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Este usuario no tiene textos publicados por el momento. Ahora todo escrito debe ser cortoy mucho más si es de poesía:Porque el lector se cansa.Terror!... ¡Puede cambiar de página!Démosle mejor diez horas de televisión.El poeta rasca su mentón y medita:Al lector ¿ Se le infectarán los lagrimales?¿Necesitará de un oftalmólogo por esto?El lenguaje, cada vez más recortado en si mismotenderá a desaparecer.Leer inspira letargo y flojera.!Qué importan que se quemen los ojosen las salas de video juegos!En el siglo próximo sólo habrá bisílabos y monosílabos. Se interna en el bosque: _ rumor de follajes frescos, ríos improvisados _ la muchacha callejera con pechos de gardenia. Tiene las marcas y mordiscos del amor en sus ojos, en sus dulces ojeras, en su ombligo de sávila En su lengua de látigo riente. Ella es serena ante los clamores de la noche clara. Está rodeado por todos los cantos de la luz de las luciérnagas: Es como agua vastísima en confluencia de cielos. Atrapa en sus cántaros mi mirada sonambulesca. Hace de mí lo que quiere con tan sólo un parpadeo. Muchacha desnuda y firme en sus pies vegetales, que horada la tierra negra, de por sí ensimismada. Ven a mí y captúrame con tu cintura de río. Enfría mi frente con marejadas crepusculares. Eres la que captura a mis Ojos con los que atrapo al mundo. Eres aquella que profetizaron el trigo y la cebada. Por ti pasan las melodías, los acordes, los himnos que me hacen silenciar ante las conjugaciones del crepúsculo. Mujer rompeolas, mujer farallón, tatúame tatúame con esa boca roja que no ordena maltratos. Detente a acariciarme con tus dos manos vítreas: Puleme con ese aliento que te ordena en tu alma. Blanca como vacativo sereno, como piedra pristina salvaje y hermosa bajo los vados deposita en mi la herrumbre que te halla demolido háblame del látigo engañoso de aquél que te contravino. Ven a mí, no con argumentos de duna o espejismo sino como aquella que quiere consolarme y no ser afanada. Para ti estas letras, en las medidas de mis latidos y de los cambios de humores de mis sístoles y diástoles Hagámos una pirámide constelar, un rellano en el tiempo y sentémonos allí, a permutar lo lenguas nos ordenen. No traigo volcánes, ni trucos, ni daños turbulentos simplemente un amor que mana y se disemina. Tiéndete aquí ante el mar de la tarde que muestra su raíz en los océanos: pon tu cuerpo a la luz de la lucha titánica en que se constituye el luto de la espuma; Ante este mar atlántico, evoca tu conciencia: sé la niña mimosa envuelta en terciopelo sé la misma garganta donde vive la sal y el auxilio dilecto a los desamparados: Sé pámpano, sé trueno, sé gavilla que se exhibe de pronto en pan de boca. Sé aquella mujer que se exhibe enervada allí, donde los mares se enfrentan a cinturas El acéite que sale de tu risa, dálo, a las congregaciones de los que estén enfermos. Úngeme con tus labios de trementina suave. Ven a ser la maraña que me proteje sola, ante el alarido de los rayos cobardes y el guante oscurecido que me golpea de pronto se aquello que, enardecido, sale a defenderme mientras te pienso con la Luna a mi lado. Golpea el viento y eriza tu melena golpea el martillo baboso del blasfemo tendida tú, transparente, bocanada de niebla, espejo del arrullo que todos esperamos. Como un espectro que buscara un cuerpo para ataviarse en carne y sentir pulular entre pelucas la sordidez ingénita del unigénito humano, así viene la noche, hendida de artificios ascendiendo a los cielos como lo hace un dios: desdevanándose en las velas rotas del velero: llevando la unción del espanto que no pasa de largo. Como una hoguera hundida en su mismo estupor, como un rebaño de ovejas despobladas e histéricas que miran al dolor que les inflige