comenzó a correr pero se detuvo. -porqué he de correr detrás de algo que no desea ser alcanzado? Tampoco quiero llegar allí. He buscado toda mi vida una luz que me permita tocar el cielo desde la tierra. Dejé de lado el odio y la intención de matar para defender la vida y el amor. Creía haberlo alcanzado hoy. Ahora estoy acá, siendo un rehén, atrapado dónde? Estoy muerto? Debo llegar a la puerta? O esperar que ella llegue a mí? No quiero morir!- gritó sin respuesta. Comenzó a caminar de manera lenta y alejándose de la puerta, la que a cada paso en contrario se acercaba. Volvió a detenerse. Desorientado volvió a gritar fuera de sí. Se trataba sin duda de una pesadilla. Se sentó sobre la nada y mirando hacia un inexistente arriba esperó horas que suene el despertador y que algún rayo de luz se digne a reflejarse en la lámpara de su dormitorio. Se vestiría y saludaría a su adorada esposa. -La oficina está cerca, ya llego!- Desde allá, desde la maldita puerta que no se puede franquear, un destello insoportable lo cegó. Sin abrir los ojos lastimados, vio que otra puerta se abría a la par de la anterior. Cuando levantó sus párpados el brillo no era tal. -cuanto tiempo llevo aquí? Hizo el ademán para ver el reloj, era la hora en la que día a día arribaba a su trabajo. Lo único que llevaba puesto era ese reloj que Marcela le hubo regalado en su último cumpleaños. No podía comprender la situación. No podía regresar ya que no había un atrás, ni tiempo ni espacio. Entendió el significado de “nada”. Pero no era tan absoluto. Las puertas eran reales. Se trataba de algo. Si deseaba una oportunidad para regresar esa eran sus únicas salidas. Lo pensó una eternidad y rápidamente se puso en marcha. Esta vez todo se comportó de manera diferente. Hacía frío. Era una sensación muy real. No debería sentir frío en un sueño. Se acercaba a las puertas y estas se alejaban entre sí. A lo lejos, parecían cercanas, pero se veía obligado a dirigirse sólo a una de ellas. Era tanta la distancia que perdió la noción. En un momento, las tres posiciones formaban un triángulo perfecto, equidistantes. Sintió que entre ellas competían por su preferencia. El hombre, inteligente, decidió probar tal hipótesis. Comenzó a correr hacia la derecha con todas sus energías, se propuso quedar exhausto. Ahora todo parecía girar. El perfecto triángulo equilátero se mantenía estable. Se detuvo sin sentirse cansado. No llegaría a ningún lado de esa forma. Comenzó a comprender que no podría salir de esa situación. -no quiero ir al cielo!- gritó con intención clara de regresar a su cama. Y a su efímera felicidad. De inmediato una de las puertas se cerró con descomunal golpe. No pudo apreciar si era la derecha o la izquierda. Estaba como al principio. Trató de pensar. Comenzó a deducir el resultado de sus dichos. Llegó a la conclusión que negando el cielo, la que continuaba vigente no sería otra cosa que… Sacudió su cabeza. - esto no puede ser verdad. Por qué estoy acá?- Trató de recordar lo ocurrido. No lo logró. -es tan sencillo? Sólo lo digo y se convierte en realidad? - De pronto la lejana puerta apareció frente a él. No percibió que se acercara. Se mantenía abierta de par en par pero la potente luz le impedía ver hacia el interior. Luego, algo se movió y se interpuso entre la fuente luminosa y su retina. Jaime se conmovió. Quedó atónito al reconocer la figura de Alfredo que lentamente surgía de la claridad. No lograba relacionar a su padre con la luz. En cambio, nada le costaba hacerlo con las tinieblas. Se arrepintió de haber negado al cielo justo en ese momento. Trató de alejarse del espectro. Pero se mantenía frente a él en todo momento. Tenía que enfrentarse. - hijo, lo lamento tanto, pero así debía ser- - de qué hablas, apareces como un fantasma y me invitas a ir al infierno contigo. Como si no hubieras hecho suficiente daño en tu vida! Además me encaminas al lugar donde nadie desea ir por más ateo que sea! A pesar de todo lo que hiciste nunca pude odiarte mientras vivía, y mira…estoy muy cerca de lograrlo estando muerto! Jaime creyó que las lágrimas bañaban su rostro, trató de enjugarlas con el revés de su mano pero no había nada para secar. Miró y volvió a mirar el seco envés de la palma derecha, libre de lágrimas. -tampoco puedes llorar- aclaró Alfredo. No soportaba más, sabía que el tiempo no era real, que su padre no estaba frente a él y que su alma ya no le pertenecía… Comenzó a reír luego de pensar en esas cosas impensables para una persona como él, alguien que nunca creyó en Dios alguno ni en el significado de lo que representa la Fe. Verse de pronto en esa situación fue demasiado. Sintió que se desvanecía. Por un momento escuchó, en la oscuridad toral, las voces de Marcela y su madre que rezaban a su lado. Las lágrimas que se le negaron en aquel espacio sin tiempo brotaron ahora de sus ojos cerrados y se deslizaron por las mejillas hasta su boca entreabierta. Sintió el sabor salado y sin poder demostrar la alegría se rió para sí. Aún estaba vivo. Quizás todo fue un sueño. Pero… -claro, rezan por mí- alcanzó a entender lo que ocurría. Nuevamente la sensación de levedad, pero esta vez se sintió arrancado de de la vida. Era una garra en el pecho que le quitaba su ser. El gran salón, la antesala de la eternidad se presentaba nuevamente ante sus ojos. Instintivamente fijó la vista en su muñeca izquierda. La misma hora. Hora de la oficina. -estaré cerca? Llegaré?- se preguntó esta vez. Eterno escéptico. Casi se arrepintió de haber sido un agnóstico. Alfredo lo estaba esperando. No era el mismo hombre que había conocido. Su rostro se mostraba sereno. Amigable, casi querible. No sintió odio ni rencor. Sino fascinación. El deseo de saber la verdad lo abordó mientras observaba al hombre que le arruinó la existencia durante tanto tiempo. Qué querría ahora? Continuar con la ignominia en la que basó su vida y la de su familia? Sería posible que el castigo por no creer sea una vida eterna junto a este hombre. No lo podía permitir. Estaba indefenso. Inerme. A merced de la voluntad de las puertas. Siquiera su padre podría decidir el futuro que lo aguardaba detrás de aquellos portales enigmáticos. -Es que toda la humanidad deberá pasar por ellas? Por esta encrucijada. Siempre ha sido así o soy especial por algún motivo que escapa a mi razón? Nunca oí sobre dos fuentes de luz. Quienes fueron y volvieron hablaban de un túnel y un luz al final. Nunca de dos. Frente a frente con su historia, su padre lo observaba mientras él cavilaba. En silencio, el viejo esperaba que su hijo se decida a preguntar. El joven miraba hacia atrás y hacia arriba. No había punto de referencia, pero poco a poco comenzó a adaptarse al etéreo y umbroso ámbito. Parado en un piso que no era, tenía la sensación de gravedad pero no caía al insondable vacío dispuesto a devorarlo sobre el que, de manera divina o quizás diabólica, levitaba. Se sentía en órbita de las puertas. Le pareció una explicación a tener en cuenta. Era sin duda un mundo singular. Y en un sitio extraordinario las leyes, si las hay, son también peculiares. No era su intención dirigirse a Alfredo. No deseaba hablar con él nunca más, pero urgía una decisión. Debía saber. Alfredo se le adelantó. -no es lo que tú piensas, hijo- - no me vas a decir qué tengo que pensar!- - déjame que te explique- -no tienes autoridad para explicar nada, seguro que desde el infierno sigues haciendo lo que más disfrutas. Arruinar vidas! Jaime notó que el rostro de eso que representaba a su padre se difuminaba y mutaba hacia lo que parecía ser sus propias facciones. El marco de la puerta ahora parecía contener un espejo. Era su imagen especular lo que observaba. Retrocedió un paso sin entender. Pero regresó y se colocó frente a frente al espectro. Paso a paso alcanzó a rozar la punta de su nariz con la materia espectral de su padre. Ambas narices se fundieron en una, mientras apenas traspasaba lo que parecía ser una membrana que dividía ambos universos. El de afuera y el de adentro. Aunque no sabía a cual de los dos pertenecía. Comprendió que su propio cuerpo era inmaterial. Tiró su cabeza hacia atrás sorprendido. Se enfrentaba a él mismo? - no estoy acá. Es como en la vida! Unos dentro y otros fuera. Los de adentro desean salir y quienes están fuera luchan por ingresar. Y todo vuelve a comenzar. Su razonamiento fue detenido nuevamente por las palabras de Alfredo. -ven hijo, por favor, escúchame- - dime- -tienes poco tiempo, la otra puerta se abrirá en cualquier momento y debes saber todo antes que eso suceda- -entonces apúrate- - toda tu vida ha sido cuidadosamente programada por el Dios verdadero. No, no me mires así! De esta conversación depende el futuro del hombre, las almas de millones de personas que hace siglos viven equivocadas- Jaime lo escuchaba atento. -a que te refieres? -El Dios que todos tienen por bueno, generoso y piadoso es en realidad el verdugo de quien creó todo lo que existe, incluso el hombre, quien ideó todo para que evolucione a lo que hoy conocemos como la tierra y la vida que se gestó sobre ella, las estrellas, los planetas. El universo-. -pero si quien llevó adelante la Creación esta confinado, prisionero, quién esta ocupando su lugar?