Labios zurcidos, costuras encarnadas, verdad que atraganta, que quita el aire de una desesperada y abandonada.
Mente fugada de un cuerpo desnudo, expuesto, usado; más nadie pregunta nada.
Hambre, frío, humedad lograda sólo con lágrimas. Oscuridad absoluta en el recinto donde la tienen esclava.
Ovillada en el olvido, cansada de  suspiros involuntarios y de esperanzas sin esperanzas. Muerta que seduce con una juventud extraña, bella por fuera; y por dentro, una anciana entregada.
Rezos confundidos, ruegos pensados más nunca gritados; cuerpo saboteado como saboteada está el alma.
Niña robada, tal vez buscada. Una fotografía ajada en una tapia despintada. Ojos que no miran,labios que no la nombran,  lágrimas hipócritas que presionan las cochinas braguetas de los que callan; algunas monedas en los puños y fuego que se aviva con solo imaginarla; que los justifica para tocarla. 
 
Sexo, droga y dolor; otra noche, otra más… y ella con lágrimas secas y la voz apagada repite ruegos mudos mientras es violada.