un látigo de llama y quieren responder, con hocicos y uñas, como los cerdos y los tigres: con mordiscos que arranquen miembros y lleven a privaciones y mutilaciones: La noche engreída, apática, no cordial, fluyente espejo, donde las ciudades se miran reflejadas y se constriñen y la desesperación de los insomnes hacen que estruje a la mandrágora y la asperje sobre sí en siniestro bautismo: ¡ Cuánto dolor contenido en los enejenados sobre los que cae¡ ¡ Cuánta esquirla disminada desde los nidos de la luna que utiliza la metralla para degradar y degradarse ¡ Lentos olores de muerte entre los adefesios e insensatos: La noche viene con sus espuelas a perforar sienes y abanicos y la opulencia del maquiavélico que vive siempre conspirando: ¡ Qué asco de nubes de negrura sobre la tierra inespecificada ! Duermen los hombres y los duendes, y los perros pulgosos. Duerme María dentro del cadáver en que fue sacrifiacada en el murciélago errante, en la cadavera rota la noche retumba y truena, con inmorales artificios. Mar de pluviales olas, mar de anhelos. Mar de imperativos sobre las hondas olas: ¿ Díme que sed diluye a tu boca reseca? ¿Díme que aire airoso te tragó las diez alas ? Mar que navegas muy fiero a sotavento: Mar de pilastras negras, mar de espumas gastadas: ¿ En qué copas cargaste tus dilatados vinos que rompen paladares y quebrajan gargantas ? ¿ Por qué lejana idea se llega a tus orígenes ? ¿ Quién concluyó en ti sus oscuros andares ? Con tu cuerpo asimétrico te elevas y destruyes las peñas que se yerguen como los rascacielos. ¿ A dónde confluíste con tus sepelios negros cuando ríos de amores morían destajados ? Aliento de mil tigres, fuerza de cien panteras: Con tu orgullo deseas desbaratar pilastras y en tus nudos internos no hay resquebrajaduras que puedan achicar tu cólera instantánea. Nos amenaza y divide la misma vida, que pretende unirnos: Vida que parece de una sóla copa pero somos dos cálices, con todo lo que nos hemos amado y enseñado, algo nos amenaza: Es aquella muralla que se erige más allá de los tiempos, de los siglos: Es la respiración de otros, más de dos, que nos esperan en el camino: Es la mutilación de la pasión que nos tenemos por otras pasiones interpuestas y que pueden quebrantar, aunque no creas, nuestros sólidos gemidos: bajo las lunaciones y las dunas otros amores puede que nos atrapen a pesar de las vibraciones en que nos extendemos para ser unicidad a pesar de que pensemos que somos uno en lo contemporáneo: Hay otras pieles sedosas y otros cuerpos acelerados que pueden confabularse y contrariarnos, para hacernos sus presas: Podemos decir que nos amamos y engañarnos que será así para siempre podemos pensar que nos amañaremos en cada segmento de tierra y que somos un sólo nudo ciego que coexiste y jamás de desatará pero la vida, artera, tramposa en sí misma, nos sigue en su asecho y puede hacer que germine, en alguno de nosostros, el amor a otro amor. Cerrando los ojos, morimos a esta vida de lajas, polvo y piedra que es la vida en que en verdad estamos aunque esté reñida con la carne. Morimos a la vida de los vivos en la que los huecos se comen a la cara y cada quien presenta sus ficciones como si de realidades se tratase: Pero espera descansado el gusano para revelar que lo que se respira es fija apariencia de una podre definitivamente amamantada por mortajas y que cuando está investida de sepulcro nos muestra lo que es, fantasmagórica. Se desmascara en sus laconismos la verdad de la muerte aún en vida y en las enfermedades se presienten las mascaradas grandes que llevamos como antifaces falsos, día a día. Está desierto el mundo en esta tarde: muestra aridez de silencios de piedra. Hay un jardin de calaveras, muecas, plumas malditas de muertos colibríes Cortante este paraje de un