- -El Demonio, Belcebú, Lucifer, como quieras llamarlo. Créeme, no querrías ir al Paraíso. El cretino se adueñó del Edén en el mismo momento que el Verdadero le permitió tener su propio lugar. Era lógico pensar, en los albores, en el inicio del tiempo, que si el Supremo tenía el Arriba, su más estrecho colaborador sea quien administre el Abajo. Pero no nació como el Averno, se transformó en un verdadero infierno cuando El fue invitado por su lugarteniente para festejar la venida del hombre. Le llevó millones de años a la evolución sobre la faz de la tierra para que al fin, aquellos simios comiencen a razonar y entender su existencia. Pero en los cielos sólo transcurrieron unos instantes. El Vil aprovechó la situación y dejó al Creador, a Su Señor, como lo llamaba fraternalmente, encerrado en las profundidades, en la oscuridad, en la desesperanza. No pienses que está ahora bajo tierra. No es literal la expresión. Se halla en los confines de la mente de los hombres. Fue relegado a una parte de nosotros que no es tenida en cuenta. Cada uno de los hombres que están vivos y los que murieron lo colocaron en ese mismo lugar de sus vidas, de sus creencias. Piensan en el Diablo, pero a quien restan fuerzas es a Él. Los malos pensamientos van dirigidos al Verdadero. Aquel ente malicioso cosecha plegarias y rezos que lo alimentan segundo a segundo. Todas las historias de un demonio que desea salir a la superficie son verdad, las leyendas son ciertas, la lucha entre el demonio y los traidores Gabriel y Jorge fueron reales. Los frescos, las pinturas, los murales muestran un rostro diabólico, cuernos y el semblante más terrible que los artistas pudieran expresar. Todo es cierto, Jaime. Imagina un reo inocente a punto de ser ajusticiado. Cuál sería su rostro? Dios estuvo enojado antes de que el hombre sepa de Él. La pobre humanidad siempre estuvo regida por los designios de la más repugnante criatura que puedas imaginar. Le fue concedido un enorme poder inconmensurable, imposible de soñar. Dios le brindó a su hermano, a su igual, la oportunidad de compartirlo. Confió en el Vil. Satanás lo uso para atrapar a su creador. Comprendes lo que ocurre hijo? Has sido la víctima de una contienda de carácter indescriptible. Yo tuve que comportarme como lo hice con mi familia para lograr esto. Necesitábamos alguien que no crea en Dios, en este dios obsceno, alguien que tuviera el rencor pero no el odio dentro de su corazón, que sea feliz de verdad, que haya perdonado. Hijo, se que he sido lo peor que te pasó en la vida. Ahora sabes la verdad y tienes una misión. Tú no crees en nada de lo que te estoy contando, nunca creíste en estas cosas. Pero piensa, sabes donde estás ahora? Qué estas haciendo acá? Eres inmaterial! Ni siquiera llegas a ser materia sólida! Debes cumplir tu cometido. Por último, tienes algo que perder? Estás agonizando en un hospital a punto de volar al Cielo. Y una vez allí no podremos ayudarte ni ayudarnos. Jaime bajó la cabeza con sus ojos cerrados. Era demasiado para él. Quedó en silencio por horas. En el hospital su madre y esposa veían como su corazón se apagaba, muy lentamente. Clara decía y repetía - está en paz, se va en paz- Marcela se negaba a aceptarlo, no podía ocurrir. Eran demasiado felices para que todo termine de esa forma. Podía oírlas. Las voces suaves, suplicantes apenas se distinguían del silencio que envolvía la escena. Les habían permitido ingresar por apenas unos minutos. Las mujeres nada podían hacer por él. Los médicos tampoco. No podían operarlo. Estaba en manos de Dios. Pero…cuál de ellos? Jorge, quien en un primer momento notó que el joven aún respiraba, venía a cada instante para conocer la evolución, todo continuaba igual que hace quince minutos. O peor. -Quiero escucharlo a El, tengo que hablar con El- reclamó desesperado y mirando fijamente a los ojos del ente. -no puedo hacer eso, hijo, no puedo. Debes obrar por la Fe- -sabes que carezco de ella. Sabes que no sé que significa- -sí sabes! Conoces muy lo que es la Fe! Gracias a ella pudiste salir adelante en tu vida, con ella me enfrentaste miles de veces, con ella levantaste del piso a tu madre ensangrentada, la Fe guió tus pequeños brazos para cubrir a tu hermanito de mi ira. Perdóname hijo, tampoco yo tuve elección. También yo me paré frente a esta puerta y recibí el don que tu recibes ahora. También yo dudé. Estaba sólo en la playa. La corriente me arrastró apenas unos metros hacia adentro del mar. Tenía veinte años. Ni siquiera conocía a tu madre. En un instante me vi parado ante una persona que conocí de niño, delante de este mismo marco que hoy nos separa. Ese hombre me dio las instrucciones que yo cumplí al pie de la letra. Esa fue mi misión. Lo tuyo es más importante. Hazme caso por favor- - qué mente enferma puede pergeñar una cosa como esta? Porqué un niño de ocho o doce años debe soportar tremendo castigo, tamaño sufrimiento?- - es culpa del Maligno ser que todos llaman Dios. El miserable no permite que el Verdadero reciba nada de energía. Debimos hacerlo a su modo. Es nuestra única oportunidad de que las almas regresen hacia el Digno. Ellas contienen la energía suficiente para devolverle el poder que otrora ostentó. Podrá poner orden, todo será distinto. Nadie sufrirá nunca más. Desafíalo. Niégate a ingresar en sus dominios. Si así lo haces no podrá obligarte- Cuando esa puerta que está a tu lado se abra debes gritar con todas tus fuerzas que no deseas ir con él. Nunca ha sido rechazado. Los que aquí llegan se rinden fácilmente al sentir a Dios tan cerca. Se alegran que todo sea verdad. No lo dudan ni un instante. Simplemente entran. Y son condenados por siempre. Y condenan a todos los que quedan. Dejan sin sus hijos al Verdadero, quien no puede volver a ser quien fue. El demonio que muestran es Dios tratando de ser Dios- Jaime se convenció. Levantó su mentón y se dispuso a esperar que la puerta lo invite a ingresar. El se negaría a hacerlo. Levantó la mano derecha para tocar a su padre. Los dedos ingresaron en la membrana sin poder hacer contacto, no había nada tangible. Tampoco pudo llorar. Había recuperado a su papá. Su historia tenía ahora un porqué. Sus desdichas no fueron solo a causa de la locura de un cínico. -podré retornar con mi esposa o ….? -si, tu meta será convencer a todos de la verdad, recibirás las armas necesarias para convencer a todos de lo bueno y necesario que es recuperar al Verdadero Señor- Nuevamente la luz, a su derecha la puerta se abrió y una voz muy cadenciosa lo llamó por su nombre. - Jaime, ven conmigo- -nunca entraré ahí, sucio demonio- Con otro estruendo, la puerta volvió a cerrarse. -ahora hijo, regresa a la vida y cumple tu tarea- -si papá!- Miró la hora. Hora de la oficina. Ni un segundo había transcurrido y él había salvado a la humanidad. -voy a llegar- Jorge había regresado para observar a Jaime, estaba parado a un lado de la cama cuando el joven abrió los ojos repentinamente. El médico se apuró a asistirlo. Respiraba ahora de manera autónoma. El respirador le fue quitado de inmediato. La mejoría asombró a todos, nadie esperaba que sobreviva aunque sea unas horas más. Sus signos vitales eran normales y su cerebro parecía sano ante las pruebas efectuadas por el neurólogo. Marcela y Clara fueron informadas de la situación. Se apresuraron a dirigirse a la sala de terapia intensiva. Al llegar, Jaime estaba casi sentado en la incómoda cama y hablando con Jorge que lo atendía muy concentrado. -mi amor, estás bien- -hijo…el llanto interrumpió la frase de Clara. - Marcela, tengo que contarte algo asombroso, increíble. Dios no es Dios, Dios es el Diablo!- - si querido, descansa y mañana hablamos, todos sabemos que nadie es quien dice ser!- Mi última novela. Camino hacia el living con mi copa en la mano, dejé la botella junto al sofá. Bebí todo antes de llegar a la ventana, deseaba contemplar a mi esposa que se ejercitaba en el jardín. Me estoy sirviendo otro trago. Ya van seis. Sostengo entre mis manos inquietas el contenedor de un dulce licor y siento en mi pecho la culpa, alguien me juzga. Beber. No soy un borracho. Qué fácil es hablar de los demás sin conocerlos! - Usted! Le molesta que tome? No tiene idea de lo que es mi vida! Si. A usted le hablo. Si está leyendo esto es porque le interesa saber cosas de alguien a quien no conoce. Le gusta inmiscuirse en la vida de los demás, no? Claro, ahora está moviendo la cabeza de izquierda a derecha tratando de convencerse de que es mentira, pero en el fondo sabe que tengo razón. Hace mucho que hace esto? Seguro nunca halló un personaje que se dirija a usted con tanta franqueza, quiero mostrarle lo difícil que es ser el protagonista de una historia y desconocer la realidad, estar a merced de un alienado que se le ocurren cosas siniestras, situaciones peligrosas. Este hombre, el autor, me ha colocado en realidades que no son fáciles de resolver para un personaje. Comencé hace mucho tiempo. Ya protagonicé cuatro novelas y cuatro cuentos. Tuve veinte y setenta años en el mismo relato, viajé a la luna y a los confines del planeta, pasé frío, hambre y dolores físicos sin quejarme jamás. Hace más de dos años que sufro las locuras del que les dije. Espero que no me descubra contándole esto. Hasta ahora pude lograrlo por mis propios medios pero ayer me vi frente a algo que no sé si lograré soportar. Un crimen. En esta nueva historia soy un asesino. A veces me parece que ya viví algunos de los pasajes, creo estar en medio de una obra ya publicada, pero cuyo transcurso es tan real que parece una vida exenta de ficción. Nunca me até los cordones ni fui al baño en alguno de los relatos, nunca visité a mi madre ni almorcé milanesas con puré. Sin embargo, ahora hasta me duele el estómago. Estoy en una novela o la novela toma partes de mí? Todavía no maté a nadie, pero sé que lo haré. Qué le parece si le cuento lo que he vivido en apenas veinte páginas? Así comprenderá lo que siento. Soy un renombrado arquitecto, escribo en revistas especializadas en el tema, construyo los edificios más importantes de la ciudad, mi esposa es joven, hermosa, inteligente. Imagínese. Cuando comenzó la historia estaba eufórico, nunca la había pasado tan bien. Lejos de las penurias a las que estaba acostumbrado, poseo una casa de dos plantas, un gran jardín con una piscina de aguas transparentes, y todo fue diseñado por mí. Yo lo hice. El único problema que tengo es mi edad, sesenta y dos años. Así es este asunto, no se lo que sucede hasta que está escrito. Aunque haya un espejo descrito con lujo de detalles en el relato, si el loco no escribe que me mire en él, no lo hago, y no sé como soy. Puedo ser un monstruo o un Adonis, es un misterio hasta que él lo aclare. No sé porqué, pero es común que desconozca mi fisonomía. Usted cree que es justo no conocer su propio rostro? Piense, no, no cierre el libro que falta lo mejor! Lea! ( no le puedo decir escuche). Podría usted vivir sin saber cómo es su cara? Sería capaz de soportar la imposibilidad de ser libre? Estar sometido todo el día a las exigencias del creador es agobiante, conociendo que es un cínico, carezco del libre albedrío prometido. Usted piensa que en verdad existe? Mi vida transcurre entre la oficina donde realizo mis dibujos, el estudio, y mi lujosa residencia. Lejos de los demás, no tengo preocupaciones porque tengo todo lo que un hombre puede desear. Materialmente por supuesto. Lo otro, lo otro me lo da él. Lamento confesar que no comprendo aún la