Algún día tenía que sacar mi dolor
dolor profundo del alma, del alma
soledad que mata, cuchillo mudo
afilada hoja me azuza, se clava.
Mis carnes acervadas en pecado
los sintió esa danza envenenada
de abismos y lodo regurgitado
mi amargura atisba en conciencia.
 
Exhalación de juicios en mí mirada
acusaciones ventiladas en calvario
recordándome épocas del tiempo
doladas en lujurias y desavenencias.

Paso viacrucis, purgatorio he infierno
tiembla la osadía ahora en cobardía
el miedo se hace siembra de terroral
desnudar una a una mis travesuras.

Perdón… perdón de corazón ofrezco
al ver heridas abiertas a mi verdad
profanando cada rincón secreto
me asombra ver disertar mis culpas.

El paredón parece ser la excusa perfecta
cada juez juzga que castigo será lección
pero Dios se levanta y restaña heridas
mas pecadores son los orfebres del juzgado.

Escenas batallando en franca lid el dolo
de quienes condenan la ansiada libertad
la negra hoja del ventilador acusatorio
es tan horrenda como mis faltas cometidas.
 

El grito sucumba en las miradas ajenas
ajenas miradas observan su desagravio
el oscuro enigma de las pesadillas
se desnuda en las fauces del infierno.