exilio no se ve vértebra sin sangre coagulada. Lugar de cólera vertida, de ráfagas que latiga sin pundonor, mis sienes y entra por mis ojos como veneno que pudrirá mi entraña libertina y en un terreno de rasguños salvajes me sepultará con sus pócimas primerizas lapidando, también, a la sabana que retoñó a su respiro último para expirar en tanta fibra seca que derrotó a la vida, nuevamente aquí nada descansa, sólo hay restos del armagedón que conquistó a este mundo. Como un fantasma que busca su vacío para desplegarse en él, como boca de noche pasa el hombre de brumas con su neblina anticipada ( Allá lejos quedó hace tiempo, el resplandor ) como un jinete sobre un adoquín negro se desmarca y prosigue hacía un lugar sin pretenciones que le acogerá. Hay en su corazón la horadación de una silente llama fría hay en su estómago el baile de los molinos sediciosos Él es un otoño que se vacía sobre hojas desparramadas y tuertas que se adhieren a su condición de suspiro quebrantado. Infatigable y lento, como un océano que repite sus mismos escenarios va hacía los lugares de la nada donde se perderá en sus ojos. No lo reconoces los espacios dentro de su visión viciada mientras desgaja su carne en pétalos, ruinas y arracimado olvido. Eterna: para mis amores, prohibida. Veo tu pasar airoso entre los cántaros blancos oigo cantarte al aire con soplos amarillos y rendirte homenaje el maíz siempre verde Te miro, te suplico y te rezo, cual indígena que le contó a su tótem cuando estaba en suplicio y el conquistador albino castigaba sus pasos clavando en sus espaldas el peso de su fuete. Centella mía, relumbras en vapores y, adonde quiera que mires el mundo va mirando que en todo engendras vida y voluntad arcillosa y las mariposas tienden a sosegar a las piedras. Si nombras a los vientos, estos nacen y crecen. Si nombras a las aguas se levantan y tuercen los cauces siempre secos hasta tornarlos ríadas que pasan por los puentes que hacen las alamedas hasta dar impetuosos con su misma vorágine. Si hablas de los tiempos, estos se hacen transparencias y me penetran el pecho sembrandome las dudas que para conquistarte tiene mi yo lacónico que jamás cuestionó tus gestos de princesa ni la alfombra de reina que brilla cuando pasas. Que el horizonte infinito se despueble ¡ sin llegar a la muerte ! Que declinen augustas las adustas bahías ¡ sin perderse la vida ! Que el lebrel sencillo no llene el camposanto ¡ y no pierda el encanto ! Que el occcidente crezca y que hermane al Oriente ¡ sin que pase el hereje ! Que el mundano se achique ante tronos dorados ¡ Por siempre consternado ! Que el abate tedioso no deje los pasos clericales ¡ No somos inmortales ! Que los brazos de hipsísila recuerden los besos de Himenea y en concierto de castos las malas mañas se desintegren a la vez que los hitos del que cabalga bien no se inoculen del veneno cobarde que lleva el malvado en una pócima ¡ como cosa ominosa ! La noche fría, inmensa, desaforada, cascada caudalosa que se encurva en los hombros del horizonte, estola interminable donde los luceros traspasan y fulguran ojo detenido que absorbe al mundo mientras sueña los pájaros son solos de sonoridades que deciden callar mientras ríos de tinieblas se asperjan como mares de juicios la noche, extendida allí como un plato de racimos cenicientos cubriendo la pagodas, los cementerios, los más crasos enigmas terrenales es una pitón que va buscando una madriguera que la albergue es la manifestación de una mano temible que atrae a los abismos viene, viene con su veneno de víbora intranquila a posarse sobre los peregrinos que llevan su cruz y batahola La noche tiene la energía del mar y una oscura y resistente sinergia y arranca los gemidos de las almas que transitan a caballo. ! Si solo tanta oscuridad