sensación de hacer el amor, no me alcanza con la descripción minuciosa con que narra. Me pasa lo mismo con otras emociones en la que intervienen los sentidos. A veces me siento como un robot, como un autómata que recibe órdenes y actúa en consecuencia pero que en realidad está vacío de humanidad, de sentimientos. Pero este nuevo relato me entusiasmó. Hasta hoy. Aparecí en un lugar desconocido, nunca he estado allí. Mi esposa estaba también en esa casa. La observaba desnudarse y acostarse con un hombre que no conocía. Yo no conocía. De repente me esfumé y regresé a mi habitación. Creo que lo soñé. Supongo. No lo sé. Eso me dejó intranquilo. Debo averiguar, no? Usted qué cree? Quizá sí fue un sueño. Pero…yo no puedo soñar. Tampoco sé si está escrito lo que sueño. No recuerdo haber estado en una situación similar. Puedo recordar lo que viví? Si, en un cuento narraba parte de mi vida. Eso es recordar? Claro, cuál de esas vivencias debo tomar como propias? Todas? Las historias se entremezclan. Existen algunas cuyo devenir no me queda del todo claro. Supongo que me quedé dormido, me levanté, me afeité y luego tomé un baño de inmersión. Cuando miré por la ventana, mi esposa Nina tomaba sol a un lado de la piscina. Miré el reloj y me di cuenta que no sabía la hora, nunca lo había hecho. Creo que me desesperé. No tenía forma de saber a qué hora la había visto entregarse a aquel hombre, estaba espléndida. Su cuerpo bronceado destelló gracias a un haz de luz que no se resignó a ser detenido por la gruesa cortina doble de gross. No existe otra cosa que una mujer pueda hacer al recostarse sin ropas sobre un hombre, no es así? Pero...fue real o lo soñé? Seguro fue un sueño, Nina es incapaz de engañarme. Incapaz? Quizá ella debe hacerlo, si está escrito no puede negarse. Vio! No puedo confiar en este pérfido. El está más allá de cualquier personaje. No le interesa otra cosa más que incorporarle obstáculos a mi vida. Por eso tengo miedo, la primera historia en la que estuve fui testigo de un crimen pasional; el marido celoso apuñaló a la mujer que lo engañaba. Quizás este amontonador de frases planea hacer de mi otro asesino y sacarme de su vida para siempre. De su vida dije? De mi vida quise decir. Bueno, después de todo yo no tengo una vida como los demás. Quiere encarcelarme para que le deje el camino libre. Gracias a mi fue famoso, conoció la gloria. Creará otro héroe para sus novelas. Si estoy preso, tiene el camino libre. Eso es. No debo dejarme llevar. Necesito ayuda, estoy sólo en este embrollo. No tengo manera de defenderme, él tiene la máquina de escribir. Tengo miedo! Qué fácil es manejar el destino de los demás sin soportar las consecuencias! Nada le interesa más que el mero acto de producir una página detrás de otra. Para él es un negocio. El dinero. Cualquier “argumento” es válido mientras el propio peculio se vea incrementado. Bajé las escaleras dispuesto a encarar a Nina, pero me detuve. No estaba seguro. No podía armar un escándalo sin cerciorarme de lo acaecido en realidad. Este degenerado me va a matar con la incertidumbre! Fui a la cocina y me preparé un té. Odio el té. Prefiero café. O mate. Pero este hombre tiene ínfulas de señorito y piensa que es un Lord. Todo porque escribe y decide. Nina llegó sin hacer ruido, por detrás, furtivamente se acercó y me tomó de los hombros. Luego me abrazó cerrando sus manos sobre mi abdomen. Me besó en el cuello y me dijo con la voz más dulce que logró colocar que me amaba. Que me amaba más que a su vida. Le respondí con un esmerado beso aprendido en mi segunda novela, cuando fui un joven enamorado y valiente, casi un Romeo. La falta de capacidad del autor me impidió parecerme más a él. Me dolió demasiado que las críticas sobre aquél relato, mediocre desde mi punto de vista, se ensañaran con “un personaje aniñado y falto de coherencia”. Me entiende usted? Aniñado yo? Incoherente? Insisto, ella es incapaz de engañarme. Mientras hacíamos el amor me preguntaba si era el único hombre en su vida, tan joven, tan voluptuosa. Tan…merecedora. Ella tiene veinticinco años. La diferencia de edad puede ocasionar estas cosas, no? Un sesentón y una veinteañera. Dudas. Usted no tiene dudas? Seguramente. Si no es por la edad ya se le ocurrirá algo que le ocasione inseguridad. Siempre habrá dilemas esperando por usted . La sala de la gran casa estaba desordenada, era un caos, debo reconocer que la escena fue grandiosa y el tiempo que él nos otorgó fue el que necesitaba para estar seguro del amor de Nina. Ella se esmeró y me demostró cuanto disfruta hacerlo conmigo. Sus gestos, sus gemidos. Nunca experimenté algo así, incluso cuando representé un marginal y aventurero. Tuve veinte años. Fue mi tercera novela. Estoy saliendo para la oficina. Ella se queda. Sola. Dijo que llamará a una amiga. Ingreso al estudio y me encuentro con mi más estrecho colaborador, casi un socio. Abel. Dialogo unos minutos para coordinar el trabajo en uno de los edificios que estamos construyendo con la empresa. No puedo dejar de pensar en ella. Es mi vida. Nina es mi vida. Mucho más que las pocas palabras que me representan. Porque eso es lo que soy. Un capricho literario. Cuando usted llega a la palabra fin me extingo. Cuando cierra el libro desaparezco. Vivo mientras está leyendo… Me desvanezco nuevamente. Hacia dónde iré ahora? Seguro querrá mostrarme que ella me engaña. Me resisto pero no logro cambiar mi destino. El manda. Me obligará otra vez a verla mientras está con otro hombre. No estoy en mi casa. No es el mismo lugar. No lo soportaré. Cada vez que alguien lea este libro reviviré esta pesadilla. Podría durar mil años. O para siempre. Una puerta me impide el paso, tampoco deseo ingresar al lugar. Detrás estará mi Nina. Espléndida como siempre pero con alguien que no soy yo. Disfrutando como una gata que vaga por los tejados. Puta… No, ella no es una puta. La obligan. El exige que se comporte así. Trato sin ganas de abrirme camino. Dejo que la placa de madera lustrada me niegue la posibilidad de ver algo que no quiero. Pero no puedo, algo más fuerte que yo levanta mi mano para tomar el picaporte; con mi hombro la golpeo tres o cuatro veces. No cede. Ahora mis puños parecen martillo, no me duelen. No sé aún qué es el dolor. Nunca lo padecí. Es una ventaja. Sólo dice: golpea la puerta hasta abrirla. Eso hago. No puedo otra cosa. Ayúdeme! Haga algo! Ciérrelo, ciérrelo! No, saltee la página! Dios! Estoy llorando como un niño. Con una patada logré el indeseado propósito. La cerradura cedió y estoy entrando. No hay nadie aquí. Todo esto por nada? Veo una cama revuelta. No hay rastros de Nina. No puedo saber si ella estuvo acá. El muy tonto no dejó nada que me indique que ella estuvo acá. Salgo a la calle y camino. Dejé de lado la idea de tomar un taxi. No me deje ahora! Quiero que sea testigo de lo que hará esta basura! El portón del garaje está abierto. Por ahí me cuelo furtivamente en mi propia casa. Quien asegura que mi destino no está escrito! Malditos estúpidos! El silencio gobernaba la finca. Respiré aliviado cuando descubrí que no había nadie. No puedo vivir así! Vivir? El timbre del teléfono me sobresaltó. Me sacó de los pensamientos retóricos que me agobiaban. La voz desconocida me decía que Nina me engañaba con mi cuasi socio. No puede ser. Es como mi hermano. Es realmente perverso. No escribe con tinta, lo hace con lágrimas, con sangre. Cuelgo y llamo a la oficina. Pregunto si mi mujer se encuentra ahí. La secretaria me lo confirma. Le digo que no le avise y raudo salgo hacia allá. En el camino pienso. Tengo ganas de rendirme. Quizás el final sea un accidente cardiovascular. Llego y entro sin saludar. Eso extraña a todos. No soy así. Voy hacia el despacho de Abel que se encuentra pegado al mío. Abro de un empujón. Mi joven ayudante estaba trabajando en el tablero de dibujo, su novia estaba a su lado, con una taza de café en la mano. Ambos giraron para verme ingresar con los ojos descolocados de ira. No puedo más que saludarlos y disculparme por la manera intempestiva de presentarme. Salgo avergonzado. La encuentro a Nina en mi oficina, me esperaba. Estaba preocupada porque no sabía dónde estaba. Hace horas que no sabe de mí. Le explico lo que ocurre. Ella me comprende y me apoya. No podemos hacer nada, la historia es así. Nina comienza a lagrimear. No me gusta lo que está ocurriendo. -Perdóname Hugo, te amo pero no puedo evitarlo.- - de qué hablas?- - tienes razón, pero te juro que no lo quise hacer, te amo a ti! No sé porque lo hago, no sé que me pasa, me desconozco!- -entonces no lo soñé. Era realidad! Quién era el hombre que tenías encima? Te ví! Pensé que lo había soñado.- - El. Era él.- - quién es él? Contesta, no sabes lo que haces!- - Javier.- - Javier? No hay nadie con ese nombre en la historia!- - es que tú no lo sabías! Ni deberías saberlo! Yo…no debí decirte.- -dime quién es!- - Javier E. Fontana- - ja, ja, ja, era todo una broma, que alivio.- - no es una broma Hugo, él es mi amante. Yo no quería pero me obligó.- - no puede ser, sabes que no puede ser. El escribe esta novela! El no puede ser tu amante!- De pronto Nina se desvanece. Me quedo sólo. Qué sencillo lo hace. Me clava el puñal, me niega lo que viene. Estará pensando la forma de hacer que le quite la vida. Lo conozco. No le daré el gusto, no me convertiré en un asesino, menos aún de la mujer que amo. La busco, no sé donde está, no me aclara dónde debo hallarla. No deseo encontrarla, me presiona para que lo haga, sus palabras son claras: la busca desesperadamente. Nina me llama, siento que requiere mi presencia. Corro como puedo hacia la calle, allí está. Viene hacia mí, quiere abrazarme, quiero matarla. Al fin la tengo entre mis manos, la empujo hacia adentro. No debió hacerme esto, me engañó con quien tanto detesto. Aprieto su cuello, la amo, maldigo la situación, a ella, a mi mismo. No me olvido del bastardo de Javier. El es claro: la mata con sus propias manos. No lo puedo evitar. Ayúdeme! No lo quiero hacer! Nina no puede respirar, cierra sus ojos enormes y verdes. Sus brazos caen como una triste lluvia de otoño, cuelgan a un lado de su armonioso cuerpo. Me detengo. Parece muerta. Lo hice! No puede ser! Al fin lo hice! Me engañó y la maté! Me caigo en el ostentoso piso de mármol y juntas de bronce. Cierro los ojos y los abro al sentir algo frío en mi pecho. Un cuchillo clavado hacía que la sangre se escape, decidida, fuera de mí. Tambaleante, Nina, me miraba. Llena de mi propia sangre y de sus lágrimas. - perdóname, amor, me obligó. Te amo demasiado para dejarte sufrir.