Estaba convencida de que todo lo conseguido era suficiente, que lo que la vida ofrecía para que una persona se sintiera plena lo tenía a manos llenas. Sin embargo; y en contra de todo lo que mi universo auguraba en serenatas de estribillos repetidos, una extraña  fuerza  apareció y más potente que la de la gravedad atacó mis estructuras y las desplomó.
 Ya nada es igual, no encuentro mis rutinas ordenadas alfabéticamente. Algunas enciclopedias de la vida han  desaparecido y otras,tienen arrancadas las páginas de los temas que investigo. No hay explicación,  ando ignorante, sorprendida y hasta enojada conmigo misma.
Este embrollo que se ha generado en mi vida me tiene aturdida, haciendo equilibrio entre lo que tengo y lo que tenía; entre el fuego y la calma; entre pasiones contradictorias y tan parecidas.
 A veces caigo en la zona de la incongruencia, de lo irracional y no busco más explicaciones que lo que siento. Todo me parece perfecto; dependo de ti y me entrego.
Otras,  me inclino hacia la zona opuesta  y me enojo con mi cuerpo que no quiere el regreso; no tiene sentido, soy su propietaria y me desobedece, me pierde el respeto. Busco justificaciones, le atribuyo la culpa a otros, y repito que no puede pasarme a mí; que  no puede ser cierto.  Es entonces cuando te odio. Te odio, porque has desarmado mi biblioteca, esa que tenía todas las respuestas. Te odio, porque me invades con prepotencia creyéndote mi dueño; porque cambias mis planes y a veces sin reconocerlo son los tuyos los que deseo; te odio porque borraste mi “yo” y lo sustituiste por un “nosotros”, porque ya no hay “mío” sino “nuestro”, porque mis proyectos no son libres sino te llevo atado a mi cuerpo, porque me pesa amarte; así tanto y en tan poco tiempo.
Odio amarte porque necesito de ti, de tu luz, de tu ego, de tu cariño y de tus reclamos desmedidos. Porque desactivas mi juicio y mi razonamiento, me desnudas. 
Amo odiarte porque cuando más te rechazo, más te quiero; porque el odio hace que el amor sea más  intenso. Están tan enlazadas esas pasiones como nuestros cuerpos.
Me consumes  de todas las formas, cuando te amo y cuando te odio. Lo haces ignorando mi padecimiento, lo haces  desde que atrevidamente te apoyaste en mis estructuras y así; abruptamente, dejaste todo desparramado en el suelo.