pudiera recogerse en algún rompeolas ¡ !Si tan solo pudiera su pesada afrenta aligerar mis ojos ¡ Pero no: la noche me profana y me transgrede y rompe en mil misterios que podría yo mirar como mis ojos son por horas sepultados: Yo sé que tú vibras en esa noche y que tu melena es cálida y sé que, aunque rodeada de brumas, tu cintura allí existe y sobrevive amparada por miríadas de sales y sobre tu lecho de simple yerbabuena donde los hombres esperan para dormir contigo y extinguirse. Fruto eternizado, divagación vívida espalda que refulge en plena resonancia de un cuerpo de cristal y de carne pulida donde se incorpora una sonrisa blanca. Perteneces a la noche y a sus matices ciegos perteneces al hombre que en ti causó estragos: a la luna traviesa de apariencia rijosa que tiende a sembrar cuervos en plena desbandada. Eres la que palpita en la constelación de los ensueños: la de altos orígenes y mirar de diamante. aquella que se inventa en un vaho de amores y por paz, retribuye, una pena adherida. Si pudiera trepar hasta ti y tu cintura desplegada alcanzando el imperioso centro que te define estrella aprenderías a tenderle la mano a mis notables proclamas de ilusión contenida, de días sin abandono dando cabida a lo que de por mí mismo te murmuro al deseo que me atraviesa como espada telúrica y tendida bajo el espacio de los anhelos siderales te atendrías a mí y la respiración que te comparto. " Y he visto que todo bajo el sol es vanidad y aflicción de espíritu ". Que las mujeres bellas andan con hombres viejos, calvos y panzones, y que la suerte de la mujer fea " la bonita la desea ". Que es cierto el lema que: " Galán mata a novio " y es aún más cierto que " chequera mata a galán ". También vi que " Chequera en dólares mata a chequera en pesos " Y me dije yo: " por demás es que me dedique a escribir, pues todos los poemas pueden ser impresos" y " de nada vale el derecho de autor ". Medité en apartarme de las mujeres casadas y persecutoras, que andan en la intranquilidad de su corazón y mantener un perfil bajo delante de ellas, aunque siguieran con la cosa de escribirme, y me dije: " mejor me es tener tres o cuatro solteras, pues mi corazón es grande, y hay cabida para todas ". Entonces, apagué mi laptop y me fui a " empinar el codo ", pues del mucho trabajo solo quedan unos ahorros que se los come la inflación, y que el comportamiento prudente no me sirve sino para jamás llenar mi harén de " carne fresca "..... Me sorprenden las murmuraciones y maquinaciones que hay en esta red literaria. La envidia me ha levantado muchos adversarios y hasta enemigos...Personas inescrupulosas siempre han llevado adelante toda clase de calumnias y de infamias contra mi persona, por el simple hecho de escribir poemas...No entiendo el por qué de todo esto, sino que me admiro y asombro de la gran capacidad que hay en corazones necios de atacar a aquellos que se acercan a mí......Pero tomaré estos ataques como aliciente, para enfrentarlos desde mi lugar: Quien no quiera leerme, no me lea...Que cada quien lleve el fruto de su mala entraña. Reconozco que esta no es una página para socializar, sino para compartir textos...A ello me atendré y trataré de causarle pocos problemas a quienes deseen comentarme....Pero sé que insistirán en sus murmuraciones y detracciones....Dios los perdone por ello. Richard Albacete Olvídame, olvídame desde esta agua que corre taciturna hasta los mares de molestos relinchos: Aparta tu recuerdo de mí, hazme desmemoria: No verán más tus trazas mis caminos. He recogido ya los madrigales que te envié también las notas y bemoles que jamás devolviste. Me he calzado las botas del que recorre leguas y pasa los horizontes, buscando lejanías. No trates ahora de venir con tu voz eminente No intentes resucitar al que desde