- No puedo hablar, mi vida está formando un pequeño charco a mi lado, ya no hay más palabras para mí. Cierro los ojos. Javier es claro: Hugo fallece rápidamente sin saber porqué. Herminia tenía casi dieciséis años, un cuerpo de señorita perfectamente formado, intacto, e inocentes pensamientos. Se había criado en el campo y estaba acostumbrada al trabajo duro, de sol a sol, era parte de su vida, estaba en su sangre, no conocía otra cosa; por la mañana se levantaba cerca de las seis, su desayuno consistía en una taza de mate cocido, algo de leche y unas rodajas de pan casero del día anterior, el del día estaría horneado cerca de las ocho, al tiempo de darle de comer a las gallinas. Con una rápida y practicada contorsión, arrancaba el “codito” de la hogaza aún caliente, Marta, su madre se enojaba todos los días y la perseguía hasta la galería en una demostración de agilidad que casi le cuesta a “la Hermi” varios coscorrones. Los quehaceres no tenían fin durante las horas de luz, añoraba cuando todavía concurría a la escuela y podía detenerse unos instantes en el camino a oír el canto de alguna calandria u observar las copas floridas de los lapachos, de vivo amarillo, decorar su senda matutina hacia el conocimiento. Esa vida terminó el día que su padre y su hermano cayeron en el zanjón de Alonso luego de una lluvia como hacía años que no caía, y se ahogaron, la camioneta se encajó en las paredes con sus ruedas mirando el cielo en forma exacta y no lograron abrir las puertas, con mas de un metro y medio de profundidad no les dio tiempo siquiera a reaccionar, aturdidos por el sacudón, los desdichados sólo atinaron a bajar los vidrios, acelerando el ingreso del fluido, no quedaba lugar para salir. Lograron sacarlos a las dos horas, luego de un esfuerzo conjunto de caballos y tractor. Herminia tenía diez años, corría el setenta y cuatro. Tenía dos hermanas menores, de nueve y once años, quienes colaboraban en las tareas con dedicación y no tuvieron la dicha de conocer un pupitre. La subsistencia era difícil, pero una gran unión familiar ayudaba para mitigar la adversidad. Largo cabello negro, tanto como sus ojos, blanca y tersa piel que a pesar de la incesante exposición al sol se negaba a tomar color, sólo en sus labios gruesos y alrededor de la nariz se notaba el efecto de la rudeza de su vida y sus manos clamaban por cuidados, pero ella no se fijaba en esas cosas, su preocupación se centraba en el trabajo, su diversión comenzaba por las noches cuando apoyaba la cabeza en la almohada y soñaba con una casa blanca con tejas rojas y grandes ventanas, veía un hombre, robusto, de claros y largos cabellos, se veía con tres chicos que crecían sanos y se parecían a su papá. Se dormía con una sonrisa, por las noches moraba en un mundo diferente y disfrutaba de la tranquilidad de su propio lugar. A su modo era feliz. No conocía otra manera de vivir. Una mañana, a la misma hora de siempre, se levantó y notó que algo no estaba como de costumbre, su madre no amasaba para que pudiera más tarde birlarle un pellizco del tibio pan. Caminó por la cocina vacía, no había bollo leudando cubierto con un repasador, ni siquiera estaba la bolsa de harina abierta y lo que queda desparramado a su alrededor al meter la palita en ella, todo se encontraba como ella misma lo había dejado la noche anterior, acomodado y bien barrido. No existía otra forma de mantener el piso de ladrillos colocados de plano encima de una cama de barro, no admitían una limpieza descuidada, era perfecta o no era, Salió por la puerta trasera hacia el patio, gritó para llamar la atención de su madre, nadie contestó, volvió lento su andar, apoyaba sus pequeños pies firme pero suavemente, sin duda alguna parte de su primitivo ser le alertaba acerca de un peligro latente, su instinto no la aconsejaba mal, notó algo inusual a un lado del horno de barro; se acercó con temor de comprobar lo que supuso, vio el bolso de lona donde Marta guardaba la lana y las agujas para la confección de la ropa de abrigo de sus hijos, el pulóver verde a medio terminar asomaba insinuando algún suceso desafortunado. Levantó y acomodó lo que había hallado sobre la térrea cúpula todavía fría, anhelante de yesca, no pudo más que mirar adentro, algunos papeles y abundante paja estaban ya dispuestos para encenderse, no veía nada más que la preocupe en sus alrededores, giró hacia un lado y otro, nada, sólo unos pollos marchaban presurosos y despreocupados en una fila perfecta hacia el pequeño montecito de aromos que se levantaba ralo e irrelevante hacia el sur...y el silencio, todo el lugar y ella anhelaban ecos de subsistencia, quedó inmóvil sin saber hacia dónde dirigirse, miró al cielo como si hubiera alguien que le indicaría qué hacer, por supuesto que no encontró respuesta, el firmamento era el artífice, el director de la muda orquesta de vida, sollozó… Regresó sobre sus pasos, pero evitó ingresar por la cocina, buscó el frente de la pintoresca casita, estaba abierto, no fue ella quien quitó la traba de la puerta de pinotea, añosa pero resistente, miró hacia la máquina de coser a pedal, estaba afuera, como ellos decían cuando se disponían a realizar alguna costura. -Sacá la máquina!- lo que significaba que debían levantar la tapa de madera que la transformaba en una útil mesita de labores domésticos y alzar el artefacto hacia arriba y calzarlo con una madera provista por el mueble de forma que quede sosteniendo todo, para así poder utilizarla firmemente emplazada. Notó que la correa cilíndrica que llevaba el movimiento desde el pedal hasta la rueda que movía todo el mecanismo de la “Singer” no ocupaba el lugar predeterminado, ambas poleas se hallaban vacías. Eso le dio la seguridad de que la sospechada anomalía era real, continuó su lento andar hasta el dormitorio de su madre, quien dormía con su hermanita menor, Etelvina. Cuando abrió la puerta, sintió que algo tomaba su brazo, una mano muy fuerte, que la introdujo a la habitación y la arrojó sobre la cama, dos hombres, altos y seguramente muy vigorosos la observaban encapuchados mientras ella gritaba alienada por la situación, peor fue cuando giró su cabeza y vio a su madre y a su hermana, con la correa de la máquina arrollada en sus cuellos, con sus caras pegadas, mirándose y la expresión de terror en los ojos abiertos. La desesperación, la tristeza y la impotencia se confundieron en un solo grito que no se detuvo. La tomaron de las piernas y los brazos y la inmovilizaron, en silencio le quitaron la poca ropa que llevaba encima y el más alto la penetró salvajemente, el otro sólo jadeaba y apretaba sus muñecas, en un momento las miradas del violador y la víctima se cruzaron, ella trató de recordar esa mirada. Ella sintió que se desgarraba, corporal y espiritualmente, la sangre corría por su entrepierna, tibia, roja, mantuvo los ojos cerrados y sin embargo veía lo que percibía su piel. El exagerado miembro del agresor se hundía y emergía acompasadamente mientras ella agotaba todo su caudal de lágrimas, comenzó a distanciarse de la escena, de pronto comenzó a sentir una agradable sensación que nunca había sentido, el sufrimiento se había convertido en placer, alcanzó un orgasmo sin reconocerlo, no gritó, sólo tensó la musculatura de su abdomen y apretó vergonzosamente las piernas alrededor de la cintura del desalmado, él percibió el inesperado desenlace, sonrió con la parte derecha de su boca y se retiró satisfecho. -te salvaste porque gozaste conmigo, o no?- preguntó vanidoso el repugnante personaje. Ella no dijo nada, dio vuelta su cara en un claro gesto de desprecio, sin más los dos se fueron, en silencio como seguramente habían ingresado mientas las mujeres dormían, de pasada el otro rozó su pubis con sus dedos y luego los lamió, se fueron riendo. De soslayo, alcanzó a ver que los hombres calzaban borceguíes, y luego de salir de la habitación, a pesar de la obnubilación, oyó un nombre, no le dio importancia en el primer instante, Ramón, luego supo que se trataba de su ineludible futuro. La chica se quedó tirada, sin pensar, su mente en blanco no lograba iniciar un proceso racional, casi media hora permaneció sobre las sábanas ensangrentadas, inmóvil, hasta que recordó a su hermanita, con quien generalmente compartía su habitación, pero la noche anterior decidieron acurrucarse y dormir las tres en la cama matrimonial, dejando a la hermana mayor sola con sus sueños. Se asomó hacia un costado de la cama y la pequeña yacía con la mirada perdida, respiraba entrecortadamente, no parecía lastimada pero no emitía sonido, ella le hablaba y sólo obtenía como respuesta monosílabos guturales, sin sentido; descendió del lecho, la alzó y la llevó al cuarto contiguo, con la cama libre de perversidad y la acostó, la tapó y se recostó a un lado hasta que la niña concilió el sueño; luego se durmió ella. La despertó el ruido de los vehículos, la encontraron unos vecinos que venían de visita. Pasaron seis meses entre esa noche y el día en que Herminia no despertó sobresaltada, esa primera mañana sintió renacer, algo había cambiado, pero en su interior, la necesidad de venganza comenzaba a crecer, desmedida, decidió hacer algo con lo que sentía; sus tíos habitaban una granja cerca de la casa de su familia, les rogó que la dejen quedarse unos días con ellos, al equipo de profesionales les pareció una buena idea. Así fue, su hermanita quedó en la clínica, al cuidado de los médicos, poco a poco se recuperaba del colapso nervioso que vivió en su propia casa. En los primeros días, la joven se comportó correctamente, pero con el paso de los días su carácter devino irascible, durante una discusión con su tío, hermano de su padre, decidió irse de la casa; necesitaba libertad… y cumplir lo que prometió a su madre luego de fallecida, vengaría su muerte. Se perdió por caminos oscuros, los iluminó con agraviantes fiestas, su vida se convirtió en una permanente necesidad, no soportaba el vacío de su sexo, debía calmarlo colmándolo; su obsesión era el calzado de los hombres con los que tenía relaciones, aún no alcanzaba los diecisiete años. Cambió el color de su cabello a un castaño claro, deseaba perderse entre la gente y no ser reconocida, encontraría a ese Ramón y haría lo suyo. El pequeño cuchillo con el que pelaba las papas en su vida anterior era el único lazo que quedaba con la Herminia niña e inocente, carente de odio y toda dulzura, durante las noches, sus sueños nada tenían que ver con la idea de un marido ni de felices hijos, Morfeo la vencía mientras ella afilaba la pequeña hoja. El tiempo pasó y casi perdió la esperanza de hallar al hombre de los botines militares, el nombre retumbaba en su cabeza cada vez que lo recordaba y se convencía que él vivía feliz en algún lugar cercano, ignoraba si se trataba de un policía rural o de un soldado en maniobras. Pero una tarde, en el bodegón de Porta, a escasas cinco leguas de su vacía morada, mientras hablaba animadamente con la mujer que vivía con él y que era esposa y amiga, ayudándolo a soportar la soledad de aquellos parajes, Herminia observó un Jeep, de la guardia rural, de él bajaron tres policías, la presencia de los botines la centró en su pensamiento retórico hastiado de revancha. Ver a una preciosa mujer, sola, en el medio de la nada inició el normal proceso de seducción en los que arribaron, se sentaron juntos en una mesa de madera, marcada por años de botellas resbalando sobre ella y miles de codos desahuciados, sin futuro y quizás sin pasado y pequeña, apenas cabían los vasos y el porrón de ginebra y no soportaron la inquietud que les provocaba esa mujer tan deseable, tanto que se creyeron soñando. La invitaron a sentarse en el cerrado círculo, ella aceptó sonriente, debería probar, necesitaba saber si alguno de ellos poseía la llave que abriría la reja que dejara su alma al fin libre, si su eterno cancerbero estaba frente a ella, desconociendo el poder que ejercía desde hacía casi un año. Le pareció haber escuchado alguna vez la risa de uno de los uniformados, miró el calzado, borceguíes, se esperanzó, mientras hablaban animadamente entre ellos, la chica observaba sus miradas, en otro notó un brillo padecido, le preguntó distraídamente el nombre. -Ramón- expresó indiferente, al pasar. -yo soy Herminia, me gustan los policías. -sos muy linda, cuantos años tenés?- preguntó por pura curiosidad, y para extender el diálogo. - veinte, tenés nombre de macho, me gustan los policías duros- desafió Herminia intentando seducir y que no queden dudas de su intención. - debo ir hasta el puesto, los muchachos se quedan acá, me acompañas?- respondió al duelo el hombre. -seguro, me muero por probarte, seguramente las mujeres “mueren” por vos, no es así?- sentenció mientras se mordía el labio inferior recordando esa mañana, en su otra vida. - sí, así es. Te gusta que así sea?- atropelló Ramón. - estás perdiendo el tiempo hablando, no creo que puedas ni siquiera una vez- azuzó sonriente esperando verlo decidido. Salieron en el destartalado vehículo rumbo al asentamiento, él pensaba brindarse un banquete de primera, estas cosas no abundaban por los pagos. El edificio se encontraba vacío, planeaba poseerla una y mil veces, ella demostraba desearlo, apoyados en el escritorio comenzaron a besarse en forma candente, la sangre de ambos comenzó a llenar cavidades específicas; se quitaron la ropa, la alzó y la colocó suavemente de espaldas sobre el escritorio, ella extendió su cuerpo desnudo apoyando sólo los glúteos y los hombros, un lascivo arco entre ellos le permitía al amante pasar sus brazos por debajo y tomarla de la fina y delicada cintura que se estremecía cada vez que legaban a ellas las caricias rítmicas, que subían y descendían lentas, erizando la adolescente y candorosa piel; Ramón la besaba sin tomar aire, el fuego devenía en alimento para sus pulmones, ella jadeaba sin detenerse con voz apagada, eso lo excitaba aún más, estaba listo, su mano derecha se deslizó por el paraíso anhelado y lo encontró deseoso de ser anfitrión; cuando se dispuso a ingresar en él, ella lo detuvo con su mano y al oído le susurró- no, acá no, vamos al sofá de tu jefe, quiero que sea especial- solicitó pausadamente la niña. Así como la sostenía, la elevó como a una criatura y ella lo tomó de los anchos hombros, el sonrió pensando que era irresistible, se trataba en verdad de un hombre con características admirables para una mujer…y despreciables también. Suavemente, la depositó en el sitio indicado, señalando el cielo, le prometió amor eterno, trató de parecer sincero, ella lo tomó y lo atrajo hacia sí, debió recostarse sobre la mujer, quien separaba sus piernas y las mantenía en el aire para abrazarlo con ellas cuando contundente, la posea. Siempre al oído y con susurros, le rogó que gire, que la dejara hacer lo que sabía, él aceptó, no cesaba en su sonrisa, ella tomó la posición superior, podía observar su pequeño bolsito colgado en el respaldo del sillón que oficiaba de ardiente nido, vacío de amor, colmado de lujuriosa aversión, mientras él mantenía sus ojos cerrados, ella deslizó su mano en furtivo ademán, tomó un destello metálico y lo mantuvo en su mano… y esperó…paciente…esperó, hasta que el hombre comenzó a mostrar su intención de brindarle su ser, se agitó aún más, apretaba sus caderas y sus piernas, apuró su ritmo y profundizaba cada embestida con decisión última, comenzó a emitir un sonido entre triunfal y eufórico, alcanzaba lentamente el clímax, en ese momento ella bajó su mano y el destello se hizo carne, de un solo movimiento y aprovechando la separación necesaria de los cuerpos, separó al hombre de su virilidad, sólo percibió un ardor, ella deseaba levantarse y él, aún ignorante, sólo deseaba proveerle su simiente, ella saltó a un lado del sofá, él levantó la cabeza, la sensibilidad había desaparecido, la vio parada a su lado con la entrepierna sangrante, pensó que la había lastimado, ella sonrió y le mostró su pequeño cuchillo de pelar papas, lo único que le quedaba de su vida anterior, lo único con la virtud de regresársela, lo guardó para conseguir lo que todavía retenía en su interior…Ramón abrió los ojos cuando se percató que su inseparable, hasta ese momento, amigo, ya no le pertenecía, trató de incorporarse y apenas lo logró; ella se calzó el pantalón y la blusa por su revés y salió corriendo, al fin había llenado el vació que le provocó ese depravado, le había dado su castigo, Ramón gritaba desesperado desde el interior, ella lo oía y se regocijaba, ni siquiera le había permitido el goce final. Se alejó sonriendo, cruzó la calle y notó que un hombre la observaba desde la vereda del frente, supuso que había notado el hecho, apuró su marcha para alejarse impune, el otro la siguió unos metros y la alcanzó…la detuvo, miró los pies del desconocido y calzaba borceguíes, sintió que se le anudaba el esófago, lo miró a los ojos. -volviste putita, me buscabas a mi?- dijo el hombre mientras ella reconocía su repugnante pero confundible mirada. El niño de arriba. La gran ciudad. Edificios enormes. Calles bulliciosas. La gente camina sin verse, sin prestar atención de quien tiene enfrente o a su lado. Los niños crecen lejos de la naturaleza, del calor de la tierra, del aroma verde de plantas y flores. Lejos de la lluvia en la cara, del barro entre sus manos, del eterno amigo que lo acompaña, sin dudarlo, moviendo su cola adonde quiera que vaya. Así es la vida de un niño de ciudad, con amigos de cemento, estoicos personajes que se resisten a dar ternura. Todo es frío, calculado, detallado. Los pequeños departamentos mantienen en custodia a los propietarios y a sus hijos. La seguridad se encuentra ahí, en el seno de una fortaleza, desde la altura todo se ve distinto. Al mirar por las ventanas todo se minimiza, se le resta importancia a lo diminuto. Pero afuera está la verdadera vida. Los mayores han tenido la oportunidad de ser libres, de decidir hacia donde ir, de recorrer caminos inciertos que les proveían experiencias distintas. Los niños de hoy no. Deben acatar su destino como si se tratara de condenadas reses desfilando hacia su trágico destino, sin conocerlo en realidad, pero resignados al fin a él. Son paseados, llevados, traídos y custodiados siempre dentro de un ámbito seguro. Seguro? Así es la vida de Fermín. Apenas cuenta ocho años con sus deditos pulcros. Su piel sin pigmentos denota la falta de sol, de vida al aire libre. El no lo sabe. Sólo conoce el recorrido del auto de su padre hacia el colegio, tan seguro como su inexpugnable residencia. Sus amiguitos pasan sus días de la misma y controlada manera. Cuando suena el último timbre de la tarde y se despiden de los demás, suben a sus automóviles y se miran desde la luneta trasera hasta que pierden el contacto visual. Desde que llega a su casa hasta el otro día, Fermín está solo. Las actividades de sus padres y hermanos lo marginan sin desearlo, no encaja, está presente pero pasa desapercibido, deambula por las habitaciones sin hallar su lugar. Sigue a su madre que está ocupada con los quehaceres domésticos, o sale a hacer las compras. No lo lleva porque afuera es peligroso. Pretende compartir con sus hermanos pero la diferencia de edad lo distancia de ellos. El pequeño Fermín buscó algo que le permita compartir emociones, pero no halló nada. En su interior necesitaba saber acerca del exterior, era demasiado insignificante la información con que contaba de ese desconocido lugar. Miraba por la ventana. Se sentaba en su camita y observaba el cielo o los edificios solitarios, tanto o más que él mismo. Nada podía aprender de su pasividad solitaria. Acercó una silla, la acercó a la ventana y en su comodidad comenzó a seguir el recorrido de las personas que recorrían despreocupadas las aceras. Ahora lograba verlas. Se entusiasmó por compartir sus vidas, trataba de adivinar hacia dónde se dirigirían, dónde ingresarían, si se detendrían frente a otro transeúnte. Pero desde el tercer piso, él pasaba desapercibido. No tenía ingerencia sobre sus vidas. Mientras, en el pasillo que llevaba desde el comedor a las habitaciones, sus familiares vivían una vida distinta. Ellos sabían que luego de cenar saldrían hacia donde lo desearan. O no. Pero por propia decisión. El pálido Fermín estaba solo. Su familia estaba allí. Sin embargo sin saber lo que era la soledad, la padecía. Con el transcurso de los días supo quienes eran los que pasaban por la vereda de su edificio, los que cruzaban y también los que se detendrían