hace tiempo yace. Ya salí del lugar en el que me sepultaron inclemencias borrando los epitáfios que hiciste al llenarme de olvidos. Con la cara del que va reverdeciendo desde las umbras tristes acepta que ya me fui y que estoy amañando otra boca. La pasión zaherida todo lo mata o muere y ahora que dejé mis despojos, no pretendas que vuelva. Allí está Carolina: " apelotonada en su propia poltrona ". Tiene un aire perdido con mirar de la China y la faz silenciosa de una Vénus latina. Carolina se mira de reojo las venas: Pueden ser varios nardos, pueden ser de cayenas y mira circular su sangre entre los vésperos. La acompaña, a lo lejos, un bufón solitario que piruetéa al borde de un salón estrafalario. Carolina se sabe por la espera cansada: Ya se encuentra molesta, ya se encuentra ataviada para ir a la fiesta de marqueses excelsos junto a los adoquines que pisó Paracelso. Se ha ataviado de púrpura y letales escarceos y pequeños zapatos que a su pasar inclina. Su cabello ya flota como un vals de la tarde anda como esperando a un caballo sonoro: Un unicornio límpido que montar con decoro que la lleve aliviada por los montes rotundos mientras liba la rosa que brota de otros mundos. Y suenan las trompetas que para el baile llaman mientras piensa en susurros que le dicen: " mi dama " desliéndose toda como un fino detalle o un grave arabesco que desvela su talle: Abre sus ojos mustios y al ahora se incorpora y se sabe que es chinga y que habla como lora que pesa más que un cerdo y engorda por las nueces que suele devorar, soñando estupideces. De nada me sirvieron estas lineas preciosas pues resultó que era una vieja mañosa que gustaba del vicio, más que del mal, Perseo y que a cada viandante le brindaba el fornicio: Yo la ví que partía hacia la conchinchina y me dije: " Qué bueno que se fue la cochina ". Que pase a tu lado el ser mezquino: El ladino en sí emperifollado. Que pase a tu lado y se disuelva en el lacónico ácido que carga. Que en sus ensoñaciones se crea peregrino, capaz, pulimentado inteligente y dado. Es arquetipo sin ser que se atomiza mientras el cosmos le ve con carcajadas oler sus soluciones de cianuro: Cretino,imberbe, vago impuro, infeliz que en sus lodazales halla males y en su pitar de rijoso se pretenda bocazas: Procaz, altanero,infeliz que arrasas, las tintas fétidas de tu pintar inmundo: Pues por reírte de prodigios no eres mundo que se levante con semblanza altiva: Nacistes como pelele que su ego gobierna en pactos tenebrosos en que vibra tu infierno: Te he de comtemplar entre rígidos otoños llevando las culpas de estratos fantasmales, quien por desear al bueno vivos males, perecerá por Dios, olvidado del Todo entre fanegas de quejidos y patadas que lanzan las cabras de parecer luciferino, arrinconado al mismo redíl al que anexo esta misiva y de ti me río: No tendrás de mí una mano que se abra sino el encono mismo del que labra con su insanía, su futuro incruento Mientras se carcajea a mandíbula batiente: Señor de los guiñapos: Se que te lamerá el boquinegro sapo cuando te quemes en quebrado alarido y seas medido con la misma vara que hoy agitas ante un horizonte que se te hará muy mustio: No están reservadas para ti las perlas sino los azotes que merece el devaneo de los seres espureos que jamás podrán acercarse a la grandeza que sólo engendran las amados manos del genio que se alza sobre mismos hombros: mirando en la envidia la raíz del pigmeo determinado a morir comentiendo ultrajes: Hágase para siempre tu fatídico viaje entre las malas simientes del artrópodo arrojándote, sin manos exquisitas' al mismo hades en que te descomulgas: Imberbe batracio y formidable pulga. Hubiese sido tristísimo amarteconociendo tu eterna intención de pasar.Puse una larga coraza a mi corazóny resguardé mi