en el kiosco de Marcos, cerca de la esquina. Comenzó a pensar acerca del porqué de recorrer un camino y no otro. Deseaba que algunos de aquellos desconocidos fueran sus amigos, compartan parte de sus vidas con él. Algunos eran niños, otros, jóvenes de atuendo colorido, los demás, de acuerdo a su difícil perspectiva, abuelos de pelo blanco o madres con bebés en su coche. Su vida desde arriba era realmente especial. Ya no deseaba ir afuera, había logrado por fin que algunos miraran hacia su elevada posición en la vida y lo vean asomado. Pero quería algo más, pensó una forma para que lo tengan en cuenta en sus decisiones. También conocía los horarios, la manera de vestir de cada uno. A veces, si cambiaban algo o no aparecían, Fermín se preocupaba. Pensaba que el terrible entorno callejero los había lastimado. Entonces lloraba, callado, sentado en su sillita. Compartía sus horas con desconocidos a los que les prodigaba afecto y de los que a su manera recibía reconocimiento. Entonces algo comenzó a girar en su cabecita. Podría saber más acerca de sus especiales amigos, el los quería pero no lo conocían. Hizo un intento para relacionarse. Buscó en su lista de horarios y recorridos, seleccionó de ella a una joven rubia y de cabello largo; siempre lo llevaba recogido con una colita, vestía camisa blanca y pollera verde. Seguro se trataba del uniforme de alguna escuela cercana. Estaba nervioso, al fin podría hablar con alguien. Se dirigió al living y tomó el portero eléctrico mientras su mamá cocinaba. Levantó el tubo y trató de distinguir los diversos sonidos que le llegaban a sus oídos, imaginó el andar despreocupado de su amiga y la reconoció entre todo el bullicio exterior. Oyó, sin temor a confundirse, a la niña mientras cruzaba frente a su edificio. Que cerca había estado. Pudo sentir sus pasos, incluso la oyó cantar, seguramente iba con su auriculares disfrutando de alguna hermosa canción de moda. Se emocionó y comprendió que le sería fácil reconocer a todos y tal vez algo más. Corrió a sus estadísticas, cuidadosamente ordenadas, y colocó en una lista a los amigos que pasarían frente selectivo micrófono durante la siguiente hora. Uno a uno fueron desfilando y confirmaron la teoría del pibe. El señor del bastón, el muchacho del perro marrón, ladrando como siempre hacia los autos que pasan, la mujer con el cochecito de bebé, el cual tenía una rueda que chillaba por el centro gastado. Reconoció también a la señora mayor que era acompañada por un chico de cabello negro azabache que iba y venía de una vereda a otra, cruzando la calle descuidadamente. Oyó los gritos de la que supuso la abuela tratando que camine a su lado sin correr peligro. Una sonrisa se dibujó lentamente en su carita de pálidos pómulos. Iría más allá. Se recostó estudiando su lista. Memorizó a sus amigos del día siguiente. Algunos eran comunes a todos los días. La rutina de la familia no tenía cabida para el rebuscado jovencito. La mamá se dedicaba a lo suyo, apenas le dirigía la palabra durante el día pensando que su hijo estaba ocupado con sus tareas escolares. En realidad se trataba de un aplicado estudiante, responsable y cumplidor, incluso en el último tiempo había mejorado sus calificaciones y desempeño. Así, no llamaba la atención y evitaba que María, su madre, lo persiguiera durante todo el día para que haga sus deberes. No debía darle motivos. Le sobraba el tiempo para sus indiferentes amistades. Aprendió por sus propios medios que el comportamiento humano responde a patrones preestablecidos y predecibles. A las diez y quince de esa fresca y soleada mañana, tomó el intercomunicador de su tecnológico amigo, el portero eléctrico, y gritó - abuela, abuela!- Nada ocurrió, supuso que la vida de mujer y su inquieto nieto continuaba de la misma manera, ignorante del niño de arriba. Procedió de igual forma con cinco de sus conocidos indiferentes. Nadie respondió a su llamado. No era posible que nadie conteste o trate de comunicarse. Pero así fue. Triste pero alejado de la resignación, prometió repetir las acciones el día siguiente. Se convenció que esos que creía sus amigos no eran tales, que poco les importaba algo de un niño que se preocupaba, que los cuidaba y velaba por ellos. Al fin y al cabo se trataba de una criatura. Los enojos con sus pares son comunes a esa edad. Cambió de nombres para su próximo experimento. -total, tengo muchos amigos que quieren hablar conmigo!- Otros cinco amigos fueron seleccionados por el pibe. El procedimiento fue similar. La vocecita se oía clara abajo, pero la gente que pasaba por allí no se percataba desde donde provenía. Así pasaron todos sus amigos, indiferentes, desinteresados, todos continuaron su camino sin darle demasiada importancia a las palabras del pequeño y esperanzado desconocido. Fermín comenzó un llanto silencioso y austero, era inútil llorar para que nadie lo vea hacerlo, a quien le importaría su tristeza. Era verdad. En ese instante se encontraba solo en la casa. Su madre había salido y ni siquiera le avisó. -todos los chicos como yo somos iguales?- -Seguro-. -A todos nos dejan solos?- -Claro.- -los papás trabajan y tienen que hacer sus cosas. Por eso nos dejan solos- Se trataba de un monólogo, pero el alicaído niño se expresó de manera inconsciente como si tuviera un interlocutor, como si hubiera alguien que le respondiera a sus preguntas, que le diga lo que quería oír, una voz amistosa que comparta esa sensación en su pequeño estómago, sus hermanos no estaban solitos, salían, caminaban y se reían en un bar con sus amigos. Hoy iban al cine, mañana a bailar. El se quedaba en su casa. Sus padres creían que disfrutaba de la computadora, que se desvivía por la televisión, que amaba hacer sus tareas dentro de su cuarto. -como si fuera tan divertido!- Ellos suponían que él esperaba llegar a su casa desde la escuela para dedicarse a sus cuadernos. Era muy aplicado. - está todo el día haciendo cosas de la escuela. Fermín! Vení a saludar a la señora Pindorga!- Fermín escuchaba a su madre decir aquello cuando alguien venía de visita a su casa. Nadie se asomaba a su espacio, nadie lo visitaba en su santuario. Pero el niño no se amedrentó. Pensó en el motivo por el cual sus amigos no le respondieron. Analizó la situación con un método casi científico y llegó a la conclusión que el problema era el tiempo, existía un momento exacto en el que esas personas pasaban delante del parlante y podían oír sus palabras. - es muy corto, si caminan rápido son apenas dos pasos- coligió. Sonrió, no era menospreciado por ellos, lo sabía. Lo que en verdad ocurría era que no podían escucharlo. Regresó a la primera de sus listas. Rápidamente se repuso de la desilusión. Estaba feliz, incluso sus ojitos brillaron un poco. Cambió su método. Observaba por la ventana, los seguía mientras se acercaban, calculó el tiempo que demoraba en ir hasta el aparato de comunicación, coordinó ambos momentos y comenzó a gritar como un desaforado frente al micrófono mientras lo sostenía con ambas manos. -hola, hola, holaaaaaaa…! La joven que pasaba por la vereda se detuvo al oír la voz aguda. No comprendía. De donde provenía? Esta vez Fermín no se detuvo, continuó vociferando. -hola, soy Fermín!- La niña de catorce años, rubia y muy bonita, quien usaba su cabello atado, se acercó hacia el parlante, quiso responder pero no conocía el piso donde se originaba el mensaje. En ese lapso de desconcierto de Romina, el niño se asomó por la ventana y vio a la chica parada frente a la puerta de ingreso. Regresó al puesto de mando y repitió con toda sus fuerzas. - soy Fermín, del tercero A!- De pronto sonó el timbre, por fin! El nene habló con trémula voz. -hola, soy Fermín, tengo ocho años. Vos cómo te llamás?- La desconcertada transeúnte respondió dubitativa, la voz sonaba aniñada y supuso que ningún peligro había en dialogar con un pequeño que sólo deseaba jugar un poco. Le divirtió la idea de hacerlo. - hola, soy Romina, necesitás algo?- Respondió luego de pensar que el pequeño quizás se encuentre solo y tenga algún problema. - querés ser mi amiga? Podemos charlar todos los días un ratito cuando pases por acá.- - no tenés amigos Fermín? Tus papás están con vos?- - tengo amigos pero no vienen a mi casa. Mi papá está trabajando y mi mamá salió.- aseguró el pequeño quien ya había tomado confianza. - escúchame Fermín, tengo que ir a la escuela, mañana hablamos, querés?- -si Romina, a la misma hora que hoy…no, mañana mas temprano, si?- La chica se fue pensando en el niño, no estaba segura que se trate de una broma. Le pareció muy tierno para ser mentira. Fermín respiró profundo, se sintió feliz como nunca. Estaba eufórico. Apenas terminó de cenar se fue a dormir, necesitaba levantarse más temprano para hablar con su amiga Romina, estaba seguro que era la más linda de todas las chicas que vivían en los alrededores. Cuando su papá se levantó para ir al trabajo, se encontró con su hijito en la cocina, esperando para desayunar. Eran las seis de la mañana. -qué vas a hacer tan temprano?- -Va a venir una amiga, vamos a charlar- -pero es muy temprano- -si, va a la escuela después de hablar conmigo- -bueno, dale mis saludos- Despreocupado de su hijo se marcho presuroso. La chica debería pasar cerca de las ocho de la mañana. Diez minutos antes estaba en su ventana oteando la calle. Minuto a minuto su corazoncito se aceleraba, ya debería estar en camino. De repente la vio venir por la vereda opuesta, le llamó la atención pero se convenció, en ese instante, que cruzaría en el momento justo para hablar con él. Sin embargo Romina continuó su camino sin cambiar la dirección. La siguió con la mirada para convencerse que no vendría a su edificio. Así continuó, paciente hasta verla desaparecer al final de la calle, donde el ángulo de visión le impedía contemplarla. Todo el día estuvo triste, callado, nadie se percató de eso. El devenir diario no cambió nada por su melancolía, su familia vivía igual con su alegría o su tristeza, nada sería diferente si tuviera un amigo más o menos, un hijo más o menos tampoco influiría en los abúlicos integrantes de su hogar. Por la noche no podía dormir. Decidió hacer una última prueba al día siguiente. Esta vez poco convencido. Ese día debería prepararse antes de las ocho y media. Allí estuvo. Respiraba hondo tratando de mantener la calma. La joven de la pollera verde apareció nuevamente por la vereda de enfrente. Sin que lo notara, la lágrima brotó de su corazoncito roto corrió por su blanca carita y cayó hacia la vereda. La acompañó con la vista pensando que ella estaría más cerca de sus amigos que él, sería más libre y …notó que más de ellas caían detrás se su compañera, no la dejaban sola, estarían juntas, si, así deberían ser siempre los amigos, a pesar de todo no deben abandonar a los que creen en ellos, no como Romina. Fermín subió a la baranda y fue detrás de sus lágrimas, de su tristeza, de esa parte de su corazón que nunca lo abandonó. Lo estarían esperando abajo. No lo abandonarían. Jamás. La Dama que duerme. La copa de cristal se sentía única. Delicada. Tallada cuidadosamente. Era evidente que un maestro en el oficio había logrado su mejor trabajo. Orgullosa de ser el centro de aquella vitrina. Siempre estuvo sola. Nunca se vio rodeada de pares. Apenas algunas otras compartían esa forma, pero carecían de alcurnia. Las veía como bastardas. Ni siquiera tenían su altura. Mientras Magda observaba el cristalero pensaba en el origen de aquella hermosa y distinguida pieza de cristal. Siempre había estado allí. Le traía recuerdos de su niñez. Las reuniones familiares en las que la importante mesa se vestía de gala y que su padre encabezaba con su característica postura altanera, regresaron a su memoria. Esa copa siempre estaba delante de aquel hombre que por momentos la hostigaba, en ella servía los más exquisitos elixires de la época. La joven lo observaba disfrutarlos. Uno tras otro. Magda sabía que el final de la velada se acercaba cuando el rostro de Anselmo Barrios comenzaba a mutar, lentamente, trago a trago. Con sus catorce años era una niña inquieta, estridente y muy despierta a la hora de pensar. Hacía ya cuatro años que comprendía lo que estaba ocurriendo en aquella casa. Su madre, dormía. Siempre estaba dormida. Era raro que salga de su habitación. Era la muchacha quien organizaba las veladas con amigos y socios de Anselmo. Se había convertido en una experta en relaciones públicas. Algunas veces, Cristina, la mujer que duerme, como la llamaba despectivamente su padre, la reclamaba desde su cuarto para solicitarle algo. Y repetía la misma situación. Al abrir la puerta del mismo, la encontraba dormida. La señora de la casa se levantaba y vivía de noche. Al menos eso suponían. Nadie sabía cuántas horas se mantenía despierta, si así era. Trataban de hallarla vagando por las amplias dependencias de la residencia para poder hablar con ella. Pero de alguna forma se las arreglaba para desaparecer de inmediato y retornar a su lecho a dormir. A su pequeño mundo. Un lugar perfecto, mullido, cálido e inexpugnable. Era un monarca en su fortaleza. Quién podría arrebatarle su reinado? Quién querría ser el soberano de una cama? Nadie tenía ingerencia en sus dominios. Así había sido desde que su única hija nació. Magda fue amamantada por una prima de Cristina quien había dado a luz unos meses antes. Esa niña, Rita, hermana de leche, se convirtió en la única persona con quien Magda compartía su vida. Era su confidente. Conocía todos sus secretos. Menos uno. Nadie veía a Cristina tomar alimentos, ni agua. No la veían bañarse ni caminar. No se peinaba, no tenía ropa. Ella sólo dormía. En qué momento estaba activa? Cuándo hacía lo que todos hacen? Magda había dejado de preocuparse por ello. Había dejado de esperar que se levante por las noches. Simplemente dormía, días, meses, años sin abrir los ojos. Pero al verla en el lecho podía apreciar lo bella que era. Su cabello, lejos de estar enmarañado por el permanente contacto con la almohada, se mostraba siempre impecable. Tanto así como su aspecto general. A veces, la niña se sentaba en una banqueta al costado de la cama y soñaba con ver a su madre despierta y contarle lo que le sucedía, cómo era su vida, imaginaba que paseaban juntas por la ciudad, lejos de la casona perdida en medio del campo y de la que nunca había salido. Era su padre quien le enseñaba, según sus dichos, todo lo que debía saber. Sólo en esas reuniones veía otra gente. Pero a ella no le gustaban. Conocía la manera en que culminaban aquellos ágapes. Abrió el cristalero y saco la copa, la tomó entre sus manos, la pasó suavemente por su mejilla, de manera de sentir el frío de aquel especial vidrio de sublime estructura. La llevó a la mesa. Con sumo cuidado descendió a la bodega. Buscó entre los sucios estantes colmados de vinos, cubiertos de polvo y telas de araña, parecía que nadie, en siglos, había bajado a esa cava. Encontró lo que buscaba. Una botella del vino preferido de su padre. Habían pasado tantos años desde que estuvo allá abajo por última vez! Subió la escalera de quejosos escalones, añorantes de pasos; allá abajo la soledad era demasiada. Halló un trapo sobre la mesada de la cocina, quitó la mugre con él. Lo destapó con el mismo quitacorchos que otrora utilizara su padre. Por unos minutos dejó que tome aire. Recordaba todo a la perfección. Sirvió menos de la mitad sin derramar una sola gota, sin que ninguna se descuelgue hacia la mesa. Rió. Era como antes, cuando era una nena. La sonrisa devino en congoja cuando recordó lo demás. El dolor. La indignación. Sacudió la cabeza para sacar los recuerdos que le hacían daño. Se dirigió a la ventana más amplia de la gran sala. Desde allí se podía disfrutar de una vista incomparable. En los sillones que aún se encontraban allí se sentaban junto a Rita. Pobre Rita. Un día sólo desapareció. Jamás regresó a visitarla. Tenían dieciséis años. Su padre no la quería demasiado. -es una mala influencia para ti!- Repetía el viejo que se hacía llamar Conde. -pero es mi prima, es..es…mi hermana, yo la quiero mucho señor!- Era en vano. Anselmo era de hierro. Ella lo sabía. Fue cuestión de tiempo para que la niña con quien compartieron la lactancia desaparezca. Cerró lo ojos y los apretó fuerte, caminó sin mirar hasta el cuarto donde dormía. Así lo hacía cuando era pequeña. En la oscuridad se levantaba para hallar a su mamá despierta, cocinando o tomando un baño, abrazarla y contarle todo lo que tenía guardado en su pequeña cabeza. Continuó con los ciento veintidós pasos que la llevaban a su lugar. Todo estaba en su mente. Como si hubiera sido ayer. La habitación se encontraba revuelta, los vidrios rotos permitieron el ingreso de animales en busca de cobijo, aves sobre todo. Su pequeño armario parecía nuevo, los escasos vestidos con que contaba aún colgaban del barral de arce, en sus perchas de la misma madera. Los sacó, los sacudió y se sentó en la cama dura. De a uno los hizo recorrer su piel ajada, mucho tiempo corrió por aquellos canales, un gran caudal de años marcó aquella delicada y tersa piel. Se incorporó y acomodó la vetusta ropa en su lugar, pacientemente los dispuso de la forma en que los encontró. Regresó a la sala por la copa de vino, no se perdería por nada el sabor añejo del mejor vino que hubiera probado. Setenta años después se pudo dar el gusto de sentirlo en su paladar, en su lengua, llenar su boca de un placer desconocido. Lentamente, se acercó al dormitorio de Cristina. La puerta entreabierta la invitaba a cruzarla. La empujó suavemente y halló la misma disposición de los objetos, extrañamente nada ni nadie había ingresado allí desde el día en que su madre despertó para morir. Recordó el momento. Como otras veces, un alarido de la somnolienta mujer llamó su atención, sin apurarse fue hasta el cuarto. Cristina estaba cruzada en la cama con sus ojos abiertos. Muerta. Sólo abrió sus ojos para morir. Había dormido por veinte años. -Entonces, mi mamá está muerta? Y mi padre? Y Rita? Dónde estoy yo? Su memoria fallaba, había sufrido desde el primer día que recuerda ver a su madre tirada en el lecho, inmóvil, sin responder a ningún estímulo. -Anselmo, mi papá- dónde está?. No había registros en su mente acerca de su deceso, ni nada que le brinde algún indicio de su paradero. El sol estaba bajo ya, las sombras comenzaron a tomar posesión de la realidad, ella lo conocía muy bien. Ese mundo no le gustaba. Salió del cuarto tan rápido como le permitían sus cansadas piernas. Añoraba las corridas entre las sillas, sola. A veces salía al parque a respirar el aire limpio del campo, se paraba a orillas del pequeño lago y llenaba sus pulmones juveniles de esperanza, algún día su vida sería distinta. Recordó lo bien que se sentía con cada bocanada de pura libertad afuera de la casa. Dejando de lado el temor a la oscuridad, descendió los tres escalones de la puerta principal de la residencia del Conde, como la llamaban los lugareños, y caminó los trescientos dieciocho pasos hasta el ahora destartalado muelle. -ahh- inhaló todo lo que pudo de una sola vez. En verdad se sintió bien. El fluido gaseoso ingresó devolviéndole vitalidad a sus tejidos. Se sintió de quince años otra vez. Cuántos años tenía? Regresó a la casona y bebió una vez más de la copa sin terminar el vino que contenía. La noche trajo el frío. Había leña que en verdad estaba seca, había perdido la humedad de forma gradual durante una vida. Quizá haya sido recolectada por ella cuando era una niña. No sabía. O por Rita. Otra vez Rita dando vueltas en sus pensamientos. Magda extrañaba a su otra mitad, casi formaba parte de ella. La recordaba ajena a su cuerpo; no a su conciencia. Pero al mismo tiempo percibía que no estaba completa. Algo le faltaba para ser plena. Encendió el fuego en el hogar. La chimenea era muy alta, sobresalía del techo de tejas del primer piso por casi dos metros. Las llamas trajeron algo de claridad al recinto que se mantenía en penumbras. El calor reconfortó a la mujer que se acomodó en uno de los sillones de dos cuerpos, que aunque roto, aún servían para recostarse unos minutos, seguramente dieron cobijo a algún animalejo. Cerró los ojos y se dispuso a descansar antes de cenar. Cenar? En la casa no había nada para cocinar. Estaba en ruinas. Se levantó lo más rápido que sus rodillas desvencijadas le permitieron. -Cómo fui tan descuidada de no traer nada para guisar. Deberé esperar que me traigan las provisiones que pedí- pensó. - papá debe estar al caer. Es casi la hora. No, papá esta muerto, o se fue?