alma en un lugar seguro.Venías de la muchedumbre de los añosy yo de lejanas urbes temerosas.Trazaste en mí tus arabescosy fuí parte atrapada en tu epitelio.Más la luz no te daba en el rostroy en la oscuridad te diseminabas.Entonces entendí que íbas de pasoy que sólo rondabas mi presencia.Eras amiga y a la vez adversariacon tus pies de ceniza y tu talle de vaho.Yo fuí palpando tus redomas marchitasy, en algún lugar, me encontré sollozando.Sabiendo que te irías con mis lágrimasy llevando mi alegría como trofeo.Hoy te has borrado en tu signo grise ido cabalgando en tus duras pasiones. " El electrizado beso de cuatro labios sobre los suyos lo llevó al éxtasis bucal ". R.A. Perpetuación de la mirada que me mira, alucinándome: Ojos, tan solo ojos, pero bellos. Parpadeas y el mundo aligera sus volúmenes y un latigazo eléctrico me recorre la espalda: En ti esta la aventura del vivo centelleo que viene a adivinarme, con su cinto de agua. Mirar en que me contemplo siempre hasta detenerme: Me petrifico en ti, ola, espejo vívido, relámpago que busca sacarme de vacíos: refulges y relumbras con tu candor de vida. Trepé las sombras hasta un vasto mediodía, milenario: logré mirar el racimo de tu melena, latina. Vi que tus uñas eran cristales tiernos: vestías el árbol de tu misma sonrisa. En cada paso sembrabas estatura: la misma luz plural de tu semblante: Me despeñé hacia el sur, hacia mí mismo para verte ver tornar en amarillo lo ocre. Tus manos se concretaban de alguna piel solar. Fugaces contornos ritmaban tu cintura al lado de la enorme palmera en la que ondeabas. Fresca como racimos que se hacen banderas enarbolabas esas mañas vibrantes que te admiro quizás adivinándome brotar de tierra negra. Flama de la esperanza, a tus venas me acojo para que me recibas como si fuera un hijo. Como el metal o el yermo que se incrustan adentro de la carne la estadía de tu ser, primitiva, pauta de dolor sembrado en las auroras. Fuliginoso, este ardor me notifica ser llevado por vientos infernales acurrucado en la ardiente lontananza mientras me siento molécula vencida carne arrasada por intensos dominios allá, donde la vida ya no es vida y el sustantivo se diluye en temibles ocasos. Una flecha me ha penetrado y agonizo arco caído, sinrazón, desmemoria: mortal y evidente es que soy despojo del que desprenden cenizas y sus lágrimas. Si tan sólo pusieras en mí, el corazón y la memoria y el rastro de alegría que te estimula siempre más allá de los límites en que ya no soy yesca y de las cicatrices que tomaron desmedidas a mi alma al punto ciego de no dejarme beber de luz alguna dejando a mi corazón golpear y danzar sobre tu lomo decoroso lejos de todo lo que es polvoriento, absurdo, débil, replegado sobre tu plexo solar de intensa nube santa arriba del estremecimiento de los arpégios donde pueda incrustarse una lírica; Cielo extendido que en mis horizontes germinales se levanta como andanadas de músicas resucitadas de archipielagos mentales podría yo beber de las conmiseraciones hacia las que me rindo y tiendo, mujer de mis orígenes, de fundamentales alianzas imbatidas árbol de quereres, manecillas de los momentos no afrentosos oceano a donde vengo a ahogarme en tus manos de calmas desmedidas. Una respuesta apenas, a orillas de la ensenada de tu voz es lo que necesito para llenar de consuelos a mis sienes: Despiértas y volátiles, como venas que claman que le des de tus oxígenos para mantenerse de pie ante reciedumbres y desastres que quieran devastarlas. - Eres el ángel que camina a ciegas al pie de mis solsticios interiores: aquella que es esencial, sensible y vívida: miel derramada sobre peñas que me rompen- ( sosiego que me rescata cuando me alcanza alguna sed primitiva y anterior ).
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