- Por las ventanas faltas de vidrios ingresaban, violentas y desalmadas saetas heladas que laceraban piernas y brazos de la mujer que con su anciana juventud se defendía frotando las manos por sus extremidades sin lograr el calor ansiado. El fuego brillaba pero parecía estar muerto, como una gran estrella a punto de extinguir su vida casi eterna. Se acercó a la chimenea pensando que se hallaba demasiado lejos de los leños pero no se trataba de eso. Las llamas emanaban frío, tan gélido como el exterior, que ya comenzaba a descolgar escarcha de los tejados. El reloj marcaba las diecinueve horas. -de qué día? De qué año? Decidió ir en busca de un abrigo. Regresó al cuarto de su niñez, hurgó entre la ropa y halló un viejo tapado de paño rojo. - ah! Tenía quince años cuando lucía esta delicada prenda. Debe ser chico ahora.- Sin embargo y para su sorpresa le quedó perfecto, su mirada se tornó juvenil frente al gran espejo que reflejaba una imagen que ya había olvidado. Su carita rozagante y el cabello renegrido contrastaban con el vivo bermellón de su prenda. -pero...- exclamó atónita por lo que observaba. Pensó que la luz de la vela que llevaba y que había depositado sobre la mesa de noche, a su espalda, la engañaba, originando una especie de ilusión debido a la escasa luminosidad que emanaba. Giró, tomó el candelabro pequeño y se acercó al espejo. Vio lo que esperaba, un rostro cansado y sorprendido. Su cabello gris, sus mejillas blancas por el frío y la marca del tiempo en su mirada la convencieron que todo estaba como debía ser. Trató de hacer memoria. Quería recordar cómo había arribado a la casona. - cómo llegué acá?- Porqué todos habían desaparecido sin dejar rastros? El recuerdo de su madre muerta sobre la cama era el único dato que sostenía su historia en esta vivienda. Y la copa. Aquella maravillosa copa que ahora le permitía beber por primera vez un sorbo del mejor vino. En verdad era delicioso. Fue por más. En la sala, el clima había cambiado. Estaba sumamente cálido, agradable. Agregó algunos troncos más a la hoguera. De inmediato tomaron fuego. Eso la tranquilizó. El nerviosismo devino en letargo. Somnolienta debido al alcohol, se acurrucó como pudo en un rincón del sillón. El Conde llenaba su cabeza, la imagen aterradora de aquel hombre regresó a su vida, sobresaltada se despertó, su padre estaba parado en la puerta de ingreso que se hallaba abierta de par en par. Un grito de terror salió de su garganta gastada, apagado, grave. El hombre se acercó con claras intenciones de tomarla de los brazos, parecía joven, parecía que los años no habían pasado para él. Odió esa situación. No podía ser cierto. No lo podía creer. En el forcejeo el sillón cayó hacia atrás y la vieja mujer logró escabullirse por detrás del mismo. La puerta era la única salida posible, debía alejarse de aquel demonio. Bajó torpemente hacia el lago. La oscuridad era total, apenas algún destello oportuno le permitía imaginar el sendero que la llevaría a la orilla. Se percató del origen de la luz; la luna aparecía fugazmente entre las tormentosas nubes que cubrían el cielo casi por completo. -Seguramente lloverá- pensó mientras apuraba la marcha. Anselmo la seguía a veinte pasos de distancia, sin duda la alcanzaría. Apuró, trató de correr. Se sorprendió al notar que lo lograba, sus piernitas fuertes y vigorosas aventajaban a las gruesas y pesadas del viejo conde. Mientras se alejaba, se reía como antes. Miraba hacia atrás y si bien había sacado cierta ventaja, la fantasmal figura no cejaba en el intento de darle alcance, continuaba la persecución a la distancia. Eso le dio cierto tiempo para buscar un escondrijo. De pronto se encontró trepada a un árbol. Desde allí divisó el inconfundible contorno de su padre, alto, anchos hombros, su pipa. Descendió agitada, sus rodillas no la sostenían más, pensó en rodear el espejo de agua y regresar a la casa para encerrarse en la bodega, en el lugar en el que pasaba horas escondidas cuando su perverso papá requería su presencia luego de beber por horas. La niña corría sin descanso, la anciana caminaba a paso vivo. Alcanzaría la tranquilidad del sótano? Al mirar para atrás nuevamente, de soslayo, vio a Anselmo transformado, parecía más alto aún, detenido entre dos árboles que habían sucumbido al frío entregándoles sus hojas al húmedo suelo, el reflejo de la agotada luna mostró un rostro deforme, la nariz era enorme, su boca inmensa, sus manos parecían garras y sus piernas largas achicarían la distancia mucho más rápido. El terror la dejó inmóvil, otro destello luminoso, traidor, le mostró al viejo la posición de la niña del tapado rojo sangre, era el único color que la oscuridad permitía, todo lo demás era gris o negro. Como el cabello de la niña, como el de la anciana, como el alma del Conde. Apenas se veía desde la costa de enfrente la intermitente claridad del fuego a través de la ventana de la sala, había unos doscientos metros entre ella y su salvación. Un monstruo la acechaba en las sombras, antes era su padre. O siempre fue él un abominable y execrable animal? Notó que su perseguidor estaba demasiado cerca, pensó en su niñez y la fuerza regresó a sus piernas. Corrió los últimos metros hasta la puerta trasera. Estaba cerrada. Debió regresar a la entrada principal. Se detuvo apenas un segundo para ver a su padre acercarse, tan cerca que notó el rojo de sus ojos, tanto como el paño de su juvenil atuendo. El interior aún ofrecía calidez, la copa estaba rota en el piso, la botella vacía a su lado. -no debe alcanzarme, no lo podría soportar una vez más! Descendió a la bodega, cruzó hacia la pared contraria a la escalera y abrió una tapa que parecía formar parte de la pared. Allí se metió con la agilidad y la destreza de sus dieciséis años. Sintió el golpeteo en la escalera, alguien descendía por ella, algo muy pesado. La oscuridad era total. Las pupilas estaban abiertas a su máxima capacidad, a través de un imperceptible resquicio entre las maderas notó el débil resplandor que la pipa del viejo irradiaba cada vez que el Conde succionaba, iluminaba su rostro de manera aterrorizante, estaba parado justo frente ella. Ahora parecía más viejo. Accionó su encendedor de bencina, el destello casi la deja ciega. Cerró los ojitos negros y así quedó mientras su padre, con los nudillos, golpeaba las tablas de las paredes en busca de un sonido diferente. Ella estaba segura que no tardaría mucho en dar con la tapa disimulada en el muro. Los segundos parecían horas. De a ratos el encendedor se apagaba y volvía a encenderlo, de pronto el silencio…todo quedó en penumbras. Al rato comenzó de nuevo, la anciana oía lo que la niña no deseaba oír, el golpeteo en las maderas, algún indicio. El sabía que ella estaba allí. La lluvia comenzó a caer furiosa, de repente. Relámpagos trazaban un mapa de terror en el negro telón, por la puerta ingresaba algo de esa fuerza asombrosa que iluminaba todo afuera. El reflejo sobre el lago incidía, por la dirección de la tormenta, sobre la casa. El agua comenzó a inundar los alrededores. Por algún lugar del techo se filtraba el incontenible líquido. Corría por el pasillo interno que llevaba a los dormitorios y caía en forma de cascada por la escalera de la bodega. En su interior comenzaba a acumularse en los bajos. El hombre continuaba con su búsqueda. Magda pensó que había salteado esas tablas en la negrura del recinto, que había sido la providencial oscuridad lo que la había salvado. Pero él regresó sobre sus pasos para cerciorarse de haber cubierto toda la superficie de aquella sospechosa pared. El golpe sonó hueco frente a la nariz de la anciana, la niña se sobresaltó. Comenzó a golpear la tapa con intención de romperlas, de astillarlas, pero a pesar de los años eran muy resistentes. La anciana calló, pero la joven gritó de miedo. Eso le dio certeza al viejo que allí estaba su presa. El agua cubría todo el piso. La vieja retrocedió todo lo que pudo, la niña recordó que había una salida detrás de ella, había sido olvidada por la añosa dama que se sorprendió al verse atravesando una pequeña e inesperada puerta salvadora . Se escabulló por ahí. El viejo continuaba con los golpes al resistente muro. Magda se vio en la parte de atrás de la residencia, libre pero sin lugar donde ir, el túnel la había alejado apenas unos metros La lluvia se detuvo. La tormenta se retiró y dejó el gobierno de la noche a una brillante y gran luna llena. Estaba exhausta, le dolía todo el cuerpo. A gatas llegó hasta la puerta de la bodega y la cerró con el pasador de hierro que se incrustaba en la pared para mantener el acceso obstruido. Apenas unos segundos después oyó a su padre golpear la puerta desde el interior al darse cuenta que había sido engañado. El hombre de las manos como garras pateaba y arañaba, en silencio, nunca la anciana oyó su voz. Decidió esconderse en su cuarto. Debajo de la cama. El Conde no podría escapar de la improvisada cárcel. Se sintió segura. Apenas aclare se encaminaría hacia el pueblo. El cansancio venció a la mujer de cabello gris. Se durmió debajo de la cama. Esperando que el sol ilumine su vida, que le muestre la verdad. Entre sueños, a lo lejos, una voz conocida la trajo nuevamente al mundo real, o no? -Magda! Magda! Despierta! Levántate!- -mmmm, qué pasa? Debo correr, mi padre me alcanzará!- -Soy Rita, tu papá salió en busca de las provisiones para la cena de esta noche- -ah, la cena. Sus amigos. Otra vez esos viejos asquerosos harán de la suyas. Debemos irnos Rita!- - no puedes, te encontrará, tarde o temprano te hallará. Estamos muy lejos de todo- -mamá?- - duerme, como siempre.- - ahora la entiendo- - a qué te refieres Magda, apúrate. Debemos preparar todo ahora- -déjame sola!- - cuando regrese lo vas a lamentar! No quiero me dejes con él!- - a ti vendrán a buscarte, nadie hará nada por mí, jamás.- Rita se marchó sin estar convencida del comportamiento de su hermana. Pero ella tenía razón. El deseo permanente era que un carro venga por ella más tarde. La dejó a Magda en su cuarto, con sus pensamientos e ideas. El Conde arribó a la casa al mediodía. La casa estaba desierta. Intuyó que la niña estaba en el cuarto. Con su cabeza en alto y su porte distinguido, a paso lento pero firme se dirigió hacia allí. Magda dormía, bella, agraciada. Con una sonrisa en sus labios. Tranquila. Rita desapareció para siempre. La niña había logrado huir. Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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